El mensaje de Cristo: La llegada del Reino Jesús aparece en público en el bautismo del Jordán. El tema primordial de la predicación de Jesús es la llegada del reino de Dios a nuestro mundo. La expresión de la boca de Jesús, contradice la expectación judía. El reino consiste en que la Salvación de Dios llega en Cristo, liberándose así del pecado, Dios ama a todos los hombres por igual sin importar lo errores que hayan cometido a lo largo de su vida, puesto que nadie es perfecto. El propósito de Jesús era hacer que los humanos se vuelvan participes del amor misericordioso de su padre, Dios Todopoderoso. Al pertenecer al Reino te dejas amar por un amor insospechado, escandaloso, sin importar nuestra situación. Es de ahí de donde sale el primer mandamiento. Es de suma importancia, buscar primero llegar al Reino de Dios que cualquier otra cosa material o sentimental. El Reino significa la liberación del pecado, de todo sufrimiento y de la muerte. El Mesías, Jesús con todas sus predicaciones y milagros trae al Reino de Dios, Cristo mismo es el reino en persona. Al introducirte al Reino de Dios sigues a Cristo y simultáneamente arriesgas la vida por el mismo. No obstante, si niegas a él pierdes la vida. Cristo siempre se enfrenta al más fuerte. El Reino será consumado con la segunda llegada de Cristo. Cristo ha roto el tiempo y abierto el suelo. El Reino y todos los cristianos debemos luchar contra la injusticia social. El Reino es la única y definitiva esperanza que tenemos de salvación. El estilo del Reino, lo cifra Cristo con sus bienaventuranzas. Los profetas predicen que es difícil la fidelidad a Dios en abundancia. Los bienes del mundo llevan al pecado. Jesús siempre se dio cuenta del desprecio que se tenía por los pobres. Dios siempre amparara a aquel que tenga hambre, pero hambre de ser amado por Dios. Con el arrepentimiento, uno puede entrar al Reino, pero debes reconocer tus errores. A pesar de todo, el amor de Cristo siempre llegara a nosotros, aunque no nos lo merezcamos. El pobre de espíritu siempre tendrá un espacio en su corazón para recibir al Señor. Signos del Reino Por medio de obras es que Jesús demostraba a los judíos que el Señor en verdad existía. Jesús buscaba destruir el reino de Satanás que los llevaba por el camino del mal y el pecado, destruyendo la vida de mucha gente, después de tiempo Jesús logra destruir ese dominio por parte de Satanás, a pesar de lo mucho que este demonio pedía ser adorado, es destruido por la gracia divina y amor que existe en el cristianismo con Dios al mando de todo. Jesús obra los milagros en nombre propio y nunca para deslumbrarse o para provocar el miedo supersticioso del resto ya que no lo necesitaba y cuando el pueblo se exaltaba mucho, Él se marchaba, como sucedió luego de a multiplicación de los panes. Cristo realiza los milagros por obra de lo que el Padre le enviaba. Si Dios obra por encima de las leyes naturales lo hace por alguna necesidad y motivo claro. No debemos llamar milagro a algo que en un futuro se podrá hacer con la simple fuerza de la naturaleza. Un milagro es todo hecho que logre superar el curso de la naturaleza y que no tenga paralelos en el mundo profano. Estos milagros aparecen estrechamente unidos al mensaje de Dios. Los milagros de Jesús tienen un sello característico como signos del Reino, además de un clima religioso. En los evangelios, ningún milagro es inútil. ¿Quién es Jesucristo? Jesús lo pedía todo, sin nada a cambio más que una mirada. Él conmocionó a todo Israel con sus milagros. Sus milagros suscitaban a las fiebres por lo asombrosos que eran, es por esto que se decía que era el verdadero profeta que debía venir al mundo. Fuente: SAYES, José A. (1995) Teología para nuestro tiempo. La fe explicada. Ed. San Pablo. Teología s. XXI. Madrid, pp. 95-115