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Trabajo Práctico: Uniones Convivenciales

Introducción al caso:
Elegí el siguiente fallo de la provincia de Neuquén, lugar donde actualmente resido
y trabajo, porque considero que es un fallo por demás adecuado para el análisis de las
uniones convivenciales. Este fallo se pronuncia específicamente sobre la negativa
compensación económica atento a no haberse producido un desequilibrio en el marco de
una unión convivencial.
Es una sentencia de primera instancia del Juzgado de Familia N°3, de la Ciudad de
Neuquén, de fecha 9 de Octubre de 2018, que se pronuncia respecto a la compensación
económica. En la demanda la pretensión que ejerce la actora, en el marco de una unión
convivencial, reclama compensación contra el demandado por haber convivido en aparente
matrimonio por alrededor de 36 años, sin haber celebrado nupcias. La actora es mujer, y se
dedicó, entre otras cosas, durante varios años al cuidado del hogar mientras que el
demandado, varón, se dedicó a crecer en el ambiente económico-laboral. No obstante, la
actora en los años ´90 abrió su propio emprendimiento el cual le trajo muy buenos
resultados económicos hasta el 2003. Ambos tenían hijos de relaciones anteriores, pero no
tuvieron hijos producto de la relación.
Ambas partes dicen que vivieron alquilando durante muchos años, antes de poder
comprar el inmueble donde residían hasta la separación. A lo largo de la convivencia
tuvieron un buen pasar económico que les permitió realizar distintos viajes, tanto en el
extranjero como en el interior del país, realizar inversiones, comprarse vehículos y otros
inmuebles.
La Juez de primera instancia entiende que según los dichos de cada parte, más las
pruebas aportadas al expediente, no surge que exista un perjuicio económico como
consecuencia de la ruptura de la pareja. Luego de haber realizado una comparación de la
situación patrimonial de cada uno de las partes al inicio de la unión convivencial y al
momento del cese, no se comprueba un desequilibrio que amerite una compensación
económica por lo cual rechaza la acción de la actora.

Fundamento del fallo:


Analizando el fallo elegido, tiene la particularidad de no hacer lugar a la acción
incoada por no existir un desequilibrio según lo que expondré posteriormente. Según las
partes ambos tienen un nivel de vida similar, más allá de ser titulares del inmueble donde

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cada uno reside, tienen acceso a prestaciones propias de un buen pasar. La actora es
actualmente jubilada y además percibe sumas de dinero por el alquiler de un local propio,
su edad no es muy superior a la del demandado, ella cedió la explotación de su
emprendimiento a su hija y se dedicó a tareas domésticas exclusivamente recreativas (taller
de pinturas, artesanías, etc.) propios de una persona jubilada con un buen nivel económico.
Respecto al demandado constituyó la sociedad de responsabilidad limitada en el 2005
ARENERA ALLEN, cediendo en el 2015 su participación a su propio hijo, tal y como lo
hizo la actora con su emprendimiento a favor de su hija. El demandado denunció percibir
una renta de la sociedad pero no se acreditó de cuánto es la suma a la cual asciende,
contrariamente a lo que sucede con la jubilación percibida por la accionante que si fue
probada. Además la actora es propietaria de un vehículo Hyundai modelo 2010 y vive en un
departamento del cual es copropietaria en la calle Leloir. Para el lector que no conoce la
Ciudad de Neuquén, la calle Leloir, muy corta en comparación con otras arterias
importantes, se encuentra en un lugar privilegiado y muy moderno de la ciudad, por lo cual
el costo de vida en ese barrio es más alto que en otros lugares de la ciudad.
Es relevante destacar que la Juez de primera instancia considera que en este caso no
es adecuado aplicar la compensación económica. Entiende que en este escenario factico en
el cual se produce el cese de una unión convivencial, no se configura un desequilibrio al
que corresponda corregir. Entre los fundamentos, considero que es importante destacar los
argumentos más relevantes, según mi criterio, en los cuales son los siguientes:
“Esta figura, como su nombre lo dice, tiene como finalidad “compensar” el
perjuicio económico que la ruptura de la pareja provoca a uno de sus miembros,
atenuando su impacto hacia el futuro, y por ende se traduce en una prestación destinada a
“corregir” el desequilibrio patrimonial causado por la vida en común, que hasta entonces
permanecía oculto, y se visibiliza con el cese de la convivencia. En modo alguno, tiene
como objetivo el igualar patrimonios ni restituir lo perdido por su equivalente exacto,
tampoco garantizar el nivel de vida que se tenía durante la convivencia o mucho menos
cubrir las necesidades básicas de uno de los ex convivientes.-“
“De la lectura de los criterios de fijación judicial establecidos en el art. 525 del
CCyC se desprende que esta fotografía no tendrá en cuenta únicamente los bienes
materiales —la faz cuantitativa de la capacidad económica de cada uno— sino, también, la
faz cualitativa, es decir, el desarrollo profesional y educacional alcanzado en tanto
herramienta proclive a obtener mejores condiciones económicas futuras.”
“En mi opinión, el desajuste que habilita la fijación de compensación es el que
expresa posibilidades diferentes derivadas del proyecto común. En este punto, cabe
resaltar que este mecanismo no se pone en marcha por cualquier diferencia mínima sino
que exige una desigualdad en las posibilidades económicas y de inserción laboral de
entidad tal que condicione el desarrollo individual para el futuro. Será necesario valorar
la totalidad de las circunstancias existentes para evitar el abuso del derecho o
enriquecimiento injusto del que la peticiona.-“
“He señalado que la compensación económica no persigue igualar patrimonios ni
garantizar al beneficiario el derecho a mantener el nivel de vida que tenía durante la
pareja, pues es de carácter excepcional y debe resultar de un claro desequilibrio producido
a raíz del divorcio y/o cese de la convivencia lo que no se acreditó en estos autos.”

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Análisis de la figura jurídica:
Desde que entró en vigencia el Código Civil y Comercial a la fecha son muy
escasos los precedentes judiciales sobre compensación económica, esta misma viene a
solventar un problema de larga data existente como consecuencia de las rupturas de las
relaciones de pareja, sean estas de origen matrimonial o de uniones convivenciales. En
otras palabras: Propicia la superación de la pérdida económica que la finalización del
proyecto familiar puede provocar en alguno de sus miembros, especialmente cuando la
convivencia haya producido una desigualdad entre las capacidades de ambos de obtener
ingresos1 Tradicionalmente, el modelo culturalmente aceptado era aquel en el cual el
hombre se imponía como jefe del hogar, encargado de traer los fondos suficientes para el
mantenimiento de la familia y a su vez operador en el ámbito público y laboral. Por otro
lado, la mujer se dedicaba principalmente al cuidado de los hijos, las tareas de la casa y su
rol se limitaba a la esfera privada de la familia, sin tener injerencia en el ambiente laboral
(donde en la mayorías de los casos su sueldo era notablemente inferior al de su cónyuge o
conviviente) que la alejaba de una participación en las decisiones sobre adquisición de
bienes.
La compensación económica viene a superar ese obstáculo existente propio de una
desigualdad social muy arraigada a la cultura que ponía principalmente a la mujer en
condición vulnerable posteriormente al cese de la relación. Si bien es cierto que
actualmente las relaciones pueden estar compuestas por parejas del mismo sexo o
producirse una desigualdad en el hombre en vez de la mujer, es más común encontrar la
situación anteriormente descripta. Pero volviendo al punto, la clave para generar esta
superación es evitar desequilibrios entre ambas partes, y “desequilibrio” es el término más
importante a entender.
El concepto de desequilibrio implica una comparación con la situación del otro
integrante de la pareja, que no podrá ser apreciado sin que medie el examen de sus
circunstancias particulares. Lo contrario llevaría a considerar que no hay desequilibrio si la
situación patrimonial de las partes es similar, cuando puede suceder que uno de ellos quede
a cargo de los hijos comunes y en un estado de salud precario. No es el caso del fallo, pero
en esas circunstancias los ingresos podrán ser los mismos, pero no serán iguales las
necesidades.
No se trata de lograr una igualdad total en los ingresos de los cónyuges o
convivientes, sino de evitar que tras la ruptura del matrimonio o de la unión, uno de ellos
quede en situación totalmente dispar al otro. Pero, del análisis del CCyC surge la existencia
de dos tipos de desequilibrios.
Por un lado tenemos el Desequilibrio Patrimonial: Es el que se puede verificar en
los bienes concretos que le quedan a cada cónyuge producida la ruptura. El inc. a) de los
arts. 442 y 552 del CCyC precisamente apunta a determinar si existió o no un desequilibrio
en el haber patrimonial. A este desequilibrio patrimonial también se hace referencia en los

1
Cfr. PELLEGRINI, Victoria, "La compensación económica en la reformadel Código Civil argentino" en Derecho de las familias,
infancia y adolescencia. Una mirada crítica y contemporánea, Ed. Infojus, Buenos Aires, 2014, 1ª ed., p. 349, Id SAIJ: DACF140469

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Fundamentos del Proyecto de Código cuando allí se señala: «Al tratarse de una herramienta
destinada a lograr un equilibrio patrimonial, es necesario realizar un análisis comparativo
de la situación patrimonial de cada uno de los cónyuges al inicio del matrimonio y al
momento de producirse el divorcio, esto es, obtener una fotografía del estado patrimonial
de cada uno de ellos, y, ante un eventual desequilibrio, proceder a su recomposición».
Por otra parte, el Desequilibrio en materia de Capacitación, profesionalización o
potencialidad para generar recursos económicos u obtener ingresos: Bien puede ocurrir que
al momento de la ruptura del matrimonio o de la unión convivencial no exista desequilibrio
en el haber patrimonial, pero no obstante ello sea procedente la compensación económica
porque se verifica un fuerte desequilibrio en la capacidad de generar ingresos. Situación
frecuente es aquella en la cual uno de los miembros de la pareja se dedica al cuidado o a las
tareas del hogar, y por lo tanto relega su desarrollo profesional sin poder adquirir
experiencia laboral, o especializarse, durante periodos de tiempos considerables que le
conllevan una menor posibilidad de acceso a un empleo futuro.
Debe siempre tenerse presente también que el desequilibrio económico que busca
ser equilibrado con la compensación, ya sea en cualquiera de las dos variantes, es el
provocado a causa de la unión y la ruptura, por lo que toda desigualdad que no tenga por
causa la convivencia —matrimonial o no— y su quiebre no debe ser compensada. Es decir,
si la diferencia en el haber patrimonial que se verifica al momento de la ruptura ya existía al
iniciar la unión, no correspondería equilibrarla. Lo mismo si con la ruptura la diferencia en
la preparación y calificación profesional entre uno y otro era notable cuando se unieron. En
este sentido son útiles las pautas del art. 442 del CCCN, en la medida en que no solo
realizan un análisis hacia el pasado (como el estado patrimonial de cada cónyuge al
iniciarse el vínculo y la dedicación que brindó a la familia durante el matrimonio), sino
también hacia el futuro (por ej., su edad, estado de salud, su posibilidad de acceder a un
empleo, la dedicación que deberá prestar a los hijos luego del divorcio).
El proyecto de vida en común y los roles ejercidos durante la convivencia y la
ruptura de la pareja es lo que debe constituir la causa del desequilibrio, y no un factor
externo a ello. Si uno de los cónyuges no pudo desempeñarse laboral o profesionalmente
durante la relación a causa de una incapacidad provocada por un accidente, el desequilibrio
económico que este pudiera padecer luego de la ruptura no sería pasible de ser compensado
con esta figura, porque no tendría causa adecuada en ella. O si, por ejemplo, durante un
matrimonio/unión convivencial ambos pudieron desplegarse profesionalmente, obteniendo
buenas remuneraciones, y poco antes de la ruptura uno de ellos se queda sin empleo, y no
consigue uno nuevo luego del divorcio, tampoco sería procedente la compensación
económica a su favor, porque el desequilibrio que padece no se relaciona con los roles en
pareja. De allí que es tarea primordial de los abogados identificar e ilustrar con precisión
dichas circunstancias en la demanda y aportar la prueba necesaria a los fines de su
acreditación.
Por último, es importante responder con cuanto se compensa económicamente este
desequilibrio. El CCyC., en sus arts. 442 y 525, establece las pautas que el juez deberá
tener en cuenta a los fines de cuantificar la compensación económica. Pero estas pautas,
que también funcionan para determinar la presencia del desequilibrio económico, no dejan
de ser una orientación para el juzgador, quien será en definitiva el que deberá apreciarlas en

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dinero, para poder definir el monto de la compensación. Y es en esta situación, entonces,
donde radica la dificultad, ya que las pautas que se enumeran carecen de valor económico
en sí mismas. Evidentemente, la trabajo del juez no resulta nada sencillo ya que tiene que
combinar armónicamente muchos factores y traducirlos en términos económicos, arribando
a un suma dineraria única o periódica, que facilite al reclamante alcanzar la autosuficiencia
o independencia individual luego de finalizado del proyecto de vida en común, que es
después de todo el fin que persigue la compensación económica.

Opinión personal:
Si bien rechaza la demanda, creo que el fallo es acorde a derecho.
Desafortunadamente no cita ni doctrina, ni jurisprudencia al respecto, pero encuentra
similares fundamentos en el CCyC comentado de info ius, el cual es una fuente valiosa para
la labor diaria de todos los trabajadores del derecho. Explica claramente, según lo
manifestado por las partes y lo que surge del expediente, que ninguna de las partes se
encuentra perjudicada respecto de cómo estaban antes del inicio de la unión convivencial y
al finalizar la misma. No se produce un desequilibrio, el cual es un carácter necesario para
exigir compensación económica.
A lo largo de este artículo he tratado de aportar algunos lineamientos para ayudar a
comprender los principales aspectos que abarca el desequilibrio para las compensaciones
económicas en las crisis familiares. La normativa reguladora de estos modelos de familia
tiene como eje el reconocimiento de esta realidad y la extensión de los beneficios que el
ordenamiento jurídico le ha otorgado a las uniones convivenciales. Sin lugar a dudas tiene
caracteres muy novedosos siendo destacable que las convivencias que no se registran y que
si cumplen con todos los requisitos tipificantes establecido en la norma, pueden ser
reconocidas como tales y generar efectos jurídicos (crucial en lo que respecta a
compensaciones), a pesar de su falta de registración siempre y cuando puedan probar su
existencia por otros medios. Esta flexibilidad permite beneficiar a una mayor cantidad de
personas que podrían encontrarse en una situación de desventaja.
Como destaca el fallo, no hay dudas que la existencia de un desequilibrio
económico es un requisito ineludible. Los presupuestos de procedencia no deben evaluarse
en forma abstracta y su comprobación no se agota en la confrontación de los patrimonios de
ambos en forma estática; exige una evaluación cuidadosa de las circunstancias causales que
condujeron al menoscabo y sus consecuencias hacia el futuro. Además de que la
constatación de la injusticia que avala el reclamo no se relaciona con la culpabilidad o
inocencia en la ruptura.
A su vez, el CCyC introduce un correctivo jurídico de las desigualdades económicas
familiares, que apunta a la igualdad real de oportunidades luego del cese del proyecto
común, ofrece respuestas concretas y equitativas a una multiplicidad de supuestos de hecho
propios de la vida familiar contemporánea. Persigue el propósito de que cada uno tenga la
posibilidad alcanzar, si ello fuere viable, aquel grado de autonomía que hubiere podido
disfrutar, por su propio esfuerzo, de no haber mediado el matrimonio, o la unión
convivencial, de diseñar su propio proyecto de vida, de elegir libremente los medios para

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concretarlo y de poner en marcha las estrategias adecuadas para su realización.
Afortunadamente nuestro CCyC en Argentina regula las uniones convivenciales tanto en la
armonía y como en la ruptura.
Sin embargo la novedad del instituto trae aparejado la falta de precedentes
jurisprudenciales locales sobre el tema, en mi caso concreto tuve que analizar varios
expedientes de compensaciones económicas en el marco de uniones convivenciales antes
de poder encontrar alguno que tenga una sentencia relevante e idónea para la elaboración de
este trabajo practico. Es imperioso, por tanto, ir construyendo parámetros uniformes para
lograr resultados objetivos y previsibles para el justiciable, evitando que la valoración este
reservada exclusivamente a la subjetividad del juzgador. Creo que va a transcurrir un
tiempo considerable antes de que se pueda tener una corriente uniforme respecto a las
compensaciones económicas: si corresponden o no, y en el caso afirmativo, su
cuantificación. Esto último va a exigir una mayor colaboración de parte de todos los
operadores del derecho (tanto abogados como jueces), donde la creatividad actuará como
aporte fundamental para la interpretación de este instituto.

EDITADO: Bibliografía utilizada:


El desarrollo de este trabajo práctico fue realizado con el material enumerado a
continuación. Pero corresponde aclarar que mucho es editado, modificado y desarrollado
con mis propias palabras, principalmente para evitar un copiar – pegar textual. Mis
objetivos con esta entrega son: evitar un trabajo que no desarrolle ningún aporte u opinión
personal, que resulte enriquecedor para mí al aprender temas interesantes, intrigantes, y si
me permiten, entretenidos y por último, todo esto sin perder de vista lo principal, plasmar lo
aprendido de la lectura en el trabajo.

1.- PELLEGRINI, María V, “Dos preguntas inquietantes en la compensación económica”,


RCCyC, 2017 (marzo) Online AR/DOC/356/2017

2.- LLOVERAS, Nora: “Uniones convivenciales: efectos personales y patrimoniales


durante y tras la ruptura”, en Suplemento Especial Código Civil y Comercial de la Nación.
Familia 2014.

3.- HERRERA, Marisa; CARAMELO, Gustavo; PICASSO, Sebastián – “Código Civil y


Comercial Comentado, Tomo II, Libro segundo”, Editorial Infojus.

4.- REVSIN, Moira, “La compensación económica familiar en el nuevo régimen civil”
Publicado en: RDF 69-91, Cita Online: AP/DOC/257/2015.

5.- HERRERA, Marisa, “Manual de Derecho de las Familias”, Editorial Abeledo Perrot.

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6.- MOLINA DE JUAN, Mariel F. “Compensaciones económicas para cónyuges y
convivientes. Preguntas necesarias y respuestas posibles”, ADLA2015-24, 165 -
DJ09/12/2015, 5, Cita Online: AR/DOC/3065/2015

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