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Un referendo impertinente

Carlos Gaviria

Para Carlos Gaviria la adopción homoparental no debería ser una votación del
referendo, ya que manifiesta que las parejas homosexuales son minoría mundial,
esto generaría disputa ya que el mayor porcentaje de la población son religiosos,
debido a sus creencias no están de acuerdo con que dos parejas homosexuales
tengan ese derecho a adoptar.
Así como en nuestro país una persona religiosa puede manifestar su fe, un hombre
y una mujer pueden tener el derecho de adoptar, tienen derechos a ser ellos mismos
ya que la ley los protege, así mismo una persona homosexual puede hacerlo a su
criterio, en pocas palabras, para Carlos Gaviria la adopción homoparental es un
derecho, no es un tema de democracia.
Se cuestiona acerca de los descabellado que sería convocar al pueblo a que
mediante un referendo se hiciera una votación en la cual se preguntara si el universo
fue creado según la ciencia ficción fantasiosa (Big Bang) o la religión con los 6 días
de la creación divina, ya que la mayoría son religiosos y la minoría apoyan el Big
Bang, ya saben quién ganara, lo mismo pasa con la adopción homoparental ya que
la mayoría son creyentes de una figura divina no aceptarían algo tan “PROFANO”,
por lo cual no podrían defenderse, por todo esto, adoptar debería ser un derecho,
no un referendo democrático.
Pero, desde luego, la ambigüedad diluye, en apariencia, las verdaderas razones
subyacentes a la iniciativa: para la senadora morales (hay que asumirlo así por las
creencias que defiende) es pecaminosa y “contra natura” la unión conyugal de dos
del mismo sexo, y ni que decir de que tenga la temeridad de tratar como hijos a
quienes no engendraron ni concibieron.
¿Tiene una persona, en una sociedad pluralista, regida por un estado laico, el
derecho a organizar su vida y su comportamiento en armonía con sus creencias?
La respuesta es sí, pero, pueden convocar a todos los ciudadanos a participar en
una reforma democrática ya que probablemente comparten las mismas creencias
derivadas de una fe común, respetables, pero, injustificables y empíricamente, a
que se interponga obligaciones y restricciones en su manera de vivir a quienes
profesan otras creencias, o solo tienen convicción a renunciar a su integridad y
desarticulen su pensamiento de dirección, que vivan una vida inauténtica, solo
porque así lo dispuso la regla mayoritaria.
He tenido un alto concepto de viviana morales como jurista y académica, pero esas
cualidades nada tienen que ver con sus iniciativas de creyente contribuyente.
La democracia es la promesa de convivencia grata entre sujetos autónomos que a
nadie dañan, aunque si pueden molestar conciencias fanáticas que defienden sus
prejuicios con argumentos de razón privada como si fueran del interés común.

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