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La palabra crianza deriva de creare que significa nutrir y alimentar al niño, orientar,

instruir y dirigir (Real Academia Española, 2001). Según Eraso, Bravo&Delgado


(2006):

Se refiere al entrenamiento y formación de los niños por los padres o por sustitutos
de los padres. También se define como los conocimientos, actitudes y creencias
que los padres asumen en relación con la salud, la nutrición, la importancia de los
ambientes físico y social y las oportunidades de aprendizaje de sus hijos en el
hogar (...) La crianza del ser humano constituye la primera historia de amor sobre
la que se edifica en gran parte la identidad del niño y se construye el ser social
(p.1).

La crianza implica tres procesos psicosociales: las pautas de crianza, las prácticas
de crianza y las creencias acerca de la crianza. Por un lado, las pautas se
relacionan con la normatividad que siguen los padres frente al comportamiento de
los hijos siendo portadoras de significaciones sociales. Cada cultura provee las
pautas de crianza de sus niños. Por otro lado, las prácticas de crianza se ubican
en el contexto de las relaciones entre los miembros de la familia donde los padres
juegan un papel importante en la educación de sus hijos. Esta relación está
caracterizada por el poder que ejercen los padres sobre los hijos y la influencia
mutua (Bocanegra, 2007). Según Aguirre (2000) “las prácticas de crianza (...) son
un proceso, esto quiere decir que son un conjunto de acciones concatenadas, que
cuenta un inicio y que se va desenvolviendo conforme pasa el tiempo” (p.5). Las
prácticas son acciones, comportamientos aprendidos de los padres ya sea a raíz
de su propia educación como por imitación y se exponen para guiar las conductas
de los niños. Finalmente, las creencias hacen referencia al conocimiento acerca
de cómo se debe criar un niño, a las explicaciones que brindan los padres sobre la
forma como encausan las acciones de sus hijos. Aguirre (2000) afirma:

(...) son certezas compartidas por los miembros de un grupo, que brindan
fundamento y seguridad al proceso de crianza”. “(...) en las creencias confluyen
tanto conocimientos prácticos acumulados a lo largo del tiempo, como valores
expresados en escalas que priorizan unos valores frente a otros (p.7).

Por lo tanto al abordar la crianza es imprescindible no desconocer que la misma


está en estrecha relación con el desarrollo infantil, las diferentes concepciones de
niño, la clase social, las costumbres y normas socio-históricas y culturales.

1. Un ejemplo vale más que mil sermones


 Desde muy pequeños losniños tienden a imitar todas nuestras
conductas, buenas y malas.
 Podemos aprovechar las costumbres cotidianas -como saludar,
comportarnos en la mesa,respetar las normas al conducir- para que
adquieran hábitos correctos y, poco a poco, tomen responsabilidades.
 De nada sirve sermonearle siempre con la misma historia si sus padres no
hacen lo que le piden.

2. Comunicación, diálogo, comprensión

 Las palabras, los gestos, las miradas y las expresiones que utilizamos
nos sirven para conocernos mejor y expresar todo aquello que sentimos.
Por eso, incluso durante el embarazo, hay que hablar al bebé.
 Debemos continuar siempre con la comunicación. Hablarle mucho, sin
prisas, contarle cuentos y también dejar que él sea quien nos los cuente.
 ¿Has probado a hacerle una pregunta que empiece con «Qué piensas
tú sobre...»? Así le demostramos que nos interesa su opinión y él se
sentirá querido y escuchado.

3. Límites y disciplina, sin amenazas

 Hay que enseñarle a separar los sentimientos de la acción.


Lasnormas deben ser claras y coherentes e ir acompañadas de
explicaciones lógicas.
 Tienen que saber lo que ocurre si no hace lo que le pedimos. Por
ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus
juguetes.
 Es importante que el niño -y también nosotros- comprenda que sus
sentimientos no son el problema, pero sí las malas conductas. Y ante
ellas siempre hay que fijar límites, porque hay zonas negociables y otras
que no lo son. Si se niega a ir al colegio, tenemos que reconocerle lo
molesto que es a veces madrugar y decirle que nosotros también lo
hacemos.
4. Dejarle experimentar aunque se equivoque

 La mejor manera para que los niños exploren el mundo es permitirles que
ellos mismos experimenten las cosas. Y si se equivocan, nosotros
tenemos que estar ahí para cuidar de ellos física y emocionalmente, pero
con límites.
 La sobreprotección a veces nos protege a los padres de ciertos miedos,
pero no a nuestro hijo. Si cada vez que se cae o se da un golpe, por
pequeño que sea, corremos alarmados a auxiliarle, estaremos animándole
a la queja y acostumbrándole al consuelo continuo. Tenemos que dejarles
correr riesgos.

5. No comparar ni descalificar

 Hay que eliminar frases como «aprende de tu hermano», «¿Cuándo vas


a llegar a ser tan responsable como tu prima?» o «eres tan quejica como
ese niño del parque».
 No conviene generalizar y debemos prescindir de expresiones como
«siempre estás pegando a tu hermana» o «nunca haces caso».
 Seguro que hace muchas cosas bien, aunque últimamente se esté
comportando como un verdadero «trasto». Cada niño es único, no todos
actúan al mismo ritmo y de la misma manera.
 Frases como «tú puedes nadar igual de bien que tu hermano,
inténtalo. Ya lo verás» transforman su malestar en una sonrisa y le
animan a conseguir sus metas.

6. Compartir nuestras experiencias con otros padres

 Puede sernos muy útil. Así, vivir una etapa de rebeldía de nuestro hijo,
algo muy frecuente a determinadas edades, puede dejar de ser una fuente
de angustia tremenda y convertirse, simplemente, en una fase dura pero
pasajera. Frases como «no te preocupes, a mi hijo le ocurría lo mismo»,
pueden ayudarnos a relativizar los «problemas» y, por tanto, conseguir que
nos sintamos mejor y actuemos más tranquilos.
 Si estamos desorientados, preocupados o no sabemos cómo
actuar, siempre podemos consultarlo con un profesional. No tenemos nada
que perder.

7. Hay que reconocer nuestras equivocaciones

 Tenemos derecho a equivocarnos y eso no significa que seamos malos


padres. Lo importante es reconocer los errores y utilizarlos como fuente de
aprendizaje.
 Una frase sencilla como «perdona cariño, refuerza su buen comportamiento
y nos ayuda a sentirnos bien.

8. Reforzar las cosas buenas

 Está comprobado que los refuerzos positivos gestos de cariño, estímulos,


recompensas resultan más eficaces a la hora de educar que los castigos.
Por eso siempre debemos darle apoyo afectivo y dejar que sea él el que,
según su capacidad, resuelva los problemas.
 Los niños son muy sensibles y los calificativos como «tonto» o
«malo» les hacen mucho daño y pueden afectar de modo negativo a la
valoración que tienen de ellos mismos.
 Debemos ser generosos con todo aquello que les hace sentirse
valiosos y queridos. Si le premiamos con caricias, abrazos o palabras
como «guapo» o «listo», estamos construyendo una buena autoestima.
 Tan importante como rectificar sus malas conductas es reconocer y reforzar
las buenas.

9. No hay que pretender ser sus amigos

 Aunque siempre conviene fomentar un clima de cercanía y confianza, eso


no significa que debamos ser sus mejores amigos.
 Mientras que entre los niños el trato es de igual a igual, nosotros,
comopadres y educadores, estamos situados en un escalón superior.
Desde allí les ofrecemos nuestros cuidados, experiencia, protección…pero
también nuestras normas.
 Buscar su aprobación continua para todo puede ser un arma de doble
filo, ya que la amistad también es admiración y confianza y le resultará muy
difícil confiar en nosotros si no sabemos imponernos.
 Un buen padre no es aquel que cede de modo continuo y no enseña.

10. Ellos también tienen emociones

 A veces pensamos que solo nosotros nos sentimos contrariados y que los
niños tienen que estar todo el día felices. Pero también tienen
preocupaciones.
 Su mundo emocional es igual o más complejo que el nuestro, por eso
conviene dar importancia a sus emociones y ser conscientes de ellas.
Debemos ayudar a nuestro hijo a poner nombre y apellido a lo que
experimenta y siente.

Pautas de crianza y desarrollo socio-afectivo en la infancia


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Se recomienda limitar la autonomía de los chicos, pero sin debilitar su curiosidad e


iniciativa. Los padres en extremo estrictos y autoritarios son controladores y
menos cálidos que otros. La familia influye en el desarrollo socio-afectivo del
infante, ya que los modelos, valores, normas, roles y habilidades se aprenden
durante el período de la infancia, el cual está relacionado con el manejo y
resolución de conflictos, las habilidades sociales y adaptativas, con las conductas
prosociales y con la regulación emocional.

“Aunque son multidimensionales los factores que afectan el desarrollo de los


niños, es importante identificar la influencia de la familia, estilos y pautas de
crianza en el desarrollo socio-afectivo, además de identificar factores de riesgo y
problemas de salud mental en la infancia como la depresión infantil, agresividad,
baja autoestima, problemas en conductas adaptativas”, explicó Paola Edith
Hurtado Arévalo, psicóloga.

Diferentes expertos definieron la crianza como las actitudes y comportamientos de


los padres y también realizaron investigaciones para establecer los factores que
afectan la participación de los padres, identificando el bienestar subjetivo, las
actitudes y las expectativas sobre el desarrollo del niño.

Los cambios en la familia, en las interacciones y en las pautas de crianza pueden


afectar los estilos parentales y el desarrollo socio-afectivo en la infancia. La red
familiar se reorganiza y las relaciones se redefinen permanentemente con las
interacciones negativas dentro de ella y así pueden crearse desajustes
psicológicos en los hijos, lo cual dependerá del grado de satisfacción que se tenga
por ser padre.

“De igual manera, los conflictos que enfrentan los padres diariamente y el estrés
experimentado, debido a funciones relacionadas con la crianza, pueden influir
sobre las características de los hijos y su ajuste emocional”, aseguró la
especialista.

Existen diversos factores biopsicosociales relacionados con la salud mental de los


padres y cuidadores que generan estrés, depresión, agresividad u otras
alteraciones que a su vez afectan los estilos de crianza y las relaciones con los
menores, por lo cual es importante identificar esos factores de riesgo y generar
alternativas protectoras para la salud mental, tanto de los cuidadores como de los
chicos y adolescentes en la familia.

Se encuentran además otras características relacionadas con los estilos de


crianza y las interacciones familiares, donde se han identificado factores
asociados a los cambios que afectan negativamente la parentalidad, como los
antecedentes de castigo en la madre, la baja satisfacción materna y la percepción
negativa del bebé que se convierten en factores de riesgo para maltrato y
alteraciones emocionales.

“La crianza está afectada por las relaciones agresivas, la deprivación afectiva y
otras problemáticas como la falta de afecto, el negativismo o la desaprobación a
toda acción o comportamiento de los padres, esto se relaciona con problemas
externalizantes y con baja autoestima en niños y además, la vinculación insegura
con los cuidadores como un factor de mayor vulnerabilidad para la psicopatología
infantil”, aseguró Hurtado Arévalo.

Desarrollo socioafectivo
(socialización)

La socialización de la infancia se produce mediante las prácticas de crianza,


entendidas como la manera en que los padres (y en general la estructura familiar)
orientan el desarrollo del niño y le transmiten un conjunto de valores y normas que
facilitan su incorporación al grupo social.

De manera simple, las prácticas de crianza son las acciones llevadas a cabo por
los padres y personas responsables del cuidado de los pequeños para dar
respuesta cotidianamente a sus necesidades.

Se ha encontrado que los padres de niños de cinco a ocho años no tienen un


estilo de crianza definido; algunas veces son democráticos y otras veces son
autoritarios, lo cual debe considerarse para modificar o mejorar las prácticas
educativas existentes en la familia. La importancia del vínculo familiar en la
socialización y desarrollo durante la infancia, la combinación de costumbres y
hábitos de crianza de los padres, la sensibilidad hacia las necesidades del niño, la
aceptación de su individualidad; el afecto que se expresa y los mecanismos de
control son la base para regular el comportamiento de los hijos. Destacando la
importancia de la comunicación en las pautas de crianza”, concluyó la psicóloga.

La familia y las pautas de crianza adecuadas facilitan el desarrollo de habilidades


sociales y de conductas prosociales en la infancia, por lo cual es importante
brindar sensibilización y orientación, destacando que el tipo de normas que una
familia establece, los recursos y procedimientos que utilizan para hacer cumplir
dichas normas, junto con el grado de afectividad, comunicación y apoyo entre
padres e hijos, son fundamentales para el crecimiento personal, la interiorización
de valores, las habilidades sociales y la toma de decisiones para resolver
conflictos.

Para castigar o corregir

-No ver televisión.


-No salir al parque.
-No jugar fútbol.
-No ir a donde sus amigos.
-No ir a la fiesta.
-No salir con la bicicleta.

No se debe utilizar la violencia física para corregir a los pequeños, es importante el


diálogo y la comprensión.

Manifestaciones de los padres


-Temor a corregirlos.
-Distraerlos.
-Mentirles.
-Amenazarlos.
-Avisarles.
-Aquí no ha pasado nada.
-Ensayo y error.

Consecuencias

-Dificultades de adaptación a su medio.


-Poca tolerancia a la frustración. Actitudes conflictivas.
-Irrespeto ante la figura de autoridad.
-Irritabilidad.
-Bajo rendimiento académico.
-Inquietud motora. -Brusquedad.

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PAUTAS DE CRIANZA

Ordinariamente las instituciones de protección, los Hogares infantiles, las


escuelas y Jardines tanto públicos como privados nos invitan al ICBF a las
reuniones de padres con el ánimo de que tratemos el tema de la crianza,
autoridad o como comúnmente lo denominamos “ Premio y Castigo”. Por tal
razón la División Operativa pensando en aportarle a los Equipos zonales, a
las Directoras y Jardineras de los Hogares Infantiles y a los Equipos de las
Instituciones, documentos sencillos y claros que les permitan manejar este
tema con organización lógica incluyendo elementos de reflexión práctica
propone el presente documento para ser discutido en los GET ( Grupo de
Estudio de Trabajo).

Los elementos teóricos están basados en la cartilla “ENSEÑANDO A


APRENDER” manual para el aprendizaje normal del niño Luis Villareal y
Patricia Gaviria, psicólogos, quienes con la ayuda de la Caja Agraria hicieron
esta publicación para padres y educadores (anexo fotocopia del documento).

Frecuentemente padres y educadores nos vemos abocados a conflictos serio


en el manejo de la conducta de los niños y cada vez ensayamos métodos
nuevos o viejos, tradicionales e innovadores quedándonos un sabor amargo
de fracaso o frustración, que nos impele a utilizar el castigo como indiscutible
y eficaz y ante nuestra culpa, terminamos afirmando: “ A mí me castigaron y
aquí estoy…”esto hace entonces que perpetuemos el castigo físico de
generación en generación como norma educacional por excelencia, que
hagamos de la tarea de crianza una lucha de titanes y que el maltrato al
menor se convalide como una practica NATURAL.

Vamos aquí a mirar los cuatro procedimientos útiles para enseñar el niño a
aprender cualquier conducta, ellos son:

I. El castigo
II. El premio
III. El ignorar
IV. Los modelos

I. Comenzamos por el CASTIGO porque es quizás el que mayor perspectiva


nos ofrece ya que lo hemos recibido y a su vez, lo hemos infringido.
El castigo es útil en la supresión de una conducta, pero para que ello sea
efectivo tenemos que identificar las diferentes clase de castigo así:
a) Físico
b) Social y
c) Moral.
El castigo físico podemos definirlo como: golpes, pellizcos empujones,
correazos…etc, o cualquier ataque que lesione leve o seriamente el cuerpo
del niño. Cuando es leve, o sea no deja daño severo, pensamos que estamos
corrigiendo y cuando es serio decimos que la intención era corregir, pero en el
ejercicio ocurrió un accidente.

Si usted cree en el castigo físico y lo va seguir utilizando, debe hacerlo bajo


tres condiciones, ninguna de las cuales puede faltar así:

1. Debe ser inmediatamente se comete la falta. si se hace tarde o se guarda


la pela, no sirve, porque el niño aprende de las consecuencias de su conducta
y si Usted le pega unas hora o unos días después del hecho, el no asocia,
aún cuando usted se lo diga.

Tiene otro problema, cuando la pela se guarda para otro (generalmente el


padre) Usted logra que el niño vea que Usted no es la autoridad, no en vano
nos quejamos las madres de que los hijos no nos obedecen; muy
seguramente aquí está la clave. Además con esto es lo único que
conseguimos es distanciar afectivamente los hijos de los padres, porque lo
sienten como un justiciero peligroso, que solo se acerca para pegar.

2. Se debe hacerse SIN RABIA. Si usted pega con rabia, corre el riesgo de
que se le vaya la mano. Por que ese sentimiento, nos impide medir la fuerza y
terminamos en un accidente, que según el código del menor y el código
penal, se constituye en un delito llamado “lesiones personales”.

La rabia además enseña al niño otro sentimiento bien distinto y perverso que
deberíamos acabar, cual es LA VENGANZA. Fíjese como Usted no castiga
cuando no tiene rabia y termina diciéndole al hijo: “la próxima vez…
convirtiendo entonces la amenaza y el chantaje en norma educativa.

3. Debe ser adecuado a la falta, si Usted castiga físicamente por todo, faltas
grandes y chiquitas y a veces por situaciones que no son falta, el niño podrá
discriminar la gravedad de sus actos, ya que se le pega indiscriminadamente,
volviendo al niño como usualmente dicen algunos padres, insensible o
indolente y a sus padres creer que lo que se necesitan son castigos mas
fuertes y severos.

El castigo social seria entonces la supresión de satisfactores o privilegios,


como no darle algo que le gusta ( nunca castigar con la comida) o no
preemitiéndole a algo como salir o ver TV., participar de una actividad, etc.
Este sistema de castigo también supone que sea inmediatamente se comete
la falta y obviamente el que sea adecuado para la falta.
A veces los padres imponemos castigos tan largos y difíciles de hacer de
cumplir, que lo que terminamos es saboteándolos nosotros mismos. Ejemplo:
no sale a la calle todo el año, o no ve televisión en un mes…cuando una o
dos semanas después nosotros mismos lo sacamos a la calle o al día
siguiente estamos viendo televisión con él. De donde la norma de oro es :
Imponga castigo que usted pueda hacer cumplir y no sume castigos a una
misma falta… Cuando el niño pierde el año le decimos: No sale en todas las
vacaciones
Y no ve TV.
Y no oye música
Y no tendrá regalo de navidad
Y no piense en que le doy plata, y…
Si usted hace tal lista es muy probable que sea usted el que falle.

4. El castigo moral, es todo evento que humille, minimice, aterrorice o


descalifique como: Ridiculizarlo, avergonzarlo o hacerlo sentir inútil, incapaz o
bruto; lo mismo que infundirle el temor.

Este tipo de castigos tienen que desterrarse de nuestro repertorio.


II. El premio que también utilizamos cotidianamente pero en forma
inconsciente, también tiene varias formas así:
a) Material
b) Social
c) Emocional

El premio material es todo aquello que le damos al hijo como reconocimiento


a su conducta, ejemplo: plata, chitos, juguetes, regalos… Esto lo hacemos
todos los padres, pero es tanto l que le tenemos que enseñar al hijo, a
aprender, que nuestro bolsillo quedaría roto… así que utilicemos más el
reconocimiento de la buena acción, el abrazo, la alabanza, la ternura, el
permiso; a esto lo podemos llamar premio social.

El premio como el castigo, también debe ser inmediatamente se hace la


buena acción pues los premios dados en forma LERDA no sirven para
enseñar, y así como el castigo debe ser adecuado a la falta el premio también
el premio requiere de adecuarse a la acción pues un castigo desmedido como
un premio desmedido NO ENSEÑAN.

El premio emocional es cuando con palabras y actitudes, hace sentir a su hijo


orgulloso de sí mismo, éste tipo de premio hará que él eleve su autoestima o
amor propio y éste si será garantía para el buen comportamiento personal
porque fallarse uno mismo es mas difícil que fallarle a otro.

lll. Los Modelos

recuerde Usted es modelo para su hijo y nada le puede enseñar a él desde su


discurso… para el niño mas importante lo que Usted hace que lo que usted
dice.
Quiere que su hijo aprenda a respetar? Sea Usted una persona respetuosa
con el y con los demás y eso él, lo aprenderá de verlo en Usted.

No desea que su hijo fume no lo haga Usted.

Para que su hijo no mienta no debe mentirle nunca. Y así cada cosa que
usted desee moldear en su hijo, recuerde que su hijo lo imita a Usted y es esa
condición de modelo lo que Usted debe revisar.
Toda conducta premiada incrementa la frecuencia de aparición y toda
conducta castigaga decrementa su aparición pero frente a quien la castiga o
si no recuerde usted todas las cosas prohibidas en su crianza que de saberlo
sus padres le castigarían, no las repitió usted mil veces?
Aprender a ignorar: Una clave para enseñar el buen comportamiento para su
hijo es el ignorar lo malo y premiar inmediatamente lo bueno, pues la atención
que Usted de al mal comportamiento lo agrava; así las cantaletas y los
regaños sirven como premios al MAL comportamiento.
Hay conductas como la pataleta o las malas palabras que si nosotros
atendemos los reforzamos; si queremos que esto pase y se extinga
tendremos que ignorarlos y premiar siempre las aproximaciones sucesivas a
la conducta que deseamos fomentar y dejar en firme.

Entonces una mezcla de estas (4) estrategias o medios nos serán de inmensa
utilidad en la difícil tarea de la crianza para la cual nadie fue entrenado.

BEATRIZ ZULUAGA URIBE


Psicóloga

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