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LA IMPORTANCIA DE LA AUTORIDAD

Lecturas: Romanos 13:1-7; Hebreos 1:3; Isaías 14:12-14; Mateo 6:13; Mateo 26:62-64.

El TRONO DE DIOS ESTABLECIDO EN AUTORIDAD.

Las decisiones que Dios envía desde su trono, y su trono están establecidas en su autoridad. Todas las cosas son
creadas por medio de la autoridad de Dios y todas las leyes físicas del universo son mantenidas por su autoridad por
eso la Biblia dice: “Y sostiene todo con el gran poder de su Palabra” Hebreos 1:3. Porque la autoridad de Dios le
representa a Él mismo, mientras que su poder reside en sus hechos; por eso es que pecar contra la autoridad de Dios
es pecar contra Él mismo. Solo Dios es autoridad en todas las cosas, todas las autoridades del universo son instituidas
por Dios.

EL ORIGEN DE SATANÁS.

El querubín se convirtió en satanás cuando no actuó de acuerdo con la autoridad de Dios, compitió con Él y por esto
se volvió adversario de Dios. La rebelión fue la causa de la caída de satanás. El intento de satanás de poner su trono
por encima del trono de Dios, violó la autoridad de Dios. Ofender la autoridad la autoridad de Dios es una rebelión
más grave que la de ofender su Santidad.

El principio de auto-exaltación es rebeldía contra la autoridad y esto ocasionó la caída de satanás. En nuestro servicio
a Dios no debemos desobedecer a las autoridades, porque este es el principio de satanás. El diablo no teme que
prediquemos de Cristo, o le adoremos, o conozcamos mucho de su Palabra, pero si teme que estemos sometidos a la
autoridad de Cristo.

LA AUTORIDAD CONTROVERSIA DEL UNIVERSO.

La controversia del universo reside en quién tiene la autoridad, y nuestro conflicto con satanás es el resultado
directo de que estemos sometidos a la autoridad de Dios. Para mantener la autoridad de Dios, debemos sujetarnos a
ella de todo corazón.

Antes de conocer la autoridad, Pablo trataba de acabar con la iglesia; después de conocer la autoridad se dio cuenta
que era dura cosa enfrentarse a la autoridad de Dios. Hecho 26:14. Inmediatamente cayó al suelo y reconoció la
autoridad del Señor Jesús. ¿Cómo habría podido Pablo, un erudito y estudiado, escuchar las palabras de Ananías, un
desconocido a quien solamente se nombra una sola vez en la Biblia? Si no se hubiera encontrado primero con la
autoridad de Dios jamás lo habría logrado. Esto demuestra que quien se somete a la autoridad, se somete a ella y no
a los hombres.

No miremos a la persona sino a la autoridad que representa. No obedecemos a los hombres, sino a la autoridad de
Dios en los hombres.

LA MÁS GRANDE DEMANDA DE LA BIBLIA: OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE DIOS.

La más grande demanda de Dios al hombre, no es que le sirva, que adore, le haga ofrendas etc. sino que le obedezca.
1 Samuel 15:22 “… obedecer es mejor que los sacrificios…” dice esto porque aun el ofrecer sacrificios puede ser un
acto meramente humano. En cambio la obediencia es absolutamente en honor a Dios y tiene como centro la
voluntad de Dios.
La expresión de la autoridad es la sujeción y esto es posible si dejamos a un lado nuestro ego, la sujeción no es
posible en nuestro propio esfuerzo, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. Solamente cuando trabajamos en
obediencia a la autoridad de Dios, estamos actuando de acuerdo a la voluntad de Dios.

RECONOCER LA AUTORIDAD REQUIERE GRAN REVELACIÓN

Hay dos hechos importantes: Confiar en la salvación de Dios y obedecer su autoridad. La Biblia define pecado como
infracción de la ley. I Juan 3:4 y la palabra “sin” en Romanos 12:2 significa contra ley. Esto es desobediencia a la
autoridad de Dios. El pecado es una conducta, pero estar contra la ley es una actitud del corazón.

Hay dos principios en el universo: El principio de la autoridad de Dios y el principio de la rebelión de satanás. No
podemos servir a Dios y simultáneamente ir en el camino de la rebelión teniendo un espíritu rebelde; satanás se ríe
cuando una persona rebelde predica la Palabra de Dios o le sirve.

CASOS DE REBELIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

LA CAIDA DE ADÁN Y EVA. Génesis 2:16-17; 3:1-6; Romanos 5:19.

La caída del hombre se originó en la desobediencia. Después de crear a Adán y Eva, Dios le dio una orden al hombre,
el hecho principal no fue la orden, decirle que no comiera de cierto fruto, sino colocar a Adán bajo autoridad para
que aprendiera obediencia. Así como Dios colocó a todo lo creado bajo la autoridad de Adán, así también debía estar
bajo la autoridad de Dios y debía obedecerla. Solo cuando se está bajo autoridad, se puede tener autoridad.

De acuerdo con el orden en la creación, primero fue creado Adán y luego Eva. Adán tenía la autoridad y Eva debía
estar en sujeción a él. Este orden de autoridad nos dice que el que primero fue creado tiene la autoridad; por esto
nuestro primer pensamiento a dónde quiera que vayamos debe ser: ¿bajo la autoridad de quién quiere Dios que yo
me someta?

Rebelarse contra la autoridad representativa de Dios es rebelarse contra Dios mismo. Eva no se sometió a Adán y él al
escuchar a Eva no se sometió a Dios, esto es rebelión.

Eva no solo estaba bajo la autoridad de Dios, sino también bajo la autoridad de Adán. Ella tenía una doble autoridad
que obedecer. Muchos de nosotros nos encontramos en esta posición

Desde el principio Dios ordenó al hombre obedecer y no hacer su propia voluntad. Cualquier acción que no tenga
obediencia es una caída y cualquier acto de desobediencia es un acto de rebelión. A menudo muchas cosas son
hechas por nuestra voluntad y no en obediencia a Dios

LA REBELIÓN DE CAM Génesis 9:20-27.

Los errores de la autoridad delegada prueban la obediencia. Dios colocó a Noé como cabeza de la familia y toda la
familia estaba bajo su autoridad. Pero un día Noé se embriagó y su hijo Cam vio su desnudez; por supuesto que Noé
cometió una falta, él no ha debido embriagarse, pero Cam no vio la autoridad y dignidad de su padre.

El padre es por mandato de Dios la autoridad en el hogar. Así que si el cuerpo ve defectos en la autoridad, no tiene
disculpas para cometer pecado y juzgar. Cam tuvo un espíritu de desobediencia y de rebeldía. Él fue a contarles a sus
hermanos lo sucedido, en lugar de hacer lo que sus hermanos hicieron, entraron por detrás y lo cubrieron. En
resumen, vemos que el pecado de Noé dio oportunidad para que se mostrará quién era obediente y quién rebelde.
FUEGO EXTRAÑO OFRECIDO POR NADAB Y ABIÚ. Levítico 10:1-2

¿Por qué Nadab y Abiú fueron quemados? Aarón recibió la autoridad para ser sacerdote. Él era la autoridad y sus
hijos debían servirle en obediencia. Dios nunca quiso que los hijos de Aarón sirvieran independientemente. Aarón
debía iniciar los sacrificios, no sus hijos. Y cuando ellos ofrecieron un sacrificio por su cuenta, el fuego resultó extraño
a Dios; porque estaban sirviendo sin obediencia a la autoridad. Estaban asumiendo que podían hacer lo mismo sin
autoridad. Ellos no reconocieron a su padre como el que tenía la autoridad de Dios.

El servicio es iniciado por Dios. Cuando servimos a Dios debemos conocer su voluntad y hacerlo en obediencia a Él. Si
lo hacemos por nuestra propia cuenta será como ofrecer fuego extraño y será trabajo de hombres y siempre termina
en muerte.

El trabajo de Dios es la coordinación de la autoridad. El Nuevo Testamento nos relata como Pablo, Bernabé, Timoteo,
Pedro, Marcos trabajaban juntos. Unos tuvieron la responsabilidad, mientras los otros estaban ayudando. Dios no
está buscando sacrificios de nuestra parte, sino que mantengamos la autoridad. Por esto debemos aprender como
sujetarnos a ella. No hay lugar para el servicio independiente, pues debemos servir en coordinación con el equipo que
Dios nos ha dado.

LA MURMURACIÓN DE AARÓN Y MARÍA. Números 12:1-16

Hablar en contra de la autoridad delegada, desencadena la ira divina. Dios ordenó que Moisés sería el líder, Aarón y
María sus hermanos mayores debían someterse a él. Pero Moisés hizo algo que a sus hermanos no les gusto; se había
casado con una mujer etíope. Así que comenzaron a hablar contra Moisés. Él nunca replicó nada porque sabía que la
autoridad no necesita defensa, estaba seguro con la autoridad que Dios le había dado y que solo Dios se la podía
quitar.

Las palabras de rebelión ascendieron hasta Dios; así que pecaron no solo contra Moisés, sino contra Dios mismo;
pues el pecado contra la autoridad delegada es pecado contra Dios mismo.

La autoridad es elección de Dios, no logro del hombre. Aarón y María pensaban que Dios estaba de su parte pero en
realidad no era así; porque a pesar de que Moisés había causado dificultades en la familia, tenía de todas maneras la
autoridad delegada de Dios. Por esto cuando citó a los tres al Tabernáculo, les dijo que Moisés era su siervo fiel y les
reprendió por hablar contra él.

La rebelión manifestada es como la lepra. María perdió la presencia de Dios y recibió la reprensión de Dios de dos
maneras: a) No tenía compañerismo con Dios. b) Recibió lepra en su cuerpo.

A consecuencia de la lepra el Tabernáculo no se pudo trasladar. Esto indica que si no se resuelve cualquier problema
contra la autoridad, todo lo demás pierde su valor, se vuelve vacío e inútil, todo se retrasa, no podemos avanzar.
Debemos sujetarnos no solo a la autoridad directa, sino también a la autoridad representativa. En cada circunstancia
de la vida encontramos la autoridad de Dios ya sea en forma directa o representativa. Hasta que no tengamos un
verdadero encuentro con la autoridad no entenderemos cuánto hemos pecado en este sentido.

REBELIÓN DE CORÉ, DATAN Y ABIRAM. Números 16:1-50

Rebelión colectiva. Este ejemplo incluye a los Levitas que eran los sacerdotes. Datan y Abiram representan a los
líderes, hijos de Rubén. Estos líderes más de doscientos cincuenta mil dirigentes de la congregación se unieron para
rebelarse contra Aarón y Moisés. Tal vez tenían razón en cuanto al problema, pero no reconocieron que había
autoridad en el pueblo de Dios. En su ataque no dijeron nada de la relación de Dios y Moisés ni del mandamiento de
Dios. La respuesta de Moisés no fue de enojo ni de impaciencia fue en oración y contestó en un espíritu de humildad.
Ellos pensaban que hacían esto contra Moisés y Aarón solamente, pero no se dieron cuenta que se estaban
rebelando contra Dios mismo. Porque Dios y su autoridad delegada son inseparables. No es posible mantener una
actitud con Dios y otra con su autoridad delegada.

Dios limpia a su gente de rebelión. Coré y sus amigos recibieron el castigo de Dios. No el castigo de Moisés. La
rebelión es un principio del infierno ilustrado por medio de la tierra cuando se abrió y Coré, Datan y Abiram fueron
consumidos por ella, con sus familias y sus bienes.

La obediencia sigue a la fe no a la razón. El hecho de hablar contra Moisés, porque no les había llevado a la tierra
prometida, les daba la razón; pues todavía no estaban en la tierra que fluye leche y miel, sino en el desierto. Pero
también nos indica que estaban caminando sin fe en la promesa de Dios y cuando no caminamos en fe no podemos
ver la autoridad de Dios en las decisiones de los que caminan en fe.

Nadie que siga a la razón podrá andar por la senda espiritual, porque esta es superior al razonamiento humano. La
autoridad no es un asunto que se reconozca solo por medio de instrucción externa, sino también por medio de
revelación interna.

La rebelión es contagiosa. En Números 16 hay dos ejemplos de rebelión Ver 1-40. Rebelión de los líderes y Ver 41-50
de toda la congregación. El castigo de los líderes no sirvió de ejemplo al resto de las personas. Ellos también se
rebelaron declarando que Moisés había matado a sus líderes. Esto no fue obra de Moisés, el fuego vino directamente
de Dios.

Estos rebeldes usaban sus ojos humanos y n o entendieron la autoridad que venía de Dios, no tuvieron temor. Por
eso es muy peligroso el desconocimiento de la autoridad. El pecado de la rebeldía es algo muy grave. Cuando el
hombre resiste a la autoridad, inmediatamente Dios juzga. Romanos 13.

EL CONOCIMIENTO QUE DAVID TENÍA SOBRE LA AUTORIDAD

1 Samuel 24:4-6; 1 Samuel 26:9-11; 2 Samuel 1:14.

David no obtuvo el trono por medio de la rebelión. Dios inauguró su autoridad en la tierra cuando establecieron el
pueblo de Israel, pero ellos después que entraron a Canaán pidieron a Dios un rey. Dios nombró a Saúl como su
autoridad delegada, pero desafortunadamente Saúl desobedeció cuando perdonó a Amalec y a lo mejor de sus
ganados. Así que Dios rechazo a Saúl, aunque sus hombres le aconsejaron matarlo. David dijo que no lo haría, ni
alzaría su mano contra la autoridad.

¿No tenía David derecho de hacerlo? El ser rey estaba en los planes de Dios. ¿No debería David ayudarse a sí mismo
para tomar el trono? ¿No sería una buena manera de cumplir la voluntad de Dios? Sin embargo él vio que eso no era
lo correcto, porque era rebelarse contra la autoridad de Dios, por esto demoró tantos años en conseguir el trono. Al
estar bajo la autoridad de Saúl, David tendría que haber sido rebelde para tomar el trono, pero no quería hacerlo así.

La obediencia es mejor que el trabajo. Si vamos a servir a Dios es absolutamente necesario que estemos sometidos a
la autoridad delegada. El mismo principio de rebelión que actuó en el Antiguo Testamento, estaba también en el
Nuevo Testamento en el caso de Judas. Saúl perdonó lo mejor de los ganados y Judas codició las 30 piezas de plata.
En cambio David no quiso matar a Saúl con su propia mano para cumplir el plan y la voluntad de Dios, sino que
esperó que Dios mismo trabajara. Su corazón estaba quieto en obediencia.
La sujeción a la autoridad, no es estar sujetos a una persona sino a la autoridad que esa persona tiene, la cual viene
de Dios. Es verdad que Saúl desobedeció a Dios, pero este era un asunto entre Dios y Saúl. La responsabilidad de
David ante Dios era someterse a la autoridad delegada en Saúl, y por eso se dirigía a él como “mi señor” y “el ungido
del Señor” David apoyaba absolutamente la autoridad de Dios. Esto es exactamente lo que Dios desea recobrar.

Cuando David tuvo ocasión de matar a Saúl, uno de sus hombres (Abisaí) deseaba hacerlo, pero David lo reprendió
diciendo: “Quién extenderá su mano contra el ungido del Señor” “Quién puede impíamente alzar la mano contra el
ungido del Señor. 1 Samuel 26:9

Cuando Saúl se suicidó y vino un joven a dar la noticia y esperar la recompensa David le dijo a este joven: “Cómo te
atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor” 2 Samuel 1.14.

Debemos sacar todas las raíces de rebelión que haya en nosotros. Es absolutamente esencial que estemos sometidos
a la autoridad, antes que ser autoridad.

Recapitulando la primera parte.

Los cristianos debemos obedecer la autoridad. No hay autoridad excepto la de Dios. Todas las autoridades han sido
instituidas por Él. Dios está por encima de todas las autoridades y todas ellas están bajo Él. Tocar la autoridad de dios
es tocarle a Él mismo. Dios mantiene todas las cosas por la poderosa palabra de su autoridad, porque todas las cosas
fueron creadas por su palabra.

Lo primero que un obrero debe aprender es la obediencia. Todos estamos bajo autoridad y tenemos a alguien bajo
nuestra autoridad. Esta es nuestra posición. Aun el Señor Jesucristo estuvo no solo a Dios, sino también a otras
autoridades. La autoridad se encuentra en todas partes, en el hogar, el colegio, en la calle, en el trabajo, la iglesia.
Todo obrero cristiano debe saber quién está por encima de él. Sino conoce quién es su autoridad, tampoco va a
obedecer. No debemos estar ocupados en saber qué es lo correcto y qué es lo incorrecto o qué es le bien o qué es el
mal; en lugar de eso debemos conocer quién es la autoridad sobre nosotros y a quién debemos sujetarnos. Una vez
que sepamos esto encontraremos naturalmente nuestro lugar en el cuerpo de Cristo.

No es de extrañarse que haya tanto desorden y confusión en la Iglesia, porque muchos cristianos no saben ni tienen
la menor idea de que es sujeción por esta razón la primera lección que todo obrero cristiano debe aprender es la
obediencia.

La obediencia debe ser restaurada Desde la caída de Adán el desorden ha imperado en el universo, cada uno piensa
que puede distinguir entre el bien y el mal, se cree mejor que Dios. Necesitamos ser librados de este engaño porque
no es otra cosa que rebeldía.

Tenemos un concepto inadecuado sobre la obediencia. La obediencia de la cual nos enseña la Biblia se refiere a
nuestra sujeción a las autoridades establecidas por Dios. Así como la fe es el principio por el cual obtenemos la vida
eterna, así la obediencia es el principio por el cual vivimos.

Para poder recobrar la autoridad debe ser restaurada primero la obediencia. Que la obediencia sea nuestra primera
reacción. Muchos dicen que se someten a Dios pero no se sujetan a las autoridades delegadas. Como todas las
autoridades vienen de Dios debemos aprender a obedecerlas a todas.

No hay unidad en la Iglesia, sin la autoridad de una cabeza. Dios actúa por medio de la unidad del cuerpo; pero para
que esto se lleve a cabo, debe primero existir una cabeza que tenga autoridad. Sin la cabeza no puede haber cuerpo,
sin la autoridad de la cabeza, no habrá unidad en el cuerpo. Para mantener la unidad del cuerpo, debemos dejar que
la cabeza gobierne.

Dios desea que obedezcamos a sus autoridades delegadas, así como a Él mismo. Todos los miembros del cuerpo
deben estar sujetos unos a otros. Cuando esto sucede, el cuerpo es uno consigo mismo y con la cabeza. Así la Iglesia
se convierte en el reino de Dios. Debemos encontrarnos con Dios y su autoridad para que toda dificultad
desaparezca.

Aprendamos las siguientes lecciones.

1. Tengamos un espíritu de obediencia.


2. Practiquemos la obediencia. Solo aquellos que han sido enseñados a obedecer, no se sienten abrumados en
ninguna parte que estén.
3. Aprendemos a ejercitar la autoridad delegada. El que trabaja para el Señor necesita aprender no solo a
obedecer la autoridad, sino también a ejercer la autoridad delegada por Dios en la Iglesia y en el hogar.

LA OBEDIENCIA DEL HIJO

Filipenses 2:5-11; Hebreos 5:7-9.

El Señor inicio la obediencia La Biblia dice que el Señor Jesús y el Padre son uno. En el principio era el Verbo, y el
Verbo era Dios. Existían igualmente el Padre y el Hijo y tenían igual poder y posesión. Solamente hay diferencia en
persona por eso la Biblia dice: “El cual siendo en forma de Dios no estimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrase.
Filipenses 2:6.

En Filipenses 2:5-7 hay una sección que relata como Jesús se despojó de su Divinidad. Cuando Jesús vino a la tierra se
despojó de su gloria, poder, estado y forma de divinidad. En la tierra fue tratado como una persona cualquiera por
eso el Hijo voluntariamente se sometió a la autoridad del Padre y declaró: “Porque el Padre es mayor que yo” Juan
14:28.

Con gusto el Padre tomó el lugar de la cabeza, y el Hijo responde en obediencia. Dios se convierte en el emblema de
la autoridad, mientras que Cristo asume el símbolo de la obediencia.

Para nosotros sería más fácil obedecer, si tuviéramos un poco de humildad. Sin embargo para Jesús el ser obediente
no fue tan simple. Recuerden que Él era Dios y tuvo que despojarse de su divinidad y tomar forma de siervo antes de
estar listo para obedecer. En consecuencia la obediencia es iniciada por el Hijo.

Ser llenos de Cristo es ser llenos de obediencia. Puesto que Jesús inicio la obediencia, el Padre se convierte en la
cabeza de Cristo, según esto tanto la autoridad como la obediencia han sido instituidas por Dios y los que conocen a
Dios y a Cristo deben obedecer. Solamente aquellos que no conocen a Dios ni a Cristo no saben lo que es autoridad ni
obediencia. (No se concibe un verdadero cristiano que sea rebelde) Quien acepta a Cristo acepta el principio de
obediencia y todo aquel que es lleno de Cristo está lleno de obediencia.

Sabemos que Dios y el Hijo son iguales, pero el título de Señor que Dios le dio al Hijo fue únicamente después de que
se despojó a sí mismo y de que se mantuvo en perfecta obediencia. Su señorío no existía , cuando era uno con Dios.

Cuando dios tuvo la idea de crear el universo, en sus planes estaba que la autoridad suprema sería ejercitada por Dios
Padre. Pero como la autoridad no puede existir sin la obediencia, dios debía buscar la obediencia. Creó entonces dos
clases de seres: ángeles y hombres. Con la caída de satanás y la de Adán y Eva, dios no podía establecer su autoridad
su autoridad en los ángeles, ni en los hombres. Por esto fue necesario enviar al Hijo para que por medio de su
obediencia, se sujetara a la autoridad de Dios. Así Dios Hijo se convirtió en el símbolo de la obediencia.

Como la desobediencia vino de los seres creados, el Hijo tuvo que venir al mundo y ser igual a un ser creado para
establecer la obediencia. Así la autoridad de Dios se fundamentó en la obediencia del Hijo.

Dos maneras como Jesús podría venir.

1. Obedeciendo absolutamente como hombre estableciendo la autoridad de Dios, en todas las cosas y en toda
ocasión, sin la menor señal de rebelión.
2. Usando su autoridad y poder, y la gloria de su Deidad por encontrar difícil seguir la obediencia debido a la
debilidad y limitación del ser humano.

El Señor descarto la segunda y se sometió hasta la muerte y por esto Dios lo exaltó hasta lo sumo, y le hizo Señor
cuando regresó a la gloria.

Aprendiendo obediencia por medio del sufrimiento. Hebreos 5:7-9 Jesús aprendió obediencia por medio del
sufrimiento. Él no trajo la obediencia a la tierra la aprendió y fue por medio del sufrimiento. Cuando encontramos
sufrimiento, aprendemos obediencia pues solo los obedientes son útiles a Dios.

La salvación trae obediencia y gozo. Cuando Jesús dejó su Deidad, se hizo verdadero hombre débil y familiarizado con
el sufrimiento. Pero es triste saber que hay muchos cristianos que todavía sufren y no han aprendido a obedecer.
Cuando llegan los sufrimientos murmuran angustiados indicando así que no han aprendido obediencia. En cambio a
Jesús ningún sufrimiento pudo hacerlo murmurar o enojarse.

COMO ESTABLECE DIOS SU REINO

Hemos visto cuántos problemas trajo al universo la caída de los ángeles y del hombre, pues el propósito de Dios era
que los seres creados aceptaran su autoridad y estas criaturas la rechazaron.

Sin embargo satanás y sus ángeles aún continúan violando la autoridad y ayudando a que los hombres también se
revelen. Pero Dios no va a permitir esto por siempre; Él va a establecer su reino.

¿Cómo lo establecerá? Lo hace por medio de la obediencia perfecta del Hijo, porque cuando Él estuvo en la tierra
jamás desobedeció a Dios y no resistió su autoridad. De la misma manera que el Señor lo ha hecho, así también la
Iglesia debe obedecer la autoridad de Dios para que su reino sea manifestado.

La Iglesia está llamada a establecer la autoridad de Dios en la tierra (Los cristianos deben ser ejemplos de obediencia)
El evangelio no solo nos llama a creer, sino también a obedecer, creemos para obedecer.

Luego del encuentro de Pablo con el Señor Jesús, Pablo le pregunto ¿Qué haré Señor? Hechos 22:10. El Espíritu Santo
lo indujo a ver la autoridad del evangelio.

La Iglesia debe obedecer la autoridad de Dios. Si la obra de Dios en la tierra se tarda demasiado es por culpa de la
Iglesia, ya que los problemas de rebelión en sus miembros impiden el progreso del plan de Dios. Cuando la Iglesia
haya obedecido en todo sentido, la tierra entera será puesta bajo la autoridad de Dios.

Toda rebelión debe ser erradicada de la Iglesia, entonces si se podrá decir que nada prevalecerá contra ella y el reino
de Dios vendrá a ser una realidad.
LOS HOMBRES DEBEN OBEDECER A LA AUTORIDAD DELEGADA

Las autoridades son instituidas por Dios.

1. En el mundo. Romanos 13:1; 1 Pedro 2:13-14. Dios estableció el sistema de la autoridad en todo el mundo.
Cuando encontramos autoridad debemos reconocer a Dios. En el mundo de hoy la Iglesia conoce a Dios por su
presencia y sus mandatos. No importa que el mundo no reconozca a Dios; nosotros como cristianos debemos
seguir el ejemplo de Cristo y obedecer a las autoridades, Mateo 22:21. El gobierno del mundo y sus leyes pueden
cambiar, peor la autoridad de Dios nunca cambia.
2. En la familia. Efesios 5:22-24; Efesios 6:1-3; Tito 2:4-5; Colosenses 3:18, 20,22; 1 Pedro 3:1,5-6. Dios estableció su
autoridad en el hogar, cuando dijo que el esposo es la autoridad delegada de Cristo y la esposa representa a la
Iglesia, la cual debe estar sujeta. Por esto muchas familias tienen problemas cuando la mujer no reconoce la
autoridad de Dios en su esposo y cuando los hijos no aceptan la autoridad de Dios en sus padres. Si honramos la
autoridad de Dios en sus vidas, también otros respetaran la autoridad de Dios en nosotros.
3. La Iglesia. 1 Tesalonicenses 5:12-13; 1 Corintios 16:15-17; Hebreos 13:17. Dios ordenó que los ancianos,
predicadores, maestros sean obedecidos por los miembros de la Iglesia. La Iglesia debe mostrar obediencia a
Cristo, así como Cristo tuvo obediencia a su Padre.
Sometámonos confiadamente a la autoridad delegada, tenemos que reconocer que la autoridad no viene de
directamente de la persona encargada, sino que viene de Dios. Cuando recibimos órdenes difíciles , podemos
seguirlas confiadamente sabiendo que no obedecemos solo a la persona, sino a la autoridad que Dios le ha dado.
Es consistente con la vida de fe, y no con base en la razón.
Rechazar la autoridad delegada es una ofensa a Dios. Lucas 20:9-16 habla de la autoridad delegada. El dueño no
fue personalmente a recibir su dinero, sino que envió a sus siervos y a la cuarta vez envió a su hijo. Todos fueron
sus delegados. Según el punto de vista de Dios, los que rechazaron a los siervos lo rechazaron a Él. En los
tiempos antiguos Dios pasó por alto nuestras transgresiones debido a nuestra ignorancia, pero ahora debemos
considerar seriamente sus autoridades delegadas pues desecharlas es lo mismo que desechar a Dios.
Dios respeta su autoridad delegada. Dios es siempre fiel con los que representan su autoridad y cuando sus
representantes se equivocan y cometen faltas es solo Dios quien juzga y no permite que los que están bajo su
autoridad delegada digan nada contra ellos.

LAS MANIFESTACIONES DE REBELDÍA EN EL HOMBRE

La rebeldía en el hombre se manifiesta en: Palabras, argumentaciones y pensamientos.

1. En palabras Mateo 12:34. Las palabras son el desahogo del corazón.


Una persona rebelde pronto lo manifestará en palabras, pues de la abundancia del corazón habla la boca.
Como la rebeldía es una actitud interna, sus palabras expresan lo que siente. Es difícil domar la lengua y la
rebeldía interna se manifestará pronto en palabras.
Toda la sociedad es rebelde y solo sirve de labios y se somete aparentemente; pero la Iglesia debe ser
obediente de corazón, esto lo desea Dios Marcos 7:6-7.
La lengua es difícil de domar. Bien pronto la rebelión de un hombre se expresa por medio de su lengua.
Puede que esté de acuerdo con una persona en su presencia pero murmure de ella a sus espaldas; puede que
guarde silencio frente a un hombre pero luego tenga mucho que decir en alta voz.
 Eva añadió descuidadamente a la palabra de Dios. Génesis 3:3 “Ni le tocaréis” Eva estando diariamente con
Dios, no reconoció su autoridad y no le importó añadir más de lo que Él había dicho. Todos los que alteran
fácilmente la Palabra de Dios, añadiendo o quitando, evidencian que no conocen la autoridad; por eso son
rebeldes e ignorantes.
 Cam divulgó la falta de su padre. Esto nos prueba que Cam no estaba completamente sometido a la autoridad
de su padre y por esto aprovecho la oportunidad para divulgar su falta. Así también hoy en día hay muchos
cristianos que por falta de amor, gozan criticando a los demás y descubriendo sus faltas. El que es
insubordinado en su corazón siempre espera que caiga la autoridad.
 María y Aarón hablaron contra Moisés. Esto demostró que ellos no conocían el respeto a la autoridad porque
cuando se conoce a la autoridad, es como si se colocará un sello en la boca y se calman los problemas. La
rebeldía se manifiesta en palabras; no importa cuán grandes o livianas sean dichas palabras, de todas
maneras es rebeldía. Por ligeras que sean las palabras de una persona, si tiene un espíritu rebelde, Dios lo
descubrirá de inmediato.
 Coré y su grupo atacaron a Moisés. La rebeldía de Coré fue más grave porque quería reconocer la autoridad
de Dios, pero no la de su autoridad delegada.
La rebeldía va ligada a la complacencia carnal. El síntoma de quienes desprecian la autoridad, se ve
inmediatamente por sus palabras ofensivas. Es natural que una persona se reúna con los que tienen su
misma naturaleza. La rebeldía y carnalidad son una sola cosa para Dios.
Hay dos cosas por las cuales un cristiano pierde su poder: a) Por el pecado. B) Por el desconocimiento de la
autoridad.
Cuando hablamos contra otro perdemos poder, y la pérdida de poder es mayor cuando la desobediencia es
manifestada en palabras que cuando está solo en el corazón.
Es verdad que ante Dios todos los pensamientos, como las palabras son juzgados como si fueran hechos.
Mateo 12:34-37 dice que puede haber diferencia entre pensamientos y palabras, porque los pensamientos
quedan encubiertos, pero una vez que se pronuncia la palabra todo queda descubierto. “Quien no controla
sus palabras, no puede controlarse a sí mismo”
Dios reprende fuertemente la rebeldía 2 Pedro 2:12. Estas palabras de censura suenan fuerte. Como la
autoridad es el tema principal de la Biblia, la rebeldía hacia la autoridad constituye un pecado grave.
“No debemos hablar descuidadamente, una vez que nos encontremos con Dios, debemos tener cuidado con
lo que decimos”
Las dificultades en la Iglesia con frecuencia provienen de la calumnia. Hablar descuidadamente es en gran
parte causa del rompimiento de la unidad en la Iglesia y de la pérdida de poder. Solo una pequeña parte de
los llamados problemas realmente lo son; casi todo se origina en las mentiras y calumnias. Santiago 3:10-11.
Apartemos pues, de nuestra boca y nuestro corazón las falsas palabras.
2. En argumentaciones. Romanos 9:11-24 La calumnia viene del razonamiento. En los ejemplos de Cam, María y
Coré, basaron su rebeldía en el razonamiento. Todos tenían alguna razón. Pero debemos recordar que todo el
que está en sujeción está bajo la autoridad y no bajo la razón.
Si queremos seguir al Señor no debemos ver con los ojos de la razón. En realidad qué es lo que nos dirige, la
razón o la autoridad.
En la práctica hay dos clases de cristianos: quienes se guían por la razón y los que viven bajo la autoridad.
¿Dónde estamos viviendo? Cuando encontramos algún mandamiento de Dios, inmediatamente nos
preguntamos ¿Qué buenas razones hay para que yo lo haga? Esto no es otra cosa que la manifestación del
árbol del conocimiento del bien y del mal que gobierna nuestras vidas.
Creemos que debemos pensar y decidir por Dios y sin duda alguna este es el principio de satanás el desear
ser iguales a Dios. Los que realmente conocen a Dios le obedecen sin argumentar, pues no hay asociación
entre el razonamiento y la obediencia.
Dios nunca discute: tiene la autoridad para hacer lo que quiera. Nosotros no podemos seguirle y al mismo
tiempo argumentar sino simplemente obedecer. No tratemos de interferir con argumentaciones y así tratar
de ser consejeros de Dios. Él dice: “Por lo tanto, es Dios quien decide tener misericordia. No depende de
nuestro deseo ni de nuestro esfuerzo” Romanos 9:16-18
La gloria de Dios nos libera de la razón: Solamente cuando reconocemos la autoridad de Dios, nos damos
cuenta de que somos criaturas, obra de sus manos y que podemos dirigirnos a Él con palabras razonables.
Solo un vistazo de su gloria nos pondría de rodillas y haría que echáramos lejos nuestro vano razonamiento.
Los que viven en las tinieblas viven con base a la razón.
“Yo soy el Señor tu Dios” Esa es la razón. En Levítico capítulos 18 a 22 cada vez que Dios ordena algo al pueblo
de Israel, le dice: “Yo soy el Señor tu Dios” pero no interpone la palabra “porque” esto significa que Dios
habla porque Él es Dios y Señor y no necesita dar ninguna explicación; la única razón es que Él es el Señor, si
entendemos esto, nunca más tendremos problemas con seguir razonando.
3. Los pensamientos 2 Corintios 10:4-6. La rebeldía también se manifiesta en pensamientos. Las palabras
rebeldes vienen del razonamiento y el razonamiento a su vez se origina en el pensamiento. Por eso el
pensamiento es el actor dominante de la rebelión.
2 Corintios 10:4-6 es uno de los pasajes más importantes de la Biblia, porque en estos versículos se señala
especialmente el aspecto particular del hombre en donde se requiera la obediencia a Cristo. El verso 5 dice:
“Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” Esto indica que la rebelión del hombre se halla
fundamentalmente en su pensamiento.
La palabra “altivez” del versículo 5 es “edificio alto” en el original. Desde el punto de vista de Dios el
razonamiento humano es como un rascacielos que obstruye el conocimiento de Dios. En cuanto una persona
comienza a argumentar, su pensamiento queda sitiado y, por lo tanto, no es libre de obedecer a Dios, puesto
que la obediencia es un asunto del pensamiento.
Los pensamientos del hombre son controlados por uno u otro de estos dos poderes: el razonamiento o la
autoridad de Cristo. Por consiguiente, se sirve a satanás o se sirve a Dios.
Tres cosas para detectar si se ha tenido un encuentro con la autoridad: (1) Si usa palabras rebeldes; (2) Si
argumenta delante de Dios; (3) si todavía da muchas opiniones.
Los que hemos sido capturados por Cristo, estamos dispuestos a aceptar los pensamientos de Dios y no a dar
nuestro propio consejo.
Todos los que sirven a Dios deben abstenerse terminantemente de tomar decisiones en base a sus propios
pensamientos; al contrario deben hacer la voluntad de Dios. Deben decir como Pablo: Señor ¿Qué quieres
que yo haga? No deben seguir el camino de Saúl que tomó una decisión según su propio parecer, recordemos
que: “Que obedecer es mejor que los sacrificios”

LA MEDIDA DE LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD

Éxodo1:17; Daniel 3:17-18; Daniel 6:10; Mateo 2:13; Hechos 5:29; Hechos 4:19

La sumisión es absoluta; pero la obediencia es relativa. La sumisión es cuestión de actitud, mientras que la
obediencia es asunto de conducta. Hechos 4:19 Pedro y Juan respondieron al concilio judío: “Juzgad si es justo
delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” Su actitud no era rebelde, puesto que todavía se sometían a
los que estaban en autoridad. La obediencia, sin embargo puede no ser absoluta.

A algunas autoridades es necesario obedecer; mientras que a otras no, especialmente en materias que atañen a los
principios cristianos, tales como creer en el Señor, predicar el evangelio y otros. Los hijos pueden hacer sugerencia s a
sus padres; pero no deben mostrar una actitud rebelde. La sumisión debe ser absoluta. A veces la obediencia es
sumisión, mientras que otras veces la incapacidad de obedecer puede aún ser sumisión. Aun al hacer una sugerencia,
debemos mantener una actitud sumisa.

Hechos 15 sirve como ejemplo de una Iglesia en sesión. Durante la sesión puede haber sugerencias y debates pero
una vez que se adopta una decisión todos deben aprender a someterse.

La medida de la obediencia a las autoridades delegadas. Si los padres se niegan a permitir que sus hijos se junten
con otros creyentes, los hijos deben mantener una actitud sumisa, aunque tal vez no sea necesario que obedezcan.
Esto es similar a la forma en que los apóstoles respondieron en el concilio judío. Cuando el concilio les prohibió que
predicaran el evangelio mantuvieron un espíritu sumiso durante todo el juicio; no obstante siguieron con la comisión
del Señor. No desobedecieron con riñas y gritos; tan sólo no estuvieron de acuerdo de una manera serena y suave.
No hubo ninguna palabra calumniosa ni ninguna actitud insubordinada hacia las autoridades. Quien conozca la
autoridad será manso y tierno. Será perfectamente sumiso tanto en su corazón, en su actitud, como en sus palabras.
No habrá señales de aspereza ni de rebelión.

Cuando la autoridad delegada y la autoridad directa (Dios mismo) están en conflicto, podemos rendir sumisión pero
no obediencia a la autoridad delegada. Resumamos esto en tres puntos:

1. La obediencia tiene relación con la conducta: es relativa. La sumisión tiene relación con la actitud del corazón: es
absoluta.
2. Sólo Dios recibe obediencia absoluta sin medida; toda persona inferior a Dios sólo puede recibir obediencia
limitada.
3. Si la autoridad delegada expide una orden que contradice claramente el mandamiento de Dios, se le rendirá
sumisión, pero no obediencia. Debemos someternos a la persona que ha recibido la autoridad delegada de Dios,
pero tenemos que desobedecer la orden que ofende a Dios.

Ejemplos en la Biblia:

(1) Las parteras y la madre de Moisés desobedecieron el decreto del Faraón al preservar la vida a Moisés. Sin
embargo se las consideró mujeres de fe, Hebreos 11:23; Éxodo 1:17.

(2) Los amigos de Daniel se negaron a adorar la estatua de oro del rey Nabucodonosor. Desobedecieron la orden del
rey, pero se sometieron al fuego del rey, Daniel 3:17-18.

(3) Daniel oraba a Dios y desobedeció el decreto del rey, sin embargo se sometió al juicio del rey al ser arrojado en el
foso de los leones, Daniel 6:10.

(4) José tomó al Señor Jesús y huyó a Egipto para evitar que el rey Herodes le diera muerte al niño, Mateo 2:13.

(5) Pedro predicaba el evangelio, aunque esto era contrario al mandamiento del consejo gobernante; pues dijo que
era justo obedecer a Dios antes que a los hombres. Con todo, él mismo se dejó llevar a la cárcel, Hechos 5:29.

Señales indispensables que acompañan a los obedientes:

1. Una persona que ha conocido la autoridad procurará desde luego, hallar la autoridad a donde quiera que vaya. El
lugar donde se puede aprender la obediencia es la Iglesia, ya que en este mundo no existe la obediencia.
Solamente los creyentes pueden obedecer, y ellos también deben aprender a hacerlo, no aparentemente, sino de
corazón.
2. Una persona que ha tenido un encuentro con la autoridad de Dios es mansa y tierna. Ha sido ablandada y no
puede ser dura y, por lo tanto es apacible.
3. Una persona que ha tenido un encuentro con la autoridad jamás quiere estar en autoridad. No se complace en
dar consejos ni en dominar a otros.
4. Una persona que ha tenido contacto con la autoridad mantiene la boca cerrada. Está en sujeción, y no se atreve a
hablar descuidadamente porque en ella hay un sentido de autoridad.
5. Una persona que ha estado en contacto con la autoridad es sensible a todo acto de anarquía y rebelión que le
rodee.

Las dificultades que hay hoy en día dentro de la Iglesia raras veces tienen que ver con materias de desobediencia
manifiesta; en su mayor parte se relacionan con la falta de sumisión interior. Por eso el principio rector de nuestra
vida debe ser la sumisión, así como el de las aves es volar y el de los peces nadar.
TALLER AUTORIDAD ESPIRITUAL CASOS DE REBELIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

1. La caída de Adán y Eva. Génesis 2:16-17; 3:1-6.


 ¿En dónde se originó la caída de Adán y Eva?
 ¿Por qué Dios le prohibió a Adán comer del fruto? De acuerdo al tema que estamos
estudiando qué lección quería Dios que Adán y Eva aprendieran.
 ¿En qué se parece la caída de Adán y Eva, con la rebelión de satanás?
 ¿De acuerdo al relato a quienes debía Eva obedecer?

2. La rebelión de Cam. Génesis 9:20-27.


 El pecado de Noé fue una oportunidad para demostrar quién era obediente y quién no.
Explique.
 ¿Cuál es el orden de Dios para la familia?
 ¿Cuáles fueron las consecuencias para Cam, al irrespetar a su papá?
 ¿Qué lección podemos aprender en esta historia?

3. Fuego extraño ofrecido por Nadab y Abiú. Levítico 10:1-2.


 ¿Por qué Nadab y Abiú fueron quemados?
 ¿En el servicio en el Tabernáculo quién era el jefe y quiénes los ayudantes?
 ¿Qué creen qué significa fuego extraño?
 ¿Cómo creen ustedes que debe ser hecho el trabajo para Dios?

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