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IDEAS
13 de Agosto del 2019 Lectura: 6 minutos
COLUMNAS

(/GABRIEL-
HIDALGO-
ANDRADE)

GABRIEL HIDALGO ANDRADE


Politólogo y abogado. Docente universitario.

El ciclo argentino

L
as PASO se celebraron en Argentina el domingo 11 de agosto pasado. El
acrónimo signi ca “Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias” que es
el procedimiento electoral para de nir las candidaturas o ciales y la
composición de las listas de cada partido. El umbral para la participación en las
elecciones presidenciales es del 1.5% de votos válidos y los candidatos que
obtengan menos no podrán participar. Estas elecciones no equivalen a una primera
vuelta electoral. Aquí no se elige presidente todavía.

Los resultados atribuyeron un triunfo arrollador al candidato del peronismo, Alberto


Fernández, que con el 48% se impuso al actual presidente argentino Mauricio Macri
que obtuvo el 32% a casi 16 puntos de distancia. Argentina se da un balazo en el pie
porque, al parecer, no votó a favor del peronismo sino en contra de Macri.
Desde la vigencia en 2009 de la Ley de democratización de la representación
política que da vida a las PASO, en las primeras primarias presidenciales celebradas
en 2011, Cristina Fernández del populista Frente Para la Victoria se impuso con el
50% de los votos, seguido de su principal contendor Ricardo Alfonsín del
socialdemócrata Unión Cívica Radical con el 12%.

Los resultados se rati caron en las elecciones presidenciales de 2011 a favor de


Fernández que creció al 54%, seguido por Hermes Binner del Frente Amplio
Progresista que obtuvo el 17%, mientras que Alfonsín cayó un punto, al 11%. En
2011 Fernández se convirtió en presidenta en la primera vuelta electoral. En la
ocasión, la Argentina votó por la socialdemocracia primero y por el populismo de
izquierda después.

En agosto de 2015, el o cialista Frente Para la Victoria cae al 39%, a 11 puntos de su


arrolladora victoria de las últimas elecciones, candidateando a Daniel Scioli. El
candidato o cialista consiguió una distancia de 15 puntos sobre su principal
competidor Mauricio Macri del Frente Cambiemos, una coalición de partidos de
centroderecha. En tercer lugar se ubicó Sergio Massa con el 14% del Frente
Renovador, también de centro derecha.

Scioli y Macri se enfrentaron en una primera vuelta presidencial celebrada en


octubre de 2015 acompañados por cuatro candidatos más que fueran habilitados
por las PASO de agosto de ese año. Massa fue el principal de estos últimos
candidatos y tercero en las elecciones tras conseguir el 21%. Macri consiguió el
34% a tres puntos por debajo de Scioli que obtuvo el 37%. Los resultados se
revirtieron en el balotaje de noviembre en donde Macri consiguió la presidencia con
el 51% a dos puntos de Scioli que se quedó con el 49%. En 2015 Macri ascendió a la
presidencia en la segunda vuelta electoral. En la ocasión, la Argentina votó por la
centroderecha.

En las PASO celebradas el domingo 11 de agosto pasado hay algunos elementos que
se deben considerar. De los 10 candidatos, 6 están habilitados para participar en las
elecciones presidenciales a celebrarse en el próximo mes de octubre. A diferencia
de las anteriores primarias, esta vez cada uno de los frentes presentó un solo
binomio electoral. El kirchnerista Alberto Fernández obtuvo el primer lugar con el
48% de los votos válidos, seguido por el centroderechista Mauricio Macri, actual
presidente, que consiguió el 32%. A estos le siguen Roberto Lavagna del peronista
Consenso Federal con el 8%, un comunista y dos libertarios, cada uno con un apoyo
menor al 3%. Estas fueron elecciones para el populismo socialista.
Con estos resultados, en la primera vuelta presidencial los votantes de los
candidatos libertarios podrían favorecer a Macri incrementando su intención de
voto al 37%, mientras que los votos de Lavagna podrían engrosar las las de
Fernández y asegurar su triunfo, con lo cual el fantasma del populismo reaparecería
por causa del deterioro de las condiciones de vida producidas por el mismo
populismo cuando tuvo el poder.

MACRI SUCEDE A UN GOBIERNO DEMAGOGO QUE DEJÓ EN BANCARROTA A


LA ARGENTINA Y TUVO QUE ENFRENTAR AL AJUSTE HEREDADO POR LA
CORRUPCIÓN. ESO SUPUSO ENFRENTAR UNA CAMPAÑA CON UN
ELECTORADO MOLESTO POR LAS POLÍTICAS DE AUSTERIDAD.

Nada tiene que ver el neoliberalismo o la incultura atribuida a los gustos o


discrepancias de los electores argentinos. Primó el voto económico sobre el que
elaboraron su propuesta los partidos políticos. Macri sucede a un gobierno
demagogo que dejó en bancarrota a la Argentina y tuvo que enfrentar al ajuste
heredado por la corrupción. Eso supuso enfrentar una campaña con un electorado
molesto por las políticas de austeridad.

Fernández hizo una campaña exitosa. Aprovechó la capacidad de organización del


peronismo en todo el territorio argentino y capitalizó adecuadamente el voto
protesta, polarizando las preferencias como hace hábilmente el populismo,
victimizándose y creando la cción del mesías político; luego captó a los electores
decepcionados con la gestión del gobierno en funciones y la reforzó utilizando el
recurso demagógico de la repartición de bene cios clientelares en cuanto llegue al
poder.

Ese es ciclo económico del populismo: (i) capta el poder vendiendo la imagen de un
gobierno mesiánico, (ii) luego instala el despilfarro, pervierte la inversión pública y
los subsidios, (iii) después la mediocridad se convierte en política pública, el país
se estanca y se generaliza la corrupción, (v) posteriormente la sociedad se cansa y
elige a un gobierno no populista que tiene que hacer un ajuste inevitable, (vi)
nalmente los demagogos derrotados buscan recuperar el poder encaramándose en
el recuerdo del despilfarro y (vii) otra vez gana las elecciones el populismo
mesiánico.

@ghidalgoandrade

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