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DROSDOFF, Daniel; El gobierno de las vacas.

Capítulo 1: En vísperas del tratado

El Tratado Roca- Runciman fue producto de la depresión económica mundial de los años 30, época
en que muchos países levantaron barreras aduaneras y concluyeron acuerdos bilaterales,
abandonando los sistemas de pagos multilaterales. La crisis produjo una fuerte declinación en el
nivel mundial de intercambio, y cada país recurrió al proteccionismo y a medidas fiscales
extraordinarias. Argentina, cuyas exportaciones representaban el 25% del producto bruto, sintió
fuertemente el golpe. La exportación de la carne, que representaba el 16% de ese 25, sufrió una
disminución en los mercados de Gran Bretaña, consumidor tradicional que absorbia el 90% de la
exportación de la carne. Ni Argetina ni Gran Bretaña fueron indiferentes a la tendencia
proteccionista de los años de la depresión. El 10 de octubre de 1931, Uriburu estableció la
Comisión de Control de Cambios para restringir la cantidad de divisas que pudieran utilizarse para
exportaciones. Las restricciones que más afectaron a Argentina provinieron del Acuerdo de
Ottawa, firmados en una conferencia del Imperio Británico en Canadá en 1932. En los acuerdos,
Gran Bretaña y Los Dominios convinieron darse preferencias mutuas de intercambio. En todas las
categorías de carne, la explotación de Gran Bretaña se vio reducida. Fue una fuerte baja para la
industria de carne argentina. Las restricciones del Acuerdo de Ottawa causaron desconcierto en
los círculos ganaderos, quienes vieron amenazado su principal mercado en el exterior. El 13 de
octibre de 1932, la Sociedad Rural entregó un memorial al poder ejecutivo, sugiriendo la
convinencia de un acuerdo comercial con Gran Bretaña, dando a Reino Unido conseciones en la
aduana y el cambio. Al día siguiente, otros 21 ganaderos entregaron un documento similar. La
petición fue firmada por hombres prestigiosos de la industria ganadera: Eduardo F. Bullrrich,
Pedro Inchauspe, Enrique Duhau, Guillermo Martínez de Hoz, etc. Existian razones para firmar el
acuerdo de ambos lados del Atlántico: Por parte de Argentina, el gobierno no pudo ver otro
mercado que sustituyera a Gran Bretaña. Mercados como Francia, Alemania y EEUU estaban
bloqueados por leyes proteccionistas. Además, la industria de carne argentina creció
específicamente para su exportación al mercado inglés, donde la carne enfriada, producto de
ganado especialmente engordado con el pasto de los invernadores, era muy apreciada. Por otro
lado, Gran Bretaña temía por los 500 millones de libras esterlinas invertidas en la Argentina,
principalmente en los ferrocarriles, que ya tenían dificultades económicas. Aunque Gran Bretana
estaba haciendo esfuerzos por estimular la producción de carne, estaba muy lejos del
autoabastecimiento. La condición del campo argentino no sólo repercutiría en la condición de los
ferrocarriles, sino también en los frigoríficos de capitales británicos y las compañías marítimas
británicas que transporaban los productos argentinos al Reino Unido.El 11 de enero de 1933
viajaron hacia Inglaterra el vicepresidente Julio A. Roca, Miguel Ángel Cárcano y Guillermo
Leguizamón. Este último tenía importantes vínculos con los ferrocarriles, que llegaron a cumplir un
papel destacado en el tratado. Los asesores técnicos de la misión fueron Raúl Prebisch, Carlos
Brebbia y Aníbal Fernández Beiró. La Cancilleria argentina describió la misión oficialmente como
uns visita de cortesía para retribuir una visita de buena voluntad a la Argentina hecha por el
príncipe de Gales.

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