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quien
hace las cosas por amor, puede llegar a hacerlas bien, nada es pequeño de lo que se hace
por amor.
Cuando José empezó a inspirarse y empezaba a hablar, sonó el celular de Miriam, era un
mensaje, al instante su rostro cambió, se puso pálida como un papel, se levantó y dijo:
discúlpame, tengo que irme es que Sergio me escribió un mensaje y va a buscarme a la
farmacia y no quiero que se entere que estuve contigo, no te enojes conmigo, yo te llamo
para volver a hablar, discúlpame. sí.
- No hay problema, haz lo que tienes que hacer, no te preocupes por mí, me
agrada este lugar, espero que nos volvamos a ver.
- Yo también
Le agarró fuerte la mano, le dio un beso en la mejilla y ya estamos cerrando, fueron las
palabras del mozo que venía a despertar a José del profundo trance en que había entrado,
quien se quedó mirando el vaso que tenía sobre la mesa, hacía rato que se había disociado
de la realidad, ya la noción del espacio y del tiempo como tantas veces se le había escapado
de las manos.
Mira a ese joven, dijo el cantinero al mozo, hace más de una hora que está mirando su vaso
sin mover un solo dedo, es algo extraño verdad, espera un rato más y ve a ver que le pasa y
avísale que ya vamos a cerrar, que se hace tarde.
Aparentemente José estaba mirando el vaso, pero desde hace rato que estaba sumergido en
un profundo sueño, ni el más mínimo ruido lo perturbaba, puesto que estaba sumergido en
un silencio profundo en el que se desarrollaba su sueño como una película o una obra
teatral donde todos estaban expectantes en una oscuridad y un silencio aterrorizador viendo
el desenlace de la obra.
Era una sala oscura en donde era él el actor principal de la obra, la que se desarrollaba en
un escenario lujosamente montado, estando él parado le entregan una hermosa rosa roja en
las manos, en ese mismo instante se abre el telón y aparece un rey sentado en su trono,
lentamente tomó la rosa y se dirigió al escenario que se encontraba tres gradas más arriba
totalmente alfombrado, con una alfombra roja, se arrodilló frente al rey, hizo una reverencia
y dejó la rosa sobre las gradas, luego volvió a hacer la reverencia y seguidamente se cerró
el telón y todo el lugar se envolvió de una tenebrosa oscuridad y un desolador silencio.
- Disculpe, señor que le moleste pero ya estamos cerrando, volvió a repetir el
mozo asustado porque no le respondía, de pronto, José empezó a moverse, parece que
volvía de su trance y vio a su lado al mozo insistiéndole que iban a cerrar.
No se preocupe, ya me iba, fueron las únicas palabras de José, se levantó como si nada
hubiera ocurrido y se marchó, mientras que el mozo y el cantinero se decían, que hombre
más extraño, nunca he visto a alguien así, a no ser que esté drogado, lo más probable es que
haya ingerido alguna droga con la su bebida, hoy en día eso es normal, los jóvenes están
totalmente descarriados y se puede esperar cualquier cosa de ellos.
José no se dio cuenta que ya se hizo muy tarde y se había olvidado de que al día siguiente
debía entregar un trabajo en el colegio y aún no lo había terminado, apenas salió del lugar,
una vez vuelto en sí miró su reloj y dijo: Díos mío, ya es tardísimo y no preparé mi
exposición y seguro que me tocará a mí decía, ya que las exposiciones normalmente eran
por sorteo.
Seguro que Héctor va a hacer todo lo posible para que yo exponga mañana se decía
mientras iba camino a su casa, cuando cansado, agotado por la jornada que tuvo solo quería
ver su cama y acostarse a dormir. No hay nada más cansador que la búsqueda asfixiante del
amor.
Al llegar su madre lo estaba esperando, pues sentía que vendría cansado, ella la recibió con
un fuerte abrazo y un beso en la frente y le dijo: Hola hijo, que tal te fue el día, te preparé
unos ricos sándwiches y un jugo de durazno para que cenes y podamos hablar, si lo deseas,
claro, dijo ella no queriendo imponer nada.
- Voy a ducharme y enseguida bajo sí, estoy muy cansado.
- Te espero aquí abajo hijo.
José subió a su habitación y se tiró en la cama le daban ganas de quedarse dormido, pero no
podía dejar de obedecer a su madre y además debía bañarse para relajarse y sacarse el peso
estresante del día, así que hizo un gran esfuerzo y saltó de la cama y dijo: No puedo
permitir que este simple cansancio me gane, así que tomó la toalla y se dirigió al baño.
Abrió la ducha se metió bajo ella, el agua fría corría por su cuerpo que le producía una
sensación de alivio, estuvo bajo ella unos minutos hasta que pudo recuperarse bien, luego
salió, se vistió y bajó para cenar donde Margarita la estaba esperando sentada a la mesa.
Ven hijo, siéntate a cenar dijo llamándole a que se sentara a compartir la mesa con ella,
gracias mamá, que haría sin ti, ojalá todas las madres fueran como tú dijo, claro que lo son
dijo ella y mejores aún, no creo dijo él. Una madre con todos los defectos que tenga no deja
de ser la mejor madre para su hijo.
Está delicioso el jugo dijo José, me hacía falta tomar uno de estos para despertarme, ya que
tengo una exposición mañana, y aún no la preparé, no sé cuál ha de ser el motivo por el
cual hayas dejado para última hora tu tarea, eso no importa mucho, lo que sí quiero decirte
es que tienes que descansar, para dar un buen resultado, no te duermas muy tarde
preocupado por tu exposición, haz lo que puedas nada más, recuerda que el mayor alimento
del cerebro es el sueño y las proteínas pero sobre todo el sueño.
- Te prometo que descansaré temprano, estoy muy cansado y no creo poder
aguantar mucho, ánimo hijo todo está bien, gracias mamá te quiero mucho, fueron las
palabras de José, ahora ve a descansar que mañana es un nuevo día para combatir, con sus
luces y sus sombras. Se levantó y le dio las buenas noches.
- Buenas noches mi hijo, te quiero mucho. Qué hijo, qué bendición me ha
dado el Señor, sin merecer tanto me colma de su bendición y amor con este hijo que me ha
regalado.
José subió a su cuarto, se sentó y se dispuso a estudiar, pero en ese momento el cansancio y
la tentación de tirarse a su cama y dormir se apoderó de él, traicionado por el cansancio y
buscando una justificación dijo: “No creo que me toque a mí, ya tengo que tener demasiada
mala suerte” y las palabras de su madre resonaron en su oído: “El sueño es el mayor
alimento del cerebro”. Al instante cerró su cuaderno y se dispuso a dormir, pero al ver la
Biblia sobre su mesita de luz, y como era costumbre antes de dormir abría la Biblia al azar,
leía un pasaje bíblico y se acostaba a dormir. Abrió la Biblia puso su dedo sobre unos
versículos que decían “Pilatos dijo a Jesús ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó.
Dijo Pilatos ¿A mí no me contestas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para
crucificarte? Respondió Jesús: No tendrías contra mi ningún poder, sino se te hubiera dado
de arriba; por eso el que me ha entregado a ti, tiene mayor pecado”. Cerró su Biblia y se
acostó a dormir.
La noche pasó tan rápido, que parecía que acababa de acostarse y ya volvió a amanecer, es
que estaba muy cansado y después de mucho pudo volver a dormir, pues ya llevaba días sin
poder descansar. Se levantó con todas las pilas puestas, hizo su oración, y bajó a ver si sus
padres ya se habían levantado, el pensaba que se había levantado temprano, pero al bajarse
encontró a sus padres tomando mate y les preguntó ¿Por qué se han levantado muy
temprano hoy?
- No, eres tú el que se ha levantado un poco más tarde que de costumbre, miró su
reloj y se percató que ya eran las 07:00 de la mañana, solo que por el cansancio no sintió el
amanecer y sus padres no querían levantarlo muy temprano, pues se imaginaban que
trabajó hasta muy tarde y aún estaría descansando.
- Buenos días papá, la bendición.
- Díos te bendiga mi hijo.
- Buenos días mamá, la bendición.
- Díos te bendiga mi hijo.
Fueron los primeros contactos con sus padres cuando Margarita le preguntó, descansaste
anoche, qué tal amaneciste, no sabes lo bien que descansé y amanecí bien, tenías razón al
decir que el sueño es mayor alimento del cerebro, creo que hoy mi cerebro está bien
alimentado, dijo ironizando un poco, pero su intención era hacer un juego de
ablandamiento, pues tenía pensado ayunar ese día, pero no quería contarle a sus padres.
- Y tu trabajo, lo pudiste terminar
- No, no lo hice porque estaba muy cansado, y además no creo que me toque
exponer ya que es por sorteo y nunca tengo suerte en los sorteos, así que no creo que salga
yo.
- No te preocupes hijo, solo debes hacer lo que puedes, no trates de exigirte
más de lo que puedes, porque te frustrarás, solo debes tener la confianza puesta en el Señor,
en el todo lo puedes, con tus fuerzas siempre quedarás corto ante cualquier intento de
progresar, cuando dejes de lado al señor y quieras emprender algo tú solo, confiado en tus
propias fuerzas, como decía Santa Teresa, todo lo puedo en aquel que me ha enviado.
- Ahora debo marcharme dijo, porque voy a ir a tratar de preparar mi
exposición, por si acaso salga mi nombre, aunque lo dudo. La improvisación casi siempre
lleva al fracaso, pero es el momento donde el hombre hace uso de todas sus cualidades e
ingenio para salir de apuros, es el momento donde los prejuicios, preconceptos y teorías
quedan de lado y el hombre hace uso de su iniciativa y espontaneidad y pone a prueba su
libertad para desapegarse de todo lo que le impide improvisar, por temor al fracaso. Sin
decir más nada y dar tantas explicaciones tomó su mochila y se marchó.
- No vas a desayunar, preguntó Margarita.
- Ya es tarde y quiero preparar mi trabajo por si acaso salga sorteado.
- ¿Qué le pasa a José? preguntó Pedro, déjalo, solo está empezando a crecer,
está viviendo en un mundo ideal, un mundo de fantasías, pero no te preocupes, que eso le
servirá para más adelante no para ahora, porque muy pronto vendrá alguien quien destruirá
el globo de burbujas en que está viviendo y se encontrará con la realidad, es ahí donde
debemos estar preparados para ayudarle.
José iba al colegio caminando muy contento contemplando la naturaleza y no dejaba de
alabar a Dios por el hermoso día que le ha concedido vivir ese día, ya hacía bastante tiempo
que no disfrutaba de un día como ese, donde todo era armonía y paz, todo era perfecto, cada
pieza como en un juego de ajedrez estaba siendo movida a la perfección e iban directo al
jaque mate que sería la culminación perfecta del día, que empezó alabando a Dios y
terminaría dándole gracias.
Por fin llegó al colegio después de una larga caminata, pues perdió mucho tiempo
contemplando el paisaje del hermoso día, y su intención de preparar su exposición se fue al
tacho, llegó justo sobre la hora cuando sonó el timbre de entrada y detrás de él el portón del
colegio se cerró y ya nadie podía entrar para evitar fugas y exigirles a los alumnos
puntualidad y los que no asistían a clases llevaban ausente y por causa de falta de
escolaridad podían perder la materia y hasta inclusive reprobarla, así todos se veían
obligados a ser puntuales.
Al sonar el timbre todos se dirigieron a las aulas, donde los profesores ya estaban dentro
sentados esperando a sus alumnos, una vez que todos ingresaron al aula terminó el
murmullo, el profesor saludó y se dispuso a desarrollar su clase.
Todos estaban expectantes, pues nadie quería que se haga el sorteo, todos estaban
esperanzados que el profesor se haya olvidado del sorteo y de la exposición, ya que solo
tenían una hora de clases y era muy poco para más de un expositor y si se ponía a hablar,
no habría lugar para ningún expositor más, Héctor los conocía y sabía todas las estrategias
de los alumnos para hacer pasar el tiempo, ya que el también fue alumno y alguna vez usó
esas estrategias y antes que alguien haga una pregunta con intención de evitar el sorteo dijo:
ahora vamos al sorteo.
Se sentó y sacó de su cartera dos cajas y las colocó uno a cada extremo de la mesa, luego
sacó su carpeta donde estaba la lista y empezó a llamarla y a medida que decía presente
anotaba su nombre en una hoja y la introducía en una de las cajas, eso era para evitar que el
nombre de alguno que no esté en clases salga sorteado, cuando llamó al último alumno se
paró y dijo: Bien comencemos la clase, en esta caja están sus nombres y en esta otra
pondremos tres palabras “Poder, Placer y Dinero” que son las tres cosas que nos ofrece hoy
el mundo y luego sortearemos un nombre y una palabra.
La clase estaba en un tremendo silencio, era algo insólito, porque generalmente es casi
imposible mantener un aula de jóvenes con tanto silencio, mucha tención y expectativas, al
verlos tan asustados les dijo: ánimo no tengan miedo si tuvieron varios días para investigar
sobre estas palabras, lo único que tienen que hacer es pararse en frente y decirnos la
reflexión que hicieron sobre algunas de las palabras, es más fácil que andar a pie, no dejen
que el miedo les supere, ustedes pueden, decía con la intención de animarlos y sobre todo
de despertarlos, pero mientras todos en su interior estaban rogando que no le tocase.
Sergio llamó a uno de los que estaban sentados en el frente y le pidió que sacara un papelito
de la caja dos, este metió su dedo y cautelosamente sacó uno de los tres papeles que había y
se lo entregó, desdobló lentamente el papel y leyó, la palabra a exponer es Poder, esa caja
no era tan importante para los alumnos como la que venía ahora, donde se encontraban sus
nombres, nuevamente Sergio llamó a otro de los que estaban en el frente, le entregó la
segunda caja, quien sacó un papel y se lo pasó de vuelta al profesor. Y luego rápidamente
fue a sentarse temeroso que haya sacado su propio nombre.
Lentamente ante los ojos de los alumnos se desdoblaba el papel, era un acto no apto para
cardíacos, cuando de pronto dijo nuestro expositor es José Rodríguez, José se apretó las dos
manos sobre la cabeza no creyendo que sea cierto. Anda, pasa a hablarnos sobre lo que
significa el poder para ti, dijo Sergio.
Se levantó lentamente preocupado por lo que iba a decir, su mente estaba en blanco, en su
interior decía, ven Espíritu Santo y enséñame lo que tengo que decir, se paró frente al aula
durante unos minutos de silencio y veía a sus compañeros con unos ojos de expectativas y
de alivio. Al instante José se acordó de la lectura que había leído antes de dormir, que
hablaba del poder, tomó ánimo y coraje y dijo: En realidad no preparé nada, pero les voy a
contar a través de una experiencia lo que es el Poder.
Poder es dar la vida por el hermano, anoche se me lo reveló en la Sagrada Escritura, cuando
Pilatos preguntó a Jesús, sobre qué es la verdad y Jesús no le respondió, éste le dijo: A mí
no me respondes, no te das cuenta que yo tengo el poder para salvarte o para condenarte y
Jesús le respondió: tú no tienes poder sobre mí. Yo tengo el poder, tú no me quitas la vida
yo la entrego por amor a ti, eso es poder, dar la vida por amor al hermano y siguió diciendo,
les voy a contar un cuento y cada uno deberá sacar su conclusión sobre lo que es el poder,
poniendo en práctica la habilidad de contar cuentos aprendidos de su madre empezó a
relatarles uno.
En una ciudad existía un mendigo, que una mañana al levantarse mientras se lavaba la cara
en una hermosa laguna sobre la ruta, a lo lejos divisó una carroza despampanante que se
dirigía hacia él, este es mi día de suerte dijo el mendigo, quién sabe lo que voy a recibir
hoy, quién sabe lo que comeré, ilusionado con un gran obsequio se colocó a orilla de la ruta
esperando a la carroza para pedirle algo.
La carroza adornada, de un lustraje bellísimo, estirados por dos caballos, que posiblemente
comían mejor que él, se detuvo frente al mendigo y se bajó un rey vestido de lino y seda, el
mendigo aprovechó y le dijo: tienes algo para darme, pero con gran asombro dijo el rey,
dame tú algo a mí, el mendigo asustado por lo que oía tomó su saco y empezó a buscar algo
pero no tenía más que una espiga de maíz y un grano que se le había desprendido de él,
tomó el grano de maíz, se lo dio y el rey se marchó muy contento.
A la tardecita cuando sintió hambre el mendigo sin conseguir nada en el día, sacó su bolsa y
empezó a vaciarla, no había en ella más que una espiga de maíz y unos granos sueltos,
cuando de pronto algo le llamó la atención, algo que brillaba con mucha intensidad, era un
grano de oro, en el fondo de su bolsa y se acordó del rey y dijo qué tonto soy, si yo le
hubiese dado esta espiga ahora ya sería rico. El poder no es tangible, el poder es una
ilusión, no siempre el que tiene más fuerza tiene el poder.
Nadie es tan pobre que no tenga nada que dar y nadie es tan rico que no tenga nada que
recibir, en esto consiste el poder en dar, si damos lo que es nuestro, eso es generosidad,
pero si damos lo que es suyo eso es devolución, qué tenemos nosotros que no hayamos
recibido de Dios, el poder radica en dar gratuitamente lo que gratuitamente hemos recibido.
Cuando apenas terminó de hablar sonó el timbre y Sergio dijo: Nos vemos la próxima
semana chicos. Y todos salieron al receso menos José que se quedó a conversar con Sergio.
- Estuviste genial, de dónde sacaste todo eso.
- El Espíritu Santo me iluminó.
- Realmente actuó en ti, yo siempre confié en tu capacidad.
- Cuanto te debo fueron las palabras de José a tal juicio.
Tengo una propuesta que hacerte fueron las palabras de Sergio, es una invitación a formar
parte de un grupo misionero de jóvenes llamado Sin Fronteras, que se dedica a la misión,
anunciar el Evangelio más allá de las fronteras, no es necesario que te decidas ahora, solo
piénsalo y cuando lo resuelvas me avisas, todavía faltaba mucho para la misión de la que
me gustaría que participes, te hará bien y nos hará mucho bien a nosotros y a la gente
tenerte como misionero. Recuerda, Dios tiene grandes obras preparadas para ti, piénsalo y
le dejó una revista para que se entere de cómo funciona el grupo, cuando José intentó
preguntar algo sonó de vuelta el timbre de entrada, piénsalo y luego me avisas dijo Sergio
ahora debo irme, porque enseguida vendrá el siguiente profesor.
Se nota que no preparaste dijo un compañero irónicamente a José estuviste genial, me
encantó tu exposición dijo otro, cómo haces para poder congeniar siempre todo con la
Biblia decía otro, cuando todos empezaban a aglomerarse y dar sus opiniones a favor y en
contra de la exposición, entró el Director del colegio y dijo: Bueno muchachos, por hoy las
clases se acabaron su profesor está enfermo y no podrá venir así que pueden irse a sus casas
y aprovechar el tiempo para estudiar, recuerden que un tiempo perdido jamás se recupera.
Justo cuando la situación se estaba poniendo candente el director como un ángel vino a
salvar la situación, pues al escuchar que ya no habrá clase todos desviaron su atención hacia
sus casas y prácticamente la exposición quedó en el olvido. Todos tomaron sus útiles y
empezaron a salir lentamente y alegres, mientras maquinaban dónde ir a pasar el tiempo.
Todos los alumnos apenas tienen un tiempo libre, no van a sus casas, aprovechan para pasar
con sus amigos hasta cumplirse la hora que deben llegar a casa.
PARTE X
José no sabía si ir a su casa a descansar o ir a la biblioteca a leer, pues las palabras del
director resonaban en sus oídos, aprovechen el tiempo porque el tiempo perdido jamás se
recupera, pero como estaba tan cansado optó por ir a descansar, mientras iba camino a su
casa vio las puertas de la Iglesia que estaban abiertas y le dieron ganas de entrar, entonces
dijo el mejor LUGAR para descansar es en la presencia del señor y se introdujo en la
Iglesia y se sentó en los primeros bancos.
Estuvo sentado toda la mañana pasando su mirada del sagrario al crucifijo y se preguntaba
con quién me quedo, con Cristo crucificado o Cristo resucitado y como todos los hombres
temen al escándalo de la cruz se dijo: Cristo resucitó y se quedó entre nosotros en forma de
pan para que le adoremos, entonces su mirada se centró más en el sagrario que en la cruz,
pero no podía desprenderse del todo de la tentación de mirar la cruz y ver a Cristo clavado
en ella.
De pronto cerró sus ojos y no se fijó más en ninguno de los dos para no seguir en ese
dilema y empezó a rezar diciendo: enséñame señor tus caminos, muéstrame la senda por la
que debo caminar, de pronto empezó a pensar; es la resurrección a la que debo anhelar y
alcanzar, pero al igual que Cristo no puedo llegar a ella sin antes pasar por la cruz.
Desde entonces se pasó observando fijamente al sagrario toda la mañana sin decir ni pensar
absolutamente nada, solo lo contemplaba sentado, como acostumbraba a disociarse de la
realidad y abstraerse a un nivel trascendental, esta vez no era una excepción, parecía que
tenía una relación íntima con Dios, una relación que solo los grandes santos pudieron
alcanzar y comprender. Todos estamos llamados a la santidad, solo depende de nosotros
para aceptar o rechazar el llamado. La santidad es como agarrar a un hombre calvo de los
pelos cuando pasa frente a tu ventana, pero para ello hay que estar atentos, porque ella no
se detiene, solo pasa. La santidad es como el novio que busca tiempo y excusas para estar
con su novia, sorteando todos los riesgos y los obstáculos con la fuerza del amor.
Estaba aún sentado cuando sintió una mano que le tocaba los hombros y le decía, no voltees
y escucha atentamente lo que te voy a decir, tú deseas la santidad verdad, para ello debes
aprender a amar, pero para amar debes estar dispuesto a sufrir el martirio de la cruz, que
muchas veces es absurdo para la razón y la lógica humana, cuando Jesús le dijo a sus
apóstoles, debo ir a Jerusalén para morir ahí, Pedro le dijo: Señor yo iré contigo, Jesús le
respondió adonde yo voy tú no estás preparado aún para ir, cuando eras joven tú te ceñías el
cinturón e ibas donde querías, pero cuando seas viejo otro te ceñirá el cinturón y te llevará
donde no quieras.
A ti te gustan las matemáticas dijo como conociéndole a José, pues la santidad se desarrolla
en el cuadro cartesiano donde los deseos y las emociones por ser santo empiezan por debajo
del eje de la abscisa y van en ascenso y llega al punto máximo superior y luego viene al
descenso por el eje de la ordenada, pues ese punto máximo superior al que llega el deseo es
la cruz, desde donde desciende, hasta el punto mínimo inferior, y va camino a la
resurrección. No puedes llegar a la resurrección sin pasar por la cruz y vencer a la muerte
por amor.
Lentamente sintió que las manos abandonaban sus hombros pero no se animaba a darse
vuelta por temor a lo que pueda ver y cuando por fin se animó, volteó la cabeza y no
encontró a nadie, fue más grande el susto de no encontrar a nadie del que podía serlo si lo
encontrara, pero haciendo de cuentas que nada pasó volvió a darse la vuelta a mirar el
sagrario, estuvo así toda la mañana, hasta que llegó la hora de irse, se levantó hizo la
genuflexión y el nombre del padre y lentamente empezó a retirarse por el pasillo central,
caminando victorioso como una novia que acababa de casarse.
Iba totalmente cambiado, en su rostro brillaba una luz que lo hacía diferente. El encuentro
personal con Dios siempre cambia, cuando Moisés subió al Monte Sinaí, después de
cuarenta días en un encuentro con Dios bajó irreconocible.
Mientras se dirigía a su casa, pasó frente a la farmacia, miró su reloj y dijo: aún es
temprano, voy a saludar a Miriam, entró en la farmacia, grande fue la sorpresa de Miriam al
verlo entrar, pero él para no llamar la atención o tal vez para llamar la atención, como aquel
que en una asamblea se sienta atrás con la intención que lo inviten a pasar al frente.
Ocupamos el último lugar con la intención de ser el primero. Se acercó lentamente a ella y
le dijo hola, quiero un analgésico para el dolor de cabeza.
Ella percatándose de la broma y siguiéndole dijo: lo siento tienes que irte al laboratorio que
te hagan uno especial. De esa presentación jocosa de ambos, empezó una amena
conversación. No deberías estar en el colegio preguntó Miriam, si pero es que hoy no
tuvimos clase porque el profesor está enfermo y salimos temprano, solo tuvimos una hora
de clases y luego salimos y como aún es temprano quise venir a saludarte, pero porque
vienes recién toda la mañana estuve sola y es aburrida la mañana sin alguien con quien
compartirla.
- Es que mientras venía vi la Iglesia abierta y entré un rato a rezar
- Un rato, pero si te pasaste toda la mañana ahí dentro.
- Estaba hablando con Dios
- Y que le decías, cómo se habla con Dios
- No le decía nada solo le miraba, esa es la forma de conversar con Dios, el me
mira, yo le miro, nada más, es más fácil que andar a pie, no hay ningún secreto, debes
intentarlo alguna vez, verás lo bien que te hará.
Yo pensaba llamarte esta tarde para hablar contigo, tengo algo que contarte dijo Miriam,
cambiando de tema para salir del apuro en que la estaba metiendo José. Hablar de Dios y
hablar con Dios siempre compromete y es más fácil evitarlo antes que entrar en líos.
Anoche terminamos con Sergio empezó a decir ella, creo que la cosa ya no iba más y el
vaso se colmó cuando anoche quiso pegarme, me di cuenta de eso que colmó el vaso, yo
creo que en realidad el nunca me quiso y al parecer yo tampoco, solo estaba obsesionada
con él y no veía lo que pasaba a mi alrededor, hasta que tú me hiciste ver la realidad.
- No me culpes a mí por la decisión que has tomado, yo no tengo nada que ver
en el asunto, quién soy yo para influir en tus decisiones, tú eres libre, muchas veces
necesitamos de los demás, para que nos hagan ver cosas que nosotros no vemos o no
queremos ver, pero eso no significa que esa persona influya en la decisión que tomemos.
Las decisiones que tomemos tenemos que asumirlas y no echarle la culpa a nadie. No tengas
miedo de enfrentar las consecuencias de tu decisión, si crees que obraste bien, por qué te
preocupas, pero si obraste mal Dios y el tiempo te lo demostrarán y te darán una nueva
oportunidad. No te arrepientas de lo que hiciste, pero no te quedes con la herida abierta,
reflexiona y analiza sobre lo que te ocurrió y trata de vendar y curar la herida, por cada
puerta que Dios cierra abre diez.
Miriam lo escuchaba atentamente, pero no solo lo escuchaba sino que le miraba con unos
ojos que una mujer enamorada puede tener y le dijo: qué vas a hacer esta noche, si no tenés
nada que hacer podemos ir a tomar tereré en alguna plaza, bueno, si quieres, verdad. Con
esa simple invitación las noches de José empezarían a tener otros matices. Si me encantaría,
sería un placer y un honor para mí compartir un tereré contigo, me siento el hombre más
privilegiado del mundo, quien no daría todo por compartir contigo un tereré.
- Yo te llamo cuando llego a casa.
Voy a esperar tu llamada dijo José, pero ahora tengo que irme porque se me hace tarde, nos
vemos a la noche dijo y se marchó pero antes de retirarse presumiendo de su ego no perdió
la oportunidad para vanagloriarse diciendo: no te preocupes niña que peores cosas te
esperan en la vida que mi ausencia, todo esto lo decía en broma, aprovechándose de la
confianza que se había ganado.
Ella se quedó encantada con todo lo que le decía y con su forma de ser y se dijo en sus
adentros, no creo que haya peor cosa en la vida que tu ausencia, cuando ya salía lo llamó y
le dijo lo que pensaba, no creo que haya peor cosa que tu ausencia, pero el tomándolo como
una broma le dijo: Cuánto te debo, ella siguiéndole la corriente le dijo: no es nada lo hago
con gusto, ambos estaban encantados pues el diálogo era fluido y ameno, pero él le dijo: ya
tengo que irme, hablamos en la noche y esta vez si se marchó y ella le miraba mientras él se
perdía en la distancia y se hacía ilusiones de que él se fijara en ella.
Si quieres saber el valor de una hora, pregúntale a un joven que tiene una cita con una
dama. Desde que partió para su casa José no hizo otra cosa más que mirar su reloj y esperar
que la noche caiga para recibir la llamada de Miriam, tal vez nunca en su vida esperó tanto
a la noche como ese día, pero no solo el esperaba ansioso que el día termine, la misma
ansiedad, sentía Miriam, las horas se hicieron largas e interminables para ambos, pero como
el mundo no se detiene ni avanza más rápido por capricho o ansiedad de nadie, todo seguía
su curso normal y la noche llegó tan rápido como un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos.
Era una noche preciosa, la luna estaba bellísima, las estrellas relucían como nunca antes
habían brillado, para un enamorado todo es distinto y bello, eran casi las ocho de la noche y
José no se despegaba del teléfono esperando la llamada, mientras que Miriam no sabía que
ropa ponerse, ya se probó toda la ropa que tenía en su ropero, pero no encontraba uno que
vaya de acorde a la situación, hasta que por fin escogió una, era una blusa blanca con unas
rayas negras, que combinaban perfectamente con su piel, con un pantalón negro, que hacían
notar su perfecta silueta, tenía el pelo suelto totalmente encrespado que le llegaba por
debajo de los hombros.
Cuando por fin pudo escoger la ropa que se pondría, llamó a José para que vaya a buscarla.
Después de una larga espera por fin sonó el teléfono y era ella, ya estás lista dijo José muy
emocionado sin preguntar quién era, cuando quieras puedes venir dijo Miriam, yo llevo el
tereré, ya voy para allá dijo José y salió apresurado de su casa, despidiéndose de sus padres
sin dar ninguna explicación.
Tardó menos tiempo de lo que Miriam esperaba, cuando sonó el timbre de la casa y
presumiendo que sea él, tomó su termo y se dirigió a la puerta y definitivamente era él, nos
vamos dijo ella con una voz sensual y una cara de pícara, cuando quieras respondió él,
salieron juntos, hasta parecían enamorados, parecía que hacía tiempo salían juntos.
Caminaron juntos hasta la plaza, era una plaza preciosa donde tenía un paseo central en el
cual había unos bancos, el banco blanco de las parejas, donde las parejas venían a sentarse
y disfrutar de la naturaleza, pues estaba rodeado de frondosos y bellos árboles que
adornaban el ambiente y el cielo estrellado con la luna sonriente le daban el toque mágico
al mundo fantástico en que viven los enamorados.
Dónde nos sentamos preguntó Miriam, te doy la oportunidad de elegir respondió José
cortésmente como todo un caballero.
- ¿Qué te parece este banco?, dijo Miriam señalando uno que se encontraba en
un lugar casi sin luz, pero era un lugar estratégico para contemplar el cielo estrellado.
- Me parece genial
Caminaron hasta el banco, se sentaron y cuando José reclinó la cabeza y miró al cielo dijo:
¡Que preciosura!, mira el cielo qué belleza verdad, cuando dijo todo eso Miriam no se
contuvo y se puso a llorar.
- ¿Qué te pasa?
- Es que antes yo venía a esta plaza con Alfredo y el cielo me parecía tan
hermoso como lo es para ti, pero ahora creo que perdió su brillo.
- El cielo es bello de por sí, no depende de la persona con quien estés, depende
de ti.
- Es que nunca estuviste enamorado por eso hablas así, si tú supieras cuanto
amé a Alfredo me comprenderías
- Yo te comprendo perfectamente y sé por lo que estás pasando, sé que es
doloroso y cuesta aceptar, yo también alguna vez me he enamorado y de verdad
- En serio y ¿Qué pasó?, ¿Quién es la afortunada?
- Es una larga historia, pero trataré de sintetizarla para que comprendas
Resulta que al igual que tú, yo me enamoré, era una chica preciosa, se llamaba Mariela, era
mi novia y también presentía que daba todo de mí y no recibía nada a cambio, hasta que un
día ocurrió lo mismo que contigo y Alfredo, la cosa ya no daba más y terminamos, derramé
sangre, sudor y lágrimas, para llegar a entender que ella no era para mí, eso duele y nos
cuesta aceptar, yo tenía toda mi vida proyectada con ella hasta que un día se acabó.
Proyectamos nuestras vidas sin pensar en el fracaso.
A un gran amor nunca olvidamos, cuando nosotros terminamos mis últimas palabras
fueron, lo único que quiero es que seas feliz, tu felicidad es mi felicidad, si tú eres feliz yo
soy feliz, sea conmigo o con otro, pero hasta hoy no he dejado de quererla, eché el árbol
pero la raíz aún está.
Pero el amor no depende de nadie más que de la persona, siguió diciendo José, por más que
el ya no está contigo eso no implica que el amor deba desaparecer de tu vida, solo es
cuestión de cambiar de amor y a continuación le declamó un poema diciendo te declamaré
un poema para que veas la trascendencia del amor.
Cansado he amanecido
Agobiado por mis pecados
Pero al caer la tarde
Muy ligero me he sentido
Pues Dios con mis pecados
El solo ha podido
Y mirándome a los ojos
Fueron al olvido
Apenas terminó de escribir, miró su reloj, se levantó hizo la genuflexión ante el santísimo y
se retiró, detrás de él las puertas de la Iglesia se iban cerrando, sin darse cuenta se pasó toda
la mañana en la iglesia.
Llegó a su casa cansado y sin saber por qué, al entrar en su casa no encontró a nadie y una
nota sobre la mesa que decía “José, tu padre y yo no estaremos durante el día porque
tenemos una jornada de cuestiones de trabajo, aquí tienes dinero para comprarte algo para
comer. T.Q.M. Tu mamá”
De tan cansado que estaba José no tenía apetito así que se fue directo a la cama a descansar,
pero su cansancio más que cansancio era ansiedad, una ansiedad producida por la espera y
el temor de encontrarse con Miriam. El amor siempre nos asusta y nos sorprende.
Sin darse cuenta se quedó profundamente dormido y cuando despertó ya eran casi las
19:00hs. Dios mío dijo al despertar, parece que me dormí, sí que estaba cansado.
Mientras que él se disponía a prepararse para su visita sin tanto protocolo en su vestimenta,
que zapatos o ropas se pondría, sino simplemente se puso un pantalón bies, un zapato color
vino y una camisa amarilla, en lo único que puso mucho empeño fue en su peinado, se puso
un gel y cuidadosamente se peinaba, con un peinado perfecto, se puso un perfume Calvin
Klein que nunca usaba, más que en ocasiones especiales.
Todo ese procedimiento de preparación no le duró más de veinte minutos, mientras que
Miriam ya hacía dos horas que había suspendido todas sus actividades y se dedicó a
prepararse, se probó todos los vestidos que tenía, se los sacaba y ponía, hasta que por fin
encontró uno que le agradaba. Un vestido blanco que le quedaba al cuerpo con un escote
seductor, estaba más bella que nunca y desde una hora antes ya tenía todo listo esperando a
José, miraba su reloj y veía que el tiempo no transcurría, parecía que su reloj se detuvo.
Eran las 19:45hs. Cuando José se dispuso a salir, aún sus padres no habían vuelto, así que
en la misma hoja en que su madre le dejo la nota escribió: “Mamá les esperé a que vinieran
para pedirles permiso pero ya no puedo esperarles más así que decidí escribirles, me voy a
cenar con Miriam no sé a qué hora volveré, no se preocupen por mí, estaré bien y les
prometo que mañana les pediré permiso oficialmente. T.Q.M. José”