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TEÓRICOS

Conferencia 20°: La vida sexual de los seres humanos


La libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión, en este caso sexual (en el
hambre sería pulsión de nutrición). Las primeras mociones de sexualidad del lactante aparecen apuntaladas en otras
funciones importantes para la vida. Chupetea, y así nos enteramos que ejecuta acciones cuyo único propósito es la
ganancia de placer. Primero vivencia ese placer a raíz de la recepción de alimento pero pronto aprende a separarlo de
esa condición. Sólo a la excitación de la zona de la boca y los labios podemos referir esa ganancia de placer, llamamos
zonas erógenas a estas partes del cuerpo y designamos como sexual el placer alcanzado mediante el chupeteo.
Dos caracteres decisivos de la sexualidad infantil: Aparece apuntalándose en la satisfacción de las
grandes necesidades básicas y se comporta de manera autoerótica (busca y encuentra sus objetos en el cuerpo
propio)

Conferencia 21°: Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales


Vínculo de las pulsiones sexuales parciales con el objeto. Algunos componentes de la pulsión tienen desde el
principio un objeto y lo retienen, otras más anudadas a zonas del cuerpo lo tienen sólo al comienzo, mientras se
apuntalan en funciones no sexuales. La función libidinal no aparece como algo acabado, sino que recorre una serie de
fases sucesivas. El punto de viraje de este desarrollo es la subordinación de todas las pulsiones parciales bajo el
primado de los genitales y el sometimiento de la sexualidad a la reproducción. Existencia de organizaciones
pregenitales: fase oral, fase sádico-anal.
En el acto del chupeteo se vuelven autónomos los componentes eróticos q se satisfacen al mamar, el
objeto se abandona y se satisface por un lugar del cuerpo propio (la pulsión oral se vuelve autoerótica).
El resto del desarrollo tiene dos metas: abandonar el autoerotismo y unificar los diferentes objetos de las
pulsiones singulares en un objeto único.
Llamamos a la madre el primer objeto de amor (primer objeto de los componentes sexuales de la pulsión
oral es el pecho materno). Hablamos de amor cuando traemos a primer plano el aspecto anímico de las aspiraciones
sexuales pero en la base del amor se encuentran los requerimientos pulsiones de carácter corporal.

Conferencia 22°: Algunas perspectivas sobre el desarrollo y la regresión


Juzgamos posible respecto de cada aspiración sexual separada q partes de ella queden retrasadas a estadios
anteriores del desarrollo, por más q otras puedan haber alcanzado la meta última. Una demora así de una aspiración
parcial en una etapa anterior debe llamarse fijación. Además, fácilmente las partes q ya se han avanzado se pueden
revertir, en un movimiento de retroceso a etapas anteriores q llamamos regresión.
Fijación y regresión no son independientes entre sí. Mientras más fuertes sean las fijaciones en la vía
evolutiva, tanto más la función esquivará las dificultades externas mediante una regresión hacia aquellas fijaciones. Esto
se opone a la movilidad de la líbido (indeterminada en cuanto a sus objetos y susceptible de cambiarlos)
Justificación de la separación entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales. En el hombre el punto de vista
filogenético está velado en parte por la circunstancia de q algo en el fondo heredado es vuelto a adquirir en el desarrollo
individual. Las pulsiones no se comportan de la misma manera hacia el apremio real.
Conflicto patógeno: Entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales.
 Las pulsiones de autoconservación son más fácilmente educables (aprenden temprano a plegarse al apremio de
la vida)
 Las sexuales no conocen ningún apremio del objeto, se apuntalan parasitariamente en otras funciones
corporales y se satisfacen autoeróticamente en el cuerpo propio.

Conferencia 23°: Los caminos de la formación de síntoma


Conflicto psíquico entre la sexualidad y el yo. Los síntomas son una formación de compromiso que
reconocilian ambas partes, y funcionan como una satisfacción sustitutiva. Por eso el síntoma es tan resistente, está
sostenido desde ambos lados. Una de las partes envueltas en el conflicto es la libido insatisfecha rechazada por la
realidad q tiene q buscar otros caminos para su satisfacción, deberá emprender el camino de la regresión y aspirar a
satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos q resignó antes. En el
camino de la regresión la libido es cautivada por la fijación q ella ha dejado tras sí en esos lugares de su
desarrollo.
Las representaciones sobre las cuales la libido transfiere su energía en calidad de investidura pertenecen al
sistema Icc y están sometidas a los procesos allí posibles. El síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento del
deseo libidinoso, Icc, desfigurado de manera múltiple.
La escapatoria de la libido bajo las condiciones del conflicto es posibilitada por la prexistencia de
fijaciones. La investidura regresiva de estas lleva a sortear la represión y a una descarga de la libido en la q deben
respetarse las condiciones del compromiso.
La libido halla las fijaciones q le hacen falta para quebrantar las represiones en las prácticas y vivencias
de la sexualidad infantil, en los afanes parciales abandonados y en los objetos resignados de la niñez, hacia los q
revierte la libido. La fijación libidinal del adulto se descompone en dos factores: la disposición heredada y la
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predisposición adquirida en la primera infancia. La constitución sexual forma con el vivenciar infantil otra “serie
complementaria”, en todo semejante a la q ya conocimos entre la predisposición y vivenciar accidental del adulto.

La investidura libidinal – y por tanto la importancia patógena – de las vivencias infantiles ha sido reforzada en
gran medida por la regresión de la libido.

Los síntomas son, ora la figuración de vivencias q realmente se tuvieron y a las q puede atribuirse una influencia
sobre la fijación de la libido, ora la figuración de fantasías del enfermo. Estas fantasías poseen realidad psíquica, por
oposición a una realidad material, y en el mundo de la neurosis la realidad psíquica es la decisiva. Estas fantasías
encuentran su fuente en las pulsiones, y el hecho de que en todos los casos tengan idéntico contenido, lleva a que se
consideren un patrimonio filogenético (“fantasías primordiales”). Los objetos y orientaciones de la líbido no se
resignan por completo, sino que son retenidos en las representaciones de las fantasías.
¿Cómo encuentra la libido el camino hacia los lugares de fijación? Todos los objetos y orientaciones de la libido
resignados no lo han sido todavía por completo. Ellos o sus retoños son retenidos aún con cierta identidad en las
representaciones de la fantasía. La libido no tiene más q volver a las fantasías para hallar desde ellas el camino a cada
fijación reprimida.

Cinco conferencias sobre psa - conferencia IV


Las mociones de deseo reprimidas de la infancia son las que prestan su poder al a formación del
síntoma, sin lo cual la reacción ante los traumas posteriores hubiese sido normal. Estas mociones se califican como
sexuales.
El niño tiene pulsiones sexuales desde el comienzo, y desde ahí a través de un significativo desarrollo rico en
etapas surge la llamada sexualidad normal del adulto. La pulsión sexual del niño admite una descomposición en muchos
elementos q provienen de diversas fuentes, es aún independiente de la función de reproducción y obedece a la
ganancia de diversas clases de sensación placentera, q reunimos bajo el título de placer sexual. La principal fuente del
placer sexual infantil es la apropiada excitación de ciertos lugares del cuerpo particularmente estimulables. En esta
primera fase de la vida sexual la satisfacción se halla en el cuerpo propio, autoerotismo, y se denominan zonas
erógenas a los lugares significativos para la ganancia de placer.
En la época de la pubertad las más veces queda plasmado el carácter sexual definitivo del individuo. Por
una parte las pulsiones singulares se subordinan al imperio de la zona genital, por cuya vía toda la vida sexual entra al
servicio de la reproducción, y la satisfacción de aquella conserva un valor sólo como preparadora y favorecedora del acto
sexual en sentido estricto. Por otra parte, la elección de objeto esfuerza hacia atrás el autoerotismo, de modo q ahora en
la vida amorosa todos los componentes de la pulsión sexual quieren satisfacerse en la persona amada.
Puede suceder q no todas las pulsiones parciales se sometan al imperio de la zona genital, si una de aquellas
pulsiones ha permanecido independiente se produce lo q llamamos una perversión, q puede sustituir la meta sexual
normal por la suya propia. Esta serie de perturbaciones corresponde a inhibiciones directas en el desarrollo de la función
sexual, comprende las perversiones y el no raro infantilismo general de la vida sexual.
El niño toma a ambos miembros de pareja parental, y sobretodo a uno de ellos, como objeto de sus deseos
eróticos. Por lo común obedece a una incitación de los padres mismos, el padre prefiere por regla general a la hija y la
madre al hijo; el niño reacciona a ello deseando, el hijo remplazar al padre y la hija, a la madre. Constituye el complejo
nuclear de toda neurosis. Es inevitable y enteramente normal q el niño convierta a sus progenitores en objetos de su
primera elección amorosa. Pero su libido no debe permanecer fijada a eso objetos sino tomarlos luego como unos meros
arquetipos y deslizarse hacia personas ajenas en la época de la elección definitiva de objeto.

Pulsiones y destinos de pulsión (1915)


Diferencias entre pulsión e instinto:
Estímulo Pulsión
Proviene del exterior Proviene del interior del cuerpo
Opera de un solo golpe Fuerza constante
Se le puede escapar por medio de una acción No es posible huír de ella
acorde al fin.

La pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un
representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una
medida de la exigencia de trabajo q es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal.
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Términos de la pulsión:
Esfuerzo (Drang)  factor motor, la suma de la fuerza o medida de exigencia de trabajo que ella representa. Es
una propiedad universal de las pulsiones, toda pulsión es un fragmento de actividad.
Meta (Ziel)  es en todos los casos la satisfacción (siempre parcial), q solo puede alcanzarse cancelando el
estado de estimulación en la fuente de la pulsión. Si bien la meta permanece invariable, los caminos q lleven a ella
pueden ser diversos. (Pulsiones de meta inhibida: avanzan un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, luego
experimentan una inhibición o una desviación)
Objeto (Objekt)  aquello en q o por lo cual la pulsión puede alcanzar su meta. Es lo más variable en la pulsión,
no está enlazado originariamente con la pulsión, sino que se lo coordina solo a consecuencia de su aptitud para
posibilitar la satisfacción. No necesariamente es un objeto ajeno, puede ser parte del cuerpo propio. Este objeto tiene
valor de condición para la pulsión, lleva a que la pulsión se sostenga el movimiento circular. Le hace falta el objeto para
satisfacerse, aunque no se satisface en él. Puede ocurrir q el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de
varias pulsiones. Un lazo particularmente íntimo de la pulsión con el objeto se acusa como fijación de aquella.
Fuente (Quelle)  proceso somático interior a un órgano o parte del cuerpo, cuyo estímulo es representado en
la vida anímica por la pulsión.

División de pulsiones yoicas o de autoconservación y las pulsiones sexuales. Esta división surge
del psa, q tomó como su primer objeto las psiconeurosis (neurosis de transferencia) y en ellas obtuvo la intelección de q
en la raíz de todas esas afecciones se hallaba un conflicto entre los reclamos de la sexualidad y los del yo.
Las pulsiones sexuales son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con
independencia unas de otras y sólo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a q aspira cada
una de ellas es el logro de placer de órgano, solo tras haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la
función de reproducción, en cuyo carácter se las conoce comúnmente como pulsiones sexuales. En su primera aparición
se apuntalan en las pulsiones de conservación, de las q sólo poco a poco se desasen.
La observación nos enseña a reconocer, como destinos de pulsión los siguientes: El trastorno hacia lo
contrario, la vuelta hacia la persona propia, la represión y la sublimación.
El trastorno hacia lo contrario: Vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad, y el trastorno en cuanto al
contenido. Ejemplos, sadismo-masoquismo y el placer de ver-exhibición. El trastorno sólo atañe a metas de la pulsión.
La vuelta hacia la persona propia, el masoquismo es sin duda un sadismo vuelto hacia el yo propio. Lo
esencial en este proceso es el cambio de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta.

La vida anímica está en general gobernada por tres polaridades, las oposiciones entre: Sujeto (yo) – Objeto
(mundo exterior), Placer – Displacer, Activo – Pasivo. Coincidencia de dos polaridades: Yo-sujeto (coincide) con
placer y mundo exterior (coincide) con displacer. Podemos destacar q los destinos de pulsión consisten, en lo esencial,
en q las mociones pulsionales son sometidas a las influencias de las tres grandes polaridades q gobiernan la vida
anímica. De estas tres polaridades, la q media entre actividad y pasividad puede definirse como la biológica, la q media
entre yo y mundo exterior como la real y, por último, la de placer-displacer como la económica.

La perturbación psicógena de la visión según el psa (1910)


Cambios en el modo de concebir la génesis de la ceguera histérica. El abordaje psa supondrá la perturbación
psicógena de la visión consiste en q ciertas representaciones anudadas a esta última permanecen divorciadas de la cc, q
esas representaciones han entrado en una oposición con otras y por eso cayeron en la represión.
Importancia de la oposición entre las pulsiones q sirven a la sexualidad, la ganancia de placer sexual, y
aquellas q tienen por meta la autoconservación, las pulsiones yoicas. El yo se siente amenazado por las exigencias
de las pulsiones sexuales y se defiende de ellas por medio de una represiones q no siempre alcanzan el éxito deseado
sino q tienen por consecuencia formaciones sustitutivas de lo reprimido y formaciones reactivas del yo.
En general, son los mismos órganos los q están al servicio de tanto las pulsiones yoicas como las
sexuales, los ojos no sólo perciben las alteraciones del mundo exterior sino también las propiedades de los objetos por
medio de los cuales estos son elevados a la condición de objetos de la elección amorosa.
Si la pulsión sexual parcial q se sirve del “ver” –el placer sexual del ver – se ha atraído, a causa de sus
hipertróficas exigencias, la contradefensa de las pulsiones yoicas, de suerte q las representaciones en q se expresa su
querer alcanzar cayeron bajo la represión y son apartadas del devenir cc, queda perturbado el vínculo del ojo y del ver
con el yo y con la cc en general.

SEMINARIOS
El creador literario y el fantaseo (1908)
El niño juega, crea su propio mundo, inserta las cosas en un nuevo orden q la agrada, emplea en él grandes
montos de afecto. Lo contrario del juego no es la seriedad, sino la realidad efectiva, q el niño distingue bien de su mundo
de juego, y tiende a apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y visibles del mundo real. Sólo
ese apuntalamiento distingue aún su “jugar” del “fantasear”. El poeta hace lo mismo q el niño q juega, crea un mundo de

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fantasía al q toma muy en serio, lo dota de grandes montos de afecto, al tiempo q lo separa tajantemente de la realidad
efectiva.
El adulto cuando deja de jugar, sólo resigna el apuntalamiento en objetos regales, en vez de jugar ahora
fantasea. Mientras q el niño no oculta a los adultos su juego, el adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de
los otros.
Es lícito decir q el dichoso no fantasea, sólo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas
pulsionales de las fantasías, y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la
insatisfactoria realidad. Los deseos pulsiones se dejan agrupar siguiendo dos orientaciones son deseos ambiciosos q
sirven a la exaltación de la personalidad, o son deseos eróticos (no queremos destacar la oposición entre ambas
orientaciones, sino más bien su frecuente reunión)
3 tiempos de la fantasía: El trabajo anímico se anuda a una impresión actual, a una ocasión del presente q fue
capaz de despertar los grandes deseos de la persona y desde ahí se remonta al recuerdo de una vivencia anterior,
infantil las más de las veces, en las q aquel deseo se cumplía, y entonces crea una situación referida al futuro en q van
impresas las huellas de su origen en la ocasión y en el recuerdo. Vale decir, pasado, presente y futuro son como las
cuentas de un collar engarzado por el deseo.
El hecho de q las fantasías proliferen y se vuelvan hiperpotentes crea las condiciones para la caída en una
neurosis o una psicosis; además, son los estadios previos más inmediatos de los síntomas patológicos.
Comparación del poeta con el “soñante a pleno día” y de su creación con el sueño diurno, narraciones q
siguen el arquetipo del sueño diurno interno. Héroe situado en el centro del interés, y para quien el poeta procura ganar
nuestra simpatía, se discierne a su Majestad el Yo, héroe de todos los sueños diurnos así como de todas las novelas.
El poeta atempera el carácter del sueño diurno egoísta mediante variaciones y encubrimientos, y nos soborna
por medio de una ganancia de placer puramente formal, estética. A esa ganancia de placer q se nos ofrece para
posibilitar con ella el desprendimiento de un placer mayor, proveniente de fuentes psíquicas situadas a mayor
profundidad la llamamos prima de incentivación o placer previo. A nivel de las fantasías como del crear poético
muchas situaciones penosas pueden convertirse en fuente de placer.

Sobre las teorías sexuales infantiles (1908)


Bajo la incitación de estos sentimientos e inquietudes el niño llega a un primer enigma: “¿de dónde vienen los
hijos?”, la pregunta misma, como todo investigar, es producto del apremio de la vida.
El niño puede buscar una respuesta por parte de sus padres, q para él significan una fuente de saber,
pero ese camino fracasa, recibe una respuesta evasiva o una reprimenda, a partir de este primer engaño y rechazo
alimentan desconfianza hacia los adultos.
Primera ocasión de conflicto psíquico, opiniones por las q sienten una predilección pulsional, pero no
son correctas para los grandes, entran en oposición con otras sustentadas por la autoridad de los grandes pero
q a ellos mismos no les resultan gratas. Desde este conflicto psíquico puede desenvolverse pronto una escisión
psíquica; una de las opiniones, la q conlleva el ser “bueno”, pero también la suspensión del reflexionar, deviene la
dominante cc; la otra, para la cual el trabajo de investigación ha aportado entretanto nuevas pruebas q no deben tener
vigencia, deviene sofocada, Icc. Queda de esta manera constituido el complejo nuclear de la neurosis.
Aunque estas teorías son grotescamente falsas, cada una de ellas contiene un fragmento de verdad, q se explica
por su proveniencia de los componentes de la pulsión sexual. Tales supuestos no han nacido del libre albedrío
psíquico ni de unas impresiones casuales, sino de las objetivas necesidades de la constitución psicosexual; por eso
podemos hablar de teorías sexuales típicas en los niños y hallamos las mismas opiniones en todos ellos.

Premisa universal del pene: Descuido de las diferencias entre los sexos, consiste en atribuir un pene a todos
los seres humanos, aun a las mujeres. El pene ya es en la infancia la zona erógena rectora, y es lógico q la alta estima
q goza se refleja en la incapacidad para representarse sin ese esencial ingrediente a una persona parecida al yo. Si el
varoncito llegara a ver los genitales de una hermanita, sus manifestaciones evidencian q sus prejuicio basta para
doblegar la percepción, no comprueba la falta de miembro sino q asume q “ella tiene, pero es chiquito, ya le va a crecer”.
El niño gobernado en lo principal por la excitación del pene ha solido procurarse placer, y sus padres lo han
pillado y aterrorizado con la amenaza de q le sería cortado. El efecto de esta “amenaza de castración” es, en su típico
nexo con la estima q se tiene por esta parte del cuerpo, superlativa y extraordinariamente profundo y duradero. En la
niña puede observarse q comparte la afirmación de su hermano, desarrolla gran interés por esa parte del cuerpo en el
varón, interés q pronto pasa a estar comandado por la envidia.
Cuando el niño parece estar en camino para postular la existencia de la vagina y atribuir al pene del padre la
penetración en la madre como acto por el cual se engendra al hijo en el vientre materno, la investigación se interrumpe,
pues la obstaculiza la teoría de q la madre posee pene como un varón y la existencia de la cavidad q acoge al pene
permanece ignorada para el niño.
Teoría de la cloaca: Si el hijo crece en el vientre de la madre y es sacado de ahí, eso ocurrirá por la única vía
posible, la abertura del intestino. Es preciso q el hijo sea evacuado como un excremento, una deposición.
Si años más tarde este problema es asunto de meditación solitaria o entre dos niños, se llegará a la idea de q el
hijo nace por el ombligo, teoría q se enuncia de manera expresa y luego se la recuerda de manera cc. Los niños han

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olvidado q en años anteriores creyeron en otra teoría del nacimiento q ahora tropieza con el obstáculo de la represión. En
aquella época la deposición de las heces era algo de lo q se podía hablar sin asco y no era ninguna degradación haber
venido al mundo de ese modo.
Concepción sádica del coito: Cuando son testigos del comercio sexual entre sus padres, acerca del cual tienen
una percepción incompleta. Ven en él algo q la parte más fuerte hace con la más débil y la comparan con una riña.

Referentes clínicos:
Pies (zapatos) abochornados: Paciente se ofende pq un joven le echó una mirada despectiva a sus zapatos. Ella creía
que el joven era hijo del médico, y lo subroga a su hermano. Sobreviene en ella el recuerdo de que a los cinco años solía
acompañar a su hermano al baño, dónde lo miraba orinar. Presa de la envidia, un día intentó imitarlo, y se mojó los
zapatos, lo que provocó la burla de su hermano. Esta experiencia comandó su posterior conducta: cuando algo no le
salía bien de primer momento, nunca lo hacía de nuevo
Pequeño Hans: Niño de 4 años, no ha recibido sofocación de sus padres durante su desarrollo. Muesta interés por la
parte de su cuerpo a la que denomina “hace-pipi”. Pregunta a su madre si ella tiene uno, a lo q ésta responde
afirmativamente. Al ver ordeñar una vaca, exclama “de su hace-pipi sale leche”. Categoriza “un perro tiene hace pipi, un
sillón no”. Ante la vista de su hermanita pequeña “su hace-pipi es pequeño, cuando crezca se agrandará”. No ha sido
amedrentado ni tiene cc de culpa, por lo que da a conocer sin recelo sus procesos de pensamiento.

Introducción del Narcisismo (1914)


Capítulo I:
Una colocación de la libido definible como narcisismo podría reclamar su sitio dentro del desarrollo
sexual regular. No sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de
autoconservación.
Resignación de vínculo con la realidad: introversión de la líbido.
 Neurosis de transferencia: No cancelan el vínculo erótico con los objetos y las cosas, sino q lo conservan en la
fantasía. Han sustituido los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con éstos,
por un lado, y por otro han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus fines
en esos objetos.
 Neurosis narcisistas (Esquizofrenia, parafrenias): delirio de grandeza, retiro de la líbido de las personas y
cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en la fantasía. Esa libido es conducida al yo, de ahí surge
el narcisismo. El delirio de grandeza es la amplificación de un estado ya existente, por lo q definimos el
narcisismo que nace por replegamiento de investiduras de objeto, como narcisismo secundario, q se edifica
sobre la base de otro primario, oscurecido por múltiples influencias.

Relación narcisismo/autoerotismo: no está presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable
al yo, sino que éste tiene que ser desarrollado. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales, por lo tanto algo
tiene q agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para q el narcisismo se constituya.
1ro  autoerotismo  estado primordial, siempre permanece un resto autoerótico que no se cede a los objetos.
2do narcisismo  se forma el yo gracias a una nueva acción psíquica.
3ro  elección del objeto
Separación entre líbido yoica y líbido del objeto  prolongación de un primer supuesto que dividió pulsiones
sexuales y pulsiones yoicas, reflejan la función doble del individuo. Individuo tiene una existencia doble, es fin para si
mismo y la vez eslabón en una cadena.

Primer dualismo pulsional: pulsiones de autoconservación - pulsiones sexuales /Segundo dualismo


pulsional: libido del yo - libido de objeto /Tercer dualismo pulsional: pulsión de vida - pulsión de muerte

Capítulo II:
Caminos de accesos al estudio de la distribución libidinal. Influencia de la enfermedad orgánica sobre la
distribución de la libido, el enfermo retira sobre su yo sus investiduras libidinales, libido e interés yoico tienen el
mismo destino, el notorio egoísmo del enfermo los recubre a ambos. A semejanza de la enfermedad, el estado del
dormir también implica un retiro narcisista de las posiciones libidinales sobre la propia persona, sobre el exclusivo deseo
de dormir. Por su parte, el hipocondríaco retira interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el
órgano q la atarea.
Otra vía de acceso al estudio del narcisismo es la vida amorosa del ser humano dentro de su variada
diferenciación en el hombre y en la mujer. Las primeras satisfacciones sexuales autoeróticas son vivenciadas a
remolque de funciones vitales q sirven a la autoconservación. Las pulsiones sexuales se apuntalan al principio
en la satisfacción de la pulsiones yoicas, y sólo más tarde se independizan de ellas; este apuntalamiento sigue
mostrándose en el hecho de q las personas encargadas de la nutrición, el cuidado y la protección del niño devienen los
primeros objetos sexuales: son, sobretodo, la madre o su sustituto. Junto a este tipo y a esta fuente de la elección de
objeto q puede llamarse el tipo de apuntalamiento (tipo anaclítico), la investigación analítica nos ha puesto en
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conocimiento de un segundo tipo: Ciertas personas, señaladamente aquellas cuyo desarrollo libidinal experimentó
una perturbación no eligen su posterior objeto de amor según el modelo de la madre, sino según su persona
propia, se buscan a sí mismos como objetos de amor, exhiben el tipo de elección de objeto narcisista.
Se ama
 Según el tipo narcisista: a lo q uno mismo es (a sí mismo), a lo que uno mismo fue, a lo que uno mismo quiere
ser y a la persona q fue una parte del sí mismo propio.
 Según el tipo de apuntalamiento: A la mujer nutricia y al hombre protector

Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, habremos de discernirla como renacimiento
y reproducción del narcisismo propio, a mucho abandonado. Prevalece una compulsión de atribuir al niño toda clase
de perfecciones y a encubrir y olvidar sus defectos. Pero también prevalece la proclividad a suspender frente al niño
todas esas conquistas culturales cuya aceptación hubo de arrancarse al propio narcisismo, y a renovar a propósito de él
la exigencia de prerrogativas a q se renuncio a hace mucho tiempo. El niño debe tener mejor suerte q sus padres, no
debe estar sometido a esas necesidades objetivas cuyo imperio en la vida hubo de reconocerse. Debe ser de nuevo el
centro y núcleo de la creación “His majesty the baby” como una vez nos creímos.

Capítulo III:
¿Qué se ha hecho de la libido yoica en el adulto? ¿Debemos supone q su monto íntegro se insumió en
investiduras de objeto? Tenemos sabido q mociones pulsionales libidinosas sucumben al destino de la represión
patógena cuando entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo. La represión parte del yo,
precisamente, del respeto del yo por sí mismo, las mismas impresiones y vivencias, los mismos impulsos y mociones de
deseo q un hombre tolera, son desaprobados por otro o ahogados antes de devenir cc. Uno ha erigido en el interior de
si un Ideal por el cual mide su yo actual, mientras q en el otro falta esa formación ideal. La formación de Ideal
sería, de parte del yo, la condición de la represión.
Y sobre ese yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El narcisismo
aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesión de todas las perfecciones
valiosas. Lo que él proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del narcisismo perdido de su infancia, en la
que él fue su propio ideal.
La formación de un ideal del yo se confunde a menudo con la sublimación de la pulsión, q alguien haya trocado
su narcisismo por la veneración de un elevado ideal del yo no implica q haga alcanzado la sublimación de sus pulsiones
libidinosas. La formación del ideal aumenta las exigencias del yo y es el más fuerte favorecedor de la represión.
La sublimación constituye aquella vía de escape q permite cumplir esa exigencia sin dar lugar a la represión.
Instancia psíquica cuyo cometido fuese velar por el aseguramiento de la satisfacción narcisista proveniente del
ideal del yo, y con ese propósito observase de manera contínua al yo actual midiéndolo con el Ideal: conciencia moral.
La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la
influencia crítica de los padres y después de la crítica de la sociedad.
El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una
intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del
yo impuesto desde fuera, la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de este ideal. Simultáneamente, el yo ha
emitido las investiduras libidinosas de objeto. El yo se empobrece en favor de estas investiduras así como del Ideal
del yo, y vuelve a enriquecerse por las satisfacciones de objeto y por cumplimiento del ideal.
Una parte del sentimiento de sí es primaria, residuo del narcisismo infantil, otra parte brota de la omnipotencia
corroborada por la experiencia (el cumplimiento del ideal del yo) y una tercera, de la satisfacción de la libido de objeto

El yo y el ello (p. 33): Génesis del ideal del yo: identificación primera, y de mayor valencia del individuo, la
identificación con el padre de la prehistoria personal. Es una identificación directa e inmediata no mediada y más
temprana q cualquier investidura de objeto.
El niño en época tempranísima desarrolla una investidura de objeto hacia la madre y muestra el ejemplo
arquetípico de una elección de objeto según el tipo de apuntalamiento anaclítico; del padre, el varoncito se
apodera por identificación. Ambos vínculos marchan un tiempo uno junto al otro, hasta q por el refuerzo de los deseos
sexuales hacia la madre, y por la percepción de q el padre es un obstáculo para estos deseos, nace el complejo de
Edipo. La identificación con el padre cobra ahora una tonalidad hostil. La identificación es ambivalente, puede
darse vuelta hacia la expresión de ternura o hacia el deseo de eliminación. Se comporta como un retoño de la primera
fase oral, en la que el objeto anhelado se incorpora por devoración y asi se aniquila como tal.
Ps de las masas y análisis del yo, capítulo VII- La identificación: El psa conoce la identificación como la
más temprana exteorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un valor en la prehistoria del
complejo de Edipo. El varoncito manifiesta un particular interés hacia su padre, querría crecer y ser como él, lo toma
como su ideal. Contemporáneamente, emprende una investidura de objeto de la madre según el tipo de apuntalamiento
anaclítico. Muestra entonces dos lazos psicológicamente diversos: uno con la madre, una directa investidura
sexual de objeto; con el padre, una identificación q lo toma por modelo.

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La identificación es la forma primera, y la más originaria, del lazo afectivo; bajo las constelaciones de la
formación de síntoma, vale decir, de la represión y el predominio de los mecanismos del Icc, sucede a menudo q la
elección de objeto vuelva a la identificación, o sea, q el yo tome sobre si las propiedades del objeto. Identificación 
elección de objeto.

26° conferencia: La teoría de la libido y el narcisismo


Separación de pulsiones en sexuales y yoicas. La represión mostró q ambas pueden entrar en oposición
recíproca y entonces las pulsiones sexuales son formalmente sometidas y obligadas a procurarse satisfacción
por rodeos regresivos. Desde el comienzo las dos mantienen diversa relación con el apremio de manera q no recorren
el mismo camino de desarrollo ni entran en idéntico vínculo con el ppio de realidad. Las sexuales se enlazan con la
angustia mucho más fácilmente q las yoicas.
A las investiduras energéticas q el yo dirigía a los objetos de sus aspiraciones sexuales las llamamos
“libido”, a todas las otras, q son enviadas por las pulsiones de autoconservación, las llamamos “interés”.
De la historia del desarrollo de la libido de objeto, tendríamos q recordar q muchas pulsiones sexuales se
satisfacen al comienzo en el cuerpo propio (de manera autoerótica) y q esta capacidad para el autoerotismo es la basa q
permite el retraso de la sexualidad en el proceso de educarse en el principio de realidad. El autoerotismo era la
práctica sexual del estadio narcisista de colocación de la libido.
Metáfora de la ameba: Comparamos la emisión de prolongaciones con el envío de libido a los objetos
mientras la masa principal de la libido puede permanecer en el interior del yo, y suponemos q en condiciones
normales la libido yoica se traspone sin impedimento en libido de objeto, y esta puede recogerse de nuevo en el
interior del yo.
¿Cómo distinguir entre narcisismo y egoísmo? El narcisismo es el complemento libidinal del egoísmo.
Cuando se habla de egoísmo se tiene en vista la utilidad para el individuo, en el caso del narcisismo se tiene en cuenta
también su satisfacción libidinal.
El supuesto de q la libido de objeto puede transponerse en libido yoica y q por tanto es preciso tener en
cuenta una libido yoica se nos presento como el único q puede solucionar el enigma de las llamadas neurosis
narcisistas, y dar razón de las semejanzas y diferencias con la histeria y las obsesiones. Si bien el recogimiento de
la libido de objeto en el interior del yo no es directamente patógeno (se emprende cada vez q dormimos) parece q la
acumulación de la libido narcisista no se tolera más allá de cierta medida. La libido, convertida en narcisista, no puede
entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, y es este obstáculo a su movilidad el que pasa a ser patógeno.
Las neurosis narcisistas son apenas abordables con la técnica que nos ha servido en el caso de las neurosis de
transferencia. En las neurosis narcisistas la resistencia es insuperable.

Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis (1906)


En una primera concepción los síntomas histéricos eran efectos persistentes de traumas psíquicos, particulares
condiciones impidieron la elaboración cc de las masas de afecto q les correspondían, y por eso ellas se facilitaron una
vía anormal en la inervación corporal. Parecía establecida fuera de toda duda la incomparable importancia de las
vivencias sexuales para la etiología de las psiconeurosis.
Esta tesis no es incorrecta pero debe ser corregida. Se sobrestimó el número desproporcionadamente grande de
casos en q la seducción por adultos u otros niños mayores desempeñaba el papel principal en la historia infantil. Freud
no sabía distinguir con certeza entre los espejismos mnémicos de los histéricos acerca de su infancia y las
huellas de los hechos reales; pero luego pudo resolver muchas fantasías de seducción considerándolas como
unos intentos por defenderse del recuerdo de la propia práctica sexual (masturbación infantil).
Al obtenerse este esclarecimiento cayó por tierra la insistencia en el elemento traumático, quedó la siguiente
intelección: La práctica sexual infantil (sea espontánea o provocada) marca la dirección q seguirá la vida sexual
tras la madurez. Esto altera la concepción del mecanismo de los síntomas histéricos, ya no aparecían más como
retoños directos de los recuerdos reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino q entre los síntomas y las
impresiones infantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de los enfermos, casi siempre
producidas en la pubertad. Estas se constituían por un lado a partir de los recuerdos infantiles, rebasándolos, y por el
otro se trasponían directamente en los síntomas.
Tras esta enmienda los “traumas sexuales infantiles” fueron sustituidos en cierto sentido por el
“infantilismo de la sexualidad”. Al caer por tierra la supuesta frecuencia de la seducción en la niñez corrió la misma
suerte la insistencia en los influjos accidentales q afectaban la sexualidad. La “constitución sexual” remplazó a la posición
neuropática general. También, se supo q no importaban las excitaciones sexuales q un individuo hubiera experimentado
en su infancia, sino, sobre todo, su reacción frente a estas vivencias: si había respondido o no con la “represión” a esas
impresiones.
Hubo dos puntos de vista no desmentidos ni abandonados: la importancia atribuida a la sexualidad y al
infantilismo. En otros aspectos, en lugar de los influjos accidentales se postuló factores constitucionales, y la “defensa”
entendida en términos puramente psicológicos fue remplazada por la “represión sexual” orgánica.
Los síntomas figuran la práctica sexual de los enfermos: Son figuraciones convertidas de fantasías que
tienen por contenido una situación sexual. La pulsión sexual reprimida se satisface en los síntomas.
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Tres ensayos de teoría sexual (1905)
Primer Ensayo: Las aberraciones sexuales
4- La pulsión sexual en los neuróticos
EL PSA, RESULTADOS LOGRADOS POR EL PSA. Las psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de
carácter sexual. No pq la energía de la pulsión sexual preste una mera contribución a las fuerzas q sustentan los
síntomas, sino q esa participación es la única fuente energética constante de las neurosis, y q la vida sexual de las
personas afectadas se exterioriza de manera exclusiva, o predominante, o sólo parcial, en esos síntomas. Los síntomas
son la práctica sexual de los enfermos.
El psa elimina los síntomas de los histéricos bajo la premisa de q son el sustituto de una serie de
procesos anímicos investidos de afecto, deseos y aspiraciones, a los q en virtud de un particular proceso
psíquico (la represión) se les ha denegado el acceso a su tramitación en una actividad psíquica susceptible de
cc. Los síntomas son un sustituto de aspiraciones q toman su fuerza de la fuente de la pulsión sexual. Entre el esforzar
de la pulsión y la acción contrarrestante de la desautorización sexual se sitúa el recurso de la enfermedad; esta no da
una solución al conflicto sino q es un intento de escapar a él mudando las aspiraciones libidinosas en síntomas.
NEUROSIS Y PERVERSIÓN. Los síntomas en modo alguno nacen únicamente a expensas de la pulsión sexual
llamada normal, sino q constituyen la expresión convertida de pulsiones q se designarían perversas si pudieran
exteriorizarse directamente. Los síntomas se forman en parte a expensas de una sexualidad anormal, la neurosis
es, por así decirlo, el negativo de la perversión.

5- Pulsiones parciales y zonas erógenas


Las pulsiones parciales no son algo primario sino q admiten una ulterior descomposición. Por pulsión podemos
entender al comienzo nada más q la agencia representante psíquica de una fuente de estímulos intrasomática en
continuo fluir, ello a diferencia del “estimulo” q es producido por excitaciones singulares provenientes de fuera.
Así, pulsión es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo corporal.
La hipótesis más simple acerca de la naturaleza de las pulsiones sería q en sí no poseen cualidad alguna,
sino q han de considerarse sólo como una medida de exigencia de trabajo para la vida anímica. Lo q distingue a
las pulsiones unas de otras y las dota de propiedades específicas es su relación con sus fuentes somáticas y
con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata
consiste en cancelar ese estímulo de órgano.

Segundo Ensayo: La sexualidad infantil


Un estudio a fondo de las manifestaciones sexuales de la infancia nos revelaría probablemente los rasgos
esenciales de la pulsión sexual, dejaría traslucir su desarrollo y mostraría q está compuesta por diversas fuentes.
AMNESIA INFANTIL Tenemos suponer q las impresiones q hemos olvidado dejaron, no obstante, las más
profundas huellas en nuestra vida anímica y pasaron a ser determinantes para todo nuestro desarrollo posterior.
No puede tratarse de una desaparición real de las impresiones infantiles, sino de una amnesia semejante a la q
observamos en los neuróticos respecto de vivencias posteriores y cuya esencia consiste en un mero apartamiento de la
cc (represión).
Sin amnesia infantil podríamos decir, no habría amnesia histérica. La amnesia infantil convierte la infancia de
cada individuo en un tiempo anterior; por así decirlo, prehistórico, y le oculta los comienzos de su propia vida
sexual, es la culpable de q no se haya otorgado valor al período infantil en el desarrollo de la vida sexual.

1- El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas


Parece seguro q el neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales q siguen desarrollándose durante
cierto lapso, pero después sufren una progresiva sofocación.
LAS INHIBICIONES SEXUALES. Durante este periodo de latencia total o meramente parcial se edifican los
poderes anímicos q más tarde se presentarán como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostarán
su curso a la manera de unos diques (el asco, la vergüenza, los reclamos ideales en lo estético y en lo moral).
Este desarrollo es de condicionamiento orgánico, fijado hereditariamente, y llegado el caso puede producirse sin ninguna
ayuda de la educación.
FORMACIÓN REACTIVA Y SUBLIMACIÓN. ¿Con q medios se ejecutan estas construcciones tan importantes p la
cultura personal y la normalidad posteriores del individuo? Probablemente a expensas de las mociones sexuales
infantiles mismas, cuyo aflujo no ha cesado ni siquiera en este periodo de latencia, pero cuya energía es desviada del
uso sexual y aplicada a otros fines. Mediante la desviación de las fuerzas pulsionales sexuales de sus metas, y su
orientación a metas nuevas (sublimación) se adquieren poderosos componentes para todos los logros
culturales.
Las mociones sexuales de estos años serían por una parte inaplicables, pues las funciones de la reproducción
están diferidas, por otra parte serían en si perversas, partirían de zonas erógenas y se sustentarían en pulsiones q dada
la dirección del desarrollo del individuo sólo provocarían sensaciones de displacer. Por eso suscitan fuerzas anímicas
contrarias (mociones reactivas) q construyen, para la eficaz sofocación de ese displacer, los mencionados
diques psíquicos: asco, vergüenza y moral.
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RUPTURAS DEL PERÍODO DE LATENCIA. De tiempo en tiempo irrumpe un bloque de exteorización sexual q se ha
sustraído a la sublimación, o cierta práctica sexual se conserva durante todo el período de latencia hasta el estallido
reforzado de la pulsión sexual en la pubertad.

2- Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil.


EL CHUPETEO. Consiste en un acto de succión con la boca, repetido rítmicamente, q no tiene por fin la
nutrición. Una parte de los propios labios, la lengua, un lugar de la piel q esté al alcance son tomados como
objeto sobre el cual se ejecuta la acción de mamar. Se debe considerar el chupeteo como una exteriorización sexual,
y estudiar justamente en él los rasgos esenciales de la práctica sexual infantil.
AUTOEROTISMO. La pulsión no está dirigida a otra persona; se satisface en el cuerpo propio, es
autoerótica. La acción del niño chupeteador se rige por la búsqueda de un placer ya vivenciado, ahora
recordado. Su primera actividad, la más importante para su vida, fue mamar del pecho materno (o sus subrogados), no
pudo menos q familiarizarlo con ese placer. Diríamos q los labios del niño se comportaron como una zona erógena y la
estimulación por el flujo de leche fue la causa de la sensación placentera. El quehacer sexual se apuntala primero en
una de las funciones q sirven a la conservación de la vida, y sólo más tarde se independiza de ella.
Tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil: Nace apuntalándose en una de las
funciones corporales importantes para la vida, todavía no conoce un objeto sexual, pues es autoerótica, y su
meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena.

3- La meta sexual infantil


CARACTERES DE LAS ZONAS ERÓGENAS. Es un sector de piel o de mucosa en el q estimulaciones de cierta
clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad. La propiedad erógena puede adherirse
prominentemente a ciertas partes del cuerpo. Existen zonas erógenas predestinadas, como lo muestra el chupeteo, pero
cualquier otro sector de piel o de mucosa puede prestar los servicios de una zona erógena. Para la producción de
una sensación placentera, la cualidad del estímulo es más importante q la complexión de las partes del cuerpo.
META SEXUAL INFANTIL. La meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante
la estimulación apropiada de la zona erógena q, de un modo u otro, se ha escogido.
La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por un peculiar sentimiento de tensión, q posee más bien el
carácter de displacer, y una sensación de estímulo o de picazón condicionadamente centralmente y proyectada a la
zona erógena periférica. La meta sexual puede formularse también así: Procuraría sustituir la sensación de
estimulo proyectada sobre la zona erógena, por aquel estímulo externo q la cancela al provocar la sensación de
satisfacción.

4- Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias


ACTIVACIÓN DE LA ZONA ANAL. Es una zona apta por su posición para proporcionar un apuntalamiento de la
sexualidad en otras funciones corporales. El contenido de los intestinos es tratado por el niño como una parte de su
propio cuerpo, representa el primer regalo por medio del cual puede expresar su obediencia hacia el medio circundante
exteriorizándolo, y su desafío, rehusándolo.
ACTIVACION DE LAS ZONAS GENITALES. Las activaciones de esta zona erógena q corresponden a las partes
sexuales reales, son sin duda el comienzo de la posterior vida sexual “normal”.
Es preciso distinguir 3 fases en la masturbación infantil. La primera corresponde al período de latencia, la
segunda al breve florecimiento de la práctica sexual hacia el cuarto año de vida, y sólo la tercera responde al onanismo
de la pubertad, el único q suele tenerse en cuenta.
LA SEGUNDA FASE DE LA MASTURBACIÓN INFANTIL. El onanismo del lactante parece desaparecer tras breve
lapso, no obstante, su prosecución ininterrumpida hasta la pubertad puede constituir ya la primera gran desviación
respecto del desarrollo a q se aspira para el ser humano en la cultura. Después del periodo de latencia, en algún
momento de la niñez por lo común antes del cuarto año, la pulsión sexual suele despertar de nuevo en esta zona genital
y durar un lapso, hasta q una nueva sofocación la detiene, o proseguir sin interrupción. Todos los detalles de esta
segunda activación sexual infantil dejan tras sí las más profundas (Icc) huellas en la memoria de la persona, determinan
el desarrollo del carácter si permanece sana y la sintomatología de la neurosis si enferma después de la pubertad.
RETORNO DE LA MASTURBACIÓN DE LA LACTANCIA. La excitación sexual del periodo de lactancia retorna en los
años de la niñez indicados. Causas internas y ocasiones externas son decisivas para la reaparición de la actividad
sexual. Resulta evidente q no se requiere de la seducción para despertar la vida sexual del niño, y q ese despertar puede
producirse también en forma espontánea a partir de causas internas.
DISPOSICIÓN PERVERSA POLIMORFA. Bajo la influencia de la seducción el niño pueda convertirse en un
perverso polimorfo, siendo descaminado a practicar todas las trasgresiones posibles. Esto demuestra q en su
disposición trae consigo aptitud para ello; tales trasgresiones tropiezan con escasas resistencias pq, según la
edad del niño, todavía no se han erigido o están en formación los diques anímicos contra los excesos sexuales:
vergüenza, asco y moral.

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PULSIONES PARCIALES. Tenemos q admitir q también la vida sexual infantil, a pesar del imperio q ejercen las
zonas erógenas, muestran componentes q desde el comienzo envuelven a otras personas en calidad de objetos
sexuales. De esa índole son las pulsiones del placer de ver y de exhibir, y de la de crueldad.
Con independencia aun mayor respecto de las otras prácticas sexuales ligadas a las zonas erógenas, se
desarrollan en el niño los componentes crueles de la pulsión sexual. La crueldad es cosa enteramente natural en el
carácter infantil, la inhibición en virtud de la cual la pulsión de apoderamiento se detiene ante el dolor del otro, la
capacidad de compadecerse, se desarrollan relativamente tarde. Gobierna una fase de la vida sexual, q
describiremos como organización pregenital.

5- La investigación sexual infantil


LA PULSIÓN DE SABER. A la par q la vida sexual del niño alcanza su primer florecimiento, entre los 3 y los 5
años, se inicia en él también aquella actividad q se inscribe a la pulsión de saber o investigar. Su acción corresponde, por
una parte, a una manera sublimada de apoderamiento y, por la otra, trabaja con la energía de la pulsión de ver.
EL ENIGMA DE LA ESFINGE. No son intereses teóricos sino prácticos los q ponen en marcha la actividad
investigadora del niño. El primer problema q lo ocupa no es la diferencia de los sexos sino el enigma “¿de dónde vienen
los niños? En cuanto al hecho de los dos sexos, al comienzo el niño no se revuelve contra él ni opone reparo alguno.
Para el varoncito es natural suponer q todas las personas poseen un genital como el suyo.
COMPLEJO DE CASTRACIÓN Y ENVIDIA DEL PENE. El varoncito se aferra con energía a esta convicción, la
defiende obstinadamente frente a la contradicción q muy pronto la realidad le opone y la abandona solo tras serias luchas
interiores (complejo de castración). En cuanto a la niña, es presa de la envidia del pene. Otras teorías son las del
nacimiento y la concepción sádica del comercio sexual.
EL TÍPICO FRACASO DE LA INVESTIGACIÓN SEXUAL INFANTIL. Las teorías son reflejos de la propia constitución
sexual del niño y, pese a sus grotescos errores, dan pruebas de una gran comprensión sobre los procesos sexuales.
Pero como la investigación sexual infantil ignora dos elementos, el papel del semen fecundante y la existencia de
la abertura sexual femenina, los esfuerzos del pequeño investigador son infructuosos y terminan en una
renuncia q no rara vez deja como secuela un deterioro permanente de la pulsión de saber.

6- Fases del desarrollo de la organización sexual


El punto de llegada del desarrollo lo constituye la vida sexual del adulto llamada normal; en ella, la consecución
de placer se ha puesto al servicio de la función de reproducción, y las pulsiones parciales bajo el primado de una única
zona erógena, han formado una organización sólida para el logro de la meta sexual en un objeto ajeno.
ORGANIZACIONES PREGENITALES. Llamaremos pregenitales a las organizaciones de la vida sexual en q las
zonas genitales todavía no han alcanzado su papel hegemónico. Una primera organización sexual pregenital es
la oral o canibálica. La meta sexual consiste en la incorporación del objeto. Una segunda fase pregenital es la
sádico anal, aquí ya se ha desplegado la división de opuestos activo-pasivo. La actividad es producida por la
pulsión de apoderamiento a través de la musculatura del cuerpo. En esta fase ya son pesquisables la polaridad
sexual y el objeto ajeno.
AMBIVALENCIA. Los pares de opuestos pulsionales están plasmados en un grado aproximadamente igual,
designado ambivalencia. Para completa el cuadro de la vida sexual infantil es preciso agregar q a menudo, o
regularmente, ya en la niñez se consuma una elección de objeto como la q ya hemos supuesto característica de la fase
de desarrollo de la pubertad. El conjunto de afanes sexuales se dirigen a una persona única, y en ella quieren alcanzar
su meta. La unificación de las pulsiones parciales y su subordinación al primado de los genitales no son
establecidas en la infancia. La instauración de esa primado al servicio de la reproducción es la última fase por la q
atraviesa la organización sexual (una tercera fase sería el estado de organización fálico, donde no se conoce más q los
genitales masculinos, por lo q se diferencia de la organización definitiva)
LOS DOS TIEMPOS DE LA ELECCIÓN DE OBJETO. La elección de objeto se realiza en dos oleadas. La primera
se inicia entre los 2 y los 5, y el periodo de latencia la detiene o hace retroceder, se caracteriza por la naturaleza
infantil de sus metas sexuales. La segunda sobreviene con la pubertad y determina la conformación definitiva de
la vida sexual.

Tercer Ensayo: La metamorfosis de la pubertad


5- El hallazgo de objeto
Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, desde el lado psíquico
se consuma el hallazgo de objeto, preparado desde la infancia. Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba
conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del propio cuerpo: el pecho materno. Lo perdió solo
mas tarde, quizá justo en la época en q el niño no pudo formarse la representación global de la persona a quien
pertenecía el órgano q le dispensaba satisfacción. Después la pulsión sexual pasa a ser regularmente autoerótica y solo
luego de superado el período de latencia se restablece la relación originaria. No sin buen fundamento el hecho de mamar
el niño del pecho de la madre se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor. El hallazgo (encuentro) de objeto es
propiamente un rencuentro. (El psa enseña q existen 2 caminos para el hallazgo de objeto, en primer lugar el q se

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realiza por apuntalamiento en los modelos de la temprana infancia y en segundo, el narcisista, q busca al yo propio y lo
rencuentra en otros)
OBJETO SEXUAL DEL PERÍODO DE LACTANCIA. El trato del niño con la persona q lo cuida es una fuente
continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas y tanto más pq esa persona
dirige sobre el niño sentimientos q brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como
sustituto de un objeto sexual de pleno derecho. Pero ya sabemos q la pulsión sexual no es despertada solo por
excitación de la zona genital, lo q llamamos ternura infaliblemente ejercerá su efecto un día también sobre las
zonas genitales.
ANGUSTIA INFANTIL. La angustia de los niños no es originariamente nada más q la expresión de su añoranza de
la persona amada; por eso responden a todo extraño con angustia. En esto el niño se porta como el adulto, tan pronto
como no puede satisfacer su libido la muda en angustia.
LA BARRERA DEL INCESTO. En virtud del diferimiento de la maduración sexual, se ha ganado tiempo para erigir,
junto a otras inhibiciones sexuales, la barrera del incesto, y para implantar en él los preceptos morales q excluyen
expresamente de la elección de objeto a las personas amadas de la niñez. El respeto de esta barrera es sobretodo una
exigencia cultural de la sociedad.
Pero la elección de objeto se consuma primero en la representación y es difícil q la vida sexual del joven q
madura pueda desplegarse en otro espacio de juego q el de las fantasías, o sea en representaciones no destinadas a
ejecutarse. A raíz de estas fantasías vuelven a emerger en todos los hombres las inclinaciones infantiles, solo q ahora
con un refuerzo somático. Y entre estas, en primer lugar y con la frecuencia de una ley, la moción sexual del niño hacia
sus progenitores, casi siempre ya diferenciada por la atracción del sexo opuesto: la del varón hacia su madre y la de la
niña al padre. El amor sexual a los padres, no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimentan de las mismas
fuentes, vale decir, el primero corresponde solamente a una fijación infantil de la libido.

Dora:
Ataques de tos nerviosa y afonía total. Los tratamientos médicos no habían funcionado. ¿Son los síntomas
de la histeria de origen psíquico o somático? Hasta donde yo alcanzo a verlo, todo síntoma histérico requiere de la
contribución de las dos partes. No puede producirse sin cierta solicitación somática brindada por un proceso normal
o patológico en el interior de un órgano del cuerpo, o relativo a ese órgano. Pero no se produce más que una sola vez –y
está en el carácter del síntoma histérico la capacidad de repetirse- si no posee un significado psíquico, un sentido. El
síntoma histérico no trae consigo ese sentido, sino que le es prestado, es soltado con él, por así decir, y en cada
caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse.
Dora tenía en vista un fin que esperaba alcanzar mediante su enfermedad: hacer que el padre se alejara de la
sra K, con la que suponía mantenía una relación. Quizás esperaba alcanzarlo causando espantando al padre o
despertando su compasión. Yo estaba plenamente convencido de que habría sanado enseguida si el padre le hubiera
declarado que sacrificaba a la señora K. en bien de su salud.
Como las acusaciones contra el padre se repetían con monotonía, y al hacerlas ella tosía continuamente, tuve
que pensar que ese síntoma podía tener un significado referido al padre. Por lo menos uno de los significados de un
síntoma corresponde a la figuración de una fantasía sexual.
Muy pronto se presentó la oportunidad de atribuir a la tos nerviosa una interpretación de esa clase, por una
situación sexual fantaseada. Cuando insistió otra vez en que la señora K. sólo amaba al papá porque era “un hombre
de recursos” yo noté que tras esa frase se ocultaba su contraria; el padre era “un hombre sin recursos”, osea, que el
padre no tenía recursos como hombre, que era impotente. Le expuse a contradicción en que caía cuando, por un lado,
insistía en que la relación con la señora K. era un vulgar asunto amoroso y, por el otro, aseveraba que el padre era
impotente. Su respuesta fue que ella bien sabía que hay más de una manera de satisfacción sexual. Cuando le
pregunté si se refería al uso de otros órganos que los genitales para el comercio sexual, me dijo que sí; y yo pude
proseguir: sin duda pensaba justamente en aquellas partes del cuerpo que en ella se encontraban en estado de
irritación (boca y garganta) Con su tos espasmódica, que, como es común, respondía al estímulo de un
cosquilleo en su garganta, ella se representaba una situación de satisfacción sexual entre las dos personas cuyo
vínculo amoroso la ocupaba tan de continuo.

Las menos chocantes entre las llamadas perversiones sexuales gozan de la más amplia difusión en nuestra
población. No es asombroso, pues, que nuestra histérica de diecinueve años tuviera conocimiento de la existencia de
esa clase de comercio sexual (la succión del miembro viril), hubiera desarrollado una fantasía inconciente de esa índole y
la expresara a través de la sensación de estímulo en la garganta y tos. Un hecho notable proporcionaba en ella la
precondición somática para la creación autónoma de una fantasía que coincide, por otra parte, con el obrar de
los perversos. Recordaba muy bien que en su infancia había sido una “chupeteadora”; el padre se acordaba de
haberle quitado esa costumbre, mantenida por ella hasta su cuarto o quinto año de vida.

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