Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DIRECCIÓN REGIONAL DE
EDUCACIÓN AMAZONAS
EL PODER
DE LA LECTURA
Conversatorio - Recital
Autores Participantes
Alondra Oviedo Rabanal
Licenciada en sociología por la
Universidad Nacional Mayor de San
Marcos con la tesis: Entre la Pureza y el
Peligro. El individuo dentro del
Movimiento Misionero Mundial. Se
desempeñó como asistente de investiga-
ción en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos y en la Ponticia Universidad Católica del Perú.
Asimismo, se desempeñó como pre-docente en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos de los cursos: Sociología de género,
Sociología política y Sociología latinoamericana. Ha publicado
artículos académicos en revistas de ciencias sociales como Discursos
del sur y Quehacer. Sus temas de interés son: la sociología de la
religión, sociología del individuo y la sociología de las instituciones.
1
Huccha (palabra quechua): ratón. “Nuestros indios bautizaron a los ratones con el nombre de hucuchas,
esto es, salidos del mar”, nos dice don Ricardo Palma en su tradición “Los ratones de fray Martín”.
Como el tamalito
Chunlla1 estaba la noche en el pueblo. La luna,
con la cara llena, brillaba contenta en lo alto. Un
viento frío corría a su antojo.
El Joshé y la Dula estaban apoyados al viejo nogal
de la huerta, abrazados estrechamente.
-¡Abrázame, Joshé! –decía ella, con gemido sin
dolor.
El pobre Joshé apretaba sus brazos de lampero
recio.
-¡Abrázame más, más Joshé! –exigía la Dula.
Y el Joshé, que la estrechaba con ganas, pero
tenía miedo de quebrarle si apretaba más sus brazos en
torno a ese cuerpo cimbreante y tibio, dijo:
-Pero si te estoy abrazando bien fuerte…
-¡No así, Joshé!
-Cómo, Dula, cómo entonces…
Y la Dula, entonces, gimió con urgencia:
-¿Así como el tamalito no pué, Joshé? ¡Así quiero
que me abraces!
-¿Cómo el tamalito? –preguntó aún el pobre
Joshé.
-Sí, pero con su carnecita adentro.
1
Chunlla: callado, silencioso, ausente.
ENTRE LA PUREZA Y EL PELIGRO: EL INDIVIDUO
DENTRO DEL MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL
Resumen
7
EL PRINCIPIO
-¿De dónde venía yo cuando tú me encontraste?- pre-
guntó el niño a su madre.
Ella, riendo y llorando, le respondió apretándolo con-
tra su pecho: “Tú estabas en mi corazón, como su ansia,
amor mío. Estabas con las muñecas de juguete de mi in-
fancia; y cuando cada mañana hacía yo la imagen de mi
dios con barro, a ti te hacía y te deshacía. Estabas en el
altar con el dios de nuestra casa; al adorarlo a él te ado-
raba a ti. Estabas en todas mis esperanzas y en todos mis
cariños. Tú has vivido en mi vida y en la vida de mi madre.
Tú fuiste viniendo, siglo tras siglo, en el seno del espíritu
inmortal que rige el hogar nuestro. Cuando yo era una
muchacha y mi corazón abría sus hojas, tú flotabas en fra-
gancia a mi alrededor. Tu tierna suavidad floreció antes
en mis carnes juveniles, como el color en el oriente antes
de salir el sol. Primer amor del cielo, hermano gemelo de
la luz del alba, bajaste al mundo en el río de la vida y al
fin te paraste en mi corazón…
¡Qué embeleso me sobrecoje al mirarte a ti, hijo, que
Siéndolo todo te has hecho mío; y qué miedo de perderte!
¡Así, bien apretado contra mi pecho! ¡Ay!, ¿qué poder
májico ha enredado el tesoro del mundo a mis débiles brazos?
32
EL FIN
Me voy, madre; es mi hora… Cuando en la oscuridad
clareante de la madrugada solitaria tiendas tus brazos bus-
cando a tu niño por tu cama, yo te diré: “¡ El niño ya
no está!”…Madre, me voy.
Las obras de arte son soledades infinitas y con nada son menos
alcanzables que con la crítica. Solo el amor puede comprenderlas,
celebrarlas y ser justo con ellas. Dese siempre a usted mismo y a su
sentimiento toda la razón frente a cualquier polémica, discusión o
introducción; y si usted estuviera equivocado, el crecimiento
natural de su vida interior le conducirá lentamente y con el tiempo
hacia otros conocimientos. Deje que sus juicios tengan su desarro-
llo propio, tranquilo e ininterrumpido, que, como todo progreso,
debe venir, profundo, de dentro, y por nada puede ser presionado
ni precipitado. Todo es gestar y después parir. Permitir que llegue a
madurar cada impresión, cada germen de un sentimiento por
completo en sí mismo, en lo oscuro, en lo indecible, en lo incons-
ciente, en todo lo inalcanzable para el propio entendimiento, y
aguardar con profunda humildad y paciencia la hora del parto de
una nueva claridad; sólo así se vive artísticamente, tanto en la
comprensión como en la creación.
CHACHAPOYAS
ADIÓS
Me agarro
de tu voz
y navego
hacia tu corazón
con mis pobres remos.
Voy sobre las olas
Inicia el ansiado sueño.
Pero me clavas
el acero
de un implacable ADIOS, y otra vez naufrago.
Ahogándome
en el mar
de la pasión
te veo que te alejas:
te vas y te vas,
te vas como una gaviota
con la caída del sol
hacia un puerto celestial
a donde mi barca
nunca llegará.
¡Oh Dios!
¿Por qué mi corazón sólo tiene que sangrar?