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¿Qué nos enseña la génesis de los sistemas de escritura creados en el transcurso de la historia?
¿Por qué en la psicogénesis los sujetos que se están alfabetizando se interrogan conceptualmente
qué es lo que la escritura representa y cómo lo representa?
Para Piaget, que fue el creador de la epistemología genética, el concepto de génesis se refiere al
pasaje de un menor conocimiento a un mayor conocimiento. Piaget siempre trató de explicar el
cambio, la transformación de las ideas, la aparición de las novedades, las sucesivas
transformaciones del conocimiento. Lo primero que planteó, desde el punto de vista
metodológico, fue usar un método histórico-crítico: “En el terreno de un desarrollo histórico
reconstituido, pueden encontrarse los problemas de las relaciones entre el sujeto y el objeto en
los procesos de invención o de descubrimiento”.
La escritura es una creación cultural que han producido los pueblos para diferentes usos sociales.
Nos encontramos con un objeto de conocimiento social. Además se podrían definir como un
conjunto de marcas sobre una superficie: arcilla, caparazón de tortuga, piedra, metal… pantallas.
Evidentemente, un conjunto de marcas no constituye una escritura. Geoffrey Sampson (1997)
plantea que la escritura siempre constituye un sistema que representa los enunciados de la lengua
hablada y que una característica fundamental de esas marcas es que tienen que ser permanentes
y también visibles.
Si la escritura tiene que representar la lengua hablada, el gran problema de la humanidad es qué
representa de la lengua hablada. Saussure planteaba que el signo lingüístico es una unidad
compuesta por un significado y un significante sonoro.
Quizá el vestigio más antiguo conocido de la escritura son unas tablillas de piedra procedentes de
la ciudad mesopotámica de Kisch (Irak), cuya data es del año 3500 a.C. Lo que nosotros
observamos ahí son representaciones muy parecidas a los referentes de la realidad.
Esos grafos fueron transformándose a lo largo del tiempo porque lo que se utilizaba para
representarlos eran punzones de cáñamo y se grababan sobre la arcilla. De ahí que se llamaban
escrituras cuneiformes porque en realidad lo que se hacían eran cuñas sobre la arcilla.
A través del tiempo, no solo evolucionaron en el aspecto sino también sufrieron cambios radicales
en su lógica interna. En un principio, las escrituras se guiaban por el principio ideográfico, es decir
que para un mismo carácter, lo que intentaban era representar significados similares. Así. El grafo
5 en realidad representaba tanto ir como andar como traer.
Esto traje bastantes problemas porque estas palabras no tenían el mismo significado pero eran
significados semejantes. Y había otro problema, que era que muchas de las palabras de la lengua
sumeria no tenían su forma escrita. Tenían problemas con los nombres propios y también con las
preposiciones, tan centrales en la lengua hablada para representar relaciones. Entonces empiezan
a utilizar otro principio que se denomina principio rebus.
Empiezan a utilizar un mismo carácter gráfico para representar palabras con igual sonido o muy
parecido. Ellos mencionaban igual la palabra “agua” y la palabra “en”. En ambos casos, la lengua
hablada de esa palabra era /a/. Entonces empezaron a utilizar el grafo agua para representar tanto
“agua” como “en”. Estos dos procedimientos usados con caracteres simples generaron una
enorme ambigüedad. Un mismo carácter gráfico podía representar términos o de igual sonido o
de igual significado. Esto hizo que encontraran una solución que es construir caracteres
compuestos con dos grafos, uno que representara el significado y otro que representara el sonido.
El compuesto resultante constituye un logograma, una unidad indisoluble, donde se hace
referencia al significado y al sonido. Aquellos signos que utilizaban con valor fonológico siempre
representaban sílabas.
Otros de los sistemas de escritura primigenios que evolucionó hacia la escritura logográfica es el
chino.
La marca de la izquierda es la indicadora del significado, tres gotas que representan cualquier
significado relacionado co el agua, mientras que el grafo que está a la derecha alude a la
pronunciación -qiú, que quiere decir prisionero, pero aquí no se utiliza como prisionero si no para
representar cómo se pronuncia.
1. No hay sistemas de escritura puros. A través del desarrollo histórico, las escrituras siempre
se han convertido en sistemas mixtos. Se restituye así la naturaleza compleja del signo
lingüístico en el seno de su sistema de representación gráfica (Zamudio, 2004).
2. La centración en los sonidos (principio fonográfico) es el resultado de la exploración de
otras posibilidades de representación (Zamudio, 2004).
3. El primer análisis del sonido que realizan las escrituras antiguas es silábico: los símbolos
gráficos se relacionan esencialmente con las sílabas de la lengua que representan.
Esto explicaría porque actualmente más de la mitad de la humanidad utiliza escrituras silábicas,
como la china, japonesa, coreana, árabe, hebrea, etíope, tibetana e india.
En nuestro sistema de escritura alfabético tenemos, por ejemplo, la palabra “perro” y la palabra
“can”, que se escriben muy diferente a pesar de que tienen el mismo significado. Esto nos muestra
que nuestro sistema de escritura alfabético tiende fuertemente a representar las diferencias
sonoras en los significantes del signo lingüístico pero, como es un sistema mixto, no solo
representa las diferencias sonoras sino también, en algunas ocasiones, representa el significado
como en “bota” y “vota” cuya diferencia muestra que se trata de significados diferentes a pesar de
que sus significantes sonoros, su pronunciación, es la misma.
Lo que la ortografía pone en evidencia es que las reglas de correspondencia no son unívocas: un
mismo sonido puede escribirse de distintas maneras (b-v) y un mismo grafema puede
corresponder a más de un sonido (c, g).
Si la escritura fuera un código gráfico deberíamos contar con un solo símbolo para cada clase de
sonido consonante y vocal de la lengua. Los códigos no tienen signos ambiguos que pueden ser
interpretados a veces de una manera y a veces de otra, no tienen ortografía y mantienen
relaciones estables entre cada signo y su interpretación.
Los códigos son construcciones racionales, invenciones que a veces llevan el nombre del autor
(Braille, Morse) y que son utilizados por un número limitado de personas. Por su parte, los
sistemas de escritura son construcciones históricas colectivas, productos culturales resultado de
siglos de desarrollo de múltiples y variados usuarios pertenecientes a una sociedad que han
dejado sus huellas en las marcas gráficas.