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Hasta pronto......................................................30
Sobre mí
¡Hola!
Soy Elena López y, desde 2008, me dedico a difundir la importancia del Contacto durante
la primera infancia. Para ello, ayudo a las madres que quieren ofrecer ese Contacto a su-s
bebé-s a conseguirlo a través del porteo, compatibilizando la crianza que desean con su
vida diaria, sin perder la cordura pese a la falta de “tribu”.
Este es mi trabajo y mi pasión. Mi motivación para hacerlo son mis tres hijos, Marcos, Lu-
cas y Jorge, que han sido muy porteados y para los que deseo un mundo mejor.
Estoy segura de que cambiando la crianza cambiamos el mundo en que vivimos. La Crian-
za ConTacto sienta las bases necesarias para que los seres humanos puedan alcanzar todo
su potencial físico, emocional e intelectual. Y así, al llegar a la vida adulta, serán más salu-
dables en todos los aspectos por lo que construirán una sociedad mejor.
Que es, como te decía, lo que quiero para mis hijos. Y para los tuyos.
Y sobre De Monitos y Risas
De Monitos y Risas nació, en formato blog, con mi primer hijo allá por 2009; si bien se es-
tuvo gestando durante el primer año de vida de Marcos, desde febrero de 2008.
La maternidad me pilló por sorpresa, imagino que como a ti. No era para nada como me
la había imaginado. Y tuve que desaprender, superar creencias, escuchar a mi instinto y a
mi bebé.
Fue el comienzo de un cambio vital muy profundo que desembocó en una nueva vida en
todos los sentidos. Pero esa es otra historia para contar en otro momento.
Repasaremos esos miedos también y los desmontarlos con información veraz. Sin embar-
go, el miedo es libre y aunque tu cerebro racional comprenda que no hay por qué tener
miedo, estará ahí presente.
Por eso, por último, veremos la técnica que te lo pondrá más fácil. Sencilla de recordar y
de implementar. Realmente efectiva. Y útil desde el primer momento.
Sin embargo, las primeras veces que la uses (en un nuevo portabebés, en una nueva posi-
ción, con un nuevo hijo-a) siempre estará ahí ese miedo, ese respeto. Porque es una he-
rramienta de nuestro cuerpo para mantenernos alerta.
Así que, una vez que termines de leer este e-book, prueba la técnica lo antes posible.
En el Porteo, el único secreto es que no hay secreto: hay que practicar. Como en todo en
la vida, por otro lado. Siempre cuento los mismos ejemplos. La primera vez que cogemos
un coche o la primera vez que hacemos unas croquetas. ¿Recuerdas esa sensación?¿ese
resultado?
Y ¿qué pasa cuando has practicado lo suficiente? Que el proceso se automatiza y los re-
sultados son adecuados. Con el Porteo, igual.
Bienvenida, bienvenido, al porteo y gracias por la confianza de elegirme para este camino.
Un abrazo, Elena
Las ventajas del porteo
Si has llegado hasta aquí, es porque tienes interés en el Porteo. Y con razón.
El Porteo aúna todas las ventajas que el Contacto ofrece, para tu bebé y para ti, con la
practicidad del “manos libres”.
El Contacto es lo que tu bebé espera, para lo que está diseñado tras miles de años de
evolución. Así, ofrecer Contacto no tiene “ventajas” frente a no ofrecerlo. Ofrecer Contacto
permite que la fisiología de tu bebé “funcione” de manera óptima permitiéndole desarro-
llar todo su potencial (intelectual, físico y emocional).
Por eso no me gusta hablar de “ventajas”, aunque he de reconocer que es una palabra
bastante adecuada para trasmitir todo lo que el Porteo nos aporta.
Por qué es bueno el Porteo para tu bebé
• Se siente seguro. Tu bebé consigue una sensación similar a cuando estaba en el útero:
abrazado por todos lados, con el calor, el olor y los sonidos de mamá (o portador), en
movimiento… por eso reduce su estrés, está más tranquilo y se siente más seguro.
• Por tanto, llora menos y está menos nervioso. Según la revista PEDIATRICS, una re-
ducción del 41% durante el día y el 51% por la noche. Realmente, la diferencia está en lo
que tardamos en calmar el llanto. En brazos, tu bebé se calma antes. Incluso, puedes
evitar que comience el llanto ya que, al estar sobre ti, te será más sencillo identificar sus
señales y actuar en consecuencia antes de que llegue el llanto.
• Mejor cuidado. Ningún llanto o queja pasa desapercibido permitiéndonos a los cuida-
dores atender enseguida sus necesidades. Y más allá: al estar en contacto con nuestro
bebé, aprendemos a identificar e interpretar sus señales, reaccionando con rapidez. Y al
no estar solo, la posibilidad un accidente disminuye drásticamente.
• Contrariamente a lo que podamos creer (o nos hayan podido decir), los bebés cuyas ne-
cesidades se atienden prontamente se convierten en adultos más independientes y se-
guros, y con mayor autoestima. Esto es debido a que, ya que han sido atendidos conve-
nientemente, se instala en su subconsciente una sensación de sentirse siempre queridos
y cuidados, de merecimiento, base para una autoestima bien desarrollada.
• Filtra correctamente la información que recibe. Tu bebé aprende a diferenciar una si-
tuación amenazante o de peligro de una que no lo es a través de ti. Algo que un bebé
solito en su cuna podría percibir como una amenaza; si es porteado y el adulto no está
nervioso, el bebé interpreta que no hay motivo de alarma, por lo que se tranquiliza.
• Integración del papá (y cuidadores secundarios). En los primeros meses puede ser difí-
cil que el padre encuentre su lugar junto a la diada mamá-bebé. El porteo ayuda a que
el papá atienda mejor al bebé, así como que el bebé le reconozca. El padre es y se sien-
te una figura importante para su hijo o hija desde los primeros días de vida.
• Tanto el Contacto como la lactancia implican una serie de hormonas (prolactina y oxito-
cina entre otras) que se retroalimentan positivamente. Si hay Contacto entre bebé y
mamá, se segregan dichas hormonas lo que facilita la lactancia. Además, al estar el
bebé cerca del pecho, las ocasiones de mamar se elevan. El bebé puede mamar siempre
que necesite o quiera, a libre demanda de verdad.
• Estas hormonas no solo facilitan la lactancia sino la crianza en general. Si la crianza fuera
algo dificultoso (como nos puede parecer hoy en día), nos habríamos extinguido. Los
animales irracionales cuidan a sus crías porque resulta placentero. Y es gracias a estas
hormonas. Así, en Contacto, el equilibrio hormonal de la madre es el adecuado para
criar y atender las demandas del bebé. Esto previene los procesos de depresión post-
parto y, en definitiva, hace la crianza más sencilla.
• El portabebés integra al bebé en tu vida, que no se paraliza. Podemos salir a dar un pa-
seo o bajar a tomar un café con el bebé dormido. No dependes de nadie para que te
ayude a preparar algo de comer mientras calmas a tu bebé. Ya no te da pereza bajar a
por el pan con tal de no montar el carro… En definitiva, recuperas tu autonomía.
• Es más cómodo atender las tareas habituales, fuera y dentro del hogar, ya que tenemos
las manos libres. Podemos, por ejemplo, atender a nuestro hijo mayor sin dejar de
atender al bebé, lo que rebaja nuestro nivel de estrés y minimiza los celos. Un portabe-
bés nos permite calmar a un bebé que llora sin dejar de lado otras obligaciones, lo que
al final del día se traduce en más “tiempo libre”.
• Movilidad, tanto en medio rural como en urbano, allí donde el carrito no puede llegar
(o no le dejan llegar), los cuidadores se desplazan con facilidad y seguridad gracias al
portabebés.
Un adulto que ha sido criado respetando y atendiendo sus necesidades primarias (contac-
to, cariño, alimento y abrigo) significa para el resto de adultos con los que convive:
• Un ahorro económico: en estos tiempos de crisis, un adulto con una mejor salud (física y
emocional) supone menos gastos de sanidad, de prevención, de seguridad, etc.
• Y cuando hemos sido tratados con respeto y cariño en nuestra infancia, somos adultos
más seguros, con mejor autoestima, con más empatía y respeto con los demás. Cuanto
más respeto en la infancia, menos violencia en la edad adulta (todo tipo de violencia).
Cuando conoces e interiorizas las ventajas del Contacto para el bebé, estas ventajas para
la sociedad “caen por su propio peso”. Pero aún así, la evidencia científica se ha encargado
de poner de manifiesto estas ventajas (y muchas otras) sin lugar a dudas.
Por eso es tan importante abrazar, portear, acariciar, a nuestros bebés: estamos cambiando
el mundo.
Si quieres profundizar en todos estos aspectos, te invito a leer un artículo que escribí para
una revista pediátrica, Pediatría integral, donde además encontrarás una gran cantidad de
evidencia científica: El porteo ergonómico, Pediatría integral.
De la teoría a la práctica
Ya tenemos claro que el Porteo es una gran herramienta en nuestra crianza. Y ahora toca
poner “manos a la obra”: empezar a Portear.
Iniciarse en el Porteo puede ser abrumador. Hay mucha información, muchas opiniones,
mitos y, también, miedo. Miedo a hacerlo mal y perjudicar de alguna manera al bebé.
Recuerdo perfectamente mis comienzos. La primera vez que puse a Marcos en el fular, la
primera vez a la espalda… Y eso que lo tuve fácil. No había tanta información, a veces con-
tradictoria, como hoy en día.
Hoy en día, lo sé, no parece tan sencillo. Por eso este e-book. Porque, realmente, aunque
no lo parece, sí lo es.
La información esencial
Como imaginarás, en este e-book nos referimos siempre al Porteo ergonómico en el que
el bebé va en la llamada “postura ranita”.
• A la altura correcta.
Es la posición que adquiere un bebé pequeño por sus propios medios cuando le cogemos
en brazos, y con el portabebés no tenemos más que “rodearla”, adaptando el portabebés
a la posición del peque y dándole el apoyo necesario para que dicha posición no se pier-
da.
A la altura correcta
Con el bebé delante o a la cadera, tenemos que ser capaces de darle un beso en la cabeza
pero no darle con la barbilla accidentalmente. Con el bebé a la espalda, tenemos que ser
capaces de tocar su cabeza con la nuestra cuando la echamos hacia atrás.
Por supuesto, cada portabebés tiene su uso correcto y, como esta es una guía general
que no pretende profundizar en particularidades, te recomiendo que sigas las instruccio-
nes de tu portabebés, las indicaciones de una Asesora de Porteo y-o te pases por mi canal
de vídeo, YouTube.com/DeMonitosyRisas, donde tienes cientos de vídeos de usos correc-
tos y variados de todo tipo de portabebés.
• Ha de haber portabebés entre tu bebé y tú en la zona del culo y muslos del bebé, ha-
ciendo un asiento profundo. Y ha de haber tela apoyando los muslos de tu bebé hasta
la corva (parte trasera de la rodilla, hueco poplíteo).
Porque hay que sostener al bebé mientras colocas el portabebés; hay que cuidar la posi-
ción del peque y, a la vez, ajustar el portabebés correctamente alrededor de vuestro cuer-
po. Y que quede bien.
Me atrevo a aventurar que este es el mayor miedo que tenemos al empezar a portear de-
lante y al empezar a portear detrás.
• Que se caiga una vez colocado el portabebés porque no lo hayas puesto bien.
¡Adiós miedos!
Recuerdo perfectamente, allá en mis comienzos, cuando encontré un artículo por ahí (en
francés, creo), en el que explicaban que el “único” nudo “aceptable” para portear un recién
nacido era el canguro (delante, detrás, cadera), por ser el más respetuoso con la posición
fisiológica (¡¡Ojo!! no digo que esto sea verdad).
Y yo, que había llevado a Marcos desde los 15 días y hasta los dos meses en una cruz do-
ble (y mal hecha), empecé a agobiarme… ¿le habré hecho daño?¿cómo se hace un nudo
canguro?¿debería dejar de llevarle, ya que no soy capaz de hacer nada más que una cruz
doble y una cruz envolvente?
En la revisión de los 9 meses, para rematar, el pediatra mandó una resonancia de caderas
para Marcos porque aún no gateaba, y volvió el miedo: “le perjudiqué las caderas al por-
tearle mal”.
Ahora lo pienso… menuda barbaridad, ¡9 meses! Cada niño tiene su ritmo y 9 meses no es
una edad en la que deba saltar ninguna alarma. Con 9 meses hay bebés que ya gatean y
también los hay que no, o que están empezando.
No obstante, la duda está ahí: ¿será posible perjudicar el desarrollo físico de un niño por
portearle mal?
Y es que en este mundo des-madrado de hoy, dudamos (y nos hacen dudar) de nuestras
intuiciones-decisiones como madres, incluso el desconocido que te cruzas por la calle te
da su opinión (“ese niño es muy grande para ir en brazos”, “le llevas muy abrigado”, “le lle-
vas poco abrigado”, etc.).
Si además, haces algo “diferente” y en público, como puede ser portear, y tienes alguna
duda al respecto, pues eres “carne de cañón”.
Quiero dejarte la tranquilidad de que portear no puede perjudicar a tu bebé (salvo con
la posible excepción de la enfermedad de los huesos de cristal, osteogénesis imperfecta, y
habría que ver el caso en particular), aunque no lo portees “perfectamente”.
Los bebés humanos esperan ir en contacto con un adulto. Como las crías de otras espe-
cies. Y cada especie tiene su recurso: los marsupiales tienen bolsas para llevarles, los pri-
mates pelo al que se agarran las crías y, en nuestro caso, tenemos los brazos.
Cuando llevamos a nuestros hijos en brazos, instintivamente el bebé adopta la postura fi-
siológica: pelvis basculada, rodillas más alta que culo y espalda redondeada. Pero a veces
las rodillas están a nivel del culo, y a veces más bajas, y a veces la espalda más recta…
Así que, si un día le llevas mejor puesto en el portabebés y otros días un poco peor, no
pasa nada, el niño no “se estropea”.
Los portabebés y la “Selección Natural”
Los portabebés son “inventos” del ser humano para facilitarse la vida: en una sociedad
nómada, como eran los primeros humanos, los bebés y niños tenían que ser llevados por
los adultos, e imagino que no se tardó mucho en empezar a atarse los niños al cuerpo de
diversas maneras, para facilitar esta labor.
Un portabebés tan malo que hubiera perjudicado la movilidad de sus usuarios, bien de los
adultos bien de los bebés, habría provocado una tribu en inferioridad de condiciones y,
por tanto, dicha tribu se habría extinguido, y su portabebés con ellos.
Deduzco por tanto que los portabebés que conocemos hoy en día es porque superaron
esta selección natural. Y fíjate qué variedad de opciones y posturas para los bebés pode-
mos encontrar.
La conclusión que creo que podemos extraer es que, aunque los bebés no vayan en pos-
tura fisiológica, tampoco “pasa nada”. Lo que me lleva al siguiente punto:
Muchos peques van en portabebés en una posición vertical, no fi-
siológica…
…y la mayoría están sanos. Y, desde luego, no hay evidencia científica en contra de por-
tear en posición no-fisiológica.
No seré yo quien defienda este tipo de posiciones, en las que el bebé va colgando de sus
genitales (de ahí el mote “colgonas”), en vertical cuando su cuerpo aún no puede sostener
esta posición y en demasiadas ocasiones cara la mundo.
Pero muchas familias las usan (y en muchos casos son la puerta a un porteo más respe-
tuoso) y esos niños andan, y saltan, y no tienen problemas físicos reseñables.
El cuerpo es sabio
Por eso, las “colgonas” nos resultan incómodas. Porque el peso del bebé no va bien ajus-
tado a nuestro cuerpo, ni bien repartido.
Por otro lado, si tu bebé fuera a caerse por cualquier motivo, ten la seguridad de que tu
instinto será cogerle.
Supongamos por un momento que has puesto mal el portabebés, flojo. O que no has ce-
rrado bien el broche o nudo. Y se abre el cierre o se pierde la tensión. El bebé no caerá “a
plomo” sino que, al perder tensión, el portabebés se aflojará.
Y te vas a dar cuenta, sin duda, de que algo ha cambiado. Podrás sostener a tu bebé
mientras buscas, y solucionas, la incidencia. Si por lo que sea tardas en darte cuenta, al
aflojarse el bebé va a ir bajando o alejándose de tu cuerpo progresivamente, mas o menos
rápido, pero nunca “de golpe”.
Como decía en el título, no se caerá sino que resbalará hacia abajo o perderá la posi-
ción.
Merece la pena intentarlo porque las “ventajas” superan con mucho los riesgos.
¡Hola responsabilidad!
Por supuesto, como todo lo relacionado con bebés, el porteo exige de ti un nivel de impli-
cación determinado: hay que estar pendiente del bebé todo el tiempo.
Insisto, como todo lo que hacemos con los bebés: bañarles, llevarles en coche, alimentar-
les…
Exige por nuestra parte un proceso de aprendizaje para ofrecer lo mejor que esté a nues-
tro alcance y de la mejor manera posible, y una vez aprendido, no relajarnos y mantener la
atención siempre.
La primera infancia es una etapa muy delicada y muy corta. El nivel de exigencia es alto y
pasa rápido.
• Revisar que el portabebés está bien con frecuencia: costuras, broches, tejido…
Hasta aquí, creo que he despejado, o al menos esa era mi intención, los dos primeros
miedos que mencioné. Que quede mal colocado y le perjudiquemos y que se caiga una
vez colocado el portabebés.
Y para despejar esa, te voy a explicar una sencilla técnica que minimiza el riesgo de caída
mientras que facilita un correcto ajuste del portabebés y cuida la posición fisiológica del
bebé.
• Facilitas colocar el portabebés correctamente alrededor del cuerpo del bebé y del tuyo
propio.
Y sí, es compatible con cualquier portabebés, posición (delante, cadera o espalda) y edad
y nivel de desarrollo del bebé.
Cómo coger al bebé
Esta técnica consiste en, como te comento, coger al bebé de una manera determinada.
Cuando la pelvis está correctamente basculada, el resto del cuerpo adquiere la posición
fisiológica ya que el cuerpo funciona como un mecano.
Al bascular la pelvis, entonces, la espalda se redondea hacia delante y las rodillas se ele-
van.
Cambia de mano según vayas necesitando para colocar el portabebés. Mantén todo el
tiempo a tu bebé en tu antebrazo, cambiándolo de brazo según necesites tu brazo iz-
quierdo o el derecho.
• Mantiene al bebé a la altura adecuada. Una vez que has “medido” la altura correcta
(recuerda, al alcance de los besos delante y que puedas tocar su cabeza con la tuya de-
trás), sentarle en tu antebrazo mantiene dicha altura con más eficacia que cualquier otra
manera.
• Evita que el bebé estire las piernas y deshaga el asiento. En fulares y bandoleras, ya
que no hay un panel con forma, si tu bebé mueve las piernas durante la colocación del
portabebés es fácil que deshaga el asiento que te ha costado tanto hacer; si está senta-
do en tu antebrazo no puede hacer esto (y desde luego, no puede hacerlo sin que te
des cuenta).
• Mantiene la tela del asiento en su sitio. Cuando has metido dicha tela entre tu bebé y
tu cuerpo, poner ahí tu antebrazo hace de tope y, aunque la tela aún no esté tensa, no
puede salirse.
¿Y si es a la espalda?
En la espalda es, si cabe, aún más importante coger al bebé así ya que no es fácil ver
cómo se está colocando el peque mientras colocamos el portabebés.
Respecto a la inclinación para que el bebé repose sobre nuestro cuerpo, a la espalda ten-
demos a inclinarnos de más. Y a inclinarnos mal. Me explico.
La verdad es que si nos inclinamos de más un bebé que ya se sienta solo va a erguirse,
buscando la vertical, y separándose de nuestro cuerpo lo que nos dificulta colocar el por-
tabebés y ajustarlo correctamente.
Puedes pensar que bueno, tu bebé no se sienta aún por lo que puedes inclinarte todo lo
que quieras.
Podría ser pero mejor no. Porque, en primer lugar, es mucho más incómodo para ti. Y en
segundo lugar, tu bebé crecerá y se sentará solo. Y tú tendrás ya la posición integrada y te
va a costar más cambiar el hábito que acostumbrarte desde el principio.
Cuando estás ajustando el portabebés con tu espalda redondeada hay un bulto, esa cur-
vatura de la espalda, que desaparecerá cuando te endereces.
Y perderás la tensión que has logrado, con lo que la posición, seguridad y comodidad
del bebé y la tuya se ven comprometidos.
Para que esto no ocurra, es decir, para que la tensión no se pierda, la espalda ha de estar
en la misma posición que cuando vas en posición erguida: recta.
Así, al inclinarte, gira desde las caderas y no desde la espalda. Otro truco: inclínate como
quieras pero antes de empezar a trabajar con el portabebés, “saca el culo”. Al hacer este
movimiento, las zona lumbar de tu espalda se curva (una hiperlordosis postura y tempo-
ral) y la zona dorsal (donde está apoyado tu bebé) se endereza.
Has de, bien girar desde las caderas, bien “sacar culo” una vez inclinada-o.
Recopilando
Por si hay demasiada información, quiero recogerla en tres sencillas frases que te permita
tenerlo claro y resumido cuando vayas a probar.
Imprime esta hoja en un papel A4 o folio normal y córtala por la línea de puntos.
Y… acción
Ahora toca la parte más difícil: ponerlo en práctica.
Para que la tranquilidad sea la máxima posible, puedes aplicar estas medidas de seguridad
las primeras veces que lo intentes.
• Practica en primer lugar con un muñeco. No necesitas que sea un muñeco de porteo
o con forma de bebé, simplemente necesitas un “bulto” para que puedas ir practicando
la manera de sostener el bebé mientras colocas el portabebés.
• Por supuesto, si lo necesitas, utiliza elementos que te aporten más seguridad. Un espejo
que te permita ver qué estás haciendo y cómo está tu bebé colocado es una gran ayuda
las primeras veces. Y ponte con un sillón o cama bajo el bebé.
• Si le pides ayuda a otra persona (tu pareja, tu madre, una amiga…) explícale que está
ahí por si acaso, pero que no toque ni levante al bebé o te coloque el portabebés. Si
hace esto, no estarás practicando tú sola, por lo que a la larga, no habrá resultado una
buena ayuda.
Hasta pronto
Espero sinceramente que este e-book te resulte útil para empezar a portear sin miedo.
Me encantará saber si ha sido así (y si no, también), ¡¡tus comentarios son imprescindibles
para mejorar!!
Escríbeme a hola@monitosyrisas.com.
Y si necesitas más recursos recuerda que tienes a tu disposición el Blog De Monitos y Ri-
sas y el Canal de vídeo llenos ambos de información de calidad y gratuita.
¡¡Hasta pronto!!
Elena