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RESUMEN
El presente libro versa sobre la concepción del autor respecto a la idea que
actualmente tenemos sobre el hombre Griego; pero no como un ser unifacético, sino a
todas las versiones que podemos tener sobre él: como guerrero, filósofo, político, el simple
hombre griego de familia, el oyente, el hombre en el pleno sentido de la palabra, conforme
con el ideal griego de la realización del ser humano.
Este texto da una especial importancia a la visión con la cual debemos acercarnos a
nuestro objeto de estudio, a fin de contextualizarlo adecuadamente y así poder entender de
manera correcta el porqué y para que de su forma de ser y del desarrollo de su cultura. Es
así que para el presente estudio es de suma importancia saber la importancia que reviste
la visión y la audición del hombre griego para su entendimiento y concepción de la realidad
particular en la cual se desarrollan.
Es sabido que los dioses son para los griegos el centro de su desarrollo personal y
cultural; pero, ¿que representa la divinidad para el hombre griego y en donde se sitúa este
frente a él? En la actualidad la concepción que tienen las diferentes culturas es de tipo
monoteísta, es decir, su adoración a lo divino es hacia un solo ente, un solo ser, creador de
todo lo visible y lo invisible, omnipresente, omnipotente, omnisciente, rodeado de todo un
aparato que le da vida, fuerza y sustento, basando su culto en dogmas que son impuestos
a sus adeptos por medio de sus diferentes centros de culto y sus representantes. Estos
dioses son seres perfectos incapaces de caer en tentaciones mundanas, ya que para sus
adeptos, son seres o entes perfectos. Contradictoriamente los dioses de la actualidad son
ajenos a un mundo que depende cada día más de ellos.
La idea de cualquier tipo de inmortalidad humana era algo fuera de los deseos de
los griegos, salvo a aquello a lo que en algún momento se refirió Sócrates al mencionar en
el dialogo “Fedón”, lo referente a la inmortalidad del alma, pero, esta alma inmortal a la que
se refiere Sócrates no es un alma humana, sino mas bien a lo que el llama un Daimón, es
decir se trata de una divinidad extraviada entre los humanos que en algún momento
volverá a con los dioses; es así, que como ya se mencionó, los hombres y los dioses
habitan el mismo mundo, pero en diferentes niveles, un mundo necesariamente
jerarquizado. La religiosidad del hombre griego lo hace que mas allá de que se aísle de
este, busque la forma de ser parte de esa armonio o perfección espiritual y estética, para
sentirse cada vez mas parte y ser digno de estar en el.
Los griegos dependen de la divinidad, ya que para ellos nada sucede en el mundo
sin el consentimiento de estos, por lo que la realización de los ritos y el culto a los dioses
se constituye como una obligación porque es importante en todo momento estar bien con
ellos, ya que nunca sabrán en qué momento requerirán de sus “servicios”. Cumpliendo con
sus deberes y honrando a sus dioses el hombre griego garantizaba contar con la
protección del ser divino.
Es así que en Grecia no existía un ámbito religioso que agrupe instituciones y/o
conductas normalizadas o debidamente establecidas a las cuales el hombre debía
apegarse estrictamente. Lo religioso se encontraba debidamente entremezclado en cada
uno de los actos que realizaba el Griego en su día a día, lo mismo en la vida privada de
cada uno de ellos, como en las actividades sociales que realizaban. Por lo que para los
griegos no existe Iglesia, ni clero ni dogma alguno.
El kosmos, como se definió al universo a partir del siglo VI, es considerado algo
bello, similar a la altura de los dioses y como tal se encuentra debidamente ordenado y
regulado, solo así podría contar con ese funcionamiento tan perfecto y armónico. El mundo
es concebido como algo maravilloso, único, una preciosa obra de arte cuya perfección se
encontraba a la altura de ser un regalo para los dioses. El hombre contempla, adora al
mundo como un ser vivo, del cual el mismo forma parte. La esencia del hombre es estar en
el mundo.
Para el hombre griego, el mundo no es solo la parte exterior, las cosas, lo material
sino el conjunto de todo ello y lo espiritual, no existe una separación entre lo físico y lo
espiritual, existe una relación entre estos conceptos porque todo está atado entre si y no
existe barrera alguna que los separe.
Los griegos estaban plenamente conscientes de que existe una naturaleza humana
que nos diferencia de los demás seres animados, inanimados e incluso de los dioses y
parte de su conocimiento se centro en el estudio de estas diferencias. Pese a lo anterior,
sabían que el hombre y su pensamiento no dejan de ser parte de este mundo.
Para los griegos, en una sociedad competitiva, la valoración del individuo coincide
con su valoración social. Deshonrado es aquel que no haya sabido hacer pagar el ultraje a
su honra que le haya hecho por cualquier motivo algún adversario, porque implica la
pérdida de su prestigio de su valor como ser humano y sin el sería excluido de la sociedad
y deshonrado por ella.
Para el griego la muerte no consiste simplemente en dejar de existir; para ellos morir
es irse de este mundo sin dejar algo que los haga permanecer en el recuerdo de la
sociedad. De esta forma para ellos, se aseguraba la vida eterna aquel que aun siendo
joven alcanzaba la gloria atreves de la muerte en el combate, luchando por sus principios y
convicciones, por su pueblo, por su gente. Solo así alcanzaban una muerte honrosa y la
vida eterna en el recuerdo de su pueblo.