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INDICE

Unidad I. El Retorno A Freud Y La Lógica Del Significante. El Deseo.


Tema 1: Retorno A Freud. 1
Tema 2: Necesidad, Demanda, Deseo. 6
Tema 3: El Significante Fálico. 8
Tema 4: Metáfora Paterna. 12
Tema 5: El Deseo, La Vida Y La Muerte. 14
Unidad II. El Orden Simbólico Y El Significante De La Falta En El Otro
Tema 1: Lingüística. Saussure. 17
Tema 2: Lingüística. Jacobson. 19
Tema 3: El Significante. 21
Tema 4: El Orden Simbólico. 25
Tema 5: Esquema Lambda. 28
Tema 6: Función Creadora De La Palabra. 32
Tema 7: Sujeto Del Inconsciente. 34
Unidad III. Lo Imaginario Y El Amor
Tema 1: Estadio Del Espejo. 38
Tema 2: Esquemas Ópticos. 45
Tema 3: La Báscula Del Deseo. 48
Tema 4: Alienación – Separación. 50
Tema 5: El Amor. 52
Unidad IV. De La Angustia Al Fantasma. Lo Real
Tema 1: Teorías De La Angustia En Freud. 55
Tema 2: La Angustia Y El Deseo Del Otro. 59
Tema 3: La Pulsión. 61
Tema 4: Pegan A Un Niño. 64
Tema 5: Síntoma Y Fantasma. 66
Anexo
Los Tres Registros 70
TEMA 1: RETORNO A FREUD

Jacques Lacan. Escritos 1 “La Cosa Freudiana O Sentido Del Retorno A Freud En Psicoanálisis”.
Situación De Tiempo Y Lugar De Este Ejercicio – El Adversario.

Retorno A Freud

Existen dos corrientes dentro de los postfreudianos:

Teoría De La Relación De Objeto: ( T . Kl e i n i a n a , W i n n i c o t , B i o n ) pone el objeto en lo


fantasmático imaginario del inconsciente. El acento está puesto en la relación entre el sujeto y el
objeto, que es la fantasía, reducida a la dimensión imaginaria (imaginario, imágenes). La orientación
del análisis apunta a entender las fantasías inconscientes, es decir, que el inconsciente es reducido a
imágenes.
Psicología Del Yo: deja en segundo plano el inconsciente para apuntar a la parte sana del yo,
al reforzamiento del yo, un yo adaptable equivalente a la consciencia. El analista que interpreta le
habla al yo del paciente.

• Después de la muerte de Freud surgió la “Psicología del Ego (Yo)”, ya que es lo que sólo
tomaron de Freud los postfreudianos.

• Lacan quiere como único título ser “el primero que leyó a Freud”.

• Retorno al sentido de Freud: “soy donde no pienso. Pienso donde no soy.” Implica volver al
descubrimiento de Freud, al inconsciente.

• No saben que les traemos la peste: frase de Freud dirigida a Jung cuando fueron invitados a
la Clark University, refiriéndose al inconsciente analogándolo con la peste frente al sistema
americano que psicológicamente sólo se ocupaba del yo.

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica: “A Manera De Antecedente”.

Ruptura Epistemológica

El discurso psicoanalítico aparece como ruptura epistemológica, es decir, un cambio de


condiciones del sujeto de conocimiento cartesiano como el sujeto de la certeza al sujeto de la duda.

Instrumentos De Conceptualización Epistemológica

La ciencia es una construcción simbólica, en tanto lenguaje, puede ser analizada desde dos
aspectos:

Semántico conjunto de teorías, conceptos y métodos propios de ese campo, al que se


denomina “espacio de configuración”.
Sintáctico modo de ordenamiento de los conceptos e ideas en un determinado período
histórico.

En la historia de la ciencia se pueden recortar tres grandes cuerpos epistémicos:

• El Clásico Helénico Medieval.

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• El Moderno Cartesiano.

• El Contemporáneo Estructural.

Ruptura Epistemológica es lo que da lugar al pase de una episteme a otra, es la


precipitación de un nuevo encaje que posibilita la aparición de una nueva forma de pensamiento.

Clásico Helénico Medieval se fundaba en un modo de captación analógico de la realidad.


El modelo aristotélicotomista entra en crisis. Este movimiento marca una época que da lugar al
nacimiento en el campo científico de dos hechos significativos: el método experimental inductivo y
la aplicación de las matemáticas.

Moderno Cartesiano traslada el eje de su preocupación de la pregunta por el


conocimiento, del ser al conocer. Descartes inaugura un modo nuevo de conocimiento: el modo
racionalista de mensuración, basado en la lógica analítica de descomponer hasta llegar a los
elementos simples, claros y evidentes. El camino será para descartes el de la duda metódica que
afirma: pienso, luego existo. Esta fenomenología hace su primera crisis con el surgimiento del
romanticismo, la segunda crisis la produce Heguel. Él propone que el saber del mundo se va sabiendo
de sí en la consciencia. El sujeto y el mundo no son términos separados. Surge una nueva episteme la
contemporánea estructural.

Contemporáneo Estructural para el estructuralismo las ciencias del hombre tratan con
símbolos / cosas que ya son símbolos a diferencia de las ciencias naturales que tratan con símbolos
de cosas que son objetos y el tratar con símbolos / cosas que ya son símbolos es estar sometido a un
orden, el de la función simbólica, por lo que son efectos de sentido.
Para Freud decir que toda conducta tiene un sentido, éste debe ser buscado en un lenguaje
diferente, en donde este se manifiesta en tanto que allí se muestra como un sentido.
En tanto la conducta tiene sentido, el universo del sentido debe ser hallado en el
inconsciente. El inconsciente en tanto dador de sentido se constituye bajo la modalidad de un
lenguaje, y en tanto estructurado como un lenguaje y siendo éste el que define el orden de la cultura,
entonces, por oposición al de la naturaleza el inconsciente no puede ser entendido más que en el
orden de la cultura.

Aparición Del Psicoanálisis

El modelo de las ciencias de la época de Freud eran las ciencias naturales (biología, física,
mecánica). Estas ciencias naturales se sostenían en un modo de conocimiento que tenía como patrón
a la percepción, en tanto que la percepción era garantía, a través de lo medible, de la exactitud de
conocimiento. Pero de pronto se descubren cosas que no son perceptibles y que sin embargo existen.
De este modo toda la metodología indagatoria del positivismo y sus supuestos se resquebrajan. Se
empieza a sostener que la verdad es inaprehensible. Esto significa que el orden de la ciencia no es lo
real, sino una forma indicativa para hablar de ello.

Semántica Y Sintaxis Del Psicoanálisis

• Hasta Freud el concepto de inconsciente como él lo entendió no existía, en tanto que era
considerado como un modo degradado de consciencia.

• El concepto de inconsciente es justamente eso: un concepto. Es decir, una construcción


teórica para explicar bajo cierta lógica un sistema de fenómenos.

• Si lo psíquico es del orden de la cultura, se marca entonces una ruptura que señala el
desgarrón entre una concepción de lo psíquico que no puede esperar su dependencia de la
observación y del positivismo y otra concepción basada en la interpretación y la construcción
que se fundamenta en el concepto de estructura.

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Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica: “Algunas Consideraciones Sobre El Sujeto”.
Freud le otorga al inconsciente estatuto psíquico, reconoce en él procesos psíquicos. Par a
Freud, la consciencia tiene sentido en tanto y en cuanto exista un lugar de desconocimiento.

Consciencia

• El término consciencia se remite más allá de los presocráticos.

• El término consciencia encierra una dicotomía: consciencia del mundo (conocimiento del
mundo) y consciencia de sí (autoconocimiento).

• Para el pensamiento cartesiano es “conocer el mundo y conocerse a sí mismo” lo que


manifiesta en sujeto – objeto, sujeto – mundo”.

• El idealismo y el empirismo se encargan de proponer las relaciones: el idealismo propone un


conocer el mundo a través del conocerse. El empirismo propone el mundo trascendente al sujeto,
lo precede. A través de las impresiones del mundo se va constituyendo la consciencia.

• Heguel subvierte la condición de unidireccionalidad para establecer una condición dialéctica,


desaparece la condición de aislamiento de los dos términos (sujeto y objeto) y se los dinamiza.

Metodología Y Ciencia

Hasta el siglo XIX toda la metodología estaba basada sobre la metodología del útil (el útil es
una prolongación de los sentidos). Pero este punto de vista ha sufrido una gran transformación, que
no haya posibilidad de registro del objeto no significa que no exista.
La gnoseología dice que el conocimiento es un aprender el mundo por medio de la
representación, ésta habla de la ausencia de lo representado.

Lo Real/La Realidad

Lo real está ausente, en tanto lo que se aprehende ya no es más lo real sino representación de
lo real, o sea: realidad. La realidad está constituida por representación, es una realidad de
conocimiento o consciencia. La realidad tiene una configuración que no pasa por lo real pero si lo
representa.
Lo real es un lugar de desconocimiento. Lo real es el inconsciente. Las formaciones del
inconsciente serían las representaciones en la realidad. Lo real es totalmente no aprehensible.

Jacques Alain Miller. Recorrido De Lacan: “Conferencias Caraqueñas, I. Recorrido De Lacan”.

Lacan nació en 1901 y murió en 1981.


La Asociación Analítica internacional lo excomulgó.
Fue primero la prenda esencial de las dos escisiones, divisiones que sufrió la comunidad
psicoanalítica en Francia, en 1953 y 1963. Fundó su propia institución la Escuela Freudiana de París,
en 1964.
Lacan se hizo a propósito del psicoanálisis, una pregunta fundamentalmente crítica: ¿Cuáles
son sus condiciones de posibilidad? ¿Cuál fue su respuesta?: el psicoanálisis sólo es posible si, y sólo
sí, el inconsciente está estructurado como un lenguaje.

• Lacan fecha el comienzo de su enseñanza propia a partir de 1953. El comienzo de su


enseñanza es su texto Función Y Campo De La Palabra Y Del Lenguaje En Psicoanálisis.

• En 1953 Lacan introduce la proposición el “inconsciente estructurado como un lenguaje”, y


la distinción de lo real, lo imaginario y lo simbólico que seguirá siendo la piedra de toque de su
enseñanza, que no cambiará a través de sus variaciones.

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• En 1964 – 1974 sus dos tesis ocupan el centro de su elaboración.

• Después de 1974 Lacan toma por objeto los fundamentos mismos de su discurso, y,
especialmente, la tripartición de lo real, lo simbólico y lo imaginario.

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica. “El Sujeto De La Praxis Psicoanalítica”.

Estado De Hendija

El psicoanálisis, en su praxis, detecta al sujeto en una estructura que da cuenta de su estado


de hendija.
La admite en la base, puesto que ya el sólo reconocimiento del inconsciente basta para
motivarla, y puesto que también lo sumerge, con su constante manifestación.

Qué Es El Psicoanálisis

El psicoanálisis implica una clínica bajo transferencia. Básicamente el psicoanálisis implica.


Y esta implicancia se encuentra al principio de la interrogación sobre la praxis psicoanalítica.
La praxis (la praxis es una acción concertada por el hombre que le pone en condiciones de
tratar lo real por lo simbólico) delimita un campo: el campo de la experiencia del Psicoanálisis y la
cuestión central allí es cual es el deseo del analista. En la experiencia psicoanalítica, como
intersubjetividad, el deseo es central.
Lacan en Intervención Sobre La Transferencia dice que la experiencia psicoanalítica debe
comprenderse desarrollada enteramente en la relación de sujeto a sujeto, dando a entender con ello
que conserva una dimensión irreductible a toda psicología. En un psicoanálisis el sujeto se constituye
por un discurso donde la presencia del psicoanalista aporta la dimensión de otredad.

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TEMA 2: NECESIDAD, DEMANDA, DESEO

Jacques Lacan. Escritos 2. “La Dirección De La Cura Y Los Principios De Su Poder”. Apartado V
Hay Que Tomar El Deseo A La Letra.

Necesidad, Demanda, Deseo

Para el hablante la necesidad debe pasar por las palabras, es decir, que estará obligado a
pedir, a demandar. Toda respuesta a una demanda implica lenguaje, puesto que los objetos con que el
Otro responde son objetos de la cultura. La demanda es una articulación significante, el sujeto queda
a merced del poder de la lectura del Otro: el objeto, como objeto de la necesidad se enajena; la
demanda da siempre en el lugar de la falta del otro.
En toda articulación de una demanda, cae un resto, llamado objeto a lo que no se articula en
toda articulación significante. Este objeto se produce cada vez que se habla, es pura pérdida y no es
la pérdida de un objeto que alguna vez estuvo.
La diferencia entre la demanda (D) y la necesidad da por resultado el deseo (d), que tiene su
causa en el objeto a.
Tanto el demandante como el demandado por su sujeción a la demanda se encuentran
confrontados con la falta: el demandante, por lo que pierde al tener que hacer pasar su necesidad
por el desfiladero del significante. El demandado, porque mas allá de la demanda tendría que
responder al deseo. El que demanda apela a la incondicionalidad del Otro. El amor aparece ligado al
narcisismo y encubriendo la falta. Por el lado del Otro se trataría de dar justamente no que no tiene.
La causa del deseo se produce por efecto del significante, donde estará planteada la causa. El
deseo es el deseo del Otro.
El hombre desea, pues la satisfacción de sus necesidades vitales pasa por el llamado dirigido
a Otro, lo que desnaturaliza la satisfacción, que se instala en el campo de la demanda de amor.
El deseo se produce en el más allá de la demanda pero se constituye en su más acá.
Se produce más allá de la demanda puesto que nunca puede satisfacerla.
Se produce más acá de la demanda porque la demanda le significa su falta de ser.
Falta de ser como condición de existencia del sujeto separado del complemento materno.

Jacques Alain Miller. Lógicas De La Vida Amorosa. Cuarta Conferencia.

El camino es el que va del amor a la muerte, se va del Ideal del Yo al Superyó. Cuando Freud
constituye el concepto de superyó, toma su punto de partida en la dependencia del sujeto, una
dependencia primaria hacia otras personas, una dependencia designada como la ansiedad de la
pérdida de amor.
El desamparo, la dependencia y su resultado que es la angustia de la pérdida de amor define
la posición primaria hacia el Otro.
En la experiencia analítica se tiene la noción de algo que impulsa:

Pulsión.

Demanda al Otro que no tiene (de amor).

Deseo.

Demanda al Otro que tiene (en relación con la necesidad).

Necesidad.

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Primero la necesidad natural, que no se conoce más que a través de una demanda dirigida al
Otro; segundo demanda a otro que tiene lo necesario para satisfacer esa necesidad: otro que tiene;
tercero el deseo; cuarto demanda dirigida al Otro en tanto no tiene y quinto la pulsión.

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica: “El Objeto De Deseo. Deseo/Demanda”.

El Objeto De Deseo: el objeto del deseo es el objeto del deseo del otro y el deseo es
siempre deseo de otra cosa, de lo que falta (referido al objeto primordialmente perdido). El deseo,
no es deseo de un objeto sino deseo de esa falta que en el otro designa otro deseo. El deseo está
articulado, articulado en una demanda de amor.

Deseo/Demanda: la demanda está ligada a las premisas del lenguaje. La demanda está ligada
a lo que de significante hay en el otro. O sea, es una demanda de significantes.

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TEMA 3: EL SIGNIFICANTE FÁLICO

Jacques Lacan. Escritos 2. “La Significación Del Falo”.

El Significante Fálico

La primacía del falo no debe ser confundida con una primacía del pene. El elemento
organizador de la sexualidad humana no es el órgano genital, sino la representación. El proceso de la
castración no se ordena en torno al órgano anatómico peneano sino a su representación.

Falo Imaginario: ϕ es la representación psíquica que resulta de tres factores:

1. Anatómico, lo prominente de este apéndice del cuerpo que le confiere al pene una fuerte
pregnancia a un tiempo táctil y visual.
2. Una intensa carga libidinal en la región peneana y que lleva a lo autoerótico.
3. Valor fantasmático, por el fantasma de que dicho órgano podría ser removido.

Falo Simbólico: Φ la figura simbólica o falo simbólico se entiende desde varias acepciones:

• Aquella que le asigna el valor de desmontable e intercambiable con otros objetos. No es


necesario que sea un objeto presente o ausente sino de que ocupe uno de los lugares en una serie
de términos equivalentes. En la ecuación simbólica de Freud: sujeto = pene = niño = regalo, el
falo es intercambiable por otros objetos. Pero el falo es más que un término entre otros de una
serie conmutativa. Es en sí mismo la condición que garantice la existencia de la serie y que hace
posible que objetos heterogéneos sean objetos equivalentes en el orden del deseo humano.

• El falo simbólico significa y recuerda que todo deseo en el hombre es sexual, es decir, no un
deseo genital, sino un deseo tan insatisfecho como el deseo incestuoso al que el hombre
renunció. El significante fálico es el límite que separa el mundo de la sexualidad siempre
insatisfecha del mundo del goce que supone un absoluto.

Para Lacan el concepto de castración no se define por la amenaza que provoca la angustia del
varón y la constatación de una falta que origina la envidia del pene en la mujer. Se define por la
separación entre la madre y el hijo.
La castración es el “corte” producido por un acto que secciona el vínculo imaginario y
narcisista entre la madre y el niño.
La madre, en tanto mujer, coloca al niño en el lugar del falo imaginario y a su vez el niño se
identifica con este lugar para colmar el deseo de la madre. El deseo de la madre es tener el falo,
entonces el niño se identifica como si fuera él mismo ese falo que la madre desea. Se establece una
relación imaginaria consolidada entre la madre que cree tener el falo y el niño que cree serlo. El acto
castrador recae en el vínculo madre – niño.
Por lo general el padre es el agente de esta situación y es quien representa la ley de provisión
y el incesto que es dirigida a los dos simultáneamente, le reitera a la madre que no puede reintegrar
su producto. El padre castra a la madre la pretensión de tener el falo y al niño que no puede poseer a
su madre. El padre castra al niño de ser el falo para la madre.
La castración para Lacan es un acto de corte, ese acto no recae sobre una persona sino sobre
un vínculo, ese acto de corte apunta a un objeto que es el falo imaginario que es el objeto deseado
por la madre y el niño se identifica. El acto de castración, de corte, aunque en realidad sea asumido
por el padre no es en realidad la acción de una persona física sino la operación simbólica del padre.
El acto de corte actúa, obra por la ley a la cual el padre mismo está sometido como sujeto, o
sea una castración simbólica sobre un objeto imaginario, o sea que es la “ley paterna” la que rompe
la ilusión de todo hombre de creerse poseedor de (la madre) e identificarse con una omnipotencia
imaginaria (el niño). El pene real por estar investido solo existe como falo imaginario.

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El falo imaginario por ser intercambiable sólo existe como falo simbólico.
El falo simbólico por ser significante del deseo se confunde con la ley separadora de
castración.
El agente de la castración es la efectuación en todas sus variantes de esta ley “impersonal”
estructurada como un lenguaje e inconsciente.
El Falo Es Un Significante: no es una fantasía, menos aún es el órgano. El falo no es sólo un
significante, es un significante especial, es el significante del significado, designa el conjunto de los
efectos del significado. (Hay una relación directa entre nombre – del – padre y el objeto sino se
inscribe el nombre del padre. Se tiene que inscribir el significante nombre – del – padre que este sea
admitido en el mundo simbólico, es un significante que ordena a todos los demás, de lo contrario la
lengua invadirá al sujeto. Es el significante amo.)
La lengua (S1, S1, S1) es un enjambre, es por el Edipo que se logra que haya un significante
que organice a estos significantes.
Toda significación es fálica, esto permite que los hombres se comprendan al hablar, porque
todos comparten una significación, hay una realidad compartida, esto es la significación fálica.
Lacan retoma el tema de la demanda y el deseo. El pasaje de la necesidad a la demanda,
implica la castración, demanda de falo (- ϕ falta – falo castración), este es el significante fálico en su
función de castración, posibilidad de pérdida.
La demanda anula la particularidad del objeto, porque lo que se pide es una nada, la
castración. El objeto vale como nada.
Hay una necesidad de que la particularidad abolida reaparezca más allá de la demanda (como
deseo).

Demanda de amor φ indiferente.


Demanda la falta del otro.
D e m a n d a a n u l a l a p a r t i c u l a r i d a d d e l φ, p o r q u e l o t r a s m u t a e n p r u e b a d e a m o r .
Es indiferente el φ se trata de darle al otro una nada.

Más Allá

La demanda hace que más allá aparezca la particularidad del objeto, a esto se llama deseo,
que es la sustracción, la diferencia entre necesidad y demanda.
Deseo entre “eso” y la nada es una particularidad distante, relacionada con el significante. El
deseo es “eso”. “Eso” del deseo no se colma. Reaparece la particularidad pero como significante.

Nada Demanda
____ Deseo
Eso Necesidad

Articulación Del Falo Y El Deseo

En el deseo reaparece la particularidad abolida en la demanda, se lo ubica a nivel del


significante del falo.
Falo significante del significado, además es el único significante que es tomado del
cuerpo, adviene por transformación de un órgano del cuerpo, es extraído y pasa a funcionar como
significante. Es extraído del cuerpo por amenaza de castración, por la posibilidad de su pérdida. Vale
en tanto perdido, en tanto separado del cuerpo respecto de los demás órganos. Esto hace que la
cuestión del falo, su significación sea distinta en el hombre y la mujer.
El falo es el significante privilegiado en esa marca en que la parte del logos (el otro lenguaje,
lo simbólico) se une al advenimiento del deseo.

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El falo es esa marca. Todos están marcados por ciertos significados, es algo que queda, se
fija, tiene que ver con la marca paterna, con la identificación paterna. Para que el falo adquiera el
privilegio tiene que estar operando el nombre – del – padre.

Sigmund Freud. “Sobre Las Transposiciones De La Pulsión, En Particular El Erotismo Anal”

En las producciones de lo inconsciente (ocurrencias, fantasías y síntomas) los conceptos de


caca (dinero, regalo), hijo y pene se distinguen con dificultad y fácilmente son permutados entre sí.
Esos elementos son tratados en lo inconsciente como si fueran equivalentes entre sí y se pudiera
sustituir sin reparo uno por otros, tanto en el lenguaje del sueño como en el de la vida cotidiana.

En la neurosis de una mujer es observable el deseo reprimido de tener un pene como el


varón, es decir, que se ha reactivado el deseo infantil denominado “envidia del pene” y se ha
convertido por el reflujo de la libido, en el principal portador de los síntomas neuróticos.
En otras mujeres no se registra este deseo del pene, su lugar está ocupado por el deseo del
hijo.
El destino que experimenta ese deseo infantil del pene cuando en la vida posterior están
ausentes las condiciones de las neurosis es entonces el deseo del varón, donde el varón es aceptado
como un apéndice del pene.

La serie caca – pene – hijo = del erotismo anal surge, en un empleo narcisista, el desafío
como una reacción sustantiva del yo entra reclamos de los otros, el interés volcado a la caca traspasa
a interés por el regalo y luego por el dinero. Con el advenimiento del pene nace en la niñita la
envidia del pene, que luego se transpone en deseo del varón como portador del pene. Antes, todavía,
el deseo del pene se ha mudado en deseo del hijo, o este último ha reemplazado a aquel. Luego del
deseo del hijo, un camino adecuado conduce al deseo del varón.
Otra pieza en este nexo se distingue con mayor nitidez en el varón. Se establece cuando la
investigación sexual del niño lo ha puesto en conocimiento de la falta de pene en la mujer. Así, el
pene es discernido como algo separable del cuerpo y entra en analogía con la caca, que fue el primer
trozo de lo corporal al que se debió renunciar.

Sigmund Freud. “Algunas Consecuencias Psíquicas De La Diferencia Anatómica Entre Los Sexos”.

La situación del Complejo de Edipo es la primera estación que discierne con seguridad al
varón de la niña.
La fase fálica no es el enlace del onanismo con las investiduras de objeto del Complejo de
Edipo, sino un descubrimiento grávido en consecuencias, circunscrito a la niña pequeña. Ella nota el
pene en el varón y a punto lo discierne como el correspondiente, superior, de su propio órgano,
pequeño y escondido, a partir de ahí cae víctima de la envidia del pene. En el acto se forma su juicio
y decisión. Ha visto eso, sabe que no lo tiene, y quiere tenerlo.
Luego sobreviene el proceso designado desmentida, la niña se rehusa a aceptar el hecho de su
castración, se afirma y acaricia la convicción de que empero posee un pene, y se ve compelida a
comportarse en lo sucesivo como si fuera un varón.
Las consecuencias psíquicas de la envidia del pene, en la medida en que ella no se agota en l a
formación reactiva del complejo de masculinidad, son múltiples y de vasto alcance. Con la admisión
de su herida narcisista, se establece en la mujer un sentimiento de inferioridad.
Aunque la envidia del pene haya renunciado a su objeto genuino, no cesa de existir: pervive
en el rasgo de carácter de los celos, con leve desplazamiento.
Otra consecuencia de la envidia del pene parece ser el afloramiento de los vínculos tiernos
con el objeto madre. La madre echó al mundo a la niña con una dotación tan insuficiente, que es
responsabilizada por esa falta de pene.

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Collette Soler. Fines Del Análisis Segunda Conferencia: “Fines Del Análisis, Historia Y Teoría”.

Con respecto a la experiencia de la castración, Lacan resitúa la problemática de tener o no


tener un pene en relación a lo que la hace crucial que es la relación al Otro. Todo comienza entonces
con la prueba del deseo del Otro, con la prueba de la división del Otro. Decir del Otro es decir aquel
que está en el lugar del Otro, de aquel que lo encarna, que en un comienzo es generalmente la madre,
puesto que es a ella a quien se dirige la demanda.
Esta prueba del deseo del Otro debe entenderse en el doble sentido, en el sentido de
experimentarla, de percibir la presencia, la dimensión de lo que se impone como falta, una falta que
no es una falta de la demanda. Otro que demanda falta también, y lo que es determinante es la prueba
de esa otra falta enigmática que duplica de alguna manera la primera.
El falo es un significante que inscribe la diferencia de estas dos faltas: falta de la demanda y
falta del deseo, que inscribe que la falta en ser no es reducible por la demanda, así sea de amor o de
goce. La falta en ser se metonimiza necesariamente sin cesar en el deseo (que es ser el falo). Es un
anhelo imposible, es el anhelo de reducir, justamente, la separación de la demanda y del deseo,
mientras que el significante fálico inscribe esta diferencia. Inscribe la imposibilidad de reducir esta
diferencia. Es por eso que el sujeto debe descubrir que no es falo. Es descubrir algo que está ahí de
todos modos. Este descubrimiento se hace en el primer tiempo de la infancia, donde se trata de darse
cuenta de lo que es el Otro que está delante.
Todo parte de la falta de pene de la madre. La falta de pene de la madre es entonces un
momento de revelación que no es una revelación anatómica. El momento de descubrimiento de la
falta de pene de la madre es el momento en que la anatomía se pone a significar. Es decir que lo que
se revela en ese momento crucial de la infancia no es la anatomía femenina, es la naturaleza del falo,
que es un punto de falta en el sujeto.

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TEMA 4: METÁFORA PATERNA

Jacques Lacan. Seminario 5 Las Formaciones Del Inconsciente: Cáp. 1 Clase Del 15/01/58. Cáp. 2
Clase Del 22/01/58. La Metáfora Paterna I Y II.

Metáfora Paterna

La metáfora paterna es una escritura por la cual Lacan en sus primeros años de enseñanza
propuso una concepción de función adecuada del padre en el Complejo de Edipo. Para poder dar
cuenta de la función del Complejo de Edipo y su finalización, es conveniente explicar cómo el padre
se convierte en portador de la ley.
Basándose en la obra de Levi – Strauss de 1949: “Las Estructuras Elementales De La
Paternidad”, Lacan sostuvo que el Complejo de Edipo de Freud podía pensarse como un pasaje de la
naturaleza a la cultura, ejerciendo el padre (desde este punto de vista) una función esencialmente
simbólica: nombra, da su nombre y con esto encarna la ley.
Si la sociedad humana es gobernada por la primacía del lenguaje, la función paterna consiste
en el ejercicio de una nominación que le permite al niño adquirir su identidad. Desde el comienzo de
su enseñanza, Lacan afirma la anterioridad y la preeminencia del Otro sobre el sujeto. Incluso antes
de que un niño nazca entre sus progenitores están organizados por la palabra, situándose dentro del
marco de las “leyes del lenguaje”.
Es en este ámbito que es cualquier cosa, menos indiferenciado que va a hacer su vida la cría
del hombre, y en ese ámbito tendrá que subjetivar, hacer suya su historia para encontrarse con ella,
para ubicarse en ella, este lugar donde se inscribe el “tesoro de la lengua” que se dirige al sujeto es el
que Lacan denomina: “lugar del Otro”.
Así que pues, mucho más que servir para la comunicación y la comprensión de los mensajes,
el mensaje tiene esencialmente por función identificar al sujeto. Sólo este efecto de identificación le
permitirá contarse en el “orden simbólico”, situándose como mortal y sexuado.

Lacan pasa entonces a definir esa función como “función del padre”, más tarde como
“función del padre simbólico” y después como “metáfora paterna”; lo que lo lleva a interpretar el
Complejo de Edipo, no ya con referencia a un modelo de Patriarcado o Matriarcado sino en función
de un sistema de parentesco. Sistema que se basa en el cuádruple estudio de: la alianza (matrimonio),
los lazos de filiación, la genealogía y las generaciones.
Lacan propone dar cuenta de la función paterna en tanto que instauradora de la ley simbólica
por una escritura significante basada en la escritura de la metáfora.
Metáfora paterna que supone la sustitución de un significante, el deseo de la madre por otro:
nombre – del – padre. O sea que, en el marco de la teoría de Lacan del significante el pasaje edípico
de la naturaleza a la cultura se opera de la siguiente, manera: como encarnación del significante
(porque el padre nombra al hijo con su nombre), el padre interviene en este nombre como privador
de la madre.
Vínculo Madre – Niño: sueño de completud en el interior de una vacuola que los engloba,
separados del mundo en ese vínculo intenso, pero imprevisible y enloquecedor. A este mundo le falta
un principio organizador que es la función paterna, clave de la significación de la cual el mundo
incoherente cobra sentido.
Este nombre – del – padre, una pura función lógica, es la inscripción de la ley fundamental
que engloba las leyes del intercambio simbólico, las generaciones, el reconocimiento del sujeto como
sexuado y mortal.
La metáfora paterna está el emplazamiento del significante fálico, como significante central
de toda economía subjetiva. De modo que la metáfora paterna designa el carácter metafórico, es
decir, sustitutivo del propio Complejo de Edipo. Es la metáfora fundamental de la que dependen
todas las significaciones, por lo que toda significación es fálica.

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Jacques Lacan. Escritos 2. “De Una Cuestión Preliminar A Todo Tratamiento Posible De La
Psicosis”. Punto IV: Por El Lado De Schreber.

En la psicosis ésta reestructuración no se produce.


En 1956 en su Seminario sobre la Psicosis y su comentario sobre la paranoia de Schreber,
Lacan conceptualizó la función en sí, designándola Nombre – del - padre, asociado al de forclusión.
El concepto de forclusión designa un mecanismo específico de la psicosis por el cual se produce el
rechazo de un significante fundamental, expulsado por fuera del universo simbólico del sujeto.
Cuando se produce este rechazo, el significante está forcluido, no está integrado en el
inconsciente como en la represión y retorna en forma alucinatoria en lo real del sujeto. En el caso
Schreber como el significante nombre – del – padre es forcluido, retorna en lo real, en forma de un
delirio contra Dios, encarnación de todas las figuras de la paternidad.
Si el nombre – del – padre está forcluido como en la Psicosis, no puede haber metáfora
paterna.

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica: “Constitución De La Primer Realidad” “Tiempos De


Edipo”.

Constitución De La Primer Realidad

La constitución de la primer realidad se realiza sobre el eje de la relación primordial del niño
con su madre. Se constituye el principio de realidad por cuanto entra en juego el significante. Hay
desde las primeras relaciones con el objeto materno, un proceso de simbolización.
El niño se interesa por todo tipo de objetos lo que implica la apertura de dos posibilidades:

1. La de situar al falo imaginario en tanto objeto imaginario, con el que el niño se identifica para
satisfacer el deseo de la madre.
2. Cristalización del yo bajo la forma de imagen del cuerpo.

A partir de esta referencia imaginaria el niño se orienta en una serie de identificaciones que
utilizan a lo imaginario como significante.
Todo esto implica un proceso que Lacan reconsidera bajo la conceptualización de los tres
tiempos lógicos del Edipo.

Tiempos Del Edipo

Las tres lógicas del Edipo:

Primera: la metáfora paterna actúa en sí cuanto la primacía del falo es instaurada en el


orden de la cultura. En este primer tiempo el niño trata de identificarse con lo que es el objeto de
deseo de la madre: el falo.

Segunda: el padre interviene efectivamente, dice no al goce de la madre en el doble sentid o


que articula la proposición de: 1) no te acostarás con tu madre, 2) no reintegrarás tu producto.

Tercera: de esta lógica depende la declinación del Edipo. El padre interviene como aquel
que tiene el falo y no que es tal. La metáfora paterna culmina aquí en la institución de algo que es del
orden del significante. Metáfora: un significante viene en lugar de otro significante.

13
TEMA 5: EL DESEO, LA VIDA Y LA MUERTE

Jacques Lacan. Seminario 2 El Yo En La Teoría De Freud Y En La Técnica Psicoanalítica. Cáp.


XVIII: “El Deseo, La Vida Y La Muerte”. Puntos 1, 2 Y 3.

El Deseo, La Vida Y La Muerte

Freud no identifica necesidad con deseo: la necesidad, nacida de un estado de necesidad


interna, encuentra su satisfacción por la acción específica que procura el objeto adecuado; el deseo
se halla indisolublemente ligado a “huellas mnémicas” y encuentra su realización en la reproducción
alucinatoria de las percepciones que se han convertido en signos de esta satisfacción.
La búsqueda del objeto en la realidad se halla totalmente orientada por esta relación con
signos. La disposición de estos signos constituye la fantasía, correlato del deseo.
La concepción freudiana del deseo se refiere fundamentalmente al deseo inconsciente, ligados
a signos infantiles indestructibles.

Lacan se ha dedicado a centrar de nuevo los descubrimientos freudianos en torno a la noción


de deseo y a volver a colocar este concepto en el primer plano de la teoría analítica.
La necesidad se dirige a un objeto específico, con el cual se satisface. La demanda es
formulada y se dirige a otro, aunque todavía se refiere a un objeto, esto es para ella inesencial por
cuanto la demanda articulada es, en el fondo, demanda de amor.
El deseo nace de la separación entre necesidad y demanda, es irreductible a la necesidad,
puesto que en su origen no es relación con un objeto real, independiente del sujeto, sino con la
fantasía; es irreductible a la demanda, por cuanto intenta imponerse sin tener en cuenta el lenguaje y
el inconsciente del otro, y exige ser reconocido absolutamente por él.

En la perspectiva clásica, teórica, entre sujeto y objeto hay conocimiento, coaptación, juego
de palabras que conserva su entero valor, porque la teoría del conocimiento está en el centro de toda
elaboración de la relación del hombre con su mundo. El sujeto tiene que adecuarse a la cosa, en una
relación de ser a ser: relación de un ser subjetivo, pero bien real, de un ser que sabe ser, con un ser
que sabe que es.
El deseo es una relación de ser a falta. Esta falta es, falta de ser. No es falta de esto o
aquello, sino falta de ser por la cual el ser existe.
Esta falta es lo que anima el conflicto básico que constituye el fondo de la acción humana.
El deseo, función central de toda la experiencia humana, es deseo de nada nombrable. El ser
llega a existir en función misma de esta falta. Es en función de ésta falta, en la experiencia de deseo,
como el ser llega a un sentimiento de sí con respecto al ser.
Las relaciones entre los seres humanos se establecen verdaderamente más acá del campo de la
consciencia. Es el deseo el que consuma la estructuración primitiva del mundo humano, el deseo en
cuanto inconsciente.
El deseo en cuestión está más allá del conocimiento de la necesidad. Hasta el más simple de
los deseos es sumamente problemático.

.- Necesidad: una necesidad interna, que se satisface por una acción específica con un
objeto adecuado y determinado. La necesidad siempre se dirige a un objeto.

.- Demanda: es formulada y dirigida a otro, en un punto se dirige a un objeto, pero este es


inesencial para la misma. La demanda articulada es en el fondo demanda de amor.

.- Deseo: se encuentra asociado con las “huellas mnémicas”, por lo que se realiza a través
de la reproducción alucinatoria de una percepción ligada a signos de satisfacción. El deseo es deseo
inconsciente ligado a signos infantiles indestructibles.

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El deseo es la diferencia entre la demanda y la necesidad. Es irreductible a la necesidad
porque no parte en su origen de un objeto. Es irreductible a la demanda porque no se articula, no
importa el inconsciente del otro, sólo quiere ser reconocido por el mismo.
El deseo se asocia con la falta, que no es falta de esto o aquello, es falta o carencia de ser es
lo que hace que el ser exista, por eso el deseo es deseo de nada nombrable, y en función de esta falta
el ser reconoce sentimientos hacia sí respecto del ser.

Resistencia hay una sola: la resistencia del analista. El analista resiste cuando no
comprende lo que tiene delante. No comprende lo que tiene delante cuando cree que interpretar es
mostrarle al sujeto que lo que desea es tal objeto sexual. Se equivoca. Lo que imagina que es aquí
objetivo, sólo es una pura y simple abstracción. Es él quien está en estado de inercia (inacción) y de
resistencia.
Por el contrario, de lo que se trata es de enseñarle al sujeto a nombrar, a permitir la
existencia de ese deseo que, literalmente, está más acá de la existencia, y por eso insiste. Si el deseo
no se atreve decir su nombre, es porque el sujeto todavía no ha hecho surgir ese nombre.
Se puede apreciar que la acción eficaz del análisis consiste en que el sujeto llegue a reconocer
y a nombrar su deseo. Pero no se trata de reconocer algo que estaría allí, totalmente dado, listo para
ser conocido. Al nombrarlo, el sujeto crea, hace surgir, una nueva presencia en el mundo. Introduce
la presencia como tal, y al mismo tiempo, cava la ausencia como tal. Unicamente en este nivel es
concebible la acción de la interpretación.
La vida es un rodeo, un rodeo obstinado, por sí mismo transitorio, caduco y desprovisto de
significación. Un sentido es un orden, es decir, un surgimiento. Un sentido es un orden que surge.
En él una vida insiste en entrar, pero él expresa algo que está totalmente más allá de ella, pues
cuando se va a la raíz de esa vida, y detrás del drama del paso a la existencia, sólo se encuentra la
vida unida a la muerte.
La significación de Más Allá Del Principio Del Placer es que esto no alcanza. La vida no
quiere curarse.
La vida de la que se está cautivo, vida esencialmente alienada, ex – sistente, vida en el otro,
está como tal unida a la muerte, y sólo es llevada hacia circuitos cada vez más amplios y apartados.
La vida sólo espera descansar lo más posible mientras espera la muerte.

Luis Dario Salamone. Testimonios De Trabajo. “Sobre La Muerte Y El Deseo”.

Sobre La Muerte Y El Deseo

Alabarderos De La Muerte: la actitud adoptada ante la muerte tendrá un efecto sobre la vida.
La vida es planteada como un viaje, como una espera, pero la muerte no es eso que está más
allá de la vida, sino aquello que permanece indefectiblemente unida a ella.

La Muerte En El Caleidoscopio: el estadio del espejo pone de manifiesto que la formación


del yo es de naturaleza agresiva. Se trata de una identificación con la imagen del otro que brinda una
unidad, posibilitando la constitución del yo, amo que el sujeto encuentra de entrada en el otro y que
se instala en su función de dominio en el interior del sujeto, siendo ajeno al mismo.
Esta identificación se producirá en un momento determinado por un retraso madurativo
debido a una prematuración del nacimiento que determina una falla esencial perpetuada en la relación
con otro que revela una dimensión mortal. En la contemplación de su imagen no deja de ver su
significación mortífera. De esa forma, en su constitución misma, el hombre recibe un “toque de
muerte” que emerge en lo imaginario bajo la forma de agresividad.

Consecuencias De Lo Simbólico: la pulsión de muerte da cuenta del límite de la función


histórica del sujeto, el límite como una posibilidad inherente, incondicional e indeterminada del
sujeto definido en su historicidad. Límite con que él mismo se encuentra a cada instante de su vida

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en lo que esa historia tiene de acabada; se trata del pasado, no del perimido físico o histórico, sino el
que se manifiesta invertido en la repetición.
Lacan planteará la cuestión en términos hegelianos: el símbolo es el asesino de la cosa, y el
asesino es el heredero, viene a ocupar el sitio donde la cosa reinaba. Esto va a permitir el nacimiento
del deseo, la aternización del mismo. Deseo que no está ligado a objeto alguno. La muerte se vincula
entonces con la emergencia de lo simbólico.

Más Allá De Lo Simbólico: la sexualidad se instaura en el sujeto como consecuencia de la


falta. Se trata de dos faltas: una es aquella en donde se plantea la cuestión del surgimiento del sujeto
a partir de su relación con el Otro. Esta falta se superpone a otra anterior, una falta real, que tiene
que ver con el advenimiento del ser viviente a partir de la reproducción sexuada. Al reproducirse por
medio de la sexualidad algo pierde el ser en tanto que viviente. Esta falta se considera real dado que
el sujeto al necesitar del sexo queda sometido a la muerte.

La Topología Y La Muerte: este sentido mortal revela en la palabra un centro exterior al


lenguaje, es más que una metáfora y manifiesta una estructura. Estructura que responde a lo que la
lógica simbólica llama topológicamente un anillo.

Cierta Dimensión Trágica: Edipo realizará su destino plenamente hasta la laceración de sí


mismo y entonces se interrogará ¿Cuándo nada soy, acaso soy ahora hombre?, ¿Qué le puede deparar
cuando el destino signado desde antes de su nacimiento se realizó?, la respuesta se la encuentra en
“Edipo En Colono”, donde las fronteras ya no se distinguen. A Edipo no le alcanza con morir para
ponerle término a su historia, debe además volatilizarse.
Hay que subrayar que el héroe trágico se presenta aislado. El efecto de esa soledad. Al
confrontarlo con su falta en ser, como lo anunciara Edipo sumido a la soledad de su ceguera, lo
determina como héroe. Pero esta soledad no se considera a partir de la carencia de relación con el
prójimo, sino que es la consecuencia de esa zona límite entre la vida y la muerte en la que se alojan
(entre dos muertes).

16
TEMA 1: LINGÜÍSTICA. SAUSSURE.

Ferdinand De Saussure. Curso De Lingüística General.

El estudio del lenguaje entraña dos partes:

• Tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo, este
estudio es únicamente psíquico.

• Tiene por objeto la parte individual del lenguaje, es decir el habla con la fonación incluida; esta
parte es psicofísica.

Estos dos objetos están estrechamente vinculados y se suponen recíprocamente: la lengua es


necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos, pero ésta es necesaria para
que la lengua se establezca; históricamente el hecho del habla es siempre anterior.

La lengua existe en la colectividad. Es algo que está en cada uno de ellos, siendo común a
todos y estando situada al margen de la voluntad de los depositarios.
El habla está presente en la colectividad. Es la suma de lo que la gente dice y comprende. A)
combinaciones individuales que dependen de la voluntad de quienes hablan, B) actos de fonación
igualmente voluntarios, necesarios para la ejecución de esas combinaciones.

El signo lingüístico une un concepto y una imagen acústica. Es por lo tanto una entidad
psíquica de dos caras: el significado y el significante que tienen entre sí una correspondencia
biunívoca, es decir, que a determinado significado le corresponde un significante y no otro. El signo
lingüístico es arbitrario porque el significado no está ligado por ninguna relación interior con la serie
de sonidos que le sirve de significante.

Significado se relaciona con el concepto, es arbitrario porque no se da naturalmente, no


hay nada inherente en el concepto que haga que algo se llame como se llame.
Significante se relaciona con la imagen acústica como huella psíquica. Tiene un carácter
lineal que es de naturaleza auditiva y se expresa en forma de extensión en una sola dimensión.

Lenguaje
Lengua Habla
.- Social, independiente del individuo y .- Es la parte individual del lenguaje,
su estudio es psíquico. incluye la fonación por eso su estudio es

.- Existe en la colectividad, es común a psicofísico.


cada uno de los individuos pero existe al margen .- Es la suma de lo que la gente dice y

de la voluntad de los mismos. comprende.


.- Combinaciones individuales que
dependen de la voluntad de quienes hablan.
.- Actos de fonación que son
voluntarios y permiten la expresión de esas
combinaciones realizadas.
.- La lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca sus efectos.
.- El habla es necesaria para que la lengua se establezca.

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Signo Lingüístico

Significado
Significante

Une un concepto con una imagen acústica. Es una entidad psíquica de dos caras, un
significado y un significante, que mantienen una relación biunívoca porque a determinado significado
le corresponde determinado significante y no otro. Es arbitrario porque no hay ningún tipo de
relación interna entre el significado y los sonidos que le sirvan de significante.

Significado se relaciona con el concepto, es arbitrario porque no se da naturalmente, no


hay nada en el significado que haga que algo se llame de determinada manera.
Significante se relaciona con la imagen acústica, es de naturaleza auditiva, se expresa en
forma de extensión en una sola dimensión.

Diacronía Y Sincronía

Diacronía carácter lineal de la lengua, es un sistema donde los elementos están ubicados
de manera tal que afectan al resto. Las relaciones diacrónicas tienen que estar en presencia.
Sincronía tiene que ver con el aspecto estático de la lengua, donde una determinada
palabra hace surgir una serie de asociaciones sin ser una cadena lineal.

Valor es aquello que define a un signo de acuerdo a sus relaciones con los demás,
diferenciándolo. El valor del signo se da por relaciones de oposición que se vehiculiza mediante la
lengua. Un significante se define por sus diferencias con los demás.

18
T E M A 2 : L I N G Ü Í S T I C A . J A KO B S O N .

Roman Jakobson. “Fundamentos Del Lenguaje: Dos Aspectos Del Lenguaje Y Dos Tipos De
Trastornos Afásicos”.

El Carácter Doble Del Lenguaje

Hablar implica dos operaciones:

Selección elegir ciertas palabras.


Combinación armar las unidades elegidas.

Ambas están determinadas por un código, por lo que la libertad es relativa. Se eligen palabras
con un código común para que emisor y receptor se comprendan.

Cada letra es un fonema, rasgos distintivos. Un fonema es la mínima unidad porque no puede
descomponerse más, reducirse a otros sonidos.
Hablar es entonces seleccionar y combinar sonidos.
Los fonemas pueden ser:

• Positivos;

• Negativos;

• Relativos.

Relativos por el uso que se hace, se construyen fonemas de acuerdo a un código, lo que
implica poca libertad.
En el signo lingüístico se usa la selección y la combinación. La combinación tiene que ver
con la contextura, los signos están unidos por contigüidad, armados linealmente, se encadenan entre
sí, simultáneamente, relacionados entre sí.
La selección es la elección de un término por otro.
Selección y sustitución son dos caras de la misma operación.
En la combinación los elementos están presentes, y combinados en una serie efectiva. En la
selección se unen términos en ausencia, porque en el habla no están presentes todas las
combinaciones que se pueden hacer.
En la selección la elección se hace sobre la base de la similitud de imágenes acústicas, y
también por antonimia. La similitud va desde las imágenes acústicas hasta la antonimia.

Los Polos Metafórico Y Metonímico

Las afasias entre los polos metafórico y metonímico, o no se puede sustituir o no se puede
combinar.
Cuando está alterada la capacidad de sustitución (polo metafórico) no se pueden hacer
metáforas, no se puede dar el concepto, no se puede seleccionar entre términos diferentes.
Si está afectada la capacidad de combinación (polo metonímico) lo que no funciona es la
contigüidad, no se pueden armar frases, establecer la relación lineal y contextual.

Esto demuestra que cuando se habla están en juego los dos polos, la función del significante
es acceder al significado. El lenguaje es una estructura donde el todo es más que la suma de las
partes.

19
Metonimia es designar una cosa con el nombre de otra, tomando la parte por el todo, la
causa por el efecto, o el continente por el contenido. Es una palabra que alude por contigüidad a
otra.

Metáfora (Todorov) es el empleo de una palabra en un sentido parecido y diferente del


habitual.
Tropo (figura que consiste en emplear las palabras con diferente sentido del que usualmente
tienen) que consiste en trasladar el sentido recto de las voces en sentido figurado de una
comparación tácita.
Es un significante que sustituye a otro, el significante “oculto” está de alguna manera
presente en la conexión.
La metáfora se distingue porque hay creación de sentido, aparece un sentido nuevo.

El Carácter Doble Del Lenguaje

Hablar

Implica dos operaciones:


Combinación
Selección
Elegir determinadas palabras, es la Combinar implica armar las unidas
sustitución de un término por otro, entonces la (palabras) elegidas. La combinación tiene que
selección y la sustitución son dos caras de la ver con la contextura porque los términos se
misma moneda. encuentran armados en una serie efectiva, por
En la selección los términos se hallan contigüidad, relacionados entre sí,
ausentes porque en el habla no pueden hacerse simultáneamente. En la combinación los
todas las combinaciones posibles. términos están presentes.
La elección de términos se hace tanto
por similitud de imagen acústica como por
antonimia.
Hablar implica seleccionar y combinar palabras. Las palabras son fonemas o signos
distintivos. Fonemas porque son irreductibles a unidades más simples. Pueden ser positivos,
negativos o relativos.
Se selecciona y combina de acuerdo a un código por lo que la libertad es relativa, pero es
este código el que permite que emisor y receptor se comprendan.

Los Polos Metafórico Y Metonímico

Polos
Metafórico Metonímico
La metáfora es utilizar una palabra en Es designar una cosa con el nombre de
un sentido parecido pero diferente habitual. otra. Es tomar la parte por el todo, la causa por
Es la sustitución de un significante por el efecto, el continente por el contenido.
otro significante, donde el significante “oculto” Es una palabra que alude a otra por
está presente por la conexión entre los contigüidad.
términos.
Se caracteriza por generar un nuevo
sentido.
Afasia no se puede seleccionar, no Afasia no se puede combinar, no se
se puede dar el concepto ni sustituir palabras. arman frases por la incapacidad de hacer
relaciones lineales y contextuales.

20
TEMA 3: EL SIGNIFICANTE

Jacques Lacan. Escritos 1. “La Instancia De La Letra En El Inconsciente O La Razón Desde Freud”.

El Significante Y La Letra. El Algoritmo

La estructura del inconsciente es similar a la estructura del lenguaje, que es una estructura
simbólica, que tiene un orden determinado que preexiste al sujeto. A raíz de esto, el medio
fundamental con el cual cuenta el psicoanalista es la palabra y el dominio del campo del discurso del
paciente; esto implica que hay un campo de situaciones que están por fuera de la palabra.
El inconsciente va a ser producido a través de una concatenación (unión, sucesión) de
significantes. El sentido del inconsciente o la significación se da a partir de la articulación de
significantes.
El inconsciente se va a producir en el discurso del paciente por lo cual puede ser leído. Para
Lacan el inconsciente es la página en blanco, aquello que se presenta como un sentido a develar, no
como algo preexistente.

Instancia el inconsciente está estructurado como el lenguaje por eso lo que se va a leer
en el discurso es la letra y como se articula en la expresión analítica.
En el discurso del paciente aparecen aspectos más allá de lo dicho, lo que da cuenta del
inconsciente freudiano.
En la medida que alguien dice algo hay un más allá (sujeto del inconsciente) que aparece por
ejemplo en la quebradura del discurso, es un cambio de razón a un sujeto que no puede controlar lo
que dice.

Sentido De La Letra la letra es el soporte material del significante, es la representación


psíquica de la imagen acústica. Se divide en fonema y en gramática.
El analista debe escuchar lo que el paciente dice, su discurso, la letra.
La letra en sí misma no lleva al sentido, la letra en su articulación significante lleva al
sentido. Por ejemplo el lapsus es una sustitución significante. El paciente alude a otra cosa de la que
ni siquiera es consciente, aquí se produce la “insistencia del sentido”. Pero este sentido se va a
producir en la manera que el paciente articule, que asocie, por lo que también interviene la
concatenación.
El sentido se produce en la manera en que el paciente produce el texto, en la manera como se
articula, concatena el discurso. Lo no dicho no se sabe de antemano, sólo se puede conocer a partir
de la producción del texto.
Hablar es producir equívocos, cadenas significantes que implican necesariamente al
malentendido. La escritura, por el contrario, es una operación que evita el malentendido.
Decir es lo que se juega a nivel del significante, mientras que leer es lo que permite que haya
significado, o sea, trasponer la barra.
El psicoanalista escucha a partir de la letra, es decir, que las innumerables lecturas de lo que
el analizante dice demuestran que, lejos de ser dominado, el significante domina. Y domina hasta tal
punto que sus efectos son indominables.
En psicoanálisis, la letra es el efecto de transposición de la barra en la producción de
sentido. El significante se escucha, el significado se lee. Dicho de otro modo: el significado es la
lectura de lo que se escucha del significante.
La letra en el análisis no supone la lectura de un sentido oculto, sino la producción de
sentido a partir de una cadena inaprensible como tal. Hacer letra es poner de manifiesto el
malentendido.

21
En un comienzo se trata de la destrucción del signo saussureano. Lacan produce una
notación diferente:
S
s

Siendo “S” significante y “s” significado. Lacan nombra a esta notación algoritmo, esto es,
una notación que determina una serie de operaciones ordenadas, un modo de cálculo.

Se encuentra una inversión en los términos y la desaparición del paralelismo: aparece S y s,


señalando una primacía del significante. También desaparece la elipse, que garantizaba la unidad del
signo. No se trata de las dos inseparables caras del signo sino de dos etapas del algoritmo. La barra,
lejos de indicar relación indica separación de dos órdenes diferentes, precipita la idea de resistencia,
que confirma la ruptura del signo y con ello la primacía de un orden: el significante.

Lacan propone el siguiente esquema:

Caballeros Damas

Este esquema propone por encima de la barra, en el lugar del significante, la inscripción de
dos términos: Caballeros – Damas. Por debajo, dos puertas absolutamente iguales.
Arriba hay una pura diferencia, que es la característica del significante, bajo lo “significable”.

1. En el lugar del significante se establece una diferencia.


2. Esta diferencia produce un corte en lo real.
3. El significante hace entrada en el campo del significado (ahora efecto del significante).

Una Ilustración Correcta


Una Ilustración Errónea
Mantiene la ilusión que significante y El significante es lo que cuenta y sólo
significado se complementan. La única razón del por la concatenación significante se llega ala
significante es dar cuenta de su significado, por significación. Es por la confrontación,
lo cual es errónea. diferenciación y oposición de los dos
significantes que surge el sentido.

Sdo. Caballeros Damas


Ste.

El significante será una operación en la que se articula una ley.


Se entiende significancia en términos de articulación entre significantes que producirán
efectos de significado. Lo importante es la acentuación de la barra que se dirige directamente a
privilegiar la función del significante, de manera tal que no se lo pueda tomar como un elemento del
signo. Por significante se entiende un significante sin significación.

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La Primacía Del Significante es lo que representa a un sujeto para otro significante, a
diferencia del signo que es lo que representa algo para alguien.

S1 S2 S1 S2
$
$

El significante está articulado, las unidades mínimas diferenciales son los fonemas que se
hacen de acuerdo a un código que establece como se hacen las combinaciones. Se combinan en una
cadena significante, porque toda significación remite a otra significación, los enlaces de los
significantes se hacen por contigüidad, linealidad, diacronía y sustitución.
El significante se anticipa por sobre el sentido por lo que es anterior al significado.
El sentido insiste en la cadena significante no da el significado. La insistencia revela que hay
un deslizamiento del significado bajo el significante.

Bastas De Acolchado son los lugares donde se atan significado y significante, es una
cierta puntuación donde el deslizamiento se detiene. La puntuación resignifica.

Ejemplo:
Un hombre.
Un hombre bien parecido.
Un hombre bien parecido al mono.

Las “Bastas De Acolchado” dan cuenta de la dominancia de la letra en la transformación


dramática que el diálogo puede operar en el sujeto.
Pero la linealidad que Saussure considera como constituyente de la cadena del discurso,
conforme a su emisión por una sola voz y a la horizontal en que se inscriben nuestra escritura, si es
en efecto necesaria, no es suficiente. No se impone a la cadena del discurso sino en la dirección en
que está orientada en el tiempo, estando incluso tomada allí como factor significante en todas las
lenguas en las que invierte su tiempo al invertir sus términos.
Ninguna cadena significante, en efecto, que no sostenga como pendiendo de la puntuación de
cada una de sus unidades todo lo que se articula de contextos atestiguados, en la vertical, de ese
punto.

Metáfora Y Metonimia

Las funciones esenciales del significante, en tanto engendra significado son la metáfora y la
metonimia.

Metáfora supone la posibilidad de sustitución siempre implicada en cada elemento de la


cadena, aparece lo ausente, por la conexión que lo muestra (condensación).

S1 presente
S2 oculto

Metonimia se caracteriza por la concatenación, la combinación, la conexión y la


continuidad de la cadena, se apoya en la conexión de significantes, conexión de palabra a palabra
(desplazamiento).

S1 .... S2

23
La relación entre la metáfora y la metonimia es que ésta última es condición de la metáfora,
porque en lo presente, siempre hay algo oculto.

La Letra En El Inconsciente

Metonimia

ƒ (S ... S1) S ≅ S (-) s

Función significante, de la conexión del significante con el significante, en el orden


horizontal es congruente con el mantenimiento de la barra. El efecto metonímico se produce porque
la barra se mantiene. El sentido está oculto (elidido), no traspasa la barra, se desliza.

Metáfora

ƒ (S1/S) S ≅ S (+) s

Función significante de la sustitución de un significante por un significante es congruente


con la transposición de la barra, lo que implica un plus de sentido. Todo sentido es metafórico.

La metáfora genera sentido y la metonimia lo desliza, por eso en la metáfora siempre se


puede agregar un significante más porque es imposible decirlo todo. La articulación de la cadena
evoca la falta. El deseo es metonímico, es la metonimia de una falta. El sujeto barrado es sujeto del
lenguaje, del deseo y en consecuencia del inconsciente. La falta, la carencia del ser, sostiene la
cadena significante.

Jacques Lacan. Escritos 1. “Función Y Campo De La Palabra En Psicoanálisis”.

El psicoanálisis nace con su método, con la importancia de la palabra.


El psicoanálisis no puede desconocer la función de la palabra, porque es donde está el
inconsciente. Se debe escuchar ese algo más que el paciente dice.

24
TEMA 4: EL ORDEN SIMBÓLICO

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. XVIII: “El Orden Simbólico”.
Puntos 2 Y 3.

El Orden Simbólico

Lacan para explicar como el orden simbólico se interrelaciona con el imaginario, utiliza el
mito de Heguel: “El Amo Y El Esclavo”. A través de este mito Heguel explica las relaciones
intersubjetivas y estas tienen que responder no sólo de la sociedad sino también de la historia. Entre
estos aspectos, uno esencial es la lucha y el trabajo.

En realidad la relación entre amo y esclavo no está fundada en el temor sino que el amo, es
amo en la medida que es reconocido como amo por el esclavo porque se ha comprometido en la lucha
por razones de prestigio y por esto ha arriesgado su vida. Este riesgo marca su superioridad y por
esto y no por su fuerza es reconocido como amo por el esclavo.
Esta situación establece una suerte de callejón sin salida, una suerte de paradoja, porque si
bien el amo es reconocido por él sino como tal, al amo esto no le sirve para nada, porque es un
reconocimiento inferior no es de igual a igual, el esclavo es alguien que el amo no reconoce como
hombre (esta paradoja es lo característico de la dimensión imaginaria).
El punto de partida de la dialéctica hegueliana no presenta salida alguna, y tiene afinidad con
la situación sin salida de la situación imaginaria.
Pero esta situación va a desarrollarse. El punto de partida es mítico, imaginario. Pero en su
desarrollo se introduce en el plano simbólico.
Lo que logra sortear la paradoja, alguna posibilidad de salida es la organización de una
acción, una actividad que es trabajo.

Se plantea al esclavo que trabaje para satisfacer el deseo y el goce del otro, y cuando se va al
trabajo, aparecen normas, una cierta regla, y así se está en el dominio de lo simbólico.

Lacan sostiene que ya en el mito mismo hay un germen del orden simbólico. En esa primera
relación entre madre e infans, esta es una relación que posibilita al niño que en un futuro lógico
pueda pasar de la relación dual a la triangular (si la madre tiene puesta la mirada en el padre va a
permitir esa relación de terceridad).
Hay una dimensión simbólica que empieza a ponerse en juego, es lo que da cierta posibilidad
de realidad a lo imaginario.

Lacan plantea la importancia del orden simbólico. El lenguaje no es un proceso del


pensamiento sino que este surge del lenguaje. El sujeto aparece en un mundo donde el lenguaje ya
está. Los otros le posibilitan el acceso al lenguaje, el sujeto queda sujeto a las vicisitudes del lenguaje
porque lo ubica en una determinada posición.

Mito estructura de ficción, imaginaria que da una explicación de un hecho de la realidad.


Pero a pesar de esto tiene un efecto sobre lo simbólico, además de ser un intento de dar una
explicación de un hecho de la realidad.

Balint toma dos cuestiones, la resistencia y la transferencia. A la resistencia la define


teniendo en cuenta al lenguaje, dice que es lo que frena, lo que se interpone en el discurso. Cuando
pasa a la transferencia pone el acento en la emoción. La transferencia es transferencia de emociones.
O sea que pone en primer plano la emoción y desplaza lo simbólico.

25
Lacan sostiene que la transferencia se sitúa más allá de lo imaginario.
Es como si Balint confundiera las relaciones intersubjetivas con las interobjetivas. No toma
en cuenta al sujeto del inconsciente que está en relación con el orden simbólico. Se queda en la
relación imaginaria.
Lacan sostiene que a la transferencia no se puede situarla sólo en lo imaginario sin
considerar lo simbólico. Porque sino existiría una primera lectura que no responde a la verdad.
Lacan a va sostener que el símbolo, la palabra, tiene un carácter embustero. Hay una realidad
psíquica, lo que importa es que desde esta postura la verdad y la mentira tendrían que ponerse entre
paréntesis. Lo verdadero o falso es relativo a la palabra de quien la dice, lo que interesa es lo que
dice.
Es embustera porque se sitúa la verdad o falsedad a través de la palabra. Antes de la palabra
nada es y no es. Todo está allí pero sólo con la palabra hay cosas que son verdaderas o falsas. En la
palabra hay una realidad que queda afuera. Nada es y no es por fuera de la palabra. La verdad es la
verdad del deseo, la verdad para ese sujeto.
Pero además de ser embustera la palabra siempre es ambigua, o sea que se puede escurrir a
través del discurso, la palabra al servicio de no decir nada. Palabra vacía, puro discurso metonímico,
no se puede leer ningún sentido detrás de lo que dice. Pero a la vez la única vía para encontrar la
verdad es a través de la palabra. O sea que la palabra revela y oculta.
Lacan sostiene que se puede colocar todo esto es una especie de triángulo 5en una vertiente
la equivocación, en otro la mentira y en otro la ambigüedad.
Para Lacan el plano en el que se juega la relación de transferencia es en torno a la relación
simbólica. La transferencia implica incidencias, hay articulaciones imaginarias pero se sitúa por
completo en la relación simbólica.

Jacques Lacan. Escritos 1. “Función Y Campo De La Palabra Y Del Lenguaje En Psicoanálisis”.

Lacan sostiene que la técnica no va a poder ser comprendida si se desconocen los conceptos
que la fundan, por lo que la tarea será demostrar que esos conceptos no toman sentido pleno sino se
orientan en el campo del lenguaje, sino se ordenan a la función de la palabra.
El psicoanálisis no tiene sino un medio, un puente que es la palabra del paciente. Toda
palabra llama a una respuesta, no hay palabra sin respuesta, incluso aunque no se encuentre más que
silencio.
El arte del analista debe ser el de suspenderlas certidumbres del sujeto, hasta que se
consuman sus últimos espejismos, y es en el discurso donde debe encontrarse su resolución.
Los medios del método son los de la palabra porque confiere a las funciones del individuo un
sentido. Su dominio es el del discurso concreto en cuanto campo de la realidad transindividual del
sujeto, sus operaciones son las de la historia en cuanto que constituye la emergencia de la verdad en
lo real.
Primero, cuando el sujeto entra en el análisis acepta una posición constituyente en sí misma,
la de interlocución. La elocución del sujeto se dirige siempre al Gran Otro (A).
Segundo, esta interlocución incluye la respuesta del interlocutor, se entrega el sentido de lo
que Freud exige como restitución de la continuidad en las motivaciones del sujeto. El examen
operacional de este objetivo muestra que no se satisface sino en la continuidad intersubjetiva del
discurso en donde se constituye la historia del sujeto.
Tercero, el inconsciente es aquella parte del discurso concreto en cuanto transindividual que
falta a la disposición del sujeto para restablecer la continuidad de su discurso consciente.

Lacan pretende mostrar la insuficiencia de la noción del lenguaje signo por la manifestación
en el reino animal.
La abeja cuando regresa a la colmena, transmite a sus compañeras por dos clases de danzas la
indicación de la existencia de un botín próximo o lejano. Lo segundo es que el plano en que describe
la curva en forma de 8 y la frecuencia de los trayectos que cumple en un tiempo dado, designan

26
exactamente la dirección determinada en función de la inclinación solar por una parte, y por otra
parte la distancia donde se encuentra el botín. Las otras abejas responden a este mensaje dirigiéndose
hasta el lugar designado.
Friesch decodificó este modo de lenguaje ya que se trata de un código o de un sistema de
señales que sólo un carácter genérico impide calificar de convencional. Es esto un lenguaje?
Se distingue del lenguaje por la correlación fija de sus signos con la realidad que significan.
En un lenguaje los signos toman su valor de la relación de unos con los otros, contrastando
con la fijeza de la codificación y la diversidad de las lenguas toma bajo esta luz, su pleno valor.

27
TEMA 5: ESQUEMA LAMBDA

Jacques Lacan. Seminario 2 El Yo En La Teoría De Freud Y En La Técnica Psicoanalítica. Cáp. XIX:


“Introducción Del Gran Otro”. Punto 3.

Esquema Lambda

S a’

a A

El Gran Otro (A) designa una alteridad radical, tiene un rango, estatuto por encima del
sujeto al que determina. Tiene origen en una frase de Frechner quien dice que el sueño ocurre en
una vida que no es la despierta, es otro distinto de la consciencia y del yo, porque nada es más ajeno
para el yo que el inconsciente, el inconsciente es el discurso del Otro.
Las leyes del inconsciente son las leyes del significante, por lo que el Otro es el tesoro del
significante, Otro del lenguaje, como la batería de los significantes, el Otro es el lugar del código lo
que luego modifica porque el código remite a un sistema de signos porque a cada significado le
corresponde un significante.
El yo es como la luna, Lacan se pregunta por los analistas que buscan integrar al yo como si
fuera un planeta, redondo, acabado, sin necesidad de que hable.
Lacan critica el análisis que quiere un yo completo, cuando el sujeto no es acabado, es
desconocer la falta.
El yo es el lugar donde el sujeto menos está, es un lugar de desconocimiento.

Esquema Lambda: es una estructura cuatripartita (cuatro términos): S sujeto, a yo,


a’ el otro (semejante), A el Gran otro. El esquema muestra el descentramiento del sujeto, se
extiende las cuatro esquinas, el yo se instituye a partir de la imagen a – a’ eje imaginario, S – A
inconsciente.
Sirve para demostrar que la relación entre A y S está bloqueada por el eje imaginario, el
discurso del Otro (A) como tiene que atravesar el muro del lenguaje (imaginario) llega de una manera
inhibida, alterada. Muestra como opuestas la relación imaginaria y simbólica, también enseña la
forma correcta de concebir un Psicoanálisis, tomándola como una experiencia intersubjetiva.

a (yo) el moi que aparece como consistente relacionado con el yo del narcisismo y
pertenece al registro de lo imaginario, es completo, pleno por ser del narcisismo (pero le falta algo,
por eso habla).
S (sujeto) lo relaciona con el ello de la segunda tópica de Freud porque el sujeto tiene
que ver con el sujeto del inconsciente. Es un sujeto escindido, es el sujeto tomado en su abertura.
Es el sujeto analítico, no el sujeto en su totalidad porque está dividido porque dice más de lo que su
yo le quiere decir, porque habla más allá de su semejante, habitado por el inconsciente.
A (El Gran Otro) tesoro del significante, lugar del lenguaje, el lugar donde está
instituida la palabra, es una alteridad radical, pero no personal, no es un hombre, es un lugar
determinante para el sujeto, que si puede ser ocupado por alguien. La palabra no se origina ni en a ni
e S sino en A, lo que demuestra que está más allá del yo, del control y de la consciencia, es un lugar
que tiene que ver con el inconsciente. A es quien determina al sujeto, es quien sanciona el mensaje.
a’ (el otro/semejante) el yo se constituye a imagen y semejanza de a’, pero no es
esencialmente otro porque está adherido al yo, la imagen especular es quien permite constituir al yo.
Tiene que ver con lo imaginario del lenguaje, hace de pared, de muro entre la relación del sujeto y el
Gran Otro. Lo imaginario habla porque tiene que ver con el sentido. Entonces el lenguaje va a
tener aspectos simbólicos e imaginarios.

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Las Dimensiones Del Lenguaje

AS = es el lenguaje en su dimensión simbólica.


aa’ = es el lenguaje en su dimensión imaginaria (es el muro del lenguaje).

Ambos se cruzan, y es lo imaginario lo que interrumpe, distorsiona lo simbólico y así el


inconsciente aparece alterado, lo imaginario interrumpe la palabra plena, la relación entre A y S.

Palabra: implica la responsabilidad de S, sujeto del inconsciente y determinado por él. El


sujeto que toma la palabra es afectado en su decir por el discurso del Otro (A). Se compromete con
su decir, el sujeto desplaza al yo que es el que engaña.

Sa’ = tiene que ver con el deseo, como aquello que vuelve activo al sujeto, el motor del
sujeto, por lo que el deseo tiene dos ejes uno imaginario y uno simbólico. a’ tiene que ver con lo
imaginario del deseo, el objeto del deseo de lo que el otro tiene, el objeto de deseo que puede ser
señalado por el otro como semejante, a’ aviva, despierta el deseo, es el objeto imaginario del deseo.
La dimensión simbólica del deseo, que es el deseo como deseo de reconocimiento, en
relación a A.
Cuando el sujeto habla se dirige al Otro (A), por esto Lacan no coincide con la teoría de la
comunicación por que esa sería: Emisor código Receptor, donde el individuo cambia de lugar,
donde hay intencionalidad consciente.
Lo cuestiona porque la palabra muestra una intencionalidad del propósito consciente, y
porque el sujeto no se comunica con a (semejante) sino con A (Gran Otro), quien constituye y
determina al sujeto.
El emisor recibe del receptor el mensaje de forma invertida, porque el receptor es el que
decide el sentido del mensaje, el que puntúa.
Como el sujeto está determinado por el inconsciente se observa que está hablando por A, lo
que se observa en los fallidos, muestra esto que el sujeto, es el sujeto del inconsciente = sujeto
barrado.
Hay algo que queda por debajo de la barra, por eso el sujeto, cree que domina el lenguaje.

Engaño = es imaginario (hacer caer un error, producir una ilusión).


Mentira = es simbólica, propia del sujeto del inconsciente (afirmar lo que se sabe que es falso).

Lenguaje = es del orden de lo imaginario.

Palabra Vacía: es imaginaria, la palabra del yo al semejante, no dice nada en relación al


discurso del sujeto. El sujeto no se implica, no se compromete.
Palabra Plena: es verdadera, dice algo acerca de la verdad del sujeto, a su deseo, por lo que
es simbólica. Ejemplo: el acto fallido, el que es un discurso logrado. Tras su emergencia el sujeto ya
no es el que era antes, genera efecto, permite descubrir a que Otro (A) se dirige.

Lenguaje Como Desconocimiento: sirve para que el sujeto se funda en el Otro que es el
tesoro del significante. Un lugar determinante para el sujeto. El lenguaje como pared, imaginario,
muro entre A y S interrumpe la palabra plena. El yo no entiende que pasa en el inconsciente.

Lugar Del Analista: en el análisis hay que poner entre paréntesis al yo (Yo) del paciente, así
como también debe hacerlo el analista (Yo). El analista no debe responder a la demanda. El analista
no debe ofrecerle un modelo para que el sujeto se identifique. Debe intervenir, interpretar desde lo
simbólico.
El análisis consiste en que el sujeto tome consciencia a que Otros se dirige.
En el esquema Lambda el analista está en A y la transferencia en AS como palabra plena.

29
Wo Es War, Soll Ich Werden = sujeto que en un principio se desconoce y al fin del análisis
debería acceder a la palabra verdadera, no debería haber distancia (tanta distancia) entre el sujeto y
el yo.

Jacques Lacan. Seminario 2 El Yo En La Teoría De Freud Y En La Técnica Psicoanalítica. Cáp.


XXIV: “A, m, a, S”. Punto 3.

A, m, a, S

El síntoma es significación, y también es verdad que toma forma y la interpretación apunta al


significado, al sentido. Síntoma
X
El inconsciente no resiste, sino insiste, pugna por aparecer, manifestarse. La repetición da
cuenta del inconsciente.
La fuente de la resistencia no es el inconsciente, sino que es un efecto del yo, es imaginario,
vector a a’.

Estadio Del Espejo: una hendidura biológica, una falencia innata, propia del hombre al
nacer, pero también algo que tiene que ver con lo simbólico, que es la matriz simbólica (el deseo de
la madre de poseer el falo imaginario).

Metáfora De La Lámpara Tríoda

S a
Anodo + 3er. Odo (camino)

m A cátodo –

El ánodo es un camino ascendente, polo que va de lo positivo a lo negativo, y el tercer odo


es el que puede positivizar la corriente o negativizarla, lo que corta el circuito, aparece como
obstáculo.
Por medio del análisis surge una significación nueva, con relación al deseo, lo que descubre
su desalienación, desarmar las significaciones de las que está sujeto.

Los sujetos están encarnados porque todo sujeto tiene un cuerpo, el cuerpo liga al yo (el yo
pasa a llamarse m /moi), que es un yo corpóreo, lo que se ve en las neurosis donde el cuerpo está
implicado, un cuerpo erógeno, afectado por el significante.
El yo tiene que ver con el soporte corporal del sujeto, lo simbólico como estructurante de lo
simbólico y lo real.
En el retorno de lo reprimido algo de A se filtra de una manera esbozada para burlar la
censura del yo, de la consciencia.

Resistencia: el yo no es el sujeto, sino que son dos lugares distintos, el sujeto está
distribuido en los cuatro lugares. El discurso fundamental (verdadero) es el que procede de A, dice
algo sobre el deseo del sujeto, por eso éste queda implicado. La resistencia procede del yo, lo que
impide, hace obstáculo al progreso del tratamiento. La resistencia proviene del yo que tiene que ver
con lo imaginario, impide pasar el discurso del inconsciente.
La resistencia es resistencia del analista, que el yo resista en el paciente es lógico, pero lo
grave es la resistencia del analista porque potencia la resistencia del yo del paciente, no escucha la
insistencia que es marca del inconsciente.
Se necesita una purificación subjetiva, lo que implica desalojar al yo del análisis, tanto el del
analista como el del sujeto.

30
La transferencia tiene un aspecto simbólico que es el más importante, es lograr una distancia
mínima entre a y m, donde no exista la función imaginaria del yo.
La palabra fundamental es la que va de A a S, donde el yo se descompromete con el
inconsciente, abandona la resistencia.
Toda experiencia analítica es una experiencia de significación: el inconsciente está regido
por la lógica del significante y se manifiesta por el lenguaje, por la palabra, es lo que permite que
haya un efecto de sentido.
El análisis funciona si por intermedio del mismo, el sujeto accede a algo que tiene que ver
con la verdad.
Reconstruir la historia del sujeto, lo que permite un cambio de posición frente al destino que
le tocó en suerte.

31
TEMA 6: FUNCIÓN CREADORA DE LA PALABRA

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. XIX: “Función Creadora De La
Palabra”.

Función Creadora De La Palabra

Cada vez que se está en el orden de la palabra, todo lo que instaura en la realidad otra
realidad, finalmente sólo adquiere su sentido y su acento en función de este orden mismo. En el
orden simbólico, a partir del cual los otros órdenes, imaginario y real, ocupan su puesto y se
ordenan.
La palabra se sitúa ante todo en esta dimensión. La palabra es esencialmente un medio par a
ser reconocido. La palabra está ahí, antes que cualquier cosa pueda estar detrás de ella. Por eso es
ambivalente y absolutamente insondable.
La palabra se instituye como tal en la estructura del mundo semántico que es el del lenguaje.
La palabra nunca tiene un único empleo. Toda palabra tiene un más allá, sostiene varias funciones,
envuelve varios sentidos. Tras lo que dice un discurso está lo que él quiere decir, y tras lo que quiere
decir está otro querer decir, y esto nunca terminará a menos que se llegue a sostener que la palabra
tiene una función creadora, y que es ella la que hace surgir la cosa misma, que no es más que el
concepto.
El concepto no es la cosa en lo que ella es, por la razón de que el concepto siempre está allí
donde la cosa no está, llega para reemplazar a la cosa. Es el concepto el que hace que la cosa esté
allí, aún no estando allí.
Freud muestra cómo la palabra, a saber la transmisión de deseo, puede hacerse reconocer a
través de cualquier cosa, con tal de que esa cualquier cosa esté organizada como sistema simbólico.
Esta es la fuente de la naturaleza durante mucho tiempo indescifrable del sueño. Así como no se
supo, durante mucho tiempo, comprender los jeroglíficos pues no se los componía en su propio
sistema simbólico: nadie se daba cuenta que una pequeña silueta humana podía querer decir un
hombre, pero que podía también representar el sonido hombre y, en tanto tal, entrar en una palabra a
título de sílaba. El sueño está formado como los jeroglíficos.
Übertragung es el fenómeno constituido por el hecho de que no existe traducción directa
posible para un cierto deseo reprimido por el sujeto. Este deseo del sujeto está vedado a su modo de
discurso, y no puede hacerse reconocer; porque entre los elementos de la represión hay algo que
participa de lo inefable. Hay relaciones esenciales que ningún discurso puede expresar
suficientemente.
Freud habla de los restos diurnos, que están descargados desde el punto de vista del deseo.
En el sueño, son formas errantes que el sujeto considera poco importantes: han sido vaciadas de su
sentido. Son pues un material insignificante. El material significante fonemático, jeroglífico está
constituido por formas destituidas de su sentido propio y retomadas en una nueva organización a
través de la cual logra expresarse otro sentido. Freud llama Übertragung exactamente a este proceso.
El deseo inconsciente, es decir, imposible de expresar, encuentra de todos modos un medio
para expresarse en el alfabeto, en la fonemática de los restos diurnos, descargados ellos mismos de
deseo. Es éste pues un verdadero fenómeno de lenguaje como tal.
Hay en lo que se produce en el análisis, comparado con lo que se produce en el sueño, una
dimensión suplementaria esencial: el otro está ahí.

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. XXI. “La Verdad Surge De La
Equivocación”.

32
La Verdad Surge De La Equivocación
La palabra se relaciona con la significación. Cuando se aprehende la función del signo, se
remite de signo a signo porque el sistema de los signos, tal como están concretamente instituidos
forma un todo en sí mismo. Es decir, instituye un orden sin salida. Por supuesto, es preciso que
haya una, sino sería un orden insensato.
Este callejón sin salida sólo se revela cuando se considera el orden de los signos en su
totalidad. Sin embargo, es así como han de ser considerados, en su conjunto, porque el lenguaje no
puede ser concebido como el resultado de una serie. El lenguaje sólo puede ser concebido como una
trama, una red que se extiende sobre el conjunto de las cosas, sobre la totalidad de lo real. Inscribe
en el plano de lo real ese otro plano: el simbólico.
Cuando se comprende lo que expresan los signos del lenguaje es siempre, a fin de cuentas,
gracias a una luz exterior a los signos: ya sea ésta una verdad exterior que permite reconocer aquello
de lo que son portadores, ya sea gracias a l a presentación de un objeto, repetida e insistentemente
correlacionado con un signo. Y he aquí que la perspectiva se invierte. La verdad está fuera de los
signos, en otro lugar.
Toda palabra formulada como tal introduce en el mundo la novedad de la emergencia del
sentido. No porque se afirme como verdad, sino más bien porque introduce en lo real la dimensión
de la verdad.
La palabra puede ser engañadora. El signo por sí sólo no puede presentarse y sostenerle más
que en la dimensión de la verdad. Porque es engañadora, la palabra se afirma como verdadera. Esto,
para quien escucha. Para quien habla, el engaño mismo exige primero el apoyo de la verdad que se
quiere disimular y, a medida que se desarrolla, supone una verdadera profundización de la verdad a la
cual, él responde.
El error sólo puede definirse en términos de la verdad, no hay error que no se formule como
verdad. El error es la encarnación habitual de la verdad. Si se quiere ser estrictamente riguroso, se
dirá que hasta que la verdad no esté totalmente desvelada propagarse en forma de error es parte de
su naturaleza.
El engaño, como tal, sólo puede sostenerse en función de la verdad, y no sólo de la verdad,
sino del progreso de la verdad (que el error es la manifestación habitual de la verdad misma) y, por
lo tanto, las vías de la verdad son, por esencia, las vías del error.
El error se demuestra como tal porque, en determinado momento, culmina en una
contradicción. En el discurso es la contradicción la que establece la separación entre verdad y error.
No se puede, en consecuencia, concebir el discurso humano como unitario. Toda emisión de
palabra está siempre, hasta cierto punto, en una necesidad interna de error.
Lo propio del campo psicoanalítico es suponer, en efecto, que el discurso del sujeto se
desarrolla normalmente en el orden del error, del desconocimiento, incluso de la denegación: ésta no
es exactamente la mentira, está entre el error y la mentira.
En el análisis, la verdad surge por el representante más manifiesto de la equivocación: el
lapsus (acción que impropiamente se llama fallida).
Los actos fallidos son actos que triunfan, las palabras que tropiezan son palabras que
confiesan. Unos y otras revelan una verdad de atrás. En el interior de lo que se llama asociaciones
libres, imágenes del sueño, síntomas, se manifiesta una palabra que trae la verdad. Si el
descubrimiento de Freud tiene un sentido sólo puede ser éste: la verdad caza al error por el cuello
en la equivocación.
El inconsciente conduce pues a escuchar en el discurso esa palabra que se manifiesta a
través, o incluso a pesar del sujeto.
El sujeto no dice esa palabra sólo con el verbo, sino con todas sus restantes manifestaciones.
Con su propio cuerpo el sujeto emite una palabra que, como tal, es palabra de verdad, una palabra
que él ni siquiera sabe que emite como significante. Porque siempre dice más de lo que quiere decir,
siempre dice más que lo que sabe que dice.
La realidad se define a partir de la contradicción. Lo que Freud quiere decir cuando habla de
la suspensión del principio de contradicción en el inconsciente, es que la palabra verídica que
supuestamente se debe detectar, no por observación sino por interpretación, en el síntoma, el lapsus,
obedece a leyes diferentes a las del discurso corriente.

33
TEMA 7: SUJETO DEL INCONSCIENTE

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica. “El Sujeto De La Praxis Psicoanalítica”.

El Sujeto De La Praxis Psicoanalítica

Estado De Hendija: el psicoanálisis, detecta al sujeto en una estructura que da cuenta de su


estado de hendija. Esta hendija la detecta de manera en cierto modo cotidiano. La admite en la base,
puesto que ya el solo reconocimiento del inconsciente basta para motivarla. Esto posiciona al
psicoanálisis en un lugar, en aquél que se define tomando al sujeto en su división constituyente.

El Gran Otro: se trata de ese ser que aparece durante el instante de un relámpago en el vacío
del verbo ser. Cuando el sujeto se interroga por su ser, el lugar de la pregunta está planteado en el
lugar del sujeto, que en tanto formula esta pregunta se constituye como enunciador de esa
interrogación.
El enunciado: quién soy yo?, el sujeto de la enunciación: el je, que trata esta pregunta como
un espejo sobre el cual puede mirarse.
Pero yo puedo preguntarme el porqué de la pregunta y esto me torna necesario la inclusión
de aquel Otro que lleva al sujeto a preguntarse: quién soy?. Y ese Otro cortado en relación al yo es
el Otro inconsciente.
Ese yo, distinguido en principio por las inercias imaginarias que él concentra contra el
mensaje del inconsciente, no opera sino cubriendo el desplazamiento que es el sujeto en una
resistencia esencial al discurso como tal.
Lo único que se conoce, lejos de dar con lo inconsciente, son los elementos del significante.
Ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que en el seno más
asentido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita. La presencia de ese otro sólo puede
ser comprendida en un grado segundo de otredad: Otro. Si se dice que el inconsciente es el discurso
del Otro, es para indicar el más allá donde se anuda el reconocimiento del deseo con el deseo de
reconocimiento.
Se debe reconocer al síntoma como metáfora y al deseo como metonimia, lo que liga a la
metáfora con la cuestión del ser y a la metonimia con su falta.

Carencia – De – Ser: Lacan señala que no se trata de una falta, que el deseo no busca lo que
falta, sino que busca aquello de lo que se carece y se articula desde allí, o sea, en tanto carentes en el
orden del ser, deseantes. En todo caso de lo que se trata es de búsqueda de ser.

Hiancia: “en” la hiancia se trata de una función ontológica (ontológico se refiere al ser). Lo
que sucede en esa hiancia son las formaciones del inconsciente, como modos de ser del ser que
permiten saber algo sobre el ser. Por lo tanto las formaciones del inconsciente son del orden de la
función ontológica.
“A través de” esa hiancia lo que se puede connotar es la función del inconsciente, a través
de esa hiancia el inconsciente aparece como función.
Lacan define la palabra hiancia del inconsciente como pre – ontológica. En cuanto al objeto y
campo del psicoanálisis, el inconsciente es previo a toda posible ontología y o se presta a la
ontología. Lo que se presta a la ontología es lo que pasa “en” y “a través de” la hiancia, pero el
inconsciente en sí es lo no interpretable. Lo que se interpreta son sus destellos.
Reflexionar sobre la estructura del campo de la experiencia del Psicoanálisis implica cuatro
conceptos: inconsciente, repetición, transferencia y pulsión, que quedan englobados en la función
significante.

Función Significante: lo que introduce la función significante en el hombre es la dimensión


de lo perdido. Pero de tal modo introduce esta cortadura que lo perdido es lo que abre la posibilidad
de búsqueda, la búsqueda del deseo, lo que el deseo busca. Deseo que en la imposibilidad de

34
realizarse, es decir, de capturar su objeto, arroja al hombre a la repetición, al volver a pedir por el
objeto que no pudo ser hallado. Objeto que es puesto en cada acto en la construcción de la
transferencia.
De este modo el movimiento del deseo en su relación estructurante con la repetición, pone
en evidencia que la transferencia como acto resistencial, como cierre de la apertura, de lo
inconsciente se encuentra reflejando el movimiento reverberante de la pulsación pulsional. El
movimiento de búsqueda de una falta simbólica que recubre la carencia en ser. Carencia de
significante, de posibilidad de barrar la falta.
A su vez de ser un movimiento de búsqueda también es un movimiento de pérdida en tanto
que el sujeto no se constituye como sujeto en tanto que habla sino que el lenguaje (como función
simbólica) lo constituye más allá de que hable.
La posición del sujeto de morador en el lenguaje lo ordena en la función significante que se
puede definir como la función de encuentro – pérdida – reencuentro, pero jamás captura.
El deseo no captura su objeto, la repetición no alcanza su meta, la pulsión no logra su
descarga y la transferencia sólo es un loco mancado. Y esta es la función significante. Y así se
concibe la indestructibilidad del deseo inconsciente, que no se resquebraja, y donde reside esa cadena
que insiste en reproducirse en la transferencia, y que es la de un deseo muerto (de la muerte del
deseo de la madre fálica que da posibilidad a que el sujeto se constituya como sujeto deseante).
La instancia de la letra o el lugar del deseo, se da en el inconsciente estructurado como un
lenguaje, o en la razón desde Freud. El sentido de su elección que consiste en que toda pregunta es
una pregunta por el deseo o la letra ausente, que se van a llenar con los contenidos de sentido.

Jacques Lacan. Seminario 11 Los Cuatro Conceptos Fundamentales Del Psicoanálisis. Cáp. II: “El
Inconsciente Freudiano Y El Nuestro”. Punto 2 Y3.

El Inconsciente Freudiano Y El Nuestro

El inconsciente está estructurado como un lenguaje. Lo ilustraré con algo que se ha


materializado en un plano indudablemente científico, ese campo que explora, estructura y elabora
Claude Lévi – Strauss, y que fijó con el título de Pensamiento Salvaje.
Antes de toda experiencia, antes de toda deducción individual, aun antes de que se inscriban
en él las experiencias colectivas que se refieren sólo a las necesidades sociales, algo organiza este
campo, inscribe en él las líneas de fuerzas iniciales. Es la función que Levi – Strauss presenta como
la verdad de la función totémica y que además reduce su apariencia: la función clasificatoria primaria.
Aun antes de establecer relaciones que sean propiamente humanas, ya se determinan ciertas
relaciones. Se las toma de todo lo que la naturaleza ofrece como soportes. La naturaleza proporciona
significantes y estos significantes organizan de manera inaugural las relaciones humanas, dan las
estructuras de estas relaciones y las modelan.
En esto se ve el nivel donde antes de toda formación del sujeto, de un sujeto que piensa, que
se sitúa en él, algo cuenta, es contado, y en ese contado ya está el contador. Sólo después el sujeto
ha de reconocerse en él, y ha de reconocerse como contador.
La hiancia presenta la función de la causa, en la función de la causa siempre queda
esencialmente hiancia. La causa se distingue de lo que hay de determinante en una cadena o, dicho
de otra manera, de la ley.
Cada vez que se habla de causa hay algo anticonceptual, indefinido. Lo que se encuentra en el
hueco, en la ranura, en la hiancia característica de la causa es algo que pertenece al orden de lo no
realizado. El inconsciente se manifiesta primero como algo que está a la espera, en el círculo de lo
no nacido. Esta dimensión ha de evocarse, con toda seguridad, en un registro que nada tiene de
irreal o de – real, pero si de no realizado.
Tropiezo, fisura, falla. En una frase pronunciada, escrita, algo viene a tropezar. Allí, una
cosa distinta exige su realización, una cosa que aparece como intencional, ciertamente, pero con una
extraña temporalidad. Lo que se produce en esta hiancia, en el sentido pleno del término producirse,
se presenta como el hallazgo. Así es como la exploración freudiana encuentra primero lo que sucede
en el inconsciente.

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Aquello que rebasa al sujeto, aquello por lo que encuentra, a la par, más y menos de lo qu e
esperaba: en todo caso, respecto a lo que esperaba, lo que encuentra es invalorable.
Con todo, este hallazgo, en cuanto se presenta, es re-hallazgo y, además, está siempre
dispuesto a escabullirse de nuevo, instaurando así la dimensión de la pérdida.
La discontinuidad es, pues, la forma esencial en que se aparece en primer lugar el
inconsciente como fenómeno, la discontinuidad en la que algo se manifiesta como vacilación.
Hay que situar el inconsciente en la dimensión de una sincronía, en el plano de un ser,
pero en la medida en que éste pueda recaer sobre todo, es decir, en el plano del sujeto de la
enunciación, en la medida en que según las frases, según los modos, éste se pierde tanto como se
vuelve a encontrar, y que, en una interjección, en un imperativo, en una invocación y aún en un
desfallecimiento siempre es él quien le afirma a uno su enigma, y quien habla en suma, en el plano
donde todo lo que se explaya en el inconsciente se difunde, en torno a un punto central. Se trata
siempre del sujeto en tanto que indeterminado.

Amelia Imbriano. El Sujeto De La Clínica. “Sobre El Estatuto Del Inconsciente”.

Sobre El Estatuto Del Inconsciente

El Inconsciente Estructurado Como Un Lenguaje: el inconsciente está estructurado como un


lenguaje. El universo del sentido debe ser hallado en lo inconsciente, por tanto el inconsciente en
tanto dador de sentido se constituye bajo la modalidad de un lenguaje.

• El inconsciente está regido por las leyes de condensación y desplazamiento,

• El lenguaje está regido por las leyes de metáfora y metonimia,

• La metáfora y la metonimia son en su campo equivalentes a la condensación y el desplazamiento


en el suyo.

El inconsciente está estructurado como un lenguaje. Y en tanto ello, y en tanto el lenguaje


define el orden de la cultura por oposición al de la naturaleza, el inconsciente no puede ser
entendido sino es en función del orden de la cultura, es decir, desde aquél lugar teórico: el gran
Otro.

Estatuto Del Inconsciente

Función De Causa. El Inconsciente Como Función De Causa: cada vez que se apela al
concepto de causa, existe una aproximación a lo no analizable, anticonceptual e indefinido, que lleva
ala remitencia perpetua por la causa de la causa. La función de la causa permanece esencialmente en
la hiancia del inconsciente, que ocupa el lugar de punto de partida sobre el cual siempre se vuelve,
esa hiancia que la experiencia psicoanalítica revela encontrando al sujeto en “estado de hendija”.

Lo Nonato. El Inconsciente Como Lo Nonato: el inconsciente se manifiesta como algo que


se mantiene a la espera, en el lugar de lo no nacido.

El Sujeto. El Inconsciente Como Nivel Homólogo Al Nivel Del Sujeto: al nivel del
inconsciente hay algo en todos los aspectos homólogo a lo que ocurre a nivel del sujeto. Ello habla y
ello funciona de una manera elaborada.

A Modo De Tropiezo. El Inconsciente Aparece A Modo De Tropiezo: las formaciones del


inconsciente, el sueño, el acto fallido y el chiste, sorprenden en primer lugar, por el modo de
tropiezo bajo el que aparecen.
Tropiezo, fallo, fisura. Algo da un traspiés. Ahí, algo distinto pide realizarse. Esto aparece
como intencional pero provisto de una extraña temporalidad.

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Discontinuidad. El Inconsciente Como Fenómeno Discontinuo: la forma esencial bajo la que
aparece el inconsciente como fenómeno es la discontinuidad en la que algo se manifiesta como
vacilación. Esta discontinuidad hace a su característica de sorpresa.

Uno Del Corte. El Inconsciente Como Experiencia A Partir Del Uno Del Corte: la
experiencia del inconsciente es allí en el corte, en la hendidura, en la ruptura.

Sincronía. El Inconsciente Se Sitúa En La Dimensión De Una Sincronía: es en la dimensión


de una sincronía donde debe situarse al inconsciente, al nivel del sujeto de la enunciación.
Según las frases, según los modos, el sujeto de la enunciación se pierde en la medida en que
se encuentra. En una interjección, en un imperativo, en una invocación, hasta en un fallo, siempre es
él quien plantea su enigma y quien habla. Al nivel donde, todo lo que se abre en el inconsciente, se
difunde alrededor de un punto central. Se trata siempre del sujeto en tanto que indeterminado. Sujeto
entrampado en una estructura basal, sometida a la lógica del significante, que hace posible de manera
operatoria, que algo tome la función de tachar, barrar (nivel más primordial, estructuralmente, que la
represión).

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UNIDAD NRO 3: LO IMAGINARIO Y EL AMOR

TEMA 1: ESTADIO DEL ESPEJO

Jacques Lacan. Escritos 1. “Estadio Del Espejo Como Formador De La Función Del Yo (Je) Tal
Como Se Nos Revela En La Experiencia Psicoanalítica”.

Estadio Del Espejo

El Estadio Del Espejo Como Formador De La Función Del Yo (Je) Tal Como Se Nos Revela
En La Experiencia Psicoanalítica el yo es ante todo una superficie corporal, o más bien, la
proyección de esa superficie. El yo se forma por identificación y su constitución implica “un nuevo
acto psíquico”. El yo se forma por una operación llamada narcisismo que supone la investidura
libidinal de la imagen del cuerpo. El cuerpo se halla fragmentado y mediante la identificación se
unifica.
El yo se apoya en el cuerpo y le da al mismo tiempo su unificación. La estructura del yo es
narcisista, hay una investidura libidinal de la imagen del yo. El narcisismo consiste en la investidura
de la imagen del propio cuerpo y la unificación del mismo. La identificación narcisista supone la
investidura libidinal del otro como si fuera uno mismo.
Lo particular del narcisismo es que para el sujeto hay otro, pero ese otro está investido desde
el punto de vista del yo.

Je aquel que es capaz de decir yo, de reconocerse sin ningún otro sentido, reconocerse
como alguien que existe. Esto es un acontecimiento, es algo que tiene que formarse. La constitución
del yo no es natural, sino que es un acto de identificación. La constitución del yo no es algo
conquistado de una vez y para siempre sino que debe ser sostenido.

Moi yo del narcisismo.


Yo
Je pronombre de la primera persona del singular.

El infans, antes de la palabra, reconoce su imagen en el espejo como propia. No sólo l a


reconoce sino que la asume jubilosamente y se dedica a animarla con sus movimientos.
La clave de este hecho es la prematuración (fetalización) del nacimiento, el infans no tiene al
nacer, desarrollado el sistema nervioso en forma adecuada; no hay mielinización de los haces
piramidales, lo que tiene como consecuencia que no puedan coordinarse los movimientos.
El concepto de prematuración alude a que el niño aún no tiene acceso al lenguaje, desarrollo
que es igual en el chimpancé, pero la diferencia es que se reconoce en el espejo como tal. En este
reconocimiento se expresa la apercepción situacional que es tiempo esencial del acto de inteligencia.
Este acto no se agota en el niño como ocurre con el chimpancé.
El niño al ver su imagen a partir del sexto mes, se interesa.
El infans expuesto a su imagen en un espejo, a la pregnancia de esa imagen que se le aparece
como una gestal, experimentará una tensión entre la imagen que se le presenta y su insuficiencia.
Habrá una tensión entre la imagen unida del espejo y la impotencia motora, el niño siente su cuerpo
fragmentado por oposición a la imagen. Existe una discordancia entre pulsión y narcisismo. No hay
imagen que sea capaz de contener la actividad pulsional del sujeto.
Lo real escapa a la imagen y a la palabra (lo simbólico). La imagen no coincide con el cuerpo
fragmentado, aquí se retrata la matriz simbólica de la imagen. El símbolo implica la ausencia del
objeto. La imagen tiene una función simbólica, no es natural. El cuerpo propio entra en la imagen y
hay una discordancia irreductible del cuerpo propio en la imagen.
Esto implica una rivalidad con la imagen, una tensión agresiva. Esta rivalidad es vivida como
amenaza de fragmentación por el poder de fragmentación que tiene la imagen. Así la indefensión

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vuelca al niño hacia una anticipación. La agresividad implica fascinación por la imagen, lo que se
llama “libido eroto – agresiva”.
La precipitación se da como “la matriz simbólica en la que el yo se precipita”. La imagen está
sostenida por la mirada del Otro, del primer Otro que es la madre. La matriz simbólica es el deseo de
la madre, la castración de la madre que le da al hijo su lugar de falo imaginario. O sea que el falo
imaginario es la imagen con la que el sujeto se identifica. El yo como un precipitado, la imagen en la
que el sujeto se reconoce en tanto se le presenta como un objeto otro.
La identificación formadora del yo se llamará identificación narcisista. Esta identificación
supone negar a la propia imagen como “otro” (semejante) para pasar a ser uno esa imagen. Este
semejante es ante todo la propia imagen, ya que se presenta como otro. y luego cualquier otro
ocupará el lugar de esa imagen.
El yo implica desconocimiento, es un lugar de desconocimiento en el que el sujeto se aliena,
se enajena transformándose en ese otro que es su imagen. El poder de fascinación de la imagen, la
transformación que produce en el sujeto alienándolo, y el desconocimiento que trae aparejado.
A la inversión especular se la advierte en el “transitivismo infantil”.
La tensión agresiva frente a la propia imagen, en tanto, cualquier semejante ocupa el lugar,
toda imagen de un semejante implica la tensión eroto – agresiva, la fascinación, la amenaza de
fragmentación, de dislocación corporal. Y son precisamente las imágenes de fragmentación del yo las
que guiarán la respuesta agresiva.
El narcisismo implica la existencia de un solo lugar, un lugar único, el lugar del falo
imaginario. Si un semejante está enfrente de nosotros, lo que ocurre es que tiene todas las virtudes
de la imagen y no parece haber diferencia entre su imagen y su “realidad”. Mientras que nadie puede
tener de sí mismo la certeza de coincidir totalmente con su propia imagen: es la razón por la que un
yo siempre necesita reconocimiento para que se le asegure la permanencia de su imagen.
Esta amenaza sobre el yo es persecutoria y es verdaderamente paranoica (lo es por no jugar
para él la castración), tanto como lo es la agresividad.
Si un semejante con el que un sujeto se identifica se interesa en otro objeto, el sujeto
también lo hará. Esto impone la fórmula “el objeto del deseo es el objeto del deseo del otro”, lo que
es válido para el narcisismo, que enmarca que “el deseo es el deseo del otro”: que hay deseo porque
el Otro está castrado y es deseante.
El yo ideal es la primer forma en la que el yo se aliena, que es la unidad del cuerpo en l a
imagen, todavía sin predicado alguno, sólo la unidad. Es el punto de partida del yo, su tronco. Y
permanecerá como exigencia formal de perfección. Mientras que el ideal del yo es el lugar desde el
cual el sujeto es mirado, el lugar donde se le dice qué y cómo debe ser para alcanzar la perfección.

Identificación En El Sentido Analítico: el sujeto asume una imagen dialéctica con función de
desconocimiento del yo. El yo desconoce que la identidad está formada por algo que le es ajeno.
Desconoce el carácter alienado.
La función de desconocimiento del yo no es en sí misma ambigua, se necesita
desconocimiento para lograr tener una fluidez a nivel de la identificación lograda. Hay un no
reconocimiento de que yo es otro. El reconocimiento es relativo a la función del sujeto.
El yo cree que él es él, no conoce que la identidad le vino de otro, hay una ilusión de
autonomía.

El Estadio Del Espejo Como Un Drama: lo dramático es del orden de la rigidez, la forma
ortopédica del cuerpo fragmentado que encuentra en la imagen una identificación ortopédica
(artificial) que proviene de afuera como una armadura.
Hay una rigidez propia de lo imaginario que lleva a dividir lo bueno y lo malo. La rigidez
imaginaria del yo es estructural, lo es el reconocimiento imaginario.
Una dimensión dramática tiene que ver con los celos primordiales, en un segundo momento
puede ser con un semejante al lugar del otro con identificaciones especulares, ya no con la imagen
del propio cuerpo sino con un semejante.
El objeto que fue indiferente resulta de interés porque le interesó al semejante. Encuentro el
objeto de mi deseo en el objeto de deseo del otro. Es una situación sin salida por lo que debe

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intervenir el orden simbólico. Hay una lucha por obtener el objeto, pero al mismo tiempo una
necesidad de que el otro no abandone la lucha pues se pierde el sostén de la identificación.

Tronco De Identificaciones Secundarias: la matriz simbólica surge en la profunda relación


con ese Otro que sostiene la mirada y esto remite a la castración en la madre (tiene que poder mirar
hacia otro lado). En esta matriz simbólica se va a precipitar el yo en forma primordial, antes de
objetarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya su
función de sujeto y esa forma (la gestal) constituye el yo ideal para el sujeto, que no deja de ser una
construcción imaginaria, y que será también el tronco de las identificaciones secundarias cuyas
funciones son de normalización libidinal. La primer imagen es una matriz que le permite organizar la
realidad.

Imago hay dos dimensiones, una espacial (da cuenta de la situación del cuerpo en el
espacio) y una temporal. Son dos momentos lógicos que se dan al mismo tiempo, donde hay una
captación erótica de la imagen que aparece al mismo tiempo como representada a un doble, se
produce una relación suicida con la imagen y por otro lado se da esa imagen del campo del otro y se
produce la identificación con un semejante y la lógica de la alteridad.
La imagen que viene del otro no es sólo imaginaria, sino también simbólica, del lenguaje de
la palabra.
El imago es la primera identificación con el otro, cuya función es instaurar la relación del
cuerpo con la realidad, entonces la realidad va a ser la realidad psíquica.

El Fin Del Estadio Del Espejo En Relación Al Hombre Como Expediente Cultural: el
momento en que termina el estadio del espejo inaugura por la identificación con la imago
(representación psíquica del semejante y el drama de los celos primordiales), la dialéctica que desde
entonces haga el yo (je) con situaciones socialmente elaboradas. Este momento hace que se vuelque
todo el saber humano en la mediatización por el deseo del otro, constituye sus objetos en una
equivalencia abstracta por la rivalidad del otro y hace del yo (je) ese aparato para el cual todo
impulso de los instintos será un peligro ya que la normalización misma de esa maduración natural
depende desde ese momento en el hombre de un expediente cultural, como se ve en lo que respecta al
objeto sexual en el complejo de edipo.

El Límite Extático: el psicoanálisis puede acompañar al paciente hasta el límite extático del
“tú eres eso”, donde se le revela la cifra de un destino mortal, es allí donde empieza el verdadero
viaje.

Jacques Lacan. Escritos 1. “La Agresividad En Psicoanálisis”.

La Agresividad En Psicoanálisis

Tesis I la agresividad se manifiesta en una experiencia que es subjetiva por su


constitución misma.
Sólo un sujeto puede comprender un sentido, inversamente todo fenómeno de sentido implica
un sujeto.

Tesis II la agresividad en la experiencia psicoanalítica, nos es dada como intensión


de agresión y como imagen de dislocación corporal, y es bajo tales modos como se demuestra
eficiente.
La agresividad en la experiencia analítica se va a presentar como una intensión de agresión,
esto se lo puede medir así en las inexactitudes del relato, los lapsus, los retrasos en las sesiones, etc.
Refiere a la imago y a la relación con el propio cuerpo. Alude a los imagos del cuerpo
fragmentado (son las imágenes de castración, mutilación, desmembramiento). Todos son imagos
arcaicos y se los puede observar en los juegos de los niños de entre 2 y 5 años.

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Tesis III los resortes de agresividad deciden de las razones que motivan la técnica
del análisis.
Si bien Lacan subrayó que el analista cura por el diálogo, pronto en la sesión al paciente se
le manifestará la abstención de responderle en ningún plan de consejo o proyecto, el analista se
desperzonaliza, se vale del campo donde podría mantener ese interés, esa simpatía, porque se tiende
a la meta que es representar para el otro un ideal de imparcialidad. Esto parecería ir en contra del fin
deseado, pero lo que ocurre es que es la participación en su mal lo que el enfermo espera del analista
y el analista en realidad lo que tiene que hacer es poner en juego la agresividad hacia el yo, que esas
intenciones forman la transferencia negativa. Esto representa la transferencia imaginaria sobre la
persona del analista de imagos arcaicos.
La imago no se va a revelar sino en la medida en que la actitud del analista ofrece al sujeto el
espejo pero de una superficie sin accidentes.

Tesis IV la agresividad es la tendencia correlativa de un modo de identificación


que llamamos narcisista y que determina la estructura formal del yo del hombre y del registro
de entidades característico de su mundo.
Todas las envolturas del estatuto biológico y social de la persona consisten en una
organización original de las formas del yo y del objeto que quedan también afectadas en su
estructura, vividas como acontecimientos en una perspectiva de espejismos.
El conocimiento paranoico responde en sus formas más o menos arcaicas a ciertos momentos
críticos que representan cada uno un estadio de la identificación objetivante.
En el estadio del espejo, el niño anticipa en el plano mental la conquista de la unidad de una
imagen corporal, todavía inacabada en ese momento.
Hay aquí una primera captación por la imagen en la que se dibuja el primer momento de las
identificaciones. Está ligado a un fenómeno de gestal, la percepción muy precoz en el niño de una
forma humana; esta forma ya se ve desde los primeros meses, pero lo que demuestra el fenómeno de
reconocimiento, implicando la subjetividad, son los signos de júbilo desde el sexto mes el encuentro
por el niño de una imagen en el espejo.
El sujeto se identifica primordialmente con la gestal visual de su propio cuerpo por lo que
esto va a ser una unidad ideal, en relación a la todavía profunda incordinación motriz.
Durante todo este período se registrará un transitivismo normal. El niño que pega dice haber
sido pegado. Es esta identificación con el otro por lo que sus conductas revelan la ambivalencia
estructural.
Es en esta relación erótica en el que el individuo se fija en una imagen que lo enajena a sí
mismo, es que esta forma en donde toma su origen esa organización a la que llamaría su yo.
Esa forma se cristalizó en la tensión conflictual interna al sujeto que va a determinar el
despertar de un deseo por el objeto del deseo del otro, aquí se precipita en competencia agresiva y en
ella nace la tríada del prójimo, del yo y del objeto.

San Agustín sostenía que había visto a un pequeño celoso, aun no hablaba y ya
contemplaba pálido y con la mirada envenenada a su hermano.
Así se anuda con la etapa infans, la situación de absorción especular.

Roger Caillois. “Mimetismo Y Psicastenia Legendaria”. Revista Referencias En La Obra De Lacan.


Vol. II.

Mimetismo Y Psicastenia Legendaria

De cualquier lado que se aborden las cosas: el problema último que resulta, es el de la
diferenciación: diferenciación de lo real y lo imaginario, de la vigilia y el sueño, etc.;
diferenciaciones todas cuya consciencia exacta y cuya exigencia de solución debe mostrarse en toda

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actividad valedera. Entre estas diferenciaciones, ninguna seguramente más marcada que la del
organismo y el medio, ninguna por lo menos, en que la experiencia sensible de la separación sea más
inmediata. De ahí que es importante observar el fenómeno con una atención particular, y, en el
fenómeno lo que, según el estado actual de información, se puede considerar como su patología esto
es: el conjunto de hechos conocidos bajo el nombre de mimetismo (parecido que adquieren ciertos
seres vivos con el medio en que habitan o con otras especies mejor protegidas).
Una raíz común a los fenómenos de mimetismo tanto biológico como mágico y a la
experiencia psicasténica (psicastenia enfermedad mental en forma de depresión, falta de
confianza, indecisión, angustia), ya que los hechos parecen imponer una solicitación del espacio, tan
elemental y mecánica como los tropismos y bajo cuyo efecto la vida parece perder terreno,
confundiendo en su retirada, la frontera del organismo y del medio y haciendo retroceder de modo
parejo los límites dentro de los cuales le es dado a uno el conocer, como es debido, que la naturaleza
es siempre la misma. Y se ve, bien de manifiesto, hasta que punto el organismo vivo forma cuerpo
con el medio en que vive. En torno de él y en él, compruébase la presencia de las mismas estructuras
y la acción de las mismas leyes. De tal manera, que a decir verdad, no está en un medio, sino que es
todavía ese medio y la energía misma que le recorta de él, la voluntad del ser de perseverar en su ser,
se consume al exaltarse y le atrae ya secretamente hacia la uniformidad que escandaliza su imperfecta
autonomía.

Claude Lévi – Strauss. “La Eficacia Simbólica”. Antropología Estructural.

La Eficacia Simbólica

El texto mágico – religioso muestra la cura shamanística . El objeto del canto es ayudar en un
parto difícil. La intervención del shamán es rara y se produce en caso de dificultades, a
requerimiento de la partera.
El canto parece ofrecer un modelo bastante trivial: el enfermo sufre porque ha perdido su
doble espiritual, el shamán asistido por sus espíritus protectores, emprende un viaje al mundo
sobrenatural para arrebatar al espíritu maligno el doble que ha sido capturado y, restituyéndolo a su
propietario, asegura la curación.
Las curas shamanísticas corresponden a tres tipos:

• El órgano o el miembro enfermo es sometido a una manipulación física o a una succión.

• La cura se concentra en un combate simulado , librado primero en la choza y luego a cielo


abierto, contra los espíritus perjudiciales.

• El oficiante pronuncia encantamientos y prescribe operaciones.


En todos los casos el método terapéutico es difícil de interpretar. La solución del problema
constituye una medicación puramente psicológica, puesto que el shamán no toca el cuerpo de la
enferma y no le administra remedio; pero al mismo tiempo, pone en discusión en forma directa y
explícita el estado patológico y su localización: el canto constituye una manipulación psicológica del
órgano enfermo y que de esta manipulación se espera la cura.
La cura comienza por una historia de los acontecimientos que la han precedido. Esta
situación introduce una serie de acontecimientos, cuyo teatro supuesto estará constituido por el
cuerpo y los órganos internos de la enferma. Se va a pasar de la realidad más trivial al mito, del
universo físico al universo fisiológico, del mundo exterior al cuerpo interior. Y el mito que se
desarrolle en el cuerpo interior deberá conservar la misma vivacidad, el mismo carácter de
experiencia vivida, cuyas condiciones habrá impuesto el shamán con ayuda del estado patológico y
mediante una técnica obsesionante apropiada.
La técnica del relato busca restituir una experiencia real, el mito se limita a sustituir a los protagonistas.

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El canto concluye después del parto, así como había comenzado antes de la cura, los
acontecimientos anteriores y posteriores son cuidadosamente relatados. La cura debe ser “cerrada
con cerrojo”, sino su eficacia estaría comprometida.
La cura consiste en volver pensable una situación dada al comienzo en términos afectivos, y
hacer afectables para el espíritu los dolores que el cuerpo se rehusa a tolerar.
Pero la enferma al comprender hace algo más que resignarse: se cura.

Comparación entre el shamanismo y el Psicoanálisis: en ambos casos, el propósito es llevar a


la consciencia conflictos y resistencias que han permanecido hasta ese momento inconscientes, ya sea
en razón de su represión por obra de otras fuerzas psicológicas, ya sea (como en el caso del parto) a
causa de su naturaleza propia, que es orgánica. También en ambos casos los conflictos y resistencias
se disuelven, no debido al conocimiento real o supuesto, sino porque dicho conocimiento hace
posible una experiencia específica en cuyo transcurso los conflictos se reactualizan en un orden y en
un plano que permiten su libre desenvolvimiento y conducen a su desenlace. Esta experiencia vivida
recibe en el psicoanálisis el nombre de abreacción. Es sabido que tiene por condición la
intervención no provocada del analista, quien surge en los conflictos del enfermo, por el doble
mecanismo de la transferencia, como un protagonista de carne y hueso, con referencia al cual es
enfermo puede restablecer y explicitar una situación inicial que había permanecido informulada.
Todos estos caracteres se encuentran en la cura shamanística. En ella se trata también de
suscitar una experiencia y, en la medida en que la experiencia se organiza, ciertos mecanismos
colocados fuera de control del sujeto, se regulan espontáneamente para llegar a un funcionamiento
ordenado. El shamán tiene el mismo doble papel que desempeña el psicoanalista: un primer papel
(de oyente para el psicoanalista, de orador para el shamán) establece una relación inmediata con la
consciencia (y mediata con el inconsciente) del enfermo. Es el papel del encantamiento propiamente
dicho. Pero el shamán no se limita a proferir el encantamiento: es su héroe, porque es él mismo
quien penetra en los órganos amenazados a la cabeza del batallón sobrenatural de los espíritus y
quien libera el alma cautiva. En este sentido el shamán se encarna, como el psicoanalista, objeto de la
transferencia, para convertirse, gracias a las representaciones inducidas en el espíritu del enfermo, en
el conflicto que este último experimenta a medio camino entre el mundo orgánico y el mundo
psíquico. El enfermo neurótico acaba con un mito individual al oponerse a un psicoanalista real, la
parturienta indígena vence un desorden orgánico verdadero, identificándose con un shamán
míticamente transpuesto.

Comparación Entre El Shamanismo Y El Psicoanálisis


• Llevar a la consciencia conflictos y resistencias que han permanecido hasta ese momentos
inconscientes.

• Los conflictos y resistencias se disuelven porque se reactualizan en un orden y en un plano


que permiten su libre desenvolvimiento y conducen a su desenlace.

• El shamán tiene el mismo doble papel que desempeña el psicoanalista:


De oyente para el psicoanalista, de orador para el shamán, estableciendo una relación inmediata
con la consciencia y mediata con el inconsciente.

Jacques Lacan. Escritos 1. “Acerca De La Causalidad Psíquica”. Punto 3 “Los Efectos Psíquicos Del
Modo Imaginario”.

Los Efectos Psíquicos Del Modo Imaginario

Lacan va a hacer referencia a la función del imago y una crítica a Henry Ey.
Sostiene que la historia del sujeto se desarrolla en una serie de idetificaciones ideales, que
representan a los fenómenos psíquicos, por el hecho de revelar esencialmente la función de la imago.
Concibe al yo como un sistema central de esas formaciones (se refiere a las identificaciones que

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representan la función del imago), sistema al que hay que comprender en su estructura imaginaria y
en su valor libidinal.
En este punto Lacan critica a Henry Ey sosteniendo que se confunde al yo con el ser del
sujeto, y que la concepción más común es la que identifica al yo con la síntesis de las funciones de
relación del organismo; esta concepción se la puede clasificar de bastarda ya que en ella se define
una síntesis subjetiva en términos objetivos y esta es la posición de Henry Ey.
De manera que la experiencia no nos muestra a simple vista que nada separa al yo de sus
formas ideales y que todo lo limita por el lado del ser al que representa, ya que escapa a él casi toda
la vida del organismo, no sólo porque con normalidad a ésta se la desconoce, sino también porque
en su mayor parte no tiene el yo que conocerla.
Debido a estos resultados también critica a la Psicología genética del yo.
Sostiene haber dado prueba de esto en sus estudios de lo que ha llamado momentos fecundos
del delirio. Sus estudios lo han conducido a los análisis de los que desprende su concepción del yo,
y a través de cuyo progreso ha promovido el término, conocimiento al paranoico.
Comprender con éste término una estructura fundamental de tales fenómenos, ha querido
designar su parentesco con una forma de relación de alcance particular que se conoce con el nombre
de transitivismo. Esta reacción se manifiesta ante todo como la matriz del yo.
Se la comprueba observando el comportamiento del niño con su compañero, en donde se
manifiesta en forma asombrosa una verdadera captación por la imagen del otro. De este modo puede
participar de la caída del compañero o importarle el golpe que él le dio.

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TEMA 2: ESQUEMAS ÓPTICOS

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. VII: “La Tópica De Lo
Imaginario”. Puntos 1 Y 2. Cáp. IX: “Sobre El Narcisismo”. Punto 3.

Esquemas Ópticos

La Tópica De Lo Imaginario

El estadio del espejo tiene una presentación óptica. Lacan lo muestra utilizando un aparato
que produce un fenómeno de ilusión.
Se trata de un dispositivo que consta de un espejo curvo, una caja abierta lateralmente, un
jarrón y un ramo de flores. La ilusión se producirá según se ubique el ojo.
La ilusión reside en ver las flores (que en verdad están ocultas por la caja) en el florero. El
ramo, cuando aparece en el florero, es una imagen real, se forma en el espacio real.
La peculiaridad de las imágenes reales es que se comportan como objetos, esto quiere decir
que es posible obtener una imagen virtual (las imágenes virtuales son aquellas que se forman detrás
del espejo en el espacio virtual en los espejos planos) de una real.
Lacan sugiere colocar en la caja el florero, entonces: las flores serán reales y el florero (una
vez producida la ilusión) será una imagen real. Tanto los objetos reales como las imágenes reales ante
el campo de reflexión de un espejo plano producen imágenes virtuales, en el espacio virtual. El ojo
deberá cambiar de posición para ver la imagen virtual i’ (a).
El florero oculto en la caja representa la realidad biológica del cuerpo, en tanto inaccesible
como tal para el sujeto de no ser por la mediación de la imagen. Las flores vienen a señalar el lugar
de los objetos perdidos alrededor de las cuales hacen su circuito las pulsiones parciales. El espejo
plano figura el espejo en el que se produce la identificación que da por resultado la formación del yo.
Estos objetos de las pulsiones, no son especularizables, no forman parte de la imagen del yo. Serán
llamados objetos a. Del lado izquierdo figura lo real en el sentido de lo imposible de los objetos a y
del cuerpo. En cuanto al espejo curvo figura el cortex, la localización anatómica donde se forman las
imágenes. La matriz simbólica en la que el yo se precipita es lo que viene a representar el espejo
plano. Depende la posición del sujeto en el orden de la palabra y el resultado de esto será la
constitución de su mundo. El mundo de los objetos imaginarios sólo podrá constituirse con relación
a la dimensión simbólica.
La imagen en la que el sujeto se aliena implica no sólo la imagen que ve efectivamente en el
espejo sino fundamentalmente las significaciones producidas por A. i’ (a) es la imagen en A. aquella
con la que el sujeto se identifica y que se le impone como una forma del otro cuya presencia lo
captura. El sujeto sólo ve su forma realizada, el espejismo de sí mismo, fuera de sí mismo.
El objeto amado equivale al Ideal del yo en virtud de la captura que opera sobre el sujeto.
Pertenece a la dimensión simbólica. En cambio el yo ideal es imaginario. En el amor el objeto que se
pone en el lugar del Ideal del yo captura narcisísticamente al sujeto como yo ideal. El A pone el
ideal del yo, en tanto hablante, y allí el sujeto se captura como yo ideal. El ideal del yo sitúa al sujeto
para capturarse como yo ideal.

Cuando se constituye el yo ideal, el infans queda fascinado por esa imagen. Este no es un
momento cronológico es un momento lógico. El proceso de maduración fisiológico permite al
sujeto, en un momento de su historia integrar sus funciones motoras y acceder a un dominio real de
su cuerpo. Pero antes de este momento, el sujeto toma consciencia de su cuerpo como totalidad. Esta
sola visión de la forma total del cuerpo brinda al sujeto un dominio imaginario de un cuerpo
prematuro respecto al dominio real.
El sujeto anticipa la culminación del dominio psicológico y esta anticipación dará su estilo
al ejercicio ulterior del dominio motor efectivo.
Esta es la aventura imaginaria, por primera vez el hombre experimenta que el se ve, se refleja
y se concibe como distinto, otro de lo que él es. Concebirse como otro de lo que no es a partir de la
primera constitución de esos imagos que constituyen el conjunto de la vida fantasmática.

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Aquí se da la primera sensación de caos, una realidad pura y simple que en nada se delimita,
que no es ni buena ni mala, sino caótica y originaria. Aquí es donde la imagen del cuerpo ofrece al
sujeto la primera forma que le permite ubicar lo que es y lo que no es del yo. Aquí es fundamental
para la constitución la posición del ojo. El ojo es aquí es símbolo del sujeto, este ojo significa que,
en la relación entre lo imaginario y lo real y en la constitución del mundo que resulta, todo depende
de la situación del sujeto, esto está caracterizado por su lugar en el mundo simbólico, o sea en el
mundo de la palabra.

L a c a n t o m a u n i n f o r m e d e u n a e x p e r i e n c i a d e M . Kl e i n . Un niño de 4 años cuyo nivel de


desarrollo está entre los 15/18 meses, dispone de un vocabulario muy limitado e incorrecto, deform a
las palabras y las emplea mal.
M. Klein insiste que el niño no desea hacerse comprender, no busca comunicarse, y sus
únicas actividades son emitir sonidos y complacerse con estos sonidos sin significación.
Lacan sostiene que sin embargo el niño posee algo del orden del lenguaje, sino Klein no
podría hacerse entender por él. Dispone de algunos elementos del aparato simbólico.
E l n i ñ o e s t á c o m o s i n o p a s a r a n a d a , m i r a a Kl e i n c o m o s i m i r a r a a u n m u e b l e .
Lacan con esto pretende destacar el carácter uniforme que para él tiene la realidad. Todo le
es igualmente real, igualmente indiferente (queda en la dimensión imaginaria).

Sobre El Narcisismo

Para Freud se trata de encontrar la diferencia de estructura existente entre la retracción de la


realidad que se da en los neuróticos y la que se observa en la psicosis.
El neurótico para oponerse a la realidad utiliza el desconocimiento, la negación y para esto
recurre a la fantasía. Aquí hay función y esta según Freud remite al registro de lo imaginario.
Imaginario se refiere aquí, primero a la relación del sujeto con sus identificaciones
formadoras, segundo a la relación del sujeto con lo real, cuya característica es de ser ilusorio.
Freud explica que en la psicosis no pasa nada parecido, cuando se pierde la realización de lo
real no se vuelve a encontrar ninguna sustitución imaginaria. Una de las conceptualizaciones más
difundidas es que el sujeto delirante sueña que está plenamente en lo imaginario. Es preciso entonces
que, en la concepción de Freud la función de lo imaginario no sea la función de lo irreal. Porque sino
no se entendería porque Freud negaría al psicótico el acceso a lo imaginario.
Esto introduce a una elaboración coherente de las relaciones entre lo imaginario y lo
simbólico ya que es uno de los puntos sobre los que Freud fundamenta más categóricamente la
diferencia de estructura.
La estructura propia de lo psicótico puede situarse en lo irreal simbólico. ahora, la función
de lo imaginario está en un lugar muy diferente.

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. X: “Los Dos Narcisismos”.
Punto 2. Cáp. XI: Ideal Del Yo Y Yo Ideal. Punto 2.

Los Dos Narcisismos

El narcisismo es lo que permite la construcción de la imagen, es lo que hace que el hombre


sea hombre y no otra cosa.
El primer narcisismo es a nivel de la imagen real, en tanto esta imagen permite organizar el
conjunto de la realidad en cierto número de marcos preformados.
El segundo narcisismo es la relación con el otro. El otro tiene para el hombre un valor
cautivador, dada la anticipación que representa la imagen unitaria tal como ella es percibida en el
espejo, o bien en la realidad toda del semejante. Permite al hombre situar con precisión su relación

46
imaginaria y libidinal con el mundo en general, permite ver en su lugar, y estructurar su ser en
función de ese lugar y de su mundo.

La cuestión de los dos narcisismos se trata de la relación entre la constitución de la realidad


y la forma del cuerpo.
Existe en primer lugar un narcisismo con relación a la imagen corporal. Esta imagen es
idéntica para el conjunto de los mecanismos del sujeto y confiere su forma en tanto es hombre y no
otra cosa. Esta imagen hace la unidad del sujeto, se la ve proyectada de mil maneras, hasta en la
fuente imaginaria del simbolismo, que es aquello a través de lo cual el simbolismo se enlaza con el
sentimiento que el ser humano tiene de su propio cuerpo. Este primer narcisismo se sitúa, a nivel
de la imagen real del esquema, ya que esta imagen permite organizar el conjunto de la realidad.
Este funcionamiento es diferente en el hombre y en el animal, éste está adaptado a un mundo
uniforme. Hay en el mismo ciertas correspondencias preestablecidas entre su estructura imaginaria y
lo que le interesa en su mundo, es decir lo que es importante para la perpetuación de los individuos.
En el hombre, por el contrario, la reflexión en el espejo manifiesta una posibilidad noética
original, e introduce un segundo narcisismo donde lo fundamental es la relación con el otro.
El otro tiene para el hombre un valor cautivador, por la anticipación que representa la
imagen unitaria tal como ella es percibida en el espejo o bien en la realidad toda del semejante.
El otro (alter ego) se confunde en mayor o menor grado según las etapas de la vida con el
ideal del yo.
La identificación narcisística, la del segundo narcisismo es la identificación al otro, que en el
caso normal, permite al hombre, situar con precisión su relación imaginaria y libidinal con el mundo
en general. Esto es lo que le permite ver en su lugar y estructurar su ser en función de ese lugar y de
su mundo.
El sujeto ve su ser en una reflexión con relación al otro, es decir, con relación al ideal del
yo.
Es preciso diferenciar las funciones del yo, por una parte desempeñan para el hombre un
papel fundamental en la estructuración de la realidad y por otra debe pasar en el hombre por esa
alienación fundamental que constituye la imagen reflejada de sí mismo que es el yo ideal, forma
originaria tanto del yo como de la relación con el otro.

Ideal Del Yo Y Yo Ideal

La voz del otro se refiere a la regulación de lo imaginario que depende de algo que está
situado de modo trascendente siendo lo trascendente en esta ocasión ni más ni menos que el vínculo
simbólico entre los seres humanos.
El vínculo simbólico alude a que, socialmente, nos definimos por intermedio de la ley.
Situamos a través del intercambio de símbolos, nuestros diferentes yos los unos respecto de los
otros.
La relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función
simbólica, define el mayor o menor grado de perfección, de completud, de aproximación de lo
imaginario. El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro.
Y de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración
imaginaria.
La posición del sujeto en la estructuración imaginaria sólo puede concebirse en la medida en
que haya un guía que esté más allá de lo imaginario, a nivel del plano simbólico, del intercambio
legal, que sólo puede encarnarse a través del intercambio verbal entre los seres humanos. Ese guía
que dirige al sujeto es el ideal del yo.
El Ich – Ideal, el ideal del yo, es el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo
una relación simbólica, sublimada, que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y diferente
a la libido imaginaria. El intercambio simbólico es lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea
la palabra, y en tanto tal permite identificar al sujeto.
El ideal del yo, en tanto hablante, puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel
del Ideal – Ich o yo ideal, o sea en el nivel donde puede producirse esa captación narcisística.

47
TEMA 3: LA BÁSCULA DEL DESEO

Jacques Lacan. Seminario 1 Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. XIII: “La Báscula Del Deseo”.

La Báscula Del Deseo

El yo (je) es ante todo una referencia psicológica.


El yo (je) es un término verbal cuyo empleo es aprendido en cierta referencia al otro,
referencia que es hablada.
El yo (je) nace en referencia al tú (porque hay otro eres tú, que en principio es un semejant e
a).
El yo (je) se constituye en primera instancia en una experiencia del lenguaje, en referencia al
tú y lo hace en una relación donde el otro le manifiesta órdenes, deseos.
Al comienzo el niño tiene pocas posibilidades de hacer reconocer sus propios deseos (se
puede decir que nada sabe de ellos, porque está sujeto al deseo de sus padres, el deseo se constituye
a partir del deseo de otro).
El yo (moi) remite a lo que tiene que ver con lo propio, aquello que en realidad es la sede del
desconocimiento, aquello que hace referencia al yo. En análisis se busca la verdad y si se la busca es
porque hay un saber que se desconoce, detrás de la función del yo, hay una función de
desconocimiento.
Desconocimiento no es ignorancia. El desconocimiento representa cierta organización de
afirmaciones y negaciones a las que está apegado el sujeto. Entonces tras su desconocimiento tiene
que haber cierto conocimiento de lo que tiene que desconocer.
Entre los 16 y los 18 meses la actitud del niño frente al espejo habla de la relación
fundamental del individuo con la imagen. Lo más importante es el ocaso a los 18 meses.
Se produce lo que se llama introyección, lo que es algo así como una inversión, lo que está
afuera se convierte en el adentro.
El momento en que el estadio del espejo desaparece presenta una analogía con el
movimiento de báscula. Esto se lo puede verificar en los fenómenos de transitivismo. Entre el niño
y su semejante existe un espejo inevitable. Hay un momento en el cual se produce para el niño a
través de la mediación de la imagen del otro, la asunción jubilatoria de un dominio que aún no ha
alcanzado. El sujeto es capaz de asumir este dominio en su interior (psiquismo). Por supuesto lo
asume como forma vacía (se constituye la imagen, no el cuerpo).
La imagen de la forma del otro es asumida por el sujeto. Está situado en su interior. El
hombre se aprehende como cuerpo, como forma vacía del cuerpo de un momento de báscula que
implica el intercambio con el otro. A la vez aprenderá a reconocer invertido en el otro todo lo que
en él está en estado de puro deseo, originario, inconstituido y confuso y aprenderá puesto que aún no
lo ha hecho sólo cuando se ponga en juego la comunicación.
En el origen, antes del lenguaje, el deseo sólo existe en el plano de la relación imaginaria del
estadio especular, existe proyectado, alienado en el otro.
La tensión agresiva que provoca no tiene salida. Es decir, que no tiene otra salida que la
destrucción del otro. En esta relación, el deseo del sujeto sólo puede confirmarse en una rivalidad
absoluta con el otro (momento de alienación). En esta alienación primordial se genera la agresividad
más radical. El deseo de la desaparición del otro.
El sujeto está en el mundo del símbolo, en un mundo de otros que miran. Su deseo puede
pasar entonces por la mediación del reconocimiento. De no ser así toda función humana se agotaría
en el anhelo de la destrucción del otro.

Jacques Lacan. Seminario 1. Los Escritos Técnicos De Freud. Cáp. XIV: “Las Fluctuaciones De La
Libido”.

48
Las Fluctuaciones De La Libido

Lacan trabaja la primera alienación al deseo del otro. El surgimiento del deseo mediatizado
por la vía de la rivalidad. El deseo del hombre es el deseo del otro. Se trata del deseo que está en el
otro, y que el ego puede retomar destruyendo al otro. Sin embargo situado al mismo tiempo de un
deseo que tiene por el otro. Este es el fundamento originario, especular de la relación con el otro
donde se pone en juego la primera alienación con relación al otro.
A través del juego el niño ve manifestarse en el otro una actividad que se anticipa a la suya y
además por el hecho de ser más perfecta, más controlada que la suya, constituye su forma ideal.
Primero el objeto humano se capta como yo a través de ese que se presenta como otro, esta
relación está mediatizada por la rivalidad, esta es una relación del orden de la alienación y a que el
sujeto se capta primero como yo en el rival.
En un segundo momento, el hombre sabe que es un cuerpo, aunque nunca lo perciba en
forma completa, ya que se encuentra en su interior (psiquismo).
Esta imagen en el anillo por el que pasan el deseo y las necesidades y permiten que el hombre
pueda acceder a su estructura imaginaria.
Se cree que la agresividad es la agresión. Pero no tienen que ver la una con la otra. Sólo en
su límite, la agresividad se resuelve en agresión. La agresión no tiene que ver con la realidad vital, es
un acto existencial vinculado a una relación imaginaria.
Hay un primer tiempo que es previo a la constitución del yo. En un segundo tiempo en el ser
humano, el deseo es realizado en el otro, por el otro. Este segundo tiempo, es el tiempo especular
momento en el que el sujeto incorporó la forma del yo. Pero sólo pudo integrarla después del primer
juego de báscula por el cual cambia su yo por el deseo del otro, en tanto que el otro se ofrece como
objeto causa de su deseo. El deseo se realiza primero en el otro, el yo se cambia por el deseo del
otro. A partir de entonces, el deseo del otro, que es el deseo del sujeto entra en la mediatización del
lenguaje. Es en otro por el otro que el deseo es nombrado.

Fort – Da es un ejemplo del modo en que el niño entra en este juego comienza a jugar
con la presencia y ausencia del objeto. Se trata entonces de un objeto con función simbólica.
Mediante estos juegos el objeto pasa al plano del lenguaje. El símbolo se vuelve más importante que
el objeto. La palabra nombra la cosa y allí surge algo nuevo que se vincula con el significante.
Los deseos pasan por el otro especular, vía que le permite al niño aparecer el orden
simbólico y así acceder a la ley. Es así como el plano simbólico se conecta con el imaginario.

49
TEMA 4: ALIENACIÓN – SEPARACIÓN

Jacques Lacan. Seminario 11. Los Cuatro Conceptos Fundamentales Del Psicoanálisis. Cáp. XVI:
“El Sujeto Y El Otro: La Alienación”.

El Sujeto Y El Otro: La Alienación

1 el Otro es el lugar donde se sitúa la cadena del significante que rige lo que del sujet o
podrá hacerse presente, lo que es llamado a la subjetividad donde se manifiesta la pulsión, como no
pertenece al orden de la reproducción, no hay nada en el hombre que lo identifique psíquicamente
como hembra o macho, sólo se sitúa con la pasividad o actividad. Lo que el hombre tiene que hacer
como hombre o mujer lo debe aprender del Otro, por lo que la sexualidad se instaura por la vía de la
falta. La libido es el órgano esencial para comprender la naturaleza de la pulsión.

2 la ambigüedad del signo reside en que representa algo para alguien, mientras que el
significante es aquello que representa a un sujeto para otro significante, reduciendo al sujeto a no ser
más que un significante. La afánisis (desaparición) debe situarse en el nivel donde el sujeto se
manifiesta en ese movimiento de desaparición que se califica como letal.

3 la alienación consiste en ese vel (vel: escoger entre dos opciones) que condena al
sujeto a aparecer en la división: si aparece como sentido producido por el significante, del otro lado
aparece como afánisis (lo faltante). La elección consiste en que si se propone conservar una de las
partes, la otra desaparece. Esto se denomina “Factor Letal”.

4 el sujeto encuentra una falta en el Otro. El sujeto aprehende el deseo del Otro en las
fallas del discurso del Otro. El primer objeto que propone a ese deseo es su propia pérdida. Una
falta cubre a la otra.

Jacques Lacan. Seminario 11. Los Cuatro Conceptos Fundamentales Del Psicoanálisis. Cáp. XVII:
“El Sujeto Y El Otro (II): La Afanisis”.

El Sujeto Y El Otro: La Afanisis

En la libertad hay una condición necesaria. Ésta se convierte en la razón suficiente que causa
la pérdida de la exigencia original.
Freud pone el acento en el hecho de que la represión se ejerce sobre algo que pertenece al
orden de la representación que él denomina vorstellungsre prasentanz.
Freud subraya que no es en absoluto el efecto lo reprimido, lo reprimido no es lo
representado del deseo, la significación, sino el representante de la representación.
En los mecanismos originales de la alienación a ese vorstellungsre prasentanz en ese primer
apareamiento significante que permite concebir que el sujeto aparece primero en el Otro, en la
medida en que el primer significante, el significante unario, surge en el campo del Otro, y representa
al sujeto para otro significante, significante cuyo efecto es la afanisis del sujeto. De allí, la división
del sujeto – si bien el sujeto aparece en alguna parte como sentido, en otra parte se manifiesta como
desaparición. Se trata de un asunto de vida o muerte entre el significante unario y e sujeto como
significante binario, causa de su desaparición. El vorstellungsre prasentanz es el significante
primario.

50
Amelia Imbriano. “Las Satisfacciones Del Padecer. Del Cálculo Infinitesimal Al Número
Transfinito”. Puntos 2, 3 Y 4.

El Sujeto Y El Otro: la experiencia analítica muestra, a la entrada del inconsciente, dos


campos: el sujeto y el Otro. El otro es el lugar donde se sitúa la cadena del significante que rige
todo lo que, del sujeto, podrá hacerse presente: es el campo de ese ser viviente donde el sujeto tiene
que aparecer. Y, justamente, por el lado de ese ser viviente, llamado a la subjetividad, se manifiesta
esencialmente la pulsión.
La constitución del sujeto supone dos faltas: una se debe al defecto central en torno al cual
gira la dialéctica del advenimiento del sujeto a su propio ser en la relación con el Otro, debido a que
el sujeto depende del significante y el significante está primero en el campo del Otro. Esta falta
retoma la otra falta, la falta real, anterior, que ha de situarse en el advenimiento del ser viviente en la
reproducción sexuada (el ser viviente, por estar sujeto al sexo, queda sometido a la muerte
individual, nace, se reproduce y muere).
Al producirse en el campo del Otro, el significante hace surgir el sujeto de su significación.
Pero sólo funciona como significante reduciendo al sujeto a no ser más que un significante,
petrificándolo con el mismo movimiento con que lo llama a funcionar como sujeto.
Lo característico del sujeto del inconsciente es que está bajo el significante, y éste desarroll a
sus redes, sus encadenamientos y hasta su historia.

Alienación – Separación: ¡¡¡ La bolsa o la vida !!! Si elijo la bolsa, pierdo ambas, si elijo la
vida, me queda la vida sin la bolsa, o sea, una vida cercenada (mutilada).
¡¡¡ La libertad o la vida !!! Si elijo la libertad pierdo ambas inmediatamente, si elijo la vida,
tengo una vida amputada de libertad. Se produce algo allí que es denominado “factor letal”.
Se trata de la primera operación esencial que funda al sujeto: la alienación. Ella consiste en
esa articulación que condena al sujeto a sólo aparecer en una decisión constitutiva y constituyente:
si aparece, por un lado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afánisis
(en tanto desaparición).
En referencia a la dialéctica del sujeto y el Otro, la del ser y el sentido. El resultado es la de
“ser eclipsado”. Si escogemos el ser, el sujeto desaparece, porque no se produce la operación
significante necesaria para su efectuación, si escogemos el sentido, sólo subsiste cercenado. De allí,
la división del sujeto: si bien el sujeto aparece en alguna parte como sentido, en otra parte se
manifiesta como desaparición.

La Función Significante: así la función significante regulará la pulsación pulsional en un


movimiento de basculación en las dimensiones de pérdida – búsqueda. Se trata de la pérdida del
significante binario; éste no se encontrará en la cadena. De ello deriva la falta de consistencia del
significante y su competencia, la posibilidad de generación de significaciones y la creación de
sentido. El significante encuentra su competencia en la articulación de la cadena, pero aislada en
tanto que S1 no tiene consistencia, padece de sin – sentido.
Es esencial que el sujeto vea, más allá de las significaciones, a que significante – sin/sentido
– irreductible, traumático, está sujeto como sujeto. El significante primordial es puro sentido/ sin –
sentido y ello entraña la infinitización del valor del sujeto, valor que no está abierto a todos los
sentidos sino que cancela todos los sentidos.
Sobre el sujeto han venido a inscribirse significaciones dialectizadas en la relación con el
deseo del Otro, que dan a la relación del sujeto con el inconsciente un valor determinado.
Así, el saber del inconsciente es siempre un saber incompleto, es un saber inventado,
construido en el lugar del otro que no está, por eso el saber inconsciente repite siempre lo mismo,
porque no sabe por estructura. Entonces, nos enfrentamos siempre con un “no – sabido”.

51
TEMA 5: EL AMOR

Amelia Imbriano Y Otros. El Amor En Psicoanálisis. “La Invensión Del Amor.”

El Amor

El amor es dar lo que no se tiene a quien no lo es, en su esencia es narcisismo y denuncia


que el pretendido objeto de amor es el objeto a, causa del deseo.
El Otro del amor tiene dos caras:
desamparo se trata del Otro en tanto que tiene, que puede satisfacer la necesidad
(A).
dependencia dependencia del amor, del otro en tanto que no tiene, privado de lo que
da, porque el amor es una cuestión de ser (A).
La mujer como mujer del Otro se refiere a ese Otro como propietario legítimo de la
mujer, una mujer que debe ser tomada de ese Otro, estoes lo que le da valor (el sujeto, el Otro y el
objeto).
Esto tiene un desciframiento edípico, la mujer es del Otro, la madre que le pertenece al
padre.
Las condiciones del objeto erótico o de amor, se refiere a que hay dos valores del otro
sexo: rebajamiento (demasiado poco) y sobreestimación (demasiado). El valor sexual es una
cuestión de significación, se trata de la “significación del falo”, una significación fálica.
El significante amor está en el lugar del Superyó. Hay dos tipos de demanda, una al
nivel de la necesidad y la otra al del amor, entre ambas se inscribe el deseo que es lo interpretable de
la pulsión (como una paradoja de una demanda).
El goce pulsional se articula como deseo del Otro a través del amor, es una renuncia parcial
porque cuanto más se renuncia el goce pulsional nutre al Superyó y se goza en ese lugar.

El Amor Y Una Lógica Posible: el amor: dar lo que no se tiene a quien no lo es. Una lógica
posible: aun. El amor pide amor. Lo pide sin cesar. Lo pide... aun. Aun es el nombre propio de esa
falla de donde en el Otro parte la demanda de amor.
La demanda está ligada a la función identificadora, idealizante, a lo que de significante hay
en el otro: el signo de la presencia del otro llega a dominar las satisfacciones que aporta esa
presencia, como si el ser humano en gran parte se contentara con palabras. O también, a falta de la
satisfacción inmediata, el sujeto se identifica con aquél que puede acceder a la demanda.
Es en el nivel del Otro, en el lugar en que se manifiesta la castración en el Otro; esto es, en
la madre, donde se instituye lo que se llama la castración. Es el deseo del Otro lo que es marcado
por la barra. Este es el origen del extrañamiento de la mujer y del esfuerzo de procuración del
varón. El no es él mismo en tanto que satisface, puesto que tiene que dar lo que no tiene a un ser
que no lo es, lo que muy bien podría definir el amor.
El deseo del hombre es el deseo del Otro, y el amor, aunque se trate de una pasión que
puede ser la ignorancia del deseo, no por ello es capaz de privarlo de su alcance.
El análisis revela que el amor en su esencia es narcisismo y denuncia que el pretendido
objeto de amor es lo que en el deseo es resto, es decir, su causa y el sostén de su insatisfacción y
hasta de su imposibilidad.
El amor es siempre impotente, aunque sea recíproco, porque no es más que el deseo de ser
Uno, lo cual conduce a la imposibilidad de establecer la relación de ellos, los dos sexos.
El goce del Otro, del cuerpo del otro que lo simboliza, no es signo de amor. El hombre, una
mujer, no son más que significantes. Del decir toman su función. Lo que suple la relación sexual es
precisamente el amor. La otra satisfacción es la satisfacción de la palabra.
Pero, aun, allí cuando el hombre cree abordar a una mujer, sólo aborda la causa de su deseo,
que Lacan designa objeto a. entonces el acto de amor en poesía (invención).

52
La conjunción del sujeto en tanto que tachado ($) y el objeto en tanto que pequeño a (a), no
es más que fantasma, eso en donde está cautivo el sujeto.

El Otro Amor: ese Otro del amor tiene dos caras: desamparo y dependencia. Y lo que
produce el sujeto: angustia de la pérdida de amor.
El amor anaclítico es respecto del Gran Otro, sobre el eje simbólico, AS, que no supone otro
semejante sino otro del cual se depende.
Este amor anaclítico tiene dos caras: 1 del lado del desamparo: el de la necesidad, se trat a
del Otro en tanto que tiene, es decir, en tanto que puede satisfacer la necesidad. 2 del lado de la
dependencia: de la dependencia del amor, se trata del Otro en tanto que no tiene (más fundamental).
Esto es propiamente el amor, lo que concierne al otro en tanto que privado de lo que da. El amor
propiamente no es una cuestión de tener sino de ser.
La demanda de amor propiamente dicha, que se dirige al otro que no tiene. Por lo tanto, el
Otro del amor debe escribirse: A, la instancia del Otro barrado, es decir, privado de lo que da.
La vertiente más original del amor lacaniano es, que el amor es invención, es decir,
elaboración de saber; que el amor es un modo de dirigirse al a a partir del Otro del significante.

La Mujer Como Mujer Del Otro: se parte de los ensayos de Freud sobre “La Psicología De
La Vida Amorosa”.
En la primer contribución hay una conjunción entre la significación de la madre y la puta,
donde hay dos condiciones articuladas: el tercero perjudicado y la puta.
Con respecto al tercero perjudicado, la cuestión es sobre la mujer que pertenece al Otro, el
Otro hombre es el propietario legítimo de la mujer. De tal manera que la mujer aparece como un
bien, un tener de ese otro que merece ser llamado Otro. De este modo opera una disyunción entre el
derecho y el deseo, la condición del acceso al deseo es “no tener derecho a”. el sujeto necesita la
interdicción del Otro, interdicción que opera en el discurso a través de “no te acostarás con tu
madre, no reintegrarás tu producto”, operación por la cual se abre el camino del deseo para el sujeto.
En la condición de tercero perjudicado hay un ternario: el sujeto, el Otro y el objeto. Para
ser interesante debe ser el objeto del Otro, debe ser tomado del Otro: esto es lo que le da valor.
El desciframiento que propone Freud es edípico, para descifrar el hecho de que la mujer es
del Otro, introduce la noción de la madre, la madre que le pertenece al padre.
En la vertiente del goce la condición del Otro se trata de que la mujer, potencialmente, es la
mujer de todos, y esta es la mujer que le falta a los hombres en tanto que uno por uno.

Las Condiciones Del Objeto Erótico O De Amor: con respecto al clivaje del objeto, hay dos
valores del otro sexo: rebajamiento y sobreestimación. Entre “demasiado poco” y “demasiado”.
El valor sexual es una cierta significación que un ser tiene para el sujeto. El valor sexual ,
por lo tanto, es una cuestión de significación. Se trata de la “significación del falo”, que esas
cuestiones de valor pueden escribirse a partir de la lógica fálica. O sea, el valor sexual es una
significación fálica.
No es sólo el clivaje del objeto, también la dirección amorosa se cliva entre dos valores,
ternura y sensualidad, mostrando en términos de divergencia y convergencia. Divergencia y
convergencia entre amor y deseo sexual.

El Amor Entre El Ideal Del Yo Y El Superyó: en algunos grupos el significante amor está en
el lugar del ideal del yo, creando un ambiente homogéneo y unificador. Pero, “El malestar en la
cultura” es el testimonio del fracaso de la identificación significante, de la identificación simbólica y
del amor fundado en ella, para resolver el problema del coge. En este lugar, en vez de encontrar la
figura apaciguadora el ideal del yo se encuentra el Superyó.
El rostro verdadero de aquello que se presenta como sacrificio es goce (voz del superyó =
¡Gozá!).
La conciencia moral nace a partir de un operador externo, de una voz.

53
Hay dos tipos de demanda: una demanda en el nivel de la necesidad y otra en el nivel del
amor. Entre estas dos demandas se inscribe el deseo (el concepto de deseo para nombrar un estado
de insatisfacción fundamental en el sujeto). La pulsión es la paradoja de una demanda que no habla,
silenciosa, pero que supone un lenguaje. En el vector de la demanda, está la parte que se puede
interpretar: es el deseo, y la parte que no se puede interpretar: la pulsión.
El goce pulsional no se articula al deseo, como deseo del Otro, sino a través del amor. Por
eso, “sólo el amor permite condescender el goce al deseo”.
El goce es fundamentalmente esa satisfacción interna de la pulsión. La renuncia al goce
pulsional se hace debido al amor. Renuncia, en un cierto nivel pues el problema es que después el
sujeto va a gozar de renunciar. Vemos el camino que parte del goce pulsional, pasa por la renuncia al
goce pulsional por amor, y da como resultado la insatisfacción fundamental del deseo. Este es el
recorrido del goce, a través del amor, condesciende a ir hasta el deseo.
La génesis del Superyó es por identificación. Se trata de una introyección simbólica del Otro
que constituye al sujeto. Todo esto se hace en el nivel del significante.
El Superyó ordena la renuncia a las pulsiones, y el resultado es que ordena renunciar más y
más, pues el Superyó engorda con la satisfacción pulsional renunciada. Por eso, cuanto más se
renuncia, el goce pulsional, lejos de desvanecerse, nutre al Superyó, y se goza en ese lugar. Se goza
de renunciar.

El Amor Hace Condescender El Goce Al Deseo: el origen de la exigencia del amor, la mujer
se esfuerza en identificarse por el amor de un hombre, exige se amada como la única, eso le da un
valor fálico, identificante. A condición de ser amada se confronta al deseo de su compañero,
evidencia que eso la divide, no la completa, pero causa el deseo.

Sigmund Freud. “Sobre Un Tipo Particular De Elección De Objeto En El Hombre (Contribuciones A


La Psicología Del Amor, I)”.

Sobre Un Tipo Particular De Elección De Objeto En El Hombre

Condiciones De Amor

Tercero Perjudicado se elige a una mujer que se encuentra relacionada con otro
hombre. Da pie a satisfacer mociones agonales, hostiles al hombre a quien se arrebata la mujer
amada.
Amor Por Mujeres Fáciles se elige a una mujer de cuyo carácter intachable se puede
dudar. La liviandad de la mujer se relaciona con el quehacer de los celos.

Conducta Del Amante

-. Los amantes tratan como objetos amorosos de supremo valor a las mujeres de liviandad
sexual.
-. Los amantes “rescatan” a la amada, no abandonándola.

Esta elección de objeto tiene como origen psíquico la fijación infantil de ternura a la
madre. Esto se observa en la primera condición donde el tercero perjudicado no es otro que el
propio padre. La segunda condición muestra que el niño asocia a su madre con las prostitutas pues
ambas hacen lo mismo, así empieza a anhelar a su propia madre y a odiar de nuevo al padre como un
competidos que estorba ese deseo.

Sigmund Freud. “Sobre La Más Generalizada Degradación De La Vida Amorosa (Contribuciones A


La Psicología Del Amor, II).”

Sobre La Más Generalizada Degradación De La Vida Amorosa

54
La impotencia psíquica aqueja a hombres de naturaleza intensamente libidinosa y se
exterioriza por el hecho de que los genitales se encuentran intactos.

La causa de la impotencia psíquica es el desencuentro de la corriente tierna y la sensual


en la vida amorosa, explicando a su vez esta inhibición del desarrollo mediante los influjos de las
intensas fijaciones infantiles y la posterior frustración en la realidad, barrera del incesto mediante.

Hay algo en la naturaleza misma de la pulsión sexual desfavorable a la satisfacción plena:

La elección de objeto en dos tiempos separados por la barrera del incesto, donde el
objeto definitivo no es nunca el originario sino una serie de objetos sustitutivos que ninguno
satisface plenamente.

La pulsión sexual se descompone en una serie de componentes, no todos pueden ser


acogidos en su conformación ulterior, sino que deben ser sofocados o recibir otro empleo.

Sigmund Freud. “El Tabú De La Virginidad (Contribuciones A La Psicología Del Amor, III).”

El Tabú De La Virginidad

La desfloración no tiene sólo la consecuencia cultural de atar duraderamente la mujer al


hombre; desencadena también una reacción anárquica de hostilidad al varón, que puede cobrar
formas patológicas, exteriorizarse con mucha frecuencia en fenómenos inhibitorios de la vida
amorosa matrimonial, y a la que es lícito atribuirle el hecho de que unas segundas nupcias sean a
menudo más felices que las primeras. El extraño tabú de la virginidad, el horror con que entre los
primitivos el marido esquiva la desfloración, hallan su justificación plena en esta reacción hostil.

TEMA 1: TEORÍAS DE LA ANGUSTIA EN FREUD

Sigmund Freud. Conferencias De Introducción Al Psicoanálisis. “25° Conferencia: La Angustia”.

25 ° Conferencia: La Angustia

La angustia se refiere al estado y prescinde del objeto, el miedo dirige la atención al objeto,
y el terror pone de resalto el efecto de un peligro que no es recibido con apronte angustiado.
La Angustia Realista es una reacción frente a la percepción de un peligro exterior, es decir,
de un daño esperado, previsto, va unida al reflejo de la huida.
En efecto, la única conducta adecuada frente a un peligro que se da inicio sería la fría
evaluación de las propias fuerzas comparadas con la magnitud de la amenaza, y el decidirse, sobre esa
base, por lo que prometa un mejor desenlace: la huida o la defensa, o aún el ataque, llegado el caso.
La reacción frente al peligro consiste en una mezcla de afecto de angustia y acción de
defensa. Por lo tanto el desarrollo de la angustia nunca es adecuado.
En la “situación de angustia” lo primero que se halla es el apronte para el peligro , que se
exterioriza en un aumento de la atención sensorial y en una tensión motriz.
En cuanto al afecto de angustia la impresión temprana que reproduce en calidad de
repetición es el acto de nacimiento, en el que se produce ese agrupamiento de sensaciones
displacenteras, mociones de descarga y sensaciones corporales que se han convertido en el modelo

55
para los efectos de un peligro mortal (angustia tóxica). Ese primer estado de angustia se originará en
la separación de la madre.
En la Histeria de Angustia se pierde el nexo entre la angustia y la amenaza de un peligro.
Esta angustia aparece acompañada de los síntomas histéricos o puede aparecer desligada de cualquier
condición.
En la Angustia Neurótica se halla un estado general de angustia libremente flotante,
dispuesta a prenderse del contenido de cualquier representación pasajera; influye sobre el juicio,
escoge expectativas, acecha la oportunidad de justificarse. A este estado se lo denomina “angustia
expectante”.

• La angustia expectante mantiene estrecha dependencia con ciertas aplicaciones de la libido. En


primer lugar , está en juego una acumulación de libido a la que se le coartó su aplicación normal,
en segundo lugar , que se sitúa en el campo de los procesos somáticos. En lugar de libido se
observa angustia.

• Aparece a menudo acompañando a los síntomas, pero se exterioriza también, como ataque o
como estado crónico, una angustia no ligada.

• La angustia se halla encubierta por la acción obsesiva.

El desarrollo de angustia es la reacción del yo frente al peligro y la señal para que se inicie la
huida. El yo emprende un idéntico intento de huida frente al reclamo de su libido y trata ese peligro
interno como si fuera externo.
La Angustia Infantil se genera a partir de una libido no aplicada y sustituye al objeto de
amor, que se hecha de menos, por un objeto externo o por una situación.
La Angustia de las fobias está psíquicamente ligada y anudada a ciertos objetos o situaciones.
En las fobias una libido que permanece inaplicable se trasmuda en una aparente angustia
realista y, de ese modo, un minúsculo peligro externo se erige como substitución de los reclamos
libidinales.

Sigmund Freud. “Inhibición, Síntoma Y Angustia”.

Inhibición, Síntoma Y Angustia

Capítulo II Freud se pregunta de donde proviene la energía empleada para la señal de displacer. La defensa en
el caso de un peligro del interior actúa igual que en el exterior (defensivamente), es decir, que el yo emprende el mismo
camino ante un peligro interno como externo.
Frente a un peligro externo se intenta huir: 1) se le quita la investidura a la percepción de lo peligroso, 2) se
realizan acciones musculares para sustraerse del campo de la acción del peligro.
La represión es un intento similar de huida. El yo quita la investidura de la representación, y a ésta investidura la
emplea para un desprendimiento de displacer de angustia.
El yo es el genuino almácigo de la angustia, el único capaz de producirla y sentirla.

Capítulo IV se confirma que el motor de la represión es la angustia.


Las zoofobias (caso Hans) son sustitutas de la castración, ante la falta de una interacción del padre que genere la
amenaza surgen las zoofobias para poder llevarse a cabo.
La angustia en las zoofobias es la angustia de la castración inmutada, es una angustia realista. Angustia frente a un
peligro considerado real (psíquicamente). Aquí la angustia crea la represión.

Capítulo VII con relación a la fobia que Freud relaciona al mecanismo de la proyección, en donde un
mecanismo interior es sustituido por lo exterior, se protege mediante la huida y con no percibirlo. Esto es quedarse en la
superficie ya que la pulsión interna (un deseo incestuoso) no es en sí misma incestuosa y lo es sólo porque conlleva un

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peligro exterior; y si el niño permanece en esto, la castración se puede hacer efectiva. El yo se sustrae de la angustia
mediante la evitación o con un síntoma.
La angustia es una señal de afecto, es efectiva frente al peligro que es la castración.
La diferencia con la angustia realista es que en las zoofobias se hace ante el temor sólo a través de una
desfiguración.

Capítulo X el yo es el genuino almácigo de la angustia, que sólo puede ser registrada por el yo. El ello no
puede tener angustia como el yo, ya que no es una organización. En el ello se pueden preparar al consumar procesos en
donde se le puede dar al yo ocasión para desarrollar la angustia, es por esto que se puede decir que las represiones motivadas
por la angustia del yo da procesos similares que surgen del ello.
Esta modalidad donde el yo emite la señal de angustia es de las psiconeurosis.
La angustia automática que va a ser una de las condiciones para la formación de las neurosis actuales.

Sigmund Freud. Nuevas Conferencias De Introducción Al Psicoanálisis “32° Conferencia: Angustia


Y Vida Pulsional”.

32° Conferencia: Angustia Y Vida Pulsional

La Angustia Realista es una reacción lógica frente al peligro, es un estado de atención sensorial incrementada y
tensión motriz, llamado apronte angustiado; a partir de ese estado se desarrolla la tensión de angustia o bien el desarrollo de
la angustia.
La Angustia Neurótica se observa bajo tres clases de constelaciones: como un estado de angustia libremente
flotante, ligada a determinados contenidos de representación o sea las fobias y la angustia en la histeria.
El desarrollo de angustia es primero y el síntoma posterior. Aquello a lo cual se tiene miedo en la angustia neurótica
es a la propia libido. La diferencia de situación de angustia realista reside en dos puntos: que el peligro es interno en vez de
externo, y que no se discierne conscientemente.

La angustia es como un estado afectivo la reproducción de un antiguo evento peligroso, está al servicio de la
autoconservación y es una señal de un nuevo peligro, se genera a partir de una libido que de algún modo se ha vuelto
inaplicable, lo hace también a partir del proceso de represión, la formación del síntoma la revela, la liga psíquicamente, se
siente que falta algo que ligue los fragmentos.
Las tres principales variedades de angustia son:
8 La realista
8 La neurótica
8 La de la conciencia moral
Que son referidas a los vasallajes del yo:
8 Respecto del mundo exterior
8 Del ello
8 Del superyó

No es la represión la que crea la angustia , sino que la angustia está primero, es ella (la
angustia realista) quién crea la represión .
El peligro pulsional interno resulta ser una condición y preparación de una situación de peligro objetiva, externa.
El yo nota que la satisfacción de una exigencia pulsional emergente convocaría a una situación de peligro. Por
tanto, esa investidura pulsional debe ser sofocada de algún modo. El caso de la represión es aquel en que la moción pulsional
sigue siendo nativa del ello y el yo se siente endeble. Entonces el yo anticipa la satisfacción de la moción pulsional dudosa y
le permite reproducir las sensaciones de displacer que corresponden al inicio de la situación de peligro temida.
El yo dirige una investidura tentativa y suscita el automatismo placer – displacer mediante la señal de angustia.

57
El factor traumático es un estado en que fracasan los empeños del principio de placer, entonces, lo temido, el
asunto de la angustia es en cada caso la emergencia de un factor traumático que no pueda ser tramitado según la norma del
principio de placer.
Sólo la suma de la excitación convierte a una impresión en factor traumático, paraliza la operación del principio de
placer, confiere su significatividad a la situación de peligro.
Origen de la angustia: en un caso como consecuencia directa del factor traumático y en otro como señal de
amenaza la repetición de un factor traumático.

Diferencias Entre Las Conferencias


25 ° La represión genera la angustia.
32 ° La angustia genera una señal que ocasiona la represión.

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TEMA 2: LA ANGUSTIA Y EL DESEO DEL OTRO

Jacques Lacan. Seminario 9 La Identificación - Jacques Lacan. Seminario 10 La Angustia.

La Angustia Y El Deseo Del Otro

Es esencial la relación de la angustia con el deseo del otro. Esta formulación guiará su recorrido.
El primer paso consiste en el planteo de una fábula, la de la mantis religiosa gigante (la mantis devora la extremidad
cefálica del compañero durante el coito).
Fábula: Lacan se imagina llevando una máscara de animal y enfrentándose a una mantis gigantesca, aquí resulta
fundamental que se ignore la máscara que lleva. Existiría la posibilidad de un error por parte de la hembra acerca de la
identidad de Lacan. ¿Y qué pasaría con él, imposibilitado de ver su imagen en el espejo enigmático del ojo de la hembra?.
Justamente de algo de este orden se trata en la angustia.
Si el ¿Che vuoi? Es el ¿Qué quieres? En tanto respuesta anticipada a la demanda, en términos de esa relación
esencial con el deseo del Otro se podría formular un ¿Qué quiere? O más precisamente ¿Qué quiere él en lo relativo a ese
lugar del moi?.
El deseo del hombre es el deseo del Otro. Ahora bien, decir el deseo del Otro es mencionar su falta. Es a nivel de
lo que le falta, y que él no sabe, que el sujeto se interesa. El sujeto sólo tiene ese camino para encontrar lo que a él le falta
como objeto del deseo.
$ indica la dependencia del sujeto respecto al Otro donde se instituye el orden de la diferencia. $ también se lee
sujeto dividido, habría que decir resultado de una división, lo que se llama en matemáticas un cociente. En principio hay que
plantear al sujeto en un nivel mítico.
Supongamos un sujeto S antes de situarse en el lugar de significante: A. también se puede suponer una
interrogación de ese sujeto: ¿En A cuantas veces S? La respuesta será del orden de una falta en A, lo que se escribe A. Esto
indica la imposibilidad de encontrar en el otro una significación acabada. Si se prosigue con la idea de la división el
resultado A indica que esa operación no ha sido exacta, ha dejado un resto. A esto Lacan lo llama a.

A S

a A
El resto a, será lo irreductible del sujeto, también será la diferencia entre A y A. al sujeto S
se lo llama sujeto del goce; por la división se ve que no tiene una significación acabada en el campo
del Otro, precisamente porque hay un resto. Se puede decir que a vendría a sustituir al sujeto del
goce: a/S.
a simboliza aquello que, en la esfera del significante, siempre se presenta como perdido, como lo que se pierde
para la significación. Eso que se pierde es la causa del deseo, fundamento del sujeto deseante. Sujeto deseante se escribe $,
entonces será equivalente a: a/S.
El deseo será querer hacer entrar ese goce en el lugar del Otro, lo que de ser posible daría por resultado A y S.
Lacan plantea un cuadro que se llama “de la división significante del sujeto”. Esta operación tiene tres tiempos.

A S

S A

Sujeto mítico escrito S. El piso superior que corresponde al primer tiempo será el goce. El último será el deseo, y
entre el goce y el deseo, la angustia.
Del lado de A encontramos tanto al $ como al objeto a. del lado de S encontramos A que es lo que se constituye
como inconsciente.

59
- ϕ indica que en toda localización imaginaria el falo llegará bajo la forma de una falta. El
falo faltará de la imagen del cuerpo; este - ϕ alude al pene que es negatividad, en el sentido de no
especularizable, y que evoca la castración imaginaria. - ϕ es una de las traducciones posibles de la
falta original.
El sujeto se instituye por la falta que lo hace desear, la angustia no es señal de una falta sino la señal de la carencia
del apoyo de la falta.
Decir que la angustia no tiene objeto no parece correcto. Lacan dirá: la angustia no es sin objeto, lo que no implica
decir de que objeto se trata. Estas afirmaciones cuestionan la distinción tan fácilmente aceptada entre el miedo y la angustia.
En principio se entiende que el miedo tiene objeto, que el miedo se manifiesta ante un peligro real y que el miedo supone una
huida (Chéjov = “Frayeurs”).
La angustia es ante algo, ese algo es del orden de lo irreductible de lo real.

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TEMA 3: LA PULSIÓN

Jacques Lacan. Seminario 11 Los Cuatro Conceptos Fundamentales Del Psicoanálisis. Cáp. XIII:
“Desmontaje De La Pulsión”. Puntos 1 – 2 – 3 – 4. / Cáp. XIV: “La Pulsión Parcial Y Su Circuito”.
Puntos 1 – 2 – 3.

La Pulsión

El Término Trieb Como Dato Radical De La Experiencia Clínica: el término trieb tiene una larga historia y Freud
no lo escogió por pura casualidad. Pero le dio a trieb el uso específico, y el trieb está integrado a la práctica analítica, tanto
que su pasado ha quedado completamente oculto.

La Pulsión Es Un Concepto Fundamental: la palabra trieb es un concepto fundamental de la teoría psicoanalítica.


En rigor, un concepto fundamental se piensa como una construcción soporte del edificio teórico de una ciencia. Que se trate
de una construcción quiere decir que no está dado, que no es natural. Se trata de una convención, como afirma Freud.
Si la pulsión es una construcción es porque es imposible el acceso a lo real y por eso las pulsiones ficcionalizan lo
real.

El Trieb No Es El Drang: la pulsión no es el empuje. Es importante que se distingan cuatro términos en la pulsión,
el empuje, la fuente, el objeto y la meta.

Los Cuatro Términos Sólo Pueden Aparecer Disyuntos: la pulsión será un raro montaje de cuatro términos:
presión, fuente, objeto y fin. Esta serie puede parecer natural, y el propósito de Lacan es probar que no hay nada de natural
en ella. Los términos introducidos por Freud no tienen entre sí intersección alguna, es decir, son disjuntos. O sea que hay un
corte entre uno y otro, corte que objeta cualquier ilusión de connaturalidad.

El Empuje: el drang, la presión, el esfuerzo, es pensado por Freud como una tendencia a la descarga, lo cual no
quiere decir una descarga. Entonces esta presión será ejercida por una excitación, por un estímulo que de ninguna manera
proviene del exterior. Pero que tampoco deberá ser pensada bajo el modelo de una necesidad interna tal como el hambre o la
sed. Entonces, este drang sólo se define como una fuerza constante.
La primer cosa que dice Freud de la pulsión es, que no tiene día o noche, primavera ni otoño, subida ni bajada. La
pulsión es energía potencial, ya que la característica de la pulsión es la de una fuerza constante; no se la puede concebir como
una fuerza de choque, porque no es una referencia a la fuerza viva, a la energía cinética. En la pulsión no se trata para nada
de energía cinética, sino potencial.

La Meta: el fin, la satisfacción implica la descarga, pero no en la copulación con el objeto sino en la articulación
significante. La descarga se articula en palabras, en tanto que el objeto nunca puede ser alcanzado. La satisfacción de la
pulsión es llegar a su meta. La sublimación es también satisfacción de la pulsión, a pesar de que está inhibida en cuanto a su
meta (a pesar de que no la alcanza). La sublimación no deja de ser por ello una satisfacción de la pulsión, y además sin
represión.
Todo lo que los pacientes son, a pesar de que no estén satisfechos con eso, lo que viven, aún sus síntomas, tiene
que ver con la satisfacción. Satisfacen algo que sin duda va en contra de lo que podría satisfacerlos, lo satisfacen en el
sentido de que cumplen con lo que ese algo exige. No se contentan con su estado, pero aún así, en ese estado de tan poco
contento, se contentan. Aquello que satisfacen por la vía del displacer, es al fin y al cabo, la ley del placer. Para una
satisfacción de ésta índole, penan demasiado (Trop de mal: demasiado esfuerzo, demasiado sufrimiento, mal de sobra).
Esta satisfacción es paradójica, porque entra en juego la categoría de lo imposible. El camino del sujeto, pasa entre
dos murallas de imposible. Como lo opuesto a lo posible es lo real, se define lo real como lo imposible. Lo real aparece de
esta forma, como el obstáculo al principio del placer. Lo real es el tropiezo, el hecho de que las cosas no se acomodan de
inmediato. Lo real se distingue, por su separación del campo del principio del placer, por su desexualización, por el hecho de
que su economía, admite algo nuevo que es, justamente lo imposible.

61
El Objeto: Lacan propone que la pulsión hace un tour a su alrededor, en dos sentidos: el primero como límite en
torno al cual se gira, y el segundo como truco del que se sirve para realizar su trayecto.

La Fuente: la fuente o zona erógena debe ser pensada como un borde, no como un tracto, por ejemplo la boca,
más precisamente el borde de los labios o de los dientes, no el aparato digestivo. Todas las zonas erógenas implican un
borde, sea el margen del ano, de la oreja o de los párpados.
Lacan dice que la pulsión se parece a algo, es a un “montaje”, el que deberá ser pensado a la manera de un collage
surrealista.
Lo que viene a evocar es la paradoja del montaje: en tanto la presión no se descarga, el objeto no es el objeto, la
satisfacción no se cumple en el objeto y el borde donde termina el circuito no está implicado en la satisfacción.

El Circuito De La Pulsión Parcial

Pulsión Como Montaje A Través Del Cual La Sexualidad Participa En La Vida Psíquica:
respecto a la finalidad biológica de la sexualidad, a saber, la reproducción, las pulsiones, tal como se
presentan en el proceso de la realidad psíquica, son pulsiones parciales. La sexualidad entra en juego
únicamente en forma de pulsiones parciales. La pulsión, justamente, es el montaje a través del cual
la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que conformarse con la
estructura de hiancia característica del inconsciente.
Entre lo reprimido y el síntoma y la interpretación, está la sexualidad. Lo reprimido y el
síntoma son homogéneos y siempre reducibles a funciones significantes. Su estructura, puede
inscribirse en términos sincrónicos. La interpretación apunta al deseo, al cual, en cierto sentido, es
idéntica. El deseo es la interpretación misma. En el intervalo está la sexualidad.
La sexualidad sólo se realiza mediante la operación de las pulsiones en la medida en que son pulsiones parciales,
parciales respecto de la finalidad de la sexualidad.

La Pulsión Es Parcial: la pulsión puede satisfacerse sin haber alcanzado aquello que, desde el punto de vista de una
totalización biológica de la función, satisface supuestamente su fin reproductivo, precisamente porque la pulsión es parcial y
porque su meta no es otra que el regreso en forma de círculo.

Circuito Pulsional: aparece un nuevo sujeto, lo cual no quiere decir que antes no lo hubiera. Este sujeto aparece
en el momento en que la pulsión cierra su circuito, y sólo con esta aparición puede realizarse lo que es propio de la pulsión:
volver sobre la fuente; por lo que el circuito pulsional tiene un carácter circular, de vaivén.

La Meta, Aim – Goal: la presión es el lazo que va y viene contorneando al objeto y no puede desoldarse de su
retorno a la zona erógena: el borde. El objeto sólo es contorneado pero no alcanzado.
El fin. La palabra que usa Freud es zielgehemmt, que tiene dos sentidos que la lengua inglesa puede aislar: uno es
el aim, el trayecto lo que pone en evidencia no que objeto se debe buscar, sino porque caminos. El otro es el goal, la meta,
retornar a la zona erógena, el retorno en circuito. La pulsión en tanto parcial, su fin es un retorno en circuito. El objeto en
tanto nunca es alcanzado, es el objeto a.

No Hay Ninguna Relación De Engendramiento Entre Una Pulsión Parcial Y La Siguiente: el


paso de la pulsión oral a la pulsión anal no es el producto de un proceso de maduración, es el
producto de la intervención de algo que no pertenece al campo de la pulsión – la intervención, la
inversión de la demanda del Otro.

Amelia Imbriano. “Las Satisfacciones Del Padecer. Del Cálculo Infinitesimal Al Número
Transfinito”. Puntos 1 Y 55.

Las Satisfacciones Del Padecer

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1 La pulsión es un concepto importante porque hace al fundamento del sujeto. La pulsión funda al
psicoanálisis como una praxis.
Todo lo que el paciente es, aún sus síntomas tiene que ver con la satisfacción, es lo paradojal porque se satisface
por la vía del displacer es al fin y al cabo la ley del placer, pero para una satisfacción de ésta índole, penan demasiado (trop
de mal).
Esto está ligado a la pulsión de muerte. Lo que se busca es volver al estado cero.
Si el sujeto está ligado a lo que está más allá del principio del placer, por lo pulsional, los rodeos de la pulsión se
acortan; el análisis lo que intenta es alejar la relación entre el sujeto y el goce.
Cuando el sujeto se acerca al síntoma se aleja de sí mismo, de eso que lo marca, que es estar barrado.

5 Del goce al significante se produce un resto, que es el objeto a, que es transferido del
significante. La inscripción permite que el goce encuentre una cifra.

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TEMA 4: PEGAN A UN NIÑO

Jacques Lacan. Seminario 5 Las Formaciones Del Inconsciente. Cáp. 2. / Sigmund Freud. “Pegan
A Un Niño. Contribución Al Conocimiento De La Génesis De Las Perversiones Sexuales”.

Pegan A Un Niño

La fantasía pegan a un niño es universal, no privilegia estructuras. Es confesada por pacientes tanto histéricos,
como obsesivos, pero también es posible que los excentos de una enfermedad manifiesta lo confiesen.
A esta fantasía se va a anudar pensamientos placenteros de tipo autoerótico, la que se confiesa con titubeos, no es
seguro el comienzo de ella y en el tratamiento le sale al cruce una fuerte resistencia, la vergüenza y el sentimiento de culpa es
aún mayor que cuando comunican sobre su vida sexual. Son de comienzo muy temprano, de una etapa pre – escolar, pero
luego en la escuela son reactualizadas, se las refuerza.
Las personas que relatan dicha fantasía rara vez habían sido azotados. Esta fantasía tiene una evolución histórica, se
da en etapas, aunque no guarda relación con otras representaciones.
Cuando se interroga acerca de quien era el niño azotado, si era siempre el mismo o se lo modificaba, o si era el niño
el que azotaba a los otros, ninguna halla respuesta, “no sé nada más sobre eso. Pegan a un niño”. Freud considera esto como
un rasgo primario de perversión.

Fantasías De Pegan A Un Niño

Fases

1 Corresponde a una época temprana de la infancia. Pegan a un niño que yo odio. Esta fantasía es temprana.
El que fantasea nunca es el azotado, en este caso es otro niño, por ejemplo, el hermanito. Tiene un carácter sádico ya que no
es él el que ejecuta. El que fantasea no pega, el que pega es un adulto, por lo tanto es agradable para la niña que el padre
azote al niño que odia. Le permite decir a ella que el padre no ama a ese otro niño, me ama sólo a mí. Esta primer fase
satisface los celos de la niña. No se la puede clasificar como sádica o sexual, pero de aquí se obtiene el material desde el cual
ambas cosas están destinadas a nacer después.

2 Yo soy azotado por el padre. Entre la primera y la segunda fase se producen transmudaciones, el niño que
recibe el castigo es el que fantasea. El que pega sigue siendo el padre por lo que el niño pegado es el fantaseador. La
fantasía se tiñe de placer. Es grávida, en consecuencia nunca tuvo existencia real, ni devino consciente, ni fue recordada, es
una construcción del análisis.
(La consciencia de culpa es la que permite el pasaje de lo sádico a lo masoquista, la no
aceptación del deseo incestuoso hace que se produzca un efecto represivo donde surge un
sentimiento de culpa, aunque es de un origen desconocido, se entiende que está anudado a los deseos
incestuosos.)

3 Se aproxima de nuevo a la primera fase pero el que pega ya no es el padre sino el


maestro, el que fantasea no es azotado, ahora sólo mira. El azotado son varios niños, a diferencia de
la primera fase es portadora de una excitación extensa de origen sexual con una satisfacción onanista.
El carácter sexual se obtiene con el nexo de la segunda fase.
Esto es de un carácter más bien sádico, la forma de la fantasía es sádica, pero es placer obtenido es masoquista, ya
que los niños a los cuales azota, son sustituciones de sí mismo.

Sigmund Freud. “El Problema Económico Del Masoquismo.”

El Problema Económico Del Masoquismo

64
El masoquismo primario es un primer momento, se da entre las pulsiones de muerte y vida, lo que se plantea es el
principio de nirvana (tendencia del aparato psíquico a reducir a cero, o por lo menos, a disminuir lo más posible en sí mismo
toda cantidad de excitación de origen externo o interno), como algo característico del ser orgánico, es la vuelta hacia lo
inorgánico.
A la pulsión de muerte se le enfrenta la de vida. se trata de la libidinisación, de ese otro que quedaría abandonado.
De esta confrontación surgen dos derivadas: 1) pulsión de destrucción, voluntad de poder, pulsión de dominio y como
subrogado de las mismas surge el sadismo, al servicio de la función sexual; 2) es el masoquismo erógeno o primario que va
a tener una carga libidinal por la confrontación inicial con la pulsión de vida.
Como consecuencia del dominamiento de la libido por sobre la pulsión de muerte se observa que no se presentan en
forma pura sino bajo la forma de mezcla.
Freud parte de la tendencia a la destrucción (principio de nirvana) y dice que la libido intenta contrarrestar a la
pulsión de muerte desviándola hasta el exterior como pulsión de dominio hacia los objetos.
Hay un resto de la pulsión de muerte que no va al exterior, persiste en el organismo donde es ligada libidinalmente,
donde la libido había intentado contrarrestarla. El organismo ya está libidinizado por lo que la pulsión de muerte persiste =
masoquismo primario, que es erógeno y primordial como un tiempo de amalgama entre la pulsión de muerte y vida en que
ambas están fundidas.
El principio de placer que se relaciona con el de constancia, remite a la pulsión de vida y el de nirvana a la de
muerte.
El principio de placer y displacer tienen un carácter cuantitativo.
El principio de nirvana trabaja más allá del principio de placer, expresa la tendencia de la pulsión de muerte que
consiste en un estado de descarga absoluta. El principio de placer es una modificación del principio de nirvana, producida
como consecuencia de la influencia de la libido por lo que remite a la pulsión de vida.
El principio de realidad como modificación del principio de placer, influenciado por el exterior. Este está regido
por el deseo, la condición es el examen.

Masoquismo

Masoquismo Primario estado en que la pulsión de muerte todavía se dirige sobre el propio sujeto, aunque
ligada por la libido y unida a ésta. Se designa primario porque no sigue a una fase en que la agresividad se dirigiría hacia un
objeto exterior.

Femenino se remite al hombre por causa de la observación, homologa las fantasías de los neuróticos con las
escenificaciones que llevan a cabo los perversos para su satisfacción. Aparecen los neuróticos como un producto imaginario,
como fantasía, por lo que toda fantasía es perversa, en ambos casos lo manifiesto, ser atado, etc., a partir de esto se produce
una consecución de placer, acompañada o no por el acto sexual, ya que sino se constituyen en un fin en sí mismas (femenino
= pasividad).

Moral no hay nadie que lo ejecute, los tormentos provienen de una voz impersonal (superyó). en su vertiente de
t. categórico). Tiene dos manifestaciones clínicas: 1) reacción terapéutica negativa; 2) sentimiento inconsciente de culpa.

Sigmund Freud. “Las Fantasías Histéricas Y Su Relación Con La Bisexualidad”.

Las Fantasías Histéricas Y Su Relación Con La Bisexualidad

La fantasía puede homologarse a los sueños diurnos. La fantasía se relaciona al deseo de un cumplimiento
engendrado por la privación y la añoranza. Estas fantasías se las inviste con gran interés, se las cultiva y se las reserva con
vergüenza.
Las fantasías pueden haber sido inconscientes o haber devenido inconscientes cuando eran conscientes y cayeron
efecto de la represión. En donde la fantasía inconsciente actual pasa a ser un retoño de lo que anteriormente fue consciente.
La fantasía tiene un vínculo con la vida sexual de la persona, ya que es idéntica a la fantasía que le permitía
satisfacerse masturbatoriamente. Cuando renuncia la fantasía inconsciente deviene consciente y la libido es sublimada a una
meta superior.

65
Sigmund Freud. “El Creador Literario Y El Fantaseo.”

El Creador Literario Y El Fantaseo

Intenta homologar la fantasía entre el poeta y el niño.


Los niños a través del juego pueden crear un mundo propio, al que le van a brindar gran interés, el niño toma muy
en serio el juego. Lo que se le opone al juego no va a ser la seriedad sino la realidad objetiva.
El poeta también va a creer en un mundo de fantasía al que inviste con gran interés, toma muy en serio y al que
también va a poder separar lo afectivo.
El adulto deja de jugar y renuncia aparentemente al placer obtenido en el juego pero en realidad no renuncia sino
que lo sustituye por otra cosa: el fantasear.
Una fantasía asila a través de tres tiempos, a partir de una impresión actual se va a despertar el deseo. Desde aquí
se renuncia a la vivencia de un deseo infantil donde este sueño se satisfacía, y desde el pasado se proyecta al futuro, donde se
“cumpliría el cumplimiento de un deseo”.
Pasado, presente y futuro son como las cuentas de un collar que se engarzan por medio del deseo.

TEMA 5: SÍNTOMA Y FANTASMA

Jacques Alain Miller. “Dos Dimensiones Clínicas: Síntoma Y Fantasma.”

Dos Dimensiones Clínicas: Síntoma Y Fantasma

En Lacan no todo es significante, es un error suponer que la enseñanza de Lacan se deduce de la preposición según
la cual todo es significante.
Según el mismo Lacan su descubrimiento es el objeto a, lo que se toma como un antes y un después.
El primer punto a observar es el fantasma y no el síntoma, por eso Lacan señala que el fin del análisis se relaciona
con la travesía del fantasma, no del síntoma. Éste se ubica a partir del inicio del análisis.
Con respecto a la relación de objeto en el síntoma prevalece la articulación significante.
Para el fantasma hay prevalencia del objeto ya que es lo que se pone en juego para el final del análisis. No es
conveniente reducir la clínica al síntoma, la clínica psicoanalítica es bajo transferencia por lo tanto no puede conocer de
ética, y a esto conduce el fantasma.
El síntoma introduce a la problemática de la terapéutica a su curación por eso se habla del levantamiento o curación
del síntoma, lo que es el ideal del análisis. Pero si Lacan habla de la travesía del fantasma es porque hay un más allá, con el
fantasma se intenta ver lo que hay por detrás, aunque esto es la falta, la nada puede adoptar distintos rostros y en la travesía se
trata de ir a dar vueltas por esas nadas, para observar como se vincula la subjetividad con relación al objeto faltante. La ética
del Psicoanálisis, se refiere al deseo del analista bajo transferencia, al analista de la situación de análisis.
El deseo del analista se puede limitar a la terapéutica, a desaparecer los síntomas, es alguien que responde al
discurso del amo el que quiere que la cosa funcione al nivel del individuo que se le presenta, adaptándose al mundo.
Si hay algo que se opone al fantasma es que la cosa ande bien, por eso el síntoma responde al discurso del amo.
Para Lacan el discurso remite a una operación.

Agente Otro
Verdad // Producción

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Los elementos van a ser móviles, y son: S1 = significante amo, S2 = cadena significante, a = objeto de deseo S
= sujeto barrado. De acuerdo a su ubicación es como se realice el significante amo.
Existen cuatro discursos:
- el del amo.
- el universitario.
- el analítico.
- el histérico.

El discurso del amo es el discurso del dominio, de fascinación, en el lugar del agente se ubica S1 y desde allí
realiza su dominio, que se dirige a un S2 que sería el esclavo. El amo no quiere saber nada con respecto a la castración, sólo
hace apronte de su saber y acosa a su otro, S2 el esclavo que justamente por querer conservar su vida es el objeto a. en el
lugar de la verdad queda el sujeto barrado ya que el amo no acepta que hay un saber que no se sabe por lo cual esconde un
secreto y que es que el amo también está castrado.
No hay clínica sin ética, cuando el analista consigue que su analizante se tranquilice es allí donde comienza la
cuestión ética del analista. Está en decidir cuando ahora puede empezar, es justo el momento en el cual se considera que
termina un análisis, pero es allí verdaderamente cuando empieza, más allá del bienestar, es aquí donde la responsabilidad del
analista es pesada porque si más allá del supuesto bienestar, de la sociedad universal, porque la ética propia del psicoanálisis
supone adoptar valores estrictamente inaceptables por parte de cualquier saber constituido.
Es por esto que no hay que hablar mucho, si se pusiera énfasis en lo más allá del bienestar se consideraría a los
analistas como inquietantes para la seguridad pública.
El discurso analítico es un dispositivo en el cual se va a reproducirse para ser reencontrado por el sujeto, el o los
significantes fundamentales. Su producción es el S1 que le dará al sujeto la clave de su división, el analista debe ocupar el
lugar del agente en tanto apariencia de objeto a, que se dirige a otro sujeto, esto produce un decir más allá del yo. El S2
ocupa el lugar de la verdad, en tanto el saber, el analista va entreviendo sus encuentros con el paciente.
La ética se plantea en el terreno de la demanda de análisis, el analista será el culpable de su destitución subjetiva.

a $
S2 // S1

Ética más allá del síntoma.


destitución subjetiva

Dimensión Clínica Del Síntoma Y El Fantasma

El paciente a propósito de su síntoma habla y habla, y por esto mismo llega al análisis, ambos tienen una posición
antagónica, placer = fantasma, displacer = síntoma, es válido decir que el fantasma es un recurso ante el síntoma, es un
consuelo frente a él.
Freud introduce al fantasma de forma imaginaria que el sujeto tiene a disposición, lo que llamó sueño diurno,
fantasías, y así aparece el fantasma en el discurso analítico.
En pegan a un niño se observa la relación entre el fantasma, lo que se denomina goce fálico que no incluye al otro.
El fantasma produce placer a diferencia de el síntoma. Del fantasma hay reminiscencia para ser contado.
En el creador literario el fantasma aparece como su propiedad más íntima.
El fantasma avergüenza al neurótico porque suele ir contra los valores morales.
Se suele tomar el discurso perverso. El fantasma va en contraposición del resto de la neurosis, permanece aparte del
contenido de la neurosis, está en un lugar distinto.
Síntoma y fantasma son diferentes. El fantasma permite transformar el goce en placer. El fantasma tiene una
función semejante a la del juego, como el goce en la angustia que le va a permitir placer. El goce de la madre y la angustia
del niño y así se pone en evidencia el deseo de la madre.
Los adultos perdieron la actividad lúdica, para obtener placer, lo que ha sido sustituido por el fantasma.
El deseo del otro genera angustia. El fantasma se pone en juego cuando se manifiesta el deseo del otro.
El fantasma fundamental nunca es interpretado, se ubicaría en el segundo momento de “Pegan a un niño”, este
momento es una construcción del análisis. La interpretación es justamente de los síntomas, el punto límite del análisis, es

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correlativo a lo reprimido. El fantasma fundamental corresponde a la represión originaria ya que este es punto límite del
análisis.
El fantasma fundamental se da como resto del desarrollo del análisis, el recibo de la interpretación del síntoma.

Hay tres dimensiones del fantasma:


1. - Imaginaria, se relaciona con lo que puede ser producido por el sujeto como imágenes, tanto como de su mundo
como de su ambiente.
2. - Simbólica, aspecto más escondido que el anterior, se observa como el fantasma consiste cada vez en una
pequeña historia que obedece ciertas reglas y leyes de construcción.
3. - real, el aspecto real del fantasma tiene que ver con ese recibo que no puede modificarse y aquí se habla de lo
imposible de cambiar por eso en el sentido lacaniano el fin del análisis se acentúa con el logro del acercamiento del sujeto al
fantasma.

El Fantasma (fantasma = fantasía inconsciente) S ◊ a

La fórmula del fantasma consta de tres elementos. El $ designa al sujeto barrado o dividido, así constituido en
función del inconsciente. Esto quiere decir que el sujeto se define entre un significante y otro significante. El losange define
la relación lógica entre los otros dos términos. Lo que está en juego es la implicación recíproca entre la división del sujeto y
el resto (el objeto a), el objeto a como causa de la división del sujeto.
El fantasma funciona como un marco, como una ventana. Las ventanas enmarcan lo que se da a ver, no están
hechas para pasar a otro lugar (simbólico) sino para detener el acceso a un horror fundamental. La ventana está hecha para
sostener el deseo.
El fantasma: es el sostén del deseo. A nivel del goce, del más allá del placer, es una estrategia para abordarlo desde
las condiciones mismas del principio del placer (el placer no quiere decir que no hay goce, quiere decir gozar lo menos
posible).
El goce está limitado ya en lo biológico por la homeostasis del placer, en la satisfacción que el ser biológico
encuentra. El placer en el sentido natural se encuentra redoblado por la ley pertinente del principio del placer, proceso
primario, lo simbólico.
Entonces, para el sujeto ya instaurado por el principio del placer, se abre más allá de este principio la dimensión de
un goce infinito.
Por el principio del placer se produce una pérdida de goce, en el sentido de un goce más allá del placer. En lo
imaginario esta pérdida de goce se representa por el - ϕ, la negativización del pene en lo imaginario es lo que predestina al
falo a ser el significante del goce. Falo simbólico Φ.
El - ϕ que falta en la imagen especular, en tanto evocado por la detumescencia del pene, es una limitación de la
potencia. La castración de la madre equivale a la pérdida de su omnipotencia y la falta imaginaria en ella es lo que toma la
función de Φ. Ese significante Φ, en tanto nombra lo que falta en la madre como Otro, es el significante del goce.
El goce que falta es infinito, es real, es innombrable. Que el falo simbólico sea un nombre para ese goce, no quiere
decir que dé cuenta de él, es en todo caso su metáfora. Precisamente lo infinito del goce, en tanto innombrable, es la causa del
deseo.

Fantasma Neurótico: en vez de haber una falta en el Otro, que sería el objeto a, hay un pedido del Otro, es decir,
que la estrategia del neurótico consiste en sustituir el objeto a por la demanda, el deseo del Otro por su demanda. La
estrategia neurótica consiste en plantear una demanda como posible de satisfacer. El fracaso de esta estrategia, la aparición
del objeto a, hará perder al fantasma su función de enmascarar la angustia.
El neurótico se aferra a la castración imaginaria, lo no especularizable hace de la imagen una imagen deseada
precisamente porque ésta adquiere la función de velar lo que falta.

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El Síntoma

El síntoma consiste en una metáfora, representa el retorno de la verdad como tal en las fallas de un saber. El saber
en cuestión es el saber inconsciente, esto es, la cadena significante. Este saber, como articulación significante, es insuficiente
para dar cuenta de lo real. Es por eso que tiene que haber una falla en el saber –un fallido- para que una pincelada de lo real
se presente allí. Este fallido es la metáfora.
El síntoma es efecto de lenguaje y este efecto tiene valor de verdad, en tanto es lo que se
escribe de lo real del goce. En su opacidad evoca algo de la verdad, en tanto la verdad es lo que se
instaura en la cadena significante.
De lo que se trata en el análisis es de hacerlo hablar. No hablar del síntoma, sino que éste hable. Todas las formas
de resistencia son momentos de mudez, momentos de goce. El síntoma es, en primer lugar, el mutismo del sujeto que se
supone hablante.
Analizar el síntoma es “regenerar al significante”, hacer que el principio del placer, que consiste en gozar lo menos
posible, rija. El goce, el dolor, es la detención del movimiento de la cadena; por eso el síntoma goza.
El síntoma es lo que se interpreta en un análisis, donde debe resonar como efecto de sentido, retomando el valor
metafórico en el sinsentido.

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ANEXO:
LOS TRES REGISTROS. REAL. SIMBÓLICO. IMAGINARIO.

Real, Simbólico, Imaginario

Estos tres registros no pueden pensarse uno separado de los otros dos, sino que están siempre enlazados.
Lo imaginario es lo que tiene que ver con la imagen, con el poder cautivante de la imagen y las consecuencias que
esto tiene para la identificación narcisista y del yo. Lo imaginario implica desconocimiento, no significa que se desconoce,
sino precisamente que se conoce; más aún: se reconoce.
Nada mejor para hablar de lo simbólico que remitirse al significante y sus leyes. El significante es el que produce
un orden, y al mismo tiempo que produce una pérdida. Este orden, el orden simbólico, excluye algo, produce un imposible.
Ese imposible y figura al objeto a.
Lo real es lo que está siempre en su lugar, que nunca falta al lugar que tiene. Lacán definió lo real como lo
imposible, y esto quiere decir que se define por una operación que desde lo simbólico lo hace imposible.
Si algo se puede decir de lo real es que tiene que ver con el goce, mientras que lo simbólico remite al principio del
pacer.

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