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Harvey cap.

15: “La geopolítica del capitalismo”

La reproducción de la vida cotidiana depende de la producción de mercancías realizadas


mediante un sistema de circulación del capital, que busca el beneficio como un objetivo
directo y aceptado socialmente. Esta circulación del capital se la puede entender como
un proceso continuo que sigue el dinero para comprar mercancías con el fin de
combinarlas con la producción para fabricar una nueva mercancía que pueda venderse
con el objetivo de obtener más beneficio, aunque algunas mercancías no necesitan de la
producción y se dan sus transacciones entre agentes económicos por fuera del circuito
productivo. Pero la supervivencia del capitalismo se basa en esa forma de circulación,
respaldada por la creación de infraestructuras sociales y físicas que junto con el sistema
jurídico, financiero, educativo y administrativo tienden a alinearse en general para el
apoyo de la circulación del capital reproduciendo eficazmente la vida cotidiana.

Hay diez características fundamentales de la circulación del capital:

1. Su continuidad se basa en una continua expansión del valor de las mercancías


producidas, sin importar sus consecuencias, ya sean medioambientales, humanas o
geopolíticas.

2. El crecimiento se alcanza mediante la aplicación del trabajo vivo a la


producción, siendo importantes para el ascenso las redistribuciones desiguales del poder
social. este trabajo vivo es la fuente exclusiva del plusvalor.

3. El beneficio tiene su origen en la explotación del trabajo vivo.

4. Se basa en una relación de clase: compradores y vendedores de fuerza de trabajo


y de mercancía.

5. Esta relación de clases implica oposición, antagonismo y lucha.

6. El modo de producción capitalista es tecnológicamente dinámico, dándole


ventajas a los capitalistas dentro del mercado. Esto a su vez funciona como un arma
para controlar la intensidad del trabajo y disminuir la fuerza de trabajadores en la
producción. Estos cambios provocan reverberaciones masivas en todo el tejido de la
sociedad burguesa.
7. Estos cambios tecnológicos y organizativos requieren de inversión de capital y
de fuerza de trabajo, necesario para la supervivencia del capitalismo.

8. La circulación del capital es inestable, siendo una de sus fuertes contradicciones,


formándose crisis de forma compleja y controvertida

9. Estas crisis son situaciones en las que el excedente de capital y trabajo no


pueden absorberse, formándose una sobreacumulación del capital, generando enormes
cantidades de capacidad productiva inutilizada y desempleo.

10. Los excedentes que no pueden absorberse se devalúan o se destruyen


físicamente, generando tensiones sociales y políticas de cuyo fermento pueden surgir
nuevas formas e ideologías políticas.

Las crisis dentro del sistema capitalista son inevitables, y se debe tratar de aprovecharlas
para realizar un cambio revolucionario.

Los excedentes de capital y de fuerza de trabajo pueden generarse fuera de la


circulación del capital y movilizarse a través de diversos procesos de acumulación
primitiva y concentración geográfica, pero también pueden generarse dentro del proceso
de circulación, siendo posible la conversión del beneficio en capital, haciendo necesaria
la expansión de la que depende la supervivencia del capitalismo, generando a su vez
problemáticas mas profundas como lo es el desempleo mediante el cambio tecnológico,
ya que el crecimiento de la fuerza de trabajo no esta bajo el control directo del
capitalista. Esto genera que durante las crisis el capitalismo caiga, ya que no existe una
dinámica entre la capacidad tecnológica y la sostenibilidad del crecimiento, haciendo
que el capital y el trabajo se devalúen.

La circulación del capital necesita de un tiempo de rotación social, donde las


inversiones necesarias para que la misma se mantenga dependen de la creación de
excedentes de capital y de fuerza de trabajo con las necesidades de consumo. Los
tiempos de rotación pueden hacerse más rápidos si se invierte en ciencia y tecnología y
en la habituación de los trabajadores, pero llega a un punto en que se encuentra con
obstáculos donde es interrumpida con crisis que generan devaluación.

Dentro del excedente de la mano de obra y producción, que es homogénea, los


excedentes no pueden ser absorbidos en otro sector de la producción mediante la
inversión. Para ello, deben convertirse en dinero. Para superar este obstáculo, se acude
el crédito. Esto radica en la creación de un capital ficticio, que depende de la
especulación. Así, el capital puede fluir de una esfera a otra, generando acumulación
con la inversión, pero que tiene un fuerte riesgo. Pero es una forma de salir de la crisis,
ya que la mano de obra excedente encuentra trabajo, y justo con el excedente de capital,
son absorbidos por el capital ficticio y la creación de proyectos a largo plazo.

Así, se puede entender que el capital ficticio es una forma de solucionar los problemas
actuales contrayendo nuevas obligaciones a futuro, generando entonces otras dos formas
de caer en crisis: por un lado, el capital sobreacumulado almacenado en infraestructuras
físicas y sociales realiza un crecimiento activo de la producción corriente, una vez que
este capital ficticio alcanza su limite en la restricción de trabajo o recursos, puede llegar
a sufrir una devaluación, llevando a una crisis general, por otro lado, si el capital
almacenado en infraestructuras físicas y sociales no se realiza y se devalúa, generando
deudas que llevaran a una inflación mediante el impago de las mismas. Estas crisis no
pueden evitarse, pero si puede cambiar en su forma, alcanzando cada vez mas un
carácter planetario.

La expansión del capitalismo implica una redefinición impuesta dentro de las regiones y
territorios, dentro de los cuales tiene lugar el fluyo perpetuo del proceso social.
Entendiendo así, al espacio como un obstáculo que el capitalismo debe superar, a través
de la aniquilación del espacio mediante el tiempo, mediante la organización espacial,
que esta siempre sometida a la transformación, mediante una coherencia estructurada de
la producción y del consumo en cada espacio dado. Esta coherencia estructurada
prevalece en el territorio, siendo un espacio donde el capital circula sin que el coste de
transporte exceda los limites del beneficio. Esta coherencia es mas marcada cuando esta
representada por el Estado, donde las políticas regulan el proceso del trabajo, la
organización del mismo y el nivel de vida de los trabajadores.

Se puede decir, entonces que existen procesos operativos que definen los espacios
regionales donde la producción y el consumo, la oferta y la demanda, la producción y
realización, la lucha de clases y la acumulación, la cultura y el estilo de vida se unen
dándole una coherencia estructurada a la totalidad de las fuerzas productivas y las
relaciones sociales. Hay procesos que rompen con esta coherencia del capitalismo,
como lo es la acumulación de presiones en el extienden hacia el exterior o el interior, las
revoluciones tecnológicas que liberan la producción y el consumo haciendo que los
limites de la región sean porosos e inestables, la lucha de clases que pueden generar la
expulsión de los capitalistas o los trabajadores a otros sectores con mejores condiciones,
o las revoluciones de las formas de organización capitalista que permiten un mayor
control sobre los espacios mayores. Todo esto puede hacer que se modifiquen los
límites territoriales e incluso debilitar el poder del Estado-nación con la producción de
una crisis presupuestaria, cuya solución exija un respaldo por parte del estado a los
niveles de vida de los trabajadores o al poder de los capitalistas.

La coherencia regional estructurada hacia la que tienden la circulación del capital y el


intercambio de la fuerza de trabajo bajo condiciones tecnológicamente determinadas
tiende a ser debilitada por las fuerzas de acumulación y sobreacumulación, el cambio
tecnológico y la lucha de clases. La capacidad debilitadora depende de las movilidades
geográficas del capital y de la fuerza de trabajo, las cuales dependen de la creación de
infraestructuras fijas e inmóviles cuya permanencia refuerza la coherencia regional que
esta siendo debilitada. Su resultado es una inestabilidad crónica de las configuraciones
espaciales y regionales.

Las alianzas regionales con una respuesta necesaria para defender los valores ya
materializados y una coherencia regional ya conseguida, así como también pueden
promover condiciones para una nueva acumulación en la región. Pero, como sus límites
son porosos y modificables, no pueden contener las fuerzas necesarias para la
composición de una crisis, dividiendo clases y facciones explosivas. En esta
regionalización, es Estado es un agente clave, ya que tiene como objetivo la seguridad
de su territorio añadiendo su propia lógica en la construcción de racionalidades
esforzándose por propiciar la solidaridad comunitaria o nacional como medio para
promover y defender diversos intereses de clase y fracción en un territorio.

Las economías regionales, pueden alcanzar su propia coherencia estructurada interna


moldeando su propia alianza de clases para promover y proteger sus intereses, pero
cuando esta comienza a producir excedentes cada vez resultan más difíciles de absorber.
Dentro de estas económicas regionales, el país de origen mantiene el control de la
misma, lo que impide que la absorción del excedente, ya que para evolucionar en la
lógica capitalista se debe generar una competencia internacional, provocando lo que el
autor llama “solución espacial”, donde las naciones compiten económica, política y
militarmente, lo que puede llegar a generar competencias violentas gracias a las alianzas
regionales.

Los planes por mejorar la economía competitiva de la industria dentro de las alianzas
regionales es mediante la aceleración de los cambios tecnológicos que provocan
desempleo, tanto en su interior como en su exterior.

Harvey, capítulo 16 “De la gestión al empresarialismo: la transformación de la


gobernanza urbana en el capitalismo tardío.

Primero que nada, entender que en EEUU los estados locales funcionan prácticamente
como empresas, a diferencia de los países latinoamericanos que, a partir de la ola
neoliberal de fin de siglo pasado, comenzaron a establecer vínculos más fuertes entre el
sector público y el privado, promoviendo áreas locales para atraer nuevas líneas de
actividad empresarial.

A partir de la recesión de 1973 surgen una serie de dificultades, desindustrialización,


desempleo generalizado, recorte presupuestario nacional y local, entre otras cosas,
llevaron a muchos gobiernos urbanos en la misma dirección. Esto está íntimamente
relacionado con la incapacidad del Estado-Nación para controlar los flujos de dinero, de
modo que la inversión se da entre el capital internacional financiero y los poderes
locales, que hacen lo posible por maximizar el atractivo del espacio local como cebo
para el desarrollo capitalista. Básicamente, generando una competencia entre ciudades
locales, donde se aplica una incoherencia territorial, donde se da el “suma cero”, es
decir, lo que se gana en una se pierde en otra. Donde claramente, un espacio debe
ofrecer mejores ventajas comparativas que otro.

“El cambio hacia el empresarialismo en la gobernanza urbana debe examinarse en una


variedad de escalas espaciales: vecindario y comunidad locales, centro de la ciudad y
periferia, región metropolitana, región, Estado-nación y demás unidades espaciales”.
Aquí Harvey intenta dar cuenta de los criterios sobre la urbanización, entendiendo que
hace por lo menos 50 años, comenzaron a mutar las características urbanas,
extendiéndose y formando nuevas formas, como la “ciudad expandida”, generando una
complejidad a la hora de abordar la problemática.

El poder para reorganizar la vida urbana radica en una coalición amplia de fuerzas
dentro de las cuales el gobierno y la administración urbanos sólo desempeñan una
función facilitadora y de coordinación. El poder para organizar el espacio deriva de todo
un complejo de fuerzas movilizadas por diversos agentes sociales. Cuando pensamos en
esto, tenemos que entender que a menudo esta configuración urbana se da a partir de la
cámara de comercio local, algunos financieros, industriales y comerciantes de la
localidad, de una “mesa redonda” de líderes empresariales y promotores inmobiliarios.
Las instituciones educativas y religiosas, los diferentes agentes del gobierno, los
partidos políticos y otras organizaciones pueden influir, aunque a menudo con objetivos
muy distintos.

Harvey plantea tres afirmaciones amplias que se dan en este empresarialismo:

- El nuevo empresarialismo tiene, como elemento central, la idea de alianza entre sector
público y privado, en la que la promoción local tradicional se integra con el uso de los
poderes gubernamentales locales para intentar atraer fuentes de financiación externas,
nuevas inversiones directas, o nuevas fuentes de empleo.

- La actividad de esa alianza es empresarial, porque es especulativo y, por lo tanto, está


perseguida por las dificultades y los peligros al desarrollo especulativo. Habitualmente
sucede que el sector público asume el riesgo y el sector privado obtiene los beneficios.

-El empresarialismo se centra mucho más de cerca en la economía política del lugar, no
del territorio. Se refiere a que todos los beneficios que pueda tener el espacio son
indirectos y pueden tener un alcance potencialmente mayor o menor que la jurisdicción
en la que se ubican.

El nuevo empresarialismo urbano descansa normalmente, por tanto, en una alianza entre
el sector público y el privado centrada en la inversión y el desarrollo económico con la
construcción especulativa de lugar como objetivo político y económico inmediato –
aunque ni mucho menos exclusivo-, y no en la mejora de las condiciones dentro de un
territorio determinado.

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