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El autor denomina como lenguaje no verbal (lenguaje silencioso del cuerpo), a las expresiones
faciales, los gestos, los movimientos físicos (cinésica), la distancia corporal (proxémica), el contacto
(háptica), las posturas, la voz e incluso a la indumentaria. Y lo constituye del 60 al 65% de toda la
comunicación interpersonal.
Goleman, precursor de la inteligencia emocional, dice que aquellos que pueden leer e interpretar
la comunicación no verbal, y que son capaces de percibir cómo los ven los demás, disfrutan de un
mayor éxito en la vida que las personas que carecen de esta habilidad.
Cerebro Límbico
El cerebro está formado por tres partes o cerebros: la neocorteza, el cerebro reptiliano y el
cerebro límbico. Donde la neocorteza es donde se encuentra el cerebro pensante y racional y
el cerebro límbico o mamífero que es donde se reacciona al mundo que nos rodea de forma
refleja e instantánea, sin pensar; es éste el responsable de nuestra supervivencia y el centro
emocional.
Está integrado por el sistema nervioso y es el cerebro “más sincero”, donde se origina el
lenguaje no verbal. Controlarlo es como intentar reprimir una reacción de sorpresa ante un
fuerte ruido.
Respuestas Límbicas
La forma como ha asegurado la sobrevivencia de la especie el cerebro límbico es:
paralizándose, huyendo y luchando.
Ante el peligro una persona ya sea el hombre de la edad de piedra o un colaborador de una
empresa; inicialmente se paraliza, si tiene espacio y tiempo huye y si no puede lucha.
Huida: El instinto nos mueve a alejarnos del peligro, bloquear la presencia de individuos o
cosas no deseadas. Este bloqueo puede manifestarse por medio de cerrar los ojos, frotarlos o
colocar las manos frente a la cara o incluso poner objetos de bloqueo como el bolso entre las
dos personas.
Los pies colocados hacia la salida más cercana también son un indicador de huida, así como
alejarse literalmente del interlocutor ante algo que dijo o hizo que no es agradable.
Lucha: Hemos desarrollado estrategias para convertir el miedo en ira para poder rechazar a
quien nos ataca. Socialmente no es una forma apropiada por lo que hoy en día se utiliza la
discusión, que cuando se acalora es sinónimo de una “pelea” no física.
Los insultos, cruce de acusaciones, el menosprecio de la talla profesional, el acoso y el
sarcasmo son todos y de alguna manera equivalentes modernos de la lucha.
Bienestar-malestar y apaciguadores
El cerebro límbico nos permite recordar experiencias de nuestros encuentros pasados y
aprender de ellos. Es la razón por la cual a veces es difícil olvidar que alguien no ha hecho
daño. Esto queda registrado en el cerebro límbico que esta diseñando para reaccionar y no
para razonar.
Los comportamientos apaciguadores son una respuesta después de pasar por un momento no
agradable o molesto; es el cerebro tratando de recobrar su “estado normal”. Son por ejemplo
tocarse la cara, el cuello, el pelo, la pierna, cualquier parte de nuestro cuerpo; colocarse la
mano en el escote del vestido, los hombre arreglan la corbata, el cuello de la camisa, etc.
También puede ser frotarse la frente, tocarse el agujero del cuello, tocarse la nuca, inflar las
mejillas y soplar, demasiados bostezos, limpiarse las piernas (candidato y el FB) (en busca del
fugitivo en casa de su madre).
Lejos de lo que la gente piensa acerca de que el lenguaje no verbal se nota más en el rostro
que en el resto del cuerpo… la parte más sincera del cuerpo son LOS PIES.
Los pies felices saltan como un niño que obtiene lo que quiere (pies felices en aeropuerto).
Pies en señal de retirada: Si los pies no están en dirección a su interlocutor, únicamente su
torso posiblemente no quiera esta con esa persona.
Tendemos a dar la espalda a las cosas que no nos gustan. Estudios han comprobado que
cuando un jurado no le gusta un testigo, vuelve sus pies hacia la salida más cercana (huida).
Pies que desafían la gravedad, cuando se está feliz y entusiasmado, la persona esta como
caminando entre las nueves y los pies desafían la gravedad apoyando el talón en el piso y el
resto del pie se eleva o mecerse con la parte anterior de la planta de los pies o incluso caminar
dando saltitos. (Parado de payasito).
Una mujer que desea mostrar su autoridad en medio de una reunión de hombre abre sus
piernas y coloca sus manos en la cintura como señal se sentirse al mismo nivel que sus
compañeros y no débil por ser mujer.
Piernas y pies cómodos, cuando la persona se muestra cómoda coloca sus pies cruzados, como
en señal de estar sin amenazas que le provoquen colocar sus piernas abiertas. Como cuando
estamos con quien nos gusta.
Los pies nos indican si cooperan o no en una entrevista; si los pies del interlocutor imitan a los
tuyos “pies cooperativos” , pero si no apuntan hacia el entrevistador, sino hacia la próxima
salida aunque tu torso este en dirección a ti, deberá preguntarse la razón por la que esta
persona no está cómoda, de querer marcharse, de alejarse de la situación que le esta
causando stress.
Un pie que, de repente empieza a dar patadas al aire es normalmente un buen indicador de
malestar. Es reacción se ve inmediatamente en las entrevistas, cuando a la gente se le hace
una pregunta que no le gusta.
Una persona cruza los pies, los esconde, los engancha en las patas de la silla, es una señal que
se siente inseguro, inquieto o amenazado, especialmente si es por un tiempo prolongado. Es
utilizado para mitigar su inquietud, es un indicador de cautela, de intentar lograr autocontrol
“paralización”.
La gente se inclina hacia alguien cuando se siente muy cómoda y está de acuerdo con esa
persona. Esta imitación o isopraxis empieza cuando somos bebés. Pero nos inclinamos hacia
atrás para alejarnos de las cosas o personas que no nos gusta, incluso de los colegas cuando
dicen algo con lo que no estamos de acuerdo.
Los brazos cruzados pueden hacer las veces de barrera o escudo, incluso la ropa (considerar
los mandamientos del lenguaje no verbal) por ejemplo cuando una persona se abrocha la
chaqueta como señal de no estar de acuerdo o no se siente cómodo o se la desabrocha
cuando está de acuerdo. Los candidatos presidenciales se quitan la chaqueta como una
muestra de “no tengo nada que ocultar”.
Las mujeres cruzan sus brazos por debajo de los senos y sobre el estomago para protegerse y
aislarse, especialmente en situaciones sociales en las que hay cierta incomodidad. Los
primeros días de colegio se colocan los cuadernos o libros contra el pecho y a medida que va
logrando la confianza los llevará a un costado. Estas acciones nos tranquilizan, nos da
sensación de bienestar. Los hombres se alargan el brazo para jugar con el reloj, se arregla el
nudo de la corbata; de esta manera protege su torso, en momentos en los que se sienten
inseguros.
En una ocasión mientras Joe realizaba una entrevista a una persona que tenía relación con una
víctima de asesinato, mientras respondía se aferraba a un cojín de la sala. Joe se dio cuenta
con la intensidad con que apretaba el cojín mientras la hacia el interrogatorio y decidió llevarlo
lejos del cojín. Y cuando la misma entrevista fue realizada en la comisaria y allí no había
almohada esta persona terminó como principal sospechoso. La almohada le serbia como
barrera, como objeto con que se protegía de lo que le causaba stress.
Hinchar el pecho es una señal territorial, que esta preparando para atacar (luchar). Es un
pecho que se agita, se expande. Es una orden del cerebro límbico que dice: “posible
enfrentamiento y necesitas oxigenar, porque tendremos que huir o luchar”.
Contrario cuando no estamos felices nuestros brazos cuelgan a los lados, incapaces de desafiar
la gravedad.
Cuando estamos disgustados o tenemos miedo echamos los brazos hacia atrás. Y cuando
estamos heridos o nos sentimos amenazados, insultados o preocupados, nuestros brazos se
van directamente a nuestros costados o se cierran sobre el pecho. Ésta es una táctica de
supervivencia que nos ayuda a protegernos cuando captamos peligro. Brazos abiertos es igual
a ven aquí, quiero abrazarte.
Los brazos hacia atrás (en la espalda) significa “no te me acerques”; esto puede observarse en
la realeza.
Buscamos establecer nuestro territorio cuando abrimos los brazos para tener más espacio
para nosotros y los brazos de jarra (manos en la cintura, pulgares hacia atrás) muestran una
reafirmación de dominio y proyecta una imagen de autoridad.
Las puntas de los dedos separadas y plantadas sobre una superficie, muestran territorialidad
de confianza y autoridad.
Los brazos extendidos sobre sillas dicen al mundo que te sientes seguro y cómodo.
Quizá uno de los gestos más ofensivos sea el de señalar con el dedo. Tiene connotación
negativa en todo el mundo.
Unir las puntas de los dedos formando un triangulo es una de las muestras más poderosas de
confianza que poseemos. Si entrelazamos los dedos puede tener una connotación positiva si
mantenemos los pulgares hacia arriba, pero si los cambiamos durante la entrevista hacia abajo
o los escondemos pareciera ser que nos sentimos estresados, preocupados o inseguros de
algo que esta pasando.
A menudo calmamos la inquietud o el nerviosismo acariciándonos las palmas de las manos con
los dedos o frotándolas.
Cuando los dedos se entrelazan para frotarse hacia arriba y hacia abajo, como en esta foto, el
cerebro está pidiendo más contacto de las manos para aliviar unas preocupaciones o una
inquietud más grave.
Nuestros ojos se dilatan cuando estamos cómodos y se contraen cuando nos sentimos
amenazados o incómodos.