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INTRODUCCIÓN:
Hoy veremos el primero de los grandes temas de Romanos: El juicio de Dios sobre los
pecadores perdidos, sean muy paganos o muy moralistas. Los hombres han dividido el
mundo en razas y países, pero Dios lo divide en perdidos y salvados. Pablo demuestra
en esta sección de su carta que, independientemente de la raza, la condición moral u
otras diferencias humanas, TODOS ESTÁN CONDENADOS.
El Apóstol Pablo divide a los perdidos en 3 grupos: los paganos, los moralistas y los
Judíos. Pero, más allá de las diferencias de razas, de condición social o intelectual, de
moral o de religión, Pablo demuestra que TODOS están perdidos y bajo el juicio de
Dios.
El paganismo generó grandes inmoralidades. El rechazo del Dios personal y santo los
llevó a la inmoralidad, Salmo 14:1.
Dios está enojado con aquellos hombres que impía e injustamente se oponen a la
verdad de Dios. Dios muestra su ira contra todo lo que no es santo y justo y
verdadero. Lo ha venido haciendo desde que el hombre pecó, y lo sigue haciendo:
“la ira de Dios viene revelándose”. (NVI)
Dios se manifestó a todos los seres humanos por medio de la creación, y ellos
reconocieron a la persona de Dios como autor de la creación.
Pero no le dieron gracias ni le glorificaron. La revelación natural es tan
evidente que quienes la rechazan no tienen excusa. Dios es luz, y quienes no
le toman en cuenta entran en la oscuridad moral más terrible.
b. Por haber reemplazado a Dios por los falsos dioses que ellos mismos se
hicieron. vs. 22–23.
Es interesante ver que este juicio es ACTUAL, que ya está siendo aplicado a
quienes continúan en esta clase de vida o de actitud. (Si bien su juicio final lo
condenará a la muerte eterna, v. 32b, Romanos 6:23). Este juicio actual consiste
básicamente en que, a quienes perseveran en sus pecados, Dios LOS ENTREGA a
esos pecados. Es como si Dios dejara de buscarlos para darles perdón y vida
eterna.
En todas las sociedades (religiosas, paganas o ateas) hay algunos que tratan de vivir
una vida moral. Pero según Dios, el ser moralista no lo hace a uno en salvo. La
naturaleza pecaminosa es tan pecaminosa en un religioso como en un ateo, en un
inmoral como en un moralista.
En este sentido, comete el mismo error que los paganos: dejar a Dios a un lado.
Si bien sus actos son aparentemente buenos, el moralista se está apoyando en
sus propias obras para salvarse, algo imposible de por sí. Dios condena a
todos, aunque sean “morales” o “inmorales”, no sólo por lo que HACEN, sino
por lo que SON, por su actitud de menosprecio a Dios, por su corazón no
arrepentido.
CONCLUSIÓN
En medio del mensaje de juicio, surge un rayo de luz y de esperanza (Romanos 11:32).
¡Gloria a Dios! Pero pensemos por un momento en la condición de la mayoría de las
personas. La mayoría de nuestros conciudadanos están perdidos, sean muy pecadores
o muy moralistas. ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a alegrar por su perdición?
¿Daremos testimonio? ¿Oraremos por ellos? ¿Les haremos conocer el mensaje salvador
de Jesucristo?