Liderazgo Autocrático: Logro de Objetivos y Desorden Estructural en Empresas

de Servicios del Sector Minero

Pedro R. Mayorga

La industria minera es, qué duda cabe, el principal motor económico del Perú. Tiene

un impacto económico importante en la economía nacional y fuente de trabajo para miles de

peruanos. Si bien en los últimos años la situación no ha sido tan buena como en el 2011 en el

que el precio del cobre llegó a su máximo valor histórico de USD 4.4/lb., muchas empresas

han seguido ofreciendo sus servicios a la minería peruana y se han visto favorecidos tanto

cliente como proveedor de servicios. Desde grandes empresas representantes de equipos hasta

pequeñas empresas familiares han experimentado las altas y bajas de este negocio que en

general ha favorecido el crecimiento de la minería peruana. Durante el mencionado periodo

de crecimiento del rubro minero se han visto varios casos de empresas que han comenzado

como “pequeñas” y que han experimentado un rápido crecimiento. Con el afán de mantener

este crecimiento de modo sostenido surge como necesidad importante asociar el liderazgo

ejercido en las empresas con el propósito de obtener los mejores beneficios a través de la

rentabilidad. De los diferentes estilos de liderazgo el presente ensayo se enfoca en aquel

denominado como autocrático y se plantea la tesis que el liderazgo autocrático puede traer

rentabilidad a las empresas a través de acertadas decisiones, pero también desorden en la

organización y consecuentes pérdidas; en ese sentido se desarrollará en primer lugar el

liderazgo y su influencia en la productividad de la empresa, luego se tratará el liderazgo

autocrático como tema particular y sobre este se tratarán los puntos a favor y en contra a

modo de análisis, y finalmente se discutirán los factores que llevan a un posible desorden

organizativo y la baja en la productividad.

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El liderazgo ha sido definido por varios autores, pero generalmente ligándolo a la

capacidad de influenciar en sus seguidores, teniendo de este modo un poder sobre ellos, por

lo cual podemos considerar como definición que el liderazgo tiene "la capacidad de afectar

(causar efecto en) el comportamiento de las organizaciones... tener poder es tener la

capacidad de conseguir que determinadas cosas se hagan, de causar efecto sobre las acciones

y decisiones que se toman” (Mintzberg, 1992, p. 5). Sin embargo, para efectos de un ámbito

empresarial es importante que este liderazgo visto como influencia en las personas sea

también orientado a resultados, para tal fin González (2012) menciona 6 características que el

líder debe considerar: Ser creíble, tener visión de servicio, capacitar a sus colaboradores, ser

un ejemplo, saber escuchar y ser perseverante. En ese sentido podemos partir el presente

ensayo afirmando que en el liderazgo se deben considerar aspectos de poder o influencia en

las personas dirigidas, pero eso no quiere decir que el líder sólo se limita a eso, sino que este

liderazgo cobra más significado orientándolo al líder y al grupo humano a cargo hacia tener

resultados, teniendo involucramiento cumpliendo determinadas características para hacer

eficiente esta orientación.

Interesa revisar la influencia que tiene el liderazgo en la productividad de las

empresas y de este modo asociarlo consecuentemente a la rentabilidad que debe ser

directamente proporcional. En general, la rentabilidad de una empresa depende de varios

aspectos, pero entre ellos la productividad es uno de los más importantes. Respecto a la

relación liderazgo-productividad, “el liderazgo … afecta la productividad y competitividad de

la organización debido a que influye en el rendimiento de los empleados” (Cuesta, Pedraza,

Pérez & Viloria, 2016, p. 38). De esta cita se desprende como aspecto importante a

considerar el rendimiento del grupo humano y la influencia que sobre este tiene un liderazgo

efectivo que sepa llevar a este grupo hacia el logro de objetivos conjuntos. Claro, si bien la

modernización de la industria y la transformación del trabajo son aspectos que sin duda
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influyen en la productividad, llevándola de un nivel local hacia un nivel global, los aspectos

que tienen mayor importancia para alcanzar los resultados están relacionados al factor

humano de un modo colectivo; siendo estos las habilidades, las decisiones, las relaciones, el

entorno y las políticas relacionadas a la interacción de personas en el entorno laboral (Prada,

2013). Esto nos lleva a pensar que definitivamente el liderazgo sobre el personal trabajador si

influye indirectamente en los resultados económicos de la empresa, dando directivas claras,

ajustadas a los procesos definidos por la empresa para generar valor, permitiendo de este

modo un trabajo colectivo adecuadamente liderado.

En la experiencia del autor del presente ensayo, principalmente enfocada en la gestión

de mantenimiento de equipos mineros, muchas de las organizaciones que, siendo pequeñas en

un inicio, con reducida cantidad de personal y con mucho ímpetu por dar lo mejor de sí, han

tenido éxito en gran parte por la conducción de gerentes y directivos caracterizados por un

estilo autocrático. Ahora, de los distintos estilos de liderazgo que se identifican en las

empresas el que es de tipo autocrático plantea una figura muy particular que resulta de interés

analizar. El estilo autocrático del liderazgo resulta útil en situaciones de poco tiempo para

toma de decisiones, cuando el líder es el miembro con más experiencia en el grupo laboral,

cuando se necesitan decisiones rápidas y puede ser efectivo cuando se plantea realizar

seguimiento de las tareas de algún empleado. (García, 2018). Es características mencionadas

corresponden a un contexto donde el tiempo apremia y donde la experiencia y el buen tino

para la correcta decisión son factores críticos para el éxito. En esas circunstancias se entiende

que el liderazgo autocrático funciona porque estas responsabilidades se reducen al riesgo de

una persona, la más capaz bajo ese contexto, y que permite que el resto del grupo humano

enfoque sus labores como consecuencia del poco tiempo disponible.

Así también, los líderes con estilo autocrático usualmente implementan una

metodología de castigo o recompensa, es decir, ante el logro de los objetivos planteados el

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grupo trabajador puede conseguir un premio o un reconocimiento particular, y en el caso de

la omisión en el cumplimiento de las órdenes del líder contrario simplemente no se obtiene

ningún premio o incluso se puede llevar a cabo una amonestación. (Bass, 2008). Es decir, el

líder autocrático pone las reglas de juego, si es que se puede así, con las cuales promete

beneficios al personal si se llegan a cumplir las metas trazadas. De este modo particular el

líder autocrático establece una metodología para asegurar el cumplimiento de objetivos

basándose en el principio que todos quieren ganar u obtener beneficios del trabajo, más allá

de la remuneración que la empresa les otorga a los trabajadores. Se resalta también que, si

bien para los trabajadores el fin es obtener un beneficio más allá de lo que la remuneración

establece, para el líder autocrático este método constituye un camino para el aseguramiento

de la productividad, generalmente en términos de volumen de producción, venta neta o

rentabilidad. Pero como se verá más adelante puede traer consecuencias negativas dado que

otro punto muy importante es la calidad, lo cual no se ha mencionado anteriormente.

Si bien se ha mencionado que en general el liderazgo debe estar siempre orientado a la

obtener beneficios a través de asegurar la productividad adecuada a los objetivos

establecidos, y que el liderazgo autocrático es muy útil cumplir con dicho fin en situaciones

para casos en los que el tiempo apremia y es crítico tomar decisiones, también tiene aspectos

negativos. El líder autocrático impone las ideas y órdenes a los trabajadores, orientando el

cumplimiento de objetivos sobre la calidad del trabajo y sobre la individualidad de los

trabajadores, lo cual trae consecuencias negativas en el comportamiento de estos tales como

ausentismos, conflictos internos y hasta “espías” que le cuentan infidencias de los

trabajadores al líder con la esperanza de conseguir beneficios. (Belda, 2018) Ya se había visto

en un párrafo anterior que el poder en la decisión única del líder autocrático con experiencia

puede ser generalmente acertada, se puede incluso obtener los volúmenes de producción

planteados, pero algo muy importante y que no se debe perder el foco es la calidad del
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producto final. Este aspecto es muy importante debido a que sin asegurar la calidad no

podemos hablar de un producto final que pueda ser competitivo en el mercado, no podemos

hablar de ganancias porque el solo hecho de que se presenten reclamos y problemas en el uso

puede determinar rápidamente la caída del negocio y la mala fama del producto y sus

responsables.

Otro aspecto negativo importante que considerar es el impacto en el comportamiento

del grupo humano dirigido por el líder autocrático. Esta situación puede traer efectos de

sentimientos de descontento y frustración, disminuir la creatividad e innovación, cuadros de

estrés que al final afectan en el clima organizacional y ocasionan baja productividad.

(Bellver, 2018). En efecto, existe el riesgo de que el liderazgo autocrático pueda traer consigo

efectos negativos al personal dirigido en el sentido de que no se toman en cuenta las

opiniones de los demás para la toma de decisiones y esto puede traer frustraciones que

implícitamente causan una desazón en el accionar del personal trayendo caída en el

rendimiento. Este estilo se contrapone en este aspecto con la propuesta del liderazgo

transformacional, en el que los líderes influyen e inspiran positivamente en los trabajadores

con la finalidad de crear una visión global trabajando generalmente en equipo. (Azzollini &

Pérez, 2013). Este concepto contrasta con la característica mencionada del estilo autocrático

en el que el protagonismo lo tiene el líder, surge así una oportunidad de mejora para que una

vez superada la etapa de crisis o de poca disponibilidad en la que el estilo autocrático

funcionaba, ahora se debe pensar en este momento en pasar al estilo transformacional dado

que asegura la participación del personal bajo una visión global y obtener un crecimiento

sostenido.

Como último punto a tratar resulta también importante considerar los factores que

generan desorden en las organizaciones y si estos están relacionados con el liderazgo

autocrático. Gonos y Gallo (2013) indicaron que una característica frecuente en el liderazgo
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autocrático es que los gerentes cambian las tareas de las personas que tienen a su cargo,

incluso con una recompensa. Se entiende que este proceder es con la finalidad de cumplir

objetivos, como anteriormente se ha mencionado. Con el afán del cumplimiento de objetivos

se pueden incurrir en saltar las etapas y procesos establecidos. Si bien puede ser efectivo en

algunas situaciones, puede ser riesgoso y contraproducente si es que esto se torna en una

práctica habitual. El problema en este caso radica que, al modificar las tareas que un

subordinado tiene, puede que también se esté incurriendo en afectar un proceso establecido

como parte de una estrategia de negocio. El trabajador es parte activa de una etapa del

proceso principales de una organización, lo cual lleva a pensar en los efectos que puede tener

finalmente en la cadena de valor, esto es, desordenar sólo un punto puede afectar el resultado

de las demás actividades de la empresa que forman parte de su mapa de procesos.

Ahora, respecto a los procesos establecidos en una empresa, principalmente aquellos

considerados como críticos, es importante mantener su diseño. Esto se detalla a continuación:

Al establecer un riguroso diseño de cada proceso, el rendimiento aumenta porque no

se malgastan recursos ni tiempo en esfuerzos inútiles. La gestión por procesos

también aporta beneficios mediante la alineación para alcanzar un objetivo común

orientado al cliente, brindando un marco para el rediseño del trabajo (reingeniería).

Así el éxito de una empresa, en definitiva, dependerá de la correcta ejecución de sus

procesos bien diseñados. (Mallar, 2010, s.p.)

Resulta así ser lo más recomendable seguir el diseño establecido de los procesos en

una organización. Esto permite garantizar el rendimiento a través el cumplimiento de los

objetivos. Otro aspecto que se deriva es que contando ya con el diseño se facilitan los nuevos

aportes de cualquiera de los miembros de la organización para beneficio común. Además,

favorece también la interacción y el aporte de los departamentos participantes en un proceso

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establecido. Es en este punto que se hace evidente que el liderazgo autocrático entraría en

conflicto, dado que no es una característica de este estilo el permitir participación de los

subordinados, es decir, romper con el orden establecido al dar responsabilidades que no

corresponden a determinado subordinado pueden traer consecuencias, esto es alterando los

procesos diseñados para el correcto funcionamiento de la organización. Lo más adecuado

resulta fomentar la visión común hacia el requerimiento del cliente.

En la experiencia del autor del presente ensayo el estilo autocrático de liderazgo es

común en las empresas de servicio del sector minero, que han surgido pequeñas con poco

personal pero que han tenido crecimiento, por ello resulta importante analizar para un

crecimiento sostenido si es que conviene aún mantener este estilo. Como conclusión, el

liderazgo autocrático es efectivo en las organizaciones cuando se tienen situaciones críticas

de poco tiempo de decisión en las que el líder generalmente es el que tiene más tiempo y

también el más preparado. En el presente ensayo se ha sugerido que para otras situaciones ya

se recomienda cambiar la perspectiva hacia un liderazgo transformacional dado que impulsa a

todos los trabajadores a una misma visión y permite la participación. Así también se concluye

que el estilo autocrático puede ocasionar pérdidas o bajas en el rendimiento del personal y

desorden en la organización debido a que tiene características de no cumplir estrictamente

con los procesos establecidos. Si esto tiende a ser habitual se pierde mucho: Desorden

estructural, desorden en las actividades, no se impulsa el aporte ideológico de los demás; en

otras palabras, no podría mantenerse un crecimiento garantizado y menos sostenible.

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