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Respecto al aporte de energía, cifras que oscilan entre 1800 kcal y 2500 kcal/día cubren
las necesidades de la mayor parte de este sector de la población. En cuanto a las proteínas,
se mantiene la recomendación de valores de 0,8-1 g proteína/kg de peso/día. El resto de
la energía total deberá ser aportada por hidratos de carbono, en mayor medida los
complejos, limitando la cantidad de azúcares sencillos y grasas, también imprescindibles
en una dieta equilibrada.
Otros nutriente imprescindible que no conviene olvidar es la fibra dietética, cuya ingesta
recomendada es de 25-30 g/día, y que debe ir siempre acompañada por una correcta
hidratación, que no sea inferior al 1,5-2 litros de agua al día, lo que supone entre seis y
ocho vasos. En los adultos de entre 40 y 65 años cobran especial importancia algunos
micronutrientes, como el calcio y la vitamina D, como factores preventivos
de osteoporosis, una enfermedad muy frecuente en esta etapa de la vida, especialmente
en mujeres tras la menopausia, así como el potasio y el sodio por su relación con
la presión arterial.
Algunos de los errores más relevantes, bien por el número de personas que los cometen,
o bien porque causan un especial perjuicio al estado de salud, son:
Comenzar numerosas dietas de adelgazamiento sin fundamento, las
famosas dietas milagro, sin consejo profesional, poniendo en riesgo la salud, y
consiguiendo recuperar más kilos que los perdidos.
No fraccionar la alimentación y prescindir del almuerzo o la merienda pensando
que son ingestas indicadas para niños o ancianos, es otro error bastante extendido.
En realidad, estas tomas intermedias descargan las comidas principales, ayudan a
combatir el picoteo, y mantienen los niveles de azúcar en sangre, por lo que
contribuyen a controlar mejor la sensación de hambre/saciedad.
Si cocinamos para nosotros solos, o no disponemos de mucho tiempo para ello,
corremos el riesgo de no variar suficientemente los grupos de alimentos.
Si, por el contrario, comemos fuera, elegir siempre según nuestros gustos y
convertir todos los días de la semana en un evento festivo no es saludable.
Respecto al consumo de alcohol, a pesar de que existen recomendaciones y textos
que señalan que la ingesta de una cantidad moderada de alcohol fermentado en
forma de vino tinto o cerveza, resulta beneficiosa, de ninguna manera se puede
hacer extensiva esta recomendación a toda la población.
En la dieta de las personas adultas de entre 40 y 65 años han de estar presentes todos los
grupos de alimentos. Realmente no hay nada prohibido, pero sí es adecuado seguir los
consensos científicos en cuanto a cantidades y frecuencia de consumo de los distintos
grupos.
Es importante no olvidar el mensaje de ‘5 al día’, eslogan que nos recuerda que
debemos tomar cinco raciones de fruta y verdura cada día, de manera conjunta.
Las legumbres son otro alimento muy importante en esta etapa de la vida, y
acompañadas de verduras, hortalizas, o cereales, complementan estupendamente
una comida, y pueden constituir un segundo plato si se les añade una verdura o
ensalada antes.
En cuanto al grupo de cereales, es necesario tomar todos los días cantidades
moderadas de pan, pasta, o cereales, mejor integrales o de grano entero, así como
patata que, aunque no es un cereal, tiene una composición más parecida a ellos
que a las hortalizas. Una cantidad razonable de pasta o arroz (100g) acompañada
con vegetales o una salsa ligera, no supone ningún riesgo para el aumento de peso,
ni tampoco el pan.
En el caso de que se elija la opción de dieta omnívora,
las carnes, pescados y huevos serán alimentos a tener en cuenta. Las carnes, mejor
que sean blancas y con poca grasa. Los pescados deben consumirse con frecuencia
(unas tres o cuatro raciones a la semana), especialmente el pescado azul, que es
muy interesante por su perfil lipídico de grasa saludable.
Los frutos secos tomados con moderación, y acompañados por ejemplo de una
ensalada o un lácteo, son un buen complemento de grasa y colesterol bueno.
La leche y los derivados lácteos, si no hay contraindicación que desaconseje su
consumo -ya que a veces al cumplir años podemos desarrollar cierta intolerancia
a la lactosa-, deberán estar presentes en nuestra alimentación diaria.
La diabetes tipo 2, muy relacionada con el exceso de peso y grasa corporal, contribuye
a la mala salud en este grupo poblacional. Si esta diabetes está bien controlada, y la
alimentación es adecuada a las necesidades del paciente con un buen reparto, que no
eliminación, de hidratos de carbono, los efectos secundarios se podrán retrasar o evitar.
También algunos tipos de cáncer parecen estar ligados, entre otros, a factores dietéticos:
consumo insuficiente de fibra dietética, ingesta de productos derivados de la combustión
en el caso de barbacoas, y otros que están todavía en estudio, apuntan a una relación
directa entra dieta saludable y colaboración en la prevención de algunos tipos de procesos
oncológicos
10 consejos prácticos
10. No fumes.