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Santiago Fonseca Martínez.

CC: 1002066597.
Paz(es) otras en Colombia.
Salida de campo a Belén de Bajirá-Chocó.

En el presente escrito se analizarán los diferentes aspectos comprendidos en la salida de


campo realizada a las comunidades negras de Curvaradó (esta especialmente) y
Jiguamiandó en el departamento de Chocó. Se intentará entonces hacer un abordaje en
tres partes que toman el lugar de ejes temáticos, en un primer momento la descripción de
distintos aspectos tales como: el viaje, las actividades realizadas y los momentos de
recreación. En segundo momento, las reflexiones analíticas resultantes de lo observado y
vivido en las comunidades. Por último, las conclusiones y aspectos a aprender.

Deseo empezar por lo que fue el viaje, el punto de encuentro fue en la entrada a la
universidad ubicada en la Av. Barranquilla, donde se convocó a las 7:00 AM y se inició el
viaje a partir de las 8:00 AM, hubieron distintas paradas para comer, una de ellas en Mutatá
(lugar cercano a las comunidades). Desde aquí, se tomó rumbo hacia las comunidades por
una vía de trocha -no pavimentada- hasta el punto en el que no era posible el tránsito
mediante el bus, por lo que era necesario empezar a caminar, algunos habitantes de la
comunidad tenían motocicleta y abiertamente y generosamente se ofrecieron a
desplazarnos, llegamos aproximadamente a eso de las 10:30 PM a la comunidad, cada
quién empieza a armar su espacio para dormir y luego se procede a comer para
posteriormente descansar.

Los territorios colectivos de las comunidades negras de Curvaradó y Jiguamiandó se


encuentran ubicados en el oriente del departamento del Chocó, en límites con Antioquia.
Los habitantes de las comunidades Curvaradó y Jiguamiandó fueron desplazados por
grupos armados al margen de la ley (guerrilla y paramilitares) y por el mismo ejército,
situación que ha imprimido una serie de procesos que están ligados a la resistencia, al no
olvido mediante la memoria para prohibir la repetición. Es así como han puesto en práctica
un modo de vida que se adjudica, de alguna u otra manera, al concepto de paz no
hegemónica y no liberal; aunque estén presentes preceptos de esta paz última mencionada.

Dentro de las actividades realizadas, el primer día se convoca a un conversatorio en una


manga, para así poder hablar de lo que han sido los distintos aconteceres en la comunidad
desde épocas atrás, el cómo ha configurado su vida la población para poder darle frente a
las adversidades ocasionadas por la guerra, y luego dar cabida a las reflexiones de los
estudiantes y profesores, en este punto están presentes distintos líderes de distintas
comunidades.

Durante todo el día hubo espacio para la recreación, una de estas formas era el bañarse en
el río, pasar largas horas en el agua jugando y pasando el tiempo. Así mismo, el encuentro
con los niños y niñas de la comunidad era muy presente, se daban espacios para jugar con
balones, para hablar y reírse, para bailar, etc.

Otra de las actividades realizadas fue el encuentro que hubo entre las mujeres de las
comunidad y las estudiantes, quienes estas últimas se pensaron un encuentro que articulara
aquello personal que es cotidiano para las mujeres, asuntos referidos a lo femenino. Algo a
rescatar de esta actividad es que trajo a colación asuntos que quizás para las mujeres de la
comunidad eran difíciles de expresar puesto eran referidos a su vida privada.
Simultáneamente a la anterior actividad, se estaba realizando también una charla
convocada por Diego (un prácticamente de trabajo de grado que ha tenido fuerte influencia
en la comunidad) en donde se hablaban de distintos asuntos referidos a sus actividades
económicas: la agricultura. Donde se pensaban retos a futuro y acciones a realizar para el
provecho de la comunidad.

Una de las últimas actividades fue la fogata en la que la misma comunidad encendía una
fogata para posteriormente convocar a un círculo entre estudiantes y habitantes. En donde
se recogieran distintas experiencias de la comunidad referidas a los efectos de la guerra,
historias crueles que atravesaban por el cuerpo de quien escuchara, y a partir de esas
historias el exponer qué aprendizajes quedaban, cómo se transitaba para la no repetición y
retos para el futuro.

Por último, en el viaje de retorno, hicimos parada en la comunidad de Jiguamiandó, para


nuevamente hablar sobre lo que ha sido el proceder de la comunidad, entablar asuntos
educativos y cómo ha sido el proceso de resistencia. Aquí se expresaban dos líderes
bastante jóvenes quienes tenían el respaldo de la población.

Posterior a ese trabajo descriptivo, me permito pasar a las reflexiones analíticas que es
posible inferir con los aconteceres de la salida de campo. En un primer momento, decir que
a simple vista pareciese que el Estado es ausente, pues son territorios que -bajo el ideal
desarrollista- son pobres, que no ha habido presencia de instituciones estatales en pro de
mejorar las condiciones de vida, tales como la escuela, mercados, policía, ejército, entre
otras. Pero si se amplía la mirada, el Estado está en constante presencia en estos
territorios, aunque lo hace de una manera distinta, estos territorios en donde se encuentran
gran parte de las riquezas del país, se le aplican distintas medidas de control con el fin de
mediar lo que allí pasa y no se salga de las lógicas que el sistema impone. Esto se
evidencia en la presencia de internet, en la apertura que hubo en la carretera para el
tránsito de mercancía y la movilidad, entre otras.

Las comunidades, bajo el ideal y practicidad colectivo son capaces de reaccionar para
protegerse de los actores armados; además respaldados por organizaciones sociales que
han logrado que desde muchos países del mundo hayan personas atentas al acontecer de
las comunidades. Y es que los distintos aconteceres en el territorio, la manera en que el
conflicto armado interno colombiano ha impactado en este han configurado una serie de
dinámicas de resistencia que se han basado en la colectividad, en hacer las cosas juntos,
para así, según un habitante de la comunidad, “llegar a grandes transformaciones”. Así
mismo se relata que el cómo se han hecho las cosas en el pasado ha definido cómo actuar
en la actualidad, pues aún hay presencia de distintos grupos armados al margen de la ley
que temporalmente retoman el territorio. Al igual que lo anterior, la juntanza también se
evidencia en los haceres cotidianos, lo que es la elaboración de comidas, la siembra, la
cosecha, lo recreativo.

Articulado a lo que se ha venido mencionando, la comunidad en su recibimiento da cuenta


de una actitud hacia el apoyo, el ayudar. Este choque cultural por ninguno de los dos lados
dio cabida a una imposición o una visión etnocéntrica, hubo un reconocimiento de las
distintas particularidades culturales, el encuentro entre las simbologías y construcciones
sociales que ambos grupos poblaciones tenían posibilitó consolidar una serie de
aprendizajes valiosos. Inclusive si se quiere, los relatos de distintos habitantes del territorio
daban cuenta de una empatía en la que había una participación en nuestras realidades, en
la medida en que conocían un poco sobre cómo era la vida en la ciudad y sus lógicas, para
así pasar a ofrecer una serie de aprendizajes que se articulan a la colectividad
anteriormente mencionada, en cuanto se menciona que en la urbanidad prima la
individualidad y la competitividad, mientras que en la ruralidad se retoma por lo general el
hacer colectivo. Siendo entonces según lo anterior que el encuentro entre diferentes se ve
fuertemente marcado.

Dentro de las prácticas de sustento prima la economía agrícola, hay distintos sembrados
tales como trigo, maíz, batata, yuca, níspero, entre otras. Estos productos representan el
alimento cotidiano y el medio de obtención de capital, por lo que se requiere exportar estos
productos a otras ciudades (lo que implica, por obvias razones, transportar la mercancía
hacia otros lugares) y el tránsito se da entre comunidad - pequeñas empresas - grandes
empresas. Todo este trámite exige unas condiciones para que sea posible y realizable, en
donde el Estado toma rol preponderante, pues al ser el encargado de velar por los intereses
sociales, se le adjudica la responsabilidad de hacer posible tal cuestión mercaderista. Lo
anterior para mencionar que aunque las relaciones de paz que en esta población se
presenten no son un producto de intervenciones estatales, la misma comunidad reclama la
presencia del Estado, pues a pesar de todo están inmersos en dinámicas sistémicas y
capitalistas.

A modo de conclusión, se posibilita mencionar que la comunidad es rica, tiene unas


riquezas en cuanto a lo que requiere para el gasto cotidiano, su sustento lo encuentran en
el patio de sus hogares, sus necesidades son satisfechas por el medio natural que los
rodea, y desde esta lógica hablar de paz es totalmente viable, pero también se posibilita
plantear que la paz no siempre se da de una manera total, hecho que está presente en este
territorio, pues hay marcadas pautas capitalistas que como consecuencia provocan
necesidades ilimitadas, deseo de satisfacción a través del dinero y condiciones de
precariedad propias de este sistema económico.

A su vez, hay lógicas patriarcales que se terminan promoviendo en el territorio, pues ya hay
asignadas naturalmente unas labores para los hombres y para las mujeres, roles
respaldados en ese ideal de supremacía masculina. Por lo que se precisa que es necesario
una lectura de contexto para tener en cuenta el cómo entrar a mediar en esta población,
pues salir de unas dinámicas que han configurado la vida por muchas décadas, es tarea
complicada.

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