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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN GUATEMALA

América Prehispánica

Durante la época prehispánica en Guatemala no es posible ubicar alguna institución o figura de


autoridad que contenga una procedencia de garantías individuales.

Los regímenes sociales de los principales pueblos prehispánicos, se vaciaron en formas


rudimentarias cuya autoridad suprema con facultades omnímodas, era el rey, señor o emperador.
Todo se administraba por reglas tradicionales, pues carecían de leyes escritas y consideraban al
soberano investido de poder ilimitado.

América Colonial

El Monarca español concentraba las tres funciones en que se desarrollaba la actividad integral del
Estado, pues además de supremo administrador público, tenía carácter de legislador y juez. En
teoría el Absolutismo real únicamente se suavizó con los principios cristianos, pero en la práctica
continuó el abuso del poder, se vivió el cambiemos todo para que todo siga igual.

Aprobación y aplicación de las Leyes Nuevas

En los primeros años de conquista y colonización nació la primitiva encomienda unida al


repartimiento. Consistía en asignarle a un español un grupo de “indios” de uno o más poblados
prehispánicos, que debían tributarle en bienes y trabajo en un monto establecido al arbitrio del
encomendero, quien actuaba con limitada crueldad y sin freno alguno contra los naturales.

Ante ese cuadro, la Orden de los Predicadores de Santo Domingo, muy cercana a la Corona se alzó
vigorosamente y con la destacada lucha de varios religiosos, especialmente de Bartolomé de las
Casas, consiguieron en 1542 la emisión de “Las Leyes Nuevas” que terminaron con la inicial
encomienda. Con estas leyes quedó suprimida la esclavitud de los indios, prohibidos sus servicios
forzados y suprimidas las encomiendas a la muerte de sus beneficiarios

Protección al “indio”

Fray Bartolomé de las Casas

Propuso que las encomiendas debían ser suprimidas y se introducirían esclavos negros para el
servicio de los españoles. Sostuvo que las guerras en las Indias eran contra todo derecho natural y
divino, e ilícita la esclavitud de sus naturales. Se atrevió a afirmar que por el cruel trato que
sufrían los indios, la condenación eterna alcanzaba hasta el Rey.

En 1516, recibió ese título de manos del Cardenal Cisneros, quien gobernó España después del
fallecimiento del Rey Fernando, Las Casas honró el nombramiento con su intensa actividad.
La Constitución de Bayona y las Cortes de Cádiz

Fue promulgada en esa ciudad-puerto, el 19 de marzo de 1812. Declaró que la soberanía residía
en la Nación, aseguró la libertad de imprenta, abolió las categorías de vasallo y vasallaje, las mitas
y repartimientos de “indios”.

Independencia de Guatemala

Fue un fenómeno de corta duración dentro de un proceso urbano, influido por situaciones del
interior, no participó en él la mayoría de la población, apenas como testigo pasivo.

El 15 de septiembre de 1821 se firmó en Guatemala el acta de independencia, y para conservar


sus intereses, casi de inmediato los nobles de la capital provocaron la anexión a México que duró
pocos meses: hasta 1823.

Las Constituciones en Guatemala y los Derechos Humanos

En nuestro país el desarrollo del constitucionalismo y de los Derechos Humanos fue conocido y los
textos legales de la época muestran que su incorporación a nuestro sistema jurídico no llegó en
ningún caso tardíamente. Jorge Mario García Laguardia apunta el gran avance que significa
conocer que al redactarse, por el Ayuntamiento de Guatemala en 181O, las recomendaciones
realizadas por el Diputado José Antonio Larrazabal, llevaría para ser seguidas, en las mismas se
encuentran recogidos los principios que integran la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano, los cuales habían sido proclamados hacía veintiún años, y tomando en consideración lo
precario de las comunicaciones así como la poca divulgación de las ideas libertarias, lo cual
constituye un logro positivo de nuestros antepasados.

Aunque la protección a los derechos del hombre surge desde nuestra participación en la –
Constituyente de Cádiz, el análisis se hace a partir de la Independencia y desde este punto de
vista, la historia política de Guatemala se muestra dividida en tres épocas claramente diferentes:

La primera a raíz de la emancipación en 1821

La segunda identificada como de la Reforma en 1871

Y la última, de tinte democrático que nace con la revolución de octubre de 1944.

En cada una de estas épocas los textos constitucionales nacieron y murieron demasiadas veces,
pero es significativo apuntar que siempre existió formalmente la vigencia de las llamadas garantías
constitucionales.

Sin embargo, es inevitable mencionar que las elites liberales y conservadores, las dictaduras
temporales y también la sucesión de gobiernos irrespetuosos de la voluntad popular, han hecho
nula la positividad de los derechos constitucionalizados, aunado a ello, las mismas condiciones
políticas, condiciones sociales, económicas y culturales han impedido la realización efectiva de las
aspiraciones normadas.
Es así, como podemos decir que nuestros Derechos Humanos han quedado protegidos así:

La ideología del liberalismo, no necesariamente enmarcada en el llamado partido liberal, sino en la


corriente general de las ideas, llega a ser dominante en Centro América, nuestra patria grande, al
instalarse el Congreso de 1823 al mismo tiempo que proclama la independencia de España y de
cualquier otro Estado, se transforma en Asamblea Constituyente y se dispone de dotar a la
República de su primer texto constitucional.

Cuando se habla de la historia de los derechos humanos en Guatemala, nos podemos remitir a la
década de los años de 1944 a 1954, que al haber firmado el gobierno progresista del Doctor Juan
José Arévalo Bermejo, la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos
Humanos y la Convención Para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, le dio un avance
primordial en Guatemala a los derechos humanos, y además durante el gobierno de Jacobo
Arbenz Guzmán se firmaron los Convenios de Ginebra.
Se dieron también al inicio de los años 60, acciones importantes con las presentaciones de
recursos de habeas corpus, a favor de personas desaparecidas a consecuencia de la represión
vivida durante el gobierno de Miguel Idígoras Fuentes, que forman parte de las primeras
manifestaciones de defensa de los derechos humanos en Guatemala, propiamente dichas.

La Constitución de la República Federal de Centro América fue promulgada por esta Asamblea el
22 de noviembre de 1824 y lega para la posteridad una serie de disposiciones de verdadero
acierto. Dentro de esta Constitución los derechos fundamentales del hombre resaltan como tema
de la preocupación imperante y se nota desde su preámbulo que la discusión de los mismos hizo
que aparecieran a veces dispersos, aunque figuran en dos capítulos, dedicados exclusivamente a
ellos.

El preámbulo de nuestra Constitución Federal dice así: “En el nombre del Ser Supremo, Autor de
las Sociedades y Legislador del Universo, congregados en Asamblea Nacional Constituyente,
nosotros los representantes del pueblo de Centro América, cumplimiento con sus deseos y en uso
de sus soberanos derechos, decretamos la siguiente Constitución para promover su felicidad;
sostenerla en el mayor goce posible de sus facultades; afianzar los derechos del hombre y del
ciudadano sobre los principios inalterables de libertad, igualdad seguridad y propiedad; establecer
el orden público y formar una perfecta federación.”

Nuestros próceres dejan en este preámbulo, parte fundamental de la Constitución, el principio


ideológico que debe distinguirla, y orientarla, cual es que los derechos del hombre y del ciudadano
deben descansar sobre los principios inalterables de libertad, igualdad, seguridad y prosperidad,
pilares del liberalismo del siglo XIX.

En esta Constitución Federal no se hace ninguna clasificación de los derechos humanos


individuales, sin embargo recoge lo que es la figura del asilo y lo institucionaliza, al decir “La
República es un asilo sagrado para todo extranjero y la patria de todo el que quiera residir en su
territorio.

José Simeón Cañas, fue quien introdujo el artículo 13, en la sección 2 “de los ciudadanos” el
principio igualitario que lo traslada a la posteridad y que marca la abolición legal de la esclavitud
en nuestro suelo al redactar: “todo hombre es libre en la República. No puede ser esclavo el que
se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos”. (derecho a la igualdad y a la
libertad).

El artículo 152 propugna el derecho a la vida, al establecer la pena de muerte exclusivamente para
delitos que atenten contra el orden público, asesinato, homicidio premeditado o seguro.

El derecho al Debido Proceso se señala en los artículos 153 y 54 al indicar que todos los
ciudadanos y habitantes, sin distinción alguna estarán sometidos al mismo orden de
procedimientos y juicios.

Se consagran también otros derechos relacionados a la libertad, estableciendo garantías tales


como: nadie puede ser preso, sino en virtud de orden escrita de la autoridad competente, no
puede darse esta orden sin justificación legal, sólo pueden ser detenidos sin orden el delincuente
cuya fuga se tema con fundamento en el reo infraganti, la detención solo podrá durar cuarenta y
ocho horas y el juez debe decretar su libertad o permanencia en la prisión dentro de las
veinticuatro horas siguientes, entre otras garantías.

También de establece el principio de inviolabilidad del domicilio y de los papeles personales, al


decir que ninguna casa puede ser registrada sino por mandato escrito de autoridad competente y
solamente de día.

En el título XI, contiene en forma de prohibiciones, el reconocimiento a otros derechos esenciales


al indicar en el artículo 175 que ni el Congreso ni ninguna autoridad podrán:

1) coartar por pretexto alguno la libertad de pensamiento, de la palabra, de escritura o de


imprenta;

2) Suspender el derecho de peticiones de palabra o por escrito.

3) Prohibir la emigración a país extranjero.

4) tomar la propiedad de ninguna personas, ni turbarla en el uso de sus bienes, sino a favor del
público cuando lo exija grave urgencia legalmente comprobada y garantizándole previamente la
justa indemnización.

5) permitir el uso del tormento o apremios, imponer confiscación de bienes, azotes y penas
crueles.

En dicho texto constitucional, los constituyentes no solo recogen el sentir más avanzado de la
época sino que también se adelantaron a varios aspectos a países de cultura más avanzada.
La esclavitud es legalmente abolida por el artículo 13, muchos años antes que los Estados Unidos
de América lo hiciera, mostrando así Centro América su repudio a todas las formas abusivas del
colonialismo, una explotación del hombre por el hombre.

Vemos como nuestros próceres de preocuparon ostensiblemente por los derechos individuales,
dejando institucionalizados el respeto a la vida, a la libertad, a la igualdad y a la propiedad, pero
también es de reconocer que como derechos políticos quedan incluidos, aparte del derecho al
asilo, los derechos de reunión pacífica, de petición y sobre todo el derecho a la libertad de
pensamiento o de imprenta.

Por mandato de la Constitución Federal, se promulgó el 11 de octubre de 1825 la Constitución


Política del Estado de Guatemala, la cual en su Sección 2 establece la denominada “derechos
particulares de los Habitantes” y sin alterar el texto de la carta federal centroamericana, resume
en su artículo 2O al expresar: “los derechos del hombre en sociedad son, la libertad, la igualdad, la
seguridad y la propiedad”, valores básicos del liberalismo político.

Habeas Corpus

El valioso avance del Habeas Corpus se incorporó en el Código Penal guatemalteco, tomado de los
códigos de Livingston, publicados en 1831.

Posteriormente en el Código de Procedimientos, aprobado el 15 de marzo de 1836, en él se detalla


lo relativo a la exhibición personal que la misma Asamblea Legislativa del Estado confirmó dos
años más tarde.

El Procurador de pobres 1854

Se crea un Decreto del Gobierno que creó la plaza de un abogado fiscal, el cual se considera el más
antiguo antecedente de la figura del Procurador de los Derechos Humanos, en ese tiempo se le
denominó El Procurador de pobres. En sus atribuciones estaba velar por el cumplimiento de las
leyes y reprimir legalmente todo abuso que se observara en la administración pública.

El 14 de diciembre de 1839, desligada Guatemala de las Provincias Unidas, Mariano Rivera Paz,
Primer Presidente de la República, sanciona un texto de orden constitucional aprobado por la
Asamblea Constituyente, el cual es digno de anotar porque aún aprobado por la reacción clerical y
oligárquica de la época, sostiene los valores reconocidos desde la revolución francesa.

Los principios destacados de tal cuerpo normativo son:

Sostiene el régimen de soberanía del pueblo

Restringe en la existencia de un Derecho natural y positiva las ideas rectoras del Estado y la
sociedad.

Afirma el bien común como valor social


Valoriza la dignidad humana al proclamar como objeto del Estado la conservación de la vida, el
honor, la libertad y la igualdad jurídica y proscribe la esclavitud, la servidumbre y el tormento.

Reconoce la existencia de derechos humanos inherentes a la persona, anteriores al Estado mismo.

Reafirma derechos fundamentales anteriormente reconocidos tales como derechos a un régimen


de legalidad, de acción, de defensa personal y jurídica, de petición, de locomoción, a la intimidad,
a la inviolabilidad de la vivienda, al debido proceso.

Defiende la educación y la cultura como obligación del Estado.

Es precursor y visionario en su artículo 3, de la sección 2, al hacer declaración, lamentablemente


retórica en la realidad posterior sobre la tutela al débil, especialmente al indígena y su derecho a
su identidad.

La reforma encabezada por Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados triunfó en 1871 pero no
fue sino hasta 1879, bajo el gobierno del primero, que se promulgó, al fin, el ansiado texto
constitucional que recoge los principios libertarios de la época, el texto aprobado se llamó Ley
Constitutiva de la República de Guatemala y de este se destaca el Título II “De las Garantías” en
el cual, recogiendo los derechos individuales ya reconocidos, aparece como novedad la libertad de
religión que termina con la protección oficial a la católica y también limita el derecho de propiedad
en cuanto se refiere a los bienes de la Iglesia.

Esta Constitución Liberal estuvo vigente hasta 1944, pero fue reformada en ocho ocasiones que se
marcaron en: 1855, 1887, 1897, 19O3, 1921, 1927, 1935 y 1941, estas reformas en su mayoría
fueron inspiradas exclusivamente para favorecer reelecciones presidenciales. Únicamente vale la
pena hacer mención a las reformas de 1921, en las cuales se innova enormemente con la inclusión
de un artículo que contiene disposiciones sobre condiciones de trabajo, salario, derecho a la
huelga, seguridad social e higiene en el trabajo, lo cual constituye el atisbo de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales en nuestro constitucionalismo.

En 1927 se mantienen los principios conquistados en la última reforma y se agregan, aunque


tímidamente, disposiciones que obligan al Estado para emitir leyes sobre organización del trabajo
y de la previsión social.

La Constitución de 1945, de verdadero contenido democrático, nos define como una República
libre, cuyo sistema de gobierno es democrático- representativo. Al agrupar los derechos
fundamentales lo hace en el título III que denomina como “Garantías Individuales y Sociales”
divididos a su vez en un primer capítulo de “Garantías Individuales” que contiene 34 artículos y un
segundo capítulo de “Garantías Sociales” con cinco secciones que, representativamente, se
ocupan de “Trabajo, empleado público, familia, cultura y régimen económico y hacendario”. Con
el título mencionado, son aceptados en nuestro sistema constitucional, los denominados derechos
económicos, sociales y culturales.
Dicha Constitución incorporó, además de los derechos individuales, ya reconocidos, los
económicos y sociales: salario mínimo, jornadas de trabajo, descansos y vacaciones, sindicalización
libre, huelga y paro, trabajo de mujeres y menores, indemnización por despido, jurisdicción
privativa, seguridad social y servicio civil, declaró el voto obligatorio y secreto para los ciudadanos
alfabetos, optativo y secreto de mujeres, y optativo y público para los analfabetos

Esta Constitución adopta la generalización de los Derechos Humanos, pero no los denomina así,
todavía el término no ha aparecido en la Carta de las Naciones Unidas, oportunidad en la cual ya
se acepta por todas las naciones.

Esta Constitución es derogada en 1954 por el Coronel Carlos Castillo Armas , y en los años de 1956
se decreta una nueva, ahora menos democrática y más restrictiva, pero en la cual –por influencia
del momento- el título IV aparece bajo el acápite de “Derechos Humanos” y seguidamente, en
varios capítulos, los desarrolla en divisiones de garantías individuales y Sociales.

La Constitución de 1956, tampoco tuvo larga vida y en 1965 se emite otro en el cual
inexplicablemente desaparece la denominación de Derechos Humanos y la consabida
enumeración queda ahora en dos capítulos, uno para “Garantías Constitucionales” en la cual se
incluyen las garantías individuales y el otro, para garantías sociales.

Bufete Popular 1954

En 1953 se realizó en Guatemala el I Congreso Latinoamericano para la Defensa Democrática,


entre los participantes estaba el trabajador social y estudiante de la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Julio Hernández Sifontes, quien logró que
se aprobara recomendar a la Facultad la creación del Bufete Popular, que se concretó el 25 de
abril de 1954 por Acuerdo del Consejo Superior Universitario, el Bufete sustituyó por ventaja al
Procurador de los Pobres.

Ya en el último episodio de nuestro Constitucionalismo, por enésima vez un golpe de estado


rompe el orden establecido, viviéndose una etapa que desde el año 1982 nos conduce a la
convocatoria de una legítima Asamblea Nacional Constituyente, la cual emitió la Constitución
Política que nos rige y que entró en vigencia el 14 de enero de 1986.

Esta Constitución ha sido señalada por sus redactores como “humanista” porque en ella se
encuentra como principal preocupación la defensa del ser humano. Este interés sobresale desde
su preámbulo al afirmar la primacía de la persona humana como sujeto y fin del orden social,
reconoce a la familia como génesis de los valores espirituales y morales de la sociedad y al Estado
como responsable de la promoción del bien común. Indica que es una decisión “impulsar” la plena
vigencia de los Derechos Humanos dentro de un orden institucional estable, permanente y
popular, donde gobernados y gobernantes procedan con absoluto apego al derecho.

Toda la parte dogmática de la Constitución está dedicada a la persona humana, vemos que en sus
dos títulos iniciales desarrolla la enumeración y protección de los Derechos Humanos.
El título I se denomina “La persona humana, fines y deberes del Estado” y el Título II simplemente
“Derechos Humanos.”

Los artículos 1 y 2 conforman el Título I, bajo los epígrafes de “Protección a la persona” y “deberes
del Estado”. En estos artículos se desarrolla la preocupación ya externada en el preámbulo cual es
señalar, que el Estado se organiza para la protección a la persona y a la familia con la realización
del bien común como fin supremo; y que es deber del Estado garantizar a los habitantes de la
República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.

En el Título II, “Derechos Humanos”, se hace una división para ubicar en un Capítulo I como
Derechos Individuales a los derechos civiles y políticos en forma indiscriminada, mientras destina
el Capítulo II para ocuparse , a través de diez secciones de “Derechos Sociales”.

Derechos Civiles:

Derecho a la vida, artículo 3

Derecho a la libertad e igualdad. Artículo 4

Libertad de Acción. Artículo 5

Garantías a la detención legal. Artículo 6, 7, 8, 9, 1O, 11, 12, 13 hasta el 22, incluyendo la garantía
al debido proceso.

Inviolabilidad de correspondencia, documentos y libros. Artículo 24

Libertad de locomoción. Artículo 26

Libertad de Emisión del Pensamiento. Artículo 35

Libertad de Religión. Artículo 36 y 37

Derecho a tenencia de armas. Artículo 39

Expropiación y protección a la propiedad. Artículo 4O y 41

Derechos de Autor o inventor. Artículo 42

Derecho a la libertad de industria, comercio y trabajo. Artículo 43.

Derechos Políticos

Derecho de asilo. Artículo 27

Derecho de Petición. Artículo 28

Derecho de libre acceso a tribunales y dependencias estatales. Artículo 2O

Derecho de asociación. Artículo 34


De singular importancia se considera señalar el contenido y ubicación de los artículos 44, 45 y 46,
pues estos son los últimos del Capítulo I o sean los que cierran el desarrollo de los Derechos
Individuales”. Sin embargo, su proyección debe tenerse dirigida a la totalidad de Derechos
Humanos o sea que no se debe hacer distingos.

El artículo 44 establece de los derechos y garantías que otorga la Constitución no excluyen otros
que sin figurar expresamente en ella, son inherentes a la persona humana. Incluye un segundo
párrafo que dice “El interés social prevalece sobre el interés particular. Y lo cierra con la
advertencia de nulidad ipso jure para las leyes y disposiciones gubernativas o de cualquier orden
que disminuyan, restrinjan o tergiversen los derechos que la Constitución garantiza.

Por medio del artículo 45 se consagra la acción pública para el enjuiciamiento de los infractores de
los derechos humanos y legitima la presencia del pueblo para la protección y defensa de los
derechos y garantías constitucionales.

Por último, en el artículo 46 se establece la disposición única, de establecer “El principio general
de que en materia de derechos humanos, los tratados y convenciones aceptados y ratificados por
Guatemala tienen preeminencia sobre el derecho interno”

Derechos Sociales

Bajo esta simple denominación, el capítulo II se ocupa de los derechos económicos, sociales y
culturales, llamados también Derechos Humanos de la segunda generación por hacer su aparición
histórica hasta en el presente siglo y lograr su constitucionalización. Recordemos que los
caracteriza el contener un “deber-hacer” por parte del Estado y que más que individuales son
derechos colectivos que buscan el beneficio general por grupos o sectores.

Estos derechos económicos, sociales y culturales no encierran una exigibilidad directa e indirecta.
Son en su gran mayoría, aspiraciones para llenar las necesidades realices de la generalidad, pero
cuyo efectivo cumplimiento o realización queda condicionada a las posibilidades reales materiales
del Estado en el momento preciso.

Sección primera: familia

Sección segunda: cultura

Sección tercera: comunidades indígenas

Sección cuarta: Educación

Sección quinta: universidades

Sección sexta: deporte

Sección séptima: salud, seguridad y asistencia.

Sección octava: trabajo


Sección novena: trabajadores del Estado

Sección décima: Regímenes Económico y social

Deberes y derechos cívicos y políticos

Nuestros constituyentes insertaron dentro del referido título II un capítulo III que denominan:
“Deberes y derechos cívicos y políticos”, dividido en tres artículos: 135, 136 y 137, de los cuales el
primero agrupa únicamente deberes cívicos. Posiblemente el pensamiento legislador comprendió
que cumpliendo exactamente, cada uno de nosotros con su deber cívico, resulta el derecho de
vivir en paz para todos.

Casi la mitad de la Constitución, se ha dedicado a la regulación a los Derechos Humanos, pero si a


ello agregamos todos los artículos dispersos que se refieren a la defensa de los mismos y a la
creación de órganos dedicados a su protección, tales como la Corte de Constitucionalidad, la
Comisión y el Procurador de los Derechos Humanos, con creces se sobrepasa la mitad del
articulado con la preocupación que identifica a nuestra actual Constitución como una Constitución
Humanista.

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