Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
con el
corazón
vivir
con el
corazón
Cómo cultivar compasión cada día
Traducción:
Amaia Zabala Altube
Ediciones Dharma
© de esta edición:
Ediciones Dharma, 2017
Elias Abad, 3 bjos.
03660 Novelda (Alicante)
www.edicionesdharma.com
E-mail: dharma@edicionesdharma.com
ISBN: 978-84-945327-7-1
Depósito legal: A-158-2017
PARTE I:
La compasión: qué es, qué no es
y por qué merece la pena cultivarla
PARTE II:
Los componentes esenciales de la compasión
9 La atención consciente 67
10 La comprensión compasiva de las emociones 74
11 El poder del optimismo 79
12 Los tres tipos de emociones 82
13 Trabajar con los pensamientos y las emociones no deseadas 88
14 Hacernos amigos de nosotros mismos 95
15 «Sigue tu línea» 100
16 Una dieta saludable para la mente 103
17 Ser responsables de nuestras emociones 107
18 Más allá de la culpa 111
19 Establecer unos hábitos compasivos 114
20 La imaginería y el método de interpretación:
cultivar nuestro yo compasivo 119
PARTE III:
Cultivar la compasión
PARTE IV:
Compasión y conexión
PARTE V:
Baches en la carretera
PARTE VI:
Compasión en acción
Notas 323
Lecturas recomendadas 329
El Dalái Lama
29 de Agosto 2013
Este fue el viaje del Buda hace veinticinco siglos. Nació como prín-
cipe y su padre, para protegerle del sufrimiento de la vida, le constru-
yó palacios dorados de altos muros en los que todos sus deseos pu-
dieran verse satisfechos –la mejor comida, vino y mujeres–. Así que
durante sus primeros treinta años aproximadamente, pudo vivir una
vida de satisfacción de los placeres mundanos. En cierto sentido, por
supuesto, esto es lo que la sociedad occidental nos dice que debemos
hacer –comprar más, tener más, hacer más, ser más– para deleitarnos
con los placeres de la comida, la bebida, las vacaciones, los coches y
los programas de televisión y no ser demasiado conscientes del sufri-
miento en nuestros propios corazones o en los de quienes nos rodean.
Sin embargo, Sidharta (que sería el Buda) percibió algo más allá de
los muros, más allá de su vida de placeres, así que salió del palacio
con un sirviente. Allí fuera encontró cuatro mensajeros: un anciano
en pleno proceso de decadencia, una persona enferma con dolor y un
cadáver en descomposición. Se hizo consciente de que no importa
cuánto se distraiga una persona con los placeres o los retos de esta
vida que, en última instancia, el sufrimiento siempre está próximo. El
cuarto mensajero fue un hombre santo que encontró deambulando
por la ciudad. Cuando preguntó a su sirviente quien era ese hombre,
éste le respondió que era un hombre santo que buscaba las causas del
sufrimiento y la cesación del mismo. Al abrirse a las realidades del
sufrimiento, el Buda decidió que él también necesitaba descubrir las
causas y la cesación del sufrimiento; llegar a la raíz de las cosas.
A menudo me he preguntado si en esa misma situación yo ha-
bría tomado ese camino o si me hubiera dicho a mí mismo: “Oye
mira, es un infierno al otro lado de estos muros. Me quedo aquí con
mi vino, mis mujeres, la música y estos ropajes exquisitos”. Esto
es lo que hacemos la mayoría de nosotros- intentamos mantener
el sufrimiento al margen y esperamos que el mundo no nos trate
demasiado mal. Aun así, en nuestros corazones, sabemos que esto
en realidad no funciona. Vemos cómo el mundo es cada vez más
problemático: el planeta está siendo gradualmente destruido para las
generaciones venideras; los bancos y otras instituciones económicas
se rinden a la avaricia y a un comportamiento inmoral que causa
un daño terrible en el tejido social de la sociedad; los fabricantes
Nuestro enfoque
Mente y cerebro
Símbolos
• Russell: 1, 2, 6, 8-10, 12, 13, 15, 16, 19, 20, 31-34, 36, 40, 48,
53-55, 60, 61,64, 66, 69.
• Chodron: 3-5, 7, 11, 14, 17, 18, 21-30, 35, 37-39, 41, 46, 47,
49, 50-52, 56-59, 62, 63, 65, 67, 68.
•Ambos: 42-45.