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Naturaleza de la filosofía e
imaginación en Giordano
Bruno
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Indice
Indice...................................................................................................3
Introducción......................................................................................5
Capítulo II: La defensa de la filosofía en Giordano Bruno................6
II.1 Restablecimiento del infinito en Giordano Bruno...................6
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Introducción
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2 Un peripatético ortodoxo.
3 Bruno, Giordano. Del infinito, el universo y los mundos. Pág. 162
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luces acuosas, esto es, la tierra, de las cuales las aguas constituyen
una parte, girando en torno al sol, pero la particularidad de su
movimiento circular es insensible por la gran distancia”.5
Bruno es enfático en deducir la incapacidad de nuestros sentidos
y de la percepción en general, en afectarse y visibilizar el
movimiento de los astros que están muy lejanos. En suma, es
imposible desde el cedazo de la percepción y de nuestros sentidos
en general empatizar con el movimiento de otros astros demasiado
lejanos, ya que nadie jamás lo ha observado ni menos se ha
sentido afectados por ellos.
Filoteo: “[…] igual que tampoco se ve el movimiento y avance de
una cosa lejana, cuyo cambio de lugar no es fácil de ver a una gran
distancia, tal como cuando acontece cuando vemos naves situadas
en alta mar”.6
En efecto, la problemática del infinito en Aristóteles e incluso en
Copérnico, es para Bruno una problemática óptica, que ha sido
inadvertida.
En este sentido, el erudito en filosofía del Renacimiento, Miguel
Ángel Granada, plantea la hipótesis de que si la imaginación tiene
una relación poco reflexiva y ausente además de escepticismo con
la naturaleza, y por consiguiente es acrítica respecto a la relación
que tiene el ser humano con la inmediatez de la experiencia
sensible, se trastorna y se deja seducir por una insípida fantasía
presentada ya sea como sueño, quimera y hasta en forma de
locura y la imaginación finalmente cree ver el límite del universo.
La causa de esto es que los sentidos, incapaces de aprehender la
alteración y esencia de los cielos, permiten en efecto suscitar
fantasías en la imaginación, tales como la de creer que el universo
es una especie de cárcel cósmica que oprime constantemente al
alma aprisionada en un infierno de la región sublunar. De modo
que Granada propone que si la imaginación está desvinculada de
la razón7, se suscitan fantasías que se albergan en el ser humano
bajo el aspecto de verdad. Entonces la imaginación se ve
arrastrada por lo que se presenta en la mera apariencia sensible, e
interpreta la naturaleza bajo el modo de la creación de un
fantasioso universo, o sea un universo finito.8
De modo que la instauración de una filosofía de lo finito olvidó el
cuestionamiento de la auténtica verdad originaria: la idea de la
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11 Mezcla de aire y fuego, por tanto tiene una raíz material. En Platón,
dicho sea de paso, el éter es sólo aire puro.
12 Le achaca una naturaleza divina, y por tanto separada del mundo
sensible.
13 Ross, William David. Aristoteles. Editorial Charcas, Buenos Aires. Pág.
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14 Granada, Miguel Ángel. El umbral de la modernidad, El Kósmos
aristotélico: necesidad, finitud, jerarquía, unidad, eternidad,
geocentrismo. España. Ediciones Herder. Pág. 300
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