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El REBE

NAJMÁN
SOBRE
LA TORÁ

IDEAS DE BRESLOV
SOBRE
LA LECTURA SEMANAL
DE LA T ORÁ
COMPILADO POR
JAIM KRAMER

EDITADO POR
Y. HALL

TRADUCCIÓN AL
ESPAÑOL
GUILLERMO BEILINSON

BERESHIT -
GÉNESIS

Publicado por
BRESLOV RESEARCH
INSTITUTE
Jerusalem/New York
Copyright © 2012 Breslov
Research Institute
ISBN 978-1-928822-61-5

Ninguna parte de esta


publicación podrá ser
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consentimiento previo, por
escrito, del editor.

Título del original:

REBBE NACHMAN’S
TORAH
Para más información:
Breslov Research Institute
POB 5370
Jerusalem, Israel.

Breslov Research Institute


POB 587
Monsey, NY 10952-0587
Estados Unidos.

Breslov Research Institute


c\o G.Beilinson
calle 493 bis # 2548
Gonnet (1897)
Argentina.
e-mail: abei2ar@Yahoo.com.ar

Diseño de cubierta: Ben


Gasner
Indice

Prefacio
Reconocimientos
Conceptos Generales
Comienzos
Desde el Comienzo hasta el
Final

Génesis/Bereshit

Parashat Bereshit
Parashat Noaj
Parashat Lej Lejá
Parashat Vaierá
Parashat Jaié Sara
Parashat Toldot
Parashat Vaietze
Parashat Vaishlaj
Parashat Vaieshev
Parashat Miketz
Parashat Vaigash
Parashat Vaiejí

Glosario
Prefacio

“Éste es el libro de las


generaciones del hombre” (Génesis
5:1).

Los Cinco Libros de Moisés,


conocidos como el JuMaSh (‫חומש‬, de la
palabra hebrea JaMeSh [‫חמש‬, 5]),
abarcan un período de cerca de 2500
años. Los capítulos iniciales del Libro
del Génesis cubren los 2000 años desde
Adán hasta Abraham, con los siguientes
capítulos del Génesis abarcando cerca
de 300 años desde Abraham hasta el
fallecimiento de Iosef. Los primeros
capítulos del Libro del Éxodo tratan
sobre los 210 años de esclavitud en
Egipto y el resto del JuMaSh cubre los
cuarenta años desde el Éxodo hasta el
fallecimiento de Moisés.

Esto en cuanto a un libro de


“historia” que es mucho más que
historia.

Los Cinco Libros de Moisés


también son conocidos como la Torá. La
palabra Torá (‫ )תורה‬proviene de la raíz
horá (‫הורה‬, enseñar o guiar), pues la
Torá es el maestro y la guía. En Su gran
amor por nosotros, Dios nos dio la Torá
como Su regalo, para que sea nuestra
guía en todo momento y en todas las
situaciones. A través de sus historias y
leyes la Torá tiene por objetivo definir
para nosotros lo que es recto y lo que es
incorrecto, lo que es bueno y lo que es
malo y cómo cultivar una constante
conciencia del Uno Que creó todo.

Pero, ¿cómo podemos aprender de


aquello que nos presenta la Torá?
¿Cómo podemos vivir al igual que los
Patriarcas y Moisés? ¿Estamos
condenados a las disputas familiares de
Ishmael e Itzjak, de Iaacov y de Esaú, de
Iosef y sus hermanos? ¿Cómo podemos
hacer propia la esclavitud en Egipto, el
Éxodo, la Apertura del Mar y las
tribulaciones del pueblo judío en su
viaje a través del “desierto”? ¿Qué es el
Tabernáculo? ¿Dónde está nuestro
maná? ¿Qué hay de las maldiciones de
Bilaam y quiénes son los “espías” entre
nosotros? Y ¿qué significan las
diferentes leyes de la Torá para nuestra
manera de pensar de este siglo XXI?

En verdad, la Torá es un libro


cerrado y su estructura lacónica revela
muy poco sobre aquello de lo que
realmente trata. Las historias sobre las
vidas de los fundadores del judaísmo no
nos dicen nada sobre cómo vivir
nuestras propias vidas. Por ello,
debemos volvernos hacia los Sabios,
cuyos extensos comentarios en la
Mishná, en el Talmud, en el Midrash y
en la Kabalá, al igual que en los escritos
de los comentaristas a lo largo de las
épocas, nos permiten alcanzar una mayor
sensibilidad ante el mensaje que guarda
la Torá para nosotros.

“¡Shema Israel - Oye, Israel! Dios


es nuestro Señor. Dios es Uno”
(Deuteronomio 6:4).

Quizá el mensaje más grande que


transmite la Torá esté encapsulado en el
Shema Israel, el versículo que expresa
nuestra fe en Dios y nuestra voluntad de
seguir Sus directivas. Cuando recitamos
Shema Israel, les anunciamos a todos
que Dios es Uno - el Dios Único Que
creó todo. A pesar de las muchas y
diversas partes de la Creación, todo
emanó del Dios Único. Por lo tanto todo
en el mundo -sí, todo- tiene algo de
Divinidad en sí. Esto significa que cada
uno y cada cosa tiene la capacidad de
conectarse con Dios, porque ya es parte
de Dios.

También significa que todo en la


vida puede reflejar a Dios. Cada
pensamiento, cada palabra y cada acto
puede ser el portador de un mensaje de
Dios, diciéndonos que debemos ser más
conscientes de nuestro Creador. En
ninguna otra parte este mensaje está más
claro que en la Torá, que proclama la
Unidad de Dios. Esto puede
comprenderse a través de lo siguiente.
Es bien conocido que la Torá
contiene 613 mitzvot (preceptos) (Makot
23b). La palabra miTzVá (‫ )מצוה‬proviene
de la raíz TzeVet (‫צות‬, unir, amarrar).
Cuando llevamos a cabo una mitzvá, nos
unimos nosotros y el mundo con Dios.

Las 613 mitzvot están divididas en


248 preceptos positivos y 365
prohibiciones. Esos mandamientos
engloban todos los aspectos de nuestra
relación con Dios, con nuestros
congéneres humanos y con todo lo que
existe. Con esos preceptos Dios otorgó
todas las herramientas necesarias
mediante las cuales el hombre puede
conectarse con Él y llevar a toda la
creación hacia su perfección final. El
cuerpo humano también tiene 248
miembros (enumerados en Ohalot 1:8),
correspondientes a los preceptos
positivos de la Torá y 365 tejidos
conectivos, venas y tendones,
correspondientes a las 365
prohibiciones de la Torá (Zohar I, 170b).
Así, el hombre fue hecho sobre el patrón
de la Torá - no sólo su alma, sino
también su cuerpo. La Torá es el eslabón
que permite que el hombre experimente
y sienta la Divinidad investida en él.

Enseña el Zohar (III, 73a): “Dios, la


Torá e Israel son uno”. Cuando
recitamos Shema Israel, anunciamos la
Unidad de Dios. Cuando estudiamos la
Torá, hacemos lo mismo: proclamamos
que Dios y Su Torá son uno,
reconocemos la presencia de Dios en
nuestras vidas y comenzamos a
desarrollar una relación personal con
nuestro Creador.

»
Los mensajes que la Torá nos envía
y su importancia para una vida plena,
están explicados magistralmente en las
enseñanzas del Rebe Najmán de Breslov
(1772-1810) y de su discípulo más
importante, el rabí Natán (1780-1844).
La forma en que desarrollan sus
discursos, revelando la presencia de
Dios en cada aspecto de la vida, nos
ayuda a comprender y a aplicar el
mensaje de la Torá en nuestras propias
vidas. Luego de estudiar aunque sea un
poco de las enseñanzas de Breslov, uno
llega a tener la sensación de que Dios
está con uno en cada página, llamándolo,
“¡Ven! ¡Aquí estoy para ti!”. Ésta ha sido
mi experiencia personal y la de muchos
de mis amigos y colegas.

Tanto el Rebe Najmán como el rabí


Natán nos impregnan con el sentimiento
de que podemos ser partícipes activos
en la Creación y que cada uno de
nosotros, mediante nuestros
pensamientos, palabras y acciones,
puede hacer del mundo un lugar mejor.
Nos hacen sentir que somos Adán y Eva
en el Jardín del Edén, embarcándonos en
un nuevo comienzo. Como si
estuviésemos de pie frente al Árbol de
la Vida y al Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal, armados con la
posibilidad de elegir entre sucumbir a
los llamados de la Serpiente o nutrirnos
del Árbol de la Vida. Y que aquello que
elijamos impactará en el futuro de la
humanidad y del mundo.

»
Dado que la Torá contiene muchos
consejos para la vida, podremos
beneficiarnos más si la estudiamos bajo
la orientación de los Tzadikim, cuyas
lecciones proporcionan la mejor guía
(cf. Likutey Halajot, Birkot HaPeirot 5:17).
El rabí Natán hace notar que el
comentario de Rashi es el mejor y el
más importante para estudiar la Torá,
dado que se apega al significado simple
de los versículos dirigiéndonos hacia
las enseñanzas de los Sabios en lugar de
dedicarse a discusiones filosóficas
(Likutey Halajot, Tefilá 4:7). Por este
motivo y en lugar de citar las fuentes
originales en el Talmud o en el Midrash,
la presente obra cita principalmente las
interpretaciones de los versículos
hechas por Rashi, las cuales agregan
profundidad y razón a los comentarios
de Breslov. Es sabido que las pocas
palabras utilizadas por Rashi en sus
ideas incluyen, en sí mismas, páginas
enteras de comentarios, y el Rebe
Najmán y el rabí Natán suelen citarlas y
desarrollarlas en la forma de notables
consejos.

Esta obra no tiene la intención de


ser una traducción “verdadera” del
Jumash. Es posible comprobar en las
traducciones y comentarios ya editados
las diferentes maneras en que puede
traducirse cada versículo, junto con
docenas de interpretaciones. Aquí
presentamos una traducción que se
ajusta al significado simple del
versículo pero que se presta al
comentario del Rebe Najmán y del rabí
Natán.
Es nuestro deseo que los lectores
lleguen a apreciar la relación personal
que es posible desarrollar con Dios y
los niveles que pueden alcanzarse
mediante estas elevadas enseñanzas.
Que Dios nos dé la sabiduría para
comprender Sus mensajes y aplicarlos
de la manera adecuada. Entonces
podremos ser merecedores de ver la
Venida del Mashíaj, la Reconstrucción
del Templo y el Retorno de los
Exilados, pronto y en nuestros días.
Amén.

Jaim Kramer
Iyar 5771
Mayo 2011
Reconocimientos

Enseñó el Rebe Najmán:


“Siempre debes estar agradecido
con la persona que te da algo” (El
Libro de los Atributos, Caridad A:13).

Comenzar el agradecimiento hacia


todas las personas que ayudaron para la
realización de este libro podría tomar
tantos años como llevó preparar el texto
mismo. En su lugar, pedimos perdón a
los muchos al limitar nuestro
reconocimiento a aquellos que han sido
los soportes primarios de El Rebe
Najmán sobre la Torá, desde sus
comienzos hasta el día de hoy.

Primero y ante todo nuestro


reconocimiento para Alvin y Elaine
Gordon quienes pusieron en marcha todo
este proyecto con la inocente pregunta,
“¿Existe algún comentario del Rebe
Najmán sobre la lectura semanal de la
Torá?”. Habíamos comenzado a
recolectar el material sobre la Biblia y
no estábamos seguros sobre qué hacer
con ello. Su pregunta nos llevó a
organizar el material y a presentarlo
parashá tras parashá, versículo por
versículo, dándoles a los lectores un
“manual” del pensamiento de Breslov
para realzar sus estudios semanales y
conversaciones en la mesa del Shabat.

A medida que se corrió la voz de


que estábamos preparando un proyecto
de Jumash, varias personas se sumaron
para ayudar con el financiamiento.
Además de los Gordons y de la
Lowenstein Foundation, fuimos
bendecidos con la ayuda de Steve y
Beryl Reich, Jay y Lisa Knof y David
Menaged. Otros más, de una larga lista
de dignos donantes, ofrecieron su
tiempo, trabajo y dinero para mantener
en marcha este esfuerzo. Entre todos
ellos se destacan Diana Korzenik y la
familia Steinberg de Toronto, quienes
han sido sólidos pilares para el sustento
de éste y de muchos otros proyectos del
Breslov Research Institute.
Considerando el tiempo y los costos
implícitos en este largo proyecto, fuimos
bendecidos más aún recientemente por
Ira Berkowitz, quien, como un caballero
de brillante armadura, se hizo presente
con una considerable contribución en
memoria de su querida madre, que
descanse en paz.

Nuestra más profunda apreciación


para R' Iaacov Dovid Shulman, quien les
dio sentido, en inglés, a las profundas
ideas del Likutey Moharán del Rebe
Najmán. Y “aunque todos los mares
fuesen tinta y todas las cañas plumas de
escribir”, no serían suficientes para
agradecer a Y. Hall por la excelente
traducción del Likutey Halajot del rabí
Natán, al volcarlo en un lenguaje
comprensible incluso para el lego.
También agradecemos a B. Aber por el
soberbio diseño gráfico.

Gracias también a todo nuestro


equipo, cuyas ideas ayudaron al fluir de
esta obra. Y a mi esposa por estar
conmigo. Compré un magneto para
nuestro refrigerador que lo dice todo:
“Yo no sufro de estrés, pero lo
produzco”. Y aun así ella estuvo
conmigo.

Quiera Dios ayudarnos a ver la


finalización de este proyecto y de
muchos otros y podamos todos ser
dignos de ver la Llegada del Mashíaj, la
Reconstrucción del Templo y el Retorno
de los Exilados, pronto y en nuestros
días. Amén.

J.K.

Agradecemos a Ediciones Sigal,


Buenos Aires, su amable permiso para
utilizar la traducción al español de La
Biblia.
Conceptos Generales

Aquellos familiarizados con las


lecciones del Rebe Najmán saben que
éstas suelen comenzar con una cierta
premisa que es luego desarrollada
utilizando textos de prueba tomados de
la Biblia, del Talmud, del Midrash, de la
Kabalá, del Zohar y de otras
enseñanzas. Construyendo y agregando
más ideas, el Rebe entreteje un tapiz
increíblemente hermoso englobando
toda la lección. El rabí Natán sigue el
mismo patrón en sus discursos. Para el
estudiante de Breslov, estas lecciones
combinan un profundo comentario de los
versículos bíblicos junto con una gran
riqueza de consejos para la vida. Pero
para el editor que busca aislar cada
enseñanza no es fácil discernir las
piedras preciosas de los consejos sobre
cada versículo. Es necesario profundizar
en los escritos del Rebe Najmán y del
rabí Natán para encontrar esas pepitas
de oro, pues están intrincadamente
bordadas en sus discursos, de una
manera exquisita.

Así, la compilación de esta obra


implicó extraer virtualmente cada
lección “fuera de contexto” y
desarrollarla como una unidad
autónoma. En su mayor parte, los
comentarios del Rebe Najmán y del rabí
Natán se sustentan por sí mismos, pero
muchos de ellos son mejor
comprendidos en el contexto original.
Por lo tanto presentamos este capítulo
como conceptos básicos de El Rebe
Najmán sobre la Torá.

Es posible encontrar varios temas


básicos y recurrentes a lo largo de las
enseñanzas de Breslov, entre ellos: la fe,
la verdad, la moral, el cuidado del pacto
de Abraham, el lugar central del Tzadik
en el judaísmo, dar caridad o actuar de
manera caritativa, alegría y felicidad,
guardar y/o cuidar los pensamientos y la
primacía del estudio de la Torá y de la
plegaria. Dado que estas ideas son
centrales al pensamiento judío, se
presentan una y otra vez en las
enseñanzas del Rebe Najmán y siempre
desde un punto de vista diferente. Hay
tres que se destacan más que las otras:
la fe, el pacto y el Tzadik.

La Fe

Como explica el Rebe Najmán:


“Afortunados somos de que Moisés nos
diera la Torá que empieza con ‘En el
comienzo creó Dios los cielos y la
tierra’. Se nos ordena creer en Dios sólo
mediante la fe y no entrar en
especulaciones intelectuales” (Sabiduría
y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#5). Ello se debe a que la fe está
imbricada dentro del Acto mismo de la
Creación, como está escrito, “Todas Sus
obras están hechas con fe” (Salmos 33:4).

El rabí Natán explica además que


la fe es absolutamente necesaria en
cuatro áreas. Éstas son: la fe en Dios, la
fe en la Torá como un regalo de Dios, la
fe en los líderes rectos (e.g. Moisés, el
rey David y todos los verdaderos
Tzadikim y líderes de la nación judía a
lo largo de las épocas) y quizás la más
significativa de todas, la fe en uno
mismo – en el hecho de que uno es
importante a los ojos de Dios, que sin
importar cuán lejos se sienta de Dios
uno siempre puede volver a Él, que tiene
un propósito en la vida, que tiene la fe y
la confianza necesarias para tratar con
los demás y la fuerza interna para
cambiar los hábitos y mejorar su vida
(cf. Likutey Halajot, Masá u-Matán 3:6).

También incluidas en el concepto


de la fe se encuentran la verdad y la
honestidad, dado que la fe implica
fidelidad y la capacidad de confiar en
los demás, una situación que sólo es
posible mediante la honradez.

El Pacto

El tema de la moralidad y del


cuidado del pacto hace referencia al
Pacto de Abraham, el brit milá (el pacto
de la circuncisión). El brit milá no es
una ceremonia religiosa que es
celebrada un día y olvidada al siguiente.
Es el pacto eterno entre Dios y el pueblo
judío. El retiro del prepucio del órgano
sexual simboliza el retiro de todo lo que
es impuro en la vida de la persona; con
pureza en la mente y en el corazón la
persona puede entonces utilizar el
órgano de procreación para ser un socio
de Dios en el proceso continuo de la
creación del mundo. Es impensable que
se pueda llegar al abuso de ese poder
procreador para propósitos lujuriosos,
pues ello envenena el mundo con deseos
cada vez mayores y degradantes. Cuando
la persona guarda el pacto y eleva sus
pensamientos e intenciones morales, se
eleva a sí misma y a muchos otros, hacia
una conciencia más exaltada de
honestidad, de decencia y de pureza. En
palabras del Rebe Najmán: “El
principal camino para acercarse a Dios
es el cuidado y la rectificación del
pacto” (Likutey Moharán I, 29:4).

El Tzadik

El Tzadik es quizás el tema más


recurrente en las enseñanzas del Rebe
Najmán pero es, probablemente, el
concepto menos comprendido. Este
concepto se menciona por primera vez
en una frase del Talmud:
Dice el rabí Elazar: El mundo
entero fue creado debido a un solo
Tzadik. Esto lo aprendemos del
versículo “Dios vio que la luz era
buena” (Génesis 1:4). “Bueno” no es
otra cosa que el Tzadik, como está
escrito, “Di del Tzadik que es
bueno” (Isaías 3:10). El rabí Jiá dijo
en nombre del rabí Iojanan: Pues el
mundo será mantenido en aras de un
solo Tzadik, como está escrito, “El
Tzadik es el cimiento del mundo”
(Proverbios 10:25) (Ioma 38b).

Es axiomático el que el Tzadik sea


una figura central del judaísmo. Su
tenacidad en el servicio a Dios pese a
todos los obstáculos -como atestigua el
ostracismo de Abraham debido a su
rechazo de la idolatría y de su enseñanza
en la creencia en Dios- y su completa
anulación delante de Dios al servir
como líder de la nación -como Moisés
que estuvo dispuesto a “borrarse” a sí
mismo si Dios no perdonaba la rebelión
del pueblo judío (Éxodo 32:32)- ha
salvado al pueblo judío una y otra vez a
lo largo de nuestra extensa historia. Ello
se debe a que el Tzadik trasciende este
mundo material y alcanza una
comprensión de lo espiritual incluso
mientras existe en el plano físico. Como
tal, es una especie de puente entre
nosotros y Dios. Por supuesto, ningún
judío necesita de un intermediario entre
él y Dios. Dios ciertamente no necesita
que nadie actúe como Su intermediario y
tampoco nosotros, porque siempre
podemos buscar a Dios y encontrarlo.
Pero el Tzadik ya ha encontrado a Dios
y, por lo tanto, para decirlo de una forma
más simple, conoce la manera eficaz de
hallarlo. Esto significa que es la persona
adecuada para enseñarnos aquello que
debemos saber para poder acercarnos a
Dios.

Aun así el Tzadik es mucho más


que un maestro que nos da una óptica
Divina. El Tzadik se encuentra en un
plano tan elevado que en verdad llega a
ser el emisario de Dios para hacernos
llegar Su mensaje. Sólo Moisés pudo
traernos la Torá tal cual la conocemos y
sólo los muy grandes Tzadikim de cada
generación -los profetas, los reyes
justos, los Sabios líderes, los Gaonim,
los Codificadores y demás- son capaces
de transmitirnos las instrucciones de
Dios, la Torá. (En su obra clásica, el
Mishne Torá, Maimónides presenta una
lista de los líderes de cada generación
desde Moisés hasta el final de la era
Talmúdica). Y los Tzadikim reciben
desde Arriba el poder para enseñar la
Torá tal cual lo consideren adecuado -
por ejemplo, los Sabios Talmúdicos
introdujeron muchas leyes y guías
nuevas para preservar la observancia de
la Torá. De la misma manera, en cada
generación, los Tzadikim ejercen un
“poder Divino” para dirigir a la nación
de acuerdo a su comprensión de la Torá
y en concordancia con la generación en
la cual viven.

Éste es un concepto muy audaz,


pero no es nuevo. De la Torá misma
aprendemos que el Tzadik tiene poder. A
lo largo de las Escrituras, encontramos
el versículo “Vaidaber IHVH el Moshé
lemor - Dios le habló a Moshé,
diciendo” (Éxodo 13:1; 14:1; 25:1; 30:11; et
al.). Vaidaber (‫וידבר‬, “Él habló”)
proviene de la misma raíz que DaBaR
(‫רבר‬, líder) (Rashi sobre Deuteronomio
31:7; ver Sanedrín 8a). El rabí Natán
explica que cuando Dios le habló a
Moisés, no sólo le habló a él y le dio
directivas, sino que también le pasó esa
directiva y liderazgo al mismo Moisés.
Con cada Vaidaber, Dios le entregó el
liderazgo y la dirección a Moisés, para
que él implementase las enseñanzas tal
como lo considerase adecuado (Likutey
Halajot, Milá 2:8).

Entender la grandeza del Tzadik


es algo esencial para nuestra
comprensión de la Torá. El Talmud, el
Midrash, el Zohar, la Kabalá y
virtualmente todas las enseñanzas
jasídica están repletas de afirmaciones
sobre la grandeza del Tzadik y de su rol
central en el judaísmo. El Rebe Najmán
enfatiza en su enseñanza más importante
sobre el hitbodedut que cada persona
debe desarrollar su propia y directa
conexión con Dios (Likutey Moharán I, 52;
Ibid. II, 25). Pero el Tzadik es un Tzadik,
un líder que se entrega en aras de los
demás sin buscar remuneración alguna y
que continuamente dará de sí mismo
hasta el fin.

Todos comprenden la importancia


de tener líderes calificados - ¡no hace
falta más que ver la expresión de
emoción y determinación en un día
electoral cuando la gente corre a las
urnas para votar por el político más
mediocre! Pero el Rebe Najmán
considera el liderazgo desde un punto de
vista muy diferente. Su concepto del
liderazgo incluye personas tales como
Abraham, Moisés, el rey David y el rabí
Akiba, personas que entregaron sus
vidas por los demás sin ocuparse de sí
mismas. Por ese motivo, la Torá termina
con el fallecimiento de Moisés, pues una
vez que nos unimos a un Tzadik así,
estamos en el sendero correcto.

Pero en verdad la Torá no termina


sino que comienza una y otra vez. Y es
por eso que encontraremos muchas
enseñanzas en El Rebe Najmán sobre la
Torá que se explican al comprender el
papel del Tzadik en nuestras vidas.
Comienzos
Comienzos

Éste es el libro de las generaciones del


hombre (Génesis 5:1)
Cada año repetimos el ciclo de la
lectura semanal de la Torá. Cada lectura
se divide en siete porciones, una para
cada día de la semana. Aunque cada año
repetimos la Torá, ella es siempre un
libro nuevo, pues refleja las situaciones
únicas de cada persona y le otorga
comprensión e inspiración para
atravesar los desafíos y adversidades de
la vida. La Torá contiene alusiones
dirigidas a cada uno de nosotros; es la
historia de la vida de cada individuo.
Cada uno puede encontrarse a sí mismo
en la lectura de la Torá de ese día y de
esa semana e inspirarse con ello (Likutey
Halajot I, p. 196a-392).

La Torá
La Torá es llamada un
“testimonio” - es el testimonio de la
realidad y de la Unidad de Dios. La
Torá, con sus leyes y estatutos, los
Libros de los Profetas y los Escritos, al
igual que el Talmud, el Midrash, el
Zohar, la Kabalá y todos los
comentarios que acompañan a esas
obras encajan entre sí con una increíble
precisión y perfección. Incluso un
mínimo conocimiento de la Torá y de sus
contenidos demuestra que no es algo
producto de la obra del hombre, sino
testimonio de nuestro Creador Quien nos
dio la Torá. Así, está escrito, “Las
Tablas eran obra de Dios y la escritura
era la escritura de Dios” (Éxodo 32:16)
(Likutey Halajot VII, p. 30-16a).

La Torá fue dada luego de veintiséis


generaciones
Antes de que Dios diese la Torá
debía haber, por parte de la humanidad,
una manifestación del deseo por ella y
por la Divinidad. Así, la Entrega de la
Torá se retrasó por veinte generaciones
(de Adán a Noaj, diez generaciones; de
Noaj a Abraham, diez generaciones;
Itzjak, Iaacov, Leví, Kehot, Amran y
Moisés, seis generaciones [Jaguigá 13b]),
hasta que todas las buenas aspiraciones
y anhelos de los Tzadikim de esas
generaciones llenaron al mundo de
buenos deseos. Entonces fue dada la
Torá (Likutey Halajot VI, p. 74).

La lectura de la Haftará y el Maftir


El Maftir es el último pasaje de la
Torá leído durante los servicios del
Shabat y de las festividades; la Haftará
es la lectura de los escritos de los
Profetas, cuyo tema se relaciona con la
lectura de la Torá de esa semana. La
costumbre de leer el Maftir y la Haftará
fue instituida en épocas Talmúdicas
durante un período de decretos que
prohibieron la lectura pública de la
Torá. En esa época, los Sabios
instituyeron la costumbre de leer un
pasaje de los Libros de los Profetas en
lugar de la lectura de la Torá. Hoy en
día, esa Haftará se recita luego de la
lectura regular de la Torá.

Los profetas hablan generalmente


del consuelo de la nación judía al final
de los tiempos - así, la palabra maFTiR
(‫ )מפטיר‬alude a PaTuR (‫פטור‬,
exceptuado) o al final del sufrimiento en
mérito por haber mantenido la Torá. La
haFTaRá (‫ )הפטרה‬también representa un
comienzo, como en PeTeR jamor (‫פטר‬
‫)חמור‬, un “asno primogénito” que PoTeR
(‫פוטר‬, que exceptúa) al vientre de otro
nacimiento primogénito (ver Rashi sobre
Éxodo 13:2). Al comenzar nuevamente,
podemos renovarnos y renovar nuestra
actitud hacia el servicio a Dios,
mereciendo así ser testigos del fin de
todo sufrimiento (Likutey Halajot I, p. 452).

Estudiando con Rashi


Por mucho, el comentario de
Rashi es el mejor y el más importante
para estudiar la Torá, dado que se apega
al significado simple de los versículos
dirigiéndonos hacia las enseñanzas de
los Sabios en lugar de dedicarse a
discusiones filosóficas (Likutey Halajot I,
p. 348).

Cierta vez varias personas estaban


alabando los comentarios de Rashi en
presencia del Rebe Najmán. La esencia
de la conversación era el hecho de que
para una comprensión directa de la
Biblia sólo hacía falta el comentario de
Rashi, pues muchos de los otros
comentaristas se apoyaban en los
filósofos (Tzadik #410). El Rebe hizo
notar, “Es posible que ustedes no se den
cuenta, pero Rashi es como el hermano
de la Torá. Cada judío, desde su
infancia, estudia la Torá Escrita y la
Torá Oral con los comentarios de Rashi.
Piensen en ello y comprenderán la
grandeza única de Rashi” (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#223).
Desde el Comienzo hasta el
Final

La festividad de Simjat Torá engloba la


idea de que la Torá no tiene un
comienzo, un medio y un final. En ese
día, cuando terminamos el ciclo de
lectura anual de la Torá con la última
sección del Deuteronomio, retornamos
inmediatamente al comienzo con la
lectura de la primera sección del
Génesis. Las siguientes enseñanzas
subrayan la unión entre el final del
Jumash y su comienzo.
Bereshit... ante los ojos de todo Israel
La Torá comienza con la letra Bet
(‫ )בת‬de Bereshit (‫ )בראשית‬y termina con
la letra Lamed (‫ )ל‬de IsraeL (‫)ישראל‬
(Deuteronomio 34:12). Juntas estas letras
conforman la palabra LeV (‫לב‬, corazón).
El espíritu del hombre reside en su
corazón, motivándolo constantemente
hacia alturas cada vez más elevadas
(Likutey Moharán I, 10:7).

Más aún, la Torá representa el


corazón, el asiento del espíritu (Likutey
Moharán I, 10:7). Cuanto más nos
asociemos con la Torá, más plenamente
podremos desarrollar nuestro espíritu.
Así, vemos que el Santo Nombre
de Dios Elohim aparece treinta y dos
veces en el relato de la Creación,
correspondiente al valor numérico de la
palabra LeV (‫לב‬, corazón) (Likutey
Moharán I, 19:9). Esto enseña que cuando
sincronizamos nuestros corazones con
Dios, podemos percibirlo a través de
cada una de las facetas de la Creación.

Bereshit... ante los ojos de todo Israel


La Torá misma es el epítome de la
idea de lo que la Torá tiene por
objetivo. Comienza con Bereshit, la
“Expresión Oculta” - implicando que
Dios está oculto de nosotros y que no
tenemos idea alguna sobre Él. Concluye
con “lo que Moisés hizo ante los ojos de
todo Israel” (Deuteronomio 34:12) -
implicando que la Torá está ahora
revelada para todos. La Torá nos enseña
que, por un lado, Dios es inefable y que
nunca podremos llegar a conocerlo;
pero, al mismo tiempo, el mundo está
lleno de Su gloria y Su gloria se
encuentra constantemente ante nuestros
ojos (Likutey Halajot V, p. 60).

Bereshit... ante los ojos de todo Israel

La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬


contiene las palabras RaShEi (‫ )ראשי‬y
BaT (‫)בת‬. Esto hace referencia a cuatro
niveles: los Rashei, que son tres
“líderes” o “cabezas” (Jesed, Guevurá,
Tiferet) y Bat (Maljut). Esos cuatro
niveles corresponden a los cuatro
colores del ojo (el blanco/esclerótica, el
rojo/músculo, el color/iris y el
negro/pupila). Así, la primera palabra
de la Torá habla sobre la visión - i.e., la
Providencia Divina (Likutey Halajot II, p. 4
a).

La Providencia Divina es atraída


desde el reshit, desde el comienzo
mismo de la Creación, directamente de
Dios Mismo. La persona debe atraer la
Providencia Divina hacia su propia
visión y “ante los ojos de todo Israel”,
para que todos puedan percibir
constantemente la presencia de Dios y la
Providencia Divina que dirige nuestras
vidas (Likutey Halajot II, p. 10).

Simjat Torá y Bereshit


La festividad de Sukot
corresponde a la sefirá de Biná
(Comprensión). Llevar a cabo la mitzvá
de la suká le permite a la persona
construir una casa. Esto es como está
escrito, “Con sabiduría se construye la
casa y con comprensión se la mantiene”
(Proverbios 24:3). Observar la festividad
de Sukot es también beneficioso para la
protección de los rebaños. Esto es
debido a que:

Biná corresponde al corazón. Los


seres humanos son únicos en el hecho de
que, siendo niños, se nutren de los
pechos que se encuentran cerca del
corazón de la madre - a diferencia del
ganado, que se nutre de la ubre que está
cerca de los órganos excretores. La
misma idea se aplica en el sentido
espiritual. Cuando la persona se
comporta de la manera apropiada,
recibe el sustento de Biná, el corazón.
De lo contrario, desciende al nivel de un
animal que toma el sustento de los
“deshechos”. En este último caso, se
nutre de aquello que les correspondería
a los animales, impidiendo que estos
reciban un sustento adecuado en un nivel
espiritual.
En Sukot, esa persona vuelve a
conectarse con Biná -el corazón-
permitiendo así que los animales
reciban el sustento apropiado. Más aún,
en Sukot (más precisamente en Simjat
Torá), completamos el ciclo de la
lectura de la Torá y la comenzamos
nuevamente. La Torá corresponde a Zeir
Anpin, que está enraizado en Biná. De
esa manera, comenzamos nuevamente
nuestra relación con la Torá al volver a
empezar su lectura inmediatamente
después de Sukot (Likutey Moharán I,
266).
Génesis Bereshit
Parashat Bereshit

1:1
En
el
comienzo
creó
Dios
los
cielos
y
la
tierra

En el comienzo creó Dios los cielos y


la tierra

Moisés nos hizo un gran favor al


comenzar la Torá con las simples
palabras, “En el comienzo creó Dios los
cielos y la tierra”. De esta manera, nos
proveyó de un modelo de fe que no
implica ninguna sofisticación ni filosofía
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de
Breslov #219).

En el comienzo creó Dios los cielos y


la tierra
El mundo fue creado
principalmente con el objetivo de
probar la fe del hombre. Cierta vez, un
seguidor del Rebe Najmán estaba
teniendo dudas. El Rebe le dijo: “Está
escrito que toda la creación llegó a la
existencia sólo debido a gente como tú.
Dios vio que habría gente que se
aferraría a nuestra sagrada fe, sufriendo
en gran manera debido a la confusión y a
las dudas que constantemente la
atacarían. Él percibió que superarían
esas dudas y que se mantendrían firmes
en sus creencias. Fue debido a esto que
Dios trajo a la existencia toda la
creación” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí
Najmán de Breslov #222).
En el comienzo

La Torá comienza específicamente


con el relato de la Creación para
infundir en nosotros la fe en que Dios
creó el mundo entero “a partir de la
nada”. Éste es el fundamento de la fe
(Likutey Halajot II, p. 250).

Bereshit-Creó Dios

La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬


tiene las mismas letras que Bait REShIT
(‫בית ראשית‬, “primero es la casa”),
haciendo referencia al hogar de la
persona. La persona misma refleja la
Torá, como en “Ésta es la Torá, un
hombre” (Números 19:14). Las paredes de
cada hogar lo demarcan como una
propiedad individual - esto hace
referencia al Individuo, al Dios Único, a
Quien pertenece realmente la casa
(Likutey Halajot III, p. 414). Así, el
comienzo de la Torá nos dice cómo
prepararnos para vivir una vida de Torá:
dedicándole nuestros hogares a Dios.

Bereshit
La palabra BeREShIT (‫)בראשית‬
puede ser escrita como Beit REShIT (‫בית‬
‫)ראשית‬. La palabra Beit (‫ )בית‬puede ser
leída como la palabra BaIT (‫בית‬, hogar)
y la palabra reshit (comienzo) puede
comprenderse como haciendo referencia
a la Torá (Vaikrá Rabah 36:4). Así, la
palabra Bereshit -bait reshit- nos
enseña que la persona que construye su
vida sobre los principios de la Torá
beneficia a su hogar. Esto se refleja en
el hecho de que al retornar a nuestros
hogares después de la festividad de
Sukot, comenzamos nuevamente la
lectura de la Torá precisamente desde
Bereshit (Likutey Moharán I, 266).

Bereshit
Jalá (el diezmo de la masa de harina
entregada a los cohanim), los Bikurim
(los primeros frutos) y la Trumá (los
diezmos) son llamados “primero”. El
mundo fue creado en mérito al
cumplimiento de estas mitzvot
(Bereshit Rabah 1:4).
Este Midrash enseña que la
caridad es el pilar principal y
fundamental de la Creación. Antes de
llevar a cabo cualquier actividad
creativa es adecuado dar caridad
(Likutey Halajot III, p. 216 a).

Bereshit-El anteproyecto del mundo


Estaba con Él como una criatura (amon)
(Proverbios 8:30).

No leas AMoN (‫אמון‬, criatura), sino


UMaN (‫אומן‬, anteproyecto) (Bereshit
Rabah 1:1).

La Torá es el anteproyecto del


mundo. Todo se mantiene mediante las
combinaciones de letras de la Torá
(Likutey Moharán I, 33:3). Por lo tanto uno
siempre puede encontrar la Torá, que
provee de un sendero hacia Dios, en
todo lo que existe en la creación.

Bereshit
La palabra Bereshit también puede ser
traducida como “en aras de la cabeza”.
El mundo fue creado en aras de Israel,
que es su cabeza (Vaikrá Rabah 36:4).

Al crear el mundo, Dios anticipó


el orgullo y la alegría que sentiría por
las buenas acciones de Su nación, Israel.
De modo que creó todo en el mundo de
acuerdo a cómo reflejaría ese orgullo y
alegría (Likutey Moharán I, 17:1). Algunas
personas pueden reflejar la belleza de
las montañas; otras, la belleza de los
bosques o incluso de los desiertos. Cada
judío debe ser consciente de cuán
importante es a los ojos de Dios y saber
que de una manera u otra refleja la
belleza de la Creación

Bereshit
El comienzo de la sabiduría es el temor
a Dios (Salmos 111:10).

Las letras de la palabra BeREShIT


(‫ )בראשית‬pueden ser transpuestas para
formar las frases IaRe BoSheT (‫בשת‬-‫ירא‬,
temor-humildad) y IaRe ShaBaT
(‫שבת‬-‫ירא‬, temor-Shabat). ShaBaT (‫)שבת‬
se asocia con el arrepentimiento, pues
contiene las mismas letras que TaShuV
(‫תשב‬, “te arrepentirás”).

Así, con la palabra Bereshit, la


Torá indica la importancia de buscar el
temor a Dios. Con ese temor, la persona
puede alcanzar profundos niveles de
humildad delante de Dios, de modo que
aunque caiga, siempre podrá retornar a
Él (Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 38). Más
aún, IaRe BoSheT (temor-humildad)
indica que la humildad de la persona -
debida a su comprensión de la tremenda
grandeza de Dios- la inspira a temer a
Dios (Likutey Moharán I, 22:10).

Bereshit
Las letras de la palabra BeREShIT
(‫ )בראשית‬pueden ser transpuestas para
formar la frase IaRe ShaBaT (‫ירא שבת‬,
“aquel que guarda el Shabat”). En
mérito a guardar el Shabat la persona
merecerá el temor a Dios (Likutey Halajot
III, p. 1a).

Bereshit

La palabra BeREShIT (‫ )בראשית‬tiene las


mismas letras que IaRe ShaBaT (‫ירא‬
‫שבת‬, “aquel que guarda el Shabat”)
(Tikuney Zohar #9, p. 24b).

El Shabat equivale a toda la Torá


(Ierushalmi, Shabat 1:8).

La Torá precedió a la creación del


mundo en 2000 años (Bereshit Rabah 8:2).
Dado que el Shabat se compara con toda
la Torá, podemos decir que el Shabat
también precedió al mundo en 2000
años. Esos 2000 años están
representados por el límite de 2000
amot (codos) fuera de los límites de la
ciudad, en los cuales está permitido
caminar en el Shabat. Ese límite también
corresponde al límite de la mente, que
impone restricciones sobre aquello que
es posible comprender, sobre lo que se
encuentra más allá de nosotros y en
aquello donde debemos fortalecer
nuestra fe. Gracias a esos límites
podemos atraer los intelectos de la Torá
y la santidad del Shabat, para reconocer
que la Creación es obra de Dios (Likutey
Halajot III, p. 102).

Bereshit bará Elohim


Nuestros sabios enseñan que el rey
egipcio Ptolomeo les ordenó a los
setenta ancianos de Israel traducir la
Torá al griego. Al hacerlo, los ancianos
alteraron la traducción de varios
versículos para evitar una mala
interpretación. Cambiaron el versículo
“Bereshit bará Elohim - En el
comienzo creó Dios” y pusieron en su
lugar “Elohim bará bereshit - Dios creó
en el comienzo”. De otra manera,
Ptolomeo podría haber leído el
versículo como “[Una entidad llamada]
‘En El Comienzo’ creó a Dios”
(Meguilá 9a).
El Rebe Najmán enseña que los
ancianos tuvieron que alterar ese
versículo porque, en su forma pura, la
Torá es tan intensa que la persona que se
encuentre lejos de Dios no podrá
comprenderla apropiadamente. Es por
ello que la Torá, al igual que el Talmud
y el Midrash, contiene narraciones e
historias - estos son los vehículos a
través de los cuales la luz de la Torá
puede serles transmitida a personas
relativamente simples y carentes de
conocimiento. El Rebe agrega que ello
explica por qué muchos Tzadikim
conversan sobre temas mundanos con
sus seguidores. Con ello les transmiten
conceptos de Torá en un formato simple
que pueden aferrar (Likutey Moharán II,
91).

Bereshit-La Expresión Oculta


El mundo fue creado con Diez
Expresiones (“Dios dijo...”). Pero sólo
nueve veces la Torá registra la frase
“Dios dijo”. Esto enseña que Bereshit es
una Expresión Oculta (Rosh HaShaná
32a).

Así como Bereshit es una


Expresión Oculta, la presencia de Dios
está oculta en la Creación. Cuando la
Torá afirma: “La tierra estaba confusa
y desolada, con la oscuridad sobre la
faz del abismo, y el espíritu de Dios
sobrevolaba sobre la superficie de las
aguas” (Génesis 1:2), ello nos da
esperanzas. Pese a todo lo que puede
abrumar a la persona y desestabilizar
su vida, Dios está con ella y la puede
sacar de su confusión y caos (Likutey
Halajot III, p. 213a). Este punto se hace
más claro aún por el hecho de que la
Torá nunca menciona la creación de las
aguas, sólo que el espíritu de Dios
“sobrevolaba sobre la superficie de las
aguas”. Aunque ciertas cosas de la
Creación ocultan la Divinidad, siempre
debemos saber que Dios está presente
(Ibid., p. 430).

Bereshit-La Expresión Oculta


El arrepentimiento fue creado antes que
el mundo (Pesajim 54a).
La Expresión Oculta de Bereshit
alude a la Torá Oculta que sostuvo al
mundo antes de la Revelación en el
Sinaí. La Torá Oculta es la raíz de la
Creación y de ella provino todo lo
demás. Cada Expresión sucesiva reveló
más y más de la gloria de Dios, hasta
que el mundo entero estuvo lleno de Su
gloria.

La Expresión Oculta de Bereshit


es más elevada que la Torá. Cuando una
persona transgrede, la Torá demanda el
castigo por la mala acción que ha sido
cometida. Teóricamente, el
arrepentimiento no debería ayudar -
pero sí lo hace, pues el arrepentimiento
está enraizado en Bereshit, la Torá
Oculta. Esto también explica porqué el
recitado del Kadish puede darles
méritos a los padres fallecidos.
Ostensiblemente, todo lo que la persona
logra durante su vida queda en sus
registros como un crédito o un demérito.
¿Cómo es posible que los esfuerzos de
otra persona puedan cambiar ese
registro? Pero en la plegaria del Kadish
decimos, “Quien es exaltado más allá de
todas las bendiciones y alabanzas” -
esto hace referencia a la Expresión
Oculta, la raíz de todo, que conecta
directamente con el arrepentimiento y la
rectificación (Likutey Halajot V, p. 88-45a).

Bereshit-La Expresión Oculta


¿Por qué debe estar oculta una de
los Diez Expresiones?

Existen tres formas de


manifestación de la voz de Dios:
mediante un sonido directo, a través un
sonido reflejo y mediante la mezcla de
ambos. El sonido directo es aquél de
Dios hablándonos -a nuestras almas-
enviándonos mensajes y dándonos
directivas para poder servirlo. Si
oyésemos esa voz de manera directa no
tendríamos libertad de elección. El
Midrash relata que los judíos en el Sinaí
abandonaron sus almas cada vez que
oyeron directamente la voz de Dios,
pues era demasiado intensa para ellos
(Shmot Rabah 29:4).
El sonido reflejo es similar a un
eco, es como si la voz de Dios golpease
el mundo material y se reflejase desde
allí. Esa voz es más fácil de oír, pero
está teñida del materialismo con el cual
está en contacto. Uno no debe cometer el
error de pensar que ella es sólo la voz
de Dios, no sea que el materialismo
implícito en el sonido reflejo lo abrume
y lo lleve al error e incluso al ateísmo.

La Expresión Oculta es una


mezcla que contiene el potencial del
sonido directo junto con el sonido
reflejo. Es este tercer tipo de sonido el
que debemos escuchar y el cual nos
permite reaccionar positivamente
(Likutey Halajot VI, p. 18a).

Bereshit
El mundo fue creado mediante Diez
Expresiones (Avot 5:1).

La primera de estas Expresiones


es la palabra Bereshit. Ésta es una
Expresión Oculta, en la que nada es
dicho - en contraste con las nueve
siguientes Expresiones reveladas, cada
una de las cuales es introducida por la
frase Vaiomer Elohim (Dios dijo).

Como un todo, esas Diez


Expresiones corresponden a los Diez
Mandamientos, indicando que el poder
de la Creación se encuentra en la Torá.
Las nueve Expresiones Reveladas
corresponden a la Torá Revelada. Con
sus ordenanzas, recompensas y castigos,
la Torá Revelada representa el ámbito
de la justicia, que es una manifestación
de la bondad de Dios en el hecho de que
nos muestra el sendero que Él desea que
sigamos. La Expresión Oculta, Bereshit,
corresponde a la Torá Oculta, que
contiene los misterios de la Kabalá y los
misterios de la Creación. Esa Torá
Oculta incluye elementos para un nivel
oculto de bondad, conocido como el
Tesoro de Dones Inmerecidos, que Dios
creó para retrasar la aplicación de la
justicia y darle a la persona la
posibilidad de arrepentirse (ver Likutey
Halajot VIII, p. 121b).
Bereshit
El rabí Eliezer afirma que el mundo fue
creado en el mes de Tishrei. El rabí
Ioshúa dice que fue creado en Nisán
(Rosh HaShaná 10b).

El arrepentimiento fue creado antes que


el mundo (Pesajim 54a).

La palabra BeREShiT (‫)בראשית‬


alude a estos dos puntos de vista. La
primera letra, Bet (‫)ב‬, que tiene el valor
numérico de 2, está seguida por la
palabra REShiT (‫ראשית‬, comienzo). Bet
reshit indica “dos comienzos” - i.e.,
Tishrei y Nisán (Likutey Moharán I, 49:6).
Debido a que esos meses representan
nuevos comienzos, ambos son propicios
para el arrepentimiento

Bereshit

Las letras de la palabra BeREShiT


(‫ )בראשית‬pueden ser ordenadas para
formar la frase ROSh BaIT (‫ראש בית‬,
“cabeza de la casa”). La “cabeza” hace
referencia al Tzadik y la “casa” al
mundo. El primer paso en el
acercamiento a Dios debe ser buscar al
Tzadik (Likutey Moharán II, 67).

Bereshit-La Tierra Santa


Rashi pregunta por qué la Torá comienza
con el relato de la Creación en lugar de
hacerlo con los preceptos, que son su
raison d'être. Para responder a esta
cuestión, cita el versículo, “El poder de
Sus obras Él le relató a Su pueblo, para
darles la herencia de las naciones”
(Salmos 108:6). Rashi explica que
debido a que Dios creó el mundo
entero, éste le pertenece y Él puede
darle cualquier parte a quien considere
adecuado. Si las naciones del mundo
reclaman y cuestionan diciendo que los
judíos tomaron la Tierra de Israel de
manera ilegal, ellos pueden responder
afirmando que en el comienzo Dios se
las dio a los gentiles pero que luego Él
la tomó de ellos y se la dio a los judíos
(Rashi sobre Génesis 1:1).

En el versículo citado por Rashi,


“El poder de Sus obras Él le relató a Su
pueblo”, la palabra koaj (‫כח‬, poder)
tiene el valor numérico de 28. Esto
corresponde al número de letras en el
primer versículo del Génesis (Likutey
Moharán I, 44:1). De esa manera, la Torá
nos enseña que cuando reconocemos el
poder de Dios revelamos la santidad de
la Tierra Santa, que Dios le dio
específicamente a Su pueblo elegido
(Ibid., II, 78).

El rabí Natán presenta una


dificultad con respecto a la explicación
de Rashi: ¿Qué valor puede tener esa
respuesta para los gentiles? Afirma que
es posible que no sirva para ellos. Pero
cuando nosotros proclamamos nuestra fe
en Dios e invocamos Su poder, ello
fortalece nuestra propia fe en Dios y
refuerza nuestra creencia en nuestro
derecho para poseer la Tierra Santa (cf.
Likutey Halajot, Shomer Sajar 4:1).

Bereshit-La Tierra Santa


¿Por qué la Torá comienza con
Bereshit? Si las naciones dicen,
“Ustedes son ladrones, porque tomaron
por la fuerza la tierra que les pertenece
a las siete naciones cananeas”, debes
decirles, “El mundo entero le pertenece
a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la
tierra a quien lo desee” (Rashi).

Y si tú les dices, ¿ellos te


escucharán? La verdad del tema es que
las klipot -y por extensión, las naciones-
siempre proclaman que todo es de ellas.
La cáscara siempre precede al fruto; por
lo tanto las naciones recibieron el
control de la Tierra Santa antes que los
judíos, y es por ello que afirman que
nosotros les robamos la Tierra. Sin
embargo cuando estudiamos y
observamos la Torá, revelamos la
voluntad de Dios en el mundo. Entonces
las naciones se ven forzadas a admitir la
verdad y a desistir de sus reclamos
(Likutey Halajot VIII, p. 155a).

Bereshit-La Tierra Santa


¿Por qué la Torá, que relata la historia
del pueblo judío, comienza con el Acto
de la Creación? Es un reproche para las
naciones del mundo, que podrían
reclamar que la Tierra de Israel les
pertenece a ellas. Podríamos indicar
este pasaje y responder, “Dios creó el
mundo entero y a Él le pertenece. Él les
dio la Tierra a ustedes. Pero luego se la
sacó y nos la dio a nosotros” (Rashi).

Dios nos dio la Tierra Santa para


observar la Torá, como en “Él te dio la
tierra de las naciones... para que
observes Sus leyes y Su Torá” (Salmos
105:44-45). Por lo tanto, cuando
observamos la Torá, la Tierra es nuestra.
Y al observar la Torá, todos llegarán a
ser dignos de ver la grandeza de Dios y
tendrán fe en que fue Él quien creó el
mundo entero. Llegarán entonces a
conocer a Dios y a reconocer nuestro
derecho a la Tierra. Si no observamos la
Torá le damos pie a los reclamos de las
otras naciones (Likutey Halajot I, p. 237a-
474).

Bereshit-La Tierra Santa


¿Por qué la Torá comienza con
Bereshit? Si las naciones dicen,
“Ustedes son ladrones, porque tomaron
por la fuerza la tierra que les pertenece
a las siete naciones cananeas”, debes
decirles, “El mundo entero le pertenece
a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la
tierra a quien lo desee” (Rashi).

El poder para convencer al mundo


de que la Tierra Santa nos pertenece
yace en la Torá, que detalla la Creación
de Dios y Su propiedad. Sin la Torá, no
tenemos reclamo alguno de la Tierra.
¿Qué sostuvo al mundo hasta que fue
dada la Torá? Matnat Jinam - la bondad
de Dios, el Tesoro de Dones
Inmerecidos.

Para que podamos exponer la Torá


y reclamar la Tierra debemos traer una
Torá pura que debe ser hecha descender
apropiadamente desde Arriba. Mediante
la plegaria podemos acceder a esa Torá,
rogando a Dios y pidiéndole que haga
descender Su bondad sobre nosotros -
en lugar de pedir Su beneficencia
diciendo que esperamos que nuestras
plegarias sean respondidas debido a que
lo merecemos. El primer tipo de
plegaria es la ofrecida por los grandes
Tzadikim tales como Moisés (ver Rashi
sobre Deuteronomio 3:23). Tal plegaria es
respondida desde el Tesoro de Dones
Inmerecidos de Dios - el mismo Tesoro
que sostuvo al mundo hasta la entrega de
la Torá.

En cuanto al segundo tipo de


plegaria, que demanda resultados en
base a la recompensa por las acciones,
aquel que la articula es comparable a un
ladrón que demanda y toma lo que
desea. Orar de esa manera niega el
concepto del Tesoro de Dones
Inmerecidos de Dios y va en contra de
los ideales de una Torá pura recibida a
través de la Bondad. Más aún, dado que
el Tesoro de Dones Inmerecidos es
conceptualmente la Torá Oculta que
sostuvo al mundo, tal persona demuestra
que no se apoya en la Torá para su
sustento. Así, las naciones que dicen que
los judíos tomaron la tierra como
ladrones tienen una queja legítima. Pero
cuando Le oramos a Dios para que nos
otorgue de Su Tesoro de Dones
Inmerecidos, afirmamos que la Torá
sustenta al mundo, dándonos el derecho
a la Tierra (Likutey Halajot VIII, p. 221b).

Bereshit-La Tierra Santa

Dios creó el mundo para revelar


Su voluntad. Si encontramos y
revelamos Su voluntad, podremos
conquistar la Tierra Santa. Más aún,
cada lugar que conquistemos y
transformemos en un lugar de santidad,
tal como una sinagoga (cf. Meguilá 29a),
revelará la voluntad de Dios. Así,
construir una sinagoga o algún otro
elemento de santidad es equivalente a
conquistar la Tierra Santa (Likutey
Halajot I, p. 464).

Bereshit-La Tierra Santa

¿Por qué la Torá comienza con el


relato de la Creación en lugar de hacerlo
con la primera mitzvá dada a los judíos,
la declaración de la Luna Nueva? De
acuerdo a Rashi, el relato de la
Creación viene a enseñarnos que la
Tierra Santa nos pertenece. En realidad,
no podemos establecer y declarar la
Luna Nueva sin conocer los misterios de
la intercalación, que sólo pueden ser
adquiridos a través de la santidad de la
Tierra Santa y del ordenamiento de los
Sabios que pueden declarar la Luna
Nueva (Sanedrín 2a). De modo que la
Torá debía comenzar con el relato de la
Creación, para revelar la santidad de la
Tierra Santa y poder así tomar esa
santidad y esa capacidad de declarar la
Luna Nueva (Likutey Halajot III, p. 232).

Elohim
La tradición judía enseña que Dios
comenzó a crear el universo con el
atributo del juicio, como se evidencia
por la mención de su Santo Nombre
Elohim durante todo el relato de la
Creación. Pero una vez que comenzó a
hacerlo, lo “reconsideró”, si así pudiera
decirse, y unió el juicio con la
compasión (Rashi).

El juicio representa tzimtzum


(constricción o restricción). Ese
tzimtzum preparó el camino para la
creación de la mala inclinación (dado
que el atributo del juicio representa el
“lado izquierdo”, de donde toman su
sustento las fuerzas del Otro Lado).

Así, Dios creó primero el mundo


con el atributo del juicio, que
corresponde, si así pudiera decirse, a Su
“mala inclinación”. Entonces “quebró”
Su “mala inclinación” al incorporar en
la Creación el atributo de la compasión.
Ello fue para crear el poder de la
libertad de elección, mediante el cual
también el hombre puede quebrar su
mala inclinación (Likutey Moharán I, 72).

Bereshit-Juicio/Compasión
En el comienzo, se elevó en el Primer
Pensamiento de Dios el crear el mundo
mediante el atributo del juicio. Sin
embargo Dios vio que el hombre no
sería capaz de sobrevivir con el juicio
estricto, de modo que unió el atributo
de la compasión con el atributo del
juicio (Rashi).

Sabemos que Dios creó el mundo


para mostrar Su compasión (Etz Jaim 1:2;
ver Likutey Moharán I, 64:1). Si es así,
¿por qué comenzó la Creación utilizando
el atributo del juicio? ¿Dónde está la
compasión en el juicio?

La respuesta es que Dios quiso


que el mundo operase de acuerdo a un
sistema de justicia estricta. En tal
mundo, de transgredir y merecer el
castigo, la persona reconocería
inmediatamente a Dios como la Causa
de su sufrimiento y se volvería a Él para
el perdón. Al anularse delante de Dios,
se acercaría a su Creador, lo que
constituye la compasión más grande. Sin
embargo, Dios percibió que la vasta
mayoría de las personas sería incapaz
de existir en un sistema así. Después de
todo, ¿quién es verdaderamente capaz de
alcanzar tal nivel de anulación? Por lo
tanto unió la compasión al juicio y
utilizó ambos para crear el mundo.

Esto explica el significado de “la


luz original que le permitía a la persona
ver el mundo entero. Dios vio que los
malvados harían mal uso de ella y la
ocultó para los Tzadikim” (Jaguigá 12a).
Esa gran luz, la luz de la Divinidad, le
permite a aquel que se anula ante Dios
“ver” lo que el Infinito puede ver. Dios
ocultó esa luz para los Tzadikim,
quienes saben cómo anularse ante Dios
(Likutey Halajot II, p. 237a-474-238a).

Bereshit-Juicio/Compasión
Es sabido que Dios creó el mundo
para revelar Su compasión (ver Etz Jaim
1:2). Si es así, ¿por qué comenzó la
Creación utilizando el atributo del
juicio?

En verdad, Dios quiso que el


juicio gobernase debido a Su gran
compasión. Quería que el hombre
ganase su recompensa en lugar de
recibirla como un regalo. (Es decir, la
compasión de Dios se despierta debido
a los pecados de la persona, que Él
perdona. De esta manera la persona no
gana la recompensa debido a su propio
mérito). Los atributos de Dios se
encuentran en verdad más allá de toda
comprensión. Aun cuando Él aplica la
bondad, hay un elemento de justicia en
ello y al instituir los juicios, estos van
unidos a la compasión (Likutey Halajot
VIII, p. 20a).

Elohim

Inherente a cada nueva situación


se encuentra el atributo Divino del
juicio. Así como toda la Creación llegó
a la existencia después del Tzimtzum, de
la misma manera sólo podemos alcanzar
nuestros objetivos después de enfrentar
las restricciones de cada nueva instancia
de tzimtzum -con su caos, vacío y
oscuridad- hasta llegar a la luz (Likutey
Moharán I, 84).
Bereshit bará

Las dos primeras palabras de la


Torá son Bereshit bará (“En el
comienzo creó”). La palabra BaRÁ
(‫ )ברא‬puede ser vista como la primera
mitad de la palabra BeREshit (‫)בראשית‬.
Así, podemos ver a Bereshit como una
palabra entera y a bará como una media
palabra.

Bereshit está entera en el hecho de


que indica la realidad primaria antes de
la Creación, cuando sólo Dios existía.
Ese nivel está representado por la
plegaria, cuando la persona se une con
Su Creador. Bará es una media palabra,
en la medida en que representa la
realidad que sigue al Acto de la
Creación; esa realidad se presenta como
separada de Dios (aunque ello no es
así). Ese nivel está representado por la
Torá, donde la persona estudia sobre
Dios y aprende a orar y a quedar sumido
en su Creador (Likutey Moharán I, 22).

Bereshit bará Elohim


Las letras finales de las palabras
BereshiT barA ElohiM (‫בראשת ברא‬
‫ )אלהים‬pueden ordenarse para deletrear
EMeT (‫אמת‬, verdad) (Tikuney Zohar,
final).

La verdad es el sello de Dios y el


mundo entero se sostiene sobre este
fundamento (Likutey Halajot I, p. 158).
Bereshit bará Elohim
Las primeras palabras de la Torá,
BereshiT barA ElohiM (‫בראשת ברא‬
‫)אלהים‬, forman un doble acróstico. Las
letras iniciales de esas palabras
deletrean BaBA (‫בבא‬, arameo para
“portal”). Y las letras finales pueden
ordenarse para deletrear EMeT (‫אמת‬,
verdad) (Tikuney Zohar, final). BaBA es
una referencia a los tratados Talmúdicos
de BaBA Kama (‫בבא קמא‬, Primer
Portal), BaBA Metzía (‫בבא מציעא‬,
Segundo Portal), BaBA Batra (‫בבא‬
‫בתרא‬, Tercer Portal), que tratan sobre
las leyes de los daños, de los negocios y
del intercambio, de la propiedad y de la
herencia, respectivamente.

Dios creó el mundo con intelecto,


como afirma el versículo: “Todo fue
hecho con sabiduría” (Salmos 104:19).
Para que la Creación pueda continuar el
hombre debe cuidar su propio intelecto.
Esto se logra adhiriéndose a la verdad,
que es una parte inherente de la
Creación. Si el hombre no cuida su
intelecto, cae presa de BaBA - de los
conflictos y daños también inherentes a
la Creación (Likutey Halajot VIII, p. 234b).

1:2
La
tierra
estaba
confusa
y
desolada,
con
la
oscuridad
sobre
la
faz
del
abismo,
y
el
espíritu
de
Dios
sobrevolaba
sobre
la
superficie
de
las
aguas

La creación de
las aguas
Las aguas fueron lo primero
creado en el mundo (ver Rashi sobre
Génesis 1:1), haciendo referencia al
jidush ha-olam (renovación del mundo).
Por ello el agua es el medio para
purificar de todas las impurezas, dado
que simboliza la renovación (Likutey
Halajot II, p. 22).

La tierra estaba confusa y desolada,


con la oscuridad... y el espíritu de Dios
sobrevolaba sobre la superficie de las
aguas
Dios creó el mundo en aras de los
judíos, que son llamados reshit
(primero) (Vaikrá Rabah 6:4).
Dios creó el mundo en la
anticipación del orgullo que sentiría por
el pueblo judío. Pero inmediatamente
después de la Creación, la tierra estaba
“confusa y desolada, con la oscuridad”,
dado que las acciones que tenían lugar
en ese mundo cubrían y ocultaban la
fuente de ese orgullo. Aun así, el
espíritu de Dios podía encontrarse en
las “aguas” - i.e., en los actos de
caridad. Al dedicarse a la caridad, el
hombre puede elevarse al nivel en que
Dios se enorgullece de él, revelando así
ese orgullo - i.e., el espíritu de Dios
(Likutey Halajot VII, p. 41a).

Confusa y desolada, con la oscuridad


sobre la faz del abismo... el espíritu de
Dios
“Confusa”, “desolada”, “oscuridad” y
“abismo” hacen referencia a los cuatro
exilios (Bereshit Rabah 2:4). El
“espíritu de Dios” es el espíritu del
Mashíaj (Zohar I, 192b).

Dios ve el final desde el mismo


principio. En el comienzo, Él previó que
habría exilios y sufrimiento. Pero
también en el comienzo creó la fuente
del consuelo para ese sufrimiento:
Mashíaj y la Redención. Más aún, el
espíritu de Dios “sobrevolaba” sobre
las profundidades. Incluso en medio del
sufrimiento, el “espíritu de Dios”
sobrevuela precisamente sobre la
persona (Likutey Halajot II, p. 236).
Confusa y desolada

Dios creó un vacío en el cual Su


Presencia no estaba manifiesta. Pero
también hizo accesible Su espíritu,
“sobrevolando sobre la superficie de las
aguas”. Esto significa que es posible
contrarrestar el vacío y encontrar a Dios
en este mundo.

“Agua” es una referencia a la Torá


(cf. Isaías 55:1) y el “espíritu de Dios”
alude al espíritu del Mashíaj (Zohar I,
192b), quien anulará en última instancia
las confusiones de este mundo. Es
posible despertar el espíritu de Mashíaj
al traducir en nuestras propias palabras
la Torá que estudiamos -
particularmente, en nuestra lengua
materna. Al repetir la Torá en nuestro
propio idioma, llevamos su santidad
hacia lo mundano y acercamos la era
mesiánica (Likutey Moharán I, 118).

El “espíritu del Mashíaj” hace


referencia, en particular, al profundo
sentido de moralidad del Mashíaj.
Podremos unirnos a ese espíritu si nos
comportamos de manera pura - ello nos
permitirá “sobrevolar sobre la
superficie de las aguas” - i.e., estudiar
la Torá en profundidad (Ibid., II, 32).

Confusa y desolada
La tierra confusa y desolada
representa el mal que puede abrumar a
la persona. Para rectificar ese mal, uno
debe encontrar su contraparte de bien.
Esa capacidad se encuentra en el
“espíritu de Dios” - es decir, el espíritu
de Mashíaj, que siempre encuentra el
bien en todas las cosas. Así, la Torá
afirma inmediatamente: “Dios dijo,
‘Haya luz’” -que corresponde al bien-
“y Dios separó entre la luz y la
oscuridad” - dado que al buscar el bien
uno puede separar el bien del mal
(Likutey Halajot I, p. 3a).

El espíritu de Dios sobrevolaba sobre


la superficie de las aguas
Cuando hay tohu vavohu -
demasiada confusión- no se puede
percibir ni experimentar a Dios. Aun así
es posible ser conscientes de que Dios
siempre está cerca, “sobrevolando”. En
cualquier momento, la persona puede
unirse a Dios y traer una revelación de
la Divinidad (Likutey Halajot III, p. 306).

El espíritu de Dios

El “espíritu de Dios” puede


encontrarse en la Torá. Cuando
estudiamos la Torá y generamos nuevas
ideas de Torá, literalmente atraemos
hacia nosotros el espíritu de Dios
(Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 78).
El espíritu de Dios
Un arpa colgaba sobre la cama del rey
David. A medianoche el viento del norte
(rúaj tzafón) soplaba sobre ella y lo
despertaba para servir a Dios (Berajot
3a).

Rúaj (viento) también significa


“espíritu”. TzaFóN (‫צפון‬, “del norte”) es
similar a TzaFuN (‫צפון‬, oculto) - i.e.,
algo oculto en el corazón. El viento del
norte que despertaba al rey David para
servir a Dios es el “espíritu de Dios que
sobrevolaba sobre la superficie de las
aguas”. Ese espíritu está oculto dentro
del corazón de cada uno y lo despierta
para servir a Dios (Likutey Moharán I,
8:2).
La oscuridad sobre la faz del abismo...
Haya luz
¿Por qué los carneros preceden a las
ovejas en los rebaños? Es como en la
Creación: Primero fue la oscuridad y
luego la luz (Shabat 77b). (Los
carneros son generalmente más oscuros
que las ovejas).

La semilla de una planta medicinal


debe ser cuidada para que pueda
germinar apropiadamente y sus
cualidades terapéuticas tengan efecto.
De la misma manera, la fe debe ser
cuidada para que sus cualidades sean
efectivas. Más aún, la fe debe preceder
a la curación. ¿Por qué? “Es como en la
Creación: Primero fue la oscuridad y
luego la luz”. “Oscuridad” significa la
falta de consejo; “luz” representa un
consejo claro. La persona que está
rodeada por la “oscuridad” de la
indecisión debe buscar el consejo de
aquél que pueda revelarlo. Ése es el
Tzadik, de quien se dice “agua profunda
es el consejo en el corazón del hombre
mas el hombre sabio la extraerá”
(Proverbios 20:5). El “agua” -i.e., el
consejo- cuida a la “semilla” -la fe- que
germina en los vegetales y hierbas que
pueden curar. Así, primero viene la
“oscuridad”, que hace enfermar a la
persona. Entonces llega la “luz” - el
consejo, la fe y la curación (Likutey
Moharán II, 5:2-3; Likutey Halajot VIII, p.
86b).

1:3

Dios
dijo,
“Haya
luz”
y
hubo
luz.

Creación
En el Primer Día, todo fue creado en
estado potencial, para ser actualizado en
su propio día (Rashi).

La luz original creada en el Primer Día


fue considerada demasiado grande para
este mundo por lo que fue ocultada para
los Tzadikim en el Futuro (ver Bereshit
Rabah 12:6).

La creación demuestra el proceso


de poner en acto aquello que está en
potencia. Desde el comienzo mismo
existieron los obstáculos -el caos, la
desolación y la oscuridad-
representando los impedimentos que
cada persona debe enfrentar al tratar de
crearse una vida espiritual. Es necesario
perseverar. Entonces “Dios dijo, ‘Haya
luz’ y hubo luz” - significando que la luz
que se encuentra allí, en potencia,
llegará a la existencia. Depende de cada
persona buscar y revelarla (Likutey
Halajot IV, p. 149a-298).

La luz de la creación

“Luz” hace referencia a lo que


existe después de la Creación. Antes de
la Creación, todo es considerado
“oscuridad” - i.e., más allá de la
comprensión (Likutey Halajot II, p. 466).

Bereshit... tohu vavohu... haya luz

Reshit (“el comienzo”) representa


la verdadera sabiduría. Tohu vavohu
(“caos y desolación”) representa las
sabidurías seculares que intervienen
para alejar a la persona de Dios. Aun
así “el espíritu de Dios” está siempre
presente, “sobrevolando sobre la
superficie de las aguas”. Para revelarlo,
necesitamos la “luz” - las enseñanzas y
la guía de los Tzadikim (Likutey Halajot
VII, p. 282).

Dios dijo, “Haya luz” y hubo luz


“Haya luz” - ésta es la mano derecha. “Y
hubo luz” - ésta es la mano izquierda
(Tikuney Zohar #30, p. 74a).

Las dos manos representan todo


acto de creación, dado que son los
miembros mediante los cuales podemos
hacer, formar y construir lo que fuere, a
partir de los primeros pensamientos
hasta el producto final terminado. Por lo
tanto las manos representan la
“definición”. El espíritu de Dios es la
fuerza que efectúa la creación, pero al
comienzo de todo esfuerzo creativo ese
espíritu se encuentra oculto en la
oscuridad y la confusión. Cada vez que
queramos convertir nuestros
pensamientos e ideas en actos concretos,
deberemos primero “definir” qué es lo
que queremos hacer. Ello nos ayudará a
superar los desafíos y los obstáculos -la
oscuridad y la confusión- que se
levantan para cerrarnos el paso, y a
revelar el espíritu de Dios para que nos
ayude a lograr el objetivo (Likutey
Halajot II, p. 370).

1:4

Dios
vio
que
la
luz
era
buena.
Dios
separó
entre
la
luz
y
la
oscuridad.

Dios vio que la luz era buena


La luz original era tan brillante que
permitía ver de un extremo del mundo al
otro. Dios previó que los malvados
harían mal uso de ella y la ocultó para
los Tzadikim en el Futuro (Bereshit
Rabah 12:6).
Desde el comienzo mismo de la
creación, Dios previó todo lo que
sucedería, hasta el final de los tiempos.
De manera similar, debe ser nuestro
objetivo mirar hacia el fin del tiempo,
hacia el lugar más allá de nuestra vida
temporal y centrarnos en el Mundo que
Viene. Así, “Dios vio que la luz era
buena” - Él vio que no era para este
mundo y la ocultó para los Tzadikim
(Ibid., 12:6). La persona que desee ver
esa luz deberá por lo tanto unirse a los
Tzadikim, seguir sus sendas y centrarse
siempre en el objetivo final (Likutey
Halajot I, p. 284).

Dios vio que la luz era buena


“Dios vio que la luz era buena” - i.e., que
sería buena para ocultarla (Bereshit
Rabah 12:6).

La “luz” de la Torá hace


referencia a sus misterios. Es necesario
profundizar en la Torá para alcanzar esa
luz. También la luz del Tzadik está
igualmente oculta (Likutey Moharán I,
33:5).

La luz era buena

Dios ocultó la luz que creó en el


Primer Día de la Creación para que los
malvados no pudieran utilizarla. Esa luz
era tan tremenda que debió ser ocultada
pues de otra manera habría abrumado a
los indignos. Pero los Tzadikim merecen
ver esa luz, dado que aunque está oculta,
ilumina este mundo. La luz de los
Tzadikim también está oculta del mundo
y la gente no siempre merece percibir
quiénes son ellos. Aun así, su luz
también ilumina a este mundo y aquel
que los busque merecerá contemplarla
(Likutey Halajot I, p. 22).

La luz era buena

Dios quiso que Su luz brillase


para toda la humanidad. Pero esa luz era
tan grande que la gente no habría podido
recibirla de una forma mesurada, buena
y beneficiosa. Por lo tanto Dios la
ocultó para que cada persona la
contemplase dentro de los límites de su
capacidad y no más (Likutey Halajot II, p.
414).

Dios vio que la luz era buena... Dios


llamó a la luz “día” y a la oscuridad
llamó “noche”

La “luz” es el medio mediante el


cual podemos ver y comprender lo que
nos rodea. “Buena” hace referencia a la
Torá (Avot 6:3). Así, los términos “luz”,
“buena” y “día” corresponden a la
conciencia espiritual. La “oscuridad”,
por otro lado, representa la restricción
de esa conciencia (Likutey Moharán I, 74).

En el momento de la Creación, la
oscuridad precedió a la luz. De manera
similar, la persona tiene que comenzar
con la fe, que funciona durante la
oscuridad llamada “noche”, cuando la
visión y el conocimiento están limitados.
Entonces debe obtener el consejo, tal
cual se alude en el versículo “Él revela
las profundidades que estaban ocultas en
la oscuridad” (Job 12:22). “Las
profundidades” corresponden al
consejo, como en el versículo “Agua
profunda es el consejo en el corazón del
hombre” (Proverbios, 20:5) (Likutey
Moharán II, 5:2). Sólo después de
experimentar la “oscuridad” es posible
alcanzar la “luz” - i.e, la visión y la
comprensión apropiadas.
Haya luz... Dios separó... un día
La luz y la oscuridad no pueden servir
juntas. Por lo tanto “Dios [las] separó”
(Rashi).

La luz es daat (conocimiento). La


oscuridad es insensatez (Likutey Halajot I,
p. 7a). Al separarlas, Dios hizo que
fueran diferentes. Una vez que fueron
distintas, pudieron entonces unirse, dado
que cada una conocía su lugar. Así, “Fue
el anochecer y fue la mañana, un día”
(Likutey Halajot I, p. 100a).

1:5
Dios
llamó
a
la
luz
“día”
y
a
la
oscuridad
llamó
“noche”.
Fue
el
anochecer
y
fue
la
mañana,
un
día.

Dios llamó a la luz “día”

Todo buen arquitecto tratará de


diseñar siempre estructuras nuevas y
diferentes. El Arquitecto del mundo
ciertamente crea cosas nuevas cada día.
Cada día debe brillar mucho más, con
una luz adicional. Podemos emular a
Dios renovándonos constantemente y
encarando con frescura cada nuevo día,
agregando luz y bondad a nuestras vidas
(Likutey Halajot I, p. 123a-246).

Dios llamó a la luz “día”

La frase “Dios llamó a la luz


‘día’” implica que debemos infundir
intelecto y luz espiritual a cada uno de
nuestros días (Likutey Moharán II, 4:8). Es
decir, cada día tiene que iluminar más
que el anterior (Likutey Halajot IV, p. 171a).
La principal luz del día es la
Providencia Divina. Aquel que cree que
la naturaleza constituye un poder
independiente está hundido en la noche y
en la oscuridad (Ibid., I, p. 153a-306).

A la oscuridad llamó “noche”


“Oscuridad” hace referencia al Talmud
de Babilonia (ver Sanedrín 24a).

Los comentaristas explican que


ésta no es una descripción del Talmud
mismo, Dios no lo permita, sino de la
dificultad de estudiarlo y recordarlo.

Durante nuestro largo exilio, el


Talmud -que encarna la Ley Oral- nos ha
mantenido unidos como nación. De este
modo, puede ser comparado con la fe,
de la que también necesitamos en los
tiempos oscuros (Likutey Moharán I, 35:4).

Dado que el Talmud corresponde


a la “noche”, es particularmente
propicio estudiarlo (o estudiar la
Mishná, su fundamento) durante la noche
(Ibid., I, 3).

Dios separó entre la luz y la oscuridad


“Luz” hace referencia a las historias
sobre los Tzadikim. “Oscuridad” hace
referencia a las historias sobre los
malvados (Bereshit Rabah 3:8).

Sólo la persona que puede


percibir la diferencia entre la luz
espiritual y la oscuridad espiritual
puede diferenciar entre las historias
sobre Tzadikim y las historias sobre los
malvados.

El Midrash relata que Pinjas, el


Tzadik, era capaz de volar - pero
también el malvado Bilaam (ver Bamidbar
Rabah 22:5). El mal imita al bien. Si bien
es posible que se cuenten historias
similares sobre los Tzadikim y sobre los
malvados, uno debe aprender a
diferenciar entre la luz verdadera y su
pálida imitación (Likutey Moharán I, 234).

Muchas veces esas historias


parecen similares. Debemos aprender a
diferenciar entre lo que es la luz
verdadera y lo que es la oscuridad,
porque las historias sobre los Tzadikim
traen luz al mundo mientras que las
historias sobre los malvados traen
oscuridad (Likutey Halajot I, p. 106a).

Noche y día

Cada día de la vida de una


persona contiene una noche y un día -
tanto subidas como bajadas. Nuestra
principal misión en la vida es combinar
ambas, para comprender que incluso en
la oscuridad hay luz y que, por otro
lado, pese a la luz y a los buenos
momentos, también puede haber
situaciones difíciles. Con esa
comprensión alcanzaremos la verdadera
fe y llegaremos a reconocer a Dios
(Likutey Halajot II, p.202-102a).
Fue el anochecer y fue la mañana

Sólo es posible alcanzar la “luz


del día” y el intelecto si se reconoce que
existe la “noche” y las restricciones que
lo preceden (Likutey Halajot I, p. 208a).

Fue el anochecer y fue la mañana, un


día
El tiempo mismo es una creación
engendrada por la palabra Bereshit (ver
Jaguigá 12a).

Este mundo se encuentra


encuadrado en el tiempo y en el espacio.
Nuestra misión es trascender el tiempo y
el espacio y unir “antes de la Creación”
con “después de la Creación” (Likutey
Halajot I, p. 40a).

Iom Ejad
El versículo debería haber dicho “el
Primer Día”. En su lugar está escrito,
“Un Día”, para indicar que Dios es Uno
(Rashi).

El término “Un Día” indica que en


ese tiempo todo estaba incluido en la
Unidad de Dios (Likutey Halajot V, p. 97a).

La creación de los ángeles


Los ángeles fueron creados en el
Segundo Día, para que nadie pudiese
decir que el ángel Mijael extendió [los
cielos] hacia el sur mientras que el
ángel Gabriel los extendió hacia el norte
(Bereshit Rabah 3:8; ver Rashi).

Dios no necesitó de ayudantes


para crear el mundo. Sin embargo, creó
los ángeles para implantar en la
Creación la idea de la libertad de
elección. Si Dios gobernara
abiertamente y de manera exclusiva,
nadie elegiría oponerse a Su voluntad.
Al ocultar Su autoridad y asignar
mensajeros para llevar a cabo Sus
deseos, Dios hizo que Su autoridad
fuese menos obvia, dándole a la
humanidad la libertad de decidir cómo
pensar y actuar.

Así, en el Primer Día de la


Creación, Dios creó el mundo y todo lo
que contiene. En el Segundo Día creó a
los ángeles para llevar a cabo las tareas
específicas de cada creación. El hombre
puede ahora decidir si acepta que todo
lo que le sucede -incluso si parece tener
lugar a través de un intermediario-
proviene sólo de Dios o no (Likutey
Halajot VII, p. 207a).

1:6
Dios
dijo,
“Haya
un
firmamento
en
medio
de
las
aguas
que
separe
las
aguas
de
las
aguas”.
Haya un firmamento en medio de las
aguas

En el comienzo de la Creación
todo era una simple unidad. Pero en el
Segundo Día, Dios creó el firmamento
para separar las “aguas inferiores” de
las “aguas superiores”. Cada una de
esas “aguas” deseaba estar cerca de
Dios y clamaron y Le rogaron por ese
privilegio (Tikuney Zohar 5, p. 19b). Vemos
entonces que el firmamento mantiene a
las aguas inferiores lejos de Dios.

Cuanto más grande sea el valor de


nuestro objetivo, mayores serán los
obstáculos que debamos enfrentar. Y una
vez que hayamos alcanzado ese
objetivo, más grande será nuestra
satisfacción por haberlo hecho y por
haber superado los desafíos del camino.

Dios creó un “firmamento” que


nos separa de nuestro objetivo
espiritual. Si realmente deseamos la
Divinidad y la espiritualidad,
clamaremos a Dios y Le rogaremos que
nos acerque a Él. Pues los obstáculos
que enfrentamos en nuestra búsqueda
espiritual no tienen la intención de
mantenernos alejados sino de aumentar
nuestro deseo de alcanzar el
conocimiento de Dios (Likutey Moharán I,
66:4).
Que separe las aguas de las aguas
Cuando las aguas fueron separadas, las
aguas inferiores comenzaron a llorar.
Cada una de ellas decía: “¡Yo quiero
estar delante del Rey!”. [Por lo tanto]
Dios hizo un pacto con las aguas
asegurándoles que serían colocadas
sobre el Altar [en el Templo, durante la
festividad de Sukot] (Tikuney Zohar 5,
p. 19b).

Las aguas inferiores “lloraron”


porque no sabían que era posible
revelar Divinidad a través de ellas. El
firmamento representa al Tzadik, quien
les demuestra a aquellos que están
“debajo” que incluso ellos pueden
revelar Divinidad (Likutey Halajot II, p.
29a).

1:7
Dios
hizo
el
firmamento
y
separó
las
aguas
que
estaban
debajo
del
firmamento
de
las
aguas
que
estaba
sobre
el
firmamento.
Y
así
fue.

Separó las aguas que estaban debajo


del firmamento de las aguas que
estaba sobre el firmamento... Que las
aguas debajo de los cielos se junten en
un lugar.

La separación de las aguas


representa una disputa para beneficio
del mundo (Bereshit Rabah 4:6). De
manera similar vemos que muchas
disputas en el Talmud son para beneficio
del mundo. Esto puede verse en el
versículo “Que las aguas debajo de los
cielos se junten (‫יקוו‬, iKaVu) en un
lugar” - es decir, que las aguas divididas
deben unirse. Una miKVe (‫מקוה‬, pileta
con agua utilizada para la purificación
ritual) tiene el mismo poder de crear
unidad a partir de la división. Así,
sumergirse en una mikve es propicio
para la paz y la unidad (Likutey Halajot
VI, p. 7a).

1:9

Dios
dijo,
“Que
las
aguas
debajo
de
los
cielos
se
junten
en
un
lugar
y
que
aparezca
la
tierra
seca”.
Y
así
fue.

Que las aguas debajo de los cielos se


junten en un lugar y que aparezca la
tierra seca

Las “aguas” representan daat


(conocimiento de Dios), como en “El
mundo estará lleno del conocimiento de
Dios, como las aguas cubren el fondo
del mar” (Isaías 11:9). Nuestra misión en
la vida es recolectar todo el daat que
podamos y juntarlo en “un” lugar - en
otras palabras, reconocer al Dios Único.
Como decimos en el Shemá, “Dios es
nuestro Señor, Dios es Uno”
(Deuteronomio 6:4). Entonces “se verá la
tierra seca”, pues la tierra corresponde a
la fe. Cuando la persona utiliza su
intelecto para buscar a Dios alcanza el
nivel de la fe en Dios (Likutey Halajot III,
p. 306).

1:11
Dios
dijo,
“Produzca
la
tierra
planta
y
hierba
que

simiente,
árbol
de
fruto
que
produzca
fruto
según
su
especie,
cuya
simiente
esté
en
él
sobre
la
tierra”.
Y
así
fue.

Árbol de fruto que produzca fruto


según su especie
Cuando Dios les ordenó a los árboles
reproducirse y dar frutos según su
propia especie, las hierbas hicieron
una inferencia con respecto a ellas: “Si
los árboles, que son grandes y no se
reproducen estando cerca, deben dar
frutos sólo de acuerdo a su propia
especie, entonces, ¿cuánto más esto se
aplica a nosotras, pues somos
pequeñas y nos reproducimos en
proximidad?”. Al oír esto los ángeles
proclamaron: “¡Que la gloria de Dios
sea por siempre!” (Julín 60a).

El Rebe Najmán aplica esta idea


a la unión marital. “Árboles”
corresponde a los Tzadikim, quienes son
grandes en estatura y cuyas relaciones
maritales no se llevan a cabo de manera
seguida, “en proximidad”, sino que están
limitadas al Shabat (cf. Ketuvot 62b).
“Hierbas” corresponde a la gente
común, que tiene relaciones maritales
seguido - i.e., durante la semana. El
hecho de que los ángeles proclamasen:
“¡Que la gloria de Dios sea por
siempre!”, nos enseña que todos deben
ser cuidadosos y mantener la santidad en
esa área de la vida - incluso los
Tzadikim más elevados. De esa manera
hacen la voluntad de Dios, al igual que
las plantas, que se reproducen sólo “de
acuerdo a su propia especie” (Likutey
Moharán I, 11:7).

Árbol de fruto que produzca fruto

La persona también debe


transformarse en un “árbol que da
frutos”. Mediante el estudio de la Torá
podrá encontrar el consejo para
acercarse a Dios (Likutey Halajot VIII, p.
149b). Realizar buenas acciones también
corresponde a “un árbol que da frutos”.

1:16
Dios
hizo
las
dos
grandes
luminarias:
la
luminaria
mayor
para
regir
el
día
y
la
luminaria
menor
para
regir
la
noche,
y
las
estrellas.

Las dos grandes luminarias


Originalmente, Dios hizo al sol y a la
luna de igual tamaño. Pero la luna se
quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar
la misma corona?” (Julín 60b). En el
versículo, la palabra hebrea para
“luminarias” (‫מארות‬, MeORoT) está
deletreada de manera deficiente, sin la
letra vav (‫מאורות‬, MeOROT),
implicando que la disminución de la
luna fue una MeARá (‫מארה‬, maldición)
debido a ese tipo de habla (Rashi sobre
Génesis 1:14, 16).

Las “dos grandes luminarias”


debían ser el intelecto y la fe. Es decir,
tanto aquello que la persona puede
comprender utilizando el intelecto como
aquello que está más allá de su
capacidad intelectual deberían ser
iguales en la mente. Pero la luna (que
corresponde a la fe) se quejó, “¿Cómo
pueden dos reyes utilizar la misma
corona?”, indicando que quería ser la
luz más grande. (Pues mediante la fe uno
puede alcanzar niveles mucho más
elevados que los asequibles a través del
intelecto [dado que la fe puede alcanzar
el Infinito, mientras que el intelecto no])
(Likutey Halajot III, p. 214). Dios le dijo
entonces a la luna, “Ve y hazte pequeña”,
pues cuando la persona trata de alcanzar
niveles que están más allá de su
capacidad, debe ser refrenada. Aunque
Dios espera que uno busque aquello que
está más allá, es necesario cuidarse y no
traspasar las propias capacidades.

Las dos grandes luminarias


La creación tuvo por objetivo
exponer al hombre a la verdad. Dios es
verdad y Su sello es la verdad. La
persona que busque la verdad podrá
experimentar a Dios. Pero no siempre
percibimos la verdad; hay veces en que
necesitamos creer que existe y buscarla
a partir de esa fe.

El sol y la luna hacen referencia a


la verdad y a la fe, respectivamente.
Dios quiso que ambas fuesen iguales.
Sin embargo, en este mundo, la luz de la
verdad es demasiado intensa para que la
mayoría de las personas puedan
recibirla de manera directa.
Necesariamente la Divinidad debe estar
oculta, de modo que la única manera de
recibir la luz de la verdad es a través de
la fe. Por lo tanto, la luna fue
disminuida, para demostrar que la fe
debe recibir la luz del sol, de la verdad
(Likutey Halajot VII, p. 6-4a).

Las dos grandes luminarias

El sol y la luna fueron creados de


igual tamaño, pero luego la luna fue
disminuida. Al calcular el ciclo lunar
exacto y la reaparición de cada Luna
Nueva, nuestros Sabios ponen en
armonía el ciclo solar con el ciclo lunar.
Por lo tanto, al observar el Rosh Jodesh,
rectificamos el daño de la luna, en vistas
al día en que “la luz de la luna será
como la luz del sol” (Isaías 30:26) (Likutey
Halajot II, p. 340).

La luminaria mayor... la luminaria


menor

El Sol -la “luminaria mayor”-


representa la sabiduría, que ilumina el
sendero de la persona y la dirige hacia
su objetivo. La luna -la “luminaria
menor”- representa la fe, que guía a la
persona cuando no puede comprender
las circunstancias del viaje de su vida.
Es por ello que la luna brilla durante la
noche, en la oscuridad - pues en los
momentos más oscuros de la vida, la fe
ilumina el sendero (Likutey Moharán I,
35:5-6).
Originalmente, las dos luminarias
fueron creadas iguales - así, la fe
debería ser tan sólida como el intelecto.
Sin embargo, Dios disminuyó a la luna -
por ello la persona debe luchar para
construir su fe, especialmente cuando se
enfrenta con desafíos. Debe trabajar
constantemente para fortalecer la fe
hasta que, en palabras del profeta, “la
luz de la luna sea como la luz del sol”
(Isaías 30:26) (Likutey Moharán I, 1:2).

Las dos grandes luminarias, la


luminaria mayor... la luminaria
menor

El Sol representa un conocimiento


claro; la luna indica una falta de
conocimiento. Ambos fueron creados
iguales, pues por mucho que sepa la
persona, debe comprender que hay
mucho más que aún no conoce. Sin
embargo, la luna protestó diciendo,
“¿Cómo pueden dos reyes utilizar la
misma corona [de conocimiento y de
falta de conocimiento?” - ver Likutey
Moharán I, 24]. Así, la luna fue
disminuida - ella crece y decrece, tal
como la persona que aumenta su
conocimiento pero olvida lo que ha
aprendido.

Sin embargo, tanto el sol como la


luna -un conocimiento claro y la falta de
conocimiento- son absolutamente
esenciales, pues Keter, el nivel más
elevado de comprensión, es “conocer a
Dios, pero aceptar que Él está más allá
de todo conocimiento”. La luna miró
más allá de su nivel y perdió algo de su
importancia. También la persona debe
saber cuándo ir detrás del conocimiento
y de la comprensión más grandes y
cuándo desistir (Likutey Halajot I, p. 414-
208a).

La luminaria menor

La luna representa la sefirá de


Maljut, que corresponde a la plegaria.
Esa “luminaria menor” debe ser elevada
hasta transformarse en una “luminaria
mayor” - en la sefirá de Biná, que
corresponde al arrepentimiento y al
conocimiento de Dios (Likutey Moharán I,
49:5-6). Orarle a Dios lleva al verdadero
arrepentimiento.

Las dos grandes luminarias


Originalmente, Dios hizo al sol y a la
luna de igual tamaño. Pero la luna se
quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar
la misma corona?” (Julín 60b). En el
versículo, la palabra hebrea para
“luminarias” (‫מארות‬, MeORoT) está
deletreada de manera deficiente, sin la
letra vav (‫מאורות‬, MeOROT),
implicando que la disminución de la
luna fue una MeARá (‫מארה‬, maldición)
debido a ese tipo de habla (Rashi sobre
Génesis 1:14, 16).
Esa disminución es la causa de las
enfermedades infantiles, pues una
reducción de la luz de la luminaria
menor corresponde a la reducción de la
fuerza vital de los niños pequeños
(Taanit 27b).

El hecho de que falte la vav indica la


presencia de Lilit, una fuerza maligna
que ataca a los niños (Zohar III, 234a).
Esa fuerza es llamada LILIT (‫)לילית‬
debido a que siempre está lloriqueando
(‫מיללת‬, mIaLeLet) y trayendo IeLaLá
(‫יללה‬, gemidos) al mundo, produciendo
canciones de lamentación (Likutey
Moharán I, 151; Ibid., 226).

Esto también explica por qué la


gente malvada, que está unida a esa
klipá de la depresión, canta melodías
tristes y melancólicas (Likutey Moharán I,
226).

La luz disminuida de la luna y la


energía de Lilit corresponden a una
debilitada capacidad de ver y de elegir
el sendero apropiado en la vida (ver
también Ibid., I, 205).

Las estrellas
Por haber sido disminuida, la luna
recibió a cambio la compañía de las
estrellas (Julín 60b).

Las estrellas representan a los


Tzadikim (cf. Daniel 12:3) quienes
encuentran el bien incluso en los
momentos más oscuros y reconocen el
mérito en las personas más indignas. Sus
acciones rectifican la disminución de la
luna (Likutey Halajot II, p. 304).

1:20

Dios
dijo,
“Produzcan
las
aguas
enjambres
de
criaturas
vivientes
y
aves
que
vuelen
sobre
la
tierra,
por
la
faz
del
firmamento
de
los
cielos”.

Aves

Las aves fueron creadas a partir


de una combinación de los elementos
“agua” y “tierra”. Ellas ocuparon un
estrato entre lo humano y lo animal,
dado que poseían algo del poder del
habla (de ahí su continuo piar). El habla
es una combinación de los planos del
Cielo (las “aguas superiores”) y de la
tierra; por lo tanto, al igual que las aves,
el habla consiste de “agua” y de
“tierra”. Dado que el habla está
asociada con el Cielo y con la tierra,
cuando la persona se expresa de la
manera apropiada conecta el Cielo con
la tierra (Likutey Moharán I, 11:8).

1:24

Dios
dijo,
“Que
la
tierra
saque
criaturas
vivientes,
según
su
especie,
animales
y
reptiles
y
bestias
de
la
tierra,
según
su
especie”.
Y
así
fue.

Que la tierra saque criaturas vivientes,


según su especie

La “tierra” es equivalente a la
sefirá de Maljut, que está asociada con
la tierra. Por lo tanto la tierra -al igual
que Maljut- representa la Ley Oral. Y la
Ley Oral es la fuente del espíritu de todo
ser vivo, como afirma el versículo:
“Que la tierra saque criaturas vivientes,
según su especie” (Likutey Moharán I,
12:1).

1:26

Dios
dijo,
“Hagamos
un
hombre
a
nuestra
imagen
y
según
nuestra
semejanza,
para
que
tenga
dominio
sobre
los
peces
del
mar
y
sobre
las
aves
del
cielo
y
sobre
las
bestias
y
sobre
la
tierra
y
sobre
todo
reptil
que
se
arrastra
sobre
la
tierra”.
Hagamos un hombre a nuestra
imagen y según nuestra semejanza
En el Libro de Ruth, cuando Naomi le
preguntó a Ruth quién le había dado el
trigo que había traído al hogar, Ruth le
respondió, “El nombre del hombre para
quien yo hice (asiti) hoy es Boaz”
(2:19). El Zohar enseña que ese
versículo está hablando de la caridad,
que está aludida en la palabra ASiti
(‫עשיתי‬, hice). La raíz de esa palabra es la
misma que la raíz de la palabra naASé
(‫נעשה‬, hagamos), haciendo referencia a
la creación del hombre (Zohar I, 13b).

Dios creó al hombre para ser


caritativo y bueno (Likutey Moharán I,
37:3; Ibid. II, 2:4). La “imagen” -
correspondiente a la esencia espiritual
del hombre- le da caritativamente su luz
a la “semejanza” - correspondiente al
cuerpo del hombre.

El concepto de caridad también se


aplica al matrimonio. Cada una de las
partes de la relación matrimonial es o
bien un benefactor o bien un
beneficiario. Como tal, el esposo y la
esposa siempre deben considerar y
tomar en cuenta al otro. Cuando su
relación es de mutua bondad, se los
considera como completos - un “ser
humano” pleno (Likutey Moharán I, 13:5).

Hagamos un hombre
Dios creó a Adán (un solo individuo)
para que cada persona (un nuevo “Adán”)
pudiera decir que el mundo fue creado
para ella (Sanedrín 37a).

Por lo tanto cada individuo tiene


la responsabilidad de evitar el pecado,
que daña al mundo y a los demás. En su
lugar, debe mejorar el mundo,
particularmente orando por todo lo que
existe - incluso por el reino animal,
vegetal y mineral (Likutey Moharán I, 5:1).

La creación del hombre

El hombre fue creado con la


capacidad de alcanzar dos tipos de
iluminación intelectual. Una consiste en
la sabiduría y el conocimiento que
llegan después de años de esfuerzo; la
otra es un influjo de intelecto que le
llega a la persona de manera súbita,
abriendo su mente. Este último tipo de
iluminación intelectual es un regalo de
Dios, un espíritu sagrado que la persona
puede alcanzar como resultado de haber
santificado sus ojos, sus oídos, su nariz
y su boca, evitando la inmoralidad y
buscando la verdad.

La frase “Por detrás y por delante


Tú me has creado” (Salmos 139:5) (que
hace referencia a la creación de Adán y
Eva, “espalda con espalda”) alude a
esos dos tipos de intelecto - uno que
llega lentamente desde “atrás” y el otro
que se abre súbitamente desde
“adelante” (Likutey Moharán I, 21:1).
La creación del hombre
Durante dos años y medio, las escuelas
de Shamai y de Hilel discutieron sobre
si estaba bien haber creado al hombre,
hasta que llegaron a la conclusión de
que habría sido mejor si no hubiese sido
creado (Eruvin 13b).

Siendo así, ¿por qué Dios creó al


hombre? La respuesta es que, si sólo se
toma en cuenta el trabajo y el
sufrimiento del hombre en este mundo,
entonces de hecho, habría sido mejor
que no hubiese sido creado. Pero en el
contexto de la capacidad del hombre
para alcanzar el objetivo final del
Mundo que Viene, es ciertamente mejor
el haber sido creado (Likutey Moharán
II, 39).

Hagamos un hombre
Los ángeles clamaron, “No hagas al
hombre, porque pecará contra Ti”. Dios
respondió, “¡¿Acaso no me llaman
Compasivo?!” (Pesikta de-Rav Kahana
24:7).

Los ángeles no podían comprender


cómo Dios podría derivar placer por el
servicio de los seres humanos. Sólo
Dios, Quien Se conoce a Sí Mismo,
podía crear un ser corpóreo que le daría
deleite a los niveles más elevados, a
Dios Mismo (Likutey Halajot V, p. 24).
1:27

Dios
creó
al
hombre
a
Su
imagen,
a
imagen
de
Dios
lo
creó;
hombre
y
mujer
los
creó.

Hombre y mujer
Adán y Eva fueron creados
originalmente espalda con espalda,
luego de lo cual Dios los separó para
que pudiesen volverse y estar uno frente
al otro (Berajot 61a).
De la misma manera, para
volvernos hacia Dios, debemos primero
“separarnos” de nuestro apego a este
mundo material (Likutey Moharán I, 108).
Para continuar con la metáfora: Primero
debemos separarnos de nuestra alienada
relación con Dios, para poder estar
frente a Él y relacionarnos con Él.

Dios creó al hombre


Los ángeles arguyeron con Dios, “No
hagas al hombre, porque pecará contra
Ti” (Pesikta de-Rav Kahana 24:7).

Pero Dios creó al hombre, porque


Él es compasivo más allá de toda
descripción. Dios vio que en cada
generación habría Tzadikim que
trabajarían para infundir en la gente el
conocimiento de Dios y que finalmente
la llevaría de retorno a Su servicio
(Likutey Halajot III, p. 37a). Sin embargo,
de las acusaciones de los ángeles surgen
todas las disputas y las discusiones entre
la gente (Likutey Halajot II, p. 360).

Adán fue creado último

El Shabat, el día en que Dios


culminó Su Creación, representa el
Mundo que Viene, el nivel de “más allá
del tiempo”. Adán fue creado
precisamente antes del Shabat, porque la
misión del hombre es elevar todas las
cosas, desde el nivel de estar
gobernadas por el tiempo hacia el nivel
más allá del tiempo (Likutey Halajot III, p.
420).

1:28

Dios
los
bendijo
y
les
dijo:
“Sean
fecundos
y
multiplíquense,
llenen
la
tierra
y
conquístenla.
Tengan
dominio
sobre
los
peces
del
mar
y
sobre
las
aves
del
cielo
y
sobre
todo
animal
que
se
mueve
sobre
la
tierra”.

Sean fecundos y multiplíquense

La necesidad de tener hijos y de


multiplicar la descendencia apunta a un
objetivo singular. Aunque habrá muchas
mentes e intelectos individuales, todos
estarán de acuerdo en unirse y servir al
Dios Único (Likutey Halajot VIII, punto
69b-70a).

Sean fecundos y multiplíquense


Así como la persona debe ser
fecunda en el sentido físico, también
debe ser fecunda en el sentido espiritual.
Debe estudiar Torá y desarrollar ideas
originales a partir de sus estudios,
pensamientos que “darán frutos” y la
acercarán a Dios. En verdad, cada alma
que llega a este mundo representa un
nuevo pensamiento de Torá (Likutey
Halajot VI, p. 156).

Sean fecundos y multiplíquense

Aunque la Creación de Dios es


diversa, ella es una extensión de Dios
Mismo. Por lo tanto, el mundo es
realmente una unidad. En particular,
cada ser humano refleja la Divinidad de
una manera u otra, pues todos están
hechos “a la imagen de Dios”. Así, es
una mitzvá tener hijos, pues la existencia
de cada niño constituye una expresión
adicional de Divinidad (Likutey Moharán
II, 37).

Sean fecundos y multiplíquense

Ésta es la primera mitzvá de la


Torá y su importancia no puede ser
subestimada. Pues esta mitzvá
representa el cuidado del pacto. Cada
persona debe encargarse de tener hijos y
todos -tanto el Tzadik como la persona
simple- son capaces de traer almas
puras al mundo. En verdad, el santo rabí
Shimón bar Iojai tuvo ancestros que
fueron gente simple, pero de ellos
provino un gran Tzadik quien dijo que
tenía el poder de rectificar el mundo
entero (Suká 45b). De manera similar, de
la unión de Iehudá y de Tamar (Génesis
38), nacerá finalmente el Mashíaj
(Likutey Halajot III, p. 26a).

Sean fecundos y multiplíquense

Uno no puede simplemente vivir


su vida y luego partir de este mundo. Es
necesario que deje detrás su daat, su
conocimiento de Dios, el cual podrá ser
transmitido más aún por sus hijos
(Likutey Halajot VI, p. 14). Ésta es la
mitzvá de tener hijos, para perpetuar la
propia vida a través de descendientes
que alcancen el conocimiento de Dios.
Ello se debe a que el propósito esencial
del matrimonio es la propagación de la
especie. Dejar hijos alude a la idea de
recordar a una persona por siempre. Esa
memoria “eterna” implica recordar a
Dios y al propósito último de la
Creación: ser digno del Mundo que
Viene (Likutey Halajot II, p. 364).

Sean fecundos y multiplíquense

Mientras Adán estuvo solo,


solamente había uno - correspondiente a
la verdad, que es una. Tan pronto como
hubo dos (Adán y Eva) llegó a la
existencia la potencialidad de la
mentira. La mentira, y el mal que deriva
de ella, extraviaron al hombre, al punto
en que Adán y Eva terminaron comiendo
del Árbol del Conocimiento, en contra
del expreso mandamiento de Dios.
Entonces Caín mató a Abel y la
Generación del Diluvio, de la cual está
escrito, “Cuando los hombres se
multiplicaron en el mundo” (Génesis 6:1),
se volcó al ateísmo y a la idolatría.

¿Por qué, entonces, la primera


mitzvá de la Torá le ordena al hombre
“ser fecundo y multiplicarse”? ¿Por qué
instituiría Dios una mitzvá que lleva a la
mentira, a los celos y a todo tipo de
pecado? La respuesta es que,
específicamente de esa manera, el
hombre puede ejercer la libertad de
elección. A partir de la multiplicidad el
hombre buscará al Uno y se embarcará
en su propio e individual sendero para
reconocer a Dios (Likutey Halajot VI, p.
200a-400).

Sean fecundos y multiplíquense

El Rebe Najmán dijo cierta vez,


“La persona debe orar para tener
muchos hijos, ¡pese a lo que pueda
resultar de ellos! Pues cuando llegue
Mashíaj rectificará al mundo entero y
todos serán rectificados - desde el
mismo Adán (Avenea Barzel p. 21, #4).

Multiplíquense y llenen la tierra


“Llenen la tierra” - porque “el
mundo entero está lleno de Su gloria”
(Isaías 6:3). Es decir, debemos llenar la
tierra con gente que llene al mundo con
la gloria de Dios (Likutey Halajot I, p.
157a).

1:31

Dios
vio
todo
lo
que
había
hecho
y
he
aquí
que
era
muy
bueno.
Y
hubo
anochecer
y
hubo
mañana:
el
día
sexto.

Que era muy bueno


“Muy bueno” - ésta es una referencia al
Ángel de la Muerte (Bereshit Rabah
9:10).

Es “muy bueno” que exista la muerte,


pues sin el temor a la muerte la gente
pasaría sus vidas en frivolidades,
pensando que siempre habría tiempo
más tarde (ver Bereshit Rabah 9:6-12).
“El Ángel de la Muerte”
representa todo el mal que existe en el
mundo. La presencia del mal hace
posible elegir entre el bien y el mal;
cuando la persona vence al mal
eligiendo el bien, alcanza una gran
recompensa. Más aún, ése mismo mal
vencido se vuelve el fundamento sobre
el cual la persona puede construir la
estructura del bien (Likutey Moharán I,
38:7). Como resultado de la muerte, el
alma puede ascender al mundo que es
enteramente bueno. Así, la persona
siempre debe mirar más allá de este
mundo y centrarse en la Recompensa
Futura, la que le posibilitará alcanzar la
alegría (Likutey Moharán II, 33).
Que era muy bueno
“Muy bueno” - es una referencia al
Ángel de la Muerte (Bereshit Rabah
9:10).

La frase “que era muy bueno”, que


representa la existencia del Ángel de la
Muerte y del mal, aparece en la
descripción del Sexto Día de la
Creación, el día en que Dios creó al
hombre. Tal como Dios tuvo la intención
de que el hombre Lo reconociesen y Lo
sirviese, de la misma manera, cada
persona debe persuadir al ámbito del
Ángel de la Muerte a ser consciente de
Dios (Likutey Moharán I, 10:3).
Que era muy bueno

Mientras la persona se encuentra


investida en un cuerpo físico sólo puede
conocer a Dios de una manera oculta.
Pero después de la muerte, al abandonar
su corporeidad, podrá conocer la
esencia de Dios. Así, la muerte es “muy
buena” (Likutey Halajot I, p. 109a).

Que era muy bueno

Adán trajo la muerte al mundo al


comer del Árbol del Conocimiento. Sin
embargo, la muerte es ahora una
“bendición”, dado que purifica el
cuerpo antes de que éste se levante en la
Resurrección. Por lo tanto, “era muy
bueno” - ésta es la muerte (Bereshit Rabah
9:10) (Likutey Halajot I, p. 134).

Y hubo anochecer y hubo mañana: el


día sexto.

Las letras de la palabra


BeREShIT (‫ )בראשית‬pueden ordenarse
para formar las palabras BaRA ShIT
(‫ברא שית‬, “Él creó seis”). Dios creó los
Seis Días originales (Likutey Moharán I,
63:1), de los cuales el principal fue el
Sexto. Ese día corresponde a la sexta de
las siete sefirot inferiores, Iesod
(Fundamento), que implica la moralidad.
En ese día fue creado el hombre - el
fundamento del mundo.
El Sexto Día
“El Sexto Día” - esto alude al sexto día
del mes de Sivan, cuando fue dada la
Torá (Rashi).

Creado el viernes, en vísperas del


Shabat, el hombre debía llevar a toda la
Creación a un estado de Shabat y de
descanso. Es imposible entrar al Shabat
a no ser que uno trabaje durante los seis
días de la semana que lo preceden; y el
esfuerzo principal de la preparación
para el Shabat tiene lugar precisamente
el viernes. Por lo tanto, aquel que se
ocupa durante la semana y trabaja en
aras del Shabat conecta los día de la
semana con el Shabat y une este mundo
con el Mundo que viene (dado que el
Shabat es una sesentava parte del Mundo
que Viene). Por lo tanto explica Rashi:
“‘El Sexto Día’ - esto alude al sexto día
del mes de Sivan, cuando fue dada la
Torá” - dado que la Torá forma el lazo
de unión entre dos mundos opuestos
(Likutey Halajot I, p. 228a).

El Sexto Día
La tierra estuvo inestable hasta que fue
dada la Torá (Rashi).

En verdad, la Torá estuvo presente


en el mundo desde el momento de la
Creación, pues la Torá es lo que sustenta
al mundo. Sin embargo, ello hace
referencia a la Torá Oculta, que
corresponde a la Bondad de Dios que
sustenta a los indignos. Esa forma de
sustento no es la ideal. Por lo tanto toda
la Creación esperó “El Sexto Día” -el
sexto día del mes de Sivan, cuando fue
dada la Torá- para que el mundo pudiera
sustentarse con la Torá en su estado
revelado (Likutey Halajot VIII, p. 3a).

El Sexto Día

Esto alude al sexto día del mes de Sivan,


cuando fue dada la Torá (Rashi).

El mundo fue creado mediante la Torá


(Bereshit Rabah 1:1).

De acuerdo al plan original de Dios, la


Torá debía haber sido dada en la
milésima generación después de la
Creación. Pero Dios vio que debido a la
gente malvada que surgiría en cada
generación, el mundo no podría existir
sin Torá. De modo que Se la dio a la
humanidad en la vigésimo sexta
generación (de Adán a Noaj, diez
generaciones; de Noaj a Abraham, diez
generaciones; Itzjak, Iaacov, Leví,
Kehot, Amram, Moisés, seis
generaciones) (Jaguigá 13b-14a).

De acuerdo al Midrash, dado que


el mundo fue creado para la Torá, ¿por
qué Dios entregó la Torá sólo en la
vigésimo sexta generación? ¿Cómo pudo
el mundo subsistir sin Torá durante tanto
tiempo? Y si Dios hubiese esperado
hasta la milésima generación, ¿habría
habido algún Tzadik para recibirla en
una fecha tan tardía? Y de haber habido
Tzadikim, ¿acaso no la habrían
merecido inmediatamente en lugar de
esperar a la milésima generación?

En verdad, hubo Tzadikim que


sirvieron a Dios incluso antes de la
entrega de la Torá, tales como Abraham
(Kidushin 82b) y los otros patriarcas. Más
aún, “Cada generación posee Tzadikim
iguales a Abraham” (Bereshit Rabah 56:7).
Con la presencia de esos Tzadikim, el
mundo podría haber existido sin Torá,
pues le habrían enseñado a la gente a
servir a Dios. De ese modo Dios podía
retrasar la Entrega de la Torá hasta la
milésima generación permitiendo que
los Tzadikim le enseñasen a la gente y la
ayudasen a aclarar y a purificar el poder
de imaginación, que había sido dañado
con el pecado de Adán. De esa manera,
podríamos haber recibido la Torá en un
estado absolutamente refinado y puro,
que habría inhibido cualquier deseo de
pecado.

Sin embargo, en cada generación,


encontramos gente malvada que se burla
de los Tzadikim y los calumnia,
haciendo muy difícil que el resto de la
humanidad pueda beneficiarse de ellos.
Por lo tanto Dios nos entregó la Torá
mucho antes, pese a no haber sido
completamente dignos de ello, dado que
la entrega misma produjo una limpieza
de la imaginación, purificando nuestra fe
hasta cierto grado. Esa purificación nos
permite superar las acusaciones de los
malvados (Likutey Halajot II, p. 123a-124a).

Iom HaShishi

La letra hei de Iom HaShishi (‫יום‬


‫הששי‬, el Sexto Día) refleja la hei de
HaMotzi (‫המוציא‬, en la bendición por el
pan). Es una hei ha-idia (una hei
específica), enseñándonos que todo
nuestro sustento está enraizado en el
Acto de la Creación (Likutey Halajot II, p.
13a-26).

2:2
En
el
séptimo
día
completó
Dios
Su
obra
que
Él
había
hecho.
Y
descansó
en
el
séptimo
día
de
toda
Su
obra
que
Él
había
hecho.
El Séptimo Día
Los seis días de la semana corresponden
al Árbol del Conocimiento del Bien y
Mal. El Shabat, el séptimo día,
corresponde al Árbol de la Vida (cf.
Zohar I, 27a).

Daat (Conocimiento) consiste de


tres grupos de conceptos opuestos:
permitido y prohibido, apto y no apto,
puro e impuro. Los seis días de la
semana representan nuestro proceso de
separar entre esos estados de ser para
servir apropiadamente a Dios. Por tanto
son días de trabajo. Si la persona se
arrepiente pero entonces cae debido a
que no tiene un control pleno de sus
emociones y de su intelecto, ese
arrepentimiento corresponde a los días
de la semana, al Árbol del
Conocimiento en el que el bien y el mal
están mezclados.

El Shabat, por otro lado,


representa el Árbol de la Vida. Cuando
la persona se arrepiente definitivamente,
ello corresponde al Shabat, el “día de
descanso” de los malos deseos. Las
letras de la palabra ShaBaT (‫)שבת‬
pueden reordenarse para formar la
palabra TaShuV (‫תשב‬, “te arrepentirás”).
El Shabat representa el verdadero
arrepentimiento (Likutey Moharán I, 79).

El Séptimo Día
Los seis días de la semana están
divididos en tres pares (Bereshit Rabah
11:8). Pero el Shabat está apareado con
el pueblo judío. La persona que observa
el Shabat puede regocijarse con su
pareja, si así pudiera decirse (Likutey
Moharán I, 277).

Dios hizo al mundo en seis días y


descansó en el Shabat

“Hizo al mundo” representa un


“despertar desde abajo”, significando el
esfuerzo del hombre para hacer y
trabajar durante los seis días de la
semana. “Descansó en el Shabat”
representa un “despertar desde Arriba”,
en que todo es hecho solamente por
Dios, pues Él muestra Su benevolencia
aunque no llevemos a cabo un
“despertar desde abajo” (Likutey Halajot
III, p. 2).

En el séptimo día completó Dios Su


obra... Y descansó en el séptimo día
¿Qué le faltaba al mundo? Descanso.
Llegó el Shabat y con él llegó al
descanso (Rashi).

El descanso que fue creado en el


Shabat completó el Acto de la Creación.
Pues el descanso que viene con el
Shabat -el punto focal de los seis días
de la semana- sustenta al mundo (Likutey
Halajot II, p. 109a).

Dios completó Su obra


La persona también debe considerar que
toda su tarea está completa en el Shabat
(Rashi sobre Éxodo 20:9).

Por esa razón, se nos prohíbe


pedirle a Dios, durante el Shabat, por
nuestras necesidades mundanas, dado
que en ese momento todo debe ser
considerado como completo y perfecto
(Likutey Halajot III, p. 8a).

Siete Días de la Creación... siete


semanas del Omer

Cada uno de los Siete Días de la


Creación refleja un diferente tzimtzum
(constricción) del tiempo y del espacio,
dentro del cual se formó la creación de
ese día. De manera similar, cada día que
contamos durante las siete semanas del
Omer refleja un diferente tzimtzum del
intelecto restringido. Aquel que domina
su intelecto puede centrarse en la fe,
mediante la cual es posible encontrar la
Divinidad en todas las partes de la
creación, como en “Todas sus obras son
fe” (Salmos 33:4). Así, la Cuenta del
Omer refleja la grandeza de la fe, pues
le permite a la persona restringir su
intelecto y centrarse en la fe. Luego
puede recibir la Torá (ver Likutey Halajot
III, p. 109a).
2:3

Dios
bendijo
el
Séptimo
Día
y
lo
santificó,
porque
en
él
Dios
descansó
de
toda
Su
obra
que
Dios
creó
para
hacer.

Dios bendijo el Séptimo Día


Al observar el Shabat como un día
de descanso, expresamos nuestra fe en
que Dios creó el mundo y descansó en el
Séptimo Día. Así, el Shabat corresponde
a la fe, que es la fuente de todas las
bendiciones, como está indicado en el
versículo “El hombre de fe posee
abundantes bendiciones” (Proverbios
28:20). Por lo tanto “Dios bendijo el
Séptimo Día” - pues, al igual que la fe,
el Shabat es la fuente de todas las
bendiciones para la humanidad (Likutey
Moharán I, 31:2).

Dios bendijo el Séptimo Día y lo


santificó
La bendición siempre acompaña a
la santidad. Por lo tanto el Séptimo Día
-el Shabat- contiene bendiciones.

La santidad hace referencia


específicamente a un hablar sagrado. La
persona que dice palabras santas obtiene
la bendición (Likutey Moharán II, 2:5).

Creó para hacer


¿Por qué el hombre fue creado
incompleto (i.e., sin un brit milá)? Todo
fue creado incompleto. El trigo requiere
la molienda. Los garbanzos requieren
ser procesados... De modo que también
el hombre requiere una rectificación
(Bereshit Rabah 8:6).
Todo artesano requiere de
herramientas y de elementos para su
tarea. Por ejemplo, el orfebre necesita
oro en bruto y el herrero necesita un
martillo y un yunque, sin los cuales no
pueden realizar sus tareas. ¿Quién otro,
sino Dios, creó las primeras
herramientas que el hombre utilizó para
crear más herramientas? Si es así y Dios
puede crear todas las primeras
herramientas necesarias, ¿por qué Le dio
al hombre la necesidad de trabajar?
¿Por qué Dios no creó todo listo y
dispuesto para el disfrute del hombre?

La respuesta es que todo en este


mundo debe atravesar un proceso de
rectificación. El trigo debe ser molido
para transformarse en harina, las
vestimentas deben ser tejidas a partir de
las fibras, y así en más. Dios creó al
hombre incompleto para que pudiese
trabajar y alcanzar la perfección - para
él mismo y para toda la creación (Likutey
Moharán I, 19:final). El principal medio
de purificación es la moralidad; por lo
tanto, el hombre fue creado con el
requerimiento de la circuncisión (Likutey
Halajot VIII, p. 158a).

Así, Dios creó todo en un estado


imperfecto para darle al hombre la
responsabilidad de llevar a la Creación
al nivel de la perfección. Y le dio al
hombre la libertad de elección para
crear, construir y perfeccionar, o -Dios
no lo permita- para destruir. La palabra
hebrea UMaN (‫אומן‬, artesano) es similar
a la palabra EMUná (‫אמונה‬, fe), pues
Dios le encomendó al hombre hacer su
parte fielmente (Ibid., p. 161a).

Porque en él Dios descansó de toda Su


obra que Dios creó para hacer
Dios comenzó a crear los demonios en
la tarde del viernes. Cuando empezó el
Shabat, sólo sus espíritus habían sido
formados y no hubo tiempo para
hacerles un cuerpo (Zohar I, 47b).

El Rebe Najmán hace un paralelo


entre esa enseñanza y la persona que se
deja arrastrar por las fantasías y las
ilusiones. Si uno no se prepara para el
Shabat, sus pensamientos estarán
“desencarnados” y no residirán dentro
de una estructura confiable (Likutey
Moharán I, 54:6).

2:4

Éstas
son
las
generaciones
de
los
Cielos
y
de
la
tierra
cuando
fueron
creados,
en
el
día
en
que
Dios
hizo
la
tierra
y
los
Cielos.

Elohim y IHVH

Originalmente Dios planeó crear


el mundo mediante el atributo del juicio
(Rashi sobre Génesis 1:1). Más tarde,
atemperó Su Creación con el atributo de
la compasión, dado que sólo los muy
grandes Tzadikim hubieran sobrevivido
en un mundo de justicia estricta (tal
como vemos con los patriarcas: “Elohim
[el atributo del juicio] que me guió”
[Génesis 48:15]). El atributo del juicio
permanece en el Espacio Vacío que fue
dejado luego que Dios contrajera Su
Presencia (el Tzimtzum), dándole lugar
a la inclinación al mal. La mala
inclinación está enraizada en el juicio.
La fortaleza para quebrar la mala
inclinación tiene sus raíces en la
compasión y la misericordia
(correspondientes al Santo Nombre de
Dios IHVH). Cada vez que la persona
conquista su mala inclinación trae la
compasión y la misericordia a este
mundo (Likutey Halajot I, p. 72a-144).
Behibaram
La palabra beHiBaRAM (‫בהבראם‬,
“cuando fueron creados”) tiene las
mismas letras que ABRaHaM (‫)אברהם‬,
en cuyo mérito fue creado y se sustenta
el mundo entero (Bereshit Rabah
12:9).

Abraham representa la persona


que busca a Dios. Este mundo fue
creado y se mantiene incluso en mérito a
una sola persona que busque a Dios
(Likutey Halajot IV, p. 272).

Behibaram
Generalmente hablando, la persona no
logra nada mediante la ira o la fuerza.
Incluso si logra algo, mucho más habría
alcanzado de haber usado la bondad
(Rebe Najmán, tradición oral de
Breslov).

Esta idea se encuentra aludida en


la palabra beHiBaRAM (‫בהבראם‬,
“cuando fueron creados”) cuyas letras
pueden reordenarse para deletrear
BeABRaHaM (‫באברהם‬, “en Abraham”).
Abraham representa el atributo de jesed
(bondad). Esto enseña que todas las
nuevas creaciones están enraizadas en la
bondad (Likutey Moharán II, 2:3).

El atributo de la bondad, que


corresponde a Abraham y está aludido
en la palabra Behibaram, es necesario
especialmente para criar a los niños
(Ibid., I, 67:7).

Behibaram

Antes de que Dios comenzase la


Creación, el mundo era considerado una
“realidad contingente”. Pero después
que Dios creó las almas judías, el
mundo se volvió una “realidad
necesaria”. Es decir, la creación de las
almas “forzó” a Dios, si así pudiera
decirse, a crear el mundo para ellas (ver
Likutey Moharán I, 52). La Torá alude a
esa relación en la palabra beHiBaRAM
(‫)בהבראם‬, dado que fue ABRaHaM
(‫)אברהם‬, el progenitor de la nación
judía, quien hizo que el mundo llegase a
la existencia (Likutey Halajot II, p. 234a).
Dios
Confía en Dios por siempre, pues Dios
(Iáh) es la Roca de los mundos (Isaías
26:4).

El Nombre Divino IáH (‫ה‬-‫ )י‬está


compuesto por las dos primeras letras
del Tetragrámaton, IHVH (‫ה‬-‫ו‬-‫ה‬-‫)י‬. La
letra iud (‫)י‬, que representa la sabiduría
y el intelecto de la Torá, corresponde a
la sefirá de Jojmá. La letra hei (‫)ה‬, que
tiene el valor numérico de 5,
corresponde a los Cinco Libros de
Moisés, al igual que a las cinco clases
de consonantes que aparecen en la Torá
(gutural, palatal, lingual, dental y
labial).
La persona que utiliza los tres
poderes del intelecto (Jojmá, Biná y
Daat) y el poder del habla para estudiar
Torá se vuelve verdaderamente un ser
humano - Adam. ADaM tiene el valor
numérico de 45, que es igual al valor
numérico de IáH (15) multiplicado por
3 (i.e., los tres intelectos). Por lo tanto
el versículo de Isaías debe ser
comprendido como significando: “Con
la Torá, Dios creó todos los universos
en aras del Hombre” (Likutey Moharán I,
101).

2:5
Y
ningún
arbusto
del
campo
se
hallaba
aún
en
la
tierra
y
ninguna
hierba
del
campo
había
brotado
todavía,
porque
Dios
no
había
hecho
llover
sobre
la
tierra
y
no
había
hombre
para
trabajar
del
suelo.

Ninguna hierba del campo había


brotado todavía
Las hierbas se mantuvieron en la
superficie de la tierra y esperaron hasta
que Adán rogase por lluvia (Rashi).

El Séptimo Día de la Creación,


Dios “descansó de toda Su obra que
Dios creó para hacer” (Génesis 2:3) –
significando que Él le dio el mundo
ahora al hombre para que continuase
trabajando y completando lo que Él
había iniciado. De esa manera, Dios
creó las hierbas pero esperó a que el
hombre completase la Creación orando
por la lluvia que ayudaría a su
crecimiento (Likutey Halajot II, p. 260).

2:7
Dios
formó
al
hombre
del
polvo
de
la
tierra.
Y
sopló
en
sus
narices
un
aliento
de
vida
y
el
hombre
vino
a
ser
un
alma
viviente.

Vaiitzer
Vaiitzer (‫וייצר‬, “Él formó”) se deletrea
con dos iuds, una de ellas
aparentemente superflua. Esto indica
que hubo dos tipos de creación: una para
el bien y otra para el mal (Zohar III,
111a); una para el juicio y otra para la
bondad (Berajot 61a) (Likutey
Moharán I, 48:1).

VaIiTzeR viene de la palabra


IoTzeR (‫יוצר‬, crear o formar) y está
relacionada con la palabra IeTzeR (‫יצר‬,
la inclinación de la persona). Los
pensamientos del IeTzeR HaTov (la
buena inclinación) de la persona forman
cosas buenas, mientras que los
pensamientos de su IeTzeR HaRa (mala
inclinación) forman cosas malas (Likutey
Moharán I, 49:1).

Adán fue formado de la tierra

Dios creó a ADaM (‫אדם‬, hombre)


específicamente a partir de la ADaMá
(‫אדמה‬, tierra) para que cuando buscase a
Dios a partir de su existencia densa y
material pudiese experimentar la gloria
de Dios, que llena toda la tierra (Likutey
Halajot VII, p. 52a).
Adán fue formado de la tierra

En un aspecto, la tierra representa


el denso materialismo; en otro,
simboliza la humildad. El hombre fue
creado de la tierra para que domine los
deseos materiales en su esfuerzo por
acercarse a Dios. Entonces la tierra -el
denso materialismo- se transformará en
Nada (Likutey Halajot VII, p. 114).

Nishmat Jaim

NiShMat (‫נשמת‬, aliento) está


relacionado con NeShaMá (‫נשמה‬, alma),
transformando este versículo en “Él
sopló en sus narices un alma viviente”.
El alma proviene de Dios Mismo. Por lo
tanto el alma es suprema y el cuerpo
debe subordinarse a ella (Likutey Halajot
I, p. 108a).

Él sopló en sus narices un aliento de


vida

El aliento está asociado con la


vida. Uno respira a través de la nariz,
que representa la paciencia. Y esto es
particularmente así en el caso de un
profundo suspiro (Likutey Moharán I, 8:1).

Él sopló en sus narices un aliento de


vida
Dios creó al hombre a partir de los
Cielos y de la tierra para asegurar la paz
en Su Creación. Pues en el Primer Día,
Él creó los Cielos y la tierra. En el
Segundo Día, hizo el firmamento; en el
Tercer Día, la tierra; en el Cuarto Día,
los cuerpos celestes; en el Quinto Día,
los peces. Si Adán hubiese sido creado
exclusivamente a partir de la tierra, se le
habría dado cuatro días a la Creación de
los productos terrestres y sólo tres días
a las creaciones celestes. De modo que
Dios sopló Su aliento en Adán, haciendo
de Adán un producto tanto de los Cielos
como de la tierra, para que no hubiese
celos y reinase la paz (Rashi).

El principal designio de la
Creación fue que la paz reinase en todos
sus segmentos. Todo -todas las chispas
de santidad, todos los niveles de la
creación- estarían juntos, al unísono,
elevando a todas las cosas hacia Dios. Y
así habría sido, si Adán no hubiese
comido del Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal. Al comer del Árbol,
Adán introdujo el odio y los celos en la
creación. Así, la serpiente fue
maldecida, “Yo pondré el odio entre tus
descendientes y los de ella” (Génesis
3:15) (Likutey Halajot IV, p. 223a).

El hombre vino a ser un alma viviente.


Los animales también son llamados
“almas vivientes”. Pero el hombre es
más grande, pues posee el intelecto y el
poder del habla (Rashi).

El hombre es llamado un alma


viviente porque sólo él tiene el intelecto
para buscar a Dios, para comprender a
partir de todas las otras partes de la
creación que Dios existe y para
comunicarles ese conocimiento a los
demás (Likutey Halajot II, p. 175a).

El hombre vino a ser un alma viviente


“Un alma viviente” - un espíritu hablante
(Targúm Onkelos).

Volverse verdaderamente un
“hombre” en el sentido espiritual
significa que uno alcanza el habla - la
comunicación que está asociada con una
elevada conciencia (Likutey Moharán I,
60:8).
2:8

Dios
había
plantado
un
jardín
en
el
Edén,
al
oriente,
y
puso
allí
al
hombre
que
había
formado.

Dios puso a Adán en el Jardín del


Edén

Adán era tan elevado que entró


inmediatamente en el Jardín del Edén.
De no haber pecado, podría haber
comido el fruto del Árbol de la Vida y
trascendido las constricciones del
tiempo y del espacio. Podría haber
ascendido a los niveles más elevados, al
mismo Trono de Gloria (Likutey Halajot I,
p. 39a).

2:9

Dios
había
hecho
brotar
del
suelo
toda
clase
de
árboles
gratos
a
la
vista
y
buenos
para
comer,
y
también
el
Árbol
de
la
Vida
en
medio
del
jardín
y
el
Árbol
del
Conocimiento
del
Bien
y
del
Mal.

El Árbol de la Vida

En el cuento del Rebe Najmán


titulado “Los Siete Mendigos” (Los
Cuentos del Rebe Najmán #13), el Mendigo
del Quinto Día habla de un Árbol que
tenía tres raíces -fe, temor y humildad- y
un tronco que era la verdad. De alguna
manera todas las personas están
conectadas con ese Árbol, pues es la
raíz de todas las almas. Ello es una
alusión al Árbol de la Vida.

Los cuatro atributos -fe, temor,


humildad y verdad- son el sendero hacia
el arrepentimiento. Ellos corresponden a
los cuatro sonidos del shofar que oímos
en Rosh HaShaná - tequía, shevarim,
terúa y el tequía final. Esos atributos
son recordados específicamente en Rosh
HaShaná pues es el día en que fue
creado Adán y el mismo día en el cual
pecó.

Dado que Adán fue expulsado del


Jardín del Edén, su misión y la de sus
descendientes es volver a elevar al
hombre hacia su nivel original, no
corrompido, en el Jardín. Esto se logra
haciendo sonar el shofar, dado que el
sonido (o voz) actúa como intermediario
entre lo material y lo espiritual, entre
este mundo y el Jardín del Edén.

Después de que Adán comió del


Árbol, Dios lo llamó. Adán respondió,
“Escuché Tu voz en el Jardín” (Génesis
3:10). Dios había despertado el concepto
de la voz para inspirar en Adán el
arrepentimiento. También nosotros
podemos despertar el arrepentimiento
mediante los sonidos del shofar en Rosh
HaShaná, rectificando el pecado de
Adán que ocurrió en Rosh HaShaná y
mereciendo el Árbol de la Vida (Likutey
Halajot VII, p. 210a).

Etz HaJaim, Etz HaDaat

La palabra hebrea ETz (‫עץ‬, árbol)


proviene de la misma raíz que la palabra
ETza (‫עצה‬, consejo). El Etz HaJaim
(Árbol de la Vida) y el Etz HaDaat
(Árbol del Conocimiento) representan el
consejo que la persona busca a lo largo
de su vida.

De haber comido del Árbol de la


Vida, Adán habría recibido el consejo
apropiado sobre cómo vivir. Entonces
realmente habría vivido por siempre,
pues no se hubiera visto obligado a
confrontar consejos contradictorios y
ciertamente habría alcanzado el Mundo
que Viene. Pero debido a que comió del
Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal, cayó en la difícil situación en la
que siempre debe enfrentar la elección
entre el “bien” (i.e., el buen consejo) y
el “mal” (i.e., el consejo malo y
equivocado).

Todos los descendientes de Adán


tienen que buscar ahora el sendero de
retorno al Árbol de la Vida. Pero debido
al pecado de Adán, nos vemos
confrontados con la “espada giratoria” -
las múltiples elecciones que nos
impiden ver inmediatamente el consejo
real, verdadero y bueno, necesario para
“vivir por siempre”. Sin embargo,
aquellos que se unen a los verdaderos
Tzadikim -quienes han encontrado el
sendero de retorno al Jardín del Edén-
pueden superar a la “espada giratoria”,
dado que reciben de ellos un consejo
bueno y apropiado (Likutey Halajot III, p.
233a; ver también Ibid., p. 235a).

El Árbol del Conocimiento del Bien y


del Mal

El Árbol del Conocimiento del


Bien y del Mal es un medio tanto para el
bien como para el mal. También es
llamado klipá noga (literalmente, “una
cáscara brillante”), una fuerza que
contiene tanto el bien como el mal
(como opuesta a las otras klipot, que son
totalmente malignas).

El Árbol del Conocimiento del


Bien y del Mal representa el idioma
arameo, que es un medio entre el
Lenguaje Sagrado (el hebreo) y las otras
setenta lenguas. Así, hay tres niveles -
el nivel santificado (el Lenguaje
Sagrado), el nivel mundano (el arameo)
y el nivel no santo (las setenta lenguas).

Eva corresponde al habla. Por lo


tanto la Serpiente se acercó a ella y
contaminó su pureza adulterándola con
el idioma arameo, lo mundano (Likutey
Moharán I, 19:4).
2:10

Un
río
salía
del
Edén
para
regar
el
Jardín.
De
allí,
se
separaba
en
cuatro
ríos.

El Jardín del Edén


El Tzadik es el Jardinero del Jardín del
Edén (Zohar II, 166b).

Así, todo aquel que esté cerca de


un verdadero Tzadik podrá experimentar
el deleite del Jardín (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#252).

Un río salía del Edén para regar el


Jardín. De allí, se separaba en cuatro
ríos.

“Un río salía del Edén” - esto


corresponde a la plegaria. “Para regar el
Jardín” - esto corresponde a la Torá. La
plegaria connota aquello que está más
allá de toda descripción - algo que la
persona anhela pero que está lejos de
ella. La Torá representa aquello que es
posible alcanzar - lo que está delante de
la persona y le es accesible.

El “río” viene a “regar el jardín” -


es decir, la plegaria permite que la
persona comprenda y tenga acceso a la
Torá. La plegaria y la Torá ayudan al
crecimiento de las plantas - i.e., hacen
que las almas crezcan espiritualmente.

“De allí, se separaban” - la Torá


hace que el mal se separe y se aleje de
la persona.

“En cuatro ríos” - esto hace


referencia a las cuatro letras del
Tetragrámaton, que son la raíz de todo lo
que existe y son, más específicamente, la
fuente del bien que se encuentra en los
cuatro elementos (Likutey Moharán I, 8:7).

Un río salía del Edén


Ese río representa la fuente de
aguas necesarias para la mikve. Aquel
que se sumerge en una mikve se sumerge
en las aguas del Edén (Likutey Halajot IV,
p. 436; ver también Aguas del Edén: Una
mirada profunda al significado de la Mikve
por el rabí Aryeh Kaplan, ed. Sukat David).

Un río salía del Edén... se separaba en


cuatro ríos... el oro de aquella tierra
era bueno

Nuestro principal objetivo es traer


Divinidad a todo lo que hacemos, imbuir
a cada cosa de vitalidad. Dado que todo
en este mundo requiere de sustento, el
acto de traer Divinidad también trae
vida y sustento. Así, “Un río salía del
Edén” - esto indica que la Divinidad
estaba siendo traída a este mundo y que
se manifestaba en el sustento provisto
por los ríos. Había tal abundancia de
Divinidad, que incluso había “oro, oro
bueno y beneficioso” (Likutey Halajot VIII,
p. 291a).

2:15

Dios
tomó
al
hombre
y
lo
puso
en
el
Jardín
del
Edén,
para
trabajarlo
y
cuidarlo.
Dios tomó al hombre
“Dios tomó al hombre” - Él extrajo a
Adán de los cuatro elementos, que
corresponden a los bajos deseos del
hombre (Zohar I, 27a).

Sólo cuando uno trasciende esos


deseos puede ser llamado un “hombre”
(Likutey Moharán I, 37:3).

Cuando la persona se arrepiente,


Dios la separa de sus bajos deseos y la
acerca a Él (Ibid., I, 79).

2:16
Dios
le
ordenó
al
hombre,
diciendo,
“De
todo
árbol
del
jardín
comerás”.
De todo árbol del jardín comerás

¿Por qué se le ordenó a Adán


comer de todos los árboles de Jardín del
Edén, cuando el principal mandamiento
era no comer del Árbol del
Conocimiento?

Al ordenarle a Adán comer de los


otros árboles, Dios le reveló la gran
recompensa de comer en santidad: ello
lleva al hombre a la perfección. Aquel
que come en santidad se asemeja a uno
que come el maná, al igual que alguien
que come las comidas del Shabat. Ese
tipo de comer lleva a la persona a
anhelar la Divinidad y a acercarse a
Dios. Más aún, ello revela la voluntad
Divina. Por el contrario, comer del
Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal es un acto enraizado en el ámbito de
este mundo y no puede llevar a la
persona hacia la perfección. Así, Adán
recibió la orden de comer de los otros
árboles y, al mismo tiempo, se le
instruyó no comer del Árbol del
Conocimiento (Likutey Halajot II, p. 18-
10a).

2:17

“Pero
del
Árbol
del
Conocimiento
del
Bien
y
del
Mal,
no
comerás
-
pues
en
el
día
que
de
él
comas,
con
seguridad
morirás”.

Pero del Árbol del Conocimiento del


Bien y del Mal, no comerás

La primera mitzvá que se le


encomendó a Adán fue no comer del
Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal. Esa mitzvá es muy importante
porque al comer en santidad, es posible
hacer que descienda la voluntad Divina
hacia este mundo y conectarlo con todos
los mundos superiores. Al transgredir
esa mitzvá, Adán produjo una
separación entre este mundo y todo lo
demás, envenenando su alma.

Como castigo, fue maldecido con


la mortalidad. Al igual que Adán, que
separó los mundos, la mortalidad separa
el cuerpo del alma. La Torá es la
rectificación para la mortalidad de los
hombres, dado que permite una vez más
unificar el mundo inferior con los
mundos superiores (Likutey Halajot II, p.
26-14a). Así, cuando los judíos
recibieron la Torá en el Sinaí, dejaron
de estar envenenados (Shabat 146a) y se
vieron libres del gobierno del Ángel de
la Muerte (Vaikrá Rabah 18:3).

Pues en el día que de él comas

Cada día conlleva en sí tanto bien


como mal. Uno debe siempre buscar el
bien en cada día y asegurarse de que el
bien domine al mal. Quien no hace el
esfuerzo, “come del Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal” y
deja que el mal se apodere de él (Likutey
Halajot VII, p. 64).
2:18

Dios
dijo,
“No
es
bueno
que
el
hombre
esté
solo.
Le
haré
una
ayuda
contrapuesta
a
él”.

Le haré una ayuda contrapuestas a él

El hombre y la mujer están


enraizados en el nivel de Keter, que
representa la capacidad de pensar las
cosas en profundidad y alcanzar
decisiones acertadas. Keter incluye dos
funciones opuestas: por un lado, la
tendencia a buscar el nivel más elevado
y, por otro, una función inherente que
actúa como una restricción, impidiendo
que avance más allá del nivel en el cual
se encuentra hasta no estar listo para
ascender un grado más en la escala
espiritual. (Cada una de las Diez Sefirot,
en cada uno de los mundos, está
compuesta de Diez Sefirot, y hay cientos
y cientos de niveles y sub-niveles. En
cada nivel hay un Keter que busca
avanzar hacia el nivel siguiente [ver
Likutey Moharán I, 24 para una explicación
detallada; ver también Anatomía del Alma,
Capítulo 16]).

Así, la Torá afirma: “Le haré una


ayuda contrapuesta a él” - pues en su
raíz, esas funciones opuestas trabajan en
armonía, una para hacer avanzar a la
persona y otra para refrenarla. Sólo
mediante el matrimonio, cuando el
hombre y la mujer se unen, puede Keter
funcionar de la manera apropiada
(Likutey Halajot VI, p. 36a).

2:19

Dios
formó
de
la
tierra
todo
animal
del
campo
y
toda
ave
del
cielo
y
los
llevó
al
hombre
para
ver
cómo
los
llamaría.
Todo
lo
que
el
hombre
llamó
a
cada
alma
viviente
tal
fue
su
nombre.

Todo lo que el hombre llamó a cada


alma viviente tal fue su nombre

Dios creó el mundo para que el


hombre lo completase, como está
escrito, “Que Dios creó para hacer”
(Génesis 2:3). El hombre completa a la
Creación revelando la Divinidad en
cada cosa. Por lo tanto Adán les dio
nombres a todas las criaturas. Un
nombre alude a la esencia de la criatura
y su fuente está en el Nombre de Dios.
Cada vez que se menciona ese nombre,
ello invoca la grandeza de Dios (Likutey
Halajot III, p. 7a).

Nefesh jaiá hu shemó

La frase nefesh jaiá hu shemó


(“alma viviente tal fue su nombre”)
puede ser interpretada como
significando que es posible encontrar el
alma viviente de la criatura en su
nombre. En otras palabras, la fuerza
vital de la persona y su misión en la
vida están asociadas con su nombre
(Likutey Moharán I, 56:3; Ibid., II, 66).
Algunas personas completan su misión
temprano y entonces reciben una nueva
misión y, en correspondencia con ello,
un nuevo nombre. Enseñan nuestros
Sabios que Moisés tuvo muchos
nombres (Sanedrín 19b), pues debió
realizar muchas tareas y requirió de
diferentes nombres para cada una de
ellas. Por el mismo motivo, es
costumbre darle un nuevo nombre a una
persona muy enferma. Pues dado que
cumplió con el destino indicado por su
nombre original, se le otorga un nuevo
nombre asociado con una nueva misión
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de
Breslov #95).
Su nombre

La persona que desea darle su


“nombre” a Dios -i.e., mantenerse en el
servicio a Dios sin importar cuánto la
critiquen los demás- es considerada
como si se hubiese sacrificado en aras
del Nombre de Dios (Likutey Moharán I,
260).

Su nombre

La esencia de la persona puede


inferirse a partir de la combinación de
letras de su nombre. Por ejemplo, el
Rebe Najmán indicó la esencia de su
discípulo, R’ Shimón (‫שמעון‬, ShiMoN)
haciendo notar que las letras de su
nombre podían reordenarse para formar
la frase AvON MaSh (‫עון מש‬, “lejos del
pecado”). Alguien más con el nombre
Shimón podría resonar con un
reordenamiento diferente de las letras -
quizás incluso ShaM AvON (‫שם עון‬, “hay
pecado”) (Dios no lo permita). A partir
de esto podemos ver que el nombre de
la persona puede contener el secreto de
su existencia, aunque mucha gente
comparta el mismo nombre (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#44).

Su nombre

El nombre de un objeto
corresponde al objetivo espiritual
último de la realidad. Conociendo el
nombre de algo podemos comprender su
esencia Divina y alcanzar la realidad de
la era mesiánica.

Esta idea se encuentra aludida en


la palabra hebrea SheMOT (‫שמות‬,
nombres), que es un acrónimo de la
frase Tajlit Maasé Shamaim Vaaretz
(‫תכלית מעשה שמים וארץ‬, “El objetivo de
la obra de los Cielos y la tierra”)
(liturgia del viernes por la noche) (Likutey
Moharán II, 39).

Su nombre

El nombre de la persona forma


una vestimenta para el alma luego de su
muerte (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí
Najmán de Breslov #95). Es decir, la
manera en cómo se comporta y deja un
nombre detrás de sí, se vuelve la
“vestimenta” de su alma y el modo en
que es vista en el Mundo que Viene.

2:20

El
hombre
dio
nombres
a
todos
los
animales,
a
los
pájaros
del
cielo
y
a
las
bestias
salvajes.
Pero
el
hombre
no
encontró
una
ayuda
contrapuesta
a
él.

Adán dio nombres

La luz de Dios, que permea toda la


creación, puede encontrarse en los
componentes de cada cosa del mundo.
Esos componentes están reflejados en
las letras de su nombre. De este modo la
persona puede encontrar a Dios en esas
letras (Likutey Moharán I, 19:7).

Ello está aludido en la frase “El


hombre dio nombres”. Adán llevó la luz
de Dios a cada cosa de la creación a
través del nombre que le dio. Mediante
nuestro conocimiento de esos nombres
también nosotros podemos reconocer a
Dios y acercarnos a Él (Ibid.; Sefer
HaMidot, Verdadero Conocimiento, B:1-2).

Adán dio nombres a todos


Un nombre es algo
verdaderamente maravilloso. Con una
palabra es posible describir cualquier
cosa que, de otra manera, requeriría de
muchas palabras para representarla.
Tomemos por ejemplo, una mesa.
Podemos llamarla “una superficie plana
de madera con cuatro patas adosadas,
que se mantiene en pie por sí misma y
permite que la gente se siente alrededor
y ponga cosas sobre ella”. O podemos
decir simplemente “mesa”. Sin los
nombres descriptivos, seríamos
incapaces de comunicar verdaderamente
nuestros deseos. No habría negocio ni
comercio alguno. Trata de describir a
una persona. Luego di su nombre, que
expresa todo sobre ella en una sola
palabra.

Lo mismo se aplica a Dios. Sin un


Nombre, ¿cómo podríamos referirnos a
Él? Sin embargo, debemos tener mucho
cuidado y recordar constantemente que
el Nombre es meramente una
descripción de lo que Dios es y de lo
que Él puede hacer. En verdad, nunca
puede describirlo en Su totalidad
(Likutey Halajot I, p.112a-113a).

Adán dio nombres

Fue a partir de su comprensión de


este mundo que Adán pudo nombrar a
cada cosa de la creación. Pudo incluso
darle un Nombre a Dios (Bereshit Rabah
17:4), pues también alcanzó un cierto
conocimiento de Dios. Ese conocimiento
se basó en su reconocimiento de la
fuerza vital que subyace detrás de cada
cosa (Likutey Halajot V, p. 25a). Ello se
debe a que el nombre encarna la esencia
del alma. Es posible saber todo sobre
una persona con sólo mencionar su
nombre. El nombre también encarna la
fuerza vital de la persona. Así, cuando
Adán les dio nombres a todas las
criaturas, les trajo su fuerza de vida
desde su raíz (Ibid., II, p. 100).

Una ayuda contrapuesta a él

“Adán” corresponde al sonido de


la voz de la persona, “Eva” a su
articulación en el habla. El habla de la
persona es su “ayuda”. Con ella, es
posible buscar a Dios en todo momento
- incluso en los momentos más oscuros,
cuando la fuerza negativa se opone y
oprime a la persona (Likutey Moharán I,
19:8).

Hagamos al hombre... una ayuda


contrapuesta a él
Si lo merece, ella será una ayuda. Si no
lo merece, ella se le opondrá (Rashi).

Antes de crear al hombre, Dios se


aconsejó con Su Corte Celestial
(“Hagamos al hombre”). La Bondad
dijo, “Crea al hombre, pues hará actos
de bondad”. La Verdad dijo, “No hagas al
hombre, pues estará lleno de mentiras”.
La Rectitud dijo, “Crea al hombre, pues
se comportará de manera recta y será
caritativo”. La Paz dijo “No hagas al
hombre, pues andará en disputas”. ¿Qué
hizo Dios? Arrojó a la Verdad a la tierra,
como está escrito, “Tú arrojaste la
verdad a la tierra” (Daniel 8:12). Los
ángeles preguntaron, “Señor del
Universo, la Verdad es Tu sello e
insignia. ¿Por qué la has desdeñado?”.
Dios le ordenó entonces a la Verdad que
se elevase de la tierra, como está
escrito, “La verdad surgirá de la tierra”
(Salmos 85:12; Bereshit Rabah 8:5).

Este Midrash es difícil de


comprender. ¿Por qué Dios arrojaría Su
propio sello, la Verdad, a la tierra al
punto en que incluso los ángeles
tuvieron que preguntarle qué quería
significar con ello? Segundo, ¿cómo
pudo haber una discusión entre la
Verdad y Dios, dado que Dios Mismo es
la verdad y fue Su voluntad crear al
hombre (lo que en definitiva hizo)?
¿Cómo es posible que la Verdad discuta
con la Verdad? Y tercero, ¿por qué la
Paz no fue reprendida, dado que también
se opuso a la voluntad de Dios?

Existe la verdad y también está el


corazón de la verdad - el emeser emes,
la real verdad. La verdad es que el
hombre estaría lleno de mentiras y de
disputas. Llegaría a creer que sólo su
punto de vista es el verdadero. Por ese
motivo, la Verdad exclamó que el
hombre sería mentiroso, pues la
percepción de la verdad de cada
persona es limitada. El hombre no puede
percibir que aunque haya muchas
personas con diferentes ideas, siempre
hay un solo corazón de la verdad. La
persona que renuncie voluntariamente a
la victoria de su propio punto de vista
merecerá contemplar la real verdad y
encontrar al Dios Único dentro de la
diversidad de la humanidad. Por lo tanto
Dios arrojó esa verdad unilateral a la
tierra, una verdad que no permite que
otras personas expresen sus
percepciones de la verdad, pues no es la
real verdad.

La tierra representa el
materialismo, en el cual está oculta la
Verdad de Dios. Pero aun así y mediante
la fe, es posible alcanzar, en ella, el
conocimiento de Dios. Así, la Verdad
fue arrojada hacia abajo para que la
persona pudiera nutrir su fe y hacer que
la verdad germinase; y entonces
encontrar a Dios.

Eva fue creada como una ayuda en


contraparte de Adán. Entre ambos
debían reconocer la necesidad de buscar
el corazón de la verdad, que los habría
protegido del pecado, trayendo al mundo
una manifestación de Dios y de Su
Verdad. Éste es el significado profundo
de “Si lo merece, ella será una ayuda. Si
no lo merece, ella se le opondrá”. Al
trabajar juntos, pueden encontrar la real
verdad. De lo contrario, experimentarán
constante oposición, disputas y desafíos.

La Paz también objetó la creación


del hombre, pero no fue arrojada a la
tierra. Ello se debe a que la principal
fuente de disputas yace en la percepción
de la verdad que tiene la persona. Si su
percepción se refina al punto de
reconocer la real verdad, entonces la
paz puede reinar, desapareciendo las
disputas (Likutey Halajot IV, p. 398-404,
402-202a, 406-207a).

Hagamos al hombre... una ayuda


contrapuesta a él
Si lo merece, ella será una ayuda. Si no
lo merece, ella se le opondrá (Rashi).
“Si lo merece” - dependiendo de
los pensamientos y de las acciones de la
persona, ¡esto puede cambiar muchas
veces durante un solo día! (rabí Eliahu
Jaim Rosen).

Una ayuda contrapuesta a él... hueso


es de mi hueso y carne es de mi
carne... el hombre dejará a su padre y
a su madre y se unirá con su mujer

El hombre representa la verdad.


La mujer representa la fe. La verdad es
una luz demasiado poderosa para
recibirla de manera directa. Es
imposible enfrentar la verdad absoluta -
i.e., Dios- y transmitir la Divinidad en
su forma pura. Es necesario hacer un
filtro de la verdad misma, un recipiente
que pueda reflejar adecuadamente la luz
de la verdad y transferirla hacia los
demás. Por lo tanto la mujer fue creada
del hombre -“hueso es de mi hueso y
carne es de mi carne”- ésta es la fe.

“Padre” y “madre” representan el


intelecto. Uno debe abandonar el
intelecto en aquellos temas que se
encuentran más allá de su comprensión y
unirse con su esposa, con la fe. Sólo
entonces podrán llegar a ser “una carne”
- pues la fe y la verdad juntas pueden
reflejar la absoluta verdad (Likutey
Halajot IV, p.234 a-488).
2:21

Dios
hizo
caer
un
profundo
sueño
sobre
el
hombre,
el
cual
se
durmió;
y
tomó
una
de
sus
costillas
y
cerró
con
carne
en
su
lugar.

Dios hizo caer un profundo sueño


sobre el hombre

La somnolencia que cayó sobre


Adán representa el Árbol del
Conocimiento, que contiene tanto bien
como mal. La persona puede irse a
dormir con el objetivo de refrescar su
alma y dedicarse a una vida de
espiritualidad y de buenas acciones o
con la intención de renovar su fuerza y
así poder perseguir los placeres
materiales.
En el último caso, enfrentará
innumerables elecciones, muchas de las
cuales la extraviarán. El valor numérico
de la palabra TaRDeMa (‫תרדמה‬, dormir)
es equivalente al de TaRGUM (‫תרגום‬, la
traducción al arameo). La persona que
“pasa la vida durmiendo” sin ocuparse
de concretar su potencial espiritual es
propensa a ser influenciada por el mal
que se encuentra en el Targúm. En
particular, “dormir” puede referirse a
los pecados involuntarios, cuando las
buenas intenciones de la persona están
entremezcladas con las malas acciones
(Likutey Moharán I, 19:final).

Dios hizo caer un profundo sueño


sobre el hombre

“Dormir” está asociado con la


lujuria. Dormir implica los ojos
cerrados -i.e., dañados- que actúan
como mensajeros para despertar la
lujuria. Por lo tanto, cada mañana, al
despertar y abrir los ojos, estamos
obligados a comenzar nuevamente a
aceptar el yugo del Cielo (recitando el
Shemá). De esa manera podemos
eliminar nuestro sueño/lujuria y traer su
antídoto: la Torá (Likutey Halajot I, p.
152a).

Vaiapel

VaIaPeL (‫ויפל‬, “hizo caer”) es un


acrónimo de la frase Pe La-hem Ve-lo
Idaberu (‫פה להם ולא ידברו‬, “tienen boca
pero no hablan”) (Salmos 115:5). Para
anular el mal -para “ponerlo a dormir”-
no se debe hablar mal. Vemos que Iosef
fue capaz de interpretar los sueños -que
le llegan a la persona dormida- porque
trascendió el nivel del dormir (Likutey
Moharán I, 19:4).

Cerró la carne

La palabra vaiSgor (‫ויסגר‬, “Él


cerró”) marca la primera aparición en la
Torá de la letra hebrea samaj (‫)ס‬. Samaj
connota un “soporte”, un medio para
sustentar al hombre en sus tareas.
Mientras el hombre esté solo no tendrá
soporte. Debe estar casado.

En un nivel más profundo, Adán


representa la voz y Eva representa el
habla. La voz sola no es suficiente para
sustentar a la persona frente a sus
desafíos espirituales; necesita del habla
para articular y comunicar el estudio de
la Torá y para la plegaria.

La letra samaj tiene el valor


numérico de 60. Si un ingrediente no
kosher se mezcla con alimento kosher, la
mezcla puede ser declarada kosher si
hay 60 veces la cantidad de ingredientes
kosher frente a los no kosher. Para poder
superar la adversidad, Adán -la voz-
necesita una samaj - un soporte y una
ayuda. Ésta es Eva, que representa el
habla articulada y santificada (Likutey
Halajot IV, p. 114a).

Cerró con carne en su lugar


Cuando Dios separó a Eva de Adán,
cerró la carne en el lugar de la incisión
(Berajot 6a). Dios formó a la mujer
como un “depósito”, amplio en la base y
angosto hacia arriba, para que pudiese
llevar a sus hijos (Berajot 61a).

JaTaJ (‫חתך‬, incisión) es similar a


JiTuJ (‫חתוך‬, articulación). La formación
de Eva indica la creación de un habla
sagrada y articulada (Likutey Moharán I,
19:3). La palabra “deposito” connota el
temor a Dios, como en el versículo “El
temor a Dios es Su depósito” (Isaías
33:6). Mediante el habla sagrada
(representada por Eva) la persona puede
alcanzar el temor a Dios (Likutey
Moharán I, 19:3) y más tarde llegar a una
profunda comprensión de Dios (Ibid., I,
60:3).

2:22

Y
de
la
costilla
que
Dios
había
tomado
del
hombre
hizo
una
mujer
y
la
trajo
al
hombre.
De la costilla que Dios había tomado
del hombre hizo una mujer y la trajo
al hombre
Había la imagen de un trono y sobre la
imagen del trono una imagen como la
apariencia de un hombre sobre él
(Ezequiel 1:26).

Adán corresponde a “un hombre


sobre él” y Eva -“la madre de toda
vida” (Génesis 3:20)- corresponde al
“trono”, que es la fuente de todas las
almas. Cuando Adán y Eva se unieron,
hicieron posible que el hombre
gobernase sobre toda la creación -
incluso sobre los ángeles. Esto es lo que
se quiere decir con el versículo “De la
costilla que Dios había tomado... una
mujer y la trajo al hombre”. Dios tomó
la energía de Eva, la fuente de todas las
almas y se la dio a los seres humanos.
Así, Dios le dio Su tremenda autoridad
al hombre para que pudiese gobernar
sobre los ángeles (Likutey Moharán II,
1:2).

Más específicamente, Dios le dio


al hombre el poder de superar su propio
“ángel” - su mala inclinación (rabí Eliahu
Jaim Rosen).

Adán y Eva
Dios hizo recto al hombre pero ellos
buscaron muchos artificios (Eclesiastés
7:29).

Como un individuo, el hombre -Adán-


era recto. Pero tan pronto como fue
creada Eva hubo dos seres humanos,
ellos buscaron muchos artificios
(Rashi).

Mientras el hombre está solo, es


un individuo; representa la verdad, la
absoluta verdad, pues la verdad es sólo
una. Pero tan pronto como Eva entra en
escena, “uno” se vuelve “dos”. Siempre
que haya más de uno la mentira podrá
manifestarse. De haber estado solo,
Adán nunca habría sucumbido a la
sugerencia de la serpiente. Pero la
serpiente fue capaz de convencer a Eva,
pues ella representa un “segundo
sendero”, el sendero que permite
arraigarse a la mentira.

La mentira se manifiesta en Eva


porque ella fue creada mientras Adán
estaba “dormido”, lo que representa una
conciencia restringida (la imaginación
como opuesta al intelecto).
Específicamente, la mentira se arraiga
en imaginaciones e ilusiones (Likutey
Halajot IV, p. 193a-386, 196a). La palabra
hebrea para dormir, SheINá (‫)שינה‬, es
similar a ShINui (‫שינוי‬, cambio). La
conciencia restringida del dormir hace
posible la mentira, los cambios y las
diferencias entre las personas (Likutey
Halajot IV, p. 195).
2:23

El
hombre
dijo,
“Ésta
vez
hueso
es
de
mi
hueso
y
carne
es
de
mi
carne.
Ésta
será
llamada
mujer,
pues
fue
tomada
del
hombre”.

Ésta será llamada mujer, pues fue


tomada del hombre

El lenguaje es similar (Rashi).

A partir de este versículo


podemos ver que el mundo fue creado
con el Lenguaje Sagrado. Adán llamó a
la mujer IShá (‫)אשה‬, que es similar a la
palabra ISh (‫איש‬, hombre). En palabras
de Rashi, “Lashón nofel al lashón - El
lenguaje es similar” o más literalmente,
“El lenguaje cae sobre el lenguaje”.

“Ésta” hace referencia al habla,


como en el versículo, “Esto es lo que su
padre les dijo” (Génesis 49:28) (Likutey
Moharán I, 34:1; Ibid., 19:3). Eva -la
mujer- corresponde al habla
perfeccionada. Cuando el habla de la
persona es sagrada, anula el hablar
maligno. Así, el comentario de Rashi
puede leerse como enseñando que “el
lenguaje profano cae ante el lenguaje
sagrado” (Likutey Moharán I, 19:3).

2:24

Por
lo
tanto
el
hombre
dejará
a
su
padre
y
a
su
madre
y
se
unirá
con
su
esposa,
y
serán
una
sola
carne.

Por lo tanto el hombre dejará a su


padre y a su madre y se unirá con su
esposa
Por medio de un espíritu sagrado, Dios
les hizo saber a Adán y a Eva que la
promiscuidad estaba prohibida (Rashi).

A partir de esto podemos inferir


que cuando la persona alcanza un
espíritu sagrado puede anular sus
pasiones (Likutey Moharán I, 19:3).

El Rebe Najmán enseñó también:


“Simplemente haz el bien y trabaja con
honestidad en tus devociones. Si eres
persistente, el bien quedará y el mal
desaparecerá automáticamente” (Tzadik
#447).

Serán una sola carne


Uno debe unir su carne con el
habla -representada por Eva- de modo
que la carne se anule ante el habla
sagrada. En otras palabras, que lo
material se una con lo espiritual (Likutey
Moharán I, 75).

2:25

El
hombre
y
su
mujer
estaban
desnudos,
pero
no
sentían
vergüenza.

El hombre y su mujer estaban


desnudos

En el Jardín del Edén no hacían


falta las vestimentas. Entonces, se podía
alcanzar el conocimiento de Dios sin
necesidad de investir ese conocimiento
en una “prenda”. Luego del pecado de
Adán, se hicieron necesarias las
vestimentas para alcanzar el
conocimiento de Dios, pues la luz es tan
grande que no es posible recibirla de
manera directa. Es por ello que Adán
estaba cubierto originalmente con
vestimentas de or (‫אור‬, luz) (Likutey
Halajot I, p. 46a-92).

El hombre y su mujer estaban


desnudos

Antes del pecado no existía la


humildad, de modo que no hacían falta
las vestimentas. Dado que el pecado
produce humillación, Adán y su esposa
se avergonzaron de caminar desnudos
después de comer del Árbol. La
vestimenta también representa el temor,
pues “el temor es humildad” (Nedarim
20a) y la humildad conduce hacia el
temor a Dios. Ese temor es la
rectificación del pecado (Likutey Halajot
I, p. 89a).

No sentían vergüenza

Antes de comer del Árbol del


Conocimiento del Bien y del Mal, Adán
y Eva eran puros y sin lujuria, por lo
tanto no sentían vergüenza alguna. La
vergüenza es resultado de la
transgresión (Likutey Moharán I, 19:3).

No sentían vergüenza
Antes de pecar, Adán y Eva no
tenían motivo alguno para sentirse
avergonzados, pues sus mentes eran
totalmente puras. Tampoco temían al mal
de ojo (que representa los celos, la
lujuria y las malas intenciones de los
demás). Sin embargo, cayeron víctimas
del mal ojo de la serpiente cuando ésta
los persuadió de comer del árbol
prohibido, diciendo, “Tus ojos se
abrirán” (Génesis 3:4).

Después de pecar, Dios les hizo


vestimentas. Aquel que ha caído víctima
del mal ojo debe aprender a ocultarse de
él, a “vestirse” para protegerse (Likutey
Halajot III, p. 261a-522). Usar tzitzit en las
vestimentas rectifica el mal ojo, vemos
así que el versículo “No vayan detrás de
sus corazones y detrás de sus ojos”
(Números 15:39) se encuentra en el pasaje
donde se menciona a los tzitzit (Likutey
Halajot III, p. 522).

3:1

La
serpiente
era
el
más
astuto
de
todos
los
animales
que
Dios
había
hecho.
Y
le
dijo
a
la
mujer,
“¿Es
que
Dios
realmente
dijo
que
no
deberían
comer
de
ningún
árbol
del
jardín?”.

La serpiente era el más astuto

Esto hace referencia a la gente


cuyas palabras malignas y heréticas
producen un tremendo daño (Likutey
Moharán I, 63) y astutamente utilizan la
filosofía para atrapar a los demás
(Likutey Halajot III, p. 32).

La serpiente era el más astuto

La serpiente toma su fuerza de la


astucia, de daat (Likutey Halajot II, p.
113a). Esta astucia hace referencia al
ateísmo. Ser demasiado “inteligente”
puede alejar a la persona de Dios
(Likutey Halajot II, p. 11a).

La serpiente era el más astuto

El hecho de que la gente deba


luchar con sus pensamientos y
conciencias se debe a la “inteligencia”
de la serpiente, que le trajo la muerte a
la humanidad. El dormir, una forma de
conciencia restringida, también proviene
de la serpiente. La persona debe evitar
el sueño -la conciencia restringida- y los
cuestionamientos y malos pensamientos
que invaden e irrumpen en su mente,
limitando su conciencia de Dios (Likutey
Halajot I, p.15a-15b; ver también Likutey
Moharán I, 117).

La serpiente

Conceptualmente, las confusiones


que el hombre enfrenta son llamadas
zuhamot hanajash (el veneno de la
serpiente), que está relacionado con la
klipá noga. El profeta Ezequiel habla de
tres fuerzas totalmente malignas y de una
cuarta fuerza, noga, compuesta tanto de
bien como de mal (ver Ezequiel 1). Todas
las confusiones, las dudas y las
dificultades -en la fe al igual que en la
vida- surgen de esa klipá (ver Likutey
Halajot II, p. 116a-232).
Los árboles del jardín

Es necesario ser muy cuidadosos y


no exceder los límites del intelecto,
apoyándonos solamente en una fe pura y
simple. Es posible percibir si alguien ha
ido más allá de los límites de su propio
intelecto en las restricciones que se
impone.

La serpiente incitó a Eva al


preguntarle qué árboles eran los que ella
y Adán podían comer. En esa pregunta
estaba implícita una sutil acusación: “Si
sirven a Dios, ¿cómo pueden pensar
siquiera en comer? ¡No es correcto que
la persona coma un alimento material
cuando desea dedicar su vida a lo
espiritual!”. Deseando probar su propio
grado de piedad, Eva le respondió,
“Dios nos dijo que no debíamos comer
del Árbol del Conocimiento. Además,
¡ni siquiera debemos tocarlo!” (Génesis
3:3). Al agregar una restricción
inventada por ella, propició su caída
(Likutey Halajot V, p. 10-6a).

3:3

“Del
fruto
del
árbol
que
está
en
medio
del
jardín,
Dios
dijo,
‘No
coman
de
él
ni
lo
toquen,
pues
de
hacerlo
morirán’”.

El Árbol del Conocimiento

Hay un concepto de las cosas que


es bueno y hay un concepto de las cosas
que es malo. También hay algo que
forma el equivalente a un puente entre
los dos opuestos. El Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal
representa ese puente, pues contiene
tanto bien como mal.

De manera similar, vemos que el


Lenguaje Sagrado -las palabras de
espiritualidad- se contrapone a un habla
mala - palabras profanas, calumnias,
mentiras y demás. El Targúm
(literalmente, “traducción”, haciendo
referencia a la traducción aramea del
Jumash [i.e., Targúm Onkelos]) forma
el puente entre esas dos clases de habla.
(Por ese motivo, el Talmud y el Zohar
están escritos en arameo, al igual que la
plegaria del kadish). El lenguaje del
Targúm representa el habla mundana. Al
tomar el habla y las conversaciones
cotidianas y utilizarlas para el bien,
transformamos lo mundano en espiritual.
El kadish trasciende todos los niveles y
pasa a través de todas las Puertas de
Hierro que están cerradas a nuestras
plegarias, pues lleva incluso lo mundano
hacia el ámbito de lo santo. Así, el
kadish -i.e., el poder del Targúm- puede
elevar todo hacia los niveles más
elevados (Likutey Halajot I, p. 81a).

El Árbol del Conocimiento

El Árbol era una viña (Sanedrín 70a).

El vino de uvas promueve el


dormir y el dormir es una sesentava
parte de la muerte. Tal como el Árbol
trajo la muerte, el vino trae el dormir.
Por el contrario, beber vino en los
momentos designados para la santidad -
tales como en el Shabat y las
Festividades- promueve la vida,
generando un gran despertar y anhelo
por alturas espirituales mayores (Likutey
Halajot I, p. 92a).

Ni lo toquen
La serpiente empujó a Eva contra el
Árbol y dijo, “Así como no hay muerte
al tocarlo, no hay muerte si se come de
sus frutos” (Rashi).

Debido a un estudio incorrecto de


la Torá, Adán y Eva agregaron otro
mandato a la prohibición de comer del
Árbol. Cayeron víctimas de los
razonamientos de la serpiente y se
dejaron arrastrar hacia discusiones que
llevaron a falsas interpretaciones de la
Torá y a restricciones innecesarias
(jumrot). Como resultado,
“embellecieron” la única mitzvá que
Dios les había ordenado formulando
otro mandamiento: “No se nos permite
tocar el Árbol”. Ello produjo su caída
(Likutey Halajot II, p. 164).

No coman de él ni lo toquen, pues de


hacerlo morirán

La serpiente sabía que el Árbol


del Conocimiento del Bien y del Mal
correspondía a la klipá noga, que
contiene tanto bien como mal. Por lo
tanto le dijo a Eva, “Si el Árbol fuera
totalmente impuro, uno se corrompería
con el solo hecho de tocarlo”. De esa
manera, convenció a Adán y a Eva de
que podían tomar el bien del Árbol y no
ser corrompidos por el mal que había en
él (Likutey Halajot III, p. 54). Así como su
comer en pecado trajo todos los daños,
comer en santidad rectifica ese pecado.
De modo que la rectificación del pecado
de Adán se logra mediante la comida del
Shabat (Ibid.).

3:5

“Pues
Dios
sabe
que
en
el
día
que
coman
de
él
sus
ojos
se
abrirán
y
serán
como
Dios,
conocedores
del
bien
y
del
mal.

Serán como Dios


La serpiente le dijo a Eva, “¡Dios comió
de este Árbol y creó el mundo!”
(Rashi).

Cuando Adán comió del Árbol del


Conocimiento, dañó el acto de comer
dándole primacía al consumo material
por sobre el sustento espiritual. Adán y
Eva fueron confundidos por la serpiente,
quien implicó que el mundo no había
sido creado ex nihilo (iesh mi-ain,
“algo a partir de la nada”), sino que un
mecanismo específico -el fruto del
Árbol- era el responsable de haber
traído el mundo a la existencia. La
búsqueda del sustento material lleva a la
negación del papel de Dios en la
Creación. La persona que no crea que
Dios puede darle lo que necesita sufrirá
de la maldición de tener que trabajar
para ganarse el sustento. La rectificación
del pecado de Adán comienza con estar
dispuestos a oír y a escuchar la voz de
Dios (Likutey Halajot II, p. 11a).

Serán como Dios


La serpiente le dijo a Eva, “¡Dios comió
de este Árbol y creó el mundo!”
(Rashi).

La serpiente trató de que lo


material tomase la primacía. Pero Dios
precedió a la Creación, creando el
mundo ex nihilo. No había ningún Árbol
del cual Él “comiese” antes de la
Creación - ¡Sólo estaba Dios! Tener fe
en Dios y en el jidush haolam (la
renovación diaria de la Creación)
protege a la persona del ateísmo (Likutey
Halajot I, p.148).

Adán, Árbol
Toda mentira que no comience con
verdad no será aceptada (Rashi sobre
Números 13:27; Sotá 35a).

La serpiente le mintió a Eva,


diciendo que si comía del Árbol, no
moriría. Sedujo y convenció a Eva de la
“verdad” de sus palabras hasta que
logró que ella y Adán pecaran.

¿Cómo es que la mentira puede ser


tan convincente? Es necesario que esté
enraizada en la verdad, pues de otra
manera no tendría posibilidad de ser
aceptada. ¿Qué es esa verdad? En su
raíz, todas las cosas son una. No hay
diferencia entre el oro, la plata, el cobre
y demás. No hay diferencia entre uno,
cien ó mil, porque en su raíz, todas las
cosas son una - el Dios Único. Sólo
cuando se despliegan en este mundo se
vuelven diferentes. De esta manera, la
mentira, que comienza con la verdad, se
disfraza de verdad (Likutey Halajot IV, p.
104-53a).

Serán como Dios

La serpiente afirmó que Dios


Mismo había comido del Árbol del
Conocimiento, lo que le había dado el
poder de crear mundos. Esta afirmación
generó arrogancia en Adán, quien pensó
que también él se volvería grande y
todopoderoso. De haberse mantenido
humilde, habría vivido por siempre. En
su lugar, fue expulsado del Jardín del
Edén y se volvió mortal. Pero al morir y
retornar al polvo, vuelve a la humildad.
De esta manera merece la Resurrección
(Likutey Halajot I, p. 83a).

Serán como Dios

La seducción de la serpiente hizo


que Eva vacilara, pensando que podría
llegar a obtener la sabiduría Divina para
comprender el razonamiento detrás de
los decretos y de las leyes de Dios.
Incluso hoy en día, aquel que insiste en
conocer y comprender los motivos de
Dios antes de cumplir con una mitzvá, al
igual que Eva, “come” del Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal. En su
lugar, es necesario tener una fe absoluta
en Dios, aunque uno no sepa ni conozca
Sus motivos. Tener fe es una
rectificación para el haber “comido del
Árbol” (Likutey Halajot I, p. 205a-410).

3:6

La
mujer
vio
que
el
árbol
era
bueno
para
comer,
una
delicia
para
los
ojos
y
deseable
para
alcanzar
la
sabiduría.
Tomó
de
su
fruto
y
comió
y
también
le
dio
a
su
esposo
y
él
comió.

Bueno para comer, una delicia para


los ojos y deseable para alcanzar la
sabiduría
Las tres descripciones del Árbol
hacen referencia a las tres pasiones
básicas. “Bueno para comer” hace
referencia a la gula. “Delicia para los
ojos” hace referencia a la inmoralidad.
“Deseable” hace referencia a la
avaricia. El daño del Árbol del
Conocimiento impactó en todas las
pasiones (Likutey Halajot V, p. 328).

La mujer vio... una delicia para los


ojos y deseable para alcanzar la
sabiduría

El daño más grave de Adán y Eva


se produjo en la vista. Este daño fue
causado por el mal ojo de la serpiente,
que los llevó a pecar. Sólo después de
haber comido del Árbol, Adán y Eva
comprendieron que estaban desnudos y
necesitaron vestimentas para ocultarse
de la vista de los demás, del mal ojo
(Likutey Halajot II, p. 182a). ¡Su comer del
Árbol dañó sus ojos y su intelecto!
Ahora el hombre debe apartar la vista
de todo aquello que despierte la pasión
y rectificar su intelecto (Likutey Halajot
III, p. 8a).

Una delicia para los ojos

Adán miró donde no debía, yendo


más allá de su campo de visión y
comprensión, indagando
intelectualmente sobre lo que Dios
quería de él. La “espada giratoria”
colocada a la entrada del Jardín de Edén
(Génesis 3:24) representa las oscilantes
emociones de Adán y el haber
sucumbido a la gula cuando pensó que
podía comer del Árbol. Todos aquellos
que indagan intelectualmente en los
mandamientos de Dios terminan en el
pecado (Likutey Halajot II, p. 314).

Y él comió

Adán dañó su fe en los Sabios al


haber corrompido la fe en sí mismo y en
su capacidad de creer que podía
elevarse hacia grandes alturas
espirituales. No se respetó lo suficiente
como para no aceptar el consejo de la
serpiente y comer del Árbol (Likutey
Halajot III, p. 240).

Adán comió del Árbol del


Conocimiento

La persona puede alcanzar el nivel


de saber que todo proviene de Dios,
tanto el bien como el mal. Con ese
conocimiento, puede reconocer la
Unidad de Dios y percibir a Dios tanto
en el bien como en el mal.

Adán recibió la orden de no


comer del Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal para que no se viese
expuesto al “bien y mal” y se mantuviese
dentro del conocimiento de la Unidad de
Dios. Al comer del Árbol, llegó a
percibir el “mal” como una entidad
separada. Ésta fue su maldición, pues
ahora debe trabajar muy duro para
anularse nuevamente delante de Dios y
así recuperar el conocimiento de la
Unidad de Dios (Likutey Halajot V, p. 184a-
368).

Adán comió del Árbol del


Conocimiento

Adán pecó al comer del Árbol del


Conocimiento del Bien y del Mal. Su
pecado produjo una mixtura de bien y de
mal, mezclando dos entidades
separadas. Si Adán hubiese comido del
Árbol de la Vida, su comer le habría
dado mayor fortaleza y vitalidad. Pero
el comer del Árbol del Conocimiento
del Bien y del Mal lo llevó a contemplar
más allá de su capacidad y comprensión.
Ya no podía mirar a cada cosa por
separado y trató de alcanzar lo
inalcanzable (Likutey Halajot IV, p. 204).

El pecado de Adán

¿Cómo pudo Adán pecar si aún no


poseía la mala inclinación al pecado?

Antes de la Creación, sólo estaba


Dios, un estado perfecto de santidad.
Tan pronto como la Creación llegó a la
existencia, también llegó a la existencia
un estado de pureza. Pero dentro de ese
estado de pureza se hizo posible ir hacia
la santidad o hacia la impureza. Pues
incluso en un estado de pureza, la
impureza existe en potencia.

Adán tenía que purificarse para


que estuviera en condiciones de entrar
en el ámbito de la santidad. Pero la
serpiente vio que Adán era vulnerable y
lo atacó antes de que entrase en ese
estado. Ello hundió a Adán y al mundo
entero en la impureza y en la mentira
(Likutey Halajot IV, p. 196a). Así, el
hombre debe actuar rápidamente para
alcanzar la santidad y protegerse, no sea
que caiga presa de sus debilidades.

El pecado de Adán
Después de comer del Árbol, Adán se
separó de su mujer y estuvo derramando
simiente en vano durante 130 años. Ese
pecado fue el causante del exilio de los
judíos en Egipto (Ari, Shaar
HaPesukim, Shemot; ver Eruvin 18b).

Parecería ser que el Éxodo de


Egipto rectificó el pecado de la
inmoralidad, señalando el fin de todos
los exilios. Sin embargo, existe otra
causa para la inmoralidad y la
corrupción del pacto: la justicia
inapropiada. Hasta que la justicia no se
perfeccione, los jueces indignos que
administran juicios falsos serán la causa
principal de la inmoralidad y del exilio
(Likutey Halajot III, p. 110a).
3:7

Los
ojos
de
ambos
se
abrieron
y
supieron
que
estaban
desnudos.
Y
cogieron
hojas
de
higuera
e
hicieron
para

ceñidores.

Los ojos de ambos se abrieron


Esto significa que comprendieron
(Rashi).

Abrir los ojos a la comprensión es


como la salida del sol, cuando su luz es
brillante. Cerrar los ojos a la
comprensión puede ser comparado con
el atardecer (Likutey Moharán I, 16).

Los ojos son los mensajeros del


intelecto. De acuerdo a cómo se mire
algo ello determinará su comprensión
(Ibid., I, 21:2).

Para crecer espiritualmente es


necesario abrir los ojos del intelecto,
ello permite percibir mayores niveles de
existencia (Ibid., I, 74).
Cuando la persona desarrolla la
confianza en Dios, espera en Él la
satisfacción de sus necesidades diarias.
Así, al abrir los ojos, es capaz de
percibir la Providencia Divina (Ibid., I,
76; Ibid., I, 225).

3:8

Ellos
oyeron
la
voz
de
Dios
que
se
paseaba
por
el
Jardín
a
la
brisa
del
día.
El
hombre
y
su
mujer
se
ocultaron
de
Dios
entre
los
árboles
del
jardín.
Ellos oyeron la voz de Dios

Adán recibió una mitzvá: no


comer del Árbol del Conocimiento. Pero
sin embargo tenía un profundo y ardiente
deseo de reconocer a Dios y, en base a
ese deseo, fue más allá de sus límites y
pecó. Cuando oyó la voz de Dios que
venía hacia él en la brisa del día -el
momento en que las restricciones están
presentes en el mundo- reconoció el
error de haber ido más allá de sus
parámetros. Entonces mereció
arrepentirse delante de Dios (Likutey
Halajot II, p. 456).
3:11

Y
Él
dijo:
“¿Quien
te
ha
dicho
que
estabas
desnudo?
¿Acaso
has
comido
del
Árbol
del
cual
te
ordené
que
no
comieses?”.

¿Acaso has comido del Árbol?


¿Dónde encontramos a Hamán (‫ )חמן‬en
la Torá? HaMin haEtz (‫המן העץ‬, “¿...del
Árbol?”) (Julín 139).

Aquel que no come en santidad


trae a la memoria el pecado de Adán,
quien comió del Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal. Esta
clase de comer invoca el poder de
Hamán (Likutey Halajot II, p.113 a).

HaMin haEtz

La palabra HaMin se deletrea


igual que Hamán. Comer del “fruto
prohibido” lleva hacia Hamán, la cima
de la arrogancia y del orgullo (Likutey
Halajot I, p. 178).
HaMin haEtz

El Árbol era regado por el río,


que representa la voz de la
amonestación. Hamán trató de suprimir
esa amonestación. En contraste con ello,
los Tzadikim merecen oír la voz de
amonestación y regar el Árbol para que
sea beneficioso (Likutey Halajot I, p. 98).

HaMin haEtz

No sólo está Hamán aludido en la


Torá sino que, de hecho, proviene de la
Torá - del pecado de Adán cuando
comió del Árbol del Bien y del Mal. El
Árbol representa la Torá. Cuando Adán
comió del Árbol, haciendo que se
mezclasen el bien y el mal, también se
mezclaron las combinaciones de letras
de la Torá. Si la persona no es
cuidadosa en el estudio de la Torá,
tratando de llegar a las conclusiones
apropiadas -es decir, que no separa lo
correcto de lo incorrecto o no deduce el
consejo adecuado que debe seguir-
entonces, de hecho, puede equivocarse
debido a la Torá misma (ver Ioma 72)
(Likutey Halajot V, p. 178a).

Adán comió del Árbol

Para Adán, el mandamiento de


Dios de no comer del Árbol del
Conocimiento era una cuestión de fe:
Adán debía creer que era capaz de oír el
mandamiento y de obedecerlo. Para Eva,
la prohibición le fue transmitida a través
de Adán, y como tal, representaba “la fe
en los Tzadikim”. Al dejar que la
serpiente la confundiese, Eva dañó su fe
en el Tzadik, en Adán. Y cuando
persuadió a Adán de pecar, hizo que
también él perdiese su fe.

En cierto sentido, Adán también


demostró una corrupción de la fe en los
Tzadikim, pues él sabía que había sido
formado directamente por Dios y que su
alma incluía todas las almas de la
humanidad. Reconociendo su grandeza,
debería haberse mantenido firme frente a
la tentación. La misma idea se aplica a
cada uno de nosotros. Si supiésemos de
la grandeza de nuestras almas, nunca
pecaríamos ni cometeríamos el mínimo
daño. Al cuidar nuestra fe en los
Tzadikim -al igual que en el “Tzadik
dentro de nosotros”- podremos merecer
el sustento espiritual (Likutey Halajot VIII,
p. 137a-137b).

Adán comió del Árbol

La impaciencia de Adán lo hizo


pecar, trayendo la maldición de ganarse
el sustento que es, en sí misma, un
desafío diario a la paciencia del
hombre. El Midrash llama a la
impaciencia “ira” (cf. Bamidbar Rabah
19:9).
Sólo mediante la paciencia es
posible construir un muro protector para
la riqueza. Aquel que se encoleriza
pierde su riqueza. Más aún, la ira de
Adán dañó la riqueza misma, haciéndola
descender a un lugar de exilio. Así
vemos que toda la riqueza del mundo
había sido llevada a Egipto durante la
hambruna, al lugar del exilio judío. En
la época del Éxodo, el pueblo judío, que
esperó la redención con gran paciencia,
mereció llevarse toda esa riqueza
(Likutey Halajot VII, p. 210).

Adán comió del Árbol

Hay una fuerza que acerca a la


persona a Dios y una fuerza opuesta que
la lleva hacia el Otro Lado. Comer
puede representar cualquiera de ambas
fuerzas. Cuando Adán comió del Árbol,
esa fue una acción que llevó a la muerte.
En el extremo opuesto se encuentra el
comer en santidad, que rectifica ese
pecado y lleva a la vida (Likutey Halajot
VIII, p. 137a).

Adán comió del Árbol

Al comer del árbol, Adán hizo que


las chispas de santidad se dispersaran
por el mundo entero. Ahora todo debe
ser rectificado y purificado para
retornar al ámbito de la santidad (Likutey
Halajot II, 56a).
Adán, Etz HaDaat

Tanto el pecado de comer del


Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal como el pecado de la Generación
del Diluvio, produjeron el mismo
resultado: la mezcla del bien y del mal.
Para rectificar los daños producidos por
cada persona -que son resultado de la
mezcla del bien y del mal- es necesario
comer en santidad y elevarle plegarias a
Dios. Comer en santidad rectifica el
pecado de haber comido del Árbol. La
plegaria reactiva el Acto de la Creación,
la santificación de la Tierra Santa. El
diluvio de la época de Noaj no cubrió la
Tierra Santa. Así, la plegaria es el
medio para evitar las aguas del diluvio y
las abrumadoras confusiones generadas
por nuestros daños (Likutey Halajot II,
p.16).

El daño producido por Adán al comer

El pecado de Adán yace en buscar


la dulzura del alimento material en lugar
de buscar su nutriente espiritual. En el
día de Rosh HaShaná (el Sexto Día de la
Creación, el día en que Adán y Eva
fueron creados y pecaron), ambos
cayeron presa de la astucia de la
serpiente y se volvieron víctimas de su
filosofía. Nosotros rectificamos el
pecado de Adán al sumergir el pan en la
miel en Rosh HaShaná, implicando que
buscamos la dulzura espiritual de
nuestro alimento y el deseo de dirigirnos
hacia Dios (Likutey Halajot II, p. 82).

Adán, el árbol

La capacidad de recordar el
Mundo que Viene depende de la mirada
de la persona. Si mira hacia adelante y
más allá del horizonte, recordará el
objetivo final. Adán y Eva corrompieron
la visión (“Ella vio que el árbol era
bueno para comer”), lo que dañó su
recuerdo del Mundo que Viene.

Como castigo por ese pecado la


muerte llegó al mundo. La muerte es de
hecho una bendición, porque fuerza a la
persona a reconocer que debe mirar más
allá de este mundo y hacia el futuro, al
Mundo que Viene. La rectificación del
daño a la memoria se encuentra en la
Torá, pues la Torá lleva a la vida - la
verdadera vida del Futuro (Likutey
Halajot VIII, p. 177a-177b).

3:13

Dios
le
dijo
a
Eva,
“¿Qué
es
lo
que
has
hecho?”.
La
mujer
respondió,
“La
serpiente
me
aconsejó
y
comí”.

La serpiente me aconsejó

La serpiente pudo controlar a Eva


utilizando palabras astutas y ella
sucumbió debido a su locura. Como
enseñaron nuestros Sabios: “La persona
no peca a no ser que haya sido dominada
por un espíritu de locura” (Sotá 2a)
(Likutey Moharán I, 19:3).

La serpiente me aconsejó

HiShIanI (‫השיאני‬, “me aconsejó”)


es similar a NiSUiN (‫נשואין‬,
matrimonio). Recibir el consejo de
alguien puede compararse a una mujer
que recibe la simiente de su esposo. Así
como lleva tiempo para que la simiente
se transforme en un niño, crezca y
madure, de la misma manera, el consejo
toma su tiempo para dar frutos.

Eva quiso recibir un consejo que


le diera una gratificación inmediata; por
lo que fue envenenada por él. En última
instancia, toda la humanidad quedó
contaminada; sólo los judíos (durante la
Revelación en el Sinaí) lograron una
purificación temporal (ver Shabat
146a). Si uno busca un consejo, debe
acercarse a los verdaderos Tzadikim
quienes son conocedores de la Torá y
han alcanzado la verdad (Likutey
Moharán I, 7:3).

3:14

Dios
le
dijo
a
la
serpiente,
“Por
cuanto
has
hecho
esto,
maldita
serás
más
que
toda
bestia
y
más
que
todo
animal
del
campo;
sobre
tu
vientre
andarás
y
polvo
comerás
todos
los
días
de
tu
vida”.

Maldita serás
La serpiente trajo treinta y nueve
maldiciones al mundo (diez para Adán,
diez para Eva, diez para la serpiente y
nueve para la tierra) (Tikuney Zohar 48,
p. 85).

Nuestros Sabios hacen una lista de


treinta y nueve categorías de trabajos
prohibidos en el Shabat (Shabat 73a),
correspondientes a esas treinta y nueve
maldiciones.
Si la persona cae presa de la
maldición de la serpiente, asume el yugo
de tener que trabajar para ganarse el
sustento. Sin embargo, aquel que acepta
el yugo de Dios alcanza el “Shabat” y su
tarea se ve mitigada (Likutey Moharán I,
38:7). Entonces su trabajo es un paralelo
de la manera en que esas treinta y nueve
categorías de tareas fueron aplicadas
para construir y mantener el Santo
Tabernáculo (cf. Ibid., I, 11:4).

Maldita serás
La palabra “maldita” está asociada tanto
con la serpiente como con Canaán,
quien recibió la maldición de ser un
esclavo (ver Génesis 9:25).
La serpiente trajo la muerte al
mundo al persuadir a Eva de que
comiese del Árbol del Conocimiento. El
sueño es una sesentava parte de la
muerte (Berajot 57b). Así, la maldición
de la serpiente produce un letargo -o
“una mentalidad de esclavo”- asociado
con la falta de propósito (Likutey
Moharán I, 117). Es necesario trascender
la maldición de la serpiente y llenar los
días con vitalidad.

Sobre tu vientre andarás

La serpiente, cuyo hablar era


tóxico, fue privada de sus piernas.
“Piernas” representa el habla sagrada
que, de acuerdo a la Kabalá,
corresponde a la sefirá de Maljut. En
general, la persona que carece de un
habla sagrada no tiene “piernas” que la
sustenten.

Los judíos, que recibieron la Torá,


se vieron purificados del veneno de la
serpiente; por lo tanto la Torá los
describe como habiendo estado “de pie”
en el Sinaí (Éxodo 19:17) (Likutey Moharán
I, 38:6).

Polvo comerás todos los días de tu vida

La serpiente fue condenada a


“comer polvo”. Éste es el “polvo de
oro” (Job 28:6) - i.e., el dinero.
La frase “Polvo comerás todos los
días de tu vida” puede ser traducida
como: “El polvo consumirá todos los
días de tu vida”, pues aquél que
hipoteca su vida en aras de ganancias
financieras será consumido por las
preocupaciones monetarias. Esto lleva a
la tristeza y a la depresión (Likutey
Moharán I, 23:6). De manera similar,
vemos que los principales venenos de la
serpiente son la pereza y la depresión
(aludidas en los términos “tierra” y
“polvo”) (Ibid., I, 189).

3:16
Él
le
dijo
a
la
mujer,
“Multiplicaré
en
gran
manera
los
dolores
de
tu
preñez,
con
dolor
parirás
hijos;
a
tu
marido
estará
sujeto
tu
deseo
y
él
regirá
sobre
ti”.
Con dolor parirás hijos

El trabajo de parto se aplica en un


sentido espiritual al “dar nacimiento” a
un nuevo intelecto. El sufrimiento del
embarazo y del parto corresponde a las
dificultades de comprender nuevas ideas
y de entender la Divinidad. Así como la
mujer en trabajo de parto clama debido
a sus dolores, de la misma manera, la
persona debe clamar a Dios debido al
dolor de no comprender la sabiduría que
busca. Esa angustia la ayudará a “dar
nacimiento” a una nueva comprensión. Y
así como un niño llora, indicando el
crecimiento de sus capacidades
mentales, de la misma manera, el adulto
deberá llorar continuamente y pedir la
ayuda de Dios para crecer
espiritualmente (Likutey Halajot IV, p.
240a).

3:17

Él
le
dijo
a
Adán,
“Debido
a
que
escuchaste
la
voz
de
tu
mujer
y
comiste
del
árbol
del
que
te
ordené,
diciendo:
¡No
comas
de
él!,
maldita
sea
la
tierra
por
tu
causa;
con
tristeza
comerás
de
ella
todos
los
días
de
tu
vida”.

Por tu causa la tierra será maldecida

Aunque la tierra fue maldecida


debido al pecado de Adán, las diez
mitzvot que llevamos a cabo antes de
disfrutar de los bienes de la tierra
eliminan esa maldición. Estas mitzvot
son:
1) No arar el campo con dos tipos
de animales diferentes;
2) No plantar juntos diferentes
tipos de semillas;
3) No ponerle bozal al buey
mientras trabaja el campo;
4) Dejar una pequeña cantidad de
la cosecha para los pobres (leket);
5) Dejar detrás las gavillas
olvidadas durante la cosecha (shijá),
para los pobres;
6) Dejar una esquina del campo
sin cosechar (peá), para los pobres;
7) Apartar trumá (el primer
regalo, aproximadamente 1/100 del
producto) para el Cohen;
8) Apartar maaser (10% del
producto) para el Leví;
9) Apartar maaser sheiní
(segundo diezmo, también el
10%), para ser comido por el
dueño del campo en Jerusalén o
ser entregado a los pobres,
dependiendo del año;
10) Apartar jalá (una pequeña
cantidad de la masa antes de ser
horneada) para el Cohen (Oraj
Jaim 167).

El número 10 corresponde a la
letra iud (‫)י‬, que representa la santidad.
Al realizar esas diez mitzvot, atraemos
santidad hacia la tierra y entonces ésta
nos devuelve abundancia y bendiciones
(Likutey Halajot VIII, p. 184a).

Con tristeza comerás

Ésta es la maldición que también


pende sobre nuestras propias vidas,
dado que debemos afanarnos para
obtener el sustento. Ello proviene del
hecho de que Adán comió del Árbol -
i.e., dañó el consejo apropiado sobre
cómo uno debe ganarse la vida. La
rectificación para este pecado es la fe en
los Tzadikim, pues ellos han
perfeccionado su consejo y pueden traer
satisfacción y alegría a nuestras vidas
(ver Likutey Halajot III, de. 234a-468).

Con tristeza comerás

Aquel que no crea que el sustento


le llega a través de la Providencia
Divina lo recibirá a través de la tristeza
y las preocupaciones. Es necesario tener
fe en que Dios provee - con ello se
puede trascender la maldición de Adán
(Likutey Moharán I, 23:1).

Con tristeza comerás de ella

Originalmente Dios tuvo la


intención de que el alimento del hombre
creciese listo para ser comido. Pero
debido al pecado de Adán, todos los
alimentos contienen ahora una mezcla de
bien y de mal, y deben ser “purificados”
antes de su consumo. La maldición de
trabajar para obtener el pan -tal como la
necesidad de separar la paja del trigo o
de podar las viñas para hacer crecer las
uvas- significa el proceso de purificar el
bien del mal. De manera similar, la
persona debe purificar su fe, retirando
las mentiras y la locura para que su fe se
mantenga pura (Likutey Halajot II, p. 16a).

Con tristeza comerás

La falta de conocimiento es la
pobreza más grande. Al comer del
Árbol, Adán dañó su conocimiento -la
conciencia de la Providencia Divina- y
fue maldecido con tener que comer con
tristeza y sufrimiento. Esto alude al
esforzarse en la búsqueda del sustento y
no ser capaz de buscarlo directamente a
través de la Providencia Divina (Likutey
Halajot I, p.44).

Con tristeza comerás


Si Adán no hubiese pecado, no
habríamos tenido que trabajar tan
duramente. Todas nuestras necesidades
habrían sido cubiertas a través de la
plegaria. Ahora, es necesario
esforzarnos, tanto en el trabajo como
con la plegaria, para invocar las
bendiciones de Dios que prevalecían en
el Jardín del Edén (Likutey Halajot III, p.
14).

Con tristeza comerás

La maldición de la serpiente lleva


al trabajo - a las treinta y nueve clases
de tareas. Esto da como resultado la
depresión, que se manifiesta en un pulso
aletargado. Suspirar y respirar
profundamente puede aliviar el pulso
aletargado y llevar a la alegría (Likutey
Moharán I, 56:9).

Maldita sea la tierra... con tristeza


comerás
Enseñó el Rebe Najmán:

Para ciertos pecados, el castigo es


quedar endeudado. Aquel que es
castigado por ese pecado se encuentra
en una deuda constante. Todo el mérito
del mundo no logra borrar ese castigo...
Esos pecados pueden incluso hacer que
también otros se vuelvan deudores.
Cuando tales transgresiones se hacen
comunes, aumentan los deudores en el
mundo.
El remedio es arrepentirse en general de
todos los pecados. Aunque no sepas qué
pecado es el que causa las deudas,
arrepiéntete en general y pide a Dios
que te salve de ese pecado en particular.
El momento para tal arrepentimiento es
cuando uno se encuentra en un estado de
conciencia expandida.

El deudor está siempre en un estado de


conciencia restringida. Enseñaron los
Sabios: “Diez medidas de sueño
llegaron al mundo. Nueve fueron
tomadas por los esclavos” (Kidushin
49b). El dormir es un estado de
conciencia restringida y el deudor es un
esclavo, como afirma el versículo: “El
que toma prestado es esclavo de quien
le presta” (Proverbios 22:7). Las nueve
medidas de sueño tomadas por los
esclavos son las medidas de la
conciencia restringida del deudor. Por
lo tanto, es necesario arrepentirse de
ese pecado cuando uno se encuentra en
un estado de conciencia expandida
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí
Najmán de Breslov #102).

El Rebe Najmán no reveló cuál


era el pecado que causaba la deuda. Una
tradición oral entre los jasidim de
Breslov mantiene que es el daño al
pacto, más precisamente, el onanismo
(rabí Eliahu Jaim Rosen). Este pecado está
asociado con Adán, quien estuvo
emitiendo simiente en vano durante 130
años (Eruvin 18b). Y, como dice el
versículo: “A causa de una cortesana el
hombre se ve reducido a buscar un trozo
de pan” (Proverbios 6:26).

El rabí Natán explica que la


maldición de tener que trabajar para
ganarse el sustento, traída por Adán
debido a ese pecado, fuerza a muchas
personas a endeudarse para poder
subsistir. Así, todos los pecados
resultantes de la deuda provienen del
pecado de Adán. Más aún, la mayor
parte de los préstamos requieren de
bienes inmuebles como garantía, dado
que la tierra fue maldecida junto con la
humanidad (Likutey Halajot VIII, p. 48a).

3:18
“Y
germinará
para
ti
espinos
y
abrojos
y
comerás
la
hierba
del
campo”.

Comerás la hierba del campo... Con el


sudor de tu rostro comerás el pan
Cuando Adán oyó que comería hierba,
tembló. “¿Acaso yo y el burro
comeremos lo mismo?”, clamó. Dios le
respondió: “Con el sudor de tu rostro
comerás el pan” (Avot de-rabí Natán
1:7).

Si la persona come de una manera


animal, puede afiebrarse hasta el punto
en que su cuerpo comience a temblar.
Transpirar es una cura para esa fiebre.
Cuando Adán oyó que estaría
condenado a comer hierbas, temió llegar
a comer como un animal. Tembló y oró
para no caer presa de las tendencias
animales. Dios le informó cómo podía
protegerse: “Con el sudor”. ¿Qué sudor
era ése? “De tu rostro”. Es decir, la
persona debe invocar su intelecto (su
“rostro”) para buscar una forma más
elevada de vida como ser humano.
Entonces comerá de la manera adecuada
a los seres humanos (Likutey Moharán I,
263).

Comerás la hierba del campo...


comerás el pan

Adán tembló al oír que debía


comer hierbas - i.e., alimento animal.
Cuando Dios vio ese temblor le dijo a
Adán, “Comerás el pan”. El temor y los
esfuerzos honestos rectifican el alimento
(Likutey Halajot II, p. 36).

Hierba... pan

En el Seder de Pesaj primero


comemos el karpas para hacernos
recordar las “hierbas” que se supone
que debemos consumir si no
rectificamos nuestras vidas. Sin
embargo, si estamos dispuestos a
transpirar y a esforzarnos en el servicio
a Dios, conduciéndonos de la manera
apropiada y con orden (i.e., Seder),
mereceremos comer pan (matzá) y otros
alimentos aptos para el consumo humano
(Likutey Halajot II, p. 40).

3:19
“Con
el
sudor
de
tu
rostro
comerás
el
pan
hasta
que
vuelvas
a
la
tierra
de
donde
fuiste
tomado;
porque
polvo
eres
y
al
polvo
volverás”.

Con el sudor de tu rostro comerás

Bezeat apija (“con el sudor de tu


rostro”) significa literalmente “con el
sudor de tu nariz”. ¿Por qué la nariz?
Porque la persona respira a través de la
nariz y ese respirar expresa sus deseos
más íntimos, tanto para bien como para
mal. Más aún, el aire que respira rodea
y envuelve a la persona, creando un
ámbito que puede ser bueno o malo, en
el cual debe vivir. Los malos
pensamientos y deseos envenenan el
entorno, causándole grandes
dificultades. Aquel que desee elevar las
actividades mundanas, como el trabajo y
el comer, hacia niveles de santidad,
deberá respirar santidad y tener buenos
pensamientos. De esa manera, podrá
comer “con el sudor de su nariz” (Likutey
Halajot VIII, p. 170a).

Con el sudor de tu rostro

El profeta Isaías habla de un rocío


que hace referencia al “rocío de la
Torá” (Isaías 26:19; ver Ketuvot 111b). TaL
(‫טל‬, rocío) tiene el valor numérico de
39. Esto significa que la persona que
trabaje en la Torá se verá libre de
trabajar en las treinta y nueve clases de
tareas. Por el contrario, aquel que se
aleje de la Torá comprobará que el
“rocío de la Torá” se transformará en el
“sudor de su rostro” y tendrá que
trabajar para ganarse el sustento (Likutey
Moharán I, 159).

Con el sudor de tu rostro comerás el


pan

Las iniciales de las palabras


Bezeat apija tojal lejem (‫אפיך תאכל לחם‬
‫בזעת‬, “con el sudor de tu rostro comerás
el pan”) tienen el valor numérico
combinado de 437 (más cuatro unidades
por las cuatro letras mismas), que es
igual al valor numérico de Al
HaSheJiTá (‫על השחיטה‬, “con respecto al
faenado de un animal”) en la bendición
“Quien nos ordenó con respecto al
faenado de un animal”. La amargura de
ganarse la vida puede endulzarse
comiendo carne kosher que ha sido
faenada de la manera apropiada y
recitando las bendiciones
correspondientes al alimento (Likutey
Moharán I, 37:6).

3:20

El
hombre
le
dio
a
su
mujer
el
nombre
de
Eva
(Java)
por
haber
sido
ella
la
madre
de
todos
los
vivientes.

Java

Eva representa el habla. Su


nombre, JaVaH (‫)חוה‬, es un acrónimo de
la frase Hamatereji Jesed Verajamim
(‫המעטרכי חסד ורחמים‬, “Quien te corona
de bondad y compasión”) (Salmos 103:4).
Aquel que alcance un habla apropiada
será recipiente de la bondad y de la
compasión de Dios (Likutey Moharán II,
16).

La madre de todos los vivientes

La mayor parte de la gente cree


que el hombre no tiene ningún poder
frente a la “Madre Naturaleza”. Pero
nosotros, los judíos, sabemos que
nuestras plegarias pueden trascender la
naturaleza. El Rebe Najmán explica que
Eva representa el habla - i.e., palabras
de plegaria y de súplica. El nombre
JaVaH (‫חוה‬, Eva) tiene el valor
numérico de 19, uno más que la palabra
JaI (‫חי‬, vida). Así, Eva -la plegaria- es
la “madre de todos los vivientes”, dado
que ella trasciende la naturaleza.
Nuestras plegarias trascienden la
“Madre Naturaleza” y pueden producir
milagros (Likutey Moharán I, 216).

La madre de todos los vivientes

Existe una categoría llamada


“honor” o “gloria”. Ésta es la “madre de
todos los vivientes”, pues es la fuente de
todas las almas. Al fallecer, el alma es
llevada hacia su fuente, el “honor”. Es
necesario cuidarse cuando nos llegue
algún nuevo honor, pues es posible que
haya venido para llevar el alma de
retorno a su fuente. Sin embargo, en la
mayoría de los casos, el honor llega
para traer un nuevo espíritu y elevar a la
persona hacia nuevas alturas aquí, en la
tierra (Likutey Moharán I, 67:1).

Adam y Java

ADaM (‫ )אדם‬representa el orden,


dado que las letras de su nombre están
escritas en el orden correlativo en que
aparecen en el alfabeto hebreo (alef,
dalet, mem). Java (‫חוה‬, Eva) representa
el desorden, dado que las letras de su
nombre aparecen en sentido retrógrado
de acuerdo al alfabeto hebreo (jet, vav,
hei). El orden corresponde a la luz del
día y el conocimiento; el desorden
representa la noche y la falta de
conocimiento. Generalmente dormimos
durante la noche porque es el momento
en que reinan los juicios, las
restricciones y la falta de orden. Al
dormir, nos entregamos conceptualmente
a Dios durante el período de tiempo en
que las cosas están en contra nuestro
para, de esa manera, llevarlas de vuelta
a lo “normal”, al orden (Likutey Halajot I,
p. 46).

La serpiente hizo que Eva pecase


basándose en el desorden. La mala
inclinación ataca cuando la persona está
confundida. Si Adán y Eva se hubiesen
unido en una unión santa, habrían creado
el orden incluso a partir de una situación
desordenada. Pero las tentaciones fueron
muy grandes. La serpiente convenció a
Eva de que Dios le estaba reteniendo la
grandeza al hombre, “pues Él comió de
ese Árbol y creó el mundo. También tú
puedes ser como Dios... Dios sabía que
serían como Él y todo artesano odia a
sus competidores” (Rashi sobre Génesis
3:5). En su confusión, Eva sintió que
también ella podría rectificar los
problemas por sí misma, sin recurrir a
Dios. Eso fue orgullo, pues, ¿quién creó
el orden y el desorden en primer lugar?
Por lo tanto Adán y Eva fueron
maldecidos con una tierra que daría
espinos (Génesis 3:18) - una vida
desordenada que ahora debe ser
rectificada a través del sudor y del
trabajo (Likutey Halajot I, p. 25a-50-26a).
3:21

Dios
hizo
vestimentas
de
piel
para
el
hombre
y
para
su
mujer
y
los
vistió.

Vestimentas de luz
Originalmente, Adán llevaba vestimentas
de or (‫אור‬, luz - escrito con alef, vav,
resh). Luego de pecar, tuvo que usar
vestimentas de or (‫עור‬, cuero - escrito
con ain, vav, resh) (Tikuney Zohar #58,
p. 92b; ver también Bereshit Rabah
20:12).

La “piel” original del hombre era


traslúcida, como las uñas, reflejando
luz. El hombre debe trabajar para
transformar su piel en materia parecida
a las uñas. Durante la ceremonia de la
havdalá que marca el final del Shabat,
es costumbre mirar la luz de las velas
reflejada en nuestras uñas. Esta
costumbre nos indica que debemos
aprender a discernir entre la piel y las
uñas, al igual que entre lo correcto y lo
incorrecto y entre lo bueno y lo malo.
Debemos aprender a purificar nuestros
cuerpos para reflejar la luz del alma
(Likutey Halajot I, p. 100a). De hecho, ¡si
Adán no hubiese pecado, habría
transformado su cuerpo en un alma!
(Likutey Halajot I, p. 216-109a).

Vestimentas de luz, vestimentas de


cuero

La Torá es una gran luz. Plasmada


2000 años antes de la Creación (Bereshit
Rabah 8:2), la Torá ilumina miles de
mundos y miles de niveles. Se divide en
porciones semanales, versículos,
palabras y letras para contener y filtrar
su luz de manera pequeña y mesurada.

De acuerdo a la Kabalá, la sefirá


de Jojmá representa “mil”. (Biná
representa “cien”, Zeir Anpin representa
“diez” y Maljut corresponde a “uno”).
Es sabido que Jojmá, es una luz
demasiado grande para ser recibida sin
ser filtrada. Si Adán no hubiese comido
del Árbol del Conocimiento, habría sido
capaz de recibir la gran luz de Jojmá y
de percibir a Dios a través de la luz de
la Torá, que ilumina miles de mundos.
Habría sido capaz de “usar” vestimentas
del luz y de vivir por siempre (ver
Génesis 3:22).

Pero debido al pecado de Adán,


ahora debemos utilizar vestimentas de
cuero. Éstas corresponden a los Tefilín,
que están hechos de cuero (Tikuney Zohar
#69, p. 105). Los Tefilín representan un
gran intelecto filtrado y contenido. Y
aunque Adán estuvo destinado a vivir
1000 años, tuvo que fallecer antes
debido a que había perdido la capacidad
de alcanzar Jojmá, los “miles” (Likutey
Halajot VII, p. 16a-32).
Vestimentas de cuero

Estas vestimentas representan los


Tefilín (que están hechos de cuero), que
la Kabalá asocia con elevados niveles
de conciencia. Tales vestimentas
representan el logro del conocimiento de
Dios. Ese conocimiento hace a la
persona más humilde y la inspira al
arrepentimiento. Entonces puede
rectificar su pasado y retornar al Edén.

Los Tefilín representan la vida


(Menajot 44b), correspondiente al Árbol
de la Vida y no al Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal. Al
colocarnos los Tefilín atraemos vida
hacia nosotros (Likutey Moharán I, 38:6).

Dios hizo vestimentas para el hombre


y para su mujer

Antes de pecar, Adán no necesitó


“vestimentas” - es decir, no tuvo
necesidad de que la Divinidad estuviese
“investida” para él, dado que era capaz
de alcanzar percepciones de Dios de
manera directa. Su pecado disminuyó su
intelecto, de modo que de ese momento
en adelante sólo pudo recibir la
Divinidad a través de filtros y
“vestimentas”. Así, “Dios hizo
vestimentas para el hombre y para su
mujer”, para que pudiesen alcanzar
percepciones de Divinidad (Likutey
Halajot VII, p. 219a).

Dios hizo vestimentas para el hombre


y para su mujer... los querubines

Originalmente, Adán y Eva


estuvieron cubiertos con vestimentas de
or (‫אור‬, luz) - la luz de la Divinidad.
Después del pecado, se hicieron
necesarias vestimentas de or (‫עור‬,
cuero). Originalmente, el hombre fue
diseñado para beneficiarse de la luz de
Dios de manera directa, pero ahora esa
luz le llega “investida” y oculta dentro
de “vestimentas”. Esas vestimentas están
representadas por los querubines
apostados a la entrada del Jardín del
Edén. Ahora el hombre debe, de alguna
manera, pasar a través de esos
querubines para volver a entrar al Jardín
del Edén, la luz de Dios.

Desde un comienzo, las


vestimentas estuvieron hechas de lana o
de lino. La lana hace referencia a la gran
luz de Dios; el lino hace referencia a los
juicios y a las restricciones (i.e., las
vestimentas mismas). La Torá prohíbe
cubrirse con shaatnez (una combinación
de lana y lino en la misma prenda). Pues
tal vestimenta oscurece la luz de Dios en
lugar de revelarla (ver también
Deuteronomio 22:11) (Likutey Halajot I, p.
58).
3:23

Dios
lo
arrojó
del
Jardín
del
Edén,
para
trabajar
la
tierra
de
la
cual
había
sido
tomado.

Dios lo arrojó del Jardín del Edén


Adán se arrepintió de su pecado y trajo
un sacrificio para Dios. El animal que
sacrificó tenía un solo cuerno (Julín
60a).

KeReN (‫קרן‬, cuerno) es similar a


KaRaN (‫קרן‬, brilló). Ese brillo
corresponde a la luz espiritual de los
Tefilín. Para arrepentirse, Adán
sacrificó sus deseos animales y
materiales. Como resultado, alcanzó la
iluminación de la gran conciencia de
Divinidad, que corresponde al uso de
los Tefilín (Likutey Moharán I, 38:6).

Dios lo arrojó del Jardín del Edén


La expulsión de Adán del Jardín del
Edén debió tener lugar el viernes, el día
en que pecó. Sin embargo, el Shabat lo
protegió y sólo fue expulsado cuando
éste término (Zohar II, 138a).

Las letras de la palabra ShaBaT


(‫ )שבת‬pueden reordenarse para formar la
palabra TaShuV (‫תשב‬, “te arrepentirás”).
Debido a que Adán se arrepintió pudo
invocar el mérito del Shabat, que lo
protegió (Likutey Moharán I, 79).

De manera similar las letras de


ShaBaT (‫ )שבת‬pueden ser reordenadas
para formar la palabra BoSheT (‫בשת‬,
humildad). Cuando uno logra la
humildad puede invocar el mérito y la
protección del Shabat (Ibid., I, 38:7).

Dios lo arrojó del Jardín del Edén...


expulsó al hombre

Este “expulsar” es el ser


desterrado de una vida tranquila. Ahora
el hombre debe viajar y estar en
constante movimiento para ganarse el
sustento. Y así como el Shabat protegió
a Adán, permitiéndole quedarse en el
Jardín del Edén un día más después de
su pecado, de la misma manera el
Shabat protege a cada persona de esa
“expulsión” al menos un día a la semana
(Likutey Halajot III, p. 106).

Adán fue arrojado... la espada


giratoria
Fue expulsado después del Shabat, pues
el Shabat lo protegía (Zohar II, 138a).

Todo aquel que trate de llevar a


cabo algún acto sagrado enfrentará
obstáculos y confusiones. La única
manera de evitar esas confusiones es
manteniéndose firme en la fe, que es,
conceptualmente, el Shabat (dado que al
observar el Shabat, proclamamos
nuestra fe en Dios) (Likutey Halajot III, p.
6a-12).

El Shabat protege a Adán

El pecado de Adán al comer del


Árbol del Conocimiento representa
todos los tipos de pecados posibles.
Pero, como hemos visto, el Shabat lo
protegió. Por lo tanto, la observancia
del Shabat representa la protección y la
rectificación de todos los pecados
(Likutey Halajot III, p. 74a).

Adán, Shabat
Después del Shabat, Dios le otorgó a
Adán el intelecto para hacer fuego
golpeando dos piedras entre sí
(Midrash Tehilim 92).

Dios le dio a Adán ese


conocimiento específicamente después
del Shabat, para mostrarle cómo llevar
la luz del Shabat hacia los días de la
semana (Likutey Halajot III, p. 189a-378).

3:24

De
modo
que
expulsó
al
hombre
y
colocó
a
los
querubines
al
este
del
Jardín
del
Edén
y
una
espada
giratoria
llameante
para
cuidar
el
camino
al
Árbol
de
la
Vida.

La espada giratoria llameante para


cuidar el camino al Árbol de la Vida

La espada giratoria hace


referencia a las disputas y a los
conflictos. Cada persona afirma que su
punto de vista es el sendero correcto por
donde se debe andar. Esto produce
confusión con respecto a cuál es el
camino que se debe seguir para
acercarse a la Torá, al Árbol de la Vida
(Likutey Halajot V, p. 228).
La espada giratoria

La espada giratoria corresponde a


la mala inclinación, que continuamente
cambia de forma y se manifiesta de
diferentes maneras para aquel que la
está contemplando. La mala inclinación
es especialmente adepta a convencer a
la persona de que ciertos actos son
importantes y dignos de ser mitzvot. De
esa manera, atrapa a la persona en un
ciclo de acciones que, aunque pueden
ser buenas, finalmente la llevan al mal.
Este fenómeno se manifiesta
especialmente entre la gente erudita que
suele tomar cierta posición y entonces
discutir y generar conflictos debido a
sus ideas (Likutey Halajot VI, p. 163a-326).
La trampa dispuesta por la mala
inclinación es la raíz de todos los
conflictos y disputas entre los judíos de
hoy (Likutey Halajot VI, p. 166a).

La espada giratoria

La espada giratoria representa las


Cámaras de los Intercambios en las
cuales todo en este mundo se transforma
continuamente (cf. “El mal en bien y el
bien en mal... la oscuridad en luz y la luz
en oscuridad” [Isaías 5:20]). Abraham se
casó con la sierva de Sara, su esposa, y
fue padre de Ishmael. Aunque Sara más
tarde dio a luz a Itzjak, Ishmael reclamó
la prominencia. De manera similar,
Itzjak tuvo dos hijos, Iaacov y Esaú.
Aunque su madre, Rebeca, recibió la
profecía de que el mayor serviría al
menor (Génesis 25:23), Esaú, el
primogénito, reclamó la supremacía. Lo
mismo se aplica a cada individuo. Todas
las dudas y las confusiones que acechan
a la persona surgen del pecado de Adán
y de la espada giratoria, que pone la
primacía en el mundo material y suprime
y oculta el mundo espiritual (Likutey
Halajot I, p. 206-104a).

4:1

El
hombre
conoció
a
Eva,
su
mujer,
la
cual
concibió
y
dio
a
luz
a
Caín
y
dijo:
“He
adquirido
un
varón
del
Señor”.

El hombre conoció a Eva, su mujer


“Conocer” - esto implica la unión
marital (Rashi).

Éste mismo concepto es un


paralelo de la unión entre las sefirot de
Jojmá (correspondiente a Adán) y Biná
(correspondiente a Eva), que se produce
a través de la sefirá de Daat
(Conocimiento) (Likutey Moharán I, 15:6).

Una relación puede comenzar


sobre una base emocional; sin embargo,
sólo puede desarrollarse
apropiadamente sobre la base del
“conocimiento” - i.e., el intelecto. Si el
“conocimiento” está presente puede
existir la unidad. Por el contrario, si
falta el “conocimiento”, no puede haber
unidad (Ibid., I, 43).
El hombre conoció a Eva, su mujer
“Conocer” - esto implica la unión
marital (Rashi).

Cuando la pareja se une con amor


y respeto, ello se refleja en la calidad de
sus hijos (Likutey Moharán I, 53).

El hombre conoció a Eva, su mujer la


cual concibió
Aquel que no tiene hijos es considerado
como un muerto (Nedarim 64b).

El pecado de Adán y Eva trajo la


muerte al mundo. La rectificación para
ese pecado es un proceso continuo que
sólo concluirá con la llegada del
Mashíaj. Hasta entonces, la rectificación
se lleva a cabo en cada generación a
través del nacimiento de los hijos.
¿Cómo funciona esto?

El principal daño producido por


haber comido del Árbol del
Conocimiento es el daño en la fe en los
Tzadikim. Los Tzadikim son quienes
clarifican la ley; sin ellos, quedamos en
la confusión, enredados entre el bien y
el mal y con falta de claridad en la Torá.
La persona común se enfrenta
constantemente con la necesidad de
diferenciar entre lo que es recto y lo que
es incorrecto. La fe en los Tzadikim, en
sus enseñanzas y en su guía, nos ayuda a
centrarnos, pues los Tzadikim saben
cómo aclarar la ley y traer la paz. Un
niño nace debido a una unión, lo que
indica paz. Así, el nacimiento de un niño
representa una rectificación del daño
producido a la fe en los Tzadikim y, por
extensión, del pecado por haber comido
del Árbol del Conocimiento (Likutey
Halajot IV, p. 158-80a).

4:3

Y
aconteció
que
al
cabo
de
algún
tiempo,
Caín
trajo
de
los
frutos
de
la
tierra
como
ofrenda
a
Dios.

Caín trajo de los frutos de la tierra


Trajo lino de mala calidad como
sacrificio (Rashi).

El lino es un cultivo insignificante


como para hacer un sacrificio a Dios. El
hecho de que Caín trajese una ofrenda
de lino indica una actitud negativa y
caracteriza por lo tanto a aquél que mira
lo malo en los demás (Likutey Halajot VIII,
p. 181b).

4:4

Abel
ofreció
también
de
los
primogénitos
de
su
rebaño
y
de
los
sebos
de
ellos.
Dios
hizo
caso
de
Abel
y
de
su
ofrenda.

Caín y Abel

Caín trajo lino, una ofrenda


inferior. Abel trajo lana, una ofrenda
importante. El lino corresponde a los
juicios; Caín representa a aquellos que
juzgan a los otros de manera crítica.
Cuando Caín vio que su magra ofrenda
había sido rechazada, se encolerizó.
Ello hizo que los juicios se fortaleciesen
y lo controlasen, llevándolo a asesinar a
su hermano Abel (Likutey Halajot I, p. 30a-
60).

4:6

Dios
le
dijo
a
Caín,
“¿Por
qué
estás
enojado
y
por
qué
ha
decaído
tu
semblante?”.

¿Por qué ha decaído tu semblante?

La imagen Divina de la persona


está grabada en su rostro. Cuando su
rostro “decae” -por ejemplo, al
demostrar ira- pierde esa imagen Divina
(Likutey Moharán I, 57:6).
4:7

“¿No
es
cierto
que
si
obras
bien
habrá
una
elevación?
Pero
si
no
haces
el
bien
el
pecado
yacerá
a
la
puerta.
Su
deseo
será
hacia
ti
pero

podrás
dominarlo”.

Si obras bien habrá una elevación

SeET (‫שאת‬, “habrá una


elevación”) es un acrónimo de la frase
Sfat Emet Tikon (‫שפת אמת תכון‬, “El
lenguaje de verdad perdurará”)
(Proverbios 12:19). Cuando la persona
dice la verdad, eleva a la realidad,
generando una revelación duradera de la
Divinidad. Por el contrario, aquel que
no dice la verdad oculta la Divinidad
(Likutey Moharán I, 48).

El pecado yacerá a la puerta

Petaj (puerta) significa


literalmente “abertura”. Esa “abertura”
hace referencia a la boca, como en el
versículo “Cuida la abertura de tu boca”
(Mija 7:5). Si la persona habla de manera
impropia el pecado puede apoderarse de
ella (Likutey Moharán I, 19:3, 38:2).
“Abertura” también puede ser una
referencia a la imaginación. Si uno no
controla su imaginación se abre a
diferentes tipos de impurezas (Ibid., I,
25:final).

El pecado yacerá a la puerta

Petaj (puerta) significa


literalmente “abertura”. Esa abertura
representa el Espacio Vacío, que nos
parece carente de Divinidad. Cada vez
que la persona se aleja de Dios, crea un
Espacio Vacío y permite que entre el
pecado (Likutey Halajot VIII, p. 122b).

El pecado yacerá a la puerta


El Otro Lado está junto a la
“puerta”, esperando una abertura para
entrar en la vida de la persona. Por lo
tanto, colocamos en la puerta una
mezuzá, que contiene el Santo Nombre
de Dios, para impedir así que entre el
Otro Lado (Likutey Halajot III, p. 484). De
manera similar, al acercarnos a Dios,
atraemos a Dios hacia nosotros,
colocando cerca nuestro una “mezuzá” -
un medio de protección- para
resguardarnos del Otro Lado.

Su deseo será hacia ti pero tú podrás


dominarlo
Si lo deseas, serás capaz de dominarlo
(Rashi).
El Rebe Najmán dijo cierta vez
que nadie tiene una mala inclinación que
no pueda superar. Si la persona no
pudiese superar la inclinación, Dios no
se la habría dado (ver Likutey Moharán II,
46; Likutey Halajot II, p. 222).

4:8

Caín
le
habló
a
su
hermano
Abel.
Y
sucedió
que
al
estar
ellos
en
el
campo,
se
levantó
Caín
contra
Abel,
su
hermano
y
lo
mató.

Caín mató a Abel

El mundo entero no era


suficientemente grande para Caín -
también tenía celos de la porción de su
hermano. Esos mismos celos arden hoy
en día dentro de las familias. Pese a
todo lo que los padres hacen para
proveer a sus hijos, si éstos no están
satisfechos con su porción y permiten
que la envidia y la avaricia controlen
sus vidas, pueden estallar amargas
luchas entre los hermanos incluso antes
de que la herencia se divida (Likutey
Halajot II, p. 127a).

Caín le habló a su hermano Abel

Cuando Adán se corrompió al


comer del Árbol, también trajo el daño y
el conflicto a su simiente. Así,
inmediatamente después, Caín y Abel
comenzaron a discutir. Esa disputa fue el
antecedente de todos los conflictos y
disputas que vendrían después,
especialmente la oposición en contra de
los Tzadikim. El conflicto entre Caín y
Abel engendró el conflicto entre Koraj y
Moisés, al igual que todos los otros
conflictos en contra de los Tzadikim,
tales como aquellos en contra del Ari,
del Baal Shem Tov, del Rebe Najmán y
demás (Likutey Halajot III, p. 248).

4:12

“Cuando
trabajes
el
suelo,
no
volverá
más
a
darte
su
fuerza.
Vagabundo
y
errante
serás
en
la
tierra”.

No volverá más a darte su fuerza

Cuando hay derramamiento de


sangre la tierra no entrega su producto y
ello lleva a la inflación (Likutey Moharán
II, 60).

Un vagabundo

Debido a que pecó, Caín cayó


bajo las restricciones del espacio. No
tuvo lugar alguno y debió vagar
constantemente. Donde fuera que
deseaba vivir o trabajar no tenía
seguridad ni descanso (Likutey Halajot I,
p. 78).

4:14

“He
aquí
que
me
arrojas
hoy
de
sobre
la
faz
de
la
tierra,
y
de
Tu
rostro
me
esconderé.
Andaré
vagabundo
y
errante
en
la
tierra
y
cualquiera
que
me
halle
me
matará”.
Me arrojas hoy de sobre la faz de la
tierra, y de Tu rostro me esconderé
El mundo entero está lleno de Su gloria
(Isaías 6:3).

Cuando la persona comete un


pecado se aleja de Dios, de Su gloria
que llena el mundo entero. Es como si
hiciese retornar a la tierra nuevamente al
tohu vavohu (confusión y desolación),
privada de la presencia de Dios. Por lo
tanto Caín dijo, “Me arrojas hoy de
sobre la faz de la tierra”, porque ya no
tenía ningún lugar; su mundo estaba
destruido.
Caín comprendió que había
cometido un terrible pecado al asesinar
a Abel y buscó retornar a Dios. Dijo,
“¡Estoy tan lejos de Dios!”, y comenzó a
buscar a Dios. Clamó, “¿Aié? ¿Dónde
estás?”. Debido a que Caín se
arrepintió, Dios le hizo una señal de que
había sido aceptado: un cuerno en su
frente. Ese cuerno representa el shofar
que hacemos sonar en Rosh HaShaná,
recordando el carnero de la Atadura de
Itzjak, cuando Itzjak dijo, “¿Dónde (Aié)
está el carnero para el sacrificio?”
(Génesis 22:7). Esa pregunta, “¿Aié?”,
revela dónde está oculto Dios (Likutey
Halajot IV, p. 160-162).
4:20

Adá
dio
nacimiento
a
Iaval,
el
cual
fue
padre
de
los
que
habitan
en
tiendas
y
tienen
ganado.

Fue padre de los que habitan en


tiendas y tienen ganado... su
hermano... fue padre de todos los que
manejan el arpa y la flauta

Con la aparición del primer


pastor, surgieron los instrumentos
musicales. ¿Qué conexión hay entre
ambos?

Primero, la canción es tan


poderosa que puede elevar a la persona
hacia Dios. Así, cuando el pastor hace
música, evita descender a un
comportamiento animal, aunque esté
viviendo entre animales.

Además, cada hoja de hierba tiene


su propia melodía con la cual alaba a
Dios. Un campo de hierbas contiene
muchas melodías, cada prado con su
propia tonada. Esto explica la variedad
musical que se encuentra en el mundo;
en particular, explica por qué los
pastores de diferentes tierras cantan
diferentes melodías. El pastor que
conoce las melodías del campo puede
nutrir las hierbas cantando las tonadas
apropiadas para alimentar a su rebaño.

Los patriarcas y el rey David


fueron pastores. También eran pastores
de su pueblo - de su “rebaño”. Al
estudiar la música de su entorno, fueron
capaces de nutrir espiritualmente a su
pueblo y de acercarlo a Dios (Likutey
Moharán II, 63).

4:21

Fue
padre
de
los
que
habitan
en
tiendas
y
tienen
ganado...
su
hermano...
fue
padre
de
todos
los
que
manejan
el
arpa
y
la
flauta.

El arpa y la flauta... herramientas de


trabajo

Hacer música implica separar los


buenos sonidos de los malos sonidos, lo
que corresponde a la misión del hombre
de separar las chispas sagradas del
ámbito del mal. Para hacer música, el
músico debe mover sus manos sobre el
instrumento para que emerjan diferentes
sonidos, creando así una melodía. De
forma similar, la persona que se dedica
con honestidad a los negocios -por
ejemplo, pagándoles a sus obreros a
tiempo y no cobrando interés- eleva las
chispas de bien ocultas en el ámbito del
mal. Así, la canción y el trabajo logran
la misma rectificación (Likutey Halajot
VIII, p. 186b).
4:26

Set
también
tuvo
un
hijo
y
lo
llamó
Enosh.
Entonces
se
comenzó
a
invocar
el
nombre
de
Dios.

Entonces se comenzó a invocar el


nombre de Dios
La idolatría se volvió algo común
(Rashi).
La esencia del ateísmo y de la
idolatría yace en la negación del
Nombre de Dios. El Nombre de Dios
implica Su eternidad: las letras del
Tetragrámaton, IHVH (‫ה‬-‫ו‬-‫ה‬-‫ )י‬implican
HaIáH (‫היה‬, “Él fue”), HoVéH (‫הוה‬, “Él
es”) y IiHéH (‫יהיה‬, “Él será”). En su
lugar, las idolatrías le atribuyen poderes
sobrenaturales a las deidades hechas por
el hombre. De aquí la prohibición de
“No mencionar los nombres de otros
dioses” (Éxodo 23:13) (Likutey Halajot I, p.
228).

Entonces se comenzó a invocar el


nombre de Dios
Todo aquel que observe el Shabat,
aunque sirva a los ídolos, tal cual
sucedió en la generación de Enosh, verá
perdonados sus pecados (Shabat 118b).

El Shabat representa el Nombre


de Dios (Zohar II, 88b). La persona que
no guarda el Shabat daña el Nombre de
Dios, algo que es equivalente a la
idolatría. Pero aquel que observa el
Shabat honra el Nombre de Dios y ese
honor, que revela a Dios, tiene el poder
de efectuar el perdón de todos los
pecados, aunque la persona haya servido
a los ídolos (Likutey Halajot III, p. 9a).

5:2
Hombre
y
mujer
Él
los
creó.
Los
bendijo
y
llamó
su
nombre
Adán,
el
día
en
que
fueron
creados.

Llamó su nombre Adán

La apelación de “Adán” sólo


puede ser dada cuando el hombre y la
mujer están unidos. Cuando se unen en
armonía son dignos de ser llamados
Adán, un ser humano (Likutey Halajot V, p.
197a).
5:28

Lemej
vivió
ciento
ochenta
y
dos
años
y
engendró
un
hijo.

Engendró un hijo... Lo llamó Noaj

En los versículos precedentes se


indica que la gente recibía su nombre al
nacer. Pero Noaj no recibió su nombre
al nacer. En ese tiempo, los juicios
Divinos prevalecían en contra del
mundo. Mientras Noaj no tuvo un
nombre, no se vio expuesto a esos
juicios. Aprendemos de aquí que en
épocas de sufrimiento, la persona debe
ocultarse (Likutey Moharán I, 174).
5:29

Lo
llamó
Noaj,
diciendo,
“Éste
nos
consolará
de
nuestra
obra
y
la
tristeza
de
nuestras
manos,
a
causa
de
la
tierra
que
Dios
ha
maldecido”.

Éste nos consolará de nuestra obra

NoaJ (‫ )נח‬fue llamado así debido


a que le trajo a la humanidad NeJamá
(‫נחמה‬, consuelo) en la obra de sus
manos. La principal depresión y
sufrimiento experimentados por la gente
se centran alrededor del trabajo para
ganarse el sustento - i.e., “La tristeza de
nuestras manos” (Likutey Halajot II, p. 9a).

Éste nos consolará de nuestra obra

El Tzadik [a través de sus


enseñanzas] trae consuelo para todos los
sufrimientos (Likutey Halajot I, p. 198).
Además, el término “obra” hace
referencia a los seis días de la semana.
El Shabat, al igual que Noaj, trae el
alivio de esa tarea (Likutey Moharán II,
2:5).

La tristeza de nuestras manos

Cuando la persona se siente triste,


su pulso -medido en la muñeca cerca de
la mano- se deprime y se vuelve lento
(Likutey Moharán I, 56:9). Es necesario
descansar y volver a la alegría para
revitalizar el flujo de la sangre.

6:4
Los
gigantes
estaban
en
la
tierra
en
aquellos
días
y
también
después
de
que
se
llegaron
los
hijos
de
los
gobernantes
a
las
hijas
de
los
hombres
y
ellas
les
dieron
hijos;
éstos
fueron
los
poderosos
que
desde
los
tiempos
antiguos
fueron
hombres
de
renombre.

Los gigantes estaban en la tierra en


aquellos días

NeFiLIM (gigantes) significa


literalmente “los caídos”. Estos eran
ángeles caídos (Ialkut Shimoni,
Bereshit 6, #47).
Debido a que los ángeles fueron
incapaces de enfrentar y de superar la
inclinación al mal, sucumbieron ante los
atractivos del mundo material (Likutey
Moharán I, 244). Sin embargo, el alma del
ser humano está enraizada en un ámbito
superior al de los ángeles; por lo tanto
el hombre tiene el poder de superar la
mala inclinación. (Los ángeles residen
en el Mundo de Ietzirá. Pero el alma
humana proviene del Trono de Gloria de
Dios, en el Mundo de Beriá).

6:5
Dios
vio
que
era
grande
la
maldad
del
hombre
en
la
tierra
y
que
toda
la
inclinación
de
los
pensamientos
de
su
corazón
era
solamente
mala
todos
los
días.

Solamente mala todos los días

Las letras finales de raK rA koL


haioM (‫רק רע כל היום‬, “Solamente mala
todos los días”) deletrea la palabra
AMaLeK (‫)עמלק‬. Amalek representa las
fuerzas del mal que dirigen a la persona
hacia los malos pensamientos. Por lo
tanto se nos ordena: “Recuerda lo que te
hizo Amalek” (Deuteronomio
25:17) - cuídate de sus intentos y
ataques para poder vencerlo (Likutey
Halajot II, p. 205a).

6:6

Dios
Se
arrepintió
de
haber
hecho
al
hombre
en
la
tierra
y
Se
afligió
en
Su
corazón.

Se afligió en Su corazón

El corazón es el lugar de la
alegría y de la tristeza. Cuando la
tristeza gobierna al corazón, surge un
“diluvio” de sufrimientos y de juicios
(Likutey Moharán I, 24:2).

Se afligió en Su corazón

Nada causa más tristeza que los


pecados. La Presencia Divina, que es
llamada “corazón”, se entristece debido
al pecado. Cuando llevamos a cabo las
mitzvot, especialmente con alegría,
rectificamos esa tristeza (Likutey Halajot
I, p. 199a).

Se afligió en Su corazón

Dios siempre busca maneras de


hacer que descienda abundancia al
mundo. Cuando la gente realiza buenas
acciones, Él siente alegría y le entrega
Su beneficencia a toda la humanidad.
Pero cuando la gente se rebela en Su
contra, Su alegría disminuye y ello hace
posible que los juicios afecten al mundo
(Likutey Moharán I, 5:2).

6:8

Pero
Noaj
halló
gracia
a
los
ojos
de
Dios.

Noaj halló gracia a los ojos de Dios

“Los ojos de Dios” hacen


referencia a la Providencia Divina. El
ojo tiene cuatro colores: el blanco de la
esclerótica, el rojo del músculo, el color
del iris y el negro de la pupila. Esos
cuatro colores corresponden a las
sefirot de Jesed, Guevurá, Tiferet y
Maljut.
También el dinero tiene colores
que corresponden a las sefirot, tales
como el oro y la plata (al igual que los
diferentes colores del papel moneda
impreso).

Cuando la persona da dinero para


caridad, los colores del dinero
despiertan las correspondientes sefirot -
estos son los “ojos” de Dios que se
manifiestan como la Providencia Divina.
Entonces la persona halla favor a los
ojos de Dios y hace que sus hermosos
colores -que también manifiestan la
gloria de Dios- se revelen en el mundo
para que todos los puedan contemplar.

Debido a que Noaj realizó actos


caritativos, halló favor a los ojos de
Dios (Likutey Moharán I, 25:4).
Parashat Noaj

6:9
Estas
son
las
generaciones
de
Noaj:
Noaj
era
un
tzadik,
era
perfecto
en
su
generación.
Noaj
andaba
con
Dios.

Éstas son las generaciones de Noaj


Debido a que el Tzadik es el líder
de la generación, todos sus
contemporáneos están asociados con él
y son llamados por su nombre (Likutey
Moharán II, 67).

Éstas son las generaciones de Noaj


El nombre de Noaj se repite para
reflejar el hecho de que cada Tzadik
tiene dos espíritus: uno en este mundo y
uno en el Mundo que Viene (Zohar I,
59).

Cuando el Tzadik experimenta un


ascenso -así sea debido a su crecimiento
espiritual o por haber llegado el
momento en que debe dejar este mundo-
el espíritu superior desciende para
elevar el espíritu inferior, y así unirse.
En ese momento, un discípulo cercano
puede beneficiarse del ascenso del
Tzadik y recibir incluso una doble
porción de revelación Divina (Likutey
Moharán I, 66:1).

Éstas son las generaciones de Noaj...


Noaj andaba con Dios

La Torá se expresa como si Noaj


hubiese fallecido (él “andaba con
Dios”), dejando detrás a su
contemporáneos.

Cuando el Tzadik fallece, no hay


pérdida para él, porque es muy grande y
respetado en el Mundo que Viene - allí,
él “anda con Dios”. Pero aquellos que
quedan detrás sufren una gran pérdida
(i.e., un “diluvio”) (Likutey Moharán II,
67).

Noaj... Elohim

NoaJ (‫ )נח‬simboliza la paz, pues


su nombre comparte la misma raíz que la
palabra NaJ (‫נח‬, descanso). Elohim, el
Santo Nombre de Dios, hace referencia
a los juicios. Noaj representa el Tzadik
perfecto de cada generación que
continuamente busca mitigar y endulzar
los juicios de Dios (Likutey Halajot VIII, p.
27a).
6:12

Dios
contempló
la
tierra
y
he
aquí
que
estaba
corrompida
porque
toda
carne
había
corrompido
su
camino
sobre
la
tierra.

Porque toda carne había corrompido


su camino sobre la tierra

“Carne” hace referencia a la


sexualidad. Cuando las personas se
pervierten, “corrompen su camino” en el
sentido de que se dañan a sí mismas.
Así, la Generación del Diluvio produjo
su propia desaparición (Likutey Moharán
I, 31:4).

6:13

Dios
le
dijo
a
Noaj,
“El
fin
de
toda
carne
ha
llegado
delante
de
Mí,
porque
la
tierra
está
llena
de
violencia
a
causa
de
ellos
y
he
aquí
que
voy
a
destruirlos
con
la
tierra”.

El fin de toda carne

El “fin de toda carne” hace


referencia a aquellos que menosprecian
a los demás, buscando siempre sus
puntos negativos e intentando destruirlos
- i.e., poner “fin a toda carne” (Likutey
Moharán I, 38:2).
Se llenó de robo
Aunque la generación estaba hundida en
la idolatría y en la inmoralidad, el
decreto final sólo fue emitido debido al
robo (Rashi).

La Torá es el pilar del mundo. Sin


embargo, Dios no entregó la Torá sino
hasta el año 2448 de la Creación. El
Diluvio tuvo lugar unos 800 años antes.
Si no había Torá para sustentar al mundo
y mostrarle a la gente el sendero
correcto, ¿por qué fueron castigados?

La respuesta es que la Torá estaba


presente, pero de una forma oculta. Se
manifestaba en el comercio y en la
manera en que la gente se comportaba
entre sí, bajo la categoría de derej eretz
(literalmente, “el camino de la tierra” -
i.e., el respeto por los demás). Al
robarse entre sí, la Generación del
Diluvio demostró que no le importaba
en absoluto el derej eretz. Debido a ello
el decreto fue sellado (Likutey Halajot
VIII, p. 219-220a).

Se llenó de robo
Aunque la generación estaba hundida en
la idolatría y en la inmoralidad, el
decreto final sólo fue emitido debido al
robo (Rashi).

Existen dos tipos de inmoralidad:


la clase que surge de los malos deseos
del hombre y aquella que emerge del
juicio corrupto (tanto en las cortes como
en las propias elecciones de la vida).
Aunque, debido a los deseos inmorales,
la persona puede descender a los
niveles más bajos de la impureza, sin
embargo, es posible ayudarla a salir de
esa situación. Es mucho más difícil
reparar la inmoralidad de aquel que ha
pervertido el sentido de la justicia.

Esto explica por qué el decreto en


contra de la Generación del Diluvio no
quedó sellado sino hasta que la gente
comenzó a robarse entre sí. Al hundirse
en el nivel más bajo de inmoralidad,
pervirtiendo el juicio, el decreto se
selló en su contra (Likutey Halajot VII, p.
24).
6:14

“Haz
para
ti
un
arca
de
madera
de
ciprés.
Harás
el
arca
con
compartimientos
y
deberás
cubrirla
con
brea
por
dentro
y
por
fuera”.

Haz para ti un arca

Teivá (arca) también significa


“palabra”. Las “aguas” del Diluvio
hacen referencia al Mar de Sabiduría -
i.e., la sabiduría de la Torá. La Torá
requiere recipientes para que se la
pueda captar. Aquellos que dañan el
pacto y malgastan su simiente destruyen
sus recipientes. Esto hizo que las aguas
se transformasen en un Diluvio, dado
que en ese tiempo no había dónde
contener las aguas del Mar de Sabiduría.
Por lo tanto, las aguas del diluvio se
fortalecieron, elevándose y cubriendo
toda la tierra.

Noaj era un Tzadik capaz de traer


la Torá para él mismo (Noaj estudiaba
la Torá [Rashi sobre Génesis 7:2]). Por lo
tanto su teivá, sus palabras de Torá, le
sirvieron de protección frente a las
aguas del diluvio que cubrieron al resto
de la humanidad que había rechazado a
Dios. Aun así la teivá de Noaj no fue
capaz de salvar a los otros. En contraste,
Moisés también entró en un “arca”
(cuando su madre lo colocó en el río
siendo un infante) (Éxodo 2:3). Dado que
Moisés estaba destinado a recibir la
Torá y a hacerla descender para toda la
humanidad, su teivá - sus palabras de
Torá- fue suficientemente grande como
para salvar a todos (Likutey Halajot I, p.
382).

Harás el arca con compartimentos


KiNim (‫קנים‬, compartimentos) es
similar a KeN (‫קן‬, nido de pájaro)
(Bereshit Rabah 31:9).

El Talmud enseña que la enfermedad


denominada tzarat (confundida
generalmente con la “lepra”) es un
castigo por la calumnia (Erjin 16). Para
purificarse de la tzarat, la persona debe
traer un sacrificio de pájaros - pues,
como dicen nuestros Sabios: “Que los
pájaros que pían constantemente vengan
y hagan expiación por la persona que
habla constantemente” (Vaikrá Rabah
16:7).
Teivá (arca) también significa
“palabra”. El “arca” de la persona, su
refugio del diluvio de negatividad que la
abruma, consiste en rectificar cada una
de sus “palabras”.

Así, nuestros Sabios asocian los


compartimentos del arca con nidos de
pájaros - que son un recordatorio de las
aves que se llevaban como sacrificio
para rectificar el habla. Y cuando se
alcanza un habla perfecta, ello crea
pureza que lleva finalmente a la paz y a
la unidad (Likutey Moharán I, 14:9).

6:16
“Haz
una
luz
para
el
arca
y
termínala
a
un
codo
desde
arriba.
Pondrás
la
puerta
del
arca
en
su
costado.
Le
harás
pisos
bajo,
medio
y
superior”.

Haz una luz para el arca


¿Qué era esa “luz”? Algunos dicen una
ventana y algunos dicen una piedra
preciosa (Rashi).

La diferencia conceptual entre


ambas es que una piedra preciosa brilla
desde dentro mientras que una ventana
es un medio a través del cual brilla otra
luz.

El comentario de Rashi puede ser


interpretado como sigue: “Algunos dicen
una piedra preciosa” - las palabras
dichas por algunos surgen desde dentro.
Son la absoluta verdad. “Algunos dicen
una ventana” - otras personas dicen
palabras que provienen de fuera de
ellas. La verdad debe brillar hacia ellas
(Likutey Moharán I, 112).

Una luz

Noaj recibió la orden de construir


el arca con un techo inclinado que debía
tener una luz en su cúspide. La persona
debe aprender a mirar hacia arriba, más
allá de este mundo material, al Cielo, y
a anularse ante Dios. Si Noaj hubiera
sido capaz de alcanzar una completa
anulación, habría efectuado el perdón
para toda su generación, tal como hizo
Moisés con la suya. Pero dado que Noaj
sólo alcanzó una anulación parcial,
Dios, en Su bondad, le permitió entrar al
arca para al menos “encerrarse” del
mundo y protegerse él mismo y su
familia (Likutey Halajot II, p. 482).

Termínala a un codo desde arriba

Las iniciales de las palabras


Amáh Tejalena Milemaalá (‫אמה תכלנח‬
‫מלמעלה‬, “termínala a un codo desde
arriba”) conforman la palabra EMeT
(‫אמת‬, verdad). Las palabras deben ser
verdaderas, especialmente cuando son
vistas desde el aspecto Celestial -
“desde Arriba”.

AMáH (‫אמה‬, codo) indica el


habla. Las dos primeras letras de esta
palabra, Alef (‫ )א‬y Mem (‫)מ‬,
corresponden a Esh (‫אש‬, fuego, calor) y
Maim (‫מים‬, agua o fluidos), con los
cuales se produce el habla. La letra hei
(‫ )ה‬tiene el valor de 5 e indica los cinco
sonidos fonéticos (gutural, palatal,
lingual, dental y labial) (Likutey Moharán
I, 112).

Pondrás la puerta del arca en su


costado

Petaj (puerta) significa


literalmente “abertura”. Las palabras de
verdad crean una abertura para que otra
gente pueda percibir cómo salir de su
oscuridad (Likutey Moharán I, 102).

Le harás pisos bajo, medio y superior

Cuando decimos las palabras de


la plegaria con verdad, éstas sustentan
todos los niveles de la existencia
(Likutey Moharán I, 112).

6:17

“Pues
Yo,
he
aquí,
que
voy
a
traer
un
diluvio
de
aguas
sobre
la
tierra
para
destruir
de
debajo
del
cielo
toda
carne
que
tiene
en

aliento
de
vida:
todo
lo
que
está
en
la
tierra
perecerá”.

El diluvio

Hasta la Revelación en el Sinaí,


cuando la continuación del mundo se
hizo dependiente de la aceptación de la
Torá por parte de los judíos, la
humanidad estuvo sustentada en la
bondad de Dios. Sin embargo, el castigo
se hizo presente en este mundo (e.g., el
Diluvio, la Torre de Babel, la
destrucción de Sodoma y Gomorra). El
motivo de esta aparente dicotomía es
que Dios desea jesed (bondad) y está
dispuesto a evitar el castigo si la gente
reconoce Su bondad, incluso de una
manera lejana. Tal reconocimiento le da
al mundo el mérito de tener un recipiente
en el cual captar Su bondad. Pero si la
gente niega a Dios por completo,
destruye sus recipientes y no puede ya
ser receptora de Su bondad. Así, el
sufrimiento pudo existir incluso en un
mundo sustentado por la bondad.

Cuando el mal prevaleció durante


la Generación del Diluvio, sólo Noaj se
salvó gracias a la bondad de Dios.
Como enseñan nuestros Sabios: “Incluso
Noaj estaba incluido en el decreto de
aniquilación del Diluvio, pero halló
favor a los ojos de Dios” (Sanedrín
108a). Diez generaciones más tarde,
Abraham se hizo conocido como el
“hombre de jesed (bondad)” y sus
acciones le trajeron estabilidad al
mundo. Así, Abraham mereció ser el
primero en revelar la Tierra Santa,
porque él activó el propósito de la
Creación: el deseo de Dios de hacer el
bien a Sus criaturas y de revelar Su
poder. Ese poder se manifiesta cuando
los judíos se vuelven dignos de recibir
la Tierra Santa, terminando con los
reclamos que las otras naciones tienen
sobre ella (Likutey Halajot I, p. 490-246a).

El diluvio

La principal lección del Diluvio


apunta al avasallador “diluvio” de los
pensamientos perturbadores que la
persona experimenta a lo largo de la
vida. Los más poderosos son los
pensamientos de inmoralidad,
responsables del Diluvio en la época de
Noaj (ver Rashi sobre Génesis 6:12).
Aunque el Diluvio cubrió el
planeta entero, no llegó a la Tierra Santa
(Zevajim 106b). Sin embargo, unas pocas
gotas entraron en la Tierra. Así, el
“diluvio” de los pensamientos
perturbadores amenaza con cubrir a
cada persona, incluso a aquellas que
tratan de mantener un nivel de santidad.
La única esperanza es huir hacia la
Tierra Santa -santificar las “fronteras”-
como una protección en contra de esos
pensamientos.

Esto puede lograrse uniéndonos a


los Tzadikim. Pues “los Tzadikim
heredarán la Tierra” (Salmos 37:29) - la
santidad de la Tierra Santa se nos revela
por medio de los Tzadikim, pues sus
enseñanzas y su guía nos ayudan a
encontrar refugio de las aguas del
diluvio. Por lo tanto está escrito, “Dios
recordó a Noaj [que es llamado un
Tzadik]” (Génesis 8:1), y poco tiempo
después, “Dios le dijo a Abram, ‘Ve... a
la Tierra’” (Ibid., 12:1), dado que la
revelación de la Tierra Santa comienza
con los Tzadikim (Likutey Halajot I, p. 482-
242a).

Mabul

MaBUL (‫מבול‬, diluvio) es similar


a bilBUL (‫בלבול‬, confusión) (Likutey
Halajot II, p. 16). Los pensamientos
confusos son como un diluvio que
inunda a la persona durante sus
plegarias.

El Talmud enseña que el Diluvio


no inundó la Tierra Santa (Zevajim, 113b).
Cuando despertamos el mérito de la
Tierra Santa, esos pensamientos
confusos no pueden avasallarnos (Likutey
Moharán I, 44).

Las aguas del diluvio


Las “aguas del diluvio” son equivalentes
a las “muchas aguas” (Rashi sobre
Cantar de los Cantares 8:7).

Las “aguas del diluvio” hacen


referencia a las naciones que quieren
someter y destruir al pueblo judío.
También hacen referencia al amor y al
temor que la persona siente por las
cosas de este mundo, disociados del
amor y del temor a Dios. Cuando la
persona se siente humilde delante de
Dios, experimenta una intensa vergüenza
ante Él, como si su sangre (comparable
a las aguas del diluvio) estuviera siendo
derramada. Entonces, la Presencia
Divina la protege de las “aguas del
diluvio” que amenazan con cubrirla
(Likutey Moharán II, 83).

7:8

De
los
animales
puros
y
de
los
animales
que
no
eran
puros,
de
las
aves
y
de
todo
lo
que
se
arrastra
sobre
la
tierra.

Los animales que no son puros


La Torá podía haber dicho de manera
más sucinta “los animales impuros”.
Pero utiliza ese circunloquio para
enseñarnos la importancia de evitar un
habla vulgar (Pesajim 3a).

A veces la persona se ve invadida


por un diluvio tan grande de problemas
que le es imposible hablar directamente.
La solución es entrar en la teivá, que
significa tanto “arca” como “palabra”.
Así como Noaj entró en la teivá para
escapar del Diluvio, uno debe entrar en
las palabras sagradas para escapar de
sus problemas. Para acceder a esas
palabras sagradas es necesario utilizar
una manera indirecta de hablar (Likutey
Moharán I, 38:3).

7:19

Las
aguas
se
elevaron
por
sobre
la
tierra
y
fueron
cubiertas
todas
las
altas
montañas
que
había
bajo
todo
el
cielo.

Las aguas se elevaron... y fueron


cubiertas todas las altas montañas
El pecado de la Generación del Diluvio
fue el onanismo (Nidá 13a).

La historia del diluvio comienza


con “El fin de toda carne ha llegado ante
de Mí” (Génesis 6:13). Ese “fin de toda
carne” hace referencia a la emisión en
vano de semen. Este pecado es tan grave
pues el alma creada por la emisión en
vano carece de un cuerpo en el cual
residir, similar a los demonios que
tienen alma pero no cuerpo. Esto lleva a
un comportamiento “demoníaco”. Sin un
cuerpo, el alma no puede cumplir con
las mitzvot; por lo tanto nunca puede
alcanzar un estado de rectificación.
También el pecado de Adán y Eva se
describe en esos términos: “Ambos
estaban desnudos” (Ibid., 2:25) - i.e., no
tenían “vestimentas”, carecían de
prendas con las cuales vestir sus almas.

El daño del onanismo es tan


grande que afecta también a la mente.
“Las aguas se elevaron” - i.e., la
simiente fue expelida. “Fueron cubiertas
todas las altas montañas” - esto hace
referencia al intelecto, el lugar más
elevado del cuerpo. Dado que la
persona consideró a la simiente como
“externa”, por lo cual la emitió en vano,
ésta ascendió hacia su mente
embotándola con una materia externa
que no es importante para su vida. Como
resultado, sus pensamientos se
fragmentan y no puede encontrar el
consejo apropiado. (El Zohar enseña
que la simiente se origina en la mente;
así, la simiente emitida en vano equivale
a una mente desperdiciada [Zohar Jadash
15a]).
Para rectificar este pecado, es
necesario trabajar en la Torá y generar
nuevas interpretaciones de aquello que
se estudia, aumentando así los escritos
de la Torá. Las 600.000 letras de la Torá
corresponden a las 600.000 almas de
Israel. Al proveer de “nuevos cuerpos”
para las letras de la Torá, se crean
cuerpos paralelos para las almas
correspondientes a esas letras, muchas
de las cuales son almas desnudas
creadas debido al onanismo. Así, está
escrito, “De hacer muchos libros [de
Torá] no hay fin (KeiTz)” (Eclesiastés
12:12) - pues esos libros rectifican el
KeiTz kol basar (“el fin de toda carne”),
el pecado de la emisión en vano (Likutey
Halajot VI, p. 10-6a-12).

En otra instancia el rabí Natán


escribe que el hecho de financiar la
impresión de libros de Torá también es
considerado parte integral de la
rectificación de este pecado (ver Likutey
Halajot, Birkat HaShajar 5:33). Y por
supuesto, la rectificación principal de
esta transgresión es el Tikún HaKlalí, el
Remedio General del Rebe Najmán, que
implica el recitado de Diez Salmos, en
este orden: 16, 32, 41, 42, 59, 77, 90,
105, 137, 150 (ver El Tikún del Rabí
Najmán, publicado por el Breslov Research
Institute).
7:22

Todo
lo
que
tenía
en
sus
narices
hálito
de
espíritu
de
vida
de
cuanto
había
en
la
tierra
seca,
murió.

Todo lo que tenía en sus narices hálito


de espíritu de vida... murió

El habla no es lo único que puede


impactar en otra gente; incluso el aire
que respiramos puede afectar a los
demás. Dios le ordenó a Noaj que se
encerrase en el arca para escapar del
castigo a los malvados, pues el aliento
de esos malvados era suficiente para
arrastrarlo al pecado. Afirma la Torá:
“Todo lo que tenía en sus narices hálito
de espíritu de vida... murió”, porque fue
su hálito malvado el que contaminó el
aire e hizo que Noaj tuviese que huir.
Más aún, el Talmud enseña que el
diluvio no entró en la Tierra Santa
(Zevajim 113b). Si fue así, ¿cómo murió la
gente que vivía allí durante el diluvio?
El Talmud responde que murieron
debido al hevel, ¡debido al aire! (Likutey
Halajot VIII, p. 164a).
8:11

La
Paloma
volvió
a
él
a
la
hora
de
la
tarde
y
he
aquí
que
traía
una
hoja
fresca
de
olivo
en
su
pico.
Así
supo
Noaj
que
habían
bajado
las
aguas
de
sobre
la
tierra.
Una hoja de olivo

La hoja de olivo alude al aceite


con el cual se encendería la Menorá en
el Templo. Esa luz iluminaría hasta los
momentos más oscuros de la vida - las
aguas del diluvio que amenacen con
ahogar a la persona (Likutey Halajot I, p.
262-132a).

8:16

“Sal
del
arca

y
tu
mujer
y
tus
hijos
y
las
mujeres
de
tus
hijos
contigo”.

Sal del arca

A Noaj se le tuvo que ordenar


tanto entrar al arca como salir de ella,
porque no estaba seguro de su capacidad
para salvarse por medio de las plegarias
y menos aún de salvar al mundo entero.
Para poder salvarse, tuvo que ocultarse
dentro del arca - es decir, “ocultarse” en
un lugar de plegaria y de Torá. También
tuvo que recibir la orden de dejar el
arca, dado que no sabía qué debía hacer
al salir de la casa de estudios.
Es la voluntad de Dios que
vivamos en un mundo material donde
debemos buscar la Divinidad. No
podemos vivir siempre dentro de los
confines del “arca”, envueltos en
nuestras plegarias. Por lo tanto, pese a
lo seguro del arca, debemos “salir” y
experimentar los desafíos de la vida, las
subidas y las bajadas (Likutey Halajot III
p. 48a).

8:18

Y
salió
Noaj
y
con
él
sus
hijos
y
su
mujer
y
las
mujeres
de
sus
hijos.

Noaj deja el arca

Cuando Noaj dejó el arca y vio que el


mundo estaba destruido, comenzó a
orar. “¡Pastor tonto!”, le reprochó Dios.
“¿Por qué no oraste pidiendo
misericordia por tu generación antes de
que cayese el diluvio?”. Moisés, por
otro lado, fue un verdadero pastor, pues
él oró por su rebaño y hasta estuvo
dispuesto a entregar su vida por él
(Zohar I, 106a).

El error de Noaj fue no conocer el


valor y el poder de la plegaria. Se le
ordenó construir un arca de
proporciones específicas para asegurar
la supervivencia de toda clase de
criaturas y plantas del mundo. Teivá
(arca) también significa “palabra”, pues
el arca de Noaj puede ser construida por
cualquier persona de acuerdo a la
manera en que Le ore a Dios. Así está
escrito, “El arca se posó en el séptimo
mes” (Génesis 8:4) - esto alude al mes de
Tishrei y a las plegarias que ofrecemos
en Iom Kipur. Es decir, el arca
representa las plegarias y las súplicas
ofrecidas en Iom Kipur (Likutey Halajot
III, p. 48a).

8:20
Noaj
construyó
un
altar
a
Dios.
Tomó
de
todo
animal
puro
y
de
toda
ave
pura
y
ofreció
holocaustos
sobre
el
altar.

Noaj ofreció sacrificios

Noaj representa al Tzadik de la


generación. Al ofrecer sacrificios de
animales puros, Noaj los elevó. Es
decir, anuló el denso materialismo
representado por su carne y le permitió
a la humanidad alimentarse con ello
(Likutey Halajot IV, p. 95a).

8:21

Dios
sintió
la
fragancia
suave,
y
Dios
dijo
a
Su
corazón,
“No
volveré
más
a
maldecir
a
la
tierra
debido
al
hombre;
porque
la
inclinación
del
corazón
del
hombre
es
mala
desde
su
juventud.
Nunca
más
volveré
a
herir
todo
viviente,
como
acabo
de
hacerlo”.

Dios dijo a Su corazón, “No volveré


más a maldecir”

La sefirá de Biná corresponde al


corazón. Allí, los juicios Divinos son
mitigados en su raíz (Likutey Moharán I,
49:7). Dios decretó la caída del diluvio
pues sintió tristeza en Su corazón debido
al comportamiento de la humanidad. La
frase “Dios dijo a Su corazón” significa
que Él estaba llevando ese decreto a Su
corazón -la sefirá de Biná- para
mitigarlo. A partir de este versículo
también aprendemos que para superar la
tristeza es necesario alegrar el corazón.
La inclinación del corazón del hombre
es mala desde su juventud
Las personas rectas controlan sus
corazones, mientras que los malvados
son controlados por sus corazones
(Bereshit Rabah 34:10).

Para que la persona pueda


controlar su corazón -el asiento de las
emociones- debe unirlo a su intelecto,
para que sea éste quien gobierne (Likutey
Moharán I, 33:7).

8:22
“Mientras
dure
la
tierra,
siembra
y
siega,
frío
y
calor,
verano
e
invierno,
día
y
noche
no
cesarán”.

Siembra y siega, frío y calor, verano e


invierno, día y noche

Todo lo que existe dentro del


tiempo y del espacio es esencialmente
disímil. La siembra y la cosecha, el
verano y el invierno, el día y la noche,
todos representan disparidades en el
tiempo. Los climas cálidos y los climas
fríos reflejan disparidades en el
espacio. Todas estas variaciones
apuntan a la grandeza de Dios, Quien
utilizó un solo molde para crear cosas
totalmente diferentes. La grandeza de
Dios se manifiesta cuando hay paz, algo
que une todas las diferencias. La Torá
trae paz porque une el cuerpo con el
alma y el tiempo y el espacio con los
niveles que trascienden el tiempo y el
espacio (ver Likutey Halajot II, p. 168a).

9:2

“Y
sea
el
temor
y
el
pavor
de
ustedes
sobre
todo
animal
de
la
tierra
y
sobre
toda
ave
del
cielo
y
sobre
todo
lo
que
se
arrastra
sobre
el
suelo
y
sobre
todos
los
peces
del
mar:
en
sus
manos
han
sido
entregados”.

Y sea el temor y el pavor de ustedes


sobre todas las criaturas

Cuando la persona posee la


“imagen de Dios”, las otras criaturas le
temen. Sin embargo, cuando monta en
cólera, la “imagen de Dios” la abandona
(Likutey Moharán I, 57:6).

9:3
“Todo
lo
que
se
mueve
y
vive
les
servirá
de
alimento;
así
como
la
vegetación,
les
he
dado
todo”.

Todo lo que se mueve y vive les servirá


de alimento

El faenado ritual y el consumo de


la carne animal elevan el alma del
animal y efectúan una rectificación del
mundo. Sin embargo, antes del pecado
de Adán, todo en el mundo se
encontraba en estado puro y no requería
de rectificación alguna. Por ello estaba
prohibido el consumo de la carne
animal. Cuando Adán comió del Árbol
del Conocimiento, también los animales
comieron de él (Bereshit Rabah 19:5). Así,
todo descendió a niveles tan bajos que
el hombre no pudo siquiera rectificar a
los animales consumiendo su carne.
Pero la humanidad descendió más aún:
en la generación de Noaj, la gente estaba
cometiendo los peores pecados e
incluso los animales llevaban a cabo
actos licenciosos; ello hizo que fuesen
destruidos por el diluvio. Toda vida
digna de ser salvada fue reunida en el
arca.
Después que Noaj dejara el arca,
el mundo comenzó un proceso de
rectificación. Dado que los animales que
quedaron con vida contribuirían ahora a
la restauración del mundo, fueron
considerados dignos de ser elevados.
Así, desde la época de Noaj, la
humanidad recibió permiso para comer
carne animal – siempre y cuando el
animal fuera faenado de manera kosher,
lo que genera su rectificación. Sólo los
peces no requieren del faenado ritual,
pues se mantuvieron puros desde el
comienzo del tiempo (Likutey Halajot IV, p.
26a-52).
9:4

“Pero
no
comas
la
carne
de
una
criatura
que
aún
esté
viva”.

Pero no comas la carne de una


criatura que aún esté viva... no
obstante, de la sangre de ustedes
pediré cuenta

El precepto de no comer carne de


un animal aún vivo está ubicado
específicamente junto al precepto que
prohíbe el asesinato (Génesis 9:5), pues
son literalmente el mismo concepto. Los
animales tienen almas y chispas de
santidad que deben ser elevadas a través
del faenado kosher. Aquel que corta y
come carne de un animal aún vivo
impide que el alma y las chispas sean
elevadas. Ello constituye el “asesinato”
de esa alma y de esas chispas. Por ello
la Torá yuxtapone los dos preceptos
(Likutey Halajot IV, p. 21a).

9:16

“El
arco
iris
estará
en
la
nube
y
Yo
lo
veré
para
acordarme
del
pacto
eterno
entre
Dios
y
toda
alma
viviente
en
toda
carne
que
hay
sobre
la
tierra”.

El pacto eterno
La persona que guarda el pacto -i.e., la
pureza sexual- es considerada un Tzadik
(Zohar I, 59b).

Noaj fue llamado “Tzadik”


(Génesis 6:9) pues en una generación
hundida en la inmoralidad sexual,
mantuvo los patrones más elevados de
pureza personal. Dado que todos los
Tzadikim mantienen tal nivel de
moralidad, están asociados con el pacto
del arco iris que Dios estableció con
Noaj. Así, ellos pueden despertar la
brillante luz del arco iris; esa luz es un
paralelo de la revelación de los
misterios de la Torá (Likutey Moharán I,
42).

El arco iris estará en la nube y Yo lo


veré para acordarme

El arco iris tiene tres colores


primarios correspondientes a los
Patriarcas que, a su vez, representan las
sefirot de Jesed, Guevurá y Tiferet.

Esas sefirot también corresponden


a los elementos de fuego, aire y agua.
Dado que esos tres elementos se
combinan para generar la canción (a
través del “fuego” o calidez de la
garganta, el “agua” o los fluidos de la
boca y el “aire” que sale de los
pulmones), cuando cantamos una
plegaria ante Dios, despertamos el
mérito del pacto del arco iris que Dios
estableció con la humanidad y el mérito
de los Patriarcas. Así, cantar una
plegaria ante Dios mitiga los juicios
severos (Likutey Moharán I, 42).

9:18

Los
hijos
de
Noaj
que
salieron
del
arca
fueron
Shem,
Jam
y
Iafet.

Jam

La palabra JaM significa


literalmente “caliente”. JaM representa
un pacto corrompido, la conducta de
alguien que “entra en calor” para pecar
(Likutey Halajot I, p. 95a). Más aún, el
valor numérico del nombre JaM es 48.
Los ardientes deseos de la persona en
este mundo pueden ser contrarrestados
por las cuarenta y ocho maneras con las
que se adquiere la Torá (Avot 6:6) (Likutey
Halajot I, p. 134a).

9:21

Y
bebió
del
vino
y
se
embriagó,
quedando
descubierto
en
medio
de
su
tienda.

Y bebió del vino y se embriagó,


quedando descubierto en medio de su
tienda

Cuando la persona alcanza un daat


completo, obtiene la verdadera
compasión y comprende la importancia
de sacrificarse por los demás (Likutey
Moharán II, 8:3). Noaj demostró su
debilidad al tomar vino, simbolizando
un daat restringido. Aunque era un gran
Tzadik, Noaj no oró por sus congéneres
con la disposición y el autosacrificio
que Moisés demostró por la nación
judía. Debido a que Noaj carecía de un
daat completo para rectificar el pecado
de Adán y detener el diluvio, cayó
desnudo, al igual que Adán (Génesis
2:25), sin vestimentas (Likutey Halajot I, p.
92-47a).

9:22
Jam,
el
padre
de
Canaán,
vio
la
desnudez
de
su
padre
y
se
lo
contó
a
sus
dos
hermanos
afuera.

Jam, el padre de Canaán, vio la


desnudez de su padre

Jam, el padre de Canaán, expuso


la desnudez de Noaj, pero Shem y Iafet
utilizaron vestimentas (i.e., tzitzit) para
cubrir la vergüenza de su padre. JaM
(literalmente, “caliente”) representa la
mala inclinación, que trata de empujar a
la persona (i.e., “calentar” su cuerpo)
hacia el pecado. La mala inclinación
domina a la persona despertando su
imaginación y sus deseos. Es por ello
que los descendientes de Jam, los
cananeos, poseyeron la Tierra Santa
durante muchos siglos: el Malo venció a
las fuerzas de la santidad sacándole la
Tierra para quedarse con ella. Pero la fe
que Moisés inspiró en la nación judía
venció a Canaán. Los judíos tuvieron fe
en la promesa de Dios y merecieron
reconquistar la Tierra (Likutey Halajot I, p.
48a).
9:23

Shem
y
Iafet
tomaron
el
manto
y
se
lo
pusieron
sobre
los
hombros
y
anduvieron
hacia
atrás
y
cubrieron
la
desnudez
de
su
padre;
vueltos
los
rostros,
no
vieron
la
desnudez
de
su
padre.

Shem y Iafet tomaron el manto...


Maldito sea Canaán
El “manto” es una referencia a los
tzitzit, que protegen a la persona de la
inmoralidad inherente al abuso al que
sometió Canaán a su abuelo, Noaj.
Canaán fue maldecido por su
comportamiento. Él es comparable a la
Serpiente, que también fue maldecida
(Likutey Moharán I, 7:4; Ibid., II, 1:10).

9:25

“Maldito
sea
Canaán”,
dijo.
“Esclavo
de
esclavos
será
de
sus
hermanos”.

Esclavo de esclavos

Canaán fue maldecido al igual que


la Serpiente, condenado a la pereza y a
la dejadez (Likutey Moharán I, 117).
11:4

Ellos
dijeron,
“Vamos,
edifiquémonos
una
ciudad
y
una
torre
cuya
cúspide
llegue
al
Cielo.
Hagámonos
un
nombre
para
que
no
nos
dispersemos
sobre
la
faz
de
la
tierra”.

Una torre con su cúspide en el Cielo

La Torre de Babel fue construida


para vanidad y orgullo. Sus
constructores querían agasajarse a sí
mismos y separarse de Dios. No eran
tontos que pensaban que podían
ascender al Cielo y “luchar” con Dios.
Más bien, querían utilizar la filosofía y
las malas intenciones para generar el
ateísmo. Lo mismo se aplica a aquellos
que construyen sinagogas y otros tipos
de instituciones religiosas con
intenciones egoístas: con ello alejan a la
gente de Dios (Likutey Halajot I, p. 248a).

11:26

Teraj
vivió
setenta
años
y
engendró
a
Abram,
a
Najor
y
a
Haran.

Abram
Abram era uno (Ezequiel 33.24).

Abraham era “uno” en el sentido


de que estaba solo en su búsqueda de
Dios. Aunque había nacido en una
familia de idólatras y toda su generación
consistía de idólatras, buscó a Dios pese
a la oposición que tuvo que enfrentar.

De la misma manera, todo aquel


que desee servir a Dios no deberá
temerle a la oposición que encuentre.
Aunque enfrente dificultades
provenientes de sus padres, de sus
suegros, de su esposa, amigos y demás,
debe continuar buscando a Dios hasta
que, al igual que Abraham, llegue a Él
(Likutey Moharán II, Prefacio).

Abram
Nuestros sabios enseñan que Abraham
no tuvo ningún maestro espiritual. ¿De
dónde aprendió sobre Dios? Sus riñones
se volvieron como dos fuentes que
fluían con sabiduría Divina (Bereshit
Rabah 95:3).

A veces la persona tiene un


profundo anhelo de servir a Dios y de
estudiar la Torá, pero es incapaz de
hacerlo, por el motivo que fuere. Ese
poderoso deseo alcanza el Corazón
Superior, sobre el cual se encuentran
inscritas enseñanzas de Torá. El
Corazón Superior le permite servir a
Dios pese a su falta de conocimiento.
Entonces, al igual que Abraham, puede
recibir la vitalidad para acercarse a
Dios desde su propio interior (Likutey
Moharán I, 142).
11:28

Haran
murió
en
vida
de
su
padre
Teraj,
en
la
tierra
de
su
nacimiento,
en
Ur
Kasdim.

Haran murió… en Ur
Kasdim.
Teraj acusó a su hijo Abraham ante
Nimrod de haber destruido sus ídolos y
Nimrod hizo que Abraham fuese
arrojado a un horno ardiente. Harán
pensó, “Si Abraham triunfa, estaré de su
lado y si triunfa Nimrod, estaré de su
lado”. Cuando Abraham triunfó al ser
salvado de la muerte en el horno, le
dijeron a Harán, “¿De qué lado estás?”.
Harán respondió, “Estoy del lado de
Abraham”. Entonces lo arrojaron al
horno ardiente y allí fue incinerado
(Rashi).

Abraham fue acusado y


perseguido por todos. Lo arrojaron al
fuego (Ur Kasdim significa literalmente
“el fuego de Kasdim” [Caldea])
diciendo que era un ateo, porque negaba
a sus dioses. Aun así se mantuvo firme
en su búsqueda de la verdad, trabajando
para encontrar a Dios (Likutey Halajot IV,
p. 400).

Abraham y Nimrod
Abraham, el único que creía en el
verdadero Dios, fue llamado ateo por
Nimrod. Esta mentira sólo podía tener
sus raíces en las Cámaras de los
Intercambios, donde el bien y el mal se
mezclan para obstaculizar la percepción
de la verdad (Likutey Halajot I, p. 210).

Ur Kasdim

Afirma la Torá: “Dios, tu Señor,


es fuego” (Deuteronomio 4:24). Aquellos
que vacilan en su fe encuentran difícil
soportar ese “fuego”. Pero aquel que
está verdaderamente unido a Dios no
sólo puede vivir con ese “fuego”, sino
que puede recibir vitalidad de él. Así,
vemos que cuando Dios se le apareció a
Moisés en la zarza ardiente, ésta no fue
consumida por el fuego, reflejando la
firme fe de Moisés en Dios (Likutey
Halajot III, p. 494). La devoción y el
apego a Dios determinan la capacidad
de la persona para sobrevivir y sortear
los “elementos” - los obstáculos y las
pruebas que la confrontan a lo largo de
su vida.

11:29

Abraham
y
Najor
tomaron
mujeres
para
ellos.
El
nombre
de
la
mujer
de
Abraham
era
Sarai
y
el
nombre
de
la
mujer
de
Najor
era
Milká,
hija
de
Harán,
padre
de
Milká
y
padre
de
Iská.

Sarai
SaRai (más tarde, Sara) fue llamada así
debido a que era una SaR (gobernante o
autoridad) sobre el mundo entero
(Berajot 13a).
Su autoridad se ponía de
manifiesto en su capacidad para revelar
el reinado de Dios (ver Likutey Moharán I,
74).

El nombre SaRai (‫ )שרי‬es similar


a la palabra ShiR (‫שיר‬, canción). Esto
indica que mediante la “autoridad” de
Sara, llega al mundo el Reinado de
Santidad - que es la canción sagrada
(Ibid., I, 49:1).

11:32

Los
días
de
Teraj
fueron
doscientos
cinco
años.
Teraj
murió
en
Jarán.

Teraj murió en Jarán... Dios le dijo a


Abram, “Vete... a la tierra”

“Teraj murió en JaRáN” alude al


fin del JaRóN af, la ira Divina que
indica la impaciencia. Cuando uno
conquista la impaciencia, merece “ir a
la Tierra Santa” de manera inmediata
(Likutey Halajot I, p. 67a). Ello se debe a
que la Tierra Santa representa el aspecto
de la paciencia (Likutey Moharán I,
155:2).
Parashat Lej Leja

12:1

Dios
le
dijo
a
Abram,
“Vete
de
tu
tierra
y
del
lugar
de
tu
nacimiento
y
de
la
casa
de
tu
padre,
a
la
Tierra
que
Yo
te
mostraré”.

Vete... a la Tierra que Yo te mostraré

Dios le ordenó a Abraham:


“Vete... a la Tierra que Yo te mostraré”,
sin decirle cuál era esa tierra. ¿Cómo,
entonces, pudo saberlo Abraham? Él
evaluaba la naturaleza espiritual de cada
territorio por el cual iba pasando hasta
que, en la Tierra Santa, pudo
experimentar directamente la
Providencia de Dios (ver Zohar I, 78a;
Likutey Moharán I, 44).

Vete... a la Tierra

Dios envió a Abraham a la Tierra


Santa pues el mérito de la Tierra es
bueno para tener hijos. La Tierra Santa
también es el lugar de la plegaria. Sin
embargo, la plegaria dicha en cualquier
otro lugar también es buena para tener
hijos (Likutey Moharán I, 48).
Vete de tu tierra y del lugar de tu
nacimiento y de la casa de tu padre

Abraham representa el alma de la


persona que desea servir a Dios. Tal
persona debe dejar detrás su “tierra” (su
materialismo), su “lugar de nacimiento”
(sus placeres sensuales y la depresión) e
incluso la “casa de su padre” (la familia
que trata de detenerla en su servicio a
Dios). Libre de esos lastres, puede
viajar a la Tierra Santa - a la santidad,
al lugar en donde reina suprema la
alegría. En ese lugar, “Haré de ti una
gran nación” (pues podrás revelarles la
Divinidad incluso a los demás), “Te
bendeciré” (pues entonces podrás atraer
y recibir todas las bendiciones), “Haré
que tu nombre sea grande” (aumentará tu
vitalidad) y “serás una bendición” (pues
las bendiciones quedarán contigo). Más
aún, al dejar detrás tu pasado y al
aceptar la espiritualidad, aunque tengas
que descender más tarde a “Egipto” (las
dificultades y los desafíos de la vida),
tendrás la fortaleza como para ascender
de allí e incluso llevar contigo muchas
chispas de santidad (Likutey Halajot II, p.
145a).

Vete... a la Tierra

Dios no le reveló a Abraham la


Tierra inmediatamente para que, de esa
manera, creciese su deseo por la Tierra
Santa (Likutey Halajot II, p. 45a).

Dios no le reveló a Abraham cuál


era la tierra; él tenía que descubrir por
sí mismo cuál era la tierra a la que se
refería Dios. Cuando el Cielo prueba a
una persona, se le restringe y oculta el
saber de lo que debe hacer. Sólo
mediante el deseo de llevar a cabo la
voluntad de Dios podrá encontrar el
sendero adecuado. Si busca la verdad -
es decir, si busca a Dios- llegará al
sendero correcto. Lo mismo se aplica a
la Atadura de Itzjak. Dios le dijo a
Abraham que debía sacrificar a Itzjak en
una de las montañas, sin especificar
sobre cuál de ellas (Génesis 22:2). Ello
tuvo la intención de intensificar la
prueba de Abraham y aumentar su
recompensa al superar ese desafío
(Likutey Halajot I, p. 212a-424).

Vete de tu tierra y del lugar de tu


nacimiento y de la casa de tu padre...
Haré de ti una gran nación, Te
bendeciré y haré que tu nombre sea
grande
Dios no le reveló a Abraham cuál era la
Tierra, para aumentar así su amor por
ella (Rashi).

Los desafíos que debió enfrentar


Abraham también deben ser afrontados
por sus descendientes. Lej Leja significa
literalmente “Ve hacia ti” - ve hacia tu
alma. Que es tu verdadero yo. Que todos
tus viajes y búsquedas se centren en
descubrir tu alma y su raíz.

¿Cómo es posible lograrlo?


Yéndote “de tu tierra” - alejándote del
materialismo, de las atracciones físicas
de este mundo. No importa cuán
profundamente pienses que has
descendido en la existencia material,
debes saber que también puedes dejarla
detrás. “Del lugar de tu nacimiento” - de
donde hayas nacido y fuiste criado. “De
la casa de tu padre” - de tu familia,
amigos y vecinos. Aunque tus comienzos
hayan sido humildes puedes anhelar por
grandes alturas. No es necesario que
cargues siempre con tu historia.
“Vete... a la Tierra que Yo te
mostraré”, es la prueba más importante
para la persona en este mundo. Dios no
le muestra a la persona inmediatamente
aquello que ha logrado, porque de
conocer la recompensa por sus esfuerzos
no tendría más libertad de elección. Por
lo tanto Dios no le indica la dirección,
dejando que busque por sí misma. Aquel
que se mantenga firme encontrará
finalmente “la Tierra” -el objetivo que
debe alcanzar- y en especial el objetivo
final, el Mundo que Viene.

“Haré de ti una gran nación” -


podrás superar a tus enemigos. “Te
bendeciré” - traerás todas las
bendiciones para beneficio de la
humanidad. “Haré que tu nombre sea
grande” - merecerás un conocimiento de
Dios sin precedentes. “Serás una
bendición” - porque aquel que busca
servir a Dios se mantiene firme en sus
devociones pese a todos los obstáculos
que deba enfrentar. Así, siempre será
bendecido y se sentirá bendecido.

De modo que Abraham llevó a Lot


consigo. Lot representa la mala
inclinación. Incluso si la persona
domina su mala inclinación y cumple
con la palabra de Dios, las fuerzas del
mal siempre están dispuestas,
asegurando la continua existencia de la
libertad de elección. Tan pronto como
Abraham entró a la Tierra, se desató una
hambruna que lo obligó a descender a
Egipto. También esto fue una prueba,
forzándolo a dejar el ámbito de la
santidad que había adquirido tan poco
tiempo antes. Lo mismo sucede con cada
persona. Pero, al retornar al ámbito de
la santidad, uno trae consigo “ganado,
plata y oro” (Génesis 13:2) - las chispa de
santidad que estaban atrapadas en el
ámbito del mal. Cuando uno se levanta y
retorna hacia la santidad, se vuelve
digno de elevar también las chispas
caídas (Likutey Halajot III, p. 98-100).

Lej leja de tu tierra y del lugar de tu


nacimiento y de la casa de tu padre, a
la Tierra que Yo te mostraré
Lej leja (literalmente, “Ve hacia ti
mismo”) significa que a donde vayas,
siempre debes buscarte “a ti mismo” -
buscar el punto de verdad dentro de ti.
Cada individuo tiene su propio punto de
verdad. Para encontrarlo, debes dejar
detrás tu “tierra” - los deseos
materiales, pues cada tierra posee sus
propias búsquedas materiales, algunas
anhelan el dinero, otras la inmoralidad y
demás. Debes dejar detrás tu “lugar de
nacimiento” - los deseos físicos. Y
abandonar tu alcurnia familiar - el deseo
de recibir honor y respeto. Todo esto
impide que la persona encuentre la
verdad. Entonces te harás digno de la
“Tierra” - de la santidad (Likutey Halajot
VIII, p. 207a-207b).

Abraham fue el primero en ir a la


Tierra Santa

Abraham es llamado “el corazón


voluntarioso” pues le ofreció su corazón
a Dios. Aunque no recibió la Torá,
Abraham fue capaz de perfeccionar su
servicio Divino mediante un inmenso
deseo y anhelo de Dios. Su fuerte
voluntad le permitió enfrentar al mundo
entero, que en ese momento estaba
totalmente habitado por idólatras.
Debido a su voluntad, Abraham fue
digno de ser el primero en revelar la
santidad de la Tierra Santa. Y mereció
un hijo, ITzJaK (‫)יצחק‬, llamado así
debido a la TzJoK (‫צחוק‬, alegría) que
resulta del gran anhelo y deseo de Dios,
lo que hace que Dios revele Su orgullo
por nosotros (Likutey Halajot II, p. 82a).

12:2

“Haré
de
ti
una
gran
nación,
Te
bendeciré
y
haré
que
tu
nombre
sea
grande.
Y
serás
una
bendición”.
Haré de ti una gran nación, Te
bendeciré... Lot fue con él... Abram
prosiguió su viaje marchando hacia el
sur
“Haré de ti una gran nación” - es por
esto que decimos en la plegaria de las
Shmone Esere “El Dios de Abraham”
(Rashi).

Enseñó el Rebe Najmán: La fe, la


plegaria, los milagros y la Tierra de
Israel son conceptualmente la misma
cosa. No es posible alcanzar la fe, la
plegaria, los milagros ni la Tierra de
Israel sin la verdad. Por ejemplo, aquel
que trata de orar se ve acosado por la
oscuridad, por pensamientos externos
que lo confunden. Para superar esos
pensamientos debe buscar la verdad -
i.e., debe recitar las plegarias tan
honestamente como pueda (Likutey
Moharán I, 9).

Debido a que Abraham era un


hombre de la verdad, mereció la fe, la
plegaria y la Tierra Santa. Decimos “el
Dios de Abraham” porque mediante su
verdad, Abraham reveló a Dios al
mundo. Mereció la Tierra Santa debido
a que ése es el lugar de la plegaria y allí
ascendió a niveles mucho más elevados
de oración y de fe.

Pese a los esfuerzos de Abraham,


Lot fue con él. LoT (‫ )לוט‬implica LaTuta
(‫לטותא‬, “maldición” en arameo),
representando la oscuridad que envuelve
a la persona que desea orar, incluso en
la Tierra Santa, pues esas confusiones
atacan constantemente. Anticipándose a
ello, Abraham siempre miró hacia el sur.
(Utilizando la orientación metafórica de
la persona enfrentando el este, como
suele ser descrito en el Talmud [Bava
Batra 25b], el sur hace referencia al lado
derecho, al lado de la verdad). Al
buscar constantemente la verdad pudo
superar la oscuridad y los pensamientos
externos (Likutey Halajot VIII, p 206a-206b).

Haré de ti una gran nación, Te


bendeciré y haré que tu nombre sea
grande

“Te bendeciré” - con dinero (Rashi).


La riqueza hace muchos amigos
(Proverbios 19:4).

Debido a la riqueza que obtendría


Abraham, muchos buscarían ser sus
amigos. Ello, a su vez, “haría que su
nombre fuese grande”, difundiéndose su
fama. Finalmente se volvería “una gran
nación”, pues sería capaz de difundir
enseñanzas sobre Dios, inspirando a los
demás en el servicio al Creador (Likutey
Halajot III, p. 478). El Rebe Najmán
agrega que al darle caridad al Tzadik,
uno también “hace muchos amigos”
(Likutey Moharán I, 17:5).

Te bendeciré y haré que tu nombre sea


grande

Dios bendijo a Abraham con


riqueza. La riqueza engrandece el
nombre de la persona (haciéndola
famosa) y aumenta la grandeza de su
alma, permitiéndole lograr grandes
cosas. Como resultado, la gente se siente
atraída y busca su amistad. La persona
acaudalada debe actuar para beneficio
de la humanidad influenciando a
aquellos que están cerca para que
retornen a Dios, tal cual hizo Abraham
(Likutey Moharán I, 59:5).

Te bendeciré y haré que tu nombre sea


grande. Y serás una bendición
Dios le prometió a Abraham que tendría
hijos, riqueza y un buen nombre
(Rashi).

Todas esas recompensas dependen


de daat, que corresponde a la letra hei
(‫( )ה‬Likutey Moharán I, 53). Por lo tanto
Dios le cambió el nombre de Abram
(‫ )אברם‬a AbraHam (‫( )אברהם‬Likutey
Halajot II, p. 45a).

12:5

Y
Abram
tomó
a
Sarai,
su
mujer
y
a
Lot,
hijo
de
su
hermano,
con
todos
los
bienes
que
habían
adquirido
y
las
almas
que
habían
hecho
en
Jarán;
y
salieron
para
ir
a
la
tierra
de
Canaán
y
llegaron
a
la
tierra
de
Canaán.

Las almas que habían hecho en Jarán

Aquel que acerca a otros a Dios,


tal cual hizo Abraham, crea un ámbito en
el cual se revela la gloria de Dios - y
ese ámbito es conocido como un palacio
sagrado para Dios (Likutey Moharán I,
59:1).

Las almas que habían hecho en Jarán


“Las almas que habían hecho” - esto
hace referencia a la gente a quien
Abraham y Sara convirtió al servicio a
Dios (Rashi).

Abraham buscaba continuamente


alcanzar un mayor conocimiento de Dios
y ese conocimiento se lo transmitía
inmediatamente a los demás. Debido a
que todo lo que aprendía tenía el
objetivo de ser enseñado a los demás,
Abraham ejemplifica el atributo de
jesed (bondad) (Likutey Moharán I, 58:5).

Las almas que habían hecho en Jarán


Aunque Abraham y Sara eran estériles,
santificaron sus pensamientos y deseos
en un grado tal que, con su unión,
pudieron crear las almas de los
prosélitos (Zohar III, 168a).
En verdad, las almas de los
prosélitos se crean a través de la unión
de parejas sagradas. Esto nos enseña
que las almas de los conversos son muy
elevadas (Likutey Moharán II, 72).

Jarán

El nombre JaRáN (‫ )חרן‬es similar


a JoRiN (‫חרין‬, “un hombre libre”).

Abraham estaba libre de malos


deseos por lo que pudo enseñarles a los
demás sobre Dios e influenciar su
crecimiento espiritual. Su sirviente
Eliezer también pudo enseñarles a los
demás sobre Dios; sin embargo, Eliezer
carecía de la capacidad de hacer
prosélitos (Likutey Moharán I, 31:5).

Las almas que habían hecho en Jarán

Abraham sufrió una terrible


oposición durante sus actividades de
difusión del conocimiento de Dios.
Solía llegar a una ciudad y correr
clamando “¡Ay!” y la gente iba tras él
como quien persigue a un demente. Solía
argumentar con ellos tratando de
mostrarles que estaban atrapados en una
manera de pensar profundamente
equivocada. Era muy ducho con todos
los argumentos y las racionalizaciones
que utilizaban para justificar sus
prácticas idólatras. La idolatría de los
antiguos iba unida con toda clase de
creencias espurias y Abraham las
conocía muy bien. Solía demostrar la
falsedad de sus ideas y revelar las
verdades sobre las cuales se funda
nuestra sagrada fe.

Algunos jóvenes se sentían


atraídos por él. En cuanto a los mayores,
Abraham nunca trató de acercarlos pues
ya estaban firmemente arraigados en sus
falsas creencias y habría sido
demasiado difícil hacerlos cambiar.
Pero los jóvenes se sentían atraídos por
él. Solía ir de una ciudad a otra y ellos
corrían tras él. Pero los padres y las
esposas de esos jóvenes se oponían
fuertemente a su nueva fe, diciendo que
habían caído víctimas de las malas
influencias y se habían arruinado. Su
hostilidad era tan grande que algunos de
los jóvenes volvían a sus viejas maneras
bajo el peso de la presión doméstica de
sus padres, esposas y suegros. Sin
embargo, algunos se mantuvieron firmes
en su apego a Abraham.

Abraham le dedicó un gran


esfuerzo a la difusión de la fe verdadera.
Escribió libros - miles de libros. Tuvo
numerosos hijos y podemos asumir que
si ellos eran sus hijos, todos debieron
seguir la senda de la rectitud. Incluso
Ishmael se arrepintió. Sin embargo, más
tarde, cuando Abraham consideró la
manera de asegurar la supervivencia de
su legado de libros y enseñanzas, sopesó
profundamente a cuál de sus hijos
debería dejárselo. Finalmente decidió
dejarle todo a Itzjak (ver Génesis 25:5) y
así lo hizo (Tzadik #395).

12:6

Abram
pasó
por
la
tierra
hasta
el
lugar
de
Shejem,
hasta
Elon
Moré.
Los
cananeos
estaban
entonces
en
la
tierra.

Abram pasó por la tierra... construyó


un altar

Principalmente, en la Tierra Santa


es posible ser digno de percibir la
revelación de Dios (Likutey Halajot II, p.
50).

12:9

Abram
continuó
viajando,
marchando
hacia
el
sur

Abram continuó viajando, marchando


hacia el sur... Hubo una hambruna en
la Tierra. Abram descendió a Egipto

Abraham fue hacia el sur, pero se


desató una hambruna y desde allí debió
descender a Egipto. NeGueV (‫נגב‬, sur)
puede ser asociado con NeGuiVá (‫נגיבה‬,
sequedal). Abraham, que representaba a
Jesed (Bondad) que está asociado con el
agua, viajó para llevar la humedad hacia
los lugares secos y yermos. Mitzraim
(Egipto) significa literalmente
“estrechez”.

Cuando la persona peca, despierta


los juicios de Dios, que crean
restricciones y constricciones - i.e.,
“estrecheces”. El hambre representa el
ayuno que asume la persona como parte
del proceso de arrepentimiento. Se
dirige hacia el “Neguev” -el ámbito
superior de la compasión y de la
bondad- y lleva la energía de esa
bondad hacia las mismas dificultades
“estrechas”, hasta que éstas son
superadas (Likutey Moharán I, 62:5).
12:10

Hubo
una
hambruna
en
la
tierra.
Abram
descendió
a
Egipto
para
habitar
temporalmente
allí,
porque
era
penosa
el
hambre
en
la
tierra.
Hubo una hambruna en la tierra

Esta hambruna hace referencia a la


prueba más importante que debe pasar la
persona, el hecho de tener que ganarse
el sustento. Tan pronto como “Abraham”
-el buscador espiritual- intenta entrar en
el ámbito de la santidad, se ve asediado
por las pruebas y las tribulaciones que
rodean el sustento. Éstas lo “fuerzan” a
descender a Egipto, donde es rodeado
por las trampas de lo material. Deberá
fortalecerse pues sólo así tendrá el
mérito de ascender (Likutey Halajot III, p.
98-100).

Vete... a la Tierra... hambruna...


Abraham descendió a Egipto
Dado que la Tierra Santa es tan
importante y Dios Mismo le dijo a
Abraham que fuese allí, ¿por qué Dios
hizo caer la hambruna que forzó a
Abraham a dejar la Tierra tan pronto
como había llegado?

Por todo el mundo se encuentran


dispersas las chispas de santidad, pero
su principal rectificación tiene lugar en
la Tierra Santa. Por ello Dios envió a
Abraham a la Tierra Santa. Dios trajo la
hambruna con el fin de que Abraham
descendiese a Egipto y recolectase y
elevase las chispas de santidad que
estaban fuera de la Tierra.
Cada uno de los descendientes de
Abraham tiene esa misma tarea. Cada
judío debe hacer lo posible por vivir en
la Tierra Santa. Pero a veces alguien
desea vivir en la Tierra y no puede
hacerlo por el momento. Al presente, su
tarea es elevar las chispas que se
encuentran fuera de la Tierra y que son
parte de su alma. Esto explica por qué
mucha gente va y vuelve continuamente a
la Tierra Santa. También hay personas
que desean viajar allí pero enfrentan
enormes obstáculos. Al anhelar
profundamente por la Tierra, uno atrae
su santidad y obtiene la fortaleza para
superar todos los desafíos. Entonces se
vuelve digno de entrar a la Tierra,
rectificando las chispas que lo
acompañan.

¿Qué sucede cuando alguien


experimenta obstáculos en su servicio a
Dios incluso luego de haber estado en la
Tierra Santa? Sus dificultades surgen del
hecho de que ha entrado
inadvertidamente a un lugar sagrado, que
representa un bitul (anulación) ante
Dios. Ahora debe traer esa santidad
consigo y llevarla a los lugares que
están fuera de la Tierra. Ese esfuerzo
produce las obstrucciones en su servicio
Divino. La perseverancia en el servicio
a Dios y el anhelo por la Tierra Santa
traerán finalmente la rectificación de
todo ello (Likutey Halajot II, p. 490).
12:15

Los
oficiales
del
faraón
la
vieron
y
se
la
alabaron
al
faraón;
y
la
mujer
fue
llevada
a
la
casa
del
faraón.

La mujer fue llevada a la casa del


faraón

Sara fue llevada a las


profundidades de la impureza para
buscar las chispas de santidad que allí
estaban ocultas. Tuvo éxito en su tarea,
pues el faraón les dio a Abraham y a
Sara muchos regalos (Génesis 12:16) -
i.e., ella extrajo las chispas de santidad
de ese lugar. También puso en
movimiento la salvación futura del
pueblo judío luego de haber estado
esclavizado en Egipto (Likutey Halajot I,
p. 424).

La mujer fue llevada a la casa del


faraón
Cuando las autoridades egipcias
vieron lo bella que era Sara, se la
llevaron al palacio del faraón. El faraón
y sus siervos fueron castigados hasta que
liberaron a Sara y le dieron a Abraham
generosos regalos.

Sara representa el habla sagrada.


El nombre SaRa (‫ )שרה‬está relacionado
con la palabra SaR (‫שר‬, autoridad) y es
con la boca que uno emite los edictos.
Así, el Zohar enseña que la sefirá de
Maljut (Reinado) corresponde a la boca
(ver Tikuney Zohar, Introducción, p. 17a).

Los egipcios representan las


fuerzas del mal. El descenso a Egipto de
Abraham y Sara simboliza la persona
sucumbiendo y descendiendo al ámbito
del mal. Allí, la belleza de Sara -del
habla sagrada- es capturada y llevada al
faraón. Las letras de la palabra FaROH
(‫פרעה‬, faraón) pueden reordenarse para
formar la palabra HaOReF (‫הערף‬, la
cerviz). Esto indica que las fuerzas del
mal intentan atrapar el habla sagrada
dentro de la garganta, impidiendo su
articulación. Muchas veces esas fuerzas
tienen éxito al punto en que la persona
llega a olvidar totalmente sus orígenes
santos.

Pero el habla sagrada nunca


pierde la conexión con su fuente. Incluso
en el ámbito del mal se une con otras
chispas de santidad. Entonces, cuando
finalmente emerge, lleva consigo todas
las chispas de santidad con las cuales
estuvo en contacto. Éste es el
significado de los “regalos” que el
faraón le dio a Abraham. No sólo
Abraham abandonó el ámbito del mal
sino que extrajo muchas chispas de
santidad y de bondad que habían sido
atrapadas por las fuerzas del mal
(Likutey Moharán I, 62:5; Ibid. I, 163).

Aprendemos de esto que nunca


hay que perder la esperanza. Aunque
hagamos algo malo, aún podemos
escapar. Si nos fortalecemos con la fe y
la plegaria, podremos redimirnos.
También nos unimos a otros que
requieren la rectificación y los
ayudamos a mejorar sus vidas.

La mujer fue llevada a la casa del


faraón

SaRa (‫)שרה‬, de la palabra SaR


(‫שר‬, autoridad), representa el Reinado
de Santidad. El Otro Lado siempre
busca apoderarse del Reinado de
Santidad pero, aunque lo logre, nunca es
para su beneficio. En definitiva y debido
a Sara, Dios golpeó al faraón y a los
egipcios con una plaga, viéndose
forzados a pagarle a Abraham una
compensación monetaria. Este episodio
es un antecedente de Moisés castigando
más tarde a los egipcios con las plagas
(Likutey Halajot I, p. 182). (Lo mismo
sucedió con Esther, quien fue llevada a
la casa de Ajashverosh y así será
siempre y continuará siendo hasta la
llegada del Mashíaj).

13:1

Abram
subió
de
Egipto,
él
y
su
mujer,
y
todo
lo
que
tenía
y
Lot
con
él,
hacia
el
sur.
Abram subió de Egipto

Debido a que Adán comió del


Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal, ahora todo en el mundo está
compuesto tanto de bien como de mal. A
veces los dos están en equilibrio, a
veces hay más bien que mal y a veces
predomina el mal.

Los Tzadikim de cada generación


están dedicados a una guerra entre el
bien y el mal y esa lucha continuará
hasta la llegada del Mashíaj. Si vemos
que un Tzadik está en contacto con los
malvados, debemos comprender que su
intención es extraer todo el bien y las
chispas de santidad del ámbito del mal
(Likutey Moharán I, 8:5). Cuando el
trabajo de Abraham en Egipto hubo
terminado, pudo salir de allí.

Grandes imperios y poderosas


ideologías han llegado al mundo
influenciando a mucha gente, pero hoy
en día se encuentran solamente en los
libros de historia. Su función fue alejar a
la gente de Dios. Cuando les fue retirado
el bien que tenían atrapado, terminó su
poder. Cada generación tiene sus
tentaciones. Pero, en última instancia,
terminan su carrera, el bien se libera y
el mal perece.
13:3

Y
anduvo
en
sus
viajes
desde
el
sur
hasta
Bet
El,
hasta
el
lugar
donde
había
estado
su
tienda
originalmente,
entre
Bet
El
y
Ai.

Y anduvo en sus viajes


Algunos dicen que pagó sus deudas.
Otros opinan que retornó a las posadas
donde se había alojado originalmente en
su viaje a Egipto (Rashi).

Las deudas se acumulan cuando


uno permite que el mal invada su vida
(esto está explicado en profundidad en el
Likutey Halajot, Halvaah 5). Abraham, que
siempre buscaba la Divinidad, nunca le
dio posibilidades al mal para que
entrase en su vida. Por ejemplo,
inmediatamente después de llegar a la
Tierra Santa, Abraham se vio forzado a
dejarla y a descender a Egipto. No tenía
ni un centavo para el viaje y tuvo que
tomar prestado. Aun así nunca perdió la
esperanza y continuó buscando a Dios y
a la Divinidad. Tuvo éxito en el hecho
de que amasó una gran riqueza en Egipto
y pudo pagar sus deudas. Esto también
se aplica a los lugares en los cuales se
albergó. Allí adonde iba, Abraham le
traía Divinidad a su vida. Por tanto,
fuera donde fuese que viajase, era capaz
de “volver” a su lugar - el lugar en la
Divinidad (Likutey Halajot VII, p. 66-34a).

13:7
Hubo
una
disputa
entre
los
pastores
de
los
rebaños
de
Abram
y
los
pastores
de
los
rebaños
de
Lot.
Los
cananeos
y
los
perizeos
habitaban
entonces
en
la
Tierra.

Hubo una disputa... Los cananeos...


habitaban entonces en la Tierra

KeNANI (‫כנעני‬, cananeos) es


similar a la frase Kan ANI (‫כאן עני‬, “aquí
hay pobreza”). Donde hay disputas hay
pobreza. Pero la paz trae abundancia
(Likutey Moharán I, 277).

Hubo una disputa... Los cananeos y


los perizeos habitaban entonces en la
Tierra

La disputa se produjo debido a


que otras naciones aún tenían alguna
autoridad en la Tierra. Para liberar a la
Tierra de la controversia, debemos
anular el Otro Lado. Cuanto más lejos
nos mantengamos de las disputas y de
las controversias, más se anulará el Otro
Lado (Likutey Halajot VII, p. 292).

Los cananeos y los perizeos habitaban


entonces en la Tierra
Todavía no había llegado el momento
para que Abraham y sus descendientes
tuviesen la Tierra (Rashi).

Cuando Dios creó el mundo, les


entregó la Tierra Santa a los cananeos.
Sólo más tarde Se la dio al pueblo
judío. ¿Por qué no les dio la Tierra a
los judíos primero?

Una pregunta similar puede


hacerse con respecto a la Torá. Dios no
les dio la Torá a los primeros seres
humanos que creó, sino que permitió
que pasasen veintiséis generaciones
antes de dársela a los judíos. ¿Por qué
esperó? Una respuesta es que si la Torá
hubiese sido entregada inmediatamente,
la ley de la Torá habría debido
ejecutarse cada vez que alguien
hubiese transgredido. Las primeras
generaciones estaban compuestas por
terribles pecadores, de modo que Dios
tuvo misericordia de ellos y en su lugar
mantuvo al mundo a través de Su
Tesoro de Dones Inmerecidos. Ese
Tesoro sustenta a aquellos que están
lejos de Dios y que carecen del mérito
para recibir bendiciones.

La Torá y la Tierra Santa son


sinónimos, pues la Tierra de Israel es
el único lugar en el que la Torá puede
cumplirse en su totalidad. Si Dios les
hubiese dado la Tierra a los judíos
desde un comienzo, la ley de la Torá
habría entrado en vigor cada vez que
los judíos hubieran pecado y habrían
sido rápidamente expulsados de la
Tierra. Y peor aún, de haber perdido
su posesión, nunca habrían podido
extraerla del Otro Lado - de Canaán,
las fuerzas del mal. Para impedir que
esto sucediese, Dios les dio primero la
Tierra a los idólatras y sustentó su
santidad oculta a través de Su Tesoro
de Dones Inmerecidos. Cuando los
judíos más tarde reclamaron la Tierra,
estuvieron en una mejor posición para
guardar sus mitzvot y su posesión.

Abraham fue el primero que


comenzó a revelar la santidad de la
Tierra, incluso en su ocultamiento.
Siguiendo su ejemplo, podemos
fortalecer nuestra fe en el hecho de que
también nosotros pronto volveremos a
la Tierra Santa. Incluso hoy en día,
Dios sustenta la santidad de la Tierra
de una manera oculta, y finalmente nos
la volverá a dar tal como Lo prometió
(Likutey Halajot V, p. 70a-141-71a).

13:9

¿No
está
toda
la
tierra
delante
de
ti?
Sepárate,
por
favor,
de
mí;
si

vas
hacia
la
izquierda,
yo
iré
a
la
derecha;
y
si

vas
a
la
derecha,
yo
iré
a
la
izquierda”.

Si tú vas hacia la izquierda, yo iré a


la derecha; y si tú vas a la derecha,
yo iré a la izquierda
Abraham le dijo a Lot, “Si tú vas hacia la
izquierda, yo iré hacia el sur; y si yo voy
hacia el sur, tu estarás a mi izquierda.
Sea cual fuere lo que elijas, estarás
siempre a mi izquierda” (Bereshit
Rabah 42:6).

El versículo afirma que Abraham


le dio a Lot para elegir, ir a la derecha o
a la izquierda. El Midrash dice que
Abraham tomó su decisión y le dio a Lot
la única opción de ir hacia la izquierda.
¿Es acaso ésta la manera de hacer la
paz, negándole al otro la posibilidad de
elegir?

Abraham representa la verdad. Lot


representa la mentira. La Verdad le
estaba diciendo a la Mentira, “Sepárate
de mí. Sea cual fuere la dirección que
elijas, yo iré en sentido contrario. Si
tratas de confrontarme con el ‘lado
izquierdo’ -i.e., con los malos deseos y
los malos pensamientos que provienen
del Otro Lado- yo elegiré el ‘lado
derecho’ - el lado de la Torá y de la
plegaria. Y si eliges el ‘lado derecho’ -
es decir, si la mala inclinación se
enmascara con falsas enseñanzas de
Torá y mitzvot inventadas- entonces yo
iré hacia el ‘lado izquierdo’ - haré
exactamente lo contrario. Sea como
fuere, yo elegiré la senda de la verdad”.

En ambos caso, Lot, el símbolo de


la mentira, siempre se mantendría en el
lado izquierdo, el lado del mal.
Mientras Abraham buscase sólo la
verdad, entonces, sin importar qué
elecciones le fueran presentadas por el
lado izquierdo, el lado de la mentira,
Abraham se aseguraría de mantenerse en
el lado opuesto (Likutey Halajot VIII, p.
206b-207a).
14:15

Él
y
sus
siervos
se
desplegaron
contra
ellos
de
noche.
Los
persiguieron
hasta
Jová
que
está
a
la
izquierda
de
Damasco.

Él y sus siervos se desplegaron contra


ellos de noche
Aunque Lot era un malvado,
Abraham persiguió a los Cuatro Reyes
para rescatarlo, porque sabía que Lot
tenía algunos puntos buenos, incluso en
su “noche” - sus momentos más oscuros
(Likutey Halajot I, p .5a). Es decir,
Abraham, el “hombre de jesed
(bondad)”, siempre busca los puntos
buenos incluso en personajes como Lot,
la gente más malvada.

14:18

Malkitzedek,
el
rey
de
Shalem,
sacó
pan
y
vino.
Él
era
un
Cohen
del
Supremo.
Malkitzedek... sacó pan y vino

Es necesario ser mentalmente


fuertes y muy decididos para traer el
sustento. Al vencer a los Cuatro Reyes,
Abraham demostró ser un líder
poderoso y decisivo. Por lo tanto
Malkitzedek le dio regalos -pan y vino-
como una alusión a los sacrificios y a
las libaciones de vino que serían
ofrecidas en el Templo. Los sacrificios
en el Templo revelan la Divinidad y
mediante esa revelación, Abraham fue
capaz de traer el sustento y la bendición
para todos (Likutey Halajot V, p. 438).

Malkitzedek... era un Cohen del


Supremo
Malkitzedek es otro nombre para Shem,
uno de los tres hijos de Noaj. Era el rey
de Jerusalén (Rashi; Bereshit Rabah
43:6).

Nuestros Sabios enseñan que,


originalmente, Dios tuvo la intención de
darle el sacerdocio a Shem, para que sus
descendientes pudieran cumplir con el
servicio del Templo. Pero debido a que
bendijo a Abraham antes de bendecir a
Dios, él y sus descendientes perdieron
ese privilegio (Nedarim 32b).

La persona debe llenar su boca de


alabanzas a Dios. La intención de
Malkitzedek al alabar a Abraham fue
buena, pero debería haber recordado
que Dios siempre está primero (Likutey
Moharán I, 34:7).

15:5

Y
le
sacó
afuera
y
dijo:
“Mira,
por
favor,
hacia
el
cielo
y
cuenta
las
estrellas,
si
las
puedes
contar”;
y
le
dijo:
“Así
será
tu
descendencia”.

Y le sacó afuera y dijo: “Mira, por


favor, hacia el cielo... Así será tu
descendencia”
Dios sacó a Abraham fuera de este
mundo y lo puso por sobre las estrellas
(Rashi).

La bendición de tener hijos que


Abraham recibió cuando Dios lo elevó
por sobre los cielos enseña que los
judíos, los descendientes de Abraham,
sobrepasan a las fuerzas naturales; por
lo tanto siempre pueden lograr cosas que
parecen estar más allá de su alcance
(Likutey Halajot I, p. 20a). Dios le mostró a
Abraham que sus descendientes
trascenderían las leyes del sistema
estelar. Podrían alcanzar niveles más
allá del tiempo y del espacio (Likutey
Halajot V, p. 158).

15:6

Él
creyó
en
Dios
y
Dios
se
lo
consideró
como
caridad.

Él creyó en Dios y Dios se lo consideró


como caridad
Mediante la fe, la persona puede
destruir la idolatría (incluidas, en un
sentido más amplio, las falsas
creencias). Abraham fue la primera
persona en creer verdaderamente en
Dios y así fue capaz de contrarrestar la
idolatría de su generación (Likutey
Moharán I, 28:2). Aquel que tenga dudas
podrá superarlas fortaleciendo su fe.
Esto revelará el atributo de bondad de
Abraham, lo que fortifica la fe.

Él creyó en Dios y Él se lo consideró


como caridad

La fe y la moralidad sexual están


interrelacionadas. La fe corresponde a
la sefirá de Maljut (Reinado) y la
moralidad sexual a la sefirá de Iesod
(Fundamento), que se encuentra
directamente por sobre Maljut. Por
encima de ambas está la sefirá de Jesed
(Bondad). La persona que alcanza la fe y
la moralidad sexual crea un recipiente
con el cual puede hacer descender y
captar la bondad de Dios.

Abraham poseía ambos atributos.


Él “creía” en Dios y eso le fue
“considerado como caridad”. La palabra
“caridad” corresponde a la sefirá de
Iesod (que “da”). Abraham fue la
primera persona en difundir la fe en
Dios y también el primer hombre en ser
circuncidado (una señal de pureza
sexual) (Likutey Moharán I, 31:6). Por ello
es el paradigma de la bondad.

Él creyó en Dios y Dios se lo consideró


como caridad

La caridad alcanza su perfección


cuando uno da debido a que Dios lo ha
ordenado - aunque ello lo deje con poco
dinero. Así, podemos leer el versículo
como “Él creyó en Dios; la caridad que
dio fue considerada verdadera caridad”.

Éste es el mismo concepto de


abstenerse de trabajar en Shabat. Aquel
que se abstiene de trabajar porque Dios
lo ha prohibido y que cree que Dios es
Quien provee, demuestra su fe en Dios
(Likutey Moharán I, 31:2).
15:8

“Señor,
Dios,
¿En
qué
sabré
que
la
he
de
heredar?”.
En qué sabré

Cuando Abraham cuestionó la


promesa de Dios de que heredaría la
Tierra Santa, dañó la fe, la plegaria y la
Tierra Santa. Ello generó el decreto de
los 400 años de exilio de sus
descendientes en Egipto - una nación
idólatra y orientada a hacía lo material,
alejada de Dios, de la plegaria y de los
milagros.

Al descender a Egipto, Iaacov y


sus hijos tuvieron la intención de
rectificar ese daño. Iaacov representa el
portal general a través del cual pueden
ascender todas las plegarias. También
hay doce portales de la plegaria,
correspondientes a las Doce Tribus.
Debido al hecho de que Iaacov y sus
hijos representan la plegaria perfecta,
pudieron descender al exilio que se
había generado por el daño a la plegaria
producido por Abraham y así
rectificarlo.

Cuando se rectificó ese daño y


llegó el momento del Éxodo, se
manifestaron los milagros a los ojos de
todos. Los judíos fueron redimidos y
salieron hacia la Tierra Santa, la
herencia de Abraham (Likutey Moharán I,
7:1; Ibid., I, 9:6).
En qué sabré

Esta duda y daño en la fe, que es


un daño en la Providencia Divina y en
daat (cf. las palabras de Abraham, “¿En
qué sabré?”) trajeron el exilio en
Egipto. Más aún, “un profundo sueño
cayó sobre Abram” - también implica
una caída del daat, de la conciencia.
Esta caída del daat daña la Tierra Santa
y produce el exilio y el sufrimiento
(Likutey Halajot I, p. 20a).

En qué sabré

La pregunta de Abraham
demuestra un daño en daat: “¿En qué
sabré?”. Daat está representado por la
Tierra Santa, que corresponde al
intelecto sagrado. Para rectificar ese
daño en los descendientes de Abraham,
Dios le dijo, “Tu simiente será
extranjera en una tierra ajena” (Génesis
15:13). Ellos serían exilados de la Tierra
Santa, del daat, de un estado tranquilo
de la mente, hacia “una tierra ajena” - un
estado mental turbulento (Likutey Halajot
V, p. 72).

En qué sabré

En el momento del Pacto Entre las


Mitades (ver Génesis 15:9-21), Abraham
tuvo que decidir qué castigo sufrirían
sus descendientes en caso de pecar.
Eligió el exilio en lugar del Gueinom.
Sin embargo, hay una excepción.
Aquellos que se oponen descaradamente
a la gente dedicada al servicio a Dios no
son castigados con el exilio sino con
Gueinom (Likutey Moharán I, 22:12).

15:13

Él
le
dijo
a
Abram,
“Sabe
con
toda
seguridad
que
tu
simiente
será
extranjera
en
tierra
ajena,
donde
la
reducirán
a
servidumbre
y
la
oprimirán
cuatrocientos
años”.

Tu simiente será extranjera en tierra


ajena

Aquí Dios le insinuó a Abraham


sobre los futuros exilios que tendrían
que soportar los judíos para rectificar
las chispas de santidad diseminadas por
el mundo entero (Likutey Halajot II, p.
130a).

15:14

“Mas
también
juzgaré
a
la
nación
a
quien
hubieren
servido
y
después
de
esto
saldrán
con
gran
riqueza”.
Saldrán con gran riqueza

Esto hace referencia a los


pidionot (el dinero para redención).
Cuando un pidion llega a manos del
Tzadik, éste puede efectuar una
redención del sufrimiento y de los
juicios. Así, la riqueza de los egipcios
que llegó a manos de los judíos mitigó
el decreto de exilio desde la época de
Abraham (Likutey Halajot I, p. 238).

16:8

“Hagar,
sierva
de
Sarai,
¿de
dónde
vienes
y
adónde
vas?”,
le
dijo.
“Huyo
de
Sarai,
mi
señora”,
respondió.

Huyo de Sarai, mi señora

Cuando Sara, que representa el


Reinado de Santidad, se hace manifiesta,
entonces la sierva Hagar, que representa
las fuerzas del Otro Lado, debe huir
(Likutey Moharán I, 36:3). Esto significa
que cuando aceptamos el yugo del Cielo,
nos liberamos de las fuerzas del mal.

16:11
El
ángel
de
Dios
le
dijo,
“He
aquí
que
estás
encinta
y
parirás
un
hijo
y
le
darás
el
nombre
de
Ishmael,
porque
Dios
ha
oído
tu
plegaria”.

Dios ha oído tu plegaria

El nombre IShMAEL (‫ )ישמעאל‬está


compuesto de las palabras IShMA EL
(‫ישמע אל‬, “Dios oirá”). IShMAEL
también puede traducirse como
“mercader”, y la palabra hebrea más
común para designar un mercader, sojer
(‫)סחר‬, tiene el significado relacionado
de “rodear”.

La Kabalá habla de una sabiduría


trascendente -una revelación cada vez
más profunda de la Divinidad- que
circunda el intelecto de la persona.
Cuando uno ora y Dios oye su plegaria,
es posible alcanzar esa sabiduría
(Likutey Moharán I, 7:9, Ibid., I, 9:4).

17:1

Abram
tenía
noventa
y
nueve
años
de
edad.
Dios
se
le
apareció
a
Abram
y
le
dijo,
“Yo
soy
El
Shadai.
Anda
delante
de

y

perfecto”.

Anda delante de Mí y sé perfecto

TaMiM (‫תמים‬, perfección) es


simplicidad. Debido a que Abraham era
simple, obtuvo la perfección (Likutey
Halajot I, p. 246a).

Anda delante de Mí y sé perfecto


El prepucio es una imperfección
(Rashi).

El prepucio representa la mentira.


Es una imperfección que no pertenece al
lugar en donde está y debe ser retirada.
Tal como el prepucio le quita la imagen
Divina al hombre, la mentira aleja a la
persona de la Divinidad. Así, el camino
hacia la perfección y el logro de una
imagen Divina es la circuncisión, la
marca de la verdad (Likutey Halajot V, p.
190).
Hithalej lifanai

La palabra hithalej (‫התהלך‬, andar)


representa los pies, simbolizando los
niveles más bajos y mundanos de la
realidad, tales como el comer y el
ganarse el sustento - i.e., los medios que
le permiten a la persona mantenerse
sobre sus pies. Lifanai (‫לפני‬, “delante de
Mí”) también puede ser traducido como
“hacia Mi Rostro”. Abraham era tan
puro que fue capaz de elevar lo mundano
-los “pies”- hacia el nivel del Rostro de
Dios, la Providencia Divina, que está
asociada con el Pan de la Proposición
(Lejem HaPanim - literalmente, “pan
del Rostro”). La persona que alcance
ese nivel no tendrá que trabajar para
ganarse el sustento. Pues la naturaleza
entera trabajará para ella (Likutey
Moharán I, 31:9).

17:5

“No
se
llamará
más
Abram
tu
nombre,
sino
que
Abraham
será
tu
nombre,
porque
te
he
hecho
padre
de
una
multitud
de
naciones”.

Abram... Abraham... Estableceré Mi


pacto

El pacto es pureza, el emblema


del Tzadik. Cuando se hace el pacto,
éste revela el nombre y la grandeza del
Tzadik. Por lo tanto, al aceptar el pacto,
el nombre de Abraham fue “agrandado”
de Abram a Abraham (Likutey Halajot I, p.
101a).

Abram... Abraham... Sarai... Sarah


Con los nombres de Abram y
Sarai, no podían tener hijos. Antes de
que pudiesen ser padres, requerían del
agregado de la letra hei (‫ )ה‬a sus
nombres. Esa letra representa daat
(conocimiento). (La letra hei funciona
como un artículo definido -“él”-
implicando un conocimiento específico).
La persona puede perfeccionar su
conocimiento enseñando a los demás a
servir a Dios, pues al hacerlo, las
preguntas agudizan su mente. Así, al
instruir a los demás en el servicio a
Dios, Abraham y Sara alcanzaron esa
hei y pudieron concebir (Likutey Moharán
I, 53).
La palabra daat también implica
una unión que da frutos. La persona
puede lograr un nivel de conocimiento
tan grande que hasta el conocimiento
propio que tiene Dios sólo será mayor
en cinco áreas (Likutey Moharán I, 53).
Abraham y Sara alcanzaron ese nivel y
fueron así capaces de concebir.

17:10

“Éste
es
Mi
pacto
que
guardarás
entre
Yo
y
tú,
y
tu
simiente
después
de
ti:
que
cada
varón
sea
circuncidado”.

Milá - El Pacto
La milá es exaltada, pues trece pactos
fueron hechos sobre ella (Nedarim
31b).

El número 13 representa el
exaltado nivel de Atik, Keter, que
también representa “Largo de Días” y
los Trece Atributos de Misericordia. Al
realizar la milá, atraemos la santidad de
“Largo de Días”, una larga vida. Más
aún, al realizar la circuncisión, la
persona puede alcanzar un nivel de
trascendencia del tiempo (Likutey Halajot
V, p. 76a). Así, la milá es exaltada, pues
esos pactos pueden “alargar los días de
la persona”. Podemos decir también que
el día de cada persona parece limitado;
es decir, después de todo, sólo dura
veinticuatro horas y trae sus propias
distracciones. Pero al guardar el pacto,
uno siente una disminución de la presión
del tiempo y puede aprovechar al
máximo su día.

17:14
“Más
en
cuanto
al
varón
incircunciso,
que
no
tuviese
circuncidado
el
prepucio,
esa
alma
será
extirpada
de
su
pueblo;
pues
quebrantó
Mi
pacto”.

Un varón incircunciso
A partir de este versículo aprendemos
que la milá se realiza en el lugar en
donde se puede diferenciar entre un
hombre y una mujer (Rashi).

ZaJaR (‫זכר‬, varón) es como


ZiJaRon (‫זכרון‬, recuerdo). NaShim
(‫נשים‬, mujeres) es como NiShion (‫נשיון‬,
olvido). Estos son dos niveles
diferentes. Uno debe esforzarse por
recordar a Dios y tener presente el
Mundo que Viene. También debe olvidar
las vanidades, las pasiones y la
inmoralidad de este mundo. Uno tiene
que retirar el prepucio - i.e., retirar la
locura que nubla la mente y daña la
capacidad de recordar y diferenciar
(Likutey Halajot V, p. 150).
Parashat Vaierá

18:1

Dios
se
le
apareció
en
la
Arboleda
de
Mamré,
mientras
estaba
sentado
a
la
entrada
de
la
tienda,
durante
el
calor
del
día.

Dios se le apareció

Fue específicamente al estar


enfermo y débil (después de la milá)
que Abraham tuvo el mérito de una
revelación de Dios. Lo mismo se aplica
a todo aquel que esté enfermo y débil -
merece que la Presencia Divina repose
sobre él (Nedarim 40a). De manera
similar, en Jánuca y en Purim, las
festividades que caen en los días
(débiles) de la semana, uno merece la
Presencia Divina (Likutey Halajot I, p. 24).

Dios se le apareció en la Arboleda de


Mamré
Mamré le aconsejó a Abraham que se
hiciese la circuncisión (Rashi).

La Arboleda de Mamré alude a


los dos Árboles del Jardín del Edén: el
Árbol de la Vida y el Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal.
MaMRé (‫ )ממרא‬es similar a TeMuRá
(‫תמורה‬, intercambio), porque hay un
sendero que lleva al Árbol de la Vida y,
por otro lado, están las Cámaras de los
Intercambios en las cuales el bien y el
mal están mezclados, distorsionando el
camino de la persona. Abraham
representa la persona que busca a Dios;
en virtud de sus esfuerzos, encuentra el
sendero correcto y Dios se le aparece.
Más aún, debido a su gran deseo de
Divinidad, “Mamré” o las Cámaras de
los Intercambios mismas le dan a
Abraham el consejo para cuidar el
pacto, para buscar la santidad.

La Torá describe la profundidad


del deseo de Abraham por la Divinidad:
“Estaba sentado a la entrada de la
tienda, durante el calor del día”. Cuando
la persona busca la espiritualidad, debe
aprender a esperar alguna abertura,
alguna entrada, y nunca perder la
esperanza. Debe esperar pacientemente,
pese al “calor” - pese a sus ardientes
deseos. Si se mantiene firme, merecerá
que Dios se le aparezca. “Vio a tres
caminantes” - pues el ascenso hacia la
santidad demanda de muchos esfuerzos;
no es posible entrar en el primer intento.
“Él corrió” - porque Abraham realizaba
las mitzvot con alegría y celo (Likutey
Halajot VI, p. 41a-80).

18:4

“Tomen
por
favor
un
poco
de
agua.
Laven
sus
pies
y
descansen
debajo
del
árbol”.

Laven sus pies


Abraham pensó que eran árabes que
adoraban el polvo de sus pies y él se
ocupaba de que la idolatría no entrase en
su hogar (Rashi).

El orgullo y la ira son equivalentes a la


idolatría (Sotá 4b; cf. Nedarim 22a).

Los “pies” corresponden a las


plegarias. Para alcanzar los misterios de
la Torá es necesario superar el orgullo y
la ira, y rectificar las plegarias (Likutey
Moharán I, 10:6).

18:8

Él
tomó
manteca,
leche
y
el
becerro
que
había
preparado
y
los
dispuso
delante
de
ellos.
Y
se
quedó
de
pie
junto
a
ellos,
debajo
del
árbol
y
ellos
comieron.
Los ángeles comieron con Abraham

¿Por qué Abraham sintió que era


necesario darles de comer a los
ángeles? El esfuerzo de purificar el
alimento constituye una importante
batalla, una que los ángeles no tienen
que luchar. Pero Abraham sabía que un
día los ángeles tratarían de impedir que
Dios les diese la Torá a sus hijos, el
pueblo judío. Los ángeles argüirían que
los judíos serían incapaces de superar
todas las pruebas necesarias para
purificar su comida y sus almas, y que
por ello no merecían el gran regalo de la
Torá.

Cuando Moisés ascendió al Cielo


para recibir la Torá, los ángeles trataron
de alejarlo. Dios transformó el rostro de
Moisés en el rostro de Abraham y les
preguntó a los ángeles, “¿Acaso no es
éste con quien ustedes comieron?”. Los
ángeles guardaron silencio (Shmot Rabah
28:1).

Los ángeles visitaron a Abraham


después de que había realizado la
mitzvá de la circuncisión, que es el
equivalente categórico de aceptar toda
la Torá. Por lo tanto Abraham les dio a
los ángeles algo para comer,
mostrándoles algunos de los desafíos
que los seres humanos debían enfrentar
en el mundo material antes de ser
capaces del ascenso a la verdadera
espiritualidad (Likutey Halajot II, p. 136).

18:19

“Porque
Yo
lo
he
conocido,
que
ordenará
a
sus
hijos
y
a
su
casa
después
de
él,
para
que
guarden
el
camino
de
Dios,
haciendo
rectitud
y
justicia;
para
que
Dios
haga
venir
sobre
Abraham
lo
que
Él
le
ha
dicho”.

Ordenará a sus hijos

La principal devoción de los


Tzadikim consiste en traer el
conocimiento de Dios al mundo, para
todas la generaciones (Likutey Halajot II,
p. 23a).

Ordenará a sus hijos y a su casa


después de él, para que guarden el
camino de Dios, haciendo rectitud y
justicia... Abraham oró por la gente de
Sodoma

En nuestro mundo, la compasión y


la justicia no son realmente compatibles,
pero están unificadas en el sistema
Divino de recompensa y castigo. Aun
así, uno debe hacer su parte para
despertar la compasión Divina durante
los momentos en los que prevalece el
juicio Divino. Abraham sabía esto.
Aunque ya había sido enviado un ángel
para destruir a Sodoma, y aunque
Abraham sabía que sus habitantes eran
pecadores, oró para la salvación de
Sodoma. Si bien las plegarias de
Abraham no salvaron a la gente de
Sodoma, él logró su objetivo. Logró
despertar la compasión Divina hacia Lot
y sus hijas y, a través de ellos, fue
canalizada hacia el mundo el alma del
Mashíaj (la hija mayor de Lot dio
nacimiento a Moab, el ancestro de Ruth,
la bisabuela del rey David, el ancestro
del Mashíaj). El ejemplo de Abraham
nos enseña que también nosotros
podemos orar para despertar la
compasión Divina, incluso en épocas de
justicia y de juicio (Likutey Halajot VIII, p.
28b-29a).

Haciendo rectitud y justicia

¿Cómo es posible hacer TzeDaKa


(‫צדקה‬, rectitud) y mishpat (juicio y/o
justicia) al mismo tiempo? Al dar
TzeDaKa (‫צדקה‬, caridad) a los
estudiosos de la Torá, uno permite que
continúen con sus estudios y lleguen a
conclusiones halájicas - decretos
legales vinculantes que revelan mishpat
(Likutey Halajot VIII, p. 72b).

Ordenará a sus hijos y a su casa


después de él, para que guarden el
camino de Dios, haciendo rectitud y
justicia

El Rebe Najmán dijo que se sintió


grandemente motivado a servir a Dios
por las historias sobre Tzadikim que oyó
en el hogar de sus padres (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#138). Éste es el principal legado que
Abraham nos dejó a nosotros, sus
descendientes, para que podamos
“guardar el camino, haciendo rectitud y
justicia”.

18:22

Los
hombres
se
apartaron
de
allí
y
se
encaminaron
hacia
Sodoma.
Abraham
aún
estaba
de
pie
delante
de
Dios.

Abraham aún estaba de pie delante de


Dios
“Estar de pie” representa la plegaria. Si
la persona ora en un makom kavua
(‫מקום קבוע‬, un lugar fijo), el Dios de
Abraham la ayudará (Berajot 6b).

Kavua (‫קבוע‬, fijo) también puede


traducirse como “con persistencia”.
Abraham representa la sefirá de Jesed,
como en “El mundo está hecho con
bondad (jesed)” (Salmos 89:3). Si la
persona ora con persistencia puede
alcanzar el equivalente a un nuevo
mundo - la manifestación de milagros
(Likutey Moharán I, 44).

Abraham aún estaba de pie delante de


Dios... Abraham se acercó

Se acercó para orar (Rashi).

Abraham estableció la Plegaria de la


Mañana (Berajot 26b).

Los Cuatro Hijos mencionados en


la Hagadá de Pesaj aluden a Itzjak (el
hijo sabio), Esaú (el hijo malvado),
Iaacov (el hijo simple) e Ishmael (el
hijo que no sabe cómo preguntar). Ellos
eran los hijos de Abraham.

Nuestros Sabios enseñan que


Abraham estableció Shajarit (la
Plegaria de la Mañana), que puede
perfeccionar y rectificar a cualquier
clase de persona. La palabra ShaJaRiT
(‫ )שחרית‬es un acrónimo de Sheeino
Iodea (‫שאנו יודע‬, “aquel que no sabe”),
Jajam (‫חכם‬, el hijo sabio), Rashá (‫רשע‬,
el hijo malvado) y Tam (‫תם‬, el hijo
simple) (Likutey Moharán I, 30:6).

18:27
Abraham
respondió
y
dijo,
“He
aquí,
he
tenido
el
atrevimiento
de
hablar
al
Señor,
yo
que
soy
polvo
y
cenizas”.

Yo soy polvo y cenizas

Para orar apropiadamente, se


necesitan las cualidades de “polvo” y
“cenizas”. “Polvo” hace referencia a la
humildad y a conectarse con los
Tzadikim que han fallecido y que
descansan en el polvo. “Cenizas”
corresponde a superar los rasgos
negativos (Likutey Moharán I, 55:5).

Yo soy polvo

Debido a que el Tzadik es


humilde, se lo compara con el elemento
“tierra”. Y así como la tierra atrae a los
objetos, de la misma manera el Tzadik
atrae a la gente. Sin embargo, algunas
personas resisten esa atracción, porque
existe una fuerza contraria - el poder de
un habla maligna (Likutey Moharán I, 70).

Yo soy polvo y cenizas


Debido a que Abraham dijo, “yo soy
polvo (tierra) y cenizas”, sus
descendientes merecieron las dos
mitzvot: la tierra de la sotá y las cenizas
de la Ternera Roja (Julín 88b).

El polvo o la tierra, representan


formas de purificación, la capacidad de
“escoger” entre varias ideas y puntos de
vista para constatar cuál es la verdad y
cuál no. Ésa es la función de la tierra
utilizada para probar a la sotá, la mujer
sospechosa de adulterio (ver Números
5:16-28). Sin embargo, las cenizas de la
Ternera Roja van un paso más allá,
purificando lo impuro al tiempo de
hacer que lo puro se vuelva impuro
(Ibid., 19:1-10). Esos poderes de
purificación surgen de su fuente Arriba,
que es extremadamente elevada.
Abraham, quien quería salvar a Sodoma
y a sus habitantes le dijo a Dios que él
no era más que “polvo y cenizas” -
tratando de revelar el bien inherente en
la gente de Sodoma, anulándose a sí
mismo como “polvo y cenizas” para
alcanzar así su raíz, de la cual podría
traer la salvación y la purificación para
todos ellos (Likutey Halajot IV, p. 55a-110).

19:11

Hirieron
de
ceguera
a
los
hombres
que
estaban
a
la
entrada
de
la
casa,
desde
el
pequeño
hasta
el
grande,
y
ellos
trataron
en
vano
de
encontrar
la
entrada.
Hirieron de ceguera a los hombres
que estaban a la entrada de la casa

Petaj (puerta) significa


literalmente “abertura”. Uno debe
buscar siempre el pasaje hacia la
santidad, para entrar por él. Aquellos
que son indignos se ven confundidos por
variedad de problemas que los llevan
lejos de esa entrada. Así, “Hirieron de
ceguera a los hombres que estaban a la
entrada” - se les impidió encontrar la
abertura hacia la santidad (Likutey
Halajot VII, p. 176a).
19:17

Y
cuando
los
sacaron
afuera,
uno
le
dijo:
“Escapa
por
tu
vida;
no
mires
tras
de
ti,
no
te
detengas
en
toda
la
llanura;
huye
a
la
montaña,
no
sea
que
mueras”.
Huye a la montaña
Huye a la “montaña” - hacia Abraham
(Rashi).

La montaña es un lugar de refugio.


La Torá se compara con una “montaña”,
al igual que Abraham, el paradigma de
la bondad. Ante las dificultades, es
posible encontrar refugio en la Torá y en
los actos de bondad (Likutey Moharán I,
38:7).

19:30

Lot
subió
de
Tzoar
y
habitó
en
la
montaña,
junto
con
sus
dos
hijas;
porque
tuvo
miedo
de
quedarse
en
Tzoar.
Habitaron
entonces
en
la
cueva,
él
y
sus
dos
hijas.
Habitaron entonces en la cueva, él y
sus dos hijas
Encontré a Mi siervo David. ¿Dónde? En
Sodoma (Bereshit Rabah 41:4).

Desde la época de la Creación, la


preciosa alma del rey David estuvo
atrapada en las garras del Otro Lado.
Para liberar un alma tan preciosa, Dios
puso en movimiento una serie de
incidentes. Primero, Lot durmió con su
propia hija, quien dio a luz a Moab.
Luego Iehudá visitó a su nuera, Tamar,
quien dio nacimiento a Peretz. Ruth, una
descendiente de Moab, se convirtió al
judaísmo y se casó con Boaz,
descendiente de Peretz. Finalmente, el
rey David llegó a nacer gracias a esa
unión. El hecho de que el rey David
hubiera de sufrir tanto durante su vida se
debió a que su alma estuvo atrapada en
las profundidades del Otro Lado, que
trató desesperadamente de aferrarse a
ella (Likutey Halajot I, p. 104a-208).

20:5

“¿No
me
dijo
él:
‘Ella
es
mi
hermana’?
Y
ella
también
dijo,
‘Él
es
mi
hermano’.
En
la
inocencia
de
mi
corazón
y
con
pureza
de
mis
manos
he
hecho
esto”.
¿No me dijo él: “Ella es mi
hermana”?

Avimelej se sorprendió cuando


Dios lo acusó de inmoralidad con Sara;
él pensó que era inocente de toda mala
acción. De acuerdo a la percepción de
la verdad de Avimelej, Abraham era el
culpable porque le había hecho creer
que Sara era su hermana y que no estaba
casada. Por lo tanto Dios le dijo a
Avimelej, “Yo sé que hiciste lo que
hiciste pensando que eras inocente. Pero
no estás libre de inmoralidad. Si
estuvieses libre de inmoralidad, nunca
le habrías preguntado a Abraham sobre
Sara. Debido a que estás tan hundido en
la inmoralidad, tu percepción de la
verdad está distorsionada y piensas que
eres inocente cuando no es así” (Likutey
Halajot IV, p. 412-207a).

20:7

“Ahora
devuelve
la
mujer
del
hombre,
porque
él
es
profeta
y
orará
por
ti
para
que
vivas;
pero
si
no
la
devuelves,
sabe
que
de
seguro
morirás

y
todos
los
que
son
tuyos”.
Devuelve la mujer del hombre
Los Patriarcas revelaron a Dios al
mundo entero mediante el poder de su
plegaria. En este respecto, cada uno de
ellos hizo referencia al lugar de la
plegaria con un nombre diferente.
Abraham lo llamó “montaña”, Itzjak lo
llamó “campo” y Iaacov, lo llamó “casa”
(Pesajim 88a).

Abraham fue el primero en revelar


a Dios. Dado que en esa época muy
poca gente era consciente de Dios, esa
manifestación fue llamada “montaña”
(cf. Génesis 22:2), que en general no es
accesible.
Itzjak reveló más aún la presencia
de Dios en el mundo. Cuando estableció
la Plegaria de la Tarde, hizo referencia
al lugar de la plegaria como “campo”
(cf. Ibid., 24:63). Un campo es más
accesible que una montaña. Sin
embargo, no todos lo utilizan.

Entonces, cuando Iaacov oró,


llamó al lugar de la plegaria una “casa”
(cf. Ibid., 28:17). La cual es algo que todos
necesitan.

Nuestra misión es elevar la


plegaria desde los niveles conceptuales
de “montaña” y “campo” al de “casa”,
para que todos puedan reconocer el
poder de la oración. Además, si bien
siempre debemos orarle a Dios, también
debemos reconocer que sólo los
Tzadikim conocen el verdadero sendero
de la plegaria. Así, debemos viajar para
estar con el Tzadik y pedirle que ore por
nosotros y nos muestre cómo orar
apropiadamente.

Todo esto está aludido en la


narrativa de Avimelej tomando a Sara,
la esposa de Abraham y viéndose
forzado a devolverla.

El nombre Avimelej (‫ )אבימלך‬está


compuesto por dos palabras, AVI (‫אבי‬,
“mi deseo”) y MeLeJ (‫מלך‬, rey),
denotando la persona que desea
gobernar. Algunas personas creen,
infundadamente, que son Tzadikim y le
dicen a la gente que se acerque a ellos
para sus plegarias. Son comparables a
Avimelej, quien tomó por la fuerza a
Sara (que representa tanto la autoridad
como la plegaria).

Tales falsos líderes deben


rectificarse devolviéndole la plegaria al
Tzadik, quien puede elevar la plegaria a
su nivel apropiado. Por lo tanto Dios le
dijo a Avimelej, “Devuelve la mujer del
hombre, porque él es profeta”. HaSheV
(‫השב‬, devuelve) es un acrónimo de Har
(‫הר‬, montaña), Sadé (‫שדה‬, campo) y Bait
(‫בית‬, casa). Debido a que Avimelej dañó
la plegaria, ahora debía llevar su
plegaria al Tzadik, a Abraham. De esa
manera, él elevó la plegaria (eshet, “la
mujer de”) a través de los tres niveles
hasta que se volvió universalmente
conocida. La palabra ESheT (‫ )אשת‬es un
acrónimo de la frase Adonai Sefatai
Tiftaj (‫אדני שפתי תפתח‬, “Dios, abre mis
labios”) (Salmos 51:17), connotando la
plegaria.

Más aún, Abraham está descrito


como un profeta porque la palabra NaVI
(‫נביא‬, profeta) está relacionada con la
frase NiV sefataim (‫ניב שפתיים‬,
“expresión de los labios”), que también
connota la plegaria (Likutey Moharán I,
10:4). Aprendemos de aquí que cuando
las plegarias alcanzan la perfección, es
posible lograr la profecía (Ibid., II, 1:8).

20:16

Le
dijo
a
Sara,
“He
aquí,
le
he
dado
mil
piezas
de
plata
a
tu
hermano.
Considera
que
esto
será
una
cobertura
para
los
ojos
de
todos
los
que
están
contigo
y
para
todos
los
demás”.

Una cobertura para los ojos

Los ojos corresponden a los


cuatro Colores Superiores asociados
con las sefirot de Jesed, Guevurá,
Tiferet y Maljut. El oro y la plata
representan los Colores Superiores.
Cuando un judío da su “oro y plata”
(i.e., dinero) para caridad, los ojos de
Dios lo contemplan favorablemente.
Además, ese judío hace posible que los
ojos de otras personas puedan ver esa
belleza, los colores Divinos.

Cuando el judío está en posesión


de su dinero, el cual utilizará para llevar
a cabo mitzvot, el dinero brilla con una
belleza superior. Como resultado, las
naciones lo desean. Pero tan pronto
como el dinero deja las manos del judío,
deja de revelar los Colores Superiores y
pierde su brillo.

La frase “una cobertura para los


ojos” puede hacer referencia a un objeto
hermoso al que todos quieren mirar.
Todos miraban el dinero que Avimelej le
dio a Abraham, porque cuando llegó a
sus manos brilló con una belleza
superior (Likutey Moharán I, 25: al 4).

21:2
Sara
concibió
y
dio
a
luz
un
hijo
de
Abraham,
en
su
vejez,
al
tiempo
exacto
que
le
había
dicho
Dios.

Sara concibió y dio a luz un hijo de


Abraham, en su vejez
Sara concibió en Rosh HaShaná, el Día
del Juicio (Rosh HaShaná 11a).

Itzjak representa la sefirá de


Guevurá, que es conocida como el
atributo Divino del juicio y que
representa el temor. Enseña el rey
Salomón: “El temor a Dios aumenta los
días” (Proverbios 10:27). Así, el
nacimiento de Itzjak -que representa el
temor a Dios- llevó al estado de “vejez”
(de “muchos días”) (Likutey Moharán I,
60:5).

21:5

Abraham
tenía
cien
años
cuando
le
nació
su
hijo
Itzjak.

Itzjak le nació a Abraham

Muchas veces la persona desea


entrar por los Portales de la Santidad,
pero las dificultades la rodean y le
cortan el paso. Esto sucede debido a que
aún tiene alguna impureza de la cual no
es consciente y que debe manifestarse
para poder eliminarla.

Así, al comenzar sus devociones,


es posible que la persona experimente
una emisión nocturna o algo parecido.
De manera similar, Abraham fue padre
primero del corrupto Ishmael. Sólo
después pudo ser padre de Itzjak, un hijo
nacido en la santidad (Likutey Moharán II,
117).

21:6
Sara
dijo,
“Dios
me
ha
hecho
feliz.
Todo
el
que
lo
oiga
se
regocijará
por
mí”.

Itzjak... Dios me ha hecho feliz

Itzjak fue el primer niño nacido


judío. Fue llamado Itzjak porque la
santidad de la nación judía depende de
su alegría al llevar a cabo las mitzvot y
el servicio a Dios (Likutey Halajot II, p.
146a).

El nacimiento de Itzjak... risa

ITzJaK (‫ )יצחק‬es como TzJoK


(‫צחק‬, risa y alegría). ¿Por qué esa
alegría? Por el hecho de que a partir de
un acto aparentemente mundano, la unión
de un hombre con una mujer, puede
nacer un Tzadik santo. ¿Por qué nos
alegramos en una boda? Porque de esa
pareja pueden surgir grandes Tzadikim
que rectifiquen el mundo (Likutey Halajot
III, p. 52).

21:12

Dios
le
dijo
a
Abraham,
“No
te
preocupes
a
causa
del
muchacho
y
de
tu
sierva;
de
todo
lo
que
te
diga
Sara,
oye
su
voz,
porque
en
Itzjak
será
llamada
tu
simiente”.

Porque en Itzjak será llamada tu


simiente
Sólo alguna de la simiente de Itzjak será
santa y así mantendrá un lazo con
Abraham (Rashi sobre Génesis 17:19).

Estos serán los hijos de Iaacov,


quienes eventualmente heredarán la
Tierra Santa. Esaú no es considerado un
descendiente de Itzjak y por tanto no
tiene lugar en la Tierra Santa (Likutey
Moharán I, 9:5).

21:23

“Y
ahora
júrame
por
Dios
que
no
te
portarás
falsamente
conmigo,
ni
con
mis
hijos,
ni
con
mis
nietos.
Muéstrame
a

y
a
la
tierra
en
la
cual
has
estado
viviendo
la
misma
bondad
que
yo
te
he
mostrado
a
ti”.

Yo, mis hijos ó mis nietos


Avimelej mencionó tres generaciones,
porque hasta ese punto se extiende la
compasión natural de la persona por sus
descendientes (Rashi).
Esta idea puede ser aplicada a la
creación del mundo. Dios quiso revelar
Su compasión y por lo tanto creó a los
seres humanos quienes serían capaces
de apreciarla. Pero nuestra capacidad de
apreciar la compasión de Dios se
extiende sólo desde el momento de la
Creación en adelante - el flujo de
eventos que puede ser poéticamente
llamado “yo, mis hijos y mis nietos”
(Likutey Moharán I, 64:6).

21:25

Abraham
reprendió
a
Avimelej
con
motivo
de
un
pozo
de
agua
que
los
siervos
de
Avimelej
le
habían
arrebatado.

Abraham cavó pozos

Abraham cavó pozos superiores,


extrayendo y haciendo descender todo el
conocimiento Divino que pudo obtener
para enseñarle al mundo sobre Dios
(Likutey Halajot II, p. 52a).
21:33

Él
plantó
un
árbol
en
Bersheva
y
allí
invocó
el
Nombre
de
Dios,
Señor
del
Mundo.

Él plantó un árbol
Plantó un árbol para darles de sus frutos
a sus huéspedes y para enseñarles a
bendecir al Uno que los alimentó
(Rashi).

Mediante un comer rectificado (es


decir, el acto de comer para obtener
fuerza espiritual) uno llega a ser digno
de buscar el Nombre de Dios y hacer
que también los demás lo busquen
(Likutey Halajot II, p. 138).

Comer en santidad produce una


elevación del Nombre de Dios,
permitiendo que se manifieste mucho
más abiertamente en el mundo (Ibid., III, p.
22).

21:34

Abraham
habitó
en
la
tierra
de
los
filisteos
muchos
días.

Abraham habitó en la tierra de los


filisteos muchos días
“El temor a Dios aumenta los días”
(Proverbios 10:27).

En el momento en que Abraham


hizo su primer viaje al territorio de los
filisteos, éstos no temían a Dios, tal cual
se ejemplifica en el hecho de que
Abimelej secuestró a Sara. Abraham
pudo revelar el temor a Dios incluso en
esa tierra y por lo tanto habitó allí
“muchos días” - lo que corresponde a
“aumentar los días”.

Lo mismo ocurrió cuando Itzjak


entró en el territorio filisteo de Guerar
(Génesis 26). Inicialmente, su rey,
Abimelej, no temía a Dios y llevó a
Rebeca, por la fuerza, a su hogar (hasta
que Dios le dijo que se la devolviese a
Itzjak). Itzjak logró llevar el temor a
Dios a Guerar y así, “prolongó allí los
días” (Génesis 26:8) - lo que corresponde
a “aumentar los días” (Likutey Moharán I,
60:3).

22:2

“Toma
a
tu
hijo,
al
único,
al
que
amas,
a
Itzjak
y
vete
a
la
tierra
de
Moriá,
y
ofrécelo
allí
en
sacrificio
sobre
uno
de
los
montes
que
Yo
te
diré”.

Sobre uno de los montes


Dios no le informó inmediatamente a
Abraham cuál era el monte al cual debía
ascender. Así actúa Dios: Retiene
momentáneamente la información y
luego se las revela a los Tzadikim. Esto
aumenta su recompensa (Rashi).

De la misma manera actúa Dios


con nosotros. Él Se oculta para
alentarnos a buscarlo. Entonces, luego
de encontrarlo gracias a nuestros
propios esfuerzos, descubrimos qué es
lo que Él realmente quiere de nosotros
(Likutey Halajot VII, p. 110).

22:3
Abraham
se
despertó
temprano
en
la
mañana,
aparejó
su
asno
y
tomó
dos
de
sus
jóvenes
consigo
y
a
su
hijo
Itzjak.
Partió
leña
para
el
sacrificio
y
levantándose
fue
al
lugar
que
le
había
dicho
Dios.

Abraham se despertó temprano


Abraham representa la mañana,
que es la cualidad de jesed (bondad).
Uno puede actuar como Abraham y
revelar la bondad de Dios encontrando
la “luz” y el bien en las otras personas.

22:4

Al
tercer
día,
Abraham
levantó
los
ojos
y
vio
el
lugar
desde
lejos.

Vio el lugar desde lejos


Abraham vio el lugar del Templo, donde
sus descendientes servirían a Dios
(Ialkut Rubeni).
Pero lo que vio estaba muy lejos,
pues en ese momento estaba yendo hacia
ese mismo lugar para sacrificar a Itzjak.
Sacrificar a Itzjak significaba que no
tendría ningún descendiente. Pero aun
así, en su visión profética, Abraham vio
a sus descendientes sirviendo en el
Templo.

Después del episodio en el que


Dios le dijo que debía sacrificar a
Itzjak, Abraham se dispuso a buscar una
esposa para su hijo. Ese matrimonio
también estaba distante, pues Itzjak tenía
treinta y siete años y Rebeca recién
había nacido. Y pese a la promesa de
Dios de que la Tierra le sería dada a él
y a sus descendientes, Abraham tuvo que
pagar una fortuna por un lugar donde
inhumar a Sara. Y luego resultó que
Rebeca era estéril y que habría muchos
desafíos y disputas entre Esaú y Iaacov.
Aun así, Abraham vio y supo que la
salvación llegaría finalmente; pero
estaba lejos. Abraham nos enseña a no
perder nunca la esperanza, pues la
salvación, aunque esté lejana, finalmente
llegará. En verdad, si miramos bien, la
veremos venir. Pero debemos tener la
paciencia suficiente como para
esperarla (Likutey Halajot V, p. 136a-272).

22:5
Abraham
les
dijo
a
sus
mozos:
“Quédense
aquí
con
el
asno,
y
yo
y
el
muchacho
iremos
hasta
allí
y
adoraremos
y
volveremos
a
ustedes”.
Quédense aquí con el asno

IM hajamor (‫עם החמור‬, “con el


asno”) también puede leerse como AM
hajamor (‫עם החמור‬, “pueblo del asno”).
Esto hace referencia a las personas que
están “ensilladas” con sus deseos
materiales y son comparadas con asnos
(Ketuvot 111a). Pero Abraham e Itzjak
salieron de allí y fueron a servir a Dios
(Likutey Halajot I, p. 110a).

22:6

Abraham
tomó
la
leña
para
el
sacrificio
y
la
puso
sobre
Itzjak,
su
hijo.
Tomó
en
su
mano
el
fuego
y
el
cuchillo
y
caminaron
los
dos
juntos.
Tomó... el maajelet
Todo lo que los judíos reciben en este
mundo se debe al mérito de Abraham al
tomar el maajelet [para sacrificar a
Itzjak] (Bereshit Rabah 56:3).

Maajelet (cuchillo) significa


literalmente “alimentar”. Si el carnicero
ritual es digno, hace que la gente pueda
ser alimentada, pues el mérito de su
mitzvá trae abundancia al mundo entero.
Por el contrario, un carnicero ritual
indigno trae pobreza (Likutey Moharán I,
37:5).

22:9
Al
llegar
al
lugar
que
le
había
dicho
Dios,
Abraham
construyó
allí
el
altar
y
puso
en
orden
la
leña
y
ató
a
Itzjak,
su
hijo,
y
lo
colocó
sobre
el
altar,
encima
de
la
leña.

Ató a Itzjak, su hijo


Ésta fue la más difícil de las diez
pruebas de Abraham (Sanedrín 89b).

A juzgar por la rectitud de


Abraham, la Atadura de Itzjak no
constituye en verdad una prueba. Incluso
una persona simple habría sido capaz de
pasar semejante prueba si Dios se le
hubiera aparecido. La verdadera prueba
de Abraham fue no cuestionar a Dios,
aunque los mensajes que había recibido
de Él parecían contradictorios. Primero
Dios le había prometido que el pueblo
judío descendería de Itzjak. Ahora le
estaba pidiendo que sacrificase a Itzjak.
Pero Abraham no se detuvo en esas
contradicciones. Él sabía que los
caminos de Dios no son los caminos del
hombre; Dios trasciende todo y por lo
tanto puede hacer cosas opuestas que
son incomprensibles para el hombre.

Así, Abraham llamó al monte “El


Monte donde Dios Verá” (Génesis 22:14).
Aunque el hombre no puede ver ni
comprender los caminos de Dios, “Dios
ve”. En verdad, la misma cima del
monte sobre la cual Itzjak debía ser
sacrificado era el Monte del Templo,
donde los descendientes de Abraham
servirían a Dios (Likutey Halajot VIII, p.
34b-35a).

Ató a Itzjak, su hijo

Al final, Abraham no sacrificó a


Itzjak. Pero ambos ganaron un tremendo
mérito por su inmenso deseo de cumplir
con la voluntad de Dios. Ese gran deseo
de sacrificarse por Dios fue implantado
en la nación judía, lo que explica por
qué vemos tantos judíos a lo largo de
tantas generaciones que se han
sacrificado voluntariamente en aras de
Dios (Likutey Halajot VIII, p. 163b).

22:12

“No
extiendas
tu
mano
contra
el
muchacho
ni
le
hagas
nada;
porque
ahora

que

eres
temeroso
de
Dios
ya
que
no
Me
has
negado
a
tu
hijo
único”.

No Me has negado

JaSaJta (‫חשכת‬, retenido) es


similar a JoSheJ (‫חשך‬, oscuridad). La
“oscuridad” de las dudas retiene y aleja
a la persona de la santidad. Sin
embargo, incluso dentro de la
“oscuridad” es posible encontrar la luz
de la Divinidad (Likutey Moharán I, 115).
Parashat Jaie Sara

23:1

Fue
la
vida
de
Sara
cien
años
y
veinte
años
y
siete
años,
los
años
de
la
vida
de
Sara
Fue la vida de Sara cien años y veinte
años y siete años, los años de la vida
de Sara

Fueron iguales en bondad (Rashi).

Cien años representan las cien


bendiciones que se deben recitar a
diario. Esas bendiciones descienden
gracias a la plegaria -i.e., “las palabras
de nuestras bocas”- que se forman a
partir de las veintisiete letras del
alfabeto hebreo (veintidós letras más
cinco consonantes finales). Así, las cien
bendiciones y las veintisiete letras se
combinan para conformar la “vida de
Sara” - una buena vida, una vida de
Divinidad (Likutey Halajot V, p. 458).

Cien años y veinte años y siete años


A los cien años, ella era como de veinte
años, sin pecado. A los veinte, ella era
tan hermosa como una joven de siete. Y
todos sus años fueron iguales en bondad
(Rashi).

Existen cuatro niveles de


humildad: ser más humilde que aquellos
que son más grandes que uno, ser más
humilde que aquellos que son iguales a
uno, ser más humilde que aquellos que
son menos que uno y, si uno es la
persona más humilde, ser mucho más
humilde todavía (Likutey Moharán I, 14:4).
La humildad es la esencia de la vida, en
especial la vida en el Mundo que Viene
(ver Likutey Moharán II, 72).

Sara refleja el cuarto nivel de


humildad, el de ser la persona más
humilde. Tanto a los cien años como a
los veinte y a los siete, ella fue siempre
la más humilde. Y “todos sus días fueron
buenos”, pues de esa manera, alcanzó la
verdadera humildad, que es la esencia
de la vida (Likutey Halajot V, p. 280a).

Cien años y veinte años y siete años,


los años de la vida de Sara
A los cien años, ella era como de veinte
años, sin pecado. A los veinte, ella era
tan hermosa como una joven de siete. Y
todos sus años fueron iguales en bondad
(Rashi).

La palabra shaná (año) aparece


cuatro veces en este versículo,
correspondiente a los cuatro pasajes
incluidos en los tefilín, que traen vida.
Así como cada fase en la vida de Sara
estuvo llena de bondad y de renovación
-cien eran como veinte y eran como
siete- y Sara siempre renovó su vida con
nueva vitalidad, de la misma manera, los
tefilín nos dan el poder de renovar
nuestras vidas (Likutey Halajot I, p. 79a).

22:3
Abraham
se
levantó
de
delante
de
su
muerto
y
habló
a
los
hijos
de
Jet,
diciendo:

Habló a los hijos de Jet


“Los hijos de Jet” están mencionados
diez veces en este pasaje. Esto enseña
que cuando uno ayuda al Tzadik a
adquirir su posesión, es como si
cumpliese con los Diez Mandamientos
(Bereshit Rabah 58:8).

La santidad de la Tierra Santa fue


establecida desde el momento de la
Creación, pero no se reveló hasta que
Abraham le compró a Efron la
propiedad que contenía la Cueva de
Majpelá. Abraham tuvo que debatir con
Efron para comprarle la propiedad,
porque esa compra representaba el
establecimiento de la fe, que
corresponde a la Tierra Santa. Al
revelar la santidad de la Tierra que
había sido establecida desde el
momento de la Creación, Abraham
también invocó los Diez Mandamientos,
que están enraizados en las Diez
Expresiones de la Creación (Likutey
Halajot V, p. 238).

23:8
Él
habló
con
ellos,
diciendo,
“Si
es
el
deseo
de
ustedes
que
sepulte
mi
muerto
de
delante
de
mí,
escúchenme
y
rueguen
por

a
Efron,
hijo
de
Tzojar”.

Si es el deseo de ustedes

NaFShejem (‫נפשכם‬, “el deseo de


ustedes”) proviene de la misma raíz que
NeFeSh (‫נפש‬, alma). La amplitud de los
deseos puede percibirse en las
devociones del alma. Si el RaTzón (‫רצון‬,
voluntad) de servir a Dios es grande,
entonces RaTz (‫רץ‬, corre) a servir a
Dios (Likutey Halajot II, p. 262).

Efron
El nombre EFRon (‫)עפרון‬
comparte la misma raíz que la palabra
AFaR (‫עפר‬, tierra) indicando pereza y
depresión, una falta de fe. La fe, por otro
lado, se compara con germinar y crecer
(Likutey Moharán I, 155). Así, la vida y la
renovación de la vitalidad que generan
los tefilín están ocultas debido a Efron,
a la pereza. Abraham, el hombre de fe,
puede extraer la fuerza vital de manos
de Efron y agregarle luz (Likutey Halajot
I, p. 156-158).

23:9
“Que
me

la
Cueva
de
Majpelá,
que
él
posee,
la
cual
está
al
extremo
de
su
campo.
Que
me
la

por
su
valor
completo,
para
posesión
de
sepultura,
ante
ustedes”.

La Cueva de Majpelá

Había una gran luz en la Cueva de


Majpelá, proveniente del Jardín del
Edén. Pero Efron no la percibía, por lo
que estaba ansioso de venderla.
Abraham vio la luz y supo que ella
marcaba la entrada al Jardín del Edén.
Así, estaba deseoso de comprarla.

De manera similar, tanto la


persona común como el Tzadik están
expuestos a los tremendos niveles de
Santidad que abundan en el mundo, pero
sólo el Tzadik los aprecia. La persona
sabia busca superar su insensatez y los
deseos materiales para acercarse al
Tzadik, quien puede revelarle esa
tremenda belleza Divina (Likutey
Moharán I, 17:2).

La Cueva de Majpelá
Majpelá (literalmente, “doble”) indica
las cuatro parejas que estaban enterradas
allí: Adán y Eva, Abraham y Sara, Itzjak y
Rebeca, Iaacov y Lea (Rashi).
Esas cuatro parejas están
simbolizadas por los tefilín, en los
cuatro pasajes de los tefilín de la mano
y en los cuatro pasajes de los tefilín de
la cabeza. Al colocarse los tefilín es
posible “entrar en la cueva” (Likutey
Halajot I, p. 156).

23:16

Abraham
oyó
a
Efron
y
Abraham
le
pesó
a
Efron
la
plata
que
había
dicho,
oyéndolo
los
hijos
de
Jet,
cuatrocientos
siclos
de
plata,
corriente
entre
mercaderes.

Cuatrocientos siclos de plata,


corriente
Para algo tan sagrado como la
Cueva de Majpelá, que es el portal
hacia el Jardín del Edén y la entrada a
través de la cual pasan las almas
después de la muerte, Abraham estaba
dispuesto a pagar lo que fuese y no
recibirla como un regalo. Ello se debe a
que el dinero judío que es utilizado para
el cumplimiento de las mitzvot y el
estudio de la Torá es, en sí mismo, muy
santo y tiene el poder de anular las
klipot. Al comprar la cueva, Abraham
indicó que estaba dispuesto a dar su
riqueza para anular las klipot que
podrían rodear ese lugar sagrado. De
esa manera, reveló la espiritualidad y la
Divinidad que estaban dentro (Likutey
Halajot VIII, p. 10b).
Cuatrocientos siclos de plata
KeSeF (‫כסף‬, plata) está relacionado con
KiSuFin (‫כסופים‬, anhelo). Los 400
siclos de plata representan los 400
mundos de anhelo que los Tzadikim
alcanzarán en el Mundo que Viene
(Zohar I, 123b).

Cuanto más grande sea la sed


espiritual de la persona, más grande será
su placer al saciarla. La recompensa
para los Tzadikim en el Mundo que
Viene será el saciar su gran sed de Dios
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de
Breslov #259).

Abraham compró la Cueva de Majpelá


La compra de la Cueva de
Majpelá constituye el comienzo de la
conquista de la Tierra Santa. Abraham
se la compró a los hijos de Jet, la
primera de las siete naciones. Jet (‫)חת‬
representa JaIaT (‫חית‬, “bestia salvaje”)
(Salmos 68:31). La Tierra Santa no puede
conquistarse a menos que “quebremos la
bestia” que llevamos dentro (Likutey
Halajot II, p. 94).

24:1

Abraham
era
anciano
y
entrado
en
días
y
Dios
bendijo
a
Abraham
con
todo.
Abraham era anciano
Hasta que Abraham no oró por ello, la
gente no envejecía. Abraham e Itzjak se
veían iguales y no era posible
diferenciarlos. De modo que Abraham
oró para verse anciano (Bava Metzía
87a).

La palabra zaken (anciano)


también hace referencia a la sabiduría
(Kidushin 32b). La idea de “envejecer”
está enraizada en la sabiduría superior y
de ella derivan la imaginación y la fe de
la persona.

Abraham fue el primero en revelar


la fe en Dios. Revelar la fe representa
tanto una clarificación de la imaginación
(de la cual la fe forma parte integral)
como un eventual logro del intelecto
(que representa la verdad - el verdadero
conocimiento de aquello de lo cual uno
tiene fe). Debido a que Abraham se
dedicó a buscar la fe y la verdad
mereció volverse un zaken, un anciano
(Likutey Halajot V, p. 92).

Abraham era anciano... y Dios bendijo


a Abraham con todo

“Anciano” representa sabiduría.


Mediante la sabiduría, Abraham fue bendecido
con todo - es decir, obtuvo la paz (Likutey
Moharán I, 27:7).

Cuando la persona alcanza el


nivel de “ancianidad” -un anciano
sabio- es bendecida con gran riqueza.
Esa riqueza le permite profundizar en
los misterios de la Torá y aumentar su
comprensión de la Divinidad (ver Ibid., I,
60:2).

Ba baiamim

Ba baiamim (“entrado en días”)


también puede traducirse como “él vino
con sus días”. Abraham le infundió a
cada día su atributo de bondad (Likutey
Moharán I, 84).

Ba baiamim

Hay una cantidad de niveles de


santidad principales separados por
niveles de santidad intermedios. Uno
debe ascender de un nivel a otro,
teniendo cuidado de no saltear ningún
nivel intermedio.

Ba baiamim (“entrado en días”)


también puede traducirse como “él entró
en muchos días”. Abraham utilizo cada
día y cada momento de cada día. Así,
alcanzó tremendos niveles de santidad,
incluyendo la santidad que se encuentra
dentro de los niveles intermedios.

Aunque la persona no utilice sus


días de la manera apropiada, debe al
menos intentar alcanzar los niveles
principales de santidad, corriendo
rápidamente de uno al otro (Likutey
Moharán II, 59).

Bakol
Abraham tuvo una hija cuyo nombre era
Bakol (Bava Batra 16 b).

La “hija” de Abraham
corresponde a la fe (Likutey Moharán I,
57:4). Así como la persona nutre a su
hija, igualmente debe nutrir su fe.

La “hija” de Abraham también


corresponde a las bendiciones y a la
plegaria (Ibid., II, 83).

Bakol
El valor numérico de la palabra
bakol (‫בכל‬, “con todo”) es equivalente
al de la palabra baiam (‫בים‬, “en el
mar”).

Abraham representa la sefirá de


Jesed (Bondad), que es la primera de las
siete sefirot inferiores. La primeras seis
de las siete sefirot inferiores
corresponden al partzuf de Zeir Anpin,
y la última es la sefirá de Maljut
(Reinado). La “hija” de Abraham es
Maljut, que corresponde al habla
sagrada y al mar. Maljut es un producto
de Jesed (Likutey Moharán I, 38:8).

24:2
Abraham
le
dijo
a
su
siervo,
el
más
anciano
de
su
casa,
el
cual
estaba
a
cargo
de
todo
lo
que
tenía:
“Te
ruego
que
pongas
tu
mano
debajo
de
mi
muslo”.

El más anciano de su casa, el cual


estaba a cargo de todo lo que tenía
Este siervo era Eliezer, que poseía la
Torá de su amo y era una autoridad en
los estudios de su señor (Ioma 28b).
El firmamento, que fue hecho en el
Segundo Día de la Creación, sirve como
una separación que implica la presencia
de un pacto entre dos partes. Existen dos
clases de firmamentos. El firmamento
superior, que divide entre las aguas
superiores y las aguas inferiores (i.e.,
entre el Cielo y la tierra o entre Zeir
Anpin y Maljut), corresponde a la
moralidad sexual, que está representada
por la sefirá de Iesod que diferencia a
Zeir Anpin de Maljut y que también los
une. El firmamento inferior, que divide
entre lo puro y lo impuro, corresponde
al conocimiento de la Torá, que explica
las diferencias entre ambos.

Abraham corresponde al
firmamento superior y a la moralidad
sexual. Eliezer, el siervo de Abraham,
corresponde al firmamento inferior y al
conocimiento de la Torá (Eliezer era
versado en todas las enseñanzas de
Abraham [Ibid.]). La persona debe
abocarse a alcanzar un elevado nivel de
moralidad sexual (al igual que
Abraham) y de conocimiento de la Torá
(como Eliezer) para ser lo más perfecta
posible y permitir que la bondad de
Dios descienda desde el punto más
elevado de Zeir Anpin hasta los ámbitos
de lo impuro, para purificarlos (ver
Likutey Moharán I, 31:5-6).

24:8
“Y
si
la
mujer
no
quisiera
seguirte,
entonces
estarás
libre
de
éste,
mi
juramento;
pero
no
hagas
volver
a
mi
hijo
allá”.

Y si la mujer no quisiera seguirte

Si la esposa no se aviene a los


deseos de su esposo, ello se debe a que
él no ha cuidado su pacto de la manera
apropiada. El marido representa la
sefirá del Iesod, a través de la cual se
canaliza la abundancia desde Arriba
hacia Maljut, que representa la esposa.
Si el fundamento de la moralidad sexual
del hombre está mal dirigido, entonces
la abundancia que canaliza también
estará mal dirigida. Dado que su esposa
no recibe un influjo directo de
abundancia de parte de él, naturalmente
irá por ella a otra parte. El hombre
puede siempre mejorar y rectificar el
pacto; el momento más propicio para
hacerlo es durante el mes de Elul, la
época de introspección y de
arrepentimiento antes de Rosh HaShaná.
Abraham le transmitió ese
conocimiento a Eliezer cuando le dijo
que buscase una esposa para Itzjak. Ello
está aludido en las palabras de
Abraham, Veim Lo tove haisha Lelejet
Ajareja (‫ואם לא תאבה האשה ללכת אחריך‬,
“Y si la mujer no quisiera seguirte”).
Las iniciales de las dos primeras
palabras y de las dos últimas palabras
de la frase conforman la palabra ELUL
(‫)אלול‬. Las dos palabras intermedias,
tove haisha, significan literalmente “la
mujer querrá”. En otras palabras, luego
de que el hombre actualice el
significado de Elul -el arrepentimiento-
su esposa seguirá tras él (Likutey
Moharán II, 87).
24:14

“Y
si
le
digo
a
la
joven,
‘Inclina,
por
favor,
tu
cántaro
para
que
yo
beba’
y
ella
responde:
‘Bebe

y
también
a
tus
camellos
daré
de
beber’;
ésta
será
la
que
designaste
para
Tu
siervo
y
en
esto
conoceré
que
hiciste
benevolencia
para
con
mi
señor”.
Eliezer buscó la pareja de Itzjak

Itzjak representa los juicios


estrictos que deben ser mitigados. Los
juicios estrictos son producidos
generalmente por el pecado, que le quita
las chispas de santidad a la persona y la
fuerza a trabajar muy duro en sus
devociones para poder recobrarlas. De
manera similar, nuestros Sabios enseñan
que la pareja de la persona es
considerada como si estuviese
“perdida” hasta su boda (Kidushin 2b),
indicando que hasta el momento de
casarse, la persona se encuentra bajo los
juicios estrictos (debido a su pareja
“perdida”). La historia de Itzjak
buscando su pareja alude a ambos
conceptos. La Torá se ocupa en gran
detalle del viaje de Eliezer para
encontrar a Rebeca, e incluso repite la
historia, todo debido a que Itzjak (i.e.,
los juicios) había “perdido” su pareja y
debía buscarla (Likutey Halajot II, p. 95a).

24:15

Aún
no
había
acabado
de
hablar
y
he
aquí
que
salía
Rebeca
con
su
cántaro
al
hombro;
la
misma
que
le
había
nacido
a
Betuel,
hijo
de
Milka,
la
mujer
de
Najor,
hermano
de
Abraham.

Aún no había acabado de hablar

Aquel que guarda el pacto merece


una plegaria perfecta (Likutey Moharán I,
50). Eliezer representa un pacto cuidado
(ver Likutey Moharán I, 31:5). Las
plegarias de Eliezer estaban seguras en
su boca. Por lo tanto sus oraciones
fueron aceptadas de manera inmediata,
incluso antes que terminase de decirlas
(Likutey Halajot I, p. 430).
24:63

Itzjak
había
salido
al
campo
a
orar,
a
la
hora
de
la
tarde.
Alzando
los
ojos
miró
y
he
aquí
que
venían
unos
camellos.

Itzjak había salido al campo a orar

Es propicio orar en los campos


rodeados por la naturaleza. Entonces
todas las hierbas y las otras fuerzas de
la naturaleza, que continuamente Le
cantan alabanzas a Dios, suman sus
fuerzas a la plegaria de la persona
(Likutey Moharán II, 1:11).
Parashat Toldot

25:19

Y
éstas
son
las
generaciones
de
Itzjak,
hijo
de
Abraham:
Abraham
engendró
a
Itzjak.

Itzjak, el hijo de Abraham

Itzjak representa el temor a Dios.


Abraham fue el primero en buscar a
Dios; él es el padre de todos los
prosélitos. Abraham no recibió la Torá,
sino un ardiente deseo de servir a Dios.
Su deseo, su anhelo y su amor generaron
la revelación de Dios y la capacidad de
temerlo y de reverenciarlo. Así, Itzjak es
el hijo de Abraham (Likutey Halajot VII, p.
234).

Abraham engendró a Itzjak


El versículo nos enseña que Abraham
engendró a Itzjak, porque la gente se
negaba a aceptar que Sara hubiese
concebido de Abraham (Rashi).

ABRaHaM (‫ )אברהם‬tiene las


mismas letras que AVeR MaH (‫)אבר מה‬,
que el Zohar explica como un “miembro
sellado”, incapaz de tener hijos (ver
Likutey Moharán I, 53). Cuando nació
Itzjak, los filisteos rechazaron la noción
de que un gran Tzadik como Abraham
pudiese haberse ocupado de un acto
mundano como la relación marital. Por
lo tanto aseguraban que Sara había
concebido de Avimelej. La Torá testifica
que fue en verdad Abraham quien,
aunque anuló totalmente sus deseos
materiales, fue capaz de tener hijos
(Likutey Halajot III, p. 52).

Abraham engendró a Itzjak


Aunque está escrito, “Itzjak, el hijo de
Abraham”, fue necesario afirmar que
“Abraham engendró a Itzjak” porque los
cínicos de esa generación decían que
Sara había concebido de Avimelej. Ella
había estado junto a Abraham por
muchos años y no había podido concebir
de él. Por lo tanto Dios hizo que los
rasgos faciales de Itzjak fueran
similares a los de Abraham para que
todos admitiesen que “Abraham
engendró a Itzjak” (Rashi).

La sefirá de Jesed precede a la


sefirá de Guevurá. Cuando los actos de
bondad (jesed) de la persona son puros,
entonces los juicios (guevurot) que
pueden surgir posteriormente son santos
y sirven para dirigirla hacia Dios. Pero
si sus actos de bondad son impuros,
entonces los juicios que siguen son
también defectuosos, trayendo el
sufrimiento que la aleja de Dios.
Abraham representa la sefirá de
Jesed e Itzjak la sefirá de Guevurá. Un
Jesed santo y puro lleva a una Guevurá
santa y pura. Debido a que Abraham era
una fuente santa, también Itzjak, fue
santo e incluso se sacrificó
completamente en aras de Dios. Esto no
podría haber sucedido si Itzjak hubiera
provenido de una fuente corrupta como
Avimelej (Likutey Moharán I, 74).

25:21

Itzjak
oró
a
Dios
frente
a
su
mujer,
porque
era
estéril;
y
Dios
accedió
a
su
ruego
y
Rebeca,
su
mujer,
concibió.

Itzjak oro a Dios frente a su mujer

Itzjak representa el atributo del


juicio (Guevurá) y la “Torá fue dada
desde la boca de guevurá” (ver Eruvin
54b); por lo tanto Itzjak representa a la
Torá. Pero el hecho de que representara
la Torá no fue suficiente para quebrar el
decreto de infertilidad. Tuvo que
alcanzar la plegaria y persistir en sus
oraciones, junto con las oraciones de
Rebeca, para mitigar el decreto. El
valor numérico combinado de los
nombres ITzJaK (‫ )יצחק‬y RiVKaH (‫רבקה‬,
Rebeca) es el mismo que el valor
numérico de la palabra TeFiLaH (‫תפלה‬,
plegaria), pues ambos tuvieron que
invocar el poder de la plegaria (Likutey
Halajot VIII, p. 33a-33b).

25:22

Y
pugnaban
los
hijos
dentro
de
ella.
Ella
dijo:
“¿Por
qué
me
sucede
esto?”.
Y
fue
a
consultar
a
Dios.

Fue a consultar a Dios


Fue a la casa de estudio de Shem y de
Ever (Rashi).

La principal fuerza de las casas de


estudio son sus líderes, los Tzadikim
por cuyos nombres se las conoce (Likutey
Halajot II, p. 61a).
25:23

Dios
le
dijo,
“Dos
naciones
hay
en
tu
vientre
y
dos
pueblos
serán
separados
desde
tus
entrañas;
el
gobierno
pasará
de
una
nación
a
otra
y
la
mayor
servirá
a
la
menor”.

Dos naciones hay en tu vientre... El


gobierno pasará de una nación a otra
Cuando uno asciende el otro desciende
(Rashi).

Rashi explica la frase “El


gobierno pasará de una nación a otra”
como significando que Iaacov y Esaú
lucharán una constante batalla y que el
ascenso de uno daría como resultado el
descenso del otro. Esta dinámica se
aplica también a la vida de cada
individuo. Uno no puede buscar la
espiritualidad si, al mismo tiempo, se
dedica a lo material, pues el ascenso de
uno debe significar el descenso del otro.
La persona debe ocuparse de las tareas
espirituales, pues sólo de esa manera
podrá mantener e intensificar su
conexión con Dios (Likutey Moharán I,
1:2).
Dos naciones hay en tu vientre... El
gobierno pasará de una nación a otra

Incluso en el vientre, Iaacov buscó


la Divinidad y Esaú la idolatría. Se le
comunicó a Rebeca que su embarazo no
era de un hijo que serviría tanto a Dios
como a los ídolos, sino de mellizos, uno
de los cuales tenía fe en Dios y el otro,
fe en los ídolos.

Como aprendemos de Rashi, la


persona no puede tener ambas cosas - o
cree en Dios o es idólatra. Al fortalecer
nuestra fe podemos vencer aquellos
rasgos que corresponden a la idolatría -
el orgullo, la ira y una fe mal dirigida
(Likutey Moharán I, 35:8).
Además,
fortaleciendo nuestra fe debilitamos y
anulamos las falsas creencias (Ibid., I,
57:8).

El comentario de Rashi se aplica


también al poder de la imaginación,
como opuesto a la sabiduría. Sólo
cuando anulemos nuestros pensamientos
ilusorios podremos alcanzar la
verdadera sabiduría (Ibid., I, 25:1).

El gobierno pasará de una nación a


otra
Cuando uno asciende el otro desciende
(Rashi).

Cuando salen a la luz escritos


sagrados se anula la falsa sabiduría del
ateísmo (Likutey Halajot III, p. 118a).

25:25

El
primero
salió
rojo,
como
con
una
manta
de
pelo.
Lo
llamaron
Esaú.

El primero salió rojo, como con una


manta de pelo
“Rojo” - una señal de que derramaría
sangre. “Como con una manta de pelo” -
lleno de pelos como un talit de lana que
está lleno de pelos (Rashi).

El color rojo hace referencia a una


corrupción de las vestimentas (i.e.,
talit). Dañar las prendas -i.e., dañar el
pacto- es equivalente al derramamiento
de sangre (Likutey Halajot I, p. 72).

25:26

Y
después
salió
su
hermano
y
tenía
la
mano
asida
al
talón
de
Esaú.
Y
lo
llamaron
con
el
nombre
de
Iaacov.
Itzjak
era
de
edad
de
sesenta
años
cuando
ellos
nacieron.

Tenía la mano asida al talón de Esaú


Iaacov nunca dejará que Esaú
salga victorioso y atrape por siempre las
almas que esperan la rectificación.
Tomará a Esaú y finalmente sacará a
esas almas de sus garras. Así, él es
llamado IaACoV (‫)יעקב‬, aludiendo al
EKeV (‫עק‬, talón); también es llamado
ISRaEL (‫)ישראל‬, que tiene las mismas
letras que LI RoSh (‫לי ראש‬, “tengo
cabeza” - i.e., intelecto), indicando que
todas las almas terminarán elevándose a
los niveles más altos (Likutey Halajot II, p.
450-226a).

25:27
Crecieron
los
jóvenes
y
Esaú
se
hizo
diestro
en
la
caza,
hombre
de
los
campos;
pero
Iaacov
era
un
hombre
completo,
que
habitaba
en
las
tiendas.
Iaacov era un hombre completo, que
habitaba en las tiendas
Yo soy Dios, tu Señor, desde la Tierra de
Egipto; llegará un tiempo en que haré
que habites en tiendas como en los días
de antaño (Hoshea 2:10).

Como en los días de Iaacov, cuando


estudiaba en las tiendas de Shem y de
Ever (Rashi, loc. cit.).

Antes de la Entrega de la Torá, los


Patriarcas y otras personas rectas se
reunían en tiendas de estudio donde la fe
era el tema principal - cómo lograrla y
cómo revelársela al mundo. Como
prueba de esto se nos enseña que en
épocas Talmúdicas, la versión del
Tratado Avodá Zará (que trata sobre la
idolatría) tenía 400 capítulos,
comparado con la edición de nuestros
días que sólo tiene cinco (Avodá Zará
14b), pues los antiguos habían
desarrollado enseñanzas amplias y
profundas sobre la difusión de la fe.
Esas casas de estudio florecerán
nuevamente en el Futuro, en la época del
Mashíaj (Likutey Halajot VIII, p. 94a).

Iaacov era un hombre completo

“Iaacov” alude al intelecto y a la


sabiduría. Se dice de aquel que busca la
verdadera sabiduría -el conocimiento de
lo Divino- que es tamim (pleno y
completo) (Likutey Moharán I:final).

25:28

Itzjak
amaba
a
Esaú
porque
él
era
un
trampero
con
su
boca,
pero
Rebeca
amaba
a
Iaacov.

Itzjak amaba a Esaú porque él era un


trampero con su boca
Esaú “atrapaba” a su padre con una falsa
piedad, preguntando cómo se debía
tomar el diezmo de la sal y de la paja
(Rashi).

Itzjak sabía que Esaú era el


“rojo”, representando la sangre y los
juicios. Pero debido a que Esaú
engañaba a Itzjak con una falsa piedad,
Itzjak interpretó la “rojez” de Esaú
como un atributo de santa osadía que le
permitiría observar la Torá incluso en
momentos difíciles y pese a la
oposición. Incluso los grandes Tzadikim
pueden equivocarse y malinterpretar una
situación, confundiendo a quien es recto
con quien no lo es (Likutey Halajot VIII, p.
39a).

Itzjak amaba a Esaú porque él era un


trampero con su boca... para que mi
alma te bendiga

“Un trampero con su boca” - Esaú


alimentaba a Itzjak con los animales que
cazaba. Otra interpretación: Era un sutil
conversador. Esaú “atrapaba” a su padre
con una falsa piedad, preguntando cómo
se debía tomar el diezmo de la sal y la
paja (Rashi).

¿Cómo es posible que Itzjak


eligiese darle su bendición a Esaú por
sobre Iaacov? Incluso si Esaú parecía
ser recto, era sabido por todos que
Iaacov, que continuamente estudiaba y
servía a Dios, era un Tzadik más grande.

Itzjak sabía muy bien que Iaacov


era un Tzadik, como también sabía que
Esaú era un trampero. Pero dado que
Esaú se mostraba como una persona
sincera e interesada en entregar el
diezmo de su riqueza, Itzjak quería
ayudarlo a que sirviese a Dios de la
manera en que mejor podría hacerlo,
manteniendo a la Torá y a los Tzadikim.
Por ello, Esaú necesitaba de las
bendiciones para obtener la suficiente
riqueza como para distribuirla como
caridad. Por otro lado, Itzjak no pensó
que Iaacov requiriese de bendiciones
materiales, pues su porción se
encontraba en el ámbito espiritual.

En realidad, Esaú no tenía deseo


alguno de servir a Dios, ni de ser
caritativo con aquellos que lo hacían.
No sólo no tenía la intención de
mantener a Iaacov, el Tzadik, sino que le
ordenó que lo alimentase con el potaje
que estaba cocinando, cuando retornó
“cansado” luego de vagar por el campo.
(Nuestros Sabios dicen que “cansado”
hace referencia a la idolatría, al
asesinato y al adulterio, pues Esaú
adoptó el deseo por el mundo material
[ver Bava Batra 16b]). Esaú incluso
revisaba los bolsillos de Iaacov para
pagar sus deseos inmorales. Cuando
Itzjak se enteró que Esaú había vendido
su primogenitura, inmediatamente
reconoció que éste no tenía deseo alguno
de Divinidad ni de mantener a aquellos
que deseaban servir a Dios. Entonces,
voluntariamente, le dio las bendiciones
a Iaacov (Likutey Halajot VII, p. 117a).

25:29

Iaacov
guisaba
un
potaje.
Esaú
llegó
del
campo,
cansado.

Iaacov guisaba un potaje... Esaú dijo,


“¡He aquí! Me estoy muriendo”

Es necesario buscar siempre daat


(conocimiento de Dios) y transmitírselo
a las generaciones futuras. Cuando
Abraham falleció, Iaacov preparó la
comida de duelo requerida para
alimentar a su padre Itzjak, indicando
que él continuaría trayendo el daat de
Abraham. Iaacov también deseaba la
primogenitura, que representa la
sabiduría -como en “Lo primero es la
sabiduría” (Salmos 111:10)- para
aumentar su conocimiento de Dios.

Por el contrario, Esaú huía del


daat. En el día del fallecimiento de
Abraham, Esaú cometió idolatría,
adulterio y asesinato, mostrando que no
quería heredar el daat de Abraham.
Tampoco creía que con algo tan
mundano como la comida, era posible
demostrar el deseo de acercarse a la
Divinidad. Él dijo, “Me estoy
muriendo”, queriendo decir, “No hay
manera de transmitir el propio intelecto
después de la muerte. No hay motivo
para dejar detrás el propio daat”. Por lo
tanto Iaacov le compró la primogenitura
- daat.
Más tarde, Itzjak trató de
mostrarle a Esaú cómo es posible
alcanzar el nivel de deseo de servir a
Dios a través del acto mundano de
comer. Le pidió a Esaú que le trajese
algo para comer para poder así
bendecirlo. Pero aquí también Iaacov
mereció recibir las bendiciones de Itzjak
- pues las bendiciones y la
primogenitura corresponden a la misma
idea (Likutey Halajot V, p. 213a-426).

25:30

Esaú
le
dijo
a
Iaacov,
“Hazme
tragar
este
potaje
rojo,
porque
desfallezco”.
Por
ello
lo
llamaron
Edom.

Hazme tragar

El comer de Esaú es gula: “Hazme


tragar”. En contraste, el judío debe
practicar la paciencia al comer. Primero
se levanta por la mañana y recita las
plegarias. Luego se lava las manos y
recita la bendición sobre el alimento.
Sólo después puede comenzar a comer.
De la misma manera, antes de comer
carne, primero se debe faenar el animal,
retirar su sangre, sus grasas y demás.
Todos esos preliminares enseñan
paciencia, nos ayudan a ascender más
allá del nivel de Esaú, del nivel de
“Hazme tragar” (Likutey Halajot III, p. 15a).

Ahora podemos comprender el


relato Talmúdico sobre los hábitos de
comer de Hilel y de Shamai. El Talmud
relata que Shamai siempre comía en
honor al Shabat. Cada vez que
encontraba un buen trozo de carne, solía
separarlo para comerlo en el Shabat.
Pero si al día siguiente encontraba un
trozo de carne mejor, comía el anterior y
dejaba el segundo para el Shabat. De
esa manera, siempre atraía el honor del
Shabat a sus comidas semanales. Hilel,
por otro lado, comía todo los días de
acuerdo a la bendición que Dios le daba
en ese día en particular (Beitzá 16a).

¿Por qué no comía Hilel cada día


una porción separada para el Shabat? Y
¿por qué no comía Shamai cada día de
acuerdo a la bendición de ese día? La
respuesta es que Shamai era conocido
por su severidad y temperamento. Su
personalidad hacía recordar a Esaú,
quien era impaciente. Para que Shamai
pudiese superar su impaciencia, debía
atraer la santidad del Shabat -el día de
descanso- hacia los días de la semana,
para ayudarlo a superar esa
impaciencia. Pero Hilel era un hombre
de paciencia. Por lo tanto podía atraer la
bendición de cada día - y la bendición
representa el Shabat (Likutey Halajot III, p.
30).

25:31

Iaacov
dijo,
“Véndeme
antes
la
primogenitura”.

Iaacov, Esaú y la primogenitura


Uno debe siempre buscar la
sabiduría oculta en cada cosa para
encontrar allí la Divinidad. Esto
constituye la verdadera sabiduría, que se
compara con la luz del día - una luz que
ilumina el sendero de la persona para
que pueda saber por dónde caminar.
Como afirma el versículo: “La sabiduría
ilumina el rostro del hombre” (Eclesiastés
8:1). En verdad, “La sabiduría da vida”
(Ibid., 7:12). Aquel que no busca la
Divinidad en cada cosa cierra su mente
a la sabiduría y a la vida. Y en esto
consiste la principal batalla entre la
buena y la mala inclinación de la
persona.

Esta idea se refleja en la batalla


de Iaacov y de Esaú por el derecho a la
primogenitura. La primogenitura se
entiende generalmente como el “primer
nacido”, que connota sabiduría, como en
el versículo “Lo primero es la
sabiduría” (Salmos 111:10). El nombre
IaAKoV (‫)יעקב‬ también connota
sabiduría, como en la frase vaIaKVeni
(‫ויעקבני‬, “él me superó en inteligencia”)
(Génesis 27:36). Iaacov buscó la
primogenitura de la sabiduría y así pasó
su vida en las “tiendas de estudio” (Rashi
sobre Génesis 25:27). Esaú, por otro lado,
buscaba la gratificación material y
despreciaba la primogenitura de la
sabiduría y el conocimiento de Dios.

Cuando buscamos la raíz


espiritual en cada cosa y estudiamos la
Torá, como hizo Iaacov, nos acercamos
a Dios (Likutey Moharán I, 1:2).

25:32

Dijo
Esaú:
“¡He
aquí!
Me
estoy
muriendo.
¿De
qué
me
sirve
la
primogenitura?”

Me estoy muriendo

Es necesario utilizar el intelecto


para buscar la Divinidad que se
encuentra en cada cosa. La
primogenitura -que representa el
intelecto y la sabiduría- ayudaría a
Iaacov en esa búsqueda, permitiéndole
comprender el significado interno de
todas las cosas materiales y uniéndolas
así con la Divinidad. Pero Esaú
consideraba el derecho de la
primogenitura sólo como la
responsabilidad del primogénito de
servir a Dios (un papel que más tarde
asumirían los cohanim). Rechazaba el
rol junto con cualquier creencia en el
Mundo que Viene. Al venderle la
primogenitura a Iaacov, Esaú pensó que
se había librado de Dios.

Sin embargo, cuando Iaacov


recibió las bendiciones, Esaú se
enfureció. Aunque Esaú sólo quería este
mundo, la persona no puede alcanzar las
bendiciones de este mundo sin buscar la
Divinidad en todas las cosas. Al volver
a la Tierra Santa, Iaacov le envió un
mensaje a Esaú: “Tengo vacas y asnos”
(Génesis 32:6). De esa manera, le decía a
Esaú que había alcanzado la capacidad
de unir lo material -las vacas y los
asnos- con lo espiritual, pues él mismo
había alcanzado grandes niveles
espirituales mereciendo así las
bendiciones. Consecuentemente, Esaú no
podría vencerlo (Likutey Halajot VIII, p.
132b-133a).

25:33

Iaacov
dijo,
“Júramelo
hoy”.
Y
él
se
lo
juró
y
vendió
su
primogenitura
a
Iaacov.
Vendió su primogenitura a Iaacov

Iaacov tomó la primogenitura de


Esaú, porque él era el verdadero
príncipe y merecía ese título (Likutey
Halajot I, p. 210). Más aún, pese a lo que
el Otro Lado demanda y toma como
propio (i.e., por la fuerza), finalmente se
verá compelido a devolver y a retornar
todo lo que extrajo del ámbito de la
santidad y al pleno valor del daño
causado. Ello explica por qué no le era
suficiente a Esaú el abandonar la
primogenitura; de hecho tenía que
venderla. Iaacov, el primer mellizo en
ser formado (ver Rashi sobre Génesis
25:26), debería por derecho haber
nacido primero, pero Esaú se lo usurpó.
Finalmente, Esaú devolvió la
primogenitura. Y así será en el futuro.
Finalmente Esaú y el Otro Lado
devolverán todo lo que le tomaron y le
robaron al pueblo judío, en su pleno
valor (Likutey Halajot VIII, p. 205a).

25:34

Iaacov
le
dio
a
Esaú
pan
y
guisado
de
lentejas.
Y
él
comió
y
bebió
y
se
levantó
y
se
fue.
Así
Esaú
despreció
la
primogenitura.

Iaacov y Esaú

El principal conflicto entre Iaacov


y Esaú se centra en la alegría frente a la
depresión. Originalmente, los sacrificios
en el Templo -que representan la alegría,
como en “Te regocijarás delante de Dios
[cuando traigas tus sacrificios]”
(Deuteronomio 12:12)- debían ser traídos
por los primogénitos, tales como Esaú.
Al compartir los sacrificios y comer en
santidad, la persona puede alcanzar la
verdadera alegría. Sin embargo, el tipo
de comer que le interesaba a Esaú era
“Hazme tragar este potaje rojo”. Él
comía como un glotón y no en estado de
santidad - una clase de comer que
representa la depresión. Así, Esaú
despreció la primogenitura y el servicio
a Dios, mientras que Iaacov mereció
ambos, la primogenitura y las
bendiciones, pues buscaba la verdadera
alegría (Likutey Halajot II, p. 146a).
Iaacov y Esaú

La primogenitura hace referencia


el intelecto. Al desear este mundo, Esaú
estaba dispuesto a vender incluso su
primogenitura -su intelecto- por un guiso
- por el materialismo. Iaacov se
aprovechó de las pasiones terrenales de
Esaú y de su glotonería para persuadirlo
de que le vendiese la primogenitura.
Así, Iaacov, quien anuló sus deseos
materiales, adquirió el intelecto y le
dejó el mundo material a Esaú (Likutey
Halajot III, p. 290).

Iaacov le dio a Esaú... Esaú despreció


la primogenitura
Esaú era el primogénito, pero
representaba al Otro Lado. Él vendió su
derecho de primogenitura por la gula, lo
opuesto a comer en santidad. Iaacov
representa la santidad. Él compró la
primogenitura entregando su comida. En
efecto, Iaacov “le dio a Esaú” su deseo -
la gula- y tomó para sí la porción de
santidad.

Los primogénitos de Israel ayunan


el día anterior a Pesaj en recuerdo de la
matanza de los primogénitos en Egipto,
durante esa primera noche de Pesaj.
Cuando Dios aniquiló a los
primogénitos egipcios, venció al
primogénito del mal y elevó al
primogénito de santidad, a la nación
judía. Por lo tanto el ayuno representa la
anulación del mal, de Esaú y de los
imperios malignos, que es lo opuesto del
comer en santidad (Likutey Halajot IV, p.
35a-70).

La primogenitura y las bendiciones


La mesa de la persona se compara con
el Altar (cf. Jaguigá 27a).

El concepto de la Rectificación
del Altar hace referencia al comer en
santidad y al presentar un sacrificio
completo y perfecto a Dios. Al comer en
santidad la persona puede revelar la
Divinidad, al punto en que incluso
aquellos que están muy lejos pueden
acercarse a Dios. Y a través de un
sacrificio perfecto, no sólo los judíos
sino todas las naciones llegan a aceptar
el servicio a Dios (ver Likutey Moharán I,
17).

Itzjak le pidió a Esaú que le


preparase una comida para que éste
pudiese participar de la comida sagrada
de Itzjak y, a través de ello, se acercase
a Dios. Pero a Esaú no le importaba en
absoluto la comida sagrada: él había
vendido su primogenitura para “tragar el
potaje rojo”. Más tarde, cuando Esaú se
lamentó de la pérdida de las
bendiciones que le fueron dadas a
Iaacov, le confesó a Itzjak que había
vendido su primogenitura - el medio
para la devoción y el sacrificio a Dios.
Cuando Itzjak oyó esto, dijo, “Que las
bendiciones permanezcan con Iaacov”,
pues comprendió que sólo Iaacov era
digno de llevar a cabo la Rectificación
del Altar (Likutey Halajot VII, p. 41-80).

Se fue

Esaú salió y no besó la mezuzá (Otzrot


Efraím).

Cuando Iaacov, la persona que


busca a Dios, sale de su hogar para ir al
mercado, coloca su mano sobre la
mezuzá para asegurarse de que lleva
consigo el Nombre de Dios. Cuando
Esaú, la persona malvada que no busca
a Dios, “se fue”, descuidó poner su
mano sobre la mezuzá. La casa de Esaú,
que tenía el potencial de ser un lugar de
Divinidad, carecía de espiritualidad
debido a su descuido de la mezuzá
(Likutey Halajot V, p. 242-244).

26:3

“Permanece
en
esta
tierra
y
Yo
estaré
contigo
y
te
bendeciré.
Porque
a
ti
y
a
tu
simiente
daré
todas
estas
tierras
y
cumpliré
el
juramento
que
juré
a
Abraham
tu
padre”.

Yo estaré contigo

Ehiéh (‫אהיה‬, estaré) también puede


leerse como un Nombre Divino (cf.
Éxodo 3:14), correspondiente a la sefirá
de Keter - y Keter corresponde a la
sabiduría y a la fuente de todas las
bendiciones. Cuando la persona alcanza
el nivel de Keter -que también está
asociado con la fe y el arrepentimiento-
puede hacer que las bendiciones
desciendan de manera continua (Likutey
Moharán I, 24:7).
26:5

“Pues
Abraham
escuchó
Mi
voz
y
atendió
a
Mi
servicio,
Mis
mandamientos,
Mis
estatutos
y
Mis
leyes”.

Abraham atendió a Mi servicio, Mis


mandamientos, Mis estatutos y Mis
leyes
¿Cómo? ¡No tenía ningún maestro ni
Torá de la cual aprender! Más bien, sus
riñones se volvieron como fuentes de
las cuales fluía la sabiduría de la Torá
(Bereshit Rabah 95:3).
Los riñones aconsejan (Berajot 61a).

Debido a la pureza de Abraham,


el consejo que le dieron sus “riñones” lo
ayudó a alcanzar el conocimiento de la
Torá incluso antes de que fuese
entregada en el Monte Sinaí. Sus riñones
le dieron un buen consejo, permitiéndole
contrarrestar el mal consejo que le había
dado la Serpiente a Adán y que provocó
la caída del hombre (Likutey Halajot III, p.
193a).

Abraham cumplía con la Torá

Antes de la entrega de la Torá, los


grandes Tzadikim podían percibir su
verdad y comprender cómo servir a
Dios, aunque de hecho aún no la habían
recibido. Por lo tanto Dios dijo de
Abraham, “Él observó Mi Torá”. Pero
nosotros -que somos incapaces de
percibir por nosotros mismos lo que es
recto, quién es recto y quién no lo es-
recibimos la Torá en el Monte Sinaí y
ahora incluso nosotros podemos
discernir la verdad (Likutey Halajot IV, p.
51).

26:12

Itzjak
sembró
en
esa
tierra
y
cosechó
aquel
año
cien
veces
más,
pues
lo
bendijo
Dios.

Itzjak sembró en esa tierra y cosechó


aquel año cien veces más

Debido a que Itzjak poseía el


temor a Dios y cuidó el pacto, incluso
residiendo en una tierra inmoral, alcanzó
abundantes bendiciones (Likutey Moharán
I, 60:3).

26:18

Itzjak
volvió
a
cavar
los
pozos
de
agua
que
habían
cavado
en
los
días
de
Abraham,
su
padre
y
que
los
filisteos
habían
cegado
después
de
la
muerte
de
Abraham;
y
les
dio
nombres,
conforme
los
había
llamado
su
padre.
Itzjak volvió a cavar los pozos de agua

Los pozos de agua representan las


“fuentes del consejo” que fueron
corrompidas cuando Adán comió del
Árbol del Conocimiento. Desde ese
entonces, se nos oculta el sendero
correcto y debemos trabajar para
revelarlo. Muchas disputas, conflictos y
guerras estallan en cada generación
como resultado del hecho de que cada
persona afirma que el suyo es el camino
correcto. Ese estado de cosas refleja un
daño en la fe en los Tzadikim. Aunque
Avimelej desafió a Itzjak una y otra vez,
Itzjak continuó cavando hasta que
finalmente pudo revelar el consejo
apropiado para todos (Likutey Halajot III,
p. 480).

Itzjak volvió a cavar los pozos de agua

La Torá registra específicamente


este episodio concerniente a Itzjak
porque Itzjak representa Guevurá
(Restricción), una referencia a la
oscuridad y al ocultamiento. Itzjak buscó
revelar aquello que está oculto, revelar
la luz oculta en la oscuridad (Likutey
Halajot III, p. 478-240a).

27:1
Cuando
Itzjak
envejeció
y
se
le
oscurecieron
los
ojos,
de
modo
que
no
veía,
llamó
a
Esaú,
su
hijo
mayor,
y
le
dijo:
“¡Hijo
mío!”,
y
él
respondió:
“¡Aquí
estoy!”.

Itzjak envejeció

Esta expresión hace referencia a


una persona que envejece con santidad.
Están aquellos que envejecen sin
santidad y cuya larga vida le da fuerza al
Otro Lado. Itzjak representa los juicios y
así, en la medida en que Itzjak
envejecía, Esaú crecía - Esaú encarna el
mal de aquellos que envejecen sin
santidad y que también está enraizado en
el juicio. Para contrarrestar ese mal,
Iaacov -el judío temeroso de Dios- debe
llevarle un regalo a Itzjak, para mitigar
los juicios y decretos. Ese regalo es la
caridad, dado que la caridad
contrarresta los efectos del mal y revela
el Favor Divino.

Por lo tanto Itzjak le preguntó a


Iaacov, “¿Cómo la encontraste tan
pronto?” - y Iaacov respondió, “Dios me
la puso delante”. Entonces Itzjak dijo,
“La voz es la voz de Iaacov” - pues
Iaacov revela el Favor Divino. Fue por
ello que Iaacov mereció la bendición
que afirma: “Que Dios te otorgue del
Cielo y de la tierra” (cf. Génesis 27:28).
Es decir, Dios proveerá todo a través
del Favor Divino y el hombre no tendrá
que trabajar para ganarse el sustento
(Likutey Halajot II, p. 185a). Se sigue
entonces que al dar caridad uno merece
trabajar menos y recibir más
bendiciones (ver Likutey Moharán II, 4:3).

Se le oscurecieron los ojos


En el momento en que Itzjak fue atado
sobre el altar y su padre estuvo por
sacrificarlo, los cielos se abrieron y los
ángeles vieron y lloraron. Sus lágrimas
cayeron sobre los ojos de Itzjak y por
ello sus ojos se oscurecieron (Rashi).

A veces la gente se acerca mucho


a Dios en el sentido de que alcanza las
bendiciones que desea, tales como
riqueza, poder y salud. Pero ello lleva a
la complacencia, que oscurece su visión
espiritual (Likutey Moharán II, 82).

Se le oscurecieron los ojos

La fuerza del mal denominada


Lilit toma su sustento de la vista
disminuida (Likutey Moharán I, 205). Así,
cuando se le oscurecieron los ojos,
Itzjak fue llevado a creer que debía
bendecir a Esaú, algo que le hubiese
dado más fuerza al Otro Lado. Para
anular esa fuerza maligna, la persona
debe rectificar su visión. Debe mirar
por el bien -la Divinidad- en el mundo.
27:3

“Ahora,
por
favor,
toma
tus
armas,
tu
espada
y
tu
arco
y
sal
al
campo
y
caza
para

alguna
pieza”.

Toma tus armas, tu espada y tu arco y


sal al campo
Itzjak envió a Esaú “al campo” -un
lugar fuera del ámbito de la santidad-
para que trajese su comida material a la
casa - hacia el ámbito de la santidad.
“Armas” hace referencia a la fe, la
“espada” y el “arco” hacen referencia a
la moralidad. TeLeIja (‫תליך‬, “tú
espada”) también alude al estudio de la
Torá, pues es similar a TaLuI (‫תלוי‬,
dudas), que se aclaran mediante el
estudio. Con esas armas, uno puede
dominar lo no santo y llevarlo hacia la
santidad.

Pero Esaú era un malvado, como


atestiguan las Escrituras: “Esaú salió”
(Génesis 27:5). No tuvo que ir muy lejos -
él era un hombre del campo, una persona
impura, que no tenía que esforzarse
mucho para estar en el ámbito de la
impureza. Finalmente, Iaacov recibió las
bendiciones, porque tenía fe, moralidad
y estudio de Torá (Likutey Halajot VIII, p.
179).

Toma tus armas


Controla tu cuchillo de faenado
cuidadosamente para que no me des algo
que no sea kosher (Rashi).

Keileja (“tus armas”) significa


literalmente “tus recipientes”. Para
preparar una comida kosher, uno debe
primero preparar recipientes apropiados
para absorber la santidad que se
encuentra en el alimento (Likutey Halajot
IV, p. 136a). No es suficiente con pensar
que todo lo que uno debe hacer es comer
alimentos kosher. La manera de elevarse
al comer es transformarse en un
recipiente apropiado para poder captar
la santidad de la comida kosher.

27:9

“Ve
al
rebaño
y
toma
de
allí
dos
cabrito
buenos;
y
yo
haré
de
ellos
una
comida
sabrosa
para
tu
padre,
como
a
él
le
gusta”.

Dos cabritos buenos


Esto tuvo lugar en la noche de Pesaj. Un
cabrito era para el sacrificio de Pesaj y
el otro para el sacrificio de la Festividad
(Rashi).
Los sacrificios representan
juramentos tomados en aras de Dios.
Aquel que tome tal juramento merecerá
el deleite de Dios. Por lo tanto Iaacov
fue bendecido con “Que Dios te otorgue
del Cielo y de la tierra” (cf. Génesis
27:28). Más aún, debido a que Iaacov
pudo extraerle las bendiciones a Esaú,
preparó el camino para la noche de
Pesaj del Éxodo. En esa noche, los
judíos tomaron para si abundantes
riquezas de los egipcios, dado que les
pertenecía por derecho (Likutey Halajot
III, p. 292).

27:10
“Lo
llevarás
a
tu
padre,
para
que
coma
y
te
bendiga
a
ti
antes
de
su
muerte”.

Las bendiciones

Hay un cuerpo y hay un alma. Hay


materia y hay forma. Hay muerte y hay
vida. Los primeros elementos de cada
uno de estos pares corresponden a un
solo y mismo concepto, al igual que los
segundos. Es necesario subyugar lo
material ante lo espiritual (Likutey
Moharán I, 37:2).

Iaacov buscaba una vida


espiritual. Esaú andaba tras una vida
material. Itzjak pensó que también Esaú
deseaba una vida espiritual de modo que
quiso bendecirlo con las bendiciones
materiales que sustentarían lo espiritual.
Pero Rebeca sabía que Esaú quería sólo
lo material. Ella envió a Iaacov a
obtener las bendiciones, para que lo
material -Esaú- estuviese subyugado
bajo lo espiritual - Iaacov (Likutey
Halajot V, p. 302-152a).

27:11
Iaacov
le
dijo
a
su
madre,
Rebeca,
“He
aquí
Esaú,
mi
hermano,
es
hombre
velludo
y
yo
hombre
lampiño”.

Mi hermano, es hombre velludo

SaIR (‫שער‬, velludo) es similar a


SeARá (‫שערה‬, “viento tormentoso”)
(Likutey Moharán I, 8:3). Así como un
viento tormentoso es momentáneo, de la
misma manera la influencia de Esaú, la
mala inclinación, es fugaz. Si se tiene la
paciencia como para esperar su
desaparición, se podrán alcanzar todas
las bendiciones físicas y espirituales.

27:12

“Quizás
me
palpará
mi
padre
y
le
pareceré
como
un
mofador,
y
traeré
sobre

maldición
y
no
bendición”.

Quizás me palpará mi padre... y traeré


sobre mí maldición y no bendición

“Mi padre” es Itzjak, el atributo


del juicio. Iaacov era digno de recibir
las bendiciones, pero debido a que tenía
que obtenerlas de una manera furtiva,
temía que el atributo del juicio pudiera
“sentirlo” y detectar una mínima falla
que lo hiciera indigno. Rebeca, que
representa la plegaria, le aseguró a
Iaacov que con la oración era posible
superar incluso los juicios más estrictos.
Así, ella estaba dispuesta a aceptar
sobre sí toda maldición que Itzjak
pudiera pronunciar (Likutey Halajot VIII, p.
34b).
27:19

Iaacov
le
dijo
a
su
padre,
“Yo
soy
Esaú,
tu
primogénito;
he
hecho
como
me
dijiste;
levántate,
te
ruego,
siéntate
y
come
de
mi
caza,
para
que
me
bendiga
tu
alma”.

Iaacov le llevó comida a Itzjak... Esaú


llevó comida
Cuando Iaacov entró ante la presencia de
Itzjak, junto con él se hizo presente un
aroma del Jardín del Edén. Cuando Esaú
entró, lo acompañó el olor del Gueinom
(Rashi).
Ello sucedió específicamente
cuando le llevaron el alimento a Itzjak.
La intención de Iaacov al servir la
comida recalcó la espiritualidad del
alimento; por lo que el Jardín del Edén
estaba presente en su tarea. La
preparación de Esaú subrayó las
propiedades materiales del alimento;
por lo tanto en éste podía sentirse el
Gueinom (Likutey Halajot IV, p. 254-128a).

Más adelante está escrito, “La voz


es la voz de Iaacov, pero las manos son
las manos de Esaú” (Génesis 27:22). La
“voz” representa lo espiritual; las
manos, lo material. Esto explica porqué
el vino kosher se vuelve no kosher
cuando un no judío lo toca, pues las
“manos de Esaú” degradan el vino
desde el ámbito de lo espiritual hacia lo
material y trae con ello el sufrimiento de
los alcohólicos (Likutey Halajot IV, p. 130).

27:22

Iaacov
se
acercó
a
su
padre
Itzjak,
el
cual
lo
palpó.
Y
dijo:
“La
voz
es
la
voz
de
Iaacov,
pero
las
manos
son
las
manos
de
Esaú”.

La voz es la voz de Iaacov, pero las


manos son las manos de Esaú

Existe una plegaria de compasión


y de súplica y una plegaria que es
demandante y que fuerza un tema ante
Dios.

Itzjak sabía que Iaacov era un


hombre de compasión y de verdad, que
siempre Le pedía compasión a Dios.
Itzjak también sabía que Esaú era un
malvado, una persona demandante que
utilizaba la fuerza para obtener lo que
deseaba. Itzjak quería que Esaú se
arrepintiese por lo que trató de
acercarlo. Al bendecir a Esaú con la
riqueza material, Itzjak sentía que Esaú
se volvería una mejor persona.

Pero Rebeca conocía la


profundidad de la maldad de Esaú. Ella
sabía que Esaú pecaría mucho más si
tenía riquezas. De modo que instruyó a
Iaacov para que tomase las bendiciones
para sí. Cuando Iaacov se presentó ante
su padre e Itzjak oyó su voz, supo cuál
de sus hijos estaba delante de él. Así,
Itzjak hizo notar, “La voz es la voz de
Iaacov” - aquel que es recto, aquel que
ora, aquel que siempre despierta la
compasión de Dios. “Pero las manos son
las manos de Esaú” - pues comprendió
que Iaacov se había presentado con las
“vestimentas” de Esaú, en la posición de
demandar las bendiciones.

Más aún, Itzjak comprendió a


partir de ese ardid que Iaacov realmente
merecía las bendiciones. Comprendió
que para que los rectos pudieran existir,
debían subyugar a “Esaú” -el ámbito del
Otro Lado- adoptando su método de
demandar y de forzar un tema. Aunque
los Tzadikim tienen que orar ante Dios
con súplicas, hay veces en que deben
demandar una respuesta de Dios -
porque con esas plegarias están
intentando anular el mal y extraer en
definitiva las bendiciones del Otro
Lado, haciéndolas volver a su lugar
apropiado en el ámbito de la santidad
(Likutey Halajot IV, p. 20a).

La voz es la voz de Iaacov

La “voz de Iaacov” corresponde a


la voz de la amonestación que exhala un
buen aroma para acercar a la gente a
Dios. Así, cuando Iaacov entró ante la
presencia de Itzjak, esté dijo, “El aroma
de mi hijo es como el Jardín del Edén” -
el buen “aroma” de la amonestación
(Likutey Halajot I, p. 46a).

Para completar su disfraz, Iaacov


utilizó las vestimentas de Esaú, que en
verdad eran las vestimentas que Dios
había hecho para Adán luego de su
pecado. Todas las vestimentas tienen su
raíz en esas primeras vestimentas y
corresponden a los tzitzit, que son una
rectificación para las ropas que Adán
dañó al comer del Árbol. Al elegir el
alimento físico por sobre el alimento
espiritual, Adán debilitó su sentido del
olfato - su capacidad para recibir
amonestaciones. Iaacov rectificó el
pecado de Adán (Ibid., p. 46a-92). Iaacov
también trajo vino, pues el vino
despierta el daat (Ibid., I, p. 48a).

La voz es la voz de Iaacov

Hay dos tipos de “voces” - una


que refleja el clamar y pedir salvación y
otra que refleja la alegría y el regocijo
(Likutey Halajot II, p. 296). El nombre
IaACoV (‫ )יעקב‬es similar a EKeV (‫עקב‬,
talón), que es el extremo más bajo del
cuerpo. Cada vez que nos encontremos
conceptualmente en el nivel de “Iaacov”
-un nivel muy bajo- deberemos utilizar
nuestra voz para clamar a Dios (Likutey
Moharán I, 21:8).

La voz es la voz de Iaacov

Iaacov cuidó el pacto, la


moralidad sexual. Aunque no se casó
hasta la edad de ochenta y cuatro años,
nunca tuvo una emisión en vano (Rashi
sobre Génesis 49:3). Cuidar el pacto lleva
hacia una voz pura. Por lo tanto Iaacov
es descrito en ese contexto: “La voz es
la voz de Iaacov” (Likutey Moharán I,
27:6).

Las manos son las manos de Esaú

Aquel que cree que “sus manos”


le proveen el sustento tiene las “manos
de Esaú”, que representa la idolatría,
porque carece de la fe en que Dios es el
Único que provee (Likutey Halajot I, p.
23a).

27:30

Cuando
Itzjak
terminó
de
bendecir
a
Iaacov
y
no
bien
hubo
salido
Iaacov
de
la
presencia
de
Itzjak,
su
padre,
Esaú,
su
hermano
llegó
de
su
cacería.

Iaacov, Esaú y las bendiciones

Iaacov representa el Tzadik que


estudia Torá por el estudio mismo. Esaú
representa el charlatán que muestra un
rostro piadoso ante el público, haciendo
preguntas que lo hacen parecer muy
religioso, como “¿Cómo es que se toma
el diezmo de la sal?”. Pero en su vida
privada, comete asesinato, idolatría y
adulterio. Aun así, la argucia de Esaú
engañó a su padre, quien creía que Esaú
mantendría la Torá y a sus estudiosos.
Pero Rebeca no se dejó engañar. Ella
comprendió que Esaú utilizaría las
bendiciones para dedicarse a las
pasiones materiales, de modo que envió
a Iaacov para tomarlas para sí.

Iaacov entró ante Itzjak llevando


la ropa de Esaú y un cuero de cabrito
para simular la piel velluda de Esaú.
Hay veces en que Iaacov, el Tzadik,
debe tomar la apariencia de Esaú para
poder atraer las bendiciones. Aun así, su
apariencia de alguien que busca el
beneficio material es sólo momentánea;
sin alguna clase de sustento, no podría
existir. De la misma manera, Iaacov está
caracterizado por “la voz de Iaacov” -la
voz de la Torá y de la plegaria- mientras
que Esaú está personificado por sus
“manos” - la fuerza bruta. Aun así, hubo
veces en que también “Iaacov” tomó la
espada y la utilizó para derrotar a sus
enemigos (Likutey Halajot V, p. 271a-544).

Iaacov recibió las bendiciones


Tú has hecho justicia y caridad con
Iaacov (Salmos 99:4).

Debido a que Iaacov perfeccionó


los atributos de la caridad y de la
compasión (jesed) y el atributo de la
justicia (guevurá), mereció tener un
“lecho completo” - todos sus hijos
fueron rectos. No sucedió así con
Abraham, quien representa el atributo de
la compasión. Aunque Abraham alcanzó
la perfección en el nivel de la
compasión, no pudo unirla
apropiadamente con la justicia y así
engendró al malvado Ishmael. IShMaEL
(‫ )ישמאל‬recibió ese nombre porque
representa la persona que recibe la
caridad y la compasión pero no es digna
de ella. Tal persona dice, “IShMa EL
(‫ישמע אל‬, “Dios oyó”)” - es decir, ora
para algo sólo una vez y no continúa
pidiendo hasta ver sus plegarias
respondidas. Así, no es realmente digna
de la bendición.

De manera similar, Itzjak, que


alcanzó la perfección en el nivel de la
justicia, no pudo unirla apropiadamente
con la compasión y engendró al malvado
Esaú. ESaV (‫עשו‬, Esaú) fue llamado así
debido a que representa ASIá (‫עשיה‬,
hacer) (cf. Rashi sobre Génesis 25:25): hace
alardes de piedad como si estuviese
actuando estrictamente de acuerdo a la
ley, cuando en verdad lleva a cabo los
peores pecados. Sólo Iaacov fue capaz
de unir la compasión y la justicia de la
manera apropiada, haciéndose digno de
recibir las bendiciones y de tener como
hijos a doce Tzadikim (Likutey Halajot
VIII, p. 32a).
27:34

Cuando
Esaú
oyó
las
palabras
de
su
padre
clamó
con
clamor
grande
y
muy
amargo
y
dijo
a
su
padre:
“¡Bendíceme
también
a
mí,
padre
mío!”.

Bendíceme también a mí, padre mío

R’ Iona Lebel (m. 1961), un


respetado jasid de Breslov de Jerusalén
era bien conocido por sus plegarias
surgidas desde el fondo del corazón.
Cierta vez se acercó al rabí Zvi Aryeh
Rosenfeld (1922-1978) con una gran
sonrisa, luego de una noche de
hitbodedut. “Anoche encontré una gran
plegaria”, dijo. “¡Funcionó para Esaú,
de modo que también debería funcionar
para mí!”. Esa plegaria era,
“¡Bendíceme también a mí, Padre mío!”
(R’ Guedalia Fleer).

37:35

“Tu
hermano
vino
con
astucia
y
tomó
tu
bendición”.

Con astucia

La Torá afirma específicamente:


“No robarás” (Éxodo 20:13). Pero vemos
que Iaacov tuvo que tomar las
bendiciones de Esaú con astucia y
cuando más tarde huyó de Labán, “robó
el corazón de Labán” (Génesis 31:20).
¿Por qué Iaacov recurrió a un modus
operandi reñido con su naturaleza recta?

Cuando Dios creó el mundo, Su


intención fue que la Torá iluminase el
sendero de cada persona para que
pudiese reconocer a su Creador. Pero
cuando Adán y Eva comieron del Árbol
del Conocimiento, dañaron la capacidad
del hombre para recibir directamente de
la Torá. Desde entonces, el mensaje de
la Torá está oculto y nos llega a través
de muchas “vestimentas” y
ocultamientos. Esto es especialmente así
con respecto a las historias y parábolas
que se encuentran en la Torá, en el
Talmud y en el Midrash y que ocultan
profundos misterios. Esas historias
transmiten el mensaje oculto de la Torá
para que pueda ser recibida por todos,
pues cuando la Torá se revela, abundan
grandes riquezas y bendiciones.

Iaacov representa la Torá, que


lleva consigo las bendiciones. Pero
debido al pecado de Adán, Iaacov tuvo
que ocultarse para recibir esas
bendiciones. Por lo tanto recurrió al
subterfugio de presentarse ante Itzjak
vestido con las ropas de Esaú. De
acuerdo al Midrash, esas ropas
pertenecieron en verdad a Adán, de
modo que esta escena simboliza la Torá
cubierta con “otras vestimentas” para
poder ser recibida apropiadamente e
invocar las bendiciones.

Y lo mismo sucede en todas las


generaciones. Iaacov tuvo que recurrir a
subterfugios para escapar de Labán y
Iosef actuó con subterfugios con sus
hermanos en Egipto (Génesis 42). Dado
que los hermanos se habían dañado al
vender a Iosef, la única manera que tuvo
Iosef para llegar a ellos y ayudarlos a
recibir de él apropiadamente fue
“vistiéndose” y ocultándose (Likutey
Halajot VIII, p. 200a-201a).

27:38

Esaú
le
dijo
su
padre,
“¿No
tienes
más
que
una
sola
bendición,
padre
mío?
Bendíceme
también
a
mí,
padre
mío”.
Y
Esaú
alzó
la
voz
y
lloró.

Esaú alzó la voz y lloró

La capacidad de Esaú para dañar


al pueblo judío proviene de las lágrimas
que derramó cuando perdió la
bendición. Nosotros, a su vez, debemos
clamar y llorar para anular el poder de
esas lágrimas (Likutey Moharán II, 30).

Esaú lloró

Existe un poder de atracción y un


poder de repulsión. Dios es el poder de
atracción, como en “Llévame tras de Ti”
(Cantar de los Cantares 1:4). Las fuerzas del
mal son el poder de repulsión,
manteniendo a la gente alejada de Dios.
Cuando Esaú lloró, atrajo para sí el
poder de Dios, el “poder de atracción” e
Itzjak lo bendijo. Entonces Esaú se dio
vuelta y llevó ese poder hacia el mal,
produciendo la destrucción del Templo y
el sufrimiento de los judíos en el exilio
(ver Likutey Moharán I, 70) (Likutey Halajot
III, p. 360).

Esaú lloró... mas cuando seas


agraviado, romperás su yugo de sobre
tu cuello

El llorar de Esaú representa la


depresión, pues las lágrimas son algo en
exceso del cuerpo y el exceso es un
paralelo de la depresión. En el segundo
versículo (Génesis 27:40), Rashi traduce
tarid (agraviado) como angustia - i.e.,
depresión. Esos dos versículos están
conectados, implicando que Esaú podrá
liberarse del yugo de Iaacov y ascender
en importancia cuando genere depresión
en la vida del pueblo judío. Los judíos
pueden contrarrestar las lágrimas de
Esaú mediante sus propias lágrimas
clamando por la cercanía de Dios. Por
lo tanto debemos llorar por la
destrucción del Templo, porque esta
expresión de nuestra voluntad de servir
a Dios en Su Casa despierta la
compasión y el favor Divino, atrayendo
sobre nosotros la Providencia y las
bendiciones de Dios (Likutey Halajot VII,
p. 238-120a-240).

27:40

“De
tu
espada
vivirás
y
a
tu
hermano
servirás;
más
cuando
seas
agraviado,
romperás
su
yugo
de
sobre
tu
cuello”.

De tu espada vivirás

Aquellos que atacan a la Tierra


Santa con la “espada” de la calumnia
impiden que otros judíos lleguen a ella.
Tales personas toman del poder de la
espada legada a Esaú en la bendición de
Itzjak (Likutey Moharán I, 20:6).
28:9

Esaú
fue
a
Ishmael
y
tomó
por
mujer,
además
de
sus
otras
mujeres,
a
Majalat,
hija
de
Ishmael,
hijo
de
Abraham,
la
hermana
de
Nevaiot.

Esaú fue a Ishmael y tomó por mujer


a Majalat... Iaacov tomó de las piedras
del lugar
Iaacov tomó piedras y las colocó bajo su
cabeza. Las piedras se unieron y
formaron una sola roca (Rashi sobre
Génesis 28:11).

Inmediatamente después de la
huida de Iaacov, Esaú tomó a la hija de
Ishmael como esposa. Esaú e Ishmael
representan las fuerzas del mal que se
unen para destruir a Iaacov. Para
fortalecerse contra ellos, Iaacov huyó a
la ieshivá de Shem y de Ever,
haciéndose fuerte con el estudio de la
Torá. Luego de sus años de estudio,
Iaacov durmió en el Monte Moriá,
donde las diferentes piedras se unieron
bajo su cabeza. Mientras Esaú e Ishmael
estuvieron separados, Iaacov podía
vencer a cualquiera de ellos. Pero al
unirse se volvió muy difícil superarlos.
Iaacov también debía efectuar una
unificación, ascendiendo al nivel en
donde todas las “piedras” -i.e., todas las
cosas- están enraizadas en su fuente.
Armado con ese intelecto y con esa
inteligencia, podía superar a las fuerzas
del mal (Likutey Halajot V, p. 378).
Parashat Vaietze

28:10

Iaacov
salió
de
Bersheva
y
fue
a
Jarán.

Iaacov salió de Bersheva y fue a Jarán

Cuando un judío desea ascender


de un nivel a otro surgen cantidad de
obstáculos que lo confrontan. Esos
obstáculos se encuentran principalmente
en su imaginación e ilusiones. Y surgen
de la ira de Dios. Así, cuando Iaacov
quiso ascender del “séptimo” nivel -i.e.,
Beer Sheva (literalmente, “el pozo de
agua de siete”)- hacia un nivel espiritual
superior, salió para JaRáN (‫)חרן‬, que es
similar a JaRoN af (‫חרון אף‬, ira Divina),
significando los obstáculos que
enfrentaría antes de alcanzar su objetivo.

Sin embargo, Iaacov estaba


resuelto en su determinación de servir a
Dios y llegó al HaMakom (el Lugar).
Pudo identificarlo como tal porque sabía
que no estaba experimentando un
descenso (pues ya se había embarcado
en su viaje espiritual), aunque
enfrentaba obstáculos que le impedían
continuar en ese viaje. Cada persona
tiene un “lugar”, un punto en la vida en
el cual encuentra dificultades para
continuar. “Se había puesto el sol” -
alude a la obstrucción del intelecto,
cuando la persona debe apoyarse
solamente en la fe. Iaacov, juntó doce
piedras -correspondientes a las Doce
Tribus y a los buenos puntos colectivos
de la nación judía- y colocó su cabeza
(con su intelecto obstruido) sobre esas
piedras, como afirmando que no iba a
abandonar.

Soñó con una escalera por la cual


subían y bajaban los ángeles, aludiendo
al hecho de que ésa es la misión del
hombre en este mundo, ascender de un
nivel a otro y no permitir que los
obstáculos lo desvíen. Aquel que acepta
esta misión puede reconocer cuál es un
ascenso y cuáles son los obstáculos que
causan descensos. Pese a los obstáculos
que tuvo que enfrentar, Iaacov continuó
adelante y mereció una visión de Dios,
Quien le prometió que estaría con él
siempre (pues tal es la recompensa de
aquel que busca a Dios). Entonces
Iaacov prometió dar el diezmo de lo que
ganase, pues es a través de la caridad
que se superan los obstáculos.

Entonces Iaacov, “levantó las


piernas” -aludiendo al hecho de elevar
los niveles inferiores- y “prosiguió
hacia la tierra de la gente de KeDeM
(‫ ”)קדם‬- una referencia a Dios, Quien
precedió (‫קדם‬, KaDaM) a todo. Iaacov
viajó hacia aquellos que son creados
por Dios, pero que se encuentran
atrapados en la “tierra” y en el
materialismo de este mundo. El “pozo
de agua” representa los manantiales de
la Torá que pueden darle vida a todos,
pero hay una “gran piedra” sobre el
pozo – un “corazón de piedra” (Ezequiel
36:26) que representa al Malo y a los
obstáculos ante una vida espiritual. Los
“tres rebaños” aluden a los tres tipos de
personas: los rectos, los intermedios y
los malvados. Cuando se juntan, pueden
retirar la piedra durante un corto lapso
mientras “dan de tomar a los rebaños” y
traer sustento espiritual. Pero ello es
sólo temporal y la “piedra” vuelve a su
lugar.

Iaacov les preguntó, “¿De dónde


son ustedes?”, y los pastores
respondieron, “De JaRáN (‫ ”)חרן‬- del
JaRoN af (‫ )חרון אף‬- significando,
“nosotros sufrimos muchos obstáculos”.
Iaacov preguntó, “¿Conocen a Labán?”,
dado que Labán es el obstáculo
principal, el arquetipo de todos los
falsos líderes que desvían los sinceros
deseos de servir a Dios del judío. Ellos
respondieron, “Lo conocemos” - es
decir, estamos familiarizados con las
ilusiones que presenta el Malo y no
podemos quebrarlas.

“Aquí está su hija Raquel, que


viene con el rebaño” - Raquel
representa la Torá que podría guiar el
rebaño, pero la presencia de Labán
oscurece su luz. Iaacov dijo, “El día es
todavía largo” -la batalla aún no ha
terminado y el exilio será duro- “denle
de tomar a sus rebaños”. Cuando los
pastores protestaron diciendo que no
podían hacerlo solos, Iaacov corrió la
piedra, demostrando que el verdadero
Tzadik tiene el poder para contrarrestar
todos los obstáculos, las malas ideas y
los falsos líderes (Likutey Halajot VIII, p.
11a-15b).

28:11

Llegó
al
lugar
y
durmió
allí,
porque
se
había
puesto
el
sol.
Tomó
de
las
piedras
del
lugar
y
las
puso
bajo
su
cabeza,
recostándose
en
aquel
lugar.

Llegó al lugar
Vaifga (llegó) hace referencia a la
plegaria. Iaacov estableció la Plegaria de
la Noche (Berajot 26b).

Iaacov había pasado por el lugar y luego


volvió a él. ¿Por qué el Cielo no lo
detuvo cuando pasó por primera vez? Si
él no pensó en detenerse, ¿por qué
deberían haberlo detenido ellos? (ver
Julín 91b).

Previendo la larga noche del


exilio que deberían enfrentar sus hijos,
Iaacov estableció la Plegaria de la
Noche. Con ello, nos enseñó que incluso
en la absoluta oscuridad es posible
encontrar esperanzas volviéndose a
Dios (Likutey Halajot II, p. 446).
El hecho de que Iaacov
inicialmente pasara por el lugar indica
que al comienzo no pensó en orar
durante el oscuro exilio. Pero
comprendió que estaba equivocado -
uno debe buscar a Dios incluso en los
momentos más oscuros. Por lo tanto
volvió al lugar y estableció la Plegaria
de la Noche.

Al volver por sobre sus pasos, el


Monte del Templo salió a recibirlo
(Rashi sobre Génesis 28:17), dado que su
“despertar desde abajo” produjo un
“despertar desde Arriba”. Juntó las
piedras del lugar y las puso bajo su
cabeza, implicando con ello que todas
las chispas de santidad que se
encontraban allí debían ser rectificadas
al ser colocadas “bajo su cabeza” - bajo
el control de una mente libre de malos
pensamientos. Entonces soñó con una
escalera por la cual subían y bajaban los
ángeles, aludiendo al “despertar desde
abajo” y al “despertar desde Arriba”.
Fue en ese momento que Iaacov
comprendió la grandeza del lugar.
Entendió que con un “despertar desde
abajo” era posible evocar una gran
santidad e inspirar a todo Israel a
retornar a Dios, incluso en la noche más
oscura. Al establecer la Plegaria de la
Noche, Iaacov estableció la capacidad
de producir un “despertar desde abajo”
(Likutey Halajot II, p. 224a-450).
Llegó al lugar

Todo el relato del sueño de Iaacov


alude a los pasos que es necesario dar
para ascender en la escala espiritual y
experimentar niveles cada vez más
elevados de Santidad.

“Llegó al lugar” - Iaacov llegó a


la barrera que separa entre Keter, el
nivel más elevado del intelecto y los
niveles que están por debajo.

“Él durmió allí, porque se había


puesto el sol” - si no es posible alcanzar
de una vez todos los intelectos para
servir a Dios, es necesario descansar.
“Tomó de las piedras del lugar” -
juntó las chispas de santidad que estaban
allí - “y las puso bajo su cabeza” - las
unió a su intelecto.

“Se durmió” - después de estudiar


Torá (i.e., después de juntar las chispa
de santidad).

“Soñó” - esto alude a la persona


que, habiendo descendido a este mundo
material donde existen tanto el bien
como el mal, elige el bien para ascender
la escala espiritual.

“Una escalera” - esto hace


referencia a la capacidad de Iaacov para
llamar a Dios, pues SULaM (‫סולם‬,
escalera) tiene el mismo valor que kol
(‫קול‬, voz). Esa “voz” hace referencia a
los dos tipos de clamores: los de alegría
y aquellos de buscar la salvación de
entre medio de las dificultades.

“Ángeles de Dios ascendían y


descendían” - los Tzadikim enseñan
cómo servir a Dios.

Habiendo merecido todos esos


niveles, “Dios apareció sobre él” -
Iaacov mereció tremendos niveles de
santidad, ¡la Tierra Santa! Esto lleva a
la difusión de la Divinidad por el mundo
entero, tal como Dios le prometió a
Iaacov, “Te extenderás hacia el oeste,
hacia el este, hacia el norte y hacia el
sur”.

“Todas las familias de la tierra se


bendecirán a través tuyo y de tus
descendientes” - porque aquél que
desciende al mundo material y asciende
de él en su viaje espiritual trae
bendiciones.

“Iaacov se despertó... Dios está en


este lugar y yo no lo sabía” - cuando uno
profundiza en sus devociones
espirituales, uniendo la Torá con el
intelecto y buscando los límites pero no
pasando más allá de sus capacidades,
merece alcanzar la cima del
conocimiento de la Divinidad. Pero pese
a haber alcanzado la Divinidad, uno
sabe que aún ni siquiera ha comenzado a
comprender la grandeza de Dios. Así,
“Dios está en este lugar y yo no lo
sabía” - aún no conozco la verdadera
grandeza de Dios (Likutey Halajot II, p.
148a-296-149a).

Llegó al lugar y durmió allí, porque se


había puesto el sol
Allí durmió. Pero no durmió durante los
catorce años que estuvo en la casa de
estudio de Shem y de Ever (Rashi).

Y tampoco durmió durante las noches en


que cuidó los rebaños de Labán; él
recitaba Salmos (Bereshit Rabah
74:11).
Antes de la Creación, sólo existía
Dios. Para crear nuestro mundo, Dios
restringió Su Presencia (el Tzimtzum)
para crear un Espacio Vacío dentro del
cual formó el resto de la Creación. Ese
Espacio Vacío es una paradoja: si Dios
vació el Espacio, éste debe estar carente
de Divinidad. Pero no hay lugar que
puede existir sin la Divinidad que lo
sostenga. ¡Por lo tanto Dios debe estar
en ese vacío! De acuerdo al Ari, el
Espacio Vacío tiene la intención de
permitirle al hombre la libertad de
elección. Ciertamente Dios está allí,
pero no es posible verlo ni
experimentarlo. Para entrar en el
Espacio Vacío (i.e., buscar a Dios en un
mundo en el cual Él parece no estar), es
necesario tener fe en que Dios está allí,
pese a la incapacidad de comprender
esto de manera intelectual.

“Llegó al lugar” - esto representa


el Espacio Vacío.

“Durmió allí, porque se había


puesto el sol” - el “sol” representa el
intelecto, que ilumina el sendero de la
persona durante la vida. El “dormir”
representa la fe, cuando el intelecto no
puede funcionar ni absorber los
conceptos que se le presentan (i.e., el
Espacio Vacío). Así, Iaacov, quien había
llegado al nivel de comprender las
raíces de la Creación, dejó de lado su
intelecto y se apoyó solamente en la fe.
“Tomó de las piedras del lugar” -
éstas representan las herejías que se
encuentran dentro del Espacio Vacío - “y
las puso bajo su cabeza” - subyugando
el intelecto bajo la fe.

Al despertar, Iaacov prometió


transformar la piedra en un altar para
Dios - pues la principal manera de
vencer a la herejía es dando caridad y
elevando todos nuestros bienes hacia el
ámbito de la santidad (i.e., hacia Dios).
Animado, Iaacov continuó hacia a la
casa de Labán donde se casó con dos
mujeres temerosa de Dios, Raquel y Lea
- que representan Maljut/fe, indicando
que Iaacov había alcanzado una fe
perfecta.

Más tarde, Iaacov recitó Salmos


mientras cuidaba los rebaños de Labán -
las plegarias y las alabanzas a Dios
también representan a Maljut/fe. Debido
a su gran fe, Iaacov también mereció una
gran riqueza, aludido en el hecho de las
ovejas “anilladas, salpicadas y rayadas”
(Génesis 31:10). El Ari explica que esas
tres descripciones corresponden a los
exaltados mundos superiores que se
encuentran dentro del Espacio Vacío
original (Likutey Halajot VIII, p. 123b-
124b).

Durmió allí, porque se había puesto


el sol... los ángeles de Dios ascendían
y descendían

Hay veces en que la persona


comienza a servir a Dios y experimenta
un sentimiento muy dulce proveniente de
sus devociones. Piensa que finalmente
ha merecido ser una persona temerosa
de Dios. De pronto, “se pone el sol”. Se
ve forzada a “recostarse” - a reducir su
actividad espiritual. En el sueño de
Iaacov, los ángeles ascendían y
descendían, al igual que la persona que
trata de servir a Dios y experimenta
innumerables subidas y bajadas. Pero si
uno es obstinado en su deseo de
acercarse a Dios, finalmente se verá
recompensado (Likutey Halajot V, p.276).
Tomó de las piedras
Las piedras comenzaron a discutir entre
ellas, cada una diciendo, “¡Sobre mí el
Tzadik pondrá su cabeza!”.
Inmediatamente Dios hizo con ellas una
sola piedra grande, como está escrito,
“Él tomó la piedra que había puesto
bajo su cabeza” (Génesis 28:18)
(Rashi).

Cuando Iaacov se detuvo en el


lugar, estableció la Plegaria de la
Noche. Cada piedra que juntó para
poner bajo su cabeza representaba una
letra individual de esa plegaria. Cada
piedra comenzó a clamar, “¡Sobre mí el
Tzadik pondrá su cabeza!”, significando,
“¡que el Tzadik medite sobre mí y que
no siga adelante con el resto de la
plegaria!”. Pero Iaacov sabía que la
persona no puede quedarse en un lugar -
debe continuar con la plegaria. Por lo
tanto todas las piedras se juntaron - las
letras se unieron en la mente y en la
concentración de Iaacov, permitiéndole
completar la plegaria (Likutey Halajot II,
p. 248a-496).

Tomó de las piedras del lugar y las


puso bajo su cabeza

Las piedras representan los


obstáculos creados por las opiniones
contrarias. Iaacov, el hombre de la
verdad, puede unir los lados opuestos,
pues todos se unen bajo la verdad
(Likutey Halajot VIII, p. 209a).

Tomó de las piedras del lugar... vaifga,


vaialen, ufaratza
Él tomó doce piedras, que formaron una
sola (Rashi).

Iaacov trascendía el concepto del


espacio y así pudo cubrir una gran
distancia en muy poco tiempo. La unión
de las piedras en una sola representa la
Even Shetiá (Piedra Fundacional) que
Dios creó primero y de la cual extrajo el
resto de la Creación, algo que también
trasciende el espacio (Likutey Halajot I, p.
76-39a).

Cada uno de los conceptos


mencionados en este pasaje- vaifga
(llegó), vaialen (durmió), ufaratza (“te
extenderás”) - aluden al hecho de que
Iaacov trascendía el espacio. Él mereció
una “herencia sin límites ni
restricciones” (Shabat 118b) (Likutey
Halajot I, p. 41a). Esa herencia puede
verse en el Shabat, que es un espejo del
mundo eterno, un mundo infinito más
allá de los límites y restricciones.

Piedras... diezmos
Él tomó doce piedras, que formaron una
sola (Rashi).

Dado que Iaacov representaba la


verdad, fue capaz de unir todas las
piedras (i.e., la gente) y eliminar todas
las disputas y diferencias. Hizo entonces
el juramento de dar el diezmo, porque
para generar la unidad, se requiere de la
gran mitzvá de la caridad (Likutey Halajot
II, p. 390).

Se recostó en aquel lugar... Soñó...


una escalera... los ángeles de Dios
ascendían y descendían

Iaacov previó las dificultades del


exilio, especialmente el hecho de que la
plegaria sería descuidada. Por lo tanto
“se recostó” - esto hace referencia a las
plegarias que carecen de vitalidad,
plegarias sin kavaná (intenciones
apropiadas). Iaacov se puso en esa
situación para ver cómo podía ser
rectificada, y percibió que debía haber
una escalera que se extendiese desde la
tierra hasta el Cielo. SULaM (‫סולם‬,
escalera) tiene el mismo valor numérico
que KOL (‫קול‬, voz). Es decir, se debe
despertar la voz para orar a Dios, y la
única manera de hacerlo es cuando uno
se para con firmeza sobre la tierra, pues
“La verdad surgirá de la tierra” (Salmos
85:12). Si la persona expresa sus
plegarias con la mayor verdad y
sinceridad posibles, también podrá
percibir “ángeles ascendiendo y
descendiendo” - sus plegarias serán
elevadas hacia Dios y descenderán las
respuestas a ellas (Likutey Halajot III, p.
498).
28:12

Él
soñó.
He
aquí
una
escalera
que
estaba
apoyada
en
la
tierra
y
su
cima
llegaba
al
cielo;
y
los
ángeles
de
Dios
ascendían
y
descendían
por
ella.
El sueño de Iaacov
Iaacov pasó por el lugar y no se dio
cuenta de que era la puerta del Cielo.
Retornó y se acostó para dormir. ¡No
había dormido durante los catorce años
que estuvo estudiando en la ieshivá de
Shem y Ever pero se durmió ante la
puerta del Cielo! (Rashi).

Iaacov soñó con una escalera, que


representa la capacidad de combinar los
niveles superiores con los niveles
inferiores. La escalera estaba “apoyada
en la tierra” - significando que es
necesario comprender que Dios está con
uno incluso en los niveles más bajos de
este mundo material - “y su cima llegaba
al cielo” - indicando al mismo tiempo
que no sabemos nada sobre la grandeza
de Dios, dado que Él es Infinito. Ésta es
la esencia de las devociones de la
persona durante todos los días de su
vida: combinar el “saber” sobre Dios
con el “no saber” sobre Dios.

¿Por qué Iaacov se recostó a


dormir en un lugar tan sagrado? El
“dormir” indica un descenso de la
conciencia, la decisión de dejar de lado
el intelecto y ponerse totalmente en
manos de Dios. Representa el nivel
elevado de “no saber” sobre Dios - i.e.,
reconocer a Dios como Infinito (Likutey
Halajot V, p. 15a-30).

Una escalera que estaba apoyada en la


tierra y su cima llegaba al cielo

Cuando uno practica la humildad y


se considera a sí mismo tan bajo como
la tierra, merece alcanzar alturas tan
elevadas como los cielos (Likutey Halajot
V, p. 352).

Una escalera que estaba apoyada en la


tierra y su cima llegaba al cielo

La escalera en el sueño de Iaacov


alude a tres conceptos. El punto inferior
es el discípulo, que debe estar
firmemente apoyado en la tierra para
recibir las enseñanzas de su maestro. El
punto superior es el maestro, cuyas
elevadas enseñanzas pueden inspirar
incluso a aquellos que están hundidos en
lo mundano y material. La escalera
misma, extendiéndose entre los dos,
refleja las enseñanzas del maestro y el
canal a través del cual el discípulo
puede hacer que esas enseñanzas
desciendan (Likutey Halajot III, p. 56).

Ángeles de Dios ascendían y


descendían
Iaacov soñó que tres ángeles ascendían y
descendían por la escalera al Cielo. El
cuarto ángel, correspondiente al cuarto
exilio, al exilio actual, ascendió pero no
descendió (Midrash Tanjuma, Vaietze
2).

Iaacov estaba en camino hacia lo


de Labán, el timador más grande que lo
engañaría de todas las maneras posibles.
Iaacov comprendió que también ése
sería el desafío del cuarto exilio, del
exilio final: las argucias y las mentiras
que se les presentarían a los judíos para
alejarlos de Dios. Tuvo mucho miedo,
pero se fortaleció con la promesa de
Dios: “Yo estaré contigo... no te dejaré”.
Es decir, Dios siempre estará con
nosotros, no importa lo que debamos
enfrentar (Likutey Halajot IV, p. 51a).
28:17

Tuvo
miedo
y
dijo:
“¡Cuán
tremendo
es
este
lugar!
¡Ésta
es
la
Casa
de
Dios
y
éste
es
el
portal
del
Cielo!”.

Éste es el portal del cielo


Todas las plegarias ascienden al
Cielo a través de la Tierra Santa, de
modo que la plegaria está asociada con
la Tierra Santa (Likutey Moharán I, 7:1).

28:20

Iaacov
hizo
un
voto,
diciendo,
“Si
Dios
estuviese
conmigo
y
me
guardase
en
este
camino
en
que
ando
y
me
diese
pan
para
comer
y
ropa
para
vestir”.

Iaacov hizo un voto

Hacer un voto y cumplirlo


rectifica la fe dañada de la persona.
Esto se aplica no sólo a la fe en Dios, en
la Torá y en los Tzadikim, sino también
a la fe en uno mismo. La persona debe
creer que también ella es importante
ante los ojos de Dios.

Iaacov no hizo un voto porque


dudara de la promesa de Dios sino
porque dudaba de su propia valía.
Comprendiendo que la fe en sí mismo
estaba dañada, hizo un voto para
rectificarla (Likutey Moharán I, 57:2; ver
Parparaot LeJojmá, ad loc.).

Pan para comer y ropa para vestir

Iaacov pidió ropas, que


representan vestimentas limpias para el
alma. De manera similar, pidió pan que
alimentaría más a su alma que a su
cuerpo. Conceptualmente, este tipo de
comida es el maná, que era
completamente absorbido por el cuerpo,
sin producir sustancias de desecho
(Avodá Zará 5b). Esta clase de comer
también alude a la recepción de la Torá,
pues Moisés no comió ni bebió durante
los cuarenta días y cuarenta noches que
estuvo en el Cielo recibiendo la Torá
(Likutey Halajot II, p. 58a).

Pan para comer y ropa para vestir

BeGueD (‫בגד‬, ropa) es similar a


GuiDim (‫גידים‬, tendones), que
representan el órgano del pacto. Cuando
la persona cuida el pacto y también
cuida de que sus ropas no se ensucien,
se hace digna de un sustento fácil - i.e.,
“pan para comer” (Likutey Moharán I,
29:5).

29:1

Iaacov
levantó
las
piernas
y
prosiguió
hacia
la
tierra
de
la
gente
del
Este.

Iaacov levantó las piernas

Él se alegró por la promesa de


protección de Dios y llevó esa alegría a
su corazón, lo que hizo que pudiese
levantar las piernas y caminar sin
esfuerzo (Rashi).

La persona debe llevar la alegría


hacia el corazón para infundirles alegría
a sus extremidades inferiores - para que,
por ejemplo, pueda levantar las piernas
al bailar (Likutey Moharán I, 10:6; ver Ibid.,
I, 32).

29:10

Cuando
Iaacov
vio
a
Raquel,
la
hija
de
Labán,
el
hermano
de
su
madre,
y
el
rebaño
de
Labán,
el
hermano
su
madre,
Iaacov
se
acercó
e
hizo
rodar
la
piedra
de
sobre
la
boca
del
pozo
y
dio
de
beber
al
rebaño
de
Labán,
el
hermano
de
su
madre.

Iaacov se acercó e hizo rodar la piedra


de sobre la boca del pozo y dio de
beber al rebaño

Hay veces en que la “piedra”


sobre el corazón es muy pesada y no
puede retirarse fácilmente para revelar
el manantial de Torá que allí está oculto.
Para retirar la piedra son necesarios el
anhelo y el deseo de servir a Dios
(Likutey Halajot IV, p. 80).

Hizo rodar la piedra de sobre la boca


del pozo

“La piedra sobre la boca del


pozo” hace referencia a la visión
nublada que impide que la gente perciba
la belleza de la Torá. Iaacov, el Tzadik,
puede revelar las aguas que dan vida y
darle de beber a su “rebaño” -a sus
seguidores- refrescantes percepciones e
inspiraciones que satisfacen el alma
(Likutey Halajot VIII, p. 49b-50a).
Hizo rodar la piedra de sobre la boca
del pozo
Retiró la piedra tan fácilmente como
alguien que saca el corcho de una
botella (Rashi).

Las aguas del pozo representan la


fe que nutre y sustenta a la persona. La
piedra representa los obstáculos a la fe.
Durante los días de Abraham y de Itzjak,
hubo una limitada cantidad de fe en el
mundo. Aunque Abraham comenzó a
revelar la fe e Itzjak continuó con ese
esfuerzo, la respuesta fue insignificante.
Sin embargo, cuando Iaacov comenzó a
revelar la fe hubo una mayor posibilidad
de lograrlo. Así Iaacov pudo retirar la
piedra del pozo como si estuviese
descorchando una botella, porque para
entonces la fe se había vuelto más
accesible (Likutey Halajot V, p. 226a-452).
En otras palabras, Iaacov era la tercera
generación de aquellos que trabajaban
para instaurar la fe en la gente. Los
esfuerzos combinados de todos los que
revelaron la fe vencieron la resistencia
de aquellos que se le oponían.

29:11

Entonces
Iaacov
besó
a
Raquel
y
levantó
la
voz
y
lloró.

Iaacov besó a Raquel... Se quedó con


él por un mes

Raquel representa la Ley Oral. El


nombre RaJeL (‫רחל‬, Raquel) significa
“oveja”, como en “doscientas ovejas
(‫רחלים‬, ReJeLiM)” (Génesis 32:15). Tal
como el pastor esquila continuamente la
lana de sus ovejas, de la misma manera
los estudiosos del Talmud “esquilan”
continuamente leyes de la Ley Oral
(Tikuney Zohar #21, p. 46b).

Cuando Iaacov -el Tzadik- besó a


Raquel se unió con la Ley Oral. De
manera similar, cuando un discípulo
estudia las enseñanzas del Tzadik,
“besa” al Tzadik en el sentido de que se
une a él y a sus enseñanzas.

Sin embargo, si el estudiante es


indigno -si se encuentra en el nivel de
Labán- entonces las enseñanzas del
Tzadik pueden inducirlo a error. Tal
estudiante puede reconocer su falta de
mérito y desear arrepentirse. Para
hacerlo, deberá ejercer la paciencia y
esperar JoDeSh iamim (‫חדש ימים‬, “un
mes de días”). Esta frase también puede
leerse como meJaDeSh iamim (‫ימים‬
‫מחדש‬, “renovar sus días”). Ese discípulo
deberá renovar sus días con sinceridad
(Likutey Moharán I, 12).

29:13

Cuando
Labán
oyó
las
nuevas
de
Iaacov,
el
hijo
de
su
hermana,
corrió
a
su
encuentro.
Lo
abrazó,
lo
besó
y
lo
llevó
a
su
casa.
Él
le
contó
a
Labán
todas
estas
cosas.

Iaacov y Labán

Iaacov era un Tzadik que generaba


ideas originales de Torá. Labán era un
“erudito demonio”, un charlatán, un
timador y un orgulloso (Likutey Moharán
I, 12). Aquel que quiera aprender Torá
deberá elegir como mentor a alguien que
corresponda a “Iaacov” - alguien que
conozca el valor de la Torá y que aliente
a los demás a buscar la Divinidad.
Deberá evitar aquellas personas que
corresponden a “Labán” - aquellos que
parecen sabios y conocedores, pero que
utilizan la Torá para alejar a la gente de
Dios y ocultarlo.

29:17

Los
ojos
de
Lea
eran
débiles,
mientras
que
Raquel
era
bella
de
forma
y
hermosa
de
apariencia.
Los ojos de Lea eran débiles, mientras
que Raquel era bella
Lea lloraba porque temía que la hiciesen
casar con Esaú (Rashi).

Juntas, Lea y Raquel, representan


a la nación judía. Lea temía caer víctima
de Esaú, de modo que lloró
profusamente para ser salvada de él. Sus
lágrimas hicieron que Raquel fuese
hermosa, pues los judíos se salvaron de
Esaú y pudieron florecer (Likutey Halajot
III, p. 221a).

Los ojos de Lea eran débiles

Lea estaba destinada a casarse con


Esaú, porque ella se encuentra enraizada
en los juicios estrictos, al igual que
Esaú. Pero superó su desventaja con
lágrimas y endulzó esos juicios severos.
De este modo mereció casarse con
Iaacov (Likutey Halajot I, p. 56a).

Iaacov, Lea y Raquel

Iaacov corresponde a Zeir Anpin,


la Ley Escrita. Raquel y Lea
corresponden a Maljut; Lea corresponde
a la plegaria y Raquel a la Ley Oral. Lea
está conectada con la plegaria pues
clamó y lloró profusamente para no
casarse con Esaú. Raquel (cuyo nombre
significa “oveja” en hebreo) hace
referencia a la Ley Oral, pues tal como
un pastor esquila continuamente la lana
de sus ovejas, de la misma manera los
estudiosos del Talmud continuamente
“esquilan” leyes de la Ley Oral (Tikuney
Zohar #21, p. 46b).

Iaacov quería casarse primero con


Raquel, porque para comprender y
llevar a cabo la Ley Escrita, uno debe
primero estudiar la Ley Oral. Sólo más
tarde es posible alcanzar el gran nivel
de la plegaria (Lea) para acercarse a
Dios. Sin embargo, Labán también
percibió la belleza de Raquel (pues la
Ley Oral es impresionante) y trató de
impedir que Iaacov accediera a ella de
manera inmediata. Labán pensó que si le
daba primero a Lea, ello retrasaría la
conexión de Iaacov con la Ley Oral.

Raquel vio lo que sucedía. Para


evitarle la vergüenza a su hermana, le
reveló a Lea las señales secretas que
había pactado con Iaacov. Es decir, la
misma Torá le mostrará a la persona
cómo orar delante de Dios para alcanzar
ese nivel de cercanía con Él. Vemos a
partir de esta historia que para alcanzar
realmente la Ley Oral, uno debe primero
derramar muchas lágrimas y plegarias
delante de Dios, para que Él lo ayude a
lograr ese nivel. Si la persona no sabe
por dónde comenzar, si a partir de la
Torá o a partir de la plegaria, deberá
empezar a servir a Dios con ambas.
Deberá estudiar Torá y orarle a Dios
para que le permita cumplir con la Torá
(Likutey Halajot III, p. 102a-206).

Iaacov también se casó con las


siervas, Bila y Zilpa, quienes
representan la Mishná, que es el estudio
de la Torá aún no perfeccionado.
Debido a que Iaacov mereció la Torá y
la plegaria, fue capaz de elevar hacia la
santidad incluso a las siervas (Likutey
Halajot III, p. 103a).

29:18

Iaacov
amaba
a
Raquel.
Él
dijo,
“Trabajaré
para
ti
siete
años
por
Raquel,
tu
hija
menor”.

Trabajaré para ti siete años por


Raquel, tu hija menor

Iaacov sabía que Labán


representaba las Cámaras de los
Intercambios y que iba a cambiar a
Raquel por su hermana Lea. Para vencer
a Labán, Iaacov estuvo de acuerdo en
descender a la servidumbre -al reino
animal- y transformarse en pastor de
Labán. Es decir, entró en un ámbito
diferente al suyo para asegurar la
elevación de las tendencias animales
hacia un nivel humano y protegerse de
cualquier daño que pudiesen causar las
Cámaras de los Intercambios.

Pero Labán lo engañó igualmente


y le dio a Lea en lugar de Raquel. Este
cambio llevó a los celos de los
hermanos en contra de Iosef (pues si
Raquel hubiese sido la primera esposa
de Iaacov y Iosef el primogénito, los
hermanos no se habrían quejado de la
atención especial que Iaacov le otorgaba
a Iosef). También llevó al exilio en
Egipto, pues fue debido a los celos que
los hermanos vendieron a Iosef y, en
definitiva, dio como resultado la
división entre las Diez Tribus y el Reino
de Iehudá (Likutey Halajot I, p. 111a).
29:20

Iaacov
trabajó
siete
años
por
Raquel;
y
fueron
a
sus
ojos
como
unos
pocos
días,
porque
la
amaba
mucho.

Y fueron a sus ojos como unos pocos


días

Cuando la persona sirve a Dios


por amor, el tiempo que pasa en sus
devociones no es nada para ella (Likutey
Moharán II, 79).

29:25

Y
aconteció
que
por
la
mañana,
he
aquí
que
era
Lea.
Y
él
le
dijo
a
Labán:
“¿Qué
es
esto
que
me
has
hecho?
¿No
te
serví
por
Raquel?
¿Por
qué
me
has
engañado?”.
Por la mañana, he aquí que era Lea

“Lea” representa el nivel oculto


de la sefirá de Biná. Mediante la alegría
de bailar en su boda, Iaacov alcanzó los
misterios ocultos de la Torá (Likutey
Moharán I, 32).

Por la mañana, he aquí que era Lea

“La mañana” representa la


Resurrección de los Muertos. En la
Kabalá, “Lea” corresponde al hueso
denominado “luz”, a partir del cual será
reconstruido el cuerpo en el Futuro
(Likutey Moharán II, 85).
29:34

Y
ella
volvió
a
concebir
y
dio
a
luz
un
hijo.
Y
dijo,
“Esta
vez
se
unirá
mi
marido
conmigo
porque
le
he
dado
tres
hijos”.
Por
lo
tanto
le
puso
por
nombre
Leví.

Los ojos de Lea eran débiles... Esta vez


se unirá mi marido conmigo... Por lo
tanto le puso por nombre Leví
La vista disminuida está asociada
con la fuerza maligna de LILIT (‫)לילית‬,
que recibe ese nombre debido a que
siempre está lloriqueando (‫מיללת‬,
meIaLeLet) y trae IeLaLá (‫יללה‬,
sollozos) al mundo. La gente malvada
produce una abundancia de melodías
tristes y lúgubres, pues su música está
asociada con el lloriqueo del Otro Lado.

La música en general atrae a la


gente. La música proviene de la misma
raíz que la Tribu de Leví, que ejecutaba
instrumentos musicales en el Templo. El
nombre LeVí (‫ )לוי‬viene de la palabra
meLaVé (‫מלוה‬, acompañar) - i.e., la
gente desea estar en su compañía.
Cuando en el Shabat cantamos
melodías desde el fondo del corazón,
elevamos las melodías caídas y tristes
hacia el ámbito de la santidad. Esto se
debe a que el Shabat representa la
visión rectificada. Así, elimina el poder
de Lilit (Likutey Moharán I, 226; ver también
Ibid., I, 237).

29:35

Ella
concibió
otra
vez
y
dio
a
luz
un
hijo.
Dijo,
“Esta
vez,
agradeceré
a
Dios”.
Por
lo
tanto
le
puso
por
nombre
Iehudá.
Entonces
ella
dejó
de
tener
hijos.

Esta vez, agradeceré a Dios


En el Futuro, serán abolidos todos los
sacrificios salvo la ofrenda de
agradecimiento (Vaikrá Rabah 9:7).

ODéH (‫אודה‬, “agradeceré”) hace


referencia al Korbán TODáH (‫קרבן תודה‬,
ofrenda de agradecimiento). Dado que
Iehudá simboliza el Mashíaj, su
descendiente, y el concepto de
agradecerle siempre a Dios, la ofrenda
de agradecimiento se mantendrá incluso
luego de la llegada del Mashíaj (Likutey
Halajot I, p. 242).
30:8

Raquel
dijo,
“Con
grandes
luchas
he
luchado
con
mi
hermana
y
he
prevalecido”,
y
lo
nombró
Naftalí.

Naftalí
Menajem ben Seruk enseña que el
nombre NaFTaLI (‫ )נפתלי‬proviene de la
misma raíz que la palabra PeTIL (‫פתיל‬,
cuerda), traduciendo este versículo
como “Con lazos de Dios he sido unida
a mi hermana” (Rashi).
El nombre naFTaLI (‫)נפתלי‬
contiene muchas de las letras de la
palabra TeFILá (‫תפילה‬, plegaria).
Cuando consideramos que “el nombre
NaFTaLI proviene de la misma raíz que
la palabra PeTIL (cuerda)”, podemos
comprender que la plegaria es la
principal devoción que une a la persona
con Dios (Likutey Moharán II, 84).

Naftalí
NaFTaLI (‫ )נפתלי‬proviene de la misma
raíz que NiFTaLti (‫נפתלתי‬, “he peleado”
o “he luchado”) (Rashi).

Este concepto es similar a TeFILá


(‫תפילה‬, plegaria), pues uno debe luchar y
ser persistente al orarle a Dios cuando
aún no ha recibido respuestas a su
pedido. Finalmente, sus plegarias serán
respondidas al igual que las de Raquel
(Likutey Halajot I, p. 80a-160-81a).

30:23

Ella
concibió
y
dio
a
luz
un
hijo.
Dijo,
“Dios
ha
recogido
mi
vergüenza”.

Dios ha recogido mi vergüenza... le


puso por nombre Iosef
Mientras la mujer no tiene un hijo, es
culpada por todo lo que sale mal en la
casa; pero cuando tiene un hijo, ella
puede echarle la culpa al niño (Rashi).

No sólo Iosef (‫ )יוסף‬recogió (‫אסף‬,


aSaF) la vergüenza de su madre, sino
que también recolectó la humillación de
los pecadores. IoSeF también representa
al Tzadik que acerca a los demás a Dios
y por lo tanto aumenta (‫מוסיף‬, moSiF) la
santidad. (Por ejemplo, Iosef solía pasar
tiempo con los hijos de las siervas [i.e.,
aquellos que están lejos de Dios]). Más
tarde Iosef es llamado el ben zekunim,
el “hijo sabio” (Génesis 37:3). Esa
sabiduría hace referencia a la gran
compasión demostrada por Iosef hacia
todos aquellos que estaban lejos de Dios
(Likutey Halajot I, p. 14a, 26).
Dios ha recogido mi vergüenza... le
puso por nombre Iosef

Iosef es el paradigma del Tzadik,


quien cuida el pacto. Si un hombre daña
el pacto, siente vergüenza. Por lo tanto,
el nacimiento de Iosef, que es la
revelación del Tzadik, indica la
eliminación de la vergüenza (Likutey
Moharán I, 19:3, 34:8, 82). El Tzadik
mitiga la humillación que llega como
resultado de un pacto dañado (Ibid., I,
54,6).

30:24
Le
puso
por
nombre
Iosef,
diciendo,
“Que
Dios
me
agregue
otro
hijo”.
Le puso por nombre Iosef, diciendo
“Que Dios me agregue otro hijo”

Iosef (‫יוסף‬, IoSeF) ganó el título


de “Tzadik” porque continuamente
“agregaba” (‫מוסיף‬, moSiF) frescura a sus
devociones. Quería que Dios lo
considerase cada día como un “nuevo”
hijo. Este versículo también implica que
el Tzadik trabaja constantemente para
traer nuevas almas de retorno a Dios
(Likutey Halajot II, p. 77a-154).

30:25

Después
que
Raquel
dio
a
luz
a
Iosef,
Iaacov
le
dijo
a
Labán,
“Déjame
ir.
Iré
a
mi
lugar
y
a
mi
tierra”.

Déjame ir. Iré a mi lugar y a mi tierra


Iaacov quería asegurarse de que al
menos su último hijo, Benjamín, naciera
en la Tierra Santa. De otra manera, los
judíos no podrían nunca dejar el exilio
(Zohar I, 158b).

El nacimiento de Benjamín
completó la santidad de las Doce
Tribus, y representa así la alegría de la
santidad. Si Benjamín hubiese nacido
fuera de la Tierra Santa, esa alegría
habría sido llevada hacia las fuerzas que
están fuera del ámbito de la santidad,
cancelando sus efectos positivos, como
está escrito, “Con alegría dejarán [el
exilio]” (Isaías y 55:12) (Likutey Halajot II,
p. 257a).

30:28
“Dime
cuál
es
tu
salario
y
te
lo
daré”.
Le
dijo.

Dime cuál es tu salario


Hasta el nacimiento de Iosef,
Iaacov trabajó para Labán, para pagar la
“deuda” de haberse casado con sus
hijas. Luego del nacimiento de Iosef,
Labán le pidió a Iaacov que trabajase
para él por un salario. Iaacov estuvo de
acuerdo sólo debido al nacimiento de
Iosef. Iosef representa el paradigma del
Tzadik, un pacto cuidado. Sólo cuando
uno es moral y puro la riqueza que
obtiene puede ser pura y sin corrupción
(Likutey Halajot V, p. 478).

Iaacov y Labán

Iaacov, que mereció el Lenguaje


Sagrado, luchó su principal batalla con
Labán, que representa el Targúm, la
traducción de la Torá. (Por lo tanto
vemos que Iaacov le dio un nombre
hebreo al monumento, Gal-ed, mientras
que Labán le dio el mismo nombre en
arameo, Iegar Saaduta [ver Génesis
31:47]).

El Lenguaje Sagrado genera


grandes niveles de santidad. Frente a él
se encuentra la total impureza
(representada por Esaú y las setenta
naciones). El Targúm es un puente entre
los dos extremos: puede ayudar a la
persona a ascender la escala espiritual
hacia la santidad o puede arrastrarla
desde la pureza hacia la impureza.
Iaacov tomó sus hijas de la casa de
Labán para elevarlas hacia el ámbito de
la santidad. Por el contrario, cuando
Esaú intentó asesinar a Iaacov, éste
comprendió que para anular el mal total
de Esaú, primero debía vencer a Labán -
el Targúm o puente entre ellos.

Así, Iaacov sirvió a Labán por


siete años, correspondientes a las
setenta naciones impuras (en la Kabalá,
cada nivel está compuesto por diez
sefirot; siete años multiplicados por
diez sefirot es igual a setenta). Entonces
Iaacov esperó a que naciera Iosef para
irse de la casa de Labán. Iosef
representa la pureza de un pacto
cuidado; para alcanzar el Lenguaje
Sagrado, se requiere pureza sexual
(Likutey Halajot II, p. 464).

30:30

“Porque
la
poca
cosa
que
tenías
antes
de
mi
venida
ha
crecido
mucho,
pues
que
Dios
te
ha
bendecido
por
mi
causa;
y
ahora,
¿cuándo
he
de
trabajar
también
por
mi
casa?”.

Dios te ha bendecido por mi causa

Vaivarej IHVH otja leragli (“Dios


te ha bendecido por mi causa”) significa
literalmente, “Dios te ha bendecido a
mis pies”. Iaacov elevó los “pies”, el
nivel más bajo de la realidad, hacia el
servicio a Dios y así alcanzó la
bendición (Likutey Moharán I, 24:4).

30:32

“Pasaré
por
todo
tu
rebaño
hoy
y

apartarás
de
allí
toda
oveja
salpicada
y
manchada
y
toda
oveja
morena
entre
los
corderos
y
la
manchada
y
salpicada
entre
las
cabras
y
de
éstas
será
mi
salario”.

Iaacov y Labán... el rebaño

Iaacov representa al Tzadik que


transmite la Torá en su forma pura, para
beneficio de los demás. Labán
representa al charlatán que estudia Torá
para obtener honor, riqueza y otros
beneficios materiales. La batalla entre
Iaacov y Labán es el prototipo de todas
las batallas futuras entre los Tzadikim y
los líderes falsos que se presentan como
paradigmas de la Torá, pero que carecen
de todas las cualidades necesarias. Esto
explica por qué la principal batalla de
Iaacov con Labán fue sobre las ovejas.
Las ovejas -la riqueza de Labán- le
fueron quitadas para pasar a manos de
Iaacov, pues el deseo de riqueza y de
ganancia personal hace que la persona
caiga de su nivel (Likutey Halajot V, p.
269a).

Iaacov y Labán

Iaacov representa la verdad, como


en “Da verdad a Iaacov” (Mija 7:20).
Como paradigma de la verdad, Iaacov
pudo luchar con éxito con Esaú y Labán,
los arquetipos de la mentira y del mal.
De Labán, Iaacov extrajo sus cuatro
esposas y sus doce hijos. Los doce hijos
representan los parámetros de la
santidad -las doce horas del día, las
doce horas de la noche, los doce meses
del año y los doce signos del zodíaco-
que sostienen al mundo entero. El mal -
Labán- trata de tragar todo lo que pueda
de la santidad. Pero aquel que merezca
la verdad podrá extraer mucha riqueza
del lado del mal (Likutey Halajot VIII, p.
207b-208a).

30:33
“Mi
integridad
responderá
por

el
día
de
mañana,
cuando
vengas
para
revisar
mi
salario
que
tendrás
delante
de
ti:
todo
lo
que
no
sea
salpicado
y
manchado
de
entre
las
cabras,
moreno
entre
los
corderos,
sea
como
robado
por
mí”.

Mi integridad

Tzidkati (“mi integridad”) también


puede entenderse como “mi caridad”. La
persona debe dirigir su caridad hacia
causas dignas, para que su poder pueda
vencer al mal (Likutey Moharán I, 251).

Mi integridad responderá por mí el


día de mañana

Nuestro mundo es comparable al


Espacio Vacío, donde la persona no
puede encontrar respuestas a las
preguntas profundas relacionadas con la
recompensa y el castigo, y sólo debe
apoyarse en la fe. Si, en este mundo, uno
fortalece su fe, entonces, en el futuro
mesiánico, alcanzará las respuestas
relacionadas con su “integridad” (Likutey
Moharán I, 64:6).

30:37

Iaacov
tomó
para

ramas
frescas
de
álamo,
de
avellano
y
de
castaño
y
descortezó
en
ellas
listas
blancas,
descubriendo
la
parte
blanca
de
las
ramas.

Descortezó en ellas listas blancas

Esto hace referencia a la


“blancura” -i.e., la pureza- del pacto.
Iaacov hizo descender la pureza del
pacto no sólo para él mismo sino
también para los demás (Likutey Moharán
I, 29:5).

31:1

“Pero
él
oyó
las
palabras
de
los
hijos
de
Labán
que
decían:
“Iaacov
ha
tomado
todo
lo
que
era
de
nuestro
padre
y
de
lo
que
es
de
nuestro
padre
se
ha
hecho
toda
esta
fortuna”.

De lo que es de nuestro padre se ha


hecho toda esta fortuna

¿Por qué Iaacov trabajó tan duro


para aumentar sus rebaños y tomar la
riqueza de Labán? Porque el alma y la
riqueza tienen la misma raíz (Likutey
Moharán I, 69).

Todo el tiempo en que estuvieron


juntos, Labán trató de engañar a Iaacov y
de construir su propia riqueza,
atrapando así en su dominio las almas
de la nación judía y su riqueza. Pero
Iaacov pudo ganarle en astucia a Labán
y tomar nuevamente el control de las
almas judías y de su riqueza (Likutey
Halajot VIII, p.199).

31:10

“En
el
momento
de
aparearse
los
animales,
levanté
mis
ojos
y
vi
en
un
sueño
que
los
machos
cabríos
que
se
montaban
a
las
hembras
eran
anillados,
salpicados
y
rayados”.
Anillados, salpicados y rayados

Estas tres descripciones de las


ovejas de Iaacov incluyen todos los
intelectos sagrados y corresponden a
Jojmá, Biná y Daat. El “abrevadero”
representa el intelecto, donde se guardan
las “aguas” de la santidad. Iaacov puso
una rama pelada enfrente del abrevadero
-es decir, reveló hermosas enseñanzas
de Torá- haciendo que las “ovejas” -
i.e., su rebaño- que venían a tomar de
sus aguas “entrasen en calor” y se
inflamasen con un fervoroso deseo de
servir a Dios. Iaacov trabajó
principalmente con las ovejas “jóvenes”
- porque la principal batalla con el Malo
tiene lugar durante la juventud. Aunque
esas batallas pueden ser abrumadoras, la
persona joven tiene la fuerza como para
superar sus deseos.

Aun así, Iaacov tuvo que huir de


Labán - pues el Malo ataca sin cesar las
devociones espirituales. Así, Iaacov le
dijo a Labán, “Si el Dios de mis
padres... no hubiese estado conmigo... y
visto la obra de mis manos” (Génesis
31:42) - significando que Iaacov trabajó
continuamente para contrarrestar el mal
que, de otra manera, atrapa a la gente
débil incluso cuando trata de servir a
Dios. De no ser por el trabajo de Iaacov,
aquellos afectados por el Malo no
podrían mantenerse firmes. La principal
fortaleza de Iaacov fue el hitbodedut,
sus plegarias en campo abierto -
mientras era “consumido por el calor
durante el día y la helada durante la
noche” (Ibid., 31:40) (Likutey Halajot VIII,
p.14a-15b).

Anillados, salpicados y rayados

Hay tres niveles de temor: el


temor a Dios, el temor al maestro y el
temor a los padres. Iaacov, quien dijo
después de su sueño, “¡Qué tremendo es
este lugar!” (Génesis 28:17), entendió el
temor. Mientras cuidaba el rebaño de
Labán, se dedicó a hacer descender los
diferentes niveles de temor para que
todos pudieran experimentarlos.
Las ovejas “anilladas”
representan el nivel del temor a Dios,
dado que los akudim (anillos)
representan los orígenes mismos de la
Creación, antes del desarrollo incluso
de las sefirot. Las ovejas “salpicadas”
aluden al discípulo, que es una
“salpicadura” comparado con el
conocimiento y la estatura de su
maestro. Las ovejas “rayadas”
representan el temor a los padres, dado
que las marcas rayadas aparecían en las
patas de las ovejas (Rashi) y los niños
son llamados “las rodillas de los
padres” (cf. Eruvin 70b). Así, al cuidar
las ovejas, Iaacov hizo descender todos
los tipos de temor a Dios (Likutey Halajot
V, p. 480-241a).
31:45

Iaacov
tomó
una
piedra
y
la
levantó
como
un
monumento
La levantó como un monumento

Iaacov representa al judío que


quiere ser puro. Se encuentra
constantemente perseguido por LaBáN
(‫לבן‬, cuyo nombre significa literalmente
“blanco”), quien “blanquea” sus malas
acciones para hacer caer a la persona.
Iaacov debe huir de Labán y no mirar
hacia atrás. Pero si Labán lo alcanza,
deberá construir un monumento, un
testamento a su persistente deseo de
servir a Dios (Likutey Halajot I, p. 192).

También, es necesario que uno le


“robe” a Labán. Si se ve atacado por los
malos pensamientos, deberá ocuparse de
otros temas o incluso de cuestiones
tontas para hacer descansar la mente y
alejarla del mal. Entonces Dios Mismo
le advertirá a “Labán” de no hacerle
daño a Iaacov. Esto es lo que se quiere
indicar a través del hecho de que Iaacov
huyó sin avisarle a Labán (Génesis 31:20).
De haberle dicho a Labán que estaba
partiendo, éste lo habría perseguido.
Muy comunmente decimos que no
queremos que el mal nos siga, pero nos
encargamos de dejar una abertura para
que vaya tras de nosotros. Más aún,
Iaacov se dedicó a juntar piedras -es
decir, todos los buenos pensamientos y
las buenas acciones, aunque fuesen
minúsculos- con los cuales construyó su
testamento a Dios y al bien (Likutey
Halajot I, p. 192-97a).

31:46

Iaacov
les
dijo
a
sus
hermanos,
“Recojan
piedras”.
Ellos
tomaron
piedras
e
hicieron
un
monumento
y
comieron
allí
junto
al
monumento.
Comieron allí junto al monumento
El GaL (‫גל‬, monumento) representa
LaG BaOmer (‫( )לג בעומר‬Ari).

GaL (‫גל‬, monumento) también está


relacionado con GuiLá (‫גילה‬, alegría).
Comer con alegría trae santidad y le da
una fuerza positiva al alimento (Likutey
Halajot III, p. 218).

31:47

Labán
llamó
al
lugar
Iegar
Saaduta
pero
Iaacov
lo
llamó
Gal-
ed.

Labán llamó al lugar Iegar Saaduta


pero Iaacov lo llamó Gal-ed
Labán y Iaacov le dieron el mismo
nombre al monumento, “Monumento del
Testimonio”, pero Labán le dio el
nombre en arameo y Iaacov en hebreo.

Labán representa el Targúm (la


traducción al arameo de la Torá), que
actúa como intermediario entre el
Lenguaje Sagrado y un habla maligna. La
intención de Labán era llevar impureza
al pacto que hizo con Iaacov y así dañar
al pueblo judío. Iaacov era consciente
de la intención de Labán. Por lo tanto
invocó el Lenguaje Sagrado, trayendo
pureza a aquellos que serían miembros
del pacto con Dios (Likutey Moharán I,
19:4).
Parashat Vaishlaj

32:4

Iaacov
envió
mensajeros
delante
de
él
a
Esaú
su
hermano,
a
tierra
de
Seir,
al
campo
de
Edom.

Iaacov envió mensajeros... a Esaú...


residí con Labán
Los mensajeros eran verdaderos ángeles
(Rashi).

Aunque Iaacov habitó (‫גרתי‬,


GaRTI) con Labán, cuidó las 613 (‫תרי״ג‬,
TaRIaG) mitzvot. Dado que estaba
totalmente inmerso en la Divinidad,
mereció que verdaderos ángeles
hiciesen su voluntad (Likutey Halajot VII,
p. 197a).

32:5

Los
instruyó
diciendo,
“Esto
es
lo
que
le
dirán
a
mi
señor
Esaú:
‘Así
dijo
tu
siervo,
Iaacov:
Residí
con
Labán
y
he
demorado
mi
retorno
hasta
ahora’”.

Residí con Labán


Pese al hecho de que habité (‫גרתי‬,
GaRTI) con Labán, mantuve las 613
(‫תרי״ג‬, TaRIaG) mitzvot (Rashi).

Fue específicamente debido al


hecho de que residí con Labán y que
sabía que él estaba tratando de hacerme
caer de mis devociones, que me
fortalecí y alcance el conocimiento y la
capacidad de observar las 613 mitzvot.
Alcancé ese nivel específicamente
debido a mi adversario, Labán (i.e.,
utilice la adversidad para acercarme a
la Torá) (Likutey Halajot III, p. 250-126a).

Residí con Labán y he demorado mi


retorno hasta ahora... tengo ganado y
asnos

Pese al hecho de que habité (‫גרתי‬,


GaRTI) con Labán, mantuve las 613
(‫תרי״ג‬, TaRIaG) mitzvot (Rashi).

Al prepararse para atacar a


Iaacov, Esaú mostró que había
alcanzado la cima de la audacia impura:
el deseo de combatir todo lo santo. Por
lo tanto Iaacov le envió este mensaje:
“Residí con Labán” - pese a haber
vivido con el mal, me las arreglé para
mantenerme firme en el servicio a Dios.
Habiendo observado la Torá, alcancé el
nivel de la audacia santa con la cual
contrarrestar tu audacia impura. Más
aún, “He demorado mi retorno hasta
ahora” - “ahora” representa el poder de
la plegaria. Es decir, construí mi deseo
de servir a Dios y transformé mis
estudios de Torá en plegarias, para
alcanzar incluso niveles más elevados.
Ahora que he alcanzado esos grandes
niveles, estoy dispuesto a enfrentarte y a
vencerte. El “ganado y asnos”
representan los dos Mashíaj que
conquistarán finalmente a todas las
fuerzas del mal (Likutey Halajot VIII, p.
40a).

Residí con Labán


Y mantuve las 613 mitzvot (Rashi).

Esaú odiaba a Iaacov porque


había recibido las bendiciones. Cuando
Esaú decidió matarlo, Iaacov huyó. En
camino hacia la casa de Labán, Iaacov
estudió Torá en la ieshivá de Shem y de
Ever durante catorce años (Rashi sobre
Génesis 28:9). Fortalecido por el estudio
de la Torá, Iaacov pudo llevar la luz de
Dios hacia todo lo que hizo.

De ese modo fue capaz de hacer


descender bendiciones, de extraer a Lea
y a Raquel del ámbito del mal de Labán
y de llevarlas hacia el ámbito de la
santidad. También pudo atraer una gran
riqueza, dado que casi toda la riqueza de
Labán le fue transferida a través de su
cuidado de los rebaños de Labán.
Cuando Iaacov volvió a encontrar a
Esaú, le dijo, “Residí con Labán y
observé las 613 mitzvot”. Es decir,
“Estudié Torá y me fortalecí con ella.
Las 613 mitzvot de la Torá me dieron la
fuerza y la capacidad para superar a
Labán. Por lo tanto también podré
vencerte a ti” (Likutey Halajot IV, p. 136a-
272).

Residí con Labán

Esaú representa a los ateos que


son bestias salvajes y gente lujuriosa, en
tanto que Labán representa a los ateos
que son astutos y maliciosos - es decir
la “raíz” de todos los ateísmos,
ocultando el Favor Divino. Iaacov
representa a aquel que trata de revelar el
Favor Divino.

Esaú estaba celoso de Iaacov por


haber recibido las bendiciones de Itzjak,
dado que esas bendiciones incluían
abundancia de rocío y de cosecha, todas
bendiciones de un orden natural. Siendo
un ateo, Esaú prefería creer en un orden
natural más que en la Providencia
Divina. Amenazado por su hermano,
Iaacov comprendió que para poder
vencer a Esaú, debía vencer a la “raíz”
de Esaú, es decir, a Labán. De modo que
cuando Iaacov retorno de Jaran, le envió
un mensaje a Esaú: “Residí con Labán”
- significando, “Pude vencer a tu raíz.
Por lo tanto puedo vencerte también a
ti”. Cuando finalmente volvieron a
encontrarse, Esaú le concedió las
bendiciones a Iaacov, reconociendo que
si Iaacov había sido capaz de vencer a
Labán y de revelar el Favor Divino,
entonces merecía verdaderamente esas
bendiciones (Likutey Halajot I, p. 154a).

32:8

Iaacov
temió
mucho
y
se
angustió;
dividió
la
gente
que
tenía
consigo
en
dos
campamentos,
junto
con
las
ovejas,
el
ganado
mayor
y
los
camellos.

Iaacov temió mucho


Aunque Dios había prometido proteger a
Iaacov con Su Providencia, Iaacov tenía
miedo pues quizás había pecado
(Berajot 4a).

Cuando la persona percibe la


voluntad de Dios -cuando ve que todo lo
que le sucede es resultado de la
Providencia Divina- llega a temer a
Dios. Pero si cree que la naturaleza es
una fuerza en sí misma, no puede
alcanzar el temor a Dios. Iaacov temía
no haber apreciado la Providencia
Divina, por lo que debía haber perdido
el temor a Dios y cometido algún
pecado, en cuyo caso ya no merecía la
Providencia Divina (Likutey Moharán II,
4:5).

32:9
Él
dijo,
“Si
viene
Esaú
al
primer
campamento
y
lo
hiere,
el
campamento
que
quede
escapará”.

El campamento que quede escapará


Iaacov se preparó para recibir a Esaú de
tres maneras: con un regalo, con la
plegaria y dispuesto a la batalla (Rashi).

El encuentro de Iaacov con Esaú


representa la confrontación de todo
judío con las fuerzas del mal. Un
“regalo” representa ciertas devociones
que son dadas al Otro Lado (e.g., el
carnero para Azazel en Iom Kipur, las
maim ajaronim antes de las Gracias
Después de las Comidas, etc.). La
“plegaria” hace referencia a las súplicas
a Dios para ser protegidos del Malo.
“Batalla” representa el estar
constantemente preparados para repeler
a “Esaú” y sus cohortes, junto con la
determinación de nunca caer en la
desesperanza: “Aunque no pueda ganar
totalmente esta batalla, al menos salvaré
algunas de mis devociones, algo de mi
disposición para servir a Dios” (Likutey
Halajot III, p. 294-128a).

32:14
Pasó
allí
aquella
noche
y
tomó
de
lo
que
le
vino
a
la
mano
un
presente
para
Esaú
su
hermano.

Un presente para Esaú su hermano.

Dado que Esaú era una persona


colérica, ¿por qué Iaacov envió regalos
que mostraban su riqueza? ¿Acaso Esaú
no sentiría celos de esa riqueza,
enojándolo más aún y haciéndolo que
desease dañar mucho más a Iaacov?

Iaacov intimó un mensaje al


enviarle un regalo a Esaú, cuyo ser y
poder emanaban de la cólera,
representando así el paradigma de la
ira: “Aquel que controla su ira puede
merecer una gran riqueza” (ver Likutey
Moharán I, 68). Al enviarle a Esaú los
frutos de su relación de veintiocho años
con Labán, Iaacov demostraba que nunca
había sucumbido a la ira ante los
constantes intentos de Labán por
engañarlo. Más bien, siempre había
controlado su cólera mereciendo así una
gran riqueza. Más importante aún,
Iaacov fue capaz de controlar la ira
misma - i.e., a Esaú (Likutey Halajot VIII,
p. 191b).

32:17

Y
puso
a
sus
siervos
a
cargo
de
cada
manada
separadamente,
y
dijo
a
sus
siervos:
“Vayan
delante
de

y
dejen
un
espacio
entre
una
manada
y
la
otra”.

Dejen un espacio entre una manada y


la otra
Previendo los futuros exilios, Iaacov
oró para que cuando los judíos
estuviesen en el exilio y se viesen
abrumados por los problemas pudiera
haber algún “espacio de respiro” entre
sus sufrimientos (Bereshit Rabah
76:8).

Iaacov previó el largo exilio y sus


sufrimientos y comprendió la
desesperanza que caería sobre sus
descendientes. Oró por ellos, para que
tuviesen la sabiduría de percibir los
breves momentos de respiro entre los
sufrimientos. Oró para que pudieran
reconocer esos respiros incluso al
enfrentar los sufrimientos individuales y
para que siempre encontrasen el
consuelo en medio de las dificultades,
algo que le da a la persona la fortaleza
para continuar (Likutey Halajot V, p. 388).
32:23

Se
levantó
aquella
noche
y
tomó
a
sus
dos
mujeres
y
a
sus
dos
siervas
y
a
sus
once
hijos
y
cruzó
el
Maavar
Iabok.

Cruzó el Maavar Iabok


Se hizo como un puente, llevando sus
animales y sus propiedades de un lado al
otro del río (Rashi).

Iaacov, el epítome de la verdad,


les enseñó a sus descendientes que con
la verdad es posible pasar a través del
estrecho puente de la vida. Al
transformarse en un puente, Iaacov
demostró que se necesita la verdad para
vencer a Esaú y a todas las dificultades
de la vida (Likutey Halajot I, p. 158).
Cruzó el Maavar Iabok
Se hizo como un puente, llevando sus
animales y sus propiedades de un lado al
otro del río (Rashi).

El Rebe Najmán dijo cierta vez,


“El mundo entero es un puente muy
angosto. Lo más importante es no tener
miedo” (Likutey Moharán II, 48).

32:25

Iaacov
se
quedó
solo
y
luchó
con
un
hombre
hasta
el
romper
del
alba.

Iaacov luchó con el ángel... el nervio


ciático

La batalla que entablaron fue


sobre el exilio. El ángel de Esaú
buscaba vencer a Iaacov para que los
judíos en el exilio sucumbiesen al
dominio de Esaú. Sin embargo, Iaacov
era un gran Tzadik y pudo vencer al
ángel. El ángel sólo pudo tocar el muslo
de Iaacov - es decir, llegó a dañar las
futuras generaciones de Iaacov, aquellos
“que descienden de sus muslos”. El
muslo también corresponde al Nueve de
Av, cuando fue destruido el Templo
(Zohar I, 170b). En todas las
generaciones, Esaú esgrime el arma de
la depresión y de la tristeza en contra
del pueblo judío.
Luego de perder la batalla, el
ángel dijo que tenía que partir, dado que
era su turno para “cantar delante de
Dios” (Rashi). De alguna manera se
sentía victorioso por el hecho de que
sería capaz de llevar a los judíos del
futuro a la depresión. Pero Iaacov se
negó, “No hasta que me bendigas” -
significando que incluso la depresión se
transformará en alegría. El ángel se vio
forzado a conceder que en verdad
contribuiría a las bendiciones y a la
alegría de la nación judía al final del
largo exilio.

Después de la partida del ángel,


Dios hizo brillar el sol de la Redención
Futura sobre Iaacov (Bereshit Rabah 78:5).
Iaacov juntó los pequeños recipientes
que había recuperado del otro lado del
río (Rashi) y volvió con su familia. Los
“pequeños recipientes” hacen referencia
a las almas perdidas. Al derrotar al
ángel de Esaú y al traer alegría a sus
descendientes, Iaacov el Tzadik también
podrá insuflar una nueva vida en las
almas perdidas (Likutey Halajot II, p. 150a-
151a).

32:26

Cuando
vio
que
no
podía
con
él,
golpeó
la
coyuntura
de
su
muslo.
La
coyuntura
de
Iaacov
se
dislocó
mientras
luchaba
con
él.

Golpeó la coyuntura de su muslo... el


sol brilló para él
El muslo representa a aquellos que
sustentan la Torá. Ese día, las horas de
sol se extendieron (Rashi sobre Génesis
32:32).

El ángel quería lisiar la capacidad


del pueblo judío para comprender las
leyes de la Torá. La mejor manera de
lograrlo sería dificultando el sustento
dado a los estudiosos de Torá. El sol
brilló para Iaacov para curar su herida.
En otras palabras, Iaacov pudo traer el
sol del Futuro, el “sol extendido”, la luz
y el sustento del Futuro, para mantener
fuerte el estudio de Torá de sus
descendientes (Likutey Halajot V, p. 199a).

32:29
“No
serás
llamado
más
Iaacov,
sino
Israel;
porque
has
luchado
con
ángeles
y
con
hombres
y
has
salido
victorioso”.

No serás llamado más Iaacov, sino


Israel

Existe un intelecto inmanente y un


intelecto trascendente. Para alcanzar la
Divinidad, la persona debe transformar
el intelecto trascendente en intelecto
inmanente, para así poseer ambos
niveles de Divinidad.

El nombre IaACoV (‫)יעקב‬


representa el nivel inferior de intelecto,
el EKeV (‫עקב‬, talón). Las letras del
nombre ISRaEL (‫ )ישראל‬pueden
reordenarse para formar la frase LI
ROSh (‫לי ראש‬, “tengo cabeza”),
indicando el nivel superior de intelecto.
Si la persona siente que se encuentra en
un nivel inferior y que no está creciendo
espiritualmente, debe clamar a Dios.
Entonces alcanzará el intelecto
trascendente e incorporará las
cualidades que se encuentran en los
nombres Iaacov e Israel (Likutey
Moharán I, 21:8).
Iaacov... Israel... has luchado con
ángeles

IaACoV (‫ )יעקב‬corresponde a una


devoción a Dios inferior, representada
por la palabra EKeV (‫עקב‬, talón - la
parte más baja del cuerpo). ISRaEL
(‫ )ישראל‬representa una devoción
superior, como en “Has luchado (‫שרית‬,
SaRita) con ángeles”. Es decir, has
encarado tus devociones con seriedad y
podrás vencer incluso a los ángeles en
aras del servicio a Dios (Likutey Halajot
II, p. 258).

32:30
Iaacov
preguntó,
diciendo:
“Te
ruego
me
digas
tu
nombre”.
Pero
él
respondió:
“¿Por
qué
preguntas
por
mi
nombre?”.
Y
le
bendijo
allí.

Por qué preguntas por mi nombre

Los ángeles reciben nombres de


acuerdo a su misión y esas misiones
cambian constantemente. Por lo tanto el
ángel le dijo a Iaacov, “¿Por qué
preguntas por mi nombre?”. Iaacov, por
otro lado, representa la verdad y la
estabilidad - i.e., una misión inmutable
de servicio a Dios. Esa verdad lo
equipaba con la capacidad de enfrentar
los ataques de los ángeles y de elegir
siempre el sendero correcto. Así, el
ángel le dijo a Iaacov, “porque has
luchado con ángeles... y has salido
victorioso” (Likutey Halajot VIII, p. 211a).

32:32
El
sol
brilló
para
él
cuando
pasaba
por
Penuel,
y
cojeaba
de
la
cadera.

El sol brilló para él

El sol brilló para curarlo (Rashi).

Iaacov se compara con el sol, que


trae curación. De manera similar, la
tzedaka se compara con el sol - como en
la frase “Un sol de caridad” (Malaji
3:20). Al igual que el sol, la caridad trae
curación (Likutey Moharán I, 86; Ibid., I,
221).

El sol brilló para él

Iaacov se compara con el sol. Así


como el sol ilumina el sendero de una
persona, de la misma manera el intelecto
ilumina su sendero en la vida. El nombre
IaACoV (‫ )יעקב‬implica intelecto, como
en la frase vaIaAKVeni (‫ויעקבני‬, “me
superó en inteligencia”) (Génesis 27:36)
(Likutey Moharán I, 1; Ibid., I, 74).

32:33

Por
lo
tanto
no
comen
los
hijos
de
Israel
del
nervio
ciático
que
está
en
la
coyuntura
del
muslo,
hasta
el
día
de
hoy;
por
cuanto
tocó
la
coyuntura
del
muslo
de
Iaacov
en
el
nervio
ciático.

Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov


en el nervio ciático

IaACoV (‫ )יעקב‬fue llamado así


debido al EKeV (‫עקב‬, talón) que aferró
(Génesis 25:26). El consejo se encuentra
en los “pies” (o piernas) sobre los
cuales uno se sostiene. Por lo tanto el
ángel trató de dañar las piernas de
Iaacov, para dañar su consejo para la
supervivencia en la vida (Likutey Halajot
III, p. 196a).

Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov


en el nervio ciático

El ángel luchó con Iaacov para


impedirle establecer una nación que
serviría a Dios. Al tocar el nervio
ciático de Iaacov (‫גיד הנשה‬, guid
haNaSheH), el ángel trató de instilar en
la nación judía el olvido (‫נשיון‬, NiShion)
del objetivo. Cuando Iaacov venció al
ángel, “el sol brilló para él”. El sol
representa la verdad. Para superar el
olvido es necesario buscar la verdad
(Likutey Halajot II, p. 346).

Tocó la coyuntura del muslo de Iaacov


en el guid hanasheh
Hay tres explicaciones para la palabra
haNaSheH (‫הנשה‬, ciático): NaShu
vekaftzu (‫נשו וקפצו‬, “alejarse de”);
NaShani (‫נשני‬, olvido o ser retirado de);
NaShu guevuratam (‫נשו גבורתם‬,
“perdieron su fuerza”) (Rashi).

Estas tres interpretaciones pueden


ser aplicadas a aquellos que han perdido
el coraje para acercarse y servir a Dios.
NaShu vekaftzu - hay personas que
alguna vez reconocieron a Dios, pero
que se han alejado de Él. NaShani -
otras, con el tiempo, olvidaron su
conexión con Dios. NaShu guevuratam -
unas más quieren servir a Dios pero se
sienten muy débiles como para hacerlo.

El ángel que luchó con Iaacov


quiso crear situaciones que inducirían a
las personas a alejarse de Dios. Pero
Iaacov y los Tzadikim están buscando
siempre maneras de ayudar a la gente
que se encuentra lejos de Dios para
acercarla a Él (Likutey Moharán I, 56:3).

33:1

Iaacov
alzó
los
ojos
y
vio
que,
he
aquí,
Esaú
venía
con
cuatrocientos
hombres.
Repartió
los
niños
entre
Lea
y
Raquel
y
las
dos
siervas.
Esaú venía con cuatrocientos hombres

La frase RA AIN (‫רע עין‬, Mal Ojo)


tiene el valor numérico de 400. Esaú
pretendía arrojar un mal ojo sobre
Iaacov buscando alguna falta en él
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de
Breslov #242).

33:3

Él
mismo
pasó
delante
de
ellos
y
se
inclinó
a
tierra
siete
veces,
hasta
que
llegó
a
su
hermano.
Se inclinó a tierra siete veces, hasta
que llegó a su hermano

Éste fue un error por parte de


Iaacov. Aunque Iaacov era humilde, uno
no debe nunca “inclinarse” ante Esaú.
Ese acto llevó a que los judíos se
inclinasen ante Hamán, descendiente de
Esaú (Likutey Halajot I, p. 178) y a otras
sumisiones a lo largo del exilio.

33:9

Esaú
dijo,
“Tengo
mucho,
hermano
mío;
sea
para
ti
lo
que
es
tuyo”.

Tengo mucho
Iesh li rav (‫יש לי רב‬, “tengo
mucho”) puede también leerse como
“tengo un Rav”. Es decir, Esaú es el
líder del Otro Lado y se presenta a sí
mismo como una autoridad en la Torá.
Esta misma idea puede verse en la frase
Alufei bnei Esav (‫אלופי בני עשו‬, “los
jefes de los hijos de Esaú”) (Génesis
36:15), que el Targúm traduce como
Rabanei bnei Esav (‫)רבני בני עשו‬, una
frase que connota tanto “multitudes”
como “rabinos”.

En general, debemos comprender


que hay algunos estudiosos de la Torá
cuyo conocimiento no viene de la
santidad sino del Otro Lado (Likutey
Moharán I, 8:3).

Iesh li rav

Esaú era una mala persona. Su


problema surgía del Iesh li rav (‫יש לי רב‬,
literalmente, “tengo un Rav”). Es decir,
Esaú elige un consejero que es bueno a
sus ojos, que sólo repite los
pensamientos y deseos de Esaú en lugar
de acercarlo a la verdad (Likutey Halajot
VII, p. 174).

33:10

“No,
te
lo
ruego;
si
he
hallado
gracia
a
tus
ojos,
acepta
mi
presente
de
mi
mano
pues
que
he
visto
tu
rostro
como
quien
ve
el
rostro
de
Dios
y
me
recibiste
con
bien”.

Acepta mi presente de mi mano... he


visto tu rostro como quien ve el rostro
de Dios

Cuando se da caridad, se
manifiesta la Divinidad en el mundo. Si
uno debe pagar impuestos injustos se lo
considera como si hubiese dado ese
dinero para caridad (Bava Batra 9a). Así,
Iaacov, quien se sintió forzado a
presentarle un regalo a Esaú, dijo, “Ver
tu rostro y darte un regalo es como si
diese para caridad y así mereciese ver
el Rostro de Dios” (Likutey Moharán II,
4:10).

Acepta mi presente

Esaú toma su fuerza esencial de


Itzjak, que representa Guevurá (juicios
estrictos). Para neutralizar los efectos
negativos de Esaú, Iaacov le dio un
MiNJá (regalo), que también representa
juicios (pues Itzjak estableció la
Plegaria de la Tarde denominada
MiNJá). Iaacov representa el Favor
Divino, que también puede contrarrestar
a Esaú. Dado que el Favor Divino se
evoca mediante la caridad, Iaacov le
hizo entender a Esaú que podría
vencerlo pues él daba regalos (Likutey
Halajot II, p. 185a).

33:11

“Por
favor
acepta
mi
regalo
que
te
he
traído;
porque
Dios
me
ha
hecho
merced
y
yo
tengo
de
todo”.
Lo
instó
y
él
lo
aceptó.

Dios me ha hecho merced


Inicialmente, Esaú quiso destruir a
Iaacov y a sus hijos. Pero cuando Iaacov,
dijo, “Dios me ha hecho merced
(janani)”, se cubrió a sí mismo y a sus
hijos con la bendición de obtener gracia
y favor (Bereshit Rabah 78:10).

La letra JeT (‫ )ח‬alude al intelecto,


como está sugerido por el hecho de que
es la letra inicial de las palabras JiuT
(‫חיות‬, vitalidad) y Jojmá (‫חכמה‬,
sabiduría Divina). Para alcanzar Jojmá,
la persona requiere tener la fe de que
esta sabiduría existe, para poder
buscarla. Esa fe está aludida por la letra
nun (‫)נ‬. Juntas, la Jet y la Nun forman la
palabra JeN (‫חן‬, gracia o merced).

Iaacov, tenía fe y buscaba la


sabiduría. Así, alcanzó JeN y como
resultado, encontró favor a los ojos de
Esaú. En general, la persona que tiene
un intelecto Divino alcanza la gracia y el
favor (Likutey Moharán I, 1:4).

Dios me ha hecho merced y yo tengo


de todo
La persona fallece sin haber alcanzado
la mitad de sus deseos (Kohelet Rabah
1:34).

Por naturaleza, la persona nunca


está satisfecha. No importa cuánto tenga,
siempre querrá más. Por lo tanto enseña
el Midrash: “La persona fallece sin
haber alcanzado la mitad de sus
deseos”. Sin embargo, hay una
bendición de Dios que contiene una
“porción doble”. Aquel que recibe esa
bendición gana el “doble” de lo que se
supone que debía obtener, satisfaciendo
así su deseo por más. Iaacov, quien fue
agraciado y bendecido de esa manera
por Dios, dijo por lo tanto, “Tengo de
todo” (Likutey Halajot VIII, p. 196b).

33:14

“Pase,
pues
mi
señor
delante
de
su
siervo
y
yo
iré
lentamente,
al
paso
que
pide
la
hacienda
que
llevo
delante
y
al
paso
de
los
niños,
hasta
que
llegue
a
mi
señor,
en
Seir”.

Yo iré lentamente
Aquel que desee purificarse deberá ser
paciente. El Talmud ofrece la analogía
de uno que entra a una tienda deseando
comprar una fragancia perfumada. El
propietario le dice “¡Espera! Huele los
perfumes y mira cuál te gusta para luego
comprarlo” (Ioma 39a).

Ésta era la actitud de Iaacov:


“Tengo mucho que hacer. Mis hijos son
jóvenes y no están preparados”. Sólo
con paciencia es posible alcanzar el
objetivo (Likutey Halajot VIII, p. 226a).

33:17

Iaacov
marchó
a
Sukot
donde
edificó
para

una
casa,
e
hizo
sukot
para
su
ganado.
Por
lo
que
llamó
a
aquel
lugar
Sukot.

Iaacov marchó a Sukot donde edificó


para sí una casa... Por lo que llamó a
aquel lugar Sukot

Iaacov trabajó toda su vida para


revelar la fe en Dios. Incluso su casa fue
construida con ese objetivo en mente.
Pues la fe se revela principalmente a
través de la idea de la SuKáH (‫)סוכה‬,
que es similar a SoKéH (‫סוכה‬,
supervisar). El Tzadik supervisa la fe y
la nutre, utilizando todos los medios
posibles para revelársela a los demás.
Así, “Hizo sukot para sus rebaños” -
hizo brillar la verdadera fe en aquellas
personas sobre las cuales tenía
influencia (Likutey Halajot VIII, p. 257b).

33:18

Así
vino
Iaacov
completo
a
la
ciudad
de
Shejem,
que
está
en
la
tierra
de
Canaán,
a
su
regreso
de
Padan
Aram;
y
acampó
enfrente
de
la
ciudad.

Vino Iaacov completo a la ciudad de


Shejem
Shalem (‫שלם‬, pleno o completo) se
aplica a la salud, a la riqueza y al estudio
de la Torá (Shabat 33b).

Pese a los esfuerzos de Labán y de


Esaú para destruirlo, Iaacov llegó
shalem (pleno o completo). Iaacov
estaba completo en salud - los cuatro
elementos de su constitución física
estaban en armonía, dado que había
dominado sus deseos. Estaba completo
en riqueza - no le faltaba nada, pese a
haberle dado a Esaú un gran regalo. Y
estaba completo en su estudio de la Torá
- no tenía ninguna dificultad y era capaz
de estudiar sin ninguna barrera para su
comprensión (Likutey Moharán I, 27:8).
También Iaacov estaba pleno en su
cuidado del pacto (ver Rashi sobre Génesis
49:3).
Vino Iaacov completo a la ciudad de
Shejem

Iaacov representa el atributo de la


verdad, como dice el versículo: “Da
verdad a Iaacov” (Mija 7:2) Cuando la
persona revela la verdad, lleva a la
gente hacia Dios, “para servirlo de
común acuerdo” (Zefonías 3:9). La
palabra hebrea para “acuerdo” es
shejem (‫)שכם‬. Así, la verdad de Iaacov
lleva a la paz y al acuerdo (Likutey
Moharán I, 27:2).

Acampó enfrente de la ciudad


Vaijan et pnei hair (“acampó enfrente
de la ciudad”) también puede traducirse
como “agració el rostro de la ciudad”.
Nuestros Sabios explican esto como
significando que Iaacov acuñó monedas
y construyó casas de baño (Shabat
33b).

Iaacov personifica la verdad y un


iluminado rostro espiritual. Por el
contrario, la avaricia y la idolatría
representan un rostro oscuro. Cuando
Iaacov entró a Shejem, se ocupó de
limpiar a sus habitantes de la avaricia
acuñando monedas y los purificó de la
idolatría construyendo casas de baño
(para limpiarlos de su idolatría) (Likutey
Moharán I, 23:1-3).
33:20

Erigió
un
altar
allí
y
lo
llamó
“Dios
es
el
Señor
de
Israel”.

Lo llamó “Dios es el Señor de Israel”


Vaikrá lo El Elohei Israel (“Lo llamó
‘Dios es el Señor de Israel’”) puede
también leerse como “El Señor de Israel
lo llamó a él (i.e., a Iaacov) ‘El’”). En
otras palabras, Dios llamó a Iaacov
“divino” (Meguilá 18a).

Los judíos -representados por


Iaacov- poseen, si así pudiera decirse,
poder sobre Dios. Sus plegarias pueden
mitigar Sus decretos e incluso cambiar
la naturaleza (Likutey Moharán II, 2:4).
34:14

Les
dijeron,
pues:
“No
podemos
hacer
esto,
el
dar
nuestra
hermana
a
un
hombre
incircunciso,
porque
sería
una
deshonra
para
nosotros”.

Incircunciso
Un pacto dañado, como cuando no
se retira el prepucio, da como resultado
la humillación. Completar la
circuncisión genera paz. De la misma
manera, cuando la persona retira el
“prepucio de su corazón”, revela el
pacto de paz. Más aún, cuidar el pacto
aumenta el sustento (Likutey Moharán I,
39).

No podemos hacer esto, el dar nuestra


hermana a un hombre incircunciso,
porque sería una deshonra para
nosotros

Un pacto dañado trae vergüenza y


humillación. Por tanto, lo que hizo
Shejem humilló a Iaacov y a sus hijos
(Likutey Moharán I, 19:3; Ibid., I, 82).

Un pacto dañado produce un


corazón quebrado. El corazón quebrado
representa las Tablas de la Ley
quebradas y corresponde a la Ruptura de
los Recipientes que tuvo lugar en la
creación del mundo (Ibid., I, 34:7).

35:2

Iaacov
le
dijo
a
su
familia
y
a
todos
los
que
estaban
con
él:
“Aparten
los
dioses
extraños
que
están
en
medio
de
ustedes,
purifíquense
y
cambien
sus
ropas”.
Aparten los dioses extraños que están
en medio de ustedes

Por el hecho de influenciar a las


personas para que se vuelvan prosélitos
Iaacov anuló la idolatría (Likutey
Moharán I, 59:5).

35:11

Dios
le
dijo,
“Yo
soy
El
Shadai.

fecundo
y
multiplícate;
una
nación
y
una
congregación
de
naciones
provendrán
de
ti
y
reyes
saldrán
de
tus
lomos”.

El Shadai
El Santo Nombre ShaDaI (‫)שדי‬
puede comprenderse como significando
She-iesh DaI (‫שיש די‬, “hay suficiente”).
Esto puede entenderse de diferentes
maneras:

Hay suficiente Divinidad para


todos; cada individuo puede
experimentar a Dios en su propio nivel.
Más aún, el conocimiento de Dios que
tiene cada persona se encuentra dentro
de sus propios parámetros de
entendimiento, que no deben ser
sobrepasados (Likutey Moharán II, 5:7).

Aquel Que le dijo a Su mundo,


“¡Dai (Suficiente)!”, que le diga “¡Dai!”
a todos mis sufrimientos (Bereshit Rabah
92:1). Esto también hace referencia a la
restricción de la capacidad de
comprender los caminos de Dios cuando
uno está sufriendo (Ibid., 5:3).

Hay suficiente bendición Divina


en el mundo como para que cada
persona tenga su propio sustento.
Consecuentemente, la persona debe estar
satisfecha con lo que tiene y tener fe en
que Dios le dará lo que sea mejor para
ella (cf. Avot 4:1). Bendiciones y alegrías
abundan cuando uno está satisfecho con
lo que tiene (Likutey Moharán I, 23:4).

“Hay suficiente” hace referencia


al Shabat. La persona no debe
esclavizarse toda la vida con el trabajo.
Dios “trabajó seis días” y entonces dijo,
“¡Suficiente!”. También nuestra tarea
debe estar limitada para que podamos
centrarnos en el Shabat, que es el
objetivo final de la Creación (cf. Ibid., I,
11:4).

La persona debe cuidarse de la


arrogancia y considerar que lo que tiene
es “suficiente”. Nuestros Sabios enseñan
que la arrogancia lleva al adulterio y a
la inmoralidad (Sotá 4b), pues aquél que
nunca está satisfecho buscará placeres
sensuales fuera del matrimonio. Cuando
la persona se cuida de la arrogancia,
cuida el pacto; de manera similar, al
guardar el pacto, elimina la arrogancia y
alcanza la humildad. Logra las
bendiciones de “El Shadai” porque tiene
“suficiente” y aprecia sus bendiciones
(Likutey Moharán I, 11:3).

35:18

Cuando
su
alma
estaba
saliendo
-
pues
murió-
le
nombró
Ben
Oni.
Pero
su
padre
lo
llamó
Biniamin.

Ben Oni

Raquel llamó a su hijo recién


nacido Ben Oni (“hijo de mi duelo”)
antes de fallecer al dar a luz y fue
enterrada junto al camino por el cual
pasarían los judíos al ir al exilio; se
detendrían en su tumba, llorarían y se
lamentarían por la destrucción del
Templo y por su amargo destino (ver
Rashi sobre Génesis 48:7). Pero Iaacov
llamó a su hijo Biniamin (“hijo de la
derecha”), refiriéndose a su nacimiento
en la Tierra Santa que está situada a la
derecha de Aram Narahim, desde donde
estaba viniendo Iaacov. A diferencia de
Raquel que fue tomada en su
sufrimiento, Iaacov previó la alegría y el
regocijo que los judíos experimentarían
en el momento de la Redención y del
final del exilio (Likutey Halajot II, p. 312).
36:1

Éstas
son
las
generaciones
de
Esaú
-
él
es
Edom.
Esaú - él es Edom
Esaú está asociado con el hígado, que
contiene mucha sangre, pues Esaú es
llamado EDoM (‫)אדום‬, que es similar a
DaM (‫דם‬, sangre) (Zohar III, 232b).

El hígado es un órgano que trabaja


constantemente filtrando la sangre. Así,
enseña el Talmud: “El hígado está
enojado” (Berajot 58b) debido a su
trabajo con la sangre.

Aunque la función del hígado es


filtrar y purificar la sangre, Esaú sólo
buscó derramar sangre y no se ocupó de
la pureza en absoluto. Por lo tanto Esaú
es una persona colérica y ante la Corte
Celestial, el ángel de Esaú es el “Gran
Acusador” que se encoleriza con
aquellos que cometen errores y los
denuncia ante Dios (Likutey Moharán I,
57:6).
Parashat Vaieshev

37:1

Iaacov
habitó
en
la
tierra
donde
habitaron
sus
padres,
en
la
tierra
de
Canaán.

Iaacov habitó en la tierra donde


habitaron sus padres

Iaacov representa la verdad, como


afirma el versículo, “Da verdad a
Iaacov” (Mija 7:20). La persona que
alcanza la verdad alcanza la Tierra
Santa - llega a vivir allí o en su
atmósfera y es capaz de revelarles a los
demás la santidad de la Tierra (Likutey
Moharán I, 47).

Iaacov habitó en la tierra donde


habitaron sus padres, en la tierra de
Canaán

El lugar llamado KNaAn (‫כנען‬,


Canaán) es similar a la palabra
haKNaAh (‫הכנעה‬, sumisión), indicando
humildad. La persona humilde puede
habitar en la Tierra Santa (ver Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán del Breslov
#261).
Iaacov habitó en la tierra donde
habitaron sus padres
Las palabras MeGuRei Aviv (‫מגורי אביו‬,
“en la tierra donde habitaron sus
padres”) aluden a MeGuiuRei Aviv (‫אביו‬
‫מגיורי‬, “donde sus padres hicieron
conversos”). Así como Abraham e Itzjak
hicieron conversos lo mismo hizo
Iaacov (Bereshit Rabah 84:4).

Iaacov deseaba habitar con tranquilidad.


Inmediatamente comenzaron los
problemas con Iosef y sus hermanos
(Rashi).

Iaacov no podía vivir con


tranquilidad porque aquel que trabaja
para difundir la palabra de Dios no
puede sentarse en paz. La dinámica de
un prosélito es de lucha - de batallar con
sus creencias de toda la vida y aceptar a
Dios a través de la fe. (Nuestros Sabios
enseñan que en la era Mesiánica ya no
se aceptarán a los conversos, dado que
entonces no habrá más luchas, pues la
Divinidad estará revelada y todos la
podrán percibir [Iebamot 24b]). Así, el
esfuerzo de hacer baalei teshuvá y
conversos impide habitar en paz (Likutey
Moharán I, 228).

Iaacov habitó en la tierra donde


habitaron sus padres... Éstas son las
generaciones de Iaacov: Iosef
Iaacov hizo conversos al igual que sus
padres (Bereshit Rabah 84:4).
Iaacov se preguntaba cómo podría hacer
para vencer a Esaú - hasta que reconoció
el poder de Iosef. A Iaacov se lo
compara con el “fuego”, pero Iosef es
“la llama ardiente y el humo” que
consume (Rashi).

Iaacov deseaba habitar con tranquilidad.


Inmediatamente comenzaron los
problemas con Iosef y sus hermanos
(Rashi).

Es imposible habitar con


tranquilidad cuando se trata de hacer
conversos y de acercar a la gente a
Dios. Uno debe confrontar la oposición,
pues ello permite que la otra persona se
acerque a Dios por su propia elección,
pese a no tener un sendero claro.
Entonces el servicio a Dios de los
prosélitos es verdadero (Likutey Moharán
I, 228).

Esto se aplica a cada persona que


sinceramente intente acercarse a Dios,
pues debe comprender que se enfrentará
con muchas dificultades. Tendrá que
superar esos obstáculos mediante la
fortaleza del Tzadik (representado por
Iosef), que tiene el poder de vencer la
oposición (Esaú). Iosef obtuvo esa
fortaleza debido al hecho de que, pese a
su descenso en la esclavitud, se mantuvo
firme en su devoción a Dios y superó
todos los obstáculos a Su servicio. Por
esos motivos fue llamado IoSeF (‫)יוסף‬:
“Dios ha recogido (‫אסף‬, aSaF) mi
vergüenza [debido al pecado]” (Génesis
30:23), y “Que Dios me agregue (‫יסף‬,
IoSeF) otro hijo” (Ibid., 30:24); Iosef, el
Tzadik, podrá atraer a los demás hacia
Dios.

Así, cuando “Iaacov” -el


intelecto- “habita” y profundiza en el
servicio a Dios, encuentra oposición.
Pero cuando “Iosef” -la llama- se
enciende en el servicio a Dios, la
oposición puede ser confrontada y
vencida (Likutey Halajot II, p. 153a-155a).

Iaacov habitó
Iaacov deseaba habitar con tranquilidad.
Inmediatamente comenzaron los
problemas con Iosef y sus hermanos
(Rashi).
Iaacov -que representa al judío
que desea servir a Dios- sentía que sus
problemas habían acabado. Después de
todo, había superado sus dificultades
con el malvado Labán y con Esaú
(conceptualmente, las diferentes clases
de la inclinación al mal) y vencido su
influencia sobre él. Sin embargo, hay
muchos niveles del servicio a Dios.
Aunque es relativamente fácil superar la
oposición del mal, es mucho más difícil
superar la disputa y el conflicto
generado entre la gente recta y aquellos
que se le oponen. Así, “Iaacov deseaba
habitar con tranquilidad. Inmediatamente
comenzaron los problemas con Iosef y
sus hermanos” (Likutey Halajot III, p. 126a).
37:2

Éstas
son
las
generaciones
de
Iaacov:
Iosef,
siendo
de
edad
de
diecisiete
años,
estaba
apacentando
ganado
con
sus
hermanos;
y
estaba
como
un
muchacho,
con
los
hijos
de
Bila
y
con
los
hijos
de
Zilpa,
mujeres
de
su
padre;
y
llevó
Iosef
noticias
de
la
mala
conducta
de
ellos
a
su
padre.

Estas son las generaciones de Iaacov:


Iosef
En el capítulo previo, Iaacov vio a los
ALuFei bnei Esav (‫אלופי בני עשו‬, “los
jefes de los hijos de Esaú”) (Génesis
36:15) - que también puede leerse
como los “miles (‫אלפים‬, ALaFim) de los
descendiente de Esaú” - y se preguntó,
“¿Quién podrá vencerlos?”. Por lo tanto
la Torá testifica: “Estas son las
generaciones de Iaacov: Iosef”. Se hace
una analogía con un herrero que vio a un
camello cargado con un enorme bulto
de lino. “¿A dónde podrá ir con todo ese
lino?”, preguntó el herrero. Un hombre
sabio le respondió, “Una chispa de tu
fuelle podría quemar toda esa carga”. De
la misma manera, Iaacov se preguntó
cómo podría vencer a los miles de los
descendientes de Esaú. Una chispa -
Iosef- saldría de Iaacov y los destruiría a
todos (Rashi sobre Génesis 37:1).

ALuFei bnei Esav hace referencia


a los falsos líderes (ALuF significa
“erudito” en hebreo y en arameo) que
descarrían a la nación judía. ¿Quién
podrá vencerlos? La respuesta es que
siempre habrá un Iosef -un Tzadik- que
podrá encender los corazones judíos con
un ardiente deseo por Dios y por Su
verdad. Esto vencerá a los falsos líderes
(Likutey Halajot VIII, p. 212a-212b).

Estas son las generaciones de Iaacov:


Iosef
Iaacov y Iosef son considerados como
uno (Rashi).

Esto significa que Iosef llevaba en


sí la esencia de Iaacov mucho más que
cualquiera de sus hermanos (Likutey
Moharán I, 1:5). La Kabalá describe a
Iaacov como Tiferet y a Iosef como
Iesod. Así, Iaacov y Iosef son
considerados como inseparables.

Con más detalle, la letra vav (‫)ו‬


tiene el valor de 6. La Kabalá describe a
la letra vav como conteniendo dos vavs
(porque no se puede pronunciar “vav”
sin pronunciar el sonido V dos veces).
La primera vav representa la sefirá de
Tiferet (pues Tiferet es la sefirá
principal del partzuf de Zeir Anpin, que
contiene seis sefirot), correspondiente a
Iaacov. La segunda vav representa la
sefirá de Iesod (que es la sexta y última
sefirá en el partzuf de Zeir Anpin),
correspondiente a Iosef. Así, Iaacov y
Iosef son considerados como uno (ver
Likutey Moharán I, 80).

Estas son las generaciones de Iaacov:


Iosef

Hay un estado de realidad


espiritual llamado Noam HaElion
(Agrado Divino), a través del cual llega
a la existencia toda la abundancia (tal
como hijos, sustento y buena salud). Uno
puede despertar el Agrado Divino al dar
caridad.

Esta idea está aludida en el


versículo “Estas son las toldot
(generaciones o descendientes) de
Iaacov: Iosef”. Los descendientes son la
abundancia. Iaacov corresponde a la
caridad, como en el versículo “Tú has
hecho justicia y caridad con Iaacov”
(Salmos 99:4). Y Iosef corresponde al
Agrado Divino (tal cual se reflejaba en
su bella apariencia física) (Likutey
Moharán II, 71). Así, este versículo puede
leerse como significando que la
abundancia se revela cuando uno da
caridad y despierta el Agrado Divino.

37:3

Israel
amaba
a
Iosef
más
que
a
todos
sus
hijos,
por
ser
el
hijo
de
su
vejez;
y
le
hizo
una
túnica
de
diversos
colores.

Ben zekunim

Zekunim (“los años de la


ancianidad”) hace referencia tanto al
“anciano de santidad” como a un
“anciano del Otro Lado”. Iaacov
siempre trató de darle fuerzas al lado de
la santidad, de agregar temor a Dios, lo
que “aumenta los días” (Proverbios 10:27).
Uno debe siempre comenzar de nuevo
cada día, tomando una actitud fresca en
sus devociones, no sea que “envejezca”
con “las mismas viejas devociones” y le
de fuerzas al Otro Lado. Iosef era el ben
zekunim, el hijo de los años de la
ancianidad, dado que IoSeF significa
“agregaré [al ámbito de la santidad]”
(Likutey Halajot II, p. 154a).

Una túnica de diversos colores

Luego que Iosef dominó las


enseñanzas de Iaacov, éste creyó que
había merecido “vestimentas limpias”
(una vestimenta para el alma), de modo
que le dio una túnica de diversos
colores. Pero esa vestimenta fue dada
prematuramente, pues Iosef aún no había
sido probado en su integridad espiritual
o moral. Debido a que los hermanos
sabían que Iosef aún no había sido
probado, le sacaron esa prenda
multicolor y se la presentaron a Iaacov,
quien clamó, “¡Una bestia salvaje lo
habrá devorado!” (Génesis 37:33) -
refiriéndose a las pruebas que Iosef aún
debía pasar.

Más tarde, cuando Iosef huyó de la


esposa de Potifar, “dejó su ropa en
manos de ella” (Ibid., 39:12), porque
sabía que ésa había sido la prueba de su
integridad. Habiendo pasado la prueba
(dejar la ropa detrás indica que tenía
“vestimentas limpias” y que ya no tenía
necesidad de esas ropas), Iosef se
volvió virrey de Egipto y le dio
“vestimentas” a sus hermanos (Ibid.,
45:22) aludiendo al hecho de haber
merecido “vestimentas limpias” (Likutey
Halajot II, p. 132).

Una túnica de diversos colores

Debido al hecho de que Iosef


debía interactuar con tipos muy diversos
de personas, desde Tzadikim hasta
malvados, necesitó ser capaz de investir
la luz de Dios de variadas maneras, en
diferentes colores, etc. (Likutey Halajot I,
p. 14a).

37:4
Sus
hermanos
vieron
que
su
padre
lo
amaba
más
que
a
todos
ellos
y
lo
odiaron.
No
podían
hablarle
pacíficamente.

No podían hablarle pacíficamente

Todas las disputas surgen de las


Cámaras de los Intercambios, donde las
cosas se vuelven confusas al punto de
“vender” al verdadero Tzadik, Iosef,
como un esclavo (Likutey Halajot II, p.
312).

Iosef y sus hermanos eran


Tzadikim muy grandes. Pero ellos lo
vendieron como esclavo creyendo que él
se lo merecía, porque pensaron que sus
sueños eran mentira. Esa falsa impresión
provenía de las Cámaras de los
Intercambios. Así, comprendemos que
ellos fueron sinceros cuando actuaron en
su contra (Ibid., I, p. 214). Esto nos enseña
que no todo acto o devoción es
aceptable. Uno debe analizar con mucho
cuidado sus intenciones y sus actos.
37:7

“¡He
aquí!
Estábamos
atando
gavillas
en
medio
del
campo;
y
he
aquí
que
se
levantó
mi
gavilla
y
también
se
quedó
derecha,
mientras
que
las
gavillas
de
ustedes
se
colocaron
a
mi
alrededor
y
se
inclinaron
ante
mi
gavilla”.

Los sueños de Iosef

En el primer sueño Iosef vio


gavillas que se inclinaban ante él; en el
segundo, vio al sol, a la luna y a las
estrellas que se inclinaban ante él. Estos
sueños representan las dos clases de
historias que invisten las enseñanzas de
Torá: las historias que relata la Torá
Revelada y las historias que contienen
los misterios más profundos de la Torá.
El primer sueño, que describe a los
hermanos trabajando en el campo, alude
al nivel inferior, nuestro mundo material.
El segundo sueño, que describe el
sistema solar, alude al nivel superior,
que está más allá de este mundo.

La comprensión que tenía Iosef de


ambos tipos de Torá lo ayudó a
interpretar los sueños del faraón y de
sus consejeros, pues él percibió el
significado profundo de sus sueños y
previó el hambre. Por lo tanto mereció
volverse virrey, recolectando toda la
riqueza de este mundo y dirigiéndola
hacia la obtención de niveles mucho más
grandes de intelecto (Likutey Halajot V, p.
46-24a).

Los sueños de Iosef


El sueño de Iosef en que su gavilla
se quedaba derecha por sobre las otras
implica que él elevó su nivel de comer
al punto en que pudo rectificar el pecado
de Adán, que había comido del Árbol.
Mediante ese sueño, Iosef les estaba
diciendo a sus hermanos que había
alcanzado algunos de los niveles de su
padre, Iaacov. Su segundo sueño habla
del sistema estelar, implicando el
misterio de la intercalación, un profundo
conocimiento del cual sólo saben las
almas más grandes (ver Deuteronomio 4:6;
Shabat 75a). Aunque Iaacov tomó nota de
los sueños, los hermanos se negaron a
aceptar que Iosef fuera más grande que
ellos. Su oposición a Iosef estaba
enraizada en la disputa que existe entre
los Tzadikim, quienes siempre se ven
confrontados por la difícil prueba de
discernir la verdad real: ¿Quién es el
Tzadik más grande? (Likutey Halajot III, p.
252).

Los sueños de Iosef

Los atados de gavillas del primer


sueño de Iosef representan nudos con los
cuales el Tzadik une y acerca a aquellos
que están lejos de Dios. Los “nudos” de
Iosef eran superiores a los de los otros
Tzadikim -sus hermanos- en el hecho de
que se mantenían firmes. El sol y la luna
en su segundo sueño representan al
benefactor y al beneficiario, al Rav y a
su discípulo más cercano. El Rav trae su
gran intelecto desde Arriba e ilumina al
discípulo, quien recibe directamente de
él. Las estrellas representan a aquellos
que están lejos de Dios (Likutey Halajot I,
p.14a-28).

Las gavillas de ustedes se colocaron a


mi alrededor y se inclinaron ante mi
gavilla

Aunque los hermanos eran grandes


Tzadikim, Iosef era mucho más grande
que ellos. Iosef representa al verdadero
Tzadik cuyas directivas guían a todos
hacia el verdadero servicio a Dios. Por
lo tanto Iosef les dijo a sus hermanos,
“Sus gavillas se inclinaron ante mi
gavilla”, implicando que ellos aún
debían buscar en él la dirección
adecuada.

Pero los hermanos


malinterpretaron las intenciones de
Iosef, creyendo que éstas no surgían de
la santidad sino del deseo de
gobernarlos. Lo rechazaron y se alejaron
de Iosef al punto en que llegaron a
venderlo como esclavo. La “venta” del
Tzadik representa el deseo de riqueza,
que enceguece a la persona y le impide
percibir al Tzadik (Likutey Halajot VII, p.
466-234a).

37:8
Sus
hermanos
le
dijeron,
“¿Acaso
reinarás

sobre
nosotros?
¿O
nos
dominarás?”.
Y
lo
odiaron
todavía
más,
a
causa
de
sus
sueños
y
de
sus
palabras.

Iosef y sus hermanos

Iosef representa al Tzadik


verdadero, mientras que los hermanos,
si bien eran Tzadikim, todavía carecían
de perfección. Pese a su pureza, se
equivocaron en su disputa con Iosef y
terminaron vendiéndolo como esclavo.
Esta historia de conflictos entre
Tzadikim se repite en cada generación,
pues cada Tzadik reclama la verdad, lo
que oculta al verdadero Tzadik.

Cuando, después del segundo


viaje a Egipto, los hermanos fueron
encontrados en posesión de la copa de
Iosef, comenzaron a comprender el error
de haberlo vendido y dijeron, “Dios ha
puesto en descubierto nuestro pecado”
(Génesis 44:16). Iosef los hizo sentir
como ladrones porque ellos habían
pensado que Iosef, el Tzadik verdadero,
actuaba con sigilo y no era realmente
más grande que ellos. Sólo después de
haber admitido la verdad Iosef se reveló
ante ellos (Likutey Halajot III, p. 386-194a).

37:13

Israel
le
dijo
a
Iosef,
“¿No
están
apacentando
tus
hermanos
en
Shejem?;
ven
y
te
enviaré
a
ellos”.
Y
le
respondió:
“Aquí
estoy”.

Están apacentando tus hermanos en


Shejem

El lugar llamado SheJeM (‫)שכם‬


connota una vestimenta con tzitzit, como
en el versículo “Shem y Iafet tomaron la
vestimenta [i.e., con los tzitzit (Tikuney
Zohar #18, p. 37a)] y la pusieron sobre sus
hombros (‫שכם‬, SheJeM)” (Génesis 9:23).
Los tzitzit están asociados con el
cuidado del pacto, de modo que están
asociados con Iosef, el guardián del
pacto por excelencia.

¿Por qué Iaacov envió a Iosef a


ver a sus hermanos, sabiendo de su
enemistad con él? La respuesta es que
Iaacov no tenía reparos en enviar a Iosef
a sus hermanos dado que pensaba que
ellos estaban en Shejem - que,
conceptualmente hablando, era el
dominio de Iosef, un pacto cuidado
(Likutey Moharán I, 7:final). Pero los
hermanos en verdad estaban en Dotan y
cuando Iosef llegó lo vendieron como
esclavo. Aun así esto ocurrió debido a
que Dios había decretado que era el
destino de Iosef preceder a su familia en
Egipto para proveerles el sustento (ver
Génesis 45:7).

37:14

Él
le
dijo,
“Te
ruego
que
vayas
y
veas
cómo
están
tus
hermanos
y
cómo
se
halla
el
ganado;
y
tráeme
la
respuesta”.
Así
lo
envió
desde
el
valle
de
Hebrón
y
él
fue
a
Shejem.

Lo envió desde el valle de Hebrón


MeEmek (‫מעמק‬, “desde el valle”)
también puede traducirse como
MeAmok (‫מעמוק‬, “desde las
profundidades”). Iaacov envió a Iosef
desde el profundo consejo del Tzadik
que está inhumado en Hebrón, Abraham,
para cumplir con lo que se le dijo a
Abraham en el Pacto Entre las Mitades:
“Pues tus descendientes serán
extranjeros [i.e., en el exilio en Egipto]”
(Génesis 15:3) (Rashi).

Pese a las deliberaciones de los


hermanos, Iosef fue enviado a Egipto
gracias al consejo de Abraham. Cuando
Abraham preguntó, “¿Cómo sabré que la
he de heredar [a la Tierra]?” (Génesis
15:8), ello precipitó el exilio. La
Providencia Divina desarrolló el
escenario durante varias generaciones y
ahora estaba siendo llevado a cabo
(Likutey Halajot III, p. 386-194a).

37:24
Lo
tomaron
y
lo
echaron
en
la
cisterna.
Mas
la
cisterna
estaba
vacía,
no
tenía
agua.

Mas la cisterna estaba vacía, no tenía


agua
Estaba vacía de agua, pero contenía
serpientes y escorpiones (Rashi).

Es mejor que la persona caiga en un


pozo lleno de serpientes y escorpiones
que caer en manos de sus enemigos
(Zohar I, 185).

El comentario del Zohar es difícil


de comprender, dado que las serpientes
y los escorpiones son mucho más
proclives a dañar a la persona. Esta
enseñanza puede ser explicada como
sigue: Existen dos tipos de sufrimientos.
El primero -simbolizado por las
serpientes y los escorpiones- es el
sufrimiento enviado por el Cielo.
Aunque es difícil de soportar, la persona
puede mirar más allá de esa clase de
sufrimiento y llegar a reconocer el
mensaje de Dios y Su Bondad que
trasciende el sufrimiento. El segundo
tipo de sufrimiento es el causado por los
seres humanos. Cuando la persona sufre
debido a los seres humanos, le es mucho
más difícil mirar más allá del
sufrimiento, porque sus enemigos
desvían su mente y no le permiten pensar
en Dios. Así, el sufrimiento causado por
los seres humanos es mucho más grande
que el sufrimiento enviado directamente
por Dios (Likutey Halajot V, p. 92a).

37:28

Pasaron
unos
mercaderes
midianitas.
Sacaron
a
Iosef
alzándolo
de
la
cisterna
y
vendieron
a
Iosef
a
los
Ishmaelitas
por
veinte
piezas
de
plata.
Ellos
llevaron
a
Iosef
a
Egipto.

Iosef es vendido a Egipto


Iosef calumnió a sus hermanos con tres
acusaciones: que habían comido el
miembro de un animal vivo, que trataban
a los hijos de las siervas como esclavos
y que eran culpables de inmoralidad. De
modo que fue castigado por esas tres
acusaciones. Luego de vender a Iosef,
los hermanos faenaron un cabrito,
negando el cargo de que comían
miembros de animales vivos. Con
respecto a lo que dijo sobre su
comportamiento hacia sus
hermanastros, Iosef fue vendido como
esclavo. Contrarrestando la acusación
de inmoralidad, Iosef fue probado con la
esposa de Potifar (Rashi sobre Génesis
37:2).

Toda calumnia surge de una mente


dañada, pues la calumnia generalmente
proviene de la percepción distorsionada
que se tiene de las intenciones de otra
persona. Comer el miembro de un
animal vivo representa comer alimentos
no aptos, que dañan la mente; de la
misma manera, la inmoralidad corrompe
la mente. Los hermanos sospechaban que
Iosef tenía un intelecto dañado. Su teoría
fue reforzada por sus sueños, que ellos
interpretaron como ilusiones.

Pero Iosef, que se mantuvo firme


frente a todas las pruebas, demostró que
poseía una mente intachable. Sus sueños
eran correctos y reflejaban la realidad
de la situación. Más aún, demostró que
su memoria era muy sólida. Cuando los
hermanos llegaron delante de él, está
escrito, “Iosef recordó los sueños que
había soñado” (Génesis 42:9) - pues
recordaba que su enemistad hacia él
provenía de lo que ellos percibían como
su intelecto dañado, que no era el caso.

Al tratar con los tres oficiales del


faraón -el Copero, el Panadero y el
Carnicero en Jefe- Iosef pudo dominar a
cada uno de ellos. También pudo
interpretar los sueños del faraón, quien
representa una mente corrupta (FaRAoh
[‫ ]פרעה‬proviene de la misma raíz que
lehaFRiA [‫להפריע‬, confundir]). Iosef era
puro y su mente era pura, y de ese modo
pudo subyugar lo impuro ante lo puro
(Likutey Halajot IV, 18a-36).

Iosef es vendido como esclavo... Er y


Onán

Iosef representa un pacto cuidado.


Pese a haber sido vendido como esclavo
en una tierra llena de inmoralidad, Iosef
cuidó el pacto y atrajo la Providencia
Divina hacia el lugar en donde estaba.
En contraste, Er y Onán dañaron el pacto
al derramar su simiente. Sus acciones
repelieron la Providencia Divina: “Er,
el primogénito de Iehudá, fue malo ante
los ojos de Dios” (Génesis 38:7) - es
decir, la emisión en vano afecta la vista
(Likutey Halajot VII, p. 408).

37:31
Ellos
tomaron
la
túnica
de
Iosef
y
degollando
un
cabrito
mojaron
la
túnica
en
la
sangre.

Iosef y sus hermanos

Los hermanos se oponían a Iosef


creyendo que su deseo de gobernarlos se
basaba en el descaro (después de todo,
él era el menor de los hermanos). Luego
de haberlo vendido, degollaron un seir
iZim (‫שעיר עזים‬, cabrito) para
contrarrestar lo que consideraban su
aZut (‫עזות‬, descaro) y afirmar la propia
audacia santa de ellos. Mientras tanto,
Iosef fue probado por la esposa de
Potifar; al superar la prueba, transformó
su osadía en audacia sagrada.

Iehudá le envió un guedi iZim (‫גדי‬


‫עזים‬, cabrito) a Tamar, porque también él
tenía que enfrentarse al descaro (en ese
caso, el descaro de la inmoralidad y la
prostitución) mediante la audacia
sagrada. Al purificar su audacia, Iehudá
mereció ser el ancestro del Mashíaj
(Likutey Halajot IV, p. 202).

Mojaron la túnica en la sangre

Cuando falleció el Jozé de Lublín


(rabí Iaacov Itzjak Horowitz, 1745-
1815), la gente decidió comprar sus
pertenencias con la intención de
recolectar dinero para la viuda. Un
hombre ofreció varios cientos de rublos
por el iarmulke (cubre cabeza) del Jozé.
Con la intención de honrar a ese hombre,
la viuda del Jozé lavó concienzudamente
el iarmulke antes de entregárselo. Al
ver el iarmulke lavado, el hombre
exclamó, “¡Guevalt! ¡Era la
transpiración del Jozé lo que yo estaba
buscando!” (rabí Leví Itzjak Bender).

Los hermanos no eran conscientes


de las grandes devociones de Iosef; de
hecho, no lo veían como un gran devoto.
Éste es el significado de “mojaron la
túnica en la sangre” - ellos estaban
buscando evidencias de transpiración,
sangre u otros esfuerzos para determinar
el nivel de devoción de Iosef. Debido a
que no pudieron discernir los esfuerzos
de Iosef, sintieron necesario sumergir su
túnica en sangre.

38:1

En
ese
tiempo,
Iehudá
descendió
de
sus
hermanos.
Se
hizo
amigo
de
un
hombre
de
Adulam,
cuyo
nombre
era
Jirá.

Iehudá descendió
Aquel que dice en el comienzo lo que
será al final (Isaías 66:7).

Incluso antes del primer exilio, se


formó el Redentor Final (Bereshit
Rabah 85:2).

Incluso antes de que los judíos


descendieran hacia su primer exilio en
Egipto, Iehudá engendró a Peretz, el
progenitor del rey David y del Mashíaj,
demostrando que cada milagro o
redención en este mundo es tomado de la
Redención Futura. Así, los milagros del
Éxodo y los del Mar Rojo fueron
tomados del poder de la Providencia
Divina, que se manifestará con la
llegada del Mashíaj (Likutey Halajot I, p.
121a).

38:7

Er,
el
primogénito
de
Iehudá,
era
malo
ante
los
ojos
de
Dios,
y
Dios
lo
hizo
morir.

Er, el primogénito de Iehudá, era


malo ante los ojos de Dios... lo que
hizo fue malo a los ojos de Dios

La chispa de santidad sólo puede


mantenerse firme en el ámbito de la
santidad, en Iesod, que está representado
por el pacto de la circuncisión. Aquel
que daña el pacto retira la chispa de
santidad y permite que caiga en el
ámbito de la impureza. Así, los pecados
de Er y de Onán son considerados como
los peores de todos. Sólo revelando
jesed (bondad) es posible ser dignos de
recolectar las chispas de santidad
perdidas, pues al hacerlo, se construye
un recipiente de jesed dentro del cual
pueden ser restauradas las chispas. De
acuerdo a la Kabalá, los Recipientes
Quebrados de Iesod de Atzilut cayeron
en el ámbito de Jesed de Beriá, el
universo inferior. Así, cuando uno lleva
a cabo actos de jesed, también puede
rectificar los recipientes de Iesod que
han caído allí y rectificar el pacto
dañado (Likutey Halajot I, p. 112).

Er, el primogénito de Iehudá, era


malo

El pecado de Er fue la emisión en


vano de semen. El Zohar (I, 57a) enseña
que todo aquel que comete ese pecado
es “malo” en el sentido de que se daña a
sí mismo y a los demás. Aquel que
comete este pecado siempre tiene un mal
temperamento y es desagradable,
molestando así a los demás (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov
#249). Por otro lado, el Tzadik que cuida
el pacto siempre es agradable y
placentero a los demás, tal cual se alude
en el versículo “Dios vio que la luz [del
Tzadik] era buena” (Génesis I 2,4) (Likutey
Moharán I, 23:3).

38:18

Él
respondió:
“¿Qué
prenda
te
daré?”.
Y
ella
dijo:
“Tu
sello,
tu
manto
y
el
báculo
que
tienes
en
la
mano”.
Él,
pues,
se
lo
dio
y
se
llegó
a
ella;
y
ella
concibió
de
él.

Qué prenda te daré... Tu sello, tu


manto y el báculo
Con tres cosas fue creado el mundo:
Con un sefer (‫ספר‬, libro - i.e., la Torá),
un sofer (‫סופר‬, escriba - i.e., Dios) y un
sipur (‫סיפור‬, historia - i.e., la historia de
la humanidad) (Sefer Ietzirá 1:1). En las
sagradas escrituras, esas tres cosas
están referidas como el pergamino
sobre el cual se escribe el libro, la tinta
que está inscrita en el pergamino y la
pluma que escribe el libro.

Estas tres cosas corresponden a


los tres objetos que Iehudá le dio a
Tamar como garantía. El manto
corresponde al sefer - i.e., las “pieles”
sobre las cuales está escrito el libro. El
sello representa al sofer, el medio de la
tinta. El báculo representa el sipur, la
pluma que escribe el libro.

La Torá se escribe con una pluma,


con tinta, sobre pergamino. También se
dice que la lengua es la pluma que
inscribe la historia sobre el propio
corazón. Cuando la persona está
dispuesta a aceptar la santidad de la
Torá, atrae la Divinidad que está
presente en la creación y cuenta su
propio sipur - las acciones que
proclaman la Divinidad (Likutey Halajot
VII, p. 252).

Qué prenda te daré... Tu sello, tu


manto y el báculo

El encuentro entre Iehudá y Tamar


fue el preludio al nacimiento del
Mashíaj. Mashíaj mismo es el garante
del mundo entero, la garantía de que
todos alcanzarán la perfección. Por lo
tanto Tamar insistió en una prenda para
aceptar la unión, para invocar la
garantía que representaría el Mashíaj.
Las tres garantías que ella pidió
contrarrestan las tres características que
le impiden a la persona alcanzar la
perfección. Esas características son:
aquel que degrada a los demás (que es
similar al asesinato), aquel que es
inmoral y aquel que carece de fe. El
sello representa el “sello de santidad” -
el pacto, la moralidad. El manto
representa el “manto de honor” - la
disposición a honrar a los demás y no
degradarlos. El báculo representa la fe -
tal cual está representado por la vara de
Moisés que fue utilizada para hacer los
milagros que difundieron la fe en Dios.
Y esos tres objetos representan las
características que llevan a la
perfección y hacia el Mashíaj, quien
llevará al mundo entero hacia la
perfección (Likutey Halajot VII, p. 74a-148).

Qué prenda te daré... Tu sello, tu


manto y el báculo

Cuando Dios quiso crear al


hombre, los ángeles se opusieron,
argumentando que el hombre pecaría.
Dios entonces se aconsejó con las almas
de los rectos, dado que ellos son los
responsables del mundo. El alma del
Mashíaj aceptó esa responsabilidad,
puesto que deberá asegurarse de
rectificar a todas las personas. Así, la
primera mención de un garante en la
Torá aparece en la historia de Iehudá y
Tamar, pues su unión llevó al nacimiento
del Mashíaj, quien llevará el mundo
hacia la perfección.

Tamar le pidió a Iehudá que le


diese como garantía el sello, el manto y
el báculo. El sello representa los tefilín,
el manto representa el talit/tzitzit, y el
báculo es la “pluma” - es decir, los
muchos libros de Torá que difunden
Divinidad. A veces los Tzadikim se
vuelven muy celosos en el cumplimiento
de su misión; en verdad, la vida de
Tamar se vio amenazada cuando Iehudá
se enojó con lo que él consideraba su
promiscuidad. Esas garantías
representan las mitzvot que demuestran
la aceptación del cumplimiento de la
Torá, que los Tzadikim pueden utilizar
para rectificar el mundo (Likutey Halajot
VII, p. 126a).

El concepto de Mashíaj como


garante de la humanidad también se
refleja en el hecho de que Iehudá aceptó
tomar la responsabilidad por Benjamín
cuando los hermanos descendieron a
Egipto (Génesis 43:9). Aquí Iehudá
representa el alma del Mashíaj. Otra
alusión yace en la yuxtaposición de la
historia de Iosef vendido como esclavo
y la historia del encuentro de Iehudá con
Tamar. Como afirma el Midrash: “Las
tribus estaban ocupadas vendiendo a
Iosef; Iosef estaba ocupado con su saco
de arpillera y el ayuno [debido a sus
tribulaciones]; Rubén estaba ocupado
con su saco de arpillera y el ayuno [en
sus esfuerzos por arrepentirse]; Iaacov
estaba ocupado con su saco de arpillera
y el ayuno [por la pérdida de Iosef];
Iehudá estaba ocupado buscando una
esposa; y Dios estaba ocupado creando
la luz del Mashíaj” (Bereshit Rabah 85:1).
Debido a su santidad y moralidad, Iosef
ascendió desde la esclavitud hasta llegar
a ser el segundo en el gobierno de
Egipto. Cuando Iosef comenzó a atraer
sobre sí la santidad del Mashíaj, Dios
“Se ocupó” del nacimiento del Mashíaj
(Likutey Halajot VII, p. 126a-127a).
39:6

De
esta
manera
dejaba
todo
lo
suyo
en
mano
de
Iosef
y
no
se
entendía
de
cosa
alguna,
sino
del
pan
que
comía.
Y
era
Iosef
de
bella
figura
y
hermoso
semblante.

Iosef era de bella figura

Iosef es el paradigma del Tzadik -


la verdadera belleza y gracia espiritual
del mundo- porque pudo superar la
tentación sexual (Likutey Moharán II, 67).

39:8

Mas
él
rehusó
y
dijo
a
la
mujer
de
su
amo:
“He
aquí,
mi
amo
no
se
entiende
conmigo
acerca
de
lo
que
está
en
casa
y
todo
lo
que
tiene
lo
ha
puesto
en
mi
mano”.

Mas él rehusó

Iosef superó la prueba de la


esposa de Potifar en sus intentos por
seducirlo. Aun así, el hecho de que la
Torá considere esto como una prueba es
un misterio. Hablando racionalmente,
dado que Iosef era sabio, esto no le
debería haber presentado ninguna
dificultad. Pues todo aquel con un
mínimo de intelecto puede superar los
pensamientos y los actos inmorales
(Likutey Moharán I, 72).
Mas él rehusó

La nota musical sobre la palabra


vaiemaen (“él rehusó”) es llamada
shalshelet, que es una nota larga y
extendida. El rabí Itzjak Breiter (m.
1943) solía decir que ello se debe a que,
cuando uno es tentado por el pecado,
debe mantenerse firme y negarse una y
otra vez.

39:10

Ella
le
hablaba
a
Iosef
cada
día,
pero
él
no
la
escuchaba
para
acostarse
a
su
lado,
ni
para
estar
con
ella.

Ella le hablaba a Iosef cada día

IoSeF (‫ )יוסף‬representa la santidad


adicional (‫נוסף‬, noSaF) que la persona
puede obtener cuando supera una
prueba. Cada persona puede volverse un
Iosef diariamente, agregando santidad a
su día (Likutey Halajot I, p. 268).

39:11

Cierto
día
en
que
él
entró
en
casa
para
hacer
su
trabajo,
no
había
ninguno
de
los
hombres
de
la
casa
allí.
No había ninguno de los hombres de
la casa allí
Aunque no había nadie de la casa
presente, Iosef vio aparecer la imagen
de Iaacov (Sotá 36b).

El hecho de que Iosef pudiera ver


esa imagen fue algo maravilloso,
especialmente dado que Iaacov mismo
no era consciente de ello (Likutey
Moharán I, 150).

39:12
Ella
lo
aferró
de
su
vestido,
diciendo:
“¡Acuéstate
conmigo,
por
favor!”.
Mas
él
dejó
su
ropa
en
manos
de
ella
y
huyó,
saliéndose
fuera.

Ella lo aferró de su vestido… Mas él


dejó su ropa en manos de ella y huyó
La prueba de Iosef fue “humilde”
comparada con la prueba que Boaz tuvo
que enfrentar cuando Ruth se acostó a
sus pies. Y la prueba de Boaz fue
“humilde” comparada con la prueba que
Palti ben Laish debió soportar: debía
mantenerse célibe mientras compartía la
cama con Mijal, quien estaba casada con
David pero fue forzada por el rey Shaul
a vivir con Palti (Sanedrín 19b).

El hecho de que nuestros Sabios


utilicen la palabra “humilde” para
hablar de superar la tentación sexual
demuestra que la humildad protege a la
persona de la inmoralidad y que, por el
contrario, la arrogancia lleva hacia ella
(Likutey Moharán I, 130).
Ella lo aferró de su vestido
Las fuerzas del Otro Lado y el Malo
aferran a la persona por su vestimenta.
La necesidad de obtener ropas y
vestimentas puede disturbar mucho a la
persona e impedirle servir a Dios. Así,
“ella lo aferró de su vestido”.

Si dominas tu alma, y tu corazón está


fuertemente unido a Dios, no le
prestarás atención alguna a esto. Puede
que no tengas ropas para usar, pero ello
no será un problema para ti, pues no
dejarás que esto te distraiga. Está
escrito, “Mas él dejó su ropa en manos
de ella y huyó”. Debes dejar las
preocupaciones sobre las vestimentas
detrás y huir de las fuerzas del mal. No
le prestes ninguna atención a aquello
que te falta. Haz lo que Dios requiera de
ti y sírvelo con lo mejor de tus
capacidades (Sabiduría y Enseñanzas
del Rabí Najmán de Breslov #100).

Esto implica que el Malo atrapa a


la persona “por su ropa”, llevándola a
perseguir las vestimentas materiales de
este mundo. En un nivel más profundo,
esto alude a la tendencia del hombre a
suponer que la apariencia es igual a la
esencia. El Tzadik desafía esa
impresión, pues él parece una persona
común pero de hecho es alguien mucho
más grande y elevado. La “ropa” de
normalidad del Tzadik oculta su
verdadera esencia.
Las “vestimentas” (al igual que la
propiedad) representan el área en la
cual el hombre cae víctima de los celos.
Podemos ver esto en la rebelión de
Koraj en contra de Moisés (Números 16).
Koraj estaba celoso de Aarón quien,
como Sumo Sacerdote, llevaba
vestimentas reales. Por lo tanto Koraj y
sus seguidores se vistieron con ropas
que eran de puro tejelet como una forma
de demostrar que también ellos habían
alcanzado la pureza del alma y eran
dignos de una elevada posición. Koraj
no pudo comprender que tanto Moisés
como Aarón poseían una gran
profundidad, algo que estaba oculto bajo
las apariencias (Likutey Halajot VII, p.
139a-278-140a).
Él huyó

El mar vio y huyó (Salmos 114:3).

El mar se abrió para los judíos en


mérito a Iosef (Bereshit Rabah 87:8).

El mar se abre en mérito al


Tzadik. El “mar” hace referencia al Mar
de la Sabiduría, que se abre para la
persona que está unida al Tzadik (Likutey
Halajot II, p. 68a).
Parashat Miketz

41:1

Al
cabo
de
dos
años,
aconteció
que
el
faraón
tuvo
un
sueño;
y
he
aquí
que
estaba
parado
junto
al
río.

Dos años

Shenataim iamim (dos años)


significa literalmente “dos años de
días”. Cuando la persona busca a Dios,
cada día es tan valioso como un año
(Likutey Moharán II, 2:6).

Al cabo de dos años, aconteció que el


faraón tuvo un sueño; y he aquí que
estaba parado junto al río... y las vacas
feas de parecer y enjutas de carnes
devoraron a las siete vacas hermosas
de parecer y gordas
Las letras de la palabra MiKeTz
(‫מקץ‬, “al cabo”) pueden reordenarse
para formar la palabra KaMaTz (‫קמץ‬,
retener) - en particular, retener una
bendición.

La frase Shenataim iamim


(literalmente “dos años de días”) hace
referencia específicamente a la
calumnia. (La calumnia confunde a la
persona que habla mal de otras
haciéndola pensar cosas diferentes a lo
que son; por lo tanto, “los días son
años” - lo que de hecho sucedió es visto
a través del lente de la imaginación y no
como es en realidad). Como castigo por
el pecado de los espías que hablaron
mal de la Tierra Santa, los judíos se
vieron forzados a pasar un año en el
desierto por cada día que duró la misión
de los espías (Números 14:34). En sentido
más amplio, debido a que el
calumniador no está seguro de los
hechos o de las motivaciones de la
gente, la calumnia está asociada con el
poder de una imaginación desatada.

En su sueño, el faraón estaba


“parado junto al río”. Ese río era el
Nilo, que también es llamado el río
Pishon (Rashi sobre Génesis 2:11). PIShON
(‫ )פישון‬alude a la frase PI ShONé
Halajot (‫פי שונה הלכות‬, “una boca que
habla de la ley de la Torá”). Las
verdaderas enseñanzas de Torá traen
bendiciones (Levítico 26), mientras que
las enseñanzas imaginarias de Torá dan
como resultado el hambre (pues crean un
ilusorio y “falso Cielo” que no puede
dar lluvias).

“Faraón” hace referencia a la


persona que no se ocupa de la ley de la
Torá ni se dedica a ella, pero que aun
así intenta crear enseñanzas novedosas
de Torá basadas en su imaginación. Esos
pensamientos imaginarios de Torá son
dañinos para el mundo, porque impiden
que desciendan las bendiciones de Dios.
Así, en el sueño del faraón, las siete
vacas gordas de bendición eran tragadas
por las siete vacas enjutas de las
enseñanzas imaginarias.
En suma, el versículo “Al cabo de
dos años, aconteció que el faraón tuvo
un sueño y he aquí que estaba parado
junto al río” puede ser interpretado
como significando “Las bendiciones son
retenidas debido al poder de la
engañosa imaginación, que lleva a la
persona a crear ideas infundadas de
Torá”. Esas falsas enseñanzas son
rectificadas por Iosef, el Tzadik, quien
eleva a la persona más allá de su
imaginación, para que, con una
imaginación rectificada (lo opuesto de
la calumnia) pueda encontrar el bien
incluso en las malas situaciones (ver
Likutey Moharán I, 54:6).
El faraón estaba soñando

El faraón soñó con siete vacas


gordas que eran tragadas por siete vacas
enjutas. El faraón representa a aquel que
tiene una gran riqueza pero que siempre
desea más, como si estuviese
constantemente hambriento. Su nombre,
FaRoH (‫)פרעה‬, se asemeja a PiRON
(‫פרעון‬, pago). El faraón siempre debe
hacer pagos, así sea al comprar cosas
materiales para su confort o para saldar
deudas. Iosef, el Tzadik, le aconseja
separar un “impuesto” de un veinte por
ciento. En otras palabras, Iosef le
aconseja al rico que pague “el impuesto
sobre la riqueza” dando caridad, pues
ese acto protegerá su riqueza (Likutey
Halajot II, p. 79a).

Los sueños del faraón ocurrieron


después de shenataim iamim
(literalmente “dos años de días”). Esta
frase, que alude a los “años” que están
conectados con los “días”, recuerda a
los espías que hablaron mal de la Tierra
Santa y fueron castigados con un año en
el desierto por cada día que estuvieron
en la Tierra (Números 14:34). Así como el
faraón deseaba una enorme riqueza,
también la codicia fue el mal de los
espías. Dios quiso que los judíos
conquistasen la Tierra de Israel de una
manera sobrenatural y milagrosa, y la
Tierra misma estaba preparada para dar
su abundancia de una manera milagrosa,
algo que desafía a la codicia. Pero los
espías querían conquistar la Tierra de
una manera “natural”, implicando que su
deseo por la riqueza era muy grande. La
palabra hebrea meRaGLim (‫מרגלים‬,
espías) proviene de la raíz ReGueL (‫רגל‬,
pies), dado que aquéllos que sienten
codicia viajan constantemente en busca
de algún negocio, anhelando siempre
más riquezas y no confían en que Dios
les dará lo que necesitan allí en donde
viven (Likutey Halajot II, p. 158-80a).

El faraón estaba soñando

Las siete sefirot inferiores


corresponden a los atributos tanto
buenos como malos. Para acercarse al
bien y entregarse a Dios, uno debe
atravesar el proceso de la
autoanulación. Conceptualmente, este
proceso está representado por el dormir.

Al dormirse, en el proceso hacia


la autoanulación, el faraón vio primero
vacas buenas. Pero entonces se fue hacia
el lado del mal y vio vacas malas que
tragaban a las buenas. Porque así es
como ocurre de hecho - al comienzo uno
se acerca a Dios, pero entonces se ve
abrumado por el Otro Lado. De manera
que el faraón volvió a dormirse,
intentando una vez más la autoanulación.
Pero nuevamente, pese a percibir el
bien, volvió a ver el mal y fue superado
por él. En contraste, Iosef, el Tzadik, es
aquel que puede anularse por completo.
En particular, él puede percibir el bien y
enseñarles a los demás cómo superar el
mal (Likutey Halajot I, p. 28a).

41:2

Y
subían
del
río
siete
vacas
saludables
y
gruesas
de
carnes
y
pacían
en
la
ribera.

Siete vacas saludables

Las siete vacas saludables


representan a los Tzadikim. Ellos son
llamados “saludables” porque “El
Tzadik come para satisfacer su alma”
(Proverbios 13:25). Al adquirir y
diseminar la fe, el Tzadik les enseña a
los demás cómo satisfacer sus almas.
Más tarde, Iosef le dijo el faraón,
“Racione el producto de Egipto”
(Génesis 41:34). VeJiMeSh (‫וחמש‬,
racione) es similar a JaMeSh (‫חמש‬,
cinco), que representa los Cinco Libros
de la Torá. La Torá corresponde a las
raciones del alimento espiritual. El
Tzadik nos muestra cómo guardar la
energía espiritual para los años flacos
(Likutey Halajot V, p. 50).

Siete vacas saludables... siete vacas


enjutas

Las siete vacas saludables en el


sueño del faraón representan a la
plegaria, como en “Siete veces al día Te
alabo” (Salmos 119:164). Las siete vacas
enjutas representan los pensamientos
que abruman a la persona durante la
oración, haciéndole pensar que esas
plegarias no valen nada. Generalmente y
ante ello, la persona se fortalece y
comienza a orar nuevamente, pero otra
vez se levantan los malos pensamientos
y la vuelven a disturbar. El faraón
encontró la solución para su sueño
confiando en Iosef, el Tzadik. Iosef nos
enseña a aferrarnos al bien cada vez que
se presenta y a guardarlo, para que con
él podamos enfrentar las dificultades
que puedan acaecer más tarde (Likutey
Halajot III, p. 20a-40).

41:8
Y
aconteció
que
a
la
mañana
fue
perturbado
su
espíritu;
y
envió
a
llamar
a
todos
los
magos
de
Egipto
y
a
todos
sus
sabios;
y
les
contó
el
faraón
su
sueño;
pero
no
hubo
quien
se
lo
interpretase
al
faraón.

No hubo quien se lo interpretase al


faraón

Sólo Iosef pudo interpretar


correctamente el sueño del faraón. El
bien y el mal (las vacas saludables y las
vacas enjutas) siempre existen en el
mundo y da la sensación de que el mal
siempre conquista al bien. Pero el
Tzadik, que es capaz de superar el mal,
puede demostrar que existe el bien
incluso dentro del mal, aunque el bien
haya sido “tragado” por el mal. Más
tarde, Iosef les aconsejó a los egipcios
separar alimentos para los días de
hambre venideros. De esa manera, les
enseñó a los demás a aprovechar los
buenos días y los buenos tiempos y a
atesorar las buenas acciones hechas en
este mundo. Entonces, incluso en los
malos días y en los tiempos difíciles,
uno podrá tener algo bueno sobre lo cual
apoyarse (Likutey Halajot III, p. 490).

Les contó el faraón su sueño; pero no


hubo quien se lo interpretase al
faraón
Los sabios interpretaron el sueño pero
las interpretaciones no le agradaron al
faraón. Por ejemplo, dijeron que tendría
siete hijas pero que enterraría siete hijas
(Rashi).

En total había veintiocho cosas,


entre vacas y espigas, en los sueños del
faraón (siete vacas saludables, siete
vacas enjutas, siete espigas sanas y siete
espigas marchitas). Esas veintiocho
cosas corresponden a los veintiocho
“tiempos” delineados en Eclesiastés
3:1-8, que están divididos en catorce
tiempos positivos y catorce tiempos
negativos. Esos tiempos positivos y
negativos representan la verdad y la
mentira, con la mentira tratando siempre
de superar y de tragar a la verdad. Si
bien hay muchas interpretaciones sobre
lo que sucede en la vida, la mentira tiene
una manera de ocultar el verdadero
significado de lo que tiene lugar a cada
momento. Sólo Iosef pudo interpretar
correctamente los sueños del faraón -
pues el Tzadik, el hombre de verdad,
puede ver a través de los velos que
rodean a la persona y alcanzar
directamente el significado real de su
vida (Likutey Halajot VIII, p. 211a-211b).

Más aún, las vacas enjutas y las


espigas marchitas representan los falsos
líderes que se tragan la verdad y le
roban al pueblo judío su conocimiento,
como está escrito, “Ellas [las vacas
saludables] entraban en sus entrañas [de
las vacas enjutas], y no se conocía que
hubieran entrado dentro de ellas”
(Génesis 41:21). También aquí el Tzadik
puede mostrarnos cómo superar a los
falsos líderes (Likutey Halajot VIII, p.
212b).

41:21

“Ellas
entraban
en
sus
entrañas
y
no
se
conocía
que
hubieran
entrado
dentro
de
ellas;
pues
su
aspecto
era
feo
como
al
principio.
Entonces
me
desperté”.

No se conocía que hubieran entrado


dentro de ellas

Las fuerzas del mal se tragan la


conciencia que tiene la persona de todo
el bien que alguna vez conoció (Likutey
Moharán I, 54:6).
41:26

“Las
siete
vacas
saludables
son
siete
años
y
las
siete
espigas
sanas
son
siete
años:
el
sueño
es
uno
mismo”.

El sueño es uno mismo

Ambos sueños del faraón


implicaban comida (las vacas y las
espigas) porque la rectificación y la
purificación de la persona se producen a
través del comer. Iosef le aconsejó al
faraón separar “alimentos” (significando
alimentos espirituales - i.e., Torá y
plegarias) durante los años buenos y así
fortalecerse para los tiempos difíciles.
Por lo tanto Iosef dijo, “Dios me envió
delante de ustedes para asegurarles el
sustento [espiritual]” (Génesis 45:7) -
pues el Tzadik nos enseña cómo aplicar
tal esfuerzo para mantenernos firmes
durante los años de hambre y de exilio
(Likutey Halajot II, p. 132).

41:35
“Junten
toda
la
provisión
de
estos
años
buenos
que
vienen.
Y
guárdenla
bajo
el
control
del
faraón,
para
alimento
en
las
ciudades”.

Junten toda la provisión de estos años


buenos que vienen
Iosef tuvo éxito. Él era una persona
alegre (Bereshit Rabah 86:4).

Iosef representa la santidad, el


aspecto de la alegría, de la vida y de la
vitalidad. En contraste a esos estados se
encuentra la muerte, que se experimenta,
en una pequeña medida, al dormir, como
afirma el Midrash: “Dormir es una
sesentava parte de la muerte” (Berajot
57b). Pero cuando Iosef, el Tzadik,
duerme, descansa su mente,
manteniéndola unida a la vida y a la
alegría. Por lo tanto Iosef merece no
sólo tener sueños verdaderos sino
también comprender los sueños de los
demás.

El sueño del faraón previó una


larga hambruna (i.e., el exilio), dado que
las vacas enjutas se tragaron a las vacas
saludables, disminuyendo la
prosperidad y llevando a la tristeza y a
la depresión. Pero Iosef, un “hombre de
espíritu”, siempre estaba alegre y así fue
capaz de traer alegría y de superar los
efectos de la tristeza mediante la idea de
guardar el excedente en Egipto (Likutey
Halajot II, p. 155a-310).

Junten toda la provisión de estos años


buenos que vienen

Los siete años “buenos”


corresponden a las siete clases de
especies por las cuales se alaba a la
Tierra de Israel (ver Deuteronomio 8:8). El
sueño del faraón indica su deseo de
conquistar a los judíos y de mantenerlos
lejos de su Tierra. Así, él quería que los
siete años “malos” superasen a los siete
años “buenos”.

Iosef, por el contrario, quería que


la santidad superase al mal. Al instruir a
los egipcios para que guardasen el
alimento durante los años “buenos”, les
hizo saber que uno debe aferrar la
santidad que pueda encontrar durante los
“tiempos buenos” y así tener la fortaleza
para enfrentar a las fuerzas del mal
durante los “malos tiempos”. En una
vena similar, Iosef les urgió a sus
hermanos a que se llevasen sus huesos
de retorno a la Tierra Santa cuando
tuviese lugar el Éxodo de Egipto (ver
Génesis 50:25). Dado que estaba en
contacto con la santidad y conocía la
importancia de cada una de las pizcas de
santidad que la persona puede aferrar
para sí, siempre estaba unido a la Tierra
Santa (Likutey Halajot II, p. 93a-186-94a).

41:38

El
faraón
les
dijo
a
sus
servidores,
“¿Podrá
haber
otro
hombre
como
éste
que
tenga
el
espíritu
de
Dios
en
él?”

Podrá haber otro hombre como éste


que tenga el espíritu de Dios en él

Debido a que guardó el pacto,


Iosef alcanzó el espíritu de Dios (Likutey
Moharán I, 19:3).

41:39
El
faraón
le
dijo
a
Iosef,
“Dado
que
Dios
te
ha
informado
sobre
todo
esto,
no
hay
nadie
tan
entendido
y
sabio
como
tú”.

No hay nadie tan entendido y sabio


como tú

Debido a que cuidó el pacto, Iosef


alcanzó una mente pura. Obtuvo
revelaciones de Torá y los niveles
asociados con las sefirot de Biná
(Comprensión) y Jojmá (Sabiduría)
(Likutey Moharán I, 36:2).

No hay nadie tan entendido y sabio


como tú

Cierta vez alguien le preguntó a


Reb Moshé Breslover (un importante
discípulo del rabí Natán) sobre el
Tzadik emet (el verdadero Tzadik) del
cual el Rebe Najmán siempre habla en
sus lecciones. “¿A quién puede estar
refiriéndose el Rebe Najmán?”, se
preguntó el hombre. Reb Moshé le
contestó que incluso el faraón era más
sabio que él. El faraón comprendió que
dado que Iosef hablaba de un hombre
sabio que podía supervisar la
producción de alimentos en Egipto, era
lo suficientemente sabio como para ser
esa misma persona. Si el Rebe Najmán
siempre habla del verdadero Tzadik,
entonces él debe tener esa cualidad
especial que lo hace un verdadero
Tzadik (tradición oral de Breslov).

41:40
“Estarás
a
cargo
de
mi
casa
y
todo
mi
pueblo
será
alimentado
bajo
tu
orden.
Tan
sólo
en
el
trono
seré
yo
más
grande
que
tú”.
Estarás a cargo de mi casa y todo mi
pueblo será alimentado bajo tu orden

“Casa” hace referencia al temor a


Dios (Shabat 31b). Al pija (“bajo tu
orden”) significa literalmente “de
acuerdo con tu boca” y hace referencia a
la plegaria. “Todo mi pueblo será
alimentado” indica una gran abundancia.
Así, cuando la persona temerosa de
Dios eleva una plegaria, trae abundancia
al mundo (Likutey Moharán I, 102).

Sólo en el trono seré yo más grande


que tú

Seré llamado “el Rey” (Rashi).


El Tzadik siempre busca alcanzar
grandes niveles espirituales. Sin
embargo, debe recordar constantemente
que Dios es siempre más grande que él y
que existen ámbitos espirituales que aún
se encuentran más allá de su alcance.
Así, “Yo (Dios) seré llamado ‘el Rey’”
- la persona debe buscar la grandeza,
pero sin olvidar que hay un límite en
cuanto a cuán lejos puede llegar (Likutey
Halajot II, p. 310).

41:43

Y
le
hizo
subir
en
la
segunda
carroza
real
y
pregonaban
delante
de
él:
“¡Avrej!”.
Lo
puso
así
sobre
toda
la
tierra
de
Egipto.

La segunda carroza real

Ha-mishná (la segunda) también


significa “doble”. Ello alude a la doble
porción de abundancia del Shabat que
disfruta plenamente el Tzadik y cada
individuo en su propio nivel (Likutey
Moharán I, 58:4).

Pregonaban delante de él: “¡Avrej!”


AVReJ (‫ )אברך‬es un compuesto de las
palabras AV (‫אב‬, padre y sabio) y RaJ
(‫רך‬, joven). Aunque era joven, Iosef era
sabio (Rashi).

Raj también se traduce como


“suave” y “flexible”. Pese al propio
nivel de sabiduría y de inteligencia, uno
debe saber cómo “plegarse” delante de
otros para llevar a cabo su voluntad. Así
vemos que al ser ungido, el rey David
dijo, “Hoy, yo soy raj pero ungido rey”
(Samuel II, 3:39). Uno debe aprender a ser
flexible, como enseñan nuestros Sabios:
“El hombre debe ser siempre raj como
una caña y no rígido como un cedro”
(Taanit 20a) (Likutey Halajot III, p. 76a).

41:44

El
faraón
le
dijo
a
Iosef,
“Yo
soy
el
faraón;
y
sin
ti
no
levantará
hombre
mano
ni
pie
en
toda
la
tierra
de
Egipto”.

Sin ti no levantará hombre mano ni


pie

Sólo a través del Tzadik son


elevados los niveles de realidad
denominados “manos” y “pies”. Esto
crea una unión superior, que da como
resultado la mitigación de los juicios
severos.

El Tzadik es el corazón de la
gente. Cuando un individuo se regocija
en su corazón, ello le permite elevar las
manos y los pies y bailar con alegría. Su
alegría produce una resonancia en el
Tzadik, el corazón de la gente. Entonces
el Tzadik hace que la gente se regocije y
la eleva (Likutey Moharán I, 10:9).

41:51

Iosef
llamó
al
primogénito
Menashé,
porque
“Dios
me
ha
hecho
olvidar
todas
mis
penas
y
toda
la
casa
de
mi
padre”.

Me ha hecho olvidar

NaShani (‫נשני‬, “me hizo olvidar”)


comparte la misma raíz que NaShim
(‫נשים‬, mujeres). ZaJaR (‫זכר‬, recordar)
comparte la misma raíz que ZaJaR (‫זכר‬,
varón). Cuanto más persiga el hombre la
inmoralidad, más olvidará su propósito
real en el mundo - que es recordar el
objetivo final (Likutey Halajot VII, p. 128a).

41:52

Y
nombró
al
segundo
Efraím:
“Porque
Dios
me
ha
hecho
fructificar
en
la
tierra
de
mi
aflicción”.

Dios me ha hecho fructificar en la


tierra de mi aflicción

HiFRani (‫הפרני‬, “me ha hecho


fructificar”) es similar a HiFRia (‫הפריע‬,
inquietante). Al orar delante de Dios la
persona deberá olvidar todo su linaje
distinguido y concentrarse en las
plegarias, como si proviniese de los más
humildes orígenes. Para que la plegaria
pueda fructificar es necesario eliminar
tales pensamientos fastidiosos y
molestos (Likutey Moharán I, 97).

41:55

Y
cuando
padecía
hambre
toda
la
tierra
de
Egipto,
clamó
el
pueblo
al
faraón
por
pan;
y
le
dijo
el
faraón
a
todos
los
egipcios:
“Vayan
a
Iosef
y
hagan
todo
lo
que
él
les
diga”.

Todo lo que él que les diga


Iosef les dijo que se circuncidasen
(Rashi).

Todas las bendiciones llegan a


través del Tzadik. Así, Iosef pudo
alimentar a los egipcios incluso durante
la hambruna; y cuando Iaacov descendió
a Egipto, el hambre término
prematuramente (Rashi sobre Génesis
47:19). Por ese motivo, el faraón le dijo
a su pueblo que obedeciera a Iosef
cuando éste les dijo que debían
circuncidarse. Un pacto cuidado trae
abundancia (Likutey Halajot II, p. 71a).

41:56

De
manera
que
hubo
hambre
sobre
toda
la
faz
de
la
tierra;
y
abrió
Iosef
todos
los
depósitos
y
vendió
a
los
egipcios;
porque
arreciaba
el
hambre
en
la
tierra
de
Egipto.

Hubo hambre sobre toda la faz de la


tierra
“La faz de la tierra” hace referencia a la
gente rica (Rashi).

“Faz” denota el rostro del Otro


Lado, que es idolatría. El anhelo de
dinero es una clase de idolatría. Si la
persona es codiciosa, ello se verá en su
rostro como oscuridad (Likutey Moharán
I, 23:final).
42:1

Iaacov
vio
que
había
provisiones
en
Egipto.
Iaacov
les
dijo
a
sus
hijos,
“¿Por
qué
se
están
mostrando?”.

Iaacov vio que había provisiones en


Egipto
La palabra SheVeR (‫שבר‬, provisiones)
significa literalmente “quebrar”;
también puede leerse como SiVeR (‫שבר‬,
esperanza). Así, afirma el Midrash:
“Iaacov vio shever - una hambruna; él
vio siver - la plenitud de su cosecha.
Iaacov vio shever - Iosef que descendió
a Egipto; él vio siver - Iosef que era el
gobernante. Iaacov vio shever - que los
judíos estarían allí esclavizados; él vio
siver - que los judíos serían redimidos”
(Bereshit Rabah 91:1).

Iaacov, el paradigma del judío,


comprendió que siempre hay esperanzas,
que la persona debe siempre esperar la
salvación. Cada vez que uno se sienta
encerrado, combatido desde afuera y
atacado desde dentro, deberá mirarse a
sí mismo, al nivel en el cual se
encuentra en ese momento. Verá
entonces que, pese al shever, tiene siver,
y podrá fortalecerse en el hecho de
saber que todo será rectificado (Likutey
Halajot V, p. 143a-286).

El Rebe Najmán presenta una


enseñanza similar sobre el versículo
“En mi angustia Tú me aliviaste” (Salmos
4:2). Si la persona reflexiona sobre las
bondades de Dios, podrá ver que
incluso cuando Dios le trae dificultades,
en esas mismas dificultades Él le provee
de un alivio y de un aumento de Sus
bondades. No sólo esperamos en Dios
para que nos salve rápidamente de todas
las angustias y nos provea de un gran
bien, sino que incluso dentro de la
angustia misma, esperamos en Él para
que nos alivie (Likutey Moharán I, 195).
42:6

Iosef
era
el
gobernador
de
la
tierra;
era
él
quien
proveía
de
grano
a
todo
el
pueblo
de
la
tierra.
Vinieron,
pues,
los
hermanos
de
Iosef
y
se
le
postraron
rostro
a
tierra.

Iosef era el gobernador... era él quien


proveía de grano

La palabra shalit (gobernador)


corresponde al juicio Divino y a la
sefirá de Guevurá. “Proveía de grano”
indica la benevolencia Divina y la
sefirá de Jesed. El Tzadik es el único
que sabe cómo combinar
apropiadamente esos dos atributos
(Likutey Moharán I, 80).

42:9

Iosef
se
acordó
de
los
sueños
que
había
soñado
acerca
de
ellos
y
les
dijo:
“¿Ustedes
son
espías;
para
ver
lo
indefenso
de
la
tierra
han
venido!”.

Ustedes son espías; para ver lo


indefenso de la tierra han venido

Cuando los hermanos de Iosef lo


vendieron en la Tierra de Israel y fue
llevado a Egipto, dañaron el concepto
del Tzadik y también el concepto de la
Tierra Santa. Por ese motivo Iosef los
acusó de ser espías que habían ido para
ver lo indefenso de la tierra (ervat
haaretz). Ervat (significa literalmente
“desnudez”) implicando un daño en el
pacto, un daño en contra del Tzadik
(Iosef). Y “espías” alude al daño de los
espías que calumniaron a la Tierra Santa
(ver Números 13) (Likutey Halajot II, p. 158).

42:13

“Nosotros,
tus
siervos,
somos
doce
hermanos,
hijos
de
un
mismo
hombre
en
la
tierra
de
Canaán;
y
he
aquí,
el
menor
está
con
nuestro
padre
hoy
y
el
otro
no
está”.

El otro no está
Fue debido a ese otro hermano que nos
dispersamos por la ciudad, para buscarlo
(Rashi).

Cuando los hermanos vendieron a


Iosef, cometieron un daño muy grave en
la fe en el Tzadik. Para cuando llegaron
a Egipto, lamentaban su acción y
buscaban rectificarla. Por lo tanto se
dispersaron por la tierra de Egipto, para
buscarlo. Cada uno de nosotros puede
hacer lo mismo. Si hemos dañado al
Tzadik o su honor, nuestra rectificación
comenzará buscándolo sinceramente. Y
el Tzadik está siempre presente,
esperando ayudarnos. Como dijo Iosef,
“Dios me ha enviado delante de ustedes
para prepararles el sustento [espiritual]”
(Génesis 45:7) (Likutey Halajot V, p. 100).

42:24

Y
él
se
retiró
de
ellos
y
lloró;
después
volvió
a
ellos
y
les
habló,
y
tomando
de
entre
ellos
a
Shimón,
lo
ató
delante
de
sus
ojos”.
Tomó de entre ellos a Shimón
Shimón era quien había arrojado a Iosef
al pozo; era aquel que le dijo a Leví,
“Aquí viene el soñador” (Génesis
37:19) (Rashi).

ShiMón (‫ )שמעון‬representa los


juicios; fue nombrado así “porque Dios
oyó (‫שמע‬, ShaMa) que soy odiada”
(Génesis 29:33), que es el concepto del
juicio. Shimón fue quien propuso matar
a Iosef, habiéndolo juzgado.

Cuando los juicios abundan se


hace presente la prueba de la
inmoralidad. La Tribu de Shimón
transgredió los ideales de moralidad
cuando su líder, Zimri, junto con 24.000
hombres de sus filas sucumbieron a los
avance de las hijas de Moab y murieron
en la plaga (Números 25:9; ver Rashi). Así,
fue Shimón quien propuso vender a
Iosef, el Tzadik que representa el pacto
cuidado y que se opone a la
inmoralidad. Y fue Pinjas, el
descendiente de Iosef (que también era
nieto de Aarón) quien, con sus celos,
hizo que terminara la plaga (Likutey
Halajot V, p. 326).

42:35
Y
sucedió
que
al
vaciar
sus
sacos,
he
aquí
que
en
el
saco
de
cada
uno
estaba
el
atado
de
su
dinero
y
cuando
ellos
y
su
padre
vieron
los
atados
de
dinero
tuvieron
temor.

Al vaciar sus sacos

Iosef les había dado a sus


hermanos sacos llenos de grano para
alimentarse. El Tzadik ayuda a la gente a
alcanzar el temor y el amor a Dios para
que puedan sentirlo incluso en sus
cuerpos.

De manera similar, cuando uno da


caridad -que corresponde a Iosef, quien
alimentó a los egipcios al igual que a su
propia familia- eso le posibilita
alcanzar el temor y el amor a Dios.
Nuestro intelecto también nos permite
alcanzar el temor y el amor a Dios. Sin
embargo, si la persona peca, su intelecto
se obstruye. Los hermanos de Iosef
estaban tratando de sacudirse el letargo
de sus cuerpos, que estaban vacíos del
temor y del amor a Dios, y así eran
“sacos vacíos” (Likutey Moharán I,
17:final).

42:36

Su
padre
Iaacov
les
dijo,
“Ustedes
me
han
privado
de
mis
hijos;
Iosef
no
aparece
y
Shimón
no
aparece
y
ahora
quieren
llevarse
a
Benjamín,
¡Todas
estas
cosas
me
están
pasando!”.

Shimón... Benjamín

Dos de las figuras centrales de


esta narrativa son Shimón y Benjamín.
El nombre ShiMON (‫ )שמעון‬proviene de
la palabra SheMA (‫שמע‬, oír). Esto alude
a oír las palabras del Tzadik. Benjamín
corresponde al Altar, pues el Altar del
Templo está ubicado en el territorio de
Benjamín. Cuando la persona le presta
atención a las palabras del Tzadik, ello
perfecciona el Altar, que a su vez ayuda
a elevar hacia Dios a toda la humanidad
(Likutey Moharán I, 17:final).

Su padre Iaacov les dijo, “Ustedes me


han privado de mis hijos; Iosef no
aparece y Shimón no aparece y ahora
quieren llevarse a Benjamín”

Algunas personas piensan


equivocadamente que son líderes dignos
de la nación judía. Cuando se examinan
cuidadosamente perciben que incluso
aunque han realizado devociones
dirigidas a “vaciar sus sacos” -i.e.,
liberar a sus cuerpos de los malos
deseos (tanto los propios como aquellos
que pudieron haber heredado)- esos
deseos aún se apegan a ellas. Entonces
su intelecto las amonesta y temen así
dirigir a los demás.

Iaacov representa el intelecto (ver


Likutey Moharán 1:1). Así, él les dijo a
sus hijos, “Ustedes me han privado”.
Pues la persona arrogante se ve privada
de su sabiduría (Pesajim 66b).

Y Iosef corresponde a la
rectificación del error. Ahora “Iosef no
aparece”. Es decir, los otros hijos de
Iaacov carecen de la capacidad de ser
líderes y de rectificar las malas
acciones de la gente. Y si Iosef ya no
está, entonces “Shimón no aparece” -
significando, Shimón no es despreciado
por las personas porque él realmente no
las amonesta. Iaacov concluyó, “Y ahora
quieren llevarse a Benjamín”.
“Benjamín” es una referencia a la
grandeza - en verdad, si uno carece de
las cualidades para ser un líder, no debe
reclamar la autoridad para sí (Likutey
Moharán I, 10:4).

43:11
Y
les
dijo
entonces
Israel,
su
padre:
“Ya
que
ha
de
ser
así,
hagan
esto:
tomen
de
los
mejores
productos
de
la
Tierra
en
sus
vasijas
y
lleven
a
aquel
hombre
un
presente:
un
poco
de
bálsamo
y
un
poco
de
miel,
de
especias
y
de
mirra,
de
pistachos
y
almendras”.
Zimrat haaretz

Zimrat haaretz (“los mejores


productos de la Tierra”) también puede
traducirse como “la melodía de la
Tierra”. Cada lugar tiene su propia
melodía. Más aún, cada nivel de
vegetación -cada brizna de hierba- tiene
su propia melodía que extiende sus
bendiciones por el mundo entero.

La música, que se produce


separando y eligiendo los sonidos,
representa separar el bien del mal.
Pensando que Iosef era un gobernador
egipcio, Iaacov le envió una melodía de
la Tierra Santa correspondiente a su
status y la compuso para despertar su
compasión (Likutey Moharán II, 63).

43:14

“Que
El
Shadai
les
conceda
misericordia
delante
del
hombre,
para
que
les
devuelva
al
otro
hermano
de
ustedes
y
a
Benjamín.
Y
en
cuanto
a
mí,
conforme
he
estado
privado
de
mis
hijos,
privado
vuelvo
a
estar”.
Que El Shadai les conceda
misericordia delante del hombre

A veces Dios hace que la persona


sufra para inducirla al arrepentimiento.
En tal caso, Dios de hecho está siendo
compasivo. Pero Iaacov oró, “Que El
Shadai les conceda misericordia”. Es
decir, que la misericordia de Dios sea la
clase de compasión que nosotros
entendemos naturalmente como
compasión (Likutey Moharán II, 62).
Que El Shadai les conceda
misericordia delante del hombre, para
que les devuelva al otro hermano de
ustedes y a Benjamín
Que Aquel que le dijo a Su mundo, “¡Dai
(Suficiente)!” le diga, “¡Dai!” a mis
sufrimientos (Bereshit Rabah 92:1).

La palabra DaI (‫ )די‬tiene el valor


numérico de 14, el mismo que el nombre
DaViD (‫)דוד‬, el progenitor del Mashíaj.
Iaacov oró para que Aquel que dijo,
“¡Suficiente!” dijera ahora,
“¡Suficiente!” y nos enviara el Mashíaj,
para que no suframos más en el exilio.
También nosotros oramos para que
nuestro “otro hermano” -aquellos que se
nos han perdido a través de los exilios y
del sufrimiento- puedan ser confortados
y consolados, y para que no haya más
sufrimiento, ni para el pueblo en general
ni para ningún individuo (Likutey Halajot
I, p. 135a).

43:29

Él
entonces
alzó
los
ojos
y
vio
a
Benjamín,
hermano
suyo,
hijo
de
su
madre,
y
dijo:
“¿Es
éste
el
hermano
menor
de
quien
me
hablaron?”.
Y
dijo:
“Dios
tenga
gracia
de
ti,
hijo
mío”.

Dios tenga gracia de ti, hijo mío


Cuando Esaú se enfrentó a los hijos de
Iaacov, Iaacov los bendijo con gracia y
favor. Pero en ese momento, Benjamín
aún no había nacido. Como líder de la
futura tribu de Israel, también él
merecía ser bendecido con gracia. Por
lo tanto, cuando apareció delante de
Iosef, éste lo bendijo (Bereshit Rabah
78:10).

De los once hermanos de


Benjamín, sólo Iosef era capaz de
otorgarle gracia, porque Iosef incluía la
esencia de Iaacov. Así como Iaacov
obtuvo gracia (cf. Génesis 33:11), lo
mismo Iosef. Mientras estuvo en Egipto,
separado de su familia durante veintidós
años, Iosef se mantuvo firme en su fe y
alcanzó un gran intelecto. Esas fueron
las dos condiciones necesarias para
alcanzar gracia y favor a los ojos de
Dios (Likutey Moharán I, 1:4).

44:2

“Y
coloca
mi
copa,
la
copa
de
plata,
en
la
boca
del
costal
del
menor,
juntamente
con
el
dinero
de
su
grano”.
Y
él
hizo
conforme
a
la
palabra
que
Iosef
había
hablado.

La copa de Iosef

La guevia (copa) simboliza


tremendos niveles de compasión Divina.
La palabra GueVia (‫ )גביע‬contiene las
letras iud-guimel (‫ג‬-‫ )י‬y ain-bet (‫ב‬-‫)ע‬.
Iud-guimel, que tienen el valor
numérico de 13, aluden a los Trece
Atributos de Misericordia; ain-bet, que
tienen el valor numérico de 72,
representan el Nombre de Dios de
Setenta y dos Letras que engloba esos
Trece Atributos. Los hermanos de Iosef
experimentaron difíciles momentos
debido a la copa, pero esa copa también
fue el vehículo a través del cual Iosef se
reunió con sus hermanos, trayendo una
gran compasión y amor. Así, vemos
cómo el sufrimiento profundo puede
llevar a tremendos niveles de compasión
Divina (Likutey Halajot II, p. 312).

La copa

La palabra GueVia (‫ )גביע‬contiene


las letras iud-guimel (‫ג‬-‫ )י‬y ain-bet
(‫ב‬-‫)ע‬. Iud-guimel, que tienen el valor
numérico de 13, aluden a los Trece
Atributos de Misericordia a través de
los cuales llega la salvación. Ain-bet,
que tienen el valor numérico de 72,
representan el Nombre de Dios de
Setenta y dos Letras que también
corresponde a una increíble compasión
y misericordia. Tomados juntos, 13
multiplicado por 72 es igual a 936, el
valor numérico de ShaLOM (cuando la
letra final mem se cuenta con el valor de
600), que significa “paz”, la salvación
final. Iosef probó a sus hermanos con la
copa, para despertar esa gran compasión
y traer la paz entre ellos (Likutey Halajot
III, p. 195a).
44:3

Por
la
mañana,
los
hombres
fueron
despachados,
ellos
y
sus
asnos.
Por la mañana, los hombres fueron
despachados, ellos y sus asnos

La “mañana” corresponde a
Abraham, que está asociado con la
sefirá de Jesed (Bondad). Con la
aparición de la bondad Divina, es
posible dejar detrás los rasgos
negativos, la calumnia y los bajos
deseos materiales (Likutey Moharán I,
38:4).
Parashat Vaigash

44:18

Entonces
Iehudá
se
acercó
a
él
y
dijo:
“Óyeme,
señor
mío:
te
ruego
que
hable
tu
siervo
una
palabra
en
oídos
de
mi
señor
y
no
se
encienda
tu
ira
en
contra
tu
siervo;
porque

eres
como
el
faraón”.

Iehudá se acercó a él

IeHUDá (‫ )יהודה‬representa a los


IeHUDim (‫יהודים‬, judíos). Iosef
representa al Tzadik. Para acercarse a
Dios, el judío debe primero acercarse al
Tzadik, que transformará su estudio de
Torá en una bendición. De otra manera,
sus esfuerzos se volverán un trabajo
perdido (Likutey Halajot VII, p. 464).

Iehudá se acercó a él... te ruego que


hable tu siervo una palabra en oídos
de mi señor y no se encienda tu ira...
tú eres como el faraón
Que mis palabras entren en tus oídos
(Rashi).

Cuando los hermanos


comprendieron su error, IeHUDá (‫)יהודה‬
se acercó a Iosef. De manera similar, los
judíos, que son llamados IeHUDim
(‫)יהודים‬, demuestran la fe en los
Tzadikim acercándose a ellos y
arrepintiéndose de sus malas acciones.
Esa fe debe estar asentada en el corazón.
Así, “Que mis palabras entren en tus
oídos” - pues “El oír depende del
corazón” (ver Berajot 15a; Tikuney Zohar
#58, p. 92a). Las palabras de la persona
deben entrar en el corazón del Tzadik
para demostrar que está realmente
interesada en servir a Dios.

Iehudá también le pidió a Iosef


que no se enojara. Esto hace referencia a
mitigar los decretos que fueron emitidos
antes de que la persona se arrepintiese,
pidiendo bondad y compasión. La clave
es seguir el consejo de los Tzadikim y
no caer presa de los consejos espurios,
que están representados por FaRAoH
(‫פרעה‬, de la misma raíz que leHaFRiA
[‫להפריע‬, confundir]). Iehudá le dijo a
Iosef, “Tú eres como el faraón” - porque
así como el faraón puede causar
confusión, el Tzadik puede dar un
consejo que contrarreste esa confusión
(Likutey Halajot III, p. 194a-388).

Iehudá se acercó a él y dijo: “Óyeme,


señor mío: te ruego que hable tu
siervo una palabra en oídos de mi
señor... tú eres como el faraón
Los reyes se reunieron, ellos se
juntaron (Salmos 48:5).

Esto hace referencia a Iehudá y a Iosef


que representan los reinos de Iehudá y
de Israel (Bereshit Rabah 93:2).

VaiGaSh (‫ויגש‬, “y él se acercó”)


alude al comer. Como dice el versículo:
“A la hora de comer, ‘acércate aquí’
(‫גשי הלם‬, GoShi halom)” (Ruth 2:14).
Halom (‫הלם‬, aquí) connota reinado (ver
Shabat 113b). Cuando comemos de una
manera santa, podemos producir una
unión entre “reyes” (y adversarios) y
entonces Dios se revela en el mundo.

Pero esto sólo puede ocurrir


cuando el alimento está espiritualmente
purificado y es apto para el consumo
humano. Para purificar la comida
debemos elevar las chispas de santidad
que se encuentran en ella. Esto se logra
difundiendo la fe entre aquellos que
están lejos de Dios. Las chispas de
santidad abundan en el mundo pero no
son reconocidas. Cuando difundimos la
fe, esas chispas se elevan. Así, el habla
rectifica las chispas de santidad.

Iehudá pidió hablar directamente


con Iosef, porque en verdad, no hay
intermediarios entre Dios y la creación.
Sólo la Providencia Divina guía el
mundo. Esa fe debe ser revelada, de
modo que Iehudá le dijo a Iosef, “Tú
eres como el faraón”. El nombre
FaRAoh (‫ )פרעה‬es similar a la palabra
PaRuA (‫פרוע‬, descubierto). Cuando la
persona dice palabras de fe puede
producir la unidad y la revelación de la
Divinidad (Likutey Moharán I, 62:6).

Te ruego que hable tu siervo una


palabra en oídos de mi señor... tú eres
como el faraón
Que mis palabras entren en tus oídos
(Rashi).

Iehudá representa al judío. Iosef


representa al Tzadik. “Te ruego que
hable tu siervo una palabra en oídos de
mi señor” hace referencia a la plegaria.
Cada persona debe unir sus plegarias a
los Tzadikim, dado que ellos son
quienes nos enseñan cómo orar de la
manera apropiada, para que nuestras
plegarias puedan ascender. “Que mis
palabras entren en tus oídos” connota la
persona que le pide al Tzadik ayuda
para rectificar sus plegarias y así poder
orar con más intensidad y mayor fervor.

El faraón, por otro lado,


representa el poder de la ilusión que
aleja a la persona de la plegaria
apropiada. Pero Iosef -el Tzadik- es
“como el faraón”. Así como el faraón
tiene el poder de alejar a la persona de
Dios confundiéndola durante la plegaria,
el Tzadik tiene suficientes poderes como
para ayudar a la persona a combatir la
confusión y a lograr la plegaria
apropiada (Likutey Halajot VII, p. 213a).

44:30
“Ahora,
pues,
cuando
yo
llegue
a
tu
siervo
mi
padre,
y
el
joven
no
esté
con
nosotros,
siendo
así
que
su
alma
está
ligada
al
alma
de
él”.

Su alma está ligada al alma de él

Cuando la persona siente un gran


amor por el Tzadik, se une al alma del
Tzadik (Likutey Moharán I, 135).

45:5

“Ahora,
pues,
no
se
aflijan
ni
se
entristezcan
por
haberme
vendido
acá;
pues
Dios
me
envió
delante
de
ustedes
para
proveerlos”.

No se entristezcan

Una vez que la persona está cerca


del Tzadik, tiene todos los motivos para
regocijarse y superar la depresión
(Likutey Halajot II, p. 156a).
Dios me envió delante de ustedes para
proveerlos

Debido al hecho de haber


resistido la tentación Iosef mereció dar
inspiración y vida a todos aquellos que
lo siguieron, incluso en el exilio más
oscuro (Likutey Halajot I, p. 326).

45:12

“He
aquí
que
sus
ojos
están
viendo
y
también
los
ojos
de
mi
hermano
Benjamín,
que
es
mi
misma
boca
la
que
les
está
hablando”.

Mi boca les está hablando


Mi boca les está hablando en el
Lenguaje Sagrado (Rashi).
Aunque Iosef estuvo en el exilio
durante cuarenta y dos años, aún poseía
el Lenguaje Sagrado, pues había
guardado el pacto (Likutey Moharán I,
19:3).

Mi boca les está hablando

Iosef guardó el pacto y por lo


tanto fue un Tzadik. Obtuvo el sagrado
Maljut (Reinado), particularmente sobre
su corazón y sus emociones. Y también
fue gobernante de los demás. Debido a
que la autoridad se revela a través de la
boca (que emite edictos), Iosef dijo
específicamente, “Mi boca les está
hablando” (Likutey Moharán I, 34:8).
45:13

“Háganle
saber
a
mi
padre
todo
mi
honor
en
Egipto,
con
todo
lo
que
han
visto
y
apresúrense,
pues,
para
bajar
a
mi
padre
acá”.

Háganle saber a mi padre todo mi


honor

Díganle a Iaacov que no se


preocupe por bajar a Egipto, donde las
impurezas del exilio pueden
abrumarnos. Dado que he mantenido mi
honor y no he dañado mi alma, he
preparado el camino para que el pueblo
judío pueda mantenerse firme durante el
exilio (Likutey Halajot II, p.
67a).
Háganle saber a mi padre todo mi
honor en Egipto

El hecho de que Iosef fue hecho


descender a Egipto se mostró finalmente
como un gran favor Divino para los
judíos. Pues en esa tierra Iosef fue capaz
de definir lo que es el honor y utilizarlo
solamente en aras de Dios. El propósito
de la Creación es revelar el honor de
Dios, pero cuando el honor de Dios se
ve dañado, es retirado de los dignos y
dado a los descarados, quienes usurpan
el liderazgo y descarrían a la gente.
Dado que Iosef era un Tzadik verdadero,
pudo devolver el honor a Dios y
preparar el camino para que los judíos
se mantuviesen firmes durante el exilio
en Egipto. Les dijo a sus hermanos,
“Háganle saber a mi padre todo mi
honor en Egipto” - “díganle a Iaacov que
he preparado el camino para que el
honor de Dios sea revelado incluso en
Egipto” (Likutey Halajot VIII,
p. 279a).

45:22

A
cada
uno
de
ellos
dio
mudas
de
vestidos;
pero
a
Benjamín
le
dio
trescientas
monedas
de
plata
y
cinco
mudas
de
vestidos.

Pero a Benjamín le dio trescientas


monedas de plata y cinco mudas de
vestidos

En la riqueza hay luces superiores


que brillan cuando la persona conduce
sus negocios de manera honesta y da
caridad. Dado que Iosef sustentó
caritativamente al pueblo y lo alimentó
durante el hambre en Egipto, pudo hacer
que brillaran las luces superiores (ver
Likutey Moharán I, 25:1).

Al regalarle cinco vestidos a su


hermano Benjamín, Iosef aludió al futuro
depósito de las luces superiores, el
Templo, que reflejaría todos los colores
de la belleza superior y sería construido
en el territorio de Benjamín. En Iom
Kipur, el Sumo Sacerdote se cambiaría
las vestimentas cinco veces, alternando
entre su servicio en el patio externo y su
servicio en el Santo de los Santos.
Mediante el regalo de cinco vestidos
Iosef le insinuó a Benjamín que debía
prepararse para una gran revelación de
Divinidad en el futuro, en la cual tendría
una importante porción.

Dado que Iosef había dominado la


capacidad de traer y revelar las luces
superiores, mereció ascender por sobre
su imaginación y alcanzar el verdadero
intelecto. Por lo tanto también le dio a
Benjamín 300 monedas de plata,
representando las tres áreas del intelecto
-lo potencial, lo concreto y lo
adquirido- que trascienden a la
imaginación (Likutey Halajot IV, p. 187a).

45:27
Enseguida
le
refirieron
todas
las
palabras
que
Iosef
les
había
hablado;
y
cuando
vio
los
carros
que
Iosef
había
enviado
para
llevarle,
revivió
el
espíritu
de
Iaacov,
su
padre.

Vio los carros... Los hijos de Israel


llevaron a su padre Iaacov

Cuando Iaacov descendió a Egipto


-que representa el mundo material- sus
hijos le llevaron al igual que el
Tabernáculo que se llevaría en el
desierto, dado que Iaacov representaba
la santidad. Es decir, todos sus viajes
fueron en aras de Dios y de la
espiritualidad y así se asemejaban a los
“viajes” del Tabernáculo. Cuando
Iaacov vio los carros que Iosef le había
enviado, comprendió que Iosef entendía
la grandeza de tal viaje y que también
comprendía el valor de los “carros”
(donados por los jefes de las tribus para
los viajes del Tabernáculo) y el orden
que se aplicaría a los viajes del
Tabernáculo (Likutey Halajot II, p. 52).

Revivió el espíritu de Iaacov

El espíritu de Iaacov revivió


como resultado de su alegría. Cuando la
persona está alegre, obtiene vida y
puede alcanzar la Luz del Rostro - un
tremendo nivel de luz espiritual que
ayuda a anular el rostro de oscuridad,
que corresponde a la idolatría y al Otro
Lado (Likutey Moharán I, 23:1).

Revivió el espíritu de Iaacov


Él obtuvo el rúaj hakodesh (inspiración
Divina) que lo había abandonado
[durante los años de ausencia de Iosef]
(Rashi).

Este espíritu puede comprenderse


como una referencia al espíritu del
Mashíaj, que es el espíritu de la
resurrección (Likutey Moharán I, 78).

El “espíritu hablante” que Dios


colocó en el hombre (cf. Targúm Onkelos
sobre Génesis 2:7) es sagrado. Cuando la
persona dice palabras de santidad -
palabras de Torá y de plegaria- atrae su
fuerza de vida directamente de Dios y,
en ese sentido, su espíritu es inspirado
de manera Divina.

46:4

“Yo
descenderé
contigo
a
Egipto
y
Yo
sin
falta
te
haré
subir
arriba
también;
y
Iosef
pondrá
su
mano
sobre
tus
ojos”.

Yo descenderé contigo a Egipto y Yo


sin falta te haré subir también

Todos los descensos son en aras


del ascenso. Uno debe aprender a
fortalecerse durante los tiempos
difíciles -los tiempos del descenso-
porque esos momentos tienen la
intención de engrandecer a la persona.
Podrá fortalecerse considerando el
hecho de que Dios está siempre con ella,
tanto cuando las cosas están comenzando
a verse mal como cuando las situaciones
se vuelven más oscuras todavía.
Iaacov estaba por descender al
exilio con toda su familia y previó que
ese exilio continuaría por varias
generaciones. Aun así se fortaleció
sabiendo que Dios está con cada
persona tanto en el descenso como
durante todas sus tribulaciones y que Él
espera con la persona su salvación y
ascenso (Likutey Halajot V, p. 286-144a-
288).

Aalja gam aló

Dios acompaña a los judíos en


todos sus descensos. Él está con ellos en
todas las circunstancias. En la frase
Aalja gam aló (“Yo sin falta te haré
subir arriba”) la palabra aló (arriba)
parece redundante. Esta palabra enseña
que cuando Dios comienza a elevarnos,
lo hace de manera continua. Nos eleva
una y otra vez, a niveles cada vez más
altos (Likutey Halajot III, p. 25a-50).

Yo descenderé contigo a Egipto y Yo


sin falta te haré subir también

ANoJI (Yo) es el mismo término


que en “ANoJI (Yo) soy Dios tu Señor,
Quien te sacó de la tierra de Egipto
(‫מצרים‬, MiTzRaim)” (Éxodo 20:2).
Mientras recuerdes que “Yo soy Dios tu
Señor”, estaré allí para sacarte de tu
sufrimiento (‫מצר‬, MeiTzaR). No sólo
eso sino que veAnoji aalja (literalmente,
“Yo te elevaré”) - merecerás elevarte
cada vez más alto y volverte cada vez
más grande (Tikuney Halajot III, p. 250a-
500).

Iosef pondrá su mano sobre tus ojos

“Mano” hace referencia a la


música, pues la persona mueve sus
manos a lo largo del instrumento musical
para extraer las notas apropiadas. La
descripción de Iosef, el Tzadik,
“poniendo su mano” significa que él
elige las notas melodiosas. Extrae los
puntos buenos del instrumento musical
de la realidad, si así pudiera decirse. Al
hacerlo rectifica la imaginación de la
gente -la forma en cómo percibe la
realidad, algo que fue dañado por una
visión negativa asociada con la
calumnia- y le da claridad mental
(Likutey Moharán I, 54:6).

46:27

Y
los
hijos
de
Iosef
que
le
nacieron
en
Egipto,
dos
almas.
Todas
las
almas
de
la
casa
de
Iaacov
que
vinieron
a
Egipto
fueron
setenta.

Todas las almas de la casa de Iaacov


que vinieron a Egipto fueron setenta

Las setenta almas de la casa de


Iaacov corresponden a los “setenta
rostros de la Torá”. Esas almas fueron
las raíces de la nación judía. Cada una
tiene una raíz correspondiente en la Torá
misma y así siempre puede conectarse
con ella.

Enfrentando a esas setenta almas


se encuentran las “setenta naciones”
(enumeradas en Génesis 10) - i.e., las malas
características que alejan a la persona
de su raíz Divina (Likutey Moharán I,
36:1). Cuando el judío se reconoce como
descendiente de Iaacov, puede recibir
inspiración de los “setenta rostros de la
Torá”. Si no se reconoce como
descendiente de Iaacov, entonces está
lejos de la Torá y recibe inspiración de
las setenta naciones.

46:29
Iosef
unció
su
carro
y
subió
a
Goshen
al
encuentro
de
Israel,
su
padre:
y
se
le
presentó
y
cayó
sobre
su
cuello;
y
lloró
mucho
sobre
su
cuello.

Lloró mucho sobre su cuello


Pero Iaacov no lloraba sobre el cuello
de Iosef, porque estaba recitando el
Shemá (Rashi).

Era el comienzo del exilio y


Iaacov y sus descendientes estaban por
entrar a Egipto, la tierra de la
inmoralidad. Ese descenso era necesario
porque el pueblo judío debía pasar una
prueba en el crisol de las setenta
naciones -una prueba de inmoralidad-
antes de merecer la revelación de la
Torá. Esa prueba también se presenta en
la vida de cada judío, pues debe
atravesar el “exilio de las setenta
naciones” antes de recibir su revelación
personal de Torá (ver Likutey Moharán I,
36).

La manera de superar la
inmoralidad es aceptando el yugo del
Cielo, lo que anula la autoridad del Otro
Lado. Esto es posible declarando la fe
en Dios mediante el recitado del Shemá
- algo especialmente propicio si se
derraman lágrimas al recitarlo. Las
lágrimas -que constituyen un excedente
en el cuerpo- surgen de los productos de
desecho, de la depresión y del bazo (ver
Anatomía del Alma, Capítulo 11). Esas
lágrimas tienen el poder de anular a las
fuerzas de impureza.

Iosef, que fue probado con la


esposa de Potifar, pudo anular las
fuerzas de la inmoralidad mediante sus
lágrimas. Pero así y todo, fue de Iaacov,
cuyo rostro se le apareció en ese
momento, de quien recibió la fuerza para
superar la tentación (Sotá 36b). Ambos
son necesarios: el Shemá y las lágrimas.
Iaacov preparó a sus hijos para el exilio
recitando el Shemá. Iosef preparó a los
judíos para el exilio llorando y
derramando lágrimas (Likutey Halajot I, p.
326).
46:30

Israel
le
dijo
a
Iosef:
“Ahora
moriré
tranquilo
ya
que
he
visto
tu
rostro;
pues
que

vives
aún”.

Ahora moriré tranquilo ya que he visto


tu rostro
Creía que moriría en ambos mundos - en
este mundo y en el próximo. Ahora que
he visto tu rostro, sólo moriré en este
mundo, pero viviré en el Mundo que
Viene (Rashi).

Iaacov, que representa a la nación


judía (“los Hijos de Israel”) se encontró
con Iosef, quien representa al Tzadik.
Aquel que se acerca al Tzadik -i.e., “ve
su rostro”- sólo experimentará la muerte
en este mundo. Pero heredará el Mundo
que Viene (Likutey Halajot II, p. 332).

47:12

Iosef
proveía
a
su
padre
y
a
sus
hermanos
y
a
toda
la
casa
de
su
padre
con
pan,
según
el
número
de
los
hijos.

Iosef proveía a su padre y a sus


hermanos y a toda la casa de su padre

Por haber profanado el lecho de


Iaacov, Rubén perdió la primogenitura.
Iaacov decidió entonces transferírsela a
Iosef, porque Iosef mantuvo a Iaacov y a
su casa mientras estaban en Egipto. Iosef
merecía la primogenitura por otro
motivo: había cuidado el pacto. Al ganar
la primogenitura, Iosef recibió una doble
porción, de modo que cada uno de sus
dos hijos fue cabeza de su propia tribu
(Likutey Moharán I, 2:2-3).

47:23

Iosef
le
dijo
al
pueblo,
“He
aquí
los
he
comprado
hoy,
a
ustedes
y
a
su
tierra,
para
el
faraón.
He
aquí
simiente
para
ustedes;
siembren
pues
la
tierra”.

He aquí simiente para ustedes

He (‫הא‬, aquí) también puede


leerse como la letra hei (‫)ה‬. Por lo tanto
Iosef le estaba diciendo a la gente, “La
letra hei es simiente para ustedes”. La
palabra “simiente” puede referirse más
ampliamente a la bendición.

¿Cuál es la naturaleza de la letra


hei? Hei tiene el valor numérico de 5,
representando las cinco clases de
consonantes (gutural, palatal, lingual,
dental y labial). Por lo que esta letra
hace referencia al habla.
El habla tiene poderes
terapéuticos que pueden llevar a la paz.
Así, Iosef estaba ayudando a esas
personas simplemente hablando con
ellas. Con la caridad se puede lograr un
efecto similar (Likutey Moharán I, 58:8).
Parashat Vaieji

47:28

Iaacov
vivió
en
la
tierra
de
Egipto
diecisiete
años.
Y
fueron
los
días
de
Iaacov,
los
años
de
su
vida,
ciento
cuarenta
y
siete
años.

Iaacov vivió en la tierra de Egipto


La mejor vida que tuvo Iaacov fue en
Egipto, donde vivió con alegría y paz
(ver Zohar I, 111b).

¿Cómo es que en la Tierra Santa,


Iaacov no alcanzó la paz y sí en Egipto,
una tierra impura donde sus
descendientes sufrirían bajo la
esclavitud?

El nivel más elevado de alegría


surge cuando uno se hace cargo de la
tristeza y de la depresión y las
transforma en regocijo. El exilio
corresponde a la tristeza y a la
depresión; la respuesta de Iaacov nos
muestra cómo transformar sus efectos.
Iaacov “vivió en la tierra de Egipto” - él
sabía que el exilio continuaría hasta que
fuesen recolectadas todas las chispas de
santidad. Pero pudo encontrar paz e
incluso alcanzar una gran alegría en
Egipto, porque él y sus descendientes se
fortalecieron con la regocijante promesa
de la Redención Futura (Likutey Halajot II,
p. 158a).
47:31

“¡Júramelo!”.
Y
se
lo
juró.
Entonces
Israel
se
inclinó
sobre
la
cabecera
de
su
cama.

Israel se inclinó sobre la cabecera de


su cama

Su “cama” era pura: él tenía doce


hijos, todos temerosos de Dios y
ninguno era malvado. Por lo tanto
generó una gran unidad Arriba. Él se
inclinó hacia su cama y agradeció por su
buena fortuna.
El hecho de que Iaacov se
inclinase hacia la cama corresponde a la
plegaria (Likutey Moharán I, 9). Las tres
primeras bendiciones del Shmone Esere
son alabanzas a Dios y las tres
bendiciones finales son de
agradecimiento, la parte central de esta
plegaria está compuesta por doce
bendiciones que corresponden a las
Doce Tribus (Likutey Halajot I, p. 360).

48:1

Y
aconteció
después
de
estas
cosas,
que
se
le
dijo
a
Iosef:
“He
aquí,
tu
padre
está
enfermo”;
y
él
tomó
consigo
a
sus
dos
hijos,
Menashé
y
Efraím.

Tu padre está enfermo


Hasta Iaacov, no había enfermedad
previa a la muerte. La persona
estornudaba y su alma partía. Iaacov oró
pidiendo la enfermedad, para que la
persona tuviera tiempo de preparar un
testamento para sus herederos y
despedirse de su familia antes de
fallecer (Bava Metzía 87a).

El legado más importante que uno


puede dejarle a sus hijos y
descendientes es el conocimiento del
servicio a Dios. Así, cuando Iaacov
estuvo en su lecho de muerte y llamó a
sus hijos, todos aceptaron su encargo y
recitaron, “¡Escucha, Israel! Dios es
nuestro Señor. Dios es Uno” (Likutey
Halajot VIII, p. 48a).

De manera similar, escribe el rabí


Natán, el propósito principal de un
testamento es ordenarles a los hijos que
sigan en los caminos de Dios. Si bien
Iaacov había sido bendecido con hijos
que eran todos piadosos y temerosos de
Dios, sabía que debía inspirar en ellos
un sentimiento mayor por la Divinidad,
para asegurar su continua lealtad a Dios
luego de su partida. Por lo tanto oró
pidiendo la enfermedad, algo que hizo
que su familia se reuniese a su alrededor
y le diese la oportunidad de trasmitirle
su conocimiento de Dios (Ibid., V, p. 262a).

Menashé y Efraím

Ellos nacieron en Egipto, pero aun


así fueron Tzadikim. Sus nombres
reflejan las propias dificultades de Iosef
en Egipto y cómo las superó. MeNaShé
(‫ )מנשה‬fue así llamado “debido a que
Dios me hizo olvidar (‫נשני‬, NaShani)
mis dificultades” (Génesis 41:51). Aunque
Iosef tuvo que pasar por circunstancias
muy difíciles, comprendió que Dios
estaba con él y que lo estaba ayudando a
olvidar sus tribulaciones para que
pudiese mirar hacia adelante, hacia una
vida mejor. EFRaim (‫ )אפרים‬fue así
llamado “porque Dios me hizo
fructificar (‫הפרני‬, hiFRani) en la tierra
de mis sufrimientos” (Ibid., 41:52). Pese a
todo el mal que lo rodeaba, Iosef fue
capaz de hacerse meritorio y de crecer
(Likutey Halajot III, p. 156).

48:8

Israel
vio
a
los
hijos
de
Iosef
y
dijo,
“¿Quiénes
son
estos?”.

Quienes son estos... ellos son mis hijos


que Dios me dio aquí
Iaacov previó que ambos, Menashé y
Efraím, tendrían descendientes
malvados. Por lo tanto dijo, “¿Quiénes
son estos [que no son dignos de ser
bendecidos]?” y no quiso bendecirlos.
Iosef estaba en desacuerdo y oró por
ellos. Entonces el espíritu Divino se
posó sobre Iaacov y vio que también de
ellos descenderían Tzadikim y los
bendijo (Rashi).

El desacuerdo entre Iaacov y Iosef


se basa en encontrar mérito incluso en la
gente más malvada. Cuando Iaacov
previó esos descendientes malvados, se
debilitó al punto en que no pudo
encontrar ningún bien en ellos y se negó
a bendecirlos. Iosef, por otro lado, pudo
encontrar mérito en ellos. Él dijo, “Ellos
son mis hijos que Dios me dio aquí” -
aquí, incluso en los malvados, debemos
buscar y encontrar algún mérito, algún
factor de redención (Likutey Halajot III,
p.78a).
48:13

Tomó
pues
Iosef
a
los
dos,
a
Efraím
en
su
mano
derecha,
hacia
la
izquierda
de
Israel
y
a
Menashé
en
su
izquierda,
hacia
la
derecha
de
Israel
y
los
acercó
a
él.

Menashé... Efraím... Iaacov

Menashé corresponde a los que


“habitan arriba” - aquellos Tzadikim
que buscan a Dios en los niveles más
elevados. MeNaShé (‫ )מנשה‬fue así
llamado “debido a que Dios me hizo
olvidar (‫נשני‬, NaShani) mis dificultades
y la casa de mi padre” (Génesis 41:51) -
implicando que Menashé trascendía este
mundo físico. Efraím representa a los
que “habitan abajo”, aquellos que se
sienten conectados a este mundo.
EFRaim (‫ )אפרים‬fue así llamado “porque
Dios me hizo fructificar (‫הפרני‬, hiFRani)
en la tierra” (Ibid., 41:52) - es decir, pese
a su conexión con el mundo, Efraím aún
recordaba a Dios y sabía que siempre
podría encontrarlo.

Cuando Iosef llevó a sus hijos a


ver a Iaacov para recibir una bendición,
colocó a Menashé cerca de la mano
derecha de Iaacov a Efraím cerca de la
mano izquierda de Iaacov. Dado que
Menashé era el mayor y el que “habita
arriba”, Iosef supuso que recibiría la
bendición más fuerte (representada por
la mano derecha). Pero Iaacov cruzó sus
manos, poniendo la mano derecha sobre
la cabeza de Efraím para darle a él la
bendición más grande. Pues el mundo se
sostiene sobre aquellos que están lejos
de Dios pero que aún así desean
acercarse a Él (Likutey Halajot VII, p. 332-
167a).

48:14
Israel
extendió
su
mano
derecha
y
la
colocó
en
la
cabeza
de
Efraím
-
él
era
el
más
joven.
Colocó
su
mano
izquierda
en
la
cabeza
de
Menashé.
Cruzó
sus
manos,
pues
Menashé
era
el
primogénito.

Cruzó sus manos


SiJeL (‫שכל‬, cruzar) es similar a
SeJeL (‫שכל‬, intelecto). El intelecto es la
principal bendición que la persona
puede otorgar. Por lo tanto Iaacov
canalizó intelecto hacia las bendiciones
que les dio a sus nietos (Likutey Moharán
I, 24:5).

48:16

Que
el
ángel
que
me
rescató
de
todo
mal
bendiga
a
los
jóvenes;
y
sean
llamados
de
mi
nombre
y
del
nombre
de
mis
padres
Abraham
e
Itzjak,
y
se
multipliquen
en
la
tierra”.

Que el ángel que me rescató de todo


mal bendiga a los jóvenes

“Los jóvenes” puede


comprenderse como una referencia a los
querubines que estaban sobre el Arca en
el Templo, a través de los cuales un
ángel entregaba la profecía de Dios. De
la misma manera, Iaacov bendijo a todos
los judíos para que tuvieran el potencial
de ser como los querubines y recibir
inspiración Divina (Likutey Moharán II,
1:6).

48:22

“Y
yo
te
di
una
porción
más
que
a
tus
hermanos,
la
que
tomé
de
mano
del
emorreo,
con
mi
espada
y
con
mi
arco”.

Y yo te di una porción más que a tus


hermanos

Las Doce Tribus corresponden a


las doce manifestaciones de la plegaria.
Como su patriarca, Iaacov representa la
plegaria global, y como tal es capaz de
dar vida y sustento a todos los niveles
de la creación. Así, Iaacov tenía el
poder de darle una porción extra a Iosef.
SheJeM (‫שכם‬, porción) es un
acróstico de Shafal (‫שפל‬, terrestre),
Kojav (‫כוכב‬, estelar) y Malaj (‫מלך‬,
angélico), indicando todos los niveles
de existencia (Likutey Moharán I, 9:2).
Iaacov pudo darle a Iosef el poder y la
capacidad de gobernar sobre todo lo que
existe.

Con mi espada y con mi arco


Con mi plegaria y con mi pedido
(Targúm Onkelos).

La plegaria es comparable a una


espada de doble filo porque contiene
dos elementos: alabanza y pedido. Así
como la plegaria fue el arma principal
de Iaacov, también será el arma
principal del Mashíaj.

Iaacov representa el juicio y la


caridad. Así, el versículo habla de
“mishpat (justicia o juicios) y tzedaka
(caridad) en Iaacov” (Salmos 99:4).
Ambos llevan a la plegaria. La persona
requiere del juicio para hablar y orar de
manera sabia. Ser caritativa también le
da la capacidad de sopesar sus palabras
y de orar de la manera apropiada
(Likutey Moharán I, 2:1-2).

Con mi arco

Keshet (arco) también significa


“arco iris”. El arco iris está compuesto
de tres colores primarios. Esos tres
colores corresponden a los elementos
del fuego, del aire y del agua, que se
combinan para generar la canción (a
través del “fuego” o la calidez de la
garganta, el “agua” o los fluidos de la
boca y el “aire” que sale de los
pulmones). En la Kabalá, se dice que
todo grupo compuesto de tres elementos
es paralelo a los tres Patriarcas. Cuando
le cantamos a Dios en la plegaria,
despertamos el mérito de los Patriarcas
y así mitigamos los decretos Divinos
(Likutey Moharán I, 42). De esa manera,
nuestra plegaria corresponde al arco con
el cual Iaacov venció a sus enemigos.
49:1

Iaacov
llamó
a
sus
hijos
y
dijo:
“Júntense
y
les
haré
conocer
lo
que
sucederá
al
fin
de
los
días”.

Iaacov llamó a sus hijos


Iaacov quiso revelar el tiempo de la
Redención Futura, pero la Presencia
Divina lo abandonó (Rashi). Iaacov
temió que sus hijos fueran indignos.
Ellos le dijeron, “Shemá Israel, Adonai
Eloheinu Adonai Ejad - ¡Escucha,
Israel! Dios es nuestro Señor. Dios es
Uno”. Agradecido de que ese lapso de la
profecía no se había debido a una falta
de sus hijos, Iaacov respondió, “Baruj
Shem Kevod Maljutó LeOlam VaEd -
Bendito sea el Nombre de Su glorioso
reino por siempre”. Sin embargo, más
tarde, cuando Moisés dijo el Shemá
(Deuteronomio 6:4), no incluyó “Baruj
Shem...”. En honor a Iaacov lo decimos,
pero en honor a Moisés, lo recitamos en
voz baja (Pesajim 56a).

Iaacov vio que la Redención Final


no tendría lugar hasta que aquellos que
estuviesen muy lejos de Dios retornasen
también a Él. Dijo por lo tanto, “Baruj
Shem...”, sabiendo que el reinado de
Dios está en todas partes pero que el
tiempo aún no había llegado para que se
manifestase. Moisés también sabía esto,
pero no lo reveló expresamente en la
Torá porque el tiempo aún no había
llegado y muchos obstáculos lo
atrasarían. Como ejemplo, Moisés
mismo acercó a Dios a la multitud
mezclada antes del tiempo apropiado,
produciendo así el pecado del becerro
de oro. Pese a la importancia del “Baruj
Shem...”, debemos recitarlo en voz baja,
hasta el momento en que las chispas de
santidad sean rectificadas y pueda ser
recitado en voz alta (Likutey Halajot I, p.
244).
Iaacov llamó a sus hijos... Júntense
Iaacov quiso revelar el Final de los Días,
pero la Presencia Divina lo abandonó.
Comenzó entonces a decir otras cosas
(Rashi).

Si la profecía que Iaacov quería


revelar no está registrada en la Torá
debido a que la Presencia Divina lo
abandonó, ¿por qué entonces la Torá
registra sus primeras palabras? La
respuesta es que la intención de Iaacov,
aunque frustrada, también contenía un
mensaje que ayuda a traer las
bendiciones. El Rebe Najmán enseña
que el Tzadik busca juntar y reunir a los
judíos. Cuantos más reúne, más grande
es la Torá que les puede revelar. Para
efectuar esa revelación debe realizar
dos devociones. La primera es juntar las
almas. La segunda es elevar esas almas
a un nivel superior; ese ascenso le
permite al Tzadik tomar Torá de un nivel
superior (ver Likutey Moharán I, 13).

Utilizando la primera devoción,


Iaacov llamó a sus hijos, urgiéndolos a
que se uniesen. Cuando vio que le estaba
prohibido revelar el Fin de los Días, les
indicó que debían juntarse una vez más,
aludiendo a la segunda devoción de
ascender juntos en unidad para traer
Torá. Pues es principalmente por medio
de la Torá que mereceremos la era
mesiánica. Dado que todos sus hijos
fueron elevados hacia alturas más
grandes, Iaacov pudo, hasta cierto punto,
hacer descender el mensaje del Fin de
los Días y ocultarlo en sus bendiciones
(muchos Midrashim explican cómo esas
bendiciones hacen referencia a la era
mesiánica) (Likutey Halajot VIII, p. 56a).

Iaacov llamó a sus hijos

Iaacov les dio esas bendiciones


principalmente para iluminar a sus hijos
con su daat (conocimiento de Dios) -
pues ésta es la principal herencia que
uno debe dejarles a sus hijos en este
mundo. Moisés tuvo la misma intención
cuando bendijo a las Doce Tribus.
Ambas bendiciones son similares en el
hecho de que “allí donde dejó Iaacov,
comenzó Moisés” (Devarim Rabah 11:1).
El resultado del daat de Iaacov fue la
capacidad de conquistar la Tierra Santa.
Así, encontramos en la mayor parte de
las bendiciones de Moisés (de acuerdo a
Rashi) que las tribus fueron bendecidas
con la capacidad de conquistar la Tierra
(Likutey Halajot VII, p. 332).

Júntense... reúnanse y escuchen


Iaacov quiso revelar el Final de los Días,
pero la Presencia Divina lo abandonó
(Rashi).

Al comienzo Iaacov reunió a sus


hijos con el término heasfu (júntense),
que connota la reunión de aquellos que
están cerca. Esa reunión debía ser una
reunión de Tzadikim. Iaacov pensó que
una reunión de Tzadikim sería suficiente
para traer el final del exilio. Pero
cuando la Presencia Divina lo
abandonó, comprendió que hacía falta
más: era necesario asegurarse de incluir
incluso a aquellos que están lejos de
Dios. Por lo tanto agregó hikabtzu
(reúnanse), haciendo referencia a
aquellos que están lejos de Dios.

La compasión de Dios no tiene


límites y Él desea que todos sean
rectificados y redimidos. La Redención
vendrá debido a que la Comunidad de
Israel crecerá y cada vez más gente se
unirá a ella en su servicio a Dios. Por lo
tanto Iaacov les dijo a Shimón y a Leví,
“Que mi alma no entre en su
conspiración” (Génesis 49:6)
(refiriéndose a la rebelión de Koraj y de
Zimri). Cada alma que se une a la santa
comunidad la realza, pero cada conflicto
y rebelión la degrada y disminuye sus
posibilidades de redención (Likutey
Halajot VI, p. 54-28a). En contraste, la
bendición que Iaacov le dio a Iehudá
alude a las batallas que Iehudá librará
para difundir la Divinidad “hasta la
llegada de Shiló” (Génesis 49:10) - pues
las enseñanzas de Iehudá acercarán a
aquellos que están lejos de Dios y
formarán incluso prosélitos (Likutey
Halajot VI, p. 29a-58).
Iaacov llamó a sus hijos... Rubén...
Shimón... Leví... Iehudá

Cada error que encontramos en los


grandes Tzadikim de la Torá surge de
haber forzado la hora en lugar de haber
esperado con paciencia a que Dios les
respondiese. Adán erró en el mismo día
en que fue creado - debería haber
esperado hasta el comienzo del Shabat
para unirse maritalmente con Eva.
Abraham le dijo a Dios, “¿Cómo sabré
que la he de heredar [a la Tierra])?”
(Génesis 15:8). Itzjak quería darle a Esaú
las bendiciones para que Esaú ayudase a
Iaacov y apoyase sus esfuerzos con la
Torá - sin embargo, esto no sucederá
sino hasta la llegada del Mashíaj. Iaacov
quiso revelar el Fin de los Días y la
Presencia Divina lo abandonó (ver Rashi
sobre Génesis 49:1).

Al comenzar a bendecir a sus


hijos, Iaacov amonestó a las tres
primeras tribus, Rubén, Shimón y Leví,
para dejar grabada en ellos la
importancia de la paciencia. Rubén
forzó la hora al mover el lecho de
Iaacov (ver Rashi sobre Génesis 35:22).
Shimón y Leví atacaron a Shejem sin
consultar con su padre (Génesis 34:25).
Sin embargo, Iaacov vio en Iehudá al
progenitor del Mashíaj, quien sería el
ejemplo de la verdadera paciencia y del
dominio del poder de la súplica y de la
plegaria (Likutey Halajot VIII, p. 223a-223b-
224a).

No se debe nunca forzar la hora,


especialmente cuando uno Le está
orando a Dios. En su lugar, se debe
apelar constantemente a Dios con
súplicas y pedidos para estar en
condiciones de acercarse a Él y recibir
la santidad de la Torá. Es necesario
pasar por muchas pruebas para alcanzar
la Torá; ser pacientes con la plegaria es
la forma de ejercer la libertad de
elección y de aprender a dirigir la
voluntad hacia el servicio a Dios (Ibid., p.
228a).

49:2
“Reúnanse
y
escuchen,
hijos
de
Iaacov.
Oigan
a
su
padre
Israel”.
Reúnanse y escuchen, hijos de Iaacov

La unidad entre los judíos traerá


la Redención. Así, Iaacov les indicó a
sus hijos que debían “juntarse”.
Continuó diciendo, “Reúnanse y
escuchen, hijos de Iaacov” - porque la
manera de alcanzar esa unidad es
guardando su consejo. Busquen sólo el
buen consejo de los verdaderos
Tzadikim y tengan cuidado del consejo
falso e inapropiado. Esto está aludido en
el nombre IaACoV (‫)יעקב‬, de la palabra
EKeV (‫עקב‬, talón), dado que el consejo
es el “pie” sobre cuál se afirma la
persona.

Iaacov amonestó a las tres


primeras tribus por seguir un consejo
inapropiado. Rubén cambio de lugar el
lecho de su padre y Shimón y Leví
atacaron Shejem, en ambos casos, sin
buscar el consejo apropiado. Iaacov le
dio su bendición a Iehudá porque Iehudá
confesó su pecado (Targúm Onkelos sobre
Génesis 49:8). Confesar el pecado es el
mejor consejo, pues ayuda a reconocer
las propias faltas y a rectificarlas
(Likutey Halajot III, p. 390-196a-392).

Reúnanse... Rubén... Shimón... Leví


El Rebe Najmán enseña que el Tzadik
busca juntar y reunir a los judíos.
Cuantos más reúne, más grande es la
Torá que les puede revelar. Para efectuar
esa revelación debe realizar dos
devociones. La primera es juntar las
almas. La segunda es elevar esas almas a
un nivel superior; ese ascenso le
permite al Tzadik tomar Torá de un nivel
superior (ver Likutey Moharán I, 13).

Iaacov no bendijo de hecho a sus


tres primeros hijos, sino que los
amonestó. Ellos eran los hermanos
mayores, Tzadikim muy grandes, pero
fueron reprendidos debido a que
representaban la primera y más difícil
de las devociones, la unión de las almas.
La “reunión” que ellos requieren
representa una restricción que debe ser
ampliada y mitigada. Así, Iaacov los
amonestó. Las tribus restantes fueron
bendecidas, pues para entonces los
juicios ya habían sido mitigados (Likutey
Halajot VIII, p. 56a-57a).

El rabí Natán continúa explicando


que es por ello que aunque fueron
amonestadas, las tres primeras tribus
están enumeradas en una genealogía
especial que aparece en Éxodo 6:14-25.
Rashi explica allí (loc. cit. 6:14) que esas
tres tribus están nombradas por
separado pues Iaacov las había
amonestado y las Escrituras desean
mostrar que eran importantes y que no
debían ser menospreciadas. En nuestro
contexto, el exilio en Egipto hace
referencia a la constricción que genera
dificultades y despierta la ira - similar a
la amonestación de Iaacov a sus tres
hijos mayores debido a que estaba
tratando de unir las almas. El momento
en el que los judíos se estaban
disponiendo a dejar Egipto corresponde
al ascenso de las almas desde su
constricción. Así, la Torá incluye a esas
tres tribus en el ascenso de las almas
para alcanzar las revelaciones de Torá
(Likutey Halajot VIII, p. 56a-56b).

49:3

“Rubén,

eres
mi
primogénito;
mi
vigor
y
el
principio
de
mi
fuerza;
el
preeminente
en
dignidad,
el
preeminente
en
poder”.

Mi vigor y el principio de mi fuerza

Cuando la persona acepta las


enseñanzas de los Tzadikim, su propia
habla gana en poder, al punto de hacer
que los estériles puedan concebir -
incluyendo a la persona misma. Esto
está aludido en las palabras de Iaacov
“Mi vigor y el principio de mi fuerza”.
Debido a que el habla de Iaacov era
poderosa, pudo concebir a la edad de
ochenta y cuatro años (Likutey Moharán I,
60:8).

49:6

“Que
mi
alma
no
entre
en
su
conspiración.
Que
mi
honor
no
se
junte
con
su
congregación.
Porque
en
su
ira
ellos
han
matado
a
un
hombre
y
en
su
capricho
mutilaron
a
un
toro”.

Que mi honor no se junte con su


congregación
Esto hace referencia a la congregación
de Koraj, un descendiente de Leví, que
reunió a la gente en contra de Moisés y
de Aarón (Números 16) (Rashi).

Hay un Tzadik que es tan grande


que aunque muchas personas se le
oponen, su grandeza las supera a todas.
Sin embargo, si todas esas personas se
juntan, la suma total de la bondad que
poseen puede superar su grandeza.
Esto está aludido en la bendición
de Iaacov, que también puede leerse
como: “Que el ‘honor’ no se junte en su
congregación”. Iaacov oró para que
cuando Koraj y su banda se levantasen
contra Moisés, el “honor” y la bondad
de cada uno de los participantes no se
uniesen con el de los demás - pues de
suceder, podrían superar a Moisés
(Likutey Moharán I, 181).

Que mi alma no entre en su


conspiración. Que mi honor no se
junte con su congregación... los
dividiré... los dispersaré

La tribu de Shimón se rebeló


durante el incidente de Peor (Números
25:6-9). Koraj, un Levita, se rebeló
contra Moisés (Ibid., 16:1), que
continuaba con la herencia de los
Patriarcas revelando el Favor Divino.
Iaacov oró para que su nombre no fuese
mencionado ni incluido en esas
rebeliones, dado que ellos trataban de
ocultar el Favor Divino mientras que
Iaacov trató de revelarlo. En su lugar,
Iaacov pidió que la tribu de Shimón
fuese pobre y que la tribu de Leví
tuviese que recolectar el diezmo
correspondiente a su parte. La caridad
revela el Favor Divino y contrarresta
los efectos de aquellos que lo ocultan.
Al dedicarse a la caridad, aunque sea
del lado del receptor, se mitigarían las
rebeliones de Shimón y de Leví (Likutey
Halajot I, p. 138a).

49:10

“No
se
apartará
de
Iehudá
el
cetro,
ni
la
vara
de
autoridad
de
entre
sus
pies,
hasta
que
venga
Shiló;
y
de
él
será
la
congregación
de
naciones”.

Ni la vara de autoridad de entre sus


pies

Aunque Iehudá -que representa a


la nación judía- descienda a los “pies”
(i.e., los niveles más bajos), aun así, la
autoridad (mejokek) no le será retirada.
El mejokek (literalmente, un punzón que
inscribe o graba) representa todo el bien
hecho alguna vez por los judíos y sirve
como un registro indeleble de los puntos
buenos que siempre pueden encontrarse
en ellos (Likutey Halajot III, p. 156).

Hasta que venga Shiló

Shiló es otro nombre para


Mashíaj; y también es una referencia a
Moisés, dado que ambos, Shiló (‫ )שילה‬y
Moshé (‫)משה‬, tienen el mismo valor
numérico (Likutey Moharán I, 118). Así
como Moisés es comparado con el
Mashíaj, de la misma manera, cada
Tzadik comparte la naturaleza del
Mashíaj (Ibid., I, 2:6). De este modo, la
presencia mesiánica existe en cada
generación.

Dios consideró a Moisés como un


posible candidato para ser el Mashíaj
dado que se entregó en aras del pueblo
judío hasta el autosacrificio (Ibid., I, 79).

Ni la vara de mejokek... hasta que


venga Shiló; y de él será la
congregación de naciones... él atará
su potrillo a la vid

Mejokek (un punzón para inscribir


o grabar) hace referencia a los libros
impresos de la Torá. Previendo el largo
exilio, Iaacov profetizó que el pueblo
judío sería capaz de superarlo mediante
el estudio de la Torá. Este versículo nos
dice que la Torá que está registrada y
publicada seguirá con nosotros hasta la
llegada del Mashíaj, en cuyo momento
incluso las naciones del mundo se
volverán a Dios y se unirán en Su
servicio.

Aun así, la Torá sola no es


suficiente para traer al Mashíaj -
también necesitamos de la plegaria. Por
lo tanto Mashíaj incorpora los conceptos
de Moisés (cuyo nombre tiene el mismo
valor numérico que Shiló y que está
conectado con la Torá) y del rey David
(el progenitor del Mashíaj ben David,
que está conectado con la plegaria).
Cuando se combina la Torá con la
plegaria, es posible traer la salvación
del Mashíaj. Entonces “él atará su
potrillo a la vid”, pues el fruto de la vid
-el vino- representa la abundante alegría
que prevalecerá durante la era
mesiánica (Likutey Halajot IV, p. 320).

49:13

“Zebulún
habitará
en
la
ribera
de
mares
y
morará
al
lado
de
un
puerto
de
navíos;
y
su
costado
estará
hacia
Sidón”.

Zebulun habitará en la ribera de


mares

La tribu de Zebulún proveía de


sustento a la tribu de Isajar, cuyos
miembros se dedicaban al estudio de la
Torá. Debido a que Zebulún quebró la
avaricia y compartió su riqueza con los
rectos, mereció “habitar en la ribera de
mares” y recibir un territorio en la
frontera norte de la Tierra de Israel, en
Sidón. En otras palabras, su territorio
representa el portal a la Tierra Santa,
que se obtiene quebrando la avaricia. La
persona que quiebra su deseo de riqueza
(i.e., Zebulún) y les da caridad a los
Tzadikim (i.e., Isajar) merece la Tierra
Santa, porque “los Tzadikim heredarán
la Tierra” (Salmos 37:29) (Likutey Halajot
II, p. 254).

49:14

“Isajar
es
un
asno
de
robusta
osamenta
que
se
recuesta
en
los
bordes”.

Isajar es un asno de robusta osamenta

Isajar representa el estudio en


profundidad de la Torá y la sabiduría
(Likutey Moharán I, 30:9). Así, los
miembros prominentes del Sanedrín
provenían generalmente de la tribu de
Isajar. Por ese motivo, Iaacov bendijo a
Isajar con una gran riqueza (ver Targúm
Onkelos). Pues así como la persona
requiere de un sustento básico para
alcanzar niveles generales de
comprensión de la Torá, de la misma
manera se requiere de una gran riqueza
para alcanzar una comprensión profunda
de la Torá (Ibid., I, 60:1, 9).

Isajar es un asno de robusta osamenta


que se recuesta en los bordes

Isajar tomó para sí el yugo de la


Torá como un JaMoR (‫חמור‬, asno) que
acepta el yugo. En un sentido más
profundo, esto hace referencia a la
manera en la cual el Tzadik se dedica a
revelarles la Divinidad incluso a
aquellos que están hundidos en JuMRiut
(‫חומריות‬, materialismo), elevando así lo
material hacia la santidad. “Se recuesta
en los bordes” - porque el Tzadik
desciende a los bordes más bajos para
llegar a aquellos que están lejos de Dios
y acercarlos (Likutey Halajot III, p. 160-
320).

49:18

“¡Tu
salvación
espero,
oh
Dios!”.

¡Tu salvación espero, oh Dios!

Iaacov previó los actos de Sansón


y la salvación que le traería a la nación
judía durante su vida (Rashi). Pero
también previó que la Redención Final
no tendría lugar en ese tiempo. Sin
embargo, exclamó, “¡Tu salvación
espero, oh Dios!”, porque los Tzadikim
nunca pierden la esperanza en la
salvación de Dios. Incluso si no llega en
el momento en que la esperamos, sin
duda llegará. Debemos esperarla
(Likutey Halajot III, p. 154).

49:20

“De
Asher,
ricas
comidas
y
él
dará
deleites
de
rey”.

De Asher, ricas comidas... Naftalí...


palabras bellas

Cuando la persona comprende que


sus ingresos (“ricas comidas”) le llegan
a través de la Providencia Divina, puede
orar y alabar a Dios (“palabras bellas”)
(Likutey Moharán II, 16).

49:21
“Naftalí
es
una
gacela
suelta;
él
expresará
palabras
bellas”.

Naftalí... expresará palabras bellas


El Talmud enseña que es posible
alcanzar una buena vida cuando se usan
los tefilín (Menajot 44a).

El rey Salomón escribe que es posible


alcanzar una buena vida cuando se
contrae matrimonio, como dice el
versículo: “Disfruta la vida con la mujer
que amas” (Eclesiastés 9:9).

El concepto de los tefilín y el


concepto del matrimonio se combinan en
la bendición de Iaacov a Naftalí. Las
letras del nombre NaFTaLi (‫ )נפתלי‬están
contenidas en la palabra TeFiLiN
(‫)תפילין‬. La palabra ISháH (‫אשה‬, mujer)
en el versículo del rey Salomón es un
acrónimo para Hanoten Imrei Shefer
(‫הנותן אמרי שפר‬, “expresará palabras
bellas”) en la bendición de Iaacov.
Además, la bendición de Iaacov evoca
el concepto de la Tierra Santa. Pues
Naftalí está asociado con “palabras de
belleza” y “belleza” hace referencia a la
Tierra Santa (Likutey Moharán I, 47).

49:22

“Iosef
es
una
rama
fructífera,
una
rama
fructífera
por
sobre
la
fuente.
Las
jóvenes
salen
para
mirarlo”.

Iosef es una rama fructífera, una


rama fructífera por sobre la fuente

Ain (fuente) también significa


“ojo”. Debido que Iosef guardó el pacto,
alcanzó el atributo del juicio, que está
asociado con los ojos - como en el lugar
denominado Ein Mishpat (Ojo del
Juicio) (Génesis 14:7). Por lo tanto los
ojos de Iosef fueron bendecidos (Likutey
Moharán I, 2:5).

Aléi ain

Aléi ain (“sobre la fuente”)


literalmente significa “aquellos que
trascienden el ojo”. Iosef ascendió por
encima de lo que el ojo ve (i.e., de lo
que hay en este mundo) para alcanzar
percepciones de Dios (Likutey Halajot I, p.
28a-56).

Iosef trascendió el “ojo de


lujuria” -la pasión más fuerte de las
setenta naciones (la palabra ain [ojo] es
un homónimo de la letra ain [‫]ע‬, que
tiene el valor numérico de 70)- cuando
se resistió a la tentación con la esposa
de Potifar. Debido a que Iosef
trascendió ese “ojo de lujuria”, mereció
trascender el mal ojo, que no tiene poder
sobre Iosef ni sus descendientes (Likutey
Halajot IV, p. 26a).

49:23
“Aunque
lo
amargaron
y
lo
asaetearon
y
lo
odiaron
los
diestros
arqueros”.
Lo odiaron los diestros arqueros

“Arqueros” son la gente hostil


cuyas palabras son como flechas (Likutey
Moharán I, 46; Ibid., I, 145).

49:24

“Sin
embargo
permaneció
firme
su
arco
y
fueron
robustecidos
sus
brazos;
de
las
manos
del
Poderoso
de
Iaacov,
de
allí
se
volvió
el
pastor
de
la
Roca
de
Israel”.

Permaneció firme su arco... se volvió


el pastor de la Roca de Israel
Iosef mantuvo firme su arco - i.e.,
la pureza del pacto. Como resultado,
alcanzó la Roca. La palabra EVeN (‫אבן‬,
roca) comprende dos palabras, AV (‫אב‬,
padre) y BeN (‫בן‬, hijo). Esto hace
referencia a Iaacov y a sus hijos,
quienes en conjunto ejemplifican la
plegaria. Así, cuidar el pacto lleva a la
plegaria (Likutey Moharán I, 7:final).

49:27

“Benjamín
es
un
lobo
rapaz:
por
la
mañana
comerá
la
presa
y
por
la
tarde
repartirá
los
despojos”.

Benjamín es un lobo rapaz: por la


mañana comerá la presa y por la tarde
repartirá los despojos

Benjamín se compara con un lobo


que desgarra a su enemigo. ITRaF (‫יטרף‬,
desgarra) también puede leerse como
TeReF (‫טרף‬, sustento). Mediante su
comer, el Tzadik hace descender
sustento espiritual (“por la mañana
comerá”) y puede desgarrar a sus
enemigos espirituales (“por la tarde
repartirá los despojos”).
El Talmud enseña que el Altar del
Templo fue construido en el territorio de
Benjamín (Zevajim 54a). Como resultado
de los sacrificios consumidos sobre el
Altar, el sustento espiritual descendía
sobre los judíos y sus enemigos eran
vencidos (Likutey Moharán I, 17:3).

49:28

Todas
estas
son
las
tribus
de
Israel,
doce,
y
esto
fue
lo
que
les
dijo
su
padre
cuando
las
bendijo:
a
cada
una
la
bendijo
conforme
a
su
propia
bendición.
Esto fue lo que les dijo su padre

Zot (Esto) corresponde a Maljut (ver


Tikuney Zohar, Introducción, p. 11b).

Maljut está asociado con el habla


sagrada. Después de que Iaacov terminó
de bendecir a sus hijos, les enseñó que
la bendición más grande de todas era un
habla sagrada. Con el habla sagrada uno
puede anular el habla maligna (la
imagen especular impura de Maljut,
llamada el Maljut de la impureza) y
vencer a sus adversarios (Likutey
Moharán I, 38:2).
50:18

Vinieron
también
sus
hermanos
y
cayeron
delante
de
su
rostro
y
dijeron:
“¡Henos
aquí
por
siervos
tuyos!”.

Henos aquí por siervos tuyos

Despreciar a los otros lleva a la


servidumbre. Debido a que los
hermanos despreciaron a Iosef,
eventualmente tuvieron que ofrecerse
como esclavos (Likutey Moharán II, 1:10).
50:20

“Ustedes
intentaron
dañarme,
pero
Dios
lo
propuso
para
bien,
a
fin
de
hacer
lo
que
hoy
se
ve;
a
saber:
conservar
la
vida
de
una
gran
nación”.

Dios lo propuso para bien

Aunque la intención original de


los hermanos al vender a Iosef puede
haber sido mala, el descenso de Iosef a
Egipto les permitió a todos sobrevivir el
hambre y finalmente elevar todas las
chispas de santidad hundidas en Egipto
(Likutey Halajot II, p. 306).
50:21

“Ahora,
pues,
no
teman.
Yo
los
sustentaré
a
ustedes
y
a
sus
familias”.
Así
los
consoló
hablándoles
a
sus
corazones.

Les habló a sus corazones


Iosef dijo palabras que fueron
consoladoras y aceptables a los
corazones de sus hermanos (Rashi).

De esta manera, Iosef ejercitó el


principal poder del Tzadik, que es
despertar el corazón de la gente para
que se acerque al servicio a Dios
(Likutey Moharán I, 34:8).
Glosario

Ajashverosh - el rey persa durante la


historia de Purim

Ari - un acrónimo para Rabí Itzjak Luria


(1534-1572), erudito judío y fundador
del estudio moderno de la Kabalá

Baal teshuvá (pl. baalei teshuvá) -


literalmente, “maestro del retorno”; el
judío que retorna a Dios y a la práctica
religiosa judía
Biná - comprensión; hace referencia a
una de las Diez Sefirot

Bitul - negación, anulación. En un


contexto místico, se refiere a la
anulación total del ego

Brit - pacto

Brit Milá - pacto de la circuncisión

Cohen - miembro de la clase sacerdotal


judía, descendiente por línea paterna de
Aarón, el hermano de Moshé

Gueinom - infierno

Hagadá - liturgia para el Seder de Pesaj


Halajá - ley judía

Hitbodedut - literalmente, “reclusión


solitaria”, una forma de plegaria y de
meditación verbal. El Rebe Najmán
utilizó el término para referirse a la
práctica diaria en la cual uno dispone de
un tiempo y un lugar para hablar con
Dios

Iesod - fundamento; con mayúscula hace


referencia a una de las Sefirot

Iom Kipur - el Día de Expiación en el


cual se requiere que todos los judíos
varones de más de 13 años y las mujeres
judías de más de 12 años ayunen desde
el atardecer hasta la aparición de tres
estrellas medianas en la noche siguiente

Jasidut - movimiento de revitalización


judío fundado en Europa Oriental en el
siglo XVIII por el Rabí Israel ben
Eliezer, el Baal Shem Tov. Una de sus
enseñanzas esenciales es que la
presencia de Dios llena todo nuestro
entorno, y uno debe servir a Dios con
cada palabra y cada acción

Jesed - bondad. Con mayúscula hace


referencia a una de las Sefirot

Jumash - los Cinco Libros de Moisés

Kabalá - sabiduría mística judía


Karpas – vegetales, tal como apio o
perejil que se sumergen en agua salada y
se comen durante el Seder de Pesaj

Kidush - literalmente, “santificación”, la


ceremonia de recitar la bendición sobre
el vino al comienzo del Shabat y de las
comidas festivas

Klipá (pl. klipot) - literalmente,


“cáscara”; en el pensamiento Kabalista,
una fuerza impura que rodea y oculta las
chispas de santidad (los diferentes
aspectos de la santidad y de la vitalidad
espiritual presentes en la creación)

Keter - la más elevada de las Diez


Sefirot

Maljut - reinado; con mayúscula hace


referencia a la más baja de las Diez
Sefirot

Mashíaj - el Mesías judío,


descendiente del rey David

Matzá - pan ácimo, sin levadura,


consumido en Pesaj

Mezuzá (pl. mezuzot) - pequeño


pergamino que contiene los versículos
de Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21, que
se coloca en el marco de las puertas del
hogar judío
Midrash - enseñanzas homiléticas
rabínicas

Mikve - pileta de agua especial


utilizada para la purificación ritual

Midot - características o atributos; otro


nombre para las siete Sefirot inferiores:
Jesed, Guevurá, Tiferet, Netzaj, Hod,
Iesod y Maljut

Mitzvá (pl. Mitzvot) - preceptos o


mandamientos de la Torá

Mojín - Intelectos; otro nombre para las


Sefirot superiores de Jojmá, Biná y Daat

Musar - lecciones éticas para el


crecimiento personal y espiritual

Or Ein Sof - la Luz Infinita de Dios

Partzuf - “rostro” en arameo; una de las


cinco constelaciones unitarias de
Sefirot, cada una correspondiente a una
sefirá en particular o a un grupo de
sefirot - por ejemplo, Arij Anpin es el
partzuf de Keter, Aba es el partzuf de
Jojmá, etc.

Pesaj - festividad bíblica (durante la


primavera) que conmemora el Éxodo de
Egipto

Rashi - un acrónimo de rabí Shlomo


Itzjaki (1040-1110), el comentarista por
excelencia del Talmud y del Tanaj cuyos
comentarios aparecen en todas las
ediciones estándar de esas obras

Seder - literalmente, “orden”, la comida


festiva realizada durante las dos
primeras noches de Pesaj (sólo la
primera noche en la Tierra de Israel),
con un orden prescrito de rituales y
comidas simbólicas que recuerdan el
Éxodo de Egipto

Rav - literalmente, “maestro”; un rabí o


maestro

Rosh HaShaná - el año nuevo judío

Sanedrín - la Corte Suprema Judía de


setenta y un Sabios que presidió durante
el período del Segundo Templo hasta el
siglo IV E.C. en la Tierra de Israel

Sefirá (pl. Sefirot) - interfases Divinas


mediante las cuales las bendiciones de
Dios descienden al hombre, y a través
de las cuales el hombre puede elevar sus
ofrendas personales a Dios

Shabat - el sábado judío

Shavuot - festividad bíblica (al


comienzo del verano) conmemorando la
Entrega de la Torá en el Monte Sinaí

Shemá, Shemá Israel - la declaración


de fe en la unidad de Dios y el
compromiso de cumplir con Sus
mandamientos, compuesto por los
versículos de Deuteronomio 6:4-9;
11:13-21 y Números 15:37-41. Recitado
diariamente durante las plegarias de la
mañana y de la noche, antes de ir a
dormir

Shmone Esere - literalmente,


“dieciocho”; la plegaria silenciosa que
es el centro de las tres plegarias diarias
obligatorias. Así denominada debido a
que inicialmente estaba compuesta por
dieciocho bendiciones; más tarde se le
agregó una bendición adicional

Shmirat HaBrit - guardar el pacto.


Específicamente hace referencia al rito
de la circuncisión y conceptualmente a
mantener la pureza sexual

Shuljan Aruj - el Código de Ley Judía,


compilado por el Rabí Iosef Caro
(1488-1575), el punto de referencia de
la Halajá para todos los judíos

Sidur - el libro judío de oraciones

Sukot - festividad bíblica (en el otoño)


que conmemora el cuidado benevolente
de Dios del pueblo judío durante su
viaje de cuarenta años por el desierto y
Su continua providencia de bendiciones
materiales

Talmud - la Tradición Oral Judía


expuesta por los líderes rabínicos,
aproximadamente entre los años 50
A.E.C y 500 E.C. La primera parte del
Talmud, llamada la Mishná, fue
codificada por el Rabí Iehudá HaNasí,
cerca del año 188 E.C. La segunda
parte, llamada la Guemará, fue editada
por Rab Ashi y Ravina cerca del año
505 E.C.

Tanaj - un acrónimo de Torá, Neviim y


Ketuvim (Torá, Profetas y Escritos),
comprende los veinticuatro libros de la
Biblia hebrea

Targúm - traducción al arameo del


Jumash
Tefilín - la mitzvá de usar cajas de
cuero especiales sobre la cabeza y el
brazo durante la plegaria de la mañana
(excepto en Shabat y las festividades);
las cajas mismas, que contienen
versículos bíblicos declarando la
Unidad de Dios y los milagros del
Éxodo de Egipto

Tikún - rectificación

Tejelet - una tintura azul especial


utilizada para teñir la vestimenta del
Sumo Sacerdote, los tapices del
Tabernáculo y los cordones de los
tzitzit, obtenida de la sangre de una
criatura marina conocida como jilazon
(ver Menajot 44a)
Tiferet - belleza; con mayúscula hace
referencia a una de las Sefirot

Torá - literalmente, “enseñanza”; la Ley


Escrita dada por Dios a Moisés en el
monte Sinaí; en sentido más amplio,
todo el corpus del pensamiento religioso
judío

Tzadik (pl. Tzadikim) - persona recta;


aquél que se ha perfeccionado
espiritualmente

Tzadik emet - literalmente, “el


verdadero Tzadik”; aquél que se ha
purificado completamente del mal y que
se relaciona con la gente de todos los
niveles espirituales para llevarla hacia
su rectificación

Tzimtzum - contracción o retracción;


con mayúscula se refiere a la retracción
inicial de La Luz Infinita de Dios, para
crear nuestro mundo

Tzedaka - caridad

Tzitzit - la mitzvá de atar hebras a las


prendas de cuatro puntas; la prenda de
cuatro puntas con las hebras; las hebras
mismas

Zohar - el clásico más grande de la


Kabalá, un comentario místico de la
Torá por el Rabí Shimón bar Iojai, en
siglo II E.C

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