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SERVICIO DE VIGILANCIA DEL PATRIMONIO

HISTORICO Y ARTISTICO

Tema 1. Vigilancia en museos, salas de exposiciones o subastas y galerías de


arte.

Los archivos, las bibliotecas y los museos son entidades responsables de la conservación y difusión de una
serie de objetos que sintetizan o constituyen en sí mismos el patrimonio cultural de una comunidad. De ahí la
necesidad de que las instituciones públicas se encarguen de protegerlos y, al mismo tiempo, darlos a
conocer, objetivos que justifican la existencia de centros específicos dedicados a estas labores.

La Ley 16 / 1985, de 25 de junio, de Patrimonio histórico español, en su artículo 59, nos sintetiza su razón de
ser en las siguientes definiciones:

Son museos las instituciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunican y
exhiben para fines de estudio, educación y contemplación conjuntos y colecciones de valor histórico,
artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural.

Hay que incidir en las diferencias existentes entre museos, salas de exposiciones o subastas y galerías de
arte, pues ni prestan los mismos servicios, ni cumplen los mismos fines, ni custodian los mismos objetos.
Todos estos parámetros han de tenerse en cuenta a la hora de diseñar un sistema de seguridad y, del mismo
modo, afectarán al servicio prestado.

museos, salas de exposiciones o subastas y galerías de arte son de libre acceso, pero el valor de los objetos a
disposición de los usuarios no siempre es el mismo, pues no poseen el mismo valor una obra de arte, un libro
reciente o un documento del siglo XVIII. Sin embargo, resultan más determinantes las necesidades de
conservación y el servicio que se presta a los usuarios. Ello afecta no sólo al personal específico de seguridad,
sino a las funciones encomendadas al personal del centro.

El público, los usuarios, no son del mismo tipo, pues en los museos, salas de exposiciones y galerías de arte
nos encontramos con mayor número de visitantes y de un perfil mucho más generalizado. Por el contrario,
los usuarios de Las Salas de subastas son muchos menos y de un perfil más específico. No obstante, la
apertura de estos últimos al público en general, implican una generalización de la problemática con respecto
a los usuarios de todos estos centros.

En los museos es fundamental que un grupo de vigilantes supervise la visita de los usuarios, por lo que el
servicio de seguridad afecta a un mayor número de personas, entre un 50% y un 80% de la plantilla. En salas
de exposiciones y galerías de arte han sido los propios trabajadores del centro los que tradicionalmente han
supervisado el correcto uso de las salas. Aunque recientemente se han incorporado vigilantes a ambos tipos
de instituciones no son ni tan necesarios ni tan numerosos como en los museos.

Las necesidades del servicio afectan, asimismo, a la distribución de los espacios del edificio, aunque en este
aspecto los tres tipos de instituciones coinciden en disponer de áreas de acceso libre y controlado, áreas de
acceso restringido al personal del centro y áreas reservadas a depósito. Lo que ocurre es que las funciones de
las distintas estancias están en función de los servicios prestados y éstos no son los mismos: los depósitos de
archivos y bibliotecas, por ejemplo, son más transitados que los depósitos de un museo, mientras que las
salas de acceso libre son mayores en los museos que en salas de exposiciones o galerías de arte

El servicio prestado también es distinto: mientras que el visitante de un museo no puede tocar las obras de
arte, los usuarios de salas de exposiciones o galerías de arte en ocasiones interactúan con las obras. El

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servicio viene determinado por la finalidad de las instituciones: mientras que los museos suelen concentrar la
mayor parte de sus esfuerzos en la conservación y exhibición de obras de arte, en salas de exposiciones o
subastas y galerías de arte tiene especial relevancia la interactuación y el comercio.

De hecho, los usuarios de los museos están más concienciados de las necesidades e inconvenientes
impuestos por las medidas de seguridad que los usuarios del resto de salas

Pese a sus diferencias, la función esencial, es la de garantizar la seguridad de los bienes u objetos en ellas
custodiados, aunque sin conculcar los derechos de los ciudadanos a conocer y acceder a los mismos. En otras
palabras, la protección ha de conjugarse con su difusión.

Un Museo, como entidad depositaria responsable de la salvaguarda, preservación y divulgación del


patrimonio de una comunidad, debe encarar con responsabilidad el aspecto de seguridad de su acervo
cultural.

La pérdida o destrucción de cualquier material histórico, artístico o científico significaría siempre un perjuicio
para toda la comunidad.

De una manera general la seguridad aplicada a los Museos implicará:

En principio es aconsejable que el edificio del Museo guarde considerable distancia respecto a cualquier otra
construcción.

Es necesario informar y orientar a los niveles directivos y administrativos acerca de la necesidad de los
sistemas de seguridad.

En todas las instalaciones del Museo deben estar equipadas con dispositivos de seguridad: alarmas,
extinguidores, luces de emergencia, etc. El edificio debe estar provisto de pararrayos.

Es fundamental conocer las características del edificio y su ubicación, pues nos permitirá diseñar un sistema
de seguridad eficaz ante los problemas que puedan suscitarse.

Respecto a su ubicación, interesa conocer los posibles riesgos:

Hay que considerar si se sitúa al mismo nivel que un cauce de agua o elevado

del terreno circundante, sobre todo de cara a inundaciones.

En principio es aconsejable que el edificio del Museo guarde considerable distancia respecto a cualquier otra
construcción.
Si el edificio está exento o colindante a otras edificaciones, lo que afecta al riesgo de incendio y robo, o a las
medidas de evacuación.

Las condiciones geográficas, tales como las características del terreno en el que se asienta, las características
climáticas, etc.

En cuanto a su distribución interna y externa:

Características de los muros exteriores, fundamentalmente su capacidad aislante de cara a oscilaciones


térmicas y de humedad, su estabilidad y seguridad.

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Características de puertas y ventanas, su aislamiento, seguridad y adecuación a medidas de evacuación.

Características estructurales del edificio: distribución espacial, aislamiento de áreas específicas, peso máximo
de cada planta, accesos, etc. Archivos, bibliotecas y museos cuentan con áreas reservadas a depósitos, áreas
destinadas al trabajo del personal del centro, áreas de acceso libre controlado, donde los usuarios acceden a
los servicios ofrecidos por la institución, y espacios de tránsito y comunes. Todas ellas, adaptadas a las
especificidades de archivos, bibliotecas y museos, tienen en común la definición de tres tipos de acceso y,
por tanto, la adaptación de las medidas de seguridad aplicables en cada una de ellas.

Conducciones de agua, electricidad y sistemas de extinción de incendios, su aislamiento y seguridad para


evitar fugas, incendios, contaminación, etc.

En principio es aconsejable que el edificio del Museo guarde considerable distancia respecto a cualquier otra
construcción.

Protección contra incendios


Una de las situaciones que exige mayor atención en los Museos son las condiciones de seguridad personal y
material, en caso de incendio en la institución. Por lo tanto, es importante conocer las causas que pudieran
generar un accidente de este tipo y cómo actuar en dicho caso.

Los incendios se producen por muy diversas razones:

manipulación imprudente de líquidos inflamables


instalaciones eléctricas deficientes
instalaciones de aire acondicionado inadecuadas
negligencia humana

La importancia de prevenir estos siniestros requiere tomar en cuenta una serie de recomendaciones:

El director y/o jefe de seguridad, en colaboración con el servicio de bomberos, deben elaborar un conjunto
de normas precisas a seguir por el personal del Museo. El servicio de bomberos deberá comprobar que el
personal conozca bien las normas y su cumplimiento.

Todas las instalaciones eléctricas del Museo deben ser revisadas periódicamente por especialistas, de
acuerdo con un calendario fijo.

Nunca deben hacerse conexiones eléctricas improvisadas.

Antes de intentar apagar un incendio, el personal debe hacer funcionar la alarma y avisar al cuerpo de
bomberos.

Evitar que el público y el personal fume en las áreas de alto riesgo (escaleras, ascensores, almacenes,
biblioteca, salas de exposición, depósitos de líquidos e inflamables, laboratorios, salas de máquinas, sectores

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en reparación, etc.). Es aconsejable la colocación de letreros y ceniceros en las áreas de entrada, para que
puedan ser vistos y utilizados por el visitante.

Evitar la acumulación de materiales de desecho o altamente inflamables.

Evitar sobrecargas eléctricas.

Todos los sistemas de seguridad deben recibir mantenimiento periódico que garantice su óptimo
funcionamiento.

Todo el personal del Museo debe estar adecuadamente capacitado para actuar en situaciones de
emergencia.

Colocar los extintores en sitios fácilmente accesibles.

Indicar la dirección de salidas mediante flechas y letreros de señalización.

Mantener permanentemente libres las salidas, escaleras y corredores de circulación.


Cada institución debe realizar periódicamente un simulacro de incendio y planes de escape rápido, para
poder entrenar al personal en las acciones a tomar en caso de emergencia.

El personal y los vigilantes deben estar siempre alertas ante la posibilidad de que el fuego sea una maniobra
de distracción bien planificada, para encubrir un robo.

Debe considerarse igualmente que el grado de conmoción o confusión generado en un siniestro es situación
propicia para un robo ocasional.

Es aconsejable que el personal esté entrenado para llevar adelante un plan de rescate de objetos o
colecciones que establezca prioridades acerca de qué objetos salvar primero, cómo y bajo qué condiciones.
El supuesto debe planificarse con todo detalle para asegurar su correcto funcionamiento, asignando a cada
miembro de] personal un papel a desempeñar.

El plan de salvamento debe enseñar dónde encontrar los implementos tales como escaleras o material de
embalaje, dónde se guardan las llaves de reserva de las puertas y vitrinas cerradas (lugar que deberá estar
bajo la supervisión de un vigilante), así como los lugares seguros donde poder trasladar los objetos. La policía
y el servicio de bomberos deben tener conocimiento del plan.

Extinción de incendios

Es importante señalar que no sólo el personal de Seguridad y Vigilancia debe estar entrenado sobre las
particularidades del elemento fuego, sino también todo el personal sin distinción de jerarquía, funciones,
edad y sexo.

Todos debemos tener nociones básicas para prevenirlo y combatirlo, al menos inicialmente hasta la llegada
de los integrantes del cuerpo de bomberos.

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Todo recinto de un Museo debe contar con elementos preventivos contra incendios, adecuados a la
naturaleza de las colecciones y edificio.

Para combatir el fuego en sus distintas manifestaciones de origen, actualmente se emplean diversas
sustancias químicas, además de las tradicionales, agua, tierra o arena seca. Debemos señalar que al menos
para el contenido de los Museos, el uso del agua como elemento de extinción de incendios, puede colaborar
aún más a la destrucción del patrimonio en forma irreparable, sobre todo manejada a gran presión.

Protección contra robos

En los Museos deben adoptarse medidas de seguridad que impidan la desaparición de obras de colección. En
este sentido el desarrollo de una política eficaz de seguridad contra robos debe considerar:

1. Necesidad de servicios de vigilancia en las áreas de exposición.

2. Antes de la apertura de las salas de Museos, los vigilantes deben proceder a una revisión general, para
verificar irregularidades o daños. Debe repetirse la operación al cerrar las salas del Museo.

3. En caso de observar cualquier anomalía, debe darse aviso al responsable o jefe de seguridad.

4. Debe vigilarse que el público no traspase las barreras o cordones de protección que rodean los objetos
expuestos en sala, a menos que se trate de esculturas o instalaciones participativas.

5. Los vigilantes deben estar atentos con los visitantes cuyo comportamiento parezca sospechoso.

6. En caso de robo, el responsable del Museo debe llamar inmediatamente a la policía, después de verificar la
ausencia del objeto en los diversos departamentos del Museo.

7. La notificación del robo a la policía estará acompañada de una descripción completa del objeto robado,
fotografías y señas particulares, igualmente una lista de los comerciantes y coleccionistas con quienes
pudieran contactar los ladrones.

8. Es importante que el Museo establezca un inventario sistemático de su acervo para impedir


preventivamente extravíos, así como para llevar un control de la existencia y estado de las colecciones.

9. Durante la realización de trabajos de mantenimiento en áreas donde se encuentren objetos, éstos


deberán ser retirados. De no ser posible su retiro, los objetos deberán protegerse especialmente y los
trabajos podrán ser adelantados bajo la permanente vigilancia de la seguridad del objeto en cuestión.

10. Cualquier salida de objetos o colecciones del Museo deberá ser reportada a la vigilancia y seguridad del
Museo, y el procedimiento deberá estar autorizado por escrito por la Dirección de la Institución o por el
responsable designado.

11. Para evitar la especulación, el tráfico ilegal de obras y las propuestas de rescate, los Museos no deben

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hacer público el valor de sus objetos.

Protección contra el vandalismo

Debido a la diversidad de público que visita los Museos, el personal debe estar preparado para enfrentar
acciones de carácter irracional, como el vandalismo.

A fin de prevenir las repercusiones negativas que cualquier acto vandálico pudiera ocasionar a los objetos
que el Museo atesora, las siguientes recomendaciones son de gran utilidad:

1. Todos los objetos expuestos deberán estar protegidos físicamente: los cuadros colocados bajo vidrios
antirreflectantes, los objetos dentro de vitrinas seguras, los frescos retirados mediante cordones, plantas, o
plataformas elevadas, que no afecten la estética de los objetos.

2. En general la vigilancia eficiente e intensiva es el mejor modo de evitar las agresiones contra las obras de
Museos. Aunque los actos maniáticos, por su carácter irracional son difíciles de prevenir, los vigilantes deben
aprender a ser finos observadores, sensitivos a las manifestaciones y comportamientos particulares del
público visitante.

3. Los actos de vandalismos dependen en buena parte de la imagen que el Museo ofrezca al público. Tanto
en el exterior del Museo como en las salas y sectores abiertos al público, debe mantenerse un ambiente
limpio, agradable y en buen estado.

¿Qué hacer en caso de actos de vandalismo?

En presencia de un ataque irracional o de vandalismo, la primera y más importante medida es prevenir la


extensión de los daños. La detención del responsable es un asunto de importancia secundaria, salvo que sea
la manera de evitar nuevas agresiones.

Si una pintura es rociada con un líquido debe inmediatamente ser secada mediante un paño limpio (un
pañuelo, por ejemplo), a la vez que se notifica el hecho al Director o al técnico especialista. El objeto
agredido debe ser trasladado sin dilación al taller de restauración para identificar, cuantificar y reparar los
daños.

Sistemas de Seguridad y Vigilancia

Todo sistema de seguridad y vigilancia en un Museo tiene como finalidad primordial el proteger los objetos y
colecciones de la misma institución. Contribuye además en la conservación de los mismos, toda vez que
impide el contacto directo del público con las piezas o el comportamiento inadecuado de algún visitante.

En los servicios de seguridad y vigilancia consideramos tanto los dispositivos o sistemas especiales, como el
recurso humano que presta tal servicio. En este sentido clasificamos los sistemas de seguridad y vigilancia
según su radio de acción, en tres tipos:

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1. Seguridad y Vigilancia externa: corresponde a la efectuada en las áreas exteriores de la institución (a


través de muros y cercas).

2. Seguridad y Vigilancia interna: son los servicios prestados por equipos especiales o por personal que
recorre las áreas interiores de la edificación (salas, oficinas, talleres, pasillos, balcones, escaleras, etc.).

3. Seguridad y Vigilancia especial: es el servicio que de manera particular se presta en áreas delimitadas a
objetos o colecciones específicos (cajas de seguridad, vitrinas, salones, objetos, etc.).

Es importante destacar que el elemento humano es el factor insustituible en todo proceso de seguridad y
vigilancia, puesto que en el hombre radica desde la planificación y diseño del sistema hasta su adecuada
puesta en servicio y supervisión.

Las funciones del personal asignado a estas tareas deben estar perfectamente definidas y ser bien conocidas
por todos los funcionarios de la institución. En términos generales, consiste en la supervisión del
cumplimiento de las normas, reglamentos y disposiciones establecidas para la protección del patrimonio del
Museo, especialmente de sus colecciones. Tales disposiciones deben ser previamente definidas por el
personal técnico del Museo (especialistas en conservación, museografía, administración y seguridad).

Personal de Seguridad

Jefe de seguridad

El jefe de seguridad del Museo es el funcionario encargado de supervisar y organizar el funcionamiento de


todas las instalaciones y sistemas técnicos de seguridad de la institución. Igualmente debe velar por el
adecuado adiestramiento del personal adscrito a funciones de seguridad. Sus funciones son:

1. Establecer normas de seguridad para prevenir robos, deterioros y daños a los objetos patrimonio del
Museo.

2. Preparar a los vigilantes ante cualquier eventualidad o emergencia ocurrida (incendios, inundaciones,
terremoto, etc.).
3. Supervisar que los sistemas de comunicación exterior y luces de emergencia se encuentren en condiciones
de ser utilizadas en cualquier momento.

4. Realizar recorridos frecuentes por las instalaciones del Museo.

5. Llevar registro de las novedades ocurridas y reportarlas a la Dirección del Museo.

6. No deberá abandonar el edificio bajo ningún concepto. En caso de ser notificado de emergencias en los
exteriores del Museo, notificará a las autoridades pertinentes mediante los medios de comunicación
apropiados.

7. Realizar inspecciones diarias en el interior y exterior del edificio, junto con los vigilantes a su cargo.
Revisará las condiciones de ventanas, puertas, tragaluces, etc. Igualmente revisará las condiciones de las

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estructuras y los sistemas eléctricos.

Vigilantes diurnos

Son los funcionarios encargados de la vigilancia de las salas o sectores del Museo, durante el horario de
atención al público. Sus funciones son:

1. Recibir y entregar la sala o sector con los reportes de novedades que hubiere.

2. Supervisar el estado de la sala y de las colecciones expuestas al momento de recibir el turno y antes de
entregarlo.

3. Vigilar y prestar un servicio mínimo de orientación a los visitantes que lo soliciten.

4. Cerrar y asegurar puertas y ventanas existentes en la sala a su cargo.

5. Llevar un registro ordenado y diario de las novedades ocurridas durante su trabajo. Dicho registro deberá
estar firmado diariamente por su superior inmediato.

Vigilantes nocturnos
Son los encargados de la seguridad y vigilancia de las instalaciones del Museo cuando éste ha sido cerrado al
público, o durante los días feriados. Sus funciones son:

1. Recibir y entregar el Museo con los reportes de novedades que hubiere.

2. Supervisar los sistemas de alimentación eléctrica y aparatos eléctricos que hayan quedado conectados,
igualmente revisar puertas y ventanas del edificio de manera de mantener todo adecuadamente cerrado.

3. Supervisar los sistemas de alimentación de agua y descarga de las mismas, procurando prever cualquier
situación de riesgo

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