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Carl Gustav Jung fue un psiquiatra y psicólogo muy famoso, por su gran aporte hacia la
etapa del psicoanálisis en la década de 1896. Su trabajo inició basándose en la “psicología
profunda o el espacio interno”, la cual se centraba en realizar una investigación sobre el
funcionamiento del inconsciente, en los cuales incorporaba una metodología procedente de
la alquimia, la antropología, la interpretación de los sueños, La crítica de arte, la mitología,
la sociología, la filosofía y la religión. Sin embargo, en lo que más focalizo su atención fue
en la formulación de teorías psicológicas como los arquetipos, la teoría de la personalidad,
las dinámicas del psiquismo, etc.
ARQUETIPOS
En la psicología profunda de Jung esta expresión se refiere a supuestas
vivencias ancestrales, situadas en el inconsciente colectivo, transmitidas
hereditariamente y referidas a los grandes problemas con los que se debe
enfrentar toda persona: la muerte, la vida, el sentido de la existencia, la
autenticidad, el amor, el deseo, lo masculino, lo femenino,... Los arquetipos ("la
sombra", "Dios", "el anciano", "el animus", "el anima", "el héroe", "el tesoro"...) son
imágenes o metáforas que expresan simbólicamente las actitudes ante dichos
problemas. Según Jung, tenemos constancia de la existencia de arquetipos
gracias al análisis de los sueños y de los mitos y religiones de las distintas
culturas.
Sigmund Freud, define en su modelo tres partes del aparato psíquico. El Ello, yo
(ego), y el súper yo (súper ego). Según este modelo, el yo es el conjunto de
tendencias instintivas no coordinadas; el súper yo juega el papel crítico y
moralizador; y el ego es la parte organizada y realista que media entre los deseos
del ello y el súper yo. El “Ello” es la parte no organizada de la estructura de la
personalidad que contiene los impulsos instintivos básicos del ser humano. “Ello”
es el único componente de la personalidad que está presente desde el nacimiento.
El “ello” es el origen de las necesidades de nuestro cuerpo. Lo que queremos,
deseos e impulsos, particularmente nuestros impulsos sexuales y agresivos.
Según Freud el “ello”, “es la oscura e inaccesible parte de nuestra personalidad, lo
poco que sabemos de “ello” es de carácter negativo y puede ser descrito solo
como contrario al “yo”. Hacemos acercamientos al “ello” por medio de analogías:
lo llamamos caos, un caldero hirviendo de excitaciones…, está lleno de energía
que lo alcanza desde los instintos, pero no tiene organización, y no produce
voluntad colectiva, solo el empeño de alcanzar las satisfacciones de las
necesidades instintivas sujetas a la observación del principio del placer.”
En su obra El hombre y sus símbolos, Jung comienza por diferenciar el signo del
símbolo en el lenguaje humano. En el análisis de Jung el símbolo es una palabra o
una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En
este último caso es sólo un signo. El aspecto inconsciente del símbolo nunca está
definido con precisión ni puede esperarse que lo esté. En la medida en que el
arquetipo expresa lo indeterminable, ninguna determinación ligada a la psique
consciente podrá suplirlo. El hecho de que se refiera a algo más allá de la razón
explica que las religiones usen un lenguaje simbólico y que Jung se haya
interesado por las religiones y la mitología, al punto de que muchos autores lo
consideraron un místico.
giphy (11)
https://cerodivideinfinito.com/la-sombra-de-lo-inconsciente/
https://es.wikipedia.org/wiki/Persona_(arquetipo)
https://www.e-torredebabel.com/Psicologia/Vocabulario/Arquetipos.htm
https://psicologiaymente.com/biografias/carl-gustav-jung
Por lo tanto, Jung siempre se movió en la tensión entre lo material y lo espiritual, algo que le ganó
no pocos enemigos en el mundo académico. Sin embargo, había un investigador de base filosófica
materialista que le interesaba sobremanera, y su nombre era Sigmund Freud.
Jung y Freud empezaron a enviarse cartas en 1906, y un año después se conocieron en Viena. En
su primer encuentro, según el propio Jung, estuvieron hablando unas 13 horas.
Más o menos a partir de su primer encuentro, en Viena, Sigmund Freud se convirtió en una
especie de mentor para el joven psiquiatra, que ya se había interesado por el psicoanálisis desde
hacía unos años. Sin embargo, y aunque los escritos sobre lo inconsciente y los impulsos
fascinaban a Jung, no estaba de acuerdo en abordar todo el espectro de los procesos mentales y la
psicopatología como si todo se fundamentase en funciones biológicas.
Jung, sin embargo, fue mucho más allá de las explicaciones materialistas, ya que sus escritos se
adentran de lleno en explicaciones con un tono oscurantista, orientadas a explicar fenómenos de
naturaleza espiritual que suelen abordarse desde la parapsicología y ciertos enfoques de la
filosofía.
Estos elementos recurrentes no existían sólo como un fenómeno a estudiar desde la antropología,
sino que debían ser abordados por la psicología de la época, ya que las mentes individuales
también operan basándose en estos esquemas culturales.
Los arquetipos son los elementos que componen la memoria colectiva, fruto de la transmisión
hereditaria de la cultura. Estos arquetipos existen como plasmación en todos los productos
culturales hechos por el ser humano (teatro, pintura, historias, etc.) pero también pertenecen al
mundo invisible del inconsciente de cada persona, como si fuese algo latente. Como son
elementos que se caracterizan por ser de transmisión hereditaria, son básicamente universales, y
pueden ser encontrados bajo diferentes formas en prácticamente todas las culturas.
Es por eso que Jung llamó la atención sobre el hecho de que para entender la mente humana
también había que estudiar los productos de esta, es decir, sus producciones culturales. De este
modo, Jung justificó la necesidad de poner en relación la psicología y la antropología, además del
estudio de los símbolos empleados en ámbitos oscurantistas como el del tarot.
A través de los arquetipos, cuya etimología viene de lo que en griego antiguo se traduce como
"modelo original", seríamos capaces de ver un atisbo de cómo nuestros antepasados comunes, los
padres y madres del resto de las culturas, percibían la realidad. Pero, además, mediante su estudio
podemos saber los mecanismos inconscientes mediante los cuales comprendemos y organizamos
nuestra realidad hoy en día. Los arquetipos sirven, según Jung, para describir la orografía de
naturaleza cultural sobre la que se fundamentan nuestras experiencias individuales.
Era una persona con múltiples inquietudes, y la naturaleza de estas fuentes de interés no
acostumbraba a ser fácil de describir con palabras. Su legado sigue especialmente vivo en el
psicoanálisis, pero también en el análisis del arte e incluso en los estudios de tipo oscurantista.