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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD - BARRIONUEVO

La adolescencia habla de un reposicionamiento del sujeto en relación a falo-castración en tiempos de contundente conmoción
estructural. No a la concepción evolutiva. Conceptos de temporalidad, regresión y significación a posteriori.
Pubertad: transformaciones biológicas q van a desplegar un reposicionamiento del sujeto en relación a la estructura opositiva fálico-castrado.
Juventud: tiempo psíquico de la salida exogámica propiamente dicha cuando el sujeto enfrenta la construcción de un proyecto propio.

PARTE 1:
Sujeto en el psa: Opuesto al sujeto cartesiano, el sujeto del psa es sujeto del Icc. El sujeto no es el centro de todo sino q está
determinado por lo Icc y lejos de ser síntesis o unidad está marcado por la escisión cc-Icc. El sujeto del Icc está atravesado por lo ideológico en
tanto inserto en un contexto socio-político-económico-cultural determinado. Sujeto escindido, subordinado a una estructura que lo
determina. Sujeto ≠ individuo.
La ética q sostiene el psa y q se expresa en su quehacer supone reconocimiento, fortalecimiento o rectificación de la posición del
sujeto respecto de su deseo. No es ética hedonista, mantiene la dirección opuesta a las propuestas de la sociedad de consumo, ni una ética
utilitarista. Lacan remarca el lazo deseo-inconciente en tanto el deseo surge originariamente en el campo del Otro y en relación al deseo del
Otro.
Paradigma de la complejidad: Lo simple no existe, sino q está lo simplificado, y la complejidad se presenta como lo inextricable, lo
enredado, lo ambiguo, la incertidumbre, no pudiendo resumirse en una palabra maestra o una ley. La complejidad no conduce a la eliminación
de la simplicidad; integra en sí misma todo aquello q pone orden, distinción, precisión en el conocimiento. El pensamiento complejo no se
opone a q puedan existir el orden, la claridad, el determinismo, pero los sabe insuficientes en tanto no es posible programar el descubrimiento,
el conocimiento o inclusive la acción. Tanto la realidad como el pensamiento y el conocimiento son complejos y por ello es preciso usar la
complejidad para entender el mundo. En este panorama presenta el psa sus propuestas, definiendo al sujeto como sujeto del Icc, escindido, y
produciendo una “revolución copernicana” al descentrar al sujeto de la posición q la psi de la cc le otorgara. No respondiendo a lo lineal y con
movimientos entre el desorden y un orden diferente a la relación unidireccional causa-efecto, lo Icc se evidencia como el motor del psiquismo
que el psa entiende con la noción estructural de conflicto. Existe una realidad psíquica que no coincide con la realidad concreta, expresándose
el conflicto entre ambas dimensiones en la riqueza de la producción sintomática.
El sujeto de la sociedad de consumo: El tiempo del capitalismo tardío está caracterizado por la estimulación del consumo, la
sobrevaloración de la imagen y la importancia de la inmediatez q producen los medios de comunicación masivos q permiten presenciar al
instante imágenes de algo q está sucediendo a miles de kilómetros. La lógica del mercado modifica los dispositivos institucionales e imprime su
marca propia a los sujetos que forman parte de los mismos. La época de Freud (XIX/XX) fue la época del reino del Nombre del Padre, como
función simbólica, en una sociedad sostenida en una ética de las virtudes y de los ideales universales. La época de Lacan (XX/XXI, actual) es la
de los Nombres del Padre, ya no se confía en los significantes amos y los ideales no logran dar a los sujetos un posicionamiento social.
Lacan diseña un dispositivo de cuatro discursos básicos (del amo, universitario, de la histérica, analítico). Un discurso es una estructura
necesaria que excede a la palabra. Lacan habla del discurso capitalista (≠ Discurso del Amo en donde se es alguien para poder tener; desde la
lógica capitalista, si se tiene se puede ser alguien) en tanto es imposible alcanzar la felicidad “total” por la vía del consumo. La lógica de
funcionamiento de este discurso deja al sujeto en la impotencia cuando intenta rellenar con bienes el intervalo entre el goce buscado y el goce
obtenido. Formulación para pensar el rechazo de la castración en una sociedad de consumo q hace creer q todo es posible de lograr en tanto
todo es mercancía; rechazo de la castración en tanto no hay imposibilidad. Lacan subraya la relación de la plusvalía con el plus de goce propio
de la estructura del significante, ubicando a la plusvalía como la causa del deseo; es la causa de la producción en exceso y de la consecuencia
de consumo insaciable de objetos. Freud planteaba q el propio cuerpo, el mundo exterior y los vínculos con los otros son fuentes de
sufrimiento q nos enfrentaban a la castración, la sociedad moderna ofrece supuestas seguridad y confortabilidad cotidianas q venden la
ilusión de poder liberar de tales límites a la omnipotencia narcisista, instalando la convicción de q todo es posible. Al no reconocer lo
imposible como un tope, se deja al sujeto sometido a un imperativo de goce sin límite. El consumo frustra el deseo, se exige el goce sin límite
y en esa medida se empobrece el deseo. Ya no es un significante amo el q manda al goce, sino q son los objetos del mercado los q dirigen
nuestros deseos y goces. El interrogante es q sucede con el sujeto (desde la perspectiva psa) y en lo referido al valor de la palabra y al lazo
social, ya q lo q estaría en juego es este plus de goce. Lacan denomina gadgets a objetos q provee la ciencia para el bienestar del hombre y q
permitirían colmar el goce del Otro, goce que está opuesto al goce fálico, es un goce no sexual, ubicado entre lo real y lo imaginario y por fuera
de lo simbólico.
El psa postula la subordinación de un sujeto a una estructura q lo determina: La primera inscripción del sujeto se hace en relación a
un sistema simbólico q lo pre-existe y q lo condiciona desde antes de su nacimiento. La posición relativa del sujeto estará definida en relación
(en interrelación), con la jugada del otro. Existe un código que representa la función simbólica, q es la que va a permitir caracterizar el
funcionamiento del Icc q es supraindividual, está por encima del sujeto, es un lugar, una convención significante q está por fuera, en relación
de exterioridad con el sujeto. Como sujeto sujetado a una estructura que lo determina, sujeto del Icc y de la palabra, el sujeto del psa está
atravesado por la ideología del contexto socio-político-económico-cultural en el cual se encuentra inserto, y eso no es sin consecuencias.
Aunque todo sujeto debería ser responsable de sus actos, el capitalismo tardío atenta contra ello con el empuje a transformar al sujeto en
una mercancía más.
Los adolescentes constituyen objetos de consumo por excelencia. Provocan admiración de los adultos q los ubican en el lugar de
modelo o ideal (adolentización de la adultez) y simultáneamente, son objeto de violencia o agresión al ser ubicados como personificación de
la drogadicción, la trasgresión y el descontrol. En la adolescencia y en otros momentos críticos de la vida, son las patologías del acto las
configuraciones clínicas predominantes derivadas del sufrimiento q la cultura impone. También se presentan manifestaciones clínicas opuestas
a las patologías del acto, como la inhibición psicológica, la sobreadaptación y la depresión. La adolescencia supone una movilización en

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diferentes niveles: individual, familiar y social, en una complejidad q supera el estudio de un “fenómeno” puramente personal o
intrasubjetivo.

PARTE 2:
La adolescencia supone una contundente conmoción estructural, un fundamental y trabajoso replanteo del sentimiento de sí, de la
identidad del sujeto. Adolescencia: Reposicionamiento del sujeto en relación a la estructura opositiva falo-castración.
El psa se diferencia de las lecturas evolutivas ya q no piensa la adolescencia como una etapa o fase en el desarrollo “normal” del
sujeto, como una secuencia de movimientos esperables; no considera q lo psíquico se pueda explicar con una legalidad equivalente a la q
ordena lo orgánico. El hombre posee un cuerpo, nace, crece y muere, pero ello no alcanza para proponer una equivalencia entre las leyes q
definen el funcionamiento del organismo y aquellas q se refieren a la dimensión de lo psíquico. El psa si bien no niega lo cronológico, resalta el
tiempo lógico como esencial. La temporalidad lógica implica considerar los conceptos de inscripción, transcripción y retranscripción, y los de
fijación, y movimientos progredientes y regredientes, lejos de la linealidad de la temporalidad cronológica. Llamamos pubertad a lo referido al
crecimiento y manifestaciones corporales q se producen (metamorfosis) q producen una conmoción estructural q se conoce como
adolescencia.
El psa define al sujeto como sujeto del Icc y al conflicto como constitutivo del psiquismo. El síntoma seria el resultado del compromiso
entre 2 grupos de representaciones q actúan como fuerzas en sentido contrario. Las metamorfosis q se producen con el despertar de la
adolescencia se plantean como traumáticas y plantean exigencias de trabajo al psiquismo del sujeto.
En el caso Emma se ejemplifica el concepto de resignificación o retranscripción donde hay un doble acontecimiento donde uno
resignifica al otro, a partir de un segundo episodio puede traducirse, comprenderse, como sexual el primero. El concepto de a posteriori
implica q en determinados momentos de la vida se resignifican sucesos o fantasías de épocas anteriores; en la adolescencia ciertos “recuerdos
póstumos” se volverán traumáticos en el sentido de complejizantes. Con la segunda ola de la sexualidad se reactivarían fantasías edípicas
incestuosas, articulándose esto con un cambio o transformación en el erotismo, en una combinación q provoca angustia. Hay una
reorganización del material psíquico desde modos anteriores de adjudicación de sentido bajo la forma de regresión, e inversamente, cada
nueva experiencia reordenará el sentido de las experiencias pasadas por retroacción.
La sexualidad es inexorablemente traumática, la pregunta acerca del deseo del otro produce un impacto de carácter traumático en
tanto no existiría adecuación entre sexualidad y cultura (imposible armonizar las exigencias culturales y las de la pulsión sexual). Es en estos
dos planos, el del cuerpo como objeto pulsional y el del cuerpo como imagen, q la pubertad viene a trastocar.
El sufrimiento amenaza al sujeto durante la adolescencia por 3 vías (por estos 3 lugares se presenta lo real)
 Desde el propio cuerpo: Desestructuración de la imagen corporal, se debe enfrentar la irrupción del erotismo genital
 Desde el mundo exterior: Se manifiesta en la furia y el poder destructivo q cae sobre el sujeto. Capitalismo tardío/consumo
 Desde los vínculos con los otros seres humanos: Fundamentalmente en la línea del CdE (también C. Fraterno)

Nudo borromeo de 3: R, S, I son los registros de la realidad humana. El sujeto está triplemente determinado por los 3, y ningún registro
prevalece por sobre los otros.
 Lo real es lo impensable, aquello q no puede ser puesto en palabras, irrumpe de pronto y resiste los esfuerzos del sujeto para
significarlo, no puede ser representado o simbolizado. Ej: la muerte. La sexualidad agujerea lo real en tanto q al acceso al otro sexo
no hay nada programado de antemano (“no hay relación sexual”). Ante la irrupción de lo real se puede dar la desmentida, un intento
de desautorizar aquello que es reconocido pero irreductible.
 Lo imaginario es el primer efecto de la estructuración del sujeto por el otro (fase del espejo), se refiere a la fascinación o captación
especular en el niño de la propia imagen como unificada.
 Lo simbólico opera como determinante, como legalidad, en cuanto a la posición del sujeto en relación al Otro q está regulada o
mediada por un código o sistema de reglas y convenciones q permite estructurar el intercambio a partir del lenguaje. Orden de la
cultura.
-Cuando hablamos del Otro nos referimos al lugar de la convención significante q determina simbólicamente al sujeto. Otro es, además, la otra
localidad psíquica, el Icc, q confronta al sujeto con algo q está más allá de su control por pensamiento o decir.
-En las interacciones de los registros se ubica el matema de los goces (fálico, del Otro, y de sentido).
-En el centro del nudo se ubica el objeto a q es sobre lo q el fantasma escribe desde lo R, lo S y lo I, y desde allá sirve de respuesta al
interrogante acerca del deseo del Otro.

Irrupción del erotismo genital (marca la finalización de la latencia): La pubertad es tiempo de irrupción de goce. Lo real de las
transformaciones en el cuerpo para las cuales no hay palabras q alcance para significarlas promueve una exigencia de trabajo psíquico.
El cuerpo ya no es el cuerpo de la infancia, sino un cuerpo real “sexuado”. Tener q vérselas con un nuevo cuerpo y nuevas formas de
goce, inicialmente en cuanto al propio cuerpo y luego en contacto con otro cuerpo. Reorientación de lo pre-existente en diversos
órdenes: Una orientación hacia una subordinación de las pulsiones parciales al placer final como nueva meta sexual. Se plantean
cambios en el vínculo con el otro, a partir de las transformaciones en el propio cuerpo sexuado.
La adolescencia no es sólo un fenómeno individual, sino q es un fenómeno complejo. Lleva el sello del medio cultural, social e
histórico desde el cual se manifiesta.

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Aberastury: Síndrome normal de la adolescencia, surge como producto de los movimientos propios de la adolescencia a nivel individual, en el
contexto de la interacción del sujeto con su medio.
 Búsqueda de sí mismo y de su identidad
 Tendencia grupal
 Necesidad de intelectualizar y fantasear
 Crisis religiosas
 Desubicación temporal (con características del proceso 1° del pensamiento)
 Evolución sexual manifiesta
 Actitud social reivindicadora
 Contradicciones en manifestaciones conductuales, con predominio de la acción
 Separación progresiva de los padres
 Intelectualización del conflicto como tentativa de manejar los procesos pulsionales en un nivel psíquico diferente

Tres duelos de la adolescencia:


 Duelo por el cuerpo infantil perdido: Cambios corporales q provocan sensaciones de extrañamiento
 Duelo por el rol y la identidad infantiles: Obliga al adolescente a tener q renunciar a la dependencia y a la aceptación de
responsabilidades q muchas veces se desconoce
 Duelo por los padres de la infancia: Que fueran refugio y protección. Se conjuga con el duelo de los propios padres q deben enfrentar
la caída de la posición de saber y omnipotencia frente a sus hijos.

Falo-castración: Aquello q estructura el deseo es ser el falo (L) sosteniendo la dualidad freudiana falo-castración. (F): premisa universal del
pene, es fundamental la función del falo en la dinámica de la estructuración psíquica.
Ambivalencia: Amor-odio, veneración-despiadada críticas q se dirigen originariamente a los padres y luego se transfiere a sustitutos, como los
docentes. Se ve reforzada por el carácter oposicional de las pulsiones mismas.
Identificación (ID): La más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. “Asimilación” del yo a un yo ajeno. Es una
operación fundamental, básica, en la constitución del sujeto. (L) recalca la importancia de la imagen en la ID, cuando el sujeto asume una
imagen, al reconocerse en ella, se produce una profunda transformación subjetiva. La fase del espejo constituye la ID primaria y da origen al yo
y al yo ideal. La ID secundaria sigue el modelo de la primaria pero es simbólica en tanto representa el pasaje del sujeto al orden simbólico.

En la adolescencia el sujeto se enfrenta nuevamente (tal como en la infancia) a enigmas para los cuáles no existe “la” respuesta, un
“saber” acerca de ello: esos enigmas son muerte y sexualidad. El joven se interroga acerca de su propio lugar y del de los otros en el mundo, en
un momento en q vacila el “fantasma”, la realidad supuesta se resquebraja surgiendo algo distinto a lo creído hasta el momento, algo in-creíble
desde lo real q hace tambalear viejos saberes. Consideramos la agresividad del adolescente en procura de su reposicionamiento, pero
también hay agresividad de los padres hacia ellos, al verse obligados a reenfrentarse a la propia castración al ser interpelados por la mera
presencia del hijo en metamorfosis. “Edad del pavo/del burro”, “pendejo”. Al hablar del adolescente se dice que adolece, que sufre una falta (q
dejaría de tener al alcanzar la madurez) cuando en verdad en la raíz del término no hay ninguna falta sino referencias a un “ir en aumento”.
Hay clisés como la oposición adolescencia-adultez, la equivalencia adolescente-carente. La idea de “dolor”, etc.
Yendo a las raíces etimológicas “adolesco” (latín) “crecer, ir en aumento” y también “arder, humear”. No hay falta de “algo”.
“Ir en aumento”: Implica crecimiento q el adolescente soporta en el orden del cuerpo q se impone bizarro y en exceso como expresión de lo real.
“Arder”: Como expresiones q desde nuestra perspectiva aludirían al alto voltaje del erotismo genital en la pubertad.

Acerca del duelo y sobre la agresividad: La consolidación o el afianzamiento de la posición subjetiva q se replantea durante la adolescencia se
produce como resultado de la conjunción del trabajo de duelo (en dirección al reconocimiento de la castración) y del accionar de la
agresividad (q marca una posición de desafío o confrontación con la autoridad de los padres coexistente con respeto y/o amor hace los
mismo). Agresividad ≠ agresión.
Trabajo del duelo (ante la pérdida de objeto): Inicial oposición a reconocer el juicio de realidad q decreta la pérdida del objeto, tras la
sobreinvestidura de los recuerdos (nostalgia y anhelo) se produce el trabajo propiamente dicho de elaboración de la pérdida con desasimiento
de la libido pieza por pieza.
Duelo ≠ melancolía. En la melancolía el sujeto sabe a quién o qué perdió pero no lo que perdió con dicha pérdida. La libido libre no
se desplazó a otro objeto sino q se retiró sobre el yo, y sirvió para establecer una identificación del yo con el objeto resignado (tendría los
caracteres del duelo pero agregándose a ello una regresión desde la elección de objeto narcisista hasta el narcisismo). Puede darse muerte,
dirigiendo hacia si la hostilidad q recaía sobre un objeto, resultando así sojuzgado el yo por el objeto.
La adolescencia va a tener características peculiares de acuerdo al contexto socio-económico-cultural q se manifestaran en la forma
en q se desplieguen los procesos del duelo. En la actualidad hay un cambio en la posición de los padres, una adolentización alimentada por
una ilusión de “eterna juventud”. A un sujeto q está en busca de emblemas identificatorios q harían a su identidad, desde lo socio-cultural se
le proponen lugares poco claros. Hay un desprestigio de la verdad y la justicia. La rivalidad con los padres no posee la envergadura q
presentara en otros tiempos, hay un debilitamiento de la función paterna. Se ha ido produciendo una progresiva devaluación del Nombre del
Padre, en lo relativo a la autoridad de los padres. Con la transformación del modelo familiar se suma una nueva complejidad. Devaluadas las
figuras de ID, debilitado el significante del Nombre del Padre con la caída de los ideales y el descrédito de la verdad y la justicia, la época del
capitalismo podría denominarse como la de los Nombres del Padre (en plural). El consumo q promueve el capitalismo frustra el deseo, exige
goce sin límite y empobrece el deseo. El goce autoerótico del niño se inicia indiferenciado del goce del Otro, y es con el accionar de la metáfora
paterna (significante Nombre del Padre) q el deseo emerge. De no mediar el significante del Nombre del Padre no hay posibilidades de poner
coto al Goce del Otro, no se podría producir el pasaje de un goce incestuoso a un goce posible, y el sujeto puede tener dific ultades en
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descubrir su propio deseo y consolidar el fantasma. El exceso de goce plantea cambios en la subjetividad y en el Otro, q se encuentra en
relación directa con el incremento de las patologías del acto.

Goce: ≠ placer. El sujeto intenta en el goce ir más allá del ppio del placer, pero en ese transgredir no se logra más placer sino dolor. Ese “placer
doloroso” es lo que (L) denomina goce, como satisfacción paradójica q el sujeto obtiene de su síntoma.
Angustia: ¿cuándo hay duelo y cuándo se produce angustia? El dolor se produce en relación a lo q se pierde, mientras q el desarrollo de
angustia se presenta ante el no saber qué se ha perdido con la pérdida de objeto. (F) diferencia entre angustia automática (ante situación
traumática) y angustia señal (q se produce en el yo para alertar sobre la inminencia de una situación peligrosa). La angustia sería el recurso
último ante un desborde pulsional; la compulsión de repetición accionaría para ligar la excitación por medio de la construcción de barreras
protectoras. (L) diría q en tales circunstancias no habría anudamiento equilibrado de los registros RSI (el desmadre supondría la inacción de lo
simbólico.
La situación peligrosa q desencadena angustia es diferente según el momento del “desarrollo” en el q se encuentre el sujeto: Al
peligro de la inermidad o desprotección psíquica ante la inmadurez del yo / Al temor por la pérdida del amor o ante la falta del objeto del
objeto de amor en los primeros años / Al Syó durante la latencia. Se reactivarán esos peligros durante las transformaciones de la pubertad
dados los sentimientos de extrañamiento con el cuerpo propio y de desprotección ante la pérdida de los padres protectores y omnipotentes
de la infancia.
 Es ante lo irreductible de lo real: Compromete al cuerpo y nos reduce al mismo (al conectarse el sujeto con algo q no es significante y
escapa las posibilidades de significación; lo real)
 Es ante el deseo del Otro: Surgiría al no saber el sujeto lo q es uno (como objeto) para el deseo del Otro, en tanto no puede saber cuál
es la imagen q tiene para ese Otro en cuyos ojos no se puede ver reflejado claramente. Ante el enigma en el mejor de los casos es el
fantasma lo q se esboza como intento de respuesta.
 Es ante la falta de la falta: Un Otro deseante supone su falte en términos de su castración, lo cual haría posible algo q pueda desear.
Cuando al Otro materno no le falta nada, no hay deseo hacia su hijo y este no tiene lugar. Con el colmamiento total de la demanda
surge la angustia puesto q llegar a tener todo implica el desvanecimiento del deseo.
 No es sin objeto: (L) sugiere el lugar del objeto a como aquello ante lo cual irrumpe.

Acting out y pasaje al acto: Es a través del acto en q se pueden expresar aspectos de la vida anímica, de fantasías o de emociones q el sujeto no
puede poner en palabras. Se entiende el acting out como un acto realizado por el sujeto sin conocimiento de lo q lo motiva. Es una acción
enmarcada en cierta escenificación, q lleva el sello de la repetición. Implicaría una vacilación fantasmática produciendo una confusión en la q el
sujeto queda absorbido por el objeto en su valor de goce.
Acting out ≠ pasaje al acto: Si bien ambos son reacciones del sujeto ante la angustia, en el primero el sujeto permanece en escena y
su actuar es un mensaje simbólico dirigido al Otro, mientras q en el pasaje al acto hay salida de la red simbólica, una huida del Otro hacia la
dimensión de lo real con disolución del lazo social. En el pasaje al acto el sujeto se desengancha de la cadena significante y en tanto no se
siente representado por significante alguno queda en lugar de “desecho”, se deja caer como puro objeto, se deja caer al a.
 El acting out se produce cuando el sujeto supone q no hay escucha desde el Otro. Entonces dirige un mensaje a través de la
acción para que el Otro lo “descifre”. Habría cierta mediación fantasmática, se produce en transferencia, y por lo tanto
dirigido o dedicado el acto a Otro pidiéndose “contención”. Se expresa en acto la exigencia, el pedido, de una respuesta
dirigida a los padres o al analista. Forma parte de las vicisitudes normales de la tarea de reposicionamiento subjetivo de la
adolescencia.
 El pasaje al acto sería más bien algo del “no querer decir”, el sujeto apostaría sin Otro. Se ubica del lado de lo irreversible,
de un sin retorno y expresa clara victoria de la pulsión de muerte. El único acto totalmente logrado es el suicidio (implicaría
una ruptura total, una separación absoluta con el Otro). Se pone en juego el cuerpo cayendo o saliéndose el sujeto de
escena, con consiguiente destitución subjetiva. Va dirigido al gran Otro, como imbarrable (aquel al q no le falta nada),
mientras q el sujeto se barra de una forma tan radical q se “hace” objeto. Es un exceso, el sujeto se pone en el lugar de la
falta del Otro, en el lugar del objeto. Es condición del pasaje al acto la ID al objeto q se le supone a ese Otro. Hay un exceso q
empuje a lo real, q es un saber q se rechaza reconocer como tal.

Agieren, llevar a la acción, refiere a la tendencia de un sujeto en análisis a actuar movimientos pulsionales q la labor analítica pone en
evidencia, viviendo así en el presente deseos y fantasías Icc. (F) lo opone a erinnern (recordar). El actuar puede darse más allá de la dimensión
transferencial propuesta por el análisis. Es posible pensar la actuación relacionada al esfuerzo desmentidor, en un intento de preservar el
autoerotismo por medio de la acción. El sujeto enfrentado a la angustia recurre al acto con el propósito de eludirla.
En la definición de adolescencia decíamos q implicaba un reposicionamiento en relación al objeto a, q nunca puede alcanzarse; sería
“causa” del deseo y no aquello hacia lo q el deseo tiende. Pone en movimiento al deseo, por lo cual las pulsiones no intentan obtener el
objeto a sino q giran en torno a él. Es el objeto de la angustia.
En el acting out, en el campo de un análisis, es la exclusión, a nivel del lenguaje, de un elemento simbólico q retorna desde lo real
como comportamiento inquietante, provocador, exigiendo algo. En el intento de eludir o sortear la angustia el sujeto en acting out apela al
Otro, personificado por el analista. Mientras q en el pasaje al acto el sujeto apuesta ante la indeterminación o la inconsistencia del Otro,
otro no atravesado por la función paterna, con la certeza de q no hay escucha para su padecer.

Fantasma: Es la respuesta q el sujeto construye como argumentación discursiva en cuanto a lo q supone q el Otro desea, específicamente en lo
referido a “¿qué quiere de mí?”. Es respuesta al interrogante respecto del deseo del Otro, q se deduce o construye en el campo del Otro, no
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es otorgado, y es posible su conformación siempre y cuando el goce del Otro no aplaste al sujeto, en cuyo caso no se puede vislumbrar nada
del deseo del Otro, no queda lugar para el deseo. Es representante de toda representación posible del sujeto. No hay ocasión de q el deseo
sea satisfecho, sólo se puede satisfacer la demanda, por eso es justo decir q el deseo es el deseo del Otro, su falla se produce en el lugar del
Otro, en tanto q es al lugar del Otro q se dirige la demanda.
En la adolescencia se tendría q producir, en lo esperable, la consolidación de la respuesta implícita en el fantasma, en un trabajoso
fortalecimiento de la posición del sujeto q sólo es posible si este puede construir un lugar simbólico propio, diferente al del niño q fuera,
diferencial respecto del Otro familiar. La consolidación del fantasma tendrá q ver con la forma en q las vicisitudes de la relación sujeto-Otro
refuercen o debiliten los puntos de articulación q la historia familiar otorga al trabajo de reposicionamiento subjetivo sobre la base q provee la
estructura.
En este momento crucial el fantasma puede vacilar, se insuficiente o desdibujarse, al punto tal q el sujeto pueda llegar a no contar
con él en una instancia critica o de coyuntura como toda situación de crisis vital o ante situaciones traumáticas. Su endeblez momentánea
durante la adolescencia puede provocar movimientos en la vía del acto oponerse en primer plano al cuerpo para responder ante la angustia.
Cuando irrumpe la angustia el sujeto apela al fantasma, y si éste no se halla consolidada, o se muestra débil se puede responder por dos
vías: En una con un decir sin palabras en la actuación, o bien haciéndose cargo el cuerpo de la falta de argumento fantasmático.

Replanteo del espejo en la adolescencia: Si el estadio del espejo nos coloca frente al papel constitutivo de la imagen en la función del yo, esta
enajenación primera está indisolublemente unida con la agresividad q despierta el otro que es “yo” mismo, en la dialéctica excluyente del yo y
el otro. En distintos momentos de la vida, porque la fase del espejo no es evolutiva, la representación de nosotros mismos requiere de la
acción enajenante de la imagen especular, y así sucede en la adolescencia. Así como el Otro familiar fue fundamental en los primeros años
de vida, luego el grupo de pares, la dimensión del complejo fraterno, equipara o reemplaza la importancia de aquel en los procesos
identificatorios adolescentes. Se produciría un replanteo de los términos intervinientes o involucrados en la dialéctica de IDs inaugurada por la
fase del espejo, en tanto ésta instala una forma de relación con otro en dimensión imaginaria sostenida esta última por el orden simbólico al
mismo tiempo q circunscribe lo real.
Es esta ID q (L) ubica en la fase del espejo como identificación imaginaria, esbozándose el yo sobre la base de una identificación con
la imagen del semejante, siendo el yo, desde sus orígenes, otro. Ubica como yo ideal (a) a esa imagen “amable” que se le ofrece al yo para q
se identifique con ella, ID imaginaria q es regulada y sostenida por el ideal del yo (A), y a partir de la imagen pregnante del semejante, del
otro, se constituye el yo(a). Se ratifica al niño de q esa imagen del espejo le corresponde, se le asegura q ese del espejo es él, y dicha garantía
proviene desde el lugar del ideal del yo, desde el lugar del Otro.
Ante la angustia q invade al adolescente en el reposicionamiento subjetivo es importante q cuento con el “otro”. Se experimenta
tensión entre la imagen q se presenta en el espejo y su insuficiencia, o sensación de cuerpo fragmentado. En tanto uno no tiene la certeza de
poder coincidir totalmente con la propia imagen, y es por eso q el yo necesita siempre reconocimiento q le asegure la permanencia de su
imagen.

C. De Edipo y complejo fraterno en la adolescencia: CdE refiere al conjunto de investiduras amorosas y hostiles del niño sobre sus padres, q con
posterioridad son reemplazadas por identificaciones. C fraterno, afectos tiernos y hostiles emanados del Edipo pueden orientarse hacia un
rival, casi siempre un hermano mayor. Derivado del CdE, se denominaría complejo fraterno al conjunto de afectos tiernos y hostiles dirigidos
a hermanos y luego pares ubicados ambos en el lugar de Otro significativo.
(L) propone como esencial en la problemática edípica la “metáfora paterna”: Llama significante del Nombre del Padre a la función
simbólica paterna, q desplaza el Deseo de la madre y produce una operación q define un significado q es el falo, y plantea q esto es tanto
para la mujer como para el varón, en tanto su función es establecer la castración simbólica.
(L) equipara el c. fraterno con el complejo del “intruso” y sostiene q el hermano puede llegar a representar a aquel otro rival y
ominoso q podría llegar a satisfacer el deseo de la madre. La imago del otro, en la época del c fraterno está ligada a la estructura del propio
cuerpo.
Podemos considerar entonces q en el complejo fraterno no sólo se juegan los celos, odio y rivalidad o intrusión, sino q aquellos a
quienes el sujeto ubica en el lugar de Otro significativo, hermano o amigo, se constituyen como figuras de ID y son medida de pretensiones y
anhelos en cuanto a lo q el adolescente y joven “es” y lo q puede llegar a “ser”, sosteniendo su autovaloración y en consecuencia su
identidad.
Doble transversalidad en la consolidación del sentimiento de sí, o de la identidad del sujeto, marcada por la línea vertical definida
por la conflictiva edípica y el Otro parental, y la horizontal constituida por el vínculo con Otros significativos q están ubicados en la dimensión
del c fraterno.

Funciones del complejo fraterno:


 Función sustitutiva: Consistiría en reemplazar y compensar funciones parentales fallidas.
 Función defensiva: Se cumple cuando el c fraterno encubre situaciones conflictivas edípicas y/o narcisistas no resueltas. Se desplazan
defensivamente sobre los hermanos afectos hostiles dirigidos originariamente hacia los padres.
 Función elaborativa: Actúa ayudando en la elaboración del CdE y del narcisismo. Participaría en la tramitación y desasimiento del
poder vertical detentado por las figuras edípicas y en el reconocimiento de los límites a la ilusión de la propia omnipotencia narcisista
 Función estructurante: Influye sobre la génesis y el mantenimiento de los procesos identificatorios en el yo y en los grupos, en la
constitución del Syó y en la elección del objeto de amor.
EL MALESTAR EN LA CULTURA (p. 83-96) – S. FREUD

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El programa q nos impone el ppio del placer es irrealizable, pero no es posible resignar los empeños por acercarse de algún modo a su
cumplimiento. Para esto pueden emprenderse diversos caminos anteponer el contenido positivo de la meta, la ganancia de placer, o su
contenido negativo, la evitación de displacer. Cada quien tiene q ensayar por sí mismo la manera en q puede alcanzar la buenaventura. Lo q
interesa es cuánta satisfacción real pueda esperar del mundo exterior y la medida en q sea movido a independizarse de él.
Tres fuentes de las q proviene nuestro penar: la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las
normas q regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad. Gran parte de la culpa por nuestra miseria lo
tiene lo q se llama cultura. El ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración q la sociedad le impone en
aras de sus ideales culturales y de ahí se concluyó q suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a las posibilidades
de dicha. Cultura designa toda la suma de operaciones y normas q distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados y animales y q
sirven a la protección del humano frente a la naturaleza y la regulación de vínculos recíprocos entre los hombres. La convivencia humana
solo se vuelve posible cuando se aglutina una mayoría más fuerte q los individuos aislados y cohesionada frente estos, q deben sacrificar sus
pulsiones. Por ello la semejanza del proceso de cultura con el del desarrollo libidinal del individuo. La sublimación de las pulsiones es un rasgo
destacado del desarrollo cultural; posibilita q actividades psíquicas superiores (científicas, artísticas, ideológico) desempeñen un papel tan
sustantivo en la vida cultural.

CONSIDERACIONES SOBRE LA ANGUSTIA EN FREUD Y LACAN – BARRIONUEVO


El dolor es la genuina reacción ante la pérdida de objeto, la angustia lo es frente al peligro q esa pérdida conlleva, al peligro de la
pérdida misma del objeto.
(F) diferencia entre angustia automática y la angustia como señal q se produce en el yo para alertar sobre la inminencia de una
situación peligrosa. Es el recurso ultimo ante un desborde pulsional. La situación peligrosa q desencadena la angustia es diferente según el
momento del desarrollo: peligro a la indefensión psíquica ante la inmadurez del yo/ temor por la pérdida del amor o la falta del objeto en los
primeros años / peligro de castración en la fase fálica / miedo al Syó durante la latencia
(L) la angustia remite a otro orden de cosas, algo q despierte el desarrollo de afecto. Compromete al cuerpo, conecta al sujeto con
algo q no es significante, escapa las posibilidades de significación, q denomina lo real. La angustia no es sin objeto y sugiere el lugar del objeto
a como aquello ante lo cual irrumpe. Define a la angustia como la bisagra entre los dos pisos del grafo q estructuran la relación del sujeto con el
significante.
 Es ante el deseo del Otro. Al no saber lo q es uno, como objeto, para el deseo del Otro. Ante el enigma “¿qué soy para él?” es el
fantasma lo que se esboza como intento de respuesta, siendo q a veces vacila y no puede reconocerse, surgiendo entonces la angustia
ante la indefensión.
 Es ante la falta. Cuando no falta nada, no hay nada por desear es cuando irrumpe la angustia.
 No es sin objeto.
 Es ante lo irreductible de lo real. Sin ella nos quedaríamos sin indicador respecto de lo real. Es el sentimiento q surge de la sospecha
de q nos reducimos a nuestro cuerpo.

EL OTRO Y EL DISCURSO CAPITALISTA (ficha de cátedra)


El Otro es ese lugar q constituye la anterioridad y la preeminencia sobre el sujeto. El Otro simbólico se sustenta en el hecho de q el
ser hablante debe someterse a las leyes del lenguaje aun antes de nacer; el sujeto se ubicará en un lugar q le será asignado y allí se reconocerá.
El Otro es alteridad radical, no se trata de alguien en particular, es una alteridad no personal. Cualquier personaje significativo puede
“encarnar” el lugar del Otro. El Otro no es el interlocutor, no es otro cualquiera, es el lugar evocado en el recuerdo a la palabra. En tanto hay
lenguaje hay otro al q va dirigido el mensaje, y para q ese otro puede recibir las palabras q lleva el mensaje es necesaria la función del Otro
como tesoro del significante y alteridad radical. El otro en cambio es un semejante. El Otro en cuanto lugar de la palabra se opone entonces
al otro imaginario.
En la adolescencia es necesario el desprendimiento o desasimiento del Otro familiar. El Otro de la tribu urbana, por ejemplo, se
manifestará a través de múltiples otros con los cuales el sujeto se identifica para ser (vestimentas, peinados, música, etc.)
El discurso capitalista, q (L) agrega a los originarios cuatro discursos, lo considera una prolongación o derivación del discurso del Amo
y está caracterizado por el rechazo de la castración, genera la ilusión en el sujeto del encuentro con el objeto de la satisfacción. Promueve el
individualismo y el aislamiento. Se confunden goce y consumo, y el Otro del discurso capitalista sostiene el mandato insensato de gozar q se
tramite por la exigencia de consumir los objetos q produce la sociedad de consumo.
 El deseo (diferente a la necesidad q tiene un objeto real y acción específica) es Icc, y es insatisfecho.
 El goce (diferente de placer) se refiere a aquello q lleva al sujeto a perder su cuota de libertad, con la marca del exceso q provee la P.
de Muerte, pudiéndose definirlo como una satisfacción paradójica, y con la marca de lo ilimitado. Tal exacerbación de la satisfacción
pulsional quiebra el principio homeostático q en términos económicos constituye el ppio del placer y reconduce al sujeto a intentar el
logro de lo imposible: el reencuentro con el objeto perdido. El goce se inscribe del lado del sufrimiento y del dolor, y por eso articular
compulsión a la repetición y pulsión de muerte.
El adolescente y el Otro: El debilitamiento del lazo social intenta suplirse con un “nuevo” Otro: el mercado. Se le asigna al adolescente un
lugar idealizado en la cultura de nuestros días, el de consumidor. La noción de futuro aparece desdibujada, degradada. La devaluación de lo
simbólico y la preeminencia de lo imaginario (degradación de la palabra a favor del predominio de la imagen -> especularidad) denotan el
empobrecimiento del deseo.
La adolescencia es una construcción histórico-social y por ello atraviesa y trastoca a la estructura familiar. Debilitamiento de funciones
materna y paterna, y achicamiento imaginario de la brecha generacional (padres q aspiran a mantenerse eternamente jóvenes apropiándose

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de los emblemas identificatorios de los adolescentes). Ausencia de adultos en términos de posicionamientos simbólicos. En este contexto, el
sostén y la fuente de identificación se asientan en el grupo de pares, la tribu o grupos cualesquiera, q provee un lazo social fraterno.
Este panorama lleva al incremento de problemáticas del sesgo depresivo, y avatares pulsionales con escaso recubrimiento
fantasmático q dan lugar a distintas configuraciones clínicas (anorexia-bulimia, adicciones, impulsiones, actuaciones transgresoras). Estas nos
revelan q no se trataría de un cuerpo erógeno como describió (F), podemos pensar en un cuerpo-objeto al cual es sujeto pretende manipular
a su antojo.
En tiempos de capitalismo tardío la imposibilidad o dificultad de renunciar al goce supone la presencia de un vacío, q el consumo de
objetos pretende cubrir. Este vacío o la nada, no aparecen articulados al Otro, deviniendo innombrables. Se trata de un sujeto no dividido, y
precisamente porque “falta la falta” el pánico, terror o depresión representan las consecuencias de la tambaleante posición subjetiva. Las
citadas configuraciones clínicas le aportan al adolescente ciertas insignias, emblemas, q sostienen así su identidad al incorporarlo a un grupo
homogéneo (ej: “ser del palo”). Esto constituye la respuesta subjetiva a la inexistencia o desfallecimiento del Otro.

MUERTE Y ASESINATO EN EL PROCESO ADOLESCENTE – WINNICOTT


Si en la fantasía de la niñez hay contenido de muerte, en la adolescencia el contenido será de asesinato. Crecer significa ocupar el
lugar del padre, y lo significa de veras. En la fantasía Icc el crecimiento es intrínsecamente un acto agresivo. Si se quiere q el niño llegue a
adulto, ese paso se logrará por sobre el cadáver de un adulto. En la fantasía icc total correspondiente al crecimiento de la pubertad y la
adolescencia existe la muerte de alguien, en la psicoterapia la muerte y el triunfo personal aparecen como algo intrínseco del proceso de
maduración y de la adquisición de la categoría de adulto.
Inmadurez del adolescente: La delegación de responsabilidades de los adultos puede ser una forma de traicionar a los hijos en un momento
crítico. El adolescente entonces se convierte en el establecimiento, se pierde toda actividad imaginativa y los esfuerzos de la inmadurez. Ya no
tiene sentido la rebelión. El adolescente es inmaduro y este es un elemento esencial de la salud en la adolescencia. Si los adultos abdican el
adolescente se convierte en un adulto en forma prematura y por un proceso falso. El concepto del adolescente acerca de una sociedad ideal
es incitante y estimulante, pero lo característico de la adolescencia es su inmadurez y el hecho de no ser responsable. El triunfo corresponde a
esta consecución de la madurez por medio del proceso de crecimiento, no corresponde a la falsa madurez basada en una fácil personificación
de un adulto.
Sólo con el paso del tiempo y de la experiencia puede un joven aceptar poco a poco la responsabilidad por todo lo q ocurre en el
mundo de la fantasía personal. Lo más difícil es la tensión q experimenta el individuo y q corresponde a la fantasía icc del sexo y la rivalidad
vinculada con la elección de objeto sexual. No pueden hacerse cargo aun de la responsabilidad por la crueldad y el sufrimiento, por el matar y
el ser muerto q ofrece el escenario del mundo. Parece q el sentimiento latente de culpa del adolescente es tremendo, y hacen falta años para
q en el individuo se desarrolle la capacidad de descubrir en la persona el equilibrio de lo bueno y lo malo, del odio y la destrucción q
acompañan al amor.
Lo principal es q la adolescencia es algo más q la pubertad física, aunque en gran medida se basa en ella. Implica crecimiento, q
exige tiempo. Y mientras se encuentra en marcha el crecimiento las figuras paternas deben hacerse cargo de la responsabilidad. Si abdican,
los adolescentes tienen q saltar a una falsa madurez y perder su máximo bien: la libertad para tener ideas y actuar por impulso. Hacen falta
adultos si se quiere q los adolescentes tengan vida y vivacidad. La confrontación se refiere a una contención q no posee características de
represalia, de venganza, pero q tenga su propia fuerza. Que los jóvenes modifiquen la sociedad y enseñen a los adultos a ver el mundo de
manera renovada, pero donde existe el desafío de un joven en crecimiento q haya un adulto para encararlo. Y no es obligatorio q ello resulte
agradable.

CARTA 52 – S. FREUD
Nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estratificación sucesiva, de tiempo en tiempo el material preexistente experimenta
un reordenamiento, una retranscripción. La memoria no preexiste de manera simple, sino múltiple. Toda vez q la reescritura posterior falta,
la excitación es tramitada según las leyes psicológicas q valían para el período psíquico anterior, y por los caminos q entonces se disponía.
(Se vuelve a puntos de fijación prehistóricos)

3 ENSAYOS DE TEORÍA SEXUAL: LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD – S. FREUD


Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios q llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva. Es
dada una nueva meta sexual y para alcanzarla todas las pulsiones cooperan, al par q las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona
genital. La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la coincidencia entre las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta
sexuales: la tierna y la sensual. La nueva meta sexual consiste para el varón en la descarga de los productos genésicos. La pulsión se pone
ahora al servicio de la función de reproducción, se vuelve altruista.
Se ha establecido como lo más llamativo de la pubertad el crecimiento de los genitales externos. Al mismo tiempo, el desarrollo de los
genitales internos permite ofrecer productos genésicos o bien recibirlos.
El estado de excitación sexual presenta el carácter de una tensión. Un sentimiento de tensión tiene q conllevar el carácter de
displacer. Pero si la tensión del estado de excitación sexual se computa entre los sentimientos de displacer, se tropieza con el hecho de q es
experimentada inequívocamente como placentera. Siempre la tensión producida por los procesos sexuales va acompañada de placer.
Diferencia de naturaleza entre el placer provocado por la excitación de las zonas erógenas (placer previo) y el producido por el
vaciamiento de las sustancias sexuales (placer final, o placer de satisfacción de la actividad sexual). El placer previo ya lo podía ofrecer
aunque en escala reducida la pulsión sexual infantil. El placer final es nuevo y depende de condiciones q se instalan con la pubertad. Las zonas
erógenas ahora son empleadas para posibilitar, por medio del placer previo q ellas ganas como en la vida infantil, la producción del placer de

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satisfacción mayor. El peligro del placer previo es q este se muestre demasiado grande, y con demasiado escasa contribución a la tensión, falta
entonces la fuerza pulsional para q el proceso sexual siga adelante, todo el camino se abrevia y la acción preparatoria correspondiente
reemplaza a la meta sexual normal.
Libido: fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, q podría medir procesos y trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual.
Esta excitación es brindada por todos los órganos del cuerpo.
 Libido de objeto: Cuando la libido yoica ha investido objetos sexuales se ha convertido en libido de objeto.
 Libido yoica/narcisista: Reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse.

Solo con la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino; la activación autoerótica de las
zonas erógenas es la misma en ambos sexos, por lo q en la niñez no hay una diferenciación de los sexos como la q se establece en la pubertad.
Zonas rectoras: en la niña es el clítoris y en el niño el glande. La pubertad, en la muchacha se caracteriza por una nueva oleada de
represión, q afecta a la sexualidad del clítoris (sector de vida sexual masculina q cae bajo represión). Más tarde, cuando el acto sexual es
permitido, el clítoris mismo es excitado y sobre el recae el papel de retrasmitir esa excitación a la vagina. Esto significa una muda en la zona
rectora para su posterior práctica sexual, mientras q, en cambio, el hombre la conserva desde la infancia.
El hallazgo de objeto: Cuando la 1º satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto
fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Después la pulsión sexual pasa a ser autoerótica y solo luego de superado el periodo de latencia se
restablece la relación originaria. El hallazgo de objeto es propiamente un reencuentro. A lo largo de todo el período de latencia el niño
aprende a amar a otras personas q remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Objeto sexual del periodo de lactancia: el trato del
niño con la madre (o la persona q ocupe ese lugar) es para él una fuente continua de excitación y de satisfacción sexual a partir de las zonas
erógenas. La madre dirige sobre el niño sentimientos q brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo toma como
sustituto de un objeto sexual de pleno derecho.
La angustia infantil es la expresión de su añoranza de la persona amada, por eso responden a todo extraño con angustia. En esto se
comporta como un adulto: tan pronto como no puede satisfacer su libido, la muda en angustia.
La barrera del incesto: el respeto de esta barrera es una exigencia cultural de la sociedad. En virtud del diferimiento de la maduración
sexual se ha ganado tiempo para erigirla, junto con otras inhibiciones sexuales, los preceptos morales q excluyen expresamente de la elección
de objeto (porque son parientes consanguíneos) a las personas amadas de la niñez.
Con la frecuencia de una ley, la moción sexual del niño está destinada hacia sus progenitores: la del varón hacia la madre y la de la
niña hacia su padre. El amor a los padres, no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimentan de las mismas fuentes, el primero corresponde
solamente a una fijación infantil de la libido. Ni siquiera quien ha evitado felizmente la fijación incestuosa de su libido se sustrae por completo
de su influencia. La elección de objeto, en general, se produce mediante un apuntalamiento en los modelos de los progenitores. Dada esta
importancia de los vínculos infantiles con los padres para la posterior elección del objeto sexual, es fácil comprender q cualquier perturbación
de ellos tenga consecuencias en la vida sexual adulta.

LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD Y EL DESPERTAR DE PRIMAVERA (ficha de cátedra)


(F) formula su teoría del acometido en 2 tiempos de la sexualidad humana.
Un primer tiempo correspondiente a la sexualidad infantil y a las primeras elecciones de objeto (CdE) q sucumben a la represión
dando lugar al período de latencia. La sexualidad es autoerótica, hay autonomía de las pulsiones parciales, el place es provocado por la
estimulación de las zonas erógenas. Niña y niño reconocen sólo el genital masculino (premisa universal del falo) por lo q la polaridad es fálico-
castrado
Un segundo tiempo en q con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios q llevan a la vida sexual infantil a su
conformación normal definitiva.
 Se produce la subordinación de las pulsiones parciales bajo el primado de la genitalidad, a través del mecanismo de placer
preliminar (así se denomina el placer correspondiente a las pulsiones parciales, q es el mismo de la sexualidad perverso polimorfa
infantil).
 Segundo tiempo de elección de objeto, con la aparición de la tensión genital se reeditan el CdE y CdC. A la oleada de la sexualidad
habrá de oponerse una nueva oleada represión, de modo q pueda ser abandonada la fijación a los objetos edípicos
 Desasimiento de la autoridad de los padres
 Desinvestidura de los padres q permite el hallazgo de objeto exogámico y heterosexual*. El hallazgo de objeto puede hacerse a
modo narcisista o por apuntalamiento en los modelos de la primera infancia. Es necesario el desplazamiento desde los primarios a los
actuales para q la barrera del incesto sea preservada. La elección de objeto es al principio llevada a cabo sólo imaginativamente
(fantasía)
 Confluyen corriente tierna y sensual en el mismo objeto. Como consecuencia del CdE la pulsión queda escindida, la corriente sensual
es reprimida y el niño queda ligado a sus padres a través de la ternura (pulsión sexual inhibida). En la adolescencia se espera q ambas
corrientes se reunifiquen en el mismo objeto amoroso.
 La pulsión se pone al servicio de la función reproductora como una nueva meta* (se hace altruista, no procura exclusivamente la
obtención de placer inmediato)
 La oposición pasa de ser falo-castrado a masculino-femenino
(*Vigencia de los conceptos freudianos: hoy en día la satisfacción pulsional no implica necesariamente la parentalidad como meta, y aunque indudablemente la
elección debe ser exogámica no se requiere q sea heterosexual, lo esencial es q el sujeto pueda tomar un posicionamiento sexual y se relaciona desde allí con
otro sujeto reconocido en su alteridad como otro, externo y diferente de si, sea del otro sexo o no)

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Mientras q (F) expone en su teoría diversas líneas evolutivas, Lacan es muy crítico con respecto a una postura q tome en cuenta lo evolutivo. El
tema del Sujeto del Icc como “génesis” obedece al momento en q la red de discursos q nos preceden por generaciones nos “pesca” (nuestros
cuerpos son pescados por la red de discursos del Otro). Es en estos 2 planos, el del cuerpo como objeto pulsional y el del cuerpo como
imagen, q la pubertad viene a trastocar al sujeto. Los cambios corporales, la exigencia de asumir una posición sexuada, la admisión de la
propia muerte, sexualidad y muerte en fin, son manifestaciones de lo real q irrumpe y q los adolescentes trataran de simbolizar o
representar.

Despertar de primavera (1891):


Plasma el encuentro imposible entre los sexos dada la inexistente complementariedad entre el hombre y la mujer. (L) considera q la
relación sexual hay q fijarla en la no-relación q vale en lo real, y q la idea del todo a la cual empero hace objeción el más mínimo encuentro con
lo real. No hay relación sexual, en tanto nunca hay adecuación perfecta entre el sujeto y su objeto y este es, sobre todo, determinado por el
lenguaje. El joven se enfrenta a la ausencia de un saber sobre el sexo y el acceso a la sexualidad está mediatizado por el Otro del discurso, es
por el Otro q se posibilita el acceso al otro sexo (cosa q no ocurre en los animales).
Los protagonistas de la obra son Melchor, Mauricio y Wendla. La represión proviene del mundo adulto q proscribe todo lo relativo a
la sexualidad de los jóvenes, la información está vedada. Melchor es expulsado del colegio porque descubren cosas q escribió sobre el coito, a
Marta le prohíben llevar el pelo suelto, la madre de Wendla le alarga el vestido (ilusión de q el vestido cubra lo mismo q antes, como si la hija
fuera igual q de chica). Las manifestaciones de los jóvenes vinculadas a la curiosidad, la experimentación, el deseo de mejorar su imagen son
violetamente reprobadas y castigadas por padres y profesores. La severidad de las prohibiciones de los adultos coexiste con las
transgresiones, expresión de una doble moral de los adultos: los rígidos preceptos acerca de lo debido no impiden indiferencia, crueldad e
hipocresía hacia los hijos y alumnos. Por ejemplo, la madre de Wendla le niega info sexual pero cuando queda embarazada le da los abortivos q
la terminan matando. Se instala una circulación del saber q deja a los jóvenes en una encrucijada: o aceptan aquello q les dicen pero de lo q
desconfían, o quedan por fuera de ese aparente único saber. La estricta censura no impide q lleven a cabo sus experiencias. A la par q se
despliegan fantasías y temores en relación al despertar sexual aparecen simultáneamente numerosas referencias a la muerte (enfermedad,
suicidio). El encuentro con lo real de la sexualidad tendrá sus consecuencias en ellos y responder en lo real puede llevarlos a la muerte como
accidente o como pasaje al acto suicida. El ejemplo del vestido da cuenta de q el adolescente q de por si tiene problemas para reconfigurarse
en el campo del espejo y q tiene q renovar los atuendos para vestir su nuevo real, se encuentra muchas veces con q el Otro real se niega a
legitimar una imagen apta para comenzar a ejercer una sexualidad normativa. Para la madre devolverle a su hija una imagen de mujer
implicaría perderla como una niña objeto de su goce, y en consecuencia no la habilita para la sexualidad femenina, cerrándole el camino hacia
la exogamia y la vida. El destino de Melchor tiene una resolución inesperada y favorable, en el cementerio frente a la tumba de Wendla se le
presenta el fantasma de Mauricio q lo quiere llevar al mundo de los muertos. En ese momento aparece un caballero enmascarado q denuncia
el discurso engañoso de Mauricio y acompaña a Melchor fuerza del cementerio. El enmascarado es la figura de un adulto q funciona como
alguien q impone la ley del falo, una regulación q permite poner en palabras, constituir un borde a aquello q quedando fuera de la ley seria
inarticulable para el adolescente. Entre los Nombres-del-Padre existe el del Hombre enmascarado; esto hace pensar en la importancia de la
intervención de las figuras parentales o sus sustitutos para dar a los adolescentes amparo y acompañamiento, pero sin retenerlos.

NARCISISMO E IDENTIFICACIÓN EN LA FASE DEL ESPEJO (ficha de cátedra) - INTRODUCCIÓN DEL NARCISISMO – S. FREUD
(F). El narcisismo tiene un lugar normal en desarrollo sexual del hombre, es una estructura de la constitución del sujeto. “Para ganar
un objeto de amor se toma primero a sí mismo, a su propio cuerpo antes de pasar de éste a la elección de objeto en una persona ajena”.
Sostiene la teoría de la libido yoica y la libido objetal.
No existe desde el inicio de la vida una unidad comparable al yo sino q algo tiene que agregarse al autoerotismo, “una nueva acción
psíquica” para q se constituya el narcisismo como tal. El bebé no se siente unificado sino fragmentado de manera autoerótica y es a través
de esa acción psíquica q se irá unificando. Este acto psíquico será la identificación q es el más temprano lazo afectivo con otro.
1ro  autoerotismo  estado primordial, siempre permanece un resto autoerótico que no se cede a los objetos.
2do narcisismo  se forma el yo gracias a una nueva acción psíquica.
3ro  elección del objeto

Yo Ideal: Instancia donde recae el amor del q alguna vez gozó el Yo. Es el resabio narcisista donde cae la sensación de omnipotencia. Anhela la
perfección narcisista de la que alguna vez gozó
Ideal del yo: Le exige al yo q sea lo más igual a él posible, lo mide en término de los modelos. Cuánto más se acerca mayor satisfacción
narcisista habrá. Es condición de la represión. Herencia de los padres, educadores, etc. Tiene a la cc moral como su guardián. Produce culpa y
castigo al incumplirlo. Está formando por grandes montos de libido yoica.

Primaria investidura libidinal localizada en el yo, tiene 2 objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crio. El sentimiento de
sí depende de manera particularmente estrecha de la libido narcisista.
¿Qué se ha hecho de la libido yoica en el adulto? Tenemos sabido q mociones pulsionales libidinosas sucumben a la represión cuando
entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo. La represión parte del yo, precisamente, del respeto del yo por sí
mismo, las mismas impresiones y vivencias, los mismos impulsos y mociones de deseo q un hombre tolera, son desaprobados por otro o
ahogados antes de devenir cc. Uno ha erigido en el interior de si un Ideal por el cual mide su yo actual, mientras q en el otro falta esa
formación ideal. La formación de Ideal sería, de parte del yo, la condición de la represión.

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Y sobre ese yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El narcisismo aparece desplazado a este
nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesión de todas las perfecciones valiosas. Lo que él proyecta frente a sí como su ideal
es el sustituto del narcisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal.
La formación de un ideal del yo se confunde a menudo con la sublimación de la pulsión, q alguien haya trocado su narcisismo por la
veneración de un elevado ideal del yo no implica q haga alcanzado la sublimación de sus pulsiones libidinosas. La formación del ideal aumenta
las exigencias del yo y es el más fuerte favorecedor de la represión. La sublimación constituye aquella vía de escape q permite cumplir esa
exigencia sin dar lugar a la represión.
Instancia psíquica cuyo cometido fuese velar por el aseguramiento de la satisfacción narcisista proveniente del ideal del yo, y con ese
propósito observase de manera continua al yo actual midiéndolo con el Ideal: conciencia moral. La incitación para formar el ideal del yo, cuya
tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la influencia crítica de los padres y después de la crítica de la sociedad.
El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a
recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde fuera, la satisfacción se
obtiene mediante el cumplimiento de este ideal. Simultáneamente, el yo ha emitido las investiduras libidinosas de objeto. El yo se empobrece
en favor de estas investiduras así como del Ideal del yo, y vuelve a enriquecerse por las satisfacciones de objeto y por cumplimiento del
ideal.
Una parte del sentimiento de sí es primaria, residuo del narcisismo infantil, otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la
experiencia (el cumplimiento del ideal del yo) y una tercera, de la satisfacción de la libido de objeto. Es el grandor del yo, compuesto por todo
lo q uno posee y/o ha alcanzado q colabora a aumentar la sensación de omnipotencia.

(L). En el estadio del espejo rige un predominio imaginario. Es una identificación, una transformación producida en el sujeto cuando
asume una imagen. El bebé posee un cuerpo fragmentando, de pulsiones parciales y signado por el “desamparo original” (desvalimiento). El
niño pequeño aún no posee una imagen integrada de su cuerpo, no relaciona sus diferentes partes como formando un todo. Para
conseguirlo deberá pasar por una fase del desarrollo psíquico denominada fase del espejo. La fragmentación experimentada por el infante se
transforma en una afirmación de su unidad corporal, a través de la toma de posesión de su imagen en el espejo. Adquiere su primera sensación
de unidad e identidad, una identidad espacial imaginaria. Primero parece jubiloso, pero luego la afirmación de unidad imaginaria es
reemplazada por un resurgimiento de la distancia entre esta nueva unidad y la continuamente fragmentaria, descoordinada y falta de carácter
experiencia vivida del infante el su cuerpo real. La imagen del espejo nunca podrá ser idéntica al infante.
El narcisismo originario se constituye en el momento de la captación por el niño de su imagen en el espejo, imagen a su vez basada en
la del otro (en particular la madre), constitutiva del yo. El yo se constituye por alienación, por identificación a una imagen q no es el yo sino
otro. Al contrario de la idea sugerida por el término “narcisismo primario” para (L) el yo está primariamente en el exterior (no hay un
movimiento expansivo de un interior a un exterior como en (F) sino al revés) y esto por lo constitutivo de la exterioridad de la imagen en la q
el yo se forma por identificación.
En este tiempo en q está más atrasado muscularmente respecto de lo q lo está mentalmente, el niño tiene la capacidad de desdoblar
el espacio en imaginario y en real. A lo q el niño saluda en el espejo es a su imagen especular y no a otro niño igual q el él. Aquel q el niño
mira y reconoce como su imagen para hablar propiamente, ese no descoordina, no tiene cuerpo fragmentado. Mientras la imagen se le
aparece entera, dotada de una unidad, él no puede atribuirse dicha unidad a la percepción de su propio cuerpo. Ese otro q le mira tras el
espejo y q le cautiva, pronto aprenderá q es él.
Esa primera identificación ante el espejo es clave para la formación del yo, es literalmente originaria y fundadora y de la serie de
identificaciones. A la vez que originaria, esa primera identificación es en sí profundamente alienante: para empezar, el niño se reconoce en lo
que sin duda alguna no es él mismo sino otro; en segundo lugar, ese otro, aun si fuese él mismo, está afectado por la simetría especular,
condición que luego se reproducirá en los sueños; en tercer lugar, aquel que se reconoce como yo no está afectado de mis limitaciones, él no
tiene los problemas que yo tengo para moverme. Esa es la matriz del yo ideal, q jamás se alcanza. Y matriz de todas las identificaciones que
vendrán luego: cualquier otro a quien yo ame estará para mí en el lugar de esa imagen alienante en la que confluyen mi ideal del yo y mi
cuerpo sin fragmentar.
Tres momentos lógicos:
1. La ilusión del niño que percibe su propia imagen reflejada en el espejo como la de un ser real, al que desea acercarse y tocar.
2. Descubre que ese otro no es un ser real, sino la imagen reflejada de otro. (Distingue así entre la realidad y la imagen especular.)
3. La imagen en el espejo no es la de un otro cualquiera, sino la de él mismo. Se encuentra duplicado. El niño logra resolver la
dispersión de su propio cuerpo.

Lacan introduce el espejo curvo para plantear que la captación identificatoria de la imagen como algo que no puede producirse desde
cualquier lugar. No alcanza con que haya una imagen en el espacio, para producir este efecto cautivante que va a concluir en la identificación
formadora del yo; hace falta, sobre todo un buen lugar, y este buen lugar va a estar dado por lo simbólico. Diríamos que hace falta un lugar
desde donde mirarse, el Ideal del Yo, para verse allí de determinada manera, la manera narcisista, digamos, del Yo Ideal.

El advenimiento de la pubertad y las consecuentes metamorfosis del cuerpo, conllevan la necesidad de reinscribir un cuerpo que se
percibe incoordinado y que se experimenta fragmentado. Los cambios corporales provocan sensaciones de extrañamiento en cuanto a lo que
ocurre en su cuerpo y en relación con su propia imagen. Podríamos pensar entonces, que en la adolescencia, en ocasiones la excesiva
preocupación por la imagen, la vestimenta o los tatuajes, expresarían esfuerzos de inscripción, dar contorno, envase, a un cuerpo que se
experimenta como fragmentado. Entonces, es en estos dos planos, el del cuerpo como objeto pulsional y el del cuerpo como imagen, que la
pubertad viene a trastocar, a conmover al sujeto.
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Entre otras tareas, la adolescencia plantea la exigencia de elaboración de procesos de identificación, y de des -identificaciones, en
procura de lograr para sí un lugar simbólico propio, diferente al del niño que antes fuera, en todo sentido

LA ESCISIÓN DEL YO EN EL PROCESO DEFENSIVO – S. FREUD


El yo del niño se encuentra al servicio de una poderosa exigencia pulsional q está habituado a satisfacer, y es de pronto aterrorizado
por una vivencia q le enseña q proseguir con esa satisfacción le traería por resultado un peligro real-objetivo difícil de soportar. Debe decidirse:
Reconocer el peligro real, inclinarse ante él y renunciar a la satisfacción pulsional o desmentir la realidad objetiva . Es un conflicto entre la
exigencia de la pulsión y el veto de la realidad objetiva. Responde al conflicto con dos reacciones: Por un lado rechaza la realidad objetiva con
ayuda de ciertos mecanismos y no se deja prohibir nada; por el otro, reconoce al peligro como realidad objetiva, asume la angustia ante él
como un síntoma del padecer y luego busca defenderse de él. Entonces a la pulsión se le permite retener la satisfacción pero a la realidad
objetiva también se le dio el debido respeto. El resultado se alcanzó a expensas de una desgarradura en el yo q nunca se reparará, las dos
reacciones contrapuestas subsistirán como núcleo de una escisión del yo.

DUELO Y MELANCOLÍA – S. FREUD


El duelo es la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción q haga sus veces (la patria, un ideal, etc). La
melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida
de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí q se exterioriza en reproches y
autodenigraciones. El duelo muestra los mismos rasgos, excepto la perturbación del sentimiento de sí.
Trabajo del duelo:
1. El examen de realidad ha mostrado q el objeto amado ya no existe más y de él emana ahora la exhortación de quitar toda libido de
sus enlaces con ese objeto. A ello se opone una renuencia: no se abandona de buen grado una posición libidinal. Desmentida.
2. Se ejecuta pieza por pieza con gasto de tiempo y de energía de investidura el desasimiento de la libido. El objeto perdido continúa en
lo psíquico.
3. Cada uno de los recuerdos y cada una de las expectativas en q la libido se anudaba al objeto son clausurados, sobreinvestidos y en
ellos se consuma el desasimiento de la libido.

En la melancolía se sabe a quién perdió pero no lo que perdió en él. Es en algún modo una pérdida de objeto sustraída de la cc (a
diferencia del duelo donde no hay nada Icc en lo q atañe a la pérdida). Esta pérdida Icc se acompaña de una rebaja del sentimiento yoico. En el
duelo el mundo se ha hecho pobre y vacío; en la melancolía eso le ocurre al yo mismo. La investidura de objeto resultó poco resistente, fue
cancelada, pero la libido libre no se desplazó a otro objeto sino que se retiró sobre el yo. Pero ahí no encontró un uso cualquiera, sino que
sirvió para establecer una identificación del yo con el objeto resignado. De esa manera, la pérdida del objeto hubo de mudarse en una pérdida
del yo, y el conflicto entre el yo y la persona amada, en una bipartición entre el yo crítico y el yo alterado por identificación.

EL COMPLEJO DE EDIPO - DOS MODELOS TEÓRICOS: FREUD Y LACAN (ficha de cátedra)


(F): Propone la sexualidad humana en 2 tiempos. Propone la expresión “desasimiento parental” para la reedición de la conflictiva Edípica, q
contendrá algo diferente y que, según su desenlace genera la asunción de una posición sexual, ahora conjugada con la confrontación real con el
otro sexo y con lo real del propio cuerpo.
Complejo: Hay algo q existe en el sujeto frente a lo cual un elemento externo actúa como disparador y permite no sólo la
manifestación de aquello que lo pre-existía, sino también una retranscripción de las experiencias del primer tiempo de la sexualidad humana a
través de la retroacción, un tiempo de reordenamiento en el cual algo nuevo ha de producirse en este segundo tiempo que se inaugura con la
pubertad, con el advenimiento de la tensión sexual.
Un primer momento de la fase fálica con la creencia de que todos los seres animados y los objetos tienen pene y un segundo
tiempo en que el pene está presente, pero se puede perder. Aparece así la angustia de castración en el varón, o que se ha perdido en la niña
(desde la perspectiva del varón) o que no lo recibió (desde la de la niña, complejo de castración). En este segundo momento de la fase fálica,
aunque el varón se considera a sí mismo dotado de pene supone que puede perderlo porque la niña no lo tiene, porque lo perdió. La niña
considera que el varón tiene pene y que es completo y que ella no lo tiene porque su madre no se lo dio. Sostiene que el complejo de
castración es angustia de castración en el varón y envidia del pene en la mujer, es decir sentimiento de inferioridad frente al hombre.
Niño: Renuncia a este conjunto de fantasías y deseos edípicos por tres causas: Por amenaza de castración. Por no poder llevarlos a
cabo por insuficiencia psíquica y biológica. Por un imperativo filogenético que conduce a una nueva fase del desarrollo. Este complejo se
reprime y el niño entra en la latencia.
Niña: Entra en la problemática edípica positiva, para ella la castración es un hecho: no tiene pene, se decepciona de la madre (primer
objeto de amor y causa de su falta), y esto la impulsa a buscar en el padre el hijo que el padre le podría dar, un equivalente del falo (por
ecuación simbólica: heces- pene- niño). Hay 3 caminos o desenlaces posibles: la inhibición o neurosis, el complejo de masculinidad y la
feminidad normal.
El complejo de castración es agente de la entrada al complejo de Edipo en la mujer, mientras que en el varón opera permitiéndole la
salida del mismo. Es decir que la mujer entra por decepción mientras que el varón sale por temor.

(L): Describe una estructura intersubjetiva y los efectos representacionales q dicha estructura produce en los miembros que la integran,
entendiendo por estructura, en sentido estricto, una organización caracterizada por lugares o posiciones vacantes que pueden ser ocupados
por distintos personajes.

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Lo que circula entre los miembros de la estructura edípica es el falo.
 el falo es el significante de una falta
 el falo es el significante del deseo

El concepto de significante en Lacan es una derivación del concepto en lingüística. Es una traza material, una huella acústica, una
imagen visual, algo del orden de lo sensorial capaz de ser perceptible. En el significante y por medio del significante algo queda inscripto que
es de otro orden. Se traspone, en términos de lenguaje algo que es del orden sensorial-perceptible. El significante inscribe algo que es una
ausencia, aparece en lugar de la cosa, sustituyendo una ausencia. Lo significativo es que el significante en el q esa falta se inscribe aparece
como presencia, entonces se puede producir la ilusión de que si está el significante, entonces nada falta. La falta se inscribe como presencia
y produce la ilusión de ser completo.
Es imprescindible entonces la diferenciación del falo en la estructura edípica, es decir el falo simbólico del falo en la subjetividad.
Desde la subjetividad surgen dos posibilidades: Si la imagen está presente hay ilusión de completud, narcisismo satisfecho y el objeto que
cumple con esa función de completud, cualquier cosa se convierte en falo imaginario y 2) algo que está presente se puede perder. Falo
designa entonces una entidad de dos aspectos: uno de ellos atiende a la subjetividad del niño (falo imaginario) y el otro, del lado de la
teoría, a la falta del mismo (falo simbólico)
Formula tres tiempos en el Complejo de Edipo y conduce el planteo acerca de la premisa fálica y la fantasía de castración al registro
imaginario.
En el primer tiempo del Edipo el niño es el falo de la madre y ésta por tenerlo a él es la madre fálica (corresponde al tiempo del
estadio del espejo). Por dependencia de amor, el niño desea ser el objeto de deseo de su madre y para esto toma de la madre su deseo, se
convierte en lo que la madre desea. En la relación primordial con la madre, se trata del falo imaginario, el niño es el falo, la madre tiene el falo,
el padre (real) no aparece suficientemente desarrollado en la teoría y se arma la dupla completa madre-niño, ambos fálicos, uno lo tiene y el
otro lo es.
En el segundo tiempo ambos dejan de ser el falo y de tenerlo respectivamente pero hay un personaje que lo es: el padre. En este
tiempo el niño ya no completa a la madre, el falo se independiza del niño y el padre aparece como falo omnipotente que puede privar a la
madre en una doble dirección: priva al niño de su objeto de deseo y a la madre de su objeto fálico. Con la privación del padre se inicia la
castración simbólica, ambos el niño y la madre pierden su valor fálico. Para que la privación sea efectiva es imprescindible no solo que la
madre se dirija al padre y no al hijo sino también que el padre no quede totalmente dependiente del deseo de la madre
En el tercer tiempo, se completa la castración simbólica iniciada en el segundo tiempo. Ahora también el padre pierde su valor fálico,
se lo reconoce al padre dependiente de una ley exterior a sí mismo, el falo se tiene pero no se es, el falo se encuentra por fuera del padre y
queda instaurado en la cultura. Procesar el Edipo consiste entonces en superar la posición del falo como aquello que se es para arribar al falo
como aquello que se tiene, o en un sentido más estricto consiste en separar al falo de sus representaciones.

FALO Y CASTRACIÓN (ficha de cátedra)


Tanto la castración como el falo son instrumentos simbólicos estructurantes del aparato psíquico. Ambos conceptos hacen
referencia a la falta. En términos freudianos, por la presencia de un agente externo encargado de ejecutar la castración y por otro lado la
noción de falo simbólico como carencia y falencia estructural. Ambos conceptos son conceptos simbólicos.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de falo en psa? Vamos a tomar como punto de partida la noción lacaniana de falo y su
articulación con el complejo de castración.
Para Lacan el falo es un significante, es decir q el falo es algo que no se tiene materialmente, no es algo aprehensible, no se lo puede
agarrar, sino q se lo comprende en términos simbólicos. Opera desde su ausencia (por eso lo llamamos –phi). Nadie puede tener un falo y
ofrecerlo libremente a quien se le antoja uno. Este lugar, que es un lugar negativo, ya q no se lo tiene, opera desde lo simbólico.
En las referencias freudianas encontramos una relación triangular, entre el padre, la madre y el niño. (L) establecerá que la relación
ternaria necesitará de un cuarto elemento que actuará como articulador de aquello que ocurre en la relación triádica: el falo.
La referencia freudiana la encontramos en la ecuación pene=niño o falo=niño. De aquí entendemos que el lugar al que viene el niño
es al lugar de la falta de la madre, que por medio de su propia falta brinda alojamiento al niño. Es en función de que algo falta que se
estructura el aparato psíquico.
Lo esencial es que el asunto gira alrededor de la ausencia y por lo tanto de la castración. Además es necesario un término que venga
a inscribir, a marcar, que falta uno. La falta no funciona igual, si un término la inscribe o si este término que inscribe la falta, falta a su vez.

La resignificación de la castración en la adolescencia: La castración en la adolescencia pone en cuestionamiento la estructura del aparato
psíquico. Podemos entender en la expresión respecto de que la sexualidad agujerea lo real que, en cuanto a que en el acceso al otro sexo no
hay nada programado en lo real, o sea que la sexualidad siempre tiene fallas, nadie tiene el saber ni el pleno éxito en ella y, en tanto nadie
“zafa” bien ((L) “no hay relación sexual”)
En términos metapsicológicos la dialéctica del tener-no tener el falo también surge en la adolescencia. En este período de la vida,
este segundo encuentro traumático cuestiona la solidez de la estructuración psíquica ocurrida previa al período de latencia. Podría entenderse
a la adolescencia como un segundo momento resolutivo que reafirma aquellos procesos psíquicos ocurridos en la infancia. De lo que se trata
en la adolescencia, es de la capacidad de resolución que tiene el sujeto de un conflicto con aquellos instrumentos que no tiene, con aquello
que le falta.
En este sentido el adolescente en muchas ocasiones se comporta supliendo carencias al modo de formaciones reactivas que ocultan
las falencias.
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DESEO Y FANTASMA (ficha de cátedra)
Necesidad: Objeto adecuado a la supervivencia del individuo y de la especie, buscando un objeto determinado con el cual satisfacerlo. En el
caso del sujeto humano no hay objeto adecuado para la pulsión, a diferencia del instinto animal, y considera al objeto como objeto perdido
desde el inicio.
Demanda: Cuando el niño llora su madre interpreta dicho llanto como una demanda y responde a ella. Con la interpretación que construye, la
madre introduce al niño en el campo de la palabra y de la demanda. (“¡Quiere comer, quiere la teta!”). Y allí comienza lo específicamente
humano, porque no es sólo necesidad lo q se juega aunque se inicie con eso. Allí accede el niño al deseo propiamente dicho: el “tener” el
pezón, “tomar” el pecho.
Deseo: El deseo adviene entonces más allá de la demanda, como falta de un objeto, falta inscripta en la palabra y efecto de la marca del
significante en el ser hablante. Se diferencia de la necesidad en cuanto ésta surge de un estado de tensión interna que encuentra satisfacción
por acción específica que procura el objeto adecuado. El deseo es en cambio siempre propio de cada sujeto y no de la especie, y, a diferencia
de la necesidad, no tiene que ver con la supervivencia y la adaptación. Es un deseo que no se puede olvidar porque es esencialmente
insatisfecho y en su surgimiento mismo está motorizado por la pérdida. El deseo no se satisface sino q “se realiza” como deseo. Y en tanto no
se desea lo que uno ya tiene es, siempre, metonímicamente, deseo de otra cosa. El sujeto está pendiente de la cadena significante. Por lo
tanto, toda demanda del sujeto implicará demanda de significantes; ésta cava un intervalo a la cuestión de la necesidad, la deja suspendida, y
en esa suspensión es donde se manifiesta el deseo, donde tiene lugar el mismo.

(L) sostiene que el deseo del hombre “es el deseo del Otro”, lo cual se entiende como que el sujeto quiere ser objeto del deseo del
Otro y objeto de reconocimiento también. Así el niño queda pegado al deseo del Otro materno, y es con la articulación del deseo con la ley,
definiéndose la castración materna a través de la metáfora paterna, que el niño queda liberado del goce del Otro. Esta doble operación lógica
lleva el nombre de alienación – separación. La alienación tiene como finalidad la inscripción del sujeto en el registro de lo simbólico. Este
sólo puede surgir en el campo del Otro, quien lo nombra, lo funda como tal y ocupa un lugar que intenta velar una falta que es inherente a la
estructura del Otro. Esta operación remitiría a aquel momento en el cual no hay sujeto dividido, momento en el que el infans se ubica en el
lugar de lo que supone al Otro materno le falta, obturando dicha falta. Es necesario que en este momento el niño sea lo que el Otro materno
desee, que se ubique en el lugar de falo materno. Sólo cuando la función paterna opera y separa, se puede hablar de sujeto. En consecuencia,
para que el sujeto advenga simbólicamente, ese pequeño a (otro) debe caer o sea separarse, quedar como resto que opera como causa que
estructura el deseo. Es la instancia de la separación la que presenta en sí misma una contradicción: revela la falta del Otro dado que, por
estructura, el objeto está perdido, y ofrece un lugar en tanto que hay algo que al Otro le falta.

El fantasma lacaniano: El concepto de fantasma se plantea en la intersección entre deseo y la construcción de la realidad por parte del sujeto.
Lacan define fantasma integrando la noción de perspectiva que incorpora la presencia del sujeto en la escena, pues es desde su mirada que la
misma se produce. Cuestiona la noción cartesiana de “sujeto unificado”, en tanto que el sujeto está en dos lugares: en el punto de vista u ojo
del observador, y en el punto de fuga.
El fantasma es respuesta al interrogante acerca del deseo del Otro, (¿Qué me quiere?). El interrogante en el sujeto acerca del deseo
del Otro surge a partir de los significantes que vienen de éste, primordialmente el Otro materno en cuyas palabras siempre hay algo
incomprensible, siempre surge el enigma de su deseo: “me dice tal cosa…pero… ¿quiere realmente lo que dice?, ¿o me está queriendo decir
otra cosa?”
El fantasma cumple la función de “asegurar un lugar en el Otro”, en el deseo del Otro, que “implica que el sujeto para tener
consistencia se hace objeto”. Es necesario que al Otro algo le falte, que se ponga en juego la demanda impartida por el Otro, demanda que
llevará a la pregunta. El niño armará una respuesta “me quiere para…, o porque…” Y se ubicará como ese objeto que supone al Otro le falta,
completándolo. Pero es necesario que en algún momento ese niño no colme al Otro, que a pesar suyo al Otro le falte, y en tanto le falta va a
habilitar a que se despliegue la pregunta respecto de qué es lo que realmente desea de mí, porque dice que “quiere” esto pero en realidad no.
El deseo se desliza, se escabulle, es un enigma, no tiene respuesta directa, la respuesta es la que construye el sujeto a través del
fantasma, justamente tratando de responderse qué quiere el Otro de él, o de ella. Dicha búsqueda no cesa ya que el objeto de deseo nunca va
a coincidir con el objeto causa de deseo, objeto a, objeto perdido para siempre, el cual va a ser recubierto por el fantasma pero al que es
imposible acceder, nombrar, por la estructura misma.
Podemos decir que el fantasma es el resultante de las relaciones entre deseo y criterio de realidad del sujeto.
La realidad es vista por el sujeto desde el fantasma, así como supongo que soy mirado así me veo, dicha mirada indicará el lugar que se
ha ocupado en el fantasma materno. La misma habilitará la posibilidad de la construcción del moi (yo imaginario-narcisismo) cuerpo unificado.

¿Qué sucede con ese cuerpo infantil frente a la irrupción pulsional en la pubertad?
La adolescencia se caracteriza como momento de irrupción y de cambios, el cuerpo y la posición del sujeto, se verán implicados. Esto
llevaría a producir un nuevo trabajo psíquico que conlleve a investir libidinalmente este nuevo cuerpo ante lo “real” que irrumpe con la
pubertad. Y por otro lado, el trabajo psíquico que implica asumir una posición sexuada (hombre o mujer). Según cómo el niño atravesó
psíquicamente la infancia, contará con las herramientas simbólicas e imaginarias con las cuales intentará dar cuenta de aquello que se
presenta como “real”. En la adolescencia, caracterizada por la vacilación subjetiva ante la contundente conmoción estructural implicada en la
misma, se podrá en lo esperable asumir una posición sexuada que permitirá acceder a la exogamia, al haber “atravesado” la castración del Otro
que conjuntamente habilita hacerse cargo, responsable, del propio deseo.

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