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Voces: ACCESION DE POSESIONES ~ ACTO POSESORIO ~ ADQUISICION DE POSESION ~

CARACTERES DE LA POSESION ~ CEDENTE ~ CESION ~ CESION DE DERECHOS ~ CESIONARIO ~


INMUEBLE ~ INSTRUMENTO PUBLICO ~ POSESION ~ POSESION A NOMBRE DE OTRO ~
POSESION ACTUAL ~ POSESION ANTERIOR ~ POSESION CONTINUA ~ POSESION DE BUENA FE ~
POSESION PACIFICA ~ POSESION UTIL ~ PRESCRIPCION ~ PRESCRIPCION ADQUISITIVA ~
PRUEBA ~ TRANSMISION DE DOMINIO
Tribunal: Cámara 5a de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributaria de
Mendoza(C5aCivComMinasPazyTribMendoza)
Fecha: 22/02/2011
Partes: Agustín, José Ramón
Publicado en: LLGran Cuyo2011 (junio), 520
Cita Online: AR/JUR/4585/2011

Hechos:
Un particular entabló una demanda por prescripción adquisitiva de un inmueble. Invocó la posesión
continua, pública, pacífica, de buena fe y permanente a título de dueño por más de 40 años, considerando como
comienzo de su posesión la de su cedente. El juez a quo rechazó la demanda al estimar insuficientes las pruebas
referidas a la posesión del cedente, por lo que consideró acreditado un período de 12 años, insuficientes para
alcanzar el título supletorio pretendido. Apelado el fallo, la Cámara lo confirmó.

Sumarios:
1. A fin de acreditar la usucapión, quien pretende acumular a su posesión la de su cedente debe también probar
fehacientemente los actos posesorios de éste, siendo insuficiente que como única prueba aporte una escritura
pública de división de condominio, pues lo que debe acreditarse es el hecho material de la posesión continua,
pública y pacífica del inmueble a lo largo de todo el tiempo invocado, y no sólo al momento de la adquisición
del derecho que se instrumenta en el documento

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Cámara 5a de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributaria de Mendoza, “Santis
Lopez, Margarita c. Salvador Cubisino y Unión Vecinal 6 de Septiembre”, 14/04/2010, La Ley
Online; AR/JUR/16424/2010; Cámara 7a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba,
“Boccolini, Gustavo Luis c. Dirección del Registro General de la Provincia”, 08/05/2008, LLC 2009
(marzo), 140; AR/JUR/22425/2008.
(*) Información a la época del fallo

Texto Completo: 2ª Instancia.— Mendoza, febrero 22 de 2011.


1ª ¿Es justa la sentencia apelada? 2ª Costas.
1ª cuestión.— El doctor Martínez Ferreyra dijo:
I. Que a fs. 112 la Sra. Juez a quo resuelve rechazar la demanda deducida por el Sr. José Ramón Agustín,
dirigida a obtener título supletorio de dominio del inmueble individualizado por plano de mensura a fs. 3, en
virtud de posesión veinteañal; con expresa imposición de costas a la actora vencida.
La Magistrada arriba a esta conclusión luego de considerar que el actor invoca la posesión continuada,
pública, pacífica de buena fe, permanente y continua a título de dueño por más de 40 años, considerando como
comienzo de su posesión la de su cedente, Sra. Blanca Lidia Lara Gatica de Morales desde el veinte de octubre
de mil novecientos sesenta y seis (20/10/1.966), mediante cesión de derechos y acciones de fecha once de
diciembre de mil novecientos noventa y seis (11/12/1.996). Expresa que el actor continuó como sucesor singular

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en la posesión de su cedente, realizando sobre el inmueble innumerables actos posesorios que exteriorizan el
carácter de propietario del actor.
Luego de ponderar las pruebas instrumentales y testimoniales aportadas por el actor, la Sra. Juez a quo
concluye que se encuentran suficientemente probados los actos posesorios del actor realizados a partir de la
fecha once de Diciembre de mil novecientos noventa y seis (11/12/1.996); pero estima insuficientes las pruebas
referidas a la posesión efectuada por su cedente con anterioridad a esa fecha. Es así que sólo puede computarse
como período de posesión acreditado el que corre desde el año 1996 al 2008, vale decir, 12 años, los que
resultan insuficientes para alcanzar el título supletorio pretendido.
Expresamente sostiene a fs. 111 vta.: "Es que la cesión de derechos y acciones no constituye per se prueba
de la posesión, sino que requiere prueba de los hechos en que dicha declaración se sostiene, así surge de las
normas de los arts. 2.378 y 2.380, entre otras, del Código Civil"; citando en el mismo sentido del Código Civil
Comentado de los Dres. Aída Kemelmajer de Carlucci, Claudio Kiper, Félix A. Trigo Represas (Ed. Rubinzal
Culzoni, Tomo "Privilegios, Prescripción", pág. 486; y en igual sentido Tomo "Derechos Reales", pág. 504 de la
misma obra) que: "Si el actor aduce ser cesionario de un anterior poseedor del bien, necesariamente debe probar
la existencia de los actos posesorios ejecutados por su antecesor y, luego, por él mismo, pues el fundamento
sobre el que reposa la figura de la denominada accesión de posesiones —que son distintas y separables entre
sí— es que el autor traspasa a su sucesor a título singular los derechos y ventajas emergentes del estado de
hecho de su posesión y así, mediante la accesión, el segundo puede completar el plazo legalmente requerido
para la prescripción adquisitiva a su favor".
II. Expresa agravios la parte actora a fs. 129/131, en los que se queja de la valoración de las pruebas
ofrecidas y producidas en autos, particularmente de la Escritura de Venta y Cesión de Derechos Posesorios,
agregada a fs. 4/5 de autos.
A su entender, el error del sentenciante se focaliza en la interpretación del apartado "Título" del citado
instrumento público de fecha 11 de diciembre de 1996, donde el escribano actuante dice: "Le corresponde a la
vendedora el inmueble del que es parte la fracción que se transfiere, por adjudicación que se le hizo, en la
división de condominio celebrada con sus hermanos María Otilia Lara Gatica y Luis Alberto Lara Gatica, según
escritura otorgada ante mí, el 03 de marzo de 1987, a fojas 64 del Registro 160 a mi cargo, la que en testimonio
inscripto he tenido a la vista, doy fe".
Sostiene el recurrente que si bien puede dudarse de los actos posesorios practicados por la cedente desde el
año 1966 en adelante, "...debe aceptarse como indubitable la expresión del Escribano, al declarar a través de su
propio instrumento, que ha tenido a la vista la escritura otorgada el día 3 de marzo del 1987". Fundado ello,
concluye a fs. 130 que: "... si no se considera la fecha de la iniciación de la posesión por parte de la Cedente,
desde el año 1966, al menos, no podrá desmentirse ni negarse, la del año 1987, como fecha de iniciación de su
posesión"; alcanzando así el tiempo de posesión suficiente para obtener el Título Supletorio de Dominio
pretendido por el actor.
III. Puesto a considerar la procedencia de los agravios vertidos contra la sentencia impugnada, anticipo mi
opinión en el sentido de rechazar el recurso presentado por la parte actora, en atención a los siguientes
argumentos:
El Código Civil regula la prescripción adquisitiva de inmuebles en el Artículo 4.015, estableciendo
claramente que para adquirir por prescripción el dominio de una cosa inmueble es necesario detentar la posesión
del mismo durante el término de veinte años; Define el mismo Código, en el artículo 2.351, lo que debe
entenderse por posesión diciendo: "Habrá posesión de las cosas, cuando alguna persona, por sí o por otro, tenga
una cosa bajo su poder, con intención de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad". Por otra parte, el
artículo 179 del Código Procesal Civil establece que es carga del actor probar los hechos constitutivos en los
que basa su pretensión.
Entiendo por posesión, lo que la Dra. Marina Mariani de Vidal expresa en su obra Curso de Derechos Reales
(Tomo I), pág. 108, al decir que: "poseedor será quien se comporte como titular de un derecho real; es decir,
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cuando se conduzca con respecto a una cosa como si tuviera un determinado derecho real sobre ella, con
independencia de que lo tenga y aunque no lo tenga en realidad". Siguiendo la misma obra (pág. 110), esta
posesión se compone de 2 elementos, tal como se desprende del análisis del artículo 2.351 y su complementario
2.352 del Código Civil: "Corpus": que es la posibilidad fáctica de disponer físicamente de la cosa en cualquier
momento, independientemente del poder de disponer por actos jurídicos de ella; y "Animus": que surge cuando
el que tiene efectivamente la cosa en su poder (corpus) no reconoce en otra persona fuera de sí mismo, un
señorío superior (animus).
A la luz de la normativa y doctrina citada, el actor que pretende la obtención de un Título Supletorio de
Dominio sobre un determinado inmueble se ve compelido a producir fehaciente prueba de la materialidad física
de su posesión pública, pacífica, continua y con ánimo de propietario, a lo largo de 20 años; encauzando el
proceso en las disposiciones del artículo 124 y concordantes del Código Procesal Civil. Es decir, que el actor
deberá acreditar el hecho de su disponibilidad física de la cosa en cualquier momento (corpus), y aquellos
hechos o actos exteriores de los cuales resulte una manifestación de señorío exclusivo, independiente de toda
otra voluntad que no sea la propia, de no reconocimiento en otro de un derecho superior.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en fallos 300; 651, citado por la Dra. Marina Mariani de Vidal
(en "Curso de Derechos Reales, tomo 3, pág. 289) dijo: "La comprobación de los extremos exigidos para la
adquisición del dominio por usucapión debe efectuarse de manera insospechable, clara y convincente... Para la
adquisición del dominio por usucapión no basta que se acredite un relativo desinterés por el inmueble por parte
de la demandada, sino que es necesario que el actor demuestre cuáles son los actos posesorios realizados por él
y si se mantuvo en la posesión en forma continua durante veinte años... Teniendo en cuenta que la posesión es
un hecho que alega el prescribiente para fundar su derecho a la propiedad de la cosa, incompatible con el que
pretende extinguido, a él le corresponde probar su existencia de modo indubitable, siguiendo la regla de que
quien afirma la existencia de una relación jurídica dada debe aportar prueba acabada de los hechos que
necesariamente deben concurrir para su nacimiento".
Atento a lo que mas adelante se considerará debemos tener presente la diferencia fundamental existente
entre dominio y posesión. Según el Código Civil, "El dominio es el derecho real en virtud del cual una cosa se
encuentra sometida a la voluntad y a la acción de una persona" (Art. 2.506); en tanto que según el mismo
Código, "Habrá posesión de las cosas, cuando alguna persona, por sí o por otro, tenga una cosa bajo su poder
con intención de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad" (Art. 2.351). No hay duda que el primero es
un derecho real, mientras que la segunda, más allá de las clásicas discusiones, es un hecho y como tal, requiere
de pruebas fehacientes. Esta diferencia, sustancial, parece confundirse en la prueba única que acompaña el actor
a fin de acreditar actos posesorios por parte de su antecesora.
En el caso bajo consideración, el promotor de la demanda ha ofrecido pruebas que permiten tener por
acreditada su posesión de manera fehaciente, sólo desde el día once de diciembre de mil novecientos noventa y
seis (11/12/1.996) —fecha de la venta y cesión de derechos posesorios— hasta el cinco de septiembre de dos
mil ocho (05/09/2.008) —fecha de la promoción de la demanda por Título Supletorio, a la cual deben
encontrarse satisfechos todos los requisitos y presupuestos necesarios para su admisión—, alcanzando un
término de once años y ocho meses, aproximadamente. Este término resulta insuficiente para quedar encuadrado
en las disposiciones del art. 4.015, y posibilitarle mediante las vías procesales pertinentes la obtención del Título
Supletorio de Dominio pretendido.
El tiempo de posesión resulta insuficientemente acreditado porque, en primer lugar, la escritura de "venta y
cesión de derechos posesorios" cuya copia se agrega al Expte. a fs. 4/6 sólo prueba la adquisición de la posesión
por el Sr. Agustín desde el momento de la fecha de su celebración, es decir, desde el once de diciembre de mil
novecientos noventa y seis (11/12/1.996). Ello sin perjuicio de cierta obscuridad en la redacción del citado
instrumento, ya que en determinados pasajes habla "de su propiedad-bien propio" (ap. I.); "La vendedora
transmite todos los derechos inherentes al dominio y posesión y responde por evicción y vicios redhibitorios..."
(ap. III.); en otros habla de "división de condominio" (ap. Título) y finalmente en otros de "... posesión en
manos de la señora Blanca Lidia Lara Gatica de Morales desde que le fue adjudicado el inmueble en los

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autos..." (fs. 4 vta. luego de individualizar los límites perimetrales).
Las declaraciones testimoniales incorporadas a fs. 82 y 83 de los Sres. José Jorge Bustos y Luis Héctor
Giana, que le atribuyen al Sr. Agustín una posesión del inmueble anterior al año 1983, o de más de cuarenta
años, respectivamente, carecen de fuerza probatoria desde el mismo momento que, al celebrar el contrato de
venta y cesión de derechos, el Sr. José Ramón Agustín reconoce en otra persona la titularidad del derecho que
pretende y, por lo tanto, la relación fáctica que pueda haber existido entre el inmueble y el Sr. Agustín antes de
dicha cesión, no puede ser considerada como posesión, por encontrarse ausente el "animus domini".
También debió incorporarse una copia de la escritura otorgada el 03 de marzo de 1987 en la que se
instrumentó la división del condominio celebrada entre la Sra. Blanca Lidia Lara Gatica de Morales y sus
hermanos. Dando por acreditado que aquella escritura existe, en tanto lo certifica el notario, surgen dos
elementos importantes a tener en cuenta: El primero, es que si la señora Gatica tenía el derecho real de dominio
pleno (derivado de la citada división de condominio), no se aclara el por qué es que sólo cede al actor sus
derechos posesorios. Por otra parte, bien podrían los condóminos y su sucesora titular única del derecho de
dominio, detentar esta calidad, pero haber perdido la posesión. Nada se dice ni mucho menos se prueba, con lo
que la suerte del cesionario no mejora con la citada cesión.
Si el actor pretende acumular a su posesión la de su cedente, debe también probar fehacientemente los actos
posesorios de esta última, cosa que en estos obrados no se ha hecho. Ello por cuanto, siendo la posesión una
realidad fáctica (a la que se atribuye consecuencias jurídicas) puede ser acreditada por cualquiera de los medios
procesales previstos para ello. Debe quedar en claro que la posesión no se prueba solo (o suficientemente) de la
mano de un instrumento público, como sería la escritura pública de división de condominio; puesto que el
objeto que debe acreditarse es el hecho material de la posesión continua, pública y pacífica del inmueble a lo
largo de todo el tiempo invocado, y no sólo al momento de la adquisición del derecho que se instrumenta en el
documento.
Ante esta orfandad probatoria, el juzgador carece de elementos con los que alcanzar certeza de que la Sra.
Blanca Gatica se encontró efectivamente en posesión del inmueble por el lapso de tiempo que corre desde el
03/03/1987 hasta el 11/12/1.996. Antes de esa adjudicación, aparentemente, la aquí cedente era coposeedora con
sus hermanos del inmueble en cuestión. Digo aparentemente porque no se ha producido ninguna clase de prueba
respecto de la materialidad fáctica de esa posesión; sólo se invoca los títulos en virtud de los cuales se atribuye
derechos a la Sra. Blanca L. Gatica. Antes de esa cesión tampoco se invocado (ni mucho menos probado)
ninguna interversión de título en virtud de la cual atribuirle posesión exclusiva y excluyente del inmueble en
cuestión desde el año 1.966.
Tal como se dijo en el Expte. n° 11.777 caratulado "Palacio, Liliana Mabel c/Ontiveros, Natividad
Argentina y ot. p/Prescripción adquisitiva", de fecha 23 de marzo de 2.010, "... a esta altura del análisis, y aún
sin llegar a cuestionar la cesión de derechos que se hace a favor de la actora, el derecho que a la misma se le
cedió no resultaba suficiente, ni resultó al momento de promover la acción, para obtener el beneficio de la
prescripción adquisitiva en los términos de los Artículos 3.999 y 4.015 del Código Civil. Como consecuencia de
ello y del principio nemo plus iuris, contenido en el artículo 3.270 "Nadie puede transmitir a otro sobre un
objeto, un derecho mejor o más extenso que el que gozaba...", la pretensión deducida en autos resulta imposible
de prosperar".
En dicha causa citada también se dijo "Si, por hipótesis esta causa no la hubiera promovido la señora
Palacio, sino su cedente el señor Ontiveros, no me cabe duda que su pretensión también debería haber sido
rechazada", lo que es plenamente aplicable al caso de autos, para el Sr. José Ramón Agustín y su cedente, la
Sra. Blanca Lidia Lara Gatica de Morales, respectivamente.
De este modo, vengo a coincidir con la apreciación de las pruebas efectuada por la Juez a quo, y entiendo
que debe rechazarse el presente Recurso de Apelación.
Así voto.

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El doctor Serra Quiroga adhiere por sus fundamentos al voto que antecede.
2ª cuestión.— El doctor Martínez Ferreyra dijo:
Que atento al resultado arribado en la solución que propongo, entiendo que las costas de esta Alzada deben
ser soportadas por la actora recurrente, de acuerdo con las disposiciones del Artículo 36 ap. I) del Código
Procesal Civil.
Así voto.
El doctor Serra Quiroga adhiere por sus fundamentos al voto que antecede.
Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, el Tribunal resuelve: 1°). Rechazar el Recurso de
Apelación deducido a fs. 116 por la parte actora, contra la sentencia obrante a fs. 109/112 2°). Imponer las
costas de esta alzada a la parte actora recurrente, de acuerdo a las disposiciones del artículo 36 ap. I del Código
Procesal Civil. 3°). Diferir la regulación de honorarios profesionales hasta tanto se practique la misma en
Primera Instancia.— Oscar A. Martínez Ferreyra.— Juan E. Serra.

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