Sei sulla pagina 1di 15

Taller: TDAH en niños

Natalia Ochoa Montoya.


Santiago
Juan Carlos Vanegas
2019.

Tecnológico de Antioquia.
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas.
Intervención de grupo
Tabla de Contenidos ii

¿Qué tanto conocimiento tienen los maestros del TDAH en los niños........................................... 1
Propósito ..................................................................................................................................... 1
Estudio del arte ........................................................................................................................... 1
Trabajos citados ............................................................................................................................ 13
1

¿Qué tantos conocimientos tienen los maestros del TDAH en los niños

Propósito

Indagar los conocimientos que tienen los maestros acerca del TDAH, con el fin de

desmitificar y aclarar sus dudas acerca del mismo y sus efectos en el desarrollo de los

niños.

En la actualidad existen muchos mitos e intereses acerca del Trastorno de déficit de

atención y el Trastorno de déficit de atención con hiperactividad, los niños según la etapa

de desarrollo en la que se encuentren son curiosos y activos, la medicación a veces resulta

en una salida cómoda que representa una solución rápida para padres y maestros, ya que

disminuye en los niños el exceso de actividad, distractibilidad y agitación, produciendo

estados de concentración y atención por periodos más prolongados. Lo que no se tiene en

cuenta en el sistema educativo actual es que los niños tienen diversas formas de

aprendizaje y que tanto el movimiento como el juego son necesarios para su sano

desarrollo, ya que el sistema actual pretende que los niños aprendan por medio de teorías

que no tienen como comprobar en lugar de ayudarles a generar sus conocimientos a

través de la exploración y la experimentación.

Estudio del arte

El TDAH, Trastorno de déficit de atención con hiperactividad, hace referencia a

un trastorno presentado por personas cuyas características principales son: dificultad para

prestar atención, impulsividad e hiperactividad. Este taller busca presentar una mirada
2

diferente al trastorno basado en investigaciones científicas que lo definen de manera

diferente a una enfermedad.

El trastorno ha sido equiparado con otras enfermedades, pero se ha demostrado

que el TDAH carece de los elementos constitutivos que permitan identificarlo como

enfermedad que ponga de manifiesto alguna relación del material genético con un mal

funcionamiento neuronal, apreciable por la neurofisiopatología, asociado con una lesión

cerebral evidenciado por la anatomía patológica. Si fuera una enfermedad se

diagnosticaría mediante una combinación de pruebas genéticas, marcadores biológicos y

neuroimagen y no a través de criterios diagnósticos de los trastornos mentales DSM y

CIE. (González, 2019)

Dentro de las investigaciones hay hallazgos diversos que nos son unánimes para

definirla como una enfermedad, es necesario mirarla como una afectación de la conducta

con orígenes diferentes, no desconociendo su existencia, pero si buscando una mirada

diferente del niño como un enfermo, no es necesario patologizar conductas que son

normales y necesarias para el sano desarrollo de los niños según la etapa del desarrollo en

el que se encuentren. Es de gran importancia antes de generar etiquetas en los niños

revisar los contextos en los que el niño se desenvuelve, familiar, social y educativo,

cuáles son sus pautas de crianza sus medios de entretenimiento, la atención que recibe, el

afecto, la forma en que se relaciona el con su entorno y viceversa, y la favorabilidad o

desfavorabilidad de los diferentes ambientes.

El papel de las escuelas es el de adoctrinar a los niños para ser buenos adultos, es

por ello que a la escuela se va a estar sentado durante varias horas seguidas, aprender a
3

leer y seguir normas que son totalmente antinaturales al comportamiento normal de los

infantes, generando en estos frustración y desmotivación en muchos casos, ya que se

encasillan a aprender todos de la misma manera, a asumir como cierta una teoría que no

han de comprobar como por sí mismo, porque el fin mismo de la educación y la

pedagogía moderna es crear niños adaptados a las necesidades de los adultos.

La pedagogía moderna busca que los niños adquieran competencias, que

adquieran técnicas y hábitos que les ayuden a sobresalir en diferentes contextos, no a

crear el conocimiento a partir de sus experiencias, donde cada niño debe aprender las

mismas cosas, de la misma manera y comportarse de la misma forma, olvidando la

particularidad que cada individuo.

El juego es esencial y universal en todos los mamíferos sin importar su especie y

en el caso especial de los humanos no discrimina raza, credo y cultura, esto se presenta de

manera natural ya que es la forma en como los niños aprenden los comportamientos

básicos, habilidades y destrezas para su interacción con el medio, para un entendimiento

del mismo y social por medio del contacto afectivo.

Los juegos tienen un valor importante en el desarrollo

 Área Sensorial: sentidos y percepción.

 Área Motriz: motricidad fina, motricidad gruesa y propiocepción.

 Área Cognitivo: memoria, atención, cognición, procesamiento lógico.

 Área comunicativa: lenguaje, expresión, interacción, diálogos, rituales.

 Área afectiva: superación de miedos, angustias, fobias.

 Área social: roles, competencia, resuelve conflicto.


4

Resulta placentero el juego, la creatividad y el dinamismo en las diferentes etapas del

desarrollo, el contacto con juguetes da a los niños el uso de distintas habilidades y

destrezas en los cuales hay esfuerzo, concentración y favorece la exteriorización de

sentimientos y el establecimiento de vínculos emocionales entre los involucrados.

Según la Teoría de Piaget, la relación del niño con el entorno mediante los juguetes es

diferente en cada fase del desarrollo infantil y viene determinada por diferentes factores y

por el nivel real de desarrollo y el potencial de aprendizaje en cada etapa:

Entre los 3 y 6 años, se desarrolla el lenguaje como herramienta dentro del juego

simbólico. Los juegos se basan principalmente en el movimiento y entre sus funciones se

encuentra el fomento de la curiosidad, la representación de la realidad del niño

(sentimientos, angustias, miedos, deseos, etc.).

Entre los 6 y los 8 años, aparece el juego reglado y la socialización. En esta etapa

los niños mediante el juego desarrollan la inteligencia lógica, el razonamiento, la

cooperación, la motricidad fina, el autocontrol, la superación a la frustración y la

autoestima.

Debido a la influencia tan directa que tiene el juego sobre el desarrollo cerebral y

madurativo es una herramienta esencial en las intervenciones en los trastornos del

neurodesarrollo (trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos del

aprendizaje, trastornos del espectro autista, trastornos perceptivos, trastornos del

movimiento y Kinestésicos, etc.) (Vygotski, 2017 )


5

El juego interviene en estos casos sobre las dificultades tempranas cognitivas, el

funcionamiento cognitivo global y los factores de riesgo de neurodesarrollo.

Según la Teoría de la Zona Proximal de Desarrollo (ZPD) de Vygotsky, la zona proximal

es la distancia entre el nivel real de desarrollo y el nivel de desarrollo posible. Para este

autor, el juego es una excelente zona de desarrollo próximo (Vygotski, 2017 )

Es por ello, que el juego es fundamental en trastornos como el TDAH ya que ayudan al

niño con su autorregulación emocional, ejecutiva y motora, a su interacción con sus

diferentes entornos, así como a su comportamiento social y adaptativo. Los niños

aprenden al jugar cuales son las pautas de funcionamiento del mundo que les rodean

cuando imitan sus entornos y los lenguajes que ven en sus hogares, entornos educativos y

sociales, de allí que estos sean evaluados antes de diagnosticar un niño, además que en el

juego adquieren y desarrollan la cognición, la comunicación y la interacción social.

El impacto de las nuevas tecnologías en los juguetes en los últimos tiempos se ha dado

cambios importantes en los juegos. Con el desarrollo de los nuevos juegos que permiten

interacción por medio de consolas de videojuegos, ordenadores, teléfonos inteligentes,

los juegos han permitido nuevos formas y nuevos escenarios. El juego ha pasado de ser

una acción que trascurre mediante un objeto físico, a una acción virtual donde la

recreación de la realidad viene ya presentada y el niño-adolescente tiene sólo que guiar y

dirigir los movimientos dentro de ese escenario. Los niños ya no tienen la necesidad de

construir sus propias realidades mediante la imitación, recreación o la imaginación, sino

que las realidades vienen ya presentadas en diferentes formatos visuales (pantallas,


6

videojuegos, tecnología...). Esto no sólo afecta al desarrollo cognitivo del niño, sino que

también afecta a los formatos de interacción social, las vías de comunicación cambian y

se reducen destacando el juego individual y la autocompetición.

El desarrollo de estas nuevas vías de juego, por tanto, dificulta el desarrollo

óptimo de relaciones sociales, la relación del niño con el medio natural, el desarrollo de

áreas del lenguaje y la comunicación, el desarrollo de áreas afectivas y cognitivas,

potencia le riesgo de adiciones tecnológicas desde niños, e incluso un desarrollo de las

vías de procesamiento visual en detrimento de las vías auditivas.

En el libro “Volviendo a la normalidad” el autor nos plantea diferentes puntos de vista de

cómo los adultos son quienes “echan a perder” los niños con diferentes prácticas y

concepciones educativas, familiares y escolares (GARCÍA DE VINUESA, GONZÁLEZ

PARDO, & PÉREZ ÁLVAREZ, 2014, pág. 24) en este texto el autor ofrece alternativas

a cada una de ellas:” la escuela como lugar de «trabajo» en vez de «parque temático», el

refuerzo y el reconocimiento del esfuerzo y el mérito mejor que la alabanza

indiscriminada, el autocontrol frente a la autoestima y la vida significativa por encima de

la felicidad.” (GARCÍA DE VINUESA, GONZÁLEZ PARDO, & PÉREZ ÁLVAREZ,

2014, pág. 24)

La industria farmacéutica ha tomado partido para facilitar la “tranquilidad” de

padres y maestros, ya que ha desarrollado medicamentos para manejar conductas y

estados emocionales de los niños y adolescentes. (González, 2019) citando a (Timimi,

2010). Existen entonces muchos niños que están siendo tratados como enfermos por no

tener los comportamientos esperados por los adultos, no significa que su comportamiento
7

no sea problemático, pero tampoco cumplen con los criterios para ser tratados como

patologías, porque, aunque resulten bastante incómodos para los adultos siguen siendo

comportamientos normales dentro de los niños.

Otro dato que resulta importante y relevante conocer es porque existe un sobre

diagnóstico del TDAH como trastorno “el libro blanco del Parlamento Europeo dice que

el TDAH es una de las condiciones psiquiátricas más descuidadas y malentendidas en

Europa, estimando que afecta a uno de cada veinte niños y adolescentes, con muchos

casos persistentes en la vida adulta, siendo muy pocos los que reciben el diagnóstico y el

tratamiento apropiados (Young, Fitzgerald y Postma, 2013, p. 6). La iniciativa del

Congreso de los Diputados sigue la misma línea, diciendo que el TDAH «es una de las

patologías psiquiátricas más ignoradas y menos conocidas», etc. (Congreso de los

Diputados, 2013, p. 10). Por otro lado, los investigadores y autores de diferentes

documentos sobre el TDAH, entre ellos el libro blanco del Parlamento Europeo,

reconocen haber recibido dádivas de numerosos laboratorios para su investigación.

(GARCÍA DE VINUESA, GONZÁLEZ PARDO, & PÉREZ ÁLVAREZ, 2014, pág. 28)

La definición que nos ofrece el DSM V de este trastorno es la de un trastorno

crónico que requiere de un diagnóstico médico y que no requiere análisis de laboratorio o

estudios diagnósticos por imágenes lo que descarta su validez como patología, y lo deja

en el campo de la conducta, adicionalmente habla de un trastorno que no tiene cura y que

puede ocasionar baja autoestima, problemas en las relaciones y dificultades en la escuela


8

o el trabajo. Por lo que su tratamiento consiste en medicamentos acompañados de

psicoterapia.

“Aunque ningún fallo biológico haya sido encontrado y no exista por consiguiente

marcador biológico alguno para diagnosticar esta llamada enfermedad, tras varias

décadas divulgando que el TDAH es un problema orgánico localizado en el cerebro, es

decir, una enfermedad; aunque los datos epidemiológicos sobre su prevalencia oscilen

entre el 0,5 y el 26 por ciento de la población (Timimi, 2004) en función del autor que

ofrezca la cifra; aunque a menudo no estén de acuerdo los profesionales en qué pruebas

son las que identifican el TDAH; aunque no hay forma alguna de mostrar una prueba

objetiva de que tal persona tiene o incluso es TDAH” (GARCÍA DE VINUESA,

GONZÁLEZ PARDO, & PÉREZ ÁLVAREZ, 2014, pág. 30)

Lo más importante que debe quedar este taller es tener claridad de que los niños

son creativos, activos y dinámicos, para la evaluación y diagnóstico de cualquier

trastorno de aprendizaje es necesario escuchar la opinión de un especialista y descartar

problemas de conducta y norma, conocer los diferentes posicionamientos que tiene la

ciencia al respecto y comprender que cada ser es único y particular. Adicionalmente,

crear para nuestros hijos entornos adecuados con normas y pautas de crianza asertivas,

metodologías de enseñanza flexibles, afecto y acompañamiento permanentes durante todo

su desarrollo, así como entender y regular los juegos que aportan a su sano desarrollo

cognitivo y social y cuales lo deterioran.


9

Una de las labores más importantes de la atención a los niños con TDAH es la de

informar a los padres sobre el alcance del cuadro, de su carácter muchas veces

hereditario, de la importancia de tratar a estos niños de forma ajustada – ni demasiado

duro ni demasiado blando – de comprender y apoyar a los profesores, de controlar las

compañías, de comprender las preferencias profesionales de estos sujetos (muchas veces

poco convencionales), del efecto positivo de los fármacos sobre el cuadro clínico y

también de los riesgos de acción colateral en algunos casos. En este tipo de patología los

padres van a recibir del médico las recomendaciones oportunas para poder conducir a sus

hijos de la formas más adecuada y, por ello, se hacen necesarias las visitas periódicas al

médico en las que pueden exponer la situación del cuadro en su conjunto en cada

momento y solicitar la necesaria ayuda sobre la forma de afrontar los problemas que

vayan surgiendo continuamente de la manera mas conveniente

El médico debe hacerles conocer que estos niños no son ni tan superdotados como

parecen muchas veces ni tan inútiles y negativistas como aparentan otras. Sus

características intelectuales están mal compensadas. Son muy capaces para unas cosas y

muy “negados” para otras. Precisan comprensión y ayuda y hay que dárselas, aunque sea

encomendándose a Job muchas veces al día. Muchos genios para determinadas

actividades (que todo el mundo conoce), que eran unos inútiles para otras (que el mundo

desconoce) pertenecen al grupo de gente con TDAH. De la paciencia, interés y

colaboración de los profesores va a depender el futuro, al menos escolar y, derivado de

ello, profesional y personal de estas personas en más de un 30%. Pero es preciso que
10

trabajen sin presiones y siempre apoyados por los padres de los niños, por los superiores

de los colegios y por la Administración. (Pascual-Castroviejo, 2008)

El TDAH es un trastorno que afecta a un número cada vez mayor de niños y

adultos. Es tal el aumento de casos, que llega a originarse la duda de si es posible que

haya un sobrediagnóstico de dicho trastorno. Así, durante los últimos cinco años, en

Estados Unidos (EE. UU.), las cifras de TDAH han aumentado en un 22%, lo que

significa que ahora uno de cada diez niños (10%) está diagnosticado de TDAH y esto

supone hasta un total de 5,4 millones de niños de 4 a 17 años en EE. UU. para una

enfermedad cuyo diagnóstico es aún incierto7 . Si se analiza críticamente estas cifras

progresivamente crecientes, casi “epidémicas”, es fácil que surja la pregunta: ¿existe

dicho trastorno o es una “invención” que origina muchos beneficios económicos al tratar

y medicar a personas sanas? La respuesta a esta duda nosológica no está todavía bien

aclarada. Aunque, hoy por hoy es casi imposible demostrar que el TDAH no es una

enfermedad, dados los avances neuropsicológicos y neurobiológicos en el estudio de Este

trastorno1-4, es todavía imposible demostrar con certeza que sí lo es, al carecer aún de

una prueba diagnóstica específica y emplear solamente instrumentos de valoración

clínica. (García Peñas, 2012)

Actualmente no existe ningún un marcador biológico que permita establecer el

diagnóstico. Por lo que la observación directa del paciente y, sobre todo, la anamnesis

dirigida a sus progenitores y profesores, a fin de detectar los síntomas de inatención y/o

hiperactividad/impulsividad constituyen la principal herramienta diagnóstica. Se han

identificado criterios diagnósticos americanos: Manual de diagnóstico y estadístico de los


11

trastornos mentales (DSM-IV-TR, 1970) y europeos: Clasificación Internacional de

Enfermedades (CIE-10) que pueden ayudar a orientar la anamnesis pero que no deben ser

tomados por sí solos como herramientas diagnósticas. Además, hay que saber que según

utilicemos unos u otros, el umbral diagnóstico será diferente. Así, los criterios del DSM-

IV son globalmente menos restrictivos, y permiten hacer un diagnóstico de subgrupos de

TDAH de predominio inatento, si sólo cumple criterios de inatención, de predominio

hiperactivo/impulsivo, si sólo cumple criterios de hiperactividad/impulsividad, o

combinado, si cumple criterios de ambos. El subgrupo más frecuentemente diagnosticado

es de todas formas el combinado, si bien se cree que en las niñas el predominio inatento

sería más frecuente y que esa ausencia de síntomas de hiperactividad/impulsividad, más

disruptivos, sería el motivo de que el TDAH se diagnostique en niñas hasta 3-4 veces

menos que en niños. En el CIE-10, en cambio, se exige el cumplimiento de síntomas de

inatención e hiperactividad/impulsividad para hacer un diagnóstico de TDAH. (Vallejo,

2011)

Es fundamental que sean los profesionales médicos (neuropediatra, psiquiatra

infantil, psiquiatra o neurólogo) los que realicen un diagnóstico precoz y definitivo. Éste

debe formularse en base a la clínica ya que en la actualidad no existen pruebas de

laboratorio que puedan diagnosticar el TDAH. Los Criterios del Manual Estadístico y de

Diagnóstico DSM-IV-TR y las descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico de la

Clasificación Internacional de las Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud

(CIE-10) son los más utilizados y reconocidos internacionalmente. Para asegurar el

diagnóstico, el especialista desarrollará entrevistas con los padres y el niño, un análisis de


12

la información de los profesores, exámenes físicos y pruebas complementarias para

descartar otros problemas. (TDAH, 2010)

Estos fragmentos fueron seleccionados porque marcan una asociación entre la

‘mala conducta y el syndrome. No se identifica eel comportamiento del síndrome, sino el

de la “mala educación”. En las charlas en la escuela existe una construcción permanente

de lo que está bien y lo que está mal. A su vez se entiende lo bueno como moralmente

correcto, como “normal”: esperar el turno para jugar, respetar los límites, acatar órdenes.

Si el alumno o alumna se comporta de buena manera “no tiene nada”.

El discurso pedagógico construye una normatividad sobre cómo debe

comportarse el alumno o alumna, al mismo tiempo que alimenta representaciones

sociales sobre cómo deberían ser las niñas y los niños. Las representaciones se configuran

como un conocimiento práctico” elaborado socialmente, que interviene en la realidad

compartida por un grupo social (Moscovici, 1978 citado por (LEAVY, 2012)). Son una

forma contextualizada de interpretar la realidad, mediada por categorías construidas

subjetivamente, como la de “el maleducado” o el “alumno ADD”. “Son procesos que no

solo reproducen la realidad, sino que le dan entidad, producen lo que esperan, haciendo

que el mundo sea como creemos que es o que debe ser” (Jodelet, 1991, Thisted &

Neufeld, 1999, citado en Cerletti, 2006, p. 22) citado por (LEAVY, 2012)
13

Trabajos citados

GARCÍA DE VINUESA, F., GONZÁLEZ PARDO, H., & PÉREZ ÁLVAREZ, M.


(2014). Volviendo a la normalidad (01ª edición ed.). Madrid, España: Madrid,
Alianza Editorial, D.L. 2014.
García Peñas, D. C. (2012). ¿Existe un sobrediagnóstico del trastorno de déficit de
atención e hiperactividad (TDAH)? . Evidencias en Pediatria, 1-5.
González, P. A. (2019). TDAH: Más sensatez y menos fármacos. Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría, 39(135), 271-274.
LEAVY, P. (2012). “¿Trastorno o mala educación?” reflexiones desde la anropologia de
la niñez sobre un caso de TDAH en el ámbito escolar. Revista Latinoamericana
de ciencias sociales, ninez y Juventud, 1-14.
Pascual-Castroviejo, D. I. (2008). Trastornos por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH). Asociación Española de Pediatría, 1-11.
TDAH, F. e. (2010). El niño con Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad,
GUÍA PRÁCTICA PARA PADRES. Federacion española de asociaciones para
la ayuda del TDAH, 1-18.
Vallejo, R. G. (2011). Mejora de la detección precoz del trastorno por déficit de atención
con o sin hiperactividad (TDAH) en población infantil del distrito Latina de
Madrid. Reduca (Enfermería, Fisioterapia y Podología), 1-34.
Vygotski, L. S. (2017 ). Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores.
Buenos Aires. Argentina: Ediciones Colihue.

Potrebbero piacerti anche