Sei sulla pagina 1di 12

Universidad Autónoma De Chiriquí

Facultad De Ciencias Naturales y Exactas


Escuela De Farmacia

Primer Semestre

FAR 120

Introducción a la Farmacia I

Tema:

“La Evolución De La Farmacia En Las Cultura Y Época Precolombina”

Profesora:
Lissette Bernal

Elaborado por:

De Mera Karla 4-794-2500


Morales Sofía 4-808-1245
Palacios Alexandra 4-805-1197
Moreno Elvis 8-957-1123

Fecha de Entrega:

12 de mayo del 2018


Índice

✓ Introducción

✓ Contenido

• Cultura Inca
• Cultura Maya
• Cultura Azteca

✓ Conclusiones

✓ Bibliografía
Introducción

El adjetivo Precolombino se utiliza para nombrar aquello que sucedió o que existía en América antes
de las expediciones de Cristóbal Colón. Puede considerarse, por lo tanto, que la época precolombina
se inicia con el desarrollo de los primeros asentamientos humanos en el continente y se extiende hasta
la conquista europea.
La primera población de América fue el resultado de migraciones asiáticas sucesivas, a través del
estrecho de Bering. Cuando Colón llegó a América, el continente estaba poblado por una variedad de
pueblos de desarrollo cultural muy distinto; mientras que unos se hallaban en una fase paleolítica,
otros habían alcanzado un nivel comparable al de los comienzos del antiguo Imperio Egipcio.
Las civilizaciones mejor individualizadas de América Precolombina se habían desarrollado en México
y Perú, y eran muy diferentes entre sí, tanto por sus orígenes étnicos como por su desarrollo. Las tres
grandes civilizaciones encontradas por los españoles fueron: la azteca, la maya y la inca, estas 3
civilizaciones compartían una tradición mágico-religiosa y la ciencia, ya que tenían más o menos los
mismos conceptos sobre las enfermedades, base de sus teorías y prácticas curativas.
En la parte religiosa se encontraban dioses responsables de las enfermedades y otros eran dioses
encargados de la protección de aquellos fieles creyentes.
En el aspecto mágico se tenía la certeza que muchas enfermedades eran productos de maleficios de
los enemigos, envidias, o del pueblo rival por lo tanto la curación que provenía de un maleficio tenía
que ser curada nada menos que con la misma magia. La actitud conforme a la ciencia consistía en el
uso de plantas medicinales, minerales, entre otros.
Nuestro trabajo contará con la historia de la evolución de la farmacia en América Precolombina ya que
con el pasar de los tiempos el ser humano busco la manera de curar sus malestares, las civilizaciones
precolombinas dieron sus grandes aportes en los descubrimientos y sobre todo resaltan las plantas ya
que estas son la base de los medicamentos.
Evolución de la Farmacia en las Culturas y Época Precolombina

Cultura Inca

Los incas fueron llamados “el Pueblo del Sol” y se dice que su imperio fue el más grande del nuevo
mundo.
Eran un pueblo organizado, de ellos dependían los sacerdotes y los gobernantes de cada región.
Había una clase noble y la mayor parte del pueblo estaba formada por grupos de familias llamados
aillu, que tenían bajo su custodia extensiones de tierra y oficios especializados. Se sabe que los
productos del trabajo se entregaban al gobierno, quien después lo repartía a todo el pueblo. Por eso,
aunque los nobles vivían con más lujos, en el imperio no existía el comercio, ni el dinero ni el
desempleo.
Para los incas la ciencia de curar radicaba en dos personajes; el hechicero y el curandero. El primero
era a la vez sacerdote del templo de los dioses, y el segundo el hombre de las medicinas. De esta
forma la medicina incaica se dividía en dos clases, la magia religiosa y la que pudiéramos llamar
medicina racional.
Es curioso conocer el tratamiento que por sugestión realizaban los hechiceros. Sentándose junto al
enfermo, le colocaban claveles y rosas en la boca, mientras él masticaba hojas de coca, y poniendo
sus manos en los hombros del enfermo exclamaba: «Espíritu maligno, a que vas a esa mansión oscura
a donde no llega el sol, donde no existe el agua. ¡Regrésate! ¡No te asustes! Tus padres sienten pena».
Después de dicho esto, se quedaban tan tranquilos y satisfechos. El demonio, que era portador de las
enfermedades, entraba por cualquier parte, y para evitarlo usaban hombres y mujeres los collares
ajustados al cuello, para prevenirse de catarros y enfermedades del pecho, así como cordeles
amarrados en las extremidades.
Los fetiches y amuletos eran los objetos más diversos que manejaban los hechiceros para adivinar y
curar enfermedades. Si los incas sufrían una fractura durante la marcha, era motivada porque la tierra
estaba enojada, y entonces vertían «chicha», bebida sagrada, o sacrificaban un animal en el mismo
lugar del accidente, para aplacar así su cólera. Los animales de sacrificio eran seleccionados entre los
más bonitos, sanos y limpios.
La salud era la armonía entre el indio y los dioses. La enfermedad era el pecado, y si el indio estaba
enfermo, era por ser un pecador, por eso hacían confesiones públicas, ayunos, penitencia y sacrificios,
para recuperar la salud y arrojar de su cuerpo el «demonio enfermedad». El curandero no tomaba el
pulso en la muñeca, como es normal en la medicina de nuestros días; lo hacía en lo alto de la nariz,
entre las cejas. Para diagnosticar miraban si la lengua estaba sucia o limpia.
Los hombres sabios que rodeaban al Inca se llamaban «anautas», y cultivaban las ciencias, la historia
y la medicina. Conocían las plantas medicinales, pomadas y ungüentos, y personalmente practicaban
la cirugía. En el Imperio Inca no había hospitales propiamente dichos, pero sí unos albergues
emplazados en el campo donde se atendía a los enfermos y caminantes.
A continuación, mencionaremos algunas plantas y sus usos:
• Para combatir la tos y enfermedades del aparato respiratorio, empleaban el Bálsamo de Perú
(Myroxilum peruiferum L.) y el saúco (Sambucus peruviana).
• El tétanos, que los indios conocían por «enfermedad del frío», y los españoles por «mal de siete
días» y «pasmo», parece que fue una enfermedad frecuente. Se combatía con la hierba
«tulma» y por la «quinua» (Chenopodium quinoa).
• Para tratar la viruela, empleaban los indios como medicamento la raíz de zarzaparrilla (Smilax
salsaparrilla), la resina de guayacán o palo santo (Guayacum officinalis) y raíz de tabaco
(Nicotiana tabacum).

No parece que tuvieron las incas complicaciones de vejiga y riñón, pues siendo grandes bebedores de
«chicha», preparada a base de maíz, actuaba en los indios como un verdadero diurético, disolviendo
e impidiendo la formación de cálculos. También empleaban la zarzaparrilla como diurético, el jugo de
oca (Oxalis tuberosa) y las semillas de achiote (Bixa orellana).
• Las úlceras eran tratadas por los curanderos con aplicaciones de una tierra ferruginosa (collpa)
o bien mezclando bálsamo del Perú (Myroxylon peruifertt), y resinas.
• En la epilepsia se empleaba la carne del pájaro mosca. La carne de vicuña contra las
enfermedades de la vista.
• La orina en la medicina inca tenía un papel de gran importancia. Se empleaba en fricción contra
la jaqueca contra los males de los dientes en los niños, y en las fiebres infantiles.
• Los cólicos, diarreas, lombrices, vómitos y dolor de vientre eran bien conocidos y tratados con
purgantes, cocimientos de hierbas y raíces, zumos de molle (Schinus molle), lúcuma (Achas
lúcuma) y piña (Ananas sativus).
• Para purgarse molían unas raíces como nabos pequeños (Euphorbia pennicillata), que bebían
mezclada con «chicha», y se tendían al sol. Al cabo de una hora sentían mareos, hormigueo en
todo el cuerpo, con desgana de comer y beber, hasta que evacuado por intestino y boca
restablecían la normalidad.
• Para descongestionar la cabeza, usaban el tabaco en polvo, aspirado por la nariz, como
precursores del polvo de rapé. Por sus virtudes la llamaban «yerba santa» (Nicotiana tabacum
L.).
• Masticaban una yerba que nacía en los arroyos pequeños, que llamaban «oreja de abad»
(Hidrocotile vulgaris L.) y escupían el zumo en los ojos enfermos, al acostarse. La pasta
masticada la aplicaban como emplasto sobre los párpados y en una noche curaban las «nubes
de los ojos» o cualquier dolor que ellos tenían.
Los cronistas de Indias es una fuente básica a la que se le realizó un meritorio estudio sobre la Materia
Médica, en el que enumera e identifica más de 500 drogas utilizadas por los incas. De entre todas
destaca la ipecacuana y la coca; a mediados del siglo XVII se tendría en Europa noticias de otra
extraordinaria y eficaz droga: la quina.
Cultura Maya

Los mayas ocuparon la península del Yucatán, al sur de México, y los actuales territorios de Guatemala
y Honduras. Al contrario de los incas y de los aztecas, los mayas nunca constituyeron un estado
homogéneo. Las ciudades eran independientes unas de otras.
La terapéutica entre los mayas contenía elementos religiosos, a la vez que hacían uso de las medicinas
y de la fisioterapia. El empleo de preparaciones medicinales, hechas en su mayor parte de las plantas,
constituía uno de los aspectos más interesantes de la terapéutica maya.
Algunas secciones de los libros de los Chilam Balam estaban dedicadas a estos preparados, siendo
el lxil, el más importante; Roys (1931) publicó más de 400 recetas mayas recogidas en textos
indígenas. Los mayas aplicaron la doctrina de los números en la terapéutica, como lo hicieran
pitagóricos y parcelistas.
Los testimonios donde aparecen descritos los remedios, su forma de preparación y uso, pertenecen a
la época colonial y están influenciadas por la medicina española, ello dificultaba saber hasta qué punto
son originales de la cultura maya o sólo fueron incorporados a las técnicas curativas de la región como:
- El emplasto de sábila para el dolor de cabeza
- La infusión de hojas y de tabaco verde con jugo de naranja sobre el abdomen para el dolor de
vientre
- El chocolate con vainilla silvestre para a disentería, son algunos ejemplos de los remedios
usados.
La escritura maya ha podido ser descifrada sólo en parte. Se llegaron a redactar auténticos libros
ilustrados, los Códices. El más antiguo, el Codex Desdeñéis, data del siglo X. No se conserva ninguno
de carácter médico
Cultura Azteca

La magia, sobre todo, estaba muy presente en los métodos curativos de los médicos aztecas, porque
la enfermedad solía atribuirse al hechizo de algún brujo inicuo y hacía falta, por tanto, una acción
mágica para contrarrestarla. La religión también influía, porque los aztecas creían que algunas
divinidades enviaban enfermedades y que otros dioses las curaban. Pero la terapéutica azteca también
estaba basada en conocimientos empíricos como la importancia de la higiene, de los baños de vapor,
de la desinfección y de las sangrías, y sobre las propiedades de los minerales y de las plantas,
conocimientos que se adquirieron según un proceso no muy distinto del que hubiera empleado la
ciencia actual.
El médico azteca, era, ante todo, un brujo bueno admitido y apreciado por la misma sociedad que
reprobaba al hechicero experto en maldiciones, el mago negro. Entre los maleficios que causaban
enfermedades destacan especialmente los que consistían en la introducción mágica de un cuerpo
extraño, lo que explica la existencia de curanderas con funciones tan extrañas como la de extraer
piedras del cuerpo o gusanos de entre los dientes y de los ojos.
Para determinar el carácter de la dolencia y averiguar su causa, los médicos aztecas se basaban, no
tanto en la observación de los síntomas como en la adivinación.
• Plantas visionarias:
En casos particularmente comprometidos o graves, no sólo el brujo o nahual-li sino también el médico
o ticitl recurrían al ololiuhqui o semillas de la Virgen para tener visiones enteogénicas que les ayudaran
a emitir su diagnóstico por adivinación. Las semillas ololiuhqui solían pertenecer a la «planta serpiente»
o caoxihuitl, a la convolvulácea Rivea (Turbina) corymbosa, pero a veces pertenecían a la también
convolvulácea denominada tlitliltzen (Ipomoea violácea).
Al ser analizadas por el eminente químico suizo Albert Hoffmann, a petición de su amigo el
etnomicólogo R. Gordon Wasson, las semillas de ambas especies resultaron contener grandes dosis
de amida y de hidroxietilamida del ácido lisérgico. Estrechamente relacionados con la dietilamida de
este mismo ácido, el LSD descubierto por Hoffmann, los principios activos del ololiuhqui eran, sin duda,
unos enteógenos2 potentes capaces de dar no sólo visiones oraculares sino también de proporcionar
grandes experiencias extáticas y largas excursiones psíquicas.
Los médicos aztecas, además de utilizar estas plantas para determinar enfermedades en sus
pacientes, utilizaban la astrología, para considerar en qué posición se encontraban los planetas y las
estrellas en el momento en que emitía su diagnóstico y determinar si era un castigo de algún dios;
además utilizaban aromas e inciensos no sólo en el diagnóstico sino también durante el tratamiento,
por su valor mágico o por potenciar el efecto de otras plantas.
• Farmacopea azteca:
Además de las invocaciones, los gestos y las fórmulas mágicas, los médicos aztecas utilizaban
numerosas prácticas terapéuticas basadas en un conocimiento, muy avanzado para la época, de la
anatomía y el funcionamiento del cuerpo humano y de las propiedades de las plantas y los minerales.
Su farmacopea comprendía algunos minerales, la carne de algunos animales y un asombroso número
de plantas. Entre los remedios minerales figura la obsidiana, que finamente molida servía de emplasto
para cicatrizar las heridas con rapidez, y también unas misteriosas «piedras de sangre» que,
supuestamente, permitían curar las graves hemorragias nasales que asolaban Nueva España. Otro
misterioso remedio mineral era la piedra de lluvia «que caía de las nubes, penetraba dentro de la tierra
y engordaba de año en año» y que, según el misionero cronista, servía para curar la fiebre y el espanto
causado por el trueno.
Igualmente, fantásticos, los efectos de muchos remedios animales variaban desde la estimulación
excesiva de los deseos sexuales masculinos, seguida eventualmente por la muerte, producida, según
se creía, por las serpientes de distintas especies designadas con el término genérico mazacoatl, hasta
la capacidad de impedir por completo la erección que se atribuía a la excrecencia carnosa del pico del
ave huexololl. Más eficaz debía ser, en cambio, la administración del axin, una pasta amarilla y cerosa
que se obtenía haciendo hervir y aplastando unos insectos homópteros (Coccus axin) cosechados en
árboles de los géneros Jatropha y Spondias, entre otros.
• Plantas que se utilizaron en la medicina azteca y como la utilizaron:
Uno de los mayores aportes que nos dejó la medicina y farmacia azteca, (que en la antigüedad eran
tratadas como una sola) fue la gran cantidad de plantas medicinales, mencionaremos algunas, sus
propiedades y sus usos:
Abrojo: Es una planta que pertenece a la familia de las cigofiláceas y que crece en áreas arenosas y
pedregosas principalmente en regiones templadas y frías de México.
Propiedades: Se usa como diurético (para aumentar la secreción y excreción de orina), para combatir
las afecciones del pecho, oftalmías (inflamación de los ojos) e inflamaciones del hígado.
Modo de empleo:
▪ Como diurético: se cuece una raíz de abrojo en medio litro de agua, se hierve durante quince minutos
y se toma como agua de uso. Su sabor es amargo por lo que se puede endulzar con azúcar.
▪ Contra las afecciones del pecho y oftalmías: se hierven una hoja en un litro de agua y se toma como
agua de tiempo.
▪ Para las inflamaciones del hígado: se aplican las hojas en cataplasma sobre la parte afectada.
Achiote (Achiotl): Es una planta que produce una sustancia de color carmesí obtenida de las semillas.
Los indígenas sureños la denominaban pumacua o chacuanguarica.
Propiedades: Contra la insolación, contra la ictericia, contra la inflamación de las amígdalas y
escoriaciones bucales, contra quemaduras, erisipela (infección bacteriana de la dermis), asma,
pleuresía (inflamación de la pleura, membrana que recubre los pulmones) y disneas, contra las
enfermedades del recto y contra los dolores de cabeza.
Modo de empleo:
▪ Contra la insolación se prepara un polvo de la siguiente manera: Se ponen las semillas de achiote
en agua caliente durante varias horas y posteriormente se frotan fuertemente hasta que suelten la tinta
que contienen. Luego, se dejan en reposo en una vasija hasta que en el fondo de ella se junte un
sedimento o masilla de color rojo, el cual se pondrá a secar bajo el sol. El polvo que se formó se mezcla
con aceite de coco y la pasta obtenida se aplica en sienes, frente y cuello.
▪ Contra la inflamación de las amígdalas y escoriaciones en la boca: Se prepara el polvo siguiendo el
procedimiento anterior, se toma una pizca y se mezcla con una cucharada de vinagre y una taza de
agua de arroz. Con este líquido se enjuaga la boca tres o cuatro veces al día.
▪ Contra las quemaduras y erisipela: Se forma una pasta con aceite y los polvos antes mencionados.
Se aplica sobre la región afectada.
▪ Contra el asma, pleuresía y disnea: Se toma una pizca del polvo, se disuelve en una taza de agua
de sauco o de lechuga y se toma en ayunas.
▪ Contra enfermedades del recto: Se aplica una lavativa con el cocimiento de las hojas.
▪ Contra los dolores de cabeza (neuralgias): Se ponen las hojas sobre las sienes.
Aguacate (Auacaquáhuitl): Es un árbol lauráceo, de tallo leñoso, hojas verdes y fruto altamente
nutritivo, con gran cantidad de vitaminas.
Propiedades: Afrodisiacas, combate la caspa en el cuero cabelludo, contra cólicos menstruales y
hemorragias, contra la tos, disentería, gota, peritonitis (inflamación de la membrana que recubre la
superficie interior del vientre), lombrices intestinales y para matar piojos y liendres.
Modo de empleo:
▪ Como afrodisiaco: es magnífico ya que aumenta la tonicidad de los órganos sexuales, aumentando
de esta forma el apetito sexual.
▪ Contra la caspa: Se muele el hueso o semilla con aceite de ricino y se fricciona con esta pasta el
cuero cabelludo. Posteriormente, se cubre el cabello con un plástico o franela y al siguiente día, se
lava bien. Contra el cabello reseco es un buen antídoto.
▪ Contra cólicos menstruales, hemorragias y tos: Se toma una taza de lo que resulta de cocer dos
hojas con un cuarto de litro de agua.
▪ Contra la disentería: Se pulveriza la semilla o hueso, se asa y se toma una pizca de este polvo en
ayunas.
▪ Para dolores reumáticos y gotosos: Se frota la parte afectada con una toalla seca, con la finalidad de
activar la circulación sanguínea, luego, se frota un poco del extracto de la semilla del aguacate y se
cubre con una franela. Este extracto se prepara con cuatro semillas o huesos de aguacate, partidos
en pequeñas porciones y macerados en alcohol durante varios días.
▪ Para la peritonitis: Se hierve durante cinco minutos en dos litros de agua, un hueso de aguacate
cortado en pedacitos, dos ramas de manzanilla y un queso de tuna, se cuela y se aplica en lavativa
rectal, lo más caliente que se tolere.
▪ Contra las lombrices y parásitos intestinales: Se toma en ayunas una taza de la infusión hecha con
el hueso o la cáscara del aguacate remojado en agua caliente.
▪ Para matar piojos y liendres: Se hierven en un cuarto de litro de agua, cinco huesos de aguacate
picados y dos ramitas de ruda, se lava el cabello con este líquido, friccionando fuertemente el cuero
cabelludo y luego se envuelve la cabeza con una toalla y los parásitos se desprenderán.
Ahuehuete (Ahuehuetl): Es un árbol que crece preferentemente en lugares cercanos a las corrientes
de agua o en lugares húmedos. Pertenece a la familia de las coníferas y llega a alcanzar hasta
cincuenta metros de altura.
Propiedades: El cocimiento de sus hojas se usa para curar las várices y hemorroides. Asimismo, sirve
como tónico para el corazón, principalmente en los casos de insuficiencia de la válvula mitral, en las
congestiones de los pulmones, hígado y riñón. Favorece la eliminación de los líquidos retenidos en el
organismo, disminuye la hipertensión, alivia la tos, la dificultad para respirar y la diarrea. Si se aplican
las hojas en cataplasma, favorece la cicatrización de las heridas.
Modo de empleo:
▪ Se cuecen algunas hojas de ahuehuete en aproximadamente un cuarto de litro de agua y este líquido
se toma de tres a cuatro días.
▪ Para cicatrizar heridas y úlceras: Se colocan las hojas en forma de cataplasma sobre la parte
afectada.

Después del precolombino


Nuevos conocimientos de plantas medicinales continuaron llegando a Europa a través de los grandes
viajeros y comerciantes como Marco Polo y otros navegantes.
Conocimientos improductivos por los árabes, que entraron en contacto con los europeos en la zona
mediterránea, especialmente en España.
La farmacopea europea se enriqueció con medicamentos importantes de Asia, África y América, de
estos últimos llevaron la ipecacuana, quina, guayaco, cascara sagrada y tabaco.
Conclusión

Desde hace miles de años, el ser humano ante la enfermedad ha intentado enfrentarse a ella usando
sustancias naturales, transformándolas en formas farmacéuticas que facilitaran su administración; de
hecho, los pueblos más primitivos conocieron todas las fórmulas usadas hoy día menos aquellas, como
inyectables o grageas que necesitan para su elaboración una tecnología más sofisticada. Y tuvieron
la habilidad de mezclar distintas sustancias entre sí para conseguir una mayor acción farmacológica.

Cabe destacar que la aplicación de remedios para curar el dolor es tan antigua como el hombre mismo.
Bibliografía

→ Esteva de Sagrera Juan. Historia de la farmacia: los medicamentos, la riqueza y el bienestar.


Barcelona España.

→ Una perspectiva mundial sobre el desarrollo de la Farmacia. Abril 26 de 2000. Montevideo


Uruguay.

→ Medicina y etnobotánica azteca; Manuel Pijoan, Biólogo y químico. 9 de octubre de 2003.

→ Recuperado el 28 de abril del 2018 de


http://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-medicina-etnobotanica-aztecas-13053128

→ Recuperado el 28 de abril del 2018 de


http://www.ciencias.unal.edu.co/departamentos/departamentos.php=historia.

→ Recuperado el 28 de abril del 2018 de


http://www.academia.edu/29917373/_Historia_General_de_la_Farmacia_Am%C3%A9rica_Pr
ecolombina_.pdf.

Potrebbero piacerti anche