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Introducción

Estudiar la nociones asociadas con los “los seres civilizados”


requiere desarrollar un estudio comparativo de las antiguas
culturas del Mediterráneo, en especial de la helénica (o griega),
que Spengler llama “jónica” y su relación con la egipcia, la
románica y la judeo-cristiana, que califica como “gótica”,
tomando en cuenta aspectos asociados con la condición de ser
civilizado o bárbaro como eran:

• Mentalidad primordial. Modos de intuir y entender las


realidades físicas primordiales (magnitud, tiempo y espacio).
• Visión de mundo. Concepciones acerca de la naturaleza
(ciencias) y del Cosmos (mitos y religiones)
• Estéticas o poéticas implícitas en dos formas artísticas en
particular: la arquitectura y la escultura.

Para ello se parte de la hipótesis, según la cual, los modos de


percibir, imaginar, sentir o pensar la realidad están en buena
medida determinados por los contextos culturales desde los
cuales los seres humanos se identifiquen afines a un pueblo,
nación, cultura y civilización. Con lo cual, la cultura cumple una
función decisiva en la configuración de las prácticas materiales,
las convicciones espirituales, y en general, todo aquello que nos
hace humanos. Que para el caso de las “culturas mediterráneas”
se asociaba con ser bárbaro o civilizado acorde al modelo de ser
dominante.

Siguiendo a autores de la antigüedad, y con el apoyo de lecturas


complementarias de Spengler sobre los mitos, producciones
intelectuales y tecnológicas, obras artísticas y otros testimonios,
se pretende comprender aquellos factores o rasgos específicos
que caracterizan a las culturas mediterráneas, y particularmente
con esta unidad, las razones y características de su apertura o
expansionismo civilizador a lo largo y ancho del Mar
Mediterráneo, o en su defecto las políticas culturas de cierre y
defensa nacionalista.

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Autor: Luis Rubén Pérez
Los autores y textos sugeridos permiten aproximarse a la
importancia de ser civilizado y la necesidad de excluir, perseguir
o “Civilizar” a todo aquel contrario a esos estereotipos (el
bárbaro) a partir de las configuraciones mentales que se tenían
sobre los hábitos y buenas costumbres, los sistemas
político-económicos, así como prácticas científico-técnicas como
la magnitud o medida de los objetos, plasmada en los sistemas
numéricos y matemáticos; el tiempo o imagen del devenir,
íntimamente relacionado con los modos de sentir, concebir o
asumir la existencia (el “sino”) y de conocer las leyes de
causalidad que encadenan los acontecimientos o fenómenos; el
espacio o imagen de lo existente, la forma de las cosas, la
naturaleza o el cosmos, etc.

Sumándose a esos factores diferenciadores las visiones o


concepciones religiosas (o míticas) que cada civilización elaboró
para componer una imagen del Cosmos y para dotar de sentido la
vida humana y la realidad en general de aquellos que se
proclamaban como “civilizados”, tanto en su dimensión material
o física como espiritual o metafísica.

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Autor: Luis Rubén Pérez

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