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CRISTO DE LA GRITA
1
Fray Javier paseaba con preocupación por el huerto con las manos atrás. Sus pasos
eran nerviosos, el rostro surcado por arrugas. Los hermanos franciscanos lo miraban y
se daban cuenta de su inquietud, pero no decían nada, sabían que de un momento a
otro le surgiría la inspiración y realizaría la obra.
Tenía muchos días que dormía mal. Soñaba con un bello Cristo que estaría en la
nueva iglesia protegiendo a La Grita y sus habitantes. Pero el Cristo permanecía
inconcluso en el estudio. Solo eran sueños…
Una noche escuchó un concierto de cuerdas, era una bella sinfonía interpretada por
manos magistrales. Creyó que estaba soñando y dio media vuelta para acomodarse
mejor en la cama. Se dijo: No estoy soñando, estoy despierto, pero ¡De dónde viene
esa música celestial? Fray Luis toca bien el violín, pero suenan muchos instrumentos:
violines, arpas, bajos, contrabajos y guitarras, ¡ Dónde cabe tanta gente?
De la habitación salía una suave luz blanco-azulada, contuvo la respiración. El
corazón parecía saltarle en el pecho, sus movimientos eran muy acelerados. Unos
pasos más… estaba en el umbral. Lo que vio le impresionó sobremanera a la vez
que una dulcísima sensación lo invadió. Sin atreverse a entrar en el recinto miró su
Cristo. Un joven de cabellos largos, las facciones hermosísimas y de túnica celeste,
estaba dándole forma al rostro. No quiso interrumpir y muy despacio se retiró a su
aposento.
Fray Javier se levantó con el alba y pensó en el Cristo. En ese momento no sabía
distinguir si había tenido un sueño o era una realidad. Impulsivamente se dirigió a su
taller y allí contempló extasiado la obra del Ángel: un rostro como él se lo había
imaginado. Se postró de rodillas y oró largo rato.
Los misioneros y la feligresía lo felicitaban por la obra. El contaba lo del Ángel y nadie
lo creyó; le decían que estaba soñando. Poco tiempo después al terminarse los
trabajos en la iglesia, en el centro de La Grita se instaló el Santo Cristo, que desde
entonces es el Guardián de la Ciudad. A este Cristo milagroso acude gente de todas
partes a postrarse a sus pies. La imagen es querida y venerada por los gritenses, que
todos los años, el 6 de agosto celebran con gran pompa y entusiasmo sus fiestas
patronales.
Flia. Duque.
La Grita, 03 – 12 – 2005. (1)
ACTO DE CONTRICIÓN.
PRIMER DÍA.
El siervo de Yahvé no tenía gracia ni belleza, para que nos fijáramos en él, ni
era simpático para que pudiéramos apreciarlo.
Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y
familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve
la cara, estaba despreciado y no hemos hecho caso de él.
Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores
los que le pesaban y nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y
humillado.
Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por
nuestros pecados. El soportó el castigo que nos trae la paz y por su llagas
hemos sido sanados.
Todos andábamos como ovejas errantes, cada cual seguía su propio camino, y
Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
Fue maltratado y él se humilló y no dijo nada, fue llevado cual cordero al
matadero, como una oveja que permanece muda cuando la esquilan.
Fue detenido y enjuiciado injustamente sin que nadie se preocupara de él.
Fue arrancado del mundo de los vivos, y herido de muerte por los crimines de
su pueblo.
Fue sepultado junto a los malhechores y su tumba quedó junto a los ricos, a
pesar de que nunca cometió una violencia ni nunca salió una mentira de su
boca.
Quiso Yahvé destrozarlo con padecimientos, y él ofreció su vida como
sacrificio por el pecado. Por esto, verá a sus descendientes y tendrá larga vida,
y por él se cumplirá lo que Dios quiere.
Después de las amarguras que haya padecido su alma, verá la luz y será
colmado. Por su conocimiento, mi siervo justificará a muchos y cargará con
todos sus culpas.
Por eso le daré en herencia muchedumbres y recibirá los premios de los
vencedores.
Se ha negado a sí mismo hasta la muerte, y ha sido contado entre los
pecadores, cuando en realidad llevaba sobre sí los pecados de muchos, e
intercedía por los pecadores. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Reflexión.
En la noche del sábado santo cantamos: “Feliz la culpa que nos dio tal
Redentor” Cuando Dios hizo la creación de todas las cosas entre ellas al
hombre y la mujer, hubo un acontecimiento que desdibujó esa obra
maravillosa, el pecado vino a arruinar toda la felicidad de Dios en el hombre
que hasta bajaba en la briza de la tarde a hablar con nuestros primeros padres
Adán y Eva.
La humanidad entera se divorcia de su creador y el pecado hace su casa en la
tierra. Tan grande fue la maldad del hombre que Dios quiso destruir la tierra
por medio de un diluvio.
Los patriarcas, los profetas se hicieron eco de Dios para la humanidad para
que enderezaran sus sendas y se convirtieran a Dios Vivo. Ellos también
mantuvieron vivo el recuerdo de Dios y la promesa de que algún día vendría
un Redentor que rehacería la alianza rota por el hombre. Isaías es el más
esperanzador de todos, señala el sitio de su nacimiento, Belén y presenta al
siervo de Yahvé que vendrá a limpiar a la humanidad con el sacrificio de su
propia vida con la crudeza como lo hemos escuchado en la pequeña lectura
que acabamos de oír.
500 años antes de la venida de Cristo hace esta profecía que nos llena de
asombro, tan parecida la narración a cualquiera de las cuatro que encontramos
en los evangelios de Lucas, Marcos, Juan y Mateo de la pasión y muerte de
nuestro Redentor.
Oración.
Señor Dios que nos has concedido meditar en la pasión de Cristo según el
profeta Isaías, ayúdanos a comprender que la historia de la salvación se realiza
por todos los hombres y por el gran amor que Dios nos tiene dándonos a
tan gran Redentor. Amén.
SEGUNDO DÍA.
Reflexión.
El salmo 50 expresa el pecado de adulterio de David cuando le quitó la mujer
a un jefe del ejército llamado Urías y lo mandó colocar en uno de los flancos
más débiles para que pereciera. Cuando nos acercamos al Santo Cristo de La
Grita tenemos conciencia de nuestras deficiencias y pecados porque la
naturaleza humana quedó herida desde el pecado de Adán y Eva; pero también
sabemos que la fuerza de Dios se muestra en el perdón. Los teólogos afirman
que en ningún momento se ha visto más la majestad de Dios en Jesucristo
sino en la cruz perdonando a los le hicieron tanto mal. Al ladrón que estaba a
su derecha le afirma: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” y a sus verdugos:
“Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”. Cada vez que nos
acercamos al sacramento de la penitencia recibimos por la misericordia de
Dios el perdón y la renovación espiritual de nuestra vida.
La alegría de sentirse perdonados nos lleva a ser agradecidos y ofrecer a Dios
dones y oración de acción de gracias y El los recibe porque no quiere la
muerte del pecador sino que se convierta y viva.
Oración.
Oración.
CUARTO DÍA.
Reflexión.
Señor Nuestro Jesucristo a tus pies reconozco que soy esa persona que en mis
fragilidades debería pensar en Ti. Ayúdame Señor con el ejercicio de esta
novena reconocer mis virtudes las cuales debo fortalecer con la oración y mis
flaquezas que debo vencer con el sacrificio y la renuncia a todos los caminos
que me llevan a no hacer el bien que debo hacer y dejar hacer tantas cosas
buenas que hubieran podido mejorarme y un gran bien a los demás.
Oración.
QUINTO DÍA.
Dios hizo por medio de Jesús entre ustedes milagros, prodigios y cosas
maravillosas. Sin embargo, ustedes lo entregaron a los malvados, dándole
muerte, clavándolo en la cruz, y así llevaron a efecto el plan de Dios que
conoció todo esto de antemano. A él, Dios lo resucitó y lo libró de los dolores
de la muerte, porque de ningún modo podía quedar bajo su dominio. De él
hablaba David en un salmo al decir:
Veía continuamente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha para
que no vacile, por eso, mi corazón se ha alegrado y te alabo muy gozoso, y
hasta mi cuerpo esperará la paz. Porque no abandonarás mi alma al lugar de
los muertos ni permitirás que tu servidor sufra la corrupción. Me has dado a
conocer caminos de vida; me llenarás de gozo con tu presencia. Palabra de
Dios. Te alabamos Señor.
Reflexión.
Oración.
SEXTO DÍA.
Jesús al ver la muchedumbre, subió al monte. Allí les enseñaba así: Felices
los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque
recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen y hambre y sed de
justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán
misericordia. Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Felices
los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino
de los cielos. Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan, los
persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense
contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues
bien saben que así trataron a los profetas. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
Reflexión.
Oración.
Señor, ya advierto que no has propuesto otro camino para llegar al cielo,
ayúdame y enséñame a orar para descifrar lo que más te agrada y amar como
amaste con muerte de cruz a todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
En Cristo Dios nos eligió antes de la creación del mundo, para estar en su
presencia sin culpa ni mancha. Desde la eternidad determinó en el amor que
fuéramos sus hijos adoptivos por medio de Cristo Jesús. Eso es lo que quiso y
más le gustó para que se alabe su Gloria por esa gracia suya que nos
manifiesta en el Bien Amado. Pues en Cristo, la sangre que derramó paga
nuestra libertad y nos merece el perdón de los pecados. En esto se ve la
inmensidad de su gracia. Mediante dones de sabiduría e inteligencia, Dios nos
da a conocer este proyecto misterioso que debía realizarse cuando llegara la
plenitud de los tiempos, que todas las cosas han de reunirse en Cristo tanto los
celestiales como los terrenales. El que dispone todas las cosas como quiere,
nos eligió para ser su pueblo para alabanza de su Gloria. Palabra de Dios. Te
alabamos Señor.
Reflexión.
Oración.
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos,
míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu
Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por Cristo nuestro
Señor. Amén.
OCTAVO DÍA.
Tengan unos con otros las mismas disposiciones que tuvo Cristo Jesús. El
siendo de condición divina no se puso a considerar en los hechos la igualdad
que tenía con Dios, sino que se despojó de rango tomando la condición de
esclavo y llegó a ser de tal manera semejante a los hombres que se comprobó
que era hombre. Se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de
cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo
nombre, para que, ante el Nombre de Jesús todo hombre se arrodille en los
cielos y en la tierra y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para
gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Reflexión.
Oración.
NOVENO DÍA.
EL SEÑOR NOS INVITA AL MONTE SANTO A REINAR CON ÉL. Mt.
17, 1 – 9.
Reflexión.
Con gran humildad recibió el cordero los latigazos, los gritos y humillaciones
de quienes lo tomaron preso para llevarlo hasta Anás, siendo El, Juez, Señor y
dueño de la humanidad. Fe, Esperanza y Caridad, dadnos Jesús por tu amor.
Los excesos que tuvieron con Jesucristo le llevaron a sudar sangre a raudales
por sus sagradas heridas que cuando lo llevaron a Pilatos casi no lo reconocía.
Pero a pesar de todo, lo sentenció a muerte como un mísero traidor,
condenando al Santo, al Divino Redentor. Fe, Esperanza y Caridad, dadnos
Jesús por tu amor.
Con la condena de muerte viene luego la cruz que llevó el crucificado hasta el
monte del Gólgota. Pocos tuvieron piedad del dolor del condenado más bien
se horrorizaron de su gran majestad ante tan tamaña afrenta que le hacían al
condenado. Fe, Esperanza y Caridad, dadnos Jesús por tu amor.
Llegó al calvario por fin, y a vista del pueblo entero, quedó desnudo el
Cordero, su faz de rosa y carmín perdió su bello color y su expresión de dolor
le transformó su rostro en beldad. Fe, Esperanza y Caridad, dadnos Jesús por
tu amor.
Llegó el momento postrero, ¡Oh momento! Cuando tembló la tierra con gran
espanto de todos, el cielo oscureció y un manto negro lo cubrió y en medio de
tanto estruendo murió el Redentor que con su muerte dio vida a la
humanidad. Fe, Esperanza y Caridad, dadnos Jesús por tu amor.
Padre Nuestro….
Dios te Salve, María…
Creo en Dios Padre todopoderoso…
Gloria al Padre….
Santo Cristo del rostro sereno, de La Grita Divino Pastor, nuestra senda tu luz
ilumine y al andar nos aliente el amor.
Peregrinos de todos los siglos, peregrinos de toda región, siempre encuentran
tus brazos abiertos, siempre abierto tu buen corazón.
Por los montes y valles andinos, mil senderos conducen aquí, estaría siempre
el alma ante Tí.
Que la bendición de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo esté con
nosotros y nos acompañe siempre. Amén.
EL SANTO ROSARIO
PRIMER MISTERIO.
SEGUNDO MISTERIO.
TERCER MISTERIO.
QUINTO MISTERIO.
PRIMER MISTERIO.
SEGUNDO MISTERIO.
TERCER MISTERIO.
QUINTO MISTERIO.
PRIMER MISTERIO.
SEGUNDO MISTERIO.
TERCER MISTERIO.
CUARTO MISTERIO.
La Asunción de María al Cielo. (Ap. 12, 1 – 12)
Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida de sol, con la luna bajo
sus pies y una corona de doce estrellas. La mujer dio a luz un Hijo Varón que
va a gobernar todas las naciones de la tierra. Su hijo fue llevado hacia Dios en
el cielo. Y se oyó una voz que decía: Ahora ha llegado ya la salvación.
El colofón necesario de una mujer que llevó en su seno al Hijo de Dios e hizo
su voluntad no podía ser otra: llevada al cielo. El reto está planteado para
nosotros de la misma manera: ir al cielo. Si cumplimos los mandamientos de
Dios, recibimos sus sacramentos, practicamos el mandamiento del amor y
servimos al prójimo, no puede haber ninguna duda de que llegaremos al cielo.
QUINTO MISTERIO.
PRIMER MISTERIO.
SEGUNDO MISTERIO.
TERCER MISTERIO.
QUINTO MISTERIO.
Apareció el Espíritu Santo en una nube luminosa y se oyó la voz deL Padre
celestial que decía: Éste es mi hijo muy amada, en quien tengo puestas mis
complacencias; escúchenlo. (Mt. 17, 5).
2. Oración colecta.
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna. Vi que colocaban unos tronos y un
anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve y sus cabellos, blancos
como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un rio de
fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones y millones
estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros.
Yo seguí contemplando en mí visión nocturna y vi a alguien semejante a un
hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano
de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la
soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos u naciones de todas las
lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su
reino jamás será destruido. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.
4. Salmo responsorial.
6. Lectura del santo Evangelio según san Marcos. A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con
ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia.
Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que
nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos
tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no
sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube
salió una voz que decía: “Este es mi Hijo Amado; escúchenlo”.
En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que
estaba solo con ello.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo
que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso
de “resucitar de entre los muertos” Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor
Jesús.
8. Antífona de comunión.
Cuando se manifieste el Señor, seremos semejantes a él, porque lo veremos
tal cual es. (I Jn. 3,2).