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Así se

"entierran"
los residuos
radiactivos:
cómo son los
cementerios
nucleares por
dentro

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hace 14 horasActualizado 14 Septiembre 2019, 17:17

ENRIQUE PÉREZ @Lyzanor

Nadie los quiere, pero son necesarios. Los cementerios


nucleares son aquellos refugios donde almacenar y guardar
residuos radiactivos, aquellos compuestos que por su
naturaleza o por haber estado expuestos a una alta
radiación siguen siendo peligrosos durante una gran
cantidad de años. ¿Qué hacer entonces con estos residuos
radiactivos? Esconderlos y guardarlos, bien hasta que se
desintegren o hasta que se encuentre una mejor
solución.

Los distintos cementerios nucleares se dividen en distintas


categoría, en función de sus niveles de radiactividad. Y es
que dentro de esos bidones amarillos que todos solemos
relacionar con la energía nuclear, puede haber desde
material fruto de la fisión como uranio o plutonio, pero
también cualquier material contaminado, sea ropa,
ordenadores o simplemente agua.

Qué se hace con los residuos


radiactivos para que no contaminen
Mapa de un
cementerio nuclear de bajo nivel.

Algunos residuos de baja y media actividad, como la ropa y


las herramientas utilizadas en el mantenimiento de las
centrales, se diluyen y eliminan con el tiempo. Otros son
sometidos a tratamientos para intentar separar los
elementos radiactivos. El resto se introducen en bidones
de acero y se solidifican con alquitrán o
cemento para ser almacenados hasta que el periodo
radiactivo finaliza. Habitualmente menos de 30 años.

Sin embargo también hay residuos de alta actividad,


normalmente aquellos generados con el combustible
gastado. En este caso se intentan almacenar en la propia
central hasta ser transportados en contenedores de
metal resistentes a la corrosión. Es aquí donde entran
los cementerios nucleares, que no dejan de ser refugios
aislados donde guardar estos desechos.
Podemos diferenciar los cementerios nucleares en dos tipos:
los temporales, ubicados en almacenes e instalaciones y los
que se conocen como repositorios geológicos
profundos, ubicados en zonas estables, aisladas de
terremotos y lejos de la superficie. Auténticas galerías
selladas para que estos residuos no estén en contacto con el
hombre.

El Cabril, el único cementerio nuclear


en España
Contenedores de
hormigón fabricados a prueba de terremotos. Imagen de Xataka Ciencia.

El único cementerio nuclear español está preparado para


materiales de baja y media actividad. Se trata de El Cabril,
ubicado en Hornachuelos. El contenido es básicamente
bidones de las centrales nucleares, con un tercio de material
radiactivo y dos tercios de cemento. Todo este material se
ubica en el complejo, que anteriormente era una vieja
mina de uranio.

Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) es la


encargada de su funcionamiento. El Cabril dispone además
de oficinas, laboratorios, una incineradora, una
piscina de agua y un depósito ciego para posibles
filtraciones. Se trata de un centro muy preparado, pero
hoy en día está cerca del máximo de su capacidad.

EN XATAKA
Los héroes robóticos de Fukushima

Sin embargo hay bastante polémica con la ampliación del


recinto. "El cementerio nuclear del Cabril nunca debería
haberse construido porque está en el sur de la Península
Ibérica. Está muy alejado de la mayoría de instalaciones
nucleares y radiactivas", afirma Paco Castejón, ingeniero y
portavoz de Ecologistas en Acción. En su lugar, desde
finales de 2011 se eligió el municipio de Villar de Cañas para
albergar un nuevo ATC (Almacén Temporal Centralizado).
Sin embargo las reticencias de la población y la poca
determinación del Gobierno ha provocado que se estén
barajando otras opciones.
Interior de celda
de almacenamiento. Imagen de Enresa.

La zona de almacenamiento de residuos está formada por


dos plataformas: la zona norte con 16 celdas y la sur con 12.
Estas celdas se alinean en dos plataformas con sendos
pasillos interiores. Los camiones que contienen los desechos
se detienen a la entrada y con un sistema de grúas se
colocan los residuos encima de cada celda.

Una vez completas, cada celda es capaz de almacenar 320


contenedores, se recubren de hormigón. Y una vez se
complete el conjunto, se recubrirá de una capa de
material impermeable de dos metros de grosor. El
resultado final acabará siendo una pequeña colina sobre la
que se plantará vegetación.

Un profundo cementerio nuclear


para los residuos militares de los
EE.UU
Poco o nada tiene que ver el diseño de WIPP, la Planta
Piloto para Aislamiento de Residuos que el
departamento de energía de los EE.UU construyó a 32
kilómetros de Carlsbad, Nuevo México. Tras el cierre del
cementerio de Yucca Mountain, estamos ante uno de los
mayores cementerios nucleares y un perfecto ejemplo de lo
que supone un repositorio geológico profundo.

WIPP, en Nuevo México, ha sido


construido sobre un terreno estable
durante los últimos 200 millones de
años.

Se trata de un complejo de galerías ubicado en un terreno


salino y entre 500 y 1000 metros de profundidad,
en una zona que geológicamente se ha mantenido estable
durante mucho tiempo. El repositorio comenzó a recibir
desechos en 1999 y se prevé que continúe recibiendo
residuos hasta 2070.

Esta solución, la de almacenar los residuos en profundas


galerías, constituye la solución más segura para el ser
humano, ya que se aprovecha la estabilidad de las
formaciones geológicas. Porque dentro de mucho
tiempo la instalación puede dejar de funcionar, pero los
residuos seguirían bien almacenados sin poner en peligro al
exterior.

Otros cementerios nucleares por


todo el mundo

Contenedores en
las instalaciones de Zwilag, en Würenlingen (Suiza).
Países como Francia o Bélgica poseen también sus propios
cementerios nucleares, en este caso almacenes temporales
para mantener aislados los residuos hasta 300 años.
También Suiza cuenta con su almacén, ubicado en
Würenlingen y construido en 2004 para guardar residuos
de bajo y medio nivel, como en el caso de España. A
diferencia de El Cabril, la de Suiza es bastante más grande y
tiene espacio para hasta 200 celdas.

Finlandia también tiene su cementerio nuclear, en este caso


uno para residuos de gran actividad. Se trata de la
construcción de Onkalo, cueva en finés, una galería a la que
se accede a través de un túnel de 420 metros de
profundidad. Hasta 1996, en Finlandia se enviaba a Rusia
el material radiactivo, seguidamente se utilizaron dos
almacenes temporales, pero a partir de 2020 se enviará a
Onkalo, situado en la península de Olkiluoto. Y allí deberían
quedarse durante 100.000 años.

EN MAGNET
Silos subterráneos, temporales o reciclaje: así solventan otros países sus
residuos nucleares
Entrada al túnel de
acceso del cementerio de residuos, en Finlandia. Imagen de Posiva Ltd.

La antigüedad de la cueva es su principal arma. Se trata


de una de las formaciones geológicas más antiguas
de Europa, un lecho de roca, rodeada de arcilla de
bentonita dentro de un pozo perforado en granito. Una
barrera natural resistente al agua y que no reacciona a las
oscilaciones de temperatura. El coste total estimado de la
instalación es de 3.000 millones de euros.

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