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jurisprudencia accidentes.

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Serie Doctrina y Jurisprudencia

Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

PRIMERA PARTE:
Aspectos Generales y Fundamentos de la
Responsabilidad por Accidentes del Trabajo

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Derechos Reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio,
especialmente fotocopia. La infracción se encuentra sancionada como delito contra la propiedad
intelectual por la Ley Nº 17.336.

© Sociedad Editora Metropolitana Ltda.

Serie Doctrina y Jurisprudencia


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Compilación, Sistematización y Coordinación.


Rafael Vargas Miranda.

Sociedad Editora Metropolitana Ltda.


San Antonio 418 Oficina 1002 F: 638 76 20 Santiago de Chile
www.editorialmetropolitana.cl
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Editor responsable Milton Pérez Opazo

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Se terminó de imprimir esta obra en el mes de septiembre de 2011

Impreso en Chile/Printed in Chile

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PRESENTACIÓN

La decisión de abordar un tema tan delicado como recurrente, como son los
Accidentes del Trabajo y las Enfermedades Profesionales, ha llevado a Editorial Me-
tropolitana Ltda. a dar un giro, y avocarse a un tema que debiese llenar páginas y
tratados en nuestra doctrina. Desgraciadamente ello no es así, y debido a la inexistencia
de un tratamiento serio, sistematizado y científico como se requiere es que, hemos
decidido que este nuevo volumen de nuestra Serie de Jurisprudencia esté dedicado
a los “Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales”, un tema apasionante y
desconocido, en el cual, la jurisprudencia ha tenido un papel cardinal. Pues pese contar
con una Ley reconocidamente buena, nuestra doctrina en poco y nada ha cooperado
al desarrollo del tema, y desconcierta ver como nuestros autores y especialistas en la
materia, escasamente han contribuido a su desarrollo.

Para ser justos, también hemos tomado una decisión crucial, cual es modificar
el nombre de esta serie para llamarla Serie de Doctrina y Jurisprudencia, toda
vez que, siempre hemos destacado aquellas opiniones más relevantes en los temas
tratados, tal vez, exagerando la sencillez de nuestra publicación, lo que nos ha
llevado a decir las cosas por su nombre y destacar otro de los aspectos positivos
de nuestro producto.Y justamente por ello, es la decisión de ampliar nuestro
nombre, porque siempre ha estado la doctrina de los autores más que presente
en esta Serie de Jurisprudencia.

Volviendo a los Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, no nos


asiste duda de que se trata de una tema de la mayor importancia, y tal sería el factor

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que nos ha llevado a tomar la decisión de compilar e intentar sistematizar la gran


cantidad de jurisprudencia existente al respecto, tanto judicial como administrativa.

En definitiva, y ante tal escenario de escasez editorial, traemos ante nuestros


gentiles lectores un trabajo muy bien concebido y mejor logrado, en el cual, desta-
camos los aspectos generales, específicamente aquellos casos que sí y cuales no cons-
tituyen Accidentes del Trabajo o Enfermedades Profesionales. Así, hemos intentado
sistematizar la jurisprudencia de la manera más metódica posible, partiendo por el
concepto y naturaleza jurídica de los Accidentes del Trabajo. De igual manera, se
contienen varios fallos acerca de los accidentes sufridos por Dirigentes Sindicales y
otras casuísticas atingentes al tema.

La Ley 16.744 sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales motiva el capítulo segundo.Y entre sus contenidos se
encuentran todos aquellos aspectos sometidos al conocimiento de nuestros tribunales
como de aquellos organismos con competencias en la materia. Tales como los objetivos
de la Ley, los sujetos protegidos, además de resaltar aquellas características principales
que han motivado sendos pronunciamientos por parte de la jurisprudencia.

Así mismo nos detuvimos en el Seguro de la Ley 16.744; Los Organismos Ad-
ministradores de la Ley; las Obligaciones en materia de Salud, Higiene y Seguridad; y
de las Condiciones Sanitarias de los Lugares de Trabajo; y también de los Accidentes
Escolares.

Finalmente, esta Primera Parte concluye con el “Deber de Seguridad” u obli-


gación del empleador. Y es sobre este tema que se funda nuestra crítica a la falta de
estudio del tema, pues, todo lo desarrollado ha sido producto de la jurisprudencia.

Los Editores.

Santiago, septiembre 2011.

6 – Editorial Metropolitana

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PRIMERA PARTE

ASPECTOS GENERALES Y FUNDAMENTOS DE LA


RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DEL TRABAJO

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Capítulo Primero
DE LOS ACCIDENTES DEL TRABAJO
& ENFERMEDADES PROFESIONALES

Sección primera
Accidentes del trabajo

I. Concepto
El artículo 5º de la Ley nº 16.744 sobre seguro Social contra riesgo de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, define lo que constituye
un accidente del trabajo en los siguientes términos:
“Para los efectos de esta ley se entiende por accidente del trabajo toda lesión
que una persona sufra a causa o con ocasión del trabajo, y que le produzca
incapacidad o muerte.
Son también accidentes del trabajo los ocurridos en el trayecto directo,
de ida o regreso, entre la habitación y el lugar del trabajo, y aquéllos que ocu-
rran en el trayecto directo entre dos lugares de trabajo, aunque correspondan
a distintos empleadores. En este último caso, se considerará que el accidente
dice relación con el trabajo al que se dirigía el trabajador al ocurrir el siniestro.
Se considerarán también accidentes del trabajo los sufridos por dirigentes
de instituciones sindicales a causa o con ocasión del desempeño de sus come-
tidos gremiales.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Exceptúanse los accidentes debidos a fuerza mayor extraña que no tenga


relación alguna con el trabajo y los producidos intencionalmente por la vícti-
ma. La prueba de las excepciones corresponderá al organismo administrador”.
De tal concepto, el profesor Humeres dice que, “se desprende que la
lesión, para que se considere accidente del trabajo, se debe producir a causa o
con ocasión del trabajo y debe dejar incapacitada a la víctima para el mismo.
Además, y como un factor determinante para diferenciar el accidente del tra-
bajo de la enfermedad profesional, la doctrina ha agregado un tercer requisito:
que el accidente se produzca por una causa exterior anormal y, en general,
repentina y violenta”1.
El primer requisito, que el accidente sea a causa o con ocasión del trabajo,
indicado por el autor, contiene dos ideas. “El accidente puede deberse a causa
del trabajo, esto es, cuando su causa inmediata y directa es el trabajo; en otras
palabras, cuando el accidente se produce dentro de las labores que desempeña
puede suceder con ocasión del trabajo, o sea, cuando ha sido causado por un
hecho conexo con el trabajo o más o menos útil a su ejecución.
Que el accidente se deba a causa del trabajo, generalmente no acarrea
dificultad para su determinación, pero sí la segunda idea, con ocasión, del
trabajo, máxime si la incapacidad se produce tiempo después de ocurrido el
hecho o la causa que lo provoca.
Para salvar tal dificultad se distingue si la lesión sigue inmediatamente a
la causa o no. Si sigue de inmediato, no habrá dificultad para reconocer una
lesión como producida con ocasión del trabajo; […].
Con ocasión es una relación con un hecho conexo con el trabajo o más o
menos útil en su ejecución. Para ejecutar tal concepto se distingue entonces
entre causa extrínseca y causa intrínseca o inmediata, y se dice que la lesión será
accidente siempre y cuando haya relación entre la causa extrínseca del acci-
dente y el trabajo que debía ejecutar la víctima, y la causa intrínseca no diga

1
“Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social”, Tomo III, Editorial Jurídica de Chile, edición
17º, 2007, pág. 172.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

relación con el trabajo.[Como sería el caso de un supervisado golpeado fuera


del lugar y horario de faena por un trabajador, siendo la causa inmediata de la
lesión los golpes, y la mediata o extrínseca y que dice relación con el trabajo,
la represión al capataz]”2.
El segundo requisito, es que la lesión produzca incapacidad para el tra-
bajo, lo cual significa que la lesión recibida por la causa exterior “le produzca
cualquiera alteración psíquica o corporal, orgánica o funcional, sea interna
o externa, sea aparente o no, grave o leve, profunda o superficial, y que esta
alteración le incapacite para el trabajo. Debemos remarcar que no es esencial
que la incapacidad aparezca de inmediato, ya que puede presentarse muy
posteriormente, como asimismo es posible que una determinada incapacidad
sea mutable, que desaparezca o bien se agrave o atenúe”.
Tercer requisito sería que: el accidente se deba a una causa exterior anor-
mal y, en general, repentina y violenta, o sea, cuando la causa es “extraña a
la constitución orgánica de la víctima”. Caso en el cual, el autor indica que
debemos referirnos a la causa inmediata o intrínseca, o sea, la que directa-
mente produjo la lesión. “Este requisito sirve para distinguir, con precisión,
cuándo una incapacidad proviene de accidente del trabajo o de enfermedad
profesional. Su presencia significará accidente del trabajo; su ausencia, siempre
que la incapacidad para el trabajo de individuo se deba a una afección que se
manifieste en el organismo humano por un estado anormal, lento y continuado,
producido también por causa lenta y perdurable en relación con el trabajo que
esa persona desarrolla, significará una enfermedad profesional”3.
Con todo, no serían Accidentes del Trabajo, aquellos debidos a fuerza
mayor extraña y sin relación alguna con el trabajo.
El inciso primero del artículo 5º ha definido lo que se conoce como un
Accidente del Trabajo propiamente tal.

2
Ibid., pág. 173.
3
Ibid.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La doctrina ha destacado entre los elementos que comprende la definición:


1) El accidente debe provenir de una lesión4; 2) Relación de causalidad entre
el trabajo y la fuerza lesiva y entre ésta y la lesión resultante5; 3) Resultado:
sea incapacidad o muerte del trabajador.
Lo dicho, se ha compendiado por la judicatura en las siguientes líneas.“De
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 5º de la Ley 16.744, se entiende por accidente
del trabajo toda lesión que una persona sufra a causa o con ocasión del trabajo y que
le produzca incapacidad o muerte, exceptuándose los accidentes debidos a fuerza
mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo y los producidos inten-
cionalmente por la víctima. Con arreglo a la definición legal, los requisitos del
accidente del trabajo son: existencia de una lesión; relación de causalidad
-directa: a causa, indirecta: con ocasión- entre el trabajo ejecutado por la
víctima y la lesión sufrida, e incapacidad o muerte consecuentes a la lesión.
Si bien las normas de protección, prevención o seguridad deben entenderse
implícitas en todo contrato de trabajo y son de responsabilidad del empleador, la

4
Y como este término podría confundirse con el resultado dañoso “incapacidad o muerte”, es más
propio hablar de una “fuerza lesiva” o “agente energético provocadora de una lesión”. Admitiéndose
así, que se trata de las “lesiones causadas por el trabajo que no derivan de agentes traumáticos
o repentinos, como sucede v.gr. con una malaria contraída con ocasión del trabajo o la muerte
provocada por el congelamiento del cuerpo”.

Juan Sebastián Gumucio Rivas, “Régimen de Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales”, en Revista Laboral Chilena nº 116 (5), sección Estudios,
mayo 2003, pág. 62.
5
“La relación de mera ocasionalidad amplía el concepto por cuanto no se requiere que el trabajo
sea causa inmediata de la fuerza lesiva, sino que baste que sea mediata, esto es, que sin provocar el
agente lesión sirva sin embargo de ocasión para que ésta se presente. La fuerza lesiva debe estar ligada,
por cierto, al resultado. No obstante, la tendencia se dirige a admitir la concausalidad, es decir, a
calificar como accidentes del trabajo aquellos que tienen como solo uno de sus orígenes –anterior,
simultáneo o posterior a otro u otros de carácter común- un accidente laboral. Así, una invalidez
cuya causa reciente o inmediata es un accidente común, pero cuya causa remota es un accidente del
trabajo, será calificada como invalidez profesional. Ejemplo clásico es de una persona que pierde un
ojo por causas profesionales y que luego, por causas comunes, pierde la vista del otro ojo, quedando
ciego. Esa ceguera será calificada como invalidez profesional. Esta concurrencia de causas comunes
y profesionales puede también ser simultánea -con causas de un mismo resultado- e incluso, puede
la lesión de origen profesional ser posterior a una lesión común. En todos estos casos, la causa de
origen profesional predominará para la calificación de la lesión”. Ibíd.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

circunstancia de que la sentencia cuestionada haya dado por establecido, como un


hecho de la causa, que la demandada adoptó las medidas de resguardo para impedir
la muerte del trabajador -asesinado por terceros ajenos a la empresa, mientras se
encontraba desempeñando sus labores de vigilancia nocturna- tal hecho no puede
ser alterado por tratarse de una materia ajena al control de legalidad que ejerce
el Tribunal de Casación. Por no existir ninguna relación de causa a efecto entre
la muerte del trabajador y la labor que desempeñaba, debiéndose el deceso a un
hecho respecto del cual ninguna responsabilidad le asistía a la demandada, puesto
que aconteció a consecuencia de la comisión de un hecho delictual, perpetrado por
terceros ajenos a la empresa, no obstante las medidas de resguardo para impedir tal
circunstancia, cabe desestimar la pretensión de la actora de que se le indemnizara
por daño moral como consecuencia de un accidente del trabajo sufrido por su ma-
rido. En el caso en estudio no procedería aplicar lo prevenido en el artículo 14 de
la Ley 19.303 -según el cual los daños físicos o psíquicos que sufran los trabajadores
de las empresas, entidades o establecimientos que sean objeto de robo, asalto u otra
forma de violencia delictual, a causa o con ocasión del trabajo, son accidentes del
trabajo, sujetos a las normas de la Ley 16.744- no sólo por ser dicha ley posterior
a los hechos acaecidos sino, además, por no ser aclaratoria o interpretativa de esta
última sino modificatoria de ella, pues vino a cambiar el status fijado en el artí-
culo 5º de la ley sobre accidentes del trabajo vigente a la época del homicidio del
trabajador” (Corte Suprema, 19 junio 1997, Rol nº 1949-96)6.

6
En este juicio, se establecieron como hechos: “a) […] trabajó para la demandada “Norpesca Ltda.”
en labores de vigilancia privada nocturna desde el 16 de marzo de 1992 hasta el 2 de febrero de 1994;
b) El 2 de febrero de 1994 mientras [la víctima] se encontraba en el recinto de la empresa “Norpesca
Ltda.” desempeñando sus labores de vigilancia privada nocturna, fue asesinado por terceros ajenos a la
empresa, quienes penetraron al interior, luego de haber saltado por una pandereta y lo ultimaron con
golpes que le propinaron en el cráneo, siguiéndose por estos hechos la causa rol Nº 25.4451 ante el Tercero
Juzgado del Crimen de Antofagasta, en contra de […] y […] por el delito de robo con homicidio; c)
La empresa “Norpesca Ltda.” había adoptado las medidas de resguardo para impedir tal suceso. […]

4º. Que, como se aprecia del contenido del recurso, éste ataca los hechos establecidos en la sentencia
cuestionada, cuando expresa que le asiste a la empresa demandada responsabilidad en los hechos acaecidos,
pues incumplió las normas legales y reglamentarias referidas a la contratación del trabajador y por ende
las normas de protección, prevención o seguridad que deben entenderse implícitas en todo contrato de
trabajo y que son de responsabilidad exclusiva del empleador, sin embargo la sentencia cuestionada en
su motivación cuarta dejó por establecido como un hecho de la causa que la empresa “Norpesca Ltda.”
adoptó las medidas de resguardo para impedir la muerte del trabajador, de modo que, el libelo en cuanto

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y el concepto de Trabajador sería más amplio en la Ley 16.744 que en


el Código del Trabajo. “Tratándose de la Ley Nº 16.744, sobre accidentes
del trabajo, el concepto de ‘trabajador’ es más amplio que el que la legis-
lación ordinaria contempla, por lo cual es improcedente sostener que para
su aplicación se requiere una relación de subordinación o dependencia,
ya que basta, como lo afirma el artículo 25 de la ley citada, que el traba-
jador desarrolle una actividad para una empresa, institución o servicio o
persona, a cambio de una remuneración. Obra contra Derecho la autoridad
administrativa que aplica inadecuadamente los preceptos de la legislación laboral
común a una situación fáctica que tiene una normativa propia y sin considerar
la especial definición de trabajador que da esta última. Desconocer la calidad de
trabajador al occiso, fallecido en accidente del trabajo, por el hecho de considerársele
trabajador no dependiente o sin vínculo de subordinación, importa un menoscabo
del derecho de propiedad de la recurrente que tiene sobre el beneficio que en tal
caso le otorga la Ley Nº 16.744, y que la Constitución le reconoce y ampara en su
artículo 19 Nº 24” (Corte Suprema, 14 octubre 1996, Recurso de Protección

se dirige en contra de los hechos acreditados en el proceso debe ser desestimado porque dicha materia es
ajena al control de legalidad que ejerce este Tribunal. Además, el recurso controvierte las conclusiones de
derecho a que acertadamente arribaron los jueces del fondo previa apreciación de las pruebas conforme
a las reglas pertinentes, para de esa manera obtener una sentencia distinta a la recurrida. El libelista
sostiene que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 14 de la Ley 19.303, la muerte del señor […] debe
ser considerada accidente del trabajo, y debe responder patrimonialmente la empresa demandada por
cuanto incumplió las normas legales y reglamentarias de protección, prevención y seguridad del trabajador.

5º. Que, los jueces del fondo llegaron a las conclusiones que esta Corte Suprema comparte plenamente
respecto de que no existe ninguna relación de causa a efecto entre la muerte de Julio Garrido Vergara
y el trabajo que aquél desempeñaba, sino que el deceso se debió a un hecho respecto del cual ninguna
responsabilidad le asistía a la demandada, puesto que acaeció a consecuencia de la comisión de un hecho
delictual, perpetrado por terceros que ingresaron en forma subrepticia a la empresa, no obstante las
medidas de resguardo para impedir tal circunstancia, motivo por el cual cabe desestimar la pretensión
de la actora de que se le indemnizara por daño moral como consecuencia de un accidente del trabajo
sufrido por su marido”.

Enrique Zurita C., Hernán Álvarez G., Mario Garrido M. y Marcos Libedinsky T. y el abogado
integrante señor Jorge Rodríguez A.

Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ1410.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Prieto Trucco con Superintendencia de Seguridad Social y Mutual de Seguridad


de la Cámara Chilena de la Construcción” Rol nº 2437-1996)7.
Por su parte, Gumucio Rivas también se ha detenido en las demás contin-
gencias derivadas del concepto de Accidente del Trabajo, o sea, ha estudiado la
situación de los Accidentes derivados de fuerza mayor, aquellos causados por

7
Como hechos de la causa, se sentaron los siguientes: “ a) Que, don […] falleció el 9 de marzo de
1994 en circunstancias que se desempeñaba como ingeniero civil de las obras que se efectuaban en la
ruta 5 Norte, a la altura del kilómetro 1724, I Región, en virtud de un contrato celebrado con la
empresa constructora Calicanto S.A. el 1º de junio de 1993; b) Que, se cotizó para los efectos de la
Ley Nº 16.744 en la Mutual de Seguridad Cámara Chilena de la Construcción, respecto de quienes
trabajaban para la empresa cotizante Constructora Calicanto S.A.; c) Que, la petición formulada por
doña . […], para que se le otorgaran los beneficios que señala el mencionado cuerpo legal, a las viudas
de trabajadores que fallecen a consecuencia de un accidente del trabajo, fue desestimada;

Segundo: Que, el razonamiento básico para rechazar la solicitud recién indicada fue que el trabajo que
desarrollaba el Sr. […] para la Constructora Calicanto S.A. no era bajo dependencia o subordinación
desde que era socio mayoritario de la compañía y sustentados estos argumentos en los preceptos contenidos
en los artículos 3º y 7º del Código del Trabajo;

Tercero: Que, si bien la normativa laboral define el concepto de trabajador como “toda persona natural
que preste servicios personales, intelectuales o materiales, bajo dependencia o subordinación, y en virtud
de un contrato de trabajo”, el artículo 25 de la Ley Nº 16.744 que contiene el beneficio negado a la
recurrente en su título V “Prestaciones”, Párrafo 1º “Definiciones”, expresa que para los efectos de esta
ley se entenderá por “trabajador”, a toda persona, empleado u obrero, que trabaja para alguna empresa,
institución, servicio o persona;

Séptimo: Que, por lo argumentado precedentemente, el recurso ha de prosperar en la forma que se
expresará, sin que sea impedimento a ello, las alegaciones que, en un sentido distinto, hizo la recurrente.

Y lo prevenido, además, en el artículo 19 Nº 24 y artículo 20 de la Constitución Política de la
República, se declara que se revoca la sentencia apelada de doce de junio pasado, escrita a fojas 107; y,
en su lugar, se decide que se acoge el recurso de protección de lo principal de fojas 18 deducido por don
[...] por doña [...] en contra de la Superintendencia de Seguridad Social y de la Mutual de Seguridad
de la Cámara Chilena de la Construcción, debiendo dictarse por los recurridos las resoluciones que
correspondan tendientes a conceder el beneficio contemplado en el artículo 43 de la Ley Nº 16.744, en
las condiciones que esta normativa establece y conforme a lo razonado en el motivo sexto de este fallo”.

Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Faúndez quien fue de parecer de confirmar el
fallo, teniendo, además, en consideración que el beneficio que se pretende es una expresión, de las
múltiples que tiene el derecho a la Seguridad Social, garantía constitucional que no está resguardada
por esta vía de protección.

Pronunciada por los Ministros señores Osvaldo Faúndez V., Germán Valenzuela E., Fiscal don
Enrique Paillas P. y los abogados integrantes señores Manuel Daniel A. y Germán Vidal D.

Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ1168.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 15

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

acción u omisión de la propia víctima, los debidos a compañeros de trabajo,


a terceros, los provocados por el empleador, y los Accidentes asimilados, o
sea, los Trayectos, los sufridos por Dirigentes Sindicales, estudiantiles, y los
sufridos en actividades de capacitación.
Por el momento, sólo nos detendremos en aquellos infortunios provocados
por el empleador, ya que, si se deben a dolo o culpa del patrón, el organismo
gestor del seguro puede repetir en contra del empleador que lo haya pagado
o deba pagar por concepto de prestaciones, así como la víctima o quienes
resulten dañados pueden perseguir la correspondiente indemnización de los
perjuicios, incluso el daño moral. ¿Qué tipo de responsabilidad debe perseguirse
respecto del empleador? Si la víctima es un trabajador o sus derechohabientes,
pensamos que debe perseguirse la responsabilidad contractual, fundándose en
la infracción al art.184 del Código del Trabajo8.
Accidentes por actos de compañeros, se calificarán como accidente la-
boral, salvo que se trate de actos dolosos que no guarden relación alguna con
el trabajo, como sería el caso de una riña9.
Los siniestros atribuibles a terceros extraños, reciben igual tratamiento que
el caso anterior. Con todo, además de las sanciones penales que pudiesen pro-
ceder, existe una responsabilidad extracontractual de la que debe resarcir. Y en
virtud de la cual, los administradores del seguro podrían repetir en su contra10.
Entonces, la calificación de los Accidentes del Trabajo debe hacerse caso
a caso. Distinción entre accidente a causa, con ocasión del trabajo, y de
Trayecto. “Esta Superintendencia reitera lo señalado en otros pronunciamientos,
en cuanto a que la calificación de los accidentes del trabajo, debe realizarse ana-
lizando las circunstancias y características de cada caso en particular, por lo que
si bien existen conceptos generales aplicables a la mayoría de los casos, otros casos
por sus características particulares o especiales pueden llevar a resolver en forma
diferente.  Aclarado lo anterior, se debe señalar que el inciso primero del artículo

8
Ob. Cit., pág. 63.
9
Ibid.
10
Ibid.

16 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

5° de la Ley N° 16.744,  dispone que “para los efectos de esta ley se entiende por
accidente del trabajo toda lesión que una persona sufra a causa o con ocasión del
trabajo y que le produzca incapacidad o muerte”.
Los accidentes ocurridos “a causa del trabajo” tienen su origen inmediato y
directo en el trabajo mismo, en términos tales que se enmarcan en las labores que
desempeña el trabajador en el lugar y en las horas en que debe ejecutarlas y que,
en aquéllos acaecidos “con ocasión del trabajo”, existe una ampliación del vínculo
causal, ya que el siniestro tiene una relación indirecta o mediata con el trabajo
realizado, pero en todo caso indubitable. A su vez, el inciso segundo del  mismo
artículo 5° dispone que son también accidentes del trabajo aquellos que ocurren
en el trayecto directo, de ida o de regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo.
En términos amplios, los accidentes de trayecto, pueden ser considerados como
ocurridos con ocasión del trabajo, ya que el trabajador está efectuando el traslado
entre su casa y el lugar de trabajo justamente para desempeñar su trabajo, sin
embargo, el legislador reguló en forma separada los accidentes ocurridos en el tra-
yecto, ya que si bien se debe proteger a los trabajadores cuando se trasladan entre
su habitación y  el lugar de trabajo, el empleador no tiene mayor injerencia en los
hechos que ocurren durante dicho traslado.
Aclarado lo anterior, se debe señalar que el inciso segundo el artículo 5° de la Ley
N° 16.744,  dispone que son también accidentes del trabajo aquellos que ocurren en
el trayecto directo, de ida o de regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo, sin
exigir que el trayecto se realice al inicio o al término de la jornada de trabajo. Por
ende, también deben entenderse como de trayecto los accidentes que ocurran a los
trabajadores cuando se trasladan entre el lugar de trabajo y la habitación o viceversa, 
con el objeto preciso de almorzar,  debiendo cumplirse  en todo caso  todas las otras
condiciones que se exigen en este tipo de accidentes, por ejemplo, la racionalidad del
mismo y el que el trayecto no sea interrumpido” (Superintendencia de Seguridad
Social, 7 enero 2005, Dictamen ORD. Nº 00557).
Y relacionado con la clasificación legal, nos parece muy destacable aquel
caso en que, a pesar de que el accidente se produjo fuera de las dependen-
cias de la empresa, ésta tuvo que responder del infortunio debido a que se
produjo cuando el actor cumplía órdenes de la empleadora. “Corresponde

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

rechazar el recurso de nulidad interpuesto por la parte demandada, en contra de


la sentencia que la condenó al pago de las prestaciones derivadas por accidente del
trabajo sufrido por el actor. Ello por cuanto a pesar de que el accidente se produjo
fuera de las dependencias de la empresa, debe ésta responder pues el mismo se
produjo cuando el actor cumplía órdenes de ella. Era labor del actor el armado
de los productos que la compañía entregaba como premio, sin ser óbice para esta
conclusión la relación que unía al demandante con el ganador del premio […].
El trabajador al intentar hacer funcionar una moto acuática en la casa de
un cliente de la demandada que resultó ser pariente del actor, cumplía con la ins-
trucción entregada por su supervisor, así las cosas resulta absolutamente indiferente
la relación de parentesco por afinidad que les une. Así se ha logrado establecer
que al momento de ocurrir el siniestro que afectó al actor, éste se encontraba a
disposición de su empleadora, y corrobora esta conclusión que haya sido la propia
parte demandada que ahora desconoce la naturaleza del accidente quien traslada
al trabajador herido hasta la Asociación Chilena de Seguridad y declara el «acci-
dente como del trabajo»” (Corte de Antofagasta, 28 octubre 2010, Recurso de
Nulidad  “Olavarría con Holding Servicios Integrales Ltda.”, Rol nº 99-2010)11. 

11
“Segundo: Que, desde luego, debe señalarse que la competencia de este tribunal en atención a la causal
invocada, está restringida, exclusivamente, a determinar si a los hechos establecidos en la sentencia, se han
aplicado correctamente las normas que se dicen erróneamente aplicadas en el recurso, esto es, los artículos 5º
de la Ley 16.744, y 184 y 183 letra e) del Código del Trabajo. En otros términos, para que el recurso pueda
prosperar, se requiere que exista un error en la aplicación de una norma decisoria litis, sea de naturaleza
procesal o sustantiva, pudiendo consistir el error, como ya tradicionalmente se ha determinado, en la falta
de empleo de la norma pertinente o su empleo indebido o bien, la aplicación de una norma impertinente,
todo lo cual, supone. La mantención del establecimiento fáctico de la sentencia; en otros términos, los hechos
determinados por los jueces, resultan inamovibles para el tribunal que conoce del recurso, limitándose la
discusión a la ley aplicable al caso y, específicamente aquélla que se diga infringida en la sentencia.

Tercero: Que, en ese entendido, desde luego debe señalarse que el recurso no puede prosperar. En efecto,
el tribunal tuvo como hechos de la causa, en lo que interesa, los siguientes: Motivo séptimo: “[...] el
actor comenzó a prestar servicios para la demandada Holding Servicios Integrales Limitada con fecha
21 de octubre de 2008, ejerciendo labores de especialista mershandinsing para la demandada Carozzi,
según se desprende del contrato de trabajo del actor. Que, fue despedido en virtud de lo dispuesto en
el inciso primero del artículo 161 del Código del Trabajo, esto es, necesidades de la empresa, según se
desprende de la carta de despido remitida al actor. Que, el día domingo 15 de febrero de 2009, el actor
se encontraba en la casa de don […], quien resultó ganador de una moto de agua sorteada en promoción
efectuada por Carozzi y quien fue pareja de la hermana del actor, y con quien tuvo un hijo. Que, al

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En contra, si la víctima no cumplía con las funciones propias de su labor


no le serán aplicables las indemnizaciones de la Ley 16.744. “Los argumentos
presentados por la recurrente no deben tomarse en cuenta, en cuanto a la valoración

momento de hacer funcionar la moto, ésta explotó golpeando en la cara al demandante, quien resultó
con fracturas de las piezas 9 y 10, con compromiso óseo de las tablas vestibulares y palatina”.

También se dio por acreditado, en el motivo décimo del fallo impugnado: “[…]es un hecho no controvertido
señalar que Carozzi en virtud de una promoción asociada a un jugo en polvo regaló motos de agua y que éstas
tenían algún tipo de desperfecto por lo que se decidió entregar otro premio equivalente a los ganadores del
concurso y una de las pocas personas que no aceptó lo ofrecido fue don […]; que sin perjuicio de esta decisión,
empresas Carozzi se coordinó con el proveedor para arreglarlas, de ahí que don [...] remitiera un correo al
actor con fecha 12 de febrero de 2009 que sólo dice “va”, con dos archivos adjuntos y uno que es manual de
armado y uso de la moto acuática, por lo anterior la Juez a quo estima que el trabajador al intentar hacer
funcionar la moto acuática en la casa de don […], cumplía con la instrucción entregada por don […], así las
cosas resulta absolutamente indiferente, el modo en que resultó sorteado don […] y la relación de parentesco
por afinidad que les une, puesto que según lo señalan los testigos de la propia demanda, el trabajo del actor
se limitaba a armar el lugar en donde se exhibían los productos y no participaba en la elección del ganador,
porque el sorteo lo efectuaba un vendedor del supermercado, en el que se efectuaba la promoción, y un vendedor
de Carozzi. Así las cosas esta Juez ha logrado establecer que al momento de ocurrir el siniestro que afectó al
actor, éste se encontraba a disposición de su empleadora, y corrobora esta conclusión que haya sido la propia
parte demandada que ahora desconoce la naturaleza del accidente quien traslada al trabajador herido hasta
la Asociación Chilena de Seguridad y declara el “accidente como del trabajo”.

Cuarto: Que, en ese entendido, cuando el recurrente pretende que el tribunal aplicó erróneamente lo
dispuesto en el artículo 5º de la Ley 16.744 pues la lesión no fue causa o con ocasión del trabajo o que
no se acreditó que la función que cumplía fue convenida con su empleador o con Carrozi, pretende que
esta Corte altere la determinación fáctica de la sentencia impugnada asumiendo como no acreditados
hechos que se tuvieron como los de la causa lo que resulta improcedente en esta sede. Consecuente con
lo dicho, la misma suerte debe correr sus alegatos de que se aplicó de modo erróneo el artículo 184 del
Código del Trabajo pues el actor ejecutaba una labor privada o el artículo 183 letra e) cuando pretende
que el actor no estaba en su esfera de cuidado o en labores que no eran propias de su empresa pues,
como se vio, expresamente el tribunal dio por acreditado lo contrario. Luego, no pudiendo esta Corte,
en caso alguno, abocarse a la determinación fáctica de la sentencia y menos aún cuando no se reclama
alguna infracción a las normas reguladoras de la prueba o la falta de cumplimento de los requisitos de
construcción del fallo, el recurso no puede prosperar.

Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 474, 477 y 482 (ref:leg8568.4 82) del Código
del Trabajo, SE RECHAZA el recurso de nulidad deducido por el abogado señor […], en representación
de Empresas Carozzi S.A., en contra de la sentencia definitiva de siete de mayo de dos mil diez, dictada
por la señora Jueza de dicho tribunal, […] y, en consecuencia, se declara que la misma no es nula.

Se deja constancia que se hizo uso de la facultad del artículo 82 del Código Orgánico de Tribunales”.

Pronunciada por la Primera Sala, constituida por los Ministros Srta. Marta Carrasco Arellano, Sr.
Dinko Franulic Cetinic y doña Virginia Soublette Miranda. Autoriza don Cristian Pérez Ibacache.
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ25427.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 19

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de las circunstancias del accidente toda vez que, de la sola lectura de la sentencia cues-
tionada por esta vía se advierte que el sentenciador dio cumplimiento a la normativa
vigente, ya que analiza todos y cada uno de los antecedentes probatorios rendidos
en la audiencia respectiva, señalando las razones por las cuales otorga veracidad a
los testimonios de las personas que declararon en el juicio, al peritaje del vehículo
siniestrado - no apto para transportar pasajeros atendida su antigüedad y modifica-
ciones efectuadas - concluyendo en definitiva que el traslado de personas no estaba
comprendido dentro de las labores que debía efectuar el actor, por lo que no califica
como aquellos contemplados en la Ley de Accidentes del Trabajo 16.744, por lo cual
no procede pago de indemnizaciones” (Corte de Santiago   28 julio 2010  Recurso
de Nulidad “Cuevas Aránguiz con Hoya Blanca S.A.”, Rol nº 96-2010).
Y tampoco procederían tales derechos ante la falta de acreditación de los
presupuestos exigidos por la Ley 16.744.
“Es importante tener presente que se desprende del inciso 1º del artículo
5º de la Ley 16.744, que para que un siniestro pueda calificarse como laboral
es preciso que exista una relación entre el trabajo y la lesión, la cual puede ser
directa o inmediata -a causa-, pero, también, puede producirse en circuns-
tancias que su nexo con el trabajo sea indirecto o mediato -con ocasión-. Es
en esta última hipótesis en la cual pueden presentase innumerables casos de
infortunios susceptibles de calificarse como accidentes del trabajo ya que,
generalmente, se dan antes o después de la jornada laboral. Es por esta razón
que el legislador consagró expresamente en el inciso 2º del artículo 5º de la
Ley 16.744, la figura del accidente de trayecto, que es un tipo específico del
accidente con ocasión del trabajo, el cual se produce en momentos que el
dependiente realiza el recorrido desde o hacia el lugar de las faenas.
En la especie, han quedado asentados por los jueces de la instancia pre-
supuestos fácticos contrarios a aquellos que supone la calificación pretendida,
como que no se acreditó que la conducción del móvil por parte del afectado
haya sido por instrucción de la empleadora en relación al desarrollo de las
labores convenidas, es decir, con ocasión de ellas; así como, por el contrario,
que el viaje se llevó a efecto en una jornada de descanso del trabajador.
Aparece de manifiesto la improcedencia de la nulidad pretendida cuando
desconoce premisas que son parte del proceso o insta por su alteración, in-

20 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sistiendo en la prueba de hipótesis contrarias, ya que tal modificación, no es


posible efectuarla por esta vía, en tanto el asentamiento de los presupuestos
fácticos, conforme a la valoración de las pruebas rendidas de acuerdo a las
reglas de la sana crítica, corresponde a facultades privativas de los jueces de la
instancia y no es susceptible, en general, de revisión por este medio, salvo que
se hayan desatendido las normas científicas, técnicas, simplemente lógicas o de
la experiencia, lo que no se da en la especie. En consecuencia, y descartando
la intervención de la Corte en los procesos de apreciación de la prueba y la
convicción que resulta de ella, se rechaza la nulidad de fondo impetrada”.
(Corte Suprema 11 marzo 2009, Casación en el fondo “Valdés con Absa
Internacional Incorporated S.A.”, Rol nº 7309-08).
Todo Accidente debe ser denunciado, inclusive, aquél sufrido por trabaja-
dores que asistían a programas de capacitación. “En el caso de aquellos accidentes
que pudieren experimentar los eventuales trabajadores con motivo de su asistencia a
programas de capacitación, en el marco de aplicación de las leyes Nº 19.518 y Nº
20.351, al no detentar la calidad de dependientes sujetos a subordinación, no les resulta
aplicable la cobertura del seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales a que se refiere la Ley Nº 16.744. En este caso, corresponde dar aplica-
ción a lo establecido en la letra c) del artículo 14 de la Ley Nº 20.351, vale decir, el
eventual empleador deberá proveer el correspondiente fondo para asumir el costo de las
contingencias que se produzcan en los términos establecidos en dicha norma legal […].
A la Dirección del Trabajo, por tal razón, no le corresponde realizar acciones
de fiscalización cuando le sean notificados accidentes ocurridos a aquéllos, ya que
los procedimientos establecidos en la Circular Nº7/2007 y Nº 53/2005 que regulan
las actuaciones de los Inspectores del Trabajo en esta materia, son aplicables sólo
y exclusivamente en el caso de recibir notificaciones o denuncias de accidentes del
trabajo respecto de personal que tiene la calidad de trabajador. No resulta jurídi-
camente procedente poner término a la relación laboral cuando el trabajador está
haciendo uso del permiso de capacitación que regula la Ley Nº20.351” (Dirección
del Trabajo, 21 abril 2010, Dictamen ORD nº 1822/027).
“El empleador deberá pagar como jornada extraordinaria el tiempo que el
trabajador ocupe en las reuniones del Comité Paritario de Higiene y Seguridad que

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 21

jurisprudencia accidentes.indb 21 31-08-2011 17:42:58


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

se desarrollen fuera del horario de trabajo. […] Para los efectos de contabilizar en
la jornada de trabajo el tiempo ocupado por los trabajadores en cursos de capacita-
ción sobre prevención de riesgos en la empresa, éstos se deberán ajustar a las reglas
establecidas en el D.F.L. Nº 1, de 1989 del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social, sobre Estatuto de Capacitación y Empleo. […] El empleador se encuentra
facultado para iniciar una investigación patronal con el objeto de determinar las
causas de los accidentes del trabajo que ocurran en su empresa, sin que ésta pueda
interferir en la investigación que, para estos mismos efectos, se encuentre realizan-
do el Comité Paritario de Higiene y Seguridad. […] El empleador se encuentra
obligado a denunciar la ocurrencia de todo accidente del trabajo y enfermedad
profesional que acontezca en la empresa” (Dirección del Trabajo, 28 julio 1997,
Dictamen ORD nº 441/248).
La obligación de informar los accidentes laborales que recae sobre
el empleador está acotada a los accidentes laborales, siendo los Ins-
pectores del Trabajo Ministros de Fe. “Corresponde acoger el recurso de
apelación deducido en contra de la sentencia que no acoge la reclamación de
multa, revocándola, por cuanto no ha sido posible llegar a la convicción de
que los hechos acaecidos, con resultados fatales para un trabajador, constituyan
un accidente del trabajo, lo que en definitiva implica que el empleador no
tenía obligación de comunicar accidente alguno al organismo administrador
respectivo […].
De acuerdo a los artículos 23 y 24 del D.F.L. Nº 2 de 1967, los Inspectores
del Trabajo tienen el carácter de ministros de fe, gozando los hechos consta-
tados por ellos con una presunción legal de veracidad para todos los efectos legales,
presunción que en cualquier caso no cubre las calificaciones jurídicas, conclusiones,
comentarios o juicios de valor que puedan emitir. […]
El empleador, según lo dispuesto en el inciso 1º de artículo 76 de la Ley 16.744,
deberá denunciar al organismo administrador respectivo, inmediatamente después
de producido, todo accidente o enfermedad que pueda ocasionar incapacidad para
el trabajo o la muerte de la víctima; cuestión que debe ser matizada según el tenor
del artículo 5º de la misma ley” (Corte de Temuco, 25 enero 2010, Apelación

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de Reclamo de Multa “Salazar Valencia con Inspección Provincial del Trabajo”,


Rol nº 1762-09)12.
La inmediatez en dar aviso a los organismos correspondientes frente
a un infortunio laboral, prevista en el artículo 76 de la Ley N° 16.744, se
razona sobre la base de un siniestro fatal y grave ocurrido en el interior del
lugar de trabajo, en virtud de lo cual no corresponde multar a la emplea-

12
En este caso, se acogió la reclamación interpuesta, respecto de las multas cursadas por la Inspección
del Trabajo mediante la resolución Nº 09014166.07.095-1 y 2 por los montos de 20 y 50 UTM
respectivamente, dejándose sin efecto ambas. Pareciéndonos destacables los motivos: “4.- Que,
conforme a los artículos 23 y 24 del D.F.L. Nº 2 de 1967 los inspectores del trabajo tienen el carácter
de ministros de fe respecto de todas las actuaciones que realicen en el ejercicio de sus funciones, dentro
de las cuales podrán tomar declaraciones bajo juramento y, en consecuencia, los hechos comprobados
por ellos y de los cuales deban informar de oficio o a requerimiento, constituirán presunción legal de
veracidad para todos los efectos legales, incluso para los efectos de la prueba judicial.

5.- Que, en consecuencia, lo que goza de presunción de veracidad o de certeza son los hechos que se
consignan en el acta y que han sido comprobados, esto es los observados, sorprendidos o vistos por
el funcionario, esto es, hechos concretos, materiales y tangibles, que no necesitan de indagaciones o
declaraciones de terceras personas para darlos por establecidos, pues son los comprobados por el inspector.
Por ende no se encuentran amparados por ella las conclusiones, juicio de valor, comentarios, o la
calificación jurídica de los hechos.

6.- Que, el acta de constatación de hechos de fecha 20 de Septiembre del 2007 deja constancia de los
siguientes hechos apreciados en terrenos por la Inspectora del Trabajo “Accidente laboral fatal de […],
RUT Nº [...], acaecido el día 16 de Septiembre del 2007 a las 11 horas en el sector avellano mientras
conducía un tractor vuelca falleciendo aplastado por este vehículo”·

7.- Que, la afirmación de accidente laboral, es una calificación jurídica no una constatación de hecho,
por lo que la misma no está amparada por la presunción de veracidad o de certeza de que gozan los
hechos que se consignan en el acta y que han sido comprobados, esto es los observados, sorprendidos o
vistos por el funcionario, conforme a lo dispuesto por los artículos 23 y 24 del D.F.L. Nº 2 de 1967.

8.- Que, por otra parte consta de la Res. Exenta Nº 9241 de fecha 10 de Julio del 2009 que en el sumario
sanitario incoado contra la recurrente por los mismos hechos que dieron lugar a la multa aplicada por
la Dirección del Trabajo se concluyó por la Secretaría Regional Ministerial de Salud de la IX Región de
la Araucanía: “Que todos los antecedentes que obran en el expediente, declaraciones presentadas tanto
por el sumariado como por familiares del trabajador fallecido no ha sido posible llegar a la convicción
de que se haya tratado de un accidente del trabajo, por lo que no es posible considerar la infracción de
no informar la ocurrencia del accidente fatal a esta Secretaría Regional Ministerial de Salud”.

9.- Que, consecuencia de lo anterior es que en el presente caso no es posible tener por establecido que
el lamentable accidente que afectó a don […], tenga el carácter de accidente del trabajo, siendo por lo
mismo, incorrecta la aplicación de las multas que han sido objeto de la presente reclamación”.

http://microjuris.cl/, MJJ23421.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 23

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

dora que denunció el accidente de trayecto de uno de sus trabajadores en


el transcurso de 5 días hábiles.“Corresponde rechazar el recurso de casación en
el fondo interpuesto por la Inspección del Trabajo en contra de la resolución que
dejara sin efecto la multa impuesta a la empleadora, en tanto ella sanciona una
inobservancia que desde la perspectiva de los acontecimientos no resulta ser tal,
toda vez que el transcurso de cinco días hábiles desde el acaecimiento del acciden-
te de trayecto protagonizado por el trabajador hasta la denuncia o noticia a los
organismos pertinentes, esto es la Inspección del Trabajo y la Secretaría Regional
Ministerial de Salud, aparece razonablemente cercana. […]
El reclamo acogido en estos autos se funda en la inefectividad de haber
desatendido la empresa multada la norma del artículo 76 de la ley N° 16.744,
por cuanto su parte cumplió con la obligación que ella impone consistente en
dar aviso de los accidentes sufridos por sus dependientes -en el caso, accidente
automovilístico sufrido por el trabajador mientras se desplazaba en un vehículo
arrendado por la empresa reclamante-, considerando que se informó a la Super-
intendencia de Salud e Inspección Comunal en el lapso prudente de cinco días,
preocupándose personalmente el empleador de efectuar de manera inmediata
todas las diligencias necesarias hasta obtener su traslado al Instituto de Seguridad
del Trabajo. […]
Corresponde acoger el reclamo deducido y liberar a la sociedad actora de la
multa impuesta, por considerar que un análisis del actual artículo 76 de la Ley
N° 16.744 conlleva precisar que su objetivo primario es proteger inmediatamente
a los trabajadores. Así, para efectos de la inmediatez en dar aviso a los organismos
correspondientes, la norma está razonada sobre la base de un siniestro fatal y gra-
ve ocurrido en el interior del lugar donde se desarrolla el trabajo, velando por la
seguridad de todos los dependientes, no pudiendo entendérsele en relación con los
accidentes acaecidos en el trayecto directo de ida o regreso al trabajo, tal como el
caso de autos, referido en el artículo 5º de la Ley N° 16.744, pues en estos casos
no se hace necesario salvaguardar a los demás empleados de la empresa sino sólo
al trabajador accidentado, es por ello que la denuncia o noticia a los organismos
pertinentes realizada por el empleador en el plazo de cinco días, como aconteció
en autos, debe entenderse dentro de un plazo prudencial” (Corte Suprema, 24

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

septiembre 2009, Casación en el fondo “Isaías Ruiz y Compañía Ltda. con


Inspección del Trabajo” Rol Nº 5053-2009)13.

13
  Ante el 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Valparaíso (Rol N° 289-2008), Jorge Isaías Ruiz y
Compañía Limitada, dedujo reclamo en contra de la Inspección del Trabajo de Viña del Mar,
fundada en que dicha entidad, por Resolución N°213 de fecha 1 de abril de 2008, acogió sólo
parcialmente su solicitud de reconsideración de la Multa N°3066.07.155-1 que le fuera impuesta
el 26 de diciembre de 2006, reduciéndola de 50 a 25 Unidades Tributarias Mensuales, la que
solicita sea dejada sin efecto por las razones que explica. En subsidio, pide que la referida sanción
sea reducida a un monto prudencial.

Evacuando el traslado, la entidad fiscalizadora solicita el rechazo del reclamo por los motivos que
indica.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 9 de enero de 2009, rechazó el reclamo interpuesto,
sin condena en costas.

Se alzó la empresa y la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por fallo de 8 de mayo de 2009, revocó
la decisión de primer grado y, en su lugar, acogió la reclamación, dejando sin efecto la multa
impuesta.

En contra de esta última resolución, la Inspección del Trabajo de Viña del Mar dedujo recurso
de casación en el fondo, por estimar que en su dictación se incurrió en los errores de derecho que
expone y que influyeron en su parte dispositiva, pidiendo que se invalide la sentencia y dicte la
de reemplazo, con costas.

Del fallo de casación extraemos los siguientes motivos: “Cuarto: Que, los sentenciadores acogieron el
reclamo deducido y liberaron a la sociedad actora de la multa impuesta, por considerar que un análisis del
actual artículo 76 de la Ley N°16.744 conlleva precisar que su objetivo primario es proteger inmediatamente
a los trabajadores y tal es así, que en caso de paralización de faenas como consecuencia de un accidente fatal
y grave, éstas sólo pueden reanudarse cuando el organismo fiscalizador verifique que se han subsanado las
deficiencias efectuadas. Así, para efectos de la inmediatez en dar aviso a los organismos correspondientes,
la norma está razonada sobre la base de un siniestro fatal y grave ocurrido en el interior del lugar donde
se desarrolla el trabajo, velando por la seguridad de todos los dependientes que en el momento laboran allí,
no pudiendo entendérsele en relación con los accidentes acaecidos en el trayecto directo de ida o regreso al
trabajo referido en el artículo 5º de la Ley N°16.744, pues en estos casos no se hace necesario salvaguardar
a los demás empleados de la empresa sino sólo al trabajador accidentado, y por ello el informe de que se
trata debe entenderse dentro de un plazo prudencial, como el ocurrido en autos. Más aún cuando de los
antecedentes aparece que el empleador brindó al afectado todo lo que estuvo a su alcance para protegerlo de
inmediato y que lo ocurrido a éste, en ningún caso puso en peligro la seguridad de los demás dependientes
de la empresa. Tuvieron también presente en su decisión los jueces del grado, el tenor de la Circular N°
2.345 de 10 enero de 2007, que imparte instrucciones a las empresas en relación a la aplicación de los
incisos 4°, 5° y 6° del artículo 76 de la ley N° 16.744 y cuya nomenclatura siempre discurre sobre accidente
o falta grave, ocurrido en el interior del lugar donde se desarrollan las faenas, con el objetivo de proteger
eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores que allí se encuentran.

Quinto: Que, contraria a la desarrollada por los sentenciadores, la interpretación planteada por la
entidad recurrente del precepto tantas veces citado, se funda en que la única distinción contenida en éste

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

dice relación con la gravedad del siniestro, constituyendo cualquier otra una errática lectura y aplicación
del mismo, en tanto la severidad de la instrucción consistente en el aviso inmediato no deja margen a
excepción o flexibilidad alguna, menos al criterio del propio destinatario de ella.

Sexto: Que, tal como destacan los jueces del grado, el artículo 76 de la Ley N°16.744, antes de la
introducción de los incisos 4°, 5° y 6° por la ley N°20.123 de 16 de octubre de 2006, obligaba al
empleador a denunciar al organismo administrador respectivo -inmediatamente de acaecido- todo
accidente o enfermedad que pudiera acarrear incapacidad para el trabajo o muerte de la víctima,
debiendo aquél dar noticia al Servicio Nacional de Salud. Actualmente, el inciso 4° agrega que en caso de
accidentes fatales y graves, el empleador deberá informar inmediatamente a la Inspección del Trabajo y a
la Secretaría Regional Ministerial de Salud que corresponda, acerca de la ocurrencia de cualquiera de estos
hechos; incluyendo el inciso 5° que, en estos mismos casos, la empresa deberá suspender en el acto las faenas
afectadas y, de ser necesario, permitir a los trabajadores evacuar el lugar de trabajo, pudiendo reanudarse
las labores sólo previa fiscalización en que se verifique que se han subsanado las deficiencias detectadas.

Séptimo: Que, la inmediatez con que el legislador adjetiva la forma de dar cumplimiento a la denuncia
que impone al empleador en los casos de accidentes graves o fatales, entendida como sinónimo de contiguo
o cercano a algo o alguien, da cuenta de la finalidad preventiva del precepto en tanto la exigencia de
que se trata propende a la protección de los restantes integrantes de la faena o servicio que integra el
trabajador accidentado y para lo cual es menester que la reacción al nivel de la empresa y de los organismos
administrativos y fiscalizadores sea, precisamente, contigua o cercana al acaecimiento del siniestro respectivo.

Octavo: Que, en consecuencia, atendiendo al espíritu y sentido de la norma, la calificación de la
aludida prontitud como factor determinante de su observancia frente a la verificación de un accidente
de gravedad, importa, indefectiblemente, la apreciación de las circunstancias fácticas de cada caso desde
la perspectiva de la lógica, las máximas de experiencia y demás directrices insitas en la sana crítica.

Noveno: Que, en la especie, según se lee de los fundamentos del fallo impugnado, el hecho de haber
sucedido el accidente en el extenso trayecto recorrido por el trabajador de la reclamante para prestar sus
servicios la jornada respectiva, así como la diligencia del representante de la empleadora para socorrerlo
personalmente en otra ciudad y trasladarlo a las dependencias del Instituto de Seguridad del Trabajo, fueron
los presupuestos fácticos gravitantes que explican la decisión de sustraer a la sociedad actora de la multa que le
fuera impuesta, en tanto ella sanciona una inobservancia que desde la perspectiva de los acontecimientos no
resulta ser tal, toda vez que el transcurso de cuatro días hábiles hasta la denuncia o noticia a los organismos
pertinentes aparece razonablemente cercana. Ello por cuanto el primer presupuesto descrito permite inferir
la indemnidad de aquellos dependientes que se encontraban en el lugar de funcionamiento o faenas de la
empresa y, en consecuencia, al margen de un deber de acción inmediato de la parte patronal; y, el segundo,
da cuenta de la concreción oportuna y directa del deber básico de protección no preventiva, sino de socorro,
que la empleadora debe proporcionar al empleado afectado.

Décimo: Que, de lo analizado surge, en el caso de autos, la inocuidad de la distinción propuesta por la
empleadora y tocada por los jueces de la instancia en parte del fallo atacado por cuanto las circunstancias
aludidas, relativas al accidente de que se trata -asentadas en la sentencia y también consideradas en su
justificación-, conducen a la corrección del actuar de aquélla como deudora del deber de protección y de
pronta denuncia, razón por la que, aún expuesta a la carga que discute, aparece diligente y observante
de la misma.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En contra de lo expuesto, pese a existir una convención entre empleado


y patrón para denunciar como un accidente común, no pierde la víctima
el derecho a las prestaciones de la Ley. “El que por acuerdo entre el trabajador
y el empleador se haya decidido hacer la denuncia del accidente como común, no
impide que el trabajador exija a su empleador las prestaciones provenientes de
la calificación de accidente del trabajo, más aún si la misma empresa reconoce
tácitamente a través de sus propias acciones - como pagar las atenciones médicas
del trabajador - este hecho. […]
El haber impedido al trabajador que hiciera la denuncia de accidente del
trabajo, obligándolo a declarar tal hecho como uno de tipo común, constituye un
daño indemnizable, puesto que se ha privado al dependiente de los beneficios que
la ley entrega a las víctimas de accidentes laborales” (Corte de Santiago, 30 julio
2010, Recursos de Apelación y Casación en la forma, “Herrera Fuenzalida con
Coca Cola Embonor S.A.”, Rol nº 43-2010)14.


Undécimo: Que, en consecuencia, el acoger la interpretación planteada por la Inspección del
Trabajo en relación al artículo 76 de la ley N°16.744 carecería de la influencia determinante
que sostiene la recurrente y que conlleva el agravio que subyace en su impugnación, desde que
la multa cuya revocación se reclama por la sociedad empleadora se erige sobre la base de la
existencia de una obligación y el incumplimiento de ella, presupuesto, este último, que no
concurre en la especie, según se ha expuesto y que conduce a desestimar la nulidad impetrada”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señora Rosa María Maggi D., Ministro Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados
Integrantes señores Roberto Jacob Ch., y Patricio Figueroa S.
14
“Octavo: Que, la controversia central está en determinar si el accidente reclamado por la actora, ocurrió
el 12 de agosto de 2004 y fue de origen laboral, o si éste sucedió el día 13 de agosto del mismo año, y se
trató de un accidente común, como lo denunció el propio trabajador. La convicción a que llegan estos
sentenciadores es la misma a la que arribó la jueza del grado, esto, es que el accidente denunciado por el
trabajador como común, en verdad fue de origen laboral y ocurrió el día 12 de agosto de 2004, sin ser
informado a la Asociación Chilena de Seguridad como legalmente correspondía, según se deja establecido
en las letras b) y c) del motivo 25 del fallo en revisión. Al respecto es decidor la testimonial rendida por
[…] y […], los que no sólo están contestes en circunstancias y hechos de relevancia en lo que deponen,
sino que resultaron ser testigos presenciales que explicitan de una manera clara, categórica, coherente
y concordante lo que ellos pudieron observar con sus propios sentidos, que no fueron desvirtuados por
probanza en contrario y que hacen que el relato de la víctima resulte sólido y acorde a la forma en que
realmente sucedieron los hechos.

Noveno: Que, la principal objeción a que se trata de un accidente del trabajo, la funda la demandada
en la circunstancia que el propio actor denunció el hecho como accidente común, el que fue ratificado

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 27

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

1) Casuística
Accidente de un piloto de avión cuya relación con la empresa fumiga-
dora a que prestaba servicios se calificó de carácter laboral. “Corresponde
rechazar el recurso de casación en el fondo interpuesto por la parte demandada en

durante su largo historial médico a consecuencia de dicho accidente, pero tal hecho, es desmentido no sólo
por el actor, sino que también por los testigos aludidos en el motivo anterior. Y del testimonio de todos
ellos aparece que la denuncia como accidente común, no obedeció a lo que efectivamente sucedió, sino
a una petición de la empresa de tratarlo como accidente común y no del trabajo, por las consecuencias
negativas que para ella representaba darle aquel alcance, de allí que el trabajador mantuviera el
tratamiento como accidente común, lo que no resultaba contradictorio con la verdadera naturaleza del
accidente, desde que su empleadora respondió plenamente con lo prometido de que se haría cargo de
todos aquellos gastos que no cubriera la Isapre a la que estaba afiliado el trabajador, conclusión que se
aviene con los diversos memorandum, que rolan de fojas 77 a 81, que dan cuenta de pagos por consultas
médicas, exámenes y programas médicos relacionadas con el accidente del 12 de agosto de 2004.

Décimo: Que, los pagos efectuados por la empleadora por prestaciones médicas del actor, resultan coherente
con el relato de que se encubrió un accidente del trabajo, con el compromiso de solventar los gastos que
no cubriera la Isapre que relatan los testigos de la demandante y, por otro lado, no sólo permiten darle
coherencia y racionalidad a lo afirmado por el trabajador, de que efectivamente se trató de un accidente
laboral, sino que explica también el comportamiento de la empresa empleadora, la que durante largo
tiempo, casi 3 años, soportó cancelar y/o reembolsar gastos que en ningún caso le correspondía, cual es
solventar todos aquellos pagos que la Isapre no cubría. ¿Qué empleador paga gastos a los que no está
obligado?, la experiencia nos indica que ninguno, salvo que esté obligado por convenios de bienestar,
lo que no se acreditó en autos por la demandada, ni dio razón sobre esa prolongada conducta. De esta
manera, aquella interrogante se responde con el acuerdo tácito a que llegaron las partes.

Una cuestión clara y sin mayor raciocinio que aparece de los hechos relatados en la demanda, es que tanto
la empleadora como el trabajador, nunca dimensionaron la gravedad de la lesión, que ha motivado la
larga data de su tratamiento, lo que da crédito a la versión de que por tratarse de una simple caída de
una silla, no revestiría mayor inconveniente para pasarla por un accidente común.

Undécimo: Que, la recurrente afirma que el informe complementario de accidente y traumatismo
de foja 106 del cuaderno de documentos, resulta concordante con los 29 meses de licencia médica
que por accidente común había presentado el trabajador, al igual que la información proporcionada
por Consalud en cuanto al historial de licencias y prestaciones médicas del actor y de la entregada
por la Asociación Chilena de Seguridad, que refleja la falsedad de la historia creada por el
demandante. Pero tal alegación resulta incorrecta desde que el propio actor alega que el origen de
su tratamiento no fue un accidente común sino que un accidente laboral, afirmación que tiene
respaldo probatorio en la causa, tal como se ha venido concluyendo, lo que no sucede con lo sostenido
por la demandada, pues ella se basa exclusivamente en la afirmación inicial del trabajador, la que
como se ha dicho, con posterioridad fue negada por aquél. Además, la empresa demandada no
rindió probanza alguna para demostrar que es falso el accidente laboral aludido por el trabajador.

28 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

contra de la sentencia que la acogió, la pretensión del actor para que se declarara de
naturaleza laboral el vínculo que unía a las partes. Ello por cuanto, no se advierte
en la calificación realizada por los jueces del grado, error de derecho alguno que
pueda ser corregido, ya que han quedado asentados todos los elementos propios de


Toda la línea argumentativa de la demandada para resaltar que se trataría de una falsedad lo afirmado
por el trabajador tiene su respaldo en la declaración inicial de aquél, olvidando que en materia laboral
el principio de la primacía de la realidad, está por sobre toda actuación escrita y que den cuenta papeles,
de forma tal que acreditado que los hechos ocurrieron de una manera distinta a la considerada oficial,
esa realidad debe ser reconocida en el fallo, tal como ha sucedido en la especie. Es deber de quien se
basa en la documentación oficial, demostrar que ella obedece efectivamente a la realidad y, la empresa
no acreditó tal circunstancia.

Duodécimo: Que, la recurrente sostiene que no se le puede dar valor a los dichos del testigo […], ya que
de acuerdo a la lógica, la sola circunstancia de tener un juicio contra la empresa, le resta todo mérito a su
testimonio. Ello no es así, puesto que los dichos de aquel testigo no aparecen motivados por la existencia
de un juicio contra la misma empresa demandada, sino que por haber tenido una participación real y
presencial de los hechos que relata, los que están dotados de una veracidad tal, que impiden soslayarlos.

Tampoco resulta de mayor trascendencia que la empresa, de acuerdo al informe pericial de foja 198,
haya cumplido a cabalidad con lo exigido en la legislación vigente en otros casos, pues aquello no da
sello de garantía de que siempre ello ha sido de esa forma. Lo que debía demostrar es que en este caso
concreto cumplió con toda la normativa vigente y no lo hizo. Tampoco produce prueba el hecho de que
en el mismo informe, se haya concluido que no se pudo establecer la efectividad de los hechos descritos
por el accidentado, pues se trata de una simple opinión del perito, el que no tuvo, por cuanto no le
corresponde, en consideración el principio de la primacía de la realidad que emana de lo declarado por
los testigos de autos. En todo caso, nada obsta a que lo que el perito no pudo concluir, sea cierto y que
dicha verdad se concluya por el juez, al ponderar otros antecedentes probatorios.

Décimotercero: Que, el hecho de que exista un procedimiento a seguir para el caso de un accidente laboral
y que todo trabajador conoce, en nada altera lo que se viene concluyendo, atento que resulta claro que, en
el caso de autos, no se siguió, el punto es saber por qué no se siguió. Y ello puede tener 3 razones: porqué
no existió el accidente, porqué existiendo el accidente se acordó no denunciarlo como tal por acuerdo de las
partes como lo sostiene el demandante, o porqué el trabajador fue negligente. Dentro de esas alternativas,
estos jueces se inclinaron por la versión del trabajador, la que resulta consistente, coherente y lógica con la
prueba rendida en el juicio de acuerdo a lo razonado en las reflexiones anteriores.Tampoco tiene asidero
la defensa de la demandada, de que durante 29 meses el actor recibió la atención que la lesión sufrida
requiere y lo que no fue pagado por la Isapre fue cubierto por la empresa, por lo que no divisa cómo se
pudo establecer un daño indemnizable, toda vez que es evidente que el daño está en no haberle dado el
tratamiento de un accidente laboral y poder haber gozado de todos los beneficios que ese status entrega, que
no son pocos. Además, es del todo razonable que no sólo se pueden reclamar los gastos de enfermedad sino
que todos aquellos rubros que entrega el derecho común, como lo son el daño emergente y lucro cesante,
en especial aquellos rubros de la remuneración que están asociados al trabajo efectivo de un trabajador.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 29

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

una relación laboral, incluida la subordinación y dependencia que caracteriza un


contrato de trabajo. En efecto, se produjo entre los litigantes un acuerdo de volun-


Décimocuarto: Que, el apelante en los puntos ii.- y iii.- del escrito de apelación (fojas 326 a 332) insiste
en que de haber ocurrido un accidente, éste ha sido común y sucedió el 13 de agosto de 2004 en la casa
del actor, cuestión que ya ha sido analizada de manera pormenorizada, llegando a convencimiento de
que se trata de un accidente laboral ocurrido el 12 de agosto de 2004 y no denunciado como tal. La
recurrente para esta alegación, lo único que ofrece la denuncia inicial del trabajador que éste explicó
suficientemente por qué lo hizo, sin que el apelante haya aportado algún otro antecedente probatorio
para analizar.

Igualmente, reitera que se trata de una demanda en que se persigue hacer efectiva la responsabilidad
extracontractual y por consiguiente el peso de la prueba es de cargo del actor. En verdad tal asunto ya
está superado y lo único cierto es que con la acción incoada por el actor se persigue la responsabilidad
contractual de la empresa demandada por accidente laboral y ninguna otra. Procedimiento que se sigue
de acuerdo a las normas del Código del Trabajo, de forma tal que la prueba rendida por las partes se
aprecia de acuerdo a las reglas de la sana crítica, que es lo que hizo la sentenciadora en el fallo de primer
grado y lo que se ha consignado en esta sentencia.

Decimoquinto: Que, finalmente, en lo que dice relación con la regulación del daño, la apelante vuelve
a sostener que el actor no ha sufrido perjuicio patrimonial alguno, por el supuesto retardo en la atención,
ya que ha tenido plena cobertura de salud a través de la Isapre y de la empresa demandada, ya que esta
última ha concurrido al copago de todo aquellos gastos que no fueron cubiertos por el plan de salud del
actor.

En verdad nuevamente, el apelante recurre a distraer el asunto esencial de uno que no lo es, pues la
demora de un día en el tratamiento del actor no es lo relevante, sino que el trato de accidente común a
uno que correspondía a accidente laboral y el verse impedido de gozar de todos los beneficios que lleva
aparejado la condición de accidente laboral a aquél que no lo es. La demandada tiene razón en que los
gastos médicos fueron cubiertos por la Isapre y por la propia empresa, pero ello no es lo único que puede
recibir el trabajador cuando se trata de un accidente laboral, lo que se demuestra con la posibilidad que
el legislador le entrega al trabajador víctima para reclamar aquellas indemnizaciones, que el derecho
común otorga.

Decimosexto: Que, en lo único que tiene razón la demandada es que la gravedad de las lesiones no
pueden imputarse a la ocultación de un accidente laboral, pues igualmente el trabajador recibió la
debida atención médica, por lo que la suma fijada por concepto de daño moral resulta excesiva, ya que
claramente en ese rubro se han incluido aspectos que son propios del daño emergente y lucro cesante,
respecto de los cuales además de no haberse especificado su naturaleza y monto, no se rindió prueba
alguna para cuantificarlo, por lo que no se puede salvar una omisión en que incurrió el propio actor,
entregando sumas más allá de lo razonable y prudente, so pretexto de la existencia de un daño moral,
que indudablemente ha debido sufrir el trabajador, pero que será avaluado en una suma muy inferior
a la reclamada en juicio. Suma que estos sentenciadores, estiman como justa y equitativa, de acuerdo
a lo que razonablemente se puede atribuir al comportamiento de las partes del juicio, la cantidad de $
10.000.000.- (diez millones de pesos).

Además, al no haber sido vencido totalmente no puede soportar las costas de la causa.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tades en torno a la realización de una determinada actividad por el demandante,


la que era necesaria al servicio que presta la demandada, desarrollada en forma
personal y con la implementación proporcionada por la demandada, no había
posibilidad de delegación y usaba la infraestructura de propiedad de la Línea
Aérea; en esa prestación de servicios se dio la exclusividad, el demandado no logró
acreditar que la labor de pilotaje fuera desempeñada en relación con otras empresas,
existió la continuidad de los servicios, el demandante estaba obligado a cumplir
con asistencia y horario, la demandada ejercía supervigilancia sobre las labores
desempeñadas por el actor, la que debe entenderse referida no a la especialidad de
su profesión, sino al cumplimiento de las labores encomendadas y, por último, la
contraprestación mensual y periódica del trabajo contratado, es decir, el pago de
remuneración mensual aunque estuviera fijada en la forma de comisiones. […]
Dado que el trabajador sufrió un accidente en el cumplimiento de sus
tareas y que éste se debió al incumplimiento de la obligación de seguridad


Decimoséptimo: Que, la demandante al adherirse a la apelación ha pedido se aumente el monto de
la indemnización a una suma no inferior a $ 120.000.000 o la que el tribunal estime pertinente,
misma autorización que hizo en la demanda al tribunal de primer grado, esto es, le permitió fijar una
suma inferior al monto pedido, por lo que la suma que se fije no constituye un agravio para el actor,
aunque ésta sea inferior a la solicitada. En todo caso, el argumento básico para pedir el aumento del
monto del daño moral, se hace consistir en que el trabajador ha quedado con una lesión permanente e
invalidante por el resto de sus días, que de haberse tratado como accidente laboral estaría cubierta. Si
bien, el actor tiene razón en esta última parte, en verdad, lo que le sirve de fundamento, constituye un
rubro ajeno al daño moral, sino que es propio de los daños materiales que pudo reclamar y no lo hizo
en forma, como ya se dijo. Tal omisión no puede ser subsanada ni subsidiada con un aumento del daño
moral, pues ello resulta contrario a derecho y a la obligación de alegar la indemnización que legalmente
procedía reclamar.

En virtud de lo razonado y […] se resuelve:

1).- Que, se rechaza el recurso de casación en la forma deducido por la demandada; 2).- Que, se revoca
la sentencia apelada de 26 de noviembre de 2009, en cuanto condena en costas al demandado por
resultar totalmente vencido y, en su lugar, se decide, que no queda condenado en costas el demandado,
por cuanto la demandante no obtuvo todo lo pedido en su demanda; 3).- Que, se confirma, en lo
demás, el referido fallo con declaración que se reduce a diez millones de pesos la suma que debe pagar
la demandada a favor del trabajador demandante por concepto de daño moral.

Pronunciada por la Segunda Sala de esta Corte de Apelaciones, integrada por los señores Ministros
Titulares don Miguel Vázquez Plaza, don Carlos Farías Pino y don Carlos Moreno Vega”.
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ25379.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 31

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de la empresa demandada, corresponde que ésta se responsabilice por el


mismo y pague las indemnizaciones por los daños patrimoniales y extra-
patrimoniales sufridos por el actor” (Corte Suprema, 7 diciembre 2010,
Casación en el fondo “Fuenzalida González con Línea Aérea de Fumigaciones
Aguas Negras S.A”, Rol n° 6152-2010). Del voto disidente de los Ministros
sr. Patricio Valdés A. y sra. Gabriela Pérez P., se extrae: “El examen de todos los
elementos de convicción aportados a la causa conduce a concluir la existencia de una
relación de naturaleza civil entre las partes. En efecto, así aparece de la declaración
jurada del actor, la que constituye una confesión espontánea de la naturaleza de la
relación que mantenía con la demandada; del informe del Servicio de Impuestos
Internos referido a las retenciones realizadas por aquélla en favor del actor durante
los años 1999 y 2005; la actividad del demandante como contribuyente de segunda
categoría y profesional independiente; del peritaje contable en el que se señala que
la demandada actuó como agente retenedor de conformidad con la Ley de la Renta,
señalando los montos retenidos y los pagados al actor; de la absolución de posiciones
de este último en la que sostiene que creyó firmar un contrato de trabajo, reconoce
la percepción de honorarios conforme con lo estipulado, que prestó servicios para
la Viña San Pedro porque disponía de tiempo, que demandó a otra empresa por
el pago de honorarios pendientes por actividades semejantes a las que realiza para
la demandada, que se trata de un profesional; de la causa traída a la vista rol Nº
57.508 del Primer Juzgado Civil, en la que el actor demanda a otra empresa por
problemas de honorarios no pagados, relación aquella idéntica a la presente; de
los contratos de prestación de servicios a honorarios de los otros pilotos de la Línea
Aérea demandada de los que aparece una vinculación de naturaleza civil; de los
contratos de trabajo del personal de la Línea Aérea con las copias de las planillas
de cotizaciones correspondientes; de los seis certificados de retención de impuestos;
el informe del Servicio de Impuestos Internos donde se asevera que el demandante
ha iniciado actividades como independiente y que ellas corresponden a servicios
personales y del informe del Instituto de Normalización Previsional en el que se
indica que el actor no registra cotizaciones durante los últimos cinco años”15.

15
Ante el 2° Juzgado de Letras del Trabajo de Curicó (Rol nº 326-05), se presentó demanda por
accidente sufrido por el trabajador y que, por aplicación del artículo 184 del Código del Trabajo,
el empleador debe indemnizar el daño moral, daño emergente y lucro cesante por las cantidades
que señala; que se declare nulo el contrato de prestación de servicios en todo lo que contravenga

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

a) Naturaleza de los daños por un accidente laboral: extrapatrimonial.


“La lesión sufrida por un accidentado en accidente del trabajo le produce un daño
no solamente en su patrimonio sino en aquellos atributos que les son propios en su
calidad de hombre, ser individual dotado de derechos inherentes a su condición
de tal, entre los que es de la mayor importancia el que se tiene a la integridad
física y psíquica, de esta forma cualquier daño, pérdida o menoscabo al cuerpo de
un ser humano merece tanto más protección que el que se brinda al conjunto de

los derechos laborales; que mientras dure la incapacidad del actor se entenderá suspendido su
contrato de trabajo, con derecho a sus remuneraciones, más reajustes e intereses y con costas.
Dedujo además acción para que se ordene el pago de la compensación de feriado proporcional y
cotizaciones previsionales a determinarse por los entes previsionales respectivos por todo el período
laborado, también con reajustes e intereses y las costas de la causa.

La demandada, evacuando el traslado conferido, opuso la excepción de incompetencia absoluta
del tribunal basada en que en el contrato de prestación de servicios a honorarios suscrito entre las
partes, cualquier conflicto que se suscitare entre ellas se sometió a la justicia arbitral. En cuanto
al fondo, alega la inexistencia de relación de naturaleza laboral, por las razones que explica y
hace valer los principios de la realidad y la Teoría de los Actos Propios, a lo que agrega que no se
trata de un accidente del trabajo y que ninguna responsabilidad le ha cabido a su parte en él, por
haber dado estricto cumplimiento a todas las normas y regulaciones prescritas y aprobadas por la
autoridad aeronáutica referidas a la manutención de aeronaves, habiéndose debido el accidente
a la responsabilidad del demandante, quien se expuso imprudentemente al riesgo y haciendo
consideraciones acerca de los montos demandados. 

En sentencia de 1 de agosto de 2008, el tribunal de primer grado rechazó la excepción de
incompetencia y declarando que la relación jurídica habida entre las partes es de carácter laboral,
acogió parcialmente la demanda y condenó a la demandada a pagar las cantidades que señala por
concepto de indemnización por daño moral, lucro cesante y daño emergente, sin costas. Asimismo,
accedió parcialmente a la demanda de cobro de prestaciones laborales y condenó a la demandada
a pagar las cotizaciones previsionales a determinarse por el ente previsional correspondiente, sin
costas.

Se alzaron ambas partes y la demandada recurrió de nulidad formal y la Corte de Apelaciones de
Talca, en fallo de treinta y uno de mayo del año en curso, rechazó el recurso de casación en la forma
y confirmó el de primer grado, con declaración que se eleva a la suma que señala la cantidad que
la demandada debe pagar por concepto de indemnización por daño moral y circunscribiendo las
cotizaciones previsionales al período que se extiende entre el 1º de diciembre de 1998 y el 5 de
febrero de 2005, fecha de término de la prestación de servicios.

La sentencia de casación fue pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por
los Ministros señores Patricio Valdés A., Pedro Pierry A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María
Maggi., y el Abogado Integrante señor Rafael Gómez B.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 33

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sus bienes patrimoniales” (Corte de Copiapó, 18 noviembre 2005, Apelación


“Castillo Castillo con Ingeniería Eléctrica S.A.” Rol nº 83-2005)16.

16
En este juicio, en la ciudad de Copiapó, un maestro liniero demandó en juicio ordinario laboral,
por accidente del Trabajo a su ex empleadora, fundando su demanda en que el 14 de julio de 2001,
fue contratado por la demandada, para desempeñarse como maestro liniero en una faena; el 16
de julio de 2001, sufrió un accidente del trabajo, consistente en una caída libre de 14 metros, la
cual dice, fue de responsabilidad de su empleador, ya que ese día, se encontraba trabajando para
la demandada en la ciudad de Diego de Almagro, realizando un parado de postes de hormigones y
armado de estructura, pero no había en el lugar un prevencionista de riesgos que pudiera asesorar
a la empresa demandada, en evitar los riesgos propios de la actividad, agrega que se le hizo subir
a un poste sin un equipo de seguridad correspondiente, ya que su equipo se lo pasaron a otra
persona, y no estaba en condiciones, que las trepaderas eran usadas y no habían sido soldadas
con soplete, no encontrándose en buen estado, no siendo éste el modo de repararlas, así estas
trepaderas, se abrieron en el punto de la soldadura o calentamiento, haciendo que el actor cayera
desde los 14 metros, lo que le produjo una fractura del tobillo en el pie derecho. Dice que, no
obstante tratarse de un accidente del trabajo, sólo se le trasladó al Hospital de Diego de Almagro,
derivándolo posteriormente a la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción
en Copiapó; siendo luego despedido por su empleador el 11 de enero de 2002, por conclusión del
trabajo que dio origen al contrato, pero como consecuencia del accidente, dice quedó con secuelas
graves, no puede caminar sin muletas, está incapacitado para trabajar, tiene fuertes dolores en el
pie derecho y según lo informado por otros médicos, no podría haberse dado de alta ni estar en
condiciones de trabajar. El demandado debe indemnizarle en primer lugar, la suma no percibida
desde el momento en que, previa un alta prematura por parte de la Mutual de Seguridad, la
empresa le despidió sin haber recuperado su capacidad de trabajo, lo que estima en la suma de $
12.000.000, más las sumas que se devenguen durante la secuela del juicio y hasta que se declare su
incapacidad parcial o su alta definitiva en su caso; además indica que la empresa debe indemnizarle
por el hecho de haber disminuido su capacidad de trabajo y hasta el momento en que se acoja su
jubilación, la que estima en $ 74.880.000. Finalmente, por los perjuicios morales que ha sufrido,
al estar accidentado, despedido y sin ingreso económico alguno a su cónyuge y a sus tres hijos, de
los cuales había sido el único sustento, lo que indica no se satisface con una suma inferior a los $
12.000.000. Pide en definitiva que se condene a la demandada al pago de las sumas adeudadas o
las que el tribunal determine, más las costas de la causa.

La abogado que defendió a la demandada, primeramente, interpuso excepción dilatoria de
incompetencia absoluta del tribunal, por cuanto el Juzgado del Trabajo no es competente para
conocer de las pretensiones que deduce el actor. En el primer otrosí, en subsidio contesta la
demandada, solicitando su rechazo, con costas, (atendido que la acción deducida por indemnización
de perjuicios, por circunstancias que no están claramente especificadas en la demanda, ya que
se hizo una exposición imprecisa de los hechos y fundamentos de derecho en que se sustenta,
que si bien dice interponer una demanda de indemnización de perjuicios, no expresa cuál es la
causa real de pedir de la misma, si tiene origen contractual o extracontractual, si se trata de daño
emergente o lucro cesante, no queda clara entonces la competencia del tribunal), añade que en
el entendido que acciona el actor por responsabilidad contractual, dice que la empleadora tomó

34 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

todas las medidas de control adecuado sobre las condiciones de seguridad; se tomaron políticas
de prevención de riesgos, existía una permanente supervigilancia de las situaciones de riesgo por
parte de la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción, que son evaluadas
por el comité paritario, las que han redundado en óptimos niveles de seguridad. También que,
al cumplirse el deber de seguridad en la forma debida, y aun así se produce el accidente, ello
sólo puede encontrar su razón en el trabajador, que no quiso ocupar los equipos de seguridad,
cumplir con las órdenes impartidas y lisa y llanamente, desoyó e hizo caso omiso de las normas
y procedimientos de seguridad, y que en el caso sub lite es un accidente originado por la propia
imprudencia del afectado. Indica además que en este caso no existe responsabilidad objetiva,
por cuanto la existencia de deber, como el de protección y seguridad no imponen obligaciones o
garantías de resultados a todo evento, incluidos el dolo, culpa o negligencia del trabajador, como
en este caso, también alega que hay ausencia de culpa o dolo del empleador en las lesiones del actor,
no pudiendo atribuírsele responsabilidad directa o indirecta, ya que este último contó durante todo
el tiempo que trabajó para la demandada, con todos los elementos de seguridad personal existentes
para la labor que desarrollaba, las condiciones de trabajo eran seguras, cumpliendo la demandada
con todas las exigencias que la ley 16.744 requería. Por otra parte, sostiene que si se estima que
la responsabilidad demandada es extracontractual, opone las excepciones perentorias de: a) falta
de requisitos de procedencia de la acción de indemnización de perjuicios por responsabilidad
extracontractual, ya que hay ausencia de antijuricidad, por no existir conducta de la demandada,
de infracción o vulneración de ninguna disposición legal; b) la excepción de falta de requisitos
legales para proponer la acción indemnizatoria deducida, fundada en que en la parte petitoria
de la demanda, el actor se limita a solicitar concretamente que sea condenada la demandada al
pago de las sumas adeudadas o las sumas que el tribunal estime de justicia fijar, más las costas; y
c) en subsidio, improcedencia de las sumas demandadas por lucro cesante y daño moral, puesto
que el actor en forma arbitraria y antojadiza, ha cuantificado el supuesto daño sufrido, atendido
que los perjuicios patrimoniales que se demandan, no se sabe si corresponden a daño emergente
o lucro cesante, los que estarían constituidos por la pérdida de ganancia por parte del actor, y
tienen el carácter de compensatorios por lo que es susceptible de ser evaluado pecuniariamente
con exactitud. Debe haber certeza del daño, no siendo procedente la reparación de un perjuicio
eventual o hipotético, además dice que las pretensiones del actor son inusitadas y desmesuradas,
que incurre en un error al multiplicar la remuneración por el número de meses que corresponda,
ya que percibir anticipadamente ingresos ocasiona un enriquecimiento ilícito debido a las rentas
o intereses que dicha indemnización crecería a una tasa de interés cercana al 6% anual, si fuese
colocada en el sistema bancario del país, que cabe considerar que si el actor siguiese trabajando
para la demandada, no es tal ya que tenía contrato por obra o faena, la que terminó, por otra
parte había que suponer que el actor extendiese su operación por el tiempo de trabajo activo y que
además sobreviva a dicho período, y la indemnización debe sustentare en hechos reales y no en
meras expectativas, por lo que objeta la base de cálculo de la indemnización por lucro cesante, en
cuanto al daño moral, dice que la suma pretendida por este rubro, es de una cuantía extraordinaria,
excediendo en mucho el carácter satisfactorio del daño moral, de acuerdo a los parámetros de
nuestro ordenamiento civil, presentando al efecto una tabla de indemnizaciones por daño moral
establecida por nuestros tribunales superiores de justicia, en relación a la muerte y lesiones, las que

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 35

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El Accidente provocado por imprudencia del trabajador no pierde ca-


lidad de accidente laboral. “Al establecer el artículo 5º de la Ley sobre Accidentes
del Trabajo y Enfermedades Profesionales que no constituyen accidentes laborales
los producidos intencionalmente por la víctima, se colige que la imprudencia del
trabajador no hace perder a un accidente la calidad de accidente laboral. Enton-
ces, aquéllos en que concurre una simple negligencia de su parte deben ser
calificados como accidentes del trabajo y generan las responsabilidades
correspondientes” (Corte de Valparaíso, 19 enero 2009, Apelación “Castillo
Soto con Rodríguez y Parra Ltda. y otros”, Rol nº 525-2008)17.
b) Quemaduras ocurridas en horario de colación. Una trabajadora que
concurrió al comedor de su Servicio para hacer lo propio ella misma, calentó
su alimento en un horno de microondas, lo que provocó que al consumirlo
estallara en su rostro un huevo causándole quemaduras. Por indicación de su
jefa directa se dirigió al Hospital del Trabajador, donde se le practicaron los
primeros auxilios.
Requerido al efecto el Instituto de Normalización Previsional informó, en
síntesis, que procede en su caso la cobertura de la Ley Nº 16.744, por tratarse
de un accidente del trabajo, acotando, que a pesar de que se le había extendido
licencia médica a contar de ese mismo día, no la hizo efectiva de inmediato,
sino que previamente procedió a satisfacer una necesidad básica de todo tra-
bajador, cual es el derecho a tomar su alimentación, lo que se produjo en el
lugar de trabajo y en el horario dispuesto para tal efecto. En consecuencia,
procedería en este caso la cobertura de la Ley Nº 16.744 (Superintendencia
de Seguridad Social, 7 julio 1998, Dictamen ORD nº12.840).

según indica, demuestran la falta de racionalidad y sustento de las cifras planteadas por el actor,
finalmente dice que de accederse a la acción al fijar alguna de las indemnizaciones, debe tenerse
en cuenta que el actor se expuso imprudentemente al daño.

La sentencia del 26 de julio de 2005, sólo condenó a la demandada por la suma de $ 3.000.000
por daño moral, y en lo demás, se rechazó la acción. Además, tampoco se condenó en costas a la
demandada por no haber sido totalmente vencida.
17
Fuente:http://productos.legalpublishing.cl, Fallo ID nº 41595.

36 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Quemaduras con agua caliente al servirse una taza de té durante su


jornada de trabajo. El cumplimiento de una necesidad fisiológica, existe una
indudable conexión con el mismo, dado que el volcamiento de una taza que
contenía agua caliente en el cuerpo del trabajador, en circunstancias de que
se encontraba en la caseta de la portería de la empresa empleadora, donde
cumple su labor de vigilante, y dentro de su jornada de trabajo, es susceptible
de ser calificado como accidente con ocasión del trabajo, en la medida que éste
cumplía una necesidad fisiológica que no importa el término de su relación
laboral (Superintendencia de Seguridad Social, 24 mayo 1994, Dictamen
ORD nº 5823).
Y no constituye accidente de trabajo las quemaduras sufridas al tratar
de secar ropa en una fogata antes de iniciar labores. No todo siniestro ocu-
rrido en el lugar de trabajo y durante la jornada laboral constituye un accidente
laboral. Debe existir una relación de causalidad entre la lesión producida y el
trabajo desarrollado por la víctima, por ende, aún no atendiendo a la hora en
que habría ocurrido el siniestro en cuestión, faltaría acreditar que la fogata,
que en definitiva fue la causante del accidente, tuvo su cometido a causa o
con ocasión de su quehacer laboral como trabajador forestal de “hachero”.
“De acuerdo a su versión de los hechos, esto es, que se encontraba junto a la fogata
‘secando su ropa’, sería dable concluir que tal acción no se relaciona, ni al menos
indirectamente con su trabajo, por lo que necesariamente tendríamos que afirmar
que el infortunio que sufrió no constituye un accidente laboral” (Superintendencia
de Seguridad Social, 29 noviembre 1995, Dictamen ORD nº 12.609).
La intoxicación de unas trabajadoras por el mal estado de los alimen-
tos proporcionados en un restaurante en donde ellas cobraban un vale de
colación, es accidente laboral. Lo dicho se debe a que según lo dispuesto por
el artículo 5º de la Ley 16.744 existe la indispensable relación de causalidad
entre el trabajo y la lesión derivada.“En mérito de lo anterior, se ha sustentado
el criterio que en materia de intoxicaciones alimenticias que se producen como
consecuencia del mal estado de los alimentos que el empleador proporciona a su
personal, directa o a través de terceros, se configura un accidente del trabajo, pues
en tal situación si bien existe una relación de causalidad indirecta (con ocasión),
ella es indubitable entre las labores que se desarrollan y las lesiones [conforme esta

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

misma Superintendencia estableció en el Oficio ORD nº 8.417]”(Superin-


tendencia de Seguridad Social, 25 agosto 1997, Dictamen ORD nº 13751).
Procede otorgar prestaciones de la ley por accidente derivado de
la ingestión de líquido tóxico.“En la especie, aunque el afectado no estaba
precisamente desarrollando sus labores específicas, se encontraba en su lugar de
trabajo y satisfaciendo una necesidad fisiológica elemental (calmar su sed); en
tales circunstancias, y derivado de la falta de cumplimiento de normas mínimas
de seguridad en la empresa de que se trata, mantención de elementos de trabajo
en el lugar respectivo, y más aún, de resguardos mínimos tratándose de sustancias
tóxicas, y como incluso se encontraban sin rotular, se produjo la intoxicación en
comento. De esta manera, resulta evidente que en la especie la condición insegura
en el lugar y ambiente de trabajo determinó el siniestro de que se trata, al ejecutar
el trabajador un acto absolutamente elemental; por tal razón es menester concluir
que existe relación entre el trabajo y la lesión. En consecuencia, corresponde calificar
como un accidente del trabajo el siniestro que sufrió el trabajador individuali-
zado el día 1º de Junio de este año, al beber un líquido diluyente, con resultado
de intoxicación” (Superintendencia de Seguridad Social, 9 diciembre 1993,
Dictamen ORD nº 12.092).
Otro caso de ingestión de líquido tóxico, es el de una operadora de una
empresa de aseo. Con fecha 29 de noviembre de 1996, se le destinó al área de
seguridad del Banco Central “donde hay muy buenas personas, ya que siempre me
daban comida y bebidas”. El día indicado, no se dio cuenta que su compañera
de labores, llevó un envase de “agua mineral” que contenía “saca sarro”. Agrega,
que en una mesa del comedor encontró la botella y creyó que el personal del
Banco se lo había dejado, llamó a su compañera para compartirla, a quien
le sirvió en un vaso, “y yo procedí a tomar en la misma botella”, el líquido le
produjo ardor en la garganta y sintió adormecidas sus extremidades inferiores,
a raíz de lo cual fue llevada de urgencia a esa Mutualidad. Requerida al efecto
esa Asociación informó, en síntesis, que la circunstancia que la trabajadora
haya tomado por error el contenido de una botella que no le pertenecía, que le
causó una intoxicación, constituye, en su concepto, un hecho completamente
ajeno a su quehacer laboral, por lo que no corresponde otorgar en este caso
la cobertura de la ley Nº 16.744. Del artículo 5° de la citada norma legal, se

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

infiere que debe existir al menos un vínculo de causalidad indirecto entre el


quehacer laboral de la víctima y la lesión producida.“En la especie, el siniestro
ocurrió en el lugar de trabajo de la interesada y dentro de su jornada laboral. El
líquido que le produjo la intoxicación era de propiedad de su empleadora, e iba a
ser utilizado por su compañera de labores, para el aseo que le habían encomendado.
Se desprende, además, que el líquido tóxico no se encontraba rotulado como tal.
Por el contrario, se encontraba en un envase de agua mineral, circunstancia que
provocó la ocurrencia del siniestro. En atención a lo anterior, es dable concluir que
la contingencia descrita constituye un accidente laboral, por lo que corresponde
otorgar a la recurrente la cobertura de la Ley Nº 16.744” (Superintendencia de
Seguridad Social, 3 diciembre 1997, Dictamen ORD nº 20.598).
Y también constituye accidente con ocasión del trabajo, la intoxicación
de la víctima que se produjo en el lugar y horas de trabajo, al beber el
trabajador una sustancia que había sido dejada sin los cuidados debidos,
por unos maestros pintores. Expone la ISAPRE CONSALUD, en síntesis,
que el siniestro se produjo cuando el afectado sufrió una intoxicación por hi-
drocarburos, al ingerir por equivocación una solución de laca. Hace presente
que la entidad empleadora es una empresa de Buses, que denunció el hecho
a esa Mutualidad como un accidente del trabajo. Requerida esa Institución,
informó que el siniestro ocurrió en circunstancias que varios empleados de la
Empresa mencionada decidieron celebrar el cumpleaños de un compañero de
trabajo, ocasión en la cual el trabajador al pretender beber un refresco, ingirió
laca para barnizar que había quedado en una botella de bebida y que habían
dejado unos pintores en días anteriores. Por lo expuesto, esa Mutualidad estima
que el accidente en referencia no es del trabajo, ya que el afectado no realizaba
una actividad laboral, sino que meramente recreativa. “Sobre el particular, este
Organismo debe expresar que, conforme a lo dispuesto por el artículo 5º de la Ley
Nº 16.744, para que un siniestro pueda calificarse como laboral, es menester que
haya una relación entre el trabajo desarrollado por la víctima y la lesión, relación
que puede ser directa (“a causa”), o bien, indirecta o mediata (“con ocasión”). En
la especie resulta evidente que el trabajador no realizaba sus labores cuando se
accidentó, pero es innegable que fue el trabajo el que lo puso en contacto o lo expuso
a las circunstancias que determinaron su accidente, ya que la intoxicación de la

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que fue víctima se produjo en el lugar y horas de trabajo, al beber una sustancia
que había sido dejada sin los cuidados debidos por unos maestros que habían eje-
cutado labores de pintura en dicho lugar. A lo anterior, no obsta el hecho que la
ingesta se haya producido al celebrar el cumpleaños de un compañero de trabajo,
ya que tal acción, en este caso, no altera la relación trabajo-lesión, por tratarse
de una conducta aceptable en una relación laboral normal y adecuada; por lo
demás, según los antecedentes expuestos, bien pudo haberse producido el siniestro
sin que la referida celebración hubiese tenido lugar y por la sola circunstancia que
el afectado hubiese querido saciar su sed. En consecuencia y con el mérito de las
consideraciones que anteceden, esta Superintendencia cumple con manifestar que
el accidente que sufrió el día 2 de octubre de 1998 el trabajador debe calificarse
con ocasión del trabajo” (Superintendencia de Seguridad Social, 12 marzo 1999,
Dictamen ORD nº 5196).
c) Por tratarse de un accidente con ocasión del trabajo, procedería
otorgar prestaciones de la ley por accidente ocurrido durante actividades
de celebración del aniversario del empleador. En la especie, el recurrente
se accidentó en un momento en que participaba en una actividad que, si bien
era de carácter deportivo, se insertaba dentro del marco de las actividades de
celebración del aniversario del Colegio; es decir, y en este punto, no se puede
negar la relación que la actividad (aun cuando fuere deportiva) tenía con el
establecimiento para el cual presta servicios el interesado. “Además, también es
indiscutido el hecho de que la actividad en cuestión tuvo lugar en horas y lugar de
trabajo y que, por estar inserta dentro del programa de actividades de celebración,
debió ser aprobada por la Dirección del establecimiento educacional, y le había
sido encomendada por dicha autoridad a la víctima. Finalmente, y siendo de toda
evidencia que en la especie existe una relación entre el trabajo y la lesión de la
víctima, cabe agregar, a mayor abundamiento, que muchas actividades de festejo
que se realizan en una empresa tienen una absoluta conexión con el trabajo, ya
que ellas pueden y deben estimarse como necesarias para el logro de los objetivos
que el empleador persigue, para lo cual es menester una relación laboral fluida y
armónica. En consecuencia, corresponde calificar de accidente del trabajo el sufrido
el día 26 de agosto de 1993 por el Sr. profesor de que se trata, y que participaba

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en actividades recreativas de su establecimiento educacional” (Superintendencia


de Seguridad Social, 8 marzo 1994, Dictamen ORD nº 2728).
d) El empleador no sería responsable de hábitos personales del traba-
jador, ejercidos fuera del ámbito de la empresa, como una alimentación
inadecuada que le produjera obesidad, la que podría ser, previa calificación
de organismos de salud, riesgosa para su desempeño laboral, en cuyo caso
se debería adoptar las medidas necesarias para que esto no ocurriera.
Así, la obesidad en la situación planteada, no sería enfermedad pro-
fesional cubierta por la ley N°16.744. “En cuanto a si la obesidad de los
trabajadores o las enfermedades derivadas de ella serían enfermedad profesional
cabe señalar que aún cuando a este Servicio no le compete pronunciamiento al
respecto, el artículo 7°, inciso 1° de la ley N°16.744 […].
De este modo, enfermedad profesional sería, sin perjuicio de otras considera-
ciones que no compete efectuar a este Organismo, la que tiene su causa inmediata
o directa en el ejercicio de una determinada labor que conlleva un riesgo para la
salud del trabajador, y que le produce incapacidad o la muerte, por lo que la obe-
sidad causada por malos hábitos de alimentación no cumpliría tal requisito de la
ley, si el ejercicio de un trabajo específico no sería el motivo de la misma, y por ello
no podría ser enfermedad profesional, como tampoco las secuelas que derivarían
de aquélla, sino que enfermedad común, no cubierta por la ley 16.744.
Corresponde consignar que lo anteriormente expuesto ha tenido su confir-
mación en lo informado por la Superintendencia de Seguridad Social, mediante
Oficio Ord. N° 52.183, de 13.10.2006, del Ant. 1), la que ha precisado que:
‘esta Superintendencia manifiesta que el artículo 7° de la ley 16.744 establece que
se considera enfermedad profesional la causada de manera directa por el ejercicio
de la profesión o el trabajo que realice una persona y que le produzca incapacidad
o muerte’.
‘De acuerdo con dicha definición la relación entre la dolencia y el ejercicio del
trabajo realizado por la persona debe necesariamente ser directa. Dicho en otros
términos, el desempeño de las funciones del trabajador es el que debe ponerlo en

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

contacto con el riesgo específico de contraer una determinada enfermedad, estando


en contacto con un riesgo específico’.
‘Desde este punto de vista, no se divisa de qué forma, un trabajo normal puede
provocarle a quien lo desempeña el aumento de peso en términos de transformarlo
en obeso. Tal como se señala, más bien la obesidad obedecerá a malos hábitos propios
de la persona, sea que la colación se la proporcione el empleador en forma directa
o le pague una bonificación para su alimentación durante la jornada laboral’.
‘Precisado lo anterior, cabe destacar que el hecho de que el exceso de peso sea un
factor predisponente que favorezca la aparición de síntomas, lesiones o patologías
determinadas, no implica que ellas vayan a adquirir la tipificación de laborales’.
‘Finalmente, cabe recordar que dada la responsabilidad que cabe al emplea-
dor de cuidar la salud y seguridad del trabajador y no exponerlo a tareas que le
impliquen riesgos que su estado de salud no le permita soportar, como el trabajo
en altura, es recomendable efectuar exámenes preocupacionales’.
En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas,
cúmpleme informar a Ud. que el empleador no sería responsable de hábitos persona-
les del trabajador ejercidos fuera del ámbito de la empresa, como una alimentación
inadecuada que le produjera obesidad, la que podría ser, previa calificación de
organismos de salud, riesgosa para su desempeño laboral, en cuyo caso se debería
adoptar las medidas necesarias para que esto no ocurriera.
La obesidad en la situación planteada, no sería enfermedad profesional cu-
bierta por la ley N° 16.744” (Patricia Silva Meléndez, Abogada, Directora del
Trabajo, Santiago, 20 diciembre 2006, ORD nº 5415/09).
e) Si la muerte del trabajador fue ocasionada por un asaltante, y no
se acredita cuáles han sido las medidas de seguridad omitidas por el em-
pleador, se ajusta a derecho la sentencia que rechaza la demanda. (Corte
Suprema, 2 noviembre 2000, “Valderrama con Supermercados Agas S.A.C.”,
Rol nº 2891-2000)18.

18
En este caso, la cónyuge de un guardia de seguridad demandó por el asalto que le costó la vida a su
marido mientras cumplía sus funciones en un local de la demandada. Así, cuando procedía a ingresar

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el dinero reunido de las cajas en la caja de seguridad del local, viéndose imposibilitado de defenderse,
por no llevar armas, encontrarse esposado al maletín en que portaba el dinero, y por ello sin poder
obedecer a la entrega del mismo al asaltante que se encontraba armado, éste le disparó provocándole
la muerte. Agrega que en el momento del asalto (20:10 hrs.) se encontraba haciendo horas extras,
por cuanto su turno había terminado a las 17:30 horas y que entre las funciones encomendadas se
encontraba la recolección de los dineros de las cajas pagadoras, la que debía hacer sin que su empleador
lo proveyera de las medidas de seguridad correspondientes. Con todo, y pese a   existir seguros
comprometidos, su parte no recibió indemnización alguna para cubrir los daños, tanto psicológicos
–muerte de su cónyuge y sustento de 2 niñas menores– como materiales. La familia quedó viviendo
con su suegra quien está imposibilitada de trabajar por su avanzada edad y sobreviviendo del poco
dinero que le proveen sus padres. Y adujo que, la culpa imputable al demandado emanaba de su
negligencia respecto de la falta de condiciones de seguridad indispensables a la función ejercida por
el fallecido, ya que debiendo transportar dinero esposado a un maletín, no contaba con armas para
su defensa, incumpliéndose las reglas de seguridad mínima para su cargo. Finalmente, pidió el pago
de la suma de $50.000.000.- más reajustes y las costas de la causa.

En su contestación, la demandada pidió rechazar la demanda de autos, por cuanto no es efectivo
que su parte tenga culpa ni responsabilidad alguna en los hechos ocurridos en el asalto perpetrado
al Supermercado y que dio muerte al occiso, pues el asalto en cuestión fue perpetrado por
una célula terrorista del grupo autodenominado “Destacamento Patriótico Comandante Raúl
Pellegrín” dependiente del Frente Patriótico Manual Rodríguez, los que se encuentran procesados
criminalmente. Agrega que el guardia fallecido, al ingresar a trabajar en 1990, presentó currículum
de guardia de seguridad en la empresa “Cobra”, dedicada a la vigilancia y a las labores de la empresa,
cumpliéndose las disposiciones legales y reglamentarias vigentes. Y señaló que no era efectivo que
el difunto haya estado esposado al maletín donde se encontraba el dinero, ni que requería de llave
para abrirlo, por cuanto el maletín está provisto de una muñequera de cuero sujetada a éste por un
gancho que se abre fácilmente presionándolo con un dedo, en todo caso para desprenderse de la
muñequera sólo basta sacarla de la muñeca de quien la  transporta, pues ésta no tiene esposas ni
cadenas, ni requiere de llaves. Que según señalan los asaltantes en el proceso criminal, el fallecido
fue víctima de sus disparos por intentar proteger el maletín y alejarse de ellos. Que su parte no
estaba obligada a entregar armas a sus guardias de seguridad, por no encontrarse regido por el
D.L. 3.607, que regula el desempeño de los guardias privados, que además su parte no permite el
uso de armas; y termina su alegato señalando que, su parte dio ayuda oportuna a la demandante,
costeando los gastos del funeral y ofreciéndole a la viuda dos años de sueldo de trabajador, no
habiendo obtenido respuesta alguna por su parte. Además la empresa solicitó y obtuvo que la muerte
del trabajador fuese considerada accidente del Trabajo, lo que permitió a la viuda obtener una
pensión de viudez y una indemnización de perjuicios, y de la A.F.P. correspondiente la restitución
de los fondos de pensión acumulados, previo trámite de posesión efectiva.

El Juez de primera instancia (19 Juzgado Civil de Santiago, Rol nº 525-1993), acogió la demanda con
costas, regulándose en la suma de $35.000.000.- el daño moral ocasionado a la actora y sus dos hijos.
Y de cuyo fallo, destacamos: “Décimo Tercero: Que, en las circunstancias imperantes entre los años 1988
y 1993 en esta ciudad, de todas conocidas, esto es, los continuos ataques de comandos terroristas a bancos,
supermercados o lugares en que se contara con dineros en efectivo, la empresa demandada debió adoptar las

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

medidas pertinentes y necesarias para proteger adecuadamente a su personal y evitar, dentro de lo posible,
dichos asaltos y, especialmente a las personas que por su actividad se encontraban más expuestas al riesgo.

Decimocuarto: Que, las medidas mencionadas en el considerando anterior no se adoptaron en la forma
requerida para proveer a sus empleados del adecuado adiestramiento y protección que les permitiera
actuar eficientemente en situaciones de riesgo, lo que en autos queda en evidencia por los hechos que se
consignan en el motivo duodécimo del fallo.

Decimoquinto: Que, las personas tienen el derecho a desarrollar sus actividades laborales en condiciones
que le aseguren su seguridad personal y el mejor desempeño funcionario, correspondiendo a la empleadora
crear las condiciones para que ello ocurra, sin que se necesite expresarlo pormenorizadamente en cada
contrato.

Decimosexto: Que, la empresa empleadora no adoptó las medidas indispensables para procurar a su
guardia de seguridad las condiciones adecuadas y seguras para sus labores contractuales resultando, a
consecuencia de ello la imposibilidad de responder al requerimiento hecho por el asaltante, lo que provocó
la muerte de […]. Al respecto son insuficientes los dichos de los testigos de la demandada, consignados
en el considerando octavo que antecede, en el sentido que habían sido instruidos para actuar ante
situaciones como la ocurrida”.

Por su parte, la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol nº 6.642-97), revocó tal decisión, sin costas,
por los siguientes motivos: “1º.- Que, aún cuando no pueda discutirse la existencia del daño moral
en que se fundamentó la acción de estos autos, deberá negarse lugar a la indemnización solicitada.

2º.- Que, tal conclusión deriva de tener en cuenta que la muerte de don […] fue causada por un
integrante de una banda armada que asaltó el supermercado de la demandada en que aquél cumplía
funciones de guardia, esto es, dicho de otra manera, del hecho no discutido que la  muerte no la produjo
la demandada ni alguno de sus empleados.

También es resultado de no existir convicción en cuanto a que la demandada hubiese omitido adoptar
medidas de seguridad capaces de impedir la muerte de su trabajador, por cuanto no ha sido probado
cuáles habrían sido las providencias adecuadas a tales efectos ni la supuesta imposibilidad de desprenderse
del bolsón que contenía el dinero, toda vez que ninguno de los testigos de autos depuso en tal sentido.

3º.- Que, las circunstancias mencionadas en la consideración anterior conducen a concluir que el daño
en cuestión no fue consecuencia necesaria de la actuación de la demandada y que no es procedente
disponer el pago pedido, toda vez que para que así se resuelva conforme al alcance del artículo 2.329
del Código Civil es necesario que exista conexión directa entre el daño y el hecho ilícito, cual, como se
viene razonando, no es la situación de autos”.

Finalmente, la Corte Suprema en fallo pronunciado por los Ministros señores Luis Correa B., Guillermo
Navas B. y Enrique Cury U. y los Abogados Integrantes señores Fernando Castro A. y Álvaro Rencoret
S., rechazó el Recurso de Casación en el fondo por adolecer de manifiesta falta de fundamento. “3º.-
Que, a esta conclusión ha llegado el tribunal pues, las normas que se dicen infringidas, han sido correctamente
aplicadas por los jueces de la instancia y están acordes con lo resuelto reiteradamente por esta Corte en juicios
similares sobre la materia, en el sentido que para que proceda la responsabilidad debe existir relación de
causalidad entre el hecho ilícito y el resultado dañoso producido y, en la especie, no existe conexión directa
entre el daño y el hecho supuestamente ilícito que se le atribuye a la demandada, pues la acción ilícita fue

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

f ) Fallecimiento por inhalación de elementos tóxicos, barniz en una


construcción (Superintendencia de Seguridad Social, 11 agosto 2000, Dic-
tamen ORD nº 28.800).

2) Accidentes de Dirigentes Sindicales


El accidente sufrido por un dirigente gremial durante un paro de ac-
tividades laborales no es laboral. Así, de los artículos 5º de la Ley nº 16.744
y 9º del D.S. nº 101, de 1968, los accidentes ocurridos antes y después de la
faena pero directamente relacionados o motivados por las labores gremiales
que el dirigente va a cumplir o ha cometido, también son del trabajo.
“3. […]. No obstante, conforme lo ha precisado la jurisprudencia de la Con-
traloría General de la República, en su Dictamen nº 20.494, de 1993, según el
artículo 19 nº 16 de nuestra Carta Fundamental, no pueden declararse en huelga
los funcionarios del Estado. Por su parte, la Ley nº 18.834, sobre Estatuto Ad-
ministrativo, en su artículo 84 letra i) prohíbe a la funcionarios públicos dirigir,
promover o participar en huelga, interrupción o paralización de actividades, totales
o parciales y en otros casos que perturben el normal funcionamiento de los órganos
de la administración estatal.
Así, según la citada jurisprudencia, estas limitaciones se imponen en concordan-
cia con el principio de que los servicios públicos, por su naturaleza, deben satisfacer
las necesidades colectivas de modo regular y continuo, principio incorporado en los
artículos 3 y 28 de la Ley nº 187.575.
4. En la especie, no se ha controvertido que el siniestro hubiere ocurrido en
las circunstancias referidas por Ud., es decir, mientras participaba en un paro
de actividades, acto que de acuerdo a la normativa antes expuesta, se encuentra

realizada por personas distintas a ésta y no se encuentra establecido que esta última haya incurrido en omisión
respecto de las medidas de seguridad necesarias que hubieran impedido la muerte de la víctima;

4º.- Que, por consiguiente, de lo expuesto se desprende que ningún error de derecho existe en la sentencia
impugnada.

5º.- Que, por lo razonado precedentemente deberá rechazarse el recurso intentado por adolecer de
manifiesta falta de fundamentos”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

prohibido, circunstancia que impide atribuir al suceso en comento la necesaria


relación de causalidad con las actividades sindicales que se encuentran protegidas
por la Ley nº 16.744.
En consecuencia y con el mérito de las consideraciones que anteceden, esta
Superintendencia debe manifestar que el accidente […] debe ser cubierto por su
sistema de salud común” (Superintendencia de Seguridad Social, 9 noviembre
2009, Dictamen ORD nº 57.641. En Revista Laboral Chilena nº 186 (5),
mayo 2010, pág. 14).
Los accidentes que afecten a dirigentes de una Asociación de Personal
durante sus días libres, en tanto medie una relación de causalidad entre
la actividad gremial y los siniestros, constituyen accidentes del trabajo.
“Por consiguiente en la medida que se acredite la estricta relación de causalidad
entre la actividad sindical realizada y la ocurrencia del accidente, no obsta a la
cobertura del mismo la circunstancia de haberse producido fuera de la jornada
ordinaria de trabajo, toda vez que lo determinante es que el respectivo dirigente
se encuentre realizando labores gremiales. En consecuencia, y en mérito de lo
expuesto, es dable concluir que los accidentes que puedan afectar a un dirigente
de una asociación de personal durante sus días libres, en tanto medie el referido
nexo causal, constituyen accidentes del trabajo al tenor de lo dispuesto en la Ley
n° 16.744 y su Reglamento” (Contraloría General de la República, 15 mayo
2008, Dictamen ORD nº 22.519)19.
No sería Accidente del Trabajo el infortunio acontecido a una Dirigente
Sindical en un viaje de su cargo mientras realizaba actos ordinarios de la
vida como ducharse.“Expone la Mutualidad que, a su juicio, no corresponde ca-
lificar el infortunio en comento como un accidente del trabajo, toda vez que Ud. se
accidentó mientras realizaba una actividad personal que no guarda relación alguna
con el quehacer que debía cumplir como dirigente sindical. Sobre el particular, este
Organismo manifiesta que la circunstancia que un dirigente sindical, producto de sus
actividades como tal, deba trasladarse a otras ciudades (o países), no debe conducir,
necesariamente, a calificar como laboral cualquier siniestro que, en tales condiciones,
pueda sobrevenirle. En efecto, puede acontecer que el siniestro tenga lugar en momentos

19
Fuente: http://www.contraloria.cl/appinf/LegisJuri/boletinjurisprudencia.nsf.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en que el afectado se encuentre realizando actos ordinarios de la vida (levantarse de la


cama, afeitarse, ducharse, etc), caso en el cual el hecho no debe calificarse como laboral,
salvo que existan elementos a partir de los cuales se pueda establecer que la ocurrencia
del siniestro se debió a condiciones inseguras propias del lugar en que se encontraba
el trabajador. En la especie y conforme a los antecedentes acompañados consta que
el accidente por Ud. sufrido se produjo mientras realizaba un acto ordinario de la
vida, consistente en ducharse en la tina de baño del hotel en que se hospedó a causa
de las actividades sindicales que realizaba en la ciudad de Arica, sin que a partir
de los antecedentes acompañados, se pueda establecer que el accidente en cuestión
fue causado por las condiciones propias del lugar en que aconteció.En consecuencia
y con el mérito de las consideraciones que anteceden, no resulta procedente acoger su
reclamo, ratificándose lo resuelto en su oportunidad por la Mutualidad, en orden a
no calificar como laboral el siniestro sufrido por la recurrente el día 9 de septiembre
de 2005, correspondiendo que el estado de necesidad provocado por éste sea satisfecho
a través de su régimen de salud común” (Superintendencia de Seguridad Social,
24 agosto 2006, Dictamen ORD nº 42.909. En similar sentido Dictamen n°s
38.404 y 27.627, de 11 de agosto de 2005 y 8 de junio de 2006).

II. Clasificación de los accidentes del trabajo

1. Accidentes de Trayecto

a) Generalidades
Juan S. Gumucio Rivas los entiende como una figura asimilada a otras que
no tiene relación ni siquiera ocasional con el trabajo, pero que, sin embargo,
recibe igual tratamiento.
E indica que, este tipo de Accidentes, ha sido adoptado por la generali-
dad de las legislaciones, “proyecta el ámbito del trabajo hasta el hogar y da
un tratamiento calificado -como de accidente de trabajo- a los accidentes que
ocurren al trabajador cuando hace el necesario viaje desde su hogar al trabajo
o viceversa.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 47

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La jurisprudencia ha entendido que el carácter de directo que la ley exige


al trayecto no debe entenderse en un sentido lineal, sino que de racionalidad.
En definitiva, se exige que no existan interrupciones en el viaje hacia o desde
el trabajo y que se siga un camino razonable y habitual”20.
En consecuencia, para determinar ¿qué se entiende por Accidente de Tra-
yecto? creemos necesario revisar la enorme casuística existente, pues, se trataría
del infortunio que acontece en el lugar físico que hay entre la entrada de la casa
habitación del trabajador y la entrada al lugar de trabajo, siempre y cuando
el recorrido sea racional y no interrumpido. “Así, por ejemplo, no quedaría
comprendido en el concepto de accidente de trayecto el evento que acontece
en el antejardín de la casa habitación del trabajador pues corresponde a parte
de la propiedad que habita el accidentado. Por el contrario, sería accidente de
trayecto si el evento ocurriera en los pasillos y escaleras de un edificio, lugares
que no son parte de su habitación sino que corresponden a bienes comunes
del edificio, pertenecientes a la comunidad de copropietarios”21.

b) Concepto
“En términos amplios, los accidentes de trayecto, pueden ser considerados
como ocurridos con ocasión del trabajo, ya que el trabajador está efectuando el
traslado entre su casa y el lugar de trabajo justamente para desempeñar su trabajo,
sin embargo, el legislador reguló en forma separada los accidentes ocurridos en el
trayecto, ya que si bien se debe proteger a los trabajadores cuando se trasladan entre
su habitación y  el lugar de trabajo, el empleador no tiene mayor injerencia en los
hechos que ocurren durante dicho traslado.
Aclarado lo anterior, se debe señalar que el inciso segundo el artículo 5° de
la Ley N° 16.744,  dispone que son también accidentes del trabajo aquellos que
ocurren en el trayecto directo, de ida o de regreso, entre la habitación y el lugar
de trabajo, sin exigir que el trayecto se realice al inicio o al término de la jornada
de trabajo. Por ende, también deben entenderse como de trayecto los accidentes

20
Ob. Cit., pág. 63.
21
Fuente: http://www.dt.gob.cl/consultas/1613/w3-article-95298.html

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que ocurran a los trabajadores cuando se trasladan entre el lugar de trabajo y la


habitación o viceversa,  con el objeto preciso de almorzar,  debiendo cumplirse 
en todo caso  todas las otras condiciones que se exigen en este tipo de accidentes,
por ejemplo, la racionalidad del mismo y el que el trayecto no sea interrumpido”
(Superintendencia de Seguridad Social, 7 enero 2005, Dictamen ORD. Nº
00557).
“El demandado que alega, para desvirtuar la existencia de accidente del tra-
bajo, que el trabajador de una empresa hizo donación de sus servicios, consistentes
en la atención de una fiesta de matrimonio de la hijastra del administrador de la
empresa empleadora, debe acreditar la excusa que invoca, ya que no puede colegirse
que aquel se haya desempeñado en forma gratuita por tratarse de una persona que
vive precisamente de esas funciones, por lo que cabe concluir que en esa ocasión se
encontraba prestando servicios […].
El desvío, por un par de cuadras, realizado para andar en grupo, con el objeto
de tomar locomoción y dirigirse a sus hogares, porque era más apropiado hacerlo
así que dejar a uno de sus compañeros volver solo a su casa, atendida la hora, día
y lugar, apartándose de calles estrechas, solitarias y con escasa locomoción, no obs-
ta a considerar que la muerte del trabajador constituya un accidente del trabajo
ocurrido en el trayecto directo de regreso del trabajo a la habitación, sin que tam-
poco se oponga a ella la circunstancia de retirarse cuando estuviera amaneciendo,
puesto que es más probable que exista menos peligro de día que de noche” (Corte
Suprema, 23 julio 1992, Rol nº 7514)22.
El dueño de la obra o faena no es responsable subsidiario, tratándose
de accidentes laborales de trayecto (Corte Suprema, 9 enero 2003, Casación
en el fondo “Araya Castillo con Chellew e Hijos Ltda.”, Rol nº3825-2002.FM
nº 506, pág. 5215, sentencia nº 5)23.

22
http://productos.legalpublishing.cl/, Fallo nº 54169.
23
Ante el Juzgado del Trabajo de Antofagasta, se demandó por los familiares de un trabajador cuyas
funciones eran de chofer y de mecánico, quien en un accidente de tránsito al colisionar de frente
con un bus, perdió la vida.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 49

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

No procede calificar aquél siniestro de un trabajador como acciden-


te en el trayecto si éste se ha desviado sin causa justificada a otro lugar
diferente a su trayecto habitual, en la especie, a la casa de sus suegros a
ver a su cónyuge (Superintendencia de Seguridad Social, 11 octubre 1996,
Dictamen ORD. Nº 103.016).

c) Accidentes en el desvío
También la jurisprudencia ha conocido de casos de Accidentes en el
desvío. “El desvío, por un par de cuadras, realizado para andar en grupo, con el
objeto de tomar locomoción y dirigirse a sus hogares, porque era más apropiado
hacerlo así que dejar a uno de sus compañeros volver solo a su casa, atendida la
hora, día y lugar, apartándose de calles estrechas, solitarias y con escasa locomo-
ción, no obsta a considerar que la muerte del trabajador constituya un accidente
del trabajo ocurrido en el trayecto directo de regreso del trabajo a la habitación,
sin que tampoco se oponga a ella la circunstancia de retirarse cuando estuviera
amaneciendo, puesto que es más probable que exista menos peligro de día que
de noche” (Corte Suprema, 23 julio 192, Recurso de Queja “Arancibia Pozo
con Asociación Chilena de Seguridad” Rol nº 7.514. RDJ t. XXXIX, 2ª parte
-sección 3ª, pág. 92)24. Además el fallo fijó como hechos que, si el demandado
para desvirtuar la existencia de un accidente del trabajo alega que el trabajador


El Juez de primer grado, rechazó las excepciones de incompetencia e ineptitud del demandado, y
acogió la demanda y condenó a las demandadas principal y subsidiaria al pago de los montos que
pidieron.

La Corte de Apelaciones de Antofagasta (Rol nº 2573-2001) revocó el fallo de primer grado y
liberó de responsabilidad a las demandadas. Sentencia pronunciada por los Ministros sres. Álvarez
Giralt, Laura Soto Torrealba y Gajardo Galdames.

El fallo de segundo grado fue confirmado por la 4ª Sala de la Corte Suprema, integrada por los
Ministros sres. Marcos Libedinsky, Urbano Marín y Jorge Median, y los abogados Integrantes
Patricio Novoa y Juan Infante.
24
Ante el 1er. Juzgado del Trabajo de Santiago (rol nº 15.699), la hija legítima de un trabajador
perdió la vida en una riña callejera luego de haber vuelto de atender en un matrimonio y de haber
hecho un intervalo en un local en donde bebieron algunas cervezas.

La controversia de autos radicó en si constituía accidente del trabajo, además del hecho de haberse
desviado para tomar locomoción, que el occiso haya ofrecido gratuitamente sus servicios como
regalo de bodas a la hijastra del Administrador del local donde trabajaba.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

hizo una donación de sus servicios, los cuales consistían en la atención de una
fiesta de Matrimonio de la hijastra del Administrador de la empresa emplea-
dora, tendrá que acreditar tal excusa, “ya que no puede colegirse que aquél se
haya desempeñado en forma gratuita por tratarse de una persona que precisamente
vive de esas funciones, por lo que cabe concluir que en esa ocasión se encontraba
prestando servicios”.
No corresponderían las prestaciones de la Ley 19.744 si el Atropello
del trabajador que regresa a su domicilio ocurrió cuatro horas despúes
del retiro de su jornada y cuyo trayecto significaba menos de la mitad de
ese tiempo. “Una persona, reclama en contra de la Mutual de Seguridad de la
Cámara Chilena de la Construcción, ya que resolvió que el siniestro que sufrió
su cónyuge, aproximadamente a la 23:30 hrs. del día 9 de agosto de este año, no
constituye un accidente del trabajo en el trayecto. Expone, en síntesis, que el día de
los hechos, su cónyuge se dirigía desde su lugar de trabajo, ubicado en la Comuna
de Peñalolen, hasta su domicilio, situado en la Comuna de la Granja, cuando el
microbús en el que se movilizaba, chocó en el Paradero 19 de Avda. Santa Rosa;
indica que a raíz de lo señalado, el afectado cayó a la calzada y fue atropellado
por otro microbús, permaneciendo inconsciente desde ese momento, por lo que no
fue posible que prestara declaración, pero que, en todo caso, ‘[...] por tener que
tomar dos vehículos de locomoción colectiva, tardó más de lo que pudiera pensarse,


“5º. Que, concluido lo anterior, ha de determinarse si el trayecto seguido por el [fallecido] era
el que correspondía o que por el contrario al desviarse de su camino, hace estimar que no fue
accidente de trabajo el ocurrido.

9º. Que, en definitiva el desvío en el trayecto no fue de tal consideración como para estimar que no
se produjo un accidente del trabajo, por el contrario, se logra estimar de los antecedentes expuestos
que el causante tuvo a bien mayores consideraciones en su desvío por unas cuadras, precisamente
con el objeto de evitar un accidente (trayecto recorrido por el Tribunal), como consta en autos al
efectuar la Inspección Personal, lo que no altera la circunstancia indubitable de que el causante
se dirija a su domicilio después de haber terminado su trabajo […] y que tuvo en dicho trayecto
el accidente que le ocasionó la muerte, todo lo cual constituye un accidente del trabajo en los
términos descritos en el art. 5º de la Ley 16.744.

10º. Que, de tal forma ha de cancelársele a la hija la pensión de orfandad demandada y contenida
en los arts.43 y 47 de la ley 16.744 la que deberá ser calculada por la Asociación demandada, en
los términos señalados en la propia ley, a contar de la fecha del siniestro, más reajustes legales,
ampliándose los intereses, a contar de la fecha en que quede ejecutoriado el presente fallo”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ya que no tienen una línea directa entre su trabajo y su domicilio, pero no por
ello su trayecto deja de ser directo[...]’. Requerida la Mutualidad, informó que los
antecedentes aportados han determinado que esa Entidad resolviera en la forma
señalada, ya que no se ha logrado convicción respecto que el accidente en cuestión
haya ocurrido en el trayecto directo entre la habitación y el lugar de trabajo, sobre
todo ‘[...] si se considera que el horario de término de la jornada laboral del afec-
tado el día del accidente fue a las 19:30 horas, y el siniestro ocurrió a las 23:30
horas…’. Se acompañan adjuntos en fotocopia, entre otros antecedentes: plano de
parte de la ciudad de Santiago, en el que aparecen indicados el lugar de trabajo,
el del accidente y el domicilio del accidentado; certificado extendido por el emplea-
dor, en el que se indica que el horario habitual de trabajo del Sr. González era
de 08:30 a 18:30 hrs. y que el día del siniestro dicho horario se extendió entre las
08:30 y las 19:30 hrs; certificado extendido por Carabineros, en el que se consigna
que el accidente ocurrió a las 23:20 hrs. del día 9 de agosto pasado. 2.- Sobre el
particular, este Organismo debe expresar que el inciso segundo del artículo 5º de
la Ley N° 16.744 dispone que “Son también accidentes del trabajo los ocurridos
en el trayecto directo, de ida o regreso, entre la habitación y el lugar del trabajo”.
De la disposición antes transcrita y tal como lo ha señalado reiteradamente esta
Entidad Fiscalizadora, la exigencia que el trayecto entre los puntos mencionados
deba ser directo, implica, por una parte, que se siga un recorrido habitual y lógico
y, además, que dicho recorrido no se interrumpa o hayan desviaciones por motivos
voluntarios e innecesarios. En la especie, no se cuenta con mayores datos sobre la
ocurrencia del accidente y ni siquiera con la declaración de la víctima del mismo,
que es un antecedente importante para una adecuada calificación del infortunio
y, precisamente, de la circunstancia que éste ocurrió en el trayecto directo, que
debe establecerse ante el respectivo organismo administrador. En todo caso, de los
antecedentes aportados – específicamente del certificado extendido por la emplea-
dora sobre el horario de trabajo y del parte policial – aparece que entre la hora de
término de la jornada laboral y la del accidente, transcurrieron aproximadamente
4 horas, lapso absolutamente excesivo, aún para un recorrido que al afectado lo
obligaba a tomar dos microbuses entre las Comunas de Peñalolén y La Granja.
Por ello, es que resulta menester concluir que en este caso su cónyuge no realizó un
trayecto directo entre el lugar de trabajo y su habitación.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3.- En consecuencia y con el mérito de las consideraciones que anteceden, esta


Superintendencia cumple con manifestar que corresponde confirmar lo resuelto
por la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción, ya que,
de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 5ºº de la Ley N° 16.744, no corresponde
calificar como un accidente del trabajo en el trayecto, al que sufriera su cónyuge
el día 9 de agosto del presente año” (Superintendencia de Seguridad Social, 22
octubre 1999, Dictamen ORD. Nº 32.144).

d) Calificación
Atropello de trabajador que regresa a su domicilio sí es Accidente de
Trayecto (Superintendencia de Seguridad Social, 22 octubre 1999, Dictamen
ORD. Nº 32.144).
Procede otorgar cobertura de la ley por accidente ocurrido cuando
el trabajador había dado comienzo al trayecto hacia su lugar de trabajo.
“Conforme al precepto en referencia [artículo 5° Ley n° 16.744], resulta menester
para estos efectos, obviamente, que se haya iniciado el trayecto entre los dos puntos
a que alude el legislador, y se ha entendido que ello no ocurre cuando el accidente
acaece dentro de la habitación. En la especie, y de acuerdo al mismo croquis o
lámina del lugar donde sucedió el siniestro y que adjunta esa Mutualidad, que-
da claramente en evidencia que éste tuvo lugar no dentro de la habitación de la
víctima, sino a la salida de la misma, precisamente en una escala que da hacia
la calle y prácticamente sobre la acera. De este modo, conforme a los antecedentes
tenidos a la vista, es menester concluir que el accidente que sufrió el trabajador
individualizado sucedió cuando éste había dado comienzo al trayecto hasta su
lugar de trabajo. En consecuencia, y con el mérito de las consideraciones que an-
teceden, esta Superintendencia cumple con manifestar que el siniestro de que se
trata debe calificarse como un accidente de trayecto cubierto por la Ley Nº 16.744,
y, por lo tanto, corresponde que esa Mutualidad otorgue al interesado todas las
prestaciones a que tenga derecho de acuerdo a dicho cuerpo legal; en este sentido,
deberá procederse al reembolso de los gastos médicos a que haya lugar” (Superin-
tendencia de Seguridad Social, 3 octubre 1994, Dictamen ORD. Nº 10.939).
También es Accidente de Trayecto el ocurrido dentro del condominio de
la trabajadora al haber sido colisionada por otro vehículo. Del artículo 5°

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 53

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de la Ley n° 16.744 se infiere que para que un siniestro pueda ser calificado
como de trayecto, es necesario que haya ocurrido en los límites físicos de di-
cho trayecto, la entrada de la casa habitación y la entrada del sitio de trabajo.
“Consecuentemente este Organismo ha señalado que los accidentes ocurridos en el
antejardín de una casa-habitación, son domésticos o comunes, dado que acaecen
antes de iniciar el trayecto, en un espacio físico que forma parte integrante de la
propiedad que habita el accidentado.
Precisamente, en base a dicho criterio resulta improcedente sostener que los
bienes comunes de un edificio puedan ser susceptibles de habitarse por el propietario,
arrendatario o por quienes detenten el uso o goce de un piso o departamento, máxime
cuando sólo es posible servirse de los bienes comunes siempre que se los emplee según
su destino ordinario y sin perjuicio del uso legítimo de los demás, propósito que no
podría lograrse si fuese posible utilizarlos para fines de habitación, de suyo meramente
particulares o privados y no así comunes. Conforme a ello, en el caso del trabajador que
se accidenta mientras sube por las escaleras del edificio en dirección al departamento
que habita, constituye un accidente de trayecto, puntualizándose que no es posible
concluir que las escalas del edificio en que se encuentra ubicado el departamento de
la víctima sean consideradas como parte de su habitación, como quiera que dichas
instalaciones son bienes comunes pertenecientes a la comunidad de copropietarios.
Al efecto, debe entonces entenderse que la escala de acceso del edificio forma parte
del trayecto que debe realizar el trabajador para ir y regresar hacia y desde su lugar
de trabajo. Conforme a ese criterio, deben considerarse también parte integrante de
ese trayecto, los pasillos y calles interiores de un condominio que posibilitan a sus
habitantes transitar entre sus respectivos departamentos o casa-habitaciones y la vía
pública. En la especie, establecido que el accidente de tránsito sufrido por la traba-
jadora ocurrió luego de salir de su departamento en dirección a su trabajo, en una
calle (rotonda) ubicada al interior del condominio donde aquél se encuentra - según
consta en el croquis que se ha tenido a la vista - menester es concluir que debe ser
calificado como un accidente de trayecto, sujeto como tal a la cobertura de la Ley N°
16.744” (Superintendencia de Seguridad Social, 21 abril 2006, Dictamen ORD.
nº 18975. En similar sentido, Dictamen ORD. nº 1234 del 16 enero 2006; n°
9441, del 27 de febrero de 2006; y n° 9938 del 23 junio 1997).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Trabajador agredido por conductor de vehículo de locomoción colec-


tiva mientras se dirigía a su domicilio después del trabajo “Sobre la misma
materia, el artículo 7º del D.S. Nº 101, de 1968, del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social precisa que la circunstancia de haber ocurrido el accidente en
el trayecto directo debe acreditarse ante el correspondiente respectivo organismo
administrador mediante el respectivo parte de Carabineros u otros medios de
convicción igualmente fehacientes. Al respecto, este Organismo Fiscalizador ha
resuelto en ocasiones precedentes, que la declaración de la víctima, cuando aparece
corroborada por otros elementos de convicción puede dar lugar a la calificación de
un siniestro como accidente del trabajo en el trayecto. Asimismo, ha puntualizado
que estas situaciones que involucran el otorgamiento de prestaciones de seguridad
social importantes para el trabajador, deben ser calificadas con flexibilidad, por la
naturaleza de ellas, estimándose que no resulta prudente desechar el requerimiento
del interesado por la circunstancia de fundamentarse en su sola declaración.En la
especie, las declaraciones del afectado se encuentran perfectamente circunstanciadas
en cuanto a hora, día y lugar en que ocurrió el siniestro, y son concordantes con las
que efectuó su cónyuge ante el aludido Juzgado del Crimen y con lo manifestado
por el Representante Legal de la Empresa. Asimismo, son concordantes con lo con-
signado en el Parte Nº 6700, de 2 de octubre de 1995, de la Comisaría Judicial
de Informaciones de San Ramón” (Superintendencia de Seguridad Social, 13
agosto 1997, Dictamen ORD. nº 13155).
En contra, no procedería calificarse como accidente de trayecto, el
siniestro ocurrido en el antejardín de la casa del trabajador. “Para que un
determinado accidente pueda ser calificado como ocurrido en el trayecto indicado
y, por ende, quede cubierto por dicho seguro, es necesario que se produzca dentro
de los límites físicos del referido recorrido, esto es, entrada a la habitación y la del
sitio de trabajo; de manera que aquellos siniestros ocurridos dentro de la habitación
serán accidentes comunes o domésticos. Conforme a tal criterio, se ha señalado que
los accidentes ocurridos en el antejardín de una casa-habitación serían domésticos
o comunes y, por ende, no correspondería otorgar respecto de ellos la cobertura del
accidente sufrido, dado que acaece en el interior de un espacio geográfico entera-
mente privado. En la especie, la trabajadora se accidentó antes de traspasar los
límites físicos de su casa habitación, esto es, antes de alcanzar la vía pública, lo que

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

determina que se haya calificado como de origen común y no laboral la lesión que
sufrió a la salida de su casa (antejardín)” (Superintendencia de Seguridad Social,
15 febrero 1994, Dictamen ORD. nº 2055). “De conformidad al inciso segundo
del artículo 5° de la Ley N° 16.744, los accidentes ocurridos en el antejardín de
una casa-habitación, son domésticos o comunes, dado que acaecen antes de iniciar el
trayecto, en un espacio físico que forma parte integrante de la propiedad que habita
el accidentado. Por lo anterior, resulta improcedente sostener que los bienes comunes
de un edificio puedan ser susceptibles de habitarse por el propietario, arrendatario
o por quienes detenten el uso o goce de un piso o departamento, máxime cuando
sólo es posible servirse de los bienes comunes, siempre que se los emplee según su
destino ordinario y sin  perjuicio del uso legítimo de los demás, propósito que no
podría lograrse si fuese posible utilizarlos para fines de habitación, de suyo mera-
mente particulares o privados y no así comunes. Conforme a ello, en el caso del
trabajador que se accidenta mientras sube por las escaleras del edificio en dirección
al departamento que habita constituye un accidente de trayecto, puntualizándose
que no es posible concluir que las escalas del edificio en que se encuentra ubicado el
departamento de la víctima sean consideradas como parte de su habitación, como
quiera que dichas instalaciones son bienes comunes pertenecientes a la comunidad
de copropietarios. Por lo tanto debe entenderse que, la escala de acceso de un
edificio forma parte del trayecto que debe realizar el trabajador para ir y
regresar hacia y desde su lugar de trabajo. Asimismo, deben considerarse
también parte integrante del trayecto los pasillos y calles interiores de un
condominio que posibilitan a sus habitantes transitar entre sus respectivos
departamentos o casa habitación y la vía pública” (Superintendencia de
Seguridad Social, 21 abril 2006, Dictamen ORD. nº 18795).
El siniestro acaecido durante el trayecto de regreso en bus de un tra-
bajador en cometido funcionario. En este caso, un funcionario que, después
de finalizar sus actividades de auditoría en la cuidad de Los Ángeles, alrededor
de las 20:00 hrs., se fue al hotel, ya que el bus para regresar a Santiago partía a
las 24:00 hrs.; indica que en tales circunstancias y después de abordar el bus,
éste chocó aproximadamente a las 5:00 hrs. en el Km. 230 de la Ruta 5 Sur.
Según la Mutualidad, el accidente pudo haber sido calificado de trayecto, si
acaso el afectado se hubiese dirigido desde la empresa al terminal de buses,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

lo cual estima ilógico, si se toma en cuenta que el trabajador debería haber


esperado cerca de 4 hrs. en dicho lugar. La Asociación, a su vez, solicitó que no
corresponde calificarlo como un accidente de trayecto, sino que con ocasión del
trabajo, toda vez que el interesado se dirigió desde el hotel donde había visitado
con motivo de sus labores, hasta su habitación en la ciudad de Santiago; de
este modo, según la Mutualidad, queda en claro que el trabajador cumplía un
recorrido entre dos habitaciones, lo que impide considerar el hecho como un
accidente de trayecto. Del artículo 5° de la Ley 16.744 aparece que el concepto
de accidente de trayecto es una especial figura de accidente del trabajo, que el
legislador quiso configurar de manera específica y, conforme a la disposición
que estableció, resulta que ella sólo puede configurarse si acaso el accidente
ocurre en las circunstancias expresamente descritas; esto es, que suceda entre
la habitación y el lugar de trabajo de la víctima. En la situación planteada,
tales presupuestos no se cumplen, como quiera que después de terminar sus
labores el afectado se dirigió al hotel donde había pernoctado y que, por ende,
había sido su habitación, para, después de haber permanecido allí un lapso de
tiempo, dirigirse a un terminal de buses y enseguida abordar el bus en el cual se
accidentó. “No obstante, aparece la conducta del lesionado absolutamente ligada
a su quehacer laboral y determinada por éste, por lo que, al haberse accidentado
en tales circunstancias, el hecho debe ser calificado como un siniestro con ocasión
del trabajo. En consecuencia y con el mérito de las consideraciones que anteceden,
esta Superintendencia cumple con manifestar que procede confirmar lo actuado
por la Asociación de la tasa de riesgo de esa Empresa el accidente de que se trata”
(Superintendencia de Seguridad Social, 31 octubre 1995, Dictamen ORD.
nº 11.584).
Por el solo hecho de recibirse una agresión en el transcurso al trabajo
desde su residencia, no es suficiente para considerarlo como Accidente de
Trayecto, pues, la víctima fue asesinada por motivos sentimentales al salir
de su hogar con destino a su trabajo; así, para ser tal, debe cumplir con las
exigencias de ser un accidente con ocasión de trabajo (Corte Suprema, 27
agosto 2002, Casación en el fondo “Orellana Cavada con Mutual de Seguridad
de la Cámara Chilena de la Construcción”, Rol nº 3191-2002. FM nº 510,
pág. 967, sentencia nº 7).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 57

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El accidente ocurrido con ocasión de un control médico por un ante-


rior infortunio a la bajada de un bus, es de trayecto. Así, como el accidente
no cumple con la descripción del artículo 5º de la Ley nº 16.744, y no ocurrió
entre la habitación y el lugar de trabajo, por este solo hecho no puede califi-
cársele de siniestro laboral.
Sin embargo, el trabajador había sufrido un accidente anterior en el mes
de julio de 1990 (la contingencia al bajar del bus ocurrió el 16 de agosto de
1990), y debía someterse a tratamiento a causa de las lesiones sufridas en el
accidente del 28 de julio de 1990, para cuyo efecto debía concurrir al Hospi-
tal del Trabajador, de manera que la lesión del segundo infortunio tiene una
relación, a lo menos, indirecta con su relación laboral.
“5º. […] A este respecto cabe recordar que mediante Oficio nº 3288, de
1970, citado en ‘CONC’, se sostuvo que la incapacidad laboral del accidentado
no es causal de extinción de un contrato de trabajo sino, simplemente, motivo de
suspensión del mismo, por lo que subsisten todos los deberes que, en principio afectan
a las partes de la relación laboral (con exclusión de las que se suspenden: trabajo y
remuneración), entre los cuales deben estimarse comprendidas la colaboración del
accidentado para obtener su pronta recuperación física y su reintegro a la actividad
laboral. De esta manera, si en el cumplimiento de esa obligación sufre la víctima
un nuevo accidente, es posible sostener que dicho infortunio guarda relación con
el trabajo ejecutado y con las obligaciones que emanan de él, de modo que, desde
este punto de vista, cabe considerarlo como accidente con ocasión del trabajo.
6º. En mérito de las consideraciones que anteceden esta Superintendencia de-
clara que el accidente sufrido por don J. J. A. el 16 de agosto de 1990 es un sinistro
ocurrido con ocasión del trabajo, y por consecuencia, procede que esa Asociación le
otorgue las prestaciones de la Ley nº16.744, que correspondan” (Superintendencia
de Seguridad Social, 1 julio 1992, Dictamen ORD. Nº 6305. En Revista
Laboral nº 10, diciembre 1992, págs. 28 y ss).
Se califica como accidente de trayecto el siniestro de trabajador docente
ocurrido durante período de vacaciones de invierno, con obligación de
asistencia a labores de evaluación.“Para los efectos de la calificación del siniestro
en estudio, lo fundamental es precisar si el interesado debía o no concurrir al colegio

58 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el día en que ocurrió el mismo. En efecto, la circunstancia de haberse producido el


accidente en el trayecto directo no es un hecho controvertido por esa Mutualidad,
sino que la circunstancia por la cual habría que negarle la cobertura y como ya se
dijera precedentemente es porque éste se encontraba en período de vacaciones. De
los antecedentes aportados al caso y especialmente del correspondiente certificado
extendido por el Sr. Secretario General del SEDUC LTDA. C.P.A. Cuatro Co-
legio Cordillera, se ha podido establecer, con toda claridad y precisión que el día
de ocurrencia del infortunio el trabajador ya individualizado no se encontraba
relevado de asistir al Colegio y así queda establecido en el referido certificado, en
el cual se señala en lo pertinente ‘Que, al 17 de julio de 1996, fecha en que sufrió
un accidente automovilístico debía presentarse a trabajar al colegio aunque fuese
período de vacaciones de invierno para el alumnado, no así para el profesorado
que debe realizar labores de evaluación’. En consecuencia y en mérito de los hechos
precedentemente expuestos, como asimismo, atendida la documentación tenida a la
vista, artículos 5º inciso segundo de la Ley Nº 16.744 y el 7º del D.S. Nº 101, de
1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social y, teniendo presente, asimismo,
que la circunstancia de haber ocurrido el siniestro no es un hecho controvertido,
sino que, lo que se controvierte es que ocurrió en período de vacaciones, situación
que ha quedado demostrado que no fue así, puesto que, en el período de vacaciones
de invierno el trabajador se encontraba obligado a concurrir al colegio a trabajar,
este Organismo Contralor declara, que procede que esa Mutualidad otorgue la
cobertura del seguro social contra Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profe-
sionales, debiendo, asimismo, hacerse cargo del pago del subsidio por incapacidad
laboral derivado de las licencias médicas que al efecto se le hubieran extendido al
paciente por el siniestro sufrido” (Superintendencia de Seguridad Social, 7 mayo
1998, Dictamen ORD. Nº 8514).

e) Desvío obligado de trayecto


“Se ha precisado que por “trayecto directo” debe entenderse aquel racional y
no interrumpido o desviado por intereses personales o independientes del trabajo.
En la especie, es menester considerar que conforme a la Primera Cláusula de su
contrato de trabajo, que fuera remitido por esa Mutualidad el quehacer laboral
del interesado consiste en prestar servicios como “Driver”, conductor de vehículos
motorizados (motos, automóviles y camionetas) y otros servicios relacionados con

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 59

jurisprudencia accidentes.indb 59 31-08-2011 17:43:00


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el reparto de mercadería, alimentos preparados, limpieza del local y distribución


de volantes que la empresa le indique. Por el Certificado de fecha 23 de julio de
1997, el Jefe de Personal de la entidad empleadora, precisa que el interesado es
funcionario de esa Empresa desde el mes de noviembre de 1995, desempeñándose
en el cargo de repartidor, de pizzas a domicilio. Además, según lo señalado en
las Cláusulas 7 y 10 del mismo contrato los repartidores deben tener asegurado
el medio de locomoción que aportan y cuidar y mantener en perfecto estado de
conservación los vehículos, por lo que se desprende que su motocicleta constituye
un elemento indispensable para desarrollar su trabajo. El día 3 de abril de 1997,
se encontraba autorizado por su Jefe Directo para retirar, antes de presentarse en
su lugar de trabajo, su motocicleta del taller mecánico donde la habían reparado,
según acredita con Certificado de fecha 21 de abril de este mismo año. El siniestro
ocurrió precisamente luego de haber retirado la motocicleta del taller, cuando se
dirigía a su lugar de trabajo, con lo cual es dable concluir que si bien es cierto
hubo un desvío e interrupción del trayecto directo, ello se debió a una necesidad
motivada directamente con su quehacer laboral, por lo que, tal como lo ha resuelto
este Organismo en ocasiones anteriores, es dable concluir que el trayecto fue ra-
cional, por lo que debe considerarse como un accidente del trabajo in itinere. En
consecuencia, esta Superintendencia declara que en virtud de los nuevos documentos
acompañados, reconsidera el Oficio de concordancias, en el sentido de considerar
como accidente del trabajo en el trayecto el sufrido por el interesado el día 3 de
abril de 1997, por tanto, esa Mutualidad deberá otorgar en este caso la cobertura
de la Ley Nº 16.744” (Superintendencia de Seguridad Social, 1 septiembre
1997, Dictamen ORD. Nº 14247).

f) Trayecto Indirecto

Accidente ocurrido en el Metro de Santiago al regresar la trabajado-


ra a su domicilio. “Por ‘trayecto indirecto’ debe entenderse aquel racional y no
interrumpido o desviado por intereses personales o extraños a las necesidades de la
vida ordinaria o independiente del trabajo. En la especie, una trabajadora, luego
de finalizar sus actividades laborales, abordó el Metro en la Estación Baquedano,
pensando en dirigirse a efectuar unas compras junto a una compañera de trabajo;
no obstante ello, en la Estación Universidad de Chile, encontrándose a bordo del
Metro, se aprisionó los dedos de la mano derecha en la puerta del carro respectivo,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

descendiendo luego en la Estación Central para abordar un microbús en dirección


a su habitación. Por ende, la trabajadora, al momento de accidentarse, seguía un
trayecto que puede estimarse directo, ya que resulta racional en cuanto optó por
una de las alternativas de movilización posibles para regresar a su domicilio, y
su intención de realizar unas compras no puede estimarse como un antecedente
que la haya expuesto a mayores riesgos que los normales, máxime si, en definitiva,
tal intención no llegó a materializarse, puesto que se vio frustrada precisamente
por la ocurrencia del siniestro comentado; por lo que la víctima no interrumpió
efectivamente su recorrido, en la medida que completó su viaje de regreso en un
microbús, una vez que abandonó el Metro en la Estación Central. En consecuencia,
el referido siniestro debe calificarse como accidente del trabajo” (Superintendencia
de Seguridad Social, 13 abril 1994, Dictamen ORD. Nº 3906).
También sería accidente de trayecto el siniestro ocurrido entre el lu-
gar de trabajo y el recinto educacional donde el afectado realiza estudios
que no corresponden a capacitación profesional. “El accidente acontecido
en el trayecto entre el lugar de trabajo y un recinto educacional donde el afectado
realiza estudios que no corresponden a capacitación profesional debe ser calificado
como accidente del trabajo en el trayecto y no ser considerados los días perdidos
en la tasa de riesgo de la empleadora.  Lo anterior atendido a una interpretación
armónica de las normas contenidas en la Ley N° 16.744, y el D.S. N° 313, de
1972, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, sobre accidentes de trayecto
que sufren los trabajadores entre su lugar de trabajo y su habitación y conforme a
lo establecido en el artículo 3° del citado D.S. N° 313, que incluye a los escolares
en el Seguro de Accidentes de acuerdo a la Ley N° 16.744, estableciendo que se
entenderá por accidente toda lesión que un estudiante sufra a causa o con ocasión
de sus estudios o de la realización de su práctica profesional o educacional y que le
produzca incapacidad o muerte. 
La norma indicada agrega en su inciso segundo que se considerarán también
como accidentes del trabajo los ocurridos en el trayecto directo, de ida o regreso,
entre la habitación o sitio de trabajo del estudiante y el establecimiento educacio-
nal respectivo y el lugar donde realice su práctica educacional o profesional como
también los ocurridos en el trayecto directo entre estos últimos lugares.  A mayor
precisión, este inciso segundo entrega una definición similar a la contemplada en

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el inciso segundo del artículo 5° de la Ley N° 16.744, al establecer la norma que


son también accidentes del trabajo los ocurridos en el trayecto directo entre dos
lugares de trabajo, aunque correspondan a distintos empleadores. En este último
caso se considerará que el accidente dice relación con el trabajo al que se dirigía
el trabajador al ocurrir el siniestro” (Superintendencia de Seguridad Social, 14
junio 2007, Dictamen ORD. Nº 38014).
El accidente sufrido por un empleado entre su trabajo y la Universi-
dad en donde realiza sus estudios por cuenta personal, es del trabajo y no
debe incluirse en la tasa de siniestralidad. Sin embargo, cabe puntualizar
que, “si como los accidentes que sufren los trabajadores entre el trayecto entre su
lugar de trabajo y su habitación no deben ser considerados para el cálculo de la
tasa de siniestralidad de la entidad empleadora, tampoco debe serlo el infortunio
que ocurre en circunstancias como la que se trata.
En consecuencia y con el mérito de lo indicado precedentemente, esta Super-
intendencia debe manifestar que el accidente que sufrió el funcionario el 20 de
septiembre de 2001, debe ser calificado como un accidente del trabajo en el tra-
yecto y, por ende, no debe incluirse en la tasa de siniestralidad de la Fundación”
(Superintendencia de Seguridad Social, 9 mayo 2003, Dictamen ORD. nº
14487. En Revista Laboral Chilena nº 127 (6), junio 2004, págs. 37 y 38).
En el mismo sentido (Superintendencia de Seguridad Social, 14 junio 2007,
Dictamen ORD. nº 38014, y Dictamen ORD. nº 52187 del 13 octubre 2006).
No seria Accidente de Trayecto si la lesión se produjo al dirigirse
el trabajador desde la casa de su madre hacia su trabajo. “Esta Entidad
Fiscalizadora se ha pronunciado reiteradamente sobre el accidente de trayecto,
señalando, entre otros aspectos, por una parte, que el trayecto que se realiza debe
ser el más adecuado a las circunstancias y el más directo, lo que involucra que deba
ser lo más corto y racional posible y sin interrupciones. También ha precisado este
Organismo el concepto de “habitación”, resolviendo que debía entenderse como
“aquel lugar donde una persona pernocta”. En la especie, no se cumple ninguna
de las condiciones enunciadas, como quiera que la casa de la madre del recurrente
no debe ser considerada como su habitación para estos efectos (ya que no pernoctó
en ella); el trayecto de su casa habitación hasta su trabajo no fue directo, porque

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

lo interrumpió y efectuó un recorrido que no era el que debía efectuar para llegar
a su lugar de trabajo, directamente desde su habitación” (Superintendencia de
Seguridad Social, 19 mayo 1994, Dictamen ORD. nº 5504).
El accidente sufrido por un trabajador cuando regresaba a su traba-
jo después de almorzar en el campamento-domicilio, sería de trayecto.
“3.- Sobre el particular, esta Superintendencia reitera lo señalado en otros pro-
nunciamientos, en cuanto a que la calificación de los accidentes del trabajo, debe
realizarse analizando las circunstancias y características de cada caso en particular,
por lo que si bien existen conceptos generales aplicables a la mayoría de los casos,
otros casos por sus características particulares o especiales, pueden llevar a resolver
en forma diferente.Aclarado lo anterior, se debe señalar que el inciso primero del
artículo 5° de la Ley N° 16.744, dispone que […]. Los accidentes ocurridos “a
causa del trabajo” tienen su origen inmediato y directo en el trabajo mismo, en
términos tales que se enmarcan en las labores que desempeña el trabajador en
el lugar y en las horas en que debe ejecutarlas y que, en aquellos acaecidos “con
ocasión del trabajo”, existe una ampliación del vínculo causal, ya que el siniestro
tiene una relación indirecta o mediata con el trabajo realizado, pero en todo caso
indubitable.A su vez, el inciso segundo del mismo artículo 5° dispone que son
también accidentes del trabajo aquellos que ocurren en el trayecto directo, de ida
o de regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo. En términos amplios, los
accidentes de trayecto, pueden ser considerados como ocurridos con ocasión del
trabajo, ya que el trabajador está efectuando el traslado entre su casa y el lugar de
trabajo justamente para desempeñar su trabajo, sin embargo, el legislador reguló
en forma separada los accidentes ocurridos en el trayecto, ya que si bien se debe
proteger a los trabajadores cuando se trasladan entre su habitación y el lugar de
trabajo, el empleador no tiene mayor injerencia en los hechos que ocurren duran-
te dicho traslado. Aclarado lo anterior, se debe señalar que el inciso segundo del
artículo 5° de la Ley N° 16.744, dispone que son también accidentes del trabajo
aquellos que ocurren en el trayecto directo, de ida o de regreso, entre la habitación
y el lugar de trabajo, sin exigir que el trayecto se realice al inicio o al término de la
jornada de trabajo. Por ende, también deben entenderse como de trayecto los acci-
dentes que ocurran a los trabajadores cuando se trasladan entre el lugar de trabajo
y la habitación o viceversa, con el objeto preciso de almorzar, debiendo cumplirse

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en todo caso todas las otras condiciones que se exigen en este tipo de accidentes,
por ejemplo, la racionalidad del mismo y el que el trayecto no sea interrumpido.
4.- Por lo señalado, esta Superintendencia declara que el siniestro que sufrió el
trabajador, el día 23 de julio de 2003, mientras regresaba a su trabajo en la obra
que se realizaba en Concepción, después de almorzar en el campamento-domicilio,
ubicado en el Km. 12,8 del Camino Concepción-Coronel., lugar donde tenía su
habitación, constituye un accidente de trayecto en los términos del inciso segundo
del artículo 5° de la Ley N° 16.744” (Superintendencia de Seguridad Social, 7
enero 2005, Dictamen ORD. nº 557. En similar sentido, Dictamen ORD.
nº 6769 del 11 marzo 2003).
En más de una ocasión se ha calificado como accidente de trayecto
la lesión avalada por declaración de la propia víctima al no contar con
los medios de prueba necesarios (Superintendencia de Seguridad Social, 29
octubre 1993, Dictamen ORD nº 10.735).
No sería accidente del trayecto, aquél siniestro del trabajador que
regresaba de dejar a otro inquilino en su residencia manejando un tractor
en estado de ebriedad.
“De acuerdo con la investigación realizada por la Dirección del Trabajo, el
accidente se produjo por el volcamiento del tractor que conducía el trabajador en
la localidad de Epumallín - Caramávida, al trasladar de una parcela a otra a
un inquilino que, como él, trabajaba para la persona que individualiza, dueño
de los predios o del tractor que conducía. Por otra parte, el siniestro sufrido por
el accidentado ocurrió mientras conducía un tractor de propiedad del represen-
tante legal de la empresa, sin su autorización, en un día inhábil, a altas horas de
la madrugada, y la causa del accidente, de acuerdo con lo señalado en el parte
Policial Nº 6 de Carabineros de Chile, Tenencia Antihuala, sería la de conducir
el vehículo en manifiesto estado de ebriedad y a una velocidad no razonable ni
prudente.Precisado lo anterior, cabe señalar que, de acuerdo con lo dispuesto en
el artículo 5º de la Ley Nº 16.744, se entiende por accidente del trabajo toda
lesión que una persona sufra a causa o con ocasión de su trabajo y que le produzca
incapacidad o muerte. De esta manera, tal como lo ha sostenido este Organismo
Fiscalizador en reiteradas ocasiones, para calificar a un accidente como del trabajo

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

es necesaria la existencia de una relación de causalidad entre el trabajo desarrollado


y las lesiones sufridas, relación que puede revestir un carácter directo, (“a causa”),
o bien indirecto, (“con ocasión”), pero todo caso indudable con el trabajo de la
víctima, lo que no ocurrió en el presente caso. En efecto, en la especie no se presenta
la relación de causalidad entre la lesión y el trabajo, necesaria para calificar un
accidente como del trabajo, toda vez que al momento del siniestro el trabajador
no realizaba las labores habituales de un trabajador agrícola, sino más bien una
actividad de cooperación entre inquilinos, lo que es ajeno a las labores para las
cuales fue contratado. Por otra parte, cabe hacer presente que los antecedentes
tenidos a la vista permiten presumir fundadamente que el accidentado conducía
bajo la influencia del alcohol al momento de ocurrir el accidente y que ese estado
fue el causante de la mala maniobra que produjo el siniestro en labores ajenas al
trabajo. En mérito de lo expuesto, no resulta procedente calificar como accidente
del trabajo el siniestro de la especie, motivo por el cual no es posible otorgar en
este caso las prestaciones que contempla la Ley Nº 16.744” (Superintendencia de
Seguridad Social, 7 abril 1994, Dictamen ORD nº 3714).
Finalmente, no cabría hacer responsable al empleador del accidente
de trayecto sufrido por el trabajador, puesto que el primero no tuvo
participación alguna en los hechos, no infringiéndose su obligación de
seguridad (Corte de Santiago, 26 febrero 2011, Recurso de Nulidad “Ramírez
con Empresa Montajes Industriales Salfa S.A”, Rol n° 1184-2010)25.

25
“Cuarto: Que, una primera cuestión que ha de precisarse, es que se está en presencia de un recurso de derecho
estricto, lo que hace que en su interposición han de observarse determinadas formalidades legales, encontrándose
limitada la competencia del tribunal que debe conocer de él por la causal o causales efectivamente invocadas,
con la obvia excepción de lo previsto en el inciso final del artículo 479 del Código.[…]

Quinto: Que, de la sola lectura del texto del recurso, se desprende, en el contexto de lo expresado
en el motivo anterior, que éste se refiere a que las infracciones de ley que, en su concepto, influyeron
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, son las normas contenidas en los artículos 5º de la ley Nº
16.744, 184 del Código del Trabajo, 1545, 1546 y 1547 del Código Civil y 21 del Decreto Supremo
Nº 40 de 1960, del Ministerio del Trabajo […]

Sexto: Que, en concepto de esta Corte, el razonamiento de la Jueza a quo contenido extensa, fundada
y documentadamente en los considerandos octavo a décimo tercero del fallo recurrido, no infringe de
manera alguna las mencionadas disposiciones reseñadas en el motivo anterior, toda vez que se trata de
materias que quedan entregadas por completo a la apreciación del juez de la causa, por lo que no es
posible sostener que dichas eventuales erróneas o incorrectas interpretaciones de las señaladas normas, de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

haber existido, pudieran haber influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, por lo que éste resulta
acertado desde que la interpretación contenida en el fallo es la adecuada y conduce necesariamente a
que se haya rechazado la demanda en los términos en que, efectivamente, lo fue.

Séptimo: Que, en consecuencia y analizada la causal invocada por el recurrente de nulidad, resulta
correcta y plenamente adecuada la interpretación debidamente razonada que hace la sentenciadora
del contenido de los mencionados artículos que se consideran infringidos, debiendo, en consecuencia,
desestimarse la imputación de infracción de ley, que se denuncia en el recurso.

Octavo: Que, en segundo lugar, la parte demandante dedujo recurso de nulidad en contra de la ya
indicada sentencia por la causal del artículo 478, letra b), del Código del Trabajo, […]

Noveno: Que el recurso de nulidad se fundamenta en que la sentencia no habría respetado las razones
jurídicas y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud asigna valor o
desestima la prueba rendida, apreciándola conforme a las reglas de la sana crítica, tal como lo exige el
artículo 456 del Código del ramo. Sin embargo, el recurrente luego de reproducir transcribiendo parte
de la prueba testimonial rendida, no señala de modo alguno de qué manera se produce el irrespeto a las
razones jurídicas, lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuyo contexto valora la prueba rendida,
como tampoco indica cuáles son las reglas de la sana crítica, que imputa a la sentenciadora. Para estos
efectos, resulta demostrativo el considerando décimo cuarto del fallo, que contrariando lo expresado por
el recurrente, resume adecuadamente la valoración de la prueba rendida, expresando: “Que a mayor
abundamiento, y no obstante haberse calificado el accidente como laboral, pero de trayecto, tal como consta
en la resolución del centro verificador de 11 de mayo de 2009, dependiente de la Mutual de Seguridad,
por reunir las condiciones señaladas en el inciso segundo del artículo 5º de la ley sobre accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales, y sin perjuicio de encontrarse establecido que su ocurrencia produjo
en el demandante una hemianopsia homónima temporal izquierda, por lo que ha debido permanecer en
tratamiento desde la fecha de su acaecimiento, según da cuenta la ficha clínica remitida mediante oficio por
la institución señalada, es lo cierto que dicha calificación resulta relevante para efectos de la determinación
de la procedencia de las prestaciones médicas y económicas contempladas en la ley Nº 16.744, pero no
puede importar hacer responsable al empleador de las indemnizaciones por hecho dañoso y daño moral
que el actor reclama, derivadas de un accidente que, como se estableció, no tuvo su origen en una causa
imputable al empleador, razón por la cual es procedente rechazar la demanda”. […]

Undécimo: Que, en consecuencia, por una parte, la sentencia se extendió conforme al artículo 459,
[…]. Por la otra, aparece dando aplicación a las reglas de la sana crítica, según lo prevenido en
el artículo 456 del código del ramo, ya que ha expuesto las motivaciones simplemente lógicas y de
experiencia, y asimismo las jurídicas, de acuerdo a todas las cuales resuelve la cuestión debatida.
Duo décimo: Que, en estas condiciones, el recurso deberá ser también desestimado por este segundo
capítulo de impugnación, por cuanto no sólo se fundamenta en una estimación equivocada acerca de
los hechos establecidos en el juicio, sino que no logra demostrar la infracción a las reglas de la sana
crítica en que habría incurrido la juez al apreciar y razonar la prueba, la que, por lo demás, debe ser
manifiesta para autorizar el recurso.

Por estas consideraciones […], se declara que SE RECHAZA, con costas, el recurso de nulidad
interpuesto por el abogado don […], en representación del trabajador […], en contra la sentencia
definitiva pronunciada por el Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de esta ciudad, en la causa

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2) Accidentes ocurridos en el extranjero


“Si el trabajador fue contratado para desempeñarse como tripulante en una nave
mercante en faenas que se realizaron en el extranjero, lugar en donde tuvo lugar el
accidente cuya indemnización demanda, debe considerarse que la multiplicidad de
personas jurídicas que han intervenido en la relación laboral, conforme al principio de
la primacía de la realidad, forman una entidad económica. Una entidad económica
o empleadora es toda empresa, institución, servicio o persona que proporcione trabajo.
La unidad en su conjunto debe responder de la indemnización, sin requerirse prueba
del responsable último, pues de lo contrario se exigiría al trabajador una carga procesal
que no está en condiciones de solventar -en el presente caso, tener que demandar en
otro país”- (Corte de Valparaíso, 19 abril 2006, Apelación “Riquelme Parra con
Southern Shipmanagement Ltda. y otros”, Rol n° 227-2005 )26.

RUC 1040024244-0, con fecha 17 de agosto de 2010, mediante la cual se rechazó íntegramente la
demanda deducida en juicio ordinario laboral por accidente del trabajo, contra “Empresa de Montajes
Industriales Salfa S.A.” y, solidariamente, contra “Corporación Nacional del Cobre de Chile”, la que,
en consecuencia, no es nula.

Pronunciada por la Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por el Ministro
señor Mario Rojas González, e integrada por la Ministro señora María Rosa Kittsteiner Gentile y
por el abogado integrante señor Rodrigo Asenjo Zegers.
26
Ante el 1er Juzgado del Trabajo de Valparaíso (Rol n°1728-2002), un Oficial de la Marina Mercante,
inválido, interpuso demanda laboral de indemnización de perjuicio por responsabilidad contractual
por accidente del trabajo en contra de unas compañías navieras y que constituyen la entidad
empleadora. Aduce que estando embarcado en la Motonave Limarí, en el Puerto de Cartagena,
Colombia, el día 14 de enero de 2001 no obstante ser su día de descanso, fue enviado a trabajar
y siendo aproximadamente las 8 horas sufrió un accidente laboral consistente en que un número
no inferior a 8 planchas de acero de alrededor de 500 kilos cayeron sobre él y otro trabajador,
de apellido Cortez. Debido a la gravedad de las lesiones de ambos fueron trasladados a tierra,
primero a una clínica y por falta de acceso a los instrumentos necesarios fueron trasladados hasta
el Hospital de Cartagena, Colombia. Añade que recibió atención y curación bastante elemental,
se le ordenó reposo por un período de cinco días, recetándosele desinflamatorios, remedios para el
dolor y prevención de infecciones, siendo posteriormente trasladados a la nave, a la que debió subir
por sus propios medios. Estando ambos a bordo de la nave, en Kingston, Jamaica, se les derivó
a tierra para chequeo médico y sólo ahí se embarcó un paramédico porque era el lugar donde a
éste le correspondía embarcarse, es decir, no fue embarcado para atender o tratar a los heridos.
Posteriormente la nave zarpó con destino a New Orleans, travesía que le fue muy difícil porque
se acabaron sus medicamentos, siendo reemplazados por otros, para finalmente terminarse todos.
Agrega que luego de 10 días del accidente, cuando llegaron a New Orleans, fueron trasladados a
un hospital donde, atendida la gravedad de las lesiones se dispone que ambos accidentados sean
desembarcados. Por ello debieron pernoctar en dicha ciudad, al día siguiente viajar en avión a

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 67

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Aplicación de la Ley nº 16.744 a trabajadores que desempeñan fun-


ciones en el extranjero. “Procede otorgar la cobertura del seguro social contra
Accidentes del Trabajo y enfermedades Profesionales, a aquellos trabajadores que
encontrándose en el extranjero sufren un siniestro, cuando concurren los siguien-
tes presupuestos: [1º] que se encuentren en comisión de servicios, [2º] con
contrato de trabajo celebrado en Chile vigente, [3º] con sus cotizaciones

Miami, para trasladarlos desde allí a Santiago de Chile donde fueron atendidos de urgencia en el
I.S.T. de Viña del Mar, siendo posteriormente trasladados al I.S.T. de Talcahuano en donde fue
inmediatamente hospitalizado. Producto de radiografías y exámenes se concluye que sufrió de
atrición de sus extremidades, heridas ambas piernas con infección lado izquierdo y hermartrósis
post traumática rodilla derecha. Finalmente, atendida la gravedad de sus lesiones y secuelas fue
sometido a artroscopía, a una menisectomía (extirpación de los meniscos) y a una condroplastía
(transplante de cartílago), siendo hasta la fecha objeto de licencias médicas producto de las lesiones.

Afirma que el accidente sufrido por él, era perfectamente evitable si se hubieren adoptado las
medidas de seguridad correspondientes, por alguna de las demandadas. Añade que habiéndose
causado el grave accidente laboral que le afectó y que le ha producido una severa invalidez, las
demandadas son responsables de su propio incumplimiento, toda vez que no implementaron
un sistema de trabajo seguro para las faenas en las que se accidentó; han faltado a la obligación
de efectuar una prolija supervisión y mantención a todos los elementos, personas y número de
éstas utilizados en faenas como la que se desarrollaba al momento del accidente; han faltado
a la obligación de cuidado que debían observar; han cometido falta al deber de vigilancia que
debía ejercer en forma constante y agrega que aún hasta la fecha las demandadas no han dado
cumplimiento al convenio colectivo suscrito entre la Federación de Tripulantes de Chile y la
Compañía Southern Shipmanagement Co. S.A. Panamá, conforme al cual por su cláusula 21
procede se le otorgue la máxima indemnización pactada.

Por lo que en definitiva demanda el pago de $ 3.000.000 por concepto de daño emergente; $
135.750.000 por concepto de lucro cesante; $ 5.000.000 por concepto de daño corporal o físico;
$ 5.000.000 por concepto de pretium doloris; $ 5.000.000 por concepto de daño estético; $
60.000.000 por concepto de daño moral propiamente tal. Además 60.000 dólares norteamericanos
por incumplimiento convencional de acuerdo a la cláusula 21 del convenio colectivo suscrito
entre la Federación de Tripulantes de Chile y la Compañía Southern Shipmanagement Co. S.A.
Panamá. Todas estas sumas deberán pagarse con los debidos reajustes, intereses devengados desde
la fecha del accidente y las que se devenguen hasta la fecha de su pago efectivo.

La demandada Southern Shipmanagement (Chile) Ltda. contestando solicitó el rechazo de la misma
en todas sus partes, con expresa condenación en costas. Señala que en primer lugar, la demanda
debe ser rechazada por falta de legitimación pasiva por cuanto el actor hace muchos años prestó
servicios, en diversas ocasiones para la demandada en calidad de tripulante, y la última vez que el
Sr. Riquelme se embarcó por cuenta de la demandada fue el día 16 de agosto de 1998 en virtud
de un contrato de embarco suscrito el día 15 de agosto de 1998; el cual terminó el 24 de marzo

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

al día y [4º] se haya probado la relación de causalidad entre la lesión y el


trabajo efectuado.


de 1999 con el finiquito correspondiente, fechado el 1 de abril de 1999, y que desde esta última
fecha el actor jamás ha tenido alguna otra relación laboral de ninguna especie. En efecto, después
de finalizada esta relación laboral, el actor suscribió contrato de trabajo con otra empresa, Winner
Capital Corp. En cumplimiento de este contrato sufrió el accidente el 14 de enero de 2001. En
estos contratos se pactan condiciones laborales, entre las cuales se estipula el descuento de ciertas
partidas para los fines que señala el trabajador, a saber, los pagos de sus cotizaciones en A.F.P.
Summa como trabajador independiente, descuentos de salud a favor de Fonasa y contribución a
Fetrich y al Sindicato de Tripulantes de Lota. De esta manera, con estas cotizaciones efectuadas por
el actor se demuestra que no hubo contrato de trabajo con las demandadas. Por esto último alega
la excepción de incompetencia del tribunal por cuanto se pretende hacer efectiva una supuesta
responsabilidad civil en contra de una empresa que no es la empleadora del actor y tampoco su
responsabilidad emana de un accidente del trabajo.

De otro lado, afirma que es falso que exista una entidad empleadora porque las empresas
demandadas son diferentes las unas de las otras, siendo las otras dos extranjeras y no se han
constituido de conformidad a las leyes laborales. También solicita el rechazo de la demanda por la
inexistencia de los hechos, por cuanto ninguna de las empresas demandadas, ni individualmente,
ni en forma “colectiva contrató al Sr. Riquelme, por lo que niega todos y cada uno de los hechos
expuestos para tratar de construir una supuesta responsabilidad civil por alguna de las demandadas”.

Alega además, la inexistencia de la relación causal entre los hechos declarados y los daños
supuestamente sufridos, ya que éstos obedecen a una enfermedad preexistente consistente en una
artrosis de su rodilla derecha, como consta de los informes médicos del I.S.T. En consecuencia
solicita el rechazo de la demanda por inexistencia de los daños reclamados, porque ellos no
tienen que ver con el accidente sufrido. Sin perjuicio de lo cual, rechaza las abultadísimas sumas
demandadas por indemnizaciones, sobre todo si se considera que el daño emergente se refiere a
los gastos o desembolsos hechos por la víctima para su tratamiento médico y en la especie éstos
fueron cubiertos por los organismos públicos correspondientes que proporcionan las prestaciones
médicas, y lo que el actor pague por enfermedad preexistente no corresponde indemnizarlo.

La parte resolutiva del fallo de primera instancia decidió: “Vigésimo primero: Que, en relación
con el accidente sufrido por el actor corresponde a la demandada probar que se tomaron las medidas
de seguridad tendientes a proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, conforme con el art.
184 del Código del Trabajo. Sin embargo en este juicio la demandada no probó estas circunstancias y
por ello no cabe sino concluir que es responsable de los daños sufridos por el actor a causa del referido
accidente.

Vigésimo segundo: Que, en lo que atañe a los daños sufridos los testigos del demandante han sostenido
que desde el accidente éste sufre de problemas en la articulación de la rodilla derecha, no puede caminar
bien por lo que requiere apoyo de bastón, ya no juega fútbol como solía, no puede trabajar normalmente
y ello lo ha transformado en una persona retraída, cabizbajo y nunca podrá ser oficial motorista o de
máquinas como soñaba. Se acompañan también los antecedentes

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Con todo, cabe hacer presente a esa Mutualidad que la respuesta contenida en
este Oficio es de carácter general, razón por la cual para atender adecuadamente
planteamientos efectuados por su Empresa Adherente, corresponderá que en su
oportunidad se analice la situación concreta que al respecto pudiera suscitarse” (Su-


médicos del actor, en los que se informa sobre las lesiones sufridas en el accidente y se explica también que
existe una artrosis de rodilla antigua preexistente al accidente de enero de 2001. Se agrega que visto en
reunión clínica por equipo médico del I.S.T. de Talcahuano se concluyó que el paciente presentaba una
osteocondritis post traumática del surco rotuliano y una ruptura del remanente meniscal medial, lesiones
secundarias al accidente y adecuadamente reparadas por vía artroscópica y con completo tratamiento de
rehabilitación efectuado. Además sufre de una artrosis importante de la rodilla, con mayor compromiso
del compartimento medial, que no guarda relación con el accidente actual y que aparece como la lesión
responsable de la limitación prolongada que ha presentado el paciente. El paciente es dado de alta desde
el punto de vista de la lesión sufrida en el accidente; debiendo continuar con tratamientos futuros en
relación con la artrosis, la cual no deriva del accidente.

Vigésimo tercero: En consecuencia, el actor ha superado las dolencias derivadas del accidente, ha sido
dado de alta y no requerirá tratamientos futuros por ellas. Lo cual no significa desconocer que hubo dolor
y daño que le resta capacidad de trabajo a causa del accidente, el cual pudo ser evitado con las medidas
de seguridad que no se tomaron por las demandadas, las que en su calidad de empleador responden de
la culpa levísima y considerando que los montos demandados resultan excesivos, este Tribunal estima
equitativo acoger la demanda sólo en cuanto se ordenará pagar indemnización por una suma única y
total ascendente a $ 8.000.000.

Vigésimo cuarto: Finalmente el actor demanda el pago de 60.000 dólares norteamericanos por
incumplimiento de la cláusula 21 del convenio colectivo T.C.C. de tripulantes, según la cual el
tripulante que resulte lesionado como resultado de un accidente, mientras se encuentra al servicio de
la Compañía... ‘tendrá derecho además del subsidio por enfermedad a una compensación de acuerdo
con las disposiciones de este convenio’. Esta misma cláusula alude a grados de invalidez y a pérdida de
la profesión y conforme a esos elementos de juicio establece el monto de la indemnización. El actor ha
solicitado, la suma de US$ 60.000 que corresponde a la pérdida de la profesión relativa a tripulante de
rango inferior y que se entiende que ha perdido la profesión porque la lesión le ha dejado en condiciones
físicas que le impiden volver a trabajar en el mar.

Vigésimo quinto: Que, de acuerdo con el convenio colectivo aludido al actor le corresponde,
efectivamente, compensación por el accidente sufrido en el trabajo mientras servía a la compañía. Sin
embargo no ha quedado probado en el juicio que exista impedimento para volver a trabajar en el mar
a consecuencia de sus lesiones ni tampoco el grado de invalidez que éstas le habrían provocado. Por ello
se mandará pagar, esta compensación en el monto que corresponda a la invalidez que se pruebe en la
ejecución del fallo.

Y visto además lo dispuesto […] se declara: I. Que, se niega lugar a la excepción de incompetencia
del Tribunal opuesta por la demandada. II. Que, se desestiman las objeciones de documentos
formuladas a fs. 121 por la demandada y, que se tuvo por no presentado el documento observado
a fs. 165. III. Que, se rechaza la tacha interpuesta por la demandante respecto del testigo de la
contraria don […].IV. Que, se hace lugar a la demanda, con costas, debiendo la demandada pagar al

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

perintendencia de Seguridad Social, 6 abril 2000, Dictamen ORD. Nº11.704.


En Revista Laboral Chilena nº 90, septiembre-octubre 2000, págs. 23 y 24).


actor, la suma única y total de $ 8.000.000 por indemnización de perjuicios sufridos en accidente
del trabajo, con más los reajustes e intereses legales. Deberá también pagar la compensación que le
corresponda de acuerdo con el art. 21 del convenio colectivo T.C.C. uniforme para tripulantes y que se
determinará en el cumplimiento de la sentencia”.

De la Sentencia de Apelación nos quedamos con los motivos: “8º) Que, habida consideración a
la forma en que fue contratado el actor para desempeñarse como tripulante en una nave mercante en
faenas que se realizaron en el extranjero (lugar en donde tuvo lugar el accidente cuya indemnización
demanda), la multiplicidad de personas jurídicas que han intervenido en la relación laboral de que
se trata, cobra especial relevancia el principio de la primacía de la realidad que ampara en el presente
caso al trabajador para los efectos de establecer dicha relación laboral y que ha sido cuestionada por la
parte demandada, pues una consideración contraria a esa conclusión implicaría para el actor una carga
procesal que no está en condiciones de solventar (en el presente caso, tener que demandar en Panamá o en
Liberia), de forma tal que los elementos de convicción pormenorizados en el considerando decimonoveno
del fallo en alzada, son suficientes, a juicio de esta Corte, para estimar que estamos en presencia, en el
caso de los demandados, de una entidad económica, concepto que si bien no aparece en el artículo 3º del
Código del Trabajo, se encuentra incorporado en el artículo 25 de la ley Nº 16.744, sobre seguro social
contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, bajo la denominación de “entidad
empleadora”, y que se refiere a toda empresa, institución, servicio o persona que proporcione trabajo.
En este proceso ha quedado demostrado en forma indubitada que el actor prestó servicios para una
entidad económica o empleadora, correspondiente a los demandados de autos, quienes son responsables
consiguientemente de los perjuicios que en esa relación laboral se produjeron.

9º) Que, la conclusión anterior ha sido recogida por la doctrina laboral, y es así que Irene Rojas Miño,
en su artículo “El Peculiar Concepto de Empresa para Efectos Jurídico Laborales: Implicancia para la
Negociación Colectiva (ius et Praxis, año 7 Nº 2: 409 422, 2001), señala al respecto: “Por consiguiente,
una interpretación conforme a derecho no puede desconocer esta realidad: la existencia de una entidad
económica que es la empresa, prevalece para efectos de su definición, independientemente de las personas
jurídicas que se planteen. Tarea ardua, pero de común ocurrencia en el Derecho del Trabajo, en cuanto
por aplicación del principio de la supremacía de la realidad, en caso de disconformidad entre la forma
presentada y lo que acontece en la realidad debe estarse a esta última. Lo contrario significaría seguir
manteniendo una falsedad y, además atomizando el poder laboral.

10º) Que, también el concepto del principio de la realidad ha sido recogido por la jurisprudencia de la
Excma. Corte Suprema, pidiendo señalarse al efecto la sentencia de ese Tribunal de 30 de marzo de 2004
en los autos rol Nº 1.991 03, […] (Lexis Nexis Chile Nº 29981), en donde se señala “que los Jueces del
Fondo concluyeron, sobre la base de los hechos ya descritos y por aplicación del principio de la realidad ,
que una determinada sociedad “constituye un subterfugio para alterar su individualización y así eludir
el cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales, de manera que, conforme a lo dispuesto en
el artículo 478, inciso cuarto, del Código del Trabajo, obligaron a todos los empleadores al pago de todas
las prestaciones laborales que correspondían a la demandante.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3) Accidente en Comisión de Servicio


Un accidente ocurrido en un campamento, fuera de la jornada laboral,
podrá ser de servicio y quedar protegido por la Ley 16.744, en la medida


11º) Que, con respecto a la circunstancia de que el actor haya sufrido el accidente laboral por el cual
demanda el pago de diversas indemnizaciones, tal hecho se encuentra ampliamente acreditado con
el mérito de los antecedentes documentales que se refieren a las lesiones que precisamente a causa del
accidente laboral ocurrido en la ciudad de Cartagena, Colombia, sufrió el demandante y especialmente
las licencias médicas que a estos efectos se acompañaron.

12º) Que, en relación con la indemnización demandada por el actor y contenida en la cláusula 21 del
Convenio suscrito entre la Federación de Tripulantes de Chile y la Compañía Southern Shipmanagement
Co. S.A., de Panamá, en el proceso constan dos ejemplares. El primero, acompañado por el actor en su
escrito de fojas 117, […]. El segundo, acompañado por oficio emanado a fojas 230 por la Federación de
Tripulantes de Chile y suscrito por su presidente al año 2003 don Mario Mateluna V., […]. En base a este
segundo documento y especialmente en lo que dice relación con el anexo Nº 1, conteniendo el listado de
naves a las que se aplica el convenio (fojas 205), no aparece la nave en la que se desempeñó el demandante
al momento de sufrir el accidente laboral y en cuanto a su vigencia, el convenio se aplica a contar del
primero de enero de 2003, de acuerdo a la cláusula 35 y que se lee a fojas 204. Que, en mérito de estas
consideraciones, corresponde rechazar el pago de la indemnización contenida en el referido convenio en la
cláusula 21.

13º) Que, con respecto a las indemnizaciones que se demandan por concepto de daño emergente,
ascendente a la suma de $ 3.000.000 y lucro cesante por la cantidad de $ 135.750.000, ellos no se
encuentran acreditados en el proceso, por lo cual cabe rechazarlos.

14º) Que, en cuanto al daño moral, el actor ha desglosado este concepto en los siguientes rubros: $ 5.000.000
por daño corporal, el que denomina también daño físico, $ 5.000.000 como pretium doloris, $ 5.000.000
por daño estético y $ 60.000.000 por concepto de daño moral propiamente tal.

15º) Que, a este respecto, si bien es posible teóricamente hacer la distinción que se plantea en la
demanda, no resulta ajustado a la materia de que se trata, en un juicio de carácter laboral, establecer
dicha diferenciación, por lo que al igual que la sentencia de primer grado, resulta más propio englobar
todo el daño moral en un solo concepto, y habida consideración del perjuicio sufrido por el actor, ya
acreditado con las pruebas que rolan en autos y todo ello sin perjuicio de la patología preexistente que
padecía el actor, lo cual permite concluir que no todos los efectos de sus dolencias cabe atribuírselos
exclusivamente al accidente, corresponde fijar esta indemnización de manera prudencial, tomando en
consideración los aspectos ya mencionados, otorgándose en definitiva por concepto de indemnización
por daño moral a favor del actor la suma única y total de $ 20.000.000.

16º) Que, en cuanto a los documentos que se han acompañado en esta instancia […], en nada
alteran lo ya resuelto precedentemente. Por estas consideraciones y vistos, además, lo dispuesto en los
artículos 463 y siguientes del Código del Trabajo y 768 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, se declara: Que, no se hace lugar al recurso de casación en la forma deducido en lo principal
del escrito de fojas 362. Que, se revoca la sentencia apelada de once de abril de dos mil cinco,
escrita desde fojas 327 a 349, en la parte que ordenó pagar la compensación referida al convenio

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que sea calificado como tal. “Los accidentes ocurridos fuera del horario de trabajo
a funcionarios del Ministerio de Obras Públicas que se encuentran en comisión de
servicio que por causa de sus labores deben pernoctar en campamentos dispuestos por
la respectiva entidad, siempre que exista relación directa o mediata entre la lesión y
el hecho de tener que alojar en el campamento y con las condiciones propias de éste,
deberá calificarse como de servicio, aunque se haya producido fuera de la jornada
de funciones, quedando protegido por la Ley Nº 16.744. Si el siniestro no tiene
relación con dichos aspectos, no podrá estimarse como del trabajo” (Contraloría
General de la República, 1 octubre 2008, Dictamen nº 45742).

4. Accidentes dirigentes sindicales


Nos remitimos a lo ya estudiado.

III. No serían accidentes del trabajo

1) Generalidades
Humeres dice que se exceptúan como Accidentes del Trabajo aquellos
debidos a fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo y
aquellos infortunios producidos intencionalmente por la viíctima, “con la sola
excepción de que se pueden otorgar los beneficios en caso de fuerza mayor en
razón de la necesidad de residir ésta o desempeñar sus labores en el lugar del


colectivo T.C.C. uniforme para tripulantes y se declara en cambio que no se dará lugar al referido
estipendio y se la confirma en lo demás apelado, con declaración de que la indemnización por daño
moral en favor del demandante se eleva a la suma de $ 20.000.000”.

Pronunciada por los Ministros Titulares de la Iltma. Corte señoras Gabriela Corti Ortiz, Mónica
González Alcaide y Abogado Integrante señor Jaime Arancibia Pinto.

La Corte Suprema con fecha 4 de septiembre de 2006, (Rol:3485-2006), declaró inadmisibles los
recursos de casación en la forma y fondo. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema
integrada por los Ministros señores Marcos Libedinsky T. y Urbano Marín V. y la Fiscal Judicial
señora Mónica Maldonado C. y los Abogados Integrantes señores Oscar Herrera V. y Ricardo
Peralta V.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

siniestro”. E indica que, conforme a las definiciones de Caso Fortuito y fuerza


Mayor dadas por el artículo 45 del Código Civil, el Código del Trabajo siguió
la distinción doctrinal que llama caso fortuito al proveniente de un acto de la
naturaleza, y fuerza mayor al acontecimiento que proviene de una autoridad.
Eximiendo así, “al asegurador cuando la fuerza mayor es extraña y sin relación
alguna con el trabajo, pero lo hace responsable, en cambio, cuando el accidente
se debe a caso fortuito.
[…] en materia de accidentes, si bien el caso fortuito escapa de las previ-
siones humanas, es la culpa objetiva, la culpa de la empresa donde la víctima
trabaja y es, precisamente, la principal causal del riesgo profesional. En cambio,
la fuerza mayor sigue teniendo el valor que le asigna la legislación civil, o sea,
es un fenómeno natural, de orden físico o moral, que si bien escapa a toda
previsión, también su causa es enteramente ajena, extraña a la explotación o
trabajo. Son causales estimadas de fuerza mayor en los accidentes del trabajo
los terremotos, las inundaciones, los bombardeos, los ciclones, los tornados,
el exceso de calor o frío, etc.
Además, el legislador ha dispuesto para liberar de responsabilidad al ase-
gurador en caso de un accidente debido a fuerza mayor, que ésta sea extraña
y sin relación alguna al trabajo, porque si alguna relación existiere entre la
fuerza mayor y el trabajo, estaríamos en presencia de un accidente del trabajo.
Por lo general, podemos decir que se consideran accidentes del trabajo los
casos debidos a la acción de las fuerzas de la naturaleza, aunque sobrevengan
durante el trabajo, porque sí se consideran cuando se constate que el trabajo
ha contribuido a poner en movimiento esas fuerzas o a agravar efectos.
Además, debe considerarse consejos de los organismos administradores
del seguro, pueden otorgar el derecho a los beneficios en caso de accidentes
debidos a fuerza mayor extraña al trabajo que afectaren al afiliado en razón
de su necesidad de residir o desempeñar sus labores en el lugar del siniestro.
En cuanto al accidente producido intencionalmente por la víctima, debe
tenerse presente que es necesario que haya existido por su parte dolo o malicia,
es decir, que no sólo haya ejecutado libre y espontáneamente el acto que deter-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

mina el accidente, sino que además haya querido producir las consecuencias
precisas que de él derivan.
Se admite, sin embargo, por extensión, que basta que el trabajador haya
querido lesionar a un tercero -lesionándolo a él el acto que ejecuta- para eximir
al empleador de responsabilidad por el accidente [considerándolo el autor
como un accidente intencional de la víctima].
La Ley nº 16.744 establece solamente sanción de multa para el trabajador
que provoca accidentes por negligencia inexcusable, aún en el caso que él mismo
sea su víctima. Asimismo, señala que los reglamentos internos de seguridad
e higiene en el trabajo, deberían consultar la aplicación de multas a los tra-
bajadores que no utilicen los elementos de protección personal que les hayan
proporcionado o que no cumplan las normas o instrucciones impartidas”27.

2) Accidentes derivados de Fuerza Mayor


El inciso final del artículo 5º de la Ley 16.744, exonera del concepto de
accidente del trabajo aquellos producidos por una fuerza mayor extraña y
sin relación alguna con el trabajo. Y por su parte, los artículos 29 y 6º de la
misma Ley, reconocen sus prestaciones a quienes hayan sido víctimas de tales
infortunios.
Según Gumucio Rivas, “en la actualidad, la jurisprudencia se orienta a
restringir la ocurrencia de situaciones de fuerza mayor, fundándose en el hecho
de que el avance de la civilización permite prevenir y remediar la mayor parte
eventos que antes se consideraban irresistibles. Ejemplo claro de lo que afir-
mamos se presenta en el criterio jurisprudencial recaído en el caso del aluvión
del Alfalfal […] en que rectificado el criterio de las autoridades administrativas
se estimó que las muertes de los trabajadores derivadas de ese siniestro de la
naturaleza constituían accidentes del trabajo”28.

27
Ob. Cit., págs. 171 y 172.
28
Ob. Cit., pág. 63.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El caso “el Alfalfal”, se trató del aluvión de barro, piedras y agua nieve, que
se desplazó a una velocidad de 30 a 40 Km./H., por el cauce del río, con una
altura de unos 20 metros y que sepultó a una gran cantidad de trabajadores,
produciendo la muerte de 35 personas y el desaparecimiento de otras 10 (casi
todas las víctimas eran contratistas o subcontratistas de la empresa Chilegener
S.A. que construían la central hidroeléctrica “El Alfalfal”). Ocurrido en el mes
de noviembre de 1987 en la localidad del mismo nombre, ubicada en la zona
Cajón del Maipo de Santiago, Región Metropolitana.
La primera cuestión que se suscitó en la tragedia fue la calificación de la
Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción que calificó
como un caso de “fuerza mayor o hecho fortuito” sin relación alguna al trabajo,
dado que se trataba de un hecho de la naturaleza, producto de la fatalidad, to-
talmente imprevisible e irresistible, conforme al artículo 5º de la Ley nº16.744.
Calificación ratificada por la Superintendencia de Seguridad Social.
Ante la demanda de los familiares, quienes no aceptaron el Dictamen
señalado, pretendieron la declaración judicial de que se trataba de un Acci-
dente del Trabajo. Por sentencia del 7 de marzo del año 1988, el 4º Juzgado
del Trabajo de Santiago (Rol nº 8744) resolvió la demanda interpuesta por
los familiares de las víctimas, la cual, fue confirmada por la Corte de Apela-
ciones de Santiago, en contra del cual se dedujo un Recuso de Queja que fue
desestimado por la Corte Suprema.
El Juez de primera instancia concluyó que: “hubo imprevisión así como
negligencia inexcusable de parte de la empresa en cuanto a garantizar las con-
diciones mínimas de seguridad en el lugar del trabajo para el desempeño de las
labores para las cuales fueron contratadas las víctimas del siniestro que se trata,
por lo que no es lícito argüir que es la consecuencia de un hecho de la naturaleza
común producido por elementos climáticos y geológicos no habituales en la zona,
desde que si se hubiesen adoptado las recomendaciones formuladas por el Cuerpo
de Socorro Andino por lo menos se habrían prevenido, evitándose o limitándose
los efectos en lo relativo a los recursos humanos”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Por su parte, Lucía Verdugo Ernst29, destaca que el fallo también hizo
presente que el fallecimiento de las víctimas se produjo en el cumplimiento de
sus labores, en el lugar, recinto a faena donde prestaban sus servicios y durante
la jornada de trabajo. E indica que, el fallo analizó el concepto de Accidente
del Trabajo dado por inciso primero del artículo 5º de la Ley 16.744, en
cuanto a si los hechos acaecieron “con ocasión” del trabajo, como también las
excepciones del inciso cuarto del mismo artículo impetradas, como fueron
“fuerza mayor extraña que no tiene relación alguna con el trabajo”. Y concluye,
en consecuencia, “que para que exima de responsabilidad se requiere ‘que el
imprevisto o la imposibilidad sea absoluta, definitiva y general, constituyendo
un impedimento o inconveniente insuperable, invencible e irresistible’.
Manifiesta que si bien los aluviones son fenómenos impredecibles, se debió
preveer en las faenas que las riberas cercanas a los ríos, las zonas cordilleranas y las
partes altas, en general, son de mayor peligrosidad y riesgo, y establecer las obras
en otros sectores exentos de los referidos riesgos. En la especie, no hubo fuerza ma-
yor extraña propiamente y no se configura la excepción contemplada en el inciso
cuarto del artículo 5º de la Ley 16.744 por no constituir un hecho imprevisible,
ni irresistible, razón por la cual se acoge la demanda” –cursivas nuestras-, resalta
la autora30.
En cuanto a lo medular del tema que nos detiene, el fallo dijo que: “19º.
Que, bien puede decirse al tenor de estos párrafos de la norma [del artículo 5º
inciso primero de la Ley 16.744] que no es accidente del trabajo el ocurrido por
‘fuerza mayor extraña’.
20º. Que, la ‘fuerza mayor extraña’ a la luz del art. 45 del Código Civil es ‘el
imprevisto a que no es posible resistir’ con el agregado de que no guarde conexión
alguna con el trabajo, que obsta a calificar a un determinado siniestro como laboral;
21º. Que en lo referente al caso fortuito o fuerza mayor, al emplearse la
conjunción ‘o’ se equiparan, siendo sinónimos dichos términos, no obastante, los

29
“Accidente de trabajo ocurrido en la localidad de ‘El Alfalfal’”, publicado en Revista Laboral
Chilena del mes de agosto de 1992, nº 7, pág. 73 y ss.
30
Ibid.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tratadistas estiman que si hay una imposibilidad desencadenada por la natura-


leza se está en presencia de aquélla y si deriva de un hecho del hombre, se está en
presencia de ésta;
22º. Que, para los efectos del caso, este instituto a que hace referencia el fun-
damento anterior, interés en lo relativo a su carácter liberatorio, en otras palabras:
eximente de responsabilidad; requiriéndose que el imprevisto o la imposibilidad
sea absoluta, definitiva y general, constituyendo un impedimento o inconveniente
insuperable, invencible e irresistible;
23º. Que, queda por delimitar si efectivamente el accidente, constituye en sí
una ‘fuerza mayor o extraña’ en los términos de la ley;
24º. Que, sentada la premisa de que si bien los aluviones son fenómenos im-
predecibles, no es menos cierto que debieron en las faenas preveer que las riberas
cercanas a los ríos, las zonas cordilleranas y las partes altas, en general, son de
mayor peligrosidad y riesgo, previniéndose, desde luego, el establecimiento de obras
en otros sectores exentos de los riesgos que se ha hecho referencia;
25º. Que, en las condiciones anotadas, cabe concluir que en el caso sub-lite
no hubo fuerza mayor extraña propiamente, no configurándose la excepciona con-
templada en el inc.4º del art. 5º de la ley como quiera que no constituye un hecho
imprevisible ni irresistible, en los términos ya analizados; motivo por el cual deberá
acogerse la demanda de autos, en la forma como se determinará en lo dispositivo
de la presente resolución. [Se declara]: II. Que ha lugar la demanda de fs 1, sin
costas” (4º Juzgado del Trabajo de Santiago, 7 marzo 1990, Rol nº 8.744)31.
En su comentario al fallo, Verdugo Ernst dice que, por una parte precisa
la interpretación que debe darse al inciso cuarto del artículo 5º de la Ley, en
su relación con la definición de Caso Fortuito dada por el Código Civil en
su artículo 45. Y agrega que, “tradicionalmente se ha estimado que tienen la
calidad de imprevistos a los que no es posible resistir aquellos desencadenados

31
Esta decisión fue confirmada por la Corte de Apelaciones de Santiago, el 16 de mayo de 1990, en
sentencia dictada por los Ministros Marta Ossa R, Sergio Guzmán R., Jorge Rodríguez A., Rol
nº 447-1990.

Publicada en Revista Laboral Chilena del mes de agosto de 1992, nº7, pág. 53 y ss.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

por la naturaleza, como los terremotos, maremotos, erupciones volcánicas,


rodados, aluviones, etc.
La sentencia afirma que los aluviones son fenómenos ‘impredecibles’, pero
que sí fuere posible en este caso prevenir sus eventuales consecuencias y tomas,
por ende, las medidas necesarias para evitar que causara la tragedia en referen-
cia. Es decir, este fenómeno de la naturaleza no se pudo predecir, según
la sentencia, pero sus consecuencias sí que pudieron preverse y debieron
adoptarse las medidas correspondientes para evitar que, de ocurrir, causare
estragos entre los trabajadores que en razón de sus labores debían traba-
jar y residir en el lugar en que se establecieron las obras y campamentos,
trasladándolos a sectores exentos de riesgos. Por ende, los accidentes del
trabajo ocurridos no se debieron a fuerza mayor extraña sin relación alguna
con el trabajo, por no ser consecuencia de un hecho imprevisible e irresistible.
Cabe hacer presente que de los términos del fallo se infiere que el tribunal
estimó que el aluvión fue impredecible, como lo son en general los fenómenos
de la naturaleza; pero no constituyeron hechos imprevisibles ni irresistibles
los siniestros ocurridos como consecuencia del aluvión en las obras o faenas
y campamentos, por haberse ubicado aquéllas y éstos en lugares expuestos al
mayor peligro y riesgo de sufrir las consecuencias del fenómeno natural indi-
cado, de ocurrir éste, como se acreditó con la prueba rendida”32.

32
Según la autora, se destacan entre la prueba rendida: “a) el Informe del Departamento de
Climatología de la Dirección de Aeronáutica Civil, no objetado, con el que quedó acreditado que
el comportamiento térmico durante noviembre de 1987 fue sobre lo normal, debido a la acción de
un amplio predominio de altas presiones en toda la zona, principalmente, en los últimos días del
mes. Y que el día 15 de noviembre hubo una temperatura de 33º C que produjo un calentamiento
en los niveles bajos de la atmósfera, ya que, la temperatura promedio mensual fue de 18.9º C, por
sobre los 16, 7º C normales.

También destaca los Informes acompañados a Oficio del Cuerpo de Socorro Andino, a los cuales
el Juez atribuyó la eficacia probatoria por emanar de organismos técnicos especializados, y que
señalaron que, “conforme a la historia de los ríos de la zona de la cuenca del Maipo, es necesario
construir largos puentes” y “campamentos de trabajo alejados de los flujos de agua”. Además que
la llegada de aguaceros y deshielos corresponde a la real envergadura de los ríos y, por lo tanto, la
necesidad de adoptar fuertes medidas de seguridad. También señalan que el Cuerpo de Socorro
Andino, dentro de sus recomendaciones de prevención de riesgos, ha insistido acerca de la correcta
ubicación de los campamentos mineros o de la construcción en la montaña, esto en relación con

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 79

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Igualmente, resalta la importancia del fallo pues, debe ser tomada en con-
sideración por los organismos administradores de la Ley 16.744 y empresas
que realizan obras expuestas a la ocurrencia de fenómenos naturales, “ya que
los siniestros laborales producidos a consecuencia de éstos no estarían excep-
tuados de ser considerados accidentes del trabajo, en cuanto se pueda estimar
que sus consecuencias, de ocurrir, pudieran proveerse adoptando las medidas
de prevención adecuadas […].
El carácter técnico y especializado de la prevención de riesgos, pone de
manifiesto el papel que deben asumir los organismos administradores del Se-
guro Social de la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
en la materia”33.
Otro autor que ha tratado el accidente ha sido Diego Corvera Vergara, y
su trabajo34 ha destacado puntos tales como: “El alcance del deber de previsión
y protección del empleador, en relación a fenómenos de la naturaleza”, toda
vez que, se trata del tema de fondo del trágico caso, y resulta tener justamente

la ubicación de los campamentos de empresas de obras de construcción en la zona afectada por


el fenómeno ocurrido el 29 de noviembre de 1987”.

En sus Informes, los expertos del Cuerpo de Socorro Andino estimaron que no se habían adoptado
las medidas adecuadas, ni de seguridad de montaña ni de seguridad industrial. Y tampoco se
habría establecido un “mapa de riesgos” de la cuenca hidrográfica que fuera capaz de prever las
inundaciones por agua de temporal o deshielos o de desastres por erosión causada por deslizamiento
de tierra en dicha cuenca, para evitar una catástrofe industrial. Manifestando que, técnicamente
este tipo de accidentes no era imprevisible, ni debido a fuerza mayor, sino que se suscita por falta
de medidas de prevención y seguridad. Agregando que en el caso del río Colorado, y sus afluentes
más pequeños, están descritos en varias obras como “Nieves y Glaciales de Chile” del doctor en
Glaciología Louis Libnourty (1951, edición Universidad de Chile).

Y el sub director de la escuela de Protección Civil de Montañas de la organización ya citada, concluye
en su declaración presentada que, si bien no se podía evitar el aluvión, las obras resultaron afectadas
por estar mal proyectadas y que tanto éstas como la pérdida de vidas humanas se hubiesen podido
evitar con un sistema preventivo.

Ibid., págs. 74 y 75.
33
Ibíd., pág. 76.
34
“Accidentes del Trabajo. Aluvión del ‘Alfalfal’ (aspectos destacados de este juicio laboral)”, publicado
en Revista Laboral Chilena, septiembre octubre 1996, nº 9-10, sección Comentarios Legales, pág.
60 y ss.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

como límite “la fuerza mayor o caso fortuito”, cobrando así la mayor relevan-
cia, porque se trató de un accidente provocado por la fuerza de la naturaleza.
Destacando que, “las sentencias, tanto de primera como de segunda
instancia, consideran que el accidente fue o debió ser previsto y evitado, si
se hubieren observado medidas de seguridad, algunas de ellas elementales”35.
En conclusión, dice el autor, el accidente sí se pudo prever, no constitu-
yendo así un caso fortuito36.
Por su parte, la jurisprudencia ha entendido que, debe calificarse de
accidente por Fuerza Mayor extraña al trabajo si fue producido por una
tormenta de características tropicales. Ante la Superintendencia de Seguridad
Social, se reclamó en contra de una Mutualidad que estimó que el accidente
producido por el golpe por alcance de una lata de zinc que cayó a consecuen-
cia de un fuerte viento de características de tormenta tropical, no quedaba
cubierto por la Ley 16.744.

35
“Así, el ‘Anteproyecto de Seguridad del Trabajo en la Alta Montaña’, documento preparado por
la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción con la asesoría del Cuerpo de
Socorro Andino, señala que los aluviones o deslizamientos de lodo, roca y nieve impulsadas por
un torrente de agua, son hechos frecuentes en la montaña y por consiguiente, previsibles.

Por otra parte, en opinión de geólogos expertos, publicadas antes del accidente, ‘se puede saber
el cómo y aproximadamente el dónde, pero no el cuándo...’por eso, recomiendan la necesidad de
vigilancia del caudal de los ríos así como lo deshielos y las temperaturas, entre otras medidas.

Y de los hechos establecidos por la investigación del Juez, eran circunstancias conocidas y
absolutamente predecibles: la anormal acumulación de nieve en la alta montaña en el invierno
de ese año; las altas temperaturas de esa primavera, y especialmente los días anteriores al aluvión;
la advertencia de los deshielos que se hizo por los medios de prensa; el considerable aumento del
caudal de los ríos; la calidad de los suelos que favorecía el escurrimiento; la pendiente geológica
del lugar; y demás consideraciones técnicas. Ibíd., pág. 61”.
36
“Por lo mismo, debieron tomarse determinadas medidas mínimas de resguardo para evitar su
consecuencias. La catástrofe, era un riesgo latente que las empresas si bien no pudieron impedir,
si pudieron prever para evitar las consecuencias en vidas humanas que tuvo como resultado la
imprevisión”. Así, debieron haberse puesto en ejecución medidas como: sistemas de vigilancia y
alerta; control y evaluación de las condiciones de peligro, que habían sido informadas públicamente;
la información previa y señalización de las vías o rutas de evacuación en caso de peligro; la instalación
de los campamentos en lugares más altos y no prácticamente en el lecho del río, entre otras. Ibíd.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En su informe, la recurrida dijo que la situación planteada se debió a un


fenómeno de la naturaleza, absolutamente inusual en la ciudad de Santiago y,
por ende, imprevisible, por lo que debe estimarse que el siniestro se produjo
por fuerza mayor extraña al trabajo, y por lo mismo, de naturaleza no laboral.
Y dado que, según el último inciso del artículo 5º de la Ley Nº 16.744
dispone que se exceptúan de la calificación de accidente del trabajo, los sinies-
tros que se deban a fuerza mayor extraña que no tenga relación con el trabajo.
“En la especie, no se discute que la situación en comento se haya producido
por una fuerza mayor, como quiera que la génesis del hecho estuvo determinada
por un factor climático anormal para la época del año en que ello tuvo lugar.
No obstante y tal como lo ha establecido esta Superintendencia en casos análogos,
debe señalarse que no podría sostenerse que la referida fuerza mayor haya sido extraña
al trabajo que debía desempeñar la víctima, como quiera que, precisamente, por las
circunstancias en que aquél se ejecutaba (patio de la empresa) se vio expuesto y necesaria-
mente en contacto con el objeto que se desprendió con el viento y que le lesionó la mano.
De esta manera, no procede considerar que en este caso se configure la excepción
a que alude la norma legal antes mencionada.
En consecuencia y con el mérito de las consideraciones que anteceden, esta su-
perintendencia cumple con manifestar que corresponde calificar como un accidente
del trabajo al siniestro que sufriera el trabajador” (Superintendencia Seguridad
Social, 10 septiembre 1998, Dictamen ORD nº 18.223).

a) Casos conocidos por la Jurisprudencia


La explosión de origen terrorista que amputó ambas piernas a un
gásfiter que inspeccionaba estanques de agua en los baños públicos de la
ZOFRI de Iquique, es un Accidente del Trabajo y no podría ser eximido
por fuerza mayor extraña. En este caso, el Memorándum nº F5.053/92, de
1992, de la Asociación Chilena de Seguridad estimó que se trató de un caso
de fuerza mayor extraña y sin ninguna relación con el trabajo, ya que el afec-
tado no tenía cómo prever la ocurrencia de este infortunio, y tampoco tenía
cómo resistirse a sus graves consecuencias. Su función pañolero y gásfiter no

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

le permitía tener contacto con artefactos explosivos, no correspondiéndole las


prestaciones de la ley, y sólo las de su sistema previsional de salud.
En cuanto a la calificación del Accidentes la Superintendencia dijo: “como
los accidentes debidos a fuerza mayor extraña que no tengan relación alguna con
el trabajo, las víctimas de aquéllos no tienen derecho a las prestaciones de la citada
Ley nº 16.744, salvo las de carácter médico en virtud de lo dispuesto por el inciso
final del artículo 29 de esa Ley.
Ahora bien, en situaciones similares al caso de que se trata, este Organismo ha
señalado, v.gr. en los Oficios indicados […], que accidentes ocurridos con motivo
de actos terroristas constituyen siniestros de carácter laboral.Para concluir de esa
manera, se ha tenido en consideración que si bien en esos casos la fuerza mayor
pudo intervenir en el acaecimiento del accidente, ella no fue extraña y sin relación
alguna con el trabajo de las víctimas, sino que, por el contrario, tuvo relación con él,
toda vez que, precisamente, fue la actividad laboral que desarrollaban al momento
del siniestro la que las vinculó con el acto terrorista y sus efectos.
En la especie, la situación se enmarca en los términos de la aludida jurispru-
dencia, puesto que el accidente que sufrió don I.C.A., si bien es cierto que se debió
a un acto terrorista y, por ende, a un hecho de fuerza mayor, no es menos efectivo
que éste no fue ajeno al trabajo que aquél desempeñaba para la empresa […] en
los recintos de ZOFRI S.A., ya que fue dicho trabajo y no otra circunstancia el
que lo puso en contacto con el acto terrorista y, por lo mismo, entre las que están
las graves lesiones que sufrió.
Por lo expuesto, procede concluir que el referido accidente de que fue víctima
el sr. I.C.A., queda comprendido dentro del concepto de accidente del trabajo
establecido en el inciso primero del artículo 5º de la Ley nº 16.744 y no en la
excepción que contempla el inciso final de dicho artículo”.
Y respecto de las prestaciones que correspondían, fueron todas las de la
Ley 16.744 y no tan sólo las médicas, sino que también tendría derecho a la
indemnización o pensión correspondiente (Superintendencia Seguridad Social,
15 febrero 1993, Dictamen ORD nº 1.766).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Una enfermedad no es caso fortuito y tampoco atribuible a fuerza


mayor. “El uso de licencias médicas importa el ejercicio de un derecho elemental y su
tolerancia un deber de contenido social inexcusable. Siendo el deterioro de la salud
o las enfermedades algo propio e inherente a la naturaleza humana, corresponde
estimarlas como susceptibles de prever, y esta calidad de hecho previsible impide
que puedan considerarse como un caso fortuito o fuerza mayor[…]
El caso fortuito o fuerza mayor debe estar constituido por un hecho que atañe
o afecta personalmente al empleador, esto es, que lo coloque en una situación de
imposibilidad de cumplir las obligaciones que le impone el contrato, por lo que no
corresponde que pretenda liberarse de sus obligaciones amparándose en una causal
de excusa o exención de responsabilidad sustentada en un hecho que concierne a la
persona del trabajador” (Corte de Apelaciones de Santiago, 18 diciembre 2007,
Apelación “Villarroel Salazar con AFP Planvital S.A”, Rol nº 1329-2007)37.
Con todo, si el trabajador se ve afectado por un largo tiempo por enfer-
medades cíclicas, se configuraría una fuerza mayor no explicable de manera
racional (Corte de Concepción, 4 septiembre 2002, Rol nº 2976-2002)38.
“El deber de protección y seguridad impuesto al empleador en el artículo
184 del Código del Trabajo tiene el carácter de obligación legal, de manera que
debe ser el empleador quien deba acreditar que hizo efectivas todas las medidas
de seguridad para eximirse de la responsabilidad que el legislador le atribuye. En
la especie, acreditado que el occiso era trabajador del empleador demandado, que
perdió la vida en un accidente laboral, y que éste se debió a la falta de medidas
de prevención del empleador, sin que se haya probado la concurrencia de caso
fortuito o fuerza mayor, o que el siniestro se hubiese debido a un acto voluntario
de la víctima o bien que las medidas de seguridad fueron debidamente arbitradas,
resulta establecida en la causa la culpa del empleador demandado, traducida en
la inobservancia de su deber legal de otorgar seguridad efectiva a su trabajador,
por lo que corresponde acceder a la demanda de indemnización de perjuicios por

37
Pronunciada por la Décima Sala, integrada por el Ministro señor Omar Astudillo Contreras, la
Ministra señora Adelita Ravanales Arriagada y el Abogado Integrante señor Jorge Lagos Gatica.
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID nº 37952.
38
Corte Suprema, 20 febrero 2003, Rol nº 5162-2002.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

daño moral solicitada por la cónyuge e hijos del occiso, que el tribunal fija en diez
millones de pesos para cada actor […]
Que se haya sobreseído al empleador demandado en el sumario sanitario,
que persigue la aplicación de una multa para los casos señalados en la ley, no es
suficiente para eximirlo de responsabilidad en el accidente, por cuanto, en primer
lugar, lo opinado por el SEREMI de Salud no obliga a los tribunales de justicia y,
en segundo lugar, la causa del sobreseimiento fue que no se determinó cabalmente
responsabilidad en la empresa del accidente laboral fatal acaecido, no porque no
tuviera responsabilidad o porque hubiera dado cumplimiento a la obligación de
seguridad que sobre ella pesaba” (Corte de Concepción, 30 noviembre 2010,
Apelación Llanca Gajardo y otros con Alejandra Uribe Cuevas”, Rol nº 676-
2010)39.

3) Accidentes producidos por Caso Fortuito


Volvemos sobre los dicho del profesor Humeres, ya que el caso fortuito
escapa a las previsiones humanas, “su causa reside en el funcionamiento mismo
de la empresa donde la víctima trabaja y es, precisamente, la principal causal
del riesgo profesional”40.
Tres son los requisitos del Caso Fortuito: exterioridad, imprevisibilidad e
irresistibilidad41 que debe cumplir para exonerar de responsabilidad al deudor.

39
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID nº 46967.
40
Ob. Cit., pág. 171.
41
“La exterioridad constituye una exigencia del caso fortuito que si bien no se establece expre­samente
en el artículo 45 del Código Civil, ha sido reconocida tradicionalmente por nuestra doctrina y
admitida también por los tribunales, aunque concebida mayormente en términos subjetivos, al
entenderse como la ocurrencia del hecho que afecta el cumplimiento con inde­pendencia de la
voluntad del deudor, relacionada por lo tanto con la noción de culpa.

Sin embargo, hay que recordar que todo contrato, además de generar derechos y obligacio­nes, tiene
por función distribuir entre las partes una serie de riesgos, entre ellos, el de que una contingencia
afecte el fiel y oportuno cumplimiento de las partes. El contrato fija una esfe­ra de riesgos de
incumplimiento que son de cargo del deudor, y por los que éste no puede, consecuentemente,
alegar exoneración. Aquí aparece el significado de la exterioridad del caso fortuito: es ajeno o

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

A continuación, la jurisprudencia que mostramos es un esfuerzo por hacer

externo el hecho que no queda comprendido en la esfera de riesgos que el deudor ha asumido al
celebrar el contrato.

La determinación de ese ámbito de riesgos que es de cargo del deudor, y que, consecuente­
mente, no pueden ser calificados como externos, requiere de una interpretación integradora de
la convención, fundada en la buena fe, y que incorpore necesariamente el riesgo típico de todo
deudor: aquel intrínseco o inherente a la actividad de cumplimiento que compromete en razón
del contrato celebrado, y que comprende los recursos materiales e inmateriales (ma­quinarias,
vehículos, instalaciones, etc.), así como personales (auxiliares, subcontratistas, pro­veedores) que
empleará o deberá emplear en la ejecución de su obligación, considerando la naturaleza de la
relación contractual y de la prestación, circunstancias que deben ser conocidas por el deudor desde
el momento en que contrata. Este riesgo típico constituye el contenido mínimo del ámbito de
riesgos que el contrato pone de su cargo. Este planteamiento no es ajeno a nuestro Código Civil,
por cuanto hay normas que parecen apoyarse en la idea de la existencia de un ámbito de riesgos
a cargo del deudor.

El caso fortuito se construye así fuera del ámbito de riesgos asumidos por el deudor al contratar.
Una vez establecido que un hecho es externo o ajeno al deudor en los términos expresados, deberá
examinarse si se cumplen también los requisitos de imprevisibilidad e irresistibilidad necesarios
para la configuración de un caso fortuito.

Tratándose de estas dos últimas exigencias del caso fortuito, lo primero que debe destacarse es
que tienen como elemento común la diligencia impuesta al deudor en el cumplimiento, que en
nuestro derecho se desprende de lo previsto en los artículos 44 y 1547 del Código Civil. La función
de la diligencia que interesa a estos efectos es la denominada promotora del cumpli­miento, que
interviene desde la celebración del contrato y a lo largo de toda su ejecución, con el fin de impulsar
y favorecer el cumplimiento y que, precisamente, impone al deudor desple­gar una conducta de
previsión y resistencia a los acontecimientos que –originados fuera de su ámbito de riesgos– puedan
afectar la ejecución de su prestación.

Teniendo en cuenta lo señalado, se puede afirmar que la calificación de la imprevisibilidad del
hecho depende, en definitiva, del cálculo que todo deudor debe hacer sobre las probabilida­des de
que su cumplimiento se vea afectado por un evento ajeno a los riesgos que asume en virtud del
contrato. Dicho cálculo viene impuesto al deudor por la diligencia y debe desplegar­se conforme a
ella al momento de celebrar el contrato, considerando las circunstancias conco­mitantes al mismo,
el contexto de su celebración, así como las condiciones de ejecución.

De esta forma, el hecho que afecta el cumplimiento será imprevisible, cuando a pesar de haber
empleado la diligencia debida, el deudor no ha podido representarse, a la celebración del con­trato
y con cierto grado de certeza, su realización durante la ejecución del mismo.

Por su parte, la exigencia de irresistibilidad debe apreciarse en base a la conducta que la dili­gencia
impone al deudor, no ya para anticipar los eventuales obstáculos al cumplimiento, sino para
enfrentarse a aquellos impedimentos ajenos e imprevisibles al contratar que puedan sur­gir durante
la ejecución de su obligación. La resistencia a dichos acontecimientos implica dos cosas: en primer
lugar, hacer lo necesario para impedir que el hecho afecte el desarrollo de su prestación, es decir,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

aplicables los principios generales a la materia que nos convoca.


“El caso fortuito como argumento justificativo para liberar de obligaciones al
empleador por el hecho del despido, debe constituir una imposibilidad absoluta
en el funcionamiento del establecimiento comercial en que prestan servicios los
trabajadores […].
De manera que ante una expropiación parcial, sin que el empleador haya
puesto término a su giro, no hay caso fortuito; pudiendo perfectamente éste tomar
las medidas necesarias para continuar con su negocio, lo que si bien no constituye
una obligación, no puede significar una excusa para liberarse de obligaciones
laborales con sus trabajadores” (Corte de Concepción, 1 septiembre 2006, Rol
nº 4566-2005).
Una enfermedad no es caso fortuito y tampoco atribuible a fuerza
mayor (Corte de Apelaciones de Santiago, 18 diciembre 2007, Apelación
“Villarroel Salazar con AFP Planvital S.A”, Rol nº1329-2007).
“En la responsabilidad extracontractual por el hecho de las cosas, no puede
asimilarse a los casos señalados en el Código Civil, la caída de estructuras distintas
a las enumeradas […].


evitar el incumplimiento; y en segundo lugar, si a pesar de haber he­cho lo anterior, la inejecución
igualmente se produce, la resistencia implica sobreponerse para cumplir igualmente, aunque sea
con posterioridad y en una forma distinta de la originalmente pactada. Se trata, en definitiva, de
resistir tanto el hecho mismo –evitar sus consecuencias: el incumplimiento– como sus efectos, es
decir, superar la situación de incumplimiento ocasiona­da por aquél. Sólo mientras se mantenga
la insuperabilidad del hecho en los términos expresa­dos, subsistirá el caso fortuito y sus efectos
exoneratorios.

De esta forma, el hecho será irresistible cuando a pesar de haber empleado la diligencia de­bida,
el deudor no ha podido superar el obstáculo o sus consecuencias, esto es, no ha podido evitar el
incumplimiento o sobreponerse al mismo.

Éstos son los elementos que configuran un caso fortuito, y que verificados permiten al deudor
alegar su falta de responsabilidad por el incumplimiento”.

“Incumplimiento de un contrato y caso fortuito: ¿Cuándo hay exoneración y cuál es su alcance?”,
por María Graciela Brantt Zumarán.

Fuente: http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=LegalLight/
default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/CL_PRAXIS&vid=LNChile:405&dtaid=1986858&docID=

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 87

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Los elementos de la eximente de responsabilidad constituida por el caso fortuito


deben ser probados por quien alega esta dispensa […].
En la responsabilidad cuasidelictual, la voz culpa, negligencia o descuido a
secas, se ha querido referir a la culpa leve […].
En la determinación del lucro cesante se debe estar sólo a las utilidades obje-
tivamente probables y no a las posibles, debiendo considerarse copulativamente los
ingresos de la víctima, su edad, condiciones físicas, competencia, etc., en relación
con el evento de no haberse presentado el hecho dañoso [Juez de Letras y Garantía
de Cochrane, 24 mayo 2003, Rol nº 895-2002, considerandos 8º, 12º, 25º
y 35º].
También debe considerarse si la víctima tuviera una actividad fija permanente
[Corte de Apelaciones de Coyhaique,17 septiembre 2003, Rol nº 2146-2003].
No faltan las consideraciones de hecho y derecho en un fallo de segunda instan-
cia si se trata de una sentencia confirmatoria que reproduce todas las consideraciones
efectuadas por el tribunal a quo […].
No es suficiente para los fines del recurso de casación en el fondo, mencionar
que se habría producido una infracción de leyes reguladoras de la prueba, sin
explicar la forma como se habría producido […].
La regulación del monto a indemnizar por daño moral es facultad privativa
de los sentenciadores del grado, sin que sea posible que por vía de la casación se
modifique” (Corte Suprema, 2 noviembre 2004, Casación en el fondo y forma
“Stuart Powell con Empresa Eléctrica de Aysén S.A.” Rol nº 4498-2003)42.

4) Accidentes producidos por acción u omisión de la víctima


En este caso, se debe tratar de un accidente causado de manera intencio-
nal por la víctima. De lo cual, Gumucio Rivas, desprende que debe tratarse
de un infortunio producido por una impericia profesional, imprudencia e
incluso una negligencia inexcusable del propio trabajador, y añade que, tales

42
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID nº 31340.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

situaciones dan origen a las prestaciones del seguro social. “Si la negligencia
es inexcusable, el trabajador debe ser multado (art. 70), pero no pierde el
derecho a las prestaciones”43.
Jorge Barahona González en su estudio acerca de las cuestiones que se
plantean respecto de la culpa de la víctima en la materia, no es partidario
de aplicar a los Accidentes del Trabajo la graduación de la culpa del artículo
1547 del código Civil, debido a su connotación patrimonial, pues en la res-
ponsabilidad derivada de los Accidentes del Trabajo, también influirían tanto
aspectos legales como aquellos referidos a los principios del Derecho. E indica
que, “la indagación de la culpa de la víctima (el trabajador) puede llevar a la
exoneración. O al menos la atenuación de la responsabilidad del empleador
demandado, bajo estándares que valoren la influencia de la negligencia de la
propia víctima, en la producción del daño.
Los criterios de causalidad deben ser considerados conforme con las mo-
dernas doctrinas sobre imputación objetiva.
La jurisprudencia crecientemente considera la responsabilidad del em-
pleador de una manera objetiva, y minimiza la participación culpable del
trabajador”44.
Dice que sólo se estudia el comportamiento de la víctima de frente a la
pretensión indemnizatoria. Así, concentrándose en el comportamiento que
tuvo la víctima frente al daño y la relevancia que pudo tener en su producción.
A mayor abundamiento, delimita que entre víctima y perjudicado existe una
diferencia conceptual, pues, “la víctima en un accidente del trabajo es quien
sufre el evento, quien [sufre] personalmente la lesión física o incluso moral. En
cambio, el perjudicado es quien se ve dañado o lesionado como consecuencia
mediata del accidente, sin ser quien lo padece personalmente. El art. 69 letra

43
Ob. Cit., pág. 63.
44
“La Culpa de la Víctima en los Accidentes del Trabajo: Dogmática y Jurisprudencia Chilenas”, en
“La Responsabilidad por Accidentes del Trabajo”, Cuadernos de Extensión Jurídica (10), Facultad
de Derecho Universidad de los Andes, Jorge Barahona González y Pedro Zelaya Etchegaray editores,
2005, pág. 153.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 89

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

b) de la Ley 16.744 distingue ambas posiciones, cuando habla de ‘la víctima y


las demás personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño …” 45.
Y para entender la incidencia de la culpa de la víctima, cree prudente ha-
cerlo bajo una metodología que comprenda tanto los deberes del empleador
como del trabajador, repasándolos.
Por parte del empleador, tendrá que tomar todas las medidas necesarias
para proteger eficazmente la vida y salud de sus trabajadores. Exigencia que
debiese llevarlo a tomar las siguientes acciones dentro de su empresa: a) rea-
lizar una evaluación permanente de los riesgos de su empresa; b) definir las
funciones en razón de su peligrosidad; c) seleccionar a los trabajadores de
acuerdo a esta realidad; d) instruir y capacitar a los trabajadores conforme
contingencias advertidas46.
Y cita como ejemplo el siguiente fallo, pronunciado en el caso del acciden-
te de dos personas que se les encomendó la limpieza de ductos posiblemente
tóxicos, que dijo: “Que, resulta así establecida la culpa del empleador, que se
traduce en la inobservancia de su deber de brindar seguridad efectiva a los traba-
jadores demandantes, a quienes expuso a un riesgo en su lugar de trabajo, dejando
de adoptar las medidas de prevención que la prudencia aconsejaba para evitar
un daño posible de prever” (Corte de Santiago, 2 julio 2002.En GJ n° 265).
Otro caso sería el lamentable deceso de un trabajador contratado como
jefe de mantención mecánica, y que regularmente se le encargaba manejar ve-
hículos. Pese a sus constantes reclamos, fue enviado solo a buscar unos ángulos

45
Ibíd., pág. 134.
46
“Pero existen otros deberes del empleador, tales como: e) ofrecer a los trabajadores los equipos e
instrumentos idóneos para operar; f ) mantener sistemas de reacción eficientes y eficaces, en caso
de que se declare una emergencia; g) evaluar permanentemente el estado físico de sus trabajadores;
h) evaluar frente a cada accidente las causas del mismo para evitar su ocurrencia futura; i) respetar
todas las normas legales, reglamentarias e internas, que norman aspectos de seguridad laboral.

Son muchas otras las acciones que deben reconocerse como deberes del empelador, pero creo que
éstas pueden ser las básicas.

Es en este momento en donde debe evaluarse la intervención de la víctima, como se ha dicho,
siempre será un trabajador”. Ibíd., pág. 136.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

metálicos de seis metros cada uno de largo y 75 kilos de peso, al cargarlos en


el pick up de su camioneta, como su vehículo no estaba adaptado para tales
funciones, perdió el equilibrio y cayó al suelo y sobre él cayeron los pilares
que le produjeron una asfixia con resultado de muerte.“ 4°).Que, finalmente,
no consta del proceso que tratándose del traslado de estas especies, la empleadora
haya confeccionado un Reglamento Interno o haya proporcionado instrucciones
precisas y determinadas, por escrito y con conocimiento de sus trabajadores, que
hayan implicado la responsabilidad de éstos en algún tipo de accidente.De acuerdo
con las funciones que cumplía el trabajador, las que iban más allá de lo pactado
contractualmente, según lo reconoce la propia parte demandada, importan que
ésta es responsable de las consecuencias ocurridas en el retiro de mercadería que iba
en directo beneficio de la empleadora, y en el horario de trabajo del occiso” (Corte
de Copiapó, 18 julio 2002, Rol nº1 248. GJ n° 271, pág. 196).
Y en el caso de un trabajador que quedó gravamente herido al manipu-
lar inadecuadamente un coloso, Barahona González dice que la imprudencia
se estimó causada por la falta de capacitación laboral, determinándose por el
fallo, que: “En la causa ha quedado demostrado que el coloso al desengancharse
se deslizó, lo que significa que el conductor del tractor, empleado del demandado,
no tomó las medidas necesarias para que ello no ocurriera, demostrando falta de
pericia, pero además, falta la capacitación laboral lo que motivó el accidente, siendo
sus consecuencias, entonces producto de la carencia de elementos de seguridad; todo
tanto lo primero como lo último es de responsabilidad del empleador, de índole
contractual, ya que la obligación nace del contrato, por remisión de la ley” (Corte
de Apelaciones de Talca, 15 septiembre 2003, Rol n° 1926, considerando
6°). Siendo la doctrina que se puede extraer del fallo, sumamos nosotros, la
siguiente: “La circunstancia que se alegue que el actor estaba contratado sólo para
ciertas labores, no exime al empleador de su obligación de tomar todas las medi-
das de seguridad que la actividad productiva que desarrolla exija. Por ende, aun
cuando se aceptare que la labor del trabajador era sólo la de abonar un terreno,
aplicando la experiencia, que es propia de la apreciación conforme a las reglas de
la sana crítica, el empleador debió prever la posibilidad de accidentes, tomando
medidas de seguridad al respecto.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 91

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En todo contrato de trabajo se distinguen tres contenidos: el jurídico instru-


mental, el patrimonial y el ético jurídico, siendo dentro de este último donde se
ubica la protección que debe todo empleador a sus trabajadores, lo que tiene sustento
legal en el artículo 184 del Código del Trabajo.
El artículo 184 del Código del Trabajo, le impone al empleador la obligación
de mantener las condiciones adecuadas de seguridad en las faenas y de proporcio-
nar ‘implementos necesarios’, lo que implícitamente comprende, la indispensable
obligación de capacitación, debiendo relacionar, adecuadamente, el artículo
mencionado, con la disposición 179 del mismo compendio legal, en cuanto la
empresa es responsable de la capacitación ocupacional de sus trabajadores con el
fin de permitirles mejores ‘condiciones de vida’. De esta manera, un accidente del
trabajo puede producirse por la falta de capacitación de los encargados de manejar
ciertas máquinas involucradas en el proceso productivo, que por su falta de pericia
provocan daños a terceros trabajadores”.
En corolario a su exposición, Barahona González, destaca la importancia
de considerar la posibilidad que el daño pueda ser causado por la propia
imprudencia de la víctima, pues, no existiría manera de evitarlo.“En cual-
quier empresa, por altos que sean los niveles de control, no puede evitarse la
acción intencional del trabajador, y de hecho la ley sanciona esta conducta, por
un lado en el art. 5° de la Ley 16.744, para excluir como accidente del trabajo
los causados ‘intencionalmente por la víctima’ y, por otro, para sancionar al
trabajador con una multa, cuando el accidente del trabajador o la enfermedad
profesional ocurre debido a una ‘negligencia inexcusable’ del propio trabajador.
Queda nítido, entonces, más allá de los deberes generales de prudencia,
la ley de accidentes del trabajo deja afuera a los accidentes intencionales y al
que demuestra ‘negligencia inexcusable’”47.
La culpa de la víctima como factor de exoneración o de atenuación
de la responsabilidad en un Accidente del Trabajo. Del principio básico
contenido en el artículo 2330 del Código Civil, Jorge Barahona González
entiende que los elementos a reconocerse en un hipotético comportamiento

47
Ibíd.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que haya producido el daño por parte de la víctima de un accidente laboral,


sea como atenuante o que exonere de responsabilidad al demandado, serían
los siguientes: “a) un comportamiento activo imprudente de la víctima; b)
comportamiento que debe tener la virtualidad de construirse en causa exclusiva
del daño; c) o alternativa que el comportamiento de la víctima, sin ser causa
exclusiva del daño, al menos concurra a producirlo”48.
Asimismo, precisa la inconveniencia de hablar de “culpa” de la víctima,
ya que aquélla es la noción de imputabilidad del demandado que debe satis-
facer la pretensión indemnizatoria. De hecho, el Código habla de “exponerse
imprudentemente”, “con lo cual lo que quiere decir es que efectivamente se
trata de un comportamiento desviado”49.
Afirmando que en materia de Accidentes del Trabajo, el hecho irresponsa-
ble o culpa de la víctima cuenta con ciertos elementos específicos, tales como,
la cuestión causal misma y la detección de la imprudencia del trabajador.
Y será en virtud del vínculo de subordinación y dependencia que podrá
afirmarse “la posición de garante en que se encuentra el empleador no sólo del
comportamiento de sus trabajadores, sino que de los comportamientos y habi-
lidades que ellos puedan tener para desarrollar sus actividades laborales: cobra
aquí particular y especial relevancia la capacitación laboral y profesional”50.
Un ejemplo de lo expuesto, nos parece aquel caso de aquel accidente
concausado entre el obrar temerario del actor y las insuficientes medidas
de prevención y de entrenamiento adoptadas por la empresa demandada.
Procedencia de daño moral. “Corresponde acoger en lo principal la deman-
da interpuesta por el dependiente damnificado, quien había sufrido lesiones en
una de sus manos como consecuencia de un accidente de trabajo, cual se produjo
cuando el dependiente realizó una maniobra en forma inadecuada, al intervenir
manualmente el sistema de arrastre de una máquina al momento en que esta
última aún estaba en movimiento, para lo que en realidad debió haber utilizado

48
Ibíd, pág. 138.
49
Ibíd.
50
Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 93

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

un gancho metálico. Sin embargo, las medidas de prevención y de entrenamiento


adoptadas por la empresa demandada resultaron insuficientes para eximirse de la
citada responsabilidad. […]
En la especie, el accidente laboral fue concausado por el obrar temerario del
trabajador -en el caso, el trabajador dañó su mano al intervenir manualmente el
sistema de arrastre de una máquina al momento en que esta última aún estaba
en movimiento-, es decir, su exceso de confianza en tareas que involucraban su
producción y, asimismo, el siniestro obedeció a las insuficientes medidas de preven-
ción y de entrenamiento adoptadas por la empresa accionada, por consiguiente,
la demandada debe indemnizar al dependiente por el daño moral sufrido como
consecuencia del infortunio laboral” (Corte de Concepción, 9 julio 2009, In-
validación de Oficio “Carrillo con CM Maderas Ltda.”, Rol nº 13-2009)51.

51
“En lo principal de su presentación de fs. 215 y siguientes, el abogado [de] la demandada, deduce
recurso de casación en la forma en contra de la sentencia definitiva de 21 de noviembre de 2008,
-que acogió la demanda de fs. 5 y siguientes, por indemnización de perjuicios en procedimiento
ordinario laboral- a fin que esta Corte de Apelaciones, acogiéndolo, la invalide y dicte, acto continuo
y sin nueva vista, la correspondiente sentencia de reemplazo, que revocando la de primera instancia,
rechace la demanda, con costas.

Afirma al efecto el recurrente que la sentencia de que se trata adolece del vicio del numerando
cuarto del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, ultra petita, al haber dado más de lo
pedido por las partes y haberse extendido a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin que
existiera facultad de obrar de oficio, por cuanto en su considerando 23° se regula indemnización
por daño patrimonial la suma de $ 8.000.000, en circunstancias que ella no fue pedida en
la demanda, en la que únicamente se pidió el pago de una indemnización por daño moral.
[…]. Primero: Que, de la revisión de lo petitorio de la demanda de lo principal de fs. 5
y siguientes se comprueba que el actor, por los fundamentos que expuso, solicitó solamente
indemnización por daño moral por la cantidad de $50.000.000, y que la sentencia impugnada,
en su resuelvo I, efectivamente, fijó indemnización por concepto de daño patrimonial -que se
estima en la suma de $8.000.000 (ocho millones de pesos)-, según se consignó expresamente.
Segundo.- Que, en tales circunstancias, se ha patentizado en la especie el vicio de casación contemplado en el
numerando 4° del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, por haber sido dada la sentencia extra petita.
Por estos fundamentos, las disposiciones legales citadas y lo prevenido también en los artículos 764 y
siguientes y 786 inciso 3°, todos del Código de Procedimiento Civil, SE HACE LUGAR al recurso de
casación en la forma intentado en lo principal de la presentación del demandado de fs. 215 y siguientes,
y, en consecuencia, se invalida la sentencia definitiva de primer grado, […].Téngase por no interpuesto
el recurso de apelación del primer otrosí de la presentación de fs. 215”.

Fuente http://microjuris.cl/ MJJ20496.

94 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Debe considerarse que el actor se expuso imprudentemente al daño al ejercer


funciones para las que no estaba capacitado, situación que sólo se tendrá presente
para los efectos de regular la indemnización por daño moral de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 2330 del Código Civil, mas no para eximir de respon-
sabilidad a las empresas demandadas” (Corte de Antofagasta, 31 julio 2010 
“González Corrotea con Marineer Zona Franca S.A. y otra” Rol nº 08-2010).
  Respecto a la “cuestión causal”, el autor estima conveniente que la im-
putación de los infortunios que hemos dedicado en este trabajo se asocien a
los criterios de la “imputación objetiva” del Derecho Penal”. De otra manera,
“no parece conveniente aplicar en materia de responsabilida civil por accidentes
del trabajo los criterios de causalidad corrientes, es decir la condictio sine qua
non, y que siguen imperando en nuestros tribunales [en este sentido, Corte de
Concepción, Rol n° 1892-2001, considerando 13°], porque resultan exagera-
dos, y pudiera llevar la responsabilidad hasta niveles que no son razonables”52.
Además cree en lo prudente que resultaría plantearse el problema de la
causalidad como normativo y no contractual, “donde el empleador, que asume
un deber de seguridad frente a sus trabajadores, debe contar con la colabora-
ción de éstos, en un contexto de riesgo y, por lo mismo, en donde no debieran
serle objetivamente imputados al empleador aquellos daños que escapen del
ámbito o esfera en que opera la empresa. Los riesgos más obvios la misma ley
se encarga de precisarlos: los daños intencionales de la propia víctima y los
que provengan de caso fortuito”53.

52
Ob. Cit., pág. 139.

El texto de la jurisprudencia citada, sería el siguiente: “existe esta relación de causalidad cuando,
suprimido un acto de voluntad humana, deja de producirse el resultado concreto. En otros términos,
que el resultado sea determinado por la acción u omisión. Si la empresa hubiera adoptado todas las
medidas necesarias para dar seguridad efectiva a su trabajador, manteniendo en condiciones eficientes
el material rodante, o sea, suprimida su omisión, no habría sido necesaria la intervención manual
del actor para movilizar los carros y, en consecuencia, éste no habría resultado lesionado. Luego, ha
existido una concatenación causal necesaria para responsabilizar a la empresa Ferrocarril del Pacífico
S.A. (Fepasa)”.
53
Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 95

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Con todo, el Juez tendrá que tener la suficiente sensibilidad -quedando a


la prudencia del Juez, conforme a su potestad privativa de apreciar los hechos-
para captar cuál es el riesgo permitido en la empresa a fin de no imputarle
daños aún más gravosos.
Sin embargo, es evidente que para nuestra Corte Suprema la cuestión
causal todavía sigue siendo una materia de hecho que, por lo mismo, queda
entregada enteramente a los jueces del fondo.
Y para demostrar su tesis, se detiene en el caso de un trabajador que murió
electrocutado en la ruta U 55 de Osorno, mientras despeñaba faenas de ins-
talación de líneas y redes eléctricas. Por su parte, el fallo de la Corte Suprema
dijo que: “Que, en el fallo recurrido se estableció como hecho, en lo pertinente, que
la empresa demandada no adoptó las medidas de seguridad necesarias para evitar
el riesgo, en especial, la normativa reglamentaria que se indica en el fundamento
decimoséptimo del fallo de primer grado.
Cuarto: Que, según del escrito en que se contiene el recurso, éste pretende
alterar los hechos establecidos soberanamente por los jueces de fondo [artículos
2320, 2329 y 2330 del Código Civil], sin que las normas legales invocadas como
infringidas revistan el carácter de leyes reguladoras de la prueba motivo por el cual
tales hechos resultan inamovibles, lo que conduce al rechazo del presente recurso.
Quinto: Que, por lo razonado se concluye que el recurso en análisis adolece
de manifiesta falta de fundamento, lo que determina su rechazo en esta etapa de
tramitación. Por estas consideraciones y normas legales citadas, se rechaza el recurso
de casación en el fondo deducido por el demandado”.
Y del considerando 4º de la sentencia de apelación se lee que la víctima,
de 21 años de edad, carecía de la formación técnico profesional respecto de los
trabajados que realizaba, era un simple obrero sin la calificación requerida, y
que sus superiores tampoco la vendrían, él sólo cumplía órdenes, razón por la
cual, no puede estimarse que la víctima hubiera podido exponerse al daño y
consecuencialmente no se puede aplicar en este caso lo señalado en el artículo
2330 del Código Civil (Corte de Valdivia, Rol nº 13186-2002).

96 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De este fallo, Barahona González ha comentado: “como se puede apre-


ciar, la Corte de Apelaciones habría aplicado un criterio regido de causalidad,
la conditio sine qua non a una omisión, y en el fallo de la Corte Suprema se
estima que esta valoración es inmodificable por la vía del recurso de casación
en el fondo”54.
Sin embargo, el autor se detiene en un fallo que siguió un criterio muy
distinto, y que reconoció el carácter mixto de la cuestión civil. O sea, que
el análisis causal envuelve tanto aspectos normativos como fácticos, lo que
permite sostener la posibilidad de revisar la calificación causal por la vía del
recurso de casación en el fondo.
“Quinto: Que, la responsabilidad por culpa supone una infracción a un
deber de cuidado, de modo que la calificación reparatoria tiene por condición que
el responsable haya incurrido en un hecho ilícito y de modo que por contravenir
dicho deber de cuidado, el autor del hecho debe reparar los daños resultantes. En
este contexto, se plantea un problema de atribución de los daños al hecho, si a
pesar de haberse realizado un acto que civilmente es ilícito, no existe, sin embargo
relación entre el daño y el equívoco fin protector de la norma.
Sexto: Que, con todo, la causalidad es una cuestión estrictamente de hecho
en su primer aspecto el naturalístico, esto es, entendido como condición necesaria

54
Y, en cuanto a lo hechos conocidos por el tribunal de primera instancia, se dijo: “Debido al giro
propio de la demandada, del conocimiento, experiencia y especialidad de sus órganos ejecutores y en
especial de las actuaciones de sus empelados, es posible inferir, que, de haber actuado de otra manera, se
habrían evitado los sucesos de autos. Teniendo en cuenta los estándares generales que deberían imperar
en una empresa que dentro de su giro el principal es el de trabajar en la distribución y comercialización
de la energía eléctrica; es dable suponer que a la demandada le era razonablemente exigible actuar de
otra forma, lo anterior dado la proximidad de un cruce paralelo con otra empresa y habida consideración
de que existe una normativa vigente que está creada para evitar situaciones como ésta, agravada por
el hecho de que se sabía con anterioridad de que entre las obras habría cruces de líneas aéreas y por la
inexistencia de una actitud de real supervisión que se condiga con los títulos de los supervisores. Así, la
demandada incurrió en una conducta omisiva, hizo menos de lo que le correspondía hacer en tanto
persona jurídica dedicada al giro eléctrico; configurándose a su respecto, una actitud negligente, pues
no reconoció la posibilidad del resultado dañoso, conducta sancionada en el artículo 2329. La mayor
abundamiento existió culpa contra legalidad, esto es, su actuar fue antirreglamentario al no cumplir
con la norma N.S.E.G. 5 E. N71” (3er. Juzgado Civil de Osorno, Rol nº 25.646).

Ob. Cit., pág. 141.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 97

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de responsabilidad; pero la atribución normativa del daño al hecho ilícito (daño


directo) encierra elementos y aspectos de derecho y, como tal, es susceptible de ser
revisado por la Corte Suprema mediante el presente recurso de casación en el
fondo.[…]
Octavo: Que, al estimar, en consecuencia, los jueces recurridos que el error del
banco demandado al verificar el domicilio del cuentacorrentista no puede consi-
derarse como un hecho doloso o culposo que haya causado daño, evidentemente ha
incurrido en un error de derecho en cuanto a la atribución normativa del daño al
hecho ilícito, equívoco que ha influido de manera sustancial en lo dispositivo del
fallo recurrido, desde que condujo al rechazo de la acción resarcitoria intentada,
pues de obrar interpretando correctamente el artículo 2314 del Código Civil, en
los términos ya indicados, los sentenciadores habrían debido confirmar, en todas
sus partes, la sentencia de primer grado” (Corte Suprema, 26 enero 2004, Rol
nº 2947-2002).
Y en cuanto a la culpabilidad de la víctima, Barahona González, cree que
debe indagarse su comportamiento dentro de los parámetros de que su hecho
dañoso sea cotejado con el comportamiento del empleador, quien haya actuado
con su mejor esfuerzo para controlar la imprudencia de sus trabajadores55.
La segunda cuestión a indagar sería la referida al tipo de trabajo que des-
empeñaba el trabajador accidentado.
Otro aspecto estaría en el estado de los equipos y maquinarias, que son
de cargo del empleador.

55
“Es evidente que la imprudencia de la víctima en el marco de un accidente del trabajo debe ser
contrastada con la actuación de su empleador, básicamente porque sobre éste recae la seguridad
en el trabajo, y por lo mismo […] el empleador no sólo debió prever o precaver los accidentes que
podrían producirse en su empresa, y en función de ellos capacitar a sus trabajadores.

Puede pensarse, así, que muchos accidentes, en que la víctima ha contribuido imprudentemente
a causarse un daño, deben en principio atribuirse al propio empleador que no ha capacitado
adecuadamente a sus trabajadores. Por lo mismo, deberá el empleador acreditar que él ofreció
al trabajador la debida instrucción y capacitación a que el trabajador efectivamente asimiló la
capacitación recibida”. Ob. Ci., pág. 142.

98 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En cuarto lugar, apunta a la adecuada “vigilancia del trabajador”, cuando


sea posible.
Finalmente, habría que observar el grado de obediencia del trabajador,
o sea, si siguió o no las instrucciones de operación, en la medida que tales
instrucciones fueran asequibles, claras, y el trabajador estuvo en posición de
seguirlas.
Añadiendo el autor que, todos los elementos mencionados, podrían
conspirar en contra del empleador a la hora de enervar su responsabilidad.
“El límite, aparte del dolo o intención de causarse el daño en que pude
incurrir el trabajador, sería una actuación o conducta incontrolable por parte
del empleador, por los que los extremos girarán, por un lado, en acreditar
que el trabajador incurrió en una imprudencia gruesa no atribuible a falta de
capacitación o información y, por otro, en que el empleador tuvo forma de
controlarla”56.
Y nuevamente, cita el mismo fallo de la Corte de Apelaciones de Concep-
ción, el cual, apela a un principio de ‘primacía de la realidad y de la experiencia’,
para justificar la acción imprudente. Y cita como ejemplo el motivo 15º57,
estimando que, en él se exagera con la doctrina mencionada “hasta llevarla a

56
Ibid.
57
“15º. Que, conforme a lo razonado precedentemente, no ha existido exposición imprudente de la víctima
al daño, por lo que no puede aplicarse reducción de la responsabilidad civil de la demandada, debiendo,
en consecuencia, ésta reparar el total del daño causado.

La apreciación del daño estará sujeta a reducción sólo si la víctima se expuso “imprudentemente” a
él, de modo que para que proceda la reducción es necesario que la acción u omisión de la víctima sea
culpable, ilícita. La acción ejecutada por el demandante, con lo señalado en esta sentencia, no puede
así calificársela.

La acción del actor que le ocasionó las lesiones, no obstante lo alegado por la empresa demandada, no
fue el resultado de su actuar imprudente ni negligente. Para ello es preciso considerar ciertos principios
que rigen las relaciones laborales, como el de primacía de la realidad y el de la experiencia, los que
llevan a concluir que el actor dependiente de la empresa demandada se vio obligado a actuar frente a
los desperfectos de los carros que operaba, debiendo movilizarlos del lugar a como diera lugar, ya que
estaban obstaculizando las vías transversales de circulación y el tránsito de los otros carros de la empresa
que debían entrar al recinto antes de las 08:00 horas del día de los hechos, y el no hacerlo habría
significado un reclamo en su contra”(Rol nº 1892-2001).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 99

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

límites intolerables, porque el deber de actuar y el susto de la reprimen que


puede tener el trabajador no le impiden su deber de actuar razonablemente’ ”58.
Por nuestra parte, insertamos en este tema un caso de mera culpa del traba-
jador, y en que operó una casualidad no atribuible al empleador. “Corresponde
rechazar el recurso de nulidad interpuesto por el trabajador fundado en la causal
contemplada en el artículo 477 del Código del Trabajo, esto es, haberse dictado la
sentencia definitiva con infracción de ley, y confirmar la sentencia que desestimó
la demanda de indemnización de perjuicios por accidente del trabajo, ya que el
trabajador accidentado no acreditó cuál fue la norma de seguridad que habría
sido omitida por el empleador demandado, ni la modificación de funciones o falta
de capacitación que habrían determinado la torcedura de uno de sus pies. Por esta
razón al no haberse justificado el incumplimiento de alguna obligación
encaminada a proteger la vida y la salud del trabajador y no existiendo
antecedentes que den cuenta de omisiones imputables al empleador, sólo
cabe concluir que el accidente que sufriera el demandante fue producto de
una casualidad, en la cual no tuvo responsabilidad el empleador” (Corte
de Valparaíso 20 octubre 2009, Recurso de Nulidad “Sepúlveda Aguilar con
Agencia de estiba y desestiba Jorge Carle y Cía Ltda.”, Rol nº 383-2009)59.

58
Ob. Cit., pág. 143.
59
“Cuarto: Que, con respecto a la primera causal invocada [artículo 477 del Código del Trabajo],
corresponde señalar que, como lo indica el sentenciador de primera instancia, en el razonamiento
séptimo, no se ha acreditado por el demandante, cuál sería la norma de seguridad en el desarrollo de
las funciones que realizaba él mismo, que habría sido omitida por el demandado, ni la modificación
de funciones o falta de capacitación que habrían determinado la producción del accidente del trabajo,
correspondiéndole la prueba de la existencia de esta obligación al mismo demandante. Que, corresponde
acotar al respecto que, para que pueda alegarse falta de cumplimiento de alguna obligación, incumplida,
encaminada a proteger eficazmente la vida y la salud de los trabajadores, se hace necesario, previamente,
que, quien lo requiere, anote cuál es la obligación incumplida, supuesto que el demandante no ha
señalado ninguna al respecto y el demandado estima no existe tal supuesto incumplimiento.

Quinto: Que, a los efectos de establecer incumplimiento, se hace necesario el justificar, antes que nada
cuál sería la norma supuestamente incumplida, que al haber sido observada, habría determinado la no
producción del accidente, no bastando para ello el hacer una declaración de carácter amplio, al respecto,
so protexto que corresponde al empleador justificar su buen desempeño, en este orden de cosas.

Sexto: Que, por otro lado, corresponde señalar que el sentenciador de primera instancia, en los
razonamientos tercero a séptimo, analiza, acuciosamente, toda la prueba rendida, de lo que deduce que
no se acreditó que el accidente producido se hubiere dado por no contar o haber dispuesto el demandante

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En cuanto al “estándar de culpa que responde el empleador”. Cier-

de las adecuadas medidas de seguridad, en el desarrollo de las faenas o por modificación de funciones o
la falta de capacitación del demandante, lo que lo lleva a rechazar la demanda.

Séptimo: Que, de esta forma, al no haberse justificado incumplimiento de alguna obligación encaminada
a proteger la vida y la salud del trabajador y no existiendo otros antecedentes que evaluar en este sentido,
sólo cabe concluir que el accidente que sufriera el demandante, fue producto de una casualidad , en la
cual no tuvo responsabilidad el empleador.

Octavo: Que, a mayor abundamiento, corresponde señalar que, como el mismo demandante lo señala, al
tomarse de los alambres de los ganchos de la maniobra, para desengancharla, pisó con su pierna derecha
el tubo del gancho, doblándose éste, pasando a llevarla, la que se le dobló. Que, asimismo, según la ficha
Informe Médico del Instituto de Seguridad del Trabajo, el demandante presentaba desde antes del año
2004, del año 1990, antecedentes de meniscectomía de rodilla izquierda aguda traumática secundaria
por accidente laboral, sin que se haga mención alguna a lesiones o requerimientos de intervenciones
en su rodilla derecha, que es precisamente la que señala haberse dañado mientras laboraba para la
demandada. Que, de la misma manera como lo señala el demandado, a raíz de la declaración del
demandante en el sentido de que se torció un pie, tal circunstancia no tiene relación alguna con las
medidas de seguridad que adopta la empresa en las faenas, las que por lo demás, son supervigiladas por
la autoridad marítima en terreno.

Que, de conformidad a lo razonado, corresponde desestimar esta causal del recurso de nulidad.

Noveno: Que, en lo relacionado con la segunda causal invocada, esto es, la contemplada en la letra b)
del artículo 478, del Código del Trabajo, […], cabe señalar que tampoco se indica, por el recurrente,
cuál sería la norma sobre la apreciación de la prueba conforme a las reglas de la sana crítica, que
habría sido vulnerada por el demandado, toda vez que el recurrente se limitaba a copiar el texto de las
disposiciones, supuestamente conculcadas y del artículo 456, atinente a la sana crítica, sin pormenorizar
en el tema. En efecto, de los antecedentes reunidos, las declaraciones de testigos y demás, se desprende
claramente la justicia del razonamiento de la magistrado de primera instancia que en forma clara y
precisa, concluye que ‘no habiéndose acreditado por el actor que el accidente sufrido hubiese ocurrido
por no contar con las medidas adecuadas de seguridad en el desarrollo de las faenas o por modificación
de las funciones y falta de capacitación, la presente demanda será rechazada’. Que, al respecto cabe
señalar que no se señala por el recurrente cuál serían de estas normas las conculcadas, supuesto que
la disposición del artículo 456 se refiere a las razones jurídicas y las simplemente lógicas, científicas,
técnicas o de experiencia en cuya virtud se les asignó valor o se las desestima, de tal forma que la mera
aseveración de haberse incurrido en violación de dichas normas o principios, no basta por sí sola, para
justificar la existencia de la causal invocada, de una entidad suficiente como para impedir que el examen
conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador. Que, por ello es procedente también
desestimar la concurrencia de esta causal.

Y atendido lo razonado precedentemente se declara sin lugar el recurso de nulidad interpuesto”.

Pronunciada por los Ministros Sr. Rafael Lobos Domínguez, Sra. María Angélica Repetto García
y Abogado Integrante Sr. Waldo del Villar.

Fuente: http://microjuris.cl/ MJJ21766.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 101

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tamente que existen fallos que se refieren a la culpa levísima, sin embargo,
Barahona González dice que, estimo que el estándar de comportamiento de
las partes no debiera reconducirse al artículo 1547 del Código Civil, que ha
sido estructurado para una relación de carácter patrimonial. Por ello, no parece
razonable exigir que el empleador responda de culpa levísima, que es una forma
elegante, si se quiere, de hacerlo responder de toda culpa.
Es el criterio que emana del siguiente fallo: “8º.- Que, en autos, la de-
mandada ha demostrado fehacientemente que el trabajador realizó una maniobra
defectuosa y errónea, posibilitando con su conducta la explosión que causó sus
lesiones. Sin embargo, no ha podido acreditar que la maniobra riesgosa del actor
haya sido debidamente supervisada o controlada por una persona a cargo de la
misma y esta omisión comprometió la seguridad de la operación. Este solo dato es
suficiente para establecer la responsabilidad de la empresa pues el grado de culpa
de que responde se asimila al de levísima, es decir, la falta de aquella esmerada
diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios
importantes, tomando en cuenta que el deber de seguridad que la ley y el contrato
comprometidos en su obligación, importan la vida, la integridad física y síquica
del trabajador:
9º.- Que, de este modo, se dará curso a la indemnización por daño moral pero
su apreciación se sujetará a reducción por cuanto hubo una exposición imprudente
al daño, de acuerdo al informe del Comité Paritario de la Empresa. En lo que
concierne a lucro cesante y daño emergente, la prueba en autos es insuficiente
para discernir montos. Debe dejarse constancia que el Tribunal en la audiencia
correspondiente a la vista de la causa, observó las secuelas de la lesión del actor,
constatando que deambula sin dificultad. Atendido, además, lo dispuesto en los
artículos 465, 468 y 473 del Código del Trabajo y 2330 del Código Civil, se
revoca la sentencia apelada […] y en su lugar se declara que se rechaza la excep-
ción de prescripción y se da lugar a la demanda […], sólo en cuanto se acoge la
indemnización por daño moral, condenándose a pagar a la Empresa Constructora
A.P.F. Limitada, […] a pagar la suma de $4.000.000 (cuatro millones de pesos)
desestimándose el libelo en lo que respecta a las indemnizaciones por daño emer-
gente y lucro cesante, sin costas por no haber sido totalmente vencido” (Corte de
Santiago, 29 agosto 2003, Apelación “Maldonado Curinao con Constructora

102 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

A.P.F. Ltda.”, Rol nº 7245-2002. GJ nº 278, pág. 284). En este mismo senti-
do, Corte de Concepción 5 marzo 2008, Rol nº 502-2007; Corte Suprema, 9
enero 2003, Rol nº 3377-02; y Juzgado del Trabajo de Antofagasta, 26 agosto
2009, RIT-O-49-2009).
Y dice el autor que, lo verdaderamente importante en materia de seguridad
laboral es la concurrencia de dos elementos, que configuran toda actuación
imprudente o negligente. Por un lado la posibilidad de prever un evento o
efecto dañoso y, por otro, la evitabilidad de tal evento que sea funcional al
nivel de riesgo esperado60.
Y considera como un caso extremo los motivos 4º a 7º de la sentencia
de la Corte de Concepción de fecha 25 octubre 2004 (Rol nº 1750-2003)61.

60
Ob. Cit., pág. 144.
61
“4º. Que examinados los antecedentes allegados al proceso conforme a las reglas de la sana crítica, los
sentenciadores arriban a la conclusión que el patrón demandado no logró probar de modo suficiente
haber adoptado todas las medidas necesarias para proteger la vida de su trabajador.

En efecto, en orden a lo dicho, el accidente era del todo previsible, según se verá.

En primer lugar, con referencia al sitio, condiciones y tiempo en que se realizaba el trabajo a cargo del
equipo de tarea que integraba el actor.

El sitio de tarea era un descampado, al interior de la parcela El Sauce, en un costado de la Ruta 5 Sur, 8ª
Región. El trabajo era en altura, cerca de cables eléctricos, con uso de varillas metálicas de cuatro metros
de largo.La faena se desarrollaba el día 30 de abril de 2002, que corresponde a la estación de otoño,
de paso al invierno. Estas circunstancias no han sido discutidas por las partes y aparecen reconocidas
en sus escritos respectivos y absolución de posiciones que ambas produjeron.

5º. Que ahora bien, en esta región (8ª Región) del sur del país, el viento es un fenómeno atmosférico
esperable con el que se debe contar, en especial para faenas a cielo descubierto.

Aparte de ello, el viento, también la lluvia y los demás meteoros, pueden conocerse con días de anticipación
a través de los medios informativos todos, y por la red Internet. Se pronostica incluso la velocidad del viento.

Pero, como se sabe, los anuncios del tiempo no tienen la exactitud de una ciencia, sólo su arte y su método,
por lo que dentro de un pronóstico de velocidad moderada del viento, resulta esperable un ventarrón o
racha muy fuerte de viento.

Enseguida, dentro del equipo de tarea (3 trabajadores) específicamente el demandante Rubén Flores,
manipulaba varillas (2) metálicas en presencia cercana de cables eléctricos de alta tensión en la faena
de ejecución.

En las precisas condiciones pre anotadas se produjo el accidente en estudio que el demandado, tras
advertir que había provisto a sus trabajadores de todos los elementos necesarios para realizar su labor
en forma segura, sin riesgos para él ni para sus compañeros de labores, señalando que tales implementos

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Distribución de la Culpa cuando interviene el hecho o culpa de la


víctima conjuntamente con la del empleador. Los criterios usados por la
jurisprudencia han sido subjetivos y sin atender a pautas claras.“Parece más
razonable intentar descubrir la intensidad causal de cada comportamiento res-

estaban constituidos por zapatos de seguridad, casco, guantes con aditivo de goma, arnés con cuerda de
vida, antiparras y ropa apropiada, imputa y atribuye al trabajador demandante, apuro e imprudencia
en la realización de la faena, factores, dice, que fueron determinantes en la producción del accidente,
explicando al efecto que el actor no se puso el arnés, que habría evitado su caída y las fracturas que sufrió;
y que ejecutó la maniobra de introducir la lanza o varilla dentro de uno de los pliegues de la tela del
letrero que instalaba en forma contraria a la prevista, circunstancias todas éstas que favorecidas por el
ventarrón que repentinamente se levantó, provocó que se levantara la tela y que la lanza impulsada por la
tela hiciera contacto con los cables de electricidad a unos 3 metros de distancia (fojas 20) cayendo al suelo.

6º. Que, se echa de menos en el proceso un informe técnico sobre las medidas de seguridad que debieron
adoptarse para la ejecución de la obra de instalación de un letrero de publicidad caminera. Sin embargo,
puede observarse que principalmente y siendo conocida la circunstancia que el trabajo debía ejecutarse
en altura, próximo al tendido de cables de alta tensión, lugar determinado de antemano por la existencia
de un contrato para su exhibición con el dueño de la parcela en donde se procedía a su instalación, debió
como medida de máxima seguridad emplear varillas no conductoras de electricidad como las metálicas
que manipulaba el trabajador demandante y que constituyeron el nexo determinante en la causación
del accidente laboral (ver declaración de accidente del trabajo que hizo el empleador a fojas 25 y 26).

El patrón demandado, al ser consultado sobre la posibilidad de haber programado el trabajo utilizando
varillas de un material no conductor de electricidad, respondió, que se sabía que había que cambiar
la tela con los materiales que había (absolución de posiciones fojas 60, pliego en fojas 51 articulación
8ª).

La respuesta señalada admite tácitamente que existía la posibilidad consultada, pero que el trabajo
había que hacerlo con los materiales de que se disponía. Ello quiere decir, con el riesgo incorporado que
representaba el empleo de varillas conductoras de electricidad, riesgo que se hizo efectivo.

Conviene señalar, que las lesiones resultantes del accidente (certificado médico de fojas 28) no han sido
discutidas, debiendo tenerse en cuenta en este punto que las lesiones provinieron de la descarga eléctrica
(quemaduras eléctricas) y que la descarga eléctrica determinó la caída del trabajador que le produjeron
otras lesiones.

7º. Que, el deber de protección u obligación general de seguridad (artículo 184 Código del Trabajo)
importa para el empleador actuar con la debida diligencia parar evitar la producción del daño, diligencia
que se identifica con el sumo cuidado, al grado de culpa levísima a que se refiere el artículo 44 del Código
Civil, no sólo porque la ley manda que el empleador tome todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y la salud de los trabajadores, sino principalmente por la naturaleza de los intereses
que la ley pretende proteger, que no son de carácter pecuniario sino propios de la naturaleza humana
de todo trabajador (Gaceta Jurídica 223, pág. 209 y R.D. y J. Tomo XCVII, 2ª P. sec. 3ª, pág. 152)”.

Proveído por las Ministros en propiedad de la Iltma. Corte señoras Sara Herrera Merino, Isaura
Quintana Guerra y María Leonor Sanhueza Ojeda.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

pecto del hecho y, conforme con ello, establecer los grados de responsabilidad
para determinar el resultado”, dice Barahona González62.
En su mirada a la jurisprudencia dice que, ella ha ido perfilando una res-
ponsabilidad por accidentes del trabajo crecientemente objetiva. Razón por la
cual, estima como muy raros los casos en donde la intervención culpable de la
víctima es considerada como un factor excluyente o atenuante de la responsa-
bilidad de la demandada. Y fija los siguientes criterios basados en la casuística.
Entre aquellos casos en que se rebajó la indemnización, cita el de la mezcla-
dora de caucho usada como moledora de carne, ya que, la víctima fue enviada
a alimentar los perros del dueño, y como estaba muy duro el alimento, usó la
máquina que le trituró la mano a la altura de la muñeca. Sentencia de la cual
destaca el motivo 25º que dice:
“Que, el empleado demandado […], no ha desvirtuado la presunción de culpa
que lo alcanza. Ahora bien, demostrada la existencia de un accidente mientras el
actor se desempeñaba bajo las órdenes de la demandada en un trabajo que le había
sido encomendado y con ocasión de él, sin que éste pueda imputarse a una acción
voluntaria de la víctima a un caso fortuito en relación con el trabajo, la empleadora
debe responder. En todo caso, se tendrá presente para los efectos correspondientes el
alto grado de imprudencia observado por el actor al manipular una máquina sin
estar capacitado para hacerlo”.
Entre las defensas aducidas por el empleador, se encontraba aquella refe-
rida al engaño del cual había sido víctima, ya que, el trabajador se declaraba
un experto en su oficio; también, adujo que presentó un curso de seguridad
industrial, y que los demás empleados le dijeron a la víctima que no usara
la máquina porque era peligrosa, y que pese a todo ello, usó la máquina sin
orden de nadie dada su capacidad técnica que dijo tener. Según el fallo, entre
los agentes causantes del daño estaría el uso de guantes inadecuados, como
la postura insegura de una de la manos del actor, lo cual se vio agravado por
la falta de conocimiento del trabajador en la manipulación de la máquina

62
Ob. Cit., pág. 146.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

-alargadora de caucho por medio de rodillos metálicos y que los planchaba- y


cuya función no era moler alimento para perros.
Otro caso destacado por Barahona González es el de un accidente en el
cual, antes de iniciar la faena, el trabajador no verificó que los andamios es-
tuviesen bien armados, ni se colocó cinturón de seguridad, pero que el actor
no tuvo una supervigilancia auténtica en el desarrollo de sus labores. A raíz de
tal contingencia, el trabajador sufrió un politraumatismo, que le dejó como
secuelas dolor lumbar crónico, rigidez parcial del tobillo derecho y muñeca
izquierda, resultando con un grado de incapacidad del 22,5%. Y se queda el
autor con el motivo 16° del fallo de primer grado: “16º. Que, no merece dudas
que desmontar andamios es una faena riesgosa y en el caso de autos, aparece que
la demandada no tuvo una supervigilancia auténtica en cuanto a la forma como
el actor desarrolló la actividad que culminó con el desplome de los andamios en
las faenas ejecutadas en la obra denominada Ribera Norte II, en Temístocles Rojas
con Costanera, en esta ciudad, andamios cuyas bases de acuerdo a lo que afirman
los testigos [2], no estaban bien apoyadas en el suelo o estaban socavadas y que,
además, tenían muy pocos alambres que los sujetaran al muro soportante, hechos
que resultan verosímiles, a raíz de lo acontecido, hechos que también destacaron
los testigos de la contraria. En efecto, […], según se lee en fs. 57 ha señalado que
Zúñiga y el actor no se percatan que los andamios no estaban bien sujetos al muro.
A su vez, el testigo […] ha manifestado en fs. 59 vta. y 60 que el día del accidente,
el actor por un exceso de confianza, no verificó si los andamios estaban debidamente
amarrados. Se añade a tales hechos que el actor ni su compañero de trabajo usaron
en las faenas indicadas cinturón de seguridad ni arnés de protección.
Los hechos establecidos revelan el incumplimiento por parte de la demandada
de la obligación de seguridad que le impone el artículo 184 del Código del Tra-
bajo y que la hace responsable ante el actor, en los términos del artículo 69 de la
ley 16.744, responsabilidad que comprende tanto los daños materiales como los
morales provocados por el siniestro” (2° Juzgado del Trabajo de Coronel, 2 enero
2002, Rol n° 3557-2001)63.

63
La demandada, sostuvo no tener ninguna responsabilidad y que los hechos ocurrieron en forma
diametralmente opuesta a las señaladas por la contraria. Exponiendo en abono de tales afirmaciones:

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“3) Que, el actor se encargaba del montaje y desinstalación de los andamios y a la fecha del accidente
llevaba al menos unos cinco meses realizando exclusivamente esa tarea, ya que había sido contratado
para ello y por tanto conocía a la perfección la técnica para llevar a cabo el trabajo exitosamente; […] 5)
Que, el edificio tenía cinco pisos y es de toda lógica considerar que los andamios habían de desmontarse
de arriba hacia abajo y no al revés y siempre se comienza desde un piso inferior al más alto que alcanza
el andamio, es decir, no se puede desmontar un andamio de cinco pisos parándose en la plataforma del
mismo quinto piso, sino que lógicamente hay que pararse en la del cuarto, para seguir bajando en la
medida que avanzan los trabajos de desarme; 6) Que, lo anterior desmiente categóricamente la falsedad
contenida en la demanda, relativa a la altura de la caída de los trabajadores, que no fue superior a los
10 metros; 7) Que, el actor junto a Zúñiga comenzaron su labor como lo hacían diariamente, pero
guiados por un exceso de confianza y con la intención innecesaria de ahorrar tiempo comenzaron a
desganchar el andamio desordenadamente, incluso anulando los amarres de pisos inferiores a aquél en
que estaban trabajando y nadie les ordenó que trabajaran rápida y descuidadamente y si bien el trabajo
es simple, requiere de la disciplina que los accidentados no tuvieron y que les ocasionó un accidente en
su propio perjuicio; 8) Que, la misma negligencia los llevó a no usar los arneses de uso obligatorio que
la demandada les provee y exige para este tipo de trabajos; 9) Que, el andamio tendió a abrirse hacia el
lado contrario al del edificio, pero nunca se desplomó, sino que se inclinó hacia la calle y los accidentados
más que caerse de éste se arrojaron de él ante la expectativa de que se viniera al suelo, lo que en definitiva,
afortunadamente, no ocurrió; 10) Que, producto de la caída el trabajador Zúñiga resultó ileso y previo
el examen médico de rigor fue dado de alta y regresó al trabajo; 11) Que, el actor también fue atendido
inmediatamente por un paramédico de la obra y enseguida trasladado en ambulancia a la Asociación
Chilena de Seguridad y se presentó a trabajar el 1 de febrero del año en curso, después de haber sido dado
de alta, ocasión en que se le hizo ver que la obra había terminado y por lo tanto que se le iba a poner
término a su contrato de trabajo y éste se presentó a la Asociación Chilena de Seguridad, obteniendo
una licencia médica que mantuvo vigente la relación laboral aproximadamente un mes más. Agrega
que no se debe confundir la obligación del empleador de cumplir con las medidas de seguridad con el
accidente mismo, es decir, que no por haberse producido un accidente del trabajo ha de presumirse que
el empleador ha incumplido alguna obligación contractual y que, en este caso, el accidente sufrido por
el demandante ha sido prácticamente inevitable, toda vez que éste ha sucedido solamente por la extrema
negligencia empleada en una tarea que él enfrentó sin tomar ninguna precaución, habiendo podido
hacerlo, toda vez que contaba con los medios y los conocimientos para hacerlo. Argumenta que faltando
tal elemento, no cabe hacer responsable de daño alguno al empleador, por lo que la demanda debe ser
rechazada en todas sus partes. En este mismo orden de ideas, sostiene que para establecer responsabilidad
de culpa o dolo debe descargarse de plano el dolo, pues del propio contexto de la demanda se aprecia
que no se está en presencia de esa situación y de estarlo será resorte de la demandante rendir prueba
estricta de su existencia.[…]

Termina señalando que por todo lo expresado, nada se le adeuda al demandante, pues ha suscrito un
finiquito que cuenta con las formalidades de la ley y que produce pleno poder liberatorio a su parte; que
nada se le adeuda tampoco por no concurrir los elementos de la responsabilidad civil y que no es cierto
que el accidente se haya producido por falta de mantención o defectos del punto que el actor estaba
utilizando, sino que por un error de cálculo de quien lo estaba utilizando, es decir, el demandante.
Finalmente hace ver lo arbitrario de las sumas cobradas, señalando que en cuanto al daño material, la

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

contraria no ha justificado de manera alguna la determinación del monto reclamado y que tiene entendido
que todos los gastos médicos que pudieron haberse producido son de cargo de la Asociación Chilena de
Seguridad, en virtud del pago del seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, hecho
por la propia demandada. Además, el actor ha gozado de licencias médicas que le han mantenido su
ingreso mientras ha durado el supuesto tratamiento médico; no existe incapacidad laboral y la previsión
social financiada por su representado ha permitido que el lucro cesante no se produzca. En cuanto a la
suma cobrada por daño moral, es totalmente desproporcionada, ya que el golpe recibido no le produjo ni
siquiera una fractura y por su edad y condición es hoy un hombre absolutamente sano y si el tratamiento
médico aplicado no ha sido el correcto o se ha demorado más de lo usual, ello no es de su competencia
y responsabilidad y por ende, no le corresponde indemnizarlo”.

Y en su parte resolutiva, el Juez dijo que: “14º. Que, el finiquito que las partes suscribieran el 20
de marzo último, carece de poder liberatorio en lo relativo a la acción ejercida para hacer efectiva la
responsabilidad culpable del empleador en un accidente del trabajo, tanto porque de la simple lectura de
su texto se infiere que en dicho acuerdo no queda comprendida la responsabilidad culpable del empleador,
cuanto porque a esa fecha no se había emitido resolución por el organismo competente que determina las
consecuencias del accidente sufrido por el trabajador. A mayor abundamiento, el mencionado finiquito
no aparece ratificado por el trabajador, como lo exige el inciso primero del artículo 177 del Código del
Trabajo, de modo que carece del poder liberatorio amplio que le atribuye la demandada. En efecto, la
legislación indicada requiere no sólo la firma del documento ante Ministro de Fe, sino la ratificación
de su contenido, en consideración de su carácter protector del trabajador, en trámite de trascendencia
como lo es el término de la relación laboral y la extinción de obligaciones. Por otra parte, el finiquito
hace referencia a una liquidación efectuada por las partes que se convino formara parte integrante del
mismo, pero que no ha sido acompañada al proceso por el demandado, por lo que es manifiestamente
incompleto, pues no permite precisar si mediante él se han abandonado derechos que tienen el carácter
de irrenunciables, por lo que se concluye que no puede dársele el valor de finiquito total, ni tampoco el
de recibo de dinero.

15º. Que, la Excma. Corte Suprema, en fallo de 27 de mayo de 1999, publicado en la Revista de
Derecho y Jurisprudencia ha dictaminado que en conformidad con lo prevenido en el artículo 184 del
Código del Trabajo, el empleador está obligado a adoptar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y
seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades
profesionales.De acuerdo con lo preceptuado en dicha disposición legal, el empleador es deudor de
seguridad respecto de sus trabajadores, siendo el cabal cumplimiento de la obligación correlativa de una
trascendencia superior a la de una simple obligación de una de las partes en un negocio jurídico, pues
ella mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo que importa a sus trabajadores, a sus familias
y a la sociedad toda, tanto para proteger la vida y salud de los trabajadores, como por razones éticas y
sociales.Las normas de seguridad social impuestas por imperativo social al empleador, según lo señala
dicho fallo, no se agotan ni satisfacen con la sola existencia de un formal reglamento de seguridad ni de
anuncios, exhortaciones ni prevenciones hechas a la sola buena voluntad de los trabajadores, sino que
sólo han de tenérselas por existentes cuando el empleador mantiene elementos materiales constantes y
supervigilancia auténtica en cuanto a la forma como debe o haya de desarrollarse la actividad de los
trabajadores, especialmente tratándose de faenas peligrosas.[…]

108 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y en cuanto a la exoneración de culpa del demandado cita los siguientes


ejemplos.
En un caso que estima paradójico, en donde un portero falleció aprisionado
por el coloso de un tractor cargado con sacos de abono, la Corte de Valdivia
revocó lo decido por el Juez de primer grado que condenó a la demandada
al pago de las sumas sólo por daño moral, fundándose el Juez para ello en su
considerando 14°: “Que, asimismo de los medios de prueba rendidos en autos,
particularmente relacionados a las debidas condiciones de mantenimiento y se-
guridad para las faenas agrícolas, como también de los antecedentes tenidos a la
vista con el expediente criminal ya referido, no se ha agregado ningún antecedente
nuevo, en cuya virtud pudiera concluirse de modo diferente, que lo resuelto en el
proceso penal antes referido; en efecto, del examen de esta causa, resulta que no existe


17º. Que, trayendo a colación nuevamente el fallo referido en el fundamento 15º, ha de tenerse en
consideración, al resolver que los valores que tienden a preservar la obligación de seguridad, en forma
directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino que es la propia vida, la integridad física y
psíquica y la salud del trabajador. Atendido lo anterior y dada la circunstancia que el artículo 69 de la
ley 16.744, aplicable en la especie, no determina el grado de culpa de que debe responder el empleador
en su cumplimiento, debe concluirse que éste es el propio de la culpa levísima, es decir, la falta de aquella
esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes.

18º. Que, no se acogerá la demanda en cuanto los daños materiales que en ella se cobran. En efecto,
los antecedentes del juicio indican que el actor recibió asistencia médica gratuita, en razón del seguro
de accidentes del trabajo que ligaba a la empleadora con la Asociación Chilena de Seguridad y que tal
asistencia se le prodigó desde el momento del accidente hasta que se le otorgó el alta.

[19°] Que, la demanda en cuanto en ella se persigue indemnizar el daño moral, con el mérito del
proceso que permite determinar el evidente quebranto sufrido por el actor a consecuencia del accidente,
se acogerá, regulándose de manera prudencial en la suma de $ 6.000.000.

Por estas consideraciones, […], se declara: I). Que no ha lugar, con costas, a la tacha formulada en fs. 58
por la demandante al testigo […]. II). Que no ha lugar a la demanda de fs. 10, en cuanto al cobro de daño
material que en ella se formula. III). Que ha lugar a la antedicha demanda sólo en cuanto se dispone que la
demandada pague al actor, la suma única de $ 6.000.000 (seis millones de pesos), a título de indemnización
del daño moral por accidente del trabajo sufrido el 6 de julio de 2000”.

Por su parte, la Corte de Apelaciones de Concepción, confirmó el fallo del tribunal de base el día
5 de diciembre de 2002, en sentencia proveída por los Ministros señorita Irma Meurer Montalva,
señor Juan C. Villa Sanhueza y señora Silvia Oneto Peirano, Rol n°3020-2002.

Corte Suprema, 12 marzo 2003, Rol n°406-2003. Pronunciado por los Ministros señores Marcos
Libedinsky T., José Benquis C., Orlando Alvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 109

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ningún elemento adicional que permita fundar la culpabilidad del demandado


en los hechos que han sido investigados […].
Decimoquinto: Que, la actora no logró acreditar en autos, prueba suficiente
en relación al lucro cesante que demanda, careciendo el Tribunal, en consecuencia,
de los elementos de juicio necesarios para determinarlos, más aún, sobre la base
de las consideraciones precedentes[…]. Por estas consideraciones y visto además lo
dispuesto por los artículos 144, 170, 254 y siguientes, 341, 384, 428 del Código
de Procedimiento Civil, 2314, 2317 y 2329 y siguientes del Código Civil, artículo
69 de la ley Nº 16.744 del año 1968 sobre Accidentes del Trabajo y Enfermeda-
des Profesionales; se declara: I). Que, se acoge la demanda de indemnización de
perjuicios por responsabilidad extracontractual, sólo en lo que dice relación con
el daño moral sufrido por la demandante por la muerte de su hermano, regulada
en la suma de $ 3.000.000, por este concepto, que deberá pagar el demandado a
la actora. II). Que, en lo demás se rechaza la petición de la demandante, por no
haberse acreditado perjuicios por concepto de lucro cesante. III). Que, el demandado
no será condenado en costas por no haber sido totalmente vencido” (Juzgado Civil
de Paillaco, 31 octubre 2002, Rol n°1435-2002).
La Corte de Valdivia, tras extractar las peticiones y fundamentos de los
recursos presentados, dijo: “Quinto: Que, en la responsabilidad civil delictual o
cuasi delictual se contemplan cuatro elementos, el daño, la culpa o dolo, la relación
de causalidad del dolo o culpa y el daño y la capacidad delictual. Que, en el caso
de autos no se acreditó la culpa o dolo del demandado ni la relación de causalidad
entre el dolo o culpa y el daño, razón por la cual no procede condenar a la parte
demandada por concepto de daño moral.
Y visto lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes de Código de Procedimiento
Civil, Se Revoca la sentencia apelada […], por la cual se condenó al demandado a
cancelar una suma por concepto de daño moral a […] y en su lugar se declara que
no se hace lugar a la demanda de fojas 8, en todas sus partes” (Corte de Valdivia, 2
enero 2003, Apelación “Gatica Baeza con Melo Arens” Rol n° 13824-2002)64.

64
Pronunciado por la Primera Sala, por el Ministro Titular señor Patricio Abrego Diamantti, Fiscal
señora Ruby Alvear Miranda y Abogado Integrante señor Oscar Bosshardt Ulloa.

Por su parte, la Corte Suprema declaró desierto el recurso, el 25 marzo 2003, (Rol n°624-2003).

110 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Otro caso que destaca, es aquel en donde un funcionario decidió destrabar


un máquina picadora de papeles pese a su falta de capacitación y a la advertencia
de no hacerlo recibida, concediéndole sólo el ítem de daño moral demandado
al actor, debido a las siguientes consideraciones: “14º. Que, también ha quedado
establecido que el actor había recibido las instrucciones necesarias para operar la
máquina picadora, por parte de los dos testigos de la demandada, quienes dicen
haberle enseñado su manejo, como el hecho de haber sido amonestado en dos ocasio-
nes por su jefe, al sorprenderlo trabajando sin la cubierta de la máquina colocada;
15º. Que, así las cosas, resulta que la empleadora cumplió con otorgar al
trabajador la instrucción necesaria para que éste pudiera operar la máquina
picadora, en que ocurrió su accidente de trabajo, la que se encontraba en buenas
condiciones de funcionamiento y sólo se atoró por haber colocado en ella el de-
mandante, exceso de papel y al producirse tal problema, el actor, con manifiesta
imprudencia, desatendiendo las instrucciones que le habían sido dadas, resolvió
arreglar por sí mismo su problema, incurriendo temerariamente en el hecho de
operarla manualmente, sin desenchufarla, produciéndose el lamentable accidente
que le ocasionó la pérdida de tres dedos de su mano derecha;
16º. Que, no se hará lugar al pago de lucro cesante demandado, pues según
consta de autos, el empleador proporcionó al trabajador los elementos necesarios para
acceder a una oportuna asistencia médica y a través de las entidades previsionales
correspondientes, hospitalización y toda clase de facilidades para su rehabilitación,
reincorporando al demandante a sus mismas labores y con la misma remunera-
ción anterior al accidente, habiéndose después de unos meses de trabajo, retirado
voluntariamente el demandante de su servicio para acceder a un nuevo trabajo,
de tal suerte que nunca dejó de percibir el oportuno pago de sus remuneraciones;
17º. Que, en cuanto al daño moral también demandado, no es difícil com-
prender que, tratándose de un joven de 25 años, con toda una vida activa por
delante, la limitación que sufrió de la pérdida de tres dedos de su mano derecha,
para el resto de sus días, tiene que haber producido estragos en su ánimo y el de
sus familiares, que no son avaluables en dinero, pero esta es la única forma en


Fuente: www.legalpublishing.cl, ID n° 28370.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 111

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que el tribunal puede proceder a paliar tal aflicción, estimándose su monto, en la


cantidad de $ 8.000.000;
Por estas consideraciones y […], se declara: 1º). Que no ha lugar a la excep-
ción de incompetencia promovida por las demandadas; 2º). Que no ha lugar a la
excepción de no empecimiento promovida por las demandadas. 3º). Que ha lugar
a la demanda, en cuanto las demandadas deberán pagar a la demandante la suma
total de $ 8.000.000, por daño moral sufrido por el trabajador en accidente del
trabajo; 4º). Que no ha lugar en lo demás a la referida demanda y 5º). Que cada
parte pagará sus costas” (2°Juzgado del Trabajo de Santiago, 20 enero 2004,
Rol nº 514-2001)65.

65
Ante el Segundo Juzgado del Trabajo de Santiago (Rol nº 514-2001), la víctima demandó a dos
empresas Sargent Agrícola Limitada y otra de repuestos industriales, por el accidente sufrido que
tiene el carácter de laboral y las demandadas sean condenadas a pagarle las sumas que indica, por
concepto de $ 80.000.000 por concepto de daño moral y $ 52.000.000 por lucro cesante, más
los reajustes e intereses legales y costas.

E indica que, el día 29 de junio de 2000, mientras se encontraba cumpliendo con sus obligaciones
laborales, dado que había sido enviado al estacionamiento de la empresa a trabajar con una máquina
cortadora de papel que se encontraba en ese lugar, picando papel para usarlo en el embalaje de
los repuestos de la bodega, lo que hacía el efecto de plumavit que se usa en otros embalajes,
teniendo su jefe directo quien lo envió, pleno conocimiento del mal estado de la máquina que
el día anterior se había quebrado, arreglándosela en forma provisoria, pero sin tomarse ninguna
medida de seguridad, la antedicha máquina lesionó gravemente su mano derecha, producto de
lo cual perdió tres dedos de dicha mano, lo que le ha causado graves perjuicios, debiendo tener
un largo tiempo de licencias médicas para rehabilitarse y dado el grave nivel de incapacidad que
ostenta, tiene grandes dificultades para trabajar o conseguir nuevas oportunidades o trabajos para
su realización personal y sin perjuicio de ello, el empleador tiene una responsabilidad objetiva al
tenor de lo dispuesto en el art. 184 del Código del Trabajo. Debiendo tenerse presente que, tiene
25 años de edad y sus lesiones le impedirán a futuro desempeñar una vida normal laboral, cuyo
cobro viene en demandar.

La demandada Sargent Agrícola Limitada, evacuando el traslado, opuso la excepción de
incompetencia y, en subsidio, solicitó, con costas, el rechazo de la acción deducida en su contra,
alegando que las verdaderas causas del accidente no son otras que la negligencia del trabajador,
quien evidenció no sólo una patente falta de cuidado en manipular la máquina trituradora de
papel Schlincher 407, tipo 132, sino que, además, no hizo caso de las instrucciones y advertencias
que sus superiores le habían hecho al respecto, por las razones que relata. “5º. Que, al contestar
la demanda, las demandadas solicitaron su rechazo, pues dijeron que el día 29 de junio de 2000, en
que se produjo el lamentable e inesperado accidente que ocasionó la pérdida de tres dedos de la mano
derecha del actor, los dedos meñique, anular y medio, dicho accidente no se debió al mal estado de la

112 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

máquina como se consigna en la demanda, siendo sus verdaderas causas la propia negligencia del actor,
quien evidenció no sólo una falta de cuidado en su manipulación, sino que además hizo caso omiso a
las instrucciones y advertencias de sus superiores; Que, el actor llevaba un mes más o menos trabajando,
cuando se produjo el accidente, teniendo la máquina unos diez años de uso, durante el cual jamás
había ocurrido un accidente y siendo instruido para su uso, que es muy simple, por don […], quien se
desempeñó por años efectuando tal labor y don […], tratándose de una máquina muy simple que opera
a través de un sistema de engranajes y de cadenas de transmisión, rubro que corresponde precisamente
al giro de la empresa, por lo que las mantenciones están avaladas por largos años de experiencia; Que,
el día anterior al accidente, su jefe don […], había sorprendido al trabajador operando la máquina
sin protector del sector guillotina instalado, habiéndole señalado la prohibición de operar en esa forma
y le especificó nuevamente cuál era la forma correcta de hacerlo, habiéndola el actor operado en varias
ocasiones y conociendo bien cuál era la forma correcta de hacerlo; Que, en la oportunidad de los hechos, el
trabajador insertó en la máquina papel en forma excesiva, por lo que producto de dicho exceso la máquina
se atoró y lo más grave fue que contraviniendo la expresa prohibición de abrir la cubierta del artefacto,
procedió a destornillar los cuatro pernos que mantienen cerrada la estructura, interviniéndola mediante
introducción de sus dedos en el engranaje que mueve el eje de los cuchillos y con esa acción, realizada sin
haber desconectado la máquina, logró destrabarla y al destrabarse, como estaba enchufada, la cadena
del engranaje se accionó y atrapó los dedos del trabajador, con el lamentable resultado conocido; Que,
la empresa cuenta con personal especializado que se ocupa de mantención y el día anterior el sistema
de bloqueo de la misma había sido reparado a satisfacción por personal especializado, contando además
con elementos especiales en las distintas labores a efectuar y con letreros que llamaban a la seguridad y
cuidado personal de cada trabajador, manteniéndose la máquina en perfecto estado de funcionamiento
y contando a esa fecha con las debidas inspecciones de la Asociación Chilena de Seguridad; Que además
una vez ocurrido el accidente, la demandada se esmeró en procurar al trabajador todas las necesidades
que pudiera tener, desde su ingreso al hospital, durante las operaciones a que se sometió, y para facilitar
su reinserción laboral, se acomodó su horario de trabajo a los requerimientos de su terapia ocupacional
en A.CH.S. y en cuanto a sus citaciones médicas que eran a las 11 de la mañana y tras las cuales el
actor no regresaba a trabajar, jamás se le representó tal hecho, como una manera de apoyarlo en su
situación; Que, la demandada colaboró y puso a disposición del demandante todas las facilidades
y franquicias legales, otorgadas por los organismos de seguridad en los que está inscrita, como es el
caso de la Asociación Chilena de Seguridad, recalcando que el actor sigue prestando servicios para la
demandada, en las mismas labores que efectuaba con anterioridad al accidente, manteniendo íntegra
su remuneración, lo que desvirtúa lo dicho en cuanto a que su nivel de incapacidad le ha provocado
grandes dificultades para trabajar o encontrar nuevos trabajos o posibilidades de realización personal;
Que, no se especifica en la demanda, qué cálculos ha efectuado el actor para llegar a la suma de $
52.000.000 que solicita por lucro cesante y aun cuando no se rebate la existencia de daño moral en la
persona del demandante, la empresa ha acogido al trabajador después del accidente y ha sido testigo
de su proceso de recuperación que no duda ha sido doloroso, pero el monto solicitado se enmarca lejos
de los valores concedidos en las causas por cuasidelitos que son los más similares a los que se podría
asimilar; Que, en cuanto a la responsabilidad que se imputa al empleador, debe tenerse presente que el
accidente se produjo por no haber obedecido el actor las instrucciones recibidas, en cuanto a que procedió
a levantar el mecanismo de engranajes, encontrándose la máquina activada, desatendiendo todas las

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 113

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Por su parte la Corte de Santiago, reprodujo la sentencia de alzada y


revocó lo decidido en cuanto al daño moral, en los siguientes términos: “Se
reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su fundamento 17º, que se
elimina.
Y se tiene en su lugar presente: ‘Que, si bien es cierto que no puede negarse el
hecho de que un accidente con secuelas, especialmente si es del trabajo como lo es
el del caso de autos produce estragos en el ánimo y estado psíquico de la víctima y
de su familia, con el dolor consiguiente; no lo es menos que para decidir que las
demandadas son responsables del daño moral cuya indemnización se pretende,
deben concurrir a su respecto alguno de los elementos que son esenciales para con-
figurar esa responsabilidad, que son el dolo o culpa, lo que no se ha acreditado en
este proceso, en el que ha quedado establecido que el accidente ocurrió sólo por la
lamentable negligencia del trabajador afectado’.
Y visto, además, lo dispuesto por los artículos 463 y siguientes del Código del
Trabajo, se revoca dicha sentencia, que es de dos de mayo del año pasado y está
escrita a fs. 213, en cuanto acoge en parte lo demandado por concepto de daño
moral (resolutivo 3º), y se declara, en cambio, que se rechaza también la demanda
en ese rubro. Se confirma en lo demás esa sentencia” (Corte de Santiago, 5 marzo
2003, Rol n° 3094-2002)66.

instrucciones que le fueron impartidas al efecto, debiendo concluirse que se expuso imprudentemente
al daño que sufrió, de manera que la responsabilidad que pudiere imputarse al demandado, debería
reducirse proporcionalmente y de ninguna manera procedería hacer su apreciación sobre el monto
exagerado que solicita el actor, ya que procedería la compensación de culpas de ambas partes;”.

El Tribunal de primera instancia, en sentencia de 2 de mayo de 2002, rechazó la excepción de
incompetencia, de no empecimiento promovida por las otras demandadas y acogió la demanda
sólo en cuanto condenó a las demandadas a pagar al demandante la suma que indica por daño
moral sufrido por el trabajador, más reajustes e intereses e impuso a cada parte sus costas.

Se alzaron las partes y una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo 5 de marzo
del año 2003, revocó la de primer grado en cuanto acogía la demanda por concepto de daño moral
y, en su lugar, declaró que se la rechazaba también en ese rubro, confirmándola en lo demás.
66
Dictada por los Ministros de la Décima Sala de esta I. Corte de Apelaciones señores Lamberto
Cisternas Rocha, Raúl Rocha Pérez y el Abogado Integrante señor Ángel Cruchaga Gandarillas.

114 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En consecuencia de lo resuelto, el recurso de casación fue desestimado,


toda vez que, el accidente se debió a la propia culpa del actor y su lamentable
negligencia y, no habiéndose probado el dolo o culpa del empleador, es que
ambas instancias desestimaron íntegramente la demanda.
“Cuarto: Que, de lo expresado fluye que el recurrente reprocha a la sentencia de
que se trata, la forma en que se ha ponderado la prueba rendida por las partes y con
ello intenta la alteración de los hechos establecidos, desde que alega, en definitiva,
que la empresa no adoptó todas las medidas de seguridad necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud del demandante, modificación aquella que no es posible
por esta vía, pues como reiteradamente lo ha decidido esta Corte, el establecimiento
de los hechos, sobre la base de la apreciación de las probanzas allegadas al proceso,
mediante las reglas de la sana crítica, se corresponde con facultades privativas de
los Jueces del grado y queda agotada en las instancias respectivas.
Quinto: Que, por otro lado, en lo atinente con la exigencia de la prueba del
dolo o la culpa, como lo señala el recurrente, en la especie, se trata de una respon-
sabilidad contractual, de manera que tal exigencia no es procedente. Sin embargo,
tal consideración, la que puede estimarse como un yerro sustantivo, no ha tenido
influencia en lo dispositivo del fallo, por cuanto quedó establecido que el acciden-
te se debió a la negligencia del trabajador, de manera que no pudo resolverse de
manera distinta a la que se hizo.
Sexto: Que, por último, se hace útil establecer que el supuesto quebrantamien-
to del artículo 458 Nº 4 del Código del Trabajo, en caso de haberse producido,
constituye un error adjetivo no susceptible de atacarse por medio de la nulidad de
fondo intentada.
Séptimo: Que, en armonía con lo reflexionado, debe concluirse que el presente
recurso de casación en el fondo no puede prosperar y será desestimado” (Corte
Suprema, 20 enero 2004, Casación en el fondo “Farías Garcés con Sargent
Agrícola Ltda.”, Rol n° 1323-2003)67.

67
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José
Benquis C., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V., Jorge Medina C. y Adalis Oyarzún M.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 115

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

También, reseña el juicio en el cual, se determinó que la causa del acci-


dente era la imprudencia del conductor de un camión de extracción minera
subterránea. Tal como se estableció en el Informe pericial: “21º) Que, a este
respecto resulta relevante el informe pericial evacuado por el experto en prevención de
riesgos Sernageomín y a que se ha hecho referencia en el considerando decimoquinto,
que concluye que la causa inmediata del accidente fue la de operar el camión de
extracción en mina subterránea a una velocidad no razonable ni segura, y agrega
que no existían condiciones inseguras ni en el sector ni en el equipo. Establece como
causas básicas el factor personal, traducido en no querer apreciar el riesgo al pasar
12 veces antes por el mismo lugar, por una falta de motivación al no asimilar las
medidas preventivas, y agrega que es importante destacar que el demandante se
volcó dos veces anteriormente conduciendo un camión Aveling Barford cuando
transitaba por piso irregular en superficie, y que además se volcó en un camión
Astra cuando descargaba material en el inclinado en superficie cayendo por el
talud. El informante, don […], declara a fojas 95 y ratifica su informe señalando
que la causa del accidente sufrido por el actor fue transitar a una velocidad no
razonable ni prudente por el interior de la mina, más precisamente en el acceso
al nivel 475 que fue donde ocurrió el hecho, en circunstancias que el reglamento
establece que las velocidades para transitar deben ser razonables y prudentes para
no perder el control de su equipo y no deben superar los 30 kilómetros por hora;
agregando que de acuerdo a las investigaciones hechas en terreno, él verificó tres
puntos de impacto dentro del túnel, los que le indicaron claramente que la velo-
cidad a la que se desplazaba el móvil conducido por el actor no era ni razonable
ni prudente, y superaba la velocidad máxima establecida en el reglamento, ya que
los daños vistos en el equipo superaban, el 30% de su estructura destruida. […];
agrega que en relación a las causas del accidente del actor, fueron solamente el
exceso de velocidad, por lo cual el conductor perdió el control del vehículo, lo cual
le consta porque al analizar el accidente se pudo comprobar que el móvil iba en
sexta marcha, y al conducirlo de esa forma se excedió la velocidad establecida para
el interior de la mina; añade que se realizó una investigación del accidente tanto
por la empresa como por Sernageomín.
23º) Que, como puede verse, ninguno de los testigos presentados por el deman-
dante presenció el accidente que éste sufrió, resultando sus dichos del todo insufi-

116 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

cientes para establecer algún grado de responsabilidad emanada del contrato, en


los hechos que lo motivaron, mas por el contrario, se ha demostrado con el peritaje
efectuado por el experto en prevención de riesgos Sernageomín que las causas del
accidente pasaron única y exclusivamente por factores personales del demandante,
lo que conduce a rechazar la demanda interpuesta. A mayor abundamiento, cons-
ta de los documentos acompañados a fojas 78, […] que la empresa demandada
dio cumplimiento, a su obligación de seguridad al intentar prevenir los riesgos,
habiendo el demandante asistido a dichos cursos.
24º) Que, de todas maneras y tal como se dejó dicho ya en el fundamento
decimocuarto del fallo, en el finiquito suscrito por las partes con las formalida-
des legales y que en lo laboral conforme al artículo 177 del Código del Trabajo
tiene pleno valor liberatorio y que en lo civil viene a constituir una transacción
en términos del artículo 2446 del Código Civil, del demandante declaró haber
recibido de la demandada correcta y oportunamente el total de sus remuneraciones
y beneficios laborales, y que nada se le adeuda por dichos conceptos, ni por imposi-
ciones previsionales, ni por ningún otro, sea de origen legal o contractual derivado
de la prestación de sus servicios, motivo por el cual no teniendo reclamo ni cargo
alguno que formular en contra de la Sociedad Punta del Cobre S.A. ni en contra
de sus representantes o mandantes, le otorga el más amplio finiquito, y siendo éste
una convención cuyo efecto establece el artículo 1545 del Código Civil, es una ley
para los contratantes y tiene pleno efecto liberatorio, lo que obligaba igualmente
a rechazar la demanda.
25º) Que, en nada afecta lo resuelto la confesional del demandante, ni los
demás documentos agregados al proceso.
Y visto, además, […] se declara: […] VI. Que se rechaza la demanda inter-
puesta a fojas 1 por don Rigoberto Hernández García, sin costas por haber tenido
motivos plausibles para litigar” (3er Juzgado de Letras de Copiapó, 24 septiembre
2002, Rol n° 17901-2002)68.
Otro caso en que se liberó de responsabilidad al empleador, es aquel en que
un trabajador de la construcción sufrió una caída en las excavaciones de un

68
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID n° 28402.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 117

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

edificio, desde una altura aproximada de 9 metros y que le produjo una fractura
de cráneo, tec cerrado y otras lesiones que lo dejaron incapacitado permanen-
temente. Y del fallo de primera instancia, es posible leer: “8) Que, analizada y
ponderada la prueba rendida por las partes y, aplicadas las reglas de la sana crítica, se
llega a las siguientes conclusiones: a) Que, el actor fue contratado por la demandada
en labores de ayudante, sin especificar las labores concretas a cumplir, sin embargo
éste asume en confesional que eran las de amarre de cables de extensión y, que el día
15 de diciembre de 2000 alrededor de las 16:30 horas, cuando se encontraba en la
loza del segundo piso de la obra en construcción de la empresa Televisión Nacional
de Chile, procedió a recoger y guardar materiales de trabajo, esmeril, por término
de la jornada; b) Que, en tales circunstancias, según lo expresa el testigo presencial
del accidente, el demandante procedió a recoger el cable de un esmeril eléctrico que
se encontraba enchufado en el piso inferior, para lo cual empezó a enrollarlo hasta
llegar al borde de la loza, lugar en el cual comenzó a tirarlo y, más aún se hinca en
el borde en tal maniobra, cayendo al vacío, versión que se ve corroborada por el otro
testigo, en el sentido que dio la orden o instrucción de guardar los materiales; c) Que,
se debe tener presente que la empresa había proporcionado al trabajador los imple-
mentos de trabajo necesarios, según lo reconoce el demandante en confesional y, más
aún habían hecho entrega del Reglamento de Orden, Higiene y Seguridad; d) Que,
producto de la caída al vacío el trabajador sufrió las lesiones que refiere el informe
médico, lesiones que no pueden imputarse a responsabilidad de la demandada, pues,
conforme a los antecedentes allegados y, no desvirtuados por prueba alguna, fue el
actor quien se expuso imprudentemente al daño sufrido, el cual era completamente
previsible y evitable de su parte; […]
10) Que, en consecuencia y en mérito de lo razonado en el motivo anterior se
desestimarán las acciones intentadas en el libelo pretensor por no haberse acreditado
fehacientemente los hechos en que se sustentaba;
11) Que, dado lo resuelto se omite pronunciamiento respecto del demandado
subsidiario;
12) Que, la restante prueba rendida confesionales y documental resulta
irrelevante y en nada altera lo ya resuelto; […]Y visto, […]se declara: I. Que no
ha lugar, a la demanda de fojas 1; II. Que se emite pronunciamiento respecto del

118 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

demandado subsidiario y beneficio de excusión formulado; III. Con costas” (4°


Juzgado del Trabajo de Santiago, 19 julio 2002, Rol n° 3761-2001). Fallo
confirmado por la Corte de Santiago (Rol n° 3.815-2002).
De la sentencia de Casación, es posible extraer la siguiente doctrina:
“Encontrándose acreditado que a la fecha del accidente, el actor se desempeñaba
en la obra de construcción de la empresa TVN, cayendo desde el segundo piso del
edificio en que laboraba, que empleador proporcionó al actor los implementos de
seguridad y el reglamento correspondiente y que al finalizar las labores el trabajador
procedió a recoger los materiales y se acercó al borde de la loza en que se encontraba,
pretendiendo desenchufar una máquina tirando el cable desde el segundo piso,
cayendo al vacío. Procede concluir que las lesiones sufridas por el actor no pueden
imputarse a la responsabilidad el demandado, puesto que se acreditó que el actor
fue quien se expuso imprudentemente al daño sufrido, siendo éste previsible. […]
El recurrente impugna los hechos establecidos en el fallo atacado, desde que
alega que el accidente se habría debido a que el empleador no habría protegido
eficazmente la vida y la salud del demandante al no haber adoptado las medidas
de seguridad necesarias para ello, contraviniendo, de esa forma, los hechos, e insta
por la alteración de tales conclusiones, sin denunciar quebrantamiento alguno a las
normas reguladoras de la prueba, modificación que no es posible por esta vía, pues,
como reiteradamente lo ha decidido esta Corte, el establecimiento de los hechos,
sobre la base de la apreciación de las probanzas allegadas al proceso, mediante las
reglas de la sana crítica, queda, en general, agotada en las instancias respectivas.
En consecuencia, los hechos establecidos en la sentencia no pueden ser modificados
por el Tribunal de Casación, a menos que los sentenciadores del mérito, al deter-
minar aquellos presupuestos, hayan desatendido las razones simplemente lógicas,
científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud ha correspondido asignar valor
o desestimar la eficacia de las pruebas, cuestión que no ha ocurrido en la especie”
(Corte Suprema, 30 abril 2003,Casación en el fondo “Pérez Urrea con VSL
Sistemas Especiales de Construcción SA y Televisión Nacional de Chile”, Rol n°
1257-2003)69.

69
Pronunciado por los Ministros señores Marcos Libedinsky T., José Benquis M., Orlando Álvarez
H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. Fuente: www.legalpublishing.cl, ID n° 26716.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 119

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En definitiva, si el accidente sufrido por el trabajador se debió a su


propia negligencia, no debe la empresa responder por los daños sufridos
por él. “Corresponde revocar la sentencia de primer grado y declarar que el acci-
dente sufrido por el trabajador fue producto de su propia negligencia, al producirse
éste en una labor ajena al contrato de trabajo -cocinar empanadas en la hora de
colación - y por el error del operario al intentar apagar el aceite en llamas con
agua. Por ello, la empresa demandada no tiene obligación alguna de responder a
este respecto. […]
Aún cuando se llegara a la conclusión de que el empleador no contaba con un
reglamento interno de orden, higiene y seguridad referente a los extintores y de una
adecuada preparación en materias propias y necesarias para prevenir los riesgos en
el lugar de trabajo, tal incumplimiento no habría tenido influencia decisiva en
el desarrollo de los acontecimientos, por cuanto no era su función laboral trabajar
con aceite hirviendo. […]
El Instituto de Seguridad del Trabajo determinó que los hechos no configuraban
un accidente del trabajo, sin que exista constancia en autos de que haya sido objeto
de reclamo o revisión por parte de la Superintendencia de Seguridad Social. No existe
antecedente alguno de que los hechos hayan sido calificados por la entidad competente
como constitutivos de un accidente del trabajo, cuestión que fue el fundamento de la
demanda deducida en autos. En ningún caso se solicitó en estos autos ni fue materia
de la litis, la calificación de los hechos acontecidos como accidente del trabajo sino,
simplemente, se procedió como si tal declaración ya hubiese sido efectuada ya que
el actor se limitó a demandar a la entidad empleadora teniendo como fundamento
el artículo 69 de la ley Nº 16.744 y el artículo 184 del Código del Trabajo. […]
Para que pueda resultar aplicable la Ley Nº 16.744 es esencial que se acredite
en la especie la existencia de un accidente del trabajo o enfermedad profesional y aún
en este caso, debe considerarse que no todo hecho acontecido en el lugar de trabajo
implica la existencia de responsabilidad por parte del empleador, pues no se ha
contemplado una responsabilidad objetiva en tal sentido; por el contrario, el factor
de imputación seguido en nuestra legislación es de carácter subjetivo y descansa en
la existencia de culpa o dolo por parte de la entidad empleadora, como lo indica
textualmente el artículo 69 de la ley Nº 16.744. Por otra parte, el artículo 184

120 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del Código del Trabajo impone al empleador la obligación de cuidar eficazmente


la vida y salud de sus trabajadores, obligación que ha sido calificada como una
obligación de medios, lo que lleva a concluir que el empleador no ha contraído la
obligación de garantizar la no concurrencia absoluta de accidentes en el lugar de
trabajo, sino de procurar por todos los medios posibles que éstos sean evitados.[…]
En el caso de autos, no ha sido discutido que el trabajador por su propia inicia-
tiva, en horario de colación, procedió a efectuar una labor que no le correspondía
ni para la cual había sido contratado, consistente en freír empanadas de su propia
elaboración para él y sus compañeras de trabajo. Tal acción no pudo ser prevista
de manera alguna por el empleador, máxime si el propio trabajador ha reconocido
que tenía muy claro que el acto no podía ser realizado. En conclusión, no puede
considerarse que la demandada haya infringido las obligaciones contractuales que
le impone el artículo 184 del Código del Trabajo” (Corte de Concepción, 27
septiembre 2010, Apelación “Álvarez Astete con Sociedad Comercial y Construc-
tora Lomas Ltda.”, Rol nº 158-2010)70.
Idéntica situación si el trabajador tuvo un actuar temerario. “Corres-
ponde rechazar el recurso de apelación interpuesto por la parte demandante y
confirmar la sentencia que rechazó su demanda, puesto que la causa exclusiva del
daño fue la acción negligente del trabajador, que decidió por su cuenta y riesgo
efectuar las maniobras en el tendido eléctrico sin cortar el suministro, sin dar aviso
a su superior, obrando fuera del ámbito de su competencia e incurriendo en falta
de cuidado básico, por ello el empleador no estuvo en condiciones de prever ni
evitar el hecho dañoso que se debió a una acción imprudente de la víctima, que
sin tener los conocimientos técnicos necesarios ni tomar la más elemental medida
de seguridad como es cortar el suministro eléctrico, procedió a instalar un enchufe”
(Corte de Concepción,  11 agosto 2010, Apelación “Aceiton Yáñez y otros con
I. Municipalidad de Hualpén”, Rol nº 2185-2009)71. En este caso, nos parecen
clarificadores los motivos 8º y 9º que dicen que la obligación de seguridad del

70
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ25440.
71
“2.- Que, al tenor de la demanda el hecho culposo radica en no haber cumplido con la obligación
de mantener en condiciones de seguridad el tendido eléctrico del establecimiento municipal, omisión
que ocasionó la muerte del funcionario municipal […], sin describir las circunstancias en que éste se
electrocutó.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 121

jurisprudencia accidentes.indb 121 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

empleador tiene su fuente en el artículo 184 del Código del Trabajo y no por
la sola ocurrencia de un infortunio aunque se deba a dolo o culpa: “Que, efec-
tuadas estas precisiones conviene señalar que la responsabilidad del empleador
fundada en su culpa o dolo, no tiene por antecedente una obligación de
garantía que dé lugar a responsabilidad por el solo hecho de producirse el
daño en la esfera de cuidado de este último, lo que funcionalmente equivale a
una responsabilidad contractual. De hecho esa función de garantía es cumplida
por el seguro de accidentes del trabajo, en su calidad de daños ocurridos con
ocasión de la relación laboral, y cuyas prestaciones se devengan con independencia
de la conducta del empleador. El empleador tiene una obligación de seguridad,
impuesta por el artículo 184 del Código del Trabajo, que a diferencia de la obli-


Por su parte la Municipalidad demandada sostiene que la víctima se encontraba instalando un enchufe
para conectar un microondas y un hervidor de agua en una bodega, y cuando estaba haciendo la conexión
de los cables que portaba con la caja de distribución sufrió una descarga eléctrica que posteriormente le
causó la muerte. Esta acción la realizó por propia iniciativa y sin que previamente haya interrumpido
o desconectado el suministro eléctrico.

3.- Que, le incumbe a la actora acreditar la concurrencia de los presupuestos de la responsabilidad
extracontractual y desde esa perspectiva corresponde constatar si estableció con la prueba producida en
autos, el hecho culposo que se le imputa a la Municipalidad. Y en su caso, determinar la concurrencia
de los demás requisitos de procedencia de la acción.

4.- Que, analizando la prueba relacionada por el juez a quo […], cabe señalar que el sumario sanitario
por el que se sancionó con multa a la demandada, concluye (fojas 262) que el órgano municipal incurrió
en la infracción de poner en riesgo la vida y salud del trabajador, ya que no existió control que impidiera
la ejecución de instalación de un enchufe, sacando la conexión desde el entretecho hacia la cafetería de
la oficina de la alcaldía, acción insegura que fue aceptada por el empleador, y que la Superintendencia
de Seguridad Social calificó el accidente en que falleció el señor […] como accidente del trabajo y
ordenó otorgar la cobertura correspondiente.[…]. De esta misma documental y de la documental de la
demandada se comprueba que el señor […], se desempeñaba como conductor, contaba con el título de
técnico automotriz de nivel superior otorgado por INACAP (fojas 140), que el año 2003 fue merecedor
de una anotación de demérito (fojas 150 y 151) y que el Ministerio Público dispuso el archivo provisional
de la investigación por la muerte del citado empleado municipal.[…]

7.- Que, si bien la muerte del trabajador municipal se declaró accidente del trabajo, ello por sí sólo no
implica que el órgano municipal deba responder de los perjuicios que se demandan en este juicio. Los
efectos de un accidente del trabajo o enfermedad profesional quedan regidos por un seguro que cubre
en todo evento el riesgo de accidente y, en caso que éste se deba a negligencia, por el estatuto común y
general de la responsabilidad civil. […]. La acción plantada por los familiares del trabajador fallecido se
sustenta en la responsabilidad extracontractual y debe ser planteada ante la jurisdicción civil, aunque los
ilícitos alegados sean infracciones a deberes de seguridad impuestos por el Código del Trabajo”. Fuente:
http://microjuris.cl/, MJJ24450.

122 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 122 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

gación de garantía, no tiene por objeto asegurar que el acreedor quede indemne
de todo daño, sino establecer un deber de cuidado, que debe ser apreciado según
las circunstancias. (Enrique Barros, Tratado de Responsabilidad Extracontractual,
páginas 700 y sig.).
9.- Que, en el caso sub litis ha quedado demostrado que el accidente, aunque
con ocasión del trabajo, escapa del ámbito de cuidado que naturalmente corres-
ponde al empleador, y la prueba de la negligencia que corresponde al demandante
ha sido insuficiente. Por el contrario, queda en evidencia que el empleador
no estuvo en condiciones de prever ni evitar el hecho dañoso que se debió
a una acción imprudente de la víctima, que sin tener los conocimientos
técnicos necesarios ni tomar la más elemental medida de seguridad como es
cortar el suministro eléctrico, procedió a instalar un enchufe. No queda la
menor duda de que la causa exclusiva del daño fue la acción negligente del
trabajador, que decidió por su cuenta y riesgo efectuar las maniobras que se han
señalado, sin dar aviso a su superior, obrando fuera del ámbito de su competencia
e incurriendo en falta de cuidado básico.
Si tan sólo hubiese cortado el suministro eléctrico el hecho dañoso no se hubiere
producido”.
“Debe acogerse el recurso de casación en el fondo deducido por la parte deman-
dante, ya que al concluir el fallo de segunda instancia que ‘la víctima se soltó
anticipadamente del cable del cual pendía el cinturón de seguridad’, no
cumple las exigencias de los artículos 455 y 456 del Código del Trabajo,
desde que no es fruto del análisis y ponderación de uno o más de los elementos
probatorios allegados al proceso, puesto que ninguno de éstos fueron particulari-
zados, como tampoco se expusieron las razones que permitieron a los jueces tener
por probado que el trabajador, hijo de los actores, incurrió en la conducta que se
le imputa, la que, por lo demás, es contraria al mérito del proceso, pues no existe
ningún antecedente probatorio que corrobore dicho aserto. Por el contrario, de la
abundante prueba testimonial rendida en el proceso aparece que el hijo de los de-
mandantes y otros trabajadores, luego de efectuado el cambio de turno, se quedaron
conversando en la llamada “zona de riesgo”, donde se encontraban al momento de
ocurrir el colapso del puente, de lo cual se infiere que el procedimiento de seguridad

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 123

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del cual hacen caudal los testigos presentados por los demandados, no se cumplía
efectivamente ni se fiscalizaba por las personas designadas para tal función. […]
Al accionar los demandantes por el daño propio ocasionado por la muerte
de su hijo por culpa del empleador, y no por el daño de la víctima directa, no es
posible imputárseles una exposición imprudente al daño, siendo improcedente la
rebaja del daño moral fundada en tal aseveración” (Corte Suprema, 22 abril
2010, Casación en la forma y en el fondo “Díaz Díaz con Erazo Vidal y otros”
Rol nº 7339-2009).

124 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 124 31-08-2011 17:43:02


Sección segunda
Enfermedades Profesionales

1) Generalidades
El artículo 7º de la Ley 16.744 las ha definido como aquellos padecimien-
tos causados “de una manera directa por el ejercicio de la profesión o el
trabajo que realice una persona y que le produzca incapacidad o muerte”.
Y que tienen su origen en los trabajos que entrañan el riesgo respectivo, aun
cuando éstos no se estén desempeñando en la época del diagnóstico.
Humeres ha extraído de la definición legal, los siguientes requisitos: “a) que
provenga del ejercicio de una profesión o trabajo; b) que produzca incapacidad
o muerte, y c) que haya una relación directa entre el ejercicio de la actividad
causante y la incapacidad o muerte de la víctima72”.
Y en cuanto al Catálogo de Enfermedades Profesionales, habrá que estarse
al Decreto Supremo nº109 del año 1968 y que cada cierto tiempo es actuali-
zado73. “Existe una variedad de enfermedades cuyo origen puede ser situado
en el trabajo, ya sea en las condiciones ambientales del lugar de trabajo, en la
presencia de agentes propios o contaminantes de los procesos productivos, pero
también directamente generados por la forma de trabajar, sea por los ritmos,
intensidades, cargas, sistemas de turnos o la organización misma del trabajo,
tanto en su estructura formal (jerarquías, dependencias, sistemas de participa-
ción) como en la disposición real que estas estructuras adopten en la realidad.
Esta relación trabajo enfermedad ha sido reconocida desde los orígenes
de la medicina occidental (Hipócrates 460-380 A.C.) y ha fundamentado el

72
Ob. Cit., pág. 183.
73
El Ordinario No. 09.04.2010-008932 que la Subsecretaría de Previsión Social, envió al ISL
(Instituto de Seguridad Laboral) informó que, con fecha 25 de marzo del 2010, el consejo de
Administración de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), ha dado su aprobación al  “Nuevo
Listado de Enfermedades Profesionales”. Se ha publicado en el portal de Internet del Colegio de
Expertos de Prevención de Riesgos de Chile A.G.

Fuente: http://www.coexpertos.cl/sitio/index.php?option=com_content&view=category&id=56
&Itemid=73

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 125

jurisprudencia accidentes.indb 125 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

desarrollo de la Salud ocupacional como una subespecialidad médica. Entre los


principales promotores médicos de este reconocimiento y del desarrollo de la
especialidad deben mencionarse: Paracelso (1493-1541), Bernardino Ramazzinni
(1633-1714), cuya obra De Morbis Artificum es un texto fundacional de la salud
ocupacional, Alice Hamilton (1869-1970), Irving Selikoff y en Chile, a Hugo
Donoso y Hernán Oyanguren. Todos ellos desarrollaron un notable trabajo de
terreno y clínico para reconocer esta relación entre el trabajo y la enfermedad.
Muchos de ellos debieron lidiar con un modelo de enfermedad unicausal,
heredado de una interpretación simplista de las enfermedades infecciosas. Digo
simplista, porque Pasteur reconocía que incluso en la enfermedad infecciosa
confluían el agente, el huésped y el medio, de modo que ni siquiera estas
enfermedades en rigor son estrictamente monocausales.
Aún hoy debemos intentar asimilar nuestra visión de la enfermedad ocu-
rrida en el trabajo a normas legales y a modelos uni o multicausales. Respecto
de estos últimos debemos señalar que tampoco satisfacen plenamente la ex-
pectativa pues surgen de un procesamiento estadístico, en el cual los modelos
teóricos y los niveles de determinación difícilmente son cuantificables.
Es por eso que reconocemos la presencia en los lugares de trabajo de
factores y agentes que pueden ser causa(s) de una enfermedad ocupacional.
Como existe asimismo un sistema legal (Ley 16744 y sus reglamentos) de
implicancias económicas y de servicios para el trabajador, debemos además
hacer coincidir estos criterios con las normas legales.
Desde un punto de vista legal (Ley 16744 art 7º) la causalidad de enfer-
medad profesional no está en un agente sino en el trabajo: “Es enfermedad
profesional la causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión o
trabajo que realice una persona y le produzca incapacidad o muerte”.
Nuestra normativa prefirió optar por un reglamento en el que se enume-
ran las enfermedades que deberán considerarse como profesionales. Agrega
la necesidad de revisión de ese listado cada tres años y además la posibilidad
de incorporar a solicitud del trabajador afectado, de una nueva patología que
no haya estado incluida. Se trata entonces de un modelo abierto y general,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sujeto a la interpretación clínica del médico tratante. Este método posee la


ventaja de que se basa en el diagnóstico médico y no arriba a una conclusión
mediante un procedimiento semi-judicial, como sería el caso al trabajar con
una lista de enfermedades, trabajos y cuadros clínicos.
El reglamento mencionado es el actual DS 109 en el que se reconocen
cuatro tipos de agentes: [Físicos, Químicos, Biológicos, Polvos].
La modificación actualmente en curso revisa esta clasificación, incor-
porando la denominación de agentes y factores y la sustituye por: [Físicos,
Químicos, Biológicos, Ergonómicos, Psicosociales].
En 1939, el Ministro de Salud de la época, escribía refiriéndose a silicosis
y anquilostomiasis, las dos enfermedades profesionales más relevantes del mo-
mento: “Basta el enunciado de estas dos afecciones, y quedan todavía muchas
de ellas por analizar, para darse cuenta del rol, generalmente hoy ignorado,
que desempeñan las enfermedades del trabajo en nuestros problemas médicos.
Se hace necesario pues, el abocarse seriamente al estudio sistemático y
planificado de este aspecto de nuestra patología social”.
Estas palabras mantienen su vigencia plena en el día de hoy en lo que
respecta a la importancia, al subdiagnóstico y a los requerimientos de inves-
tigación respecto de enfermedades profesionales.
Las enfermedades causadas por el trabajo pueden tipificarse por el sistema
que afectan y se pueden señalar más de cien patologías de origen claramente
ocupacional”74.
Como una nota histórica, y que demuestra el grado de evolución que ha
observado la doctrina, es el siguiente juicio de 1933, en el cual se muestra una
clara confusión entre los conceptos de Accidente del Trabajo y Enfermedades
Profesionales. En este caso, ocurrido a fines de 1931, el actor demando los

74
“Apuntes Técnicos sobre Enfermedades Profesionales”, Yuri Carvajal Bañados, Médico Cirujano
Subdepartamento Salud en el Trabajo Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente, abril de 2001.

Fuente: http://www.asrm.cl/Archivos/Servicios/estudio_manual_enf_prof.pdf.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 127

jurisprudencia accidentes.indb 127 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

daños y perjuicios a su empleador una compañía de navegación, y sus labores


habituales consistían en la carga de cajones de pescado con hielo y demás
comestibles para los barcos próximos a zarpar. Y mientras las realizaba, sufrió
un enfriamiento acompañado de fuertes temblores y accesos de tos.
Durante la secuela del juicio, el actor murió, y según el certificado de
defunción y la pericia realizada, habría fallecido de tuberculosis pulmonar.
El Juez de primera instancia, el día 18 de abril de 1933, no estimó pro-
bado que la muerte del trabajador hubiere acaecido como consecuencia de un
accidente en el trabajo, por tanto rechazó la demanda.
Y en sede de Apelación, septiembre de 1933, fue revocada tal decisión.
Encontrándose entre los motivos de la 2ª Cámara Civil, que: “la ‘lesión per-
sonal’ abarca cualquier daño o enfermedad que ofende en el curso del trabajo,
capaz de determinar una invalidación profesional, y que las incapacidades
producidas por dolencias derivadas de un trabajo anormal y extraordinario
son tan antecedentes como las que resultan de contusiones, heridas, luxacio-
nes fracturas, etcétera. Según la doctrina, bajo en nombre de lesión, no debe
entenderse exclusivamente la lesión ‘traumática’, ‘mecánica’; más bien toda
afección patológica o psíquica. Tal concepto no se reduce a la lesión material
a la lesión material, corporal, pues se extiende a todas las contraídas por el
obrero en su doble elemento corpóreo y psíquico. Cualquiera alteración de su
organismo, aparente o no, externa o interna, traumática o no, se comprende,
a juicio del Tribunal, en el concepto de infortunio.
Alude la Cámara a las doctrinas europeas y norteamericanas, y a las leyes
de Estados unidos y Gran Bretaña, que reputan accidentes a los que se presen-
tan bajo la forma de enfermedad, por cuanto no por ello alteran su esencial
carácter. En este orden de conocimientos, se acepta uniformemente, según
hace notar el fallo, que una dolencia entraña un accidente indemnizable,
si efectivamente es consecuencia de un suceso cierto e inesperado, ocurrido
igualmente en un tiempo. No se requiere de la demostración del l momento
y lugar preciso en que se adquiere, si de las circunstancias del caso razona-
blemente surge que fue en el curso del empleo”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Siendo la doctrina que se extrae: “Debe indemnizarse como accidente del


trabajo la muerte de un obrero producida por una tuberculosis pulmonar, que
si bien preexistente en estado latente hizo crisis en forma rápida y fatal, como
consecuencia de un enfriamiento producido por una mojadura durante el
trabajo” (Citado por la Revista de Derecho de la Universidad de Concepción,
año XI, nº10, diciembre 1934, sección Jurisprudencia Extranjera, pág. 147).
a) Declaración y calificación de Enfermedad Profesional.
Compete a las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez declarar
las enfermedades profesionales (Superintendencia de Seguridad Social, 2
enero 2007, Dictamen ORD nº 00214).
La realización del estudio de una posible enfermedad profesional
corresponderá al Organismo Administrador al que haya estado afiliada la
empresa a la que pertenecía  el trabajador, según la Ley N° 16.744. Y serán
gratuitos (Superintendencia de Seguridad Social, 2 enero 2007, Dictamen
ORD nº 00214).
Igualmente, para su calificación de enfermedad profesional y que mo-
tive indemnización, debe estar contemplada en el artículo 19 del Decreto
N° 109 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social o si no estuviere allí
comprendida, el afectado puede solicitarle al administrador del seguro
que así se declare.“Corresponde rechazar el recurso de casación en el fondo
interpuesto por el trabajador en contra de la sentencia que desestimó la acción de
indemnización de perjuicios por enfermedad profesional; ya que los sentenciadores
al rechazar la acción indemnizatoria -fundada en la falta de una resolución ad-
ministrativa, que declare que la hernia inguinal bilateral y pólipo vesicular que
se le diagnosticó al actor haya sido una enfermedad de carácter profesional-, no
han vulnerado ninguna de las normas denunciadas en este recurso -artículos 7º
y 69 de la Ley 16.744-. 2 - La letra f ) del artículo 420 del Código del Trabajo,
otorga competencia a los Tribunales del ramo para conocer de aquellos juicios
en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de
enfermedades profesionales; sin embargo tal competencia parte del supuesto que
ésta haya sido de las enumeradas en el artículo 19 del Decreto N° 109 del Mi-
nisterio del Trabajo y Previsión Social o si no estuviere allí comprendida, haya

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 129

jurisprudencia accidentes.indb 129 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sido declarada por el Administrador de Seguro a solicitud de parte, mediante el


procedimiento contemplado en el artículo 22 del mismo Reglamento. Por tanto si
ha quedado de manifiesto que la enfermedad aquejada por el actor -hernia
inguinal bilateral y pólipo vesicular-, no ha sido declarada como enfermedad
profesional por las vías antes descritas, es procedente rechazar la acción
indemnizatoria” (Corte Suprema, 7 septiembre 2009, Casación fondo “Vidal
Escanilla con Lan Airlines S.A”. Rol nº 3798-2009)75. Y del motivo Sexto se lee:
“Que, de la norma [artículo 7º de la Ley 16.744], es posible concluir lo siguiente:
en primer término, que para que una enfermedad se considere profesional,
debe provenir del ejercicio de una profesión o trabajo, que produzca in-
capacidad o muerte y que exista una relación directa entre el ejercicio de
la actividad causante y la incapacidad o muerte de la víctima. En segundo
lugar, esta enfermedad debe encontrarse señalada dentro de las enumeradas en el
artículo 19 del Decreto N° 109 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social o si
no estuviere allí comprendida, el afectado puede solicitarle al administrador del
seguro que así se declare, mediante el procedimiento establecido en el artículo 22
del mismo reglamento”.

75
Ante el 1er Juzgado del Trabajo de Santiago, (Rol Nº 2.161-2006) se demandó a Lan Airlines
S.A., a fin de que se declare injustificado el despido y se condene a la demandada al pago de las
indemnizaciones y prestaciones que indica, con los recargos legales, reajustes, intereses y costas.

El demandado contestó la demanda y por las razones que indica solicitó el rechazo de la misma.
El Tribunal de primera instancia, por sentencia de 18 de marzo de 2008, acogió, sin costas, la
demanda sólo en cuanto declaró que el despido fue injustificado y condenó a la demandada al
pago de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicios, ésta última con el
incremento legal, compensación del feriado legal y proporcional, remuneración y el equivalente al
valor de ocho pasajes aéreos de la ruta Santiago- Frankfurt- Santiago, a su precio al momento de
pago, más los reajustes e intereses establecidos en los artículos 63 y 173 del Código del Trabajo, y
desestimó el cobro de los perjuicios con motivo de la enfermedad profesional que le afecta. Ambas
partes se alzaron y la demandada, además, recurrió de casación en la forma.

La Corte de Apelaciones de esta ciudad declaró inadmisible el recurso de casación en la forma y
conociendo de los recursos de apelación, por sentencia de 24 abril del 2009, la revocó, en cuanto
por ella condenaba a la demandada al pago del equivalente a ocho pasajes y en su lugar declaró
que en esta parte la demanda quedaba rechazada. En lo demás apelado, la confirmó.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Haroldo
Brito C., señora Rosa María Maggi D., Ministro Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados
Integrantes señores Ricardo Peralta V., y Patricio Figueroa S.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Recurso de Protección rechazado porque se debió reclamar al Instituto


de Seguridad del Trabajo por tratarse de una enfermedad de origen labo-
ral. “Cabe destacar que para que pueda prosperar la acción cautelar interpuesta,
es necesario que los hechos que le sirva de fundamento puedan ser calificados de
acciones u omisiones arbitrarias e ilegales, calificación que no es posible hacer en
el caso de la especie, puesto que de los antecedentes de autos no se evidencia que
concurra ninguna de esas circunstancias. En efecto, conforme a la documentación
que acompaña -Ordinario 64003 de la Superintendencia de Seguridad Social-
efectivamente, el pago de las licencias médicas que reclama el recurrente, se sujetan
al procedimiento contemplado en la Ley 16.744, sobre Accidentes del Trabajo y
Enfermedades profesionales. […]
Corresponde concluir que, contra lo que afirma la recurrente, en cuanto a que
la COMPIN no habría pagado sus licencias, la recurrida no ha incurrido en la
conducta arbitraria e ilegal que le atribuye, puesto que no es a dicho organismo a
quien debía reclamar, sino al Instituto de Seguridad del Trabajo por tratarse de
una enfermedad de origen laboral. […]
Se encuentra probado de forma manifiesta que no puede reprocharse a la
recurrida un obrar arbitrario o ilegal, lo que basta para concluir que este recurso
de protección no puede prosperar, por lo que resulta irrelevante analizar y deter-
minar si la recurrente ha sufrido privación, perturbación o amenaza en el legítimo
ejercicio de la garantía constitucional del artículo 19 en sus números 19 y 24, en
la que funda esta acción” (Corte de Concepción, 23 febrero 2009, Recurso de
“Álvarez con Director de la Comisión Médica Preventiva de Invalidez” Rol n°
597-2008)76.

76
En esta acción se accionó en contra del Director de la Comisión Médica Preventiva de Invalidez
COMPIN, debido a un accidente laboral, a raíz del cual, el accionante, estuvo hospitalizado y en
tratamiento durante siete meses, quedando con graves secuelas que le impidieron trabajar. Después
del accidente la IST lo evaluó y declaró preliminarmente que poseía un 20% de incapacidad,
posteriormente y dados sus severos daños físicos, tales como fractura pélvica sin operar, que lo
inhabilitaban para desempeñar un trabajo y el severo daño psicológico, fue reevaluado y se declaró
por el COMPIN, el COMERE y, en última instancia, por la Superintendencia de AFP, una
incapacidad del 74%. Agrega que desde la fecha del accidente hasta la fecha de la presentación,
en forma ininterrumpida, ha gozado de licencia médica por su incapacidad absoluta para trabajar,
motivo por el cual, desde abril de 2005, se encuentra gestionando su pensión de invalidez, la que

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 131

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

no ha sido materializada hasta la fecha por controversias médicas entre la IST y el COMPIN,
por considerar su invalidez una enfermedad común y por tratarse de un accidente del trabajo.

“Producto de estas controversias, la superintendencia de seguridad social ordenó el pago de todas sus
licencias médicas impagas hasta la fecha, dado que se sólo le han sido pagadas hasta agosto de 2007,
pero dada la controversia existente entre los organismos ya mencionados, desde agosto de 2007 ha
vivido de la caridad de familiares y amigos. Además de lo anterior, señala que ha sido objeto de cobran
zas judiciales por deudas impagas, como asimismo, no ha podido pagar los gastos educacionales de su
hijo menor y tampoco los remedios para su cónyuge. Refiere que, lo anterior, constituye vulneración,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 77 bis de la Ley 16.744, que obliga al organismo de régimen
previsional a que esté afiliado, que no sea el que rechazó la licencia o el reposo médico, el que está
obligado a cursarla de inmediato y a otorgar las prestaciones médicas o pecuniarias que correspondan,
sin perjuicio de los reclamos posteriores y reembolsos, si así procedieren; como asimismo al artículo 19
Nº 1 y 24 de la Constitución Política de la República. Termina solicitando se acoja el recurso y resuelva
que la Comisión Médica Preventiva de Invalidez COMPIN haga inmediato pago de todas las licencias
médicas indebidamente no canceladas desde agosto de 2007, hasta la fecha, por un valor de $191.000.-
pesos mensuales, más los reajustes del caso; se remitan todos sus antecedentes en forma inmediata a la
IST de Talcahuano, a fin de que este organismo pueda efectuar las prestaciones previsionales y médicas
futuras y/o pasadas, en el evento de no pagar el COMPIN, a fin de no agravar más sus padecimientos y,
finalmente, el pago de las costas de la causa. Acompaña copias de las licencias médicas no pagadas por la
recurrida; declaración de salud irrecuperable, emanada del Ministerio de Salud, subcomisión Talcahuano
y Dictamen de invalidez de la Superintendencia de AFP que declara un 74% de incapacidad, citadas
en el cuerpo de su presentación.

2º Que, a fojas 41, informa el Presidente de la Sub-Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez,
Compín, solicitando el rechazo del recurso en todas sus partes con costas. En primer lugar, expone que el
recurso es extemporáneo, por exceder del plazo de 30 días para su presentación, atendido que a lo menos,
desde el 14/11/2008 el recurrente tenía conocimiento del no pago de sus licencias médicas. En cuanto
al fondo, expone que las licencias médicas Nº 21771480 y 21775524 extendidas por un total de 60
días a contar del 19/9/2007 fueron rechazadas por la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez
COMPIN por reposo médico no justificado. Estas licencias médicas fueron presentadas como enfermedad
común, no laboral. El recurrido reclamó de esta resolución a la Superintendencia de Seguridad Social,
quien por ordinario Nº 27473 del 23/4/2008, confirmó lo obrado por la COMPIN. Con posterioridad,
todas las licencias médicas posteriores fueron rechazadas, por lo que el recurrido presentó reclamo ante
FONASA, organismo que no teniendo facultades para pronunciarse sobre la materia, lo orientó para
efectuar reclamo ante la Superintendencia de Seguridad Social, en atención a que sus patologías eran
de origen laboral y no común. Por ordinario Nº 64003 de fecha 14/10/2008, la Superintendencia de
Seguridad Social acoge la petición del recurrente y redictamina las patologías del Sr. Álvarez como de
origen laboral y no común, por lo que sus licencias médicas quedaban amparadas por la ley Nº 16.744
de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales. En atención a este dictamen el recurrido reclamó
ante la COMPIN el pago de 14 licencias impagas, desde el 14/9/2007 a 14/10/2008, las que habían sido
rechazadas anteriormente. En atención al dictamen pronunciado por la Superintendencia de Seguridad
Social, no procede que la COMPIN autorice el pago de las licencias, ya que deben ser canceladas por
la respectiva Mutual del Trabajo, en este caso, Instituto de Seguridad del Trabajo, en conformidad a

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Con todo, ¿tiene competencia la Superintendencia de Seguridad Social


para cambiar la calificación de enfermedad profesional a común en los
términos de la Ley 16.744? “En la medida que se discuta de algún modo cuál es
el origen de una enfermedad profesional, la Superintendencia de Seguridad Social
está facultada para requerir la práctica de nuevos exámenes médicos a la persona
de que se trate, lo que puede generar un cambio de la determinación hecha por
las entidades de salud como las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez”
(Contraloría General de la República, 29 abril 2009, Dictamen nº 22.295).  
2) Indemnizaciones a que dan lugar las Enfermedades Profesionales
Para que proceda indemnización por enfermedad del trabajador,
debe calificarse su incapacidad como laboral, ya que de ser común no
podrá establecerse la relación causal entre el daño y el empleador. “Co-
rresponde acoger la apelación deducida por el demandado, rechazándose el daño
moral otorgado, en razón de que la enfermedad alegada por la actora no puede
clasificarse como Profesional, puesto que para poder exigir los derechos derivados
de una enfermedad profesional que establece el artículo 79 de la ley 16.774, debe
ésta tener los elementos típicos que describe el artículo 7 de la misma, esto es que
sea causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión o el trabajo que
una persona realice y le produzca incapacidad o muerte, teniendo competencia

lo señalado en la ley 16.744, en sus artículos 30 al 33 y además así lo dispone el ordinario Nº 64003
de la Superintendencia de Seguridad Social, al comunicarle este hecho al Instituto de Seguridad del
Trabajo. Finalmente hace presente que procede el rechazo del recurso, dado que nada debe aprobar ni
menos pagar la COMPIN, por no ser este hecho de su competencia.

3º.- Que, para que pueda prosperar la acción cautelar interpuesta a fs. 26, es necesario que los hechos que
le sirvan de fundamento puedan ser calificados de acciones u omisiones arbitrarias e ilegales, calificación
que no es posible hacer en el caso de la especie, puesto que de los antecedentes de autos no se evidencia
que concurra ninguna de esas circunstancias. […]

5º Que, en consecuencia, contra lo que afirma la recurrente, en cuanto a que la COMPIN no habría
pagado sus licencias desde agosto de 2007, la recurrida no ha incurrido en la conducta arbitraria e
ilegal que le atribuye, puesto que no es a dicho organismo a quien debía reclamar, sino al Instituto de
Seguridad del Trabajo, por tratarse de una enfermedad de origen laboral. […]

Por estas consideraciones, lo dispuesto en el artículo 20 de la Constitución Política de la República y
Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema sobre Tramitación del Recurso de Protección de Garantías
Constitucionales, se declara: Que se rechaza el recurso de protección”.

Fuente: http://microjuris.cl/ MJJ19764.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 133

jurisprudencia accidentes.indb 133 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

exclusiva para calificarla las Comisiones Médicas señaladas en el artículo 11 del


Decreto 3.500 cuando se trate de incapacidades parciales, como es el caso de autos.
Habiendo obtenido el actor pensión de invalidez común por la Comisión Médica,
es decir, calificando su incapacidad como no profesional, no existiría una relación
causal entre el trabajo realizado por la actora y la enfermedad que padece, por
lo que no puede ser otorgado daño moral” (Corte de Concepción, 29 octubre
2009, Apelación “Salazar Leal con Pesquera Lepe y Cía Ltda. y otro”, Rol nº
261-2009)77.

77
“6º Que, de todo lo establecido precedentemente [artículos 5º, 7º y 27 de la Ley 16.744. y artículos 4º
y 11 del DL nº 3.500], aparece que se puede ser pensionado por invalidez derivada de un accidente
del trabajo, de una enfermedad profesional, o de una enfermedad común, debiendo aplicarse en los dos
primeros casos, las normas de la Ley Nº 16.744 y en el último el Decreto ley 3 .500. En todo caso, la
declaración, evaluación y revisión de las incapacidades, corresponde ya sea a las Comisiones Médicas
señaladas en el artículo 11 del Decreto Ley 3.500 o, en el caso de las incapacidades permanentes derivadas
de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, a los Servicios de Salud o Mutualidades (artículo
58 de la Ley Nº 16.744).

7º Que, del documento agregado a fojas 1, acompañado por el propio demandante, aparece que con
fecha 2 de marzo de de 2005, se dictó el Dictamen de Invalidez Nº 108.0296/2005, en el cual se
establece, de conformidad a lo dispuesto en los artículos 4 y 11 del decreto Ley 3.500, un diagnóstico de
Lumbago Crónico Clase I, menoscabo de la capacidad de trabajo: 54% (parcial) y se acuerda aceptar
invalidez transitoria parcial a contar del 28 de enero de 2005, ello considerando que las enfermedades
alegadas como invalidantes, provocan una pérdida de la capacidad de trabajo mayor o igual del 50%,
pero menor de dos tercios. Reclamado el Dictamen por la Compañía de Seguros de Vida S.A. y por […],
la reclamación fue rechazada por Resolución Nº C.M.C. 001469/2005 de 25 de abril de 2005, siendo
confirmado el dictamen que procede a otorgar invalidez parcial transitoria (documento acompañado
por el actor a fojas 2).

8º Que, con los documentos analizados precedentemente, y tal como lo confiesa el propio demandante
al contestar la posición 1.- del pliego de fojas 140, se encuentra plenamente acreditado que el actor
obtuvo una pensión de invalidez por enfermedad común, no por enfermedad profesional, de manera
que su demanda no puede prosperar.

9º Que, el documento acompañado a fojas 80 por el actor, informe de incapacidades, emanado del
médico […], es un instrumento privado emanado de un tercero ajeno al juicio que no lo reconocido;
además, no puede desvirtuar lo establecido por la Comisión Médica que calificó de enfermedad común
la dolencia que motivó la incapacidad del demandante. Lo mismo debe decirse del documento agregado
a fojas 81, fotocopia de una declaración individual de enfermedad profesional, emanada del mismo
médico.

10º Que, las declaraciones de los testigos presentados por la parte demandante, no alteran lo concluido
toda vez que no son personas idóneas para calificar el origen de la enfermedad del actor.

134 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 134 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Asimismo, cumpliendo la empleadora el deber de seguridad y pre-


vención que por ley tiene a su cargo, no le es imputable la enfermedad
profesional sufrida por la actora, más aún si no se logra acreditar la re-
lación de causalidad respecto del daño sufrido. “Corresponde confirmar la
sentencia y, en razón de ello, rechazar la demanda por daño moral incoada por la
trabajadora en contra de la empleadora en virtud de la enfermedad profesional que
contrajo, toda vez que teniendo presente que la actividad que desarrollaba la actora
no era en sí misma riesgosa ni dañosa para su salud -en el caso, se desempeñaba
como manipuladora de alimentos- lo cierto es que, en la especie, no se encuentra
acreditado que la enfermedad profesional de la demandante se debiera a la culpa
o dolo de la empleadora, así como tampoco que existiera un nexo causal adecuado
entre las conductas dañosas que aquella imputa a ésta y el resultado dañoso de su
enfermedad, la que bien pudo haberse producido por otras causales no imputa-
bles al empleador. Por ello, cabe concluir que, apreciada toda la prueba rendida
conforme a las normas de la lógica y máximas de la experiencia, la demandada
ha cumplido con el deber de seguridad y prevención que tiene a su cargo (artículo
184 del Código del Trabajo), no incurriendo en conducta culpable o dolosa que
hubiera sido la causa de la enfermedad de la actora, habiéndole otorgado a ésta la
protección razonable de acuerdo a la actividad que desarrollaba y careciendo de
responsabilidad en la enfermedad de que adolece la demandante y le ha provocado
los daños que reclama. […]
La demandante sufrió una enfermedad profesional catalogada de esa forma
por la Mutual de Seguridad. Sin embargo, tal calificación no implica necesaria-
mente que por ello el empleador deba responder de los daños sufridos por la actora
con motivo de la enfermedad, como parece entenderlo el apelante. La ley obliga
al empresario a tomar las medidas y proporcionar los implementos necesarios
para prevenir accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, es decir para
evitar que ellos se produzcan pero, en caso alguno, puede llegar a entenderse que


Por estas consideraciones […], se revoca, en su parte recurrida, la sentencia de diez de marzo de dos
mil nueve, escrita a fojas 167 y siguientes, en cuanto condena a los demandados a pagar en forma
conjunta al actor, por concepto de daño moral sufrido por éste, originado en su enfermedad profesional
la suma de $80.000.000 y a las costas de la causa y en su lugar se declara que no se hace lugar a dicha
indemnización y que se les exime del pago de las costas”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 135

jurisprudencia accidentes.indb 135 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

se compromete a que no se ocasionen” (Corte de Concepción, 28 octubre 2009,


Apelación “Salazar Cararsco con Wackenhut Food Service y Clínica Bío Bío S.A.”,
Rol nº 176-2009)78.
Una Enfermedad Profesional no es Caso Fortuito.“La enfermedad no
puede ser tenida como un caso fortuito, puesto que no se dan las condiciones de
imprevisibilidad e imposibilidad de resistir, siendo las afecciones de la salud pro-
pias e inseparables de los seres humanos y la ciencia médica no excluye, al menos,
tratamientos o recursos preventivos, curativos de atenuación, corrección o de retardo
de sus efectos.
El dictamen de invalidez no puede ser considerado un acto de autoridad que
ponga fin, por sí mismo, al contrato de trabajo, puesto que no dispone que deba
ejecutarse tal cosa, sino que da derecho a jubilar.
La incapacidad para trabajar que la enfermedad produjo al actor y que se
encuentra sobradamente acreditada con el dictamen de invalidez y con la prueba
rendida en autos configura ‘la falta de adecuación laboral de trabajador’, que
permite al empleador poner término al contrato, pero dando un aviso previo con
treinta días de anticipación y pagándole las indemnizaciones por años de servicio
y la sustitutiva de aviso previo, si éste no fuere dado” (Corte Suprema, 9 marzo
1998, Casación en el fonfo “Muñoz Contreras con Hidroeléctrica Pullinque S.A.”
Rol nº 4615-96. RDJ t. XCV, 2ª parte - sección 3ª, pág. 19)79. Del fallo de

78
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ21824.
79
Un trabajador que prestó servicios desde el mes de diciembre de 1964 hasta enero de 1996 como
operador de la sala de comandos, fecha en la cual fue despedido por la causal de “caso fortuito”.
Asimismo, indica que hizo uso de su Licencia Médica desde marzo de 1992, siendo pensionado
por invalidez total (70%) por la respectiva Comisión Médica desde el mes de 1995, por tener que
desplazarse en silla de ruedas debido a un infarto medular dorsal, epiduritis, paresia moderada,
parecia serena, raquiestenosis y discopatías.

El Juez en lo Civil de Panguipulli rechazó la demanda al encontrarlo justificado. Y del motivo
13º se lee: “Que, los antecedentes reseñados, apreciados conforme a la sana crítica, llevan a concluir
que la capacidad laboral ‘residual’ del actor se centra sobre sus facultades psíquicas, las que aparecen
intactas, pero dadas las características de las labores que desempeñaba, su disminución laboral ascendente
a un 70%, como lo hace constar el Dictamen de Invalidez, la que incide fundamentalmente sobre
sus facultades físicas, no le han permitido continuar desarrollando las labores […].De esta forma, tal
incapacidad, imprevista y a la que no le fue posible resistir, producto de los fenómenos físicos, han

136 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 136 31-08-2011 17:43:02


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

segunda instancia, que revocó parcialmente esta sentencia, destacamos: “Pri-


mero: La enfermedad no puede ser tenida como un caso fortuito puesto que no se
dan las condiciones de imprevisibilidad e imposibilidad de resistir; las afecciones
de la salud son propias e inseparables de los humanos, la ciencia médica no excluye,
al menos, tratamientos o recursos preventivos, curativos, de atenuación, corrección
o retardo de sus efectos. En el caso de autos se da, además, como consta del proceso,
que la enfermedad del actor ha sido de larga duración, y prolongado tratamiento
médico, las últimas licencias médicas vienen de marzo de 1992.
Segundo: El dictamen de invalidez no puede ser considerado un acto de au-
toridad que ponga fin por sí mismo al contrato de trabajo puesto que no dispone
que daba ejecutarse tal cosa, sino que da derecho a jubilar.
Tercero: Cabe, pues, concluir que una enfermedad aunque causa invalidez
no puede constituir la causal del nº6 del artículo 159 del Código del Trabajo (caso
fortuito o fuerza mayor) que alegó la demandada para poner término al contrato
de trabajo del actor sin indemnizaciones y que acogió la sentencia de primer grado.
Cuarto: Sin embargo, la incapacidad para trabajar que la enfermedad pro-
dujo en el actor y que se encuentra sobradamente acreditada con el Dictamen de
Invalidez y con la prueba rendida en autos y que pondera y acoge la sentencia en
alzada configura ‘la falta de adecuación laboral del trabajador’ que permite al
empleador poner término al contrato pero dando un aviso previo de treinta días de
anticipación y pagándole las indemnizaciones por años de servicio y la sustituida
de aviso previo, si éste no fuere dado, en la forma que contempla el artículo 169”
(Corte de Valdivia, 28 octubre 1996, Rol nº 719-1996).
Para que proceda la indemnización por daño moral al trabajador
víctima de una enfermedad profesional, es necesario acreditar la culpa o

configurado la causal de despido por caso fortuito o fuerza mayor, que su empleadora invocara, por lo
que ha de negarse lugar a su petición de declararla inadmisible e improcedente”.

Por su parte, la Corte de Valdivia revocó la sentencia en cuanto a su declaración de justificado el
despido por la causal de caso fortuito o fuerza mayor y negó lugar a las indemnizaciones por años
de servicios y sustitutiva de aviso previo; declarando, en cambio, la terminación del contrato de
trabajo pero con derecho a esas indemnizaciones.

Se alzó la demanda con sendo recurso de casación en el fondo, el cual fue rechazado.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 137

jurisprudencia accidentes.indb 137 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

dolo del empleador en su actuar (Corte Suprema, 13 marzo 2007, Casación


en el fondo “Salinas Rivera con Corporación Nacional del Cobre de Chile”, Rol
n° 924-2007)80. En este caso, reproducimos parte importante de la sentencia

80
Ante el 4° Juzgado del Trabjo de Santiago, un electromecánico general, demanda en juicio ordinario
del trabajo en contra de Corporación Nacional del Cobre de Chile, solicitando que se condene a
la demandada al pago de una indemnización por daño moral, con motivo de la enfermedad que
por culpa y negligencia del empleador padece su representado, con grave consecuencia para su
salud y calidad de vida, tanto personal como familiar, con reajustes, intereses y costas. El actor
fue contratado con fecha 01 de enero de 1989 por la demandada, para desempeñarse en calidad
de operador de refinación y moldeo, dependiente de la subgerencia de mantención de la División
Chuquicamata. A partir de mayo de 1998 su representado comenzó a sufrir constantes cefaleas,
mareos, fuertes dolores estomacales, vómitos y estados depresivos. En un comienzo el actor
atribuyó estas patologías a un estado tensional por stress laboral, pero frente a la persistencia de esta
sintomatología, acentuada por pérdida de memoria, se informó a su jefe superior, siendo sometido
a exámenes que duraron más de dos años, con procedimientos médicos que transformaron su
vida.El 7 de octubre de 1996, un análisis toxicológico arrojó como resultado contaminación por
plomo. El 25 de mayo de 1999, un spect cerebral efectuado en la Clínica Las Condes, establece
que el paciente ostenta una intoxicación crónica por plomo, daño sicoorgánico secundario no
reversible, panipopituitarismo secundario, daño neuroftalmológico secundario, recomendando
mantenerlo con licencia médica por enfermedad profesional para jubilación por incapacidad laboral.
Con fecha 17 de enero de 2000 un control periódico sobre la base de nuevos exámenes, concluye
que el paciente presenta leve mejoría persistiendo alteraciones endocrinológicas, neurológicas y
siquiátricas, continuando con licencia médica. Un examen comparativo de spect cerebral en julio de
2000 concluye que el paciente ha experimentado una mayor progresión de las alteraciones descritas
con compromiso cerebral de mayor gravedad. En el mismo mes el señor Salinas, producto de una y
descompensación de cuadro de base debió ser hospitalizado en la Clínica Oriente de Antofagasta.
El examen de spect cerebral de agosto de 2001 confirmó los diagnósticos anteriores, manteniendo
el paciente las patologías sin modificaciones desde el año anterior. Conforme a instrucciones de los
facultativos tratantes, el actor solicitó a la Comisión Médica de Prevención e Invalidez del Servicio
de Salud de Antofagasta se le evaluara por intoxicación por plomo, para los efectos de otorgarle la
correspondiente pensión asistencial por invalidez. Por resolución Nº 444/2000, de 4 de octubre de
2000 el compin determinó en 75% la pérdida de capacidad de ganancia de origen profesional del
trabajador estableciendo que tal incapacidad se ha originado por fractura condral condilo izquierdo,
artrosis secundaria a accidente del trabajo (15%) intoxicación C.R. por plomo, D.T. psicoorgánico
secundario no recuperable (70%). La demandada recurrió a la Superintendencia de Seguridad
Social, solicitando un pronunciamiento sobre el origen (laboral o común) de la intoxicación por
plomo reconocida a don [...], según la referida resolución Nº 444/2000, de 4 de octubre de 2000,
de la compin del Servicio de Salud de Antofagasta. La demandada hace hincapié que no pone en
duda el grado de incapacidad del trabajador. La Superintendencia confirmó la resolución recurrida,
por ordinario Nº 025810, de 12 de julio de 2001, señalando en su considerando 3º “que en
ausencia de elementos que demuestren la falta de exposición laboral a plomo se concluye confirmar
el origen profesional de la patología presentada por el afectado, diagnosticada como intoxicación

138 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 138 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de segunda instancia. “1º.- Que, el actor demanda a Codelco Chile, fundándose


en los artículos 184 del Código del Trabajo y 69 de la Ley N° 16.744, cobrando
indemnización por daño moral por los perjuicios sufridos como consecuencia de
una intoxicación con plomo que -aduce- se le habría provocado mientras trabaja-
ba en la Fundición de Concentrados y luego en el área Mina Concentradora, en
Chuquicamata, lo que le habría causado un 75% de invalidez; 2º.- Que, tales
dolencias fueron calificadas por el COMPIN y la Superintendencia de Seguridad
Social como de origen profesional causadas por el desempeño en las labores señaladas
en el motivo anterior, a raíz de lo cual se le reconoció una pensión por incapacidad,
en conformidad a la legislación vigente; […]
4º Que, de la simple lectura de la norma transcrita se desprende categórica
y definitivamente que, para perseguir el pago del daño moral, es necesario que la
enfermedad se haya debido a la culpa o dolo del empleador o de un tercero,  lo que
no se ha acreditado en autos, razón por la cual Codelco no puede ser condenado
por este concepto al pago de suma alguna. Cabe llamar la atención sobre el tenor

crónica por plomo con secuelas neurológicas y endocrinas, en consecuencia, la Superintendencia


cumple con manifestar que debe calificarse como de índole profesional el cuadro clínico que afecta
al actor y que motivó la resolución Nº 444/2000 de 4 de octubre de 2000 de la Compin del
Servicio de Salud de Antofagasta. Señalan que Codelco ha conminado al actor a reiniciar labores
en la empresa, no percibiendo remuneración alguna, toda vez que la demandada ha procedido
a retenerlas a fin de compensar los gastos que el tratamiento de la enfermedad le ha irrogado.
La enfermedad profesional descrita ha significado al actor la pérdida de 75% de su capacidad
laboral, irreversible. Esto significa un grave deterioro físico y moral, que le impide para siempre
desarrollar una vida laboral normal. Atendida su edad, 43 años, su condición de padre y sostén
familiar, lo acontecido le significa a él y a su familia una situación de agobio patrimonial y
espiritual irreversible, estimando en la suma de $ 400.000.000 (cuatrocientos millones de pesos)
el monto en que debe ser indemnizado. Solicitan que se condene, a la demandada al pago de
dicha cantidad por concepto de daño moral o a la que el Tribunal determine, con reajustes,
intereses y costas. La demandada, en lo principal de su escrito de fs. 18, opone las excepciones
dilatorias; de incompetencia del Tribunal e ineptitud del libelo, cuya resolución se dejó para
definitiva. Por el segundo otrosí, contestó la demanda. “32) Que, conforme a lo razonado, a juicio
de este sentenciador, se ha producido en la especie un perjuicio moral proveniente de la enfermedad
profesional que afecta al actor, irreversible en la cual cabe responsabilidad a la demandada, por
lo que se acogerá la demanda, regulándose prudencialmente el monto de la indemnización en la
cantidad de $ 90.000.000 (noventa millones de pesos). 33) Que, las restantes pruebas rendidas en
autos son irrelevantes y no alteran la decisión ya enunciada. 34) […] se declara: I. Que se rechazan
las excepciones de incompetencia e ineptitud del libelo opuestas por la demandada. II. Que se

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 139

jurisprudencia accidentes.indb 139 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del auto que se lee a fs. 43, aceptado por las partes, donde no se consideró siquiera
esta materia como punto de prueba; 5° Que, por el contrario, se ha acreditado
que la empresa demandada capacita adecuadamente a su personal, aplica planes
de seguridad, suministra implementos de seguridad laboral y dispone de servicios
médicos para atender a sus trabajadores, cual ocurrió con el actor al detectarse su
enfermedad, y no se ha puesto en duda el cabal cumplimiento de sus obligaciones
de afiliación e impositivas establecidas en la ley. Por otra parte, consta en autos,
documentos de fs. 101, 105 y siguientes, que los niveles de plomo absorbidos por el
señor Salinas son inferiores a cincuenta microgramos por cien ml, determinados por
las normas vigentes como límite de tolerancia biológica, así como que, los detectados
en otros trabajadores que se desempeñan en faenas similares en Codelco Norte, son
muy inferiores a tal límite; lo anterior permitiría aun concluir que el actor contrajo
su enfermedad en una actividad anterior, o bien que posee una cierta tendencia
o debilidad fuera de lo común para contraer afecciones de esta naturaleza; […]
7 ° Que, por otra parte, la actora ha sostenido y mantenido en estrados que,
en virtud de lo establecido en el artículo 184 del Código del Trabajo, cualquiera
enfermedad profesional que sufra un trabajador debe ser indemnizada por el em-
pleador por cuanto el solo hecho que ella se haya desatado demostraría que aquél
no ha tomado las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de
sus dependientes, faltando así a la obligación que tal norma le impondría;
8° Que, la aseveración de la demandante señalada en el acápite anterior, no
se compadece con el verdadero sentido de la norma invocada, que en realidad no
dispone tal cosa. En efecto, así se desprende de su texto, tanto más si se la compara
con lo que se decía en el artículo 255 del antiguo Código del Trabajo, que sí con-
templaba una responsabilidad objetiva de la parte patronal respecto de los accidentes
que sufrieran sus trabajadores. En efecto, allí se establecía que ‘el patrón o empleador
es responsable de los accidentes del trabajo ocurridos a sus obreros o empleados.
Exceptúense los accidentes debidos a fuerza mayor extraña y sin relación alguna


rechaza la objeción de documentos formulada por la parte demandada. III. Que se hace lugar a la
demanda […], debiendo la demandada, Corporación Nacional del Cobre de Chile, […] pagar al actor
la cantidad de $ 90.000.000 (noventa millones de pesos) por concepto de daño moral. IV. Practíquese
liquidación del crédito en su oportunidad de la prestación ordenada pagar con reajustes e intereses
legales, conforme a lo dispuesto en el art. 63 del Código del Trabajo. V. Con costas”.

140 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 140 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

con el trabajo y los producidos intencionalmente por la víctima. La prueba de las


excepciones señaladas corresponde al patrón’. En cambio, el invocado artículo
184 del actual Código Laboral establece, en su inciso primero, textualmente,
que ‘el empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para pro-
teger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos
necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales’. Tal norma, si se
la analiza además considerando que se ubica en el Título I, Normas Generales
del Libro II del Código del ramo, sobre ‘Protección de los Trabajadores’, aparece
como la enunciación programática sobre la responsabilidad general sobre la ma-
teria, pero no ha querido establecer una responsabilidad objetiva del empleador.
Sus normas son complementadas, por ejemplo, por el Reglamento aludido en el
artículo 185 y, básicamente y en lo que interesa, por la Ley 16.744 que fija, como
se ha visto, las consecuencias y responsabilidades en caso de culpa o dolo. No se
establece pues responsabilidad civil de la empresa, sólo se le impone -artículo 209
del Código Laboral- la obligación de afiliarse y hacer las cotizaciones del seguro
obligatorio contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales a
las entidades a las cuales el legislador ha traspasado la responsabilidad por tales
causas. Y fue precisamente la Ley 16.744, la que derogó el referido artículo 255.
La responsabilidad por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales fue
trasladada en consecuencia, por esa norma, a la seguridad social. El empleador
sólo será responsable si no se afilia y cotiza ante el ente que corresponda, o si ha
incurrido en culpa o dolo, circunstancias que, como se ha señalado, no se dan en
la especie (Prof. Cristián Aedo, ‘Responsabilidad Extracontractual’ 2006); y
9° Que, por lo razonado, sólo cabe concluir que la enfermedad contraída
por el actor se debió a circunstancias en ningún caso provocadas por culpa o dolo
de su empleadora Codelco Chile, cuyo accionar, a mayor abundamiento, se ha
ceñido adecuadamente a la normativa que regula la seguridad laboral, por lo
cual sólo cabe rechazar la demanda. Por estas consideraciones y citas legales, y
atendido también lo dispuesto en los artículos 463 y 473 del Código del Trabajo,
se revoca la sentencia apelada de treinta de enero de dos mil seis, escrita de fojas
295 a 325, en cuanto en sus decisiones III y IV acoge la demanda de fojas 2, y en
cuanto condena en costas a la demandada, y, en su lugar, se declara que dicha

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 141

jurisprudencia accidentes.indb 141 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

demanda queda rechazada, sin costas por estimar esta Corte que el demandante
ha litigado con motivo plausible”81.
Del fallo de la Corte Suprema, “Segundo: Que, el recurrente denuncia la
infracción del artículo 184 del Código del Trabajo. Sostiene, en síntesis, que los
sentenciadores han interpretado y aplicado erróneamente la ley, al concluir que
en la especie la demandada incumplió con los deberes de cuidado y protección que
establece la disposición legal citada. Señala que en autos se encuentra acreditado
que la enfermedad sufrida por su parte ha tenido su origen en la contaminación
por plomo a que se vio expuesto durante el tiempo que prestó funciones para la
demandada y que también se encuentra establecido que la protección proporcionada
por la empleadora no fue eficaz ya que no adoptó todas las medidas necesarias
para evitar el peligro. Tercero: Que, como puede apreciarse, las argumentaciones
formuladas por el recurrente consisten en la falta atribuida a los sentenciadores
respecto de la interpretación del precepto legal que ha invocado, cuestionando tam-
bién los presupuestos fácticos y conclusiones establecidas por los Jueces del fondo; sin
embargo, en el recurso no se consignan como vulneradas las normas relativas a la
interpretación de la ley, ni tampoco las disposiciones relativas en esta materia sobre
la apreciación de la prueba, que son las que, en definitiva, permiten la revisión
del fallo en estudio en los aspectos alegados, de modo tal que el recurso intentado
no puede prosperar. Cuarto: Que, conforme lo razonado resulta suficiente para
concluir que el recurso en análisis adolece de manifiesta falta de fundamento, lo
que conduce a su rechazo en esta etapa de tramitación. Por estas consideraciones y
normas legales citadas, se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido por
el demandante”82.
Obligación del empleador de indemnizar a trabajadora por daño psico-
lógico causado por maltratos que derivaron en una enfermedad profesional.
“Es un hecho de la causa que los maltratos que la demandante recibió en el desem-
peño de sus funciones laborales, unido al ambiente de tensión generalizado en que

81
Pronunciada por la Décima Sala, integrada por el Ministro señor Cornelio Villarroel Ramírez, el
Fiscal Judicial señor Mario Carroza Espinosa y el Abogado Integrante señor Ismael Ibarra Léniz.
82
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Marcos
Libedinsky T., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Patricio Valdés A. y el Abogado Integrante
señor Ricardo Peralta V.

142 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 142 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

se trabaja en la empresa demandada, le causaron una neurosis depresiva reaccional


con graves repercusiones inmediatas en su salud física y psíquica y de insospechadas
consecuencias futuras, ya que el informe y testimonio del médico tratante consignan
que la enfermedad es irreversible. Los transtornos fisiológicos y psíquicos sufridos por
la actora han repercutido en sus relaciones familiares, haciéndose notorias alteraciones
y roces con su cónyuge e hijos por el estado de irritabilidad que caracteriza a esta
enfermedad. Se ha deteriorado su capacidad laboral. Por consiguiente, la conducta
del Gerente General del Laboratorio demandado fue injusta, arbitraria, innecesaria
y absolutamente contraria al derecho. Desde luego porque el empleador debe ejercer
sus funciones de mando en la empresa sin lesionar indebidamente los derechos de
sus subordinados y darles a éstos un trato digno y adecuado dentro de la discreción
y moderación naturales. Seguidamente, porque la actual legislación laboral, en aras
de que se respete adecuadamente la integridad física del trabajador, coloca categó-
ricamente al empleador en la obligación de no incurrir en conductas que puedan
atentar contra la salud de este último. Así el artículo 86 del Decreto Ley Nº2.200
establece que el empleador está obligado a tomar todas las medidas necesarias para
proteger eficazmente la vida y salud de sus trabajadores”. No se compadece con esta
obligación legal la conducta de un empresario que emplea casi a diario la violencia
física y verbal para impartir instrucciones o para manifestar aun su disconformidad
con el trabajo de sus dependientes. La necesidad de trabajar no desnaturaliza la
condición de persona de quien presta el servicio.
Así las cosas, la actitud del empresario provocó en la trabajadora demandante
una grave enfermedad, de aquellas que el artículo 7º de la ley Nº 16.744 califica
como enfermedad profesional, que deja al trabajador con incapacidad para poder
seguir prestando sus servicios. A su vez, el artículo 69 de la misma Ley establece,
en su letra b), la obligación del empleador de pagar al trabajador que sufra la en-
fermedad, por culpa o dolo del empresario, “las otras indemnizaciones a que tenga
derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral.
En consecuencia, el Laboratorio demandado se encuentra en la obligación de
reparar adecuadamente el daño que en lo moral el causó a la trabajadora demandante
con las conductas descritas” (Corte Suprema, 1 octubre 1987, Rol n° 5.916)83.

83
Fuente: http://productos.legalpublishing.cl , ID n° 51597.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 143

jurisprudencia accidentes.indb 143 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3) Acoso Laboral o Mobbing


El acoso laboral es una vulneración de la dignidad inaceptable y cuyo
daño moral producido debe ser indemnizado por la empresa.
“Que el acoso laboral vulnera la dignidad del trabajador acosado, al verse
menoscabado alguno de sus derechos fundamentales y que no es otro que la dignidad
del trabajador en el ámbito de las relaciones laborales, diligencia o cuidado que le
incumbe probar al que ha debido emplearlo, en el presente caso al Empleador, bajo
cuyas órdenes trabaja el representante de la empresa y jefe directo de la afectada,
circunstancia que no ha ocurrido en la especie.
{Asismismo}, no es razonable entender que, dentro de la organización empre-
sarial pueda permitirse el acoso de un trabajador por quien forma parte de aquélla,
sólo porque carece de un vínculo contractual con la persona acosada” (Corte de
Concepción, 17 junio 2011, Sentencia Reemplazo Recurso de Nulidad “Flores
Cáceres con Isapre Màs Vida S.A.”, Rol nº 113-2011).
17°.- Que, así las cosas, se deduce que al concluir como lo hizo la sen-
tenciadora, ha infringido, principalmente, las razones jurídicas y lógicas que
debieron haberse respetado, ya que
18°.- Que, atendido lo antes expresado, corresponde acoger el recurso
de nulidad por la presente causal, siendo improcedente pronunciarse por las
demás deducidas de manera subsidiaria.
Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 473, 474,
478, 480 y 482 del Código del Trabajo, SE ACOGE, sin costas, el recurso
interpuesto”.
No se debe confundir el “mobbing” con otros fenómenos que se
producen en las relaciones laborales, como los conflictos que pueden
generarse al interior de la organización entre sus distintos integran-
tes. En el conflicto, lo normal es que los sujetos que intervienen se
encuentren en una situación de simetría en la empresa, no con las
malas condiciones laborales, el simple exceso de trabajo con horarios
excesivos, así como tampoco cuando se trata de una sola agresión, aún

144 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 144 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

cuando pueda traer aparejadas importantes consecuencias en materia


de daños. “Corresponde rechazar la demanda de acoso laboral o mobbing
deducida, toda vez que éste se puede definir como el proceso conformado
por un conjunto de acciones u omisiones, en el ámbito de las relaciones
laborales públicas o privadas, y en virtud de las cuales uno o más sujetos
acusadores crean un ambiente laboral hostil e intimidatorio respecto
de uno o más acosados, afectando gravemente su dignidad personal y
dañando la salud del o los afectados con miras a lograr distintos fines
de tipo persecutorio.
No se debe confundir el mobbing con otros fenómenos que se producen en
las relaciones laborales, como es el estrés laboral, que pudiera estar constituido
por las malas condiciones de trabajo, caso en el cual no necesariamente estamos
frente a un acoso moral. Tampoco es posible confundirlo con los conflictos que
pueden generarse al interior de la organización entre sus distintos integrantes,
en el conflicto lo normal es que los sujetos que intervienen se encuentren en una
situación de simetría en la empresa; en cambio, en el acoso existe un grado de
desigualdad entre víctima y acosador, desigualdad de naturaleza jerárquica o,
por lo menos, psicológica.
Asimismo, con relación al ejercicio abusivo de los poderes del empresario,
como es la potestad de dirección del empleador, que no es más que la expresión o
compresión del derecho de propiedad sobre los medios de producción, de manera
tal que éste se encuentra plenamente facultado para determinar el funciona-
miento de la empresa de la forma que le parezca más adecuada. Sin embargo,
existen muchas organizaciones que pretenden la obtención de utilidades a
cualquier costo, sacrificando sus trabajadores, exponiéndolos a sobrecarga de
trabajo o a precarias condiciones, lo que constituye ejercicio abusivo del poder
de dirección. Con todo, no necesariamente esta situación es constitutiva de
acoso moral laboral, pues el empresario ejerce dicho manejo de la empresa no
con ánimo persecutorio en contra de una o más víctimas determinadas, sino
con fines lucrativos, por lo que estas malas, incluso pésimas condiciones son
para todos los trabajadores por igual.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 145

jurisprudencia accidentes.indb 145 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Con todo, las malas condiciones laborales, el simple exceso de trabajo


con horarios excesivos no configuran un acoso moral, así como tampoco
cuando se trata de una sola agresión, aún cuando pueda traer aparejadas
importantes consecuencias en materia de daños. El mobbing, dice, requiere
un proceso de desarrollo continuado y constante del hostigador cuyo detonador
contundente es, precisamente, un hecho sin importancia o aislado, pero que después
continúa sin ser advertido por la víctima. En el caso de autos, el demandante señala
que habría sido acosado por su empleadora por cuanto lo obligaba a conducir más
de las horas permitidas, sin respeto a las horas de descanso, presionándolo telefónica-
mente, incluso cuando conducía, en forma personal para que realizara las vueltas
en el mínimo tiempo posible, omitiendo las reglas de seguridad de la mandante y
obligándolo a desplazarse a exceso de velocidad y exigiéndole contestar su teléfono
celular para atender los llamados de apuro cuando iba conduciendo en la ruta,
insultándolo y amenazándolo con su despido. Todos estos hechos, no pueden ser
confundidos con conductas que determinen la existencia de un acoso moral laboral,
ya que si bien pueden constituir un ejercicio abusivo de la facultad de dirección
del empleador, no pretenden perseguir al trabajador sino obtener utilidades a costa
de las posibles malas condiciones de trabajo. Así las malas condiciones laborales, el
simple exceso de trabajo y los horarios excesivos no configuran un acoso moral, sobre
todo cuando el mismo actor señala en su demanda que lo mismo se verificaba con
el resto de sus compañeros, al expresar que se le amonestaba para apurarse por ser
el único lento de la flota.
En relación a los términos de las llamadas y el vocabulario utilizado,
respecto del cual reclama el trabajador, debemos recordar que estamos en un
ambiente laboral en el cual el uso de improperios es común. Por lo que no pa-
rece que el uso de palabrotas en las llamadas pudiere causarle tanta impresión,
si se desempeña desde hace años en el rubro, lo mismo, con respecto a que se
le obligaba a conducir a una velocidad mayor que la admitida. Por su parte
las alegaciones en torno a que constituiría acoso laboral el hecho de que se le
mantuvo para su descanso, fuera de los turnos de trabajo, en una pensión sin las
mínimas condiciones necesarias para poder descansar en condiciones normales y
adecuadas, no tienen sustento ya que quedó acreditado que si bien la vivienda
usada como hostal para pernoctar por los trabajadores no corresponde a un

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jurisprudencia accidentes.indb 146 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

hotel ni hospedaje, se trata de una vivienda normal y en buenas condiciones,


la cual en su interior se observa limpia y posee un solo baño. Lo cual pese a
todos los inconvenientes que pudiese acarrear el dormir en ella, tal como lo
relatan los testigos de la demandante, no puede ser calificada de insalubre e
impropia. En cuanto al hecho de que por no participar voluntariamente en el
hurto de combustible que desarrollaban sus compañeros se le marginó, insultó
y aisló por sus compañeros y su propia empleadora, cuestión que, además, era
permitida por ésta y que sólo fue descubierta pocas semanas antes de la presen-
tación de la demanda por la empresa mandante. Si bien quedó de manifiesto
por lo declarado por los testigos de la demandante que existía esta práctica en
la empresa, ella era desarrollada por los compañeros de trabajo del actor. Así,
las actitudes de marginación y aislamiento en que quedó el actor fueron pro-
vocadas por aquéllos y podría responsabilizarse a la empresa, sólo si, tal como
se señala en la demanda, la empresa estuviese coludida o aceptase sin reparos
el hurto de combustible, de lo cual no se ha rendido probanza. De todas for-
mas, haya sido así o no, no puede culparse a la empresa, como organización,
de la conducta que podrían haber tenido dos de sus representantes, según el
artículo 4º del Código del Trabajo, ya que estamos frente a un posible delito
y sólo responden por ellos los personalmente responsables, aquellos a quienes se
les puede imputar determinadamente la conducta impropia.
Por último, no constituye mobbing lo aludido por el trabajador, en orden
a no acceder a firmar una serie de documentos que dan cuenta del presunto
cumplimiento del descanso, pago de horas extras, pago de días compensados,
libretas de horario de trabajo, actualizaciones de contrato de trabajo, ante la
fiscalización de la Inspección del Trabajo, siendo insultado y amenazado con
despido por los ejecutivos de la empresa demandada, ya que aun cuando ello
pudiese ser veraz, lo trascendente es que estamos frente a una acción de acoso
moral laboral, el cual, según dijimos debe cumplir ciertos requisitos para con-
figurarse, entre los cuales está, que la conducta debe tener cierta periodicidad
y duración en el tiempo, para que en su conjunto generen un ambiente hostil
para el acosado. Por lo que esta conducta, que puede calificarse como un hos-
tigamiento por la negativa del operador demandante a firmar los documentos
que era necesario presentar ante la Inspección del Trabajo para ser eximida de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 147

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

una futura infracción a la empresa, únicamente corresponde a un acto aislado


que no puede ser constitutivo del acoso que se imputa. […]
Corresponde rechazar la demanda subsidiaria sustentada la infracción de la
integridad física y psíquica, el derecho a la dignidad y a la honra y a desarrollar un
trabajo en condiciones normales y adecuadas, ya que si se quería el amparo de tales
derechos constitucionales a través de la vía judicial, debió ser utilizado el procedi-
miento correspondiente de tutela de derechos fundamentales de la ley 20.087 y no
pretenderlo a través de una demanda de procedimiento de aplicación general en la cual
está vedado pronunciarse al respecto, al existir un procedimiento de carácter especial,
debiendo rechazarse tal petición. Así, al no existir en Chile una legislación específica
en la materia, justamente se debe demandar en base al deber de protección consagrado
en el artículo 184 del Código del Trabajo y en el inciso segundo del artículo 2º del
mismo texto, por lo que éste fue el fundamento de la demanda principal, ya recha-
zada, no siendo procedente el pago del daño moral que se busca y menos la condena
a la demandada, ya sea por su responsabilidad directa o como garante” (Juzgado de
Letras del Trabajo de Concepción, 4 noviembre 2009,  RIT O-106-2009)84.
Los tribunales del trabajo son competentes para conocer de la indemni-
zación por daño moral producido por acoso laboral.“Corresponde rechazar el
recurso de apelación, por cuanto las alegaciones del demandado en orden a que se debe
acoger la excepción de incompetencia del Tribunal, fundada en que el Juzgado del
Trabajo no tendría competencia para conocer de la demanda de indemnización por
daño moral ha de ser desestimada, pues de conformidad a lo dispuesto en el artículo
420 del Código del Trabajo, serán de competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo,
entre otras, las materias indicadas en su letra a), esto es, las cuestiones suscitadas entre
empleadores y trabajadores por aplicación de las normas laborales o derivadas de la
interpretación o aplicación de los contratos individuales o colectivos del trabajo.[…]
Lo que se ha denunciado en la demanda de autos, esto es, una conducta de
hostigamiento de carácter permanente durante el desarrollo del contrato laboral, y
no como una conducta producida en el despido mismo. Y es precisamente por esta
razón que la demanda por acoso laboral ha sido acertadamente acogida, porque

84
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ22673

148 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

precisamente sólo cabe a los Tribunales del Trabajo conocer del daño causado a la
trabajadora mientras ésta se encuentra ligada contractualmente con su emplea-
dora, de manera tal que la indemnización solicitada lo es por un daño que el
Código Civil reconoce es de responsabilidad del empleador, no sólo por haber sido
ocasionado por éste, cuanto porque, aún cuando no exista un texto legal expreso
que sancione el acoso laboral con la respectiva indemnización por el daño que con
ello se ha causado a la trabajadora víctima, ésta sí tiene legítimo derecho a ser
indemnizada, máxime si tal acoso lo fue con motivo de un estado de embarazo
que el Código del Trabajo se ha encargado de proteger detalladamente” (Corte de
Santiago, 28 septiembre 2010, Rol nº 11553-09).
Neurosis laboral no atribuible al empleador. “Aunque las afirmaciones de
la demandante sean corroboradas en buena medida por las anotaciones médicas,
y no sea dudoso que el sufrimiento moral existió y produjo un menoscabo en su
calidad de vida, esta vivencia dolorosa no puede ser considerada un daño moral y,
por lo tanto indemnizable, si no se prueba, además, como lo exige el artículo 69
de la ley 16.744, que provino de un hecho culpable o doloso de la demandada, lo
que no ocurre si no obstante estar acreditada una relación de causa a efecto entre
el trabajo realizado por la actora y la neurosis laboral que la afectó, no se probó
en modo alguno que la empleadora hubiera incurrido en una conducta dolosa o
negligente en el mantenimiento de las condiciones ambientales del local en que
trabajaba la demandante que hubieran podido originar la enfermedad, ni en la
participación en cuanto al tratamiento, una vez diagnosticada ésta, sino por el
contrario, ha quedado demostrado que dio cumplimiento oportuno a todas las
recomendaciones para mejorar las condiciones de la trabajadora” (Corte Suprema,
28 agosto 2006, Casación en el fondo “Matamala Velozo con Entel Servicios
Telefónicos S.A” Rol n° 4130-2005)85.

85
En autos Rol nº 3.625-1999 del Séptimo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, una trabajadora
demandó a una empresa de telecomunicaciones, a fin que se condene a la demandada a indemnizar
los perjuicios causados que señala, más reajustes, intereses y costas.

El demandado, evacuando el traslado conferido, solicitó el rechazo total, con costas, de la acción
deducida, y opuso la excepción de litis pendencia, sosteniendo que existe un juicio pendiente
la causa Nº 3336 1999 de este Juzgado, siendo notificada esa demanda y ya siendo contestada.
Agrega que en dicho juicio pendiente y este litigio, existe identidad legal de personas: la misma
actora y la misma demandada; también identidad de la cosa pedida, el mismo beneficio jurídico

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 149

jurisprudencia accidentes.indb 149 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En nuestra opinión, atendible resulta que la sentencia de la Corte de


Santiago (Rol n° 239-2004) se haya centrado en las probanzas y en su carác-
ter de “principios científicos” como elementos integrantes de la Sana Crítica.
Asimismo, del detalle de los Informes Médicos y de la situación sicológica
de la demandante. “Primero: Que, apreciando la prueba rendida, en conjunto
y en conformidad a las reglas de la sana crítica, esta Corte llega a las siguientes
conclusiones en relación con los hechos materia de prueba:

en ambos juicios; y, además identidad de causa ce pedir, el mismo contrato de trabajo entre la
actora y el empleador, el despido y la existencia de un supuesto fuero laboral.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de veintiocho de noviembre de dos mil tres, escrita
a fojas 186, acogió la demanda sólo en cuanto condenó a la demandada al pago de la suma
de treinta millones de pesos por concepto de daño moral, más reajustes, intereses y sin costas.
“Tercero: Que, del mérito de este proceso y de la documentación de fs. 17 a 22, aparece que proceda
rechazar la excepción en cuestión con costas. Supuesto que si bien existen dos juicios paralelos entre las
partes: el proceso Nº 3336 1999 y esta causa Nº 3625 1999; no es menos cierto que en aquel juicio se
persigue la declaración de ilegal a injustificado del despido de la actora por la demandada, y el cobro de
prestaciones legales y contractuales; y este pleito persigue la declaración de que la demandante adquirió
una enfermedad de naturaleza profesional, que le produjo perjuicios materiales y morales, y cobrándose
ciertas sumas de dinero por un daño emergente, por un lucro cesante y por un daño moral; Objeción
documental del actor. […]. Por estas consideraciones […]; se declara: I. Que se rechaza la excepción de
litis pendencia opuesta por la demandada […]; VI. Que ha lugar a la demanda […] sólo en cuanto
se condena a la demandada […] a pagar a la demandante […] la suma de treinta millones de pesos
($ 30.000.000) en dinero efectivo, por concepto de daño moral. VII. Que no se hace lugar a la citada
demanda, en cuanto al cobro de indemnizaciones por daño emergente y por lucro cesante; VIII. Que la
indemnización antes señalada deberá reajustarse de acuerdo a la variación que experimente el Índice de
Precios al Consumidor, desde la fecha de la notificación de la demanda; y además devengará el interés
corriente para operaciones reajustables desde que la sentencia quede ejecutoriada y hasta el pago efectivo
de lo adeudado; IX. Que no se condena en costas a la parte demandaba, por no haber sido totalmente
vencida”.

Se alzó el demandado y la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo de quince de junio del año
dos mil cinco, que se lee a fojas 249, revocó la sentencia de primer grado y, en su lugar, rechazó
la demanda sin costas y lo confirmó, en lo demás apelado.  

En contra de esta última sentencia, la demandante dedujo recursos de casación en la forma y en el
fondo, por haber sido dictada, a su juicio, con infracciones de ley que han influido en lo dispositivo
de la misma y a fin que se la invalide y se dicte la de reemplazo que describe.

Se declaró inadmisible el recurso de casación en la forma y se trajeron estos autos en relación para
conocer del recurso de casación en el fondo.

150 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 150 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Segundo: Que, el informe médico número […] emitido por el Hospital del
Trabajador de Santiago, […], más las fichas médicas que a ese informe se adjun-
tan y que rolan […], son categóricos al describir la enfermedad de la actora como
neurosis laboral, atendida en dicho centro médico entre el 07 de enero y el 16 de
octubre de 2000, por lo que este diagnóstico se tendrá por probado.
Tercero: Que, la demandante atribuye el origen de la enfermedad a las malas
condiciones laborales del local de trabajo y para probarlo acompaña la declaración
de dos testigos, contestes y sin tacha. Una de ellos, doña […], expone a fojas 84:
Además no disponía de una oficina para trabajar, no tenía un lugar determinado,
atendía en diferentes partes, en general lo hacía en una bodega, sentada en el suelo
en alguna caja, pero luego modifica esta declaración, puesto que contrainterrogada,
aclara, a fojas 87: No me consta que haya atendido público sentada en el piso,
pero sí muchas veces atendía al cliente en la bodega de pie, cuando necesitaban
conversar en privado. Un segunda testigo de la demandante […], afirma a fojas
92: en cuanto al lugar físico, éste no contaba con las condiciones de ser un lugar
apropiado para desarrollar sus funciones, muchas veces tuvimos que ocupar el piso
como escritorio, en algún momento se le asignó un escritorio en el área restringida,
pero ese escritorio y esa oficina se ocupaba como bodega, como comedor y para
cuadrar las cajas, era ocupado por todo el personal. El lugar donde se atendía al
público es muy pequeño, juntándose demasiadas personas, lo que hacía más difícil
la atención. Estos testimonios aparecen rebatidos por los dos testigos de la parte
demandada, igualmente contestes en sus dichos y sin tacha. A fojas 104, doña
[…] declara: Ella tenía su oficina propia en Huérfanos, en el segundo piso, ésta
era compartida. El público lo atendía en el módulo de atención a clientes, porque
ahí tenía su computador y podía ver el reclamo a que hacía alusión el cliente.
Ella como jefe de local, no atendía mucha gente, sólo los casos especiales donde se
requería la presencia de un jefe. Repreguntada agrega a fojas 106: Nunca hizo
esto, la empresa provee de escritorios y sillas y por imagen una empresa no puede
permitir que un funcionario atienda en el suelo. Repreguntada, respecto a si la
ACHS cuestionó las condiciones ambientales en que se desempeñaba la actora,
afirma: No cuestionó las condiciones ambientales. Don […], a su vez, proporciona
el siguiente testimonio, a fojas 108: Cada ejecutiva dispone de un PC., teléfono,
escritorio y los útiles necesarios para esa función. Ella como jefa tenía una oficina

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 151

jurisprudencia accidentes.indb 151 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

separada, con las mismas condiciones que mencioné anteriormente, físicamente


no sé dónde la tenía. No recuerdo físicamente cómo es el local de Huérfanos, creo
que es de un piso. Repreguntado para que dijera si la señora […] debía trabajar
en el piso o sentada en cajas en algún momento, contesta a fojas 116: No, absolu-
tamente, las condiciones laborales que la empresa le entrega a sus empleados, son
las óptimas para que puedan desarrollar su función sin contratiempo y no existe
indicación alguna o motivo entregado por la empresa para desarrollar el trabajo en
el piso. Contrainterrogado para que dijera si el personal de la ACHS. le señaló a
la empresa que el motivo de la enfermedad de la demandante eran las condiciones
ambientales del local donde laboraba, o si recibieron críticas respecto del local por
parte de este organismo, responde a fojas 117: Nunca señalaron una situación
similar, la recomendación fue el cambio de funciones. Tampoco recibimos críticas
con respecto a la implementación del local.
A fojas 104, la testigo de la demandada, doña […]declara sobre la conducta
de la actora: En cuanto a su enfermedad, puedo declarar que ella siempre me
comentaba sobre su estado nervioso, pero no atribuible a la atención de público, y
esto me lo comentó a raíz de reclamos que recibí de clientes por su mala atención.
Me parece que su estado nervioso era de problemas personales. La actora siempre
tenía problemas personales con sus compañeras, guardias y personal de seguridad.
Ella aducía que con el personal de aseo, por ejemplo, le comían su colación no le
ocurría a nadie más. En cuanto a los guardias me decía que le faltaban el respeto.
A fojas 127 se acompaña ficha médica de la demandante emitida por el Hos-
pital del Trabajador, que señala: De fondo hay rasgos de personalidad vulnerable y
en suma declara que hay Neurosis Laboral en Estudio. A fojas 132, la ficha médica
siguiente informa: La administración del test de Roschach entrega como hipótesis
diagnóstica una organización neurótica baja, con núcleos estructurales de la línea
esquizo paranoide y necesidad de afecto valoración. Aparece compromiso depresivo
significativo. Este test permite ver que la paciente se siente agredida por su público.
Este es el conflicto central de la paciente. Aparece una mujer crítica de sí misma, con
alto compromiso valórico. Si bien los rasgos de la paciente permiten ver marcada
vulnerabilidad en lo emocional, en análisis del caso, coincidente con la opinión
del equipo de neurosis laboral, apuntarían a un cuadro de origen laboral, en el
cual el desempeño mismo de la función mantendría la sintomatología (percepción

152 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de agresión por parte del público en una personalidad con núcleo paranoide). La
ficha médica que viene a continuación, a fojas 129, deja constancia que: Visita a
empresa corrobora origen laboral del cuadro al comprobar trabajo bajo presión, de
alta exigencia y tensión en lo emocional. Si bien los dos testigos de la demandante,
contestes y sin tacha, coinciden en declarar acerca de las malas condiciones am-
bientales del local en que esta última trabajaba, esta afirmación es refutada por los
dos testigos de la demandada, igualmente contestes y sin tachas, cuya declaración
guarda conformidad con lo expuesto en las fichas médicas de la actora acompaña-
das al expediente, en las cuales, si bien se reconoce el origen laboral del cuadro, no
hay ninguna alusión, incluso después de visitada la empresa, a que la agresión de
público que resiente la demandante se deba a las condiciones ambientales del local
en que laboraba, y dejando constancia, en cambio, de una marcada vulnerabilidad
en lo emocional, en una personalidad con núcleo paranoidal. En consecuencia, esta
sentenciadora tendrá por no probado el hecho alegado por la demandante […].
Cuarto: Que, en lo que se refiere al tratamiento de la enfermedad, el informe
médico aludido en el considerando anterior señala, a fojas 125, que: “Con fecha
8 de marzo de 1999 se envió nota a la empresa en que se especificó el diagnóstico
(neurosis laboral) y se sugirieron las recomendaciones (cambio de trabajo)”. Respecto
del cumplimiento de estas recomendaciones el mismo informe expresa, también a
fojas 125 que: “En control del 22 de marzo de 1999 la paciente informó que fue
trasladada de puesto a funciones administrativas (transitoriamente). En control
de 30 de abril de 1999 la paciente volvió a informar de cambio de puesto ad-
ministrativo (también en forma transitoria). Esta comunicación coincide con lo
declarado por el representante de la demandada, quien absolviendo posiciones, a
fojas 175, responde a la pregunta n. 16: “Se le cambió de cargo a una atención de
función telefónica exclusivamente y posteriormente a una función administrativa,
sin ninguna responsabilidad, en el mismo local. De esto se informó a la trabajadora
por escrito, no me consta si se informó a la ACHS. Los dichos de los testigos de la
demandada confirman esta versión. Doña María Eugenia Padilla Polhwein de-
clara a fojas 105 (punto 1): “Una vez que fue dada de alta, la empresa le cambió
las funciones a la de recepción de giro, porque ahí no atendía público”, [...], “En
el cargo asignado a la demandante sólo alcanzó a estar unos pocos días, porque se
quejó que el teléfono le producía molestias a su oído y tenía problemas con su brazo

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 153

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

por un citófono que está en la pared y que tenía que atender”. Debido a esto, llegó
un inspector de la ACHS, y sugirió que el citófono se le acercara más a su puesto
de trabajo, lo que fue hecho en forma inmediata, pero ella siguió quejándose del
teléfono por su problema a su oído. En vista de estos problemas se le cambió de
función y para darle más facilidades, fue asignada al local 11 de septiembre, para
efectuar trabajos administrativos livianos, ahí no atendía teléfonos, ni público, ni
hacía esfuerzos con sus brazos [...]. Don Alfonso Patricio Barahona Núñez, ma-
nifiesta a fojas 114 (punto 1): “Personalmente conversé con la demandante sobre
la recomendación de la ACHS, en el sentido de cambiarla de funciones, situación
que realmente asumimos a contar de los pocos días de recibir la recomendación de
la ACHS, que fue por escrito. Básicamente se le encargó el trabajo administrativo
de lo que es giros nacionales en el local de Huérfanos, no tenía atención de público
directo, pero sí debía contestar el teléfono, aduciendo que tenía problemas auditivos
con eso, expresando su disconformidad por esta labor, la trasladamos al local de 11
de septiembre a hacer trabajos administrativos”. De lo anteriormente expuesto, y
no existiendo contradicción alguna entre lo manifestado por la propia actora, lo
informado por el Hospital del Trabajador y lo declarado por los dos testigos de la
demandada, contestes y sin tacha, se tendrá por probado que el tratamiento de la
enfermedad, en lo que concernía a la empleadora, consistió en cambiar de funciones
a la demandante, asignándola a labores que excluyeran la atención de público, lo
que también fue cumplido a cabalidad por la demandada.
Quinto: Que, en lo que concierne al alta médica y, en su caso, si ésta se
encontraba sujeta al cumplimiento de alguna prescripción médica o plazo deter-
minado, el informe médico, firmado por el Dr. César Carvajal Álvarez, médico
tratante, concluye, a fojas 125 y 126 lo siguiente: La Sra. [...] ha requerido de
dos períodos de reposo. El primero entre el 7 de enero de 1999 y el 10 de marzo
del año 1999 y el segundo entre el 22 de marzo y el 23 de abril de 1999. “El 6 de
mayo de 1999 la paciente estaba sin reposo. La paciente estuvo con reposo entre el
22 de marzo al 23 de abril de 1999 y el control ambulatorio siguiente fue el 24
de mayo de 1999 . El certificado de alta de fojas 146 reza: Certificamos que doña
Rosalía Matamala Velozo de la empresa Entel Serv. Telefónicos S.A. que sufrió
un accidente de Ef. Profesional el día 7/01/99 y que se presentó a nuestro servicio
médico el día 22/03/99, se le ha dado el alta con seguimiento el día 22/03/99 y

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

puede reintegrarse a su trabajo a partir del día 23/03/99. Se tendrá, por lo tanto,
por probado que desde el 22 de marzo de 1999, la actora no se encontraba en
reposo sino que contaba con alta médica que le permitía trabajar, sin perjuicio de
continuar tratamiento ambulatorio.
Sexto: Que, respecto del daño moral que la actora sostiene haber sufrido, la
demandante absolviendo posiciones declara al punto 5, a fojas 178: “[...]mi familia
se alteró totalmente, conocí el insomnio, quedar botada en una cama sin poder
levantarme, mucho dolor de cabeza, no hablar sino que gritar, poca tolerancia,
llegar a perder el aprecio de mí misma, indiferencia a la vida y al medio que me
rodea, hasta llegar el suicidio, pérdida de conciencia, caídas, inestabilidad, carácter
inestable, desorientación, fobia[...], sin contar con los gastos materiales que supe-
raron los dos millones y medio en medicamentos, atenciones médicas y exámenes.
Lo principal, alteró mi capacidad para desempeñarme como trabajadora que hasta
el día de hoy no he podido superar, me cuesta mucho conseguir un trabajo, incluso
tratar de buscarlo”. Las anotaciones de las fichas médicas acompañadas al expediente
señalan en la paciente a fojas 133: “intensa angustia”, “insomnio marcado”, “irri-
tabilidad fácil”, “desconcentración”, “falla de memoria” y a fs. 135: “somnolencia
diurna” “cierta irritabilidad”, más el siguiente comentario: “Consiguió trabajo
administrativo; sin embargo, al presentarse tuvo crisis angustiosa que la llevó a
desistir del cargo”. Si bien las afirmaciones de la demandante son corroboradas en
buena medida por las anotaciones médicas, lo que no permite dudar de que ese
sufrimiento existió y produjo un menoscabo en su calidad de vida, esta vivencia
dolorosa no puede ser considerada un daño moral y, por lo tanto indemnizable, si
no se prueba, además, como lo exige el artículo 69 de la ley 16.744, que provino
de un hecho culpable o doloso de la demandada, lo que en la especie no ha ocu-
rrido, puesto que no obstante estar acreditado que la demandante contrajo una
enfermedad de origen laboral, existiendo una relación de causa a efecto entre el
trabajo realizado por la actora como jefa encargada de un local de la demandada
y la neurosis laboral que la afectó, no se probó en modo alguno que la empleadora
hubiera incurrido en una conducta dolosa o negligente en el mantenimiento de las
condiciones ambientales del local en que trabajaba la demandante, que hubieran
podido originar la enfermedad, ni en la participación que a ella correspondía en
el tratamiento, una vez diagnosticada esta última; por el contrario, ha quedado

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 155

jurisprudencia accidentes.indb 155 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

demostrado que la demandada dio cumplimiento oportuno a todas las recomen-


daciones e instrucciones de la ACHS. En lo que concierne al despido de que fue
objeto la actora, la causal invocada por la empresa se encuentra contemplada en el
artículo 161 del Código del Trabajo, no existiendo contravención a lo dispuesto en
el inciso final de este artículo, puesto que a la fecha en que se puso fin al contrato
de la demandante, ésta no se encontraba en reposo, sino trabajando por haber sido
dada de alta. A mayor abundamiento, las indemnizaciones que corresponden al
trabajador a cuyo contrato se ha dado término por necesidades de la empresa, están
contempladas en los artículos 162, inciso 4º, y 163 del mismo texto legal. […]
Por estas consideraciones […], se revoca la sentencia apelada […] y, en su
lugar se resuelve: I.- Que se revoca la sentencia apelada en cuanto resolvió que se
condena a la demandada […], a pagar a la demandante doña […], la suma de
treinta millones de pesos ($30.000.000) en dinero efectivo, por concepto de daño
moral, […]. En su lugar se declara que se rechaza la demanda en cuanto al cobro
de indemnizaciones por concepto de daño moral. II.- Que se confirma en lo demás
la sentencia apelada. No se condena en costas a la parte demandante por haber
tenido motivo plausible para litigar”86.

4) Casuística
Procede otorgar prestaciones de la ley por enfermedad profesional
consistente en neurosis depresiva (Superintendencia de Seguridad Social, 1
octubre 1993, Dictamen n° 9716).
No procede otorgar cobertura de la ley a patología de trabajador con-
sistente en trastornos de adaptación y reacción de estrés (Superintendencia
de Seguridad Social, 6 junio 1994, Dictamen n° 6190).
El empleador no sería responsable de hábitos personales del trabajador
ejercidos fuera del ámbito de la empresa, como una alimentación inade-

86
Pronunciada por la Décima Sala de esta Ilustrísima Corte de Apelaciones, integrada por los
Ministros, señor Juan Araya Elizalde y señor Haroldo Brito Cruz y por la Abogada Integrante,
doña Solange Doyhar Casse.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

cuada que le produjera obesidad, la que podría ser, previa calificación de


organismos de salud, riesgosa para su desempeño laboral, en cuyo caso se
debería adoptar las medidas necesarias para que esto no ocurriera.
Así, la obesidad en la situación planteada, no sería enfermedad pro-
fesional cubierta por la ley N° 16.744. Mediante presentación del Ant. 2),
solicita un pronunciamiento de esta Dirección, acerca de responsabilidad
que tendría una empresa de Servicios Comerciales, por las enfermedades que
pudieren afectar a sus trabajadores por razones de sobrepeso o mala alimen-
tación derivada de conductas personales, pese a las medidas adoptadas por la
empresa al respecto a través de su casino y nutricionistas, y si se trataría de
enfermedades a consecuencia del trabajo. Además de solicitar periódicamente
exámenes preventivos de salud, especialmente para desempeño en altura, los
que dan por resultado exceso de peso, y por ello problemas musculares, lum-
bares, hipertensión, colesterol, etc. de riesgos para el trabajador, causados por
una alimentación ajena a la que otorga la empresa.
Del texto del artículo 184 inciso 1° del Código del Trabajo, se desprende
que: “es obligación del empleador tomar todas las medidas que sean necesarias
para proteger de manera eficaz la vida y salud de los trabajadores, manteniendo
condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como los implementos
para prevenir accidentes y enfermedades profesionales.
De esta suerte, la norma legal en comento consagra lo que se denomina el
deber de seguridad del empleador, o la obligación de adoptar los medios necesarios
para impedir que el trabajo o faena pueda significar riesgo para la vida y salud
del trabajador.
Ahora bien, como se deriva de la misma disposición legal, el deber de se-
guridad del empleador tiene vigencia y subsiste en cuanto el trabajador
se encuentre en la faena o en el trabajo, por lo que lo que ocurra en otro
ámbito, fuera del trabajo, como podría ser el privado de la persona del
trabajador, no origina, por regla general, tal deber de seguridad del
empleador.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 157

jurisprudencia accidentes.indb 157 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De este modo, si la empresa se preocupara, por una parte, de prestar


una adecuada alimentación a sus trabajadores, supervigilada por nutricio-
nistas que laboran en dependencias del casino de la misma empresa, y por
otra, de exigirles periódicamente chequeos o controles médicos, se estaría
cumpliendo en este aspecto con el deber de seguridad comentado, en cuanto
prevenir que por una alimentación inadecuada se pudiere producir exceso de peso
de los dependientes con las secuelas de salud y laborales correspondientes.
De esta manera, los hábitos de alimentación y de vida de los trabajadores
fuera de la empresa no irrogarían responsabilidad a la misma, a menos
que ante una condición riesgosa del trabajador por exceso de peso no se
tomaran medidas en cuanto a trabajos o lugares apropiados para evitar
accidentes o daños a la integridad del trabajador.
En efecto, cabe agregar, que de conformidad al artículo 153, inciso 1°, del
Código del Trabajo, toda empresa que ocupe normalmente 10 o más trabajadores
está obligada a confeccionar un Reglamento interno de orden, higiene y seguridad,
que contenga las obligaciones y prohibiciones a que deban sujetarse los trabajadores,
en relación con sus labores, permanencia y vida en dependencias de la respectiva
empresa, conteniendo como disposiciones mínimas, entre otras, al tenor del artículo
154 N° 5, las obligaciones y prohibiciones a que estén sujetos los trabajadores, y
N° 9, las normas e instrucciones de prevención, higiene y seguridad que deban
observarse en la empresa o establecimiento, de todo lo cual es posible derivar que
las facultades y obligaciones propias del empleador en materia de regulación del
desempeño y comportamiento de los trabajadores dicen relación con su estadía en
la empresa o establecimiento, pero no en lugares ajenos a ellas.
Por otra parte, corresponde hacer presente, que el artículo 187, del mismo
Código del Trabajo, señala: “No podrá exigirse ni admitirse el desempeño de un
trabajador en faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o que puedan com-
prometer su salud o seguridad.
La calificación a que se refiere el inciso precedente, será realizada por los
organismos competentes de conformidad a la ley, teniendo en vista la opinión de
entidades de reconocida especialización en la materia de que se trata, sean públicas
o privadas”.

158 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 158 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De la disposición legal antes citada se desprende que el empleador no puede


admitir el desempeño de un trabajador en faenas calificadas como superiores a sus
fuerzas, o que puedan comprometer su salud o seguridad.
Asimismo, que la calificación pertinente debe ser realizada por los organismos
competentes legalmente, teniendo en consideración la opinión de entidades espe-
cializadas, sean públicas o privadas.
De esta suerte, si los Servicios de Salud o las Mutualidades de Seguridad, entre
otros, califican que determinada faena es superior a las fuerzas del trabajador,
o pueden comprometer su salud o seguridad, el empleador estaría impedido de
admitirlo a laborar en la misma, lo que llevaría a concordar otra función que no
irrogara tal riesgo.
En cuanto a si la obesidad de los trabajadores o las enfermedades deri-
vadas de ella serían enfermedad profesional cabe señalar que aún cuando
a este Servicio no le compete pronunciamiento al respecto, el artículo 7°,
inciso 1° de la ley N°16.744 sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes
del Trabajo y Enfermedades Profesionales, dispone: “Es enfermedad profesional
la causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión o el trabajo que
realice una persona y que le produzca incapacidad o muerte”.
De este modo, enfermedad profesional sería, sin perjuicio de otras consi-
deraciones que no compete efectuar a este Organismo, la que tiene su causa
inmediata o directa en el ejercicio de una determinada labor que conlleva
un riesgo para la salud del trabajador, y que le produce incapacidad o la
muerte, por lo que la obesidad causada por malos hábitos de alimentación
no cumpliría tal requisito de la ley, si el ejercicio de un trabajo específico
no sería el motivo de la misma, y por ello no podría ser enfermedad pro-
fesional, como tampoco las secuelas que derivarían de aquélla, sino que
enfermedad común, no cubierta por la ley 16.744.
Corresponde consignar que lo anteriormente expuesto ha tenido su confir-
mación en lo informado por la Superintendencia de Seguridad Social, mediante
Oficio Ord. N° 52.183, de 13.10.2006, del Ant. 1), la que ha precisado que:
“esta Superintendencia manifiesta que el artículo 7° de la ley 16.744 establece que

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 159

jurisprudencia accidentes.indb 159 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

se considera enfermedad profesional la causada de manera directa por el ejercicio


de la profesión o el trabajo que realice una persona y que le produzca incapacidad
o muerte”.
“De acuerdo con dicha definición la relación entre la dolencia y el ejercicio del
trabajo realizado por la persona debe necesariamente ser directa. Dicho en otros
términos, el desempeño de las funciones del trabajador es el que debe ponerlo en
contacto con el riesgo específico de contraer una determinada enfermedad, estando
en contacto con un riesgo específico”.
“Desde este punto de vista, no se divisa de qué forma, un trabajo normal
puede provocarle a quien lo desempeña el aumento de peso en términos de trans-
formarlo en obeso. Tal como se señala, más bien la obesidad obedecerá a malos
hábitos propios de la persona, sea que la colación se la proporcione el empleador
en forma directa o le pague una bonificación para su alimentación durante la
jornada laboral”.
“Precisado lo anterior, cabe destacar que el hecho de que el exceso de peso
sea un factor predisponente que favorezca la aparición de síntomas, lesiones o
patologías determinadas, no implica que ellas vayan a adquirir la tipificación
de laborales”.
“Finalmente, cabe recordar que dada la responsabilidad que cabe al emplea-
dor de cuidar la salud y seguridad del trabajador y no exponerlo a tareas que le
impliquen riesgos que su estado de salud no le permita soportar, como el trabajo
en altura, es recomendable efectuar exámenes preocupacionales”.
En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas,
cúmpleme informar a Ud. que el empleador no sería responsable de hábitos
personales del trabajador ejercidos fuera del ámbito de la empresa, como
una alimentación inadecuada que le produjera obesidad, la que podría
ser, previa calificación de organismos de salud, riesgosa para su desempeño
laboral, en cuyo caso se deberían adoptar las medidas necesarias para que
esto no ocurriera.

160 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 160 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La obesidad en la situación planteada, no sería enfermedad profesional


cubierta por la ley N° 16.744” (Dirección del Trabajo, 20 diciembre 2006,
Dictamen n° 5415/95)87.
Recurso de Protección rechazado dado que el silencio administrati-
vo, acerca de eventual enfermedad profesional e invalidez, provocó una
tardanza que le afectaría al trabajador en su derecho de propiedad (Corte
Suprema, 31 agosto 2006, Recurso de Protección “Henríquez San Martín con
COMPIN VIII Región” Rol n° 3826-2006)88.

87
Fuente: http://productos.legalpublishing.cl, Dictamen n° 5415.
88
Un tripulante pesquero, domiciliado en Talcahuano, interpone recurso de protección en contra
del Presidente de la Comisión de medicina preventiva e invalidez de la 8ª Región. Expresa que
el 3 de enero de 2006 formuló una petición de ponderación de enfermedad profesional a la
Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compín) solicitando se le otorgara un 36% de
menoscabo laboral por enfermedad profesional, atendido los documentos acompañados y pidió que
se certificara que su solicitud se encontraba en estado de resolverse. En febrero de 2006 formuló
ante el recurrido la denuncia de incumplimiento de plazos y requirió su decisión, y después, el 27
de febrero solicitó que se certificara que su solicitud no había sido resuelta dentro de plazo legal.
Sin embargo, el recurrido no se ha pronunciado. Con lo anterior, afirma que se ha agraviado el
derecho contemplado en el artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de la República, por
cuanto el artículo 64 de la ley Nº 19.880 contempla el denominado “silencio positivo”. Reitera que
ha dado cumplimiento al procedimiento administrativo y es acreedor de las certificaciones y de los
resultados de la negativa a emitir pronunciamiento; y, en consecuencia, las disposiciones citadas
han incorporado a su patrimonio los efectos de una invalidez de 36% a causa de su enfermedad
profesional. En definitiva, pide resolver que la abstención de resolver y su negativa a certificar
dentro de los plazos legales es un acto que violenta los efectos del silencio positivo previsto en la
ley Nº 19.880.

El recurrido informó que, solicitaba el rechazo de la acción con costas, “por las siguientes razones:
a) El artículo 7º de la ley Nº 16.744 señala qué es enfermedad profesional y que los artículos 58 a
64 establecen el procedimiento de evaluación, reevaluación y revisión de incapacidades derivadas
de una enfermedad profesional, sin que se establezca plazo alguno dentro del cual debe efectuarse
este proceso; b) Esta situación está regulada a su vez en los arts. 76 y 77 bis del decreto supremo
Nº 101, de 1968, sin que se establezca plazo alguno dentro del cual debe efectuarse este proceso;
c) Esta materia también está regulada por el decreto supremo Nº 109 de 1968, el que no establece
plazo alguno dentro del cual debe efectuarse este proceso de evaluación, reevaluación y revisión de
incapacidades derivadas de una enfermedad profesional; d) Como se desprende del artículo 64 de
la ley Nº 19.880, para que opere el silencio administrativo se requiere un plazo legal dentro del
cual no se pronuncie la autoridad; e) En conclusión, tratándose del procedimiento de evaluación de
incapacidad derivada de enfermedad profesional, no existe plazo dentro del cual deba pronunciarse

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 161

jurisprudencia accidentes.indb 161 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De la parte resolutiva del fallo de la Magistratura respectiva, nos llama la


atención que el tema se refiere a una omisión a los prescrito en la Ley n° 19.880,
como se lee del motivo Décimo: “Que, sin perjuicio del análisis y conclusiones
ya señaladas, atendido lo expuesto en los considerandos precedentes, no corresponde
acceder a la solicitud del recurrente en cuanto pide que se declare que la abstención
de resolver y su negativa a certificar dentro de los plazos legales es un acto que violenta
los efectos del silencio positivo, previsto en la ley Nº 19.880, atendido que dicho plazo
no existe en el presente caso”.
Y el motivo Decimoprimero que acogió la acción dictó la siguiente Medida
de Protección: “se acoge el recurso de protección […], sólo en cuanto se ordena
que la Comisión Regional de Medicina Preventiva e Invalidez en el más breve
plazo deberá citar al recurrente a realizarse los exámenes que procedan y enseguida
resolver de inmediato la solicitud de calificación de invalidez del recurrente.
Sin perjuicio de lo anterior, la recurrida informará a esta Corte acerca de
lo realizado en el plazo de un mes, después de quedar firme o ejecutoriada esta
sentencia”.
Con todo, la Corte Suprema revocó lo decidido: “4º) Que, del examen de
los antecedentes cabe concluir que no se ha vulnerado la garantía invocada, y ni

la administración, por lo cual este silencio administrativo no puede operar y no puede sostenerse
que existe aprobación de la declaración de incapacidad, tal como sostiene el recurrente”.

“Cuarto: Que, para resolver la controversia planteada es preciso tener presente, por una parte, que los
artículos 58 a 64 de la ley Nº 16.744, 76 y 76 bis de su reglamento y 4º del decreto supremo Nº 109,
de 1968, no establecen plazo dentro del cual las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez debe
emitir sus decisiones.

Por otro lado, el recurrente afirma que el 3 de enero de 2006 formuló la petición, que el 6 de febrero
del mismo año denunció el incumplimiento del plazo y el día 27 pidió que se certificara que su solicitud
no había sido resuelta dentro de plazo legal. […].

Quinto: Que, por lo expuesto en el considerando anterior se puede concluir que si bien la petición fue
presentada el 3 de enero de 2006, la primera citación se cursó para el día 17 de marzo próximo, dando
lugar a los reclamos del recurrente, presentando este recurso el día 15 del mismo mes.

Sexto: Que, con relación a esta materia es preciso tener presente que la ley Nº 19.880 obliga a las
autoridades a actuar con celeridad y eficiencia (artículos 4º y 7º). Dicha ley tuvo por objeto que los
procesos administrativos se resuelvan con prontitud, estableciendo para ello plazos y la institución del
silencio positivo en su artículo 64.

162 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 162 31-08-2011 17:43:03


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

siquiera su trasgresión está en juego en el presente asunto, por cuanto los derechos
que el reclamante señala tener no pasan de constituir sino una mera expectativa
de obtener la declaración de invalidez que solicita, de manera que el recurrido no
ha transgredido alguna garantía constitucional, lo que desde ya conduce al rechazo
del presente arbitrio constitucional;
5º) Que, de acuerdo a lo razonado el recurso de protección de que se trata no
puede prosperar y deberá ser rechazado” (Rol n° 3826-2006)89.


Séptimo: Que, entonces como se dijo en el motivo cuarto en el caso en estudio no existen normas que
establezcan plazos dentro del cual debe efectuarse el proceso de evaluación, reevaluación y revisión de
las incapacidades derivadas de una enfermedad profesional y, por tanto, no resulta aplicable el citado
artículo 64, pero la demora en la atención de una persona que requiere atención urgente atendido sus
problemas laborales y de salud, y al no haberse demostrado que existan motivos de fuerza mayor que
impidan la atención rápida y oportuna que exige la citada ley Nº 19.880, se concluye que la actuación
del servicio es arbitraria.

Octavo: Que, la falta de pronunciamiento perjudica al recurrente, pues le impide ejercer los derechos
que a partir de esa decisión pueden emanar.

Noveno: Que, por lo tanto se encuentra afectada la garantía constitucional consagrada en el artículo
19 Nº 24 de la Constitución Política de la República, esto es, el derecho de propiedad en sus diversas
especies, específicamente el derecho que tiene el recurrente a que la autoridad competente se pronuncie
dentro de un tiempo razonable, atendida las circunstancias del caso que ha planteado”.

Proveído por los Ministros en propiedad de la Cuarta Sala señores Diego Simpertigue Limare y
Jaime Solís Pino.
89
1º) Que, cabe consignar, en primer término, que en el presente asunto el recurrente ha reclamado
la vulneración de su garantía constitucional prevista y sancionada en el artículo 19 Nº 24 de la
Constitución Política de la República, alegando que ello se habría producido por la tardanza en que
habría incurrido el Presidente de la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compín) en
emitir pronunciamiento en relación a una declaración de invalidez que le afecta, incurriendo, en su
concepto, en lo que denomina “silencio positivo”, debiendo por ello entenderse que su solicitud habría
sido aceptada;

2º) Que, como se dijo en la motivación cuarta de la sentencia en revisión, la normativa que rige
la materia no establece un plazo para que el organismo aludido deba resolver acerca del problema
planteado, de manera que en ningún evento podría aplicarse al caso sub judice el denominado “silencio
administrativo”;

3º) Que, además, es necesario destacar, que consta de los antecedentes agregados al proceso, que en la
supuesta demora alegada en el recurso, de emitir el pronunciamiento solicitado, al recurrente le ha cabido
una participación omisiva, puesto que, pese a que fuera citado en diversas ocasiones a fin de practicársele
los exámenes necesarios para emitir los pronunciamientos que aquí se reclaman, no concurrió a dichas
citaciones, contribuyendo con ello a la tardanza que ahora alega”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 163

jurisprudencia accidentes.indb 163 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Procedencia de la responsabilidad subsidiaria del dueño de obra o


faena cuando actuó con diligencia. Prescripción de la responsabilidad
del empleador. “De la sola lectura del artículo 79 de la ley 16.744 sobre Seguro
Social contra Riesgos de Accidente del Trabajo y Enfermedades Profesionales se colige
que se trata de una norma de carácter general, aplicable a todas las prestaciones
derivadas de un accidente del trabajo o enfermedad laboral, incluso a la indemni-
zación por daño moral reclamada en el proceso, la que por lo demás se encuentra
expresamente contemplada en el artículo 69 de la misma ley. En consecuencia,
habiéndole presentado y notificado la demanda dentro del plazo legal, habrá de
rechazarse la excepción de prescripción opuesta y fundada en el artículo 480 del
Código del Trabajo […].
Que, el artículo 184 del Código del Trabajo, establece el deber de seguridad
o protección que recae sobre el empleador, en cuanto se encuentra obligado a to-
mar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los
trabajadores, manteniendo las condiciones de higiene y seguridad en faenas y los
implementos necesarios para evitar accidentes y enfermedades profesionales […].
Que, correspondía a la parte demandada acreditar que en el caso sub-lite dio
cumplimiento a este deber de cuidado y protección que pesa sobre su parte, y que
por ende, se adoptaron todas las medidas tendientes a resguardar la seguridad y
vida del trabajador accidentado, lo que no consta en el proceso de manera feha-
ciente [1er Juzgado de Letras de Trabajo de Antofagasta, Rol n° 3104-2002].
Que, tomando en consideración que el actor sólo llevaba trabajando para la
demandada 8 días y que el trabajo realizado por él era en altura, al menos dos
metros, éste debió ser objeto de charlas o cursos de seguridad sobre su ejecución y
contar necesariamente con los implementos de seguridad necesarios para efectuarlo
en forma segura, cuestiones que como ya se señalará, no fueron acreditadas en
autos […].
Que, para los efectos de determinar el monto de esta indemnización, habrá
de considerarse que conforme a los antecedentes aportados por el Instituto de


Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros señores Milton Juica, Adalis Oyarzún
y Rubén Ballesteros; y los Abogados Integrantes señores Fernando Castro y José Fernández.

164 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 164 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Seguridad del Trabajo, el actor estuvo en tratamiento médico durante 18 días.


Además, conforme a las declaraciones contestes de las testigos de la demandante,
efectivamente el actor sufrió daño moral, ya que estaba deprimido, con dolores y
lo llevaban diariamente al centro asistencial a efectuarle las curaciones pertinen-
tes. Así, se fijará prudencialmente el daño moral a indemnizar en la suma de $
1.000.000 [1er Juzgado de Letras de Trabajo de Antofagasta].
Que, la normativa que regula la responsabilidad subsidiaria del dueño de la
obra, pretende abordar el problema de la insolvencia de los contratistas o subcon-
tratistas que va en desmedro de los derechos de los trabajadores y que surgieron en
Europa en el Siglo XIX, a raíz de la especialización de los procesos productivos y el
requerimiento subsecuente de conocimientos y manejos específicos […].
Que, al respecto, si la ley habla de obligaciones laborales y previsionales, sin
excluir a ninguna en particular ni referirse a alguna en especial, deben entenderse
en sentido amplio e incluir en ellas los deberes, imposiciones o exigencias esenciales
a la vinculación de naturaleza laboral, cualquiera sea su fuente, es decir, legal,
contractual e incluso, según el caso, nacidas de la aplicación práctica que se haya
consentido por las partes […].
Que, en esta línea de ideas, útil es precisar también que, ciertamente, la
responsabilidad subsidiaria posee límites. Tales límites están dados desde un doble
punto de vista, tanto jurídico como fáctico. Jurídicamente, uno de los límites de la
responsabilidad subsidiaria está establecido en el propio artículo 64 inciso final, del
Código del Trabajo, en cuanto no la extiende al caso de construcción de edificios
por un precio único prefijado, encargada por una persona natural. Que, desde
el plano práctico, la responsabilidad en examen debe estimarse extendida sólo a
aquellos casos en que el dueño de la obra, faena o empresa ha podido fiscalizar el
cumplimiento por parte del contratista o subcontratista de las obligaciones de las
que se pretende hacerlo responsable. Ya se decidió que si ello escapaba de la esfera del
responsable subsidiario, éste no puede ser condenado en tal calidad. Este tribunal
se ha referido con anterioridad a otras limitaciones fácticas, tales como el tiempo,
el contrato suscrito y la efectividad de los servicios prestados por los trabajadores,
las que no resulta necesario analizar en el presente fallo […].

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 165

jurisprudencia accidentes.indb 165 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Que, en consecuencia y sobre la base de que la demandada subsidiaria entregó


al demandado principal las recomendaciones pertinentes acerca de prevención de
riesgos; que existía comité paritario de seguridad y prevencionista de la demandada
subsidiaria, que se preocupaban del área de prevención de riesgos en faena, no es
posible atribuir a la dueña de la obra o faena responsabilidad subsidiaria en la
condena que se le ha impuesto al contratista por infringir el deber de seguridad,
desde que aquélla no estuvo en condiciones de ejercer una fiscalización mayor que
la que hizo operar en relación con el cumplimiento de las medidas que tendieran
a proteger eficazmente la vida y seguridad de los trabajadores de la obra o faena
contratada” (Corte Suprema, 29 abril 2004, Casación en el fondo “Arancibia
Rivera con Bravo Rojas y SQM Boratos S. A.”, Rol n° 2297-2003, Sentencia
de Reemplazo)90.

90
Ante el Primer Juzgado del Trabajo de Antofagasta, un auxiliar de planta demandó a fin que se
condene a las demandadas a pagar, por concepto de indemnización por daño moral por las lesiones
y secuelas producto del accidente que refiere, la suma que indica, más reajustes e intereses, en
subsidio, las cantidades que el tribunal estime ajustadas a derecho y equidad, en ambos casos con
costas.

Funda su demanda en que trabajó para el demandado principal a contar del 1º de marzo de
2001, prestando servicios en la faena de la empresa S.Q.M. Boratos S.A., ubicada en el km. 12
en la ruta hacia Baquedano, empresa para la cual el demandado principal prestaba servicios como
contratista. Que su trabajo, consistía en efectuar manualmente el vaciado de los sacos de borato,
para lo cual debía desatar la parte inferior de los denominados “maxi sacos”, los que contenían
aproximadamente 1.000 kg. de borato y eran sostenidos en el aire por un cargador frontal mientras
desataba y su contenido se vaciaba sobre la tolva del carguío, labor que realizaba parado sobre
unos fierros colocados precariamente sobre la misma tolva. Una vez descargado el producto sobre
la tolva, debía hacer lo necesario para que descargara todo el borato desde la tolva a la correa
transportadora que lo llevaba a otra planta para continuar el proceso y para ello generalmente se
ayudaba con un fierro o lanza. Señala que el 9 de marzo de 2001, alrededor de las 9:00 horas sufrió
un accidente de trabajo, pues ese día estaba trabajando sobre la tolva en condiciones muy inseguras,
porque debía desplazarse sobre unos fierros que estaban colocados sobre ésta con dicho objeto y
que habían sido colocados sin tomar ninguna medida de seguridad, por los propios trabajadores.
Que se encontraba de frente al cargador, de manera que vio que éste se retiraba, por lo que con
la lanza, comenzó a ayudar a que el borato pasara por el orificio destinado al efecto, dado que
éste se tapaba cuando el borato se compactaba, en esos instantes cuando efectuaba dicha labor,
ingresó un montacarga por su costado izquierdo con otro maxi saco, para vaciar su contenido en la
misma tolva, éste montacarga topó la tolva sobre la cual se encontraba trabajando, debido a ello el
maxi saco que traía se balanceó y lo golpeó, cayendo desde la tolva hacia la correa transportadora,
quedando aprisionado por los pies de los polines sobre los cuales la correa se desliza, con el cuerpo
colgado, debido a que la correa seguía corriendo le quemaba los pies y lo balanceaba, golpeándolo

166 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 166 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Asma bronquial desarrollada por una trabajadora de una fábrica de

sobre unos fierros que sujetan los polines, hasta que el operador del montacarga acudió a su auxilio
evitando que cayera desde una altura de aproximadamente 8 metros; además el operador de la
sala de control detuvo la correa transportadora debido a sus gritos. Que como consecuencia del
accidente permaneció 18 días en tratamiento en el Instituto de Seguridad del Trabajo; dándosele
el alta definitiva el 26 de marzo de 2001, con el diagnóstico de policontuso, sin embargo tuvo
que continuar haciendo reposo en su domicilio, pues no se sentía totalmente recuperado, siendo
despedido por la empresa el 30 de abril de 2001. Expresa que el accidente que sufrió fue producto
de una mala supervisión, ya que las condiciones para ejecutar el trabajo eran muy inseguras, a pesar
de ello no se le dio ninguna charla de seguridad ni instrucción especial, tampoco su empleador le
proporcionó implementos de seguridad y lo que es peor, no supervisó el lugar en que debía trabajar,
ni solicitó a la demandada subsidiaria que mejorara las condiciones de seguridad de dicho lugar.
Por lo que solicita entonces que se condene al demandado principal y subsidiario, al pago de la
suma de $ 2.500,000, por concepto de indemnización por daño moral por las lesiones y secuelas
producto del accidente sufrido, más reajustes, intereses o en subsidio las sumas que S.S. estime
ajustadas a derecho y a la equidad, en ambos casos con costas.

El demandado principal, no contestó la demanda. La demandada subsidiaria, evacuando el traslado
conferido, opuso la excepción de falta de legitimidad pasiva, la de prescripción de la acción. En
subsidio, negó la efectividad de los hechos en que se funda la demanda y solicitó con costas, el
rechazo de la acción deducida en su contra.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 19 de marzo del 2003, rechazó la excepción de
prescripción y condenó al demandado principal al pago de la suma que señala, más intereses y
reajustes, por concepto de indemnización por daño moral sufrido con ocasión del accidente de
trabajo, ocurrido el 9 de marzo de 2001. Además, decidió que la demandada subsidiaria debe
responder en tal calidad del pago de la suma consignada en el fallo.

Se alzó la demandada subsidiaria y la Corte de Apelaciones de Antofagasta, en fallo de 12 de
mayo del 2003, confirmó la sentencia de primera instancia. Y dijo: “Que, en consecuencia, tanto
a la demandada principal como a la demandada subsidiaria les asiste responsabilidad en el accidente
del trabajo que sufriera el actor y que le causó lesiones diversas que tardaron dieciocho días en sanar,
puesto que no se tomaron las medidas de seguridad que se requería atendidas las labores que el actor
realizaba y que la prudencia aconsejaba, puesto que no existe ningún antecedente que consigne la forma
en que debían realizarse ni las medidas que el prevencionista de riesgos había dispuesto, ya que tan solo
se ha señalado que se impartió instrucciones verbales, pero no se señala siquiera cuáles fueron, de tal
suerte que no cabe sino concluir que ha existido una falta de diligencia y cuidado por parte de aquéllos,
incumpliéndose en la especie lo establecido en la cláusula decimoprimera del documento corriente a
fs. 44, contrato de servicio celebrado entre el demandado principal y demandada subsidiaria, donde
se consigna que el contratista debe proporcionar los equipos de protección personal e implementos de
seguridad a los trabajadores para la ejecución del servicio materia del mismo habiendo de adoptarse
por S.Q.M. Boratos las medidas correctivas, y asimismo, el empleador, había de contratar un experto
en seguridad minera, sin perjuicio de la fiscalización al área de prevención de riesgos de esta última,
de forma que no cabe sino concluir, con arreglo a las probanzas existentes en autos, que ya han sido
analizadas por la Juez de primer grado, que ha existido un actuar negligente por parte del demandado

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 167

jurisprudencia accidentes.indb 167 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

espumas debido a los productos que allí se usaban, y a la omisión culpable


de responsabilidad exclusiva de la demandada que no adoptó las medidas
de seguridad necesarias. “Hay responsabilidad por accidente de trabajo si se
acredita la omisión culpable del empleador al no haber adoptado las medidas de
seguridad que eran de su cargo, la lesión física sufrida por la demandante, como lo
es la adquisición de un asma bronquial por T.D.I, y el daño moral padecido como
consecuencia directa y efectiva de la negligencia de la demandada […].
Si los cuadros respiratorios graves padecidos por la demandante se presentaron
con mayor intensidad tiempo después de su exposición a los tóxicos que los provo-
caron, no existe una fecha cierta a partir de la cual sea procedente dar inicio al
cómputo del término de prescripción (Corte Suprema, 24 julio 2006, Invalidación
de Oficio “Robles Aguilera con Espumas San Sebastián”, Rol n° 2081-2004)91.

principal, que devino en un daño de carácter moral al actor por las lesiones que sufrió, y que también
se encuentra obligado a resarcir el demandado subsidiario por las razones que aquélla diera al respecto”
(Rol n°2.759). Pronunciada por la Primera Sala, constituida por los Ministros Titulares señor
Enrique Álvarez Giralt, señora Laura Soto Torrealba y el señor Óscar Clavería Guzmán

En contra de esta sentencia, la demandada subsidiaria interpone recurso de casación en el fondo,
por haberse dictado con infracción de ley, pidiendo su invalidación y la dictación de fallo de
reemplazo por medio del cual se acoja su recurso de apelación y se revoque la de primera instancia,
con costas.

Fuente: http://productos.legalpublishing.cl, ID n°30122
91
Ante el 1er Juzgado Civil de Temuco, comparece una trabajadora quien viene en deducir demanda
civil de indemnización de perjuicios, en contra de una empresa que fabrica colchones de espuma,
debido a que, con fecha enero de 1992, tras haber sido enviada a la Mutual de Seguridad, en
enero de 1992, diagnosticándosele un asma bronquial la cual fue causada directamente, por el
T.D.I., producto químico con el cual se elabora la espuma. Que esta enfermedad profesional
pudo haberse evitado, si se hubieran tomado las mínimas medidas de seguridad; como el cambio
oportuno de los filtros de las mascarillas, las que tienen una vida útil de máximo ocho horas,
y que sin embargo eran reemplazadas a los tres meses, extractores de aire y una ventilación
adecuada, lo que no era así, que una vez diagnosticada su enfermedad profesional la Mutual
de Seguridad, dio instrucciones precisas a la empresa para que se trasladara a otra sección lo
cual no ocurrió, desencadenándosele en el año 1996, una enfermedad crónica irreversible, que
es la que padece actualmente. Que los efectos negativos de esta enfermedad le afectaron tanto
que sólo podía trabajar temporalmente y el resto del tiempo se lo pasada con licencias médicas,
hasta que el 18 de enero del 2000, fue despedida de la empresa haciéndose valer la causa de
reducción de personal.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La Invalidación Oficio se debió a los vicios detallados en los motivos:


La demandada, contestando, expuso: que la demanda debe ser rechazada porque efectivamente la
empresa de su representado se dedicaba a la producción de espuma para la confección de colchones,
sus derivados y complementos para cuyo proceso productivo consta de las diversas etapas que indica.
Además, agregó, que se observaban las medidas colectivas que detalla. Hace presente, que durante
el tiempo que la actora trabajó, ocho años, sólo tuvo ciento diez licencias médicas, lumbagos,
hepatitis, erosiones de rodilla, etc., y los demás días del tiempo global trabajó, ella cumplió con sus
obligaciones en forma normal. Y por último, agrega, que la terminación del contrato de trabajo
de la actora, nada tiene que ver con lo expuesto en el libelo de demanda y que respecto del daño
(asma bronquial) detectado según la actora, el año 1992, no es efectivo que se haya indicado a su
respecto un cambio de sección y en exámenes posteriores la Mutual notificó a la empresa de las
condiciones normales de salud de la trabajadora para desempañar sus funciones. Finalmente, y
considerando los antecedentes entregados, ciertamente no existe de parte del empleador un ánimo
de perjudicar o dañar a la demandante no existiendo responsabilidad de su parte en los términos
del artículo 2329 del Código Civil. Por lo expuesto, solicita tener por contestada la demanda, en
definitiva negar lugar a ella con costas.

Reproducimos la parte resolutiva del fallo de primera instancia.“11. Que, con las pruebas rendidas
por las partes y transcritas en los fundamentos que proceden, se tiene por establecido y probado en el
proceso que la demandada incurrió en una omisión, por no haber tomado las medidas de seguridad
necesarias, para evitar los riesgos de contagio de sus trabajadores al estar éstos en contacto permanente
con elementos tóxicos (T.D.I.) y que como consecuencia de ello la demandante contrajo la enfermedad
(asma obstructiva crónica). En efecto, cuando ésta empezó a trabajar para la demandada en el año 1991,
la industria funcionaba en un galpón con las condiciones mínimas de seguridad, todo lo cual se vino a
subsanar en el año 1996, por insinuación de los organismos de seguridad, como consta del informe de
la Mutual de Seguridad Cámara Chilena de la Construcción, de fojas 110 y siguiente “En sus inicios
(1991) la producción de espuma se realizaba en un solo galpón, en donde se efectuaba el espumado,
curado y laminado, además, de costura de los colchones”. “Durante el año 1996, la empresa acogió
sugerencias en el sentido de aislar al personal de costura de la sala de espumación, en sala independiente”.
“A partir de enero de 1992 se empezó a evaluar al personal expuesto a T.D.I. Isocinato de Tolueno”.

Que, las pruebas aportadas por la demanda, tendientes a desvirtuar lo anteriormente establecido, carecen
de eficiencia o relevancia, toda vez que éstas se remontan a épocas posteriores y no a las condiciones
imperantes en la industria, a la fecha que la actora contrajo la enfermedad, tiempo en el cual ésta
carecía de los elementos mínimos de seguridad como se ha dicho.

12. Que, en mérito de lo previamente razonado, este sentenciador concluye que la parte demandante
probó los requisitos de la acción deducida, esto es que la demandante obró con omisión culpable o incurrió
en culpa, por omisión, al no adoptar una precaución que debió adoptarse, ni prever lo que debió prever,
es decir, incurrió en un actuar negligente. En efecto, al utilizar tóxicos, debía prever que al no tomar
las precauciones necesarias iba en detrimento de la salud de sus dependientes, lo que efectivamente
aconteció, luego el demandante no tomó la actitud que habría tenido una persona prudente en la misma
situación, teniendo presente que nuestro ordenamiento jurídico se aprecia la culpa en forma objetiva o
en abstracto.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 169

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Tercero, al decir: “Que, en el fundamento 18º de la sentencia de primer grado,


reproducido por el fallo impugnado, los jueces del grado establecieron que la de-
terminación del monto del daño es una cuestión de hecho y para su avaluación


13. Que, también se ha establecido la relación de causalidad, toda vez que ésta sea necesaria para que una
persona quede obligada a indemnizar perjuicios, ya que no basta que exista y que haya habido un acto
culpable o doloso suyo, además que el daño sea por causa directa y necesaria del actuar del demandado, de
manara que sin este hecho no se habría producido (art. 1558 “inferir daño que pueda imputarle a otro”).

14. Que, el último requisito de la indemnización de perjuicios derivada de un cuasidelito, es la prueba,
por quien acciona, de la existencia del daño o perjuicio y que se ha definido como todo detrimento o
menoscabo que sufre una persona en su patrimonio o en su persona físico o moral. Todo cual ha probado
la actora con las pruebas allegadas a la causa y que se han examinado precedentes.

15. Que, habiéndose acreditado la culpa del demandado, correspondía a éste probar su exención su
responsabilidad, lo que no ha hecho.

16. Que, habiéndose probado que la enfermedad contagiada por la actora, (daño material) ha sido
una consecuencia directa del ambiente tóxico en el que desarrollaba sus labores, por hecho imputable
al demandado (causalidad) al no haber tomado las medidas de seguridad correspondientes, como
imperativamente las disposiciones legales citadas sufriendo a consecuencias de ello graves perjuicios,
que, le han privado de las facultades para trabajar en forma normal por lo que es justicia se le repare
el daño que se le ha causado.

17. Que, el art. 2329 del Código Civil, dispone […].

18. Que, la demandante ha solicitado se le pague una indemnización $ 50.000.000, más interés, reajustes y
costas, que siendo la determinación del monto del daño una cuestión, de hecho y, tomando en consideración
el daño sufrido por ésta (asma obstructiva crónica) y las consecuencias derivadas de ésta que inciden en su
vida laboral, ingresos y gastos médicos, uso diario de broncodilatadores, corticoesteroides. Este sentenciador
estima como una indemnización compensatoria y reparadora, no puede ser inferior a $ 30.000.000.

19. Que, por todo lo anteriormente razonado, se dará lugar a la demanda, condenándose a la demandada
a la indemnización de perjuicios solicitada en la forma que se dirá en la conclusión.

Por estas consideraciones […] se declara: […] II. Que ha lugar a la demanda en fojas 14 y 15 vuelta,
debiendo la demandada pagar a la parte demandante, por concepto de indemnización de perjuicios,
la suma de $ 30.000.000 (treinta millones). Esta cantidad se pagará con el reajuste que corresponda a
la variación del Índice de Precios al Consumidor fijada por el Instituto Nacional de Estadísticas, entre
el mes que antecede al día del pago o cumplimiento efectivo de la obligación, esta cantidad también
devengará los intereses corrientes para operaciones reajustables entre el día en que quede ejecutoriada esta
sentencia y aquel en que se pague la indemnización. III. Que, no se condena en costas a la demandada
por no haber sido totalmente vencida”.

Del fallo de la Corte de Temuco (Rol n°979-2002) destacamos: “[1°] Que, tanto en el escrito de
apelación como en los alegatos en la vista de la causa, la parte demandada alegó la prescripción de la
acción indemnizatoria entablada, exponiendo que en la demanda se indicó como fecha de iniciación
de la enfermedad el año 1992 y atendido lo dispuesto en el artículo 79 de la ley Nº 16.744 que señala
que las acciones para reclamar prestaciones por enfermedades profesionales prescribirán en cinco años

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tomaron en consideración el daño sufrido por la actora -asma obstructiva cróni-


ca- y sus consecuencias en su vida laboral, ingresos y gastos médicos, uso diario de
broncodilatadores, corticoesteroides y, en consecuencia, fijaron como indemnización
compensatoria y reparadora la suma de $30.000.000.
Cuarto: Que, por otro lado, en el motivo 3º de la sentencia recurrida los jueces
del grado señalaron expresamente que apreciando las vicisitudes y malestares morales
de la actora y, a no dudarlo, de su grupo familiar, y por estimarlo más equitativo
con las consecuencias que la enfermedad le ha ocasionado, reducirá el monto de


contados desde la fecha de diagnóstico de la enfermedad, es dable concluir que a la fecha de presentación
de la demanda la acción estaba prescrita. Esta alegación será desestimada por cuanto si bien es cierto
en la demanda se informa que la afección respiratoria se presentó en el año 1992 y que se transformó
en una afección crónica irreversible en el año 1996, de la ficha de antecedentes personales de la actora
acompañada por el demandado, respecto del control de licencias y vacaciones, aparece que entre el 29
de octubre al 07 de noviembre obtuvo una licencia médica por una enfermedad bronquial obstructiva.
Asimismo, del documento de fs. 12 acompañado en fotocopia por la actora, evacuado por la Mutual
de Seguridad, consistente en un certificado de término de tratamiento y prestaciones da cuenta que
doña […] fue atendida entre los días 03 al 18 de febrero de 1998 por afecciones respiratorias debidas
a emanaciones de vapores de origen químico; de igual modo, en el informe médico legal de fs. 122 y
siguientes aparece que aquella persona recibió 19 atenciones en medicina ocupacional entre 1992 y
2001 con diagnóstico de asma bronquial por TDI, por lo que habiéndose presentado la demanda a
distribución en esta Corte el 30 de mayo de 2002, la acción por ella deducida no está prescrita.

[2°] Que, los documentos acompañados con citación en esta instancia, […] no objetados, confirman
que el asma bronquial por TDI que presenta doña […] es de origen profesional y la fuente desde donde
emana la obligación de indemnizar, por lo tanto, es la propia ley, artículo 69 de la ley 16.774, tal como
lo concluyó la sentencia en alzada. [3°] Que, este Tribunal, apreciando prudencialmente las vicisitudes
y malestares morales de la actora y, a no dudarlo, de su grupo familiar, y por estimarlo más equitativo
con las consecuencias que la enfermedad le ha ocasionado, reducirá el monto de la indemnización a la
suma de diez millones de pesos ($10.000.000).

[4°] Que, la actora al adherirse a la apelación del demandado lo hizo por la no condenación en costas de
aquél, y contrariamente con lo resuelto por el tribunal a quo la demandada ha sido totalmente vencida
en la causa, por lo que es procedente su pago, previa regulación que hará el tribunal de primer grado. Por
estas consideraciones y visto lo prevenido en los artículos 186, 187 y 189 del Código de Procedimiento
Civil y 69 de la ley N16.774, se declara: Que SE REVOCA la sentencia apelada de fecha 01 de abril
de 2002, […], en cuanto por su decisión IIIa. no condena en costas a la parte demandada y se resuelve
en cambio que se hace lugar a esa petición de la actora. Que SE CONFIRMA, en lo demás apelado,
la referida sentencia, con costas.

Pronunciada por la I. Corte 1º Sala. Presidente Sr. Victor Reyes Hernández, Ministros Sr. Julio
César Grandón Castro y Sr. Leopoldo Llanos Sagristá.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 171

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la indemnización a la suma de $10.000.000. Sin embargo, en lo resolutivo de


la sentencia confirmaron pura y simplemente, en este aspecto, el fallo en alzada.
Quinto: Que, la contradicción que se advierte, en los términos anotados, por
el antagonismo de éstos, determina que se anulen entre sí y dejan al fallo recurrido
sin los fundamentos de hecho y de derecho que requiere la ley, lo que conduce a
afirmar que en el pronunciamiento del fallo de que se trata, no se ha cumplido la
exigencia del número 4º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, la
que, como se ha dicho por este tribunal, tiende a asegurar la justicia y legalidad de
los fallos y a proporcionar a los litigantes los antecedentes que les permitan conocer
los motivos de la decisión del litigio.
Sexto: Que, el vicio detectado influye sustancialmente en lo dispositivo del
fallo, desde que se acogió la indemnización de perjuicios sin que exista certeza en
cuanto al monto de la suma que la demandada debe pagar por tal concepto.
Séptimo: Que, en consecuencia, el Tribunal hará uso de la facultad que le
confiere el artículo 775 del Código de Enjuiciamiento Civil, procediendo a anular
la sentencia atacada, para lo cual oyó previamente sobre este punto a la abogada
de la parte recurrida que concurrió a estrados. Por estos fundamentos y en confor-
midad, además, con lo dispuesto en los artículos 764, 765 y 775 del Código de
Procedimiento Civil, se declara que se invalida de oficio la sentencia”.
La Sentencia de Reemplazo se pronunció en el siguiente sentido: la enfer-
medad profesional de la demandante se acrecentó y desarrolló producto de la
omisión culpable de responsabilidad exclusiva de la demandada al no haber
adoptado las medidas de seguridad que eran de su cargo, la lesión física sufrida
por la demandante y el daño moral padecido como consecuencia directa y
efectiva de la negligencia de la demandada.
“Primero: Que, la responsabilidad extracontractual regulada por la ley común
tiene por base fundamental la noción de dolo o culpa, de modo que quien reclame
haber sido lesionado por obra de otro, debe necesariamente probar que el hecho
imputable ha constituido un acto u omisión culpable o doloso por parte del autor
que le haya ocasionado daño y la relación de causalidad necesaria entre el acto
ilícito y el perjuicio reclamado.

172 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Segundo: Que, en el caso de autos, se han establecido cada uno de los presu-
puestos de la responsabilidad reclamada, esto es, la omisión culpable de responsa-
bilidad exclusiva de la demandada al no haber adoptado las medidas de seguridad
que eran de su cargo, la lesión física sufrida por la demandante y el daño moral
padecido como consecuencia directa y efectiva de la negligencia de la demandada.
Tercero: Que, en cuanto a la excepción de prescripción extintiva de la acción
del artículo 2.332 del Código Civil, de los antecedentes probatorios allegados
al proceso, es posible inferir que los cuadros respiratorios graves padecidos por la
demandante se presentaron con mayor intensidad a partir del año 1.998, sin que
exista una fecha cierta a partir de la cual sea procedente dar inicio al cómputo del
término de prescripción, sobre todo si se tiene presente, como se desprende de los
documentos acompañados ante el tribunal de alzada, que la enfermedad profesional
por asma bronquial de origen ocupacional, fue diagnosticada por los organismos
técnicos competentes, con posterioridad a la fecha de notificación de la demanda.
Cuarto: Que, es un hecho cierto de la causa que la afección que padece la
actora, asma bronquial por TDI, afectó el desarrollo normal de su vida, no sólo en
el ámbito laboral, sino también en sus relaciones con su grupo familiar, ocasionán-
dole un síndrome ansioso depresivo que requirió tratamiento especializado. Para
la determinación del perjuicio reclamado, apreciando las vicisitudes y malestares
morales de la actora y, a no dudarlo, de su entorno más cercano y por estimarlo
más equitativo con las consecuencias que la enfermedad le ha ocasionado, se fija
el monto de la indemnización en la suma de $10.000.000. Por estas considera-
ciones y de conformidad, además, a lo que dispone el artículo 144 del Código de
Procedimiento Civil, se confirma, sin costas del recurso, la sentencia apelada de
uno de abril dos mil dos, escrita a fojas 130, con declaración de que se reduce a
diez millones ($10.000.000), la suma que la demandada debe pagar a la actora
a título de indemnización por daño moral, más reajustes”92.
El funcionario público que se accidenta prestando servicios para otro
empleador, podrá acreditar su contingencia como laboral con los docu-

92
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Urbano
Marín V., Jorge Medina C. y Julio Torres A. y los Abogados Integrantes señores Roberto Jacob
Ch. y Patricio Valdés A.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 173

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

mentos emitidos por una mutual de empleadores, y éstos serán útiles para
justificar la ausencia al trabajo de ese servidor, durante el lapso que dure
su descanso (Contraloría General de la República, 12 junio 2007, Dictamen
nº 26360).
Facultades de las Inspecciones del Trabajo para fiscalizar y disponer
sanciones respecto de los servicios públicos y municipalidades. Conforme
a los artículos 1° de la ley Nº 19.345 y los incisos cuarto, quinto y sexto del
artículo 76 de la ley Nº 16.744, “en el caso en que el personal de los servicios
públicos y municipalidades sufran accidentes del trabajo fatales y graves, tales
entidades deben cumplir con todas las obligaciones que esa normativa les impone
en su calidad de empleadores y, en caso de infracción de las mismas, deben ser
sancionados en la forma contemplada en esas disposiciones. Siendo ello así, cabe
concluir, que las Inspecciones del Trabajo, en el ámbito de sus respectivos territorios,
están facultadas para ejercer su labor fiscalizadora en las instituciones por las que
se consulta, de acuerdo a lo previsto, en lo que interesa, en el artículo 76 de la ley
Nº 16.744, atribución que comprende la potestad para aplicar sanciones a éstas
cuando corresponda” (Contraloría General de la República, 3 noviembre 2010,
Dictamen n° 65503).
Facultad de la Superintendencia de Seguridad Social para modificar
sus actos. Un particular se dirigió a la Contraloría impugnando un oficio
ordinario de la Superintendencia de Seguridad Social, que calificó como de
origen común la enfermedad que lo afectaba, modificando el carácter laboral
que le había otorgado previamente a través del oficio N° 33.466, del mismo
año, por estimar que tal proceder estaría vedado por lo dispuesto en el artí-
culo 77 de la ley N° 16.744, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades
Profesionales, que, según entiende el ocurrente, la faculta para resolver sobre
esa materia “sin ulterior recurso”.
Por la razón anterior, solicita que se deje sin efecto el aludido oficio así
como el decreto alcaldicio que, en su virtud, declaró vacante por salud in-
compatible el cargo que desempeñaba en la Municipalidad de Pitrufquén, y
que se le paguen las remuneraciones que, en su concepto, se le adeudan como
consecuencia de la señalada medida.

174 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 174 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Requerida al efecto, la mencionada Superintendencia manifestó que la


decisión impugnada fue adoptada en ejercicio de las facultades fiscalizadoras
que, conforme a lo dispuesto en el artículo 30 de su ley orgánica N° 16.395,
y al artículo 12 de la citada ley N° 16.744, tiene respecto del seguro de acci-
dentes del trabajo y enfermedades profesionales que contempla este último
cuerpo legal.
Consignado lo anterior, cabe hacer presente que los incisos primero y
segundo del artículo 77 de la ley N° 16.744, establecen que los afiliados o
sus derechohabientes, así como también los organismos administradores del
indicado seguro, podrán reclamar ante la Comisión Médica de Reclamos de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, de las decisiones de los
Servicios de Salud o de las Mutualidades, en su caso, recaídas en cuestiones de
hecho que se refieran a materias de orden médico, añadiendo que las resolu-
ciones de esos reclamos serán apelables ante la Superintendencia de Seguridad
Social, la que resolverá con competencia exclusiva y “sin ulterior recurso”.
Por su parte, el inciso tercero de la misma disposición prescribe que, sin
perjuicio de lo recién anotado, en contra de las demás resoluciones de los orga-
nismos administradores del seguro en cuestión, podrá reclamarse directamente
a la Superintendencia de que se trata.
“Ahora bien, como puede apreciarse de la preceptiva reseñada, al referido
órgano fiscalizador le compete resolver acerca del carácter común o profesional de
una enfermedad, en aquellos casos en que existan divergencias sobre la materia
entre los afiliados o trabajadores y los organismos encargados de la administración
del seguro contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, la respectiva
autoridad sanitaria o las instituciones de salud previsional.
Expuesto lo anterior, conviene precisar que de los antecedentes tenidos a la
vista aparece que el oficio ahora impugnado no fue emitido por la aludida Super-
intendencia con motivo de un reclamo regulado por los incisos primero y segundo
del artículo 77 de la ley N° 16.744, los cuales, como ya se anotó, facultan a ese
organismo para pronunciarse “sin ulterior recurso” en el caso que allí se establece,
sino que en virtud de lo prescrito en el inciso tercero de esa disposición y de las

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 175

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

facultades generales de fiscalización que posee ese organismo de control, situaciones


en las que su actuación no está sujeta a la modalidad antes mencionada.
En todo caso, aun cuando los aludidos incisos primero y segundo del artículo
77 de la Ley sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales hayan
dispuesto que el conocimiento de los reclamos de que tratan sea de competencia
exclusiva de la Superintendencia de Seguridad Social y “sin ulterior recurso”, ello
no significa, como lo sostiene la ocurrente en su presentación, que dicho órgano
de la Administración del Estado se encuentre impedido de revisar sus decisiones
contrarias al ordenamiento jurídico.
En este contexto, es menester expresar que, según se aprecia de los fundamentos
consignados en el oficio ordinario N° 65.954, de 2006, de la referida entidad
fiscalizadora, la razón por la cual a través del indicado documento se alteró la ca-
lificación de la enfermedad que afectaba al ocurrente, y que motiva la presentación
en análisis, fue el desconocimiento de antecedentes aportados, con posterioridad al
primer pronunciamiento, por la municipalidad en que se desempeñaba el interesado
y que, a juicio del aludido órgano de control, resultaron determinantes para recali-
ficar la afección de origen común y no laboral, como antes lo había hecho en base
a los elementos de que dispuso en una primera oportunidad y de lo cual se derivó
que el organismo en cuestión emitiera un acto contrario al ordenamiento jurídico.
Luego, atendido lo expuesto, cabe concluir que la Superintendencia de Segu-
ridad Social se ha ajustado a derecho al modificar la calificación que esa misma
entidad efectuó acerca del origen o naturaleza de la enfermedad que padecía el
interesado y, en consecuencia, se desestima el reclamo en análisis en todas sus partes”
(Contraloría General de la República, 22 agosto 2007, Dictamen n° 38083).
El cómputo del plazo de seis meses que conforme al artículo 12 de la
ley n° 18.834 tiene el funcionario declarado irrecuperable producto de
un accidente laboral para retirarse de la administración, debe iniciarse
con la notificación de la decisión de la comisión médica de la mutual
correspondiente, sin exigir la intervención de la comisión de medicina
preventiva e invalidez.

176 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En este caso, la mutual de empleadores de la Asociación Chilena de Se-


guridad, se dirigió a la Contraloría solicitando que se declare si el plazo de
seis meses a que se refiere el artículo 152 de la ley N° 18.834, sobre Estatuto
Administrativo, debe computarse desde la notificación de la resolución de la
Comisión Central Evaluadora de Incapacidades de esa mutualidad, o desde la
notificación de la resolución de la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez
pertinente, en que se declare expresamente la irrecuperabilidad de la salud del
afectado, como lo exige la Contraloría Regional de Valparaíso en el oficio N°
2.422, de 2006, respecto de un funcionario a esa época, del Servicio Nacional
de Aduanas. Al respecto, cabe hacer presente que el beneficio en estudio con-
stituye un derecho especial que se otorga a los funcionarios sin distinguir si la
enfermedad o accidente que provoca la incapacidad permanente es de origen
laboral o no y, además, independiente de las prestaciones consultadas en la
ley N° 16.744, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales,
aplicable a los trabajadores de la Administración Civil del Estado de conformi-
dad con lo establecido en el artículo 1° de la ley N° 19.345. En este contexto,
conviene consignar que, los artículos 112 del Estatuto Administrativo y 16
transitorio de la ley N° 18.834, si bien confieren competencia para declarar la
irrecuperabilidad de la salud a las comisiones médicas de las Administradoras
de Fondos de Pensiones o a las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez,
según se trate de personas adscritas al régimen previsional de dichas Admin-
istradoras o al que alude el decreto ley N° 3.501, respectivamente, ello sólo
dice relación con los funcionarios que sufren dicha condición a consecuencia
de accidentes comunes.“Lo expuesto, toda vez que, tratándose de la declaración
de irrecuperabilidad producto de accidentes laborales, prevalece el artículo 58 de
la ley N° 16.744, que dispone que, respecto de los afiliados a las mutualidades,
la declaración, evaluación, reevaluación y revisión de las incapacidades perma-
nentes derivadas de accidentes del trabajo corresponderá a esas instituciones. En
efecto, atendido a que la señalada disposición reviste el carácter de una norma
especial tanto en relación con el origen de la afección como con la naturaleza del
organismo administrador del seguro de que se trata y, además, considerando que
según lo prescrito en la ley N° 19.345, la disposición en análisis rigió para los
servidores sujetos al Estatuto Administrativo con posterioridad a la entrada en
vigor de esa preceptiva de personal, obliga a colegir que el referido estatuto debe

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 177

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

entenderse modificado por el artículo 58 de la ley de Accidentes del Trabajo y


Enfermedades Profesionales. Luego, atendido el claro tenor de lo prescrito en este
último precepto legal, y en armonía con lo que se desprende de los dictámenes
N°s. 21.141, de 1998; 19.662, de 1999; 1.964, de 2002 y 13.190 y 13.328,
ambos de 2003, entre otros, todos de esta Contraloría General, sólo cabe colegir
que la incapacidad permanente derivada de un accidente laboral, que sufran los
trabajadores que se encuentran afiliados a las mutualidades de empleadores a que
se refiere la ley N° 16.744, debe ser declarada exclusivamente por las comisiones
médicas de estos últimos organismos, sin perjuicio, por cierto, de las instancias de
reclamo contempladas en ese cuerpo de normas, pronunciamiento que resulta útil
para los efectos del beneficio contemplado en el artículo 152 de la ley N° 18.834.
En consecuencia, el cómputo del plazo establecido en el artículo 152 de la ley N°
18.834 debe iniciarse con la notificación de la decisión de la comisión médica
de la mutual consultante, sin exigir la intervención de la Comisión de Medicina
Preventiva e Invalidez, como lo hiciera en el caso en análisis, mediante el oficio N°
2.422, de 2006, la Contraloría Regional de Valparaíso. Por tal motivo, procede
que el Servicio Nacional de Aduanas dicte un acto administrativo que otorgue al
funcionario el beneficio que establece el inciso segundo del artículo 152 de la ley N°
18.834, por el plazo que corresponda, y no una licencia médica, como se señalaba
en la resolución N° 1.765, de 2005, de ese organismo, y se abstenga, además, de
declarar desde ya vacante el cargo, toda vez que, conforme al inciso primero de
la disposición legal antes referida, ello sólo resulta procedente en la medida que el
funcionario de que se trate no se retire de la Administración del Estado dentro del
plazo que allí se señala” (Contraloría General de la República, 15 mayo 2007,
Dictamen n° 21770).
Procede considerar el incremento establecido en el artículo 2º del DL
3.501, en la base de cálculo de los aportes o cotizaciones para financiar el
seguro contra riesgos de accidentes y enfermedades profesionales de la ley
Nº 16.744. En este caso, la Superintendencia de Seguridad Social se dirigió
para que se modifique el dictamen N° 4.611, de 2005 de este Organismo de
Control, que resolvió que resulta improcedente considerar el incremento estab-
lecido en el artículo 2° del decreto ley N° 3.501, de 1980, para otros fines que
no sean el compensar la disminución de las remuneraciones de los trabajadores

178 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 178 31-08-2011 17:43:04


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

producto de lo dispuesto en el artículo 1° de ese cuerpo de normas, por lo


que no puede ser incluido en la base de cálculo de los aportes o cotizaciones
destinados al financiamiento del seguro contra riesgos de accidentes del trabajo
y enfermedades profesionales de la ley N° 16.744, criterio reiterado luego en
los dictámenes N°s. 58.348, de 2005 y 27.891, de 2006.
Consignado el texto de los artículos 2° y 4° del Decreto Ley 3.501, del
año 1980, es dable manifestar que, luego de un nuevo análisis, resulta forzoso
modificar el criterio expuesto en los pronunciamientos antes aludidos, en mé-
rito de las siguientes consideraciones. “En primer término, cumple expresar que
si bien de la preceptiva reseñada precedentemente se desprende que el incremento
sobre el que se consulta tuvo por finalidad evitar la disminución de los estipendios
del trabajador como consecuencia de lo preceptuado en el artículo 1° del decreto ley
N° 3.501, de 1980, que hizo de cargo de los servidores dependientes el pago de las
correspondientes cotizaciones previsionales, ello no implica que tal suplemento no
pueda ser incluido en la base de cálculo de los aportes o cotizaciones destinados al
financiamiento del seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales de la ley N° 16.744. A este respecto, cabe señalar que, tal como lo
ordena el artículo 4° del citado decreto ley, el aludido incremento previsional se
integra a aquella parte de los estipendios que quedan afectos a imposiciones y, en
consecuencia, debe ser computado para el cálculo de las respectivas imposiciones,
entre las cuales, como se demostrará a continuación, se comprenden las que se
enteran por el indicado seguro. En efecto, el artículo 15 de la referida ley, sobre
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, dispone que el seguro que se
contempla en ese cuerpo normativo se financiará, entre otros, con una cotización
básica general y otra adicional diferenciada, ambas de cargo del empleador y fijadas
en un porcentaje de las remuneraciones imponibles. Más aún, el artículo 17 del
indicado texto legal añade que las cotizaciones se calcularán sobre la base de las
mismas remuneraciones o rentas por las que se cotiza para el régimen de pensiones
de la respectiva institución de previsión del afiliado. Luego, y como puede colegirse
de las normas recién transcritas, para efectos de la cotización para el seguro de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, la ley N° 16.744 previene
expresamente que tales aportes se calcularán en relación a las remuneraciones
imponibles, entendiendo por tales aquéllas respecto de las cuales se cotiza para

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 179

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

efectos previsionales.Sobre la materia, es necesario agregar que si bien el señalado


decreto ley N° 3.501, de 1980, es posterior a la citada ley N° 16.744, aquel texto
normativo no alteró, ni de manera explícita ni implícita, la preceptiva de esta
última relativa a la base sobre la cual se calculan las cotizaciones.Corrobora lo
expuesto, la circunstancia de que, luego de que el artículo 2° del indicado decreto
ley estableciera el mencionado incremento, el precepto siguiente se limitó a consignar
que “los empleadores sólo estarán afectos a las cotizaciones establecidas en la ley
N° 16.744”, sin excluir de tales aportes aquella parte en que fueron aumentadas
las remuneraciones como consecuencia de lo prevenido en la norma anterior. Por
otra parte, es forzoso tener en cuenta también que el inciso penúltimo del artículo
4° del decreto ley N° 3.501, de 1980, agregado por el decreto ley N° 3.625, de
1981, dispone que la “remuneración neta” a que se refiere el artículo 7° del decreto
con fuerza de ley N° 44, de 1978, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social
-norma esta última aplicable en la determinación de la cuantía del subsidio por
incapacidad laboral que contempla el seguro de la ley N° 16.744, según lo ordena
el artículo 30 de ese cuerpo legal-, se determinará en relación a las remuneraciones
imponibles incrementadas en la forma prevista en el artículo 2° del texto men-
cionado en primer orden, disposición que, como puede apreciarse, confirma que
la remuneración imponible, para efectos del citado seguro, incluye el incremento
previsional por el que se consulta. En relación con lo anotado, cabe añadir que si el
subsidio por incapacidad laboral derivado de una enfermedad profesional o acciden-
te del trabajo, se paga al servidor asegurado en base a la remuneración imponible,
dentro de la cual corresponde incluir, por expreso mandato legal, el incremento por
el cual se consulta, resulta lógico entender que tal aumento remuneracional deba
ser computado también para los fines de determinar el monto de la cotización que
efectúan los empleadores para el financiamiento de ese beneficio. En ese contexto,
es útil expresar que la prevención que efectúa el artículo 4° del aludido decreto ley
N° 3.501, de 1980, en orden a que el incremento en cuestión sólo debe producir
como efecto mantener el monto total líquido de las remuneraciones, beneficios y
prestaciones, debe entenderse en relación con lo que la misma disposición prescribe
a continuación -y que aparece como una explicación de lo prevenido antes-, en el
sentido de que ello implica que el incremento de que se trata no puede significar
la modificación del monto de los beneficios o prestaciones en la parte no afecta a
imposiciones previsionales. Luego, no corresponde extender tal entendimiento a

180 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

otras materias, como es la determinación de la cuantía de las cotizaciones que


deben hacer los empleadores para el seguro de la ley N° 16.744, aportes que, por
lo demás, no tienen la condición de beneficios o prestaciones del trabajador, a que
alude la limitación en examen, sino que de obligaciones de los empleadores. En
consecuencia, resulta procedente considerar el incremento establecido en el artículo
2° del decreto ley N° 3.501, de 1980, en la base de cálculo de los aportes o coti-
zaciones destinados al financiamiento del seguro contra riesgos de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales de la ley N° 16.744” (Contraloría General
de la República, 22 mayo 2008, Dictamen n° 23666).
Procedencia de otorgar cobertura de la ley por hepatitis contraída por
contagio en el lugar de trabajo. Derecho a reembolso de gastos médicos
(Superintendencia de Seguridad Social, 4 junio 1993, Dictamen n° 5524).
Corresponde primeramente al empleador determinar si el trabajador
pensionado por invalidez, puede desempeñar sus labores habituales,
atendida su capacidad residual de trabajo en la medida que no le causen
menoscabo a su salud o seguridad o a la de los demás trabajadores, sin
perjuicio de la calificación que se pueda requerir al respecto de faenas es-
pecíficas a los organismos competentes legalmente. (Dirección del Trabajo,
26 enero 2000, Dictamen n° 374/30).
Cese de la Pensión de Invalidez.
“Los afiliados que hubieren obtenido una pensión anticipada en conformi-
dad con lo prevenido en el artículo 68 del D.L. N° 3.500, de 1980, como sería
en el caso del recurrente, el cese de la pensión de invalidez de la Ley N° 16.744,
se debe producir al cumplimiento de los 65 años de edad, procediendo el pago y
percepción simultáneo de ambos tipos de pensiones durante el período anterior al
cumplimiento de la referida edad” (Superintendencia de Seguridad Social, 19
abril 200, Dictamen n° 13.312).

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Capítulo Segundo
DE LA LEY 16.744 Seguro Social contra Riesgos de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

I. Generalidades
Este capítulo lo dedicamos a la Ley 16.744: sus objetivos y alcances, sus
coberturas y la enorme casuística que contempla. Y en consecuencia, la res-
ponsabilidad que se deriva de ella.
También hemos compilado algunos casos de Accidentes Escolares y de
estudiantes que sufrieron infortunios en sus Prácticas Profesionales.
Los subsidios que originan los siniestros laborales también han sido recogi-
dos, sea por Accidentes o por enfermedades Profesionales. Siendo el Seguro por
Accidentes del Trabajo y Enfermedades profesionales y los órganos encargados
de su administración parte central de este capítulo.
En consecuencia, hemos intentado compilar la mayor cantidad de jurispru-
dencia judicial y administrativa que nos permitan ilustrar de la mejor manera a
nuestros lectores acerca de los diversos tópicos contenidos en la Ley n° 16.744.
Con todo, nos parece trascendental recordar algunos antecedentes his-
tóricos de la legislación que nos convoca. Esta Ley dictada con fecha 1º de
febrero de 1912, en palabras de William Thayer Ateaga “parece un caso feliz de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 183

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

maduración social de una idea debatidamente reparada, estudiada, discutida,


elaborada, aplicada, perfeccionada y conversada”93.
En cuanto a las teorías que sustentan los regímenes de protección de los
Accidentes del Trabajo, podemos decir que existen cinco. En primer lugar, se
habló de una responsabilidad aquiliana o extracontractual, que encabeza el
Título de los Delitos y Cuasidelitos de nuestro Código Civil, y sobre tal base,
era el trabajador accidentado quien debía probar la culpa del empleador y el
monto del daño para reclamar la indemnización correspondiente, lo cual, la
mayoría de las veces acarreaba su indefinición.
La teoría de la responsabilidad contractual, representó un avance más
teórico que práctico, se funda en el principio que el empleador debe devolver
al trabajador contratado tan válido como lo recibió. Igualmente obliga a probar
la culpa del empleador, conforme a los artículos 2323 y 2324 del Código Civil.
Esta responsabilidad contractual, partía del hecho de que, “en toda relación
laboral existe de parte del empleador el deber de dar seguridad al dependiente
protegiendo su vida e integridad, obligación que se infringiría en caso de acci-
dente. La infracción al contrato hace presumir la culpa, invirtiendo el peso de
la prueba -onus probandi- en términos de corresponder al empleador acreditar
que ha mediado caso fortuito que lo exonere de responsabilidad.
Estos intentos constreñidos al derecho común, fracasan absolutamente
debido a la dificultad de probar dolo o culpa del empresario que permita im-
putar responsabilidad extracontractual, o a la relativa facilidad de establecer la
ocurrencia de un caso fortuito que exonere de responsabilidad contractual o
a las dificultades inherentes a juicios ordinarios de lato conocimiento (costos,

93
“En rigor, el debate seguido en ambas Cámaras es ejemplo de versación, acopio de datos y conciencia
del deber que pesa sobre los legisladores. El tema era de unánime aceptación, pero darle forma,
claridad y eficacia no era sencillo. Muchas indicaciones enriquecieron y perfeccionaron el texto
original. Una sola cuestión fue tema de abierta contradicción: la subsistencia o desaparición de
las mutuales de accidentes del trabajo”.

“Historia y Principios de la Ley Nº 16.744”, en Revista Laboral Chilena, abril 1993, sección
estudios, pág. 54.

184 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

demoras, etc.) o por último, al fenómeno de usual ocurrencia de insolvencia


del empresario responsable”94.
La teoría de responsabilidad objetiva o riesgo profesional, fue un in-
dudable progreso, generado en la era industrial95. “Parte de la base de que el
que organiza una empresa o monta una fábrica buscando una ganancia crea
un riesgo y debe responder de él. Como una modalidad de esta misma teoría
puede mencionarse la llamada del riesgo de autoridad, que buscó perfeccionar
la anterior extendiéndola a casos en que el trabajador no presta servicios a una
entidad lucrativa, o incluso, está fuera de la responsabilidad o tuición de la
empresa, sino en viaje hacia ella o de regreso de ella (accidentes del trayecto
o in itiniere), que también son considerados accidentes del trabajo […]. La
teoría de la responsabilidad objetiva inspiró toda la normativa chilena en la
materia, desde el primer proyecto presentado en 192 y promulgado como
Ley nº 3170 el 30 diciembre de 1916. A ella sucedió, con similar inspiración
la ley 4.055, de 8 de septiembre de 1924, que estableció además, la Sección
Accidentes del Trabajo de la Caja Nacional de Ahorros, cuyo texto definitivo
se fijó por el Decreto Ley 379 de 18 de marzo de 1925, en los umbrales del
regreso triunfal de don Arturo Alessandri del destierro. Sus disposiciones se
incorporaron al DFL 178, de 13 de mayo de 1931, que recopiló -con algunas
modificaciones- la principal legislación social dictada hasta esa fecha y fue
conocido más tarde como Código del Trabajo. La antigua ley 4.055 pasó a

94
Juan Sebastián Gumucio Rivas, “Régimen de Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales”, en Revista Laboral Chilena nº 116 (5), mayo 2003, pág.
59, sección Estudios.
95
Según Gumucio Rivas, esta teoría entiende que las contingencias inherentes al trabajo exceden el
ámbito de la empresa y deben ser preocupación de la comunidad toda, la que no es, por cierto,
ajena a las vicisitudes de las empresas, como quiera que aprovecha también de aquellas actividades
de mayor riesgo.

“Esta nueva orientación informa nuestra actual legislación, contenida en la ley 16.744 […], que
sustituyó el concepto de responsabilidad empresarial por un seguro social integral, financiado
con cotizaciones patronales y gestionado por entidades estatales y privadas. La aprobación de
esta ley fue fruto de una dilatada discusión. Sólo en 1968 se logra vencer la oposición de sectores
vinculados a las compañías de seguro privadas que no cesaron en defender su intervención en la
materia, a pesar de existir un grado elevado de convencimiento en orden al fracaso del sistema de
responsabilidad empresarial adoptado a principios de siglo”. Ibíd., pág. 60.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 185

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ser el Título II de su Libro (artículos 254 al 306) y la derogó precisamente el


art. 90 de la ley 16.744”96.
La teoría del riesgo social, se podría considerar como la más avanzada y
más universalmente aceptada, parte de la base que toda comunidad humana
requiere de bienes y servicios, y cuya producción implica riesgos inevitables, en
mayor o menor grado, “pero que es insensato estimular sólo actividades poco
riesgosas, porque quedarían sin satisfacerse importantes necesidades sociales
[…]. Mas concluyente […] fue la conciencia de que debía atenderse ante todo
el estado de necesidad que un infortunio social genera en el accidentado y no
propiamente el daño que cause un determinado accidente. […] Lo decisivo
es la situación de infortunio generado y no el daño directo producido. En esta
doctrina se funda precisamente la ley 16.744”97.
Finalmente, la teoría del riesgo especializado, desarrollada tras el esfuerzo
unificador del Informe Beveridge, hizo pensar a algunos que debía terminar-
se con los conceptos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
como temas de seguridad sociales distintos y separados de los accidentes y
enfermedades comunes. “Su raciocinio elemental era de fuerte lógica: si lo
importante y decisivo es atender al estado de necesidad creado en el ser humano
que ha sufrido el infortunio, poco interesa que éste haya quedado inválido
sufrido una incapacidad por razones propias o ajenas a su situación laboral.
Lo mismo se intentó en Chile con motivo de la reforma previsional de 1980.
Tal criterio no ha prevalecido. Las razones principales son dos: a) El régimen
de prevención de los riesgos es necesariamente distinto según se trate de ac-
cidentes y enfermedades comunes o laborales, y b) La legislación tiende a ser
naturalmente más generosa con los infortunios vinculados al cumplimiento
de una obligación laboral que con los provenientes de actividades ajenas a él
y socialmente menos protegidas”98.

96
Thayer Arteaga, Ob. Cit., págs. 52 y 53.
97
Ibid, pág. 53.
98
Ibid.

186 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Acerca de las líneas fundamentales de la Ley 16.774, Alfredo Bowen


las ha resumido de la siguiente manera: “i) se abandona el principio de la
responsabilidad del empresario (responsabilidad objetiva); ii) se establece el
seguro social de accidentes del trabajo, según el compromiso sui generis que
testimoniaba el art.294 del Código de 1931; iii) se extiende su campo de
aplicación a funcionarios públicos, trabajadores independientes, estudiantes
y familiares, a los accidentes del trayecto y a los que sufren los dirigentes de
instituciones sindicales en sus cometidos gremiales; iv) se consagra un finan-
ciamiento fundado en moderada y solidaria aceptación del riesgo diferenciado,
al establecerse una cotización básica pareja e igual para todo tipo de actividad,
y una cotización adicional variable.[…]; v) se independiza razonablemente el
monto de las prestaciones de las cotizaciones efectivas realizadas, en cuanto el
trabajador puede acreditar que percibía remuneraciones inoponibles superio-
res a las que reflejan las cotizaciones, caso en el cual proceden los beneficios
que según la remuneración efectiva, sin perjuicio del derecho de la entidad
administradora para repetir contra el infractor.[…]; vi) se crea el derecho a la
rehabilitación profesional; vii) se establece un sistema único de seguro social de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, pero se admiten distintos
organismos administradores (Servicio de Seguro Social, Servicio Nacional de
Salud, Cajas de Previsión, Mutualidades de empresarios sin fines de lucro y
grandes empresas de administración delegada); viii) se crean comités paritarios
de seguridad social para colaborar en la administración y aplicación de la ley”99.

1) Objetivos y Alcances
“La ley 16.744 que norma respecto de riesgos y accidentes del trabajo,
se refiere a situaciones de incapacidad, invalidez y muerte, de manera que
si un dependiente puede requerir de la autoridad jurisdiccional, llámese
tribunales laborales, en alguna de las dos primeras, igual derecho asiste a la sucesión
de quien ha fallecido, por la necesaria extensión del daño. Las razones que pudiesen
eventualmente esgrimirse para justificar llevar la controversia a un juicio de lato

99
“Introducción a la Seguridad Social”, Editorial Jurídica de Chile, 1992, págs. 57 a 60, citada por
Thayer Arteaga, pág. 54.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

conocimiento en sede civil, como son un mejor estudio o una mayor extensión de la
prueba, no se contraponen con el procedimiento laboral en que se ven igualmente
garantizadas las pretensiones de las partes” (Corte de Santiago, 17 mayo 2006,
“Souper Quinteros con Post Venta Ltda.”, Rol nº 4622-2005)100.
Su Objetivo es crear una “conciencia de la seguridad”. De los artículos
184 del Código del Trabajo y 66, 67, 68 y 69 de la Ley nº 16.744, y de su
Reglamento el D. S nº 40 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, del
11 de febrero de 1989, se apunta a que se logre una conciencia de seguridad,
“por la importancia que ella tiene para los diversos sectores referidos: los trabaja-
dores, sus familias, la propia empresa y la comunidad, siempre ésta interesada por
los recursos humanos” (Corte Suprema, 27 mayo 1999, Casación en el fondo
“Aguirre Rodríguez con empresa Metropolitana de Residuos Ltda.”, Rol nº 4131-
1997. FM nº 486, pág. 854, sentencia nº 8)101.

a) Casuística
El concepto de Trabajador contendido en la Ley 16.744 sería más am-
plio que en el Código del Trabajo.“Tratándose de la Ley Nº 16.744, sobre
accidentes del trabajo, el concepto de ‘trabajador’ es más amplio que el que
la legislación ordinaria contempla, por lo cual es improcedente sostener que
para su aplicación se requiere una relación de subordinación o dependencia,
ya que basta, como lo afirma el artículo 25 de la ley citada, que el trabajador
desarrolle una actividad para una empresa, institución o servicio o persona,
a cambio de una remuneración” (Corte Suprema, 14 octubre 1996, Recurso
de Protección “Prieto Trucco con Superintendencia de Seguridad Social y Mutual
de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción” Rol nº 2437-1996).
La Ley 16.744 y su Reglamento debe aplicársele a los organismos
de la Administración Civil del Estado con las adecuaciones pertinentes,

100
Dictada por la Décima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, integrada por los ministros
señores Cornelio Villarroel Ramírez, Amanda Valdovinos Jeldes y abogado integrante señor
Francisco Tapia Guerrero.
101
Pronunciada por la 4ª Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros sres. Hernán Álvarez,
Oscar Carrasco, Marcos Libedinsky, José Benquis y el Abogado Integrante Patricio Novoa.

188 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 188 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

considerando que aquélla se dictó para las empresas particulares (Superin-


tendencia de Seguridad Social, 9 noviembre 2000, Dictamen ORD nº 42.785
en Revista Laboral Chilena nº 95 (4), abril 2001, pág. 44).

b) sujetos protegidos por la ley 16.744


El sujeto protegido es el trabajador afiliado, por tanto, el hijo de una
trabajadora no tiene cobertura de la ley.“El Seguro contra Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales está estructurado sobre la base de que el
sujeto protegido es un trabajador dependiente; los artículos 2º y 4º, de la Ley Nº
16.744, son claros en este sentido, el primero de ellos al señalar taxativamente las
categorías de trabajadores protegidos por este Seguro y el segundo al reiterar que
quienes se entienden afiliados a este Seguro son los trabajadores. Por su parte, el
artículo 25 de la Ley entiende por “trabajador” a toda persona, empleado u obrero,
que trabaje para alguna empresa, institución, servicio o persona. Asimismo, las
enfermedades profesionales son definidas por el Art. 7º de la ley Nº 16.744 como
aquellas causadas de una manera directa por el ejercicio de la profesión o trabajo
que realice una persona y que le produzca incapacidad o muerte. En este orden
de ideas, al nacer el hijo adquirió individualidad legal propia, esto es, la de una
persona sujeta a derechos y obligaciones, en forma independiente a la de sus pro-
genitores. De consiguiente, resulta forzoso concluir que el hijo no tiene la calidad
de “trabajador” afecto a la Ley Nº 16.744, así como tampoco resulta procedente
extender al mismo la protección que a la trabajadora le brindará el Seguro contra
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales” (Superintendencia de Se-
guridad Social, 5 mayo 1994, Dictamen ORD nº 5062).
Alcance de la cobertura a trabajador finiquitado y que corresponde
calificar como un accidente del trabajo en el trayecto, al siniestro que
sufriera el trabajador el mismo día que suscribiera su finiquito, corres-
pondiéndole todas las prestaciones que en su caso contempla la Ley Nº
16.744, especialmente, una de las cuales es la de los beneficios médicos que
indica el artículo 29 de dicho cuerpo legal, los que deben otorgarse hasta
su curación completa o mientras subsistan los síntomas de las secuelas
causadas por el accidente (Superintendencia de Seguridad Social, 14 agosto
2000, Dictamen ORD nº 20957).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 189

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Trabajador que es despedido mientras goza de licencia médica por un


siniestro laboral. “El Tercer Juzgado de Letras de Puente Alto ha solicitado se le in-
forme acerca de [...] si un trabajador con licencia médica renovada y con tratamiento
en el Instituto de Seguridad del Trabajador de Placer 1410 de Santiago, requiere de
autorización previa para ser despedido. 2.- Sobre el particular, este Organismo debe
expresar, en forma previa a responder la consulta formulada por este Tribunal que,
atendido que, según se indica, el trabajador en cuestión ha sido tratado en el Instituto
de Seguridad del Trabajo, que es un Organismo Administrador del seguro social que
establece la Ley Nº 16.744, se ha de entender que la situación planteada se refiere a una
persona que se encuentra en goce de reposo o licencia médica por un siniestro laboral, es
decir, por un accidente del trabajo o una enfermedad profesional. Precisado lo anterior,
es menester señalar que, conforme a lo dispuesto por el último inciso del artículo 161 del
Código del Trabajo, todas las causales de término del contrato de trabajo que establece
dicho precepto y que se refieren a necesidades de la empresa [...] no podrán ser invocadas
con respecto a trabajadores que gocen de licencia por enfermedad común, accidente
del trabajo o enfermedad profesional [...]Cabe indicar que, aparte del precepto antes
aludido, la normativa relativa al seguro social contra riesgos laborales que consagra la
citada Ley Nº 16.744, no establece disposición que prohíba o impida el despido de un
trabajador en goce de licencia o reposo por un siniestro laboral.
En todo caso, la prescripción de reposo que un médico indique a través del
otorgamiento del formulario de licencias médicas u orden de reposo utilizada en
las Mutualidades de Empleadores, constituye un documento justificatorio de la
ausencia al trabajo. 3.- Lo anterior es cuanto puede informar esta Superintendencia
a ese Tribunal respecto a la consulta formulada, la que, en todo caso, por tratarse
de una materia de índole laboral, como es el despido de un trabajador, no es de
la competencia de este Organismo” (Superintendencia de Seguridad Social, 1
agosto 2000, Dictamen ORD nº 27266).
Las personas contratadas a honorarios por un servicio público no se
encuentran amparadas por Ley Nº 16.744. “El Servicio Nacional de Menores
ha requerido a esta Contraloría General un pronunciamiento acerca de si las per-
sonas contratadas a honorarios por un servicio público se encuentran amparadas
por Ley Nº 16.744, sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo
y Enfermedades Profesionales.

190 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 190 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Lo anterior atendido que, según expone, Ley Nº 19.345, en cuya virtud se


dispuso la aplicación de Ley Nº 16.744, a los trabajadores del sector público que
señala, no se refiere específicamente a los funcionarios públicos, sino que utiliza el
término “trabajadores”, expresión que según luego se precisa en el artículo 11 de
la citada Ley Nº 19.345, comprende a los trabajadores, personal y funcionarios a
que se refiere el artículo 1º de ese mismo texto legal.
Sobre el particular conviene tener presente que Ley Nº 19.345, establece en
lo pertinente, en su artículo 1º, que los trabajadores de la Administración Civil
del Estado, centralizada y descentralizada, de las Instituciones de Educación
Superior del Estado y de las Municipalidades, incluido el personal traspasado a
la administración municipal de conformidad con lo dispuesto en el D.F.L. Nº
1-3.063, de 1980, del Ministerio del Interior, que hubiere optado por mantener
su afiliación al régimen previsional de los empleados públicos; los funcionarios de la
Contraloría General de la República, del Poder Judicial, y del Congreso Nacional,
a quienes no se les aplique en la actualidad Ley Nº 16.744, quedarán sujetos al
seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales a que
se refiere este último texto legal.
Luego, el artículo 11 de Ley Nº 19.345, previene que “cada vez que en esta ley
se utilizan los vocablos “trabajadores” o “trabajador”, se entenderá que comprenden
a los trabajadores, personal y funcionarios a que se refiere el inciso primero de su
artículo 1º”.
Como es posible observar de ambas disposiciones, la delimitación que efec-
túa el artículo 11, respecto del alcance de la voz trabajador que se emplea en ese
texto legal, tiene por único y exclusivo objeto aclarar que aquella expresión alude
únicamente a las personas que quedan comprendidas en el artículo 1º de Ley Nº
19.345, esto es, todos aquellos servidores que según los diversos estatutos funciona-
rios que los pueden regir (v.g. Estatuto Administrativo, Estatuto Administrativo
de los Funcionarios Municipales, Código del Trabajo, etc.), tienen la calidad de
trabajadores, personal y funcionarios de las entidades referidas en aquel artículo 1º.
De lo recién establecido, cabe colegir, entonces, que la protección que ordena
Ley Nº 19.345, no alcanza a aquellas personas que si bien pueden prestar algún
servicio a favor de los organismos aludidos en el artículo 1º de esa ley, no tienen,

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 191

jurisprudencia accidentes.indb 191 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sin embargo, según las respectivas normas estatutarias, la calidad de trabajadores,


personal o funcionarios de los mismos.
Precisado lo anterior, cumple considerar en seguida que el artículo 11 de Ley Nº
18.834, Estatuto Administrativo, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado
fue fijado por el D.F.L. Nº 29, de 2004, del Ministerio de Hacienda, permite a
los organismos públicos regidos por dicho Estatuto dentro de los que se cuenta el
Servicio Nacional de Menores, contratar sobre la base de honorarios a profesionales
y técnicos de educación superior o expertos en determinadas materias, para realizar
labores accidentales y que no sean habituales de la Institución y a extranjeros que
posean título en la especialidad que se requiera. Además esta norma contempla
la posibilidad de contratar también a honorarios, la prestación de servicios para
cometidos específicos. Añade finalmente este precepto, que las personas contratadas
a honorarios se regirán por las reglas que establezca el respectivo contrato y no les
serán aplicables las disposiciones de dicho Estatuto.
Que en relación con la norma antes indicada, como bien lo expone el propio
servicio recurrente, esta Contraloría General ha precisado en forma invariable a
través de su jurisprudencia administrativa contenida, entre otros, en los Dicta-
menes Nºs. 27.242, de 1990 y 13.800, de 2001, que las personas contratadas
a honorarios no poseen la calidad de funcionarios de la Administración y al no
regirse por las normas del estatuto respectivo, tienen como única norma reguladora
de sus relaciones con aquélla el propio convenio que ha servido de base al acto
administrativo que materializa su contratación, careciendo de los derechos que en
general rigen para los empleados públicos, pues, naturalmente, no tienen la calidad
de personal de planta ni a contrata.
De lo expuesto, se infiere que las personas contratadas a honorarios, dada la
naturaleza de esa contratación, no quedan comprendidas dentro del ámbito de
aplicación fijado por el artículo 1º de Ley Nº 19.345, pues a la luz de lo que luego
dispone el artículo 11 de ese cuerpo legal, tales ser-vidores, no tienen la calidad de
trabajadores, personal o funcionarios de esas instituciones.
En consecuencia, en razón de lo expresado, esta Entidad de Control concluye
que las personas contratadas a honorarios por el Servicio Nacional de Menores, no
gozan de conformidad a las normas pertinentes de Ley Nº 19.345, de la protección

192 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de Ley Nº 16.744, sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales” (Contraloría General de la República, 13 octubre
2006, Dictamen nº 48505).
Tampoco los socios y que tengan la representación social de una
empresa por estar contemplados en el artículo 7° del Código del trabajo.
“Una persona ha recurrido a esta Superintendencia reclamando en contra del
Instituto de Normalización Previsional, por cuanto su División Apoyo Legal
Particulares ha rechazado su afiliación como empleado particular, por ser socio y
representante legal de la empresa […] Ltda. Requerido al efecto dicho Instituto,
ha informado mediante el oficio citado en antecedentes, en síntesis, lo siguiente:
a.- que el recurrente solicitó jubilar por vejez en el régimen de la ex Caja de Pre-
visión de Empleados Particulares con fecha 5 de enero de 2000, invocando como
último empleador a la entidad llamada Importadora Nacional de Cadenas Ltda.,
para la que habría prestado servicios entre febrero de 1997 y diciembre de 1999;
b.- que también figura como imponente, en el mismo régimen entre el 1º de enero
de 1996 y el 31 de enero de 1997, bajo los empleadores […] y Asociados y […] y
Asociados; c.- que el aviso de contratación de servicios fue recibido en el Instituto
el 31 de diciembre de 1998 y da cuenta de haberse contratado sus servicios a con-
tar del 1º de enero de 1995, según contrato de trabajo de 1º de febrero de 1997;
d.- que las funciones para las cuales fue contratado eran las de Gerente General y
Representante Legal de la empresa; e.- que con fecha 31 de enero de 1996, doña
[…], don […] y don […], todos Baeza Aravena, constituyeron una sociedad de
responsabilidad limitada denominada Importadora […] Limitada, en la que
todos los socios tienen la representación legal, la administración y el uso de la ra-
zón social, indistinta, conjunta o separadamente, con las más amplias facultades;
f.- que en cuanto a la jornada de trabajo, el contrato referido expresa: En el cual
queda excluido de la limitación de jornada de trabajo, y sin fiscalización superior
inmediata, de acuerdo a este Código, podrá prestar servicios en un lugar elegido
por él. g.- que con los antecedentes relacionados, la Fiscalía informante estima que
don […] no ha tenido la calidad de empleado particular en ninguno de los dos
períodos invocados. En efecto, en el lapso 1º de enero de 1996 al 31 de enero de
1997, formaba con el supuesto empleador una sociedad de hecho, no existiendo el
vínculo subordinación y dependencia propio del contrato de trabajo y, en cuanto

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jurisprudencia accidentes.indb 193 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

al período comprendido entre el 1º de febrero de 1997 y el 31 de diciembre de


1999, que invoca como trabajado para la Sociedad Importadora […] Ltda., es
dable señalar que el propio contrato de trabajo lo releva del cumplimiento de una
jornada de trabajo, no existiendo horario ni lugar de trabajo, por lo que debe
concluirse que el supuesto trabajador no ha estado sujeto a fiscalización inmediata;
h.- que, en suma, en la especie se encuentran ausentes los elementos de la esencia del
contrato de trabajo, que se requieren para la existencia de la calidad de empleado
particular, esto es, el vínculo de subordinación o dependencia, el cumplimiento de
horario y la asistencia diaria y regular al lugar de trabajo fijado en el contrato;
por consiguiente, en la especie, procede la devolución de las imposiciones que se
hubieran enterado en su virtud por carecer de causa legal; i.- que no concurren en
la especie los requisitos de hecho para estimar que se ha producido una situación
jurídica consumada, por cuanto el interesado sólo cotiza en ese régimen desde el
año 1996; y j.- que, finalmente, el recurrente no le asiste el derecho a jubilar en
conformidad a las normas de la Ley Nº 10.475. 3.- Sobre el particular, esta Su-
perintendencia, previa revisión de los antecedentes tenidos a la vista, cumple con
manifestar que aprueba lo actuado e informado por el Instituto de Normalización
Previsional, por encontrarse ajustado al mérito de esos antecedentes, al derecho y
a la jurisprudencia administrativa vigente en la materia. En efecto, para tener
la calidad de empleador particular, se requiere cumplir con los requisitos que es-
tablece el artículo 7º del Código del Trabajo para todo trabajador, más el que en
la prestación de servicios predomine el esfuerzo intelectual sobre el físico. De estos
requisitos es fundamental que los servicios se presten bajo vínculo de subordinación
o dependencia, motivo por el cual se ha resuelto que no cumplen con dicha condi-
ción los que desarrollan su actividad, entre otras, en las siguientes circunstancias:
socio mayoritario; representante legal o administrador, con uso de la razón social,
pues, en tales casos se estima que se desempeñan sus funciones sin estar sujetos a
fiscalización inmediata de algún superior jerárquico. En el caso específico, según
la Cláusula Cuarta del contrato de sociedad, la representación, administración
y el uso de la razón social de la compañía corresponderá a los tres socios, quienes
anteponiendo sus firmas a la razón social, la representarán indistintamente, en
forma conjunta o separada, con las más amplias facultades y... Luego, uno solo de
cualquiera de los socios nombrados, tiene el poder de representar y administrar,
incluyendo el uso de la razón social, a la empresa, prescindiendo de los demás socios;

194 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 194 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

por consiguiente, resulta irredargüible, que el que así puede actuar, no está sujeto
a ningún vínculo de subordinación o dependencia y, por ende, no puede estimarse
como trabajador apatronado (Superintendencia de Seguridad Social, 30 agosto
2000, ORD. nº 31847)
No procede otorgar cobertura de la ley a los funcionarios municipales
contratados con posterioridad a la vigencia de la ley 18.883 (Estatuto Muni-
cipal)(Superintendencia de Seguridad Social, 10 octubre 1994, ORD. nº 11572)
Cobertura de la Ley a los Dirigentes de Asociaciones Gremiales. “La I.
Municipalidad de […] se ha dirigido a esta Superintendencia reclamando en contra de
lo resuelto por una Mutual, en el sentido de no considerar como un accidente del trabajo
en el trayecto el siniestro sufrido por dos profesores dependientes de ese Municipio, los que
además actúan como Secretario y Presidente del Colegio de Profesores Asociación Gremial
Comunal. Fundamenta su reclamo en el hecho que el accidente se produjo al término
de una reunión gremial a la que habían asistido los aludidos profesores en [otra locali-
dad], en representación de todos los docentes de la comuna. Estima la I. Municipalidad
que el siniestro se produjo exclusivamente por esta razón, por lo que, en su concepto,
corresponde otorgar a los accidentados la cobertura del seguro contra riesgos laborales de
la ley Nº 16.744. Requerida al efecto esa Mutualidad informó que en consideración a
lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 5º de la ley Nº 16.744 y teniendo presente
lo señalado por esa Corporación Edilicia en orden a que los accidentados, al momento
del siniestro, cumplían funciones gremiales del Colegio de Profesores Comunal, declaró
que el siniestro en referencia no constituye un accidente del trabajo. En efecto, sostiene
esa Mutualidad que los términos del inciso tercero del citado artículo 5º están referidos
a los cometidos gremiales de instituciones sindicales que se realizan, precisamente, en
beneficio de los trabajadores de la empresa que representan sus dirigentes y que, en la
especie, se trataba de cometidos gremiales para una Asociación que no tiene el carácter
de un sindicato y que, por otra parte, agrupa a todos los docentes de la comuna y no sólo
a los profesores que laboran en la Municipalidad. Por las razones expuestas, solicita que
se declare que se encuentran ajustadas a derecho sus Res. AJ/02/038 y AJ/02/039, de 22
de mayo de 1990 recaídas en las situaciones que se analizan y que determinaron que el
accidente sufrido por los profesores de que se trata no tiene el carácter de laboral.Sobre el
particular, cabe tener presente que el inciso tercero del artículo 5º de la ley Nº 16.744
establece, en forma excepcional, que se considerarán también accidentes del trabajo a los

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 195

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sufridos por dirigentes de instituciones sindicales a causa o con ocasión del desempeño de
sus cometidos gremiales. De este modo, lo que debe resolverse es si la protección del seguro
social contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales debe restrin-
girse a los dirigentes de los sindicatos a que se refiere el Libro III Título I del Código del
Trabajo y sólo en el caso que los cometidos gremiales se realicen, precisamente, en beneficio
de los trabajadores de la empresa que representan sus dirigentes. Al respecto, debe tenerse
presente que el espíritu de la ley Nº 16.744 es otorgar a los trabajadores una cobertura
integral y suficiente por los riesgos que son propios de su actividad, sea que se trate de un
accidente del trabajo o de una enfermedad profesional. Pues bien, desde esta perspectiva
debe entenderse que la expresión dirigentes de instituciones sindicales utilizada por el
legislador, debe ser entendida en sentido amplio, esto es, comprensiva de todo trabajador
designado por el organismo pertinente para el desempeño de un cometido gremial, de donde
resulta entonces que lo prevenido en el inciso tercero del artículo 5º de la ley Nº 16.744
se aplica a los dirigentes de las denominadas Asociaciones Gremiales, creadas por el D.L.
Nº 2.757, de 1979; por cuanto, no cabe duda que los dirigentes de tales instituciones
cumplen un cometido gremial y cuando sufren de algunas de las contingencias a que se
refiere el citado cuerpo legal en el desempeño de tales funciones, como ha ocurrido en la
especie, merecen su amparo y porque, desde luego, el legislador del año 1968, época de
entrada en vigencia de la ley Nº 16.744, no pudo considerar, en términos explícitos, las
organizaciones gremiales a que se refiere el D.L. N 2.757, pues este cuerpo legal se dictó en
el año 1979. Por las consideraciones precedentes esa Mutualidad de Empleadores deberá
dejar sin efecto lo dictaminado mediante sus Res. Nºs. AJ/02/038 y AJ/02/039, ambas
de 25 de mayo de 1990 y otorgar a los profesores en cuestión las prestaciones de la ley Nº
16.744, por el accidente sufrido por ellos el 23 de enero de 1990” (Superintendencia
de Seguridad Social, 8 agosto 1994, Dictamen nº 8722).

2) Otras Características de la Ley 16.744

a) Importancia, trascendencia y superioridad

a.i) Se trata de normas de elevadas consecuencias.


“Las normas de seguridad social gozan de una trascendencia elevadísi-
ma en el ordenamiento, dadas las posibles repercusiones que un accidente

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

laboral puede generar en la esfera personal y familiar” (Corte de Concep-


ción, 21 julio 2009, Apelación “Carrasco Muñoz con Pesquera San José S.A.”,
Rol nº 524-2008). Acerca del tema, nos parecen muy atinentes las palabras de
los fundamentos 4º, 10º y 11º de donde se lee la esencialidad de la obligación
de seguridad que pesa sobre el empleador: “4.- Que, es un elemento esencial
en las normas de la protección de los trabajadores, de acuerdo al artículo 184 del
Código del Trabajo y la Ley sobre Accidentes del Trabajo, que el empleador tiene
la obligación a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la
vida y salud de los trabajadores manteniendo condiciones adecuadas de seguridad
en las faenas y los implementos de protección necesarios para prevenir accidentes,
como también están obligados a informar los riesgos laborales a los trabajadores
tomando las medidas preventivas y los riegos a que pueden verse expuestos éstos”.
Y del motivo 10º se lee la superioridad de las normas de seguridad social,
ya que, “las normas de seguridad social son de prevención de accidentes y de los
riesgos profesionales que emanan de normas legales expresas, como las del artículo
184 del Código del Trabajo y que es de una trascendencia superior a la de una
simple obligación contractual de una de las partes, pues ello mira no sólo a
los riesgos profesionales del trabajador, sino a las consecuencias que de ello
se derivan por un accidente que afecta a su fuente laboral que repercute
en su entorno familiar y social”.
Finalmente, el considerando 11º dice que, “en este orden de ideas, las
normas de seguridad no se agotan ni satisfacen con la existencia de reglamentos
internos de orden y seguridad, sino que sólo ha de tenérsele como existente cuando
se cumplen efectivamente en casos concretos como el que nos convoca. Es así que
esta supervigilancia debió haber sido personal, efectiva y auténtica en
cuanto a la forma que debió desarrollar la actividad, especialmente tratándose de
una máquina con las características descritas”102.

102
“7.- Que si bien del oficio de la Seremi de Salud se informa que fue sobreseída la demandada de la
investigación realizada con ocasión del accidente, lo cierto que es en este procedimiento jurisdiccional es
en definitiva donde se debe determinar si la demandada cumplió con las normas de seguridad, apreciando
la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica, y como se ha venido analizando la demandada no
lo ha acreditado.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

a.ii) De Orden Público.


Las normas sobre Accidentes del Trabajo son de orden público, y por
tanto, no serán válidas las Cláusulas de Irresponsabilidad existentes entre
empresas mandante y subcontratista. “Que, así las cosas, resulta evidente la


8.- Que, el Informe de investigación del accidente del Departamento de Prevención de Riesgos de
la empresa demandada, le atribuye a la actora responsabilidad por no cumplir con las instrucciones
establecidas, al introducir su mano bajo los rodillos, al querer voltear un trozo de jibia que ya iba mal
ingresado por la propia trabajadora. No obstante ello, del mérito de la prueba rendida y que se ha
expresado precedentemente no existieron las instrucciones suficientes en las labores que desempeñaba
la demandante, más aún, el mismo informe del accidente del Departamento de Prevención de Riesgos
constata que existen antecedentes de que la Sra. Carrasco debía ser apoyada por sus compañeros para
mantenerse despierta mientras se encontraba en proceso, debido a que, según manifiesta un compañero
de trabajo, Sr. [...], en varias oportunidades tuvo que ejecutar acciones diversas (golpear Camelas
contra el suelo, moverla o hablarle) (Sic). Estos antecedentes tienen importancia en el accidente, porque
tratándose de trabajos que por su naturaleza revisten peligrosidad que originan accidentes, el trabajador
debe encontrase en condiciones físicas y saludables acorde con el trabajo que desempeña, estas condiciones
de salud deben ser vigiladas por la persona encargada de la vigilancia en su trabajo, en este caso la
Capataz Jacqueline Pereira quien declara como testigo, y dice haberse encontrado cerca a los hechos y
que fue la persona que le impartió las instrucciones en su trabajo, pero no se percató de este hecho siendo
su obligación hacerlo, porque fue ella, según su propio testimonio, la que le dio charla de capacitación
a la entrada del turno y las instrucciones de lo que había que hacer y de lo que no había que hacer.

La demandada resulta responsable de las inadecuadas condiciones físicas de su trabajadora, de acuerdo
al documento de fojas 6 emanado de la Inspección del Trabajo, el que acredita que la demandada fue
objeto de sanción con multa por no otorgar días de descanso semanal en compensación con las actividades
desarrolladas en día domingo en el periodo laborado 03/02/2005 al 11/02/2005, se debe destacar que
el accidente fue el día 12 de febrero de 2005, lo que justifica que ese día estaba con “falta de sueño y
por ende no estaba en condiciones de desempeñar sus labores con la rigurosidad y concentración que se
requería”.

El documento acompañado por el actor a fojas 83 da cuenta que se deja sin efecto las dos multas
aplicadas, pero no la de 60 UTM, la que fue objeto de reclamación ante Segundo Juzgado del Trabajo
de Concepción, causa Rol Nº102-2007, (tenida a la vista a petición de la demandada) reclamación
que no fue acogida y sólo se rebajó la multa. Trascendencia tiene lo consignado en la sentencia en su
fundamento 6º letra b), en la parte que dice: “Que, no aparece acreditado que se haya otorgado descanso
compensatorio, por el día domingo laborado entre el 3 y el 9 de febrero de 2005, éste último en que
sufrió un accidente laboral”.

9.- Que, la causa del accidente no sólo se debió a que la demandante introdujo la mano en la
máquina fileteadora, sino que el incumplimiento de la empleadora de no otorgarle el descanso semanal
compensatorio, lo que afectó la concentración de la trabajadora en el desarrollo de sus actividades, siendo
un elemento que originó el accidente, que no le es atribuible la responsabilidad a la actora, sino que a
la demandada que contribuyó a ello.

198 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

responsabilidad de las demandadas -empresa contratista y empresa mandante-, pues


ellas crearon el riesgo, sin tomar los debidos resguardos, lo que importa un actuar
negligente que es causa del defecto o siniestro que sufrió el actor cuando trabajó en


En este orden de ideas, se le resta valor probatorio a los testimonios de la demandada, quienes trasladan
la responsabilidad a la actora, lo que no se comparte de acuerdo a lo que se ha razonado, apreciando
la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica. […]

12.- Que, los hechos establecidos revelan el incumplimiento por parte de la demandada de la obligación
de seguridad que le impone el artículo 184 del Código del Trabajo y que la hace responsable ante el
actor, de acuerdo al artículo 69 de la Ley 16.744.

13.- Que, por otra parte, atendido a que el artículo 69 de la Ley 16.744 no determina el grado de
culpa de que debe responder el empleador en su cumplimiento, debe concluirse que éste es el propio de
la culpa levísima, esto es, la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre medio juicioso emplea
en la administración de sus negocios importantes.

14.- Que, está en lo cierto la demandada, que no es efectivo como lo consignó el a quo que la actora
haya perdido el dedo anular de su mano derecha, los antecedentes médicos acompañados no dan cuenta
de aquello, la demandante a raíz del accidente sufrió una herida a colgajo dedo índice, anular y medio
y como consecuencia rigidez en su dedo anular.

Lo anterior deberá ser considerado para regular el monto de la indemnización por daño moral.

15.- Que, no se existe prueba que acredite el lucro cesante, ni alguna proyección para determinar su
monto, sin que se pueda apreciar prudencialmente como lo decide el a quo, ya que para que este daño sea
indemnizable se requiere que sea real y cierto o tenga una razonable certeza, y no eventual o hipotético
como ocurre en este caso.

16.- Que, el daño moral se ha definido como el pesar, dolor, angustia o molestias que sufre una persona
en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o afectos, por lo que de acuerdo a su concepto es de
naturaleza eminentemente subjetiva y, por lo tanto, para su regulación los tribunales deben establecerlo
de acuerdo a la equidad y prudencia.

17.- Que, establecida la lesión que sufrió la demandante, resulta evidente que ha sufrido un daño
moral, de acuerdo a los hechos establecidos, y a la naturaleza de las lesiones sufridas en sus dedos por la
actora.

Esto es lo normal y corriente de las cosas, de manera que, lo normal se presume y lo anormal debe
probarse, correspondiéndole el onus probandi a quien alega lo anormal o lo extraordinario.

Lo normal, entonces, fue que la demandante experimentó las lesiones consignadas, y sufrió un daño
moral como el descrito.

18.- Que, atendido a lo que se ha venido sosteniendo y de acuerdo a la equidad y prudencia, se fija por
concepto de daño moral sufrido por la actora la suma de cinco millones de pesos ($5.000.000).

Por estos fundamentos y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 464 y 465 del Código del
Trabajo, SE REVOCA la sentencia de, once de julio de dos mil ocho escrita de fs. 135 a 148, en la parte
que se condena a la demandada a cancelar por concepto de indemnización por lucro cesante la suma de
$10.000.000, (diez millones de pesos), y en su lugar se declara no se da lugar a dicha indemnización.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 199

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

las condiciones dichas en una obra que se construía para la mandante, según sus
instrucciones y en un terreno proporcionado por ella […].
No cabe excusar a las demandadas de su responsabilidad, ni por el hecho de
haber existido una empresa subcontratista a cargo directo de la obra y de quien era
el actor trabajador dependiente -la que también es responsable y contra la cual se
podrá repetir-, ya que ello no impide que sean llamadas a juicio por sus propias
responsabilidades y a elección del actor; ni por las reiteradas cláusulas de irrespon-
sabilidad que contienen los contratos respectivos, pues ellas no son válidas en un
caso como el presente y respecto del actor, atendido que se trata del cumplimiento
de normas de seguridad y protección de las personas -trabajadores o no-, las que
tienen el carácter de orden público en nuestro actual ordenamiento constitucional
y legal, por lo que su respecto se impone de manera objetiva, más allá de lo pactado
en contratos que vinculan sólo a las partes, convenios que, además, suelen ser de
adhesión” (Corte Suprema, 12 octubre 2010, Casación en el fondo y forma
“Vidal Romero Aníbal Rodrigo y Johanna del Rosario con Entel PCS Telecomu-
nicaciones S.A. y Telecomunicaciones Telser Ltda”, Rol nº 2771-10)103.


Se confirma en lo demás la referida sentencia, con declaración que se reduce la indemnización por
concepto de daño moral a la suma de cinco millones de pesos ($5.000.000)”.

Fuente:http://productos.legalpublishing.cl, Fallo nº 42308.
103
En este juicio de Indemnización de Perjuicios derivado del accidente laboral sufrido por un
trabajador en el mes de abril del año 2004 - mientras instalaba una antena de telefonía celular
que le provocó una paraplejia que lo dejó postrado en silla de ruedas- se condenó por la Corte de
Apelaciones de Santiago (Rol nº2009-08) a las demandadas a pagar la suma de $100.000.000 al
trabajador, su cónyuge e hijos.

Del fallo del tribunal de alzada, se lee que las causas determinates del accidente fueron la “fatiga
de material”, “la falta de adecuadas medidas de protección, seguridad y supervisión”, y en virtud
de ellas se creó el riesgo. Así, dicen los motivos 4º y siguientes: “lo que impidió constatar y prevenir
el riesgo configurado por la fatiga de material y su incidencia en la maniobra difícil y arriesgada que
debió realizase a gran altura, como resulta evidente de las fotos que rolan a fojas 267 y 268, en especial
si se considera que el accidente ocurrió cuando se trabajaba en el tramo superior de la antena.

5.- Que, así las cosas, resulta evidente la responsabilidad de las demandadas -empresa contratista y empresa
mandante-, pues ellas crearon el riesgo, sin tomar los debidos resguardos, lo que importa un actuar negligente
que es causa del defecto o siniestro que sufrió el actor cuando trabajó en las condiciones dichas en una obra
que se construía para la mandante, según sus instrucciones y en un terreno proporcionado por ella.

6.- Que, no cabe excusar a las demandadas de su responsabilidad, ni por el hecho de haber existido una
empresa subcontratista a cargo directo de la obra y de quien era el actor trabajador dependiente -la que

200 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Si en conformidad con un convenio colectivo la empleadora se obligó a con-


tratar un seguro de accidentes para cada trabajador comprendido en el convenio,
a fin de liberarse de su obligación de indemnizar por la ocurrencia de un siniestro
laboral, no cumpliendo lo pactado, sobre ella recae el pago de las respectivas in-
demnizaciones que ocurran a sus trabajadores de acuerdo con lo establecido en el
Convenio Colectivo” (Corte Suprema, 3 agosto 1995, Recurso de Queja Rol
nº 4.174.RDJ t. XCII, 2ª parte - sección 3ª, pág. 115).
Por intermedio del finiquito no se puede renunciar a las acciones derivadas
de los accidentes de trabajo sufridos, puesto que ello importaría una renuncia
al derecho a la vida e integridad personal (Corte de Puerto Montt, 24 junio
2011, Recurso de Nulidad “Diaz Ojeda con Constructora Lahuèn S.A y otra”,
Rol nº 96-2011).

también es responsable y contra la cual se podrá repetir-, ya que ello no impide que sean llamadas a juicio
por sus propias responsabilidades y a elección del actor; ni por las reiteradas cláusulas de irresponsabilidad
que contienen los contratos respectivos, pues ellas no son válidas en un caso como el presente y respecto
del actor, atendido que se trata del cumplimiento de normas de seguridad y protección de las personas
-trabajadores o no-, las que tienen el carácter de orden público en nuestro actual ordenamiento
constitucional y legal, por lo que su respecto se impone de manera objetiva, más allá de lo pactado en
contratos que vinculan sólo a las partes, convenios que, además, suelen ser de adhesión.

7.- Que, por lo que se refiere a la indemnización solicitada por el actor para él, su mujer e hijos, por concepto
de daño moral, cabe señalar que la prueba aportada consiste sólo en los antecedentes relativos al estado de salud
severamente deteriorado de aquél con motivo del accidente, como resultado del cual quedó parapléjico, lo que
supone obviamente un estado psicológico y anímico de sufrimiento y desajuste frente a la vida, tanto para él
como para su familia inmediata; a lo que se agrega el testimonio, en el mismo sentido, de don Héctor Vega
Vallejos, a fojas 284 y siguientes. En virtud de lo cual y considerando también que el trabajador accidentado
goza de una pensión de invalidez -según expresó personalmente durante la vista de la causa-, se accederá a
lo pedido por el referido concepto, pero limitado en la forma que se indicará en lo resolutivo”.

Pronunciado por la Tercera Sala del tribunal de alzada fue firmado por los ministros Lamberto
Cisternas, Pilar Aguayo y la abogada integrante Claudia Chaimovich.

La Tercera Sala de la Corte Suprema integrada por sus ministros -Adalis Oyarzún, Sergio Muñoz,
Héctor Carreño, Pedro Pierry y Sonia Araneda-, por su parte, rechazó unánimemente el recurso
de casación presentado por una empresa mandante y otra mandataria en contra de una sentencia
que las condenó a pagar una indemnización por el accidente laboral de un trabajador.

Finalmente, la indemnización por daño moral se divide en: $ 50.000.000 (cincuenta millones de
pesos) para Aníbal Vidal Romero; $ 30.000.000 (treinta millones de pesos) para Johana Romero
Vidal (cónyuge), y $ 10.000.000 (diez millones de pesos) para cada hijo: Paloma Vidal Romero
y Rodrigo Vidal Romero.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 201

jurisprudencia accidentes.indb 201 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Si la intención de las partes es realizar un finiquito en virtud del


cual, se renuncia o desisten acciones, su validez dependerá de su respeto
al artículo 5° del Código del Trabajo, y de aquellos derechos no incorpo-
rados al patrimonio.“Corresponde rechazar el recurso de nulidad deducido por
la demandada principal, toda vez que la pretendida infracción de ley, relativa al
artículo 177 del Código Laboral -por haberse desconocido el finiquito presentado
por la demandada- no concurre, puesto que el instrumento en estudio no puede
considerarse un finiquito pues incorpora otras cuestiones que expresamente prohíbe
el legislador, es decir, no respeta la irrenunciabilidad de derechos consagrada en
el artículo 5 del Código Laboral, especialmente respecto de derechos que aún no
se han incorporado al patrimonio, como es el caso de aquéllos que surgen de una
enfermedad profesional. […]
El Documento presentado por la parte demandada, no puede considerarse un
finiquito en atención a las características propias de éste, pues este instrumento está
destinado a dejar constancia del término de una relación laboral y del cumplimiento
de las prestaciones propias de ellas; ahora bien, si la intención de las partes, dentro
de la autonomía de la voluntad, busca la renuncia o desistimiento de acciones, debe
respetarse la irrenunciabilidad de derechos laborales en los términos del artículo
5° del Código del Trabajo y, especialmente, respecto de aquellos derechos no incor-
porados al patrimonio, como son los dudosos que podrían emanar de situaciones
no resueltas (artículo 2452 del Código Civil). […]
La situación que se produce a propósito de indemnizaciones de perjuicios
por incumplimiento de las obligaciones del empleador en cuanto a la seguridad
de los trabajadores o la obligación de resguardar la integridad física y psíquica
de éstos, es que mientras no exista un acuerdo de voluntades sobre la existencia de
esta infracción, o una sentencia que así establezca, no ha nacido en el derecho la
obligación de indemnizar como consecuencia de esta infracción, y por lo mismo es
improcedente toda renuncia anticipada de derechos inexistentes. […]
Si bien, se ha aceptado por la doctrina y la jurisprudencia que el finiquito pudiere
tener también el carácter de transacción, en la forma que regula el artículo 2446 del
Código Civil, lo cierto es que cualquier acuerdo de voluntades tendientes a poner tér-
mino a una relación laboral y a evitar futuros conflictos, debe cumplir con los elementos

202 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 202 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sustanciales. En lo atingente al término de la relación laboral, éste no puede contener


renuncias a prestaciones que no emanen directa e inmediatamente del trabajo reali-
zado y las prestaciones adeudadas; si se extiende más allá, se entra en el campo de la
transacción, o sea un contrato intuito personae, que dentro de su sustancialidad para
la existencia y validez de este acuerdo, está la calidad de las personas, el trabajador y el
empleador, y si ellos han querido prever cualquier conflicto que surja del accidente del
trabajo que produjo las lesiones discutidas en este juicio, las partes debieron referirse
determinadamente a él y las circunstancias que lo rodearon, indicando con precisión
y claridad que el documento busca terminar extrajudicialmente un litigio pendiente
o precaver uno eventual en relación al conflicto jurídico que pudieran surgir frente a
las lesiones sufridas por el trabajador. El documento presentado en la especie ninguna
mención hace de ello, soslayando este conflicto con referencias generales a renuncia de
acciones o pago de prestaciones de toda índole, pero prescinde de una indicación precisa
y determinada sobre este conflicto, por lo que con este solo razonamiento debe excluirse
el documento como transacción o finiquito. […]
Los razonamientos del juez a qué lo llevaron a establecer que la falta de
capacitación en cuanto a la inducción adecuada o de preparación al actor y las
condiciones en que debía encontrarse el lugar referido como seguridad del partidor,
han sido las condiciones de riesgo que provocaron el accidente, no se aparta a la
experiencia ni a los principios científicamente afianzados, porque efectivamente una
persona de 19 años, sin experiencia no tenía por qué advertir que una herramienta
inadecuada podía haber provocado un arco eléctrico y una explosión en términos
de quemar considerablemente al actor, causándole lesiones de proporciones. En este
caso concreto, no quedó demostrado que el joven sabía que se podía generar una
situación como la ocurrida, como tampoco puede presumirse dicho conocimiento”
(Corte de Antofagasta, 11 junio 2010, Recurso de nulidad “Herrera Urizar
con Adecco S.A. y otro” Rol n° 16-2010)104.

104
“Noveno: Que, el juez a quo estableció en el considerando décimo tercero que el 8 de julio del
año 2009, se produjo el daño cuando el actor en carácter de ayudante de eléctrico I jefe de faena
en la labor de mantención de un partidor, el cual se encontraba parcialmente energizado, siendo
necesario retirarlo. Previo a la realización de la mantención se llevaron a cabo las medidas de
seguridad rituales de la empresa, la charla de cinco minutos, el desarrollo de la herramienta cero y
la obtención de permiso de trabajo. Una vez iniciada la labor se requería emplear una herramienta
denominada “chicharra o llave de dados” para retirar el partidor, la cual no se tenía en el momento,

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 203

jurisprudencia accidentes.indb 203 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Entonces, se trata de normas de orden público, cuyos derechos son


irrenunciables, máxime si se trata de un finiquito que intenta liberar de

procediendo el actor a colocar la que sí tenía sobre el perno energizado o bornes de alimentación,
lo cual provocó un arco eléctrico, y las quemaduras de los trabajadores. El sitio era una habitación
con espacio relativamente reducido de trabajo, el partidor se encontraba en la última fila, con
iluminación regular, encontrándose el eléctrico I frente a él de rodillas, y el ayudante, actor, al
lado derecho de aquél y de pie. Esta última situación se acredita con la inspección personal del
tribunal, y con el mérito de la orden de investigar que fue remitida por el Ministerio Público,
que señala básicamente esa dinámica de los hechos. Posteriormente, son auxiliados atendidas las
quemaduras y trasladados a diferentes centros hospitalarios del país”.

Asimismo, se establece en las motivaciones décimo cuarta y décimo quinta la obligación del
empleador de tomar las medidas necesarias para proteger la vida y salud de los trabajadores y
que el ayudante no tenía suficiente conocimiento en las actividades para motivar e identificar
las conductas sub estandarizadas relacionadas con la protección de la zona del partidor que
permanecía energizada y la correcta inducción del ayudante […], precisándose además que
éste tampoco tenía experiencia suficiente al exponerse a causas correctivas, sin que Adecco haya
contado con un programa de entrenamiento y capacitación en aspectos técnicos del personal
que ingresa en el cargo de ayudante. Por ello se concluye en el fallo (motivo décimo quinto)
que “básicamente se pueden distinguir dos situaciones: En primer lugar, la falta de inducción
adecuada o de preparación respecto del actor en relación a la labor específica a realizar, que es una
obligación exigible directamente de Adecco, y emana del deber de seguridad amplio del citado
artículo 184. Así, quien contrata una persona con muy poca experiencia y conocimiento, pues
se trata de un egresado del liceo Técnico de 19 años de edad, y lo designa para efectos de llevar a
cabo una mantención eléctrica, debe asumir los riesgos que ello significa, y para evitarlos debió
haber instruido al actor en términos claros y específicos si era la primera vez que participaba
en dicha función, tanto en lo relativo a los sitios que estaban energizados, la forma de realizar
la mantención y trabajo seguro, situación que sólo fue cumplida parcialmente por la empresa,
en términos más globales o genéricos, a través de las charlas de 5 minutos, herramientas cero,
charla de inducción, como acreditan los documentos de fs. 44 a 97 del cuaderno y fs. 100 a
115 del mismo[...]“ “En segundo lugar, en relación al partidor, no veló porque la empresa en
cuya faena se desarrolló la mantención contara con las condiciones de seguridad adecuadas en el
partidor mismo, que debió haber verificado, pues aquél no contaba con elementos aislantes [...]”
Decimo: Que, según lo expuesto el juez de la instancia llegó a la conclusión de que la falta de
capacitación en cuanto a la inducción adecuada o de preparación al actor y las condiciones en que
debía encontrarse el lugar referido como seguridad del partidor, han sido las condiciones de riesgo
que provocaron el accidente, para lo cual consideró la documentación acompañada referida a la
capacitación, estimando insuficientes las declaraciones de los testigos en estos puntos y obtuvo una
conclusión lógica, que no se aparta a la experiencia ni a los principios científicamente afianzados,
porque efectivamente una persona de 19 años, sin experiencia no tenía por qué advertir que una
herramienta inadecuada podía haber provocado un arco eléctrico y una explosión en términos de
quemar considerablemente al actor, causándole lesiones de proporciones. Es más, con un mero

204 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 204 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

las indemnizaciones derivadas de un Accidente del Trabajo. “El artículo


88 de la ley 16.744 dispone que los derechos que concede son personalísimos e


conocimiento de ello, necesariamente no se habría adoptado la conducta generadora de la explosión.
En este sentido la imprudencia, sea o no temeraria, está sustentada en el conocimiento normal
que se tiene de los fenómenos y situaciones esperables, sean laborales o de la naturaleza en general,
porque la proyección del agente se inserta en la posibilidad o probabilidad de que su actuación
bien realizada no va a generar el siniestro; así por ejemplo la persona que conduce a exceso de
velocidad, lo hace en el convencimiento de su habilidad y las demás condiciones del vehículo o del
tránsito permitirán tener el control del vehículo; lo que significa que el agente siempre tiene un
razonamiento lógico en la probabilidad de que el hecho no va a ocurrir gracias a su destreza. En este
caso concreto, no quedó demostrado que el joven sabía que se podía generar una situación como la
ocurrida, como tampoco dado lo expresado anteriormente puede presumirse dicho conocimiento.
En resumen, como corolario final, el joven actor cuando introduce la herramienta no adecuada a
lo menos debió saber que podía producirse la explosión y de acuerdo a las conclusiones del juez
en el considerando décimo quinto, no tenía la destreza suficiente para advertir tal peligro, que por
lo demás, en el mismo motivo expresa que las condiciones del tablero también eran deficientes en
lo que a seguridad se refiere.

Undécimo: Que, por lo razonado y establecido, ninguna infracción a la valoración de la prueba se
ha incurrido debiendo desestimarse el recurso en lo referente a esta causal, tanto por el interpuesto
por Electroandina S.A como el presentado por Adecco S.A.

Duodecimo: Que, el artículo 478 inciso penúltimo del Código del Trabajo establece que no
producirán nulidad aquellos defectos de la sentencia que no influyan en lo dispositivo del fallo,
sin perjuicio de las facultades de corregir de oficio que tiene la Corte durante el conocimiento del
recurso. Sobre este tópico debe dejarse sentado que el sentenciador en la redacción del motivo
décimo sexto incurrió en una incongruencia al referirse de las múltiples causas del “accidente”, pues
en la reflexión anterior ya había aclarado la falta de capacitación del trabajador y de condiciones
de seguridad del lugar donde se laboraba, por lo que lógicamente no podía incluir ahora otras
causas inmediatas del hecho; incongruencia que dado lo resuelto, no influye en lo dispositivo del
fallo, por lo que no podrá ser considerada para los efectos de un eventual motivo de nulidad.

Decimotercero: Que, en lo referente a la causal de nulidad invocada por el demandado subsidiario
Electroandina S.A., relacionada con la infracción de Ley determinante en la parte resolutiva del
fallo, en el sentido de que no se trata de una responsabilidad subsidiaria sino directa, este recurso
deberá desestimarse, porque la aparente mala interpretación, juzgamiento y declaración -según
las palabras utilizadas por el recurrente- no ha influido en lo dispositivo del fallo, pues habiéndose
establecido la responsabilidad, ya no tiene importancia si fue subsidiaria o directa, y por lo demás,
sólo aparecería perjudicado el demandante y recurrido, pues la recurrente alega responsabilidad
directa, lo que aparece irrelevante frente a lo ya establecido.

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 474 y siguientes del Código
del Trabajo, se rechazan, con costas, los recursos de nulidad interpuestos por los demandados […]
en contra de la sentencia definitiva dictada en esta causa Rit 13-2009 del Juzgado del Trabajo de
Tocopilla el 30 de diciembre del año 2009.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 205

jurisprudencia accidentes.indb 205 31-08-2011 17:43:05


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

irrenunciables y el artículo 5º del Código del Trabajo establece que los contratos
de trabajo podrán modificarse por mutuo consentimiento, en aquellas materias
que las partes hayan podido convenir libremente, de lo que resulta que el poder
liberatorio del finiquito no se extiende a las indemnizaciones que puedan resultar
procedentes en virtud de un accidente laboral, máxime si este aspecto no se ha
mencionado explícitamente en el finiquito invocado” (Corte Suprema, 11 marzo
2008, “Rojas Rojas con Pesca Chile S.A”, Rol nº 6637-2007)105.


Pronunciada por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sr. Enrique Álvarez, Sra. Laura Soto
Torrealba y Sr. Oscar Clavería Guzmán. Autoriza la Secretaria Titular doña Claudia Campusano
Reinike.

Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ24000.
105
Un chofer, ante el Juzgado de Letras del Trabajo de Aysén (autos Rol nº 1.780-06), demandó a
fin que se condene al empleador a pagarle la indemnización por concepto de daño moral por la
cantidad que indica o la que se estime de justicia, con costas. En detalle, señaló que, el accidente
materia de los autos, ocurrió el día 01 de septiembre de 2002, alrededor de las 18:30 horas, cuando
estacionó su tractor en las afueras del patio de acopio de bins, quien sin autorización ni necesidad
de hacerlo habría ingresado al recinto para contar los bins que en ese momento el operador de la
grúa horquilla sacaba. En ese instante, y por razones que se desconocerían, desde la altura cayó
una tapa de un bins, que golpeó al trabajador, quedando éste tendido en el patio. Las condiciones
climáticas eran de lluvia abundante y viento, lo que pudo haber producido la caída de la tapa. La
ambulancia de la Achs fue llamada de inmediato por la portería de la empresa, la cual llegó con
una hora de retraso, lo cual provocó que el trabajador sufriera problemas respiratorios asociados a
la exposición al frío y la humedad por el tiempo prolongado de espera. Finalmente fue llevado por
la Achs a Santiago, donde es ingresado por las lesiones propias del accidente, con un cuadro de
bronconeumonía asociado al tiempo expuesto a la lluvia y el frío debido al atraso de la ambulancia.
Además, demando que, el golpe que lo habría dejado inconsciente durante casi tres meses,
recuperando la conciencia recién el día 26 de diciembre del 2002, despertando completamente
inválido en el Hospital del Trabajador de Santiago. También manifestó que, el accidente laboral
le ha significado un daño moral incalculable. Por lo anterior, estimó que el quantum del daño
moral causado no puede ser menor a la suma de $ 300.000.000 (trescientos millones de pesos).

El demandado, evacuando el traslado, opuso la excepción de incompetencia y en la contestación
hizo valer la excepción de transacción. Alegó que su parte carece de responsabilidad y que el
accidente se debió a culpa exclusiva de la víctima, además de existir una exposición imprudente
al daño y una solicitud excesiva por concepto de indemnización.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 17 de abril de 2007, y complementada el 6 de
julio del mismo año, rechazó la excepción de transacción y acogió la demanda, condenando a la
demandada a pagar la cantidad que señala por concepto de indemnización por daño moral, más
reajustes e intereses, sin costas.

206 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 206 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De la sentencia de primer grado, destacamos: “Decimonoveno: Que, el


finiquito, como lo ha manifestado la jurisprudencia, es un acto jurídico bilateral,
que celebran las partes de un contrato de trabajo con ocasión de la terminación
del mismo en el cual dejan constancia del cumplimiento que ha dado cada una
de ellas a las obligaciones que emanan del contrato y en el cual no son admisibles
las reservas de derechos unilaterales.
Sin embargo, en la especie, se deja a salvo, por reserva legal, las acciones por
accidentes del trabajo, las que tienen un origen legal (“...en la ley sobre Accidentes
del Trabajo... ), indemnizaciones que se financian con el seguro social obligatorio,
y ella es, sin perjuicio, de que la víctima demande en caso de culpa o dolo a su
empleador o tercero responsable del accidente, las otras indemnizaciones a que
tenga derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño
moral (“...haciendo referencia a las disposiciones contenidas en el Título XXXV
del Libro IV del Código Civil... ).
El acto jurídico laboral del finiquito, ubicado y tratado en el Código del Tra-
bajo dentro de las normas relativas al despido, debe interpretarse como aquel acto,
que dando cumplimiento a las formalidades legales, tendrá un efecto liberatorio
pero limitado a las prestaciones patrimoniales que nacen del contrato de trabajo,
es decir, las remuneraciones, sean las de origen legal o convencional, de acuerdo
a lo que debe entenderse como remuneración de conformidad al artículo 40 del
Código del Trabajo y dentro de las cuales existen algunas que tendrán un origen
legal (ejemplo de ello, la gratificación del artículo 47 del citado código) y otras
uno convencional (sic).


Se alzaron ambas partes y la Corte de Apelaciones de Coyhaique, en fallo de 17 de octubre de
2007 (Rol nº 1.780-2006), revocó la de primer grado y condenó en costas a la parte demandada,
confirmando con declaración relativo al monto de la indemnización otorgada, el que elevó.

En contra de esta última sentencia la demandada dedujo recurso de casación en el fondo.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Patricio
Valdés A., señora Gabriela Pérez P., señor Carlos Künsemüller L. y los Abogados Integrantes señores
Hernán Álvarez G. y Juan Carlos Cárcamo O.

Fuente:http://productos.legalpublishing.cl, Fallo nº 38506.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 207

jurisprudencia accidentes.indb 207 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Vigésimo: Que, debe recordarse que el Derecho del Trabajo es una rama en
donde no son aplicables en su totalidad los principios liberales que rigen los Códigos
Civiles decimonónicos que siguen las tendencias liberales del Código Civil Francés,
como ocurre con el Código Civil Chileno y que más bien se caracterizan por la
existencia de cortapisas a las libertades debido a la inexistencia de dos partes que
no se encuentran en igualdad de armas, y es en atención a ello, que el contrato de
trabajo se caracteriza por ser un contrato dirigido o normado por el legislador, donde
los pactos de renuncia de derechos se encuentran prohibidos durante la vigencia
del contrato de trabajo y donde se garantizan ciertos mínimos. En definitiva, nos
encontramos en una esfera del derecho en donde los pactos de limitación de respon-
sabilidad se encuentran prohibidos por adolecer de nulidad, en cuanto al objeto,
por contravenir el derecho público chileno, razón por la cual debe ser rechazada
la excepción de transacción opuesta por el demandado”.
Ineficacia del Finiquito por ser contrario a la garantía constitucional
a la integridad física y psíquica. “A la luz del tenor literal del artículo 5º inciso
segundo del Código del Trabajo, pareciera, a primera vista, que la antedicha renuncia
es legalmente admisible y que, en consecuencia, el finiquito, no objetado, tendría am-
plios efectos liberatorios, careciendo, por ende, el actor de legitimación activa para el
ejercicio de la acción sublite. Sin embargo, los sentenciadores de mayoría son de criterio
de sostener que aun terminada la relación laboral, la renuncia formulada por
el trabajador es ineficaz en la medida que se vincula no con el puro interés
patrimonial individual del actor, sino con un bien jurídico o interés colectivo,
como es el derecho a la integridad física y psíquica establecido en el artículo 19 Nº
1 inciso primero de la Constitución Política de la República, el que, dado su carácter de
garantía constitucional, es indisponible entre las partes y, en consecuencia, no puede ser
objeto de renuncia, pues como lo expresa el profesor Sergio Gamonal Contreras, en su
obra ‘Introducción al Derecho’, capítulo V, pág. 156, ‘su proyección trasciende el mero
ámbito individual del sujeto’, agregando que ‘en este caso se encuentran las normas
relativas a la capacidad y protección a los trabajadores establecidas en los artículos 13
y siguientes y 184 y siguientes del Código del Trabajo’. Así, entonces, el artículo 5º
inciso segundo, en comento, necesariamente se ve subordinado a la norma
de rango constitucional referida, debiendo primar ésta por sobre la certeza o
seguridad jurídica, lo que produce como consecuencia la plena vigencia del
ya citado artículo 184 del mismo Código para proceder, en sede judicial, al

208 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 208 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

examen y resolución que corresponda respecto de la reparación de los daños


experimentados por el dependiente con motivo de una eventual transgresión
de dicho deber de seguridad; máxime, que llama la atención de estos sentenciadores
de mayoría que, pese a que la relación laboral concluyó, por una causal que no genera
las indemnizaciones establecidas en los artículos 162 inciso cuarto y 163 del Código del
Trabajo, éstas se hayan pagado efectivamente, en forma simultánea con la ratificación
del finiquito” (Corte de Punta Arenas, 24 agosto 2007, Apelación “Reyes Maldonado
con Pesquera y Conservera Real Ltda”, Rol nº 17-2007)106.

106
En esta causa, se establecieron como hechos: a) que, el demandante ingresó a prestar servicios para
Pesquera y Conservera demandada en enero de 2001, para desempeñarse en la función de empleado
de mantención general; b) que, el día 21 de enero de 2003, mientras el demandante desarrollaba sus
funciones sufrió un accidente, al ser golpeado por la puerta de un contenedor metálico y lanzado contra
una grúa horquilla que se encontraba en el lugar, a raíz de lo cual y después de un largo tratamiento
médico, resultó con las secuelas definitivas de incapacidad por trastorno de stress post traumático,
por oftalmología, otorrino y por deformación del rostro; c) que, la relación laboral concluyó el 2 de
septiembre de 2005, fecha en que las partes suscribieron el finiquito, documento que fue ratificado por
el actor ante Inspector del Trabajo el 7 de octubre de 2005, por la causal de mutuo acuerdo establecida
en el artículo 159 N° 1 del Código del Trabajo, percibiendo el trabajador $743.034, por concepto de
indemnización sustitutiva del aviso previo y $3.715.170, a título de indemnización por años de servicio;
d) que, el mismo 7 de octubre de 2005 el actor accionó de indemnización de perjuicios.

La demandada, en primer término opone la excepción de finiquito, razón por la que el Tribunal deberá
desechar la demanda al no existir titularidad del derecho que se reclama jurisdiccionalmente. Expuso,
también, que el finiquito laboral es una renuncia a lo renunciable, así las indemnizaciones por lesiones
son renunciables, más aún, cuando éstas ya se verificaron. A mayor abundamiento señala que en acta
de comparecencia ante la Inspección del Trabajo de Punta Arenas de fecha 12 de septiembre de 2005
se dejó constancia que entre el actor y la demandada se concilió el reclamo interpuesto por aquél, sin
reserva de derecho de ninguna especie, debiendo tenerse dicha conciliación como transacción en sede
administrativa y con efecto de cosa juzgada conforme los artículos 2446 y siguientes del Código Civil
y 304 del Código de Procedimiento Civil. Como segunda cuestión señala que deberá rechazarse la
demanda por cuanto Pesquera y Conservera no ha incurrido en culpa alguna en los hechos fundantes
de la acción deducida, y por no existir el debido vínculo de causalidad entre dichos hechos y daño
alegado. Las lesiones de que se trata estarían originadas en la propia negligencia, imprudencia y desidia
del demandante, quien tenía a su cargo la maniobra en la cual se produjo el lamentable accidente materia
de autos. En subsidio de lo anterior solicita el rechazo de la demanda en razón de haber provisto de
todos y cada uno de los elementos de seguridad reglamentarios que importan haber procedido dentro
del riesgo permitido en el trabajo respectivo, reduciéndose la indemnización demandada a sólo un 0,1%,
sin perjuicio de la cifra que el Tribunal determine. Solicita también se reduzcan aquellos ítems que dicen
relación con el enriquecimiento sin causa. Asimismo solicita se condene en costas a la demandante.

“Séptimo:  Que, para apreciar si en el caso concreto el empleador cumplió íntegramente su deber legal
de seguridad, cabe tener en cuenta, en primer término, las conclusiones contenidas en el informe pericial

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 209

jurisprudencia accidentes.indb 209 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que rola de fs. 201 a 205, evacuado por el Ingeniero don […], experto en prevención de riesgos, quien,
estableció que el accidente era evitable, que sus causas no son atribuibles al trabajador señor […] y
que la causa directa del mismo fue la ausencia de medidas preventivas que debía adoptar la empresa, y
esencialmente la falta de un Comité Paritario de Higiene y Seguridad; haciendo presente que el actor era
supervisor únicamente en la tarea de acondicionar la unidad fábrica de hielo para su traslado, incluyendo
desconexión eléctrica y de agua, recuperación de refrigerante, sellado de línea, desconexión de anclaje,
etcétera; no incluyendo el transporte ni la ubicación del contenedor de transporte o de la grúa horquilla.
Octavo:   Que, la citada pericia, además de aparecer emitida por un profesional competente, parece
ajustada a las reglas de la lógica y de la experiencia, al haber tomado en consideración, en forma
correcta todas las circunstancias que rodearon el resultado dañoso producido y, en consecuencia, genera
convicción en los sentenciadores de mayoría, sin perjuicio de tener presente, además, que aparece
corroborada con la testimonial de […] y de don […], como asimismo que aquella ráfaga de viento que
repentina y abruptamente golpeó al trabajador, no puede ser estimada como imprevisible, pues es un
hecho notorio que esta Región comúnmente se ve afectada por temporales de viento, de modo que la
situación ocurrida, siendo previsible y superable, nunca debió escapar del control de quienes trabajaban
en la faena y bien pudo evitarse si se hubiere tomado todas las medidas de seguridad correctas y, en
consecuencia, si el cierre de la puerta del contenedor se produjo, ello necesariamente se debió a que dichas
medidas no se adoptaron, con lo que sólo cabe imputar el resultado dañoso al empleador; no existiendo
en autos antecedente alguno sobre la presunta negligencia, imprudencia o desidia del actor; ni siendo
tampoco factor exonerante de responsabilidad de aquél que el estado de la maquinaria y accesorios que
formaron parte del todo del accidente haya sido adecuado, como se alega en el escrito de contestación.
Noveno:  Que, establecido, como se encuentra, que el hecho dañoso tuvo lugar con ocasión de no haberse
tomado por el empleador todas las medidas de seguridad, corresponde, ahora, examinar la procedencia de
los diversos ítems demandados en el libelo, esto es, el daño emergente, lucro cesante y daño moral. […]
Décimo Tercero: Que, conforme a lo razonado precedentemente, sólo cabe el rechazo de la totalidad de las
excepciones planteadas por la demandada en su escrito de contestación. […] y Civil se declara:  I.- Que se
revoca la sentencia apelada […], en cuanto por su resuelvo N° I rechazó la demanda interpuesta de fs. 8 a
11, en todas sus partes, y en su lugar se dispone que se accede a dicho libelo sólo en cuanto se condena a
la demandada, […], a pagar a favor del actor don […], la suma de $2.500.000, a título de indemnización
por el daño moral experimentado por éste con motivo del accidente del trabajo […]; quedando, en
consecuencia, desechadas las excepciones de finiquito, de falta de responsabilidad de la demandada,
fundada en no existir culpa alguna de su parte en los hechos del libelo ni relación de causalidad entre éstos y
el daño producido, la subsidiaria de haber el empleador tomado todas las medidas de seguridad inherentes
a la faena donde ocurrió el accidente y la de reducción de los montos indemnizatorios reclamados. II.-
Que, se confirma en lo demás apelado la referida sentencia, con declaración que la parte demandada
y apelada en estos autos no será condenada al pago de las costas por no haber resultado totalmente
vencida, quedando, en consecuencia, modificado a este respecto el resuelvo 2 del fallo en mención.

Acordada con el voto en contra del Ministro señor Faúndez, quien fue de parecer de confirmar la
sentencia en alzada, en virtud de los siguientes fundamentos: 1°.- Que, según la cláusula cuarta del
finiquito a que llegaron las partes, el 2 de septiembre de 2005, con motivo de la terminación de la
relación laboral, […] el trabajador renunció expresamente, en todo caso y a todo evento, a cualquier
derecho, acción o reclamo que eventualmente tuviere o pudiere corresponderle en contra del empleador,
en relación directa o indirecta con su contrato de trabajo, con los servicios prestados, con la terminación

210 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 210 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El finiquito no podrá exonerar de las acciones indemnizatorias que


nacen de un accidente laboral. “El finiquito suscripto por el empleador y tra-
bajador en relación a las obligaciones remuneracionales y previsionales, no puede
privar a este último de la acción indemnizatoria nacida de un accidente del
trabajo, por más amplios que sean los términos del acuerdo, pues resulta no sólo
improcedente legalmente, sino también contrario al espíritu con que el legislador
ha reglado instituciones laborales, precisamente como la estudiada, para proteger
los derechos de los trabajadores. […]
El efecto liberatorio del finiquito suscripto por el empleador y trabajador no
puede ser mayor que el concebido por las partes, es decir, no puede incluir más
conceptos o materias que las expresamente señaladas por ellas o que, por su natu-
raleza, puedan entenderse comprendidas. […]

del referido contrato o dichos servicios, sea que esos derechos o acciones correspondan a remuneraciones,
cotizaciones previsionales, de seguridad social o de salud, subsidios, beneficios contractuales adicionales
a las remuneraciones, indemnizaciones, compensaciones, o cualquier otra causa o concepto;

2°.- Que, dicha renuncia la hizo el trabajador con conocimiento de que a causa del accidente, ocurrido el
24 de enero de 2003, había quedado con una incapacidad de ganancia calculada en un 65% por el I.S.T.,
según se desprende de su propia demanda de fecha 7 de octubre de 2005, y documentos acompaña a ésta;
 3°.- Que, si bien los derechos de los trabajadores son irrenunciables - artículo 5° del Código del
Trabajo - esta prohibición se debe, según la doctrina, porque se estima que la disposición del
trabajador de sus derechos, durante la ejecución del contrato tiene un vicio, causado por una
especie de violencia moral que sufre aquél en estado dependencia de su empleador, luego este
impedimento se refiere a una renuncia anticipada de derechos que la ley le concede y no a una
que se refiere a derechos que ya se encontraban en su patrimonio;  

4°.- Que, en lo que se refiere al caso de autos, el artículo 69 de la Ley N° 16.744, […], expresa que
cuando el accidente o enfermedad se deba a culpa o dolo de la entidad empleadora, sin perjuicio
de las acciones criminales que procedan, la víctima y las demás personas a quienes el accidente
o enfermedad cause daño podrán reclamar al empleador responsable del accidente, también las
otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común,
incluso el daño moral;

 5°.- Que, en consecuencia, no tratándose en la especie de perseguir la acción penal por la posible
responsabilidad criminal del empleador, el asunto a que se refiere la demanda debe someterse a las
normas del derecho común y, por lo tanto, habiéndose demandado después de haber renunciado a
posibles derechos que ya se encontrarían en el haber del actor; no encontrándose prohibida la renuncia,
según lo expresado en el fundamento tercero de este fallo, ni habiéndose alegado error, fuerza o dolo, y
habiéndose cumplido con los requisitos formales que la ley exige, artículo 171 del Código del Trabajo,
el acuerdo a que llegaron las partes en el referido finiquito, es una ley para las partes;

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 211

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El finiquito es aquel emanado y suscrito por las partes del contrato de trabajo,
empleador y trabajador, con motivo de la terminación de la relación de trabajo, en
el que dejan constancia del cabal cumplimiento que cada una de ellas ha dado a las
obligaciones emanadas del contrato, sin perjuicio de las acciones o reservas con que
alguna de las partes lo hubiere suscrito, con conocimiento de la otra. […]
Si bien las partes se ligan por un contrato de trabajo, no puede estimarse que la
responsabilidad del empleador derive, propiamente, de esa convención, sino que al
suscribirse un contrato de naturaleza laboral, los contratantes quedan obligados por
todas las normas que rigen la materia y es esta legislación laboral la que establece
el deber u obligación de seguridad para el empleador” (Corte Suprema, 25 julio
2007, casación en el fondo “Carrasco Vera con Constructora M. Rivano Ltda. y
otro” Rol n° 2710-2006).
Que no se haga reserva expresa en el finiquito, de las acciones deri-
vadas de un accidente de trabajo, no se sigue que el trabajador renuncie
a las mismas. “Que, el finiquito es un instrumento emanado y suscrito por las
partes de un contrato de trabajo, con motivo de la terminación de la relación de
trabajo, en el que dejan constancia del cabal cumplimiento que cada una de ellas
ha dado a las obligaciones emanadas del contrato, sin perjuicio de las acciones
o reservas con que alguna de las partes lo hubiere suscrito, con conocimiento de
la otra (Thayer y Novoa, Tomo III). Este acuerdo de voluntades constituye una
convención y generalmente tiene carácter transaccional; celebrado con las forma-
lidades exigidas por el artículo 177 del Código del Trabajo, tiene la misma fuerza
de sentencia firme o ejecutoriada.


6°.- Que, en consecuencia no se pueden demandar ahora sumas herméticas y poco serias de dinero
por daño emergente, lucro cesante y daño moral que, si se estimaba le correspondían, pudieron
haberse reservado, antes de firmar un documento que contiene la renuncia a cualquier derecho,
acción o reclamo que pudiere corresponderle en contra de su empleador en relación indirecta
con su contrato de trabajo, sea que estos derechos o acciones correspondieren a indemnizaciones,
compensaciones, o cualquier otra causa o concepto”.

Pronunciada por los Ministros sr. Vigueras, Sra. Virginia Bravo, y el Sr. Hugo Faúndez López.

http://productos.legalpublishing.cl, nº 37528.

212 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3°) Que, desde esa perspectiva, el finiquito acompañado a fojas 4, al cumplir


con las formalidades legales, constituyó una forma de extinguir los derechos y
obligaciones de naturaleza laboral existentes entre las partes, sin embargo, no es
procedente extender su efecto liberatorio más allá de lo concebido por las partes,
ni incluir otras materias que no sean las señaladas en él, o que por su naturaleza
deban entenderse comprendidas.
Así, de la lectura del referido instrumento, se desprende que éste fue suscrito
atendido que el empleador le puso término a los servicios del actor invocando la
causal del artículo 161 inciso primero del Código del Trabajo, esto es, ‘necesidades
de la empresa’ y los conceptos que allí se solucionan, por medio del pago de las sumas
que se consignan, dicen relación con obligaciones remuneracionales contraídas a
propósito de los servicios prestados por el trabajador. Lo anterior se ve refrendado,
especialmente, por la frase final consignada en el mencionado instrumento - luego
que el trabajador declara haber recibido del empleador correcta y oportunamente
el total de las remuneraciones convenidas, asignaciones familiares, horas extraor-
dinarias, feriados legales, gratificaciones o participaciones… - ‘y que nada se le
adeuda por los conceptos antes indicados, ni por ningún otro concepto, de origen
legal o contractual derivado de la prestación de sus servicios’.
Y si bien se consigna una suma de $154.000, a título de indemnización
voluntaria, no hay mención expresa ni otro antecedente que demuestre que ésta
pueda estar relacionada con el accidente del trabajo sufrido por el actor, tampoco
lo ha hecho presente la demandada.
4°) Que, en consecuencia y como ha sostenido la Corte Suprema, “no resulta
atendible la alegación de la demandada en cuanto le otorga a la convención aludida,
la consecuencia de privar al trabajador de la acción indemnizatoria nacida de un
accidente del trabajo, dada la materia de que se trata, por más amplios que sean sus
términos” (CS, rol 2710-2006). Ello, ha dicho la Corte, no sólo contraría el espíritu
con que el legislador ha reglado esta materia, que evidencia el interés de proteger los
derechos del trabajador, sino también la genuina voluntad del actor, por cuanto no es
posible presumir que éste hubiere renunciado a accionar para el resarcimiento de daños
cuyos alcances aún a la fecha de suscripción del finiquito desconocía (alta, dada el 30
de mayo de 2008 y declaración de invalidez del IST, de fecha 29 de agosto de 2008).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 213

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

5°) Que, así las cosas, en ausencia de una renuncia expresa a la acción, resulta
improcedente otorgar poder liberatorio al finiquito en los términos que lo decidió
el juez a quo” (Corte de Santiago, 18 abril 2011, Apelación “Pinto González
con Artículos Deportivos Gacitúa y Cía. Ltda.”, Rol n° 3815-2010).

b) En cuanto a la Eficacia de las normas de Seguridad Social


“Las normas de seguridad social impuestas por imperativo social al empleador
no se agotan ni se satisfacen con la sola existencia de un formal Reglamento de
Seguridad ni de anuncios, exhortaciones ni prevenciones hechas a la buena vo-
luntad de los trabajadores, sino que sólo han de tenérselas por existentes cuando el
empleador mantiene elementos materiales constantes y supervigilancia auténtica
en cuanto a la forma como deba o haya de desarrollarse la actividad de los traba-
jadores, especialmente tratándose de faenas peligrosas” (Corte Suprema, 27 mayo
1999, Casación en el fondo “Aguirre Rodríguez con EMERES Ltda.” Rol nº
4313-1997. RDJ t. XVCI, 2ª parte -sección 3ª, pág. 89).
El trabajador también tiene obligaciones, pues, tendrá que acatar las
normas de seguridad contenidas en el Reglamento Interno.“Si bien es cierto
que la ley pone a cargo del empleador tomar las medidas para proteger la vida
y salud de los trabajadores, no lo es menos que ella impone a los trabajadores la
obligación de acatar las normas de seguridad que determine la empresa, a través
del reglamento interno o de sus instrucciones, o la propia legislación” (Corte de
Concepción, Rol nº 184-1996. RDJ t. XCIV, 2ª parte - sección 3ª, pág. 26).

c) En virtud de la Ley 16.744 se varió de una responsabilidad directa


del empleador por los riesgos profesionales a una social

Pese a que los temas de la teoría a que se sumó la Ley 16.744, en cuanto
responsabilidad civil por Accidentes del Trabajo, y el Lucro Cesante, son
temas que trataremos en extenso en la segunda parte de esta compilación,
tan sólo nos quedamos con el principio básico que sería: el establecimiento
de una responsabilidad social. “A través de la dictación de la Ley Nº 16.744 se
derogó la responsabilidad directa del empleador por esos riesgos, transformándose
la responsabilidad en social e impuso una cotización de cargo de la entidad em-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

pleadora” (Corte Suprema, 22 mayo 2007, Casación en el fondo “Laurie Pezoa


con Fernández y Aguilar Ltda.”, Rol nº 450-2006)107.

107
“Sexto: Que, relativamente con los reproches sobre la denegación de la indemnización por lucro
cesante, corresponde señalar que, habiéndose establecido que el siniestro que afectó al demandante
de autos, fue un accidente del trabajo que le produjo incapacidad absoluta y que, por ello, se le
otorgó el derecho a una pensión calculada en la forma establecida en la Ley Nº 16.744, es decir,
en otros términos, se le confirió el derecho a una de las prestaciones contempladas en dicha ley, no
es dable pretender una indemnización diferente por ese concepto, ya que por expresa disposición
legal, las incapacidades o disminución de la actividad laboral de un trabajador, deben dar lugar
a las prestaciones ya señaladas, de suerte que no procedía acoger la demanda por lucro cesante
intentada por el actor. Pertinente es añadir que, precisamente, a través de la dictación de la Ley
Nº 16.744 se derogó la responsabilidad directa del empleador por esos riesgos, transformándose
la responsabilidad en social e impuso una cotización de cargo de la entidad empleadora.

Séptimo: Que, por otra parte, la circunstancia relativa a que […] ha sido equivocadamente liberada de
responsabilidad subsidiaria, pues sobre la base de prueba inexistente -confesión ficta del demandante- se
estimó no probado que era la dueña de la obra, si bien es dable estimar concurrente ese error, ya que no
fue punto discutido e incluso la referida Embotelladora admitió la calidad de dueña de la obra, el mismo
carece de influencia en lo dispositivo del fallo, desde que tal como lo indica el artículo 64 del Código
del Trabajo, la responsabilidad es subsidiaria, es decir, en el evento que no respondiera la contratista,
sólo entonces surge la obligación de la mencionada dueña de la empresa y, en el caso, aparece que la
responsabilidad de la contratista no se ha hecho efectiva de modo alguno”. Pronunciada por la Cuarta
Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Marcos Libedinsky T., Orlando Álvarez
H., Urbano Marín V., Patricio Valdés A. y el abogado integrante señor Roberto Jacob Ch.

La sentencia de segunda instancia, tuvo el siguiente texto: “1º) Que, luego de su accidente, el actor
fue trasladado al Hospital del Trabajador, de la Asociación Chilena de Seguridad, donde fue tratado,
determinándose finalmente su incapacidad absoluta a consecuencia de aquel siniestro. No ha quedado
categóricamente acreditado que el trabajador no contara, al momento del accidente, con cinturón de
seguridad -pues generalmente lo portaban los trabajadores-, así como tampoco que la empleadora
cumpliera cabalmente con todas sus obligaciones de proporcionar seguridad, tal como lo ordena el
artículo 184 del Código del Trabajo, al menos en cuanto a la adecuada y constante supervisión de
un trabajo de gran riesgo como el que se efectuaba cando ocurrió el siniestro laboral.

2º) Que, lo dicho no impide considerar que el actor se desempeñó en condiciones de inseguridad
que, en alguna medida, fueron fruto de no seguir instrucciones impartidas en general respecto del
trabajo a realizar y de no observar las condiciones propias del lugar. Lo que lleva a estimar que es
pertinente rebajar el monto de la indemnización determinando por la señora juez a quo, en razón
de aquella exposición imprudente al daño.

3º) Que, no existen elementos que permitan determinar la procedencia del lucro cesante reclamado,
tanto por no haberse acreditado las condiciones ciertas o estables cuya ausencia, por efecto del siniestro,
produciría como resultado la falta de determinada ganancia, cuanto porque al haberse decretado una
pensión en favor del actor, cuya causa es precisamente la incapacidad provocada por el accidente y cuyo
objeto es dar cobertura específica a esa incapacidad, lo que equivale, en su ámbito y con las debidas

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Que, cabe tener presente que de acuerdo con lo que previene la ley Nº16.744,
sobre seguro social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, la
responsabilidad objetiva del empleador respecto del riesgo a que está expuesto el
trabajador que de él depende, está cubierta por el seguro social establecido en dicha
ley conforme con sus artículos 1º, 2º y 5º; seguro social principalmente financiado
por las correspondientes cotizaciones establecidas en dicha ley, que son de cargo del
empleador; y que los derechos, beneficios y prestaciones relativas a este seguro social
son de responsabilidad del respectivo órgano administrador del seguro social, que,
en este caso, es la Asociación Chilena de Seguridad” (Corte de Santiago, 19 abril
2006, Apelación “Guzmán con Compañía de Seguros de Vida Cardif S.A”, Rol
n° 7781-2004).
Y también se ha sostenido: “Que, de conformidad con las disposiciones de
la ley N° 16.744, sobre seguro social obligatorio contra accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, la responsabilidad objetiva del empleador -derivada
del riesgo profesional a que está expuesto el trabajador-, se encuentra cubierta por
este seguro social, financiado sustancialmente con cotizaciones que son de cargo del
empleador; motivo por el cual, la cobertura del siniestro que sufra el trabajador a
causa o con ocasión del trabajo opera objetivamente, esto es, prescindiendo de la
culpabilidad, sea ésta del empleador o del trabajador, conforme con lo que clara-
mente disponen los artículos 1°, 2° y 5° de la ley indicada” (Corte de Santiago,
8 septiembre 2004, Apelación “Rojas Oteiza con Correos de Chile”, Rol nº
6287-2003. GJ nº 291, pág. 238)108.

proposiciones, al lucro cesante. Y visto, además, lo dispuesto por los artículos 463 y siguientes del
Código del Trabajo, se confirma dicha sentencia […] escrita a fojas 130, con declaración que se reduce
a $40.000.000 (cuarenta millones de pesos) la indemnización por daño moral fijada en el resolutivo
2º de ese fallo”. Pronunciada por la Décima Sala, integrada por los Ministros don Raimundo Díaz
Gamboa y don Lamberto Cisternas Rocha y el Abogado Integrante don Luis Orlandini Molina.
108
Asimismo, nos parecen útiles los motivos: “3º) Que, respecto de la eventual responsabilidad por
culpa, sea del empleador o de un tercero, el artículo 69 de la misma ley Nº 16.744 dispone que
la víctima -sea ésta el trabajador afectado o un tercero- a quien el accidente cause daño, podrá
reclamar al empleador o al tercero, responsable del accidente, las otras indemnizaciones a que
tengan derecho, -esto es aquéllas distintas de las que establece el indicado sistema de seguro social
obligatorio-; pero, en tal caso y conforme con el claro tenor de esta disposición, ese o esos derechos
se determinarán con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral;

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En consecuencia, la determinación del Lucro Cesante estaría compen-


sado en la Ley nº16.744. “El lucro cesante puede ser definido como la pérdida
efectiva de ganancia cierta. Así, el trabajador que ha dejado sus funciones por una
imposibilidad física, producto de un accidente laboral del que es responsable su
empleador directo, no puede establecer como parámetro para la cuantificación del
lucro cesante, los años que restan para su jubilación, pues la indemnización debe
corresponder efectivamente al daño causado, además, la compensación de este tipo
de daño se encuentra establecida a través de mecanismos especiales en la Ley Nº
16.744, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, a los cuales el
trabajador puede acceder” (Corte Suprema 12 agosto 2008, Rol nº 2555-2008).

d)Las cuestiones de la Ley nº 16.744 no son materia de un Recurso de


Protección
“Que, a juicio de los sentenciadores, la materia a la que se refiere el recurso, es
por su naturaleza de lato conocimiento. Requiere, por consiguiente, para su adecuada
decisión, entre otros aspectos esenciales, dilucidar y pronunciarse sobre la índole real
del vínculo de actividad que une al recurrente con quien aparece como su emplea-
dora su contenido y modalidades, así como establecer la verdadera naturaleza del
accidente sufrido por el recurrente común o del trabajo, ya que esta calificación es la
que debe determinar si la cobertura de salud del accidente sufrido por el recurrente
corresponde soportarla al régimen de la Ley Nº 16.744 sobre Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales, y siguientes procede, en consecuencia, que se le otorguen
los beneficios que ese cuerpo legal contempla, que es el punto específico por el cual se


4º) Que, en consecuencia, los derechos cuyo reconocimiento demanda el actor en lo principal de
fojas una, a la indemnización del daño emergente, a la del lucro cesante que se habría ocasionado,
y a la del daño moral que dice haber sufrido, deben determinarse con arreglo a las normas del
derecho común; de modo que para determinar si procede o no declarar los derechos que se
demandan habrá de determinarse si el hecho dañino o perjudicial sufrido por el actor fue causado
por hecho -acción u omisión- del demandado; si esta acción u omisión fue culpable o dolosa; y
si, así establecido, causó el perjuicio cuya indemnización se demanda; todo ello, conforme con
los fundamentos de derecho en que se basa la acción de que trata, específicamente invocados por
el actor en su libelo de fojas una”.

Pronunciada en la Cuarta Sala por los Ministros señor Jorge Dahm Oyarzún y señor Patricio
Villarroel Valdivia, y por el Abogado Integrante señor Luis Orlandini Molina.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

recurre” (Corte Suprema, 19 julio 2006 Recurso de Protección “Díaz Silva con
INP Sucursal San Bernardo”, Rol nº 2879-2006)109.

109
La acción constitucional de marras, fue deducida por el gerente comercial de la Empresa “Comercial
Importadora y Exportadora Kilómetro Veinticinco Ltda.” en contra del Instituto de Normalización
Previsional INP, Sucursal San Bernardo, debido a que, el recurrido dictó con fecha 20 de enero del
2006, el Ord: 441/SA 01 06, mediante el cual se dispuso la suspensión de la atención médica que
recibe por accidente del trabajo que sufrió el 01 de agosto de 2005, poniendo término a la orden
de atención Nº 441/91010853 del 03 de agosto de 2005, en virtud de la ley 16.744, y que esta
suspensión se debió a que no existe vínculo de subordinación y dependencia y como consecuencia
de ello, no existe vínculo laboral, por lo que no procedería la cobertura de la ley 16.744; y señala
además el recurrente, que se le habría hecho devolución de la licencia médica Nº 15410441,
correspondiente al período del 16 de octubre de 2005 al 14 de noviembre de 2005.

Asimismo, adujo que, la resolución recurrida le causa privación a su derecho a la integridad física,
por cuanto al poner término al tratamiento de rehabilitación al que está sometido, arriesga la salud
de sus extremidades izquierdas, las que fueron dañadas gravemente al caer desde un container
con el pie izquierdo, causándose una fractura de Platillos Tibiales de rodilla izquierda, Trombosis
venosa segmentaria, pierna izquierda, esguince muñeca, derecho constitucional contemplado en
el artículo 19 Nº 1 de la Constitución Política. Agrega que se encuentra vulnerado también por
la resolución recurrida, su derecho a la protección a la salud, ya que es cotizante del sistema y se le
niega ejercer sus derechos para ser atendido médicamente y que le ha sido otorgado por la Ley de
Isapres y ley 16.744. Señala que se niega y se suspende el tratamiento después de haber recibido
casi el 70% de la atención médica. Y que el fundamento de la resolución en el sentido de que
no trabaja bajo subordinación y dependencia de su empleador es falso. Por lo anterior, solicita se
acoja el presente recurso de protección, restableciendo el imperio del derecho a su integridad física
y de salud, que han sido vulnerados, privados y amenazados, solicitando sea dejada sin efecto la
mencionada resolución y ordenando que la atención médica siga vigente y que debe pagársele la
licencia médica indicada en la misma resolución.

A fs. 30, rola informe evacuado por Gabriel Alonso Muñoz Muñoz, en representación del Instituto
de Normalización Provisional, solicitando que el recurso de protección interpuesto, sea rechazado.
Señala el recurrido, que con fecha 2 de agosto de 2005, la empresa Comercial Importadora y
Exportadora Kilómetro Veinticinco enunció accidente del trabajo ocurrido al parecer a las 16:30
horas del día lunes 1 de agosto de 2005, de que fue víctima su presunto trabajador, siniestro que
se habría producido en Curicó. Ante tal denuncia, se otorgó al Sr. Díaz, Orden de Atención Nº
441 01010853, de 3 de agosto de 2005, dirigida al prestador médico, la Asociación Chilena de
Seguridad. Una vez entregada la orden de atención señalada, se procedió al proceso de verificación
del siniestro denunciado, para lo cual se realizaron dos visitas. El verificador, constató que el
recurrente había sido representante legal y socio de la empresa empleadora, hasta mayo del 2005,
y después fue contratado como Gerente Comercial de la misma empresa a contar del 1 de julio del
mismo año. Ante esta situación, se realizó una fiscalización por parte de la Inspección Comunal
del Trabajo de Maipú, que concluye que el Sr. Díaz es socio mayoritario de la empresa “Comercial
Santa Inés Ltda.”, en la que tiene una participación en un 97%, y esta empresa es a su vez socia, en
un 65% de la Empresa Comercial Importadora y Exportadora, por lo cual, el Sr. Díaz mantiene

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Ii. Del seguro de la ley 16.744

1) Generalidades
La Ley Nº 16.744, se basa en el principio de que la totalidad de los
trabajadores expuestos sean cubiertos por los sistemas de Seguridad Social.
La materialización de este principio se encuentra en sus artículos 2º y 3° que
señalan las personas sujetas obligatoriamente a este seguro.
“Respecto de los independientes, la misma Ley entregó al Presidente de
la República la facultad de decidir a través de reglamentos, la oportunidad y
condiciones en que se irían incorporando al Seguro por grupo de actividades.
Desde 1968 se han incorporado a este seguro, a través de los correspondientes
decretos supremos, numerosos trabajadores independientes de actividades
específicas. Entre ellos, los pirquineros; los suplementeros; los profesionales
hípicos; los conductores propietarios de taxis; los conductores propietarios de
vehículos motorizados de locomoción colectiva; de transporte escolar y carga;
los pescadores artesanales, y otros grupos de trabajadores de esta naturaleza.
Posteriormente, la Ley 20.255 de 2008 de Reforma Previsional, permite
la incorporación voluntaria de trabajadores independientes al Seguro Social
contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales du-
rante el periodo octubre de 2008 a diciembre de 2011, para que a partir de
enero de 2012, se convierta en obligatoria la incorporación de los trabajadores
independientes (Título IV de la misma ley).
Además, la Ley incorpora al sistema a los socios de sociedades de personas,
socios de sociedades en comandita por acciones, empresarios individuales y
directores de sociedades en general, que se desempeñen como trabajadores
independientes en la respectiva sociedad o empresa. Éstos deberán afiliarse al
mismo organismo administrador del seguro a que se encuentre afiliada o se

toda la administración de la supuesta empleadora, y en ese orden de cosas, no puede ser contratado
por dicha empresa. Agrega que el Sr. Díaz no cumple con el requisito de ser trabajador por cuenta
ajena que establece la ley 16.744, en su artículo 2º, y en el Reglamento de la citada ley, D.S. Nº
101 de 07 de junio de 1968.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 219

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

afilie la respectiva empresa o sociedad. Para los efectos de la determinación de


la tasa de cotización adicional diferenciada, se considerarán como trabajadores
de esta última”110.


Agrega que existen mecanismos claros de reclamación administrativa ante los hechos consignados
como arbitrarios, y es así, como el recurrente hace una presentación ante la Superintendencia
de Seguridad Social, con fecha 21 de enero de 2006; iniciándose el respectivo procedimiento
administrativo.

El recurrido señala que no se encuentran vulnerados los derechos constitucionales invocados por
el recurrente. En efecto, en relación al artículo 19 Nº 1 de la Constitución Política, no existe
vulneración ya que suspendida la orden de atención, inmediatamente surge la obligación de la
Isapre respectiva de cubrir esos gastos, ya que se le debe tratar como enfermedad o accidente
común, y en ese sentido el recurrente reconoce estar afiliado a una Isapre.

En relación al derecho constitucional contemplado en el artículo 19 Nº 9 de la Carta Fundamental,
no resulta vulnerado por la suspensión de la orden de atención otorgada al recurrente, por cuanto,
el rechazo del financiamiento de las órdenes de atención, las ulteriores licencias y reembolsos en
base a la ley 16.744, hace nacer automáticamente la obligación de financiarlo con cargo al plan
de salud que tiene contratado con su Isapre.

http://www.legalpublishing.cl, ID nº 34922.
110
“La protección social de los trabajadores frente a los accidentes de trabajo en Chile tiene sus
inicios en el 1916, año en que se promulga la Ley 3.170 en la que se definen por primera vez las
responsabilidades de los empleadores ante accidentes laborales.

A partir de 1924, se crean la Caja del Seguro Obrero Obligatorio, la Caja de Previsión de Empleados
Particulares y la Caja de Empleados Públicos, las cuales se financiaban con cotizaciones obligatorias
de los trabajadores, empleadores y el Estado. El sistema proveía prestaciones médicas, pensión de
invalidez y una jubilación a partir de los 65 años de edad.

Dado que se trataba de un sistema de reparto, los montos finales de las pensiones dependían de
los montos que se lograban juntar a partir de los aportes de los cotizantes activos.

La prevención de riesgos laborales comienza su implementación a partir de 1925, con la creación
de la sección accidentes de la Caja Nacional de Ahorros a través del DL 379.

Posteriormente, en 1942, se crea la Caja de Accidentes del Trabajo, que reemplaza y amplía la
sección accidentes y en 1952, con la promulgación de la Ley 18.383, se crean el Servicio del Seguro
Social y el Servicio Nacional de Salud.

Con la Ley 18.383, los antiguos obreros pertenecientes al Seguro Obrero comenzaron a beneficiarse
con una pensión de sobrevivencia, el subsidio a la maternidad, un aumento en las pensiones de
invalidez y la ampliación a toda la familia de la cobertura en salud.

Ya en los años 50, se crean las Mutuales de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales,
básicamente como estrategia para ayudar a prevenir los riesgos labores y disminuir las tasas de
accidentes existentes.

220 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 220 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Acerca de los Trabajadores Independientes, la Superintendencia de Segu-


ridad Social impartió instrucciones para su incorporación
En palabras de Lucía Verdugo Ernst, la razón de existir un Seguro Social
sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, “es precisamen-
te la prevención de riesgos, de lo contrario una legislación especial sobre la
materia no se justificaría. La Ley nº 16.744 otorga la competencia general en
materia de supervigilancia y fiscalización de la prevención, higiene y seguridad
de todos los sitios de trabajo, como asimismo, de las instalaciones médicas
de los demás organismos administradores, la forma y condiciones como tales
organismos otorgan las prestaciones médicas, y de la calidad de las actividades
de prevención que realicen a los Servicios de Salud”111.
Entre las características del seguro establecido en la ley 16.744, se encuen-
tran las siguientes: es universal, cubre todos los riesgos laborales, tiene cobertura
integral, es solidario, regula un sistema de prestaciones automáticas, y social.
Acerca de los actores del sistema, los artículos 8° y 11° de la Ley 16.744
definen que la Administración del Seguro estará a cargo del Servicio de Se-
guro Social, del Servicio Nacional de Salud, de las Cajas de Previsión y de las
Mutualidades de Empleadores.


En 1968 se promulga la Ley 16.744 que define el Seguro Social Obligatorio de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales. Con la Ley 16.744 se oficializa el trabajo de las dos mutuales
existentes en ese entonces: la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), creada por iniciativa de la
Sofofa y Asimet en junio de 1958 y el Instituto de Seguridad del Trabajo (IST) creado en octubre
de 1958 por empresarios y Asiva. Recién en 1963 y por iniciativa de los empresarios agrupados
en la Cámara Chilena de la Construcción, se crea la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena
de la Construcción.

Las otras instituciones que participaban en la administración del seguro eran organismos estatales:
el Instituto de Normalización Previsional (INP) y el Sistema Nacional de Servicios de Salud
(SNSS);”.

“Evaluación del Régimen de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales de Chile.Informe
Final”, Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado, Santiago, febrero de
2010, págs. 11 y ss.
111
Ob. Cit., pág. 76.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 221

jurisprudencia accidentes.indb 221 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Respecto de los afiliados en el Servicio de Seguro Social (obreros y em-


pleados), actualmente asumidos por el Instituto de Seguridad Laboral (ISL),
la Ley define que el seguro sea administrado por éste, correspondiendo al
Servicio Nacional de Salud, actualmente los Servicios de Salud, otorgarles las
prestaciones médicas.
Respecto de los afiliados en otras Cajas de Previsión (empleados), ac-
tualmente también asumido por el Instituto de Seguridad Laboral (ISL), la
ley permite contratar el otorgamiento de las prestaciones médicas al sector
privado”112.
El sistema de indemnizaciones contenido en la Ley, creemos, no debe
ser analizado bajo la sola óptica del Derecho Civil, ya que no existe consenso
acerca de si se trata de un sistema de resarcimiento pecuniario objetivo pero
no asistencial, y mucho menos subjetivo113.Así, autores como Juan Sebastián
Gumucio Rivas y Diego Corvera Vergara, señalan que: “no ocurre lo mismo
en el sistema de la Ley N° 16.744, en el que no estamos frente a un seguro
privado que traslade la responsabilidad del empleador hacia el asegurador,
sino de un seguro social en que las prestaciones emanan de la ley y no de la
responsabilidad directa del patrono”114.
En las páginas que siguen, compilamos la jurisprudencia a que hemos
tenido acceso acerca de los aspectos más relevantes del Seguro obligatorio
contra accidentes laborales.

112
Ibíd., pág. 14.
113
Tema que se analizará en la Segunda Parte de este trabajo.
114
“Responsabilidad Civil del Empleador por Accidentes del Trabajo en Chile”, en Revista Laboral
Chilena n°62, 1996, págs.

222 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2) Características y otros aspectos


a) Cobertura. El Seguro contenido en la Ley nº16.744 cubre la respon-
sabilidad objetiva del empleador respecto de los riesgos de sus trabajadores,
y los beneficios y prestaciones del seguro son de responsabilidad del órgano
que lo administra. “De acuerdo con lo que previene la ley Nº 16.744, sobre seguro
social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, la responsabilidad
objetiva del empleador respecto del riesgo a que está expuesto el trabajador que
de él depende, está cubierta por el seguro social establecido en dicha ley conforme
con sus artículos 1º, 2º y 5º; y que los derechos, beneficios y prestaciones relativas
a este seguro social son de responsabilidad del respectivo órgano administrador del
seguro social, que, en este caso, es la Asociación Chilena de Seguridad” (Corte
de Santiago, 19 abril 2006, Recurso de “González Guzmán con Compañía de
Seguros de Vida Cardif S.A”, Rol nº 7781-2004)115.

115
En este juicio, el actor solicitó en su demanda que se condenara a la sociedad demandada a
indemnizarle los perjuicios en virtud de la teoría del riesgo creado o del riesgo profesional, en
una suma no inferior a los doscientos millones de pesos por el daño moral producido, a la suma
de $118.080.000 por daño emergente permanente que se traduce en lucro cesante, y la suma de
$ 15.225.300 por el seguro colectivo de accidentes personales y de vida pactado en el numeral 16
del anexo del contrato que lo une con la demandada, más las costas de la causa y los intereses y
reajustes; y fundó dicha demanda invocando su calidad de trabajador dependiente de la sociedad
demandada, y lo que dispone el artículo 69 de la ley Nº 16.744, y afirmando que el accidente de
trabajo de que fue víctima, es imputable a hecho o culpa de la empleadora.

Por su parte, la demandada en su contestación planteó, como cuestión previa, la falta de legitimación
pasiva de dicha sociedad en lo concerniente a la eventual indemnización a que tendría derecho el
demandante por el seguro de accidentes personales y de vida contratado por la demandada con la
Compañía de Seguros de Vida Cardif S.A. mediante la póliza Nº […], en beneficio del actor en
su calidad de trabajador dependiente de dicha sociedad; porque de acuerdo con dicho contrato
de seguro privado, y en caso de ocurrir el siniestro, el o los beneficiarios de la póliza deben dirigir
su acción en contra de la entidad aseguradora, que es la referida compañía de seguros. También
alegó la demandada que, había adoptado todas las providencias para la adecuada protección de
la salud y la vida de sus trabajadores, y solicitó el rechazo de la demanda en todas sus partes, con
costas; y, en subsidio, que se negara lugar a las indemnizaciones solicitadas por concepto de daño
emergente, lucro cesante y daño moral, por no existir daño o perjuicio indemnizable.

Así las cosas, entre los motivos que tuvo la Corte de Santiago para confirmar lo resuelto por el
Juez del grado, estuvieron: “12º. Que, además de la prueba rendida, tanto la propia defensa de la
demandada como los hechos que ella misma invoca, conducen a concluir que ella es responsable
de la omisión de las medidas de seguridad que debieron adoptarse frente a la cara libre u hoyo
existente en el nivel 733, cuya peligrosidad extrema está reconocida por la demandada; cabe tener

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 223

jurisprudencia accidentes.indb 223 31-08-2011 17:43:06


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Prestaciones médicas a víctima de un accidente del trabajo o enfer-

presente especialmente que la propia empleadora cita las normas contenidas en el Manual de
Estándares General Mina, aprobado por la resolución Nº19, de 17 de abril de 2001, del Servicio
Nacional de Geología y Minería, para ser aplicado precisamente en las faenas de la mina en que
ocurrió el accidente de que se trata; […]; que, en consecuencia, resulta inexcusable la omisión en
que incurrió la demandada; toda vez que, no solamente por aplicación de las normas generales de la
ley, sino por la existencia de una regulación específica como la que ha citado la propia demandada,
es evidente que no sólo alguna señalización debió existir en la referida cara libre, sino que como
lo dice la norma recién citada, una protección física que impida el paso de personas y/o equipos
y, además, alguna señalización de peligro (letrero, loro, banderín rojo), y en el caso de no existir
tal protección física del modo ya indicado, ha debido actuarse en forma inmediata para precaver
un grave accidente; todo lo que no se hizo por la empresa, como debió hacerlo para evitar un
accidente como el que motiva la demanda de autos;

13º. Que, en lo que concierne a la pretensión de excusar su responsabilidad a pretexto de que
los ocupantes de la camioneta en que era transportada la víctima del accidente se expusieron
imprudentemente al accidente, cabe considerar. a) que no hay en el proceso prueba alguna de
una conducción negligente o impudente por parte de don […]; al revés, hay prueba de los graves
riesgos que enfrentaban los trabajadores accidentados como consecuencia de la falta de previsión
de la empleadora respecto de la operación al interior de la mina; así se deduce de los términos
del informe técnico Nº 118/2002, de fojas 9, en que consta que el asiento del conductor en la
camioneta accidentada no estaba en buenas condiciones, lo que impedía quedar bien sentado
y tener una buena visión hacia delante, lo que está refrendado por el supervisor mecánico de la
empresa, quien afirma que dicho asiento se encontraba en buenas condiciones pero presentaba un
hundimiento no común, lo cual provocaba que la persona que manejaba la camioneta no tuviese
una visión cercana a la defensa de la camioneta, provocando que la visión fuera sobre el nivel del
capó del equipo, y complementado por el testigo de la empresa, don […], quien afirmó que, ese
día no había ningún letrero de peligro o de advertencia; normalmente sí hay indicaciones; son
letreros amarrados con cadena a las paredes del túnel o con cordel; éstos indican Peligro cara libre,
lo que significa que ahí se termina el camino; no hay iluminación, sólo las luces de la camioneta;
en el túnel, la oscuridad es total; los letreros son blancos y se ven con las luces de la camioneta; el
día del accidente no había nada; b) que aún cuando hubiere existido una conducta imprudente
o negligente del conductor de la camioneta, que no la hubo, ello no exime a la demandada de su
responsabilidad respecto del demandante, quien era transportado en el vehículo de propiedad de
la empleadora, conducido por un dependiente de ella, y que, por tanto, en todo caso fue expuesto
al siniestro por hecho imputable a la empleadora;

14º. Que, por las razones anotadas, esta Corte confirmará la sentencia en alzada en cuanto, habiendo
ponderado la prueba en forma debida, ella resolvió que el accidente que motiva la demanda de
autos, fue causado por hecho o culpa de la sociedad demandada, y que, en consecuencia, ella
deberá asumir la responsabilidad que en derecho corresponde;”.

Pronunciada en la Décima Sala por el Ministro, señor Raimundo Díaz Gamboa, la Fiscal Judicial,
señora Beatriz Pedrals García de Cortázar, y el Abogado Integrante señor Luis Orlandini Molina.

224 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

medad profesional (Superintendencia de Seguridad Social, 22 mayo 2000,


Dictamen ORD. nº 17716).
Procede otorgar cobertura de la ley a trabajador que se accidenta en
realización de actividades distintas al objeto del contrato? “Sobre esta materia
se ha sostenido, entre otros, mediante los Oficios citados en “CONC”, que si la labor
que ejecuta la víctima al momento de accidentarse no es aquella para la que fue
contratado, pero que fue consecuencia de un encargo de su empleador, cuestión que
en este caso no se ha controvertido, el siniestro debe ser calificado como accidente
con ocasión del trabajo, puesto que el vínculo de subordinación y dependencia, en
el caso de la relación contractual laboral, es de tal magnitud, que el trabajador no
está en condiciones de representar dicho encargo, ni mucho menos de oponerse al
mismo. En consecuencia, ese Instituto deberá otorgar al trabajador individualizado
la cobertura del Seguro contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades
Profesionales de la Ley Nº 16.744” (Superintendencia de Seguridad Social, 14
agosto 2008, Dictamen ORD. nº 29057).
Alcance de la cobertura a trabajador finiquitado cuyo siniestro ocurrió
el mismo día del finiquito, y que se extenderá hasta su curación completa
o mientras subsistan los síntomas de las secuelas causadas por el accidente
(Superintendencia de Seguridad Social, 14 agosto 2008, Dictamen ORD. nº
29057). Procede la cobertura de la Ley 16.744 a jubilado de CAPREDE-
NA. “Se reconsidera dictamen Ord. Nº 1.064-55, de 12.02.96, precisándose
que un jubilado de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional, CAPREDENA,
que continúe laborando con contrato de trabajo con empleador del sector privado,
de permanecer en el antiguo sistema previsional, no estará obligado a afiliarse a
una Administradora de Fondos de Pensiones, debiendo efectuar las cotizaciones
previsionales que corresponda para pensiones y salud, a menos que, de incorporarse
a una Administradora de Fondos de Pensiones, tuviere más de 65 años de edad, o
60, si es mujer, en cuyo caso estará liberado de cotizar para pensiones, pero no así
para salud, sin perjuicio de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales,
manteniéndose que la legislación laboral aplicable es la común que rige para
los trabajadores dependientes del sector privado, esto es, el Código del Trabajo.
(Dirección del Trabajo, 19 diciembre 1996, Dictamen ORD nº 7052/333).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 225

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Procede la cobertura de la Ley 16.744 si un tripulante se accidenta o es


asaltado.“El armador o naviero está obligado a proporcionar alimentación y alo-
jamiento a la gente de mar cuando la nave ha recalado en un puerto secundario.
En caso que el tripulante sufra un accidente o asalto durante sus horas de descanso
en los referidos puertos, tal situación estaría afecta al seguro que contempla la
ley Nº 16.744, en caso que exista una relación de causalidad entre el trabajo y
la lesión producida, cuestión que en cada caso concreto corresponde definir a la
Superintendencia de Seguridad Social” (Dirección del Trabajo, 7 mayo 2007,
Dictamen ORD nº 1704/034).
Corresponde calificar como un accidente del trabajo en el trayecto al
siniestro que sufriera el trabajador el mismo día que suscribiera su fini-
quito, por lo que la respectiva Mutualidad ha debido concederle todas las
prestaciones que en su caso contempla la Ley Nº 16.744, una de las cuales
es la de los beneficios médicos que indica el artículo 29 de dicho cuerpo
legal, los que deben otorgarse hasta su curación completa o mientras
subsistan los síntomas de las secuelas causadas por el accidente (Superin-
tendencia de Seguridad Social, 14 agosto 2008, Dictamen ORD. nº 29057).
Los bonos de movilización, colación y telefonía no deben incluirse
en la base de cálculo de los subsidios por tratarse de remuneraciones no
imponibles (Superintendencia de Seguridad Social, 13 junio 2000, Dictamen
ORD. nº 20922).
b) Sujeto pasivo del Seguro Colectivo de Accidentes del Trabajo. “En
lo que concierne a la petición del actor para que se condenara a la demandada a
pagarse la suma por el seguro colectivo de accidentes personales y de vida contra-
tado por ésta en beneficio del actor, cabe considerar que la excepción de falta de
legitimidad pasiva planteada por la demandada para fundar su petición de que
se negara lugar a tal petición, habría debido acogerse, toda vez que la empleadora
nunca fue deudora de las indemnizaciones que pudieren provenir de dicho seguro
de vida; que, a mayor abundamiento, consta en el proceso que con posterioridad
a la fecha en que dedujo su demanda, el actor percibió de la referida compañía de
seguros la indemnización a que conforme con dicho contrato de seguro de vida tenía
derecho; que, en consecuencia, cabe concluir que no procede acoger la demanda

226 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 226 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de autos en lo que concierne a la referida petición; razón por la cual esta Corte
confirmará lo resuelto en la sentencia de primer grado en cuanto negó lugar a esta
parte de la demanda del actor.
Cabe tener presente que de acuerdo con lo que previene la ley Nº 16.744, sobre
seguro social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, la respon-
sabilidad objetiva del empleador respecto del riesgo a que está expuesto el
trabajador que de él depende, está cubierta por el seguro social establecido
en dicha ley conforme con sus artículos 1º, 2º y 5º; y que los derechos, beneficios
y prestaciones relativas a este seguro social son de responsabilidad del respectivo
órgano administrador del seguro social, que, en este caso, es la Asociación Chilena
de Seguridad” (Corte de Apelaciones de Santiago, 19 abril 2006, Apelación
“Guzmán con Compañía de Seguros de Vida Cardif S.A”, Rol n° 7781-2004)116.

116
En este caso, el actor (un mecánico que cayó a un hoyo en un vehículo conducido por otro
compañero de trabajo) solicitó en su demanda que se condenara a la sociedad demandada a
indemnizarle los perjuicios en virtud de la teoría del riesgo creado o del riesgo profesional,
en una suma no inferior a los doscientos millones de pesos por el daño moral producido, a la
suma de $118.080.000 por daño emergente permanente que se traduce en lucro cesante, y la
suma de $ 15.225.300 por el seguro colectivo de accidentes personales y de vida pactado en el
numeral 16 del anexo del contrato que lo une con la demandada, más las costas de la causa y
los intereses y reajustes; fundando su demanda invocando su calidad de trabajador dependiente
de la sociedad demandada, y lo que dispone el artículo 69 de la ley Nº 16.744, dado que el
accidente de trabajo de que fue víctima, era imputable a hecho o culpa de la empleadora.
En su contestación, la sociedad demandada planteó, como cuestión previa, la falta de legitimación
pasiva de dicha sociedad en lo concerniente a la eventual indemnización a que tendría derecho el
demandante por el seguro de accidentes personales y de vida contratado por la demandada con la
Compañía de Seguros de Vida Cardif S.A. mediante la póliza Nº 29910315, en beneficio del actor
en su calidad de trabajador dependiente de dicha sociedad; porque de acuerdo con dicho contrato
de seguro privado, y en caso de ocurrir el siniestro, el o los beneficiarios de la póliza deben dirigir
su acción en contra de la entidad aseguradora, que es la referida compañía de seguros.

Que, no obstante que en su actuación de fojas 76, la parte demandante insistió en pedir que se
condenara a la empleadora al pago de los $15.225.300 por concepto de indemnización proveniente
del seguro de accidentes personales, el hecho es que, según consta, el actor, cobró y percibió de la
Compañía de Seguros de Vida CARDIF S.A, el día 30 de diciembre de 2003, la suma de dieciseis
millones novecientos sesenta y nueve mil setecientos pesos ($16.969.700), equivalentes a la sazón
al monto asegurado de UF 1.000 que correspondían al seguro privado tomado por la sociedad
empleadora.

Que, conforme con los referidos antecedentes y en lo que concierne a la petición del actor para
que se condenara a la demandada a pagarse la suma de $ 15.225.300 por el seguro colectivo de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

c) El seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades


profesionales es obligatorio. “La Ley N° 16.744 de 1968 establece la
obligatoriedad para el empleador de afiliación y cotización al seguro so-
cial contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales,
cuyo financiamiento se realiza por una cotización básica general y una
adicional. La dictación de esta norma excluyó estos aspectos del Código
Laboral y se enmarca en la Teoría de la Responsabilidad Social, haciéndose
responsable un ente asegurador, que capta los fondos para este propósito.
La aludida ley consagra: “La víctima y las demás personas a quienes el accidente
o enfermedad cause daño podrán reclamar al empleador o terceros responsables del
accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo
a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral”, el debate ha sido
amplio, pero la complejidad de la materia en cuanto a existencia y cuantificación,
ha hecho que el derecho común sea el que rige la reparación de este tipo de daños”
(Corte Suprema, 30 junio 2009, Casación en el fondo “Del Pozo Painemal
con Soval Equipos Gastronómicos S.A.”, Rol nº 2655-2009)117. Fallo del cual,

accidentes personales y de vida contratado por ésta en beneficio del actor, cabe considerar que la
excepción de falta de legitimidad pasiva planteada por la demandada para fundar su petición de
que se negara lugar a tal petición, habría debido acogerse, toda vez que la empleadora nunca fue
deudora de las indemnizaciones que pudieren provenir de dicho seguro de vida; que, a mayor
abundamiento, consta en el proceso que con posterioridad a la fecha en que dedujo su demanda,
el actor percibió de la referida compañía de seguros la indemnización a que conforme con dicho
contrato de seguro de vida tenía derecho; que, en consecuencia, cabe concluir que no procede
acoger la demanda de autos en lo que concierne a la referida petición; razón por la cual esta Corte
confirmará lo resuelto en la sentencia de primer grado en cuanto negó lugar a esta parte de la
demanda del actor;

En cuanto al fondo de la cuestión promovida, la sociedad demandada alegó en su defensa que
había adoptado todas las providencias para la adecuada protección de la salud y la vida de sus
trabajadores; razón por la cual era improcedente imputar a la demandada incumplimiento de
las obligaciones emanadas del contrato de trabajo; por estas consideraciones, resumidamente
expuestas, solicitó el rechazo de la demanda en todas sus partes, con costas; y, en subsidio, que se
negara lugar a las indemnizaciones solicitadas por concepto de daño emergente, lucro cesante y
daño moral, por no existir daño o perjuicio indemnizable.

Pronunciada en la Décima Sala por el Ministro, señor Raimundo Díaz Gamboa, la Fiscal Judicial,
señora Beatriz Pedrals García de Cortázar, y el Abogado Integrante señor Luis Orlandini Molina.
117
Este caso se trata de una demanda por despido injustificado y por la enfermedad profesional sufrida
por el actor. El tribunal de primera instancia, Quinto Juzgado del Trabajo de Santiago (Rol nº 2.666-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

también nos parecen importantes los motivos: “Quinto: Que, por de pronto,

04), en sentencia de diecinueve de junio del año pasado, escrita a fojas 188, rechazó la excepción
de incompetencia y acogió la de prescripción, accediendo a la demanda sólo en cuanto condenó
a las demandadas a pagar indemnización sustitutiva del aviso previo y por años de servicios, esta
última incrementada en un 80%, compensación de feriado legal y proporcional, más intereses y
reajustes, sin costas.

Se alzaron ambas partes y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo de
seis de marzo del año 2009, escrito a fojas 218, revoca el de primer grado en cuanto acogió la
excepción de prescripción y en cuanto condenó a pagar indemnización por años de servicios a las
demandadas y, en su lugar, rechazó dicha excepción de prescripción y condenó a las demandadas
a pagar indemnización por daño moral, derivado de enfermedad profesional y las eximió del
resarcimiento por años de servicios, confirmando en lo demás.

En contra de esta última sentencia, las demandadas recurren de casación en el fondo, por haber
sido dictada, a su juicio, con infracciones de ley y a fin que se la invalide y se dicte la de reemplazo
que describen. Recurso cuya sentencia, nos aporta lo siguiente: “Séptimo: Que, por consiguiente, la
solución a la primera parte de esta controversia ha de encontrarse, sin duda, en la legislación especial
contenida en la Ley Nº 16.744. Dentro de ella, dos son las disposiciones en juego. Por una parte, el
artículo 69, el cual dispone: “Cuando el accidente o enfermedad se deba a culpa o dolo de la entidad
empleadora o de un tercero, sin perjuicio de las acciones criminales que procedan, deberán observarse
las siguientes reglas: ‘a) El organismo administrador tendrá derecho a repetir en contra del responsable
del accidente, por las prestaciones que haya otorgado o deba otorgar; y b) La víctima y las demás
personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño podrán reclamar al empleador o terceros
responsables del accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a
las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral”. Y el artículo 79, el que señala: […].
Undécimo: Que, siguiendo con el debate que ocupa esta decisión, corresponde ahora señalar que,
en conformidad a lo dispuesto en el artículo 2.514 del Código Civil “La prescripción que extingue
las acciones y derechos ajenos exige solamente cierto lapso de tiempo, durante el cual no se hayan
ejercido dichas acciones” y “Se cuenta este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible”
y, de acuerdo a lo previsto en el artículo 2.515 del mismo texto legal “Este tiempo es en general
de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las ordinarias”. En el caso, se trata de una
acción ordinaria, de modo que su lapso de extinción es de cinco años, el cual se cuenta desde que
la obligación se hace exigible y ésta adquiere tal naturaleza desde que se produce la certeza de
su existencia y tal época no puede ser otra que aquélla en que se ha declarado, por la autoridad
competente, que la enfermedad profesional tiene tal carácter y respecto a cuya decisión ya no
resultan factibles recursos o instancias a través de las cuales se pudiera obtener la modificación
de dicha declaración, esto es, desde que ha quedado firme y ejecutoriada, en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 77 de la Ley Nº 16.744.[…]

Duodécimo: Que, en la especie, la certeza de la declaración de existencia de la enfermedad de
naturaleza profesional en el trabajador demandante y el grado de incapacidad, se ha adquirido
con la fecha del diagnóstico definitivo emanado de la Comisión Médica de Reclamos del
Ministerio de Salud, entidad ante la cual fue impugnada la decisión primitiva de la Comisión
Médica de Pensión e Invalidez de la Región Metropolitana, desde que no existe constancia

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 229

jurisprudencia accidentes.indb 229 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

corresponde señalar que en materia de protección de los trabajadores, el actual


Código del Trabajo, en su Libro II, repite las normas generales que se contenían
en textos anteriores, haciendo hincapié en la protección a la maternidad, inclu-
yendo en su artículo 193 la disposición de la Ley Nº 2.951, de 25 de noviembre
de 1915, conocida como la “Ley de la Silla” y regulando en su artículo 209, la
obligatoriedad para el empleador de afiliación y cotización al seguro social contra
riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, establecido por la
Ley Nº 16.744, de 1º de febrero de 1968, la cual declaró como obligatorio dicho
seguro social y señalando, además, su financiamiento por medio de una cotización
básica general y de una adicional conforme la actividad y riesgo de la empresa o
entidad empleadora.
Sexto: Que, si bien, como se anotó, es el Código Laboral el que prescribe la
obligación del empleador de afiliación y cotización al seguro de que se trata, deri-
vado, sin duda, de la obligación de seguridad, establecida en el artículo 184 del
citado Código, dicho seguro se encuentra específicamente regulado en la mencionada
Ley Nº 16.744, de 1º de febrero de 1968, normativa que con su dictación excluyó
dichas contingencias de la regulación de la codificación del ramo y adscribe a la
más moderna de las teorías sobre la naturaleza de la responsabilidad que origina
la ocurrencia de eventos como los señalados, esto es, la denominada Teoría de la

en autos acerca de la utilización de la instancia administrativa ante la Superintendencia de


Seguridad Social o judicial para los efectos pertinentes, por lo tanto, desde esa fecha -11 de
noviembre de 2001- ha de contarse el plazo de prescripción de cinco años establecido para
ejercer la acción de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral, lapso que no
transcurrió hasta la data de emplazamiento del empleador, esto es, el 24 de junio de 2004.
Decimotercero: Que, en armonía con lo reflexionado, habiéndose decidido en la sentencia atacada
que el plazo de prescripción de la acción indemnizatoria ejercida en estos autos se rige por los
artículos 2.514 y 2.515 del Código Civil, en atención al reenvío que al derecho común hace el
artículo 69 de la Ley Nº 16.744, el que se cuenta, en este caso, desde la fecha en que se ha emitido
el dictamen definitivo por la autoridad competente, no se ha incurrido en los errores de derecho
denunciados en el presente recurso de casación en el fondo, por lo tanto, sólo es dable desestimarlo.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 463 del Código del trabajo
y 764, 765, 767, 771, 772 y 783 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin costas, el
recurso de casación en el fondo deducido por la demandada a fojas 223, […]”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señora Rosa María Maggi D., Ministro Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados
Integrantes señores Ricardo Peralta V., y Patricio Figueroa S.

230 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Responsabilidad Social, conforme a la cual ya no es propiamente el empleador quien


asume las consecuencias de tales sucesos, sino un ente asegurador, el que obtiene sí
los fondos para el financiamiento de las prestaciones que otorga, principalmente
de la cotización obligatoria que deben realizar los empleadores. Asimismo, debe
precisarse que dicha Ley Nº 16.744 derogó todas las disposiciones legales o regla-
mentarias contrarias a su texto en la materia que ella regula. […]
Octavo: Que, así las cosas, corresponde entonces determinar si es la disposición
contenida en el transcrito artículo 79 la que se aplica al caso de que se trata, o
si, debe estarse al reenvío que el mencionado artículo 69 hace al derecho común.
Al respecto, es dable consignar que la Ley en examen, en su Título V, artículo 27,
clasifica los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales conforme a los
efectos que dichos siniestros produzcan en el afectado, esto es, distingue entre los que
producen incapacidad temporal, invalidez parcial, invalidez total, gran invalidez
y muerte y, de acuerdo con esa diferenciación el artículo 28 señala: ‘Las prestaciones
que establecen los artículos siguientes se deben otorgar, tanto en caso de accidente
del trabajo como de enfermedad profesional’ . Es decir, hace referencia a las pres-
taciones que deben concederse y, en los párrafos siguientes, indica como tales a las
atenciones médicas, hospitalización, prótesis y aparatos ortopédicos y su reparación,
rehabilitación física y reeducación profesional, los gastos de traslado y cualquier otro
que sea necesario para el otorgamiento de estas prestaciones e indemnizaciones en
proporción a la incapacidad, subsidios y pensiones. Todos estos beneficios se regla-
mentan, en general, en función de la disminución de la capacidad de ganancia del
afectado, de modo que su otorgamiento está determinado por porcentajes, lo que
induce a establecer que la ley resarce tanto lo que es conocido como daño emergente,
cuanto el lucro cesante. En otros términos, al reglamentar indemnizaciones, la ley
se ocupa de retribuir los perjuicios originados en los gastos derivados del evento
mismo de que se trata y en la pérdida efectiva de una ganancia cierta.
Noveno: Que, por consiguiente y atendiendo a que todo daño debe ser indem-
nizado, la legislación en análisis si bien no regula expresamente el resarcimiento
del daño moral, de la aflicción natural producto de una enfermedad “en el caso,
profesional” o de un accidente “en la especie, de trabajo” lo que resulta de lógica si
se considera que se trata de un rubro complejo, tanto en su existencia como en su
cuantificación y no menor ha sido el debate que doctrinaria y jurisprudencialmen-

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 231

jurisprudencia accidentes.indb 231 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

te ha provocado la posibilidad de su indemnización, a la que se ha adscrito sólo


contemporáneamente, la ha derivado a la regulación del derecho común. Este es
el sentido y alcance de la disposición contenida en la letra b) del artículo 69 de la
Ley Nº 16.744, en cuanto señala que “La víctima y las demás personas a quienes
el accidente o enfermedad cause daño, podrán reclamar al empleador o terceros
responsables del accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho,
con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral”, en la
cual se destaca especialmente el perjuicio moral.
Décimo: Que, dilucidado lo anterior, dable es precisar entonces que las
prestaciones a que se refiere el artículo 79 de la Ley Nº 16.744 no son otras sino
aquellas que la propia ley regula, es decir, como se anotó, las indemnizaciones por
daño emergente y lucro cesante por ella reglamentadas, remitiéndose en lo que dice
relación con el daño moral al derecho común, esto es, a las disposiciones que sobre
la materia prevé el Código Civil. En consecuencia, sólo la acción que pretende el
resarcimiento de dichos rubros, es decir, del daño emergente y lucro cesante, prescribe
en el plazo de cinco años, contados desde la fecha del accidente o del diagnóstico
de la enfermedad, según sea el caso”.
Acerca de la Obligatoriedad de la Cotización destinada a financiar el
Seguro contra Accidentes del Trabajo y enfermedades Profesionales (Superin-
tendencia de Seguridad Social, 13 octubre 1997, Dictamen ORD nº 16.748).
d). No pago del Seguro Ley nº16.744.“Procede la responsabilidad civil ex-
tracontractual, al existir un hecho culposo del que es responsable la parte demanda-
da, consistente en no cumplir con lo dispuesto en el art. 31 de la Ley nº16.744, que
lo obligaba a pagar al trabajador accidentado el subsidio durante toda la duración
del tratamiento, desde el día que ocurrió el accidente, hasta la curación del afiliado
o su declaración de invalidez” (Corte Suprema, 13 noviembre 2002, Casación
en la forma y fondo “Palacios Cornejo con Mutual de Seguridad Cámara de la
Construcción” Rol nº 1017-2002. FM nº 504, pág. 3702, sentencia nº 3)118.

118
Pronunciada por la 4ª Sala integrada por los Ministros sres. José Benquis, Orlando Álvarez, Urbano
Marín, y el Abogado Integrante Patricio Novoa.

232 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 232 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Reaseguro cuya nulidad absoluta se demandó. “Habiéndose establecido


que el seguro de autos, seguro de accidentes personales, no es aquel a que se refiere el
artículo 5º transitorio de la ley 16.744, no está afecto a la prohibición impuesta en
él, pues los contratantes, el beneficiario, el objetivo y el financiamiento son distintos”.
(Corte Suprema, 14 marzo 2005, Casación en el fondo “Compañía de Seguros
Generales Cruz del Sur S.A. con Cámara Chilena de la Construcción”, Rol n°
4666-2003). Y del fallo de Apelación destacamos, que, “El impedimento legal
fundante de la nulidad absoluta se encuentra prefijado desde varios años antes del
otorgamiento del contrato de seguro que se objeta y se extiende justamente a las
compañías de seguros, cuyo es el giro de la demandante de modo tal que parece
inconcuso que no cabe aceptar razonablemente el desconocimiento de la prohibi-
ción que pretexta y que imputa al ocultamiento de su contraparte. Se trata de una
prohibición legal que involucra la presunción de derecho de conocimiento de la ley
contenida en el artículo 8º del Código Civil que no admite prueba en contrario.
(Corte de Santiago, 2 octubre 2003, Rol n° 6034-1998)119.

119
“20º) Que, del expediente arbitral que se tiene a la vista, seguido entre las mismas partes ante el
compromisario arbitrador don Raúl Varela Morgan, surge de relieve que entre otros temas los
litigantes discutieron la naturaleza del contrato de seguro materia del presente juicio y es así como
mientras la Compañía de Seguros Generales Cruz del Sur S.A. alegó que se trata de un seguro de
carácter patrimonial o de daños, por lo que era necesario acreditar el monto de la pérdida para
el pago de la póliza, la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción sostuvo
que era un seguro de accidentes personales no afecto al principio indemnizatorio, por lo cual no
resultaba procedente demostrar daño alguno a sus bienes pues, al igual que el seguro de vida, sólo
cabía satisfacer el monto asegurado.

En su sentencia de fojas 489 a 516 el árbitro acogió la demanda declarando que la aseguradora
debe pagar a la mutual la indemnización reclamada por los siniestros, fallo que se encuentra
ejecutoriado por haberse desistido la aseguradora de los recursos de casación en la forma deducido
de fojas 531 a 574 y de queja interpuestos por su parte, según consta de fojas 586, en lo que al
primero de esos medios de impugnación se refiere. Y en esta resolución el árbitro concluye que se
celebró un contrato de seguro de accidentes personales (considerando 27).

21º) Que, en la litis actual la aseguradora invoca entre los fundamentos de la acción de nulidad
intentada que se está en presencia de un contrato de seguro patrimonial, ya que lo protegido es el
peculio de la mutual y, en todo caso, deviene en un reaseguro, para concluir que en realidad se trata
de un seguro social de accidentes del trabajo prohibido por la ley Nº 16.744, en circunstancias,
que con arreglo a lo preceptuado en el ya citado inciso 2º del artículo 3º del Código Civil esta
declaración judicial vincula directamente a las partes por tratarse de una cuestión debatida y
decidida en ese pleito ya afinado entre los mismos contendientes.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 233

jurisprudencia accidentes.indb 233 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3) Requisitos del Subsidio


“Las personas declaradas inválidas pueden seguir trabajando, y en ese enten-


22º) Que, desde otro punto de vista es menester tener en cuenta la excepción planteada por la
mutual, en orden a que la actora se halla impedida de alegar la nulidad, toda vez que intervino
en la celebración del contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba, es decir,
conociendo la causa generadora de la nulidad absoluta de la convención, y a este respecto los
litigantes no han controvertido que la demandante Compañía de Seguros Generales Cruz del Sur
S.A. concurrió voluntariamente a la suscripción del contrato de seguro que ahora repugna, con
la intención de producir entre los contratantes los efectos jurídicos que le son propios, por lo que
no puede lícitamente aprovecharse de su propia actuación.

23º) Que, el artículo 1683 del Código Civil distingue al que conocía real y efectivamente el vicio
de nulidad en el momento de contratar, o sea, que obró con plena conciencia del defecto de que
adolecía el acto jurídico, del que debía saber la anomalía, esto es, que pueda racionalmente suponerse
o presumirse ese conocimiento en quien reclama la nulidad, derivado de un cúmulo de elementos
que sólo merced a una grave negligencia de su parte no tiene noticia real de la anormalidad que
provoca la nulidad absoluta. Bajo este prisma, es útil dejar en claro que se trata de una prohibición
legal que involucra la presunción de derecho de conocimiento de la ley contenida en el artículo 8º
del Código Civil, que no admite prueba en contrario y que hace operar la sanción que el mencionado
artículo 1683 del mismo cuerpo jurídico establece para el contrato nulo, máxime se repara en
que el impedimento legal se encuentra prefijado desde hace varios años antes del otorgamiento
del contrato de seguro que se objeta y se extiende justamente a las compañías de seguros, cuyo
es el giro de la demandante Compañía de Seguros Generales Cruz del Sur S.A., de modo tal que
parece inconcuso que no cabe aceptar razonablemente el desconocimiento de la prohibición que
pretexta y que imputa al ocultamiento de su contraparte.

24º) Que, en lo atinente a la adhesión de la apelación formalizada por la mutual en el primer
otrosí de su libelo de fojas 1.190 y 1.191, mediante el cual procura una condenación en costas
de la contraria, puesto que, en su concepto, no sólo fue vencida totalmente, sino que también
ha litigado temerariamente con el solo afán de obtener se deje sin efecto una sentencia arbitral
ejecutoriada que le fue adversa, sin ningún otro motivo plausible, por lo que resulta infundada.
Sin embargo, tanto las acciones propuestas por la actora como sus fundamentos, permiten a
esta Corte mantener la liberación de esta carga decidida en primer grado a favor de la compañía
aseguradora.

Por estas consideraciones (…), se declara:

Primero: Que se rechaza el recurso de casación en la forma promovido de fojas 1.128 a 1.182
por la demandante Compañía de Seguros Generales Cruz del Sur S.A. en contra de la sentencia
definitiva de fojas 1.084 a 1.126.

Segundo: Que se rechazan las impugnaciones documentales formuladas de fojas 457 a 459 y 1.213.

Tercero: Que se confirma la misma sentencia apelada de diecisiete de agosto de mil novecientos
noventa y ocho, que se lee de fojas 1.084 a 1.126, sin costas del recurso por haber tenido motivos
plausibles la demandante para alzarse”.

234 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

dido pueden tener derecho a presentar licencias médicas; para que ello ocurra es
necesaria la reincorporación efectiva al trabajo y que con posterioridad se sufra de
una incapacidad laboral que afecte temporalmente la capacidad residual, sea por
una de las patologías por la que hubo declaración de invalidez o por otra distinta.
Por otra parte, se hace presente que en el caso de los trabajadores pensionados por
invalidez que se reincorporan a la vida laboral y que posteriormente presentan
licencias médicas, éstas generarán derecho a pago de subsidio por incapacidad la-
boral en el solo caso de que se registren tres meses de cotizaciones dentro de los seis
meses anteriores a la fecha de inicio de la licencia, efectuadas sobre remuneraciones
devengadas con posterioridad a la obtención de la pensión de invalidez” (Super-
intendencia de Seguridad Social, 26 abril 2006, Dictamen ORD. Nº 19756).
“Para tener derecho a subsidio de incapacidad laboral se requiere, un mínimo
de seis meses de afiliación a un Sistema Previsional y de tres meses de cotizaciones
dentro de los seis meses anteriores a la fecha inicial de la licencia médica corres-
pondiente.  Los requisitos son copulativos y, de acuerdo a la interpretación del
artículo 4° del D.F.L. N° 44, de 1978, del M. del T. y P.S., ha de entenderse que
el requisito de 3 meses de cotizaciones equivale a tener 90 días de cotizaciones,
continuas o discontinuas dentro de los seis meses anteriores al inicio de la licencia,
es decir los citados 90 días deben encontrarse dentro de los 180 días anteriores a
la licencia.  El hecho de no registrarse los  90 días aludidos, amerita el rechazo del
beneficio de subsidio por incapacidad laboral.
Finalmente, se hace presente que esta Superintendencia no tiene facultades
discrecionales para eximir del cumplimiento de requisitos legales, como son los del
artículo 4° citado” (Superintendencia de Seguridad Social, 23 marzo 2007,
Dictamen ORD. Nº 18078).


Pronunciada por la Quinta Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago integrada por los
Ministros señores Jaime Rodríguez Espoz, Raúl Héctor Rocha Pérez y Abogado Integrante señor
Benito Mauriz Aymerich.

Fuente: http://productos.legalpublishing.cl/ ID n° 31862.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 235

jurisprudencia accidentes.indb 235 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

4) Cotizaciones al Seguro
El seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales se fi-
nancia, entre otras cosas, con las cotizaciones: i). General Básica, de cargo del
empleador, y que sería de un costo fijo según la Ley nº19.578, , sea quien sea
el organismo al que se encuentre adscrito el patrón, o se trate de empresas
con autoseguros. Y, ii) la Cotización Adicional Diferenciada, establecida en
función de la actividad y riesgo de la empresa o entidad empleadora, la que
será determinada por el Presidente de la República y que no podrá exceder
de un 3,4% de las remuneraciones imponibles y será de cargo del empleador.
Las Municipalidades deberán pagar por las personas contratadas
bajo las normas del Código del Trabajo, la cotización básica general y la
cotización adicional diferenciada por riesgo efectivo que le corresponda,
por la totalidad de sus trabajadores, incluidos, aquellos contratados en el
Programa de Generación de Empleo, no siendo procedente que se pague
sólo una de ellas por algún personal, por transitorias que sean sus funcio-
nes o cualquier otra causa (Superintendencia de Seguridad Social, 23 febrero
2001, Dictamen ORD. nº 6489).
Cotizaciones que deben efectuar en su cuenta de capitalización indi-
vidual los imponentes de una AFP que se encuentran pensionados por
invalidez conforme a la Ley nº 16.744 (Superintendencia de Seguridad
Social, 9 noviembre 1992, Oficio Circular nº 11.360).
Improcedencia de efectuar aportes de la ley a socios que forman parte
como administradores de la empresa empleadora. Devolución de cotiza-
ciones. “El artículo 3º del Código del Trabajo, contenido en el D.F.L. Nº 1, de
1994, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, prescribe en su letra b) que,
para todos los efectos legales, se entiende por trabajador toda persona natural que
preste servicios personales intelectuales o materiales bajo vínculo de subordinación
o dependencia y en virtud de un contrato de trabajo. A su vez, y conforme lo dis-
pone el artículo 7º del mismo Código, el contrato de trabajo es una convención
por la cual el empleador y el trabajador se obligan recíprocamente, éste a prestar
servicios bajo dependencia y subordinación del primero y aquél a pagar por estos
servicios una remuneración determinada. En estas condiciones, respecto de socios

236 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 236 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

mayoritarios o de aquellos que tengan a su cargo la administración de la sociedad,


es posible sostener que no revisten la condición de trabajadores dependientes en los
términos vistos, puesto que en tal situación no se da el vínculo de subordinación y
dependencia ya mencionado.
Ahora bien, de acuerdo a lo establecido en el artículo 2º de la Ley Nº 16.744,
se encuentran protegidos por el seguro que ella consagra los trabajadores por cuenta
ajena, cualesquiera que sean las labores que ejecuten, sean ellas manuales o inte-
lectuales, o cualquiera que sea la naturaleza de la empresa, institución, servicio o
persona para quien trabajen” (Superintendencia de Seguridad Social, 20 mayo
1994, Dictamen ORD. nº 5577).
Si el tratamiento excede las 104 semanas que cubren las Licencias
Médicas, no da derecho a pago de subsidio, y por ende, tampoco deberán
enterarse cotizaciones”. Una Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez
(COMPIN) ha planteado la situación de las personas que han completado las
104 semanas de goce de subsidio de la Ley Nº 16.744 y, por indicación médica,
deben continuar con tratamiento, sin reintegrarse a su trabajo, más allá de dicho
lapso. En tales circunstancias, esa COMPIN consulta si acaso la licencia que
se extiende en tales condiciones, al no generar pago de subsidio, obliga al pago
de imposiciones.
Sobre el particular, este Organismo debe expresar que, efectivamente, el ar-
tículo 31 de la Ley Nº 16.744, establece que la duración máxima del período de
goce del subsidio que contempla dicho cuerpo legal, es de 52 semanas, pudiendo
prorrogarse por otras 52 semanas, si es necesario para un mejor tratamiento para
atender a la rehabilitación del afectado. Además el artículo 32 de la citada Ley
Nº 16.744, dispone que, durante todo el tiempo que se perciba subsidio, el be-
neficiario se considera como activo en la respectiva institución de previsión social
para todos los efectos legales. De las normas referidas queda en claro, entonces, que
el beneficio de subsidio, en todo caso, no debe pagarse más allá del lapso de 104
semanas, de manera que si por prescripción médica fuere menester extender el tra-
tamiento más allá de dicho término, no procederá el pago de dicha prestación. En
tales circunstancias, al no haber derecho a subsidio por haber expirado el período
máximo de goce que la ley establece, tampoco deberán enterarse cotizaciones, ya que

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 237

jurisprudencia accidentes.indb 237 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

éstas tienen como fundamento en este caso que haya derecho al referido beneficio.
Cabe consignar que el artículo 22 del D.F.L. Nº 44, del 1978 del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social -aplicable al subsidio que establece la citada Ley Nº
16.744- en su tercer inciso parte del supuesto que la entidad que deba pagar las
cotizaciones correspondientes esté pagando el subsidio respectivo. En consecuencia
y con el mérito de las consideraciones que anteceden, esta Superintendencia estima
atendida la consulta planteada por esa Comisión” (Superintendencia de Seguridad
Social, 11 marzo 1998, Dictamen ORD. nº 4560).

a) Cotización Adicional Diferenciada


Es uno de los importes con los cuales se financia el seguro de accidentes
del trabajo y enfermedades profesionales. Esta cotización es en función de la
actividad y riesgo de la empresa o entidad empleadora, la que será determi-
nada por el Presidente de la República. No podrá exceder de un 3,4% de las
remuneraciones imponibles y será de cargo del empleador. Si la empresa o la
empleadora implementa medidas de prevención que rebajen apreciablemente
los riesgos de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, podrán
solicitar que se les reduzca la tasa de Cotización Adicional o que se les exima
si alcanzan un nivel óptimo de seguridad.
Por el contrario, las empresas y sujetos empleadores que no cumplan con
niveles satisfactorios de seguridad y/o higiene o que no implementen las me-
didas de seguridad que el organismo competente les ordene, deberán cancelar
la cotización adicional con un recargo de hasta un 100%, sin perjuicio de las
otras sanciones que le correspondan. Las cotizaciones se calcularán sobre la base
de las mismas remuneraciones o rentas por las que se cotiza para el régimen
de pensiones de la respectiva institución de previsión del afiliado.
a.i) Clasificación de actividades. “Las entidades empleadoras que se cons-
tituyan con posterioridad a la vigencia de la Ley N° 16.744, deberán entregar en
el acto del pago de la primera cotización, una declaración jurada ante Notario
que definirá su actividad, entendiéndose por tal, aquella que constituya su objeto
principal.

238 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 238 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En caso de pluralidad de actividades, éstas se enunciarán según su orden de


importancia, determinado por el número de trabajadores que presten servicios en
cada una de ellas” (Superintendencia de Seguridad Social, 1 octubre 1999,
Dictamen ORD. nº 31.740).
No todas las subactividades correspondientes a una misma División
de Actividades de la Clasificación deben necesariamente quedar afectas
a igual cotización adicional; ello, es sin perjuicio que -sin sobrepasar el
D.S. Nº 110- existan subactividades que puedan asimilarse para este efecto
(Superintendencia de Seguridad Social, 4 febrero 1999, Dictamen ORD. nº
1935).
Un Dentista que además desarrolla una actividad comercial de Agri-
cultor, debe pagar cotización adicional sólo por los trabajadores que
ocupa en sus labores agrícolas y no por la Secretaria que se desempeña
en su consulta profesional, pues, son actividades totalmente distintas o
independientes entre sí (Superintendencia de Seguridad Social, 8 julio 2003,
Dictamen ORD. nº 23.904).
Cotización adicional diferenciada en caso de pluralidad de activida-
des. “Conforme a lo prescrito por el artículo 15, letra b) de la Ley Nº 16.744, el
seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales se financiará, entre
otros recursos, con una cotización adicional diferenciada en función de la activi-
dad y riesgo de la empresa o entidad empleadora. Los montos presuntos de dicha
cotización han sido establecidos en el D.S. Nº 110 citado en la suma y los montos
efectivos se determinan acorde a los procedimientos prescritos por el D.S. Nº 173
igualmente citado. Ahora bien, en el caso que una entidad empleadora o empresa
desarrolle una pluralidad de actividades económicas se ha sostenido que, tal como
lo indica el artículo 4º del D.S. Nº 110 citado en la suma, es el objeto principal
el que debe tenerse en cuenta para la determinación de las cotizaciones de la Ley
Nº 16.744, el que, a su vez, es determinado por el número de trabajadores que
presten servicios en cada actividad. En consecuencia, la tasa de cotización adicional
diferenciada presunta de una entidad empleadora que cumple más [de] un objeto,
deberá establecerse conforme a la mayor actividad que ocupe, en un momento dado,
al mayor número de trabajadores. De esta manera, considerando la información

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 239

jurisprudencia accidentes.indb 239 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

proporcionada por esa Mutual y conforme a lo establecido en el D.S. Nº 110,


de 1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, en la especie resulta que
entre los meses de noviembre a marzo ha debido cotizarse por una tasa presunta
de 1,70%, ya que la actividad principal era la de esquila y en los restantes meses
un 2,55%, al ser la de transporte (locomoción colectiva) el objeto principal de la
empresa de que se trata. Lo anterior, sin perjuicio de la tasa efectiva que pueda
determinarse una vez que existan las estadísticas de riesgos efectivos cumplido que
sea el primer bienio de antigüedad de la entidad empleadora respectiva, así como
el hecho que esta última implante o haya implantado medidas de prevención que
rebajen apreciablemente los riesgos de accidente del trabajo o de enfermedades
profesionales y, por ende, pueda solicitar que se les reduzca la tasa o que se les
exima de ella si alcanza un nivel óptimo de seguridad, siempre que se reúnan los
requisitos respectivos” (Superintendencia de Seguridad Social, 15 diciembre
1994, Dictamen ORD. nº 13.583).
a.ii) Procedimiento para determinar la cotización adicional diferen-
ciada. “De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 15 de la Ley Nº 16.744, toda
empresa, para el financiamiento del Seguro de Accidentes del Trabajo y Enferme-
dades Profesionales, está obligada a pagar dos tipos de cotizaciones: la primera
es la cotización básica general del 0,90% de las remuneraciones imponibles, y la
segunda, una cotización adicional diferenciada que se determina en función de la
actividad y riesgo presunto de la empresa o entidad empleadora. Dada la actividad
de su organización (establecimiento educacional), conforme a lo dispuesto en el D.S.
Nº 110, de 1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, le correspondió
una tasa de cotización adicional por riesgo presunto de 0,0%, la que sumada a la
tasa básica general del 0,90% le determinó pagar una cotización total de 0,90%.
Ahora bien, la referida tasa de cotización adicional por riesgo presunto, que
en el caso de su colegio fue de 0,0%, de acuerdo con lo dispuesto en el inciso
tercero del artículo 16º de la Ley Nº 16.744, debe rebajarse o recargarse en
relación con la magnitud de los riesgos efectivos y las condiciones de seguridad
existentes en la respectiva empresa, sin perjuicio de los demás requisitos que
establecen este artículo y el reglamento. Dicho reglamento, para la aplicación
de las rebajas o recargos de la referida tasa de cotización adicional, fue aprobado
por el D.S. Nº 173, de 1970, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

240 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 240 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Precisado lo anterior, el análisis de su caso se centra en determinar si el recar-


go impuesto a la tasa de cotización adicional de su establecimiento educacional,
se ajusta o no al procedimiento de cálculo establecido en el citado reglamento.
Al respecto, esta Superintendencia ha revisado los antecedentes aportados por la
Asociación Chilena de Seguridad, pudiendo comprobar que el cálculo de la tasa
de cotización adicional diferenciada de la Ley Nº 16.744 se encuentra correcto.
En efecto, la nueva tasa fue determinada atendiendo a lo dispuesto en los artículos
2º al 10º del mencionado D.S., Nº 173, considerando el promedio de las tasas de
riesgo del colegio de que se trata, en los dos años anteriores a la evaluación, y la
circunstancia de que en ese período no registra trabajadores a quienes se les haya
otorgado pensión de la Ley Nº 16.744 por primera vez. Por su parte, la tasa de
riesgo para cada período se calculó dividiendo el total de días de trabajo perdidos
por accidentes del trabajo, dado que no presenta días perdidos por enfermedad
profesional, que produjeron incapacidad temporal en cada período anual, por el
número promedio de trabajadores en los períodos correspondientes, multiplicando
el resultado por 100” (Superintendencia de Seguridad Social, 12 septiembre
1994, Dictamen ORD. nº 7603).
a.iii). Fecha en que empieza a regir. Cuando la nueva cotización se ha
originado por petición de la entidad empleadora, regirá a contar del día
primero del mes siguiente al de la presentación de la solicitud; en cambio,
cuando se ha originado en petición de los Comités Paritarios de Higiene
y Seguridad, del Servicio de Salud o del organismo administrador, rige
desde el mes siguiente al de la notificación de la Resolución que modifica
la cotización. En este sentido se ha resuelto sobre la materia en el Ord. Nº
3754, de 1989, de esta Superintendencia (Superintendencia de Seguridad
Social, 24 marzo 1995, Dictamen ORD. nº 2958).
a.iv.) Determinación y Aplicación.
Aplicación de la tasa de riesgos en caso de enfermedad profesional.
Situación de trabajadores con más de un empleador de igual actividad,
tendrán que imputarse por igual cada empleador. En este caso, se trata de
un docente que se desempeña en dos establecimientos educacionales sub-
vencionados. Señala la Asociación de Seguridad, que la jornada laboral de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 241

jurisprudencia accidentes.indb 241 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la profesora de que se trata, se desarrolla de lunes a viernes, con un horario


que va desde las 8:00 a 12:00 hrs., en un Establecimiento correspondiente al
Instituto de Normalización Previsional y desde las 14:00 a las 18:00 hrs., en
el Establecimiento adherido a ella.
Precisa, asimismo, que la trabajadora ha recibido atención médica completa
en sus servicios de la VIII Región, así como también el pago de subsidios,
según las correspondientes remuneraciones. Agrega que la duda en el caso en
comento surge al momento de imputar los días perdidos por la profesora en
el Colegio adherido a ella, toda vez que el riesgo causante de su enfermedad
profesional está presente en los dos establecimientos en que labora y no sólo
en aquel en cuya afiliación se hizo el diagnóstico de la disfonía funcional que
padece.
“2.- Sobre el particular, es menester tener presente que el artículo 2º del D.S.
Nº 173, de 1970, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, prescribe que las
rebajas o recargos de la cotización adicional que corresponda aplicar a las entidades
empleadoras definidas en el artículo 25 de la Ley Nº 16.744, serán determinadas
de acuerdo con la magnitud de los riesgos efectivos que existan y de los siniestros que
ocurran en ellas; para lo cual se tendrán siempre en consideración el número de días
de trabajo perdidos, sujetos a pago de subsidios, debidos a accidentes del trabajo
o enfermedades profesionales. En la especie y tal como lo ha señalado esa Asocia-
ción, la referida profesional se desempeña como profesora en dos establecimientos
educacionales, cumpliendo igual jornada de horas de trabajo en cada uno de ellos.
Ahora bien, la enfermedad profesional que le fuera diagnosticada ha impedido
que la afectada preste servicios en los dos Centros Educacionales mencionados, lo
que implicaría que en ambos ha debido presentar licencias médicas con el objeto
de justificar su ausencia laboral y poder percibir los correspondientes subsidios por
incapacidad laboral.
Lo antes expuesto, implica que los días perdidos por la trabajadora a con-
secuencia de la enfermedad de origen profesional de que padece, ha incidido en
forma igualitaria en ambos Centro Educacionales para los cuales presta servicios,
debiendo, por lo tanto, imputarse el total de días perdidos en cada uno de
los establecimientos.

242 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 242 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

A modo de ejemplo, sí la trabajadora se debió ausentar por la o las licencias


médicas extendidas por un total de 25 días, los mismos deben imputarse en su
totalidad a la tasa de riesgos de los dos Establecimientos educacionales” (Super-
intendencia de Seguridad Social, 2 febrero 1999, Dictamen ORD. nº 1674).
En la determinación de la tasa de riesgo no procede incluir días de
trabajo perdidos de trabajador cesante y sin derecho a subsidios. (Super-
intendencia de Seguridad Social, 24 marzo 1995, Dictamen ORD. nº 2958).
Para aplicar rebajas o recargos de cotización adicional se debe consi-
derar número de días perdidos sujetos al pago de subsidio por accidentes
del trabajo o enfermedades profesionales. (Superintendencia de Seguridad
Social, 17 febrero 1998, Dictamen ORD. nº 3039).
Subsidio por incapacidad laboral de trabajadores “part-time”, debe
pagarse por la totalidad de días indicados en licencia médica y compu-
tarse en la determinación de la cotización adicional. (Superintendencia de
Seguridad Social, 11 agosto 1998, Dictamen ORD. nº 15.759).
Los trabajadores temporales del sector agrícola están protegidos por
la Ley Nº 16.744. Y la Tasa de cotización adicional diferenciada de 2,38%
se ajusta a derecho. Una empresa reclamó en contra de una resolución de
la Mutualidad, que le fijó su tasa de cotización adicional diferenciada, en un
2,38 %, para el período comprendido entre el 1° de enero de 2006 y el 31 de
diciembre de 2007. Señalando que, para la determinación de dicha cotización
tuvo incidencia el accidente que sufrió un trabajador temporero, quien sólo
habría trabajado 10 días en el período de 3 años (2002-2005). Requerida al
efecto la citada Mutualidad, acompañó todos los antecedentes que se tomaron
en consideración para el cálculo de la tasa de siniestralidad total de esa empre-
sa, e hizo presente que, correspondía aplicar una tasa de cotización adicional
diferenciada de 2,38 % , toda vez que en el cálculo tuvo relevancia el accidente
sufrido por dicho trabajador quien fue tratado con cargo a la Ley N° 16.744.
“Sobre el particular, cabe señalar que los trabajadores temporales del sector
agrícola no están marginados de la protección que otorga la Ley Nº 16.744 sobre
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 243

jurisprudencia accidentes.indb 243 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En efecto, el referido seguro cubre a todos los trabajadores del sector privado
y opera sobre la base de un sistema de reparto financiado con cotizaciones de los
empleadores, quienes deben cotizar en una misma entidad por todos sus traba-
jadores contratados sin distingo de ninguna especie. La incorporación al seguro
de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales además, es inmediata pues
opera con la sola suscripción del contrato de trabajo y protege a la persona ante
cualquier contingencia derivada del desempeño de sus funciones desde el primer
día. En consecuencia, por escaso que sea el tiempo con cotizaciones, el trabajador
temporero se encuentra cubierto por el referido Seguro. Por otra parte, cabe hacer
presente que el Departamento Médico de esta Superintendencia estudió los antece-
dentes del caso, concluyendo que el trabajador persistía incapacitado hasta la fecha
del alta definitiva, esto es, hasta el 27 de mayo de 2005 y que el número de días
perdidos es correcto, ya que estuvieron adecuadamente respaldados por la evolución
clínica del cuadro. Consecuente con lo anterior, se revisó el cálculo de la tasa de
cotización adicional realizado por la Mutualidad, constatando que se encuentra
correcto, toda vez que la tasa de siniestralidad de esa empresa es de 266, la que
según la tabla del D.S. N° 34, de 2001, le corresponde una tasa de cotización
adicional de 2,38 %, la que sumada a la cotización básica y extraordinaria da
un total de 3,33 %.
En atención a lo anterior, la Resolución N° 97784, de 25 de noviembre de
2005, de la Mutualidad, se ajusta a derecho. En consecuencia, esta Superintenden-
cia declara que rechaza su reclamación y confirma el alza de cotización adicional
diferenciada aplicada por la citada Mutualidad” (Superintendencia de Seguridad
Social, 24 agosto 2006, Dictamen ORD. nº 4560).
Accidentes sufridos por estudiantes que ejecutan trabajos que signifi-
quen fuente de ingresos para el plantel educacional respectivo, no significa
que deban agregarse a la determinación de la cotización agregada. Una cor-
poración Municipal solicitó pronunciamiento respecto de si deben considerarse
para los efectos del cálculo de la tasa de riesgo del D.S. Nº 173, de 1970, a los
estudiantes de establecimientos educacionales estatales o reconocidos por el
Estado que deben ejecutar, de acuerdo con el Programa de Enseñanza aprobado
por el Ministerio de Educación, labores técnicas, agrícolas y/o industriales que

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jurisprudencia accidentes.indb 244 31-08-2011 17:43:07


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

significan una fuente de ingreso para el respectivo plantel educacional, y que,


por tanto, están sujetos al seguro social de la Ley Nº 16.744.
Requerido informe, el Instituto de Seguridad del Trabajo ha manifestado
que no corresponde que los días perdidos por dichos estudiantes sean consi-
derados para la determinación de las alzas, rebajas y exenciones que establece
el D.S. Nº 173.
“Al efecto, se indicó que el artículo 2º de dicho reglamento señala que las re-
bajas y recargos de la cotización adicional diferenciada que corresponde aplicar a
las entidades empleadoras definidas en el artículo 25 de la Ley Nº 16.744, serán
determinadas de acuerdo a la magnitud de los riesgos efectivos que existan y de los
siniestros que ocurran en ellas.
Asimismo, conforme al antes mencionado artículo 25 se entiende por “entidad
empleadora” a toda empresa, institución, servicio o persona que proporciona tra-
bajo; calidad que los planteles educacionales no tienen respecto de sus educandos,
aún cuando estos últimos deban ejecutar, conforme a los programas de enseñanza,
labores que signifiquen una fuente de ingreso para el establecimiento respectivo.
Por otra parte, se señaló que, de acuerdo a los artículos 8º y 9º del D.S. Nº
102, de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social -que reglamenta la
incorporación de los estudiantes al seguro social de la Ley Nº 16.744-, los educandos
que sufran accidentes del trabajo y enfermedades profesionales tendrán derecho a
todos los beneficios respectivos, excepto subsidios por incapacidad laboral. Tal cir-
cunstancia, impide considerar tales siniestros en el procedimiento de alza, rebaja y
exención de la cotización adicional diferenciada, en cuanto sólo deben considerarse
el número de días de trabajo perdido, sujetos a pago de subsidios por incapacidad
laboral, tal como lo prescribe el artículo 2º del D.S. Nº 173 citado en la suma.
3. En consecuencia, esta Superintendencia aprueba lo informado por el
Instituto de Seguridad del Trabajo, en cuanto conforme a la normativa legal y
reglamentaria analizada no resulta posible considerar a los estudiantes en la de-
terminación de la cotización adicional diferenciada de esa Corporación ocurrente”
(Superintendencia de Seguridad Social, 26 agosto 1996, Dictamen ORD. nº
10.665).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 245

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Los Servicios Públicos y Municipalidades están obligados a pagar


cotización adicional diferenciada a partir de la vigencia de ley 19.345 del
año 1995 (Superintendencia de Seguridad Social, 14 mayo 1996, Dictamen
ORD. nº 5839).
Adhesión regional de empleadores del sector público a mutualidades.
Aplicación de la cotización adicional diferenciada por regiones.. El Instituto
de Seguridad del Trabajo consultó a la Superintendencia, respecto a la adhesión
regional a esas Entidades Mutuales de los empleadores del sector público, que
permite el artículo 3º de la Ley Nº 19.345, en relación con la fijación de la
cotización adicional diferenciada. Señala esa Institución que, conforme a lo
anterior, debe entenderse que los empleadores mencionados están facultados
para adherirse por cada Región a distintas Mutualidades y, por lo tanto, estima
en relación a este sector que, para determinar la mencionada cotización, se
debe entender por “entidad empleadora”, a “aquella parte del sector público
que se encuentra adherida a la respectiva Mutualidad”. “2. Sobre el particular,
este Organismo debe expresar que el artículo 3º, inciso cuarto, de la Ley Nº 19.345
autoriza para que la adhesión a las Mutualidades de Empleadores de que se trata
sea por Regiones, debiendo en todo caso hacerse por el total de sus trabajadores
de la respectiva Región.Conforme a lo anterior, al establecerse la correspondiente
cotización adicional diferenciada, deberá tenerse en cuenta a los trabajadores de
la entidad empleadora correspondiente a la respectiva región, por los cuales se
encuentra adherida a una determinada Mutualidad, prescindiendo de aquellos
de otras regiones por los cuales esa entidad esté adherida a otra Entidad Mutual.
Abundando en el tema, es necesario hacer presente que así como se autoriza la
adhesión a Mutuales a un nivel regional, también se ha de permitir la renuncia
a ese mismo nivel a tales Organismos, lo cual deja en evidencia que el legislador
también permite que los trabajadores de un mismo empleador del sector público
se encuentren afiliados a Mutualidades distintas, porque su empleador ha optado
por adherirse, Regionalmente, a distintos de estos Organismos. Lo anterior, lleva
necesariamente a concluir, a su vez, que en estos casos la fijación de la cotización
adicional diferenciada debe efectuarse separadamente por los trabajadores
que tenga el respectivo empleador en cada Región. De esta manera, además, se
evita que al haber renuncia en una determinada Región, se afecte la cotización de

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jurisprudencia accidentes.indb 246 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la o las Regiones por las cuales se decida mantener la adhesión” (Superintendencia


de Seguridad Social, 30 agosto 1996, Dictamen ORD. nº 11.030).
Recargo de cotización adicional diferenciada a Municipio. En el caso
de instituciones que se encuentran incorporadas al seguro social desde
antes de marzo de 1995, la evaluación de la magnitud de los riesgos labo-
rales que presentan, que origina la tasa de riesgo, debe practicarse a partir
del bienio anterior al de dicha evaluación (Superintendencia de Seguridad
Social, 19 junio 1998, Dictamen ORD. nº 11.714).

Iii. De los organismos administradores de la ley nº 16.744

1) De las Mutualidades
Hacia los años 1950, se crearon las Mutualidades de empleadores con el
objetivo de prevenir los riesgos laborales y disminuir las tasas de accidentes
existentes a la época. Insistimos en que, a la fecha de dictación de la Ley
n°16.744 se oficializa el trabajo de las dos mutuales existentes en ese entonces:
la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), creada por iniciativa de la Sofofa
y Asimet en junio de 1958, y el Instituto de Seguridad del Trabajo (IST) creado
en octubre de 1958 por empresarios y Asiva. Y en el año 1963 y por iniciativa
de los empresarios agrupados en la Cámara Chilena de la Construcción, se crea
la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción.
Las otras instituciones que han participado en la administración del seguro
eran organismos estatales: el Instituto de Normalización Previsional (INP) y
el Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS).
William Thayer Arteaga indica que, a la fecha en que empezó a discutirse
la Ley 16.744 (1965), la experiencia en materia de organismos mutuales que
administraran el riesgo que la nueva ley buscaba regular era favorable, pero
limitada. “La opción por el sistema de mutuales como órganos administra-
dores de la seguridad social era -para utilizar una expresión que se usó en el

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 247

jurisprudencia accidentes.indb 247 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

debate- una especie de de salto al vacío. La administración estatal del seguro


por la Caja de Accidentes del Trabajo, había sido tan ineficiente en cuanto a
prevención de riesgos y rehabilitación como la administración privada de las
compañías de seguros. El autoseguro de las grandes empresas mostraba sin
duda avances, pero no era solidario ni podía servir para evaluar el sistema por
sus condiciones absolutamente excepcionales. En cambio, la experiencia de
las mutuales era interesante, pero poco significativa”120 .
Y como corolario de su análisis, el autor destaca como el mayor logro de
las Mutualidades, “el haber conseguido una reducción espectacular de la tasa
de accidentabilidad [con una reinserción del 99.7% del total de accidentados y
68% de lisiados]”, “una apreciable rebaja en los gastos de administración y una
extensión sobre sus beneficios a la inmensa mayoría sobre los 2/3 de los traba-
jadores dependientes afectos a la ley 16.744. El conjunto de estos datos, más
que cada uno de ellos, permite evaluar el desarrollo y la acción de las mutuales
quizás como el efecto más trascendental e indiscutido de la legislación [16.744].
Curiosamente, en 1968 se miraban casi como la majadería de un pequeño grupo
y estuvieron a punto de perderse por una pura cuestión ideológica”121.
Y en cuanto a su naturaleza jurídica, Verdugo Ernst ha escrito: “son corpo-
raciones de derecho privado que tienen por finalidad administrar sin fines de
lucro, el seguro social de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales

120
De la historia de la Ley, Thayer Arteaga, ha resumido como citas más representativas: “El Mensaje
del Gobierno expresaba que el proyecto rechaza la idea de unificación de todos los órganos de
administración de la seguridad social, como muchos lo pretendieron a poco de conocerse el Informe
Beveridge, sino que defiende la unidad del sistema dentro de la multiplicidad de organismos de
administración […]. En tal sentido, se hace notrar que las Mutuales sin fines de lucro, como órganos de
administración de este seguro han demostrado extraordinaria eficiencia no sólo en Chile, sino también
en otros países del mundo (Alemania, Dinamarca, etc.). En efecto, en Chile estos organismos han
logrado rebajar en un 30% a un 40% los índices de frecuencia en los accidentes con la consiguiente
economía de costos, el beneficio para la economía nacional por la menor pérdida de horas de trabajo,
y con el inapreciable para los trabajadores de no estar expuestos a estos accidentes que les pueden ser
de tan funestas consecuencias. Existe también otra razón, particularmente importante, que no puede
dejar de invocarse para justificar la mantención de estos organismos, y ella es que estas mutualidades
podrían transformase en el futuro en administradoras de otras formas de seguros sociales”.

Ob. Cit., pág. 55.
121
Ibid., pág. 57.

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jurisprudencia accidentes.indb 248 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de acuerdo con la disposición de la ley citada y sus reglamentos, y que han


sido autorizadas para tal objeto”122.
Para convertirse en Mutualidad, la Ley define que el Presidente de la
República puede autorizar la existencia de estas Instituciones, otorgándoles
la correspondiente personalidad jurídica, cuando cumplan con las siguientes
condiciones: a) Que sus miembros ocupen, en conjunto, 20.000 trabajadores,
a lo menos, en faenas permanentes; b) Que dispongan de servicios médicos
adecuados propios o en común con otra mutualidad, los que deben incluir
servicios especializados, incluso en rehabilitación; c) Que realicen actividades
permanentes de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesio-
nales; d) Que no sean administradas directa ni indirectamente por instituciones
con fines de lucro; y e) Que sus miembros sean solidariamente responsables
de las obligaciones contraídas por ellas123.
Formalidades y plazo para renunciar a las mutualidades de emplea-
dores. Las resoluciones que imponen rebajas, exenciones o recargos de
cotización adicional diferenciada deben entenderse notificadas a contar
de la fecha de recepción de la carta certificada por parte de la entidad em-
pleadora, siendo éste el único medio idóneo para estos efectos, tal como
puede desprenderse de lo prescrito por los artículos 77, inciso final, de la
Ley nº 16.744, 81 del D.S. nº 101 y 20 del D.S. nº 173”. (Superintendencia
de Seguridad Social, 17 marzo 1995, Dictamen nº 2756).

122
Pese a que cuentan con facultades de supervigilancia y fiscalización en materia de higiene y seguridad
de los lugares de trabajo pudiendo prescribir las medidas que correspondan, la autora les pide un
mayor protagonismo en la materia, debido a las limitaciones de los Servicios de Salud, en virtud
del principio de la subsidiariedad.

“Cuentan, además, con la facultad de requerir a los Servicios de Salud para que se apliquen sanciones
a aquellas empresas adherentes que no cumplan sus prescripciones y de aplicar directamente un
recargo en la cotización adicional diferenciada. En efecto, las empresas o entidades que no ofrezcan
condiciones satisfactorias de higiene y seguridad, o no implanten las medidas de seguridad que
el organismo competente las ordene, deben pagar una cotización adicional que varía […] sin
perjuicio de las demás sanciones que correspondan. La materia está regulada por D.S. nº 173, de
1970, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social”. Ibíd., pág. 76.
123
Sobre el particular, ver Ob. Cit., págs. 76 y 77.

Véase, Ibíd., págs. 76 y 77.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 249

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Procede tener por válida afiliación a mutualidad de empleadores, de


empresa que pagó por más de siete años las cotizaciones correspondientes.
No procede desafiliación. “La sola circunstancia de haber pagado esa Empresa
las cotizaciones de la Ley Nº 16.744 durante todo este período, importa una rati-
ficación a lo actuado por la trabajadora en 1986, aun cuando se aceptara que no
tenía poder suficiente para ello, lo que en todo caso no se encuentra acreditado. En
consecuencia, el vínculo entre esa Empresa y la Asociación Chilena de Seguridad es
perfectamente válido. En lo que respecta al trámite de desafiliación de la Mutuali-
dad, es necesario señalar que, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 28 del
D.S. Nº 173, de 1970, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, las empresas
o entidades a las que les hayan sido aplicados recargos que aumenten su cotización
adicional a valores mayores que los que les correspondería de acuerdo con el De-
creto Supremo Nº 110, de 1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, no
podrán cambiar su afiliación a otro organismo administrador mientras subsistan
las causas que originaron dicho recargo. En la especie, esa Empresa tiene recargada
su cotización adicional al máximo legal, por lo que no procede su desafiliación
mientras subsistan las causas que originaron dicho recargo” (Superintendencia
de Seguridad Social, 28 febrero 1994, Dictamen nº 2427).
Procede que funcionarios municipales se afilien a una mutualidad de
empleadores (Superintendencia de Seguridad Social, 1 junio 1995, Dictamen
nº 6035).
Requisitos para ser designado director de una Mutualidad de Em-
pleadores en representación de los trabajadores, son los de cumplir con
los requisitos para ser dirigente sindical, pertenecer por más de un año a
alguna empresa adherente de la Mutual y haber formado parte, por igual
período, de algún comité Paritario de Higiene y Seguridad.
Al respecto, un particular, desea se le precise si existe algún requisito
adicional que los mencionados, como ser, “obligatoriamente, tener el cargo
de representante de algún Comité Paritario, para poder postular”.“Sobre el
particular, este Organismo debe expresar que los requisitos para que un trabajador
sea designado en el cargo de que se trata, son los que señala y están expresamente
enumerados en el artículo 14 del D.S. Nº 285, de 1969, del Ministerio del Tra-

250 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

bajo y Previsión Social, que aprobó el Estatuto Orgánico de las Mutualidades de


Empleadores. Entiende esta Entidad que la duda que el interesado plantea está
dirigida a determinar si es menester que la calidad de miembro de algún Comité
Paritario de Higiene y Seguridad sea Actual. Al efecto, debe señalarse que el tenor
de la norma antes transcrita permite inferir que el requisito en cuestión puede
cumplirse habiendo tenido la aludida condición con anterioridad. En consecuencia
y con el mérito de las consideraciones que anteceden, esta Superintendencia estima
atendida su presentación” (Superintendencia de Seguridad Social, 4 septiembre
1998, Dictamen nº 17.854).
Cambio de Mutualidad de la empresa. “El cambio de mutualidad de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que pueda efectuar la empre-
sa […] S.A., Aglomerados de Hormigón, no perjudicaría el bono de seguridad
pactado en contrato colectivo suscrito con su Sindicato. […] Son los empleadores
o las empresas las que se adhieren a una mutualidad de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, por lo que no se exige legalmente consulta previa a los
trabajadores como requisito para un cambio en dicha adhesión. (Dirección del
Trabajo, 26 enero 2000, Dictamen ORD nº 4349/248).
En cuanto a sus obligaciones de los artículos 184 y 477 del Código
del Trabajo conforme a la Ley nº 20.123 (Superintendencia de Seguridad
Social, 12 enero 2007, Circular nº 2.346).
Organismo Administrador de la Ley nº16.744 obligado al pago de
los subsidios por incapacidad laboral y prestaciones médicas derivadas de
secuelas de accidentes del trabajo
En este caso, la Asociación Chilena de Seguridad pidió a la Superinten-
dencia que reconsidere instrucción dada por el Ord. Nº 4.839, en el sentido de
que le corresponderá pagar los subsidios de incapacidad laboral y prestaciones
médicas un trabajador accidentado en el año 1987.
Siendo el criterio de la Superintendencia que, dice, “el organismo admi-
nistrador de la Ley nº16.744 al cual estaba afiliado el trabajador cuando ocurrió
el accidente del trabajo respectivo, quien debe pagar los subsidios por incapacidad
laboral y otorgar las prestaciones médicas correspondientes que se requieran para

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 251

jurisprudencia accidentes.indb 251 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

dar cobertura a las secuelas derivadas del siniestro, ya que debe considerarse como
un solo todo la incapacidad originada por un infortunio laboral, no siendo posible
fraccionar las secuelas que presenten.
Ahora bien, en la especie en cuanto al sr. […] a la fecha en que sufrió el acci-
dente se encontraba afiliado, para los efectos del seguro contra riesgos laborales al
ex Servicio de Seguro Social [actual INP] habiendo recibido la atención médica en
ese servicio de salud, corresponde que éste le proporcione las prestaciones médicas y
subsidios por incapacidad laboral derivados de las secuelas que actualmente exhibe
como consecuencia del accidente del trabajo que sufrió el año 1987, conforme a lo
prescrito por los artículos 29 y 31 de la Ley nº 16.744 y a lo sustentado por esta
Superintendencia en situaciones similares.
3.-En consecuencia, este Organismo acoge la solicitud de reconsideración
formulada por la Asociación Chilena de Seguridad y dispone que este Servicio de
Salud debe asumir las prestaciones de origen médico y los subsidios por incapacidad
laboral reclamados por don […], así como practicar a este último una revisión de
la incapacidad de ganancia que actualmente presenta, previa citación del o los
organismos administradores de la Ley nº16.744 a que haya estado afiliado, dando
cuenta de lo obrado” (Superintendencia de Seguridad Social, 8 octubre 1992,
Dictamen ORD nº 10.105. Revista Laboral Chilena, enero 1993 (1), pág. 17).
No es competencia de la Dirección del Trabajo pronunciarse acerca de un
accidente producido en la hora de colación no registrada, pues, le corresponde
a los organismos administradores de la Ley. “Si bien la legislación laboral no
exige del trabajador registro de la hora de salida y de regreso de colación, no existe
impedimento jurídico para que así se establezca, materia propia del reglamento
interno de orden, higiene y seguridad de la empresa, y […] La Dirección del
Trabajo carece de competencia legal para pronunciarse si un accidente ocurrido
con motivo de la colación de un trabajador que no registró su hora de salida para
este fin constituye o no accidente del trabajo, o podría configurarse abandono de
trabajo, materias que corresponde conocer a los organismos administradores del
seguro de accidente del trabajo y enfermedades profesionales de la ley 16.744, y a
los tribunales de justicia, respectivamente, sin perjuicio de lo demás expresado en

252 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 252 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el presente dictamen. (Dirección del Trabajo, 27 marzo 2003, Dictamen ORD


nº 1006/51).
Estipulación en Favor de Otro por Contrato entre Empleador y Ad-
ministradora de Seguro de Accidentes del Trabajo.
“La demandada ha reconocido, la existencia de un contrato entre ella y la
empleadora del actor, que originó la atención hospitalaria de éste. Así, se configura
a favor del paciente una estipulación a favor de otro, en los términos del artículo
1449 del Código Civil. Contrato en que si bien el beneficiario, no es parte del
mismo, la acción para demandar lo estipulado le corresponde únicamente a él,
no la tiene el estipulante, y así lo consigna en forma expresa el artículo 1449. En
la especie, ante la aceptación del beneficiario, es útil acotar que ella puede ser ex-
presa o tácita, por lo que necesariamente debe concluirse que habría tenido lugar,
en la situación que se analiza, al internarse el trabajador para su curación en el
hospital de la demandada. Por otra parte, el derecho proveniente del contrato se
incorpora en el patrimonio del beneficiario desde la celebración del acto o contrato,
de donde resulta que la aceptación no cumple el rol de incorporar derecho alguno
al patrimonio del beneficiario, importando únicamente el límite que tienen las
partes contratantes para resciliar el contrato. […]
La principal y más importante diferencia entre la responsabilidad contractual
y la extracontractual, es la referida al peso de la prueba. Tratándose de esta última,
es la víctima que reclama la correspondiente indemnización quien debe probar
el hecho doloso o culpable que imputa al demandado, salvo que la ley presuma la
culpabilidad de éste, pero, tratándose de la primera, el acreedor solamente debe
probar la existencia de la obligación, no necesita acreditar que su incumplimiento
proviene de culpa del deudor, ésta queda demostrada por el simple hecho de ese
incumplimiento. Es el deudor que pretende liberarse de responsabilidad quien
deberá probar que el incumplimiento de la obligación no le es imputable, sea
acreditando el caso fortuito o la fuerza mayor que hizo imposible su ejecución,
o que empleó en ella la debida diligencia o cuidado. Establecido lo anterior y si
bien uno de los aspectos más discutidos en nuestro derecho en materia de responsa-
bilidad civil es el relativo a la procedencia de la indemnización civil por el daño
moral derivado de un contrato, hoy en día, se encuentra asentado el principio de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 253

jurisprudencia accidentes.indb 253 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la plena resarcibilidad del daño no patrimonial producido por el incumplimiento


de una obligación contractual. Se señala que el artículo 1556, al no referirse sobre
la procedencia del daño moral, no permite excluirlo sin más. La procedencia de
la reparación del daño moral derivado de contrato, es un imperativo de la simple
lógica y de toda equidad, al no existir fundamentos que autoricen a introducir
una distinción tan radical en el seno de la responsabilidad civil, para considerarlo
únicamente procedente en materia de responsabilidad extracontractual. [Corte de
Concepción, 20 mayo 2002, Rol n° 951-2001].
La pretensión de haberse infringido las normas probatorias por haberse des-
estimado la historia clínica, debe ser rechazada por cuanto la sentencia recurrida
no ignora el valor de esta prueba en este juicio, sino que no le atribuye mérito
para dar por establecido un hecho, denuncia que de ser efectiva configuraría la
causal de casación en la forma del artículo 768 nº 5 del Código de Procedimiento
Civil en relación con el nº 4 del artículo 170 del mismo código, esto es, falta de
consideraciones de hecho y de derecho, en este caso, de omisión de razonamientos
de una prueba que se estima decisiva” (Corte Suprema, 12 julio 2003, Casación
en el fondo “Carrillo Fierro con Mutual de Seguridad de Concepción” Rol n°
2174-2002)124.

124
Ante el Primer Juzgado Civil de Concepción, autos rol Nº 4.827 1998, en juicio ordinario de
indemnización de perjuicios, se demandó en procedimiento ordinario a la Mutual de Seguridad de
Concepción, debido a que, con fecha 31 de marzo de 1998, el actor sufrió un accidente laboral al
ser atrapado por una grúa portal, produciéndole una astricción de ambos pies, siendo ingresado al
Hospital de la Mutual de Seguridad de Concepción, en donde se decide desarticular el dedo menor
de su pie izquierdo, y curar los demás dedos de dicho pie y las heridas del otro, siendo, durante
veinte días, tratado médicamente en la recuperación de sus lesiones sin que se desencadenaran
consecuencias anexas o derivadas del accidente. Agregan, que el paciente había sido afectado por
la bacteria Streptococus, la cual estaba matando rápidamente los tejidos del paciente, haciéndoles
ver que en junta médica se tomó la determinación extrema de desarticular la pierna izquierda de
Carrillo Fierro, pues, en caso contrario, perdería la vida en tan solo horas; ante ello la cónyuge,
paciente y hermano adoptaron la decisión propuesta, procediéndose a la desarticulación de la pierna
izquierda completa, desde la cadera hacia abajo, cuestión que no era necesariamente lo convenido o
comunicado; que la intervención se llevó a efecto el 24 de abril de 1998, informándoseles, una vez
terminada, que sólo por milagro se podría salvar el paciente, por cuanto a esa altura se presentaba
una atrofia multifuncional comprometiendo seriamente riñones, hígado y pulmones, constatándose
una coagulación intramuscular que dejaba sin irrigación sanguínea a gran parte del cuerpo del
paciente; y que el 26 de abril de 1998 se inicia la recuperación del cuadro infeccioso. Señalan,
que no les cabe duda que la infección fue contraída dentro de la Mutual durante las atenciones

254 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 254 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Responsabilidad contractual de una Mutual por las lesiones oca-

y limpiados quirúrgicos, es decir, entre el 31 de marzo y el 21 de abril de 1998. Sostienen, que


los hechos expuestos evidencian una conducta no ajustada a derecho respecto de una institución
privada de salud que tiene la obligación de tomar las medidas preventivas no sólo para curar a los
pacientes que se internan para su recuperación, sino también para evitar riesgos de infecciones que
son de común ocurrencia, por lo que la demandada es responsable de los perjuicios ocasionados
en la integridad física y síquica del actor, responsabilidad que proviene de un vínculo jurídico
innominado entre paciente y hospital, que generó obligaciones para la demandada, que ésta no
cumplió debidamente. En subsidio, y en el evento que se estime inexistente el vínculo jurídico
entre paciente y demandada, se invoca como fundamento del deber de indemnizar las reglas de la
responsabilidad extracontractual. Terminan pidiendo se indemnicen los daños morales sufridos
por don Juan Carlos Carrillo Fierro, quien perdió su extremidad inferior izquierda, estuvo a punto
de perder la vida y ha sufrido innegables dolores físicos y sicológicos durante el tiempo que dura
su recuperación, viendo agredida su integridad física e imagen personal, daño que estiman en una
suma no inferior a $ 80.000.000, o la suma mayor o menor que se estime conforme al mérito del
proceso. Por lo expuesto y disposiciones legales que citan, pidieron tener por presentada demanda
de indemnización de perjuicios en contra de la Mutual de Seguridad de Concepción, solicitando
se acoja la acción de perjuicios, sea como consecuencia de la infracción de un vínculo contractual
o, en subsidio, sea como autora de un hecho ilícito civil conforme a las reglas de la responsabilidad
extracontractual, y se le condene a pagar a título de daño moral la suma de $ 80.000.000, a favor
de Juan Carlos Carrillo Fierro, o la suma mayor o menor que se estime conforme al mérito del
proceso, con reajustes, intereses y costas.

La demandada en su contestación, solicitó su rechazo en todas sus partes, con costas, señalando
que la infección sufrida por el demandante no es de aquellas enfermedades o infecciones calificadas
como intrahospitalarias, siendo contraída por el debilitamiento de su sistema inmunitario a
consecuencia del grave accidente sufrido, con heridas en la extremidad afectada expuestas al
medio ambiente y en lugar que la asepsia era inexistente. Agrega, que el germen causante de la
falla orgánica múltiple del demandante es el estreptococo beta hemolítico grupo A, organismo
presente en el medio ambiente que tiene un período de colonización muy alto y que se disemina
rápidamente, destruyendo los tejidos del organismo humano en forma inmediata, produciendo su
necrotización total. Sostiene que las intervenciones a que fue sometido el actor se efectuaron con
la pericia, diligencia y oportunidad suficientes como para salvarle la vida y permitirle rehabilitarse
mediante la pertinente cirugía plástica y el uso de prótesis adecuadas; que el establecimiento
hospitalario cumple estrictamente con todas las normas de control bacteriológico establecidas por
el Ministerio de Salud; y que no tiene ninguna responsabilidad contractual o extracontractual o
de cualquier otra especie, y tampoco existen conductas culpables ni negligentes.

Por sentencia de 5 de enero de 2001, el Juez Titular de dicho tribunal, acogió con costas la
demanda, ordenando el pago al actor por parte de la demandada de la suma de $ 15.000.000,
(quince millones de pesos), por concepto de indemnización de perjuicios por daño moral, más los
reajustes conforme a la variación que experimente el Índice de Precios al Consumidor entre la fecha
de esa sentencia y la de pago efectivo, más los intereses corrientes para operaciones reajustables
entre la fecha en que esta sentencia quede ejecutoriada y la época del pago efectivo.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 255

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sionadas a un trabajador a raíz de una intervención a que fue sometido


tras haberse accidentado mientras conducía un camión. “Que, establecida
la inexistencia de infracción de leyes reguladoras de la prueba, resulta que las
transgresiones que el recurrente estima se han cometido por los jueces del fondo
persiguen desvirtuar -mediante el establecimiento de nuevos hechos- los supuestos
fácticos fundamentales asentados por aquéllos, éstos son: a) la lesión sufrida por el
actor producto del accidente de trabajo consistente en una rotura de los tendones
extensores de ortejos a nivel del tercio distal de la pierna derecha; b) que todo el
tratamiento médico que recibió el demandante, incluida la intervención quirúrgica,
debió ser prestado en tiempo y forma por la entidad de Seguridad Social, lo que
no aconteció, ocasionándole un detrimento físico; c) la existencia de una relación
contractual que vincula a las partes y d) el daño moral irrogado el actor como
consecuencia de no habérsele brindado adecuadamente la operación y tratamiento
médico requerido que asciende a $30.000.000” (Corte Suprema, 3 mayo 2011,
Casación en el fondo “Cox Betancourt con Mutual de Seguridad C.CH.C.”, Rol
n° 2908-2011)125.


Impugnada esta resolución por las partes demandante y demandada por medio de la interposición
de recursos de apelación, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Concepción, el 20 de
mayo de 2002, confirmó el fallo de primer grado, con declaración que se aumenta a $ 50.000.000
(cincuenta millones de pesos) la suma que la demandada deberá pagar al actor, por concepto de
indemnización por daño moral, con los reajustes e intereses que indica el fallo de primer grado.

En contra de la sentencia de segunda instancia, la demandada dedujo los recursos de casación en
la forma y en el fondo. El primero fue declarado inadmisible y se trajeron los autos en relación
para conocer del recurso de casación en el fondo.
125
Ante el 1º Juzgado Civil de Puerto Montt (Rol 1373-2004), en procedimiento ordinario de
indemnización de perjuicios, la demandada Mutual de Seguridad C.CH.C. recurre de casación
en el fondo en contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la Corte de Apelaciones de
Puerto Montt que - en lo pertinente al arbitrio en estudio - confirmó la sentencia de primer grado
que hizo lugar a la demanda y condenó la demandada a pagar al actor la suma de $22.250.000,
correspondientes a $2.250.000 por daño emergente y $20.000.000 por daño moral, con declaración
que el monto que la demandada debe solucionar por este último concepto asciende a $30.000.000,
cantidad que se debe ser enterada debidamente reajustada en la forma que indica.

“2°.- Que, la actora solicitó, en resumen, que se condenara a la contraria por su responsabilidad
contractual a pagar a su parte una indemnización compensatoria de $ 124.200.000, más reajuste
de intereses y costas. Explica que la demandada debe responder por el daño emergente irrogado
toda vez que el actor tuvo que contratar los servicios particulares que una profesional médico,
ajena a la Mutual de Seguridad, para que lo operara, lo que sucedió más de 16 meses después de

256 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Iv. De la evaluación de incapacidad


Uno de los aspectos a considerar en este acápite es la “Pensión de Invali-
dez”, el cual sería uno de los beneficios que concede el sistema previsional a
sus afiliados, para que sean declarados inválidos por una Comisión Médica de
la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones.
Para su obtención, habrá de cumplirse con los siguientes requisitos: no
haber obtenido como afiliado otra pensión en este sistema, tener menos de
65 ó 60 años, según sea hombre o mujer, respectivamente, no ser pensionado
por accidente del trabajo o enfermedad profesional y haber perdido en forma
permanente, a consecuencia de una enfermedad de origen común, a lo menos
el cincuenta por ciento de la capacidad de trabajo.
Revisemos la jurisprudencia compilada.
“La declaración de incapacidad a que se refiere la Ley 16.744, necesaria
para la activación de los seguros de riesgo (como atenciones de salud y subsidio
por reposo) es un instrumento de un estándar probatorio que no es procedente
exigir para acreditar el lucro cesante, puesto que no es requisito indispensable
para solicitar los beneficios que establece el derecho común, ni hay incompati-
bilidad con los derechos que consagra la ley especial” (Corte de Apelaciones de

su accidente; perjuicios que evalúa en la suma de $2.250.000. Demanda, asimismo, lucro cesante,
el que funda en el hecho de haber sido el demandante dado de alta rápidamente por el doctor
Sr. Denton, lo que provocó que no se le cancelaran licencias médicas en su oportunidad, sino en
forma atrasada y sólo por intervención de la Superintendencia de Seguridad Social. En cuanto
al daño moral, sostiene que éste se identifica con los padecimientos físicos y psíquicos causados,
intensos dolores, malos tratos, humillaciones y la intervención quirúrgica que nunca se realizó,
unido ello al sufrimiento emocional, la imposibilidad de practicar deportes; concluye que estos
daños deben ser evaluados en la suma de $120.000.000;

3º.- Que, evacuando el traslado respectivo, la demandada Mutual de Seguridad C.CH.C. solicitó
el rechazo de la pretensión de su contraparte, argumentando, básicamente, que no existe una
relación contractual con el demandante y que, además, éste recibió una atención médica adecuada
y oportuna;”.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., Sres. Juan Araya E. y Guillermo Silva G.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 257

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Santiago   30, julio 2010, Recurso Nulidad “Mella Baeza con SODIMAC
S.A”, Rol nº 591-2010).

1) Cálculo
Para el cálculo de las pensiones que se originen de accidentes del tra-
bajo, se deberá atender a las remuneraciones percibidas por el trabajador,
de manera inmediatamente anterior al hecho que originó la invalidez.
Actor que sufrió una pérdida en su capacidad de ganancia y que se agravó
en una invalidez total. “De esto se desprende que el agravamiento de las lesiones
del trabajador, no constituyen por sí mismas un nuevo accidente del trabajo, por
lo que la base de cálculo para la pensión de jubilación seguirá siendo aquella
correspondiente al promedio de los seis meses anteriores a la fecha del accidente
laboral, todo esto porque el origen de las lesiones sigue siendo el mismo, pese al
transcurso de un largo período de tiempo para que se verifique el agravamiento”
(Corte Suprema, 29 julio 2010, Casación en el fondo “Inostroza Muñoz con
IST”, Rol n° 1650-2010)126.
Parte importante del fallo de casación reproducimos en seguida, además
de lo resolutivo de la sentencia de casación, ya que, en ellos se encuentra el

126
Ante el 1er Juzgado del Trabajo de Valparaíso (Rol n° 490-2007), por sentencia de 9 de noviembre
de 2009, se hizo lugar a la demanda sólo en cuanto se ordena al Instituto de Seguridad del Trabajo
determinar el monto del subsidio por invalidez total correspondiente al actor de conformidad
con las rentas percibidas por éste a la fecha de la respectiva declaración y, asimismo, pague las
devengadas desde el 1° de agosto de 2007, con reajustes e intereses.

En el juicio se establecieron como hechos, los que siguen: “a)  el 2 de octubre de 2001 el actor
como consecuencia del accidente del trabajo sufrió la amputación supracondilea fémur izquierdo,
declarándose una incapacidad parcial permanente de un 45%; b)  en diciembre de 2005 se le
declaró una invalidez total, con un 70% de sus capacidades de ganancia, como consecuencia del
agravamiento de las lesiones originadas en el referido accidente; c)  el actor no dejó de trabajar en
la empresa que lo hacía al sufrir el accidente, logrando acceder al cargo de jefe de bodega, con un
aumento de su remuneración a $450.000 base mensual; d)  el instituto demandado determinó
el monto de esta nueva pensión considerando el sueldo base que percibía el actor a la fecha del
accidente, esto es, el 2 de octubre de 1991”.

Se alzó la parte demandada y una Sala de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por sentencia de
cuatro de febrero del 2010, confirmó el fallo de primer grado.

258 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

fundamento de lo decidido por el máximo tribunal.“Tercero: Que, los jueces


del fondo resolvieron, como se ha dicho, teniendo en consideración que si bien el
artículo 26 de la ley 16.744 es claro en establecer que para el cálculo de las pensiones
e indemnizaciones se entenderá por sueldo base el promedio de las remuneraciones
o renta sujetas a cotización, excluidos los subsidios, percibidos por el afiliado en los
últimos seis meses inmediatamente anteriores al accidente o diagnóstico médico en
caso de enfermedad profesional, el caso de autos plantea una situación especial, en
que la Mutual revisó el estado médico del actor, determinando un grado de inca-
pacidad mayor, respecto de quien ya era beneficiario de este tipo de prestaciones y
que dada su calidad de inválido parcial, siguió prestando servicios a su empleador.
Asimismo, estiman que no existe norma expresa que haga aplicable la forma
y base de cálculo del mencionado artículo 26 de la ley 16.744 al caso que se ha
planteado en autos, y que debe recurrirse al principio de continuidad de las pres-
taciones económicas que tiene por objeto reemplazar las rentas en actualidad, de
modo que exista continuidad de ingresos entre remuneraciones y subsidio.
Por ello accedieron a la pretensión del actor, disponiendo que el monto del
subsidio de invalidez total del actor sea calculado sobre la base de las remune-
raciones percibidas a la fecha de la nueva declaración, que modificó su grado de
incapacidad y no a la anterior. […]
Quinto: Que, el cálculo de la pensión de invalidez total o parcial, según
el grado de incapacidad derivada del accidente del trabajo, atiende a los
sueldos o remuneraciones percibidas por el trabajador, afiliado en los últi-
mos seis meses, inmediatamente anteriores a dicho hecho, en conformidad
con lo dispuesto por el artículo 26 en relación con los artículos 38 y 39,
todos de la ley 16.744.
Sexto: Que, en la especie, no correspondiendo el agravamiento de las lesiones
del actor, a un nuevo accidente del trabajo debe estarse a la forma antes descrita
para la determinación del monto de la pensión de jubilación, es decir, ésta debe
efectuarse respecto de las rentas o remuneraciones percibidas en los seis meses an-
teriores a la fecha del accidente laboral, incrementadas en la forma que establece
el inciso quinto de la citada norma, toda vez que la ocurrencia del siniestro es
la que origina el beneficio previsional reclamado, aún cuando haya transcurrido

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 259

jurisprudencia accidentes.indb 259 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en este caso un lapso significativo de tiempo, entre el accidente y el aumento de


la incapacidad, puesto que el origen de las lesiones sigue siendo el mismo hecho.
Séptimo: Que, por lo antes reflexionado, no puede sino concluirse que los
sentenciadores incurrieron en el error denunciado al no aplicar en la especie la
norma del artículo 26 de la ley 16.744 a la resolución de la controversia, derivado
de la incorrecta interpretación que hicieron del precepto citado, el que ha tenido
influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, desde que condujo a acoger una
acción que resulta improcedente”.
Sentencia de Casación: “Segundo: Que, habiéndose determinado conforme
a derecho, el monto de la pensión de invalidez total del actor, es decir, de acuerdo
a lo dispuesto por el artículo 23 de la ley 16.744, corresponde desestimar en todas
sus partes la acción impetrada. Y de conformidad, además, con lo dispuesto en
el artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, se revoca la sentencia […]
en cuanto por ella se acoge la demanda y se ordena al demandado determinar el
monto del subsidio por invalidez total del actor, de conformidad con las rentas
percibidas por éste a la fecha de la respectiva declaración, y se le condena al pago
de las diferencias devengadas por el período que se indica y, en su lugar,
se declara, que se rechaza íntegramente la demanda, sin costas, por estimar
que el actor tuvo motivo plausible para litigar”127.
Monto de los subsidios a que tienen derecho los trabajadores.“Esta
Superintendencia debe señalar que los subsidios a que tienen derecho los traba-
jadores por el período de incapacidad laboral, deben otorgarse en los montos que
legalmente correspondan, de acuerdo a la normativa del D.F.L. N° 44, de 1978.
La retención o descuentos efectuados para compensar el pago en exceso de otros
subsidios, no procede por el carácter alimenticio y sustitutivo del ingreso de acti-
vidad que tienen precisamente los subsidios por incapacidad laboral. Además, se
priva al trabajador de su legítimo derecho a solicitar la aplicación del artículo 3°
del D.L. N° 3536, de 1981, sobre facilidades de pago, o de condonación de las
sumas pagadas erróneamente” (Superintendencia de Seguridad Social, 2 febrero
2006, Dictamen ORD. nº 05535).

127
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Urbano
Marín V., Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D. y Rosa Egnem S.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Para fijar la indemnización por lucro cesante por un accidente labo-


ral, debe considerarse el grado de incapacidad permanente generado al
trabajador, la pensión de invalidez que éste percibe por dicho concepto,
su remuneración y otros antecedentes. “Y en cuanto al daño moral, sólo se
persigue otorgar una ayuda económica que permita morigerar el daño ocasionado,
por lo que el juez fija una suma de dinero por tal ítem” (Corte Suprema, 21 ju-
nio 2006, Casación en fondo “Pérez Muñoz; con Empresa Constructora Copeva
S.A.”, Rol n° 6694-2005)128.

128
Ante el 6° Juzgado del Trabajo de Santiago (Rol nº 6.903 2002), demandó un maestro carpintero
por el accidente sufrido tras la instalación de un andamio de tres niveles para hacer instalaciones
de alerones y frontón de las casas de tres pisos que se construían, y cuando se encontraba en una
plataforma del segundo nivel del andamio instalando el tercero, sorpresivamente se desplomó la
plataforma en que se encontraba, cayendo violentamente al suelo. Resultó con lesiones de distinta
gravedad, y entre ellas, una fractura en la columna, en un brazo y en un pie, siendo la más grave esta
última por la que permaneció hospitalizado en el hospital de la Mutual de Seguridad C.CH.C. con
licencia médica por veintidós meses, siendo dado de alta en definitiva el treinta de julio de 2002;
sin lograr recuperarse totalmente, ya que su pie izquierdo quedó definitivamente con una grave
secuela como lo determinó la comisión médica de dicho hospital. Desde la fecha del accidente y
por dos años, ha recibido atención médica en el Hospital del Trabajador y fue sometido a más de
siete operaciones para reconstruir su pie que no han tenido el resultado esperado, por lo que quedó
con una incapacidad de un cuarenta por ciento que lo obliga a desplazarse ayudado con muletas
y sin posibilidad cierta de poder volver a caminar normalmente Por esto, que no puede ni podrá
trabajar como carpintero en obras de construcción que, es el único trabajo que ha desempeñado
en su vida. A la fecha del accidente la empresa no proporcionaba ningún elemento de seguridad,
por lo que no se daban las condiciones mínimas que exige la ley para desempeñar las labores como
la señalada. Una vez dado de alta, la empresa lo destinó a ayudante de instalador eléctrico con
una rebaja sustancial en sus remuneraciones, ya que al momento del accidente ganaba $ 220.000
mensuales y como ayudante instalador, ganó $ 150.000 y una vez concluida esta última labor fue
redestinado a labores de jornal con una remuneración de sólo $ 120.000. Como también estaba
imposibilitado de desempeñarse eficientemente, fue finalmente despedido el once de noviembre de
2002. Mientras se desempeñó como ayudante eléctrico se valió de sus muletas, y cuando trabajó
como jornal tuvo que prescindir de ellas, lo que agravó su precaria salud y determinó su despido
por su incapacidad para desplazarse normalmente; que ha sufrido un grave detrimento psicológico
producto de su estado de salud, la impotencia de haber sido rechazado por el empleador y el
futuro incierto que le espera, ya que jamás volverá a caminar en condiciones normales. Termina
solicitando que en definitiva se condene a la demandada al pago de la suma de $ 40.000.000 más
los intereses y reajustes correspondientes a la fecha del pago efectivo y las costas de la causa.

La demandada en su contestación, en primer término, señala que el actor tenía experiencia
laboral en su especialidad de carpintero; que su remuneración era inferior a la suma indicada en la
demanda, y que los servicios terminaron el treinta y uno de julio de 2002 por la causal del artículo

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 261

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2) Juez Competente
Será el Juez quien deba pronunciarse acerca de la Causal de Termina-
ción del contrato individual, la Invalidez del trabajador en caso de que
perjudique su salud o seguridad. “Si el empleador no tiene otra labor
adecuada para cambiar al trabajador pensionado de invalidez atendida
la capacidad residual de trabajo de éste, y su integridad física y psíquica,
y estima que podría configurar causal de terminación de contrato, será el
juez del trabajo, el que deba pronunciarse en cuanto a su procedencia y
justificación, en caso de reclamación del trabajador, no constituyendo la
invalidez en sí causal para tales efectos. […]En caso de duda si un trabajo
es perjudicial para la salud o seguridad del trabajador o superior a sus
fuerzas, deberá requerirse la calificación a que alude el artículo 187 del
Código del Trabajo, del Servicio de Salud correspondiente, y de así estimar-
se el empleador no podrá exigir ni admitir en tal trabajo al dependiente,
correspondiendo al Inspector del Trabajo fiscalizar esta infracción y san-
cionarla, según los artículos 476 y 477 del Código del Trabajo” (Dirección
del Trabajo, 21 octubre 2002, Dictamen ORD nº3459/179).

3) Fecha de la Declaración
La fecha de inicio de una patología corresponde a la fecha de la
Resolución que la otorgó. “Mediante el Oficio N°3.621, de 28 de enero de
2005, esta Superintendencia instruyó a la Comisión de Medicina Preventiva e
Invalidez de la SEREMI de Salud […] que revisara su Resolución N°32/2003,

159 Nº 5 del Código del Trabajo, y con fecha treinta y uno de julio de 2002 el actor suscribió un
finiquito laboral amplio y se liquidaron y pagaron todas las prestaciones pendientes. Luego opone
las excepciones de carecer el demandante del derecho invocado por haber mediado un finiquito,
en cuya cláusula tercera se consigna que nada se le adeuda por los distintos conceptos señalados
ni por ningún otro, sea de origen legal o contractual derivado de la prestación de sus servicios
y por ello le otorga el más amplio y cabal finiquito. También opuso la prescripción de la acción
deducida. Solicitó el rechazo de la acción, en atención a que no se dan los presupuestos para que
su parte responda a título de incumplimiento contractual; agrega que la norma citada por el actor,
que debe ser la del artículo 69 de la ley Nº 16.744, no establece presunción alguna, sino que deja
subsistente la posibilidad de demandar indemnización, o acciones civiles cuando el accidente
laboral ha ocurrido por dolo o culpa del empleador o de un tercero, o sea, para demandar estas

262 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de 1 de octubre de 2003, que fijó en un 20% la incapacidad de ganancia de


indemnizaciones civiles se requiere necesariamente la existencia de dolo o de culpa. Como en la
demanda no se expresa que intencionalmente hubiera producido un daño al actor, lo que se afirma
es la existencia de culpa, y siendo el contrato de trabajo uno de carácter bilateral que beneficia a
ambas partes, lo que la ley exige es el cuidado del buen padre de familia, esto es, la diligencia y
cuidado que los hombres emplean en sus propios negocios; señala que ella queda cubierta con
las medidas que enumera, todas las que ha cumplido, de modo que no sólo empleó el cuidado
ordinario, sino que la suma diligencia, y demostrativo de ello es que su tasa de accidentabilidad ha
estado permanentemente bajo la media de las empresas constructoras; la tasa de cotización adicional
que ha pagado y paga Copeva es menor que la del promedio de las empresas constructoras y en
general el tipo de accidentes producidos han determinado incapacidades transitorias. Sostiene que
el accidente se debió a culpa del propio trabajador, ya que no respetó los procedimientos seguros
para desarrollar sus funciones, crean con su actuar peligros innecesarios, tal vez para avanzar
más rápido en su trabajo y obtener mayor remuneración ya que era trabajador a tratos; termina
solicitando que se acojan las excepciones opuestas, y en el evento que sean rechazadas, se niegue
lugar en todas sus partes a la demanda, con costas. En el primer otrosí solicita que en todo caso
el monto de la indemnización que se demanda sea rebajado sustancialmente, atendido a que el
lucro cesante es inexistente y el daño moral resulta exagerado; el demandante reconoce que por la
pérdida de su capacidad laboral recibe una pensión de invalidez, por lo que no se puede establecer
con la certeza que exige la ley, que la capacidad residual de ganancia, de un sesenta por ciento, sea
tan exigua que justifique otro pago adicional; en cuanto al daño moral, lo pedido resulta excesivo
si se compara con lo que ordinariamente se concede por los Tribunales que justifique otro pago
adicional; además el trabajador se expuso imprudentemente al daño, y de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 2330 del Código Civil, la indemnización deber ser reducida; si bien esta norma se
encuentra entre las que regulan la responsabilidad extracontractual, corresponde aplicarla también
en el ámbito contractual y cita al efecto opiniones de tratadistas y sentencias judiciales; atendido
a que el actuar del actor fue imprudente y descuidado, las indemnizaciones deben ser rebajadas
considerablemente.

El Juez de primer grado, estableció como hechos: “a) que el actor era carpintero de la obra Nova
Vida de la Empresa Copeva, desde el 6 de octubre de 2000. b) Que el 13 de noviembre del mismo
año, alrededor de las 10:00 am, dentro de su jornada de trabajo y armando un andamio de tres
niveles para hacer instalaciones de alerones y frontón en casas de tres pisos, encontrándose en la
plataforma del segundo nivel, ésta desplomó, cayendo a tierra, sufriendo lesiones que lo tuvieron
hospitalizado en el Hospital de la Mutual de Seguridad por 22 meses. c) Que el día del accidente, las
únicas medidas de seguridad del trabajador eran un casco, guantes y zapatos especiales. d) A pesar
que los andamios empleados en la obra son estructuras metálicas que deben ser ensambladas con
un sistema de macho y hembra, cuyo peso requiere fuerza, el día de los hechos el actor ejecutaba
la maniobra solo y sin ayuda. e) Que la caída se produjo desde los tablones que hacían de segundo
nivel al andamio, precipitándose el demandante junto con ellos y con los materiales que debía
colocar de tercer nivel. f ) Que la expectativa de vida laboral activa del actor, a partir de su fecha
de nacimiento, alcanza hasta el 15 de enero de 2026. g) Que su remuneración era un promedio
de $220.00 mensuales”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 263

jurisprudencia accidentes.indb 263 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

origen laboral de un trabajador por el diagnóstico de Hipoacusia. Lo anterior por


cuanto resultaba necesario que citara a todos los Organismos Administradores de
la Ley N°16.744 a los cuales hayan estado afiliados o adheridos los empleadores


Y de aquel fallo, destacamos: “Decimotercero: Que, la parte demandada en el otrosí de fojas
veintitrés sostiene que por haberse expuesto el trabajador en forma imprudente al daño, las eventuales
indemnizaciones deben ser reducidas considerablemente atendido que el actuar del trabajador fue
imprudente y descuidado, todo de conformidad con lo que dispone el artículo 2330 del Código Civil, esta
alegación será rechazada porque no se advierte en la conducta del trabajador que se hubiere desempeñado
en forma descuidada y peligrosa y si efectivamente no usaba todos los elementos que previeran su caída,
ello se debió a que la empleadora no se los proporcionó y debió trabajar en condiciones inseguras impuestas
por dicha parte;

Decimocuarto: Que, consecuente con lo anterior, corresponderá acoger la demanda tanto respecto de la
indemnización por el lucro cesante, como por el daño moral producido por el accidente; para regular la
primera se considerará el grado de incapacidad permanente que ha sido secuela del accidente, estimado
por los organismos correspondientes, la remuneración que percibía el actor cuando tenía plena capacidad
de trabajo, la circunstancia que percibe una pensión de invalidez de $ 76.000 mensuales, y el tiempo
de vida laboral hasta pensionarse por vejez; atendido los referidos parámetros, la sentenciadora regula
los perjuicios por lucro cesante en la suma de $ 25.000.000 que representa un mínimo de pérdida
en ganancia atendida la remuneración que gozaba hasta el accidente y aun considerando la pensión
otorgada, por los veinticuatro años de vida laboral útil que tenía el actor como expectativa;

Decimoquinto: Que, la indemnización del daño extra patrimonial o moral por su naturaleza no es
posible de ser medido en forma exacta y por ende su indemnización no tiene el carácter reparatorio sino
que persigue otorgar a la víctima una satisfacción, ayuda o auxilio que le permita atenuar el daño,
morigerarlo o hacerlo más llevadero, por lo que debe ser apreciado prudencialmente por el Tribunal
tratando de llenar las finalidades indicadas, pero evitando que sea fuente de un lucro injustificado; la
suma de $ 20.000.000 cobrada por este concepto, a juicio de la sentenciadora resulta ajustada a las
características del caso en que el actor debió soportar un larguísimo tratamiento y quedó con secuelas
que afectan en forma importante su autoestima al convertirlo en una persona semi inválida;

Decimosexto: Que, con relación al cobro de reajustes e intereses, deberá tenerse presente que no se trata
de indemnizaciones fijadas por la ley, de modo que los reajustes por la variación del Índice de Precios
al Consumidor no puede ser otro que el que exista entre la fecha en que la presente sentencia quede
ejecutoriada y la del pago efectivo, y los intereses, desde la fecha en que la demandada se constituya en
mora de pagar”.

Sentencia que fue confirmada por la Décima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol
n°1976-2005) integrada por el Ministro señor Raimundo Díaz Gamboa, el Fiscal Judicial señor
Mario Carroza Espinosa y el Abogado Integrante señor Héctor Humeres Noguer.

El fallo de la Corte Suprema fue pronunciado por la Cuarta Sala, integrada por los Ministros
señores Urbano Marín V., Jorge Medina C. y Rubén Ballesteros C. y los Abogados Integrantes
señores Roberto Jacob Ch. y Patricio Valdés A.

Fuente: http://productos.legalpublishing.cl, ID n° 34817

264 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 264 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del trabajador, en conformidad con el artículo 4° del D.S. N°109, de 1968, del
Ministerio del Trabajo y Previsión Social. En esta oportunidad, esa Mutualidad ha
señalado que la referida Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez emitió la
Resolución N°02/2006, de 25 de enero de 2006, fijando en un 20% la incapacidad
de ganancia del interesado, a contar del 28 de agosto de 2002. En consecuencia,
solicita a esta Superintendencia que instruya a la referida Comisión de Medicina
Preventiva e Invalidez que modifique la fecha de inicio de la patología, fijándola con
anterioridad a diciembre de 1975, dictando una Resolución de reemplazo, dando
cumplimiento a lo instruido por este Organismo en la Circular N° 2.065, de 2003,
apartado 1.-, párrafo quinto, a fin de poder aplicar lo previsto en el segundo párrafo
de la letra a) del artículo 2° del D.S. N° 67, de 1999, del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social. Sobre el particular, este Organismo debe manifestar que la fecha
de inicio de una patología corresponde a la fecha de la Resolución que la otorgó, si
en ella nada se precisa o, en caso contrario, a la que se indique en la misma. Sin
embargo, en los casos en que existan estudios de una fecha anterior que confirmen
el porcentaje de incapacidad asignado por la Comisión de Medicina Preventiva e
Invalidez, es posible retrotraer la fecha de la invalidez a la fecha de dichos exáme-
nes. En la especie, no consta entre los antecedentes la existencia de audiometrías a
diciembre de 1975, lo que permitiría determinar la incapacidad de ganancia de
origen laboral a esa época, por lo que no resulta procedente acceder a lo solicitado.
Sin perjuicio de lo anterior, cabe indicar que, según el inciso segundo de la letra a)
del artículo 2° del D.S. N° 67, de 1999, del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social, se excluirán del cálculo de la tasa las incapacidades o muertes causadas por
accidentes del trabajo ocurridos en una entidad empleadora distinta de la eva-
luada o por enfermedades profesionales contraídas como consecuencia del trabajo
realizado en una entidad empleadora distinta de la evaluada, cualquiera fuese la
fecha del diagnóstico o del dictamen de incapacidad. Estas incapacidades o muertes
deberán considerarse en la evaluación de la entidad empleadora en que ocurrió el
accidente o se contrajeron las enfermedades, siempre que ello haya ocurrido dentro
de los cinco años anteriores al 1° de julio del año en que se efectúe el Proceso de
Evaluación. En consecuencia, no resulta necesario retrotraer la fecha de inicio de
la invalidez, para que la empresa en la cual el interesado trabajaba, al acreditar
que no estuvo expuesto al riesgo respectivo, no se considere dicha incapacidad para

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el cálculo de su tasa de siniestralidad” (Superintendencia de Seguridad Social,


8 mayo 2007, Dictamen nº 29.716).

4) Trabajador pensionado de invalidez que sigue trabajando


“El trabajador pensionado de invalidez que continúe laborando está obligado
a asistir al trabajo y el empleador al pago de la remuneración convenida, dado
que la obtención de pensión de invalidez no es causal de terminación de contrato,
pudiendo emplear su capacidad residual de trabajo, por lo que si no asiste a tra-
bajar el empleador tampoco está obligado a remunerarlo. […] Si el pensionado
de invalidez del D.L. 3.500, de 1980, no concurre a laborar una vez obtenida
la pensión, no habiendo renunciado a su contrato de trabajo ni puesto término
al mismo de mutuo acuerdo con el empleador, podría incurrir en infracción a
sus obligaciones y en causal de despido, sin perjuicio de lo que puedan decidir en
definitiva los Tribunales de Justicia sobre justificación de la inasistencia. […]El
Inspector del Trabajo se encuentra facultado para exigir al empleador el cambio de
función del trabajador pensionado de invalidez que continúa laborando, si la que
desempeña pone claramente y con toda evidencia en riesgo su salud o integridad, y
se está infringiendo ostensiblemente los artículos 184 y 187 del Código del Trabajo.
[…]Corresponde que en caso de duda si un trabajo determinado es perjudicial
para la salud o integridad física o psíquica del trabajador, ello sea calificado por el
Servicio de Salud, el cual podrá recabar antecedentes de la Compin, o Isapre, o
Comisión Médica Regional de la Superintendencia de Administradoras de Fondos
de Pensiones que declaró la invalidez, si es el caso. […]El empleador que proporcione
un trabajo inadecuado a las condiciones del trabajador pensionado de invalidez que
pueda poner claramente en riesgo su salud o integridad física o psíquica infringiría
los artículos 184 y 187 del Código del Trabajo, correspondiendo al Inspector del
Trabajo según artículos 476 y 477 del Código del Trabajo, fiscalizar y aplicar las
sanciones del caso, de haber mérito para ello. […]Si el empleador no tiene otra
labor adecuada para cambiar al trabajador pensionado de invalidez atendida la
capacidad de trabajo de éste, y estima que podría configurar una causal de termi-
nación de contrato, corresponde pronunciarse sobre su procedencia y ponderación
a los Tribunales de Justicia, en caso de reclamación del trabajador” (Dirección
del Trabajo, 21 octubre 2002, Dictamen ORD nº 3458/178).

266 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 266 31-08-2011 17:43:08


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Las personas declaradas inválidas pueden seguir trabajando con su


capacidad residual. “Las personas declaradas inválidas pueden seguir traba-
jando con su capacidad residual de trabajo, y en ese entendido tener derecho a
presentar licencias médicas, para ello es necesario que se hayan reincorporado
efectivamente a trabajar y posteriormente  sufran de una incapacidad laboral que
afecte temporalmente dicha  capacidad residual, sea por una de las patologías por
la que fueron declarados inválidos o por una distinta. Asimismo, en el caso de los
trabajadores pensionados por invalidez, que se reincorporan a la vida laboral y
que posteriormente presentan licencias médicas, éstas solamente generan pago de
subsidio por incapacidad laboral, si dan cumplimiento al artículo 4° del D.F.L.
N° 44, de 1978, del ministerio del Trabajo y Previsión Social, y registran tres meses
de cotizaciones efectuadas sobre remuneraciones devengadas con posterioridad a la
obtención de pensión de invalidez” (Superintendencia de Seguridad Social, 16
febrero 2006, Dictamen ORD. nº 08083).

5) Recalificación de la declaración de invalidez


“Se acoge el recurso de protección, toda vez que sólo puede el empleador solicitar
la recalificación establecida en el artículo 11 del D.S. Nº 67/1999 al Servicio de
Salud respectivo la Mutualidad de Empleadores, sobre la base de errores de hecho
contenidos en la carta certificada que da inicio al procedimiento de evaluación,
y a los antecedentes que ella describe, que constituyen parte importante de los an-
tecedentes que la entidad administradora debe ponderar para pronunciarse sobre
la Tasa de Cotización Diferenciada del próximo período bianual y no respecto
de errores de hecho referidos a la calificación, como […] de las circunstancias
causantes de lesiones, incapacidad o muerte a una persona a causa o con ocasión
de su trabajo, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 5º de la Ley Nº 16.744,
circunstancias cuya ponderación está reglamentada en la misma ley y en un cuer-
po normativo reglamentario diferente, cual es el D.S. Nº 101, de 29 de Abril de
1968, que Aprueba el Reglamento para la aplicación de la Ley Nº 16.744, que
establece normas sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales , espe-
cialmente en su Título VI Reclamaciones y Procedimientos. Así, resulta inadmisible
la argumentación de la recurrida en orden a su facultad de recalificar extemporá-
neamente el evento constitutivo de accidente del trabajo, en un procedimiento de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 267

jurisprudencia accidentes.indb 267 31-08-2011 17:43:09


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

evaluación de siniestralidad efectiva. De esta forma, la investigación que lleva a


cabo la recurrida para recalificar la condición de accidente del trabajo, a petición
de la empleadora del recurrente, después de más de un año de ocurrido el accidente
del trabajo denunciado por la propia empleadora y después de haber evaluado y
determinado que el accidente del trabajo produjo una incapacidad del 40% por
resolución que se encuentra ejecutoriada, es ilegal y arbitraria y amenaza el derecho
de propiedad del trabajador respecto de las prestaciones a que tiene derecho con
motivo del referido accidente del trabajo. […]
La ley 16.744, construye un Sistema de Seguridad Social destinado a reparar
los daños causados por un accidente del trabajo, que otorga un derecho al trabajador
a recibir las prestaciones que otorga el Sistema, del que no se le puede privar ni
siquiera si el accidente se debió a su culpa inexcusable, en cuyo caso el trabajador
sólo se hace merecedor a una sanción de multa, pero no a la pérdida de su derecho,
como se desprende del artículo 64 de la Ley, el cual sólo puede perderse en el caso
de accidentes debidos a fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con
el trabajo y los producidos intencionalmente por la víctima de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 5º inciso cuarto de la ley 16.744, circunstancias que deben
ser acreditadas por el Organismo Administrador, en el contexto del procedimiento
reglamentado por el D.S. Nº 101/1968, obviamente antes de la Resolución que se
pronuncie sobre la Evaluación del Accidente del Trabajo y Declaración de Incapaci-
dad y en ningún caso en el contexto del Procedimiento de Evaluación reglamentado
en el D.S. Nº 67/1999. Más aún, evaluado el accidente mediante una Resolución
de la entidad Administradora, de acuerdo a lo establecido en el artículo 76 letras
e) y f ) del D.S. Nº 101/1968, como una contingencia cubierta por la Ley Nº
16.744, el derecho de propiedad del trabajador a las prestaciones del Sistema de
Seguridad Social deviene intangible, ya que no puede aceptarse el ejercicio de una
supuesta potestad invalidatoria que afecte este derecho protegido por la propia
Constitución Política de la República, sin perjuicio de las reevaluaciones de las
incapacidades permanentes que contemplan los artículos 76 y 76 Bis del D.S. Nº
101/1999, y de las reclamaciones fundadas en cuestiones de hecho que se refieran
a materias de orden médico, contenidas en el artículo 77 de la Ley Nº 16.744”

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

(Corte de Concepción, 10 noviembre 2009, Recurso de protección  “Quevedo


Robles con Asociación Chilena de Seguridad”, Rol nº 464-2009)129.

6) Revisión y reevaluación
Revisión del cálculo de indemnización global de la Ley nº 16.744
por enfermedad profesional. En este caso, un trabajador que perdió un
27.5% de su capacidad de ganancia por “asma bronquial por harina de trigo”
que no quedó conforme con el pago de la indemnización global debido a su
bajo monto ($1.977.057, equivalente a 9 sueldos base) y que logró que la
Superintendencia manifestara a la Mutual de Seguridad que ésta no realizó el
cálculo de manera correcta por no haber considerado la reajustabilidad de las
remuneraciones base de cálculo de la indemnización. (Superintendencia de
Seguridad Social, 19 marzo 2007, Dictamen ORD nº 16.373 -DA-LOHR).
Improcedencia de reevaluar incapacidad de ganancia, conforme al
artículo 62 de la Ley 16.744, en caso que la afección haya sido menor al
15%. Conforme a los artículos 34 y 39 de la Ley nº 16.744, sería inválido

129
En este caso, se dieron po sentados los siguientes hechos:

Con fecha 11 de junio de 2008 el recurrente, sufrió un accidente cuando se encontraba trabajando
para su empleadora. Con esa misma fecha ingresa el trabajador al Servicio de Urgencia de la
Asociación Chilena de Seguridad, donde es atendido conforme a la Ley Nº 16.744 por su
accidente laboral, siendo dado de alta en el 17 de diciembre de 2008, con controles en policlínico
y rehabilitación.

Con fecha 16 de junio de 2008 la empleadora del recurrente efectúa la declaración individual de
accidente del trabajo, indicando que el accidente ocurrió el 11 de junio de 2008, en un galpón de
la empresa, en circunstancias en que el trabajador, estando en altura cortando un fierro con una
galletera, perdió el equilibrio, cayendo al vacío, golpeándose el costado derecho de su cuerpo.

Con fecha 13 de mayo de 2009, por Resolución Nº 062007309 la Comisión de Evaluación de
incapacidad del Seguro Social de Accidentes del Trabajo de la Asociación Chilena de Seguridad,
determina que el trabajador Jorge Humberto Quevedo Robles con motivo del accidente del
trabajo, tiene un grado de incapacidad de un 40%. De esta Resolución el trabajador se conformó
por declaración jurada previsional de 10 de julio de 2009.

El recurrente dedujo demanda de indemnización de perjuicios por el accidente del trabajo
ocurrido el 11 de junio de 2008, en contra de su empleador y de otras personas, demanda que
fue admitida a tramitación el 24 de julio de 2009, siendo notificada el 27 de julio y contestada
por los demandados el 20 de agosto de 2009.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

profesional “aquel trabajador que ha perdido, a lo menos, un 15% de su capacidad


de ganancia. Entre los efectos de la Ley nº 16.744 relativos al concepto de inválido
profesional se encuentran, precisamente, las reevaluaciones de incapacidades a que
aluden sus artículos 61 y 62.
Por lo tanto, las reevaluaciones a que se refieren estas dos normas legales sólo
proceden respecto de quienes tienen el carácter de inválidos profesionales, es decir,
de quienes han perdido por lo menos el 15% de su capacidad de ganancia.
A mayor abundamiento, se puede señalar que la conclusión contraria alteraría
las bases mismas sobre las cuales fue estructurado el seguro social de la Ley 16.744.
efectivamente, si se concluyera en sentido contrario al indicado, bastaría que el
trabajador sufra una mínima incapacidad de origen profesional -por ejemplo un
2,5% lo que puede ocurrir bastante a menudo si s consideran al efecto enferme-
dades profesionales frecuentes, como las del oído o de la columna- para quedar
afecto de por vida a las citadas normas sobre reevaluación y, por consiguiente, a
las prestaciones que de ellas derivan, pasando a convertirse éstas en las ordinarias o
comunes en materia de salud, lo que resulta absurdo, puesto que, indudablemente,
son especiales y, por ende, excepcionales.
4.-Con el mérito de las consideraciones precedentes, esta Superintendencia
declara que en la situación de don […] no procede reevaluar, de acuerdo al ar-
tículo 62 de la Ley nº 16.744, su pérdida de capacidad de ganancia de origen
profesional evaluada en 8%, ya que para tal efecto se requiere haber perdido, al
menos, el 15% de dicha capacidad.
Finalmente, cabe hacer presente que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
29 del D.S. nº 109, citado en la suma, en los casos de incapacidades de hasta
el 40% los grados de incapacidad deben fijarse en tramos de 2,5% en 2,5%, de
manera que la incapacidad del recurrente debió fijarla en 7,5% o en 10% y no
en 8% como lo hizo, motivo por el cual deberá modificar en ese sentido su resolu-
ción” (Superintendencia de Seguridad Social, 2 noviembre 1992, Dictamen
ORD nº 11.026).

270 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

7) Extinción de la Pensión
Oportunidad en que procede la extinción de la pensión de invali-
dez de la Ley nº 16.744 para los afiliados al Sistema de AFP y derecho a
prestaciones por sobrevivencia. Acerca de la extinción de las pensiones de
invalidez provenientes de la cobertura de siniestros profesionales, ésta será a
los 60 ó 65 años de edad o cuando se obtenga derecho a pensión por vejez.
Y en el caso de los afiliados que hubieren obtenido una Pensión Anticipada
conforme al artículo 68 del DL nº 3.500, el cese de la pensión de invalidez
total o parcial, también será a los 60 ó 65 años según corresponda, procedien-
do el pago y percepción simultáneos de ambos tipos de pensiones durante el
periodo anterior al cumplimiento de las referidas edades.
Y en cuanto al derecho a prestaciones de sobreviviencia, se dijo que, si fa-
lleciere un pensionado que hubiere estado percibiendo conjuntamente pensión
de invalidez de la Ley nº16.744 y pensión de vejez anticipada del artículo 68
del DL nº 3.500, éste generará pensiones de sobrevivencia en conformidad
a ambos sistemas, siendo compatible la percepción simultánea para sus be-
neficiarios, de los dos tipos de pensiones de sobrevivencia.(Superintendencia
de Seguridad Social, 6 noviembre 1992, Circular nº1273.Superintendencia
de Administradoras de Fondos de Pensiones, 6 noviembre 1992, Circular nº
746.En Revista Laboral Chilena, enero 1993 (1), pág.16).
Compatibilidad de las pensiones anticipadas del DL nº 3.500 y de
invalidez de la Ley nº 16.744: hasta los 60 ó 65 años. Según la Circular
nº 1.273 y la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones,
se resolvió que en el caso de los afiliados que hubieran obtenido u obtengan
una pensión anticipada conforme al artículo 68 del DL nº3.500, el cese de la
pensión de invalidez total o parcial de la Ley nº16.744 se deberá producir al
cumplimiento de los 60 ó 65 años según corresponda, procediendo el pago y
percepción simultáneos de ambos tipos de pensiones durante el periodo ante-
rior al cumplimiento de las referidas edades (Superintendencia de Seguridad
Social, 27 enero 1993, Dictamen ORD nº 1.015).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Iv. De las obligaciones en materia de salud, higiene,


seguridad y de la prevención de riesgos

Como complemento de las obligaciones del empleador con la seguridad


y salubridad de sus trabajadores el legislador ha dispuesto que, tendrá que
brindar las condiciones de salubridad y seguridad óptimas para el desarrollo
de sus labores.
Tras las modificaciones legales hechas por la Ley 20.123 de enero de
2007, se incorporaron nuevos instrumentos de prevención de riesgos en el
trabajo para los trabajadores en régimen de subcontratación y de empresas de
servicios transitorios, se han aprobado el Reglamento nº76 del Ministerio del
Trabajo -que regula los artículos 66 bis y 76 de la Ley 16.744 y 184 y 477 del
Código del Trabajo- y las Circulares nº 2345 y 2346 de la Superintendencia
de Seguridad Social130.
En cuanto al artículo 184 del Código del Trabajo, Lucía Verdugo Ernst
ha comentado que, es el empleador sobre quien recae la obligación de otorgar
todas las medidas necesarias de higiene, seguridad y prevención de riesgos y
de enfermedades profesionales que emanan del contrato de trabajo. Además
de tener el deber de prestar y garantizar los elementos necesarios para que los
trabajadores puedan acceder a una oportuna y adecuada atención médica, hos-
pitalaria y farmacéutica, en caso de accidente o emergencia.En este sentido, se
ha fallado que, es el empleador, quien debe adoptar las medidas tendientes
a que sus trabajadores utilicen los implementos de seguridad que él mismo
pone a su disposición con el objeto de evitar los accidentes en el trabajo
(Dirección del Trabajo, 13 diciembre 2000, Dictamen ORD nº 5254/355).
Entendiendo Verdugo Ernst las normas de protección y seguridad de los
trabajadores como “legales e imperativas, que no admiten ser modificadas
ni restringidas por la voluntad de los contratantes. Los derechos que de ellas

130
Sobre el particular, véase el artículo “Protección a la salud y seguridad de los trabajadores. Ley
20.123”, publicado en la Revista Laboral Chilena nº159 (8), agosto 2007, págs 82 y ss., sección
Temas de Interés.

272 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nacen son irrenunciables mientras subsista el contrato de trabajo (Artículo 6º


inciso primero del Código del Trabajo)”131.
Asimismo, debe tenerse presente el Decreto nº 40 del Ministerio del Tra-
bajo y Previsión Social, de 1969, que “Aprueba Reglamento sobre Prevención
de Riesgos Profesionales”, se define la naturaleza y se establece la forma de
operar de los tres primeros de estos instrumentos y el Decreto Nº 54, tam-
bién del Ministerio del Trabajo, de 1969, que “Aprueba el Reglamento para
la Constitución y Funcionamiento de los Comités Paritarios de Higiene y
Seguridad” en las empresas. En los decretos está indicada la normativa básica.
“Para que esta responsabilidad de la empresa se ejerza, la legislación laboral
define cuatro instrumentos preventivos que vale la pena entenderlos integral-
mente, aun cuando se les trate en forma separada, sea en los cuerpos normativos
o, sobre todo, en la práctica de las relaciones laborales y de las instituciones
públicas y privadas encargadas de la prevención, incluida la fiscalización. Estos
instrumentos son: el Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad, el
Departamento de Prevención de Riesgos, los Comités Paritarios de Higiene y
Seguridad y la obligación de informar de los riesgos laborales”132.
En definitiva, las empresas estarán obligadas a adoptar y poner en práctica
las medidas de prevención que les indique el Departamento de Prevención

131
“Deberes de la empresa en materia de higiene y seguridad en el trabajo” publicado en la Revista
Laboral Chilena, diciembre 1994 (12), págs 58 y ss., sección Estudios.
132
Y será competencia de la Dirección del Trabajo para “controlar y promover el cumplimiento de
las medidas básicas legalmente exigibles, es decir, que se encuentren contenidas en disposiciones
legales vigentes, sea en leyes o reglamentos, algunas de las cuales son de carácter general, válidas
para cualquier sector de actividad económica y otras específicas, propias de distintos procesos de
trabajo.

En el conjunto de la normativa laboral la prevención contra riesgos de accidentes y enfermedades
del trabajo está localizada con énfasis como un problema básicamente de responsabilidad de la
empresa. Del empleador, en primer lugar, directamente y a través de sus órganos técnicos, del
conjunto de los estamentos de la organización y de los trabajadores”.

Boletín Oficial de la Dirección del Trabajo, Gobierno de Chile, “Los Instrumentos de Prevención
de Riesgos dentro de las Empresas”, Magdalena Echeverría, noviembre 1997, págs. 4 y 5.

Fuente: http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/articles-62214_recurso_1.pdf

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 273

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de Riesgos y/o el Comité Paritario de Higiene y Seguridad. Y de esta manera,


lograr una real y efectiva protección de los trabajadores, porque son obliga-
ciones referidas a la vida e integridad de ellos. “Las normas de seguridad social
impuestas al empleador, no se satisfacen con la sola existencia formal de un regla-
mento de seguridad ni de anuncios o prevenciones hechas a la sola buena voluntad
de los trabajadores. Se tendrán por existentes sólo cuando el empleador mantenga
elementos materiales constantes y supervigilancia auténtica en cuanto a la forma
como debe o haya de desarrollarse la actividad de los trabajadores.
La obligación de seguridad tiende a preservar valores, en forma directa
e inmediata, que no son de índole patrimonial, sino que es la propia vida,
la integridad física y psíquica y salud del trabajador” (Corte de Apelaciones
de Chillán, 19 julio 2007, Apelación “Arvíncula Gutiérrez con DSD Construc-
ciones y Montajes S.A.”, Rol nº 44-2007)133.
“El empleador tiene la obligación de tomar todas las medidas necesarias
para proteger de forma eficaz, la vida y salud de los trabajadores. En miras a este
objetivo debe mantener condiciones adecuadas de seguridad en las faenas y los
implementos de protección necesarios para la prevención de accidentes, así como
también informar de los riesgos que la labor puede acarrear.
Las normas de seguridad social gozan de una trascendencia elevadísima en
el ordenamiento, dadas las posibles repercusiones que un accidente laboral puede
generar en la esfera personal y familiar. En este sentido, al no determinarse por la
ley 16.744 el grado de culpa del que debe responder el empleador, no cabe sino
entender que ésta es de carácter levísima, es decir, la esmerada diligencia que un
hombre medio ocupa en la administración de sus negocios importantes” (Corte
de Concepción, 21 julio 2009, Apelación “Carrasco Muñoz con Pesquera San
José S.A.”, Rol nº 524-2008)134.
Y en cuanto a la naturaleza jurídica de estas obligaciones: derivarían
del Deber de Seguridad del Empleador. “Es una obligación esencial del contrato
de trabajo, en lo que dice relación con las obligaciones del empleador, el deber de

133
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID nº 36679.
134
Fuente: www.legalpublishing.cl, ID nº 42308.

274 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 274 31-08-2011 17:43:09


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

éste de prestar seguridad efectiva a sus trabajadores, la que se traduce en proteger su


vida y su salud en términos de impedir que puedan reportar daño por causa o con
ocasión del mismo, por lo que el incumplimiento de dicha obligación constituye una
infracción contractual y hace responsable al empleador en sede contractual en los
términos del artículo 69 de la Ley 16.774, en cuanto se reclama al empleador las
otras indemnizaciones que aquéllos tengan derecho con arreglo a las disposiciones
del derecho común, incluso el daño moral. La competencia para conocer de esta
materia corresponde claramente a los Juzgados de la jurisdicción laboral” (Corte
de Santiago, 20 octubre 2006, Apelación de Incidente “Barrueto Véliz con Salas
Contreras”, Rol n° 1349-2006)135.
“La controversia en el caso particular -que permite dilucidar si corresponde o
no la indemnización de perjuicios solicitada- se centra, en establecer, si el accidente
laboral encuentra su causa en el incumplimiento de parte del empleador de su
obligación de seguridad o en un acto de imprudencia temeraria de parte del actor.
Al respecto, el artículo 184 del Código del Trabajo obliga al empleador a tomar
todas las medidas que ameriten las circunstancias para una protección eficaz de la
vida y salud de los trabajadores, manteniendo condiciones adecuadas de seguridad
en las faenas y a su vez instrumentos que sean capaces de impedir accidentes y
enfermedades profesionales.
En la materia -un accidente de trabajo en la faena- corresponde al empleador
la carga de la prueba, en orden a acreditar que cumplió con el deber de seguridad en
comento, este deber lo obliga a contar con personal competente, con equipamiento
adecuado, con un espacio físico seguro y una organización eficiente.
En lo que respecta al caso concreto, es perfectamente posible concluir que no
se ha cumplido con el deber de cuidado previamente mencionado, toda vez que
fueron enviados los trabajadores a un sector sin la información suficiente, que el
lugar tampoco contenía señalética necesaria para advertir el peligro inminente que
representaba, y que tampoco se encontraban supervisores al momento del accidente.

135
Fuente: http://productos.legalpublishing.cl/, ID n° 35464

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 275

jurisprudencia accidentes.indb 275 31-08-2011 17:43:09


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En definitiva por lo anteriormente descrito, nace el deber de indemnizar los


perjuicios ocasionados, entre los que se comprende el daño moral, presumible para
el Tribunal en virtud de los antecedentes acompañados que dan cuenta de las graves
lesiones físicas ocasionadas” (Corte Suprema, 13 julio 2009, Casación “Soto Loza-
no con Echeverría Izquierdo Montajes Industriales S.A.”, Rol nº 2620-2009)136.

136
En autos rol Nº 2.236, del Juzgado de Letras de Coelemu, un maestro eléctrico deduce demanda
en contra de su ex empleadora, y expone que ingresó a trabajar en la empresa demandada el 03
de Noviembre de 2005 y que su trabajo consistía en la construcción de la caldera recuperadora,
planta desmineralizada, aire comprimido, evaporizadores, turbogenerador y otros, debido a que su
empleador era contratista del Complejo Industrial Nueva Aldea, comuna de Ránquil, de propiedad
de Celulosa Arauco S.A. Añade que el día 01 de Diciembre de 2005, junto a su hermano, maestro
de primera eléctrico, iniciaron el día trabajando en la conexión de transformadores. Alrededor de
las 16:30 horas aproximadamente, el capataz a cargo de la cuadrilla, les ordenó a él y a su hermano
limpiar el trasformador y celdas, en general, del equipo ubicado en la sala N° 7, para su entrega a
los dueños de la obra; fue en ese momento que sufrió una descarga eléctrica. La causa del accidente
se produjo porque se les ordenó trabajar en un lugar donde había equipos energizados, sin dar los
avisos y sin implementarse las adecuadas condiciones de seguridad, en particular sin existir charlas
sobre bloqueo de equipos en tales condiciones. Luego de la ocurrencia de éste, fue trasladado
primero a Chillán y después a una clínica en Concepción, donde quedó hospitalizado por un mes
y con tratamiento por siete meses. Las heridas que sufrió fueron en manos y tórax, de carácter
grave, por las que debió ingresar en varias oportunidades a pabellón. Como consecuencia de ellas,
sufre intensos dolores físicos y padecimientos psicológicos que le duran hasta hoy, considerando,
además, que se le amputó el dedo índice de la mano izquierda. Indica que no puede haber duda de
su accidente ni las heridas graves sufridas junto al dolor físico causado, esto le produjo un quiebre
anímico y espiritual, con secuelas permanentes que deben indemnizársele. El fundamento de la
demanda se basa en que el empleador está obligado a tomar todas las medidas necesarias para
proteger la vida y salud de sus trabajadores y los implementos necesarios para prevenir accidentes
y enfermedades profesionales y capacitar adecuadamente, por lo que se infringió el artículo 184
del Código del Trabajo; y, siendo el accidente una consecuencia inmediata y directa de ello, la
demandada es responsable de los daños que se le han ocasionado. Solicita, por último, tener por
interpuesta la demanda en contra de su ex empleador, ya individualizado, acogerla a tramitación y,
en definitiva, declarar que el demandado debe indemnizarle el daño moral derivado del accidente
del trabajo ascendente a la suma de $42.000.000 o a la suma mayor o menor que se determine,
conforme al mérito de autos, con costas.

La demandada, evacuando el traslado conferido, opuso la excepción de incompetencia del
tribunal, fundado en que el único competente para conocer de estos hechos es el juzgado
de letras en lo civil de la comuna de Coelemu; ello, porque la letra b) del artículo 69 de la
Ley 16.744, establece que las acciones para el cobro de las indemnizaciones que derivan de
accidente del trabajo deben ejercerse conforme a las prescripciones del derecho común. De lo
dicho concluye la incompetencia absoluta de este tribunal y, en consecuencia, debe abstenerse
de su conocimiento. En cuanto al fondo, solicita su rechazo de acuerdo a los antecedentes que

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y ante una Multa a una empresa que manejaba máquinas de frío, re-

expresa. Si bien reconoce la existencia de la relación laboral con el actor, su labor expresada
en la cláusula primera del contrato se encontraba bajo la supervisión de uno de los capataces
de la empresa, quien planificaba y supervisaba diariamente los trabajos ejecutados por la
cuadrilla a la que estaba asignado el actor. El día 1 de diciembre de 2005 se le ordenó al
demandante, junto a otros trabajadores, la limpieza del área de transformadores de la sala
eléctrica N° 7, esto es, de la zona en general y no de los trasformadores mismos, los cuales se
encontraban encintados y debidamente señalizados, indicando energización y peligro en los
equipos de la aludida sala. El accidente ocurrió aproximadamente a las 16:30 horas, cuando
el actor violó la demarcación existente y procedió a retirar los pernos para abrir la tapa de uno
de los trasformadores de 15.000 voltios, supuestamente para proceder a la limpieza interior.
En consecuencia, la conducta del actor constituye una acción negligente y temeraria que
afectó la seguridad del establecimiento, como asimismo la seguridad, actividad y salud de
los trabajadores. Con posterioridad a la apertura de la celda, el actor procedió a limpiar el
equipo, haciendo contacto con la zona energizada, hubo una descarga eléctrica que le ocasionó
quemaduras de tercer grado en tórax y mano izquierda, lesiones que hicieron necesaria la
amputación de parte del dedo índice. En el instante en que el accidente se produjo, su representada
puso en marcha el procedimiento de atención de primeros auxilios, luego el herido fue enviado
al policlínico para un primer chequeo y finalmente se le trasladó a Concepción. Por lo expuesto,
la demanda carece de fundamento porque su representada ha dado cumplimiento a la obligación
impuesta por el artículo 184 del Código del Trabajo, acatando todos los requerimiento legales y
contractuales de seguridad y prevención de riesgos, sin que pueda imputársele a su representada,
falta o mora porque las lesiones del actor se produjeron principalmente por una acción temeraria de
éste. Por último, al no darse los presupuestos legales, la demanda debe necesariamente rechazarse.

El Juez de primera instancia rechazó la demanda, sin costas

Se alzó el demandante, y la Corte de Apelaciones de Chillán (Rol nº5-2009), por resolución de
trece de marzo del 2009, anuló de oficio el fallo de primer grado y acto continuo, dictó a fojas
236 vta. sentencia de reemplazo en la que rechazó la demanda, sin costas, por estimar que el
demandante tuvo motivo plausible para litigar. Entre sus argumentos: “2º.- Que, analizada la
sentencia definitiva recurrida se puede observar que en lo relativo al fondo de la cuestión debatida el
Tribunal a-quo razona en base a nueve considerandos, de los cuales ocho son de carácter descriptivo
o expositivo, y en el noveno es donde concluye rechazar la demanda en base a las pruebas cuyo
valor probatorio lo aprecia conforme a las reglas de la sana crítica. Así las cosas, es evidente que
el juez a-quo al dictar la sentencia definitiva de fojas 209 y siguientes, infringió abiertamente
lo dispuesto en el artículo 456 del Código del Trabajo, que dispone que “al apreciar la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica, al hacerlo el Tribunal deberá expresar las razones jurídicas
y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o
las desestime. En general, tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad, precisión,
concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que utilice, de manera que el
examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador, incurriendo con ello
en la causal de nulidad procesal contemplada en el artículo 768 Nº 5 del Código de Procedimiento
Civil, en relación con el artículo 458 Nº 5 del Código del Trabajo, en la dictación de la sentencia

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

cientemente se falló: “En las denominadas cámaras de atmósfera controlada


[frigoríficas], atendida la concentración y composición del aire, si una persona
accede a ellas sin las condiciones de seguridad que establece la práctica o sin
que la cámara se encuentre abierta y ventilada, por lo menos con 24 horas de
anticipación, ésta no sólo no tendrá oxígeno, sino que inhalará gases tóxicos, por
lo que únicamente una vez transcurrido el referido espacio de tiempo se puede
acceder a las cámaras sin tener problemas de intoxicación o falta de oxígeno
para el ser humano
[Por ende,] corresponde rechazar el recurso de apelación interpuesto por
la parte reclamante en contra de la sentencia que negó lugar a su reclamo
de multa administrativa. Ello por cuanto el fallo recurrido razona correc-
tamente al determinar que no hubo error de hecho en la imposición de la
sanción, ya que la empleadora no cumplió con la obligación prevista en el
artículo 184 del Código del Trabajo, esto es proteger eficazmente la vida y
salud de sus trabajadores, por cuanto quedó en evidencia que no tomó todas
las medidas que eran necesarias para resguardar y proteger a sus operarios de
los riesgos que conlleva el o los lugares donde se desarrollaban los trabajos”.
(Corte de Talca, 17 marzo 2011, Apelación “Frutera Tucapel Ltda. con
Dirección del Trabajo”, Rol nº 140-2010)137.


3º.- Que, si el vicio que diere lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los contemplados
en las causales 4ª 5ª, 6ª 7ª del artículo 768, deberá el mismo tribunal, acto continuo y sin nueva
vista, pero separadamente, dictar la sentencia que corresponda con arreglo a la ley. Por estos
fundamentos y lo dispuesto en los artículos 768 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil y 458
Nº 5 y 463 del Código del Trabajo, se invalida de oficio la sentencia de veintiuno de Noviembre
de dos mil ocho, escrita de fojas 209 a 215, y conforme lo dispone el artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, acto continuo y sin previa vista, pero separadamente, este Tribunal dictará
la sentencia que corresponda con arreglo a la ley”.
137
“Primero: Que, a los elementos de convicción reseñados por el juez a quo, de acuerdo al mérito
del proceso se agregan los siguientes: a) Que, a fojas 20, 21, 91 y 92 rola el “Acta de hechos
constatados relativos a condiciones de salud y seguridad básicas en los lugares de trabajo”, en la
cual se puede apreciar que en el apartado: “Derecho a Saber”: ítems “Informar sobre medidas
preventivas e Informan sobre método de trabajo correcto”, y en el apartado: “Departamento de
Prevención de Riesgos”, en su ítems: “Se cumplen medidas indicadas por Depto. Prevención”;
no existen marcas de chequeo (tics) en los conceptos referidos, todos los cuales dicen relación
directa con el accidente materia de autos. b) Que, en la misma Acta reseñada, existe una parte
final descrita como: “Hechos detectados como deficiencias”, dentro de las cuales se mencionan,

278 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

entre otras deficiencias: “Presencia en el lugar de trabajo de polvo, gases humo y vapores, y no
evaluación de riesgos inherentes a la actividad”. c) Que, de los documentos que rolan a fojas
45, 134 y 243, denominados: “Procedimiento para trabajos en alturas en cámaras frigoríficas de
atmósferas controladas de frutera Tucapel Ltda”; como asimismo, el documento que rola a fojas
136 denominado: “Procedimiento para trabajos en altura en cámaras de frío”, si bien describen
lo que sus nombres indican, estos documentos no tienen fechas, ni se encuentran firmados por el
trabajador, lo que no permite acreditar que éste, los hubiera recibido de su empleadora. d) Que,
en atención a aquello que la misma empresa reclamante indica, en los documentos reseñados
precedentemente, la forma para desarrollar trabajos en alturas en sus cámaras frigoríficas de
atmósferas controladas, el trabajador debía contar con un arnés y una cuerda de vida para subirse
en la plataforma de la grúa y así ser levantado para proceder a la labor de conexión o desconexión
de los cables de los sensores de temperatura. Sin embargo, en autos, no rola documento alguno
que acredite que la empresa le hizo entrega y que el trabajador recibiera los citados implementos
con los cuales debía desarrollar el trabajo.

Segundo: Que, también, como es de conocimiento público en esta zona agrícola y de producción
frutícola, las cámaras de frío y de atmósfera controlada, donde se guarda y conserva la fruta, se
llenan con cajas de madera o plásticas de una capacidad aproximada de 380 kilos cada una, llamadas
o conocidas como bins. Las citadas cámaras al llenarse con estos bins, se distribuyen en su interior
unos sobre otros, formando columnas, las cuales llegan por lo general, a una altura de entre 7 y 8
metros. El proceso de llenado, carga y descarga de las cámaras se efectúa con grúas con horquillas
que trasladan, elevan, depositan y posteriormente retiran los bins, debiendo circular éstas por los
espacios que se dejan y forman en su interior para transitar con la carga. Asimismo, las referidas
columnas de bins, al disponerse en el interior de las cámaras no se apoyan en sus paredes, sino que
se sitúan separadas de éstas, y atendido que los sensores de temperatura se conectan en la parte
superior de las mismas (caso de autos), requiriéndose acceder a ellas para su conexión o desconexión,
mediante un sistema que permita alcanzar la cota de los bins, lo que en el caso de la reclamante,
como ella misma expone, se debía hacer mediante la utilización de una grúa y plataforma metálica,
con la concurrencia de al menos dos personas -uno en la plataforma que se eleva y el otro en la
grúa, como operador-, según consta en el documento denominado: “Procedimiento para trabajos
en alturas en cámaras frigoríficas de atmósferas controladas de frutera Tucapel Ltda”, acompañado
en autos a fojas 45, 134 y 243, y también en otro instrumento acompañado por la reclamante
signado como: “Procedimiento para trabajos en altura en cámaras de frío”, el cual sin embargo en
su “Paso N°4”, señala, a diferencia del anterior, que este tipo de trabajos debe hacerse a lo menos
por dos personas en altura, apoyados por el operador de la grúa, es decir, tres personas, como
consta a fojas 136.

Tercero: Que, la cámara de guarda de fruta donde se produjo el accidente es de aquellas denominadas
de atmósfera controlada; técnica frigorífica de conservación en la que se interviene modificando
la composición gaseosa de la atmósfera en la cámara, mediante un control de regulación de las
variables físicas del ambiente (temperatura, humedad y circulación del aire). Tratándose por tanto,
de una atmósfera empobrecida en oxígeno (O2) y enriquecida en dióxido carbónico (CO2), que
permite la conservación de productos hortofrutícolas, ya que la composición del aire se ajusta de
forma precisa a los requerimientos del producto guardado, manteniéndose constante durante todo

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 279

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el proceso. Con lo cual, este modo asociado al frío, acentúa el efecto de la refrigeración sobre la
actividad vital de los tejidos de la fruta, evitando ciertos problemas fisiológicos y disminuyendo
las pérdidas por podredumbres, ya que ralentiza las reacciones bioquímicas, lo que provoca una
mayor lentitud en la respiración del fruto, retrasando la maduración, pero manteniendo sus
condiciones latentes, con la posibilidad de una reactivación vegetativa una vez puesto el fruto en aire
atmosférico normal. (Cheftel, J.C.; Cheftel, H; Besançon, P. 1977. Introducción a la bioquímica
y tecnología de los alimentos. Ed. Acribia. Zaragoza. pág. 404. Colomé, E. 1998. Tecnología de
envasado en atmósfera modificada. Alimentación. Equipos y tecnología nº 5. Junio 1998. Año
XVII. 95-99 y Nuevas tecnologías de conservación de frutas y hortalizas. Atmósferas modificadas.
Ed. Mundi-Prensa. Madrid. pág. 221).

Cuarto Que, la modificación de los gases al interior de la cámara, es beneficiosa para la mantención
de la fruta que se guarda y conserva, pues se hace más lento el metabolismo y en consecuencia, el
proceso de maduración y descomposición de la misma. Procedimiento incompatible con la vida
humana, pues la baja concentración de oxígeno y como contrapartida, la alta concentración de
dióxido carbónico, no permiten la sobrevivencia animal al interior de una cámara de atmósfera
controlada.

Quinto: Que, consecuente y en razón de lo expuesto, en el manejo del personal que opera y que
accede a las cámaras de atmósfera controlada, se deben extremar los programas de capacitación y
las medidas de seguridad, ya que debido a la falta de oxígeno al interior de la cámara, cualquier
persona que ingrese a ésta, se expone a grandes riesgos.

Sexto: Que, para prevenir cualquier accidente producto de estas condiciones ambientales, las
recomendaciones más elementales en la materia que indican los expertos -Bahamóndez, Sergio.
Profesor y Gerente técnico de TH-S thermo Servicios Limitada, publicación en Revista Frío y
Calor, órgano oficial de la Cámara Chilena de Refrigeración y Climatización A.G. N°80 y 81-,
son que el personal que ingrese a una cámara de atmosfera controlada debe tener en cuenta las
siguientes medidas de seguridad: a) Ingresar cuando está en régimen con equipo autónomo de
respiración. b) Que, cada vez que se ocupe un equipo autónomo, se proceda a su llenado de aire
antes de que sea ocupado nuevamente. c) Que, un segundo operador esté siempre presente en el
interior de la cámara, también con equipo autónomo, por un posible riesgo de su compañero. d)
Que, exista una comunicación visual con un tercer operador desde el exterior en todo momento,
incluso amarrándose a la cintura para estar unidos. e) Que, el tiempo de permanecer dentro de
la cámara no exceda del 50% del tiempo de duración del tubo de aire. f ) Ingresar siempre en
compañía y con autorización a las cámaras de atmósfera controlada en proceso.[…]

Décimo Primero: Que, consecuente con lo anteriormente expuesto se encuentra configurada la
infracción mencionada en la Resolución de Multa N°8064/08/58 de la Dirección del Trabajo,
representada por don Mauricio Hernández Morán, Inspector Comunal de la ciudad de Molina,
y por doña Gimena Paola Valenzuela Soto, Fiscalizadora del referido servicio, dictada con fecha
22 de julio de 2008, notificada el 9 de septiembre del mismo, a la reclamante, no revistiendo el
carácter de arbitraria, ni de ilegal.[…], SE CONFIRMA el fallo de veinte de mayo de dos mil diez
que se lee desde fojas 255 a 275, mediante el cual se rechazó la reclamación de la multa cursada
mediante la Resolución N°8064/08/58 de la Dirección del Trabajo, por la suma de 40 U.T.M.

280 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En consecuencia, la constitución de un Comité Paritario de Higiene y


Seguridad y de un Departamento de Prevención de Riesgos en una empresa
son parte del deber de protección de la vida y salud de los trabajadores
(De Seguridad).“Corresponde acoger el recurso de apelación interpuesto por la
parte demandante en contra de la sentencia definitiva que rechazó la deman-
da de indemnización por accidente de trabajo, toda vez que correspondía a la
parte demandada acreditar el cumplimiento del deber general de protección de
la vida y salud de la trabajadora demandante, obligación que se concreta en el
establecimiento de un reglamento interno de higiene y seguridad conocido por los
trabajadores, en la constitución de un Comité Paritario de Higiene y Seguridad y
un Departamento de Prevención de Riesgos dentro de la empresa, la entrega de los
implementos de seguridad necesarios para evitar los riesgos de accidentes propios de
cada faena en particular y la debida capacitación de los trabajadores en el manejo
y funcionamiento de los equipos o maquinarias que deban ser operados por ellos,
cosa que en la especie no hizo” (Corte de San Miguel, 26 mayo 2010, Apelación
“López Mendoza con Ibérica Eventos y otra”, Rol nº 419-2009).

1) Comités Paritarios138
El Comité Paritario de Higiene y Seguridad (CPHS) es el organismo
técnico de participación entre empresas y trabajadores, para detectar y evaluar
los riesgos de accidentes y enfermedades profesionales. Y serán obligatorios

(cuarenta Unidades Tributarias Mensuales) por la infracción mencionada con el N°1, con costas
del recurso”.

Fuente: http://cl.microjuris.com/ MJJ26666.
138
El actual artículo 66 de la Ley 16.744 dispone: “En toda industria o faena en que trabajen más
de veinticinco personas deberán funcionar uno o más Comités Paritarios de Higiene y Seguridad,
que tendrán las siguientes funciones:

1. Asesorar e instruir a los trabajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección;

2. Vigilar el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores, de las medidas
de prevención, higiene y seguridad;

3. Investigar las causas de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que se produzcan
en la empresa y de cualquiera otra afección que afecte en forma reiterada o general a los trabajadores
y sea presumible que tenga su origen en la utilización de productos fitosanitarios, químicos o
nocivos para la salud;

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 281

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en empresas con más de 25 trabajadores139, como también serán obligatorias


sus decisiones para la empresa y los trabajadores, debiendo tener un Comité
en cada faena, sucursal o agencia140. Serán integrados por tres representantes
de la empresa y tres de los trabajadores.
Se trata, entonces, de aquellos órganos paritarios para la prevención de
riesgos en la empresa. “Son paritarios porque están formados por partes iguales
por representantes de la empresa y de los trabajadores. Sus acuerdos se toman
por mayoría y tienen carácter de obligatorio para las partes. Bien constituidos,
es decir, con miembros laborales que hayan sido elegidos democráticamente por
los representados y con el personal designado por la empresa con un buen nivel


4. Indicar la adopción de todas las medidas de higiene y seguridad que sirvan para la prevención
de los riesgos profesionales;

5. Cumplir las demás funciones o misiones que le encomiende el organismo administrador
respectivo.

El representante o los representantes de los trabajadores serán designados por los propios
trabajadores.

El reglamento deberá señalar la forma como habrán de constituirse y funcionar estos Comités.

En aquellas empresas mineras, industriales o comerciales que ocupen a más de cien trabajadores,
será obligatoria la existencia de un Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales, el que
será dirigido por un experto en prevención, el cual formará parte, por derecho propio, de los
Comités Paritarios.

Las empresas estarán obligadas a adoptar y poner en práctica las medidas de prevención que les
indique el Departamento de Prevención y/o el Comité Paritario; pero podrán apelar de tales
resoluciones ante el respectivo organismo administrador, dentro del plazo de treinta días, desde
que le sea notificada la resolución del Departamento de Prevención o del Comité Paritario de
Higiene y Seguridad.

El incumplimiento de las medidas acordadas por el Departamento de Prevención o por el Comité
Paritario, cuando hayan sido ratificadas por el respectivo organismo administrador, será sancionado
en la forma que preceptúa el artículo 68.

Lo dispuesto en este artículo no se aplicará a las actividades a que se refiere el artículo 162-A del
Decreto Ley Nº 2.200, de 1978”.
139
Hoy la obligación rige en todas las empresas, faenas, sucursales o agencias que tengan el número
de trabajadores indicados, sin importar su giro.
140
Verdugo Ernst, “Accidente …”, Ob. Cit., pág. 77.

282 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

técnico y un vínculo directo con los procesos de trabajo, se convierten en el


mejor promotor y vigilante de condiciones de trabajo seguras en la empresa”141.
Y la jurisprudencia, nos ha dejado los siguientes criterios:
El Sentido y alcance del artículo 3º del D.S. Nº 594, de 1999, del Mi-
nisterio de Salud, reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales
básicas en los lugares de trabajo, no sería otro que precisar la obligación
que recae en la empresa, a la cual corresponden los lugares de trabajo, de
mantenerlos en las condiciones necesarias para proteger la vida y salud
de los trabajadores que se desempeñan en ellos, sean éstos dependientes
suyos o de sus contratistas. Por el Memo. Nº 161, del Ant. 2), se solicitó un
pronunciamiento acerca del sentido y alcance de lo dispuesto en el artículo
3º, del D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud, sobre obligación de
la empresa de mantener en condiciones adecuadas los lugares de trabajo para

141
Entre sus principales funciones destacan: 1) Instruir sobre la correcta utilización de equipos de
protección personal; 2) Vigilar el cumplimiento de medidas de prevención de higiene y seguridad;
3) Investigar causas de accidentes y enfermedades profesionales en la empresa; 4) Decidir negligencia
inexcusable; 5) Adoptar medidas de higiene y seguridad para la prevención de riesgos profesionales;
6) Cumplir funciones encomendadas por el organismo administrador; 7) Promover la capacitación.

De hecho sus atribuciones son muy amplias. Además de la aprobación del Reglamento Interno y

de tener competencias para poner en práctica el “derecho a saber”, las funciones más importantes
consisten en: vigilar el cumplimiento tanto de la empresa como de los trabajadores de las medidas
de prevención, higiene y seguridad, asesorar e instruir a los trabajadores para la correcta utilización
de los instrumentos de protección, investigar las causas de los accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales que ocurran en la empresa, indicar las medidas de higiene y seguridad que sirvan
para la prevención de riesgos profesionales, organizar la capacitación en estas materias y cumplir
otras funciones que le encomiende la Mutualidad u otro organismo administrador del seguro al
que la empresa esté adscrito.

Los Comités deben reunirse una vez al mes, siempre que haya un accidente grave o mortal o
cuando las partes lo soliciten. Deben levantar un acta de los acuerdos tomados en sus reuniones.
Y deben trabajar en torno de un programa de trabajo, que igual que en el caso del Departamento
de Prevención de Riesgos, haga una jerarquización de las prioridades.

En “Los Instrumentos de …”, Ob. Cit, pág. 5.

Boletín Oficial de la Dirección del Trabajo, Gobierno de Chile, noviembre 1997, “Los Instrumentos
de Prevención de Riesgos dentro de las Empresas”, Magdalena Echeverría.

Fuente: http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/articles-62214_recurso_1.pdf

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 283

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

proteger a sus dependientes como los de sus contratistas, en cuanto se podría


comprender también otras obligaciones, como la vigilancia o control de las
medidas de prevención que deben aplicar sus contratistas o subcontratistas.
“Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo siguiente: El artículo 3º, del
D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud, que aprueba el reglamento sobre
condiciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de trabajo, dispone: ‘La
empresa está obligada a mantener en los lugares de trabajo las condiciones sanitarias
y ambientales necesarias para proteger la vida y la salud de los trabajadores que
en ella se desempeñan, sean éstos dependientes directos suyos o lo sean de terceros
contratistas que realizan actividades para ella’. De la disposición reglamentaria
citada se desprende que la obligación de mantener condiciones sanitarias
y ambientales adecuadas en los lugares de trabajo para proteger la vida
y salud de los trabajadores corresponde a la empresa, ya sea que en tales
lugares se desempeñen sus propios trabajadores o los de sus contratistas
que realicen actividades para ella.
De esta manera, los lugares de trabajo deberán ser mantenidos en condi-
ciones adecuadas por la empresa respectiva, a fin de que brinden protección
eficaz a la vida y salud de los trabajadores que laboren en ellos, sean traba-
jadores de la misma empresa o de contratistas que se desempeñen para ella.
De este modo, las obligaciones indicadas se imponen de forma directa sobre
la empresa porque a ella pertenecen ordinariamente los lugares de trabajo, confor-
mando su identidad, y ella sería, por ende, la que los debe mantener en las con-
diciones necesarias y adecuadas, cualquiera sea la dependencia de los trabajadores
que vayan a trabajar en ellos, del propio dueño de la obra, o de un contratista,
que habitualmente lo son en forma transitoria y por lo mismo no tienen mayor
vinculación con determinado lugar de trabajo, con sus instalaciones, estructuras
y características básicas.
De esta manera, como se trata de regular las condiciones de los lugares de
trabajo es primordial la referencia a la empresa a la cual pertenecen, o bajo cuyo
mantenimiento se encuentran, como obligada a velar por sus condiciones de segu-
ridad y salubridad, indistintamente de la persona del empleador que los ocupa, si
es el dueño o contratista.

284 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 284 31-08-2011 17:43:09


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Lo expresado queda en mayor evidencia si se considera que el reglamento en


cuestión tiene por objeto precisamente regular las condiciones de seguridad y salu-
bridad de los lugares de trabajo, atribuibles a la empresa, y no las obligaciones del
o los empleadores de los trabajadores que se desempeñan en ellos, materia que se
encuentra tratada en la ley 16.744, sus reglamentos, y en el Código del Trabajo, por
lo que existiría independencia en el alcance y sentido de la norma reglamentaria
del artículo 3º en análisis y esta última legislación, entre las cuales habría más
bien un complemento en su aplicación.
En efecto, el reglamento D.S. Nº 594, en su artículo 1º, inciso 1º, precisa: ‘El
presente reglamento establece las condiciones sanitarias y ambientales básicas que
deberá cumplir todo lugar de trabajo, sin perjuicio de la reglamentación específi-
ca que se haya dictado o se dicte para aquellas faenas que requieren condiciones
especiales’. De este modo, el reglamento aludido regula las condiciones sanitarias y
ambientales de todo lugar de trabajo, sin distinguir la entidad empleadora de los
trabajadores que laboren en ellos, y más bien cualquiera sea ésta, como se deriva
del texto del artículo 3º del mismo reglamento, ya comentado.
De esta suerte, el artículo 3º del D.S. Nº 594, no tendría por sentido o
alcance establecer otras responsabilidades del empleador por las medidas
de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales por
trabajadores que laboran en los lugares de trabajo, sino más bien fijar las
exigencias de estos centros de trabajo, para proteger la vida y salud de los
dependientes que laboran en ellos, indistintamente de su empleador.
Lo expresado no podría llevar a entender que la disposición reglamentaria
en comento obligue a la empresa, o dueña de la obra, respecto del contratista, a la
vigilancia o la supervisión de este último en cuanto cumpla con la normatividad
sobre las condiciones de seguridad y salubridad de sus trabajadores, a menos que lo
sea respecto del lugar de trabajo, por lo que no podría hacérsele responsable al efecto
ni menos sancionarlo como infractor de una obligación que la ley no le impone.
En efecto, de acuerdo a la legislación vigente, es el empleador quien responde
de las obligaciones de protección y prevención de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales de sus trabajadores, sin que la ley establezca
una responsabilidad de vigilancia o supervisión , o subsidiaria, del dueño

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 285

jurisprudencia accidentes.indb 285 31-08-2011 17:43:09


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de la empresa, obra o faena, cuando interviene un contratista o subcon-


tratista , si éstos como empleadores deben asumir dichas obligaciones por
sus propios trabajadores.
Así, el artículo 184 del Código del Trabajo, que consagra en nuestra legislación
el denominado deber de seguridad se refiere directamente al empleador, al disponer:
‘El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos
necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales’.De este modo, si
el dueño de la obra, empresa o faena no es el empleador directo de los trabajadores
que laboran para el no le asisten las obligaciones de prevención señaladas, a menos
que como ha quedado dicho se trate de las condiciones del lugar mismo de trabajo,
que corresponde a la empresa.
Cabe acotar, que al referirse la norma transcrita a la mantención de condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como obligación del empleador, ello
no se contrapone con la norma reglamentaria en estudio, que alude a las condicio-
nes adecuadas del lugar de trabajo, como obligación de la empresa, si son aspectos
distintos. Faena es sinónimo de trabajo, servicio, actividad o tarea, en cambio,
lugar de trabajo lo es de ámbito, espacio, estructura, instalaciones permanentes,
propias de la empresa, indistintamente del empleador.
Por otra parte, no podría hacerse responsable al dueño de la obra, empresa o
faena por obligaciones que la ley no le encomienda de modo expreso, como lo hace
con el empleador, si el artículo 4º, inciso 3º de la ley 16.744, lo hace responsable
subsidiariamente respecto del contratista o subcontratista sólo respecto de las obliga-
ciones de afiliación y cotización al seguro de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales y no de otras obligaciones.
Así, el inciso 3º, del artículo 4º, de la ley 16.744, dispone: ‘El dueño de la
obra, empresa o faena, será, subsidiariamente, responsable de las obligaciones
que, en materia de afiliación y cotización afecten a sus contratistas respecto de
sus trabajadores. Igual responsabilidad afectará al contratista en relación con las
obligaciones de sus subcontratistas.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La disposición legal antes citada se encuentra ratificada en el inciso 2º del ar-


tículo 209 del Código del Trabajo, que establece: ‘En los mismos términos, el dueño
de la obra, empresa o faena, es subsidiariamente responsable de las obligaciones
que en materia de afiliación y cotización, afecten a los contratistas en relación con
las obligaciones de sus subcontratistas’.
De esta manera, el sentido o alcance de lo dispuesto en el artículo 3º del D.S.
Nº 594, dice relación con la obligación de la empresa de mantener condiciones
sanitarias y ambientales de los lugares de trabajo para proteger la vida y salud de los
trabajadores, sean éstos de la propia empresa o de contratistas, no comprendiéndose
otras obligaciones como vigilancia o supervisión del cumplimiento de las normas
de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales en las faenas,
las que competen al respectivo empleador de los trabajadores.
Acorde con lo anteriormente expresado se hace conveniente agregar que en
caso de infracción al artículo 3º del D.S. Nº 594, por condiciones inadecuadas de
los lugares de trabajo, se deberá sancionar al dueño de la empresa, obra o faena,
directamente, sin perjuicio que en tales lugares se desempeñen contratistas con sus
propios trabajadores, sanción que podrá ser aplicada por este Servicio, en ejercicio
de las facultades de fiscalización de estas materias que le confiere el inciso 3º del
artículo 184, e incisos 1º y 2º del artículo 191 ambos del Código del Trabajo.
En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales y re-
glamentarias citadas, cúmpleme informar a Ud. que el sentido y alcance de lo
dispuesto en el artículo 3º, del D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud,
reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de tra-
bajo, no sería otro que precisar la obligación que recae sobre la empresa, a la cual
corresponden tales lugares de trabajo, de mantenerlos en las condiciones necesarias
para proteger la vida y salud de los trabajadores que se desempeñan en ellos, sean
éstos dependientes suyos o bien de terceros o contratistas” (Dirección del Trabajo,
18 abril 2005, Dictamen ORD nº 1570/49).
Funciones de un Comité Paritario. “Las dos primeras funciones que deben
cumplir los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad que deben funcionar en
toda empresa en que laboren más de 25 personas: 1.- Asesorar e instruir a los tra-
bajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección. 2.- Vigilar

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores, de las
medidas de prevención, higiene y seguridad” (Corte Suprema, 27 mayo 1999,
Casación en el fondo “Aguirre Rodríguez con EMERES Ltda.”, Rol nº 4131-
1997. En FM nº 486, pág. 854, sentencia nº 8; también RDJ t. XCVI, 2ª
parte -sección 3ª, pág. 89).
De la Competencia de la Dirección del Trabajo para pronunciarse
acerca de una Comité Paritario. “La Dirección del Trabajo carece de compe-
tencia para pronunciarse sobre la constitución y funcionamiento de los comités
paritarios de higiene y seguridad, constituidos y a constituirse en el Hospital […],
dependiente del Servicio de Salud Metropoliano Sur, correspondiendo su conoci-
miento y resolución a la Superintendencia de Seguridad Social, sin perjuicio de
la facultad de la Dirección del Trabajo para actuar como ministro de fe en el acto
eleccionario de los miembros de ese comité” (Dirección del Trabajo, 29 diciembre
2004, Dictamen ORD nº 5379/208).
Sin embargo, la Dirección del Trabajo se encuentra facultada no tan
sólo para ordenar la creación y mantención de Comités Pari­tarios de
Higiene y Seguridad en toda empresa, faena, sucur­sal o agencia en que
trabajen más de 25 personas, sino que también, a contar de la vigen­cia
de la Ley Nº 19.481, para sancionar la inexistencia de aquéllos. Lo an-
terior, sin perjuicio de las facultades conferidas a otros Servicios del Estado
sobre la materia. (Dirección del Trabajo, 26 enero 2000, Dictamen ORD
nº 2926/137).
El empleador tendrá que pagar como jornada extraordinaria el tiem-
po que el trabajador ocupe en las reuniones del Comité Paritario que se
desarrollen fuera del horario de trabajo. Para efectos de contabilizar en la
jornada de trabajo aquel tiempo utilizado en los cursos sobre capacitación sobre
prevención de riesgos en la empresa, éstos se tendrán que ajustar a las reglas
en el D.F.L nº 1, de 1989, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social sobre
Estatuto de Capacitación y empleo (Dirección del Trabajo, 28 julio 1997,
Dictamen ORD nº 4441/248).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2) Del Reglamento de Higiene y Seguridad


El Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad, se entiende como
el instrumento que regula las actividades cotidianas de la vida laboral en las
empresas. “Se refiere por un lado a materias de organización del trabajo, por
ejemplo, la regulación de la jornada laboral (horas de comienzo y término y
los descansos), los tipos de remuneraciones y forma de su pago, ordenamiento
jerárquico en la empresa, obligaciones y prohibiciones a que están sujetos los
trabajadores.Por otro lado, a materias que norman las condiciones de trabajo,
higiene y seguridad, como la adecuación de faenas especiales de acuerdo a edad
y sexo de los trabajadores y a las normas e instrucciones de prevención de los
Infracción al Reglamento de Higiene y Seguridad por mala operación
de máquina gráfica (Corte Suprema, 3 mayo 2006, Casación en el fondo
“Orellana Fajardo con Vera y Giannini Impresores S.A.”, Rol nº 5040-2005)142.

142
Que se establecieron como hechos en la causa indiciada por el Juez del 1er. Juzgado del Trabajo
de Santiago, la existencia de una relación laboral entre las partes desde el 1º de abril de 1982; el
demandante se desempeñaba en la sección troquelado. El día 24 de febrero de 2000 el actor mientras
desempeñaba funciones en su lugar de trabajo manipulando la máquina de troquelado, sufrió un
accidente que le ocasionó lesiones en ambas manos; el actor siguió trabajando en la empresa y a la
fecha de la presentación de la demanda su remuneración asciende a $266.000. El demandante a
la data de ocurrencia del accidente llevaba más de 17 años en la empresa y durante este tiempo en
cumplimiento a las labores asignadas nunca sufrió un accidente. El actor no sufrió perjuicio con
ocasión del accidente del trabajo; la empresa demandada cumplía con tener todos los elementos
de seguridad y que durante 60 años nunca tuvo un accidente. El accidente se produjo porque el
demandante en la operación de la máquina troqueladora obró en forma imprudente, negligente
y con infracción a las instrucciones impartidas en los reglamentos.

Por su parte, la demandada contestó el libelo interpuesto en su contra y solicitó su total rechazo,
con costas. Al respecto, señaló que a la empresa no le ha cabido responsabilidad alguna en el
accidente de que fuera víctima el actor. Reconoció que el día 24 de febrero de 2001, el actor estaba
operando la máquina troqueladora, tal como lo hacía desde el año 1982, y su función era la de
marcar y precortar pliegos de cartulina y que el accidente que sufrió es de su responsabilidad, al
haber operado la máquina de manera absolutamente irresponsable, negligente y desobedeciendo las
normas mínimas de criterio y de seguridad exigidas por la empresa y asimiladas por los trabajadores,
tales como, la coordinación con su ayudante y el no introducir las manos en una máquina que se
encontraba en plena operación y funcionamiento, lo que era imposible de precaver. Por lo demás,
en atención a las medidas de seguridad adoptadas por la empresa, ello le ha permitido tener una
nula estadística de accidentes del trabajo durante sus años de existencia.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Obligación de empresas, de menos de 25 trabajadores de confeccio-


nar un Reglamento de Higiene y Seguridad. “Para determinar la dotación
normal de 25 o más trabajadores permanentes, se cuentan todos los que presten
servicios en las distintas fábricas o secciones de la misma empresa aunque estén
en distintas localidades. Señala que si bien, “Santa Dorila” cumple con el primer
requisito a cabalidad, no ocurriría lo mismo con el segundo, dado que su personal
no sobrepasa los 25 trabajadores exigidos en la Ley. A su juicio, a falta de uno
de los requisitos previamente enunciados, la empresa que representa no estaría
obligada a confeccionar un Reglamento Interno de Orden Higiene y Seguridad.
Requerido al efecto el Servicio de Salud del Maule informó que el Reglamento
Interno de Higiene y Seguridad exigido por el artículo 67 de la Ley Nº 16.744,
es específico de higiene y seguridad en el trabajo, por ende, distinto al genérico que
establece el artículo 149 del Código del Trabajo. Conforme al citado artículo 67


Por otra parte, solicitó el rechazo de la demanda civil, por no concurrir el elemento del perjuicio
efectivo, así, señaló que el actor nunca ha sido despedido ni se ha encontrado en la imposibilidad
de trabajar y, a mayor abundamiento, la Asociación Chilena de Seguridad, declaró una invalidez
mínima en la capacidad de su trabajo y por la cual el actor recibe una pensión de invalidez parcial,
aparte del total de su remuneración, por tanto, este último no ha sufrido menoscabo moral, material
ni de ninguna especie que haga justificable una demanda como la entablada en autos.

“Octavo: Que, en consecuencia, se establece que el trabajador en cumplimiento de las labores
asignadas, obró en la operación de la máquina a su cargo, en forma imprudente, negligente y con
infracción a las instrucciones impartidas en el Reglamento de Higiene y Seguridad en la operación
de la máquina asignada, al no retirar la platina en forma previa al pliego, situación que no se justifica,
en atención a la experiencia y conocimiento de la función para la cual fue contratado, por lo que
se dispone que la empresa no tuvo culpa ni responsabilidad alguna en el accidente del trabajador y
que de acuerdo al mérito de las probanzas presentadas al juicio, dicha parte dio cumplimiento a lo
dispuesto en el artículo 184 del Código del Trabajo. Por estas consideraciones […], se dispone: […]
B) Que se rechaza la demanda interpuesta a fojas 1, en todas sus partes. C) Que no se condena en
costas al demandante, por estimar el Tribunal que tuvo motivo plausible para litigar”.

Por su parte, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol nº6860-2004) confirmó
este fallo, ya que, “las argumentaciones contenidas en el escrito de fojas 244 no logran convencer
a esta Corte como para alterar lo que viene decidido”. Pronunciada por la Décima Sala de esta
Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, integrada por el ministro don Raimundo Díaz Gamboa,
el Fiscal Judicial don Mario Carroza Espinosa y el abogado integrante don Roberto Mayorga Lorca.

La Corte Suprema, rechazó los recursos de casación en el fondo por manifiesta falta de fundamento.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis
Pérez Z., Orlando Álvarez H. y Jorge Medina C. y los Abogados Integrantes señores Roberto Jacob
Ch. y Patricio Valdés A.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de la Ley Nº 16.744, cuyo Reglamento se contiene en el D.S. Nº 40, de 1969,


del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, la obligación de establecer y man-
tener al día un Reglamento de Higiene y Seguridad en el Trabajo afecta a toda
empresa o entidad, sin hacer algún tipo de distingo, como sucede en el Código del
Trabajo, que condiciona su obligatoriedad a que se trate de empresas industriales
o comerciales y que ocupen normalmente 25 o más trabajadores permanentes. La
Dirección del Trabajo señaló mediante Dictamen Nº 715, de 17 de marzo de
1983, que toda empresa, aunque no esté obligada a confeccionar un Reglamento
Interno que la legislación laboral exige, debe mantener al día el Reglamento de
Higiene y Seguridad, según lo dispuesto en la Ley Nº 16.744En atención a lo
expuesto, la Sociedad Minera “Santa Dorila” está obligada a mantener al día su
Reglamento Interno de Higiene y Seguridad en el Trabajo. Sobre el particular, esta
Superintendencia declara que aprueba lo informado en este caso por el Servicio
de Salud Del Maule, por encontrarse ajustado a derecho y a los antecedentes de
que se ha podido disponer. En efecto, la obligación establecida, para toda empresa
o entidad, sin hacer distingo alguno, en el artículo 67 de la Ley Nº 16.744, cuyo
Reglamento se encuentra contenido en el D.S. Nº 40, de 1969, del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social, consiste en establecer y mantener al día un reglamento
interno de higiene y seguridad; en tanto la norma del artículo 153 del Código del
Trabajo, que es de carácter general, y en el cual la higiene y seguridad constituyen
sólo un apéndice del mismo, según lo dispuesto en el Nº 9 del artículo 154 de dicho
Código, obliga a la mantención de un reglamento interno de higiene y seguridad sólo
a las empresas que cumplan con dos requisitos copulativos, deben ser industriales o
comerciales y ocupar normalmente 25 o más trabajadores. Por lo expuesto, estamos
en presencia de dos disposiciones, una norma general y una particular, y en materia
de siniestros profesionales se debe aplicar ésta con preferencia a aquélla, y sin que
esto implique que estos cuerpos legales sean antagónicos” (Superintendencia de
Seguridad Social, 21 octubre 2002, Dictamen nº 13494).
Conforme a los artículos 67 de la Ley nº 16.744 -cuyo Reglamento se
contiene en el D.S. nº 40 de 1969 del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social- 153 y 159 nº 9 del Código del Trabajo-, una empresa minera debe
tener un Reglamento de Higiene y Seguridad. “En tanto la norma del artículo
153 del Código del Trabjo, que es de carácter general, y en el cual la higiene y

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 291

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

seguridad constituyen sólo un apéndice del mismo, según lo dispuesto en el nº 9 del


artículo 159 de dicho Código, obliga a la mantención de un Reglamento interno de
Higiene y Seguridad sólo a las empresas que cumplan con dos requisitos copulativos,
deben ser industriales o comerciales y ocupar normalmente 25 o más trabajadores.
Por lo expuesto, estamos en presencia de dos disposiciones, una norma general
y una particular, y en materia de siniestros profesionales se debe aplicar ésta con
preferencia a aquélla, y sin que esto implique que estos cuerpos legales sean antagó-
nicos” (Superintendencia de Seguridad Social, 13 diciembre 1994, Dictamen
Ord. nº 13.494).
Muerte de funcionario público en Hospital. “Los trabajadores del sector
público están sujetos a la ley de accidentes del trabajo por los daños que sufran al
ser objeto de robo, asalto, u otra forma de violencia delictual, a causa o con ocasión
del trabajo […].
La conducta culpable del empleador se hace consistir en no haber tomado las
medidas de seguridad necesarias para proteger la vida del trabajador. De manera
que si su muerte acaeció a consecuencia de un delito, perpetrado por un tercero, no
obstante que se habían adoptado medidas de resguardo, no hay culpa del servicio
hospitalario en que laboraba […].
La circunstancia de ser dependientes de la parte que los presenta, un servicio
de salud, no impide a los testigos declarar con imparcialidad, toda vez que la ley
establece un estatuto jurídico que garantiza la independencia del declarante […].
Si se interponen conjuntamente el recurso de casación y la apelación, debe
plantearse el primero en forma principal y el segundo en forma subsidiaria [Corte
de Apelaciones de Concepción, Rol n°considerandos 5°, 7°, 9°, 10°, 19° y 20°].
El pronunciamiento sobre las tachas, al formar parte de la sentencia definitiva,
corre la suerte de lo principal, por lo que el plazo de apelación es el mismo que
para esta última […].
El tribunal de casación en el fondo no puede variar los hechos establecidos
por el del grado, a menos que se haya denunciado y comprobado la infracción de
normas reguladoras del valor de las evidencias, de aquellas que establecen pará-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

metros legales fijos de apreciación de su mérito, esto es, que obliguen a valorar los
antecedentes probatorios en un determinado sentido (Corte Suprema, 18 mayo
2006, Casación “Lazo Sepúlveda y otros con Servicio de Salud Talcahuano”, Rol
n° 1243-2006)143.

a) Acerca de las competencias de la Dirección del Trabajo en materia


de Higiene y Seguridad.
De acuerdo al carácter imperativo del artículo 184 del Código del Trabajo,
“es claro y no cabe duda que la responsabilidad primaria por la prevención recae
en el empleador; esta disposición de orden laboral, contenida en el Código del
ramo, reconoce que, con toda la complejidad técnica que plantean cuestio-
nes como tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la
vida y salud de los trabajadores o mantener las condiciones adecuadas de
higiene y seguridad o prevenir los accidentes y enfermedades profesionales,
ellas son materias que forman parte de la relación laboral.
Mediante Dictamen Nº 4.336/262, del 25 de agosto de 1993, ya esta Di-
rección había resuelto al tratar la materia que es indudable que la prestación del
servicio a que el trabajador se obliga por el contrato de trabajo debe efectuarse
en condiciones materiales y técnicas que salvaguarden plenamente su integridad
física y su salud. En efecto, al estar vinculados los trabajadores con su empleador
por una relación de subordinación y dependencia, motivados por una necesidad
económica de mantener su empleo y salario, nuestra legislación reconoce que el
primer responsable por la prevención debe ser el empleador, por cuanto las obli-
gaciones del contrato y el estado de necesidad pueden motivar a la exposición a
riesgos, situación que la sociedad quiere evitar.
El reconocimiento de su carácter como materia de orden laboral y, por tanto,
su inclusión en el Código del Trabajo, debe concordarse con la norma del artículo
28 del D.F.L. Nº 2, de 1967, Ley Orgánica de la Dirección del Trabajo, la que
estatuye que los inspectores del servicio, en ejercicio de sus funciones fiscalizadoras,
podrán ordenar la suspensión inmediata de las labores que a su juicio constituyan

143
Fuente: http://productos.legalpublishing.cl/, ID n° 34345

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 293

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

peligro inminente para la salud o vida de los trabajadores y cuando constaten


trabajos con infracción a la legislación laboral.
Por otra parte, tanto el Código del Trabajo como la citada Ley Orgáni-
ca del Servicio, señalan con claridad que la fiscalización de la legislación
laboral y su interpretación corresponden a la Dirección del Trabajo, sin
perjuicio de las facultades conferidas a otros servicios administrativos;
en ninguno de estos casos se establece una excepción particular que haga
inaplicables las facultades de fiscalizar el citado artículo 184 por parte de
los Inspectores del Trabajo. El mismo artículo 190 dentro de las normas generales
del Libro sobre Protección a los Trabajadores, en el citado Código, alude en forma
explícita a las facultades generales de fiscalización de la Dirección del Trabajo, las
que no se ven afectadas por las conferidas a la Dirección General del Territorio
Marítimo y Marina Mercante y al Servicio Nacional de Geología y Minería.
Entre los fundamentos de su objeción, la empresa Salmones [...], señala que
el artículo 184 del Código del Trabajo se encuentra reglamentado por el Decreto
Supremo Nº 745, de 1992, derivado del Código Sanitario, incurriendo en un
error de interpretación. Ni este decreto ni el Código Sanitario señalan que se esté
reglamentando el ya citado Art. 184. El único cuerpo legal que explícitamente
contiene normas para aplicar las obligaciones del citado artículo es el Decreto Su-
premo Nº 40, de 1969, sobre Prevención de Riesgos Profesionales, el que tampoco
excluye a la Dirección del Trabajo de fiscalizar su cumplimiento.
Sin duda, cuestiones como tomar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de los trabajadores o mantener las condiciones adecuadas
de higiene y seguridad o prevenir los accidentes y enfermedades profesionales, aparte
de sus connotaciones ligadas a la relación laboral, tienen otras de carácter técnico
que movieron al legislador a otorgar competencias normativas y de fiscalización a
otros servicios administrativos que poseen un nivel de especialización adecuado para
las múltiples complejidades que plantean todos los sectores de actividad económica
en general y algunos, como los ligados al sector marítimo-portuario, en particular.
En tal sentido, las disposiciones del Decreto Ley N° 2.222, de 1978, no in-
hiben las facultades del trabajo, entendiendo por tales todas aquellas que incidan
en el orden laboral. Si no fuere así, no tendrían ningún sentido las disposiciones

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

contenidas en el artículo 96 y siguientes del Código del ramo, que se refieren a


trabajadores embarcados o gente de mar y a trabajadores portuarios eventuales,
las que tampoco hacen una excepción respecto de la obligatoriedad de cumplir con
lo dispuesto en el artículo 184.
Resulta conveniente, entonces, aclarar el alcance del obrar de los inspectores del
trabajo. Éstos, en caso de detectar incumplimientos laborales como son la inexis-
tencia de condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas o la ausencia
de implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales,
pueden aplicar multas conforme al artículo 477 del Código del Trabajo o suspender
labores por peligro inminente, en conformidad al artículo 28 del D.F.L. Nº 2, de
1967 o incluso, en caso darse los supuestos legales, llegar a la clausura del estable-
cimiento o faena, pudiendo también, obviamente, instruir que las infracciones
detectadas sean corregidas.
De esta suerte, considerando lo expuesto en párrafos que anteceden, posible
resulta sostener que nuestro Servicio al instruir que las barandas de las balsas jaula
sean seguras e impidan caídas de personas al agua, que a los trabajadores se les
proporcionen servicios higiénicos y agua potable para contar con medidas mínimas
de protección de la vida y salud y que se les proporcione ropa térmica adecuada a
las condiciones climáticas imperantes durante la mayor parte del año en la zona y
el mar, no ha excedido la esfera de su competencia por cuanto sólo está exigiendo
el cumplimiento de la legislación laboral.
Distinto sería el caso si los inspectores actuantes hubieren instruido medidas
mínimas que se deben adoptar, como por ejemplo decidir que la calidad de la ropa
térmica debe ser tal o cual, o indicar sus componentes materiales específicos o que
los baños adecuados para el trabajo en balsas jaula son los que cumplen con tales
o cuales disposiciones técnicas, en cuyo evento se estarían imponiendo reformas o
medidas mínimas a la empresa.
De consiguiente, siendo un deber del empleador el cumplir con su obligación
de tomar las medidas adecuadas para la vida y salud de los trabajadores no se vea
amenazada, él podrá recurrir a su propio Departamento de Prevención de Riesgos,
a su organismo administrador del seguro establecido por la Ley N° 16.744 o al
ente asesor que estime conveniente para determinar cuáles serán esas medidas.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 295

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En consecuencia, en mérito a lo expuesto y disposiciones legales citadas,


cúmpleme informar a Ud. que se deniega la solicitud de reconsideración de las
instrucciones impartidas a la empresa Salmones [...] en los centros de cultivo de
salmón Balsas de Mechuque, Ancud y Balsas de Rilán, Castro, como asimismo de
las Resoluciones de multa Nºs. 95.100, 95.102 y 95.103, todas de fecha 04 de
diciembre de 1995, por encontrarse ajustadas a derecho” (Dirección del Trabajo,
17 abril 1996, Dictamen ORD nº 2284/96).
La Dirección del Trabajo carece de competencia para pronunciarse
sobre la constitución y funcionamiento de los comités paritarios de hi-
giene y seguridad, constituidos y a constituirse en el Hospital Exequiel
González Cortés, dependiente del Servicio de Salud Metropoliano Sur,
correspondiendo su conocimiento y resolución a la Superintendencia de
Seguridad Social, sin perjuicio de la facultad de la Dirección del Trabajo
para actuar como ministro de fe en el acto eleccionario de los miembros
de ese comité (Dirección del Trabajo, 29 diciembre 2004, Dictamen ORD
nº 5379/208). No procede que la Dirección del Trabajo fiscalice el cumpli-
miento de normas sobre la ley Nº 16.744 y el artículo 195 del Código del
Trabajo de la época (Dirección del Trabajo, 21 septiembre 1989, Dictamen
ORD nº 7347/121).
Y también carece de competencia para fiscalizar el cumplimiento del
artículo 210 del Código del Trabajo, y por ende, para aplicar sanciones
en caso de inobservancia del mismo (Dirección del Trabajo, 21 septiembre
1989, Dictamen ORD nº 7343/89).
Según el artículo 67 de la ley 16.744, los edificios y condominios
regidos por la Ley 19.537 sobre Copropiedad Inmobiliaria, están obli-
gados a confeccionar un Reglamento Interno de Higiene y Seguridad
en el Trabajo, pero no es obligatoria la confección del Reglamento
Interno de Orden Higiene y Seguridad regulado por el artículo 153
del Código del Trabajo (Dirección del Trabajo, 16 julio 2001, Dictamen
ORD nº 2680/01).

296 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

b) Del Departamento de Prevención de Riesgos


Se trata de aquella dependencia u oficina de una empresa que juega en
ella un rol clave en la protección de la vida y salud de las personas que en
ella laboran, y en la seguridad de las máquinas, equipos y del conjunto del
proceso de trabajo.
Se ha definido a este Departamento como la “dependencia a cargo de
planificar, organizar, asesorar, ejecutar, supervisar y promover acciones per-
manentes para evitar accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
Para ello tiene que contar con los recursos necesarios para reconocer y evaluar
riesgos laborales, controlar los riesgos en el ambiente o medios de trabajo, rea-
lizar acciones educativas en prevención, registro de información y evaluación
estadística de resultados, asesoramiento a los comités paritarios de higiene y
seguridad, supervisores y la línea de administración técnica”144.
Naturalmente, que la magnitud y la complejidad del Departamento de
Prevención dependen del nivel y gravedad de los riesgos de cada centro de
trabajo. Así, son distintas las exigencias en una empresa de servicios que en
una empresa constructora o en una fábrica de explosivos.
“Es obligatorio contar con este organismo para las empresas que ocupan
a más de 100 trabajadores. Las de menos, no tienen dicha obligación. El De-
partamento debe estar a cargo de un experto en prevención de riesgos, que
debe estar inscrito como tal en los registros de los Servicios de Salud.
Los expertos se clasifican en expertos profesionales y expertos técnicos, se-
gún su nivel de formación. Se consideran expertos profesionales los ingenieros,
ingenieros de ejecución con especialidad en prevención de riesgos, constructores
civiles con post-título en prevención de riesgos, ingenieros de ejecución con
mención en prevención de riesgos en Institutos o Universidades reconocidas
por el Estado. Se consideran expertos técnicos a los técnicos en prevención de
riesgos titulados en una institución de Educación Superior del Estado.

144
“Los Instrumentos de …”, Ob. Cit, pág. 4.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 297

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El tamaño de la empresa y la importancia de los riesgos determina la


categoría del experto a ocupar y definen también si sus servicios deben ser a
tiempo parcial o a tiempo completo. El tamaño se mide por el número de
trabajadores y la importancia de los riesgos por la cotización adicional genérica
por el seguro contra riesgos de accidentes y enfermedades del trabajo.
Los Departamentos de Prevención de Riesgos deben llevar registros y es-
tadísticas completos de los accidentes ocurridos en la empresa. Como mínimo
deberán registrar la tasa mensual de frecuencia y semestral de gravedad. Si la
empresa está afiliada a alguna Mutualidad debe informar a ésta dichas esta-
dísticas, quien a su vez tiene la obligación de hacerlo a los Servicios de Salud.
Para efectos de la implementación de una verdadera política de prevención
de riesgos, el instrumento clave del Departamento es el programa de trabajo
que el experto y, si es del caso, su equipo se haga respecto de la revisión pe-
riódica de los riesgos, de una jerarquización de las prioridades a modificar, de
las etapas de la capacitación y otros.
El experto en prevención de riesgos participa por derecho propio como
miembro del Comité Paritario, con derecho a voz pero no a voto y parte de
sus funciones es prestar labores de asesoría a dicho comité.
La eficiencia del Departamento se debe manifestar en su programa de
prevención y en la rigurosidad de los registros estadísticos de los accidentes”145.
Los siguientes criterios jurisprudenciales hemos compilado.
Los expertos en prevención de riesgos a cargo de los Departamentos
de Prevención de Riesgos de las empresas, se clasificarán en Profesionales
y Técnicos, correspondiendo una u otra categoría según el número de
trabajadores de la empresa y la cotización adicional genérica por activi-
dad de la misma, del D.S. Nº 110, de 1968, del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social. “De este modo, si la empresa está sujeta a cotización adicional
genérica de 0% ó 0,85%, y tiene menos de 1.000 trabajadores, el experto podrá ser

145
Ibíd., pág. 5.

298 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 298 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Profesional o Técnico, indistintamente; si tiene 1.000 o más trabajadores, deberá


ser Profesional. Si la cotización es de un 1,7% y tiene menos de 500 trabajadores,
podrá ser Profesional o Técnico, y si son 500 o más trabajadores, debe ser Profesional.
Por último, si la cotización adicional es de 2,55% ó 3,40%, el experto deberá ser
Profesional, cualquiera sea el número de trabajadores de la empresa.
Se entenderá por Profesional, a los ingenieros e ingenieros en ejecución con
especialidad relacionada con seguridad o higiene del trabajo, y los constructores
civiles, con postítulos en prevención de riesgos de Universidad o Instituto Profesional
reconocido por el Estado, o Universidad extranjera, en programas no inferiores a
1.000 horas pedagógicas; y los ingenieros de ejecución con mención en prevención
de riesgos de Universidad o Instituto Profesional reconocido por el Estado.
Se entenderá por Técnico, al que lo sea en prevención de riesgos, titulado en
una Institución de Educación Superior reconocida por el Estado.
Cabe agregar que, de acuerdo al artículo 11 del D.S. Nº 40, los expertos en
general se contratarán a tiempo completo o parcial en días a la semana, según tabla
que se indica a continuación, y deberán en todo caso estar inscritos en los registros
que llevarán los Servicios de Salud para estos efectos, para dar cumplimiento al
artículo 65 de la ley 16.744, sobre supervigilancia y fiscalización que compete en
general a tales Servicios, en la prevención de riesgos laborales. […]
En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones reglamentarias
citadas, cúmpleme informar que se modifica Ord. Nº 4465/307, de 21.09.98,
en cuanto se reemplaza el contenido de su conclusión 2), precisando que los ex-
pertos a cargo de Departamentos de Prevención de Riesgos Profesionales deberán
ser profesionales o técnicos, reunir los requisitos señalados en el presente dictamen
y encontrarse inscritos en los Servicios de Salud” (Dirección del Trabajo, 9 abril
1999, Dictamen ORD nº 1904/112).
El Contrato del experto en prevención de riesgos debe contener la
duración y distribución de la jornada de trabajo (Dirección del Trabajo,
13 junio 1994, Dictamen ORD nº 3380/152).

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 299

jurisprudencia accidentes.indb 299 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Razón por la cual, está prohibido externalizar el Departamento de Pre-


vención de Riesgos. “No resulta conforme a derecho que las empresas obligadas
legalmente a constituir Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales a cargo
de un experto en prevención, puedan contratar los servicios de una empresa externa
que cumpla tales funciones o que le provea de dicho experto. De esta manera, se
deja sin efecto dictamen Ord. Nº 1026/062, de 02.03.1998, de este Servicio y
cualesquiera otro que contenga similar doctrina (Dirección del Trabajo,12 abril
2010, Dictamen ORD nº1696/24)146. Así, la repartición mencionada prohibió
a las empresas con más de 100 trabajadores la externalización del departamento

146
El texto completo del Dictamen es el siguiente: “Mediante presentación del Ant. 4), solicita
un pronunciamiento de esta Dirección, acerca de procedencia de externalizar la contratación
de experto a cargo del Departamento de Prevención de Riesgos de la empresa principal, en
cuanto podría ser subordinado de una empresa contratista especializada, con la cual se celebra
contrato de prestación de servicios en la materia. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud.
lo siguiente:

El inciso 4º, del artículo 66 de la ley Nº 16.744, sobre seguro social de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, dispone: […]. De la disposición legal antes citada se desprende que
será obligatoria la existencia de un Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales, dirigido
por un experto en prevención, en toda empresa minera, industrial o comercial que ocupe a más
de 100 trabajadores.

De este modo, el legislador establece con carácter imperativo la existencia del mencionado
Departamento en las empresas mineras, industriales o comerciales, que tengan más de 100
trabajadores, el que deberá ser dirigido por un experto en prevención de riesgos. En otros términos,
el indicado Departamento, de acuerdo a la ley, debería constituirse como una dependencia dentro
de cada una de las empresas señaladas, si se exige de modo expreso su existencia en ellas, cuando
reúnan más de 100 trabajadores.

De esta suerte, el mencionado Departamento, debe tener existencia y conformación dentro de la
empresa en la cual deba constituirse legalmente, no siendo procedente que pudiere tener existencia
y funcionamiento externo a la respectiva empresa, por lo que no sería conforme a derecho que
se recurriera al efecto a una empresa externa contratista para que desempeñara las funciones del
mencionado Departamento de Prevención de Riesgos.

Lo anterior guarda armonía con la doctrina de la Superintendencia de Seguridad Social, que en
Ord. Nº 36723, de 26.08.2002, […].

Ahora bien, la doctrina de este Servicio, en cuanto a la dependencia jurídico laboral que pueda tener
el experto en prevención, que se encuentre a cargo del correspondiente Departamento, contenida
en dictamen Ord. 1026/062, de 02.03.1998, ha concluido que: “Los expertos en prevención
de riesgos dependientes de una empresa contratista deben suscribir contrato de trabajo con su
empleadora, sin perjuicio que deban registrar asistencia en la empresa o establecimiento al cual
sean destinados”.

300 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 300 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en cuestión, que le es obligatorio conformar, conforme al artículo 66 de la


Ley nº 16.744.
Dejando así, sin efecto pronunciamientos anteriores, uniformándose
con la doctrina de la Superintendencia de Seguridad Social, la cual, ha sido
enfática en destacar que, cuando la Ley requiere la existencia de tal depen-
dencia, ésta debe ser interna de la empresa, toda vez que ha determinado:
“nuestra legislación actual no permite la externalización de los servicios que
dentro de una empresa y en el marco de su organización interna debe efectuar el
Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales, de manera que cuando la
ley requiere la existencia de un Departamento exige que éste se halle constituido
como una dependencia dentro de la organización interna de la empresa” (26
agosto 2002, Dictamen nº 36723). Y también, “Los expertos en prevención
de riesgos dependientes de una empresa contratista deben suscribir contrato de
trabajo con su empleadora, sin perjuicio que deban registrar” (2 marzo 1998,
Dictamen nº 1026/062).


Para arribar a la conclusión anterior, se parte del supuesto que sería factible que la empresa en
la cual debe existir el Departamento de Prevención pudiera encargar las funciones de éste a una
empresa contratista, que proveyera dicho encargado o experto, con la cual aquélla hubiere celebrado
contrato de prestación de servicios, lo que como se ha analizado no resultaría conforme a derecho.

Acorde al dictamen indicado, Ord. Nº 1026/062, el experto podría tener dependencia de una
empresa contratista, con la cual debería suscribir el correspondiente contrato de trabajo, y al ser
destinado a una empresa principal, debería registrar en ella su asistencia a fin de garantizar con
ello su efectiva disponibilidad y funciones en favor de ésta última.

Pues bien, lo anterior no guardaría armonía con lo primeramente expuesto ni con la doctrina de
la Superintendencia de Seguridad Social ya transcrita, si ésta se pronuncia por la improcedencia
de la externalización del Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales respecto de la
empresa en la cual éste se debe constituir, ya que debería ser una dependencia propia dentro
de su organización, lo que conllevaría que la dependencia jurídico laboral del experto que esté
a cargo de dicho Departamento, no podría ser trabajador de una empresa externa contratista,
sino debería vincularse por contrato de trabajo con la empresa obligada a mantener el referido
Departamento.

En efecto, la doctrina de la Superintendencia antes aludida, añade que: “nuestra legislación actual
no permite la externalización de los servicios que dentro de una empresa y en el marco de su
organización interna debe efectuar el Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales”,

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 301

jurisprudencia accidentes.indb 301 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y de ello, se desprende que, “el experto a cargo del Departamento de Pre-


vención de Riesgos Profesionales no podrá ser trabajador de una empresa externa
contratista y, en consecuencia, tendrá que ser trabajador de la empresa obligada
a mantener el referido Departamento con subordinación y dependencia.
Esta prohibición significa que las empresas obligadas a tener ese Depar-
tamento y que, en la actualidad, han contratado los servicios de contratistas
especializados, deberán reestructurar su organización creando la repartición


conclusión que alcanzaría a la subordinación y dependencia del experto en prevención a cargo de
dicho Departamento, si este último no se puede externalizar.

En confirmación de lo antes expuesto, la misma Superintendencia, mediante Ord. Nº 6051, de
29.01.2010, del Ant. 1), ha señalado que: “Sobre el particular, esta Superintendencia manifiesta
que, mediante Oficio 36723, de 2002, copia del cual fue remitido a esa Dirección, dictaminó
que, del análisis armonico de las disposiciones legales y reglamentarias que regulan la existencia
y funcionamiento de los Departamentos de Prevención de Riesgos, ha concluido que resulta
improcedente externalizar esta entidad, de manera que no corresponde que una empresa externa
provea de expertos a los empleadores que según lo establecido en el artículo 66 de la ley 16744
están obligados a contar con ellos”.

“Luego, mediante Oficio 3616, de 2008, esta Superintendencia reiteró que no procedía la
externalización del Departamento de Prevención de Riesgos ni del Departamento de Prevención de
Riesgos de Faena en el contexto del artículo 66 bis de la ley 16.744 referido a la subcontratación.”

El argumento dado en la presentación del Ant. 4), en orden a que tanto la ley Nº 16.744 como los
Reglamentos D.S. Nº 40, de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social y Nº 76, del 2006,
del mismo Ministerio, no prohíben expresamente la externalización del mencionado Departamento
o del experto, por lo que ello podría hacerse, según el principio de derecho privado que si la ley no
lo prohíbe estaría permitido, no considera que tanto el artículo 66, inciso 4º de la ley Nº 16.744,
como los artículos 8º, 9º y 10º del D. S. Nº 40, utilizan expresiones imperativas para referirse a la
constitución de tal Departamento en las empresas que reúnen los requisitos legales, al precisar que “en
las empresas mineras, industriales o comerciales que ocupen a más de 100 trabajadores será obligatoria
la existencia de un Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales, el que será dirigido por
un experto en prevención”, lo que lleva a que si el legislador establece como obligatoria la existencia
del mencionado Departamento y del experto en las empresas de más de 100 trabajadores, no podría
darse una interpretación distinta en un sentido permisivo a la misma disposición legal.

De consiguiente, de conformidad a lo expuesto, disposiciones legales citadas y doctrina transcrita
de la Superintendencia de Seguridad Social, cúmpleme informar a Ud. que no resulta conforme
a derecho que las empresas obligadas legalmente a constituir Departamento de Prevención de
Riesgos Profesionales a cargo de un experto en prevención, puedan contratar los servicios de una
empresa externa que cumpla tales funciones o que le provea de dicho experto. De esta manera, se
deja sin efecto dictamen Ord. Nº 1026/062, de 02.03.1998, de este Servicio y cualesquiera otro
que contenga similar doctrina”.

302 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 302 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

o dependencia interna y contratando como dependiente al experto a cargo


del Departamento y, los contratistas, por su parte, que se dedicaban a estas
labores no podrán continuar con su giro comercial”147.
La Dirección del Trabajo se encuentra facultada para ordenar la
creación y mantención de un Departamento de Prevención de Riesgos
Profesionales en aquellas empresas mineras, industriales y comerciales que
ocupen a más de 100 trabajadores, como asimismo, para aplicar sanciones
administrativas en caso de contravención del empleador. (Dirección del
Trabajo, 26 enero 2000, Dictamen ORD nº 377/33).
Las Mutualidades de Empleadores están obligadas a realizar activi-
dades permanentes de prevención de riesgos de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales (Superintendencia de Seguridad Social, 1 octubre
1999, Dictamen/ORD. nº 31073). En el mismo sentido, Ord. N° 22.419,
6 de agosto de 1999.

&) De las Normas de Higiene y Seguridad en el Régimen de Trabajo Subcontratado


En este sistema de trabajo es el empleador la empresa contratista, y a quien
le corresponde el cumplimento de las obligaciones laborales y previsionales de
sus dependientes, sin perjuicio de las responsabilidades subsidiaria o solidaria
de la empresa principal, conforme al artículo 183 del Código del Trabajo148.

147
Comentario al Dictamen publicado en la Revista Laboral Chilena nº187 (6), junio 2010, sección
Comentarios Legales. págs. 91 y ss.
148
José Luis Diez Schwerter ha escrito que, “Tratándose de la responsabilidad del contratista y
subcontratista, éstos responden ‘respecto de sus propios trabajadores en virtud de lo dispuesto en
el artículo 184’ del Código del Trabajo, norma que a su vez los obliga “a tomar todas las medidas
necesarias para proteger eficazmente la vida y salud” de éstos, “manteniendo las condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para
prevenir accidentes y enfermedades profesionales” y debiendo “prestar o garantizar los elementos
necesarios para que los trabajadores en caso de accidente o emergencia puedan acceder a una
oportuna y adecuada atención médica, hospitalaria y farmacéutica”.

En este aspecto el nuevo artículo 183 E CT. nada innova en relación con la regulación anterior,
pues el texto del aludido artículo 184 CT. se ha mantenido inalterado luego de la dictación de la
Ley N° 20.123”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 303

jurisprudencia accidentes.indb 303 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Así, es deber de la empresa principal, en lo relativo a accidentes del trabajo


y enfermedades profesionales, implementar un sistema de gestión relativo a
tomar todas las medidas de protección de la vida, salud e higiene de los tra-
bajadores, como también en lo referido a la prevención de riesgos.
Y según Diez Schwerter, “la Ley n° 20.123 introdujo aspectos destacables,
pues derogando la responsabilidad “subsidiaria” del dueño de la obra, empresa
o faena contemplada en el antiguo artículo 64 CT., estableció ahora expre-
samente en el inciso 1° del nuevo artículo 183 E de este cuerpo legal como
obligación directa de la empresa principal el ‘adoptar las medidas nece-
sarias para proteger eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores
que laboran en su obra, empresa o faena, cualquiera sea su dependencia,
en conformidad a lo dispuesto en el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 y el
artículo 3º del decreto supremo Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud.
En todo caso, en lo que atañe al reenvío que se hace allí al artículo 3º
del Decreto supremo Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud, tampoco
representa una mayor novedad en nuestro ordenamiento jurídico, pues dicha
norma ya existía al dictarse la Ley N° 20.123, estableciendo al efecto que: […].
Lo que sí constituye una innovación es la referencia al nuevo artículo 66
bis de la Ley Nº 16.744 introducido también por la Ley Nº 20.123 [inciso 1°].
[Y respecto a los incisos segundo y tercero del artículo 66 bis, el autor
dice:] Así las cosas, existiendo ahora una obligación directa para la empresa
principal de ‘adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida
y salud de todos los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena’ (en
los términos señalados precedentemente) y alcanzando ella a los trabajadores
de sus contratistas o subcontratistas”149 -destacado nuestro-.


“Responsabilidad civil derivada de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales: aspectos
relevantes de su regulación y operatoria actual”, en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso XXXI, (Valparaíso, Chile, 2º Semestre de 2008), págs 163 y ss.
149
“La existencia de responsabilidad “directa” en este ámbito en el artículo 183 E CT. ha sido
reconocida expresamente en Dictamen N° 141/05 de la Dirección del Trabajo, de 10 de enero
de 2007; y en doctrina: Lanata Fuenzalida, Ruth Gabriela, El contrato de trabajo como negocio
jurídico en la legislación chilena (Rosario, tesina de maestría en Derecho privado, Universidad

304 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 304 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Entonces, de acuerdo al artículo 183 E del Código del Trabajo, corres-


ponde a la empresa Principal hacerse cargo de la obligación de seguridad
de los trabajadores de la Contratista. “Corresponde rechazar el recurso de
nulidad, interpuesto por la parte demandada, en contra de la sentencia que la
condenó solidariamente al pago de las indemnizaciones por accidente de trabajo
otorgadas al trabajador. Ello por cuanto el fallo recurrido razona correctamente,
apreciando la prueba conforme a las reglas de la sana crítica, al determinar que
la empresa principal responde de las indemnizaciones que se deban pagar
al trabajador por los accidentes que éste sufra en las respectivas faenas, ya
que de acuerdo al artículo 183 E del Código del Trabajo, sobre ella también
recae la obligación de resguardar la vida y seguridad de los operarios de
la contratista.
Con mayor fuerza, muy recientemente, se ha fallado que: la responsabi-
lidad de la empresa principal, en materia de higiene y seguridad, es respecto
de todos los trabajadores, cualquiera sea la dependencia de éstos.
Así, los artículos 66 bis de la Ley Nº 16.744 y el artículo 3º del D.S. Nº
594, de 1999, del Ministerio de Salud “obliga a la empresa principal a vigilar el
cumplimiento, por parte de los contratistas o subcontratistas a quienes hayan
contratado para la realización de una obra, faena o servicios, de la normativa
relativa a higiene y seguridad, respecto de los trabajadores dependientes de
estos últimos.
[…] es la ley la que establece directamente la responsabilidad de la
empresa principal, en materia de higiene y seguridad respecto de todos
los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena, cualquiera sea la
dependencia de éstos. […] es objetivo de la ley, en el ámbito de la subcon-
tratación, el que no sólo el empleador responda de esta vital materia en el
trabajo -pues para ese propósito se dictó la norma general del artículo 184-,

Nacional de Rosario, 2007), p. 246-250; Prado López, Pamela, Crítica a la configuración de la


responsabilidad civil de la empresa principal y de la empresa usuaria en la Ley N° 20.123, en
Guzmán Brito, Alejandro (editor científico), Estudios de Derecho Civil III. Jornadas Nacionales
de Derecho Civil, Valparaíso 2007 (Santiago, Legal Publishing, 2008), pp. 865-870; y Ugarte
Cataldo, José Luis, El nuevo derecho del trabajo, (Santiago, Legal Publishing, 2008) p. 101”. Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 305

jurisprudencia accidentes.indb 305 31-08-2011 17:43:10


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sino también el dueño de la obra, empresa o faena. De esa manera, […] el


legislador estableció una responsabilidad inmediata de la empresa principal
que no depende sino de su condición, y del cumplimiento o incumplimien-
to de la obligación que se le impone. Esta obligación, según el tenor del
precepto mencionado, es la de adoptar las medidas necesarias ‘para proteger
eficazmente la vida y la salud de todos los trabajadores que laboran en su
obra, empresa o faena’. Es decir, agregan, no es una obligación que deba
cumplirse de modo meramente formal, porque la ley exige que las medidas
que se adopten sean eficaces para proteger al trabajador, materializándose,
por tanto, en un deber de vigilancia, dirigido a verificar el cumplimiento
de la normativa que dice relación con la higiene y seguridad que a su turno
también está obligado el empleador directo. […]
Pero dichas acciones, se agrega, no dicen relación con el deber de vigi-
lancia que exige el artículo 66 bis de la Ley Nº 16.744, que hace aplicable
el artículo 183 E del Código del Trabajo, dejando en claro que no se trata
ya de una vigilancia in situ […] sino de una política de fiscalización y
verificación” (Corte Suprema, 29 abril 2011, Casación en el fondo “Silva
Valencia con S y R y Tecnología y servicios integrales Ltda. y otro”, Rol
n°6360-2010).
Del artículo 183 E del Código del Trabajo fluye, la empresa principal res-
ponde directamente por su responsabilidad derivada del incumplimiento de
su obligación de adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente
la vida y salud de todos los trabajadores que laboran en su obra, empresa
o faena, cualquiera que sea su dependencia, en conformidad a lo dispuesto en
el artículo 66 bis de la Ley N° 16.744 y el artículo 3° del Decreto Supremo N°
594 de 1.999 del Ministerio de Salud, la que señala que la empresa está obligada
a mantener en los lugares de trabajo, las condiciones sanitarias y ambientales nece-
sarias para proteger la vida y salud de los trabajadores que en ella se desempeñan,
sean éstos dependientes directos suyos o lo sean de terceros contratistas que realizan
actividades para ella. Por su parte, el artículo 69 de la Ley N° 16.744 establece
el derecho que el trabajador sea indemnizado en el caso que sea afectado por un
accidente del trabajo atribuible a culpa o dolo de la entidad empleadora o de

306 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

un tercero” (Corte de Chillán, 2 marzo 2011, Recurso de Nulidad “Saavedra


Guajardo con Carnes Ñuble S.A. y L&L Ltda.”, Rol nº 68-2010)150.
En consecuencia, según Alejandro Mejía Correa, la ley ha ido mucho más
allá, porque “a la obligación ‘genérica’ -por denominarla de alguna manera [de
seguridad]-, impone a la empresa principal la obligación de adoptar las medidas
necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores
que laboran en su obra, empresa o faena, cualquiera sea su pendencia”151; por

150
En esta causa R.U.C. 1040038614-0, R.I.T. O-138-2010 del Juzgado de Letras del Trabajo de
Chillán, por sentencia de 24 de noviembre de 2010, la señora Jueza de ese Tribunal, doña Roxana
Salgado Salamé, no hizo lugar, con costas, a la excepción de incompetencia absoluta deducida por
la empresa demandada, haciendo lugar, con costas, a la demanda deducida, contra una empresa de
carnes, y en contra de la Empresa de Servicios y Obras L&L Ltda., sólo en cuanto se les condenó
a pagar solidariamente la suma de $25.000.000 (veinticinco millones de pesos), suma que deberá
reajustarse, de acuerdo con la variación que experimente el Índice de Precios al Consumidor, fijado
por el Instituto Nacional de Estadísticas u organismo que haga sus veces, entre la fecha del fallo y hasta
el día de su pago efectivo, con los intereses corrientes para operaciones reajustables que correspondan
a contar desde el día en que el obligado al pago se constituya en mora y hasta su pago efectivo.

Contra el referido fallo, la demandada principal, dedujo recurso de nulidad fundado en las
causales de nulidad contempladas en los artículos 477 inciso 1°, esto es, por haber sido dictada
con infracción al artículo 69 de la Ley N° 16.744, artículos 1.698 inciso primero y 2.329 inciso
primero del Código Civil y al artículo 183-E del Código del Trabajo, infracciones que han influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo; artículo 478 letra a), por haber sido pronunciada por
juez incompetente, en relación a lo dispuesto por el artículo 420 letra f ) del Código del Trabajo, por
el artículo 69 de la Ley N° 16.744, y el artículo 45 del Código Orgánico de Tribunales y artículo
478 letra b), esto es, por haber sido pronunciada con infracción manifiesta de las normas sobre
apreciación de la prueba conforme a las reglas de la sana crítica, específicamente, al artículo 456
del Código del Trabajo en relación al Sumario Sanitario, Informe de Fiscalización y documento de
Investigación de Accidente del Trabajo, infracciones las que estima han influido sustancialmente
en lo dispositivo del fallo.

Termina la recurrente, solicitando se invalide la sentencia que acoge la demanda, declarándose
absolutamente incompetente a los Juzgados del Trabajo, o en subsidio, se invalide dictando otra
en su reemplazo que, rechazando la demanda, declare no existir responsabilidad alguna de Carnes
Ñuble en el accidente o, se rebaje el monto de la indemnización, en atención a la valoración de
la prueba, conforme a las reglas de la sana crítica.

El 24 de febrero del 2011, se llevó a efecto la vista del recurso, interviniendo en ella los abogados
de los demandados y el abogado del demandante.

Fuente: http://microjuris.cl/getContent?reference=MJCH_MJJ26480&links=.
151
“El Nuevo Régimen de Subcontratación, y la regulación del funcionamiento de las Empresas de
Servicios Transitorios”, Editorial Metropolitana Ltda., 2006, pág. 73.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 307

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tanto, los empleadores tendrán que “vigilar el cumplimiento por parte de los
contratistas o subcontratistas de la normativa relativa a higiene y seguridad”.
Y para ello, tendrán que “implementar un sistema de gestión de la seguridad y
salud en el trabajo para todos los trabajadores involucrados, cualquiera sea su
dependencia, cuando, en su conjunto, agrupen a más de 50 trabajadores”152.
Con todo -y nos detenemos en este caso por sus considerables “particula-
ridades”-, bajo el anterior régimen se recientemente se ha fallado que, existe
la posibilidad de exonerarse de responsabilidad al demandado subsidiario
dado que no tiene más vinculación con el trabajador que recibir los ser-
vicios (Corte Suprema, 29 julio 2010, Casación en el fondo “Díaz Venegas
con Soto Cía. Ltda. y Chilectra S.A.”, Rol nº 2710-2010)153. La decisión fue

152
Ibíd., pág74.
153
“Octavo: Que, el sentido del artículo 64 del Código del Trabajo, es claro en orden a limitar
la responsabilidad del dueño de la obra o faena a las obligaciones laborales y previsionales, de
manera que es a ellas a las que debe estarse para los efectos de precisar la existencia de aquella
responsabilidad. Sin embargo, la ley no ha entregado una definición de tales obligaciones, razón por
la cual corresponde interpretar el alcance que se ha querido dar a dichas expresiones. Recurriendo
al concepto de contrato individual de trabajo, definido legalmente como “una convención por la
cual el empleador y el trabajador se obligan recíprocamente, éste a prestar servicios personales bajo
dependencia y subordinación del primero, y aquél a pagar por estos servicios una remuneración
determinada”, resulta que la principal obligación del empleador, aunque no la única, es la de pagar
la remuneración, al punto que el artículo 10º Nº 4 del Código Laboral señala como estipulación
del contrato de trabajo “Monto, forma y período de pago de la remuneración acordada”.

Noveno: Que, de otro lado, ha de considerarse que este artículo 64 se encuentra ubicado,
precisamente, entre las disposiciones que protegen a las remuneraciones, cuyo pago, como se
dijo, constituye la obligación principal de todo empleador, a lo que debe agregarse la prescripción
contenida en el artículo 58 del texto laboral, esto es: “El empleador deberá deducir de las
remuneraciones los impuestos que las graven, las cotizaciones de seguridad social, las cuotas
sindicales en conformidad a la legislación vigente y las obligaciones con instituciones de previsión o
con organismos públicos [...]”, consignándose en esta norma otra de las obligaciones del empleador.

Décimo: Que, por consiguiente, cabe concluir que las obligaciones laborales y previsionales a que
hace referencia el artículo 64 del Código del Trabajo, están constituidas, fundamentalmente, por el
pago de las remuneraciones -en concepto amplio- y de las cotizaciones de salud y seguridad social,
sin perjuicio que el empleador deba dar, además, cumplimiento a los restantes imperativos de la
legislación laboral, verbigracia, duración máxima de la jornada, pago de horas extraordinarias,
adopción de medidas de seguridad, escrituración y actualización de los contratos, etc. En este
contexto, aparece que tales obligaciones nacen, permanecen y resultan exigibles durante la vigencia
de la relación laboral que une a trabajador y empleador, pues son consecuencia, precisamente, de

308 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 308 31-08-2011 17:43:11


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Acordada con el voto en contra de la Ministra, señora Rosa María Maggi


Ducommun, quien estuvo por rechazarlo, sobre la base de las siguientes con-
sideraciones: “a) Que, el artículo 64 del Código del Trabajo, en su texto vigente a
la época de promoverse la controversia, al establecer la responsabilidad subsidiaria
del dueño de la obra, empresa o faena, atiende a la necesidad de resguardar el
efectivo cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales y, en observancia
de ese propósito, haciendo excepción al efecto relativo de los contratos, permite que
el trabajador de la empresa contratista pueda dirigir sus acciones en contra del
dueño de la obra, para hacer efectiva su responsabilidad.
b) Que, se trata, entonces, de una obligación que tiene su fuente en la ley, pero
que está ciertamente vinculada al contrato de trabajo suscrito entre el dependiente
y su empleador directo, desde que a este último ha encomendado el responsable
subsidiario la ejecución de la obra que no ha podido o querido realizar por sí
mismo, beneficiándose en definitiva con la labor desarrollada por los trabajadores.
De esta manera, las normas que regulan la responsabilidad contractual se hacen

la existencia de esa vinculación, de manera tal que de su cumplimiento es responsable el dueño


de la obra o faena, pero siempre y sólo en la medida que dicho cumplimiento sea susceptible de
ser fiscalizado.

Undécimo: Que, confirma la conclusión a la que se ha llegado, el actual artículo 64 bis del Código
del Trabajo, el cual establece que el dueño de la obra o faena tiene derecho a que se le mantenga
informado sobre el monto y estado de cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales,
el que, además, podrá retener de las obligaciones que tenga a favor del contratista el monto del
que es responsable subsidiariamente; puede pagar por subrogación al trabajador o institución
previsional acreedora y deben ser puestas en su conocimiento las infracciones a la legislación
laboral o previsional que se constaten en las fiscalizaciones que se practiquen por la Dirección del
Trabajo.

Duodécimo: Que, de esta disposición aparece con meridiana claridad que, si bien es cierto, el
legislador, ha establecido perentoriamente la responsabilidad subsidiaria para el dueño de la obra
o faena, no es menos efectivo que le ha otorgado el instrumento para que éste pueda liberarse
de la misma, esto es, la posibilidad de fiscalizar y obtener que sea el empleador directo el que dé
cumplimiento a las obligaciones laborales y previsionales. Después de todo el vínculo contractual
que voluntariamente hizo nacer las pertinentes obligaciones, algunas ya referidas, fue suscrito por
el empleador con los trabajadores, respecto de quienes el responsable subsidiario no tiene más
vinculación que la de recibir la prestación de los servicios pertinentes.

Decimotercero: Que, en relación con los límites de la responsabilidad subsidiaria en lo tocante a
las indemnizaciones por lucro cesante y daño moral, este Tribunal reiteradamente ha sostenido que
la responsabilidad en tal calidad, tratándose de dichas indemnizaciones de perjuicios por accidente

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

extensivas a la obligación que la ley impone al dueño de la obra, de responder por


las obligaciones laborales y previsionales que afecten al empleador directo, a favor
de los trabajadores de éstos.
c) Que, la ley se refiere genéricamente a las obligaciones laborales y previsio-
nales, sin excluir a ninguna en particular, por lo que en ellas han de entenderse
incluidas todas las que impone un vínculo laboral, entre las que quedan natural-
mente comprendidas las indemnizaciones por término del contrato, que se devengan
con motivo de un despido injustificado, indebido o improcedente. Ello, sin perjuicio


del trabajo, surge para el dueño de la obra o faena en la medida en que éste no haya ejercido la
prerrogativa de fiscalizar la adopción de las medidas de seguridad necesarias y a que esté obligado
el empleador directo del trabajador. Tal omisión lo hace responsable de los perjuicios que, un
accidente de naturaleza laboral, haya causado al dependiente cuyas fuerzas laborales son invertidas
en beneficio del responsable subsidiario. No puede desconocerse que el deber de seguridad impuesto
al empleador, constituye una obligación laboral de aquellas a que hace referencia el artículo 64 del
Código del Trabajo.

Decimocuarto: Que, en el evento que el dueño de la obra o faena haya cumplido con la fiscalización
necesaria, indudable resulta la ausencia de responsabilidad subsidiaria, pues esta última reconoce
límites, como ya se ha decidido, entre los que se encuentra el cumplimiento de la obligación de
control por parte del beneficiado con el trabajo del afectado. En la especie, conforme a los hechos
fijados, si bien se precisan las medidas de seguridad que correspondió adoptar al empleador directo,
esto es, proporcionar camión con capacho o escaleras adecuadas y cinturón de seguridad y que debía
fiscalizar la recurrente, no se ha determinado que la dueña de la obra o faena por las circunstancias
del siniestro haya estado en condiciones de controlar la adopción de dichas medidas de seguridad,
de modo que no ha podido, en ese evento, hacérsele efectiva su responsabilidad subsidiaria en el
pago de las indemnizaciones de perjuicios a que ha sido condenada la principal.

Decimoquinto: Que, en consecuencia, al condenar a la recurrente en forma subsidiaria respecto
de los ítems ya descritos, se ha cometido error de derecho por falsa aplicación de los artículos 64 y
64 bis del Código del Trabajo, al hacerlos regular una situación que no se subsume en esas normas,
yerro que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a la
mencionada condena lo que hace necesario acoger el presente recurso de casación en el fondo.

Por estas consideraciones [...], se rechaza el recurso de casación en el fondo interpuesto por la
demandada principal a fojas 513 y se acoge, en ambos casos sin costas, el deducido por la demandada
subsidiaria a fojas 615, contra la sentencia de diecinueve de noviembre de dos mil nueve, escrita
a fojas 509, en la parte que se pronuncia sobre el recurso de apelación de fojas 454, la que, en
consecuencia, se invalida y se la reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista,
separadamente”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros sr. Patricio Valdés
A., Sras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., y Rosa Egnem S., y el Abogado integrante Patricio
Figueroa S.

310 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que la carga laboral y previsional de que responde el dueño de la obra, empresa o


faena deba entenderse siempre relacionada con la obra encargada y con la vigencia
del contrato de prestación de servicios celebrado con el contratista.
d) Que, entre las obligaciones laborales a que alude la norma citada quedan
también incluidas aquellas derivadas de la infracción del deber de protección que
al empleador impone el artículo 184 del Código del Trabajo. En tal caso, ante el
incumplimiento de esa obligación de seguridad, está el trabajador en cuyo favor se
ha establecido el derecho en situación de impetrar, no sólo de parte de su empleador
directo, sino también del responsable subsidiario, las indemnizaciones que pudie-
ren corresponderle por las consecuencias dañosas de los accidentes o enfermedades
profesionales que hubiere sufrido durante la vigencia de la relación laboral.
e) Que, de acuerdo a los hechos asentados en el proceso, sintetizados en el motivo
quinto de esta sentencia, el empleador directo tuvo responsabilidad en el accidente
por no haber adoptado las medidas necesarias para proteger la integridad física y
psíquica del demandante, pues pese al riesgo que representaba subir a un poste con
trepaderas metálicas, no proporcionó una escalera adecuada o camión con capacho
que habría evitado la caída del trabajador, ni comprobó haberle suministrado
un cinturón de seguridad. Entre los hechos establecidos por los jueces del fondo no
consta, sin embargo, ninguna circunstancia que permita concluir que la dueña
de la obra o faena haya cumplido eficazmente su obligación de fiscalizar, ni haya
estado impedida de controlar el cumplimiento de la obligación de seguridad por
parte del empleador directo.
f ) Que, en consecuencia, en opinión de la disidente, los sentenciadores no
interpretaron ni aplicaron erróneamente la norma del artículo 64 del Código del
Trabajo al acceder a la demanda interpuesta en contra de la recurrente, como res-
ponsable subsidiaria del pago de las indemnizaciones sustitutivas del aviso previo
y por años de servicios, y de aquellas derivadas del daño sufrido por el demandante
con ocasión del accidente del trabajo”.
Llegando la Sentencia de Reemplazo a las siguientes conclusiones: “Se-
gundo: Que, en consecuencia, no habiéndose acreditado el incumplimiento de la
fiscalización a que está obligada la dueña de la obra o faena , la demanda intentada
en contra de Chilectra S.A. debe ser rechazada, sin que sea necesario pronunciarse

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 311

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

acerca de las restantes defensas invocadas por esta parte, salvo la excepción de
prescripción en relación con las remuneraciones adeudadas al trabajador, la que
ya ha sido decidida.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 463
y siguientes del Código del Trabajo, se revoca, sin costas de la instancia, la
sentencia apelada de treinta y uno de julio de dos mil ocho, que se lee a fojas 371
y siguientes, complementada a fojas 491, sólo en cuanto por ella se desestima la
demanda en contra de la persona natural Leonor Soto Maturana y en tanto se
condena subsidiariamente a la empresa Chilectra S.A. y, en su lugar, se decide
que el libelo queda acogido en contra de Leonor Soto Maturana, como persona
natural, en consecuencia, queda esta última condenada a pagar solidariamente las
prestaciones que fueron impuestas a Leonor Soto y Compañía Limitada. Asimismo,
dicha demanda se rechaza en cuanto se dirige en contra de Chilectra S.A., sin costas.
Se confirma, en lo demás apelado, la referida sentencia.
Acordada, en lo relativo a la absolución de la demanda Chilectra S.A. con
el voto en contra de la Ministra señora Rosa María Maggi Ducommun, quien
estuvo por confirmar el fallo de primer grado en dicho aspecto, en virtud de
los fundamentos expuestos en la disidencia consignada en el fallo de nulidad
que precede”154.
Sin embargo, en este caso las demandadas fueron condenadas “solida-
riamente” al pago por la Corte de Apelaciones de Santiago, “2°) Que, sin
perjuicio que no hay prueba de la existencia del subterfugio en la contratación del
trabajador, es lo cierto que para efectos laborales, debe entenderse que existe una
unidad empresarial entre doña […] y la sociedad […] Compañía Limitada. En
efecto, habrá que concluir que es verdad que se trata de dos personas distintas […]

154
Aquel fallo, en sentencia complementaria, en virtud del principio de “Supremacía de la realidad”,
exculpó a la representante legal -del mismo nombre- de la empresa demandada principalmente (7º
Juzgado del Trabajo de Santiago, Rol nº58-2005), y que fue demandada, porque “no tenía claridad
quién era su empleadora, y porque aparecía firma de la representante legal en un documento”,
pero sólo prestaba el actor servicios a una de ellas, la persona jurídica.

312 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3º).[…] y, por consiguiente, aquéllas deben responder solidariamente de las


prestaciones a que ésta ha sido condenada” (Rol nº 7758-2008)155, y que fue
confirmada, desconociéndose así, el tenor de normas jurídicas y la máxima
jurisprudencial de que: “la sentencia judicial no es fuente de solidaridad”
(RDJ, tomo XXIX, sección 1ª, pág. 480). Debido a que, “las únicas fuentes
de la solidaridad son la convención, el testamento o la ley, sin que pueda emanar
de un fallo judicial, pues, las sentencias judiciales no crean obligaciones” (RDJ t.

155
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Mera quien estuvo por revocar la sentencia
en alzada en aquella parte que acoge totalmente la demanda dirigida en contra de Chilectra S.A.,
y decidir en cambio que esta acción, en cuanto pretende que se le condene subsidiariamente al
pago de indemnización sustitutiva del aviso previo, indemnización por años de servicio, aumento
del 80%, lucro cesante y daño moral, queda desestimada. Tuvo presente para ello: “A) Que, de
una atenta lectura de los antiguos artículos 64 y 64 bis del Código del Trabajo, vigentes para este
caso, se concluye que el dueño de la obra o faena sólo es responsable de las prestaciones adeudadas
con ocasión del contrato de trabajo, de suerte que no tiene responsabilidad alguna, ni directa
ni subsidiaria, en lo que se refiere a las indemnizaciones a que da derecho la terminación de la
relación laboral. Consecuentemente, sólo sería responsable Chilectra S.A., subsidiariamente, de
la remuneración del mes de octubre de 2004 y de tres días de noviembre del mismo año. Así se
ha fallado en forma reiterada por la Excma. Corte Suprema de Justicia.

B) Que, en lo que toca a la responsabilidad de Chilectra S.A. por los perjuicios sufridos por el
actor en relación al accidente laboral que sufrió el 26 de agosto de 2002, de la simple lectura de
la disposición contenida en el artículo 64 del Código Laboral, aparece que el dueño de la obra o
faena, como lo es la referida persona jurídica, es responsable subsidiariamente de las obligaciones
laborales, como es aquella de seguridad y protección de los trabajadores fijada en el artículo 184
del Texto Laboral, que afecten a los contratistas, en este caso la empresa Leonor Soto Maturana y
Leonor Soto Maturana y Cía. Limitada.

C) Que, en la especie, habiéndosele encomendado por Chilectra S.A. a Leonor Soto Maturana y
a Leonor Soto Maturana y Cía. Limitada la labor de mantención de líneas energizadas, no ve el
disidente qué conducta pudo adoptar aquella empresa para proteger la vida e integridad física de
los trabajadores de estas dos últimas, debiendo recordarse que la responsabilidad por accidente del
trabajo no es objetiva, sino construida sobre la base de dolo o culpa. Al ser culpa contractual, es el
empleador el que debe demostrar la debida diligencia o cuidado, lo que en la especie no sucedió,
razón por la cual la demanda debe ser acogida cuando se dirige en su contra mas, tratándose
del dueño de la obra o faena, su responsabilidad sólo deriva de lo que dispone el artículo 64 del
Código del Trabajo y debe probarse la culpa de Chilectra S.A., lo que no ha sucedido y, de hecho,
nunca pudo suceder, pues parece del todo imposible exigirle al mandante una especie de control
o supervigilancia permanente sobre la forma en que el contratista hace su labor”.

Dictada por la Décima Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por el Ministro
señor Juan Cristóbal Mera Muñoz e integrada, además, por la Fiscal Judicial doña Loreto Gutiérrez
Alvear y por la Abogado Integrante señora María Eugenia Montt Retamales.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 313

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

CIX, sección 1ª, pág. 480). Criterios que se han mantenido hasta la actuali-
dad, ya que, “la solidaridad sólo reconoce su origen en la ley o en la voluntad de
las partes, no pudiendo de manera alguna declararla de oficio el tribunal” (13
noviembre 1996, Rol 78-1996, considerando 3º. FM nº 456, pág. 2411,
sentencia nº 13).
Y que tampoco se puede presumir, porque “De acuerdo con lo prevenido
en el artículo 1511 del Código Civil, la solidaridad debe ser expresamente
declarada en todos los casos en que no la establece la ley” (Corte Suprema,
4 agosto 1994, Rol nº 3930-94).
Resultando lo más paradójico de todo este caso que, el “Informe de Pe-
ritos” demostraba que la culpa fue del trabajador por su imprudente actuar,
pero jamás fue considerado.
En contra, se ha fallado que, no es posible encontrar en el antiguo ar-
tículo 64 del Código del Trabajo, ni en los reformados por la Ley 20.123,
disposiciones que permitan establecer la responsabilidad solidaria o
subsidiaria de la empresa principal en los accidentes sufridos por los
trabajadores de un contratista (Corte de Concepción, 26 octubre 2010,
Apelación “Elgueta Collante con Servicios Industriales y Forestales Larraín Ltda.
y otra”, Rol nº 156-2010). Siendo la doctrina destacada de esta sentencia,
“Corresponde revocar la sentencia de primer grado en la parte en que condena a la
codemandada al pago de las indemnizaciones derivadas del accidente sufrido por
el trabajador demandante, por cuanto nada hay ni en el antiguo artículo 64 del
Código del Trabajo ni en los reformados por la ley 20.123, que permita establecer
la responsabilidad solidaria o subsidiaria de la empresa principal en los accidentes
sufridos por los trabajadores de la contratista.[…]
Dado que la empresa principal no acreditó el cumplimiento de la obligación
de seguridad, en el sentido de no haber tomado las providencias necesarias para
resguardar la integridad de sus trabajadores, debe responder por los daños sufridos
por el dependiente accidentado en una faena riesgosa que requería conocimientos
y preparación previa, adecuadas”156.

156
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ25439.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Por su parte, Ma. Cristina Gajardo Harboe ha escrito que, “el eje de la
responsabilidad en la prevención de infortunios laborales, se desplazó hacia
la empresa principal receptora del trabajo subcontratado o empresa usuaria
de los servicios transitorios”157. Distinguiendo entre las obligaciones laborales
y previsionales, e indica que “la responsabilidad de prevenir los infortunios
laborales, radica en el empleador directo, al menos desde el punto de vista
formal, y deja dentro del esquema de responsabilidad solidaria o subsidiaria
sólo el pago de cotizaciones previsionales.
Así por ejemplo, la obligación de entregar los equipos e implementos de
protección personal necesarios, establecida en el artículo 68 de la Ley 16.744,
radica en el empleador directo y no en la empresa principal.
Sin perjuicio de lo anterior, la Ley de Subcontratación estableció expre-
samente un conjunto de obligaciones para la empresa principal en materia
de higiene y seguridad, que encuentran su fundamento en la Teoría del Riesgo
Profesional, pues siendo la empresa principal la dueña de las respectivas obras,
faenas o servicios contratados, es quien crea el riesgo de que ocurran acciden-
tes del trabajo y enfermedades profesionales de tales obras, faenas o servicios.
Se ha dicho con razón, que la Ley de Subcontratación cambió el eje de
responsabilidad en materias de higiene y seguridad, desplazándolo hacia la
empresa principal -y también a la empresa usuaria de servicios transitorios
[…]”158.
Para la aplicación de los artículos 66 bis y 76 de la Ley nº 16.744, 184
y 477 del Código del Trabajo, a partir de la publicación de la Ley 20.123,
se aprobó el reglamento nº 76 del Ministerio del Trabajo, como también las
Circulares 2345 y 2346 de la Superintendencia de Seguridad Social, en el mes
de enero de 2007.

157
“Obligaciones en materia de higiene y seguridad en el trabajo: los cambios de la ley de
subcontratación”, en Revista Laboral Chilena nº 176 (5), mayo 2009, sección análisis, pág. 95.
158
Ibíd., pág. 82.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 315

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Así, del artículo 66 bis se lee la obligación de vigilancia de la empresa


principal que tiene tanto sobre los Contratistas, como Subcontratistas por las
normas de Higiene y Seguridad.
Y el D.S. nº 76 establece que, para efectos de planificar el cumplimiento
de estas obligaciones, la empresa principal debe mantener un registro actua-
lizado de los antecedentes contemplados en su artículo 5º. Además de definir
las características, requisitos y funciones de los instrumentos que incorporó
a su normativa, tales como el Sistema de gestión de seguridad y salud en el
trabajo (SG-SST); el Reglamento especial para empresas contratistas; Comités
Paritarios de Faenas; el Departamento de Prevención de Riesgos de Faenas
(DPRF) 159.
En cuanto a las Obligaciones de la Empresa Principal, se encuentran
las siguientes: “Velar porque se adopten las medidas necesarias para la
efectiva protección de la vida y salud de los trabajadores”. Esta orden está
contenida en el artículo 183 -E del Código del Trabajo, y que además debe
ser cumplida, según Gajardo Harboe, porque: “i.-Puede verse alcanzada por
la responsabilidad extracontractual: en el sentido de ser responsable por los
infortunios laborales que ocurran dentro de sus obras, faenas o servicios, sea
que afecten a sus propios trabajadores, o a los de sus empresas contratistas y
subcontratistas, por aplicación de las normas generales de atribución de res-
ponsabilidad civil extracontractual. Esta posibilidad tiene su fundamento en
el artículo 69, letra b) de la Ley 165.744, conforme al cual la víctima de un
accidente del trabajo o enfermedad profesional y las demás personas a quienes
el infortunio cause daño, podrán reclamar al empleador o terceros responsables
del accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho con
arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral.
ii.-Debe mantener condiciones ambientales y sanitarias adecuadas”, con-
forme al artículo 3º del D.S. nº 594 de 1999, del Ministerio de Salud “Regla-
mento Sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los Lugares de

159
Un completo análisis del tema encomendamos en: “Protección a la Salud y Seguridad de los
Trabajadores. Ley 20.123”, publicado en la Revista Laboral Chilena nº 159 (8), agosto 2007,
pág. 82 y ss., sección estudios.

316 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Trabajo”; en virtud del cual, la empresa principal debe mantener las condiciones
adecuadas en las instalaciones en que se prestaban los servicios, “mantenién-
dolos en condiciones de velar por la salud y la vida de los trabajadores que
en ellas se desempeñan, cualquiera sea la dependencia de los trabajadores”160.
Otra orden legal que debe cumplir la empresa principal es la referida a
“Velar por el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad por
contratistas o subcontratistas, si subcontratan una obra, faena o servicios
propios de su giro”.
En cuanto a la expresión “servicios propios de su giro” contenida en el
inciso primero del artículo 66 bis de la Ley nº 16.744, Gajardo Harboe ha
escrito que: “en un comienzo se entendía que al referirse a servicios propios
del giro, la obligación de velar por el cumplimiento de normas de higiene y
seguridad por parte de las empresas contratistas y subcontratistas existía para
al empresa principal, sólo cuando subcontratara obras, faenas o servicios que
dijeran relación con su giro actividad principal. [Y cita como ejemplo los
Bancos, pues, quedaban fuera de esta obligación, todos aquellos servicios
subcontratados que no pertenecieran al giro, tales como al alimentación, aseo,
vigilancia, etc.].
Sin embargo, al dictarse el Reglamento del citado artículo 66 bis de la Ley
nº 16.744, contenido en el D.S. nº 76 de 2006, del Ministerio del Trabajo y
previsión Social, se despejaron las dudas [con el texto de su artículo 4º].
Como se aprecia, la autoridad optó por dar un alcance amplio a la ex-
presión ‘servicios propios del giro’, que comprendiera todo aquello que esté
destinado al desarrollo de las operaciones o negocios de la empresa, y por tanto,
incluyó por ejemplo los servicios de alimentación, vigilancia, mantención de
jardines y transporte de personal, ya que todos ellos son necesarios para que
la empresa funcione.
En concordancia con este alcance amplio de la expresión, la Superinten-
dencia de Seguridad Social a través de su Ord. nº 27756 de 2007, ha señalado

160
Gajardo Haboe, Ob. Cit., pág. 83.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 317

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

lo siguiente: “En cuanto al alcance de las obligaciones que impone a la empresa


principal el artículo 66 bis de la Ley nº16.744, esta Superintendencia entiende,
según se infiere de la definición reglamentaria antes citada, que ello debe dimen-
sionarse considerando la obra faena que se realiza bajo su responsabilidad y, por
tanto, bajo su organización y control, lo que evidentemente supone no adoptar
como límite los riesgos conocidos.
De este modo, a la empresa principal le corresponderá implementar la estruc-
tura preventiva que establece el artículo 66 bis de la Ley nº16.744, considerando
no sólo a los trabajadores que se encuentran expuestos a riesgos similares a los de sus
propios trabajadores, sino que a los trabajadores en general, respecto de cualquier
otro riesgo que pudiera afectarlos al interior de la obra o faena que se ejecuta bajo
su responsabilidad y, por ende, sujeta a su dependencia organizacional y su control.
Así por ejemplo, en el caso de la construcción, es la empresa constructora la que se
encuentra supeditada a ésta desde el punto de vista de su ejecución y organización.
Sin perjuicio de lo anterior, resulta necesario precisar que cuando se habla
de responsabilidad de la empresa principal en relación con el artículo 66 bis de
la Ley nº16.744, se alude al rol que cabe a ésta respecto de la implementación de
la estructura preventiva que dicha norma establece, todo lo cual se entiende sin
perjuicio de las obligaciones individuales que en materia de protección de segu-
ridad y salud de los trabajadores, corresponde asumir a las empresas contratistas
o subcontratistas, las que no se encuentran eximidas de las mismas en virtud de
las disposiciones contenidas en el D.S. nº 76” (Superintendencia de Seguridad
Social, Dictamen Ord. nº 27756).
También conforme al artículo 66 bis de la Ley 16.744 y el artículo 8º
del D.S nº 76, aquellas empresas que tengan más de 50 trabajadores tendrán
que “Implementar un Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el
Trabajo (SGSST)”. Y según Gajardo Harboe, “lo que en términos simples,
representa la exigencia de contar con un programa de prevención de riesgos,
que aun cuando no exige una aprobación previa de parte de las entidades
fiscalizadoras, debe contener los elementos básicos que indica el artículo 9º

318 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del mismo DS 76”161, y entre estos componentes estarían: 1) Una política de


seguridad en el trabajo162; 2) Organización -de la prevención de riesgos-;
3) Planificación, que tendrá que basarse en un análisis inicial de la empresa
y que debe ser informado a todos los estamentos, al igual que cada cambio;
como también, un plan de trabajo con los contenidos básicos que la norma
señala, que debe ser firmado por el representante legal de la empresa principal
y dado a conocer a todas las empresas presentes en la obra, faena o servicios,
que además, tendrá que informarse a todos los trabajadores, sus representan-
tes y los Comités Paritarios163; 4) Evaluación; 5) Acción en pro de mejoras
o correctivas, también de medidas preventivas en función de los resultados
obtenidos en un proceso de mejoramiento continuo164.
“Confeccionar un Reglamento Especial para Empresas Contratistas
y SubContratistas”. Acerca de este instrumento, y que constituye otra obli-
gación, se debe tener presente que es distinto al Interno de Orden, Higiene
y Seguridad del inciso segundo del artículo 66 de la Ley 16.744. El estatuto
Especial se exige cuando las obras, faenas o servicios subcontratados agrupen
en conjunto más de 50 trabajadores, debiendo incluirse dentro del cómputo
a los trabajadores directos de la empresa principal, los subcontratados y los
transitorios. A quienes tendrá que entregárseles un ejemplar de este Reglamento
Especial previamente al inicio de sus labores, conforme al artículo 12 del D.S.

161
Ob. Cit., pág. 84.
162
La política de seguridad establecerá las directrices que orientarán todos los programas y las acciones
en materias de seguridad y salud laboral en la obra, faena o servicios. Se exige que esta política sea
puesta en conocimiento de todos los trabajadores, lo que en la práctica se hace a través de actos
de entrega con el comprobante escrito de recepción por parte de cada trabajador, a fin de poder
acreditar el cumplimiento de este deber.
163
“Sin perjuicio de lo anterior, se exige a la empresa principal vigilar el cumplimiento por parte de
las empresas contratistas y subcontratistas de la obligación de informar a sus trabajadores de los
riesgos que entrañan las labores que ejecutarán; las medidas de control y prevención que deben
adoptar para evitar tales riesgos y de los métodos de trabajo correctos, entre otros”.

Y agrega la autora que, se trata de velar por el cumplimiento del “Derecho a Saber” contenido en
el artículo 21 y siguientes del D.S. nº 40 de 1969, y del actual texto del inciso primero del artículo
184 del Código del Trabajo. Ibíd.
164
Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 319

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nº 76; y que se cumpliría con un acta de entrega o con una referencia expresa
en el contrato de prestación de servicios165.
Una quinta obligación estaría en “Mantener un Registro Actualizado
de Antecedentes” (artículo 5º D.S. nº 76), para efectos de planificar y dar
cumplimiento a las obligaciones de la empresa principal en materia de segu-
ridad y salud en el trabajo.
También se tendrá que “Velar por la constitución y funcionamiento del
Comité Paritario de Faena y del Departamento de Prevención de Riesgos
de Faena”. Comité Paritario de Faena, será obligatorio para la empresa prin-
cipal cuando el total de trabajadores que presten servicios en la obra, faena
o servicios propios de su giro, cualesquiera sea su dependencia -principales,
subcontratados y transitorios-, sean más de 25166.
En cuanto a sus Funciones: el CPF debe ejercer funciones de vigilancia y
coordinación de las acciones de seguridad y salud en el trabajo, en la respectiva
obra, faena o servicios167.

165
Este Reglamento Especial habrá que incorporarlo al Registro Actualizado de Antecedentes, el cual,
establecerá el mínimo de acciones de coordinación entre los distintos empleadores de las actividades
preventivas, a fin de garantizar a todos los trabajadores las condiciones mínimas de higiene y
seguridad adecuadas. También, contemplará los mecanismos para verificar su cumplimiento por
parte de la empresa principal y las sanciones aplicables. Una descripción del contenido mínimo
exigido para el reglamento se encuentra en el artículo 13 del D.S. nº 76.

Ibid., pág. 85.
166
Se trata de un estatuto independiente del Comité Paritario de Higiene y Seguridad (del artículo
66 de la Ley 16.744 y el D.S. nº 54 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social de 1969), y que
tendrá aplicación supletoria en todo aquello que no fuere incompatible con las normas del D.S.
nº 76.

Sin perjuicio de lo dicho, el artículo 18 del D.S. 76 señala que, cuando la empresa principal tenga
constituido su CPHS en la respectiva obra, faena o servicios, de acuerdo al D.S. 54, éste podrá
asumir las funciones del CPF. Ibid., pág. 86.
167
Y para tal efecto debe realizar las siguientes acciones: “a) tomar conocimiento de las medidas
de seguridad y salud en el trabajo que se programen y realicen, debiendo la empresa principal
proporcionarle la información necesaria. b) Observar y efectuar recomendaciones a las actividades
de prevención programadas y en ejecución por parte de la empresa principal. c) Realizar las
investigaciones de los accidentes del trabajo que ocurran, cuando la empresa a que pertenece
el trabajador accidentado no cuente con CPF. En algunos casos debe integrar el CPF para los

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Su integración será de 6 miembros titulares -a diferencia del CPHS que


debe contar con 12 integrantes-, 3 representantes de los trabajadores y 3 de
los empleadores168.
Acerca de los Acuerdos Vinculantes para la empresas del CPF, tendrán que
ser notificados a todas las empresas intervinientes (principal, contratistas, etc.),
y serán obligatorios para todos los trabajadores de la obra, faena o servicios,
sin perjuicio del “derecho a apelar” ante el Organismo Administrador al que
estén afiliadas o adheridas las empresas; en el mismo sentido del artículo 66
de la Ley 16.744 para los CPHS.
Gajardo Harboe destaca la importancia de esta imposición, puesto que,
“si uno de estos acuerdos del CPF -o del CPHS- no fuere implementado por
la respectiva empresa, y producto de ello ocurre un accidente del trabajo, se
incrementará la responsabilidad civil y eventualmente penal de dicha empresa
ante dicho infortunio”169.

efectos de esta investigación, un representante de la empresa siniestrada y un representante de sus


trabajadores elegidos por éstos para tal fin.

La empresa principal y también las empresas contratistas deben otorgar las facilidades necesarias
a sus trabajadores para que participen en las actividades del CPF”. Ibid., pág. 87.
168
“La empresa principal deberá integrar el CPF en todos los casos con al menos un representante
que designe al efecto y uno de sus trabajadores. Además, deberá integrar el CPF al menos un
representante del empleador y uno de los trabajadores de una o dos de las empresas contratistas o
subcontratistas, a elección de la empresa principal, cuya permanencia en la obra o faena o servicios
sea igual o superior a 30 días, y que tengan mayor número de trabajadores. En aquellos casos en
que existen empresas con igual número de trabajadores, éstas se deberán seleccionar de acuerdo
al riesgo inherente a sus labores y a la permanencia que tendrán en la obra, faena o servicios.

Es importante señalar que el CPF no otorga fuero laboral especial a sus integrantes, los que podrán
tenerlo sólo por aplicación de las normas laborales generales, siendo un caso [cuando la empresa
que deba participar en el CPF tenga o deba tener constituido el CPHS en la respectiva obra, faena
o servicios, lo integraría el que goce de fuero].

Los representantes del empleador ante el CPF serán: por la empresa principal, el encargado de
la obra, faena o servicios, o quien lo subrogue y, por la empresa contratista o subcontratista, el
encargado de la tarea o trabajo específico o quien lo subrogue. El tercer representante del empleador
deberá ser de preferencia una persona vinculada a las actividades técnicas que se desarrollen en la
industria o faena donde se constituya el CPF”. Ibid.
169
Ob. Cit., pág. 8.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 321

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“El Departamento de Prevención de Faena” (DPRF) es obligatorio,


dado que, la empresa principal debe adoptar las medidas necesarias para cons-
tituirlo y mantenerlo en funciones cuando el total de trabajadores de la obra,
faena o servicios propios de su giro que sean más de 100 por más de 30 días
corridos, cualquiera sea su dependencia, siempre que se trate de alguna de las
actividades mencionadas en el inciso cuarto del artículo 66 de la Ley 16.744,
o sea, minera, industrial o comercial170.
“Experto en prevención de Riesgos”, la necesidad que un profesional del
área se haga cargo del DPRF deja afuera la posibilidad de que sea un técnico,
cosa que sí se permite con el DOPR, y su contrato debe ser a tiempo completo.
En cuanto a las Normas de Higiene y Seguridad en el sistema de trabajo
en las empresas de servicios transitorios. Aquí habrían dos contratos, uno
de trabajo con la empresa de servicios transitorios, y ésta a su vez, celebra un
contrato de “puesta a disposición”, de carácter civil, con la empresa usuaria de
los servicios, para realizar labores o tareas transitorias u ocasionales, cuando
ocurra alguna de las circunstancias del artículo 183 Ñ del Código del Trabajo.

170
“Esto último ha generado algunos inconvenientes, en caso de empresas principales que no tienen
como actividad principal la minera, industrial o comercial, pero que con motivo de las obras, faenas
o servicios subcontratados, sí desarrollan tales actividades, como por ejemplo las Municipalidades.
Nuestro parecer es que en estos casos debiera prevalecer la norma especial contenida en el artículo
26 del D.S. 76, por todo el tiempo que dure la obra, faena o servicio subcontratado.

Las normas particulares en materia de constitución, funcionamiento y funciones del DPRF se
contienen en el D.S. 76 […].

Al igual que en el CPF, el DPRF es independiente del Departamento de Prevención de riesgos
(DPR) que toda industria o faena minera, industrial o comercial debe constituir cuando en ella
laboren más de 100 trabajadores, que también es obligatorio y cuyas normas reglamentarias
se contienen en el D.S. nº 40 de 1969, […].Con todo, este Reglamento se aplica a los DPFR
supletoriamente, y en todo aquello que no fuere incompatible con las normas del D.S. nº 76.

Sin perjuicio de lo señalado, el artículo 28 del D.S. nº 76 señaló que cuando la empresa principal
tenga constituido el DPR en al respectiva obra, faena o servicios, de acuerdo al DS 40, éste podrá
asumir las funciones del DPRF.

Por último, cabe señalar que si la empresa principal cuenta con dos o m‘as obras, faenas o servicios
que cumplan los requisitos indicados, deberá constituir un DPRF en cada uno de ellos [asi,
Superintendencia de Seguridad Social, Ord nº66.104]”, ha escrito Gajardo Harboe, págs. 88 y 89.

322 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y como la Usuaria tendrá que respetar las garantías constitucionales de los


trabajadores transitorios, existen las siguientes obligaciones: “1º La empresa
Usuaria será directamente responsable en cuanto a las normas de higiene
y seguridad” artículo 183 AB del Código del Trabajo171.
En segundo lugar, Responder a las indemnizaciones del artículo 69 de
la Ley 16.744.
Aun la Usuaria no siendo empleador del trabajador de servicios transito-
rios, porque lo es la EST, Gajardo Harboe cree que, el sentido que debe darse
a esta obligación es: “la Usuaria deberá responder por las indemnizaciones
del artículo 69 de la Ley nº 16.744, en carácter de tercero, sólo en la medida
que se acredite su culpa o dolo en el hecho, y todo lo anterior conforme a las
reglas que rigen la responsabilidad civil extracontractual”172.

171
Norma que según Gajardo Harboe posee una confusa redacción, “ya que su primera parte consagra
la responsabilidad de la empresa Usuaria, sobre el cumplimiento de las normas de higiene y
seguridad de los trabajadores transitorios, para luego agregar que ello es especialmente en relación
a sus trabajadores permanentes, lo que no era necesario decir, ya que es obvio que todo empleador
está obligado a ello.

Enseguida llama a confusión la referencia expresa a la Ley nº16.744, ya que algunos han pensado
que estaría evidenciando la responsabilidad directa de la Usuaria en la afiliación al sistema de dicha
ley, en el pago de cotizaciones previsionales al mismo sistema, y que los infortunios laborales que
los trabajadores transitorios pudieran sufrir durante los servicios contratados a la EST, afectarían
a las estadísticas de riesgo de la Usuaria.Todo lo anterior no es efectivo, y se explica simplemente
por lo que señalábamos […]: el empleador del trabajador transitorio es la EST y por tanto, a ella
corresponden los efectos señalados.

En sentido de atribuir una “responsabilidad directa” de la Usuaria en el cumplimiento de las normas
de higiene y seguridad respecto de los trabajadores transitorios, no es otro que el de enfatizar que
estando bajo sus instrucciones y en sus dependencias, corresponde a la Usuaria velar porque los
trabajadores transitorios presten sus servicios en condiciones óptimas de seguridad, cumpliendo
con las normas que al efecto el sistema contempla”.
172
Si bien la historia fidedigna del establecimiento del artículo 183 -AB, inciso final del Código del
Trabajo no da luces sobre este punto, nos parece que al establecerse que también será responsabilidad
de la Usuaria, las indemnizaciones a que se refiere el artículo 69 de la Ley nº 16.744, la norma
quiso enfatizar el especial cuidado que debe tener la Usuaria en velar por el cumplimiento de las
normas de higiene y seguridad por parte de los trabajadores transitorios, […], habida cuenta que
tales trabajadores se encuentran bajo su dependencia material.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 323

jurisprudencia accidentes.indb 323 31-08-2011 17:43:11


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Velar por la constitución y funcionamiento de un Comité Paritario


de Faena y un Departamento de Prevención de Riesgos de Faenas” (artículo
183 - AB), sería una tercera obligación. Se aplican los mismos términos que
al trabajo en régimen de subcontratación, toda vez que, una misma entidad
empleadora será “empresa principal” en relación con el trabajo subcontratado
y “empresa usuaria” respecto de los servicios transitorios contratados, y en am-
bos casos, habrá que constituir y mantener en funciones un CPF y un DPRF.
También existe el deber de “Denunciar los Accidentes del Trabajo”
(artículo 76 Ley nº 16.744), y lograr así que no se oculten las cifras reales
de accidentabilidad, y transparentar los índices de riesgo de las entidades
empleadoras para efectos de la Cotización Adicional Diferenciada; entonces,
estamos ante una obligación ineludible. “Con el objeto de poder cumplir
adecuadamente con esta obligación, en la práctica los contratos de puesta a
disposición deben señalar expresamente el organismo administrador al que se
encuentra adherida la EST, aun cuando ésta no sea una mención obligatoria
de tales contratos”173.
“Entregar el Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad” (ar-
tículo 183 - X).“Se trata de una obligación muy razonable, considerando que
el trabajador transitorio está inserto dentro de la organización de la Usuaria y
presta servicios en sus dependencias, por lo que sólo las medidas de higiene y


Con todo, la EST está obligada a constatar que el estado de salud del trabajador transitorio sea
compatible con la actividad específica que desempeñará, lo que se traduce en la necesidad de exigir
a las EST los exámenes pre- ocupacionales que fueren necesarios”.Ob. Cit., págs. 91 y 92.
173
“Si bien la regla general es que la obligación de denunciar esté radicada en la entidad empleadora,
en los servicios transitorios la ley [artículo 183 -AB inciso tercero] optó por una solución práctica,
y señaló que la Usuaria debe denunciar inmediatamente al organismo administrador al que se
encuentra afiliada o adherida la respectiva empresa de servicios transitorios, la ocurrencia de un
infortunio laboral. Esto es así porque ya dijimos que el trabajador transitorio está subordinado
materialmente -no jurídicamente- a la Usuaria, siendo ésta quien controla su prestación de servicios
y quien debe velar por la salud y seguridad del trabajador transitorio.

Sin perjuicio de lo anterior, y consciente de que el empleador del trabajador transitorio es la EST,
se exige que la Usuaria también le notifique el siniestro para los fines pertinentes”. Ibid., pág. 92.

324 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 324 31-08-2011 17:43:11


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

seguridad, sino también aquellas dirigidas al orden interno de la empresa -en


lo que fueren aplicables-, deben ser aquellas determinadas por la Usuaria”174.

c) Jurisprudencia

Tanto el contratista como la empresa principal, tienen la obligación res-


pecto de la salud y seguridad de sus trabajadores, y por lo tanto responden
solidariamente de las indemnizaciones provenientes de un accidente de trabajo.
“Corresponde acoger el recurso de nulidad interpuesto por la parte demandante
en contra de la sentencia que, acogiendo su demanda por indemnización por daño
moral derivado del accidente de trabajo sufrido, rechaza declarar la responsabilidad
solidaria de la codemandada. Ello por cuanto el fallo recurrido, incurre en la causal
del artículo 477 del Código del Trabajo, por errónea aplicación del artículo 183-E del
mismo cuerpo legal, el cual establece que sin perjuicio de las obligaciones de la empresa
principal, contratista y subcontratista respecto de sus propios trabajadores en virtud de lo
dispuesto en el artículo 184, la empresa principal deberá adoptar las medidas necesarias
para proteger eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores que laboran en su
obra, empresa o faena cualquiera sea su dependencia, en conformidad a lo dispuesto en
los artículos 66 bis de la Ley N° 16.744 y artículo 3° del Decreto Supremo N° 549, de
1999, del Ministerio de Salud. Estas normas, aplicadas al caso de autos, obligaban a
la empresa a vigilar y asistir técnicamente, en terreno, las obras que se realizaban, con
el fin de que éstas se ajustaran, en todo momento, a las reglas de seguridad en protec-
ción a la integridad física y psíquica de quienes efectuaban dichos trabajos, lo que no
ocurrió, por lo que a su respecto y de acuerdo al artículo 183-B del Código Laboral,
corresponde declarar su responsabilidad solidaria” (Corte de La Serena, Recurso de
Nulidad “Ramos Alvarado con Asegim Ltda. y otra”, Rol nº 130-2010)175.
Responsabilidad Subsidiaria del dueño de la obra o faena e infracción
al Deber de Seguridad del artículo 184 del Código Laboral de un trabaja-
dor que recibió una descarga eléctrica cosechando paltas (Corte Suprema,
13 junio 2006, Invalidación de oficio “Vivanco Fernández con Agricom Ltda.

174
Ibid.
175
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ25858.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 325

jurisprudencia accidentes.indb 325 31-08-2011 17:43:11


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

y otros”, Rol n° 4514-2005)176. Por nuestra parte, nos parece muy destacable

176
Ante el 4° Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago (Rol n° 2356-2003), un trabajador deduce
demanda de indemnización de perjuicios por el accidente laboral sufrido. Indica que, con fecha 23
de septiembre, alrededor de las 8:00 horas, se encontraba en lo alto de un palto recogiendo frutos
con un tunero de metal que le proporcionara la empresa Polpaico, sentado sobre un gancho del
árbol como a 5 ó 6 metros del suelo y, al levantar el tunero sufrió una descarga eléctrica, provocada
por los cables de alta tensión que cruzaban la copa de los paltos cosechados. Fue trasladado al
Hospital de Cabildo y luego a la Mutual de Seguridad de Santiago. Expresa que producto de la
descarga eléctrica sufrió quemaduras en genitales, piernas y abdomen, además de la pérdida del
dedo pulgar de la mano izquierda y, de los dedos pulgar y anular de la mano derecha. Agrega que es
un joven de 18 años sin oficio y que por su incapacidad no podrá volver a trabajar adecuadamente.
Expone que la situación por la cual atraviesa se debe única y exclusivamente a culpa de la entidad
empleadora, la que no adoptó los resguardos de prevención de riesgos necesarios, esto es, poner a
disposición de sus trabajadores los elementos de protección necesarios, falta de instrucción para
la realización de la faena y falta de supervisión, no cumpliendo con las medidas de seguridad a
las cuales está obligado por imposición legal. Señala que por lo expuesto demandó por esta vía,
los siguientes conceptos a) Indemnización por concepto de seguros contratados por la empresa $
20.000.000; b) lucro cesante $ 78.396.000; c) daño biológico fisiológico $ 210.000.000; d) daño
moral $ 200.000.000; e) daño estético $ 50.000.000, todas las sumas anteriores más reajustes e
intereses y, el pago de las costas de la causa.

La demandada en su contestación de la demanda por parte de Agrícola Polpaico S.A., empleadora
formal, la que opone la excepción dilatoria del Nº 2 del artículo 303 del Código de Procedimiento
Civil, esto es la falta de personería o de representación legal del que comparece a su nombre, excepción
que fue rechazada por el tribunal a fojas 73. Luego opuso las siguientes excepciones perentorias: a)
Falta de interés actual en ejercicio de la acción subsidiaria impetrada por el demandante; b) Falta de
legitimación pasiva de la demandada, Agrícola Polpaico S.A., señalando que por el motivo señalado
con anterioridad, la demanda adolece de nulidad y en consecuencia vicia el proceso; c) Improcedencia
da litis consorcio voluntario eventual, toda vez que no existen otros empleadores del demandante
que Agrícola Polpaico S.A., la cual no tiene relación alguna con otra u otras empresas, dueños de
obra o faenas, contratistas o subcontratistas y que ésta ha sido demandada en forma equívoca,
subsidiariamente; d) Falta de uno de los elementos constitutivos de la acción, esto es la causa, puesto
que la demandante no considera a Agrícola Polpaico S.A. como su empleadora.

Agrega que el demandante, de manara voluntaria, en forma irresponsable y contraviniendo las
órdenes dadas por la empresa en cuatro charlas, se expuso en forma imprudente y temeraria al
riesgo; que la empresa entregó elementos de seguridad necesarios al trabajador y que cuenta
con todas y cada una de las medidas de prevención y de seguridad para evitar que se produzcan
accidentes por lo que no habría incurrido en responsabilidad alguna.

Resolviéndose por el Juez de Primer grado: “16) Que, analizada y ponderada la prueba rendida
por las partes y, aplicada las reglas de la sana crítica, se llega a las siguientes conclusiones: […]
e) Que, se arriba a la conclusión que el actor sufrió el accidente que le provocó los perjuicios
cuya reparación solicita, porque no se adoptaron, ni se previeron por la demandada, debida y
oportunamente, los métodos adecuados y seguros de ejecución de la faena y, además, tampoco

326 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el fallo de segunda instancia, pronunciado por la Corte de Apelaciones de


Santiago (Rol n° 3767-2004), en especial, sus motivos: “Segundo: Que, al

dispuso todas las medidas de seguridad y resguardos que eran necesarias para evitar los riesgos
consiguientes, lo cual permite estimar incumplida por el empleador la obligación de protección
que debía al demandante, en virtud de lo prevenido en el art. 184 del C. del Trabajo.

f ) Que, habiendo, en consecuencia, ocurrido el accidente por acciones y omisiones atribuibles a la
empresa Agrícola Polpaico S.A., sólo cabe acoger la demanda de autos, en la forma que se indicará
en lo resolutivo de este fallo.

18) Que, no habiendo acreditado la parte demandante la existencia de un seguro por la cantidad
señalada por ésta a fojas 24 vuelta, cabe desestimar la demanda en esta parte.

19) Que, teniendo presente que el lucro cesante es toda cantidad que el actor hubiera estado
percibiendo al momento de la ocurrencia del accidente y que se ha dejado de percibir por motivo
del mismo y, considerando los siguientes factores, esto es, que el sueldo, señalado por la parte
demandante (fs. 23 vta.) era de $ 120.000, correspondiente a faena de temporada y ocasional,
el cual fue cancelado hasta el mes de junio de 2003, que el organismo asegurador le otorgó una
pensión de invalidez del 70%, con vuelta al trabajo y, que aún se encuentra en etapa escolar (1º
medio al año 2002, con 18 años), según se lee de la demanda de autos, se hará lugar a la misma,
en base a una proyección estimativa de dos años más de estudios , esto es entre el año 2005, fecha
de término de sus estudios y, a la fecha de cumplir 65 años de edad, en base a diferencia de $
36.000 mensuales, esto es, 44 años 2 meses, lo que arroja la suma total de $ 19.094.000.

21) Que, en lo que respecta al daño biológico (pérdida de un órgano a fin de cubrir prótesis) y,
estético (cicatrices), éste dice relación con el daño directo causado por el accidente laboral sufrido
por el actor, por lo que ha de tenerse presente que, al momento de la ocurrencia del accidente
laboral, la empresa demandada se encontraba afiliada a la Asociación Chilena de Seguridad, por
lo que conforme lo dispone la ley 16.744. los gastos derivados de la ocurrencia del accidente son
cubiertos por el seguro de accidentes del trabajo.[…].

V. Que, se rechaza la demanda en cuanto se dirigió en contra de la Sociedad Agrícola y Comercial
Limitada Agricom, en calidad de empleadora real.

VI. Que, se hace lugar a la demanda de fojas 10 y siguientes, aclarada a fs. 78, en cuanto la Sociedad
Agrícola Polpaico S.A., deberá pagar al demandante, ya individualizado, ejecutoriada que sea la
presente resolución y por intermedio del Tribunal: a) $ 15.000.000 por concepto de daño moral;
b) $ 19.094.000 por concepto de lucro cesante.

VII. Que, se rechazan las excepciones formuladas por la Sociedad Agrícola Polpaico S.A.

VIII. Que, la Sociedad Agrícola y Comercial Limitada (Agricom) debe responder en los términos
del art. 64 del C. del Trabajo.

IX. Que, las indemnizaciones deberán reajustarse de acuerdo a la variación que experimente el
Índice de Precios al Consumidor, desde la fecha de notificación de la demanda y, además devengará
intereses corrientes para operaciones reajustables desde que el fallo quede ejecutoriado y, hasta su
pago efectivo.

X. Que, cada parte pagará sus costas y, por mitades las comunes si las hubiere”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 327

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sentido y alcance de las expresiones utilizadas en el artículo 64 del Código del


Trabajo, deben sumarse los principios formativos la legislación laboral, es decir,
protección del trabajador e in dubio pro operario, entre otros. Por consiguiente,
si la ley habla de obligaciones laborales y previsionales, sin excluir a ninguna en
particular, ni referirse a alguna en especial, deben entenderse en sentido amplio o
incluir en ellas los deberes, imposiciones o exigencias esenciales a la vinculación de
naturaleza laboral, cualquiera sea su fuente, es decir, legal, contractual e incluso,
según el caso nacidas de la aplicación práctica que se haya consentido por las partes;
Tercero: Que, en lo tocante al deber de seguridad contemplado en el artí-
culo 184 del Código del Trabajo, cuya infracción ha derivado en un accidente
de esa naturaleza, del que se pretende hacer responsable subsidiariamente a la
dueña de la obra o faena, corresponde precisar que constituye una de las varias
manifestaciones del deber general de protección que se impone al empleador, cuyo
origen algunos autores lo sitúan en la contrapartida al deber de fidelidad y lealtad
atribuidos al trabajador; otros, en la situación de comunidad jurídico-personal
que caracteriza a la vinculación laboral; otros, en el principio pro operario, etc.
Lo cierto es que, sea cual fuere su origen, el legislador lo ha establecido expresa-
mente en el citado artículo 184 y, por lo tanto puede calificarse que se trata de
una obligación de fuente legal;
Cuarto: Por su parte, el artículo 64 del Código Laboral, al establecer la res-
ponsabilidad subsidiaria le ha fijado límites. Tales límites están dados desde un
doble punto de vista, tanto jurídico como fáctico. Jurídicamente, uno de los límites
de la responsabilidad subsidiaria, está establecido en el propio artículo 64 inciso
final, del Código del Trabajo, en cuanto no la extiende al caso de construcción de
edificios por un precio único prefijado, encargado por una personal natural. Desde
el plano práctico, la responsabilidad en examen debe estimarse extendida sólo a
aquellos casos en que el dueño de la obra, faena o empresa ha podido fiscalizar el
cumplimiento por parte del contratista o subcontratista de las obligaciones de las
que se pretende hacerlo responsable;
Quinto: Que, en una interpretación armónica de los artículos 64 y 184
del Código del ramo, esto es aplicando los artículos 19, 20, 22 y 23 del Código
Civil, en su comprensión, conducen a extender la responsabilidad que establece

328 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 328 31-08-2011 17:43:12


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el artículo 69 de la Ley 16.744, en relación a que el accidente o enfermedad se


deba a culpa o dolo de la empleadora o de un tercero, b) la víctima y las demás
personas a quienes afecte el accidente o enfermedad cause daño podrán reclamar
al empleador o terceros responsables del accidente con arreglo a las prescripciones
del derecho común, incluso el daño moral.
Sexto: Que, las razones expuestas llevan a estos sentenciadores a desestimar
las alegaciones formuladas por las demandadas en sus escritos de apelación de fojas
334 y fojas 342 y a aumentar la indemnización por daño moral como se dirá;
Séptimo: Que, los documentos acompañados por la actora a fojas 387, en nada
alterar lo que se ha concluido. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto
en los artículos 463 y 472 del Código del Trabajo, se confirma la sentencia apelada
de veinte de mayo de dos mil cuatro, escrita a fojas 307, […], la indemnización
por daño moral que se debe pagar al actor Carlos Vivanco Fernández a la suma
de cuarenta millones de pesos ($40.000.000)”177.
Límites de la responsabilidad subsidiaria.“La responsabilidad subsidiaria
del dueño de la obra, empresa o faena debe estimarse comprensiva sólo de los casos
en que el mismo ha podido fiscalizar el cumplimiento por parte del contratista
o subcontratista de las obligaciones de las que se pretende hacerlo responsable. Si
ello escapaba de la esfera de control del responsable subsidiario, esto no puede ser
condenado en tal calidad” (Corte Suprema, 31 mayo 2007, Casación en el
fondo “García Olivares con Ingelv, Esso Chile Petrolera Ltda. y Compañía Minera
Lomas Bayas”, Rol nº 5830-2005.FM nº 545, pág. 961, sentencia nº 3)178.

177
Pronunciada por la Décima Sala de esta I. Corte de Apelaciones, integrada por la Ministra Sra.
Rosa María Maggi Ducommun, el fiscal judicial Sr. Daniel Calvo Flores y el abogado integrante
Sr. Nelson Pozo Silva.
178
En autos seguidos ante el Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta (Rol nº 4.472-
04), por sentencia de 24 de junio de 2005, que estableció como hechos: a)  el 6 de julio de 1999,
alrededor de las 16:10 horas, mientras el actor cumplía labores al interior de las instalaciones
de la Minera Lomas Bayas, efectuando un trabajo de cambio de luminarias, cayó de una altura
aproximada de cinco metros al ceder el poste que lo sostenía, precipitándose el demandante sobre
el talud y luego dentro de la taza de contención de los estanques de petróleo, diagnosticándosele,
producto de la caída, fractura de cráneo y muñeca derecha; b)  la escalera usada por el trabajador
accidentado fue facilitada por personal de la empresa minera; c)  la demandada Compañía Minera
Lomas Bayas no informó previamente al Servicio Nacional de Geología y Minería de la II Región,

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 329

jurisprudencia accidentes.indb 329 31-08-2011 17:43:12


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

los trabajos de mantención que haría Esso Chile en el interior de sus instalaciones; d)  no hubo
análisis ni evaluación previa del trabajo que habría de realizarse por parte de Ingelv; e)  el supervisor
de Ingelv dio la orden para el uso de una escalera en la reparación de la luminaria; f )  Esso Chile
autorizó los servicios de Ingelv como contratista; g)  no hubo ningún tipo de supervisión por parte
de Esso Chile ni de Lomas Bayas. El fallo de primer grado, acogió la demanda sólo en cuanto se
condenó al demandado principal al pago de cincuenta millones de pesos, más reajustes e intereses,
por concepto de indemnización por el daño moral sufrido por el actor con ocasión del accidente
de trabajo, ocurrido el 6 de julio de 2001. Además, decidió que los demandados subsidiarios, son
responsables, en esa calidad, de la suma que se ordenó pagar al actor.

Se alzó el demandado principal y la demandada subsidiaria Esso Chile Petrolera limitada y la Corte
de Apelaciones de esa ciudad, por fallo de treinta de septiembre de 2005, que se lee a fojas 327,
con mayores fundamentos, confirmó de la primera instancia.

En contra de esta sentencia, la demandada subsidiaria, Esso Chile, interpuso recurso de casación en
el fondo, por haberse dictado con infracción de ley, pidiendo su invalidación y la dictación de fallo
de reemplazo por medio del cual se acoja su recurso de apelación y se revoque la de primera instancia
en cuanto declaró que su parte es subsidiariamente responsable del pago de la indemnización por
daño moral reconocida al actor. De este fallo reproducimos su parte resolutiva: “Noveno: Que,
desde un ángulo práctico, la responsabilidad en examen debe estimarse comprensiva sólo de los
casos en que el dueño de la obra, faena o empresa ha podido fiscalizar el cumplimiento por parte
del contratista o subcontratista de las obligaciones de las que se pretende hacerlo responsable.
Ya se resolvió en materias similares que si ello escapaba de la esfera de control del responsable
subsidiario, éste no puede ser condenado en tal calidad.

Décimo: Que, por consiguiente y sobre la base de los hechos asentados en este proceso, esto es,
que el empleador directo del actor es quien dio la orden de usar la escalera en la reparación de las
luminarias, lo que estaba expresamente prohibido por la demandada subsidiaria Empresa Esso
Chile, no es posible atribuir a la dueña de la obra o faena -la recurrente de casación- responsabilidad
subsidiaria en la condena que se le ha impuesto al contratista por infringir el deber de seguridad,
desde que aquélla no estuvo en condiciones reales de ejercer una fiscalización mayor que la que
hizo operar en relación con el cumplimiento de las medidas que tendieran a proteger eficazmente
la vida y seguridad de los trabajadores de la obra o faena contratada.

Undécimo: Que, de acuerdo con lo anterior, los sentenciadores interpretaron con error de derecho
la norma del artículo 64 del Código del Trabajo, al extender la responsabilidad subsidiaria del
dueño de la obra o faena a una situación de hecho no prevista por aquélla. Conculcación de ley que
influyó sustancialmente en lo dispositivo del fallo recurrido, desde que condujo a los sentenciadores
a condenar a la recurrente, en los términos en que fue demandada. Por estas consideraciones
[…], se acoge el recurso de casación en el fondo interpuesto por la demandada subsidiaria […],
en consecuencia, se invalida y se la reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista,
separadamente.

Se previene que el abogado integrante Sr. Peralta estuvo por acoger el recurso de que se trata
teniendo para ello únicamente en consideración, que en su concepto, la responsabilidad subsidiaria
del dueño de la obra o faena, prevista en el artículo 64 del Código del Trabajo, en materia de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En el mismo sentido, también se ha fallado que, el deber de seguridad


impuesto al empleador, constituye una obligación laboral del artículo
64 del Código del Trabajo, y que se exoneraría al no poder determinarse
que la dueña de la obra o faena por las circunstancias del siniestro haya
estado en condiciones de fiscalizarla. “Que, en relación con los límites de la
responsabilidad subsidiaria en lo tocante a las indemnizaciones por lucro cesante
y daño moral, este Tribunal reiteradamente ha sostenido que la responsabilidad
en tal calidad, tratándose de dichas indemnizaciones de perjuicios por accidente
del trabajo, surge para el dueño de la obra o faena en la medida en que éste no
haya ejercido la prerrogativa de fiscalizar la adopción de las medidas de seguridad
necesarias y a que esté obligado el empleador directo del trabajador. Tal omisión
lo hace responsable de los perjuicios que, un accidente de naturaleza laboral, haya
causado al dependiente cuyas fuerzas laborales son invertidas en beneficio del res-
ponsable subsidiario. No puede desconocerse que el deber de seguridad impuesto
al empleador, constituye una obligación laboral de aquellas a que hace
referencia el artículo 64 del Código del Trabajo.

accidentes del trabajo, se encuentra limitada sólo al cumplimiento, en carácter de subsidiario, de las
obligaciones de afiliación y cotización que afecten a los contratistas en relación con las obligaciones
de sus trabajadores, como se expresa en el inciso segundo del artículo 209 del Código del Trabajo
y que se reitera en el artículo 4° de la Ley 16.744”.

Y desde la Sentencia de reemplazo destacamos: “se resuelve: I) Que, se revoca la sentencia apelada
[…], sólo en cuanto por su decisión IV, condena a la empresa Esso Chile Petrolera Limitada, en
carácter de subsidiaria, al pago de la indemnización por conc pto de daño moral a que se encuentra
condenado el empleador del demandante, contratista Ingelv y, en su lugar, se declara, en cambio,
que se la exime de responsabilidad.

II) se confirma, el referido fallo en lo demás apelado.

Se previene que el abogado integrante Sr. Peralta estuvo también por revocar la sentencia en
alzada en relación a la demandada subsidiaria Esso Chile Petrolera Limitada, teniendo para ello
en consideración que la responsabilidad de la empresa dueña de la obra o faena, en materia de
accidentes del trabajo, se extiende únicamente a lo previsto en el artículo 209 del Código del
Trabajo, en relación con el artículo 4° de la Ley 16.744, esto es, a las obligaciones de afiliación y
cotización”.

Pronunciado por la Cuarta Sala, integrada por los Ministros señores Marco Libedinsky T., Orlando
Álvarez H., Urbano Marín V., y Sr. Patricio Valdés A. y el abogado integrante Sr. Ricardo Peralta
V.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Decimocuarto: Que, en el evento que el dueño de la obra o faena haya


cumplido con la fiscalización necesaria, indudable resulta la ausencia de respon-
sabilidad subsidiaria, pues esta última reconoce límites, como ya se ha decidido,
entre los que se encuentra el cumplimiento de la obligación de control por parte
del beneficiado con el trabajo del afectado. En la especie, conforme a los hechos
fijados, si bien se precisan las medidas de seguridad que correspondió adoptar al
empleador directo, esto es, proporcionar camión con capacho o escaleras adecuadas
y cinturón de seguridad y que debía fiscalizar la recurrente, no se ha determi-
nado que la dueña de la obra o faena por las circunstancias del siniestro
haya estado en condiciones de controlar la adopción de dichas medidas
de seguridad, de modo que no ha podido, en ese evento, hacérsele efectiva su
responsabilidad subsidiaria en el pago de las indemnizaciones de perjuicios a que
ha sido condenada la principal.
Decimoquinto: Que, en consecuencia, al condenar a la recurrente en forma
subsidiaria respecto de los ítems ya descritos, se ha cometido error de derecho por falsa
aplicación de los artículos 64 y 64 bis del Código del Trabajo, al hacerlos regular
una situación que no se subsume en esas normas, yerro que influye sustancialmente
en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a la mencionada condena
lo que hace necesario acoger el presente recurso de casación en el fondo.
Por estas consideraciones […] se rechaza el recurso de casación en el fondo
interpuesto por la demandada principal a fojas 513 y se acoge, en ambos casos sin
costas” (Corte Suprema, 29 julio 2010, Rol nº 2170-2010)179.

179
Acordada la decisión de acoger el recurso de casación en el fondo deducido por la demandada
subsidiaria, con el voto en contra de la Ministra, señora Rosa María Maggi Ducommun, quien
estuvo por rechazarlo, sobre la base de las siguientes consideraciones: “b) Que, se trata, entonces,
de una obligación que tiene su fuente en la ley, pero que está ciertamente vinculada al contrato
de trabajo suscrito entre el dependiente y su empleador directo, desde que a este último ha
encomendado el responsable subsidiario la ejecución de la obra que no ha podido o querido realizar
por sí mismo, beneficiándose en definitiva con la labor desarrollada por los trabajadores. De esta
manera, las normas que regulan la responsabilidad contractual se hacen extensivas a la obligación
que la ley impone al dueño de la obra, de responder por las obligaciones laborales y previsionales
que afecten al empleador directo, a favor de los trabajadores de éstos. […]

d) Que, entre las obligaciones laborales a que alude la norma citada quedan también incluidas
aquéllas derivadas de la infracción del deber de protección que al empleador impone el artículo

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y de la Sentencia de Reemplazo, el motivo Segundo dijo: “Que, en conse-


cuencia, no habiéndose acreditado el incumplimiento de la fiscalización a que está
obligada la dueña de la obra o faena, la demanda intentada en contra de Chilectra
S.A. debe ser rechazada, sin que sea necesario pronunciarse acerca de las restantes
defensas invocadas por esta parte, salvo la excepción de prescripción en relación con
las remuneraciones adeudadas al trabajador, la que ya ha sido decidida”.
No es posible encontrar en el antiguo artículo 64 del Código del Tra-
bajo, ni en los reformados por la Ley 20.123, disposiciones que permitan
establecer la responsabilidad solidaria o subsidiaria de la empresa principal
en los accidentes sufridos por los trabajadores de un contratista (Corte
de Concepción, 26 octubre 2010, Apelación “Elgueta Collante con Servicios
Industriales y Forestales Larraín Ltda. y otra”, Rol nº 156-2010).

184 del Código del Trabajo. En tal caso, ante el incumplimiento de esa obligación de seguridad,
está el trabajador en cuyo favor se ha establecido el derecho en situación de impetrar, no sólo
de parte de su empleador directo, sino también del responsable subsidiario, las indemnizaciones
que pudieren corresponderle por las consecuencias dañosas de los accidentes o enfermedades
profesionales que hubiere sufrido durante la vigencia de la relación laboral.

e) Que, de acuerdo a los hechos asentados en el proceso, sintetizados en el motivo quinto de
esta sentencia, el empleador directo tuvo responsabilidad en el accidente por no haber adoptado
las medidas necesarias para proteger la integridad física y psíquica del demandante, pues pese al
riesgo que representaba subir a un poste con trepaderas metálicas, no proporcionó una escalera
adecuada o camión con capacho que habría evitado la caída del trabajador, ni comprobó haberle
suministrado un cinturón de seguridad. Entre los hechos establecidos por los jueces del fondo no
consta, sin embargo, ninguna circunstancia que permita concluir que la dueña de la obra o faena
haya cumplido eficazmente su obligación de fiscalizar, ni haya estado impedida de controlar el
cumplimiento de la obligación de seguridad por parte del empleador directo.

f) Que, en consecuencia, en opinión de la disidente, los sentenciadores no interpretaron ni aplicaron
erróneamente la norma del artículo 64 del Código del Trabajo al acceder a la demanda interpuesta
en contra de la recurrente, como responsable subsidiaria del pago de las indemnizaciones sustitutiva
del aviso previo y por años de servicios, y de aquellas derivadas del daño sufrido por el demandante
con ocasión del accidente del trabajo”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., y Rosa Egnem S. y abogado integrante
señor Patricio Figueroa S.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

V. de las condiciones sanitarias de los lugares de trabajo


La escasa jurisprudencia a que hemos accedido, se ha pronunciado en los
siguientes sentidos.
Se trata de normas obligatorias dictadas conforme al Código Sanitario.
“Las normas que regulan las condiciones sanitarias y ambientales básicas en
los lugares de trabajo tienen carácter obligatorio, puesto que se han dictado en
cumplimiento del mandato establecido en el Código Sanitario, que impone a
la autoridad sanitaria el deber de velar porque se eliminen o controlen todos
los factores, elementos o agentes del medio ambiente que afecten la salud, la
seguridad y el bienestar de los habitantes.
El Decreto Supremo Número 594 regula lo relacionado con las condi-
ciones generales sanitarias y ambientales de ‘todo lugar de trabajo’, por lo que
se aplica a todos los casos, por sobre los reglamentos específicos de cada giro.
El artículo 25 del decreto precitado establece que los servicios higiénicos
‘no podrán estar instalados a más de 75 metros de distancia del área de trabajo’,
exigencia que debe entenderse referida al mismo recinto en que el personal
presta sus servicios y no a un sitio diverso de aquél” (Corte Suprema, 28 marzo
2007, Recurso de Protección “Gómez Andrade con SEREMI de Salud X Región
de Los Lagos”, Rol nº 871-2007)180.

180
Transcribimos el fallo de la Corte de Puerto Montt (Rol nº 309-2006).“Tercero: Que, en la especie,
ha concurrido a solicitar amparo constitucional por la vía de este recurso, don […] a favor de
doña […], quien refiere que en forma ilegal y arbitraria le fue rechazada la autorización sanitaria
necesaria para el funcionamiento de su local consistente en una sucursal de la Óptica Austral,
invocándose por la recurrida el incumplimiento a lo dispuesto en los artículos 21 y 22 del decreto
supremo 594, puesto que no cuenta con baños para el personal del establecimiento.

Cuarto: Que, por su parte, informando el recurso, don […], Seremi de Salud de la Décima Región,
sostiene que su decisión se ajusta a derecho puesto que efectivamente al no contemplar el local
cuya autorización sanitaria se solicita, servicios higiénicos para el uso del personal, se transgrede
lo expresamente estatuido en el reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas de
los lugares de trabajo, no siendo suficiente al efecto que se disponga de baños en un local externo,
no obstante encontrarse a menos de setenta y cinco metros de distancia.

Quinto: Que, analizados los antecedentes acompañados por las partes así como los dispuestos
agregar por esta Corte, de conformidad con las reglas de la sana crítica, fluye como hecho no

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Adecuado nos parece transcribir el texto del fallo de la Corte Suprema:


“1°) Que, corresponde consignar que, de lo expuesto por la recurrida y por el fallo
de primer grado, se desprende que no han existido los presupuestos de ilegalidad ni
de arbitrariedad del acto que se imputa a la autoridad recurrida, la cual se limitó
a dar cumplimiento a sus obligaciones constitucionales y legales;
2º) Que, en efecto, en el presente caso el fundamento constitucional de la acción
cautelar desplegada se ha hecho consistir en la vulneración de la igualdad ante la
ley y del derecho a desarrollar cualquier actividad económica lícita, protegidos en el
artículo 19 números 2 y 21 de la Constitución Política de la República, en cuanto
la recurrente sostiene ‘que rechazó la solicitud de apertura y funcionamiento de una

controvertido que la actora solicitó autorización sanitaria para el funcionamiento de un local


destinado a óptica, el que no contempla en el mismo recinto servicios sanitarios, si bien ha sido
autorizado por el representante legal de Inversiones Huar Ltda. distante a treinta metros, para el
uso de sus baños.

Sexto: Que, en ese orden, cabe dejar sentado que, considerando la necesidad de actualizar las
disposiciones vigentes destinadas a velar porque en los lugares de trabajo existan condiciones
sanitarias y ambientales que resguarden la salud y el bienestar de las personas que allí se desempeñan,
incorporando los adelantos técnicos y científicos ocurridos, fue aprobado el decreto Nº 594 de
15 de septiembre de 1999, o reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas en los
lugares de trabajo, cuyo artículo 21 del párrafo 4º establece […]; y por otro lado, su artículo 25
refiere […].

Séptimo: Que, por su parte, es el decreto supremo Nº 4 de 3 de enero de 1985 el que aprueba el
reglamento de los establecimientos de óptica, cuyo artículo 3º [4º, 5º].

Octavo: Que, de la lectura del artículo 4º del decreto aludido en el motivo que antecede, no se
observa como requisito para la instalación de un local de óptica la existencia de servicios sanitarios
para el personal, y sin perjuicio de estar contestes estos sentenciadores que las normas contenidas
en el decreto Nº 594 son aplicables a esta clase de establecimientos, de modo que la decisión
recurrida parece legalmente pronunciada, resulta sin embargo arbitraria, puesto que al decidir
como lo ha hecho el recurrido se aparta de la razón, la justicia y el bien común, confundiéndose
la potestad discrecional a que se someten ciertos actos con una actividad simplemente carente
de justificación racional o razonable, constituyendo un abuso de poder que ha conculcado las
garantías constitucionales invocadas.

Noveno: Que, de la forma como se ha razonado, concurriendo los presupuestos que hacen
procedente la acción cautelar interpuesta, este tribunal procederá así declararlo, debiendo adoptarse
las medidas pertinentes por la recurrida para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida
protección del afectado”.

Pronunciada por la Presidenta señora Sylvia Aguayo Vicencio, la Fiscal Judicial Subrogante señora
Mónica Sierpe Scheuch y el Abogado Integrante señor Pedro Campos Latorre.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sucursal de óptica austral en Puerto Montt que la decisión denunciada, por una
parte, establece a su respecto una diferencia arbitraria, desde que establecimientos
comerciales de idéntico giro, ubicados en centros comerciales de la misma ciudad,
carecen también de servicios higiénicos y, pese a ello, fueron autorizados para
funcionar; y en segundo término, porque con aquélla se le dificulta el desempeño
de su actividad comercial’;
3°) Que, el artículo 67 del Código Sanitario, con que se inicia su Libro
Tercero intitulado ‘De la higiene y seguridad del ambiente y de los lugares de
trabajo’, dispone que: ’Corresponde al Servicio Nacional de Salud velar porque
se eliminen o controlen todos los factores, elementos o agentes del medio ambiente
que afecten la salud, la seguridad y el bienestar de los habitantes en conformidad
a las disposiciones del presente Código y sus reglamentos’;
4º) Que, a su vez, el artículo 82 del Código referido, ubicado en el Título III
‘De la higiene y seguridad de los lugares de trabajo’, establece que: ‘El reglamento
comprenderá normas como las que se refieren a: a) las condiciones de higiene y
seguridad que deben reunir los lugares de trabajo, los equipos, maquinarias, insta-
laciones, materiales y cualquier otro elemento, con el fin de proteger eficazmente la
vida, la salud y bienestar de los obreros y empleados y de la población en general;
b) las medidas de protección sanitaria y de seguridad que deben adoptarse en la
extracción, elaboración y manipulación de substancias producidas o utilizadas en
los lugares en que se efectúe trabajo humano; c) las condiciones de higiene y seguri-
dad que deben reunir los equipos de protección personal y la obligación de su uso’;
5º) Que, en cumplimiento de las normas reproducidas más arriba, se dictó el
Decreto Supremo Nº 594, de 15 de septiembre de 1999, continente del ‘Reglamento
sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los Lugares de Trabajo’,
cuyo artículo 1º prescribe que dicho cuerpo normativo anticipa las condiciones de
esa clase ‘que deberá cumplir todo lugar de trabajo’; y, seguidamente, su artículo
21 detalla cuáles son las exigencias que deben cumplir los servicios higiénicos y de
evacuación de aguas servidas de tales recintos;
6º) Que, de lo transcrito se desprende que las normas que regulan las con-
diciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de trabajo tienen carácter
obligatorio, puesto que se han dictado en cumplimiento del mandato establecido

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en los artículos 67 y 82 del Código Sanitario, que impone a la autoridad sanita-


ria el deber de ‘velar porque se eliminen o controlen todos los factores, elementos
o agentes del medio ambiente que afecten la salud, la seguridad y el bienestar de
los habitantes’;
7º) Que, la defensa de la actora ha sostenido que el establecimiento comercial
de su parte se rige por lo dispuesto en el Reglamento Nº 4, que aprueba el estable-
cimiento de ópticas, norma que no contiene la exigencia de disponer de servicios
higiénicos en el lugar;
8º) Que, si bien es cierto la aludida en el párrafo que antecede se refiere
específicamente a los establecimientos del giro del de la actora y en lo relativo
a su particular naturaleza, no lo es menos que en el caso en estudio también y
primeramente debe cumplirse con lo previsto en el Decreto Supremo Nº 594, que
regula lo relacionado con las condiciones generales sanitarias y ambientales de
‘todo lugar de trabajo’;
9º) Que, finalmente, la recurrida ha sostenido que su parte habría cumplido
las exigencias contenidas en el Reglamento sanitario tantas veces citado, al obtener
la autorización de un tercero para que su personal haga uso de los baños de un
establecimiento situado a no más de 30 metros de distancia del suyo;
10º) Que, sobre el particular, cabe consignar que el artículo 25 del Decreto
Nº 594 previene que los servicios higiénicos ‘no podrán estar instalados a más de
75 metros de distancia del área de trabajo’, exigencia que debe entenderse referida
al mismo recinto en que el personal presta sus servicios y no a un sitio diverso de
aquél, motivo por el que debe desestimarse la alegación de la recurrente en esta parte;
 11º) Que, reafirma el predicamento adoptado en el párrafo que precede, la
circunstancia de que la disponibilidad de los baños allí citados se encuentra sujeta a
la buena voluntad de un tercero distinto del empleador, siendo que es en este último
en quien recae la obligación de mantener las condiciones sanitarias y ambientales
necesarias para proteger la salud, el bienestar y la vida de sus trabajadores;
 12º) Que, en estas condiciones, forzoso es concluir que la Secretaría Regional
Ministerial de Salud de Los Lagos tiene facultades y competencia para decidir de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la manera en que lo hizo, por lo cual el órgano recurrido actuó dentro de la esfera
de su competencia, no incurriendo entonces en ilegalidad alguna;
13°) Que, asimismo, el acto denunciado aparece revestido de plausibilidad
y razonabilidad, más aún si ha sido dictado tomando en consideración el debido
resguardo de la salud, el bienestar y la vida de los trabajadores dependientes de
la recurrente;
 14º) Que, por lo concluido precedentemente y no resultando arbitrario ni
ilegal el actuar del recurrido, resulta innecesario entrar al análisis de las garantías
constitucionales que se dicen conculcadas en el recurso, el que, en consecuencia, no
puede prosperar y debe ser desestimado.
 Por estos fundamentos y de conformidad, además, con lo que disponen el
artículo 20 de la Constitución Política de la República y el Auto Acordado sobre
Tramitación del Recurso de Protección de Garantías Constitucionales, se revoca
la sentencia apelada de veinticuatro de enero recién pasado, escrita a fojas 46 y si-
guientes, y en su lugar se declara que se rechaza el recurso de protección deducido”181.
“La Inspección del Trabajo tiene plena competencia para fiscalizar no sólo
aquellas normas de protección de la salud y la vida de los trabajadores, sino tam-
bién en materia de higiene y seguridad, y respecto de las normas del Reglamento
sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en Lugares de Trabajo […]
Constatado por un fiscalizador de la Inspección del Trabajo que los trabajado-
res de la empresa se encontraban totalmente mojados, producto de las lluvias, ello
importa un riesgo evidente para su salud e integridad física, sin que ello implique
desarrollar alguna enfermedad profesional. El legislador busca proteger al traba-
jador de “cualquier riesgo”, como se desprende del artículo 10º del Reglamento
sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en Lugares de Trabajo, lo que
implica que respecto de los trabajos que deban realizarse en locales descubiertos o
en sitios a cielo abierto, deben tomarse precauciones adecuadas para proteger a los
trabajadores contra las inclemencias del tiempo, como el viento, la lluvia, el frío y

181
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr. Ricardo Gálvez, Sr. Milton Juica,
Sr. Adalis Oyarzún, Sr. Héctor Carreño y Sr. Pedro Pierry.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

las heladas en época invernal, ya que pueden transformarse en un factor determi-


nante para quebrantar en mayor o menor grado la salud de quienes trabajan bajo
esas condiciones sin la debida protección de sus empleadores […]
Si los trajes de lluvia entregados por el empleador para las faenas de invierno son
impermeable y aun así penetra el agua de la lluvia, el modelo usado para las faenas
resulta del todo inadecuado, o sea, no apropiado a las condiciones o circunstancias
para las que fue destinado, razón por la cual la medida adoptada por el fiscalizador,
consistente en la suspensión de labores mientras subsistan las circunstancias que
importan un riesgo para la salud e integridad física de los trabajadores, lo ha sido
en pleno uso de la facultad conferida por el artículo 28 de la Ley Orgánica de la
Dirección del Trabajo, ya que constató la ejecución de trabajos con infracción a
las normas laborales” (Corte de Rancagua, 24 enero 2008, Apelación “Ortega
Arcauz con Inspeccion del Trabajo San Vicente TT”, Rol nº 238-2007).
De los artículos 24 y 25 del Decreto Supremo Nº 594, del año 1999,
se infiere de ambas disposiciones, la valoración que el legislador hace de la
vida y salud del trabajador, otorgando a su vez instrumentos especiales a los
Inspectores del Trabajo para su protección, pudiendo éstos ordenar en casos
calificados -incluso- “la suspensión inmediata de las labores” (Dirección del
Trabajo, 17 enero 2007, Dictamen N° 266/009).
Reclamo por medida de suspensión de labores decretada por la Ins-
pección del Trabajo y fiscalización de las medidas de protección ante las
inclemencias climáticas y de proporcionar los elementos de seguridad.
“El artículo 191 del Código del Trabajo establece que corresponderá a la dirección
del trabajo controlar el cumplimiento de las medidas básicas legalmente exigibles
relativas al adecuado funcionamiento de instalaciones, maquinarias, equipos e
instrumentos de trabajo. Dentro de tales medidas básicas se encuentran aquellas
establecidas del D.S Nº 594, cuyo artículo 10º dispone obligación de tomar las
precauciones adecuadas que protejan a los trabajadores contra las inclemencias
del tiempo cuando los trabajos deben ser realizados a cielo abierto, y el artículo
53 dice que el empleador debe proporcionar a sus trabajadores los elementos de
protección adecuados al riesgo a cubrir. Dichas obligaciones son fiscalizables por la
Dirección del Trabajo, a pesar del artículo 2º de la referida norma, que entrega la

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

fiscalización a los Servicios de Salud, pues el artículo 184 del Código del Trabajo
dispone precisamente que la fiscalización de tales instituciones no se opone a la
que corresponde realizar a la Dirección del Trabajo” (Corte Suprema, 17 marzo
2008, Apelación “Ortega Arcauz con Inspección Comunal del Trabajo de San
Vicente”, Rol 1202-2008)182.

182
Que según refiere el fallo de primer grado (Juzgado de Letras de San Vicente, Rol nº 1.554-2006),
el día 7 de mayo de 2006, se constituyó en visita inspectiva en el Fundo La Granja de Peumo, el
fiscalizador de la Inspección Comunal del Trabajo de San Vicente de Tagua Tagua, ocasión en que
diversos trabajadores cosechaban paltas bajo la lluvia, constatando que aquéllos se encontraban ‘con
sus ropas totalmente mojadas de cuerpo entero’, y los trajes de agua entregados por la empresa ‘en
condiciones inadecuadas’, según lo consigna en su informe, a raíz de lo cual procedió a ordenar
la suspensión de labores por el período en que subsistieran las circunstancias que lo originaron,
como consta del acta.

Esta medida, resistida por dicho empleador, motivó que demandara a la referida entidad
fiscalizadora, por estimar que aquélla no se ajustó a derecho, por cuanto sus trabajadores agrícolas
‘se encuentran equipados con los elementos de protección personal necesarios y adecuados para
proteger su salud y vida’, pudiendo y debiendo ‘ejecutar labores durante los días de lluvia’, en razón
de lo cual solicitó en definitiva que se declarara, ilegal la señalada suspensión de faenas, sin antes
cuestionar la competencia de los fiscalizadores de la Inspección del Trabajo en materia de higiene
y seguridad y respecto de las normas del Decreto Supremo N° 594 sobre condiciones sanitarias y
ambientales básicas en lugares de trabajo.

“Tercero: Que, la Inspección Comunal del Trabajo, al contestar la demanda a fs. 20, ratificó su
denuncia en cuanto a que los trabajadores que laboraban en la fecha de inspección se encontraban
con sus ropas totalmente mojadas, lo que pudo verificar el fiscalizador por una simple inspección
visual y de tacto; también precisó que aquéllos tenían sus impermeables ‘desgastados especialmente
en la zona de pliegues (antebrazos, axilas, entrepiernas, rodillas, etc.)’, la cual había perdido su capa
impermeable, ‘quedando al descubierto la tela blanca no impermeable’. El que esta vestimenta
no se encontrara en perfecto estado de funcionamiento, es lo que provocó que los trabajadores en
una jornada de lluvia ‘tuvieran sus ropas íntegramente mojadas’, pues, al revisar materialmente
el fiscalizador los implementos de protección personal, estos se encontraban ‘ajados y rotos’,
exponiéndolos indebidamente a la lluvia y al frío con el consiguiente peligro para su salud.

En razón de lo anterior es que el fiscalizador, haciendo uso de la facultad que le concede el artículo
28 del DFL N° 2 (Ley Orgánica de la Dirección del Trabajo) ordenó la suspensión inmediata de
labores, dando así cumplimiento, además, a la obligación de controlar que el empleador tome las
medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, según lo dispone
el artículo 184 del Código del Trabajo, en concordancia con la exigencia de tomar precaucion es
adecuadas que los protejan ‘contra las inclemencias del tiempo’, conforme lo prescribe el artículo
10º del Decreto Supremo N° 594, de 1999.  En razón de lo anterior es que el fiscalizador, haciendo
uso de la facultad que le concede el artículo 28 del DFL N° 2 (Ley Orgánica de la Dirección
del Trabajo) ordenó la suspensión inmediata de labores, dando así cumplimiento, además, a la
obligación de controlar que el empleador tome las medidas necesarias para proteger eficazmente

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

También, de este fallo se destaca que: “La Inspección del Trabajo tiene plena

la vida y salud de los trabajadores, según lo dispone el artículo 184 del Código del Trabajo, en
concordancia con la exigencia de tomar precaución es adecuado que los protejan ‘contra las
inclemencias del tiempo’, conforme lo prescribe el artículo 10 del Decreto Supremo N° 594, de
1999.

Quinto: […] b)  Respecto del otro ámbito de la denuncia formulada por el fiscalizador, en cuanto
a que los trabajadores se encontraban con sus ropas ‘totalmente mojadas de cuerpo entero’ (fs.8),
todos los testigos estuvieron contestes en confirmar tal denuncio. Pero al momento de hacerlo,
los que declararon por el demandante atribuyeron ese estado a la transpiración que provoca el
uso del impermeable, en tanto que los otros confirmaron que ello se produjo fundamentalmente
porque tal vestimenta era y es inadecuada.

Ciertamente, esta última afirmación tiene mayor asidero para explicar la humedad que
verificó el fiscalizador en ropa personal de cada trabajador, la cual se supone que es protegida
precisamente por el impermeable o traje de agua que se les entrega para laborar en días de lluvia.
En verdad esto no se produjo pues, consta de algunos testimonios que ese día los trabajadores
ya se habían cambiado ropa a mitad de jornada y ‘antes’ de que se realizara la visita inspectiva.
Por tanto, asumiendo como válidas y coherentes las conclusiones de la sentenciadora en el motivo
undécimo del fallo en cuestión, sólo resta señalar que el hecho de que los trabajadores hayan
estado totalmente mojados (y no ‘totalmente transpirados’), importa, desde luego, un riesgo
evidente para su salud e integridad física, sin que ello implique desarrollar alguna enfermedad
profesional. El espíritu del legislador es y ha sido proteger al trabajador de ‘cualquier riesgo’ como
se desprende del artículo 10º del Decreto Supremo 594, de 1999, el cual, respecto de los trabajos
que deban realizarse en locales descubiertos o en sitios a cielo abierto -como es el caso de autos-
ordena que ‘deberán tomarse precauciones adecuadas que protejan a los trabajadores contra las
inclemencias del tiempo’, como lo son el viento, la lluvia, el frío y las heladas en época invernal
, porque, pueden transformarse en factores determinantes para quebrantar en mayor o menor
grado la salud de quienes trabajan bajo esas condiciones climáticas sin la debida protección, de
sus empleadores. De ahí, entonces, las exigencias de adecuación y calidad que el legislador ha
impuesto para los ‘elementos de protección personal’ (Decreto Supremo de Salud N° 18, de 1982).
En consecuencia, si los trajes de lluvia entregados por el demandante para las faenas de invierno
son impermeables según la certificación hecha por la ACHS y aun así penetra el agua de la lluvia
hacia las ropas y al cuerpo del trabajador -como ha quedado fehacientemente acreditado en autos-
resulta innegable que el tipo o modelo usado para la faena de campo en días lluviosos es del todo
inadecuado, es decir, no apropiado a las condiciones o circunstancias para las que fue destinado.

Por ello, resulta congruente y ajustado a derecho la ulterior medida de suspensión de faena decretada por el
fiscalizador en pleno uso de la facultad conferida por el artículo 28 del DFL N° 2 de 1967, del Ministerio
del Trabajo y Previsión Social, en razón de lo cual no cabe sino confirmar la sentencia apelada, sin costas.
Sexto: […]. Por estas consideraciones, se resuelve: I.- Que, se confirma la sentencia apelada de
fecha 25 de junio de 2007, escrita desde fs. 90 a 93 vta. II.- Que, no se condena en costas al
demandante por estimar que tuvo motivo plausible para litigar”.

Fuente: http://productos.legalpublishing.cl, ID nº 38509

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

competencia para fiscalizar no sólo aquellas normas de protección de la salud y la


vida de los trabajadores, sino también en materia de higiene y seguridad, y respecto
de las normas del Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas
en Lugares de Trabajo.
Constatado por un fiscalizador de la Inspección del Trabajo que los trabajado-
res de la empresa se encontraban totalmente mojados, producto de las lluvias, ello
importa un riesgo evidente para su salud e integridad física, sin que ello implique
desarrollar alguna enfermedad profesional. El legislador busca proteger al traba-
jador de “cualquier riesgo”, como se desprende del artículo 10º del Reglamento
sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en Lugares de Trabajo, lo que
implica que respecto de los trabajos que deban realizarse en locales descubiertos o
en sitios a cielo abierto, deben tomarse precauciones adecuadas para proteger a los
trabajadores contra las inclemencias del tiempo, como el viento, la lluvia, el frío y
las heladas en época invernal, ya que pueden transformarse en un factor determi-
nante para quebrantar en mayor o menor grado la salud de quienes trabajan bajo
esas condiciones sin la debida protección de sus empleadores […]
Si los trajes de lluvia entregados por el empleador para las faenas de invierno
son impermeables y aun así penetra el agua de la lluvia, el modelo usado para
las faenas resulta del todo inadecuado, o sea, no apropiado a las condiciones o
circunstancias para las que fue destinado, razón por la cual la medida adoptada
por el fiscalizador, consistente en la suspensión de labores mientras subsistan las
circunstancias que importan un riesgo para la salud e integridad física de los tra-
bajadores, lo ha sido en pleno uso de la facultad conferida por el artículo 28 de la
Ley Orgánica de la Dirección del Trabajo, ya que constató la ejecución de trabajos
con infracción a las normas laborales”.
El sentido y alcance de lo dispuesto en el artículo 3º, del D.S. Nº 594, de 1999,
del Ministerio de Salud, Reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales
básicas en los lugares de trabajo, no sería otro que precisar la obligación que recae
en la empresa, a la cual corresponden los lugares de trabajo, de mantenerlos en
las condiciones necesarias para proteger la vida y salud de los trabajadores que se
desempeñan en ellos, sean éstos dependientes suyos o de sus contratistas.“Mediante
Memo. Nº 161, del Ant. 2), se solicita un pronunciamiento de esta Dirección

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

acerca del sentido y alcance de lo dispuesto en el artículo 3º, del D.S. Nº 594, de
1999, del Ministerio de Salud, sobre obligación de la empresa de mantener en
condiciones adecuadas los lugares de trabajo para proteger a sus dependientes como
los de sus contratistas, en cuanto se podría comprender también otras obligaciones
como la vigilancia o control de las medidas de prevención que deben aplicar sus
contratistas o subcontratistas. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo
siguiente: El artículo 3º, del D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud,
que aprueba el reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas en
los lugares de trabajo, dispone: […]. De la disposición reglamentaria citada se
desprende que la obligación de mantener condiciones sanitarias y ambientales
adecuadas en los lugares de trabajo para proteger la vida y salud de los trabajado-
res, corresponde a la empresa, ya sea que en tales lugares se desempeñen sus propios
trabajadores o los de sus contratistas que realicen actividades para ella. De esta
manera, los lugares de trabajo deberán ser mantenidos en condiciones adecuadas
por la empresa respectiva, a fin de que brinden protección eficaz a la vida y salud
de los trabajadores que laboren en ellos, sean trabajadores de la misma empresa o de
contratistas que se desempeñen para ella. De este modo, las obligaciones indicadas
se imponen de forma directa sobre la empresa, porque a ella pertenecen ordinaria-
mente los lugares de trabajo, conformando su identidad, y ella sería, por ende, la
que los debe mantener en las condiciones necesarias y adecuadas, cualquiera sea la
dependencia de los trabajadores que vayan a trabajar en ellos, del propio dueño de
la obra, o de un contratista, que habitualmente lo son en forma transitoria y por
lo mismo no tienen mayor vinculación con determinado lugar de trabajo, con sus
instalaciones, estructuras y características básicas. De esta manera, como se trata
de regular las condiciones de los lugares de trabajo, es primordial la referencia a
la empresa a la cual pertenecen, o bajo cuyo mantenimiento se encuentran, como
obligada a velar por sus condiciones de seguridad y salubridad, indistintamente de
la persona del empleador que los ocupa, si es el dueño o contratista. Lo expresado
queda en mayor evidencia si se considera que el reglamento en cuestión tiene por
objeto precisamente regular las condiciones de seguridad y salubridad de los lugares
de trabajo, atribuibles a la empresa, y no las obligaciones del o los empleadores
de los trabajadores que se desempeñan en ellos, materia que se encuentra tratada
en la ley 16.744, sus reglamentos, y en el Código del Trabajo, por lo que existiría
independencia en el alcance y sentido de la norma reglamentaria del artículo 3º en

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

análisis y esta última legislación, entre las cuales habría más bien un complemento
en su aplicación. En efecto, el reglamento D.S. Nº 594, en su artículo 1º, inciso 1º,
precisa: […]. De este modo, el reglamento aludido regula las condiciones sanitarias
y ambientales de todo lugar de trabajo, sin distinguir la entidad empleadora de los
trabajadores que laboren en ellos, y más bien cualquiera sea ésta, como se deriva
del texto del artículo 3º del mismo reglamento, ya comentado. De esta suerte, el
artículo 3º del D.S. Nº 594, no tendría por sentido o alcance establecer otras
responsabilidades del empleador por las medidas de prevención de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales por trabajadores que laboran en los lugares
de trabajo, sino más bien fijar las exigencias de estos centros de trabajo, para
proteger la vida y salud de los dependientes que laboran en ellos, indistintamente
de su empleador. Lo expresado no podría llevar a entender que la disposición
reglamentaria en comento obligue a la empresa, o dueña de la obra, respecto del
contratista, a la vigilancia o la supervisión de este último en cuanto cumpla con la
normatividad sobre las condiciones de seguridad y salubridad de sus trabajadores,
a menos que lo sea respecto del lugar de trabajo, por lo que no podría hacérsele
responsable al efecto ni menos sancionarlo como infractor de una obligación que
la ley no le impone. En efecto, de acuerdo a la legislación vigente, es el empleador
quien responde de las obligaciones de protección y prevención de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales de sus trabajadores, sin que la ley establezca
una responsabilidad de vigilancia o supervisión, o subsidiaria, del dueño de la
empresa, obra o faena, cuando interviene un contratista o subcontratista, si éstos
como empleadores deben asumir dichas obligaciones por sus propios trabajadores.
Así, el artículo 184 del Código del Trabajo, que consagra en nuestra legislación el
denominado deber de seguridad, se refiere directamente al empleador, al disponer:
[…]. De este modo, si el dueño de la obra, empresa o faena no es el empleador
directo de los trabajadores que laboran para él, no le asisten las obligaciones de
prevención señaladas, a menos que como ha quedado dicho se trate de las condicio-
nes del lugar mismo de trabajo, que corresponde a la empresa. Cabe acotar, que al
referirse la norma transcrita a la mantención de condiciones adecuadas de higiene
y seguridad en las faenas, como obligación del empleador, ello no se contrapone
con la norma reglamentaria en estudio, que alude a las condiciones adecuadas del
lugar de trabajo, como obligación de la empresa, si son aspectos distintos. Faena es
sinónimo de trabajo, servicio, actividad o tarea, en cambio, lugar de trabajo lo es

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de ámbito, espacio, estructura, instalaciones permanentes, propias de la empresa,


indistintamente del empleador.
Por otra parte, no podría hacerse responsable al dueño de la obra, empresa
o faena por obligaciones que la ley no le encomienda de modo expreso, como lo
hace con el empleador, si el artículo 4º, inciso 3º de la ley 16.744, lo hace res-
ponsable subsidiariamente respecto del contratista o subcontratista sólo respecto
de las obligaciones de afiliación y cotización al seguro de accidentes del trabajo
y enfermedades profesionales y no de otras obligaciones. Así, el inciso 3º, del
artículo 4º, de la ley 16.744, dispone: […]. La disposición legal antes citada se
encuentra ratificada en el inciso 2º del artículo 209 del Código del Trabajo, que
establece: […]. De esta manera, el sentido o alcance de lo dispuesto en el artículo
3º del D.S. Nº 594, dice relación con la obligación de la empresa de mantener
condiciones sanitarias y ambientales de los lugares de trabajo para proteger la
vida y salud de los trabajadores, sean éstos de la propia empresa o de contratistas,
no comprendiéndose otras obligaciones como vigilancia o supervisión del cum-
plimiento de las normas de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales en las faenas, las que competen al respectivo empleador de los traba-
jadores. Acorde con lo anteriormente expresado, se hace conveniente agregar que
en caso de infracción al artículo 3º del D.S. Nº 594, por condiciones inadecuadas
de los lugares de trabajo, se deberá sancionar al dueño de la empresa, obra o
faena, directamente, sin perjuicio que en tales lugares se desempeñen contratistas
con sus propios trabajadores, sanción que podrá ser aplicada por este Servicio,
en ejercicio de las facultades de fiscalización de estas materias que le confiere el
inciso 3º del artículo 184, e incisos 1º y 2º del artículo 191, ambos del Código
del Trabajo. En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales
y reglamentarias citadas, cúmpleme informar a Ud. que el sentido y alcance de lo
dispuesto en el artículo 3º, del D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud,
reglamento sobre condiciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de
trabajo, no sería otro que precisar la obligación que recae sobre la empresa, a
la cual corresponden tales lugares de trabajo, de mantenerlos en las condiciones
necesarias para proteger la vida y salud de los trabajadores que se desempeñan en
ellos, sean éstos dependientes suyos o bien de terceros o contratistas” (Dirección
del Trabajo, 18 abril 2005, Dictamen/ORD nº 1570/49).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Vi. Accidentes escolares

1) Del Seguro Escolar


Se trata de un Seguro de carácter legal y cuya cobertura se extiende
a los riesgos o lesiones que un estudiante sufra a causa o con ocasión de
sus estudios, o de la realización de su práctica profesional o educacional
y que le produzca incapacidad o muerte; todo ello independientemente
de cualquier otra cobertura privada (Superintendencia de Seguridad Social,
8 abril 1994, Dictamen ORD nº 3752).

2) Cobertura del Seguro Escolar


Se extendería a las actividades educativas y recreativas efectuadas
durante el período de vacaciones escolares. “La Junta Nacional de Auxilio
Escolar y Becas, expone, que durante el período de vacaciones esa Institución
realiza un programa de campamentos escolares, en los cuales se desarrollan ac-
tividades Educativas y Recreativas con alumnos de escuelas Municipalizadas y
Particulares Subvencionadas, de escasos recursos, quienes se encuentran protegidos
por el Seguro Escolar. En atención a lo anterior, solicita se informe, si durante
el período en el cual se realiza el referido campamento, los alumnos continúan
protegidos por el seguro escolar, tomando en cuenta que son alumnos regulares y
que los referidos campamentos son patrocinados por esa Junta, la que es depen-
diente del Ministerio de Educación. Sobre el particular, esta Superintendencia
cumple con manifestar que el inciso primero del artículo 3º del D.S. Nº 313,
1972, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, establece que “para los
efectos de este decreto se entenderá por accidente toda lesión que un estudiante
sufra a causa o con ocasión de sus estudios, o de la realización de su práctica
profesional o educacional y que le produzca incapacidad o muerte”. De lo dis-
puesto por dicha norma fluye que es requisito indispensable del accidente escolar
la relación de causalidad, directa o indirecta, según sea a causa o con ocasión
de los estudios, que ha de existir entre éstos y la lesión sufrida. De lo anterior se
sigue que para precisar el sentido y alcance de la citada disposición, respecto de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la consulta formulada, es menester precisar o determinar el concepto “estudios”


que ella emplea. En conformidad a lo expresado por la propia Subsecretaría de
Educación en su Ord. Nº 32, de 1984, la educación extraescolar forma parte del
sistema educacional, es complemento de la educación escolarizada y las actividades
extraescolares deben considerarse parte integrante del currículum escolar. De tal
forma, los “estudios” a que se refiere el citado precepto no se limitarían al proyecto
de enseñanza aprendizaje de las asignaturas que conforman el respectivo plan
anual, sino que también comprendería a las aludidas actividades extraescolares.
En este entendido, si se produce la mencionada relación de causalidad entre la
lesión sufrida por uno de dichos estudiantes y determinada actividad extraescolar,
que de este modo estaría comprendida en el aludido concepto estudios, se habría
producido un accidente que queda contemplado en la cobertura del referido
seguro escolar. Ahora bien, los proyectos educativo-recreativos a que esa Entidad
alude en su presentación, tales como Campamentos Escolares, donde se realizan
actividades Educacionales y Recreativas, deben entenderse parte integrante de
la educación extraescolar, pese a que se desarrollan en períodos de vacaciones.En
este orden de ideas, para considerar a estas actividades comprendidas en el citado
concepto “estudios”, las mismas deben cumplir con los requisitos de ser establecidas
por el Departamento de Educación Extraescolar del Ministerio de Educación,
siendo complementarias a éstos y que, en consecuencia, los liga una indudable
relación. En tal evento, si se produce un accidente durante su tales actividades y
en las condiciones a que alude su consulta, habrá una relación con los estudios
en términos que razonablemente lleven a concluir que el infortunio producido
a consecuencia de ellas, quedará comprendido en la mencionada protección del
seguro escolar. En consecuencia y en mérito de lo expuesto, esta Superintendencia
declara que los estudiantes a que se refiere el artículo 1º del D.S. Nº313, citado,
se encuentran protegidos por el seguro escolar reglamentado por éste, por los acci-
dentes que sufran a consecuencia de la realización de actividades extraescolares,
dentro de las que se comprenden los proyectos educativo-recreativos durante los
períodos de vacaciones, ya sean éstas de invierno o verano a que hace mención
esa Institución. Lo anterior, siempre y cuando se cumpla con los requisitos que
dicho decreto supremo establece” (Superintendencia Seguro Social, 11 marzo
1998, Dictamen ORD. nº 4555).

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En otro caso, una Corporación Municipal se dirigió a la Superintendencia


de Seguridad Social, solicitando se le informe acerca de “la forma de proce-
der de las entidades administradoras de salud municipal para recuperar
los costos asociados a las prestaciones cubiertas por el Seguro Escolar”.
“Expone, en síntesis, que en esa Comuna, ‘[…] por no contar con un Hospital
público, todos los estudiantes que sufren un accidente escolar son derivados al
Centro de Salud (Consultorio General Rural) donde se les practican las acciones
pertinentes y, en la mayoría de los casos, los alumnos son derivados al Hospital de
[…] X, nuestro Centro de referencia, para atenciones de mayor complejidad, con
todo el costo asociado que ello implica (recursos humanos, insumos, medicamentos,
gastos en combustible de ambulancia, etc.)’. Adjunta fotocopia de Oficio Ord. N°
411, de 7 de febrero de este año, por el cual la Directora del Servicio de Salud
[…] - ante una consulta similar formulada por el recurrente - le responde, en sín-
tesis, que “[…] se desconoce el mecanismo legal que deba utilizarse para efectuar
la recuperación de esos valores […]”. Sobre el particular, este Organismo debe
expresar que el artículo 3 de la Ley N° 16.744 - que estableció el Seguro Social
contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales - dispuso
que “Estarán protegidos también todos los estudiantes de establecimientos fiscales
o particulares por los accidentes […]” que indica; conforme a dicho precepto legal
se dictó el D.S. N° 313, de 1972, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social,
que reguló el seguro escolar de accidentes. El aludido D.S. N° 313, establece en
su artículo 15 que la fiscalización de la aplicación del seguro escolar correspon-
derá a esta Superintendencia y contempla diversas disposiciones acerca de los
procedimientos y las entidades encargadas de otorgar los beneficios, siempre que
ellos fueran procedentes, esto es, siempre que la autoridad pertinente califique el
siniestro como de carácter escolar. Al efecto, el artículo 4º del citado D.S. N° 313
define expresamente las entidades que deben administrar este seguro y, por ende,
que están obligadas a otorgar, por una parte, las prestaciones médicas (o reembolsar
los gastos de esa especie que correspondieran y que se enumeran en el artículo 7º
y a lo cual se refiere la consulta) y, por otra, previa evaluación de la incapacidad
permanente, a otorgar los beneficios económicos que procedan (que se indican en
el artículo 8º). Lo anterior, tal como está dicho, en el evento que el accidente se
haya calificado como un accidente escolar, según lo establecido en el artículo 12
del referido D.S. N° 313 y previa la denuncia del siniestro, la que - es menester

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

puntualizar - debe efectuarla el Jefe del establecimiento educacional, pero en el caso


que éste no la hiciere, también la puede efectuar el propio accidentado o quien lo
represente o cualquier persona que haya tenido conocimiento de los hechos.Debe
puntualizarse que la calificación del accidente (en cuanto a si éste reviste el ca-
rácter de escolar), debe efectuarla la respectiva Secretaría Regional Ministerial de
Salud (SEREMI), de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 13 del D.F.L. N° 1,
de 2005, del Ministerio de Salud (que correspondía al artículo 14 C de D.L. N°
2.763, de 1979, intercalado por el artículo 1° N° 11 de la Ley N° 19.937). Al
efecto, se hace presente que este Organismo, mediante su Oficio Ord. N° 6.203,
de 2005, expresó que “[…] el artículo 14 C del citado cuerpo legal, dispone que
serán de competencia del Ministerio de Salud, a través de las secretarías regionales
ministeriales, todas aquellas materias que correspondan a los Servicios de Salud
sea en calidad de funciones propias o en su carácter de sucesores legales del Servicio
Nacional de Salud y del Servicio Médico Nacional de Empleados y que no digan
relación con la ejecución de acciones integradas de carácter asistencial en salud, sin
perjuicio de la ejecución de acciones de salud pública”. A su vez, a los Servicios de
Salud les corresponde el otorgamiento de las prestaciones médicas que contempla el
artículo 7º del citado D.S. N° 313. En el mismo Oficio Ord. N° 6.203, se hizo
presente que la Contraloría General de la República (Dictamen N° 37.574, de
2002) ha señalado que “[…] los Servicios de Salud respecto de aquellas funciones
que no derivan del Código Sanitario, como ocurre, por ejemplo, con las atribuciones
fiscalizadoras antes mencionadas, cuyo origen se encuentra en la Ley sobre Seguro
de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, quedan sujetos al control
administrativo y técnico de la Superintendencia de Seguridad Social, la cual, por
consiguiente, puede requerir la información relacionada con las actividades desa-
rrolladas por dichos servicios en ejercicio de tales facultades”. El citado Oficio N°
6.203 (transcrito, entre otras Instituciones, a las SEREMIS de Salud) puntualizó
que “La referencia efectuada a los Servicios de Salud, actualmente debe entenderse
hecha a la Secretaría Regional Ministerial respectiva”. Sin perjuicio de lo anterior,
debe señalarse - tal como está dicho - que el citado D.S. N° 313, entrega a esta
Superintendencia la fiscalización de la aplicación del seguro escolar de que se trata
y, además, en su artículo 13 contempla un procedimiento para resolver las cuestiones
de hecho que se refieran a materias de orden médico, conforme al cual se contempla
la posibilidad que primero se reclame ante la Comisión Médica de Reclamos de

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 349

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales y, después, ante esta Entidad


Fiscalizadora. Precisado lo anterior y específicamente en cuanto al reembolso de
gastos médicos a que alude esa Entidad, debe señalarse que, según se ha indicado
(v. gr. Oficio Ord. N° 27.020, de 2001), de acuerdo al referido D.S. N° 313,
de 1972, los beneficios médicos del seguro escolar que contempla, deben otorgarse
a través del Sistema de Servicios de Salud. Al respecto, esta Superintendencia ha
resuelto que, excepcionalmente, cuando tales Servicios no cuenten con los medios
necesarios para el caso o cuando la situación clínica es de gravedad, puede acce-
derse al reembolso de los gastos médicos otorgados a través de atención particular.
Lo anterior, si bien se ha señalado para establecer la procedencia de los gastos
médicos en que deben incurrir los afectados por un accidente escolar, esta Entidad
Fiscalizadora estima que también debe tener aplicación acerca de la procedencia
de reembolso de tales gastos por parte de los Servicios de Salud, en casos como los de
que se trata. En consecuencia y con el mérito de las consideraciones que anteceden,
esta Superintendencia cumple con manifestar que, de cumplirse las condiciones antes
referidas, el Servicio de Salud aludido debe proceder al reembolso de los valores
por prestaciones médicas que haya otorgado esa Entidad por accidentes escolares”
(Superintendencia de Seguridad Social, 2 abril 2007, Dictamen nº 21.318).
El reembolso de gastos por aplicación del seguro escolar sólo resulta
procedente y de manera excepcional, si acaso la atención médica ha debido
ser otorgada en condiciones de urgencia y/o porque el respectivo estable-
cimiento asistencial no cuenta con los elementos necesarios al efecto para
brindar dicha atención o, si contando con ellos, no pudo brindarla con
la debida oportunidad (Superintendencia de Seguridad Social, 6 diciembre
2000, Dictamen nº 44594).
Procede hacer devolución de gastos por accidente escolar si hospital
recurrido lo derivó a otro centro de salud, por no contar con especialis-
tas adecuados (Superintendencia de Seguridad Social, 12 noviembre 1993,
Dictamen ORD nº 11.191).
No procede otorgar beneficios del seguro escolar si la víctima de acci-
dente opta por atención médica particular. “El hecho de optar por una atención
médica particular excluye a las víctimas de un accidente escolar de los beneficios

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del D.S. Nº 313, a menos que la atención externa se derive de una necesidad
imprescindible por su urgencia u otro motivo grave, causada exclusivamente por
la naturaleza de las lesiones producidas, siempre que la prestación que se otorgue
se encuadre dentro del concepto de protección necesaria y suficiente del estado de
necesidad provocado por el accidente y que la procedencia de la atención externa
esté determinada, además, por la falta, insuficiencia o no disponibilidad de los
medios necesarios en el respectivo Servicio de Salud;
b) El Jefe del establecimiento educacional estará obligado a denunciar los
accidentes escolares, tan pronto tenga conocimiento de su ocurrencia, aun en el
caso de que se haya optado por la atención médica privada; c) Si el establecimien-
to escolar respectivo hubiere celebrado un convenio de Seguro de Accidentes con
una clínica privada, tal contrato de seguro, de índole mercantil, no incluye a la
víctima de las prestaciones del Seguro Social del D.S. Nº 313 citado, y puede ser
complementario. Sin embargo, debe tenerse presente que este último seguro no
cubrirá ninguna de las prestaciones que se hayan otorgado con cargo al aludido
seguro mercantil; y d) Ante la eventualidad de producirse una invalidez de un
alumno como consecuencia de haber sufrido un accidente escolar, éste tiene derecho
a recibir educación gratuitamente, previa solicitud ante el Ministerio de Educa-
ción, siempre que hubiese experimentado una merma apreciable de su capacidad
de estudio” (Superintendencia de Seguridad Social, 8 agosto 1994, Dictamen
ORD nº 3752).

3) Accidentes de Estudiantes en Práctica Profesional


La víctima de un accidente puede recurrir a establecimientos asis-
tenciales distintos de aquellos a los que le corresponde atenderse según
la normativa respectiva, siempre y cuando la atención se requiera con
urgencia o deban realizarse exámenes especializados. “El Decreto Supremo
Nº 313, de 1973, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, establece en su
artículo 1º que los estudiantes que tengan la calidad de alumnos regulares de
establecimientos fiscales o particulares, del nivel de transición de la educación
parvularia, de enseñanza básica, media, normal, técnica, agrícola, comercial,
industrial, de institutos profesionales, de centros de formación técnica y universi-

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 351

jurisprudencia accidentes.indb 351 31-08-2011 17:43:13


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

taria, dependientes del Estado o reconocidos por éste, quedarán sujetos al seguro
escolar contemplado en el artículo 3º de la Ley Nº 16.744 por los accidentes que
sufran durante sus estudios o en la realización de su práctica educacional o profe-
sional. A su vez, el inciso segundo del mismo artículo establece que se exceptúan
los estudiantes a que se refiere la letra c) del artículo 2º de la Ley mencionada, que
se refiere a los estudiantes que deben ejecutar trabajos que signifiquen una fuente
de ingreso para el respectivo plantel. En consecuencia, al estudiante que realiza
su práctica profesional sin que ello signifique una fuente de ingreso al plantel
educacional respecto de los accidentes que le produzcan una lesión a causa o con
ocasión de sus estudios o de la realización de su práctica profesional o educacional
y que le produzcan incapacidad o muerte, se aplica el Decreto Supremo Nº 313
indicado. Siendo ese el caso del estudiante de que se trata, debió ser atendido por
el Servicio de Salud respectivo, que corresponde al servicio de salud Talcahuano,
en lo relativo al otorgamiento de las prestaciones médicas, de acuerdo a lo esta-
blecido en el artículo 4º del Decreto Supremo Nº 313 mencionado. Ahora bien,
este Organismo debe señalar que es posible que la víctima de un accidente puede
recurrir a establecimientos asistenciales distintos de aquellos a los que le corresponde
atenderse según la normativa respectiva, en el caso del Decreto Supremo Nº 313
indicado, siempre y cuando se presenten algunas de las siguientes situaciones de
excepción; [a) Urgencia del caso; b) Naturaleza o gravedad de las lesiones sufridas;
c) Necesidad de someterse a tratamientos especialmente calificados; d) Cercanía
del lugar donde ocurrió la contingencia]. En la especie, de acuerdo a los antece-
dentes de que se dispone y de lo informado por el Departamento Médico de este
Organismo, el estudiante sufrió una fractura a su columna de pronóstico grave y
que requirió de atención de urgencia porque podían producírsele secuelas graves,
razón por la cual la emergencia del caso obligó a la empresa recurrente a enviarlo
a la Asociación Chilena de Seguridad, lugar en que se atienden los trabajadores
de esa empresa que sufren accidentes, en vez del Servicio de Salud Talcahuano.
En consecuencia, esta Superintendencia declara que corresponde que ese Servicio
pague a la Asociación Chilena de Seguridad el valor de la atención médica que
otorgó al estudiante accidentado, la cual debió ser prestada por ese Servicio, pero la
urgencia y la naturaleza y gravedad de las lesiones sufridas por el estudiante impidió
que se requirieran de ese. Finalmente, cabe hacer presente que, si bien la atención
médica prestada por la Mutualidad indicada es avaluable en dinero, mantiene

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la naturaleza jurídica de prestación médica y no pecuniaria, por lo cual es ese


Servicio el que debe reembosarlas y no el ex Servicio de Seguro Social. Al otorgarse
la pensión reunieran un mínimo de mil doscientas semanas de imposiciones. De
acuerdo a lo establecido en esta última norma, la edad antes referida se disminuía
en un año por cada cinco, en que el asegurado hubiera realizado trabajos pesados
definidos como tales en su reglamento. Esta disminución no podía ser superior a
5 años. Con todo, y conforme lo prescrito en el inciso segundo de esa disposición
legal, los trabajadores que hubieran realizado los trabajos antes señalados en las
actividades mineras, y de fundición, tenían derecho a que la edad para pensio-
narse por vejez se les disminuyera en dos años por cada cinco en que hubieran
trabajado en dichas faenas, hasta un máximo de diez años. Los trabajos pesados
se encuentran definidos como tales en el artículo 2º del D.S. Nº 681, de 1963,
del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, reglamentario del artículo 38 de la
Ley Nº 10.383, el que contempla también, el procedimiento a seguir para obtener
la calificación de trabajo pesado respecto de las faenas que desarrollan los citados
trabajadores. Por su parte, el artículo único de la Ley Nº 17.487 dispone que los
obreros afectos al régimen de la Ley Nº 10.383, que pasen o hayan pasado a ser
imponentes de la Caja de Previsión de Empleados Particulares o de cualquiera otra
institución de previsión social, tendrán derecho al abono establecido en el artículo
38 de la Ley Nº 10.383, por los trabajos pesados que acrediten en conformidad
con esta disposición durante el tiempo en que fueron asegurados del Servicio de
Seguro Social, para los efectos de su derecho a pensión de jubilación. No obstante,
a partir del 21 de agosto de 1995, fecha de vigencia de la Ley Nº 19.404, este
beneficio se ha hecho extensivo a todos los imponentes de los regímenes previsionales
administrados por el Instituto de Normalización Previsional, en las condiciones
previstas en sus artículos 2º y 2º transitorio. En efecto, la edad para pensionarse
por vejez en dichos regímenes podrá ser disminuida en la misma forma antes se-
ñalada, correspondiendo a la Comisión Ergonómica Nacional la calificación de
los trabajos pesados, la que surtirá efecto en relación a todos los períodos en que
se hubieran desempeñado las mismas labores, siempre que correspondan a lapsos
posteriores a la vigencia de la citada Ley. Para tener derecho a la disminución de
edad, el imponente debe tener a lo menos, 23 años de cotizaciones en cualquier
régimen previsional. En tanto, respecto de los trabajos pesados desempeñados con
anterioridad a la Ley Nº 19.404, por los aludidos imponentes, regirán las normas

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

sobre rebaja de edad para pensionarse por vejez contenidas en el artículo 38 de la


Ley Nº 10.383 y en su reglamento, debiendo resolver al respecto el Director del
Instituto de Normalización Previsional. Por otra parte, y en lo que respecta a la
situación actual de los trabajadores del Sindicato Nº 2 de la Mina Navío de Ce-
mento Melón que se encuentran afiliados a una A.F.P., cabe señalar que la Ley Nº
19.404, introdujo modificaciones al D.L. Nº 3.500, de 1980, de acuerdo con las
cuales los afiliados al Nuevo Sistema de Pensiones que se desempeñan o hubieran
desempeñado labores calificadas como pesadas, podrán obtener una rebaja de la
edad legal para pensionarse por vejez en los términos establecidos en el artículo 68
bis del citado decreto ley, siempre que al acogerse a pensión tengan un total de 20
años de cotizaciones o servicios computables en cualquiera de los Sistemas Previ-
sionales. En consecuencia, en la actualidad la rebaja de edad por el desempeño de
trabajos pesados opera también respecto de aquellos trabajadores que se encuentran
afiliados al Nuevo Sistema de Pensiones. Finalmente, y en relación a eventuales
iniciativas legales tendientes a considerar rebajas de edad por el desempeño de
trabajos pesados durante el período comprendido entre 1981 y 1997 efectuados
por trabajadores afiliados al Nuevo Sistema de Pensiones, deberá recabarse la opi-
nión de la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones por ser
el Organismo competente sobre dicha materia” (Superintendencia de Seguridad
Social, 17 junio 1998, Dictamen ORD nº 11.404).

Vii. De los subsidios por incapcidad laboral

1) Generalidades
El seguro social contemplado por la Ley 16.744 otorga dos tipos de
prestaciones, las médicas y las pecuniarias. Y debido a la amplitud de las
prestaciones medicas, tan sólo diremos que las pecuniarias han sido estable-
cidas por las siguientes contingencias: a) Incapacidad laboral temporal que
contempla el pago de subsidios que remplazarán la remuneración o renta
del trabajador accidentado mientras subsista la incapacidad para trabajar;
b) Invalidez parcial que otorga una indemnización si la invalidez es de baja

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

intensidad o una pensión en caso de ser de mayor graduación la incapacidad


parcial permanente; c) invalidez total contempla una pensión a la víctima; d)
en caso de muerte del trabajador, la Ley contempla el pago de pensiones para
determinados sobrevivientes.
La incapacidad laboral temporal se ha definido como “toda aquella pro-
vocada por accidente del trabajo o enfermedad profesional, de naturaleza o
efectos transitorios, que permita la recuperación del trabajador y su reintegro
a sus labores habituales”183. Y confiere derecho al trabajador para gozar de
una licencia médica, además permite al trabajador que su remuneración sea
reemplazada por un subsidio equivalente a su último nivel de ingresos mientras
dure la incapacidad. Su plazo es de hasta 52 semanas prorrogables por otro
período igual; no obstante la prórroga, no hay rehabilitación y/o curación, se
presumirá que la respectiva alteración de la salud es presumiblemente perma-
nente, o sea, se trataría de una invalidez184.
Indemnizaciones de la Ley nº 16.744. “Según jurisprudencia inalterada
de este Servicio Fiscalizador se ha señalado que, tratándose de indemnizaciones
globales de la Ley N° 16.744, el inciso quinto del artículo 26 establece que para
calcular el sueldo base mensual, las remuneraciones o rentas que se consideren, se
amplificarán en el mismo porcentaje que hubiere aumentado el sueldo vital escala
A) del Departamento de Santiago, hoy referido al ingreso mínimo para fines no
remuneracionales, desde la fecha en que ellas fueron percibidas hasta la data a
partir de la cual se declaró el derecho al beneficio, entendiendo este Organismo que
ello se produce cuando el ente administrador dicta la resolución correspondiente
disponiendo su pago. Cuando como resultado de la evaluación de un imponente se
le ha fijado un porcentaje de pérdida de capacidad de ganancia por un accidente del

183
Ver Humeres, Ob. Cit., pág. 178.
184
A su vez, conforme al artículo 3º del D.S. nº109: “Se considerará invalidez el estado derivado de
un accidente del trabajo o enfermedad profesional que produzca una incapacidad presumiblemente
permanente de naturaleza irreversible, aun cuando deje en el trabajador una capacidad residual
de trabajo que le permita continuar en actividad. La invalidez deberá ser graduada en todo caso,
en conformidad a las normas establecidas en el presente reglamento, y en tanto represente una
incapacidad de ganancia igual o superior a un 15%, dará derecho a indemnización global o a
pensión, según el caso, sin perjuicio de las prestaciones médicas y subsidios que correspondan”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

trabajo o enfermedad profesional, que lo hace acreedor a una indemnización global,


se determina el período y las remuneraciones o rentas base de cálculo de la misma,
actualizándose estas últimas de la forma antes señalada, para configurar el sueldo
base mensual correspondiente, y pagar el número de sueldos base que tiene asignado
conforme al porcentaje de incapacidad, según la reglamentación pertinente. Este
beneficio puede ser objeto de modificaciones posteriores, producto, a vía de ejemplo,
de errores de diversa índole cometidos en el cálculo original, o de la consideración de
nuevas remuneraciones o rentas no computadas inicialmente, o de otros emolumentos
integrantes de las mismas no tomados en cuenta anteriormente por desconocerse o no
estar debidamente acreditados, que hacen procedente su reliquidación, lo que origina
un cambio de monto del mismo beneficio y no una variación del grado de pérdida
de capacidad de ganancia. En este caso, esta Superintendencia ha entendido que al
nuevo valor de la indemnización, calculado con el sueldo base mensual corregido,
debe descontársele el valor nominal del beneficio pagado originalmente, ya que se
trata de la misma indemnización y no de una prestación diferente. Distinta es la
situación en que proveniente de la reevaluación de la o las incapacidades que afectan
a un trabajador, se aumente el grado de invalidez que lo aqueja, y dicho incremento
le genere el derecho a una nueva indemnización, con un número de sueldos base según
la reglamentación superior al ya percibido, en cuyo caso es necesario hacer un nuevo
cálculo por este nuevo beneficio, a objeto de pagar las diferencias de sueldos base que
se producen entre la indemnización primitiva y la nueva prestación. Como aquí
estamos en presencia de beneficios diferentes, calculados con sueldos base mensuales
también distintos, y donde se configuran indemnizaciones diversas por un número
de sueldos base relacionados directamente con el diferente porcentaje de incapacidad
asignado a cada invalidez, se hace necesario al momento de pagar las diferencias de
sueldos base, homologar el monto pagado por el beneficio primitivo con el nuevo valor
o diferencia a pagar originada en la nueva prestación, relacionándolas a una misma
fecha, razón por la cual resulta pertinente su respectiva actualización. Derivado de
lo expresado precedentemente, sólo en esta última circunstancia procede utilizar el
mecanismo de reajustabilidad” (Superintendencia Seguridad Social, 23 enero
2006, Dictamen ORD nº 03612).
Corresponde a la Superintendencia de Seguridad Social pronunciar-
se sobre el no pago o pago incompleto de un subsidio por accidente del

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

trabajo, y a los Tribunales de Justicia acerca de la aplicación de causales


de terminación de contrato de trabajo, careciendo de competencia legal
al efecto en ambos casos, la Dirección del Trabajo (Dirección del Trabajo,
18 enero 1996, Dictamen ORD nº 504/20).
Duración máxima de subsidio por accidente del trabajo es de 104
semanas.“Conforme al artículo 15º del D.S. Nº 109, de 1968, del Ministerio
del Trabajo y Previsión Social, debe considerarse como una sola enfermedad o
accidente y, por ende, el mismo subsidio, en el evento de que se trate de una con-
tinuación o evolución del mismo cuadro clínico. En consecuencia, el cálculo de los
subsidios que fueron pagados por la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena
de la Construcción se encuentra correcto, ya que le concedió el beneficio por un
lapso de 728 días (104 semanas), por habérsele aplicado el artículo 31º de la Ley
Nº 16.744” (Superintendencia de Seguridad Social, 20 enero 1995, Dictamen
ORD nº 821).
Subsidio de incapacidad laboral mal calculado; “Descuento indebi-
do por ser contrato a plazo fijo” (Superintendencia de Seguridad Social,
8 junio 2007, Dictamen ORD nº 36.920). Subsidios de trabajadores por
períodos de incapacidad laboral deben otorgarse en montos que legal-
mente correspondan; por tanto la retención o descuento va en contra de
la naturaleza del subsidio. Prohibición de Caja de descontar del subsidio
por incapacidad. (Superintendencia de Seguridad Social, 2 febrero 2006,
Dictamen ORD nº 5535).
Persona que recibe pensión asistencial. Reconocimiento de cargas
familiares. Se deniega atención a una de sus hijas en un hospital por apa-
recer como carga de su cónyuge. “La Dirección de Desarrollo Comunitario de
esa Municipalidad recurrió a esta Superintendencia planteando la situación que
afecta a una persona quien, percibe una Pensión Asistencial y en tal calidad obtuvo
el reconocimiento de dos cargas familiares por sus hijas. Sin embargo, expresa que
al requerir atención para una de las menores en el Hospital, ésta le fue negada por
cuanto en la Base de Datos de ese Servicio ella aparece como carga familiar del cón-
yuge de la interesada, quien se desempeña como trabajador agrícola con un ingreso
de $110.976.- mensuales.Expresa que el cónyuge nunca ha solicitado la autorización

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 357

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de cargas familiares por sus hijas y, de hecho la credencial está emitida sólo para él.
A pesar de ello, FONASA no aceptó la eliminación de la carga y, por el contrario,
informó verbalmente que la pensionada asistencial debía renunciar a la carga familiar
por su hija, aduciendo que el cónyuge en su calidad de trabajador dependiente con
mayor renta es quien debe incorporar como cargas familiares a las menores. Sobre el
particular, esta Superintendencia declara que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo
7º del D.L.Nº 869,de 1975, las personas que perciben una Pensión Asistencial no
pueden ser causantes de asignación familiar. Sin embargo, la misma norma dispone
que pueden ser beneficiarios de esta prestación en relación con sus descendientes que
vivan a su cargo en los términos contemplados en el Sistema Único de Prestaciones
Familiares. Por su parte, el D.F.L. Nº 150, dispone en su artículo 6º que los causantes
no darán derecho a más de una asignación familiar por cada uno de ellos, aún cuan-
do el beneficiario estuviere acogido a diversos regímenes previsionales y desempeñare
trabajos diferentes y aun cuando pudieren ser invocados en dicha calidad por dos
o más personas. La norma citada sólo establece como limitación que los causantes
sólo pueden dar derecho a una asignación familiar, pero nada dispone en cuanto a
quien debe proceder al reconocimiento. En la especie, ambos padres pueden invocar
a las menores como cargas familiares y tal como consta de la documentación tenida
a la vista la interesada, en su calidad de pensionada asistencial, solicitó y obtuvo la
autorización de cargas familiares de sus dos hijas. En consecuencia, se ha dado cum-
plimiento a la limitación establecida en el artículo 6º citado, no siendo procedente
la exigencia de que el padre sea quien solicite el reconocimiento de las cargas por no
existir norma legal que lo autorice” (Superintendencia de Seguridad Social, 13
enero 2005, Dictamen ORD nº 1522).
Es causal de término del beneficio de pensión de supervivencia
derivado de fallecimiento del causante por accidente del trabajo, si la
madre de los hijos naturales tiene el estado civil de casada. El Instituto ha
recurrido a esta Superintendencia, solicitando un pronunciamiento respecto
de la pensión de supervivencia que se construyó, a contar del 24 de julio de
1987, en el caso de una madre de los hijos naturales del causante, fallecido
a causa de un accidente laboral. Expone esa Mutualidad que para la consti-
tución del beneficio mencionado, la Sra. exhibió y entregó antecedentes que
demostraban su condición de soltera, conforme lo exige el artículo 45 de la

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Ley N° 16.744: a) “Comprobante de Estado Civil y Supervivencia”, de fecha


4 de diciembre de 1987, en el que dos testigos declararon ante Notario que
“conocen personalmente” a la interesada y que “el estado civil es de soltera y
permanece actualmente viva” y, b) se tuvo a la vista copia de Resolución del
4to. Juzgado de Letras de Menores de Valparaíso, dictada en los autos Rol N°
3.012, mediante la cual se concede a la Sra. la tuición de los hijos menores antes
referidos y en la que expresamente se menciona que ésta se presentó ante dicho
Tribunal en calidad de “soltera”. “No obstante lo anterior, ese Instituto expresa
que, recientemente, ha podido comprobar que el estado civil de la Sra. […] es el de
casada, según aparece en Certificado de Matrimonio que se acompaña, el que da
cuenta que contrajo matrimonio con fecha 2 de mayo de 1977. De acuerdo con lo
señalado, indica esa Mutualidad que en la especie no se cumple con los requisitos
para tener derecho a pensión de supervivencia y, por ello, consulta si es procedente
revisar y dejar sin efecto la pensión otorgada, ya que el inciso tercero del artículo
4º de la Ley N° 19.260 dispone que las pensiones son revisables, dentro del plazo
de tres años contados desde la concesión del beneficio, en el evento de existir, entre
otros, cualquier error de derecho. Señala esa Institución que en este caso se incurrió
en un error de derecho al calificar el estado civil de la Sra. Sánchez, resultando, a
su juicio, discutible la aplicación en la especie de la aludida norma de caducidad,
como quiera, que la situación se origina en un acto fraudulento y nadie puede
beneficiarse de su propio dolo. Hace presente que lo anterior es sin perjuicio, de
acuerdo a lo dispuesto por la Ley N° 12.084, de ejercer las acciones destinadas
a obtener la restitución de lo pagado a la interesada por concepto de pensiones.
2.- Sobre el particular, este Organismo debe expresar que la situación planteada
dice relación con la falta de requisitos por parte de la interesada para gozar de la
pensión de supervivencia mencionada, según lo preceptuado por el artículo 45 de
la Ley N° 16.744, que dispone que la madre de los hijos naturales del causante,
además de haber estado viviendo a sus expensas, debe ser soltera o viuda. En la
especie, la Sra. Sánchez tiene el estado civil de casada, calidad que la inhabilita
para seguir percibiendo el beneficio de que se trata.
De esta manera y no obstante que el artículo 4° de la Ley N° 19.260 establece
un plazo de tres años para revisar las pensiones, en este caso no corresponde aplicar
dicho plazo, ya que no se trata de la revisión de la pensión inicial, sino que se

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

encuentra configurada una causal de término del beneficio en cuestión, porque, tal
como se ha indicado precedentemente, la interesada no cumple con los requisitos
para continuar en goce del mismo.
3.- En consecuencia y en mérito de las consideraciones que anteceden, esta
Superintendencia cumple con manifestar que corresponde que ese Instituto ponga
término a la pensión de supervivencia de la Ley N° 16.744 que concedió a doña
[…]. Sin perjuicio de ello, esta Entidad Fiscalizadora debe señalar a esa Mutuali-
dad que debe extremar los resguardos administrativos, a fin de evitar la repetición
de situaciones como la de que se trata” (Superintendencia de Seguridad Social,
14 septiembre 1999, Dictamen ORD nº 26.900).
Situación de pensionado por accidente del trabajo en relación a bene-
ficios que indica en su calidad de docente. (Superintendencia de Seguridad
Social, 18 abril 2000, Dictamen ORD nº 13.283).
Los bonos de movilización, colación y celular no deben incluirse en
la base de cálculo de los subsidios por tratarse de remuneraciones no im-
ponibles; en cuanto al ítem de remuneración denominado bono de venta,
devengado en el mes de agosto de 1999 y pagado en el mes siguiente, no
debe incluirse, por cuanto dichos meses, no intervienen en la base de
cálculo de dicho subsidio (Superintendencia de Seguridad Social, 13 junio
2000, Dictamen ORD nº 20.922).
Imprescriptibilidad del derecho Pensión asistencial de viudez de la
Ley Nº 16.744. (Superintendencia de Seguridad Social, 20 abril 2000, Dic-
tamen ORD nº 13.587).
Plazos de prescripción del pago del subsidio por incapacidad laboral, y
del cobro de las cotizaciones previsionales correspondientes al período de
incapacidad laboral. Una trabajadora, reclamando en contra de esa Caja por
el no pago del subsidio por incapacidad laboral derivado de su licencia médica
extendida a contar del 26 de julio de 2006. Señala que tuvo una intervención
quirúrgica, consistente en la extracción de 2 tumores mamarios benignos,
razón por la cual le extendieron la licencia médica [...], por 15 días a contar
del 26 de julio de 2006. Agrega que al recibir su sueldo correspondiente al

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

mes siguiente, venía completo y no tuvo conocimiento del pago que efectuaba
en su Caja de Compensación de Asignación Familiar por este concepto, de
modo que sólo se enteró que estaba pendiente el pago cuando el 1° de marzo
de 2007 concurrió a la oficina de la Caja para verificar el pago de otra licencia.
Requerida al efecto, esa Caja informó que recepcionó a través de la Empresa
la Licencia Médica, por el período que va desde el 26 de julio hasta el 9 de
agosto de 2006 por 15 días, disponiendo los procedimientos administrativos
habituales para la tramitación ante la Subcomisión de Medicina Preventiva
e Invalidez. Agrega que una vez autorizada la licencia médica por la Subco-
misión correspondiente, esa Caja de Compensación procedió a generar el
respectivo comprobante de egreso, pago que quedó disponible para su cobro
en cualquiera de sus sucursales del país. No obstante encontrarse disponible
el comprobante de egreso de la referida licencia médica, desde el 29 de agosto
de 2006, por el monto de $94.915, el sistema computacional con fecha 28 de
febrero de 2007 anuló automáticamente comprobante con el mensaje pres-
crito, situación que se informó al beneficiario los primeros días de marzo de
2007, momento en que se acercó a cobrar dicho subsidio.“Sobre el particular,
cumplo con manifestar que el inciso segundo del artículo 155 del Decreto con
Fuerza de Ley N°1, de 2005, del Ministerio de Salud, establece que el derecho
a impetrar el subsidio por incapacidad prescribe en el lapso seis meses contados
desde el término de la respectiva licencia médica. Es decir, dentro de los seis meses
siguientes al término de la licencia médica prescribe el derecho para impetrar el
subsidio por incapacidad laboral, plazo que está referido tanto a la solicitud del
beneficio como a su cobro efectivo, de tal manera que dentro de los referidos seis
meses debe haberse no solamente solicitado el beneficio, sino que haber procedido a
su cobro material. La prescripción es una institución jurídica que tiene por objeto
consolidar las situaciones, ya que por una cuestión de orden y certeza, éstas no deben
mantenerse en forma indefinida en el tiempo, por lo que las personas deben hacer
valer sus derechos oportunamente. En la especie, el reposo prescrito por la licencia
médica terminó el 9 de agosto de 2006, fecha desde la cual se deben contar los seis
meses antes referidos (en el entendido que no existe otra licencia médica continuada
posterior, caso en el cual el plazo se cuenta desde que termina la última. De este
modo y considerando que de acuerdo con lo informado por esa Caja, la interesada
se presentó a requerir el pago del subsidio por incapacidad laboral por la licencia

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 361

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en cuestión en el mes de marzo de 2007, es decir una vez transcurrido el plazo


de los seis meses, cabe concluir que el derecho a impetrar el respectivo subsidio se
encontraba prescrito, por lo que se rechaza la reclamación de la interesada y con-
firma lo actuado por esa entidad. Sin perjuicio de lo señalado, cabe hacer presente
que en el evento que no se haya efectuado, esa Caja debe pagar las cotizaciones
correspondientes al período de incapacidad laboral, ya que el plazo para ello no
se encuentra prescrito. En efecto, el inciso antepenúltimo del artículo 19 del D.L.
N°3.500, de 1980, señala que “la prescripción que extingue las acciones para el
cobro de cotizaciones previsionales, multas, reajustes e intereses, será de cinco años
y se contará desde el término de los respectivos servicios”, plazo de prescripción que
es aplicable a las cotizaciones que deben efectuar los organismos correspondientes
durante los períodos de incapacidad laboral” (Superintendencia de Seguridad
Social, 8 junio 2007, Dictamen ORD nº 37.294).

2) Competencias para la fiscalización en la aplicación de la Ley nº 16.744 de la


Superintendencia de Seguridad Social y de la Contraloría General de la República
en relación a su aplicación al sector público.
“La Superintendencia de Seguridad Social se ha dirigido a esta Contraloría
General solicitando un pronunciamiento que determine acerca de la entidad
competente para conocer y resolver los reclamos respecto de las normas contenidas
en el Decreto Nº 54, de 1969, de Previsión Social -Reglamento para la constitución
y funcionamiento de los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad a que se refie-
re la Ley Nº 16.744, sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales-
particularmente en cuanto concierne a las facultades fiscalizadoras respecto de la
constitución, funcionamiento y extinción de tales Comités de las entidades públi-
cas incorporadas a esa Ley Nº 16.744 por Ley Nº 19.345. Agrega, en este sentido,
que diversos entes estatales le han formulado consultas en lo que atañe al fuero y
validez del proceso de elección de los representantes de los trabajadores del sector
público en los citados Comités. En relación con la materia cabe anotar, en primer
término, que el artículo 1º de esa Ley Nº 19.345 -que ordenó la aplicación de Ley
Nº 16.744 a los personales del sector público que indica- dispuso en lo pertinente
que ‘Los trabajadores de la Administración Civil del Estado, centralizada y des-
centralizada, de las Instituciones de Educación Superior del Estado y de las Mu-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nicipalidades, incluido el personal traspasado a la administración municipal de


conformidad con lo dispuesto en el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1-3.063, de
1980, del Ministerio del Interior, que hubiere optado por mantener su afiliación
al régimen previsional de los empleados públicos; los funcionarios de la Contralo-
ría General de la República, del Poder Judicial, y del Congreso Nacional, a quie-
nes no se les aplique en la actualidad Ley Nº 16.744, quedarán sujetos al seguro
contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales a que se refie-
re este último texto legal’. Enseguida, es del caso consignar que del tenor literal de
la regla transcrita, aparece la intención manifiesta del legislador de afectar inte-
gralmente a los personales civiles del sector público a Ley Nº 16.744, con las na-
turales adecuaciones que sean necesarias atendidas las circunstancias que tanto el
contexto como la pormenorización normativa de esa ley, especialmente su regla-
mentación complementaria, se hallan implementados en relación con las labores
que son propias del sector privado. Puntualizando lo anterior, es del caso observar
que el artículo 8º de Ley Nº 19.345 dispuso que ‘Sin perjuicio de las facultades
de la Contraloría General de la República, corresponderá exclusivamente a la
Superintendencia de Seguridad Social la interpretación de esta ley, impartir ins-
trucciones necesarias para su aplicación y fiscalizar la observancia de sus disposi-
ciones’. En este sentido, es necesario destacar que, analizada la historia fidedigna
del establecimiento del artículo 8º de Ley Nº 19.345, ha podido establecerse que
en su texto original no se mencionaba a esta Contraloría General. Efectivamente,
en relación con esa facultad que el proyecto entregaba a la Superintendencia de
Seguridad Social, ya en sesión 11 de 2 de noviembre de 1993, de la Cámara de
Diputados -pág. 1.252, del respectivo Boletín- se dejó establecido que ello no
afectará la facultad fiscalizadora de la Contraloría General de la República. Sobre
el mismo punto, en sesión 36 de 1º de marzo de 1994, de la Cámara de Diputa-
dos -pág. 3.552, del correspondiente Boletín- aparece textualmente que el dipu-
tado señor Coloma manifestó que ‘En todo caso, quiero que se deje expresa cons-
tancia de que lo dispuesto en el artículo 8º, no afecta la facultad fiscalizadora de
la Contraloría General de la República’. Estando ya el proyecto en el Senado y
según aparece en el Boletín de su sesión 1ª de 31 de mayo de 1994 -págs. 196 y
197 del pertinente Boletín- la Comisión de Hacienda dejó establecido que el ar-
tículo 8º originario se aprobaba, pero se acordó dejar expresa constancia de que la
norma aprobada no afecta las facultades que corresponden a la Contraloría Ge-

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 363

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

neral de la República. Por último, en el Boletín de la sesión 24 de 17 de agosto de


1994, del Senado -pág. 3.406- consta que tratándose el proyecto en segundo in-
forme de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, particularmente la indicación
Nº 13, la senadora señora Olga Feliú propuso empezar este artículo 8º con la
frase ‘Sin perjuicio de las facultades de la Contraloría General de la República’,
expresiones que fueron aprobadas y pasaron a formar parte de su texto en el pro-
yecto que se convirtió en ley. Allí mismo se dejó constancia que la mantención del
vocablo exclusivamente respecto de las facultades de la Superintendencia de Segu-
ridad Social, sólo dice relación con otras instituciones o entidades del sector públi-
co, y no como el Organismo Contralor. Por su parte, es menester hacer presente
que esta Entidad Fiscalizadora posee, acorde con los artículos 87 y 88 de la Cons-
titución Política y con su Ley Orgánica Constitucional Nº 10.336, competencia
exclusiva, entre otras materias, para emitir Dictamenes relativos a la correcta
aplicación de las leyes y reglamentos que rigen a los servicios públicos y sobre la
debida inversión de los fondos del Estado, como también para tomar razón de los
actos de Administración. Ahora bien, sobre la base de la normativa recién men-
cionada, los Dictamenes Nºs. 18.749, de 1990, y 19.735, de 1994, entre otros,
han puesto de manifiesto que, por el rango superior, de orden constitucional, que
inviste la Contraloría General de la República, su jurisprudencia prevalece sobre
los criterios que pudieren sustentar otros organismos en las materias comprendidas
dentro del ámbito de su competencia. Por consiguiente, esta Entidad de Control
concluye que, en general, compete a la Superintendencia de Seguridad Social la
fiscalización operativa directa del cumplimiento de Ley Nº 16.744 y normas que
la complementan, respecto de los entes que conforman la Administración Civil del
Estado y, por ende, impartir las instrucciones que se requieran y adoptar las me-
didas que sean conducentes a la consecución de las finalidades en comento, pero,
en todo, en el ejercicio de esa potestad, deberá ajustarse, en definitiva, a la juris-
prudencia que esta Contraloría General haya establecido o establezca sobre los
alcances de Ley Nº 19.345, en relación con la aplicación de Ley Nº 16.744 al
sector público. En lo que atañe, ahora, al fuero laboral a que tendrían derecho los
representantes de los personales en los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad
de las entidades estatales aludidas, es del caso señalar que, atendidos los términos
del artículo 243 del Código del Trabajo, que regula la materia, este Organismo
Contralor tuvo oportunidad de concluir en Dictamen Nº 35.541, de 1996, que

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

esa disposición ampara también a los representantes de los funcionarios en tales


Comités Paritarios. Finalmente, y en cuanto a la competencia fiscalizadora de la
Dirección del Trabajo para pronunciarse sobre la constitución, funcionamiento y
extinción de los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad, de acuerdo con Ley
Nº 16.744 y su reglamentación complementaria, contenida en el Decreto Nº 54,
de 1969, de Previsión Social, respecto de los servidores públicos a quienes por
mandato del artículo 1º de Ley Nº 19.345 se les han hecho aplicables tales dispo-
siciones, cabe señalar que conforme al artículo 8º de esta última ley, y según lo
precedentemente establecido, dicha competencia ha quedado únicamente radicada
en la Superintendencia de Seguridad Social y en esta Contraloría General. Por lo
tanto, la competencia que el artículo 28 del Decreto Reglamentario Nº 54, de
1969, entrega a la citada Dirección del Trabajo, no puede comprender en las
materias de que se trata a los personales del sector público, sin perjuicio de su in-
tervención como ministro de fe en el ámbito de la Administración del Estado para
supervigilar los actos eleccionarios de los miembros de los mencionados Comités
Paritarios, acorde con la jurisprudencia administrativa” (Contraloría General
de la República, 10 febrero 1997, Dictamen nº 4393).

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Capítulo Tercero
EL DEBER DE CUIDADO DEL EMPLEADOR

I. El Deber de Cuidado del Empleador como fundamento de la


Responsabilidad por Accidentes del Trabajo

1. Introducción

El Contrato de Trabajo, por sus particularidades, se encuentra relaciona-


do con las garantías constitucionales de la Seguridad Social y los derechos
fundamentales laborales que éstas tutelan, desde varias ópticas.
Así, la particularidad del Contrato de Trabajo no se limita sólo a sus
elementos esenciales, ni al binomio poder de dirección-dependencia o subor-
dinación que determina su existencia.
En tanto, el objeto y la causa del contrato dan cuenta de su contenido
esencial, en cuanto la confusión del trabajo que se presta con la persona misma
del trabajador, pues la actividad es indisociable a quien la realiza.
Y bajo esta perspectiva, las normas que protegen a los trabajadores com-
prenden la de defensa de los derechos del trabajador, tanto patrimoniales como
extrapatrimoniales.
Y es en esta dirección, en la cual encontramos los deberes del empleador
como el de “proteger efectivamente la vida y salud de sus trabajadores”, los cua-
les, se han considerado que, configurarían un marco de derechos y obligaciones
ordenados a la protección del trabajador en sí, y en consecuencia, susceptible

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de sanción judicial cuando éstos se vulneran. Conforme a preceptos como el


artículo 184 del Código del Trabajo, el artículo 69 de la Ley n° 16.744, y otros.
Enseguida, los “derechos laborales inespecíficos”, comprendidos por los
derechos fundamentales del trabajador en su calidad de persona, en especial,
el derecho a la vida y su integridad, la protección de la salud, los cuales, se
encuentran en directa relación con el “deber de seguridad del artículo 184 del
Código del Trabajo”. Así, Gamonal Contreras ha dicho que, “se trata de precep-
tos legales que no se vinculan directamente con los derechos constitucionales
laborales específicos y que tampoco derivan del desarrollo de la ciudadanía en
la empresa, sino del desarrollo dogmático y legal tradicional del derecho del
trabajo y que incide directamente en derechos constitucionales inespecíficos,
como el derecho a la vida y la integridad física y psíquica de las personas”.
De igual manera, el autor dice que debe destacarse la inclusión de ga-
rantías del orden público económico al contrato de trabajo, tales como el
derecho de propiedad y la libre iniciativa económica. “La relación de tutelas
constitucionales múltiples que involucra el contrato de trabajo, acarrearía dos
consecuencias importantes: primero, la transgresión de normas laborales abre
muchos espacios al daño moral y su indemnización, ya que, los perjuicios
derivados de estas infracciones no sólo son patrimoniales sino que también
morales, dada la naturaleza y entidad de los intereses en juego. Segundo, el
contenido ético-jurídico se ve en cierta forma reforzado por la presencia de esta
pluralidad de derechos fundamentales en la relación de trabajo, ya que estos
derechos como el deber de seguridad tienen fundamento ético en la Consti-
tución. Por otro lado, este contenido resulta restringido, ya que los deberes
del trabajador –como el de lealtad o de fidelidad- se encuentran limitados por
estos derechos fundamentales, como por ejemplo la libertad de expresión”185.
Del concepto tradicional de obligación, Verónica Fernández Omar indi-
ca que, “se puede desprender que el deudor debe observar un determinado
comportamiento frente al acreedor, y si el deudor no cumple, el acreedor hará
efectivo su crédito en el patrimonio de aquél, esto es, frente al incumplimiento

185
Sergio Gamonal Contreras, “Daño Moral en el Contrato de Trabajo”, Lexis Nexis, 2005, pág. 9,
23 y 24.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del deudor nace una obligación que es la de indemnizar, lo que en esta materia
se traduce en que primeramente el Empleador, por el hecho de celebrar un
Contrato de Trabajo, contrae la obligación de velar por la vida e integridad
física y psíquica de sus trabajadores, […], y para el caso que no cumpla con
dicha obligación, se verá enfrentado a la acción que tiene el trabajador y sus
herederos de exigir que se les indemnice por los daños que les hayan ocasionado
el incumplimiento del deber de seguridad que se le impone”186.
Además de considerar como fuente de esta obligación el Contrato de
Trabajo187.
Sin embargo, no somos del parecer de dejar al simple orden civil esta “obli-
gación de seguridad” contenida en el artículo 184 del Código del Trabajo. Lo
dicho es obvio, pues, estos “deberes de protección” es sabido que operan con
independencia de las prestaciones, o sea, no requieren de una contracara como
sí ocurre en materia contractual-patrimonial, de manera tal que, no dan lugar
a la excepción del contrato no cumplido y otros arbitrios que tradicionalmente
ha enseñado la doctrina del Derecho Civil.

186
“Responsabilidad del empleador frente a los accidentes del trabajo en la jurisprudencia”, Memoria
de Grado, U. de Chile, 2005.
187
“Primeramente se debe señalar que el Contrato de Trabajo, no es solamente un negocio jurídico
o un intercambio de prestaciones de servicio y remuneraciones, sino que también lleva consigo
una relación jurídica personal, entre seres humanos. Se trata de una relación estable, continua y
que tiene como último fin, la producción de bienes para toda la comunidad.

Es por esto que la celebración de un Contrato de Trabajo no acarrea sólo obligaciones pecuniarias
para el empleador, sino que también conlleva al cumplimiento del contenido ético jurídico de
éste. Y es justamente dentro de este contenido ético jurídico que se inserta el deber de protección
que impone la ley como consecuencia de la celebración del contrato de trabajo, estableciéndose
como contrapartida al deber de obediencia y fidelidad con que debe actuar el trabajador.

El deber de protección se encuentra establecido expresamente en el Código del Trabajo,
específicamente en el artículo nº 184 que señala: […].

Por lo tanto, se puede decir que la fuente de la obligación de protección, es la celebración del
Contrato de Trabajo que acarrea no sólo para el empleador, la obligación de pagar la remuneración,
sino que también una serie de deberes establecidos en la normativa laboral y que se incorporan al
Contrato de Trabajo”.

Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 369

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Así, el deber operaría con prescindencia del cumplimento del deudor.


Salvo que, el trabajador –acreedor en este caso-, se haya expuesto intencional,
irresponsable e innecesariamente al daño, caso en el cual, podría el empleador
verse exonerado de responsabilidad.
Con todo, no nos asiste duda de que nos encontramos ante una obligación
legal188, de orden público e irrenunciable, cuya fuente contractual es obvia189.
En una de las escasas opiniones doctrinales que hemos tenido acceso es
la de José Luis Diez Schwerter, quien se ha pronunciado en el sentido de que
estaríamos ante una “obligación legal”, con las siguientes palabras: “algunos
postulan que el fundamento del deber de protección/obligación de seguridad
descansa en la idea de ‘riesgo’ que el empresario ‘crea con su actividad eco-
nómica’ ‘para sus dependientes’ [Corte de Santiago, 2 julio 2002, Apelación
“Gómez Osorio con Cía. Petróleos Chile S.A. y otros” Rol nº 712-1998. GJ nº
265, pág. 85], o ‘en la contrapartida al deber de fidelidad y lealtad atribuidos
al trabajador; otros, en la situación de comunidad jurídico-personal que
caracteriza a la vinculación laboral; otros, en el principio pro operario, etc.
Lo cierto es que, sea cual fuere su origen, nuestro legislador lo ha establecido
expresamente en el citado artículo 184 y, por lo tanto, puede anotarse que se
trata de una obligación de fuente legal”190.
Y considera a este “Deber de Seguridad” como especialmente importante
para el establecimiento de la culpa del empresario, ya que, la obligación grava al
contrato desde que se contrae. Así, “la obligación de otorgar seguridad en el
trabajo, bajo todos sus respectos, es una de las manifestaciones concretas del
deber de protección del empleador [en este sentido, Corte Suprema, 27 mayo

188
Cuya fuente estaría, principalmente, en el artículo 184 del Código del Trabajo y toda su normativa
complementaria, “por lo que su infracción se considera apta para configurar ‘culpa contra legalidad’,
hipótesis que opera también en el orden extracontractual de la responsabilidad civil”.

José Luis Diez Schwerter, “La Culpa del Empresario por Accidentes del Trabajo: Modernas
Tendencias Jurisprudenciales”, en Cuadernos de Extensión Jurídica, U. de los Andes, Ob.- Cit.,
pág., 87.
189
Por ser inherente al contrato de trabajo y cuyo incumplimiento origina la consecuente
responsabilidad si concurren sus elementos.
190
Ob. Cit., pág. 87.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

1999, RDJ t. 96, sección 3ª, pág. 89 y 8 agosto 2000, RDJ t. 97, sección 3ª,
pág. 152], siendo esencial en el contrato de trabajo [Corte de Concepción, 10
julio 2002, FM nº 506; y Corte Suprema, 8 agosto 2000, RDJ t. 97, sección
3ª, pág. 152] y de una ‘trascendencia superior a la de una simple obligación
de una de las partes en un negocio jurídico, pues ella mira a la prevención
de los riesgos profesionales, lo que importa a sus trabajadores, a sus familias
y a la sociedad toda, tanto para proteger la vida y salud de los trabajadores
como por razones éticas y sociales’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t.
96, sección 3ª, pág. 89].
El deber de protección/obligación de seguridad se encuentra consagrado
en el artículo 184 del Código del Trabajo, y en una extensa serie de otros
preceptos de diversa naturaleza que los complementan y/o caracterizan, todos
los cuales han sido calificados por nuestra jurisprudencia como de ‘orden
público’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t.96, sección 3ª, págs. 89 y
25 marzo 2003, FM nº 508, pág. 278] y dirigidos a lograr una ‘conciencia
de la Seguridad’ por la importancia que ella tiene para ‘los trabajadores, sus
familias, la propia empresa y la comunidad, siempre está interesada por los
recursos humanos’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t. 96, sección 3ª,
págs. 89, y 25 marzo 2003, FM nº 508, pág. 278; y 12 junio 2003, Rol nº
1656-2003]”191.
Y agrega que, en primer término el artículo 184 del Código del Trabajo
enuncia una “amplia cláusula general”, en virtud de la cual se obliga al em-
pleador a “tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la
vida y salud de los trabajadores”.
Al mismo tiempo, creemos que las respuestas a nuestras vacilaciones –acer-
ca de su alcance y extensión- estarían en los Principios del Derecho Laboral,
especialmente en el Principio Protector, ya que, como el Estado no pudo
mantener la ficción de una igualdad entre las partes del Contrato de Trabajo,

191
Ob. Cit., págs. 75 y 76.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 371

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ideó compensar tal diferencia en máximas de Derecho que favorezcan jurídi-


camente al trabajador debido a su inferioridad económica y social192.
“Esta tendencia a dar especial protección a la parte más débil de la relación
de trabajo -esto es, el trabajador- se conoce como principio protector. Es el
principio rector del Derecho del Trabajo, confiriéndole a esta rama jurídica
su carácter peculiar como derecho tutelar de los trabajadores.
En el Código del Trabajo encontramos varias disposiciones nítidamen-
te informadas por este principio. Su libro II se titula, precisamente, “De la
protección a los trabajadores” y comienza con un artículo (art. 184 CT) que
impone al empleador la obligación de tomar todas las medidas necesarias para
proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores. […].
En materia de interpretación el principio protector se manifiesta en
la regla in dubio pro operario. En caso de que un enunciado normativo admita
dos o más sentidos, el juez deberá escoger aquel más favorable al trabajador.
También se aplicaría esta regla a la hora de interpretar los hechos, o si se pre-
fiere, al ponderar el valor de la prueba. La regla in dubio pro operario podría
encontrar un fundamento positivo en el art. 9º inc. 4º CT. […].
Además, el principio protector se especifica en una serie de principios
derivados, que lo desarrollan en aspectos puntuales. Tales son el principio de
la norma más favorable, el de la condición más beneficiosa, el de la irrenuncia-
bilidad de los derechos, el de la primacía de la realidad y el de la continuidad
de la relación de trabajo”193.

192
“Mi tesis es que los principios laborales, y sólo sobre la base del concepto de operativo de fuente
del Derecho que se ha esbozado, constituyen una fuente formal del Derecho del Trabajo, toda
vez que nuestro ordenamiento jurídico, no sólo las contempla, sino que más aún, las reconoce.
Es decir, admite la posibilidad de que un principio jurídico del trabajo pueda ser utilizado como
razón de autoridad para fundar una sentencia laboral”, dice Marcos López Oneto.

“Los principios jurídicos laborales como fuente formal del Derecho del Trabajo Chileno”.

Fuente: http://marcoslopez.cl/spa/documentos/principios.pdf.
193
“Cabe advertir que para algunos autores ‘la norma más favorable’ y ‘la condición más beneficiosa’
no tienen el carácter de principios, sino de meras reglas para determinar la norma aplicable (Así,

372 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Y según López Oneto, este Principio Protector, “dice relación con la


orientación general de la legislación laboral que tiene como propósito amparar
y proteger al trabajador.
Llegado un punto de la evolución jurídica social de los pueblos, el legis-
lador no puede mantener más la ficción de la igualdad jurídica formal liberal
existente entre las partes del contrato de trabajo; y tiende a compensar esa
desigualdad económica desfavorable al trabajador, con una protección jurídica
favorable para él, a través de la generación de una serie de derechos mínimos
irrenunciables.
El derecho del trabajo, pues, responde históricamente al propósito de
nivelar desigualdades. Como decía Couture, ‘el procedimiento lógico de corregir
las desigualdades es el de crear otras desigualdades’.
En efecto, la idea central en que el Derecho del Trabajo se inspira no es la
idea de la igualdad entre las personas, sino de la nivelación de las desigualdades
reales que entre ellas existen. La igualdad deja de ser así el punto de partida del
derecho para convertirse en meta o aspiración del orden jurídico”194.
Todo lo dicho, nos parece, debe estar supeditado a los imperativos
constitucionales de los numerales 1°, 2°, 3°, 7º h), 9° y 18 de nuestra Carta
Fundamental. Especialmente, lo referido al respeto del Debido Proceso y las
garantías procesales de ambas partes, pues, sin ellas, no existe Principio válido
ni justo.
Por otra parte, el trabajo como necesidad de las personas, sea como medio
de provisión de fondos para el sustento diario, como herramienta de auto-
rrealización, es un ámbito del “Bien Común” que nuestra Carta Fundamental
considera como un deber del Estado, conforme a su artículo 1°. Y una de

por ejemplo, Plá, […]. Me parece que cumplen además una función informadora del ordenamiento
jurídico laboral, lo que permite conferirles el carácter de principios)”.

Claudio Palavecino Cáceres, “Los Principios del Derecho del Trabajo”.

Fuente: https://www.u-cursos.cl/derecho/2010/2/D128A0523/5/material.../307372
194
Ibíd.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 373

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

aquellas formas de promover el Bien Común, es otorgando las herramientas


necesarias para lograr un buen desarrollo del ser humano tanto a nivel laboral
como familiar.
“El trabajo regulado por nuestro Derecho del Trabajo tiene como una de
sus características que existe un desequilibrio entre empleador y trabajador.
El trabajador se encuentra vinculado bajo subordinación y dependencia del
empleador, lo que puede dar lugar a abusos por parte de este último, es por
esto que el Estado a través del Derecho del Trabajo, busca dar protección al
trabajador con el objeto de equipararlo al empleador, de modo tal que el trabajo
como actividad de todo ser humano cumpla con los fines ya mencionados y
en definitiva que los seres humanos alcancemos ese bien tan preciado como
es la felicidad.
Por lo tanto, a través del Derecho en general y del Derecho del Trabajo
en particular, se busca proteger ciertos bienes como lo son la vida, la familia,
la libertad de trabajo, la igualdad, entre otros”, ha escrito Fernández Omar.
Y bajo los principios constitucionales y generales del Derecho, se intenta
encontrar el Bien jurídico protegido para este caso, y para su respuesta se
ha recurrido a la doctrina de la “Vinculación directa de la Constitución”, ya
que, la relación laboral debe desarrollarse dentro de un marco que permita
la vigencia de los derechos que la Constitución asegura a todas las personas,
y que pueden perder su vigencia directa en el contrato de trabajo; y, que el
trabajador por necesidad económica puede verse presionado a permitir que se
vulneren dichos derechos. Razón por la cual, se hace necesario recurrir a una
tesis superior, que obligue a todas las partes involucradas en un tema social
fundamental, como es el trabajo.
Una buena síntesis de todo lo dicho, y que creemos, fija la buena doctri-
na, es el siguiente fallo, según el cual: “La obligación de otorgar seguridad en el
trabajo, bajo todos sus respectos, es una de las manifestaciones concretas del deber
general de protección del empleador; su cabal cumplimiento es de una trascen-
dencia superior a la de una simple obligación de una de las partes en un negocio
jurídico, pues ella mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo que importa
a sus trabajadores, a sus familias y a la sociedad toda, tanto para proteger la vida

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

y salud de sus trabajadores, como por razones éticas y sociales. La regulación del
cumplimiento de este deber no queda entregada a la autonomía de la voluntad de
las partes, ni menos aún, a la decisión del empleador. Ella comprende en general
una serie de normas de derecho necesario, cuyo contenido, forma y extensión se
encuentran regladas mediante normas de orden público, sin perjuicio de norma-
tivas adicionales decididas o convenidas por el empleador” (Corte Suprema, 27
de Mayo 1997, Casación “Aguirre Rodríguez, con Empresa Metropolitana de
Residuos Ltda.”, Rol Nº 4131-97. FM n° 486, pág. 852).

Ii. Del contenido ético-jurídico del contrato de trabajo


A diferencia de los demás contratos, el Contrato de Trabajo excede el
ámbito de lo jurídico, para situarse en el plano moral, no terminándose con el
vínculo con la sola prestación de los servicios y su consecuente remuneración,
ya que, en él se dan relaciones interpersonales, en las cuales, “ciertamente se
conjugan bienes de la más alta consideración que pertenecen al Ser que está
sobre el [E]stado y sobre el [D]erecho: la persona, lo que ciertamente le da
a éste contrato un carácter especialísimo”195.

195
Y, en cuanto a qué es lo que hace ético al Contrato de Trabajo, Saavedra Torres ha escrito que:
“ciertamente la consideración a la comunidad jurídico-personal que se forma en el contrato de
trabajo lo hace exceder de la simple obtención de un fin a cambio de una remuneración, porque
una persona al obligarse por un contrato, no sólo obliga su capacidad de realizar alguna labor,
sino que dispone de todo su ser, por un espacio de tiempo, al servicio de una tarea, consintiendo
en obedecer las directrices dadas por quien se beneficia de ese trabajo y se obliga a remunerarlo.
Como se ve, estamos hablando de personas, y antropológicamente hablando el hombre es ético
o no es hombre.

La naturaleza humana tiene como fines alcanzar el bien y verdad, objetos que se alcanzan libremente,
ya que son optativos, no necesarios. Uno puede optar por ellos o dejarlos. Los fines de la
naturaleza humana no están asegurados, nos podemos desviar, y es aquí donde la ética nos ayuda,
pues nos señala el camino más seguro para llegar. La realidad humana tiene sus leyes, la ética está
intrínsecamente metida en la naturaleza humana, ya que el desarrollo de la persona está guiado
por estas directrices.

Así, donde está la persona, [ahí] está la ética, y la relación laboral no es la excepción, por tanto lo
que hace ético al contrato de trabajo es la consideración a la persona, puesto como se ha dicho,
ésta no sólo obliga su capacidad de trabajo, sino que dispone de todo su ser, por un espacio

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 375

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Acerca del significativo punto, la doctrina ha entendido que, el Contrato


de Trabajo comprendería de tres contenidos: a) de naturaleza jurídico-insti-
tucional, comprensivo de la facultad de mando del empleador y del deber de
obediencia del trabajador196; b) patrimonial, consistente en la obligación de
prestar los servicios convenidos, con su respectiva remuneración; y c) ético-
jurídico, basado en que el contrato de trabajo tiene un profundo contenido
ético con manifestaciones jurídicas197 198. Concepción lograda por la necesaria
relación de los principios de la Buena Fe objetiva y las garantías constitucio-

de tiempo, al ejercicio de una labor. Basta recordar que el Estado está al servicio de la persona
humana”.

Ob. Cit., págs. 17 y 18.
196
El “Deber de Protección” como contrapartida ética de la facultad de mando, es la otra cara de
la “facultad de mando”, nos lleva a referirnos a la “Autoridad” en materia laboral, la cual, será la
orientación que se dé a la potestad de alguien que podrá disponer de la “libertad” de otro en orden
de un fin, hacia los bienes que esa otra persona necesita y que solo no puede alcanzar. Entonces,
el empleador orientará tal “libertad” del trabajador para obtener un determinado resultado, y
por el cual tendrá que remunerar sus servicios, y así podrá el empleado satisfacer sus necesidades
económicas y realizarse personalmente –en ciertos casos-.

“La Autoridad para cumplir con su cometido último, es decir, permitir que quien obedece
obtenga lo que le conviene, debe cumplir con ciertas funciones, una de ellas es la de preservar
los derechos individuales de las personas singulares. Instaurando así un ámbito de seguridad, de
protección. Y como a todo derecho corresponde su deber, la autoridad o facultad de mando, tiene
como contrapartida el deber de protección.

La autoridad como poder tiene, entonces, su Límite ético, [en el] deber de protección, cuya
regulación lo asume la legislación positiva, aunque su verdadero límite se determina en cada
caso, por la jurisprudencia. Lo importante es que la autoridad debe estar regulada por leyes que
orienten su actuar hacia un fin correcto, para que cumpla funciones. La medida de la autoridad
está en la ley que la haga razonable, pues una fuerza como mera voluntad se convierte en pura
violencia. […]

Con esta regulación estaremos cumpliendo el fin del derecho, cual se garantiza por medio de la
justicia, el orden y la seguridad, se creen las condiciones que permitan a los miembros del grupo
social realizar su bien, el bien de todos, el bien común”. Ibíd., págs. 19 y 20.
197
En este sentido, William Thayer y Patricio Novoa, “Manual de Derecho del Trabajo. Tomo II”,
Editorial Jurídica de Chile, 1989, págs. 167 y 168. Gamonal Contreras, Ob. Cit., pág. 9.
198
Este efecto, sería producto de las influencias romanas y germánicas del Derecho del Trabajo.
Y pese a que la tesis contractual de intercambio de prestaciones es la predominante, este contenido
ético-jurídico fundaría, según algunos, la concepción “comunitaria” del Contrato de Trabajo, en una
suerte de comunidad de intereses entre trabajadores y empleadores. La concepción “comunitaria”
pese a ser considerada reacción a la tesis del conflicto industrial, y que ha contado con importantes

376 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nales del derecho a vida y el orden público económico de los artículos 1546
del Código Civil, 19 n°1, 21, 24 de la Carta fundamental, con el Deber de
Protección del artículo 184 del Código del Trabajo.
De mejor manera, lo ha explicado nuestra jurisprudencia al decir que:
“el contrato de trabajo, por su especial naturaleza, tiene alcance patrimonial, que
se distingue de lo que la doctrina ha denominado ‘contenido ético-jurídico’. La
relación entre las partes no sólo comprende la obligación del trabajador de prestar
el servicio convenido y la obligación del acreedor de remunerarlo, pues los contra-
tantes conforman una comunidad jurídica personal. Por consiguiente, el contrato
de trabajo tiene, además del económico, un profundo contenido moral
con manifestaciones jurídicas y entre éstas, obligaciones ético jurídicas,
de responsabilidad del empleador, cabe destacar entre otras, el deber de
ocupación efectiva y adecuada, y en general, el de protección al dependiente
y respetar su honra y dignidad personal. Estas obligaciones pertenecen al con-
trato por aplicación de las normas contenidas en el Código del ramo, por expresa
disposición del artículo 1545 y 1560 del Código Civil, y se deducen, igualmente,
de los principios que informan el Derecho del Trabajo” (Corte Suprema, 30
noviembre 2005, Casación en el fondo “Frías Gómez con Méndez y Cartagena
Ltda.”, Rol nº 4125-2004. FM nº 539, pág. 3171, sentencia nº 5)199.

críticas por su corporativismo y reductora de las relaciones laborales, sería una manifestación de
la buena fe contractual.

Con todo, y pese al innegable antagonismo entre el empleador y sus trabajadores, Gamonal
Contreras no ve que tales posturas sean irreconciliables, al escribir que, “pensamos que el contrato
de trabajo tiene un contenido dual (comunitario/conflictivo) no necesariamente contradictorio,
ya que la sola conflictividad difícilmente podría permitir el desarrollo y la ejecución del contrato.
Rechazamos las visiones maniqueístas en esta materia que han ocupado extensas reflexiones de la
doctrina laboral.

Un punto distinto son los límites que se imponen a estos deberes de buena fe, fidelidad y lealtad,
producto de la dignidad del trabajador y de la vigencia de sus derechos fundamentales inespecíficos.
199
En autos Rol Nº 14.793, del Juzgado de Letras de Magallanes, se conoció el caso del actor, quien
se desempeñó para la demandada en la reparación de artefactos electrodomésticos y otros artículos
técnicos. Debido a una intervención quirúrgica al cerebro se ausentó de sus funciones durante
más de un año, declarándose su invalidez transitoria total, atendidas las secuelas del meningioma
operado consistente en hemiparesia braquio-crural izquierda, signos de deterioro orgánico cerebral,
epilepsia secundaria con frecuencia de una vez al mes inicialmente sin pérdida de conciencia y
depresión, lo que significó una pérdida de capacidad laboral en un 74%. Al regreso a sus labores,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“En todo contrato de trabajo se distinguen tres contenidos: el jurídico

después de haber hecho uso de licencias médicas, la demandada lo reincorporó, pero no lo recibió
en las labores convenidas ni en otra actividad. Asimismo, existió un acuerdo entre las partes para
que mientras se resolviera la consulta efectuada por el actor a la Dirección Nacional del Trabajo
en orden a definir si la invalidez puede constituir causal de terminación de contrato de trabajo,
el trabajador no efectuaría tarea alguna. Finalmente, una vez reincorporado el actor a la empresa,
permaneció a disposición del empleador sin ejecutar las labores convenidas ni ninguna otra, por
causas no imputables a su voluntad y posteriormente la demandada le impidió acceder a la empresa.

Por sentencia de 28 de mayo de 2004, se desestimó la reclamación por despido indirecto
argumentando para ello que no se encuentra acreditada la causal de incumplimiento grave
de las obligaciones que el contrato impone al empleador, entendiendo que el actor renunció
voluntariamente, se acogió la demanda sólo en cuanto se condenó a la demandada a la compensación
de los feriados adeudados, correspondientes a los años 2002 y 2003, más reajustes e intereses, sin
costas por no haber resultado la demandada totalmente vencida.

Se alzó la demandante y la Corte de Apelaciones de Punta Arenas (Rol nº31-2004), la confirmó,
sin modificaciones.

En contra de esta última decisión, el demandante deduce recursos de casación en el fondo, por
haberse incurrido en infracciones de ley que han influido, a su juicio, sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, pidiendo que este Tribunal la invalide y dicte la de reemplazo que indica,
con costas. Se trajeron estos autos en relación.

“Tercero: Que, sobre la base de los hechos anotados, los sentenciadores del grado concluyeron
que el contrato de trabajo no impone al empleador la obligación de proporcionar al trabajador
determinada función o algún tipo de trabajo específico y de ejecución inmediata y efectiva. Para
ello consideraron que la jornada de trabajo constituye una unidad de tiempo durante el cual
el trabajador se encuentra a disposición del empleador, ya sea desarrollando efectivamente sus
funciones (jornada efectiva) o bien sin desempeñar actividad laboral (jornada pasiva), pudiendo
el empleador asignar o no las tareas convenidas, por lo que la circunstancia alegada por el actor
respecto a que una vez reincorporado a la empresa no se le asignó labor alguna y que no se le
recibió para ejecutar el trabajo convenido, no puede ser calificada como incumplimiento grave
de las obligaciones que impone al empleador el contrato de trabajo, por cuanto la asignación
de labores inmediatas y efectivas, no forma parte de las obligaciones del empleador para con el
trabajador. Por esta razón, los jueces recurridos determinaron el rechazo de la demanda, en todas
sus partes.

Cuarto: Que, conforme lo expresado, dirimir la controversia jurídica de autos implica precisar las
obligaciones que del contrato de trabajo nacen para la parte empleadora y si, en la especie, se ha
configurado la causal esgrimida por el trabajador para finalizar la relación laboral según el artículo
171 del Código del ramo, que regula lo que en doctrina se denomina despido indirecto. […].

Sexto: Que, el despido indirecto o autodespido ha sido conceptuado como el término del contrato
de trabajo, decidido por el trabajador, observando el procedimiento que la ley señala, motivado
porque el empleador incurrió en causal de caducidad de contrato que le es imputable, lo que da
derecho al trabajador para que el Tribunal ordene el pago de la indemnización sustitutiva del aviso

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

instrumental, el patrimonial y el ético jurídico, siendo dentro de este último


donde se ubica la protección que debe todo empleador a sus trabajadores,
lo que tiene sustento legal en el artículo 184 del Código del Trabajo” (Corte

previo y de la por años de servicios con los recargos legales. (Manual de Derecho del Trabajo. Tomo
III. W. Thayer A. y Patricio Novoa F. Edit. Jurídica de Chile).

Séptimo: Que, de acuerdo con la norma y concepto transcritos, es dable admitir, que, atendida
su naturaleza, en el instituto de que se trata prima la voluntad del dependiente. En efecto, la ley
le otorga la facultad de decidir o no la conclusión del contrato laboral ante el incumplimiento en
que incurra el empleador. En la especie, el trabajador decidió poner término a la relación laboral
esgrimiendo para tal propósito la causal del numeral 7º del artículo 160 del Código del Trabajo,
esto es, incumplimiento grave de las obligaciones que el contrato imponía al empleador, causal
que hace consistir en la falta de asignación de trabajo y en no permitirle el acceso a la empresa a
contar de noviembre de 2003.

Octavo: Que, el sentido de la norma prevista en el artículo 171 del Código del trabajo, en relación
con la antes referida causal, es claro en orden a facultar al trabajador para finalizar su vinculación
con el empleador, cuando es éste quien ha incurrido en incumplimiento grave. Tal prerrogativa,
evidentemente, aparece concebida en el marco del especial nexo habido entre las partes, es decir,
la prestación de servicios personales, bajo vínculo de subordinación o dependencia, a cambio de
una remuneración, relación contractual en la que uno de los sujetos resulta, en mayor o menor
medida, supeditado al otro. Es el contratante más débil al cual la ley se ha preocupado de proteger
mediante toda la regulación contenida en el Código de la especialidad. […].

Duodécimo: Que, por lo mismo, las relaciones laborales han de desenvolverse en un clima de
respeto, el que se genera en la medida que las partes cumplan con sus obligaciones en la forma
estipulada, fundamentalmente, de buena fe. Es por este motivo que ante ciertas conductas del
empleador, debidamente acreditadas, el legislador laboral autoriza al trabajador a poner término al
nexo laboral, condenando a la contraparte al pago de las indemnizaciones legales. En la especie, la
calificación jurídica de los hechos establecidos en la sentencia conduce a admitir que el empleador
incumplió gravemente una obligación básica que le imponía el contrato de trabajo.

Decimotercero: Que, en consecuencia, al haberse estimado que no obstante la conducta del
empleador ella no se contempla en el artículo 160 Nº 7 del Código del Trabajo, por cuanto no es
obligación del empleador asignar de inmediato trabajo efectivo al dependiente, se han infringido,
en la sentencia atacada las normas invocadas en el recurso, por falsa interpretación de ley, error
denunciado en el recurso de casación en el fondo en estudio y que ha influido sustancialmente
en lo dispositivo del fallo, desde que condujo a rechazar la demandada intentada y tener al actor
por renunciado voluntariamente a su trabajo.

Decimocuarto: Que, por ende, procede acoger el presente recurso de casación en el fondo y anular
el fallo de que se trata”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis
Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y el Abogado Integrante sr.
Roberto Jacob Ch.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de Talca, 15 septiembre 2003, Apelación “González González Ramón con Pozo


Gesswein” Rol nº 1926).
La doctrina nacional ha fundamentado la procedencia del contenido
ético-jurídico en la buena fe objetiva contenida en el artículo 1546 del Có-
digo Civil200. En este sentido, ha de destacarse la importancia del principio
en materia laboral, principalmente, en lo referido al “Deber de Seguridad del
empleador”, y en complemento a ello se ha escrito que concurren a la funda-
mentación del deber ético-jurídico, las siguientes razones: “a) La obligación
del trabajador restada en condiciones de subordinación compromete a su
propia persona, ya que destina parte de sus energías físicas y mentales para
realizar su labor bajo la potestad de mando, reglamentaria y disciplinaria del
empleador, lo que difiere de las demás prestaciones y lo involucra en forma
singular y personalísima.
b) Los principios del derecho laboral y alcance de muchos de los preceptos
del Código, especialmente los de terminación del contrato de trabajo por cau-
sales de caducidad, como la de falta de probidad, dan cuenta de la recepción
de estos deberes, y
c) Como el contrato de trabajo es de tracto sucesivo, el trabajador se
inserta en la estructura de la empresa, lo cual origina vínculos personales y
permanentes, constituyéndose en una gran diferencia a la contratación civil
y comercial.
En cuanto a los deberes específicos que conforman el contenido ético-
jurídico, por ir más allá de lo meramente patrimonial, podemos mencionar
los siguientes:
I. Por parte del empleador, el deber de respeto a la persona y dignidad del
trabajador; el deber general de protección del empleador; el deber de higiene

200
Además, el autor hace hincapié en la procedencia del daño moral no sólo respecto de las normas
que lo contemplan expresamente, sino también por el incumplimiento de obligaciones que
procedan según la naturaleza del contrato de trabajo, en el cual permanentemente se involucran
aspectos vinculados a la personalidad de las partes. Ob. Cit., págs. 11, 12 y18.

380 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 380 31-08-2011 17:43:14


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

y seguridad; el deber de previsión; el deber de ocupación efectiva y adecuada;


y el deber de capacitación y educación.
II. Por parte del trabajador, el deber de diligencia y de colaboración; el
deber de fidelidad y el deber de lealtad.
Por tanto, en la dinámica de las relaciones laborales pueden producirse
diversos tipos de daños, materiales y morales, estos últimos en cuanto a la
violación del contenido ético-jurídico del contrato de trabajo.
Un temprano reconocimiento legislativo de esta realidad fue realizado por
la ley 16.744, de 1968, cuyo art. 69 letra b) establece la posibilidad de que el
empleador tenga que indemnizar el daño moral por accidentes del trabajo o
enfermedades profesionales cuando dichas situaciones se deban a su culpa o
dolo. Se trata de una responsabilidad por daño moral contractual respecto
del trabajador afectado por la enfermedad o el accidente, según el caso”, dice
Gamonal Contreras201.
Y acerca del artículo 184 del Código del Trabajo, destaca su contenido al
decir que, “este precepto recoge expresamente el mandato de tutela de la inte-
gridad física y psíquica de las personas, en este caso del trabajador, permitiendo
que las transgresión de esta norma origine la correspondiente responsabilidad
por indemnización del daño moral”202.
“Atendido el contenido ético-jurídico del contrato de trabajo, son obligaciones
del empleador, entre otras, el deber de respeto, el deber de dar ocupación efectiva
al trabajador y, principalmente, el deber general de protección, que dice relación
básicamente con el deber de higiene y seguridad […].
Que, uno de los efectos más importantes derivados del hecho de que estemos,
en la situación en estudio de accidente laboral, frente a una responsabilidad con-
tractual, en el caso del artículo 184 citado, corresponde a la carga de la prueba,
pues conforme al artículo 1.547 del Código Civil, en el caso de responsabilidad

201
Ob. Cit., págs. 13 y 14.
202
Ob. Cit., pág. 18.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 381

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

contractual se presume la culpa. El empleador, que sólo se liberaría de responsabi-


lidad probando la concurrencia de caso fortuito, fuerza mayor o que el accidente
obedeció a una imprudencia de la víctima, debe acreditar que las medidas de
seguridad fueron debidamente arbitradas, que desplegó la diligencia debida en la
práctica de las obligaciones que le imponía el contrato. Ello, en tanto, es un deudor
de seguridad frente a sus trabajadores, debiendo actuar con la máxima diligencia
para evitar que éstos sufran accidentes o enfermedades profesionales que puedan
afectar su vida o su integridad física. En cumplimiento de tal deber, responderá
de la culpa levísima del artículo 44 del Código Civil […].
Con las medidas de seguridad no se está protegiendo valores de índole patri-
monial, sino ulteriores, por lo que la ocurrencia de un accidente del trabajo pone
de manifiesto un fracaso de las medidas que ha debido adoptar el empleador para
proteger ambos bienes. O no se han adoptado las medidas necesarias, o las que se
han puesto en ejecución no han sido eficaces. Es por ello que el empleador responde
contractualmente hasta la culpa levísima, ya que tiene la obligación de que nada
ocurra a sus trabajadores mientras prestan sus servicios […].
Existe relación de causalidad cuando, suprimido un acto de voluntad humana,
deja de producirse el resultado concreto. En otros términos, que el resultado sea
determinado por la acción u omisión. Si la empresa hubiera adoptado todas las
medidas necesarias para dar seguridad efectiva a su trabajador, manteniendo en
condiciones eficientes el material rodante, o sea, suprimida su omisión, no habría
sido necesaria la intervención manual del actor para movilizar los carros y, en
consecuencia, éste no habría resultado lesionado. Luego, ha existido una concate-
nación causal necesaria para responsabilizar a la empresa […].
Ahora bien, la mera existencia de un reglamento interno y el posible conoci-
miento que de su contenido pudiera tener el trabajador, no es suficiente para estimar
satisfecha la obligación del empleador de “tomar todas las medidas necesarias” a
que alude el artículo 184 del Código del Trabajo, para proteger eficazmente al
trabajador durante el desempeño de sus funciones, mayormente cuando se trata,
como en la situación de autos, en que el demandante es un conductor de trenes que
resultó con sus piernas amputadas, de labores que implican considerables riesgos

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

en su ejecución. Así las cosas, la causa determinante del perjuicio sufrido por el
demandante provino, sin duda, de la omisión de la empresa demandada […].
De otro lado, la apreciación del daño estará sujeta a reducción sólo si la
víctima se expuso ‘imprudentemente’ a él, de modo que para que proceda la re-
ducción es necesario que la acción u omisión de la víctima sea culpable, ilícita.
La acción ejecutada por el demandante no puede así calificársela. Para ello es
preciso considerar ciertos principios que rigen las relaciones laborales, como el de
primacía de la realidad y el de la experiencia, los que llevan a concluir que el
actor se vio obligado a actuar frente a los desperfectos de los carros que operaba,
debiendo movilizarlos del lugar a como diera lugar, ya que estaban obstaculizando
las vías transversales de circulación y el tránsito de los otros carros de la empresa
que debían entrar al recinto antes de las 08:00 horas del día de los hechos, y el no
hacerlo habría significado un reclamo en su contra (Corte de Concepción, 10
julio 2002, Apelación “Valdebenito Cortés con Empresa de Ferrocarril del Pacífico
S.A.” Rol n° 1892-2001)203.

III. Generalidades

1. En qué consiste
Sobre el tema, los planteamientos de la judicatura no varían mucho, y
tampoco son ricos en su descripción. Pasemos a revisarlos.
“El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para
proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, obligación incorporada
a todo contrato de trabajo que constituye un elemento de la esencia de éste, no
pudiendo su cumplimiento quedar entregado a la autonomía de la voluntad, sino
que se trata de un deber ético superior, que se rige por normas de orden público,

203
Proveído por los Ministros señora Irma Meurer Montalva, Juan C. Villa Sanhueza y el Abogado
Integrante señor Mario Romero Guggisberg.

Fuente: www.legalpublishing.cl, ID n° 30551.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 383

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

normas de seguridad que no se agotan ni satisfacen con prevenciones dadas por


el empleador que queden al arbitrio y buena voluntad del trabajador. Así, frente
a un incumplimiento contractual, se pone el peso de la prueba en el empleador,
carga a la que no se concurrió en la especie, puesto que se encuentra rebelde, razón
por la que ha de tenerse por acreditado que la empleadora no cumplió con las
obligaciones de carácter legal y de orden público en cuanto a capacitar, controlar
y supervisar debidamente al trabajador en el uso de los implementos y maquinaria
de trabajo, infringiendo las normas de protección y seguridad que le eran aplicables
para salvaguardar la integridad física del dependiente antes, durante y después
del accidente, y de allí se sigue la obligación de reparar el daño por incumplirse
los artículos 184 del Código del Trabajo, 68 y 69 de la Ley N° 16.744” (Corte
de San Miguel, 23 marzo 2010,  Apelación “Zavala Castro con Miranda Car-
mona”, Rol nº 480-2009)204.
“El artículo 184 del Código del Trabajo establece el deber general de protección
de la vida y la salud de los trabajadores impuesto por el legislador a los emplea-
dores, en términos tales que éstos son deudores de seguridad para aquéllos, siendo
tal obligación una de las manifestaciones del deber general de protección, cuyo
cabal e íntegro cumplimiento es de una transferencia superior o la de una simple
obligación a que se somete una de las partes de una convención y, evidentemente,
constituye un principio que se encuentra incorporado a todo contrato, siendo un

204
Del fallo, destacamos su motivo Octavo: “Que, en una materia cuya apreciación es una cuestión
de hecho y pertenece, por lo tanto, al ámbito de los jueces de la instancia, las circunstancias
descritas, los antecedentes y las pruebas allegadas a la causa, llevan a estos sentenciadores de alzada,
a discrepar de la señora juez a quo y a descartar, la imprudencia de la víctima del daño como causa
concurrente del mismo y, en consecuencia, la exención o atenuación de la responsabilidad de quien
desplegó la conducta negligente, principal o determinante. Lo anterior por cuanto como se señala
en el considerando vigésimo del fallo que se revisa el accidente ocurrió al no otorgar la seguridad
suficiente y eficiente al actor para desarrollar su trabajo sin riesgos, sin que se acreditara por el
empleador la existencia de señalética orientada a prevenir accidentes en la máquina impresora,
faltándole incluso la cubierta o tapa que corresponde al motor, la que de existir habría impedido
que el actor pudiera introducir su mano e incluso el gancho artesanal que utilizaban para manipular
la impresora, de lo que se desprende que hay una relación de causa a efecto entre la infracción del
deber de seguridad que debe otorgar el empleador y el accidente con resultado de daño que sufrió
el actor”.

Pronunciada por las Ministras Sras. Carmen Rivas González y María T. Letelier Ramírez, y el
Abogado Integrante Manuel Hasbún Comandari. Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ23597.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

elemento de la esencia de éste, por lo que la importancia de su cumplimiento no


queda entregada a la voluntad de las partes, sino que comprende una serie de pau-
tas, cuyo contenido, forma y extensión se encuentran reguladas mediante normas
de orden público. De acuerdo a lo anterior el empleador está obligado a tomar las
medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores,
manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como
también los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profe-
sionales” (Corte de San Miguel, 13 enero 2010,  Apelación “Torres Araya con
Envases Impresos S.A.”, Rol nº 421-2009)205.
“El legislador ha sido exigente en lo que a protección de la vida y
salud de los trabajadores se trata, llevando al límite el deber de tomarse
las medidas necesarias para dicha protección; pero no sólo eso, sino que
dichas medidas deben ser eficaces. Dentro de la obligación que se comenta
se comprende: los resguardos en la faenas; los implementos para prevenir los
accidentes; y los elementos que son menester para que en casos de accidente o
emergencia los trabajadores puedan acceder a atención médica, hospitalaria y
farmacéutica oportunas y adecuadas” (Corte de Santiago, 30 junio 2010,
Rol nº 9755-2009)206.
“En conformidad con lo prevenido en el artículo 184 del Código del Trabajo,
el empleador está obligado a adoptar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos
necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales. […]
De acuerdo con lo preceptuado en dicha disposición legal, el empleador es un
deudor de seguridad respecto de sus trabajadores, siendo el cabal cumplimiento de

205
En este caso, el accidente ocurrió en la máquina impresora en que trabajaba el actor, la que se
atascó y al ir a limpiarla, enganchándose su guante con la correa del motor, quedando atrapada
su mano, mutilándose su dedo medio (mano derecha), debido a la falta de cuidados y medidas
de seguridad, así como a la falta de la capacitación necesaria, para operar dicha impresora.

Pronunciada por las Ministras Sras. Carmen Rivas González y María teresa Letelier Ramírez, y el
Abogado Integrante Manuel Hasbún Comandari. Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ22732.
206
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ24219.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 385

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la obligación correlativa de una trascendencia superior a la de una simple obli-


gación de una de las partes en un negocio jurídico, pues ella mira a la prevención
de los riesgos profesionales, lo que importa a sus trabajadores, a sus familias y a
la sociedad toda, tanto para proteger la vida y salud de los trabajadores como por
razones éticas y sociales. […]
Las normas de seguridad social impuestas por imperativo social al empleador
no se agotan ni se satisfacen con la sola existencia de un formal reglamento de
seguridad ni de anuncios, exhortaciones ni prevenciones hechas a la sola buena
voluntad de los trabajadores, sino que sólo han de tenérselas por existentes cuando
el empleador mantiene elementos materiales constantes y supervigilancia auténtica
en cuanto a la forma como deba o haya de desarrollarse la actividad de los traba-
jadores, especialmente tratándose de faenas peligrosas” (Corte Suprema, 27 mayo
1999, Casación en el fondo “Aguirre Rodríguez con Empresa Metropolitana de
Residuos Ltda.”, Rol nº 4313-1997).
“Que, la obligación del empleador en materia de protección a los trabajadores,
consiste en tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente
la vida y salud de ellos, y ella tiene su origen en la ley y no en el contrato de
trabajo” (Corte de Santiago, 26 noviembre 1992, Apelación “Arévalo Gallegos
con Metropolitana Telecomunicaciones Ltda”, Rol nº 2480-92.GJ nº 149, pág.
127) 207.
“El empleador tiene la obligación de tomar todas las medidas necesa-
rias para proteger de forma eficaz, la vida y salud de los trabajadores. En
miras a este objetivo debe mantener condiciones adecuadas de seguridad
en las faenas y los implementos de protección necesarios para la prevención
de accidentes, así como también informar de los riesgos que la labor puede
acarrear“ (Corte de Concepción, 21 julio 2009, Apelación “Carrasco Muñoz
con Pesquera San José S.A.”, Rol nº 524-2008).
“La obligación del empleador de tomar todas las medidas necesarias
para evitar accidentes laborales, y el deber de proporcionar los elementos

207
Pronunciada por los Ministros sra. Raquel Camposano E., sr. Juan Guzmán T., y el Abogado
Integrante Sergio Guzmán R.

386 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 386 31-08-2011 17:43:14


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de seguridad a trabajadores que desempeñan funciones peligrosas, no se


cumplen con sólo tener a disposición de tales trabajadores dichos elementos
en una bodega, sin que nadie parezca controlar si los toman o no, sino que
debe hacerse una entrega personal y controlada para cada comienzo de
labor, vigilando además, en cuanto sea posible, su uso […].
Tampoco se cumplen con la simple entrega de un reglamento de segu-
ridad […].
No puede rebajarse la indemnización por accidente del trabajo por exposición
imprudente al daño, porque no estamos aquí en el campo de la responsabilidad
civil extracontractual, sino en el de la contractual […].
Es improcedente el pago de indemnización por el daño físico, pues ni las partes
del cuerpo humano tienen precio, no siendo entonces ese un daño patrimonial,
ni puede incluirse en el extrapatrimonial porque se confunde allí necesariamente
con el daño moral” (Corte de de Rancagua, 3 julio 2006, Apelación “Calderón
Alarcón; con Empresa Constructora ACM Ltda.”, Rol nº 76-2006)208.

208
Un obrero, domiciliado en Rancagua, interpuso demanda en juicio ordinario del trabajo en contra
de la Empresa Constructora ante el 1er. Juzgado del Trabajo de Rancagua (Rol nº 86602-2005),
y funda su demanda en las circunstancias consistentes en que el día 6 de febrero de 2004, estando
trabajando, perdió el equilibrio y se fue guarda abajo en el andamio que le servida de sostén,
todo ello, debido a que la empresa para la cual trabajaba no le proporcionó los implementos de
seguridad, entre ellos el cinturón de seguridad, que le protegiera de la caída, agrega que fue a parar
al suelo sin el uso del casco protector que se le había soltado. Expone que a consecuencia de la
caída, sufrió traumatismo encéfalo craneano (T.E.C. abierto) la rotura de su masa ósea craneana,
pómulo izquierdo, pérdida parcial de la visión y quebradura expuesta de muñeca de su mano
derecha, que quedo inutilizada. Fundamenta, además, su demanda en haber dejado el demandado
de cumplir con las obligaciones que le impone el artículo 184 del Código del Trabajo, y que el
accidente no se habría producido de no mediar la negligencia y falta de cuidado de su empleador,
fundamenta que las lesiones sufridas por el accidente repercutieron dolorosamente en su estado
de ánimo, especialmente por estar propenso a la epilepsia, la cual lo hace sentir menoscabado,
pérdida de autoestima, estados depresivos, impotencia sexual, sufrimientos que equivalen a un daño
moral que le deben ser indemnizados. Solicita se obligue a la empresa demandada al pago de las
siguientes sumas: $ 40.000.000, por daño físico, la suma de $ 80.000.000, a título de daño moral,
reservándose el derecho del lucro cesante que resultare de la diferencia de remuneraciones entre
el monto de la pensión que se le asigne por incapacidad laboral, en relación con su remuneración
actual. Todo lo que demanda más reajustes, intereses entre la fecha en que ocurrió el accidente y
el pago efectivo, con costas.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 387

jurisprudencia accidentes.indb 387 31-08-2011 17:43:14


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“El deber de cuidado que se le exige al empleador, comprende entre otros, el


contar con personal competente, que el equipamiento del personal sea adecuado, que
el espacio físico sea seguro y que la organización sea eficiente. Por lo que es dable
concluir que el accidente que sufrió el actor mientras prestaba servicios se produjo
por el incumplimiento del demandado de la obligación impuesta en el artículo
184 del Código del Trabajo, al permitir que un trabajador manejara un vehículo
motorizado dentro de sus dependencias sin estar capacitado ni tener la idoneidad
necesaria al carecer de la pertinente licencia de conducir, único documento que lo
habilitaba para ello según se encuentra establecido en el artículo 12 de la Ley de
Tránsito; y por la ausencia de supervisión del personal que allí labora, a quienes
durante la jornada laboral se les permitía jugar o bromear, en vez de prestar efecti-
vamente las funciones para las cuales habían sido contratados, sin que ninguna de
las personas que estaban a su cargo se percataran de tales hechos y/o adoptaran las
medidas pertinentes, sobre todo si estaba expresamente prohibido en el Reglamento
Interno de la Empresa” (Corte de Santiago, 5 agosto 2010, Apelación “Ortega
Flores con Servicios Geoservice Ltda.”, Rol nº 994-2010).
“El deber de seguridad se encuentra incorporado en todo contrato de trabajo en
el carácter de esencial, en consideración a que siendo el objeto y causa del contrato
respecto del empleador la prestación de los servicios personales del trabajador, se
le impone su cabal e íntegro cumplimiento, en consideración a que tal obligación
está referida no ya a la actividad sino a la persona misma del contratante. […]
Corresponde hacer lugar a la indemnización por daño moral en tanto el cum-
plimiento del deber de seguridad no queda entregado a la voluntad de una de las
partes, sino que comprende una serie de medidas cuyo contenido, forma y extensión
han de corresponder a las condiciones en las que se presta el trabajo y a las normas


En la contestación, se pidió su rechazo. Al efecto, agrega que, el día de los hechos como asimismo
durante la totalidad de las jornadas laborales, la demandada hizo entrega a sus dependientes,
incluido al actor, de la totalidad de los elementos de seguridad, equipos, materiales y herramientas
idóneas y necesarias para los trabajos asignados.

Que cabe sobre este particular tener en consideración las características del lugar en que se realizan
las obras, y que no existiría por parte de su representada dolo o culpa, ya que fueron entregados
los elementos de seguridad pertinentes, instruyendo la utilización. Concluye expresando que en
el improbable caso de prosperar la acción deberá aplicarse el artículo 2330 del Código Civil.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de orden público a que se encuentra sujeto; por lo que si bien se cumplieron diversas
medidas de seguridad, la ley de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
ha previsto en la letra b) de su artículo 69, el resarcimiento para el afectado cuan-
do como consecuencia del trabajo realizado experimente un daño, cuyo caso es el
presente, al que corresponde acceder en consideración a que esas no se han revelado
como eficaces, al haberse producido la contingencia que le ocasionó la disminución
de su capacidad física y de trabajo” (Corte de Santiago, 26 julio 2007, Apelación
“Ahumada Alvial con Constructora Ralún Ltda.”, Rol nº 3616-2006). Pillada
“El inciso primero del artículo 184 del Código del Trabajo establece para el emplea-
dor una obligación que consiste en que debe adoptar todas las medidas necesarias
para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, de la prueba rendida
en el proceso, si bien se encuentra acreditado que la grúa horquilla contaba con los
implementos de seguridad, que la bodega tenía espacio suficiente para las maniobras
de éstas, que el empleador hizo entrega al actor del Reglamento Interno de Orden
y de Seguridad así como de los implementos de seguridad necesarios para efectuar
las labores para las cuales había sido contratado; tales medidas no fueron suficientes
para eximir de culpa al empleador, pues éste debió otorgar la seguridad que estaba a
su alcance para resguardar al trabajador de cualquier siniestro durante el desempe-
ño de sus labores, lo que en la especie no aconteció, desde que, se encontraba recién
contratado, y por ello debió cerciorarse, si efectivamente contaba con la experticia
necesaria. No altera lo anteriormente razonado la circunstancia que el demandante
contara con la licencia necesaria para manejar la grúa horquilla, pues como se ha
establecido precedentemente, hubo falta de control de parte del empleador respecto de
un trabajador que resultaba necesario pues estaba recién contratado para la ejecución
de las labores para el demandado” (Corte Suprema, 13 agosto 2009, “Mora Tudela
con Montaner S.A.”, Rol nº 3994-2009).
“El deber de cuidado que se le exige al empleador, comprende entre
otros, el contar con personal competente, que el equipamiento del personal
sea adecuado, que el espacio físico sea seguro y que la organización sea
eficiente. (Corte de Santiago, 5 agosto 2010, Rol nº 994-2010)209.

209
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ244.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 389

jurisprudencia accidentes.indb 389 31-08-2011 17:43:14


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Por último, nos quedamos con un fallo que da cuenta de la estrictez


del precepto en cuanto refiere a que se deben tomar todas las medidas de
seguridad, tanto respecto de las condiciones de seguridad como de la
mantención de los implementos y de acuerdo las circunstancias de la
faena o labor. “Que, el mandato del artículo 184 del Código del Tra-
bajo apunta a la adopción de todas las medidas tendentes a proteger la
salud de los trabajadores, las que, en lo que aquí interesa, deben apuntar,
primeramente, a las condiciones de seguridad en las faenas y, luego, a la
mantención de los implementos necesarios para prevenir enfermedades
profesionales.
Al referirse a la mantención de los implementos que prevengan enfermedades
profesionales, el legislador enfatiza la obligación recurriendo al adjetivo ‘necesarios’,
lo que quiere decir que en el lugar de trabajo ha de proveerse cuanto menester
para que por causa del mismo no se enferme profesionalmente algún dependiente.
Pero la norma ahonda en la exigencia.
Las medidas de protección no sólo han de ser las necesarias -lo que ya es
bastante- sino ‘todas’ las que revistan ese carácter, de manera que no existe un
techo o límite a la carga en examen, la que, por tanto, habrá siempre de comprender
lo que se precise o haga falta para alcanzar el fin de erradicar atentados a la salud.
El texto pide más.
El mandato del artículo 184 se extiende a la eficaz protección de la salud.
Su finalidad es la del amparo real, práctico, lo que significa que la
mira de ‘todas’ las medidas ‘necesarias’ ha de estar puesta en esa virtuosidad,
lo que quiere decir, a su turno, que el ordenamiento impone a la empresa
el deber de proteger en términos siempre positivos la integridad del de-
pendiente.
Como si fuera poco, las condiciones de seguridad que deben ser imple-
mentadas en las faenas han de ser las ‘adecuadas’, vale decir, las que se

390 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 390 31-08-2011 17:43:14


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

acomodan a las circunstancias” (Corte de Santiago, 28 marzo 2008, Apela-


ción “Pérez Valenzuela con Galaz Saavedra”, Rol nº 3168-2007)210.
&) En materia de Subcontratación.
“El artículo 183-B del Código del Trabajo es de carácter amplio en cuanto
a su contenido, ya que al referirse a las obligaciones laborales no excluye ni alude
a ninguna en especial, quedando comprendidas todas aquellas obligaciones que
tengan su origen en una relación laboral. Por lo que la subsidiariedad no tiene
limitación en cuanto a la naturaleza y origen de la obligación, y por lo mismo no
está restringida sólo a las remuneraciones, sino también a los beneficios y retribu-
ciones o indemnizaciones” (Corte de Antofagasta, 31 julio 2010, Apelación 
“González Corrotea con Marineer Zona Franca S.A. y otra” Rol nº 8-2010)211.

210
Pronunciada por la Décima Sala, integrada por el ministro señor Carlos Cerda Fernández, la
ministra señora Amanda Valdovinos Jeldes y el abogado integrante señor Francisco Tapia Guerrero.
211
En cuanto a los hechos de la causa, de la sentencia se lee: “el actor, mientras se encontraba esperando
pauta de trabajo actuó como señalero en el carguío y acomodamiento de bulldozer en “cama baja”,
para indicar mediante señales de mano el posicionamiento de dicho móvil, ante ayuda solicitada
por don […], quien lo operaba sin autorización, bajando el dozer, -pala frontal- provocando el
atrapamiento del pie derecho de aquél.

Que, la demandada sostuvo, en síntesis, que el accidente se produjo por el descuido y la impericia
de los trabajadores […] y […], quienes realizaban labores para las que no estaban capacitados y
sin instrucciones de sus superiores, provocando con su actuar negligente el accidente.

Tercero: Que, a su vez la demandada solidaria Corporación Nacional del Cobre de Chile, División
Codelco Norte, solicita el rechazo, manifestando que en la especie no concurren los elementos
exigidos por los artículos 183-A y 183-B del Código del Trabajo para determinar su responsabilidad,
desde que la empresa principal sólo responde por obligaciones que se generan mientras el trabajador
presta servicios efectivos en su beneficio, la que está limitada a las obligaciones laborales y
previsionales que el empleador directo tiene para con los trabajadores de su dependencia y que en
la especie se trata de hechos ocurridos fuera del ámbito de su control; y que las indemnizaciones
demandadas referidas al daño moral y lucro cesante, no están comprendidas dentro del concepto
de indemnizaciones derivadas de la terminación de la relación laboral que existe entre el trabajador
demandante y la empresa contratista y que el deber de protección sólo obliga al empleador. […]

Sexto: Que, como se indicara precedentemente, las demandadas ha señalado que el accidente
tuvo como causa básica el actuar imprudente del demandante al realizar una acción para la que
no estaba calificado y para la que además no había recibido instrucción alguna por parte de sus
superiores jerárquicos, accediendo a una petición de un compañero de trabajo quien tampoco
tenía instrucciones para realizar la operación que ocasionó finalmente el accidente. Pero el testigo
del actor, don […], prevencionista de riesgo, señala que el trabajador al momento de ocurrido el

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 391

jurisprudencia accidentes.indb 391 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2. Características

a) Para su procedencia, se debe dar dentro del marco de las


obligaciones y funciones del trabajador

“La obligación que se impone al empleador de adoptar todas las medidas


tendientes a proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, ha de
entenderse en el marco de la labor para la cual fue contratado el trabajador o
dentro de las funciones que se le hayan encomendado por el empleador. En el
caso de autos, ha quedado asentado que el dependiente realizaba una tarea
ajena a la encargada por el demandado, sin que se acreditara que recibió la
orden directa de este último” (Corte Suprema, 29 marzo 2005, Casación en

accidente se encontraba sin supervisión suya, lo que corroboran los deponentes de la misma parte,
[…] y […], manifestando además este último que no se encontraba el jefe de turno, aduciendo
los dos primeros -Lorca y Sainz- que […], a quien el actor ayudó a cargar el bulldozer en la
cama-baja, estaba operando esta máquina pesada sin tener autorización alguna de las demandadas.
A lo que cabe añadir que el propio representante de la empresa demandada principal don […]
al absolver, a fojas 216 y siguientes, las posiciones 24 y 35, reconoce que al momento preciso
del accidente no fiscalizaban la maniobra que realizaban el demandante y su compañero […] y
tampoco se encontraba presente en el lugar el prevencionista de riesgos al momento de ocurrido
dicho accidente.

Séptimo: Que, en efecto, se ha establecido que el actor sufrió un accidente durante la jornada de
trabajo, dentro de las instalaciones de la demandada solidaria y que al momento de ocurrencia del
siniestro no se contaba con la presencia de prevencionista, realizando funciones tanto el actor como
su compañero de trabajo Lorenzo Jofré, sin supervisión directa, a lo que cabe añadir que este último
operaba el bulldozer sin estar autorizado. Debe tenerse presente, además, que el demandante se
encontraba prestando servicios para la demandada principal Marineer Zona Franca S.A., con la
cual había suscrito un contrato de trabajo, desempeñando labores para aquélla, resultando con
lesiones que en definitiva le significaron la amputación de su pie derecho, lo que fue calificado como
accidente del trabajo, de modo tal que establecida la responsabilidad de la contratista responde de
manera solidaria quien encargó la ejecución de la obra, sin que a su respecto sea necesario considerar
elementos subjetivos de imputabilidad, como son el dolo o la culpa, sea en el accidente como en la
resolución del respectivo contrato. En efecto, dicha responsabilidad solidaria tiene su fuente en la
interpretación armónica de las normas contenidas en los artículos 183-B y 183-E del texto del ramo”.

Pronunciada por la Segunda Sala integrada por los Ministros don Enrique Álvarez Giralt, doña
Laura de los Ángeles Soto Torrealba y Abogado Integrante don Alfonso Leppes Navarrete.

392 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

el fondo “Peña Araos con Contreras Robles” Rol nº 415-2004. FM nº 531,


pág. 392, sentencia nº 6)212.

b) Obligación Legal, Superior y de Orden Público.


Imperativo que protege la vida y la integridad de las personas por ra-
zones sociales y éticas. “Las normas de seguridad social impuestas por imperativo
social al empleador no se agotan ni se satisfacen con la sola existencia de un formal
Reglamento de Seguridad ni de anuncios, exhortaciones, ni prevenciones hechas
a la sola buena voluntad de los trabajadores, sino que sólo han de tenérselas por
existentes cuando el empleador mantiene elementos materiales constantes y super-
vigilancia auténtica en cuanto a la forma como deba o haya de desarrollarse la
actividad de los trabajadores, especialmente tratándose de faenas peligrosas” (Corte
de Santiago, 3 noviembre 1997; Corte Suprema, 20 enero 2003, FM nº 506,
pág. 5267; y 25 marzo 2003, FM nº 508, pág. 278; Corte de San Miguel, 29
abril 2003, Rol nº 264-2002, GJ nº 287, págs. 256 y ss.).
De acuerdo con lo preceptuado en el artículo 184 del Código del Trabajo,
“siendo el cabal cumplimiento de la obligación correlativa de una trascendencia
superior a la de una simple obligación de una de las partes en un negocio jurídico,

212
Ante el Primer Juzgado del Trabajo de San Miguel (autos rol Nº 1.735-02) se demandó a fin que
se declare que entre ambos existió relación laboral, que el accidente sufrido por el actor (soldador)
en su pierna derecha producido en la construcción de un galpón encargada por el demandado, tiene
el carácter de laboral y el demandado sea condenado a pagarle las prestaciones a que habría tenido
derecho en conformidad a la Ley Nº 16.744, debiendo determinarse el monto de los perjuicios
en la etapa de cumplimiento incidental del fallo, más costas.

El demandado, en su traslado, alegó que no existió relación laboral con el demandante y que el
accidente por éste sufrido se debió a su propia negligencia al manipular una máquina desconocida
para él y en un lugar en el que estaba de visita, por lo tanto, pidió el rechazo de la acción deducida
en su contra, con costas.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 27 junio de 2003, rechazó la demanda, sin costas.

Se alzó el demandante y una de las salas de la Corte de Apelaciones de San Miguel (Rol nº 333-
2003), en fallo de 10 de diciembre de 2003, confirmó la de primer grado.

En contra de esta última sentencia el demandante deduce recurso de casación en el fondo, por
haber sido dictada, a su juicio, con errores de derecho que habrían influido sustancialmente en
lo dispositivo de la misma y pidiendo que esta Corte la invalide y dicte una de reemplazo que
revoque la de primer grado y acoja la demanda en todas sus partes, con costas.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 393

jurisprudencia accidentes.indb 393 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

pues ella mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo que importa a sus
trabajadores, a sus familias y a la sociedad toda, tanto para proteger la vida y salud
de los trabajadores como por razones éticas y sociales.
Las normas de seguridad social impuestas por imperativo social al empleador
no se agotan ni se satisfacen con la sola existencia de un formal reglamento de
seguridad ni de anuncios, exhortaciones ni prevenciones hechas a la sola buena
voluntad de los trabajadores, sino que sólo han de tenérselas por existentes cuando
el empleador mantiene elementos materiales constantes y supervigilancia autén-
tica en cuanto a la forma como deba o haya de desarrollarse la actividad de los
trabajadores, especialmente tratándose de faenas peligrosas. […]
Atendido que los valores que justifican la obligación de seguridad del emplea-
dor, en forma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino que es la
propia vida, la integridad física y psíquica y la salud del trabajador, que exceden
el mero contenido patrimonial del contrato de Trabajo, y dada la circunstancia
que el artículo 69 de la Ley 16.744 no determina el grado de culpa de que debe
responder el empleador en su cumplimiento, necesario resulta concluir que éste es
el propio de la culpa levísima, es decir, la falta de aquella esmerada diligencia
que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes”
(Corte Suprema, 27 mayo 1999).
Deber ético superior. “Que, la obligación que el artículo 184 del Código
del Trabajo impone al empleador constituye un elemento de la esencia del Contrato
de Trabajo, norma que debe interpretarse acorde con los principios generales que
informan el derecho del trabajo, no pudiendo su cumplimiento quedar entregado
a la autonomía de la voluntad, sino que se trata de un deber ético superior
que se rige por normas de orden público […]
2.- Que, ya en otra disidencia anterior, este mismo discrepante, aunque en
esa ocasión estuvo por revocar la sentencia y negar sitio a la indemnización del
trabajador por darse allí una situación de hecho distinta a la presente, sostuvo que
de lo previsto en los artículos 184, 188, 189, 190, 191 y 210 del Código del Tra-
bajo, y 5ºº, 6º, 65, 66, 67 y 68 de la Ley Nº 16.744 sobre “Seguro Social contra
Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales”, se desprende que
la responsabilidad en caso de accidentes del trabajo ocurridos a un trabajador dice

394 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 394 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

relación directa con las normas y medidas de seguridad que el empleador ha debido
adoptar y luego cumplir, conforme a las prescripciones de la ley, en el lugar físico de
las faenas, en sus instalaciones y en los sitios de trabajo, y la necesaria obligación y
deber de supervisión directa del empleador en el “desarrollo” de tales actividades
o faenas. Hay, en el seno de esta rama o institución especial de seguridad social un
vínculo necesario y directo entre el empleador y el empleado, y entre éstos y el sitio
o instalación material de las faenas. Luego, ha de haber igualmente la necesaria
relación de causalidad entre la eventual culpa, hecho u omisión del empleador y
la ocurrencia del accidente del trabajo” (Corte de Santiago, 24 marzo 2010,
Voto Disidencia del ministro Cornelio Villarroel Ramírez, Apelación “Morales
Guzmán con Central Automática y Regulación S.A.”. Rol nº 4651-2009)213
La importancia de su cumplimiento no puede quedar entregada a la
voluntad de las partes, pues está regulado por normas de orden público.
“El precepto legal en que se apoya la acción intentada por el actor, el artículo 184
del Código del Trabajo, establece el deber general de protección de la vida y la salud
de los trabajadores, impuesto por el legislador a los empleadores, en términos tales
que éstos son deudores de seguridad para aquéllos y tal obligación es una de las
manifestaciones del deber general de protección, cuyo cabal e íntegro cumplimiento
es de una trascendencia superior a la de una simple obligación a que se somete una
de las partes de una convención y, evidentemente, constituye un principio que se
encuentra incorporado a todo contrato, siendo un elemento de la esencia de éste.
Por tal motivo, la importancia de su cumplimiento no queda entregada a
la voluntad de las partes, sino que comprende una serie de pautas, cuyo
contenido, forma y extensión se encuentran reguladas mediante normas de
orden público” (Corte Suprema, 27 diciembre 2006, Casación “Giampaoli
Romero con Soc. Transportes Los Canelos Ltda.” Rol nº 2224-2005)214.

213
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ23350.
214
Ante el 2º Juzgado Civil de Talcahuano (Rol n° 912-2003), se demandó a fin que se ordene el
pago de la suma que indica, por concepto de indemnización por lucro cesante y daño moral, con
reajustes, intereses y costas, en virtud de la responsabilidad que ésta tiene, por disposición de los
artículos 184 del Código del Trabajo y 69 letra b) de la Ley N° 16.744, en el accidente de trabajo
sufrido por su persona.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 395

jurisprudencia accidentes.indb 395 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales


La demandada, evacuando el traslado, acepta la obligación de reparar los daños causados al actor,
sin embargo discute los montos por los conceptos reclamados, ofreciendo las cantidades que indica,
por cada uno de ellos.

El tribunal de primera instancia, en sentencia del 27 septiembre 2004, hizo lugar a la demanda,
sólo en cuanto condenó a la empleadora al pago de $1.740.924 por concepto de lucro cesante,
hasta la fecha de la dictación de la sentencia, ordenando que el resto, ascendente a $19.730.472,
por el mismo título, se pague en cuotas mensuales de $96.718, como complemento de la pensión
de invalidez del actor, hasta su jubilación o fallecimiento; acoge, igualmente, la acción, en cuanto
al daño moral alegado, por la suma de $60.000.000, con costas.

Se alzaron ambas partes y la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo del 6 abril 2005, revocó
el de primer grado, en la parte que éste denegaba reajustes e intereses y, en su lugar, declara que
las sumas ordenadas pagar a la demandada devengarán los primeros, desde la fecha de la misma
y, los segundos, desde que la empleadora se encuentre en mora.

El texto de la sentencia de la Corte Suprema es el siguiente: “Segundo: Que, en la sentencia de
que se trata se fijaron como hechos que el 14 de junio de 2002, mientras el actor trabajaba para la
demandada, en circunstancias que pasaba por un portón metálico instalado en la nave principal de
la empresa, éste cayó sobre su cuerpo al ceder el material que lo sostenía, resultando el demandante
con graves lesiones y pérdida de masa encefálica, quedando imposibilitado de trabajar por una
incapacidad calificada de ‘gran invalidez’. Se estableció, además, que la empleadora incumplió la
reglamentación destinada a proteger a los trabajadores, en cuanto a señalar, por medio de avisos,
los peligros y lugares riesgosos dentro de la misma.

Tercero: Que, sobre la base de los presupuestos fácticos descritos, y asentado, previamente,
el incumplimiento por parte de la empleadora de los deberes de protección y seguridad para
con sus empleados y que en el caso de autos se circunscribiría a la ausencia de advertencia del
peligro que finalmente afectó al actor, los sentenciadores acogieron la acción indemnizatoria
entablada, otorgando determinados montos de dinero a título de lucro cesante y de daño moral.
[…]. Quinto: Que, dentro de las consideraciones referidas, la recalificación que el tribunal
de segundo grado hizo de la incapacidad resultante para el trabajador de que se trata,
carece de la importancia que le otorga el recurrente, ya que ella se basó en la Resolución
de la Comisión Médica de Reclamos de fojas 308, es decir, un antecedente agregado a los
autos después de que fue dictada la sentencia de primera instancia y que, en consecuencia,
resulta ajeno a la controversia de las partes y a la prueba rendida por las mismas. Por otro
lado, aún obviando el desfase indicado, no se encuentra probado en autos que dicha nueva
evaluación se haya traducido, durante el transcurso de este proceso, en una mayor pensión
para el demandante y que implique que el pago ordenado se encuentre desprovisto de objeto.
[…]. Séptimo: Que, tal como lo indican los jueces del fondo, de acuerdo a los hechos asentados
por el tribunal, ya referidos, no cabe en el caso sublite la aplicación del artículo 2.330 del Código
Civil, por cuanto el accidente que genera las obligaciones de la demandada ocurrió en el acceso
a la empresa, un sector indudablemente transitado y en el que no existía señal alguna de los
trabajos que se estaban efectuando en el portón ubicado en el lugar, lo que justificó la instrucción
de un sumario y la imposición de una multa por parte del Servicio Sanitario de Talcahuano a

396 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para
proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, obligación incorporada
a todo contrato de trabajo que constituye un elemento de la esencia de éste, no
pudiendo su cumplimiento quedar entregado a la autonomía de la voluntad, sino
que se trata de un deber ético superior, que se rige por normas de orden público,
normas de seguridad que no se agotan ni satisfacen con prevenciones dadas por el
empleador que queden al arbitrio y buena voluntad del trabajador” (Corte de
San Miguel, 23 marzo 2010,  Rol nº480-2009).
Se trata de una Obligación legal. “Que, al sentido y alcance de las expresio-
nes utilizadas en el artículo 64 del Código del Trabajo, deben sumarse los principios

la empleadora. Así, en una materia cuya apreciación es una cuestión de hecho y pertenece, por
lo tanto, al ámbito de los jueces de la instancia, las circunstancias descritas llevaron a éstos a
descartar, válidamente, la imprudencia de la víctima del daño como causa concurrente del mismo
y, en consecuencia, la exención o atenuación de la responsabilidad de quien desplegó la conducta
negligente, principal o determinante.

Octavo: Que, en cuanto al fundamento de la responsabilidad exigida en el libelo de autos y
establecida en la sentencia atacada, y su graduación, se hace necesario agregar que el precepto
legal en que se apoya la acción intentada por el actor, el artículo 184 del Código del Trabajo,
establece el deber general de protección de la vida y la salud de los trabajadores, impuesto por el
legislador a los empleadores, en términos tales que éstos son deudores de seguridad para aquéllos
y tal obligación, bajo todos sus respectos, es una de las manifestaciones del deber general de
protección, cuyo cabal e íntegro cumplimiento es de una trascendencia superior a la de una simple
obligación a que se somete una de las partes de una convención y, evidentemente, constituye un
principio que se encuentra incorporado a todo contrato, siendo un elemento de la esencia de éste,
por lo que la importancia de su cumplimiento no queda entregada a la voluntad de las partes, sino
que comprende una serie de pautas, cuyo contenido, forma y extensión se encuentran reguladas
mediante normas de orden público.

Noveno: Que, el legislador, ante el incumplimiento por parte del empleador de una de las
obligaciones de la esencia de un contrato laboral, ha previsto el subsiguiente resarcimiento para el
o los afectados, consagrando la acción pertinente en la Ley N° 16.744, sobre Seguro Social contra
Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, específicamente en su artículo
69, que prescribe: […].

Décimo: Que, por todo lo razonado, sólo es pertinente concluir el rechazo del presente recurso
de casación en el fondo por no haber incurrido los jueces de fondo en los vicios denunciados por
la recurrente”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Orlando
Álvarez H., Jorge Medina C. y Patricio Valdés A. y los Abogados Integrantes señores José Fernández
R. y Carlos Kunsemuller L. Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ9029.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 397

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

formativos de la legislación laboral, es decir, protección del trabajador e in dubio


pro operario, entre otros. Por consiguiente, si la ley habla de obligaciones laborales
y previsionales, sin excluir a ninguna en particular, ni referirse a alguna en espe-
cial, deben entenderse en sentido amplio o incluir en ellas los deberes, imposiciones
o exigencias esenciales a la vinculación de naturaleza laboral, cualquiera sea su
fuente, es decir, legal, contractual e incluso, según el caso nacidas de la aplicación
práctica que se haya consentido por las partes;
Tercero: Que, en lo tocante al deber de seguridad contemplado en el
artículo 184 del Código del Trabajo, cuya infracción ha derivado en un ac-
cidente de esa naturaleza, del que se pretende hacer responsable subsidiariamente
a la dueña de la obra o faena, corresponde precisar que constituye una de las
varias manifestaciones del deber general de protección que se impone al
empleador, cuyo origen algunos autores lo sitúan en la contrapartida al
deber de fidelidad y lealtad atribuidos al trabajador; otros, en la situación
de comunidad jurídico-personal que caracteriza a la vinculación laboral;
otros, en el principio pro operario, etc. Lo cierto es que, sea cual fuere su
origen, el legislador lo ha establecido expresamente en el citado artículo 184
y, por lo tanto puede calificarse que se trata de una obligación de fuente
legal” (Corte de Santiago, 15 julio 2005, Apelación “Vivanco Fernández con
Agricom Ltda y otros”, Rol n° 3767-2004).
“El deber de protección y seguridad impuesto al empleador en el ar-
tículo 184 del Código del Trabajo tiene el carácter de obligación legal, de
manera que debe ser el empleador quien deba acreditar que hizo efectivas
todas las medidas de seguridad para eximirse de la responsabilidad que el
legislador le atribuye. En la especie, acreditado que el occiso era trabajador del
empleador demandado, que perdió la vida en un accidente laboral, y que éste se
debió a la falta de medidas de prevención del empleador, sin que se haya probado
la concurrencia de caso fortuito o fuerza mayor, o que el siniestro se hubiese debido
a un acto voluntario de la víctima o bien que las medidas de seguridad fueron
debidamente arbitradas, resulta establecida en la causa la culpa del empleador
demandado, traducida en la inobservancia de su deber legal de otorgar seguridad
efectiva a su trabajador, por lo que corresponde acceder a la demanda de indem-

398 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 398 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nización de perjuicios por daño moral solicitada por la cónyuge e hijos del occiso,
que el tribunal fija en diez millones de pesos para cada actor […]
Que, se haya sobreseído al empleador demandado en el sumario sanitario,
que persigue la aplicación de una multa para los casos señalados en la ley, no es
suficiente para eximirlo de responsabilidad en el accidente, por cuanto, en primer
lugar, lo opinado por el SEREMI de Salud no obliga a los tribunales de justicia y,
en segundo lugar, la causa del sobreseimiento fue que no se determinó cabalmente
responsabilidad en la empresa del accidente laboral fatal acaecido, no porque no
tuviera responsabilidad o porque hubiera dado cumplimiento a la obligación de
seguridad que sobre ella pesaba” (Corte de Concepción, 30 noviembre 2010,
Apelación “Llanca Gajardo y otros con Uribe Cuevas” Rol nº 676-2010)215.

215
“2º Que, los demandantes sostienen que en el accidente que le costó la vida a su cónyuge y padre,
la demandada actuó “descuidada, negligente y temerariamente, es decir, con culpa por cuanto
no cumplía ninguna de las medidas de seguridad que la ley exige al empleador para salvaguardar
la integridad física, psicológica y la vida de los trabajadores, no tenía experto prevensionista para
realizar maniobras peligrosas, no informó oportuna ni debidamente a los trabajadores de la faena
y no tenía elementos de seguridad.

3º Que, no son hechos controvertidos por las partes, que el accidente se produjo mientras […],
efectuaba trabajos para su empleadora, la demandada de autos.

4º Que, la parte demandada ha negado los hechos en que se sustenta la demanda, señalando que
la causa del accidente fue la actuación negligente del trabajador señor Alarcón, quien se cruzó por
detrás de una retroexcavadora en los momentos en que se efectuaban maniobras de descenso de la
máquina del camión que manejaba el occiso, que se atravesó sin razón alguna en los instantes en
que la máquina era bajada y que además adoptó todas las medidas de seguridad y protección del
trabajador exigibles respecto del hecho lesivo cuya responsabilidad se persigue, así implementó las
medidas adecuadas y proporcionales a la labor realizada y susceptibles de ser aplicadas en razón
de la labor realizada por el trabajador, cumpliendo con las obligaciones impositivas de la ley Nº
16.744.

5º Que, la versión que da la parte demandada de los hechos aparece desvirtuada por lo establecido
por ella misma en el informe interno de accidente de trabajador con consecuencia fatal, que rola
a fojas 20 del Sumario Sanitario.

En efecto, en dicho informe se señala, en la narración de los hechos, lo siguiente: “Siendo el
día Lunes 28 de agosto del 2006, aproximadamente a las 14:00 procede el […] Operador de la
maquinaria excavadora marca JCB modelo LS 200, año 2005 a bajar excavadora de camión cama
baja. Una vez realizada la maniobra y estando la excavadora en terreno, el operador procede a
realizar maniobra de retroceso cuando se percata del aplastamiento del chofer del camión .

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 399

jurisprudencia accidentes.indb 399 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

La responsabilidad del empleador no deriva del Contrato de Trabajo


sino de una obligación de seguridad establecida por el legislador. “La
responsabilidad contractual es la que emana de la convención o de la ley y la
responsabilidad extracontractual es aquella que deriva de un hecho ilícito que
ha inferido injuria o daño en la persona o propiedad de otro. En ambos casos,
establecidos sus requisitos de procedencia, conducen al resarcimiento respectivo,
pero, en la primera de ellas, necesariamente debe existir una vinculación entre
las partes y, en la segunda, tal nexo no se presenta. Cabe destacar, además, que
tratándose de materia laboral, si bien las partes se ligan por un contrato
de trabajo, esto es, por ‘una convención por la cual el empleador y el trabajador
se obligan recíprocamente, éste a prestar servicios personales bajo dependencia y
subordinación del primero, y aquél a pagar por estos servicios una remuneración
determinada’, no puede estimarse que la responsabilidad del empleador
derive, propiamente, de esa convención, sino que al suscribirse un contrato
de naturaleza laboral, los contratantes quedan obligados por todas las leyes
que rigen la materia y es esta legislación laboral la que establece el deber
u obligación de seguridad para el empleador” (Corte Suprema, 7 octubre


Conforme a lo establecido por la propia demandada en dicho informe y a lo declarado por el
operador de la máquina, en el sumario sanitario Nº 424–2006 y en el informe de investigación
del accidente realizado por el Instituto de Normalización Previsional, el accidente no ocurrió
cuando bajaban la retroexcavadora del camión, como lo señala al contestar la demanda la parte
demandada, sino ocurrió estando la retroexcavadora en tierra, cuando el operador procedió a
realizar una maniobra de retroceso atropellando al trabajador que se encontraba detrás de ella.
[…].

14º Que, en lo que dice relación con la alegación de la demandada de que la víctima se expuso
imprudentemente al daño, de manera que debe reducirse la indemnización, no sólo no resultó
probado, sino debe tenerse presente que son la cónyuge y los hijos los que demandan la
indemnización por su propio daño, al cual no se expusieron, de manera que no puede aplicarse
la reducción contemplada en el artículo 2330 del Código Civil.

Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y de conformidad, además, a lo dispuesto
en el artículo 1698 del Código Civil, se revoca la sentencia de veintiuno de septiembre de dos mil
nueve, escrita a fojas 92 y siguientes y en su lugar se declara: Que, se hace lugar a la demanda de
fojas 19 y se condena a la demandada al pago de la suma de $10.000.000 para cada uno de los
demandantes, en total $30.000.000, por concepto de daño moral. Se la condena, además, al pago
de las costas de la causa”. www.legalpublishing.cl, ID nº46867.

400 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 400 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2004, Casación en el fondo e Invalidación de Oficio “Araya Cortés y otros con


Corporación Nacional del Cobre”, Rol nº 3786-2003)216.
Conclusión, nos encontramos ante un deber legal y de orden público
que implica la utilización imperativa de un equipamiento adecuado. “El
contrato individual de trabajo se rige por: a) las normas particulares pactadas por
las partes, en la medida que se adecuen a los límites admitidos por las leyes laborales
a la autonomía de la voluntad, b) las reglas legales contenidas en el Código del
Trabajo que, en cuanto confieren derechos al trabajador, son de orden público, c)
las normas legales especiales que le sean aplicables, como la Ley sobre Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales, y d) en forma supletoria y en cuanto sean
compatibles, las normas del derecho común contenidas en el Código Civil […]
En la relación laboral, el artículo 184 del Código del Trabajo establece el
deber legal de seguridad de cargo del empleador, que es de orden público, y
consiste, entre otros aspectos, en que le es obligatorio mantener un equipa-
miento adecuado, lo que implica la ilicitud de la utilización de elementos
impropios o que se encuentren en estado defectuoso”.
“Se incumple la obligación de seguridad cuando el empleador mantenía un
equipamiento móvil cuyo peso excede la tonelada, que debía ser operado por sus
trabajadores, en estado defectuoso, única calificación que acepta un portón de
corredera si se sale de su línea de transcurso normal y se vuelca sobre una persona,
pues ello supone un estado mecánico deficiente e inseguro, configurándose el ele-
mento básico de la responsabilidad contractual: el incumplimiento de los deberes
que surgen con motivo de la convención. Habiendo obrado el empleador con falta
de la diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios
propios, concurre la imputabilidad culposa del incumplimiento, en los parámetros
legales aplicables, que son los del artículo 1547 inciso 1º en relación con el 44
inciso 3º, ambas disposiciones del Código Civil […].
El empleador quedó constituido en mora en el cumplimiento de la obligación
de seguridad con antelación a la fecha del accidente, lo que corresponde a la mo-
dalidad del artículo 1551 Nº 2 del Código Civil, porque la prestación de cuidado

216
www.legalpublishing.cl, ID nº 31008.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 401

jurisprudencia accidentes.indb 401 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

no ha podido ser ejecutada sino con anterioridad a la operación en el equipamiento


móvil por el trabajador el día del accidente y, pese a ello, dejó transcurrir el es-
pacio de tiempo hasta esa fecha sin honrar su deber legal. Así, tratándose de una
obligación de hacer y constituido en mora, surge la obligación indemnizatoria de
los perjuicios resultantes de la infracción del contrato. […]
Resultando público y notorio que de la omisión en el cumplimiento de la
obligación de seguridad en cuanto a mantener en operación equipos adecuados y en
correcto estado de operación, se deriva la clara posibilidad de la producción de daños
morales a los trabajadores, en razón de la eventualidad de ocurrencia de accidentes,
se concluye que los daños morales experimentados por el actor fueron previsibles
para la demandada” (Corte de Concepción, 5 marzo 2008, Apelación “Reyes
Campos con Hipermercado Líder Bío Bío Limitada”, Rol nº 502-2007)217.

217
Un trabajador dedujo demanda en procedimiento ordinario laboral en contra de su empleadora,
para la cual se desempeñó como guardia desde el 1º de abril de 2002. Manifiesta que en febrero
de 2006, estando de turno tuvo un accidente con el portón de corredera nº3 del establecimiento
-estructura de ocho metros de largo por dos metros de alto y cuyo peso alcanza a 1,5 toneladas y
que no existía “señalética alguna de advertencia de peligro o riesgo”-. Al mismo tiempo el portón
de corredera se salió de los postes de guía y volcándose hacia su cuerpo, logrando únicamente saltar
rápidamente hacia atrás, instante en que sintió un fuerte golpe en sus pies, que lo desestabilizó,
producto de lo cual cayó de espalda al suelo, refiriendo que al tratar de incorporarse se percató
que se había lesionado ambos pies. A consecuencia del accidente, resultó con lesiones consistentes
en “fractura calcáneo derecho, fracturas múltiples ortejo pie izquierdo y contusión severa ambas
extremidades inferiores”.

Interponiendo así, demanda que solicita el pago de $300.000.000 (trescientos millones de pesos)
en reparación del daño moral sufrido, con reajustes e intereses desde la fecha de la demanda y
hasta su efectivo pago o calculados en la forma que el tribunal determine. Agrega que, además,
sufrió un cuadro infeccioso que obligó a extensos tratamientos con antibióticos, sin que exista
seguridad de recuperación en este extremo, lo que podría incluso llevarle a sufrir la amputación
de su pierna. En subsidio, pidió la condena al pago de las indemnizaciones, conceptos y sumas,
mayores o menores, que el sentenciador determine con arreglo al mérito de autos; en uno u otro
caso con costas.

Contestada la demanda, se pidió su completo rechazo, con costas, sobre la base de la oposición de
las siguientes defensas y excepciones: a) la falta de efectividad de las imputaciones referidas en la
demanda; b) la única causa del accidente sufrido por el actor se hallaría en su propia imprudencia,
esto es, en la culpa de la víctima, de manera que el accidente no sería imputable al Hipermercado,
por lo que opone “excepción de irresponsabilidad”; en subsidio, alegó la excepción prevista en el
artículo 2330 del Código Civil, puesto que de la propia narración de la demanda cabría colegir
que el trabajador se habría expuesto imprudentemente al daño, de modo que la correspondiente

402 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 402 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Asimismo, recordemos que, entre las exigencias comprendidas por este


Deber de Seguridad estarían las de contar con un equipamiento adecuado,
“por lo que es dable concluir que el accidente que sufrió el actor mientras prestaba
servicios se produjo por el incumplimiento del demandado de la obligación impuesta
en el artículo 184 del Código del Trabajo, al permitir que un trabajador manejara
un vehículo motorizado dentro de sus dependencias sin estar capacitado ni tener la
idoneidad necesaria al carecer de la pertinente licencia de conducir, único documento
que lo habilitaba para ello según se encuentra establecido en el artículo 12 de la Ley
de Tránsito; y por la ausencia de supervisión del personal que allí labora, a quienes
durante la jornada laboral se les permitía jugar o bromear, en vez de prestar efecti-
vamente las funciones para las cuales habían sido contratados, sin que ninguna de
las personas que estaban a su cargo se percataran de tales hechos y/o adoptaran las
medidas pertinentes, sobre todo si estaba expresamente prohibido en el Reglamento
Interno de la Empresa” (Corte de Santiago, 5 agosto 2010, Rol nº 994-2010)218.
En consecuencia, el Deber de Protección sería un elemento esencial
del Contrato de Trabajo. “El art. 184 del Código del Trabajo, establece el
deber de protección de la vida y la salud de los trabajadores, norma que
se encuentra incorporada a todo contrato, siendo un esencial de éstos, ra-
zón por la cual es competente un Tribunal del Trabajo para conocer de la acción
deducida por un grupo de trabajadores afectados por un accidente del trabajo
que demandan el pago de las indemnizaciones pertinentes” (Corte Suprema,
22 julio 1999, Casación en el fondo “Bolvarán Figueroa y Otros con Molina
Castillo y Codelco Chile División Tocopilla”, Rol nº 2525-1998. FM nº 488,
pág. 1445, sentencia nº 2)219. En el mismo sentido, (Corte Suprema, 14 junio

indemnización habría de sujetarse a reducción; c) concurriría ausencia de culpa de la demandada,


puesto que ésta “ha observado una esmerada diligencia para no perjudicar a sus trabajadores”; y,
d) expresó que “no hay aquí ningún daño cierto y directo causado por la acción de mi parte y que
sea indemnizable”, faltando así, la necesaria relación de causalidad.
218
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ244.
219
Pronunciada por la 4ª Sala de Corte Suprema, integrada por los Ministros sres. Hernán Álvarez,
Marcos Libedinsky, José Benquis, Urbano Marín y Mario Garrido.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 403

jurisprudencia accidentes.indb 403 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2000, Casación en el fondo “Valenzuela Villalobos con Puyol García”, Rol nº


2872-1999. FM nº 499, pág. 1445, sentencia nº 2)220.
“El artículo184 del Código del Trabajo introduce, en carácter de obligación
esencial del contrato de trabajo, como carga del empleador, el deber de protección
del trabajador, que se resume en que aquél debe adoptar las medidas necesarias
para impedir que se dañe la vida o salud de sus trabajadores. La ocurrencia de un
accidente del trabajo determina consecuencialmente, la responsabilidad contractual
de dicho empelador” (Corte de Concepción, 28 agosto 2002, Apelación “Ma-
caya Ruiz con Pesquera Itata S.A.”, Rol nº 161-2002. GJ nº 266, pág. 210).

220
Ante el Primer Juzgado del Trabajo de San Bernardo (autos Rol Nº 5.120), se demandó por los
padres de un trabajador que falleció cumpliendo sus funciones, más reajustes, intereses y costas.
Previo a la contestación de la demanda, se opuso por la empleadora la excepción de incompetencia
del Tribunal. La juez de primer grado, desestimó en un primer momento tal excepción dando
curso progresivo a los autos, pero tal resolución fue recurrida de reposición por la empleadora,
la que fue acogida y, en consecuencia, se declaró la incompetencia del tribunal para conocer del
juicio.

Apelada esta interlocutoria por la demandante, una de las salas de la Corte de Apelaciones de San
Miguel, en resolución de siete de julio de mil novecientos noventa y nueve, que se lee a fojas 50,
la confirmó.

En contra de esta última sentencia, los demandantes dedujeron recurso de casación en el fondo.
“Quinto: Que, de este modo, el fundamento sobre el que se sostiene la sentencia impugnada,
es erróneo, puesto que como se dejó establecido en el motivo anterior, los actores accionan en
virtud del deber de protección que consagra el artículo 184 del Código del Trabajo, razón por la
cual es evidente que resulta competente para conocer de dicha acción un tribunal del trabajo, en
conformidad a lo dispuesto en el artículo 420 f ) del Código del Ramo.

Sexto: Que, por lo antes indicado, resulta que el fallo impugnado ha vulnerado la disposición
contenida en los artículos 184 y 420 letra f ) del Código del Trabajo, desde que conforme a tales
normas, son los juzgados del trabajo los llamados a conocer y fallar las causas en que se deduce una
acción que tiene por fundamento el deber de protección y seguridad, impuesto por el legislador
al empleador, deber que se encuentra consagrado por la ley y que, como ya se dijo, constituye un
elemento esencial de los contratos de trabajo.

Séptimo: Que, conforme a lo razonado, no cabe sino la invalidación del fallo impugnado, por
cuanto se cometió en su dictación el error de derecho analizado y, por ende, la infracción de ley
denunciada por los demandantes, la que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo,
desde que motivó la aceptación de la excepción de incompetencia, alegada por la demandada, y
la subsecuente omisión de la resolución del asunto controvertido”.

Pronunciada por la 4ª Sala de Corte Suprema, integrada por los Ministros sres. Mario Garrido,
Marcos Libedinsky, José Benquis, Urbano Marín y el Abogado Integrante sr. Juan Infante.

404 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 404 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El incumplimiento del deber de seguridad pertenece a la esfera de


lo contractual, pues es inherente a la existencia del contrato de trabajo
(Corte de Santiago, 17 mayo 2006, Recursos de Apelación y Casación en la
forma “Souper Quinteros con Post Venta Ltda.”, Rol: 4622-2005)221.

221
“6º Que, si bien se ha distinguido la procedencia de la acción en sede laboral, de acuerdo a la
naturaleza de la responsabilidad que se invoca, esto es la que surge del contrato o del ilícito laboral,
lo cierto es que como lo ha sostenido la doctrina, “La naturaleza contractual o extracontractual de
la acción ha de verse en el causante: si éste habría podido accionar en virtud de la infracción de
un contrato, la acción será contractual, y si no había contrato entre él y el causante del daño, la
acción es extracontractual. El o los herederos no pueden alterar la naturaleza de esta acción, ni aun
bajo el pretexto que ellos son ajenos al contrato que haya podido ligar a la víctima directa con el
actor. Ellos no deducen una acción propia sino la que era del causante y precisamente porque son
sus continuadores jurídicos. De allí que, además, para accionar deban previamente demostrar su
calidad de herederos (Domínguez Hidalgo, Carmen. El daño Moral. Tomo II. Editorial Jurídica
de Chile. Santiago, 2000, pág. 736). De este modo, el incumplimiento del deber de seguridad
pertenece a la esfera de lo contractual, pues es inherente a la existencia del contrato de trabajo, con
lo que aún manifestado que haya sido el dolor propio de los demandantes, el hecho discutido en
la causa ha sido si se han adoptado de parte del empleador, las medidas eficaces para evitar todo
riesgo en la vida y salud del trabajador, lo que no se ha acreditado y dado el principio general de
la reparación del daño, es que procede en virtud de la responsabilidad contractual que emana de
los propios hechos hacer efectivo dicho principio, teniendo además presente que los actores han
tenido legitimación activa, pues, ello consta de los documentos acompañados en el primer otrosí
de la demanda, que dan cuenta de tratarse de la cónyuge e hijas del causante, calificación jurídica
que se ajusta a la naturaleza del proceso laboral y a las normas sustantivas sobre que se funda la
acción ejercida en autos.

7º Que, sin perjuicio de lo razonado en el motivo decimosexto del fallo de primer grado, nada
puede hacer prever el tiempo de duración de la relación laboral entre el dependiente y su empleador,
si no se hubiese producido el accidente, como en el caso de haber sobrevivido al mismo, de allí
que se estima prudente y razonable regular la indemnización por lucro cesante en cinco millones
de pesos ($5.000.000) y el moral, en veinte millones de pesos ($20.000.000).

En cuanto al recurso de apelación: Se confirma la sentencia apelada, y Acordada con el voto en
contra del Ministro señor Villarroel Ramírez, quien estuvo por revocar la sentencia, en cuanto en
su decisión II hace lugar a la demanda de fojas 1, y ordena a la demandada principal pague a la
demandante y a sus hijas legítimas menores, las siguientes indemnizaciones: “2º) por concepto de
daño moral la suma de $50.000.000; y en cuanto en su decisión III señala que las indemnizaciones
por lucro cesante y daño moral se reajustarán de acuerdo a la variación experimentada por el
índice de precios al consumidor desde la fecha del accidente ocurrido el 28 de mayo de 1996 en
el caso del lucro cesante, y desde la fecha de notificación de la demanda respecto del daño moral,
y además ambas indemnizaciones con intereses corrientes para operaciones reajustables, desde que
la sentencia quede ejecutoriada y hasta el pago efectivo en ambos casos, y, en su lugar, estuvo por
rechazar la expresada demanda.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 405

jurisprudencia accidentes.indb 405 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

c)Los valores contenidos en el deber no son patrimoniales, pues, sólo se


refieren a la vida, salud e integridad física y psíquica del trabajador

“Que, los valores que tienden a preservar la obligación de seguridad, en for-


ma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino es la propia vida, la
integridad física y psíquica, y la salud del trabajador” (Corte Suprema, 27 mayo
1999, Casación en el fondo “Aguirre Rodríguez con EMERES Ltda.”, Rol nº
4313-1997).
Razón por la cual, el empleador respondería de un grado de negligencia
asimilable a la culpa levísima (Corte Suprema, 8 agosto 2000, Casación en
el fondo “Briones Rodríguez con Ingeniería Industrial y Térmica S.A.”, Rol nª
582-2000. FM nº 501, pág. 2427, sentencia nº1).
d) En definitiva, la infracción de la obligación de seguridad crea
una responsabilidad de resarcir por parte del empleador los daños
materiales y morales sufridos por el trabajador. “En lo tocante a la res-
ponsabilidad empresarial de resarcir los daños y perjuicios ocasionados
con motivo de un accidente del trabajo, como el de la especie, es útil dejar
sentado que tal responsabilidad comprende tanto los daños materiales


Tiene para ello presente que, de lo previsto en los artículos 184, 188, 189, 190, 191 y 210 del Código
del Trabajo, y 5º, 6º, 65, 66, 67 y 68 de la Ley Nº 16.744 sobre Seguro Social contra Riesgos de
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, se desprende que la responsabilidad en caso
de accidentes del trabajo ocurridos a un trabajador dice relación directa con las normas y medidas
de seguridad que el empleador ha debido adoptar y luego cumplir, conforme a las prescripciones
de la ley, en el lugar físico de las faenas, en sus instalaciones y en los sitios de trabajo, y la necesaria
obligación y deber de supervisión directa del empleador en el desarrollo de tales actividades o
faenas.

Hay, en el seno de esta rama o institución especial de seguridad social un vínculo necesario y
directo entre el empleador y el empleado, y entre éstos y el sitio o instalación material de las faenas.
Luego, ha de haber igualmente la necesaria relación de causalidad entre la eventual culpa, hecho u
omisión del empleador y la ocurrencia del accidente del trabajo. En el caso de autos, el trabajador
realizaba labores para un tercero, en instalaciones ajenas a las de la demandada y a kilómetros de
distancia de ésta. En consecuencia, y según el disidente, la demandada no ha podido ser sujeto
pasivo de la acción de indemnización de perjuicios interpuesta en estos autos, desde que a la
fecha de su ocurrencia, atendido el lugar en que el accidente acaeció, no estaba en condiciones de
haberlo previsto, el que sí pudo y debió ser de la previsión del tercero para el que el trabajador se
desempeñaba el día del hecho”.

406 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 406 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

como los morales provocados por el siniestro, en conformidad con lo que


se establece en el artículo 69 de la Ley N°16.744” (Corte de Apelaciones de
Santiago, 13 octubre 1995. En el mismo sentido, Corte Suprema, 6 enero
1994, en RDJ t.XCI, sección tercera, pág.10).
Entonces, el empleador que no ha tomado todas las medidas de segu-
ridad, conforme al artículo 184 del Código del Trabajo, debe responder
por los daños sufridos por el trabajador accidentado. “Si bien se encuentra
acreditado que el actor contaba con antiparras para ejercer la labor encomen-
dada, esta sola circunstancia no permite desconocer que el empleador incumplió
medidas preventivas y de seguridad. En consecuencia, no es posible eximirlo de su
responsabilidad sólo porque el actor, al momento del accidente, no haya tenido
puestas las antiparras, porque esta sola medida es insuficiente para eximir de culpa
al empleador, quien debió adoptar todas las medidas necesarias para proteger efi-
cazmente la vida y salud, como lo obliga el artículo 184 del Código del Trabajo”
(Corte Suprema, 26 agosto 2010, Casación “Angulo Benito con Ferrico y Cía.
Ltda.” Rol nº 3999-2010)222. Con todo, el tribunal de alzada se refirió en

222
Ante el 8º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en causa Rol n°1083-2007, el actor demandó
para que se condenara a la demandada a resarcir los perjuicios causados por concepto de lucro
cesante y de daño moral por los montos indicados en el libelo o los que se determinen conforme
al mérito del proceso, con reajustes, intereses y costas.

La demandada al evacuar el trámite de la contestación de la demanda, solicitó el rechazo de la
misma porque son absolutamente falsas las imputaciones de responsabilidad que le imputa el actor,
por el contrario, alega que el accidente se produjo por exclusiva responsabilidad de éste. Agrega
la improcedencia de los perjuicios solicitados en el libelo de demanda.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 11 de febrero del 2009, acogió la demanda
interpuesta, sólo en cuanto la demandada, debe pagar al demandante la suma de $50.000.000 por
concepto de daño moral, más los reajustes de acuerdo con la variación del IPC desde la notificación
de ésta y la del pago efectivo e intereses corrientes desde que quede firme, ambas hasta la fecha
del pago, desestimándose en lo demás y no se condena en costas a la demandada porque no fue
totalmente vencida.

Se alzaron ambas partes y la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol nº4909), por fallo de 6 de
abril de 2010, lo revocó y rechazó la demanda. Estableciendo como hechos de la causa que, el
actor “ingresó a trabajar para la demandada como ayudante de operador de máquina, el 1 de
septiembre de 2006, desempeñándose en una guillotina industrial para fierro (máquina cortadora
o trituradora de fierro). El día 23 de julio de 2007, alrededor de las 15,30 horas, mientras operaba
la referida máquina una esquirla saltó hacia su ojo izquierdo diagnosticándosele trauma ocular

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 407

jurisprudencia accidentes.indb 407 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

términos distintos a la obligación que estudiamos, disminuyendo las exigencias


que debe tomar el empleador hasta el grado de lo razonable, y cuestionando
cuáles serían aquellas otras medidas a tomarse según su actividad. Revisemos
lo dicho por la Corte de Apelaciones de Santiago, “Cuarto: Que, el empleador,
conforme al artículo 184 del Código del Trabajo, es deudor de seguridad para
con sus trabajadores, constituyendo dicha obligación una manifestación del deber
general de protección de la vida y salud de los mismos, lo que ha de traducirse en
la adopción de medidas eficaces para proteger en terreno la vida y seguridad de sus
dependientes, tales como la entrega de elementos de seguridad adecuados, instrucción
sobre los riesgos de la labor que se realiza, así como la supervisión de esta última.
Se trata de un sistema preventivo, que pretende establecer un nivel básico
de protección mediante medidas necesarias, posibles y previsibles.
Si bien el legislador impone un alto nivel de cuidado en el cumpli-
miento de esta obligación, al momento de verificar sus presupuestos, la
lógica manda considerar una protección razonable de acuerdo a la acti-
vidad empresarial y a las facultades normales de fiscalización y control
del empleador, lo que conduce a preguntarse qué otras medidas en el caso
concreto eran exigibles al patrón” (Rol nº 4909).
La sentencia de casación, por su parte, realizó el siguiente análisis respecto
de los hechos, “Quinto: Que, la sentencia de primera instancia, en su conside-
rando tercero, señala que corresponde analizar las cuestiones de hecho relevantes
con miras a determinar la responsabilidad en el accidente; las clasifica en: A)
Medidas de seguridad y B) Forma y circunstancia en que se produce el siniestro.

severo en ojo izquierdo, atrofia ocular severa, prótesis cosmética ojo izquierdo, exhibiendo como
secuelas la pérdida globo ocular ojo izquierdo, con un 30% de incapacidad, según informe de la
ACHS.

Consta, que la empleadora le había entregado elementos de seguridad, específicamente antiparras,
las que el actor tenía puestas antes del accidente, en presencia de uno de sus jefes, pero que se
sacó una vez que éste se ausentó momentáneamente. […].

Quinto: Que, en la especie, conforme a los hechos asentados, resumidos en el motivo segundo
de este fallo, no es posible concluir que el empleador haya incumplido con la obligación que le
impone el artículo 184 del Código del ramo, desde que adoptó las medidas necesarias, posibles
y previsibles, para proteger la vida y salud del actor, entregando los elementos de seguridad,
instruyendo y supervisando la labor.

408 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 408 31-08-2011 17:43:15


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En lo tocante a las Medidas de Seguridad; analiza las medidas preventivas, las


acciones de capacitación, los implementos de seguridad, las medidas de fiscalización
sobre las condiciones de seguridad y las medidas operativas de la máquina. Al res-
pecto asienta que el empleador no le entregó al actor el Reglamento de Orden y de
Seguridad; no había señalética relativa a riesgos propios a las labores ejecutadas,
información sobre los riesgos, medidas preventivas y métodos de trabajos correctos;
procedimientos escritos estandarizados de trabajo relativos a la operatoria de la
máquina en que trabajaba el actor, sobre la existencia de equipos y dispositivos
técnicamente necesarios para reducir a niveles mínimos los riesgos; no había registro
de capacitación, certificados, actas de charlas o capacitación dadas al actor; prueba
sobre protocolos estandarizados de control de medidas de seguridad o instrucciones
regulares en ese sentido; información confiable documentada sobre las condiciones
técnicas, procedencia, antigüedad, mantención, características propias de su uso
y prevención de seguridad del fabricante propias de toda maquinaria industrial;
las que no fueron cumplidas por el empleador, sólo hizo entrega de implementos
de seguridad, entre éstos, las antiparras. Tales razonamientos, unidos a la forma
y circunstancia en que ocurrió el accidente, analizado en el fundamento cuarto,
llevaron al sentenciador a concluir que hubo incumplimiento de parte del empleador
a las obligaciones que le impone el artículo 184 del Código del Trabajo, motivo
por el cual, acogió la demanda, en los términos expuestos en la parte expositiva
de esta resolución.


En efecto, cabe recordar que los hechos suceden cuando en la operación regular de una guillotina
industrial para fierro, donde la salpicadura ocasional de astillas potencialmente dañinas para la
integridad del operador es posible, un operario de 46 años, quien se había desempeñado por más
de 10 meses en la misma labor, contando con antiparras o lentes, proporcionadas por su empleador,
decidió no utilizarlas ante la ausencia de su jefe directo. El hecho haber estado utilizando las
antiparras y quitárselas al salir su jefe revela la existencia de instrucciones en relación a la utilización
de dicho elemento de seguridad, así como la supervisión que sobre la labor que realizaba existía,
toda vez que en presencia de su jefe el actor utilizaba los lentes.

Sexto: Que, en el contexto en que se desenvolvieron los hechos, no advierte este Tribunal que
otra medida razonable y eficaz era exigible al empleador , ante la conducta del trabajador , para
evitar el accidente de autos, de modo que al haber adoptado las que eran de su cargo en función
de la naturaleza de faena de que se trata, cabe desechar la demanda interpuesta.

Por estas consideraciones […], se revoca la sentencia en alzada de once de febrero del año dos mil
nueve, escrita de fojas 148 a 176, y en cambio se decide que se rechaza la demanda”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Sexto: Que, por su parte, la Corte de Apelaciones de Santiago, conociendo


de los recursos de apelación deducidos por ambas partes, suprimiendo el párrafo
segundo de la reflexión 4°, los razonamientos 6º,7º,8º,9º,10º y 11; y en el motivo
tercero del fallo de primer grado sólo la letra c), esto es, las consideraciones vertidas
en relación a las medidas de fiscalización sobre las condiciones de seguridad, revocó
el fallo de primer grado y rechazó la demanda porque estimó que el empleador
no habría incumplido la obligación impuesta en el artículo 184 del Código del
Trabajo, ‘desde que adoptó las medidas necesarias, posibles y previsibles, para pro-
teger la vida y salud del actor, entregando los elementos de seguridad, instruyendo
y supervisando su labor’”.
Y en su parte resolutoria, razonó de la siguiente manera: “Séptimo: Que,
en atención a lo expuesto precedentemente, resulta evidente que los fundamentos de
la sentencia en estudio son contradictorios, desde que, por una parte, asienta una
serie de incumplimientos de parte del empleador en relación al deber de seguridad
impuestos por la ley; y, por la otra, que éste cumplió las obligaciones que le impone
el artículo 184 del Código del Trabajo, adoptando las medidas necesarias, posibles
y previsibles para proteger la vida y salud del actor, entregándole los elementos de
seguridad, instruyendo y supervisando la labor encomendada.
Octavo: Que, la contradicción evidenciada provoca, indefectiblemente, la
anulación de las motivaciones y, en consecuencia, la ausencia de justificación de
la decisión respectiva, en este caso, el rechazo de la demanda de indemnización de
perjuicios por accidente del trabajo.
Noveno: Que, de acuerdo con lo expuesto, la sentencia carece de los requisitos
que exige el numeral quinto del artículo 458 del Código del Trabajo y que confor-
me a lo previsto en el artículo 768 Nº 5 del Código referido, se ha configurado la
causal de nulidad formal alegada por el recurrente, motivo por el cual, el recurso
interpuesto por el actor, será acogido”223.

223
De la Sentencia de Reemplazo destacamos la prevención del Ministro señor Valdés, quien estuvo
por fijar como indemnización por daño moral, la suma de quince millones de pesos, pues en su
parecer, ésta resultaba más acorde con el hecho que al producirse el accidente laboral, el actor
se expuso imprudentemente al daño, al no usar los lentes de seguridad proporcionados por su
empleador al ejecutar las maniobras en la máquina en la que ejercía sus labores.

410 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En consecuencia, se trata de una obligación global que habilita para


demandar daño moral (5º Juzgado del Trabajo de Santiago, 15 abril 2005,
“Martínez Lara con Icafal Ltda.”, Rol nº 2981- 2003)224.
En el mismo sentido, que el trabajador podrá cobrar a su empleador las
indemnizaciones legales contempladas en el artículo 69 de la Ley 16.744,
inclusive el daño moral (Corte Suprema, 27 mayo 1999, Rol nº 4313-
1997. RDJ t. XVCI, 2ª parte -sección 3ª, pág. 89).

e) De las Medidas de Seguridad


Concepto. “Las medidas de seguridad exigidas son aquellas que permiten a
un individuo común actuar conforme a pautas lógicas previamente diseñadas,
para el caso que deba en un lapso de tiempo escaso adoptar actitudes para evitar o
paliar un accidente” (Corte de San Miguel, 23 mayo 2001, RDJ t. 98, sección
3ª, pág. 103).
En cuanto a su suficiencia y eficacia.
Al respecto, nos parece que un tema central es aquel referido a la “eficacia”
de las medidas que debe tomar el empleador para proteger la vida, salud e
integridad de sus trabajadores. Así, la interpretación lograda de la norma del
artículo 184 del Código del Trabajo, especialmente, en lo referido a “tomar
todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los
trabajadores”, y lo ordenado por el artículo 37 del Decreto Supremo nº 594
(modificado por el D.S. nº201 del 27 de abril de 2001) del Ministerio de Sa-
lud que Aprueba el Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales
Básicas en los Lugares de Trabajo que reza: “deberá suprimirse en los lugares de
trabajo cualquier factor de peligro que pueda afectar la salud o integridad física
de los trabajadores”, es una interpretación en extremo estricta.


Redacción a cargo de la Ministra señora Gabriela Pérez Paredes y la disidencia su autor.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa Egnem S., y el Abogado Integrante
señor Patricio Figueroa S.
224
Corte de Santiago, Rol nº 3026-2005. Corte Suprema, Rol nº 673-2006. http://productos.
legalpublishing.cl/. Fallo nº 33835.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

De esta manera, el “Deber de Seguridad” no sólo se contenta con el cum-


plimiento de todas las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas,
sino que obliga al empleador a adoptar todas las demás medidas de prudencia,
atención y cuidado que las circunstancias de las labores y faenas requieren.
En consecuencia, la prueba será del empleador para demostrar su cum-
plimiento a este deber y lograr destruir una presunción de culpabilidad que
bordea lo imposible.
Así, los criterios jurisprudenciales que hemos compilado demuestran que,
el sentido y alcance estaría en el límite de la adopción todas las providencias
eficaces. “Particularmente sobre el vocablo ‘eficazmente’ utilizado en el inci-
so primero del precepto en análisis, se ha dicho que apunta ‘a un efecto de
resultado’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t. 96, sección 3ª, pág. 89],
‘significa con resultados positivos’ [Corte de Rancagua, 21 noviembre 2003,
Rol nº 4174], dejando de manifiesto que en el cumplimiento de [la] obliga-
ción de protección/deber de seguridad el legislador exige al empleador ‘suma
exigencia’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t. 96, sección 3ª, pág. 89],
‘máxima diligencia’ [Corte de Santiago, 25 octubre 2000, GJ nº 245, pág. 233],
‘sumo cuidado’ [Corte de Santiago, 19 enero 1999, GJ nº 233, pág. 209].
Luego de establecer esta cláusula general, el artículo 184 del Código del
Trabajo menciona como medidas preventivas específicas que ha de adoptar el
empleador el mantener ‘las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las
faenas’ y ‘los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades
profesionales’ (artículo 184 inc.1º). Y su exigencia parte de la premisa que
los accidentes del trabajo ‘pueden ser prevenidos, adoptándose las medidas de
seguridad necesarias’ [Corte Suprema, 8 mayo 2002].
Ahora bien, la norma agrega que si el ‘accidente o emergencia’ ya se ha
producido, el empleador deberá ‘prestar o garantizar los elementos necesarios
para los trabajadores […] puedan acceder a una oportuna y adecuada atención
médica, hospitalaria y farmacéutica’ (artículo 184 inciso 2º) [Corte Suprema,

412 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

1 agosto 1996, GJ nº 194, pág. 50; Corte de Santiago, 30 diciembre 1999,


GJ nº 234, pág. 203]”225.
Un buen ejemplo nos parece el Voto de Disidencia del Ministro Cornelio
Villarroel Ramírez en la Apelación “Morales Guzmán con Central Automática y
Regulación S.A.”, que dice: “La responsabilidad en caso de accidentes del trabajo
ocurridos a un trabajador dice relación directa con las normas y medidas de segu-
ridad que el empleador ha debido adoptar y luego cumplir, en el lugar físico de las
faenas, en sus instalaciones y en los sitios de trabajo, y la necesaria obligación y deber
de supervisión directa del empleador en el “desarrollo” de tales actividades o faenas.
Hay un vínculo necesario y directo entre el empleador y el empleado, y entre éstos y el
sitio o instalación material de las faenas. Luego, ha de haber igualmente la necesaria
relación de causalidad entre la eventual culpa, hecho u omisión del empleador y la
ocurrencia del accidente del trabajo. En la especie debe entenderse que el inicio de
una operación de reparación de un semáforo mediante elementos que llevan obliga-
toriamente al trabajador a desarrollar su trabajo en altura, constituye una expedi-
ción laboral determinada, programada previamente o de emergencia, expedición o
desplazamiento en cuyo momento debe asegurarse al trabajador el acopio de todas las
medidas de seguridad que para esa operación singular deberán serle proporcionadas
por la empresa para hacer efectiva su protección y evitar la eventual ocurrencia de
algún accidente, cuánto más si el trabajador concurrió solo y sin otro colaborador.
Las charlas eventuales de antigua data, las facturas que demuestran la compra de
arneses, cascos u otras medidas de seguridad, no sirven en la práctica a los fines de la
Ley. Es por eso que siempre habrá un Jefe de Obra, un Inspector de Seguridad o un
habilitado para dar inicio a la expedición laboral específica del trabajador. La mera
existencia de tales antecedentes o elementos no cumplen con el mandato imperativo
de la Ley en cuanto a la “efectiva” seguridad del trabajador. No obstante lo anterior,
justo es reconocer también que de parte del trabajador hubo igualmente una exposición
imprudente al daño, pues existan o no medidas de seguridad, éste sabe de antemano
que ellos deben existir y que debe utilizarlos efectivamente” (Corte de Santiago, 24
marzo 2010, Rol nº 4651-2009)226.

225
Diez Schwerter, Ob. Cit., pág. 77.
226
“En su apelación, el recurrente expuso: a) que según el fallo recurrido, no se han controvertidos
los hechos siguientes: “I.- Que, entre las partes existió relación laboral desde el 24 de octubre de

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

2005; II.- Que el día 22 de noviembre de 2006, en ejercicio de sus funciones, luego de terminar
su función, y mientras se disponía a bajar la escalera que se encontraba utilizando, resbaló
–el trabajador-, golpeándose sobre el borde del metal que forma el pick-up de la camioneta,
provocándole lesiones; que “…las partes se encuentran contestes en el hecho que el actor sufrió
un accidente en el cumplimiento de sus funciones, no discutiéndose la relación de causalidad
entre el accidente y las lesiones sufridas por el demandante, hecho que se encuadra dentro de la
definición prevista en el artículo 5 de la ley número 16.744”; b) que, además, se establecen como
hechos efectivos derivados de la confesional solicitada por el demandante al representante de la
empresa demandada; i) que ningún otro trabajador presenció el […]; ii) que la propia empresa
demandada denunció como accidente del trabajo el evento sufrido por el demandante; iii) que
la ACHS calificó como “accidente de trabajo” el hecho sufrido por el actor; iv) que la ACHS
evaluó al demandante y determinó un 15% de pérdida de capacidad de trabajo; c) que lo que
sí fue controvertido fue si la Sociedad Automática y Regulación S.A. incumplió su obligación
emanada del artículo 184 del Código del Trabajo, incorporada al contrato de trabajo en virtud de
lo quie dispone el artículo 22 de la ley sobre efecto Retroactivo de las Leyes y, en caso afirmativo,
si los perjuicios causados al trabajador provienen precisamente de ese incumplimiento; d) que
el cumplimiento de la referida obligación implica necesariamente que quien se encuentra afecto
a ella debe actuar con la debida diligencia para evitar la producción del daño, diligencia que no
es otra que aquella que se identifica con el “sumo cuidado” a que se refiere, como concepto de
carácter general el artículo 44 del Código Civil, es decir, culpa levísima; que ello es así no sólo
porque el ya citado 184 del Código del Trabajo dispone que el empleador estará obligado a
tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores,
sino principalmente por la naturaleza de los intereses que la Ley pretende proteger al consagrar
tal obligación de seguridad, los que no son de carácter pecuniario, porque derivan de la calidad
humana de todo trabajador; que las obligaciones que impone el artículo 184 del Código del
Trabajo a todo empleador son obligaciones de resultado, por lo que se establece a este respecto un
sistema de responsabilidad objetiva en el ámbito de la prevención de accidentes y seguridad laboral,
régimen de responsabilidad que impone necesariamente al empleador la obligación de indemnizar
al trabajador lesionado por un accidente que le haya ocurrido por o con ocasión de su trabajo;
que, en el ámbito de la prevención y seguridad laboral, normalmente se consideran tres distintos
aspectos que deben ser debidamente resguardados y cumplidos por los empleadores para evitar
accidentes a sus trabajadores: 1) entrega de implementos de seguridad o técnicamente denominados
Elementos de Protección Personal (E.P.P.). 2) la entrega completa y adecuada de instrucciones y
capacitación, y el establecimiento de sistemas o procedimientos de trabajo seguro, con la debida
información al trabajador de los riesgos que existen en sus labores. 3) la implementación de todas
las medidas de seguridad necesarias para evitar accidentes (señalética, vías de evacuación, extintores,
protección de partes móviles de maquinarias, entrega de herramientas adecuadas para la función,
elementos para evitar la exposición a riesgos de atrapamiento o corte, etc, y que es precisamente
en este sentido en el que debe entenderse el punto de prueba N° 1 de la interlocutoria de 28 de
junio de 2007, de fs. 47 y 48; […]

4.- que, no obstante todo lo dicho, justo es reconocer también que de parte del trabajador hubo
igualmente una exposición imprudente al daño, pues existan o no medidas de seguridad, éste

414 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

IV. Alcances e interpretación

En nuestro concepto, el tema central de esta compilación. En virtud de


él, sabremos el real sentido y alcance de esta obligación de seguridad, y más
específicamente de qué se trata.
Lamentablemente, nuestra doctrina no ha reparado en este tema funda-
mental, aún más, nos sorprende la falta de desarrollo sobre el tema. Así, para
saber qué es realmente lo que se protege -en el sentido de ser la vida, salud e
integridad de los trabajadores- y qué prerrogativas, garantías constitucionales
y derechos afecta esta efectiva protección en las obras, empresas o faenas, es
que, notamos un criticable letargo en nuestros autores que debieses, hace rato,
haber delimitado el “deber de seguridad”.
Con todo, una vez más, nuestra jurisprudencia ha debido suplir esta fa-
lencia, cierto, desde la parcialidad que da la casuística, lo cual impide llegar a
conclusiones generales y abstractas.
1) Cuándo nace este deber de seguridad: desde que comienza la obli-
gación laboral. “Se contrae desde el momento mismo en que comienza la
relación laboral y se extiende durante todo el tiempo servido.
El deber de seguridad se extiende a que el empleador no sólo resulta responsable
de las lesiones que resulten de haberse infringido esta obligación, sino que tuvo
que informar de los posibles riesgos que se afrontaban” (Corte de Valparaíso, 9
julio 2009, Apelación “Acevedo Bustos con Tur Bus Ltda”, Rol nº 209-2009).
Así, se ha resuelto que, tendrá que responder la empresa por el accidente
laboral sufrido por el trabajador recién contratado, no obstante haber
cumplido con todos los implementos de seguridad necesarios para efec-

sabe de antemano que ellos deben existir y que debe utilizarlos efectivamente. No hacerlo implica
un descuido atribuible en parte a su conducta propia, por lo que en virtud de lo dispuesto en el
artículo 2330 del Código Civil, el disidente estuvo por acoger la demanda del trabajador sólo por
la suma de $7.000.000 (siete millones de pesos) a título del daño moral experimentado a raíz de
su parcial incapacidad”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 415

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

tuar las labores, dado que a la fecha del hecho había prestando servicios
sólo tres días y por ello debió cerciorarse que contaba con la experiencia
necesaria para manejar grúas de horquilla, y sin alterar lo razonado, que
el demandante contara con licencia necesaria para manejar ese tipo de
máquinas (Corte Suprema, 13 agosto 2009, Casación “Mora Tudela con
Montaner S.A.” Rol nº 3994-2009).
2) Lo indispensable es el deber de previsión y el cuidado del en-
torno para permitir un trabajo seguro. “Que el trabajador haya poseído los
implementos de seguridad no completa la obligación de seguridad, pues excede esa
circunstancia, siendo indispensables el deber de previsión y cuidado del entorno
para permitir un trabajo seguro, precisamente porque el accidente puede provenir
de terceros ajenos al empleador. Precisamente que la causa del accidente sea la
evaluación deficiente de las condiciones seguras para operar, equivale a faltar al
deber de previsión con que el empleador debe actuar” (Corte Suprema, 10 abril
2007, Casación en la forma “Alegría Melo con Escobar Mendoza” Rol nº 4005-
2005)227. Del fallo de segunda instancia, se lee: “5.- Que, al respecto importante
es detenerse en el hecho admitido, para analizar qué conducta le era exigible al

227
En este juicio Rol nº 12.357-03 del Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Los Ángeles, se
demandó a fin que se condene a los demandados a pagarle las cantidades que indica, por concepto
de indemnización por daño emergente, lucro cesante y daño moral o las que el tribunal determine,
más intereses, reajustes y costas.

El actor, funda su demanda en que el 02 de septiembre de 2003 empezó a trabajar en labores de
carpintería en moldaje para un contratista; que el 16 de septiembre, a las 3 de la madrugada, se
encontraba tirando lienzas para los moldajes de uno de los peldaños del sector donde laboraban
varios operarios, momento en el que el operador de la grúa denominada “pluma”, maniobró con
tal imprudencia, descuido y torpeza, que empezaron a caer materiales de P.V.C. de 8 metros de
largo, y uno de esas tubos, de más o menos un metro de diámetro y 80 kilos de peso, le impactó
violentamente el abdomen, lanzándolo hacia atrás hasta donde dio el cinturón de seguridad. Sin
embargo, el peso del objeto y la violencia del impacto lo lesionó de gravedad, que le afectaron
los pulmones, riñones y columna vertebral, dejándolo incapacitado de por vida en un 50% en su
aptitud laboral y física, amén de otras secuelas, que estuvo hospitalizado desde el 16 de septiembre
hasta el 31 de octubre del año 2003, y a la fecha de la demanda, está con licencia médica con
severas limitaciones físicas y psicológicas; los sufrimientos físicos y psíquicos perduran y subsistirán
por el resto de su vida; que a su edad podía aspirar a 30 años más de vida laboral útil; que percibía
remuneraciones, como obrero especializado, un promedio de $ 300.000 mensuales, o sea $
3.600.000 por año y $ 108.000.000 en 30 años; que el daño moral por sus limitaciones físicas y
detrimento psíquico, al tener que depender de terceros y estar en permanentes controles médicos,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

demandado. El accidente se produce cuando un trabajador que preparaba mezcla


de construcción en un andamio, pierde el equilibrio y cae, como consecuencia de
no estar usando cinturón de seguridad ni atadura alguna. Así aparece por lo de-
más, del dicho de todos los testigos […]. Es claro, pues, que la empresa empleadora
que le asignó a esa labor en altura, debía proporcionarle cuerda o cinturón que le
asegurara, precisamente para precaver caídas y que si no lo hizo, esa fue la causa
del daño provocado con el accidente.
6º […] Los testigos de la demandada, a su turno, contestes en ese hecho, afir-
man que la empresa disponía de los elementos pertinentes, para ser usados por los
trabajadores. Ahora bien, la obligación legal pesa sobre la empresa, conforme al
tenor del artículo 184 del Código del Trabajo, de forma tal que suya era la carga
de probar la diligencia para adoptar todas las medidas conducentes a asegurar la
vida e integridad del trabajador que laboraba en altura. Con la prueba reseñada,

y por el sufrimiento y menoscabo moral, que también impactan a su mujer joven y a sus tres hijos
menores, que dependen de su trabajo, ascienden a no menos de $ 100.000.000.

El demandado alegó que adoptó todas las medidas de seguridad necesarias, como lo reconoce el
propio demandante y que el accidente constituye un caso aislado, a lo que agrega que el afectado
ha recibido todas las atenciones pertinentes y que el operador de la grúa causante del accidente
no era trabajador suyo.

El Consorcio demandado, en la contestación alega que no es ni ha sido el dueño de la obra en la que
se desempeñaba el demandante, la que pertenecía a Endesa, a lo que agrega que la responsabilidad
subsidiaria se encuentra limitada en cuanto a la materia y que tampoco existió responsabilidad
por parte del demandado principal. Por último, opuso el beneficio de excusión.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 23 de julio de 2004, acogió la demanda sólo en
cuanto ordena que el demandado y, en subsidio, el Consorcio Febrag S.A., paguen al actor, por
concepto de daño moral, la cantidad que indica, más intereses, reajustes e impuso a cada parte
sus costas y por mitades las comunes.

Se alzaron las demandadas principal y subsidiaria y el demandante y una de las salas de la Corte
de Apelaciones de Concepción, en fallo de once de julio de 2005, confirmó la sentencia de primer
grado con la declaración allí contenida.

En contra de esta última sentencia, el demandado subsidiario dedujo recurso de casación en la forma,
por haber sido dictada, a su juicio, con vicios que han influido sustancialmente en lo dispositivo
del fallo y pidiendo que se la invalide y se dicte una de reemplazo que rechace la demanda, con
costas.

La sentencia de casación fue pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por
los Ministros señores Marcos Libedinsky T., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Patricio
Valdés A. y el Abogado Integrante señor Roberto Jacob Ch..

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 417

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ese extremo no se logra, porque tener en una bodega elementos de seguridad, por
mucho que se encuentren a disposición de lo operarios, no constituye en absoluto
la adopción de todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y
salud de los trabajadores como manda la ley, y por ende no cumple el deber de
proporcionar esos elementos con sólo tenerlos en la bodega. En efecto; en cuanto al
contenido de tan amplia obligación, para el caso concreto, es bastante obvio que, si
bien puede admitirse que en una obra de gran extensión y número de trabajadores
no pueda vigilarse de modo continuo y permanente lo que cada operario haga o
deje de hacer, cuando menos es ineludible deber de la empresa incorporado al con-
trato por la ley asegurarse de que al comenzar su jornada o al dirigirse al trabajo
particularmente asignado, cada operario lleve el material de seguridad que para
su desempeño sea necesario, que conozca sus instrucciones de uso y que durante la
jornada se efectúe algún tipo de ronda o control respecto de la utilización efectiva
de tales implementos. Ni la confesional ni la testimonial del demandado aportan
nada en este sentido y antes al contrario, ninguno de los dos testigos de la empresa
estaba presente al momento del accidente ni se sabe tampoco si tan siquiera estaban
al momento de comenzar la labor de aquella jornada. Ello no obstante que el primer
declarante admite que era el encargado de supervigilar el uso de los elementos de
seguridad, labor que no cumplió o al menos no puede afirmarse que cumpliera- y el
segundo reconoce que toda la supervisión que se adoptaba al comenzar la jornada
era dar una charla de cinco minutos que a todo evento no se afirma haber dado
ese preciso día- sobre el uso de los elementos de seguridad. Es decir, y a contrario
sensu, la empresa no controlaba físicamente que cada trabajador partiera a sus
labores premunido de esos elementos, ni efectuaba luego control alguno, continuo
ni discontinuo, de su uso en la práctica.
3) En su cumplimiento, cualquier omisión importa desobedecerlo.
“Cuando se trata de cumplir la obligación de diligencia y cuidado, cual-
quier omisión importa desobedecer el deber que incumbe al empleador.
El requisito de capacitar al dependiente para desarrollar una faena protegida no
sólo abarca la preparación de manuales e impartir charlas sobre la peligrosidad
de las labores sino que también es compulsivo un eficiente control en el sitio de
las actividades y que tales medidas sean adecuadas, cualidad que se desvanece si
acontece una catástrofe. Que se acredite que se entregaron elementos de seguridad

418 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

y un ejemplar del Reglamento Interno, no modifica el accidente si éste no aconteció


por la falta de implementos o de lectura del reglamento” (Corte de Concepción,
12 diciembre 2007, Apelación y Casación en la forma “Huentemil Fuentes y
Otros con Agro Inversioens S.A.”, Rol nº 423-2007)228.
“La obligación de diligencia y cuidado respecto de los trabajadores de la em-
presa contratista que la ley hace recaer sobre la empresa principal en el rubro de
accidentes laborales, según los artículos 183 letra e) y 184 del Código del Trabajo
y la Ley N° 16.744, es de una gran entidad, ya que no sólo es de su cargo adoptar
todas las medidas ineludibles para proteger la vida y salud de los trabajadores.
Cuando se trata de cumplir con esta obligación tan perentoria como ex-
trema, cualquier omisión importa desobedecer el deber que incumbe al
empleador. A la luz de la naturaleza de esta exigencia, el requisito de capacitar al
dependiente para desarrollar una faena protegida no sólo abarca la preparación de
manuales e impartir charlas sobre la peligrosidad de las labores, sino que también

228
“13. Que, las normas de seguridad del trabajador forman parte del contrato de trabajo y son
irrenunciables por ser necesarias para impedir que se dañe la vida o salud de los trabajadores. Es obligación
del empleador dar seguridad a sus trabajadores, cumpliendo así con su deber general de protección.
El incumplimiento del empleador se presentará cuando ocurra un accidente del trabajo, ya sea porque éste
no había adoptado las medidas necesarias de seguridad o porque las adoptadas no eran eficaces, surgiendo
el deber de reparación como consecuencia de la obligación que él asume al celebrar el contrato de trabajo.
Así, formando la obligación de seguridad parte integrante del contrato de trabajo, que es de cargo
del empleador, su infracción determina, consecuencialmente, la responsabilidad contractual de éste.
14. Que, armonizando el artículo 184 del Código del Trabajo y 1547 del Código Civil, cabe
concluir que en la responsabilidad contractual el incumplimiento de las obligaciones se presume,
de manera que al que reclama dicha responsabilidad sólo le incumbe probar la existencia de la
obligación, pero no debe acreditar que el incumplimiento de ésta sea culpable. En cambio, el
empleador que pretende liberarse de responsabilidad deberá probar haber dispuesto las medidas
de seguridad adecuadas para, de este modo, entender cumplido el deber de diligencia exigido por
la ley. La prueba de la diligencia excusa del deber de reparar. La prueba de la diligencia debida o
cuidado incumbe al que ha debido emplearla, esto es, como se dijo, al empleador. El empleador
debe desvirtuar la presunción de culpa y la prueba que se produzca debe provocar la convicción
en el tribunal de que se empleó la debida diligencia. […]

19. Que, es necesario tener presente que el empleador es un deudor de seguridad frente a sus
trabajadores, debiendo actuar con la máxima diligencia para evitar que éstos sufran accidentes o
enfermedades profesionales que puedan afectar su vida o su integridad física o psíquica”.

http://productos.legalpublishing.cl, Fallo nº 37966.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 419

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

es compulsivo un eficiente control en el sitio de las actividades y que tales medidas


sean adecuadas, cualidad que se desvanece si acontece una catástrofe […].
No cabe sostener que el lucro cesante experimentado por el trabajador consiste
en las ganancias o utilidades legítimas que en el porvenir habría podido tener, o
desde otro punto de vista, lo que se deja de ganar o percibir como consecuencia del
accidente, por cuanto es imposible afirmar con total certidumbre que en lo sucesivo
se tendrán tales ganancias, y que si así ocurriere a cuánto ascenderán, pues ello
implicaría incursionar en un esotérico campo de adivinanzas, impropio del ámbito
del derecho. Por otro lado, la pretensión de ganancia probable dejada de percibir
por quien padeció el accidente, representada por las remuneraciones del resto de
sus días laborales útiles que expiran cuando cumpla 65 años de edad, no puede
apoyarse en la existencia de una relación de dependencia que forzosamente debiera
perdurar el tiempo indispensable hasta alcanzar esa edad” (Corte de Valparaíso,
17 julio 2007, Apelación “Valenzuela Valenzuela con Mapex Servicios Ltda.”,
Rol nº 179-2007)229.

229
“1. Que, la infracción al deber de seguridad respecto de los trabajadores de la empresa contratista
que pesa sobre la demandada subsidiaria, conforme a los artículos 183-E y 184 del Código del ramo
y a la normativa de la Ley 16.744 de 1968 sobre Accidentes del Trabajo, que surge del siniestro
laboral que sufrió el demandante, se encuentra suficientemente establecida por el tribunal de
primer grado. Que, a este respecto se impone la reflexión de que es irrebatible que la obligación de
diligencia y cuidado que la ley hace recaer sobre el empleador subsidiario en el rubro de accidentes
laborales, es de una gran entidad, ya que no sólo es de su cargo adoptar todas las medidas ineludibles
para proteger la vida y salud de los trabajadores, sino que debe hacerlo eficazmente, siendo la
prueba de su cargo y en la especie ésta no se ha rendido en un grado que posibilite descartar su
responsabilidad. En efecto, hay que insistir que cuando se trata de cumplir con una obligación
tan perentoria como extrema, cualquier omisión importa desobedecer el deber que incumbe al
empleador. A la luz de la naturaleza de esta exigencia, el requisito de capacitar al dependiente para
desarrollar una faena protegida no sólo abarca la preparación de manuales e impartir charlas sobre
la peligrosidad de las labores, sino que también es compulsivo un eficiente control en el sitio de las
actividades y que tales medidas sean adecuadas, cualidad que se desvanece si acontece una catástrofe.
2. Que, sin embargo, se echa de menos una indagación del sentenciador de primera instancia sobre
la conducta de la víctima y la vinculación causal de ella con el accidente, consignando desde ya
que con una investigación semejante no se pretende excluir la responsabilidad de las demandadas,
sino una morigeración de las indemnizaciones pertinentes conforme a las reglas del derecho común
y particularmente de lo preceptuado en el artículo 2332 del Código Civil, aplicable en este caso
por el reenvío que efectúa el art. 69 de la Ley de Accidentes del Trabajo, y que la permite por la
exposición imprudente de la víctima al daño”. Fuente: http://productos.legalpublishing.cl/, Fallo
nº 36932.

420 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

4) No procede alegar caso fortuito si el accidente laboral se debió a la


falta de capacitación. “Cuarto: Que, se ha entendido tanto para la doctrina
como para la jurisprudencia que, para que tal evento ocurra [Caso Fortuito],
deben concurrir copulativamente tres requisitos: un hecho imprevisto, irresistible
para el deudor y que no haya sido desencadenado por hecho propio. De la lectura de
la sentencia impugnada, si bien consta, como ya se dijo que, los jueces de segundo
grado concluyeron que el accidente se produjo por caso fortuito, no se basaron en
el artículo 45 del Código Civil, ni expresaron los fundamentos ni determinaron
la concurrencia de los señalados requisitos para que éste se configurara.
Quinto: Que, por lo demás, el fallo de primer grado hecho suyo por parte de
los sentenciadores de segundo grado, indicaba que el accidente se produjo en los
momentos en que el actor junto con otros dos trabajadores, movían el ‘rosco’ y uno
de ellos pasó a llevar el interruptor, que hizo que la máquina iniciara su funcio-
namiento, bajara el trigo y el demandante perdiera el equilibrio, cae y la máquina
le succionó la mano; sin embargo, no se expresa tampoco cómo estos hechos confi-
gurarían la imprevisibilidad, la irresistibilidad, ni que es ajeno a un acto propio.
Sexto: Que, por lo razonado, es dable concluir que la sentencia de que se
trata, carece de los fundamentos que deben servirle de necesario sustento, desde
que resultaba esencial formular los raciocinios pertinentes para concluir cómo se
hizo, que el accidente se produjo por caso fortuito, por tanto, es indudable que ésta
no se extendió conforme a la ley, incurriéndose en la causal de nulidad adjetiva
denunciada por el demandante, motivo por el cual, se acogerá el recurso interpuesto,
desde que el perjuicio que se ha ocasionado al recurrente, es reparable sólo con la
invalidación respectiva” (Corte Suprema, 2 julio 2009, Casación en el fondo y
forma “Morales Plaza con Faret Mermoud”, Rol nº 2118-2009)230.

230
Ante el 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Temuco (Rol nº 553-2007), se demandó la
indemnización del daño moral sufrido con ocasión del accidente del trabajo, del que es responsable
y que avalúa en la suma de $30.000.000 o la que se señale de acuerdo con el mérito de autos, con
reajustes, intereses y costas.

El accidente ocurrió cuando el actor junto con otros dos compañeros de trabajo, movían el
‘rosco’, momento en el que uno de ellos, accionó el interruptor haciendo funcionar el motor, lo
que provocó que el trigo bajara, el demandante perdiera el equilibrio, cayera y parte de su mano
izquierda fuera succionada por la máquina, siendo trasladado a un centro asistencial en Cunco
para darle los primeros auxilios y posteriormente a la ciudad de Temuco.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 421

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales


La demandada, contestando el traslado conferido, solicitó el rechazo de la acción deducida en su
contra, argumentando que no le cabe responsabilidad en el accidente sufrido por el actor.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 15 de mayo del 2008, rechazó la demanda, sin
costas.

Se alzó el demandante y la Corte de Apelaciones de Temuco, en fallo de 5 de marzo del 2008,
agregando un nuevo fundamento, lo confirmó.

Del fallo de la Corte Suprema, se lee: “Segundo: Que, de la lectura de la sentencia de segunda
instancia se advierte que ésta para confirmar el fallo de primer grado que desechó la demanda,
estableció que la causa determinante del accidente fue la pérdida de equilibrio del actor, a raíz de
lo cual, éste puso su mano en la máquina que se la succionó, siendo esta causa fortuita y que no
puede atribuírsele a culpa del demandado.

Tercero: Que, en consecuencia, se ha determinado en el fallo que la causa del accidente se produjo
por causa fortuita, sin embargo, de éste no es posible advertir, fundamento alguno que lleve a
esa conclusión. […]. Por estas consideraciones […], se acoge el recurso de casación en la forma
[…], en consecuencia, se invalida y se la reemplaza por la que se dicta a continuación, en forma
separada y sin nueva vista.

Atendido lo resuelto, se omite pronunciamiento sobre el recurso de casación en el fondo deducido
por el demandante”.

La Sentencia de Reemplazo dijo: “Cuarto: Que, el deber de cuidado que se le exige al empleador,
comprende entre otros, contar con personal competente, es decir, habilitarlos para desarrollar las
tareas para las cuales fueron contratados, y en el caso en estudio se ha reconocido por el testigo
[…] que no se le capacitó para trabajar en el rosco; y contar con equipamiento adecuado, en este
caso, también se ha señalado por el testigo […] que el rosco era nuevo y que era primera temporada
que se usaba, que tanto él como el actor, no tenían experticia en su uso, sin embargo, no parece
lógico para estos sentenciadores que esta máquina pudiere accionarse en la forma que se hizo, de
modo que, requería, al menos una envoltura protectora que evitara que ésta pudiere ponerse en
marcha con el mero roce, como ocurrió en este caso.

Quinto: Que, por todo lo razonado, es posible concluir que el empleador no cumplió con los
deberes de cuidado que le exige la norma legal en estudio, de modo que, al contratar a una
persona sin darle la capacitación suficiente en el manejo de la maquinaria usada para cargar el
trigo en camiones, como asimismo utilizar una máquina en condiciones inseguras, ha actuado
con negligencia, incumpliendo la obligación impuesta por la ley y que provocó el accidente que
le causó las lesiones al actor en su mano izquierda. […]

Séptimo: Que, el daño moral, entendiendo por tal, el sufrimiento, dolor o aflicción psicológica
que lesiona el espíritu de afecto y de familia y que se manifiesta en pesadumbre y depresiones de
ánimo, permite a este tribunal sin lugar a dudas presumirla de los antecedentes establecidos de
autos. En efecto, el actor, a pesar de prestar servicios al demandado por cuatro años, sin contrato
escrito y sin cumplírseles las obligaciones de seguridad social, sufrió un accidente del trabajo que
le ocasionó lesiones en su mano izquierda y la amputación de su dedo medio, motivo por el cual,
debió asistir a curaciones y a rehabilitación. Este daño corporal le produjo cambios no sólo en su

422 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

5) Además de contar con un personal competente, un equipamien-


to adecuado, seguridad material, la organización debe ser eficiente.
“El deber de cuidado que se le exige al empleador, comprende entre otros, contar
con personal competente, que el equipamiento del personal sea adecuado, que el
espacio físico sea seguro y que la organización sea eficiente. Por lo que se ha venido
razonando, es dable concluir que el accidente que sufrió el actor mientras prestaba
servicios se produjo porque el demandado incumplió la obligación impuesta en
el artículo 184 del Código del Trabajo, al permitir que un trabajador manejara
un vehículo motorizado dentro de sus dependencias sin estar capacitado y tener
la idoneidad necesaria al carecer de la pertinente licencia de conducir, único do-
cumento que lo habilitaba para ello, según se encuentra establecido en el artículo
12 de la Ley de Tránsito; y por la ausencia de supervisión del personal que allí
laboraba, quien durante la jornada laboral se permitía jugar o bromear, en vez
de prestar efectivamente las funciones para las cuales había sido contratado sin
que ninguna de las personas que estaban a su cargo, se percataran de tales hechos
y/o adoptaran las medidas pertinentes, sobre todo si estaba expresamente prohibido
en el Reglamento Interno de la Empresa.
De acuerdo con lo anteriormente razonado, establecida la responsabilidad
del empleador y no habiéndose probado la existencia de una acción imprudente
de parte del trabajador que lo exima de dicha responsabilidad, corresponde que
indemnice los daños que sufrió el demandante por causa del accidente” (Corte
Suprema, 5 agosto 2010, Invalidación de Oficio “Flores Ortega con Servicios

anatomía sino que también en su personalidad y en la forma en que debe enfrentarse al resto de
las personas y a su trabajo. […].

Noveno: Que, habiendo resultado perdidosa la demandada, será condenado al pago de las costas.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 463 y siguientes del Código del Trabajo, se revoca,
la sentencia apelada […] en cuanto por ella rechazó la demanda y en su lugar se declara que ésta
queda acogida y se condena a la demandada a pagar al actor la suma de $ 15.000.000 por concepto
de daño moral, con los reajustes e intereses establecidos en el motivo octavo, con costas del juicio”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señora Sonia Araneda B., señora Rosa María Maggi D., Ministro Suplente señor Julio
Torres A., y el Abogado Integrante señor Ricardo Peralta V.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 423

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Geoservice Ltda.” Rol nº 994-2010, considerandos 13 y 14º de la Sentencia


de Reemplazo)231.

V. El empleador y su responsabilidad

1) El empleador es el primer responsable por la prevención


Esto por cuanto, “las obligaciones del contrato y el estado de necesidad pueden
motivar la exposición a riesgos del económicamente débil, situación que, como es
de justicia evidente, la sociedad quiere y procura evitar” (Corte de Antofagasta,
13 diciembre 2002, Apelación “Bernarda Pizarro y otros con Codelco División
R. Tomic”, Rol nº 2611).
También se ha resuelto que, si el empleador no ha velado por el debido y
correcto empleo de un dispositivo protector de la vida y salud de sus opera-
rios, y que está jurídicamente compelida a disponer y proporcionar elmentos
plenamente operativos y fiables (Corte de Santiago, 10 julio 1995, Apelación
“Alberti Michea con Constructora Con Pax S.A.”, Rol nº1197-1995. GJ nº
181, pág. 138 y ss.).

2) El empleador sería un deudor de seguridad a sus trabajadores


“El empleador es un deudor de seguridad frente a sus trabajadores, debiendo
actuar con la máxima diligencia para evitar que éstos sufran accidentes o en-
fermedades profesionales que puedan afectar su vida o su integridad física, y en
cumplimiento de tal deber, responderá de la culpa levísima del Art. 44 del Código
Civil” (Corte Suprema, 9 enero 2003, Casación en el fondo “Rocha Faúndez

231
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Urbano
Marín V., Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D. y el Abogado
Integrante señor Patricio Figueroa S.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

con Porcelanas Florencia S.A.”, Rol nº 3377-02. FM nº 506. pág. 5267 y ss.,
sentencia nº 12)232.

232
En este caso un pensionado demandó a su ex empleador, una empersa de ferrocarriles, para que
le indemnice por las lesiones sufridas en un accidente, los montos que indica por lucro cesante
y daño moral. El Juez de primera instancia (4º Juzgado del Trabajo de Santiago, Rol nº2043-
2001), sólo accedió ordenar el pago del daño moral, y en lo demás, rechazó la demanda. Teniendo
presente para ello que, el tenor del artículo 184 del Código del Trabajo y la falta de elementos de
seguridad, además de su deplorable estado.

La Corte de Apelaciones de Santiago, en su fallo revocó la sentencia apelada (Rol nº6844-2001).

Y del fallo de Casación nos quedamos con los siguientes motivos: “Segundo: Que, el sentido de
la norma es claro en orden a facultar al empleador para finalizar la vinculación existente con el
trabajador cuando éste ha incurrido en falta de probidad. Tal prerrogativa, evidentemente, aparece
concebida dentro del especial nexo habido entre las partes, esto es, la prestación de servicios
personales, bajo vínculo de subordinación o dependencia, a cambio de una remuneración, relación
contractual en la que uno de los sujetos resulta, en mayor o menor medida, supeditado al otro. Es
el contratante débil al cual la ley se ha preocupado de proteger mediante toda una reglamentación
contenida en el Código de la especialidad.

Tercero: Que, no obstante el raciocinio anterior, no puede desconocerse que el contrato de trabajo
se encuentra también marcado por su contenido ético, es decir, por el imperio de ciertos principios
que las partes deben respetar, entre ellos, el deber de fidelidad y lealtad a que ambas se encuentran
obligadas, atendidas, entre otras, las circunstancias de alta competitividad en el que se desarrollan
en el mundo moderno las actividades empresariales. En efecto, el mayor o menor éxito de una
empresa radica en la calidad y variedad de los productos que ofrezca a los consumidores de los
mismos, características que, a su vez, dependen de un acertado proceso de producción en el que,
sin duda, los dependientes juegan un rol principal.

Cuarto: Que, por lo mismo, las relaciones laborales han de desenvolverse en un clima de confianza,
el que se genera en la medida que las partes cumplan con sus obligaciones en la forma estipulada,
fundamentalmente, de buena fe. Es por este motivo que, ante ciertas conductas del trabajador,
debidamente comprobadas, el legislador laboral autoriza al empleador a poner término a la
vinculación, sancionando al trabajador con la pérdida de las indemnizaciones que, en otro evento,
le habrían correspondido. En la especie, se ha tratado de la probidad, esto es, de la honradez en
el actuar.

Quinto: Que, dicha honradez en el actuar exigida al dependiente, la ley laboral la ha establecido
sin mayores calificativos, es decir, basta que concurra -y haya sido acreditada- para que dé lugar a
la sanción más arriba mencionada. No se requiere la convergencia o reunión de más antecedentes,
sin perjuicio de la facultad de apreciación de la prueba rendida, actividad que se ubica entre las
atribuciones privativas de los jueces del grado. Por ende, ante la ausencia de esa rectitud o integridad
recibe aplicación la disposición contenida en el artículo 160 Nº 1 del Código del Trabajo, sin
que sea necesario considerar la concurrencia de otras circunstancias, por no exigirlo ni poder
interpretarse de esa manera, sin infringirla, la norma en examen”.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 425

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“4º) Que, en el Libro II del Código del Trabajo titulado ‘De la Protección
a los Trabajadores’, se regula substantivamente la que debe otorgar el empleador,
como responsabilidad suya. […];
5º) Que, el empleador es un deudor de seguridad a sus trabajadores.
La obligación de otorgar seguridad en el trabajo, bajo todos sus respectos,
es una de las manifestaciones concretas del deber general de protección del
empleador; su cabal cumplimiento es de una trascendencia superior a la
de una simple obligación de una de las partes en un negocio jurídico, pues
ella mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo que importa a sus
trabajadores, a sus familias y a la sociedad toda, tanto para proteger la
vida y salud de los trabajadores, como por razones éticas y sociales. La regu-
lación del cumplimiento de este deber no queda entregada a la autonomía
de la voluntad de las partes, ni menos aún, a la decisión del empleador.
Ella comprende en general una serie de normas de derecho necesario, cuyo
contenido, forma y extensión se encuentran regladas mediante normas de
orden público, sin perjuicio de normativas adicionales decididas o con-
vencidas con el empleador.
6º) Que, en relación con la obligación de prevención y seguridad que pesa sobre
el empleador, aluden a ella los artículos 66, 67 y 68 de la Ley Nº 16.744, cuyo
Reglamento fue aprobado por DS. Nº 40, del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social, de 11 de febrero de 1989, además de las prescripciones específicas para la
ejecución de las funciones motivantes del accidente del trabajo en análisis.
7º) Que, los mencionados preceptos de la Ley Nº 16.744 apuntan a que en
las empresas se logre una “conciencia de la seguridad”, por la importancia que ella
tiene para los diversos sectores referidos: los trabajadores, sus familias, la propia
empresa y la comunidad, siempre ésta interesada por los recursos humanos.
Al respecto importa destacar, entre otros preceptos, las dos primeras funciones
que deben cumplir los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad que deben fun-
cionar en toda empresa en que laboren más de 25 personas: “1.- Asesorar e instruir
a los trabajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección.
2.- Vigilar el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los trabaja-
dores, de las medidas de prevención, higiene y seguridad”.

426 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

8º) Que, el citado artículo 184 del Código del Trabajo señala que el emplea-
dor debe adoptar todas las necesarias medidas para proteger eficazmente la vida
y salud de sus trabajadores. La palabra “eficazmente”, empleada en la disposición
legal citada, aparentemente apunta a un efecto de resultado, el que sin dudas se
encuentra también presente; pero fundamentalmente debe entendérsela referida
a la magnitud de responsabilidad y acusiocidad con que el empleador debe dar
cumplimiento a su obligación de prevención y seguridad, en relación con lo cual
cabe inferir inequívocamente una suma exigencia del legislador.
9º) Que el Reglamento aprobado por DS. Nº 379 del Ministerio de Econo-
mía, Fomento y Reconstrucción, sobre requisitos mínimos de seguridad para el
almacenamiento y manipulación de combustibles líquidos derivados del petróleo
destinado a consumos propios, en relación con la responsabilidad por la seguridad de
las instalaciones, dispone lo siguiente: “El propietario, arrendatario o administrador
a cargo de la operación de las instalaciones, o su mero tenedor, será responsable de
su seguridad y de la aplicación del presente Reglamento. La persona responsable
y el personal a cargo de la instalación deberá disminuir al máximo, controlar y/o
eliminar los eventuales riesgos para quienes laboren en las instalaciones, para las
personas y propiedades vecinas y para terceros”, norma a la que, en una situación
como la de la especie, se debió dar estricto cumplimiento por la demandada.[…].
11º) El contrato de trabajo además del aludido contendido patrimonial, tiene
un importante contenido personal, en el que destacan básicamente el deber general
de protección del empleador y los de lealtad y fidelidad que pesan sobre los traba-
jadores. Aquél comprende el deber de seguridad que encierra una problemática
adicional.
12º) Que, los valores que tienden a preservar la obligación de seguridad, en
forma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino es la propia vida,
la integridad física y psíquica, y la salud del trabajador” (Corte Suprema, 27
mayo 1999, Casación en el fondo “Aguirre Rodríguez con EMERES Ltda.”, Rol
nº 4131-1997. FM nº 486, pág. 854, sentencia nº 8; también RDJ t. XCVI,
2ª parte -sección 3ª, pág. 89)233.

233
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros sres. Hernán
Álvarez, Oscar Carrasco, Marcos Libedinsky, José Benquis y el Abogado Integrante Patricio Novoa.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 427

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Se incumple la obligación de seguridad cuando el empleador mantenía un


equipamiento móvil cuyo peso excede la tonelada, que debía ser operado por sus
trabajadores, en estado defectuoso, única calificación que acepta un portón de
corredera si se sale de su línea de transcurso normal y se vuelca sobre una persona,
pues ello supone un estado mecánico deficiente e inseguro, configurándose el ele-
mento básico de la responsabilidad contractual: el incumplimiento de los deberes
que surgen con motivo de la convención. Habiendo obrado el empleador con falta
de la diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios
propios, concurre la imputabilidad culposa del incumplimiento, en los parámetros
legales aplicables, que son los del artículo 1547 inciso 1º en relación con el 44
inciso 3º, ambas disposiciones del Código Civil […]
El empleador quedó constituido en mora en el cumplimiento de la obligación
de seguridad con antelación a la fecha del accidente, lo que corresponde a la mo-
dalidad del artículo 1551 Nº 2 del Código Civil, porque la prestación de cuidado
no ha podido ser ejecutada sino con anterioridad a la operación en el equipamiento
móvil por el trabajador el día del accidente y, pese a ello, dejó transcurrir el es-
pacio de tiempo hasta esa fecha sin honrar su deber legal. Así, tratándose de una
obligación de hacer y constituido en mora, surge la obligación indemnizatoria de
los perjuicios resultantes de la infracción del contrato […]
Resultando público y notorio que de la omisión en el cumplimiento de la
obligación de seguridad en cuanto a mantener en operación equipos adecuados y
en correcto estado de operación, se deriva la clara posibilidad de la producción de
daños morales a los trabajadores, en razón de la eventualidad de ocurrencia de
accidentes, se concluye que los daños morales experimentados por el actor fueron
previsibles para la demandada” (Corte de Concepción Fecha: 5 marzo 2008,
Apelación “Reyes Campos con Hipermercado Líder Bío Bío Limitada”, Rol nº
502-2007).
“El empleador quedó constituido en mora en el cumplimiento de la obligación
de seguridad con antelación a la fecha del accidente, lo que corresponde a la moda-
lidad del artículo 1551 Nº 2 del Código Civil, porque la prestación de cuidado no
ha podido ser ejecutada sino con anterioridad a la operación en el equipamiento
móvil por el trabajador el día del accidente y, pese a ello, dejó transcurrir el es-

428 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

pacio de tiempo hasta esa fecha sin honrar su deber legal. Así, tratándose de una
obligación de hacer y constituido en mora, surge la obligación indemnizatoria de
los perjuicios resultantes de la infracción del contrato […]
Resultando público y notorio que de la omisión en el cumplimiento de la
obligación de seguridad en cuanto a mantener en operación equipos adecuados y
en correcto estado de operación, se deriva la clara posibilidad de la producción de
daños morales a los trabajadores, en razón de la eventualidad de ocurrencia de
accidentes, se concluye que los daños morales experimentados por el actor fueron
previsibles para la demandada” (Corte de Concepción Fecha: 5 marzo 2008,
Apelación “Reyes Campos con Hipermercado Líder Bío Bío Limitada”, Rol nº
502-2007).
El empleador es un deudor de seguridad respecto de sus trabajadores, “según
lo preceptuado en el artículo 69 de la Ley 16.744, si el accidente se debe a culpa o
dolo de la entidad empleadora, sin perjuicio de las acciones criminales que procedan,
la víctima podrá reclamar del empleador responsable del accidente, además de las
indemnizaciones contempladas en dicha ley, las otras indemnizaciones a que tenga
derecho con arreglo a las disposiciones del derecho común, incluso el daño moral.
Atendido que los valores que justifican la obligación de seguridad del emplea-
dor, en forma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino que es la
propia vida, la integridad física y psíquica y la salud del trabajador, que exceden
el mero contenido patrimonial del contrato de Trabajo, y dada la circunstancia
que el artículo 69 de la Ley 16.744 no determina el grado de culpa de que debe
responder el empleador en su cumplimiento, necesario resulta concluir que éste es
el propio de la culpa levísima, es decir, la falta de aquella esmerada diligencia
que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes.
La obligación de seguridad analizada hace responsable al empleador, en sede
contractual y, cuando corresponda, en los términos del artículo 69 de la Ley 16.744,
por la conducta de un dependiente que en el ejercicio de sus funciones ha causado
daño a un compañero de trabajo, cuando tal conducta se ha limitado a poner de
manifiesto que el empleador no dio adecuado cumplimiento al elemental y princi-
palísimo deber de seguridad que le impone la ley laboral, como ocurre en la especie.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 429

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Al desechar la demanda por el daño moral causado por el accidente del Trabajo
sufrido por el actor, la sentencia recurrida ha infringido tanto el artículo 184 del
Código del Trabajo como el artículo 69 de la Ley 16.74, por lo que corresponde
invalidarla, pues las infracciones citadas tienen influencia sustancial en lo dispo-
sitivo del fallo que las contiene e involucra un error de derecho que alcanza a su
decisión” (Corte Suprema, 27 mayo 1999, Rol nº 4313-1997).

3) Grado de Culpa de la cual respondería el empleador.


Se trata de una culpa contra legalidad, ya que, si la empresa no dio cumpli-
miento a estas medidas, además de haber incurrido en una omisión contractual,
“configuró una culpa contra legalidad” (Corte de Santiago, 30 enero 1996).
Así, el desobedecer esta obligación, sea por una infracción al artículo 184
del Código del Trabajo o de la extensa normativa complementaria, o bien
que dé lugar a alguno de los postulados emanados de la jurisprudencia en la
delimitación de su sentido y alcance. En este sentido, Diez Schwerter estima
importante destacar que, “para dar por establecido en los juicios indemni-
zatorios el cumplimiento o infracción a la normativa que regula el deber de
protección/obligación de seguridad y, consiguientemente, la culpa o ausencia
de ella, gran importancia tienen las conclusiones contenidas en sumarios o
informes efectuados por organismos con competencia sectorial técnica (como
ejemplo: los emitidos por Sernageomin [1er Juzgado del Trabajo de Antofa-
gasta, Rol nº 37765-1992, confirmado por la Corte de Antofagasta, Rol nº
1.093. RDJ t. 91, sección 3ª, págs. 10 y ss; también, Corte de Antofagasta,
13 diciembre 2002, Rol nº 2.611, GJ nº 270, pág. 183]; por la Autoridad
Marítima, en casos de accidentes en el mar [Corte de Concepción, 24 julio
2000; y 28 agosto 2002, Rol nº 161-2002, GJ nº 266, pág. 210]; por la Su-
perintendencia de Electricidad y Combustibles, competente para actividades
donde se utilizan combustibles [Corte de Antofagasta, 17 abril 2003, Rol nº
2706]; y por la Directiva General de Movilización Nacional, competente para
las actividades donde se utilizan explosivos, entre otros); así como los sumarios
sanitarios practicados por los Servicios de Salud [Corte de Antofagasta, 17
abril 2003, Rol nº 2]; y los informes e investigaciones realizados por los órga-

430 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 430 31-08-2011 17:43:17


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nos administradores del seguro social contra accidentes del trabajo [Corte de
Chillán, 10 agosto 2000, GJ nº 244, págs. 98 y ss.; Corte de Concepción, 20
mayo 2002, Rol nº 887-2002, GJ nº 270, pág. 160 y ss.; Corte de Santiago,
30 septiembre 2003, Rol nº 6551-2002, GJ nº 279, pág. 270]”234.
De esta manera, la ocurrencia de un accidente laboral o una enferme-
dad profesional ponen de manifiesto el fracaso de las medidas adoptadas
por el empleador en la protección de la vida y salud de sus trabajadores,
que no fueron eficientes o simplemente que no se adoptaron (Corte de
Concepción, 10 julio 2002, confirmada por la Corte Suprema el 20 enero
2003. FM nº 506, pág. 5267).
“El incumplimiento contractual del empleador se presentará cuando ocurra
un accidente del trabajo, ya sea porque éstas no eran eficaces, surgiendo el deber de
reparación como consecuencia de la obligación que él asume al celebrar el contrato
de trabajo” (Corte de Concepción, 28 agosto 2002, Apelación “Macaya Ruiz
con Pesquera Itata S.A.”, Rol nº 161-2002. GJ nº266, pág. 210).
La diligencia y cuidado del empleador es de mayor importancia que la
exigida en los contratos bilaterales. “En el artículo 184 del Código del Trabajo,
norma de cuyo literal se desprende que la obligación de diligencia y cuidado que
la ley impone al empleador en la especie, es de mayor entidad que la comúnmente
exigida en los contratos bilaterales, pues no sólo es de cargo de aquél tomar todas
las medidas de seguridad necesarias para proteger la vida y salud de sus traba-
jadores, sino que, además, debe hacerlo eficazmente. En consecuencia, atendido
lo dispuesto en el ya citado artículo 184 del Código del Trabajo, correspondió a
la empresa demandada acreditar que efectivamente tomó todas las medidas de
seguridad que la naturaleza de las faenas ameritaba, para proteger eficazmente
la vida y salud del actor, en los términos y modalidades a que legalmente estaba
obligado” (2° Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 14 enero 2010, RIT
O-518-2009)235.

234
Ob. Cit., págs. 84 y 85.
235
Fuente: http://microjuris.cl/, MJJ23902.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 431

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Es tal la entidad de los bienes involucrados que, el grado de responsa-


bilidad que pesa sobre el empleador, es asimilable a la culpa levísima236.
“El deber general de protección del empleador, que comprende el ‘Deber de Segu-
ridad’ y los valores que se encuentran comprometidos en tal obligación, no son de
contenido patrimonial, pues importan, obviamente, la propia vida, la integridad
física y psíquica y la salud del trabajador, es decir, bienes de tal naturaleza
que, el grado de culpa de que responde el empleador ante incumplimiento
de tal obligación, eso puede asimilarse al de la levísima, establecido en el
artículo 44 del Código Civil” (Corte Suprema, 8 agosto 2000, Casación en el
fondo “Briones Rodríguez con Ingeniería Industrial y Térmica S.A.”, Rol nº 582-
2000. FM nº 501, pág. 2427, sentencia nº 1)237. De particular importancia

236
“La jurisprudencia ha sostenido reiteradamente que el empleador responde hasta de culpa levísima
en el cumplimiento del deber de protección/obligación de seguridad; es decir, hasta por ‘la falta de
aquella esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios
importantes’ (aplicando lo señalado en el artículo 44 del Código Civil) [Corte de Santiago, 25
noviembre 1988, GJ nº 221, pág. 200; Corte Suprema, 8 agosto 2000, RDJ t. 97, sección 3ª, pág.
152; Corte de Concepción, 10 julio 2002 confirmada por la Corte Suprema, 20 enero 2003, FM
nº 506, pág. 5267; Corte de Santiago, 29 agosto 2003, Rol nº 7245-2002. GJ nº 278, pág. 282;
Corte Suprema, 12 mayo 2003, FM nº 510, pág. 960], y ello ‘atendidos los valores que tienden
a perseverar tal “obligación de seguridad”, que no otros, […] que la vida, la integridad física y
la salud del trabajador, y dada la circunstancia que el artículo 69 de la citada Ley nº16.744 no
determina el grado de culpa del cual debe responder el empleador en su cumplimiento” [Corte de
Antofagasta, 3 agosto 2000], precisándose además que el artículo 1547 del Código Civil se aplica
únicamente al contenido patrimonial del contrato de trabajo (intercambio de remuneraciones por
servicios), pero no a su contenido personal, en el que se comprende la obligación de seguridad
y protección de la vida e integridad física y psíquica y la salud de los trabajadores que afecta al
empleador [Corte Suprema, 27 mayo 1999, RDJ t. 97, sección 3ª, pag152]”. Diez Schwerter,
Ob. Cit., pág. 88.
237
En este caso, demandó la cónyuge del trabajador en representación suya y de sus dos hijos,
debido al fallecimiento a causa de la aspiración del monóxido de carbono que se almacenó en
el subterráneo debido a que el shaft de salida de los gases estaba obstruido por escombros que,
entre el segundo y tercer piso, se habían depositado, producto de una reciente construcción. La
demandada, evacuando el traslado, opuso la excepción de prescripción y solicitó el rechazo de
la acción, con costas, y sostuvo, además, que la demandante renunció a sus derechos y que las
cantidades reclamadas son excesivas. La demandada subsidiaria, al contestar la demanda, opuso
la excepción de incompetencia del tribunal, alegó la falta de responsabilidad del empleador y lo
excesivo de las cantidades pretendidas. En sentencia de 3 de diciembre de 1998, el tribunal de
primer grado, rechazó las excepciones de incompetencia y de prescripción y acogió la demanda
en contra de ambas demandadas, más reajustes e intereses e imponiendo a cada parte sus costas.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales


Se alzaron todas las partes y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol nº504-
1998), en sentencia de 17 de enero del 2000, revocó la de primer grado en cuanto acogía la demanda
en contra de la demandada subsidiaria, declarando en su lugar que, en este procedimiento, se rechaza
tal acción y, por ende, no emite pronunciamiento sobre la excepción de incompetencia opuesta
por esa parte, confirmando, en lo demás, con declaración que la demandada queda condenada
a pagar a los demandantes las sumas de $5.000.000.- por daño emergente y $20.000.000.- por
daño moral, más reajustes e intereses, sin costas del recurso.

En contra de esta última sentencia, la demandada principal dedujo recurso de casación en el fondo,
a fin que se la invalide y se dicte la de reemplazo que corresponda conforme a la ley y al mérito
de autos, con costas.

“Tercero: Que, sobre la base de los hechos descritos en el motivo anterior, los jueces del grado
concluyeron que el empleador del trabajador fallecido […], incumplió el deber de protección y
cuidado que le impone el artículo 184 del Código del Trabajo respecto a aquél, habiendo incurrido
en la responsabilidad que establece el artículo 69 de la Ley Nº 16.744, razón por la cual acogieron
la demanda interpuesta por la viuda e hijos del occiso, otorgándoles indemnización por daño
emergente y moral, por las cantidades que se indican en lo resolutivo del fallo de que se trata. […]

Octavo: Que, ante el silencio señalado, para tales efectos, esto es, determinar el grado de culpa,
habrá de recurrirse al derecho común. Al respecto el artículo 1547 del Código Civil, hace una
clasificación tripartita de los contratos, según el beneficio que reportan a las partes. El deudor
no es responsable sino de culpa lata en los contratos en que, por su naturaleza, sólo son útiles al
acreedor; es responsable de la leve en los contratos que se celebran para beneficio recíproco de
las partes; y de la levísima, en los caos en que el deudor es el único que reporta beneficios. Tal
regla, sin embargo, admite flexibilidades que se deducen de la norma del artículo 2129 del mismo
Código, según el mayor o menor interés del contratante. Ahora, la citada calificación tripartita,
según el beneficio que reportan a las partes, es, por cierto, extensiva al contrato de trabajo en su
contenido patrimonial, esto es, en cuanto intercambio de remuneración por servicio. […]

Décimo: Que, de este modo, dilucidada una parte de la controversia, esto es, origen y naturaleza
de la acción de que se trata y el grado de culpa de que responde el empleador, calificaciones en las
que la sentencia impugnada no ha cometido infracción de ley ninguna, procede establecer el plazo
de prescripción que para la extinción de la citada acción ha establecido el legislador, desde que el
recurrente alega que como se determinó la existencia de una responsabilidad contractual para su
parte, recibe aplicación el artículo 480 del Código del Trabajo. Al respecto conviene recordar que
la citada disposición regula ‘los derechos regidos por este Código’ y ‘las acciones provenientes de
los actos y contratos a que se refiere este Código’, sin embargo, la acción de que se trata ha sido
establecida en una legislación distinta, cual es la Ley Nº 16.744, relativa al Seguro Social contra
Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, específicamente, en su artículo
69, como ya se dijo, de manera que para precisar el plazo de prescripción de la misma, ha de
recurrirse a esta normativa la que, en el artículo 79 preceptúa: […]. Ello por cuanto es de toda
lógica atender a la ley creadora de la acción para determinar el plazo de prescripción de la misma,
sobre todo si se considera la disposición del artículo 13 del Código Civil y si, además, no resulta
posible entender una distinta intención del legislador ante la precisa redacción del citado artículo

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

nos parecer los motivos Quinto y siguientes, al decir: “Que, el precepto legal
en que se apoya la acción intentada por los actores, como sucesores y actuando en
representación del trabajador fallecido, es el artículo 184 del Código del Tra-
bajo, el que establece el deber general de protección de la vida y la salud de
los trabajadores, impuesto por el legislador a los empleadores, en términos
tales que el empleador es un deudor de seguridad a sus trabajadores y tal
obligación de otorgar seguridad en el trabajo, bajo todos sus respectos, es
una de las manifestaciones de aquel deber general de protección ya citado,
cuyo cabal e íntegro cumplimiento es de una trascendencia superior a la de
una simple obligación a que se somete una de las partes de una convención
y, evidentemente, constituye un principio que se encuentra incorporado a
todo contrato, siendo un elemento de la esencia de éstos y la importancia
de su cumplimiento no queda entregada a la voluntad de las partes, sino
que comprende una serie de pautas, cuyo contenido, forma y extensión se
encuentran reguladas mediante normas de orden público.
Sexto: Que, precisado el origen de la acción que se ha deducido -la ley y el
contrato de trabajo- corresponde relacionarla con los efectos de las obligaciones, desde
que aquella vinculación jurídica constituye una fuente de estas últimas. Dentro
de las líneas rectoras generales y que, obviamente, reciben aplicación en materia
laboral, aún cuando en esta sede el principio de la autonomía de la voluntad se
encuentre restringido como manera de proteger a una de las partes contratantes,
esto es, el trabajador, se ubican la ley del contrato y la buena fe en la ejecución del
mismo, entre otras y, obviamente, en este contexto, ha de concluirse que el incum-
plimiento de las obligaciones genera para las partes la subsecuente indemnización
de perjuicios, como lógica consecuencia de la falta o mora en que ha incurrido
uno de los contratantes, cuyo es el caso y aún más si se considera que el deber de
protección encuentra su fuente inmediata en la ley laboral.

79 de la Ley Nº 16.744, ni aún cuando esta última norma utilice la expresión ‘prestaciones’, la
que ha de entenderse en términos amplios, es decir, comprensiva de beneficios y de retribuciones
o indemnizaciones. En consecuencia, también ha de concluirse la ausencia de errores de derecho
en este sentido.

Undécimo: Que en armonía con lo que se ha reflexionado sólo cabe concluir el rechazo del recurso
de casación en el fondo que se analiza”.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Séptimo: Que, en esta línea de deducciones, resulta que el legislador, ante


el incumplimiento por parte del empleador de una de las obligaciones de
la esencia de un contrato laboral, ha previsto el subsiguiente resarcimien-
to para el o los afectados, consagrando la acción pertinente en la Ley Nº
16.744, sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enferme-
dades Profesionales, específicamente en su artículo 69, […]. Sin embargo, este
precepto no señala el grado de culpa de que responde el empleador”.
Y no sólo nacen obligaciones patrimoniales del Contrato de Trabajo, dice
el considerando Noveno, ya que, además “destacan básicamente el deber general
de protección del empleador, ya analizado, y los de lealtad y fidelidad que pesan
sobre los trabajadores; en aquél se comprende el deber de seguridad, y los valores que
se encuentran comprometidos en tal obligación no son de contenido patrimonial,
pues importan, obviamente, la propia vida, la integridad física y spíquica y la salud
del trabajador, es decir, bienes de tal naturaleza que, necesario resulta concluir,
que el grado de culpa de que responde el empleador ante el incumplimiento de tal
obligación, es o puede asimilarse al de la levísima, establecido en el artículo 44
del Código Civil, esto es, la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre
juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes”.
En otro caso se resolvió: “El empleador tiene la obligación de tomar todas las
medidas necesarias para proteger de forma eficaz, la vida y salud de los trabajadores.
Las normas de seguridad social gozan de una trascendencia elevadísima en
el ordenamiento, dadas las posibles repercusiones que un accidente laboral puede
generar en la esfera personal y familiar. En este sentido, al no determinarse por
la ley 16.744 el grado de culpa del que debe responder el empleador, no
cabe sino entender que ésta es de carácter levísima, es decir, la esmerada
diligencia que un hombre medio ocupa en la administración de sus nego-
cios importantes” (Corte de Concepción, 21 julio 2009, Apelación “Carrasco
Muñoz con Pesquera San José S.A.”, Rol nº 524-2008).
“De conformidad con los artículos 69 de la Ley sobre Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales, que hace responsable al empleador cuando el accidente
se produce por dolo o culpa de su parte, y 184 del Código del Trabajo, que establece
el deber de seguridad del empleador, en términos tales que el incumplimiento de las

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

medidas eficaces para proteger la salud del trabajador importa que el empleador
no ha desplegado la diligencia o cuidados necesarios, que es de la culpa o descuido
levísimo, aparece como procedente la responsabilidad subsidiaria atribuida a las
demandadas en relación con las indemnizaciones derivadas de la inexistencia o
mal estado de las condiciones de higiene y seguridad que era su obligación man-
tener y/o fiscalizar, para la protección eficaz de la vida y salud de los trabajadores
a su cargo” (Corte de Valparaíso, 19 enero 2009, Apelación “Castillo Soto con
Rodríguez y Parra Ltda. y otros”, Rol nº 525-2008).
Otro ejemplo de falta de supervisión encontramos en la Invalidación de
Oficio “Ibarra Bobadilla con Transportes Laja Ltda.” del 27 de mayo de 2008
(Rol nº 2049-2008)238, en donde el accidente se produjo por un montacargas

238
En autos rol Nº 2.437-04 del Sexto Juzgado del Trabajo de Santiago, donde un concretero dedujo
demanda en contra de Construcciones y Transportes Laja Limitada y de Constructora Bío Bío
S.A., ambas representadas por la misma persona, en forma solidaria o esta última en subsidio de
aquélla, a fin que se condene a las demandadas a pagar las cantidades que señala, por concepto de
indemnización por lucro cesante y daño moral, originadas en el accidente de trabajo que relata,
más reajustes, intereses y costas.

La demandada, Construcciones y Transportes Laja Limitada, evacuando el traslado, solicitó el
rechazo, con costas, de la acción deducida en su contra, señalando que el accidente materia de
autos, se debió exclusivamente al actuar temerario y negligente del trabajador, por las razones que
explica, a lo que agrega que no existió, por su parte, infracción al artículo 184 del Código del
Trabajo y que la pretensión de lucro cesante debe ser desestimada, al igual que el daño moral y
que, en todo caso, la cifra solicitada resulta desproporcionada.

La demandada, Constructora Bío Bío S.A., al contestar, alega que no existe norma legal que la
haga responsable solidaria como se pretende en el libelo y que siempre fiscalizó el cumplimiento,
por parte de la otra demandada, de las obligaciones estipuladas en el artículo 184 del Código del
Trabajo, de manera que no es posible atribuirle responsabilidad de ningún tipo, ratificando las
alegaciones formuladas por Construcciones y Transportes Laja Limitada.

El tribunal de primera instancia, en sentencia de 23 de mayo de 2007, dio lugar a la demanda
y condenó a ambas demandadas, como empleadoras del actor, a pagar a éste las cantidades que
indica por concepto de lucro cesante y daños extrapatrimoniales, como consecuencia del accidente
de trabajo que sufrió el 30 de abril de 2003 e impuso a cada parte sus costas.

Se alzaron las demandadas y la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo de siete de marzo de
dos mil ocho, que se lee a fojas 184, confirmó la sentencia de primer grado, con la prevención en
ella contenida.

En contra de esta última decisión, las demandadas deducen recurso de casación en el fondo, por
haberse incurrido en infracciones de ley que han influido, en sus conceptos, sustancialmente en

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

que fue elevado hasta que el carro chocó con la polea cortándose el cable,

lo dispositivo del fallo, pidiendo que este tribunal la invalide y dicte la de reemplazo que se crea
conforme a derecho.

Hechos de la causa, son los siguientes: “ e) el actor, para ejecutar su trabajo de concretero, tenía
necesariamente que subir a la plataforma del montacargas para poder sacar la carretilla con
hormigón y no colocó el gancho que aseguraba la plataforma; f ) el actor le solicitó al operador
del montacargas que lo elevara más para facilitar el vaciado del concreto en el molde y, éste, no
obstante la prohibición existente, elevó el montacargas produciéndose el choque, la ruptura del
cable y la caída del demandante; g) en el momento del accidente el jefe de la cuadrilla no se
encontraba presente en el lugar; h) las demandadas Construcciones y Transportes Laja Limitada
y Constructora Bío Bío S.A., conforman un holding o sociedades relacionadas que tienen
socios comunes y trabajadores comunes, apareciendo la Constructora Bío Bío como la empresa
aseguradora del actor ante la Mutual de Seguridad y otorgándole liquidaciones de remuneraciones
indistintamente con la otra demandada; i) la causa determinante del accidente la constituyó la
aceptación por parte del operador del montacargas de transportar al demandante más arriba y
su falta de cuidado para no evitar el choque violento de la plataforma con la polea; j) la causa
concomitante del accidente estuvo constituida por la petición del demandante de ser elevado con
la carretilla por el montacargas; k) los trabajadores laboraban sin la supervisión de jefes, ni siquiera
el capataz de cuadrilla, cuya presencia probablemente hubiera evitado que el operador accediera
a llevar al demandante más arriba y habría ordenado a este último sacar la carretilla y realizar la
labor en forma habitual; l) además de la ausencia de supervisión, el montacargas no era dirigido
por el operador habitual y era una maquinaria riesgosa, porque la potencia del motor facilitaba
la ruptura del cable; m) el accidente sufrido por el demandante el 28 de julio de 2003, no es de
trabajo; n) ninguna de las incapacidades sufridas por el actor le otorga derecho a pensión mensual,
alcanzando el nivel de incapacidad a un 20% por las lesiones ocasionadas en el accidente del 30
de abril de 2003; ñ) acreditados los hechos que revelan el perjuicio extrapatrimonial sufrido por
el demandante, desde el 30 de abril de 2003 y hasta, al menos, el 11 de julio de 2005; o) ambas
sociedades demandadas fueron las empleadoras del actor.

[…]. 3º) Que, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 1556 del Código Civil, la
indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y el lucro cesante y este último ha sido
conceptualizado como la pérdida cierta de la ganancia probable, de modo que deben acreditarse,
por quien pretende su reparación, los presupuestos necesarios para hacerlo procedente, es decir,
la merma efectiva del beneficio o provecho que se habría obtenido en determinadas condiciones.
En el caso, se ha partido del supuesto constituido por la labor realizada por el trabajador, sin
calificación y su edad, sin embargo, ninguna de esas circunstancias puede considerarse como
antecedente suficiente para tener por concurrente el lucro cesante, desde que ambas son conjeturas,
por cuanto suponen presumir, sin fundamento conocido alguno, que la víctima sobrevivirá el
tiempo necesario y con un ingreso permanente y determinado, el cual habrá dejado de percibir
en razón de la incapacidad que lo afectó.

4º) Que, por consiguiente, al haberse otorgado en la sentencia atacada, indemnización por lucro
cesante sobre la base de suposiciones, se ha incurrido en error de derecho por equivocada aplicación
del artículo 1556 del Código Civil, yerro que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo,

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 437

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

lo que determinó la caída de la plataforma al suelo, junto con el trabajador,


desde una altura aproximada de más de 4 metros, cuya consecuencia fueron
las lesiones descritas en la demanda.
“El empleador responde hasta la culpa levísima, bastando la mera imprudencia
o negligencia, el deber de informar de los riesgos o la infracción de reglamentos
para incurrir en dicha responsabilidad” (Corte de Antofagasta, 17 abril 2003,
Rol nº 2706)239.

en la medida en que condujo a condenar a las demandadas a pagar un resarcimiento improcedente


en el caso.

5º) Que, en tales condiciones, el fallo de que se trata debe ser invalidado para la necesaria corrección.
 Por estas consideraciones y lo dispuesto, además, en los artículos 463 del Código del Trabajo y
764, 765, 766, 767, 768, 771, 772, 783 y 785 del Código de Procedimiento Civil, actuando de
oficio esta Corte, se invalida la sentencia”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por el Ministro señor Patricio Valdés
A., señora Gabriela Pérez P., Ministro Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados Integrantes
señores Roberto Jacob Ch., y Juan Carlos Cárcamo O.
239
“Vigésimo: Que, el artículo 69 de la ley 16.744 acepta que en caso que el accidente o enfermedad
se deba a la culpa o dolo de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de las acciones
criminales que corresponda, la víctima y demás personas a quienes el accidente o enfermedad
cause daño, podrán reclamar las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las
disposiciones del derecho común.

Vigésimo primero: Que como se desprende de esta disposición, no sólo la víctima sino cualquier
otro puede accionar a la sede jurisdiccional respectiva en contra del tercero que causó el daño
a objeto le indemnice de los perjuicios ocasionados, de modo tal que no sólo es el trabajador el
único acreedor de la responsabilidad subsidiaria. Como ha quedado acreditado en estos autos
la acción deducida se ha basado justamente en la normativa contemplada en el artículo 64 del
Código de Trabajo que establece dicho tipo de responsabilidad del dueño de la obra, empresa o
faena, el que no adoptó todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de
sus trabajadores al tenor de lo dispuesto en el artículo 184 del citado cuerpo legal.

Vigésimo segundo: Que, cabe consignar que las transformaciones económicas que están
produciéndose en el mundo, como lo sostiene el profesor Ricardo Juri Sabag, han modificado
considerablemente los mercados de trabajo, en que la pauta clásica consistía en una relación de
empleo que suponía un vínculo de subordinación de patrón trabajadores. En la actualidad han
surgido nuevas formas de utilización de mano de obra que impugnan este modelo tradicional,
tendiendo cada vez más la empresa moderna a efectuar sus actividades a través de terceros, que
se denominan “contratistas” o “subcontratistas”. Es así, que el legislador laboral no ha podido
mantenerse ajeno a estos cambios, creando instituciones que vayan en resguardo del trabajador
como lo constituye precisamente la contemplada en el artículo 64 del Código del Trabajo.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales


Vigésimo tercero: Que, el ya tantas veces referido artículo 64 del Código del Trabajo, constituye
una norma amplísima en cuanto a su contenido, ya que se refiere a todas las obligaciones de carácter
legal y previsional que se originaron en el contratante y sus trabajadores sin excepción, y por ende
no está restringida sólo a las remuneraciones, sino comprensiva de beneficios y retribuciones o
indemnizaciones.

Vigésimo cuarto: Que, en cuanto al instituto de la prescripción, señalan las apelantes subsidiarias
que habiéndose deducido la demanda al amparo de las normas sobre la responsabilidad contractual,
al alegarse incumplimientos de deberes derivados de un contrato de trabajo, la demanda como
acción se encontraba prescrita a la luz de lo determinado en el artículo 480 inciso segundo del
Código del Trabajo, que establece un plazo de seis meses contados de la terminación de los servicios,
momento que corresponde a la muerte del trabajador en virtud de lo dispuesto en el artículo 159
Nº 3 del mismo Código, siendo inaplicable la prescripción de cinco años establecida en el artículo
79 de la ley 16.744 que sólo se refiere a las acciones para hacer valer estos derechos respecto de las
mutualidades exclusivamente para el acceso de los trabajadores y sus familiares a las prestaciones
médicas y asistenciales que establece la ley, ya que la responsabilidad contractual derivada de
accidentes del trabajo se rige por las normas del Código Laboral; asimismo que el concepto de
prestaciones a que se refiere el artículo recién citado no quedan incluidas las indemnizaciones de
perjuicios, debiendo regirse por el derecho común de acuerdo a lo preceptuado por la letra b) de
la ley referida precedentemente.

Vigésimo quinto: Que, como lo advierte el juez de primer grado en su razonamiento trigésimo,
la acción intentada en el caso sublite ha sido establecido en la ley sobre accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales Nº 16.744, de forma que para precisar el plazo de prescripción ha de
recurrirse a lo estatuido en el artículo 69 de dicho texto legal el que preceptúa que “las acciones para
reclamar las prestaciones por accidente de trabajo o enfermedades profesionales prescribirán en el
plazo de cinco años contados desde la fecha del accidente o del diagnóstico de la enfermedad[...]”,
sin que resulte procedente una interpretación diferente frente al claro tenor de lo indicado en dicha
norma, por lo que las acciones deducidas en la litis han sido interpuestas en forma oportuna

Vigésimo sexto: Que, por otra parte, las demandadas subsidiarias al recurrir de apelación han
sostenido que el trabajador fallecido incurrió en incumplimientos al contrato de trabajo, ya que las
labores a realizar consistían en la limpieza y secado de aisladores eléctricos de postes y subestaciones
respecto del tendido eléctrico domiciliario o de campamento de la localidad de María Elena y no
en otros como el caso del tendido industrial que se encontraba energizado y que no era objeto de
su trabajo, todo lo cual consta en las declaraciones que corren en la causa penal, desoyendo las
órdenes al subir a un poste energizado sin haberle sido indicado.

Vigésimo séptimo: Que, del mérito de los antecedentes analizados pormenorizadamente por el
juez de primera instancia en los fundamentos vigésimo séptimo y vigésimo octavo, que se han
reproducido, ha quedado plenamente establecido que el resultado dañoso tuvo su origen en la
conducta negligente y culpable de la demandada principal al no adoptar las medidas reglamentarias
de seguridad que el delicado trabajo a realizar requería, lo que se evidencia claramente del informe
técnico evacuado por la Superintendencia de Electricidad y Combustible allegado a fojas 263 y del
Acta de Inspección emitida por la inspectora del Departamento de Programas sobre el Ambiente

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 439

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

del Servicio de Salud de Antofagasta a fojas 325 y de los demás antecedentes que emanan de
la testimonial analizada, los que permiten colegir que incumplió el deber de protección de sus
trabajadores que le impone el artículo 184 del Código del Trabajo, careciendo de asidero las
argumentaciones esgrimidas por las demandadas subsidiarias de que hubo negligencia del trabajador
al incumplir las obligaciones que le imponía el contrato, y estimándose improcedente por lo mismo
la excepción de contrato no cumplido.[…]

Vigésimo noveno: Que, el artículo 43 de la ley citada anteriormente regula un orden de prelación,
pero está referido sólo a las pensiones por supervivencia, y no excluye a personas que no cuenten
con el vínculo matrimonial. La Constitución Política de la República establece en su artículo
primero que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, concepto constitucional que no
admite discriminación entre familias matrimoniales y no matrimoniales, estando integrada la
familia nuclear por una pareja adulta con o sin hijos, lo que ha llevado al ordenamiento jurídico
a no discriminar entre los nacidos tanto dentro como fuera del matrimonio, estimándose no
atendible los argumentos sostenidos por las demandadas bajo estos aspectos.

Trigésimo: Que, como lo ha sostenido reiteradamente nuestra jurisprudencia, es un principio
no discutido en la actualidad que el daño moral es indemnizable y que no requiere ser probado,
quedando entregada la fijación del mismo al mérito del proceso y al prudencial criterio del
juez, entendiéndose por tal el sufrimiento, dolor o afección psicológica que lesione el espíritu,
manifestándose en pesadumbres y depresiones de ánimo, dolor y pesar. En la especie, al no haberse
adoptado las medidas de protección necesarias para haber evitado la muerte del trabajador, y
atendida la naturaleza del daño causado, ello se tradujo evidentemente en un padecimiento a
sus sobrevivientes, en este caso a su hijo, madre y conviviente, por lo que a través de quienes la
reciben se pretende procurar satisfacciones que en alguna medida permitan atenuar ese sufrimiento
debido al dolor infligido. En estas circunstancias se procederá a regular el monto solicitado por
este concepto en forma prudencial, acorde a lo que se dirá en la parte resolutiva.

Trigésimo primero: Que, en lo que hace al lucro cesante debe considerarse que no sólo es cierto
el daño actual, sino que también puede serlo el futuro en cuanto a la certidumbre de haberse
producido las circunstancias que lo establecen, lo que no importa que esta incertidumbre obste a
su reparación; y si no se erigen antecedentes que permitan determinarlos de una manera precisa,
deberán fijarse equitativamente, sin que el tribunal se pueda abstraer, en el caso sublite, de la futura
capacidad laboral del trabajador, pues era una persona joven (23 años), el soporte económico de su
grupo familiar y no percibía otros ingresos que no fueran los propios de la labor que desempeñaba,
fluctuantes entre $ 8.000 y $ 10.000 diarios, además de no constar en autos que su hijo y madre
del mismo hayan percibido los beneficios de una pensión de supervivencia.

Por estas consideraciones, se confirma la sentencia de fecha veinte de diciembre del año 2002,
escrita a fojas 463 y siguientes, con declaración que: [a). Se reduce a sesenta millones de pesos
$ 60.000.000 la indemnización por daño moral establecida en favor del menor […] a treinta
millones $ 30.000.000 para .[…] y a quince millones $ 15.000.000 en beneficio de .[…]. b. No
se condena en costas a las recurrentes por haber tenido motivos plausibles para alzarse]”.

Pronunciada por la Primera Sala, constituida por los Ministros Titulares, señor Enrique Álvarez
Giralt, señora Laura Soto Torrealba y señor Oscar Clavería Guzmán.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Otro caso sería la Apelación “Ramírez Contreras con Cifuentes y Vicencio”


(Corte de Santiago el día 5 noviembre 2001 Rol nº 6093. GJ nº 257, págs.
170 y 171).
Con todo, la Ley nº16.744 no indica cuál es el grado de culpa que
responde el empleador, por tanto habrá que recurrir a las reglas generales
del derecho común. Y ante tal silencio, se ha señalado que, para efectos de
accidentes del trabajo, se debe determinar el grado de culpa del cual se responde
conforme al artículo 1547 del Código Civil. “Tal regla, sin embargo, admite
flexibilidades que se deducen de la norma del artículo 2129 del mismo Código,
según el mayor o menor interés del contratante. Ahora, la citada clasificación
tripartita, según el beneficio que reportan a las partes, es, por cierto extensiva al
contrato de trabajo en su contenido patrimonial, esto es, en cuanto a intercambio
de remuneración por servicio.
Noveno: Que, no obstante lo razonado en el motivo anterior, resulta que
en el contrato de trabajo, además del aludido contenido patrimonial, destacan
básicamente el deber general de protección del empleador, […] y los de lealtad y
fidelidad que pesan sobre los trabajadores, en aquel que se comprende el deber
de seguridad, y los valores que se encuentran comprometidos en tal obligación
no son de contendido patrimonial, pues importan, obviamente la propia vida,
la integridad física y psíquica y la salud del trabajador, es decir, bienes de tal
naturaleza que, necesario resulta concluir, que el grado de culpa de que responde
el empleador ante el incumplimiento de tal obligaciones puede asimilarse al de la
levísima, establecido en el artículo 44 del Código Civil, esto es, la falta de aquella
esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus
negocios importantes” (Corte Suprema, 8 agosto 2000, Casación en el fondo
“Briones Rodríguez con Ingeniería Industrial y Térmica S.A.”, Rol nº 582-2000.
FM nº 501, pág. 2427, sentencia nº1).
Conducir un camión de gran tonelaje sin tener la experiencia nece-
saria y sin la Licencia requerida, constituye una negligencia tal que debe
ser asimilada a la culpa grave. “Según lo dispuesto en el artículo 44 del Có-
digo Civil, La culpa grave, negligencia grave, culpa lata, es la que consiste en no
manejar los negocios ajenos con aquel cuidado que aun las personas negligentes y

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

de poca prudencia suelen emplear en sus negocios propios, por lo que puede con-
cluirse que se ha incurrido en un negligencia grave, pues aun las personas
negligentes y de poca prudencia respetan las normas legales mínimas, como
lo es conducir con una licencia o autorización adecuada, y dada la poca
experticia del trabajador, a lo menos ameritaba un grupo de apoyo u otro
conductor para asesorarlo en la adquisición de habilidades tan específicas
como aquellas que requiere la conducción de un camión de alto tonelaje;
culpa grave que de acuerdo al artículo 1.437 de este estatuto, es fuente de las
obligaciones, por ser el elemento esencial del cuasidelito civil, que está vinculada
causalmente con el resultado de muerte, en la medida que la empresa demandada
como persona jurídica de derecho privado, estaba obligada a cumplir con la ley y
sus reglamentos, especialmente, en lo referente a la extracción minera y la actividad
relacionada con ella, y fue el desobedecimiento de la ley y el reglamento lo que ha
producido necesariamente la muerte de […], desde que es lógico concluir que un
buen adiestramiento no sólo en la capacitación, sino en los años de experiencia en
la conducción de otros vehículos como prerrequisito conforme a la Ley 18.290,
habría evitado sin duda este fatal hecho” (Corte de Antofagasta, 12 septiembre
2008 Apelación “Pérez Suárez y otra con Sociedad Contractual Minera El Abra”,
Rol  nº 911-2007)240.

240
“Séptimo: Que, el informe reseñado en el motivo precedente, indica con precisión las conclusiones
sobre las causas básicas del hecho, analizando las circunstancias en base a declaraciones e instructivos
al respecto, por lo que corresponde valorarlo como plena prueba, a lo que debe agregarse que la
demandada, Sociedad Contractual Minera El Abra, violó la Ley 18.290 en cuanto no cumplió con
la exigencia de tener a sus trabajadores encargados de conducir los camiones de alto tonelaje, con
autorizaciones superiores a las licencia clase ‘A-4’ que constituye el prerrequisito indispensable para
comenzar la preparación y autorización en la conducción de estos camiones, cuya maniobrabilidad
requiere de mayor destreza y de una experiencia mínima, lo que resalta el informe aludido.

Octavo: Que, de acuerdo a este razonamiento, existe prueba completa de la falta de diligencia o
cuidado por parte de la demandada al autorizar a un trabajador que no cumplía con los requisitos
legales y reglamentarios para conducir un camión de gran dimensión o de alto tonelaje, que exige
una experiencia superior a la normal como lo expresa también el informe pericial de fojas 333 […]
cuando indica como causas básicas los factores personales de la falta de conocimiento del conductor
al carecer de experiencia en la operación del camión fuera de carretera con una instrucción inicial
insuficiente de once días, y la ‘falta de habilidad (sic) por práctica insuficiente’ al trabajar 18 días
en el mes de junio y 17 en el mes de julio, en compañía de otros operadores. […]

Décimo: Que, en nada altera lo concluido los documentos de fojas 189 y siguientes, referente a
un informe técnico pericial, practicado en ausencia de las formalidades legales y exento de todos

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

En el similar sentido, se falló que: “En conformidad con lo prevenido en el


artículo 184 del Código del Trabajo, es obligación del empleador tomar todas las
medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de sus trabajadores,
manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como
también los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades pro-
fesionales.
Infringe la referida obligación el empleador que pone a disposición de
un trabajador, para que cumpla su labor de chofer, un vehículo en condi-
ciones mecánicas deficientes, especialmente en su sistema de frenos, cuyas fallas
reiteradas, en exigentes condiciones del terreno, hacían previsible un accidente, el
cual efectivamente se produce en el descenso de una cuesta pronunciada, no pudiendo
el trabajador controlar la velocidad del camión que manejaba por desperfectos en
el sistema de frenos, el que tras chocar contra una barrera de contención se volcó,
cayendo en un barranco y provocando la muerte del trabajador.
En lo tocante a la responsabilidad empresarial de resarcir los daños y perjuicios
ocasionados con motivo de un accidente del trabajo, como el de la especie, es útil
dejar sentado que tal responsabilidad comprende tanto los daños materiales como

los antecedentes que tuvo a la vista la pericia del Servicio Nacional de Geología y Minería, por
lo que legalmente carece de valor probatorio, sin perjuicio de que su deficiencia se manifiesta
fundamentalmente en el desconocimiento del sustento fáctico que exige la ley, conforme se ha
razonado en relación a la Ley 18.290. Asimismo, esta reflexión sirve para ponderar el informe
de fojas 229 y siguientes, de […], cuya declaración de fojas 315 y 361 siguientes, realizada fuera
del plazo fatal señalado por la ley, carece de valor probatorio, cuando omite un razonamiento
y desconoce la necesaria instrucción básica que le entrega la experiencia al ser titular de una
licencia para conducir clase ‘A’ y que el legislador exige como presupuesto elemental para conducir
vehículos de transporte de carga de alto tonelaje, de manera que todo lo relacionado a la forma
de estacionarse y la aparente confianza del conductor y el desconocimiento de los manuales,
pierde importancia y causalidad frente a la ausencia de estos elementos esenciales explicados
precedentemente; razonamiento similar que sirve para excluir el testimonio de […], quien además
no fue testigo presencial y se refiere tangencialmente al operador del equipo de apoyo sin advertir
las consecuencias que conlleva la ausencia de este personal”.

Pronunciada por la Primera Sala integrada por el Ministros Sr. Oscar Clavería Guzmán, el Fiscal
Judicial Sr. Rodrigo Padilla Buzada y el abogado Integrante Sr. Alfonso Leppes Navarrete.

Confirmada por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por los Ministros Sr. Héctor
Carreño, Sr. Haroldo Brito, Sr. Roberto Jacob y los Abogados Integrantes Sr. Luis Bates y Sr.
Domingo Hernández el 16 de diciembre de 2010, Rol nº6421-2008.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 443

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

los morales provocados por el siniestro, en conformidad con lo que se establece en el


artículo 69 de la Ley n°16.744” (Corte de Santiago, 13 octubre 1995, RDJ
t. XCII, sección 3ª – 2ª parte, pág. 166. También, Corte Suprema, 6 enero
1994, RDJ t. XCI, sección 3ª – 2ª parte, pág. 10).
Trabajador Aprendiz. “Si el empleador encomendó al trabajador una labor
que no pudo dejar de supervigilar de modo directo, dada su calidad de aprendiz, y
desde que dicho carácter requiere del superior conocimiento de quien como mecánico
le contrató, y el empleador demandado no acreditó haber conocido de modo real
la eventual aptitud o calificación técnica del trabajador para realizar la acción
encomendada, y el trabajador debía desempeñarse como “ayudante” y “aprendiz”, el
indicado trabajo debió necesariamente llevarse a cabo en compañía y con el auxilio,
enseñanza e instrucción del empleador, lo que al no realizarse, implicó incurrir
en un acto negligente y culposo que de modo legítimo se representa como título
suficiente de su responsabilidad contractual ante el daño moral ocasionado con la
muerte del trabajador a su esposa e hija” (Corte de Santiago, 26 diciembre 2006,
Apelación “Peti-breuilh Faunes con Madariaga Salas” Rol nº 1343-2006)241.

241
Ante el 4º Juzgado del Trabajo de Santiago (Rol nº 5903-2005.), comparece la viuda por sí y
por su hija menor de edad, demandando en juicio ordinario del trabajo, en calidad de cónyuge
sobreviviente e hija, respectivamente, a un contratista, por el accidente sufrido por su marido en
julio del año 2005, quien efectuaba labores de ayudante mecánico, en la empresa subsidiaria, que
le produjo la muerte, el día 03 de julio de 2005. Alude que al momento del accidente, el occiso
se encontraba en un sector del foso del taller mecánico, desmontando un motor y desconectando
mangueras de alimentación de bencina, para asistir un vehículo. Durante el procedimiento, se
reventaron las mangueras y se produjeron chispas, de modo que su cuerpo se empapó de bencina
incendiada por la combustión, arrancó del taller hacia el patio, tratando de impedir el avance del
fuego con sus propias manos, hasta que se lanzó a un charco de aguas lluvias, revolcándose a fin
de apagar el fuego de la hoguera que lo consumía. Expresa que la demandada principal violó su
obligación de seguridad, ya que el occiso carecía de la capacitación y pericias requeridas, omitiéndose
las supervisiones correspondientes y, en general las condiciones necesarias de seguridad. Por lo
expuesto, solicitó al Tribunal, que ordene a las demandadas el pago de las siguientes prestaciones:
a) Lucro cesante, las jubilaciones por vejez, por el lapso de 15 años, considerando una pensión
mensual de $ 400.000; y b) Daño moral, equivalente a la suma de $ 500.000.000. El perjuicio
extrapatrimonial comprende el dolor y el sufrimiento del causante en el tiempo, 5 días, entre la
quemazón del 65% de su cuerpo y la cesación definitiva de todas sus funciones vitales.

El demandado principal, opuso en primer término, excepción de “falta de la capacidad del
demandante o de personería o representación legal del que comparece a su nombre“, fundada que
en autos no hay antecedentes de que se haya otorgado la posesión efectiva. En subsidio, contesta,

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

El empleador debe responder aun si el trabajador efectuaba labores


no especificadas en su Contrato de Trabajo.

señalando que el trabajador fue contratado con fecha 15 de junio de 2005 (18 días de haberse
iniciado la relación laboral). La demandada subsidiaria, señala no tener responsabilidad en los
hechos, no sólo por cuanto la responsabilidad subsidiaria no se extiende a las indemnizaciones
derivadas de accidentes de trabajo, sino que porque el accidente se produjo en circunstancias que
su víctima se encontraba desarrollando actividades absolutamente ajenas a las que su representada
contrató con el empleador y demandado principal.

En su fallo, el Tribunal del fondo, dispuso: “e) Que, de los antecedentes que rolan en autos, no
dan certeza a esta sentenciadora, que el accidente que le costó la vida al señor […], sea atribuible al
empleador, vale decir, que éste no haya tomado las medidas de seguridad necesarias para proteger la
vida y salud del trabajador, puesto que al interior del taller existía la señalética pertinente, extintor
de incendio, el causante usaba vestimenta adecuada, todo lo cual lo expresaron los testigos de la
demandada y, que se observa, los primeros, en copias de fotos, además, los informes acompañados
se fundan en suposiciones, uno, que el accidente se podría haber producido por haber recibido el
causante, en el rostro, bencina, al desconectarse las mangueras del vehículo que se encontraba en
el foso del taller, otro, por mala manipulación de combustible, el que se pretendió utilizar para
limpiar las herramientas, y de allí se explica la gran cantidad de las mismas que fueron encontradas
en el suelo del taller mecánico, cuyas cajas estaban derretidas; f ) Que, en consecuencia, se rechaza
la demanda de autos, en todas sus partes, puesto que se llega a la conclusión, que el accidente
sufrido por el señor […], se debió a alguna acción imprudente o indebida del mismo.

14) Que, la demás prueba rendida documental resulta irrelevante y en nada altera lo ya resuelto.
15) Que, incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.
[…], se declara: I. Que se rechaza la excepción de falta de representación formulada por la parte
demandada; II. Que se rechaza la objeción de documentos formulada por la parte demandante;
III. Que se rechaza la demanda de autos, en todas sus partes; VI. Que cada parte pagará sus costas
y, por mitades las comunes, por estimar que la parte demandante litigó con motivo plausible”.

Del fallo de segunda instancia: “4º. Que, como puede apreciarse, el empleador encomendó al
trabajador una labor que a juicio de esta Corte no pudo dejar de supervigilar de modo directo, dada
la calidad de aprendiz del trabajador, y desde que precisamente dicho carácter requiere del superior
conocimiento de quien como mecánico le contrató. El empleador demandado no ha acreditado
haber conocido de modo real la eventual aptitud o calificación técnica del trabajador para realizar
la acción encomendada. Si el trabajador debía desempeñarse como “ayudante” y “aprendiz”, el
indicado trabajo debió necesariamente llevarse a cabo en compañía y con el auxilio, enseñanza
e instrucción del empleador, lo que éste no hizo, incurriendo en un acto negligente, y culposo
que de modo legítimo se le representa en esta causa como título suficiente de su responsabilidad
contractual ante el daño moral ocasionado con la muerte del trabajador a las demandantes;

5º. Que, las razones anteriores, por sí suficientes a los efectos de lo que se dirá en lo decisorio, hacen
innecesario ahondar en las causas directas del origen del fuego, tanto por la imponibilidad material
de habérsele podido establecer, cuanto, aun con las adecuadas medidas de seguridad el trabajador
debía ser supervisado y ayudado en su impericia para realizar la faena que le fue encomendada; y

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 445

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“La circunstancia que se alegue que el actor estaba contratado sólo para
ciertas labores, no exime al empleador de su obligación de tomar todas las
medidas de seguridad que la actividad productiva que desarrolla exija. Por
ende, aun cuando se aceptare que la labor del trabajador era sólo la de abonar un
terreno, aplicando la experiencia, que es propia de la apreciación conforme a las
reglas de la sana crítica, el empleador debió prever la posibilidad de accidentes,
tomando medidas de seguridad al respecto.
En todo contrato de trabajo se distinguen tres contenidos: el jurídico
instrumental, el patrimonial y el ético jurídico, siendo dentro de este último
donde se ubica la protección que debe todo empleador a sus trabajadores, lo
que tiene sustento legal en el artículo 184 del Código del Trabajo.
El artículo 184 del Código del Trabajo, le impone al empleador la obli-
gación de mantener las condiciones adecuadas de seguridad en las faenas y de
proporcionar “implementos necesarios”, lo que implícitamente comprende, la
indispensable obligación de capacitación, debiendo relacionar, adecuadamente,
el artículo mencionado, con la disposición 179 del mismo compendio legal,
en cuanto la empresa es responsable de la capacitación ocupacional de sus
trabajadores con el fin de permitirles mejores “condiciones de vida”. De esta
manera, un accidente del trabajo puede producirse por la falta de capacitación
de los encargados de manejar ciertas máquinas involucradas en el proceso
productivo, que por su falta de pericia provocan daños a terceros trabajadores”.


6º. Que, a la hora de determinar el monto del daño moral, esta Corte se arriba a lo que la prudencia
y la equidad le aconsejan en cada caso particular, de modo que en éste lo fijará en la suma de $
10.000.000.

Por estas consideraciones y citas legales, […], se decide: a) Que, se revoca la sentencia apelada
de […], y en cuanto en su resolutivo Nº VI ordena que cada parte pague sus costas, y, en su
lugar, se declara que la demanda deducida a fojas 10 queda acogida, sólo en cuanto se condena
al demandado […] a pagar a los demandantes doña [y su hija] la suma única de $ 10.000.000 a
título de daño moral experimentado por dichas demandantes con motivo de la muerte […]; b)
Que, la suma antes indicada se pagará con los reajustes e intereses contemplados en el artículo 63
del Código del Trabajo; y c) Que, se condena al demandado al pago de las costas de la causa”.

Pronunciada por la Décima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, integrada por el Ministro
señor Cornelio Villarroel Ramírez, la Fiscal Judicial señora Marta Jimena Pinto Salazar y el Abogado
Integrante señor Cristián Pumarino Romo.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

(Corte de Talca, 15 septiembre 2003, Apelación “González González


Ramón con Pozo Gesswein” Rol nº 1926)242.

242
Un obrero, domiciliado en un Fundo de la Comuna de Pelarco, interpone demanda laboral de
indemnización por accidente de trabajo en contra de su ex empleador, señalando que el 10 de
diciembre de 2001 fue contratado por la demandada para desempeñar labores de abonadura de
maíz, en el Fundo Pangue, con una remuneración diaria de $ 4.000. El 12 de diciembre del 2003,
por instrucciones de su empleador, procedió a la descarga de un coloso y cuando realizaba la labor,
éste se desplazó hacia donde estaba, quedando aprisionado entre el coloso y el tractor. A raíz del
accidente resultó con lesiones graves, quedando imposibilitado de concurrir a su trabajo, siendo
despedido el 13 de marzo de 2002, solicitando que en definitiva se le condene a su ex empleador
a pagarle a título de indemnización por lucro cesante y por daño moral, haciendo un total de
$2.724.000 más los intereses y reajustes, con expresa condenación en costas.

El Juez de Primer Grado rechazó en todas sus partes la demanda interpuesta, sin costas, por haber
tenido motivos plausibles para litigar el demandante.

Apelada la sentencia, destacamos del fallo: “Noveno: Que, como lo ha definido la mayoría de
los tratadistas, el daño es de toda lesión, disminución o menoscabo sufrido por un bien o interés
jurídico y el daño moral es una lesión en los derechos inherentes a la personalidad de un sujeto,
que es de naturaleza extrapatrimonial y que produce agravio, dolor, en este caso, en el derecho
a la seguridad e integridad individual, que el contrato le aseguraba al imponer al empleador las
condiciones de protección que señala el artículo 184 del Código del Trabajo.

Con lo razonado, disposiciones legales citadas y, visto, además, lo dispuesto en los artículos 471,
472, y 473 del Código del Trabajo, se revoca la sentencia apelada […] y, en su lugar se declara que
se le acoge con relación a la indemnización del daño moral quedando obligado, en consecuencia,
[…] a pagar a Ramón Ernesto González González la suma de un millón de pesos, por concepto
de indemnización del daño moral sufrido por éste en el accidente del trabajo ocurrido el 12 de
diciembre de 2001, derivado del incumplimiento de las normas de protección contenidas en el
contrato de trabajo por remisión del artículo 184 del Código del Trabajo, sin costas por estimar
que hubo motivo plausible para litigar.

La cantidad antes indicada deberá ser reajustada conforme a la variación que haya experimentado
el Índice de Precios al Consumidor, a contar de la fecha de la notificación de la demanda y hasta
su entero y cumplido pago.

Se previene que el presidente señor Biel, fue de opinión de fijar en quinientos mil pesos la antedicha
indemnización y hacer aplicable el reajuste sólo a partir del cúmplase de esta sentencia”.

Pronunciado por el Presidente de la Segunda Sala señor Rodrigo Biel Melgarejo, Fiscal señor
Gabriel Poblete Poblete y Abogado Integrante señor Jenaro Bobadilla Briones.

El Fallo de la Corte Suprema, fue pronunciado por la Cuarta Sala integrada por los Ministros
señores, Marcos Libedinsky T., José Benquis C., Urbano Marín V. y Orlando Álvarez H. y el
Abogado Integrante señor Juan Infante P.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 447

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

4) Infracción al Deber de Seguridad por el dueño de la obra.


“No es posible atribuir a la dueña de la obra o faena, responsabilidad subsi-
diaria en la condena que se le ha impuesto al contratista por infringir el deber de
seguridad, desde que aquélla no estuvo en condiciones de ejercer una fiscalización
mayor que la que hizo operar en relación con el cumplimiento de las medidas
que tendieron a proteger eficazmente la vida y la seguridad de los trabajadores
de la obra o faena contratada” (Corte Suprema, 29 abril 2004, Invalidación
de Oficio “Arancibia Rivera contra Bravo Rojas y S.Q.M. Boratos S.A.”, Rol nº
2297-2003. FM nº 521, pág. 587, sentencia nº 4)243.

243
En autos rol Nº 3.104-02 seguidos ante el Primer Juzgado del Trabajo de Antofagasta, a fin que se
condene a las demandadas a pagar, por concepto de indemnización por daño moral por las lesiones
y secuelas producto del accidente que refiere, la suma que indica, más reajustes e intereses, en
subsidio, las cantidades que el tribunal estime ajustadas a derecho y equidad, en ambos casos con
costas. El demandado principal, no contestó la demanda, y la subsidiaria, evacuando el traslado
conferido, opuso la excepción de falta de legitimidad pasiva, la de prescripción de la acción. En
subsidio, negó la efectividad de los hechos en que se funda la demanda y solicitó con costas, el
rechazo de la acción deducida en su contra. El tribunal de primera instancia, en sentencia de 19
de marzo del año 2003, rechazó la excepción de prescripción y condenó al demandado principal
al pago de la suma que señala, más intereses y reajustes, por concepto de indemnización por daño
moral sufrido con ocasión del accidente de trabajo, ocurrido el 9 de marzo de 2001. Además,
decidió que la demandada subsidiaria debe responder en tal calidad del pago de la suma consignada
en el fallo.

Se alzó la demandada subsidiaria y la Corte de Apelaciones de Antofagasta, y confirmó la sentencia
de primera instancia.

En contra de esta sentencia, la demandada subsidiaria interpuso recurso de casación en el fondo,
por haberse dictado con infracción de ley, pidiendo su invalidación y la dictación de fallo de
reemplazo por medio del cual se acoja su recurso de apelación y se revoque la de primera instancia,
con costas.

“5º. Que, útil se hace recurrir a la historia del establecimiento del precepto en cuestión [artículos
64 y 64 bis del Código del Trabajo]. En el Código de 1931, se registra en los siguientes términos:
El dueño de la obra, empresa o faena, será subsidiariamente responsable de las obligaciones que
afecten a los contratistas a favor de los obreros de éstos. En los casos de construcciones de edificios
por precio único prefijado, no procederá esta responsabilidad subsidiaria cuando el que encargue la
obra sea una persona natural.. Con la dictación del Decreto Ley Nº 2.200, de 1978, se derogaron
los Libros I y II del Código del Trabajo de 1931 y la nueva legislación no contenía norma alguna
relativa a la materia. Sin embargo, la disposición es otra vez introducida en la legislación laboral,
en iguales términos que en el Código de 1931, por el Decreto Ley Nº 2.759, de 1979, el que
alteró algunos aspectos del Decreto Ley Nº 2.200. Posteriormente, en 1987, al entrar en vigencia el
nuevo Código del Trabajo, éste contempló, en su artículo 63, la misma disposición que el Decreto

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Ley Nº 2.759, esto es: El dueño de la obra, empresa o faena, será subsidiariamente responsable
de las obligaciones que afecten a los contratistas a favor de los trabajadores de éstos. En caso de
construcción de edificios por precio único prefijado, no procederá esta responsabilidad subsidiaria
cuando el que encargue la obra sea una persona natural; esta codificación, además, establecía
la responsabilidad subsidiaria del dueño de la obra, empresa o faena en materia de afiliación
y cotización de la Ley Nº 16.744 sobre Enfermedades profesionales y Accidentes del Trabajo,
que afectara a los contratistas o subcontratistas. Es dable también señalar que la extensión de la
responsabilidad subsidiaria en relación con los subcontratistas, sólo aparece en la Ley Nº 19.250,
de 30 de septiembre de 1993 y que por medio de la Ley Nº 19.666, de 8 de marzo de 2000, se
estableció la posibilidad que el trabajador además de demandar a su empleador directo, pueda
dirigir su acción en contra del responsable subsidiario. Esta ley también incorporó el artículo 64
bis, ya transcrito.

6º. Que, ciertamente, la normativa que se estudia pretende abordar el problema de la insolvencia
de los contratistas o subcontratistas que va en desmedro de los derechos de los trabajadores y que
surgieron en Europa en el siglo XIX, a raíz de la especialización de los procesos productivos y el
requerimiento subsecuente de conocimientos y manejos específicos.

7º. Que, es desde este punto de vista desde el cual debe buscarse el sentido y alcance de las
expresiones que nos interesan, a lo que deben sumarse los principios que imbuyen la legislación
laboral, es decir, protección del trabajador e in dubio pro operario, entre otros. Por consiguiente, si
la ley habla de obligaciones laborales y previsionales, sin excluir a ninguna en particular, ni referirse
a alguna en especial, deben entenderse en sentido amplio e incluir en ellas los deberes, imposiciones
o exigencias esenciales a la vinculación de naturaleza laboral, cualquiera sea su fuente, es decir,
legal, contractual e incluso, según el caso, nacidas de la aplicación práctica que se haya consentido
por las partes. Así por lo demás se señaló en el debate respectivo en la Cámara de Diputados,
donde incluso se sostuvo que no se estaba introduciendo ningún nuevo principio en la materia.
Deben, además, considerarse las obligaciones nacidas de las contingencias de la seguridad social,
dado que donde la ley no distingue, no le es lícito al intérprete distinguir. Estas últimas, sin duda,
involucran la prevención de las contingencias sociales y la cobertura de siniestros propiamente
tales, esto es, sistema de pensiones a través de las Administradoras de Fondos de esa naturaleza y
la salud, por intermedio de las Instituciones respectivas como, asimismo, la afiliación y cotización,
es decir, el acto por el cual un particular se integra al régimen de seguridad social y la cuota con la
que, obligatoriamente, trabajadores o empleadores deben concurrir a los regímenes de seguridad
para financiar sus fines. […].

9º. Que, en esta línea de ideas, útil es precisar también, como ya se ha decidido, que, ciertamente,
la responsabilidad subsidiaria posee límites. Tales límites están dados desde un doble punto de vista,
tanto jurídico como fáctico. Jurídicamente, uno de los límites de la responsabilidad subsidiaria,
está establecido en el propio artículo 64 inciso final, del Código del Trabajo, en cuanto no la
extiende al caso de construcción de edificios por un precio único prefijado, encargada por una
persona natural.

10º. Que, desde el plano práctico, la responsabilidad en examen debe estimarse extendida sólo a
aquellos casos en que el dueño de la obra, faena o empresa ha podido fiscalizar el cumplimiento

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

8º. Que, por otro lado, en relación con la obligación laboral de que se trata,
esto es, el deber de seguridad contemplado en el artículo 184 del Código del Tra-
bajo, cuya infracción ha derivado en un accidente de esa naturaleza, del que se
pretende hacer responsable subsidiariamente a la dueña de la obra o faena, corres-
ponde precisar que constituye una de las varias manifestaciones del deber general
de protección que se impone al empleador, cuyo origen algunos autores lo sitúan
en la contrapartida al deber de fidelidad y lealtad atribuidos al trabajador; otros,
en la situación de comunidad jurídico-personal que caracteriza a la vinculación
laboral; otros, en el principio pro operario, etc. Lo cierto es que, sea cual fuere su
origen, nuestro legislador lo ha establecido expresamente en el citado artículo 184
y, por lo tanto, puede anotarse que se trata de una obligación de fuente legal.

Vi. De la prueba del deber de seguridad


“Si en contra del empleador acciona un trabajador directamente afectado,
nuestra jurisprudencia estima que la sola concurrencia del accidente del trabajo

por parte del contratista o subcontratista de las obligaciones de las que se pretende hacerlo
responsable. Ya se decidió que si ello escapaba de la esfera del responsable subsidiario, éste no puede
ser condenado en tal calidad. Este Tribunal se ha referido con anterioridad a otras limitaciones
fácticas, tales como el tiempo, el contrato suscrito y la efectividad de los servicios prestados por
los trabajadores, las que no resulta necesario analizar en el presente fallo.

11º. Que, en consecuencia y sobre la base de los hechos asentados en este proceso, esto es, que la
demandada subsidiaria entregó al demandado principal las recomendaciones pertinentes acerca
de prevención de riesgos; que existía Comité Paritario de Seguridad y prevencionista de S.Q.M.
Boratos que se preocupaban del área de prevención de riesgos en faena, no es posible atribuir a
la dueña de la obra o faena -la recurrente de casación- responsabilidad subsidiaria en la condena
que se le ha impuesto al contratista por infringir el deber de seguridad, desde que aquélla no
estuvo en condiciones de ejercer una fiscalización mayor que la que hizo operar en relación con
el cumplimiento de las medidas que tendieran a proteger eficazmente la vida y seguridad de los
trabajadores de la obra o faena contratada. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto
en los artículos 463 del Código del Trabajo y 785 del Código de Procedimiento Civil, actuando
de oficio esta Corte, se invalida la sentencia de doce de mayo de dos mil tres, escrita a fojas 121
y se la reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista, separadamente”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José
Benquis C., José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H. y Urbano Marín V. y el abogado integrante
señor Roberto Jacob Ch.

450 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

o enfermedad profesional implica incumplimiento al deber de protección/


obligación de seguridad que le impone el contrato de trabajo, incumplimiento
que se presume culpable atendido lo dispuesto en el artículo 1547 inciso 3º
del Código Civil [Corte Suprema, 20 enero 2004, Rol nº 1323-2003; Corte
de Santiago, 31 enero 2002; Corte de Antofagasta, 13 diciembre 2002, Rol
nº 2.611, GJ nº 270, pág. 183], siendo entonces de carga de este empleador
demandado, ‘presunto responsable’ [Corte de Antofagasta, 13 diciembre 2002,
Rol nº 2.611], el ‘comprobar la justificación de su conducta’ [Corte de San-
tiago, 2 julio 2002, GJ nº 265, pág. 85; Corte de Antofagasta, 13 diciembre
2002, Rol nº 2.611]; de justificar la causal de irresponsabilidad que invoque
en su favor [Corte de Santiago, 9 julio 2002, FM nº 510, pág. 960]”, dice
Diez Schwerter244.
Por nuestra parte, hemos compilado los siguientes criterios jurispruden-
ciales.

1) Corresponde al empleador la carga de la prueba y demostrar que cumplió con el


deber de cuidado245.
“La controversia en el caso particular –que permite dilucidar si corresponde o
no la indemnización de perjuicios solicitada– se centra en establecer si el accidente
laboral encuentra su causa en el incumplimiento de parte del empleador de su
obligación de seguridad, o en un acto de imprudencia temeraria de parte del actor.

244
Ob. Cit., págs. 89 y 90.
245
Sobre el particular, Diez Schwerter hace el siguiente comentario: “¡pero qué difícil prueba!
En efecto, respondiendo el empleador hasta de culpa levísima deberá probar entonces que, pese a
haber cumplido toda la normativa vigente, y pese a haber adoptado, además todas las medidas de
prudencia y atención que la circunstancias del caso requerían para proteger eficazmente la vida y
salud de los trabajadores con la esmerada diligencia que un hombre juicioso habría empleado en la
administración de sus negocios importantes, le fue imposible impedir la ocurrencia del accidente
del trabajo o enfermedad profesional.

Y si no produce tal prueba, ‘forzoso es presumir la culpabilidad en el suceso’, concluyen nuestros
jueces [Corte de Rancagua, 21 noviembre 2003, Rol nº 4174].

Ahora francamente ilusoria se tornará la posibilidad de impetrar con éxito ausencia de culpa, si se
considera que el artículo 184 del Código del Trabajo, al imponer la obligación de adoptar todas

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 451

jurisprudencia accidentes.indb 451 31-08-2011 17:43:18


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Al respecto, el artículo 184 del Código del Trabajo obliga al empleador a tomar
todas las medidas que ameriten las circunstancias para una protección eficaz de la
vida y salud de los trabajadores, manteniendo condiciones adecuadas de seguridad
en las faenas y a su vez instrumentos que sean capaces de impedir accidentes y
enfermedades profesionales.
En la materia –un accidente de trabajo en la faena– corresponde al empleador
la carga de la prueba, en orden a acreditar que cumplió con el deber de seguridad en
comento, este deber lo obliga a contar con personal competente, con equipamiento
adecuado, con un espacio físico seguro y una organización eficiente.
En lo que respecta al caso concreto, es perfectamente posible concluir que no
se ha cumplido con el deber de cuidado previamente mencionado, toda vez que
fueron enviados los trabajadores a un sector sin la información suficiente, que el
lugar tampoco contenía señalética necesaria para advertir el peligro inminente que
representaba, y que tampoco se encontraban supervisores al momento del accidente.
En definitiva por lo anteriormente descrito, nace el deber de indemnizar
los perjuicios ocasionados, entre los que se comprende el daño moral, presumible
para el Tribunal en virtud de los antecedentes acompañados que dan cuenta de
las graves lesiones físicas ocasionadas” (Corte Suprema, 13 julio 2009, “Lozano
con Echeverría Izquierdo Montajes Industriales S.A.”, Rol nº 2620-2009)246.

las medidas necesarias para proteger ‘eficazmente’ la vida y salud de los trabajadores, está exigiendo
‘resultados positivos’ [Corte de Rancagua, 21 noviembre 2003, Rol nº 4174], o apuntando ‘a un
efecto de resultado’ [Corte Suprema, 27 mayo 1999], como se ha resuelto en ciertos casos”.
Ob. Cit., pág. 92.
246
En autos Rol nº 2.236, del Juzgado de Letras de Coelemu, el actor deduce demanda en contra
de su ex empleadora Echeverría Izquierdo Montajes Industriales S.A., a fin que se le indemnicen
los perjuicios causados por el accidente del trabajo que le afectó, y se condene a la demandada a
pagarle el perjuicio sufrido por daño moral ascendente a la suma de $42.000.000 o lo que se fije,
con costas.

Expone que ingresó a trabajar en la empresa demandada el 03 de Noviembre de 2005 como
maestro de segunda eléctrico, su trabajo consistía en la construcción de la caldera recuperadora
planta desmineralizada, aire comprimido, evaporizadores, turbogenerador y otros. Añade que el
día 01 de Diciembre de 2005, junto a su hermano Alejandro Soto Lozano, maestro de primera
eléctrico, iniciaron el día trabajando en la conexión de transformadores. Alrededor de las 16:30
horas aproximadamente, el capataz a cargo de la cuadrilla, les ordenó a él y a su hermano limpiar el

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Tratándose de obligaciones que emanan del contrato de trabajo que liga a


trabajador y empleador, acaecido un accidente es en este último en quien pesa

trasformador y celdas, en general, del equipo ubicado en la sala N° 7, para su entrega a los dueños
de la obra; fue en ese momento que sufrió una descarga eléctrica. La causa del accidente se produjo
porque se les ordenó trabajar en un lugar donde había equipos energizados, sin dar los avisos y
sin implementarse las adecuadas condiciones de seguridad, en particular sin existir charlas sobre
bloqueo de equipos en tales condiciones. Luego de la ocurrencia de éste, fue trasladado primero
a Chillán y después a una clínica en Concepción, donde quedó hospitalizado por un mes y con
tratamiento por siete meses. Las heridas que sufrió fueron en manos y tórax, de carácter grave,
por las que debió ingresar en varias oportunidades a pabellón. Como consecuencia de ellas, sufre
intensos dolores físicos y padecimientos psicológicos que le duran hasta hoy, considerando, además,
que se le amputó el dedo índice de la mano izquierda. Indica que no puede haber duda de su
accidente ni las heridas graves sufridas junto al dolor físico causado, esto le produjo un quiebre
anímico y espiritual, con secuelas permanentes que deben indemnizársele. El fundamento de la
demanda se basa en que el empleador está obligado a tomar todas las medidas necesarias para
proteger la vida y salud de sus trabajadores y los implementos necesarios para prevenir accidentes
y enfermedades profesionales y capacitar adecuadamente, por lo que se infringió el artículo 184
del Código del Trabajo; y, siendo el accidente una consecuencia inmediata y directa de ello, la
demandada es responsable de los daños que se le han ocasionado.

La demandada, evacuando el traslado conferido, opuso en primer término, la excepción de
incompetencia del tribunal -rechazada- y, en cuanto al fondo, pidió el rechazo de la demanda,
con costas.

El tribunal de primera instancia, en fallo de 21 de noviembre de 2008, rechazó la demanda
interpuesta por el trabajador en todas sus partes.

Se alzó el demandante y la Corte de Apelaciones de Chillán, por resolución de 13 de marzo del
2009, anuló de oficio el fallo de primer grado y acto continuo, dictó a fojas 236 vta. sentencia de
reemplazo en la que rechazó la demanda, sin costas, por estimar que el demandante tuvo motivo
plausible para litigar.

En contra de este último fallo, la demandante recurre de casación en el fondo, aduciendo las
infracciones de ley que señala y solicita se revoque la sentencia impugnada y se dicte la que con
arreglo a derecho corresponde.

“Sexto: Que, de acuerdo con lo que ha decidido reiteradamente esta Corte, del análisis del artículo
184 del Código del Trabajo, aparece que efectivamente corresponde al empleador acreditar que
adoptó todas las medidas de seguridad que la naturaleza de las faenas amerite, a fin de proteger
eficazmente la vida y salud del trabajador.

Séptimo: Que, por lo razonado, la sentencia incurrió en error de derecho al hacer una errada
aplicación e interpretación del artículo 184 del Código del Trabajo, en contradicción con lo
ordenado en el artículo 1698 del Código Civil, al invertir el peso de la prueba, error que tuvo una
influencia sustancial en lo dispositivo del fallo desde que condujo a los sentenciadores a rechazar
la demanda de indemnización de perjuicios con motivo del accidente laboral que afectó al ex
trabajador, en circunstancia que correspondía darle acogida.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 453

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

la obligación de probar que se tomaron todas las medidas necesarias para que el
trabajo se desarrollase en condiciones adecuadas y seguras, no obstante lo cual el
accidente igualmente se produjo, en términos tales que él no pudo prever ni evitar.
Lo anterior significa que el empleador no será responsable de todo daño sufrido
por sus trabajadores, dado que es común que el trabajo implique ciertos riesgos,
los cuales obviamente se busca evitar, pero que en ocasiones, inevitablemente para
el empleador, igual acontecen. Sin embargo, ha quedado establecido que el tra-
bajador fue descuidado en el desarrollo de sus funciones, pues no logró acreditar
que cuando procedió a limpiar la máquina, ésta estaba apagada y que se energizó
posteriormente, circunstancia que sólo será considerada para rebajar el monto de la
indemnización demandada, pero en ningún caso puede ser tenida como suficiente
para decretar la compensación de culpas solicitada, dado que no se acreditó que el
demandado contara con las mínimas condiciones de seguridad ni desarrollara ac-
ciones tendientes al cuidado eficaz de la vida y salud de sus trabajadores. Asimismo,
se acreditó que no contaba con comité paritario de seguridad y que no efectuaba
la capacitación adecuada a sus trabajadores, por lo que mal puede entenderse que
el accidente se debió a caso fortuito o fuerza mayor” (Corte de Concepción, 30


Octavo: Que, por todo lo anteriormente concluido, se acogerá el recurso de casación en el fondo
en estudio”.

Y de la Sentencia de Reemplazo: “Vigésimo segundo: Que, los antecedentes referidos
precedentemente, permiten a estos sentenciadores concluir valorando el daño moral experimentado
por el actor, en la suma de $25.000.000 (veinticinco millones de pesos), que deberá pagar el
demandado, suma que deberá reajustarse, de acuerdo con la variación que experimente el Índice
de Precios al Consumidor entre la fecha de esta sentencia y el pago efectivo, con los intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de la mora y el pago.

Vigésimo tercero: Que, los restantes elementos de convicción allegados a estos autos y no analizados,
no alteran las conclusiones a que se ha arribado en esta sentencia. Por estas consideraciones y lo
dispuesto en los artículos 7º, 184, 420, 446, 455, 456 y 458 del Código del Trabajo, 69 de la
Ley 16.744; 144, 160 y 358 del Código de Procedimiento Civil, se declara: […] e) Se acoge la
demanda de fojas 1 sólo en cuanto la demandada deberá pagar al actor la suma de $25.000.000 por
concepto de daño moral, con los reajustes e intereses establecidos en el motivo vigésimo segundo
de esta sentencia; f ) Se condena a la parte demandada al pago de las costas del juicio”.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Patricio
Valdés A., Carlos Künsemüller L., Ministro Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados
Integrantes señores Jorge Medina C., y Ricardo Peralta V.

http://productos.legalpublishing.cl, Fallo nº 42224.

454 – Editorial Metropolitana

jurisprudencia accidentes.indb 454 31-08-2011 17:43:18


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

julio 2007, Apelación “Muñoz Ulloa con Briones Sanhueza, Harbison Walker y
Refractarios S.A”, Rol nº 1759-06)247.

247
Ante el 2º Juzgado del Trabajo de Concepción, comparece un trabajador, interponiendo demanda
de indemnización de perjuicios por accidente del trabajo en contra de un contratista de servicios
y, subsidiariamente, en contra de R.H.I. Chile S.A., empresa del giro de su denominación, para
obtener que se le condene al pago de $ 20.000.000, o la suma mayor o menor que se determine
conforme a derecho y al mérito del proceso, más reajustes e intereses corrientes para operaciones
de crédito de dinero no reajustables desde la fecha de la presentación de la demanda hasta que se
haga entero, total y cumplido pago de la obligación, o desde las fechas que se determinen conforme
a derecho. También pide que la demandada subsidiaria sea declarada subsidiariamente responsable
de la indemnización que en definitiva se determine, con su expresa condenación en costas. Sostiene
en su libelo que, el actor ha sostenido que el accidente le ocurrió cuando limpiaba la máquina la
que, pese a haberla desactivado previamente, se energizó, siendo aprisionada su mano derecha.
Alega que existe un manifiesto y flagrante incumplimiento de la obligación de seguridad que la ley
le impone al empleador, dada la falta de mantención de la máquina, cuyo sistema de desconexión
por un botón no es seguro en la actualidad. Agrega que nunca fue capacitado ni recibió charla
alguna y ni siquiera un manual de seguridad de la máquina.

La demandada principal contestó señalando que el manejo de la máquina es de escasa complejidad
y no requiere de capacitación especial. Aduce que el único responsable es el propio demandante,
quien se expuso temeraria e imprudentemente al daño; en subsidio, alega que no existió ni culpa
ni dolo por parte de la entidad empleadora y también en subsidio de todo lo anterior, que deben
compensarse las culpas de ambas partes.

Por su parte, la demandada subsidiaria, alega la improcedencia de su responsabilidad, por no estar
comprendida en el artículo 64 del Código del Trabajo. Además que, el accidente se debió sólo a
la imprudencia del trabajador, quien conocía la máquina por haberse desempeñado en ella desde
hacía mucho tiempo, estando capacitado para su manejo y que el daño moral no es de la magnitud
indicada por el actor, indemnizaciones que no pueden constituirse en una fuente abusiva de lucro. 

Del fallo de segunda instancia se destaca: “6. Que, la materia se encuentra básicamente regulada en
la Ley 16.744, de 1968, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, que contempla
un régimen tarifado de indemnizaciones para la víctima de un accidente o enfermedad profesional,
en términos tales, que todo empleador se encuentra obligado a asegurar a sus trabajadores de la
forma que allí se establece frente a los referidos riesgos, obteniendo éstos las prestaciones que
correspondan de la respectiva entidad administradora del seguro social contemplado en ella. Sin
embargo, la misma ley hace referencia a la posibilidad de obtener indemnizaciones adicionales
en aquellos eventos en que el accidente o enfermedad se haya debido a culpa o dolo de la entidad
empleadora o de un tercero. Es decir, y como lo indica la ley señalada, toda lesión que sufre una
persona con causa u ocasión del trabajo y que le produzca incapacidad o muerte, será accidente
del trabajo y dará lugar al pago de las prestaciones que en ella se indica, pero ello no implica la
obligación de la entidad empleadora de pagar indemnizaciones adicionales, sino solamente en
aquellos casos en que haya mediado culpa o dolo de su parte. […]

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 455

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

“Que, sobre la base esencial que la demanda reconoce su origen o fuente en la


responsabilidad contractual descrita en el artículo 184 del Código del Trabajo, debe
entenderse, consecuentemente, que la carga de la prueba se rige acorde lo previsto
en el artículo 1.547 del Código Civil. Es el empleador demandado -presunto
responsable- quien debe probar que ha empleado la debida diligencia o
cuidado para impedir el acto u omisión dañoso. Tal responsabilidad precisa de
dos presupuestos copulativos: a) Existencia del contrato; b) Causalidad entre el acto
u omisión atribuible a la empresa cuprífera demandada y el resultado dañoso […].
Que, en esa línea de pensamientos, la irresponsabilidad pretendida por la
demandada sólo puede ser reconocida si probare la concurrencia de caso fortuito o
fuerza mayor, o que el accidente en que perdiera la vida el trabajador se hubiese


8. Que, así entonces, y tratándose de obligaciones que emanan del contrato de trabajo que liga a
trabajador y empleador, acaecido un accidente, es en este último en quien pesa la obligación de
probar que se tomaron todas las medidas necesarias para que el trabajo se desarrollase en condiciones
adecuadas y seguras, no obstante lo cual, el accidente igualmente se produjo, en términos tales
que él no pudo prever ni evitar. Lo anterior significa que el empleador no será responsable de todo
daño sufrido por sus trabajadores, dado que es común que el trabajo implique ciertos riesgos, los
cuales obviamente se busca evitar, pero que en ocasiones, inevitablemente para el empleador, igual
acontecen.

9. Que, el actor ha sostenido en su demanda que el accidente se debió a que la mantención de la
máquina que debía operar era mala y que no había recibido la capacitación adecuada para maniobrar
en ella. Sin embargo, como bien discurre la sentencia en revisión, ha quedado establecido que el
trabajador fue descuidado en el desarrollo de sus funciones, pues no logró acreditar que cuando
procedió a limpiar la máquina, ésta estaba apagada y que se energizó posteriormente, circunstancia
que sólo será considerada para rebajar el monto de la indemnización demandada, pero en ningún
caso puede ser tenida como suficiente para decretar la compensación de culpas solicitada, dado que
no se acreditó que el demandado contara con las mínimas condiciones de seguridad, ni desarrollara
acciones tendientes al cuidado eficaz de la vida y salud de sus trabajadores. Asimismo, se acreditó
que no contaba con comité paritario de seguridad y que no efectuaba la capacitación adecuada
a sus trabajadores, por lo que mal puede entenderse que el accidente se debió a caso fortuito o
fuerza mayor. […]

11. Que, debe considerarse que la competencia de esta I. Corte está delimitada por los fundamentos
de los respectivos recursos de apelación, y que la demandada subsidiaria sólo se ha alzado alegando
la inexistencia de responsabilidad por parte de la demandada principal lo que, consecuencialmente,
implicaría su propia ausencia de responsabilidad, por lo que sus alegaciones no serán atendidas.

Por estas consideraciones y atendido además lo dispuesto en los artículos 184, 458, 465, 472 y
473 del Código del Trabajo y 69 de la Ley 16.744, se confirma, sin costas del recurso, la sentencia
apelada”.

456 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

debido a un acto voluntario de la víctima, o bien que las medidas de seguridad


fueron debidamente arbitradas y que desplegó la diligencia debida en la práctica
de las obligaciones que le imponía el contrato […]
Por eso mismo, aquí no cabe invocar la tesis del caso fortuito, pretendiendo
quien lo postula que el accidente fue causado por un imprevisto que no ha podido
resistir. En efecto, su deber de cumplimiento lo traspasó, vía subcontratación a un
tercero. La circunstancia de que éste haya sido, quien no se cercioró de manera
adecuada del estado de instalación de los neumáticos en camiones de reconocido
alto tonelaje que conducía la víctima del accidente, no puede ni racional ni jurí-
dicamente, en sentido estricto, ser admitido como tal imprevisto irresistible para
la empresa demandada […]
Que, el accidente no ha podido ni remotamente ser atribuido a un eventual
caso fortuito, porque la culpa lo excluye de manera absoluta. Y en esa culpa, por
falta de cuidado o inobservancia a sugerencias técnicas especializadas recomendando
el uso de nitrógeno en el inflado de neumáticos en que incurre la demandada, se
hace residir la infracción legal que la afecta y la obliga a indemnizar los perjuicios
causados” (Corte de Antofagasta, 13 diciembre 2002, Apelación “Bernarda
Pizarro y otros con Codelco División R. Tomic”, Rol nº 2611).
También la nueva Judicatura del Trabajo entiende que es sobre el em-
pleador sobre quien recae la prueba. “Que, en cuanto a la responsabilidad por
el accidente del trabajo sufrido por el actor, la carga de la prueba de acreditar que
se tomaron todas las medidas posibles y necesarias para evitar el siniestro laboral
recae en el empleador. Dichas obligaciones nacen tanto de la Ley N° 16.744 como
del artículo 184 del Código del Trabajo, que impone al empleador el deber general
de protección de la vida y de la salud de los trabajadores, debiendo tomar todas las
medidas necesarias para ello.
Así las cosas, esta responsabilidad tiene carácter contractual, puesto que las
normas mencionadas precedentemente se deben tener por incorporadas a la con-
vención de trabajo, obligando al empleador a disponer a favor del trabajador todas
las medidas de seguridad y a proporcionarle todos los elementos necesarios para
prevenir cualquier tipo de accidente mientras presta sus servicios personales. De esta
manera, como ya se dijo, corresponde al empleador probar que adoptó todas aquellas

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 457

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

medidas y que proporcionó todos los elementos o implementos necesarios para evitar
el accidente de autos, otorgando la máxima seguridad posible en el lugar en que
se prestaban los servicios por su dependiente. De no probar esta circunstancia, se
presume la culpa, por tratarse de una responsabilidad de carácter contractual, no
procediendo imponer la carga de la prueba al trabajador demandante” (Juzgado
del Trabajo de Antofagasta, 26 agosto 2009, RIT-O-49-2009)248.

248
En este caso, se demandó tanto el despido injustificado, cobro de feriado proporcional y accidente
del trabajo. Con fecha 16 de febrero de 2009, aproximadamente a las 14:15 horas, el actor sufrió
un accidente cuando estaba lavando contenedores de basura, pues repentinamente en el camión
que conducía, se produjo una falla de operación en los brazos del equipo y una fuga de agua,
por lo que se tuvo que bajar del móvil y debido a que el pavimento estaba mojado ser resbaló,
sin caer al suelo, pero azotó los pies en la cuneta y contenedor. Hace presente que sus labores
eran de conductor y debía trabajar con un peoneta, pero ese día la empresa lo mandó a laborar
solo. Además, refiere que la demandada no protegió en forma eficaz su salud, ya que se accidentó
por no contar con los elementos mínimos de seguridad, como son los zapatos de seguridad, no
dispuso la dotación suficiente de personal, encomendándosele una tarea riesgosa, incurriendo por
lo mismo en culpa. Y que el accidente le provocó un grave daño moral y dolor físico, viéndose
afectado psicológicamente, ya que se ha sentido incapacitado para trabajar, daño moral que debe
ser indemnizado con la suma de $6.000.000 o la que SS. estime ajustada a derecho y equidad.

La demandada contestó la demanda solicitando su rechazo en todas sus partes, con expresa
condenación en costas. Negó todos los hechos relatados en la demanda, salvo aquellos que resulten
probados o reconoce expresamente. Y que su parte haya infringido el artículo 184 del Código del
Trabajo, pues al demandante se le hizo entrega de todos los elementos de seguridad necesarios para
el desempeño de sus funciones como chofer de camión, también se cumplió con todas y cada una
de las obligaciones establecidas en el contrato de trabajo, reglamento interno, como las disposiciones
especiales que regulan la materia relativa a las condiciones de higiene y seguridad en los lugares de
trabajo. Señaló que la actividad de chofer de camión no es riesgosa, pues no se baja del camión y su
operación consiste en posicionarse al costado de los contenedores de basura, contando con cámaras
que le permiten visualizar adecuadamente la operación; además, el camión conducido por el actor
cuenta con un sistema automatizado de lavado de contenedores, por lo que no es necesario que
se baje para revisar dicho sistema, pues no cuenta con la experticia técnica necesaria para resolver
un desperfecto. Su contrato de trabajo delimita su labor sólo a la conducción del camión, por
lo que antes de intentar una reparación, debió llamar al personal especializado, existiendo una
exposición imprudente al daño por parte del demandante, lo que escapa a cualquier medida de
seguridad adoptada por su representada. Finalmente indicó la inexistencia del daño moral, pues
el actor sostiene que se vio afectado psicológicamente, sintiéndose incapacitado para laborar, sin
embargo, en la demanda señala que inmediatamente que tuvo el alta se presentó a trabajar el 5 de
abril y que estaba dispuesto a trabajar el 6 de abril; además la lesión sufrida carece de la gravedad
que le atribuye el demandante, pues recibió un tratamiento médico adecuado para su lesión,
tomándose los plazos necesarios para su recuperación. Luego de la lesión continuó trabajando,

458 – Editorial Metropolitana

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

También destacamos los considerandos 10º a 12º y 14º de este fallo de


primera instancia, que mantiene varios de los lineamientos practicados por
nuestra jurisprudencia acerca del tema, y que en ciertas ocasiones, pueden llegar
a ser considerados como ripios del anterior sistema, tales como equiparar la
negligencia a la culpa levísima, hablar de una ponderación de la prueba confor-
me a la sana crítica sin demostrar haber dado cumplimiento a sus requisitos,
entre otras. Así, se lee que: “Décimo: Que, conviene detenerse antes de entrar al
quid del asunto, sobre el grado de culpa por el que responde el empleador en esta
materia, toda vez que como ha resuelto reiteradamente la jurisprudencia sobre este
punto, cuando se trata de cumplir con esta obligación tan perentoria como
extrema, cualquier omisión importa desobedecer el deber que incumbe al
empleador. En ese orden de ideas, esta Juez entiende que de las tres especies de
culpa o descuido que establece nuestro derecho común, el empleador responde de
la culpa levísima, esto es, la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre
juicioso emplea en la administración de sus negocios importantes, porque penden
de su observancia bienes jurídicos tan importantes como la vida y la salud de los
trabajadores, bienes que por lo demás tienen la calidad de garantías constitucionales
de conformidad al artículo 19 de la Constitución Política de la República. De esta
manera, la demandada debe acreditar que cumplió con la obligación de seguridad
inmersa en el contrato de trabajo con “suma diligencia o cuidado”.
Undécimo: Que, analizada la prueba rendida conforme a las reglas de
la sana crítica, como ha quedado asentado, la parte demandada no dio
cabal cumplimiento al deber de seguridad que pesaba sobre ella, primero
porque no entregó todos los elementos de seguridad que le correspondía entregar,
y segundo porque no cumplió con la dotación de peoneta a la que se encontraba
obligado. En efecto, si bien la prueba rendida por Aseos Industriales Casinos Li-
mitada permite acreditar que al demandante se le dio a conocer el Reglamento
Interno de la empresa, dándole un ejemplar al suscribir el contrato de trabajo, que
se le dio charlas de inducción, y que se le entregaron guantes para trabajar, según
el reconocimiento del propio actor, no es menos cierto que esa prueba no fue capaz

por lo que la supuesta incapacidad laboral argumentada por el trabajador para fundamentar su
daño moral, no es tal.

Se llamó a las partes a conciliación, la cual no se produjo, por estar en desacuerdo las partes.

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de demostrar que esa parte entregó los demás elementos de seguridad tales como
zapatos de seguridad u otros necesarios para cumplir adecuadamente el actor sus
labores, las que si bien no eran de alto riesgo, sí requerían para su ejecución de a lo
menos los bototos de seguridad. Lo anterior se concluye, de acuerdo al mérito de las
declaraciones de los testigos que depusieron en autos y del tenor de las obligaciones
que imponía el contrato de trabajo incorporado al juicio, según cláusulas cuarta
y quinta, por las cuales el empleador debía entregar elementos de seguridad, lo
que quedaría registrado en un documento aparte, sin que conste que ello se haya
cumplido de manera alguna.
En cuanto a lo segundo, esto es el deber de dotar con un peoneta al camión
lavador, del mismo contrato ya analizado, se desprende tal obligación ya que de
acuerdo a los términos en que se encuentra redactado dicho instrumento en su
cláusula sexta letra H) se establece ‘[…] además será responsable de informar al
superior de cualquier accidente o anomalía en que se viera involucrado alguno de
los peonetas, que correspondan a la dotación del camión”, lo que coincide con las
declaraciones de los testigos, que indican que estos trabajadores tenían por misión
ver en terreno los posibles problemas en la ejecución del lavado de los contenedo-
res, o verificar que en ellos no quedaran residuos ni restos de basura, debiendo en
definitiva en ausencia de estos auxiliares hacer el referido trabajo el chofer del
camión’. Por lo dicho se estima, que efectivamente como lo ha alegado la deman-
dante, existió un incumplimiento por parte de la empresa demandada, en el deber
de seguridad y protección que le correspondía, no siendo admisible la defensa en
cuanto a que el trabajador no debía bajarse del camión, pues dentro de sus obli-
gaciones estaban ‘informar cualquier desperfecto o anomalía que lograra observar’,
debiendo en consecuencia bajarse del camión si es que era necesario y revisar a qué
correspondía la anomalía, para luego informar. No hacerlo, iría contra el sentido
lógico de cómo funcionan las cosas, lo que contraría el principio de la primacía
de la realidad aplicable en estas materias, estimándose que el actor al bajarse del
camión, a verificar cuál era el problema con las asas, no cometió infracción alguna
a sus obligaciones o que ello no era obligatorio, ni menos podría concluirse que
se expuso imprudentemente al daño. Así las cosas, no cabe sino entender que la
responsabilidad del accidente recayó íntegramente en la demandada.

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Duodécimo: Que, habiéndose infringido el artículo 184 del Código del


Trabajo, provocándole con ello lesiones al trabajador demandante señor […],
corresponde acceder a la demanda en la parte que pide daño moral, teniendo
presente que ese daño constituido por el sufrimiento psíquico del accidentado no
requiere de prueba, pues, es la consecuencia lógica e inmediata del siniestro, tal
como por lo demás lo ha resuelto la I. Corte de Apelaciones de esta ciudad en causa
Rol 227-2008 […], sin perjuicio de lo declarado por la testigo doña […], quien
señaló haber visto al actor con fuerte dolor al momento de producirse el accidente,
valorándose prudencialmente ese perjuicio en la suma de $1.000.000. […].
Decimocuarto: Que, la restante prueba en nada altera las conclusiones ya
señaladas, […] SE DECLARA: I.-Que SE ACOGE la demanda interpuesta por
don […], y
III.- Que el actor sufrió un accidente del trabajo el día 16 de febrero del 2009,
durante la prestación de servicios en las faenas de la empresa demandada, debiendo
en consecuencia dicha, parte pagar al actor […], la suma de $ 1.000.000.- (un
millón de pesos) por concepto de daño moral”.
Al empleador le corresponde probar y demostrar su preocupación
por los elementos de seguridad. “Corresponde al empleador acreditar que el
elemento de trabajo utilizado por el trabajador para realizar la faena encomendada
se encontraba en buenas condiciones, al momento en que éste sufrió el accidente.
De manera que si no lo probó, debe tenerse por acreditado que su caída desde un
poste se debió a las inadecuadas medidas de seguridad o protección que la empre-
sa” (Corte de Copiapó, 18 noviembre 2005, Apelación “Castillo Castillo con
Ingeniería Eléctrica S.A.” Rol nº83-2005).

2) Falta de prueba por parte de la empresa de haber cumplido con el deber de


Seguridad.
“Si la empresa en el respectivo proceso penal ni en los autos laborales, ha
acreditado y ni siquiera invocado haber cumplido con los requisitos mínimos de
seguridad, tanto en sus instalaciones como de inspección periódica de éstas y de las
operaciones que se realizaban con los combustibles, ni cumplido tampoco con el ade-

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cuado mantenimiento a que para su funcionamiento seguro se hallaba legalmente


obligada, resulta claro que ha infringido su obligación de proteger eficazmente la
vida y salud de sus trabajadores, por lo que corresponde indemnice al trabajador
por el daño moral experimentado” (Corte Suprema, 27 mayo 1999, Casación
en el fondo “Aguirre Rodríguez con Emeres Ltda.”, Rol Nº 4313-1997)249.

249
Un trabajador que prestó servicios a una empresa de residuos como operador de motobomba
desde el día 7 de enero de 1993, y con fecha 14 de junio de 1995, en circunstancia que estaba
saliendo de su turno se produjo un incendio en el interior de las oficinas ubicadas en el vertedero
Lo Errázuriz. A raíz de ello, resultó con quemaduras graves del 75% de sus manos y cara. Una
vez producido el incendio y hasta la fecha de la demanda, no se presentó representante alguno
de la demandada, vecinos del lugar llamaron a la ambulancia, la que tardó cerca de media hora
en llegar, fue trasladado al Hospital de la Mutual de Seguridad, el cual le atendió sus heridas. El
accidente se produjo a consecuencia de la irresponsabilidad y total negligencia de la empleadora,
en efecto, las bombas que opera funcionan con bencina, y la demandada no adoptó las medidas de
seguridad necesarias para cargarlo a las máquinas, toda vez que cumpliendo las instrucciones de la
empresa, la bencina era transportada desde la bodega ubicada a 15 metros del lugar del accidente,
en un bidón plástico, posteriormente era trasvasijada en las mismas oficinas a diversos bidones de
menos capacidad, los que luego eran repartidos para vaciar a las máquinas que también estaban
ubicadas en el interior del recinto. Durante la operación de trasvasije del bidón grande a los de
menos capacidad, se inflamó la bencina originando el incendio que produjo sus quemaduras. Señala
que al momento del accidente, no tenía ningún elemento de seguridad. El accidente laboral, en
definitiva le produjo que no pueda mover los dedos, produciéndole incapacidad para trabajar y
efectuarse una cirugía plástica en la cara, ello ocurrió cuando tenía 25 años. Los perjuicios físicos los
avalúa en la suma de $39.641.238.- [suma que asciende al 70% de sus remuneraciones multiplicado
por el número de años que tiene como expectativa de vida]. El daño moral, $25.000.000.-, todo
ello con reajustes, intereses y costas.

A fojas 64 comparece el Gerente General de Emeres Ltda., la cual contesta la demanda deducida
en su contra y solicita el rechazo de la misma en todas sus partes, con costas. Expresa que el actor
pretende fundar su demanda en un accidente ocurrido en el domicilio de la empresa Emeres
Ltda., y que la empresa demandada cuenta con un Reglamento de Seguridad, con la asistencia
de un experto, en prevención de Accidente del Trabajo y la inspección habitual de funcionarios
de la Mutual de la Asociación Chilena de Seguridad y el Servicio de Salud del Ambiente de la
Región Metropolitana. Además que, el accidente en comento fue denunciado oportunamente
por la empresa a Carabineros y Mutual de Seguridad a fin de que los trabajadores lesionados
fueran atendidos inmediatamente de ocurrido el hecho, y ordenó, asimismo, se practiquen las
investigaciones pertinentes para esclarecer el hecho. El accidente ocurrió en los vestidores, esto es,
un lugar habilitado para que los trabajadores procedan a cambiar vestuario, ya sea para ingresar y
retirarse de sus faenas, en el lugar se encontraba el actor en compañía de otros trabajadores. Llama la
atención que a la hora del accidente, esto es, a las 21:55 horas, no correspondía que se encontraren
en ese lugar ya que sus labores debían terminar a las 23:00 horas. Expresa la irregularidad que
se encontrase a esa hora un bidón de bencina, la parte contraria reconoce que el lugar habitado

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La sede casación nos dejó un muy buen fallo, que pasamos a destacar sus mo-
tivos principales: “4º) Que, en el Libro II del Código del Trabajo titulado ‘De la
Protección a los Trabajadores’, se regula substantivamente la que debe otorgar el
empleador, como responsabilidad suya. […];
5º) Que, el empleador es un deudor de seguridad a sus trabajadores.
La obligación de otorgar seguridad en el trabajo, bajo todos sus respectos,
es una de las manifestaciones concretas del deber general de protección del

está como a quince metros del lugar del accidente, el cual no reúne las condiciones necesarias
para operar. Resulta inexplicable y corresponde a los partícipes del accidente contestar por qué se
encontraba el bidón, y de quién fue la orden de ser ingresado, asimismo, el actor afirma el hecho
de haberse practicado un trasvasije de combustible, ningún superior jerárquico le ordenó que
realice dicha maniobra. Dice que el accidente se debió a la negligencia de trabajador que portaba
el bidón, y que por la omisión de aquellos que expusieron negligentemente el riesgo del accidente,
y que éstos sabían que resulta irregular mantener un bidón de combustible en los vestidores de la
empresa. Y que de aceptarse la tesis del trasvasije, corresponde determinar que dicha decisión no
corresponde a la empresa, por tratarse de un acto de voluntad temerario del trabajador y de ser así,
concurriría la causal de caducidad de falta de probidad, ya que debe concluirse que necesariamente
esa maniobra fue hecha con propósitos comerciales ajenos a la empresa. Además, por investigaciones
de la empresa, se supo que los trabajadores habían colocado irregularmente un calefactor hechizo
(micrón) y finalmente se encontraban fumando en su interior, lo cual se encontraba expresamente
prohibido, por el riesgo inherente por tratarse de un sitio reducido que cumple sólo la función de
vestidor y baño de sus trabajadores. Por lo expuesto, solicitó tener por contestada la demanda de
autos.

Del fallo del 6º Juzgado del Trabajo de Santiago, se lee: “4.- Que, conforme a lo concluido se
concluye que el trasvasije de bencina se efectuó en un lugar no autorizado, ya que el lugar autorizado
está a quince metros de los vestidores, por lo que la responsabilidad del accidente del trabajo sufrido
por el actor, es exclusiva del trabajador que efectuó la maniobra de combustible en los vestidores;

5.- Que, está probado en el juicio, por medio de la testimonial de la demandada, la cual no fue
desvirtuada, que la empresa tenía un lugar especialmente habilitado para guardar la bencina y
efectuar la faena de trasvasije, por lo que al haberla realizado en los vestidores [...]

6.- Que, atendido lo expuesto, se determina que la empresa demandada no es responsable en el
accidente del trabajo, ya que ésta tomó todas las medidas de seguridad necesarias para velar por
la salud e integridad de sus trabajadores, en cambio, fueron éstos los que por, culpa o negligencia
no cumplieron con las normas establecidas por el empleador;

Por estas consideraciones, y visto, además, […] se declara: I.- Que se rechaza la demanda de fojas 1,
en todas sus partes por lo expuesto y razonado en el considerando quinto de la presente sentencia;
II.- Que no se condena en costas al actor por haber litigado con motivo plausible;”.

http://productos.legalpublishing.cl/, Fallo nº 51593.

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empleador; su cabal cumplimiento es de una trascendencia superior a la


de una simple obligación de una de las partes en un negocio jurídico, pues
ella mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo que importa a sus
trabajadores, a sus familias y a la sociedad toda, tanto para proteger la
vida y salud de los trabajadores, como por razones éticas y sociales. La regu-
lación del cumplimiento de este deber no queda entregada a la autonomía
de la voluntad de las partes, ni menos aún, a la decisión del empleador.
Ella comprende en general una serie de normas de derecho necesario, cuyo
contenido, forma y extensión se encuentran regladas mediante normas de
orden público, sin perjuicio de normativas adicionales decididas o con-
vencidas con el empleador.
6º) Que, en relación con la obligación de prevención y seguridad que pesa sobre
el empleador, aluden a ella los artículos 66, 67 y 68 de la Ley Nº 16.744, cuyo
Reglamento fue aprobado por DS. Nº 40, del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social, de 11 de febrero de 1989, además de las prescripciones específicas para la
ejecución de las funciones motivantes del accidente del trabajo en análisis.
7º) Que, los mencionados preceptos de la Ley Nº 16.744 apuntan a que en
las empresas se logre una “conciencia de la seguridad”, por la importancia que ella
tiene para los diversos sectores referidos: los trabajadores, sus familias, la propia
empresa y la comunidad, siempre ésta interesada por los recursos humanos.
Al respecto importa destacar, entre otros preceptos, las dos primeras funciones
que deben cumplir los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad que deben fun-
cionar en toda empresa en que laboren más de 25 personas: “1.- Asesorar e instruir
a los trabajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección.
2.- Vigilar el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los trabaja-
dores, de las medidas de prevención, higiene y seguridad”.
8º) Que, el citado artículo 184 del Código del Trabajo, señala que el emplea-
dor debe adoptar todas las necesarias medidas para proteger eficazmente la vida
y salud de sus trabajadores. La palabra “eficazmente”, empleada en la disposición
legal citada, aparentemente apunta a un efecto de resultado, el que sin dudas se
encuentra también presente; pero fundamentalmente debe entendérsela referida
a la magnitud de responsabilidad y acusiocidad con que el empleador debe dar

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cumplimiento a su obligación de prevención y seguridad, en relación con lo cual


cabe inferir inequívocamente una suma exigencia del legislador.
9º) Que, el Reglamento aprobado por DS. Nº 379 del Ministerio de Eco-
nomía, Fomento y Reconstrucción, sobre requisitos mínimos de seguridad para el
almacenamiento y manipulación de combustibles líquidos derivados del petróleo
destinado a consumos propios, en relación con la responsabilidad por la seguridad de
las instalaciones, dispone lo siguiente: “El propietario, arrendatario o administrador
a cargo de la operación de las instalaciones, o su mero tenedor, será responsable de
su seguridad y de la aplicación del presente Reglamento. La persona responsable
y el personal a cargo de la instalación deberá disminuir al máximo, controlar y/o
eliminar los eventuales riesgos para quienes laboren en las instalaciones, para las
personas y propiedades vecinas y para terceros”, norma a la que, en una situación
como la de la especie, se debió dar estricto cumplimiento por la demandada. […].
12º) Que, los valores que tienden a preservar la obligación de seguridad, en
forma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino es la propia vida,
la integridad física y psíquica, y la salud del trabajador.
Atendido lo anterior, y dada la circunstancia que el artículo 69 de la Ley Nº
16.744 no determina el grado de culpa de que debe responder el empleador en su
cumplimiento, necesario resulta concluir que éste es el propio de la culpa levísima,
es decir, la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en
la administración de sus negocios importantes. Esta conclusión, a su vez, guarda
consonancia con la intelección amplia como debe interpretarse y aplicarse la norma,
varias veces citada, contenida en el artículo 184 del Código del Trabajo, lo que
fluye de su texto, de su sentido y de su finalidad.
13º) Que, la sentencia recurrida ha otorgado una interpretación restrictiva al
artículo 184 del Código del Trabajo y lo debió interpretar acorde con los principios
generales del Derecho del Trabajo y al imperativo social impuesto al empleador,
cuando señala que este último debe adoptar todas las medidas necesarias para
proteger la vida y salud de los trabajadores. Como consecuencia de lo anterior, ha
infringido también el artículo 69 de la Ley Nº 16.744, pues ha marginado su
aplicación en la especie.

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14º) Que, no es dable considerar infringido el artículo 2.322 del Código Civil,
en cuya virtud los empleadores responden de la conducta de sus dependientes en
el ejercicio de sus respectivas funciones. Dicho precepto alude a la responsabilidad
extracontractual que frente a terceros puede tener un empleador por tal conducta
de sus dependientes.
La obligación de seguridad analizada hace responsable al empleador, en sede
contractual y, cuando corresponda, en los términos del artículo 69 de la Ley Nº
16.744, por la conducta de un dependiente que en el ejercicio de sus funciones
ha causado un daño a un compañero de trabajo, cuando tal conducta se ha limi-
tado a poner de manifiesto que el empleador no dio adecuado cumplimiento al
elemental y principalísimo deber de seguridad que le impone el artículo 184 del
Código del Trabajo.
15º) Que, habiendo infringido la sentencia recurrida los artículos 184 del
Código del Trabajo y 69 de la Ley Nº 16.744 en la forma que se ha señalado, corres-
ponde acoger el recurso de casación en el fondo, e invalidar la sentencia recurrida,
pues las infracciones citadas tienen influencia substancial en lo dispositivo del fallo
que las contiene, e involucra un error de derecho que alcanza a su decisión, pues
si no se hubieren configurado la demanda no debió ser rechazada como se hizo.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 767 y 785 del Código del Proce-
dimiento Civil y en el artículo 463 del Código del Trabajo, se acoge el recurso de
casación en el fondo”.
Y de la Sentencia de Reemplazo: “2.- Que, la adopción de la necesaria
medida de protección consistente en la construcción de una sala especial de com-
bustible, fue sugerida por los fiscalizadores del organismo administrador del seguro
de accidentes del trabajo, según declaraciones de testigos de ambas partes […] y
[…], respectivamente, medida a la que la empresa dio cumplimiento después de
sucedido el accidente, según consta en el acta de Inspección Personal que rola a
fojas 44 del proceso penal antes individualizado.
Y visto, además, lo dispuesto en el artículo 463 del Código del Trabajo, se
revoca la sentencia apelada […] y se declara, en cambio, que se acoge la demanda
sólo en cuanto a disponer que la demandada […] pague al actor, la suma única

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de $10.000.000 (diez millones de pesos) a título de indemnización del daño


moral” 250.

250
“10º) Que, el artículo 69 de la Ley Nº 16.744 […]. El precepto legal citado no señala el grado
de culpa de que debe responder el empleador, en su calidad de deudor de seguridad.

Para determinar los grados de culpa el artículo 1547 del Código Civil hace una clasificación tripartita
de los contratos, según el beneficio que reportan a las partes. El deudor no es responsable sino de
culpa lata en los contratos que por su naturaleza sólo son útiles al acreedor; es responsable de la
leve en los contratos que se hacen para beneficio recíproco de las partes; y de la levísima, en los
casos en que el deudor es el único que reporta beneficios. Tal regla del artículo 1547 del Código
Civil admite flexibilidades que se infieren de la norma contenida en el artículo 2129 del mismo
Código Civil, según el mayor o menor interés del contratante.

11º) Que, la citada clasificación tripartita de los contratos, según el beneficio que reportan a
las partes, es por cierto extensiva al contrato de trabajo en su contenido patrimonial, esto es, al
intercambio de remuneraciones por servicios.

El contrato de trabajo, además del aludido contenido patrimonial, tiene un importante contenido
personal, en el que destacan básicamente el deber general de protección del empleador y los de
lealtad y fidelidad que pesan sobre los trabajadores. Aquél comprende que pesan de seguridad que
encierra una problemática adicional”.

Setencia de Reemplazo: “Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de los números 4º
y siguientes del considerando Nº 5 que se eliminan. Se tienen, además, por reproducidas las
consideraciones 1 a 7 del voto disidente de la sentencia de segunda instancia de fojas 150, los
considerandos 3 al 14 del fallo de casación que antecede, y teniendo, además, presente:
1.- Que la demandante produjo prueba testimonial consistente en las declaraciones de los testigos
[…], quienes declaran a fojas 95 y siguientes, legalmente interrogados y dando razón de sus dichos
estuvieron contestes en que el día de los hechos el actor se encontraba en el turno saliente; que por
instrucciones de la empresa este turno debía dejar los bidones de bencina para su uso por el turno
de noche; que la bencina era entregada en un bidón plástico de 20 litros y que en los vestidores
era trasvasijada a otros bidones de menor capacidad, que eran repartidos entre los operadores de
motobombas para ser trasladados por éstos a sus lugares de trabajo. Estas declaraciones, confirmadas
y avaladas por los datos que fluyen del proceso penal Nº 105.363, del 15º Juzgado del Crimen de
Santiago, instruido para averiguar el incendio de que se trata, analizadas en el considerando 4º del
voto disidente permiten concluir: a) En la empresa existía efectivamente un depósito de combustible,
distante 15 metros de los vestidores; b) Para los operarios del turno de noche se les dejaba en los
vestidores bidones de 20 litros, cuyo contenido debía ser trasvasijado en dicho lugar, sin ninguna
medida de prevención en instalaciones que no ofrecían seguridad a los trabajadores, peligrosidad que
se acentuaba debido a que tal trasvasije se efectuaba cerca de una resistencia eléctrica, donde además
había equipos de calefacción hechizos. Estas conclusiones ponen de manifiesto el incumplimiento
por parte de la demandada de su obligación de seguridad que le impone el artículo 184 del Código
del Trabajo y que, además, la hace responsable ante el actor en los términos del artículo 69 de la Ley
Nº 16.744”. Pronunciado por los Ministros señores Hernán Álvarez G., Oscar Carrasco A., Marcos
Libedinsky T., José Benquis C. y el Abogado Integrante señor Patricio Novoa.

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Del fallo de segunda instancia, rescatamos el voto Disidente del Minis-


tro sr. Villarroel, quien estuvo por revocar la referida sentencia y por acoger
la demanda, sólo en cuanto a disponer que la demandada pague al actor la
suma única de $10.000.000, a título de indemnización por daño moral, por
no haber observado las medidas de seguridad obligatoriamente necesarias.
Tuvo en cuenta el disidente, para opinar así, las siguientes consideraciones:
“6.- Que, las normas de seguridad impuestas por imperativo social al empleador no
se agotan ni satisfacen con la sola existencia de un formal reglamento de seguridad
ni de anuncios, exhortaciones ni prevenciones hechas a la sola buena voluntad de
los trabajadores, sino que sólo han de tenérselas por existentes cuando el empleador
mantiene elementos materiales constantes y supervigilancia auténtica en cuanto
a la forma como deba o haya de desarrollarse la actividad de los trabajadores
especialísimamente en faenas peligrosas como las de que se trata;
7.- Que, el “Reglamento sobre Requisitos Mínimos de Seguridad para el Al-
macenamiento y Manipulación de Combustibles Líquidos derivados del Petróleo,
destinados a Consumos Propios”, contenido en el Decreto Supremo Nº 379, de 08 de
noviembre de 1985, del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, señala,
en el párrafo relativo a la “responsabilidad para la seguridad de las instalaciones”,
que el propietario, concesionario o administrador “a cargo de la operación de las
instalaciones será responsable de su seguridad” y de la aplicación del Reglamento, y
que “la persona responsable y el personal a cargo de la instalación deberá disminuir
al máximo, controlar y/o eliminar los eventuales riesgos para quienes laboren en
las instalaciones, para las personas y propiedades vecinas y para terceros”; y
8.- Que, por su parte, en conformidad con lo establecido en el inciso 1º del artí-
culo 184 del Código del Trabajo, […]. Esta norma implica, desde luego, el deber del
empleador de cumplir con todas las obligaciones que establece la Ley Nº 16.744, sobre
Seguro Enfermedades Profesionales, como asimismo cumplir con todas las normas del
Trabajo en particular, en lo relativo a las normas sobre higiene y seguridad industrial y
demás normas sobre protección a los trabajadores, como lo es el Reglamento aludido en
la letra anterior. Por otra parte, y como lo dispone el artículo 69 de la Ley Nº 16.744,
“‘Cuando el accidente o la enfermedad se deba a culpa o dolo de la entidad empleadora
o de un tercero, sin perjuicio de las acciones criminales que procedan, deberán observarse
las siguientes reglas: b) la víctima y las demás personas a quienes el accidente o la enfer-

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

medad cause daño podrán reclamar al empleador o terceros responsables del accidente,
también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripcio-
nes del derecho común, incluso el daño moral’. Ni en el aludido proceso penal, ni en
estos autos laborales, la demandada […] ha acreditado y ni siquiera invocado haber
cumplido con los requisitos mínimos de seguridad tanto en sus instalaciones como de
inspección periódica de éstas y de las operaciones que se realizaban con los combustibles,
ni cumplido tampoco con el adecuado mantenimiento a que para su funcionamiento
seguro se hallaba legalmente obligada. Por ello, y en la especie, resulta claro que […]
ha infringido su obligación de proteger eficazmente la vida y salud de sus trabajadores,
por lo que, a juicio del disidente, corresponde indemnice al trabajador el daño moral
experimentado por éste a raíz de los hechos de que se trata, en el monto ya indicado al
inicio de esta disidencia” (Corte de Santiago, 27 mayo 1999, Rol nº 3036-1997)251.

3) En materia de subcontratación, procede el mismo principio: existe una inversión de


la carga de la prueba al empleador subsidiario quien tenga que probar su cuidado.
“Ante un accidente de trabajo, es el empleador subsidiario quien debe probar
que cumplió en forma eficaz con su obligación de diligencia y cuidado, o sea, que
adoptó todas las medidas ineludibles para proteger la vida y la salud de los traba-
jadores. Además, debe probar la culpa del trabajador en el desenlace del accidente.
En el particular, el empleador sólo probó que preparó a sus dependientes a través de
manuales y charlas sobre la peligrosidad de los labores, sin que existiera un control
en el lugar que permitiera evitar cualquier accidente laboral, por lo que se debe
considerar que incumplió el deber de seguridad” (Corte de Valparaíso, 17 agosto
2007, Apelación “Valenzuela con Mapex Servicios Ltda”, Rol n° 179-2007).
“Establecida la responsabilidad de la empresa contratista, responde de manera soli-
daria quien encargó la ejecución de la obra, sin que a su respecto sea necesario establecer
elementos subjetivos de imputabilidad, como son el dolo o la culpa, sea en el accidente como
en la resolución del respectivo contrato” (Corte de Antofagasta, 31 julio 2010 Apelación
“González Corrotea con Marineer Zona Franca S.A. y otra”, Rol n° 08-2010).

251
Pronunciada por los Ministros, sres. Carlos Cerda Fernández, Cornelio Villarroel Ramírez y
Abogado Integrante Orlando Álvarez Hernández.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 469

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

&) Interpretación extensiva del Deber de Seguridad


Responsabilidad extracontractual del empleador de la víctima asesinada
por una compañera de trabajo en estado de ebriedad, por no haber impedido
enérgicamente el ingreso de la victimaria a la faena252. “Cabe tener presente
que en la sentencia recurrida se dio por establecido que el actuar de la homicida
era previsible para su empleador […], y que fue la inactividad de éste -al dejar que
aquélla ingresara ebria a la faena, sabiendo que tenía serios problemas con la occisa,
limitándose a solicitarle que se retirara, sin verificar que efectivamente lo hiciera-,
es causa del hecho dañoso, todo lo cual importa una omisión de los cuidados que la
prudencia requiere o hace necesarios para el caso, lo que es constitutivo de culpa extra-
contractual, suficiente fundamento para condenarlo al pago del daño moral causado.
Acorde a lo anterior, la infracción a las normas denunciadas en el recurso
carecen de influencia en lo dispositivo del fallo, toda vez que éste se cimenta en la
existencia de la responsabilidad extracontractual del demandado sobre la base de
los hechos acreditados, más que en la presunción establecida en los artículos 2320
y 2322 del Código Civil” (Corte Suprema, 24 diciembre 2010, Casación en
el fondo “Rodríguez Chaura con Invertec Seafod s.a.”, Rol nº 7382-2008)253.

252
En autos Rol nº 29.853-2006 del Juzgado de Letras de Castro, el padre del hijo –menor de edad- de
la occisa, dedujo demanda, en juicio ordinario civil, en contra de Invertec Seafood S.A., a fin que se
declare su responsabilidad en la muerte de la madre de su representado y se la condene a pagarle la
suma de ciento veinte millones de pesos ($120.000.000) por concepto de daño moral, con costas.

La demandada, evacuando el traslado conferido, solicitó el rechazo de la acción deducida en su
contra, con costas, sosteniendo que no tiene responsabilidad alguna en la muerte de la señora.

En sentencia 18 de enero de 2008, el tribunal de primer grado condenó a la demandada a
pagar la suma de cincuenta millones de pesos ($50.000.000), con motivo de la responsabilidad
extracontractual que le cabe en la muerte violenta de la asesinada.

Se alzó el fallo, y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, en fallo de 9 de
octubre de 2008, con algunas modificaciones y nuevos argumentos, confirmó el de primer grado.

En contra de esta última decisión, la demandada dedujo recurso de casación en el fondo, a fin que
se la invalide y se dicte la de reemplazo que indica.
253
“Segundo: Que, se han establecido como hechos en la sentencia recurrida, los siguientes:
a) la occisa fue acometida por una compañera de labores, en el interior de la planta de la demandada;
b) la agresora llegó al lugar de trabajo en estado de ebriedad, lo que fue advertido por el supervisor,
quien no adoptó una actitud enérgica para que ésta hiciera efectivo abandono del recinto;  c) se sabía
con antelación, que las protagonistas del ilícito fundamento de la demanda, se iban a agredir, dado
el ánimo insidioso creado, fundamentalmente en la agresora de que Luz Perán la había sustituido en

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

ciertas relaciones sentimentales que mantuvo, a lo menos, con dos hombres; d) la empresa demandada,
teniendo conocimiento que podría producirse una pendencia, no adoptó los resguardos necesarios
para evitar que su empleada […] agrediera y provocara la muerte de doña […], limitándose los
encargados de seguridad y jefatura de la planta a indicarle a la primera que abandonara el recinto
laboral por encontrarse en estado de ebriedad;  e) de haberse impedido el ingreso a la planta a Marcia
Pérez Oyarzo, o de haberla acompañado hasta las afueras del recinto para constatar que efectivamente
abandonó la fábrica, no se habría producido el homicidio, el que era predecible; f) el arma homicida
era de propiedad de la demandada; g) la difunta fue madre de […], nacido el 29 de agosto de 2001.

Tercero: Que, en consecuencia, teniendo presente los presupuestos fácticos reseñados en el motivo
anterior, los jueces del fondo resolvieron que la empresa demandada ha incurrido en responsabilidad
extracontractual, que proviene de su propia culpa, ya que fue su inactividad, ante un hecho
previsible, la que permitió que ocurriera el homicidio de doña […], el que a su vez fue la causa
de los daños extrapatrimoniales sufridos por su hijo, el demandante de autos.

Cuarto: Que, los jueces del grado, en uso de las facultades que son de su exclusiva competencia -la
ponderación de la prueba y el establecimiento de los hechos- asentaron solamente los elementos indicados
en el motivo segundo de este fallo y decidieron como se ha descrito en el considerando anterior.

Quinto: Que, en cuanto al recurso, cabe señalar que éste, al afirmar que el homicidio de la madre del
actor no era previsible y que el demandado no tiene responsabilidad en el mismo, intenta modificar
los hechos establecidos por los jueces del fondo, sin alegar infracción a las leyes reguladoras de la
prueba aplicables al caso. Este planteamiento, desconoce que los hechos de la causa son sólo aquellos
establecidos en la sentencia y que éstos pueden ser modificados únicamente si el recurrente denuncia
y se constata infracción de las normas reguladoras de la prueba, lo que no ha ocurrido en la especie.
Al efecto, cabe tener presente que en la sentencia recurrida se dio por establecido que el actuar de
la homicida era previsible para su empleador Invertec Seafood S.A., y que fue la inactividad de éste,
-al dejar que aquélla ingresara ebria a la faena, sabiendo que tenía serios problemas con la occisa,
limitándose a solicitarle que se retirara, sin verificar que efectivamente lo hiciera-, es causa del hecho
dañoso, todo lo cual importa una omisión de los cuidados que la prudencia requiere o hace necesarios
para el caso, lo que es constitutivo de culpa extracontractual, suficiente fundamento para condenarlo
al pago del daño moral causado. Acorde a lo anterior, la infracción a las normas denunciadas en el
recurso carecen de influencia en lo dispositivo del fallo, toda vez que éste se cimenta en la existencia
de la responsabilidad extracontractual del demandado sobre la base de los hechos acreditados, más
que en la presunción establecida en los artículos 2320 y 2322 del Código Civil”.

Pronunciada por la Cuarta Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Margarita
Herreros, Juan Araya, Patricio Valdés, Gabriela Pérez y Rosa Egnem-.

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BIBLIOGRAFÍA

BARAHONA GONZÁLEZ Jorge, “La Culpa de la Víctima en los Accidentes


del Trabajo: Dogmática y Jurisprudencia Chilenas”, en “La Responsabili-
dad por Accidentes del Trabajo”, Cuadernos de Extensión Jurídica (10),
Facultad de Derecho Universidad de los Andes, Jorge Barahona Gonzalez
y Pedro Zelaya Etchegaray editores, 2005.
BRANTT ZUMARÁN María Graciela, “Incumplimiento de un con-
trato y caso fortuito: ¿Cuándo hay exoneración y cuál es su alcan-
ce?”, Fuente:http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.
dll?f=templates&fn=LegalLight/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/
CL_PRAXIS&vid=LNChile:405&dtaid=1986858&docID=
CORVERA VERGARA Diego , “Accidentes del Trabajo. Aluvión del ‘Alfalfal’
(aspectos destacados de este juicio laboral)”, publicado en Revista Laboral
Chilena, septiembre octubre 1996, nº9-10, sección Comentarios Legales.
GUMUCIO RIVAS Juan Sebastián, “Régimen de Seguro Social contra Ries-
gos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales”, en Revista
Laboral Chilena nº116 (5), sección Estudios, mayo 2003.
CARVAJAL BAÑADOS Yuri, “Apuntes Técnicos sobre Enfermedades Profe-
sionales”, Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente, Abril de 2001.
Fuente: http://www.asrm.cl/Archivos/Servicios/estudio_manual_enf_prof.
pdf.

Serie Doctrina y Jurisprudencia – 473

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

HUMERES NOGUER, Héctor “Derecho del Trabajo y de la Seguridad So-


cial”, Tomo III, Editorial Jurídica de Chile, 17º edición, 2007.
VERDUGO ERNST Lucía, “Accidente de trabajo ocurrido en la localidad
de ‘El Alfalfal’”, publicado en Revista Laboral Chilena del mes de agosto
de 1992.

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INDICE

Primera Parte
ASPECTOS GENERALES Y FUNDAMENTOS DE LA
RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DEL TRABAJO

Capítulo Primero:
De los accidentes del trabajo & Enfermedades Profesionales ............9

sección primera. accidentes del trabajo


I. Concepto.............................................................................................. 9
1. Casuística ..................................................................................... 28
a) Naturaleza de los daños: extrapatrimonial.................................. 33
b) Quemaduras ocurridas en horario de colación .......................... 36
c) Por tratarse de un accidente con ocasión del trabajo, procedería
otorgar prestaciones de la ley por accidente ocurrido durante
actividades de celebración del aniversario del empleador............ 40
d) El empleador no sería responsable de hábitos personales del
trabajador, ejercidos fuera del ámbito de la empresa, como una
alimentación inadecuada que le produjera obesidad, la que podría
ser, previa calificación de organismos de salud, riesgosa para su

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

desempeño laboral, en cuyo caso se debería adoptar las medidas


necesarias para que esto no ocurriera......................................... 41
e) Si la muerte del trabajador fue ocasionada por un asaltante,
y no se acredita cuáles han sido las medidas de seguridad
omitidas por el empleador, se ajusta a derecho la sentencia que
rechaza la demanda................................................................... 42
f ) Fallecimiento por inhalación de elementos tóxicos, barniz en
una construcción....................................................................... 45
2. Accidentes de Dirigentes Sindicales............................................... 45
Ii. Clasificacion de los accidentes del trabajo.......................................... 47
1. Accidentes de trayecto................................................................... 47
a) Generalidades........................................................................... 47
b) Concepto.................................................................................. 48
c) Accidentes en el desvío.............................................................. 50
d) Calificación.............................................................................. 53
e) Desvío obligado en el trayecto................................................... 59
f ) Trayecto indirecto..................................................................... 60
2. Accidentes ocurridos en el extranjero............................................. 67
3. Accidente en comisión de servicio.................................................. 72
4. Accidentes de dirigentes sindicales................................................. 73
Iii. No serían accidenets del trabajo....................................................... 73
1. Generalidades................................................................................ 73
2. Accidentes derivados de fuerza mayor............................................ 75
a) casos conocidos por la jurispudencia......................................... 82

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

3. Accidentes producidos por caso fortuito........................................ 85


4. Accidentes producidos por acción u omisión de la víctima............. 88

SecciÓn segunda. Enfermedades profesionales


1. Generalidades................................................................................... 125
2. Indemnizaciones a que dan lugar las enfermedades profesionales.............133
Para que proceda indemnización por enfermedad del trabajador, debe
calificarse su incapacidad como laboral, ya que de ser común, no podrá
establecerse la relación causal entre el daño y el empleador................... 133
3. Acoso laboral.................................................................................... 144
4. Casuística......................................................................................... 156

Capítulo segundo:
De la Ley 16.744 Seguro Social contra Riesgos de Accidentes
del Trabajo y Enfermedades Profesionales ..........................................183

I. Generalidades................................................................................... 183
1. Objetivos y Alcances.................................................................... 187
a) casuística................................................................................. 188
b) sujetos protegidos por la ley 16.744........................................ 189
2) Otras Características de la Ley 16.744......................................... 196
a) Importancia, trascendencia y superioridad.............................. 196
a.i) Se trata de normas de elevadas consecuencias.................... 196
a.ii) De Orden Público............................................................ 198
b) En cuanto a la Eficacia de las normas de Seguridad Social....... 214
c) En virtud de la Ley 16.744 se varió de una responsabilidad
directa del empleador por los riesgos profesionales a una social.......214

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

d) Las cuestiones de la Ley nº 16.744 no son


materia de un Recurso de Protección...................................... 217
II. Del seguro de la ley 16.744.............................................................. 219
1) Generalidades.............................................................................. 219
2) Características y otros aspectos.................................................... 223
a) Cobertura............................................................................... 223
b) Sujeto pasivo del Seguro Colectivo de Accidentes del Trabajo.......226
c) El seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales es obligatorio............................... 228
d) No pago del Seguro Ley nº 16.744......................................... 232
3) Requisitos del Subsidio................................................................ 234
4) Cotizaciones al Seguro................................................................. 236
a) Cotización Adicional Diferenciada.......................................... 238
a.i) Clasificación de actividades............................................... 238
a.ii) Procedimiento para determinar la cotización
adicional diferenciada....................................................... 240
a.iii) Fecha en que empieza a regir............................................ 241
a.iv.) Determinación y Aplicación............................................ 241
Iii. De los Organismos Administradores de la Ley Nº 16.744.............. 247
1) De las Mutualidades.................................................................... 247
IV. De la Evaluación de Incapacidad..................................................... 257
1) Cálculo........................................................................................ 258
2) Juez Competente......................................................................... 262
3) Fecha de la Declaración............................................................... 262
4) Trabajador pensionado de invalidez que sigue trabajando............ 266

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

5) Recalificación de la declaración de invalidez................................ 267


6) Revisión y reevaluación............................................................... 269
7) Extinción de la Pensión............................................................... 271
IV. De las obligaciones en materia de salud,
higiene, seguridad y de la prevención de riesgos.............................. 272
1) Comités Paritarios....................................................................... 281
2) Del Reglamento de Higiene y Seguridad..................................... 289
a) Acerca de las competencias de la Dirección
del Trabajo en materia de Higiene y Seguridad........................ 293
b) Del Departamento de Prevención de Riesgos.......................... 297
&) De las Normas de Higiene y Seguridad en
el Régimen de Trabajo Subcontratado.................................... 303
c) Jurisprudencia......................................................................... 325
V. De las condiciones sanitarias de los lugares de trabajo...................... 334
VI. Accidentes escolares........................................................................ 346
1) Del Seguro Escolar...................................................................... 346
2) Cobertura del Seguro Escolar...................................................... 346
3) Accidentes de Estudiantes en Práctica Profesional........................ 351
VII. De los subsidios por incapcidad laboral......................................... 354
1) Generalidades.............................................................................. 354
2) Competencias para la fiscalización en la aplicación de la Ley
nº 16.744 de la Superintendencia de Seguridad Social y
de la Contraloría General de la República en relación a
su aplicación al sector público...................................................... 362

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Capítulo Tercero
El deber de cuidado del empleador.................................................. 367
I. El deber de cuidado del empleador como
fundamento de la responsabilidad por accidentes del trabajo............. 367
1. Introducción................................................................................ 367
II. Del contenido ético-jurídico del contrato de trabajo........................ 375
III. Generalidades................................................................................. 383
1. En qué consiste............................................................................ 383
&) En materia de Subcontratación.............................................. 391
2. Características.............................................................................. 392
a) Para su procedencia, se debe dar dentro del marco
de las obligaciones y funciones del trabajador......................... 392
b) Obligación legal, superior y de orden público........................ 393
c) Los valores contenidos en el deber no son patrimoniales,
pues, sólo se refieren a la vida, salud e integridad
física y psíquica del trabajador................................................ 406
d) En definitiva, la infracción de la obligación de
seguridad crea una responsabilidad de resarcir por
parte del empleador los daños materiales
y morales sufridos por el trabajador........................................ 406
e) De las medidas de seguridad.................................................. 411
IV. Alcances e interpretación................................................................ 415
1) Cuándo nace este deber de seguridad:
desde que comienza la obligación laboral..................................... 415
2) Lo indispensable es el deber de previsión y el
cuidado del entorno para permitir un trabajo seguro................... 416
3) En su cumplimiento, cualquier omisión importa desobedecerlo........418

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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

4) No procede alegar caso fortuito si el accidente


laboral se debió a la falta de capacitación..................................... 421
5) Además de contar con un personal competente,
un equipamiento adecuado, seguridad material,
la organización debe ser eficiente................................................. 423
V. El empleador y su responsabilidad.................................................... 424
1) El empleador es el primer responsable por la prevención............. 424
2) El empleador sería un deudor de seguridad a sus trabajadores...... 424
3) Grado de Culpa de la cual respondería el empleador.................... 430
4) Infracción al Deber de Seguridad por el dueño de la obra............ 448
VI. De la prueba del deber de seguridad............................................... 450
1) Corresponde al empleador la carga de la prueba y
demostrar que cumplió con el deber de cuidado.......................... 451
2) Falta de prueba por parte de la empresa de
haber cumplido con el deber de Seguridad................................... 461
3) En materia de subcontratación, procede el mismo
principio: existe una inversión de la carga de la prueba
al empleador subsidiario quien tenga que probar su cuidado........ 469
&) Interpretación extensiva del Deber de Seguridad.................... 470
BIBLIOGRAFÍA................................................................................. 473
ÍNDICE.............................................................................................. 475

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