Aires de fiesta invaden esta fértil y hermosa tierra yaquilina, florece
Septiembre, y sentimos latir fuerte el corazón, pareciera que en cada capullo, que nos cuenta que ya viene la primavera, brota el aroma de nuestro Chile, libre y soberano. Y, aquí estamos nuevamente reunidos, para conmemorar el primer grito de libertad que se dio aquel 18 de septiembre de 1810, libertad que se consolidó más adelante, después de muchas batallas y sangre derramada, por valientes chilenos que con el corazón ansioso de ver a un Chile, como nación libre, lucharon con valor y orgullo, dejando atrás sus familias, sus sueños, su infancia, hasta dar la vida cuando fue necesario. Hombres y mujeres que nos han dejado un gran legado, que no debemos olvidar, dimensionando la gran responsabilidad que hemos heredado, y que nos exige hoy y siempre el cuidado de nuestra nación, ya no necesariamente empuñando un sable o portando un fusil, ni participando en sangrientas batallas, sino en el diario vivir y desde cada lugar donde transcurren nuestras vidas. Desarrollando con un alto grado de compromiso y responsabilidad las tareas que nos son propias, respetando el Medio Ambiente, haciendo buen uso de los recursos naturales, como familias asumir verdaderamente la crianza, formación y educación de los hijos, para que en un futuro cercano sean hombres y mujeres de bien. En este ámbito quisiera destacar la gran cantidad de recursos con los que cuenta la Educación Pública hoy en día, que permite a nuestros alumnos y alumnas recibir una educación equitativa y de calidad y a Docentes capacitarse en forma continua para atender a la diversidad de alumnos que asisten a cada escuela o liceo. Esta dulce Patria bordada de flores, se construye y engrandece cada día por héroes que conocemos por sus obras, pero también por tantos otros compatriotas, cuyo nombre no se escribe en letras de bronce y que habitan cada rincón de este Chile tricontinental, y por qué no decirlo, se suman a esta tarea ciudadanos del mundo, que llegaron y llegan a nuestro país en busca de esta copia feliz del Edén, con la esperanza de un futuro mejor y de aportar a la historia de Chile. Aquí cobra fuerza la palabra Inclusión, la que debemos aprender a traducir en acción, frente al más desvalido, al inmigrante, al con menos educación y recursos. Es justo agradecer a nuestras autoridades el aporte permanente que realizan en este tema, acogiendo y marcando presencia en cada localidad, para buscar soluciones, apoyando y atendiendo a las instituciones, nuestra comuna crece día a día gracias a la buena gestión que ustedes realizan, uniendo fuerzas con los que aquí habitamos. Terminaré esta alocución de manera diferente, pero haciendo eco de lo que he mencionado, “que se hace patria desarrollando de la mejor manera la labor que nos ha correspondido realizar”, en esta ocasión en que la Comunidad de Isla de Yáquil se encuentra reunida, queremos entregar nuestro sentido agradecimiento a un hombre que hace más de 40 años llegó a hacer patria a esta localidad y que dedicó su vida laboral a atender la salud de los habitantes de este sector. Me refiero a Don Omar López Basaure, solicito al Sr. Alcalde de la Comuna y a la Sra. Magaly Yáñez Merino ex Directora de la Escuela Isla de Yáquil hacerle entrega de un pequeño pero significativo presente.