Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Crecimiento mutuo
Monitor: Hoy Señor, estamos presentes ante Ti, para adorarte y alabarte en esta Hostia Santa
que te hace presente entre nosotros y nos llena de tu amor infinito.
De rodillas
Monitor: Señor, aquí estamos en tu presencia, adorándote y alabándote, ayúdanos para que
podamos siempre estar junto a Ti, aumenta en nosotros la fe y danos la perseverancia para no
perdernos por el camino del mal, sino que, crezca en cada uno de nosotros la fe.
Monitor: Señor, te pedimos que nunca perdamos la esperanza, que día a día se acreciente y
podamos estar dándote gracias por todas las bendiciones que nos das y en especial por
haberte quedado en el Santísimo Sacramento.
Monitor: Señor, te amamos, te bendecimos y por eso estamos hoy aquí. Danos tu gracia para
que nunca perdamos el valor de amar, que seamos capaces de ayudarnos unos a otros y de
vivir siempre en el amor.
Sentados.
Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha
nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.
Miren como se manifestó el amor de Dios entre nosotros. Dios envió a su Hijo único a este
mundo para que tengamos vida por medio de Él. En esto está el amor: no es que nosotros
hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por
nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos
amarnos mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie jamás; pero si nos amamos unos a otros,
Dios está entre nosotros y su amor se activa entre nosotros. Y ¿cómo sabemos que
permanecemos en Dios y Él en nosotros? Porque nos ha comunicado su Espíritu. Pero también
hemos visto nosotros y declaramos que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo.
Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Por nuestra
parte, hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en el Él. Dios es amor: el
que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. Palabra de Dios.
Reflexión
Celebrante: Esta lectura nos lleva a entender que Dios es el AMOR en toda la extensión de la
palabra y nos invita a vivir en Él.
Nuestra confianza como cristianos al vivir nuestro bautismo es sabernos creados a imagen de
Dios, por tanto seres capaces de amar, como dice la misma escritura “Nadie tiene más amor
que aquel que da la vida por los demás”. Prueba de ello es nuestro Señor Jesucristo que por
amor a cada uno de nosotros dio su vida.
¿Cómo corresponder a ese amor?, dándonos en un servicio continuo a los demás y de una
manera especial pidiendo por todos los hombres del mundo, por los que conocemos a Dios y
por los que no lo conocen; por los ricos y los pobres; por los sanos y los enfermos; por los
buenos y los malos, y por tantos hombres y mujeres que desgastan su vida en tierra de misión
llevando la verdad en el conocimiento de Dios.
Si la Misión implica a todos, todo y siempre, pensemos que Dios tiene un proyecto de vida para
cada uno. En el silencio de nuestro sagrario (Dios y yo), pregúntese cada quien, «¿cuál es mi
proyecto de misión?» No olvidemos que a todos nos corresponde hacer misión, cumplir con el
mandato de Jesús de llevar su mensaje a todo el mundo.
Momento de silencio.
CANTO: Gracias quiero darte
Gracias quiero darte, por amarte, gracias quiero darte yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz, porque te conocí, gracias por amarme a mí también.
Yo quiero ser…
Letanías
De pie.
Celebrante: Pidamos al Padre para que llegue a todos el pan espiritual y material, para que nos
alimentemos del Cuerpo de Jesucristo y para que nos fortalezca el alma. También pidamos que
el pan para el cuerpo nos de fuerza para seguir trabajando en la misión de cada día.
Monitor:
Asamblea:¡Perdónanos Señor!
Monitor:
Celebrante: Terminemos nuestra oración rezando juntos la oración que Cristo nos enseñó:
Padre Nuestro …
El celebrante, si es ministro ordenado, de pie ante el Santísimo Sacramento y con las manos
extendidas dice o canta la siguiente oración. Si es laico, la hace de rodilla y con las manos
juntas.
Celebrante: Señor nuestro, Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y
de tu sangre que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Asamblea: Amén.
Cuando se retira el Santísimo Sacramento, todos se ponen de pie y el celebrante con los
ministros, después de haber hecho reverencia a la cruz, salen del recinto.