Si bien el siglo XX fue el de los grandes desarrollos tecnológicos, desde la llegada
de internet podemos decir que el progreso se a disparado exponencialmente. En este sentido internet ha borrado las fronteras existentes entre los países y las disciplinas porque pone al alcance de todos, independientemente del lugar del mundo en que uno se encuentre, información diversa que va desde recetas de cocina hasta física cuántica, pasando por medicina, música, etc. No existe ámbito del saber humano que no esté en internet. Sin embargo, en el ámbito educativo tenemos escuelas y universidades pensadas para el siglo XIX con profesores del XX y para usuarios del nuevo Milenio. En este sentido la educación esta perdiendo su lugar físico privilegiado y necesita abrirse a ese espacio virtual en donde cualquier tipo de relación es posible y el futuro es el lugar de encuentro ideal. Si hay algo que cambió internet es la percepción del tiempo y del espacio y, llevando esto al ámbito de la educación, podemos advertir que los tiempos y los espacios en que se realiza la acción de “educar” y de “estudiar” han cambiado. El lugar para estudiar puede ser, una confitería, el dormitorio, un parque, etc. y el tiempo madrugada, noche, mañana o tarde; en fin los tiempos y los espacios que los usuarios de los sistemas virtuales dispongan. Ya nadie puede (ni debe) quedar fuera del sistema educativo. Estudiar de manera virtual permite administrar los propios tiempos y en este sentido se revaloriza el concepto de personalización porque no tiene que atarse a los tiempos del profesor o del grupo sino que cada uno puede aprender a su ritmo, leer las veces que sea necesario, escuchar la explicación del profesor varias veces o alternativas diferentes en otros profesores que expliquen el mismo tema, etc. La educación virtual pone prácticamente todo al alcance de todos. Pero no todo lo que se consume es bueno. En este sentido es necesario que todo ofrecimiento se realice manteniendo una ética clara para que las experiencias educativas de los usuarios sean positivas, pero por sobre todas las cosas, para que las instituciones que ofrecen este tipo de formación adquieran mayor prestigio, “auyentando el fantasma de la baja de calidad, regulando la matrícula y controlando en todo momento las ofertas de cursos que con total transparencia, como es propio en la modalidad a distancia, conservan los mismos atributos académicos de la oferta presencial, variando sólo la modalidad”.
Aprendizaje móvil y ciudadanía espacial en la educación para el desarrollo sostenible: Una propuesta para la enseñanza de las ciencias sociales en la Educación Secundaria Obligatoria