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Por muy pasiva y repetitiva que parezca una conducta moral, su fortaleza
está más dada por la interiorización, por el reconocimiento íntimo de su
validez, justeza o pertinencia, antes que por la mera repetición mecánica.
Por mucho que nos imaginemos el comportamiento más heterónomo
posible de un joven o de un adulto, habrá momentos en el que frente a
situaciones cambiantes, el sujeto en cuestión, tendrá que tomar una
decisión con un grado mínimo pero existente de elección voluntaria, de
convencimiento y de pasión, es decir, en otras palabras, con un grado
rudimentario de conciencia subjetiva del trance en el que se halla .
Trance en el que tiene que elegir entre los comportamientos posibles y
las consecuencias esperadas.
Dos, somos la única especie que tiene que dar cuenta de sus actos y
justificar su conducta. (42)
Con la ética y la moral pasa un poco con lo que acontece con el idioma,
aprendemos castellano; en una clase determina pero en las restantes
clases, en los recreos, en la fila y aún en solitario, hablamos y pensamos
en castellano; sino manejamos con una destreza mínima nuestra lengua
común, poco y nada podremos aprender en los demás campos del
conocimiento. Igualmente, el actuar ético y moral esta presente a lo largo
y ancho de la escuela y toda actuación o circunstancia, por insignificante
que sea, es susceptible de un tratamiento ético y moral. No obstante todo
lo anterior, en la estructura curricular formal debe haber un claro lugar
para dedicarse, específicamente a estudiar todo lo relacionado con la
formación ética y moral.
Esta precisión permite aclarar por una parte, el papel que juega cada uno
de ellos en los procesos de aprendizaje, y por otro, ayuda a responder
preguntas sobre las razones que han obstaculizado que las propuestas
innovadoras que se vienen gestando en nuestro país en torno a la
educación en valores, educación para la democracia o educación moral
no hayan tenido una incidencia real en la vida escolar, en los estudiantes,
los profesores y la sociedad en su conjunto.
¿Es pertinente abordar el campo del currículo explícito? sin duda si, pero
siendo conscientes que con el mejor y más fino de los diseños no se
logrará mucho, si paralelamente no se trabaja en la explicitación de los
valores que subyacen a las practicas cotidianas de la escuela, buscando
de esta manera aproximar lo manifiesto a lo real.
Área Específica:
Gobierno escolar
Vida Comunitaria:
Procesos de intervención en nuestras comunidades, es una manera de
involucrara a la escuela con la vida y problemas de nuestro contexto, es
lograr ampliar la vida escolar, hacia la cuadra, la calle, el barrio etc..
Vida social
Es un proceso permanente
Es un proceso participativo
Introducción
La Tradición Ética
Sócrates integra con mayor rigor esa doble dimensión del problema
sobre el cual gravita el comportamiento ético y moral. Para él no era
incompatible el cuidado del alma con el cuidado de la ciudad . El sentido
total de la vida política o en función de la política no es incompatible con
cierto distanciamiento sobre lo meramente contingente; una perspectiva
humanista de esta clase actúa con rigor en los dos planos: la búsqueda
de la areté humana permite por igual preguntarse por el sentido y la
práctica de justicia de la ciudad con la misma energía que nos debemos
preguntar por el sentido y la práctica de justicia que le damos a nuestro
propio comportamiento personal.
Sea que las razones del pacto hayan sido el temor al estado de
naturaleza hobbesiano, es decir, a la guerra de todos contra todos(13), o
sean la razones para lograr el mayor bien privado (la libertad y la
prosperidad) aceptando la vida en sociedad, como aparece en Locke(14),
o que sean las razones para construir una moral y una ética fuerte desde
la autoinstituida voluntad general roussoniana(15); siempre, como común
denominador a estas posturas, estará la idea del acuerdo razonable de
los que cambian algunas ventajas del estado de naturaleza, previo a toda
forma de vida social, por las ventajas aún mayores de la vida política y
social.(16)
La Ética Hoy
Reconociendo la riqueza y complejidad de la discusión contemporánea
sobre filosofía moral, nos parece interesante presentar de manera muy
suscinta las preguntas centrales que ella plantea y el cómo se ha venido
desarrollando.
De esta visión, surge en ellos una inquietud por someter éstos sistemas a
sus justos límites, y por potenciar espacios en donde se construya una
ética civil, es decir una voluntad pública política, una solidaridad y una
responsabilidad.
Por otro camino, Piaget hace una caracterización del niño como un ser
anómico, en el sentido que no tiene normas, no tiene criterios para
evaluar, para hacer juicios morales. En la ontogénesis el punto de partida
del desarrollo moral es esa anomia; y el interrogante que surge entonces,
se refiere a cómo se constituye en el ser humano el respeto por las
normas.
Piaget desde una cierta óptica kantiana intenta clarificar los procesos de
heteronomía y autonomía en el niño, se interesa en la evolución de los
criterios morales. Piaget partió de una definición muy sencilla de moral,
recogiendo la definición hecha por Durkheim, como sistema de reglas y
de moralidad, como el respeto hacia esas reglas. Considerando que en el
respeto hacia la regla existen elementos para entender el proceso de
constitución moral, sin desconocer el lugar de los sentimientos morales,
ni de la acción moral concreta, privilegió la pregunta sobre el origen y
evolución de los juicios morales, dándole un lugar prioritario en la
construcción de una teoría del desarrollo moral. Pero Piaget lo hace
dejando sentado un aspecto que a nuestro parecer es fundamental: el
punto de partida para que el niño construya el respeto por la norma es el
respeto por el otro.
La heteronomía moral
Los criterios que le permiten al niño juzgar las cuestiones morales son
inicialmente heterónomos, le vienen del exterior, le son impuestos o le
son dados por las figuras parentales de la socialización primaria.
En este sentido se diría que la escuela tiene una función muy particular la
de crear el puente entre esos dos tipos de moral, como facilitadora de
experiencias, de vivencias, de estrategias, que le permitan al niño y al
joven avanzar, en el proceso de construcción de una moral autónoma.