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Aprendamos sobre el Cáncer Pediatrico

Quizás una de las experiencias más dolorosas y desconcertantes que pueda vivir una
persona es saber que su hijo tiene cáncer.
El cáncer infantil no es una sola enfermedad, sino que incluye un gran número de
enfermedades, con unas características particulares y con un comportamiento
absolutamente diferente entre sí.
Cada año se diagnostican más de 27 mil casos de cáncer en niños menores de 14 años
en la región de las Américas y se estiman unas 10 mil muertes a causa de esta enfermedad.
En el Perú cada año mueren 350 niños a consecuencia del cáncer. Aunque la posibilidad
de curar un cáncer infantil es del 80%, preocupa que en el país el 60% de estas neoplasias
se estén detectando en estadios avanzados, cuando la posibilidad de tratamiento es menor.
Lamentablemente el retraso en el diagnóstico de cáncer infantil en Perú es casi tres veces
más tardío que en los países desarrollados. Un niño demora tres meses desde que
presenta los primeros síntomas hasta que tiene su diagnóstico definitivo”, dijo. Las causas
de ese retraso son múltiples: el bajo nivel educativo y socioeconómico de los padres, la
pobre capacitación de médicos de atención primaria y de los pediatras en temas de cáncer
infantil, además de retrasos en el sistema de referencias de los pacientes.
Desde una perspectiva psicosocial, el cáncer es un acontecimiento estresante que interfiere
en la calidad de vida del paciente y su familia. Así, el estado de salud determina el desarrollo
de otras áreas como el trabajo, el ocio, la autonomía o las relaciones sociales. Todo ello
confluye con el hecho de que, a lo largo de la enfermedad oncológica infantil, es frecuente
en los padres la aparición de sentimientos de vulnerabilidad, tristeza, temor a los efectos
secundarios, depresión, ansiedad, pánico y aislamiento social.
En cuanto a las repercusiones que ocasiona la enfermedad en lo cotidiano, se observan
cambios económicos (por ejemplo, debido a gastos imprevistos o abandono temporal del
puesto de trabajo por parte del cuidador principal) y en el funcionamiento y el cuidado
habitual de los miembros de la familia.
Se ha demostrado que el malestar emocional que suscita la enfermedad oncológica de por
sí puede adoptar una entidad clínicamente significativa en forma de trastorno psiquiátrico.
Además, si consideramos que la duración promedio del tratamiento del cáncer es de 1-3
años, durante ese periodo toda la familia afronta circunstancias (endeudamiento,
mudanzas, etc.) que, en la mayoría de los casos, actúan aumentando la carga emocional
ulterior.
Por otro lado, las familias afectadas demandan cada vez más asesoramiento y atención
psicológica para afrontar y manejar los problemas derivados de la enfermedad de su hijo,
este el apoyo sería especialmente conveniente en neonatología, neuropediatría,
endocrinología, oncología, pediatría general y cirugía pediátrica. En estos servicios, se
compendiarían las principales acciones del psicólogo en el ámbito hospitalario.

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