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1

CUADERNOS A. M.

CÍRCULO DE INTELECTUALES Y ARTISTAS


DE MIAMI

ALIANZA MARTIANA
2
3

CON LEYES, PERO SIN

JUSTICIA

(ensayos)

Autor: Dr. SALVADOR CAPOTE


4

A manera de Prólogo:

“THIS IS A COURT OF LAW, YOUNG MAN, NOT A

COURT OF JUSTICE”

Oliver Wendell Holmes, Jr.


5

Oliver Wendell Holmes, Jr. (1841-1935) fue, durante casi

treinta años, desde 1902 a 1932, uno de los grandes

jueces de la Corte Suprema de Justicia de los Estados

Unidos. Es uno de los tres jueces más citados en la esfera

jurídica, con enorme peso en la jurisprudencia de este

país. En cierta ocasión, después de escuchar atentamente

a un joven abogado que argüía que su cliente buscaba

justicia ante la corte, Holmes le replicó paternalmente:

“Joven, déjeme recordarle que ésta es una corte de leyes

y no una corte de justicia”.

Más sincero no pudo ser. La actuación de los tribunales

de Estados Unidos se basa en las leyes, pero no puede

garantizar la justicia. Sólo puede haber justicia si las

leyes son justas y esto raramente ocurre. Los congresistas

que promulgan las leyes representan no a toda la

población como se pretende hacer creer sino a los

sectores que detentan el poder económico y político. Una


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campaña electoral para ser elegido representante o

senador cuesta actualmente varios millones de dólares.

Al Senado estadounidense le llaman “El Club de los

Millonarios”. Ningún congresista puede aspirar a la

reelección si no tiene el apoyo de los cabilderos y de

organizaciones que financien su campaña. Las leyes que

presentará para su aprobación serán las que, de un modo

u otro, perpetúen la estructura del establishment, no las

que promuevan preferentemente el bienestar y la

felicidad de las clases más humildes. ¿O es que hay

alguien tan ingenuo que piense lo contrario? Si es así, le

recuerdo el apotegma de Carlos Marx: “Se piensa como

se vive, no se vive como se piensa”, que es, en esencia, lo

mismo que afirmó Jesucristo más de 1800 años antes:

“Donde esté tu tesoro, ahí estará tu corazón”.


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ÍNDICE
8

LA LEY CONTRA EL INDIO

EN EL ESPÍRITU DE “CRAZY HORSE”

CAMPOS DE EXTERMINIO LLAMADOS

RESERVACIONES

LA LEY CONTRA EL NEGRO

MUROS DE CONCRETO Y SEGREGACIÓN

LITTLE ROCK

LAS VÍCTIMAS DE COINTELPRO

LOS TRES DE ANGOLA

ASSATA, LA QUE AMA Y LUCHA POR SU PUEBLO

LA LEY COMO VENGANZA

PRISIONES SIN FRONTERAS

EL ENCARCELAMIENTO MASIVO COMO

ESTRATEGIA IMPERIAL
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O-22 Y LAS VIDAS ROBADAS

LA LEY CONTRA EL INMIGRANTE

LAS CÁRCELES DE LA MIGRA

AMÉRICA LATINA EN LA ANCIANIDAD DEL TÍO

SAM

LA LEY CONTRA EL INOCENTE

EL GRAN JURADO

VÍCTIMAS DEL GRAN JURADO

LA LEY CONTRA LA MUJER

VALIENTES MUJERES PUERTORRIQUEÑAS

LA LEY CONTRA EL JOVEN

ESTAFAR AL FUTURO

LA TORTURA

TERRORISTAS DOMÉSTICOS
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¡PRIMERO LA TIERRA!

POR AMOR A LA VIDA

UNA CUESTIÓN DE FONDO

LYNNE STEWART, ABOGADA DEL PUEBLO

EL PRESIDIO POLÍTICO EN LOS ESTADOS

UNIDOS

MANUAL FM 3-39-40, ESPADA DE DAMOCLES

OSCAR LÓPEZ RIVERA: “LA LUCHA ES VIDA

TODA”

“CUBA Y PUERTO RICO SON…”

LA TIERRA QUE SE ABRE, QUEMADA DE

INJUSTICIAS

EL CONTROL DE LO QUE VEMOS, OÍMOS Y

LEEMOS
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RADIO MARTÍ

LO QUE IMPORTA ES EL CASH

LOS FABRICANTES DE VIRUS

CARÁCTER CLASISTA DE LOS SERVICIOS DE

SALUD

CIBERACTIVISMO, NUEVA FORMA DE

PROTESTA SOCIAL

EN EL MIAMI QUE CONDENÓ A LOS CINCO

EL FUNESTO SISTEMA DE ADVERSARIOS

LA DEMOCRACIA EN EEUU SE FUE A BOLINA

ARMAS POR DROGAS, DROGAS POR ARMAS

NARCOTRÁFICO, INSTRUMENTO DE DOMINIO

IMPERIAL

LA GUERRA POR LOS JUECES


12
13

LA LEY CONTRA EL INDIO

El imaginario estadounidense acerca de la justicia se

fundamenta en el enunciado de la Declaración de

Independencia según el cual “todos los hombres son

creados iguales”. Sin embargo, nunca, ni antes ni ahora,

los que habitan estas tierras han sido iguales ante la ley.

Por el contrario, el sistema de justicia de Estados Unidos

rezuma discriminación, soberbia, crueldad y sangre a

través de toda su historia, desde el siglo XVIII hasta lo

que va del siglo XXI.

Comencemos la disección mostrando qué leyes fueron

creadas y cómo se aplicaron contra los dueños primarios

de este país, los americanos nativos o indios que,


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sometidos a un prolongado proceso de destrucción de su

cultura, robo de sus tierras ancestrales y exterminio, han

tenido que vivir en remotas y áridas reservaciones y con

mayores niveles de pobreza que ningún otro grupo

étnico.

En los albores de la República, en 1778, las tribus

Delaware propusieron lo que hubiera sido una alternativa

racional a la guerra, la creación de un Estado indio que

formaría parte de la Unión. Otras propuestas similares

surgieron posteriormente, pero el Congreso se negó

siempre incluso a considerar la idea. Durante la

legislatura de 1789 de Massachusetts, se aprobó una ley

que dejaría bien claras las intenciones con respecto a los

indios. Esta ley prohibía enseñarles a leer y escribir “bajo

pena de muerte”.
15

La Ley de Desalojo de 1830 (Indian Removal Act),

considerando a los indios inherentemente inferiores a los

blancos, los despojó de sus tierras y los obligó a

trasladarse a las reservaciones. El episodio más

bochornoso de estos traslados (1838) se conoce como “El

Camino de las Lágrimas” (“Trail of Tears”): 17,000

cheroquees fueron obligados por el U.S. Army a

abandonar sus hogares en el norte de Georgia y

trasladarse a Oklahoma. En el trayecto de 1,200 millas a

pie, en lo más crudo del invierno, los despojaron de sus

alimentos y mantas. Alrededor de 4,000, principalmente

niños, mujeres y ancianos, murieron en el camino.

Muchos políticos y militares, incluyendo el presidente

Andrew Jackson y sus amigos, lucraban en negocios de

especulación con las tierras de los indios. En 1842 los

Seminoles fueron desalojados después de una larga y


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cruenta guerra. El robo de sus tierras a las tribus fue una

historia de horror sin precedentes.

Entre las muchas leyes, disposiciones del Ejecutivo y

regulaciones del BIA (Bureau of Indian Affairs)

destinadas a destruir la cultura indígena, se destaca la

Ley General de Reparto de 1887 (General Allotment Act

o Dawes Act) que puso fin a la propiedad comunal de la

tierra, distribuyéndola en lotes individuales entre las

familias indias. Esta ley completó la destrucción de la

organización tribal al separar áreas dentro de las

reservaciones para su compra por el gobierno y venta

posterior a colonos blancos. De esta manera, continuó el

despojo aún dentro de las reservaciones. En poco tiempo,

las tierras en poder de los indios se habían reducido en

millones de acres.
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La ley Dawes, que se promocionó cínicamente como

beneficiosa por su influencia supuestamente civilizadora

determinó, por el contrario, la fragmentación de las

comunidades indias y su pobreza crónica, ya que la

aridez de la tierra no permitía la subsistencia de las

familias por separado, sin el apoyo de la organización

comunal. Por otra parte, las tribus que habían

sobrevivido, las que no fueron masacradas, disgregadas o

asimiladas por la fuerza, la administración de justicia

continuó considerándolas como entidades ajenas a

Estados Unidos.

Desde los tiempos coloniales los indios han sido

considerados por las clases dominantes de Estados

Unidos como “una raza inferior”. Una perla de

paternalismo racista fue una decisión en 1894 de la Corte

Suprema (1): “Los Estados Unidos serán gobernados por

consideraciones de justicia que habrán de controlar al


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pueblo cristiano en su tratamiento de una raza ignorante y

dependiente”.

El enfoque varía desde el paternalismo romántico o

hipócrita hasta la atribución de los rasgos más crueles de

la barbarie, pero todas las posiciones han sido racistas y

discriminatorias. Los debates congresionales, las

declaraciones presidenciales y las decisiones de las cortes

de justicia, están llenas de opiniones que transpiran

estereotipos peyorativos y prejuicios, cuyo telón de fondo

es el criterio de que los indios no tienen los mismos

derechos legales que el resto de los ciudadanos de

Estados Unidos. De hecho, la Corte Suprema les negó en

varias ocasiones la ciudadanía. No fue hasta 1924 que el

Congreso reconoció su condición de ciudadanos (Synder

Act) pero su derecho al voto no fue admitido en todos los

estados hasta 1948.


19

Con frecuencia, la discriminación se disfraza con la

intención benevolente de “humanizar”, “civilizar” o

“cristianizar” a los indios. A pesar de que lo prohíbe

expresamente la Constitución, el Congreso de Estados

Unidos destinó fondos periódicamente para misiones de

proselitismo religioso entre los indios, interfiriendo, con

fondos del gobierno, en sus creencias religiosas. Con

frecuencia también, el odio y la intolerancia se disfrazan

de pragmatismo y se alega la necesidad de apartar a las

tribus para que no estorben el progreso, justificando de

este modo el genocidio.

Otras leyes, en las cuales subyace el criterio de que el

gobierno sabe lo que es mejor para los indios y no

necesita consultarles, fueron impuestas para implementar

políticas educacionales obligatorias y racistas. Decenas

de miles de niños indios fueron aislados de la influencia

de la tribu y del hogar, se les asignaron nuevos nombres


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en inglés, sólo podían aprender lo que habría de ser útil

en una sociedad de blancos, los vistieron con uniformes

grises, se les cortó el pelo, se les prohibió comunicarse en

sus idiomas maternos y se les obligó a participar en los

cultos cristianos; todo ello acompañado de severas y con

frecuencia crueles medidas de disciplina. El objetivo de

estas escuelas federales era la asimilación forzosa, no la

educación. El hacinamiento, mala alimentación y

condiciones higiénicas deplorables causaron incontables

muertes. Muchos casos de abuso sexual están bien

documentados.

La guerra contra los indios comenzó en Acoma, dentro

de lo que es ahora New México, en 1599, y se puede

considerar que terminó en 1890, el año en que los

soldados del U.S. Army masacraron a los Sioux en la

Reservación de Wounded Knee. Más de cuatro siglos de

fiera y heroica resistencia indígena se ignoran casi


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completamente en los libros de texto de Estados Unidos.

Nacida la República, todo el aparato jurídico y militar del

país se puso en función de desposeer de sus tierras y su

cultura a los pueblos indígenas.

De los millones de indios que poblaban el territorio de lo

que es hoy Estados Unidos, quedaban en 1890 sólo

228,000 sobrevivientes sometidos a un proceso de

aculturación destinado a destruir su identidad y robarles

su idioma, sus tradiciones, sus costumbres, sus

convicciones religiosas. Pero muchas tribus se negaban

tozudamente a desaparecer. Continuaban resistiendo y

adaptándose a todas las adversidades.

En 1934, la ley Dawes fue, al fin, abolida, después de 57

años de oprobio. La nueva ley (Indian Reorganization

Act de 1939) les devolvió el derecho a crear sus propias

organizaciones de gobierno y prohibió (demasiado tarde)


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la venta de tierras en las reservaciones a personas o

instituciones no indias. Por esa fecha, sólo quedaban a los

indios 86 de los 138 millones de acres que tenían cuando

se promulgó la ley Dawes y éstas eran, obviamente, las

de menor valor agrícola (2). No obstante, los indios

continuaron perdiendo las propiedades de sus tierras

mediante trampas legales de los que se aprovecharon de

su ignorancia, su indefensión y su pobreza. En 1960 sólo

les quedaban 53 millones de acres, 1/3 del territorio

original de las reservaciones, incapaz de sustentar la

población india (3).

En el siglo XIX, las leyes del apartheid estadounidense

confinaron a los indios en las reservaciones; en el siglo

XX, otras leyes les arrebataron la mayor parte de los

territorios segregados. Actualmente, más de la mitad han

abandonado los ghettos y viven en los suburbios de los


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centros urbanos, muchos de ellos en la más absoluta

miseria.

Una decisión de la Corte Suprema (1987) y una ley de

1988 (Indian Gaming Regulatory Act) establecieron que

las leyes estatales contra el juego no son aplicables en las

reservaciones. Esto permite a las tribus abrir casinos

cuyos ingresos podrían proporcionar el dinero necesario

para programas de salud, educación y vivienda, sobre

todo si se tiene en cuenta que el desempleo en las

reservaciones ronda el 70 % y pocos miembros de las

tribus poseen propiedades y pueden pagar impuestos. Sin

embargo, muchos dirigentes indios consideran –con

razón- que los casinos estimulan el crimen, la

prostitución, las drogas y la corrupción entre los jóvenes.

Permitir en las reservaciones lo que se prohíbe fuera de

ellas me parece una política aberrante que no puede

justificarse por razones económicas. ¿Se permiten los


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casinos para ayudar a los indios o para acelerar su

degradación?

Más de 400 tratados con las tribus han sido

sistemáticamente desconocidos o violados por los

sucesivos gobiernos norteamericanos, y las leyes

promulgadas para destruir su modo de vida constituyen

probablemente el mejor ejemplo conocido de

imperialismo cultural. Con su confinamiento en las

reservaciones, muy alejadas generalmente de sus tierras

ancestrales, los indios tuvieron que abandonar los

cementerios donde habían enterrado a sus antepasados.

De acuerdo con la Smithsonian Institution, los museos de

Estados Unidos poseen miles de esqueletos indios y se

niegan a devolverlos a las tribus para su entierro

alegando que necesitan más tiempo para estudiarlos.

Tampoco devuelven los objetos sagrados ceremoniales

ocupados en gran parte como botín de guerra. Una ley de


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noviembre de 1990 (Native American Graves Protection

and Repatriation Act) ordena a museos y otras

instituciones científicas la devolución a las tribus de

todos los objetos sagrados, pero la ley presenta muchos

agujeros, entre ellos quién debe definir el carácter

“sagrado” de los objetos.

Varias leyes, federales y estatales, han prohibido a los

indios la libertad de culto. Condenas de hasta 30 años de

cárcel se aplicaban a los líderes espirituales que

practicasen su religión. No fue hasta l978 (American

Religious Freedom Act) que se permitió a los indios

celebrar de nuevo ceremonias religiosas. Pero la libertad

de culto en todas sus manifestaciones no les fue otorgada

hasta 1993 (Native American Free Exercise of Religious

Act).
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Actualmente, por supuesto, las expresiones públicas de

racismo contra los indios no son permitidas ni, en

general, aceptadas, pero el racismo y sus efectos

persisten y se manifiestan sobre todo en los muy bajos

niveles de pobreza, salud y educación. Los americanos

nativos ocupan el primer lugar per cápita en la población

penal de Estados Unidos.

Es importante, por último, tener presente que la injusticia

no sólo se manifiesta históricamente en las leyes

promulgadas, vigentes o no. Leyes que conduzcan a la

reparación y compensación por los daños sufridos y que

aseguren el acceso de la población india a niveles

adecuados de bienestar social no han sido promulgadas ni

lo serán probablemente hasta que ocurran en Estados

Unidos cambios estructurales profundos.


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Este es el sistema de justicia de Estados Unidos, el que

dio “solución final” al “problema indio” mediante el

genocidio y la destrucción de un rico patrimonio cultural

que contaba entre sus valores con las reglas de oro que

permitían al hombre vivir en armonía con la naturaleza.

Para la Confederación de Tribus Iroquesas del Nordeste,

por ejemplo, las leyes justas de buen gobierno eran las

que dejaban como herencia a las nuevas generaciones, a

los que aún no habían nacido, un mundo mejor. Las leyes

injustas de Estados Unidos han dejado a los indios un

mundo cada vez peor.

(1) Missouri, Kansas, and Texas Railway Co. v.

Roberts, 152 US 114, 117 (1894).

(2) J. R. Kramer: “The American Minority

Community”, N.Y.; T.Y. Cromell, 1970.


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(3) W.A. Brophy and S.D. Aberle: “Indian: Unfinished

Business”, Univ. of Oklahoma Press, 1966.


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EN EL ESPÍRITU DE “CRAZY HORSE”

Cuando el premio Nobel de la Paz le fue otorgado al

presidente Barack Obama en octubre de 2009, se le

negaba por sexta vez (había sido propuesto para el

premio en seis años consecutivos) a Leonard Peltier,

indio norteamericano, prisionero político en la oscura

celda de una penitenciaría estadounidense.


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Sin embargo, mientras Barack Obama continuaba la

política guerrerista de su antecesor, institucionalizaba los

asesinatos a distancia con drones, destruía quién sabe

cuántas familias con la deportación masiva de

inmigrantes indocumentados, proyectaba nuevas

aventuras militares, y mantenía, en contra de la opinión

pública mundial, el criminal bloqueo contra Cuba,

Leonard Peltier, que desempeñó un papel fundamental en

la solución pacífica de conflictos entre tribus con antigua

historia de animosidad, continuaba impulsando

programas económicos, de educación y de salud en la

reservación de Rosebud en Dakota del Sur. En 1992,

Peltier creó una beca de estudios jurídicos en la

Universidad de New York, para americanos nativos, y

dona periódicamente sus obras –es un maestro en el arte

de la pintura indígena- con el fin de recaudar fondos para

las organizaciones de asistencia social y derechos


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humanos. Forma parte, además, del Consejo de Dirección

del Fondo Rosenberg para la Infancia.

Leonard Peltier, ciudadano de las naciones Anishinabe

Dakota/Lakota (1), escritor, poeta, artista y, sobre todo,

defensor de los pueblos indígenas, permanence en prisión

desde hace ya 37 años, por un crimen que no cometió. Es

otra de las principales víctimas del programa secreto de

represión de movimientos progresistas que llevó a cabo

el FBI (COINTELPRO). Para condenarlo, se utilizaron

los más aviesos procedimientos.

Militante del “American Indian Movement” (AIM),

acudió a prestar ayuda al pueblo lakota de la reservación

de Pine Ridge, en Dakota del Sur, sometido a un

continuo y criminal acoso por el FBI y las bandas

paramilitares de los “Guardians of Oglala Nation”

(GOONs). El período desde la protesta en “Wounded


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Knee” en 1973 hasta 1976 se conoce como el “Pine

Ridge Reign of Terror” (Reino del Terror en Pine Ridge).

Más de 60 tradicionalistas, es decir, indios que

consideraban de importancia fundamental mantener su

cultura y la base territorial de sus ancestros, fueron

asesinados. Al empeorar la situación, los tradicionalistas

pidieron ayuda al AIM. Leonard Peltier y una docena de

militantes se trasladaron al rancho “Jumping Bull” en la

reservación.

Con el pretexto de perseguir a un indio llamado Jimmy

Eagle a quien acusaban de robar un par de botas de

vaquero, el 26 de junio de 1975 dos agentes del FBI en

carros sin marcas penetraron en el rancho y provocaron

un tiroteo sin tener en cuenta la presencia de mujeres y

niños. De inmediato, más de 150 miembros del FBI, de

los GOONs y de la policía del gubernamental “Bureau of

Indian Affairs” rodearon el rancho. Cuando terminó la


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acción represiva, encontraron muerto de un disparo en la

cabeza al miembro del AIM Joseph Killsright Stunty. Su

muerte nunca fue investigada. También resultaron

muertos los dos agentes del FBI que dieron origen al

incidente.

Más de 70,000 páginas de documentos del FBI

relacionados con este período, permanecen sin

desclasificar. De acuerdo a los documentos disponibles,

más de cuarenta lakotas participaron en el tiroteo. Sin

embargo, sólo a cuatro les presentaron cargos por la

muerte de los dos agentes: Dino Butler, Bob Robideau y

Leonard Peltier, dirigentes del AIM, y a Jimmy Eagle, a

quien el FBI utilizó para penetrar en el rancho.

En el juicio a Butler y Robideau, el jurado consideró que

dada la atmósfera de terror que existía en Pine Ridge

estuvo justificado responder al fuego y los declaro


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inocentes por actuar en defensa propia. Prueba de que la

persecución a Jimmy Eagle no fue más que un pretexto,

es que el FBI retiró los cargos contra éste y, enfurecido

por el veredicto, concentró sus esfuerzos en la captura y

condena de Leonard Peltier quien había ayudado a

escapar del rancho, bajo la balacera, a un grupo de

adolescentes, y luego se refugió en Canadá pues no

esperaba tener un juicio justo.

El FBI logró la extradición de Peltier utilizando un

testigo falso, una mujer llamada Myrtle Poor Bear, que se

presentó como la novia de Leonard y afirmó que había

presenciado como asesinaba a los dos agentes. Las

investigaciones del fiscal revelaron que Poor Bear no

conocía personalmente a Leonard y no estaba presente

cuando sucedieron los hechos. A pesar de las

declaraciones subsiguientes de Poor Bear de que su falso


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testimonio era debido a presiones y amenazas del FBI, la

extradición de Peltier no fue revertida.

Injustificadamente, el caso fue transferido a otro juez que

impuso arbitrarias limitaciones a la defensa. Tras un

juicio amañado y con escandalosa manipulación del

jurado y de los testigos, Peltier fue hallado culpable del

mismo “delito” por el que sus dos compañeros del AIM

habían sido absueltos por actuar en defensa propia.

Peltier fue condenado a dos cadenas perpetuas

consecutivas.

En su declaración, el 1 de junio de 1976, antes de recibir

la sentencia, Leonard Peltier dijo al juez Benson: “Usted

está y ha estado siempre prejuiciado contra mí y contra

todo americano nativo que ha estado frente a usted. Usted

ha favorecido abiertamente al gobierno a través de todo

el juicio y se ha mostrado feliz de hacer todo lo que el


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FBI quería que usted hiciera”. “El juicio –continuó

Peltier- cerró un capítulo más en la historia del fracaso de

las cortes de Estados Unidos para administrar justicia en

el caso de un americano nativo”. Al final, dirigiéndose a

la corte, dijo: “No, yo no soy el culpable aquí; no soy el

que debe ser llamado criminal; el criminal es la América

blanca racista por la destrucción de nuestras tierras y de

nuestro pueblo”.

Leonard Peltier fue condenado exactamente cien años

después de la victoria lakota de “Little Bighorn”, una de

las batallas más famosas en la historia de Estados

Unidos, que tuvo lugar en 1876, también en el mes de

junio. En esta batalla, los indios lakota, con sus aliados

cheyenes, derrotaron al 7o. Regimiento de Caballería al

mando del teniente coronel George Armstrong Custer.

Fue allí que el jefe indio “Crazy Horse” (2) se convirtió

en leyenda.
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Leonard Peltier, un indio lakota, al igual que los

habitantes de la reservación de Pine Ridge, fue

condenado justo en el centenario de una gran derrota del

ejército de Estados Unidos frente a los que consideraban,

y ciertos sectores blancos racistas consideran todavía,

una “raza inferior”. ¿Casualidad? –Dicen que en política

no hay casualidades y el juicio de Peltier fue, sin lugar a

dudas, un juicio político. De todos modos, el hecho es

que la “América blanca racista”, representada en esta

ocasión por el FBI y el juez Benson, tomó venganza –

conscientemente o no- de la derrota en “Little Bighorn”

ocurrida exactamente un siglo antes, condenando a un

descendiente de los vencedores lakota por crímenes que

no cometió.

El ensañamiento contra los indios de la reservación de

Pine Ridge tiene, además, otras raíces. De acuerdo al

“Fort Laramy Treaty” (Tratado del Fuerte Laramy) de


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1868 entre la nación Sioux (Lakota/Dakota/Nakota) y

Estados Unidos, que tiene el respaldo de la Constitución,

Estados Unidos ha ocupado ilegalmente el área

montañosa de “Black Hills” (3), territorio lakota, desde

1874, cuando se descubrió oro en el lugar. El tratado

excluía para siempre la colonización blanca de esta zona

con más de 7,000 años de ocupación india. Black Hills es

la traducción de su nombre en lengua lakota y sus

montañas están indisolublemente unidas a la cultura de

este pueblo que nunca aceptó la violación del tratado y

reclamó constantemente la devolución del territorio.

El 23 de Julio de 1980, la Corte Suprema, en “United

States v. Sioux Nation of Indians” determinó que Black

Hills había sido ocupado ilegalmente y que se debía

pagar a los Sioux la cantidad inicialmente ofrecida, que

sumando los intereses ascendía a 106 millones de

dólares. Los lakota rechazaron la decisión pues no


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querían dinero sino la devolución del territorio que

histórica, legal y moralmente les pertenece. El dinero

permanece en una cuenta bancaria que, con los nuevos

intereses acumulados llega actualmente a cerca de 800

millones de dólares, pero los lakota continúan

rechazando dignamente la aceptación del dinero.

En 2012, James Anaya, Relator Especial de Naciones

Unidas, recorrió los territorios indios para examinar el

cumplimiento por Estados Unidos de la Declaración de

Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos

Indígenas aprobada, aunque tardíamente, por Barack

Obama en 2010. En su informe final (septiembre de

2012) Anaya recomendó la devolución de tierras a

algunas tribus, incluyendo Black Hills a los lakota. El 28

de octubre de 2013, Alfred M. de Zayas, experto de

Naciones Unidas, recomendó al Tercer Comité (4) de

esta organización abrir las puertas del Comité Especial de


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Descolonización (5) a las naciones indígenas, incluyendo

a las de América del Norte. El “Sioux Nation Treaty

Council” se ha dirigido al Comité de Descolonización en

el pasado exigiendo la devolución de Black Hills, pero

esta nueva recomendación le permite adelantar en sus

esfuerzos por lograr el cumplimiento del tratado de Fort

Laramie (6).

Para el pueblo lakota, y en general para todos los pueblos

indígenas, Leonard Peltier es un símbolo de la dignidad y

orgullo del pueblo indio ante los abusos y la represión

que han soportado durante siglos. En los días finales de la

administración Clinton, todo parecía indicar que saldría

libre por decisión del ejecutivo. Ocurrió, sin embargo, un

hecho sin precedentes, el FBI se opuso a la liberación de

Peltier y más de 500 agentes y sus familias realizaron una

manifestación de protesta frente a la Casa Blanca. La

petición de clemencia, con enorme respaldo popular y de


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organizaciones sociales y de derechos humanos, fue

denegada y también lo ha sido posteriormente en varias

ocasiones. El 18 de enero de 2017, el presidente Barak

Obama rechazó una petición de clemencia en favor de

Peltier. Se espera una nueva petición de conmutación de

la pena en 2018 ya bajo la administración de Donald

Trump. La explicación de los rechazos es simple: su

libertad no sería del agrado de poderosas empresas que

operan en Black Hills. Leonard Peltier es un preso

político con demasiado prestigio, le temen.

NOTAS

(1) La gran nación Sioux incluye tres naciones

principales: Lakota, Dakota y Nakota, cada una de ellas

se compone de varias tribus.


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(2) Su nombre en lengua lakota no significa “caballo

loco” sino “el que tiene un caballo loco”, lo cual,

obviamente, tiene un significado totalmente distinto. Su

nombre quedó para la historia en la forma peyorativa que

le impusieron sus enemigos.

(3) Black Hills es un sistema montañoso aislado en las

grandes llanuras, que abarca un área de 21,824

kilómetros cuadrados. Su mayor altura es el “Harney

Peak” con 2,208 metros. Además de sus recursos mineros

y forestales posee grandes atractivos turísticos.

(4) Comité de Asuntos Sociales, Humanitarios y

Culturales, llamado comunmente Tercer Comité.

(5) Este Comité fue establecido en 1961 por la

Asamblea General con el fin de monitorear la


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implementación de la Declaración de Naciones Unidas

sobre la independencia de los países y pueblos coloniales.

(6) ICTMN Staff: “Native Nations Recommended to

Have Access to Decolonization Committee”, Indian

Country Today Media Network, Nov. 5, 2013.


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CAMPOS DE EXTERMINIO LLAMADOS

RESERVACIONES

Los dueños primarios del territorio estadounidense, los

americanos nativos o indios, fueron sometidos durante

siglos a un proceso de destrucción de su cultura, de robo

de sus tierras ancestrales, de exterminio y reclusión en

áridas y remotas reservaciones. (1)

La “Indian Removal Act” (Ley de Desalojo) de 1830, los

despojó de sus tierras y los obligó a trasladarse a las

reservaciones. La historia de Estados Unidos recoge el

bochornoso episodio (1838) del “Trial of Tears” (El


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Camino de las Lágrimas), cuando 17,000 cheroquees

fueron obligados a abandonar sus hogares en el norte de

Georgia y trasladarse a Oklahoma. En el trayecto de

1,200 millas a pie, en lo más crudo del invierno,

alrededor de 4,000, principalmente ancianos, mujeres y

niños, murieron en el camino. El robo de sus tierras a las

tribus fue una historia de horror sin precedentes.

El mayor ahorcamiento masivo en la historia de Estados

Unidos tuvo lugar el 26 de diciembre de 1862 en

Mankato, Minnesota. Sofocada una insurrección de las

tribus Dakota, desesperadas por el hambre impuesto por

el gobierno estadounidense, 303 indios, prisioneros de

guerra, fueron condenados a muerte y otros 16 a largas

penas de prisión, en juicio sumario sin abogados ni

testigos. El presidente Abraham Lincoln redujo el

número de los que serían ejecutados. En presencia de una

multitud vociferante de cerca de 3,000 ciudadanos


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blancos y de gran cantidad de soldados, 38 indios fueron

ahorcados por el delito de defender la tierra de sus

ancestros.

La “General Allotment Act” o “Dawnes Act” (Ley

General de Reparto) de 1887 puso fin a la propiedad

comunal de la tierra y separó áreas dentro de las

reservaciones para su venta a colonos blancos. Tres años

más tarde, los horrores de la ejecución masiva de

Mankato quedarían empequeñecidos ante la masacre de

“Wounded Knee”. En diciembre de 1890 el Ejército de

Estados Unidos asesinó a cientos de indios Sioux, la

mayoría desarmados y muchos de ellos mujeres y niños,

cerca de Wounded Knee Creek, Dakota del Sur. Se dejó

morir a los heridos en el suelo en medio de una nevada

que duró tres días, luego se enterró a los cadáveres en

una fosa común mientras los soldados posaban para los

fotógrafos. (A)
47

Los indios fueron considerados siempre como raza

inferior. Una decisión paternalista de la Corte Suprema

en 1894 los consideró “una raza ignorante y

dependiente”. Se les negó en varias ocasiones la

ciudadanía y tuvieron que esperar hasta 1924 para que la

“Synder Act” la reconociese. Su derecho al voto no fue

admitido por todos los estados hasta 1948.

Para acelerar la destrucción de su cultura, miles de niños

indios fueron aislados de sus tribus y de sus hogares, se

les asignaron nuevos nombres en inglés, los vistieron con

uniformes grises, se les cortó el pelo, se les prohibió

comunicarse en sus idiomas maternos, y se les obligó a

participar en los cultos cristianos. El objetivo era la

asimilación forzosa, no la educación.


48

Desde Acoma, en lo que es ahora New México, en 1599,

hasta “Wounded Knee”, en 1890, transcurrieron más de

cuatro siglos de fiera y heroica resistencia indígena. De

12,5 millones de indios que poblaban el territorio de lo

que es hoy Estados Unidos, quedaban en 1890 sólo

228,000 sobrevivientes, en pésimas condiciones de salud,

aislamiento y miseria.

En 1939, la “Indian Reorganization Act” devolvió a los

indios el derecho a crear sus propias organizaciones de

gobierno y prohibió la venta de tierras en las

reservaciones a personas o instituciones no indias. Esta

ley, que llegó demasiado tarde, cuando sólo quedaban a

los indios 89 de los 138 millones de acres que tenían

cuando se promulgó la ley Dawes y éstos eran, por

supuesto, los de menor valor agrícola, no impidió que

continuaran perdiendo las propiedades de sus tierras. En

1960 sólo les quedaban 53 millones de acres, muy por


49

debajo del mínimo necesario para sostener a la población

india.

Como parte de la política genocida del gobierno de

Estados Unidos, el “Bureau of Indian Affairs” colaboró

con el “Indian Health Service” en la esterilización

sistemática, involuntaria y sin previo aviso, de miles de

mujeres indias en las reservaciones.

Alrededor de 400 tratados con las tribus fueron

sistemáticamente desconocidos o violados por los

sucesivos gobiernos norteamericanos. Las leyes

promulgadas para destruir su modo de vida constituyen

uno de los mejores ejemplos conocidos de imperialismo

cultural.

Durante más de dos siglos se prohibió a los indios la

libertad de culto. En 1978, con la “Religion Freedom

Act” se les permitió celebrar algunas ceremonias


50

religiosas. Pero la libertad de culto no les fue reconocida

hasta 1993 con la “Native American Free Exercise of

Religious Act”.

Al comenzar la segunda mitad del siglo XX, el nivel de

pobreza de los indios era mayor que el de ningún otro

grupo étnico. Más de la mitad de los supervivientes

habían abandonado las reservaciones y vivían en los

centros urbanos, muchos de ellos en la más absoluta

miseria. Los americanos nativos ocuparon el primer lugar

(por habitantes) en la población penal de Estados Unidos.

Por esta época, el Ku Klux Klan aumentó la frecuencia

de sus actividades terroristas en el sur de Estados Unidos,

en reacción principalmente a la integración racial en las

escuelas públicas ordenada por la Corte Suprema en

1954. Pero, al igual que sucedió con los afroamericanos,

los indios que regresaron de la II Guerra Mundial, de la


51

guerra de Corea, y posteriormente los que regresaron de

la guerra de Vietnam u otras guerras imperiales, sabían

ya cómo defenderse y no se asustaban fácilmente.

En 1957, el Gran Dragón del Klan, James W. Cole, inició

una campaña de acoso contra los indios Lumbees, que

viven en una zona pantanosa en el límite entre Carolina

del Norte y Carolina del Sur. Como esas tierras no

interesaban al gobierno, los Lumbees no fueron forzados

a marchar a las reservaciones junto con las demás tribus

del Sudeste. Sobrevivían dentro de su propia reservación.

El 13 de enero de 1958, el Klan comenzó a quemar

cruces en el Condado Robeson con el fin de “poner a los

indios en su lugar” e impedir mediante el terror las

uniones interraciales. Cole anunció por radio una reunión

del Klan cerca del pueblo de Maxton que tendría lugar el

18 de enero. Fuertes indignaciones provocaron en los


52

Lumbees las alusiones de Cole a la “moral relajada” de

las mujeres indias.

Cuando en la noche de la fecha fijada, cerca de un

centenar de miembros del Klan, bien armados, se

reunieron en Hayes Pond, cerca de Maxton, unos 500

Lumbees, portando escopetas y palos los rodearon,

gritando y disparando al aire. Los miembros del Klan

huyeron dejando detrás las cruces y el resto de su

parafernalia ceremonial. El “Gran Dragón” abandonó a

su esposa y huyó a través de un pantano. Una foto de

Simeon Oxendine, líder indio, veterano de la II Guerra

Mundial, envuelto en la bandera conquistada del Klan,

fue publicada en la revista Life. A partir de entonces, el

Klan no volvió a incursionar en el condado y los


53

Lumbees celebran cada año, el 18 de enero, el día de la

victoria en la Batalla de Hayes Pond. (2)

Los Lumbee recibieron el apoyo solidario de numerosas

tribus estadounidenses. La victoria de Hayes Pond marca

el inicio de una etapa de renacimiento de la rebeldía india

y es un buen ejemplo del método de lucha de violencia

defensiva adoptado también por organizaciones

afroamericanas.

El “American Indian Movement” (AIM) fue fundado en

Minnesota en 1968. Una de sus primeras acciones para

llamar la atención sobre las injusticias que se cometian

con las tribus y naciones indias fue la ocupación durante

19 meses de Alcatraz, elegida porque era, como las

reservaciones, prisión abandonada.


54

En 1972, una caravana nacional que terminó en

Washington, DC, llamada “Trail of Broken Treaties” (El

camino de los tratados rotos) presentó un plan de 20

puntos para mejorar la crítica situación de los indios. En

1978, otra marcha, “The Longest Walk” (La marcha más

larga) realizó el recorrido desde Alcatraz hasta la capital.

Entre febrero y mayo de 1973, el AIM ocupó Wounded

Knee, el sitio de la famosa masacre. Durante los 71 días

de ocupación las fuerzas represivas tirotearon con

frecuencia el campamento. Dos miembros del AIM

resultaron muertos y otros 12 fueron secuestrados y

desaparecidos. Terminada la ocupación, 1,200 miembros

de la comunidad fueron arrestados y otros 500 en los

meses subsiguientes. Siete dirigentes indios fueron

acusados de conspiración; uno de ellos, Pedro

Bissonnette, fue asesinado antes del juicio. (3)


55

En los primeros años de la década del 70, el FBI

concentró sus esfuerzos en destruir a los movimientos

progresistas indígenas. Numerosos activistas del AIM

fueron asesinados, unas veces abiertamente y, otras,

utilizando a corruptos jefes tribales. El acoso contra los

activistas indios era constante y se les encarcelaba con

frecuencia.

Contra los indios se utilizó no sólo al FBI sino también a

las fuerzas paramilitares que con el nombre de

“Guardians of the Oglala Nation” (GOON’s) se

convirtieron en el principal instrumento de represión. Su

jefe, Dick Wilson, proclamó una guerra total contra el

AIM, y sus escuadrones de la muerte sembraron el terror

en la reservación de Pine Ridge en contubernio con las

autoridades. En febrero de 1976, por ejemplo, Anna Mae

Aquash, artista y dirigente del AIM fue asesinada

después de negarse a actuar como informante del FBI. El


56

11 de febrero de 1979, prendieron fuego a la casa de otro

dirigente, Tina Trudell, y ella, su madre y sus tres niños

murieron quemados en el incendio. Continuas

provocaciones sirvieron para el arresto de activistas como

Leonard Peltier, prisionero político condenado a dos

cadenas perpetuas por crímenes que no cometió.

Después de más de 10 años de elaboración y

negociaciones, la ONU aprobó en 2007 la “Declaración

de los Derechos de los Pueblos Indígenas”. La versión

final de esta declaración está muy lejos de lo que querían

los indios y no da solución a ninguno de los problemas

que reclaman acción inmediata. Aun así, Estados Unidos

fue de los últimos países en anunciar su apoyo a la

Declaración (16 de diciembre de 2010) y el presidente

Barack Obama subrayó que su cumplimiento no era

obligatorio.
57

La destrucción de los medios de vida y de la cultura

indios continúa. Un nuevo movimiento de resistencia,

“Idle No More” (INM) que podría traducirse como “Ya

no estaremos pasivos”, surgido en Canadá hace unos dos

años, se ha expandido por todo el territorio

estadounidense. INM ha unido a diversos grupos, entre

ellos a los que se oponen a los métodos extremos de

extracción de combustibles fósiles. El 7 de octubre de

2013, INM celebró el día internacional para la

proclamación de la soberanía indígena.

Una de las graves amenazas a la existencia de los pueblos

indígenas es la política gubernamental que estimula a las

corporaciones a realizar labores de extracción minera que

contaminan las tierras y las aguas de las reservaciones y

les roban sus recursos.


58

Las minas de uranio en particular, con miles de pozos

abiertos en las tierras tribales, se relacionan

estrechamente con el surgimiento de altas tasas de

malformaciones congénitas, cáncer y otras patologías. Se

estima que hasta un 80 % del uranio que se extrae en

Estados Unidos proviene de minas situadas en territorio

indio (4).

Los yacimientos han sido entregados a corporaciones

como “Kerr McGee”, “Atlantic Richfield”, “Exxon” y

“Mobil”, entre las principales. Para el trabajo altamente

contaminante contratan mano de obra barata entre los

indios.

En Church Rock, New Mexico, en territorio navajo,

opera la “United Nuclear”. Otras compañías operan en

territorio sioux. El envenenamiento radiactivo del río


59

Cheyenne por una mina de uranio afecta directamente a

la reservación de Pine Ridge.

La esperanza de vida entre los indios norteamericanos es

30 años menor que en el resto de la población. En

algunas reservaciones, la tasa de suicidios entre los

jóvenes es 10 veces mayor que el promedio para Estados

Unidos (5). Estas cifras bastarían para demostrar el grado

de abandono y desesperación de la población india. El

INM con sus acciones de protesta representa una nueva

esperanza, pero tendrá que enfrentar a muy poderosos

intereses de las corporaciones y también del Pentágono,

pues una de sus principales reivindicaciones es la

desmilitarización de los territorios indios.

NOTAS
60

(1) Un resumen del contexto histórico del genocidio de

los indios norteamericanos puede verse en: Salvador

Capote: “La ley contra el indio”.

(2) “Raid by 500 Indians balks North Carolina Klan

rally”, New York Times, Jan 19, 1958.

(3) Dan Berger: “The American Indian Movement”, Let

Freedom Ring, PM Press (2008), pp. 12-15.

(4) Kevin Zeese and Margaret Flowers: “It is time to

recognize the national sovereignty and human rights of

native Indians”, Truthout, Oct 9, 2013.

(5) Levent Basturk: “No country for Native

Americans”, World Bulletin, Oct. 23, 2013.


61
62

LA LEY CONTRA EL NEGRO

Continuemos la disección del sistema de justicia

norteamericano mostrando como las leyes de Estados

Unidos justificaron los horrores de la esclavitud primero,

la segregación racista después y perpetuaron la

discriminación del negro hasta nuestros días.

Cuando Thomas Jefferson escribió en la Declaración de

Independencia: “Todos los hombres son creados iguales”,

no estaba pensando, con absoluta seguridad, ni en los

esclavos, ni en las minorías, ni en los siervos bajo


63

contrato (“indentured servants”), ni siquiera en las

esposas e hijas de los blancos acaudalados a quienes la

famosa frase se refería. En este contexto, la palabra

“hombres” hay que entenderla literalmente y “hombres

blancos propietarios” específicamente. Cuando Jefferson

diseñó su señorial mansión de Monticello, de 43

habitaciones, situó bajo tierra las barracas de los esclavos

para que su fealdad no fuese visible desde el palacio.

Cuenta el escritor norteamericano Gore Vidal, en su

novela histórica “Burr”, que a los visitantes de Monticelli

les sorprendía el extraordinario parecido físico de todos

los niños mulatos de la plantación con su amo Jefferson.

Cuando se firmó la Declaración de Independencia había

en Estados Unidos 600 000 esclavos negros y ninguno de

ellos fue liberado. Tendría que transcurrir casi un siglo

para que la esclavitud desapareciese como institución,

aunque dejando profundas y permanentes secuelas.


64

La Sección 2 del Artículo 1 de la Constitución de Estados

Unidos, conocida como “compromiso de los tres-

quintos”, estipulaba que, para la representación de los

estados en el Congreso, el valor de un esclavo negro era

el de 3/5 de una persona.

Todo el aparato jurídico e institucional de Estados

Unidos fue diseñado para crear y mantener los privilegios

de los propietarios blancos. Los conjuntos de las

decisiones de las cortes de justicia de la época reflejan

claramente la total carencia de derechos legales de los

negros. Una decisión famosa de la Corte Suprema de

Estados Unidos tuvo lugar en el caso Dred Scott v.

Sandford, 1857. Scott, un negro nacido en Estados

Unidos, que había obtenido su libertad en Illinois,

reclamó la condición de ciudadano. La Corte rechazó la

petición alegando que a los negros nunca se les consideró

como parte del pueblo de Estados Unidos.


65

En los libros de texto de las escuelas se enseña que la

Guerra de Secesión se libró para liberar a los esclavos.

En realidad, tuvo causas y motivaciones mucho más

complejas. La guerra se desató debido a las

contradicciones insalvables entre el Sur aristocrático, con

estructuras de tipo feudal, donde las haciendas trabajadas

por esclavos eran la fuente de riqueza y de poder, y un

Norte capitalista, surgido a consecuencia de la revolución

industrial, que necesitaba grandes masas de trabajadores

para sus fábricas y que, para continuar su desarrollo,

exigía la creación en todo el país de un nuevo orden

económico y social. La guerra, además, fue un gran

negocio y de ella surgieron colosales fortunas como las

de Rockefeller, Carnegie, Morgan, Armour, Mellon, y

Gould.

Uno de los mitos fundamentales en la historia de Estados

Unidos es la presentación de Abraham Lincoln como el


66

Gran Emancipador. En un discurso en 1858 (1), poco

antes de comenzar la guerra, Lincoln expresó: “No estoy

y no he estado nunca en favor de forma alguna de

igualdad social y política de las razas blanca y negra; no

estoy y no he estado nunca en favor de que los negros

voten o sirvan como jurados; ni de que califiquen para

ocupar cargos, ni tampoco de matrimonios interraciales

con personas blancas; y diré, además, que hay una

diferencia física entre las razas blanca y negra que

considero impedirá para siempre que las dos razas vivan

juntas en términos de igualdad social y política. Y puesto

que no pueden vivir de esa manera, mientras

permanezcan juntas tendrá que haber una posición

superior y otra inferior, y yo estoy tanto como cualquier

otro hombre, en favor de que la posición superior se le

asigne a la raza blanca.”


67

Cuando se produjo la secesión de los estados del Sur,

Lincoln prometió no interferir con la esclavitud en los

estados donde la institución se encontraba establecida y

prometió también mantener la ley que permitía la

persecución de los esclavos fugitivos. La prioridad de

Lincoln era restaurar la Unión, no abolir la esclavitud. De

hecho, cuatro estados esclavistas continuaron formando

parte de ella: Maryland, Delaware, Kentucky y Missouri.

En septiembre de 1862, Lincoln firmó la Proclamación

de Emancipación, pero ésta no liberaba todos los

esclavos sino solamente aquellos de los territorios

rebeldes no ocupados por el ejército de la Unión.

Absurdamente, no liberaba a los esclavos en los

territorios controlados por el gobierno.

Si hubo algún “Gran Emancipador” éste fue sin duda el

dirigente negro estadounidense Frederick Douglass. Fue


68

Douglass quien convenció a Lincoln de que no podría

ganar la guerra sin liberar a los esclavos en el Sur y sin

permitir a los negros en el Norte enrolarse en el ejército,

y no fue hasta 1863 que el Congreso autorizó su

enrolamiento. Sin los 200,000 negros que se alistaron

como voluntarios en el ejército de la Unión (38,000

resultaron muertos o heridos) otro hubiera sido el curso

de la guerra.

Douglass honró siempre a Lincoln como presidente

mártir, pero rechazó el mito del Gran Emancipador. En

su “Oración en Memoria de Abraham Lincoln”, al

inaugurar el Monumento a los “Freedmen” (hombres

liberados de la esclavitud) en 1876, en Washington,

afirmó: “Lincoln no fue nuestro hombre ni nuestro

modelo. Él fue, por encima de todo, el presidente de los

blancos, dedicado enteramente al bienestar de los

blancos. Ustedes [los blancos] son los hijos de Abraham


69

Lincoln. Nosotros [los negros] somos, en el mejor de los

casos, solamente sus hijastros”.

Terminado el conflicto y con la ratificación de la

Decimotercera Enmienda a la Constitución de Estados

Unidos, en diciembre de 1865, la esclavitud quedó

abolida en todo el territorio de la nación. Los negros

quedaron libres, aunque sin derecho al voto. Sin

embargo, los terratenientes del Sur no se resignaban a

perder sus privilegios. En los estados sureños fueron

promulgadas leyes que tenían como finalidad restablecer

las relaciones de esclavitud. El conjunto de estas leyes se

conoce como “The Black Codes” (Los Códigos Negros).

En 1866 el Congreso aprobó la primera ley de derechos

civiles (“Civil Rights Act”) que otorgaba la ciudadanía a

los afro-norteamericanos (pero no a los indios) y -en

teoría- la igualdad de derechos ante la ley. No obstante,


70

la aprobación tuvo que sobreponerse al veto del

presidente Andrew Johnson y, para evitar que fuese

declarada inconstitucional por la Corte Suprema de

Justicia, el Congreso aprobó también la 14a. Enmienda

(1868) con el fin de incluir estos derechos en la

Constitución.

Las leyes aprobadas durante el periodo de

Reconstrucción (1865-1876) incluyendo la 15a.

Enmienda (1870), que otorgaba el derecho al voto a los

negros (a los hombres, no a las mujeres, y con muchas

limitaciones), y la ley de Derechos Civiles de 1875

(revocada posteriormente) que prohibía la discriminación

racial, se enfrentaron a la resistencia de los blancos

sureños quienes, además de los Códigos Negros,

utilizaron todo tipo de violencia y terror. Fue por esta

época que surgió el Ku Klux Klan. Por último, con las


71

interpretaciones racistas de las cortes, estas leyes se

convirtieron en muy poco tiempo en papel mojado.

Las leyes promulgadas en el Sur privaban a los negros de

sus derechos ciudadanos. No podían votar, ejercer cargos

públicos, servir como jurados ni testificar contra los

blancos y estaban sujetos a estrictas normas de

segregación. Por ley, tenían que asistir a escuelas, viajar

en vehículos, comer en restaurantes, visitar parques, y ser

enterrados en cementerios, sólo para negros. Se les

negaba la oportunidad de participar en la vida económica

de la nación y vivían, casi en su totalidad, en pobreza

extrema.

En 1896, la decisión de la Corte Suprema en el caso

Plessy v. Ferguson, colocó a nivel federal la segregación.

La separación de razas adquiría de este modo un respaldo

constitucional. Esta infamante decisión de la Corte


72

Suprema legitimó la existencia de dos sociedades: una

blanca, privilegiada; la otra negra, desposeída y

humillada. Entre 1876 y 1965, multitud de leyes locales,

estatales y federales, llamadas “Leyes de Jim Crow” (por

el personaje cómico disfrazado de negro, con este

nombre) reforzaron la segregación racial. Mientras los

Códigos Negros tuvieron vigencia principalmente en el

Sur, durante la etapa de Reconstrucción, las Leyes de Jim

Crow se extendieron por todo el territorio de Estados

Unidos. Estas leyes, basadas en la falacia de “separados

pero iguales” sistematizaron las desventajas y

desigualdades en todas las esferas económicas, políticas

y sociales, y legitimaron la discriminación contra los

negros.

Los que se oponían a la Leyes de Jim Crow arriesgaban

sus empleos, sus hogares y sus vidas. Más de 5000

negros (3440 casos documentados) hombres y mujeres,


73

fueron linchados entre 1882 y 1968, un promedio de 58

linchamientos por año. Los negros carecían de amparo

legal completamente, pues todo el sistema de justicia

criminal estaba integrado por blancos: policías, fiscales,

jueces, jurados y oficiales a cargo de las prisiones.

Los movimientos por los derechos civiles que tuvieron

lugar en las décadas de 1950 y 1960 alcanzaron éxitos

notables como la decisión de la Corte Suprema en el caso

“Brown v. Board of Education” (1954) que prohibió la

segregación en las escuelas públicas; la “Civil Rights

Act” (Ley de Derechos Civiles) de 1964; la “Voting

Rights Act” (Ley de Derecho al Voto) de 1965, que

eliminó obstáculos al voto negro que aún permanecían; y

la “Fair Housing Act” (Ley de Derecho a la Vivienda) de

1968, que prohibió la discriminación en la venta o renta

de casas. Sin embargo, estas conquistas, en la práctica, se

han ido difuminando con el tiempo. Hoy, varias décadas


74

después, puede afirmarse que los avances han sido

demasiado modestos. La “Affirmative Action” (Acción

Afirmativa) con el fin de promover a los negros a

posiciones sociales más altas, es otro de los movimientos

fracasados. En todos los casos, el fracaso se debe a que se

dejan intactas las estructuras, principalmente económicas,

de dominio y opresión.

En 1956, la “Interstate and Defense Highway Act” (Ley

de Autopistas Interestatales y de Defensa) condenó a la

destrucción a los vecindarios negros y pobres de las

principales ciudades de Estados Unidos. Las cintas de

asfalto y los muros de concreto de las autopistas cruzaron

por el centro de los ghettos negros fragmentándolos e

incomunicando los fragmentos entre sí. La construcción

de vías de acceso rápido aceleró el proceso de

suburbanización. Las clases alta y media de las ciudades

pudieron trasladarse a viviendas confortables en zonas


75

alejadas del centro de la ciudad, invirtiendo así el

esquema tradicional: clases adineradas e instituciones

vitales de la ciudad en el centro - pobres en los suburbios,

por otro en que los negros y los pobres quedaron en un

“downtown” abandonado y deteriorado.

No, el racismo y la discriminación en Estados Unidos

están muy lejos de haber desaparecido y la demostración

es muy sencilla: los negros siguen viviendo en los peores

barrios, asistiendo a las peores escuelas, recibiendo los

peores empleos, y abarrotando las cárceles, los centros de

detención de juveniles y los corredores de la muerte. Los

pasos previos imprescindibles para reparar las injusticias

presentes y pasadas: reconocer la verdad, disculparse

ante las víctimas y ofrecerles las compensaciones y

reparaciones a que tienen derecho, no ocurrirán mientras

exista el “establishment”.
76

Una inscripción, situada sobre las monumentales

columnas del edificio de la Corte Suprema en

Washington, reza: “Equal Justice Under Law” (Igual

Justicia ante la ley), pero cuando la igualdad no existe y

las leyes son creadas para mantener y reforzar los

privilegios de la clase dominante, la justicia es imposible.

(1) Debate at Charleston, Illinois, Sept. 18, 1858.


77

MUROS DE CONCRETO Y SEGREGACIÓN

La muerte de Bernie Dyer, veterano activista de los

derechos civiles en Liberty City y editor del Miami

Weekly, luego de cerca de un año en coma a

consecuencia de un extraño enfrentamiento con la


78

policía, me trajo a la mente la historia triste de los ghettos

negros de Miami.

Cuando el vecindario, llamado “Colored Town”, donde

fueron confinados los afroamericanos en los tiempos en

que, con su sudor y con su sangre, trajeron el ferrocarril

hasta el sur de la Florida, desecaron los pantanos y

construyeron las primeras casas y calles de esta ciudad,

apenas comenzaba a prosperar, miembros del Ku Klux

Klan, el 15 de Julio de 1917, dinamitaron el Odd Fellows

Hall, el principal edificio construido hasta ese momento y

nunca se castigó a los culpables. Con el tiempo, y a pesar

de la hostilidad racista, este ghetto negro estadounidense

llegó a tener más de 40,000 habitantes, y sin dejar de ser

el vecindario más pobre de la ciudad, se convirtió en una

comunidad vibrante con una importante avenida

comercial, un prestigioso Teatro Lírico y centros

nocturnos de recreación a donde acudían turistas del


79

cercano Miami Beach para asistir a espectáculos con

artistas de fama internacional como Josephine Baker y

Nat King Cole. El vecindario había cambiado ya su

nombre por el de Overtown y sus residentes, con orgullo,

se llamaban a sí mismos “towners”.

El origen de este ghetto de Miami fue muy distinto al de

la mayoría de los ghettos negros de Estados Unidos.

Estos últimos surgieron a consecuencia de la migración

de los afroamericanos de las zonas rurales del sur a las

ciudades del norte empujados por los devastadores

efectos de la plaga del gorgojo del algodón y a la

creciente mecanización que desplazaba a los obreros

agrícolas mientras que, al mismo tiempo, aumentaba la

demanda de trabajadores en las fábricas del norte. Cerca

de un millón de negros del sur migraron y pasaron a vivir

en condiciones de hacinamiento en New York, Chicago,

Baltimore, Detroit, Cleveland, St. Louis y otras ciudades.


80

El Overtown de Miami, por el contrario, resultó de una

migración de norte a sur, desde el norte de la Florida,

Georgia y Alabama.

Cuando, gracias a la fabricación en serie de automóviles

y a la construcción de vías de acceso rápido, comenzó el

proceso de suburbanización, las clases alta y media de las

ciudades pudieron trasladarse a viviendas confortables en

zonas alejadas del centro de la ciudad y quedó invertido

el antiguo esquema: clases adineradas en el centro,

pobres en los suburbios. Posteriormente, los intentos por

rescatar el deteriorado downtown y sus alrededores casi

siempre fracasaron. A la motivación económica se

sumaba la intención racista de desplazar a los negros de

la cercanía de lugares emblemáticos de la ciudad. En

Miami, el primer gran intento fue el de trasladar a los


81

vecinos del Overtown hacia la zona más al noroeste que

se conoce actualmente como Liberty City. El resultado

fue la creación de un segundo ghetto. Pero la oportunidad

dorada para destruir a la comunidad negra del Overtown

llegó en 1956 con el programa federal de carreteras

interestatales.

Desde su mismo origen, este programa estuvo vinculado

explícitamente con la recuperación de los downtowns y

la eliminación de los ghettos. La intención se expresa

claramente en numerosos documentos oficiales de la

época. Fue debido a esta vinculación que el presidente

Harry S. Truman no apoyó la propuesta en 1949 pues

consideró que sería rechazada por el Congreso. No

obstante, los cabilderos del proyecto, llamados “pandilla

de las carreteras” (“the road gang”) tenían el apoyo de

muy poderosos intereses: las compañías petroleras, la

industria automovilística, las empresas de construcción y


82

de transporte, el sindicato de camioneros (“Teamsters

Union”), etc. y, bajo el gobierno del presidente

Eisenhower fue aprobado por el Congreso (“Insterstate

and Defense Highway Act of 1956”).

Con la aprobación de esta ley, la suerte de los vecindarios

negros y pobres de las principales ciudades de Estados

Unidos quedó sellada. Las cintas de asfalto y los muros

de concreto de las autopistas cruzaron por el centro de los

ghettos negros de Nashville, Richmond, St. Paul, New

Haven, Columbus, Cleveland, Baltimore, Milwaukee,

Indianapolis, Tampa, Orlando, Miami, por supuesto, y de

muchas otras ciudades. En algunas, como Atlanta,

Memphis, y Los Angeles, las autopistas sirvieron como

barreras de concreto para aislar los vecindarios blancos

de los negros. En muy pocas ciudades, como Boston,

New York y Washington, las comunidades

afroamericanas tuvieron la suficiente organización y


83

fuerza para impedir (total o parcialmente) que se

consumase la destrucción de sus vecindarios.

En Miami, la ciudad con mayor grado de segregación en

todo el territorio de los Estados Unidos, el ghetto negro

fue crucificado (y la palabra tiene aquí matemática

precisión) por la Interestatal I-95 de norte a sur, y por el

Dolphin Expressway de oeste a este. Este cruce de

autopistas, con sus rampas de acceso y de salida y sus

vías accesorias, es un monstruo de concreto edificado

sobre el mismo corazón del Overtown. En el tiempo que

duró su construcción durante la década de los sesentas,

31,000 de sus habitantes fueron desplazados. Estos, en su

mayor parte, se trasladaron a Liberty City, contribuyendo

al hacinamiento y empeorando las condiciones

económicas y sociales del segundo ghetto.


84

Casi medio siglo después, el esquema de segregación

sigue vigente en Miami, con las clases de poder

económico encerradas en sus torres o tras los muros de

concreto de sus condominios y los más pobres en

campamentos de “trailers”; barrios predominantemente

blancos y barrios predominantemente negros; y etnias y

nacionalidades distribuidas en el Pequeño Haití, la

Pequeña Habana, el barrio judío de Miami Beach, etc.

¡Descanse en paz Bernie Dyer!


85

LITTLE ROCK

Cuando la fiebre del oro en California, una pequeña roca

a orillas del Arkansas sirvió de punto de referencia a los

que viajaban por tierra desde Memphis (Tennessee) para

el paso del río, y para las embarcaciones que lo


86

remontaban desde el Mississippi (“el viejo río hermano

de los negros”) para iniciar, hacia el oeste, el “Fort Smith

– Santa Fe Trial”, la Ruta de Arkansas.

Un siglo más tarde, en 1957, Little Rock, la ciudad

surgida en el sitio, serviría también como punto de

referencia de otra fiebre, la fiebre racista, que se extendió

por todo el sur de Estados Unidos para impedir la

integración de los niños negros a las escuelas públicas.

En este 10 de julio, aniversario 105 del nacimiento en

Camagüey de Nicolás Guillén, y en el año del

quincuagésimo aniversario de la “Central High Crisis”,

como le llaman en Estados Unidos a los sucesos de Little

Rock, qué mejor para rendir homenaje al gran poeta

cubano que sus propios versos.


87

“Un blues llora con lágrimas de música

en la mañana fina.

El Sur blanco sacude

su látigo y golpea. Van los niños

negros entre fusiles pedagógicos

a su escuela de miedo.

Cuando a sus aulas lleguen,

Jim Crow será el maestro,

hijos de Lynch serán sus condiscípulos

y habrá en cada pupitre

de cada niño negro,

tinta de sangre, lápices de fuego.

Así es el Sur. Su látigo no cesa.”

En 1999 se publicó un libro con sorprendentes

revelaciones: “Bitters in the Honey”. En él, su autora,


88

Beth Roy, ofrece entrevistas realizadas a los que,

entrando ya en edad de jubilación, fueron estudiantes

blancos de la Little Rock’s Central High School. La

violencia racial de sus padres, de la que fueron testigos y

en algunos casos participantes, marcó sus vidas para

siempre con traumas, confusión, inseguridad,

contradicciones, sentimientos de culpabilidad. “Betsy” –

tenía entonces 16 años de edad- recuerda la escena que

observó a través de la ventana de su aula en aquel

septiembre de 1957: un grupo de hombres blancos

perseguía a un periodista negro [del Amsterdam News de

New York]. La maestra indicó a los niños que recitaran el

“Pledge of Allegiance” [Juramento de Lealtad]. “Yo

estaba observando –relata Betsy- como lo perseguían a

través de los jardines… y sabía, creía firmemente, que si

lo atrapaban lo matarían. Y en aquel momento, mientras

observaba y mientras recitaba el ‘Pledge of Allegiance’,


89

con la mano puesta sobre mi corazón, pensaba que algo

estaba mal. ¿Cómo podía estar sucediendo aquello en un

país al que estábamos jurando lealtad? ¿Dónde estaba el

error? Y esto dejó en mí una huella indeleble, puedo

darme cuenta ahora. Es algo que nunca, nunca olvidaré.”

El libro de Roy ayuda a entender las complejidades del

racismo, pues revela como los propios hijos de los

victimarios suelen convertirse en víctimas.

Si Orval Faubus, el gobernador de Arkansas que ordenó

a la Guardia Nacional bloquear la entrada de la escuela a

los nueve niños negros, hubiese escuchado a su padre,

Sam Faubus, viejo militante del Partido Socialista,

hubiera sabido que, como afirmaba éste: “El capitalismo

es un fraude y ambos, los blancos pobres y los negros,

son sus víctimas.” Pero Orval Faubus era un renegado y


90

había abrazado otra filosofía, la que expresó a un

periodista del Arkansas Democrat-Gazette: “En política,

como en la vida, la supervivencia es la ley primera”. De

esta cosmovisión faubus o faubusiana nos habla Guillén:

“En aquel mundo faubus,

bajo aquel duro cielo faubus de gangrena,

los niños negros pueden

no ir junto a los blancos a la escuela.

O bien quedarse suavemente en casa.

O bien (nunca se sabe)

dejarse golpear hasta el martirio.

O bien no aventurarse por las calles

O bien morir a bala y a saliva.

O no silbar al paso de una muchacha blanca.

O en fin, bajar los ojos yes,


91

doblar el cuerpo yes

arrodillarse yes

en aquel mundo libre yes

de que habla Foster Tonto en aeropuerto y


aeropuerto,

mientras la pelotilla blanca,

una graciosa pelotilla blanca,

presidencial, de golf, como un planeta


mínimo,

rueda en el césped puro, terso, fino,

verde, casto, tierno, suave, yes.”

Con la ley (“Voting Act”) promulgada en 1965 que

eliminó muchas de las restricciones para votar impuestas

a los afro-norteamericanos, la carrera política de Orval

Faubus llegó a su fin. Sus aspiraciones fallidas a la

gobernación de Arkansas en 1970, 1974 y 1986 tuvieron

que enfrentarse inútilmente al voto masivo de los negros.


92

Qué dura debió ser para Faubus y sus iguales, la

irrupción de los negros en la vida social de Arkansas,

porque la intolerancia, la intransigencia, la hipocresía, la

crueldad, el odio y la estrechez mental, consustanciales a

la ultraderecha reaccionaria, están estrechamente ligados

a la semiótica del lugar. El territorio de los elegidos es

sagrado, y su carácter sacro se fundamenta en

tradiciones, nostalgia del pasado, héroes, mártires,

personajes mesiánicos, sangre derramada, profundos

dolores, reales a veces y casi siempre supuestos. Un

ejemplo bien conocido por los cubanos es el ghetto de

Miami, el cual no puede ser contaminado por aquellos

que no forman parte de los históricos, menos aún por

liberales, socialistas, comunistas…ni siquiera por

demócratas. Todo el que aspire a pertenecer a los ungidos

tiene que recitar diariamente las sagradas letanías.


93

En muchas ciudades de Estados Unidos, sobre todo en las

que se hicieron famosas por los linchamientos de negros,

como Greensboro, en Carolina del Norte, se han creado

recientemente Comités de Reconciliación. La intención,

sin dudas, es buena, pero no es de esperar que logre algún

efecto práctico. Dejando aparte el horror de la esclavitud

(que para algunos es solo historia sin tener en cuenta que

sus secuelas están todavía bien presentes), más de 5,000

negros fueron linchados en épocas posteriores y en muy

pocos casos se hizo justicia, sin contar los, mucho más

numerosos, que escaparon del linchamiento sólo para ser

condenados a muerte por tribunales y jurados racistas. El

terror impuesto obligó a los afro-norteamericanos,

durante decenas y decenas de años, a vivir en los peores

barrios, a enviar a sus hijos a las peores escuelas, a tener

que aceptar los peores trabajos, perpetuando así su

ignorancia y su miseria. El progreso cultural, económico


94

y político de los negros fue siempre controlado y limitado

por los blancos mediante su dominio del sistema

educacional, de las oportunidades de trabajo, de los

medios de información y de opinión, de las fuerzas

represivas y de los tribunales de justicia. Y lo peor es que

los abusos y la discriminación están todavía muy lejos de

haber cesado. El que quiera convencerse de ello sólo

tiene que examinar la composición racial en las

superpobladas penitenciarías de Estados Unidos y, en

especial, en las galeras de los condenados a muerte. No

basta con pedir disculpas, una verdadera reconciliación

exige que se divulgue la verdad, que se restituya la

justicia y que se ofrezca a las víctimas las reparaciones a

que tienen derecho.

Tiemblo al pensar en un mundo “todo faubus’, como

advirtió Guillén, o “todo bush”, o “todo Trump” si

actualizamos la expresión.
95

“Y bien, ahora,

señoras y señores, señoritas,

ahora niños,

ahora viejos peludos y pelados,

ahora indios, mulatos, negros, zambos,

ahora pensad lo que sería

el mundo todo Sur,

el mundo todo sangre y todo látigo,


96

el mundo todo escuela de blancos para

blancos,

el mundo todo Rock y todo Little,

el mundo todo yanqui, tod

Pensad por un momento,

Imaginadlo un solo instante.


97

LAS VICTIMAS DE COINTELPRO

El gobierno de Estados Unidos ha negado siempre,

hipócritamente, la existencia de prisioneros políticos en

su territorio. Cuando Andrew Young, Embajador de

Estados Unidos ante la ONU entre 1977 y 1979 admitió

públicamente la existencia de más de 100 prisioneros

políticos en su país, fue separado inmediatamente de su

cargo.
98

Muchos de estos prisioneros políticos han permanecido

decenas de años en las prisiones estadounidenses en

condiciones de cruel aislamiento, víctimas en su mayoría

del programa de contrainteligencia del FBI llamado

COINTELPRO, acrónimo de “Counter Intelligence

Program”, creado en 1956 por su director en aquel

tiempo, J. Edgar Hoover.

El programa se materializó en una serie de operaciones

encubiertas dirigidas contra grupos contestatarios del

“establishment”. El primer objetivo fue el Partido

Comunista, comenzando en 1956; continuó con el

movimiento independentista puertorriqueño a partir de

1960; le siguió la represión contra el Partido Socialista de

los Trabajadores, a partir de 1961; en 1967 le tocó el

turno a las organizaciones afroamericanas radicales y,


99

por último, a partir de 1968, a la Nueva Izquierda, entre

los principales.

En estas acciones encubiertas, el FBI no se limitaba a

colectar información, sino que realizaba acciones secretas

para destruir o “neutralizar” (término de guerra utilizado

muy frecuentemente en los documentos del FBI) a

partidos, grupos o individuos. Todo estaba permitido,

desde aviesas maniobras para sembrar la división y el

antagonismo entre los grupos hasta sucias

manipulaciones para destruir familias; desde la

fabricación de falsas pruebas en los procesos judiciales

hasta el asesinato de líderes destacados.

Miles de miembros del movimiento independentista

puertorriqueño, del Partido “Black Panther”, de

“Students for a Democratic Society”, de “Republic of

New Africa”, del “Students Non-Violent Coordinating


100

Committee”, del “American Indian Movement”, del

movimiento chicano, de los medioambientalistas, de los

pacifistas, y de muchas otras organizaciones que

aspiraban a cambios sociales en Estados Unidos, fueron

“neutralizados”.

Muchos fiscales y jueces se convirtieron en cómplices.

Los fiscales retuvieron evidencias exculpatorias, como

quedó demostrado en los casos de Mumia Abu-Jamal,

Gerónimo jiJaga Pratt, y Dhoruba Bin-Wahad, del

Partido “Black Panther”. Los dos últimos fueron

exonerados, pero después de cumplir en prisión 27 y 19

años respectivamente por crímenes que no habían

cometido.

Entre los objetivos de COINTELPRO incluidos en un

memorando del FBI de agosto de 1967 se lee: “Impedir

el surgimiento de un ‘mesías’ capaz de unificar y


101

electrizar al movimiento nacionalista militante”. Con

respecto a este punto, Edgar Hoover explicó que

“Malcolm X [lo asesinaron en 1965] hubiera podido ser

ese mesías. Martin Luther King [lo asesinarían al año

siguiente,1968] podría ser un buen aspirante a esta

posición si abandonase su supuesta obediencia a las

doctrinas liberales blancas, de no violencia, y abrazase el

nacionalismo negro. Stokely Carmichael [murió de

cáncer en 1998, después de denunciar que el inóculo

cancerígeno era obra del FBI] tiene el carisma necesario

para convertirse en una verdadera amenaza en este

sentido”. Otros objetivos importantes eran: “Desacreditar

a los grupos nacionalistas negros y a sus líderes para

impedir que ganen respetabilidad” e “Impedir el

crecimiento de estas organizaciones, especialmente entre

los jóvenes”.
102

En marzo de 1971 fue asaltada la sede del FBI en Media,

Pennsylvania, y los asaltantes se llevaron numerosos

documentos que distribuyeron luego ampliamente entre

los medios de prensa. Este fue el fin de COINTELPRO

pues programas represivos como ese, creados y

ejecutados entre las sombras y el silencio obsecuente, no

resisten la luz del sol. Por “razones de seguridad” se dio

por terminado el programa.

En 1975, ante una fuerte presión de la opinión pública,

fue creado el “United States Select Committee to Study

Gobernmental Operations with Respect to Intelligence

Activities”, presidido por Frank Church, senador

demócrata por el Estado de Idaho, por lo que se conoce

popularmente como “Church Committee”. Este es el

mismo Comité que publicó los planes del director de la

CIA, Allen Dulles –aprobados por el presidente


103

Eisenhower- de utillizar a la mafia norteamericana para

intentar asesinar al presidente Fidel Castro.

Después de investigar los programas de acción encubierta

del FBI, el Comité Church concluyó en su informe final

que “muchas de las técnicas utilizadas serían intolerables

en una sociedad democrática, aún en el caso de que todos

los objetivos hubiesen estado involucrados en actividades

violentas”

Se supo que el FBI organizó una vasta red de espías e

informantes que infiltraron a cientos de organizaciones y

coordinó sus operaciones con la policía y otras fuerzas

represivas. El FBI utilizó sin límites los medios ilegales

de obtener información y dispuso la prisión o el asesinato

de numerosos activistas políticos. El Comité Church se

limitó a la denuncia de algunos hechos pues la mayor


104

parte de los documentos permanecen clasificados. No

hubo justicia ni compensación para las víctimas.

Solamente dos oficiales del FBI resultaron convictos por

sus crímenes en el COINTELPRO, Mark Felt y Eduard

Miller, pero ambos fueron perdonados por el presidente

Ronald Reagan antes de que comenzaran a cumplir sus

sentencias.

Refiriéndose a COINTELPRO, el Comité Church

escribió: “El pueblo americano necesita estar seguro de

que nunca más se permita a una agencia gubernamental

conducir una guerra secreta contra ciudadanos que

considera amenazas para el orden establecido.” No

obstante, las acciones encubiertas del FBI que violan los

derechos constitucionales de los ciudadanos de Estados

Unidos continuaron, aunque adoptando formas más

sutiles y cuidadosas hasta que, con el pretexto de los

acontecimientos del 11 de septiembre no sólo regresaron


105

con toda su crudeza, sino que fueron legalizadas y

codificadas en la mal llamada Ley Patriota.

LOS TRES DE ANGOLA


106

En el momento en que usted lee estas líneas, más de

80,000 personas, incluyendo menores de edad y

numerosos presos políticos, se encuentran en

confinamiento solitario en celdas del sistema

penitenciario estadounidense donde sólo los que poseen

mayor fortaleza espiritual son capaces de soportar, sin

perder la razón, largos años de aislamiento.

Entre las víctimas de este sistema se encuentran “los 3 de

Angola”: Robert King Wilkerson, Herman Wallace y

Albert Woodfox. King Wilkerson fue liberado en 2001

después que fue demostrada su inocencia de cargos por

los que sufrió 29 años aislado en una celda. Wallace

permaneció en solitario durante 42 años. El 1 de octubre

de 2013, el Juez de Distrito en Baton Rouge, Brian A.

Jackson, anuló el fallo de culpabilidad basándose en que

el juicio no había sido justo y ordenó su liberación

inmediata. Ante la oposición del Estado, el juez Jackson


107

tuvo que ratificar su orden de libertad. Albert Woodfox

continuó encarcelado a pesar de haber obtenido el habeas

corpus en las apelaciones de su caso en 2008 y de nuevo

en 2010, anuladas por las cortes racistas de Louisiana.

Fue liberado, al fin, el 19 de febrero de 2016.

Angola era una antigua plantación de esclavos convertida

posteriormente en campo de trabajos forzados para

convictos, donde las cadenas, los perros y las armas de

fuego desempeñaban el papel de los muros y rejas de las

cárceles en el control de los prisioneros. Los castigos

corporales formaban parte de la rutina diaria. La práctica

de azotar con látigo se mantuvo hasta bien entrada la

década de los 50. Cada oficial disponía de varios presos

que le servían de sirvientes, del mismo modo que los

esclavos, en ese mismo lugar, habían servido a los

aristócratas dueños de la plantación.


108

La situación en Angola llegó a ser tan desesperada que,

en febrero de 1951, treinta y un reclusos se cortaron los

tendones de los tobillos con cuchillas de afeitar en un

intento infructuoso de llamar la atención hacia los

brutales tratamientos y condiciones infrahumanas de vida

a que estaban sometidos (1). Y no era sólo en Angola

donde la vida en prisión se había vuelto insoportable;

entre 1952 y 1955 tuvieron lugar no menos de 47 motines

en las penitenciarías de Estados Unidos. Angola o

“Louisiana State Penitenciary”, su nombre oficial, es

actualmente la mayor prisión de máxima seguridad del

país con 5,000 reclusos (75 % negros) y 1,800 guardias.

En ella se encuentran los -muy utilizados- corredor de la

muerte y cámara de ejecución estatales. En los campos de

cultivo de Angola, guardias montados a caballo vigilan a

los internos exactamente igual que hace 200 años.


109

¿Por qué el Klu Klux Klan (KKK) no muestra ya

actividad importante en Estados Unidos? –Angola es

parte de la respuesta. Porque no es necesario; fue

sustituido, con mayor eficacia y en escala

incomparablemente más amplia, por el “Prison-Industrial

Complex (PIC)” (Complejo Prisión-Industrial), sobre

todo a partir de los años 80, década en que comenzaron a

proliferar las instituciones penitenciarias privadas, en

manos de corporaciones que se especializaron en el

repugnante negocio de encarcelar por lucro a seres

humanos, mientras la élite gobernante adoptaba la tesis

de que privar masivamente de libertad es un método más

eficiente y moderno de control clasista de la sociedad.

Después de todo, los linchamientos de negros en

ceremonias de ambiente medioeval del KKK, cada vez

con mayor frecuencia no quedaban impunes.


110

Debo advertir que existe una historia edulcorada de la

lucha por los derechos civiles de los negros en Estados

Unidos. Si bien es cierto que la táctica de no violencia de

la “National Association for the Advancement of Colored

People” (NAACP), junto al carisma y fuerza moral de

Martin Luther King Jr., obtuvo grandes éxitos, éstos no

hubieran sido posibles sin el previo despertar de los

negros norteamericanos que en el profundo sur, cansados

de sufrir humillaciones, crearon el movimiento de

autodefensa armada para proteger sus hogares y sus

familias. De la tradición de radicalismo negro surgió el

“Black Power” y con éste se dio un paso fundamental en

el desarrollo de la conciencia afro-americana.

Estados Unidos utilizó a decenas de miles de negros

como carne de cañón, pero éstos aprendieron en las

guerras el manejo de las armas y los métodos de combate


111

y no tardaron en utilizar estos conocimientos para su

propia defensa. Veamos dos ejemplos.

Bennie Montgomery regresó de la Segunda Guerra

Mundial y comenzó a trabajar cosechando algodón en la

hacienda de un tal W. W. Mangum, cerca de Monroe,

Carolina del Norte. Cuando Bennie reclamó el salario

que había ganado recibió en cambio golpes y patadas del

terrateniente. Bennie, en defensa propia, le cortó la

garganta con una cuchilla. El Ku Klux Klan quería

lincharle, pero las autoridades estatales lograron que en

un juicio amañado lo condenasen por asesinato. Diez

meses más tarde fue ejecutado en la cámara de gas de la

“Central Prison” en Raleigh.

Cuando los restos de Bennie fueron llevados a Monroe,

los miembros del “klavern” (2) proclamaron que el

cadáver no pertenecía a su familia sino al “imperio


112

invisible” y querían arrastrarlo por las calles del poblado.

Un grupo de negros veteranos de guerra, compañeros de

Bennie, se reunieron en una barbería y acordaron un plan

de acción. Cuando la caravana de automóviles del Klan

llegó frente a la funeraria, cuarenta negros, armados con

carabinas y escopetas, apuntaron a la línea de vehículos.

No se produjo disparo alguno. A pesar de que estaban

bien armados, los miembros del Klan se retiraron (3).

Once años más tarde, en 1957, también en Monroe,

miembros del Ku Klux Klan, irritados por los triunfos de

la NAACP y la integración en las escuelas, comenzaron a

incursionar fuertemente armados en el barrio de los afro-

norteamericanos y a disparar desde sus carros y motos

contra las viviendas familiares. Su objetivo preferido era

la casa del Dr. Albert E. Perry Jr. a quien acusaban del

resurgimiento del activismo negro en la localidad. En una

de esas incursiones, la última, negros veteranos de


113

guerra, desde fortificaciones hechas con sacos de arena,

ripostaron el ataque. No se repitieron (4).

De esta toma de conciencia y espíritu de resistencia de la

población negra surgen los 3 de Angola, falsamente

acusados de uno de los tantos crímenes fabricados por el

FBI en su programa de COINTELPRO. En realidad, su

delito consistió en pertenecer al “Black Panther Party”, y

su aislamiento fue el castigo por organizar un

movimiento en la prisión contra el racismo, la violencia

sistemática y la venta de los internos más débiles como

esclavos sexuales que se realizaba en complicidad con las

autoridades corruptas de la penitenciaría, y por exigir

condiciones humanas para los presos.

Wallace fue liberado con 71 años de edad y con un

cáncer del hígado en fase terminal. No obstante, afirmó:

“Esta es la lucha y vale la pena, nos hace más fuertes.”


114

Albert Woodfox, ante las maniobras para mantenerlo

encarcelado, expresó: “Pienso que mi causa era noble

antes y lo es ahora. Ellos pueden aplastarme un poco,

pueden causarme grandes sufrimientos, pueden incluso

quitarme la vida, lo que no podrán nunca es doblegarme.”

NOTAS

(1) Scott Christianson: “500 years of imprisonment in

America”, Northeastern University Press, Boston, (1998).

(2) “Klavern”: rama local del Klu Klux Klan.

(3) Timothy B. Tyson: “Robert F. Williams, “Black

Power”, and the Roots of the African American Freedom

Struggle”, The Journal of American History, Sept. 1998,

p. 548.

(4) Idem, p. 551.


115
116

ASSATA, LA QUE AMA Y LUCHA POR SU PUEBLO

Joanne Chesimard cambió su nombre por el de Assata

Olugbala Shakur para expresar su voluntad de

identificarse con la tradición de lucha revolucionaria de


117

los pueblos africanos. Assata significa “la que lucha”,

Olugbala “amor por el pueblo” y Shakur “agradecida”.

Assata, figura importante del Black Liberation Army

(BLA) a comienzos de la década del 70, fue uno de los

primeros objetivos de las acciones ilegales y secretas del

programa de contrainteligencia (COINTELPRO) del FBI,

que buscaba la destrucción de los movimientos

progresistas y la desacreditación y eliminación de sus

dirigentes. El 2 de mayo de 1973, Assata Shakur,

Sundiata Acoli, y Zayd Malik Shakur fueron atacados por

fuerzas de la policía en una autopista de New Jersey. La

emboscada condujo a la muerte de Zayd y a la captura,

gravemente herida, de Assata. Sundiata logró escapar,

pero fue arrestado posteriormente y condenado a largos

años de prisión. En el encuentro murió también un

policía.
118

En su defensa ante el tribunal que la juzgaba, Assata

declaró: “La idea del Black Liberation Army surgió de

las condiciones en las comunidades negras: condiciones

de pobreza, de viviendas indecentes, desempleo masivo,

pobre atención médica, e inferior educación. La idea

surgió porque el pueblo negro no es libre ni es igual en

este país. Porque el noventa por ciento de los hombres y

mujeres en las prisiones es negro y del Tercer Mundo.

Porque niños de diez años de edad son asesinados a tiros

en las calles. Porque la droga ha saturado a nuestras

comunidades y aprovecha la desilusión y las

frustraciones de nuestros niños. El concepto de BLA

surgió debido a la opresión política, social y económica

del pueblo negro en este país. Y donde hay opresión,

habrá resistencia. El BLA es parte de ese movimiento de

resistencia. El Black Liberation Army defiende la

libertad y la justicia para todo el pueblo.”


119

Las pruebas forenses demostraron su inocencia. Se probó

que Assata fue baleada por la espalda cuando tenía las

manos en alto. No obstante, fue condenada a prisión

perpetua más treinta y tres años. Golpeada, torturada,

vejada, privada de asistencia médica, internada en

prisiones de alta seguridad, sufrió largos períodos en

confinamiento solitario. En 1979, después de seis años y

medio en la cárcel, fue liberada por sus compañeros y

pasó a la clandestinidad. En 1984 se supo que estaba en

Cuba donde había recibido asilo político. La noticia de

que Assata estaba fuera de peligro se recibió con alegría

en todos los barrios negros de Estados Unidos.

El 2 de mayo de 2013, el FBI anunció que había situado a

Assata Shakur en la lista de “los terroristas más

buscados”. Por lo anacrónica y absurda, ningún analista

fue capaz de predecir esta medida. Assata nunca fue

terrorista y era entonces una abuela de 65 años de edad


120

que había vivido pacíficamente en Cuba durante treinta

años.

Lo increíble es que Assata había sido colocada en la

siniestra lista donde el todopoderoso presidente de

Estados Unidos escoge a los que habrán de ser asesinados

a distancia con la maravilla tecnológica de los drones.

¿Drones contra Cuba? –Nuestra preocupación por Assata

se empequeñecería frente a la angustia, mucho más

grave, por toda la humanidad, que surgiría al constatar el

grado de absoluta locura de la administración

estadounidense.

No se descarta, por supuesto, que alguna de las

organizaciones verdaderamente terroristas del sur de la

Florida, que buscan siempre la impunidad para actuar;

racistas intoxicados con teorías de supremacía blanca,

nada raros en Estados Unidos; o mercenarios a la caza de


121

recompensas, consideren –y con razón- que tienen luz

verde de las autoridades norteamericanas para sus

aventuras y provoquen lamentables incidentes al tratar de

incursionar en Cuba.

Pero hay antecedentes. En 2005 el gobierno de Estados

Unidos calificó como “terrorista doméstica” a Assata

Shakur y en aquella ocasión aumentó la recompensa por

su captura de 150 mil a 1 millón de dólares, es decir, casi

la septuplicó; mientras que en 2013 la duplicó (de 1 a 2

millones) y la incluyó en la lista de los más buscados.

Pero si era absurda una movida como ésta en 2013, 40

años después del incidente de la autopista de New Jersey,

también lo era en 2005 cuando habían transcurrido ya 32

años.
122

No obstante, el surrealismo de tortuosos procedimientos

legales, de medidas administrativas descabelladas, no

impide que los objetivos se inscriban en la permanente

política agresiva contra Cuba y de represión contra los

movimientos progresistas y revolucionarios dentro de

Estados Unidos.

Para Eugene Puryear (1), la nominación de Assata como

una de “las más buscadas terroristas” representa el deseo

de venganza del Imperio, que no puede soportar que un

rebelde pueda escapar, vivir fuera de su alcance, y

continúe denunciando su larga historia de explotación y

opresión; “Las recientes provocaciones forman parte de

una campaña permanente de calumnias del gobierno de

Estados Unidos para borrar su legado revolucionario.”


123

“El 1 de mayo de 2013 –señaló Puryear- Estados Unidos

rehusó sacar a Cuba de la lista de ‘estados patrocinadores

del terrorismo’. Al siguiente día, convirtieron a Assata en

‘la más buscada terrorista’. Al proclamar que Cuba apoya

al ‘terrorismo’ y protege a un ‘terrorista’, el gobierno

crea un pretexto para continuar el bloqueo ilegal contra

Cuba y privarla de su comercio”.

Al criminalizar a Assata –añade Puryear- el gobierno

adelanta pasos en la criminalización del movimiento en

apoyo de los prisioneros políticos en su conjunto, pues

muchos de ellos fueron miembros del “Black Liberation

Army”. “Los nuevos ataques contra Shakur están

dirigidos a producir un efecto paralizador sobre aquellos

que desean expresar su apoyo a los prisioneros políticos”.

Otro ángulo de los objetivos de estas provocaciones nos

presenta Luis Martín-Cabrera (2) en el contexto de las


124

relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Estas relaciones

–dijo en mayo de 2013-- “podrían –y deberían- relajarse.

Recientemente el gobierno cubano decidió cambiar su

política migratoria y flexibilizar la salida y el

movimiento de sus ciudadanos al extranjero. La pelota

está pues en el campo de Estados Unidos que sigue

restringiendo, ahora unilateralmente, los viajes a la isla”.

[…] “Por detrás de la decisión de situar a Assata Shakur

en la lista de terroristas más buscados están algunos

congresistas cubanoamericanos que no están dispuestos a

tolerar ninguna concesión frente a la Revolución”.

El “National Network on Cuba” (3) recordó por esa fecha

que esta conveniente pantalla de humo “tiene lugar en un

momento histórico en que la opinión pública mundial

rechaza el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y


125

demanda que la administración de Obama ponga fin a la

injusticia y permita a los Cinco reunirse con sus

familiares en Cuba”.

Para el analista político Mychal Denzel Smith (4) no es

necesario ser un militante revolucionario para ver que

esta amenazante cacería humana es innecesaria y un

abuso de poder. “Pero debería recordarnos –añade- que la

lucha de Shakur y sus compañeros no ha terminado.

Somos necesarios todavía en el frente de combate”.

Al final de su mandato, la administración Obama sacó a

Cuba de la lista de países terroristas, restableció las

relaciones diplomáticas y se inició un proceso

constructive entre ambos países. Actualmente, sin

embargo, el presidente Donald Trump ha comenzado a

revertir este proceso y, con mayor anacronismo todavía,

resucita la cacería humana contra Shakur.


126

Assata Shakur, al mantenerse firme en su ideología,

continúa siendo la valiente mujer negra estadounidense

que ama y lucha por su pueblo. Por eso quieren

destruirla, porque es un símbolo de resistencia.

NOTAS

(1) Eugene Puryear: “Assata Shakur: Understanding the

politics behind the FBI’s new attack”, Liberation, May 4,

2013.

(2) Luis Martín-Cabrera: “Assata Shakur, rehén del

odio racista de la Gestapo imperial”, Contrainjerencia,

Mayo 13, 2013.


127

(3) National Network on Cuba: “National Network on

Cuba condemns U.S. ‘terrorist’ bounty on Assata

Shakur”, Workers World, May 20, 2013.

(4) Mychal Denzel Smith: “Assata Shakur is not a

terrorist”, The Nation, May 7, 2013.


128

LA LEY COMO VENGANZA

Kamau Sadiki perteneció al “Black Panthers Party”

(BPP), donde ingresó a los 17 años de edad y,

posteriormente, al “Black Liberation Army” (BLA), pero

fue un miembro de fila, uno de los tantos miles cuya

función principal consistía en colaborar en los programas

de ayuda a las comunidades negras de Estados Unidos.

Kamau trabajó cocinando y sirviendo alimentos a los

niños en el “Free Breackfast Program” (Programa de

Desayuno Gratis).
129

Cuando el FBI desató la guerra conta el BPP-BLA

mediante su infame COINTELPRO, Kamau fue arrestado

y condenado a cinco años de prisión. El FBI trató de

involucrarlo en la muerte de un policía que tuvo lugar el

3 de noviembre de 1971 en Atlanta, Georgia, pero al no

presentar testigos ni evidencia física alguna que lo

implicasen, el departamento de policía de esa ciudad

cerró el caso por insoluble.

Al salir de la cárcel, Kamau pasó a trabajar como

empleado de la compañía de teléfonos de New York y

durante veinticinco años fue un trabajador y padre de

familia ejemplar. Pero en 2001 Kamau fue arrestado con

los mismos cargos de 30 años antes sin que existiesen

nuevas evidencias, y lo que no sirvió para fabricar un

caso en 1972 lo hicieron servir ahora –los sucesos del

once de septiembre habían creado condiciones propicias-


130

para condenarlo a prisión perpetua más diez años en

noviembre de 2003.

¿Por qué esta acción, con todas las apariencias de una

venganza, 30 años después? –La justificación del FBI fue

que el verdadero nombre de Kamau Sadiki era Freddy

Hilton y que, por este motivo, habían tardado en

encontrarlo. Pero el FBI mentía. Durante los cinco años

que Kamau estuvo en prisión firmó todo su correo con el

nombre de Kamau Sadiki y todo este correo era revisado

por las autoridades del penal. Al quedar en libertad

realizó legalmente el cambio de nombre (1). Por otra

parte, la connotación que tiene la adopción de nombres

africanos entre activistas de movimientos de liberación

negros en Estados Unidos no es el de ocultación de

identidad sino el de repudio a los nombres anglosajones

impuestos por los esclavistas.


131

¿Y por qué el ensañamiento con Kamau, que no era un

miembro prominente de BPP-BLA? –Porque Kamau

posee una condición de extraordinario interés para el

FBI: es el padre de Kakuya, hija de Assata Shakur.

Assata vive en Cuba donde recibió asilo político desde

1984 y su hija se reunió con ella al año siguiente. La

policía hizo saber a Kamau que a menos que ayudase en

la captura de Assata “moriría en prisión” pero que, por el

contrario, si trabajaba con ellos y lograba su salida de

Cuba hacia algún otro país donde pudiesen capturarla,

retirarían los cargos. Kamau no aceptó y las autoridades

norteamericanas cumplieron su amenaza (2).

A pesar del fracaso con Kamau, la cacería contra Assata

continuó. Esta vez con participación de disidentes

cubanos mercenarios. Estos lograron tomar una foto de


132

Assata cuando asistía a la XIV Feria Internacional del

Libro en La Habana y la enviaron a la periodista Nancy

Pérez Crespo (3), residente en Miami, quien la publicó en

la portada de su revista “Enepecé” con un rótulo de “Se

busca”. La foto que aparecía en los afiches del FBI había

sido tomada más de veinte años antes. La actualización

era importante pero no tuvieron éxito significativo en su

intención de hacerla circular dentro de la isla.

Todo parece indicar que los mercenario-disidentes

cubanos tenían instrucciones de obtener la mayor

información posible sobre Assata. Según el periodista

Wilfredo Cancio Isla (4), el disidente Elizardo Sánchez

Santacruz (5) afirmó que Assata Shakur “está protegida

con todas las de la ley y lograr acceso a ella o a su casa es

impensable”.
133

Tres meses después, en mayo de 2005, y confiando

seguramente en la conocida afición de los mercenarios

por el estímulo material, el FBI aumentó la recompensa

de 150,000 a 1 millón de dólares por la captura de

Assata, cifra exorbitante por quien no representaba

peligro alguno para la seguridad de Estados Unidos,

había sido acusada por un hecho típico de los fabricados

por el COINTELPRO y ocurrido 32 años antes.

El 13 de noviembre de 2007, otro disidente-mercenario,

Santiago Du Bouchet (6) envió un informe sobre Assata

Shakur a Nancy Pérez Crespo que incluía la dirección de

su casa en el municipio Playa de La Habana, el número

de teléfono y los vehículos en que se movía. “Esta mujer

se pasea inadvertida por las calles de La Habana,

manejando un VW y un Volvo negro”, decía Du Bouchet

en su informe. (7)
134

Pero Du Bouchet no recibió recompensa por estos

servicios. En mayo de 2009 fue sentenciado a 3 años de

prisión por actividades contrarrevolucionarias.

Excarcelado en abril de 2012 por gestiones del cardenal

Jaime Ortega se trasladó a España donde se suicidó,

ahorcándose, el 4 de abril de 2012, cuando el gobierno

español le comunicó que no continuaría concediéndole la

ayuda económica que había disfrutado durante 18 meses.

Du Bouchet mantenía estrechos vínculos con la

organización contrarrevolucionaria “Cuba Independiente

y Democrática’ (CID) -de la cual era su vocero en

España- dirigida por Huber Matos Benítez, especialmente

con el hijo de éste, Huber Matos Araluce, prófugo en

Costa Rica por estafa millonaria al MEDICARE cuando

vivía en Estados Unidos (8). Cerca de dos meses antes de

quitarse la vida, Du Bouchet le escribió una carta a Huber

Matos Jr. que en su primer párrafo expresaba:


135

“HERMANO: Pobre de mí por no entender la vida. No

puedo explicarte de cuantas injusticias he sido víctima

por algunas personas que saqué del abismo y de los

propios hermanos cuya ignorancia les impide siquiera

pronunciar bien mi apellido correctamente, sinceramente

preferiría estar en Cuba preso.”

Pero la organización CID, que contaba con fondos más

que suficientes para ayudar al “hermano”, se hizo de

oídos sordos y lo abandonó en su desgracia. En realidad,

Du Bouchet no quería quedarse en España y su intención

era –según explicó su esposa Ana Iris Medina-

trasladarse lo más pronto posible a Estados Unidos. Si lo

hubiesen ayudado a cumplir su objetivo seguramente no

se hubiese suicidado. ¡Pero así paga el diablo! Du

Bouchet fue útil para “Enepecé” y para la organización

de Huber Matos mientras estuvo en Cuba; fuera de la isla

su valor de uso disminuyó rápidamente y, por el


136

contrario, su radicación en Estados Unidos lo hubiera

convertido en un posible rival protagónico.

El 1 de mayo de 2013, el gobierno de Estados Unidos

rehusó eliminar a Cuba de la lista de países terroristas a

pesar de que no existía ningún elemento serio que

validase su decisión y, al día siguiente, 2 de mayo, el

FBI, sin tener en cuenta los 40 años que habían

transcurrido, colocó a Shakur entre los más buscados y

aumentó la recompensa por su captura de 1 a 2 millones

de dólares.

Como sucede generalmente con las movidas políticas

estadounidenses, ésta tiene varias lecturas: desde la

simple venganza, el deseo de eliminar el legado de

rebeldía del BPP-BLA y el símbolo que representa

Assata Shakur para los afroamericanos, hasta la búsqueda

de un pretexto para continuar calificando a Cuba como


137

país terrorista y justificar de este modo la negativa a

establecer con el gobierno de la isla relaciones

civilizadas. Esta última lectura es la que conviene a la

ultraderecha cubano-americana.

La conexión que hemos visto: FBI-grupos

contrarrevolucionarios en el exterior-disidentes

mercenarios cubanos, se mantiene y, en mi opinión, el

anacrónico aumento de la recompensa por Assata es

síntoma de que adquiere una mayor agresividad.

NOTAS

(1) Safiya Bukhari: “Kamau Sadiki: Injustice

Continues…”, Let Fridom Ring, PM, 2008, p. 717.


138

(2) Safiya Bukhari et Claude Marks: “Free Kamau

Sadiki”, Nov. 2003.

(3) Nancy Pérez Crespo fue directora de la Agencia

“Nueva Prensa Cubana”, subvencionada por el gobierno

de Estados Unidos y dedicada a promover la subversión

en Cuba. Mantenía vínculos en la isla con los llamados

“periodistas independientes’ y con agencias de prensa

que sólo de nombre existían, como “Havana Press”,

“Cuba Press”, “Nueva Prensa”, etc. En abril de 2012, sin

explicaciones convincentes, dejó de transmitirse su

programa radial “En Sintonía”, que realizaba para La

Poderosa. De figura prominente de la industria

anticastrista, Nancy Pérez Crespo desapareció

prácticamente de la escena y se limita a mantener una

página en FB donde ha vuelto a publicar la foto de 2005

de Assata Shakur, como recordatorio de servicios

prestados y del abandono que sufre actualmente.


139

(4) Wilfredo Cancio Isla: uno de los periodistas que

recibió dinero del gobierno de Estados Unidos para crear

en Miami la atmósfera de odio conveniente para la

condena de los cinco antiterroristas cubanos. Sólo en los

194 días que duró el juicio, Cancio Isla publicó 123

artículos incendiarios destinados a influir sobre el jurado

y distorsionar el proceso judicial.

(5) Elizardo Sánchez Santacruz, conocido en Cuba como

“El Camaján” (persona que se las ingenia para sacar

provecho para sí de todas las situaciones).

(6) Du Bouchet se graduó de Historia del Arte en la

Universidad de La Habana y posteriormente de

Museología y Arqueología en la Academia de Ciencias

de Cuba. En 1996 renunció a su militancia en el Partido

Comunista, se autotituló periodista y comenzó a

colaborar con los medios de Miami. En 1999 se presentó


140

como director de una agencia de noticias que llamó

“Havana Press”. En diciembre del 2000 es detenido por

sus actividades contrarrevolucionarias. Por ellas estuvo

preso entre agosto de 2005 y agosto de 2006, y en 2009

fue sentenciado a 3 años de prisión que cumplió

parcialmente pues en abril de 2012 fue excarcelado por

gestiones de la iglesia católica y se estableció con su

mujer y sus dos hijos en Madrid, trasladándose luego a

Las Palmas de Gran Canaria donde, el 4 de abril de 2012

se quitó la vida ahorcándose.

(7) Wilfredo Cancio Isla: “Assata Shakur”, The Miami

Herald, Dec. 18, 2007.

(8) En octubre de 1993, Huber Matos Jr. fue acusado,

junto con otros once individuos, de estafar 3.3 millones

de dólares al “Medicare”, pero ya desde unos meses antes

se encontraba en Costa Rica donde dirigía la rama de


141

CID en ese país. En febrero de 1994, Estados Unidos

solicitó su extradición, pero la Corte Suprema de Costa

Rica la denegó basándose en que Matos había obtenido

ya la ciudadanía costarricense.
142

PRISIONES SIN FRONTERAS

Una de las características exclusivas del presidio político

estadounidense es que no se ha limitado a su territorio ni

a sus ciudadanos sino que, por el contrario, se ha

extendido por todo el planeta, no sólo por las prisiones

que ha establecido en otros países, como Abu Ghraib,

Bagram, Guantánamo y su red de cárceles secretas,


143

siniestramente famosas durante la administración de

George W. Bush, sino porque abarca también al número

incalculable de presos políticos víctimas de las satrapías

que Estados Unidos instaló o ayudó a mantenerse en el

poder.

Estados Unidos no puede evadir su responsabilidad con

los muertos, desaparecidos y prisioneros políticos en

Chile, Argentina, Bolivia, Colombia, Honduras,

Guatemala, El Salvador, Haití, Vietnam, Palestina y

tantos y tantos otros países que sería demasiado largo

mencionar siquiera. La Escuela de las Américas entrenó a

torturadores y asesinos que llevaron el luto a decenas de

miles de familias en todo el continente latinoamericano.

La CIA derribó gobiernos; eliminó a dirigentes

progresistas que estorbaban a sus fines; corrompió

políticos, militares y funcionarios públicos con su dinero;


144

e instaló en el poder a dictaduras militares sangrientas

dependientes de Washington.

De esta complicidad criminal tomaré como ejemplo la

que existió entre Estados Unidos y el régimen racista de

Sudáfrica, ya que en estos días en que toda la humanidad

llora la pérdida de uno de sus gigantes morales en la

lucha contra el racismo, la opresión y la injusticia, los

círculos oficiales y medios de prensa norteamericanos

parece que han olvidado la participación de la CIA en el

arresto en 1962 de Nelson Mandela (A) y en su condena

posterior a cadena perpetua.

En 1986 se supo por la prensa sudafricana que Donald C.

Rickard, oficial de la CIA con fachada de funcionario

consular, había informado a los servicios de inteligencia

sudafricanos que Mandela, disfrazado de chofer de un

hombre blanco, se dirigía hacia Durban, información que


145

condujo al arresto de Mandela. Parece que han olvidado

también que lo mantuvieron en la lista de terroristas hasta

el año 2008 (1), cuando habían transcurrido ya 18 años

desde su excarcelación en 1990, había recibido el Premio

Nobel de la Paz, y dirigido los destinos de su nación

como presidente.

Estados Unidos ignora completamente el papel

desempeñado por el Congreso Nacional Africano, otros

movimientos de liberación del cono sur de ese

continente, y las tropas internacionalistas cubanas, en la

eliminación del apartheid en Sudáfrica. Manipulando y

tergiversando la historia se intenta establecer que la

desaparición del odioso sistema racista se debió a

sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.


146

Pero la verdad histórica es algo muy diferente. El

gobierno de Estados Unidos no sólo apoyó siempre al

régimen sudafricano, sino que fue cómplice de la

represión contra la población negra. La luna de miel con

Pretoria se interrumpió brevemente, al menos en sus

aspectos formales, durante la administración del

presidente Jimmy Carter, quien condenó públicamente la

desagregación racial y respaldó el embargo de armas de

la ONU. Con la administración de Ronald Reagan,

Estados Unidos regresó a su antiguo contubernio con

Sudáfrica. La política de Reagan de “constructive

engagement” (compromiso constructivo) no fue otra cosa

que “dejar hacer, dejar pasar” a cambio del apoyo

sudafricano a los intereses estratégicos estadounidenses.

En decenas de resoluciones de la ONU de condena al

racismo y para instrumentar acciones internacionales

contra Sudáfrica, aprobadas por abrumadora mayoría de


147

países, Estados Unidos quedó completamente solo o

pobremente acompañado en ocasiones por Israel, Gran

Bretaña o Francia. Un patrón similar en las votaciones

tuvo lugar en el Consejo Económico y Social y en el

Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos disfruta del

privilegiado derecho al veto.

Con un desprecio absoluto por la opinión pública

mundial, Reagan declaró, refiriéndose a las

prácticamente unánimes votaciones de la ONU

discrepantes de Estados Unidos, que no le quitaban el

apetito para desayunar (“it didn’t upset my breakfast at

all”).

El investigador y periodista norteamericano William

Blum recoge en su libro “Rogue State” (2) testimonios

reveladores ante la Comisión de Verdad y Reconciliación

(1998) del General [Dr.] Wouter Basson, a cargo del


148

programa sudafricano de desarrollo de armas químicas y

biológicas (CBW por sus siglas en inglés).

El programa comenzó en 1981 con la ayuda de Estados

Unidos. Según el testimonio del Dr. Basson de notas que

tomó en una reunión con el Mayor General

norteamericano William Augerson, éste consideraba “que

la guerra química es un arma estratégica ideal porque

preserva la infraestructura y sólo mata a las personas. El

clima cálido de Africa –dijo- es ideal para este tipo de

armas porque la difusión del veneno es mayor y la

absorción se eleva debido a la perspiración y al aumento

del flujo sanguíneo en las personas afectadas”.

De acuerdo a la publicación “Covert Action Quarterly”,

citada por Blum (3), los proyectos del programa de CBW

eran paralelos a los de Estados Unidos: utilización de


149

soldados negros como conejillos de indias para la

experimentación con drogas; desarrollo de una toxina

para inducir infartos del corazón que parezcan naturales;

contaminación del agua potable con agentes patógenos;

utilización de diferentes gases venenosos con el fin de

provocar parálisis y muerte en los oponentes al régimen

en Sudáfrica y en los estados adyacentes.

El gobierno de Ronald Reagan prestó ayuda económica y

militar al régimen del apartheid a contrapelo de la

opinión pública nacional e internacional, directamente o

a través de Israel, hasta sus últimos momentos.

La “Comprehensive Anti-Apartheid Act” fue presentada

en el Congreso de Estados Unidos cuando ya otros

factores habían conducido a Sudáfrica a una crisis

económica, social y política irreversible que abarcaba

todos los ámbitos de la vida nacional. Gran parte de los


150

recursos del Estado se habían gastado en armas y en el

enfrentamiento militar con las fuerzas cubano-angolanas.

El gobierno se había visto obligado a decretar el estado

de emergencia, que duraría hasta 1990, y se había

desatado la más brutal represión contra la población

negra (4).

No obstante, Reagan vetó el proyecto de ley que

impondría, aunque tardíamente, sanciones económicas.

La ley se promulgó, a pesar de la oposición del

Ejecutivo, porque varios senadores republicanos,

encabezados por Nancy Kassebaum, de Texas, se unieron

a los senadores demócratas para anular el veto

presidencial el 2 de octubre de 1988.

Aun así, la ley comenzaría su aplicación -parcial, tibia y

lentamente- cuando, después de la victoria decisiva

cubano-angolana (junio de 1988) en la histórica batalla


151

de Cuito Cuanavale, descrita por Mandela como “el

punto de inflexión en la lucha por librar al continente y a

nuestro país del azote del apartheid”, era ya evidente que

los días del régimen sudafricano estaban contados.

La retórica anti-apartheid de Washington se caracterizó

siempre por la hipocresía y el oportunismo. Estados

Unidos fue el principal apoyo de Pretoria en todos los

foros internacionales y le prestó siempre ayuda militar y

económica. Cuando, debido a las presiones

internacionales, no pudo hacerlo directamente, lo hizo a

través de Israel o mediante traficantes internacionales

como Marc Rich, el llamado “Rey del Petróleo”. Su

principal aliado, Israel, mantiene también un régimen de

apartheid contra los palestinos.


152

Solamente en el año 1987, Estados Unidos suministró

ayuda militar al régimen sionista por 1.3 billones de

dólares, sin contar la ayuda en otros campos; e Israel, a

su vez, suministró armas, equipos militares y tecnología

nuclear a Sudáfrica mediante contratos multibillonarios, a

todo lo cual hay que sumar la ayuda directa de la CIA a

Jonas Savimbi y Holden Roberto.

Sólo hace falta un dato para demostrar la falsa

solidaridad de Estados Unidos con los negros africanos

contra el racismo: en 1990, bajo el régimen de

supremacía blanca guardaban prisión en Sudáfrica 729 de

cada 100,000 negros, mientras que en Estados Unidos

estaban encerrados en las prisiones 3,000 de cada

100,000 afro-americanos, una proporción cuatro veces

mayor (5).
153

Todos los prisioneros políticos del Congreso Nacional

Africano (ANC) con Nelson Mandela en primer término,

del Movimiento Popular para la Liberación de Angola

(MPLA-FAPLA), de la Organización Popular de Africa

del Sudoeste (SWAPO) y de otros movimientos de

liberación africanos, así como todos los combatientes que

no llegaron a la condición de prisioneros políticos porque

fueron asesinados antes, son víctimas también del

presidio político estadounidense, un presidio globalizado

y sin fronteras.

NOTAS
154

(1) Actualidad RT: “Nelson Mandela estaba en la lista de

terroristas de EE.UU. hasta 2008; 6 de dic. De 2013.

(2) William Blum: “Rogue State”, Common Courage

Press, Monroe, Maine, p. 157, 2005.

(3) Covert Action Quarterly (Washington, DC), #63,

Winter 1998m p,29.

(4) Salvador Capote: “Resplandores nucleares en el

Atlántico Sur”, ALAI, América Latina en Movimiento,

2011-01-11.

(5) P. Kennedy: “Preparing for the Twenty-First

Century”, V. Books, 1993, p.304.


155

EL ENCARCELAMIENTO MASIVO COMO

ESTRATEGIA IMPERIAL
156

Hay 2.3 millones de personas tras las rejas en Estados

Unidos. Otros 5 millones se encuentran en libertad

condicional, en probatoria o en algún otro tipo de libertad

restringida. Ningún país del mundo ha encerrado en

proporciones tan altas a su propia población. Nunca antes

en la historia de Estados Unidos ha sido tan masivo el

encarcelamiento.

La población penal comenzó a aumentar en los años 70

en términos absolutos y relativos pero las cifras se

dispararon a partir de la década del 80. La población

penal se cuadruplicó entre 1970 y 2010. El peso mayor

de este crecimiento inusitado cayó sobre los pobres y las

minorías, sobre todo en la población negra. Los

afroamericanos son encarcelados a una tasa seis veces

mayor que la de los blancos.


157

Uno de cada tres negros que nace estará en prisión en

algún momento de su vida o durante gran parte de su

vida. Cerca de un millón y medio de afroamericanos

pobres están encerrados en las prisiones de Estados

Unidos, más de 60,000 de ellos en el enloquecedor

confinamiento solitario. En ningún otro país sucede algo

semejante. Es la minoría más perseguida y encarcelada

del mundo. Para afirmarlo, basta examinar las

estadísticas oficiales de la Secretaría de Justicia y del

Buró de Prisiones.

Pero el perfil del sistema penal estadounidense no sólo es

racista sino además, y sobre todo, clasista. La tasa de

encarcelamiento de blancos pobres es también una de las

más altas del mundo, mientras que el segmento de la

población afroamericana de clase media y alta está poco

representada en las prisiones. Digámoslo claro: el sistema

de justicia de Estados Unidos, clasista y racista, priva


158

masivamente de libertad primariamente a los pobres, y si

el pobre es, además, negro, indio o hispano, sus

posibilidades de ser arrestado, convicto y condenado,

aumentan exponencialmente.

Existe por otra parte una relación lineal entre el proceso

de encarcelamiento masivo y el rumbo neoliberal de la

economía capitalista. El desarrollo tecnológico, el

fenómeno del “outsourcing” mediante el cual los

capitales migran a lugares del Tercer Mundo donde es

más barata la fuerza de trabajo, la polarización social que

hace al 1 % de la población cada vez más rico y al resto

cada vez más pobre, los recortes a los programas de

asistencia social, etc., determinan que amplios sectores

de la población queden marginados del proceso

productivo. Para manejar esta situación, por naturaleza


159

explosiva, la clase dominante utiliza el encarcelamiento

masivo como instrumento de control social de esa

población que ya no interesa a las corporaciones.

No podría el capital obtener este control sin una fuerte

alianza con la clase media que también, aunque en menor

grado, sufre los efectos de la polarización. Para lograr

esta alianza, la clase alta utiliza como herramienta

fundamental el miedo: el miedo al crimen, a la

drogadicción, al terrorismo, a la crisis económica, al

desempleo, al caos social, a ideologías de izquierda

satanizadas –el miedo en todas sus formas- para

convencer a la clase media de que su bienestar y su

seguridad dependen de leyes draconianas, arrestos

masivos, largas condenas y eliminación de posibles

líderes de las minorías, a fin de mantener a raya a todos

los marginados por el establishment y conjurar amenazas

sobredimensionadas de posibles enemigos extranjeros.


160

Coincidiendo también con el proceso de encarcelamiento

masivo, se produce una creciente privatización de las

instituciones penitenciarias. El “Prison-Industrial

Complex” se convierte en un negocio multibillonario. La

construcción, mantenimiento, servicios y operación de

las prisiones, resultan altamente rentables y, además, las

corporaciones disponen de una enorme masa laboral que

trabaja por centavos, nunca falta ni llega tarde al trabajo,

no se organiza en sindicatos, no realiza huelgas, no recibe

beneficios ni pensiones y, al que proteste, se le coloca un

tiempo en celdas de aislamiento. Se cumple así el sueño

dorado de los empresarios capitalistas. La competencia

de la producción con trabajo semiesclavo intramuros

permite, a su vez, reducir los puestos de trabajo y los

salarios en el exterior de las prisiones.

Otro de los fenómenos importantes que crece

paralelamente al proceso de encarcelamiento masivo es la


161

hipertrofia y militarización de las fuerzas represivas y en

particular de la policía, a la cual se le suministran

sofisticados equipos antimotines. El programa

COINTELPRO de acciones encubiertas del FBI, que

produjo la muerte de unos 30 miembros del Black

Panther Party de otras organizaciones y envió a prisión a

cientos de sus activistas, había sentado las bases para el

surgimiento del Complejo Industrial de Prisiones. Surgen

y se multiplican los grupos de “Special Weapons and

Tactics” (SWAT), fuertemente armados y entrenados.

Los fondos asignados a la represión se multiplican.

Bien engrasada la maquinaria represiva y probada su

eficacia, el imperio exporta el encarcelamiento masivo

para el control social de las grandes masas intranquilas de

indios, negros, mestizos y blancos pobres de América

Latina y lo hace de manera sutil pero rápida y sin pausa.


162

Una de las primeras víctimas fue el pueblo colombiano.

Con financiamiento estadounidense se construyeron en

Colombia nuevas prisiones y la población penal creció

rápidamente. Desde el comienzo del Plan Colombia en

1999 hasta el año 2008 la población reclusa de Colombia

aumentó en un 129 % según cifras oficiales. Recordemos

que se estima en 9,500 el número de presos políticos y

que la tortura es práctica corriente en ese país. En el año

2000, el Ministro de Justicia de Colombia y el Embajador

de Estados Unidos en Bogotá firmaron el “Programa para

el mejoramiento del Sistema de Prisiones de Colombia”.

De acuerdo con este programa, se construyeron, o

remodelaron y ampliaron, 16 instalaciones penitenciarias

de media y máxima seguridad, con un incremento del 40

% en la capacidad carcelaria de la nación.


163

Estados Unidos no se limita al financiamiento, sino que

provee asesoramiento, supervisión y formación de

cuadros en lo que llama una “Nueva Cultura

Penitenciaria”. En los últimos tiempos se ha

incrementado la militarización de estas prisiones, al

frente de la cuales se coloca preferentemente a oficiales

graduados de la Escuela de las Américas. La

Penitenciaría de Alta Seguridad de Valledupar, conocida

comúnmente como “La Tramacúa”, fue la primera

prisión construida con fondos estadounidenses y en ella

están encerrados en condiciones infrahumanas numerosos

presos políticos y prisioneros de guerra. Los crímenes

que se cometen en estas prisiones fueron denunciados por

la Delegación de Paz de las FARC-EP en una declaración

fechada el 10 de febrero de 2013 en La Habana.

A través de los programas de la Iniciativa Mérida

(especie de Plan Colombia para México, América


164

Central, República Dominicana y Haití), Estados Unidos

está proveyendo al gobierno mexicano de ayuda

financiera, técnica y de formación de cuadros con el fin

de transformar el sistema penitenciario. De 2007, año en

que comenzaron, hasta 2012, el número de prisiones

federales en México aumentó de 6 a 22, es decir, su

número casi se cuadruplicó en sólo cinco años.

Con ayuda financiera y asesoría de expertos

norteamericanos fue inaugurada en mayo de 2009 la

Academia Nacional para la Administración Penitenciaria

en Xalapa, Veracruz, donde han sido formados ya 3,479

oficiales recién reclutados. Simultáneamente, más de 270

instructores se graduaron en Estados Unidos, en la “New

Mexico Corrections Academy”. El “Colorado

Department of Corrections” entrenó a 73 oficiales en el

sistema norteamericano de clasificación de reclusos, a

otros 110 en transporte de prisioneros, y a 18 más en los


165

sistemas de libertad restringida. En esta última

especialidad fueron entrenados 41 oficiales en la

“Maryland Police and Corrections Training Academy”.

Por último, en el “U.S. Federal Bureau of Prisons”

recibieron entrenamiento 110 cuadros de dirección de

primero y segundo nivel (1).

En América Central, el programa CARSI (“Central

American Regional Initiative”) funcionó desde 2008

como una rama de la Iniciativa Mérida, pero como

programa independiente desde 2010. De acuerdo a un

informe de GAO, agencias estadounidenses asignaron

350 millones de dólares para financiar el CARSI entre

2008 y 2012 (2).

Según el criminólogo Omar Flores de la Fundación de

Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), el

panorama carcelario es “más preocupante” en el triángulo


166

norte (Guatemala, El Salvador, Honduras) donde con la

“remilitarización” de la seguridad se reprimen los delitos

con encarcelamientos masivos (3). Un informe del

“Congressional Research Service” (4) revela que, con

fondos del CARSI, Estados Unidos creó en estos tres

países unidades militares transnacionales llamadas TAG

(“Transnational Anti-Gang”). Las empresas

norteamericanas constructoras de centros penales tienen

el lema de que “toda cárcel que se construye se llena”.

Los planes acelerados de Estados Unidos de construcción

de prisiones en América Latina se acompañan de la

criminalización y privación de libertad de amplios

sectores de la población.

En Guatemala, con ayuda del CARSI, las autoridades

planean construir cuatro cárceles de máxima seguridad.

En Honduras, donde en 2009 un golpe de Estado derrocó

al presidente Zelaya, el Subsecretario William


167

Brownfield anunció durante una visita en mayo de 2012,

la colaboración norteamericana para “mejorar” las

prisiones hondureñas mediante una ayuda adicional por

50 millones de dólares. Se prevé construir una cárcel de

máxima seguridad para 4,000 internos. Brownfield fue

embajador en Venezuela donde fue notoria su actitud

injerencista. En dos ocasiones, en abril de 2006 y en

enero de 2007, el presidente Hugo Chávez lo amenazó

con expulsarlo del país si continuaba con sus

provocaciones.

El desarrollo de las instalaciones penitenciarias en

Honduras, con financiamiento y asesoría estadounidenses

se acompaña, como era de esperar, de la criminalización

de los indígenas que resisten a la privatización de las

tierras comunales y de los activistas en contra de la


168

destrucción de los medios de vida del campesino para

satisfacer los interes extranjeros de producción de

biocombustibles

En Panamá, el Centro Correccional de Pacora es parte de

un programa dentro del CARSI con financiamiento

estadounidense de 3.5 millones de dólares (5). Panamá

amplía también sus capacidades penitenciarias con

nuevas prisiones en Ciudad Panamá (mega cárcel La

Nueva Joya) y en Chiriquí, con capacidades para 5,536 y

más de 1,000 reclusos, respectivamente. En junio de

2013, el gobierno panameño anunció la construcción de

una nueva cárcel de mujeres que albergará a 1,155

internas, a un costo de 17.5 millones de dólares.

En Costa Rica, con el apoyo del INL (“International

Narcotics and Law Enforcement Affairs”) y con fondos


169

del CARSI, se realizaron importantes tansformaciones en

la Penitenciaría de La Reforma. Oficiales costaricenses

reciben entrenamiento por el INL en las prisiones de

Nebraska y Maryland (6).

En República Dominicana, el Dr. Radhamés Jiménez

Peña, Procurador General de la República hasta el 16 de

agosto de 2012, anunció la construcción de seis nuevas

prisiones en concordancia con la “Nueva Cultura

Penitenciaria” promovida por Washington. En febrero de

2012 ABC News anunció que el gobierno de Estados

Unidos tiene en sus planes la construcción de dos

cárceles en zonas rurales de Haití a un costo entre 5 y 10

millones de dólares, y citó como fuente a un funcionario

del INL.
170

En casi todos los países de América Latina la población

penal supera a la capacidad del sistema penitenciario y

los reclusos sufren de terribles condiciones de

hacinamiento. Desde este punto de vista, se justifica la

construcción de nuevas cárceles. Lo que sucede es que,

en la práctica, la situación no se alivia sino se agrava

porque la intervención de Estados Unidos a través del

Plan Colombia, o de la Iniciativa Mérida o del CARSI,

no resuelve los graves problemas sociales de la región,

sino que los profundiza, y la creciente criminalización de

la población marginada multiplica las tasas de

encarcelamiento.

En México, por ejemplo, el país que más cárceles ha

construido en los últimos años con ayuda

norteamericana, la ocupación de sus instalaciones

penitenciarias se mantuvo prácticamente igual, superior

al 120 %, entre 2007 y 2011. En Guatemala, en ese


171

mismo intervalo, de 128 subió a 190 %; en Honduras, de

141 a 146 %; en Panamá, de 161 a 180 %; en Colombia,

de 117 a 128 %, en Costa Rica, de 99 a 127 % (7). En

2008, cuando se implementó el CARSI en El Salvador, la

población penal era de 17,000 reclusos; en 2010 había

aumentado a 24,000 (8), un incremento del 41 % en sólo

tres años.

La “Nueva Cultura Penitenciaria” es una política que, a

imagen y semejanza de lo que actualmente sucede en

Estados Unidos, intenta controlar los problemas que

surgen de la marginación reprimiendo, criminalizando y

encarcelando a los marginados. Su principal pretexto es

la “guerra contra las drogas” que después de más de

cuatro décadas de fracasos ha demostrado el relevante

papel que desempeña en la contrainsurgencia, en la

expansión de las transnacionales y en las ambiciones

geopolíticas de Estados Unidos; es decir, ha servido y


172

sirve como uno de los instrumentos más importantes de

dominio imperial (9). Al igual que el Plan Colombia, la

Iniciativa Mérida y el CARSI están condenados al

fracaso pero constituyen magníficas pantallas a la

injerencia y presencia militar de Estados Unidos en los

países del sur.

NOTAS

(1) U.S. Embassy: “Corrections Reform”, Fact Sheet,

Mexico 2012.

(2) United States Government Accountability Office

(GAO): “Status of Funding for the Central America


173

Regional Security Initiative”, Washington, DC, Jan 30,

2013.

(3) AFP y Redacción: “Presos centroamericanos viven

en bodegas humanas”, El Mundo, 24 de Julio de 2013.

(4) U.S. Congressional Research Service: “Central

American Regional Security Initiative: Background and

Policy Issues for Congress”, Jan 2012.

(5) Embassy of the United States, Press Release: “U.S.

Supports Panama’s Efforts to Reform Juvenile Prisons”,

Panama, Jan 30, 2013.


174

(6) Latin American Herald Tribune: “CARSI

Assistance Pilots Prison Reform in Costa Rica”, Caracas,

Oct. 6, 2013.

(7) Elías Carranza: “Situación penitenciaria en América

Latina y el Caribe ¿Qué hacer?”, ILANUD, Costa Rica.

(8) Nasim Chatha: “U.S.’s Prison Imperialism in The

Outskirts of the Empire”, Alliance for Global Justice, Sep

5, 2012.

(9) Salvador Capote: “Narcotráfico, instrumento de

dominio imperial”, ALAI, América Latina en

Movimiento, 29 de mayo de 2012.


175
176

O-22 Y LAS VIDAS ROBADAS

Cada año, el 22 de octubre, el conjunto de organizaciones

que integran la “Coalición 22 de octubre para detener la

brutalidad policíaca, la represión y la criminalización de

una generación” (1) conocida como “O-22”, produce

manifestaciones en decenas de grandes ciudades

norteamericanas.
177

El primer Día Nacional de Protesta tuvo lugar el 22 de

octubre de 1996. La fecha no tenía una significación

especial. Se escogió de común acuerdo entre los líderes

porque era importante realizar manifestaciones masivas

antes de las elecciones de noviembre y porque, además,

era necesario contar con la participación de los

estudiantes, que estarían ya de regreso a clases.

La Coalición se formó con organizaciones que han hecho

historia en las luchas sociales norteamericanas y con

dirigentes legendarios, como Pam Africa (Jeanette

Knighton), mujer frágil y de pequeña estatura, pero de

enorme coraje y discursos encendidos, que desempeñó un

papel protagónico en el movimiento de masas que logró

en 2012 la conmutación de la pena de muerte que pesaba

sobre Mumia Abu-Jamal y ha participado en la lucha


178

contra todas las formas de injusticia nacionales e

internacionales.

Akil Al-Jundi (Herbert Scott Dean), del “Community

Self Defense Program” (Programa Comunitario de

Autodefensa) es uno de los casos, no raros, de dirigentes

o integrantes de movimientos sociales estadounidenses

que, con un pasado delincuencial, experimentan en la

cárcel un proceso de concientización, rectifican y se

convierten en modelo a seguir para sus comunidades. El

caso más conocido es el de Malcolm X pero hay otros

muchos.

Akil cumplió 15 años de prisión pero en ese tiempo

abrazó las ideas del nacionalismo negro, y dedicó todo

su tiempo al estudio. Participó en la rebelión de la prisión

de Attica, situada cerca de Búfalo, que terminó el 13 de

septiembre de 1971 cuando policías estatales, a las


179

órdenes del gobernador Nelson Rockefeller, la sofocaron

a sangre y fuego, matando a 10 rehenes y a 39 presos, y

dejando cientos de heridos.

Cuando recibió la libertad condicional en 1975, Akil

había realizado ya estudios secundarios y superiores y se

dedicó a la defensa legal de los negros y pobres acusados

de crímenes. Al-Jundi fue la voz principal en la demanda

conjunta interpuesta en nombre de más de 1,200 presos

golpeados, torturados y privados de asistencia médica en

ocasión del asalto a la prisión de Attica. Trabajando con

el “Attica Brothers Legal Fund” contribuyó

sustancialmente a lograr un veredicto en 1992 que hizo

responsable al Estado por las atrocidades cometidas. Al-

Jundi murió el 13 de agosto de 1997 en Nueva York.


180

Carl Dix, otro de los cofundadores de O-22 fue en 1970

uno de los seis reclutas que se negó a marchar a la guerra

de Vietnam. Por esta causa sufrió dos años de prisión en

la penitenciaría militar de Leavenworth, donde se

transformó en revolucionario. De regreso a Baltimore,

Maryland, fue miembro activo del “African Liberation

Support Committee” y del “Black Workers Congress”.

En 1975 fundó con Bob Avakian el “Revolutionary

Communist Party”.

En las elecciones presidenciales de 1984, Dix recorrió las

universidades presentándose como “anticandidato”,

manifestándose “contra la noción de que algo

fundamentalmente bueno para el pueblo oprimido pueda

obtenerse en la arena electoral”. Desde “Revolution”, el

periódico del partido, libró muchas campañas

revolucionarias, como las denuncias por el trato a la

población negra de New Orleans tras el paso del huracán


181

Katrina en 2005. En las elecciones de 2008, Dix advirtió

a los ilusos que veían en Obama la oportunidad para

hacer avanzar una agenda progresista, que se trataba de

una trampa del sistema para recuperar el apoyo de las

masas descontentas.

Recientemente, Dix dio impulso a la creación de una red

social contra el encarcelamiento masivo (“Stop Mass

Incarceration Network”) y a una campaña (“Stop-Stop &

Frisk”), contra el programa de detenciones arbitrarias

“Stop & Frisk” (Detén y Cachea) de la policía

neoyorquina, que servía para acosar a los afroamericanos

y a otras minorías. El 21 de octubre de 2011 fue arrestado

junto con otras 30 personas por participar en un acto no

violento de desobediencia civil.

Otros líderes y organizaciones cofundadoras de O-22

fueron Angel Cervantes (“Four Winds Student


182

Movement”), Omowale Clay (“December 12th

Movement”), Keith McHenry (“Food Not Bombs”),

Robert Rockwell (“Refuse and Resist) y Jim Lafferty

(“National Lawyers Guild”). Con posterioridad se

unieron otras muchas organizaciones e importantes

dirigentes comunitarios.

La Coalición octubre 22 tiene a su cargo también el

“Stolen Lives Project” (Proyecto Vidas Robadas) que

documenta los casos de homicidios por uso indebido y

letal de la fuerza por agentes de las fuerzas represivas. En

su segunda edición, el libro “Stolen Lives” documenta

más de 2,000 casos ocurridos durante la década del 90 y

está en preparación un segundo volumen con las muertes

ocurridas posteriormente. La cifra de los casos

publicados hasta ahora y las circunstancias de

prepotencia y desprecio por la vida humana que los

rodearon es impresionante. No es posible a las


183

autoridades justificar una cifra tan alta de homicidios ni

tampoco su claro perfil clasista y racista, pues la mayoría

de los muertos son negros e hispanos.

La Coalición exige la liberación inmediata de todos los

presos políticos y, en especial, de los que están

gravemente enfermos.

Una extraña paradoja ocurre con la repercusión en los

medios de las manifestaciones por el Día Nacional de

Protesta: si transcurren pacíficamente y no ocurren

choques con la policía, la cobertura es muy pobre o nula;

si, por el contrario, tienen lugar incidentes graves, la

cobertura es total y se pone énfasis no en la brutalidad de

la policía sino en el supuesto carácter violento de los

manifestantes. En otras palabras: si se comportan


184

pacíficamente los ignoran, y si se defienden de la

violencia policíaca los denigran.

Se estima que hay en estos momentos más de seis

millones de jóvenes estadounidenses, entre 16 y 24 años

de edad, que ni trabajan, porque no hay empleos para

ellos; ni estudian, porque no pueden costear sus estudios

(2). En Chicago, Houston, Dallas, Miami, Filadelfia,

Nueva York, Los Angeles, Atlanta, Riverside y otras

ciudades, hay en cada una de ellas más de 100,000

jóvenes ociosos, de acuerdo a un informe de “Oportunity

Nation”.

Aunque algunos analistas, sin tener en cuenta cifras como

éstas, estiman que los movimientos de protesta han ido

perdiendo fuerza desde las grandes jornadas de “Occupy


185

Wall Street” en 2011, pienso, por el contrario, que estos

movimientos, después de aumentar su frustración con la

administración Obama, se encuentran actualmente en un

periodo de reorganización, de revisión de las estrategias y

métodos de lucha, de perfeccionamiento de las

comunicaciones entre las redes sociales, de

fortalecimiento de las alianzas y de precisión de objetivos

comunes como puentes entre las organizaciones y que, no

importa con que nombre, grandes masas, principalmente

de jóvenes, saldrán a las calles en su oportunidad, para

expresar la voluntad de barrer con la corrupción y los

abusos del sistema.

Se percibe en el aire el desencanto, frustración y

alienación de la juventud estadounidense. Un “ethos anti-


186

establishment” que pronto habrá de exigir profundos

cambios sociales.

NOTAS

(1) “October 22 Coalition to Stop Police Brutality,

Repression and the Criminalization of a Generation”

(2) Press TV: “Massive riots, huge crimes expected in

many US cities”, Oct. 22, 2013.


187

LA LEY CONTRA EL INMIGRANTE

Con el teclado de la computadora como escalpelo,

mostremos como las leyes de inmigración de Estados


188

Unidos han estado signadas por la discriminación, la

xenofobia, el racismo y, en ocasiones, como en la

presente etapa, por la más refinada crueldad.

Los irlandeses fueron los primeros en sufrir el odio de los

WASPS o “White Anglo Saxon Protestants”

(anglosajones blancos protestantes). En la década de

1840, huyendo de la hambruna, comenzaron a llegar a

Estados Unidos en grandes cantidades. Eran muy pobres,

con bajo nivel de educación y católicos. Vivieron

hacinados en barrios insalubres en las ciudades situadas a

lo largo de la costa atlántica. Los medios de prensa se

encargaron de crear los estereotipos: fueron llamados

despectivamente “paddys”, variante de la palabra

“Patrick” en lengua gaélica (2), y fueron calificados de

vagos, violentos y con tendencia al alcoholismo y la


189

criminalidad. En las caricaturas, que aparecían con gran

frecuencia en las publicaciones, se les ridiculizaba

mostrándolos con chaleco y sombrero de copa, con

grandes narices rojas y siempre con una botella de

whisky en la mano.

La creciente frustración de los nativistas, es decir, de los

ciudadanos con sentimientos hostiles hacia los

inmigrantes en general y hacia ciertos tipos de

inmigrantes en particular, determinaron la creación del

primer gran movimiento anti-inmigrante en la historia de

Estados Unidos. En las décadas de 1830 y 1840 tuvieron

lugar motines anti-católicos. Las turbas atacaron

impunemente las iglesias, sobre todo en Nueva Inglaterra

y Pensilvania. En 1834, en Boston, quemaron un

convento de monjas ursulinas.


190

En 1843 surgió una organización secreta, “Order of Star-

Spangled Banner” (Orden de la bandera de las barras y

las estrellas) que poco después se convirtió en el

“American Party” (Partido Americano), más conocido

como “Know-Nothing Party” (Partido de los que no

saben nada), llamado así porque sus miembros

respondían de ese modo: “I don’t know” (no sé), cuando

alguien indagaba sobre los objetivos y políticas de la

organización. Sus miembros provenían de la clase media

urbana, se oponían a la inmigración, odiaban a los

católicos y trataban de bloquear la asimilación de los

inmigrantes a la sociedad.

El partido llegó a tener más de un millón de miembros

(1/8 del electorado potencial) y en las elecciones de 1854


191

y 1855 tuvo notables éxitos, logrando elegir a ocho

gobernadores, más de un centenar de congresistas y a los

alcaldes de Boston y Chicago. En consecuencia, muchos

estados pusieron en vigor ordenanzas y leyes anti-

inmigrantes. El presidente Ulysses S. Grant, Jefe del

Ejército de la Unión durante la Guerra de Secesión, e

integrante de los “Know-Nothing”, expresó en 1875: “Si

tuviésemos otra contienda en el futuro cercano de nuestra

existencia nacional, predigo que la línea divisoria no será

la de Mason y Dixon (3) sino entre el patriotismo y la

inteligencia [protestantes] de un lado, y la superstición, la

codicia y la ignorancia [católicas] por otro.”

Los chinos fueron los primeros asiáticos que migraron a

Estados Unidos, principalmente a las ciudades de la costa

occidental, en número significativo, y tuvieron que


192

soportar todo el peso de los prejuicios raciales y étnicos.

A comienzos de la década de 1850 emergen los clubs

“anticulíes” (4) y esporádicamente se organizan boicots

contra productos elaborados por los chinos. Editoriales

que resaltaban estereotipos racistas aparecen cada vez

con mayor frecuencia en los periódicos de San Francisco.

A nivel estatal y local se ponen en vigor abusivas leyes y

ordenanzas, como la ley de Oregón (1858) que exigía a

los mineros y comerciantes chinos (y solamente a ellos)

obtener y pagar una licencia operativa mensual. En 1854,

la Corte Suprema de California decidió, en el caso

“People v. Hall”, que los chinos no podían testificar en

corte contra los blancos. Hall, un hombre blanco, había

asesinado a un chino, y los testigos eran de esa

nacionalidad.
193

La terminación en Promontory Point, Utah, en mayo de

1869, del ferrocarril Union-Central Pacific, lanzó de

pronto sobre el mercado laboral de California a más de

10,000 trabajadores chinos. La histeria del “peligro

amarillo” y de una supuesta invasión asiática a Estados

Unidos subió de punto. Se multiplicaron los clubs

anticulíes y las turbas racistas realizaron ataques

frecuentes contra los barrios chinos. En la Sierra Nevada,

los mineros blancos, con la complicidad de las

autoridades estatales, despojaron y expulsaron

violentamente a los mineros chinos.

En 1874, en su mensaje anual, el presidente Grant se

pronunció contra la inmigración asiática y llegó al

extremo de afirmar que casi ninguna mujer china “realiza

un trabajo honorable, sino que… son traídas para fines


194

vergonzosos”. Al año siguiente, el Congreso aprobó la

“Page Act” (5), ley dirigida contra las mujeres chinas. La

aplicación de esta ley fue tan estricta que redujo

prácticamente a cero la entrada de mujeres de ese país a

Estados Unidos. Un comité congresional, establecido por

esa misma legislatura, para investigar la inmigración

china, incluyó en su informe final que “no hay raza aria o

europea que no sea muy superior a la china”.

Con estos avales de un presidente y del Congreso, no es

de extrañar que la violencia anti-china alcanzase su

expresión más criminal y vergonzosa en la masacre que

tuvo lugar en Rock Spring, Wyoming, el 2 de septiembre

de 1885, cuando la turba prendió fuego al barrio de los

chinos. La cifra exacta de los asesinados no se conoce

con exactitud pero se calcula entre 40 y 50. Muchos de


195

ellos fueron quemados vivos, escalpados, decapitados,

desmembrados, castrados, con extrema ferocidad. Los

que perpetraron la masacre ni siquiera se tomaron el

trabajo de enterrar a los muertos y, cuando una semana

más tarde llegó por fin el ejército, encontró numerosos

cadáveres en descomposición esparcidos por las calles o

quemados dentro de las casas. Nadie resultó convicto por

los crímenes de Rock Spring. Un gran jurado rehusó

presentar cargos aduciendo que no había podido

encontrar testigos.

Otros actos de violencia extrema que quedaron impunes

tuvieron lugar en diferentes estados, principalmente en

California, Oregón y Washington. El 24 de octubre de

1871, unos 500 hombres blancos asaltaron el

“Chinatown” de Los Ángeles y asesinaron brutalmente a


196

numerosos chinos, 84 según algunos estimados. “Chinese

Massacre Cove” es el nombre oficial de un lugar a orillas

del río Snake, en el condado de Wallowa, Oregón, donde,

en 1887, fueron torturados, asesinados y mutilados 34

chinos. Un tribunal absolvió a los que perpetraron la

masacre.

En 1881, muchos estados, incluyendo Alabama, Ohio,

West Virginia y Wisconsin, presentaron al Congreso

peticiones anti-chinas. La legislatura de California

declaró un día feriado para facilitar la realización contra

esa etnia de manifestaciones públicas. Respondiendo a

estas peticiones, el Congreso aprobó la “Chinese

Exclusion Act” el 6 de mayo de 1882, que excluía a los

trabajadores chinos por un término de diez años. La ley

se renovó a su término y, por una nueva ley de 1904, la


197

exclusión se estableció por tiempo indefinido. Lo peor de

esta ley es que definió a las mujeres como trabajadoras y,

por tanto, los inmigrantes chinos no tuvieron manera de

reclamar a las esposas y otros familiares que habían

quedado en China. Las familias quedaron divididas

durante casi seis décadas hasta que ambos países se

convirtieron en aliados contra el Japón durante la

Segunda Guerra Mundial y, por ese motivo, el Congreso

suavizó algunos aspectos de las leyes de exclusión. La

“Repealer Act” (Ley de Revocación) de 1943 les

permitió obtener la ciudadanía norteamericana y autorizó

que los más ancianos, separados de sus familias durante

generaciones, pudiesen traer de China a sus esposas.

Como es de suponer, para la gran mayoría, el permiso

llegó demasiado tarde.


198

En 1906, después del terremoto, tuvieron lugar en la

costa del Pacífico violentas manifestaciones, esta vez

contra los japoneses. La legislatura de California aprobó

una resolución solicitando al Congreso “limitar y

disminuir” la inmigración nipona. En San Francisco, los

negocios de su propiedad fueron vandalizados y los

ataques no provocados contra transeúntes de esa

nacionalidad resultaban cada vez más frecuentes. El 6 de

octubre, el “San Francisco School Board” ordenó que

todos los estudiantes japoneses de las escuelas públicas

se trasladasen a las escuelas segregadas que funcionaban

ya en el barrio chino desde 1885.

Pero Japón era una potencia emergente, no la China débil

de aquel entonces por lo que, para evitar complicaciones,

el presidente Theodore Roosevelt decidió resolver el


199

asunto por la vía diplomática. Las negociaciones dieron

por resultado lo que recibió el nombre de “Gentlemen’s

Agreement” (Pacto de Caballeros) que consistió de una

serie de seis notas intercambiadas entre las dos

cancillerías entre fines de 1907 y comienzos de 1908. El

gobierno japonés se comprometió a no expedir

documentos de viaje con destino a Estados Unidos a sus

trabajadores; a cambio, Estados Unidos permitiría la

reunificación de mujeres y niños con sus esposos y

padres, revocaría la segregación de los estudiantes en las

escuelas y se comprometería a no permitir acciones

violentas contra los inmigrantes japoneses.

En la década de 1910, los agricultores japoneses de

California, que poseían solo el 1% de la tierra, estaban

produciendo el 10% de las cosechas. La reacción racista


200

no se hizo esperar y en 1913 la legislatura del estado

aprobó la “Alien Land Law” (Ley de la tierra de

extranjeros) según la cual solo podían poseer terrenos los

extranjeros que fuesen elegibles para obtener la

ciudadanía. Como la ley de naturalización de 1870

negaba a los asiáticos el derecho a convertirse en

ciudadanos, las víctimas de esta ley fueron los japoneses.

Una ley aún más estricta fue promulgada en 1920, y la

Corte Suprema en Webb v. Obrien (1923) determinó que

el carácter discriminatorio de la ley no violaba la

Constitución. Cuando, treinta años después, en 1953, fue

al fin declarada inconstitucional, era ya demasiado tarde

pues hacía largo tiempo que los agricultores japoneses

habían perdido sus tierras.


201

Al comenzar la Guerra con Japón, aproximadamente 2/3

de los japoneses de la costa del Pacífico eran ya

ciudadanos norteamericanos por nacimiento, muchos de

ellos por segunda o tercera generación. No obstante,

después de Pearl Harbor, todos fueron tratados como

enemigos extranjeros y más de 120,000 de todas las

edades, por la Orden Ejecutiva 9066, fueron encerrados

en diez campos de concentración. Los japoneses-

americanos se vieron obligados a vender sus propiedades

y pertenencias por una fracción de su verdadero valor.

Aunque la Corte Suprema, en tres decisiones infamantes,

ratificó la Orden Ejecutiva de Franklin Delano Roosevelt,

actualmente se reconoce que el internamiento fue una

acción ilegal, violatoria de las leyes internacionales, y

realizada con extrema crueldad.


202

Historias similares podríamos recordar de otros muchos

grupos étnicos. En realidad, desde que originalmente el

Congreso, en 1790, restringió la ciudadanía a las

“personas blancas libres”, todos los inmigrantes, excepto

tal vez los provenientes del norte de Europa, han tenido

que enfrentarse a leyes discriminatorias y al fanatismo de

los sectores más racistas de Estados Unidos. Las cuotas

de inmigrantes establecidas desde 1924 tienen por

finalidad preservar la composición étnica y racial de la

población de Estados Unidos limitando el número de

inmigrantes del sur y del este de Europa y, por supuesto,

de todo el Tercer Mundo, que se considera son inferiores

genéticamente.
203

Estas leyes racistas y los arraigados prejuicios

antisemitas impidieron que Estados Unidos ofreciese

asilo a los judíos europeos en vísperas de la Segunda

Guerra Mundial. Estigma inborrable de aquella época es

el “Viaje de los condenados”, en el barco Saint Louis, de

casi un millar de refugiados judíos, a quienes Franklin

Delano Roosevelt pudo salvar (y no lo hizo) de los

campos de concentración nazis.

Pero los que durante más tiempo (más de dos siglos) y

con mayor profundidad, han visto el odio y los prejuicios

transformarse en política oficial, son los hispanos y, en

particular, los mexicanos. El Tratado de Guadalupe-

Hidalgo, que puso fin a la Guerra de México y

garantizaba los derechos a la propiedad de los nativos,

fue violado sistemáticamente y las tierras y las minas


204

pasaron a manos de los anglos por diversos medios,

incluyendo la violencia. En las décadas que siguieron, las

leyes racistas, llamadas “Greaser Laws” (leyes de los

grasientos) consolidaron el estatus de los mexicanos

como ciudadanos de segunda categoría.

Sin embargo, el crecimiento demográfico hispano ha sido

indetenible y, de continuar la tendencia actual, Estados

Unidos se convertirá en una nación de mayoría hispana,

con o sin inmigrantes ilegales. La nueva oleada de

histeria anti-inmigrante toma como pretexto la necesidad

de defender la frontera contra el cruce ilegal de

indocumentados, pero lo real es el miedo a una creciente

población hispana que está cambiando la faz de Estados

Unidos. En 1950 había menos de 4 millones de hispanos

en Estados Unidos. Actualmente hay más de 50 millones


205

y es probable que esta cantidad se duplique en los

próximos veinte años.

El Ku Klux Klan, que permaneció estático y parecía

moribundo, resurge ahora con fuerza, al igual que otros

grupos de supremacía blanca, como “Neo-Nazis”, “Posse

Comitatus”, “Aryan Nations”, “World Church of the

Creator”, “American Skinheads”, “Free Militia”,

“Minutemen”, etc., alimentados por fanáticos

horrorizados por lo que consideran una marea de razas

inferiores que inunda Norteamérica. Menos extremista

pero más peligroso por su mayor amplitud es el

movimiento fascistoide “Tea Party”.

Todavía no se han borrado las cicatrices de la “Operation

Wetback” (operación Mojado) montada por el presidente


206

Dwight D. Eisenhower, durante la cual la patrulla

fronteriza realizó grandes redadas en los barrios

hispanos, detuvo a miles de personas sólo por su

apariencia racial y expulsó del país a cerca de 700,000

personas. Miles fueron llevados en barcos a lugares

lejanos como Veracruz con el fin de impedirles el

regreso. Todo el desarrollo de la operación se caracterizó

por la brutalidad y el racismo. No fue la primera

operación de este tipo. Uno de los mayores crímenes en

la historia de Estados Unidos fue la deportación masiva

de mexicanos entre 1931 y 1934. Con la autorización del

presidente Herbert Hoover, más de 500,000 méxico-

americanos, niños el 60% de ellos, fueron expulsados de

Estados Unidos. En 2005, el Congreso de California

aprobó la “Apology Act” (ley de disculpa) que reconocía

“la evacuación inconstitucional y emigración forzada de


207

ciudadanos estadounidenses y residentes legales de

ascendencia mexicana”.

La “PATRIOT Act” (Ley Patriota) (6), promulgada el 26

de octubre de 2001, dio luz verde a los cuerpos

represivos para espiar tanto a individuos como a

organizaciones, realizar allanamientos y arrestos

arbitrarios, y encarcelar inmigrantes por tiempo

indefinido sin presentar cargos. La “PATRIOT Act” abre

una puerta legal hacia el fascismo.

El 16 de diciembre de 2005, la Cámara aprobó la ley

anti-inmigrante H.R. 4437, propuesta por Jim

Sensenbrenner, representante republicano por Wisconsin.

El “regalo” de Pascuas para las familias mexicanas y

centroamericanas fue esta ley que convertía en criminal a


208

todo extranjero ilegal, hombre, mujer o niño, y además, a

todo el que le hubiese ayudado a entrar en el país o a

permanecer en él. La ley transformaba de pronto en

delincuentes a los 12 millones de personas que

permanecen indocumentadas en el país, cifra seis veces

superior al total de la ya de por sí enorme población

penal de Estados Unidos. Para la ejecución imposible de

esta despiadada y absurda ley habría que multiplicar por

seis las dimensiones de todo el aparato jurídico y de todo

el aparato represivo del país, con ampliaciones

adicionales destinadas a detener, juzgar y encerrar a

todos los empleadores, religiosos, médicos, maestros,

trabajadores sociales, etc., que hubiesen prestado ayuda

de algún modo al inmigrante indocumentado.


209

El “Department of Homeland Security” (Departamento

de Seguridad Nacional), elefante blanco del presupuesto

anual de Estados Unidos, en lugar de emplear los

millones a su disposición en combatir el terrorismo –

tarea para la cual fue creado-, los emplea en perseguir

familias inmigrantes mexicanas, gente sencilla y

trabajadora, cuyos antepasados eran los dueños de este

país desde Pueblo, en Colorado, hacia el oeste y el sur.

Los agentes de “Inmigration and Customs Enforcement”

(ICE) (brazo del Homeland Security) violan actualmente

los domicilios de las familias hispanas sin justificación

legal y derriban puertas en la madrugada en busca de

indocumentados. No es raro que ciudadanos o residentes

legales con pobre dominio del inglés y sin posibilidad de

contratar abogados, sean deportados erróneamente a


210

México. Los agentes de inmigración, con atuendo de

SWAT (7), incluyendo fusiles de asalto y chalecos a

prueba de balas, aterrorizan a los trabajadores mexicanos

que con frecuencia han vivido muchos años en este país y

ven su vida y su familia destruídas en un segundo. No

importa si los hijos han nacido aquí y son ciudadanos

estadounidenses, no importa si uno de los miembros de la

pareja es residente legal, el equipo de la migra tiene que

cumplir con su cuota mensual de deportaciones.

¿Es dividiendo y destruyendo familias como el

“Department of Homeland Security” combate el

terrorismo? ¿Qué añade a la seguridad de la nación el

temor de millones de inmigrantes a que toquen en sus

puertas en medio de la noche?


211

Todas estas medidas y leyes son contraproducentes. En

otros tiempos, los indocumentados mexicanos entraban a

Estados Unidos cuando había trabajo y salían cuando éste

escaseaba, generalmente después de recoger las cosechas.

Ahora permanecen en el territorio de Estados Unidos

porque temen ser apresados al salir o al entrar de nuevo y

ser procesados como criminales. Por otra parte, ni los

muros más altos, ni los guardias mejor armados, ni turbas

enfurecidas, los detendrán, por la simple y humana razón

de que sus esposas e hijos en México necesitan de las

remesas para subsistir.

La ultraderecha racista, que se opone a una ley de

reforma migratoria, ha utilizado siempre las mismas

tácticas: generar miedo en las masas, el miedo que

profundiza los sentimientos anti-inmigrantes, el miedo


212

que divide a los trabajadores y convierte en conflictos

raciales o étnicos la lucha de clases subyacente. “Peligro

amarillo”, “peligro islámico”, “peligro hispano”, siempre

habrá un pretexto para el odio. Lo irónico es que la

abrumadora mayoría de los norteamericanos que se

oponen a la reforma nunca han tenido contacto con un

inmigrante ilegal. La imagen que tienen de él está

configurada por los estereotipos que difunden los medios.

Un monumento al racismo, la intolerancia, la

discriminación y la xenofobia, es el muro que pretende

construir la administración Trump en la frontera entre

Estados Unidos y México.

El temor a un cambio del carácter racial y étnico, a un

cambio en la identidad nacional, es el principal factor que


213

utiliza la ultraderecha para alentar la fuerte corriente anti-

inmigrante actual. La leyes aprobadas en Arizona, en

Georgia, en la Florida y en vías de aprobarse en otros

estados, pueden generar olas represivas de mayor

alcance. Si la depresión económica se prolonga o

acentúa, es probable que asistamos a pogroms anti-

inmigrantes en algunas ciudades de Estados Unidos.

(1) Saint Patrick (San Patricio) patrón de Irlanda.

(2) Línea de demarcación que simbolizaba la frontera

entre el norte industrial y el sur esclavista (Dixie) de los

Estados Unidos.
214

(3) “Coolie” (culí) fue un término utilizado para

designar a jornaleros chinos con muy bajo salario.

(4) Por Horace F. Page, congresista republicano de

California.

(5) PATRIOT: Providing Appropriate Tools Required

to Intercept and Obstruct Terrorism.

(6) SWAT: Special Weapons and Tactics (armas y

tácticas especiales).
215

LAS CÁRCELES DE LA MIGRA

En los años del siglo XVIII tras la fundación de la

república, y durante casi todo el siglo XIX, a nadie en


216

Estados Unidos se le ocurrió encarcelar a un inmigrante

por el solo hecho de serlo. Hacían falta brazos para

exterminar a los indios, conquistar el Oeste y arrebatar la

mitad del país a los mexicanos; hacían falta europeos

blancos para que la población negra –esclava primero y

segregada y discriminada después- no se convirtiese en

mayoría; y hacía falta mano de obra barata para impulsar

el pujante desarrollo industrial capitalista y extender las

líneas del ferrocarril hasta las costas del Océano Pacífico.

Es en la última década del siglo XIX, cuando Estados

Unidos transita de su etapa expansionista a la

francamente imperialista cuando, para el registro y

examen de los inmigrantes, se crea el centro de detención

de Ellis Island, en la parte norte de la bahía de New

York, que serviría de filtro entre 1891 y 1954 para


217

rechazar a los recién llegados que presentasen

características indeseables.

Con el tiempo, Ellis Island fue rodeada de una aureola

romántica, aunque, como dice la vieja canción irlandesa,

fue una isla de esperanzas pero también de lágrimas. No

todos tenían suerte, las mujeres que llegaban solas a la

isla eran sistemáticamente rechazadas porque, de acuerdo

a los hipócritas criterios puritanos de la época, si carecían

de apoyo familiar o, en otras palabras, de un hombre que

las representase, podían caer fácilmente en el vicio y la

prostitución. Los pasajeros que arribaban al puerto

viajando en primera y segunda clase, llenaban sus

formularios en la privacidad de sus camarotes y

desembarcaban en Manhattan, no pasaban por Ellis

Island. La isla era sólo para procesar a los que viajaban


218

en tercera clase o hacinados en los entrepuentes, o sea, a

los pobres (1).

La historia de los servicios de inmigración de estos

primeros años está llena de lagunas pues muchos

registros se quemaron durante el incendio de las

instalaciones originales de Ellis Island, el 14 de junio de

1897, o fueron destruidos deliberadamente por la

administración Eisenhower. Sin embargo, en una

memoria de la legendaria puerta de entrada a los Estados

Unidos, realizada por el Departamento de Justicia, se

describe el lugar como “una penitenciaría de duros

castigos que era para muchos una pesadilla”. …”Por

causa de la angustia mental –señala el documento-

muchos inmigrantes se quitaban la vida”. Hacia 1930 la

cifra de suicidios ascendía a más de 3,000. En 1953 un


219

juez de la Corte Suprema de Justicia calificó a Ellis

Island –que un año después cerraría sus puertas- como

“isla prisión” (2).

La política migratoria de Estados Unidos ha sido siempre

racista, pero con tolerancia directamente proporcional a

la prosperidad económica. En la década de los veinte, por

ejemplo, vivían en New York más de cien mil

puertorriqueños, pero en los años de la Gran Depresión la

cifra descendió a la mitad para subir después

vertiginosamente con la recuperación económica al

finalizar la Segunda Guerra Mundial. En 1940, Franklin

Delano Roosevelt transfirió el INS del Departamento del

Trabajo al Departamento de Justicia pensando

seguramente que en tiempos de guerra estaría allí mejor

ubicado, dando origen de este modo a toda una serie de


220

cambios tanto en su estructura como en sus métodos. A

pesar de toda la carga ideológica racista y clasista, las

tres décadas posteriores fueron, relativamente, las

mejores de los servicios de inmigración, cuando era

todavía una institución civil y no era política de la

institución encarcelar innecesariamente a los inmigrantes

indocumentados.

Es bajo el gobierno de Ronald Reagan que la agencia

comienza a transformarse –mediante un largo proceso

que dura hasta el presente- en un poderoso aparato

represivo, cada vez más fuera de control y que desarrolla

impunemente actividades secretas. Bajo la

administración Reagan comienza la militarización de la

frontera sur y, en general, de las operaciones del INS.

Además, se elaboran planes militares de contingencia


221

para situaciones hipotéticas en que fuese necesario

detener a cientos de miles de indocumentados (3).

En 1981, un número considerable de haitianos llega a las

costas de la Florida utilizando todo tipo de

embarcaciones. Reagan les niega el status de refugiados

y, violando acuerdos internacionales, ordena su detención

en masa y la ampliación del Centro de Detención de

Krome, en Miami, para albergarlos. Reagan califica a los

haitianos como refugiados “económicos” con el fin de

justificar su negativa a reconocerlos como refugiados

políticos. Si los que llegan en bote son cubanos, se les

admite de inmediato y se les abre una puerta ancha a la

residencia legal y a la ciudadanía (en la política hostil

contra la Revolución Cubana todo vale); si son haitianos,


222

se les encierra en Krome y, brutalmente, se les expulsa

del país.

Krome posee un nutrido y tenebroso expediente de

abusos de todo tipo contra los inmigrantes detenidos. Por

ejemplo, en un reportaje de Debbie Sontag, en el Miami

Herald, con el título “Krome: historias de desesperación”

y de subtítulo: “Palizas de los guardias en medio de

relatos de horror” (4), se describe como los oficiales del

centro manoseaban rutinariamente a las jóvenes haitianas

detenidas y las acosaban y agredían sexualmente, y como

mantenían a niños presos, en contra de la ley, entre otras

infamias. Cada una de las detenidas sufría una múltiple

discriminación: por mujer, por negra, por pobre, por

extranjera, por no conocer el idioma, por su bajo nivel

cultural. ¿Qué oportunidad de defensa tenían ante el


223

asalto sexual de guardias prepotentes cuando, quizás sólo

unas horas después, sin amparo legal alguno, con esposas

y cadenas, serían deportadas por la fuerza a su país

natal?.

El número de detenidos por los servicios de inmigración

ha tenido un aumento exponencial en las últimas dos

décadas. Como no dan abasto en sus propios centros, los

inmigrantes detenidos pueden estar en cualquier sitio de

la amplísima red penitenciaria del país, mezclados con

delincuentes comunes, a pesar de que técnicamente no

están cumpliendo sentencia alguna sino en calidad de

“administrative detainees” (detenidos

administrativamente). Se les puede encontrar en cárceles

locales, prisiones estatales o federales o, en lo que es a mi

juicio la mayor aberración del sistema de justicia de


224

Estados Unidos, la creciente urdimbre de cárceles

privadas que operan corporaciones como “Corrections

Corporation of America (CCA)”, “GEO Group Inc.”,

“Management and Training Corporation (MTC)”,

“Wackenhut Corporation” (WC), y “Correctional Service

Corporation (CSC)”. En 2010, CCA y GEO reportaron

ingresos por 1.69 y 1.17 billones de dólares

respectivamente (5).

Las primeras prisiones privadas de Estados Unidos

comenzaron a operar en 1984 como centros de detención

de inmigrantes: “Aurora Services Processing Center” (de

Wackenhut), cerca de Denver, Colorado, y “Houston

Processing Center” (de CCA) en Texas. Hoy las cárceles

privadas, que lucran con el encarcelamiento de seres

humanos, cubren todo el territorio del país Más de la


225

mitad de los detenidos por inmigración ocupan celdas en

instituciones de la llamada industria del castigo.

La detención de inmigrantes se ha convertido en negocio

muy lucrativo y, a su sombra, otros muchos negocios

colaterales prosperan. Por ejemplo, algunos se preguntan

por qué los presos son trasladados con tanta frecuencia de

una instalación penitenciaria a otra. Hay inmigrantes

detenidos que han recorrido ya, de cárcel en cárcel, toda

la geografía de Estados Unidos. La respuesta, o una de

ellas, es que el traslado de prisioneros también está, en

parte, en manos privadas y es un negocio excelente y

rentable.

Pero no únicamente para la empresa privada la detención

masiva de inmigrantes y, en general, el “boom” de la


226

población penal de Estados Unidos, ha resultado un

cuerno de la abundancia. Políticos locales de pueblos y

ciudades que languidecían económicamente y con alta

tasa de desempleo, sobre todo en el sur del país, han

aprovechado la situación para crear o ampliar facilidades

carcelarias y rentarlas a los servicios de inmigración. Se

trata de un negocio multibillonario que, además, genera

muchos puestos de trabajo. Ya el estado financiero de

algunas ciudades depende de los fondos federales o

estatales que ingresan a través de sus cárceles. Esta

situación estructural torcida victimiza aún más a los

reclusos porque los que una vez al año (si es que cumplen

con la ley) revisan la situación de los inmigrantes

detenidos por tiempo indeterminado, con vista a su

posible liberación o deportación, son los mismos que

poseen interés económico o político en la prolongación

del encarcelamiento, y no es de esperar por tanto que las


227

decisiones favorezcan al prisionero. Y, ¿para qué

deportarlos si mantenerlos en las cárceles es tan buen

negocio?.

En 1996 el Congreso aprobó dos leyes que introdujeron

nuevas y radicales transformaciones en el accionar del

INS (6). Estas leyes ampliaron exageradamente las

categorías de delitos a causa de los cuales los inmigrantes

legales podían ser detenidos y deportados y, además, se

aplicaron con carácter retroactivo y con la pretensión de

que las decisiones de INS no podrían ser revisadas por

las cortes. Con estas leyes se hizo clara la tendencia a

dirigir contra los inmigrantes la lucha antiterrorista sin

que existiesen motivos racionales para ello. Satisfacían

sin embargo el sentimiento xenófobo y racista de la

ultraderecha.
228

En ese mismo año de 1996, el INS de Atlanta circuló un

memorándum entre los fiscales que constituye uno de los

documentos más perversos en la historia del sistema de

justicia norteamericano. En esencia, instruía a los fiscales

de manera insidiosa y mal intencionada, en cómo

manejar las negociaciones con los inmigrantes legales

que cometiesen delitos (En Estados Unidos más del 90 %

de los fallos de culpabilidad son el resultado de

negociaciones entre el fiscal y el abogado de la defensa,

no de juicios) de manera que se pudiese proceder a la

deportación aún por delitos de menor cuantía. De acuerdo

con el documento, el fiscal podia convenir con el acusado

el no cumplimiento de la sentencia, pero la naturaleza de

ésta debía permitir, sin que el acusado lo supiera, su

posterior deportación (7).


229

La última transformación del INS que convirtió esta

agencia en el engendro represivo que es actualmente,

tuvo lugar en marzo 1 de 2003, al pasar a formar parte de

un nuevo organismo, el “Department of Homeland

Security (DHS)” (Departamento de Seguridad Nacional).

Ahora, la responsabilidad de las detenciones la tiene el

“Immigration and Customs Enforcement (ICE)”. Con la

atmósfera de histeria anti-inmigrante creada y mantenida

después del once de septiembre y con la promulgación de

la Ley Patriota y otras que le dan a este organismo cada

vez mayor poder, secretismo y libertad de acción, es casi

imposible que se logre avanzar hacia una reforma

migratoria justa. Por el contrario, es de esperar que las

detenciones de inmigrantes continúen aumentando y que

los abusos y arbitrariedades contra éstos se multipliquen.

Además, los inversionistas de la industria del castigo, que


230

contemplan a las decenas de millones de inmigrantes

legales e ilegales como la mayor reserva del mundo de

materia prima humana para sus cárceles, poseen ya

poderosos “lobbies” en el Congreso Federal y en los

Congresos Estatales que dedican sumas millonarias a

promover leyes draconianas que convierten a los

inmigrantes en delincuentes elegibles para su detención y

deportación. Esta manipulación del sistema legal

norteamericano conspira contra su legitimidad y es

inevitable que muestre (muestra ya) sus dañinas

consecuencias.

Mientras tanto, los informes sobre violaciones

sistemáticas de los derechos humanos en las cárceles de

inmigrantes se multiplican. Informes de “Florida

Immigration Advocacy Centre” (FIAC) y de “Human


231

Rights Watch” (HRW) publicados en marzo de 2009,

revelaron que en los centros de detención de inmigrantes

se abusa sistemáticamente de los detenidos que necesitan

cuidados de salud, especialmente de las mujeres. “Las

tasas de mortalidad empeoran”. (…) “Se detiene

innecesariamente a personas con enfermedades graves y

que no representan amenaza o peligro alguno para la

comunidad”. Los servicios de salud para los detenidos

son extremadamente precarios y no existe prácticamente

control oficial. El tratamiento a las personas con

incapacidades físicas es violento e inadecuado, el

personal se conduce de manera “cruel y abusiva”, existe

hacinamiento y condiciones insalubres en las enfermerías

y se utiliza el aislamiento y el traslado de pacientes como

castigo a los que se quejan. De acuerdo con FIAC los

detenidos alegan que son tratados como criminales.

HRW informa de graves violaciones en el trato a las


232

mujeres, como el encadenamiento de embarazadas,

negación de tratamiento a las que presentan síntomas de

cáncer mamario o cervical, así como afrentas a su

dignidad. El 80 % carece de abogado.

Los centros de detención de niños y jóvenes poseen su

propio historial sórdido y espeluznante que me propongo

tratar con mayor amplitud más adelante. Me limitaré a

señalar que una investigación muy reciente del Palm

Beach Post (8) demostró que en estos centros –operados

en su mayor parte por compañías privadas- manejan la

conducta de los niños mediante fuertes dosis de

poderosos medicamentos anti-psicóticos (Seroquel,

Abilify, Risperdal y otros), la “artillería pesada” de la

psiquiatría, que provocan tendencias suicidas y otros

peligrosos efectos secundarios. La investigación


233

demostró que el Departamento de Justicia Juvenil (DJJ)

de la Florida no controla la administración de

medicamentos a los niños. Antoinette Appel,

neurofisióloga de la ciudad de Tamarac, en el Condado

Broward, explicó que “como no les está permitido [a los

centros bajo la responsabilidad del DJJ] ponerles esposas

y grilletes a los niños, utilizan drogas anti-psicóticas

como sustituto”. Según el Dr. Robert Hendreu, Director

del Departamento de Psiquiatría de Niños y Adolescentes

de la Universidad de California, este tipo de drogas seda

a los niños para que parezca que no tienen problemas.

“Podría decirse –comentó- que se convierten en

zombies”.

Más de 600,000 familias de inmigrantes enfrentan

actualmente órdenes de deportación (9). ¿Cuántas serán


234

destruídas en nombre de la ley? ¿Cuántos niños y jóvenes

serán separados de sus padres en aras de un absurdo

modo de combatir el terrorismo? ¿Cómo medir el dolor

de tanta gente humilde sacrificada para satisfacer

mezquinos intereses partidistas?.

(1) Records of the Immigration and Naturalization

Service. Part 3: Ellis Island, 1900 – 1933. A microfilm

project of University Publications of America (1995).

(2) U.S. Department of Justice, Immigration and

Naturalization Services, “Isle of Hopes, Isle of Tears”,

prepared by K. Barry, no date [probably 1986]. Citado

por Mark Dow en “American Gulag”, Univ. of Cal. Press

(2004), p. 6.
235

(3) Timothy J. Dunn: “The militarization of the U.S.-

Mexican border”, Center for Mexican American Studies,

University of Texas, Austin, (1996).

(4) Debbie Sontag: “Krome: Stories of Despair”, Miami

Herald, April 11, 1990.

(5) Mandy Oaklander: “Texas, immigration detention

capital of the country”, May 18, 2011.

(6) “Antiterrorism and Effective Death Penalty Act” e

“Illegal Immigration Reform and Immigrant

Responsibility Act”.
236

(7) Mark Dow: “American Gulag”, Univ. of Cal. Press

(2004), p. 180.
237

AMÉRICA LATINA EN LA ANCIANIDAD DEL TÍO

SAM

En América Latina la población pasó de 166 millones de

habitantes en 1950 a 513 en el año 2000 y se espera que

crezca a más de 800 en el 2050. En 1950 tenía

aproximadamente la misma cantidad de habitantes que

Estados Unidos, pero, a partir de esa fecha, debido a su

mayor tasa de crecimiento, se ha ido distanciando y se


238

espera que hacia el año 2050 su población será casi el

doble que la de Estados Unidos.

Por otra parte, el crecimiento de la población no es

homogéneo a través de toda la América Latina, con

valores considerablemente menores en el cono sur del

continente (Uruguay, Chile, Argentina) y en Cuba y

Puerto Rico en El Caribe. Entre los países más cercanos

geográficamente a Estados Unidos -si las tendencias

demográficas se mantienen- con el final del presente

siglo México verá duplicada su población, Honduras,

Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Venezuela,

Colombia y República Dominicana, la triplicarán,

mientras que Guatemala y Haití la cuadruplicarán.


239

Estados Unidos continuará creciendo (TGR 0.88 %) pero

su crecimiento tendrá por causa principalmente la

inmigración y el aumento de la esperanza de vida pues su

tasa de fertilidad es 2.1 niños / mujer, exactamente la

cifra que se considera como tasa de reemplazo o sea, la

necesaria para que la población se mantenga constante.

Una actualización del censo de Estados Unidos señala

que para el año 2042, nueve años antes de lo que se

pronosticaba, los blancos norteamericanos no-hispanos

constituirán menos de la mitad de la población. El

cambio tendrá por causa principal el crecimiento

acelerado de la población hispana en Estados Unidos que

para esa fecha alcanzará la cifra de 133 millones.


240

La mayoría blanca no-hispana, por tanto, a partir de

2042 se convertirá en una minoría, y esta tendencia

continuará seguramente durante el resto del siglo, ya que

los hispanos aumentan por una fuerte inmigración de

personas en edad reproductiva y porque conservan al

entrar en Estados Unidos, como parte de su cultura, una

alta tasa de fertilidad, mientras que la población blanca

no-hispana se reproduce mucho menos y está sujeta a un

marcado proceso de envejecimiento.

La tasa de fertilidad de Estados Unidos hemos dicho que

es 2.1, pero esta cifra, según los últimos datos del censo,

se descompone de la manera siguiente:

1.7 para los asiático-americanos


241

1.8 para los blancos no-hispanos

2.0 para los afro-americanos

2.3 para los hispanos

de manera que el único grupo que alcanza y sobrepasa la

tasa de reemplazo es el de los hispanos. La combinación

de fuerte inmigración con alta fertilidad es la que

determina que el crecimiento de la población hispana

supere todos los pronósticos.

Ha corrido mucha agua por el río Grande desde que

“Black Jack” Pershing y su subordinado el futuro general

George S. Patton, cruzaban Chihuahua inútilmente


242

tratando de capturar a Pancho Villa, y mucha más desde

que Sam Houston considerase la creación de la

“República de Texas” como el resultado de una lucha

“entre la gloriosa estirpe anglo-sajona y la inferior

gentuza mexicana”, o desde que, refiriéndose a la

anexión de Texas en 1845, James Buchanan, secretario

de Estado del presidente James Polk, (y luego presidente)

sentenciare: “nuestra raza de hombres nunca podría estar

sujeta a la imbécil e indolente raza mexicana.” Sin

embargo, los prejuicios y la discriminación contra los

inmigrantes hispanos, si juzgamos por las deportaciones

masivas que con frecuencia destruyen la unidad familiar,

las redadas contínuas contra los indocumentados, y las

leyes y ordenanzas puestas en vigor por algunos estados

que prohiben ofrecerles empleo o prestarles cualquier

ayuda, parecen hoy tan fuertes como hace más de un

siglo.
243

Todas las claves demográficas indican que la proporción

de hispanos dentro de la población de Estados Unidos

continuará creciendo indefinidamente y con un

componente mexicano mayoritario. No pasará demasiado

tiempo sin que un presidente de Estados Unidos tenga

por apellido González, Fernández, Gutiérrez, o

simplemente Pérez. A este dominio demográfico hispano

algunos irreverentes le llaman con sorna “la venganza de

Pancho Villa”.

El aspecto sin duda más importante de los cambios

demográficos en Estados Unidos es el envejecimiento

acelerado de su población. En la clasificación por edades,

son los grupos de ancianos los que registran aumentos

más notables. Tomemos como ejemplo la categoría de


244

cien años o más. En 1956 había en Estados Unidos 2,500

personas con esa edad; en 1986, 25,000; en 2000, 58,000;

y se pronostica que habrá 601,000 en 2050. En general,

los mayores de 64 años pasarán de 46.8 millones en 2015

a 88.5 millones en 2050, cifras que señalan un colosal

envejecimiento de la población norteamericana, sobre

todo en el periodo 2015 a 2050.

Peter G. Peterson, el billonario ex-secretario de

Comercio, considera en su obra “Gray Down” que el

envejecimiento de la población es, tanto en la esfera

económica como política, el hecho más trascendental del

siglo XXI. Aunque no comparto afirmación tan

categórica, sí creo que es necesario prestar la mayor

atención al hecho de que, al menos en los países

desarrollados, no sólo aumenta constantemente el número


245

de ancianos tanto en cifras absolutas como relativas en la

pirámide de la población, sino que, a medida que los

ciudadanos envejecen, las enfermedades crónicas

(Altzheimer, diabetes, arteriosclerosis, osteoporosis,

afecciones reumáticas y cardiovasculares, etc.) son cada

vez más frecuentes y los gastos necesarios para la

atención y el cuidado médico de los ancianos se

multiplican. Ya es un hecho que el actual sistema de

seguridad social de Estados Unidos, tal como está

diseñado, no es capaz de hacer frente a los gigantescos

gastos que se avecinan debido al envejecimiento de la

población, aún sin considerar los fraudes millonarios al

Medicare y Medicaid, ni las decenas de millones de

personas que aún carecen de seguro de salud en el país

que presume de ser el más rico de la tierra.


246

La gravedad de la situación puede apreciarse mejor

mediante un índice estadístico que cobra cada vez mayor

importancia, el “Potential Support Ratio” (PSR), el cual

se obtiene dividiendo el número de trabajadores que

pagan impuestos entre el número de pensionados que no

trabajan. El ex-presidente Jimmy Carter, en su libro “The

Virtues of Aging” (Las virtudes del envejecimiento)

señala que en 1935, cuando el sistema de seguridad

social norteamericano fue establecido, 40 trabajadores

sostenían con el pago de sus impuestos a cada retirado.

En 1990 la proporción se había reducido a 3.3

trabajadores por cada receptor, y para el año 2010 –según

Carter- sólo 2 trabajadores estarían pagando por el retiro

y los gastos médicos de cada anciano jubilado. Podría tal

vez servir de consuelo conocer que para otros países

desarrollados, como Italia o Alemania, los pronósticos

son algo peores.


247

Añade complejidad a la situación el fenómeno llamado

“age wave” (la ola de envejecimiento). Esta “ola” se

origina en el extraordinario número de nacimientos

(“baby boom”) que tuvo lugar en Estados Unidos en los

dieciocho años que siguieron a la terminación de la

Segunda Guerra Mundial. En ese periodo nacieron 76

millones de niños que, al ir pasando por las diferentes

etapas de la vida, han ido obligando a bruscos aumentos

en las capacidades del sistema de educación y en la

creación de empleos, y han creado tensiones en muchos

otros campos. La avanzada de los “baby boomers” llegó

a la edad de retiro en el año 2010, dando comienzo a una

ola de ancianidad que podría estremecer hasta sus

cimientos no sólo al sistema de seguridad social sino a

toda la sociedad norteamericana.


248

La consecuencia más predecible será el aumento de la

demanda de trabajadores inmigrantes, proceso en el cual

Estados Unidos tiene ventaja sobre otros países

desarrollados, como Japón por ejemplo, pues puede

obtener prácticamente del mundo entero y principalmente

de América Latina, mediante incentivos económicos,

todos los trabajadores que necesite; de manera que no

sólo continuará extrayendo los cerebros de otros países,

como ha venido haciendo por décadas (sin ofrecer

compensación alguna) sino que, con la ilusión del sueño

americano, intentará robarles también su juventud. Para

hacer frente a la disminución de la tasa de natalidad y al

envejecimiento, Estados Unidos no tiene otra alternativa

que la inmigración. Con toda seguridad, nunca antes se

vió en mayor necesidad de importar mano de obra

extranjera. Serán los inmigrantes, sobre todo los


249

hispanos, los que tendrán que enfrentar la crisis de la

ancianidad en Estados Unidos, y esperemos que no

tengan que servir como carne de cañón para futuras

guerras imperiales.

El vital papel que desempeñarán los inmigrantes en el

enfrentamiento a la crisis de la ancianidad en Estados

Unidos no pasa inadvertido. Stephen Moore, economista

y analista político, miembro del Consejo Editorial del

Wall Street Journal, en su testimonio ante el Subcomité

de Inmigración del Senado, el 4 de abril de 2001, afirmó:

“nuestra herencia migratoria nos permite traer

trabajadores inmigrantes productivos, quienes ayudarán a

pagar los beneficios del retiro de todos…” ¡Señores, no

hay por qué preocuparse! ¡Tendrán la vejez asegurada

con la importación de fuerza laboral extranjera!. Con


250

declaraciones como ésta, no me sorprendería que el

diario ultraconservador publicase, llegado el momento,

un editorial con el título: “Apología del espermatozoide

hispano”.

El papel de los inmigrantes se presentará, además, con

múltiples aspectos. Calculen ustedes por ejemplo,

cuántos millones de personas no podrán realizar trabajos

productivos porque tendrán que dedicarse –tiempo

completo- a la atención y al cuidado de los ancianos que

no puedan valerse. Los que hoy promueven la xenofobia

y obstaculizan con criterios racistas poco disimulados el

logro de racionales acuerdos migratorios, deberían pensar

que llegará un día en que necesitarán que alguien les

mueva su silla de ruedas, les administre sus

medicamentos, les cure sus escaras y, tal vez, hasta les


251

cierre sus ojos al morir, y que, seguramente, la piel de ese

alguien no será muy blanca.

Se aproxima el día en que los países desarrollados verán

a los inmigrantes del Tercer Mundo no como un peligro

sino como la salvación y competirán entre sí por atraer el

mayor número posible. Ojalá que para entonces, en

nuestros países de América Latina hayan ocurrido los

cambios estructurales revolucionarios imprescindibles

que garanticen para nuestros pueblos la preservación y la

defensa de nuestro mayor tesoro: el ser humano.


252

LA LEY CONTRA EL INOCENTE

El sistema de justicia que, por razones políticas, condenó

a los Cinco de Cuba, es el mismo sistema fallido que por

su corrupción, su ineficiencia y sus prejuicios ha

condenado, en todas las ramas del poder judicial, a miles

de inocentes, cientos de los cuales han ido a parar a los

corredores de la muerte.

La sobresaturación del sistema judicial estadounidense es

una de las causas de su colapso. Con 2, 300, 000 presos,


253

la cifra más alta del mundo, que se eleva a cerca de 7

millones si se cuentan los ex-convictos y los que

permanecen libres pero sujetos a ciertos tipos de libertad

condicionada, el sistema parece a punto de estallar;

síntoma alarmante es el anuncio de la gobernación de

California de que se vería obligada a poner en libertad a

miles de presos porque carece de recursos para

sustentarlos. La mayoría de los casos que competen a los

tribunales (más del 90 %) tienen que resolverse mediante

negociaciones entre el fiscal y el acusado o su

representante, porque no existe capacidad en el sistema

para el número de juicios que, de otro modo, tendrían que

celebrarse. Inherente a este procedimiento es el hecho de

que, con frecuencia, un inocente se ve forzado a

declararse culpable de un cargo menor para evitar ser

condenado por otro de mayor gravedad; y con frecuencia

también, un culpable recibe una condena menor de la que


254

merece o queda libre a cambio de admitir su culpabilidad

o acceder a testificar contra sus cómplices. Este

procedimiento, que forma ya parte estructural de la

maquinaria jurídica norteamericana, es un verdadero

cáncer del sistema, una fábrica que convierte

masivamente a inocentes en culpables y a muchos

culpables los exonera por cooperar con la fiscalía.

La corrupción alcanza a los más altos niveles.

Recientemente, por ejemplo, se propagó por todo el país

un movimiento que pedía la renuncia del miembro

considerado más ultraconservador de la Corte Suprema

de Justicia, el magistrado Clarence Thomas. El New

York Times denunció los nexos existentes entre el juez y

Harlan Crow, influyente activista texano de ultraderecha

(2). Crow es uno de los mayores contribuyentes de la


255

derecha recalcitrante. Se ha revelado que donó $500,000

a Ginni Thomas, esposa del honorable juez, para

actividades políticas relacionadas con el “Tea Party”. El

grupo que preside la señora Thomas, “Liberty Central”,

se opone a la reforma del sistema de salud que promueve

el presidente Obama. Thomas recibió de Crow, como

regalo, una Biblia valuada en $19,000 que perteneció al

líder negro estadounidense del siglo XIX Frederick

Douglas, y acceso a la utilización del yate de 161 pies y

del avión privado de Crow. El New York Times reveló

que Thomas solicitó impropiamente a Crow una

donación por varios millones de dólares en beneficio de

sus propios proyectos en las cercanías de Savannah,

Georgia, donde nació. El código de ética de los jueces les

prohíbe solicitar donaciones aunque estén destinadas a

presuntas obras no lucrativas o de caridad.


256

De acuerdo a denuncias del diario Los Angeles Times (3)

Thomas recibió cientos de miles de dólares de la

“Heritage Foundation”, tal vez el centro ideológico más

importante de la ultraderecha, y olvidó informar a la

oficina de impuestos de los ingresos financieros de su

esposa. Este año, “Ginni” inauguró una nueva firma de

cabilderos, al frente de la cual se describe a sí misma

como “la embajadora del Tea Party”. El objetivo

principal de este “lobby” es influir sobre los congresistas

republicanos recién electos, utilizando para ello su

“experiencia y conexiones”.

Crow, por otra parte, está muy lejos de ser un filántropo.

Donó, por ejemplo, $5 millones a la campaña del Partido

Republicano y a los grupos de ultraderecha que atacaron


257

al senador John Kerry durante la campaña presidencial de

2004.

Antonin Scalia, otro juez ultraconservador, quien murió

el 13 de febrero de 2016, participó, invitado por Cheney,

en una cacería de patos poco antes de que la Corte se

pronunciase sobre un caso del interés personal y político

del entonces vicepresidente, como denunció en su

oportunidad Dorothy Samuels en un editorial del New

York Times (4). Samuels denunció también que los

jueces federales se estaban comportando igual que los

congresistas al aceptar vacaciones pagadas en los centros

de recreación y descanso más lujosos del mundo.

Samuels acusó a los jueces de realizar viajes “con todos

los gastos pagados” con el fin de participar en

“seminarios privados” “que tenían lugar en lugares donde


258

se ofrecen excelentes servicios de balneario, golf, tenis y

esquíes.” Estos seminarios están “patrocinados por firmas

privadas con el propósito de influir sobre los jueces en

favor de intereses de las corporaciones en temas tales

como la protección ambiental y la responsabilidad por

comercialización de productos dañinos”… “Y esto se

lleva a cabo bajo la bandera supuestamente inocua de

‘educación judicial’… cuando en realidad constituye una

burla a la independencia e imparcialidad del sistema”.

Una semana después del editorial de Samuels, “The

Times” publicó otro editorial acerca de los seminarios

pagados de los jueces (5). En él se afirma: “Los jueces

federales por debajo del nivel de la Corte Suprema

aceptan cada año docenas de vacaciones gratis de los

muñidores de intereses especiales, bajo el disfraz de


259

‘educación judicial’. El editorial estigmatizó además la

cacería de patos Scalia-Cheney y al reaccionario Thomas

“por aceptar miles de dólares en regalos en años

recientes, incluyendo un jacket de cuero de $800, un

juego de neumáticos por valor de $1,200 y vacaciones

pagadas por activistas conservadores”.

Al parecer, los asuntos legales importantes ya no se

resuelven en los tribunales sino en los más lujosos

“resorts” o “spas” y los jueces se han convertido, sin

duda, en los mejores que el dinero puede comprar.

Para el juez Lois Forer, de Filadelfia, en su libro “Dinero

y Justicia: ¿Quién es dueño de las cortes?” (6) “el sistema

legal se divide en dos sistemas separados y desiguales de

justicia: uno para los ricos, en el cual las cortes toman


260

todo el tiempo necesario para examinar, ponderar,

considerar y deliberar sobre cientos de miles de

fragmentos de evidencias y días de testimonio, escuchar

elaboradas apelaciones interminables y escribir

incontables opiniones eruditas; el otro para los pobres,

donde las audiencias son breves, las declaraciones de

culpabilidad apresuradas y las apelaciones son

excepcionales”.

El juez de la Corte Suprema de Justicia, William O.

Douglas, ya fallecido, expresó en Furman v. Georgia,

1972: “Uno busca en vano en nuestras crónicas la

ejecución de algún miembro de la clase rica de esta

sociedad, pero no busca en vano asesinatos cometidos

por ricos”.
261

Si existiese una antología de fallos absurdos de los

tribunales de justicia, el primero seleccionado sería el de

la Corte Suprema en el caso “Herrera v. Collins” de

1993. Herrera fue condenado en Texas por el asesinato

de dos policías. Cuando estaba cercana la fecha de

ejecución, su abogado obtuvo pruebas que lo exoneraban,

pero se había cumplido el plazo que conceden las leyes

de ese estado para su presentación en el periodo posterior

a la sentencia. Herrera presentó a la Corte Suprema una

petición de habeas corpus basándose en la Octava

Enmienda. La Corte declaró en este caso (6 contra 3) que

la inocencia ante un crimen cometido no es razón

suficiente para detener una ejecución siempre que el

acusado haya tenido un juicio sin violaciones de la

Constitución. La Corte rechazó la petición de Herrera

porque, aunque podía presentar pruebas de su inocencia,

el habeas corpus sólo se concedía ante violaciones


262

constitucionales del proceso. El Juez Principal Rehnquist

urgió a Herrera a solicitar clemencia del Ejecutivo, lo

cual realizó sin éxito y fue ejecutado cuatro meses

después.

Los jueces del Supremo no entendieron que no existe

mayor violación constitucional que la ejecución de un

inocente. Herrera fue ejecutado por tecnicismos y porque,

cuando un policía es asesinado en Estados Unidos (y

sobre todo en Texas) la ley siempre encuentra al asesino

y, si no lo encuentra, lo fabrica.

La priorización de los tecnicismos, situándolos por

encima de la justicia sustantiva, tuvo lugar también en

“Coleman v. Thompson” en 1991. Coleman, condenado a

muerte por violación y asesinato, presentó pruebas de su

inocencia ante la Corte de Distrito Federal, tres días


263

después de la fecha límite que establece el estado de

Virginia y, por este motivo, fueron rechazadas.

Posteriormente, la Corte Suprema respaldó esta decisión

y Coleman fue ejecutado. En su opinión discrepante de la

mayoría, el juez Harry Blackmun expresó: “…La Corte

continúa su cruzada para erigir mezquinas barreras de

procedimiento en el camino de todo prisionero del estado

que busca la revisión de sus reclamos constitucionales

federales. Debido a que considero que la Corte está

creando un pantano bizantino de impedimentos

arbitrarios, innecesarios e injustificables a la

reivindicación de derechos federales, discrepo.” (7)

Sin embargo, la decisión de los jueces en ambos casos

no es ajena a la tradición estadounidense. Recordemos

una famosa frase del juez de la Corte Suprema Oliver


264

Wendell Holmes, Jr.: “Este es un tribunal de leyes, joven,

no es un tribunal de justicia” (8).

La investigación realizada por Radelet y Bedau (9) de las

condenas a muerte que tuvieron lugar entre 1900 y 1985,

identificó 416 casos en que resultó convicta la persona

equivocada, 2/3 de estas personas fueron condenadas a

muerte y 23 de ellas erróneamente ejecutadas. Después

que se puso en práctica la prueba del ADN en la década

de 1990, más de un centenar de presos que se

encontraban ya en los corredores de la muerte, han sido

exonerados. El mayor número de inocentes condenados a

la pena capital en este periodo le corresponde a la Florida

con 21 (10).
265

Después de 1976, cuando se reimplantó la pena de

muerte en Estados Unidos, el número de convictos

ejecutados creció de año en año. En la década de 1990 se

multiplicó casi cinco veces , 3/4 del total en los estados

del Sur, y la población en los corredores de la muerte

subió de unos 2,000 en 1990 a 3,500 en el año 2000 (11).

Finalizando la década ya se podía preveer la catástrofe

legal que ocurriría, pues los medios cubrieron con

amplitud el creciente número de casos de personas que

estando ya en los corredores de la muerte se demostraba

su inocencia, debido a las evidencias que aportaban las

pruebas de ADN. Por esta época, una ejecución

chapucera y brutal en la Florida generó tantas protestas

que fue necesario cambiar el método de ejecución en la

silla eléctrica por la inyección letal.


266

La crisis llegó a su clímax el 31 de enero del 2000,

cuando el gobernador de Illinois, George Ryan, declaró

una moratoria en ese estado, la primera que se decretaba

en el país. Ryan, un republicano moderado, era partidario

de la pena de muerte pero cambió totalmente de criterio

cuando el “Chicago Tribune” publicó un reportaje en el

cual documentó los casos de 13 convictos exonerados y

liberados del corredor de la muerte estatal y reveló,

además, que aproximadamente la mitad de 260

sentencias a la pena capital habían sido anuladas en

apelaciones debido a errores fundamentales como

defensa incompetente, falsa evidencia forense , jurados

compuestos solamente por blancos y otras causas. Ante

los hechos, Ryan declaró: “Que suceda una vez es injusto

pero que suceda 13 veces es vergonzoso y más allá de

toda justificación”. Y al decretar la moratoria afirmó:

“No puedo apoyar un sistema que, en su administración,


267

se ha mostrado lleno de errores y se aproxima tanto a la

mayor pesadilla, la del estado acabando con vidas

inocentes” (12).

Decretada la moratoria, y como el Congreso estatal no

quiso o no pudo implementar las reformas necesarias al

sistema de justicia criminal, el 14 de enero de 2003,

George Ryan, dos días antes de finalizar su mandato

como gobernador, utilizó los poderes conferidos por la

Constitución y ordenó vaciar completamente el corredor

de la muerte de Illinois. Ryan liberó a cuatro reos que

habían sido torturados para obligarlos a confesar,

conmutó las penas a otros 156 en el corredor de la

muerte, y a 11 más condenados también a la pena capital

pero en espera del resultado de apelaciones. En un

discurso en la Escuela de Derecho de la Northwestern


268

University, en Chicago, donde anunció su decisión, dijo

Ryan: “Nuestro sistema de pena capital está poseído por

el demonio del error, error al determinar quién es el

culpable, error al determinar quiénes entre los culpables

merecen morir. Por todas estas razones, estoy

conmutando las sentencias de todos los reclusos en el

corredor de la muerte”.

Una situación similar a la de Illinois tuvo lugar en

Maryland, donde el gobernador Parris Glendening

declaró una moratoria en mayo de 2002 citando como

causa primaria los prejuicios raciales al dictar sentencias.

La moratoria permanecería en efecto hasta que un estudio

especial determinase si a los reclusos afro-americanos e

hispanos se les estaba aplicando injusta y

discriminadamente la pena capital (13).


269

Las pruebas de ADN han servido para exonerar a cientos

de presuntos culpables, muchos de ellos condenados a

largos años de prisión o a la pena capital. Sin embargo,

las pruebas de ADN solo son posibles cuando se ha

conservado para examen algún material biológico.

Además, cuando el caso está cerrado o el reo ha sido ya

ejecutado, es prácticamente imposible comprobar su

inocencia debido al apresuramiento en destruir las

muestras biológicas, a la resistencia de fiscales y jueces a

permitir nuevos análisis y a que los abogados defensores

han terminado sus contratos con los defendidos y se

ocupan, por tanto, de otros casos.

Si alguien acusado de un crimen punible con la pena

capital es pobre y por tanto no puede contratar un

abogado competente, pertenece a una minoría racial o


270

étnica y vive en alguno de los estados del Sur, será un

presunto culpable y es muy probable que termine en un

corredor de la muerte. Pero si es de ascendencia

anglosajona y pertenece a la clase social alta, podrá

contratar a todo un bufete de abogados con enormes

recursos a su disposición, no importará el estado donde

viva, será un presunto inocente y es estadísticamente

imposible que sea sentenciado a la pena de muerte.

(2) “Friendship of Justice and Magnate Put Focus on

Ethics”, New York Times, June 19, 2011.

(3) “Clarence Thomas failed to report wife’s income,

watchdog says”, Los Angeles Times, Jan 22, 2011.

(4) Dorothy Samuels, New York Times, Jan 20, 2006.

(5) The Times, Jan 27, 2006.


271

(6) Lois Forer: “Money and Justice: Who Owns the

Courts?, New York, Norton, 1984, p. 9.

(7) Franklin E. Zimring: “The contradictions of

American capital punishment”, Oxford Univ. Press,

2003, p. 150.

(8) “This is a court of law, young man, not a court of

justice.” –Justice Oliver Wendell Holmes Jr., Juez de la

Suprema Corte de Estados Unidos entre 1900 y 1932.

(9) Michael R. Radelet et al.: “In Spite of Innocence:

Erroneous Convictions in Capital Cases”, Boston, Mass.,

Northestern Univ. Press, 1992, p. 17.

(10) Franklin E. Zimring: Idem, p. 191.

(11) Franklin E. Zimring: Idem, p. 144.

(12) Steve Mills et Maurice Possley: “We are talking

about life and death”, Chicago Tribune, April 16, 2002.


272

(13) Ron Fridell: “Capital Punishment”, Benchmark

Books, 2004, p.118-119.


273

EL GRAN JURADO

“…Y no me vengan con cuentos de camino

que yo no sólo pienso sino, además, opino”.

Nicolás Guillén

No uno sino dos grandes jurados federales fueron

convocados para reunir evidencias con vista a una


274

posible presentación de cargos contra Luis Posada

Carriles. Por ingenuidad o por exceso de optimismo,

muchos pensamos que al fin el gobierno de Estados

Unidos se había decidido a emprender acciones contra el

segundo -siguiente de Bin Laden- en el “ranking”

mundial del terrorismo que, después de la ejecución

extrajudicial de este último, pasa al primer lugar

indiscutido, pues ningún otro tiene en su haber hazañas

satánicas de la magnitud de la voladura en el aire de un

avión de pasajeros con 73 personas a bordo.

Pero ambos grandes jurados pasaron misteriosamente,

como estrellas fugaces en cielo nublado y desaparecieron

sin hacer ruido, sin dejar nada. Y uno se pregunta ¿por

qué, después de gastar millones de dólares del

contribuyente norteamericano sólo se presentaron


275

ridículos cargos a Posada Carriles por mentiroso y ni

siquiera por eso quisieron condenarlo? (1) ¿Y por qué los

grandes jurados accionaron en el distrito occidental de

Texas y en Newark, New Jersey, y no en Miami donde

vive Posada y donde notoriamente está el baluarte

principal de la mafia que lo protege? ¿No se encuentra

en Miami la sede de la Fundación Nacional Cubano-

Americana, una de las fuentes financieras de Posada

Carriles en sus actividades terroristas contra la Isla? ¿No

entregaron las autoridades cubanas al FBI “los

expedientes de 40 terroristas de origen cubano, la

mayoría de los cuales vivía en Miami y los datos para

encontrar a cada uno de ellos?” (2). ¿Por qué convocaron

un gran jurado en El Paso, donde sólo se podían obtener

evidencias de violaciones migratorias?. ¿Y por qué en

New Jersey donde los “sujetos de interés” y los “blancos”


276

(“targets”) (3) estaban todos muertos y los testigos eran

amigos o cómplices de los terroristas?

Antes de intentar dar respuesta a estas preguntas, debido

a la enorme desinformación que existe en relación con el

gran jurado, creo necesario dedicar algunos párrafos al

análisis de qué es y qué significa esta institución en la

historia de Estados Unidos y de cómo cambiaron

sustancialmente su naturaleza y sus propósitos después

del 11 de septiembre de 2001.

Lo primero que hay que destacar es que se trata de un

mastodonte antediluviano surgido en el siglo XII en

Inglaterra como arma política del rey Enrique II contra

sus enemigos y que actualmente no existe en ningún país

de habla inglesa (ni en ningún otro país) excepto en


277

Estados Unidos. Inglaterra –su cuna- abolió el gran

jurado hace ya 78 años (1933), Nueva Zelanda en 1961,

Canadá en 1984, Australia lo utilizó en raras ocasiones y

renunció definitivamente a utilizarlo en 2009.

En Estados Unidos, aproximadamente la mitad de los

estados lo han abandonado también, sustituyéndolo por

audiencias preliminares en las cuales un juez escucha las

evidencias sobre el supuesto delito y toma una decisión

con respecto al procedimiento a seguir.

El Gran Jurado evolucionó desde los tiempos de Enrique

II por dos caminos diferentes. Por una parte se convirtió

en escudo contra la persecución injusta de los ciudadanos

(pero no de los esclavos, ni de los siervos ni de las

minorías); panel de vecinos que determinaría la


278

existencia o no de suficiente evidencia para llevar a juicio

a personas acusadas de graves delitos. Tuvo sus mejores

momentos al defender a súbditos de las colonias inglesas

frente a los desafueros de la metrópolis y es por este

motivo que fue incorporado al “Bill of Rights” de la

Constitución de Estados Unidos. Otros momentos felices

se asocian a las décadas de 1920 y 1930 cuando se usó

para incriminar a las familias mafiosas de New York,

Chicago, Kansas City y Pittsburgh.

Por otra parte, continuó sirviendo al poder establecido

como poderoso instrumento inquisitorial y de castigo.

Antes y después de la independencia de Estados Unidos

fue utilizado para sostener la esclavitud en contra de los

abolicionistas y de los que protegían a los esclavos


279

fugitivos. El presidente Thomas Jefferson lo usó para

acusar de sedición a sus enemigos políticos.

Durante décadas fue el arma favorita contra el

movimiento obrero. Se empleó también contra

anarquistas, comunistas, socialistas, en la persecución a

todo tipo de movimiento progresista, contra los

pacifistas, contra las asociaciones en pro de los derechos

civiles, contra las organizaciones radicales negras, etc.

La administración del presidente Richard Nixon

convirtió el gran jurado federal en un aparato de

inteligencia. Con ese fin reactivó la dormida “Justice

Department’s Internal Security Division” (ISD), un

equipo de fiscales federales escogidos, formado durante

la cacería de brujas anticomunista de las décadas de 1940

y 1950. Cuando ya estaba casi desaparecida, la ISD pasó


280

de 6 a 60 fiscales investigadores (un aumento del 1000

%) y controlaba las investigaciones del gran jurado en 36

estados y 84 ciudades (4). La versión actualizada de este

método la vimos con el “asesoramiento” de fiscales del

“Homeland Security” (Seguridad Nacional) a sus colegas

a cargo de los grandes jurados de El Paso y Newark.

Lo segundo a destacar es la descentralización del sistema

de justicia criminal entre los estados. A nivel estatal y

condal existe un verdadero caos. Las reglas que rigen la

formación, el funcionamiento y los objetivos de los

grandes jurados estatales, donde todavía se utilizan, son

diferentes para cada estado. Por ejemplo, el número de

sus integrantes puede ir desde 5 hasta 23. En algunos

estados permiten que un abogado acompañe al testigo en

su comparecencia, en otros se prohíbe terminantemente.


281

En algunos es obligatoria la lectura de los derechos que

otorga la 5ta. Enmienda, en otros se omite este

procedimiento. En algunos se permite, en determinadas

circunstancias, que el “target” o persona que es objeto de

la investigación, declare o presente pruebas

exculpatorias, en otros no.

Pero mientras el poder del gran jurado se difumina en las

jurisdicciones estatales y condales, en la jurisdicción

federal, por el contrario, su poder ha crecido, sobre todo

en las últimas décadas, actúa en los 50 estados, y

actualmente es una amenaza por su capacidad para

neutralizar o suprimir los derechos constitucionales de

los ciudadanos. El senador Edward Kennedy, testificando

ante el Subcomité Judicial de la Cámara, en marzo de

1992, expresó: “Somos testigos del nacimiento de una


282

nueva especie de animal político, el gran jurado

‘kangaroo’ (5), engendrado en un oscuro rincón del

Departamento de Justicia y alimentado por una

administración [de George Bush padre] inclinada a torcer

la aplicación de la ley para servir a sus propios fines

políticos; peligrosa forma moderna de la secreta

inquisición de la ‘Star Chamber’ (6) que está pisoteando

los derechos de los ciudadanos estadounidenses de costa

a costa”.

El gran jurado federal, en su versión moderna, está

compuesto por 16 a 23 miembros. Con 16 se alcanza el

quórum, y la mayoría con 12. Las sesiones son secretas y

se realizan en locales sin acceso al público en los

edificios de las cortes federales. Existen diferencias

fundamentales entre el jurado común y el gran jurado.


283

Este último no juzga, su función es investigar y

determinar si hay “causa probable” para un juicio. A las

sesiones del gran jurado no asisten ni abogados

defensores ni periodistas y sus miembros no pueden,

bajo juramento, divulgar lo que se diga o suceda. Las

evidencias que se obtienen por medios

anticonstitucionales y que se rechazan en los procesos

judiciales ordinarios, son rutinariamente admitidas por

los grandes jurados, ya que no hay defensor que objete,

juez que controle, prensa que vigile, ni opinión pública

informada que reaccione, pero sí hay un fiscal que las

procura.

Toda persona que es citada (“subpoenaed”) está obligada

a comparecer ante el gran jurado. Al comenzar el

interrogatorio puede acogerse a la Quinta Enmienda, pero


284

si el fiscal le promete inmunidad tendrá que responder a

todas las preguntas o ir a la cárcel. Y no existen límites

para el interrogatorio. El fiscal puede preguntarle

cualquier cosa, y durante todo el tiempo que quiera, de su

vida y de su pensamiento, de sus afiliaciones políticas, de

sus amigos y de sus familiares, de lo que usted piensa de

la lucha de los palestinos, o de la independencia de

Puerto Rico, o del embargo contra Cuba, o de los

bombardeos contra Libia, o de cualquier otro asunto.

Puede preguntarle de su vida sexual, de sus

enfermedades, de sus ingresos y gastos, de sus

sentimientos, de sus convicciones religiosas. Y puede

luego interrogar a su padre, a su madre, a sus hermanos, a

todos sus familiares y amigos y preguntarles por usted; y

cualquier contradicción en las declaraciones, espontánea

o provocada, puede utilizarse para una acusación de

perjurio.
285

Dos de los más prestigiosos juristas norteamericanos,

Margaret y Michael Ratner escribieron (7):

“…Usted pudiera pensar que tiene el derecho a no

responder a preguntas humillantes, que tiene el derecho,

garantizado por la Quinta Enmienda, a no auto-

incriminarse. Pero no. Usted tiene que responder a todas

las preguntas. El fiscal sólo necesita prometer que no

utilizará contra usted lo que usted diga. Pero puede ser

utilizado contra otros, incluyendo a sus amigos. Y aún

puede usted ser acusado por el delito sobre el cual

testificó”.

“…Después que le otorgan inmunidad, si usted rehúsa

responder a las preguntas, si usted rehúsa discutir su


286

ideología política o la de otros, usted va a la cárcel. Usted

va a la cárcel hasta que hable. No importa si usted tiene

niños o un trabajo o está enfermo. Usted puede ir a la

cárcel por muy largo tiempo. A veces durante años”.

“Usted puede pensar, ‘Bueno, no tengo de que

preocuparme. No soy un criminal y no soy amigo de

criminales. Esto no me puede suceder a mi’. Pero usted

se equivoca. Todo tipo de personas puede ser atrapado en

las redes del gran jurado. De hecho, uno de sus usos

ilegítimos es destruir los movimientos políticos, intimidar

a los activistas, y encarcelar a los líderes”.

Los integrantes del gran jurado escuchan sólo la parte

inculpatoria de los hechos, la que les proporciona el

fiscal, sin que exista un juez que supervise ni abogados


287

defensores. Es el fiscal federal, por tanto, el que domina

todo el proceso. Es él quien determina quiénes serán

investigados, quiénes serán citados a declarar, quiénes

recibirán “inmunidad”, qué documentos -y otras pruebas

materiales- serán solicitados o requisados, sin

consideración de la Cuarta Enmienda, y qué cargos serán

incluidos en la acusación. El dominio del fiscal federal es

tan absoluto que es célebre la frase de Sol Wachtler

cuando fungía como juez principal de la corte de

apelaciones de New York, refiriéndose a la capacidad de

manipulación del gran jurado: “Cualquier fiscal que lo

desee puede lograr que el gran jurado presente cargos

contra un sandwich de jamón” (8).

Con posterioridad a septiembre 11 de 2001, las pocas

limitaciones que servían de control fueron eliminadas.


288

Ahora, por ejemplo, bajo el amparo de la Ley Patriota, el

Departamento de Justicia puede revelar y compartir

materiales secretos del gran jurado, sin aprobación ni

supervisión de las cortes, con el FBI, la CIA, la DEA, el

Homeland Security y otras agencias del gobierno. Con el

pretexto del “antiterrorismo” el gran jurado se convierte

cada vez más en apéndice y herramienta política del

Ejecutivo. Los miembros del gran jurado no son otra cosa

actualmente que peones que actúan cumpliendo

decisiones unilaterales del fiscal. “Rubber stamp” (sello

de goma) llaman al gran jurado porque pone el cuño de

aprobación a todas las decisiones del fiscal.

El tercer aspecto a destacar, por consiguiente, y el más

importante, es que el gran jurado no es, como se supone

debía ser, una institución independiente sino que actúa


289

siguiendo las instrucciones del fiscal federal y éste a su

vez las del fiscal general, de los fiscales del Homeland

Security y de la Casa Blanca. Con el disfraz solemne de

una institución de justicia es, en realidad, una institución

política subordinada al Ejecutivo. Su potencial como

arma política es inmenso pues los fiscales federales son

nombrados por el presidente y el gran jurado tiene

autoridad para actuar no sólo cuando se viola la ley sino

también cuando el fiscal sospecha que se viola la ley o

incluso para cerciorarse de que se cumple la ley. En otras

palabras, puede poner en acción el gran jurado cada vez

que lo desee o reciba instrucciones en este sentido de

instancias superiores.

Teniendo en cuenta estas premisas, podemos entender

mejor por qué se convocó en otras partes y no en el Sur


290

de la Florida el gran jurado. La maniobra de convocarlo

en New Jersey para investigar conexiones económicas

con Luis Posada Carriles no pasó inadvertida para el

Duende de Radio Miami, que en septiembre de 2007

señaló la paradoja de investigar en otro lejano estado

mientras el principal acusado vivía en Miami y sin que la

justicia investigase sus actos criminales.

Y es que el gran jurado en El Paso y el gran jurado en

Newark fueron convocados precisamente para que el

gobierno mantuviese el control de la situación pues un

gran jurado federal sólo puede investigar delitos

cometidos en el distrito donde sesiona (9). Ambos

jurados creaban la ilusión de una fuerte actitud federal

contra Posada Carriles y enmascaraban los verdaderos

objetivos. Al no ubicar el gran jurado en el Sur de la


291

Florida se ganaba el tiempo necesario para que el

gobierno pudiese evitar la extradición de Posada Carriles

a Venezuela, a lo que está obligado por las leyes

internacionales si no lo juzga en Estados Unidos. Un gran

jurado en Miami era demasiado peligroso, como

demuestran por ejemplo, las declaraciones de Gina

Garrett-Jackson, abogada de Homeland Security, el 18 de

enero de 2011, en el juicio en El Paso a Luis Posada

Carriles. Por ella supimos que la jueza Caroline Heck

Miller, fiscal federal de Miami que desempeñó un papel

protagónico en las desmesuradas condenas impuestas a

Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, Los Cinco

de Cuba, se negó, en agosto de 2005, a procesar a Luis

Posada Carriles por sus actividades terroristas.


292

Es probable que la jueza Heck-Miller rehusase porque

sabe que un gran jurado en Miami no sólo puede verse

arrastrado a indagar en las profundidades insondables de

la complicidad gubernamental con el terrorismo contra

Cuba sino que puede irse fácilmente de las manos. Parte

de este peligro es el hecho de que los integrantes de los

grandes jurados federales son extraídos de áreas

geográficas mucho más amplias que los de jurados

locales. Este gran jurado, por tanto, estaría compuesto

por ciudadanos de diferentes ciudades de la Florida,

designados al azar y sin selección posterior.

Además, a pesar del obligado secretismo y los poderes

del fiscal que hemos señalado, existen antecedentes de

jurados “runaway” (fuera de control). Un conocido caso

tuvo lugar en la planta de armas nucleares de Rocky


293

Flats, propiedad de Rockwell International, en las afueras

de Denver, Colorado. El jurado comenzó a investigar en

1989 violaciones de las leyes ambientales, incluyendo

contaminación por desechos radiactivos. Pero cuando el

fiscal federal decidió llegar a un arreglo indecoroso

imponiendo una multa pero sin instruir de cargos

criminales a ninguno de los ejecutivos responsables, el

jurado acusó al fiscal y a varios funcionarios del

gobierno.

Imaginemos por un instante lo que significaría un gran

jurado sesionando en Miami para investigar en serio las

acciones criminales de Luis Posada Carriles. En Miami,

donde existen centenares de “subjects” o “personas de

interés”, responsables de organizar numerosas acciones

terroristas contra Cuba, realizadas dentro y fuera del


294

territorio de Estados Unidos; donde es fácil encontrar a

miles de testigos materiales que conocen de estas

conspiraciones terroristas; donde existen decenas de

organizaciones contrarrevolucionarias con largas

historias de acciones violentas; donde lucra con

millonarios fondos federales toda una industria anti-

castrista; donde la corrupción es endémica; donde un

alcalde de Hialeah es capaz de entregar las llaves de la

ciudad y rendir homenaje a un terrorista confeso; donde

viven y nadie los molesta ex-miembros de escuadrones

de la muerte centroamericanos, ex-paramilitares

colombianos, golpistas y criminales de la DISIP

venezolanos, torturadores y asesinos de todo el resto de

la América del Sur y del Caribe, y políticos ladrones

provenientes de los cuatro puntos cardinals del planeta,

que en Miami escapan todos a la justicia popular.


295

Inevitablemente, sucedería justo lo que tanto el gobierno

como la ultraderecha cubano-americana han tratado

siempre de evitar, la atención de la opinión pública de

Estados Unidos. ¿Y cómo podrían evitarlo, por mucho

secreto que guarde el gran jurado, con el desfile

interminable ante los jueces de personajes de leyendas de

horror como, por ejemplo, los que asesinaron a Carlos

Muñiz Varela?

(1) Ver en Cubadebate: “Diario de El Paso” por José

Pertierra

(2) Ricardo Alarcón de Quesada: “Los Héroes

Prohibidos”, Editora Política, La Habana, 2010, p. 57.


296

(3) Las personas que son llamadas a declarar ante el gran

jurado se clasifican en “witness” (testigos), “subjects”

(sujetos o personas de interés) y “targets” (blancos, focos

de investigación).

(4) Leslie Berger: “The Grand Jury”, Chelsea House

Publ., 2000, p. 67.

(5) “kangaroo”: falso, fraudulento, donde los resultados

se conocen de antemano y la justicia se mueve a saltos

como un canguro.

(6) “Star Chamber”: tribunal con sede en el Palacio de

Westminster hasta 1641, donde se torturaba a los


297

detenidos y los juicios eran secretos y utilizados como

arma política contra los enemigos de la monarquía.

(7) Margaret Ratner et Michael Ratner: “The Grand

Jury: A Tool to Repress and Jail Activists”. In: “States of

Confinement”, St. Martin’s Press, New York, 2000, p.

278.

(8) “How to Indict a Ham Sandwich”, Washington

Times Aug. 18, 1999.

(9) Susan Brenner et Lori Shaw: “Using a Grand Jury to

investigate the September 11, 2001 Terrorist Attacks”,

The Federal Grand Jury, 2002.


298

VÍCTIMAS DEL GRAN JURADO

En 2008 un artefacto explosivo de fabricación casera

estalló junto a un centro de reclutamiento del Ejército en

Times Square. Las cámaras de vigilancia revelaron que

había sido colocado a las 3:30 de la madrugada por un

ciclista encapuchado, lo que impidió apreciar su edad,

sexo, color de la piel u otras características físicas. El

artefacto causó daños de poca consideración en la puerta

del edificio.
299

En 2009, Gerald (Jerry) Koch, de 19 años entonces,

residente en Brooklyn, New York, recibió una

“subpoena” (orden de comparecencia obligatoria) ante un

gran jurado. Se supo más tarde que la citación se basaba

en que –según el FBI- Gerald había estado presente en un

lugar público donde alguien –no se sabe quién- habló

algo –no se sabe qué- sobre el incidente. Se trataba,

evidentemente, de una típica “fishing expedition”

(expedición de pesca) en que se utiliza el gran jurado

para obtener, coercitivamente, información sobre

activistas sociales y movimientos contestatarios del

“establishment”. Se lanzan las redes al azar a ver qué se

pesca.

¿Por qué escogieron a Gerald Koch para obligarlo a

comparecer ante el gran jurado? -Porque Koch, a pesar


300

de su juventud, se había dedicado durante varios años a la

labor de ayudar a numerosos presos políticos, sin tener

en cuenta su ideología ni la organización a que estaban

afiliados. Koch alegó no saber absolutamente nada del

incidente del 2008 y se negó a cooperar. Debido

seguramente a lo endeble del caso, no fue encarcelado en

esta ocasión.

Sin embargo, dos años más tarde, Koch tuvo una

participación relevante en recaudar fondos y en recabar

ayuda legal para los participantes en las protestas del

movimiento “Occupy Wall Street” (más de 2,600 fueron

arrestados en New York, 700 de ellos en la redada

masiva del Puente del Brooklyn). El 21 de mayo de 2011

Koch fue de nuevo obligado a comparecer ante un gran

jurado y de nuevo se negó a cooperar, permaneciendo en


301

silencio todo el tiempo. Esta vez fue declarado en

“contempt” (en rebeldía) y fue conducido a la cárcel

entre los gritos de protesta de cientos de sus compañeros.

Vestía traje negro y corbata negra como expresión de su

pertenencia a una comunidad anarquista.

El anarquismo, como se sabe, tiene en Estados Unidos

una larga tradición. El Primero de Mayo, Día

Internacional de los Trabajadores, se conmemora en

todos los países, excepto Estados Unidos, la injusta

condena en 1866 de ocho anarquistas (cinco de ellos a

muerte) conocidos como los mártires de Chicago.

En la década de 1990 se produjo un resurgir del

anarquismo en Estados Unidos; se formaron numerosos

grupos y aumentó extraordinariamente su participación


302

en protestas. En 1999, durante la conferencia de la WTU,

en lo que se conoce como la Batalla de Seattle y,

recientemente, en las manifestaciones del movimiento

Occupy, tuvieron una participación notable. Es

importante destacar que estos grupos anarquistas son

muy heterogéneos, sobre todo desde el punto de vista de

los métodos de lucha, que pueden ser violentos o

pacíficos, aunque la violencia generalmente se utiliza

sólo contra símbolos del poder político, no contra

personas, salvo como autodefensa frente a la represión

policíaca.

Aunque el viejo estereotipo del anarquista se asocia con

la violencia, las tendencias nihilistas y la ilegalidad, la

realidad es que la mayoría de los anarquistas actuales en


303

Estados Unidos se oponen al capitalismo y a la opresión

por medios no violentos.

La “Anarchist Black Cross Federation” (ABCF)

[Federación de la Cruz Negra Anarquista], con un fuerte

núcleo en Brooklyn, tiene como objetivo principal el

apoyo y la defensa de los presos políticos. La Federación,

que aspira a cambios en la sociedad, se siente obligada a

brindar ayuda a los que están en prisión como resultado

de su lucha por transformarla. La Federación se

comunica con el mayor número posible de presos

políticos, averigua sus necesidades y determina que

apoyo práctico puede brindarles. Con este fin contacta

con las organizaciones a las que los presos políticos

pertenecen. Un aspecto importante es la divulgación de

información sobre el preso, las luchas en que tomó parte


304

y el movimiento que representa. De los fondos que

recauda, la Federación envía dinero mensualmente a los

que no reciben ayuda por otras vías. Con frecuencia,

siempre que resulta posible, los visitan.

“Las verdaderas comunidades anarquistas –explica el

sociólogo Heather Gautney (1), profesor de la

Universidad de Fordham- operan de acuerdo a principios

democráticos radicales. Ellos teorizan, e incluso se

organizan, de acuerdo a las visiones de igualdad política

y social que tienen en mente. […] Los anarquistas

prefiguran, dentro de sus comunidades, las sociedades

igualitarias que se esfuerzan por crear.”

El FBI sabe que Gerald Koch no tiene relación con el

incidente del 2008 y sabe igualmente que Koch no dará


305

información sobre el movimiento a que pertenece porque

ésta serviría para infiltrar y reprimir a las comunidades

anarquistas. Su encarcelamiento sin acusación, sin

cargos, sin juicio y sin que el gran jurado tenga

posibilidad de obtener información alguna sobre el caso

que investiga, se convierte de coercitiva en punitiva, los

cual es ilegal y está prohibido por la Constitución.

Durante décadas el gran jurado ha sido el arma favorita

en contra del movimiento obrero y contra todo tipo de

organizaciones progresistas (2). Una de sus funciones es

destruir, antes de que cobren fuerza, los movimientos

políticos que representen algún peligro para el sistema,

amedrentar a los activistas y encarcelar a sus líderes.


306

Con posterioridad a septiembre 11 de 2001 y bajo el

amparo de la Ley Patriota, el gran jurado se convierte

cada vez más en apéndice y herramienta política del

Ejecutivo. Es en realidad un institución política

subordinada a la administración. Frente al gran jurado el

testigo no tiene derecho a saber por qué ha sido citado, su

abogado no puede estar presente, no se permiten

periodistas ni público, no se producen transcripciones de

las actas y el fiscal puede preguntar todo lo que se le

antoje (y el testigo está obligado a contestar) tenga o no

que ver con la investigación en curso.

Cuando alguien –como Jerry- es citado como testigo, y

rehúsa cooperar, puede ser encarcelado durante 18 meses

pero en casos especiales el castigo se extiende a otro

período igual. Cumplido éste, el fiscal tiene cinco años


307

para decidir si presenta o no cargos por “criminal

contempt” (rebeldía criminal) y no existe sentencia

maxima para este “delito” por lo que, un testigo

encontrado culpable –aunque no existe jurisprudencia al

respecto- podría enfrentar una sentencia de por vida en

prisión sin siquiera haber sido acusado de cometer un

crimen. (3)

Todo parece indicar que el encarcelamiento de Jerry no

es un caso aislado. En el Noroeste de Estados Unidos

varios anarquistas han sido obligados a comparecer ante

un gran jurado y enviados a prisión posteriormente. Todo

el que ha tomado parte en manifestaciones de protesta,

pertenece a organizaciones de izquierda o forma parte de

redes sociales anarquistas, vive con el temor de recibir

una “subpoena” de un gran jurado inquisitorial, privado


308

de sus derechos constitucionales y encarcelado por

delitos que no ha cometido. El FBI ha convertido el

activismo político de los ciudadanos estadounidenses en

amenaza terrorista y, apoyándose en el gran jurado,

continúa su campaña de intimidación y su cacería de

brujas.

“Este asalto legal –afirma Jerry en una declaración

escrita desde su celda- ha privado ya de libertad a

muchos anarquistas, pero nos mantendremos luchando.

Seguiré luchando. Mi política, mis principios y mi ética

permanecen en oposición directa a este instrumento legal

[el gran jurado] que es utilizado para dar más poder al

gobierno en su ataque contra los anarquistas, y no le voy

a reconocer ninguna legitimidad, no voy a ceder en forma

alguna”.
309

Jerry se ocupó siempre de que ningún preso político –

anarquista o no- quedase completamente aislado, por eso

recibió la solidaridad de miles de activistas que abarcan

un amplio espectro ideológico. Una nutrida lista de

personalidades, encabezada por Noam Chomsky, exigió

su libertad inmediata. La creciente solidaridad con Jerry

Koch obligó a ponerle en libertad en enero de 2014.

NOTAS

(1) Heather Gautney: “The tea party is giving

anarchism a bad name”, The Washington Post, Oct. 11,

2013.
310

(2) Salvador Capote: ”El Gran Jurado”.

(3) Anna Simonton: “How the FBI Manipulates Grand

Juries to Intimidate Political Dissidents and Radicals”,

Dissident Voice Newsletter, Oct. 18, 2013.

LA LEY CONTRA LA MUJER

Muchos consideran que, con la conquista de sus derechos

civiles, la mujer en Estados Unidos alcanzó al fin su


311

igualdad ante la ley y su emancipación. Esto es

parcialmente cierto cuando se trata de una mujer blanca,

sobre todo si es de origen anglo, pero es obscena y

escandalosamente incierto cuando se trata de una mujer

negra, india, hispana o perteneciente a cualquier otra

minoría. Donde más claramente se observa esta

diferencia es en las prisiones, tanto federales como

estatales.

Desde finales de la década de 1980 comenzó un aumento

exponencial en la población penal femenina con impacto

devastador en las familias y, en trágico corolario, con

efecto traumático irreparable en la formación de los

niños. Las mujeres constituyen el segmento de la

población penal en más rápido crecimiento. De 13,400 en

1980, la cifra subió a 84,400 en 1990 y continuó


312

aumentando vertiginosamente. A mediados de 2006 el

total ascendía a 200,745 (106,174 mujeres en prisiones

federales y estatales y otras 94,571 en cárceles locales)

(1), un espeluznante aumento de cerca de 1,500 % en

solo 25 años, y tendríamos que añadir todavía las mujeres

presas en cárceles de inmigración y las menores de edad

en centros de detención de juveniles. Ningún otro país

presenta tan alta cifra de mujeres encarceladas, ni en

términos absolutos ni relativos. Cerca de 67 % de ellas

son negras o hispanas; si sumamos otras minorías, la

cifra de mujeres no blancas se aproxima al 70 %, lo cual

atestigua muy claramente la discriminación que subsiste

en esta sociedad.

Para apreciar en su dimensión real esta tragedia hay que

tomar en consideración que con el aumento de mujeres


313

encarceladas aumenta también el número de niños

criándose en la calle sin padres y sin hogar y alimentando

el círculo vicioso de la delincuencia y el crimen. Aún en

los casos en que el padre u otro familiar, o padres

sustitutos puedan hacerse cargo de los niños, la madre no

tendrá contacto con ellos debido a la distancia geográfica,

la carencia de transporte, la imposibilidad de cubrir los

gastos de viaje y el ambiente inapropiado de las

prisiones. Según el “Bureau of Justice Statistics” (año

2000) “el 54 % de las madres no habían tenido contacto

personal con sus hijos desde que ingresaron en las

prisiones estatales”.

Se ha señalado como causa de este aumento en la

población penal femenina las leyes draconianas que

cambiaron el sistema de sentencias indeterminadas por el


314

de mínimas obligatorias, eliminando así las

circunstancias atenuantes y, por tanto, privando a los

jueces de toda flexibilidad al imponer las condenas (2).

Otros ponen el énfasis en cambios que han tenido lugar

en la filosofía del objetivo del encarcelamiento, que ha

pasado de la rehabilitación al castigo. Pero sospecho que

también tiene que ver, y mucho, el hecho de que las

prisiones se han convertido en negocios altamente

lucrativos, tanto para empresarios privados como para

avispados políticos locales.

Una de las leyes más crueles contra la mujer es la

“Adoption and Safe Famillies Act”, promulgada en 1977.

Esta ley arrebata a la mujer en prisión los derechos

legales sobre sus hijos después que éstos permanecen 15

meses en hogares de adopción. Como en la mayoría de


315

los casos el tiempo de condena de las madres es mayor

que este lapso, las reclusas-madres pierden a sus hijos, lo

cual constituye un doble castigo, mucho más terrible el

segundo que el primero.

En 2007, el “Bureau of Justice Statistics” reveló que

entre 5 y 6 % de las mujeres que ingresan en las

prisiones y cárceles estatales se encuentran en estado de

gestación. Se trata, en su mayor parte, de embarazos de

alto riesgo y son pocas las reclusas que reciben cuidados

médicos prenatales. En instituciones que fueron

diseñadas para el encierro de hombres, no existen

condiciones para la atención de partos complicados,

bebés prematuros o abortos espontáneos, entre otras

situaciones de urgencia.
316

En 2007, el “American College of Obstetricians and

Gynecologists” publicó una declaración en que solicitaba

poner fin a la práctica de mantener esposadas o

encadenadas a las reclusas durante el parto. Esta práctica

–según ACOC- “interfiere con la capacidad del obstetra

para realizar con seguridad su trabajo, ya que no le

permite apreciar y evaluar las condiciones físicas de la

madre y del feto y hace extremadamente difícil el

proceso del parto, todo lo cual pone en peligro la salud y

la vida de la madre y del niño”. Esta práctica brutal y

totalmente innecesaria de mantener en cadenas a la

parturienta añade riesgos adicionales que son causas de

aumentos en los índices de mortalidad materna e infantil.

Ciento veinte años han transcurrido desde la masacre de

“Wounded Knee”, donde los soldados asesinaron a


317

centenares de indios Sioux, sin excluir a mujeres y niños,

y no tanto tiempo desde la forzada esterilización de

mujeres nativas en las clínicas IHS (“Indian Health

Service”). Lehman Brightman, presidente de “United

Native Americans”, que dedicó gran parte de su vida a

estudiar este genocidio, realizado con fondos federales

durante la década de 1970, estima que entre 60,000 y

70,000 mujeres nativas fueron obligadas a la

esterilización mediante engaños y amenazas (3). Sin

embargo, la violencia contra las mujeres indias continúa.

A mediados de Julio de 2011, la administración de

Obama anunció que estaba enviando al Congreso una

propuesta de legislación que incrementaría el castigo por

los crímenes violentos que se cometen contra las mujeres

nativas. Lynn Rosenthal, Consejero de la Casa Blanca (4)


318

reveló que, según investigaciones realizadas, la tasa de

mujeres indias asesinadas es diez veces mayor que el

promedio nacional, y que un tercio de todas las mujeres

indias han sido violadas (5). Se ha señalado que una de

las causas de la impunidad que favorece la violencia es

que los tribunales indios no tienen autoridad (“Tribal

Law and Order Act”) para procesar a no-indios, aunque

éstos vivan en las reservaciones y estén casados con

mujeres de la tribu.

Si nos guiamos por el cine y los programas de televisión,

pudiéramos pensar que las mujeres están ampliamente

representadas en el sistema judicial. Pero no es así. No

fue hasta 1979 que el número de juezas llegó a ser

suficiente para crear la “National Association of Women

Judges”. En aquel momento sólo uno de cada veinte


319

jueces era mujer, actualmente es uno de cada diez. En la

carrera judicial es, probablemente, donde la mujer

encuentra más dificultades para hacer valer su presencia.

Fue durante demasiado tiempo exclusivo patrimonio

masculino.

Son numerosos los escándalos de corrupción en el

sistema judicial, pero estoy seguro de que pocos

imaginan lo que sucede con frecuencia en relación con la

mujer detrás de las salas de audiencia o cuando los

solemnes y austeros tribunales cierran sus puertas.

En un ensayo titulado “El Acoso Sexual de los Jueces”,

publicado por la Universidad de Miami (6), Marina

Angel, profesora de la Facultad de Derecho de la

Universidad de Temple, afirma que “los jueces solicitan


320

favores sexuales de acusadas en causas criminales,

litigantes civiles, abogadas (incluyendo fiscales),

empleadas de la corte, solicitantes de empleo, oficiales de

probatorias, guardias de las cortes juveniles y jurados”.

“Algunos –continúa- han solicitado sexo específicamente

a cambio de un tratamiento favorable y se han vengado

cuando sus demandas no han sido satisfechas”. Sin

embargo, según la profesora Ángel, cuando un juez es

encontrado culpable de acoso sexual, lo que típicamente

recibe no pasa de “una censura, reprimenda o

advertencia”. Ángel documenta 15 casos de jueces

acusados de asalto sexual o de acoso sexual continuado,

contra los cuales no se tomó medida disciplinaria alguna

o fueron éstas muy leves.


321

De 112 jueces que han formado parte históricamente de

la Corte Suprema, sólo cuatro, y con posterioridad a

1980, han sido mujeres. La primera jueza de la Corte

Suprema fue Sandra Day O’Connor, ya en retiro,

nombrada por Reagan en 1981 en cumplimiento de

compromisos electorales. Las otras tres prestan servicio

actualmente: Ruth Bader Ginsburg, nombrada por

Clinton en 1994, Sonia Sotomayor (la primera de origen

hispano) y Elena Kagan, nombradas estas dos últimas por

Obama en 2009 y 2010 respectivamente. La entrada de

mujeres como juezas de la Corte Suprema coincide con

una etapa de intensa politización de este organismo. Cada

nuevo juez ha sido la imagen especular ideológica del

presidente que lo nombra. Una intervención funesta de la

Corte en la arena política fue la decisión Bush v. Gore,

mediante la cual la Corte tomó partido en las elecciones

presidenciales del 2000 a favor de George W. Bush. Lo


322

determinante en el nombramiento o en la elección de

jueces, de cualquier nivel, no es su probidad, rectitud

moral o sentido inherente de la justicia, sino sus

habilidades políticas y sus relaciones con los círculos del

poder. Todos los miembros de la Corte Suprema actual,

seis hombres y tres mujeres, pertenecen a la “Ivy

League” o sea, son graduados del puñado de

universidades donde estudia la elite económica de

Estados Unidos.

La mujer en este país alcanzó el derecho al voto en 1920,

casi siglo y medio después del enunciado de que todos

los seres humanos nacen iguales, plasmado en la

Declaración de Independencia; pero estaba (y está)

todavía muy lejos de alcanzar la plena igualdad de

oportunidades y tratamiento.
323

En 1923, un grupo de mujeres, dirigido por Alice Paul,

propusieron la enmienda ERA (“Equal Rights

Amendment”) a la Constitución. Para su avance, el

proyecto tuvo que esperar casi medio siglo hasta que, con

el resurgimiento del movimiento feminista de los sesenta,

fue presentado en un comité senatorial por la conocida

escritora y editora Gloria Steinem.

En 1972 el Congreso aprobó la ERA, que contaba con

vasto apoyo del pueblo estadounidense. Sin embargo, la

enmienda no recibió la ratificación necesaria de las tres

cuartas partes de los estados. Como era de esperar, la

oposición estuvo centrada en los estados del sur y,

también, en varios estados del oeste, Missouri e Illinois.

No obstante, aunque por un camino lento y difícil, las


324

mujeres han ido alcanzando posiciones ocupadas

tradicionalmente por los hombres. Ya en 1980 alcanzaron

la mayoría en el número de matriculados en las

universidades, y en l984, por primera vez, una mujer,

Geraldine Ferraro, fue seleccionada como candidata

vicepresidencial.

En 2001, “Wal-Mart Associates”, en representación de

1.6 millones de trabajadoras de “Wal-Mart”, presentó una

demanda contra esta gigantesca corporación por salario

injusto y discriminación (7). Según la demanda, las

mujeres empleadas ganaban $5,200 menos por año que

los hombres, ocupaban los empleos de menor salario y

muy pocos cargos de administración y dirección. Diez

años después, el 20 de junio de 2011, la Corte Suprema

de Justicia (por 5 votos contra 4), falló lamentablemente


325

en contra de las trabajadoras. El fallo (Dukes v. Wal-

Mart) es desastroso para las aspiraciones de las mujeres

de todo el país a un trato justo y equitativo en sus

empleos, porque demuestra que las grandes

corporaciones pueden funcionar al margen de las leyes y

establece una jurisprudencia que será seguramente

utilizada en contra de la mujer en situaciones similares

que tengan lugar en el futuro.

Existen leyes que protegen a las mujeres, por supuesto,

pero se evaden fácilmente. Por ejemplo, para evitar

promocionarlas a cargos de dirección sólo hay que hacer

lo que hace Wal-Mart, se le exige al nuevo “manager” el

cumplimiento de un horario de 50 horas semanales y su

traslado a otra tienda de la firma situada a cien millas de

distancia. Pocas mujeres pueden aceptar estas


326

condiciones y las que aceptan renuncian en la primera

ocasión que tienen un hijo con fiebre de 102°F (39°C).

En Estados Unidos el cine, la televisión y otros medios

glorifican la subordinación de las mujeres. El hombre es

el héroe que las protege, las guía y las salva; el tipo más

duro es el que las controla completamente. Mientras

tanto, cerca de 2,000 mujeres son asesinadas y unas

6,000,000 son golpeadas cada año como resultado de la

violencia doméstica. Se estima que el 50 % de las

mujeres norteamericanas han sido golpeadas por su

pareja por lo menos una vez. Las mujeres sufren más

lesiones debido a la violencia doméstica que a los

accidentes de auto, violaciones y asaltos, tomados en

conjunto (8).
327

No hay duda de que la mujer norteamericana ha logrado

grandes avances en el reconocimiento de sus derechos

civiles, pero estos avances constituyen un espejismo si no

se tiene en cuenta que la mujer está sometida no a una

sino a varias esferas de sometimiento, como las

relaciones de pareja, las condiciones de trabajo, ámbito

empresarial, papel que desempeña en la sociedad, en las

actividades religiosas, etc. El avance, donde ha existido,

no ha sido homogéneo y, en mayor o menor grado, la

mujer ocupa todavía en todas ellas una posición

subordinada.

Transcurrida la primera década del nuevo milenio, la

mujer continúa ganando salarios más bajos que los del

hombre, la vida es extremadamente difícil en los núcleos

familiares donde es ella el único sostén, persiste como

tema controversial y sin aparente salida el

reconocimiento de sus derechos reproductivos, es


328

maltratada, vejada, discriminada, sin contar que sus hijos,

padres, esposos y hermanos son enviados eventualmente

a matar y a morir en las guerras injustas del imperio.

(1) Informe de “General Accounting Office”, 1999; y

Boletín del “Bureau of Justice Statistics Prisoners”, 2005.

(2) 1986 Anti-Drug Abuse Act; 1988 Omnibus Anti-

Drug Act; etc.

(3) Bruce E. Johansen: “Sterilization of Native

American Women”, AIM-WEST, Sept. 1998.

(4) Levi Rickert: “White House Holds News

Conference on Violence Against Native Women

Legislation”, Native News Network, July 21, 2011.

(5) Investigación del “National Institute of Justice”.


329

(6) Marina Angel: “Sexual Harassment by Judges”, 45

University of Miami Law Review, March 4, 1991, 817-

841.

(7) Nelson Lichtenstein: “Wal-Mart Authoritarian

Culture”, The New York Times, June 21, 2011.

(8) Lorraine Dusky: “Still Unequal”, Crown Publishers,

N.Y., 1996.
330

VALIENTES MUJERES PUERTORRIQUEÑAS


331

El mundo quedó horrorizado cuando supo de las

atrocidades que se cometían en centros de detención

diseñados para quebrar la voluntad de los prisioneros,

como los de Abu Ghraib y Guantánamo. Sin embargo,

los primeros ensayos de este tipo de instalaciones

carcelarias habían surgido en Estados Unidos varias

décadas antes.

Uno de los más diabólicos intentos de mezclar la

humillación y la tortura con perversos recursos

psicológicos, tuvo lugar en Kentucky con la creación de

la eufemísticamente llamada “High Security Unit”

(HSU), “unidad de control” experimental para mujeres,

situada en la “Federal Correctional Institution” de

Lexington.
332

La HSU fue inaugurada en 1986 durante la

administración de Ronald Reagan. Constaba de 16 celdas

de aislamiento subterráneas donde las prisioneras perdían

la noción del tiempo, pues vivían bajo luces artificiales

las 24 horas del día vigiladas por cámaras que registraban

absolutamente todas sus actividades. La propiedad

personal estaba prohibida. Con frecuencia se les sometía

a un régimen de privación del sueño, despertándolas a

intervalos cuando intentaban dormir. A menudo eran

sometidas a humillaciones como el “chequeo de

cavidades” que se convertía en acoso sexual al ser

realizado por hombres.

Ya desde esa época se experimentaba con los métodos

conocidos como “sensory deprivation” (privación

sensorial) o “perceptual isolation” (aislamiento


333

perceptual) que consiste en reducir o eliminar uno o más

de los estímulos sensoriales, lo cual provoca efectos

devastadores en los prisioneros, como ansiedad,

alucinaciones y depresión. Efectos similares provoca el

llamado “efecto Ganzfeld” en que, por el contrario, se

utiliza un estímulo (luz, sonido, etc.) de manera constante

y durante largos períodos.

En la HSU fueron internadas varias conocidas luchadoras

puertorriqueñas, militantes de organizaciones

independentistas, clasificadas oficialmente como “high

risk” (alto riesgo) aunque ninguna se había comportado

de manera violenta antes de ser trasladadas a Lexington.

Alejandrina Torres, vinculada con las Fuerzas Armadas

de Liberación Nacional (FALN), fue arrestada en junio


334

de 1983. Al igual que sus compañeras, Alejandrina

asumió ella misma su defensa e informó a la corte de

distrito que consideraba ilegal el procedimiento y que

reclamaba ser juzgada por una corte internacional. Bajo

el cargo de “conspiración sediciosa” para intentar

derrocar el gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico,

fue sentenciada a 35 años de prisión.

Alejandrina fue ubicada arbitrariamente en una prisión

para hombres donde, como era de esperar, sufrió

repetidos asaltos sexuales. Luego tuvo que sufrir durante

dos años los horrores de la SHU hasta que, finalmente,

fue trasladada a la prisión de mujeres en Danbury,

Connecticut, donde fue liberada en septiembre de 1999

por el presidente Bill Clinton a instancias del Rev.

Desmond Tutu y del ex presidente Jimmy Carter.


335

Silvia Baraldini nació en Italia pero colaboró activamente

con el “Black Power” y con el movimiento

independentista puertorriqueño durante mucho tiempo.

Silvia se negó a declarar ante el Gran Jurado que

investigaba las actividades de los independentistas y fue

condenada a 43 años de prisión en 1982. Transferida a

Italia en 1999 para que cumpliese allí el resto de su

condena, fue liberada el 26 de septiembre de 2006

gracias a una ley de perdón promulgada por el

parlamento italiano.

Susan Rosenberg, poeta, escritora y veterana en las

luchas por la justicia social, perteneció a muchos

movimientos radicales y fue militante activa del

movimiento por la independencia de Puerto Rico y del


336

“May 19th Communist Organization”. Arrestada en 1984

se le acusó, entre otros cargos, de cómplice en la fuga de

prisión de Assata Shakur. Fue sentenciada a 58 años de

prisión, de los cuales cumplió 16. El 20 de enero de

2001, el ultimo día de su mandato, Bill Clinton le otorgó

el perdón presidencial.

Después de su liberación, Susan Rosenberg trabajó como

profesora adjunta de literatura del John Jay College de

Manhattan pero, después de cuatro semestres, presiones

políticas obligaron al centro universitario a rescindir su

contrato. En 2011, Susan publicó sus memorias de la

prisión con el título “An American Radical: A Political

Prisoner in my Own Country” (Una americana radical:

prisionera política en mi propio país).


337

El movimiento independentista puertorriqueño denunció

vigorosamente el inhumano tratamiento de sus

compañeras. La “American Civil Liberties Union”

(ACLU), después de una visita a la SHU la clasificó de

“living tomb” (sepulcro con vida). El Dr. Richard Kom,

psicólogo clinico, a nombre de la ACLU concluyó en su

informe que el objetivo de la HSU era “…reducir las

prisioneras a un estado de sumisión esencial para su

conversión ideológica. Si esto falla, el siguiente objetivo

es convertirlas en sus propias y eficientes antagonistas. Si

esto falla también, la alternativa que resta es destruirlas

logrando que se destruyan a sí mismas”. Un informe de

38 páginas de Amnisty International concluyó que la

HSU estaba violando los estándares internacionales de

tratamiento de prisioneros (1). De modo similar se

pronunciaron otras organizaciones.


338

Tras una ardua campaña de denuncia de las atrocidades

que se cometían en la HSU, un juez determinó “que las

prisioneras habían sido ilegalmente clasificadas en base a

sus afiliaciones políticas, declaraciones y credos

políticos.” (2). El Buró Federal de Prisiones se vio

obligado a cerrar la unidad en 1988, a sólo dos años de su

inauguración, y a transferir las mujeres a otras prisiones.

NOTAS

(1) Rosenblatt, Elihu: “Criminal Injustice: Confronting

the Prison Crisis”, South End Press, 1996, p.328.

(2) McGowan, Daniel: “Tales from inside the U.S.

Gitmo”, Huff Post POLITICS, Sept. 12, 2013.


339

LA LEY CONTRA EL JOVEN


340

“La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos

del Niño (Art. 37a) establece que “Ni la pena capital ni la

prisión de por vida pueden ser impuestas por delitos

cometidos por menores de 18 años”. Estados Unidos es

uno de los pocos países que no ratificó esta convención”.

El sistema de justicia norteamericano atraviesa por una

profunda crisis global Parte fundamental de esta crisis es

la criminalización de los adolescentes, la aberración

jurídica de juzgarlos con frecuencia como adultos, el

cambio de los antiguos métodos de rehabilitación por

otros nuevos –absurdos y crueles- de castigo, y el

confinamiento en centros de detención de menores,

crecientemente en manos privadas, verdaderas escuelas

del crimen, en condiciones de hacinamiento y abuso

continuado.
341

A comienzos de la década de 1980, los medios

ultraconservadores generaron el mito del “superpredator”

(súper depredador), utilizado para amedrentar a la

población y abrir de este modo el camino a una nueva

filosofía de la justicia juvenil. Hasta esa fecha, los

menores eran considerados la parte más vulnerable de la

sociedad, víctimas con frecuencia de la inestabilidad

familiar que, en caso de presentar problemas graves de

conducta, podían ser reeducados en centros especiales de

rehabilitación, pero el supuesto peligro de pandillas de

menores asesinos asolando las calles de todas las

ciudades de Estados Unidos fue sobredimensionado a

increíbles niveles de irracionalidad. La propaganda hizo

creer que hasta los niños de las escuelas primarias

estaban fuera de control. Todo ello para crear una histeria

colectiva que permitiese abandonar la filosofía de la


342

rehabilitación y allanar el camino hacia la filosofía del

castigo.

Esta filosofía y la presión de los cabilderos conquistaron

muchos adeptos entre los congresistas y se aprobaron

leyes en casi todos los estados que facilitaron juzgar a los

menores como adultos, crearon nuevas figuras delictivas

y pusieron en práctica procedimientos y castigos más

severos mientras se intentaba suavizar la barbarie

mediante toda una serie de términos eufemísticos. Por

ejemplo, cuando un acusado es hallado culpable se le

llama, si es adulto, “convict” (convicto), si es menor

“adjudicated” (sin equivalente en español), pero es

exactamente lo mismo. Estas leyes crearon toda una

nueva clase de menores criminales para los cuales no

había capacidades en los centros de detención existentes


343

y fue necesario crearlos con urgencia. Al calor de esta

nueva situación surgió la privatización del sistema

penitenciario, negocio multibillonario que comenzó,

precisamente, lucrando con el encarcelamiento de

menores y también de inmigrantes indocumentados y se

extendió en corto tiempo por todo el país y para todas las

categorías de presos.

Los pronósticos de oleadas de crímenes, por supuesto, no

se produjeron, pero el fantasma del joven criminal sirvió

para justificar las redadas en los ghettos negros e

hispanos y para que la industria del castigo se asentase

sólidamente en el país. El slogan –para consumo interno-

de esta industria era: “if we build it, they will come” (si

las construimos [las cárceles] ellos [los jóvenes] las

llenarán).
344

Actualmente, alrededor de 100,000 menores están

encerrados en centros de detención de diverso tipo, un

tercio de ellos en instalaciones privadas, y más de

400,000 son arrestados cada año en su inmensa mayoría

por contravenciones no violentas. Los pocos programas

de prevención que sobrevivieron desaparecen ahora

golpeados por los masivos cortes presupuestarios (1).

Las principales corporaciones con intereses en el sector

juvenil son “Correctional Corporation of America”

(CCA), “Youth Services International” (YSI),

“Children’s Comprehensive Services”, “Cornell”, “Res-

Care”, “Ramsey Youth Services” y “Wackenhut”. Sin

embargo, para cambiar de imagen y diluir

responsabilidades, debido a repetidos escándalos por


345

ineficiencias y maltratos, estas corporaciones realizan

cada cierto tiempo las metamorfosis correspondientes:

“Children Comprehensive Services” se llama ahora

“Ameris”, “Premier” es el nuevo nombre de “Ramsey

Youth Services”, y Wackenhut” es ahora “GEO Group”.

Las acciones de YSI fueron compradas por “Correctional

Services” cuando en Louisiana y Florida cancelaron

múltiples contratos a la primera a causa de graves

irregularidades en su desempeño.

Estados Unidos se convirtió rápidamente en el líder

mundial de la represión contra niños y adolescentes y, en

lo que es más vergonzoso aún, en líder mundial de la

aplicación de la pena de muerte a menores. A mediados

de 2003 había 78 reos en los corredores de la muerte por

delitos cometidos cuando eran niños, pero, además, hay


346

que ser cautos con las estadísticas de Estados Unidos

porque el horror se diluye cuando se toman los cincuenta

estados de la nación en su conjunto. Es en los estados del

Sur donde la vieja meretriz del sistema se presenta

desnuda y el colorete no logra disimular las verrugas. Por

ejemplo, de estos 78 niños condenados a la silla eléctrica

o a la inyección letal, 28 (el 36 %) correspondían a un

solo estado, Texas.

Aunque la corrupción, la ineptitud y el abuso de menores

es un fenómeno generalizado que no excluye a los

centros de detención estatales, tomaremos tres ejemplos

bien documentados que en modo alguno son

excepcionales:
347

Tallulah, uno de los centros correccionales de Louisiana,

fue inaugurado en 1994 y era propiedad de un grupo de

políticos de la esfera íntima del gobernador Edwin

Edwards, sentenciado en 2001 a diez años en una prisión

federal por delitos mafiosos (“racketeering”). Edwards ya

había sido acusado en 1985 por el mismo delito pero los

cargos fueron retirados. No obstante, logró que lo

eligieran gobernador en 1991. En realidad, el pueblo de

Louisiana no tuvo donde escoger, pues el adversario de

Edwards era David Duke, un miembro notorio del Ku

Klux Klan (2).

La pandilla de políticos propietarios, con el nombre de

“Trans-American Development Association” (TADA),

construyó la instalación carcelaria de 700 camas a un

costo de $122.5 millones con el respaldo financiero del


348

estado. Hacia 1998, la corrupción y la violencia extrema

de Tallulah llamaron la atención de organizaciones de

derechos humanos como “Human Rights Watch” y del

Departamento de Justicia federal.

Los niños en Tallulah permanecían en confinamiento

solitario durante extensos periodos de tiempo y eran

golpeados y abusados; los guardias, para entretenerse,

incitaban a los menores a luchar unos contra otros

(“Human Rights Watch” llamó a Tallulah “escuela de

gladiadores”) y no les suministraban adecuadamente

alimentos, ropas, zapatos y mantas. El presupuesto de

Tallulah no contemplaba partidas para el tratamiento

psicológico de los niños ni para la mínima recreación que

exigen las leyes federales. Pero lo que determinó

seguramente el cierre de Tallulah fue la conmoción que


349

se produjo cuando los niños, en su desesperación,

aprovecharon la visita del senador Pavel Wellstone, de

Minnesota, y escaparon todos al techo del edificio para

gritar desde allí sus acusaciones contra la dirección y los

guardias del centro.

Sin embargo, en este caso como en incontables otros,

ninguno de los responsables de las infamias cometidas

tuvo que pagar por ello. Los dueños de Tallulah

negociaron la fusión con la firma privada FBA LLC que

se hizo cargo de la instalación y la convirtió en un centro

de desintoxicación de adultos adictos a las drogas. Para

añadir insulto a la injuria, FBA comenzó a recibir pagos

por $3.4 millones al año por los bonos de construcción

respaldados y asegurados por el estado, truco magistral

del gobernador Edwards. TADA, fusionada con FBA


350

continuará recibiendo anualmente sumas millonarias

hasta el año 2020 (3).

La filosofía del castigo y su principal engendro, las

cárceles privadas, ocultan el hecho de que todos los

adolescentes condenados, prácticamente sin excepción,

fueron primero víctimas antes de ser victimarios. Datos

de la organización Lauren’s Kid revelan que actualmente

en Estados Unidos se estima en alrededor de 39 millones

el número de personas que han sufrido abusos sexuales

en la infancia. Uno de cada cinco niños y una de cada tres

niñas sufre abuso sexual antes de cumplir los 18 años. Y

los datos se refieren a uno solo de los aspectos del abuso

contra menores. La ultraderecha identifica la

rehabilitación con el “liberalismo”. Reeducar a los niños

presos, sostiene, obliga a realizar gastos enormes y, en


351

consecuencia, a elevar los impuestos. Los programas

recreacionales, que incluyen la práctica de deportes, se

contemplan simplemente como un ofrecimiento de

vacaciones a los “niños malos” a costa del contribuyente

(4).

Los mismos problemas de Tallulah fueron identificados

en Jena, otro centro de detención privado de menores,

manejado por la organización Wackenhut (GEO), en

Louisiana. Muy poco tiempo después de su inauguración,

los jóvenes reclusos, hambrientos y desesperados, se

amotinaron y fueron reprimidos utilizando ilegalmente

gases lacrimógenos. Se descubrió luego que la

administración de Jena, para aumentar sus ganancias,

había minimizado las raciones de alimentos, así como de

otros insumos. Se sustanciaron además numerosos casos


352

de maltratos, uso frecuente de epítetos racistas y excesos

en la utilización de celdas de aislamiento. También aquí

estuvo involucrado el gobernador Edwards. Se comprobó

que en 1996 había recibido un millón de dólares como

soborno del alcalde de Houston, Fred Hofheinz, quien

obtuvo el contrato para construir Jena. Cuando se produjo

la crisis, Wackenhut trató de apropiarse del negocio pero

fracasó y la instalación se quedó vacía. Ninguno de los

niños abusados ha recibido compensación alguna.

Ningún guardián ni funcionario ha sido procesado.

Hofheinz pagó una ridícula multa de $5,000 y recibió un

año de probatoria. No fue a la cárcel. En todo caso,

Edwards y Hofheing fueron procesados como estafadores

y no por su responsabilidad en los abusos criminales

contra los menores.


353

El tercer ejemplo lo tomaré de la Florida donde existen

alrededor de 200 entidades privadas para el encierro de

menores. Una buena parte está constituida por los “boot

camps” o “shock incarceration units”, llamados así

porque son campamentos con régimen de tipo militar, de

intenso ejercicio físico y rígidas y crueles medidas

reglamentarias. La idea que subyace en la creación de

estos campos es la creencia errónea en las bondades de

un “shock” de férrea disciplina. Los “boot camps”, al

igual que otros experimentos de mentes calenturientas,

han resultado un fracaso. Lo peor es que de las ruinas del

sistema de justicia juvenil emergen métodos aún más

alucinantes, como el de “three strikes and you’re out”,

muy usado en California, que consiste en la imposición

de largas condenas al menor que comete un tercer delito,

aunque los tres sean de menor cuantía.


354

Todo parece indicar que los peores “boot camps” de la

Florida están administrados por “Premier Behavioral

Solutions” (PBS, antes Ramsay Youth Services). No

quiero cansar al lector con letanías de los horrores

cometidos en el “Institute for Girls” de West Palm

Beach, que salieron a la luz en el año 2003, o en

“Okaloosa Youth Academy” o en “Southern Glades

Youth Camp” en Florida City, en el mismo año, pues la

perversidad se repite de manera parecida en los diversos

centros. Creo, además, que sería una redundancia señalar

que los abusos e ilegalidades, de todo tipo, cometidos por

propietarios, dirigentes, guardias o empleados de PBS no

tuvieron consecuencias legales.


355

El principal promotor de las privatizaciones en la Florida

fue, sin duda, el ex-gobernador Jeb Bush, émulo de su

hermano George.

Cuando este último era gobernador de Texas se convirtió

en el hombre que más sentencias de muerte (¡152!) ha

firmado en toda la historia de Estados Unidos, y años

más tarde conquistaría otro título infamante: sería el

primer presidente en autorizar, de manera explícita, la

tortura como método de interrogatorio de prisioneros.

Con Jeb Bush se produce una simbiosis entre el poder

político del estado y el poder económico de las

corporaciones. PBS y su predecesora, Ramsay Youth,

consolidaron su posición dominante en el negocio de

encarcelar y castigar menores con el apoyo del

gobernador y congresistas republicanos del sur de la


356

Florida y, a cambio, contribuyeron sustancialmente al

financiamiento del Partido Republicano del estado y de

las campañas electorales de los congresistas de este

partido (5). El juez de tribunales de menores Frank A.

Orlando comentó que sin estas contribuciones PBS no

hubiera conseguido que le confiaran las vidas de tantos

niños (6).

La privatización es incompatible con la rehabilitación de

los menores. Se trata de niños traumatizados, muchos de

ellos con discapacidades físicas y mentales y con

desventajas económicas y culturales. Su atención

requiere personal bien entrenado y competente, y

programas de educación, salud y reinserción en la

sociedad que exigen abundantes recursos. Si la finalidad

fuese la rehabilitación, no hay nada más ajeno a este


357

objetivo que el manejo de los centros por empresas cuya

finalidad es el lucro.

Un escándalo mayúsculo en estos centros comenzó a

fines de mayo de 2011 en la Florida, revelando lo extenso

y profundo de la corrupción tanto en los centros que

administra el estado como en los que están a cargo de

corporaciones privadas. Las instalaciones juveniles, sin

los recursos ni el personal necesarios, no son otra cosa

que almacenes de niños y adolescentes donde las drogas

psicotrópicas, en particular las antipsicóticas del grupo

llamado “artillería pesada” de la psiquiatría (Seroquel,

Abilify, Risperdal, etc.) se utilizan cotidianamente como

esposas y grilletes químicos para mantener bajo control a

los menores. El método ilegal, inmoral y criminal de

sedación con potentes drogas es, por supuesto, el más

directo, rápido y, sobre todo, el más barato, de terapia


358

juvenil, sin tener que preocuparse por diagnosticar los

problemas (7).

Por nuevas revelaciones del Palm Beach Post se conoció

de una fuerte correlación entre pagos y regalos de las

compañías fabricantes de las drogas a por lo menos un

tercio de los médicos que trabajan para el Departamento

de Justicia Juvenil, por una parte, y las cantidades de

drogas administradas a los menores, por la otra; y el olor

de la olla podrida no sólo se sintió en la Florida sino

también en otros estados.

Un capítulo que es de esperar se haya cerrado para

siempre es el de las ejecuciones de menores. En marzo de

2005, en decisión muy cerrada de 5 a 4, en el caso

“Roper v. Simmons”, la Corte Suprema de Justicia abolió


359

la pena de muerte por delitos cometidos antes de cumplir

la edad de 18 años. Sin embargo, es una vergüenza que

Estados Unidos haya tomado esta decisión muchos años

después que sus aliados europeos y que prácticamente

todo el resto del mundo. Entre 1990 y enero de 2000,

Estados Unidos ejecutó más menores (once) que el resto

de los países tomados en conjunto (nueve). Las cinco

ejecuciones de menores que tuvieron lugar en el mundo

entre 1997 y 2000 tuvieron lugar, todas, en Estados

Unidos. Este país ha tenido más menores en los

corredores de la muerte que ningún otro país (8). La

Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del

Niño (Art. 37a) establece que “Ni la pena capital ni la

prisión de por vida pueden ser impuestas por delitos

cometidos por menores de 18 años, pero Estados Unidos

no ratificó esta convención.


360

De igual modo, fue muy tardía la decisión de la Corte

Suprema de Justicia (“Atkins v. Virginia, 2002) de

prohibir las ejecuciones de personas con muy bajo

cociente de inteligencia. Entre 1984 y 2002 fueron

ejecutados en Estados Unidos 44 retrasados mentales.

Durante más de veinte años, Ronald Reagan y sus

colaboradores, en particular el fiscal general Edwin

Meese, apoyaron abiertamente la pena de muerte y

fueron responsables en gran parte de que el partido

republicano adoptara esta política y que la opinión

pública la favoreciera. Meese defendía el supuesto

derecho a ejecutar a un niño de 14 años (9).

Las leyes que autorizaban la ejecución de menores

entraban en contradicción con otras leyes destinadas a


361

protegerlos, creando situaciones de dualidad legal

irónicamente crueles. Algunos estados permitían la

ejecución de niños de 15 años, pero, al mismo tiempo,

prohibían que niños de esta edad presenciasen

ejecuciones. También existían crueles desigualdades

entre los estados; por ejemplo, si un niño de 14 años

cometía un crimen en Idaho podía ser ejecutado, pero no

si vivía en el vecino estado de Oregón donde el mínimo

era 18 años.

Una caricatura terrible de Sargent (10) muestra una

cámara de ejecuciones en Texas. Un letrero reza

“Corredor de la muerte”. El local está ocupado por

artefactos para administrar la inyección letal a los reos y

dos camillas, una grande para ejecutar adultos y otra,

mitad del tamaño, para ejecutar menores. En esta última


362

se ve una pequeña almohada y, sobre ella, un detalle

estremecedor: un osito de peluche que nos mira con ojos

asombrados.

La discriminación racial en la aplicación de la pena de

muerte ha sido patentemente clara. De 455 convictos (de

todas las edades) ejecutados por el delito de violación,

405 eran negros. La abrumadora mayoría de las

ejecuciones tuvieron lugar en el Sur (11). También eran

negros el 69 % de los menores ejecutados (12). A estas

cifras habría que añadir las que corresponden a hispanos

y a otras minorías.

La pobreza en Estados Unidos es también otro factor

importante de desigualdad ante la ley. El niño de familia

rica se presentará ante el juez del tribunal juvenil


363

acompañado de sus padres, del mejor abogado de la

ciudad, del maestro de la escuela privada donde estudia,

del pastor de la iglesia a que pertenece y de un consejero

comunitario; presentará, además, un documento de

alguna respetada institución de psicología o psiquiatría

infantil, que certifica que el niño se encuentra recibiendo

de buen grado un tratamiento exitoso, amén de otros

trucos para influir sobre las decisiones del tribunal. El

niño de familia pobre –casi siempre negro o hispano-, tal

vez ni siquiera tenga familia y lo presentarán ante el juez

solo, desvalido y asustado.

(1) Deb Gruver: “Juvenile-crime-prevention cut now will

cost later, youth program leaders say”, The Wichita

Eagle, Jun 12, 2011.


364

(2) Tara Herivel and Paul Wright: “Prison profiteers”,

The New Press, 2007, pp. 158-159.

(3) Idem, p.160.

(4) Alison Brownlie: “Crime and Punishment”, RSVP,

Austin, Texas, 2000.

(5) Tara Herivel and Paul Wright: Idem, p. 171.

(6) Carol Marbin Miller: “Florida Continues to Abuse

Children”, Miami Herald, 2004.


365

(7) Michael Laforgia: “Huge dosis of potent

antipsychotics flow into state jails for troubled kids”,

Palm Beach Post, May 24, 2011.

(8) Nancy Day: “The death penalty for teens”, Enslow

Publishers Inc., 2000.

(9) Hugo Adam Bedau: “Death is diferent”, Northorn

Univ. Press, 1987, p. 152.

(10) Lauri S. Friedman, Book Editor: “The death

penalty”, Thomson Gale, 2006, p. 57.

(11) Helen Prejean: “Dead Man Walking”, Random

House, 1993, p.251.


366

(12) Elaine Landau: “Teens and the death penalty”,

Enslow Publishers Inc., 1992, p. 73.


367

ESTAFAR AL FUTURO

Los tres presidentes con mayor responsabilidad en que la

deuda nacional de Estados Unidos haya sobrepasado la

línea roja del desastre son: Ronald Reagan, George H.

Bush y George W. Bush; como si dijéramos: el Padre, el


368

Hijo y el Espíritu Santo. Esta trinidad non sancta es

responsable de cerca de 8 de los 10 trillones a que

ascendía la deuda cuando comenzó la administración de

Barak Obama. Para no ser menos, Obama duplicó el

desastre duplicando la deuda, que asciende ahora a cerca

de 20 trillones de dólares. Esto significa, entre otras

cosas, que cada contribuyente norteamericano, aparte de

lo que debe por hipotecas, préstamos y tarjetas de crédito,

tiene, probablemente sin saberlo, una deuda de 165,928

dólares, cantidad que aumenta cada segundo.

Lo más lamentable es que parte sustancial de ella no tuvo

su origen en el desarrollo de obras de infraestructura ni

de los servicios de salud y educación, ni de otro aspecto

positivo de la economía, sino en los recortes de

impuestos a los ricos, sin que se vieran por parte alguna


369

los supuestos beneficios de esta medida anunciados por

las teorías neo-conservadoras.

Otra parte no menos importante de la deuda fue creada

por inflados presupuestos militares, aventuras

intervencionistas, por la injusta, costosa y prolongada

guerra de Irak, y por las enormes cantidades pagadas a

los bancos y grandes corporaciones para salvarlos de la

bancarrota. A pesar de la complejidad de las modernas

teorías económicas, aún conservan su valor principios

básicos simples que nos pueden servir de orientación. Por

ejemplo, si determinada cantidad de recursos humanos y

materiales los empleamos en fabricar tanques de guerra,

habremos construido máquinas de acero que sólo sirven

para destruir y matar y que, en muy poco tiempo, no

serán más que toneladas de chatarra; sin embargo, si esos


370

mismos recursos los utilizamos en construir tractores

para labores agrícolas, podremos alimentar con ellos a

miles de personas durante decenas de años. ¿Qué es

mejor entonces para la economía, construir tanques de

guerra o construir tractores?. Claro que, en la filosofía

del despojo, los tanques sirven para arrebatar la riqueza a

otras naciones.

Thomas Jefferson señaló en cierta ocasión a James

Madison que pasar una deuda a las generaciones por

venir era “estafar al futuro” (“swindling futurity”).

Solamente teniendo en cuenta la deuda nacional, cada

niño de los Estados Unidos viene al mundo debiendo ya

61,300 dólares y esta cifra continúa creciendo

continuamente. No es la única, por otra parte. El mismo

descontrol, corrupción y despilfarro ha tenido lugar en


371

todos los niveles de gobierno. Deudas estatales y locales

son, a su nivel, con frecuencia tan alarmantes como la

deuda nacional, a pesar de las leyes que obligan a

balancear los presupuestos.

Existen además, las deudas personales. ¡Sin crédito no

hay sueño americano!. Sólo el 2 % de las familias

estadounidenses no tienen que pagar hipotecas sobre sus

casas (aunque las pierden cuando no pueden cubrir el

seguro y los impuestos). Es decir, en éste, el país de la

propiedad privada por antonomasia, el 98 % de los

ciudadanos no son verdaderos dueños del techo que los

cubre y tampoco, por cierto, del auto en que se mueven.

Al igual que en las sagas medievales, en los tiempos

modernos la población tiene que pagar tributo a los

dragones, en este caso a los monstruos financieros.


372

Mediante los intereses de las tarjetas y otras formas de

crédito se produce una transferencia neta y continua de

riqueza de las clases media y trabajadora a los banqueros

y especuladores –garroteros en esmoquin de Wall Street-.

“Colosales ladrones” les llamó José Martí.

Desde que la deuda nacional comenzó su crecimiento

exponencial bajo gobiernos republicanos de ultraderecha,

el sentido común le grita al oído a cada ciudadano

norteamericano que la nación se hunde si no se reducen

los gastos y su aumentan los ingresos. Sin embargo,

nunca el Congreso ha tomado este camino para dar

solución a los déficits presupuestarios que generan la

deuda. Siempre, ha preferido realizar cambios de

procedimiento que no tocan la raíz de los problemas. Por

ejemplo, la respuesta a los déficits de los años setentas y


373

ochentas fueron la Ley de Presupuestos de 1974

(Congressional Budget Act) y la Ley Gramm-Rudman-

Hollings de 1985 (Balanced Budget and Emergency

Deficit Control Act) respectivamente.

Cualquier solución que implique un aumento de los

impuestos a la clase media o a la clase obrera es

sumamente impopular porque en ambos casos se ha

llegado al límite de las posibilidades de pago (o, como

dirían los economistas: se ha sobrepasado el punto m en

la curva de Laffer). Por otra parte, aumentar la carga

fiscal al 5 % más rico de la población –lo cual sería más

justo y productivo- se da de cabeza contra uno de los

pilares básicos del sistema capitalista: la desigual e

injusta distribución de la riqueza.


374

Disminuir los egresos tropieza igualmente con los pilares

del sistema. No es posible, en las actuales circunstancias,

tomar medidas fiscales que afecten las prioridades

establecidas por los políticos guerreristas y por el

complejo militar-industrial. Lo mismo puede decirse con

respecto a todos los poderosos intereses especiales que

actúan a través de sus cabilderos (“lobbysts”) en el

Congreso. Estos tienen hoy más influencia que nunca

debido al exorbitante crecimiento del costo de la elección

o reelección para un asiento en el Congreso. Quien no

disponga de unos cuantos millones de dólares para

impulsar su campaña electoral no tiene posibilidad

alguna de obtener una victoria en las urnas. Por

consiguiente, las contribuciones económicas de los

intereses especiales son imprescindibles para el aspirante.

No es de extrañar, por tanto, que se produzca con

frecuencia una estrecha vinculación entre las


375

contribuciones recibidas por el congresista y su record de

votación en el Congreso.

Un vicio muy extendido es la legislación llamada “pork

barrel” (“barril de puerco”) en el argot del Congreso. Se

trata de asignaciones de fondos para la ejecución, en los

distritos de los congresistas, de proyectos que poco o

nada tienen que ver con el interés nacional pero que

benefician a contribuyentes a sus campañas y ayudan al

legislador a reelegirse. La expresión alude a la antigua

costumbre, frecuente entre los amos, de entregar barriles

de carne salada de puerco a los esclavos para verlos

competir frenéticamente entre sí por conseguir un

pedazo, y se compara con la avidez de los legisladores

por obtener dinero del fisco para sus objetivos

particulares. Proyectos a veces descabellados se aprueban


376

fácilmente mediante el “log-rolling”, otro término del

argot del Congreso que puede describirse simplemente de

este modo: “Apruebo los proyectos (‘pork barrels’) de

ustedes si ustedes aprueban el mío”. Estos proyectos, que

inflan el presupuesto, se aprueban generalmente como

“perchas” de leyes importantes y forman parte de la

estructura corrupta del poder legislativo.

Otra posible medida para la reducción de los déficits del

presupuesto –tentación permanente de los gobiernos neo-

conservadores-, es la eliminación o recorte de los

programas de asistencia social. Sin embargo, no se han

atrevido a ir más allá de ciertos límites porque, en un país

con creciente desempleo, decenas de millones de

personas sin seguro médico, 3.5 millones de “homeless”

(personas sin hogar), de ellos el 39 % niños, y donde los


377

pobres son cada vez más pobres, sería una medida

contraproducente y peligrosa.

Lo peor de todo es que no se observa por parte alguna la

voluntad política necesaria para revertir la situación. Esto

se debe a que se ha traspasado el punto de no retorno y

no vale ya enfrentar la crisis con simples medidas

reformistas. Sin profundos cambios estructurales no es

posible hallar solución duradera ni a la deuda ni a los

demás aspectos de la crisis financiera. Sin cambios

revolucionarios, la única salida, provisional e insegura,

mientras no se opte por la solución fascista, que asoma ya

por el horizonte con la victoria en las elecciones de

Donald Trump, será hipotecar otra vez (¿última?) el

porvenir, transferir el problema a nuestros hijos y a

nuestros nietos o, como diría Jefferson, estafar al futuro.


378
379

LA TORTURA

Muchos se asombran de las torturas o –su expresión

eufemística- “castigos crueles e inusuales” prohibidos

por la Constitución de Estados Unidos, que fueron

impuestos a los Cinco héroes cubanos: largos periodos de

permanencia en celdas de castigo en incomunicación

total, privación de visitas familiares, desmesuradas y

escandalosas condenas, etc., sin entender que los

gobiernos de este país, los que más vociferan exigiendo a

otros el respeto de los derechos humanos son, al mismo


380

tiempo, los que más los violan, en su propio territorio y

en todos los países a donde llevan la guerra y sus

secuelas de destrucción y muerte. La tortura ha sido un

fiel acompañante del sistema de justicia de Estados

Unidos a través de toda su historia y es más antigua en su

cultura que el pastel de manzana.

El “waterboarding” o “ahogamiento simulado”, por

ejemplo, método de tortura que en su versión moderna

consiste en aplicar una toalla saturada de agua sobre el

rostro de la víctima, haciéndole creer que morirá de

asfixia, tiene una larga tradición en Estados Unidos.

En un libro publicado en 1891 (1) su autor, el capitán

J.C. Powell, jefe de un campamento de convictos de la

Florida a mediados del siglo XIX, describe las técnicas


381

de tortura que utilizaban para castigar a los prisioneros,

entre ellas algunas de las rutinarias en Abu Ghraib y

Guantánamo, como colgar por los pulgares y el

“waterboarding”. A esta última le llamaban entonces

“watering” y era una forma más burda que la actual pero

en esencia la misma. Consistía en arrodillar al preso, con

las manos amarradas a la espalda, junto al abrevadero de

las bestias y sumergirle la cabeza en el agua hasta que el

guardia consideraba que la víctima estaba a punto de

ahogarse.

En la Escuela de las Américas en Panamá, instructores

norteamericanos difundieron otra variante del

“waterboarding”, el “submarino”, que podia ser “seco” o

“mojado”. En el seco o “capucha” colocaban una bolsa

plástica en la cabeza del prisionero hasta que su propia


382

respiración lo ahogaba. En el mojado, lo colgaban por los

pies y le introducían la cabeza en un tanque con agua,

orina u otro líquido hasta que comenzaba a ahogarse. El

“submarino” fue utilizado ampliamente por los cuerpos

represivos de las dictaduras militares centro y

suramericanas y era el método preferido cuando no se

deseaba que quedasen marcas en el cuerpo de la víctima.

Pero en los siglos XIX y XX no eran puntillosos con el

conteo y actualmente parece que sí, pues ahora sabemos

(2) que en la prisión de la Base Naval de Guantánamo el

saudita Abu Zubaydah fue “waterboarded” 83 veces y el

kuwaití Khalid Sheikh Mohammed 183, ni una más ni

una menos, lo cual supongo constituye un récord y debe

ser suficiente para que cualquiera confiese cualquier

cosa.
383

En las cárceles en territorio estadounidense, hasta 1968

(Jackson v. Bishop, 8th.Cir.), era común el “strap”, o

azotar con correa. Hoy, el tipo de tortura más utilizado

parece ser el confinamiento en solitario en una SHU

(“Security Housing Unit”) llamada por los presos “el

hueco”, una prisión dentro de la prisión. Imagínese usted

por un momento encerrado en una celda de 6 por 10 pies

o más pequeña, con puerta de hierro, sin ventanas, con la

luz encendida permanentemente, donde se pierde la

noción del tiempo y nunca se sabe si es de día o de

noche, y esta situación se prolonga durante meses o años.

En ocasiones, pueden añadir a su celda otros elementos

de tortura: frío, calor, desnudez, ausencia de agua para el

aseo, ruido, etc. El prisionero cae en un profundo estado

depresivo o en absoluta desesperación y sólo pueden

resistir este castigo, sin perder la razón, hombres que

posean una gran fortaleza espiritual. Sin embargo, en un


384

día cualquiera, hay no menos de 75,000 y probablemente

más de 100,000 presos en celdas de aislamiento en las

prisiones de Estados Unidos (3).

El 1o. de Julio de 2011, 43 presos de la infamante SHU

de la prisión estatal “Pelican Bay”, en California,

comenzaron una huelga de hambre que se extendió

rápidamente a otras 12 prisiones con la participación de

6,600 convictos. Muchos presos de “Pelican Bay” han

estado en condiciones completamente inhumanas de

aislamiento durante años o décadas. Estas SHU fueron

inauguradas en la década de 1960 y utilizadas para aislar

y castigar a prisioneros políticos (4), pero el “boom” de

construcción de estas unidades comenzó en los noventa y

se extendió a 40 estados. Hoy las SHU albergan a

decenas de miles de presos.


385

En la década de 1950, los militares norteamericanos y la

CIA desarrollaron el programa SERE (5), primero para

entrenamiento de sus propios soldados y más tarde para

el interrogatorio de prisioneros. De acuerdo al manual de

entrenamiento de la CIA de 1963 (“KUBARK

[criptónimo de CIA] Counterintelligence Interrogation”)

las técnicas de SERE “son exitosas incluso en los casos

más difíciles, al inducir la regresión de la personalidad al

nivel más primario y débil que se requiera para diluir la

resistencia”. En otras palabras, son eficaces porque

destruyen la voluntad, la dignidad y la moral del

prisionero. Las técnicas están diseñadas para minar su

autoestima, hacerle perder toda esperanza,

desconectarle de la realidad y aniquilarle

emocionalmente.
386

Ya a finales de los años cincuenta, las técnicas de SERE

fueron exportadas al Sudeste Asiático y a la América

Latina. Hacia 1971, miles de militares extranjeros habían

sido entrenados en métodos de tortura de SERE (6).

En 1983, la CIA elaboró una nueva guía (“Human

Resource Exploitation Training Manual”) que destaca la

eficacia de la violencia física, la privación de las

funciones sensitivas y la humillación sexual, para quebrar

a los prisioneros.

Las administraciones de Ronald Reagan y George H. W.

Busch facilitaron que la CIA continuase con las técnicas

de SERE. Pero la responsabilidad por las torturas no es

privativa de las administraciones republicanas; en 1995 el

presidente Bill Clinton autorizó (“Presidential Decision


387

Directive 39”) la transferencia (“extraordinary

rendition”) de prisioneros a Egipto para su interrogatorio

en ese país donde es notorio que se practicaba la tortura,

y la información obtenida era utilizada por los servicios

de inteligencia de Estados Unidos evadiendo de este

modo las leyes norteamericanas que la prohíben. George

W Bush amplió y perfeccionó este procedimiento,

enviando sistemáticamente prisioneros no sólo a Egipto

sino también a Arabia Saudita y a otros países aliados.

De la tolerancia con las violaciones de derechos humanos

en las satrapías se pasó a la complicidad revelando así la

desvergüenza de la política exterior de Estados Unidos.

Después del 9/11, las técnicas de tortura de SERE se

utilizaron ampliamente en Afganistán, Irak, en el

territorio usurpado a Cuba en Guantánamo; en la prisión


388

de Bagram (“Bagram Collection Point”), cerca de la base

aérea de este nombre en Afganistán; en “Salt Pit”,

nombre codificado de una prisión clandestina de la CIA,

ubicada al norte de Kabul; y en decenas de otros centros

secretos de detención y tortura, o “black sites”, situados

en diversos países.

Un informe desclasificado del Inspector General del

Departamento de Defensa, ofrece evidencia concreta de

que las técnicas desarrolladas en el programa SERE

fueron sistemáticamente utilizadas en Guantánamo y,

menos sistemáticamente, en Irak y Afganistán (7). No

obstante, de la información desclasificada se infiere que

en las prisiones secretas estadounidenses ha existido

amplio espacio para la iniciativa de los torturadores. En

Bagram, por ejemplo, colgaban con cadenas a los


389

prisioneros al techo de la celda y los golpeaban

(“peroneal strikes”) rompiéndoles el hueso largo y

delgado de la pierna o peroné y los músculos, nervios y

vasos sanguíneos que lo acompañan. El sufrimiento es

indescriptible y se sabe que al menos dos personas,

Habibullah y Dilawar, fueron golpeados de esta manera

hasta causarles la muerte (8). En enero de 2010, mediante

el uso de la ley de libertad de información, se pudieron

conocer los nombres de 645 de los presos de Bagram.

Después de los escándalos de Abu Ghraib y de otros

centros de detención, los militares abandonaron, al menos

formalmente, el uso de estas técnicas, pero la CIA en sus

prisiones secretas continuó empleándolas, legalizadas

por la “Military Commissions Act” de 2006, ley con

apoyo bipartidista calificada de “vergonzosa” por Noam


390

Chomsky (9). Torturas como la hipotermia inducida, la

privación del sueño, la asfixia simulada y otras, son

utilizadas por la CIA sin temor a consecuencias legales.

Estados Unidos llegó a tener más de 14,000 prisioneros

en su vasta red de cárceles secretas en el extranjero. Por

lo menos 34 ciudadanos estadounidenses han sido

torturados y asesinados en estos “black sites” (10).

La administración de George W. Bush trató de crear un

nuevo marco legal que permitiese la detención arbitraria

por tiempo indefinido y la tortura de los prisioneros. Este

marco legal se estableció mediante una serie de

memorandos, llamados por Chomsky “los memos de la

tortura”. El 9 de enero de 2002, John Yoo, de la oficina

de asesoría legal (“Office of Legal Councel”) del

Departamento de Justicia y tal vez el principal ideólogo


391

de la tortura en esta etapa de la historia de Estados

Unidos, elaboró un memo en el cual concluye que

ninguna ley de la guerra, incluyendo las Convenciones de

Ginebra, eran aplicables al conflicto en Afganistán. La

conclusión, horripilante para todo jurista serio de Estados

Unidos, fue respondida adecuadamente por el principal

consejero legal del Departamento de Estado, William

Howard Taft, quien le señaló graves errores, pero Yoo

había elaborado los argumentos que el presidente quería

escuchar y, en consecuencia, su opinión prevaleció.

Terminado el mes de enero, el consejero de la Casa

Blanca y posteriormente fiscal general, Alberto

González, se convirtió también en apologista de la tortura

y señaló en un memo al presidente Bush la necesidad de

obtener rápidamente información de los detenidos. “Este


392

nuevo paradigma –de acuerdo con González- vuelve

obsoletas las estrictas limitaciones de los Convenios de

Ginebra al interrogatorio de los prisioneros enemigos.”

Es verdaderamente increíble que quien propuso que el

gobierno de Estados Unidos actuase al margen de los

convenios internacionales y de la Ley de Crímenes de

Guerra de 1996, haya tenido como premio su

nombramiento como fiscal general, el cargo con mayor

responsabilidad en la aplicación de la ley.

Debido a la oposición del Secretario de Estado Colin

Powell, el 7 de febrero de 2002 el presidente Bush, con

aires de matador, toreó la situación con una verónica

completa: Estados Unidos respetaría las Convenciones de

Ginebra en las operaciones en Afganistán pero no con


393

Al-Qaeda ni con los talibanes; es decir, las respetaría en

abstracto, no en la situación real de la guerra.

Elaborados ya los argumentos para eludir los convenios

internacionales, los asesores de Bush pasaron a una

segunda etapa en la cual crearían las bases pseudolegales

para esquivar las leyes federales que prohíben la tortura.

El 1o. de agosto de 2002, John Yoo y Jay Bybee,

consejero también este último de la oficina de asesoría

legal (OLC) escribieron dos memos, solicitados por

Alberto González. En el primero (publicado en 2004),

Yoo y Bybee ofrecieron una nueva y muy estrecha

definición de la tortura, aconsejaron a los interrogadores

invocar las doctrinas de “defensa propia” y de

“necesidad” y llegaron al colmo de afirmar que el


394

presidente tenía el poder de autorizar la tortura con

independencia de las leyes federales.

En el segundo memo, que no se publicó hasta el mes de

abril de 2009, se aprobaban todas las técnicas de

interrogatorio propuestas por la CIA, incluido el

“waterboarding”, consideradas como torturas en

numerosos documentos nacionales e internacionales. Si

Alberto González fue nombrado fiscal general, no es de

sorprender que Jay Bybee haya sido nombrado

posteriormente por Bush para el cargo vitalicio de juez de

la Corte del Noveno Circuito de Apelaciones.

En diciembre de 2002, el Secretario de Defensa, Donald

Rumsfeld aprobó un memorando, llamado “el memo de

Haynes”, escrito por William J. Haynes, principal


395

consejero del Departamento de Defensa, en el cual éste

solicitaba la aprobación de nuevas técnicas de tortura que

incluían el confinamiento en solitario, en silencio y

oscuridad total, durante 30 días.

En mayo de 2005, la OLC elaboró tres memos secretos,

firmados por su jefe, Steven Bradbury, en los cuales se

afirma que ninguna de las técnicas de interrogatorio de la

CIA se puede calificar como tortura, ni siquiera de

tratamiento cruel, inhumano o degradante. Esto, cuando

desde hacía ya largo tiempo, las imágenes dantescas de

los torturados en Abu Ghraib, en Guantánamo y en las

cárceles secretas, recorrían el mundo.

El último memo de la OLC sobre las técnicas de tortura

de la CIA fue escrito en Julio de 2007 en respuesta a una


396

interpretación de la Corte Suprema según la cual las

Convenciones de Ginebra amparaban a los detenidos de

Al-Qaeda. La OLC no acató la decisión de la Corte

Suprema y afirmó que si el programa de la CIA violaba

las Convenciones de Ginebra el presidente tenía el poder

para declarar, simplemente, que no eran aplicables. ¡Así

de fácil!.

En el gobierno de Barack Obama observamos el

restablecimiento de la ley, no su aplicación. El fiscal

general, Eric Holder, reconoció que el “waterboading”

clasifica como tortura y se prohibieron las técnicas de

“enhanced interrogation” (interrogatorio avanzado)

promovidas por Bush, pero aún existen los tribunales

militares (“military commissions”) y la prisión de

Guantánamo permanence abierta. La administración


397

Obama no mostró interés en llevar ante los tribunales a

los torturadores y, mucho menos, a los ideólogos de la

tortura y a los que la autorizaron, ocultaron y

sistematizaron. Holder anunció, después del estudio

realizado durante dos años por un fiscal especial, que

sólo se presentarían cargos criminales en dos casos de

asesinatos pepetrados por la CIA. Esto quiere decir,

como señala un editorial de “The Guardian” (11) que se

juzgarán actos criminales no autorizados, pero los más

trascendentes, los autorizados, no se enjuiciarán. Es

pronto para saber cual será la actitud a este respecto de la

nueva administración de Donald Trump pero no es de

esperar un viraje positivo.

Kenneth Roth, director ejecutivo de “Human Rights

Watch”, grupo defensor de los derechos humanos, afirmó


398

en una nota de prensa que “el presidente Obama ha

tratado la tortura como una política desafortunada y no

como un crimen”. En un informe publicado el 11 de Julio

de 2011 por esta organización, se exigió al gobierno de

Estados Unidos que investigue las torturas que se alega

fueron autorizadas por el ex-presidente George W. Bush,

el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de estado

Donald Rumsfeld y el director de la CIA, George Tenet,

entre otros. HRW alega que Bush era la máxima

autoridad en las operaciones y que aprobó públicamente

el uso de torturas por la CIA. La administración de Bush,

además –continúa HRW- creó un programa de detención

clandestino mediante el cual los prisioneros eran

encerrados en lugares secretos sin informar a sus

familiares y sin permitir el acceso de la Cruz Roja

Internacional, y los detenidos eran enviados ilegalmente

a otros países donde seguramente serían torturados.


399

Según HRW existen documentos desclasificados, entre

ellos una autorización presidencial de las prisiones

secretas, suficientes para iniciar un proceso de

investigación criminal (12).

(1) – J.C. Powel: “The American Siberia”, a facsimile

reproduction of the 1891 Edition, The University Press of

Florida, Gainesville, 1976.

(2) – Marjorie Cohn: “Avoiding Impunity: The Need to

Broaden Torture Prosecution, JURIST – Forum, July 8,

2011.
400

(3) – Kevin Goszola: “Pelican Bay Prison Hunger Strike

Shines Light on True Character of US Prison System”,

FDL, July 11, 2011.

(4) – Li Onesto: The California Prison System. The

Pelican Bay Prison Hunger Strikers: We Are Human

Beings!, Global Research, July 12, 2011.

(5) – SERE: Acrónimo de “Survival, Evasion,

Resistance and Escape”, llamado así porque en sus

comienzos era un programa de entrenamiento para

soldados norteamericanos; luego se transformó para

utilizarlo en el interrogatorio de prisioneros.

(6) – Michael Otterman: “American Torture”, Pluto

Press, 2007, p.12.

(7) – Stephen Soldz: “Shrink and the SERE Technique at

Guantanamo”, Counterpunch, May 29, 2007.


401

(8) – Editorial: “Patterns of Abuse”, New York Times,

May 23, 2005.

(9) – Noam Chomsky: “Los memos de la tortura”,

Chomsky.info, May 24, 2009.

(10) Michael Otterman: Idem, p. 13.

(11) Editorial: “Torture: crimes with impunity”, The

Guardian, U.K., 12 July 2011.

(12) CBS News: “Group urges probe into alleged

Bush-era torture”, 12 July 2011.


402

TERRORISTAS DOMÉSTICOS

Estados Unidos es signatario del Acuerdo Internacional

sobre Derechos Civiles y Políticos, el cual establece, en

su Artículo 10, que en el sistema penitenciario de cada

país “el objetivo fundamental del tratamiento a los

prisioneros debe ser su reforma y rehabilitación social”.

Al menos cuatro prácticas comunes en el sistema

penitenciario de Estados Unidos: condenas a cadena

perpetua sin derecho a libertad condicional (“life without


403

parole”), sentencias obligatorias que privan a los jueces

de toda flexibilidad, imposición de condenas

consecutivas que al sumarse resultan excesivas, y el

aislamiento frecuente de los prisioneros durante largos

períodos de tiempo, conforman una política de castigo

muy alejada de aquella de reforma y rehabilitación a que

obliga el tratado.

Más del 80 % de los votantes –según encuestas realizadas

por el “Pew Center on the States”- están en favor de

reducir el tiempo de confinamiento para convictos no

violentos y crear en su lugar un sistema de probatorias y

libertad condicional más eficiente; pero, más fuertes que

la opinión pública son las políticas de control social

mediante el encarcelamiento masivo, y los intereses de

las corporaciones que lucran con la privatización de las


404

prisiones y servicios carcelarios y con la mano de obra

barata –muy por debajo del salario mínimo- de una

inmensa masa de reclusos. Mientras mayor es el número

de reclusos y más largas las condenas, mayores son las

ganancias para el llamado “Prison-Industrial Complex”.

El exagerado carácter punitivo de las sentencias, aún sin

entrar a considerar su carga de prejuicios étnicos y

raciales, viola las obligaciones internacionales de respeto

a los derechos humanos. En 2007, el “Center for Law and

Global Justice” (1) concluyó en un estudio que Estados

Unidos es el único país del mundo donde un niño puede

ser juzgado como adulto y condenado a cadena perpetua

sin derecho a libertad condicional. Esta sentencia la

cumplen (2012) en las cárceles norteamericanas 2,594

menores.
405

La filosofía del castigo afecta especialmente a los

prisioneros políticos, que no sólo son numerosos en

Estados Unidos sino que sufren condenas de mucha

mayor duración que en el resto del mundo y son

sometidos a un régimen carcelario más severo que

incluye con frecuencia el aislamiento total en “the hole”

(el hueco) o “Solitary Housing Unit (SHU)”, la

prohibición de visitas familiares, la manipulación

psicológica y la tortura física.

Especialmente diseñadas para los “terroristas

domésticos” –expresión creada para denigrar a los presos

políticos- fueron construidas, bajo la administración de

George W. Bush, dos prisiones experimentales que

reciben el nombre oficial de “Communication


406

Management Units (CMUs) en las cuales se mantiene un

control estricto y sumamente limitado de las

comunicaciones con el exterior. Uno de los engendros

jurídicos de la “Patriot Act” (Ley Patriota), que mutila las

libertades civiles estadounidenses, llamado “terrorist

enhancement” (agravante terrorista) permite que a

cualquier persona llevada a juicio por sus creencias o

actividades políticas, aunque no haya usado armas ni

cometido actos violentos, se la pueda clasificar de

terrorista y encerrar en estas unidades especiales. Human

Rights Watch estimó en diciembre de 2011 que de 1/3 a

1/2 de los prisioneros encerrados en las celdas de

aislamiento pierden la razón.

El Comité sobre la Tortura de la Organización de

Naciones Unidas concluyó en 2006 que Estados Unidos


407

debía revisar el régimen impuesto a los reclusos en sus

prisiones de máxima seguridad (“supermax prisons”). La

administración Busch, por el contrario, respondió

inaugurando secretamente el 11 de diciembre de ese

mismo año la primera CMU en el “Federal Correctional

Complex”, “Terre Haute”, de Indiana. La creación de

esta prisión experimental la dio a conocer el Washington

Post en su edición de 25 de febrero de 2007. Se supo que

albergaba 213 reclusos de los cuales 211 eran

musulmanes, principalmente árabe-americanos y afro-

americanos convertidos al Islam.

La segunda CMU fue inaugurada en 2008 en Marion,

Illinois, con una población igualmente de musulmanes.

Hasta el más elemental sentido común indica que la

inmensa mayoría de ellos no había cometido acto


408

terrorista alguno y su encaracelamiento era debido al

miedo inducido en la población con fines políticos, los

prejuicios y la histeria anti-islámica desatada después del

9-11. Como encarcelar siguiendo un perfil racial, étnico

o religioso es anti-constitucional, la “American Civil

liberties Union” (ACLU) expresó su preocupación al

respecto, lo que obligó al gobierno a modificar la

composición de la población penal de estas dos unidades

trasladando a ellas algunos presos políticos no árabes,

como Daniel McGowan, Jeff Luers, y Andrew Stepanian,

acusado de “ecoterrorismo”; elfos (2) o miembros del

“Environmental Liberation Front (ELF)” los dos

primeros y del “Stop Huntington (3) Animal Cruelty

(SHAC)” el último. A ellos nos vamos a referir en

próximos comentarios.
409

NOTAS

(1) Amanda T. Solter: “U.S. sentencing laws out of step

with the rest of the world”, Center for Law and Global

Justice, San Franisco School of Law, San Francisco

University, May 21, 2012.

(2) Elfos: enanos astutos y benéficos de la mitología

animista escandinava, que habitan en los bosques.

(3) Se refiere a “Huntington Life Sciences”, uno de los

mayores laboratorios privados de experimentos con

animales, donde más de 75,000 son sacrificados cada

año.
410
411

¡PRIMERO LA TIERRA!

Uno de los campos principales de acción del “Animal

Liberation Front” (ALF) es la lucha por desmantelar la

industria de las pieles de especies salvajes.

¡Recientemente, sin embargo, un llamado a la acción

directa contra esta industria fue publicado no en “North

American Animal Liberation Press Office” o en “¡Bite

Back Magazine”, como era de esperar, sino en el “Earth

First! Journal” perteneciente a otra organización que


412

actualmente libra una campaña contra los titanes de la

industria extractiva. La explicación la ofrece Liz Gurley

Flynn (1): “¡Porque nuestra lucha es una sola!”.

De acuerdo con Flynn, los caminos que conducen a la

liberación son muy variados, pero los que se oponen a la

violencia sexual patriarcal, o al terror racista de los

grupos de supremacía blanca, o al genocidio perpetuo

contra los pueblos indígenas, o los que destruyen los

campos de cultivos transgénicos, o abren las jaulas de

animales salvajes que serían sacrificados por su piel, o

los que participan en la lucha de clases, están todos

trabajando por la liberación. Los métodos de lucha contra

el imperialismo difieren de los que se utilizan para

defender los bosques, pero es urgente la solidaridad entre

todos. ¡En los últimos años –afirma Flynn- “Earth First!”

(EF!) [¡Primero la Tierra!] comenzó a enfocarse y a


413

involucrarse en la lucha contra la opresión política, lo

cual implica una radicalización de este movimiento.

Flynn tiene razón si nos referimos solamente a los grupos

radicales, pero el movimiento ambientalista en Estados

Unidos es sumamente variado, abarca un espectro

ideológico muy amplio, con métodos de lucha muy

diferentes y puede actuar a nivel local, estatal, nacional, e

incluso internacional.

Ideológicamente, el movimiento ambientalista en Estados

Unidos puede dividirse en dos grandes sectores, según

sea ecocéntrico o antropocéntrico su punto de vista.

El punto de vista ecocéntrico es el que sostienen los

preservacionistas. Su objetivo es preservar la

biodiversidad, los ecosistemas, la vida salvaje. Tiene sus

raíces en corrientes tradicionales esteticistas de

admiración por la armonía de la naturaleza y la belleza de


414

sus paisajes; o en sentimientos religiosos que obligan al

respeto de toda la Creación. Tiene un carácter más

espiritual y elitista. Aunque sus fines son muy loables, en

este sector se inscriben los que, por ejemplo, se

preocupan por la posible extinción de los lobos grises en

Wyoming pero cambian de canal en la televisión cuando

aparecen imágenes de niños hambrientos en cualquier

lugar del mundo. El punto de vista antropocéntrico sitúa

al hombre en el centro de la cosmovisión. La

conservación de la naturaleza debe servir para el

aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y se

enfoca en los problemas de la contaminación de las

aguas, de la tierra y de la atmósfera, la deforestación, la

desertificación, el calentamiento global, la urbanización,

etc. y, también, en los problemas que se derivan de

sistemas sociales injustos.


415

El ambientalismo radical utiliza campañas de acción

directa para la protección del ambiente. Estas campañas

pueden incluir protestas pacíficas, como marchas, “tree-

sitting”, propaganda, demandas judiciales, etc.; o tácticas

más controversiales como sabotajes (ecotajes),

destrucción de propiedades pertenecientes a

corporaciones, y bloqueos de carreteras.

¡Primero la Tierra! (EF!) es uno de los movimientos

ambientalistas radicales más conocidos. Surgió en el

Sudoeste de Estados Unidos en 1980 y desde entonces se

ha extendido por 19 países. Su lema es “No transigir en

la defensa de la Madre Tierra”.

El 23 de junio de 1985 EF! efectuó su primer “tree sit”

masivo. Un convoy de activistas llegó al “Willamette

National Forest”, en Oregón, para oponerse a la tala de

árboles que llevaría a cabo “Willamette Industries”, una


416

compañía maderera. Los activistas construyeron

plataformas en lo alto de los árboles y se instalaron en

ellas hasta que fueron desalojados por la policía mediante

grúas móviles con canastillas.

¡En 1990 los elementos más moderados se separaron del

movimiento, fundaron la revista “Wild Earth” y un nuevo

grupo ambientalista, “Wildlands Project”, mientras que

EF! concentró sus esfuerzos contra el poder de las

corporaciones, considerado la amenaza principal para la

sustentabilidad ambiental. Las acciones directas pasaron

a un primer plano y aumentó la frecuencia de los “tree-

sittings”, de los bloqueos de carreteras y caminos, del

“monkey-wrenching” (2) o ecotaje, y de otras formas

muy creativas de desobediencia civil.

Judi Bari fue la activista de EF! más perseguida por el

FBI. Judi organizaba muy eficazmente a los obreros y a


417

los ambientalistas en contra de las corporaciones de la

industria maderera. En 1990, acompañada del cantautor

Darryl Cherney, convocó al “Redwood Summer”

(Verano de los Secuoyas), gran concentración de jóvenes

con el objetivo de llamar la atención nacional en defensa

de los bosques de esta especie en California. Su carisma,

su experiencia de trabajo con los sindicatos, su gran

capacidad de convocatoria y, sobre todo, su llamado a los

obreros a tomar en sus manos la propiedad corporativa, la

convirtieron en un enemigo muy peligroso para el

“establishment”. En mayo de ese año, mientras

organizaba el programa para el verano, en Oakland, una

bomba estalló debajo de su automóvil. Ella y Darryl

resultaron gravemente heridos.

Surrealistamente, sólo tres horas después del ingreso de

la pareja en un hospital, el FBI se apresuró a clasificar a

ambos como terroristas y procedió a su arresto. Dos


418

meses más tarde, la fiscalía desestimó los cargos por falta

total de evidencias y sucedió entonces algo

extraordinariamente raro en el sistema de justicia

norteamericano. Judi y Darryl acusaron al FBI del

atentado y, después de un largo litigio, obtuvieron en

2002 un fallo a su favor. El FBI tuvo que pagarles 4.4

millones de dólares de compensación. Lamentablemente,

Judi Bari había muerto de cáncer en 1997

El 21 de marzo de 2011, un juez federal de California

ordenó al FBI preservar la evidencia relacionada con el

caso de la voladura del carro de Judi Bari, debido al

intento del FBI de borrar de su historia pruebas

indeseables (3).

En 1998, en Minnesota, EF! se unió con indios dakotas

que se oponían a la construcción de una carretera a través

de territorio que consideraban sagrado. Dakotas y


419

ambientalistas radicales se opusieron al nuevo intento de

borrar la historia y la cultura aborigen y fundaron el

“Estado Libre de Minnehaha”, que duró cuatro meses.

Para destruir a Minnehaha se puso en marcha el mayor

operativo, policial en la historia del estado (Operación

“Bolt Snap”), con la participación de más de 800

efectivos. Numerosos indios y activistas de EF! fueron

encarcelados.

Los actos de desobediencia civil de EF! y de otros

movimientos ambientalistas son calificados por el FBI

como ecoterrorismo y producen continuamente

numerosos arrestos y encarcelamientos, generalmente de

corta duración. Hay activistas, sin embargo, que han sido

condenados, mediante procesos judiciales espúreos, a

largos años de prisión, a pesar de que ninguna persona ha

sido dañada en su integridad física.


420

Uno de los casos más notorios es el de la ambientalista,

dirigente sindical, escritora y poeta, Marie Mason, de

Cincinnati, arrestada el 10 de marzo de 2008, junto con

tres compañeros, por cargos relacionados con daños a la

propiedad e incendios reivindicados por el “Earth

Liberation Front” (Frente de Liberación de la Tierra) (4).

Marie fue acusada de participar en dos ataques: uno

contra instalaciones de la Universidad Estatal de

Michigan donde se realizaban investigaciones en

organismos genéticamente modificados (GMO) para

Monsanto, gigante agroindustrial con sórdida historia de

lucro con productos químicos letales como el agente

naranja, que dejó en Vietnam cientos de miles de

víctimas y afectó también a soldados norteamericanos, y

otro que causó daños a equipos comerciales utilizados

para la tala de árboles.


421

El 5 de febrero de 2009 Marie fue sentenciada a 22 años

de prisión, la más larga condena entre los presos políticos

ambientalistas. Una apelación para reducir su exagerada

sentencia fue denegada en 2010.

En realidad, ésta y otras exorbitantes sentencias

impuestas a individuos que realizan acciones contra

propiedades de grandes empresas dañinas para el

ambiente, forman parte de la campaña de persecución

política llamada “Green Scare” (Intimidación Verde).

En carta de abril 10 de 2012 al “Earth First Journal”,

Marie Mason escribió desde su celda: “Mi corazón

permanece indomable y libre; y se llena de amor y de

fuerza cuando me siento en conexión con todos ustedes

que continúan la lucha por la Tierra”.

NOTAS
422

(1) Liz Gurley Flynn: “Uniting our struggles: where

animal liberation and anti-oppression meet”, Earth First!

Newswire, Dec. 13, 2013.

(2) “Monkeywrenching”: proviene de la expresión en

inglés “throw a monkey wrench into” (introducir una

llave inglesa en) con el significado de obstruir el orden,

el funcionamiento o la realización de algo.

(3) Democracy Now: “Earth First!, democracynow.org,

3/22/2011.

(4) “Earth Liberation Front” (Frente de Liberación de la

Tierra): formado en 1992 por los miembros más radicales

de EF!, quienes ansiaban realizar acciones de mayor

envergadura.
423
424

POR AMOR A LA VIDA

Esporádicamente aparecen quejas en los medios acerca

de la contaminación de las bahías por la descarga de

aguas residuales y de albañal, pero rara vez se dice que la

descarga de estas aguas se produce siempre en las zonas

costeras de los barrios más humildes, de modo que son

los pobres y las minorías los que sufren las peores

consecuencias. La infancia de Daniel McGowan, preso

político estadounidense, transcurrió en la playa de

“Rockaway” de Queen, cerrada casi siempre por causa de


425

la contaminación. Este hecho lo marcó profundamente y

contribuyó a convertirlo en un defensor del

medioambiente y la naturaleza.

Daniel dedicó toda su vida a causas muy nobles:

conservación de los bosques, defensa de los animales

contra el maltrato, apoyo a los reclamos de los pueblos

indígenas, protestas contra la guerra y el reclutamiento

militar, etc. y trabajó proporcionando ayuda legal gratuita

a las mujeres víctimas de abuso doméstico. En 1998 se

fue a vivir a Eugene, en Oregón, donde se unió a otros

activistas defensores de la naturaleza y participó con

ellos en acciones de propaganda que dañaron propiedades

de la empresa “Jefferson Poplar Farms” pero en las que

ninguna persona resultó herida.


426

Esta empresa realizaba investigaciones de ingeniería

genética con el fin de producir híbridos con los cuales

las compañías madereras reemplazarían los árboles del

nordeste del estado con otros creados en el laboratorio y

de mayor valor comercial. Los híbridos –declaró Daniel-

“son pesadillas ecológicas que amenazan la

biodiversidad nativa en el ecosistema”. “Nuestros

bosques están siendo liquidados y reemplazados por

monocultivos de árboles fabricados para que las

corporaciones puedan ganar más dinero.”

El 7 de diciembre de 2005 Daniel fue arrestado con seis

de sus compañeros y en mayo de 2007 se le aplicó el

“terrorist enhancement” (agravante terrorista) que

permite aumentar las sentencias. La fiscalía lo amenazó

con una condena de 30 años si no se declaraba culpable


427

y testificaba contra el resto de los “elfos” (1) o miembros

del “Environmental Liberation Front (ELF), arrestados

junto con él. Eventualmente (noviembre de 2006), se

avino a un “non-cooperation plea” mediante el cual se

declaró culpable pero sin cooperar con el fiscal en contra

de sus compañeros.

Organizaciones defensoras de los derechos civiles como

la asociación de abogados “National Lawyers Guild”

protestaron airadamente por la etiqueta de terrorista

impuesta arbitrariamente a McGowan. El 4 de junio de

2007 recibió una sentencia de siete años de prisión más

otros tres de libertad supervisada y fue recluido en la

“Federal Correctional Institution”, prisión de mínima

seguridad situada en Sandstone, Minnesota.


428

En Sandstone, McGowan escribió artículos para

publicaciones especializadas en la defensa del

medioambiente, lo cual no fue del agrado de las

autoridades del Buró de Prisiones aunque,

paradójicamente, Daniel abogaba en sus escritos por la

no utilización de métodos violentos. Sin previo aviso y

sin justificación de ningún tipo, fue trasladado después de

ocho meses en Sandstone, a la tenebrosa

“Communication Management Unit (CMU)”, llamada

“Pequeño Guantánamo”, prisión de máxima seguridad y

de aislamiento extremo, inaugurada en marzo de 2008

como parte de la campaña supuestamente antiterrorista y

situada en Marion, Illinois. “Sospecho que mi traslado –

diría Daniel posteriormente- se debió a mi falta de

arrepentimiento en términos de mi identidad política”.


429

McGowan permaneció encerrado en el “Pequeño

Guantánamo” durante dos años. En octubre de 2010 fue

reintegrado a la población penal ordinaria. El régimen

penitenciario de la población penal común de Marion es

de máxima seguridad y los presos permanecen en sus

celdas 23 ó 24 horas al día pero las restricciones de

comunicación con el exterior no son tan severas como las

de la CMU.

En febrero de 2011, Daniel fue trasladado de nuevo a una

CMU pero no a la de Marion sino a la de Terre Haute. El

motivo fue que McGowan pidió a su abogado que le

enviase por correo copias de lo que aparecía sobre él en

la Internet: postal de una amiga que asistió a la Cumbre

del G-8 en Italia, carta de un abogado que le informaba

sobre la discusión de su caso en una conferencia


430

medioambientalista, fotocopia de materiales de una

revista, y el e-mail de un miembro de una organización

de justicia social que le expresaba “mucho respeto hacia

usted por su firmeza”. Estos materiales habían sido

interceptados por la censura de la “BOPs Counter-

Terrorism Unit” (Unidad de Contraterrorismo del Buró

de Prisiones) pero obtenidas y publicadas por el sitio web

de “leaks” (filtraciones) “Public Intelligence”. Acusado

absurdamente de “burlar el monitoreo utilizando el

correo legal”, McGowan fue castigado con otros 22

meses de infierno en la CMU de Terre Haute.

En diciembre de 2012, casi al término de su sentencia de

7 años, McGowan fue ubicado en una “halfway house”

(casa de tránsito) (2), pero el ensañamiento contra él no

había terminado aún. El 1 de abril de 2013, McGowen


431

escribió un comentario para “The Huffington Post” sobre

la causa de su encarcelamiento en las CMUs. Tres días

más tarde, fue llevado al “Metropolitan Detention

Center” en Brooklyn y colocado en confinamiento

solitario. Es decir, era castigado por ejercer su libertad de

expresión en protesta por un castigo anterior motivado

igualmente por ejercer su libertad de expresión.

Esta vez, sin embargo, las protestas de sus abogados y en

las redes sociales fueron tan fuertes que, asustado, el

Buró de Prisiones lo trasladó otra vez a la casa de

tránsito. El pretexto del nuevo castigo se había basado en

una antigua regulación que prohibía a los presos

comunicarse con la prensa pero los abogados de

McGowan demostraron que esta regulación había sido

suprimida por inconstitucional en 2007. El 6 de junio de


432

2013, McGowan fue liberado al fin de la custodia del

Buró de Prisiones y comenzó a cumplir tres años de

libertad supervisada.

“Si el sistema de prisiones esperaba quebrar la voluntad

de de McGowan enviándolo a las CMUs o

encarcelándolo por sus comentarios en los blogs, fallaron

–afirmó Matt Sledge en el Huffington Post (3)-

McGowan asegura que la experiencia sufrida sólo hará

que luche con más fuerza por el medioambiente y,

además, le ha proporcionado una nueva causa por la cual

luchar: la reforma penitenciaria”.

Asombra ver la extrema severidad que se ejerce contra

los activistas de las organizaciones medioambientales en

Estados Unidos. En realidad, los verdaderos criminales,


433

los verdaderos terroristas, son los ejecutivos de las

corporaciones que envenenan la tierra, las aguas y la

atmósfera, que destruyen la biodiversidad de los

ecosistemas, que en su prospección avariciosa de

combustibles fósiles no respetan ni los parques

nacionales, que provocan la extinción de especies

invaluables de la flora y de la fauna. Personas como

McGowan (4) dedican su vida a la protección del

medioambiente, a protestar de la crueldad contra los

animales, a lograr un mundo de paz y solidaridad entre

los seres humanos. Su delito es el amor a la naturaleza.

Están presos por amor a la vida.

NOTAS
434

(1) Elfos: enanos astutos y benéficós que habitan en los

bosques de acuerdo a la mitología animista escandinava.

(2) “Halfway house”: instalación cuyo objetivo es

facilitar la reintegración del preso a la sociedad en forma

gradual pero manteniendo un control estrecho de sus

actividades.

(3) Matt Sledge: “I ‘got snatched’: Daniel McGowan’s

bizarre trip through America’s prison system”,

Huffington Post, Sept. 12, 2013.

(4) La historia de Daniel McGowan y del grupo de los

elfos puede verse en el documental realizado en 2011

por Sam Cullman y Marshall Curry: “If a tree falls: a


435

story of the Earth Liberation Front”, PBS documentary

series.
436

UNA CUESTIÓN DE FONDO

Richard Boardman, cuáquero, objetante de conciencia, el

24 de abril de 1967 devolvió su tarjeta de reclutamiento


437

al comité militar acompañada de una carta en la que

explicaba sus motivos: “[…]cualquier contribución que

uno haga para apoyar o cooperar con el sistema de

violencia organizada que llamamos ‘militar’ estaría en

abierta contradicción con los valores humanos, relaciones

y estructuras sociales que el hombre tiene la esperanza de

desarrollar en el mundo.” “Las armas que uno tiene que

usar en defensa de la libertad, o con las cuales construir

un mundo mejor -concluía Richard- son las armas de la

verdad, del amor, de la caridad, de la comprensión, de la

comunidad.”

Rick Boardman fue acusado, convicto y sentenciado a

tres años de privación de libertad. Su ejemplo fue

seguido por miles de otros jóvenes estadounidenses (1).

A mediados de octubre de ese año, en la iglesia de


438

Arlington Street, donde se reunían los abolicionistas en el

siglo XIX, 60 jóvenes quemaron sus tarjetas y otros 200

las devolvieron a las oficinas de reclutamiento. En los

días subsiguientes, cada uno de ellos recibió la visita del

FBI. Las manifestaciones contra la guerra y la oposición

al reclutamiento se multiplicaron por todo el país y

fueron brutalmente reprimidas frente al Pentágono, en el

campus universitario de Berkeley, y en Oakland y otras

ciudades.

El juicio de Broadman en 1969, descrito por Charles

Goodell en su libro “Political Prisoners in America” (2),

un clásico en la materia, revela una cuestión de fondo que

se repite en todos los casos políticos que tienen lugar en

los tribunales de Estados Unidos.


439

El sistema de justicia norteamericano distingue entre

“intención” y “motivo”. Al jurado se le permite deliberar

sobre la intención del acusado de violar la ley pero no

sobre sus motivos. En el juicio de Broadman, por

ejemplo, el jurado sólo podía deliberar acerca de si el

acusado había violado la ley de reclutamiento de manera

conciente y voluntaria, pero no podía tener en cuenta sus

motivos para hacerlo. Tampoco se permitió que

declarasen testigos en relación con sus razones para

rechazar el reclutamiento. Veamos un fragmento del

diálogo entre Broadman y el fiscal:

F: ¿Dice usted que puede decidir por usted mismo si una

ley es buena o mala, y que usted es libre para

desobedecerla?
440

B: Yo no dije eso.

F: ¿Y qué es lo que usted dijo?

B: Dije, señor, que hay leyes superiores, que deben ser

obedecidas en todos los tiempos, y mi intención es

cumplir con esas leyes superiores cuando y en la forma

que pueda.

F: Sí, señor, pero ¿no era su intención también

desobedecer la Ley de Servicio Militar Selectivo cuando

devolvió su tarjeta de reclutamiento?


441

B: Mi intención no fue desobedecer, sino obedecer.

Obedecer a las leyes de la vida, a las leyes del amor, del

modo que las entiendo, las leyes de la hermandad.

El juez, Francis Ford, prohibió al abogado defensor

solicitar en su argumentación “que los jurados decidan

en este caso de acuerdo con sus conciencias” e instruyó a

éstos que: “La única cuestión que deben ustedes decidir

es si Broadman conciente y voluntariamente violó la Ley

de Servicio Militar Selectivo de 1967. El motivo, no

importa cuan laudable y plausible pueda ser, nunca es

defensa si el acto cometido fue una violación intencional

de la ley.” “[…] Algunos miembros del jurado pueden

creer que la guerra de Vietnam es inmoral,

inconstitucional o ilegal […] Si ustedes permiten que sus

creencias personales con respecto a la legalidad o


442

inmoralidad de la guerra en Vietnam o cualquier opinión

política con respecto a la guerra afecte su decisión en

este caso, ustedes estarían violando su juramento como

jurado”.

Lo esencial de este juicio se repite en todos los procesos

judiciales en que hay motivaciones políticas o razones de

conciencia de cualquier tipo. En el caso que más nos

atañe a los cubanos, el de los cinco héroes que fueron

condenados por monitorear a las organizaciones

terroristas de Miami, no se tuvo en cuenta para nada la

historia de actos violentos realizados durante décadas

contra Cuba, ni la necesidad de impedir que continuaran

estos actos incluso dentro del territorio de Estados

Unidos. Se condenó a los cinco ignorando


443

completamente los motivos patrióticos y humanitarios de

su actuación.

De este modo, al ordenarle a los jurados atenerse

solamente a decidir si el acusado viola o no la ley

intencionadamente, y al prohibirles considerar los

motivos de su violación de la ley, el gobierno de Estados

Unidos intenta mantener el mito de que no existen

presos políticos ni de conciencia en Estados Unidos

cuando, en realidad, en todos estos juicios, lo

fundamental es la motivación política y lo

verdaderamente irrelevante es la transgresión de la ley.

No siempre fue así. Los padres fundadores de la nación

norteamericana concibieron el jurado como un balance

entre el exceso de poder del gobierno y la indefensión de


444

los oprimidos ante el rigor de las leyes. John Adams

escribió que era “derecho y deber del jurado”, cuando la

aplicación de la ley entra en conflicto con otros valores,

“encontrar un veredicto acorde con su mejor

entendimiento, juicio y conciencia, aunque esté en franca

oposición con la dirección de la corte”.

Sin embargo, en el siglo XIX el papel del jurado en

Estados Unidos fue cambiando rápidamente. La

institución perdió su poder histórico de ignorar las

instrucciones de los jueces en casos particulares en que es

necesario evitar aplicaciones injustas de las leyes. El

cambio definitivo tuvo lugar en 1895 cuando la Corte

Suprema concluyó que si a los jurados no se les permitía

crear leyes, tampoco se les debía permitir modificarlas.

Los jurados, en lo adelante, tendrían que limitarse


445

mecánicamente a deliberar sobre los hechos, no sobre la

ley, y a dilucidar si el acusado la ha violado o no

independientemente de sus motivos. Miles de personas,

técnicamente culpables pero moralmente inocentes, en su

mayoría presos políticos y de conciencia, serían

condenados a largos años de encarcelamiento.

Esta nueva etapa de la institución del jurado,

cualitativamente distinta, coincidía –y no por casualidad-

con el comienzo de la etapa imperialista y convertía a

Estados Unidos sí, en un país de leyes; pero no, en un

país de justicia.

NOTAS
446

(1) Durante la guerra de Vietnam, 171,000 jóvenes

norteamericanos (¡todo un ejército!) rechazaron el

reclutamiento basándose en objeciones de conciencia.

Actualmente, aunque no está en vigor el reclutamiento

obligatorio, unos 100 jóvenes se declaran anualmente

como objetantes de conciencia (COs) y su número va en

aumento, de acuerdo a una organización nacional que les

presta ayuda. (Bill Briggs: “Hell no, he won’t go? Soldier

claims conscientious objector status days before

deployment”, NBC News, Jul 17, 2013).

(2) Charles Goodell, “Political Prisoners in America”,

Random House, N.Y. (1973).


447

LYNNE STEWART, ABOGADA DEL PUEBLO


448

Lynne Stewart, liberada en enero de 2014 de la prisión de

Carswell, cerca ade Fort Worth, Texas, cuando,

padeciendo de un cáncer terminal, le quedaba poco

tiempo de vida, murió en su casa de Brooklyn en marzo

de 2017.

Durante más de tres décadas, Lynne consagró su vida a

defender como abogada a negros, indios, blancos pobres,

inmigrantes indocumentados y a todos los que, culpables

o no, nadie quería defender, es decir, a todos los

humildes y oprimidos.

El “delito” de Lynne fue defender con demasiada

profesionalidad y agudeza a su cliente, el clérigo egipcio

Omar Abdel Rahman (“the blind sheikh”), ciego y

enfermo, acusado en octubre de 1995 de “conspiración


449

para la sedición” y condenado a prisión perpetua en 1996

(1). Lynne había asumido la representación en la defensa

de Rahman a instancias de Ramsey Clark, Procurador

General bajo la administración de Lyndon Johnson,

debido a que otros abogados habían rehusado alegando

conflictos de intereses (2).

Durante el juicio, Lynne argumentó que Rahman había

sido incriminado a causa de sus enseñanzas políticas y

religiosas y no, como alegaba el fiscal, por conspirar en

acto violento de tipo alguno contra Estados Unidos.

Lynne lloró cuando el jurado anunció su decisión de

culpabilidad, pero comenzó a trabajar de inmediato en el

arduo proceso de apelaciones.


450

Con la histeria desatada después del once de septiembre

de 2001, la administración de George W. Bush extremó

las condiciones impuestas burocráticamente a los

contactos entre el abogado y su cliente, llamadas “Special

Administratives Measures (SAM)”, las cuales permiten al

gobierno monitorear los encuentros sin respetar los

privilegios constitucionales de la relación entre el

defensor y su defendido. Una de las peores consecuencias

de estas medidas es que, atemorizados, son pocos los

abogados que se atreven a asumir la defensa, en estas

condiciones, de los casos más sensibles o controvertidos.

Los contactos entre Lynne y Rahman fueron grabados

mediante cámaras escondidas y estas grabaciones

sirvieron como base para incriminarla en una supuesta

conspiración. Posteriormente, en una movida insólita, el


451

Procurador General John Ashcroft compareció en el

programa de televisión de David Letterman para acusar

públicamente a Lynne Stewart, ante millones de

televidentes, de “conspirar para proporcionar ayuda

material a terroristas” sin que nadie la pudiese defender,

lo cual es, cuando menos, una muy seria violación de la

ética legal. Lynne fue víctima así de un linchamiento

mediático que la condenaba de antemano. El 10 de

febrero de 2005 Lynne fue declarada culpable. El 17 de

octubre de 2006 fue sentenciada a 28 meses de prisión.

Antes de su encarcelamiento Lynne había sido operada

de un cáncer de mama, pero se había detectado una

recidiva y era necesaria una nueva operación. Esta tuvo

que ser pospuesta 18 meses, tiempo más que suficiente

para que las células malignas causasen estragos en su


452

organismo. En el hospital de la cárcel, Lynne fue

encadenada a la cama por muñecas, tobillos y cintura,

una práctica estándar en las cárceles norteamericanas,

brutal castigo medioeval, cruel e innecesario, que viola

los derechos humanos y dificulta el tratamiento médico.

Lynne apeló ante la Corte de Apelaciones del Segundo

Circuito en Manhattan la injusta condena de 28 meses. El

territorio de este circuito comprende los estados de New

York, Connecticut y Vermont. Es un circuito élite, la

corte más importante después de la Corte Suprema, que

tiene dentro de su jurisdicción a Wall Street y a

numerosas corporaciones de enorme poder económico.

Uno de los jueces (John Walker) es primo hermano del

expresidente George W. Bush. No obstante, la corte no

tuvo en cuenta este conflicto de intereses.


453

El 17 de noviembre de 2009, un panel de tres jueces de la

Corte de Apelaciones no sólo mantuvo la sentencia

anterior sino que aplicó a Lynne el engendro jurídico de

“terrorist enhancement” (agravante terrorista) y ordenó al

juez de distrito John Koeltl que aumentase la pena. El 15

de Julio de 2010 Lynne recibió la nueva bárbara

sentencia: 10 años de prisión más 2 años de probatoria,

dictada por el mismo juez que antes había considerado

justa la de 28 meses. Esta increible condena, que

cuadruplicaba la anterior, fue impuesta a una mujer que

durante más de treinta años había realizado su trabajo

legal ética, honorable y valientemente. El abogado

defensor de Lynne, Jill Shellow Levine no podía entender

el porqué de una sentencia tan dura.


454

Se trataba, por supuesto, del odio visceral de una

ultraderecha que deseaba dar un escarmiento a los

abogados que se atrevían a defender a militantes de

movimientos progresistas y, sobre todo, a dirigentes de

organizaciones opuestas a la guerra y a la restricción de

los derechos civiles en nombre de la seguridad nacional.

Lynne Stewart es arquetipo de prisionera de conciencia.

Condenar a diez años de prisión a una mujer enferma de

cáncer y con edad cercana entonces a los 70 años,

equivalía a una condena a prisión perpetua, a una

ejecución extrajudicial. Ralph, el esposo de Lynne, es

también un abogado defensor de causas nobles. “Lynne –

afirma- dedicó su vida a los oprimidos. Está presa por

ofrecer a sus clientes una defensa sin miedo”.


455

La cárcel agravó la enfermedad de Lynne. El cáncer

produjo metástasis y entró en fase terminal. Le negaron

el tratamiento adecuado. Le negaron también, durante

mucho tiempo, la liberación por razones humanitarias a

pesar de las peticiones firmadas por decenas de miles de

personas y de la intercesión de muchas personalidades

importantes, políticas y religiosas, nacionales y

extranjeras. La ultraderecha no sólo privaba al

movimiento progresista de Estados Unidos de uno de sus

más valientes y consagrados defensores, sino que lo hacía

de la forma más cruel y despiadada.

Lynne Stewart, después de agradecer la solidaridad con

su causa y el apoyo de su familia, declaró: “Soy

afortunada porque tuve una vida dichosa. […] Disfruté de

buenos amigos, me gustó cocinar, me fascinaban la


456

poesía y el teatro, pero toda esta fortuna sólo representó

una cosa para mí, que tenía que luchar para lograr que

todos pudiesen tener una vida como la mía. Esta

convicción es la que siempre me ha sostenido.

Abdel Rahman murió en prisión en febrero de 2017.

( 2) George Packer: “Left Behind”, The New York

Times, Sept. 22, 2002.


457

EL PRESIDIO POLÍTICO EN LOS ESTADOS

UNIDOS

El encarcelamiento por razones políticas ha sido la norma

no la excepción a través de la historia de Estados Unidos.

Sin ir demasiado lejos en el tiempo para no aburrir

demasiado al lector, recordaré que a partir de 1955,

cuando el movimiento afro-norteamericano por los

derechos civiles con el “Montgomery Bus Boycott” se

convirtió en movimiento de masas, Rosa Parks fue


458

encarcelada por violar las leyes segregacionistas de

Alabama y, a partir de esa fecha, comenzó una nueva

etapa en la larga lucha de los negros norteamericanos por

ocupar el lugar que les corresponde en la sociedad.

Hacia 1960, cientos de estudiantes negros fueron

arrestados por su participación en “sit-ins” y en otras

protestas masivas. El Dr. King y otros líderes del

movimiento por los Derechos Civiles fueron golpeados y

arrestados con frecuencia, numerosas iglesias en los

barrios negros quemadas, miles de activistas despedidos

de sus trabajos sin compensación alguna y muchos

asesinados.

La violenta represión condujo al surgimiento de la auto-

defensa armada y, posteriormente, de organizaciones


459

revolucionarias. En la segunda mitad de la década del 70

la ola represiva adquirió mayor violencia y fueron

asesinados Malcolm X, el Dr. Martin Luther King Jr.,

Fred Hampton, Mark Clark y muchos otros. Cientos de

militantes y colaboradores del “Black Panther Party” y de

“Republic of New Africa” fueron condenados a prisión.

En esa década del 70 estallaron rebeliones en numerosas

prisiones de todo el país, la más notable fue la de

septiembre de 1975 en Attica. George L. Jackson,

asesinado por los guardias varias semanas antes de los

sucesos se convirtió en bandera de los prisioneros afro-

norteamericanos.

Actualmente, hay más afro-norteamericanos en prisión

que nunca antes. Su tasa de encarcelamiento la crecido


460

exponencialmente desde la Rebelión de Attica. De

acuerdo con el Departamento de Justicia (2009)

“Aproximadamente el 12-13 % de la población es afro-

americana, pero conforma el 40.1 % delos 2.1 millones

de reclusos en cárceles y prisiones.” Se ha señalado que

la tasa actual de encarcelamiento de afro-

norteamericanos es tres veces mayor que la que tuvo

Sudáfrica en el apogeo del Apartheid.

Pero no son los afro-norteamericanos los únicos que han

sido reprimidos y encarcelados sólo por ser diferentes o

para mantenerlos sometidos al sistema. El presidio

político de Estados Unidos se nutre también de indios,

chicanos y otras minorías que luchan igualmente por sus

derechos civiles; objetores de conciencia que se han

negado a participar como soldados en las guerras


461

imperiales; inmigrantes indocumentados cuyo único

delito ha sido cruzar hacia la tierra que le fue robada a

sus antepasados en busca de trabajo digno para sostener a

sus familias; obreros sindicalistas; militantes de

izquierda; puertorriqueños que sueñan con la

independencia de su patria; miembros del movimiento

“Occupay” que luchan contra la corrupción, el desempleo

y las crecientes desigualdades sociales y económicas;

etc.; a los que hay que añadir los secuestrados y

torturados en violación flagrante de acuerdos

internacionales y de las propias leyes de Estados Unidos,

en Abu Ghraib, Guantánamo, Bagram, y en toda una red

de cárceles secretas dispersas por el mundo.

Al sistema penal de Estados Unidos se le ha llamado

“Prison-Industrial Complex” (PIC) debido a la creciente


462

privatización de las instituciones y servicios

penitenciarios y a las ganancias billonarias de las

corporaciones involucradas en el pingüe negocio de

privar de libertad a las personas. Un ejemplo es la

“Arizona’s Kitchell Construction” que ha recibido

contratos para la edificación de más de 70 instalaciones

carcelarias. Los dueños de las cárceles privadas lucran a

costa de los presos que se les asigna. Mientras mayor es

el número de presos mayores son las ganancias.

En Estados Unidos el encarcelamiento se ha convertido

en un sistema clasista de control social. Una ideología

racista del castigo suplantó a la antigua política de

rehabilitación. Una gran parte de los presos no lo están

por haber cometido crímenes sino por no cumplir con

leyes promulgadas para perpetuar el control sobre los


463

sectores de la población que ocupan los peldaños

inferiores en la escala social. Esta criminalización de los

pobres y de las minorías convierte en prisioneros

políticos a cientos de miles de los que componen la

población penal de Estados Unidos, la mayor del mundo.


464

MANUAL FM 3-39-40, ESPADA DE DAMOCLES


465

No hay duda de que la insatisfacción y la pérdida de

confianza en el sistema han crecido extraordinariamente

en el pueblo norteamericano durante la última década.

¿Causas? –La crisis económica, las guerras interminables

y la corrupción creciente en todos los niveles del

gobierno.

La reciente caída en bancarrota de la ciudad de Detroit,

símbolo del poder de la industria estadounidense, es

altamente significativa. En sus tiempos de gloria, la

gigantesca industria automovilística, que empleaba a

millones de obreros, se presentaba como prueba

irrefutable de la eficacia productiva del sistema

capitalista norteamericano. Ahora Detroit está en crisis y

el capitalismo también.
466

De tres millones de habitantes en la década del 60,

Detroit tiene actualmente sólo 700,000; como testigo del

colapso demográfico, decenas de miles de casas han sido

abandonadas; casi la mitad de la ciudad carece ya de

servicios de iluminación pública, ambulancias,

bomberos, etc.; más del 60 % de los niños viven en la

pobreza; y en los suburbios es indetenible la delincuencia

y el crimen. Con la priorización del pago de la deuda

municipal de 18.5 billones de dólares a banqueros y

especuladores financieros de Wall Street, sacrificando los

programas de salud, educación y asistencia social, no es

difícil imaginar los sufrimientos que aguardan a los

habitantes de la ciudad, especialmente en sus barrios

negros.
467

Desde el desastre financiero de 2008, mientras

abandonaba a su suerte a los obreros de Detroit, el

gobierno federal inyectaba alrededor de 3 trillones de

dólares (“bailout”) para salvar a Wall Street, es decir, a

los mismos banqueros que fueron causantes del

hundimiento económico. Esta política de priorizar a toda

costa la ganancia del 1 % más rico de la población, sólo

puede conducir a no muy largo plazo –nadie lo dude- a

fuertes y airadas reacciones de los trabajadores, a la

desobediencia civil y, eventualmente, a estallidos

sociales –un “Occupy Wall Street” multiplicado- de

inimaginables consecuencias.

Porque la bancarrota de Detroit no es un caso aislado;

muchas municipalidades a todo lo largo y ancho del país

presentan enormes déficits presupuestarios y deudas

acumuladas que se incrementan año tras año. Decenas de

millones de estadounidenses ya no sueñan el sueño


468

americano, sino que despiertan, cada vez en mayor

número, a la realidad de la pérdida de sus empleos, de sus

casas y de vivir con el temor de ver marchar a sus hijos a

guerras sin sentido, incosteables, contra países que nunca

han atacado a Estados Unidos.

El movimiento “Occupy”, que galvanizó las aspiraciones

de justicia social y económica de millones de personas,

tomó por sorpresa a todos los analistas políticos. Ninguno

fue capaz de predecir su masividad y la conciencia de su

fuerza (“Somos el 99 %” proclamaba una de sus

consignas). “Occupy” fue la medida del descontento

popular e hizo ver a los escépticos que la posibilidad de

una revolución en Estados Unidos está muy lejos de ser

una falacia de radicales de izquierda.


469

Como era de esperar, todo el aparato jurídico y militar

del Estado se ha ido transformando y preparando para

enfrentar cualquier contingencia. Mientras la Ley Patriota

restringe las libertades civiles de los ciudadanos, un

enorme aparato de vigilancia realiza ilegalmente labores

de espionaje dentro y fuera del territorio nacional, a los

soldados de la Guardia Nacional los entrenan en

apaciguar disturbios y actuar en situaciones de

emergencia, las fuerzas policíacas se equipan con toda la

parafernalia antimotines, el “Department of Homeland

Security” (DHS) [Departamento de Seguridad Nacional]

adquiere 2,717 vehículos blindados (MRAPs) (1) y

decenas de miles de sus empleados reciben

entrenamiento militar (2).


470

Estos MRAPs, diseñados especialmente contra minas y

emboscadas, cuesta cada uno un millón de dólares. En

agosto y septiembre de 2013, según datos de la “Defense

Logistic Agency” (Agencia de Logística del

Departamento de Defensa), 75 de estos vehículos fueron

adjudicados a fuerzas de policía locales. Una pregunta

inquietante queda flotando en el ambiente: ¿para qué

necesitan el DHS y la policía vehículos blindados

antiminas? La presencia en las calles de estos monstruos

artillados de 19 toneladas irá convirtiendo las ciudades en

zonas de guerra donde el enemigo será el pueblo

estadounidense.

En siniestra armonía con este contexto, en mayo de 2012

(3) se supo de la existencia del “Army Field Manual 3-

39-40: Internment and Resettlement Operations” (Manual


471

de Campo del Ejército 3-39-40: Operaciones de

Internamiento y Reubicación). El documento, de 326

páginas, describe las medidas que tomarían los militares

para internar y reubicar a grandes masas de población, no

sólo en países extranjeros sino también en territorio

estadounidense. El Ejército manejaría estos campos de

internamiento en estrecha colaboración con el DHS, con

la “Federal Management Agency” (FEMA) [Agencia

Federal para el Manejo de Emergencias], y con

“Inmigration and Customs Enforcement” (ICE).

El documento del Pentágono fue elaborado durante la

administración de George W. Bush. El 8 de diciembre de

2008 se autorizó su distribución exclusivamente entre

funcionarios del Departamento de Defensa (DOD). Con

este fin fue impreso y en febrero de 2010 se distribuyó


472

con una nota ordenando su destrucción por cualquier

medio capaz de impedir la divulgación de su contenido o

su reconstrucción (4). En mayo de 2012, el documento se

filtró al sitio web “PublicIntelligence.net” y de allí a

numerosos sitios de Internet (5).

En la clasificación de los internados que orienta el

manual se incluye la categoría de “civilian internees”

(prisioneros civiles) que serían detenidos “por razones de

seguridad, por protección, o porque han realizado

acciones contra el poder constituido”.

Los internos serían “reeducados”. El manual explica

cómo serían “adoctrinados”, en particular los adversarios

políticos. Este proceso de reeducación sería

responsabilidad de “Psychological Operations Officers”


473

(“PSYOP officers”) [Oficiales de Operaciones

Psicológicas] cuya función es diseñar programas “con el

objetivo de pacificar y adaptar a los detenidos para que

acaten a las autoridades de la instalación y acepten sus

regulaciones”. Ya conocemos los métodos de

“adaptación” utilizados en Abu Ghraib, Guantánamo y

otros lugares.

De acuerdo a las instrucciones del manual, el oficial

PSYOP tiene, entre otras funciones, las de identificar a

los descontentos, a los agitadores entrenados y a los

líderes que pudieran organizar resistencias o provocar

disturbios, y realizar programas de adoctrinamiento. En

la página 284 se describe como “los malcontentos,

alborotadores, agitadores y activistas políticos con

capacidad para intentar organizar resistencias o crear


474

disturbios dentro de la instalación” serían confinados “en

recintos aislados para impedirles el acceso al resto de los

internos”. El documento establece también en su página

277 que el campo de reeducación sería también un campo

de trabajos forzados para aprovechar al máximo la fuerza

de trabajo tanto calificada como no calificada. En los

capítulos 9 y 10 se explican las condiciones necesarias

para que los internos puedan ser reubicados o quedar en

libertad condicional cuando dejen de ser una amenaza.

En el manual está clara la intención de crear campos de

internamiento para la reeducación de activistas políticos,

entre otros prisioneros. Que se trata de ciudadanos

norteamericanos no existe duda ya que, de acuerdo al

manual, los prisioneros serían identificados mediante “su

número del Seguro Social”. El pronóstico represivo se


475

ensombrece aún más con la ley aprobada en 2012 por el

presidente Barack Obama (“National Defense

Authorization Act”) que permite la detención por tiempo

indefinido sin el debido proceso judicial, de ciudadanos

norteamericanos.

Debemos precisar que no se trata aquí de uno de los

tantos planes de contingencia que acostumbran preparar

los oficiales de estados mayores para hacer frente a todo

tipo de situaciones hipotéticas, sino de un manual de

operaciones práctico, concreto, aprobado y listo para su

inmediata utilización una vez que el presidente deje sin

efecto el “Posse Comitatus”, la ley que prohíbe a los

militares estadounidenses intervenir en los asuntos

domésticos.
476

Se acusa a los medios alternativos, cuando tocan este

asunto, de inventar conspiraciones sin fundamento. Sin

embargo, el Manual 3-39-40 existe, nadie ha negado su

autenticidad, describe el internamiento en campos de

concentración de personas por sus creencias políticas, y

permanecen ahí como una espada de Damocles sobre la

cabeza de todo aquel cuyas ideas constituyen un desafío

para el sistema.

(1) “Mine Resistant Armored Protected Vehicules”

(MRAPs) [Vehículos Blindados Resistentes a las Minas].

Provienen de los escenarios de guerra y en West Point,

Mississippi, son reparados y mejorados con tecnologías

más avanzadas.
477

(2) Nikolai Malishevski: “Everyday Life of

Superpower or What US Needs Syria for?”, Strategic

Culture Foundation, Oct. 7, 2013.

(3) J. M. Berger: “Did You Hear the One about U.S.

Internment Camps?”, Foreign Policy, May 17, 2012.

(4) “DESTRUCTION NOTICE: Destroy by any

method that will prevent disclosure of contents or

reconstruction of document”.

(5) Puede examinarse íntegramente en:

http://info.publicintelligence.net/USArmy-

InternmentResettlement.pdf
478
479

OSCAR LÓPEZ RIVERA: “LA LUCHA ES VIDA

TODA”

“Doy gracias a la vida” –expresó el prisionero político

Oscar López Rivera al cumplir 70 años de edad- “le doy

gracias por haberme enseñado que ella es lucha toda, que

si pretendo vivir tengo que luchar y luchar si pretendo

vivir”.

En los medios de Estados Unidos se afirma con

frecuencia que la guerra más larga de Estados Unidos es


480

la de Afganistán. ¡Falso! Las guerras de mayor duración

de Estados Unidos han sido –en el interior de su

territorio- las que ha librado contra los americanos

nativos y afrodescendientes y –en el exterior- contra el

pueblo puertorriqueño.

Ningún otro país ha luchado durante tanto tiempo y tan

heroicamente por su idependencia como el pueblo

boricua. Los puertorriqueños han luchado por ella

durante más de 500 años, desde los albores del imperio

español, y continuaron luchando cuando el naciente

imperio estadounidense invadió la isla en 1898. En los

115 años transcurridos, el pueblo de Puerto Rico ha sido

masacrado en varias oportunidades (Ponce, Jayuya, etc.)

y muchos de sus hijos asesinados; cerca de 2,000 presos

políticos han sido encarcelados en Estados Unidos a


481

miles de millas de distancia del lugar donde nacieron y la

suma de las sentencias recibidas alcanza la cifra de más

de 11,000 años (1).

La ubicación de los presos políticos puertorriqueños en

prisiones del territorio de Estados Unidos situadas a

distancias prácticamente inaccesibles para sus familiares,

no es sólo una cruel sanción adicional que persigue

premeditadamente desmoralizarlos, sino que tiene como

fin, además, dificultar en el mayor grado posible los

contactos con movimientos de solidaridad y poner

obstáculos al trabajo de los abogados y a la preparación

de la defensa.

Para vergüenza de Estados Unidos, el más antiguo preso

político latinoamericano, Oscar López Rivera, sufrió una


482

bárbara condena desde el 29 de mayo de 1981 hasta su

liberación en mayo de 2017 por el presidente Obama, 36

años en prisiones de alta seguridad. Lo más sórdido del

FBI pretendía mantenerlo encarcelado hasta extinguir su

sentencia en 2023. “Ejemplo supremo de la continuidad

del movimiento emancipador tricontinental” le llamó el

intelectual y dirigente político cubano Ricardo Alarcón,

resaltando así los valores universales de la lucha de este

patriota puertorriqueño (2).

Oscar nació en San Sebastián, al noroeste de la isla, en

1943, y a la edad de catorce años se trasladó a vivir con

su familia en Chicago, Illinois. En 1967 fue llamado a

filas por el Ejército y sirvió un año en Vietnam. Esta

experiencia, las luchas por los derechos civiles y la

resistencia a la brutalidad policíaca contra los boricuas,


483

contribuyeron a formar su conciencia anticolonialista y

revolucionaria. Durante los años 70 fue cofundador del

Centro Cultural Puertorriqueño Juan Antonio Corretjer y

de una escuela alternativa que lleva el nombre de Dr.

Pedro Albizu Campos, y formó parte del Comité para

liberar a los cinco nacionalitas puertorriqueños: Oscar

Collazo, Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin

Flores y Andrés Figueroa Cordero.

Oscar Collazo estaba preso desde 1950. El 30 de octubre

de ese año, con el fin de sofocar la insurrección

anticolonial de Jayuya, la Fuerza Aérea de Estados

Unidos bombardeó los poblados tomadas por los rebeldes

asesinando a numerosas personas. La represión fue

violenta y más de cinco mil activistas y colaboradores

fueron encarcelados, incluyendo mujeres y niños. En


484

respuesta y para llamar la atención del mundo sobre el

genocidio que se perpetraba contra el pueblo de Puerto

Rico, Oscar Collazo y Griselio Torresola, dos días

después, realizaron un atentado contra Harry Truman.

Uno de los guardaespaldas del presidente resultó muerto

y otros dos heridos. Torresola murió también. Collazo,

herido, fue capturado y posteriormente condenado a

muerte. Una campaña internacional logró que se

conmutase la sentencia por cadena perpetua. Los otros

cuatro nacionalistas permanecían en prisión desde marzo

de 1954 cuando, por el papel que desempeñaba el

Congreso de Estados Unidos en mantener el estatus

colonial, penetraron en la Cámara de Representantes,

desplegaron una bandera de Puerto Rico y abrieron fuego

hiriendo a cinco legisladores. La acción se hacía coincidir

con la Conferencia Inter-Americana que tenía lugar en


485

Caracas, Venezuela. Los cuatro fueron arrestados y

sentenciados a cadena perpetua. (3)

En 1981 Oscar fue detenido como miembro de las

Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN),

acusado de “conspirar para la sedición”, comodín que

acostumbran utilizar los tribunales estadounidenses

contra los acusados por razones políticas, y condenado a

55 años de prisión sin que hubiese resultado convicto de

acto de violencia alguno. Sucede en estos casos de juicios

políticos en los tribunales de Estados Unidos, que se

condena al acusado no por lo que ha hecho sino por lo

que es y lo que representa; y la severidad de la sentencia

es totalmente desproporcionada en relación con los

“delitos” cometidos.
486

Durante el juicio, Oscar reafirmó, al igual que todos sus

compañeros, su condición de prisionero de guerra (POW)

anticolonialista, que luchaba contra la ocupación ilegal

de su patria por un país extranjero, garantizada por los

Acuerdos de Ginebra de 1949 y por los Protocolos de

1977. Tenían derecho, por consiguiente, a ser juzgados

por una corte internacional y no por las de Estados

Unidos ni por las coloniales en territorio puertorriqueño.

Durante los doce años que median entre 1986 y 1998,

Oscar sufrió la tortura del confinamiento en solitario en

la penitenciaría de Marion, Illinois, y en la de Florence,

Colorado, pero soportó con dignidad el aislamiento total

y mantuvo su firmeza ideológica y su voluntad de

continuar la lucha. . No satisfechos con la crueldad de los

castigos impuestos, en 1988 fue acusado absurdamente


487

de “conspiración para escapar” y añadieron otros 15 años

a su condena.

La estatura moral de Oscar López Rivera se puso de

manifiesto con su actitud ante la clemencia ofrecida por

el presidente Bill Clinton. En 1999 Clinton liberó a once

prisioneros políticos puertorriqueños; uno más (Juan

Segarra Palmer) tendría que cumplir otros cinco años; y

ofreció a Oscar una clemencia limitada que requería diez

años más en prisión. Oscar rechazó la oferta porque

excluía a dos de sus compañeros (Carlos Alberto Torres

y Haydée Beltrán) y porque aceptarla significaba

renunciar a sus creencias políticas.

Al fin, Oscar pudo reunirse con su hija Clarisa, con su

nieta Karina a quien escribió desde la prisión


488

hermosísimas cartas, y con todo su amado pueblo

puertorriqueño, para continuar la lucha por la

independencia -su razón de existir-, porque si la vida es

toda lucha, también se cumple –para los revolucionarios

como Oscar- que “la lucha es vida toda” (4).

NOTAS

(1) José F. Paralitici: “Sentencia impuesta: 100 años de

encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico”,

San Juan, Puerto Rico, Edic. Puerto Histórico, 2004.

Citado por Jan Susler en “More than 25 years: Puerto

Rican Political Prisoners”, The Cost of Colonialism,

1992.
489

(2) Cubadebate, “Confieren en Cuba Orden de la

Solidaridad a prisionero político Oscar López Rivera, 18

de sept. de 2013.

(3) Andrés Figueroa Cordero fue liberado por el

presidente Jimmy Carter en 1977; padecía de cáncer y

murió dieciocho meses después. En 1979, Carter liberó a

Collazo, Lebrón, Cancel Miranda y Flores.

(4) “La lucha es vida toda”, título del concierto en

tributo a Oscar López Rivera celebrado el 14 de

septiembre de 2013 en el Coliseo Roberto Clemente, San

Juan, Puerto Rico.


490
491

“CUBA Y PUERTO RICO SON…”

En marcado contraste con la represión permanente contra

los independentistas puertorriqueños, los asesinatos o

encarcelamientos de sus activistas y las desmesuradas

sanciones impuestas por los tribunales estadounidenses a


492

los prisioneros políticos, los terroristas de origen cubano

han gozado siempre de total impunidad para violar las

leyes federales y cometer todo tipo de fechorías tanto en

Estados Unidos como en Puerto Rico y otros países.

Dentro del llamado “exilio histórico”, compuesto

principalmente por las clases que en Cuba disfrutaron de

mayores privilegios, y políticos y funcionarios del

régimen batistiano, llegaron también a las playas de la

Florida en 1959 y primeros años de la década del 60,

numerosos criminales y esbirros al servicio de la

dictadura que huían de la justicia revolucionaria y cuya

extradición solicitó reiterada e inútilmente el gobierno

cubano. Estos últimos sirvieron de importante cantera

para la integración de grupos terroristas, entrenados y

armados por la CIA, dirigidos fundamentalmente contra


493

Cuba pero que actuaron también en todo tipo de acciones

encubiertas en Centro y Suramérica, Sudeste Asiático,

Africa y otros lugares del mundo. El independentismo

puertorriqueño fue uno de los principales objetivos.

Estos grupos terroristas pudieron contar en Puerto Rico

con una base social que les favorecía, pues la emigración

cubana a esa isla, por su composición clasista y su

orientación mayoritariamente anexionista, era enemiga

natural de todo lo que pudiese favorecer a la Revolución

Cubana, con la cual identificaba al movimiento

independentista. Los inmigrantes cubanos se afiliaron en

su mayoría a la derecha política puertorriqueña –forman

parte ya de esa derecha- y su núcleo duro

contrarrevolucionario mantuvo y mantiene estrechos

vínculos con su homólogo en Miami.


494

Una encuesta realizada en 1981-1982 a los cubanos en

San Juan por el sociólogo José A. Duany reveló que el

67.2 % prefería en el poder al Partido Nuevo Progresista

(PNP) [fundado por Luis Ferré, hijo de un emigrado

cubano], que aboga por la anexión a Estados Unidos; un

9.3 % al Partido Popular Democrático (PPD), que apoya

el Estado Libre Asociado; un 2.4 % se mostró indeciso y

un 21.1 % no favoreció a ningún partido. Como era de

esperar, los cubanos exiliados favorecen al partido más

decididamente hostil hacia Cuba.

En 1960 apenas había 538 cubanos en Puerto Rico. Su

número fue aumentando hasta llegar a un máximo de

30,410 en 1971, coincidiendo con una etapa de

prosperidad económica que se detuvo con la crisis


495

petrolera de 1975. A partir de esa fecha la cifra se

estabilizó durante un tiempo y luego fue disminuyendo:

19,973 en 2000; 17,860 en 2010. No obstante, los

cubanos en Puerto Rico siguen desempeñado un papel

muy importante en la política interna, no tanto por el

número de votos –nada despreciable- que aporta a los

partidos que se oponen a la independencia, sino por su

activismo, su influencia como grupo de presión y su

poder económico.

Aunque la afinidad cultural entre cubanos y

puertorriqueños –mayor probablemente que con

cualquier otro país de América Latina- favorece la

integración, este proceso no ha estado exento de

antagonismos. El más agudo es de orden político pues los

independentistas perciben –y con razón- a la derecha


496

exiliada cubana como defensora a ultranza de Estados

Unidos y enemiga de su causa. El segundo es de orden

económico y lo explica el historiador inglés Raymond

Carr (1):

“Incapaz de ganarle [a las grandes corporaciones

norteamericanas], la comunidad empresarial

puertorriqueña no tuvo otra alternativa que aliarse a ellas

y convertirse en sus sirvientes… El único campo abierto

para los capitales locales era la especulación en bienes

raíces y la construcción, de ahí el resentimiento contra la

comunidad cubana exiliada, que competía directamente

con los puertorriqueños en estos campos.”

Es decir, los norteamericanos se habían adueñado de la

riqueza principal y los empresarios puertorriqueños y


497

cubanos tuvieron que competir por las migajas que

quedaban en un país que, con el eufemístico nombre de

Estado Libre Asociado, no dejaba de ser una colonia.

En Washington, el “lobby” anexionista puertorriqueño y

el cubano contrarrevolucionario se han apoyado siempre

mutuamente. El comisionado residente entre 2005 y 2009

y después gobernador, Luis Fortuño, mantenía muy

estrechas relaciones y coordinaba sus acciones con los

congresistas cubanoamericanos, especialmente con el

senador Mel Martínez. El comisionado, Pedro Pierluisi,

organizó el 19 de octubre de 2013 una manifestación

frente al Capitolio en Washington para demandar que

Puerto Rico se convierta en el estado 51 de la Unión.

Para este objetivo Pierluisi recibe el apoyo mayor de la


498

congresista cubanoamericana Ileana Ross-Lehtinen que

intervino en el acto. (2)

Raúl Alzaga Manresa, uno de los fundadores de la

Brigada Antonio Maceo y compañero de lucha de Carlos

Muñiz Varela, ha escrito varios artículos sobre el tema

del terrorismo de derecha y la conexión cubano-

puertorriqueña (3). Desde principios de la década de

1960, Puerto Rico se convirtió en santuario y retaguardia

de las organizaciones contrarrevolucionarias en el exilio,

que recibieron el respaldo político y económico del

gobierno puertorriqueño y de las figuras más importantes

del mundo empresarial y que serían responsables de

innumerables actos terroristas.


499

La violencia adquirió un trágico relieve con la bomba que

estalló en Mayagüez el 11 de enero de 1975 mientras el

PSP conmemoraba el aniversario del prócer Eugenio

María de Hostos, con Juan Mari Bras como orador

principal, que provocó dos muertos y 12 heridos.

Documentos desclasificados del FBI vinculan con este

crimen al cubanoamericano René Fernández del Valle. El

25 de marzo de 1976, el cadáver del hijo de 23 años de

Juan Mari Bras, Santiago (Chagui), fue hallado víctima

de un tiro, en el interior de un carro en Río Piedras. Se

sospecha que los que perpetraron este acto terrorista son

los mismos o estaban conectados con quienes asesinaron

posteriormente a Carlos Muñiz Varela.

Uno de los crímenes más repudiables ejecutados por las

fuerzas represivas al servicio del coloniaje tuvo lugar en


500

julio de 1978 cuando un agente encubierto indujo a dos

jóvenes puertorriqueños a ingresar en una organización

clandestina ficticia creada por la policía, para conducirlos

después al Cerro Maravilla donde serían asesinados a

sangre fría.

El 24 de enero de 1979, el Senado de Puerto Rico aprobó

una resolución que incluía una exhortación al exilio

cubano “a mantener su unidad en la lucha por la

liberación de Cuba y evitar toda división y conflicto

dentro de su liderato y militancia”. “La mesa estaba

servida –relata Alzaga Manresa-, ya no sólo contaban con

el apoyo de la División de Inteligencia de la Policía de

Puerto Rico, con el de los elementos corruptos dentro de

la División de Homicidios –encabezada por el coronel

Alejo Maldonado Medina con la tolerancia y complicidad


501

del FBI, sino que ahora tenían, al igual que en años

anteriores, el aval del estamento político del país a través

del propio Senado de Puerto Rico”.

El 28 de abril de 1979, Carlos Muñiz Varela, joven de 25

años, fue asesinado en San Juan. Carlos participó en la

fundación de la revista Areíto, era dirigente de la Brigada

Antonio Maceo (4) y en su deseo de propiciar el

reencuentro de las familias cubanas estableció la Agencia

de Viajes Varadero. La organización terrorista Omega 7

asumió la responsabilidad por el atentado. A pesar de que

el crimen se cometió a la luz del día y en presencia de

testigos, ni las autoridades locales ni el FBI fueron

capaces de hallar a los culpables. Los documentos del

caso “se extraviaron” dentro del Departamento de

Justicia de Puerto Rico. Curiosamente, en lo que más que


502

justificación parece burla, en la sede del FBI en Miami

los documentos del terrorista No. 1, Luis Posada Carriles,

también “se perdieron”.

Años más tarde, Arocena confesó a un agente del FBI

que el atentado fue realizado por la CORU

(Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias

Unidas), lo cual señala directamente a Reynold

Rodríguez que era el jefe de la rama de la CORU en

Puerto Rico y a Julio Labatut Escarra, vinculado a

escuadrones de la muerte que operaron en las décadas de

1970 y 1980. A la CORU pertenecían también Luis

Posada Carriles y Orlando Bosch. Implicados, además,

en el asesinato de Muñiz Varela aparecen Pedro Remón

(que participó en el intento de asesinar a Fidel en


503

Panamá) y José Dionisio Suárez (señalado como uno de

los asesinos del ex canciller chileno Orlando Letelier).

El tabloide La Crónica, fundado en 1977 por Antonio de

la Cova, convicto por transportar explosivos ilegalmente

en la Florida, fue el portavoz más importante de la

ultraderecha cubana en Puerto Rico durante la década del

80. La Crónica apoyaba la violencia anticastrista y su

héroe era el líder de la organización terrorista Omega 7,

Eduardo Arocena. Un editorial de septiembre de 1983

orienta “golpear duramente, cada vez que se pueda, en

las madrigueras de los representantes directos del

imperialismo comunista, y las oficinas o dependencias de

sus lacayos más despreciables”. Justifica, además, su

apoyo a Omega 7, Abdala y la Brigada 2506 porque

“admiramos y respetamos a los que con la metralla


504

cercenan las cabezas de los comunistas dondequiera que

se encuentren”.

En 1984, La Crónica publicó varias fotos de la autopsia

de Muñiz Varela, obviamente con el fin de aterrorizar a

los que propiciaban un acercamiento en las relaciones

con Cuba. La viuda de Muñiz demandó al periódico, pero

el caso se resolvió a favor de los demandados al

establecerse que Muñiz y su esposa eran figuras públicas

“por lo que carecen del derecho a la privacidad” (La

Crónica, octubre de 1984). El cadáver de Carlos lo

convirtieron en trofeo y “la controversia terminó con una

fiesta de los simpatizantes de La Crónica en un

restaurante cubano de San Juan” (5).


505

Las organizaciones más reaccionarias del exilio cubano

en Miami han tenido su capítulo correspondiente en

Puerto Rico. La Fundación Nacional Cubano-Americana

(FNCA), fue fundada en 1981 con participación de

empresarios puertorriqueños y estableció una subsede en

la Isla del Encanto en 1985. La Fundación, que es la

organización contrarrevolucionaria con mayores recursos

económicos, pudo ejercer una notable influencia en las

administraciones republicanas y en la política hostil de

éstas hacia Cuba, mientras financiaba y apadrinaba a

grupos terroristas.

En octubre de 1997, guardacostas de Estados Unidos

capturaron una lancha rápida en aguas territoriales de

Puerto Rico pensando que se trataba de una operación de

narcotráfico. La embarcación se dirigía a la isla


506

Margarita, en Venezuela, y estaba tripulada por cuatro

cubano-americanos pertenecientes a la FNCA: Angel

Alfonso Alemán, Francisco Córdova, Angel M.

Hernández Rojo y Juan Bautista Márquez. Dentro de la

lancha los guardacostas encontraron dos fusiles

semiautomáticos calibre 50 con mira telescópica de rayos

infrarrojos y alcance de 1,500 metros, gran cantidad de

municiones, equipos de comunicación y uniformes

militares. Los tripulantes declararon su intención de

utilizar esas armas para realizar un atentado contra el

presidente Fidel Castro en la isla Margarita, donde

tendría lugar los días 8 y 9 de noviembre la VII Cumbre

Iberoamericana. Las investigaciones revelaron que la

lancha era propiedad de José Antonio “Toñín” Llama y

que uno de los fusiles pertenecía a Francisco “Pepe”

Hernández, Directores ambos de la Fundación.


507

De nuevo aquí, los terroristas gozaron de absoluta

impunidad. Como relata el profesor Salim Lamrani (6)

“los procedimientos legales fueron abandonados por

razones que permanecerán en los anales de la infamia.

Por ejemplo, el abogado defensor de Angel Alonso

Alemán era Ricardo Pesquera, primo de Héctor Pesquera,

el agente del FBI encargado de las investigaciones del

caso”. Los terroristas fueron absueltos y Héctor Pesquera

nombrado jefe del FBI en Miami donde, con el celo que

nunca mostró en Puerto Rico, procedió al arresto de los

cinco cubanos infiltrados en organizaciones terroristas de

Miami.

El 23 de septiembre de 2005, en el aniversario del Grito

de Lares, el FBI asesinó en su casa de Hormigueros,

Puerto Rico, a Filiberto Ojeda Ríos, líder del Ejército


508

Popular Boricua (Macheteros). Para matar a un solo

hombre, la operación incluyó a 300 agentes del FBI, unos

24 francotiradores, 2 helicópteros y más de 30 vehículos

de la policía. ¡Mucho miedo tienen que haberle tenido!.

La autopsia reveló que Ojeda había recibido un tiro en la

clavícula derecha y se desangró hasta morir debido a que

el FBI impidió durante veinte horas que recibiese

atención médica. La Comisión de Verdad y Justicia de

Puerto Rico declaró que la muerte de Ojeda fue “sin

lugar a dudas, un asesinato político.”

Los crímenes políticos cometidos en Puerto Rico contra

activistas por la independencia o contra aquellos que

quisieron mejorar algún aspecto de las relaciones con

Cuba, quedaron impunes. A medida que se desclasifican

documentos y se obtiene mayor información, se hace más


509

evidente en todos ellos la responsabilidad de la conexión

terrorista cubano-puertorriqueña.

Los Estados Unidos lograron llenar a Puerto Rico de

bases militares y convertir la isla en un portaviones

estratégicamente situado en El Caribe, desde el cual

podrían mantener el orden imperial en todo el centro y

sur del continente. Lo que nunca han podido lograr es

que los boricuas los acepten como amos de una tierra

que, desde Agüeybaná II, “El Bravo”, tiene vocación de

libertad.

Solamente a los puertorriqueños corresponde decidir el

futuro estatus de Puerto Rico, pero creo que el tiempo es

propicio para mirar hacia el Sur..


510

NOTAS

(1) Raymond Carr: “Puerto Rico: A Colonial

Experiment”, N.Y, New York University Press, 1984.

Citado por José Cobas y Jorge Duany: “Los Cubanos en

Puerto Rico”, Edit. De la Universidad e Puerto Rico,

1995.

(2) Ambos subrayaron que los resultados del

referendum (no vinculante) efectuado en noviembre de

2012 favorecieron la estadidad, pero no mencionaron que

los puertorriqueños la rechazaron en los referendos de

1967, 1993, 1998 y que, en 2012, más de 400,000

votantes no respondieron a la segunda pregunta, la del

futuro estatus de la isla, en protesta por las


511

manipulaciones de los anexionistas que controlaban el

referendum.

(3) Raúl Alzaga Manresa: “Son los mismos”,

Cubadebate, 13 de Julio de 2012.

(4) La Brigada Antonio Maceo surgió en Estados

Unidos y Puerto Rico a fines de la década de los sesenta

dentro de la comunidad cubana. Tenía como objetivos

“palpar personalmente la realidad de Cuba […] y trabajar

activamente por mejores relaciones con Cuba”.

(5) José Cobas y Jorge Duany: “Los Cubanos en Puerto

Rico”, Edit. De la Universidad de Pueto Rico, p. 191,

1995.
512

(6) Salim Lamrani: “The Cuban American National

Foundation and International Terrorism”, Superpower

Principles, U.S. Terrorism Against Cuba, p. 107, 2005.


513
514

LA TIERRA QUE SE ABRE, QUEMADA DE

INJUSTICIAS

En estos días, acontecimientos luctuosos y

conmemoraciones patrióticas ponen de nuevo en primer

plano la tragedia histórica de Puerto Rico, privado de su

independencia y soberanía desde la primera guerra

imperialista en 1898.

Han transcurrido 149 años desde el Grito de Lares (119

desde que Estados Unidos se apoderó de la isla como

parte de un botín de guerra) pero siempre, los héroes de

cada nueva generación recogen la bandera de la estrella


515

solitaria de manos de los héroes de la generación anterior

y lavan las afrentas con su sangre.

La nación boricua sigue viva, indestructible, valiente. Lo

supe hoy una vez más. Una niña de una familia emigrada,

una jibarita, recitaba los versos inmortales de Julia de

Burgos:

“Río Grande de Loíza. Río grande. Llanto grande.

El más grande de todos nuestros llantos isleños

si no fuera más grande el que de mi se sale

por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.”

…y vi que a sus compatriotas, hombres y mujeres, se les

humedecían los ojos.


516

Lo que Juan Mari Bras llamó “el andamiaje colonial” de

Puerto Rico fue el resultado de una guerra de rapiña y de

un proceso ilegal, viciado de origen, porque, como

denunció Pedro Albizu Campos, cuando Estados Unidos

invadió el país en 1898, ya España había concedido la

autonomía a Puerto Rico y, por tanto, de acuerdo al orden

jurídico internacional y a las propias leyes de Estados

Unidos, el territorio no podía ser anexado ni convertido

en colonia. La única alternativa legal y de elemental

justicia era el reconocimiento de la independencia y

soberanía por las que tanto se había luchado en un país

que, además, por su historia, tradiciones, idiosincrasia,

lengua y demás aspectos de su cultura, nada tenía que ver

con Estados Unidos.


517

Pienso que mientras haya hombres con la estatura moral

de un Rafael Cancel Miranda, por citar sólo un ejemplo,

la causa de “la tierra que se abre, quemada de injusticias”

–como diría Julia- continuará viva. Recientemente,

Cancel Miranda no pudo viajar a Toronto por su negativa

a utilizar pasaporte estadounidense. Confieso que

quisiera verlo llevar no sólo a Canadá sino a todos los

países del mundo la voz de la independencia de Puerto

Rico, pero me inclino ante lo valioso de su digno ejemplo

al no aceptar una ciudadanía impuesta. Y su gesto nos

obliga al análisis y a la reflexión. ¿Cuándo, cómo y por

qué Estados Unidos decidió que los puertorriqueños

debían tener la ciudadanía estadounidense?

La ciudadanía estadounidense, en su forma actual, llegó

a los boricuas pasando por tres etapas que corresponden a


518

tres leyes del Congreso de Estados Unidos promulgadas -

¿casualidad?- coincidiendo con tres guerras sucesivas:

Ley Jones-Shaffroth, 1917, I Guerra Mundial;

Nationality Act, puesta en vigor el 13 de enero de 1941,

Segunda Guerra Mundial; Nationality Act, modificada en

1952, Guerra de Corea. La coincidencia se explica por la

necesidad del imperio de utilizar a los puertorriqueños

como carne de cañón en sus aventuras militares. Todavía

hoy la ciudadanía extendida a los puertorriqueños es de

segunda clase y tiene, entre otras limitaciones, la de no

poder votar por el presidente ni por los miembros del

mismo Congreso que los envía a la guerra. Para

comprender mejor estas afirmaciones ubiquemos en su

contexto histórico las motivaciones que llevaron a la

aprobación de la Ley Jones-Shaffroth.


519

En 1914 el norteamericano medio consideraba que la

guerra europea no era un asunto que le incumbía. Este era

también el sentir de la administración del presidente

Wilson. Sólo cuando en el Marne se hizo evidente que la

guerra se prolongaría, Estados Unidos constató que salir

del aislacionismo convenía a sus intereses económicos.

La fabricación de suministros para las fuerzas aliadas

comenzó a generar un crecimiento exponencial de la

industria, y este país, que antes de 1914 no era

considerado como una de las grandes potencias, percibió

que su participación en la guerra le daba la posibilidad de

ascender a esta categoría.

Muy rápidamente, Estados Unidos se iba convirtiendo en

el arsenal y en el banco de los aliados. Era evidente que

si les continuaba suministrando pertrechos con su flota


520

mercante Alemania no podría ganar la guerra. El 31 de

enero de 1917 Alemania notificó a Washington que no

permitiría el arribo a las costas de Inglaterra de barcos

neutrales, excepto barcos de pasajeros, pero con grandes

limitaciones. Este fue un momento crucial para el joven

imperio. Estados Unidos era ya, sin duda, una gran

potencia, pero dejaría de serlo si aceptaba las

restricciones a la navegación libre. De acuerdo a la lógica

de los halcones el conflicto era

inevitable; chocaba sin embargo con un enorme

obstáculo, el fuerte movimiento por la paz que se

manifestaba a todo lo largo y ancho del país promovido

en gran parte por las fuerzas progresistas. Eugene Debs,

líder del Partido Socialista, había declarado que prefería

ser fusilado como traidor antes que “ir a una guerra de

Wall Street”.
521

Ocurrió entonces, muy convenientemente, un hecho

inesperado. Siempre ocurre algo así cuando Estados

Unidos necesita mover a la opinión pública nacional en

favor de la guerra (Alamo, voladura del Maine, Pearl

Harbor, Golfo de Tonkín, armas de destrucción masiva,

septiembre 11, etc). En marzo 1, el gobierno entregó a la

prensa un telegrama, supuestamente interceptado y

decodificado por la inteligencia naval británica, mediante

el cual el Ministro del Exterior de Alemania, Arthur

Zimmermann, invitaba a México a participar como

beligerante. A cambio de distraer grandes fuerzas

estadounidenses en la frontera sur, Alemania ayudaría a

México a recuperar los territorios usurpados de Texas,

Arizona y Nuevo México. Nadie fue capaz de explicar

como era posible que se tramitase por telegrama un

asunto de trascendental importancia.


522

Sin embargo, aunque el famoso y apócrifo telegrama

Zimmermann logró en parte sembrar el temor en la

población con la amenaza de una agresión al propio

territorio de Estados Unidos, no fue suficiente para crear

el clima necesario para la guerra y el Congreso se resistía

a la aprobación de una ley que permitiría artillar los

barcos (Armed Ship Bill). El presidente Wilson tuvo que

esperar una nueva oportunidad aunque, mientras tanto,

ordenó armar los barcos sin autorización del Congreso.

La oportunidad llegó pocos días después, el 18 de

marzo, con el hundimiento de tres barcos mercantes

estadounidenses. Por otra parte, el derrocamiento del

régimen zarista y el acceso al poder de Kerensky

eliminaron el repudio de grandes sectores del pueblo


523

norteamericano a participar en la guerra como aliados de

un régimen despótico comparable, en el otro bando, con

la autocracia prusiana.

Aún así, Wilson tardó dos semanas más en decidirse.

Cientos de miles de hombres tendrían que ser

movilizados y, cómo hacerlo si a pesar de todos los

esfuerzos la guerra continuaba siendo impopular y ajena.

El 6 de abril de 1917, el Congreso de Estados Unidos

declaró la guerra a Alemania. Sólo unos días después, el

2 de mayo, el Congreso aprobaba la Ley Jones-Shaffroth

que imponía la ciudadanía norteamericana a los

puertorriqueños en forma de “naturalización colectiva”.

La ciudadanía era el instrumento legal que permitiría

enviar a miles de puertorriqueños a morir por el César. Al

día siguiente, 3 de mayo, en menos de 24 horas, comenzó


524

el reclutamiento masivo. Se formaron regimientos

segregados, unos 236 000 puertorriqueños (de la isla)

fueron inscritos para prestar servicio militar y, de ellos,

unos 20 000 marcharon a la guerra. Además, es

imposible conocer cuantos puertorriqueños, de los

residentes en Estados Unidos, fueron reclutados ya que,

excepto los negros, eran asignados a unidades regulares y

no existen estadísticas concernientes a la etnicidad de sus

miembros. Tanto en la isla como en el continente, los

negros fueron asignados a unidades especiales,

segregadas. En New York, un grupo fue ubicado en el

Regimiento 369 de Infantería y ni siquiera se les permitió

combatir con el uniforme de Estados Unidos sino como

miembros del ejército francés, y así, aunque

discriminados y humillados, pelearon heroicamente en el

Frente Occidental, entre ellos Rafael Hernández Marín, el


525

autor de “Lamento Borincano” y “Preciosa”.

¿Recuerdan?:

“Preciosa te llaman los bardos que cantan tu historia.

No importa el tirano te trate con negra maldad.

Preciosa serás sin bandera, sin lauros ni glorias.

Preciosa, preciosa te llaman los hijos de la libertad”

(Esta canción fue censurada por el gobierno de Luis

Muñoz Marín quien obligó a los intérpretes a cambiar “el

tirano”, que se refería a Estados Unidos, por “el destino”)

El sacrificio de vidas borinqueñas no fue mayor debido a

dos circunstancias. Primera: la oposición de políticos y

organizaciones racistas del Sudeste de Estados Unidos al


526

entrenamiento de puertorriqueños en los campamentos de

Carolina del Norte. No querían negros armados en el Sur

y aducían que los mestizos no entenderían las políticas

segregacionistas de Jim Crow y crearían demasiados

problemas. Esta oposición obligó a realizar los

entrenamientos en la isla, donde no existían capacidades

militares suficientes para un número tan alto de reclutas.

Segunda: la guerra terminó poco más de un año después,

en noviembre de 1918. La mayoría de las unidades

puertorriqueñas, sin el entrenamiento programado, habían

sido enviadas a proteger el

Canal de Panamá o permanecieron en Puerto Rico.

Paradójicamente, el racismo sureño, sin proponérselo por

supuesto, ahorró muchas vidas puertorriqueñas.


527
528

EL CONTROL DE LO QUE VEMOS, OÍMOS Y

LEEMOS

En los últimos años se ha producido en Estados Unidos

un avance espectacular en la monopolización de los

medios. Se puede tomar como punto de partida de este

proceso la Ley de Telecomunicaciones

(“Telecommunications Act”) de 1996. Esta ley levantó

las restricciones que existían sobre la propiedad de

estaciones de radio. Con anterioridad a esa fecha, una


529

compañía sólo podia ser propietaria de dos emisoras de

radio dentro del mismo mercado y no más de 14 a escala

nacional. Con el cese de esta limitación se desató una ola

de consolidaciones.

En los seis años que siguieron a la promulgación de la

ley, “Clear Chanel Communications”, por ejemplo,

obtuvo el control de 1,225 estaciones de radio en 300

ciudades. Actualmente su propiedad o control se ha

extendido a más de 6,600 estaciones, incluyendo una red

nacional (“Premiere Radio Networks”) que produce,

distribuye o representa unos 90 programas, sirve a cerca

de 5,800 emisoras y tiene alrededor de 213 millones de

oyentes semanales. Incluye también “Fox News Radio”,

“Fox Sport Radio” y “Australian Radio Network”, entre

otras. Sus ingresos en 2011 alcanzaron la cifra de 6.2

billones de dólares.
530

Eliminadas las restricciones para la consolidación

vertical, sólo faltaba suprimir las limitaciones que

existían a la consolidación horizontal establecidas por la

regla de la FCC (“Federal Communications

Commission”) de 1975 (“cross ownership rule”) que

prohibía al que poseía un periódico la posesión de una

estación de radio (o de televisión) y viceversa en el

mismo mercado. El objetivo de la regla era impedir que

una sola entidad se convirtiese en voz demasiado

poderosa dentro de una comunidad. En 2003 la FCC

flexibilizó estas restricciones, pero el Tercer Circuito de

Apelaciones bloqueó la aplicación de los cambios. En

marzo de 2010 la Corte levantó el bloqueo y quedó

abierto el camino a la consolidación horizontal.

Los medios de prensa escrita, radiales o televisivas,

siguen las agendas que imponen los dueños. Cuando

estos se cuentan por miles, prevalece la diversidad de


531

información y opinión dentro de los límites que permite

el “establishment”. Pero cuando la consolidación se

produce en gran escala, la agenda que domina es la de

unos pocos y poderosos propietarios, y la ideología que

adelantan los medios es, por supuesto, la más

reaccionaria y ultraderechista. Hoy tenemos más canales

de televisión que nunca antes, pero una cantidad

sustancial de ellos se dedica al fundamentalismo

religioso, a las ventas por televisión, al más frívolo

entretenimiento, o a la pornografía. En el resto, la calidad

ha descendido a su peor nivel, lo que, unido al exceso de

comerciales, alcanza límites embrutecedores.

Todo esto es extremadamente peligroso en una sociedad

que apenas lee ya y que ha perdido la capacidad para

discernir entre hechos y opiniones, porque se ha

acostumbrado a la selección o presentación de los hechos


532

en conformidad con criterios preestablecidos. Los hechos

se ignoran o se deforman para validar opiniones.

Cinco conglomerados mediáticos controlan el 90 % de

todo lo que leemos, oímos y vemos. Qué de extraño tiene

que decenas de millones de norteamericanos aprueben la

guerra preventiva, los asesinatos selectivos de presuntos

enemigos de Estados Unidos, la tortura de prisioneros,

las violaciones de fronteras con drones, o los “daños

colaterales”. O que ignoren completamente los

sufrimientos de la población de Cuba a causa de un

bloqueo criminal de medio siglo, o las injustas y crueles

sentencias dictadas contra cinco patriotas cubanos.

La consolidación produce medios que no están dirigidos

a toda la comunidad. Los anunciantes proporcionan ¾ de

los ingresos, y a ellos solamente les interesa el sector de

la población con capacidad para adquirir sus productos o


533

sus servicios. Típicamente, la población de menores

ingresos no es de su interés. La consolidación convierte a

los ciudadanos norteamericanos en simples consumidores

y espectadores.

Actualmente, el libre mercado es el criterio con el cual se

analizan los medios, es decir, la operación eficiente y la

máxima ganancia constituyen los objetivos principales o

únicos, sin tener en cuenta el importante papel que deben

desempeñar los medios en la sociedad y en la vida

pública. Los medios consolidados son generalmente

grandes y complejas instituciones sociales, culturales y

políticas, no sólo económicas, que pueden ejercer una

profunda influencia en la sociedad. Si permitimos que

controlen lo que vemos, oímos y leemos, controlarán

también lo que pensamos.


534

RADIO MARTÍ
535

(Emisora gubernamental de Estados Unidos bajo control

de organizaciones terroristas de Miami)

Terminando el año 2006, y debido a crecientes

indagaciones de congresistas demócratas y de algunos

republicanos moderados, la Casa Blanca suministró una

lista de siete miembros, supuestamente actualizada, del

Consejo Consultivo Presidencial de Transmisiones hacia

Cuba (“President’s Advisory Board of Cuban

Broadcasting”). Se supo entonces que este consejo

asesor, que por ley debió estar formado por nueve

miembros y cumplir la función de supervisar las

transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba, no se

había reunido desde 1998, es decir, en los últimos ocho

años.
536

El descontrol del ejecutivo era tan inmenso, que uno de

los miembros incluidos en la lista, Charles Tyroler,

oficial de inteligencia durante la administración Reagan,

había muerto en 1995, hacía ya once años. Salvador Lew,

quien precedió a Pedro Roig como Director de la Oficina

de Transmisiones hacia Cuba (“Office of Cuba

Broadcasting”, OCB) –también en la lista- negó

pertenecer al Consejo y guardaba la impresión de que

éste se había desbandado. Otro miembro, Robert

McKinney, vinculado al mundo financiero, declaró que

nunca fue citado a reuniones del Consejo. “En mi opinión

–señaló- no quieren que el Consejo opere”. (A)

Al examinar la historia de Radio Martí se observa que el

control de las transmisiones hacia Cuba se desplaza

desde un ámbito gubernamental que intenta imponer los


537

estándares oficiales de la radiodifusión en Estados

Unidos, hacia un dominio cada vez mayor por parte de la

ultraderecha cubano-americana residente en Miami. Este

proceso alcanza su culminación en 1998, en vísperas del

arresto de los Cinco antiterroristas cubanos.

Ronald Reagan firmó la ley que daba origen a Radio

Martí (“Radio Broadcasting to Cuba Act”) en octubre de

1983 pero, muy a pesar de los líderes del llamado exilio

histórico y del propio Reagan, Radio Martí no tendría,

según la ley, la independencia de sus homólogas, como

Radio Europa Libre, sino que, por el contrario, estaría

subordinada a la Voz de América (VOA) y sujeta a los

mismos controles que regían la radiodifusión en esta

última. Radio Martí salió al aire el 20 de mayo de 1985

desde transmisores situados en Cayo Maratón, Florida.


538

En 1990 la dirección de Radio Martí, y de TV Martí,

creada ese mismo año, fue asignada a la OCB pero

permanecía bajo la égida de la VOA.

Durante estos primeros años, Jorge Mas Canosa, líder de

la organización terrorista Fundación Nacional Cubano-

Americana, ejerció sobre la OCB una influencia

abrumadora debido a su cargo de presidente del Consejo

Consultivo. Para obtener el dominio total, sin embargo,

era necesario sacar la OCB de Washington y trasladarla a

Miami, donde sería mucho más fácil esquivar las

continuas inspecciones, auditorías y revisiones de

programas que tenían lugar en la capital federal.

En realidad, Radio Martí fue siempre (y lo es aún), en

mayor o menor grado, una estación más al servicio de la


539

ultraderecha cubano-americana que detenta el poder

político y económico en Miami, con la particularidad de

que no competía sino colaboraba con las demás

estaciones y compartía con ellas staff y programaciones.

Las lucubraciones políticas de Radio Martí encontraban

caja de resonancia en las emisoras locales y viceversa.

Citaré como ejemplo el escándalo que tuvo lugar en

1991. De acuerdo a la versión publicada por Los Angeles

Times (Z), Mas Canosa obligó al Director de Radio y TV

Martí, Rolando Bonachea, a emplear a Agustín Alles, que

no hablaba inglés, como nuevo director de noticieros, a

pesar de que hablar flúidamente el idioma era un

requisite imprescindible para el empleo. Una vez en el

cargo, Alles dio cobertura preferente a todas las

actividades de Mas Canosa y de la FNCA.


540

A mediados de 1996, la Agencia de Información de

Estados Unidos (“U.S. Information Agency”) investigaba

acusaciones contra Radio Martí acerca de represalias

políticas, favoritismo y tergiversación de noticias. La

investigación fue cerrada abruptamente cuando una ley,

propuesta por el Senador Phil Gramm (R – Texas),

eliminó el cargo del funcionario investigador, Marian

Bennet, Inspector General de la Agencia de Información

(Z’). En esa misma legislatura se autorizó el traslado a

Miami de Radio Martí.

En lo adelante, las organizaciones terroristas de Miami

dispondrían a su arbitrio de una voz, pagada por los

contribuyentes estadounidenses, que sería utilizada para

promocionar sus estrechas agendas políticas de violencia

e intolerancia.
541
542

LO QUE IMPORTA ES EL CASH

Miami se ha ganado el título de capital de la corrupción

política en el estado políticamente más corrupto de

Estados Unidos. Veamos, para confirmarlo, algunas de

las informaciones más recientes:

“Entre 2000 y 2010 Florida estuvo a la cabeza de la

nación en delitos federales por corrupción

gubernamental. Hace dos años un gran jurado informó


543

que la corrupción y el robo de los fondos públicos estaba

tan extendido que ‘equivalía a imponer un impuesto de

corrupción’ a los floridanos.” (1)

“Datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos

confirman el cargo, mostrando que entre 2000 y 2010

Florida estuvo a la cabeza de la nación en delitos

federales por corrupción gubernamental, sobrepasando en

este campo a California, New York, e Illinois.” (2)

“Un grupo de buen gobierno recién creado, llamado

‘Integrity Florida’ citó recientemente estadísticas

criminales federales que señalan a Florida como No. 1 en

la nación en delitos de corrupción durante la primera

década del siglo XXI, por encima de estados con muchos

más habitantes como California y Texas.”


544

“En diciembre de 2010, al final de esa década, un gran

jurado emitió un acuciante informe que llamó a una

revisión total de las leyes de Florida contra la corupción

oficial.”

“[…] La población, preocupada por la economía nacional

en peligro, parece aceptar la corrupción como

inevitable.” (3)

“Este dudoso honor [781 casos probados de corrupción

entre 2000 y 2010] no sólo es tóxico para la confianza

pública; es malo para los negocios. Las compañías son

más renuentes a invertir, a expandirse y a ofrecer

empleos en lugares donde las políticas y decisiones


545

gubernamentales pueden ser subvertidas mediante la

corrupción.” (4)

“Hace sólo una semana, el presidente del Senado estatal,

Mike Haridopolos, fue objeto de ataques por otorgar sin

licitación un contrato por $9.4 millones a una compañía

poderosa y políticamente bien conectada que utiliza a un

amigo y benefactor como cabildero.” (5)

“¿Sabía usted que millones de dólares de los

contribuyentes de la Florida pasan cada año en secreto a

compañías privadas?. ‘Enterprise Florida’, la

organización oficial del estado para el desarrollo

económico, planifica nuevas entregas de dólares de los

impuestos a compañías con nombres codificados com


546

‘Project Bacon’, ‘Project Mae West’, ‘Project Suite Spot’

y ‘Project Snake Eyes’.” (6)

“El informe [del Departamento de Justicia] llamado

‘Informe de Riesgo y Corrupción’ destaca que Miami

Dade es el área con el mayor aumento de corrupción en

las últimas décadas.” (7).

Si queremos tener una idea más precisa de la magnitud

del problema, recordemos que el presupuesto anual del

estado es de alrededor de 70 billones de dólares, de los

cuales más de 50 se utilizan para pagar a contratistas

privados. Para lograr una mayor tajada en los contratos,

las corporaciones emplean a más de 2,000 cabilderos.


547

La corrupción se vincula principalmente con

contribuciones ilegales a campañas electorales,

inversiones de funcionarios aprovechando la ventaja del

cargo, rebajas o exenciones de impuestos a ciertos

negocios, comisiones, contratas concedidas por el

gobierno sin licitación previa, etc.

781 convictos en 10 años significa un promedio de 1.5

por semana. Sin embargo, las recomendaciones del gran

jurado para combatir la corrupción fueron completamente

ignoradas por las legislaturas de 2011 y 2012.

Los resultados del informe del Departamento de Justicia

acerca de la corrupción en la Florida eran de esperar pues

el “Estado del Sol” encabezó el grupo de los más

corruptos en los años 1999, 2000, 2001, 2004 y 2006.


548

Obsérvese que esta década en que la Florida (y en

particular el condado Miami Dade) es la No.1 en

corrupción en todo el país, es la década en que tienen

lugar el juicio, las condenas y los procesos de apelación

de los cinco patriotas cubanos. El juicio transcurre entre

el 27 de noviembre del año 2000 y el 8 de junio de 2001,

precisamente en dos de los años en que el estado se

destaca como el más corrupto de toda la nación.

Este ambiente de venalidad, tráfico de influencias,

intereses creados, ambiciones electorales y corrupción

extrema determinó que el gobierno se plegara a la presión

de las organizaciones mafiosas del Sur de la Florida y,

en uno de los juicios más vergonzosos en la historia

judicial de Estados Unidos, se impusiesen a los Cinco de


549

Cuba condenas tan exageradas y crueles que dan fe por sí

mismas de la arbitrariedad del proceso.

Recientemente, Oportunity Nation y Measure of America

ofreció datos alarmantes sobre la Florida (cifras de 2016).

Según su informe hay en la Florida 320,602 jóvenes entre

16 y 24 años de edad que ni estudian ni trabajan,

mientras que en todo el país la cifra se eleva a 5,252,896.

Por otra parte, la cifra de crímenes violentos en la Florida

es de 540.5 por cada 100,000 habitantes, mucho más que

a nivel nacional que es de 365.5. La situación es peor en

el Sur de la Florida y particularmente en el Condado de

Miami Dade donde hay no menos de 100,000 jóvenes,

entre 16 y 24 años de edad que ni estudian ni trabajan

(1) The Gainesville Sun: “Editorial: The Corruption

State”, June 16, 2012.


550

(2) Ocala Star-Banner: “Editorial: “Corruption crisis”,

June 15, 2012.

(3) Lakeland Ledger: “Sen. Jim Norman’s Pullout:

Clean Up Corruption in Florida”, June 15, 2012.

(4) South Florida Sun Sentinel: “Editorial: Time for

ethics reforms”, June 14, 2012.

(5) Brandenton Herald: “Editorial: The glaring lack o

integrity in Florida politics”, June 19, 2012.

(6) Dan Krassner: “Lift the lid on secret taxpayer-

funded projects”, Ocala Star-Banner, April 15, 2012.


551

(7) Calle Ocho, Miami: “Corruption State”: No. 23,

Segunda Quincena de Junio, 2012.


552

LOS FABRICANTES DE VIRUS

El periodista, escritor y poeta argentino Pedro Jorge

Solans publica en El Diario de la Villa Carlos Paz,

Córdoba, una entrevista realizada en las oficinas en

Paraguay del Instituto de Investigaciones

Epidemiológicas de América Latina (IIEAL) que trae de

nuevo a la luz la introducción en Cuba en los años

ochentas del virus de la fiebre del dengue y ofrece


553

interesantes revelaciones sobre la actual situación

epidemiológica en la zona del Chaco, Argentina; en

Paraguay y en Bolivia. El entrevistado es el Dr. Oscar

Paniagua, epidemiólogo que en 1979 participó en Fort

Detrick, Maryland, junto con el coronel Phillis Rossell,

en la obtención de la variedad del mosquito Aedes

aegypti asociada al virus 2 que dos años más tarde

entraría en Cuba, infestaría a cientos de miles de

personas y causaría la muerte a 158 cubanos, entre ellos

101 niños. (1)

Se recordará que cuando en 1981 estalló la epidemia, se

mencionó en numerosos medios la sospechosa actitud de

un científico norteamericano, el Dr. Charles Henry

Calisher que, en 1975, había viajado a Cuba para recoger

información acerca de la inmunidad de la población

cubana a las distintas cepas del virus del dengue. El año

pasado, en la edición de noviembre de “Nonproliferation


554

Review”, Calisher, que esperó casi 30 años para

defenderse, afirma que no estuvo implicado en una

guerra biológica contra Cuba. No obstante, en la

entrevista de Solans, Paniagua se refiere al Dr. Calisher

como a su colega en Maryland y señala con admiración

los trabajos realizados por éste como epidemiólogo en

Cuba y en relación con “un mosquito que hacía estragos

en Asia, y que apareció en Misiones [Argentina] años

atrás”. Recientemente (2008) el Dr. Calisher fungió como

editor de un libro del Dr. Jens H. Kuhn que compendia

todos los aspectos de la investigación, durante 40 años,

con filovirus, entidad taxonómica que incluye los más

peligrosos patógenos conocidos hasta el momento. El Dr.

Kuhn es el virólogo principal de la “Integrated Research

Facility” (Servicio Integrado de Investigación) en Fort

Detrick, Maryland, de tenebrosa historia, y donde existen

laboratorios con nivel 4 de bioseguridad diseñados con


555

alta tecnología que permite trabajar con los más letales

agentes biológicos. Kuhn fue el primer científico

norteamericano que entró en instalaciones similares rusas

después de la desaparición del campo socialista. El Dr.

Calisher, por tanto, ha mantenido vínculos con científicos

que en Fort Detrick han trabajado con patógenos y sus

vectores, entre ellos el virus de la fiebre del dengue y el

mosquito Aedes aegypti, como posibles armas de guerra

biológica.

Sin embargo, considerar que el eminente investigador (ya

lo era en 1975), profesor actualmente en la Universidad

de Colorado, en Fort Collins, haya estado en la nómina o

bajo la dirección de servicios de inteligencia de Estados

Unidos sería un ejercicio de especulación. Lo que sí

podemos afirmar, porque toda la evidencia así lo indica,


556

es que los resultados de sus investigaciones en Cuba

fueron utilizados por la CIA para introducir la

enfermedad en la isla, primero en 1977 con el virus 1 y

luego en 1981 con el virus 2, como veremos más adelante

porque, para que esta historia quede enmarcada en su

adecuado contexto, debemos repasar los antecedentes de

la utilización como armas biológicas, por parte de

Estados Unidos, del virus de la fiebre del dengue y de su

vector principal el mosquito Aedes aegypti.

Desde 1956, los militares estadounidenses realizan

experimentos con enfermedades transmitidas por

mosquitos. En 1956 y 1957 fueron liberados 200,000

mosquitos sobre el vecindario de afro-norteamericanos

muy pobres en el pequeño poblado de Avon Park, en el

estado de la Florida. Se considera que como sistema de


557

dispersión se utilizó el llamado XM28 que cargaba en

cada lanzamiento 2,090 pequeñas bolsas de papel

repletas de insectos hambrientos (2). Al cabo de un día –

revela un informe del “U.S. Army Chemical Corps”- “los

mosquitos se habían dispersado a una distancia de una a

dos millas y habían picado a numerosas personas” (3).

Los experimentos continuaron, utilizando siempre como

blanco a comunidades pobres de negros e hispanos en

Cayo Hueso, Panama City y otras poblaciones, de

acuerdo a documentos parcialmente desclasificados de la

CIA y al informe de un Comité del Congreso (1975).

Poco se sabe de aquellos pues con cada experimento fue

creciendo el hermetismo, pero sí se sabe que numerosas

personas enfermaron y murieron.


558

La serie de ensayos conocidos como “Bellwether”

empleó también mosquitos como vectores. “Bellwether

One” consistió de 52 experimentos (1959); “Bellwether

Two”, 14; de “Bellwether Three” no se tiene información

desclasificada. “Bellwether Four” fue “diseñada

explícitamente para determinar la capacidad de picadura

de variedades de mosquitos [Aedes aegypti] que estaban

siendo producidos en Fort Detrick” (2).

En 1960, el “Chemical Corps” inició un “Entomological

Warfare Target Analysis” (Análisis de los blancos de una

guerra entomológica) que tenía por objetivo conocer la

vulnerabilidad de los posibles objetivos de ataques con

insectos. Entre los resultados de este estudio se logró

determinar que los mosquitos de laboratorio presentaban

su máxima efectividad cuando las temperaturas


559

permanecían en el rango de 61 F (16 C) a 101 F (38 C).

Es como si hubiesen sido diseñados especialmente para

Cuba, donde la temperatura promedio es justamente 26 C

y existe naturalmente el Aedes aegypti, de manera que

sería prácticamente imposible detectar la introducción de

ejemplares de esta especie ni determinar su origen. La

insularidad de Cuba haría, además, que los mosquitos

quedasen confinados con el mar como barrera.

Por esa fecha, Fort Detrick mantenía ya un amplio

inventario de artrópodos como vectores utilizables en la

guerra biológica, entre ellos colonias de mosquitos

infectados con dengue, fiebre amarilla y malaria, había

desarrollado métodos para infectar los mosquitos sin

necesidad de que picasen previamente animales enfermos

y podía producir medio millón de vectores del patógeno


560

por mes. Sin embargo, los militares consideraron que no

eran cifras suficientes, por lo que fue creada una

instalación con este fin específico en Pine Bluff, un

tranquilo poblado de Arkansas, con capacidad para

producir entre 130 y 400 millones de mosquitos

infectados por mes, según diversas fuentes.

En 1965 tuvo lugar la operación “Magic Sword” (Espada

Mágica) para investigar los hábitos de alimentación del

A. aegypti después de liberados de un barco anclado

cerca de costas húmedas y tibias. Se constató que los

mosquitos, ayudados por la brisa, podían atravesar hasta

tres millas y media sobre el mar y establecer una cabeza

de playa. Se comprobó también que los mosquitos podían

conservarse enfriándolos a 64 F (17.7 C) y manteniendo

una humedad de 80 % con el fin de reducir su


561

metabolismo y prevenir la deshidratación,

respectivamente. En estas condiciones se mantenían

efectivos hasta 52 días. (4)

La guerra de Vietnam proporcionó a Estados Unidos un

inmenso campo de experimentación donde pudo poner a

prueba y perfeccionar todas sus nuevas armas,

incluyendo las biológicas y químicas. Durante estos años

y los que siguieron a la mayor derrota que ha tenido el

imperio, el gobierno cubano, en numerosas ocasiones,

acusó al de Estados Unidos de introducir en Cuba plagas

que afectaban a personas, animales y cultivos. Esta

situación se prolongó hasta que, en mayo de l981 surgió

de pronto en La Habana y simultáneamente en otras

ciudades, ampliamente separadas entre sí, brotes de la

peor forma de dengue, el dengue hemorrágico. En el


562

clímax de la epidemia más de 10,000 pacientes por día

acudían a los hospitales de la capital. Sin embargo, la

formidable capacidad movilizativa del pueblo cubano

permitió organizar en brevísimo tiempo una campaña

masiva contra el Aedes aegypti, la cual impidió que la

plaga se extendiera al resto de la isla.

En esta ocasión, las condiciones anómalas que rodearon

la aparición del brote epidémico no dejaban lugar a dudas

de que había sido provocado artificialmente. Tres años

después, en 1984, el terrorista cubano-americano

Eduardo Arocena confesaría su participación, junto a

otros de su calaña, al servicio de la CIA, en la

introducción del dengue y otras acciones de la guerra

biológica contra Cuba.


563

La condición principal para que surja una epidemia de

dengue hemorrágico es que una parte importante de la

población haya sufrido con anterioridad una infección

primaria con alguno de los tipos de dengue, digamos

dengue tipo 1 (DEN-1). La forma hemorrágica aparece

en personas que adquieren una infección secundaria con

otro tipo de dengue (DEN-2, por ejemplo).

¿Cuál fue la información que obtuvo el Dr. Calisher en

Cuba en 1975? –El virólogo norteamericano comprobó la

existencia en una parte pequeña de la población cubana

de anticuerpos para DEN-1 y la ausencia de anticuerpos

para DEN-2 y regresa a Estados Unidos con esta

excelente información para planificadores de agresiónes

biológicas. La secuencia de acontecimientos es perfecta:

visita de Calisher (1975), epidemia con DEN-1 (1977-


564

79), epidemia con DEN-2 (1981) y la combinación

produce la forma hemorrágica. A esto sólo tenemos que

añadir que en el XV Congreso Internacional sobre el

Océano Pacífico (1979), el coronel Philip Russell

comunicó que Estados Unidos era el único país que había

obtenido una variedad del mosquito Aedes aegypti

estrechamente asociado con la transmisión del dengue

tipo 2 (DEN-2).

Pero hay más, en ese mismo año 1981 surgen en Cuba

otras plagas que desde el punto de vista epidemiológico

no tenían explicación alguna como fenómeno natural:

conjuntivitis hemorrágica causada por enterovirus,

disentería por Shigellosis (mueren 18 niños), y

pseudodermatosis bovina nodular que infectó a

centenares de miles de animales. La historia bíblica de


565

las plagas de Egipto queda pálida frente a lo que Cuba

resistió, y no sólo en ese año sino en medio siglo de

agresiones. Sin embargo, Cuba posee la virtud

revolucionaria, que ya es tradición, de convertir los

reveses en victorias, y respondió reforzando su sistema

de vigilancia epidemiológica y su sistema de salud. Con

la experiencia adquirida pudo ayudar posteriormente y

continúa ayudando, a numerosos países del Tercer

Mundo.

Volvamos ahora a la entrevista con el Dr. Paniagua. A la

pregunta de Solans: “¿Doctor, hay casos de dengue

producidos por cepas de laboratorio?” Paniagua sonrió y

se fue por una tangente ambigua: “Alguna vez surgió la

posibilidad de que se modificaran serotipos. Pero luego

se vio que los factores que inciden en la presión


566

ambiental hacían el trabajo. Entonces, el esfuerzo giró

hacia lo que sucedía”. La respuesta del Dr. Paniagua la

entiendo de esta manera: en un comienzo se procuró

crear nuevas cepas en el laboratorio, seguramente

mediante métodos de Iingeniería genética, pero cada uno

de los cuatro serotipos del virus del dengue tiene varios

diferentes genotipos susceptibles a su vez de

modificaciones en su genoma debido a “los factores que

inciden en la presión ambiental”. El “esfuerzo giró”

entonces no a producir sino a seleccionar en el trabajo

realizado ya por la naturaleza. Pero el objetivo era el

mismo: tener disponible la cepa con las características

más convenientes para la guerra biológica.

A este respecto debemos tener en cuenta que el virus más

letal no es con frecuencia el arma escogida. La fiebre del


567

dengue es una enfermedad incapacitante. La epidemia se

extiende con rapidez a cientos de miles de personas pero

causa relativamente (subrayo la palabra) pocas víctimas;

menos aún en un país como Cuba, debido a la calidad de

sus servicios médicos que cubren gratuitamente a toda

una población con alto nivel educacional. Sin embargo,

el estrago que causa en la economía, en el sistema de

atención hospitalaria y en la capacidad combativa de la

población crea condiciones ideales para desestabilizar

gobiernos o proceder a cualquier tipo de acción hostil.

Esta fue seguramente la intención fallida cuando se

introdujo el dengue en Cuba en 1981 y que no se puede

olvidar en Venezuela, Bolivia y otros países hermanos

donde formas sutiles de ataque pudieran ser preferidas,

ya que agresiones militares directas incitarían de

inmediato feroz resistencia interna y repercusiones


568

internacionales cuyo costo sería impagable para el

imperio.

En enero de 2008, un grupo de especialistas, encabezado

por la doctora Nancy González, inmunóloga del Hospital

Chiquinquirá de Maracaibo y profesora de la Facultad de

Medicina de la Universidad del Zulia (LUZ), advirtió que

una nueva cepa de dengue que afectaba a Venezuela era

una creación tecnológica. Una parte de su genoma –

demostraron las investigaciones- corresponde a los virus

que provocan el dengue hemorrágico mientras que el

resto proviene del virus de la hepatitis. “Por eso en el

Zulia –señaló la doctora- vemos tantas complicaciones

hepáticas en los pacientes con dengue”.


569

La presencia en Paraguay del Instituto de Investigaciones

de América Latina (IIEAL), con dirigentes que han

estado estrechamente vinculados a laboratorios de guerra

biológica, debe ser seguida con atención. Como señala

Solans en sus comentarios, los marines de la base militar

estadounidense en Mariscal Estigarribia, disfrutan del

status privilegiado de “funcionarios diplomáticos

administrativos”, es decir, son intocables; y junto con la

misión militar llegó James Cason “un notorio agente

fanático de las experiencias biológicas” (5) . Poco

después (2006) “entre técnicos, investigadores y

toneladas de aparatología, se instaló en Paraguay el

epidemiólogo Oscar Paniagua”.

¡Cuidado, compañeros! ¡Hay lobos con bata blanca en el

corazón de nuestra América!.


570

_____________________

(1) Pedro Jorge Sonas: “Dengue, que parezca natural”, El

Diario de Carlos Paz, Villa Carlos Paz, Córdoba,

noviembre de 2010.

(2) Jeffrey A. Lockwood: “Six Legged Soldiers”, Oxford

(2009).

(3) Robert Harris y Jeremy Paxman: “A higher form of

killing”, Random House (2002).

(4) Alastair Hay: “A Magic Sword or a Big Itch” (1999),

citado por Lockwood.


571

(5) James Cason fue en Cuba un agente provocador.

Mientras estuvo al frente de la Oficina de Intereses de

Estados Unidos (septiembre de 2002 a septiembre de

2005) promovió y fananció a un grupúsculo de

disidentes. Actualmente vive en Miami y fue alcalde de

Coral Gables.
572

CARÁCTER CLASISTA DE LOS SERVICIOS DE

SALUD

Es muy curioso que, en Estados Unidos, donde las

diferencias de clase son tan acentuadas, sea

prácticamente un tabú el referirse a las clases sociales. Se

habla de los ricos (“the wealthy”) y de los pobres (“the

poor”) pero expresiones como “clase dominante”, “clase

privilegiada”, “clase obrera o trabajadora”, etc., no se


573

mencionan. En contraste, se utiliza mucho el término

“clase media”, seguramente porque refuerza el mito

según el cual, a despecho de las ingentes desigualdades

de ingresos y de riquezas acumuladas, las diferencias de

clase resultan irrelevantes ya que todos los ciudadanos,

ricos o pobres, serían iguales ante la ley, tendrían acceso

a servicios de educación y salud y disfrutarían de los

bienes de consumo. Siguiendo esta línea de pensamiento,

si Estados Unidos es, en esencia, una nación de clase

media, no hay lugar para la lucha de clases. Nada, por

supuesto, más alejado de la verdad, pero la falacia se

mantiene y se refuerza mediante el discurso oficial y su

eco abarcador de todos los medios.

La realidad es que la clase media estadounidense, durante

las últimas cuatro décadas, se ha ido debilitando y

reduciendo a un ritmo inquietante y peligroso para el

sistema capitalista y abre el camino a aventuras


574

fascistoides como la que representa el actual president

Donald Trump. Se habla de la brecha creciente entre

ricos y pobres, pero apenas se alude a la que se abre

también profundamente entre los ricos y la clase media

en peligro de extinción, y a la que se difumina entre esta

clase media y los pobres.

La situación se ilustra convenientemente mediante la

“pirámide de Samuelson” *. Si construimos una pirámide

con bloques de los que usan los niños para jugar, y cada

pequeño cubo representa un ingreso de $1,000, el vértice

de la pirámide sería más alto que la torre Eiffel para el

0.75 % de la población norteamericana, mientras que

para la mayoría de la población la pirámide no

sobrepasaría una yarda de altura sobre el nivel del suelo.

Si en lugar del ingreso utilizamos la riqueza acumulada

como referente, el pico de la pirámide (para los ricos) ya


575

no alcanzaría la altura de la torre Eiffel sino la del Monte

Everest.

La Ley de Salud Asequible (“Affordable Care Act”) más

conocida por “Obamacare”, colocó bajo luminarias el

hecho de que decenas de millones de ciudadanos

norteamericanos carecen de seguro médico, no son

beneficiarios de cuidados preventivos de salud, o son

discriminados por las compañías de seguros debido a

condiciones patológicas preexistentes.

El sistema de salud de Estados Unidos depende

demasiado de equipamiento auxiliar de alta tecnología.

Es el más costoso del mundo y absorbe alrededor de un

14 % del producto nacional bruto. En consecuencia,

aquellos que poseen un buen seguro de salud reciben

generalmente atención médica de primera calidad

técnica, aunque desprovista con frecuencia de calidez


576

humana, mientras un segmento sustancial de la población

no recibe o recibe limitadamente los beneficios del

sistema. Es por este motivo que Estados Unidos, a pesar

de que invierte en la esfera médica mucho más que

cualquier otro país, no logra ponerse al frente en ninguno

de los índices de salud y, por el contrario, en muchos de

ellos ocupa un vergonzoso lugar detrás de países, como

Cuba, con incomparablemente menos recursos y un

bloqueo económico, financiero y comercial que se

mantiene a pesar del restablecimiento de relaciones

diplomáticas.

*Paul Samuelson (1915-2009): Premio Nobel en

Ciencias Económicas. Uno de los fundadores de la

Economía Neo-Keynesiana. Se opuso a los recortes de

impuestos a los ricos del presidente George W. Bush.


577


578

CIBERACTIVISMO, NUEVA FORMA DE

PROTESTA SOCIAL

El 15 de noviembre de 2013 el intruso informático

(“hacker”) Jeremy Hammond, vinculado con

Anonymous, fue sentenciado a 10 años de prisión más 3


579

años de libertad supervisada, por realizar ataques

cibernéticos a varias agencias gubernamentales y

corporaciones, en particular a “Strategic Forcasting Inc.”,

más conocida por “Stratfor”, compañía privada de

inteligencia global.

Hammond transfirió correos electrónicos de Stratfor al

grupo anti-secretos WikiLeaks. Los documentos

publicados hasta ahora se relacionan con clientes como

Goldman Sachs y Coca-Cola. Su ciberactivismo fue

motivado por la preocupación ante el creciente papel que

desempeñan firmas privadas en la obtención de

inteligencia tanto dentro de Estados Unidos como en el

exterior. “Como resultado del ciberataque a Stratfor –

declaró Hammond en la corte- se conocen ahora algunos

de los peligros de la industria de inteligencia privada”.


580

Hammond, con el pseudónimo de “Anarchaos” sustrajo,

en uno de sus ataques a Stratfor, 200 gigabytes de

información confidencial y puso fuera de servicio a sus

computadoras durante seis semanas. Sarah Kinster,

abogada de Hammond, alegó que nada de lo hecho por

éste tenía por objetivo ganancias personales y sus

acciones no eran otra cosa que una nueva forma de

protesta.

Estados Unidos es el país de los secretos de Estado. Cada

año clasifica cantidades colosales de información. Cada

documento secreto que se relaciona con un trabajo sucio

realizado por la CIA, el FBI u otra agencia

gubernamental, genera nuevos documentos secretos que

se refieren a las acciones posteriores imprescindibles para


581

ocultar la acción ilegal primaria, del mismo modo que

una persona mentirosa está obligada a seguir mintiendo

para evitar que descubran sus patrañas.

El hecho de que nunca antes la dirección política de

Estados Unidos se comportó de manera tan alejada de la

ética, tanto en la esfera nacional como en la

internacional, y nunca, por tanto, se vio en mayor

necesidad de ocultar tanta información a sus ciudadanos,

da origen a una nueva forma de protesta social, la de

poner en conocimiento de la población lo que se

mantiene secreto no porque tenga valor alguno para la

seguridad nacional sino porque, de conocerse, se

pondrían al descubierto las manipulaciones y mentiras de

la administración.
582

Esta forma de lucha comenzó a cobrar importancia en la

década de 1970. En los años recientes, al invadir el

ciberespacio, plantea nuevos problemas filosóficos y

éticos no resueltos totalmente, al tiempo que se muestra

como un campo de acción de inconmensurables

posibilidades. El ciberactivismo, que posee entre sus

armas el ciberataque (“hack”), aunque yo prefiero el

término ciberinfiltración, puede ser una herramienta

formidable en el contrapunteo entre el secreto y la

transparencia, para inclinar la balanza hacia esta última.

Tirios y troyanos, por supuesto, pueden utilizar a su favor

el intrusismo electrónico, pero la vulnerabilidad está de

parte del que más y peores secretos necesite ocultar, lo

cual coloca al imperio en situación extremadamente

desventajosa.
583

Pero examinemos brevemente la experiencia acumulada.

El escándalo, en marzo de 1971, cuando los documentos

ocupados en la sede del FBI en Media, Pennsylvania,

fueron publicados, obligó a poner fin al siniestro

programa COINTEL, utilizado para reprimir a todos los

movimientos progresistas.

Entre los más de mil documentos que vieron la luz y

demostraban que el FBI dedicaba gran parte de su

tiempo, personal y recursos materiales no a la

investigación de crímenes sino a la vigilancia de grupos

que se oponían a la guerra o luchaban por sus derechos

civiles, se publicó un memorando que instruía a todos los

agentes en los procedimientos a utilizar, como chequeo y

acoso constante, intercepción de comunicaciones

telefónicas, medidas coercitivas para obligar a la

delación, infiltración de agentes provocadores, etc., con

el objetivo de sembrar la paranoia entre los grupos de la


584

Nueva Izquierda (“New Left”) lo cual, obviamente, no es

función de agencias oficiales en un país que se supone

democrático.

En 1967 el Secretario de Defensa Robert McNamara

ordenó un estudio sobre la guerra de Vietnam que se

convirtió en un conjunto de 7,000 páginas de documentos

“Top Secret” llamado “Pentagon Papers” (Papeles del

Pentágono). El trabajo se terminó en los primeros meses

de 1969.

Daniel Ellsberg, que trabajó como asesor del

Departamento de Defensa durante la escalada de la

guerra en Vietnam y tenía acceso a documentos

clasificados en su carácter de asesor de la Corporación

Rand (1), supo al leer el documento todo lo que se había


585

ocultado a la opinión pública norteamericana con el fin

de escalar una guerra injusta, innecesaria e imposible de

ganar y decidió sacar copias de los documentos, con

ayuda de su colega en Rand, Anthony Russo, las cuales

entregó a varios senadores y posteriormente al New York

Times que comenzó a publicarlas en junio de 1971. Se

supo entonces la historia de como Estados Unidos se

había empantanado, a espaldas del Congreso, en una

guerra no declarada que comenzó con la ayuda a los

colonialistas franceses entre 1940 y 1950.

Los Papeles del Pentágono no contenían material alguno

que pudiese ser útil al enemigo; sin embargo, la

administración acusó a Ellsberg de conspiración para

cometer espionaje y otros cargos. La motivación, en

realidad, era política. Los Papeles del Pentágono


586

constituían una prueba irrebatible de que tanto Lyndon

Johnson como Richard Nixon habían mentido al pueblo

norteamericano para que aceptase la guerra y su escalada.

Uno de los ejemplos históricos más ilustrativos de los

abusos del gran jurado fue el acoso de los investigadores

federales a Daniel Ellsberg, a sus familiares y a todas las

personas relacionadas con él. Las “subpoenas” u órdenes

de comparescencia obligatoria, fueron utilizadas como

instrumento de represión y castigo, incluso contra el hijo

de Ellsberg de 15 años de edad.

El 11 de mayo de 1973, la sólida defensa de los abogados

de Ellsberg, por una parte, y la grosera actuación del

gobierno con sus métodos coercitivos o ilegales para la

obtención de evidencias, por otra, determinaron que el


587

juez de distrito William Byrne desestimase todos los

cargos contra Ellsberg y Russo.

La desesperación de la administración Nixon por impedir

nuevas filtraciones y por obtener información que

desacreditase a Ellsberg, condujo a la creación de los

“plumbers” (plomeros) de la Casa Blanca y a muchos de

los abusos que se conocieron posteriormente al

producirse el escándalo de Watergate. Después de la

exoneración de Ellsberg, el fiscal William Merrill reveló

a éste que existió un complot para “incapacitarle

totalmente” que en el lenguaje de la mafia significaba

asesinarle. Esta acción sería ejecutada por el mismo

personal del Watergate, incluyendo a un grupo de

terroristas cubanoamericanos de Miami al servicio de la

CIA. (2)
588

La etapa cibernética en la difusion de informaciones

secretas la inicia el periodista australiano Julián Assange,

fundador y editor de WikiLeaks, que adquiere notoriedad

internacional a partir del año 2010. La difamación y la

persecución no tardaron en llegar y Assange tuvo que

refugiarse, desde el 19 de junio de 2012, en la Embajada

de Ecuador en Londres para evitar la extradición a Suecia

y la subsiguiente extradición a Estados Unidos donde

sería procesado por divulgar decenas de miles de

documentos clasificados diplomáticos y militares.

Assange y el grupo musical puertorriqueño Calle 13

lanzaron el 13 de noviembre el tema “Multi_Viral” sobre

la manipulación informática de los medios de

comunicación. “Quieren detener el incendio que se


589

propaga, pero hay fuegos que con agua no se apagan”

reza la letra del rap.

Chelsea Elizabeth Manning (Bradley Edward

anteriormente), soldado del Ejército de Estados Unidos,

fue asignado como analista de inteligencia a una unidad

militar destacada en Irak donde tuvo acceso a bases de

datos clasificados. A comienzos de 2010 filtró a

WikiLeaks un gran volume de material secreto que

incluía videos del genocida ataque aéreo del 12 de Julio

de 2007 sobre Bagdad, de la masacre de Granai del 4 de

mayo de 2009 en Afganistán, 250,000 cables

diplomáticos estadounidenses y 500,000 informes del

Ejército que se conocen como “Iraq War log” y “Afgan

War log”. Gran parte de este material fue publicado por

WikiLeaks o sus medios afines.


590

En julio de 2013, Manning fue condenado, por violación

de la Ley de Espionaje y otros cargos, a 35 años de

prisión con posibilidad de libertad condicional (“parole”)

en ocho años. Manning cumplió parte de su sentencia en

la instalación penitenciaria de máxima seguridad

conocida com “U.S. Disciplinary Barracks” en Fort

Leavenworth, pero fue liberado en mayo de 2017 por el

presidente Obama.

Edward Snowden, ex empleado de la CIA y de la NSA,

entregó al Washington Post, a The Guardian y a otros

medios, unos 200,000 documentos clasificados, los

cuales pusieron al descubierto el programa de vigilancia

masiva de la NSA y, en menor grado, de las agencias

homólogas en Gran Bretaña (GCHQ), Israel (ISNU),


591

Canadá (CSE) y Noruega (NIS). En mayo de 2013

salieron a la luz pública los programas de vigilancia en la

Internet, como PRISM, XKeyscore y Tempora, y en las

comunicaciones telefónicas. Acusado de espionaje y de

robo de propiedad gubernamental, Snowden es

considerado un fugitivo por las autoridades

norteamericanas y vive actualmente en Rusia, en calidad

de asilado temporal.

A pesar de la represión y de las cada vez más rigurosas

medidas de control de los flujos de información, no será

posible detener las filtraciones. Esto se debe a una

contradicción insoluble del sistema. Si un gobierno actúa

al margen de las normas de convivencia internacional

tendrá necesariamente que guardar el secreto de sus

actividades y, mientras mayor y más abarcadora sea la


592

cantidad de información clasificada mayor número de

personas tendrán que ser autorizadas para el acceso a

ellas, pues de otro modo la maquinaria burocrática del

Estado no podría funcionar y, por consiguiente, mayor

será el número de personas que tendrán conocimiento de

los malos manejos de la administración y que estarán

dispuestas a denunciarlos.

Los ciberactivistas, incluyendo a sus guerreros

clandestinos, los ciberinfiltrados, tienen la posibilidad y

la ventaja de no actuar solos sin formando parte de redes

mundiales que no están limitadas por distancias ni

fronteras y en las que los participantes se comunican

entre sí de manera instantánea. Estos cibergladiadores

nutrirán seguramente las filas de los prisioneros políticos,

principalmente en Estados Unidos, pero los vampiros de


593

la política y de la guerra perecerán o tendrán que

aprender a vivir a la luz del día.

Ellsberg como precursor, y más tarde Assange, Manning,

Snowden, Hammond, y muchos otros, convirtieron en

obsoletas las reglas de juego de los servicios de

inteligencia y difuminaron el sueño imperial de una

Internet global, la red única bajo Dios y el Tío Sam, pues

ya todo el mundo sabe que Estados Unidos busca el

control de la Internet para obtener el dominio total de la

información, y es un axioma consagrado por el tiempo

que quien tiene la información tiene el poder.

NOTAS

(1) Rand (Research And Development) Corporation.

Tanque de pensar que en sus orígenes tuvo como función


594

principal ofrecer a las fuerzas armadas de Estados Unidos

los resultados de sus investigaciones y análisis en política

global.

(2) Democracy Now: Entrevista a John Dean y a Daniel

Ellsberg, 27 de abril de 2006.


595
596

EN EL MIAMI QUE CONDENÓ A LOS CINCO

Todo el mundo concuerda, excepto el cada vez más

pequeño sector –obcecado y vengativo- de la

ultraderecha cubano-americana, en que el juicio contra

los 5 héroes antiterroristas nunca debió realizarse en

Miami. Los motivos que se alegan son absolutamente

válidos: no era posible un juicio justo e imparcial en una

ciudad dominada por la intolerancia, estereotipos y

prejuicios contra la Revolución Cubana; peor aún, en la

atmósfera cargada de frustración y rencor a causa de la

devolución a su legítimo padre y el regreso a Cuba del

niño Elián González.


597

Pero debemos saber que éstas constituían las principales,

pero no las únicas razones por las que un juicio con

garantías para los acusados era totalmente imposible en

Miami. Año tras año, y desde hace ya largo tiempo, esta

ciudad se ubica en los primeros lugares en cada uno de

los principales índices negativos: malversación,

criminalidad, fraude electoral, desigualdad social y

pobreza extrema, segregación, estafa al Medicare y al

Medicaid, prostitución, pederastia, drogadicción, abuso

policiaco, bajos niveles educacionales, etc., entre todas

las ciudades de Estados Unidos. Ninguna otra se acerca

siquiera al grado de corrupción que existe en Miami.

Históricamente, además, ha recogido toda la escoria

política y social del mundo, especialmente de América

Latina: batistianos, trujillistas, duvalieristas y tonton

macoutes, somocistas, ex-miembros de escuadrones de la

muerte, momios, escuálidos, miembros de maras o


598

pandillas centroamericanas, etc. La ciudad ha

permanecido enquistada en una especie de ghetto

extratemporal dominado principalmente por una mafia de

origen cubano, de manera que la intimidación, el tráfico

de influencias, el clientelismo y el soborno, impiden que

el Sistema Judicial o cualquiera otra institución, pueda

funcionar con garantías de imparcialidad. Para

demostrarlo no es imprescindible trazar un cuadro

abarcador, basta con enfocar uno de los aspectos más

repulsivos:

Coincidiendo con el encarcelamiento de los 5 héroes

(1998) Miami se convertía en el paraíso de la

experimentación con seres humanos. El desarrollo

impetuoso que mostraba la industria médico-

farmacéutica, con la correspondiente necesidad de poner


599

a prueba multitud de nuevos medicamentos y que

multiplicó sus ingresos hasta alcanzar cifras de miles de

millones de dólares, tendría en la enorme masa de

inmigrantes, principalmente latinoamericanos pobres y

con muy bajo nivel de escolaridad, la materia prima

barata que necesitaba para realizar experimentos con

seres humanos impunemente, en gran escala y a costo

irrisorio.

Esto fue posible debido a un extraordinario cambio

cualitativo que se produjo en la investigación médico-

farmaceutica en el último cuarto del siglo XX.

Tradicionalmente, las investigaciones se realizaban en

centros académicos: universidades, escuelas de medicina,

hospitales docentes y fundaciones, por profesores de alto

nivel científico y ético; y las personas que consentían en


600

participar en los experimentos lo hacían en general con

carácter voluntario, un fin altruísta y a plena conciencia

de los riesgos que tendrían para su salud. Pero esta

estructura, demasiado lenta y controlada, no convenía a

las grandes compañías farmacéuticas (“Big Pharma”). La

comercialización de la medicina marchaba a pasos

agigantados y necesitaba romper con las ataduras éticas y

administrativas de la investigación académica.

Comenzando el siglo XXI, ya más del 70% de las

investigaciones habían sido transferidas a los laboratorios

privados llamados CROs (“Contract Research

Organizations”) creados para acelerar y multiplicar los

experimentos y donde el lucro era ahora el único

objetivo. Kenneth Goodman, profesor de bioética en la

Universidad de Miami llamó a estos laboratorios

“mercados de seres humanos” (“human-subjects

bazaars”) (1). Su auge convirtió en marginales a mucha


601

gente pobre. A los que venden su sangre en transfusiones

para subsistir (Estados Unidos es uno de los pocos países

del mundo donde se permite la venta del plasma

sanguíneo) se sumaron los que recurren como medio

habitual de vida a servir una y otra vez como conejillos

de Indias, horrenda ocupación llamada en el argot de este

submundo “guinea-pigging”. (2)

Desde 1970, la FDA (“Food and Drug Administration”)

tiene por ley la responsabilidad de monitorear las

investigaciones que tienen como sujetos a seres humanos.

La FDA realiza este control a través de los IRBs

(“Institutional Review Boards”). La comercialización de

los ensayos clínicos condujo también a cambios radicales

en estos mecanismos de supervisión. En las

investigaciones académicas los IRBs estaban constituídos


602

por los profesores de mayor prestigio en las

universidades, que participaban en ellos sin ánimo de

lucro; pero, en el periodo de tránsito de un milenio al

otro, junto con el desarrollo de los CROs la supervisión

de los estudios clínicos pasó a IRBs comerciales,

financiados por Big Pharma, que lucran y compiten por

clientes, dan origen a múltiples conflictos de intereses y

que, en el mejor de los casos, sólo se preocupan por el

rigor científico de los procedimientos de investigación y

no por los aspectos éticos inherentes a la utilización de

seres humanos. Además, los resultados de las

investigaciones de los laboratorios comerciales rara vez

se publican en revistas especializadas pues “Big Pharma”

no comparte sus secretos con la competencia, lo cual es

uno de los obstáculos que dificultan conocer lo que

realmente sucede al interior de estas organizaciones


603

donde controladores y controlados responden a los

mismos millonarios intereses. (3)

En consecuencia, ciudades como Miami, con una

población empobrecida y un gran número de inmigrantes

indocumentados, constituyen una cantera de sujetos,

disponibles para la experimentación, vulnerables por su

desesperada situación económica o su desconocimiento

del idioma inglés, que no saben o no pueden reclamar sus

derechos, cuyos cuerpos pueden alquilarse por

incomparablemente mucho menos dinero del que

costarían los animales de experimentación y que, después

de perder la salud, si no pierden la vida, no tendrán quien

los ayude ni quien los defienda.


604

Las compañías farmacéuticas pagan típicamente al CRO

$30,000, más un bono de $12,000 por cada sujeto

reclutado para experimentos, y $6,000 adicionales por

cada uno después de los seis primeros (2). Sin embargo,

el conejillo de Indias humano recibirá solamente unos

pocos cientos de dólares a título de “compensación” por

las “molestias” sufridas.

Las principales víctimas de la investigación

comercializada son las llamadas poblaciones “treatment-

naïves”, es decir, aquellas personas que carecen de

seguro médico y, por consiguiente, su consumo habitual

de productos farmacéuticos recetados es nulo o

relativamente muy pequeño, lo cual disminuye la

posibilidad de interacciones entre los principios químicos

activos. Además, participar en una investigación clínica


605

es con frecuencia la única esperanza para el paciente de

obtener medicinas. No sabe, y no se lo dirán tampoco,

que las sustancias que le suministrarán durante el

experimento poco o nada tienen que ver con el

tratamiento que necesita y que, por el contrario, con

frecuencia empeoran su condición. De todos modos, el

conejillo de Indias humano no protestará por dos razones:

una es que, si lo hace, lo excluirán como sujeto de nuevos

experimentos con la pérdida económica que ello significa

y, la otra, si es indocumentado, el temor a la deportación

si las autoridades intervienen.

No fue por tanto casualidad que la mayor compañía

contratista de investigaciones farmacéuticas y

biotecnológicas de toda Norteamérica, SFBC (“South

Florida Bioavailability Clinic”), surgiera en 1998, el año


606

de la infamia, precisamente en Miami. Dos años después

de su creación, en octubre de 2000, recaudó $8.5

millones en venta de acciones para adquirir pequeñas

firmas competidoras y expandirse. Al año siguiente,

2003, ocupaba ya el tercer lugar en la lista de Forbes de

las “200 mejores pequeñas compañías” y sus acciones

habían subido de $8 a $30 dólares. En 2004 adquirió

otras compañías similares y globalizó sus operaciones a

los cinco continentes. En 2005, era ya un gigante, sus

ingresos habían crecido de $19 millones (2000) a $180

millones, el número de sus empleados de 117 a más de

2000 y realizaba simultáneamente unos 180 estudios

clínicos para grandes consorcios farmacéuticos (Merck,

Johnson & Johnson y Abbott). (4)


607

Pero, a finales de 2005, comenzaron a soplar aires de

tormenta. SFBC había comprado en $12 millones el viejo

edificio del Holiday Inn situado en Biscayne Boulevard

para albergar pacientes que participarían en ensayos

clínicos. En octubre de 2005 inspectores del condado

encontraron graves violaciones de los códigos: el edificio

había sido remodelado para 750 camas mientras que el

condado había aprobado solamente 350; en la

remodelación se habían realizado numerosos cambios sin

los permisos correspondientes y el edificio estaba a punto

de colapsar. La capacidad de carga de los pisos se había

excedido en más del 300%. Se había violado también el

código de protección contra incendios. En mayo de 2006

el “Unsafe Structures Board” de Miami Dade ordenó la

demolición del edificio. (5)


608

Sin embargo, violaciones mucho más graves comenzaron

a conocerse. El 2 de noviembre de 2005, la revista

“Bloomberg Markets” (6) reveló que voluntarios pagados

participaban al mismo tiempo en varios experimentos

anulando de este modo su validez científica. En un

segundo informe de Bloomberg se acusaba a SFBC de

amenazar a participantes en los experimentos con la

deportación si servían como testigos en contra de la

organización (7). Los estándares del reclutamiento eran

tan bajos que permitían la participación en los ensayos de

pacientes con tuberculosis, así como alcohólicos y

drogadictos. Se supo además (8) que el IRB que

supervisaba los protocolos de SFBC (“Southern IRB”)

era propiedad de la esposa del vicepresidente y, para

colmo, que la directora de SFBC no tenía licencia para

ejercer la medicina ni el vicepresidente para asuntos

legales tenía licencia para ejercer como abogado (9). Para


609

defenderse, SFBC contrató dos firmas de abogados, una

de Miami y otra de Chicago, mientras que el senador

Charles Grassley (Iowa) solicitaba del Comité de

Finanzas del Senado una investigación del tratamiento

dado por SFBC a sus pacientes. En pocas semanas, las

acciones de SFBC cayeron en un 68% y algunos

accionistas demandaron al CRO por fraude (10).

El 31 de diciembre de 2005 presentaron sus renuncias los

principales ejecutivos de SFBC sin ofrecer explicaciones.

Todos ellos recibieron lo que llaman en Estados Unidos

un “golden parachute” (paracaídas de oro) consistente en

este caso de tres veces el salario anual y millonarias

compensaciones. Para evitar el pago de demandas y

reclamaciones, estos ejecutivos recurrieron a trucos

legales refinanciando sus numerosas propiedades,


610

incluyendo un condominio en Miami Beach y una

mansión frente al mar por un valor de $15 millones de

dólares, con una financiera situada en el extranjero y una

corporación llamada “LAKJS-Enterprises”. (11)

SFBC había adquirido en 2004 una organización similar,

PharmaNet Inc., situada en New Jersey, por $248

millones y tenía una sucursal en Fort Myers, dos en

Canadá y varias en el Este de Europa, Africa, India,

Australia, Brasil y otros países. La fantástica expansión

de esta CRO nos da una idea de la magnitud del negocio

con la enfermedad, la muerte y el sufrimiento ajenos. En

agosto de 2006, la compañía cerró oficialmente su centro

principal en Miami, trasladó sus operaciones para

Princeton, N.J., cambió su nombre por el de “PharmaNet

Development Group”, nuevos ejecutivos asumieron las


611

funciones de los anteriores, y el “lobby” del antiguo

senador Bill Livingston, convertido en cabildero, recibió

$120 mil dólares por representar a la firma en las

investigaciones del Congreso (4). En enero de 2007 el

caso fue cerrado y aquí paz y en el cielo gloria. Qué se

puede hacer cuando, entre los principales accionistas,

figuran hombres de negocios, autoridades, políticos,

periodistas, abogados, (¿jueces?)… y cuando muchas

instituciones locales de cultura o religiosas y aspirantes a

cargos electivos dependen de las donaciones periódicas

de generosos ejecutivos. ¿Quién pagará por los quién

sabe cuantos infelices que perdieron y pierden la vida o

la salud a causa de estos experimentos? -¡Nadie!

Aunque en un primer momento no se advierta la relación,

la historia de SFBC ayuda a entender las causas del


612

ensañamiento contra los 5. ¡Hay demasiados sórdidos

secretos en Miami siempre en peligro de ser

descubiertos! Y existe una intrincada maraña de

interrelaciones entre los que viven de la industria

anticastrista, los que controlan la información mediática,

procesos electorales y hasta la posibilidad de obtener un

empleo; los que utilizan las facilidades que da el poder

para enriquecerse, y los intereses del imperio. No es de

extrañar que reaccionen con violencia ante cualquier

posibilidad de que se abra una caja de Pandora.

¿Con la desaparición de SFBC terminaron en Miami los

experimentos clínicos comerciales con seres humanos? -

¡Por supuesto que no! Otras CROs ocuparon de

inmediato el vacío que se produjo; y no podemos

subvalorar, además, el alto poder de metamorfosis que


613

poseen estas organizaciones, muestra pequeña pero

representativa de las sórdidas y corruptas estructuras del

poder fáctico que prevalecían y prevalecen en el Miami

que condenó a los 5.

(1) Howard Brody: “Hooked –Ethics, the Medical

Profession, and the Pharmaceutical Industry”, Rowman

& Littlefield Publishers, Inc. (2007).

(2) Carl Elliot: “Guinea-pigging. Healthy human subjects

for drug-safety trials in demand. The New Yorker, Jan, 7,

2008.

(3) Adriana Petryna et al: Global Pharmaceuticals, Duke

University Press, (2006).


614

(4) Amy Keller: “Aftermath of a Drug-Testing Firm”,

FloridaTrend.com, 3/1/2007.

(5) David Evans: “Drug-testing company to close Miami

unit”, South Florida Sun-Sentinel, Fort Lauderdale, may

19, 2006.

(6) Bloomberg Markets Magazine: “Big Pharma’s

Shameful Secret”, Nov. 2005.

(7) Michael Smith and David Evans: “3 drug testers

claim SFBC threatened them”, The Seattle Times, Nov.

20, 2005.
615

(8) David Evans et al: “Drug Tests’ Side Effect: Conflict

of Interests”, Bloomberg News, Nov. 6, 2005.

(9) John Dorschner: “SFBC exec’s background

questioned”, Miami Herald, Dec. 16, 2005.

(10) John Dorschner: “SFBC weighs options; sale

possible”, The Miami Herald, Dec.

23,2005.

(11) Patrick Danner: “Golden Parachutes”, The Miami

Herald, June 5, 2006.


616
617

EL FUNESTO SISTEMA DE ADVERSARIOS

El sistema legal en Estados Unidos es extremadamente

adversarial, es decir, la función del fiscal es hacer todo lo

que esté a su alcance para obtener la condena del

acusado, mientras el abogado defensor hace todo lo

posible para que su defendido resulte absuelto o con la

menor pena posible. En este sistema de adversarios, por


618

tanto, donde la meta no es la justicia sino ganar el pleito,

un buen abogado es imprescindible.

Este fue el fundamento de la Corte Suprema de Justicia,

en “Gideon v. Wainwright” (1963) al decidir

unánimemente que en base a la Sexta Enmienda de la

Constitución, los tribunales tienen que proporcionar

ayuda legal a los acusados que no puedan pagar su propia

defensa, porque sin abogado defensor no es posible,

obviamente, un juicio justo. Este fue un momento de luz

en el tan lleno de sombras sistema de justicia de Estados

Unidos.

Lamentablemente, casi medio siglo después, podemos

constatar que la decisión del Supremo quedó, en el mejor

de los casos, como una buena intención, pero ha sido en


619

la práctica una burla del derecho de los pobres a reclamar

justicia.

Cuatro de cada cinco acusados son pobres y necesitan de

ayuda legal. Sin embargo, la presión de políticos

ultraconservadores, renuentes a la utilización de fondos

estatales o federales para pagar la defensa de los que

consideran presuntos culpables, y los obstáculos y

restricciones cada vez mayores a los recursos de

apelación, han convertido en mito el derecho de todo

ciudadano a una defensa adecuada dentro del sistema

criminal.

En los últimos años, la sobresaturación del sistema

judicial, que determina que los tribunales no den abasto

con el número de casos pendientes -y recordemos que


620

Estados Unidos es el país del mundo con mayor

población penal-, disminuye más aún, para el que carece

de recursos, la posibilidad de una buena defensa. En la

abrumadora mayoría de los casos, un abogado recargado

de trabajo y poco competente, después de una breve

entrevista con su “defendido”, le recomienda a éste

declararse culpable (aún siendo inocente) y recibir a

cambio una condena menor. Y en las circunstancias

actuales es ciertamente lo mejor que puede hacer, pues si

decide ir a juicio, con una pobre defensa frente a un fiscal

con mayor motivación, recursos y experiencia, la

condena es prácticamente segura.

En el argot de los tribunales es común escuchar la frase

“sleeping lawyers” (abogados durmientes). Se refiere a

los defensores de oficio que con frecuencia se quedan


621

dormidos mientras celebran el juicio a sus defendidos.

No hay que culparlos demasiado. Se conoce de algunos

que han tenido que preparar la defensa de más de 200

casos en un año, es decir, en menos de dos días para cada

uno. Son tantos los que tienen que atender que no es raro

que confundan los argumentos de un caso con los de

otro. En algunos estados, a falta de abogados en la rama

criminal, han tenido que contratarlos en la rama civil,

cuya experiencia es completamente diferente.

El sistema de justicia de Estados Unidos está diseñado

para la defensa de los ricos. Mientras más dinero alguien

tiene, mejor defensa puede comprar. Es posible que algún

abogado altruista ponga todo su empeño en la defensa de

un inocente sin recibir pago alguno, como Lynne

Stewart, conocida como la abogada del pueblo, o


622

Leonard Weinglass, defensor abnegado de todas las

causas justas, entre ellas la de los cinco héroes cubanos

prisioneros en Estados Unidos, a quienes defendió hasta

su muerte el 23 de marzo de 2011; pero estos casos,

aunque muy meritorios, son excepcionales. Además, una

buena defensa no depende solamente de la calidad

humana del defensor, sino también, y en sumo grado, de

los recursos materiales que éste tenga a su disposición

para contratar investigadores, expertos, ayudantes, y

para gastos de oficina, comunicaciones, relaciones

públicas y transporte, y depende también de los intereses

politicos y económicos que se mueven en contra.


623

LA DEMOCRACIA EN EEUU SE FUE A BOLINA

Son numerosos los factores que durante las últimas

décadas han determinado el deterioro acelerado de la

democracia estadounidense, pero, al parecer, lo que


624

marca el momento crucial, el punto de no retorno, fue la

decisión, en enero 21 de 2010, de la Corte Suprema de

Justicia (“Citizens United v. Federal Election

Commission”) que consideró inconstitucionales las leyes

que prohibían a las corporaciones contribuir a las

campañas políticas. No existen prácticamente barreras a

partir de esta fecha para que el dinero del gran capital

fluya de manera creciente hacia la elección o reelección

de políticos que respondan a los intereses de la élite

económica del país.

La decisión de la Corte Suprema dio lugar a la creación

de “Super Political Action Committees” (Super Comités

de Acción Política) conocidos como “Super PACs”, que

pueden hacer gastos ilimitados con fines políticos. Se

revierte así más de un siglo de esfuerzos por establecer


625

toda una jurisprudencia tendente a frenar el poder

corruptor del dinero en la vida política estadounidense.

El poder de los Super PACs se manifesta en los

resultados de las primarias presidenciales. Refiriéndose a

ellas, señaló el senador Tom Udall (D-N.M.): “gana

quien tiene la chequera más gruesa”, “es una verdadera

subasta”.

Mucho más que nunca, el dinero es el dueño y señor

absoluto del proceso electoral. No hay duda de que en

cada campaña electoral se romperán todos los records de

los años anteriores en el monto de las contribuciones


626

“Citizens United” ofrece la oportunidad a determinadas

personas de utilizar su inmenso poder económico para

obtener decisiva influencia en la política. En junio de

2012, el Super PAC “Restore Our Future” (Restaurar

Nuestro Futuro) afiliado con la campaña presidencial de

Mitt Romney, recaudó más de U.S.$ 20 millones; la

mitad de esa suma fue donada por el gran mogol de los

casinos de Las Vegas, Sheldon Adelson, uno de los

hombres más ricos de Estados Unidos y del mundo,

quien declaró su intención de donar U.S.$ 100 millones

durante la campaña electoral (1).

Cierto es que, de un modo u otro, legal o ilegalmente, el

dinero de las corporaciones intervino siempre en todas

las elecciones y en la actuación de los funcionarios

electos. La diferencia con la situación actual es que los


627

partidos políticos poseían el control fundamental de los

fondos de las campañas electorales. A partir de “Citizens

United” este control pasó rápidamente a manos de los

Super PACs y, por consiguiente, es con éstos (y menos

cada vez con los partidos) con los que la lealtad y los

vínculos de los candidatos se establecen más

fuertemente. Además, ha aumentado el número de dígitos

en el monto de las donaciones y la decisión de la Corte

Suprema confiere a todo este viciado proceso un respaldo

constitucional.

Una desagradable consecuencia de la multiplicación de

los Super PACs, es la proliferación de propaganda

negativa, no basada en hechos reales, nauseabunda,

transmitida a través de anuncios pagados que inundan

los medios de información. De un 9% en 2008 esta


628

basura electoral pasó a un 53% en 2012, o sea, un

aumento de un 44% en un solo periodo (2), y en 2016 el

“linchamiento mediático” pasó a ser el método preferido.

De acuerdo con datos de la Comisión Federal Electoral

(FEC), en las elecciones del año 2000 los PACs

contribuyeron con 114,700,000 dólares; en las de 2004 la

cifra se elevó a $192,400,000; en las de 2008, y todavía

sin producirse la decisión de la Corte Suprema, saltó a

$1,208,124,481. En 2012 sobrepasó los 2 billones de

dólares. El dinero llegó para quedarse y convertir

definitivamente a la democracia norteamericana en una

verdadera plutocracia.

Se ha señalado que “Citizens United” contribuyó a crear

un mundo en el cual los candidatos y los partidos ya no

tienen el control de sus propias campañas electorales y


629

donde una gran parte del dinero es gastado por

empresarios y estrategas políticos que no responden a

institución alguna. Los candidatos “en gran medida, son

instrumentos de fuerzas volátiles fuera de su alcance”. (3)

Las grandes cantidades de dinero de los Super PACs

introducidas en el proceso electoral, aumentan

exorbitantemente los gastos de campaña. El resultado

inmediato y directo es la acentuación de la competencia

entre los candidatos y la dependencia cada vez mayor de

éstos de las donaciones de los Super PACs, creándose así

un círculo vicioso en el cual las corporaciones dictan las

reglas del juego y el dinero desempeña el papel

protagónico.
630

Por otra parte, la decisión de la Corte Suprema alteró el

balance entre los partidos de manera estructural y

permanente a favor del Partido Republicano, que

concentra entre sus afiliados el mayor número de

multimillonarios y altos ejecutivos de las más poderosas

corporaciones.

Sin embargo, aunque el dinero de los PACs fluye

principalmente en apoyo de los candidatos del Partido

Republicano, los del Partido Demócrata se favorecen

también con cantidades nada despreciables. Perrucci y

Wysong (4) describen una creciente “colonización” del

Partido Demócrata por la clase dominante a través del

dinero inyectado en las campañas electorales. Según

estos autores, facilitó el proceso la toma del control del

partido por el “Democratic Leadership Council”


631

(Consejo de Liderazgo Demócrata), fundado a mediados

de los ochenta y vinculado a grandes corporaciones. El

alejamiento gradual del Partido Demócrata de los

intereses de las minorías, de los inmigrantes y de la clase

trabajadora no tendría causas ideológicas ni demográficas

sino, simplemente, sería un reflejo de la creciente

dependencia del dinero de las corporaciones.

En estos momentos no es hipotético el caso de

corporaciones que deciden, a nivel estatal o local, gastar

cientos de miles de dólares en el apoyo a candidatos de

su preferencia y en denigrar a los adversarios. Con

frecuencia estos últimos no tienen los medios suficientes

para contrarrestar las campañas negativas, mientras que

los votantes sólo tienen acceso a versiones ofrecidas por

medios abrumadoramente parcializados. Tampoco es

hipotética la amenaza latente de un apoyo masivo al

aspirante opuesto y de una propaganda permanente y


632

destructora, si el funcionario electo no cumple con las

agendas de las corporaciones.

Me pregunto qué puede restar de la democracia

estadounidense si los Super PACs dominan el panorama

político actual y en ellos solamente están representados

los sectores de la población con mayores recursos

económicos.

Cualquier corporación o millonario puede crear el PAC

que se le antoje y torcer el brazo de los políticos en favor

de intereses especiales, pero las decenas de millones de

pobres de Estados Unidos carecen de un PAC en

Washington que defienda sus derechos.


633

¿Qué cifras alcanzarán en el futuro las donaciones de los

PACs, super PACs y de los millonarios en forma

individual? –Con toda seguridad, las necesarias para que

las corporaciones alcancen el dominio absoluto del

proceso electoral o, lo que es igual, hasta que la

democracia estadounidense no sea otra cosa que un sueño

inalcanzable, un mito, un papalote que tal vez quiso

alcanzar el cielo y en el camino se fue a bolina.

(1) Chris Moody: “GOP Super PAC receives major

contributions from casino mogul Sheldon Adelson”, The

Ticket, July 16, 2012.

(2) Stephen Wright: “2012 elections without Super PAC

dabbling”, Examiner, July 12, 2012.

(3) Matt Bai: “How much has Citizens United changed

the political game?, New York Times, July 17, 2012.


634

(4) Robert Perrucci y Earl Wysong: “The New Class

Society”, Bowman and Littlefield Publ., 2008, p.160.


635

ARMAS POR DROGAS, DROGAS POR ARMAS


636

El contrabando de armas de Estados Unidos hacia

México comenzó a tomar fuerza a partir de los años

setenta. El Artículo 10 de la Constitución de ese país

garantiza a los ciudadanos el derecho a poseer armas

para su propia protección o legítima defensa, excepto

aquellas que estén expresamente prohibidas por la ley o

que su uso esté reservado exclusivamente para los

militares. Hasta 1968, era libre la venta de armas de

fuego de pequeño calibre pero, a partir de las protestas

estudiantiles antigubernamentales, sumadas al auge de

movimientos de liberación nacionales, el gobierno

clausuró las tiendas de ventas de armas e impuso el

registro (ampliamente ignorado por la población) de

todas las armas. Los estrictos controles establecidos por

el gobierno mexicano fueron aprovechados por

traficantes de ambos lados de la frontera para


637

incrementar el volumen de sus negocios: armas de

Estados Unidos hacia México, drogas de México hacia

Estados Unidos.

En fecha tan temprana como 1977, el New York Times

(1) denunciaba ya el contrabando de armas

norteamericanas hacia el territorio mexicano. Tengamos

en cuenta que el tráfico ilegal de armas está íntimamente

ligado al de las drogas. Las armas cuestan caras y hay

que pagarlas en dólares, pero los carteles de la droga las

necesitan para imponer su dominio y el dinero no es un

factor limitante. Por el contrario, no sólo alcanza para

pagar el costo de las armas sino para sobornar a un

ejército de colaboradores en todos los niveles de la

administración en ambos lados de la frontera.

Cuando a un funcionario publico un traficante de armas o

drogas le paga la suma de lo que ganaría tal vez en diez


638

años de trabajo por sólo mirar hacia otro lado y cuando,

por el contrario, si mira hacia donde debe de mirar, pone

en grave peligro su vida y la de su familia, no es difícil

entender lo que ha estado sucediendo en la zona

fronteriza. El tráfico en ambas direcciones no sería

posible sin la complicidad de empleados de aduanas,

guardias fronterizos, agentes de narcóticos, funcionarios

administrativos, periodistas, políticos, militares, jueces,

fiscales y policías.

Cierto. Sin embargo, ésta era una explicación muy

convincente hace 10 ó 20 años, pero el grado de violencia

y caos en la zona fronteriza de México alcanza niveles

tan altos que resulta difícil encontrar actualmente una

explicación completamente satisfactoria a no ser que

valoremos la intervención de otros factores que se

insertan en un panorama geopolítico más amplio. ¿A

quiénes conviene que el crimen y el caos conduzcan a


639

una situación de ingobernabilidad en la zona fronteriza

de México? -Ciertamente no a los traficantes, porque no

hay nada más perjudicial para sus negocios que los

estados de emergencia. Pero sí para la ultraderecha

estadounidense que desea la militarización y el cierre de

la frontera y la expulsión de todos los inmigrantes

indocumentados; y también para la ultraderecha

mexicana que ve en el establecimiento de un régimen

autoritario, policíaco-militar, la única posible barrrera al

acceso al poder de un movimiento popular similar a los

ya triunfantes en otros países latinoamericanos.

Es por este camino, me parece, por donde la

investigación periodística ha sido muy pobre. Lisa

Guáqueta (2), del “Institute for Policy Studies” de

Wahington D.C., considera que un área importante de

investigación es la fabricación de armas. “¿La gran

industria de armas de Estados Unidos –se pregunta-


640

traslada parte de su producción a México? ¿Están

fabricándolas localmente en ciudades fronterizas como

Ciudad Juárez?…”.

Garrett M. Graff, profesor de la Universidad de

Georgetown y editor principal de la revista “The

Washingtonian”, en su libro “The Threat Matrix” (3),

revela que en el periodo posterior al 9/11, justo cuando se

recrudecía la guerra de los carteles de la droga, el Buró

Federal de Investigaciones (FBI) sacó de la frontera sur

alrededor de 2,000 agentes ocupados en perseguir a los

narcotraficantes y trasladó sus responsabilidades a la

“Drug Enforcement Agency” (DEA). Se considera que

los mejor entrenados para perseguir tanto a

narcotraficantes como a contrabandistas de armas u otros

criminales, son precisamente los agentes del FBI.


641

¿Por qué abandonó el FBI la frontera sur? –Graff explica

que se debe a una reestructuración y reasignación de

tareas. Actualmente, en el Buró existen tres Divisiones de

seguridad nacional: Contraterrorismo, Contrainteligencia

y Delitos Cibernéticos. En la esfera criminal, el FBI ya

sólo se ocupa de los casos de mayor envergadura. La

División de Delitos Cibernéticos es enteramente nueva y

refleja el interés del gobierno en las comunicaciones por

Internet (tomen nota los blogueros). Graff observa una

correlación casi directa entre el auge de la violencia en la

frontera y la salida del área de los oficiales del Buró. Me

pregunto si es posible conciliar la decisión de sustraer

2,000 agentes, con la priorización que supuestamente se

asigna a la estabilidad en esta área tan sensible. El hecho

parece reforzar la tesis de un caos programado.

En abril de 2009, el presidente Barack Obama, citando

datos del ATF (4), afirmó que el 90 % de las armas que


642

se confiscan en México proceden de Estados Unidos. En

un informe del mismo año, la GAO (5) señala que las

armas objeto del tráfico ilegal son cada vez más

poderosas y letales. La G.A.O. destaca que tanto el

gobierno de Estados Unidos como el de México “no ven

por qué razón los carteles de la droga habrían de pasar

por la dificultad de adquirir armas en otras partes del

mundo y transportarlas a México cuando es tan fácil para

ellos adquirirlas en Estados Unidos.”

Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos es

prácticamente impotente ante los poderosos “lobbies”

congresionales de la “National Rifle Association”

(NRA), brazo de relaciones públicas de la industria de las

armas, y de otras organizaciones, que disponen de

grandes recursos para la propaganda y los litigios

judiciales. La administración Obama anunció a finales de

julio de 2011, una medida federal que obligaba a las


643

tiendas de armas a reportar las compras de dos o más

fusiles semiautomáticos, de calibre mayor al .22, dentro

de los cinco días siguientes a la compra. La medida

afectó a 8,500 tiendas de venta de armas en los cuatro

estados fronterizos: Texas, New Mexico, Arizona y

California (6). De inmediato, la NRA y otras

instituciones a favor de la venta libre de armas,

presentaron demandas contra el gobierno federal. Cada

medida que el gobierno pretenda implantar con el fin de

establecer algún control, aunque sea mínimo, sobre la

venta de armas, tendrá que pasar primero por una larga y

costosa batalla judicial.

La situación de la administración Obama a este respecto

se debilitó notablemente a causa del completo fracaso de

ATF en la operación llamada “Fast and Furious”. La

operación, comenzada en noviembre de 2009, consistía

en dejar pasar las armas al interior de México y


644

monitorearlas todo el tiempo hasta su destino final, lo

que supuestamente serviría para ubicar y destruir los

centros operativos de los carteles de la droga. En parte

por negligencia y en parte por escasez de recursos, la

operación fue un desastre. Las armas, 2,200 fusiles de

asalto, se perdieron de vista y están siendo utilizadas por

los carteles en asesinatos, secuestros y derribo de

helicópteros (7). Según un informe publicado por

William Lajeunesse, de Fox News, agentes federales

norteamericanos pactaron con el cartel de Sinaloa

permitir la entrada en Estados Unidos de toneladas de

narcóticos a cambio de información acerca de los carteles

rivales (Fox News, Aug. 6, 2011).

Según Steven Dudley (8), co-director de “InSight”, un

grupo que se enfoca en el crimen organizado, la

administración Obama no proporcionó los medios

imprescindibles a las agencias que tienen la


645

responsabilidad de detener el flujo ilícito de armas hacia

las pandillas criminales. y carecía de la voluntad política

para realizar los cambios necesarios en las leyes. Dudley

señaló además que ATF “tiene el mismo número de

agentes que tenía en 1970, esto es, unos 700 inspectores,

con la función de controlar a 120,000 vendedores de

armas de fuego”.`

Pero los fabricantes de armas disfrutan de muchas

maneras de impedir las acciones legales. Por ejemplo,

“Intratec Inc.” (“Navegar”) con sede en Miami, Florida,

comenzó a fabricar en los años ochenta la “pistola de

asalto” TEC-9, basada en las subametralladoras ilegales

KG-9 y KG-99, producidas previamente por la firma. El

arma recibe cargadores de hasta 32 balas, acepta

silenciador, no recoge huellas dactilares (según el

fabricante) y es fácilmente convertible a fuego en ráfaga.

Ha sido la más utilizada en acciones criminales en todo el


646

país, entre ellas la masacre de “101 California Street” en

San Francisco, en julio de 1993, y la tragedia de

“Columbine High” en abril de 1999. El cubano-

americano Carlos García, dueño de la empresa admitió:

“Yo sé que parte de las armas que fabrico terminarán

asesinando personas, pero no soy responsable por eso”

(9). En 1989, el estado de California, y en 1991 el

Distrito de Columbia, prohibieron la TEC-9. En

respuesta, Intratec Inc cambió el nombre de la pistola por

TEC-DC-9 para evadir la ley (10). Cuando en 1994 el

gobierno de Estados Unidos puso en vigor la “Assault

Weapons Ban” (prohibición de armas de asalto), TEC-

DC-9, a su vez, se convirtió en TEC-AB-10 (11) con

ligeras modificaciones.

La TEC-9 fue usada primeramente por la mafia cubana

de la droga en los años ochenta. La podemos ver en

acción en la serie televisiva “Miami Vice”. Dennis


647

Henigan, director del “Brady Center to Prevent Handgun

Violence” afirmó que la TEC-9 “es un arma literalmente

diseñada no para otra cosa que para el asesinato masivo”

(12). TEC-9, o sus variantes, fueron utilizadas por la

contra nicaragüense, paramilitares y escuadrones de la

muerte en Centroamérica y en acciones terroristas de

infiltración contra Cuba.

John Miller, periodista de ABC News, que cubrió la

masacre de Columbine High, afirmó que “desde entonces

[desde que ATF prohibió la TEC-9] la compañía Navegar

[Intratec] de Carlos García, en Miami, ha continuado

modificando el arma, a menudo cambiándole

simplemente de nombre y eludiendo de este modo la

ley”. (13)

Sin embargo, ATF permitió la venta en 1989 de los

modelos calibre .22 de las armas de asalto prohibidas,


648

basándose en que las armas de ese calibre se consideran

de uso deportivo. “Este romántico criterio de balas

buenas contra malas –explica Sugarmann (14)- ignora las

realidades del mercado de armas de asalto.” Una de las

más populares es la TEC-22 “Scorpion”. Aunque menos

letal por tiro que una 9 mm, el efecto total de una ráfaga

de 30 balazos .22 no es muy deportivo que digamos.

Según Bárbara Vobejda, periodista del Washington Post

(15), basándose en declaraciones del director de ventas y

comercialización de Intratec, las letras DC en TEC-DC-9

significan “Distrito de Columbia”. Intratec añadió estas

dos letras a TEC-9 en 1992 después que el Distrito

adoptó una ley, que nombraba específicamente a la TEC-

9, haciendo responsables a los fabricantes de armas por

las muertes que éstas produzcan. La inclusión de DC en

el cambio cosmético de TEC-9 a TEC-DC-9 fue pues,

añadir sarcasmo a la burla arrogante de la ley. De igual


649

modo, las letras AB en TEC-AB-10, que significan

“After Ban” (después de la prohibición), constituyen una

nueva burla a las prohibiciones de Washington de 1994.

Según el propio García , el año de la prohibición su

empresa tuvo ingresos por $1.7 millones. Poco tiempo

después adquirió una residencia junto al mar, en Coral

Gables, por valor de $2.9 millones. García, que emigró

de Cuba en 1962, se dedicó al negocio de la venta de

armas de fuego en una tienda en la Pequeña Habana

llamada “Garcia’s National Guns”. Carecía de

experiencia en su fabricación pero se asoció con George

Kellgren, un sueco especializado en diseño de armas

militares y formaron “Interdynamics Inc.” a comienzos

de la década de 1980, fabricando la KG-9 (K por

Kellgren, G por García) pero el arma fue declarada ilegal

por ATF. Fabricaron entonces la KG-99 que también fue

prohibida. En 1984 Kellgren abandonó el negocio, García


650

cambió el nombre de la empresa por “Intratec”,

transformó la ilegal KG-99 en TEC-9 y cuatro años más

tarde creó “Navegar” para promocionar la venta (16). En

2001 cesó la fabricación de estas armas asesinas, pero

decenas, tal vez cientos de miles de ellas circulan entre la

población y están a la venta en Estados Unidos y otros

países, cobrando cada día las vidas de muchos seres

inocentes.

Estados Unidos es la sociedad más violenta del mundo,

sus gastos militares sobrepasan 1/3 del gasto militar

mundial y es responsable de la muerte de millones de

seres humanos en todos los continentes. Las personas que

mueren al año en Estados Unidos por disparos de armas

de fuego, sobrepasan la cifra de 34,000 (17), es decir,

más de 650 por semana, unas 90 cada día, mientras que


651

otras decenas de miles sufren heridas sin consecuencias

fatales. Por disparos de armas de fuego mueren cada año

en Estados Unidos más de 3,000 niños y adolescentes,

uno cada tres horas; diez veces más que la suma de los

que mueren por este motivo en Japón, Gran Bretaña,

Alemania, Francia y Canadá. Todas estas cifras

permitirían considerar que existe una especie de guerra

interna contra sus propios ciudadanos, con más bajas que

en cualquiera de las libradas en otras latitudes.

Las armas en este país son mucho más que simples

instrumentos de muerte, son como iconos sagrados y

forman parte de una cultura de “cow-boy” que se refleja

en el estilo agresivo de su política exterior.

La industria de las armas, a través de la NRA, ha

fundamentado históricamente el supuesto derecho a la

venta libre de armas, en la Segunda Enmienda de la


652

Constitución, que reza: “Siendo necesaria una bien

regulada milicia para la seguridad de un estado libre, el

derecho del pueblo a poseer y portar armas, no debe ser

violado”.

Los defensores de la libre posesión y venta de armas

utilizan generalmente en su propaganda sólo la segunda

parte del enunciado y omiten que esta segunda estaba

condicionada a la primera, o sea, a “una bien regulada

milicia”. De todos modos, es una discusión bizantina

tratar de descifrar la intención de los padres fundadores

en el momento en que escribieron la frase, pero estoy

seguro de que James Madison no estaba pensando en una

“no regulada” industria de las armas y ni siquiera

imaginó el poder que ésta tendría. No pudo imaginar

tampoco que armas norteamericanas compradas con

dinero del narcotráfico llevarían la destrucción y el caos a

la frontera sur. El mundo actual es totalmente diferente al


653

de 1791 y no se puede justificar una situación que origina

miles de muertes con una frase muy respetable pero que

es fruto de antiguas realidades y de la ideología política y

social dominante en otra época.

(1) “Smuggled Guns from U.S. are Common in

Mexico”, New York Times, Jan. 23, 1977.

(2) Lisa Guáqueta: “Arms Trafficking at the U.S.-

Mexico Border”, Washington, D.C., Foreign Policy

Focus, March 26, 2010.

(3) Garrett M. Graff: “The Threat Matrix”, Little, Brown

and Company, Hachette Book Group, 2011, pp. 520-521.

(4) “Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and

Explosives”.

(5) “Government Accountability Office”


654

(6) Michel Marizco: “Gun Rights Groups Sue Feds Over

Rifle Rule Aimed at Cartels”, News for Austin, Aug. 4,

2011.

(7) La Operación “Gunrunner”, durante el gobierno de

George W. Bush, terminó igualmente en fracaso.

(8) Citado por Robert Beckhusen en “New player in

Mexico’s drug war: the NRA”, Wired.co.UK, Aug. 5,

2011.

(9) “I know some of the guns going out of here are going

to end up killing people. But I’m not responsible for

that.” Citado por Peter H. Brown y Daniel G. Abel:

“Outgunned”, The Free Press, 2003, p. 273.

(10) Brown y Abel: Idem, p. 273

(11) AB significa “After Ban” (después de la

prohibición).
655

(12) Brown y Abel: Idem, p. 89.

(13) Idem.

(14) Josh Sugarmann: “NRA, money, firepower,

fear”, National Press Books, Washington, DC, 1992, pp.

208-209.

(15) Bárbara Vobedja: “The Colorado Pistol

With ‘DC’ in Its Name”, Washington Post, May 1, 1999.

(16) David Olinger: “Following the guns”,

Colorado News, Aug. 1999.

(17) Lilian B. Rubin: “A Lack of Gun Control

Leads to Gun Crime”. In: “Guns and Crime”, 2008, p. 54.


656

NARCOTRÁFICO, INSTRUMENTO DE DOMINIO

IMPERIAL
657

[Artículo publicado en América Latina en Movimiento

(ALAI) el 29/05/2012]

Después de varias décadas de “guerra contra las drogas”,

acompañadas de un costo colosal en vidas humanas y

recursos materiales, los narcotraficantes son hoy más

fuertes que nunca y controlan un territorio más amplio

que en cualquier época anterior.

En los últimos seis años, ocurrieron en México más de

47,000 asesinatos relacionados con el tráfico de drogas.

De 2,119 en 2006 aumentaron a cerca de 17,000 en 2011.

En 2008, el Departamento de Justicia norteamericano


658

advirtió que las DTOs (Organizaciones de Tráfico de

Drogas), vinculadas a cárteles mexicanos, se encontraban

activas en todas las regiones de Estados Unidos. En la

Florida actúan mafias asociadas con el cártel del Golfo,

los Zetas y la Federación de Sinaloa. Miami es uno de los

principales centros de recepción y distribución de la

droga. Además de los mencionados, otros cárteles, como

el de Juárez y el de Tijuana, operan en Estados Unidos.

Los cárteles de México cobraron mayor fuerza después

que sustituyeron a los colombianos de Cali y Medellín en

los años 90 y controlan ahora el 90 % de la cocaína que

entra en Estados Unidos. El mayor estímulo al

narcotráfico es el alto consumo estadounidense. En 2010,

una encuesta nacional del Departamento de Salud reveló


659

que aproximadamente 22 millones de norteamericanos

mayores de 12 años consumen algún tipo de drogas.

Estos, que son sólo algunos de los más inquietantes datos

estadísticos, permiten cuestionar la eficacia de la llamada

“guerra contra las drogas”. Es imposible creer que exista

realmente una voluntad política para poner fin a este

flagelo universal cuando observamos el papel que ha

desempeñado el narcotráfico en la contrainsurgencia, la

expansión de las transnacionales y las ambiciones

geopolíticas de Estados Unidos y otras potencias.

Repasemos, en síntesis, la historia reciente (1). La

administración de Richard Nixon, al iniciar la “guerra

contra las drogas” (1971), desarrollaba al mismo tiempo

el tráfico de heroína en el Sudeste Asiático con el


660

propósito de financiar sus operaciones militares en esa

región. La heroína producida en el Triángulo de Oro

(donde se unen las zonas montañosas de Vietnam, Laos,

Tailandia y Myanmar) era transportada en aviones de

“Air America”, propiedad de la CIA (2)(3). En una

conferencia de prensa televisada el primero de junio de

1971, un periodista le preguntó a Nixon: “Señor

presidente ¿qué hará usted con las decenas de miles de

soldados americanos que regresan adictos a la heroína?”

(4)

Las operaciones de “Air America” continuaron hasta la

caída de Saigón en 1975. Mientras la CIA traficaba con

opio y heroína en el Sudeste Asiático, el tráfico y

consumo de estupefacientes en Estados Unidos se

convertía en tragedia nacional. El presidente Gerald Ford


661

solicitó al Congreso en 1976 la aprobación de leyes que

sustituyesen la libertad condicionada con la prisión,

estableciesen condenas mínimas obligatorias y negasen

las fianzas para determinados delitos de drogas. El

resultado fue un aumento exponencial del número de

convictos por delitos relacionados con el tráfico y

consumo de drogas y la consiguiente conversión de

Estados Unidos en el país con mayor población penal del

mundo. El peso principal de esta política punitiva cayó

sobre la población negra y otras minorías.

Las administraciones estadounidenses durante los años

80 y 90 apoyaron a gobiernos sudamericanos

involucrados directamente en el tráfico de cocaína.

Durante la administración Carter, la CIA intervino para

evitar que dos de los jefes del cártel de Roberto Suárez


662

(Rey de la Cocaína) fuesen llevados a juicio en Estados

Unidos. Al quedar libres, pudieron regresar a Bolivia y

jugar papeles protagónicos en el golpe de estado

(“Cocaine Coup”) del 17 de Julio de 1980, financiado por

los barones de la droga. La sangrienta tiranía del general

Luis García Meza fue apoyada por la administración de

Ronald Reagan.

La participación más conspicua de la administración

Reagan en el narcotráfico fue el escándalo conocido

como “Irán-contras” cuyo eje más publicitado fue la

obtención de fondos para financiar a la contra

nicaragüense mediante la venta ilegal de armas a Irán,

pero está bien documentado, además, el apoyo de

Reagan, con este mismo propósito, al tráfico de cocaína

dentro y fuera de Estados Unidos.


663

Estas conexiones las explica el periodista William Blum

en su libro “Rogue State” (5). En Costa Rica, que servía

como Frente Sur de los contras (Honduras era el Frente

Norte) operaban varias redes CIA-contras involucradas

en el tráfico de drogas. Estas redes estaban asociadas con

Jorge Morales, capo colombiano residente en Miami. Los

aviones de Morales eran cargados con armas en la

Florida, volaban a Centroamérica y regresaban cargados

de cocaína. Otra red con base en Costa Rica era operada

por cubanos anticastristas contratados por la CIA como

instructores militares. Esta red utilizaba aviones de los

contras y de una compañía de venta de camarones que

lavaba dinero para la CIA, en el traslado de la droga a

Estados Unidos.
664

En Honduras, la CIA contrató a Alan Hyde, el principal

traficante en ese país (“el padrino de todas las actividades

criminales” de acuerdo a informes del gobierno de

Estados Unidos), para transportar en sus embarcaciones

suministros a los contras. La CIA, a cambio, impediría

cualquier acción contra Hyde de agencias antinarcóticos.

Los caminos de la cocaína tenían importantes estaciones,

como la base aérea de Ilopango en El Salvador. Un ex

oficial de la CIA, Celerino Castillo, describió como los

aviones cargados de cocaína volaban hacia el norte,

aterrizaban impunemente en varios lugares de Estados

Unidos, incluyendo la base de la Fuerza Aérea en Texas,

y regresaban con dinero abundante para financiar la

guerra. “Todo bajo la sombrilla protectora del gobierno

de Estados Unidos”. La operación de Ilopango se


665

realizaba bajo la dirección de Félix Rodríguez (alias Max

Gómez) en conexión con el entonces vicepresidente

George H. W. Bush y con Oliver North, quien formaba

parte del equipo del Consejo de Seguridad Nacional de

Reagan.

En 1982, el Director de la CIA, William Casey, negoció

un “memorandum de entendimiento” con el Fiscal

General, William French Smith, que exoneraba a la CIA

de cualquier responsabilidad relacionada con operaciones

de tráfico de drogas realizadas por sus agentes. Este

acuerdo estuvo en vigor hasta 1995.

Reagan y su sucesor, George H. W. Bush, patrocinaron al

“hombre de la CIA en Panamá”, Manuel Noriega,

vinculado al cartel de Medellín y al lavado de grandes


666

cantidades de dinero procedentes de la droga. Cuando

Noriega dejó de ser útil y se convirtió en estorbo, Estados

Unidos invadió Panamá (20 de diciembre de 1989) en un

bárbaro acto sin precedentes contra el derecho

internacional y la soberanía de un país pequeño.

Michael Ruppert, periodista y ex oficial de narcóticos,

presentó en 1997 una larga declaración, acompañada de

pruebas documentales, a los comités de inteligencia

(“Select Intelligence Committees”) de ambas cámaras del

Congreso. En uno de los párrafos se afirma:

“La CIA traficó con drogas no sólo durante la época de

Irán-contras; lo ha hecho durante todos los cincuenta

años de su historia. Hoy les presentaré evidencias que

demostrarán que la CIA, y muchas figuras que se


667

hicieron célebres durante el Irán-contras, como Richard

Secord, Ted Shackley, Tom Clines, Félix Rodríguez y

George H. W. Bush (6) han estado vendiendo drogas a

los americanos desde la época de Vietnam.” (7)

En 1999, la administración de William Clinton

bombardeó despiadadamente al pueblo yugoeslavo

durante 78 días y noches. De nuevo aquí, aparece el

narcotráfico en el trasfondo de las motivaciones. Los

servicios de inteligencia de Estados Unidos y sus

homólogos de Alemania y Gran Bretaña utilizaron el

tráfico de heroína para financiar la creación y

equipamiento del Ejército de Liberación de Kosovo. La

heroína proveniente de Turquía y del Asia Central pasaba

por el Mar Negro, Bulgaria, Macedonia y Albania (Ruta

de los Balcanes) con destino a Italia. Con la destrucción


668

de Servia y el fortalecimiento -deseado o no- de la mafia

albanesa, la administración Clinton dejaba expedito el

camino de la droga desde Afganistán hasta Europa

Occidental (8). De acuerdo con informes de la DEA y del

Departamento de Justicia de Estados Unidos, un 80 % de

la heroína que se introduce en Europa pasa a través de

Kosovo.

Varias administraciones norteamericanas, y en particular

la de George W. Bush, han sido cómplices del genocidio

en Colombia. La “guerra contra las drogas” sostenida por

Estados Unidos con recursos financieros

multimillonarios, asistencia técnica y cuantiosa ayuda

militar, no ha logrado detener el flujo de cocaína y, por el

contrario, ha sido determinante en el surgimiento y

desarrollo de los grupos paramilitares al servicio de


669

narcoterratenientes y también como pretexto para

mantener el dominio sobre los trabajadores y la

población campesina. El Plan Colombia resultó un

completo fracaso pero sirvió como pantalla para la

injerencia de Estados Unidos en el país y mostró

claramente su verdadero objetivo, la contrainsurgencia.

Se olvida a menudo que el narcotráfico es probablemente

el negocio más lucrativo de los capitalistas. Con la guerra

en Colombia lucran las empresas químicas que producen

los herbicidas, la industria aeroespacial que suministra

helicópteros y aviones, los fabricantes de armas y, en

general, todo el complejo militar-industrial. Los billones

de dólares que genera el tráfico ilegal de drogas

incrementan el poder financiero de las corporaciones

transnacionales y de la oligarquía local.


670

La reciente declaración del Secretariado del Estado

Mayor Central de las FARC-EP (9), con motivo del

cuadragésimo octavo aniversario del inicio de la lucha

armada rebelde, denuncia este vínculo drogas-capital:

“…los dineros del narcotráfico se convierten en tierras,

inundan la banca, las finanzas, las inversiones

productivas y especulativas, la hotelería, la construcción

y la contratación pública, resultando funcionales y hasta

necesarios en el juego de captación y circulación de

grandes capitales que caracteriza al capitalismo

neoliberal de hoy. Igual pasa en Centroamérica y

Méjico.”

El Tratado de Libre Comercio Estados Unidos-México

(NAFTA) ha obligado a numerosos campesinos, ante la


671

competencia de productos agrícolas norteamericanos, a

cultivar en sus tierras amapola y marihuana. Otros, frente

a la alternativa del trabajo esclavo en las maquiladoras,

prefieren ingresar en las redes mafiosas de la droga. El

gran aumento del tráfico de mercancías a través de la

frontera y los controles bancarios para combatir el

terrorismo, han desplazado el lavado de dinero de los

bancos hacia las corporaciones comerciales. La

complejidad y el volumen de las operaciones financieras,

y el flujo instantáneo y constante de capitales “on line”,

hacen extremadamente difícil seguir el rastro de las

transacciones ilícitas.

Una de las consecuencias del NAFTA es la impunidad

casi total que acompaña el flujo de narcodólares hacia

ambos lados de la frontera. Al igual que en México, el


672

Tratado de Libre Comercio recientemente puesto en

vigor en Colombia estimulará la violencia, el narcotráfico

y la represión sobre trabajadores y campesinos. La

“Iniciativa Mérida”, a su vez, es sólo la versión México-

Centroamericana del Plan Colombia.

Debemos meditar sobre el hecho de que en todos los

escenarios donde Estados Unidos ha intervenido

militarmente, principalmente en aquellos donde ha

ocupado a sangre y fuego el territorio, el narcotráfico,

lejos de disminuir, como sería de esperar, se ha

multiplicado y fortalecido. En Afganistán, el cultivo de

amapola se redujo drásticamente durante el gobierno de

los talibanes para alcanzar luego, bajo la ocupación

norteamericana, un crecimiento acelerado. Afganistán es

actualmente el primer productor de opio del mundo pero,


673

además, ya no sólo lo exporta en forma de pasta para su

procesamiento en otros países sino que fabrica la heroína

y la morfina en su propio territorio.

Si nos atenemos a los hechos históricos, podríamos

afirmar que la política de Estados Unidos no ha sido la de

“guerra contra las drogas” sino la de “drogas para la

guerra”.

Notas

(1) Podría comenzar en fecha muy antigua, por ejemplo

en la época de las “Guerras del Opio” del imperio

británico para afianzar su dominio sobre China, pero no

es necesario para los objetivos de este artículo.


674

(2) Alfred McCoy: “The Politics of Heroin: The

Complicity of the CIA in the Global Drug Trade”, New

York, Lawrence Hill and Co., 2003.

(3) Con anterioridad, “Air America” había ayudado a las

fuerzas del Kuomingtan, leales a Chiang Kai-shek, a

transportar el opio desde China y Birmania hasta

Bangkok en Tailandia. Los servicios de inteligencia

franceses utilizaron también el tráfico de heroína para

financiar sus operaciones encubiertas en Indochina.

(4) Rick Perlstein: “Nixonland”, Scribner, 2008, p. 567.


675

(5) William Blum: “Rogue State”, Common Courage

Press, 2005, pp. 294-297.

(6) Richard Secord: Mayor General de la Fuerza Aérea

de Estados Unidos, convicto por su participación en el

escándalo Irán-contras; exonerado en 1990 por decisión

de la Corte Suprema. Ted Shackley: “el fantasma rubio”,

jefe de la estación de la CIA en Miami durante la Crisis

de Octubre (“Cuban Missile Crisis”) y durante la

Operación Mangosta (“Mangoose”) dirigida contra Cuba;

Director de la Operación Fénix (“Phoenix Program”)

durante la cual fueron asesinados más de cien mil

vietnamitas; dirigió otras muchas operaciones encubiertas

de la CIA; murió de cáncer en 2002. Tom Clines: una de

las figuras principales del escándalo Irán-contras; entre

1961 y 1962 participó en operaciones encubiertas de la


676

CIA contra Cuba; a las órdenes de Ted Shackley estuvo a

cargo de la guerra secreta en Laos y participó en la

Operación Mangosta; entre otras muchas fechorías

estuvo a cargo de la operación de la CIA en Chile que

derrocó al presidente Allende. Félix Rodríguez: cubano-

americano, fue uno de los jefes de “Operación 40″ o “40

Asesinos” y de la invasión mercenaria a Cuba en 1961.

Participó en el asesinato del Che en Bolivia. George H.

W. Bush: Ex Director de la CIA (1976-1977) y ex

Presidente de Estados Unidos (1989-1993).

(7) Citado por Daniel Estulin: “Shadow Masters”, Trine

Day LLC, 2010.

(8) Michael Ruppert: “Crossing the Rubicon”, New

Society Publishers, 2004.


677

(9) FARC-EP: “48 años de lucha armada rebelde”.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP,

Montañas de Colombia, 27 de mayo de 2012.

LA GUERRA POR LOS JUECES


678

Al comenzar el segundo término presidencial de Ronald

Reagan, las edades de los únicos jueces liberales de la

Corte Suprema de Justicia (Blackmun, Brennan y

Marshall) rondaban los ochenta años. Con la reelección

de Reagan y el control republicano del Senado, los

ultraconservadores tuvieron la oportunidad que esperaban

para llevar a cabo un cambio radical en la composición y

en la ideología del sistema judicial de Estados Unidos.

Estos cambios tendrían lugar no sólo en la Corte

Suprema sino a todos los niveles del sistema judicial.

De acuerdo con la Constitución, los jueces federales son

nombrados por el presidente de Estados Unidos pero con

la aprobación del Senado. Tradicionalmente, el primer

mandatario designaba los jueces basándose en las


679

recomendaciones de los senadores de los estados donde

aquellos ejercerían su oficio. Sin embargo, el balance que

ofrecía este sistema se vino abajo con la creciente

influencia en el gobierno del extremismo radical de

derecha decidido a tomar el control del poder judicial.

El documento que sirvió como fuente ideológica para

estos propósitos fue el informe emitido en 1988 por la

Oficina de Política Legal (1) del Departamento de

Justicia, titulado “La Constitución en el Año 2000:

Anticipos en la Interpretación Constitucional” (2), que se

basaba a su vez en las teorías del profesor de derecho de

la Universidad de Chicago, Richard Epstein, jurista

favorito del tanque de pensar ultraconservador “Heritage

Foundation”, y en su libro publicado en 1985 (3).

El documento, de 199 páginas, revela muy claramente la

intención de seleccionar los jueces federales como


680

herramientas para influir en la interpretación por las

cortes de la Constitución y trazar de este modo las

políticas del futuro. El informe subrayaba la importancia

de nombrar jueces con los principios y filosofía

ultraconservadores.

Para cumplir con esta agenda, Reagan nombró en calidad

de consejero a Lee Liberman, cofundador de la

reaccionaria “Federalist Society” y le asignó la misión de

evaluar la pureza ideológica de todos los candidatos a

jueces federales. Figura notable en este viraje hacia la

extrema derecha fue el fiscal general Edwin Meese, autor

de la famosa frase en la American Bar Association: “No

se equivoquen, el poder judicial es el poder del

gobierno”(4).

Aunque abundan los ejemplos de nominaciones de jueces

por razones políticas, sobre todo a la Corte Suprema, en


681

administraciones anteriores, nunca tuvieron lugar en tan

grandes proporciones como a partir del gobierno de

Reagan, por lo que podemos tomar su mandato, y en

especial 1988, fecha del documento referido, como

punto de partida de lo que llamo “la guerra por los

jueces”, que dura ya veintinueve años y ha destruído casi

completamente el balance necesario y los fundamentos

éticos del sistema de justicia de Estados Unidos.

Cinco años más tarde, en 1993, los republicanos

ocupaban ya el 64 % de los 179 cargos de jueces de las

cortes de apelaciones y una proporción semejante en las

cortes de distrito. Los demócratas ocupaban sólo el 21 %

(tres veces menos) y el 16 % permanecía vacante (5).

El triunfo electoral de Bill Clinton constituyó un serio

obstáculo en las aspiraciones de la ultraderecha

estadounidense. Clinton trató de regresar a la tradición de


682

consultar con los senadores regionales para encontrar

candidatos aceptables por ambos partidos pero no tuvo

éxito y, por primera vez en la historia de los procesos de

confirmación, los republicanos bloquearon

sistemáticamente a una gran parte de los nominados por

Clinton sin tener en cuenta sus calificaciones.

Aprovechando su mayoría en el Senado, negaron incluso

la posibilidad de audiencias a la increíble cifra de 63

nominados.

En los casos que confirmó, la mayoría republicana dilató

los procesos de audiencia con periodos de tiempo sin

precedentes, sobre todo cuando los nominados eran

mujeres o integrantes de las minorías, como reveló en

1997 “Alliance for Justice”, una organización centrista.

No obstante, aunque en el segundo término de su

mandato los republicanos mantuvieron el control del

Senado, Clinton fue capaz de aumentar el porcentaje de


683

jueces de circuito demócratas a 42 % y de disminuir el de

republicanos también al 42 % (con un 15 % de asientos

vacantes), debido principalmente a que un gran número

de jueces republicanos pasaron a retiro (más del doble

que los demócratas) y a que Clinton tuvo oportunidad de

nombrar a 6 jueces para nuevos cargos.

Con George W. Bush en la presidencia (2001 -2009) la

extrema derecha republicana pudo continuar con su

agenda de controlar el sistema judicial de Estados

Unidos. Al concluir su administración, los jueces

republicanos sumaban un 56 % y los demócratas 36 %

(con 8 % de vacantes), y la ultraderecha controlaba la

casi totalidad de las cortes de circuito. Bush nombró a

verdaderos dinosaurios desde el punto de vista

ideológico, como William Pryor, fiscal general de

Alabama, nombrado como juez del Onceno Circuito en

2004, donde desempeñó un papel protagónico en el


684

rechazo de la apelación de los Cinco cubanos

condenados injustamente por monitorear las actividades

terroristas contra Cuba. Pryor –y la cita es sólo como

muestra de su fanatismo de ultraderecha- defendía y

consideraba un castigo razonable el uso de los “hitching

posts”, método de tortura que fue muy utilizado en

unidades penitenciarias estadounidenses, que consistía

en atar a los convictos a un poste, expuestos al sol, sin

agua ni alimentos, durante largos periodos de tiempo. La

presencia de Pryor en el tribunal –aviesa maniobra del

gobierno de Bush en mi opinión- cerraba las puertas al

más elemental sentido de justicia para los Cinco héroes

cubanos.

El ascenso a la presidencia de Barak Obama parecía un

golpe devastador contra las aspiraciones de la

ultraderecha de transformar a su conveniencia el sistema

judicial. Sin embargo, durante casi todo el primer año de


685

su mandato, Obama no prestó atención alguna al proceso

de nominación de los jueces. Diez meses después de jurar

el cargo tuvo lugar su primera nominación. Este tiempo

perdido en la guerra por los jueces podría ser, como

veremos, irrecuperable (6)(7).

Posteriormente, Obama puso el acento de las

nominaciones en la diversidad, una especie de “acción

afirmativa” para el sistema judicial. Nombró como jueza

de la Corte Suprema a Sonia Sotomayor, la primera

mujer hispana, y luego a Elena Kagan, elevando a tres el

número de mujeres en el más alto tribunal. La

administración Obama nombró a muchas más mujeres e

integrantes de las minorías como jueces federales que

ninguna otra administración. Nombró también como

jueces a varios candidatos abiertamente homosexuales

(8). Sin embargo, el hecho de ser mujer, pertenecer a una

minoría étnica o racial o mostrar determinado tipo de


686

preferencia sexual, no coincide necesariamente con un

pensamiento progresista. El mejor ejemplo es tal vez el

de Janice Rogers Brown, afronorteamericana, nombrada

por George W. Bush, quien es considerada una de las

juezas de la derecha más radical.

Si bien fue meritorio el esfuerzo de Obama por cambiar

la composición del sistema judicial en favor de las

minorías, ayudando así a subsanar injusticias del pasado,

el hecho es que se dejó ganar la partida en cuanto a la

esfera ideológica. Nunca fueron más prolongados los

procesos de confirmación por el Senado ni el número de

vacantes fue tan alto.

Al acceder a la presidencia el Partido Republicano en

2017 era de esperar que la derecha aumentaría

considerablemente su ventaja y, de hecho, la nominación

del juez Neil Gorsuch aumenta el peso de los


687

conservadores en la Corte Suprema de Justicia. Sin

embargo, resulta ya evidente que el Partido Republicano

y Donald Trump no tienen la misma agenda por lo que es

impredecible la política que seguirá en las nominaciones

al poder judicial.

Creo que el peligro actual reside no tanto en Trump como

en el Congreso que, en manos de la ultraderecha sería

altamente peligroso. El Congreso tiene el poder para

crear o eliminar cualquier corte federal con excepción de

la Corte Suprema y justificar estas acciones no sería

difícil pues no hay nada más absurdo que la distribución

de los 94 distritos federales y de los 12 circuitos

regionales. Por ejemplo, el Circuito número 9 abarca los

estados de Washington, Oregon, California, Arizona,

Nevada, Idaho, Montana, Alaska, Hawai, Guam y las

Islas Marianas del Norte, inmenso territorio con

3,790,000 kilómetros cuadrados y 62,535,000 habitantes,


688

mientras que el Circuito número 1 comprende Puerto

Rico y los estados de Maine, New Hampshire y

Massachusetts, con solamente 152,000 kilómetros

cuadrados y 12,940,000 habitantes. Nada justifica ésta y

otras muchas desproporciones. Todo el sistema judicial

de Estados Unidos es un colosal disparate que pide a

gritos una reforma profunda pero no, por supuesto, la

que intenta la derecha radical.

El 17 de marzo de 2005, en el histórico edificio del

Willard Intercontinental Hotel, se reunieron el líder de la

mayoría de la Cámara Tom DeLay y el líder de la

mayoría del Senado, Bill Frist, con lo más selecto de la

ultraderecha republicana y del fundamentalismo

religioso. Su agenda era el análisis de la estrategia a


689

seguir para lograr el control de los jueces federales. La

agenda del Willard Hotel se mantiene vigente.

Pero la ultraderecha tiene su talón de Aquiles en una gran

contradicción: cuando se manifiesta demasiado a la

derecha, el sector no radical y mayoritario del Gran y

Viejo Partido (GOP) se asusta y le retira su apoyo. Lo

hemos visto muy recientemente con el fracaso del

movimiento “Tea Party”.

Por último, una advertencia. ¡No nos engañemos! Como

clase, a la verdadera ultraderecha, la de las

corporaciones, la élite dominante, la que detenta el poder,

le importa un bledo el aborto, el matrimonio entre

personas del mismo sexo, el rezo en las escuelas u otros

temas polémicos de carácter moral, aunque los utiliza


690

como corceles de batalla para mantener el apoyo en las

urnas de los millones de votos de los cristianos

evangélicos, principalmente del cinturón de la Biblia, que

sueñan con un mundo regido por las Sagradas Escrituras.

Los genuinos intereses de la ultraderecha son, no lo

olvidemos, de índole económico y político, no ético ni

religioso.

(1) “Office of Legal Policy”.

(2) “The Constitution in the Year 2000: Choices Ahead

in Constitutional Interpretation”.

(3) R. Epstein: “Takings: Private Property and the

Power of Eminent Domain”, Harvard, 1985.


691

(4) “Make no mistake, judicial power is governmental

power”.

(5) Los porcentajes utilizados en este artículo fueron

tomados de: Russell Wheeler: “What will the Presidential

Election Mean for the U.S. Courts of Appeals?”, The

Brookings Institution, Oct. 21, 2008.

(6) Tom Leonard: “Obama unlikely to reverse US

judiciary’s drift to the right”, The Telegraph, Nov. 14,

2008.

(7) James Oliphant: “Obama losing chance to reshape

judiciary”, Los Angeles Times, March 15, 2010.


692

(8) John Schwartz: “For Obama, a Record on Diversity

but Delays on Judicial Confirmations”, The New York

Times, Aug. 6, 2011.

(9) Ashley Killough: “Romney blasts Gingrich over

judiciary”, CNN, Dec. 19, 2011.

FIN

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