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El error se paga: Se multa a un banco que

informó a una clienta como deudora del


sistema financiero sin que fuera cierto
Partes: Banco Itaú Argentina S.A. c/ DNCI s/

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal

Sala/Juzgado: II

Fecha: 4-dic-2018

Cita: MJ-JU-M-116187-AR | MJJ116187 | MJJ116187

Procede la multa al banco que informó a una clienta como deudora del sistema financiero
sin que fuera cierto.

Sumario:

1.-Corresponde confirmar la sanción impuesta al banco actor toda vez que la conducta
desplegada por la encartada, -que informó a la reclamante como como deudora del sistema
financiero-, desnaturalizó las obligaciones a su cargo, en cuanto no respetó los términos del
servicio y tuvo un accionar negligente al no verificar el auténtico estado de ‘deudor’ de su
cliente, previo a informar tal circunstancia al sistema financiero, especialmente teniendo en
cuenta las implicancias y derivaciones que ello tiene.

2.-Se juzga que la sanción de multa impuesta a la entidad actora debe ser confirmada pues
constituye infracción al art. 19 de la LDC. el hecho de haber informado a la reclamante
como deudora cuando no lo era; máxime, teniendo en consideración que la denunciante
había realizado los reclamos pertinentes a fin de hacerle saber a la entidad bancaria que se
le habían imputado gastos ajenos, y no obstante haber pagado oportunamente el total de los
resúmenes de la tarjeta de crédito, -relativo a gastos que había desconocido-, fue incluida
como deudora en el VERAZ.

3.-La sola realización de una oferta en la etapa conciliatoria no modifica los hechos ni el
accionar de la sumariada que derivó en una infracción a la LDC y menos aún alcanza para
tener por cumplida la obligación contractual a cargo de la entidad financiera; más aun
siendo que la encartada no ha controvertido las circunstancias fácticas descriptas por la
denunciante, lo que importó un reconocimiento de los hechos relativos al incumplimiento
del contrato.

4.-No es hábil para eximir de responsabilidad a la infractora la falta de obrar malicioso de


su parte, así como la alegada insignificancia de afectación al bien jurídico, pues las
infracciones al régimen de la Ley 24.240 son de aquellas denominadas ‘formales’, donde la
verificación de los hechos hace nacer por sí la responsabilidad del infractor y no se requiere
daño concreto, sino simplemente el incumplimiento de lo prescripto por la ley. Son ilícitos
denominados de ‘pura acción’ u ‘omisión’, y por tal motivo su apreciación es objetiva.

Fallo:

Buenos Aires, 4 de diciembre de 2018.

Y VISTOS: los autos caratulados: “Banco Itaú Argentina S.A. c/ DNCI” y


CONSIDERANDO:

I.- Que, por disposición DI-2018-116-APN-DPJC#MP, del 26/4/2018, la Dirección


Nacional de Comercio Interior (en adelante, “DNCI”), impuso al Banco Itaú Argentina
S.A., una multa de $25.000 (pesos veinticinco mil), por infracción al art. 19 de la ley nº
24.240 de Defensa del Consumidor (en adelante, “LDC”) y sus modificatorias, en razón de
haber incumplido la forma de prestación del servicio convenido (fs. 92/95). Asimismo, se
obligó a la sancionada a publicar la parte dispositiva de la disposición, a su costa, de
acuerdo a lo establecido en el art. 47 de la LDC, sanción que se sustentó en la necesidad de
informar a los consumidores de las contravenciones a sus derechos y la importancia de
divulgar los medios con que cuentan para defenderse, considerando el carácter ejemplar y
disuasivo de la sanción. II.- Que contra dicha disposición, el Banco Itaú Argentina S.A.
interpuso recurso de apelación y lo fundó (fs. 117/132). Vertió sus agravios que, en lo
sustancial, reposan en cuatro cuestiones fundamentales:

1) Improcedencia de la sanción por inaplicabilidad del art. 19 de la ley nº 24.240: Afirmó


que el incumplimiento endilgado no resultaba procedente ya que su parte había ejecutado
las previsiones legales y contractuales. Expresó que no se había establecido cuál era el
incumplimiento que se le imputaba, ya que, no solo no había modificado las condiciones de
uso de la tarjeta de crédito, sino que había puesto a disposición de la denunciante los
canales de comunicación para el desconocimiento de los consumos, siendo el receptor del
reclamo la marca de la tarjeta de crédito.

2) Nulidad de la disposición recurrida por vicios en sus elementos: Señaló que el acto
administrativo apelado carecía de causa por ser falsos los hechos invocados y erróneo el
derecho aplicado.Explicó que había quedado acreditado que la tarjeta de crédito Mastercard
había sido suscripta por la denunciante, que la deuda se había originado por consumos
desconocidos, y que en la etapa conciliatoria la firma sancionada había ofrecido una
solución al reclamo. Sostuvo que la disposición impugnada contenía importantes defectos
en su motivación ya que el Organismo interviniente no había basado sus aseveraciones en
elementos concretos que sustentaran la base fáctica necesaria como para que se tuviesen
por acreditadas las violaciones que le fueran atribuidas a su parte. Añadió que en las
presentes actuaciones no existían pruebas contundentes de la infracción imputada, sino
únicamente alegaciones infundadas de la denunciante.

3) Exceso en el monto de la multa aplicada: Consideró fundamental el análisis, y en su


caso, la adecuación de la sanción aplicada a la real entidad que tenían los “supuestos
(inexistentes) incumplimientos” que se le imputaban. Solicitó que, en función de la
evidente “insignificancia” de esos pretendidos daños e incumplimientos (que no habían
sido acreditados por la reclamante en modo alguno) se hiciera coincidir el monto de la
multa en una proporción adecuada. Expresó que la multa dineraria de $80.000 resultaba
excesiva, máxime cuando el Organismo de contralor no había tomado en consideración los
hechos vertidos por su parte en la presentación de fecha 8/6/2016, violentando así su
derecho de defensa. Sin perjuicio de lo señalado, peticionó que eventualmente se tuviera en
cuenta la falta de un actuar malicioso al momento de establecer la cuantía de la pena.
Calificó a la multa aplicada de irrazonable y confiscatoria, por violar la garantía del
derecho de propiedad prevista en el art. 17 de la Constitución Nacional.

4) Publicación de la sanción: Finalmente, puso de resalto que la disposición atacada había


omitido consignar el diario en el cual la publicación debía ser realizada, tal como lo indica
el art. 47 de la ley nº 24.240.Sin perjuicio de ello, solicitó la suspensión de la publicación
ordenada hasta tanto fuera resuelto el recurso incoado, y eventualmente quedara firme la
disposición impugnada.

III.- Que corrido el traslado del recurso interpuesto, lo contestó el Estado Nacional –
Ministerio de Economía, solicitando su rechazo, con costas. A fs. 205 el Sr. Fiscal General
de Cámara se expidió favorablemente sobre la competencia y la admisibilidad formal de la
vía emprendida. A fs. 206 la causa quedó en condiciones de ser resuelta.

IV.- Que previo a abordar los agravios esbozados por la recurrente, resulta oportuno señalar
que el expediente administrativo que culminó con el dictado de la DI-2018-116-APN-
DPJC#MP, aquí atacada, se inició el 3/5/2016 a raíz del pedido de apertura de expediente
efectuado por la Dirección de Defensa del Consumidor, a los fines de que se instruyera
sumario en los términos del art. 45 de la LDC, y sus modificatorias. Ello en razón de la
denuncia presentada por la señora Carolina Andrea Fiscardi el 7/1/2016 ante el Servicio de
Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo (COPREC, ley nº 26.993), organismo
dependiente donde se le asignó el número de reclamo 677905. Dicho trámite concluyó sin
acuerdo por lo que se remitió a la Dirección Jurídica de la Dirección de Defensa del
Consumidor, a los fines de proseguir según lo previsto por el art. 45 de la LDC. El hecho
que originó el reclamo de la señora Fiscardi fue el informe de la entidad bancaria que la
declaraba deudora y que había sido remitido al sistema financiero, generándole un
antecedente negativo en el Veraz; ello producto de un error del Banco Itaú Argentina S.A.,
que según aseguró la denunciante, le generó perjuicio y daño grave. El 9/6/2016 la DNCI
imputó al Banco Itaú Argentina S.A. presunta infracción al art.19 de la LDC, por presunto
incumplimiento del servicio de tarjeta de crédito contratado por la señora Carolina Fiscardi,
“toda vez que habiendo abonado la totalidad del saldo de deuda reclamado por la entidad
conforme resúmenes y constancias de pago agregados a fs. 24/27, la firma habría
informado a la reclamante como deudora del sistema financiero generándole un antecedente
negativo a los fines de su acceso al crédito” (fs. 66). El 23/6/16 la firma imputada presentó
su descargo y ofreció prueba documental (fs. 69/70). En la misma fecha se remitieron las
actuaciones sumariales a la Dirección de Actuaciones por Infracción, conforme el art. 45 de
la LDC, y concordantes del decreto reglamentario nº 1798/94. El 10/11/2017 la Dirección
de Actuaciones por Infracción consideró que correspondía sancionar a la firma Banco Itaú
Argentina S.A. por infracción al art. 19 de la LDC (fs. 89/90). El 13/4/2018 la Dirección de
Asuntos Legales de Comercio emitió el dictamen nº 1154 (fs. 98/102 vta.). Las actuaciones
administrativas culminaron con el dictado de la disposición nro DI-2018-116-APN-
DPJC#MP, del 26/4/2018 (fs. 102/105), a través de la cual se dispuso aplicar una multa de
$25.000 a la firma sumariada, por infracción al art. 19 de la LDC, toda vez que había
informado a la reclamante como deudora del sistema financiero. Y no existiendo en la
normativa vigente motivo para eximir a la sumariada de la sanción que correspondía, se la
tuvo por responsable de la infracción mencionada, haciéndola pasible de las sanciones
previstas en el art. 47 de la LDC.

V.- Que como primera medida, es menester dejar en claro que los jueces no están obligados
a seguir a las partes en todas y cada una de las argumentaciones que se pongan a
consideración del Tribunal, sino tan sólo en aquéllas que sean conducentes para decidir el
caso y basten para dar sustento a un pronunciamiento válido (Fallos:265:301; 272:225;
278:271; 297:140; 301:970; esta Sala, “Cerruti”, causa n° 15.149/11, del 25/10/11).
Tampoco es obligación del juzgador ponderar todas las pruebas agregadas, sino únicamente
las que estime apropiadas para resolver el conflicto (Fallos: 274:113; 280:320; 291:390;
310:267; 321:1776; esta Sala, “Bernardi”, causa nº 16.718/00, del 17/05/11; Sala III,
“Barrios”, causa n° 46.036/94, del 24/05/04; Sala IV, “Capsi”, causa n° 5.057/98, del
04/03/99).

VI.- Que corresponde ahora el tratamiento de los agravios formulados en el libelo recursivo
de fs. 121/132. En este orden, se impone analizar, en primer término, el planteo
concerniente a la improcedencia de la sanción por supuesto incumplimiento del art. 19 de la
ley nº 24.240.

VII.- Que con tal cometido resulta apropiado recordar, en primer lugar, que el art. 19 de la
LDC establece que “quienes presten servicios de cualquier naturaleza están obligados a
respetar los términos, plazos, condiciones, modalidades, reservas y demás circunstancias
conforme a las cuales hayan sido ofrecidos, publicitados o convenidos”. Al respecto, el
Banco Itaú Argentina S.A. sostiene que la disposición recurrida no había establecido cuál
había sido el incumplimiento que se imputaba a su parte. Indica que habiendo dado
cumplimiento con las previsiones legales y contractuales le causaba sorpresa la sanción
aplicada. En este sentido, es preciso señalar que del texto de la disposición apelada se
desprende que la denunciante no obstante haber desconocido los consumos de su resumen
de tarjeta de crédito, abonó el total de las facturas y efectuó la correspondiente denuncia
ante el COPREC. Asimismo, del acto administrativo impugnado surge que la entidad
bancaria había consignado a la señora Fiscardi como deudora y que dicha circunstancia
había sido informada al sistema financiero, generándole un antecedente negativo en el
VERAZ, lo que le ocasionó -según manifestó- un perjuicio y daño grave (cfr. fs.102). Por
lo que, de los términos de la disposición apelada aparece claramente identificado el
comportamiento reprimido por el ordenamiento. En este contexto, no puede soslayarse que
la conducta desplegada por la encartada -que informó a la reclamante como como deudora
del sistema financiero- desnaturalizó las obligaciones a su cargo, en cuanto no respetó los
términos del servicio y tuvo un accionar negligente al no veri ficar el auténtico estado de
“deudor” de su cliente, previo a informar tal circunstancia al sistema financiero,
especialmente teniendo en cuenta las implicancias y derivaciones que ello tiene. Máxime, si
se tiene en consideración que la denunciante había realizado los reclamos pertinentes a fin
de hacerle saber a la entidad bancaria que se le habían imputado gastos ajenos, y no
obstante haber pagado oportunamente el total de los resúmenes de la tarjeta de crédito -
relativo a gastos que había desconocido-, fue incluida como deudora en el VERAZ. En este
sentido, y tal como lo ha señalado la DNCI en la disposición atacada, cabe destacar que la
sola realización de una oferta en la etapa conciliatoria no modifica los hechos ni el accionar
de la sumariada que derivó en una infracción a la LDC. Menos aún alcanza para tener por
cumplida la obligación contractual a cargo de la entidad financiera. En tales condiciones, el
hecho de que la encartada no hubiera controvertido las circunstancias fácticas descriptas
por la denunciante importó un reconocimiento de los hechos relativos al incumplimiento
del contrato. Por lo que dicho extremo resulta suficiente para tener por configurada la
transgresión a las normas del artículo 19 de la ley nº 24.240 sin que la misma quede
purgada a resultas de la oferta realizada por la firma sumariada en la etapa conciliatoria,
pues, el ofrecimiento de rectificar la información ante el VERAZ, no solo forma parte de
sus obligaciones legales, sino que resulta una consecuencia de la situación generada por la
infracción verificada.Lo expresado lleva a desestimar sin más las quejas aquí examinadas.

VIII.- Que corresponde continuar con el tratamiento del agravio relacionado con los vicios
del acto administrativo apelado. La sancionada cuestiona que la disposición recurrida
carece de causa por resultar falsos los hechos invocados y erróneo el derecho aplicado.
Asimismo, solicita la declaración de nulidad del acto administrativo que dispone la sanción
por considerar que no sólo carece de motivación, sino que además se había efectuado un
encuadre legal incorrecto. Con relación a la alegada falta de causa, es preciso señalar que,
en atención a lo desarrollado en el Considerando precedente las quejas formuladas sobre el
punto no pueden admitirse. Ello así pues los antecedentes de hecho descriptos por la
denunciante -que no fueron controvertidos por la sumariada- así como la prueba
documental acompañada a la presente causa (cfr. fs. 6/50) dan sustento al “encuadre legal”
de la infracción en el art. 19 de la LDC. Ahora bien, en lo que concierne a la motivación, no
es cierto que la disposición impugnada no estuviera debidamente fundada, como postula la
recurrente. En efecto, de los considerandos de la disposición aquí atacada se desprende que
“la etapa conciliatoria y lo que se haya ofrecido en esa instancia, no modifica los hechos ni
el accionar de la sumariada que “derivó en una infracción a la ley de Defensa del
Consumidor”. Y, asimismo, precisa que “la conducta asumida por la sumariada
desnaturalizó las obligaciones a su cargo, en cuanto no respetó los términos del servicio y
tuvo un accionar negligente al no verificar el auténtico estado de `deudor´ de su cliente,
previo a informar tal circunstancia al sistema financiero, especialmente teniendo en cuenta
las implicancias y derivaciones que ello tiene” (fs. 103, in fine). De las citas transcriptas se
advierte que -contrariamente a lo alegado por la recurrente- la sanción ordenada encuentra
debido sustento en las circunstancias reseñadas, las que -tal como se explicó
precedentemente- han sido debidamente acreditadas con la documental acompañada a la
presente causa.Por lo que, no habiendo la sumariada controvertido los hechos descriptos
por la denunciante, resulta ostensible que Banco Itaú Argentina S.A. no cumplió con lo
convenido con su cliente.

En tales condiciones, debe rechazarse el planteo relativo a la falta de causa así como el
relacionado con la falta de fundamentación de la Disposición en crisis.
IX.- Que, en línea con lo expuesto, corresponde señalar que no es hábil para eximir de
responsabilidad a la infractora la falta de obrar malicioso de su parte, así como la alegada
insignificancia de afectación al bien jurídico. Al respecto, cabe recordar que las
infracciones al régimen citado son de aquellas denominadas “formales”, donde la
verificación de los hechos hace nacer por sí la responsabilidad del infractor y no se requiere
daño concreto, sino simplemente el incumplimiento de lo prescripto por la ley. Son ilícitos
denominados de “pura acción” u “omisión”, y por tal motivo su apreciación es objetiva (cfr.
en este sentido, esta Sala -en su anterior integración-, in re: “Capesa SAICFIM c/ Sec. de
Comercio e Inversiones – Disp. D.N.C.I. N° 137/97” del 18/12/1997; “Confiable S.A. c/
Secretaría de Comercio e Inversiones – Disp. D.N.C.I. 121/98” del 9/12/1998; más
recientemente: “BMW de Argentina S.A. c/ D.N.C.I.”; “Viajes Ati SA Empresa de Viajes y
Turismo c/ D.N.C.I.”, del 10 de marzo de 2009; “Hoteles Sheraton de Argentina S.A.C c/
D.N.C.I.-Disp. 706/08 -expte S01: 386762/06-” del 10 de noviembre de 2009 y, en la actual
integración de la Sala: “Castex Propiedades SA c/ DNCI- Disp 351/10 -expte. S01
421641/98-“, sent.del 28 de febrero de 2012). Asimismo, es preciso destacar que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha interpretado que la “infracción no requiere la
comprobación de un perjuicio concreto al consumidor, ya que basta con que se incurra en
algunas de las conductas descriptas en la norma, con aptitud para inducir a error, engaño o
confusión, para que se configure la infracción, con prescindencia de la producción de un
resultado” (cfr. Fallos: 324:2006). Bajo tal hermenéutica, la alegación de la recurrente
relativa a “la evidente `insignificancia´ de esos pretendidos daños e incumplimientos” (cfr.
fs. 128, in fine), no puede prosperar, pues para la acreditación de las infracciones como las
examinadas, sólo se requiere la simple constatación, sin que se adviertan en este caso,
razones significativas por las que se justificaría un apartamiento de aquel principio. Con
arreglo a lo expuesto, se impone desestimar las quejas de la recurrente y tener por
configurada la infracción endilgada por incumplimiento a lo dispuesto en el artículo 19 de
la ley nº 24.240.

X.- Que, verificada la conducta infraccional, resta analizar los agravios formulados por la
recurrente respecto del quantum de la multa impuesta. En primer término, recuérdese que la
graduación de la sanción es -en principio- resorte primario de la Administración,
constituyendo el ejercicio de un poder propio. Dentro de ella, la competencia ha sido
asignada a un órgano especializado cuyos actos han de ser controlados por el Poder Judicial
en orden a su razonabilidad sin que esto habilite a los jueces para sustituir el criterio
administrativo.

Sin embargo, es preciso destacar que no hay actividad por ella realizada ajena al control
judicial de legalidad y razonabilidad; es decir que, aun tratándose de una manifestación de
las potestades discrecionales, éstas en ningún caso pueden resultar contrarias a derecho.La
actuación administrativa debe ser racional y justa y la circunstancia de que la
Administración obre en ejercicio de facultades discrecionales no constituye justificativo de
su conducta arbitraria, pues es precisamente la razonabilidad con que se ejercen tales
facultades el principio que otorga validez a los actos de los órganos del Estado y que
permite a los jueces, ante planteos concretos de la parte interesada, verificar el
cumplimiento de dicho presupuesto (cfr. C.S.J.N., en Fallos: 304:721, 305:1.489, 306:126,
y esta Sala -con otra integración-, in re: “Ballatore, Juan Alberto c/E.N. – Mº de Justicia
s/empleo público”, del 13/6/1996). En este sentido, se ha dicho que lo razonable es lo
opuesto a lo arbitrario, y significa, conforme a la razón, justo, moderado, prudente, todo lo
cual puede ser resumido en arreglo a lo que dicte el sentido común (conf. “Reglas para la
interpretación constitucional”, Segundo V. Linares Quintana, Ed. Plus Ultra, 1987, página
122). Sentado ello, cabe recordar que el artículo 47 de la ley nº 24.240, en lo que aquí
importa, establece que verificada la existencia de la infracción, el transgresor será
sancionado con multa de cien pesos ($100) hasta cinco millones de pesos ($5.000.000). En
el caso, la autoridad de aplicación resaltó que, no pueden considerarse arbitrarias las
sanciones si se encuentran comprendidas dentro de los montos fijados por la LDC, ni
tampoco irrazonables si se tienen en cuenta las características del servicio, la posición que
la encartada ocupa en el mercado, el grado de responsabilidad de la sumariada en la
comisión de la infracción, la reincidencia, especialmente si se valora el carácter ejemplar y
disuasivo de la medida sancionatoria. Ahora bien, lo cierto es que la autoridad
administrativa tuvo en cuenta los parámetros señalados en orden a la graduación de la
sanción, sin que la recurrente haya rebatido los fundamentos en que se sustentó la
determinación del quantum de la multa aplicada.No alcanza, a tal fin, la sola calificación de
la sanción como exorbitante y desproporcionada sino que debe demostrarse que, en el caso
concreto, la Administración obró con exceso de punición. Extremo que no fue cumplido
por la recurrente si se repara en que calificó de elevado el monto de $80.000, cuando en
rigor, la multa aplicada es de $25.000 (cfr. fs. 128) y se refirió a una presentación de fecha
8/6/2016, que no obra en la presente causa. En función de las consideraciones precedentes,
en atención a la conducta reprochada, el bien jurídico protegido y el monto -mínimo y
máximo- previsto para la multa en el artículo 47 de la ley nº 24.240 ($100 a $5.000.000), la
sanción impuesta por la suma de pesos veinticinco mil ($25.000), no sólo respeta los
límites legales sino que, además, no se exhibe como manifiestamente desproporc ionada y
resulta más cercana al mínimo que al máximo legal. En tales condiciones, y en tanto la
recurrente no ha logrado acreditar la exorbitancia o desproporción en la cuantía de la multa
impuesta, ni que ésta exceda el disvalor de la conducta achacada, se impone desestimar la
queja en examen y, consecuentemente, confirmar la cuantificación de la sanción. XI.- Que
con arreglo a las consideraciones vertidas precedentemente, habiéndose verificado el
incumplimiento de la recurrente a lo dispuesto en el artículo 19 de la ley nº 24.240,
corresponde rechazar las quejas formuladas por ésta y confirmar la sanción aplicada
mediante la disposición nº DI-2018116-APN-DPJC#MP.

XII.- Que, por último, con relación al planteo formulado por la recurrente respecto a la
publicación que la DNCI le ordenó efectuar en el artículo 3º del acto administrativo aquí
impugnado, cabe destacar que si bien asiste razón a la recurrente en cuanto a que del art.47
de la LDC surge que la autoridad de aplicación debe indicar el diario en el que la infractora
debe realizar la publicación -circunstancia que excede el marco del presente recurso, y en
su caso, deberá ser puesta de manifiesto ante la DNCI- lo cierto es que la petición de que se
suspenda la publicación ordenada hasta tanto se resolviera el recurso interpuesto no puede
admitirse. Ello así pues, la interposición del recurso en tratamiento no suspende los efectos
del acto -conf. artículo 12 de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, la que se
aplica analógicamente conforme lo determina el artículo 45 de la ley nº 24.240-, cuestión
que no fue controvertida por la sancionada, la que únicamente se limitó a solicitar la
suspensión de la publicación hasta tanto quedara firme la disposición impugnada.
XIII.- Que atento al resultado del recurso, y teniendo en cuenta que no existen razones que
ameriten apartarse del principio general de la derrota, corresponde imponer las costas a la
recurrente vencida en autos (art. 68, primer párrafo, CPCCN).

XIV.- Que resta señalar que mediante la regulación de honorarios se busca compensar de
modo adecuado la tarea desplegada por los profesionales que actuaron durante la
sustanciación de la causa. En dicha tarea, ha de ponderarse la magnitud del trabajo
realizado, el grado de responsabilidad asumido, en concordancia con la complejidad de los
intereses económicos en juego y la contribución que cada uno haya aportado para llegar a la
solución definitiva del pleito. A fin de lograr una retribución equitativa y justa, no resulta
conveniente la aplicación automática de los porcentajes previstos en la ley de arancel, en la
medida en que las cifras a las que se arriba lleven a una evidente e injustificada
desproporción con la labor desplegada. Tal proceder, limita la misión del juzgador a un
trabajo mecánico sin un verdadero análisis y evaluación de la tarea encomendada a los
abogados, peritos, consultores, etcétera (conf. esta Sala, in re: “Seguridad Cono Sur
S.A.c/P.N.A. – Disp. 36/12”, del 4/6/2013 y sus citas). La Corte Suprema de Justicia de la
Nación ha dicho que el valor del juicio no es la única base computable para las regulaciones
de honorarios, las que deben ajustarse al mérito, naturaleza e importancia de la labor
profesional (Fallos: 270:388; 296:124, entre otros). Contempladas estas directivas, en
atención a la naturaleza, resultado y monto del litigio -conf. multa impugnada-;
considerando el valor, motivo, extensión y calidad jurídica de la labor desarrollada en el
marco del recurso tramitado, corresponde regular en la suma de PESOS.($.) -equivalente a
4 UMA- y en la suma de PESOS.($.) -equivalente a 10 UMA- los honorarios de los
doctores Verónica Laura Treviño y Christian Alex Pranteda, por sus actuaciones como
apoderada y patrocinante, respectivamente, actuantes en la defensa del Estado Nacional –
Ministerio de Producción (conf. arts. 16, 20, 21, 29, 44, 58 inciso a) y concordantes de la
ley nº 27.423). El importe del impuesto al valor agregado integra las costas del juicio y
deberá adicionarse a los honorarios, cuando la profesional acreedora revista la calidad de
responsable inscripta en dicho tributo (conf. esta Sala, in re: “Beccar Varela Emilio – Lobos
Rafael Marcelo c/ Colegio Públ. de Abog.”, del 16/7/96).

Para el caso de que la profesional no haya denunciado la calidad que inviste frente al
I.V.A., el plazo para el pago del tributo sobre los honorarios regulados, correrá a partir de la
fecha en que lo haga. Los honorarios deberán ser abonados dentro de los diez (10) días de
notificada la presente resolución (artículo 54 de la Ley de Arancel). En caso de
incumplimiento, la acreedora queda facultada para solicitar la intimación de pago para que
se cumpla en el plazo de cinco (5) días, bajo apercibimiento de ejecución; la que tramitará
por ante la primera instancia del Fuero.Para ello, se facilitará en préstamo el expediente
para la extracción de las copias pertinentes, que serán certificadas por el Tribunal y
entregadas al interesado para el ingreso del respectivo incidente en la mesa de asignaciones
de la Secretaría General de la Cámara. Si vencidos los plazos mencionados la interesada no
impulsa el proceso en el término de diez (10) días hábiles, las actuaciones se remitirán a la
instancia de origen sin más trámite.

Por las razones expuestas, este Tribunal RESUELVE:


1º) Desestimar el recurso interpuesto por Banco Itaú Argentina S.A. y, en consecuencia,
confirmar la disposición nº DI-2018-116-APN-DPJC#MP; 2º) Imponer las costas a la
recurrente vencida (art. 68, primer párrafo, C.P.C.C.N.) y; 3º) Regular los honorarios de los
letrados intervinientes por el Estado Nacional – Ministerio de Producción, de conformidad
con lo dispuesto en el Considerando XIV de la presente. Regístrese, notifíquese y,
oportunamente, devuélvase.

JOSÉ LUIS LOPEZ CASTIÑEIRA

LUIS MARÍA MARQUEZ

MARIA CLAUDIA CAPUTI

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