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UNIVERSIDAD LAICA “ELOY ALFARO” DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

TEMA
EMBRIOLOGÍA DEL APARATO GENITAL FEMENINO

ESTUDIANTES
ALCIVAR BRITO EDUARDO
DELGADO DELGADO NATHALIA
LOPEZ LUCAS GUSTAVO
MORENO VEGA GENESIS

DOCENTE
DR.LUIS CASTILLO

CÁTEDRA
GINECOSBETRICIA
MISIÓN Y VISIÓN DE LA CARRERA DE MEDICINA

MISIÓN

Formar a médicas y médicos de atención primaria con valores éticos, humanistas


y de excelencia, sustentados en vastos conocimientos, destrezas y habilidades
para el manejo integral del proceso salud-enfermedad, acorde a las políticas del
Buen Vivir y de acuerdo con los requerimientos de la provincia, región y país.
(Consejo de Facultad)

VISIÓN

Se enmarca en que en el año 2020 será una Carrera acreditada, líder en el sector
laboral de la Salud y transformada en un referente nacional y continental con
énfasis en atención primaria de salud, excelencia académica y valores
humanísticos, fomentando la investigación formativa y proyectándonos a
estudios de cuarto nivel. (Consejo de Facultad)
PERFIL DE EGRESO DEL MÉDICO GRADUADO DE LA CARRERA DE
MEDICINA DE LA ULEAM

1. Interpreta la estructura y función normal del cuerpo humano y su


homeostasis; y es capaz de interrelacionar estos conocimientos en un
sistema biopsicosocial.
2. Analiza las anormalidades en la estructura y funciones del cuerpo
humano, en relación con la fisiopatología de los diferentes aparatos y
sistemas, y su integración; fundamentando su diagnóstico en evidencias.
3. Valora los determinantes del proceso salud/enfermedad y los factores de
riesgo para la salud, y es capaz de establecer la interacción entre la
persona y su entorno físico y social, a fin de instituir medidas preventivas
y de promoción, favoreciendo la participación de las personas y las
comunidades para la adopción de estilos de vida saludable.
4. Integra en el ciclo vital humano los efectos del crecimiento, el desarrollo y
el envejecimiento sobre el individuo, la familia y la comunidad, de manera
sistémica.
5. Analiza la historia natural de las enfermedades agudas y crónicas en los
individuos y en los grupos humanos de acuerdo a su situación geográfica,
y sus condiciones sociales, económicas y culturales.
6. Participa, en su nivel de formación, en investigaciones formativas
enfocadas al análisis y generación de soluciones a los problemas del
proceso salud y enfermedad, en concordancia con los lineamientos de
desarrollo local y nacional, y las políticas de ciencia y tecnología.
7. Explica los mecanismos fisiopatológicos en la toma de decisiones
respecto a las conductas a implementarse en cada paciente;
considerando la respuesta del organismo a estímulos externos e internos,
y las relaciones riesgo-beneficio y costo-beneficio de las diferentes
terapias.
8. Desarrolla técnicas de información, comunicación y educación que
optimicen las diversas formas de atención de la salud, en un clima de
respeto al derecho del paciente a ser debidamente informado por su
médico, favoreciendo la participación y responsabilidad del paciente, la
familia y la comunidad en el cuidado de su salud.
9. Evalúa los determinantes psicológicos, genéticos y ambientales en la
producción y desarrollo de la enfermedad, incluyendo las diferencias en
la vulnerabilidad entre los diversos tipos de individuos, familias y
comunidades.
10. Valora la influencia de las creencias, cosmovisiones, actitudes, y
pertenencia a diferentes grupos sociales y etnias, en el proceso salud –
enfermedad.
11. Integra en el manejo del proceso salud – enfermedad, los aspectos éticos,
legales, psicológicos y sociales, asumiendo su responsabilidad de todos
los actos médicos.
EMBRIOLOGÍA APARATO GENITAL FEMENINO
Factores genéticos que determinan el sexo

El sexo es básicamente un carácter hereditario transmitido por los genes de los


cromosomas X y Y. La combinación de los cromosomas del sexo se fija en la
fertilización y normalmente es trasmitida sin alteración a todas las células
subsecuentes del individuo. Por tanto, aunque un sexo específico se forma
dentro de las células, puede decirse que muchas manifestaciones del sexo,
como presencia o ausencia, total o parcial, de los genitales internos y externos y
otras características sexuales, dependen de otras influencias además de la sola
presencia de los cromosomas adecuados.
Cromatina sexual

La huella del sexo se halla en la cromatina sexual, que es característica para la


hembra humana y muchos otros mamíferos. Es igualmente útil la cromatina Y,
visible en células en interfase mediante microscopio de fluorescencia y que
puede descubrirse en pacientes con un cromosoma Y. hoy en día parece
establecido que la cromatina sexual es uno de los dos cromosomas X que se ha
hecho colorable y visible durante la interfase.
Determinación del Sexo

Todos los huevos maduros son semejantes en su constitución cromosómica; la


distribución humana incluye 22 autosomas y un cromosoma X sexual. Por otra
parte los espermatozoides son de dos clases, una mitad contiene 22 autosomas
y un cromosoma X sexual, y la otra mitad 22 autosomas y un cromosoma Y
sexual.
La fertilización de cualquier huevo (22+X) por una clase de célula espermática
(22+X) da por resultado una hembra (44+XX). La fertilización con la otra clase
de célula espermática (22+Y) resulta varón (44+XY). Como se indica el papel de
los cromosomas parece limitado a determinar el sexo de la gónada, que, a su
vez, controla la dirección del desarrollo de los conductos sexuales y de los
genitales externos.
Desarrollo del ovario
Etapa indiferenciada: las primeras estructuras gonadales pueden identificarse en
embriones humanos cuando miden 5mm de longitud, de la coronilla a la rabadilla
(aprox 4 semanas). No es posible asignar un sexo especifico a este primer inicio
gonadal y la llamada etapa indiferenciada dura hasta que el embrión ha
alcanzado cerca de 15mm (entre 6-7 semanas), cuando comienza la
diferenciación testicular. Al examinar un corte de la estructura gonadal de un
embrión de (aprox 5semanas) pueden reconocerse distintos componentes: 1)
epitelio germinativo; 2)tejido conectivo laxo embrionario subyacente; 3) células
embrionarias que han viajado desde el exterior y que parecen acumularse debajo
del epitelio germinativo.

Al principio las gónadas aparecen como un par de crestas longitudinales, las


crestas genitales o gonadales, las células germinales no aparecen hasta la 6ª
semana de desarrollo. Las células germinales primigenias se originan en el
epiblasto, migran a través de la línea primitiva y hacia la 3ª semana residen entre
células endodérmicas, en la pared del saco vitelino, cerca del alantoides. Durante
la 4ª semana migran a lo largo del intestino posterior llegando a las gónadas
primitivas a la 5ª semana e invaden la cresta genital a la 6ª semana. Si no
consiguen llegar a la cresta las gónadas no se desarrollan. Durante la llegada de
las células primigenias el epitelio de la cresta genital prolifera y las células
epiteliales introducen en el mesénquima subyacente formando los cordones
sexuales primitivos tanto en los embriones masculino y femenino estos cordones
conectan con e epitelio superficial y es imposible diferenciar entre la gónada
masculina y la femenina, en consecuencia la gónada se conoce como gónada
indiferenciada. La diferenciación del testículo se reconoce por primera vez en un
embrión que mida de la coronilla a la rabadilla 14-16mm (6-7 semanas). Los
cordones medulares que se trasforman en los túbulos seminíferos del testículo
logran prominencia. Durante este mismo tiempo degenera la corteza,
desaparecen las células embrionarias de la misma, las células del epitelio más
externo se aplanan y se desarrolla una capa de tejido conectivo entre los
cordones del sexo y el epitelio de revestimiento, en un feto de 8 semanas esto
es un testículo típico.
DIFERENCIACIÓN DEL OVARIO

Después que el embrión alcanza 14 a 16 mm de longitud (seis a siete semanas),


la conversión de la gónada en ovario no es tan notable como su transformación
en testículo. El ovario joven parece permanecer en etapa indiferenciada por
mayor tiempo. Finalmente, el epitelio germinativo se engruesa y se hace más
prominente.

En algunos puntos se ven grumos masivos de células sexuales. Los primeros


folículos, constituidos por oocitos rodeados de capas identificables de células de
la granulosa, aparecen inicialmente en la parte central del ovario cuando el feto
mide como 150 mm de longitud.

Según se ha indicado, las células embrionarias primitivas tienen origen


extragonadal y emigran hacia la gónada indiferenciada. Después de llegar a la
gónada de la mujer pueden llamarse oogonios. Se observan desde la quinta
semana, aunque entonces no se puede identificar a la gónada como ovario.
Según Baker, cuya descripción seguimos, los oogonios pueden encontrarse
durante todo el séptimo mes de vida fetal. Con gran frecuencia sufren división
mitótica, y su número máximo es al quinto mes, cuando se estiman en cerca de
2,6 millones.
Parece que el oogonio se hace oocito cuando entra en la primera de sus dos
divisiones meióticas. El primer oocito puede identificarse aproximadamente a las
ocho semanas, y su número máximo es también como a los cinco meses cuando
se acerca a los 4.2 millones. Al nacer no queda ningún oogonio y los oocitos han
disminuido a 2.0 millones. Hacia el séptimo año de edad, sólo quedan alrededor
de 300 000.

El oocito primario persiste en una especia de hibernación en la profase de la


primera división meiótica durante muchos años. La terminación de la primera
división meiótica es simultánea con la maduración folicular preovulatoria y la
ovulación.

La segunda división meiótica suele ocurrir después de la ovulación y solo termina


si penetra el espermatozoide.
DESARROLLO DE LOS GENITALES INTERNOS Y EXTERNOS

Aunque el sexo genético está determinado en el momento de la fecundación, el


aparato genital temprano es indistinguible entre ambos sexos en estadios
embrionarios. Esto se conoce como «estado indiferenciado» del desarrollo
genital.

Clínicamente, el sexo no es aparente hasta alrededor de la semana 12 de


desarrollo embrionario y depende de la producción del factor determinante
testicular y posteriormente de los andrógenos de las gónadas masculinas.

El desarrollo femenino se ha denominado la «vía de desarrollo por defecto del


embrión humano», que no requiere estrógenos sino la ausencia de testosterona.

Diferenciación morfológica de las trompas de Falopio y del útero

Alrededor de la sexta a séptima semana el conducto mesonéfrico o de Wolff se


abre por su extremo posterior al seno urogenital. A la vez están en desarrollo los
conductos de Müller, laterales a los conductos de mesonéfricos. Los conductos
de Muller crecen caudalmente y después medialmente para fundirse en la línea
media. A los 32mm de longitud del embrión los conductos de Muller contactan
con el seno urogenital en la región de la uretra posterior en un ligero
engrosamiento conocido como el tubérculo del seno urogenital, el cual en esta
época no tiene luz ni abertura hacia el seno.

Cuando la diferenciación somática comienza alrededor de la décima semana, los


conductos de Wolff involucionan, debido a la falta de sostén andrógeno. Por lo
contrario, los conductos de Muller persisten y se diferencian en trompas y útero.
Las trompas derivan de aquellas porciones de los conductos de Muller que
quedan sin fusionar, y el útero proviene de la porción caudal fusionada de los
conductos de Muller

Diferenciación morfológica de la vagina


La vagina se forma en el tercer mes de vida embrionaria.

El útero y el extremo superior de la vagina empiezan a formarse cuando los


conductos paramesonéfricos se fusionan mutuamente, cerca de su unión a la
pared posterior del seno urogenital.

Los conductos se van fusionando en dirección craneal entre el tercer y cuarto


mes. Cuando los conductos paramesonéfricos se van separando de la pared
posterior del cuerpo, arrastran con ellos un pliegue de membrana peritoneal,
formando los ligamentos anchos del útero.

El extremo inferior de la vagina se forma a partir de los bulbos senovaginales, en


la pared posterior del seno urogenital primitivo.

Diferenciación morfológica de los genitales externos


En las primeras etapas, los genitales externos están constituidos por:

 tubérculo genital o falo


 surco uretral, limitado lateralmente por los pliegues uretrales
 y las hinchazones escroto labiales que aparecen a cada lado del falo.

En embriones femeninos el surco uretral permanece abierto y se transforma en


vulva.

Los pliegues uretrales no se fusionan, sino forman los labios menores. Las
hinchazones labiales se alargan y flanquean la base del clítoris.

Los genitales externos son de carácter netamente femenino en el feto de tres


meses.
CONSIDERACIONES EXPERIMENTALES EN EL DESARROLLO DE LOS
GENITALES INTERNOS Y EXTERNOS

Por diversas razones que expondremos ahora, la diferenciación sexual de los


conductos y de los genitales externos normalmente parece depender del
ambiente hormonal adecuado en una época específica en la vida embrionaria.
Esta teoría hormonal de la diferenciación sexual ha sido establecida firmemente
por gran número de investigadores que han trabajado, principalmente, en
animales de laboratorio. Naturalmente, no es del todo seguro que esos datos
correspondan al hombre, pero los datos clínicos son de tal forma que parece muy
probable que la diferencia sexual en el hombre está controlada hormonalmente
de la misma manera que en otros mamíferos.
Efecto de la castración sobre la diferenciación de los genitales
Alfred Jost, en una serie de brillantes experimentos, aclaro el papel de las
gónadas en desarrollo en la diferenciación de los conductos del sexo en el
conejo. Resulto posible abrir el útero de la coneja grávida, castrar a los fetos
quirúrgicamente en diversas etapas del embarazo y dejarlos en el útero hasta
cerca del término, cuando se extrajeron por cesárea. La castración no interfirió
en la diferenciación femenina de los fetos hembras de conejo; las hembras
ovariectomizadas desarrollaron un aparato genital femenino completo. Por tanto,
la organogénesis no depende de la presencia de los ovarios. En las hembras
castradas tempranamente los conductos de Müller eran de tamaño algo menor,
indicando que puede depender de los ovarios alguna influencia que contribuya a
su crecimiento.

Por el contrario, la castración de los fetos machos mostró la primordial


importancia del testículo como diferenciador del sexo; en los fetos castrados
antes de iniciarse la diferenciación sexual somática (día 19) no se desarrolló
ninguna característica masculina, y todo el aparato genital se hizo femenino en
forma similar al observado en los fetos hembras castrados. En otras palabras,
en ausencia de testículo desaparecieron lo conductos de Wolff, se conservaron
los de Müller y se diferenciaron en trompas de Falopio, cuernos uterinos y vagina
mulleriana. El seno urogenital y los genitales externos se hicieron femeninos.

De esos experimentos se desprende el siguiente concepto acerca de la


diferenciación sexual somática de los fetos de mamífero. El tipo neutral, o sin
gónadas, que se desarrolla en ausencia de cualquier glándula sexual (o en
presencia de ovarios) es femenino. El testículo evita que los embriones
masculinos adquieran un cuerpo femenino, suprimiendo muy tempranamente los
conductos de Müller y estimulando la organogénesis masculina de las otras
partes del aparato genital. Los conductos de Wolff se emplean en la esfera
sexual y se estimula el crecimiento de todas las estructuras masculinas.

En los experimentos antes mencionados, después de eliminar tempranamente


el testículo, toda la organogénesis del aparato genital se realizó en ausencia de
la secreción testicular morfogenética. En otras condiciones experimentales, cabe
permitir al testículo que influya algo en el aparato genital, simulando por tanto
una deficiencia testicular parcial. Deben considerarse 3 series de experimentos:
1) eliminación de ambos testículos en diversas etapas durante la diferenciación
sexual; 2) castración unilateral en diversas etapas; 3) hipofisectomía.
Castración en diferentes etapas

Se castraron fetos de conejo con intervalos de un día entre los días 19 y 24, y
se observó que hubo etapas críticas para cada parte del aparato genital, durante
las cuales los testículos las marcaban claramente como estructuras masculinas
para el resto de la vida. La castración antes de esta evitó organogénesis
masculina.

La castración después de pasada esta etapa crítica ya no interfirió con la


diferenciación masculina, aunque en el momento de la castración la
especialización sexual todavía no era morfológicamente clara.

Se observó que la etapa crítica ocurrió el día 20 para las 2 yemas prostáticas
anteriores, el 23 para las otras yemas prostáticas, vesículas seminales, y
genitales externos, y el 24 para los conductos deferentes. Por tanto, los fetos
castrados en los días 21 ó 22 conservaban secciones variables de los conductos
de Müller, algunas veces pequeños residuos de los conductos de Wolff, una
próstata reducida y genitales externos femeninos o con hipospadias. Aquellos
embriones en los que se dejaron los testículos hasta el día 23 mostraron
organización masculina general, pero carecían de conductos deferentes.
Finalmente, cuando los testículos se eliminan el día 24, o después, se
desarrollan todos los caracteres masculinos, aunque pueden ser de menor
tamaño.
Un punto importante que debe conservarse de estos experimentos es que el
impulso testicular hacia la masculinidad ocurre durante un tiempo muy limitado
del desarrollo y es una fase crucial. De lo que se sabe acerca de la diferenciación
del aparato genital en el feto humano, el periodo decisivo debe extenderse
aproximadamente entre las etapas de 30 y 50 mm (aproximadamente a los 50 a
60 días desde la fertilización). Es digno de notar que las células intersticiales
desaparecen casi por completo cuando se ha establecido la organogénesis
masculina.
Castración unilateral

El efecto de la castración unilateral en fetos de conejo también depende de la


etapa en que se realiza. Cuando se elimina un testículo en una etapa
relativamente tardía, por ejemplo el día 23, el único testículo que queda es capaz
de terminar, en el lado opuesto, la especialización sexual que se había iniciado,
y pueden persistir ambos conducto deferentes.

En embriones castrados tempranamente, el testículo que queda produce una


organogénesis masculina completa a nivel del seno urogenital con sus
dependencias, así como en los genitales externos, pero a menudo no tiene buen
éxito para masculinizar la parte anterior del aparato genital en el lado opuesto.
El conducto de Wolff puede desaparecer y el de Müller diferenciarse en un
cuerno uterino; por lo tanto, hay asimetría lateral del aparato genital, siendo un
lado normalmente masculino y el otro normalmente femenino. Naturalmente,
pueden encontrarse grados intermedios.
Esto indica que la actividad del testículo fetal está restringida, hecho que tambien
es claro en experimentos con injertos en los que se inserta un testículo en el
aparato genital femenino. Estos casos de asimetría lateral semejan al estado que
se observa en determinados tipos de pacientes con hermafroditismo verdadero.
Efecto de la hipofisectomía

La decapitación del feto de conejo es una técnica simplificada para


hipofisectomía, y permite observar el resultado de la disminución de la actividad
testicular. Las anomalías sexuales mostradas por los decapitados no fueron las
mismas que se encontraron en los castrados. Los epidídimos y conductos
deferentes, estructuras que se desarrollaban en intima cercanía de los testículos
eran aparentemente normales y los conductos de Müller estaban en retrogresión.
Había vesículas seminales deterioradas, pero un tanto mal desarrolladas. Se
encontraban verdaderas anomalías a nivel de la próstata, que estaba
desarrollada rudimentariamente en fetos castrados el día 21 o 22 y también a
nivel de los genitales externos, que eran de forma femenina, como en los fetos
castrados. Este seudohermafroditismo masculino pudo evitarse dando hormonas
gonadotropicas a los decapitados sugiriendo, por tanto, fuertemente que los
signos de feminización resultaban de alteración testicular. En los decapitados,
los testículos mostraron nuevamente una actividad especialmente restringida,
influyendo solamente en las estructuras cercanas. En los genitales externos muy
alejados no pudo evitarse la feminización.
Finalmente, debe añadirse que los genitales externos solo eran hipospadicos en
los fetos decapitados durante el curso de la diferenciación sexual (día 22). La
decapitación en una etapa más tardía no tuvo efecto sobre los genitales
externos.
Naturaleza química de la secreción testicular morfogenética

Según los experimentos precedentes parecen bastante claro que el testículo


fetal produce una secreción morfogenética que es la causa de dos efectos
durante la diferenciación sexual: 1) supresión de los conductos de Muller que, en
ausencia de testículos, persistirían, y 2) estimulación del desarrollo de las
estructuras masculinas.

La substancia que estimula las estructuras masculinas en desarrollo es quizá la


testosterona en sí. Sin embargo, el estudio de casos humanos de
hermafroditismo masculino por deficiencia de 5-alfa-reductasa, llevados a cabo
por Imperato-McGinley y col., han demostrado que la testosterona masculiniza
los derivados del conducto de wolffiano, es decir, el epidídimo, los conductos
deferentes y las vesículas seminales. Sin embargo, la dihidrotestosterona es la
substancia que masculiniza los derivados del seno urogenital, es decir, la
próstata y la uretra. No obstante para este tipo de masculinización se necesita la
producción testicular de testosterona, ya que la dihidrotestosterona se produce
en el órgano blanco final por la conversión de la testosterona debido a la 5-alfa-
reductada.
Efecto del andrógeno sobre la diferenciación de los genitales
La teoría hormonal de diferenciación sexual inspiro a un gran número de
investigadores a explorar la posibilidad de invertir el sexo en los fetos de
mamíferos mediante hormonas sexuales. Es importante recordar que los
experimentos se hicieron en animales. A esta lista debe añadirse actualmente el
ser humano, que ha estado expuesto inadvertidamente a andrógenos potentes
durante la vida fetal.

Por regla general, no se encontró que los andrógenos alteraran el tipo sexual de
embriones masculinos, pero si masculinizan embriones femeninos. Cuando
llegan al embrión femenino antes de iniciarse la diferenciación sexual somática,
su efecto máximo puede resumirse en la forma siguiente: los conductos de Wolff
están completamente desarrollados desde el epidídimo hasta las vesículas
seminales. El seno urogenital suministra glándulas masculinas accesorias (como
la próstata) y es claramente masculino, como lo son los genitales externos.
Además, de las estructuras masculinas estimuladas por el andrógeno, las
hembras masculinizadas muestran ovarios normales o casi normales, y no están
inhibidos los conductos de Müller. La vagina no se desarrolla en forma normal a
partir del seno urogenital, y los conductos de Müller conectan con esa posición
del seno urogenital que normalmente se desarrolla en la uretra masculina.

Si se usan dosis bajas de andrógenos, solo responden aquellas partes del


aparato genital que tienen un bajo umbral de sensibilidad. Las partes más
sensibles, en casi todos los animales probados, fueron el seno urogenital y los
genitales externos, lo que pueden explicar hasta cierto grado por qué responden
casi selectivamente estas partes en caso de seudohermafroditismo causado por
exposición a los andrógenos.
Efecto del estrógeno sobre la diferenciación de los genitales

También se ha estudiado en varias especies de animales. Generalmente se


producen alteraciones en el aparato genital masculino en desarrollo. Los
derivados de los conductos de Wolff están más o menos disminuidos y los
conductos de Müller conservados, en parte o en su totalidad. Aunque hay
variación de un animal a otro. Los genitales externos pueden estar feminizados.

Muchos de estos efectos podrían interpretarse con la suposición de que el


testículo fetal ha sido más o menos dañado por el estrógeno, permitiendo cierta
“feminización” del aparato genital.

Aunque no se ha observado ninguna alteración en el desarrollo sexual de fetos


masculinos administrando dosis bastante grandes de dietilestilbestrol a la madre
por diversas complicaciones del embarazo. (BEREK)
Bibliografía
BEREK, J. S. (s.f.). GINECOLOGÍA DE NOVAK (Vol. 14 VA EDICIÓN).
T.W.SADLER. (11ª). Lagman Embriología médica. Ed: Wolters Kluwer.

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