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seleccionados entre los siglos xviii y xx.
El autor ha querido destacar experien-
cias vitales que posibilitan una mejor
comprensión de los textos elegidos.
A lo largo de la historia la figura de
Jesucristo ha sido una de las más repre-
sentadas tanto en escultura como en pin-
tura, y de igual manera ha dado lugar a
un sinfín de libros. Sin embargo no son
tan conocidas las páginas redactadas en
torno a Jesús, al margen de la Sagrada
Escritura. Mucho menos aún las que le
han dedicado los filósofos. En este mag-
nífico libro se muestran las reflexiones
que distintos pensadores, tanto creyen-
tes como no creyentes, ateos o agnósti-
cos, han realizado acerca tan enigmática
personalidad. El profesor Bonete mues-
tra en su extensa introducción, y en la
organización de las tres partes del volu-
men, las principales formas de acerca-
miento a Jesús de Nazaret desde la Filo-
sofía: la verdad (metafísica), el bien (éti-
Bonete Perales, Enrique. Filósofos ante ca) y la muerte (antropología y filosofía
Cristo. Madrid, Tecnos, 2015, 248 pp. de la religión). Procura por ello el cate-
drático salmantino ofrecer una personal
“Y vosotros, ¿quién decís que soy respuesta, a la luz de las interpretaciones
yo?”. Este interrogante lanzado hace filosóficas de Jesús de Nazaret, a las tres
más de dos mil años por el fundador preguntas kantianas (¿qué puedo cono-
del cristianismo a sus discípulos, sirve cer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe
de inspiración a la obra Filósofos ante esperar?). De ahí la división tripartita y
Cristo, del profesor Enrique Bonete, el equilibrio, en cuanto a su extensión y
Catedrático de Filosofía Moral en la número de filósofos, de cada uno de los
Universidad de Salamanca. Formula bloques.
ahora la pregunta dirigida a los pensa- En primer lugar, a fin de contestar a
dores modernos y contemporáneos: “Y la primera pregunta formulada por Kant
vosotros, filósofos, ¿quién decís que soy (¿Qué puedo conocer?) se presenta el
yo?”. No se parte de la teología ni de la problema clásico de la verdad, que tanto
fe para responder dicha cuestión, sino de ha dado que pensar a nivel metafísico y
la argumentación racional. Con este fin, epistemológico. Precisamente, la verdad
se presenta una extensa introducción al ha sido la meta de la filosofía a lo largo
volumen e interesantes presentaciones de la historia, si bien podemos encon-
biográfico-intelectuales a los filósofos trar algunas excepciones, como la de los

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sofistas o ciertos pensadores postmo- a Jesús como la verdad hecha persona (p.
dernos. A este respecto, Cristo aparece 71), Eugenio Trías y Mariano Álvarez.
como el logos divino, es decir, como ori- De este último cabe destacar que, a jui-
gen y fundamento de todo cuanto existe. cio del autor, es uno de los pensadores
Muchos son los filósofos que han españoles que mejor interpreta el signi-
reflexionado sobre la plausibilidad de ficado filosófico de la existencia de Jesús
la revelación del ser infinito al finito, así de Nazaret, entendido como verdad que
como de la posibilidad de un Dios hecho se des-oculta en Cristo, considerándole
carne. Entre los pensadores que se han como la revelación total de Dios (p. 91).
enfrentado a esta cuestión se encuentran En el segundo bloque del libro, los
el judío Spinoza, quien realizó el primer filósofos seleccionados tratan de la ética
intento hermenéutico histórico-crítico y su relación con Cristo. Esta disciplina
en el modo de acercarse a la Biblia (p. la clasifica el profesor Enrique Bonete
41), el idealista alemán Fichte, quien a en intra-, inter- o supra-personal (pp.
pesar de haber tratado de mostrar la ra- 25-28), según a quien afecte el obrar
cionalidad de la fe, fue tachado de ateo moral (a uno mismo, a otros o la rela-
por negar que Dios pudiese haber pasa- ción con Dios), se ocupa del ámbito de
do a ser espacio-temporal como el resto las intenciones, acciones y obligaciones
de sustancias. También Hegel quiso pro- del hombre. En correspondencia con
bar racionalmente la existencia de Dios, ella, Jesús se presenta Él mismo como
y llegó a entender que en Jesús se plas- el camino hacia el bien, cuyo final es la
maba la presencia del Espíritu en un in- felicidad, si procedemos según sus man-
dividuo concreto, y que podía superarse damientos. Los textos contenidos en
la individualidad ascendiendo hacia el esta segunda sección pertenecen a auto-
espíritu infinito. Estas interpretaciones res muy dispares, desde Hobbes, quien
se oponen la del filósofo postmoderno curiosamente, en su Leviatán presenta a
italiano Gianni Vattimo, quien sostiene Jesús como maestro, rey y redentor, con
que en nuestros días resulta inviable te- las implicaciones morales y políticas que
ner la pretensión de suponer la absoluta de ello se siguen (p. 111), pasando por
racionalidad, teniéndonos que confor- el empirista John Locke, así como por
mar, por el contrario, con una razón dé- los ilustrados Rousseau o Kant, quienes,
bil y frágil. junto con John Stuart Mill, ponen de re-
Por otro lado, el existencialista danés lieve la aportación de Cristo a la filosofía
Kierkegaard, que compara al filósofo moral y ven en Él un modelo a seguir, no
Sócrates con Jesús, poniendo de relieve tanto por su doctrina religiosa como por
el escándalo que supone el rebajamiento la ejemplaridad de su obrar.
de Cristo encarnándose; Schleiermacher, Otros, en cambio, como Schopen-
reconocido filósofo de la religión; el fe- hauer o Nietzsche, sienten un profun-
nomenólogo Michel Henry; Rene Gi- do rechazo ante la propuesta moral del
rad, convertido al cristianismo tras una cristianismo, –aunque en el caso del se-
experiencia muy próxima a la muerte; gundo, no tanto por Cristo como por
y, además tres grandes intelectuales es- sus seguidores–. Asimismo, de entre
pañoles: Xavier Zubiri, quien reconoce los autores del siglo xx hay que resaltar

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a Max Scheler, Hannah Arendt o John ya que al final toda persona sería arreba-
Rawls, en quienes predominan el amor y tada y destruida por el poder implacable
el perdón como características esenciales de la muerte.
por las que se define a Jesucristo. Con He aquí algunos de los filósofos
sus actitudes consigue que la persona que se han ocupado del problema de la
se sienta como si hubiese vuelto a nacer muerte y la resurrección de Jesús: el ma-
una vez más. temático y filósofo Blaise Pascal, quien
En el último bloque del libro, aun- abogó por ver a Dios en el hombre, y
que no por ello menos importante, el con ello resaltó la grandeza de todo lo
profesor Enrique Bonete aborda el pro- humano; Robert Nozik, que desde su
blema de la muerte, que ya ha tratado agnosticismo no cree que Cristo haya
anteriormente en profundidad en varias redimido mediante su muerte en cruz a
de sus obras, como Éticas en esbozo. los causantes del Holocausto; el Barón
De política, felicidad y muerte (2003), de Holbach, quien tras la muerte de su
¿Libres para morir? (2004), Repensar esposa se convertirá en un ateo conven-
el fin de la vida. Sentido ético del mo- cido, tratando de desacreditar con sus
rir (2007) y en Ética de la dependencia argumentaciones las afirmaciones del
(2009). Ante la pregunta acerca de si con Nuevo Testamento, más concretamente
la muerte se acaba todo cuanto existe, la resurrección de Jesucristo; Ludwig
una de las posibles respuestas pode- Feuerbach, filósofo materialista que cri-
mos hallarla en Cristo, quien, habiendo tica a los cristianos el poner en Dios y,
vencido a la muerte, abrió la puerta a la por tanto, fuera de sí, los atributos que
oportunidad de dotar a nuestra vida de en realidad le corresponden al hombre;
sentido, así como de seguir viviendo tras el destacado existencialista Karl Jas-
el muro de la muerte. La resurrección es pers; el ateo marxista Ernst Bloch, quien
vista como una posible vía de satisfac- responde a la tercera pregunta de Kant
ción de la sed de inmortalidad que hay (¿Qué me cabe esperar?) con su obra El
en todo ser humano, anhelo en el que principio de esperanza, en la que se afir-
tanto insistió Miguel de Unamuno, así ma que la muerte es la “contra-utopía”
como Julián Marías, ambos presentes en más total.
esta tercera parte del volumen. Al soste- Aunque María Zambrano rechaza la
ner la afirmación de la resurrección de concepción secularista del mundo y la
Jesucristo se nos “confirma su divini- cultura que viene dándose desde la Mo-
dad, se nos desvela la deificación del ser dernidad, considera que, no obstante, en
humano, la vida inmortal para cada per- este período se ha producido una especie
sona” (p. 33). Una prueba en pro de esta de purificación de la idea de Dios. Por su
creencia la hallamos en el cambio opera- parte, el pensador católico contemporá-
do en los Apóstoles tras haber conoci- neo Robert Spaemann se opone a todos
do la resurrección de su Maestro. Si ésta aquellos que sostienen que el cristia-
no hubiese tenido lugar, el vaciamiento nismo podría mantenerse simplemente
de sentido de la existencia, así como la mediante sus pretensiones éticas. Él de-
imposibilidad de cualquier esperanza, fiende que tal religión no es una creación
caerían como una losa sobre nosotros, más del hombre y que de una afirmación

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tal como la de la resurrección pende el aquel Maestro, Profeta, o encarnación
sentido mismo de la fe cristiana. El teísta de Dios, que pone en juego nuestra to-
Richard Swinburne es un apologeta de tal existencia: “Y tú, lector ¿quién dices
la religión cristiana desde la argumenta- que soy yo?”
ción racional y desde la ciencia. Acerca
María Luisa Pro Velasco
de la resurrección de Jesús afirma que, Universidad de Salamanca
al tratarse de un salto en las leyes natu-
rales, sólo ha podido ser realizada por
Dios mismo.
A lo largo de las páginas que com-
ponen esta obra se ha logrado estable-
cer un armonioso equilibrio mediante
la conjugación de notas biográficas, bi-
bliográficas con clarificadores textos es-
critos por filósofos que han argumenta-
do sus respectivas posturas, no precisa-
mente en una sociedad teocéntrica, sino
más bien todo lo contrario, una época
con alto desarrollo del proceso de secu-
larización, desde el xvii al xx. De aquí
deriva, en gran medida, la originalidad
de esta monografía-antología. Podemos
afirmar que nos encontramos ante un
libro único y sumamente actual, cuyas
reflexiones invitan al lector atento a me-
ditar las posturas de diferentes filósofos
que, aunque muy dispares, aportan una
gran riqueza con su diversidad ante la
toma de posición frente a Jesucristo, su
doctrina, y su modo de padecer y morir.
A lo largo de las tres partes de la obra
se muestra cómo el cristianismo puede
responder de manera razonable a las
tres preguntas kantianas planteadas al
inicio por el profesor Enrique Bonete a
modo de clave hermenéutica de las tres
principales líneas argumentativas más
fecundas en torno a la figura de Jesús
de Nazaret, el proclamado “Cristo”:
la metafísica, la ética y la escatológica.
Quien entre a fondo en este libro ten-
drá, ineludiblemente, que responder
por sí mismo la inquietante pregunta de

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