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Smulovitz, La eficacia como crítica y utopía.

Introducción.

La ilegitimidad de un régimen no es causa suficiente para provocar su colapso. Sólo cuando la


legitimidad se topa con una alternativa de organización política que aparece como opción real,
puede considerarse que la estabilidad del régimen está amenazada.

A partir de 1965, viejas preocupaciones como el temor a la restauración peronista y la


expansión del comunismo se reincorporaron bajo una nueva forma, al debate público. El
reingreso de esas "viejas" preocupaciones a la agenda tuvo lugar a través de su transformación
en un nuevo tema: la "ineficacia gubernamental". El temor al avance comunista se convirtió en
un reclamo de mayor operatividad presidencial frente a situaciones de crisis y de peligro
externo. La conversión de estos problemas "viejos" en problemas de ineficacia gubernamental
fue una operación clave para la conformación de un nuevo consenso.

La construcción de un país moderno se constituyó en el argumento ordenador hacia el futuro.


El período que precedió a la caída de Illia puede leerse como la historia de la producción de
este consenso alternativa, en donde la apelación a la eficacia se constituyó tanto en crítica
como en utopía.

2. Los argumentos de la ineficacia.

a) La ineficacia del sistema de partidos y la construcción de un liderazgo alternativo.

La incapacidad para mantener el orden interno y la ineficacia para defender la soberanía frente
a los peligros externos fueron los temas centrales del argumento de la ineficacia.

El temor a la expansión mundial del comunismo y la conducta del gobierno frente a los
conflictos limítrofes con Chile fueron los componentes de la dimensión internacional. El temor
al probable triunfo peronista en el 67, la expansión de la guerrilla y el comunismo y la crítica a
la gestión económica y social fueron las dimensiones internas.

El gobierno radical fue más bien poco efectivo (incapaz de alcanzar con sus políticas los
resultados deseados)

lentamente se fue construyendo un consenso cultural, un clima de ideas, caracterizado por la


crítica a la eficacia y legitimidad del sistema de partidos como mecanismo de asignación de
poder político. La crítica generalizada a los mecanismos electorales y al sistema constitucional
era acompañada por comentarios que señalaban la necesidad de construir un liderazgo fuerte
capaz de provocar un cambio hacia un país moderno.

El argumento era que ante la ineficacia del sistema de partidos para hacer frente al liderazgo
de Perón, era necesario construir un contraliderazgo a fin de confrontarlo con éxito. La
constitución de un contraliderazgo aparecía como la solución para resolver la incapacidad del
sistema de partidos argentinos para derrotar a la mayoría electoral del peronismo. La
experiencia había mostrado que el antiperonismo no podía ser el argumento convocante del
nuevo liderazgo. Su éxito dependía de la posibilidad de aparecer desligado de las partes de la
tradicional antinomia, un tercero con independencia de los polos y ser una instancia
superadora.

Los golpismos habían fracasado en su intento de remontar su ilegitimidad de origen. El nuevo


liderazgo debía comunicar entusiasmo, fe y resolver los problemas de fondo: "convivencia
entre peronismo y antiperonismo; modernización y desarrollo de la comunidad; concordia
política, racionalización y eficiencia técnica económica y social.

Onganía cumplía con esos requisitos. Era visto como un "outsider" de la política, en ese
contexto caracterizado por el desprestigio de las instituciones representativas, su
extrañamiento del sistema político partidario era una virtud. Cada uno de los actores pudo
atribuirle la capacidad para resolver los más variados enigmas de la política argentina.

b) Más argumentos: la infiltración comunista.

Frente interno: inacción frente a la presunta infiltración comunista y la inoperancia frente al


peligro de la explosión social. El contexto permitió que el temor a la expansión comunista se
instalara en la agenda política de la época. Revolución cubana y fin del período crítico de la
guerra fría. La prensa empezó a registrar que existían actos de violencia armada con intención
revolucionaria.

La aparición de movimientos guerrilleros en Latinoamérica. La guerrilla argentina aparecía


como parte de una escalada global en el continente. Persistía el temor a que la resistencia
peronista se volcara masivamente hacia la vía armada.

Las respuestas del gobierno aparecieron como reacciones ingenuas y ajenas a los tiempos que
le tocaba enfrentar. La oposición señalaba al comunismo como un enemigo tenaz y con formas
sutiles de infiltración. El gobierno respondía que se lo combate con las armas de la ley. Para
aquellos que pedían medidas drásticas, las respuestas del gobierno resultaban inoperantes en
el corto plazo. La acción del gobierno se convirtió en incompetencia.

El conflicto azucarero fue el argumento más convincente de la acusación. En 1965 se atrasaron


los pagos a los obreros y se multiplicaron las deudas impagas de las empresas con el Estado. EL
gobierno provincial entró en cesación de pagos. La bancarrota del estado tucumano impidió el
pago a los empleados públicos, maestros, judiciales, personal hospitalario, policías, que dio
lugar a una seguidilla de huelgas de servidores públicos. El estado debió mantener las
subvenciones para garantizar la relativa paz social en la provincia.

Cuando a principios de 1966 el conflicto social volvió a estallar en tucumán, no faltaron


comentarios referidos al peligro subversivo.

c) El argumento de las fronteras indefensas.

A fines de 1965 cuando la crisis tucumana no había concluido surgió un nuevo conflicto. 40
carabineros chilenos irrumpieron en Santa Cruz, izaron una bandera chilena y detuvieron al
propietario de una estancia. Ante la noticia, el Gral. Onganía ordenó el traslado de efectivos a
la zona. 150 gendarmes fueron a la zona. Mientras tanto, el presidente Illia tuvo un cordial
encuentro con Frei (chile) quienes permanecieron ajenos al incidente.
El 6 de noviembre se produce un enfrentamiento armado entre carabineros chilenos y
gendarmes argentinos.

El presidente Illia se interpuso a la iniciativa militar y ordenó frenar cualquier tipo de


movimiento. Los gobiernos ordenaron una Comisión mixta de límites que se haría cargo del
problema. La solución no satisfizo a las FFAA que consideraban que debían ocupar el territorio
para evitar futuras intromisiones. El gobierno logró controlar el incidente. Pero los beneficios
de esta forma de resolución no alcanzaron para contrarrestar las críticas.

El nacionalismo y la rivalidad que despertó el incidente permitieron caracterizar la solución


diplomática como producto de la ineficacia y debilidad del gobierno más que un resultado de
la astucia y serenidad. Los partidos no cuestionaron la evaluación de las FFAA sobre el
conflicto.

Estos conflictos intensificaron y expusieron públicamente el conflicto entre gobierno y FFAA.


En cada uno de estos conflictos, las FFAA o algún vocero hicieron saber públicamente su
posición.

Legitimidad alternativa.

d) Mendoza: La prueba final.

En abril de 1966 debía tener lugar los comicios para el gobernador de Mendoza.

A partir de 1962, se habían sucedido enfrentamientos entre Vandor y Perón por el control
político local del movimiento. Vandor: " Es necesario enfrentar a Perón para salvar a Perón".

Perón y Vandor necesitaban un test que definiera su suerte. El gobierno a su vez debía
demostrar que era posible derrotar electoralmente al peronismo y que este ya no era el
mismo.

Era necesario introducir un artilugio que asegurara el triunfo de algún partido no peronista. Se
modificó la elección por un sistema indirecto. Así los radicales y demócratas podrían juntar
fuerzas en caso de ser necesario y evitar un triunfo justicialista.

El objetivo era incorporar electoralmente al peronismo y marginar del liderazgo personal a


Perón.

Pero el temor de enfrentar en el futuro a un poderoso partido peronista conducido por el


vandorismo, decidió al gobierno a iniciar una tarea de erosión de su eventual poderío. La
herramienta más accesible era el fortalecimiento del candidato apoyado por Perón para evitar
que el triunfo de Vandor sea arrasador. El gobierno entonces se abstiene de aplicar las leyes
que podían impedir la propaganda peronista y permite dos días antes de la elección que se
emita por radio y televisión mendocina un mensaje grabado por Perón convocando a votar a
su candidato.

Los sorprendente fue que el candidato de Perón venció ampliamente al Vandorista. La


persistencia de la lealtad de la base peronista a las decisiones de su líder mostró que el
protecto de un partido peronista autónomo era poco factible. Esto afectó al gobierno y a
Vandor.

Dos alternativas posibles: La proscripción o la renovación de una gran coalición peronista. La


proscripción era una derrota reconocida. La reconstrucción de una alianza antiperonista
parecía ser una estrategia más conveniente aunque no ofrecía garantías.

Era probable que los militares intentaran un golpe preventivo antes que volver a protagonizar
el desastre institucional de 1962.

Luego de os resultados de Mendoza, se produjo una unificación de las fuerzas del peronismo y
neoperonismo bajo la conducción de Perón y el partido "oficial".

Vandor reconsideró las ventajas del golpe, no sólo porque consideró que un golpe era
inevitable sino porque era la única opción que le permitiría resguardarse de los embates de
Perón. El incuestionado ganador de las elecciones de Mendoza fue Perón.

Perón sabía que luego de Mendoza, la ocurrencia de un golpe era casi inevitable. ¿Cómo
evitar la marginación? Perón declara antes del golpe que el golpe militar era la mejor opción
para la lucha contra el comunismo. Intentaba preservar su lugar de árbitro y decisor. Para los
miliares la difusión de las declaraciones tenía por objeto mostrar a los peronistas su aval
implícito al golpe y garantizar la apatía y el consenso de estos.

Fracasada la salida institucional que el gobierno intentaba promover, los escasos cuadros
legalistas se vieron superados por los golpistas.

La decisión se precipitó cuando quedó demostrado que la estrategia de integración del


peronismo propuesta por el gobierno radical había fracasado. El gobierno podía ser acusado
de ineptitud para comunismo, despolitizar el sindicalismo y resolver la cuestión peronista.

Conclusión: la eficacia como crítica y como utopía.

El consenso frente al golpe no fue consecuencia de un evento particular sino de un conjunto


de sucesos que fueron configurando un espacio político imposible. El agotamiento de las
posibilidades de maniobra dentro del sistema partidario se volvió evidente cuando los
resultados de las elecciones mendocinas frustraron la posibilidad de incorporación de un
peronismo autónomo del liderazgo de Perón. Pero este hecho por sí sólo no explica el golpe ni
su naturaleza.

La debilidad y la ineficacia de la democracia así como la ineficacia de los partidos políticos


aparecían como factores causales de la anarquía social, del mal funcionamiento de la
economía y de las paralización del país.

Una de las razones que explican la intensidad que adquirió la cuestión es el desacuerdo que
existió en la definición de los problemas que necesitaban de la acción gubernamental. La
oposición partidaria, la prensa y las FFAA hablaron de la inoperancia gubernamental donde el
gobierno ni siquiera consideraba necesaria su presencia. Para el gobierno la ineficacia no
existía porque el problema que según sus críticos requería soluciones no existía.
Cuando la respuesta del gobierno se alejaba de la solución esperada por los demandantes, la
acción gubernamental fue juzgaba como ineficaz. Más que eficacia, fue un problema de
respuesta a las demandas de los actores La oposición pudo transformar el carácter particular
de sus mejor organizados. La oposición pudo transformar el carácter particular de sus reclamos
en demandas generales y abstractas. El argumento podía sumar descontentos. La ambigüedad
de la definición de "respuesta eficaz" permitió generalizar y sumar adeptos al reclamo.

En este esquema, metas como el desarrollo y la modernización aparecían como objetivos que
en sí mismo justificaban y legitimaban el abandono de los procedimientos democráticos.

Se sostenía que la eficacia en la gestión, garantizada a través del accionar de una nueva elite
dirigente "moderna" con aptitudes técnicas, libre de lealtades políticas preexistentes y
conducida por un líder fuerte, permitiría llevar adelante la gran transformación nacional. La
promesa de los resultados eficaces cuya realización dependía de líderes con capacidad de
mando e independientes de las lealtades políticas tradicionales permitió a las FFAA y a
Onganía presentare como por encima de la política.

En el nuevo discurso, el logro de la eficacia, vía modernización y desarrollo, se convertía en la


llave maestra para la solución de los problemas nacionales.

Anteponiendo la cuestión de la modernidad a la del régimen político, conseguía transformar


en manejable un problema que se había mostrado indomable.

Los resultados de las elecciones mendocinas mostraron un nuevo fracaso de los recurrentes
intentos de resolución de la cuestión peronista. Llevó a la mayoría de los actores a concluir que
la salida a la crisis argentina no podía tener lugar dentro de las posibilidades que ofrecía el
sistema de partidos. La impugnación global al sistema de partidos do lugar a una fórmula
alternativa: el desarrollo y la modernidad se convirtieron en las precondiciones para la
construcción de un orden político estable. La eliminación de la política partidaria se volvió un
corolario que los militares pudieron imponer, sin demasiados esfuerzos. El sistema de partidos
casi no tuvo defensores porque cada uno de los actores creyó posible cooptar a los nuevos
militares gobernantes. Hasta que el enigma empezó a develarse, cada uno de ellos creyó que
el golpe que se avecinaba se convertiría en su propio golpe.

Resumen:

En 1965, viejas preocupaciones como el terror a la restauración peronista y a la expansión del


comunismo, reingresaron al debate público bajo la forma de cuestionamientos a la eficacia
gubernamental. La conversión de estos viejos temas en problemas de ineficacia
gubernamental fue una operación clave para la conformación de un nuevo consenso opositor.

La construcción de un país moderno se constituyó en el argumento ordenador hacia el futuro.

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