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¿QUÉ ES LA ESCATOLOGÍA?

I. DEFINICIÓN

La escatología es el estudio sistemático de los eventos futuros.

La palabra se deriva del adjetivo griego éscatos, que significa el último.

La palabra éscatos puede ser usada para referirse a la última cosa en


una serie, pero la implicación de la palabra escatología no está limitada
a una sola cosa, sino que se refiere a todos los eventos futuros que
significan el fin del cosmos. Los escritores bíblicos frecuentemente
hablan de un conjunto de eventos escatológicos como el clímax de la
historia mundial, la resolución y la consumación del programa cósmico
de Dios.

B. Otros usos neotestamentario

Pablo usa una expresión semejante en 2 Timoteo 3:1: «También debes


saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos».

Santiago claramente tiene en mente eventualidades cósmicas cuando se


refiere a hombres egoístas que acumulan riquezas en «los días
postreros

». (Santiago 5:3). Pedro menciona a «burladores» que niegan el


advenimiento de Cristo «en los postreros días» (2 Pedro 3:3). Judas
también habla (Judas 18) de «burladores» en «el postrer tiempo»,
aunque no especifica que la segunda venida de Cristo sea el objeto de
sus burlas.

El lector estará consciente ahora de que mucha de la literatura teológica


contemporánea de las escuelas existencialistas y neortodoxa niega o
ignora el concepto neotestamentario de un conjunto de eventos futuros
escatológicos. No obstante, en todas estas referencias recién citadas,
está claro el hecho de que los autores del Nuevo Testamento creían
específicamente en un conjunto de eventos que constituirían una
culminación y que pondrían fin a la historia de la raza humana en este
mundo. Desde su perspectiva en sus días, el complejo escatológico era
futuro. No sabían cuánto tiempo transcurriría antes del «postrer día», ya
que eso no iba a ser conocido por los hombres, pero era claro que los
eventos eran futuros.

12 PROFECÍAS ESCATOLÓGICAS DE REFERENCIA

Expongo doce profecías incluidas en la escatología, que a lo largo del


estudio, servirán para identificar lo que exponen sobre ellas las distintas
escuelas escatológicas, de manera que sirva de punto de referencia de
consulta al terminar de leer cada una de ellas.

1.- La apostasía, 2Tesalonicenses 2:3. Fin del tiempo de los Gentiles,


Lucas 21:24.

2.- La caída de Babilonia, Apocalipsis 18. ¿Jerusalén, Roma, la


sociedad?.

3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y


las 7 copas de ira de Apocalipsis.

4.- El anticristo y su dominio, 1Juan 2:18. El inicuo u hombre de pecado


2Tesalonicenses 2. Construcción del III Templo de Jerusalén, Ezequiel
40. La abominación desoladora, Mateo 24:15. La Gran Tribulación,
Mateo 24:21.

5.- La batalla de Armagedón, Apocalipsis 16:16. Todas las naciones


contra Jerusalén y el pueblo Judío en Israel. Destrucción de Damasco,
Isaías 17:1.
6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,
(Judíos Mesiánicos) los 144.000 sellados, Romanos 11 y Apocalipsis 7 y
14. Viendo que van a ser aniquilados, Israel al ver que viene Jesucristo
se entrega en Sus manos, quien los salvará destruyendo a los ejércitos
que vienen contra ellos.

7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las


nubes, y todo ojo le verá. Apocalipsis 1:7.

8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el


arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.
1Tesaloniceneses 4:17.

9.- Los 1000 años. ¿Existirá un milenio literal?. El enemigo es atado y


los santos reinan con Cristo. Apocalipsis 20.

10.- El juicio final. Apocalipsis 20:11. ¿Qué argumentarán los sentados


en el banquillo, acusados por el fiscal, ante el Juez? ¿Tendrán un
Abogado?.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra. ¿Donde es la eternidad, en el cielo o


en la tierra nueva?. Isaías 65:17 y Apocalipsis 21:1.

12.- La nueva Jerusalén. ¡No hay Templo en ella!. El establecimiento del


Reino de Dios. Apocalipsis 21:9 y Apocalipsis 22.

ESCATOLOGÍA HISTORICISTA

El historicismo interpreta que las profecías de los últimos tiempos, en


especial Daniel y Apocalipsis, se han cumplido en su mayor parte en la
época de la Reforma Protestante, que identificaba el papado con el
anticristo, y a la iglesia Católica con Babilonia, la gran ramera de
Apocalipsis 17 y 18, que mataba a los santos bajo la Inquisición
Católica, lo cual ha quedado reflejado en la confesión de fe de
Westminster. Los hechos, como todos conocemos, son históricos; que
sean escatológicos o no es lo que tenemos que estudiar.

El historicismo entiende el último tiempo como el período de la Iglesia,


desde la primera venida de

Jesucristo hasta la segunda venida, en lugar de al final de los tiempos


solamente y los acontecimientos se entienden como cumplidos a lo largo
de la historia de la Iglesia, salvo la segunda venida, el juicio y el Reino
de Dios, que se entienden como futuros. Es, en su origen, la visión de
los reformadores, Lutero y Calvino, a quienes seguiría Edwards, y casi
toda la iglesia protestante y puritana de los siglos XVI y XVII hasta el
siglo XIX cuando el concepto del dispensacionalismo o futurismo radical
arraigó en el protestantismo, aunque su origen, como veremos luego es
del catolicismo inquisidor.

Actualmente es cuando se incluye en su enseñanza que estos


acontecimientos se van cumpliendo a lo largo de la historia,
identificándolas con los acontecimientos históricos actuales o pasados,
los gobiernos actuales o pasados, las iglesias actuales o pasadas, y no
solo en tiempos del milenio, aproximadamente, que duró la hegemonía
de la iglesia de Roma sobre los reyes de Europa, aunque como vimos
antes no excluye también eventos futuros. Por ejemplo las siete iglesias
de Apocalipsis 2 y 3 se refieren así al período de la Iglesia en la historia.

El historicismo vería la lista de 12 eventos de la siguiente forma:

1.- La apostasía. Fin del tiempo de los Gentiles.


El papado que ha apostatado de la fe Bíblica y de la santidad dando
escándalos a lo largo de su historia, cambiando las doctrinas, los
mandamientos y los tiempos de las fiestas del Señor.

2.- La caída de Babilonia.

Sería el evento tras 1260 años en el que la hegemonía papal cae tras la
revolución francesa en

1798, y deja de tener poder político sobre los reinos del antiguo imperio,
hasta el punto de que la carta de la unión europea ya no menciona al
Cristianismo como base histórica.

3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y


las 7 copas de ira de Apocalipsis.

Los juicios de Dios sobre la humanidad a lo largo de la historia del


Cristianismo y como el Señor ha preservado la obra sobrenatural de la
Gran Comisión, el Evangelio ha sobrevivido en su progreso hasta todos
los confines de la tierra, mientras los acontecimientos han sido plagas,
hambrunas, guerras, terremotos, inundaciones, desastres naturales y
humanos de todo tipo a lo largo de la historia.

4.- El anticristo y su dominio. El inicuo u hombre de pecado.


Construcción del III Templo de Jerusalén. La abominación desoladora.
La Gran Tribulación.

El panorama histórico de la inquisición Católica, el anticristo es el


papado, la abominación desoladora es su usurpación del lugar de Cristo
como vicario y la Gran Tribulación la hoguera a la que sometió a los
santos Cristianos. El III templo pueden interpretarlo como el Vaticano.

5.- La batalla de Armagedón, todas las naciones contra Jerusalén y el


pueblo Judío en Israel. Destrucción de Damasco.
Las cruzadas, la guerra santa. En nuestra época también pueden
considerarse dos guerras mundiales y el holocausto. La destrucción de
Damasco es futura.

6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,


(Judíos Mesiánicos) los 144.000 sellados. Viendo que van a ser
aniquilados, Israel al ver que viene Jesucristo se entrega en Sus manos,
quien los salvará destruyendo a los ejércitos que vienen contra ellos.
Vistos como eventos futuros.

7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las


nubes, y todo ojo le verá.

Apocalipsis 1:7. Del mismo modo vistos como eventos futuros.

8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el


arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.

Vistos como eventos futuros.

9.- Los 1000 años.

El período de dominio del papado sobre los reyes de la tierra.

El resto son vistos como futuros.

10.- El juicio final.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra.

12.- La nueva Jerusalén. El establecimiento del Reino de Dios.

El historicismo es pues una postura que permite ver el cumplimiento de


las profecías en los eventos específicos, pero lo hace de forma
progresiva y no de forma final. El problema viene cuando identificamos
eventos históricos ya cumplidos y dejamos las profecías futuras sin
evento histórico final.

ESCATOLOGÍA PRETERISTA

El preterismo enseña que todas las 12 profecías escatológicas señaladas


al principio se cumplieron ya en el 70 d.C. en el caso del preterismo
extremo conocido también como pantelismo. El preterismo extremo no
deja futuro a Israel, que sí lo tiene en la Biblia (Romanos 11), y no
puede explicar el regreso de Israel a la Tierra Prometida como
acontecimiento en 1948 que es cumplimiento profético de un innegable
hecho histórico que no puede refutar. El milenio se interpreta como el
período entre la victoria de Cristo en la Cruz y la destrucción de
Jerusalén en el 70d.C. La resurrección ya se efectuó según esta
interpretación, lo cual es un grave error que ya batalló Pablo en
2Timoteo 2:17-19, mostrándonos en este caso que ya existía este
concepto de que la resurrección ya se efectuó.

El preterismo incluye una visión del libro de Apocalipsis en la que los


capítulos 1 al 11 representan el castigo y diáspora de los judíos en pos
del Cristianismo con el resultado de la destrucción de Jerusalén en el 70
d.C. Los capítulos 12 al 19 representan la persecución de la Roma
pagana (la gran ramera) contra el Cristianismo y el final triunfo de éste
convirtiendo el imperio al Cristianismo; el capítulo 20 es visto como las
últimas persecuciones del anticristo en la persona de Nerón Cesar y el
juicio sobre él, y los capítulos 21 al 22 representan el triunfo del papado
al quedar instaurado tras la caída del

Imperio Romano en el 476 d.C. visto como la nueva Jerusalén.

No nos debe sorprender que el origen de la interpretación preterista y su


exposición en el párrafo anterior proceda de un sacerdote Jesuita
llamado Luis de Alcazar, que en el siglo XVII la presentaba para su
distribución con la intención de ofrecer una interpretación de los eventos
escatológicos que no identificase al papado y al catolicismo con el
anticristo y la Babilonia que mata a los verdaderos

Cristianos, como contemporáneamente a él ocurría con la "santa


inquisición". No sería este el único

Jesuita a quien encargarían difundir una doctrina que desviara la


atención sobre los hechos históricos cometidos por esta iglesia
inquisidora, y que los Cristianos reformados protestantes habían
difundido ya por todo el mundo, a la luz de la profecía Bíblica. Todo un
proyecto Católico para intentar que la iglesia Católica no fuese
identificada con la Babilonia de Apocalipsis, ni por su aspecto descrito
allí ni por sus hechos calcados al dedillo de su comportamiento durante
la Inquisición. La Biblia permaneció prohibida al católico hasta mediados
del siglo XX, para que no se "interpretara libremente", sino bajo la

"guía" de la "santa madre iglesia", que protege a sus hijos de la


"herejía".

Hoy en día, parte de la escuela preterista enseña que Apocalipsis se


escribió antes del 70d.C. para poder hacer ver que profetizaba los
eventos del 70, lo cual actualmente ha quedado desacreditado por la
cantidad de documentos descubiertos por la arqueología, en especial los
rollos de Qumran, que acreditan su datación en la isla de Patmos en el
95d.C. Por lo tanto, el preterismo extremo no tiene apoyo Bíblico en
cuanto a fecha de redacción, y queda a expensas de la mera
interpretación de una minoría. Pero tenemos otro argumento más, pues
según Ireneo (130-202 d.C) Juan escribió Apocalipsis al final del reinado
de Domiciano (81-96 d.C.). Ireneo fue discípulo de Policarpo (70-155
d.C.) que lo era directamente de Juan.
Únicamente se puede defender el preterismo simbólicamente, lo que se
conoce como idealismo, en el sentido de que Jesucristo ya ha vencido en
el creyente haciéndonos discípulos, ya ha venido en Su

Reino y reina en nuestras vidas, ya nos ha resucitado porque no


moriremos y ya nos ha librado del juicio al creer en Él. Pero hay que
tener mucho cuidado con aplicar esta interpretación de forma histórica,
pues la Biblia es bien clara en cuanto a que esperamos la venida del
Reino de Dios, ...venga

Tu Reino... Lucas 11:2, la segunda venida de Jesucristo de forma visible


y nuevos cielos y nueva tierra, lo cual aún no ha ocurrido, ni la
resurrección, ni el arrebatamiento, ni la batalla de Armagedón, ni tantas
profecías pendientes y futuristas que los preteristas creen cumplidas. Es
obvio que el Reino de Dios existe y que Dios reina sobre todo y en todo
tiempo, pero en la tierra los acontecimientos finales están pendientes de
cumplimiento.

El preterismo vería la lista de 12 eventos de la siguiente forma:

1.- La apostasía. Fin del tiempo de los Gentiles.

Aquellos primeros cristianos que dejaron la fe. Fin del Templo y de ser
hollado por romanos.

2.- La caída de Babilonia.

La caída de Jerusalén que se había prostituido con las naciones paganas,


como juicio por no recibir al Mesías.

3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y


las 7 copas de ira de

Apocalipsis.
Cuando vino Cristo y los eventos que ocurrieron hasta la caída de
Jerusalén. El juicio que trajo

Cristo a todo creyente en Su primera venida; un tanto idealista más


bien. El juicio sobre el

Templo e Israel en el 70 d.C.

4.- El anticristo y su dominio. El inicuo u hombre de pecado.


Construcción del III Templo de

Jerusalén. La abominación desoladora. La Gran Tribulación.

El cesar romano cubre los dos casos, su entrada en el Templo fue la


abominación desoladora y su persecución fue la Gran Tribulación.

5.- La batalla de Armagedón, todas las naciones contra Jerusalén y el


pueblo Judío en Israel.

Destrucción de Damasco.

Los ejércitos de Roma invadiendo Jerusalén. Damasco bajo poder de


Roma.

6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,


(Judíos Mesiánicos) los

144.000 sellados. Los Judíos que se entregaron a Cristo ante la


destrucción de Jerusalén.

7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las


nubes, y todo ojo le verá.

Apocalipsis 1:7.

Ya se produjo entre su primera venida y el 70 d.C. y "todo ojo lo debió


haber visto".
8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el
arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.

Otro evento cumplido en el 70 d.C. según esta visión profética, además


de los que ya resucitaron en Su resurrección cuando se abrieron los
sepulcros.

9.- Los 1000 años.

El tiempo entre la primera venida de Cristo y el 70 d.C. durando


cuarenta años, un tanto extraño el cálculo. Otros menos radicales optan
por la visión posmilenialista: milenio ahora en tiempos de la Iglesia que
reina en la tierra.

10.- El juicio final.

Cuando vino Cristo hace casi 2000 años. El preterismo parcial lo expone
de forma idealista, el juicio es constante.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra. Un nuevo orden mundial bajo la


Iglesia de Roma.

12.- La nueva Jerusalén. El establecimiento del Reino de Dios.

La primera iglesia en Roma, la antecesora del Vaticano y la Iglesia


Católica, según los Católicos que creen esta visión.

El preterismo anula la doctrina de la inminencia de la Parusía o segunda


venida del Señor, y todo el conjunto de la esperanza Cristiana en el
Reino futuro de Dios que se establecerá también de forma visible en la
nueva tierra y nuevo cielo, no solo en el cielo como ahora. Por su parte
el preterismo parcial, al ver la incongruencia de la postura radical,
excluye los eventos finales y los ubica en su sitio, al final.

ESCATOLOGÍA FUTURISTA
El futurismo ubica los acontecimientos finales en el futuro de la historia,
precisamente al final de los tiempos. Se interpretan todos los
acontecimientos proféticos incluidos en la lista de 12 como eventos
finales y todos ellos en la Biblia de forma literal, aunque sean
simbólicos, lo cual genera grandes problemas exegéticos, pues no puede
interpretarlos en su contexto ni en su significado Bíblico, que no es solo
literal, como todos sabemos; por ejemplo Apocalipsis, o mejor aún, las
parábolas del Señor, el gran Maestro de la simbología espiritual. Daniel
9:27, la última semana de las 70 semanas como el periodo de siete
años que se iniciará con el dominio del personaje llamado anticristo,
visto como una persona que se levantará al final de los tiempos
recibiendo poder del diablo y levantándose contra la

Iglesia y la Ley de Dios. La resurrección y el rapto, la segunda venida


del Señor en Su Reino y el milenio, son todos acontecimientos marcados
por dicha venida de Cristo al final del tiempo de la historia de la
humanidad y del universo. Cabe resaltar que aunque hoy en día la
mayoría de iglesias evangélicas, bautistas y pentecostales enseñan esta
doctrina escatológica en sus dos versiones más claras con respecto al
milenio, la premilenialista histórica y la premilenialista
dispensacionalista, el origen radical de esta interpretación no procede
del protestantismo.

El sacerdote Jesuita Francisco de Ribera publicaría su "Comentario de


Apocalipsis" en 1602 con una interpretación futura de todos los
acontecimientos escatológicos y de este modo evitaría que el papado y
el catolicismo fueran identificados con el anticristo y la Babilonia que
mata a los verdaderos
Cristianos, como contemporáneamente a él ocurría con la "santa
inquisición". El paso de esta doctrina al protestantismo tiene dos
orígenes.

En la historia encontramos una transición del milenarismo Judío al


Cristiano en Justino mártir, y la mención de las siete etapas en Agustín
de Hipona y más tarde a tres jesuitas de la contra reforma católica:
Ribera, Bellarmino, y Lacunza y más tarde al protestante John Nelson
Darby, en el siglo XIX que tras llegar a ser ministro de la iglesia
episcopal de Inglaterra, viendo su funcionamiento por dentro, salió de
ella para luchar contra la iglesia nacional establecida y se integró en las
Asambleas de

Hermanos, movimiento que lideraría acuñando el sistema de


interpretación Bíblica llamado dispensacionalista actual. Estas iglesias
hasta el día de hoy defienden esta interpretación escatológica que apoya
un milenio de Israel sin la Iglesia, típicamente parte de la escatología de
las últimas iglesias fundamentalistas carismáticas o neo pentecostales y
algunas mesiánicas o cristianas sionistas.

De ahí fue añadida esta visión a la Biblia anotada de Scofield que inundó
EE.UU. durante principios de siglo XX. Su influencia fue tal que es la
forma más conocida de escatología en muchas iglesias evangélicas
actuales, sobre todo entre aquellos Cristianos que nunca han estudiado
teología y siguen ciegamente su denominación. No ocurre así en las
iglesias reformadas, las calvinistas, pues se adhieren a la visión idealista
amilenial o a un preterismo parcial.

El futurismo centra pues los acontecimientos finales, justo antes y


después del milenio de Apocalipsis
20. El milenio en sí, como puede verse en el ANEXO, es interpretado de
distintas formas: como un período simbólico, (amilenial, idealista), como
lo son tantos datos del Apocalipsis de Juan, el libro simbólico por
excelencia de la Biblia. Los que ven el milenio como un período literal de
mil años en el que Cristo reinará desde Jerusalén y los que lo entienden
como el período de la Iglesia, bien en la tierra o en el cielo.
Dependiendo de la postura, la venida de nuestro Señor Jesucristo se
ubica antes o después del milenio, y con Su venida el arrebatamiento.
La escatología futurista es básicamente premilenialismo, que puede ser
histórico o dispensacionalista, este último conocido también como
futurismo extremo, doctrinas que veremos seguidamente.

La escatología premilenialista dispensacional o futurismo extremo ve el


milenio en la tierra también después de la segunda venida de Jesucristo.
Sucediendo el rapto de la Iglesia fiel antes de la Gran

Tribulación y después del reinado del anticristo por siete años (la última
de las 70 Semanas de Daniel tras la reconstrucción del III Templo de
Jerusalén. El dispensacionalismo enseña que Jesucristo como

Mesías aceptado por Israel al final del tiempo, según la profecía, reinará
desde Jerusalén en el III

Templo que será reconstruido, y lo hará para todas las naciones,


cumpliendo así todas las promesas a

Israel. El sistema de culto de la Torá tendría entonces que ser


modificado al estar Yahshua presente como rey, pero el caso es que
esta interpretación acepta la vuelta atrás a los cultos levíticos y los
sacrificios de animales, cosas que han quedado cumplidas en Cristo en
la Cruz. Esta interpretación es la propuesta por muchos Judíos
Mesiánicos, que normalmente defienden el premilenialismo, bien
histórico o bien dispensacionalista.

La escatología premilenialista histórica sin embargo ve el milenio


después de tribulación al final de los tiempos de la Iglesia y del retorno
de Israel a su tierra una vez se convierta a Jesucristo, (Romanos

11). La Iglesia es protegida de la ira venidera enviada por Dios a la


tierra antes del juicio. La Iglesia incluye a Israel y a Gentiles pero Israel
tiene un papel nacional al convertirse como nación según la profecía de
Romanos 11. El premilenialismo histórico suaviza la postura radical del
dispensacionalista habiéndose convertido en la postura defendida a día
de hoy por la mayoría de iglesias bautistas de la conferencia sur
norteamericanas, europeas y mundiales (South Baptist Confession). A
mi juicio es la postura (de las establecidas, sin ser modificada) que más
cerca está de la realidad junto a la amilenialista.

El amilenialismo entiende el milenio desde la ascensión de Jesús en


gloria a la diestra del Padre hasta la segunda venida, mientras tanto
reina en el Cielo a la diestra de Dios Padre. La segunda venida de

Jesucristo ocurre después del milenio del Cielo o era entre la ascensión y
la segunda venida. Es por esto que el futurismo incluye normalmente el
amilenialismo, pues ve los acontecimientos escatológicos como al final
de los tiempos aunque el milenio lo vea de forma simbólica y desde el
cielo. Los Credos apostólicos son todos amileniales. Israel recibe solo los
juicios y es sustituido por la Iglesia que recibe las promesas. Israel es
dejado sin porvenir nacional en contra de la Escritura y quedan anuladas
las profecías evidentes como la cumplida en 1948 sobre Ezequiel 39. No
habrá ningún milenio literal en la tierra del Reino de Cristo sino que es
un reino eterno. Se excluyó el milenialismo en el concilio de
Éfeso en 431d.C. quedando como un antiguo sueño del judaísmo del
Antiguo Testamento, a los ojos de la iglesia de entonces. Se entiende
como un período espiritual. Agustín de Hipona, Lutero, Calvino, todos
amilenialistas.

La escatología postmilenialista ve el milenio como vigente aquí y ahora


desde la primera venida de

Cristo hasta la segunda venida; la Iglesia reina ahora y es el reino de


Dios en la tierra que mediante la

Gran Comisión convertirá a la mayor parte del mundo, y conseguirá


hacer un mundo mejor y traer la paz mundial, lo cual se opone a la
profética apostasía final, ¿no es una evidencia de cómo va el mundo?.
Se considera que la Iglesia ha sustituido a Israel pero se mantiene lo
expuesto en la Biblia sobre la conversión de los Judíos al final del
tiempo, como así está sucediendo entre los Mesiánicos. La escatología
postmilenial ve los acontecimientos finales también al final de los
tiempos, es por esto que se incluye en el futurismo, aunque entienda el
milenio de forma historicista.

El futurismo vería la lista de 12 eventos de la siguiente forma:

1.- La apostasía. Fin del tiempo de los Gentiles.

Al final de los tiempos. Durante el dominio del anticristo. El III Templo


durante el milenio.

2.- La caída de Babilonia.

El Vaticano caerá al final del tiempo... tan y como lo prevé Apocalipsis


18.
3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y
las 7 copas de ira de

Apocalipsis.

Durante los 3,5 años del dominio del anticristo...

4.- El anticristo y su dominio. El inicuo o hombre de pecado.


Construcción del III Templo de

Jerusalén. La abominación desoladora. La Gran Tribulación.

El personaje que se levantará como gobernador mundial y que hará un


pacto engañoso con los

Judíos, se construirá el III Templo y finalmente se sentará en él siendo


la abominación. La Gran

Tribulación será la gran persecución contra la Iglesia en sus días.

5.- La batalla de Armagedón, todas las naciones contra Jerusalén y el


pueblo Judío en Israel.

Destrucción de Damasco.

Se reunirán todas las naciones unidas contra Israel en el valle de


Meguido al norte de Jerusalén.

Damasco sufrirá un ataque, posiblemente de Israel o un terremoto


devastador.

6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,


(Judíos Mesiánicos) los 144.000 sellados. Viendo que van a ser
aniquilados, Israel al ver que viene Jesucristo se entrega en Sus manos,
quien los salvará destruyendo a los ejércitos que vienen contra ellos.
7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las
nubes, y todo ojo le verá.

Apocalipsis 1:7. De cumplimiento literal y premilenial.

8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el


arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.

El rapto secreto pretribulacional y premilenial. Luego volverá el Señor


con los santos, tras el anticristo.

9.- Los 1000 años. El enemigo es atado y los Judíos reinan con Cristo.

El resto son eventos futuros.

10.- El juicio final.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra.

12.- La nueva Jerusalén. El establecimiento del Reino de Dios.

El futurismo permite ubicar los eventos escatológicos al final de los


tiempos como debería ser lo correcto, el problema es que incluye
eventos que no son finales y que ya se han cumplido por una parte,

y por otra los ubica después de la venida de Jesucristo en dos tiempos:


una secreta para el rapto y otra

visible tras el anticristo, lo que suma tres venidas.

ESCATOLOGÍA IDEALISTA

El idealismo interpreta los acontecimientos escatológicos de forma


espiritual y simbólica, a lo largo de la época de la Iglesia, como
características en lugar de personajes o eventos históricos. Se centra en
Jesucristo en lugar de en las distintas visiones proféticas de eventos y
de fechas, etc, según sus defensores.

No obstante, conviene explicar que su estudio es de utilidad en cuanto


al simbolismo espiritual que engloba toda la historia de la Iglesia.
Ejemplos claros de la visión idealista en eventos que se cumplen
durante la historia de la Iglesia son el milenio (amilenialismo), la Gran
Tribulación como característica de la persecución contra la Iglesia de
toda época, la bestia o el anticristo como todo lo que se opone a Cristo
en lugar de personajes específicos, o los sellos, trompetas y copas de
Apocalipsis como la guerra entre ángeles de los dos bandos, en los
lugares celestes. Todo este panorama elimina la historicidad de la
profecía Bíblica. ¿Cómo se explicará la venida del Señor en persona, el
regreso de Israel a su tierra, la resurrección, etc.?

El idealismo vería la lista de 12 eventos de la siguiente forma:

1.- La apostasía. Fin del tiempo de los Gentiles.

La apostasía es una característica de aquellos que durante el


Cristianismo abandonan la fe.

2.- La caída de Babilonia.

Símbolo de la caída de una sociedad materialista, carnal y anticristiana


en el nuevo creyente que recibe a Cristo, a lo largo de la historia. El
relativismo.

3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y


las 7 copas de ira de

Apocalipsis.
El juicio de Dios es continuo sobre todos aquellos que El castiga durante
la historia por ser gente enemiga del amor de Dios y gente impía, sin
misericordia y sin fe. Todos los eventos de la historia sin mencionar
ninguno en particular.

4.- El anticristo y su dominio. El inicuo o hombre de pecado.


Construcción del III Templo de Jerusalén. La abominación desoladora.
La Gran Tribulación.

El anticristo es todo aquello que se opone a Cristo al igual que el inicuo,


no es una persona sino una potestad. La Gran Tribulación es la
persecución Cristiana a lo largo de la historia de la Iglesia sin especificar
ningún evento en particular, sino una característica de la posición
prometida a la Iglesia que vive en el mundo apostata, dominio del
enemigo de Dios.

5.- La batalla de Armagedón, todas las naciones contra Jerusalén y el


pueblo Judío en Israel.

Destrucción de Damasco.

De nuevo vemos la visión simbólica en la lucha entre los ángeles de los


dos bandos y en contra de los Judíos y de la Iglesia durante la historia,
como se ve a día de hoy. Damasco es vista como su abandono de ciudad
cristiana, aunque al principio fuera receptora de la fe.

6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,


(Judíos Mesiánicos) los 144.000 sellados. Viendo que van a ser
aniquilados, Israel al ver que viene Jesucristo se entrega en Sus manos,
quien los salvará destruyendo a los ejércitos que vienen contra ellos. La
postura idealista tiende al supersesionismo, Israel ahora es la Iglesia.
7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las
nubes, y todo ojo le verá.

Apocalipsis 1:7.

Cristo viene en el creyente y todo el que tiene fe lo ve.

8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el


arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.

...Con Cristo hemos resucitado...

9.- Los 1000 años. El enemigo es atado en las regiones celestes en


cuanto a la obra evangelística de la Gran

Comisión y los santos reinan con Cristo en la Iglesia a lo largo de la


historia hasta la segunda venida de Cristo. El amilenialismo.

10.- El juicio final. Es el evento del que son librados aquellos que son
salvos por la fe y situación en la que se encuentran los que rechazan la
gracia de Dios.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra. En el Cristiano se produce una nueva


visión de los mismos que son establecidos en su corazón para la
eternidad.

12.- La nueva Jerusalén. El establecimiento del Reino de Dios.

En los cielos está la ciudad santa y en el Cristiano el Reino de Dios.

El idealismo tiene el problema de anular la visión profética de eventos y


personajes específicos durante la historia, como es el claro ejemplo de
que no se puede idealizar la primera venida del Mesías

Jesucristo que fue un evento histórico y Su resurrección, como también


lo han sido todas las profecías del Antiguo Testamento, así también lo
han de ser las futuras del Nuevo Testamento de los tiempos finales que
aquí estamos tratando. Tenemos en San Agustín y en San Cirilo las
fuentes conocida más clara y antigua del Cristianismo idealista de
Alejandría influidos por el platonismo.

LA ESCATOLOGÍA JUDÍA Y LA ESCATOLOGÍA DE JESÚS

Jesús anunció, primero a los Judíos y luego a los Gentiles, el Reino de


Dios que es el fin del mensaje escatológico, y que ese Reino se había
acercado, que estaba entre los discípulos, en presente (era Él mismo el
Reino de Dios en la tierra que venía una primera vez para vencer al
pecado y a la muerte en la

Cruz y que vendría la segunda vez "Parusía" como Rey de gloria).

Según la escatología de Israel, Judía o rabínica, encontramos que para


que el reino le fuese restaurado a Israel tenían que ocurrir ciertos
acontecimientos profetizados.

El primero de los acontecimientos previos al Reino de Dios era la llegada


del Mesías, y Jesús o

Yahshua es el Mesías de Isaías 11. Otro de esos acontecimientos era el


arrepentimiento, (Isaías 44:22 o

Baruc 2:32), para que hubiese reunificación desde la dispersión entre


las naciones (Isaías 11:11), y esto es precisamente lo que Juan Bautista
anunciaba, pues él era el precursor del Mesías que reunió en

Pentecostés a todas las naciones en un primer paso, para dar lugar al


tiempo de los Gentiles que una vez ha regresado Israel a su tierra en
1948 tiene un tiempo de arrepentimiento (¿70 años, 2018?) tras el cual
la tierra será llena del conocimiento del Señor (Isaías 11:12) y se
cumpla un milagro igual que la conversión de Ciro rey de Persia, (el
equivalente hoy al dirigente iraní, enemigo acérrimo de Israel como
vemos constantemente en las noticias) que en su primer año de reinado
fue tocado por YHWH abriendo su corazón y dando orden de hacer casa
al Dios universal en el Monte del Templo, porque Él es el Dios verdadero
(Esdras 1), y el milagro es que los reyes de la tierra se entregarán
voluntariamente al Rey de reyes, Jesucristo. Isaías 66.

Otro de los acontecimientos que el judaísmo esperaba para el


cumplimiento del "éschaton" o tiempo final, era que Dios mismo sería el
que construiría el nuevo Templo, lo cual es harto conocido por los
rabinos y así se enseña en las sinagogas al pueblo de Israel, es por esto
que hay mucha oposición por parte de un determinado grupo de Judíos
ortodoxos a la construcción por manos humanas del III Templo. Jesús
era ese nuevo Templo que levantó Dios al tercer día en la resurrección,
y con Él, el nuestro en nuestra alma. Del mismo modo y en coherencia
con esta afirmación que bien podríamos calificar de idealista,
encontraremos base Bíblica profética en el contexto del éschaton en
Apocalipsis

21 en referencia a la nueva Jerusalén: ...Y no vi en ella Templo, porque


el Señor Dios Todopoderoso es el Templo de ella y el Cordero. También
se encuentra en los rollos de Qumran la idea escatológica de que es el
mismo Dios quien construye un nuevo y final Templo, para lo que había
la idea de que no habría ninguno antes del tiempo del fin, o que el que
hubiese sería sustituido. La finalidad del Templo era el ofrecimiento de
sacrificios por los pecados de pueblo derramando la sangre expiatoria en
lugar de de la nuestra, pero una vez el Hijo de Dios ha dado Su sangre
por nosotros de una vez para siempre, el

Templo ya no es necesario.
Como sabemos, el Templo fue destruido en el 70 d.C. por las tropas
romanas del césar, cumpliendo la profecía de Jesús: ...de cierto no
quedará piedra sobre piedra que no sea derribada... Y esto era la
contraposición a Su anuncio sobre Su cuerpo que sí sería levantado, en
dos significados, Su resurrección y Su Iglesia, los dos fueron levantados
hasta hoy y para siempre. La confirmación no tardaría en llegar cuando
al morir Jesucristo en la Cruz, el velo del Lugar Santísimo se partió en
dos de arriba abajo, quedando así patente para los sacerdotes levíticos
que Dios rompía la santidad del lugar.

Sería a partir de entonces, y una vez resucitado Jesús, que el nuevo


Templo caminaba entre la Iglesia primitiva, la cual se convertía, tras Su
ascensión en un nuevo concepto de Templo, el formado por almas llenas
del Espíritu Santo, el nuevo Lugar Santo donde habita Dios. Por otra
parte los Gentiles seríamos admitidos como pueblo santo por la fe en él
y si guardábamos sus Mandamientos (si es que le amamos), algo que en
Cristo y por la fe ya es cumplido gracias a la predicación del Evangelio a
Judíos y a Gentiles. Cuando entrase la plenitud de los Gentiles
(Romanos 11:25) todo Israel sería salvo.

El nacionalismo Judío y su idea milenarista que impregna el


premilenialismo, es pues una doctrina que tiene sus esperanzas en un
reino restaurado físico y literal de Israel, con el famoso (actualmente)
III

Templo y sus sacrificios. El mismo reino que esperaban los celotes


(contemporáneos de Jesús), y el mismo que una vez vivieron con David
y Salomón. Seguramente el Señor dejará que lo edifiquen para que
comprendan que no es el físico sino el del alma el que busca Dios para
habitar, el alma nuestra en la que more el Espíritu Santo. De nuevo: ...Y
no vi en ella Templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el Templo
de ella, y el Cordero. Apocalipsis 21:22.

Las profecías escatológicas de Zacarías 14, Isaías 60, 65:17-25 y 66


bien se podrían cumplir en los nuevos cielos y la nueva tierra, en la
nueva Jerusalén, no en el milenio (o no solamente en el milenio) que
puede ser visto a su vez como "un día de Dios" el día de la preparación
del juicio final: ...Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la
luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella...
Apocalipsis 21:24. Este es el panorama eterno. Y parte de ellas en el
pasado, pues sobre la reconstrucción del muro de Jerusalén y sobre el
Templo ya hubo parte de la profecía de Isaías que escribió allá por el
750 a.C. y que en tiempos de Ciro y Artajerjes ejecutarían Esdras y
Nehemías posteriormente sobre el 450 a.C. El resto se puede haber
cumplido también con el Templo de Herodes.

Lo más relevante y concluyente, tanto para Judíos como para Gentiles


en el panorama escatológico es cuando vemos cuanto interés y
esperanza había entre los Judíos porque viniese el nuevo estatus del
reino restaurado, en la pregunta de los discípulos al Señor tras Su
resurrección, en el mismo instante previo a Su ascensión, lo último que
le preguntan, es sobre la gran esperanza de Israel:

...¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo...? y Su respuesta fue:


...No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre
puso en Su sola potestad; 8pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en

Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9Y habiendo dicho estas cosas,


viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus
ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que
él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras
blancas,

11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis
mirando al cielo? Este mismo

Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le


habéis visto ir al cielo... Hechos

1:6-11.

Así es que los discípulos tenían la esperanza de que ya se establecería el


Reino de Dios, que en la visión Judía es la restauración del reino, pero el
Señor en lugar de responderles lo que ellos esperaban les responde que
ahora que Él ha cumplido todo lo que hacía falta según las profecías,
para que se pudiera construir el Reino el Reino, los envía al mundo a
predicar el Evangelio de la salvación para el Reino de Dios en un tiempo
futuro, hasta ahora dos mil años. Si hubiese sido en Su primera venida,
¿dónde quedaría la esperanza de los Gentiles?¿dónde el plan de Dios,
perfecto, en el que se demuestra que el Señor hace una nueva creación,
un nuevo pueblo formado por Judíos y Gentiles de todas las naciones de
la tierra mediante la premisa de un corazón dispuesto y que ama a Dios,
que recibe el don de la fe en Su obra redentora en la Cruz del Calvario?.

LA ESCATOLOGÍA EN SUS DOS APLICACIONES

Después de haber estudiado las distintas formas de ver la escatología


conviene, antes de hacer el resumen final, saber enfocar la escatología a
sus dos aplicaciones: hacia el individuo y hacia la humanidad.

ESCATOLOGÍA PERSONAL

La escatología personal se centra en la segunda venida de Jesucristo y


nuestra reunión personal con Él.
La muerte, la resurrección, el arrebatamiento. ¿Dónde va el alma, y el
espíritu?. La mentira anti-Bíblica del purgatorio. ¿Cómo es el nuevo
cuerpo?. ¿A dónde van los muertos? . Cielo e Infierno. El Reino de

Dios.

El efecto que produce en el creyente su postura doctrinal teológica sobre


escatología determina como vive su vida como Cristiano, tanto en la
iglesia como en la sociedad. Los esfuerzos diarios que hará a nivel del
cumplimiento de la Gran Comisión de predicar el Evangelio como parte
de la Iglesia de

Cristo, la emanación del amor de Dios desde su corazón por la


intervención del Espíritu Santo, la esperanza en su corazón y la fuerza
para vivir una vida plena en Cristo imitando al Señor. Sus esfuerzos en
hacer buenas obras por amor al prójimo, su alabanza continua, su vida
gozosa. Su obediencia y confianza en Dios. El cumplimiento de Sus
mandamientos, no para justificarse, sino por amor de

Cristo, pues así nos lo pide en Su Palabra: ...Si me amáis guardad mis
mandamientos... Su postura sobre el Israel físico y la fe en el
remanente de Israel (con independencia de su postura sobre el milenio).
Y su preparación para fortalecerse, ser valiente y estar velando,
respecto a la Gran Tribulación tomando su cruz cada día ante las señales
del fin de los tiempos y su expectación sobre la venida de

Jesucristo. Todo esto afecta su forma de presentar el Evangelio y cómo


lee y lo que espera de la Biblia cuando la lee, además de afectar a sus
oraciones: por qué da gracias, qué pide y por quienes.

ESCATOLOGÍA GENERAL
La escatología general se centra en la segunda venida de Jesucristo para
toda la Iglesia en general, como cuerpo de Jesucristo y que verá toda la
humanidad: Apocalipsis 1:7.

La Apostasía, El Fin del Tiempo de los Gentiles, La Gran Tribulación, El


Arrebatamiento, La Ira de

Dios (sellos, trompetas y copas), La Batalla de Armagedón, La Salvación


de Israel, La Siega, La Caída de Babilonia (sistema de la sociedad y de
las religiones y las falsas iglesias), Las Bodas del Cordero, El

Milenio y las posturas teológicas, El Juicio final, Nuevos Cielos y Nueva


Tierra, la Nueva Jerusalén, La Venida de Jesucristo. ¿Viviremos la
eternidad en el cielo o en la tierra?. Es pues una visión clara del futuro
profético, o escatología, basada en la Biblia la que hará que el

Cristiano y la Iglesia, cualquier congregación, independientemente del


tamaño, mantendrán la esperanza y la confianza en el plan de Dios,
junto con una teología basada en la famosa "Sana

Doctrina" que constituirán el alimento sólido que procede del amor de


Dios, el cual es la fuente de nuestra vida espiritual, lo que nos
mantendrá en Su camino hasta que se cumpla la profecía escatológica
con la segunda venida del Señor en gloria y establecimiento de Su
Reino, por los siglos de los siglos, amén.

LAS 12 PROFECÍAS ESCATOLÓGICAS DESDE JESUCRISTO.NET

En Jesucristo.net siempre he defendido una visión completa de la Biblia


en cuatro dimensiones reflejadas en la descripción de este ministerio
como también lo expone Pablo en Efesios 3:18-19:

...seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál


sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos
de toda la plenitud de Dios.

Un ejemplo práctico sobre cómo ver en un mismo documento, plano o


jeroglífico distintos mensajes siendo el mismo, lo vemos en las famosas
gafas multifocales que han sido atribuidas como invento a Benjamin
Franklin, presidente de Estados Unidos e inventor, (quien en realidad
inventó las bifocales), con las cuales se podía leer un mensaje de varias
dimensiones y con tintas de distintos colores en un mapa, que a simple
vista eran inexistentes al lector común, pero que con las gafas, con
cristales de diversos colores, y no solo con ellas, sino sabiendo usarlas
se podía ver todo el mensaje, que luego había que saber interpretar.
Para los que conozcan la historia he mezclado algo real histórico con
algo imaginario.

Del mismo modo la Escritura nos muestra cuatro campos de exégesis, la


anchura, la longitud, la profundidad y la altura, que bien podríamos ver
en alegoría en el historicismo, el preterismo, el futurismo y el idealismo
y que en general la Biblia nos muestra a través de la historia lineal que
nos muestra de la humanidad y el cosmos, lo que ha quedado
literalmente comprobado sobre la historia de

Israel y la Iglesia, lo profético, tanto cumplido como por cumplirse y el


significado espiritual para el

Cristiano en su relación personal con Dios en el templo interior del alma,


y en el corazón en Espíritu.

1.- La apostasía. Fin del tiempo de los Gentiles.

La apostasía desde luego es una característica de un tiempo en el que el


Cristianismo y la sociedad en general apostatan de la fe, ¿le suena?,
además de ser un estado en el que cae un hermano que abandona la fe
tentado por el enemigo de la Iglesia y del mundo, pero del que puede
volver como el hijo pródigo, además de una sociedad corrupta en cuanto
a la moral de

Dios, al modelo de Sodoma y Gomorra, de las que recordamos el juicio


que recibieron de parte de Dios. Es pues un evento futuro, quizá ya
presente además de un evento a nivel personal. Aquí veríamos dos
posturas validas: la futurista y la idealista. El fin del tiempo de los
Gentiles es un evento que está claramente relacionado con que el Monte
del Templo deje de ser pisado por los no Judíos que puede ser
historicista y preterista en el 70 d.C. pero que pronto puede verse
realizado como futurista si comienzan la construcción del III Templo
según vemos en las noticias en Israel. El idealismo lleva este
acontecimiento a la mente, al fin del dominio del mundo sobre un
Cristiano que ha nacido de nuevo.

2.- La caída de Babilonia.

Su descripción es la de una ciudad asentada sobre 7 colinas, y hay dos


que cumplen el requisito:

Jerusalén y el Vaticano. Efectivamente las dos han caído, una en el 70


d.C. y otra en su poder sobre los reinos del mundo, de modo preterista
e historicista. Pero hay una tercera que se nos tiene que caer en el alma
(por nuestro sentimiento) y en la mente (en nuestro pensamiento), que
son todas las religiones que anteponen las tradiciones de hombres en
lugar de la Palabra de Dios.

Si el hombre confía en tradiciones y costumbres de las naciones


contrarias a la Palabra de Dios, su vida estará fundada sobre los siete
pilares de la confianza del mundo, los siete demonios que sacó el Señor
de María Magdalena, una alegoría de nosotros mismos a la vez que una
mujer real, para que nazca en nosotros la ciudad de Dios que todos
llevamos dentro cuando nacemos de nuevo, como lo expone Agustín de
Hipona en "La Ciudad de Dios", para confiar en Jesucristo que trae a
nuestra alma la nueva Jerusalén, la cual también de forma futurista
vendrá al final de los tiempos como evento escatológico, nuestra
morada eterna junto a Dios.

3.- El juicio de Dios sobre la humanidad, los 7 sellos, las 7 trompetas y


las 7 copas de ira de

Apocalipsis.

Dios es el juez justo que juzga de continuo a los hombres en sus vidas y
que además envía Sus juicios cada día, pero además habrá un periodo
de señales proféticas que serán precursoras de lasegunda venida del
Señor, y que ya estamos viendo en acción. Este apartado puede verse
de lascuatro formas y al final lo veremos con claridad.

4.- El anticristo y su dominio. El inicuo o hombre de pecado.


Construcción del III Templo de

Jerusalén. La abominación desoladora. La Gran Tribulación.

Según Juan evangelista quien nos habla del anticristo, lo describe como
una potestad espiritualen las regiones celestes, contemporánea a él
mismo que rige en el mundo y que se opone a

Cristo, 1Juan 2:18. Ha habido también en ciertos césares la actitud


misma además de laprofanación del Templo como lo hubo antes de
Roma. Pero el evento del III Templo puedevolver a poner la situación en
futurismo si entra en él profanándolo y proclamándose dios, comohacían
los césares como tantos personajes de la historia. La Gran Tribulación
ha sido sufrida enparte por la primera iglesia en los circos, por los
santos bajo la inquisición, el holocausto y elhecho de que exista una
apostasía final, implica que habrá persecución contra la Iglesia, como
lahay cada día más en todos los países al mismo tiempo por las nuevas
leyes laicistas y anticristo.

Un panorama de nuevo historicista, preterista, futurista e idealista,


porque el Cristiano esperseguido siempre por causa de Su Nombre,
hasta Su venida.

5.- La batalla de Armagedón, todas las naciones contra Jerusalén y el


pueblo Judío en Israel.

Destrucción de Damasco.

Damasco no ha dejado de ser ciudad aún, por lo que solo puede ser
futurista. Armagedón tienedos posibles eventos, pero pienso que el
futurista es el correcto.

6.- La conversión de Israel a Jesucristo, el Mesías Yahshua o Yeshúa,


(Judíos Mesiánicos) los

144.000 sellados.

Viendo que van a ser aniquilados, Israel al ver que viene Jesucristo se
entrega en Sus manos,quien los salvará destruyendo a los ejércitos que
vienen contra ellos. Según Pablo en Romanos

11:25-36 es del todo futurista y lo vemos en parte en los Mesiánicos y


en su rápido crecimiento desde que Israel volvió a su tierra en 1948.

7.- La segunda venida de Jesucristo en gloria como Rey de reyes, en las


nubes, y todo ojo le verá.

Apocalipsis 1:7.
Bajo mi punto de vista es futurista sin lugar a dudas, y la esperanza del
Cristianismo, otra visión,a mi juicio sería anti Bíblica.

8.- La resurrección de los muertos, justos e injustos, y el


arrebatamiento de los Cristianos vivos en la venida del Señor en el aire.

Sin olvidar la resurrección de muchos muertos cuando Cristo resucitó,


de modo general y universal es también un evento futurista pero hay
que matizar si es Amilenialista, premilenialista o posmilenialista, lo cual
dejo a cada uno en particular o en su iglesia.

9.- Los 1000 años.

El enemigo es atado y los santos reinan con Cristo. Este evento puede
ser futurista premilenial, literal o no, historicista, e idealista, pues: ...un
día es como mil años y mil años como un día... 2

Pedro. La cuestión es que un reino literal del Mesías con el


restablecimiento de los sacrificios para el perdón de los pecados no es
parte de la sana doctrina, pues Cristo ya dio Su sangre para pagar por
los pecados. Por lo tanto el milenio es visto como aquí y ahora por los
posmilenialista siendo su iglesia el Reino de Dios. Visto por los
Amilenialista como el Reino de Dios aquí y ahora pero estando el Rey en
el cielo y gobernándolo todo desde allí, "...hágase Tu voluntad, como en
el cielo así en la tierra..." Mateo 6:10.

10.- El juicio final.

Futurismo para los que resucitarán que sean enemigos de Dios. Los que
han creído y vivido una vida santa tienen acceso al Reino de Dios.

11.- Nuevos cielos y nueva tierra.

Futurista cuando todo esté cumplido.


12.- La nueva Jerusalén. El establecimiento del Reino de Dios.

Del mismo modo es el evento final del futurismo, pero también en el


Cristiano es idealismo vivo.

Esta exposición explica que existen puntos válidos en las cuatro líneas
escatológicas pero que no se pueden aplicar por separado al panorama
escatológico, sino que cada una aporta partes necesarias para configurar
la enseñanza que la Biblia nos aporta, eliminando las divisiones
doctrinales, denominacionales y seminaristas que la escatología como
tal ha experimentado a lo largo de la historia del Cristianismo, sin duda
el ataque del enemigo para confundir y dividir.

Mi exposición pretende que lo que he llamado Escatología Completa no


se convierta en una nueva línea doctrinal sino en un esfuerzo que invito
a todo Cristiano a hacer para dejarse enseñar por el

Espíritu del Señor a la luz de la Biblia, lejos de la influencia de lo


establecido, lo tradicional y evitar así discusiones que no producen
frutos del Espíritu.

Escuelas de interpretación de Apocalipsis

Central de Sermones 13 abril, 2016 Estudios Biblicos Deje un


comentario 7,155 Vistas

Estudios Biblicos – Predicas Cristianas

A través de la historia de la Iglesia, se han usado muchas pautas para


interpretar la profecía, cristianos y exegetas de la palabra de Dios
difieren en su método general de abordar la profecía del tiempo del fin.
Las teorías interpretativas han sido numerosas y ampliamente
divergentes.

Estas han sido clasificadas en diferentes escuelas de interpretación tales


como la «preterista», «historicista», «futurista», «dispensacionalista» y
«espiritual». En este sentido, a menudo se combinan o se mezclan.
Cabe anotar que esta son las más sobresalientes porque también
existen otras con menos trascendencia.

Esta consideración se aplica más directamente a cómo las personas


interpretan el libro de Apocalipsis y las revelaciones de Daniel a la luz
del uno con el otro, sin embargo antes de abordarlas debemos tener
presente el pre milenarismo, definida como una escuela basada en la
interpretación literal y el a milenarismo encaminada a un lenguaje
figurado.

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1.1-Interpretación «preterista» o «histórico-contemporánea» considera


que las visiones de Apocalipsis se refieren en lo fundamental, a hechos
ocurridos en las décadas finales del primer siglo d.C., durante la época
del profeta Juan. La profecía aludiría a la persecución que contra los
cristianos desató la «bestia», usualmente identificada con Nerón o
Domiciano, y proseguida después por el gobierno romano, llamado
«Babilonia».

El libro de Apocalipsis fue escrito para alentar a los creyentes con la


esperanza de que Dios interviniera, destruiría a la «bestia», liberaría a
su pueblo y establecería su Reino eterno. Algunos preteristas defienden
la tesis de que Apocalipsis sólo se ocupa de la destrucción, en el año 70
d.C., de Jerusalén, el templo y la vieja era del judaísmo apóstata.
Esta posición es sostenida, mayormente, por comentaristas y críticos
bíblicos liberales que “repudian” el milagro de la predicción, y prefieren
el más razonable y elegante “Vaticinium ex-eventum” (profecía después
de lo ocurrido). Por lo general, consideran que el libro de Daniel tiene
sólo un valor histórico, más no profético.

Este entendimiento carece de lógica, y no se ajusta tampoco a la


realidad de muchas de las profecías del mismo. Si su cumplimiento ya
se hubiera realizado en el primer siglo, durante el Imperio Romano
(como opinan los seguidores de la interpretación Preterista), entonces la
bendición de dicho libro ya no vendría a nosotros puesto que las cosas
que > (1: 1), ya habrían ocurrido, y ya se habrían cumplido por tanto.
No obstante, esto nunca podría ser así, ya que según leeremos, existen
múltiples eventos descritos que todavía no se han cumplido, y eso que
ya han pasado casi dos mil años desde la manifestación de dicha
revelación dada a la Iglesia por medio de Juan (1: 1, 2). Algunas de
esas cosas, tomémoslas como ejemplo: Nada menos que el
Arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4: 13-18); el levantamiento de la
Bestia Anticristo y de su falso profeta; la venida en gloria de nuestro
Señor a esta tierra (Ap. 19: 19- 21), o el Reino Milenial (Ap. 20).

1.2-Interpretación «historicista», Apocalipsis contiene visiones que


predicen importantes momentos y acontecimientos de la historia
humana, desde los días de Roma hasta el fin de esta era, en la que
impera el mal. En el libro se descubren veladas referencias a varias olas
de invasiones bárbaras, el surgimiento del Islam, la Reforma
Protestante, la Contrarreforma, la Revolución Francesa, la Primera
Guerra Mundial, y así por el estilo. La «bestia» ha sido identificada en
ocasiones con Mahoma, el Papa, Napoleón o algún dictador posterior.
Quienes defienden esta teoría se las arreglan ingeniosamente para
encontrar en la historia política europea el cumplimiento de algunas de
las visiones apocalípticas, las cuales responderían a un orden
cronológico.

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Aunque no se puede asegurar de qué acontecimientos históricos


específicos, del segundo siglo al presente, se habla en la profecía, los
sucesos históricos y movimientos mundiales ilustran una y otra vez los
principios que allí se invocan.

El comentarista Mathew Henry escribe lo siguiente al respecto: >.


Además, es evidente que muchos de los eventos descritos en el libro,
todavía no han ocurrido (todo lo que se describe desde el capítulo seis
en adelante).

Los Adventistas del Séptimo Día creen que éste es el método que mejor
se adecua a los principios de interpretación de las Sagradas Escrituras.
Es el único método que respeta la intuición histórica de los autores
bíblicos como tales.

1.3. Interpretación «futurista» Por definición, este es el sistema de


todos los exegetas que interpretan la profecía en su sentido literal,
tratando de diferenciar los hechos de los símbolos. La realidad es que
este libro es escatológico en su mayor parte, es decir, que habla de las
cosas que han de ocurrir (1: 19c), por lo tanto, la profecía que contiene,
la cual es la base del libro, debe entenderse en su sentido literal siempre
que sea posible, y no en un sentido puramente simbólico.

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Dice W.M. Smith: > es decir, considera Apocalipsis en lo fundamental,
como una profecía que se refiere a la Iglesia en el mundo. Las siete
cartas están dirigidas a siete iglesias históricas; y los sellos representan
las fuerzas de la historia—no importa lo que esta se prolongue— a
través de la misma Dios lleva a cabo su propósito redentor y de juicio,
hasta que sobrevenga el fin. Sin embargo, comenzando con el capítulo 8
ó 16, los acontecimientos descritos se refieren completamente al futuro
y contendrían las disposiciones finales de Dios sobre la historia humana.

Apocalipsis concluye describiendo una sociedad redimida que habita una


tierra nueva que ha sido purgada de todo mal, y con Dios morando en
medio de su pueblo; lo cual es la meta de la larga historia de la
redención. La interpretación «futurista» es Premilenial, pero no
dispensacionalista. Enseña que Cristo retornará para establecer un reino
milenial sobre la tierra, pero no será un estado nacional judío.

1.4. Interpretación «dispensacionalista» es la de más reciente aparición


en la historia de la Iglesia. El esquema «dispensacionalista» de la
redención presupone dos diferentes pueblos de Dios a lo largo de la
historia —Israel y la Iglesia— y, por lo tanto, dos planes proféticos.

Esta manera de interpretar la Biblia la Venida [Parousia] de Cristo en


dos partes, es decir para ellos la Segunda Venida de Cristo se compone
de dos eventos separados por siete años ( ó tres años y medio) uno del
otro y los cuales ellos han clasificado de la siguiente manera; El Rapto y
la segunda venida.

Algunos dispensacionalista afirman que las siete cartas a las siete


iglesias se interpretan «proféticamente» como siete etapas en la era de
la Iglesia. Apocalipsis 4.1 es interpretada como el Rapto de la Iglesia,
que se concibe como el arrebatamiento secreto de todos los creyentes
llevados al cielo antes de la «Gran Tribulación».
El resto del libro trataría exclusivamente sobre la «Gran Tribulación» y
la suerte que correría Israel a manos del anticristo. De acuerdo con este
punto de vista, Cristo regresa para destruir a la bestia, atar a Satanás e
inaugurar su reinado de mil años sobre la tierra. Los dispensacionalistas
identifican este Milenio con el período cuando la aristocracia judía, junto
al templo, el sistema de sacrificios y la Ley de Moisés, sean restaurados,
y se cumplan literalmente las profecías del Antiguo Testamento sobre el
futuro triunfo político de Israel sobre los gentiles.

(Algo interesante es que muchos pentecostales/carismáticos interpretan


Apocalipsis y Daniel desde un punto de vista dispensacionalista estricto,
aunque tal interpretación supondría una negación, en todas partes salvo
en la literatura profética, de los actuales dones del Espíritu.)

1.5. Interpretación «espiritual» o «simbólica» encuentra en Apocalipsis


relativamente pocas referencias a hechos específicos o personalidades
del pasado, el presente o el futuro; constituye, por el contrario, una
presentación de los grandes «principios espirituales» dirigidos a alentar
y guiar a los cristianos de todas las latitudes y períodos de la historia.
Las visiones simbólicas sucesivas ponen de manifiesto estos principios.
El Señor Jesucristo viviente aparece victorioso sobre el enemigo y sus
aliados. Aquellos que están junto a Él (los «llamados y elegidos y
fieles», 17.14), tendrán plenamente su triunfo. Esto revela a Dios como
Juez y Rey soberano de todo el universo creado. De este modo el bien
es reivindicado sobre el mal, la justicia sobre la injusticia. La historia
mundial se mueve, en medio de tragedias y desastres, hacia «un nuevo
cielo y una nueva tierra».

Este sistema de interpretación sostiene que el Apocalipsis no tiene por


objeto hablarnos sobre hechos del futuro, sino enseñarnos sobre ciertos
principios espirituales. No obstante, esto contradice lo expresado por la
misma Palabra de Dios cuando dice de este libro que es un libro
profético; Ap. 1: 3 > . Como dice la misma Palabra; este libro en
cuestión es profecía, por lo tanto, nos está hablando de hechos reales
que más tarde o temprano deberán acontecer sin lugar a dudas. Aunque
es verdad que el libro nos enseñará principios espirituales, no podemos
descartar que en sí nos hable de hechos y acontecimientos, dado el
carácter profético del mismo.

Puntos fuertes y débiles de ambas teorías:

Respuesta: Cuando se considera cualquier pregunta que involucra la


escatología (el estudio del final de los tiempos), es importante recordar
que casi todos los cristianos concuerdan en estas tres cosas:

Pretribulacionistas:

1) Vendrá un tiempo de Gran Tribulación, como el mundo jamás lo


ha visto,

2) Después de la Tribulación, Cristo regresará para establecer Su


reino en la tierra, y

3) Habrá un Arrebatamiento – una transición de lo mortal a la


inmortalidad para los creyentes (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-
52; 1 Tesalonicenses 4:16-17). La pregunta es ¿cuándo ocurrirá el
Arrebatamiento en relación con la Tribulación y la Segunda Venida
de Cristo?

A través de los años, han surgido tres teorías concernientes al


tiempo del Arrebatamiento: el pre-tribulacionismo (la creencia de
que el Arrebatamiento ocurrirá antes de que se inicie la
Tribulación), med-tribulacionismo (la creencia de que el
Arrebatamiento ocurrirá a la mitad de la Tribulación), y post-
tribulacionismo (la creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá al
final de la Tribulación). Este artículo trata específicamente la
postura pre-tribulacional.

El pre-tribulacionismo enseña que el Arrebatamiento ocurrirá


antes que inicie la Tribulación. En ese momento, la Iglesia se
encontrará con Cristo en el aire, y luego, poco después de esto, el
Anticristo será revelado y comenzará la Tribulación. En otras
palabras, el Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo (para
establecer Su reino) están separados por al menos siete años. De
acuerdo a este punto de vista la iglesia no experimentará nada de
la Tribulación.

Bíblicamente, la postura pre-tribulacional tiene suficiente


fundamento. Por ejemplo, la iglesia no está destinada para ira (1
Tesalonicenses 1:9-10, 5:9), y los creyentes no serán alcanzados
por el Día del Señor (1 Tesalonicenses 5:1-9). Se le prometió a la
iglesia de Filadelfia, que sería guardada de “la hora de la prueba
que ha de venir sobre el mundo entero” (Apocalipsis 3:10). Nótese
que la promesa no es preservación a través de la prueba, sino
liberación de la hora, esto es, por el período de tiempo de la
prueba.

El pre-tribulacionismo también encuentra apoyo en lo que no se


encuentra en la Escritura. La palabra “iglesia” aparece diecinueve
veces en los primeros tres capítulos de Apocalipsis, pero,
significativamente, la palabra no vuelve a ser mencionada hasta el
capítulo 22. En otras palabras, a lo largo de toda la descripción de
la Tribulación en Apocalipsis, la palabra iglesia está notablemente
ausente. De hecho, la Biblia nunca usa la palabra “iglesia” en un
pasaje relativo a la Tribulación.

El pre-tribulacionismo es la única teoría que mantiene una clara


distinción entre Israel y la iglesia y los planes separados de Dios
para cada uno. Los setenta “sietes” de Daniel 9:24, están
decretados sobre el pueblo de Daniel (los judíos) y la ciudad santa
de Daniel (Jerusalén). Esta profecía deja en claro que la semana
setenta (la Tribulación) es un tiempo de purga y restauración de
Israel y Jerusalén, no de la iglesia.

Así mismo, el pre-tribulacionismo tiene fundamento histórico.


Considerando Juan 21:22-23, parece que iglesia primitiva creía
que el regreso de Cristo era algo tan inminente, que lo esperaban
en cualquier momento. De otra forma, no hubiera persistido el
rumor de que Jesús regresaría cuando Juan aún viviera. La
inminencia, que es incompatible con las otras dos teorías del
Arrebatamiento, es un principio clave del pre-tribulacionismo.

Y la creencia pre-tribulacional parece ser la que más se ajusta al


carácter de Dios y Su deseo de librar a los justos del juicio sobre
el mundo. Los ejemplos bíblicos de la salvación de Dios incluyen a
Noé, quien fue librado del diluvio universal; Lot, quien fue librado
de Sodoma; y Raháb, quien fue librada del ataque a Jericó (2
Pedro 2:6-9).

Una debilidad percibida en el pre-tribulacionismo, es su


relativamente reciente desarrollo como doctrina eclesiástica, no
habiendo sido formulada en detalle hasta principios del siglo XIX.
Otra debilidad es que el pre-tribulacionismo divide el regreso de
Jesucristo en dos “fases” – el Arrebatamiento y la Segunda Venida
– considerando que la Biblia no delimita claramente ninguna de
tales fases.

Otra dificultad que enfrenta la creencia del pre-tribulacionismo, es


el hecho de que obviamente habrá santos en la Tribulación
(Apocalipsis 13:7, 20:9). Los pre-tribulacioncitas responden a
esto, distinguiendo a los santos del Antiguo Testamento y a los
santos de la Tribulación, de la iglesia del Nuevo Testamento. Los
creyentes que vivan para el Arrebatamiento, serán llevados antes
de la Tribulación, pero habrá aquellos que vendrán a Cristo
durante la Tribulación.

Y una falla final de la creencia pre-tribulacional, es compartida por


las otras dos teorías; como el que la Biblia no expone una línea
explícita de tiempo concerniente a los eventos futuros. La
Escritura no enseña expresamente una creencia sobre otra, y es
por eso que tenemos diversidad de opinión acerca del final de los
tiempos, y cierta divergencia sobre cómo deben ser armonizadas
las profecías relacionadas.
Medtribulucionista:
1) Vendrá un tiempo de gran tribulación, como el mundo jamás ha
visto,

2) La Segunda Venida de Jesucristo, y

3) Una “transición” de lo mortal a la inmortalidad para los


creyentes, comúnmente conocida como el Arrebatamiento (Juan
14:1-3; 1 Corintios 15:51-52; y 1 Tesalonicenses 4:16-17). La
pregunta es ¿cuándo ocurrirá el Arrebatamiento en relación con la
Tribulación y la Segunda venida de Cristo?

Las tres teorías principales acerca del tiempo en que ocurrirá el


Arrebatamiento son el pre-tribulacionismo, (la creencia de que el
Arrebatamiento ocurrirá antes de la Tribulación), el med-
tribulacionismo, (la creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá a la
mitad de la Tribulación) y el post-tribulacionismo, (la creencia de
que el Arrebatamiento ocurrirá al final de la Tribulación). Este
artículo trata específicamente con la postura med-tribulacional.

El med-tribulacionismo enseña que el Arrebatamiento ocurre a la


mitad de la Tribulación. En ese tiempo, se tocará la séptima
trompeta (Apocalipsis 11:15). La iglesia se encontrará con Cristo
en el aire, y luego las copas de la ira de Dios serán derramadas
sobre la tierra (Apocalipsis, capítulos 15-16) en un tiempo
conocido como la Gran Tribulación. En otras palabras, el
Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo (para establecer Su
reino) están separados por un período de tres y medio años. De
acuerdo con esta creencia, la iglesia pasará por la primera mitad
de la Tribulación, pero es librada de lo peor de la Tribulación, lo
cual ocurrirá en los últimos tres y medio años. Muy cercana al
med-tribulacionismo, está la creencia en un Arrebatamiento “pre-
ira,” una creencia de que la iglesia es llevada al cielo antes que
llegue “el gran día de. . . la ira” (Apocalipsis 6:17).

Apoyando su postura, los med-tribulacioncitas señalan la


cronología dada en 2 Tesalonicenses 2:1-3. El orden de los
eventos es como sigue: 1) la apostasía, 2) la revelación del
Anticristo, y 3) el Día de Cristo. La creencia med-tribulacional
enseña que el Anticristo no será totalmente revelado hasta que se
presente “la abominación desoladora” (Mateo 24:15), lo que
ocurre a la mitad de la Tribulación (Daniel 9:27). También, los
med-tribulacioncitas interpretan “el Día de Cristo” como el
Arrebatamiento; por tanto, la iglesia no será llevada al cielo hasta
después que el Anticristo sea revelado.

Otra enseñanza fundamental del med-tribulacionismo es que la


trompeta de 1 Corintios 15:52 es la misma trompeta que se
menciona en Apocalipsis 11:15. La trompeta de Apocalipsis 11 es
la final de una serie de trompetas; por tanto, tiene sentido que
será “la final trompeta” de 1 Corintios 15. Sin embargo, esta
lógica falla en vista de los objetivos de las trompetas. La trompeta
que suena en el Arrebatamiento es “la trompeta del llamado de
Dios” (1 Tesalonicenses 4:16), pero la de Apocalipsis 11 es un
presagio de juicio. Una trompeta es un llamado de gracia a los
elegidos de Dios; la otra es un pronunciamiento de condenación
para los impíos. Además, la séptima trompeta en Apocalipsis no es
la “última” trompeta cronológicamente – Mateo 24:31 habla de
una trompeta posterior, que suena al inicio del reinado de Cristo.

1 Tesalonicenses 5:9 dice que la iglesia no ha sido puesta “para


ira, sino para alcanzar salvación.” Esto parecería indicar que los
creyentes no experimentarán la Tribulación. Sin embargo los med-
tribulacioncitas interpretan la “ira” como una referencia a la
segunda mitad de la Tribulación – específicamente, los juicios de
las copas de la ira. Sin embargo, parece injustificable limitar la
palabra de tal forma. Con seguridad los terribles juicios contenidos
en los sellos y las trompetas – incluyendo hambrunas, ríos
envenenados, el oscurecimiento de la luna, derramamiento de
sangre, terremotos y tormentas – también pueden ser
considerados como la ira de Dios.

El med-tribulacionismo coloca el Arrebatamiento en Apocalipsis


11, anterior al inicio de la “Gran Tribulación.” Hay dos problemas
con este lugar asignado en la cronología de Apocalipsis. Primero,
la única mención del término “gran tribulación” en todo el libro de
Apocalipsis, está en 7:14. Segundo, la única referencia al “gran
día de la ira” está en Apocalipsis 6:17. Ambas referencias se
encuentran demasiado tempranas para un Arrebatamiento med-
tribulacional.

Y una última falla de la creencia med-tribulacional es compartida


por las otras dos teorías: y es el que la Biblia no proporciona una
línea explícita de tiempo en cuanto a los eventos futuros. La
Escritura no enseña expresamente una u otra opinión, y es por lo
que tenemos diversidad de opiniones concerniente al final de los
tiempos y cierta divergencia sobre cómo deben ser armonizadas
las profecías relacionadas con este tema.
Posttribulucionista:

1) Vendrá un tiempo de gran tribulación, como el mundo jamás ha


visto,

2) Después de la Tribulación, Cristo regresará para establecer Su


reino en la tierra,

3) Habrá un Arrebatamiento – una “transición” de lo mortal a la


inmortalidad para los creyentes, como se describe en Juan 14:1-
3; 1 Corintios 15:51-52; y 1 Tesalonicenses 4:16-17. La pregunta
en cuanto al momento del Arrebatamiento es: ¿cuándo ocurrirá
éste, en relación a la Tribulación y la Segunda Venida de Cristo?

Existen tres teorías principales acerca del tiempo en que ocurrirá


el Arrebatamiento: la creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá
antes de que se inicie la Tribulación (pre-tribulacionismo), la
creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá a la mitad de la
Tribulación (med-tribulacionismo), y la creencia de que el
Arrebatamiento ocurrirá al final de la Tribulación (post-
tribulacionismo). Este artículo trata específicamente con la postura
del post-tribulacioncita.

El Post-tribulacionismo enseña que el Arrebatamiento ocurrirá al


final, o cerca del final de la Tribulación. En ese momento, la iglesia
se encontrará con Cristo en el aire y luego regresará a la tierra
para el inicio del Reinado de Cristo en la tierra. En otras palabras,
el Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo (para establecer
Su Reino) suceden casi simultáneamente. De acuerdo a esta
creencia, la iglesia pasará a través de todos los siete años de la
Tribulación. La iglesia Católica Romana, la Ortodoxa Griega y
muchas denominaciones Protestantes, apoyan la creencia Post-
tribulacional del Arrebatamiento.

Uno de los puntos fuertes del Post-tribulacionismo es que Jesús,


en Su extendido discurso sobre el final de los tiempos, dice que Él
regresará después de una “gran tribulación” (Mateo 24:21, 29).
También, el libro de Apocalipsis, con todas sus variadas profecías,
solo menciona una venida del Señor – y ésta ocurre después de la
Tribulación (Apocalipsis, capítulos 19-20). Pasajes tales
como Apocalipsis 13:7 y 20:9 también dan soporte al post-
tribulacionalismo en que obviamente habrá santos en la
Tribulación. También, la resurrección de los muertos
en Apocalipsis 20:5 es llamada “la primera resurrección.” Los
post-tribulacioncitas afirman que, puesto que esta “primera”
resurrección tiene lugar después de la Tribulación, la resurrección
asociada con el Arrebatamiento en 1 de Tesalonicenses 4:1 no
puede ocurrir hasta entonces.

Los post-tribulacioncitas, también señalan, que históricamente el


pueblo de Dios ha experimentado épocas de intensa persecución y
aflicción. Por tanto, dicen, no debería sorprendernos que la iglesia
también experimente la Gran Tribulación de los tiempos del fin. En
relación a esto, la creencia post-tribulacional distingue “la ira de
Satanás” (o “la ira del hombre”) de “la ira de Dios” en el libro del
Apocalipsis. La ira de Satanás está dirigida contra los santos, y
Dios la permite como un medio de purificación para Sus fieles. Por
otra parte, la ira de Dios es vertida sobre el Anticristo y su reino
del mal, y Dios protegerá a Su pueblo de ese castigo.

Una falla del post-tribulacionalismo es la clara enseñanza de la


Escritura de que aquellos que están en Cristo no están bajo
condenación y nunca experimentarán la ira de Dios (Romanos
8:1). Mientras que algunos juicios durante la Tribulación son
dirigidos específicamente a los no salvos, muchos otros, tales
como los terremotos, la caída de las estrellas, y hambrunas,
afectarán a salvos y no salvos por igual. Por lo que, si los
creyentes pasan por la Tribulación, ellos experimentarían la ira de
Dios, en contradicción a Romanos 8:1.

Otra debilidad de la creencia post-tribulacioncita, es que debe,


hasta cierto punto, alegorizar la Tribulación. Muchos post-
tribulacioncitas enseñan que estamos viviendo en la Tribulación
ahora mismo; de hecho, algunos dicen que la Tribulación comenzó
inmediatamente después de Pentecostés en Hechos 2. Tal
enseñanza ignora la singular naturaleza de la Tribulación como se
presenta en la Escritura (Mateo 24:21), de que habrá un tiempo
de angustia sin paralelo en la historia del mundo. También los
post-tribulacioncitas enfrentan una dificultad para explicar la
ausencia de la “iglesia” en el mundo en todos los pasajes bíblicos
relativos a la Tribulación. Aún en Apocalipsis, capítulos 4-21, la
descripción más extensa de la Tribulación en toda la Escritura, la
palabra “iglesia” nunca aparece. Los post-tribulacioncitas deben
asumir que la palabra “santos” en Apocalipsis, capítulos 4-21
significa la iglesia, aunque es usada una palabra griega diferente.

Y una falla final de la opinión post-tribulacioncita, es compartida


por las otras dos teorías; como el que la Biblia no proporciona una
línea de tiempo explícita concerniente a los eventos futuros. La
Escritura no enseña expresamente una creencia sobre otra, y es
por lo que tenemos diversidad de opiniones respecto al final de los
tiempos y cierta divergencia sobre cómo deben ser armonizadas
las profecías relacionadas con ello.

J. Oliver Buswell, Jr.

VI. UNA TRIBULACIÓN, MUY SEVERA, PERO MUY BREVE

Después de la instrucción acerca de la huida repentina que sería


necesaria “cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de
que habló el profeta Daniel” (Mateo 24.15), Jesús procedió a predecir un
tiempo de tribulación muy severa, pero muy breve (también está
incluido en Mateo y Marcos). Dice, “porque habrá entonces gran
tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta
ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería
salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”

(Mateo 24.21,22, ver Marcos 13.19,20).

A. Las referencias de Daniel y Jeremías

La palabra “entonces”, tote, se refiere a la señal específica de la


abominación. Jesús tiene en mente a Daniel, especialmente Daniel
12.1,2:

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte
de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue
desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y
muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”
(Daniel 12.1,2). Las palabras,

“en aquel tiempo” de Daniel 12.1 también se refieren al tiempo cuando


colocaron la “abominación desoladora”. (Ver también Daniel

11.31 y 12.11). Esta tribulación, la más severa, puede ser identificada


con “el tiempo de angustia para Jacob”, porque Jeremías dice, “¡Ah,
cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo
de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (Jeremías 30.7).

B. No el tiempo de la ira

Este tiempo de tribulación no se debe identificar con el tiempo de la ira


de Dios. Tanto Mateo como Marcos registran las palabras del
Señor acerca de catástrofes cósmicas “inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días...” (Mateo 24.29; Marcos 13.24,25; Lucas

21.25,26). El Señor procede a enumerar las cosas que vendrán después


de la tribulación, señales y presagios que sucederán cuando Dios
derrame Su ira (Apocalipsis 16.1-21). El hecho de que estos presagios
vienen “después de la tribulación de aquellos días” significa que el
derramamiento de las copas de ira (un tiempo erróneamente
identificado con la “gran tribulación”) será después de este tiempo breve
pero colmado de dificultades. El sufrimiento es común para la iglesia en
todos los tiempos. En el primer viaje misionero, Pablo y Bernabé,
volviendo de Derbe, pasaron por Listra, Iconio y Antioquía, “confirmando
los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la
fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios” (Hechos 14.21,22). Después,

Pablo escribió a los cristianos en la región de Tesalónica, que “nadie se


inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que
para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os
predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y
sabéis” (1 Tesalonicenses 3.3,4).

La tribulación viene del hombre, generalmente, y el sufrimiento es


común para la iglesia en todos los tiempos. Pero la ira de Dios no es
para la iglesia. Por la sangre de Cristo, “seremos salvos de la ira”
(Romanos 5.9). Corresponde a la iglesia “esperar de los cielos a su Hijo,
al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira
venidera” (1 Tesalonicenses 1.10; verMateo 3.7; Lucas 3.7). “Porque no
nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de
nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5.9). Aunque estas
referencias a la salvación de la ira no dicen explícitamente que el rapto
de la iglesia sucederá antes del derramamiento de las copas de ira,
encajan bien con ese enfoque.

1. Textos colaterales

Hay otras pruebas más específicas de que el rapto de la iglesia sucederá


antes del derramamiento de las copas de ira. Para repasar, ciertos
detalles vienen a la mente en este momento – la abominación viene “a
la mitad de los siete”, es decir, dentro de una serie breve de eventos
que ocurren a la mitad de un período de siete años. Esta El sermón del
monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX / 835 abominación
está identificada con la venida del “hombre de pecado” (2
Tesalonicenses 2.3,9). Es el mismo evento que la llegada al poder del
“cuerno pequeño” (Daniel 7.24,25), a quien se le permite continuar
durante tres años y medio (Daniel 7.25b). Este evento también se
puede identificar con la llegada al poder de la bestia de Apocalipsis 13,
quien hace guerra contra los testigos de Dios y los mata (Apocalipsis
11.7; 13.7; ver Daniel 7.21). La bestia es el cuerno pequeño. Tiene
poder durante el mismo período de tiempo, tres años y medio, cuarenta
y dos meses (Apocalipsis 13.5). Volviendo ahora al asunto de la breve
pero intensa tribulación,

“acortada por causa de los elegidos” es digno de notar que cuando la


bestia llega al poder y hace guerra contra los santos (cuando se revela
como el anticristo, en el tiempo de la abominación”), ella mata a los dos
testigos (Apocalipsis 11.7). Leemos, “Y sus cadáveres estarán en la
plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y
Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los
pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y
medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la
tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos
unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los
moradores de la tierra. Pero después de tres días y medio entró en ellos
el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y
cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del
cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus
enemigos los vieron” (Apocalipsis 11.8-12).

No es necesario decir que el período de tres días y medio, cuando los


malvados del mundo celebran, exultando sobre los cadáveres de los
testigos de Dios, será un tiempo de persecución horrible para todos los
cristianos. Me parece más que una coincidencia que la breve pero
intensa tribulación profetizada por el Señor sigue inmediatamente
después de la “abominación”, y que los tres días y medio de regocijo
sobre los cadáveres de los testigos también siguen inmediatamente
después del mismo evento. ¿No será que este período de tres días y
medio es el tiempo de breve pero intensa tribulación? ¿No parece
probable también que la resurrección y ascensión de los dos testigos “en
la nube” (Apocalipsis 11.12) sincroniza precisamente con el rapto de la
iglesia?

En el estudio de la escatología del Apocalipsis, repasaremos de nuevo


esta correlación de datos desde otra perspectiva. 836 / Teología
Sistemática

C. El “hombre de pecado”

Otra corroboración de este orden de eventos se encuentra en 2

Tesalonicenses, capítulo 2. Pablo dice, “Pero con respecto a la venida de


nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de
pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta
como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes
venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición” (2 Tesalonicenses 2.1-3). Note que la palabra traducida
“apostasía” es la palabra griega “rebelión”. Si la traducimos así, parece
que es un solo evento, y no dos, una sola rebelión que constituye la
señal para todos lo cristianos que deben huir y esconderse. Ciertamente
las Escrituras enseñan que la apostasía en la iglesia organizada
aumentará antes del retorno del Señor. En 1 Timoteo 4.1, Pablo dice,
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios”. La palabra, “apostatarán” viene del griego apostesontai y
significa un abandono de la fe que uno profesaba previamente.

Pero la palabra apostasía en 2 Tesalonicenses 2.3 no necesariamente


implica una apostasía religiosa. Significa básicamente un abandono
hostil, una rebelión. En 2 Tesalonicenses 2, Pablo está hablando de una
señal observable, previa de cual los cristianos de Tesalónica no tendrían
motivo para temer. Es difícil ver cómo una apostasía religiosa podría ser
tal señal. Ha habido muchos períodos de apostasía en la iglesia. Uno de
los más grandes se observó justo antes de

Lutero y Calvino. Cuesta visualizar cómo una apostasía podría funcionar


como una señal específica en el sentido en que Pablo usa la palabra en 2
Tesalonicenses 2.3.

Por otro lado, la palabra apostasía regularmente significa una revuelta o


una rebelión, y así es usada en la Septuaginta. Traducir la palabra así es
justificado por el uso establecido, y pone las palabras de Pablo en unión
con las palabras de Cristo. Tal como la abominación en el sermón del
monte de los Olivos es una señal de que huyan los cristianos de
Jerusalén a esconderse en las montañas, así también para Pablo la
rebelión que involucra la revelación del hombre de pecado es una señal,
previa de cual los cristianos no tienen que temer. Algunos pre-
milenaristas han propuesto la idea de que la apostasía en 2
Tesalonicenses 2.3 es el “abandono” de la iglesia, saliendo

El sermón del monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX / 837
en el rapto. Contra esta idea es el hecho de que apostasía
uniformemente significa una salida, un abandono, que representa algo
hostil desde el punto de vista del escritor. No puedo encontrar ningún
caso en que esta palabra, como verbo o como sustantivo, se refiera a
una salida en que el que habla, o el que escribe, o los amigos del
escritor, se van. Siempre designa una salida en un sentido hostil.

Evidentemente Pablo había instruido a los cristianos de Tesalónica con


respecto a las palabras de Cristo acerca de la reunión (episunagoge) de
la iglesia a juntarse con el Señor (Mateo 24.31; 1

Tesalonicenses 4.17; 2 Tesalonicenses 2.1). Habrá un tiempo breve pero


intenso de dificultades, cuando los cristianos tendrán que esconderse en
las montañas. Sin embargo, este tiempo no debe producir miedo hasta
que la abominación desoladora haya sido colocada en el lugar santo, o
(y es el mismo evento) hasta que haya sucedido la rebelión y el hombre
del pecado haya sido manifestado.

Pablo continúa con un comentario sobre una porción del sermón del
monte de los Olivos. ¿Cómo será la “abominación desoladora” cuando
haya sido colocada en el lugar santo? Pablo explica que el hijo del
pecado, el hijo de destrucción, “se opone y se levanta contra todo lo que
se llama Dios o es objeto de culto (ver Daniel 11.36); tanto que se
sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2
Tesalonicenses 2.4). Parece obvio que Pablo considera que el hombre
del pecado es el príncipe del pacto de Daniel 11.22, quien erige la
abominación desoladora (Daniel 11.31; ver 9.27; 12.11). Pablo después
hace referencia a algo que había enseñado mientras estaba con los
tesalonicenses. “No os acordáis que cuando yo estaba todavía con
vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (al
hijo de pecado), a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque
ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al
presente lo tiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y
entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el
espíritu de su boca (Isaías 11.4), y destruirá con el resplandor de su
venida” (2 Tesalonicenses 2.5-8). Con respecto a esta referencia a “lo
que lo detiene”, sugiero que hemos ayudado a entenderlo en otras
discusiones anteriores. Aunque no estamos seguros exactamente de lo
que quiso decir Pablo, pero sí estamos seguros de quién es la fuente de
ese poder que restringe.

Cuando Pablo dice, “vosotros sabéis lo que lo detiene”, podríamos


contestar, “Sí, sabemos que, como sea el agente de esta restricción, el
838 / Teología Sistemática poder viene del Dios soberano”. Dios está
evitando que el anticristo sea manifiesto hasta el tiempo apropiado.
Cuando Dios decide retirar Su mano, salir del camino, entonces el
hombre de pecado será revelado.

La manera en que Pablo describe el hombre de pecado (vv. 9-12) lo


identifica con el cuerno pequeño de la profecía en Daniel 7, con el
príncipe que hace el pacto en Daniel 9, con el príncipe del pacto en
Daniel 11 y 12, y con la primera bestia de Apocalipsis 13.

VII. ¿QUIÉNES SON LOS “ELEGIDOS”?

A. El uso común
Hay un grupo muy considerable de estudiantes de la Biblia, que
sostienen que las palabras “los electos” en el sermón del monte de los
Olivos se refieren solo a los judíos. Esta opinión me parece ser
completamente sin apoyo. Al contrario, yo insisto en dos cosas: (1) Los
evangelios de Mateo y Marcos fueron escritos en una fecha posterior a
las epístolas principales del apóstol Pablo. Si el Señor, en el sermón del
monte de los Olivos, hubiese querido decir algo diferente con las
palabras “los elegidos”, dándoles un significado diferente a lo que quiere
decir Pablo en pasajes como Romanos 8.33, los escritores Mateo y
Marcos habrían hecho algún comentario para explicarlo, porque las
epístolas de Pablo eran bastante conocidas cuando los evangelios fueron
escritos. (2) Aunque Cristo estaba contestando las preguntas que le
hicieron los apóstoles, estaba dando una enseñanza para toda la iglesia
a través de la época actual. Sabemos que Cristo tenía la costumbre de
hablar a los discípulos en representación de toda la iglesia. Así
interpretamos la gran comisión (Mateo 28.18-20) y la oración sacerdotal
en Juan 17 (ver especialmente v. 20), y muchas porciones maravillosas
para la cristiandad. El sermón del monte de los Olivos seguramente
tiene alcance para toda nuestra época hasta, e incluyendo, el retorno
del Señor. La porción del sermón del monte de los Olivos (Lucas 21.20-
24) que tiene que ver con la destrucción de Jerusalén está en tercera
persona, después de la introducción, “Cuando veáis...” Jesús habla de
los judíos como “ellos”, un grupo distinto, y no “vosotros”, quienes iban
a sufrir en ese tiempo y a través de la época. El dirigirse en segunda
persona, como en Mateo 24.20 y en Marcos 13.18, “Orad, pues, que
vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo”, está totalmente
ausente en el párrafo de Lucas que habla de la nación judía en
particular. Como ya se explicó, la advertencia acerca de la abominación
desoladora está en paralelo con lo que dice el apóstol Pablo en 2 El
sermón del monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX / 839
Tesalonicenses. En otras palabras, Pablo enseña a la iglesia gentil a
esperar el mismo evento llamado la “abominación desoladora” por

Cristo en el sermón del monte de los Olivos. Algunos sostienen que la


referencia a la higuera en Mateo 24.32, Marcos 13.28, y Lucas 21.29
comprueba que este sermón tiene que ver con los judíos y no con la
iglesia, porque la higuera es un “tipo” de Israel.

Es verdad que la lección de la higuera seca (Mateo 21.18-22; Marcos


11.12-14, 20-25) se puede aplicar a Israel, pero también se puede
aplicar a personas que no dan fruto en cualquier tiempo. Lo mismo se
puede decir de la parábola de la higuera en Lucas 13.7-9. Estas
referencias no dan suficiente razón para decir que la higuera es un tipo
de Israel. La opinión de que la higuera representa a Israel no tiene
fundamento. Además, Lucas muestra que en esta ocasión, Cristo no
estaba hablando de ninguna higuera en particular, porque empezó con
el comentario, “mirad la higuera y todos los árboles” (Lucas 21.29).

B. Los elegidos en el rapto

Los elegidos en Mateo 24.22 y Marcos 13.20 seguramente sonlos


mismos que en Mateo 24.31 y Marcos 13.27. Cuando el Hijo del Hombre
aparece en la nube en el cielo, “enviará sus ángeles con gran voz de
trompeta, y juntarán a los escogidos de los cuatro vientos, desde un
extremo del cielo hasta el otro”. Marcos usa casi las mismas palabras, “Y
entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro
vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo”
(Marcos 13.27). Pablo alude a este verbo episunago, juntar, en 2
Tesalonicenses 2.1. Pablo escribe a esta iglesia gentil, “Pero con
respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con
él, os rogamos, hermanos...” La referencia de Pablo a “nuestra reunión
con él” debe ser interpretada a la luz de las enseñanzas del rapto de la
iglesia en 1 Tesalonicenses 4, donde dice explícitamente que los
creyentes serán llevados a reunirse con el Señor en las nubes. Pablo
está avisando que habrá un tiempo breve, pero terrible, de tribulación
entre la manifestación del hombre de pecado, la abominación
desoladora, y el momento del rapto, tal como Cristo enseña en el
sermón del monte de los Olivos. Este tiempo breve viene antes del
derramamiento de la ira de Dios, lo cual es evidente por lo que sucederá
“después de la tribulación de aquellos días”. El tiempo de sufrimiento
intenso mencionado aquí será acortado “por causa de los escogidos”.

C. El énfasis en lo repentino

El retorno del Señor será visible en todo lugar, como un relámpago en el


horizonte. Después de decir que el tiempo de la tribulación será
acortado por causa de los escogidos, agrega un párrafo de advertencia
acerca de los informes falsos. Esta advertencia está en Mateo

24.23-28, y en forma abreviada en Marcos 13.21-23. Lucas no incluye


este párrafo en el sermón del monte de los Olivos. Otra vez, la razón
probablemente es que ya incluyó algo muy similar en la sección de su
evangelio acerca del ministerio en Perea.

La advertencia comienza con la palabra tote, que en este contexto


significa “en aquel tiempo”. “Aquel tiempo” es el tiempo de la tribulación
severa pero breve que viene después de la abominación desoladora.
Jesús dijo, “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o
mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y
falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho
antes” (Mateo 24.23-25). La decepción mencionada por Cristo es
explicada en Apocalipsis
13. La bestia, que es el anticristo, tiene un profeta falso que hace
milagros en su presencia y trata de causar a todos a adorar a la bestia.
Se erige una imagen de la bestia. Se ha sugerido que, no solamente se
sentará el anticristo en el templo de Dios, haciéndose Dios, sino también
la imagen de la bestia será colocada en el lugar santísimo, lo cual sería
un cumplimiento espectacular de la profecía de que la abominación
desoladora, “cuando veáis en el lugar santo la abominación
desoladora...” (Mateo 24.15). Apocalipsis 13.11-18 constituye un
comentario sobre la advertencia de Cristo que estamos estudiando.
jesús continuó, “Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no
salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el
relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será
también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24.26-27).

La referencia al cuerpo caído y las águilas ha sido comentada antes


arriba (Mateo 24.28; ver Lucas 17.37b).

VIII. “INMEDIATAMENTE DESPUÉS”

Ha sido necesario anticipar esta porción en relación con otros pasajes


que estudiamos anteriormente. ¡Qué el lector perdone la repetición!

En Mateo y Marcos, se ve que Jesús predijo explícitamente catástrofes


en el mundo físico “inmediatamente después” de la tribulación de
aquellos días (Mateo 24.29; ver Marcos 13.24,25). La tranElzsermón del
monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX / 841sición
cronológica es tan clara y fuerte, que ignorarla sería un error grande de
hermenéutica. La abominación será la señal para huir, por la tribulación
intensa, que será acortada por causa de los escogidos.

“Inmediatamente después” habrá grandes señales y prodigios. Como


dice en Mateo, “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y
las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán
conmovidas”. En Marcos, dice casi las mismas palabras. Lucas no
introduce esto con referencia a la tribulación breve, porque Lucas no
menciona la abominación o el tiempo breve de tribulación como parte
del sermón del monte de los Olivos. Lucas acaba de escribir la
predicción, “..Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los
tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21.24). Así el contexto de
Lucas ha llevado hasta la conclusión de esta época actual. La versión de

Lucas de la predicción de las catástrofes después de la tribulación es,

“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la


tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y
de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de
las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los
cielos serán conmovidas” (Lucas 21.25,26). ¿Por qué identifico esta
sección del sermón del monte de los Olivos con el derramamiento de las
copas de ira (Apocalipsis 16)? No es porque todos los eventos de Mateo
24.29 y sus paralelos ocurran en el mismo momento del derramamiento
de la ira, aunque podría ser el caso. Mi razón es la explicación simple de
Cristo acerca del orden de los eventos. La tribulación breve sucederá en
el tiempo de la abominación. El rapto sucede en el tiempo de la
tribulación breve (Mateo 24.20,21). Las señales y los prodigios
predichos en Mateo 24.29 y sus paralelos suceden inmediatamente
después de esa tribulación.

En Apocalipsis, el tiempo de la ira comienza en el momento de los


premios para los justos. La séptima trompeta (Apocalipsis 11.15-19),
que será estudiada más adelante en detalle, es el tiempo de premios
para los justos (Apocalipsis 11.18), y así es la trompeta del rapto. La
séptima trompeta anuncia la ira de Dios (ver “tu ira ha venido”). Los
pasajes del Antiguo Testamento, que Cristo y los discípulos deberían
haber tenido en mente cuando Cristo habló estas palabras, profetizaron
eventos similares o incluso idénticos en el complejo escatológico, pero
los pasajes del Antiguo Testamento no clarifican el orden preciso de
eventos. Compare, por ejemplo, Isaías 13.6,7 con la referencia de
Lucas, “los corazones fallarán de miedo”. Compare Isaías 13.10 con las
palabras en Mateo y Marcos, hablando de la 842 / Teología Sistemática
oscuridad y la falta de la luz del sol y de la luna. Compare Isaías 34.4
con las referencias en Mateo y Marcos acerca de las estrellas que caen
(meteoros). Compare Hageo 2.6 con las referencias en los tres
sinópticos a sacudir los poderes del cielo. Tener detalles idénticos no
necesariamente significa que es el mismo evento. Hay muchas
ocasiones en la historia bíblica cuando hubo terremotos y disturbios
cósmicos, pero frecuentemente las descripciones comprueban
claramente que los eventos no deben ser identificados solamente por los
disturbios. Al analizar el Apocalipsis, entregaré más detalles para
establecer el punto. Si hubiera algo en la predicción de disturbios
cósmicos posteriores a la tribulación breve, que fuera incompatible con
los eventos relacionados con el derramamiento de las copas de ira,
entonces mi interpretación sería incorrecta. Sin embargo, los detalles
parecen perfectamente armoniosos. Para estudiar los disturbios en la
tierra, vea Apocalipsis 16.2; disturbios en el mar, Apocalipsis 16.3, la
oscuridad, Apocalipsis 16.10,11; aflicción de las naciones, los corazones
que fallan, vea el capítulo 16 entero de Apocalipsis; las estrellas que
caen (meteoros) pueden ser identificadas con el “granizo”, los pedazos
grandes pesando un talento (como 30 kilos), Apocalipsis 16.21.

Parece claro, entonces, que los disturbios cósmicos que van a ocurrir
“inmediatamente después” de la tribulación breve, armonizan
completamente con el derramamiento de las copas de ira. Creo que
tenemos una indicación clara de que el derramamiento de la ira de

Dios sobre la tierra, especialmente sobre el reino de la bestia, comienza


en el momento que la iglesia verdadera es arrebatada para reunirse con
el Señor en el aire.

IX. EL RAPTO EN MATEO 24

La próxima sección del sermón del monte de los Olivos comienza otra
vez con tote, “entonces”, o “en aquel momento”. Esta palabra no
significa “entonces” en el sentido de “después”. Para ese significado, se
usaría eita o epeita. Tote tiene el sentido de “en aquel momento”.

En otras palabras, el rapto de la iglesia no viene después de la ira de


Dios, sino “en ese momento”.

Esta sección del sermón del monte de los Olivos es casi idéntica en
Mateo y en Marcos, y casi idéntica con la porción que incluye Lucas.
Mateo dice, “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el
cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra (Zacarías
12.10- 14; Apocalipsis 1.7), y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre
las El sermón del monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX /
843 nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con
gran voz de trompeta (1 Corintios 15.22; 1 Tesalonicenses 4.16;
Apocalipsis

11.15-19), y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un


extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24.30.31). He explicado arriba
que el apóstol Pablo alude a estas palabras de Jesús en 2 Tesalonicenses
2.1, hablando de nuestra “reunión con él”. Lucas (21.27,28) usa las
mismas palabras empleadas por Mateo y Marcos en referencia a la
venida del Hijo del Hombre en una nube,
“con poder y gran gloria”. Lucas no incluye nada de la trompeta y los
ángeles que reúnen a los escogidos, pero agrega, “Cuando estas cosas
comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque
vuestra redención está cerca”. En mi opinión, las palabras, “estas cosas”
apuntan a la materia de Lucas 21.25,26, es decir, los disturbios
cósmicos que vienen después de la tribulación. En otras palabras,
aunque Lucas no se refiere específicamente al rapto, sus palabras,

“vuestra redención está cerca” equivalen a tal referencia.

A. La parábola de los árboles

Siguiendo el pensamiento introducido en Lucas 21.28 acerca de


observar estas cosas y mirar el acercamiento de nuestra redención, los
tres evangelios sinópticos indican en este momento (Mateo 24.32- 36;
Marcos 13.28-32; Lucas 21.29-33), que Jesús enseña la parábola de la
higuera y los árboles. Lucas empieza, “También les dijo una parábola:
Mirad la higuera y todos los árboles”. Mateo y Marcos omiten la
referencia a “todos los árboles”, introduciendo la parábola solamente
con las palabras, “De la higuera aprended la parábola”. Mateo y Marcos
son casi idénticos en las siguientes palabras, “Cuando ya su rama está
tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas” (hablando del evento en Mateo 24.30,31; Marcos 13.26,27).
Lucas expresa la conclusión de la oración, “cuando veáis que suceden
estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”. Donde Mateo y
Marcos no identifican lo que está cerca, Lucas indica que es el “reino de
Dios”. Los tres evangelios tienen en mente la venida visible del Hijo del
Hombre en una nube “con poder y gran gloria”. Este evento es la venida
del reino de Dios en una forma en que no existe ahora – en la forma que
pedimos en la oración del Señor. Este evento también es la respuesta a
la pregunta inicial que dio comienzo al sermón del monte de los Olivos,
“¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
siglo”? (Mateo 24.3). 844 / Teología Sistemática

B. “Esta generación”

Los tres evangelios sinópticos siguen la parábola de los árboles con una
referencia a “esta generación”, usando casi las mismas palabras. “De
cierto, os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
(Mateo 24.34,35; Marcos 13.30,31; Lucas 21.32,33). La palabra
traducida “generación”, genea, significa principalmente “un acto de dar
a luz”. Los diccionarios de Thayer, Liddell y Scott, Moulton y Milligan,
dan significados tales como “pueblo”, “raza”, “familia”, “clase”, antes de
mencionar definiciones como “contemporáneos que viven en la misma
época”. El diccionario del griego del Nuevo Testamento en alemán, el
Worterbuch zum Neuen Testament de Walter Bauer, da “geschlect”
(clase o especie) como la primera definición de genea.

Hay algunos premilenialista que insisten en que la palabra genea,


generación, debe referirse a contemporáneos que viven en una misma
época, y tratan de defender la idea de que “esta generación” en el
pasaje que estamos estudiando, se refiere a las personas que estarán
vivas cuando sucedan “estas cosas” que son mencionadas en el
contexto. Pero me parece que esta opinión no tiene fundamento. Cristo
ha continuado a través del sermón, dirigiéndose a Sus discípulos como
representantes de la iglesia durante toda la época actual. No ha
mencionado ningún grupo futuro en particular. Decir que estos
supuestos contemporáneos, queestarán vivos cuando empiezan a
suceder “estas cosas”, no pasarán hasta que sucedan estas cosas, sería
una redundancia inútil. Hay unos post-milenialistas que opinan que esta
“generación” debe ser los contemporáneos de Jesús, y que todos los
eventos profetizados en el sermón del monte de los Olivos deben haber
sucedido antes que de que murieran ellos. Jerusalén fue destruida en el
año 70 A.D., cuarenta años después del sermón del monte de los Olivos.
Estos post-milenialistas insisten vigorosamente en que todo lo que
estaba incluido en este sermón fue cumplido dentro de ese período de
cuarenta años. Esta opinión drástica significa negar la segunda venida
de Cristo como un evento visible en la tierra, ya que su retorno en una
nube con poder y gran gloria ciertamente es una de “estas cosas” que
tienen que cumplirse (Mateo 24.30; Marcos 13.26; Lucas 21.27).
Parecería obvio que el primer significado de la palabra griega genea,
traducida “generación”, es decir “raza”, o “pueblo”, debe guiar nuestra
interpretación del pasaje que estamos estudiando. Jesús tenía la
costumbre de usar la palabra así. Excepto por el primer capítulo, cada El
sermón del monte de los Olivos y los pasajes colaterales V-IX / 845 vez
que ocurre la palabra en Mateo, el significado de “pueblo” encaja mejor
que la idea de “contemporáneos”. Por ejemplo, en Mateo 23.35,36 (ver
Mateo 17.17; Lucas 11.50,51; 17.25), Cristo habla a sus enemigos
malvados, llamándoles “esta generación”, diciendo que había matado a
Zacarías, un crimen cometido por sus ancestros siglos antes.

Obviamente está hablando de ellos como un pueblo étnico, y no como


un grupo de contemporáneos. El mismo punto de vista del sermón del
monte de los Olivos sugiere el significado de “pueblo”, y no de
“contemporáneos”. Los discípulos preguntan acerca de la destrucción del
templo. Jesús estaba sentado con Sus discípulos en el monte de los
Olivos, mirando al templo y a la ciudad de Jerusalén al otro lado del
valle. Las palabras “esta generación” sugieren un gesto con la mano,
apuntando a la ciudad y al templo que miraban (Marcos 13.3). La
preservación del pueblo judío a través de los siglos desde Cristo en
verdad es un cumplimiento asombroso de esta profecía.

Millar Erickson.

La segunda venida

Con la excepción de la certeza de la muerte, la doctrina escatológica en


la que los teólogos ortodoxos están más de acuerdo es la segunda
venida de Cristo. Es indispensable para la escatología. Es la base de la
esperanza cristiana; el único evento que marca el inicio de la finalización
del plan de Dios.

Lo definido del evento

Muchas Escrituras indican claramente que Cristo va a regresar. En su


gran discurso sobre el fi n de los tiempos ( Mt. 24-25), Jesús mismo
promete que volverá:

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas las
tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del hombre
venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt. 24:30).
Varias otras veces en este mismo discurso menciona “la venida del Hijo
del hombre” (vv. 27, 37, 39, 42, 44). Hacia el final del discurso leemos:
“Enviara sus angeles con gran voz.

La segunda venida y sus consecuencias

1189 de trompeta y juntaran a sus escogidos de los cuatro vientos,


desde un extremo del cielo hasta el otro” (25:31). Todas las enseñanzas
de este discurso, incluidas las parábolas, dan por supuesta la segunda
venida. De hecho, Jesús pronuncio su discurso en respuesta a la
pregunta de sus discípulos: “Dinos, .cuando serán estas cosas y que
señal habrá de tu venida y del fi n del siglo?” (Mt. 24:3). Más tarde esa
semana, mientras declaraba ante Caifás, Jesús dijo: “Tu lo has dicho. Y
además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la
diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo” (Mt. 26:64).
Aunque Mateo recoge más que los otros evangelistas: Marcos, Lucas y
Juan, también incluyen algunos comentarios de Jesús sobre la segunda
venida. En Marcos 13:26 y Lucas

21:27, por ejemplo, encontramos declaraciones casi idénticas de que la


gente que viva en los últimos días vera al Hijo del hombre venir en
nubes de poder y gloria. Y Juan nos dice que en el aposento alto Jesús
prometió a sus discípulos:

“Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomare a mí


mismo, para que donde yo este, vosotros también estéis” (Jn. 14:3).

Además de las propias palabras de Jesús, hay muchas otras


declaraciones directas en el Nuevo Testamento sobre su regreso. En la
ascensión de Jesús, dos hombres vestidos de blanco, probablemente
angeles, dijeron a los discípulos: “Galileos, .porque estáis mirando al
cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, asi
vendrá como lo habéis visto ir al cielo” ( Hch. 1:11). La segunda venida
formaba parte del kerygma apostólico: “Asi que, arrepentíos...para que
el envié a Jesucristo, que os fue antes anunciado. A este, ciertamente,
es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de
todas las cosas, de que hablo Dios por boca de sus santos profetas que
han sido desde tiempo antiguo” (Hch. 3:19-21). Pablo escribió sobre la
segunda venida en varias ocasiones. El aseguro a los filipenses: “Pero
nuestra ciudadanía esta en los cielos, de donde también esperamos al
Salvador, al Señor Jesucristo.

El transformara nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante


al suyo, por el poder con el cual puede también sujetar a si mismo todas
las cosas” ( Fil. 3:20-21). Este pasaje en un libro que no es
explícitamente escatológico es particularmente significativo porque
demuestra el efecto práctico que la segunda venida tendrá sobre
nosotros. Probablemente la declaración más clara y directa de Pablo sea
1 Tesalonicenses 4:15-16: “Por lo cual os decimos esto en palabra del
Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la
venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. El Señor
mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitaran
primero” (1 Ts. 4:15-16).

Otras declaraciones directas las encontramos en 2 Tesalonicenses 1:7,


10 y Tito

2:13. Además, encontramos en Pablo muchas referencias menos


elaboradas a la segunda venida: 1 Corintios 1:7; 15:23; 1 Ts. 2:19;
3:13; 5:23; 2 Ts. 2:1, 8;

1 Ti. 6:14; 2 Ti. 4:1, 8. Otros autores también mencionan la segunda


venida:

Hebreos 9:28; Santiago 5:7-8; 1 Pedro 1:7, 13; 2 P. 1:16; 3:4, 12; 1
Juan 2:28.

Desde luego la segunda venida es una de las doctrinas más


ampliamente ensenadas en el Nuevo Testamento.

Lo indefinido del momento


Mientras que el hecho de la segunda venida se afirma de forma muy
enfática y clara en las Escrituras, no ocurre lo mismo con el momento.
De hecho, la

Biblia deja claro que no sabemos, ni podemos descubrir el momento


exacto en que Jesús regresara. Aunque Dios ha establecido un momento
definido, este no ha sido revelado. Jesús señalo que ni él ni los angeles
conocían el momento de su regreso, y tampoco sus discípulos: “Pero de
aquel dia y de la hora nadie sabe, ni aun los angeles que están en el
cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad, porque no sabéis
cuando sera el tiempo. Velad, pues, porque no sabéis cuando vendrá el
señor de la casa; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a
la mañana” (Mr. 13:32-33, 35; ver también Mt. 24:36-44).
Aparentemente el momento de su regreso era uno de los asuntos a los
que Jesús se estaba refiriendo cuando, justo antes de su ascensión,
respondió a sus discípulos la pregunta sobre si ahora sería el momento
en que restauraría el reino a Israel:

“No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre
puso en su sola potestad” ( Hch. 1:7). En lugar de satisfacer su
curiosidad, Jesús les dijo a sus discípulos que iban a ser sus testigos por
todo el mundo. Que el momento de su regreso no les seria revelado
explica que Jesús pusiese tanto énfasis en lo inesperado del momento y
en que por tanto era necesario estar atentos (Mt.

24:44, 50; 25:13; Mr. 13:35).

El carácter de la venida

Personal

Que la segunda venida de Cristo sea de carácter personal no es objeto


de ninguna discusión extensa. Más bien, simplemente se asume en
todas las referencias que hay sobre su regreso. Jesús dice, por ejemplo:
“Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomare a mí
mismo, para que donde yo este, vosotros también estéis” (Jn. 14:3). La
declaración de Pablo de que “el Señor mismo descenderá del cielo” ( 1
Ts. 4:16) deja pocas dudas de que el regreso sera de naturaleza
personal. La palabra de los angeles en la ascensión de Jesús:

“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, asi vendrá
Como lo habéis visto ir al cielo” ( Hch. 1:11), establece que su regreso
sera tan personal como fue su partida.

No obstante, algunos intérpretes recientes han dado a las Escrituras


citadas anteriormente una interpretación diferente. Esto es un intento
por resolver lo que creen que son dos énfasis opuestos e incluso en
conflicto dentro de las

La segunda venida y sus consecuencias

Enseñanzas de Jesus.1 Por una parte, esta el motivo apocalíptico: el


reino irá precedido de un suceso cataclismico repentino: el regreso
personal de Cristo.

Por otra parte, esta la enseñanza de que el reino es inmanente. Ya esta


presente en el mundo y continuara creciendo de modo gradual. William
Newton Clarke interpreta el primero a partir del segundo: “No se puede
esperar un regreso visible de Cristo a la tierra, sino un avance amplio y
progresivo de su reino espiritual.... Si nuestro Señor simplemente
completa el regreso espiritual que ha comenzado, no habrá necesidad
de un advenimiento visible para hacer perfecta su gloria en el mundo.”2
Algunas veces este enfoque se ha adoptado con la convicción de que
Jesús creía y ensenaba (como hizo la iglesia primitiva) un regreso a
corto plazo, probablemente dentro de esa misma generación, pero es
obvio que estaba equivocado.3 Una exegesis detallada de los pasajes
pertinentes demostrara, no obstante, que en ningún momento Jesús
ensena de forma especifica que vaya a regresar pronto. Además no
existe una razón esencial para que el reino no pueda ser a la vez
presente y futuro, a la vez inmanente y cataclismico.

Físico

Están aquellos que afirman que la promesa del regreso de Jesús se


cumplió en Pentecostés mediante una venida espiritual. Jesús después
de todo dijo: “Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fi n del
mundo” (Mt. 28:20). También dijo: “El que me ama, mi palabra
guardara; y mi Padre lo amara, y vendremos a él y haremos morada
con el” (Jn. 14:23). Y Pablo hablo de las riquezas de este misterio:
“Cristo en vosotros, esperanza de gloria” ( Col. 1:27). Algunos
intérpretes dan mucho peso al uso del término (Parousia) para la
segunda venida. Señalando que la palabra básicamente significa
“presencia,” argumentan que su fuerza en las referencias a la “venida
del Señor” es que Jesús esta presente con nosotros, no que vaya a venir
en algún momento futuro.

Desde Pentecostés Cristo ha estado con y en cada creyente desde el


momento del nuevo nacimiento. Sin embargo, hay varias
consideraciones que impiden que consideremos esta presencia espiritual
como el pleno significado de la venida que el prometió. Aunque es cierto
que el significado básico de es “presencia,” también significa “venida” y
es el significado que más aparece en el Nuevo Testamento, como se
puede determinar examinando el uso de la palabra en contexto.
Además hay otros términos del Nuevo Testamento, en particular
(apokalupsis) y (epiphaneia), que indican claramente “venida.”4 Y la
afirmación en Hechos 1:11 de que Jesús volverá de la misma manera
que partió implica que regresara corporalmente.

Sin embargo, quizá el argumento más persuasivo sea que muchas de


las promesas de la segunda venida de Jesús fueron hechas después de
Pentecostés, de hecho unos sesenta años más tarde, y siguen colocando
en el futuro esa venida.

Visible

Los testigos de Jehová mantienen que Cristo empezó su reinado sobre la


tierra el 1 de octubre de 1914. Sin embargo, no fue un regreso visible a
la tierra, porque Jesús no tiene un cuerpo visible desde la ascensión. Ni
siquiera fue un regreso literal porque fue en el cielo donde Cristo
ascendió al trono. Su presencia, pues, tiene la naturaleza de una
influencia invisible.5

Es dificil reconciliar el concepto de la segunda venida que tienen los


testigos con las descripciones bíblicas. Una vez más señalamos Hechos
1:11: el regreso de Cristo sera como su partida, que fue claramente
visible, porque sus discípulos vieron como Jesús era llevado al cielo (vv.
9-10). Otras descripciones de la segunda venida dejan claro que sera
bastante evidente; por ejemplo, Mateo

24:30: “cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo,
con poder y gran gloria.”

Inesperada

Aunque la segunda venida estará precedida de varias señales: la


abominación desoladora (Mt. 24:15), gran tribulación (v. 21),
oscurecimiento del sol (v. 29), estas no indicaran el momento concreto
del regreso de Jesús. En consecuencia, habrá muchos para los que el
regreso sera inesperado. Sera como en los días de Noe (Mt. 24:37).
Aunque Noe paso algún tiempo construyendo el arca, ninguno de sus
contemporáneos, excepto su propia familia, se preparo para el diluvio.

La gente se sentirá segura, pero la destrucción repentina caerá sobre


ellos ( 1 Ts.

5:2-3). Las enseñanzas de Jesús sugieren que debido al gran retraso en


la segunda venida, algunos estarán descuidados (Mt. 25:1-13; cf 2 P.
3:3-4). Cuando la Parousia finalmente ocurra, sucederá tan deprisa que
no habrá tiempo para prepararse (Mt. 25:8-10). Como dice Louis
Berhof: “La Biblia sugiere que el grado de sorpresa ante la segunda
venida de Cristo estará en relación inversa con su grado de
expectación.”6

Triunfante y gloriosa

Varias descripciones del regreso de Cristo indican su carácter glorioso,


un claro contraste con las circunstancias humildes y bajas de su primera
venida.

Esta última fue la primera etapa de la humillación de Cristo, la anterior


fue la etapa final de su exaltación. Vendrá en las nubes con gran gloria y
poder ( Mt.

24:30; Mr. 13:26; Lc. 21:27). Estará acompañado de angeles y


anunciado con voz de arcángel ( 1 Ts. 4:16). Se sentara en el trono
glorioso y juzgara a todas las naciones ( Mt. 25:31-46). La ironía de
esta situación es que el que fue juzgado al final de su estancia en la
tierra sera juez de todos en su segunda venida. Esta claro que sera el
Señor triunfante y glorioso sobre todas las cosas.

La unidad de la segunda venida


Un grupo grande e influyente de cristianos conservadores ensena que la
venida de Cristo se producirá en dos etapas. Estas etapas son el
arrebatamiento y la revelación, o el “venir por” los santos y el “venir
con” los santos. Estos dos eventos estarán separados por la gran
tribulación, que se cree que durara unos siete anos.

A los que defienden este punto de vista se les denomina pre-


tribulacioncitas, y la mayoría de ellos son dispensacionalistas.

El arrebatamiento o el “venir por” sera secreto; nadie se dará cuenta,


excepto la iglesia. Como precede a la tribulación, no existe ninguna
profecía que se tenga que cumplir antes de que pueda suceder. En
consecuencia el arrebatamiento puede ocurrir en cualquier momento o
como se suele decir, es inminente. Liberara a la iglesia de la agonía de
la gran tribulación. Después, al final de los siete anos, el Señor
regresara nuevamente, trayendo con él a su iglesia con una gran llegada
triunfal. Esto sera un evento visible, glorioso y universalmente
reconocible. Cristo después establecerá su reino terrenal del milenio.

En contraste con el pre-tribulacionismo, las otras teorías sobre la


segunda venida de Cristo mantienen que habrá una única venida, un
evento unificado.

Dirigen todas las profecías sobre la segunda venida hacia un único


evento, mientras que los pre-tribulacioncitas dirigen algunas de las
profecías hacia el arrebatamiento y otras hacia la revelación.

.Como vamos a resolver este tema? .La segunda venida sera un suceso
de una sola etapa o de dos? Aunque examinaremos en el siguiente
capítulo numerosas consideraciones que se relacionan con este tema,
hay una muy importante que debemos tener en cuenta ahora. Tiene que
ver con el vocabulario utilizado para designar el segundo advenimiento.
Los tres términos utilizados principalmente para segunda venida son
.Los pretribulacionistas argumentan que hace referencia al
arrebatamiento, la primera etapa del regreso, la esperanza
bienaventurada del creyente de ser liberado de este mundo antes de
que llegue la tribulación. Los otros dos hacen referencia a Cristo
viniendo con los santos al final de la tribulación.

Sin embargo, cuando los examinamos con más detenimiento, los


términos que designan la segunda venida no apoyan la distinción hecha
por los

Pre-tribulacionistas. En 1 Tesalonicenses 4:15-17, por ejemplo, el


termino se utiliza para denotar un evento que es dificil de entender
como el arrebatamiento: “Por lo cual os decimos esto en palabra del
Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la
venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. El Señor
mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitaran
primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y asi estaremos siempre con el Señor.” Como dice
George Ladd: “Es muy dificil encontrar una venida secreta de Cristo en
estos versículos.”Además, el término se utiliza en 2 Tesalonicenses

2:8, donde leemos que después de la tribulación Cristo con su venida


destruirá al hombre de pecado, al anticristo, de forma pública. Además
Jesús dijo de: “porque igual que el relámpago sale del oriente y se
muestra hasta el occidente, asi sera también la venida del Hijo del
hombre” (Mt. 24:27).

Los otros dos términos tampoco se ajustan a los conceptos pre-


tribulacioncitas.
Aunque supuestamente la, no la ola es la esperanza bienaventurada
que espera la iglesia, Pablo agradece que sus lectores hayan enriquecido
su conocimiento mientras “esperáis la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo” ( 1 Co. 1:7). Asegura a los tesalonicenses que: “Es justo
delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, mientras
que a vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con
nosotros, cuando se manifieste] el Señor Jesús desde el cielo con los
angeles de su poder” ( 2 Ts. 1:6-7). Y Pedro habla del gozo de los
creyentes y de la recompensa en conexión con él: “Al contrario, gozaos
por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que
también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P.
4:13). Con anterioridad había escrito que sus lectores tendrian que
sufrir varias pruebas: “para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho
más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con
fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo” (1:7). Estas dos referencias (y también 1:13) sugieren que
los creyentes a los que Pedro esta escribiendo (que son parte de la
iglesia) recibirán su gloria y honor en el de Cristo. Sin embargo, según
los pre-tribulacioncitas, la iglesia debería haber recibido ya su
recompensa en la Finalmente, Pablo habla de cómo del objeto de la
esperanza del creyente. Escribe a Tito que los creyentes deben vivir
vidas santas “mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” ( Tit.
2:13). Podemos encontrar un uso similar de en 1 Timoteo 6:14 y 2 Ti.
4:8. Concluimos que el uso de una variedad de términos no es
indicación de que haya dos etapas en la segunda venida. Más bien, que
los términos sean intercambiables apunta claramente a un único evento.

La inminencia de la segunda venida


Una cuestión adicional que debemos tratar es si la segunda venida es
inminente o no.Podría suceder en cualquier momento, o hay ciertas
profecías que deben cumplirse primero?

Algunos cristianos, en particular aquellos que sostienen que Cristo


vendrá por los santos antes de la tribulación, creen que el regreso se
producirá en cualquier momento. Según esto, debemos estar
preparados en todo momento porque esta posibilidad nos podría tomar
desprevenidos. Para apoyar esta suposición se utilizan varios
argumentos:

1. Jesús les dijo a sus discípulos que debían estar preparados para su
regreso ya que no sabían cuando podría suceder (Mt. 24-25). Si se
tienen que producir otros sucesos antes de que Cristo regrese, como la
gran tribulación, es dificil de entender por que hablo de un tiempo
desconocido, porque sabríamos al menos que el regreso no se produciría
hasta que esos otros sucesos hubieran tenido lugar.

2. Se repite el énfasis en que debemos esperar entusiasmados porque la


venida del Señor esta próxima. Muchos pasajes (por ej., Ro. 8:19-25; 1
Co. 1:7; Fil. 4:5;

Tit. 2:13; Stg. 5:8-9; Jud. 21) indican que la venida podría estar muy
próxima y ser quizá en cualquier momento.

3. La declaración de Pablo de que esperamos nuestra esperanza


bienaventurada (Tit. 2:13) requiere que el siguiente evento en el plan
de Dios sea la venida del Señor. Si en su lugar el paso siguiente fuese la
gran tribulación, casi no podríamos tener esperanza ni expectación. Al
contrario, nuestra reacción seria de temor y aprensión. Ya que el
retorno de nuestro señor es el evento siguiente en el plan de Dios, no
hay razón para pensar que no vaya a suceder en cualquier momento.
Sin embargo, cuando se examina detenidamente, estos argumentos no
son del todo persuasivos. .Los mandatos de Cristo para que estemos
atentos a su regreso y las advertencias de que su regreso puede ocurrir
en un momento inesperado y sin señales claras significa necesariamente
que este vaya a ser inminente? Ya ha habido un periodo intermedio de
casi dos mil años. Aunque no sabemos cuanto durara el retraso, ni
sabemos por tanto el momento preciso del regreso de Cristo, si
sabemos que no se ha producido todavía. No saber cuándo sucederá no
impide saber ciertas fechas en las que no ocurrirá.

Además las palabras de Jesús en el momento en que fueron dichas no


querían expresar que la segunda venida fuera inminente. Indico por
medio de al menos de tres de sus parábolas (el hombre noble que fue a
un país lejano, Lucas 19:11-27; las vírgenes prudentes y las
insensatas, Mt. 25:5; y los talentos, Mt. 25:19), que iba a haber un
retraso. De forma similar, la parábola de los siervos (Mt. 24:45-51)
implica un periodo de tiempo en el que los siervos prueban su carácter.
Además, ciertos acontecimientos tenían que suceder antes de la
segunda venida; por ejemplo, Pedro se haría viejo y enfermaría (Jn.
21:18), el evangelio se predicaría a todas las naciones (Mt. 24:14), y el
templo seria destruido (Mt. 24:2). Si estos sucesos tenían que ocurrir
antes de que Jesús regresara, la segunda venida no podría suceder
inmediatamente. Cuando decía: “! Vigilad!” y “No sabéis la hora” no
estaba siendo incoherente con un retraso que permitiera que ciertos
sucesos ocurrieran.

Esto no quiere decir que no sea adecuado hablar de inminencia. Sin


embargo, es el complejo de eventos que rodean la segunda venida lo
que es inminente, y no el evento único que es la segunda venida. Quizá
deberíamos hablar de este complejo como inminente y de la segunda
venida como “próxima.”
Resurrección

El principal resultado de la segunda venida de Cristo, desde el punto de


vista individual de la escatología, es la resurrección. Esta es la base para
la esperanza del creyente cuando se enfrenta a la muerte. Aunque la
muerte es inevitable, el creyente anticipa el ser liberado de su poder.

La enseñanza bíblica

La Biblia promete claramente la resurrección del creyente. El Antiguo

Testamento nos ofrece varias declaraciones directas, la primera la


encontramos en Isaías 26:19: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres
resucitaran! Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu roció
es cual roció de hortalizas, y la tierra entregara sus muertos.” Daniel
12:2 ensena tanto la resurrección del creyente como del malvado:
“Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados:
unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua.

La idea de la resurrección también se afirma en Ezequiel 37:12-14: “Por


tanto, profetiza, y diles que asi ha dicho Jehová, el Señor: Yo abro
vuestros sepulcros, pueblo mío; os hare subir de vuestras sepulturas y
os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra
vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.
Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os estableceré en vuestra
tierra. Y sabréis que yo, Jehová, lo dije y lo hice, dice Jehová.” Además
de las declaraciones directas, el Antiguo Testamento afirma que
podemos esperar la liberación de la muerte o Seol. Salmos 49:15 dice:
“Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomara
consigo.” Aunque no hay ninguna afirmación sobre el cuerpo en este
pasaje, hay una esperanza de que la existencia incompleta en el Seol no
sea nuestra condición final. Salmos
17:15 habla de despertar en presencia de Dios: “En cuanto a mí, veré tu
rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”
Algunos comentaristas ven sugerencias semejantes en Salmos 73:24-25
y Proverbios 23:14,14 aunque esta última es cuestionable.

Aunque debemos ser cuidadosos y no leer demasiado de las


revelaciones del Nuevo Testamento en el Antiguo Testamento, es
significativo que Jesús y los escritores del Nuevo Testamento
mantuvieran que el Antiguo Testamento ensena la resurrección. Cuando
fue preguntado por los saduceos, que negaban la resurrección, Jesús les
acuso de error debido a la falta de conocimiento de las Escrituras y del
poder de Dios (Mr. 12:24), y después siguió argumentando a favor de la
resurrección basándose en el Antiguo Testamento: “Pero respecto a que
los muertos resucitan, .no habéis leído en el libro de Moises como le
hablo Dios en la zarza, diciendo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de

Jacob”?!Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos! Asi que


vosotros mucho erráis” (vv. 26-27). Pedro (Hch. 2:24-32) y Pablo (Hch.
13:32-37) vieron Salmos

16:10 como una predicción de la resurrección de Jesús. Hebreos 11:19


elogia la fe de Abraham en la habilidad de Dios para resucitar a la gente
de entre los muertos: “porque pensaba que Dios es poderoso para
levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado,
también lo volvió a recibir.”

El Nuevo Testamento, por supuesto, ensena la resurrección con mucha


más claridad. Ya hemos señalado la réplica de Jesús a los saduceos, que
se recoge en los tres evangelios sinópticos (Mt. 22:29-32; Mr. 12:24-
27; Lc. 20:34-38). Y Juan recoge varias ocasiones adicionales en las que
Jesús habla de la resurrección. Una de las declaraciones más claras es
Juan 5: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando
los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán... No
os asombréis de esto, porque llegara la hora cuando todos los que están
en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a
resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación” (vv. 25, 28-29).

Otras afirmaciones de la resurrección se encuentran en Juan 6:39-40,


44, 54, y la narración de la resurrección de Lázaro (Jn. 11,
especialmente vv. 24-25). Las epístolas del Nuevo Testamento también
dan testimonio de la resurrección.

Pablo claramente creía y ensenaba que iba a haber una futura


resurrección del cuerpo. El pasaje clásico y más extenso es 1 Corintios
15. La enseñanza se señala especialmente en los versículos 51 a 52:
“Os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta, porque se tocara la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles y nosotros seremos transformados.” También se ensena
con claridad la resurrección en 1 Tesalonicenses 4:13-16 y de forma
implícita en 2 Corintios 5:1-10. Y cuando Pablo apareció ante el concilio,
creo disensiones entre fariseos y saduceos al declarar: “Hermanos, yo
soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección
de los muertos se me juzga” (Hch. 23:6); hizo una declaración similar
ante Félix (Hch. 24:21). Juan también afirma la doctrina de la
resurrección (Apoc. 20:4-6, 13).
Luis Berkhof

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

En tanto que los profetas no distinguen claramente una doble venida de


Cristo, el Señor mismo y los apóstoles hacen claro, de manera muy
abundante, que la primera venida: será seguida por una segunda. Jesús
se refirió a su regreso más de una vez hacia el fin de su ministerio
público, Mat. 24:40; 25:19, 31; 26: 64; Juan 14:3. Al tiempo de su
ascensión los ángeles señalaron hacia su futuro regreso, Hecho 1: 11.
Además, los apóstoles hablaron de la segunda venida en numerosos
pasajes, Hech. 3: 20, 21; Fil. 3: 20; 1 Tes. 4:15, 16; II Tes.

1:7, 10; Tito 2: 13; Heb. 9:28. Varios términos se usan para denotar
este grande acontecimiento, de los cuales los siguientes son los más
importantes:

1. Apocalipsis (revelación, que indica la remoción de lo que ahora


obstruye nuestra visión de Cristo, 1 Cor. 1:7; II Tes. 1:7; 1 Ped.
1:7,13; 4:13

2. Epiphaneia (aparición, manifestación), un término que se refiere a la


venida de

Cristo como si saliera de un escondido fondo con las ricas bendiciones


de salvación, II Tes. 2:.8; 1 Tim. 6:14; II Tim: 4:1, 8; Tito 2:13

3. Parusía (literalmente significa presencia), lo que señala hacia la


venida que precede a la presencia o que resulta en la presencia, Mat.
24:3, 27,37; 1 Cor. 15:23; 1 Tes.

2:19; 3: 13; 4: 15; 5:23; II Tes. 2:1-9; Sgo. 5: 7, 8; II Ped. 1:16; 3:4,
12; 1 Juan 2:28.
LA SEGUNDA VENIDA SERÁ UN SOLO EVENTO

Los dispensacionalistas de la actualidad distinguen entre una doble


futura venida de Cristo, aunque algunas veces procuran preservar la
unidad de la idea de la segunda venida: hablando de esas dos futuras
venidas como de dos aspectos de aquel gran acontecimiento.

Pero puesto que estas dos, en realidad, se presentan como dos eventos
diferentes, separadas por un período de varios años, teniendo cada una
un propósito propio, pueden difícilmente ser considera Esta venida es
inminente, es decir, puede ocurrir en cualquier momento, puesto que no
hay eventos predichos que deban preceder al momento en que ella
ocurra. La opinión dominante es que en este tiempo Cristo no
descenderá a la tierra, sino permanecerá en las alturas de aire. Aquellos
que mueren en el Señor serán resucitados de entre los muertos, los
santos que vivan serán transfigurados, y juntos, serán arrebatados para
encontrar al Señor

4:15, 16. Esta será seguida de intervalo de siete años, durante los
cuales el mundo será evangelizado, Mat. 24:14, Israel convertido; Rom.
11:26, 1a gran tribulación ocurrirá, Mat.

24:21, 22, y el anticristo o el hombre de pecado será revelado, II Tes.


2:8-10. Después de estos acontecimientos hay otra venida del Señor
con sus santos, 1 Tes. 3:13, venida a la venida no puede considerarse
inminente, debido a que tiene que ser precedida por varios eventos
predichos. En esta venida Cristo juzgará a las naciones que vivan, Mat.
25:31-46, e introducirá el reino milenial. De esta manera tenemos dos
diferentes venidas del Señor, separadas por un período de siete años,
de las cuales la primera es inminente y la otra no, la una está seguida
por la glorificación de los santos, y la otra por el juicio de las naciones y
el establecimiento del reino. Esta construcción de la doctrina de la
segunda venida es muy conveniente para los dispensacionalistas, puesto
que los capacita para defender el concepto de que la venida del Señor
es inminente, pero no está autorizada por .la Escritura y lleva

1: 7,10 la revelación mencionada en el versículo 7 sincroniza con la


parusía que trae la glorificación de los santos, de la cual habla el
versículo 10. Mat. 24:29-31 representa la venida del Señor en la cual los
elegidos serán reunidos juntamente, acontecimiento que seguirá
inmediatamente después de la gran tribulación que se menciona en el
contexto, en tanto que según la teoría que estamos considerando, esto
debería ocurrir antes de la tribulación. Y por último, según esta teoría, la
iglesia no pasará por la gran tribulación, que se explica en Mat. 24: 4-26
y que sincroniza con la gran apostasía; pero la explicación bíblica en
Mat. 24:22; Luc. 21:36;

II Tes. 2: 3; 1 Tim. 4: 1-3; II Tim. 3: 1-5; Apoc. 7: 14 es por completo


diferente. Sobre la base bíblica debería sostenerse que la segunda
venida de Cristo, y la tratan como una indisputable que la doctrina de
una pre tribulación, resurrección y rapto es una interpretación moderna
.Según él, esto arranca de los días de Irving y Derby. Otros
premilenialista, es decir, Alejandro Reese, Approa

LOS GRANDES EVENTOS QUE PRECEDERÁN A LA PARUSÍA

De acuerdo con la Escritura, deberán ocurrir antes del regreso del Señor
varios eventos importantes, y por tanto, no puede considerarse
inminente. A la luz bíblica no puede sostenerse que no haya eventos
predichos que deban sobrevenir antes de la segunda venida.

Como puede esperarse, en vista de lo que se dijo precedentemente,


Frost, a pesar de su dispensacionalismo, rechaza la doctrina de la
inminencia. Prefiere hablar de la venida de las para velar, y esperar su
venida, Mat. 24: 42; 25: 13; Apoc. 16:15; Y en el hecho de que la
Escritura.

Jesús en verdad enseñó que su venida estaba cerca, pero esto no es lo


mismo que enseñar que era inminente. En primer lugar debe tenerse
presente que al hablar de la venida del Señor, El mismo siempre tiene
presente la venida escatológica. Algunas veces se refiere a su regreso
en poder espiritual en el día de Pentecostés; algunas veces a su venida
en juicio en la destrucción de Jerusalén. En segundo lugar El y los
apóstoles nos enseñan que diversos acontecimientos importantes tenían
que ocurrir antes de su retorno físico del último día, Mat. 24:5-14. 21,
22, 29-31; II Tes. 2: 2-4. Por lo tanto no habría podido muy bien
considerar y explicar su venida como inminente. Es evidente también
que, cuando habló de su venida como cercana, no quería dar a entender
que estaba a la mano, inmediatamente. En la parábola de los talentos
enseña Jesús que el Señor de los criados minas fue dicha con el
propósito íntimo de corregir la noción de que el reino de Dios habría de
aparecer inmediatamente, Luc. 19:11. En la parábola de las diez
vírgenes el novio se enseña a sus lectores a esperar las predicciones de
la cercanía de la segunda venida desde el punto de vista divino, según el
cual un día es como un millar de años, y mil años son como un día, II
Ped. 3:3-9. Enseñar que Jesús consideraba la segunda venida como
inminentemente a mano seria hacer que el presentara equivocado,
puesto que casi dos mil años ya han pasado desde aquel tiempo. Ahora
puede preguntarse, ¿Cómo podemos prepararnos para esperar su
venida? Jesús nos enseña en Mat. 24:32,33 a esperar su vendida

Además, no necesitamos interpretar la exhortación a velar, como si se


nos invitara a escudriñar los cielos en busca de señales inmediatas de la
aparición del Señor. Deberíamos más bien ver en ello una admonición
para estar despiertos, alertas, preparados y activos en la obra del
Señor, pues de otro modo seremos sorprendidos por repentina
calamidad. Los siguientes grandes eventos deben preceder a la venida
del Señor.

EL LLAMAMIENTO DE LOS GENTILES

Varios pasajes del Nuevo Testamento señalan al hecho, de que el


evangelio del reino debe ser predicado a todas las naciones antes de
que regrese el Señor, Mat 24:14; Marc. 13:10;

Rom. 11:25. Muchos pasajes dan testimonio del hecho de que los
gentiles entraran al reino en grandes números durante la nueva
dispensación, Mat. 8:11; 13:31, 32; Luc 2:32; Hech. 15:14; Rom. 9:24-
26; Ef. 2:11-20, y otros pasajes. Pero estos que hemos indicado,
claramente se refieren a la evangelización de todas las naciones como la
meta de la historia.

Por ahora, difícilmente podría decirse que el evangelio ya ha sido


proclamado entre todos los pueblos, ni que la obra o los trabajos de un
solo misionero, en cada una de las naciones del mundo, llenan todos los
requerimientos de la afirmación de Jesús. Por otra parte, es igualmente
imposible sostener que las palabras del Salvador demandan la
predicación del evangelio a cada individuo de las diferentes naciones del
mundo, Sin embargo, sí requieren que aquellas naciones, como
naciones, sean evangelizadas por completo, de tal manera que el
evangelio se convierta en una potencia en la vida del pueblo, una señal
que demanda decisión. Debe predicársele para testimonio, de tal
manera que se pueda decir que se les ha dado oportunidad de elegir a
Cristo y a su reino o, declararse sus contrarios. Estas palabras implican
con claridad que la gran comisión debe ser conducida en todas las
naciones del mundo, para hacer discípulos de todas las naciones, es
decir de entre el pueblo de todas las naciones. No justifican sin embargo
la esperanza de que todas las naciones consideradas en globo acepten el
evangelio, sino nada más que habrá adherentes en todas las naciones, y
esto servirá para introducir la plenitud de los gentiles. Al fin de esta
dispensación será posible decir que todas las naciones ya fueron
informadas del evangelio, y que el evangelio testificará en contra de las
naciones que no lo aceptaron.

Se entenderá desde luego, de lo que ya fue dicho en lo preceden te, que


muchos dispensacionalistas tienen un concepto muy diferente del
asunto. No creen que la evangelización del mundo se necesite, ni que
tendrá lugar, en forma complete antes de la parusía, la cual es
inminente. Según ellos, realmente, comenzará por el tiempo de la
parusía. Indican que el evangelio de que se habla en Mat. 24:14 no es el
de la gracia de Dios en Jesucristo, sino el evangelio del reino, que es por
completo diferente, las buenas nuevas de que el reino está otra vez a la
mano. Después de que la iglesia haya sido removida de la escena
terrenal y con ella se haya ido el Espíritu que en ella mora - lo que
realmente significa restaurar las condiciones que reinaban en el Antiguo
Testamento -, entonces el evangelio con que Jesús empezó su ministerio
volverá a ser predicado. Al principio lo predicarán aquellos que fueron
convertidos mediante la remoción de la iglesia, y después, quizá por el
Israel convertido y un mensajero especial386 o de manera particular,
durante la gran tribulación por el resto creyente de Israel387. Esta
predicación será maravillosamente eficaz, mucho más efectiva que la
predicación del evangelio de la gracia de Dios. Durante este período
serán convertidos los 144,000 y la gran multitud que nadie podrá
contar, de la que se habla en Apoc. 7. y de esa manera la predicación de
Jesús en Mat. 24:14 quedará cumplida. Debe recordarse que esta
estructura es una que los antiguos pre milenaristas no aceptan, que
todavía en la actualidad se rechaza por algunos del actual pre
milenaristas, y la cual, en verdad, no se nos recomienda. La distinción
entre un doble evangelio y una doble segunda venida del Señor es
insostenible. El evangelio de la gracia de Dios en Jesucristo es el único
evangelio que salva que la promesa tiene aplicación, no al Israel según
la carne, sino a Israel y que da entrada al reino de Dios. Y es
absolutamente contrario a la historia de la revelación que un regreso a
las condiciones del Antiguo Testamento, incluyendo la ausencia de la
iglesia y del Espíritu Santo, pudieran ser más eficaces que la predicación
del evangelio de la gracia de Dios en Jesucristo y el don del Espíritu
Santo.

LA CONVERSIÓN DE LA PLEROMA DE ISRAEL

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de la futura


conversión de Israel, Zac.

12:10: 13:1; II Cor 3:15, 16; y Rom. 11:25-29 parece que relaciona
esta conversión con el fin del tiempo. Los pre milenaristas han explotado
esta enseñanza espiritual para su propósito particular. Sostienen que
habrá una restauración nacional y una conversión de

Israel, que la nación judía será restablecida en la tierra santa, y que


esto tendrá lugar inmediatamente antes o durante el reino milenial de
Jesucristo. Sin embargo, es muy dudoso que la Escritura autorice la
esperanza de que Israel sea finalmente restablecido como una nación, y
que como nación se vuelva al Señor. Algunas profecías del Antiguo

Testamento parecen predecirlo, pero estas deberían leerse a la luz del


Nuevo Testamento. ¿Justifica el Nuevo Testamento la esperanza de una
futura restauración y conversión de

Israel como nación? Tal cosa no se enseña, ni necesariamente está


implicada en pasajescomo Mat. 19:28, y Luc. 21:24, que son los que se
citan frecuentemente a favor de esa doctrina. El Señor habló muy
claramente de la oposición de los judíos al espíritu de su reino, y de la
certeza de que ellos, que en un sentido serían llamados los hijos del
reino, perderían su lugar en él, Mat. 8:11,12; 21:28-46; 22:1-14; Luc.
13:6-9. Informó Jesús a los malvados judíos que el reino sería quitado
de ellos y dado a una nación que diera los frutos consiguientes, Mat.
21:43. Y aun cuando habló Jesús de las corrupciones que en el curso del
tiempo invadirían la iglesia, de las tribulaciones que ella encontraría, y
de la apostasía en que por último desembocaría, con todo no señala el
Señor hacia una restauración proyectada ni hacia una conversión del
pueblo judío. Este silencio de Jesús es muy significativo. Ahora podría
decirse que Rom. 11:11-32 ciertamente enseña la futura conversión de
la nación de Israel. Muchos comentadores adoptan este concepto, pero
aun cuando estuviera en lo correcto el tema se presta a considerable
duda: En los capítulos 9-11 el apóstol discute el problema de cómo las
promesas de Dios a Israel pueden ser reconciliadas con el
rechazamiento que de ellas ha hecho gran parte de Israel. Primero que
todo, señala en los capítulos 9 y 10 que la promesa tiene aplicación, no
al Israel según la carne, sino al Israel espiritual; y en segundo lugar que
Dios todavía tiene sus .elegidos de entre Israel, que hay entre ellos un
resto de acuerdo con la elección de gracia, 11: 1-10. Y aun el
endurecimiento de la mayor parte de Israel no es el propósito final de
Dios, sino, más bien, un medio que en su mano trae salvación a los
gentiles, para que estos, a su vez, gozando las bendiciones de la
salvación, provoquen a Israel a celos. El endurecimiento de

Israel siempre será parcial nada más, porque a través de todas las
subsiguientes centurias siempre habrá algunos que acepten al Señor.
Dios continuará reuniendo a su resto de elegidos de entre los judíos
durante toda la nueva dispensación hasta que la plenitud (pleroma, es
decir, el número de los elegidos) de los gentiles haya entrado, y de esa
manera (mediante este proceso) todo Israel (su pleroma, es decir, el
número completo de no de toda la nación, sino de todo el número de los
elegidos de entre el pueblo del pacto antiguo. Los pre milenaristas
toman el versículo 26 con el significado de que, después de que Dios
haya completado su propósito con los gentiles, la nación de Israel será
salva, pero el apóstol dijo al principio de su discusión que las promesas
eran para el Israel espiritual; no hay evidencia de un cambio de
pensamiento en la sección intermedia, de manera que venga la plenitud
de Israel.

LA GRAN APOSTASÍA Y LA GRAN TRIBULACIÓN

Estos dos deben mencionarse juntas, debido a que están entretejidas en


el discurso escatológico de Jesús, Mat. 24:9-12, 21-24; Marc. 13:9-22;
Luc. 21:22-24. Las palabras de Jesús indudablemente encontraron un
cumplimiento parcial en los días que precedieron a la destrucción de
Jerusalén, pero, evidentemente, tendrán un cumplimiento mayor en el
futuro, en la tribulación que sobrepasará a cuanto hasta hoy se haya
experimentado, Mat.

4:21; Marc. 13:19. Pablo también habla de la gran apostasía en II Tes.


2:3; 1 Tim. 4:1; II Tim. 3:1-5. El ya vio algo de aquel espíritu de
apostasía en su propio día, pero quiere dejar la impresión clara sobre
sus lectores de que tomará mucho más grandes proporciones en los días
finales. Aquí de nuevo, los actuales dispensacionalistas difieren de
nosotros. No consideran la gran tribulación como precursora de la
venida del Señor (la parusía), sino creen que seguirá a la venida, y que
por lo tanto la iglesia no pasará por la gran tribulación.

La hipótesis es que la iglesia será arrebatada, para estar con el Señor


antes de que la tribulación con todos sus terrores confunda a los
habitantes de la tierra. Prefieren hablar de día de gran tribulación para
Israel más bien que para la iglesia. Pero las bases que aducen para este
concepto no son muy convincentes. La fuerza que algunos de ellas
parecen tener la derivan de su propia preconcebida noción de una doble
segunda venida de Cristo, y por lo tanto no tienen ningún significado
para aquellos que están convencidos de que o hay en la Biblia evidencia
de semejante doble venida. Jesús menciona en verdad la gran
tribulación como una de las señales de su venida y del fin del mundo,
Mat. 24:3. De esa venida (parusía) es de la que El habla a través de
todo este capítulo, como podrá verse por el repetido uso de la palabra
parusía, versículos 3, 37, 39. No es sino razonable aceptar que El estaba
hablando de la misma venida en el versículo 30, una venida que está de
acuerdo con el versículo 29 y que seguirá inmediatamente después de la
tribulación. Esta tribulación afectará también a los elegidos: estarán
ellos en peligro de ser extraviados, Mat. 24:24; por causa de ellos los
días de aquella angustia serán acortados, versículo 22; serán reunidos
de entre todos los rincones del mundo en la venida del Hijo del hombre;
y se les anima para vigilar cuando estas cosas acontezcan, puesto que
su redención se acerca, Luc. 21:28. No hay garantía para limitar los
elegidos a los elegidos de Israel, como los pre milenaristas lo hacen.
Pablo claramente explica la gran apostasía como precedente a la
segunda venida, II Tes. 2:3, y le recuerda a Timoteo el hecho de que
tiempos difíciles vendrán en los días finales, I Tim. 4:1,

2; II Tim. 3:1-5. En Apoc. 7:13, 14 se dice que los santos en el cielo


han venido de gran tribulación: y en Apoc. 6:9 encontramos a esos
santos orando por sus hermanos que aun están sufriendo persecución.

LA REVELACIÓN VENIDERA DEL ANTICRISTO


El término antichristos se encuentra solamente en las Epístolas de Juan,
es decir en I Juan 2: 18-22; 4:3; II Juan 7.

1. Hasta donde la forma de la palabra tiene que ver, puede describir a


uno que toma el

2. en el que la palabra ocurre. Del hecho de que Juan use el singular en


2:18 sin el un nombre técnico. Es incierto, si Juan al usado en el
singular tenía en mente algún notable anticristo, del cual los otros a
quienes se refiere serían meramente parecidos o precursores, o riada
más daba a: entender la personificación del principio corporificado en
varios anticristos, el principio del mal que milita en contra del

Reino de Dios. El anticristo representa claramente, un determinado


principio, 1 Juan

4:3. Si tenemos en mente esto, también entenderemos que, aunque


Juan es la palabra se menciona claramente en escritos anteriores.
Precisamente así como hay en la Escritura un marcado y claro desarrollo
en la delineación de Cristo y del reino de Dios, así también hay una
revelación progresiva del anticristo. Las representaciones difieren, pero
aumentan en precisión a medida que la revelación de Dios progresa.

En la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento vemos el principio


de injusticia que operaba en las naciones sin Dios que se mostraban
hostiles a Israel y que fueron juzgadas por Dios. En la profecía de Daniel
encontramos algo más específico. El lenguaje usado allí proporciona
muchos de los hechos que encontramos en la descripción que Pablo
hace del hombre de pecado en II Tesalonicenses. Daniel encuentra al
principio malvado que no

-26, y lo describe muy claramente en 11:35 y siguientes. Aquí, hasta el


elemento personal no falta del todo, aunque no es enteramente cierto
que el profeta esté pensando de algún rey particular es decir, Antíoco
Epífanes, un tipo de anticristo. La venida de Cristo dará lugar,
naturalmente, a este principio en su específica forma anticristiana y
Jesús lo explica como incorporado en varias personas.

Habló el Señor de Pseudoprophetai y Pseudochristoi, y que tomaran


posiciones en contra de él y de su reino, Mat. 7:15; 24; 5, 24; Marc.
13:21, 22. Luc. 17:23. Para corregir el concepto erróneo de los
Tesalonicenses, Pablo llama la atención al hecho de que el día de Cristo
no puede venir, al menos que venga primero la apostasía, y el hombre
de pecado se revele, el hijo de perdición. Describe Pablo a este hombre
de pecado como el que se opone y se exalta en contra de todo lo que se
llama Dios o es adorado; de tal manera que se sienta en el templo de
Dios como si fuera Dios, II Tes. 2:3, 4. Esta descripción nos recuerda,
naturalmente, a Dan. 11:36 y siguientes, y señala con claridad al
anticristo. No hay ninguna buena razón para dudar la identidad entre el
hombre de pecado de quien habla Pablo y el anticristo mencionado por
Juan. El Apóstol ve el misterio de iniquidad ya trabajando, pero asegura
a sus lectores que el hombre de pecado no vendrá hasta que aquel (o,
el que) lo detiene sea quitado de en medio. Cuando este obstáculo,
cualquiera que él sea (se interpreta de varios modos}, sea removido,
aparecerá aquel cuya venida es según operación de Satanás, con todo
poder y señal y maravillas mentirosas, versículos 7-9. En este capítulo el
elemento personal está considerado por completo. El Libro de
Apocalipsis encuentra el poder y principio anticristiano en dos bestias
que vienen, una del mar y otra de la tierra,

Apoc, 13: La primera, se piensa generalmente que se refiere a los


gobiernos, poderes políticos, o algún imperio mundial; el segundo
aunque no con la misma unanimidad se piensa que se refiere, a la falsa
religión, a los falsos profetas, a la falsa ciencia y particularmente, a los
dos primeros. Este principio oponente, u opuesto, es el que Juan en

Históricamente ha habido diferentes opiniones respecto al anticristo. En


la antigua iglesia muchos mantuvieron que el anticristo sería un judío
con pretensiones de ser el Mesías, y gobernando a Jerusalén. Muchos
comentadores recientes son de opinión que Pablo y otros,
equivocadamente, pensaron que el emperador romano sería el
anticristo, y que Juan claramente tenía a Nerón en la mente en Apoc.
13:18, puesto que las letras en las palabras el tiempo de la Reforma
muchos entre quienes también hay eruditos Reformados miraron al
papa de Roma, Y en algunos casos, aun sobre algún determinado papa,
como el anticristo.

Y el papado, en realidad, revela diferentes rasgos de anticristo tal como


está dibujado en la Escritura. Pero difícilmente podría identificarse con el
anticristo. Es mejor decir que hay elementos de anticristo en el papado.

1. En forma positiva, sólo podemos decir, que el principio anticristiano


ya estaba en operación en los días de Pablo y de Juan según el propio
testimonio de ellos

2. Que alcanzaría su más alto poder hacia el fin del mundo

3. Que Daniel lo pinta como poder político, Pablo como poder


eclesiástico, y Juan, en el Libro del Apocalipsis, lo pinta de de ambos
modos; los dos pueden ser revelaciones sucesivas del poder
anticristiano

4. Que probablemente este poder se concentrara por ultimo en un solo


individuo, la personificación de toda maldad.
El problema del carácter personal del anticristo todavía está sujeto a
debate. Algunos figuras alusivas en Daniel y Apocalipsis son nada más
descripciones de un principio ateo y anticristiano, el cual se manifiesta
en la oposición del mundo hada Dios y su reino, a través de toda la
historia del reino, una oposición algunas veces débil, otras veces más
fuerte, pero mucho más fuerte hacia el fin del mundo. Estos no esperan
ningún anticristo personal.

Otros sienten que es contrario a la Escritura: hablar del anticristo


únicamente como poder abstracto. Sostienen que tal interpretación no
hace justicia a los datos bíblicos, los cuales hablan, no sólo de un
espíritu abstracto, sino también de verdaderas personas. Según ellos,
manifiestan un espíritu ateo o anticristiano, por ejemplo, los
emperadores romanos que persiguieron la iglesia y los papas que se
comprometieron en un trabajo parecido de persecución. Pero ni siquiera
ellos piensan en un anticristo personal que será en sí mismo la
concentración de toda maldad. Sin embargo la opinión más general en
la iglesia es que, en encarnación de toda maldad y que, por lo mismo,
representará un espíritu que siempre ha estado más o menos presente
en el mundo, y que ha tenido diversos precursores o tipos en la historia.
Este concepto prevaleció en la iglesia primitiva y parecería ser el
concepto bíblico. Lo siguiente puede decirse en favor suyo:

1. La delineación del anticristo en Daniel 11 es más o menos personal, y


puede referirse a una definida persona como un tipo de anticristo.

2. en sí mismas no pueden ser conclusivas, pero el contexto claramente


favorece la idea personal. Se opone, se instala como Dios, tiene una
revelación definida, es el que se opone a la ley, etc.
3. Aunque Juan habla de muchos anticristos como ya presentes,
también habla del anticristo, en el singular; como uno que todavía
vendrá en el futuro, 1 Juan 2:18.

4. Aun en Apocalipsis, en donde la explicación es ampliamente


simbólica, el elemento personal no falta, por ejemplo en Apocalipsis
19:20, que habla del anticristo y su subordinado, diciendo que fueron
arrojados en el lago de fuego

5. Y puesto que Cristo es una persona, no es sino natural pensar que el


anticristo también será una persona.

SEÑALES & MARAVILLAS

La Biblia habla de varias señales que serán anunciadoras del fin del
mundo y de la venida de Cristo.

1. Menciona guerras y rumores de guerras, hambres y terremotos en


diversos lugares, que se llaman principio de tribulación, una tribulación
como si se tratara de un nuevo parto del universo al tiempo de la venida
de Cristo

2. La venida de falsos profetas, que extraviarán a muchos, y de falsos


Cristos, que harán grandes señales y portentos para engañar, si posible
fuera, aun a los elegidos

3. De pavorosos portentos en el cielo abarcando, al sol, la luna y las


estrellas, cuando los poderes de los cielos serán conmovidos, Mat.
24:29, 30; Marc. 13:24, 25; Luc.

21:25, 26. Puesto que algunas de, estas señales son de la clase que
repetidamente, ocurre en el orden natural de acontecimientos, surge,
naturalmente, la pregunta, ¿de qué manera podrán ser reconocidas
como señales especiales del fin? Se acostumbra llamar la atención al
hecho de que diferirán de los acontecimientos similares y previos, en
intensidad y en extensión. Pero, de consiguiente, esto no satisface por
completo, porque quienes vean tales señales nunca podrán saber, de no
haber otras indicaciones, si las señales que ellos están atestiguando no
serán seguidas por otras señales similares, y aun más grandes en
extensión e intensidad. Por lo tanto, también debe llamarse la atención
el hecho de que habrá, cuando el fin: esté cercano, una notable
conjunción de todas estas señales, y que los acontecimientos naturales
estarán acompañados con fenómenos sobrenaturales, Luc. 21:25, 26.
Jesús 24:33.

LA PARUSÍA O SEGUNDA VENIDA PROPIAMENTE DICHA

Inmediatamente después de los portentos que acabamos de mencionar


la señal del Hijo del hombre será vista, viniendo en las nubes del cielo,
Mat. 24:30. En relación con esto deben notarse los siguientes puntos:

EL TIEMPO DE LA SEGUNDA VENIDA

El tiempo exacto de la venida del Señor es desconocido, Mat. 24:36, y


todos los intentos de los hombres para encontrar la fecha exacta
demuestran estar equivocados. La única cosa que puede decirse con
certeza, fundados en la Biblia, es que El volverá al fin del mundo. M
forma que estuvieran equivocados, sino que más bien aceptó lo correcto
de la pregunta en su discurso. El explicó los dos, sincronizándolos, en
Mat. 24:29-31, 35-44; compárese Mat.

13:39,40. Pablo y Pedro hablan también de los dos como coincidentes, 1


Cor. 15: 23,24; II

Ped. 3: 4-10. Un estudio de las concomitancias de la segunda venida


conduce al mismo resultado. La resurrección de los santos será una de
tales concomitancias, 1 Cor. 15:23, I
Tes. 4:16, y Jesús nos asegura que El levantará a sus santos en el
último día, Juan 6:39, 40,

44, 54. Según Thayer, Cremer-Koegel, Walker, Salmond, Zahn y otros,


esto no puede significar más que el día de la consumación, - el fin del
mundo. Otra de esas concomitancias será el juicio del mundo, Mat.
25:31-46, particularmente también el juicio de los malvados, II Tes.
1:7-10 el cual los pre milenaristas colocan al fin del mundo. Y, por
último, ese juicio nos llevará también a la restauración de todas las,
cosas, Hech. 3:20, 21. Cosa alguna que no sea la perfecta restauración
de, aquel' estado de cosas que existió antes de la caída del mundo.
Señala a la restauración de todas las cosas a su primera condición, y
esto no se encuentra en el milenio del pre milenaristas. Aun el pecado y
la muerte continuarán asesinando sus víctimas durante aquel
período389. Como ya fue indicado en lo que precede, varias cosas,
deben ocurrir antes de que el Señor regrese. Esto debe tenerse presente
al leer aquellos pasajes que hablan de la venida del Señor o del último
día, como cercano, Mat. 16:28; 24:34; Heb. 10:25, Sgto. 5:9; 1 Ped.
4:5; 1 Juan 4:18. Estos pasajes encuentran su explicación,
parcialmente, en el hecho de que considerada desde el lado de

Dios con quien un día es como mil años y mil, años como un día, la
venida está siempre cerca; parcialmente en la explicación bíblica del
tiempo del Nuevo Testamento como que constituye los últimos días o el
último tiempo; parcialmente en el hecho de que el Señor al hablar de su
venida no siempre tiene en mente su retorno físico al final del tiempo,
sino que puede referirse a su venida en el Espíritu Santo; y parcialmente
en la característica visión profética, en la que no se hace ninguna
,distinción clara entre la próxima venida del Señor, en la destrucción de
Jerusalén y en su venida para juzgar al mundo. Los sectarios con
frecuencia han hecho el intento de fijar el tiempo exacto de la segunda
venida, pero sus

Mat. 24: 36. La afirmación respecto al Hijo, probablemente, significa


que este conocimiento no está incluido en la revelación que El tenía que
traer en su carácter de Mediador.

LA MANERA DE SU SEGUNDA VENIDA

Los siguientes puntos merecen acentuarse aquí:

1. SERÁ UNA VENIDA PERSONAL: Esto se sigue de la afirmación de


los ángeles arriba de vosotros en el cielo, así vendrá de la misma
manera como le habéis visto ir taba dejándoles, y Jesús en persona
volverá. En el sistema actual modernista no hay lugar para un regreso
personal de

Jesucristo. Douglas Clyde Macintosh ve el retorno de Cristo en la


progresiva dominación de los individuos y de la sociedad bajo la moral y
los principios religiosos de esencia cristiana, es decir, por el Espíritu de
Cristo390. William Newton más bien el prolongado y lento avance de su
reino espiritual. Si nuestro Señor no quisiera sino completar su venida
espiritual ya comenzada, no tendría necesidad de De acuerdo como
aconteció en la primitiva esperanza cristiana, sino por medio del más
lento y más seguro método de conquista espiritual, el ideal de Jesús
todavía gane el asentimiento universal que se merece, y su espíritu
domine al mundo. Esta es la verdad por la Walter Rauschenbusch y
Shailer Mathews hablan en términos parecidos acerca de la segunda
venida, Uno y todos, interpretan las fulgurantes descripciones de la
segunda venida de Cristo como representaciones figuradas de la idea de
que el
Espíritu dé Cristo continuará siendo una influencia permanente y
siempre creciente en la vida del mundo. Esto, sin decir que tales
representaciones no hacen justicia a las descripciones que se
encuentran en pasajes corno Hech. 1:11; 3:20, 21, Mat.

24:44; 1 Cor. 15:22; Fil. 3:20; Col. 3:4; 1 Tes. 2:19; 3: 13; 4:15-17; II
Tim.4:8; Tito

2:13; Heb. 9:28. Los modernistas mismos admiten esto cuándo hablan
de estos pasajes como representativos del antiguo modo judío de
pensamiento. Tienen nuevas y mejores luces sobre el tema, pero esta
es una luz que se hace cada vez más tenue en vista de los
acontecimientos mundiales de la actualidad.

2. SERÁ UN REGRESO FÍSICO: Que el regreso del Señor será físico se


deduce de pasajes como Hech. 1:11; 3: 20, 21; Heb. 9:28; Apoc. 1:7.
Jesús volverá a la tierra en el cuerpo. Hay algunos que identifican el
anunciado regreso del Señor con su venida espiritual en el día de
Pentecostés; y entienden que la parusía significa la presencia, espiritual
del Señor en la iglesia. Según la explicación de ellos el Señor volvió en
el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, y está presente ahora (de
aquí que se habla de parusía) en la iglesia. Ponen énfasis especial en el
hecho de que la palabra parusía significa presencia393. Pues bien es por
completo evidente que el

Nuevo Testamento había de un regreso espiritual de Cristo, Mat. 16:28;


Juan 14:18, 23; Apoc. 3:20; pero este regreso, sea a la iglesia en el día
de Pentecostés o a los individuos en su renovación espiritual, Gal. 1:16,
no puede identificarse con lo que la Biblia explica como la segunda
venida de Cristo. Es verdad que la palabra parusía significa presencia,
pero el Dr. Vos señala correctamente que en su uso religioso
escatológico también significa llegada, y que en el Nuevo Testamento la
idea de llegada es sobresaliente. Además, debe conservarse en la mente
que hay otros términos en el Nuevo Testamento, que sirven para
designa la segunda venida, es decir apokalupsis, epiphaneia y
phanerosis, cada una de las cuales señala a una venida que puede ser
vista. Y por último, no debe olvidarse que las Epístolas se refieren a la
segunda venida, repetidas veces, como a un evento que está todavía en
el futuro, Fil. 3:20; 1 Tes. 3:13; 4: 15,16; II Tes. 1:7-10; Tito 2:.13.
Esto no encaja con la idea de que la venida ya fue un evento del
pasado.

3. SERÁ UNA VENIDA VISIBLE: Esto está íntimamente relacionado


con lo precedente. Puede decirse que, si la venida del Señor ha de ser
física, también será visible. Esto parecería deducirse como asunto de
lógica, pero los ruselistas, o del amanecer milenario, no piensan así.
Sostienen que el regreso de Cristo y la inauguración del milenio tuvieron
lugar invisiblemente en 1874, y que Cristo vino en potencia en 1914 con
el propósito de remover la iglesia y desarraigar los reinos del mundo.
Cuando el año de 1914 pasó sin el aparecimiento de Cristo, buscaron
una: manera de salir de la dificultad con la teoría acomodaticia de que El
había permanecido escondido, debido a que el pueblo no manifestaba
suficiente arrepentimiento. Por tanto, Cristo ha venido, y ha venido en
forma invisible. La

Escritura a pesar de todo, no nos deja en duda respecto a la visibilidad


del regreso de nuestro Señor. Numerosos pasajes lo testifican, por
ejemplo, Mat. 24:30; 26:64;

Marc. 13:26; Luc. 21:27; Hech. 1:11; Col. 3:4; Tito 2: 13; Heb. 9:28;
Apoc. 1: 7.

4. SERÁ UNA VENIDA REPENTINA: Aunque la Biblia nos enseña por


una parte que la venida del Señor será precedida por diversas señales,
nos enseña por otra parte, de manera igualmente enfática, que la
venida será repentina, más bien inesperada, y tomará a la gente por
sorpresa, Mat. 24:37-44; 25: 1-12; Marc. 13: 33-

37; 1 Tes. 5:2, 3; Apoc. 3:3; 16:15, Esto no es contradictorio, porque


las señales predichas no son de tal clase como para designar el tiempo
exacto. Los profetas señalaron ciertas señales que precederían a la
primera venida de Cristo, y sin embargo, su venida tomó a muchos por
sorpresa. La mayoría del pueblo no puso atención a ninguna clase de
señales. La Biblia nos hace sentir que la medida de la sorpresa a la hora
de la segunda venida de Cristo estará en razón inversa a la medida de la
vigilancia de los que le esperan.

5. SERÁ UNA VENIDA GLORIOSA Y TRIUNFANTE: La segunda


venida de

Cristo, aunque personal, física y visible, será muy diferente de su


primera venida.

No volverá en el cuerpo de su humillación, sino en un cuerpo glorificado


y con ropajes reales, Heb. 9: 28. Las nubes del cielo serán su carruaje,
Mat. 24: 30, los ángeles su guardia personal, II Tes. 1:7, los arcángeles
sus heraldos, I Tes. 4:16, y los santos de Dios sus gloriosos servidores,
1 Tes. 3:13; II Tes. 1:10. Vendrá como Rey de reyes y Señor de
señores, triunfante sobre todas las fuerzas del mal, habiendo puesto a
sus enemigos debajo de sus pies, I Cor. 15:25; Apoc. 19:11-16.

EL PROPÓSITO DE LA SEGUNDA VENIDA

Cristo volverá al fin del mundo con el propósito de introducir la Edad


Futura, el estado eterno de cosas, y El hará esto mediante la
inauguración, y el cumplimiento de dos poderosos eventos es decir, la
resurrección de los muertos y el juicio final, Mat. 13:49, 50;
16:27; 24:3; 25:15-46; Luc. 9:26; 19:15,26, 27; Juan 5: 25-29; Hech.
17:31; Rom. 2:3-16; 1

Cor 4:5; 15: 23; lI Cor. 5:10; Fil. 3:20, 21; 1 Tes. 4:13- 17; II Tes.
1:7-10; 2:7, 8; II Tim 4:1,8; II Ped. 3:10-13; Judas 14:15; Apoc.
20:11-15; 22: 12. En la explicación acostumbrada de la Escritura, como
ya lo hemos advertido en lo precedente el fin del mundo, el día, del
Señor, la resurrección física de los muertos y el juicio final coinciden.

Aquel gran punto crítico traerá también la destrucción de todas las


fuerzas, del mal que son hostiles al Reino de Dios, II Tes. 2:8; Apoc.
20:14. De no haber habido algunos que pusieron a Apoc. 20:1-6 como
norma según la cual debería interpretarse todo el Nuevo

Testamento, es de dudarse que alguien que se acercara a los pasajes


citados, los hubiera leído de otra manera, tan diferente así, que los
aparte de su sentido pertinente. Según los pre milenaristas la segunda
venida de Cristo servirá, principalmente, para establecer el reino visible
de Cristo y dé sus santos sobre la tierra, y para inaugurar el día
verdadero de salvación para el mundo. Esto envolverá el rapto, la
resurrección de los justos, las bodas del

Cordero, y los juicios sobre los enemigos de Dios. Pero seguirán otras
resurrecciones y juicios a diversos intervalos, y la última resurrección y
el juicio final estarán separados de la segunda venida por los mil años.
Las objeciones a este concepto ya han sido dadas en parte en lo que
precede y en parte se mencionará en los capítulos siguientes.

CONCEPTOS MILENIALES

Hay algunos que relacionan el advenimiento de Cristo con la idea de un


milenio, sea inmediatamente antes o inmediatamente después de la
segunda venida. Aunque esta idea no es parte integral de la teología
Reformada, a pesar de todo merece consideración aquí, puesto que se
ha hecho muy popular dentro de muchos círculos. La teología
Reformada no puede prestarse a ignorar el grande esparcimiento de los
conceptos mileniales de la actualidad, sino que debe definir la posición
que con respecto a ellos ocupa. Algunos de aquellos que esperan un
milenio en el futuro, sostienen que el Señor regresará antes del milenio,
y por lo mismo se llaman pre milenaristas; en tanto que otros creen que
su venida seguirá después del milenio, y por lo mismo son conocidos
como pos milenaristas. Sin embargo, hay grandes números que no
creen que la Biblia autorice la esperanza de un milenio, y se ha hecho
costumbre de estos últimos llamarse a milenaristas. El concepto
Amilenial es, tal como su nombre lo indica, puramente negativo.
Sostiene que no hay suficiente base escritural para la espera de un
milenio, y está firmemente convencido de que la Biblia favorece la idea
de que la dispensación presente del reino de Dios será seguida
inmediatamente por el Reino de Dios en su forma consumada y eterna.
Se da cuenta del hecho de que el Reino de Jesucristo está representado
como un reino eterno y no temporal,

Isa. 9:7; Dan. 7:14; Luc. 1:33; Heb. 1:8; 12:28; II Ped. 1:11; Apoc.
11:15; Y que entrar al reino del futuro es entrar uno mismo al estado
eterno, Mat. 7:21, 22, entrar a la vida, Mat.

18:8, 9 (compárese el contexto precedente), y ser salvo, Marcos 10:25,


26. Algunos pre milenaristas han hablado del amilenialismo como de un
nuevo concepto y como una de las más recientes novedades, pero esto,
en verdad, no está de acuerdo con el testimonio de la historia. El
nombre por cierto es nuevo, pero el concepto al que se aplica es tan
antiguo como la cristiandad. Ha tenido, al menos, tantos abogados como
el quilianismo los tuvo entre los Padres de la iglesia de los Siglos II y III,
que se supone que fueron el cenit del quilianismo. El amilenialismo ha
sido el concepto más ampliamente aceptado, es el único que se expresa
o se implica en las grandes confesiones históricas de la iglesia, y
siempre ha sido el concepto que prevalece en los círculos Reformados.

EL PREMILENIALISMO

Puesto que el premilenialismo no siempre ha tomado la misma forma,


sería, bueno indicar brevemente la forma que por lo general asumió en
el pasado (sin hacer notar toda clase de aberraciones), y luego seguir
hasta llegar a una descripción más detallada de las teorías más en boga
del premilenialismo actual.

EL Premilenialismo DEL PASADO

El concepto de Ireneo puede darse como el que refleja mejor el de los


primeros siglos cristianos. El mundo presente durará seis mil años, que
corresponden a los seis días de la creación. Hacia el fin de este período
los sufrimientos y persecuciones de los píos se acrecentarán en gran
manera, hasta que por último la encarnación de toda maldad aparezca
en la persona del anticristo. Después de que ese personaje haya
completado su obra destructiva y se haya sentado atrevidamente en el
templo de Dios, Cristo aparecerá en gloria celestial y triunfará sobre sus
enemigos. Esto será acompañado por la resurrección física de los santos
y el establecimiento del reino de Dios sobre la tierra. El período de
bendición milenaria, durará mil años, y corresponderá con el séptimo día
de la creación, - el día de descanso. Jerusalén será reconstruida; la:
tierra dará sus frutos en rica abundancia, y la paz y la justicia
prevalecerá. Al fin de los mil años se producirá el juicio final, aparecerá
una nueva creación en la cual los redimidos vivirán para siempre en la
presencia de Dios.
Como bosquejo general, esta representación típica de los conceptos
escatológicos de los primeros siglos cristianos, sin embargo, estos siglos
difieren en algunos detalles, durante todas las siguientes centurias, y
hasta el Siglo XIX el pensamiento milenial permaneció esencialmente el
mismo, aunque hubo extrañas, aberraciones en algunas sectas. Sin
embargo, el estudio continuado condujo a más amplio desarrollo y más
grande claridad en la presentación de algunos de los particulares
respectivos. Los principales rasgos del concepto común pueden
declararse algo así como lo que sigue: La esperada venida de

Cristo al mundo esté cerca, y será visible, personal y gloriosa. Sin


embargo, será precedida por ciertos eventos, tales como la
evangelización de todas las naciones, la conversión de

Israel, la gran apostasía, la gran tribulación y la revelación del hombre


de pecado. Por lo tanto, tiempos oscuros y de tribulación están
reservados todavía para la iglesia puesto que tendrá que pasar por la
gran tribulación. La segunda venida puede ser un grande, singular,
sobresaliente y glorioso acontecimiento, pero estaría acompañado de
otros varios que tendrán que ver con la iglesia, con Israel y con el
mundo. Los santos que hayan muerto serán levantados y los que vivan
serán transfigurados, y juntos serán trasladados para encontrar al Señor
que Viene. El anticristo y sus malvados aliados serán destruidos: e

Israel, el antiguo pueblo de Dios se arrepentirá, será salvo, y restaurado


a la tierra santa.

Entonces el reino de Dios, que fue predicho por los profetas, se


establecerá en un mundo transformado. Los gentiles se volverán a Dios
en grandes números y serán incorporados al reino. Una condición de paz
y de justicia prevalecerá en toda la tierra. Después de que expire en la
tierra el reino de Cristo, se levantará el resto de los muertos; y esta
resurrección será seguida por el juicio final y la: creación de un cielo
nuevo y de una tierra nueva.

Hablando en sentido general, puede decirse que este es el tipo de


premilenialismo defendido por hombres como Mede, Bengel, Auberlen,
Christlieb, Ebrard, Godet,

Hofmann, Lange, Stier, Van Oosterzee, Van Andel, Alford, Andrews,


Ellicott, Guinness,

Kellogg, Zahn, Moorehead, Newton, Trench y otros. No hay ni que decir


que estos hombres difieren en algunos detalles.

EL PREMILENIALISMO ACTUAL

En el segundo cuarto del Siglo XIX se introdujo una nueva forma de


premilenialismo bajo la influencia de Darby, Kelly, Trotter, y sus
seguidores en Inglaterra y América un premilenialismo casado con el
dispensacionalismo. Los nuevos conceptos fueron popularizados en los
Estados Unidos de América, de manera especial, por medio de la Biblia
de Scofield, y se han' diseminado ampliamente por medio de obras
como las de Bullinger, F.W. Grant, Blackstone, Gray, Silver, Haldeman,
los dos Gaebelein, Brookes,

Riley, Rogers y un ejército de otros más. Presentan realmente una


nueva filosofía de la historia de la redención, en la que Israel juega un
papel sobre saliente y la iglesia no es sino un interludio. Su principio
conductor los hace dividir la Biblia en dos libros, es a saber, el libro del
reino y el libro de la iglesia. Leyendo sus descripciones acerca de los
procesos de

Dios con los hombres uno se pierde en una enredada maraña de pactos
y dispensaciones sin un hilo de Adriadna que lo guíe con seguridad, Su
tendencia divisiva se revela también en su programa escatológico.
Habrá dos segundas venidas, dos o tres (si no es que cuatro)
resurrecciones, y también tres juicios. Además, habrá dos pueblos de
Dios, que de acuerdo con algunos, estarán eternamente separados,
Israel que vivirá en la tierra, y la iglesia que vivirá en el cielo.

Lo que sigue dará alguna idea del bosquejo Premilenial que goza
actualmente de mayor popularidad:

1. SU CONCEPTO DE LA HISTORIA: Dios, en el curso de la historia,


trata con el mundo de la humanidad fundándose sobre varios pactos y
de acuerdo con los principios de siete dispensaciones diferentes. Cada
dispensación es distinta, y cada una de ellas representa una prueba
diferente para el hombre natural; y puesto que el hombre falla en
cumplir las pruebas sucesivas, cada dispensación termina en un juicio.
La teocracia de Israel, fundada en el monte Sinaí ocupa un lugar
especial en la económica divina. Fue la forma inicial del Reino de Dios o
del Reino del Mesías, y tuvo su Edad de Oro en los días de David y de
Salomón. En el camino de la obediencia habría crecido en fuerza y
gloria, pero como resultado de la infidelidad del pueblo, tuvo que ser
desarraigado finalmente, y el pueblo fue transportado al exilio. Los
profetas predijeron este desarraigo, pero también trajeron mensajes de
aliento, levantaron la esperanza de que en los días del Mesías. Israel
volvería al Señor en arrepentimiento verdadero, el trono de David
volvería a restablecerse en gloria sin comparación, y aun los gentiles
participarían en las bendiciones del reino futuro. Pero cuando el Mesías
vino y ofreció establecer el reino, los judíos fracasaron en mostrar el
requerido arrepentimiento. El resultado fue que el Rey' no estableció el
reino, sino que se alejó de Israel y se fue a una tierra lejana,
posponiendo el establecimiento del reino hasta su retorno. Sin embargo,
antes de dejar la tierra, fundó la iglesia, que no tiene nada en común,
con el reino, y de la cual los profetas nunca hablaron. La dispensación
de la ley dejó camino para la dispensación de la gracia de Dios. Durante
esta dispensación la iglesia va siendo reunida de entre los judíos y los
gentiles, formando el cuerpo de Cristo, el cual participa en sus
sufrimientos, pero también como novia del cordero participará en su
gloria. De esta iglesia, Cristo no es el Rey, sino la Cabeza Divina. Ella
tiene la gloriosa tarea de predicar, no el evangelio del reino, sino el
evangelio de la libre gracia de Dios entre todas las naciones del mundo,
para reunir de entre ellas a los elegidos y ser, además, testimonio para
ellas. Este método demostrará su fracaso; no efectuará conversiones en
ninguna grande escala. Al fin de esta dispensación Cristo vendrá
repentinamente y efectuará una conversión mucho más universal.

2. SU ESCATOLOGÍA: El regreso de Cristo ahora, es inminente; es


decir, puede venir a cualquiera hora, porque no hay acontecimientos
predichos que tengan que precederlo. Sin embargo, su venida consiste
de dos eventos aparte, separados cada uno del otro por un período de
siete años. El primero de estos acontecimientos será la parusía, cuando
Cristo aparezca en el aire para encontrarse con sus santos. Todos los
justos que hayan muerto se levantarán entonces, y los santos que vivan
serán transfigurados. Todos juntos serán arrebatados en el aire,
celebrarán las bodas del

Cordero, y permanecerán para siempre con el Señor. El traslado de los


santos que iglesia estarán ausentes de la tierra y aun el Espíritu que
vive en la Iglesia partirá con ella, habrá un período de siete años o más,
que a menudo se divide en dos partes, en las cuales acontecerán
diversas cosas, El evangelio del reino será predicado otra vez,
principalmente, según parece, por medio de los creyentes que hayan
quedado de los judíos, y en gran escala se producirán las conversiones,
aunque muchos todavía continuarán blasfemando en contra de Dios. El
Señor comenzará de nuevo a tratar con Israel y probablemente, en ese
tiempo comenzará de nuevo a tratar con Israel y probablemente, en ese
tiempo (aunque algunos dicen que será más tarde) Israel se convertirá.
En la segunda mitad de este período de siete años, habrá un tiempo de
incomparable tribulación, la duración de la cual todavía es asunto de
debate. El anticristo se manifestará, y las copas de la ira de Dios se
derramarán sobre la raza humana. Al fin del período de los siete años la
no por, sino con sus santos. Las naciones que vivan, serán entonces
juzgadas (Mat.

25:31 y siguientes), y las ovejas serán separadas de las cabras; los


santos que murieron durante la gran, tribulación resucitarán; el
anticristo será destruido; y

Satanás atado por mil años; el reino milenial se establecerá en este


tiempo, un reino visible, terrestre, y reino material de los judíos, la
restauración del reino teocrático, que incluirá el restablecimiento del
reino davídico. En él los santos reinarán con Cristo, los judíos serán los
ciudadanos naturales y muchos gentiles adoptarán esa ciudadanía. El
trono de Cristo se establecerá en Jerusalén, que de nuevo volverá a ser
el lugar céntrico de adoración. El templo será reconstruido en el monte
Sión, el altar volverá a despedir el olor de la sangre de los sacrificios, y
hasta el de las ofrendas por el pecado y las transgresiones. Y aunque el
pecado y la muerte todavía reclamarán sus víctimas, será el tiempo de
muchos frutos y prosperidad, en el cual las vidas de los hombres se
prolongarán, y el desierto florecerá como un rosal. En ese tiempo el
mundo se convertirá rápidamente, según algunos, por medio del
evangelio; pero según la mayoría, por medios totalmente diferentes, por
ejemplo: la presentación personal de Cristo, la envidia producida por
causa de las bendiciones de los santos, y sobre todo, grandes y terribles
juicios. Después del milenio Satanás quedará libre, por un corto tiempo,
y las hordas de Gog y Magog sitiarán la santa ciudad. Sin embargo, los
enemigos serán devorados por medio del fuego del cielo y Satanás será
arrojado en el abismo, a donde le habrán precedido la bestia, el falso
profeta. Después de este corto tiempo los malvados que hayan muerto
pronto resucitarán y aparecerán en juicio delante del gran trono blanco,
Apoc. 20:11-15. Y entonces habrá nuevos cielos y nueva tierra.

3. ALGUNAS DE LAS VARIACIONES DE ESTA TEORÍA: Los pre


milenaristas no convienen de ninguna manera en todos los particulares
de este bosquejo escatológico. Un estudio de su literatura revela una
gran variedad de opiniones. Hay impresión e incertidumbre sobre
muchos puntos, lo que demuestra que su construcción detallada es de
valor muy dudoso. Aunque la mayoría de los actuales pre- milenaristas
creen en un gobierno visible de Jesucristo, sin embargo, algunos
anticipan sólo un gobierno espiritual, y no esperan una presencia física
de Cristo sobre la tierra. Aunque los mil años de Apocalipsis 20 por lo
general se interpretan literalmente, hay una tendencia de parte de
algunos a considerarlos como un período indefinido de más corta o más
larga duración. Algunos piensan que los judíos se convertirán primero, y
luego serán traídos a Palestina, en tanto que otros son de opinión que
este orden será al contrario. Hay aquellos que creen que los medios
usados para la conversión del mundo serán idénticos con los que hoy se
emplean, pero la opinión dominante es que serán sustituidos por otros.
Hay diferencia de opinión también en cuanto al lugar en donde los
santos resucitados vivirán durante su reino milenario con Cristo, o en la
tierra, o en el cielo, o en ambos lugares. También difieren mucho las
opiniones con respecto a la continuación de la propagación de la raza
humana durante el milenio, el grado de pecado que prevalecerá en
aquel tiempo, la continuada influencia de la muerte, y muchos otros
puntos.

OBJECIONES AL PREMILENIALISMO

En la discusión de la segunda venida ya quedó sujeto a especial


escrutinio y crítica el concepto premilenial acerca de ella, y en los
capítulos que siguen sobre la resurrección y el juicio final tendremos
ocasión más amplia para la consideración crítica de la construcción
premilenial de estos eventos. De aquí que las objeciones que surgen en
este punto tendrán que ser de una naturaleza más general, y aun así no
podemos conceder les atención sino a unas cuantas de las más
importantes.

1. LA TEORÍA SE BASA SOBRE UNA INTERPRETACIÓN LITERAL


QUE ES

ENTERAMENTE INSOSTENIBLE, Y QUE SE REFIERE A LAS

DELINEACIONES PROFÉTICAS DEL FUTURO DE ISRAEL Y, DEL


REINO

DE DIOS: Esta teoría ha sido señalada repetidas veces en obras sobre


profecía, como las de Fairbairn, Riehm, Davidson, la espléndida obra de
David Brown sobre

The Second Advent, en el importante volumen de Waldegrave sobre


New

Testament Millennarianism, en las obras más recientes del Dr. Aalders


sobre De

Profeten des Owden Verbonds, y Het Herstel van Israel Volgens het
Oude
Testament. Este último volumen está dedicado por completo al estudio
exegético y detallado de todos los pasajes del Antiguo Testamento que
pudieran tener que ver en alguna forma con la futura restauración de
Israel. Se trata de una obra que de cabo a rabo merece un estudio
cuidadoso. Los premilenaristas sostienen que nada que sea menos que
una interpretación literal y un cumplimiento literal satisfará los
requerimientos de estas expresiones proféticas; pero los libros de los
profetas mismos contienen ya indicaciones que señalan a un
cumplimiento espiritual, Isa.

54:13; 61:6; Jer. 3:16; 31: 31-34; Os. 14:2; Miq. 6:6-8. La discusión
de que los que el literal; que el primero de estos nombres siempre
denota una montaña, y el otro una ciudad, está claramente contradicho
por los hechos. Hay pasajes en los que ambos nombres están
empleados para designar él Israel, la iglesia de Dios en el Antiguo
Testamento, Isa. 49:14; 51:3; 52:1, 2, Y este uso de los términos pasa
directamente al Nuevo Testamento, Gál. 4:16; Heb. 12:22; Apoc. 3:12;
21:9. Es notable que el Nuevo Testamento, que es el cumplimiento del
Antiguo no contenga ni siquiera una sola indicación hecha por Jesús
acerca del restablecimiento de la teocracia del Antiguo Testamento, ni
siquiera una sola positiva predicación indispensable acerca de su
restauración, en tanto que sí contiene indicaciones abundantes del
cumplimiento espiritual de las promesas dadas a Israel, Mat. 21:43;

Hech. 2:29-36; 15:14-18; Rom. 9:25,26; Heb. 8:8-13; 1 Ped. 2:9;


Apoc. 1:6; 5:10.

Para más amplios detalles sobre la espiritualización que se encuentra en


la Escritura debe consultarse la obra del Dr. Wijngaarden sobre The
Future of the Kingdom. El
Nuevo Testamento ciertamente no favorece el literalismo de los
premilenaristas.

Además, este literalismo los hace arribar a toda clase de absurdos,


porque envuelve la futura restauración de todas las antiguas condiciones
históricas de la vida de

Israel: Los grandes poderes mundiales del Antiguo Testamento


(Egipcios, Asirios y Babilonios), y las naciones circunvecinas de Israel
(Mohabitas, Amonitas, Edomitas y Filisteos), que deben aparecer de
nuevo en la escena, Isa. 11:14; Amós 9:12; Joel

3:9; Miq. 5:5, 6; Apoc. 18. El templo tendrá que ser reconstruido, Isa.
2:2, 3; Miq.

4:1, 2; Zac. 14:16-22; Ezeq. 40:48; los hijos de Zadok tendrán que
volver a servir como sacerdotes, Ezeq. 44:15-41; 48: 11-14; Y aun las
ofrendas por el pecado y la trasgresión serán traídas de nuevo al altar,
no para conmemoración (como algunos

premilenaristas quisieran), sino para expiación, Ezeq. 42:13; 43:18-27.


Y además de todo eso, la situación cambiada hará que sea necesario
que todas las naciones visiten a Jerusalén de año en año, para celebrar
la fiesta de los tabernáculos, Zac. 14:16, y aun de semana en semana,
para adorar delante de Jehová, Isa. 66:23.

2. LA LLAMADA TEORÍA POSPONENTE, QUE ES UN ESLABÓN


NECESARIO

EN EL BOSQUEJO PREMILENIAL, ESTÁ HUÉRFANA DE TODA BASE

BÍBLICA: Según esa teoría Juan y Jesús proclamaron que el Reino, es


decir, la teocracia judía, estaba ya a la mano. Pero debido a que los
judíos no se arrepintieron y creyeron, Jesús pospuso su establecimiento
hasta su segunda venida. El punto que sirve de pivote para hacer el
cambio está colocado por Scofield en Mat. 11:20, por otros en Mat. 12,
y por otros, todavía más tarde. Antes de este punto crítico Jesús no se
preocupó por los gentiles, sino que predicó el evangelio del Reino a
Israel; y después de eso ya no volvió a predicar el reino ni una vez más,
sino sólo predijo su futura venida y ofreció descanso tanto a los
cansados de Israel como de los gentiles.

Pero no puede sostenerse que Jesús no se preocupaba de los gentiles


antes de aquella supuesta crisis, compárese Mat. 8:5-13; Juan 4:1-42 ni
que después dejara de predicar el reino, Mat. 13; Luc. 10:1-11. No hay
absolutamente prueba alguna de que Jesús predicara dos evangelios
diferentes, primero el evangelio del reino, y luego el evangelio de la
gracia de Dios; a la luz de la Biblia esa distinción es insostenible. Jesús
nunca pensó en el restablecimiento de la teocracia del Antiguo

Testamento, sino en la introducción de la realidad espiritual, de la cual,


el reino de que hablaba el Antiguo Testamento no era sino un tipo, Mat.
8:11, 12; 13:31-33;

21:43; Luc. 7:21; Juan 3:3; 18: 36, 37 (compárese Rom. 14:17). No
pospuso la tarea para la cual había venido al mundo, sino que
verdaderamente estableció el reino y se refirió a él más de una vez
como a una realidad presente, Mat. 11:12; 12:28; Luc.

17:21; Juan 18:36, 37 (compárese Col. 1:13). Toda esta teoría


posponente es una ficción comparativamente reciente, y es muy
objetable, porque rompe la unidad de la Escritura y del pueblo de Dios
de una manera desautorizada. La Biblia presenta la relación entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento en la de tipo y antitipo, de profecía y de
cumplimiento; pero esta teoría sostiene que aunque el Nuevo
Testamento tuvo por propósito original ser el cumplimiento del Antiguo,
en realidad es algo que resultó del todo diferente. El reino es decir, la
teocracia del Antiguo Testamento, fue predicha y tenía que ser
restaurada, y la iglesia no fue predicha pero tenía que ser establecida.
De esta manera, las dos partes se separan, y la una se convierte en el
libro del reino y la otra, con la excepción de los evangelios, en el libro de
la iglesia.

Además, nos encontramos con que tenemos dos pueblos de Dios, el uno
natural y el otro espiritual, el uno terrenal y el otro celestial, como si
Jesús no hablara de un rebaño y un pastor, Juan 10:16, y como si Pablo
no dijera que los gentiles habían sido injertados en el viejo olivo, Rom.
11:17.

3. ESTA TEORÍA TAMBIÉN SE ENCUENTRA EN FLAGRANTE


OPOSICIÓN A

LAS EXPLICACIONES BÍBLICAS DE LOS GRANDES EVENTOS DEL

FUTURO, ES DECIR: La resurrección, el juicio final y el fin del mundo.


Como ya se demostró en lo que precede, la Biblia explica estos grandes
eventos sincronizándolos. No hay la más ligera indicación de que tengan
que estar separados por mil años, excepto que esto se encuentre en
Apoc. 20:4-6. Claramente coinciden

Mat. 13:37-43, 47-50 (la sepa millar de años antes); 24:29-31; 25:31-
46; Juan 5:25-29; 1 Cor. 15:22-26; Fil. 3:20,

21; 1 Tes. 4:15, 16; Apoc. 20:11-15. Todos estos acontecimientos


ocurren a la venida del Señor, que es también el día del Señor. En
respuesta a esta objeción los pre milenaristas a menudo sugieren que el
día del Señor puede ser de mil años de duración, de tal manera que la:
resurrección de los santos, y el juicio de las naciones tengan lugar en la
mañana de aquel largo día, y la resurrección de los malvados y el juicio
del gran trono blanco ocurre en la tarde de ese mismo día. Apelan a II
Ped. 3: esto con mucha dificultad puede probar el punto, porque los
papeles fácilmente pueden cambiarse aquí. El mismo pasaje puede
usarse para probar que los mil años de Revelación 20 no son sino un
solo día.

4. NO HAY NINGUNA BASE BÍBLICA, POSITIVA PARA EL


CONCEPTO

PREMILENIAL DE UNA DOBLE, O AUN DE UNA TRIPLE O


CUÁDRUPLO

RESURRECCIÓN, COMO SU TEORÍA LO REQUIERE, NI PARA QUE


SE

EXTIENDA EL JUICIO FINAL SOBRE UN PERÍODO DE MIL AÑOS,

DIVIDIÉNDOLO EN TRES JUICIOS: Es, para decir lo menos posible,


muy poc. 20:5, se refieran a una resurrección física. El contexto no lo
necesita, ni siquiera favorece este concepto. Lo que pudiera verse a
favor de la teoría de una doble resurrección, es el hecho de que los
apóstoles con frecuencia hablan de la resurrección de los creyentes nada
más, y no se refieren a la de los malvados para nada. Esto se debe al
hecho de que estaban escribiendo a las iglesias de Jesucristo, en
relación con las cuales trataban el asunto de la resurrección, y al hecho
de que deseaban acentuar el aspecto soteriológico de ella, 1 Cor. 15; I
Tes. 4:13-18. Otros pasajes, en un solo golpe de aliento, hablan con
claridad de la resurrección de los justos y de la de los malvados,

Daniel 12:2; Juan 5:28,29; Hech. 24:15. Tendremos que considerar


este asunto más ampliamente en el capítulo que sigue.

5. LA TEORÍA PREMILENIAL SE EMPANTANA EN TODA CLASE DE


DIFICULTADES INSUPERABLES CON SU DOCTRINA DEL MILENIO:
Es imposible entender cómo una parte de la vieja tierra y de la
humanidad pecadora pueden existir al lado de la otra parte de la tierra
que ya se considera nueva y de una humanidad que está glorificada.
¿Cómo pueden los santos perfectos, con cuerpos glorificados tener
comunión con pecadores en la carne ¿Cómo pueden los santos
glorificados vivir en esta atmósfera cargada de pecado y en medio de
escenas de muerte y decadencia? ¿Cómo puede el Señor de gloria, el
Cristo glorificado establecer su trono sobre la tierra en tanto que ésta no
haya sido renovada? El capítulo 21 del Apocalipsis nos informa que Dios
y la iglesia de los redimidos harán su morada sobre la tierra después de
que el cielo y la tierra hayan sido renovados.

¿Cómo pues, puede sostenerse que Cristo y los santos moren mil años
en ella antes de esta renovación? ¿Cómo podrán los pecadores y los
santos en la carne permanecer en la presencia del Cristo glorificado,
viendo que el mismo Pablo y

Juan estuvo completamente abrumado por la visión de Él, Hech. 26:12-


14; junto en el mismo planeta algunos que todavía tienen que morir y
otros que ya pasaron por la muerte y no volverán a morir. Tal confusión
de la presente edad con 394. Y Brown expresa su sorpresa: s tan
revuelto es este! ¡Qué aborrecible mezcla de cosas por

6. LA ÚNICA BASE BÍBLICA PARA ESTA TEORÍA ES APOCALIPSIS


20: 1-6

DESPUÉS DE QUE EL CONTENIDO DEL ANTIGUO TESTAMENTO HA

SIDO VACIADO EN ELLA: Esta es una base muy precaria por varias
razones.
a. Este pasaje ocurre en un libro altamente simbólico, y el pasaje es
reconocidamente muy oscuro, como puede inferirse de las diferentes
interpretaciones de el

b. La interpretación literal de este pasaje tal como ha sido dada: por los
premileriaristas,- conduce a un concepto que no encuentra apoyo
ninguno en la Biblia, sino que hasta está contradicho por el resto del
Nuevo Testamento.

Esta es una objeción fatal. La exégesis sana requiere que los pasajes
oscuros de la Biblia; sean leídos a la luz de los que son claros, y no
viceversa:

c. Hasta la interpretación literal de los premilenaristas no es


consistentemente literal, porque considera como figuras la cadena de
que se habla en el versículo 1, Y consecuentemente también la atadura
mencionada en el versículo 2; a menudo concibe los mil años como un
largo, pero indefinido período, y cambia las almas del versículo 4 en
resurrección de santos.

d. Estrictamente hablando, el pasaje no dice que las clases a que se


refiere (los santos mártires y aquellos qué no adoraron la bestia)
resucitaron de entre los muertos, sino nada más que vivieron y reinaron
con Cristo, y este vivir y reinar con Cristo se dice que constituye la
primera resurrección.

e. No hay absolutamente indicación alguna en estos versículos de que


Cristo y sus santos sean vistos gobernando sobre la tierra. A la luz de
pasajes como

Apoc. 4:4; 6:9, es mucho más probable que la escena esté colocada en
el cielo.
f. También merece notarse que el pasaje no hace mención alguna de
Palestina, de Jerusalén o del templó, y dé los judíos, los ciudadanos
naturales del reino milenario. No hay una sola indicación de que éstos,
de alguna manera, tengan que ver con este reino de mil años. Para una
interpretación detallada de éste pasaje desde el punto de vista Amilenial
nos referimos a Kuyper.

EL POSTMILENIALlSMO

La posición del postmilenialismo es por completo la opuesta de la que


toma el premilenialismo respecto al tiempo de la segunda venida de
Cristo. Sostiene que el regreso de Cristo será después del milenio, el
cual se espera durante y al final de la dispensación evangélica.
Inmediatamente después del milenio Cristo vendrá para introducir el
orden eterno de cosas. En la discusión del postmilenialismo será
necesario distinguir dos formas diferentes de la teoría, de las cuales, la
una espera que el milenio sea realizado por medio de la influencia
sobrenatural del Espíritu Santo, y la otra que venga por un proceso
natural de evolución.

FORMAS DIFERENTES DEL POSTMILENIALISMO

1. LA FORMA PRIMITIVA: Durante los Siglos XVI y XVII varios


teólogos

Reformados de los Países Bajos enseñaron una forma de quilianismo,


que podría llamarse actualmente postmilenialismo, entre ellos hubo
algunos bien conocidos personajes como Coccejus, Alting, los dos
Vitringa, d'Outrein, Witsius, Hoombeek,

Koelman y Brakel, de los cuales algunos consideran al milenio como


cosa del pasado, otros lo entendían como cosa del presente, y todavía
otros lo miraban en el futuro. La mayoría lo esperaba hacia el fin del
mundo, precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Estos
hombres rechazaron las dos principales ideas del premilenialismo, es
decir, que Cristo volverá físicamente a reinar sobre la tierra durante mil
años, y que los santos resucitarán en su venida, y luego reinarán con El
en el reino milenario. En tanto que sus explicaciones diferían en algunos
detalles, el concepto dominante era que el evangelio, que gradualmente
se esparciría por todo el mundo, al final llegaría a ser
inconmensurablemente más efectivo de lo que es al presente, dando
lugar a un período de ricas bendiciones espirituales para la iglesia de
Jesucristo, una Edad de Oro, en la cual los judíos participarán en las
bendiciones del evangelio de una manera sin precedente. En años más
recientes algo de este postmilenialismo fue defendido por D. Brown, J.
Berg, J. H. Snowden, T. P. de los últimos días de la iglesia militante,
cuando bajo la influencia especial del Espíritu Santo, el espíritu de los
mártires aparecerá de nuevo, la verdadera religión será avivada en gran
manera y revivida, y los miembros de las iglesias cristianas se harán tan
conscientes de su fuerza en Cristo que en una medida nunca antes.

La Edad de Oro de la iglesia, según se dice, será seguida por una breve
apostasía, un terrible conflicto entre las fuerzas del bien y del mal, y por
la ocurrencia simultánea de la venida de Cristo, la resurrección general y
el juicio final.

2. LA FORMA MÁS RECIENTE: Una gran parte del postmilenialismo


actual es de un tipo del todo diferente, y se preocupa muy poco acerca
de la enseñanza de la Biblia, excepto como indicación histórica de lo que
alguna vez creyó el pueblo. El hombre moderno tiene muy poca
paciencia con las esperanzas mileniales del pasado y su abierta
dependencia de Dios. No cree que la nueva edad será introducida
mediante la predicación del evangelio y la obra acompañante del
Espíritu Santo; ni que tampoco puede ser el resultado de un cambio
cataclísmico. Por una parte cree que la evolución gradual traerá el
milenio, y por la otra, que el hombre mismo debe introducir la nueva
edad adoptando una política constructiva de mejoras mundiales. de un
orden social en el que la dignidad y la libertad de cada uno de los más
pequeños seres humanos sea honrada y protegida; en el que la
fraternidad del hombre se exprese en la posesión común de los recursos
económicos de la sociedad;

y en el que el bien espiritual de la: humanidad esté colocado por arriba


de todos los intereses privados de provecho, de todos los grupos
materialistas. En cuanto a la manera en el que el ideal cristiano de la
sociedad tiene que cumplirse, - debemos remedios catastróficos, o
asumiremos la responsabilidad de traer nuestro propio milenio,
creyendo que Dios está obrando en nosotros y en nuestro mundo para
que queramos mediante la cual la humanidad como un todo se levanta
cada vez más alto en la escala de la civilización y de la ganancia,
mejorando sus condiciones de tiempo en tiempo por medio de su más
grande habilidad e industria. Vista en la prolongada perspectiva de las
edades, la carrera del hombre ha sido un verdadero ascenso. En lugar
de hacerse peor, el mundo se encuentra mejorado constantemente.
Puesto que la historia y la ciencia demuestran que el mejoramiento es
siempre el resultado del esfuerzo, el hombre aprende a conjurar que los
males todavía no conquistados tienen que ser eliminados mediante
intensos esfuerzos y reformas graduales más bien que por medio de
intervención catastrófica de la Deidad. La enfermedad tiene que curarse
o prevenirse por medio de la habilidad del médico, los males de la
sociedad tienen que remediarse mediante la educación y la legislación, y
los desastres internacionales tienen que evitarse estableciendo nuevas
reglas y nuevos métodos para tratar los problemas relativos. En una
palabra, los males de la vida tienen que ser curados mediante un
proceso gradual de trato curativo más bien que Estas citas son casi
características de un gran número de los actuales posmilenialista, y no
es de asombrarse que el premilenialismo reaccione en contra de él.

OBJECIONES AL POSTMILENIALISMO

1. LA IDEA FUNDAMENTAL DE LA DOCTRINA DE QUE, GRADUALMENTE,

TODO EL MUNDO SERÁ TRAÍDO EL CRISTO, DE QUE LA VIDA DE

TODAS LAS NACIONES, CON EL CORRER DEL TIEMPO SERÁ

TRANSFORMADA POR EL EVANGELIO, QUE LA JUSTICIA Y LA PAZ

REINARÁN SUPREMA Y QUE LAS BENDICIONES DEL ESPÍRITU SE

DERRAMARÁ EN MÁS RICA ABUNDANCIA QUE ANTES, DE TAL

MANERA QUE LA IGLESIA EXPERIMENTARÁ UNA ÉPOCA DE

INCOMPARABLE PROSPERIDAD PRECISAMENTE ANTES DE LA VENIDA

DEL SEÑOR NO ESTÁ EN ARMONÍA CON EL CUADRO DEL FIN DEL

INUNDÓ QUE ENCONTRAMOS EN LA BIBLIA: Ella, en verdad, nos


enseña que el Evangelio se extenderá por todo el mundo y ejercerá una
influencia benéfica, pero no nos lleva a esperar la conversión del mundo,
sea en esta edad o en la futura.

Insiste en el hecho de que el tiempo que preceda inmediatamente al fin,


será de gran apostasía, o tribulación y persecución, tiempo en que la fe
de muchos se resfriará, y cuando los que sean leales a Cristo quedarán
sujetos a los más amargos sufrimientos, y en algunos casos sellarán su
confesión cristiana con su sangre, Mat.

24:6-14, 21, 22; Luc. 18:8; 21: 25-28; II Tes. 2:3-12; II Tim. 3:1-6;
Apoc. 13. De consiguiente, los pos milenaristas no pueden, muy bien,
ignorar del todo, lo que se dice acerca de la apostasía y de la tribulación
que señalan el fin de la historia, pero las minimizan y las explican como
anuncios de una apostasía y una tribulación en pequeña escala que no
afectará el curso principal de la vida religiosa. Su expectación acerca de
que la iglesia tenga en el final una condición gloriosa, se funda en
pasajes que contienen una descripción figurada, sea de la dispensación
evangélica, como un todo, o de la bienaventuranza perfecta del reino
externo de Jesucristo.

2. LA IDEA RELACIONADA, DE QUE LA PRESENTE EDAD NO


TERMINARÁ

EN UN GRAN CAMBIO CATACLÍSMICO, SINO QUE PASARÁ CASI

IMPERCEPTIBLEMENTE A LA EDAD FUTURA TAMPOCO ES


BÍBLICO: La

Biblia nos enseña con mucha claridad que una catástrofe, una
intervención especial de Dios pondrá fin al reino de Satanás sobre la
tierra e introducirá el reino que nunca será movido, Mat. 4:29-31, 35-
44; Heb. 12:26, 27; II Ped. 3:10-13. Habrá una mundo no se purificará
gradualmente más de lo que los creyentes son santificados
progresivamente en esta vida, hasta que prácticamente están listos para
pasar, sin muchos otros cambios, al cielo, y de esta misma manera
tendrá que ser preparado el mundo para entrar a la próxima etapa. Así
como los creyentes tienen que pasar por un cambio a la hora de la
muerte, así tendrá que sufrir el mundo un tremendo cambio cuando
llegue al fin. Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, Apoc. 21:1.

3. LA IDEA MODERNA DE QUE LA EVOLUCIÓN NATURAL, LOS

ESFUERZOS DEL HOMBRE EN EL CUERPO DE LA EDUCACIÓN, DE


LA
REFORMA SOCIAL Y DE LA LEGISLACIÓN INTRODUCIRÁN

GRADUALMENTE EL REINO PERFECTO DEL ESPÍRITU DE CRISTO,


ESTÁ

EN CONFLICTO CON TODO LO QUE LA PALABRA DE DIOS NOS


ENSEÑA

EN CUANTO A ESTE PUNTO: No es obra del hombre, sino de Dios


introducir su reino glorioso. Este reino no puede ser establecido nada
más por medios naturales sino sobrenaturales. Es el Reino de Dios,
establecido y reconocido en los corazones de su pueblo, y no puede
jamás ser hecho realidad por medios puramente naturales.

La civilización sin regeneración, sin un cambio sobrenatural del corazón,


nunca introducirá un milenio, un efectivo y glorioso gobierno de
Jesucristo. Parecería que las experiencias del último cuarto de siglo
deberían hacer sentir su verdad sobre el hombre moderno. El desarrollo
elevadamente jactancioso del hombre todavía no nos sitúa a la vista del
milenio.

CAPITULO 67: LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

La discusión de la segunda venida de Cristo conduce, naturalmente, a la


consideración de sus concomitantes. Entre estos el más sobresaliente es
la resurrección de los muertos o

LA DOCTRINA DE LA RESURRECCIÓN EN LA HISTORIA

En los días de Jesús había diferencia de opinión entre los judíos respecto
a la resurrección.

En tanto que los fariseos creían en ella, los saduceos no, Mat. 22:23;
Hech. 23:8. Cuando
Pablo habló de ella en Atenas, se encontró con la burla, Hech. 17:32.
Algunos de los

Corintios la negaban, 1 Cor. 15, e Himeneo y Fileto, considerándola


como algo meramente espiritual, afirmaba que ya era un asunto de
historia, II Tim. 2:18. Celso, uno de los más antiguos oponentes del
cristianismo, hizo de esta doctrina, de manera especial, el blanco del
ridículo; y los gnósticos, que consideraban a la materia como
inherentemente mala, naturalmente la rechazaban. Orígenes defendió la
doctrina en contra de los gnósticos y de

Celso, y sin embargo no creía que el mero cuerpo que se depositaba en


la tumba habría de resucitar. Describió el cuerpo de la resurrección
como uno nuevo, refinado y espiritualizado. Aunque algunos de los
primitivos Padres cristianos participaron de su concepto, la mayoría de
ellos acentuó la identidad del cuerpo presente y el cuerpo de la
resurrección. La iglesia ya había expresado en la confesión apostólica su
creencia en la resurrección de la carne (sarkos). Agustín, al principio, se
inclinó a convenir con Orígenes; pero posteriormente adoptó el concepto
dominante aunque no estimó necesario creer que las presentes
diferencias de talla y estatura continuarían en la vida venidera. Jerónimo
insistió fuertemente sobre la identidad del cuerpo presente y el futuro.
El Oriente, representado por hombres como los dos Gregarios,
Crisóstomo y Juan de Damasco manifestó una tendencia a adoptar un
concepto más espiritual de la resurrección que el

Occidente. Aquellos que creían en un milenio que había de venir


hablaron de una doble resurrección, la de los justos al principio y la de
los malvados al fin del reino milenario.
Durante la Edad Media los escolásticos especularon mucho acerca del
cuerpo de la resurrección, pero sus especulaciones son de mucha
fantasía y de poco valor.

Especialmente Tomás de Aquino pareció tener información especial


acerca de la naturaleza de la resurrección del cuerpo, y acerca del orden
y manera de la resurrección. Los teólogos del período de la Reforma
convenían generalmente en que el cuerpo de la resurrección sería
idéntico con el cuerpo actual. Todas las grandes confesiones de la iglesia
explican la resurrección general como simultánea con la segunda venida
de Cristo, el juicio final y el fin del mundo. No separan ninguno de estos
eventos tales como la resurrección de los justos y la de los malvados, y
la venida de Cristo y el fin del mundo, por un período de mil años.

Los pre milenaristas, por otra parte, insisten en tal separación. Bajo la
influencia del racionalismo y con el avance de las ciencias físicas algunas
de las dificultades con que está cargada la doctrina de la resurrección se
acentuaron, y como un resultado, el amplitudismo religioso moderno
niega la resurrección de la carne, y explica las exposiciones bíblicas de
ella como representaciones figuradas de la idea de que la personalidad
humana: plena continuará .existiendo después de la muerte.

PRUEBAS BÍBLICAS DE LA RESURRECCIÓN

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Algunas veces se dice que el Antiguo Testamento no sabe nada de la


resurrección de los muertos, o lo sabe sólo en sus últimos libros. Es muy
común la opinión de que Israel tomó muy fuerte a favor de la: hipótesis
de que la idea de la resurrección entró de Persia a la individual apareció
por primera vez en Israel después del exilio, y puede haberse debido a
400. Salmond menciona también este concepto, pero pretende que no
está misma suficiente para explicar toda la historia del concepto de una
vida futura en el 401 De Bondt llega a la conclusión de que no hay un
solo pueblo entre todos aquellos con los que Israel estuvo en contacto,
que no tuvieron una doctrina de la resurrección que pudiera haber
servido como un modelo para la explicación de la que era corriente
entre Israel; y que la fe en la resurrección que encuentra expresión en
el Antiguo

Testamento no tiene su base en las religiones de los gentiles, sino en la


revelación del Dios de Israel.402 Es cierto que no encontramos una
afirmación clara respecto a la resurrección de los muertos antes del
tiempo de los profetas, aunque Jesús encontró que estaba ya implicada
en Ex 3:6; compárese Mat. 22:29-32, y el escritor de Hebreos advierte
que aun los patriarcas miraban a la resurrección de los muertos, Heb.
11:10, 13-16, 19. Ciertamente no faltan evidencias de que había una
creencia en la resurrección mucho antes del exilio.

Está implicada en los pasajes que hablan de la liberación del shéol Sal
49:15; 73:24, 25;

Prov. 23:14. Encuentra expresión en la famosa afirmación de Job,


19:25-27. Además se enseña con mucha claridad en Isa. 26:19 (un
pasaje que los críticos consideran tardío), y en

Dan. 12:2, y probablemente también está implicada en Ez. 37:1-14

EN EL NUEVO TESTAMENTO

Como podría esperarse, el Nuevo Testamento tiene más que decir


acerca de la resurrección de los muertos que el Antiguo, porque en la
resurrección de Jesucristo trae el clímax de la revelación de Dios sobre
este punto. En contra de la negación de los saduceos, Jesús arguye la
resurrección de los muertos fundándose en el Antiguo Testamento, Mat.
22:23-33, y paralelos, compárese Ex 3:6. Además, Jesús enseña aquella
gran verdad con mucha claridad en Juan 5:25-29; 6:39, 40, 44, 54;
11:24, 25; 14:3; 17:24. El pasaje clásico del

Nuevo Testamento para la doctrina de la resurrección es 1 Cor. 15.


Otros pasajes importantes son: 1 Tes. 4:13-l6; II Cor. 5:1-10; Apoc.
20:4-6 (de dudosa interpretación), y 20:13.

LA NATURALEZA DE LA RESURRECCIÓN

ES LA OBRA DEL DIOS TRINO

La resurrección es la obra del Dios trino. En algunos casos se nos dice


simplemente que

Dios levanta los muertos, sin identificar persona alguna, Mat. 22:29; II
Cor. 1:9, Sin embargo, con mas particularidad, la obra de la
resurrección se atribuye al Hijo, Juan 5:21, 25, 28, 29; 6:38-40, 44, 54;
I Tes. 4:16. Indirectamente también se designa como una obra del
Espíritu Santo, Rom. 8:11

ES UNA RESURRECCIÓN FÍSICA O CORPORAL

Hubo algunos, en los días de Pablo, que consideraron que .la


resurrección era espiritual, II

Tim. 2:18. Y hay muchos en la actualidad que creen nada más en una
resurrección espiritual. Pero la Biblia es muy explícita al enseñar la
resurrección del cuerpo. A Cristo se la resurrección del pueblo de Dios
será semejante a la de su celestial Señor. La de El fue una resurrección
corporal y la de ellos tendrá que ser de la misma clase. Además, la
redención obrada por Cristo se dice que intuye también la del cuerpo,
Rom. 8:23; I Cor. 6:13-20. En Rom. 8:11 se nos dice explícitamente
que Dios por medio de su Espíritu levantará nuestros cuerpos mortales.
Y en 1 Cor. 15 se ve claramente que el cuerpo es el que está en forma
prominente en la mente del apóstol; compárense especialmente los
versículos 35-49. De acuerdo con la Escritura habrá una resurrección del
cuerpo, es decir, no del todo una nueva creación, sino un cuerpo que en
un sentido fundamental será idéntico con el cuerpo presente. Dios no
creará un cuerpo nuevo para cada hombre, sino que levantará el mismo
cuerpo que fue depositado en la tierra. Esto

8:11, I 'Cor. 15:53, y está implicado además en la figura de la semilla


que cae en tierra, la cual emplea el Apóstol en I Cor. 15:36-38. Además,
Cristo, las primicias de la resurrección, probó conclusivamente la
identidad de su cuerpo a sus discípulos. Al mismo tiempo la

Biblia manifiesta con perfecta evidencia que el cuerpo será cambiado en


gran manera. El cuerpo de Cristo todavía no estaba plenamente
glorificado durante el período de transición entre la resurrección y la
ascensión; y sin embargo, había pasado ya por un cambio notable.

Pablo se refiere al cambio que tendrá lugar cuando dice que al sembrar
la semilla no sembramos el cuerpo que será; ni pretendemos recoger
del suelo precisamente la misma semilla. Y sin embargo, esperamos al
cosechar, algo que en sentido fundamental será idéntico con la semilla
depositada en la tierra. Aunque hay cierta identidad entre la semilla
sembrada y la semilla que se desarrollará de ella, sin embargo también
hay una notable incorrupción, y esto mortal debe vestirse corrupción; se
levanta en incorrupción: se siembra en vergüenza; se levanta en poder;
se con la conservación de la identidad. Se nos dice que en la actualidad
cada partícula de nuestros cuerpos cambia cada siete años, pero a
través de ese cambio todo el cuerpo retiene su identidad. Habrá una
cierta relación física entre el antiguo cuerpo y el nuevo, pero la
naturaleza de esta relación no se nos ha revelado. Algunos teólogos
hablan de un germen remanente del que se desarrollará mi nuevo
cuerpo; otros dicen que el principio de organización del cuerpo
permanece. Orígenes pensaba en alguna cosa parecida, y así lo hicieron
Kuyper y Milligan. Si tenemos esto presente, perderá su fuerza por
completo, la antigua objeción en contra de la doctrina de la
resurrección, es decir, que es imposible que un cuerpo pueda levantarse
con las mismas partículas que lo constituían a la hora de la muerte,
puesto que estas partículas pasan a otras formas de existencia! y quizá
a centenares de otros cuerpos.

ES UNA RESURRECCIÓN TANTO DE JUSTOS COMO DE INJUSTOS

Según Josefo los Fariseos negaban la resurrección de los malvados.403


La doctrina del aniquilacionismo y la de la inmortalidad condicional, las
cuales, al menos en algunas de sus formas, niegan la resurrección de los
malvados y enseñan su aniquilación, aceptadas por muchos teólogos,
han encontrado también aceptación en sectas como la de los adventistas
y la del amanecer milenario. Creen en la' extinción total de los
malvados. Algunas veces se hizo la afirmación de que la Escritura no
enseña la resurrección de los malvados, pero esto es manifiestamente
un error, Dan. 12:2; Juan 5:28, 29; Hech. 24:15; Apoc. 20: 13-15. Al
mismo tiempo debe admitirse que la resurrección de ellos no es
prominente en la Biblia. El aspecto soteriológico de la resurrección está
manifiestamente en primer lugar, y ésta pertenece al los justos, nada
más, Ellos, a distinción de los malvados, son los que resultan
beneficiados por la resurrección.

ES UNA RESURRECCIÓN QUE NO TIENE IGUAL IMPORTANCIA


PARA EL

JUSTO QUE PARA EL INJUSTO.


Breckeridge cita a I Cor. 15: 22 para probar que la resurrección, tanto
de santos como de pecadores, fue comprada por Cristo. Pero
difícilmente puede negarse que el segundo risto. Pero, con seguridad,
sólo los creyentes están en semejante relación viva con El. La
resurrección de los malvados no puede considerarse como una bendición
ganada por la obra mediatora de Cristo, aunque está relacionada con
ella indirectamente. Es un resultado necesario por haber pospuesto la
ejecución de la sentencia de muerte sobre el hombre, posposición que
hizo posible el trabajo de redención. La posposición dio por resultado
una separación comparativa de la muerte temporal y la eterna, y la
existencia de un estado intermedio. Bajo estas circunstancias se hizo
necesaria la resurrección de los malvados de entre los muertos, para
que la muerte les fuera impuesta en su más, amplia extensión y en todo
el peso de sus consecuencias. La resurrección de ellos no es un acto
retentivo, sino de justicia soberana, de parte de Dios. La resurrección de
los justos y de los injustos tiene esto en común, que en ambos, los
cuerpos y las almas son reunidos. Pero en el caso de los primeros este
resultado 403 Ant. XVIII, 1, 3; Wars II, 8, 14 es vida perfecta, en tanto
que en el caso de los últimos conduce a la pena extrema de muerte,
Juan 5:28, 29.

EL TIEMPO DE LA RESURRECCIÓN

EL CONCEPTO PREMILENIAL RESPECTO AL TIEMPO DE LA

RESURRECCIÓN

Es opinión común entre los pre milenaristas que la resurrección de los


santos estará separada de la de los malvados por un millar de años.
Casi parece que consideran una verdad axiomática que estas dos clases
no resuciten, posiblemente, al mismo tiempo, Y no sólo eso, sino que el
tipo de premilenialismo que actualmente está en auge, con su teoría de
una doble segunda venida de Cristo, sienten la necesidad de situar una
tercera resurrección.

Todos los santos de las primeras dispensaciones juntamente con los de


la actual se levantarán en la parusía o venida del Señor. Aquellos que
todavía vivan serán transformados en un momento, en un abrir y cerrar
de ojo. Pero durante los siete años siguientes a la parusía muchos otros
santos mueren, especialmente, en la gran tribulación.

Estos deben también resucitar, y su resurrección ocurrirá en la


revelación del día del Señor, siete años después de la parusía. Pero aun
en este punto los pre milenaristas no pueden detenerse correctamente.
Puesto que la resurrección al fin del mundo está reservada para los
malvados, debe haber otra resurrección de los santos que murieron
durante el milenio, la cual precede a la de los malvados, porque no
pueden resucitar al mismo tiempo.

LAS INDICACIONES BÍBLICAS RESPECTO AL TIEMPO DE LA

RESURRECCIÓN

Según la Biblia, la resurrección de los muertos coincide con la parusía,


con la revelación del día del Señor, y con el fin del mundo, y se coloca
inmediatamente antes del juicio final y general. Ciertamente esto no
favorece las distinciones premileniales con respecto a esta: doctrina. En
varios lugares se presentan la resurrección de los justos y la de los
malvados como contemporáneas, Dan. 12:2; Juan 5:28, 29; Hech.
24:15; Apoc. 20:13-15. Todos estos pasajes hablan de la resurrección
como un solo evento y no contienen la más ligera

Indicación de que la resurrección de los justos y la de los malvados


estarán separadas por un período de mil años. Pero esto no es todo lo
que se puede decir en favor de la idea de que las dos coinciden. En Juan
5:21-29 Jesús combina el pensamiento de la resurrección, que incluye la
resurrección de los justos, con el pensamiento del juicio, que incluye el
juicio de los malvados. Además, II Tes. 1:7-10 explica claramente la
parusía (versículo 10), la revelación (versículo 7), y el juicio de los
malvados (versículos 8, 9) como coincidentes.

Si ese no es el caso, el lenguaje parece haber perdido su significado.


Además, la resurrección de los creyentes está directamente relacionada:
con la segunda venida del

Señor en 1 Cor. 15:23; Fil. 3:20, 21; y 1 Tes. 4:16, pero también se
explica como que ocurre al fin del mundo, Juan 6:39, 40, 44, 54 o en el
último día. Eso significa que los creyentes resucitan en el último día, y
que el último día es también el día de la venida del

Señor. La resurrección de los creyentes no está colocada un millar de


años antes del fin. Felizmente, hay varios pre milenaristas que no
aceptan la teoría de una triple resurrección, pero que, sin embargo, se
apegan a la doctrina de una doble resurrección.

CONSIDERACIÓN DE LOS ARGUMENTOS QUE FAVORECEN UNA


DOBLE

RESURRECCIÓN.

1. SE PONE GRAN ÉNFASIS EN EL HECHO DE QUE LA ESCRITURA,

AUNQUE HABLA, EN GENERAL, DE LA RESURRECCIÓN TON


NEKRON,

RESURRECCIÓN DE LOS CREYENTES COMO UNA RESURRECCIÓN


implicaría que muchos muertos todavía quedan en la tumba. Lightfoot
también afirma que esta expresión se refiere a la resurrección de los
creyentes, pero Kennedy también la conclusión a la que llega el Dr. Vos
después de un estudio cuidadoso de los pasajes pertinentes. En general,
puede decirse que la hipótesis de que la semejante traducción; y
Creme-Koegel interpreta la expresión como que significa

Debería notar se que Pablo usa los términos indistintamente en I Cor.


15. Aunque habla de la resurrección de los creyentes nada más,
evidentemente no trata de acentuar el hecho de que ésta es de carácter
específico, porque usa el término más general repetidas veces, 1 Col.
15:12, 13, 21, 42.404

2. LOS PREMILENARISTAS APELAN TAMBIÉN A CIERTAS


EXPRESIONES

RESURRECCIÓN DE LOS CREYENTES NADA MÁS: Estas expresiones


parecen que ponen aquella resurrección como algo aparte. Pero estos
Pasajes prueban nada más que la Biblia! distingue la resurrección de los
justos de la de los malvados y no proporciona prueba alguna de que
habrá dos resurrecciones, separadas una de la otra por un período de
mil años. La resurrección del pueblo de Dios difiere de la de los
incrédulos en el principio que la impulsa, en su naturaleza esencial y en
su final desenlace, y puede, por tanto, explicarse muy bien como algo
distintivo, y desearse mucho más que la resurrección de los impíos. La
primera libera a los hombres del poder de la muerte; lo que la segunda
no hace. A pesar de que los incrédulos resucitan, permanecen en el
estado de muerte.

3. UNO DE LOS PASAJES PRINCIPALES DE PRUEBA DE LOS

PREMILENARISTAS ACERCA DE UNA DOBLE RESURRECCIÓN SE

ENCUENTRA EN I COR. 15:22- también en Cristo todos resucitarán.


Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que
son de Cristo en su venida. Luego viene el fin cuando entregará el reino
a Dios, el Padre.

a. En este pasaje encuentran ellos tres etapas de la resurrección


indicada, es decir, la resurrección de Cristo

b. La resurrección de los creyentes

c. El final (o parte final, como ellos lo interpretan) de la resurrección, es


decir, resurrección, Cristo y muchos santos se levantan en Jerusalén y
en sus alrededores y aparecen como el primer grupo. Más de mil
novecientos años después aquellos que son de Cristo en su venida
aparecen como el segundo último gran grupo, como una banda de
criaturas olvidadas termina la procesión 405 el texto. El argumento es
que epeita (entonces) del versículo 23 se refiere a un 405 The Lord's
Return, p. 230. tiempo de cuando menos 1900 años más tarde, la
palabra eita (entonces) del versículo 24 se refiere a un tiempo situado
1000 años más tarde. Pero esta es una mera suposición sin ninguna
prueba. Las palabras epeita y eita, en realidad, significan la misma cosa,
pero ni una, ni la otra implican, necesariamente, la idea de un largo
período intermedio. Nótese el uso de epeita en Luc. 16:7 y Sgo. 4:14, y
el de eita en Marc. 8:25; Juan 13: 5; 19:

27; 20: 27. Ambas palabras pueden usarse para aquello que ocurrirá
inmediatamente, y para lo que ocurrirá solamente algún tiempo
después, de tal manera que es una mera suposición que la resurrección
de los creyentes esté separada del final por un largo período de tiempo.
Otra suposición sin prueba es que el fin significa el fin de la
resurrección. Según la analogía bíblica la frase señala al fin del mundo,
la consumación, el tiempo cuando
Cristo entregará el reino al Padre y pondrá a todos sus enemigos debajo
de sus pies. Este es el concepto adoptado por comentadores como
Alford,

Godet, Hodge, Bachmann, Findley, Robertson y Plummer y Edwards.406

4. OTRO PASAJE AL QUE APELAN LOS PREMILENARISTAS ES I


TES. 4: 16: cielo con clamor, con voz de arcángel, y que aquellos que
no murieron en Cristo se levantarán en fecha posterior. Pero está
perfectamente claro que esto no es la antítesis que el Apóstol tiene en
su seremos arrebatados juntamente con ellos en el aire: y así estaremos
para siempre

Tanto en este pasaje como en el precedente Pablo está hablando nada


más de la resurrección de los creyentes; la de los impíos no la tiene a la
vista para nada.

5. EL PASAJE MÁS IMPORTANTE AL QUE LOS PREMILENARISTAS


SE

REFIEREN ESTÁ EN APOC. 20:4-

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieran mil
años. Esta han una primera resurrección, y ésta, se dice, implica una
segunda. Pero suponer que el escritor está 406 Para una discusión más
amplia de todo este punto compárese Salmond, Christian Doctrine of
Immortality, pp. 414 y sig.; Milligan, The Resurrection of the Dead, pp.
64 y sigts.; Vos, Pauline Eschatology, pp. 241 y sigts. 407 Millennium
Bible, p. 472. Hablando aquí (versículos 5 y 6) de una resurrección
corporal, es extremadamente dudoso. La escena de los versículos 4-6
está puesta, evidentemente, no en la tierra, sino en el cielo. Y los
términos empleados no sugieren una resurrección corporal. La vidente
no habla de personas o cuerpos que resucitaron, sino de almas que
resucitaron en primera resurrección, pudiera hasta ser una destacada
desaprobación de una interpretación más realista (quilista) de la misma
frase408. Con toda probabilidad la expresión se refiere a la entrada de
las almas de los santos al glorioso estado de vida con Cristo, a la hora
de su muerte. La ausencia de la idea de una doble resurrección haría
muy bien que dudáramos de afirmar su presencia en este oscuro pasaje
de un libro tan lleno de simbolismos como es el Apocalipsis de Juan.
Dondequiera que la

Biblia' menciona la resurrección de los justos y de los impíos


juntamente, como en

Dan. 12:2; Juan 5:28, 29; Hech. 24:15, no contiene la más ligera
indicación de que las dos estarán separadas por un millar de años. Por
otra parte enseña que la resurrección tendrá lugar en el último día, y
será seguida, de inmediato, por el juicio final, Mat. 25:31, 32; Juan
5:27-29; 6:39,40,44,54; 11:24; Apoc. 20: 11-15.

CAPITULO 68: EL JUICIO FINAL

Otro de los importantes concomitantes del regreso de Cristo es el juicio


final que será de una naturaleza general. El Señor viene otra vez con el
preciso propósito de juzgar a los vivos y consignar a cada individuo a su
destino eterno.

LA DOCTRINA DEL JUICIO FINAL EN LA HISTORIA

La doctrina del juicio general y final estuvo desde los tiempos más
primitivos de la era cristiana relacionada con la resurrección de los
muertos. La opinión general era la de que los muertos se levantarían
para ser juzgados según los hechos cometidos en el cuerpo. La
certidumbre de este juicio se acentuaba como una solemne advertencia.
Esta doctrina ya idea que más domina era que este juicio estaría
acompañado con la destrucción del mundo. Como un todo, los Padres de
la Iglesia primitiva no especularon mucho acerca de la naturaleza del
juicio final aunque Tertuliano es una excepción. Agustín procuró
interpretar algunas de las afirmaciones figuradas de la

Escritura respecto al juicio. En la Edad Media los escolásticos discutieron


el asunto con gran detalle. También ellos, creyeron que la resurrección
de los muertos sería seguida de inmediato por el juicio general, y que
esto marcaría el fin del tiempo del hombre. En ese sentido general todas
las criaturas racionales se presentarán en el juicio, y éste traerá una
manifestación general de los hechos de cada uno, así de los buenos
como de los malos.

Cristo será el Juez, aunque otros se asociarán con El en el juicio; sin


embargo, no como jueces en el sentido estricto de la palabra.
Inmediatamente después del juicio habrá una conflagración universal.
Aquí dejamos fuera de consideración algunos de los otros detalles.

Los Reformadores participaron de este concepto en general, pero


añadieron poco o nada al concepto dominante. El mismo punto de vista
se encuentra en todas las confesiones protestantes las cuales
explícitamente afirman que habrá un día de juicio al fin del mundo, pero
no entran en detalles. Así ha sido el concepto oficial de las iglesias hasta
el tiempo actual. Esto no significa que no encuentren expresión otros
conceptos. Kant infería del imperativo categórico la existencia de un
juez supremo que enderezaría todos los errores,

Algunos no se inclinaron a aceptar la constitución moral del universo, ni


creyeron que la! historia se estaba moviendo hacia una terminación
moral, y de esta manera negaron el juicio futuro. Von Hartmann le dio a
esta idea una construcción filosófica. En la teología moderna
amplitudista, con su énfasis sobre el hecho de que Dios es inmanente en
todos los procesos de la historia, hay una tendencia fuerte a considerar
el juicio primario, si no

Dios con los hombres no se encuentra la intermitencia ni la suspensión


de ninguno de los atributos de su Ser. Por lo tanto, el juicio no es más
cierto en el futuro que en el presente.

Hasta donde Dios es su autor, el juicio es tan constante y perpetuo


como su acción en la vida humana. Posponer el juicio para una futura
hora pública es mal entender la justicia como si pudiera estar dormida o
suspendida, completamente atada con las condiciones externas. Por el
contrario, la esfera de justicia debe buscarse no primeramente afuera,
sino dentro . Los dispensacionalistas creen de todo corazón en el juicio
futuro, pero hablan de juicios en plural. Según ellos habrá un juicio en la
parusía, otro en la revelación de Cristo y todavía otro en el fin del
mundo.

LA NATURALEZA DEL JUICIO FINAL

El juicio final del que nos habla la Biblia no puede ser considerado como
un proceso espiritual, invisible e interminable, como si fuera idéntico con
la providencia de Dios en la historia. Esto no equivale a negar el hecho
de que hay un juicio provincial de Dios en las vicisitudes en los
individuos y en las naciones, aunque no siempre se reconozca así. La

Biblia nos enseña con claridad que Dios, hasta el presente, visita el mal
con castigo, y recompensa el bien con bendiciones, y estos castigos y
recompensas son positivos en algunos casos; pero en otros ejemplos
aparecen como el resultado natural y providencial del mal cometido o
del bien hecho, Deut. 9:5; Sal. 9:16; 37: 28; 59: 13; Prov. 11:5; 14:
11; Isa.
32:16, 17; Lam. 5:7. La conciencia humana de testimonio también de
este hecho. Pero también está manifiesto en la Escritura que los juicios
de Dios en la vida presente no son los finales. El mal algunas veces
continúa sin el debido castigo, y el bien no siempre es recompensado
con las bendiciones prometidas en esta vida. El malvado de los días de e
guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de
los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios,
y los que hacen impiedad no sólo son amigos estuvieron luchando con el
problema del sufrimiento de los justos, y así también estuvo

Asaf en el Sal. 73. La Biblia nos enseña a mirar hacia el juicio final
considerándolo como la respuesta definitiva de Dios a todos estos
problemas, como la solución de semejantes problemas, y como la
remoción de todas las discrepancias aparentes del presente, Mat.

25:31-46; Juan 5:27-29; Hech. 25:24; Rom. 2:5-11; Heb. 9:27; 10:27;
II Pedo 3:7; Apoc.

20:11-15. Estos pasajes no se refieren a un proceso, sino a un evento


muy definido que tendrá lugar en el fin del tiempo. Se explica como
acompañado por otros eventos históricos, tales como la venida de
Jesucristo, la resurrección de los muertos, y la renovación de los cielos y
de la tierra.

CONCEPTOS ERRÓNEOS RESPECTO DEL JUICIO

EL JUICIO SERA PURAMENTE METAFÓRICO

Según Schleiermacher y muchos otros eruditos alemanes las


descripciones bíblicas del juicio final deben entenderse como
indicaciones simbólicas del hecho de que el mundo y la iglesia quedarán
finalmente separados. Esta explicación sirve para evaporar toda la idea
de un juicio forense para! la determinación pública del estado final del
hombre. Es una explicación que seguramente no hace justicia a las
fuertes afirmaciones de la Escritura respecto del juicio futuro
considerado como una declaración formal, pública y final.

EL JUICIO SERA EXCLUSIVAMENTE INMANENTE

El dicho de Schelling de que "la historia del mundo es el juicio del


mundo" contiene sin duda un elemento de verdad. Según lo indicamos
en lo que precede, hay manifestaciones de la justicia retributiva de Dios
en la historia de las naciones y de los individuos. Las recompensas o los
castigos pueden ser de carácter positivo, o pueden ser el resultado
natural del bien o del mal hecho. Pero cuando muchos eruditos
amplituditas pretenden que el juicio divino es por completo inmanente y
está determinado del todo por el orden moral del mundo, ciertamente
dejan de hacer justicia a las explicaciones de la Escritura. Su hace de
Dios como ocioso, que únicamente busca y aprueba la distribución de
las recompensas y de los castigos. Destruye por completo la idea del
juicio como un evento externo y visible, que ocurrirá el un tiempo
definido del futuro.

Además, no puede satisfacer los anhelos del corazón humano por la


justicia perfecta. Los juicios históricos son siempre parciales nada más,
y algunas veces deja la impresión sobre los hombres de ser una parodia
de la justicia. Siempre ha habido ocasión y todavía la hay para la
perplejidad de Job y de Asaf.

EL JUICIO NO SERA UN SOLO EVENTO

Los actuales premilenaristas hablan de tres futuros y diferentes juicios.


Distinguen:

1. Un juicio de los santos resucitados y de los vivientes en la parusía o


la segunda venida del Señor, los cuales seguirán para vindicar
públicamente a los santos, recompensando a cada uno según sus obras
y señalándoles sus respectivos lugares el) el futuro reino milenial.

2. Un Juicio en la revelación de Cristo (el día del Señor) inmediatamente


después de la gran tribulación, en la cual, según el concepto dominante,
las naciones gentiles serán juzgadas como naciones} de acuerdo con la
actitud que hayan asumido para con el resto evangelizante de Israel (los
hermanos pequeñitos del Señor). La entrada de estas naciones en el
reino depende de los resultados del juicio. Este es el juicio que se
menciona en Mat. 25:31-46. Está separado del primer juicio por un
período de siete años.

3. Un juicio de los muertos impíos delante del gran trono blanco,


descrito en Apoc.

20:11-15. Los muertos son juzgados de acuerdo con sus obras, y esto
determina el grado de castigo que recibirán. Este juicio será mil años
después del anterior. Debe notar se, sin embargo, que la Biblia siempre
habla del juicio venidero como de un solo evento. Nos enseña a mirar
hacia adelante, no a los días del juicio, sino al día.

Los pre milenaristas sienten la fuerza de este argumento, porque


replican que debe ser un día de mil años. Además, hay pasajes de la
Biblia de los que se deduce con abundancia evidente que los justos y los
malvados aparecerán en juicio juntos para una separación final, Mat.
7:22, 23; 25:31-46; Rom. 2:5-7; Apoc.

11:18; 20: 11-15. Además, debería notarse que el juicio de los impíos
está representado como un concomitante de la paurosia y también de la
revelación, II

Tes. 1:7-10; II Ped. 3:4-7. Y por último, debería recordarse que Dios no
juzga a las naciones como naciones cuando de consecuencias eternas se
trata, sino sólo a los individuos; y que una separación final de los justos
y de los impíos no puede ser posible sino hasta el fin del mundo. Es
difícil ver como cualquiera podría dar una interpretación consistente y
tolerable a Mat. 25:31-46, excepto sobre el supuesto de que el juicio a
que se refiere es el universal que abarca a todos los hombres, y que
estos son juzgados, no como naciones, sino como individuos. Hasta
Meyer y Alford que se cuentan como premilenialista consideran que esta
es la única exposición sostenible.

SE CONSIDERA QUE EL JUICIO FINAL ES INNECESARIO

Algunos consideran que el juicio final es del todo innecesario, porque el


destino de cada hombre está determinado al tiempo de su muerte. Si un
hombre duerme en Jesús ya está salvo; y si muere en sus pecados ya
está perdido. Puesto que el asunto ya está definido, no se necesita
ninguna inquisición judicial posterior, y por lo tanto, el juicio final resulta
del todo superfluo. Pero la certidumbre del juicio futuro no depende del
concepto de su necesidad. Dios nos enseña con claridad en su Palabra
que habrá un juicio final, y esto define el problema para todos los que
reconocen a la Biblia como la regla definitiva de la fe. Además, resulta
enteramente errónea! la hipótesis sobre la que se desarrolla este
argumento, es decir, que el juicio final servirá para definir lo que ha de
ser el estado futuro del hombre. Servirá más bien para descorrer
delante de todas las criaturas racionales la gloria declarativa! de Dios en
un acto formal forense, que magnifique por una parte la santidad y
justicia de Dios, y por la otra, su gracia y misericordia. Además, deberá
recordarse que el juicio del último día diferirá, en más de un respecto,
del que hay cuando
lega la muerte de cada individuo. No será secreto, sino público; no
corresponderá al alma nada más, sino también al cuerpo; no tendrá
referencia a un solo individuo, sino a todos los hombres.

EL JUEZ Y LOS QUE A EL ASISTIRÁN

Como es natural, el juicio final, como todas las opera ad extra de Dios,
es la obra del Dios trinó, pero la Biblia lo atribuye en particular a Cristo.
Cristo en su capacidad medianera serán el Juez futuro, Mat. 25:31, 32;
Juan 5:27; Hech. 10:42; 17:31; Fil. 2:10; II Tim. 4:1.

Pasajes como Mat. 28:18; Juan 5:27; Fil. 2:9, 10, dejan abundante
evidencia de que el

honor de juzgar a los vivos y a los muertos fue conferido a Cristo como
Mediado en

recompensa de su obra expiatoria y como parte de su exaltación. Esto


puede considerarse

como uno de los honores supremos de su realeza. En su capacidad como


Juez, también,

Cristo está salvando a su pueblo hasta lo último: Completa la redención


de ellos; los

justifica públicamente, y quita de ellos las consecuencias últimas del


pecado. De pasajes

como Mat. 13:41, 42; 24:31; 25:31, puede inferirse que los ángeles lo
ayudarán en este

grande trabajo. Evidentemente, los santos en algún sentido se sentarán


y juzgarán
juntamente con Cristo, Sal. 149:5-9; 1 Cor. 6:2, 3; Apoc. 20:4. Es difícil
decir con precisión

lo que esto envuelve. Ha sido interpretado en el sentido de que los


santos condenarán al

mundo por medio de su fe, de la misma manera que los ninivita


condenarán a las ciudades incrédulas de los días de Jesús; o que
únicamente concurrirán con Cristo al juicio. Pero el argumento de Pablo
en I Cor. 6:2, 3 parece requerir algo más que esto, porque ninguna de
las dos interpretaciones sugeridas probaría que los Corintios eran
capaces de juzgar los asuntos que surgían en la iglesia. Aunque no
puede esperarse de los santos que conozcan a todos los que aparecerán
en juicio, ni tampoco sepan aplicar los castigos, sin embargo tendrán
alguna participación activa en el juicio que hará Cristo, aunque es
imposible decir con precisión cual será esa parte.

LAS PARTES QUE SERÁN JUZGADAS

La Escritura contiene indicaciones claras de que al menos habrá dos


partes que serán juzgadas. Es evidente que los ángeles caídos
aparecerán delante del tribunal de Dios, Mat.

8: 29; 1 Coro 6: 3; II Pedo 2: 4; Judas 6. Satanás y sus demonios


encontrarán su condenación final en el día del juicio. También es
perfectamente claro que cada individuo de la raza humana tendrá que
aparecer delante del trono del juicio, Ecl. 12:14; Sal. 50:4-6;

Mat. 12:36, 37; 25: 32; Rom. 14:10; II Cor. 5:10; Apoc. 20:12. Estos
pasajes ciertamente no dejan lugar para el concepto de los pelagianos ni
de los que van en pos de ellos, de que el juicio final estará limitado a
aquellos que han gozado de los privilegios del evangelio. Ni favorecen
tampoco la idea de aquellos sectarios que sostienen que los justos no
serán mi Palabra y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna y no
vendrá a juicio sino que ha no viene a juicio condenatorio. No obstante,
a veces se objeta que los pecados de los creyentes, que ya están
perdonados, ciertamente no se harán públicos en ese tiempo; pero la

Escritura nos conduce a esperar que sí serán publicados,' aunque, de


consiguiente, serán revelados como pecados perdonados. Los hombres
serán juzgados por toda palabra ociosa,

Mat. 12:36, y por toda cosa secreta, Rom. 2:16; 1 Cor. 4: 5, y no hay
indicación alguna de que esto se limite a los impíos. Además se ve con
perfecta evidencia en pasajes como Mat.

13:30, 40-43, 49; 25: 14-23, 34-40, 46, que los justos aparecerán
delante del trono de juicio de Cristo. Es más difícil determinar, si los
ángeles buenos estarán sujetos al juicio final en algún sentido de la
palabra. El Dr. Bavinck se inclina a inferir de 1 Cor. 6:3 que sí lo serán;
pero este pasaje no prueba el punto. Lo haría si la palabra aggelous
estuviera precedida por

Y esto, tanto más cuanto que los ángeles se representan con claridad
nada más como ministros de Cristo en relación con la jornada del juicio,
Mat. 13:30, 41; 25:31; II Tes. 1:7,8.

EL TIEMPO DEL JUICIO

Aunque el tiempo del juicio futuro no puede determinarse en absoluto,


puede fijarse relativamente, es decir, en relación con otros eventos
escatológicos. Será con toda claridad al final del mundo actual, porque
se pasará juicio sobre la vida completa de cada individuo,

Mat. 13:40-43; II Ped. 3:7. Además, será uno de los concomitantes de


la venida (parusía) de Jesucristo, Mat. 25:19-46; II Tes. 1:7-10; II Ped.
3:9, 10, Y seguirá inmediatamente después de la resurrección de los
muertos, Dan. 12:2; Juan 5:28, 29; Apoc. 20:12, 13. El problema de si
precederá inmediatamente, o coincidirá con, o seguirá inmediatamente
a los cielos y a la tierra nueva no puede situarse conclusivamente sobre
base escritural, Apoc. 20:11 parecería indicar que la transformación del
universo tendrá lugar cuando el juicio comience; II Ped 3:7, que los dos
sincronizarán; y Apoc. 21:1 que la renovación de los cielos y de la tierra
seguirá al juicio. Podemos hablar de ellos nada más en un sentido
general como concomitantes. Es igualmente imposible determinar la
duración exacta! Del inferir de estos pasajes, y otros similares, que se
trata de un día de 24 horas exactas, puesto la Biblia en más de un
sentido indefinido. Sin embargo, por otra parte, la interpretación de
algunos de los premilenaristas, de que se trata de una designación de
todo un período milenario completo, no puede considerarse como
plausible. Cuando la palabra día se usa para denotar un período, se
trata de uno, que, como un todo, queda definido mediante algunas
características especiales, generalmente caracterizado completamente
por la tribulación, y "el día de salvación" es el período que se distingue
por completo, debido a la sobresaliente oferta del favor o la gracia de
Dios. Y ciertamente no puede decirse que el período milenario de los
premilenaristas, aunque comience y termine con juicio, sea por
completo un período de juicio. Es más bien un período de gozo, de
justicia' y de paz. La característica sobresaliente de él no es,
ciertamente, el juicio.

LA MEDIDA DEL JUICIO

Evidentemente la medida mediante la cual los santos y los pecadores


serán juzgados, será la voluntad revelada de Dios. Esta, no será la
misma para todos. Algunos han sido más privilegiados que otros, y esto,
naturalmente, aumenta su responsabilidad, Mat. 11:21-24;
Rom. 2:12-16. Esto no quiere decir que habrá condiciones diferentes de
salvación para clases diferentes de pueblo. Para todos aquellos que
aparezcan en juicio la entrada al cielo o la exclusión de él dependerán
de que estén vestidos con la justicia de Jesucristo. Pero habrá diferentes
grados de bendición en el cielo, como de castigo en el infierno. Y estos
grados serán determinados por lo que se hizo en la carne, Mat. 11:22,
24; Luc. 12:47, 48; 20: 47;

Dan. 12:3; II Cor 9:6. Los gentiles serán juzgados por la ley de la
naturaleza, inscrita en sus corazones; los israelitas de la antigua
dispensación, por la revelación del Antiguo

Testamento, y nada más por ella; y aquellos que han disfrutado de la


luz del Evangelio además de la luz de la naturaleza y la revelación del
Antiguo Testamento, serán juzgados de acuerdo con la mayor luz que
recibieron. Dios dará a cada hombre su merecido.

LAS DIFERENTES PARTES DEL JUICIO

Debemos distinguir aquí:

1. LA COGNITIO CAUSAE: Dios tomará conocimiento del estado de los


sucesos de toda la vida pasada del hombre, incluyendo hasta los
pensamientos y las intenciones secretas del corazón. Esto está explicado
simbólicamente en la Biblia como la apertura de los libros, Dan. 7:10;
Apoc. 20: 2. Los píos de los días de Malaquías hablaron de un Libro de
Memorias escrito delante de Dios, Mal. 3:16. Se trata de una descripción
figurada que se añade para completar la idea del juicio.

Generalmente, un juez tiene el libro de la: ley y el informe de aquellos


que se presentan delante de él. Con toda probabilidad, la figura en este
caso se refiere simplemente a la omnisciencia de Dios. Algunos hablan
del Libro de la Palabra de
Dios como del libro del estatuto, y del libro de memorias como del libro
de la

predestinación; el informe privado de Dios. Pero es muy dudoso que


podamos

particularizar de esa manera.

2. LA SENTENTIAE PROMULGATIO: Habrá una promulgación de la


sentencia. El día: del juicio es el día de la ira, y de la revelación del justo
juicio de Dios, Rom.

2:5. Todo tiene que ser revelado delante del tribunal del juez supremo,
II Cor. 5:10.

El sentido de justicia lo demanda. La sentencia pronunciada sobre cada


persona no será secreta, no será conocida por esa persona nada más,
sino será públicamente

proclamada, de manera que, a lo menos, aquellos a quienes les interesa


lo sepan. De

esta manera la justicia y la gracia de Dios brillarán en todo su


esplendor.

3. LA SENTENTIAE EXECUTIO: La sentencia de los justos traerá


bendiciones

eternas, y la de los malvados miseria eterna. El juez dividirá a la


humanidad en dos

partes, tal como el pastor separa las ovejas de las cabras, Mat. 25:32 y
siguientes.

En vista de lo que se dirá acerca del estado final, en el capítulo


siguiente, nada
tenemos ya que añadir aquí.

CAPITULO 69: EL ESTADO FINAL

El juicio final determina, y por lo tanto, conduce naturalmente, al estado


final de aquellos

que aparecen delante del trono del juicio. Su estado final le será de
miseria eterna o de

bienaventuranza eterna.

EL ESTADO FINAL DE LOS MALVADOS.

Hay especialmente tres puntos que merecen consideración aquí:

932

EL LUGAR AL QUE SERÁN CONSIGNADOS LOS MALVADOS

Evidentemente, hay en la teología actual una tendencia, entre algunos


círculos, a desterrar

la idea del castigo eterno. Los aniquilacionistas, que todavía están


representados en sectas

como la de los adventistas y los del amanecer milenario, y los abogados


de la inmortalidad

condicional, niegan la existencia continuada de los impíos, y por lo tanto


consideran

innecesario un lugar para el castigo eterno. En la teología amplitudista


moderna la palabra

puramente subjetiva, en lo que los hombres pueden encontrarse aun


cuando todavía estén
sobre la tierra, y que se hará permanente en el futuro. Pero estas
interpretación es, en

verdad, no hacen justicia el los datos de la Biblia. No hay lugar para la


duda razonable

respecto al hecho de que la Biblia enseña la existencia continuada de los


impíos, Mal. 24:5;

25:30, 46; Luc. 16:19-31. Además, e

ciertamente, usa siempre términos locales. Llama al lugar del tormento


gehenna, un nombre

derivado del hebreo ge (tierra, o valle) y hinnom o beney hinnom, es


decir, Hinnom o hijos

de Hinnom. Este nombre fue aplicado originalmente a un valle situado al


suroeste de

Jerusalén. Era el lugar a donde los impíos idólatras sacrificaban sus hijos
a Moloc

haciéndolos pasar por fuego. De aquí que fue considerado inmundo y en


días posteriores se

tophet (escupitajo), como una región abiertamente despreciable. Los

fuegos estaban ardiendo constantemente allí para consumir los


desperdicios de Jerusalén.

Como resultado se convirtió en símbolo del lugar del castigo eterno. Mal.
18:9 habla de ten

geennan tou puros, el lugar del fuego, y esta fuerte expresión se usaba
como sinónimo con
to pour to aionion, el fuego eterno, del versículo anterior.

Apoc. 20:14, 15, los cual

usan también. Del hecho de que los términos precedentes son todas
designaciones locales,

podemos inferir que el infierno es un lugar. Además, las expresiones


locales se usan,

generalmente, en relación con él. La Biblia habla de aquellos que serán


excluidos del cielo,

la

descripción en Lucas 16:19-31 es del todo local.

EL ESTADO EN EL QUE CONTINUARAN SU EXISTENCIA

933

Es imposible determinar, con toda precisión, lo que constituirá el castigo


venidero de los

impíos, y conviene que hablemos con cautela acerca del asunto.

1. Positivamente, puede decirse que consistirá en una ausencia total del


favor de Dios

2. Una interminable inquietud de vida como resultando del completo


dominio del

pecado

3. Penas y sufrimientos verdaderos en cuerpo y alma;

4. Castigos subjetivos como tormentos de conciencia, angustia,


desesperación, lloro y
crujir de dientes, Mat. 8:12, 13:50; Marc. 9:43, 44, 47, 48; Luc. 16:23,
28; Apoc.

14:10; 21: 8. Evidentemente habrá grados para el castigo de los impíos.


Esto se

deduce de pasajes como Mat. 11:22, 24; Luc. 12:47, 48; 20:17. Su
castigo será

conmensurable con sus pecados en contra de la luz que recibieron. Pero


habrá, a

pesar de todo, castigo eterno para todos ellos. Esto está afirmado con
claridad en la

Biblia, Mat. 18:8; II Tes. 1:9; Apoc. 14:11; 20:10. Algunos niegan que
haya un

fuego literal, debido a que esto no pudiera afectar a espíritus como a


Satanás y a sus

demonios. ¿Pero cómo podemos saber esto? Nuestros cuerpos


ciertamente operan

sobre nuestras almas en una forma bastante misteriosa. Habrá algún


castigo positivo

correspondiente a nuestros cuerpos. Sin duda es verdad, a pesar de


todo, que una

gran parte del lenguaje concerniente al cielo y al infierno debe


entenderse en forma

figurada.

LA DURACIÓN DE SU CASTIGO
El problema de la eternidad del castigo futuro merece, sin embargo,
consideración más

especial, debido a que, frecuentemente, se le niega. Se dice que las


palabras usadas en la

período de tiempo. Pues bien, no puede dudarse que así

se usan en algunos pasajes, pero esto no prueba que siempre tengan un


significado limitado.

N o es el sentido literal de estos vocablos. En donde quiera! que se usen


de esa manera, se

usan figuradamente, y en tales casos su uso figurado se deduce,


generalmente, de su

conexión. Además, hay razones positivas para pensar que estas


palabras no tienen el

significado limitado en los pasajes a que nos estamos refiriendo.

934

1. En Mat. 25:46 la misma palabra describe la duración de ambos, la


bendición de los

santos y el castigo de los impíos. Si la última no es, hablando con


propiedad,

interminable, tampoco puede serlo la primera:; y sin embargo muchos


de los que

dudan del castigo eterno, no dudan de la bienaventuranza eterna.

2. Se usan otras expresiones que no pueden dejarse de lado por la


consideración
Marc. 9: 48. Además, el golfo que separará a los santos y a los
pecadores en el

futuro se dice que es fijo e impasible, Luc. 16: 26.

EL ESTADO FINAL DE LOS JUSTOS

LA NUEVA CREACIÓN

El estado final de los creyentes será precedido por el paso del mundo
actual y la aparición

la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden
las inconmovibles

creación nueva en una visión, Apoc. 21:1. Sólo después de que la nueva
creación haya sido

establecida, será que la nueva Jerusalén descenderá del cielo de Dios,


que el tabernáculo de

Dios acampará entre los hombres, y que los justos entrarán a su gozo
eterno. Se presenta

con frecuencia el problema, de si esto será del todo una nueva creación,
o una renovación

de la presente. Los teólogos luteranos están fuerte mente inclinados a


favorecer la primera

posición con apelación a II Ped. 3:7-13; Apoc. 20:11; y 21:1; en tanto


que los teólogos

Reformados prefieren la última: idea, y encuentran apoyo para ella en


Sal. 102: 26, 27 Heb.

1: 10-12; y Heb. 12:26-28.


LA MORADA ETERNA DE LOS JUSTOS

Muchos conciben también al cielo como una condición subjetiva, la cual


los hombres gozan

en el presente, y que, en el camino de la justicia, naturalmente, se


convertirán en

permanente en el futuro. Pero aquí, también, debe decirse que la


Escritura presenta con

claridad al cielo como un lugar. Cristo ascendió al cielo, lo que sólo


puede significar que

fue de un lugar para otro. Se le escribe como la casa de nuestro Padre


con muchas

mansiones, Juan 14: 1, y esa descripción difícilmente se acomodaría con


una mera:

condición. Además, se dice que los creyentes están dentro, en tanto que
los incrédulos están

fuera, Mat. 22:12, 13; 25:10-12. La Escritura nos da la razón para creer
que los justos no

solamente heredarán el cielo, sino toda la nueva creación, Mat. 5:5;


Apoc. 21:1-3.

LA NATURALEZA DE SU RECOMPENSA

La recompensa de los justos se describe como vida eterna, es decir, no


nada más una vida
sin fin, sino vida en toda su plenitud, sin ninguna de las imperfecciones
y perturbaciones de

la presente, Mat. 25:46; Rom. 2:7. La plenitud de esta vida se goza en


comunión con Dios,

lo que es realmente la esencia de la vida eterna, Apoc. 21:3. Verán a


Dios en Jesucristo cara

a cara, encontrarán plena satisfacción en El, se regocijarán en El, y lo


glorificarán. A pesar

de todo, no debiéramos pensar en los goces del cielo como


exclusivamente espirituales.

Habrá algo que corresponda al cuerpo. En un plano muy elevado habrá


intercambio y

reconocimiento social. También es evidente, según la Escritura, que


habrá grados de

bendición en el cielo, Dan. 12:3; II Cor. 9:6. Nuestras buenas obras


serán la medida de

nuestra recompensa de gracia, aunque no la merezcan. Sin embargo, y


a pesar de todo esto,

el gozo de cada individuo será perfecto y pleno.

Lewis

Sperry Chafer

EL TIEMPO DE LOS GENTILES

A Daniel el profeta le fueron dados dos de los tres principales


programas de Dios, esto es, el programa de Dios para Israel y el

programa de Dios para los gentiles. En una serie de revelaciones

divinas que comenzaron con el sueño de Nabucodonosor en Daniel 2

y que siguen en revelaciones dadas después a Daniel, Dios reveló

que cuatro grandes imperios, empezando con Babilonia, dominarían

sobre Israel como característica del periodo de los gentiles. Esto se ye

en la gran imagen de Daniel 2: la cabeza, de oro, representaba a

Babilonia; la parte superior del cuerpo, de plata, representaba al

imperio de medas y persas; la parte baja del cuerpo, de bronce,

representaba el imperio griego, y las piernas y pies, de hierro, al

imperio romano. Esta verdad es reforzada en Daniel 7, donde las

cuatro bestias representan los mismos cuatro imperios.

Daniel alcanzó a ver el segundo imperio (medo-persa), que

conquistó Babilonia el año 539 a.C., como se encuentra relatado en

Daniel 5. Doscientos años después el imperio griego, dirigido por

Alejandro el Grande, conquistó los restos del imperio medo-persa.

Luego, en el segundo siglo antes de Cristo, empecé a crecer el poder

del imperio romano hasta llegar a ser el imperio más grande e

influyente de todos los tiempos.

Jesús se refiere al período de los cuatro imperios que comienza con


Babilonia como el ‘Itiempo de los gentiles (Lc. 21:24), tiempo que se

caracteriza por estar Jerusalén bajo el dominio gentil. Aunque durante

breves periodos el control gentil de Jerusalén se ha visto disminuido,

no habrá una liberación final de Jerusalén del dominio gentil hasta la

segunda venida de Cristo.

La mayor parte del período de los gentiles se ha cumplido, como se

comprueba por el levantamiento y calda de Babilonia, Media y Persia,

Grecia y Roma. Sin embargo, la última etapa del imperio romano,

simbolizada por los pies de la imagen de Daniel 2 y por la bestia de

diez cuernos de Daniel 7, no ha tenido cumplimiento literal. La cuarta

bestia, según las Escrituras, será destruida por la venida del Hijo del

Hombre del cielo, como se presenta en Daniel 7 o en Daniel 2 en la

piedra que hirió y destruyó la imagen de Nabucodonosor.

Sobre la base de estas profecías, varios intérpretes creen en una

resurrección del imperio romano que ocurrirá cuando la iglesia

arrebatada sea llevada al cielo, pero antes de la segunda venida de

Cristo a establecer el reino. Esta situación ocurrirá en lo que la

Escritura llama «el tiempo del fin» (Dn. 11:35) y será un factor

dominante en la historia del mundo y en la profecía en su relación con

el período que desemboca en la segunda venida.


Siguiendo a la consumación del tiempo de los gentiles en la segunda

venida de Cristo a la tierra, los gentiles que se salven en la tierra

durante el reino milenial gozarán también de la bendición especial de

Dios, como veremos en un estudio posterior sobre el reino milenial.

El bosquejo bíblico de la profecía acerca del tiempo de los gentiles

tornado como un todo es el bosquejo de la historia del mundo, lo cual

explica muchos sucesos pasados y da un cierto matiz al futuro. Las

condiciones mundiales de hoy están en línea con todo lo que la Biblia

ha profetizado y parecen indicar un acercamiento acelerado hacia la

consumación del tiempo del fin que .precederá al arrebatamiento de la

iglesia e incluirá sucesos relacionados con el tiempo del fin y la

segunda venida de Cristo para establecer su reino milenial.

La dispensación actual no parece avanzar hacia el cumplimiento de

la profecía sobre los gentiles, y parece que no estaba en la

perspectiva del programa de los gentiles presentado en el Antiguo

Testamento. Es como si la previsión profética hubiera sido suspendida

en el día de Pentecostés, para ser reiniciada en el día del

arrebatamiento. Sin embargo, las tendencias en el desarrollo del

mundo actual parecen estar trazando las líneas para la preparación

del escenario que vera el fin de la dispensación, con la implicación de


que la edad actual se acerca a su fin y está por reiniciarse el

cumplimiento de la profecía acerca de los gentiles. En consecuencia,

el estudio de la profecía acerca de los gentiles es un aspecto

importante del total del programa profético y proporciona muchas

luces para comprender lo que Dios está haciendo actualmente y qué

propósitos quiere cumplir Dios en el futuro.

A. ISRAEL EN RELACION CON LAS DISPENSACIONES

La historia de Israel empieza en Génesis 12 con el llamamiento de

Abraham y es un tema de gran importancia del Antiguo Testamento.

En el Nuevo Testamento, en los Evangelios y Hechos, se da luz

adicional acerca del estado de Israel en el primer siglo, con otras

alusiones históricas y proféticas en el resto del Nuevo Testamento.

Israel está envuelto en todas las dispensaciones, comenzando con

la dispensación de la promesa (véase capítulo 20, «Las

dispensaciones»). En la dispensación de la promesa, el pacto con

Abraham establece una base amplia para todos los tratos de Dios con

Israel en las generaciones siguientes. La dispensación de la ley, que

comienza con Exodo 19, es la dispensación más importante del

Antiguo Testamento y condiciona la vida de Israel hasta su

cumplimiento en la cruz. La mayor parte de la historia escrita de Israel


se relaciona con la dispensación de la ley.

En la dispensación de la gracia, Israel comparte con los gentiles los

privilegios de la gracia en la salvación y como regla de vida. En la

dispensación futura del reino, Israel nuevamente asume un papel

prominente en la posesión de la tierra prometida y en la sujeción a

Cristo como su rey. Aunque es desproporcionadamente pequeño en

comparación con los gentiles, Israel juega un papel prominente en

toda la historia del mundo desde Abraham hasta el fin (para mayores

detalles, véase el capítulo 20).

B. ISRAEL EN RELACION CON LOS PACTOS

Los pactos bíblicos están íntimamente relacionados con las

dispensaciones. Israel tiene un papel de importancia en cada uno de

los pactos bíblicos, comenzando con el pacto de Abraham en Génesis

12 (véase capítulo 21, «Los pactos»).

Los cinco pactos son los factores principales en la historia y profecía

de Israel. Corno señalamos anteriormente, el pacto con Abraham es la

base del programa de Israel. El pacto mosaico condiciona la vida de

Israel en la dispensación de la ley y se relaciona con todo el Antiguo

Testamento a partir de Exodo 19. El pacto palestino tiene que ver

particularmente con la posesión de la tierra por Israel, y el


desposeimiento de ella, aunque anuncia la torna de posesión

permanente en el reino milenial. El pacto davídico condiciona la

relación de Israel con el reinado de David y anuncia proféticamente el

reinado futuro de Cristo sobre la tierra en el milenio, con David

resucitado actuando como su príncipe real. El nuevo pacto profetizado

en el Antiguo Testamento relaciona a Israel con las bendiciones del

reino y reemplaza y contrasta con el pacto mosaico. La relación

detallada de cada uno de estos pactos fue presentada en el capítulo

21.

C. LA HISTORIA VETEROTESTAMENTARIA DE ISRAEL

Aunque la historia de Israel empieza propiamente con Jacob, que

recibió el nombre de Israel, la historia de Israel normalmente incluye la

vida de Abraham e Isaac, abuelo y padre de Jacob, respectivamente.

Abraham, que residía originalmente en Ur de los caldeos, fue con su

padre hacia el noroeste unos 1.600 Kms. a Harán y allí llegó a ser un

rico ganadero. A la muerte de su padre, en obediencia a Dios,

Abraham con su esposa Sara y. su sobrino Lot llegaron a la tierra

prometida, otros 1.600 Kms. hacia el sudoeste de Ha-rán. En la tierra

prometida Dios comenzó tener sus tratos con Abraham. Dios había

prometido a Abraham, en el importante pacto abrahámico, que llegaría


a ser un gran hombre, que llegaría a ser padre de una gran nación y

que por medio de su postéridad sería bendito todo el mundo. Como

vimos previamente en el estudio del pacto abrahámico, en el, capítulo.

21 estas promesas han sido literalmente cumplidas. Después que

Abraham y Sara eran demasiado viejos para tener hijos, nació Isaac

milagrosamente. Luego, a su debido tiempo; nacieron Jacob y Esaú e

Isaac y Rebeca, siendo el menor de los mellizos, «Jacob», el escogido

por Dios para ser cabeza de la nación de IsraeL

El relato de las vidas de Abraham, Isaac y Jacob Ocupa los capítulos

12 á 50 de Génesis y evidentemente es importante para Dios en

forma especial si tomamos en cuenta que todo el relato de la creación

ocupa solo dos capítulos (1 y 2) y toda la historia de la caída en el

pecado sólo ocupa un capítulo (Gn. 3). Desde el punto de vista divino,

la historia de Israel es la clave de la historia cómo un todo

En concordancia con la profecía dicha a Abraham en Génesis 15:13-

14, Israel descendió a Egipto, en tiempos de hambre El camino había

sido preparado por José, que había llegado a ser una gran autoridad

en Egipto. Jacob y su familia fueron bien recibidos en la tierra de

Egipto, donde fueron cuidados durante toda la vida de José.


Los .centenares de años que los israelitas vivieron en Egipto terminaron
desastrosamente cuando hubo un cambio de dinastía y con ello se acabó
su situación de privilegio pasando a ser esclavos.

En su esclavitud clamaron al Señor; y el Señor levantó a Moisés y

Josué para que, sacándolos de la tierra de Egipto, los condujesen a la


tierra prometida, Aunque Israel traicionó a Dios en Cades-barnea .

(Nm. 14) y ellos vagaron durante, cuarenta años en el desierto como


consecuencia, finalmente. Dios los capacitó para conquistar la .tierra
que estaba al lado, oriental del Jordán, y después de la muerte de

Moisés pudiera cruzar el Jordán y conquistar gran parte de la tierra


prometida.

El regreso a la tierra prometida y su establecimiento como nación


prosperó a través de la vida dé Josué, pero Israel se apartó de Dios y
cayó en un espiral descendente como lo relata el libro de Jueces

Entonces Dios levantó al profeta Samuel, que en gran medida restauró


espiritualmente a Israel y echó las bases de las glorias que el reino
tendría bajo Saúl, David y Salomón. Aunque Saúl fracasó como primer
rey de Israel, su sucesor David, cómo un gran guerrero, pudo conquistar
mucho terreno perteneciente a la tierra prometida.

Salomón, el hijo de David, extendió su influencia hasta que puso bajo


tributo la mayor parte de la tierra originalmente mencionada a
Abraham, desde el río de Egipto hasta el río Eufrates. Su violación del
mandato de Dios de no tener muchas esposas y de no depender de los
caballos para su poderío militar (Dt. 17:16-17) preparó el camino para
la división del reino y para la rápida declinación del poderío de
Israel después de él. Los hijos de Salomón fueron criados mayormente
por mujeres paganas que no tenían ninguna simpatía por la ley de Dios.
Poco después de la muerte de Salomón se retiraron las diez tribus del
Norte (Israel) y tuvieron una sucesión de reyes impíos.

El juicio de Dios cayó sobre ellos en la cautividad, asiria en el año 721


a.C. Las dos tribus restantes del sur (Judá), aunque tuvieron algunos
reyes piadosos, siguieron el mismo camino descendente y fueron
llevados cautivos por los babilonios en el año 605 a.C.

Al finalizar los 70 años de cautiverio babilónico, en concordancia con la


promesa escrita en Jeremías 29:10, Israel pudo nuevamente regresar a
la tierra. El libro de Esdras relata el regreso del pueblo y sus luchas de
veinte años por reconstruir el templo, y Nehemías completa la historia
con la reconstrucción de los muros de Jerusalén

y. de la ciudad misma como un siglo más tarde. Sin embargo, cuando

Israel regresó a su tierra, no siguió al Señor y cayó bajo el dominio de


medos y persas durante 200 años; luego se vio envuelto en una guerra
entre Siria y Egipto después de la muerte de Alejandro el Grande en el
año 323. a.C..

Mientras tanto, el poder de. Roma comenzó a expandirse con la


conquista de Sicilia en el año 242 a.C. Jerusalén misma fue sometida
por el general romano Pompeyo en el año 63 a.C. Israel fue cruelmente
tratado por los romanos, que llevaron a. cientos de miles de judíos como
esclavos. Finalmente, bajo la autoridad romana fue crucificado
Jesucristo, y más tarde (70 d.C.) fue destruida la ciudad de

Jerusalén, e Israel se vio esparcido por todo el mundo y alejado de su


tierra. Sólo en el siglo xx Israel comenzó a regresar a su tierra y volvió
a formar una entidad nacional, para llegar a ser un estado reconocido en
1948.

D. LA HISTORIA DE ISRAEL Y EL CUMPLIMIENTO DE LA

PROFECIA

La historia del Antiguo Testamento en gran parte es cumplimiento de las


grandes profecías de las Escrituras. Centenares de profecías se han
cumplido literalmente. De acuerdo con las profecías dadas a

Abraham, Israel llegó a ser una gran nación. El Antiguo Testamento


predijo tres expulsiones de Israel de la tierra y las tres se cumplieron:

1) En su descenso a Egipto, la esclavitud y liberación subsecuentes, y el


regreso a la tierra; 2) las cautividades en Asiria y Babilonia que sacaron
a Israel una vez más de su tierra, con su subsiguiente regreso de
Babilonia una vez pasados 70 años; y 3) su nueva expulsión una vez
más después de la destrucción de Jerusalén el año

70 de esta era. El extenso movimiento de Israel poseyendo la tierra y


siendo desposeído de ella formó gran parte de su fondo histórico (Gn.

15:13-16; Dt. 28:62-67; Jer. 25:11, 12; véanse también Lv. 26:3-46;

Dt. 30:1-3; Neh. 1:8; Sal. 106:1-48; Jer. 9:16; 18:15-17; Ez. 2:14, 15;

20:23; 22:15; Stg.1:1).

Son importantes para la historia de Israel las profecías dadas acerca del
carácter y el destino de los hijos de Jacob (Gn. 49:1-28). En el

Antiguo Testamento se dan numerosas otras profecías acerca de los


tratos de Dios con las doce tribus de Israel.
Otro tema importante de la profecía y su cumplimiento se relaciona con
el reino de David. De acuerdo con el pacto davídico el trono es
prometido a David y su simiente para siempre (2 S. 7:16; Sal. 89:35-

36; Jer. 33:21; Dn. 7:14). Las promesas de bendición y de maldición se


cumplieron literalmente en los tratos de Dios con Saúl, David,

Salomón y los reinos que les sucedieron en Judá e Israel.

E. LA PROFECIA DE LOS 490 AÑOS DE ISRAEL

Una de las profecías importantes dadas por medio de Daniel está en

Daniel 9:24-27. Aquí, de acuerdo con la información dada por el ángel

Gabriel a Daniel, «setenta semanas» o setenta sietes (490 años) iban a


comprender la historia futura de Israel. Se le dijo a Daniel: «Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad,
para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos» (9:24).

La profecía iba a comenzar con el mandamiento de restaurar y


reconstruir a Jerusalén (Dn. 9:25), y 483 años de un total de los 490
años iban a ser cumplidos antes de la venida del Mesías Príncipe.

Aunque los eruditos han diferido grandemente en la interpretación de


este pasaje, probablemente el mejor punto de vista sea comenzar este
período de 490 años con el tiempo de la reconstrucción de

Jerusalén por Nehemías el año 445 a.C. Entonces culminaría


aproximadamente el año 32 d.C., aproximadamente en la fecha en que
Cristo murió en la cruz. Estudios recientes han ubicado la muerte de
Cristo en el año 33, aunque otros intérpretes dan el año 30 o aun fechas
anteriores.

Según la profecía de Daniel, después de quitársele la vida al Mesías, lo


que ocurriría cumplidos los 483 años, pero ciertamente antes de los
últimos siete años de la profecía, Jerusalén misma sería destruida

(Dn. 9:26). Esto fue cumplido históricamente en la destrucción de

Jerusalén en el año 70 d.C.

Está implícito en la profecía de Daniel que hay un período considerable


entre el fin de los 483 años, o las 69 semanas, y el comienzo de los
últimos siete años o septuagésima semana, puesto que incluye dos
sucesos separados por 40 años. La última semana se iba a caracterizar
por un pacto que se hace con un príncipe futuro relacionado con el
pueblo que destruyó la ciudad. Como el pueblo que destruyó la ciudad
fue el pueblo romano, «el príncipe que ha de venir» (Dn. 9:26) será
precisamente un gobernador del imperio romano resucitado. Muchos
intérpretes miran esto como un suceso aún futuro que ocurrirá después
que la iglesia haya sido arrebatada.

Este gobernador futuro hará un pacto de siete años con el pueblo de

Israel, como se describe en Daniel 9:27. El pacto será quebrantado a la


mitad de la semana, y los últimos tres años y medio serán de
persecución y tribulación para Israel.

Este período es tema de extensas profecías en Apocalipsis capítulos

6 a 18 y termina con la segunda venida de Cristo en Apocalipsis 19.

Es de especial interés la predicción de que este príncipe que ha de venir


hará cesar el sacrificio y la ofrenda y ‘hará desolación en el templo. Esto
implica un futuro templo en Jerusalén y una reiniciación del sistema
mosaico de sacrificios por los judíos ortodoxos en el período que precede
a la segunda venida de Cristo.

Es significativo que los primeros 483 años se hayan ya cumplido.

Jerusalén fue reedificada en los primeros 49 años, como se indica en

Daniel 9:25. El Mesías fue ejecutado después de 483 años. Los sucesos
de la última semana aún están en el futuro y proporcionan una
cronología para el tiempo del fin que lleva hasta la segunda venida de
Cristo.

F. PROFECIA ACERCA DE LA VENIDA DEL MESIAS

1 Pedro 1:10-11 señala claramente que los profetas del Antiguo

Testamento no pudieron distinguir ‘las dos venidas del Mesías. La era


actual era un secreto tan perfecto en los consejos de Dios que, para los
profetas, los sucesos que se cumplieron en su primera venida y los que
aún tienen que cumplirse en su segunda venida no estaban separados
en ninguna forma en lo que se refiere al tiempo de su cumplimiento.

Isaías 61:1-2 es una ilustración de esto. Al leer este pasaje en la


sinagoga de Capernaum, Cristo se detuvo repentinamente cuando
terminó de leer lo referente a los rasgos que estaban predichos para su
primera’ venida (Lc. 4:18-21), sin hacer referencia a los rasgos
restantes que habrán de cumplirse cuando El venga otra vez. Del mismo
modo, el ángel Gabriel, al anunciar el ministerio de Cristo, combinó
como si fueran una sola cosa los hechos que corresponden a la primera
y la segunda venidas (Lc. 1:31-33).
Según la profecía del Antiguo Testamento, Cristo iba a venir como un
cordero pacífico destinado para el sacrificio (Is. 53:1-12), y como el
victorioso y glorioso León de la Tribu de Judá (Is. 11:1-12; Jer. 23:5-

6). Considerando estas dos extensas líneas de predicción, no’ hay que
maravillarse de que hubiera perplejidad en la mente de los profetas del
Antiguo Testamento en cuanto a «qué tiempo» se cumpliría todo esto (1
P. 1:10-11).

La profecía estipulaba que el Mesías sería de la tribu de Judá (Gn.

49:10), de la casa de David (Is. 11:1; Jer. 33:21), nacido de una virgen

(Is. 7:14), en Belén de Judá (Mi. 5:2), que debía sufrir una muerte
expiatoria (Is. 53:1-12) por crucifixión (Sal. 22:1-21), resucitar de los
muertos (Sal. 16:8-11) y venir a la tierra por segunda vez (Dt. 30:3) en
las nubes del cielo (Dn. 7:13). Jesús de Nazaret ha cumplido o cumplirá
todas las exigencias de la profecía acerca del Mesías de una manera que
ningún otro pretendiente puede hacerlo.

G. PROFECIAS ACERCA DE LA ULTIMA DISPERSION Y

RESTAURACION DE ISRAEL

De gran importancia en las profecías acerca de Israel son las


relacionadas con la dispersión final de Israel y su restauración final.

Las cautividades en Asiria del reino del norte y en Babilonia del reino del
sur, como castigo por el pecado, dieron como resultado el que toda la
casa de Israel fuera llevada fuera de su tierra y a su debido tiempo
fuera dispersada entre las naciones de la tierra. Esto fue en
cumplimiento de múltiples profecías (Lv. 26:32-39; Dt. 28:63-68; Neh.

1:8; Sal. 44:11; Jer. 9:16; 18:15-17; Ez. 12:14-15; 20:23; 22:15; Stg.
1:1).

En ningún caso se perdería la identidad de Israel como nación aun a

través de siglos de dispersión (Jer. 31:36; Mt. 24:34). Rechazaron la

oferta divina, la provisión para su restauración y la gloria del reino que

haría su Mesías en su primera venida (Mt. 23:37-39); en Cadesbarnea,

donde fue extendido el tiempo que tendrían que pasar en el

desierto (Nm. 14:1-45), el castigo de ellos fue continuo y será continuo

hasta que El venga otra vez. En aquella oportunidad El reunirá

nuevamente a su pueblo, lo llevará a su tierra y los hará entrar en la

gloria y bienaventuranza de todos los pactos y promesas de Jehová

acerca de ellos (Dt. 30:1-10; Is. 11:11-12; Jer. 23:3-8; Ez. 37:21-25;

Mt. 24:31).

H. PROFECIAS ACERCA DEL TIEMPO DEL FIN

Como se dijo en el breve estudio de Daniel 9:27, Israel tendrá un

papel futuro dramático en los sucesos del tiempo del fin que

desembocan en la segunda venida de Cristo. Según las Escrituras,

hay cuatro movimientos importantes hacia el futuro de Israel en

relación con el fin de la era.

1. La profecía dice que Israel será reconstituido como un estado

político. A fin de hacer un pacto con el «príncipe que ha de venir», fue


necesario que Israel volviera a constituirse nuevamente como un

estado político. Ciertamente, esto se cumplió dramáticamente en

mayo de 1948 cuando Israel fue reconocido como nación y se le

entregó una parte de la tierra prometida como territorio. En los años

siguientes sus territorios se han extendido y se ha aumentado su

poderío, hasta que Israel hoy día, aunque pequeño en población, es

un factor importante en los asuntos mundiales. Este es el preludio de

otras profecías que deben ser cumplidas.

2. Según Daniel 9:27, Israel hará un pacto con un príncipe gentil

romano, gobernador del Mediterráneo, pacto establecido para un

plazo de siete años. Esto introducirá el período del pacto en que Israel

tendrá una cierta medida de paz y seguridad. En este período es

indudable que muchos judíos más regresarán a la tierra prometida e

Israel prosperará financiera y políticamente.

3. Sin embargo, el pacto con Israel será dramáticamente

quebrantado a los tres años y medio de promulgado e Israel pasará a

ser un pueblo perseguido en lugar de ser favorecido. Este es el

«tiempo de angustia de Jacob» (Jer. 30:7) y la Gran Tribulación (Dn.

12:1; Mt. 24:21; Ap. 7:14). A este período prestaremos más atención

en los dos capítulos siguientes.


4. La gloriosa restauración de Israel en el reino milenial vendrá a

continuación de la segunda venida de Cristo y proseguirá a través de

mil años de reinado de Cristo en la tierra.

La importancia de comprender las cuatro etapas en la restauración

de Israel se ve en el hecho de que la primera etapa ya se ha cumplido

y que la segunda no ocurrirá probablemente hasta que la iglesia haya

sido arrebatada. Se está preparando el escenario para los dramáticos

sucesos del tiempo del fin en los cuales Israel tendrá un papel de

primerísima importancia.

I. PROFECIA ACERCA DEL REINO MESIANICO Y EL DIA DEL

SEÑOR

En lo que respecta a la cantidad de textos bíblicos que lo tratan, no

hay tema de la profecía comparable con el del reino mesiánico. Más

allá de todos los castigos predichos que han de caer sobre Israel está

la gloria que recibirá cuando su pueblo sea reunido nuevamente en su

tierra, con bendiciones espirituales inmensurables bajo el glorioso

reino de su Rey Mesías. Esta visión fue dada a todos los profetas. Tan

cierta y literalmente como Israel, en cumplimiento de la profecía, fue

echado de su tierra y se le hizo pasar por sufrimientos durante todos

estos siglos, así cierta y literalmente será restaurado para recibir


maravillosas bendiciones en una tierra redimida y glorificada (Is. 11 -

12; 24:22 - 27:13; 35:1-10; 52:12; 54-55; 59:20-66:24; Jer. 23:3-8;

31:1-40; 32: 37-41; 33:1-26; Ez. 34:11-31; 36:32 - 37:28; 40:1 -


48:35;

Dn. 2: 44, 45; 7:14; Os. 3:4, 5; 13:9-14:9; Ji. 2:28-3:21; Am. 9:11-
15;

Sof. 3:14-20; Zac. 8:1-22; 14:9-21).

Las predicciones acerca del reino en el Antiguo Testamento son

frecuentemente parte de las predicciones del regreso del rey. Cuando

estos dos temas se combinan en uno, se denomina «día del Señor»,

lo que se refiere al período que se extiende desde el arrebatamiento

de la iglesia y los juicios que siguen a este suceso sobre la tierra,

hasta el fin de su reino milenial (Is. 2:10-22; Zac. 14).

Hay una serie de indicaciones de que el día del Señor comenzará

tan pronto como ocurra el arrebatamiento de la iglesia. Los sucesos

más importantes del día del Señor, en consecuencia, parecen incluir

la gran tribulación y los juicios de Dios que preceden a la segunda

venida del Señor, y los juicios que habrá en la segunda venida de

Cristo y todo el millar de años que Cristo reinará sobre la tierra.

Puesto que muchas de las grandes profecías no se habían cumplido

por el tiempo en que se completó el Antiguo Testamento, la revelación


del Nuevo Testamento es esencial para presentar el relato completo y

detallado de los diversos cumplimientos del Antiguo Testamento y las

muchas profecías que aún quedan por cumplirse. La historia de Israel

en la historia y la profecía se ha cumplido en gran parte, pero los

grandes sucesos aún están en el futuro. Se está acumulando la

evidencia de que el tiempo final cuando Israel vuelva a lo suyo está

muy cerca. Los detalles adicionales se dan en los capítulos siguientes.

Hechos Que Preceden La Segunda Venida De Cristo por Lewis

Sperry Chafer

A. ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES DE LA ERA

ACTUAL

Muchas profecías se van cumpliendo a medida que avanza esta era.

El carácter general de la era está presentado en siete parábolas en

Mateo 13. En la parábola del sembrador, que es de naturaleza

introductoria, se describe la variada recepción de la verdad. A veces

cae sobre el terreno duro y apisonado, donde queda a merced de las

aves que la comen. Otras cae sobre un terreno que es muy superficial

y pedregoso, y cuando aún está comenzando a brotar, muere por falta

de raíces. Otras veces cae en buena tierra pero es ahogada por las

espinas que la rodean. Sólo una porción de la semilla cae en buena


tierra y produce fruto de a ciento por uno, sesenta por uno o treinta

por uno (Mt. 13:1-9, 18-23).

La parábola de la cizaña sembrada junto al trigo indica el peligro de

la falsa profesión que no será juzgada hasta el tiempo de la siega (vv.

24-30, 36-43). La parábola de la semilla de mostaza indica el rápido

crecimiento del cristianismo desde un pequeño comienzo a un gran

movimiento (vv. 31-32). La parábola de la levadura habla del

mezclado con la buena masa hasta que todo queda leudado (vv. 33-

35). El tesoro escondido de Mateo 13:44 probablemente se refiere a

Israel escondido en cuanto a su entidad nacional en la era actual, pero

que, sin embargo, fue comprado por Cristo en su muerte. La perla de

gran precio (vv. 45-46) parece hablar de la iglesia como aquella por la

cual Cristo murió, un rasgo importante de la edad actual durante el

período en que la identidad nacional de Israel está escondida. La

parábola final de la red (vv. 47-51) ilustra la separación de los

salvados de los inconversos al final del siglo.

En general, Mateo 13 habla de todo el período entre la primera y la

segunda venida de Cristo sin referencia al arrebatamiento o a los

detalles de la iglesia como cuerpo de Cristo. Describe la esfera de la

profesión de fe y el cuadro mixto del bien y del mal. El desarrollo dual


del bien y del mal durante la era caracteriza este período, llegando a

su clímax en el juicio y la separación. No hay justificación para el

postmilenialismo, con sus conceptos de que el reino de Dios

finalmente triunfará por medio de la predicación del evangelio y por el

esfuerzo humano. Por otra parte, no hay lugar para el pesimismo,

porque Dios cumplirá su propósito. Alguna semilla caerá en buena

tierra y producirá fruto. Habrá trigo en medio de la cizaña y buenos

peces entre los malos. Los mil novecientos años transcurridos desde

Pentecostés han demostrado la exactitud de la gran profecía de

Mateo 13.

Un cuadro similar de la edad actual, con su foco puesto en el fin de

la edad, se encuentra en Mateo 24. Allí, en los versículos 4-14 se dan

nueve señales del fin: 1) falsos cristos (y. 5), 2) guerras y rumores de

guerras (y. 6), 3) hambres (y. 7), 4) pestilencias (y. 7), 5) terremotos

(y. 7), 6) mártires (vv. 9-10), 7) falsos profetas (y. 11), 8) iniquidad

abundante y Un enfriamiento del fervor por Cristo (y. 12), 9) el

evangelio del reino es predicado en todo el mundo (y. 14).

Otro rasgo de la edad presente será la creciente apostasía de parte

de los inconversos que hay dentro de la iglesia profesante. 2 Pedro 2 -

3 resume esta progresión en cuatro categorías: 1) la negación de la


persona y la deidad de Cristo (2:1), 2) negación de la obra de Cristo

que nos compró cuando murió en la cruz (2:1), 3) apostasía moral al

apartarse de las normas morales (2:2-22), 4) apartamiento de la

doctrina de la segunda venida de Cristo y de los juicios relacionados

con ella (3:1-13). Otros pasajes contribuyen a la doctrina de la

apostasía en el Nuevo Testamento (1 Ti. 4:1-3; 2 Ti. 3:1-9; Jud. 3-19).

Todas estas profecías de apostasía en gran escala en la iglesia se

están cumpliendo a partir del primer siglo y hasta el presente. La

apostasía final ocurrirá después que la iglesia sea arrebatada y quede

en el mundo sólo la porción inconversa de la iglesia profesante.

La edad presente, en lo que se refiere al propósito de Dios al llamar

a su iglesia, llegará bruscamente a su fin en el arrebatamiento. Este

suceso, que no tiene fecha en las profecías del Antiguo Testamento,

describe la retirada de la iglesia del mundo cuando los muertos en

Cristo sean resucitados y los cristianos que estén vivos sean llevados

al cielo sin morir (1 Co. 15:51-58; 1 Ts. 4:13-18). Este suceso llevará a

su término el propósito de Dios en lo que respecta a la iglesia como

una comunidad separada de santos, y la partida de la iglesia dejará

preparado el escenario para los importantes sucesos que conducirán


hacia la segunda venida de Cristo a la tierra para establecer su reino

milenial. Se pueden observar tres grandes períodos entre el

arrebatamiento y la segunda venida: 1) el período de preparación, 2)

el período de paz, 3) el período de persecución.

B. EL PERIODO DE PREPARACION QUE SIGUE AL

ARREBATAMIENTO

El arrebatamiento, al sacar de la tierra a toda persona salvada, será

una intervención dramática en la historia humana. Señalará el

comienzo de una serie de sucesos que rápidamente se moverán hacia

un gran clímax en la segunda venida de Cristo. Obviamente, la salida

de todos los cristianos de la tierra tendrá un efecto sobre la historia del

mundo como un todo y permitirá la demostración del mal en el mundo

y el cumplimiento del propósito satánico de una manera que antes no

fue posible.

La primera fase después del arrebatamiento será un período de

preparación para los grandes acontecimientos que seguirán. Estos

sucesos estarán relacionados con las tres grandes áreas de la

profecía, que conciernen a la iglesia, Israel y los gentiles.

1. La iglesia profesante quedará en la tierra después del


arrebatamiento. Aunque la cuestión de si la iglesia pasa por la

tribulación ha sido objeto de controversias, muchos expositores creen

que la iglesia como cuerpo de Cristo será llevada en el

arrebatamiento, dejando solamente a la iglesia profesante —

compuesta enteramente de personas no salvadas— sobre la tierra

para cumplir las profecías acerca del cristianismo.

La iglesia profesante después del arrebatamiento está simbolizada

por la ramera de Apocalipsis 17, descrita cabalgando sobre la bestia

escarlata que representa el poder político de ese tiempo. Su dominio

es sobre todo el mundo, simbolizado por las muchas aguas (Ap. 17:1,

15). Por la descripción hecha parece claro que la iglesia mundial, que

ahora está en su forma más primitiva, se ve aquí en su etapa de

completa apostasía, puesto que cada cristiano verdadero ha sido

quitado. Religiosamente hablando, el período posterior al rapto, en

consecuencia, será un movimiento hacia la integración de la iglesia

mundial y hacia la religión única mundial, desprovista de los rasgos

redentores de la verdadera doctrina cristiana.

2. Para Israel el período de preparación será un tiempo de

avivamiento. Según Romanos 11:25, la ceguera actual de Israel será

quitada y muchos en Israel abrirán sus ojos al hecho de que Jesús es


ciertamente su Mesías y Salvador. En los días que vendrán

inmediatamente después del arrebatamiento, probablemente millares

de judíos se volverán a Cristo, haciendo uso de ejemplares de las

Escrituras y libros de doctrina dejados por los cristianos, y de obras

acerca de los pasajes bíblicos que hablan sobre la esperanza de un

Mesías que muchos judíos ya poseen. Indudablemente tendrán una

curiosidad insaciable por saber qué pasó con los cristianos que

desaparecieron. Esta búsqueda será recompensada y muchos se

convertirán. Como en el primer siglo de la iglesia, los judíos

inmediatamente se convertirán en embajadores del evangelio,

ganando a su propio pueblo y a los gentiles para Cristo. La renovada

obra de evangelismo será emprendida a través de todo el mundo. El

hecho de que ya los judíos estén esparcidos por todo el mundo,

sabiendo muchos de los idiomas del mundo, los señalan como

misioneros naturales al pueblo en donde viven, así que

indudablemente muchos serán llevados por ellos al conocimiento de

Cristo. Sin embargo, como en el primer siglo, no todos los judíos se

volverán a Cristo y la salvación será solamente para aquellos que

creerán.
3. Políticamente en relación con los gentiles, el tiempo de

preparación supone la resurrección del antiguo imperio romano. Como

se dijo en una discusión previa, aún no se han cumplido las etapas

que corresponden a los pies de Daniel 2 y la etapa de los diez

cuernos de las cuatro bestias de Daniel 7:7. Esta profecía, con la

nueva luz dada por Apocalipsis 13, indica que el imperio romano será

revivido en la forma de diez naciones que se unen en una

confederación. El Mercado Común Europeo podría bien ser un

precursor de esto, pero el centro del poder político parecería estar en

el Mediterráneo y no en Europa y probablemente incluirá las naciones

más importantes de Africa del norte, Asia occidental y sur de Europa.

Una vez más el Mediterráneo será un «lago romano». Cuando estas

diez naciones se hayan unido, surgirá un príncipe descrito como el

«cuerno pequeño» en Daniel 7:8, que será un dictador que primero

obtendrá el control de tres y luego de las diez naciones. Políticamente

será el hombre fuerte del Oriente Medio y trabajará con la iglesia

mundial a fin de obtener el poder mundial. Una vez que se haya

establecido firmemente, estará preparado el escenario para el

segundo gran período, el período del pacto.

C. EL PERIODO DE PAZ
Según Daniel 9:27, cuando el dictador del Oriente Medio surja como

el «Príncipe que ha de venir» (Dn. 9:26), hará un pacto con Israel por

un período de siete años. Los detalles de este pacto no se nos dan en

las Escrituras, pero todo hace suponer que se trata de un pacto de

protección. Es claro que el dictador desea poner fin a la controversia

entre Israel y las naciones circundantes; usa la artimaña de establecer

un protectorado para Israel y por este medio traer una cierta medida

de paz y tranquilidad a la situación política en el Medio Oriente.

Aunque no hay indicación de que éste será un período de completa

paz, Israel está seguro, relativamente hablando, y se le conceden

privilegios en comercio y una libertad en cuanto a tensión que no ha

caracterizado a la nación desde que fue formada en 1948.

Indudablemente el cambio inspirará a muchos judíos a regresar a su

antigua tierra, e Israel prosperará financieramente.

También durante este período la iglesia seguirá aumentando su

poderío, trabajando con el gobernador del área del Mediterráneo a fin

de lograr el dominio religioso mundial. De igual modo, seguirá la

evangelización de Israel y muchos se volverán a Cristo. Por otro lado,

muchos también volverán al judaísmo ortodoxo. En este período será

reconstruido el templo en Jerusalén y los judíos ortodoxos renovarán


el sistema mosaico de sacrificios, los que no se habían ofrecido desde

que el templo fue destruido en el año 70 d.C. Esto está

sobreentendido en Daniel 9:27, donde se predice que cesará el

sacrificio, hecho apoyado por Daniel 12:11, que habla de la

finalización de los sacrificios diarios. Obviamente los sacrificios no

podían cesar sin haber sido reiniciados, y la reiniciación de los

sacrificios requiere de un templo en Jerusalén. Nadie sabe

exactamente en qué momento será reedificado el templo, pero es

claro que estará en funcionamiento cuando comience este período de

paz.

Sin embargo, la tranquilidad del Medio Oriente será destruida por un

hecho dramático descrito en Ezequiel 38 - 39, un ataque a Israel por

parte de Rusia y sus aliados. Los intérpretes de las Escrituras han

discrepado en sus análisis de este suceso y su ubicación en la

cronología. Según Ezequiel 38, ocurre en un tiempo en que Israel está

en paz y reposo, período que corresponde a la situación que se da

después de hecho el pacto con el príncipe romano. Aún más, el

ataque es más que un asalto sobre Israel porque desafía todo el pacto

de relaciones entre el príncipe e Israel y es, en efecto, un intento ruso

de tomar el control político y comercial del Medio Oriente. Sin


embargo, debido a que se trata de un ataque sorpresivo, no hay un

registro de ejércitos que se levanten contra los invasores. En cambio,

Dios interviene sobrenaturalmente para salvar a su pueblo y acaba

con las fuerzas invasoras en una serie de catástrofes descritas en

Ezequiel 38:18-23. Esta guerra destruye el período de paz y prepara

el camino para el nuevo período final.

D. PERIODO DE PERSECUCION

La destrucción del ejército romano no solamente acaba con la paz

del período precedente, sino que también introduce una situación

mundial dramáticamente cambiada. En aquel tiempo hay un equilibrio

en poderío entre: 1) el gobernador del Medio Oriente y las naciones

con él alineadas, y 2) Rusia y las naciones alineadas con ella.

Destruido temporalmente el ejército ruso, el gobernador del Medio

Oriente aprovecha la situación para proclamarse dictador mundial. En

una noche se apodera del control político, económico y religioso del

mundo. Se proclama a sí mismo gobernador sobre toda raza, lengua y

nación (Ap. 13:7), y Daniel predice que devorará toda la tierra, la

«trillará y despedazará» (Dn. 7:23). Igualmente se apodera del poder

económico de todo el mundo y nadie puede comprar o vender sin su

autorización (Ap. 13:16-17).


Para Israel es un brusco retroceso, ya que el príncipe quebrantará el

pacto y de la noche a la mañana se convertirá en su perseguidor. Esto

introduce lo que Jeremías denomina como el tiempo de la angustia de

Jacob. En otros lugares este período es descrito como la Gran

Tribulación (Dn. 12:1; Mt. 24:21; Ap. 7:14). Las tribulaciones de Israel

comienzan con la repentina cesación de sus sacrificios (Dn. 9:27;

12:11; Mt. 24:15). Consecuente con esto, Cristo aconseja a Israel que

huya inmediatamente a las montañas (Mt. 24:16-20). Será un tiempo

de angustia sin precedentes para Israel, y millares de judíos serán

masacrados (Zac. 13:8). El templo mismo será profanado y pondrán

un ídolo del gobernador mundial en él (Ap. 13:15), y a veces el mismo

gobernador se sentará en el templo para ser adorado (2 Ts. 2:4). Esta

es la abominación de desolación descrita en conexión con la cesación

de los sacrificios. El gobernador mundial también se presentará a sí

mismo como un dios y exigirá que todos le tributen adoración so pena

de muerte (Ap. 13:8, 15).

Este período final comenzará a mediados de los siete años

originalmente pactados y, en consecuencia, durará cuarenta y dos

meses (Ap. 11:2; 13:5; véase Dn. 7:25; 9:27; 12:11-12).

Debido a su actitud completamente blasfema y por las


persecuciones lanzadas contra judíos y cristianos, el gobernador

mundial que tiene su asiento en el Mediterráneo, presentado a

menudo con el nombre de Anticristo y descrito en Daniel 9:26 como el

«príncipe que ha de venir», será objeto de un terrible juicio divino.

Todo esto está descrito en Apocalipsis capítulos 6 a 19. En la ruptura

de los siete sellos se presentan detalles de estos hechos (Ap. 6:1 -

8:1), en el toque de las siete trompetas (Ap. 8:2-21; 11:15-19) y el

derramamiento de las siete copas de la ira de Dios (Ap. 16).

En la tierra se producirán juicios sin precedentes. En Mateo 24:21-22

Cristo los describió como un período tan terrible que si no fuera

detenido por la segunda venida de Cristo habría resultado en el

exterminio de toda la raza. La mayor parte de la población del mundo

es destruida por las guerras, pestilencias, hambrunas, estrellas que

caen del cielo, terremotos, posesión demoníaca y una grave

interrupción del orden de las fuerzas naturales en el mundo.

El desorden resultante de estos desastres crea oposición al

gobernador mundial en el Medio Oriente. Es incapaz de cumplir sus

promesas de paz y abundancia. Como resultado se producen

revoluciones de carácter mundial y grandes porciones del mundo se

rebelan contra su autoridad. Esto acaba en una gran guerra descrita


en Daniel 11:40-45 y en Apocalipsis 9:13-21; 16:13-21. Las naciones

del mundo se traban en una lucha, en una batalla pendular de

avances y retrocesos con grandes ejércitos del sur, grandes ejércitos

del norte y un gigantesco ejército del oriente que descienden hacia la

Tierra Santa a fin de ofrecer batalla. En la cúspide de este conflicto,

Jesús regresa en poder y gloria para dejar caer su juicio contra los

hombres malvados reunidos en esta lucha y para establecer su

reinado milenial.

En conjunto, los hechos que desembocan en la segunda venida de

Cristo se describen con considerable detalle en el Antiguo Testamento

y en el Nuevo. El período es una dramática secuencia de

acontecimientos terribles que no tienen igual en ningún otro período

de la historia o la profecía. Las muchas indicaciones de que el mundo

se está moviendo en dirección a ese clímax hacen altamente

pertinentes las enseñanzas bíblicas acerca de la inminencia de la

venida del Señor por los suyos en el arrebatamiento.

A. La gran tribulación en contraste con la tribulación

en general.

Ha habido mucha confusión en torno a la doctrina de la Gran

Tribulación porque algunos no han hecho la distinción entre las


tribulaciones y sufrimientos generales del pueblo de Dios y el período

específico de la Gran Tribulación descrito en el Antiguo y el Nuevo

Testamentos. El concepto de tribulación supone un tiempo de

presiones, aflicciones, angustias de corazón y perturbaciones en

general. En consecuencia, una situación de tribulación es una

experiencia común de la raza humana que resulta de su pecado y

rebelión contra Dios y del conflicto entre Dios y Satanás en el mundo.

Según Job 5:7: «Como las chispas nacen para volar por el aire, así

el hombre nace para la aflicción.» Cristo aseguró a sus discípulos en

Juan 16:33: «en el mundo tendréis aflicción». Los sufrimientos de Job

en el Antiguo Testamento y los problemas de Pablo con su aguijón en

la carne en el Nuevo Testamento son sintomáticos de una raza

humana que constantemente está en tribulación y soportando muchos

tipos de aflicciones. Estas han caracterizado a la raza humana desde

Adán y seguirán en alguna medida hasta que la historia humana haya

terminado su carrera, aunque se verá grandemente aliviado durante el

reino milenial.

En contraste con estas intimaciones generales de pruebas y

sufrimientos que afligen a la raza, las Escrituras hablan de un tiempo


especial de tribulación al fin de la era, un tiempo específico de gran

tribulación que durará cuarenta y dos meses y desembocará en la

segunda venida de Cristo.

B. Doctrina veterotestamentaria de la gran tribulación.

Ya en Deuteronomio 4:29-30 se advirtió a Israel a fin de que se

volviera al Señor cuando se viera en el período de tribulación de los

últimos días. Este tiempo específico es objeto de especial atención

por el profeta Jeremías. En Jeremías 30:1-10 predice que el tiempo de

tribulación será precedido por un regreso parcial de los hijos de Israel

a su tierra:

«Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a

los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a

la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán» (v. 3).

Inmediatamente después, en los versículos 4-7 se describe el

período de tribulación que vendrá sobre ellos después de haber

regresado a la tierra. Israel estará con dolores como de una mujer que

está de parto. El tiempo de tribulación se describe específicamente en

Jeremías 30:7: « ¡Ah, cuán grande es aquel día!; tanto, que no hay

otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será

librado.»
A Israel se le da la promesa de que aunque tenga que pasar por

este tiempo de gran tribulación, Dios quebrantará el yugo de su

cautiverio y ya no servirá más a los gentiles. En cambio, según el

versículo 9, «servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo

les levantaré». Esto anuncia el reino milenial, cuando David será

resucitado y con Cristo reinará sobre la casa de Israel. De acuerdo

con esto, a Israel se le da ánimo para que no desmaye; es el

propósito de Dios que a su tiempo «Jacob volverá, descansará y vivirá

tranquilo y no habrá quien espante» (y. 10).

El tiempo de la angustia de Jacob, o gran tribulación, está

considerado en Daniel 9:27 después del quebrantamiento del pacto.

Aquí se revela específicamente que será la mitad del período de siete

años, esto es, tres años y medio. «El príncipe que ha de venir» (Dn.

9:26) «por otra semana confirmará el pacto con muchos» (y. 27), esto

es, hará un pacto de siete años. Quebrantará el pacto en la mitad de

la semana, esto es, después de tres años y medio, y «hará cesar el

sacrificio y la ofrenda» y producirá la abominación del templo.

Daniel 12:11 añade la información: «Y desde el tiempo que sea

quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá

mil doscientos noventa días.» Esto es aproximadamente tres años y


medio y algunos días, y el período incluye la segunda venida de Cristo

y los primeros juicios que se realizarán. La bendición descrita en

Daniel 12:12, que vendrá después de 1335 días, incluye no solamente

el tiempo de la Gran Tribulación, la segunda venida de Cristo y los

juicios, sino también el establecimiento del bienaventurado reino

milenial sobre la tierra. Consecuentemente, el período de la Gran

Tribulación se especifica como de cuarenta y dos meses o tres años y

medio.

La Gran Tribulación terminará con la segunda venida de Cristo.

Según Daniel 7:13-14, el período concluye con la venida del Hijo del

Hombre del cielo, quedando todas las naciones bajo su dominio. El

rey impío y el gobierno que preceden a la segunda venida de Cristo

serán destruidos (Dn. 7:26), y el reino eterno comenzará y será

caracterizado primero por el reino milenial y luego por el gobierno de

Dios en los nuevos cielos y la nueva tierra. La doctrina del Antiguo

Testamento es relativamente completa, pero a esto se puede agregar

la revelación del Nuevo Testamento.

Según Daniel 11:36-39, el tiempo del fin será caracterizado

religiosamente por una religión atea encabezada por el gobernador

mundial. En estos versículos es descrito como un gobernante absoluto


que descarta todos los dioses anteriores y se magnifica a sí mismo

por sobre Dios. Honra solamente al dios de la fuerza, esto es, al dios

de la guerra. Es materialista y ateo. Su reino termina en la guerra

gigantesca descrita en los versículos 40-45. Los ejércitos del sur, del

norte y del oriente lo presionan. Aunque aparentemente es capaz de

resistir por un tiempo, en el momento de la venida de Cristo aún está

la batalla en todo su vigor, con lo que termina la Gran Tribulación.

C. La doctrina de la Gran Tribulación en el Nuevo Testamento.

Cuando los discípulos le preguntaron acerca del tiempo de su

segunda venida y del fin del siglo, Jesús les dio en primer lugar una

serie de señales que para nosotros ya se han cumplido en su mayor

parte, acontecimientos y situaciones que caracterizan la era que se

extiende entre la primera y la segunda venidas de Cristo (Mt. 24:3-14).

Luego, en Mateo 24:15-29, Cristo responde a la pregunta sobre

señales específicas describiendo la Gran Tribulación misma. Dice que

comenzará cuando los hombres vean en el lugar santo la abominación

desoladora de que habló el profeta Daniel (y. 15), refiriéndose a la

profanación del templo y a la ocupación del lugar de Dios en el templo

por el gobernante del Mediterráneo. Avisa a los hijos de Israel que

cuando esto ocurra, y será identificado por algún acontecimiento


específico en un día determinado, deben huir a las montañas para

salvar la vida.

Cristo declara en Mateo 24:21-22: «Porque habrá entonces gran

tribulación, cual no ha habido desde el principio del mundo hasta

ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería

salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán

acortados.» Aquí Cristo identifica claramente el período de gran

tribulación, en contraste con todos los demás períodos de tribulación.

Va a ser tan grande en su extensión, que eclipsará toda otra

experiencia previa del mundo en cuanto a sufrimientos.

La tribulación será tan grave que, a menos que sea acortada

(literalmente, terminada), ningún ser humano quedaría vivo sobre la

tierra. Esto no implica, como algunos han interpretado la palabra

«acortados», que terminará antes de los cuarenta y dos meses.

Significa simplemente que si no fuera terminada por la segunda

venida, la Gran Tribulación exterminaría toda la raza humana. «Por

causa de los escogidos»

—ya sea que se refiera a los salvados de Israel, a los salvados de

los gentiles o a ambos— el regreso de Cristo, aunque será un tiempo


de juicio para el mundo, será un tiempo de liberación para los

salvados.

En los versículos que siguen, nuestro Señor describe algunas de las

características de este período. Habrá falsos profetas y falsos cristos

(Mt. 24:23-24). Habrá falsos informes de que Cristo habrá venido

secretamente (y. 26). Avisa sus discípulos que ninguno debe ser

engañado en aquel tempo, porque la segunda venida de Cristo será

un acontecimiento público como el relámpago que alumbra desde el

‘riente hasta el occidente (y. 27). La tribulación misma también se

describe en el versículo 29 como el tiempo cuando el sol será

oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo y

las potencias de los cielos serán «conmovidas». Esto será seguido

por la venida de Cristo. La descripción de la Gran Tribulación dada por

Cristo en respuesta a la pregunta de los discípulos es confirmada por

la información adicional en Apocalipsis 6 - 18. En el capítulo 6 e abre

el rollo de los siete sellos descrito en Apocalipsis 5:1. A medida que se

rompe cada sello comienzan a sobrevenir grandes catástrofes sobre

el mundo. Esto empieza con el primer sello, que describe un gobierno

mundial (Ap. 6:1-2). Esto es seguido por guerras (vv. 3-4), hambres

(vv. 5-6) y la muerte de la cuarta parte de la tierra (vv. 7-8). El quinto


ello representa a los mártires que mueren en aquel período vv. 9-11),

y grandes disturbios en los cielos, incluyendo las estrellas que caen

del cielo y un gran terremoto sobre la tierra, y el sol que se pone negro

y la luna como sangre vv. 12-14). El impresionante despliegue de

poder divino en 1 mundo inspira temor a los incrédulos, que piden a

las montañas que caigan sobre ellos y los salven del gran día de u ira

(vv. 15-17).

Cuando se rompe el séptimo sello (8:1) sale de él otra serie de siete,

llamada las siete trompetas de los ángeles Ap. 8:2 - 9:21; 11:15-19).

Estos grandes juicios en su mayor arte son catástrofes sobre el

mundo natural que tienen como resultado la pérdida de muchas vidas,

en que la tercera parte de la tierra es consumida por el fuego, una

tercera parte el océano se convierte en sangre, destruyendo un tercio

de las criaturas del mar, las estrellas del cielo caen sobre una tercera

parte de los ríos (8:7-11). La cuarta trompeta concierne a las estrellas;

una tercera parte del sol, la luna y las estrellas se oscurecen, y se da

la predicción de terribles desastres que sobrevendrán con las tres

trompetas siguientes.

La quinta trompeta (9:1-12) presenta a los inconversos atormentados

por demonios durante cinco meses de terrible agonía, pero incapaces


de quitarse la vida. La sexta trompeta (9:13-21) se relaciona con el

gran ejército que viene del oriente y cruza el río Eufrates para

participar en la gran guerra del fin del período de la tribulación. La

séptima trompeta (11:15) está cerca del fin del período y anuncia la

venida de Cristo y el establecimiento de su reino.

Sin embargo, la séptima trompeta introduce otra serie de siete juicios

que aparecen en rápida sucesión, y que se denominan las copas de la

ira de Dios en Apocalipsis 16. Cada uno de éstos es más destructivo

que las trompetas del juicio y constituyen un derramamiento final de la

ira de Dios sobre la tierra, preparatorio de la segunda venida de Cristo

mismo.

La sexta copa está relacionada con la preparación de la gran batalla

de Dios que se centra en un lugar llamado Armagedón, por lo que

esta batalla recibe el nombre de batalla de Armagedón. Aquí los reyes

de la tierra y sus ejércitos se han reunido para la batalla según

Apocalipsis 16:14. La aparente contradicción de Satanás que inspira a

los reyes de la tierra a fin de que se rebelen contra el gobernante que

Satanás mismo ha puesto sobre el trono del gobierno mundial,

aparece solucionada por este hecho: Satanás reúne sus fuerzas bajo
la ilusión de que están peleando por el poder mundial, pero realmente

están guiados por Satanás a fin de oponerse a los ejércitos que

acompañarán a Cristo cuando El vuelva a la tierra (Ap. 19:14).

La copa final, descrita en Apocalipsis 16:17-21, consiste de un gran

terremoto que destruye las grandes ciudades del mundo, trae juicio

contra Babilonia y hace desaparecer las islas y montañas. El clímax

es una gran tormenta de granizos, con granizos de un talento de peso,

esto es, unos 46 Kilos, que destruyen lo que había quedado. El

mundo está en estado de caos y destrucción y en guerra en el

momento de la segunda venida de Cristo.

¡Qué sueño más falso han tenido algunos teólogos que imaginan

que el mundo irá mejorando poco a poco hasta que gradualmente

queda sometido al evangelio, y de este modo es conducido a la

obediencia a Cristo! Más bien las Escrituras describen el mundo en un

horroroso clímax de maldad y rebelión contra Dios, encabezado por

un gobernante mundial ateo, blasfemo y perseguidor de todos los que

se identifican con Dios.

El reino de justicia de Dios sobre la tierra será introducido por la

segunda venida de Cristo y no por esfuerzos humanos, y será un

juicio dramático sobre la maldad del mundo, al mismo tiempo que será
una maravillosa liberación para quienes han puesto su confianza en

Cristo en esos trágicos días.

El hecho de que la Gran Tribulación sea tan terrible, destinada para

el incrédulo y para el blasfemo más que para el hijo de Dios, es otra

razón por la que muchos creen que el arrebatamiento de la iglesia

ocurrirá antes de este terrible tiempo de sufrimientos. Es significativo

que la iglesia jamás se nombra en los pasajes relacionados con la

Gran Tribulación; aunque habrá hombres que vendrán a Cristo y son

llamados santos, jamás se usan las expresiones específicas que los

relacionarían con la iglesia. En cambio, son judíos salvados y gentiles

salvados, muchos de ellos sometidos a martirio, y son muy pocos los

que sobreviven en el período.

Tomada como un todo, la Gran Tribulación es un preludio de la

segunda venida de Cristo, haciendo claro cuán necesaria es la

intervención divina en el escenario mundial, tanto para juzgar a los

malos como para liberar a los santos, y proporcionando un agudo

contraste entre la tenebrosa hora de la tribulación y la gloria del reino

que la sucederá.

A. LA IMPORTANCIA DE LA SEGUNDA VENIDA


En estudios anteriores al de la segunda venida ya han sido

presentados los hechos principales acerca del arrebatamiento, la

venida del Hijo de Dios por sus santos (capítulo 12) y la venida de

Cristo con sus santos (capítulo 13). Aquí, la segunda venida de Cristo

para establecer su reino será considerada en su lugar como un

suceso importante en el programa profético. Los capítulos que siguen

están íntimamente ligados con este estudio y tratan los importantes

temas de las resurrecciones, los juicios de Dios sobre Israel y las

naciones, y el reino milenial. Estos grandes temas se combinan para

proporcionar la meta bíblica de la historia, que en gran medida

determina la interpretación de toda la Biblia.

En el Antiguo y el Nuevo Testamentos se presenta en muchos

pasajes la importancia de la venida de Cristo a establecer su reino. La

doctrina, en la forma que ha sido revelada, es mucho más que el solo

fin de la historia humana. Es más bien el gran clímax que conduce el

programa de Dios a su punto más elevado. Por esta razón, todos los

sistemas de teología que tienden a ignorar o a minimizar la doctrina

de la segunda venida de Cristo y el gran volumen de pasajes bíblicos

que tratan del reinado de Cristo sobre la tierra son inadecuados y sólo

pueden ser justificados negando el significado claro y literal de


muchas profecías e ignorando extensas porciones de la revelación.

La segunda venida de Cristo, con el reino que lo sigue, es el corazón

mismo del progreso de las Escrituras y es el tema más importante de

la profecía del Antiguo Testamento. Los grandes pactos de la

Escritura se relacionan con el programa de Dios, especialmente los

pactos con Abraham, Israel, David y el nuevo pacto. Gran parte de la

revelación de los Salmos y de los profetas mayores y menores giran

en torno a este gran tema. Los grandes libros proféticos como Daniel,

Zacarías y Apocalipsis centran su atención en el tema de la segunda

venida de Cristo y la consumación de la historia y el reino. Por esta

razón, la doctrina de la segunda venida en gran medida determina el

total de la teología del intérprete de la Biblia y justifica el intento de

ordenar detalladamente los sucesos proféticos que aún están por

cumplirse a fin de ser fiel a toda la revelación bíblica.

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474

B. PROFECIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ACERCA DE LA

SEGUNDA VENIDA

Mientras el arrebatamiento es una doctrina del Nuevo Testamento


que jamás se menciona en el Antiguo Testamento (porque la iglesia

como tal era un misterio no revelado en el Antiguo Testamento), la

segunda venida está firmemente asentada en el Antiguo Testamento.

Probablemente la primera de las profecías claras acerca de la

segunda venida de Cristo está en Deuteronomio 30:1-3. En esta

profecía acerca de la reunión de Israel en su tierra nuevamente, se

predica que Israel se convertirá al Señor espiritualmente y que

entonces el Señor «hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia

de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te

hubiere esparcido Jehová tu Dios» (v. 3). La expresión «hará volver»

indica un acto de intervención de Dios en la situación, y a la luz de las

Escrituras posteriores se relaciona claramente con la venida del Señor

mismo.

Los Salmos, aunque constituyen el libro de adoración del Antiguo

Testamento, frecuentemente se refieren a la segúnda venida de

Cristo. Después de una introducción descriptiva del justo, en contraste

con el malvado en el Salmo 1, el Salmo 2 inmediatamente describe la

gran contienda de Dios con las naciones. Aunque los príncipes del

mundo desean rechazar a Dios y su gobierno sobre ellos, Dios

declara su propósito:
Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi monte santo» (2:6).El salmo

sigue anunciando que este rey, al enfrentarse con los malos, «los

quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los

desmenuzarás» (y. 9).

La trilogía formada por los Salmos 22, 23 y 24 presenta a Cristo

como el buen Pastor que daría su vida por sus ovejas (Jn. 10:11); el

Gran Pastor, que vive siempre para interceder por los suyos (He.

13:20); y el Príncipe de los Pastores que viene como el Rey de gloria

para recompensar a los pastores fieles (1 P. 5:4). El Salmo 24

describe la situación milenial: «De Jehová es la tierra» (y. 1). Se

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475

exhorta a las puertas de Jerusalén que se levanten para dar paso al

Rey de Gloria (24:7-10).

En el Salmo 50:2 se menciona el reinado de Cristo desde Sión.

Como se verá más tarde en el estudio del Milenio, el Salmo 72

describe a Cristo que ha venido a la tierra para reinar sobre las

naciones. El Salmo 89:36 habla del establecimiento del trono de Cristo

en cumplimiento del pacto con David inmediatamente después de su


segunda venida. El Salmo 96, después de describir el honor y la gloria

de Dios, exhorta a los cielos y la tierra a que se regocijen «delante de

Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con

justicia, y a los pueblos con verdad» (v. 13).

La posición actual de Cristo a la diestra de Dios es descrita en el

Salmo 110, pero también se predice que vendrá el día cuando El

reinará sobre sus enemigos y su poder saldrá de Sión (vv. 2, 6). De

estas diversas profecías se desprende claramente que la verdad

acerca de la segunda venida de Cristo y su reino es una revelación de

gran importancia en el Antiguo Testamento y no una de importancia

secundaria.

Esto es confirmado como un tema principal entre los profetas

mayores y menores. En la gran declaración profética de Isaías 9:6, 7

Cristo es descrito como un niño que ha nacido y al mismo tiempo es

Dios todopoderoso. Describe su reinado sobre el trono de David como

un reinado que no de los resultados de la segunda venida de Cristo y

del establecimiento de su reino. Este pasaje será discutido más

ampliamente en el estudio del reino milenial. Sin embargo, la

introducción del reino depende de la doctrina de una venida literal de

Cristo a la tierra y de la demostración del poder divino para juzgar a


los malvados. También se menciona esta escena en Isaías 63:1-6,

donde se describe gráficamente el juicio de Cristo sobre la tierra en su

segunda venida.

En las profecías de Daniel que tienen relación con los tiempos de los

gentiles y el programa de Dios para la nación de Israel, se relaciona la

consumación de ambos con la venida del Hijo del Hombre desde el

cielo (Dn. 7:13-14). Este pasaje da una clara descripción de la

segunda venida: «Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con

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las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta

el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado

dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y

lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará,

y su reino uno que no será destruido.» Daniel había anunciado la

misma verdad al interpretar la visión de Nabucodonosor y había

predicho en Daniel 2:44 «un reino que no será jamás destruido».

Igualmente, la mayor parte de los profetas menores tocan este tema,

y en forma especial lo hace el libro de Zacarías. Según Zacarías 2:10-


11, el Señor declara: «Canta y alégrate, hija de Sión; porque he aquí

vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas

naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en

medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha

enviado a ti.» Esta es una clara referencia al milenio terrenal y al

reinado de Cristo que sigue a su segunda venida. Aún más específico

es Zacarías 8:3-8: «Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y

moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la

Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad» (y.

3). Los versículos 4-8 describen las calles de Jerusalén llenas de

muchachos y muchachas que juegan y a los hijos de Israel que son

traídos de todo el mundo y habitan en Jerusalén.

Zacarías 14:1-4 describe en forma dramática la segunda venida de

Cristo mismo, que viene en la culminación de la guerra mundial que

ha sobrevenido en el Medio Oriente y en la ciudad de Jerusalén.

Zacarías dice: «Y se afirmarán SUS pies en aquel día sobre el monte

de los Olivos, que está enfrente de Jerusalén al oriente; y el monte de

los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el

occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se

apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur» (v. 4).


La descripción gráfica de la división del Monte de los Olivos en el

momento de la segunda venida de Cristo deja en claro que ningún

suceso del pasado puede compararse con SU segunda venida. La

ridícula interpretación de que la segunda venida se realizó en el día de

Pentecostés o en la destrucción de Jerusalén del año 70 no sólo la

contradicen las últimas profecías que presentan la segunda venida

como un acontecimiento todavía futuro (como en el libro de

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477

Apocalipsis), sino que tiene en contra el hecho de que el Monte de los

Olivos permanece sin haber sufrido cambio alguno.

Cuando los pies de Cristo se posen sobre el mismo Monte de los

Olivos que fue testigo de su ascensión en Hechos 1, ello será la señal

para que se produzca un cambio en la topografía de toda la zona que

rodea a Jerusalén, en preparación para el reino que se establecerá.

Consecuentemente, la segunda venida de Cristo en el Antiguo

Testamento no se puede negar con explicaciones en el sentido de que

algún suceso pasado o alguna experiencia espiritual contemporánea,

por ejemplo, que la venida de Cristo por sus santos ocurre cuando
uno muere, o con cualquier otra explicación que es totalmente

inadecuada para explicar la revelación bíblica. En cambio, en el

Antiguo Testamento la segunda venida de Cristo es la gran

consumación de la historia mundial, en la que el Hijo de Dios viene a

reclamar el mundo por el cual dio su vida y para ejercer su poder o

autoridad sobre el mundo que no quería que Cristo reinase.

C. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO EN EL NUEVO

TESTAMENTO

En la revelación del Nuevo Testamento acerca de la segunda venida

de Cristo se introduce un nuevo factor con la revelación del

arrebatamiento de la iglesia. En el Antiguo Testamento las

predicciones de la primera y segunda venida de Cristo se mezclaban

con frecuencia y los profetas tenían dificultades para distinguirlas.

Cumplidas las profecías acerca de la primera venida, ya no hay

problemas para distinguir entre las profecías relacionadas con sus

sufrimientos y aquellas que tienen que ver con su gloria.

Sin embargo, en el Nuevo Testamento, debido a la terminología

similar para describir la venida de Cristo por sus santos y la venida de

Cristo con sus santos, no siempre es claro cuál acontecimiento se

tiene en vista; en cada caso se debe llegar a una decisión sobre la


base del contexto. El tema de la venida futura de Cristo es un tema de

gran importancia en el Nuevo Testamento, y se estima que uno de

cada veinticinco versículos se refiere a ella de uno u otro modo. Se

pueden seleccionar por lo menos veinte pasajes extensos que

contribuyen con los elementos de mayor importancia de la revelación

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478

del Nuevo Testamento (Mt. 19:28; 23:39; 24:3-25:46; Mr. 13:24-37;


Lc.

12:35-48; 17:22-37; 18:8; 21:25-28; Hch. 1:10-11; 15:16-18; Ro.

11:25-27; 1 Co. 11:26; 2 Ts. 1:7-10; 2 P. 3:3-4; Jud. 14-15; Ap. 1:7-
8;

2:25-28; 16:15; 19:11-21; 22:20).

Además de los hechos notados en el estudio previo de Mateo 13,

debemos destacar importantes puntos de énfasis.

1. La segunda venida de Cristo es postribulacional y premilenial. La

interpretación literal de las profecías acerca de la segunda venida de

Cristo no sólo aclaran que es el preludio del acontecimiento que

establece el reino de Cristo sobre la tierra por mil años, sino que

además sirve para distinguirla del arrebatamiento de la iglesia, esto


es, Cristo que viene por sus santos. De parte de los que espiritualizan

las profecías acerca del reino futuro sobre la tierra, la tendencia ha

sido mezclar las profecías acerca del arrebatamiento y las profecías

sobre la segunda venida de Cristo y considerarlas como un solo

suceso, que ocurre de una sola vez, considerando así el

arrebatamiento como un suceso postribulacional. La misma

interpretación literal de la segunda venida, que lleva a la conclusión de

que será seguida por el reino milenial sobre la tierra, sirve para

distinguirla del arrebatamiento de la iglesia. Los sucesos son

claramente diferentes en su propósito, carácter y contexto.

En el libro The Rapture Question (La cuestion del arrebatamiento),

por John F. Walvoord, se dan cincuenta razones para sostener que el

arrebatamiento es pretribulacional y la segunda venida para

establecer el reino es postribulacional. Igualmente, en el libro The

Millennial Kingdom (El reino milenial), por Walvoord, se presentan

argumentos teológicos e históricos acerca del establecimiento de un

reino literal sobre la tierra. Mientras los teólogos siguen en

desacuerdo sobre este tema, el problema queda determinado en gran

parte por los principios de interpretación que se use. Los que

interpretan la profecía literalmente, y que uniformemente toman en


consideración los detalles de la profecía, pueden apoyar

adecuadamente la conclusión de que la segunda venida de Cristo es

postribulacional y premilenial.

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479

2. Las descripciones de la segunda venida de Cristo en todos los

pasajes importantes relacionados con ella enseñan claramente que su

venida es personal. Desde luego, esto es apoyado por la revelación

de los ángeles en Hechos 1:11, que informaron a los discípulos que

estaban mirando hacia el cielo: «Este mismo Jesús, que ha sido

tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al

cielo.» Esto se refiere a la segunda venida de Cristo a la tierra, y no al

arrebatamiento. Así como El se fue personalmente al cielo, también

volverá personalmente. Desde luego, esto es apoyado por otros

pasajes importantes como Mateo 24:27-31 y Apocalipsis 19:11-16.

3. Los mismos pasajes que indican que su venida será personal,

enseñan que será una venida corporal. Aunque la deidad de Cristo es

omnipresente y puede estar en el cielo y en la tierra al mismo tiempo,

el cuerpo de Cristo es siempre local y ahora está a la diestra de Dios


Padre. En su segunda venida Cristo volverá corporalmente, así como

ascendió corporalmente. Esto es apoyado por Zacarías 14:4:

«Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos.»

También lo apoya el pasaje de Hechos 1, que afirma que su venida

será del mismo modo que su ascensión.

4. En contraste con el arrebatamiento, en que no hay evidencia de

que el mundo como un todo verá la gloria de Cristo, la segunda venida

de Cristo será visible y gloriosa. Cristo mismo describió su venida

como un relámpago que resplandece desde el oriente hasta el

occidente (Mt. 24:27). Así como la ascensión en Hechos 1:11 es

visible, su segunda venida será visible, y Cristo «vendrá como le

habéis visto ir al cielo».

Cristo dijo en Mateo 24:30: «Verán al Hijo del hombre viniendo sobre

las nubes del cielo, con poder y gran gloria». El principal argumento

del libro de Apocalipsis es que Cristo será revelado al mundo en su

segunda venida y en el reino subsecuente. Según Apocalipsis 1:7:

«He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le

traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.»

Verán a Cristo, no como el humilde nazareno que sufre y muere, o en

su cuerpo de resurrección en el cual su gloria estaba algo velada


mientras Cristo estaba aún sobre la tierra.

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480

La segunda venida de Cristo pondrá en exhibición la gloria del Hijo

de Dios, como se reveló antes a Juan en Apocalipsis 1:12-18 y se

describe en detalle en Apocalipsis 19:11-16. En consecuencia, la

segunda venida será uno de los acontecimientos más dramáticos de

todos los tiempos y será el clímax de todo el programa de Dios que

comienza en Edén cuando Adán pecó y perdió el derecho de reinar.

5. La segunda venida de Cristo está también íntimamente

relacionada a la tierra y no es un encuentro en el espacio como el

arrebatamiento de la iglesia. Muchos pasajes hablan de Cristo que

reina en Sión, viene a Sión y sale de Sión, todas ellas referencias a la

ciudad literal de Jerusalén (Sal.14:7; 20:2; 53:6; 110:2; 128:5; 134:3;

135:21; Is. 2:3; Jl 3:16; Am. 1:2; Zac. 14:1-4; Ro. 11:26). Según las

Escrituras, no solamente su pie tocará el Monte de los Olivos, sino

que su venida es en conexión con la destrucción de los ejércitos que

tratarán de conquistar Jerusalén (Zac. 14:1-3).

6. La segunda venida de Cristo será presenciada por todos los


santos ángeles y por todos los santos de todos los tiempos que están

en el cielo. Es la venida con sus santos y no la venida por sus santos.

Aunque un propósito importante de la venida de Cristo es libertar a los

santos afligidos que aún viven en la tierra, la descripción del suceso

en Mateo 25:31 afirma que todos los ángeles estarán con El.

Apocalipsis 19:11-21 es aún más explícito y presenta a los ejércitos

celestiales que le siguen. Estos indudablemente incluyen a los santos

ángeles y a los santos que están en el cielo. La segunda venida será

un tiempo de reunión de todos los elegidos, los resucitados, los

trasladados y aun los que estaban en sus cuerpos naturales sobre la

tierra. Todos participan, de un modo u otro, en este dramático suceso

relacionado con la segunda venida.

7. El propósito declarado de la segunda venida es juzgar la tierra

(Sal. 96:13). Esto será considerado en los próximos estudios de los

juicios de Israel, de las naciones y el juicio de Satanás y de los

ángeles caídos. En Mateo 19:28 Cristo les dijo a los doce apóstoles se

unirían a El para juzgar las doce tribus de Israel. Mateo 25:31-46

describe el juicio de los gentiles sobre la tierra en el momento de la

segunda venida. Ezequiel 20:35-38 predice el juicio de Israel en el

momento de la segunda venida. Los que mueran durante el tiempo de


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481

persecución que precederá a la segunda venida serán resucitados y

juzgados según Apocalipsis 20:4.

La misma verdad es presentada en las diversas parábolas que tratan

del tiempo del fin en los evangelios, y en las Escrituras se encuentra

una mención frecuente de esta verdad (Lc. 12:37, 45-47; 17:29, 30; 2

Ts. 1:7-9; 2:8; Jud. 15; Ap. 2:27; 19:15-21). La tierra, que
actualmente

manifiesta toda su pecaminosidad e incredulidad y que en su mayor

parte vive como si Dios no existiese, caerá bajo el justo juicio de Dios.

Sin embargo, a pesar de lo extenso que es el juicio, no destruirá la

tierra en forma completa. El juicio por fuego descrito en 2 Pedro 3:10

no ocurrirá hasta el fin del milenio, cuando la tierra y los cielos que

ahora existen sean destruidos y sean creados un nuevo cielo y una

nueva tierra.

El día de Jehová, que comienza con el arrebatamiento e incluye en

su introducción los juicios que preceden y siguen inmediatamente la

segunda venida, concluye al final del milenio con la destrucción final

de la tierra y los cielos que ahora existen. El triunfo del pecado en


nuestro mundo moderno es temporal. El triunfo de la justicia de Dios

es cierto.

8. El propósito importante de la venida de Cristo es librar a quienes

han sobrevivido al martirio durante la tribulación, sean judíos o

gentiles. Según Mateo 24:22, si la venida de Cristo fuera demorada

indefinidamente, los juicios catastróficos derramados sobre la tierra

destruirían toda la raza. La tribulación es cortada por la venida de

Cristo para librar a los escogidos de ese destino. En Romanos 11:26-

27 se describe a Israel como salvado y libertado. Esto recibe el apoyo

de Lucas 21:28, donde se habla de la segunda venida de Cristo y es

denominada «tu redención». En el Antiguo Testamento hay pasajes

como Zacarías 14:4 también describen en esta liberación.

9. Sin embargo, la segunda venida de Cristo no solamente trae el

juicio sobre los malvados y liberación para los justos, sino que

introduce un nuevo estado espiritual que será considerado en el

estudio del milenio. El mismo acontecimiento que trajo juicio sobre los

impíos produce un nuevo avivamiento espiritual a quienes han

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confiado en el Señor. Esto es apoyado por Romanos 11:26-27 y está

incorporado en el nuevo pacto de Jeremías 31:31-34.

10. La segunda venida de Cristo tiene también el propósito central

de establecer el reino davídico. En la discusión de la relación de la

iglesia con los gentiles en el concilio de Jerusalén (Hch. 15) se

argumenta que las profecías anteriores de Amós 9:11-15 predecían el

orden de la bendición de los gentiles primero, seguida por la

restauración del tabernáculo de David. Esto iba a coincidir con la

reunión de Israel restaurado en su tierra, estableciéndose en ella para

no volver a ser dispersado (Am. 9:14-15; véase también Ez. 39:

25-29). El regreso físico de Israel, el restablecimiento del reino

davídico y el derramamiento del Espíritu de Dios sobre la casa de

Israel (Ez. 39:29) se combinan para preparar a Israel y el mundo para

las glorias del mundo que seguirá. Según Ezequiel 37:24, los santos

del Antiguo Testamento participarán en el reino, siendo David elevado

a la categoría de príncipe sobre Israel bajo Cristo. El propósito de Dios

era, según fuera anunciado a la virgen María en Lucas 1:31-33, que

Cristo vendría a reinar sobre la casa de Israel para siempre.

Tomada como un todo, la segunda venida de Cristo es Un

acontecimiento maravilloso que ocurre al final de la Gran Tribulación e


introduce el reino milenial. Será una venida personal y corporal que

será visible en todo el mundo, y será la manifestación de la gloria de

Dios. Estará relacionada con la tierra más que con el cielo y

especialmente con Jerusalén en el Monte de los Olivos.

Cristo, en su venida, estará acompañado por los santos ángeles y

los santos. Su propósito en su venida es juzgar al mundo, librar a

quienes han confiado en El, sean judíos o gentiles, traer un

avivamiento en Israel y en el mundo, restablecer el reino de David e

introducir la dispensación final de su reino sobre la tierra por mil años.

En el contexto de este acontecimiento podrían considerarse ahora la

doctrina de la resurrección y la de los juicios relacionados con la

segunda venida.

Las Resurrecciones por Lewis Sperry Chafer

La interpretación profética ha sido víctima de mucha confusión

debido a la teoría sin apoyo bíblico de que los hombres serán todos

resucitados al mismo tiempo. Este programa profético simplista ignora

los detalles dados en los pasajes proféticos acerca de las diversas

resurrecciones. En vez de una sola resurrección general, las

Escrituras presentan siete resurrecciones, algunas de las cuales se

encuentran en el pasado, otras separadas por largos períodos tales


como las resurrecciones que preceden y siguen al reinado de Cristo

de mil años. Las Escrituras enseñan claramente que todos serán

resucitados a su tiempo y en su lugar y que la existencia humana

sigue para siempre. El estudio de las resurrecciones proporciona un

importante bosquejo del programa profético relacionado con esta

verdad central de la fe y esperanza cristiana.

A. LA RESURRECCION DE JESUCRISTO

En el orden de las resurrecciones la primera es la de Jesucristo,

anunciada en la profecía del Antiguo Testamento (como en Sal. 16:9-

10), presentada históricamente en los cuatro evangelios, y tratada

teológicamente en el Nuevo Testamento a partir del libro de los

Hechos. Indudablemente la doctrina de la resurrección de Cristo es

una doctrina de importancia central sobre la que descansa toda la fe y

esperanza del cristiano, como expone extensamente Pablo en 1

Corintios 15. En consideración de los hechos que apoyan la

conclusión de que hay más de una resurrección, es importante notar

que todos deben estar de acuerdo en que la resurrección de Cristo es

un acontecimiento distinto y que ya ha ocurrido.

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B. LA RESURRECCION DE LOS SANTOS EN JERUSALEN

En el tiempo de la resurrección de Cristo ocurrió una resurrección

que fue como una prenda, según Mateo 27:52-53. Este pasaje afirma

que «en el tiempo de la muerte y resurrección de Cristo se abrieron

los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido se

levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de

él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos».

En ningún lugar se da explicación alguna acerca de este suceso

fuera de lo común. Aunque los sepulcros fueron abiertos en el

momento de la muerte de Cristo, parece que los santos mismos no

salieron de los sepulcros hasta que Cristo resucitó, porque la Escritura

deja en claro que Cristo es la primicia, el primer resucitado de entre

los muertos en un cuerpo resucitado que no volverá a ser destruido.

En contraste con otras personas resucitadas, como en el caso de

Lázaro, que indudablemente volvió a morir y volvió a ser sepultado,

Cristo resucitó para no volver jamás a un sepulcro.

El significado probable de la resurrección de santos en el tiempo de

la resurrección de Cristo, número relativamente pequeño de

individuos, puede hallarse en el cumplimiento de lo tipificado en una


ofrenda levítica. La tercera de las fiestas de Jehová (véase Lv. 23:9-

14) incluye una ceremonia en que, al comienzo de la cosecha, los

israelitas debían llevar un puñado de grano no trillado para mecerlo

delante de Jehová y ofrecer los sacrificios adecuados en

reconocimiento de sus esperanzas puestas en la cosecha venidera.

La resurrección de santos en Jerusalén en el tiempo de la

resurrección de Cristo constituyó las primicias y demostró que Cristo

no estaba solo en su resurrección, sino que era el precursor de la gran

cosecha venidera, de la cual estos santos eran una muestra.

Aunque algunos han interpretado las referencias de Lucas como

sólo una restauración a la vida como la ocurrida en el caso de Lázaro,

el hecho de que haya ocurrido en el tiempo de la resurrección de

Cristo indicaría una resurrección permanente, e indudablemente estos

santos fueron llevados vivos al cielo después que hubieron cumplido

su misión. En cualquier caso, es otra resurrección histórica que

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confirma el concepto de que todas las resurrecciones no pueden

reunirse en un solo gran acontecimiento futuro.


C. LA RESURRECCION DE LA IGLESIA

Como se dijo en los estudios de la venida de Cristo por sus santos, y

la doctrina del arrebatamiento, los muertos en Cristo serán

resucitados en el tiempo de la venida de Cristo por los suyos y, junto

con los cristianos vivos que serán transformados, se encontrarán con

el Señor en el aire y subirán al cielo. Según 1 Tesalonicenses 4:13-18

y 1 Corintios 15:51-58, tanto los santos resucitados como los

trasladados recibirán cuerpos de resurrección similares al cuerpo

resucitado de Cristo (1 Jn. 3:2). La resurrección de la iglesia es la

primera resurrección en gran escala y es precursora de las demás.

D. LA RESURRECCION DE LOS SANTOS DEL ANTIGUO

TESTAMENTO

Aunque el. Antiguo Testamento constantemente supone la doctrina

de la resurrección, como se afirma en Job 19:25-26, por ejemplo, no

es esta doctrina un tema de profecías extensas. Sin embargo, las

referencias que se encuentran parecen poner la resurrección de los

santos del Antiguo Testamento en el tiempo de la segunda venida de

Cristo a la tierra y no en el de su venida por sus santos en el

arrebatamiento.

Daniel 12 describe la Gran Tribulación en el versículo 1 y la


resurrección en el versículo 2 como un suceso inmediatamente

posterior y que constituye un clímax en relación con ella; en este caso,

sería claro que los santos del Antiguo Testamento no son resucitados

en el arrebatamiento, sino en el tiempo del establecimiento del reino.

La misma implicación se encuentra en el pasaje de Job, donde la

resurrección está conectada con el tiempo en que el Redentor está en

pie sobre la tierra.

En forma similar, la doctrina de la resurrección presentada en Isaías

26:19-21 relaciona el despertar de los cuerpos muertos con el

momento en que Cristo juzgue al mundo. También es significativo que

la frase particular de «los muertos en Cristo» sea usada para describir

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a los que son resucitados en el arrebatamiento (1 Ts. 4:16). La

expresión «en Cristo» describe la posición actual de los creyentes en

Cristo debido al bautismo del Espíritu, que ocurrió por primera vez en

Hechos 2 y que no aparece en relación con los santos del Antiguo

Testamento. Aunque habrá intérpretes de las Escrituras que discrepen

de esta posición, e incluirán la resurrección de los santos del Antiguo


Testamento con el arrebatamiento, el peso de la evidencia parece

relacionarla con la segunda venida de Cristo a la tierra. En cualquier

caso, todos los santos del Antiguo Testamento y los de la iglesia

serán resucitados antes del milenio.

E. LA RESURRECCION DE LOS SANTOS DE LA TRIBULACION

Se hace mención especial de los que murieron como mártires de la

tribulación, diciendo que serán resucitados en conexión con la

segunda venida de Cristo para establecer el reino. En Apocalipsis

20:4 Juan escribe que vio «las almas de los decapitados por causa del

testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían

adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en

sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil

años». Esta afirmación es explícita en el sentido de que los mártires

de la tribulación serán resucitados cuando Cristo venga a establecer

su reino. Apocalipsis 20:5 declara: «Pero los otros muertos no

volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera

resurrección». Surge, naturalmente, la pregunta de cómo puede ser

ésta la primera resurrección de los santos del Antiguo Testamento.

La respuesta es que la expresión «primera resurrección» se refiere a

todas las resurrecciones de los justos aun cuando se encuentren


ampliamente separadas por el tiempo. Todas ellas son primera, esto

es, antes que la resurrección final de los impíos. Consecuentemente,

la expresión «primera resurrección» se aplica a todas las

resurrecciones de los santos sin consideración de cuándo ocurrían,

incluyendo la resurrección Cristo mismo.

F. LA RESURRECCION DE LOS SANTOS DEL MILENIO

Ningún pasaje de las Escrituras predice la resurrección santos del

milenio, y algunos han sacado la conclusión que los santos que entren

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489

en el milenio no morirán Por supuesto, las Escrituras guardan silencio

acerca de un arrebatamiento de los santos vivos al final del milenio.

Estos dos apartados de la profecía no caen dentro de la esfera de

preocupación inmediata de los santos que viven en la actualidad, y la

verdad acerca de ella podrá ser revelada después de la venida de

Cristo para establecer su reino.

Sin embargo, cabe suponer que algunos santos que sobrevivirán a

la tribulación ya serán de edad avanzada, y en cualquier caso es

dudoso si alguien sobrevivirá durante todo el reinado de mil años. Ni


Adán ni los cristianos primitivos lograron vivir mil años. En

consecuencia, se puede suponer que aun los salvados morirán en el

milenio aun cuando la vida de ellos será muy larga.

Según Isaías 65:20, «no habrá más allí niño que muera de pocos

días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien

años, y el pecador de cien años será maldito». Esta afirmación, por

otra parte, indica que la vida será prolongada mucho, esto es, que a la

edad de 100 años una persona será todavía joven. En el milenio, los

creyentes que sean viejos cumplirán sus años, con lo que se quiere

decir que alcanzarán una edad muy avanzada. En contraste, la

persona que muera de 100 años será porque es pecador, y la muerte

le vendrá como un juicio.

Subsiste la evidencia de que en el milenio habrá santos que morirán

y que serán resucitados al final del reinado milenial. Sin embargo, esta

doctrina no está fundada sobre un pasaje específico de las Escrituras,

pero es probablemente la mejor explicación. Al mismo tiempo que

sean resucitados los santos del milenio serán arrebatados los santos

que estén vivos, esto es, serán llevados de la tierra sin morir, del

mismo modo que la iglesia cuando fue arrebatada. Esto será en

preparación para la destrucción de la tierra y los cielos que ahora son.


G. LA RESURRECCION DE LOS IMPIOS

La resurrección final está relacionada solamente con los impíos.

Según Apocalipsis 20:11-15, en conexión con el juicio del gran trono

blanco, todos los muertos que no hayan resucitado antes serán

resucitados y comparecerán ante Dios para ser juzgados. Esta es la

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resurrección final antes de la creación de los nuevos cielos y la nueva

tierra. Los detalles de este juicio serán considerados en un capítulo

posterior.

Resumiendo, las Escrituras claramente enseñan que todos los

hombres resucitarán. Como lo resume Daniel: «Muchos de los que

duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida

eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua» (12:2). Aunque

los hombres mueren, todos resucitarán, pero las resurrecciones no

serán las mismas. La resurrección de vida es una gloriosa

resurrección en que los cuerpos de los creyentes serán conformados

al cuerpo de resurrección de Cristo.

Sin embargo, la resurrección de condenación es un espectáculo


terrible. Los hombres recibirán cuerpos que les durarán para siempre,

pero cuerpos que son pecaminosos y sujetos al dolor y el sufrimiento.

Como el diablo y sus ángeles, existirán para siempre en el lago de

fuego. Este hecho conmovedor ha hecho que los hombres lleven el

evangelio hasta los fines de la tierra a fin de que la mayor cantidad

posible de personas pueda ser arrebatada del fuego (Jud. 23) y sea

liberada de la ira de Dios que ciertamente vendrá sobre los impíos.

Sin embargo, para el justo la doctrina de la resurrección es la base de

nuestra esperanza, y aunque la última generación de la iglesia será

arrebatada sin morir, para la gran mayoría del mundo la resurrección

de la tumba ha sido el método divino para transformar un cuerpo que

era para la tierra en un cuerpo adecuado para su gloriosa presencia.

El Juicio De Israel y Las Naciones por Lewis Sperry Chafer

En conexión con la segunda venida de Cristo se incluyen juicios

sobre Israel y las naciones entre los grandes acontecimientos que

establecerán el reino sobre la tierra. Los juicios comienzan con el

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juicio de los santos resucitados del Antiguo Testamento, israelitas y


gentiles, y los santos de la tribulación, israelitas y gentiles. Sin

embargo, estarán presentes en este suceso, en juicios separados, los

israelitas y los gentiles que todavía estén viviendo sobre la tierra.

Estos últimos juicios tienen que ver con la separación de los que han

sido contados por dignos de entrar en el reino y de los que han sido

considerados indignos y quedan excluidos.

A. EL JUICIO DE ISRAEL RESUCITADO Y DE LOS GENTILES

La doctrina de la resurrección es una verdad familiar en el Antiguo

Testamento, como se dijo en el capítulo anterior. Además de la

resurrección que ocurre en el arrebatamiento de la iglesia, hay

también una resurrección de muertos justos en conexión con la

segunda venida de Cristo para establecer su reino. Como se dijo

anteriormente, esto es mencionado en Daniel 12:2, Isaías 26:19 y Job

19:25-26. También se ve la resurrección de Israel en conexión con su

restauración como nación en el tiempo de su segunda venida. En

Ezequiel 37, en la visión del valle de los huesos secos, aprendemos

que aunque la restauración de los huesos secos para ser un cuerpo

vivo es simbólico de la restauración de Israel, es también el tiempo en

que Israel saldrá de sus tumbas (37:12-14). Aquí parece combinarse

lo simbólico y lo literal. En el mismo capítulo se presenta a David


como una persona resucitada que sirve como rey sobre Israel bajo

Cristo. En general, el Antiguo Testamento da una fe firme a todos los

que creen en la resurrección de los muertos.

En Apocalipsis 20 se dice que la resurrección de los mártires de la

tribulación ocurrirá en relación con la segunda venida de Cristo.

Probablemente esté conectada con la resurrección de los santos del

Antiguo Testamento. Se dice que los resucitados vivirán y reinarán

con Cristo mil años (Ap. 20:4) y aparentemente serán recompensados

del mismo modo que la iglesia fue galardonada en el tribunal de

Cristo. La fidelidad a Dios hasta la muerte en el servicio brindado se

les reconoce dándoles parte en el reinado con Cristo sobre la tierra.

Ha surgido alguna confusión por el hecho de que también se dice

que la iglesia reinará con Cristo. Las Escrituras parecen indicar que

todos los justos resucitados antes del milenio compartirán en alguna

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forma el reino milenial, cada uno en su orden y de acuerdo con el

propósito soberano de Dios. La Iglesia reinará como esposa de Cristo;

los santos resucitados reinarán en sus diversas capacidades como


israelitas salvados o como gentiles salvados. Una ilustración es

proporcionada por el libro de Ester, donde Ester reinó como reina,

mientras Mardoqueo reinó como primer ministro del rey. Tanto Ester

como Mardoqueo reinaron, pero de diferentes maneras y en diferentes

capacidades. Así será en el milenio.

Consecuentemente, puede concluirse que los justos muertos de

Israel y los gentiles serán resucitados en el tiempo de la segunda

venida de Cristo, y esta resurrección incluirá a todos los que no están

incluidos en la resurrección y traslación realizada en el arrebatamiento

de la iglesia.

B. EL JUICIO DE ISRAEL VIVIENTE

Cuando Cristo vuelva en su segunda venida también librará a su

pueblo de los perseguidores. Muchos ya habrán sido asesinados (Zac.

13:8), pero los que sobrevivan serán liberados por Cristo cuando El

venga (Ro. 11:26). Los israelitas que son librados de sus enemigos,

sin embargo no son todos dignos de entrar en el reino, puesto que

algunos no son salvos. Serán congregados ante el Señor y serán

juzgados (Ez. 20:33-38). Primero se cumplirá la reunión de todos los

israelitas de todo el mundo (Ez. 39:28). En Ezequiel 20:35-38 el Señor

dice: «Os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros
cara a cara. Como litigué con vuestros padres en el desierto de la

tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor. Os

haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y

apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron

contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la

tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.»

Sobre la base de este texto, el Israel congregado se divide en dos

clases de personas, los que han aceptado a Jesús como Salvador y

Mesías y se cuentan por dignos de entrar en el reino, y los que

todavía son rebeldes, incrédulos y son excluidos y muertos. Aunque

Israel es una nación favorecida y aunque Dios le ha dado abundantes

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bendiciones especiales, la salvación personal aún depende de la fe y

la relación individual con Dios.

Como ha sido en los tiempos pasados, en este tiempo también hay

quienes son considerados el «verdadero Israel» (esto es, salvados) y

los que son israelitas sólo de nombre y no son salvos. Como Pablo lo

expresa en Romanos 9:6: «porque no todos los que descienden de


Israel son israelitas». En Romanos 9:8 describe a los no salvos como

«hijos según la carne» y que no son hijos de Dios. La purga de los

rebeldes dejará en Israel solamente a los verdaderamente redimidos,

y será privilegio de ellos entrar en la tierra y poseerla, en contraste

con los no salvados, de los cuales Dios dice: «No entrarán en la tierra

de Israel» (Ez. 20:38).

C. EL JUICIO DE LOS GENTILES VIVOS

El juicio de las naciones concierne al juicio individual de Dios sobre

los gentiles, en contraste con su juicio sobre Israel. Este juicio lo

describe nuestro Señor en Mateo 25:31-46 como un juicio que seguirá

inmediatamente a su segunda venida. En el versículo 31 se dice que

ocurre de este modo:

«Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos sus santos

ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.»

En la descripción que sigue los gentiles son descritos como ovejas y

cabritos reunidos y mezclados ante el pastor. Siendo diferentes en

especie, son separados unos de otros, las ovejas a la mano derecha

del Rey y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey invita a las

ovejas a entrar en el reino. A ellas les dice: «Venid, benditos de mi

Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación


del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y

me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y

me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos

hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?» (vv.

34-37).

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495

Cuando las ovejas preguntan cuándo fueron hechas las acciones

justas, el rey les responde en Mateo 25:40: «De cierto os digo que en

cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí

lo hicisteis.»

En seguida el Rey se vuelve hacia los de la izquierda y les dice:

«Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y

sus ángeles» (y. 41). El Rey sigue diciendo que ellos no han hecho las

obras de misericordia realizadas por las ovejas. Los cabritos

responden: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero,

desnudo, enfermo o en la cárcel y no te servimos?» (y. 44). El Rey les

responde:
«De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más

pequeños, tampoco a mí lo hicisteis» (y. 45). Entonces se declara que

los cabritos serán lanzados al tormento eterno, pero los justos son

introducidos a las bendiciones de la vida eterna.

Este pasaje ha creado algunos malentendidos debido a su énfasis

en las obras. Un estudio superficial parecería indicar que las ovejas se

salvan a causa de sus obras y que los cabritos se pierden por su falta

de obras. Sin embargo, la Biblia deja en claro que la salvación no es

por obras en ninguna dispensación. Aun la ley mosaica que enfatizaba

las obras jamás tuvo entre sus promesas la salvación como una

recompensa por las obras fieles. Más bien la norma para todas las

dispensaciones la declara Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois

salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

no por obras, para que nadie se gloríe.»

Debido a la depravación innata del hombre, que ha nacido con una

naturaleza pecaminosa, y debido a su posición en Adán, su primer

padre que pecó contra Dios, todos los hombres han nacido perdidos y

sin esperanza en sí mismos. Solamente sobre la base del sacrificio de

Cristo podría alguien ser salvo en el Antiguo o Nuevo Testamento (Ro.

3: 25-26). La ley de las obras es solamente un camino de


condenación, mientras que la ley de la fe es el camino de salvación

(Ro. 3:27-28). Si esto está bien establecido en otros pasajes, ¿cómo

podría explicarse el juicio de las ovejas y los cabritos?

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496

El principio comprendido en este juicio es el de las obras como una

evidencia de salvación, y no como una base de la salvación. Aunque

la fe solamente puede salvar, también es cierto que la fe sin obras es

muerta, es decir, no es una fe verdadera (Stg. 2:26).

Las obras de las ovejas son especialmente significativas en el

contexto de la Gran Tribulación por la que estos pueblos habrán

pasado. En este período habrá un antisemitismo mundial y muchos

israelitas serán muertos. Bajo tales circunstancias será muy

significativo que un gentil proteja a un judío, «a uno de estos mis

hermanos más pequeños» (Mt. 25:40).

En realidad, que un gentil proteja a un judío en un tiempo en que los

judíos están siendo perseguidos hasta la muerte sería poner en

peligro la propia vida y libertad. La única razón posible para tal bondad

bajo tales circunstancias, en un tiempo de gran engaño satánico y


odio hacia los judíos, será que el gentil es un creyente en Cristo y las

Escrituras reconocen una posición peculiar de Israel como pueblo

escogido de Dios.

Consecuentemente, aunque la bondad hacia un judío pudiera no ser

especialmente significativa en circunstancias especiales, en este

contexto de sufrimiento mundial para Israel la bondad hacia un judío

se convierte en una marca inconfundible de salvación verdadera en

Cristo. Así, aunque las ovejas no se salvan sobre la base de sus

obras, sus obras demuestran que son salvas. Es el principio de ser

conocidos por sus frutos.

En este juicio se permite que los gentiles justos entren en el reino.

No se les da la tierra prometida, que pertenece solamente a Israel,

pero se les permite vivir en la tierra milenial, en un tiempo de

bendiciones sin precedentes para gentiles e israelitas.

Por otra parte, los cabritos son echados al fuego eterno. Si esto se

refiere a que son echados en el Hades, para ser resucitados después

y ser echados en el lago de fuego, o si se refiere a la entrada

inmediata en el lago de fuego, no es completamente claro; en

cualquier caso, pasan por el castigo eterno y se les niega el privilegio

de ser ciudadanos del reino milenial. El juicio de Dios sobre los


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gentiles es otro recordatorio de que Dios observa nuestras obras y

que nuestras obras deben demostrar nuestra fe. Aun pequeñas

acciones como la de dar un vaso de agua al sediento o dar de comer

al hambriento no pasan desapercibidos para un Dios amante que está

siempre atento al cuidado de su pueblo. Este pasaje es otro

recordatorio de que el reconocimiento adecuado de la necesidad

humana que nos rodea y la bondad y buena voluntad hacia nuestros

congéneres es una de las evidencias más selectas de un corazón

transformado que es producto de la fe en Jesucristo. El Dios que no

permite que un gorrión caiga a tierra sin su voluntad también está

preocupado de todos los problemas pequeños de sus criaturas. Quien

tiene el corazón de Cristo tendrá un corazón sensible hacia el pueblo

de Dios.

Como resumen, digamos que las Escrituras enseñan claramente que

en la segunda venida de Cristo todos los justos serán resucitados y

juzgados antes que el reino milenial sea completamente iniciado.

Solamente los malvados permanecerán en la tumba, esperando su


juicio ante el gran trono blanco al final del milenio.

El Reino Milenial por Lewis Sperry Chafer

A. El Concepto Del Reino De Dios

En las Escrituras, la expresión «reino de Dios» en general se refiere

a la esfera del gobierno de Dios en el universo. Puesto que Dios ha

sido siempre soberano y omnipotente, hay un sentido en que el reino

de Dios es eterno. Nabucodonosor, rey de Babilonia que fuera

humillado por Dios, dio testimonio de esto cuando dijo: «Bendije al

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Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio

es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes

de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad

en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra y no hay quien

detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?» (Dn. 4:34-35).

Sin embargo, el gobierno universal de Dios fue desafiado en la

eternidad pasada por Satanás y los seres angélicos que se unieron a

él en su rebelión contra Dios. Aunque Dios demostró su soberanía

juzgando a los rebeldes, la entrada del pecado en el mundo introdujo


el programa divino para demostrar la soberanía de Dios en la historia

humana. Esto comprende el concepto de un reino teocrático, esto es,

un reino en que Dios es el gobernador supremo, aun cuando obra por

medio de sus criaturas. Cuando Adán fue creado, se le dio dominio

sobre toda la tierra (Gn. 1:26, 28). Sin embargo, en desobediencia a

Dios, Adán y Eva comieron del fruto prohibido. En su caída en pecado

Adán perdió el derecho de gobierno, y de allí en adelante la soberanía

de Dios que había sido entregada al hombre fue delegada en ciertas

personas escogidas a quienes Dios entregó el gobierno.

Consecuentemente, se ha permitido que algunos hombres reinen a

través de la historia. Por ejemplo, Daniel le recordó esto a Belsasar al

referirse al hecho de que Dios había castigado a Nabucodonosor

«hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino

de los hombres, y que pone sobre él al que le place» (Dn. 5:21).

En el Antiguo Testamento, una demostración importante del

gobierno teocrático fue el reino de Israel bajo los reyes Saúl, David y

Salomón. Los gobernadores gentiles también pudieron tener una

esfera de gobierno político, en el propósito soberano de Dios. Este

concepto general de gobierno bajo permisión y dirección divina es

mencionado en Romanos 13:1, donde Pablo escribe: «Sométase toda


persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de

parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.»

En adición a la soberanía de Dios manifestada en los gobiernos

políticos y en sus gobernadores, las Escrituras dan testimonio del

gobierno espiritual, en el que Dios gobierna los corazones de los

hombres. Esto ha sido así desde el comienzo de la raza humana, y el

reino espiritual incluye a todos los que se sujetan voluntariamente a

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500

Dios, sean hombres o ángeles. Pablo se refería a este concepto

espiritual de reino en Romanos 14:17 al decir: «Porque el reino de

Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu

Santo.»

En el Evangelio de Mateo se hace una distinción entre el uso de las

expresiones «reino de Dios» y «reino de los cielos». Muchos

intérpretes consideran estas expresiones como sinónimas, puesto que

Mateo frecuentemente usa la expresión «reino de los cielos» en

versículos similares a los que en otros evangelios se usa «reino de

Dios». Aunque las expresiones mismas son muy similares, el uso


parece indicar que «reino de los cielos» es una expresión más amplia

que «reino de Dios», e incluye la esfera de la profesión de fe, como en

la parábola del trigo y la cizaña, donde el reino de los cielos

aparentemente incluye la cizaña, y en la parábola de la red, donde el

reino de los cielos parece incluir peces buenos y malos (cf. Mt. 13:24-

30, 36-43, 47-50).

Por otra parte, el reino de Dios no se considera como una esfera de

profesión, sino una esfera de verdadera situación espiritual, como se

ilustra en Juan 3:5, donde Cristo dice a Nicodemo: «De cierto, de

cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede

entrar en el reino de Dios.» Sin embargo, la mayoría de los

expositores prefieren el punto de vista de que no hay una diferencia

esencial entre los dos reinos.

No obstante, hay una distinción más importante que radica en el

contraste entre el reino en la era actual y el reino en el milenio. El

reino en la era actual es un misterio, esto es, sus características

principales son revelaciones que no fueron dadas en el Antiguo

Testamento (cf. Mt. 13); pero el reino en su forma milenial será

cumplido después de la segunda venida de Cristo y no es un misterio.

Esto también comprende la distinción entre reino invisible —el


gobierno de Dios en los corazones de los creyentes en la era

presente— y el reino visible y glorioso de Dios que todos veremos en

la tierra después de su segunda venida. Esta distinción es

completamente importante y esencial para distinguir entre la era

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actual como esfera de gobierno divino y el que existirá en el reino

milenial.

Existen tres interpretaciones importantes en relación al concepto de

reino milenial. El punto de vista premilenial interpreta las Escrituras

diciendo que la segunda venida de Cristo será primero, y luego vendrá

un reinado de Cristo de mil años sobre la tierra antes de que el estado

eterno de un nuevo cielo y una nueva tierra sea establecido. Se llama

premilenial, porque pone la venida de Cristo antes del reino milenial.

El segundo punto de vista es el amilenialismo, que niega que haya

un reino milenial literal sobre la tierra. Generalmente hablando, este

punto de vista sostiene que Cristo vendrá en su segunda venida e

inmediatamente dará paso a los nuevos cielos y a la nueva tierra sin

que haya un reinado de mil años. Este punto de vista interpreta


muchos- pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamentos que se refieren

al reino milenial como predicciones que se están cumpliendo en forma

no literal, ya sea en la experiencia actual de la iglesia sobre la tierra o

la experiencia de la iglesia en el cielo.

Un tercer punto de vista es el postmilenialismo. Esta interpretación

cree que en la edad actual se verá el triunfo del evangelio en el

mundo y así se introducirá una edad de oro cuando hasta cierto punto

se cumplirán la justicia y la paz profetizadas para el reino milenial. Es

llamado postmilenialismo porque considera que la segunda venida de

Cristo será el clímax de la edad de oro, y pondrá fin al milenio. El

postmilenialismo conservador representa un reinado supremo de

Cristo sobre los corazones de los hombres por un período literal de mil

años. El postmilenialismo más liberal es similar a los puntos de vista

de la evolución y considera un avance gradual en el progreso del

mundo que culmina en una edad dorada. Debido a todas las

tendencias de la historia del siglo xx, ha habido poca base para creer

que la causa de Dios será prosperada en el mundo por medios

humanos, y la mayoría de los intérpretes de la actualidad son

amilenialistas o premilenialistas.

Aunque se han presentado muchos argumentos en pro y en contra


del concepto de un milenio literal, la solución está determinada por el

punto hasta el cual las profecías de las Escrituras se interpretan

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502

literalmente. En esta discusión se supondrá que la profecía debe ser

interpretada literalmente en el mismo sentido que cualquier otro tema

de la revelación divina. Consecuentemente, muchas predicciones del

Antiguo Testamento, así como el capítulo clásico de Apocalipsis 20 en

el Nuevo Testamento, se interpretan literalmente como que quieren

decir lo que dicen: que habrá un reinado literal de Cristo sobre la tierra

después de su segunda venida y antes que sean creados los nuevos

cielos y la nueva tierra. El libro de Walvoord The Millennial Kingdom

(El reino milenial) presenta argumentos detallados acerca de los

diversos puntos de vista sobre el milenio, y es una discusión detallada

de esta cuestión.

B. El Reino Milenial, Un Reinado De Dios Sobre La Tierra

En contraste con el punto de vista amilenial, que considera el reino

de Dios primariamente como un reinado espiritual en los corazones de

los hombres, muchos pasajes apoyan la conclusión de que el reino es


un reino literal sobre la tierra, en el cual Cristo será realmente el

gobernador político supremo y el líder espiritual y objeto de culto. Este

concepto se presenta en forma amplia en el Antiguo Testamento y en

el Nuevo.

En el Salmo 2, donde se anuncia la rebelión de la nación contra

Dios, se le da la siguiente orden al Hijo de Dios: «Pideme, y te daré

por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la

tierra» (y. 8). Este no es un gobierno espiritual, sino Un gobierno

político real, como se ve en el versículo siguiente: «Los quebrantarás

con vara de hierro, como vasija de alfarero los desmenuzarás» (y. 9).

Evidentemente esto no puede referirse a la iglesia o a un reinado

espiritual en el cielo, sino más bien representa a un monarca absoluto

que abatirá a los inicuos y los pondrá bajo sujeción.

Otro pasaje importante que enfatiza el carácter terrenal del reino es

Isaías 11, donde Jesús, como descendiente de David, es presentado

como que trae un justo juicio sobre la tierra y castiga a los impíos.

Isaías 11:4 afirma: «Juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con

equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la espada de

su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.» En este

pasaje se menciona frecuentemente la tierra (como en Is. 11:9), y se


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503

describen los tratos de Dios con las naciones a fin de recoger a Israel

de entre todas las naciones.

Una cantidad casi innumerable de otros versículos afirman o

implican que el reino será sobre la tierra (cf. Is. 42:4; Jer. 23:3-6; Dn.

2:35-45; Zac. 14:1-9). La descripción en estos pasajes del reinado de

Cristo sobre la tierra en el reino milenial evidentemente no describe la

edad presente ni describe el cielo. Cualquier cumplimiento razonable

requeriría de un reinado literal sobre la tierra a continuación de la

segunda venida de Cristo.

C. Cristo Como Rey De Reyes En El Milenio

Muchos pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamentos combinan su

testimonio de que Cristo será gobernador supremo sobre la tierra.

Cristo, como hijo de David, se sentará sobre el trono de David (2 S.

7:16; Sal. 89:20-37; Is. 11; Jer. 33: 19-21). Cuando Cristo nació, vino

como rey, según fuera anunciado por el ángel Gabriel a María (Lc.

1:32-33). Como Rey fue rechazado (Mr. 15:12, 13; Lc. 19:14). Cuando

fue crucificado murió como Rey de los judíos (Mt. 27:37). En su


segunda venida es descrito como «REY DE REYES Y SEÑOR DE

SEÑORES» (Ap. 19:16). Literalmente centenares de versículos en el

Antiguo Testamento declaran o implican, por lo menos, que Cristo

reinará sobre la tierra. Algunos de los textos más importantes son

especialmente claros (Is. 2:1-4; 9:6-7; 11:1-10; 16:5; 24:23; 32:1;


40:1-

11; 42:1-4; 52:7-15; 55:4; Dn. 2:44; 7:27; Mi. 4:1-8; 5:2-5; Zac. 9:9;

14:16-17).

Una de las características del reino milenial es que David será

resucitado y reinará como príncipe bajo el mando de Cristo (Jer. 30:9;

33:15-17; Ez. 34:23-24; 37:24-25; Os. 3:5). Ciertamente esta


situación

no se ve en la iglesia presente y exige que ocurran la venida de Cristo

y la resurrección de los santos del Antiguo Testamento antes que

pueda cumplir-se la profecía.

D. Características Principales Del Gobierno Del Milenio

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Como lo dejan ver los pasajes que hablan acerca del reino futuro,

hay por lo menos tres aspectos importantes en el gobierno de Cristo


durante su reinado milenial.

1. Muchos pasajes testifican que el gobierno de Cristo será sobre

toda la tierra, más allá de los límites de cualquier otro reino terrenal

anterior y del reino de David mismo. Al establecer el gobierno mundial,

Dios cumplió su propósito de que el hombre debía gobernar sobre la

tierra. Aunque Adán fue descalificado, Cristo, como el segundo Adán,

puede cumplir esta meta como se menciona en Salmo 2:6-9. Según

Daniel 7:14, al Hijo del Hombre «le fue dado dominio, gloria y reino,

para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su

dominio es dominio eterno, que nunca pasará y su reino uno que no

será destruido». El mismo pensamiento se menciona en Daniel 2:44;

4:34; 7:27. La universalidad del gobierno de Cristo sobre la tierra

también se menciona en Salmo 72:8; Miqueas 4:1-2; Zacarías 9:10.

2. El gobierno de Cristo será de autoridad y poder absolutos. Cristo

regirá «con vara de hierro» (Sal. 2:9; Ap. 19:15).

Todos los que se oponen serán castigados con la destrucción (Sal.

2:9; 72:9-11; Is. 11:4). Un gobierno tan absoluto no es la característica

del gobierno de Cristo sobre su iglesia o sobre el mundo en la actual

dispensación y sólo podría cumplirse si Cristo tiene un reinado literal

sobre la tierra después de su segunda venida.


3. El gobierno de Cristo en el milenio será de justicia y paz. Esto se

desprende de pasajes clásicos como Isaías 11 y Salmo 72.

Estas características poco usuales del reino sólo son posibles

gracias a los juicios introductorios de Israel y los gentiles (discutidos

en el capítulo anterior) y por el hecho de que Satanás está

encadenado y ha sido dejado fuera de acción. La única fuente de mal

en el mundo será la naturaleza pecaminosa de los hombres que están

todavía en su carne humana. La separación del trigo de la cizaña (Mt.

13: 24-30) y la separación de los peces buenos de los malos (Mt. 13:

47-50) son preparativos necesarios para el reinado de Cristo. El

milenio comenzará con todos los adultos convertidos como

verdaderos creyentes en Cristo. Los hijos que nazcan durante el

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milenio serán sujetos al reinado justo de Cristo y serán castigados

hasta el punto de la muerte física si se rebelan contra su Rey (Is.

65:17-20; Zac. 14:16-19). El pecado abierto será castigado y nadie

podrá rebelarse contra el Rey en el reino milenial.

E. El Lugar Especial De Israel En El Reino Milenial


Durante el período del reino milenial Israel gozará de un lugar de

privilegio y de bendición especial. En contraste con la edad actual de

la iglesia, en que judíos y gentiles están en un mismo plano y tienen

los mismos privilegios, el pueblo de Israel en el milenio heredará la

tierra prometida y será objeto del favor especial de Dios. Será el

tiempo de la reunión de Israel, su restablecimiento como nación y la

renovación del reino davídico. Al fin Israel poseerá la tierra

permanentemente y en forma completa.

Muchos pasajes tratan de este asunto. En el milenio los israelitas

serán reunidos y restaurados a su antigua tierra (Jer. 30:3; 31:8-9; Ez.

39:25-29; Am. 9:11-15). Habiendo sido conducidos de regreso a su

tierra, Israel estará formado por los súbditos del reino davídico

revivido (Is. 9:6-7; 33:17, 22; 44:6; Jer. 23:5; Dn. 4:3; 7:14, 22, 27;
Mi.

4:2-3, 7). Los reinos divididos de Israel y Judá volverán a unirse

nuevamente (Jer. 3:18; 33:14; Ez. 20:40; 37:15-22; 39:25; Os. 1:11).

Israel, como la esposa de Jehová (Is. 54; 62:2-5; Os. 2:14-23), estará

en una posición de privilegio sobre los creyentes gentiles (Is. 14:1-2;

49:22, 23; 60:14-17; 61:6-7). Muchos pasajes también hablan del

hecho de que Israel revivirá espiritualmente (Is. 2:3; 44:22-24; 45:17;

Jer. 23:3-6; 50:20; Ez. 36:25-26; Zac. 13:9; Mal. 3:2-3). Muchos otros
pasajes dan información adicional acerca del estado bienaventurado

de Israel, su avivamiento espiritual y su goce de la comunión con su

Dios.

Aunque los gentiles no tendrán título en la tierra prometida, también

tendrán bendiciones abundantes, como se puede deducir de varios

pasajes del Antiguo Testamento (Is. 2:2-4; 19:24-25; 49:6, 22; 60:1-3;

62:2; 66:18-19; Jer. 3:17; 16:19). La gloria del reino para Israel y para

los gentiles sobrepasará en mucho cualquier cosa que el mundo haya

experimentado antes.

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F. Bendiciones Espirituales En El Milenio

Aunque el milenio se describe correctamente como el gobierno

político de Cristo sobre la tierra, las características del reino proveerán

un contexto para una vida espiritual abundante en tal grado que

ninguna dispensación anterior había podido lograrlo. Por cierto, esto

se debe al hecho de que Satanás está encadenado, el pecado es

juzgado de inmediato y se logra el conocimiento universal del Señor.

Según Isaías 11:9: «La tierra será llena del conocimiento de Jehová
como las aguas cubren el mar.»

Se dan muchas promesas de bendiciones espirituales interiores que

provienen del nuevo pacto. Jeremías 31:33, 34 declara: «Este es el

pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice

Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo

seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más

ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me

conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice

Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más

de su pecado.» Será un período de justicia (Sal. 72:7; Is. 2:4). Las

condiciones espirituales también harán posible un gozo y una

bendición no acostumbrados para el pueblo de Dios (Is. 12:3, 4; 61:3,

7).

Aunque no hay evidencias de que el Espíritu de Dios vaya a bautizar

creyentes en una nueva unidad espiritual como ocurre en la iglesia

actual, habrá, sin embargo, el poder y presencia interior en los

creyentes durante el milenio (Is. 32:15; 44:3; Ez. 39:29; Ji. 2:28-29).

Debido a la situación especial, indudablemente habrá una mayor

bendición espiritual en todo el mundo durante el milenio que en

cualquier otra dispensación anterior.


Como un centro para la adoración, se describe un templo milenial en

Ezequiel 40-46. En este templo se ofrecen sacrificios que difieren algo

de los sacrificios mosaicos. Los intérpretes han diferido en cuanto a si

deben ser tomados literalmente o deben recibir otro tipo de

explicación. No hay razones sólidas para no aceptar el templo y el

sistema sacrificial como una profecía literal.

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507

Aunque la muerte de Cristo ha puesto fin a la ley mosaica y al

sistema de sacrificios, los mencionados por Ezequiel parecen tener un

carácter conmemorativo, mirando hacia atrás, hacia la cruz, así como

los sacrificios del Antiguo Testamento miraban hacia adelante al

sacrificio de la cruz.

En el milenio, con su extraordinaria bendición espiritual, lo terrible

del pecado y la necesidad del sacrificio de Cristo serán más difíciles

de comprender que en las dispensaciones anteriores. En

consecuencia, parece que el sistema de sacrificios se introduce como

un recordatorio de la necesidad que hubo del sacrificio de Cristo,

único que puede quitar el pecado. Si los sacrificios del Antiguo


Testamento eran un anuncio adecuado de la muerte de Cristo, un

medio similar podría emplearse en el milenio como un modo de

conmemorarlo.

En todo caso, hay claras evidencias de que el milenio será un tiempo

de bendiciones espirituales mayores que lo acostumbrado, período en

que la tierra estará caracterizada por la justicia, el gozo y la paz.

La abundancia de las bendiciones espirituales traerá importantes

progresos sociales y económicos que superarán a todo lo conocido en

dispensaciones previas. El hecho de que todos tendrán justicia y que

los mansos serán protegidos asegurará la equidad en asuntos

económicos y sociales. Probablemente la mayoría de las personas

conocerán al Señor. La tierra misma se verá liberada de la maldición

que hay sobre su productividad (Is. 35:1-2), y habrá lluvias

abundantes (Is. 30:23; 35:7). En general, habrá prosperidad, salud y

bendiciones físicas y espirituales como nunca antes el mundo había

conocido.

La situación milenial también incluirá importantes cambios en la

tierra, algunos de ellos producidos por las grandes catástrofes de la

Gran Tribulación y otros relacionados con la segunda venida de

Cristo. Donde ahora está el Monte de los Olivos en Jerusalén, se


extenderá un gran valle de este a oeste (Zac. 14:4). Otro rasgo

especial del período es que Jerusalén será exaltada por sobre el

territorio que la rodea (Zac. 14:10). Como un todo, la tierra prometida

será una vez más el jardín del mundo, el centro del reino de Dios en la

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508

tierra y el lugar de bendiciones especiales. En muchos respectos, el

reino milenial será una edad de oro, el climax de la historia de la tierra

y el cumplimiento del propósito de Dios de establecer a su Hijo como

el supremo gobernador del universo.

El Juicio De Satanás y Los Ángeles Caídos por Lewis Sperry

Chafer

A. EL JUICIO DE SATANÁS EN LA CRUZ

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511

El conflicto entre Dios y Satanás comenzó con la caída de Satanás

de su estado original de santidad mucho antes que Adán y Eva fueran

creados (véase capítulo 22). A través de la historia del hombre,


cayeron sobre Satanás varios juicios, incluyendo el juicio del Huerto

de Edén que fue infligido a la serpiente y el pronunciamiento de

Génesis 3:15 que anunciaba la caída definitiva de Satanás. Allí

Satanás fue informado de que la simiente de la mujer «te herirá en la

cabeza y tú le herirás el calcañal». Esto se refería al conflicto entre

Satanás y Dios que trajo como resultado la crucifixión de Cristo.

Aunque Cristo murió en la cruz, fue levantado de entre los muertos, y

a esto se refiere el «tú le herirás el calcañal». Por contraste, Satanás

sufrió una herida mortal que le significará su derrota total, expresada

en la frase «te herirá en la cabeza». Cristo, en su muerte, logró una

victoria duradera sobre Satanás.

En Juan 16:11 se hace referencia a esta misma verdad, donde

Cristo señala que el Espíritu Santo, cuando venga, convencerá al

mundo «de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya

juzgado». El juicio de Satanás fue pronunciado en la cruz, y Satanás

fue declarado culpable de rebelión contra Dios, lo que hizo necesario

el sacrificio de Cristo con el fin de salvar a los hombres caídos.

Un incidente anterior en la vida de Cristo también anunció la victoria

de Cristo sobre Satanás. Cuando regresaron los setenta que había

enviado a predicar, ellos dijeron en Lucas 10:17: «Señor, aun los


demonios se nos sujetan en tu nombre.» Cristo les respondió: «Yo

veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (10:18). Este era un

anuncio profético de la derrota final de Satanás.

B. SATANÁS, EXPULSADO DEL CIELO

En el comienzo de la Gran Tribulación, cuarenta y dos meses antes

de la segunda venida de Cristo, según Apocalipsis 12:7-9, ocurre una

guerra en el cielo entre Miguel, el jefe de los santos ángeles, y

Satanás, descrito como el dragón, y sus ángeles (llamados ángeles

caídos). Satanás y los ángeles caídos son derrotados, y «fue lanzado

fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y

Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus

ángeles fueron arrojados con él» (Ap. 12:9).

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512

Como se dice en Apocalipsis 12:10, Satanás ha estado

incesantemente ocupado en acusar a los hermanos, y «los acusaba

delante de nuestro Dios día y noche». La obra acusadora de Satanás

se presenta por primera vez en las Escrituras en el libro de Job, y

llega a su fin con el anuncio del juicio definitivo que habrá en su


contra. A partir de este punto en el programa profético,

aproximadamente cuarenta y dos meses antes de la segunda venida

de Cristo (cf. Ap. 12:6), Satanás y los ángeles impíos quedan por fin

excluidos del cielo. La derrota de Satanás, que comenzó cuando fue

incapaz de tentar exitosamente a Cristo, hecha evidente por la

expulsión de demonios realizada por Cristo y sus seguidores y

asegurada por la muerte de Cristo en la cruz, ahora se acerca

rápidamente a su clímax. Satanás, ya juzgado y declarado culpable,

ahora está a punto de ver ejecutado el juicio en su contra.

C. SATANAS, ATADO Y ECHADO EN EL ABISMO

En la segunda venida de Cristo se ejecuta el juicio condenatorio no

sólo sobre un mundo blasfemo y sus gobernadores, sino también

sobre Satanás y los ángeles caídos. En Apocalipsis 20:1-3 Juan

escribe: «Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del

abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la

serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y

lo arrojó al abismo y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no

engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años;

después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.»

En esta gráfica visión se registra un nuevo avance en el juicio de


Satanás. Juan no solamente ve a Satanás atado y arrojado en el

abismo siendo confinado allí, sino que se da también la razón de esta

acción. El propósito es que Satanás sea incapaz de engañar a las

naciones hasta que se hayan cumplido mil años y haya llegado a su

término el reino milenial. Aunque esta verdad se le da a Juan en una

visión, la interpretación es clara. Satanás es incapacitado para que no

engañe más al mundo como lo hizo desde que Adán y Eva fueron

creados.

La presentación vívida de Satanás atado durante mil años —lo que

dura el reinado de Cristo— es otra evidencia importante de que el

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513

reino milenial todavía es futuro y que no debe ser identificado con

ningún reinado presente de Dios. En las Escrituras es muy obvio que

Satanás ahora no está atado, como se vio en el estudio previo de

Satanás (véase el capítulo 23). Cualquier cumplimiento literal de

Apocalipsis 19 - 20 exige que ocurra primero la venida de Cristo e

inmediatamente después sea atado Satanás. En Apocalipsis 20 se

menciona seis veces el período de mil años, señalando los


acontecimientos que la preceden y los que la suceden. El

encadenamiento de Satanás ocurre, muy claramente, antes del

comienzo de los mil años.

Aunque nada se dice en este pasaje acerca de los ángeles caídos,

se puede suponer que en este punto también son confinados, así

como también fueron expulsados del cielo junto con Satanás cuarenta

y dos meses antes. En ningún pasaje milenial se habla de actividad

satánica hasta el mismo fin, cuando Satanás es desatado por un poco

de tiempo.

D. EL JUICIO FINAL DE SATANÁS

Apocalipsis 20:7 dice: «Cuando mil años se cumplan, Satanás será

suelto de su prisión.» El versículo siguiente declara que «saldrá a

engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a

Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de los

cuales es como la arena del mar». Conducidos por Satanás, muestran

ahora su verdadero color una multitud de personas que habían

profesado sólo exteriormente seguir a Cristo. Estos son hijos nacidos

en el milenio, forzados por las circunstancias a profesar fe en Cristo,

pero realmente jamás habían tenido el nuevo nacimiento. Ahora, en

abierta rebelión, «rodean el campamento de los santos y la ciudad


amada», Jerusalén. Su suerte es un juicio inmediato y, según

Apocalipsis 20:9, «de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió».

Según el versículo 10, inmediatamente después, «el diablo que los

engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la

bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los

siglos de los siglos». Esta es la condenación final de Satanás, porque

su destino es el fuego eterno preparado por Dios para el diablo y sus

ángeles (Mt. 25:41).

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514

Los ángeles caídos también son juzgados, porque siguieron la

rebelión original de Satanás contra Dios (Is. 14:12-17; Ez. 28:12-19).

Según 2 Pedro 2:4, «Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino

‘que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para

ser reservados al juicio». El infierno aquí se refiere al Tártaro, lugar de

castigo eterno, y no’ al Hades, donde van los muertos impíos antes de

ser, arrojados en el lago de fuego (Ap. 20:13, 14).

El juicio de los ángeles también se menciona en Judas 6, donde se

hace la siguiente revelación: «Y a los ángeles que no guardaron su


dignidad, sino que abandonaron su propia morada, ‘los ha guardado

bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.»

Cuando esta afirmación se pone al lado de otros pasajes que se

refieren a la caída y el juicio de Satanás y los ángeles impíos, se ve

claramente que —aunque Satanás y algunos de los ángeles tienen

una cierta medida de libertad y debido a ello conduce a una guerra

incesante contra los santos ángeles y el pueblo de Dios sobre la

tierra— hay ángeles que están encadenados y no tienen libertad. Sin

embargo, todos están destinados para el juicio del gran día,

refiriéndose al juicio de Satanás y todos los ángeles caídos que

ocurrirá al final del reino milenial.

Aunque en la providencia de Dios Satanás y los ángeles caídos han

ejercido gran poder e influencia en el mundo y se han opuesto

incesantemente a Dios, su derrota final es cierta y el juicio eterno la

seguirá. Sin embargo, los cristianos afligidos por Satanás, como Job

en el Antiguo Testamento, pueden descansar en el hecho de que su

victoria final está asegurada y que los enemigos de Dios serán

juzgados a su debido tiempo. El hecho de que la bestia y el falso

profeta hayan sido echados en el lago de fuego al iniciarse el milenio y

aún estén allí cuando éste termina, demuestra que el castigo es sin
fin. Las Escrituras enseñan claramente que hay sólo dos resultados

finales en los juicios, uno la eterna bienaventuranza del cielo y el otro

el tormento sin fin en el lago de fuego.

El Juicio Del Gran Trono Blanco por Lewis Sperry Chafer

A. EL ÚLTIMO JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO

Como el clímax final de la historia humana al final del reino milenial,

las Escrituras registran el gran juicio del gran trono blanco (Ap. 20:11-

15). En contraste con los juicios previos de los justos, y los diversos

juicios de Dios sobre israelitas y gentiles que viven en el mundo, éste

es el juicio final; en el contexto se puede ver que se refiere solamente

al juicio de los impíos.

B. LA DESTRUCCIÓN DE LOS CIELOS Y LA TIERRA

Antes del juicio del gran trono blanco sé declara en Apocalipsis

20:11: «huyeron el cielo y la tierra; y ningún lugar se encontró para

ellos». Cumplida la carrera de la historia humana, se destruye la

antigua creación, como se expresa en Apocalipsis 21:1: «el primer

cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más». 2 Pedro

3:10-12 se refiere a este acontecimiento y describe la dramática

destrucción con estas palabras: «Los cielos pasarán con gran

estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las


obras que hay en ella serán quemadas» (y. 10). En el versículo

siguiente declara: «todas estas cosas han de ser deshechas» (v. 11);

y en el versículo 12 estos conceptos se combinan cuando dice: «los

cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo

quemados, se fundirán». Debido a la destrucción de la tierra y el cielo

actuales, parece que el juicio del gran trono blanco se realiza en el

espacio.

C. LA RESURRECCIÓN DE LOS IMPIOS MUERTOS

Según Apocalipsis 20:12, Juan vio «los muertos, grandes y

pequeños, de pie ante Dios». Apocalipsis 20:13 agrega: «Y el mar

entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades

entregaron los muertos que había en ellos.» Todos los impíos muertos

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517

aquí han sido resucitados y están de pie delante de Dios para ser

juzgados. De Juan 5:27 se desprende que el juez será el Señor

Jesucristo mismo, porque se afirma que el Padre «le dio autoridad de

hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre».

D. SE ABRE EL LIBRO DE LAS OBRAS HUMANAS


Apocalipsis 20:12 declara: <dos libros fueron abiertos, y otro libro fue

abierto, el cual es el de la vida; y fueron juzgados los muertos por las

cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras». El

versículo siguiente repite este hecho condenador: «según sus obras».

Aquí se expresa el resultado del rechazo de la gracia en términos

absolutos. No hay perdón aparte de Cristo (Hch. 4:12), y los que

rechazan la gracia inevitablemente deben ser juzgados por sus

pecados.

Después de consultar sus obras se examina el libro de la vida en

busca de sus nombres. Ya sea, como algunos creen, que el libro de la

vida es sencillamente el registro de todos los que tienen vida eterna, o

como otros sostienen, que es la lista de todos los que han vivido y de

ella se han eliminado los nombres de los inconversos, el resultado

será el mismo. Si sus nombres no aparecen en el libro de la vida, es

que no han recibido vida eterna. Se declara que están condenados, y

en Apocalipsis 20:14-15 está escrito: «Y la muerte y el Hades fueron

lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se

halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.»

Algunos de los condenados pueden haber sido relativamente buenos

en comparación con otros que eran comparativamente malos, pero la


falta de vida eterna .es el hecho condenatorio. Todos los que no

tienen vida eterna son juzgados sobre la base de sus obras y del

rechazo de Cristo, y son echados al lago de fuego. La tragedia es que,

según las Escrituras, Cristo murió por ellos y por los que son salvos.

Según 2 Corintios 5:19, «Dios estaba en Cristo, reconciliando

consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus

pecados». En 1 Juan 2:2 se declara que Cristo es la «propiciación por

nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por

los de todo el mundo». Los que han sido lanzados al castigo eterno

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518

pudieran haber sido salvos si se hubieran vuelto a Cristo. Su estado

de perdición no se debe a la falta de amor de Dios ni a la falta de

disponibilidad de la gracia de Dios, sino al hecho de que no han

querido creer. Los que nunca han tenido una oportunidad de oír el

evangelio se condenan por el rechazo del testimonio de Dios en el

mundo natural (Ro. 1:18-20). También rechazaron la luz que tenían y

son justamente condenados por su incredulidad. El juicio del gran

trono blanco es el triste final de todos los que no tienen a Cristo como
su Salvador y Señor.

El Cielo Nuevo y La Tierra Nueva por Lewis Sperry Chafer

A. EL CIELO NUEVO Y LA TIERRA NUEVA

Después del juicio del gran trono blanco y de la destrucción del

primer cielo y la primera tierra, Juan escribe en Apocalipsis 21:1: «Vi

un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera

tierra pasaron, y el mar ya no existía más.» El cielo nuevo no se

describe, y todo lo que se dice acerca de la nueva tierra es: «el mar

no existía ya más» (Ap. 21:1). El extraño silencio de las Escrituras

sobre la apariencia de la tierra nueva y del cielo nuevo no se explica

en ninguna parte. En cambio nuestra atención es dirigida hacia la

ciudad santa, la nueva Jerusalén.

B. LA DESCRIPCION GENERAL DE LA NUEVA JERUSALEN

Juan escribió su visión en estas palabras: «Yo Juan vi la santa

ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta

como una esposa ataviada para su marido» (Ap. 21: 2). El problema

inmediato que enfrentan todos los intérpretes es el significado de lo

que Juan vio. Si uno acepta la declaración tal como la expresa, Juan

vio una ciudad santa llamada nueva Jerusalén, en contraste con la

vieja Jerusalén terrenal que había sido destruida cuando la tierra fue
arrasada. Se dice que la ciudad desciende del «cielo, de Dios». Es

significativo que no se diga que la ciudad fue creada, y aparentemente

existía durante el período previo del reino milenial, posiblemente como

una ciudad satélite sobre la tierra; como tal, pudiera haber sido el

hogar milenial de los santos resucitados y arrebatados. Por la

descripción de la tierra milenial se ve claramente que no había sobre

la tierra ninguna ciudad como la nueva Jerusalén durante el milenio.

Algunos creen que Cristo se refería a la nueva Jerusalén cuando dijo

en Juan 14:2: «voy, pues, a preparar lugar para vosotros». Aquí en

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520

Apocalipsis se ve a la nueva Jerusalén descendiendo del cielo y

ciertamente con el destino de posarse sobre la nueva tierra.

Juan, además, describe la ciudad como «una esposa ataviada para

su marido». Sin embargo, como lo muestran revelaciones posteriores,

la nueva Jerusalén incluye santos de todas las dispensaciones, y es,

por lo tanto, preferible considerar ésta como una frase descriptiva y no

como una referencia típica. La nueva Jerusalén es hermosa, como la

novia ataviada para su marido es hermosa. Consecuentemente,


aunque la ciudad es literal, su hermosura es la de una novia.

Aun cuando comparativamente pocos pasajes de la Biblia tratan el

tema del nuevo cielo y la nueva tierra, no es en Apocalipsis donde

esta verdad aparece por primera vez. En Isaías 65:17 Dios anunció:

«Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo

primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.» Este

versículo ocurre en el contexto de la tierra milenial y algunos piensan

que se está refiriendo a una Jerusalén renovada que habrá durante el

milenio. Sin embargo, sería preferible considerarla como una

referencia a la nueva Jerusalén que estará en la tierra nueva que se

ve en el trasfondo, mientras la Jerusalén renovada en el milenio se ve

en el primer plano, como en Isaías 65:18.

Otra referencia se encuentra en Isaías 66:22, donde afirma: «Porque

como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán

delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra simiente y

vuestro nombre.» Mientras la Jerusalén terrenal será destruida al final

del milenio, la nueva Jerusalén permanecerá para siempre así como

la simiente de Israel permanecerá para siempre.

En 2 Pedro 3:13 se hace otra predicción de nuevos cielos y nueva

tierra, caracterizados como lugares donde morará la justicia. En


consecuencia, se puede concluir que a través de las Escrituras se

consideran el cielo nuevo y la tierra nueva como la meta final de la

historia y como el lugar final de reposo de los santos.

Habiendo introducido el nuevo cielo y la tierra nueva y la nueva

Jerusalén, Juan procede a describir sus características principales en

Apocalipsis 21:3-8. Allí Dios habitará con los hombres y será su Dios.

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521

El llanto, la muerte y el dolor serán abolidos, como Juan afirma,

«porque las primeras cosas pasaron» (y. 4). Esto es confirmado en el

versículo 5 por la afirmación: «He aquí yo hago nuevas todas las

cosas.»

En la nueva Jerusalén, Cristo, como el Alfa y la Omega, promete:

«Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de

la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y

él será mi hijo» (vv. 6-7). Por contraste, los inconversos descritos por

sus obras y por la falta de fe «tendrán su parte en el lago que arde

con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (y. 8). En contraste

con la primera muerte, que es física y espiritual, la muerte segunda es


separación eterna de Dios.

C. VISION DE LA NUEVA JERUSALEN

Juan es invitado a mirar a «la desposada, la esposa del Cordero» y

lo llevan «en el Espíritu a un monte grande y alto» (Ap. 21:9-10). Aquí

Juan ve la nueva Jerusalén descendiendo del cielo, de Dios.

En la descripción que sigue en Apocalipsis 21 se declara que la

nueva Jerusalén tiene «la gloria de Dios»; la ciudad es brillante con un

«fulgor semejante al de una piedra preciosísima como piedra de

jaspe, diáfana como el cristal» (y. 11). Aunque el jaspe suele ser el

nombre de piedras de diversos colores, y son opacos, la piedra con la

que se compara es preciosa y clara como el cristal. Debe de haber

dado una impresión de increíble belleza y brillantez.

Los versículos que siguen describen la ciudad misma como que está

rodeada por un muro de unos 70 metros de alto, con doce puertas en

el muro guardadas por doce ángeles. En las puertas están los

nombres de las doce tribus de Israel. La ciudad es de forma cuadrada

y mira hacia el norte, el sur, el este y el oeste, indicando

aparentemente que en la nueva tierra hay puntos cardinales como en

la tierra actual. El muro está sobre doce cimientos que, según el

versículo 14, llevan los nombres de los doce apóstoles.


La ciudad es medida y se ve que tiene 12.000 estadios, o

aproximadamente 2.400 kilómetros por lado, con una altura igual. Esto

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522

ha hecho surgir la pregunta acerca de la forma de la ciudad, si es un

cubo o una pirámide. Probablemente sea mejor considerarla una

pirámide, puesto que esto explica cómo podría el río fluir por sus

costados, según se presenta en Apocalipsis 22:1, 2.

En general, todos los materiales de la ciudad son diáfanos y

permiten el paso de la luz sin impedimentos. Aun el oro es como el

vidrio limpio (21:18). Los cimientos del muro llevan los nombres de los

doce apóstoles, y representan la iglesia, y están adornados con doce

piedras preciosas que dan todos los colores del arco iris, y a la luz

brillante de la ciudad proveen una visión hermosamente

sobrecogedora (vv.19, 20).

Las puertas de la ciudad son de una sola perla grande, y la calle de

la ciudad es de oro puro y cristalino (y. 21). La ciudad no tiene templo

porque Dios está en ella (y. 22), y no tiene necesidad de la luz del sol,

de la luna o de las estrellas, porque la gloria de Dios y del Cordero


proveen la luz (v 23). Los salvados entre los gentiles (las naciones)

caminan en la luz de la ciudad y entran libremente por sus puertas,

que no se cierran porque allí no hay noche (y. 25).

Según esta descripción los habitantes de la ciudad son santos de

todas las dispensaciones. No solamente Israel y los gentiles se

mencionan, sino también los doce apóstoles que representan la

iglesia. Esto está en conformidad con la descripción de Hebreos

12:22-24, que enumera a los habitantes de la nueva Jerusalén como

que incluye a «la compañía de muchos millares de ángeles, la

congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos,

Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a

Jesús el mediador del nuevo pacto». De esto se puede deducir que la

iglesia estará en la nueva Jerusalén, al igual que los «espíritus de los

justos hechos perfectos» —refiriéndose a todos los santos no

incluidos en la iglesia, judíos y gentiles—, y los ángeles, y a Jesús

como el mediador del nuevo pacto.

Continuando la descripción de la nueva Jerusalén, Juan habla de un

«río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía

del trono de Dios y del Cordero» (Ap. 22:1). El árbol de la vida, que da

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doce tipos de frutos, está en medio de la calle de la ciudad y cada

lado del río proveyendo sanidad para las naciones (Ap. 22:2).

Se pregunta por qué es necesaria la sanidad de las naciones si ésta

es una descripción del estado eterno. La dificultad se resuelve si se

acepta la traducción «para la salud de las naciones». Puede ser que

el fruto del árbol de la vida y el agua de la vida sean la explicación de

la existencia sin fin que los cuerpos de los santos tendrán en la

eternidad.

Continuando la descripción de la ciudad, Juan dice: «Y no habrá

más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus

siervos le servirán» (y. 3). El estado bendito de ellos consistirá en que

podrán ver a Dios cara a cara y llevarán su nombre en sus frentes (y.

4). Juan repite el hecho de que la nueva ciudad será resplandeciente

y no necesitará luz artificial, y concluye con la palabra de Dios: « ¡He

aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la

profecía de este libro» (y. 7).

Considerado el hecho de que los nuevos cielos y la nueva tierra

serán la morada eterna de los santos, es notable que haya pocas


descripciones de ellos en la Escritura. Es cierto que la Biblia tiene el

propósito principal de darnos luz para nuestro actual sendero diario. Al

mismo tiempo se nos da un vistazo suficiente de la gloria venidera, a

fin de animarnos a avanzar en nuestra vida de fe. Sin lugar a dudas,

hay mucho más que se nos puede revelar que el breve vistazo que se

nos ha concedido en estos capítulos finales del libro de Apocalipsis.

Aunque Dios ha revelado a su pueblo una cierta medida de lo que

«ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre» (1 Co.

2:9), indudablemente hay mucho más que Dios revelará al hombre en

la eternidad. No se ha dicho aún la mitad, y nuestro gran Dios se

complacerá hasta la eternidad sin fin en manifestar su amor y gracia a

quienes han recibido a Cristo como Salvador y Señor.

La Biblia, que es lo único que revela las maravillas del cielo, es

igualmente explícita en sus declaraciones acerca de las condiciones

según las cuales los pecadores de esta raza caída pueden entrar allí.

Sin embargo, hay multitudes que acarician la idea de poder entrar en

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524

el cielo y que al mismo tiempo no prestan atención a los consejos de


Dios en que expone el único camino dado a los hombres en que

puedan ser salvos. No toda persona entrará en el cielo; aquella gloria

y bienaventuranza es para los redimidos. La redención depende en

forma absoluta de la aceptación del Redentor. Esa aceptación es una

transacción de lo más sencilla y, sin embargo, tan vital y conclusiva

que el alma que confía recibirá la seguridad por sobre todas las cosas

de que está dependiendo solamente de Cristo para su salvación.

Pregunta: "¿Cuáles son los puntos fuertes y los débiles de la postura


post-tribulacional del Arrebatamiento (post-tribulacionismo)?"

Respuesta: Cuando se considera cualquier pregunta que involucra la


escatología (el estudio del final de los tiempos), es importante recordar
que casi todos los cristianos concuerdan en estas tres cosas:

1) Vendrá un tiempo de gran tribulación, como el mundo jamás ha visto,

2) Después de la Tribulación, Cristo regresará para establecer Su reino


en la tierra,

3) Habrá un Arrebatamiento – una “transición” de lo mortal a la


inmortalidad para los creyentes, como se describe en Juan 14:1-3; 1
Corintios 15:51-52; y 1 Tesalonicenses 4:16-17. La pregunta en cuanto
al momento del Arrebatamiento es: ¿cuándo ocurrirá éste, en relación a
la Tribulación y la Segunda Venida de Cristo?
Existen tres teorías principales acerca del tiempo en que ocurrirá el
Arrebatamiento: la creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá antes de
que se inicie la Tribulación (pre-tribulacionismo), la creencia de que el
Arrebatamiento ocurrirá a la mitad de la Tribulación (med-
tribulacionismo), y la creencia de que el Arrebatamiento ocurrirá al final
de la Tribulación (post-tribulacionismo). Este artículo trata
específicamente con la postura del post-tribulacionista.

El Post-tribulacionismo enseña que el Arrebatamiento ocurrirá al final, o


cerca del final de la Tribulación. En ese momento, la iglesia se
encontrará con Cristo en el aire y luego regresará a la tierra para el
inicio del Reinado de Cristo en la tierra. En otras palabras, el
Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo (para establecer Su
Reino) suceden casi simultáneamente. De acuerdo a esta creencia, la
iglesia pasará a través de todos los siete años de la Tribulación. La
iglesia Católica Romana, la Ortodoxa Griega y muchas denominaciones
Protestantes, apoyan la creencia Post-tribulacional del Arrebatamiento.

Uno de los puntos fuertes del Post-tribulacionismo es que Jesús, en Su


extendido discurso sobre el final de los tiempos, dice que Él regresará
después de una “gran tribulación” (Mateo 24:21, 29). También, el libro
de Apocalipsis, con todas sus variadas profecías, solo menciona una
venida del Señor – y ésta ocurre después de la Tribulación (Apocalipsis,
capítulos 19-20). Pasajes tales como Apocalipsis 13:7 y 20:9 también
dan soporte al post-tribulacionalismo en que obviamente habrá santos
en la Tribulación. También, la resurrección de los muertos en Apocalipsis
20:5 es llamada “la primera resurrección.” Los post-tribulacionistas
afirman que, puesto que esta “primera” resurrección tiene lugar después
de la Tribulación, la resurrección asociada con el Arrebatamiento en 1 de
Tesalonicenses 4:1 no puede ocurrir hasta entonces.
Los post-tribulacionistas, también señalan, que históricamente el pueblo
de Dios ha experimentado épocas de intensa persecución y aflicción. Por
tanto, dicen, no debería sorprendernos que la iglesia también
experimente la Gran Tribulación de los tiempos del fin. En relación a
esto, la creencia post-tribulacional distingue “la ira de Satanás” (o “la ira
del hombre”) de “la ira de Dios” en el libro del Apocalipsis. La ira de
Satanás está dirigida contra los santos, y Dios la permite como un
medio de purificación para Sus fieles. Por otra parte, la ira de Dios es
vertida sobre el Anticristo y su reino del mal, y Dios protegerá a Su
pueblo de ese castigo.

Una falla del post-tribulacionalismo es la clara enseñanza de la Escritura


de que aquellos que están en Cristo no están bajo condenación y nunca
experimentarán la ira de Dios (Romanos 8:1). Mientras que algunos
juicios durante la Tribulación son dirigidos específicamente a los no
salvos, muchos otros, tales como los terremotos, la caída de las
estrellas, y hambrunas, afectarán a salvos y no salvos por igual. Por lo
que, si los creyentes pasan por la Tribulación, ellos experimentarían la
ira de Dios, en contradicción a Romanos 8:1.

Otra debilidad de la creencia post-tribulacionista, es que debe, hasta


cierto punto, alegorizar la Tribulación. Muchos post-tribulacionistas
enseñan que estamos viviendo en la Tribulación ahora mismo; de hecho,
algunos dicen que la Tribulación comenzó inmediatamente después de
Pentecostés en Hechos 2. Tal enseñanza ignora la singular naturaleza de
la Tribulación como se presenta en la Escritura (Mateo 24:21), de que
habrá un tiempo de angustia sin paralelo en la historia del mundo.
También los post-tribulacionistas enfrentan una dificultad para explicar
la ausencia de la “iglesia” en el mundo en todos los pasajes bíblicos
relativos a la Tribulación. Aún en Apocalipsis, capítulos 4-21, la
descripción más extensa de la Tribulación en toda la Escritura, la
palabra “iglesia” nunca aparece. Los post-tribulacionistas deben asumir
que la palabra “santos” en Apocalipsis, capítulos 4-21 significa la iglesia,
aunque es usada una palabra griega diferente.

Y una falla final de la opinión post-tribulacionista, es compartida por las


otras dos teorías; como el que la Biblia no proporciona una línea de
tiempo explícita concerniente a los eventos futuros. La Escritura no
enseña expresamente una creencia sobre otra, y es por lo que tenemos
diversidad de opiniones respecto al final de los tiempos y cierta
divergencia sobre cómo deben ser armonizadas las profecías relacionadas
con ello.

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