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HABERMAS Y LA TEORIA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA

Narváez, Victoria

Perneth, Diana

RESUMEN

Se presenta un balance del recorrido teórico de Jürgen Habermas partir de sus motivaciones e
interrogantes más profundas, las cuales originalmente prefiguraron los principales puntos de
inflexión de sus reflexiones maduras. En el texto se destaca la tendencia predominante, en
ciencias sociales, a limitar la reflexión sobre sus fundamentos y su posible conexión con los
problemas de la razón. A partir de ahí, se realiza un consideración de las propuestas de
la escuela de Frank furthasta Habermas, así como de la evolución experimentada por la teoría
crítica de la sociedad en sus principales ejes problemáticos, en la mira de construir un
paradigma alternativo, de cara a la emergencia de nuevas formas de inteligibilidad,
cientificidad y racionalidad en ciencias sociales.

Palabras clave: Acción Comunicativa, Discurso, Democracia, Espacio Público, razón,


modernidad, interés.

ABSTRAC

Throughout this essay a balance on Jürgen Habermas theoretical itinerary is ex-posed. We


review his deeper motivations and questions to see how they anticipatedto his mature
reflections. It is highlighted the prevailing trends in social science tolimit the reflection
about the theoretical basis of this author and their possible con-nection with the subject
of reason. After that, we present a summary of FrankfurtSchool main proposals, as well
as a balance of the evolution perceived by criticaltheory about society and its key
problem areas. It is emphasized the intent of thisSchool to build an alternative paradigm face
to the emergence of new forms of intel-ligibility, scientificity and rationality in social science.

Key words: Communicative Action, Discourse, Democracy, Public Space, reason, modernity,
interest.
INTRODUCCIÓN

En el presente texto destacamos el origen y los principales aportes contenidos en la obra del
filósofo y sociólogo alemán Jurgen Habermas, nacido en Dusseldorf en 1929, es sin lugar a dudas
uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Proveniente de una formación en Filosofía,
este autor ha desarrollado significativos aportes en la Teoría Sociológica moderna,
fundamentalmente a partir de sus teorías sobre la Democracia Deliberativa y la Acción
Comunicativa. Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos formas
de racionalidad: Racionalidad de la acción y racionalización social. Habermas estudia la sociedad
como un conglomerado de sistemas de complejos, estructurados, donde el actor desaparece
transformado en procesos, y por otro lado, también incluye el análisis sociológico que da
primacía al actor, como creador inteligente, pero a la vez sumergido en la subjetividad de los
significados del mundo vital.

Unas de las teorías más relevantes de este filósofo y de la que se hablara a lo largo de este
presente texto es la Teoría de la acción comunicativa la cual puede considerarse una propuesta
fundada en la reconstrucción, histórica y política, de los principales aportes clásico de la teoría
social, en la constitución de un nuevo pensamiento.

La Teoría de la Acción Comunicativa puede definirse como el modelo teórico en el cual se


fundan los aspectos normativos de una teoría crítica de la sociedad según Habermas. Este modelo
teórico es en acto, un proceso de investigación constituido y constituyente, que crea el marco
referencial teórico y práctico a partir del cual es posible el estudio de las modalidades que
presenta la racionalización de la modernidad capitalista.
1. HABERMAS Y LA TEORIA DE LA ACCION COMUNICATIVA

La obra titulada como Teoría de la Acción Comunicativa es una de las más trascendentales de
Habermas, porque es una de una la teoría de la acción capaz de superponerse al subjetivismo e
individualismo propios de la filosofía moderna de la época. Además de eso en esta obra logró
construir una teoría equitativa de la sociedad y de la comunicación social a partir de los
conceptos de sistemas y mundo de la vida.

A diferencia de autores como Adorno, Horkheimer y Gramsci, Habermas planteó que este tipo de
cambio debía darse en un ámbito simbólico, en un ámbito comunicativo de interacción y
entendimiento entre los sujetos. En este contexto, en 1981 va a publicar su gran obra, La teoría de
la acción comunicativa en donde se propone analizar la racionalidad de la acción, la
racionalización social y una crítica a la razón funcionalista, intentando explicar su concepción
sobre el conocimiento del sujeto y sus dinámicas de interacción en la conformación de la
sociedad a partir de una teoría comprehensiva integradora de las dinámicas subjetivas a partir de
la noción de “mundo de la vida”, y de la comunicación desde la noción de “sistemas”.

“Una de las mayores dificultades a la hora de abordar la Teoría de la Acción Comunicativa de


Jürgen Habermas no es otra que la complejidad procedente de su intento por sintetizar en una
gran meta teoría, una vasta y, aparentemente, contradictoria plétora de autores y tradiciones de
procedencia dispar” (Giddens, 1984, pág. 226).

1.1. Racionalidad de la acción y racionalización social.

La primera gran pretensión de Habermas en esta primera parte de la presentación de su teoría,


apunta al análisis de la racionalidad. Si bien este tema venía siendo tratado por la filosofía en
torno a las opiniones y acciones de los sujetos, Habermas se propone reinterpretar estos análisis
intentando ampliarlos en su dimensión social en torno al fenómeno de la comunicación en la
interacción humana. En este sentido, el autor se refiere a la necesidad de contar con la Sociología
como una disciplina capaz de explicar las modalidades estructurales que determinan el
comportamiento de los sujetos, sobre todo a nivel de los planos simbólicos como determinantes
de la acción. Asimismo, se refiere a la importancia que tiene la Antropología en el análisis de la
conformación y devenir de la cultura como un factor esencial para explicar la producción y
permanencia de estos planos simbólicos antes mencionados. La figura 1 muestra una relación que
Habermas denomina como de correspondencia entre las Ciencias Sociales y los Subsistemas
Sociales, que corresponden a espacios comunicativos identificables debido a la presencia de
códigos específicos o patrones comunicativos:

FUENTE: Habermas, 1984.

Es interesante constatar la relación que se establece entre la Sociología y Antropología cultural


con la comunidad y el concepto de cultura respectivamente. Habermas diferencia estos espacios
en tanto afirma que el espacio comunitario o la vida social responden a un tipo de acción que se
define en la integración social. Es decir, en un plano más ampliado a diferencia de la
Antropología cultural, que si bien se especializa en una forma de relación específica o, en
términos de Bourdieu, en un campo determinado como lo es la Cultura, ofrece la posibilidad de
comprender y analizar los patrones estructurales de los sujetos. En esta idea reside lo que
Habermas va a llamar como mundo de la vida, que se compone de tres aspectos: la cultura, la
sociedad y la personalidad, cada uno de los cuales hace referencia a pautas interpretativas o
suposiciones sobre cómo la cultura ejerce una influencia sobre la acción, sobre cómo se van
estableciendo pautas determinadas en las interacciones sociales de los sujetos y finalmente, como
se estructura un modo de ser de los individuos.

Esta es una idea trascendental para comprender la raíz de la teoría de la acción comunicativa, ya
que Habermas sostiene que a través de este tipo de interacción logrando la realización y
comprensión de cada uno de estos elementos, posibilita la reproducción de los mundos de la vida
de los sujetos y refuerza a la cultura como una subsistema de representación de la realización de
la vida social. En esta idea está la crítica implícita a la Modernidad del autor, ya que si bien estos
componentes han estado presentes desde las sociedades arcaicas, en el devenir de la modernidad
se ha tendido a su racionalización, lo que ha implicado la creciente diferenciación entre la cultura,
la sociedad y la personalidad.

A partir de esta idea base se desarrolla un análisis al concepto de racionalidad y su evolución


desde la hermenéutica clásica. “Habermas concibe que uno de los descubrimientos que se
constatan en la sociedad moderna tiene que ver con la relación entre el saber y la racionalidad
expresada en la acción comunicativa: “la estrecha relación que existe entre saber y racionalidad
permite sospechar que la racionalidad de una emisión o de una manifestación depende de la
fiabilidad del saber que encarnan” (Habermas, 1984, p.24). Es decir, existe una racionalidad
propia de este tipo de interacción que permite cuestionar la veracidad de ciertos saberes
racionales en las sociedades.

En base a esta idea, Habermas analiza las formas y tipos de argumentación que son posibles de
establecer con sus respectivas consecuencias asociadas, y lo aplica para comparar la forma de
comprensión mítica con la comprensión moderna del mundo. A partir de esta crítica, “Habermas
comienza a referirse sobre los primeros supuestos sobre la filosofía del lenguaje en torno al
análisis que sobre las consecuencias y posibilidades que se desprenden en el intercambio de
códigos simbólicos en torno a la realización del mundo de la vida: al actuar comunicativamente
los sujetos se entienden siempre en el horizonte de un mundo de la vida. Su mundo de la vida está
formado de convicciones de fondo, más o menos difusas, pero siempre a problemáticas. El
mundo de la vida, en tanto que trasfondo, es la fuente de donde se obtienen las definiciones de la
situación que los implicados presuponen como a problemáticas” (Habermas, 1984, p.84).

En torno a la idea del mundo de la vida, Habermas plantea la idea de sistema, una idea que toma
desde Talcott Parsons y que representa a hechos comunicativos externos al sujeto. Esto se
denominó como un factor externo configurador de una estructura sistémica. Tomando en cuenta
lo anterior, Habermas sugiere la necesidad de alcanzar una pragmática universal, es decir, un
conocimiento o ciencia sobre la lingüística capaz de integrar las estructuras o subsistemas
universales y validados ciencia del lenguaje basada en estructuras universalizadas y válidas en
cualquier contexto comunicativo como el horizonte de los sujetos. En esta nueva ciencia, para el
autor descansan las condiciones que posibilitan la razón comunicativa. Sin embargo, estas
condiciones están determinadas por las modalidades de acción que realizan los sujetos. Por ello,
Habermas recurre a la revisión histórica de la Sociología desde Durkheim y formula una
tipologización de la acción social: La acción estratégica o teleológica.

1.2. Significado de la Técnica.

Define el trabajo como una acción medio-fin que para conseguir tal o cual fin, has de utilizar
estos y los otros medios. En cuanto a la disputa sobre la técnica, Habermas se interesa
especialmente por el proceso histórico.

La interpretación liberal de la técnica descansa en que el hombre tiene aún en sus manos la
dirección del progreso técnico y ve en éste, la posibilidad de la libertad subjetiva: posibilidad de
darle un sentido a la historia, pues de suyo carece de sentido.

“En la interpretación conservadora, el hombre ha objetivado progresivamente sus acciones en las


máquinas y es en los sistemas hombre-máquina donde se conjugan las acciones mecánicas y las
reacciones humanas convirtiendo al ser humano en un Cyborg enajenado” (Guillermo, 1999,
pág.171). Habermas cree que los antiguos ideales han muerto, pero cree también que se mantiene
en pie el ideal por la emancipación.

1.3. La influencia lingüística.

En un mundo esencialmente lingüístico, “la comunicación, cuando se endereza al entendimiento


y no sólo sirve al ejercicio de las influencias mutuas, cumple los presupuestos de las emisiones
racionales o de la racionalidad de sujetos capaces de lenguaje y acción” (Habermas, 1981, p.
124). De modo que como podemos advertir, en este esquema genealógico, lo lingüístico no sólo
involucra funciones cognitivas o comunicativas en el sentido de emisión de mensajes, también
constituye el substrato de las acciones, y, por ende, de nuestra relación con el mundo externo y de
nuestra apertura a éste. Más aún, dado que “el lenguaje nace de la interacción social entre los
seres humanos” (Echeverría, 2003, p. 50), su uso social implica un otro, por lo que es finalmente
esta relación dialogal, la que nos permite conllevar nuestros significados, interpretaciones,
denotaciones, connotaciones e intenciones, las cuales, a su vez, adquieren real sentido
comprensivo sólo en función del otro interlocutor.

Esta posición la podemos sintetizar de la siguiente manera: “La verdad es que el mundo real está
amplia e inconscientemente conformado según los hábitos lingüísticos de un grupo determinado”
(Echeverría, 2003, p. 52). Pero tampoco debemos olvidar que la comunicación implica emisión,
recepción, transacción y argumentación en pos de un acuerdo que genera entendimiento recíproco
entre los agentes. Por lo que, desde esta perspectiva, todos los participantes deben tener “igual
oportunidad de emplear actos de habla comunicativos, es decir, de iniciar comunicaciones como
de perpetuarlas mediante intervenciones y réplicas, preguntas y respuestas” (Habermas, 1984, p.
106).

A partir de esta posición, estamos en condiciones de distinguir dos actividades lingüísticas, el


habla como medio orientado al entendimiento y la actividad teleológica como mecanismo
orientado al éxito. Esto significa que el lenguaje nos permite el entendimiento intersubjetivo entre
sujetos, y en éste subyace un trasfondo intencional relacionado con lo que deseamos lograr en el
mundo. Aunque, desde la perspectiva puramente lingüística, podemos agregar que todo acto del
habla también implica un efecto intencionado sobre el contexto, no sólo sobre nuestro
interlocutor. En este punto, Habermas, hace una distinción entre acto del habla y discurso se
infiere que se trata del discurso oral por sobre el escrito. En realidad, es la misma distinción
clásica que hacemos desde la lingüística. Aunque él erradica del discurso las connotaciones
teleológicas, pues el discurso supone acuerdos o transacciones previas negociar y argumentar
entre subjetividades.

La acción comunicativa, por lo tanto, lleva implícita la idea de que “los actores buscan entenderse
sobre una situación de acción para poder así coordinar de común acuerdo sus planes de acción y
con ello sus acciones” (Kress, 2003, p. 124). Es evidente que, desde esta perspectiva, lo que
decimos enunciamos tiene un impacto inmediato y recursivo en dos direcciones: expresamos un
mensaje deseo, voluntad, proposición e intencionados una acción.

En otras palabras, toda acción comunicativa supone hablar producir lingüísticamente y actuar
hacer teleológicamente. Así, el discurso posibilita una racionalidad pragmática, que nos permite
ajustarnos a los tiempos evolución social en función de nuestra capacidad de situarnos
sociológicamente y de generar nuestra crítica argumentativa dialogal o intersubjetiva aunque en
otras puede ser monologal o de tipo intersubjetivo sobre nuestras acciones, y, en general, sobre
todos los fenómenos sociales.

Tipos puros de interacciones mediadas lingüísticamente.

FUENTE: Habermas, 1984.

1.4. Fundamentos

Habermas afirma que por acción comunicativa entiende una interacción simbólicamente mediada.
Se orienta de acuerdo con normas ínter subjetivas vigentes que define expectativas reciprocas de
comportamiento y que tienen que ser entendidas y reconocidas por lo menos por dos sujetos
agentes.

Mientras que la validez de las reglas técnicas y de las estrategias depende de la validez de
enunciados empíricamente verdaderos o analíticamente correctos, la validez de las normas
sociales solo se funda en el ínter subjetividad del acuerdo sobre intenciones y solo viene
asegurada por el reconocimiento general de obligaciones.
Para Habermas la acción comunicativa tiene que ver con una determinada concepción de lenguaje
y entendimiento “el concepto de acción comunicativa desarrolla la intuición de que al lenguaje le
es inmanente el telos del entendimiento” (Habermas, 1999, pág. 79). Por ello, se propone
articularlos como un aspecto central en los aspectos práctico formales de la teoría de la acción
comunicativa con la pretensión de desarrollar una teoría del significado: “En el lenguaje, la
dimensión del significado y la dimensión de la validez están internamente unidas la una con la
otra” (Habermas, 1999, pág. 80). Es decir, una teoría que permitiera identificar grados de acuerdo
según el reconocimiento intersubjetivo de validez de una emisión susceptible de crítica.

Todo acto de habla dice Habermas, puede ser criticado como no verdadero en lo que concierne al
enunciado hecho, como no correcto en lo que concierne a los contextos normativos vigentes, y
como no veraz en lo que concierne a la intención del hablante. A partir de esto Habermas explica,
las consecuencias que tocan en cuanto a las cosas básicas de la teoría del significado: ya no hay
que definir a la pretensión de verdad semántica, ni siquiera sólo desde la perspectiva del hablante.
Las pretensiones de validez constituyen un punto de convergencia del reconocimiento
intersubjetivo por todos los participantes. Por tanto éstas cumplen un papel pragmático en la
dinámica que representan todas las ofertas contenidas en los actos de habla y toma de posturas de
afirmación o negación por parte de los destinatarios. “Este es el giro pragmático de la semántica
veritativa y exige una revaluación de la fuerza ilocucionaria. Así, el este componente
ilocusionario se convierte en sede de una racionalidad que se presenta como una conexión
estructural entre condiciones de validez referidas a ella y las razones para el desempeño
discursivo de tales pretensiones. Ahora, las pretensiones de validez ya no quedan anejas al
contenido proposicional y surge el espacio para la introducción de otras pretensiones de validez
que no se dirigen a condiciones de verdad, esto quiere decir que no están cortadas al talle de la
relación entre lenguaje y mundo objetivo” (Mora, 2012).

1.5. La acción social se entiende como la racionalidad del lenguaje.

Habermas dice que la racionalidad es “Cualquier acción social que pueda ser sometida al
enjuiciamiento” (Mora, 2012).
Es decir las personas naturalmente necesitamos la validez de que estamos haciendo algo bien o
mal dentro de una sociedad y por ello es necesaria esta acción comunicativa que es la que nos
permite por medio del lenguaje compartir distintos puntos de vista para llegar a un entendimiento
común y participar en la sociedad para lograr un bien. De manera que el entendimiento común se
dé por medio de negociaciones para realizar una acción coordinada y bien argumentada porque
no por el simple hecho de que algo te guste quiera decir que sea la mejor propuesta, al menos que
ésta propuesta tenga buenos argumentos suficientes para convencer.

La interpretación de la racionalidad las divide entre paradigmas.

 El paradigma del sistema económico y administrativo: coordinan su acción mediante la


vinculación funcional de consecuencias no intencionales a través de dinero y poder.
 El paradigma del mundo de la vida significados compartidos los juicios se basan en
consenso explicito e implícito acerca de normas, valores y fines. (Mora, 2012).

1.6. Concepto de acción comunicativa y el mundo de la vida.

“El juicio es personal y puede contribuir a tu forma de vida de lo q se debe o no hacer en ciertas
situaciones hasta podrías compartir significados con una tribu social pero no habrá ningún bien
económico” (Mora, 2012).

A la esfera de trabajo, Habermas, contrapone el ámbito de la acción comunicativa, que define


como una interacción mediada por símbolos. Dicha acción tiene como núcleo fundamental las
normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser
entendidas y reconocidas intersubjetivamente. Este tipo de acción da lugar al marco institucional
de la sociedad en contraposición a los sistemas de acción instrumental y estratégica.

Habermas asigna al marco institucional de la sociedad, las siguientes funciones:

 Organización colectiva para la conservación de la especie, la cual no está asegurada


exclusivamente por el instinto.
 Institucionalización de los procesos de aprendizaje y acomodación.
 La represión y canalización de tendencias libidinosas o agresivas que resultan
disfuncionales para la propia conservación colectiva de la sociedad.

Esta última función del marco institucional de la sociedad, implica un doble factor:

La organización del poder a fin de reprimir dichas tendencias agresivas.

 La articulación y satisfacción de nuestras necesidades.

Esta articulación y satisfacción de las necesidades se cumplen mediante la tradición cultural.

Mediante la distinción mencionada entre trabajo e interacción, Habermas reconstruye la


evolución de la sociedad desde la Edad Media hasta nuestros días. Así tenemos, que en la
sociedad tradicional hasta la burguesía moderna, el marco institucional se legitima mediante
interpretaciones míticas, religiosas y metafóricas de la realidad en su conjunto.

Habermas mira la acción comunicativa y el mundo de la vida como conceptos complementarios.


En concreto, la acción comunicativa puede considerarse como algo que ocurre dentro del mundo
de la vida, por decirlo así, el mundo de la vida es el lugar trascendental donde se encuentran el
hablante y el oyente, donde de modo recíproco reclaman que sus posiciones encajan en el mundo
y donde pueden criticar o confirmar la validez de las pretensiones, poner en orden sus
discrepancias y llagar a acuerdos. (Mora, 2012).

En la práctica comunicativa cotidiana no hay situaciones absolutamente desconocidas. Incluso las


nuevas situaciones emergen a partir de un mundo de la vida constituido desde un acervo cultural
de saber que ya nos es siempre familiar. Por lo tanto, no es posible huir del mundo de la vida.

El acervo de saber del mundo de la vida provee, según Habermas, a los participantes de
la acción de convicciones de fondo problemáticas, que más adelante darán lugar a los procesos de
entendimiento. En otras palabras: si la acción comunicativa es posible, lo es sobre el horizonte a
problemático del mundo de la vida.
El mundo de la vida constituye un trasfondo moldeador y contextual de los proceso por lo que se
alcanza la comprensión mediante la acción comunicativa
El presupuesto de la teoría de la acción comunicativa es que, existen tres mundos, los que
constituyen conjuntamente el sistema de referencia que los hablantes suponen en común en los
procesos de comunicación. El mundo externo alude a los mundos objetivo y social, y el interno al
mundo subjetivo. Es decir que, para esta concepción, el hablante, al ejecutar un acto de habla,
entabla una relación pragmática con:

 Mundo objetivo como totalidad de las entidades sobre las que son posibles enunciados
verdaderos.
 Mundo social como totalidad de las relaciones interpersonales legítimamente reguladas.
 Mundo subjetivo como totalidad de las propias vivencias a las que cada cual tiene un
acceso privilegiado y que el hablante puede manifestar verazmente ante un público,
relación en la que los referentes del acto de habla aparecen al hablante como algo
objetivo, como algo normativo o como subjetivo.

El hablante y el oyente se entienden desde y a partir del mundo de la vida que les es común,
porque esta simbólicamente estructurado sobre algo en el mundo objetivo, en el mundo social y
en el mundo subjetivo. De manera que, entender un acto de habla, significa, para el oyente, saber
qué lo hace aceptable. De esta manera, la acción comunicativa se basa en el consenso
simbólico. La verdad, la rectitud y la veracidad, respectivamente, son los criterios de verdad. El
mundo de la vida es el lugar trascendental en que el hablante y el oyente se salen al encuentro
planteándose esas pretensiones de validez; es el horizonte de convicciones comunes a
problemáticas en el que se da la acción comunicativa.

Mediante la distinción entre trabajo e interacción, Habermas reconstruye la evolución de la


sociedad desde la Edad Media hasta nuestros días. Así tenemos, que en la sociedad tradicional
hasta la burguesía moderna, el marco institucional se legitima mediante interpretaciones míticas,
religiosas y metafóricas de la realidad en su conjunto. . (Mora, 2012).

Por su parte, en la sociedad capitalista se amplían cada vez más, los subsistemas de acción
instrumental, particularmente, la economía.

El tipo tradicional de racionalidad comunicativa se ve confrontada en los tiempos modernos con


la nueva racionalidad de tipo científico-técnico instrumental. En dicha confrontación, sale
derrotada la anterior racionalidad comunicativa, en virtud de que las interpretaciones mítico-
religiosas son sustituidas por las interpretaciones científicas.

La superación de este estado de cosas viene dada para Habermas por una futura pragmática
universal, una ciencia del lenguaje basada en estructuras universales y válidas en cualquier
situación y contexto comunicativo. La pragmática universal pone de manifiesto las condiciones
lingüísticas que hacen posible la razón comunicativa. Es a través de ella que, la razón
instrumental capitalista deviene nuevamente razón comunicativa. La acción comunicativa, como
parte de la acción social, colabora en los tres procesos que conforman la socialización: recepción
y reproducción cultural, integración social y desarrollo de la personalidad y de la identidad
personal.

1.7. Pretensiones de Validez.

Estas pretensiones de validez se establecen como criterios de VERDAD, RECTITUD y


VERACIDAD.

 Pretensión de Verdad. Enunciados verdaderos, en el sentido de que todas las entidades


enunciadas sean verdaderas.
 Pretensión de Rectitud. Qué los actos de habla sean correctos en relación con su contexto,
siendo este contexto consensuado. Esta pretensión trasladada al "mundo social" exige que
todas las relaciones sociales estén legítimamente reguladas.
 Se exige la coincidencia de las intenciones expresadas con los pensamientos. Es en el
terreno del Mundo Subjetivo donde se deslindan las vivencias del hablante, en el que se
exige Veracidad en el sentido expresado.

En todo agente persona que actúa lingüísticamente, con visas a entenderse con otros, se pueden
encontrar las siguientes pretensiones de validez: inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud.
En definitiva, el entendimiento busca un acuerdo que termine en la comprensión mutua del saber
compartido, de la confianza recíproca y de la concordancia de unos con otros. Una persona ha de
hacer entender, decir algo, hacerlo con credibilidad y respetando normas comunicativas vigentes.
Un hablante, al asumir con su pretensión de validez susceptible de crítica la garantía de aducir
razones que avalen la validez del acto de habla, así como el oyente que conoce las condiciones de
aceptabilidad entiende lo dicho, debe tomar una postura racionalmente motivada. Si reconoce la
pretensión de validez acepta la oferta que el acto de habla comporta y asume la parte que le toca
de obligaciones relevantes para el posterior uso de la interacción. Lo anterior puede ser
comprendido a través del siguiente ejemplo:

Ejemplo: Dos niñas van a una fiesta y una le pide una falda a la otra. Para que una le preste una
falta a la otra tiene que aceptar la oferta de las tres pretensiones de validez que ella aduce, y que
son susceptibles de crítica, que tiene que ver incluso con la propia compresión del lenguaje en
que la niña le hable.

Niña Q: Debes prestarme una falda

Niña P: Por qué debo hacerlo?

Niña Q: Porque te lo dijo tu mamá.

Niña P: Si es cierto, tómala de mi ropero.

En este caso Niña P, acepta las tres pretensiones de validez, ya que es verdadera, recta y veraz,
pues ella efectivamente tenía una falda y debía prestarla, pues su mamá se lo había dicho y esto
era sincero, pues ella lo sabía también. Todo esto fue entendido, y aceptado por la niña P. Este
ejemplo demuestra la estrecha relación entre significado y validez.
METODOS Y MATERIALES
El trabajo está enfocado y desarrollado a lo largo de revisiones documentales, donde se
incluyeron Tesis, proyectos investigativos y plataformas electrónicas como Google Scholars las
cuales nos brindaron la suficiente información para desarrollar este trabajo.

CONCLUCION
Se concluye que, el objetivo último de la teoría de la acción comunicativa, como el mismo
Habermas se encarga de explicitar, no sería otro que el de comparar las direcciones normativas de
la Teoría Crítica con una teoría social que haga factible la posibilidad de humanizar la sociedad
desde los mismos presupuestos por los que ésta se construye. La racionalización socio-cultural no
sólo se reduce, como creía Weber, a una dimensión instrumental de la organización social, sino
que también contendría, en el seno del proyecto de la Ilustración, un componente de racionalidad
práctica que está esperando su desarrollo, una vez elaborada su propuesta teórica, es sobre la que
Habermas se volcará para intentar consolidar la racionalidad comunicativa como un nuevo
principio de la organización normativa de las sociedades, y, consecuentemente, enfocando su
sobredimensionado capital intelectual hacia el problema de una moral pos convencional, la
reglamentación del derecho según dichos principios, y la forma democrática de gobierno no sólo
como un sistema de organización político sino también como una conducta que debe orientar la
convivencia universal entre los seres humanos: la ética del discurso.
La acción comunicativa es una parte de la acción social, lo que la vuelve como un factor
determinante en el proceso de socialización. Actualmente, esto es esencial para entender la
relevancia que tienen los medios de comunicación de masas en la formación de “imágenes de
mundo” de los sujetos. La dinámica comunicativa define la recepción y reproducción cultural, la
integración social y el desarrollo de la personalidad y de la identidad personal.
“La acción comunicativa está mediada por símbolos y responde a la idea de reconocimiento
compartido. Este es un tema relevante para entender el concepto de deliberación en la acción
política, como un medio de reconocimiento e integración de las personas en las decisiones de
carácter público” (Habermas, 1998).
RECOMENDACIONES
Se recomienda un bueno manejo en los medios de comunicación ya que es parte fundamental
para la sociedad, porque en ella transmite diferentes informaciones, para todas las personas
utilizando un modo en el cual todos entendamos. Así como Jurgen Habermas nos plantea una
teoría para la comunicación, basándose en el lenguaje y entendimiento del ser.
Referencias Bibliografías

Habermas, J. (1984). Teoría de la acción comunicativa (No. 1). Taurus.

Giddens, A., “Reason without revolution Habermas theorie of Communicative Action”, en Social
Theory and Modern Sociology, Polity Press, Cambridge, 1987; p. 226.

Mora, Enrico “Mejor argumento, acción comunicativa. Una crítica de la propuesta de Habermas”
En línea. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53700702.

BRIONES, Guillermo (1999) La Teoría De La Acción Comunicativa De Jünger Habermas.


FILOSOFÍA Y TEORÍAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES, Dilemas y propuestas para su
construcción. Domen, Pág. 171.

ECHEVERRÍA, R. (2003). Ontología del lenguaje. Santiago de Chile: Comunicaciones Noreste,


Ltda.

KRESS, G. (2003). Literacy in the new media age. Cambridge: The Running Head Limited.

Habermas, J. 1998. “Facticidad y validez”. Trotta, Madrid.

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