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Mientras cada uno de estos procesos sigue su curso, es importante entender los
orígenes del Caso Chinchero. ¿Quién es quién, qué es qué y cómo empezaron los
problemas vinculados al postergado aeropuerto del Cusco?
La oferta con la que Kuntur Wasi ganó la licitación fue de US$265 millones, una cifra
largamente menor al monto base —lo que el gobierno estaba dispuesto a pagar—
de US$458 millones. Estos US$265 millones debían ser cofinanciados; es decir,
Kuntur Wasi conseguiría un prestamista y le iría pagando conforme el Estado le
fuera abonando.
El prestamista que Kuntur Wasi consiguiera debía ser aprobado antes por el MTC
para convertirse en un 'acreedor permitido'. Como acreedor permitido, este
prestamista gozaría de las garantías establecidas en el contrato, lo que significa que
su préstamo pasaría a formar parte del 'endeudamiento garantizado permitido'.
Todo esto constituye el esquema general de una Asociación Público-Privada (APP).
En otras palabras, durante los cinco años de construcción del aeropuerto el Estado
le daría certificados al consorcio y sobre la base de estos le pagaría en los 15 años
siguientes. El monto de cada una de estas cuotas trimestrales diferidas dependía
del interés del préstamo que consiguiera Kuntur Wasi. A más alto el interés, más
alto sería el valor de cada cuota. Aquí es donde empieza el problema.
-El contrato sin límites
Esto implicaba que la cuota trimestral que el Estado debía desembolsar durante 15
años, tras cinco de gracia, tampoco tenía un límite establecido. No obstante, el
Estado tenía derecho a rechazar cualquier propuesta de financiamiento que Kuntur
Wasi le presentara y que le pareciera muy alta o mal formulada. Así ocurrió en varias
ocasiones desde el 2014.
Pero ahí cobró relevancia el otro problema. El contrato tampoco establecía una
fecha clara para que Kuntur Wasi presentara una propuesta con la que el Estado
esté de acuerdo (lo que se conoce como 'cierre financiero'). Según el contrato,
Kuntur Wasi debía lograr el cierre financiero “30 días calendario antes del inicio de
la etapa de ejecución de obras”.
Sin embargo, sobre la fecha máxima para iniciar la ejecución de estas obras, el
contrato estipulaba: “30 días calendario contados a partir del momento en que se
cumplan todas las siguientes condiciones”, y entre las condiciones listadas estaba
el propio cierre financiero. Así, se establecía una referencia circular que hacía
imposible determinar una fecha límite.
El problema derivado de estos vacíos contractuales se materializó en la última
propuesta de endeudamiento de Kuntur Wasi. El consorcio planteó una tasa de
22,06%, frente al 9,52% que organismos especializados han calculado luego como
el ideal para el proyecto. Pero como el contrato no establecía límites, lo único que
podía hacer el Estado era rechazar nuevamente esta propuesta. Mientras, el
aeropuerto de Chinchero seguía paralizado.
-El informe de la CAF
El informe que hizo la CAF sobre el contrato original —al que este Diario tuvo
acceso— es clave en toda esta historia. Fue encargado por el MTC en el 2016 y
concluye varias cosas importantes. Primero, que efectivamente el contrato no
establece una forma clara para calcular el interés del préstamo que debía buscar
Kuntur Wasi.
Pero, sobre todo, la CAF critica la última propuesta que hace el consorcio —la del
22,06%—, porque el método utilizado para llegar a esa cifra “no es utilizado en los
mercados financieros” ni se atiene “a lo que el mercado financiero interpreta como
el costo de un financiamiento”, y que por ende “es incorrecto”. Es decir, la CAF
concluye que Kuntur Wasi no estaba siguiendo las prácticas estándar para
conseguir un préstamo.
Además, la CAF detalla una serie de conceptos utilizados por Kuntur Wasi para
calcular esa tasa —como el costo de asesorías financieras y legales— que habrían
sido largamente sobrevalorados frente al promedio del mercado. Finalmente, la CAF
dice que la propuesta de Kuntur Wasi estaría buscando "cubrir o remunerar aquellas
partidas que no incluyó en su oferta” inicial.
Toca, entonces, volver al hilo central de esta historia. Para enfrentar los vacíos del
contrato original, el Estado tenía dos caminos. El primero era caducarlo
unilateralmente y defender esta acción ante el tribunal del Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). Para esta defensa, el Estado
podría haber empleado el informe de la CAF.
El otro camino era negociar con Kuntur Wasi para establecer nuevos términos de
juego. Estos términos quedarían escritos en un texto anexo llamado adenda. El
camino de la adenda resultaba —es cierto— mucho más rápido, pues la cancelación
del contrato implicaba realizar todo el proceso de licitación nuevamente. No hay que
perder de vista que Chinchero llevaba 40 años esperando y empezaba a gestarse
en Cusco una nueva manifestación para exigirlo.
La suma de esas cantidades daba una cifra final de US$530 millones: el monto que
originalmente se esperaba pagar. Sin embargo, la propuesta de Kuntur Wasi, con
el interés de 22,06%, alcanzaba los US$1.120 millones, según explicó PPK. Esto
significaba un sobrecosto por intereses de US$590 millones. En base a estas cifras,
PPK dirigió un mensaje a la nación para explicar la adenda, pizarra y plumón de por
medio.
La segunda es que la razón de ser de una APP es que el Estado no asuma los
riesgos asociados a la obra, sean estos de construcción o de financiamiento.
Mediante el esquema de la adenda, el Estado pasaba a asumir todos los riesgos.
Así lo explicó luego la expresidenta de Ositran —el ente regulador en materia de
transportes—, Patricia Benavente, quien renunció tras la firma de la adenda.
La tercera imprecisión es que PPK había hecho una resta simple, pese a que el
valor del dinero varía en función del tiempo. En finanzas, el ‘valor presente’ se
calcula mediante una fórmula y es distinto al ‘valor nominal’. En un audio publicado
meses después, en el que también participan el excontralor Edgar Alarcón y el
exministro de Economía Alfredo Thorne, Martín Vizcarra menciona un ahorro de
solo “US$90 millones en valor presente”.
-Los 13 de Chinchero
Con todo lo explicado como punto de inicio, la fiscal Zoila Sueno ha formalizado
investigación preparatoria contra 13 personas vinculadas a la firma de la adenda.
Por el lado del sector público, el nombre más destacado es el de Fiorella Molinelli,
quien fue viceministra de Transportes y hoy es presidenta de EsSalud.
También están los exfuncionarios del MTC Yaco Rosas, Gianina Beoutis, Hernán
Muñoz y Nancy Zedano, el exdirector general de promoción de la inversión privada
del MEF Camilo Carrillo, y los exmiembros del directorio de Ositran Alfredo Dammert
y César Balbuena, quienes dieron luz verde a la adenda en contra de la opinión de
su presidenta.
En el lado privado, por su parte, están Carlos Vargas Loret de Mola —CEO de AIH,
uno de los dos miembros de Kuntur Wasi—, José Carlos Balta —CEO del
consorcio—, Javier Rizo Patrón —gerente legal del consorcio—, Patricia Teullet —
que a través de la consultora Newlink Group evaluó el contrato— y Ximena Zavala,
hermana del exprimer ministro Fernando Zavala y gerenta de asuntos corporativos
de AIH cuando se firmó la adenda.
Vizcarra, titular del MTC durante todo este proceso —quien defendió la adenda
públicamente pero delegó su firma a Molinelli— no está incluido en la investigación
de Sueno. Debido a su cargo, sólo puede ser investigado por la fiscal de la Nación,
Zoraida Ávalos, y sólo mediante diligencias preliminares (una etapa previa a la
investigación preparatoria).
En marzo del 2018, el entonces fiscal de la Nación Pablo Sánchez concluyó que no
había elementos suficientes para continuar con la investigación a Vizcarra por el
mismo caso. Sin embargo, especificó que de encontrarse nuevos elementos, podría
reabrirse el proceso. El camino a seguir, si este fuera el caso, sería una denuncia
constitucional ante el Congreso, que procedería con el antejuicio político.
Fiscalía de la Nación evalúa caso de Martín Vizcarra por Chinchero
El Comercio pudo confirmar que el documento que elaboró la fiscal Zoila Sueno
Chirinos sobre hechos vinculados a Vizcarra fue acogido por la Fiscalía de la
Nación.
Fuentes del Ministerio Público indicaron que ahora se determinará si estos hechos
constituyen nuevos elementos de convicción contra el actual mandatario. Vizcarra
ya fue investigado por el Caso Chinchero, pero la indagación se archivó en febrero
del 2018 por falta de elementos probatorios.
Las fuentes explicaron que, luego de ello, si es que existen indicios para reabrir el
caso se ponderará si es investigado inmediatamente o se esperará a que concluya
su gestión presidencial.
Proyectos y donación
“Es decir que la Sociedad Aeroportuaria Kuntur Wasi tuvo dichos informes con
fechas anteladas, desconociéndose cuál habría sido su propósito”, cuestiona la
fiscal.
La fiscal también puso en conocimiento que, en los años 2013 y 2014, la empresa
Andino Investment Holding S.A., que forma parte del consorcio Kuntur Wasi, donó
al Instituto País –persona jurídica sin fines de lucro, creada por el expresidente
Pedro Pablo Kuczynski– la suma de US$50 mil. “Hecho que fue corroborado por el
representante de la Sociedad Aeroportuaria Kuntur Wasi, José Balta del Río”,
confirma la fiscal.
ACCIONES FUNCIONALES
No se alegó caducidad
Procuraduría
Sueno Chirinos concluye que la denuncia presentada el 10 de febrero del 2017 por
el procurador del MTC contra los funcionarios Carlos Puga, Gonzalo Ruiz y Evelyn
Aliaga, “una semana después de celebrada la adenda No 01” al contrato de
Chinchero, “se habría realizado con la finalidad de justificar la citada adenda”.