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Hermanas y Hermanos:
Breve Introducción
En esta mañana del día 31 de Octubre del año 2017, HOY la Conmemoración de
los quinientos años de la Reforma Protestante, en mi Calidad de Rector de la
Universidad de Chiapas. Universidad Cristiana, y de Ciudadano ocupado en un
proyecto de acciones concretas en pro de una educación transformadora inspirado
en la vida y obra del Maestro por excelencia: JESUCRISTO, NUESTRO
SALVADOR, me permito dirigirles las siguientes palabras en torno a la figura del
Reformador Martin Lutero, desde su faceta de educador.
En los tiempos de Lutero (Shaull, 1993), nueve de cada diez personas en Europa
eran agricultores. Los campesinos habían sufrido por siglos bajo el yugo de los
opresores. El teólogo Leonardo Boff (citado por Shaull, 1993), refiriéndose a la
sede romana y los obispos, particularmente en la Alemania de los siglos XV Y XVI,
señala que tenían grandes intereses económicos, políticos, jurídicos y militares.
Esto quiere decir que la iglesia no era más que un instrumento que reproducía las
relaciones de dominación, propias de la burguesía mercantilista de esos tiempos;
esas relaciones de dominación política, económica, social e ideológica se
justificaban con un discurso teológico dogmático y descontextualizado. Desde este
marco socio- religioso injusto y dominante, La Reforma Protestante no debe ser
entendida como un movimiento religioso espiritualista sino como una crítica
teológica profunda que se opone a la institución religiosa y su servilismo con el
sistema político dominante.
1
Lutero y la educación
Las principales ideas educativas del Reformador Martin Lutero están plasmadas
en tres de sus textos: “A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del
mejoramiento del estado cristiano” (1520); “La necesidad de crear y mantener
escuelas cristianas” (1524); “Sermón para que se manden a los hijos a la escuela”
(1530).
Martin Lutero como buen analista de la realidad de su época, siempre creyó que a
través de la educación se sirve a Dios y se sirve a la Comunidad; a través del
temor a Dios y de una educación integral se forman ciudadanos capaces de
construir una sociedad justa y de buenas relaciones. Transcribiendo a Lutero:
- Dirigiéndose a los padres: Si Dios te ha dado un hijo capaz y apto para este
ministerio y no lo educas para ese fin, sino sólo te preocupas del estómago
y de la manutención temporal […] se pierde el reino de Dios, la fe cristiana,
el fruto de la pasión y sangre de Cristo, la obra del Espíritu Santo, el
evangelio y el servicio divino; y se impone el servicio del diablo y la
superstición. Todo esto se habría podido evitar, impedir, y aún mejorar, si tu
hijo se hubiera educado y dedicado a ello”.
- Dirigiéndose a las autoridades: “Queridos señores: si hay que gastar sumas
tan crecidas al año para armamento, caminos, puentes, diques e
innumerables cosas por el estilo con el fin de que una ciudad pueda gozar
de paz y tranquilidad temporal, ¿por qué no habría que gastar más en
vistas a la pobre y menesterosa juventud y así mantener uno o dos
hombres capacitados como maestros de escuela?
2
momento el ministerio de la predicación, Lutero dijo: “antes que cualquier otro
oficio
Preferiría ser maestro o educador de niños, pues sé que, aparte del ministerio de
la predicación, esta ocupación es la más útil, la más importante y la mejor; y
además, no estoy seguro de cuál de las dos es la mejor.”
La base de un buen gobierno civil ha de ser una buena educación con un diseño
curricular que responda a los problemas actuales. Retomando de nuevo las
palabras de Lutero: “no debemos de permitir que nos gobiernen hombres palurdos
(sin trato social ni cultura) y groseros. Semejante gente que sólo busca su propio
beneficio y honor, debieran gobernar a puercos y perros y no a los hombres”.
Breve conclusión
Sin duda alguna un sueño hace 500 años; es bueno tener ilusiones; en fin tener
sueños, pero cuando el sueño te tiene a EL, me tiene a MI; y sobre todo
trabajamos por conseguirlo.
3
Parafraseando esta contextualización, debemos reflexionar hoy: “No es la muerte
que más nos debe preocupar, sino llegar al final de la vida y darnos cuenta que
nunca vivimos de verdad”.
Han transcurrido 500 años, apenas 5 siglos, muchas generaciones han pasado;
pero lo creíble para muchos entendidos; y lo increíble para otros es que
JESUCRISTO es el mismo ayer y hoy, y por los siglos según la carta escrita a los
Hebreos.