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Psicología social: artículos

José y Omar Miguel Matrajt


Acerca de cómo se instala un grupo operativo Horacio Foladori
Algunas reflexiones sobre la psicología comunitaria Horacio Foladori
El grupo operativo y su concepción de la psicología social Horacio Foladori
El grupo-análisis: técnica de diagnóstico de clima organizacional Horacio Foladori
Intervención en un ministerio Horacio Foladori
La concepción del liderazgo en Kurt Lewin Horacio Foladori
La concepción del liderazgo en Pichon Riviere Horacio Foladori
La institución de las organizaciones no gubernamentales y su ‘crisis’ Horacio Foladori
Las nuevas sectas Andrés López Pell
Los orígenes de la grupalidad Horacio Foladori
Psicología social Héctor Barreira
Represión psíquica, represión política Horacio Foladori
Violencia: la institución del maltrato Horacio Foladori

http://www.galeon.com/pcazau Actualizado Julio 2006.

JOSE Y OMAR
Miguel Matrajt

Texto publicado originalmente en www.psicologiagrupal.cl


México, DF, septiembre de 1998

I: INTRODUCCION

Una mañana de marzo de 1996 José y Omar concurren a ver a sus respectivos médicos.
Aunque ambos trabajan en la misma empresa automotriz ZZ, las situaciones son muy
diferentes. José, uno de los miembros del staff, recurre a uno de los especialistas más
renombrados de un hospital privado de moda: su antigua úlcera gástrica había comenzado a
sangrar peligrosamente. Omar, un trabajador de la línea de montaje, estaba siendo curado
por el médico de la empresa de las quemaduras producidas por un accidente...producido, a
su vez, por la mezcla de alcohol con marihuana. Para acceder a la comprensión de la historia
inmediata de estos dos acontecimientos, es menester incluirlos en la historia vital de sus
protagonistas, así como en la situación actual de la empresa.

II: VIDAS PARALELAS

LA EMPRESA. Tres semanas antes, José, al igual que el resto del staff, fue convocado de
urgencia a una reunión de dos días en un hotel cercano a la ciudad de México. El Sr. S.,
presidente de ZZ Mexicana, así lo había indicado directamente desde la sede de ZZ, adonde
había concurrido para su reunión anual con el Sr. B, el presidente de ZZ Internacional.
Meditando al respecto mientras viajaba, José no atinaba a entender la urgencia, ya que
suponía que el Sr. S los llamaba para felicitarlos. Después de la terrible crisis económica de
diciembre de 1994, que había golpeado fuertemente a todas las empresas, ZZ había logrado
recuperarse en forma sorprendente: durante el año 1995 sus ventas habían descendido
menos que el promedio de las grandes empresas, y las expectativas para ese año en curso
de 1996 llevaban a suponer que se recuperaría el nivel de antes de la crisis. José, como el
resto, esperaba felicitaciones por el éxito conseguido. Idéntica esperanza iluminaba el
interior del Sr. S, el presidente de ZZ Mexicana, durante su vuelo hacia la sede en la cual lo
aguardaba el presidente de ZZ Internacional. Ambos presidentes habían trabajado juntos
unos años atrás, permitiendo incluso la emergencia de una relación personal amistosa. El
ascenso del Sr. B al máximo sitial de ZZ Internacional condujo a un ascenso fulminante de S
hacia la presidencia de ZZ Mexicana. Sin embargo, El Sr. B, rodeado de dos de sus
colaboradores más próximos, lo recibe en forma fría y cortante. Durante 1995, ZZ Mexicana
había enviado a su sede la mitad de dólares que en 1994. El Sr. S procura explicarle la crisis
económica que había sacudido a México en diciembre de 1994, a consecuencia de la cual la
paridad peso/dólar había pasado de 3.50 a 8.20; también intenta esclarecerles los esfuerzos
de la filial mexicana para conservar las ventas en un medio recesivo. El Sr. B conocía la
situación económica de México así como los esfuerzos de su antiguo colaborador tan bien
como este último, pero no tenía la menor disposición para discutir estos asuntos. Las reglas
de juego consagradas, que ambos conocían a la perfección, definían la eficacia como la única
medida de una empresa, y la eficacia de una empresa trasnacional sólo se mide en utilidades
en dólares. El Sr. B circunscribe la reunión a ese punto, y pronuncia una frase lapidaria que
echa por tierra todas las argumentaciones que el Sr. S estaba organizando en su cabeza: la
política que ZZ Internacional iba a instrumentar eran las mismas que ya habían adoptado la
mayoría de las empresas trasnacionales del mundo desarrollado. El Sr. S escucha su
sentencia capital, que aunque sale de los labios del presidente de ZZ Internacional, proviene
del mercado, ese Dios-Padre inapelable del neoliberalismo. La frase siguiente es el tiro de
gracia: el staff de ZZ en el país L había encontrado las formas de hacer frente a los
problemas de devaluación monetaria. En el argot de ZZ Internacional esas palabras sólo
tenían una significación: el equipo para remplazar al Sr. S y todo su staff ya estaba
preparado. A pesar de la amistad, S se había convertido en un peón superfluo del ajedrez
empresarial. El presidente de SS Mexicana tendría plazo hasta diciembre para encontrar un
nuevo camino. Este último demanda al Sr. B otra reunión para la mañana siguiente a los
efectos de presentarle algunas ideas, pero la respuesta es negativa: el "gran" presidente
viajaba esa misma noche a otra ciudad para asistir al casamiento de su hija. "You
understand, my dear S.". Sin duda, el Sr. S "understood" la magnitud del desastre. Uno de
los colaboradores del Sr. B que estaba presente en la reunión había sido un antiguo
compañero de trabajo y de golf del Sr. S. Ambos deciden comer juntos al día siguiente. Su
aliado circunstancial le explica que la única solución sería exportar: había cuatro países
africanos en los cuáles ZZ Mexicana tendría chance, pero existía un acuerdo secreto con
otras dos empresas de la competencia para compartir ese mercado. Para salvarse, a ZZ
Mexicana no le quedaba otra salida que quitarle el mercado a una de las filiales europeas de
ZZ. El aliado le asegura al Sr. S. que contaba con su ayuda clandestina para ese objetivo,
pero esa asistencia no era suficiente. El problema crucial de ZZ Mexicana era su calidad, muy
inferior a la de las otras dos empresas de ese mercado. En ese instante, el Sr S. decide
llamar a su asistente en México para que convoque a reunión para el día siguiente a su
llegada.

JOSE. José es un ingeniero industrial de 42 años de edad. Está felizmente casado y es padre
de dos hijos. Su familia es de origen proletario y de ideología izquierdista. Su padre había
sido un trabajador de la línea de ensamble en la misma empresa ZZ. Cuando José, el
primogénito, tenía once años, su progenitor es despedido injustamente por haber participado
en una huelga. No logra jamás encontrar otro buen empleo, y toda la familia debe afrontar
crecientes dificultades económicas, llegando casi a la pauperización. Su padre enferma de
colitis ulcerativa sangrante y muere cinco años más tarde. La familia entera se aferra al
rencor contra ZZ, considerada responsable del deterioro económico del grupo y de la
degradación de la salud del padre. Aunque José conoce perfectamente las diferencias
anatómicas y patológicas entre su enfermedad y la de su progenitor, en la profundidad de su
inconciente estas distinciones se borran hasta la desaparición. A la muerte del padre, nuestro
héroe debe comenzar a trabajar para pagar sus estudios y ayudar a su madre. Durante su
carrera universitaria, llega a ser un activista importante tanto en los movimientos
estudiantiles de izquierda como en el sindicato de su lugar de trabajo. Como termina sus
estudios con muy altas calificaciones, no tiene problemas para encontrar trabajo como
ingeniero en una fábrica textil. Unos meses más tarde, un amigo le informa que hay una
posibilidad de trabajo muy atractiva en ZZ: un salario considerablemente más alto, y
excelentes perspectivas de ascenso. José queda aprisionado en el conflicto, entre el odio
familiar contra ZZ y la ambición. Reforzando a esta última estaba el hecho de poder casarse
inmediatamente con el amor de su vida. José decide entrar a ZZ, recurriendo a una
racionalización: lucharía siempre por mejorar las condiciones de trabajo de los obreros. En
realidad, el conflicto se abre hacia lo psicosomático: nuestro protagonista comenzará, unos
pocos meses después, a padecer una úlcera gástrica. ¡Las lágrimas de culpa que no podía
verter por los ojos se transforman en gotas de sangre por el estómago! Su carrera en ZZ es
rápida: en tanto es un hombre muy inteligente y tenaz se abre camino, obtiene ascensos y lo
envían a USA durante algunos años. En este país reparte su tiempo entre trabajo en una
planta y su capacitación personal en una especialidad: la calidad. Se destaca a tal punto en
este terreno que es enviado a Japón para seguir un curso intensivo, y, a su regreso, lo
promueven a jefe de sección. Después de cuatro años, es enviado a un país de América
Latina como jefe del turno nocturno, y, posteriormente, a México, el quinto país en
importancia para ZZ Internacional. José pasa a ser el jefe del turno matutino de la fábrica
más importante que ZZ tiene en México, y es el que toma el control cuando el Sr. K, el
director, debe ausentarse. Durante el período en que José trabaja en el extranjero, su úlcera
está bien controlada; surgen algunas recidivas cuando regresa a México, pero ninguna tan
severa como la actual.
Pero, ¿qué ha pasado con su rebelión manifiesta? Ha quedado reducida a una actitud de
diferenciación en relación a los patrones de conducta social de sus pares. Nunca se convierte
en un "yuppi", como los demás altos ejecutivos de ese tipo de empresas. Usa otro tipo de
ropa, vive en otros barrios, sus hijos van a otras escuelas... e instala su oficina muy cerca de
la línea de ensamble, en un cuartito incómodo, sucio, ruidoso, siempre invadido por
regimientos de colaboradores. El contraste con la espaciosa y lujosa oficina del Sr. K., su jefe
inmediato, es más que impactante.

OMAR. Omar tiene 28 años de edad, y proviene de una familia de clase media-baja. Su
madre, el verdadero sostén psicológico de la familia, muere en un accidente de autobús
cuando su único hijo varón tenía 14 años. Nuestro héroe y sus dos hermanas quedan al
cuidado de un padre mitómano e irresponsable. El adolescente reemplaza su vida familiar
por grupos de pares. Apenas puede terminar, con gran dificultad, sus estudios secundarios.
Sus ilusiones de llegar a ser un ingeniero industrial son arrojadas al mismo recipiente
subjetivo de frustraciones acumuladas que los deseos reivindicativos de José. A la edad de
17 años comienza a deambular por diferentes empleos, que no puede ni quiere asumir. Con
todo, unos años después encontrará el trabajo más significativo de su vida, en un taller de
reparación de motos. Allí él se siente creativo, puede utilizar su imaginación e incrementar
sus conocimientos, y por encima de todo, trabaja con placer. Omar compra una moto y se
dedica a reformarla y mejorarla, desarrollando toda su originalidad y potencialidad creadora.
Con la moto establece una relación casi humana, sin caer en el fetichismo. Relación casi tan
importante como la que establece con Claudia, la única de sus múltiples amigas y novias que
le llega al corazón. Pero esta relación termina dramáticamente luego de 20 meses: Omar,
conduciendo la moto, tiene un accidente que dejará a Claudia con un problema irreversible
en sus piernas. Esta última lo deja sin perdonarlo jamás. Omar, a su vez, abandona las
motos para siempre, al mismo tiempo que entierra sus esperanzas en relación al futuro y a
la alegría de vivir. Es así como retoma un derrotero incierto por múltiples trabajos, hasta
que, al cabo de dos años, encuentra empleo en ZZ Mexicana como ensamblador de tableros
electrónicos, una tarea que él detesta desde el fondo del alma. Tanto entrar como
permanecer en ZZ le exigen un esfuerzo cotidiano de corrupción y mentiras, las cuales,
aunadas a su odio frente a la electrónica, le producen un desgaste psicológico extremo. No
es de extrañar, entonces, que recurra al alcohol y la marihuana, y que los accidentes,
aunque pequeños, se sucedan con frecuencia alarmante. Los accidentes y el par verdad-
mentira serán los dos meridianos fundamentales durante toda su vida. Para poder tolerar la
sinergia de adversidades producidas por la ruptura con Claudia, la insatisfacción en el trabajo
y la atmósfera de corrupción y mentira que reina en ZZ, Omar utiliza cantidades crecientes
de alcohol y marihuana. Durante los fines de semana, nuestro hombre pasea de cama en
cama su desesperanza, transvestida en hipomanía y embriaguez, buscando sexo sin amor.
Durante las horas de trabajo, se esfuerza, a veces infructuosamente, por permanecer lúcido.
Los accidentes suelen ser benignos, y les puede hacer frente gracias a nuevas mentiras y
mayor corrupción. Una semana antes del último accidente se da cuenta, que, por primera
vez, el reiterativo discurso oficial acerca de la disciplina, la calidad y las medidas de ahorro,
se acompañaban de cambios en el dispositivo de producción y de un aumento considerable
en la velocidad de la línea de ensamble. Contra toda razón y sentido común, Omar
incrementa su consumo de alcohol y de marihuana para asumir la exigencia.

LA REUNION DE STAFF. El staff de ZZ Mexicana se compone de trece ejecutivos: el


presidente (el Sr. S), tres vicepresidentes, tres directores de fábrica (con nivel jerárquico de
vicepresidente) y dos jefes de turno por cada fábrica, con nivel de director general. El Sr. S.
comienza haciendo un informe de sus reuniones de las vísperas, poniendo énfasis en la
amenaza de despido que pesa sobre el total de los presentes. Aun cuando todos ellos eran
ya ricos, ninguno quería mancharse con un fracaso, ni abortar una carrera todavía llena de
posibilidades, ni perder la adquisición de muchas más riquezas en caso de realizar su camino
de ascenso empresarial. Todos coinciden en que el único camino posible era la exportación,
en los términos en que se lo habían sugerido al Sr. S. Nadie expresa el menor escrúpulo por
perjudicar con medidas desleales a otra filial de ZZ - una hermana de la "gran familia" ZZ-
que ya está presente en ese mercado africano. Casi toda la primera jornada de esa junta se
pierde en divagaciones y repeticiones de las evidencias. Hacia el final de ese día, ya
agotadas las obviedades, los otros doce asistentes comienzan a transferir a José todo el peso
de la solución, en tanto él es el experto en calidad. Veinticuatro ojos se dirigen hacia su
humanidad, con una mezcla de súplica y exigencia. Finalmente, es comisionado para
presentar un plan la mañana siguiente. Esa noche José, insomne, da vueltas en su cama,
hasta que toma una decisión: decir toda la verdad. Al día siguiente, comienza su exposición
subrayando los aspectos teóricos más sobresalientes para la gestión de calidad, y los
compara con las prácticas reales de ZZ. Sus comentarios generan una explosión de
discusiones apasionadas, y, por momentos, totalmente desorganizadas. En primer lugar se
refiere al sistema de producción: ZZ Mexicana había comprado maquinaria antigua y casi
obsoleta de otra fábrica de ZZ situada en un país desarrollado, y la había hecho pasar por
equipo nuevo, a los efectos de evadir impuestos. En segundo lugar, ZZ Mexicana tiene cerca
300 proveedores; la mitad tiene como función aportar insumos de producción de la más alta
calidad, pero, la quinta parte son, en realidad, empresas fantasmas que pertenecen a los
mismos ejecutivos de ZZ, y los otros fueron seleccionados en base a las "comisiones"
permanentes que deben proporcionar a los directivos para ser considerados entre los
proveedores posibles. Independientemente de que los salarios de los cuadros directivos de
ZZ estén entre los más altos del mercado, todos ellos reciben la parte fuerte de sus ingresos
de este origen secreto. Por supuesto, la selección de los insumos y los servicios está más
determinada por esta red de negocios subterráneos que por la búsqueda de calidad. En
tercer lugar, el factor humano en una empresa comienza por la selección. Omar podría
contarles en detalle lo que ellos ya saben a la perfección: esa selección no es realizada por la
empresa, sino por el sindicato. Omar fue obligado a dar una "comisión" gruesa a un delegado
sindical para poder ser considerado como aspirante. Los reglamentos de ZZ establecen que,
para el puesto de trabajo que el cuadro sindical le había conseguido, era indispensable un
certificado de estudios técnicos. Por supuesto, nuestro hombre carecía de tal certificado
porque jamás había cursado esos estudios; peor todavía, él no conocía nada de ensamblaje
de tableros, pero solucionó el "inconveniente" acompañando un certificado falso de otra
comisión importante, esta vez destinada al jefe de reclutamiento. Otras dos comisiones (2),
una para el médico de la empresa y la segunda para la psicóloga laboral, allanan el camino
para que nadie descubra sus más que evidentes tendencias adictivas. José continúa su
exposición señalando que, en cuarto lugar, y tal como se lo habían enseñado en Japón, la
capacitación es fundamental en una empresa moderna. Nuevamente Omar podría haber
testimoniado lo obvio: el curso de capacitación efectivo que a él le habían dado se redujo al
10% del tiempo programado, y su instructor se circunscribió a leerles a los trabajadores
algunos artículos y folletos japoneses, traducidos y modificados en una universidad de USA.
En quinto lugar, continuaba José, los reglamentos y las prescripciones de tareas, que habían
sido meticulosamente diseñados por los ingenieros y los ergónomos de concepción (sin
participación obrera, por supuesto) no se respetaban jamás, y había numerosas razones para
no hacerlo. Habida cuenta que en ZZ, como en cualquier otra empresa del mundo, la tarea
se cumple en tanto los trabajadores desarrollen actividades diferentes e ingeniosas que no
están contempladas en las prescripciones, y que, como en cualquier otra parte del planeta,
estas actividades están interpenetradas por cuestiones personales y relaciones de
amistad/enemistad con el jefe inmediato y los circuitos de corrupción, estas tareas pueden
quedar parcialmente marginadas de las necesidades reales de producción. En sexto lugar, la
calidad debería ser rigurosamente controlada por el departamento correspondiente de la
empresa. Pero si este sector de ZZ cumpliese honestamente su labor, pondría en evidencia la
mayor cantidad de las cosas señaladas. La verdadera tarea que el departamento de calidad
de ZZ Mexicana lleva a cabo la realiza fuera de la empresa, con los distribuidores de
vehículos, a fin de que éstos desenvuelvan una pesada burocracia que lentifique las
reclamaciones de los clientes hasta el punto de desalentarlas casi totalmente. De esta forma,
las cifras de calidad están profundamente maquilladas, como casi todas las otras estadísticas
de ZZ Internacional. En séptimo lugar, la calidad es la resultante final del funcionamiento
armónico de todos los departamentos de una empresa. Pero en el seno de ZZ Mexicana se
había desarrollado, desde hacía año y medio, un proceso de atomización de grupos y sorda
guerra entre ellos. La causa: el rumor que su presidente, el Sr. S., sería promovido a un
puesto en la sede internacional, y que su lugar sería tomado por uno de los vicepresidentes o
por el Sr. K, el director de la fábrica donde José era jefe de turno. La consecuencia lógica de
ese rumor: la lucha encubierta entre grupos, las alianzas clandestinas, las desconfianzas
generalizadas. El origen del rumor: otro de los vicepresidentes, el "play-boy" del staff,
contaba, entre sus amantes en el extranjero, a una de las secretarias del Sr. B., el
presidente de ZZ Internacional.

Las siete bombas nucleares que José había dejado caer producen reacciones en cadena.
Durante algunas horas todos discuten con todos en forma acalorada, y se intercambian
infinidad de acusaciones. Al final, se impone la conclusión más previsible: era menester
hacer un frente común frente a la amenaza común. Es así como deciden tomar el siguiente
conjunto de medidas, igualmente previsibles, pero que acuerdan mantener en secreto: a)
recortar el presupuesto (las utilidades) a todos los proveedores que no sean empresas de los
mismos ejecutivos de ZZ, con el objetivo de bajar los costos y aumentar las utilidades; b)
por idénticos motivos, recortar las compras reales a esos proveedores; c) reemplazar las
nuevas contrataciones de trabajadores por empleos precarios, con salarios más bajos y sin
costos de seguridad social; d) propagar un rumor controlado, acompañado de algunas
informaciones ambiguas, a los efectos de producir el imaginario institucional de riesgo de
cierre de la empresa; e) imponerles a los obreros horas extra sin pagarles el doble, o, si
fuese posible, sin pagarles nada; f) modificar el ritmo y las condiciones de la cadena de
ensamble para incrementar la velocidad de la misma, eliminando las "indisciplinas" con el
objetivo de incrementar la calidad. Esta última medida exigía a José exhibir sus
conocimientos y que se asuma como el cerebro de las nuevas prescripciones de trabajo que
serían inmediatamente aplicadas en las tres fábricas. El otrora joven ingeniero que había
ingresado a ZZ para llevar adelante acciones reivindicativas se transformaba ahora en el
autor intelectual de un crimen contra los trabajadores.

La última etapa de la reunión tuvo como objetivo el inconciente de los asistentes: había que
cambiar el imaginario grupal. Era imprescindible que cambiaran sus vestimentas de verdugo
para disfrazarlas ante los restos de conciencia que aún les quedaban. Los recursos a los que
apelaron fueron tan poco originales como las medidas que habían tomado. Aún cuando todos
estuviesen sujetos a las reglas del neoliberalismo y la globalización, comenzaron por
subrayar que si ellos no hiciesen el trabajo sucio, otros vendrían a hacerlo. Más aún, ¡no
había tal trabajo sucio!. Para demostrarlo, fabricaron un mito: el staff que estaba preparado
para sustituirlos seguramente haría grandes recortes de personal, o cerraría la planta.
Apoyados en estos mitos, se convertían en salvadores de la planta y de los empleos, con lo
cuál se investían de un rol mesiánico. Por otro lado, las astucias y argucias puestas en juego
para disminuir los costos de producción y para revertir los "vicios" de calidad instituidos no
hacían sino poner en evidencia su inteligencia y originalidad. En otros términos, estas
medidas no se convertían en fuente de autorreproche sino en instrumentos para la
realización personal y para la expansión del narcisismo.

III: ELABORACIONES TEORICAS

No abordaremos las cuestiones ideológicas, incluyendo las éticas, por una cuestión de
espacio (3). Solamente nos centraremos sobre algunos aspectos teóricos.

REFLEXIONES EPISTEMOLOGICAS I. ¿Cuál es nuestra unidad de análisis? Por supuesto, el


investigador la escoge y delimita en función de su marco teórico, así como en función de la
intervención que se disponga a hacer (Actas...1997)) . Si, siguiendo nuestra genealogía
profesional psicoanalítica, hiciésemos un recorte que centre la atención sobre las vivencias
subjetivas, estaríamos reduciendo la realidad a su registro subjetivo, la Historia a una
mitología y la empresa no sería considerada sino como un fantasma al interior del psiquismo.
De igual forma, si redujésemos nuestro análisis a las relaciones entre proceso inmediato de
trabajo (como lo abordan los ergónomos) y vivencias subjetivas (Dejours
1985,1988,1995a,1995c), nos perderíamos inteligir la parte más significativa de lo que está
pasando tanto en ZZ como en el interior de José y Omar, incluyendo sus patologías.
Tampoco elegimos una aproximación sociológica, que contempla la subjetividad como una
condición de pertenencia a una unidad social. Nuestra respuesta, desde hace más de una
década, es que la unidad de análisis necesaria es la empresa y su entorno (Matrajt 1993c).
Trataremos de demostrarlo en las páginas siguientes.
Pero, ¿cuáles son las fronteras de la empresa? ¿Dónde termina ZZ Mexicana y dónde
comienza ZZ Internacional? ¿Y cuáles son los límites de esta última? Nuestra respuesta parte
de una epistemología de los sistemas complejos (García 1986,1988) : de acuerdo a los
subsistemas y sus resultantes, las fronteras se establecen en función de cada operación de
investigación o de intervención. En otras palabras, al comienzo de una investigación (o una
intervención) tenemos una hipótesis operativa de las fronteras de nuestra unidad de análisis,
y de acuerdo con ella organizamos nuestro plan de investigación-intervención, pero estamos
siempre prestos a modificar esa unidad en la medida que vamos obteniendo datos
provenientes de los subsistemas y vamos evaluando el peso relativo de las resultantes.
Evidentemente, en el caso que estamos describiendo, el peso de la situación geopolítica (la
estrategia de otras empresas trasnacionales y la paridad peso/dólar) es determinante, tan
determinante como los cambios a nivel de la organización de trabajo.
¿Qué operación epistemológica nos evita caer en el reduccionismo positivista o en la parálisis
holística de concebir que todo está relacionado con todo (Matrajt 1996a,1996b)? ¿Cómo
integrar los datos supuestamente "objetivos" con la interpretación de los fenómenos
inconcientes (Matrajt 1993a)? Hemos concebido un método de integración de estos dos
aspectos de la investigación que retomaremos a propósito de la metodología.
¿Cómo hacer trabajar las disciplinas que pueden y deben aportar sus conocimientos, sin caer
en el enunciado de discursos paralelos, ni, tampoco, pretender remplazar esa especificidad
científica y la experiencia de esos colegas por un supuesto discurso pluridisciplinario que
semejaría a un sabio del Renacimiento?
Nosotros hemos construido, al comienzo de esta investigación-intervención, como lo
hacemos siempre, un esbozo provisorio de sistema complejo, en el cual, según nuestra
experiencia, encontraríamos las determinaciones más significativas para comprender mejor
las relaciones entre subjetividad y trabajo. Esas determinaciones se estructuran
constituyendo subsistemas. Para cada uno hay disciplinas específicas que dan cuenta de sus
características. Luego les formulamos a cada una de esas disciplinas los interrogantes más
significativos, que nos responderán según sus aproximaciones teóricas y sus métodos
específicos. El relato que hemos hecho de la situación de ZZ, así como de la historia de José
y Omar ya ha seleccionado las respuestas más significativas que han emergido a lo largo de
la investigación, de entre la miríada de preguntas que se han ido formulando. Esas
respuestas fueron dadas por los especialistas de cada disciplina.

REFLEXIONES METODOLOGICAS. La descripción precedente ha recortado selectivamente los


pasos metodológicos por una razón de espacio. Por ejemplo, hay una red de determinaciones
que van desde la situación geopolítica hasta el accidente de Omar. Nuestra descripción ha
intentado demostrar la importancia de los niveles siguientes: la decisión de la sede de ZZ, el
conjunto de medidas tomadas por el staff, la modificación de las condiciones de producción,
el incremento en la velocidad de la cadena de ensamble, los cambios en las exigencias de
calidad, etc. Por supuesto, para acceder a la inteligencia de las claves de cada nivel debimos
recorrer un largo derrotero metodológico. En cada nivel aplicamos una metodología muy
laboriosa, y toda la intervención requiere del trabajo de algunos investigadores durante seis
semanas. Los niveles son definidos en función de nuestra lectura epistemológica, y son
estudiados aplicando metodologías específicas. Por ejemplo, grupo operativo para
comprender los imaginarios institucionales y grupales o entrevistas individuales y tests
especializados para acceder a las vivencias subjetivas (Actas...1997).
Hay algunas operaciones lógicas fundamentales que guían la investigación:
La identificación de las resultantes de las dinámicas de cada subsistema y de que forma esas
resultantes cambian qué otras dinámicas de los otros subsistemas. Por ejemplo, la conducta
del presidente de ZZ Internacional no está producida, ni siquiera modificada, por sus deseos
y sus amistades personales, sino por la situación geopolítica: la mayoría de las empresas
trasnacionales han tomado una decisión: transferir a sus filiales nacionales la búsqueda de
soluciones ante las devaluaciones monetarias -aun cuando esas soluciones sean totalmente
contrarias a los slogans éticos-. Las empresas que no adopten esa política corren el riesgo de
quedar fuera del mercado. La resultante de esta situación internacional se expresa en la
decisión del Sr. B., y esta decisión modifica directa y radicalmente la unidad de análisis: la
empresa ZZ Mexicana, aunque sin tocar los otros subsistemas a nivel nacional ni en ZZ
Internacional. En el mismo sentido, las decisiones que los ejecutivos toman durante su
reunión modificarán solamente dos aspectos ergonómicos: la velocidad de la cadena y los
requerimientos de calidad. Las otras modificaciones, como por ejemplo las formas de
contratación y pago (beneficiándose con el trabajo precario y el subpago) o la disminución de
las utilidades de los proveedores, aunque sean fundamentales para el funcionamiento de la
empresa, poseen, a nivel de la subjetividad, sólo el efecto indirecto de crear una atmósfera
de inestabilidad.
El teorema de las hipótesis. Un planteo totalmente heurístico nos parece sospechoso. Un
planteo totalmente positivista se nos hace pobre y superficial. Entonces, ¿qué hacemos?
Nosotros agrupamos las hipótesis más próximas (próximas en cuanto a indeterminación) aún
si son de diferente nivel de abstracción y conformamos con ellas estructuras de
determinación. De esta forma, poseemos hipótesis de diferentes niveles: algunas pueden ser
verificadas por investigaciones cuantitativas (por ejemplo las condiciones del mercado de
trabajo) pero otras requieren de una operación de interpretación y no pueden ser
constatadas directamente (por ejemplo, la incorporación al inconciente de los trabajadores
de los contenidos del nuevo imaginario creado por la dirección). Cada red de hipótesis
constituye una verdadera estructura lógica; esto quiere decir que la verificación (y, más aún,
la refutación) de una constituye una validación de la totalidad de esa estructura. Para llevar
a cabo esa validación utilizamos los métodos positivistas más difundidos y aceptados. Los
que tomamos más frecuentemente son: la investigación epidemiológica; algunos tests de
aplicación masiva; los análisis de sangre y orina; las modificaciones biológicas producidas
por las dificultades y las exigencias. Actualmente estamos aplicando un largo test que
combina las técnicas de cuestionarios masivos con tres tests proyectivos. En todos los casos
contrastamos los resultados obtenidos a través de por lo menos dos aproximaciones
diferentes. Por ejemplo, los datos que resultan de la aplicación de tests masivos a toda la
población de una empresa y aquellos que surgen de entrevistas psicológicas individuales en
profundidad a una muestra significativa. Otro ejemplo: la comparación de los datos
obtenidos por la observación ergonómica directa de un proceso de trabajo con la exploración
del inconciente utilizando la técnica de grupo operativo y con la medición de excreción
urinaria de catecolaminas (Daniellou 1996,Wisner 1995, Dejours
1992,1995b,Revue...1980,Vezina et al 1992).
Veamos otro ejemplo en ZZ: una de las medidas decididas por el staff fue aumentar la
velocidad de la cadena de ensamble. ¿Cuál es la consecuencia? ¿La fatiga o el estrés?(4)
Sólo la aceleración (que es productora de condiciones estresantes) no tiene capacidad para
producir las consecuencias patológicas del estrés (por ejemplo, síntomas psicosomáticos)
(Levi 1983,1972,Theorell T. et al 1984,Matrajt 1993c). Es necesario que se asocie con: 1) la
prohibición, implícita en los nuevos discursos oficiales, de rebelión o, incluso, de
demostración de la fatiga y/o enfermedad; 2) el imaginario, ya difundido, de cierre de la
planta, imaginario que modifica la dinámica grupal y transforma a cada trabajador en el
capataz de los otros ( Matrajt 1991,1994a); 3) la existencia de un mercado de empleo
signado por la desocupación y saturado de postulantes potenciales; 4) la reactividad
biológica y psicológica individual (Matrajt 1993b,1995). Por consiguiente, el conjunto de los
trabajadores resiente de manera muy diferente esa aceleración (por ejemplo, aquellos que
no pueden ser remplazados porque no hay postulantes potenciales pueden tanto protestar
como enfermar de fatiga). La investigación epidemiológica (Matrajt 1987) es el instrumento
adecuado para demostrar la totalidad de este teorema de las hipótesis en tanto demuestra
que la distribución diferencial de las reacciones estresantes en la población de ZZ es función
de las condiciones de trabajo, y se registra en base a la historia biológica y psicológica de
cada grupo y cada individuo.
El lector interesado podrá encontrar un resumen de nuestra metodología en las Actas del
Coloquio "Psicopatología y Psicodinámica del Trabajo" (1997); hemos hecho una descripción
pormenorizada en un libro que aún no está terminado. Las figuras que se encuentran al final
de este texto podrán ser de alguna utilidad.

REFLEXIONES INSTITUCIONALES. Podemos apreciar un imaginario institucional,


parcialmente inconsciente, que tiene un sentido vertical descendente y que es isomórfico en
todos los niveles de conducción: el nivel de dirección subalterno debe encontrar las
soluciones, incluso si éstas son antiéticas, a condición de no confesarlo y asumir la
responsabilidad sin comprometer al nivel inmediato superior. Este imaginario tiene su
expresión semántica:" Me tienes que dar los números". Esta fórmula quiere decir: tienes que
lograr los objetivos cuantitativos (número de unidades fabricadas, volumen de ventas,
promedio de utilidades, etc.). Pero ésta es una estructura de lenguaje (Boutet 1995)
institucional (Matrajt 1996c) que permite esconder la verdadera prescripción: hay que
obtener los "números" sin importar a que acción ilegal o antiética se recurra, a condición que
la "tarea sucia" sea formalmente disfrazada ante los ojos del nivel superior.
La contradicción entre los discursos y las prácticas, a todos los niveles, no es un desliz de la
inteligencia, sino una necesidad para mantener algunos imaginarios institucionales que
brindan una coartada ética a los trabajadores de todas las jerarquías, a través de un
conjunto de racionalizaciones que les permiten poner a salvo su narcisismo frente a los
escrúpulos (Matrajt 1991,1994a) y conseguir una inserción institucional. La contradicción
entre las tareas prescritas y las actividades reales no es, tampoco, un desliz de la
inteligencia o la racionalidad empresariales, sino está determinada por las modalidades de
organización de cada empresa, por los conflictos entre sus cuadros superiores, y,
fundamentalmente, por las necesidades secretas de la empresa y las necesidades secretas
de sus cuadros ( al respecto, ver "la reunión de staff"). Son, casi siempre, necesidades
ilegales y corruptas, o, por lo menos, contrarias a la ética manifiesta. Por este motivo, no se
las puede confesar ni verbalizar; por el contrario, hay que disfrazarlas de contradicciones de
la racionalidad empresarial.
La comprensión de la comunicación es fundamental para descubrir la dinámica de la empresa
y las relaciones entre trabajo y subjetividad. Exige un primer esfuerzo de identificación de las
jergas específicas de cada oficio y de aquéllas que son propias de cada empresa. Las etapas
posteriores son más elaboradas, ya que la comunicación circula por diferentes niveles y
canales (Matrajt 1996c). Hemos visto, en el ejemplo precedente, la existencia de un nivel
implícito en la fórmula de los números. Las diferentes "tareas sucias" no suelen expresarse
en palabras ( nivel lingüístico/auditivo), sino se transmiten, las más de las veces, por los
niveles para-lingüístico/auditivo, para-lingüístico/para-auditivo y contextual. Debemos
distinguir lo que es implícito de lo que es inconciente; ambos pueden circular por los cuatro
niveles, y son tan frecuentes entre los ejecutivos como entre los trabajadores de base
(Matrajt 1993a). Podríamos reagrupar todo lo antedicho en una sola categoría: la lengua.
Esta, a su vez, debemos diferenciarla de por lo menos otros dos lenguajes en el trabajo
igualmente importantes. Nos referimos al lenguaje del cuerpo y al lenguaje de acción. Por
lenguaje del cuerpo no sólo entendemos el nivel para-lingüístico/para-auditivo ya
mencionado (la mímica, los gestos) sino también las manifestaciones biológicas conocidas
como psicosomáticas. Los primeros, la mímica y los gestos, son, por lo menos, parcialmente
concientes, y poseen un sentido que suele poder ser decodificado por el interlocutor. Las
segundas son totalmente inconcientes y su sentido no puede ser comprendido por el
interlocutor. Más aún, los interlocutores de mensajes psicosomáticos son fantasmáticos. Para
comprender su significación, como lo veremos a propósito de los síntomas, el investigador
debe hacer un trabajo de interpretación. Tenemos también un lenguaje de acción; en la
empresa se vehiculiza bajo la forma de accidentes, de ausentismo, de indisciplina, de
transgresión a las normas, de conductas astutas, así como en formas de actividad muy
originales y creativas que permiten evadirse de las tareas prescritas para acceder a
soluciones de los problemas reales.
La comunicación circula por canales formales e informales. Las empresas, como cualquier
otra institución, tienen algunas prácticas e ideologías que son contrarias a sus principios
declarados (Matrajt 1993a, 1994a). Esta contradicción es la que produce la bifurcación de los
canales: el discurso oficial circula por los canales oficiales (folletos, boletines, propósitos
proclamados en las reuniones, etc), pero la información real circula por los rumores, los
pasillos... o las camas. La información concerniente al supuesto nuevo puesto al que
ascenderían al presidente de ZZ Mexicana fue deslizada al "play-boy" del staff por la
secretaria de ZZ Internacional, con graves consecuencias para el trabajo de equipo y para la
productividad. Si tomamos en cuenta esa información, las contradicciones entre tareas
prescritas y actividad real adquieren una lógica y una visibilidad de la que antes carecían.
Me permito plantear tres lenguajes (5) fundamentales en el trabajo: la lengua, el lenguaje
del cuerpo y el lenguaje de acción. Los tres exigen a los investigadores desarrollar una tarea
altamente elaborada, que trasciende la investigación lingüística convencional.

ZZ es una antigua empresa fordista que ha sido empujada por el mercado globalizado a
evolucionar hacia el post-fordismo, pero las dificultades, los vicios y los prejuicios enraizados
en la historia de la organización convierten este objetivo en tarea imposible. ZZ Internacional
no puede ser sino una copia grotesca de Toyota o Nissan. Para sobrevivir a la competencia
debe utilizar algunos recursos de presión geopolítica o de política nacional, y le demanda a
sus ejecutivos un esfuerzo individual y colectivo sin importar qué precio se pague. La
"solución" ensayada por cada nivel de conducción fue aislar y aplicar, recortada del contexto,
alguna de las reformas post-fordistas, o, simplemente, disfrazar de japonesas a las "tareas
sucias". ¡Una forma particular de llevar a cabo el "kaizen"!. La constitución de los imaginarios
anteriormente señalados, las contradicciones entre discursos y prácticas, las formaciones de
lenguaje y comunicacionales, deben ser comprendidas como la solución posible para ZZ en
esta etapa de transformaciones mundiales del capitalismo y del trabajo. De igual forma se
deben entender los roles en el trabajo.
Los roles de cada quién son, en gran medida, independientes de su historia y su voluntad. La
pertenencia de José a ZZ implica que está obligado a hacer todo lo que se espera de un alto
ejecutivo. Si bien desarrolla algunas actitudes contestatarias como forma de expresar una
rebeldía ingenua e inofensiva, estas actitudes no son sino un estilo personal que conserva
trazas de subversión que le permite mantener la ilusión de ser lo que no es. Las empresas
son sistemas muy rígidos y cerrados, que, aunque transvestidos en institución liberal,
cercenan en extremo la libertad individual. Las novedades y originalidades que las empresas
permiten son aquellas de las que se pueden reapropiar en beneficio de la producción. Las
astucias de Omar se estrellan contra una dura muralla en el momento en que la situación
general impone un límite a ese tipo de actividades. La subversión subjetiva se expresa más
como síntomas ( la úlcera de José, las adicciones y los accidentes de Omar) y como
modalidades particulares de desenvolver las tareas que como oposición vera. La institución
habla a través de la boca de Omar y José, cuyos grados de libertad son más que reducidos.
Como es evidente, la situación descrita ocurre en el momento histórico nacional de mayor
debilidad sindical así como de otras formas de respuesta colectiva frente al autoritarismo.
Desde nuestra posición teórica, estas condiciones del contexto nacional (debilidad del
sindicalismo y subordinación de los gobiernos al capital globalizado) constituyen un
subsistema, cuyo abordaje cognoscitivo es imprescindible. Por ejemplo, hace 25 años
hubiese sido imposible el incremento en la velocidad de la cadena de ensamble que, en
1996, no encuentra ninguna oposición.

LOS SINTOMAS SUBJETIVOS. A diferencia de otros aspectos de la investigación, la


elucidación de los síntomas subjetivos es una tarea casi completamente heurística (como
dice Dejours, citando a Ricoeur, "comprender para explicar") (Billiard 1994). Habida cuenta
que el investigador siempre selecciona e interpreta los datos según su aproximación
filosófica, epistemológica y teórica específica, aún cuando utilice los métodos más
"objetivos", al abordar los síntomas debe interponer entre los hechos y las conclusiones una
larga cadena de inferencias e interpretaciones, mucho más largas y significativamente más
heurísticas que en otras etapas (Matrajt 1994a 1987).
La úlcera de José, así como los accidentes y las dependencias de Omar, están relacionados
con el trabajo. Sin embargo, ¿sostenemos nosotros, como lo hace el psicoanálisis tradicional,
que el trabajo sólo desencadena una disposición biológica (esto es, genética) y psicológica
generada en la infancia? Hemos seleccionado, propositivamente, dos ejemplos en los cuales
el peso de la historia biológica y psicológica es significativo. ¿Se debe colegir, entonces, que
sostenemos el modelo freudiano de series complementarias, para el cual el trabajo sólo
ocuparía el lugar de la tercera? Por el contrario, nuestra posición psicoanalítica está muy
alejada de la de Freud, Klein, Lacan o la psicología del yo, y más cercana a la de Deleuze y
Guattari (Deleuze y Guattari 1975,1980, Guattari 1976,1989, Baremblitt1998). Para nuestra
postura, el inconsciente se estructura constantemente, en función de los múltiples flujos
sociales que lo atraviesan (Matrajt 1994b). El trabajo, como todo otro acontecimiento,
produce, operando sobre la historia individual, una serie de nuevos acontecimientos en
espiral dialéctica. Dicho de otra manera, aunque admitimos continuidades e identidades, no
aceptamos ni puntos de partida ni de llegada.

OMAR. LOS ACCIDENTES. Sin duda, hay dos accidentes claves en la historia de Omar: aquél
en el que pierde la vida su madre (cuando él tenía 14 años) y el que lleva a la lesión
invalidante de Claudia y la consiguiente ruptura de la relación de pareja más importante de
su vida. Ninguno de los dos se deben a su culpa. Sus accidentes de trabajo están producidos
por la intersección de por lo menos las siguientes cadenas de significación (un sistema
complejo en sí mismo): el efecto de neurointoxicación del alcohol y la marihuana (Johnson,
1990).
Los cambios ergonómicos decididos por la empresa.- ZZ había obtenido grandes éxitos con
sus programas de reducción de accidentes de trabajo. Como empresa, exhibe en todos lados
estos éxitos con orgullo. Los accidentes de Omar, por consiguiente, son un gesto de
subversión y una declaración de rebeldía inconscientes, expresados en un lenguaje de acción
(Matrajt 1993b).
Omar tiene una noción ambigua (proto-conciencia) de su participación en los accidentes
actuales, contrariamente a lo que había pasado en los dos accidentes históricos. La
repetición de los accidentes actuales (inconscientemente provocados) está, también, al
servicio de su narcisismo. Son accidentes que puede controlar, por oposición a los históricos
que lo habían controlado y le habían controlado su vida, y que le habían impuesto los dos
cambios más grandes en su existencia. Actualmente es él quién controla los accidentes,
utilizando mecanismos omnipotentes que le producen vivencias megalómanas. La producción
de pequeños accidentes le permite negar inconscientemente los dos grandes accidentes
determinantes de su vida. Estos pequeños accidentes constituyen escenas simétricas
invertidas en relación con aquellos. Tienen, por consiguiente, una doble significación: la
renegación de esa realidad insoportable, y el intento de descarga catártica de las emociones
depresivas no elaboradas (Matrajt 1994a,1997a).
Omar proviene de un medio popular, donde la cultura machista es un condimento
importante. Los accidentes, como el alcohol, son emblemas de virilidad (Matrajt 1994a,
1993b,1995).
Omar logra, con los accidentes, realizar tendencias autoagresivas (¿pulsión de muerte?) y
autopunitivas.

OMAR. LAS ADICCIONES. A la muerte de su madre, Omar debió sufrir la mitomanía de su


padre, que nuestro héroe no podía soportar. Reaccionó buscando una familia alternativa
entre los grupos de pares (en ocasiones grupos marginales) y desarrollando una repugnancia
frente a la mentira, rechazo que deviene en rasgo de carácter. Pero la condición para
obtener un empleo en ZZ es, justamente, la adaptación a las mentiras, a los dobles discursos
y a las contradicciones de las que no se podía hablar. En términos más profundos, la
condición para obtener ese empleo es transformarse en su padre. Aunque en realidad era
sólo adoptar la parte de la psicopatología de su padre que él más odiaba, inconscientemente
era la transformación total en su padre. Pero para adaptarse a esas condiciones de ZZ Omar
carecía de los recursos internos necesarios; por consiguiente, recurre a la ayuda de la
química externa (Matrajt 1994b, 1989, 1998), esto es, al alcohol y a la marihuana. Para
nosotros, las adicciones son defensas sustitutivas restitutivas. Durante estos últimos 18
años, hemos planteado algunas aproximaciones metapsicológicas diferentes en relación con
las así llamadas "sociopatías" (por ejemplo, las adicciones), y hemos propuesto un nuevo
mecanismo de defensa: la Fabulación-convicción (Matrajt 1998,1997b). En este caso, la
pseudo-alucinación de origen químico le ayuda a Omar a:
- Negar las pérdidas y las carencias afectivas (su madre y Claudia).
- Instalar vivencias maníacas.
- Reinstalarse en ( restituirse a) la realidad ( Como diría Guattari,en los circuitos centrales de
producción-consumo) que le exige conductas de impostura y de simulación que su Superyo
rechaza.
- Retornar a ( continuar en) su cultura machista, para la cual las adicciones son signos de
prestigio viril.
- Realizar sus tendencias auto-agresivas (¿pulsión de muerte?) y autopunitivas, de la misma
manera que con los accidentes.

JOSE. LA PSICOSOMATICA. A partir de la muerte de su padre, identificarse con aquel


permite a José la obtención de dos objetivos muy caros para su dinámica inconsciente:
- la negación de esa muerte, en la medida que el hijo incorpora sus ideales proletarios de
justicia social y sindical. José permanece fijado a eso que hemos denominado la cuarta etapa
en la elaboración de un duelo: la identificación con el carácter y los ideales del muerto, como
una manera de negar su muerte (Matrajt 1985). Es una identificación parcial inconsciente
(identificación introyectiva) del sujeto con el objeto perdido. Hay que recordar que en el
imaginario familiar, ZZ Mexicana era el enemigo y el culpable de la muerte de su padre por
la vía de la hemorragia que el despido le había ocasionado. Hay que tomar también en
consideración los deseos de revancha y la trayectoria política de José durante su período
estudiantil.
La asunción del rol de padre en la familia sin gran conflicto edípico. La incorporación de José
a ZZ Mexicana lo empuja a apoyar a los enemigos de su padre, produciéndole un conflicto
ideológico que pone, frente a frente, los beneficios económicos actuales y futuros por un lado
y toda la estructuración de su subjetividad por el otro. Para resolverlo, nuestro héroe inventa
dos quimeras: llegará a ser un representante de los intereses de los trabajadores en las altas
esferas de ZZ, y adoptará una actitud diferente (anti-moda) de la que demuestran los otros
ejecutivos. Pero, lo más importante, disociará su cuerpo, donde reside la identificación con
su padre, del rol de ejecutivo de ZZ.
Durante las etapas en que trabaja en el extranjero, particularmente cuando está en período
de capacitación, el conflicto se atenúa: "olvida" su misión mesiánica, y nadie toma en cuenta
su rebelión puberal. Más aún, para el escaparate de libertad que ZZ exhibe, esa rebelión
constituye una bandera, una respuesta viva frente a quienes osasen dudar de la imagen que
la empresa busca proyectar. Esta rebelión era una juego ingenuo y completamente
inofensivo, pero ZZ es muy clara: puede tolerar los juegos (entendiendo como tales las
conductas que no afecten la producción) pero se cierra enérgicamente cuando de intereses
se trata. José se puede vestir como se le de la gana, puede instalar su oficina donde prefiera,
y puede vivir en la zona que le plazca, pero debe cumplir las tareas decididas en la reunión
de staff sin hesitación alguna.
La situación actual de ZZ obliga a José a comportarse como los verdugos de su padre, a
diferencia de Omar, que es empujado a conducirse como el suyo. Las dos situaciones,
aunque intrínsecamente opuestas, tienen el mismo efecto: la violación de algo sagrado en la
subjetividad de sus protagonistas. En José, el mito de representar a los trabajadores y ser
diferente a los otros ejecutivos se desintegra. La única defensa que le queda es la escisión
entre un cuerpo que retiene la identificación con su padre y un comportamiento de ejecutivo
como cualquier otro. Durante una entrevista le sugiero (es un antiguo recurso técnico que
suelo utilizar con los enfermos psicosomáticos) que haga un ejercicio psicodramático: hablar
con su órgano enfermo (el estómago). Al cabo de pocos minutos se establece un diálogo
muy cargado de emoción con una persona: su padre.

Hay diferentes aproximaciones a la psicosomática. Si bien no podemos analizarlas


minuciosamente, recordaremos algunas (6).
F.Alexander (1968) ha sido, de acuerdo a mis modestos conocimientos, el primer
psicoanalista en abordar los fenómenos psicosomáticos con un modelo "psicogenético" de
"emociones inhibidas". Ponía el acento sobre la agresión reprimida, como los psicólogos del
yo lo harían más tarde. Alexander funda una corriente de pensamiento que predomina
todavía en nuestros días, la cual sostiene la existencia de correlaciones entre ciertos tipos de
personalidad y ciertas manifestaciones vegetativas (como las enfermedades psicosomáticas),
estas últimas producidas por la inhibición conductual de los aspectos emocionales.
M.Klein (Marty 1976) avanza un paso más: para ella, la culpa que impide la descarga de la
pulsión de muerte sobre el objeto de amor es la razón por la cual esa pulsión elige al propio
cuerpo ( un órgano) como objeto.
Muchos psicoanalistas argentinos han llevado a cabo, particularmente durante los años 50 y
60, una infinidad de investigaciones de campo, tanto en hospitales públicos como en sus
consultorios. Aun cuando no elaboraron ninguna teoría nueva, la experiencia acumulada es
de una enorme riqueza. Llamativamente, casi todos coincidieron en señalar la represión de la
agresividad.
P. Marty (1972,1976) ha sido uno de los grandes teóricos de la psicosomática. La
mentalización es uno de sus conceptos claves. Siguiendo la tradición psicoanalítica, distingue
las representaciones de cosas de las representaciones de palabras. Para él, la condición de
emergencia de enfermedades psicosomáticas es una mentalización inadecuada para hacer
frente a un grado importante de excitaciones pulsionales. Otro concepto central es la
distinción entre regresión y desorganización progresiva. Para Marty, hay algunas regresiones
que tienen una función protectora, aún cuando aparezcan como "crisis" . Tal sería el caso de
la úlcera de José. P. Marty sostiene que otras enfermedades, como las cardiovasculares, las
autoinmunes o el cáncer, obedecen a un proceso de desorganización progresiva. Este autor
subraya que las enfermedades somáticas son el resultado de conflictos entre el sujeto y su
entorno, sólo que reduce el entorno a la familia durante la primera infancia. Hay cantidad de
autores que, siguiendo las teorías de Marty, han enriquecido sus aportes con nuevas
experiencias.
Goldberg (1981) sostiene, en relación con el cáncer, una posición aún más extrema: afirma,
apoyándose en sus estudios experimentales, la existencia de tres rasgos psicológicos
determinantes para esa enfermedad.
S. Alí (1992) toma un camino diferente, apoyándose en dos conceptos: el imaginario (tal
como lo define) tomado como función, y su represión. El exceso de represión de la función
de lo imaginario a consecuencia de una depresión, conduce a la patología somática. Esta
última aparecería siempre en una situación de "impasse", esto es frente a un conflicto sin
solución. Quisiéramos señalar un concepto que compartimos plenamente..."la somatización
es menos un tipo de personalidad que la naturaleza de un conflicto".
C. Dejours (Billiard 1994, Dejours 1986) ha avanzado mucho en este terreno. Resaltaremos
dos de sus múltiples contribuciones. Su posición epistemológica (siguiendo a Davidson) de
"monismo anomal" y su reformulación de la metapsicología al sostener la existencia de una
tercer tópica, o "tópica de la escisión". Aunque retoma las ideas de Alexander, Klein, los
psicólgos del yo etc., en relación con la pulsión de muerte, Dejours describe un origen filo y
ontogenético de la violencia, colocándola dentro de una tópica psíquica y haciendo una
articulación con la acción.
J. Mc Dougall (1991) propone lo que sería una cuarta (Freud había establecido tres)
transformación de las emociones: la sofocación sin compensación, que deja al cuerpo solo,
sin otro sostén, para hacer frente al entorno. Avanza entonces la idea de que el conflicto
edípico de estos sujetos debe permanecer encerrado en una organización más primitiva, en
la cual la imago del padre es casi nula.
Winnicott (56,57) piensa que la psicosomática debe ser comprendida como la consecuencia
de una interdicción precoz (motivada por el rechazo de la madre a abandonar la unidad
fusional con su hijo) impuesta al bebé para sentir su cuerpo ("un cuerpo para dos"), sus
ideas y sus emociones como diferentes de aquéllos de su madre.
Para Lacan (Mc Dougall 1991) la psicosomática no es una estructura, en el sentido freudiano,
y sus síntomas no deben ser comprendidos como mensajes dirigidos al otro. J.D.Nasio
(1996) piensa que la lesión (psicosomática), la acción y la alucinación no responden a la
cuestión del "por qué", sino que se expresan por una "narrativa vacía que no se pregunta por
sí misma".
Nosotros no pensamos que haya un mecanismo único que pueda explicar toda la
psicosomática. Nosotros pensamos en conflictos y situaciones diferentes en cada paciente
(Matrajt 1969). Es evidente (como lo podemos constatar epidemiológicamente) (Matrajt
1994a,1987,1992b) que el trabajo es un factor de primer orden en por lo menos algunas
enfermedades psicosomáticas, como las cardiovasculares y las digestivas (Matrajt 1993b).
Pero no pensamos en absoluto que todo el lenguaje del cuerpo sea un lenguaje que se haya
"escapado" de la simbolización y que deba ser transformado en lenguaje hablado, aunque
esto sea cierto en la histeria. Pensamos que hay fenómenos y conflictos directamente
generados a nivel corporal (el cuerpo, como el juego de los niños, la acción, etc., son formas
de pensar y sentir no reducibles a palabras), que no fueron pensados jamás como palabras,
que no pueden traducirse a palabras y que nunca podrán ser expresados como palabras. Por
supuesto, para que los investigadores puedan comprenderlas, y, a su vez, puedan ser
comprendidos por los sujetos, se debe utilizar la lengua, pero sin caer en el vicio
epistemológico de confundir la forma de expresión con la naturaleza de un fenómeno. Estos
conflictos deben ser resueltos en sí mismos, en la interacción entre el sujeto y su entorno.

EPISTEMOLOGICAS II. El lector habrá podido apreciar que le hemos seleccionado los datos
más significativos de cada nivel. Antes de hacer esa selección debimos construir un boceto
provisorio de sistema complejo, en el cuál, según nuestra experiencia, encontraríamos las
determinaciones más significativas para comprender las relaciones entre trabajo en una
empresa grande y subjetividad. Esas determinaciones se estructuran constituyendo
subsistemas. Para dar cuenta de cada uno de ellos hay disciplinas específicas. Nosotros les
planteamos a cada una de ellas las preguntas más significativas y las responden en función
de sus bases teóricas y sus métodos específicos. El relato de la situación de ZZ, así como de
José y Omar, ha seleccionado las respuestas claves que han surgido en la investigación.
Por supuesto, cada subsistema puede ser abordado como un sistema complejo en sí mismo:
los síntomas, los lenguajes, las contradicciones, etc. ¿Por qué, entonces, seleccionamos uno
entre las variantes posibles? La selección depende de la operación teórica o la intervención
que nos propongamos efectuar. Pensamos que la elección de las vivencias subjetivas o de las
relaciones entre condiciones de trabajo (como las estudia la ergonomía) y vivencias
subjetivas no es reduccionista, sino la consecuencia de haber seleccionado espacios muy
cerrados y grupos muy pequeños (ver la bibliografía al respecto). Esa elección no es un
error. Muy por el contrario, esas investigaciones nos han abierto un universo de
conocimientos y significaciones.
Más todavía, ese camino sigue siendo muy fértil en posibilidades, a condición de que el
objetivo sean las pequeñas empresas o un recorte bien delimitado de una empresa grande
(un grupo de trabajadores), y que al establecer las fronteras no se paguen grandes costos
epistemológicos. Pero para la mayoría de las grandes empresas, así como para responder a
otros objetivos (por ejemplo el establecimiento de programas de prevención y/o de
corrección de determinaciones de enfermedad, programas de promoción de la salud mental
en el trabajo, de conciencia de alienación, etc) (Matrajt 1993c, 1994a, 1992b) es menester
tomar otra unidad de análisis. Sostenemos que la unidad de análisis más adecuada para
estos objetivos, aquélla que puede esclarecer mejor las relaciones entre subjetividad y
trabajo en una empresa grande, es la misma empresa. Estudiamos la empresa siguiendo la
metodología del institucionalismo (Ferreira 1998), la consideramos siempre atravesada e
interdeterminada por las condiciones de su entorno (Deleuze y Guattari 1975,1980, Guattari
1976, Baremblitt 1992, Ardoino 1979, Lourau 1975), condiciones que organizamos
cognoscitivamente en subsistemas indeterminados por sus resultantes. En la empresa
estudiamos la subjetividad, siempre atravesada e indeterminada por los otros subsistemas:
el de la organización del trabajo (estudiado por la ergonomía) el de los parámetros
extralaborales, el de la biología, etc. Todo el conjunto, o sea la empresa con sus subsistemas
interiores y sus condiciones de entorno, está en constante transformación a lo largo del
tiempo. Todo el conjunto es susceptible de ser estudiado de diferentes formas de acuerdo a
la operación epistemológica y práctica que nos propongamos hacer.
Hemos intentado poner en marcha una aproximación epistemológica, teórica y metodológica
que oscila operativamente entre Piaget y Deleuze, entre García y Guattari, entre los modelos
matemáticos de las ciencias duras de laboratorio y la frescura de la búsqueda de originalidad
y novedad que caracteriza la subversión individual.

Citas

(1) Los datos fueron condensados y modificados temporalmente.


(2) Omar ¡se había visto obligado a endeudarse con un tío para hacer dos cosas que él detestaba desde
el fondo del alma: mentir y corromper, y todo para obtener un trabajo que odiaba!
(3) En relación con este punto sugerimos la lectura del No. 33 de Chimères (1998), y los libros de Gorz
(1997) y Dejours(1998)
(4) Convendría reflexionar sobre el concepto de fatiga, que es muy diferente entre los ergónomos de
otros países y aquellos denominados "francófonos".
(5) Definimos "lenguaje" como una información que, al circular entre las partes de una estructura,
produce una adaptación mutua de las mismas.
(6) Algunos de estos conceptos han sido tomados del proyecto de tesis de Cecilia Ríos Ibarra.
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Wisner, A. (1995), Réflexions sur l’ergonomie, Octares, Toulouse

Acerca de cómo se instala un grupo operativo (*)


Horacio C. Foladori

He elegido este tema para responder a cierta demanda efecto del desconcierto que he
observado en psicólogos sociales con poca experiencia, cuando se les presenta un pedido de
intervención grupal. También, cuando un profesional se da cuenta de que puede instalar un
grupo operativo para esclarecer determinada problemática, pero no tiene la suficiente
claridad acerca de cómo hacerlo.
Lo que voy a presentar no sigue necesariamente un hilo conductor ya que tampoco se trata
de pautar un procedimiento; por el contrario cada situación particular debe ser abordada de
manera precisa y resolver el problema de la estrategia y de la táctica (recordemos que este
vocabulario de guerra es típicamente pichoniano) acorde con el análisis de la coyuntura que
se puede realizar en cada momento. Por tanto, las ideas simplemente enuncian aquellos
tópicos que a mi juicio deben ser tenidos en cuenta; otra cosa es la manera de combinarlos.
A groso modo, diría que hay aspectos que tienen que ver con la subjetividad de los
participantes (básicamente del equipo técnico) y otros que se relacionan más con las
características institucionales donde el grupo operativo podría tener lugar.

A. Aspectos de la subjetividad.

1. Lo primero que hay que tomar en cuenta es el deseo del coordinador, vale decir, la
naturaleza de su interrogación acerca de hacer o no un grupo operativo, de qué
características, con qué finalidad, etc. Habitualmente, el deseo del coordinador se hace
extensivo al deseo del equipo técnico ya que muy a menudo es el propio coordinador el que
elige a un colega para constituir un equipo técnico. La presencia del observador es
imprescindible para realizar una intervención. No abundaré sobre los argumentos que
apuntalan esta máxima ya que hay suficiente bibliografía disponible, comenzando por la
propia propuesta pichoniana, sobre que la intervención grupal debe ser realizada por un
equipo.
Por tanto, la manera cómo se elige al compañero de equipo resulta clave para que el equipo
técnico pueda funcionar como tal. La tarea del equipo técnico es la de esclarecer la tarea del
grupo cliente. Es secundario la distribución de los roles técnicos al interior del equipo técnico
ya que muchas veces el que tiene el contacto para instalar el grupo operativo mantiene con
algunos de los jerarcas institucionales alguna relación de amistad, lo cual aconseja que sea
él el observador y el colega invitado ocupe el rol de coordinador. Lo anterior con el objeto de
sostener la abstinencia de la pareja de coordinación.
Es obvio que en tanto se elige una pareja de trabajo está planteado el punto de la
complementariedad de funciones y ..... de personalidades. Conformar el equipo únicamente
bajo el criterio de la amistad o de la "atracción" recíproca puede acarrear problemas futuros.
Si de trabajo se trata, la complementariedad laboral es lo aconsejable. Con el equipo
constituído es entonces posible hacerse algunas preguntas como: ¿Por qué hacer un grupo?
Así como también ¿para qué hacer un grupo? Preguntas que deberán develarse ante un
tercero...

2. Es el momento entonces para elegir al supervisor. Hay algunos equipos que prefieren
esperar para contratar al supervisor hasta estar seguros de que el grupo operativo va a ser
posible y que se va a poder realizar según los parámetros que han fijado en un inicio. ¡Craso
error! La contratación del supervisor debe realizarse desde el primer momento sencillamente
porque el grupo operativo posible depende de la manera en cómo se resuelvan una serie de
situaciones de gran complejidad. Las primeras jugadas de ajedrez son decisivas ya que
posibilitan las siguientes. Las fantasías que implican su instalación juegan una función
determinante en su viabilidad. Por tanto, se podría pensar en una suerte de pre-tarea de la
supervisión que tiene que ver con:
a. Por qué se elige a tal o cual supervisor, lo que dice relación con la transferencia que se
establece entre el equipo técnico y el supervisor, y al interior del equipo técnico.
b. La construcción de un proyecto posible, esto es, el diseño de la estrategia y táctica para
que el grupo operativo finalmente sea viable.
Si bien esto es archisabido, dispenseme la reiteración: El supervisor está para pensar el caso
en conjunto con el equipo técnico, en ningún modo para ejecutar propuestas.

3. Detectar la o las necesidades institucionales no es una tarea fácil. Proponer un grupo


operativo supone algún tipo de apreciación acerca de los resultados que puede aportar y
sobre las condiciones que éste requiere para su puesta en funcionamiento. ¿Cómo se leen las
necesidades? ¿De qué manera el grupo operativo puede aportar a esclarecer el problema
presentado?
Pero ¿cuál es el problema en el fondo? Cierta ingenuidad acerca de las necesidades debe ser
desechada so pena de abordar solamente lo manifiesto. Está en juego entonces la teoría de
la lectura utilizada, así como sus alcances.
Es conveniente también, desde la propia figura del equipo coordinador desmarcarse de todo
intento de ayuda. Ayuda es distinto de trabajo. Dado que el compromiso es con la tarea que
se explicite, el equipo coordinador se compromete a trabajarla con el grupo. No hay ayuda
posible, no hay paternalismo aunque sea solicitado y autorizado. La ayuda distorsiona el
campo de intervención ya que remite al deseo del equipo coordinador. Por último, la ayuda
no puede ser más que un efecto, nunca el objetivo del procedimiento. En otros trabajos
hemos abundado sobre este punto así como sobre los riesgos.

4. Corresponde por ultimo plantear el problema de la oferta y de la demanda. La oferta crea


demanda. La información ayuda a discriminar y a situar al posible demandante en
condiciones de poder hacerse cargo de su demanda. Especificar la demanda.
Ahora bien, la demanda es algo a ser construido ya que la institución o el grupo no
necesariamente tiene claro qué es lo que quiere. Lo que dicen que creen que quieren se
diferencia de lo que necesitan. Por eso el requerimiento de la supervisión desde un primer
momento. Construir la demanda es poder, finalmente, especificar la tarea del trabajo grupal.
Quiero adelantarme a ciertas "urgencias" que a veces aparecen en alumnos en formación de
coordinadores grupales, esto es: "Quiero tener un grupo para coordinar". Deseo plausible y
sin embargo puede inducir ciertos problemas. El deseo del equipo coordinador no puede
"realizarse" si no conlleva cierto "aterrizaje" en demandas concretas del grupo al cual se lo
oferta. Dicho de otro modo: no se puede hacer un grupo para ver qué sucede. No se puede
hacer un grupo para satisfacer una "curiosidad personal" aunque el entusiasmo sea tan
contagioso que el grupo se arme de inmediato. La propuesta a participar en un grupo debe
poder articular un requerimiento "profundo" del propio grupo. No se puede construir un
grupo para "ayudar " al equipo coordinador o por "necesidades de investigación " de éste:
tendrá corta vida.

B. Aspectos institucionales.

Ya que toda demanda proviene de una institución - aunque ésta sea solamente un grupo - es
necesario pensar el lugar que el grupo operativo tendrá en dicha institución.

1. El establecimiento de una tarea para el grupo supone tener claro un cierto proyecto. Para
quién se trabaja, es una pregunta que no puede soslayarse, sobre todo cuando puede haber
distinto tipo de presiones para obtener un informe final. Quién paga no necesariamente dice
de con quién es el compromiso. Al igual que en psicoterapia infantil: pagan los padres pero el
que sufre es el hijo.

2. De igual modo es diferente el contrato institucional que el encuadre de trabajo. El contrato


establece las condiciones de la intervención en tanto experticia que es requerida, y se lo
establece verbalmente o por escrito según el caso. El encuadre remite únicamente al grupo
objeto de la intervención, ya que tendrá por cometido garantizar la seguridad psicológica
para que la tarea del grupo pueda ser abordada. El contrato se hace con el Director, el
encuadre con el grupo. Ahora bien, es conveniente que el grupo esté en conocimiento acerca
de qué tipo de contrato se realizó con la Dirección, ayuda a evitar susceptibilidades.

3. El problema del dispositivo de intervención. La instalación de un grupo operativo en un


espacio institucional supone confrontar dos modelos de institución. Llamaremos
INSTITUCION a aquella que contrata y que por estar en el sistema, por formar parte de un
Estado, presenta una particular manera jerárquica de funcionar, de ejercer el poder, de
controlar y de someter. El grupo operativo instituye un modelo institucional radicalmente
diferente al modelo que existe en la INSTITUCION ya que su naturaleza supone que el grupo
trabaja sobre la tarea de manera autogestiva. Las intervenciones del equipo coordinador no
intervienen en el nivel de la tarea sino que son aportaciones a la metatarea, es decir, a la
manera en cómo el grupo aborda la tarea. El equipo coordinador no interviene para ejecutar
el trabajo, habla acerca de la forma en cómo el grupo aborda su trabajo.
Lo anterior supone que necesariamente habrá en algún momento una cierta confrontación
entre los modelos institucionales puestos en juego ya que el espacio del grupo operativo se
convertirá en una contra-institución, cuestionando de hecho la política de sometimiento
conducida por la INSTITUCION a través de sus múltiples reglamentaciones vividas como
limitantes y por ende represivas. En algún trabajo señalamos ya que la instalación de un
grupo operativo en una INSTITUCION tiene un efecto analizador.

4. Por último, corresponde mencionar algo del dispositivo grupal.

- El motivo de consulta define la razón que tiene la institución o el grupo para requerir los
servicios de un experto. Se podría decir que es como una "excusa" ya que a poco de
comenzar el trabajo grupal, el motivo original irá perdiendo intensidad, presencia, ya que
otros temas irán ocupando su lugar. El motivo construye un discurso inicial.
Cuando se ha planteado un motivo de consulta por parte de una institución, tendiente a
instalar un grupo operativo, es conveniente partir del punto en el que todo lo que en el
espacio de la INSTITUCION se dice (independientemente de quién o dónde se diga) conforma
lo que se va a entender como discurso institucional. Lo anterior permite registrar detalles
que en un inicio pueden parecer insignificantes o sin sentido pero que luego comienzan a
cobrar relevancia y pueden ser decisivos para realizar un buen diagnóstico de la situación
institucional.

- Los tiempos para la instalación de un grupo operativo deben ser razonablemente


adecuados y proporcionales a las dificultades que se van presentando (resistencias) .
Apurarlos sólo lleva a precipitar acontecimientos y a fortalecer defensas. Los tiempos de
elaboración - como en todo proceso - deben ser respetados.

- Si el encuadre se construye para garantizar un cierto espacio de seguridad psicológica para


que la palabra pueda ser dicha, sostenerlo es la fundamental responsabilidad del equipo
técnico. Por tanto, la relación del equipo técnico con la institución debe ser formal.

- Dentro de las estrategias que es conveniente considerar, se encuentra el problema de la


comunicación, metacomunicación, rumores, malos entendidos, etc. Es también
responsabilidad del equipo técnico manejarse con transparencia explicitando todo aquello
que se requiera en los lugares adecuados y a los interesados que correspondan.

5. Sobre la conducción particular del grupo operativo. En estas cuestiones técnicas es


siempre más sencillo saber que es lo que no se debe hacer, más que lo que sí se debe hacer.

-El equipo técnico no debe confundir la tarea manifiesta con la latente. No voy a abundar
aquí sobre las diferencias entre tarea manifiesta y tarea latente, tema que Pichón-Rivière y
otros han desarrollado suficientemente. Tan sólo deseo alertar para evitar confusiones. En
todo caso, es un tema central que deberá discutirse con el supervisor.

- El modelo de aprendizaje de la técnica de grupo operativo no es el modelo de intervención


de grupo operativo. El coordinador coordina siempre, el observador observa siempre e
interviene devolviendo solamente los emergentes en el momento propicio. No hay diálogo
entre coordinador y observador durante la sesión ni tampoco el observador realiza
interpretaciones.

- El que uno de los integrantes del equipo coordinador tenga que faltar a alguna sesión no es
problema. Sí lo es perder el rol. La pérdida del rol no es significativa por sí misma sino por lo
que produce: un desdibujamiento de los parámetros de seguridad psicológica necesarios
para discriminar el adentro y el afuera grupal. La sesión se puede realizar sin el coordinador
y con la sola presencia del observador y éste se limita a observar como siempre y a devolver
en el momento oportuno. Por su función técnica como representante en ese caso del equipo
coordinador, tendrá que abrir la sesión y cerrarla.

Para finalizar, deseo simplemente mostrar que en las tareas de coordinación nunca hay
errores irreparables. Lo que si puede haber es silencio, falta de análisis, complicidades,
complots, actings, etc., fenómenos éstos que no dejan nunca afuera al equipo técnico.
Recordemos que la regla de abstinencia no le garantiza al equipo técnico la desimplicación,
que no va a ser afectado por el proceso grupal, por las regresiones que se produzcan en el
mismo así como por las angustias dominantes en cada momento. En suma, se trata de pasar
siempre de lo preverbal a lo verbal, de instalar el proceso secundario allí donde se despliega
el proceso primario.

(*) Ponencia presentada en el 5to. Encuentro de Experiencias grupales, Santiago de Chile, octubre de
2001 (Se ha mantenido el lenguaje coloquial ya que la ponencia no fue leída).

Algunas reflexiones sobre la psicología comunitaria (*)


Horacio C. Foladori

La llamada psicología comunitaria se crea originalmente en los Estados Unidos, asentándose


posteriormente en algunos países de América Latina, entre ellos Chile. Weinstein (1975:73)
reconoce que " El trabajador de salud mental poblacional (o "comunitaria" en la
nomenclatura norteamericana) equivale, en cierto modo, al médico general o al maestro de
primario indiferenciado, en sus ámbitos respectivos." Me pregunto por el apellido. ¿De que
tipo de apellido se trata? ¿Desde dónde se define? ¿Qué se entiende por comunitario, qué
supone? En fin, preguntas imprescindibles que tratan de problematizar esta herencia, por
cuanto se trata de apellido, y sus intenciones.

1. La idea de lo comunitario proviene de la comuna, de lo común. La comuna habla de un


territorio, de una geografía que destaca sectores, que recorta espacios los que a su vez
engloban sujetos. Dicho de otro modo, lo comunitario define a los habitantes de la comuna.
Y todo lo que tienen en común los habitantes de la comuna es la pertenencia a un territorio.
Se trata de una separación geográfica en la que la distinción, la separación, no tiene nada
que ver con algo del orden de lo psicológico sino de lo territorial. ¡Es evidente que la
psicología comunitaria no pretende estudiar las características psicológicas de los habitantes
de la comuna!
Psicología comunitaria parece referirse a aquella que es posible hacer dentro del espacio de
la comuna. ¿Por qué es tan especial el espacio de la comuna que determina que no toda
psicología puede ser realizada allí, en ese sector? ¿De qué manera la geografía determina la
psicología posible?
Nótese que es distinto aquel criterio que aporta el "bien común", ya que éste se define a
partir de algún tipo de propiedad común. El bien común que por definición es de todos, se
constituye en el punto de referencia en el cual el conjunto aparece unido en lo común;
tenerlo, protegerlo, defenderlo y desarrollarlo es trabajar en el sostenimiento del bien, como
algo positivo que debe ser conservado y recreado permanentemente. Pero la psicología
comunitaria no se plantea tampoco como un bien, como cualidades a ser conservadas y
defendidas y menos recreadas. Connota lo posible a ser realizado en el territorio demarcado,
por lo que la noción de bien común no aporta a su delimitación.

2. En la idea de psicología comunitaria está implícita y a veces explícita la idea de una


ayuda. Dice Martínez (1998:22) "Es necesario destacar la importancia de analizar el
desarrollo histórico de la Psicología Comunitaria dentro del orden social en que ésta se
inserta y comienza a funcionar como tal, incluyendo el contexto de la Psicología como
disciplina científica y como profesión de ayuda."(El destacado es mío) Es decir ¿de
beneficencia? En otro artículo (Foladori 2002) he trabajado el problema de la beneficencia y
la estructura que conlleva así como sus riesgos y determinaciones, nocivas en la producción
de "autonomía", "autogestión" etc.
Cuando alguien quiere ayudar, surgen algunas preguntas que es conveniente formularse. Por
ejemplo, ¿Por qué alguien querría ayudar (a un otro)? ¿Qué estructura - de dependencia -
produce como efecto la ayuda ? ¿En qué lugar se coloca (con respecto a su deseo) aquel que
quiere ayudar? Para formularlo de manera más cruda ¿a qué razones, impulsos,
requerimientos internos, etc., responde aquel que "necesita" ayudar?
La ayuda se estructura siempre en un cierto desnivel. El ayudado queda en deuda, queda
ciertamente atrapado, relación peligrosa productora de dependencia.
Quiero adelantarme a alguna confusión y mostrar que la ayuda no tiene nada que ver con el
orden de la solidaridad. Esta última dice sobre la razón social de ser del ser humano, en
tanto ser humano social que se ha constituido como sujeto a partir de otro. Se trata de una
cualidad particular de la conciencia: aquella de estar recorriendo un mismo camino en tanto
seres sociales determinados, en una particular formación social. La solidaridad tiene que ver
con lo objetivo del lugar social, la ayuda anuncia un afecto, da cuenta de una proyección de
una problemática personal sobre la figura del otro. La solidaridad connota la conciencia de un
cierto lugar en la estructura de poder, lugar que se construye a partir de la división social del
trabajo y el modelo de estructura jerarquizada sobre la cual se funda lo instituido. La
solidaridad parte de la conclusión de la identidad, se pudo colocar en el lugar institucional del
otro en tanto dicho lugar es también el propio. La ayuda borra lo social, niega la estructura
de poder ya que se trata de una cierta imposición. El deseo de ayudar, más allá es la
necesidad de ayudar, a la cual no puedo negarme para sentirme bien. Utilizar al otro para
gratificarme en mi necesidad.

3. La psicología comunitaria, en tanto pone el énfasis en lo "común" comienza por borrar


toda diferencia esencial. Aquí se presenta un problema metodológico: El trabajo psicológico
se realiza siempre sobre una singularidad, lo que lleva implícito el asunto de las diferencias.
La singularidad no debe confundirse con el individuo. Pueden existir otras singularidades
como la familia, el grupo, la institución, etc. Pero entonces es necesario en cada caso, hacer
referencia a la teoría que da cuenta de ella.
Ahora bien, no se trata solamente de borrar las diferencias individuales, tal cual las rescata
la psicología diferencial - como si toda la psicología en el fondo no fuese diferencial.
Pero lo que me interesa mostrar es que lo que la psicología comunitaria borra y que me
parece grave, tiene que ver con las diferencias sociales. La psicología comunitaria no puede
dejar de operar en ciertos establecimientos, colegios, escuelas, corporaciones de salud o de
cultura, ongs. etc. los cuales se rigen todos ellos - en tanto son instituciones - por una cierta
división del trabajo que supone una pirámide jerarquizada de toma de decisiones, es decir,
de ejercicio (apropiación) del poder. Sobre ese poder, la psicología comunitaria no habla, no
dice, no opina, y diría más: reniega de su existencia. Pero resulta que todo tipo de proyecto
"comunitario" es posible siempre y cuando se cuente con un cierto respaldo local, una cierta
aprobación de organismos superestructurales.
La acción del psicólogo comunitario está siempre sometida a la injerencia, a la interferencia,
a la determinación de su ubicación en esa pírámide institucional en la cual se halla inserto.
Con ello, estoy señalando tan solo que la posibilidad de la llamada psicología comunitaria, de
sus acciones y de sus proyectos es absolutamente dependiente de lo institucional y que de
esto último, la psicología comunitaria no habla.
Krause (2002) finaliza reconociendo esta dependencia política de la psicología comunitaria:
"Durante la segunda mitad de los años ochenta aparecieron adicionalmente intervenciones
comunitarias impulsadas por servicios de salud, insertas en las políticas municipales y de
gobierno. Les caracterizó un énfasis asistencial y una tensión entre los conceptos y valores
propios de la Psicología comunitaria, por una parte, y su ligazón con la política oficial del
momento, por otra."
Que no hable acerca de esta dependencia política quiere decir que no tiene teoría que pueda
dar cuenta de su inserción social, no tienen metodologías para el análisis de la coyuntura
institucional y no cuenta con técnicas de intervención que pretendan introducir
modificaciones en la estructura institucional. La psicología comunitaria cabalga en una
neutralidad envidiable con respecto a la estructura social y a la apropiación del poder. Lo
anterior es trágico cuando a su vez la psicología comunitaria se plantea, en el fondo, una
intención política. Más que de lo común hay que hablar de las diferencias y ellas son las
diferencias de clase.

4. El punto anterior da cuenta también de la orfandad técnica de la psicología comunitaria.


Tanto carece de especificidad, que es posible ver que en dicho "saber" se incluyen los
instrumentos más dispares: talleres educativos, técnicas grupales variadas, "promoción" de
la augestión (una contradicción en sí misma), educación popular, prevención de embarazo,
apoyo psicosocial, intervenciones en grupos de riesgo (¿no es esta una nomenclatura típica
del colonizador?), mediaciones, comunidad terapéutica para casos de drogadicción, etc.
Pero no interesa puntualizar el problema en lo meramente técnico sino es para poder dar
cuenta de que la ausencia de una técnica muestra la falta de un objeto específico de trabajo.
Vale decir, la psicología comunitaria carece de una teoría que funde su accionar, de una
metodología coherente con ella y de un encuadre de trabajo que le posibilite el recorte de un
espacio propio en función del punto de vista particular que ha asumido. No es posible que se
llame psicología comunitaria a cualquier cosa que se haga en el territorio de la comuna.

5. Alfaro (2000:16) reconoce que "el crecimiento de la psicología comunitaria que ocurre
durante los '90, no se acompaña suficientemente de un incremento de capacidad académica
que le de sustención, lo cual lo hace "vulnerable" y de "riesgo"."
Si ello es así, es conveniente preguntarse por el sentido del crecimiento de la psicología
comunitaria, ya que si carece de producción teórica, en el sentido de que es casualmente
ésta y no otra la que produce conocimiento, lo único que restaría sería una cierta
acumulación de experiencias. Si éstas no son pensadas teóricamente es aventurado suponer
un crecimiento. En todo caso podrían muy bien ser el efecto de impulsos de beneficencia,
voluntaristas, de ayuda, etc., o incluso la puesta en acto de metodologías que obedecen a los
mas disímiles marcos teóricos, todo lo cual sostiene la pregunta de saber si lo que se quiere
lograr es aquello que se produce. ¿Como asegurar que aquellas iniciativas que se supone se
han canalizado en un mismo sentido (crecimiento), no responden a marcos referenciales
distintos? No hay ninguna seguridad al respecto, salvo las buenas intenciones de Alfaro.
A su vez Aceituno (1993:33) constata "... esta práctica se caracteriza por la ausencia de
sistematización de experiencias, por la ausencia de evaluaciones globales, por la difícil
relación programática-institucional, por la inmediatez de su ejercicio, por la ausencia de
definiciones políticas programáticamente entendidas. No existen o son muy escasos los
textos donde se planteen los modelos teóricos a la base y sólo en el último tiempo han
surgido intentos de organización inter-institucional." Apreciación realista que no habla muy
bien de esta confluencia de prácticas comunitarias. Aceituno incluso llega a poner en tela de
juicio el alcance político, emblema bajo el cual se justifican no pocos proyectos comunitarios.
Ahora bien, si la psicología comunitaria no cuenta con una teoría, ni con una metodología
propia, si además no define un proyecto político, y si tiene problemas para especificar sus
logros, sólo cabe pensarla como un lugar mas de trabajo. Esta es la conclusión a la que llega
Alfaro (2000:17) al sostener la hipótesis de que en todo caso, sólo es una práctica
profesional.
"Constatar y dar fundamento a una noción de psicología comunitaria como profesión, y por
tanto, conformada estructuralmente sin autonomía teórica y conceptual, posibilita y exige el
uso de los recursos teóricos y metodológicos disponibles en el acumulado de la psicología,
para el análisis de problemáticas del ámbito comunitario, así como para la fundamentación
de acciones interventivas. "
Por tanto, la psicología comunitaria no se discrimina más que como campo de aplicación, no
porque remita a una óptica particular, ni porque haya podido delimitar un objeto de estudio,
ni una metodología propia y específica, etc., sino porque cualquier cosa de la psicología
podría servir a la "solución" de problemas en su campo. Por tanto, no existe más que
descriptivamente en tanto se define como un campo de aplicación, trasladando allí toda la
ambigüedad y contradicciones del caótico campo de las psicologías.

6. Si la psicología comunitaria ha quedado sin marcos referenciales propios, y si se trata de


un espacio de aplicación de un campo profesional sin más, es evidente entonces que está
sujeta a los avatares de las coyunturas sociales y políticas de cada momento histórico
particular. Alfaro (2000:18) al menos, reconoce esta debilidad:
"Ello permite establecer un vínculo directo que ocurre entre la política social producida desde
los modelos de desarrollo social vigentes en cada periodo y la relevancia, los objetivos, el
objeto y el modelo de trabajo de la psicología comunitaria, constatando así la relación de
determinación que los factores históricos contextuales tienen en las alternativas técnicas y
teóricas posibles para la práctica de intervención comunitaria."
Por un lado, la psicología comunitaria no tendría criterios propios como para desmarcarse de
los movimientos del poder y no estaría autorizada a realizar planteos propios con
fundamentos, que se animen a cuestionar lo que es el manipuleo del poder y de los grupos
de presión en el capitalismo actual: en ese sentido está al servicio del poder y éste es, en
última instancia aquel del Estado. Triste papel entonces aquella que cumpliría una práctica
que podría tener desde el punto de vista del especialista "buenas intenciones", pero como
práctica profesional instituída no podría desmarcarse de las determinaciones socio-políticas
(por ejemplo, de Mideplan y sus pseudópodos desarrollistas).

7. La psicología comunitaria aparece como la 5ta. área de inserción laboral posible. Así, se
agrega a las tradicionales clínica, social, educacional y laboral, todas ellas con la
especificidad que determina una particular relación entre el objeto de estudio (la salud, lo
colectivo, lo educativo y el trabajo) y el establecimiento en el cual se realiza (el hospital o el
consultorio, los agrupamientos humanos, masa, sociedad, la institución educacional y la
empresa o el servicio. En esta lógica, la psicología comunitaria carece tanto de objeto de
estudio como de establecimiento; más bien aparece con pocas posibilidades de diferenciarse
por momentos de la psicología clínica y de la psicología educacional y sobre todo no se
visualiza ninguna distancia con la psicología social. Podría afirmarse que toda la psicología
llamada comunitaria no es más que psicología social, sufriendo entonces también las
vicisitudes de ésta.

(*) Trabajo presentado en el 3er. Encuentro Metropolitano de Psicología social, 13 y 14 de septiembre


de 2002, Santiago de Chile.

Bibliografía:

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El grupo operativo y su concepción de la psicología social (*)


Horacio Foladori

Quiero comenzar por hacer mención de un hecho histórico que se conmemora hoy, en esta
fecha, que son los 30 años de la matanza de Tlatelolco, en México en el 68. Este hecho
reviste su gravedad, como ustedes conocerán, porque, fue el preámbulo de las olimpíadas, y
fue una manera como, en su momento, el Presidente de México, Díaz Ordaz, pretendió
controlar un movimiento estudiantil insurgente, que había concitado también apoyo
campesino y popular de diversas sectores del pueblo mexicano.
Todavía a treinta años de esto no se quiere reconocer quién fue el que dio la orden para esta
matanza donde, las cifras oficiales hablan de cerca de 150 muertos, pero sabemos que Ángel
Parra en su canción memorable, menciona más de 400.
Quería establecer simplemente este hecho, como acto recordatorio dado que en México hay
manifestaciones cada año por esta cuestión, bajo el lema "El dos de octubre no se olvida".

Ahora bien, sobre el tema al que ustedes tan amablemente me han convocado, voy a
desarrollar la problemática del grupo operativo. Grupo operativo, supongo, que es un tema
que ha cobrado últimamente, alguna resonancia. Yo discutía con algunos organizadores por
esto de ubicarlo en esta mesa de temas emergentes. Emergente para nosotros es un término
particular porque es un término de la teoría del grupo operativo.
Nosotros hablamos de emergente en el sentido de que es una urgencia, es algo urgente que
emerge; entonces emergente junta ambas cosas. Lo que emerge, emerge en términos de
una determinada estructura del grupo, es decir, lo que emerge es el inconsciente del grupo.
O sea que en ese sentido me parece muy bien que nos hayan ubicado en esta mesa.
Qué es grupo operativo, cómo definirlo. Podríamos hablar mucho de esto pero dado que no
tenemos mucho tiempo voy a reducirme a un par de nociones que me parecen claves. Si
nosotros tuviésemos que dar una definición general del grupo operativo tendríamos que decir
que llamamos grupo operativo a todo grupo en el cual la explicitación de la tarea y el
accionar a través de ella no sólo permite su comprensión sino también su ejecución. Es decir,
la idea de tarea: el grupo operativo se centra en una tarea. La idea de Enrique Pichón-
Rivière, creador de esta teoría y esta técnica, ubica a todo grupo haciendo un trabajo, todo
grupo espontáneo o construido artificialmente, está convocado para hacer algo, ya sea para
tomar el té, ya sea para jugar el fútbol, ya sea para preparar un trabajo de pasaje de curso,
ya sea para curarse, ya sea para desarrollar un plan, una iniciativa de carácter
autogestionario, de carácter comunitario. Es decir, en tanto el grupo se centra en un trabajo,
el grupo entonces encuentra distintos grados de dificultad para desarrollar este trabajo.
La idea de trabajo se nos hace esencial, porque coloca al grupo en una determinada realidad,
que es la gran diferencia entre Pichón-Rivière y otros enfoques grupalistas. Esta es la gran
diferencia porque permite una aproximación a todos los grupos en general, mas allá de lo
que estén haciendo, porque todos hacen un trabajo, o sea que en eso son todos semejantes.
Ahora veamos, qué significa hacer un trabajo. Significa establecer una relación con el medio
y la modificación de éste por un lado y el acto de modificarse que ello implica. Es decir, acá
sabemos que hay una relación dialéctica que se produce a través del trabajo; el trabajo es el
elemento que humaniza al hombre. Entonces en la medida en que el grupo se centra y
realiza el trabajo, o pretende realizar el trabajo, o hace el esfuerzo por realizar el trabajo y
de alguna manera lo hace, genera un proceso de modificación, producto de este trabajo que
tiene dos efectos: uno, lo que va modificando en esta materia bruta, que se va modificando
a partir de este trabajo, y otro, aquello que repercute desde el punto de vista de esta
modificación en los sujetos que trabajan.
El grupo se centra entonces en la producción de cambios en el mundo y en sí mismos. En
este sentido decimos que todo grupo es operativo de manera general, si todo grupo se
centra y hace un trabajo, todo grupo es operativo, opera. Operar quiere decir eso, quiere
decir modificar, hacer un trabajo. Pero en sentido estricto nosotros llamamos grupo
operativo a un grupo que tiene un particular modelo de coordinación. A esta concepción de
grupo que remite a una manera de entender la grupalidad, a la teoría de Pichón-Rivière, que
tiene una metodología de lectura del discurso grupal y que tiene una técnica de intervención
desde el lugar de la coordinación y de la observación. O sea, que en sentido estricto para
nosotros grupo operativo es la modalidad de trabajo grupal fundada por Enrique Pichón-
Rivière.
Pichón-Rivière además de importar la idea de trabajo del materialismo histórico, era un
psicoanalista prestigioso, por lo tanto, también importó a la teoría del grupo operativo, una
teoría de la lectura sobre lo explícito y lo implícito. Lo explícito y lo implícito es algo así como
la terminología que se utiliza en el campo grupal y que remite, con algunas diferencias, a lo
manifiesto y lo latente que trabaja el psicoanálisis. Es decir, esto significa que si bien el
grupo discute cómo hacer este trabajo, se genera la posibilidad de leer mas allá, como dicen
los integrantes de los grupos, de "leer entre líneas" lo que va aconteciendo en el grupo y de
explicitarlo; esa es la función de la coordinación, la función técnica. Entonces, en tanto el
coordinador explicita aquello que está implícito, el grupo toma conciencia de lo que le está
pasando en este trabajo. Al tomar conciencia está, por supuesto, en mejores condiciones
para ya sea trabajar mejor y superar los obstáculos, o desarrollar nuevas "vueltas" en este
esfuerzo por el trabajo, por resolver el trabajo que está haciendo.
El otro aspecto que vale la pena mencionar es que el trabajo sitúa al grupo en una
determinada realidad que le evita regresiones profundas. A diferencia de las teorías de
psicoterapia de grupos mas tradicionales como pueden ser las de Bion, la de Foulkes, las
aportaciones de la escuela francesa del grupo de Anzieu, los americanos, todas estas teorías
que también trabajan con una lectura de la latencia grupal, como trabajan básicamente
centrados en la transferencia, producen regresiones importantes. Para el grupo operativo, el
trabajo lo ubica en un plano de realidad, o sea hay que poder ser operativo. Esto garantiza
que no tenemos un grupo de bebes de pecho (como pueden plantear algunos exponentes de
la escuela kleiniana), sino que tenemos un grupo de adultos, que está intentando ser adulto,
o sea, un grupo que piensa.
El grupo operativo entonces se focaliza permanentemente en una búsqueda del cambio.
¿Porqué? Simplemente porque el grupo operativo tiene como consiga la problemática del
cambio. Aquí hay que dimensionar otro concepto clave para Pichón-Rivière que es la idea de
adaptación activa a la realidad. La canción del poeta dice "cambia todo cambia", o sea que es
obvio que este cambio en el mundo requiere de cada uno de nosotros un proceso de
adecuación permanente, pero resulta que es complicado estar adecuándose
permanentemente a esta realidad cambiante y lo que habitualmente sucede es que nosotros
operamos estereotipadamente. Esto significa que utilizamos el mismo tipo de respuesta, de
comportamiento en situaciones que son disímiles, en situaciones que creemos que son
iguales, pero como la situación ha cambiado, se tratas entonces de situaciones diferentes, y
esto muestra una dificultad de los sujetos de adecuarse a las situaciones cambiantes.
Entonces para Pichón-Rivière la idea de adaptación activa a la realidad, supone que nosotros
tenemos que estar permanentemente en esta adaptación, es decir, adaptándonos pero de
manera activa, es decir, introduciendo cambios también en esta realidad. No es una
adaptación pasiva a esta realidad, sino que a través del trabajo introducimos cambios.
Interesa leer entonces en el desarrollo del grupo la manera como estos estereotipos van
apareciendo, porque casualmente en la medida en que estos estereotipos son señalados, son
puestos en sentido en la estructura del grupo, son verbalizados y analizados, es que
entonces los funcionamientos del grupo se pueden ir adaptando activamente a la realidad, es
decir, pueden ir abandonando estos estereotipos en aras de conductas mas activas,
transformadoras.
O sea que el grupo operativo atenta, provoca un cuestionamiento, diría que bastante fuerte
de los estereotipos. Y digo bastante fuerte porque en general los integrantes que participan
en el grupo operativo, no realizan el abandono de los estereotipos sin dolor, porque los
estereotipos son de cada quién, son propios y en la medida en que los tengo que dejar me
duele dejarlos.
Aparte de que esto, moviliza una serie de otras estructuras. O sea que el abandono de
conductas estereotipadas no es nada fácil, no es un problema de querer, es un problema de
poder, es un problema de poder tener "madera" para eso, también.
Si el grupo promueve el cambio, ¿en qué nivel podemos decir que se da este cambio? Es
decir, ¿cuáles son los cambios que produce la participación en el grupo operativo? En primer
lugar decíamos que el primer nivel de cambio es el cambio de los estereotipos. El cambio en
el interior de la estructura grupal misma supone cambios en la forma de relacionarse con
esta realidad, de construir esta realidad. Pero esto se realiza en el grupo, por lo tanto el
cambio de los estereotipos supone un segundo nivel de cambios que son cambios en las
relaciones interpersonales entre los participantes del grupo. Es decir, las formas en que los
integrantes del grupo se relacionan cada uno con todos los otros, va también modificándose
a lo largo del grupo. Pero la modificación de las relaciones interpersonales supone
necesariamente un cambio en el mundo interno de cada uno de los participantes.
Ahora bien, además de estos niveles, el proceso de participación en el grupo, el proceso de
esclarecimiento sobre los estereotipos y sobre determinados comportamientos grupales,
genera un aumento en la capacidad de escucha de los participantes del grupo sobre lo que
es el discurso grupal. Es decir, al poco tiempo de estar participando se empieza a poder
escuchar otras cosas. Escuchar no es lo mismo que oír, uno oye ruidos y escucha sentidos.
Esto quiere decir que el proceso sensibiliza a los participantes a una mejor escucha, o sea,
pueden empezar a hacerse cargo de determinados aspectos del discurso que los involucran o
que los toca de distintas maneras. Escuchar el discurso grupal es escuchar lo que los otros
compañeros del grupo dicen sobre qué les acontece en este trabajo que realizan en conjunto.
Pero escuchar a los otros es también aprender a escucharse a sí mismo, porque el otro
también me refleja. Entonces en lo que escucho del otro también me escucho a mí.
Esta sensibilización y aprendizaje de la escucha del discurso grupal genera una nueva
manera de pensar en el grupo. Para nosotros el pensar es necesariamente grupal, nadie
piensa sólo, pienso cuando dialogo con otro; mejor dicho, cuando discuto con otro. Y digo
discutir porque es a partir de la oposición que puedo pensar. Si estoy de acuerdo, estoy de
acuerdo, no pienso. Si estoy de acuerdo apoyo, piensa el otro, piensa aquel con el cual estoy
de acuerdo. Para tener ideas nuevas y pensar y poder aportar y crear algo distinto tengo que
hacerlo desde la oposición, tengo que pensar en contra.
Entonces, es interesante observar que el grupo para pensar cómo resolver el trabajo y
pensar sobre el trabajo, genera una manera de asociar que se ha llamado asociar en cadena,
es decir, la manera en cómo el grupo se maneja con la libre asociación: un miembro dice
algo y otro a partir de eso, dice otra cosa y así el grupo va avanzando. Pero se observa que
cuando el grupo está realmente sincronizado, surge un fenómeno espectacular que es el que
algunos integrantes empiezan a hablar como los sobrinos del pato Donald. Hugo, Paco y Luis
hablan de manera super sincronizada: uno empieza la frase, el otro sigue y el otro termina.
Lo cual supone una estructura gramatical que los atraviesa, porque cada uno se inscribe en
el momento apropiado de esta estructura gramatical cuando corresponde. Este es un
fenómeno que se observa perfectamente en los grupos operativos. Se observa, digo, cuando
hay un nivel de sincronización que muestra un punto de eficacia, de eficacia importante en el
desarrollo y la resolución de la tarea.
También, la participación en el grupo genera un aprender a asumir las proyecciones. El
grupo es un espacio naturalmente regresivante, por distintos motivos que no vamos a
desarrollar acá, lo cual hace que haya que tener cuidado cuando uno escucha este discurso,
porque no necesariamente los que hablan hablan por sí mismos, también hablan por otros,
también hay algunos que hablan a través de otros, también algunos de los que hablan, si
bien se dirigen a una persona en especial, de repente ese mensaje tiene otro destinatario. Es
decir, lo que quiero transmitirles es que la escucha del discurso grupal no tiene nada que ver
con lo que nosotros podemos observar sobre este desarrollo empírico ingenuo, sobre lo que
vemos. Descubrimos muchas veces que hay individuos que hablan en nombre de todos, y
esto ocurre así porque si habla del grupo es porque los demás lo autorizan; si no está
autorizado a hablar, "lo callan" de mil maneras y no puede hablar. Es decir, esto es lo que
llamamos desde los mecanismos del grupo, el problema de las depositaciones. Hay algunos
miembros que se hacen cargo de ansiedades fuertes, o de aspectos del grupo y se hacen
cargo porque todos han depositados allí, según el modelo del chivo expiatorio, sus aspectos
rechazados. Asumir las proyecciones es asumir estas depositaciones que hacemos
permanentemente en el grupo, en la persona de los demás.
Todo esto gira alrededor de una cotidianeidad del grupo, porque la problemática del trabajo
no es una problemática intelectual del trabajo. Para el grupo operativo, no se trabaja
intelectualmente, el pensar pensar sobre la tarea implica también un sentir sobre la misma.
Una de las cosas que Pichón menciona de manera muy certera es cómo la sociedad tiene
lugares donde está legitimado el pensar y otros lugares donde está legitimado el sentir. Es
decir, se institucionaliza una suerte de disociación en todos nosotros; si vamos a la escuela,
ese es el lugar para pensar. No tiene sentido que en la clase de matemáticas yo le diga al
profesor "bueno a partir de la fórmula que usted puso ahí, yo siento..." o, "ahora me siento
angustiado porque no entiendo". El profesor me va a mirar con cara rara, me va a decir:
"Mire, yo le puedo explicar el problema,¿ qué es lo que no entendió?". No me va a aceptar la
explicitación de un sentir en un espacio que no está indicado para ello. Pero por otro lado, la
familia es un lugar para sentir, entonces uno no puede ir a la casa y decir "bueno, yo pienso
que en este grupo nosotros tendríamos..." Inmediatamente somos interrumpidos con una
descalificación: "No te hagas el intelectual, lo que sucede es que tu no me querés, ese es el
problema"? Es decir, la familia se centra en esta cuestión del sentir y si uno entonces quiere
hipotetizar, pensar sobre lo que sucede, esto es sentido como una falta de cariño, de amor,
lo que sea.
Entonces dice Pichón ¿por qué tenemos que funcionar de manera disociada? Por un lado,
estamos perdiendo una enorme cantidad de energía y estamos desaprovechando la riqueza
que nos de el pensar sobre el sentir y el sentir sobre el pensar. Entonces esto tiene que ver
con lo que nos ocurre en esta vida cotidiana del grupo que a su vez se hace extensiva a la
vida cotidiana de todos nosotros, la vida diaria. Es decir, lo que nos ocurre diariamente cómo
lo pensamos y cómo lo sentimos.
Además, el grupo operativo genera - en tanto realiza un trabajo, que está centrado en el
trabajo - un cuestionamiento sobre lo que llamamos la ilusión grupal. La ilusión grupal es
esta ilusión, es este "delirio" que se genera en todo grupo alrededor de la idea de que porque
estamos juntos, podemos. Ese es el problema de "la unión hace la fuerza", lo cual en parte
es cierto: la unión hace la fuerza, pero en general nos imaginamos que tenemos mucha más
fuerza por estar en grupo. Es decir, hay que hacer una adecuación al análisis de lo que es la
fuerza real del grupo, de qué es lo que estamos haciendo en los hechos que nos autoriza a
pensar sobre qué es lo que podemos hacer. O sea, el grupo trabaja también sobre la
omnipotencia que el efecto grupo produce. Cuestionar la omnipotencia es "ajustar " al grupo
a sus propias condiciones, a sus propias posibilidades, a descubrir sus límites, a construir su
fuerza real, no imaginaria.
En suma, podemos decir que el grupo operativo genera en su proceso cambios que tienen
que ver con la estructura y con la dinámica, y estos cambios se internalizan como
aprendizaje, se internalizan como análisis de estereotipos, como una capacidad de enfrentar
situaciones nuevas, enfrentarse y resolverlas. Es decir, internaliza un modelo de análisis, de
toma de distancia, de reflexión, de asumir el pensar y el sentir sobre lo cotidiano. Por demás
está decir que además el grupo operativo cuestiona todo el enfoque de la psicología
academicista, individualista, clásica, porque parte de que el individuo se define a partir de las
relaciones, o sea que las relaciones son las que definen a este individuo, por lo que no existe
una psicología individual. Ya Freud había señalado que toda psicología es en un principio
social.
Ahora bien, como ustedes ven esta problemática que el grupo abarca posibilita una amplia
gama de aplicaciones porque hay grupos que espontáneamente pueden ser operativos, pero
también nosotros podemos colaborar para que el grupo pueda ser más operativo. Acá es
donde interviene todo el sentido de la coordinación; cuando se trabaja con la técnica del
grupo operativo, entonces se facilitan los procesos porque el técnico está encargado de ir
mostrando estos obstáculos y las dificultades del grupo. No deja que el grupo caiga en
círculos cerrados, espirales donde "se come la cola", lo que a veces sucede en los grupos.
Es decir, hay grupos que evolucionan de manera natural, pero hay grupos que pueden
necesitar un apoyo técnico y, por otro lado, la participación en el grupo produce, como
vimos, una amplia variedad de posibilidades y de aprendizajes que ayudan a los grupos que
se encuentren en cualquiera de las áreas en que habitualmente la psicología social trabaja.

Texto publicado originalmente en www.psicologiagrupal.cl

(*) Conferencia dictada el 2 de octubre de 1998, en el 1er. Encuentro metropolitano de psicología social,
organizado por alumnos de la Universidad Diego Portales, de la Universidad Arcis y de la Universidad de
Chile. Se ha preferido mantener la transcripción de lo dicho.
El grupo-análisis: técnica de diagnóstico de clima organizacional
Análisis de un caso de alcoholismo (*)
Horacio Foladori

La técnica del grupo-análisis, a diferencia de otros enfoques como puede ser el de la


encuesta, estudia al grupo humano como una globalidad, lo que permite un grado de
profundidad considerable en lo que hace a la esencia y determinación de los "síntomas" que
la empresa presenta, de los conflictos que acontecen en su seno. El grupo-análisis permite
una visión dinámica de las situaciones, esto es, una visión de la empresa como totalidad, en
su cotidianeidad, en su quehacer, en las relaciones que los individuos mantienen, nucleados
por una tarea común que constituye la producción.

Se puede afirmar sin exagerar, que el método del grupo-análisis permite reproducir en el
grupo piloto la totalidad de las variables intervinientes, así como poder valorarlas de una
manera estructural y determinar la incidencia de cada una de manera cualitativa - no
cuantitativa - lo que no deja de presentar ventajas ya que las conclusiones que se extraigan
reproducen el "aquí y ahora" de la empresa con toda la riqueza que ello aporta al diagnóstico
de la situación.

Se pretende que el análisis de caso que se expone a continuación ilustre esto en detalle.
Antes, es conveniente precisar algunos fundamentos del método, que hacen a la congruencia
entre la concepción que se puede tener de la empresa y la puesta en práctica de una técnica
acorde con la misma y que arroje una imagen de una empresa "viviente". Algunos
postulados son:

1. La empresa funciona como un conglomerado humano incluido en la categoría de grupo


grande o pequeño según su tamaño (Schlemenson 1983). Todo grupo funciona a partir de
leyes que le son propias en tanto grupo, descritas y estudiadas por especialistas desde hace
ya tiempo. Así, se trata de un grupo porque hay una tarea (la producción) que los reúne
(Pichón-Rivière 1971)); puesto en situación de reflexión por una coordinación técnica, el
grupo se analiza a sí mismo (Foulkes 1981); el grupo se mueve en función de una serie de
estructuras imaginarias inconscientes (supuestos básicos de Bion 1963), etc. Claro está que
la empresa no solamente es un grupo, también es una institución ya que su estructura, sus
lugares, están normados, están reglamentadas las relaciones entre sus miembros y está
organizada según una particular estructura donde las jerarquías son responsables del
cumplimiento de la tarea.

2. La empresa, si bien constituye un grupo, está también integrada por múltiples grupos
pequeños, los que a su vez tienen sus tareas y responsabilidades específicas. Los integrantes
de los grupos y de la empresa en su totalidad son soportes y creadores de una estructura
grupal informal y a su vez, son efecto de la misma. Son "encargados" de manera no
consciente de determinados conflictos y actúan, muchas veces sin saberlo, situaciones con
otros ajenos a ellos. En suma, cuando se trata del análisis de un grupo es necesario realizar
una adecuada valoración de aquellos aspectos que pertenecen a la conformación del grupo
como totalidad, de otros aspectos típicamente individuales de los sujetos soportes.

De más está decir que las relaciones entre los individuos al interior de un grupo se
caracterizan por principios bastante diferentes a los aportados por la psicología individual
cuando estudia al individuo
aislado, por ejemplo, en lo que tiene que ver con las normativas grupales (E. Mayo 1977;
Sherif 1936) o con los cambios de actitudes (K. Lewin 1947),etc. Por ello, la aproximación
del grupo-análisis al
estudio de la empresa aprovecha una amplia experiencia en grupos y múltiples
investigaciones en el área, además de reproducir una situación natural (E. Jacques 1951;
A.K. Rice 1963).

Para ilustrar algunas de estas cuestiones se analizará el caso de una empresa que permite
mostrar de qué manera se puede realizar el deslinde de las determinaciones de los síntomas
y a su vez, en consecuencia, deducir las proposiciones modificadoras.
CASO: Una empresa productora y repartidora de refrescos embotellados

Antecedentes: La mencionada empresa localizada en una ciudad relativamente extendida,


cubre en la actualidad el 80% del consumo local de refrescos. Estudios han determinado que
sus posibilidades de expansión se sitúan en un 40% más, lo que no está en condiciones de
hacer por el momento, por problemas organizativos en el reparto y otros. Los competidores
intentarán, evidentemente, apropiarse de parte de ese crecimiento potencial y de hecho lo
hacen por la ineficacia de nuestra consultante.

Motivo de consulta: La empresa manifiesta preocupación porque de un tiempo a esta parte


ha detectado un incremento del alcoholismo en los operarios, aspecto para el que la empresa
no encuentra causalidad alguna. Dicho incremento lo ha medido en otros síntomas a saber:
ausentismo y llegadas tarde. Ambos síntomas dificultan la distribución ya que por las
llegadas tarde no pueden salir los camiones repartidores a la hora y entonces la competencia
gana espacios. Por el ausentismo hay camiones que no pueden partir de ninguna manera, ya
que la empresa no tiene personal suplente para cubrir las rutas; ésto también es
aprovechado por la competencia.

Se agrega a lo anterior los accidentes que han tenido los camiones, todos ellos muy
aparatosos y con pérdidas importantes de maquinaria y mercadería, así como también
problemas de responsabilidad civil que implican fuertes erogaciones.

Los camiones salen de la planta a las 6:30 a.m. a cargo de un chofer (responsable) y dos
operarios. La ruta a cubrir está determinada con precisión y nunca es terminada antes de las
18 hrs. En algunos casos, los camiones regresan a la planta cerca de las 21 hrs. En todos los
casos, al arribo realizan la entrega de la caja con lo recaudado y llevan el camión a cargar
para que quede listo para el día siguiente. Los sueldos son relativamente buenos y en el caso
de los choferes son muy buenos.

El modelo técnico aplicado: Se propone trabajar con un grupo piloto de 15 integrantes,


conformado por la empresa de manera variada (choferes, operarios, personal de planta) en 3
sesiones de 3 horas cada una. También se realizarán entrevistas individuales con aquellos
operarios que se requiera. De hecho, en la conformación del grupo la empresa envía a los
individuos "problemas": alcohólicos y faltantes. El grupo es coordinado por un equipo técnico
especializado en grupo-análisis con roles de coordinador y observador complementarios. En
las sesiones se estimula la participación y se realizan preguntas y comentarios sobre el
trabajo que realizan. El material es registrado para un posterior análisis. Poco a poco se
puede ir separando lo accesorio de lo importante, lo anecdótico de lo básico, lo que al ser
ordenado brinda el siguiente cuadro.

Elementos de diagnóstico

Accidentes de trabajo. Una de las primeras cosas que llama la atención es la gran cantidad
de cicatrices que todos los miembros del grupo tienen. Tanto en la cara, como en las manos,
brazos, piernas, y dicen que hasta en la espalda, por el estallido de las botellas y porque
también al tirar las cajas de botellas desde lo alto del camión, se golpean y se rompen. El
calor y el movimiento hacen que la presión dentro de las botellas aumente
considerablemente, por lo cual, cuando estallan lo hacen con gran violencia. Ahora bien, de
esto la empresa no se entera oficialmente porque las heridas no son denunciadas por temor
a perder el empleo. Se curan como pueden y tratan - en la medida de lo posible - de estar al
otro día en el trabajo de nuevo. Claro está, surge entonces que el equipo de seguridad no es
utilizado: no usan los guantes porque argumentan que al hacer la mano más grande, les
dificulta agarrar las botellas, sobre todo cuando tienen que ordenarlas ya que los comercios
las entregan revueltas. No usan los zapatos con suela antideslizante porque dicen que los
que provee la empresa son inadecuados. De hecho, la empresa solamente a los de planta les
da suelas antideslizantes de buena calidad. Sin este tipo especial de zapatos les es más difícil
trepar al camión y bajar las cajas sin golpes o caídas (y cortaduras). Tampoco usan fajas
especiales para el cuidado de la columna porque son incómodas y n o las soportan por el
calor. En consecuencia las lumbalgias son comunes. De hecho, cada caja pesa 25 kg. y son
capaces de levantar por lo menos tres y a veces hasta cuatro por vez. Comentan
jocosamente cómo se entrenan los nuevos operarios, que deben levantar una caja desde el
piso y colocarla sobre el hombro. El caso es que deben ser capaces de hacer eso con cuatro
cajas: hay algunos principiantes que a la primera clase se retiran y no regresan. Todo este
manejo ostentoso del cuerpo, de la fuerza y la despreocupación por los accidentes, se
asienta en patrones culturales machistas, donde el uso del equipo de seguridad es visto
como que "feminiza" (lo denuncia como débil) al operario. Un "buen macho" debe poder
hacer todo con su fuerza y no preocuparse de las consecuencias. Es evidente entonces, que
los cursos sobre el uso del equipo de seguridad caerán en saco roto hasta que no se
modifique la actitud de los operarios hacia sí mismos, para lo cual habrá que implementar
algo más que un simple curso de capacitación.

Ahora bien, hablando de accidentes reconocen que las respectivas familias se oponen a que
el operario trabaje en la empresa. Los argumentos son variados: Es la familia la que se hace
cargo del herido cuando llega a la casa; hoy es una simple cortadura, pero mañana... lo que
configura una fuente de permanente preocupación. Porque además, los camiones son
asaltados y algo hay que entregarle a los ladrones a cambio de la vida; otra fuente de
preocupación. Las cajas de seguridad que se han instalado en los camiones repartidores
salvan el dinero de la empresa pero no los exime del asalto. El ratero siempre obliga a los
operarios a que le entreguen algo. Por tanto, la angustia de la familia se incrementa pues
temen que algún día el operario no regrese.

Tampoco el horario los favorece: llegan tarde y se van muy temprano y entonces no hay
convivencia en el hogar. Comentan en broma que cuando llegan a la casa la madre les dice a
los niños "llegó el repartidor de..." Ahora bien, este rechazo de parte de la familia hacia el
trabajo que el jefe de la casa realiza, lo comienza a sentir como un rechazo a su persona.
Vale decir, les ocasiona culpa el no poder hacer algo para que las familias puedan vivir más
tranquilas y evitar las quejas, que son sentidas como presiones. Esto hace que el trabajador
tienda a llegar cada vez menos a la casa para evitarse el malestar que le ocasionan las
quejas, ya que no tiene muchas posibilidades de cambiar de trabajo. Tiende entonces, a
permanecer más con los compañeros de ruta y de otras rutas, con quienes convive todo el
día, se distancia del hogar y la "familia" se traslada al grupo de compañeros de ruta: siente
que estos sí se solidarizan con él, incluso lo aplauden y lo estimulan, lo cuidan y lo protegen.
Además, es con los que se puede divertir y recuperar energías luego de una ardua jornada
laboral. Este aspecto crucial tiende a generar un espacio propicio para el alcoholismo.

Alcoholismo: Lo primero que hay que señalar es que todos toman mucho, sobre todo
cerveza, por el calor. Pero este nivel base de consumo sería el que la empresa midió
primero. Por tanto, ¿de dónde puede venir el incremento? Los operarios no tienen claro las
causas de ello, pero entre todo lo que relatan recuerdan que algún tiempo atrás funcionaban
en la empresa equipos de fútbol que se reunían a jugar cuando retornaban del reparto. Los
partidos estaban fijados para las 17 horas y convocaban un gran público. Cuando los
camiones iban llegando, los operarios se encaminaban al partido. Allí se pasaban por lo
menos tres horas y luego comentaban sobre el partido tomando cerveza. Pero se dio el caso
de que por no perderse el partido hubo camiones que abandonaban la ruta y esto ocasionó
que la empresa - sin medir las consecuencias - suspendiera unilateralmente los encuentros
de fútbol. El deporte les proveía además de un compromiso en su tiempo libre, actividad en
sí que poco se podía combinar con la bebida; pero la suspensión de los encuentros abrió para
muchos de ellos, un espacio de varias horas, en las cuales no tenían nada que hacer: se
comenzaron a reunir en la cantina a matar el tiempo.

Análisis de resultados

Una vez terminado el trabajo con los grupos se contaba con información sobre una
multiplicidad de factores; se podía hipotetizar sobre las razones que mantenían y
desarrollaban cada vez más el alcoholismo entre los trabajadores. Este deslinde de las
diferentes causas de este caso concreto y según el imaginario de este grupo permite el
planteamiento de medidas apropiadas y consistentes de solución:

- Factor cultural - Los operarios toman mucho porque provienen de un medio que toma
mucho y donde el tomar es una actividad valorada positivamente porque es propia de
machos. Sentirse macho es tomar y para poder sentirse perteneciente al grupo de iguales,
de trabajadores de la empresa, es necesario compartir entre ellos la bebida. Este ritual al
estilo de la comunión, configura el sustrato alcohólico cuya modificación es harto complicada
porque responde a un valor cultural que trasciende con mucho a la empresa de la que el
caso trata.
- Factor familiar - Los operarios toman porque no desean regresar a sus casas muy
temprano ya que corren el riesgo de ser sometidos a todo tipo de críticas y quejas. Lo hacen
bien entrada la noche cuando ya "no hay moros en la costa". Esta conducta les ocasiona
culpa, porque en el fondo, quieren estar con la familia, con los hijos y para eso trabajan. La
culpa los induce a tomar para neutralizarla, tal cual un estimulante. Este es un factor que es
más fácil de modificar porque es posible tomar medidas que abarquen la participación
familiar.

- Factor ergonómico - Toman porque la carga física es realmente extenuante, es decir,


toman para poder mantenerse en pie y con energías mínimas para cumplir con el trabajo.
Toman durante el reparto. Peligroso porque se producen descuidos y accidentes con los
camiones. Este factor también puede ser modificado tanto a través de la introducción de
nuevas tecnologías como de la re-organización de las rutas.

- Factor psicológico - Toman porque las condiciones de trabajo no son las mejores. Hay
accidentes, hay robos, están expuestos día a día y eso los angustia. Unirse y tomar es una
manera de olvidar. También este factor puede ser modificado si se analizan y elaboran los
temores y riesgos del trabajo.

- Factor temporal - Toman porque no tienen nada que hacer, sobre todo luego que les
suspendieron los partidos de fútbol y no hubo nada que los reuniera y los motivara a hacer
otra cosa de corte recreativo. Este factor, que depende directamente de la empresa, tal vez
sea el factor más sencillo de modificar, considerando actividades para el tiempo libre.

Este análisis de las determinaciones, muchas de ellas incluso ignoradas por los propios
operarios, no se podría haber realizado de otro modo que no fuera a través de la escucha
organizada y sistemática de lo que los operarios tenían que decir acerca de su trabajo, el
ambiente laboral, la relación trabajo-familia, etc. Resulta evidente que una vez aplicado el
método del grupo-análisis es posible diseñar una estrategia a seguir para revertir el índice de
alcoholismo que, como se vió afecta tanto a la empresa en su producción y crecimiento como
a la salud física y mental de los trabajadores.

En suma, el caso expuesto pretende mostrar una metodología de trabajo diferente de


aquellos enfoques cuantitativos. En tal sentido, se utilizan los desarrollos de la teoría de los
grupos y en particular, aquellas que dan cuenta del imaginario grupal, para pensar una
estrategia que posibilite su investigación y análisis.

El grupo-análisis resulta un instrumento (técnica) útil para realizar esta pesquisa ya que
provee la posibilidad de realizar una lectura de la latencia grupal, necesaria para el deslinde
de las causalidades que determinan el síntoma "alcoholismo", por el que la empresa
consulta. Para ello, se parte de que el síntoma se construye como un lugar de
condensaciones de sentidos. El trabajo de análisis grupal supone el proceso contrario.

(*) Publicado originalmente en Revista Psicología, Vol. IV, U. de Chile, 1993.

Bibliografía

Bion, W. (1963) Experiencias en grupos, Paidós, B.A.


Foulkes, S.H. (1981) Psicoterapia grupo-analítica, Gedisa, Barcelona.
Jacques, E. (1951) The Changing Culture of a Factory, Tavistock Pub., Londres.
Lewin, K.(1947) Frontiers in Group Dynamics, Human Relation 1(1)
Mayo, Elton(1977) Problemas sociales de una civilización industrial, N. Visión, B.A.
Pichón-Rivière, E. (1971) El proceso grupal, Nueva Visión, B.A.
Rice, A.K. (1963) The Enterprise and its Environment, Tavistock Pub., Londres.
Schlemenson, Aldo (1983) Análisis organizacional y empresa unipersonal, Paidós, B.A.
Sherif, M. (1936) The Psychology of Social Norms, Harper, N.Y.

Intervención en un ministerio
Horacio C. Foladori y Livia Sepúlveda
Publicado originalmente en Revista PSICOLOGIA, Vol. VIII Nº1, U. de Chile, Santiago, 1999
Puede consultarse en www.psicologiagrupal.cl

Introducción
El caso que aquí se detalla y analiza forma parte, como se podrá apreciar, de una situación
límite ya que pone en tela de juicio a los mismos modelos de intervención. La referencia a los
marcos teóricos no puede soslayarse cuando a veces los esquematismos atrapan al
especialista en una escucha parcializada de lo que acontece en la institución. Muchas veces
se "bajan" modelos de manera mecánica, porque pueden ser los únicos que se conocen, sin
preguntarse muchas veces acerca de las complicidades que el especialista sostiene con la
institución. El análisis de la implicación - a nuestro juicio - resulta imprescindible para
ampliar (aunque más no sea levemente) la apertura de "las anteojeras" que todo sujeto
tiene en una situación determinada, en tanto es atravesado por innumerables instituciones
que lo constituyen.
De ahí que nuestra opción no es por un "desarrollo organizacional", en el sentido de que
previamente se determina que la organización debe ser desarrollada, lo cual supone una
alianza tácita con el staff cliente en tal sentido. Preferimos situarnos en la línea del análisis
institucional que postula metodológicamente, la situación de análisis como de búsqueda e
identificación de los elementos que componen la institución, y de institucional por que hay
que dar cuenta de las luchas de poder al interior de las instituciones (que incluye lo
organizacional, pero también lo ideológico, así como lo libidinal). Creemos que en la esfera
de lo público es más acuciante la necesidad de esta diferencia ya que hay un interés
colectivo más allá de un eficientismo inmediato...; el beneficiario no es el ministro del ramo
sino la totalidad de la población incluyendo a los funcionarios mismos.

1. ORIGEN DE LA DEMANDA (1)

La demanda de intervención en la Oficina de Partes se origina en una serie de hechos


acontecidos en la misma y que oficiaron como factor desencadenante de la consulta.

a. El hecho más significativo lo constituyó la detección de un caso de tuberculosis en la


Oficina y que naturalmente generó alarma en el Ministerio, por cuanto la situación
amenazaba no solamente al resto de los funcionarios de la Oficina sino también a otros
sectores. La situación fue abordada de manera inmediata por la enfermera del Ministerio que
solicitó apoyo a otras reparticiones del Estado. En todo caso, este aspecto mostró varias
realidades, a saber:
b. El grado de hacinamiento en que esta Oficina se encontraba y la necesidad de disponer de
remodelaciones edilicias urgentes en varias secciones, lo que se comenzó a realizar en su
momento y se mantiene hasta el presente.
c. El altísimo porcentaje de licencias médicas solicitadas por funcionarios de esta Oficina, la
presencia de enfermedades psicosomáticas de largo arraigo, intervenciones médicas, etc.
d. La presencia de un índice significativo de depresión entre el grupo de funcionarios que
también incidía en la necesidad de licencias médicas de mayor duración.
e. La edad promedio de los funcionarios de la oficina que a ojos de las autoridades
administrativas es elevado.

Estos aspectos habían motivado la intervención de un sociólogo quien realizó un primer


taller-diagnóstico sobre el clima laboral en la Sección de archivos y partes, y en donde se
detectó además una serie de problemas interpersonales variados entre los funcionarios, así
como dificultades en las relaciones con el Jefe de la Oficina. Este preámbulo hizo conciencia
sobre la necesidad de una consulta de mayor envergadura a los efectos de generar una
intervención que "ayudara a las personas a comprender algo de lo que allí acontecía" y que
sirviera también para estudiar algunas de las determinaciones de las relaciones laborales
particulares de la Oficina.
Se solicitó así un proyecto al equipo consultor (2) el que fue presentado en abril de l998.

2. CONTRATO DE TRABAJO

En junio, el equipo consultor es solicitado nuevamente para iniciar la intervención. El


proyecto presentado y que fue aceptado en su totalidad, establecía algunas condiciones, a
saber:

a. Que durante la intervención - que se fijaba en 20 sesiones, vale decir aproximadamente


durante 5 meses - no se realizaran intervenciones de otras consultoras. El motivo de esta
condición apuntaba a rescatar la importancia y significación de la intervención para el
Ministerio y facilitar la concentración emocional de los participantes sobre una única
actividad.
b. La necesidad de que todos los funcionaros que participaran lo hicieran voluntariamente.
Este requisito se basaba en la necesidad de rescatar el deseo propio de cada quien, ya que
en este terreno nadie puede ser "esclarecido", si no desea hacerlo, a diferencia de lo que
sucede en un curso de capacitación. La institución había aportado un escrito en el cual los
funcionarios se comprometían voluntariamente a asistir. Como se verá, esta institución
vertical hizo que no haya elección posible: los funcionarios no se animan a expresar su
discrepancia y decir NO, se escabullen sin enfrentar la situación y actúan el descontento
institucional saboteando de diversos modos.

Lo significativo es que la institución no cumplió ninguna de estas dos condiciones. Durante


todo el trabajo sostuvo intervenciones con otras consultoras, así como los funcionarios
fueron "comisionados" a diversos cursos que los extraía del campo de intervención. Con esto,
el propio Ministerio implícitamente comunicaba su desconfianza sobre la intervención, así
como que su compromiso era algo meramente formal. Esto fue señalado por el equipo
consultor en oficio de septiembre de 1998.
A su vez, también en su momento presionó a los funcionarios para que concurriesen a las
reuniones.
El modelo de intervención consistió en organizar dos grupos paralelos ( ya que se habían
inscrito cerca de 20 funcionarios) en horarios complementarios a los efectos de que las
diversas dependencias no quedaran sin personal y pudieran continuar trabajando.
Se instituyó un espacio " para hablar" de todo lo que tuviese que ver con el desarrollo del
trabajo. La técnica consistía en producir un discurso que era permanentemente precisado,
interrogado y esclarecido por el equipo consultor, con un momento de devolución en que el
observador re-leía aquellos dichos del discurso grupal que configuraban verdaderos nudos
conflictivos, al expresar no solamente situaciones emocionales significativas sino también
tomas de conciencia que marcaban el proceso del grupo (3).
En suma, se trataba de construir un espacio de reflexión y análisis de los problemas en el
entendido de que tienen que ser los propios funcionarios - si así lo desean - los que pueden
esclarecerse acerca de las motivaciones de lo que les acontece. Se señaló que no se iban a
dar consejos, recomendaciones, sugerencias, etc, ya que los problemas nunca pueden ser
solucionados desde "afuera" (tratar a los funcionarios como sujetos dependientes refuerza el
paternalismo que la propia institución genera y cuyo efecto, en parte, es visualizado a través
de una amplia gama de síntomas como ser la apatía, la depresión, etc.).
El trabajo de intervención comenzó en julio de 1998 y se desarrolló sin interrupciones hasta
noviembre como estaba previsto. Inicialmente, se comenzó a trabajar en un local que fue
sustituido por otro, en el que se funcionó de manera definitiva.

3. CARACTERISTICAS DEL GRUPO DE FUNCIONARIOS

3.1. Expectativas

Las primeras reuniones dieron cuenta de las expectativas de los funcionarios en cuestión.

a. Se expresó que "creían que se trataría de un sólo taller"; vale decir, la institución generó
un malentendido, tal vez para obtener la anuencia de los funcionarios a participar. Fue
necesario entonces comenzar a mostrar que los problemas tenían larga data y era ilusorio
suponer que en una sesión aislada se podían obtener esclarecimientos sobre situaciones tan
complejas.
b. La actitud de los funcionarios fue - como es habitual según la mecánica de los "cursos" - la
de esperar que los expertos les dijeran qué tenían que hacer y por qué les sucedía lo que
acontecía. Por tanto, se hizo también necesario mostrar que la ansiada "mejoría" era un
trabajo que debería ser hecho por todos, que era un "producto" al cual se podría arribar pero
que había que trabajar para ello. No fue poco el desconcierto.
c. Inicialmente se atribuyó a "problemas familiares" la presencia de tantos problemas en la
Oficina. Ello significaba plantear la cuestión en términos de " no nos metamos con la vida
privada de nadie", lo que constituía una resistencia férrea al trabajo grupal que teníamos que
hacer: abrir los problemas, animarse a mirarlos y esclarecerlos. Naturalmente, la
intervención era sentida como amenazante ya que requería de un grado de confianza y de
compromiso emocional con el trabajo de análisis. Por ello, la insistencia en solicitar
recomendaciones que siempre permanecen como "exteriores" al sujeto y le permite jugar
con la ilusión de que él elige si las va a aplicar o no.
d. Por otro lado, el equipo consultor se convertía en un intermediario entre los funcionarios
de la Oficina y las autoridades administrativas, por lo que - en el imaginario del grupo -
podría negociarse a través del equipo mejoras laborales (salarios, ascensos, vacaciones,
beneficios diversos, etc.), con lo que algunas sesiones se convirtieron en "mesa de
negociaciones" de las condiciones de trabajo. Con ello, los funcionarios al contar con
"abogados defensores" evitaban tener que asumir ellos mismos los reclamos que deseaban
hacer a las autoridades y jugársela por sus ideas y proyectos.
e. También estuvo presente desde el inicio la idea de que por estar el equipo interventor
formado por psicólogos, las reuniones se transformarían en una suerte de terapia de grupo;
y más aún por cuanto el índice de enfermedades psicosomáticas y depresión figuraban entre
los motivos de la convocatoria. Pero se trataba de una "terapia de grupo" que no era
solicitada personalmente como tal , porque ello significaba asumirse como enfermo: jugar a
la terapia de grupo entonces, lo que implicaba la propia negación del intento.

3.2. Desarrollo sintético del proceso

Cada uno de los subgrupos adquirió desde el inicio características propias. Sin perjuicio de
ello, el proceso que siguieron fue similar. Transitaron por diversas etapas y fue interesante
detectar de qué manera el conflicto central del grupo fue variando a lo largo del proceso. En
este sentido sostenemos que lo que llamamos el conflicto central, es aquel lugar en el que
aparece la mayor concentración de fuerzas opuestas. Pero las fuerzas son móviles y según
se esclarecen distintas escenas, es decir, de ser vividas como situaciones antagónicas, pasan
a ser situaciones complementarias; se disuelve el conflicto que aparece nuevamente
polarizado en otro par de situaciones.
Se puede mostrar que el conflicto nació centrado en situaciones personales e
interpersonales, al poco tiempo se polarizó en la figura de la jefatura de la Oficina, más tarde
adquirió la tonalidad de los problemas internos a cada subsección, posteriormente se hizo
presente como conflicto con la institución total: el Ministerio. Más tarde se polarizó en un
férreo cuestionamiento al gremio para adquirir por último la tonalidad de los conflictos
intrafamiliares. Cada uno de estos momentos deberá ser mostrado y explicado ya que
conlleva la respuesta al interrogante general que convoca la intervención, vale decir, ¿cuáles
son las determinaciones del estrés laboral? El grupo contesta TODAS ELLAS, lo cual no
significa que todas operen con el mismo peso, ni tampoco que lo hagan de igual modo en
todos y cada uno de los funcionarios de la Oficina. De hecho, cada participante se vió
afectado de distinta manera por el proceso global.

4. DESARROLLO DE LOS MOMENTOS DEL CONFLICTO

A los efectos de visualizar claramente el desarrollo del conflicto anteriormente descrito, se


detallarán los diversos momentos con las enunciaciones que dan cuenta de su identificación,
a saber:

4.1. Momento de los conflictos personales

La primera respuesta del grupo de funcionarios tiene que ver con cómo ellos justifican lo que
les sucede en el Ministerio. Parten de la base de que muchos de los funcionarios concurren al
trabajo con una gran carga emocional producto de situaciones familiares, es decir, los
conflictos personales los indisponen para el trabajo en común ya que se sienten deprimidos,
enojados, alegres , etc. según como vengan desde sus propias casas. Se juega aquí una
cierta manera de pensar los problemas ya que sobre todo la impotencia ante los conflictos
hogareños y la imposibilidad de estar allí (para solucionarlos, ya que tienen que ir a trabajar)
hace que lo hagan con disgusto. Así, atribuyen a una determinada "naturaleza humana" lo
que les sucede en el trabajo: son desleales, tienen problemas de carácter, contestan de mala
manera, tienen falta de educación, tienen familiares enfermos graves, sufren de
desconfianza entre ellos, etc. etc.
Dicho argumento no toma en cuenta que - triste es decirlo - en realidad hay un tiempo
mayor que pasan en el empleo, comparativamente con aquel destinado al hogar y que la
explicación podría ser casualmente la contraria, vale decir, que se llevan los conflictos del
trabajo a la casa: si están más de 8 horas en el trabajo y deben viajar en muchos caso no
menos de dos o tres más, llegan a la casa para cenar y acostarse, por lo que el tiempo en la
casa es exiguo.

4. 2. Momento de los conflictos con la jefatura


Superado el momento inicial y señalada la contradicción en el argumento, el grupo se centra
ahora en su situación interna. En tal sentido, se unen contra la jefatura a quien acusan de
todos los males que les toca vivir. Veamos en detalle:

a. Despreocupación por parte de la jefatura ( no son tomados en cuenta, no son alentados,


no se compromete ni se la juega por sus empleados). El sentir generalizado es que existe
una gran distancia entre la jefatura y el grupo de funcionarios. Rara vez son tomados en
cuenta o consultados en sus opiniones. Menos aún son alentados en su trabajo. Plantean
airadamente que un jefe debe jugársela por sus funcionarios cosa que en este caso no
ocurre.
b. Envidias de los privilegios (los regalones, chupamedias). A su vez el jefe no trata a todos
por igual sino que tiene a "sus regalones" y "sus chupamedias" lo cual hace que los niveles
de exigencia sean diferentes para cada quién. Están aquellos que "se saben colocar" con el
jefe y otros que sencillamente se mantienen en la periferia.
c. Arbitrariedad en la distribución de las horas extraordinarias, y en los contratos nuevos.
Otra queja muy significativa tiene que ver con la manera arbitraria en como la jefatura
ejerce sus funciones. Si hay regalones hay algunos más beneficiados que otros de aquello
que se produce como "reparto": no a todos les toca gozar del beneficio de hacer horas
extras, si bien las licencias médicas numerosas producen necesidad de más trabajo. Mas
significativo e hiriente para los funcionarios es ver que algunas nuevas contrataciones se
realizan a salarios muy superiores a los que establece el escalafón o que hay funcionarios
que son " ascendidos" varios grados en el momento de la contratación.
d. Inseguridad (El miedo a que si la jefatura también se ve amenazada desde instancias
superiores, eso los dejaría sin protección) "Todos somos esclavos". Reconocen que el jefe
también sufre lo suyo ya que es probable que esté muy presionado desde "arriba" para
obtener a su vez calificaciones buenas. Esto hace que esté permanentemente cuidándose
para "no perder su pega". Ello repercute generando en los funcionarios la sensación de
desamparo. Así, en el fondo, el grupo necesita cautelar la figura de la jefatura.
e. Se monopoliza la información. El jefe cuenta con abundante información que no da a
conocer a los funcionarios, información que puede ser imprescindible para realizar mejor el
trabajo. Así como resulta "apretado" con la distribución de horas, también lo hace con el
manejo de la información.
f. Los jefes a su vez tienen la posibilidad de elegir los mejores "cursos " de capacitación, que
son aquellos con los que se puede viajar al extranjero. En ese sentido los jefes aparecen
como siendo muy envidiados por los funcionarios.
g. Abuso de poder por medio de la calificación (descalificación). La queja más significativa la
constituye el abuso que se hace, en opinión de los funcionarios, de las calificaciones. Las
mismas tienen para ellos una destacadísima importancia ya que de allí dependen los
ascensos y la posibilidad de ganar unos pocos pesos más. La calificación es el único elemento
que los funcionarios pueden pretender controlar - vía un buen desempeño - ya que los otros
elementos para obtener un mejor ingreso, depende de las "bondades de otros". Por ello, el
problema de las calificaciones, los juicios que se emiten en las mismas y las repercusiones en
cuanto a las comparaciones que resultan entre ellos, se convierte en el conflicto central con
la jefatura.

Es interesante observar que la reacción de los funcionarios ante las calificaciones es diversa.
Hay quienes prácticamente reconocen preocuparse mucho por la calificación y por la forma
en que se aplican los juicios por parte de la jefatura; hay otros que pretenden "negar" su
importancia, seguramente como una manera de neutralizar la propia sensación de
impotencia que la arbitrariedad de la misma les produce. En todo caso, es un tema que no
deja de poner al desnudo toda la situación laboral por lo que se convierte en un denunciante
de la misma.
Esta queja sobre la jefatura adopta el modelo de una " situación familiar" un tanto conocida.
Los funcionarios se quejan como si estuviesen ante un padre malo, arbitrario que no trata a
todos los hijos por igual y que se reserva las mejores tareas y funciones. Pero a su vez,
también plantean que el jefe "debe mandar" y coinciden en señalar que si la jefatura se
manejara con "mano dura" hay cosas que no se tolerarían en la oficina. (Es evidente que la
competencia y riña entre los funcionarios aumenta de manera manifiesta si el jefe es
condescendiente). Resulta sorprendente este pedido, esta nueva queja que da cuenta de la
enorme pasividad con que los funcionarios se enfrentan a la jefatura, prácticamente no
tienen iniciativa y permanecen a la espera de que sea el jefe quien, a través de sus
instrucciones los reconozca y les diga qué deben hacer. Este aspecto de la pasividad
generalizada reviste singular relevancia ya que aparecerá de diversas maneras a lo largo del
taller y articulado con otros momentos. La pasividad es el efecto de la resignación ("tirar la
toalla", "tirar la esponja", "no hay espíritu de cambio", "no se puede esperar retribución", "no
calentarse la cabeza", "hacerse la lesa", etc.), que a su vez es, tal vez, el peor enemigo del
cambio en la institución.

4.3. Momento de los conflictos internos entre subsecciones

Cuando se les mostró que seguramente todos los males de la oficina no provenían solamente
de la jefatura, se generó un tercer momento de desarrollo del conflicto que se pasó a centrar
en las relaciones entre ellos mismos, entre las diversas subsecciones que conviven bajo la
gran repartición de la Oficina de Partes.

a. Remodelaciones y locales. Si bien cuando comenzó el taller ya habían sido instalados en


su nuevo local más cómodo, iluminado y ventilado, no todos los funcionarios pudieron gozar
de inmediato de este beneficio. Hay secciones que tuvieron que mudarse transitoriamente a
otros espacios o soportar durante bastante tiempo la operación de obreros trabajando en las
mismas oficinas. Algunos arreglos y remodelaciones son vividas como necesarias; otras -
como la entrada del Ministerio - a su juicio son prescindibles cuando tienen sueldos tan
bajos. Además, se quejan de que sus opiniones sobre la funcionalidad de los espacios no es
tomada en cuenta y que los arquitectos se preocupan más por lo bonito sin percatarse de las
necesidades mínimas y sobre todo de la seguridad del local.
b. Quién trabaja más, si los que atienden al público o los que están en escritorios.
Un larga discusión se dió entre los sectores que "atienden público" y otros que realizan un
trabajo más apartado. Como si estuviesen en competencia permanente, discutieron si unos
trabajaban más que otros, los grados de tensión que se acumulaban en el trabajo ya sea por
la rutina o por que se tenían que hacer cargo de las tensiones del público.
c. Problema de los uniformes. Un desarrollo particular del punto anterior lo constituyó la
discusión sobre el "beneficio" de los uniformes ya que se les había entregado a aquellos que
atendían público. Este es un nuevo punto de rozamiento entre sectores ya que produce
envidias muy agudas; sirve para etiquetar a aquellos favorecidos por la autoridad y a
sentirse a su vez descalificado y despreciado por ésta.
d. Estar a cargo de otros (flojos). Así como discutieron sobre las diversas subsecciones
también lo hicieron a partir de las relaciones entre ellos en los subequipos de trabajo. Les
cuesta decirse las cosas y actúan sus enojos. Hay funcionarios que parecen tener más
capacidad de trabajo que otros por lo que los "flojos" son sentidos como aquellos que le
"cargan la mano a los demás". En el fondo, esta es una queja a la jefatura que debe poner
orden y distribuir el trabajo de manera equitativa porque sino "terminan haciéndole el
trabajo a aquellos que por flojos no se lo merecen".
e. Comedor (" Se revolvió el olor a pescado con el desodorante ambiental"). El episodio del
comedor se constituyó en el centro del conflicto de este momento, ya que el comedor generó
un espacio en el cual se disolvió "la frontera" dentro de la oficina. Originalmente, el comedor
pertenecía a una subsección. Pero al modernizarse permitió dar cabida a todos los
funcionarios, en distintos horarios. Esto generó una lucha por el "microondas" ya que hubo
un subgrupo que vivió como una expropiación, el que pudiese ser utilizado por todos. A su
vez el espacio del comedor tuvo que ser tácitamente reglamentado. ¿Qué se podía cocinar
allí? ¿Qué se podía hacer? ¿Qué se podía decir, con qué intensidad se podían reír, qué tipos
de chistes contar? No fue fácil llegar a acuerdos y los niveles de tensión fueron en aumento.
Parecían dos bandos luchando por un territorio: uno llenando con "olor a pescado" y el otro
invadiendo con "desodorante ambiental", mientras los compañeros comían.

En todo caso, el conflicto - que abarcó varias sesiones - se fue hablando y analizando hasta
que se disolvió. Los mismos funcionarios reconocieron luego que se había llegado como a un
acuerdo tácito, no sin violaciones a las normas (de horarios) implantadas.
Este momento permitió identificar la baja tolerancia que los funcionarios tienen a las
diferencias entre ellos (de rendimiento, de educación, de formas de ser y hasta de trabajo,
para mencionar las más notorias) como si pretendieran que todos fuesen uniformizados al
estilo de un batallón...

4. 4. Momento de los conflictos con el trabajo

Cuando los conflictos entre secciones y al interior de las secciones se fueron disipando
comenzaron a surgir una serie de reflexiones sobre el trabajo mismo, sobre las tensiones
que genera, sobre la relación que mantiene cada quién con su actividad. Este aspecto se
convierte, en el sentir de los funcionarios, en un punto neurálgico ya que es poco lo que se
puede hacer para cambiarlo por ser el motivo del empleo. Cuesta tomar medidas ante eso y
en muchos casos se depende de instancias que están mucho más allá de la propia Oficina.
Veamos algunos ejemplos:

a. Documentación personal y documentación oficial. Parece ser que en un abuso de confianza


- y también de autoridad - los funcionarios del Ministerio solicitan que la correspondencia
personal de cuentas, cuotas, pagos, etc., les sea enviada al propio Ministerio, en lugar de a
su domicilio particular. De este modo, el trabajo de la sección correspondencia se recarga
excesivamente ya que una oficina prevista para la correspondencia oficial, debe trabajar el
triple para cubrir también todas las cartas personales que llegan. Se quejan de la falta de
ética al utilizar a los bienes estatales en beneficio personal.
b. Presión por terminar el trabajo en el día, y otras presiones por el estatuto administrativo.
El planteo se centra en lo que puede ser un trabajo contra reloj, o en su defecto, el tener que
quedarse más allá del horario de salida para terminar con el trabajo del día. Si bien el
estatuto lo establece de manera terminante, la cantidad de trabajo - sobre todo en
determinadas fechas - puede ser desmesurado. Sorprende, en este caso, el exceso de celo
por parte de los funcionarios, que no parece ser reconocido por parte de las autoridades.
c. El problema de la atención al público. La información que se obtiene es a través de
relaciones personales y no oficiales. Ser la cara del Ministerio supone también sentir el peso
de todo el Ministerio. La sección de Información es de reciente creación y los funcionarios
están muy orgullosos del trabajo que se ha hecho para organizarla y tratan por todos los
medios de brindar un buen servicio. Sin embargo, notan que no reciben toda la información
que requieren para canalizarla al público. Nadie les informa de nada y tienen que estar
buscando la información para poder orientar al público consultante. Se siente la enorme
responsabilidad de ser la cara del Ministerio, esto supone que son los que dan la cara pero
también los que se encuentran en la primera línea de combate, lo que ocasiona..... no pocas
tensiones y heridas. ("Somos la piedra de tope, los Colegios y los Directores hacen y
deshacen y uno está en la mitad, el Ministerio no puede hacer nada, la gente descarga eso
en nosotros"). Y sobre todo cuando hay problemas que no se pueden resolver (ya que
responden a políticas inciertas del propio Ministerio de Educación) y cuando no se cuenta con
los datos mínimos para hacerlo de una manera eficiente. No les queda más que hacerse
cargo de los problemas de las personas.... y sufrir las consecuencias - muchas veces
enloquecedoras que el impacto del problema del público les produce. Con el teléfono no les
va mejor. En suma, Información es "como la posta", pero allá los médicos y enfermeros se
van endureciendo; acá eso no es posible.
Es evidente que no aparece claramente discriminado lo que es el brindar información al
público de los reclamos que el público se cree con derecho de hacerle al Ministerio (padres y
apoderados de diversas partes del país que muchas veces son "peloteados" desde las
entidades locales, Municipios, unidades regionales, etc.) y que realiza a través de la "cara del
Ministerio", la oficina de Información.
d. Trabajo rutinario ("Hacer lo mismo aburre y mata"). Cuando el funcionario se ha pasado
25 años de su vida realizando el mismo tipo de trabajo mecánico, sin muchas posibilidades
de creatividad, sin cambios y sin estímulo, comienza a gestarse una cierta sensación de
desesperación. Se fantasea con la rotación de funciones; luego se concluye que no es viable,
muchas actividades requieren una experiencia que no se adquiere de un día para otro.
e. Descoordinación entre secciones (no se proveen de los materiales necesarios). "Todos se
lavan las manos". Si bien el objetivo de la burocracia es la racionalización del trabajo, en la
práctica las cosas no funcionan de manera aceitada y muchas veces el trabajo de algunas
secciones se ve detenido por el no cumplimiento de responsabilidades en fecha, por parte de
otra sección. No parece ser un problema de no trabajo sino probablemente por la falta de
comunicación entre las secciones que permita planificar las acciones con precisión y sobre
todo cuando hay urgencias para cumplir diversas acciones al interior o al exterior del
Ministerio.
f. La evaluación estadística de todo. ("Todo se basa en la estadística, pero el drama está
detrás"). Los criterios de evaluación del rendimiento y de la calidad del trabajo del Ministerio,
está basado en lo cuantitativo; lo cualitativo, las diferencias esenciales, no son para nada
tomadas en cuenta. Este enfoque neoliberal de tener que medir todo afecta el
funcionamiento de todo el Ministerio y de todas las acciones que el mismo emprende. "No
hay calidad de vida en el trabajo, es para volverse loco". El sentido del trabajo y su
evaluación aparecen distorsionados por la supuesta objetividad que los números aportan
cuando lo único que se toma en cuenta son casualmente los números. Para los funcionarios,
que viven el trabajo como una totalidad, el Ministerio al tomar solamente la parte, los
números, la estadística por el todo, distorsiona significativamente la realidad cotidiana,
produciendo además un fenómeno ilusorio, que enajena a los funcionarios incrementando los
niveles de sufrimiento laboral.
Este aspecto es determinante para comprender la distorsión que se produce en la imagen del
trabajo que se genera en los funcionarios, ya que el Ministerio se apropia (negándolo) de
todo lo que hace a la relación entre trabajo-satisfacción-placer-realización personal, al
valorar solamente las "cantidades" de trabajo. Se podría pensar entonces en un alto grado
de enajenación producido estructuralmente por "el modelo " que cruza la acción del
Ministerio.
g. Dificultad en aceptar los adelantos técnicos ("Todo se va a computarizar. A uno le quitan
el pensar.") Las innovaciones son siempre persecutorias ya que amenazan la estabilidad del
empleo. Los funcionarios reaccionan, como es natural, defendiéndose de las máquinas y de
la tecnología, que inicialmente desplaza al trabajador. Es cierto que a la larga le soluciona
muchos problemas, pero hasta conocer cual es el verdadero alcance de la tecnología, los
funcionarios sienten temor. Pero además, queda claro que el Ministerio no tiene una política
de psicohigiene para introducir la nueva tecnología, vale decir, generando procesos que
disminuyan las ansiedades ante la nueva tecnología. La carencia de una política explícita
para disminuir las ansiedades ante lo nuevo, muestra la existencia de una política tácita que
las aumenta. La capacitación técnica no alcanza a resolver las resistencias al cambio que la
nueva tecnología genera. Por otra parte, las fases de modernización necesarias lejos están
de tomar en cuenta las opiniones de los funcionarios, por lo cual es común sentir entonces
que los miembros de las diversas secciones no pueden pensar los problemas que les atañen:
su capacidad de pensar no es tomada en cuenta por las autoridades.

4.5. Conflictos con la institución (el Ministerio)

Hay un momento en que el grupo de funcionarios toma conciencia de que los problemas que
tiene con el trabajo dependen de las normativas, de la forma de organizar el trabajo, de la
estructura burocrática, de las jerarquías, etc., que no necesariamente hace a la naturaleza
del trabajo en sí, sino que pasa por la manera en cómo la institución norma la actividad
laboral. Dicho de otro modo, los conflictos con el trabajo tienen un común denominador ya
que hay responsables que toman decisiones sobre políticas y sobre formas de hacer las cosas
a las que los funcionarios deben someterse (4). No se trata entonces de un problema sobre
la "naturaleza del trabajo en sí " (además, porque los funcionarios están plenamente
convencidos de que el Ministerio y su trabajo, es muy importante, tal vez haciendo gala de
mecanismos de idealización ) , sino sobre la manera en cómo se ejerce un determinado
poder sobre el trabajo, y allí la violencia de la institución aparece en toda su magnitud.
En lo concreto, se vuelven a explicitar en el grupo muchos de los planteos que se hicieron
sobre la figura del Jefe, ya que éste encarna en el espacio de la Oficina a la institución. Sin
embargo, en esta oportunidad hay una mayor discriminación, en el sentido de que el Jefe es
también un engranaje del Ministerio y de que los problemas rebasan su esfera de
responsabilidades.

a. El estatuto administrativo no respeta las necesidades de las personas. La violencia que el


estatuto administrativo rígido instaura, solamente puede ser combatido violando a su vez su
letra. Veamos algunos ejemplos:
- Si la rutina los agobia y el encierro los abruma, deben entonces tomarse más del tiempo
estipulado para la colación para tener un momento de desahogo.
- Si hay problemas en el hogar, cuidado de los hijos o de familiares y deben hacerlo, no hay
otra forma más que recurrir a las licencias mentirosas.
- Si el horario de llegada es muy estricto y aparecen descuentos por llegar un minuto tarde
("me ponen un 6 si llego atrasada"), hay que recurrir a otros mecanismos fraudulentos para
contrarrestar los descuentos ("La carrera del minuto", que no ha dejado de provocar
accidentes por correr).
En todo caso, estas acciones no dejan de generar culpa, lo que afectará el trabajo, ya que es
como si el propio Ministerio no les permitirá ser honestos al inducirlos a prácticas corruptas.
b. Los salarios son ampliamente insuficientes e inequitativos. Sienten que la situación
general es caótica; colaboran con algunos funcionarios para juntar papeles sobrantes de las
oficinas para venderlos y mejorar el salario, otros venden huevos, miel, etc. Sienten que los
niveles de bienestar antes de la dictadura eran muy superiores: tenían médico, dentista,
jardín de niños, comedor y posibilidades de comprar las mercaderías básicas. El salario en
esa época tenía un mayor poder adquisitivo ("Les quedaba dinero para el otro mes"). El
estatuto administrativo incide desfavorablemente ya que las calificaciones generan una "baja
del salario" y una dificultad para ascender en el escalafón. En este rubro la impotencia es
absoluta ya que sienten que "El Ministerio no tiene remedio", que no pueden hacer nada para
mejorar la situación ya que todo está amarrado, deben soportar con rabia e indignación. La
angustia aumenta ante la posibilidad de jubilarse ya que lo acumulado no les alcanzará para
siquiera sobrevivir dignamente. A pesar de eso " deben dar gracias a Dios de tener un
trabajo".
La impotencia y la rabia señalada en este punto cruzó de manera transversal todo el
desarrollo del grupo durante todo el taller, manifestándose de diversas maneras según el
momento pero estando permanentemente presente.
c. Niveles de corrupción en el trabajo. El grupo observa que se da un pago de horas
extraordinarias a funcionarios por misiones que no son realizadas. Existen además,
contrataciones que se saltan niveles del escalafón y con sueldos muy por encima de lo que
estiman que correspondería.
d. Falta seguridad en el trabajo. Este aspecto apunta a mostrar diversos niveles:
- Muchos funcionarios renunciaron a su base por obtener un mayor salario en el sistema de
contrata, el cual no da garantías laborales de permanencia y ante las situaciones de crisis
social y económica, aparece el fantasma del despido. Este aspecto se agrava cuando los
funcionarios tienen ya muchos años de trabajo, no tiene los grados para obtener un buen
salario y no pueden ni siquiera decidir irse del Ministerio.
- En otro sentido, la seguridad tiene que ver con cosas mas concretas, como los accidentes
en el trabajo, a la entrada o en las escaleras, falta de escaleras de incendio, sobre todo en
un país en el cual los terremotos son una preocupación permanente ("Las grietas del edificio
terremoteado están cubiertas con pura pintura"), etc.
e. El peso de la dictadura y su relación con la institución. El grupo siente como una fractura
en su historia el acontecimiento del golpe militar y la consolidación de la dictadura que
implicó una honda distorsión en las relaciones laborales y en el clima de trabajo.
Funcionarios que fueron perseguidos y detenidos, clima de persecución permanente,
prohibición de conversar de a dos, sumarios, aplicación brutal de las normativas, la planta
fue drásticamente disminuida, etc. Cuando se perdió una carta, la Oficina fue sumariada por
parte de la Fiscalía Militar, se les exigió a algunos funcionarios que " se echaran la culpa". En
suma, la experiencia de la dictadura significó una marca permanente de miedo que aún
subsiste en muchos. Herida, que como en muchos otros sectores de la sociedad chilena, ha
permanecido abierta generando autocensura y sufrimiento.
f. Las enfermedades que el trabajo genera. "Situación sin salida". Los problemas que no se
pueden resolver, generan un monto de angustia importante, les echa a perder la vida, se
deprimen, se enferman por la rabia de no poder decir las cosas durante tantos años. Cosas
que no se pueden remediar y se repiten. La rabia que no se puede canalizar hacia afuera
termina apuntando a la propia personalidad en diversas manifestaciones de autoagresividad
y desvalorización.
Este aspecto da cuenta del daño que se ocasiona en el personal cuando no hay políticas de
psicohigiene en el trabajo. ¿Qué hacer con las tensiones que se generan? ¿De qué manera
las mismas pueden ser descargadas y elaboradas? Si no existen estos mecanismos de
procesamiento, su acumulación paulatina irá minando progresivamente el cuerpo de los
funcionarios a través del proceso de somatización de las tensiones.
("Somos corderos", "no puedo", "no quiero", "no me siento capaz"," no hay solución", "no
puedo discutir", "es como echarle agua a un canasto", "no se puede hacer nada", etc.). La
resultante es la variedad de enfermedades psicosomáticas que los funcionarios presentan,
muchas de las cuales van acompañadas de diversos estados depresivos más o menos cíclicos
o en otros casos el alcoholismo crónico.

4.6. El momento de los problemas con el sindicato

La única respuesta posible para enfrentar a la institución, que aparece como poderosa y
sólida, es la unión de los funcionarios a través de una organización que les de posibilidades
de luchar. Por tanto, cuando los funcionarios se plantean algún tipo de proyecto
reivindicativo, algún tipo de acción de conjunto para mejorar sus condiciones laborales,
surge inmediatamente el tema del sindicato que acapara las tensiones y que marcan la
presencia del conflicto central. Pero el sindicato también abre a un sinnúmero de dificultades
entre ellos y con la organización que dice representarlos:

a. Distancia entre los representantes y la base


- Uno de los primeros problemas que surge es que los representantes no informan a la basa
acerca de los proyectos y actividades que se realizan y cuando los funcionarios se atreven a
preguntar reciben dilatorias.
- Acusan a la dirigencia de acordar con el Ministerio a espaldas de sus necesidades. - Existe
falta de organización al interior del sindicato que estimule la participación y mantenga a
todos en sus lugares.
- Al no saber " en qué andan" los dirigentes, tienen dudas sobre sus realizaciones y
compromiso con la base. Por otra parte, los dirigentes "la pasan muy bien, en reuniones y
comidas" y gozan además de las licencias sindicales, lo cual visualizan como un beneficio
singular.

b. Política solamente economicista cuando pesan otros problemas. El Sindicato solamente se


preocupa de cuestiones del salario cuando habría un amplio abanico de problemas que deben
ser tratados en la mesa de las negociaciones, vinculados a los beneficios que se tuvieron y
que se perdieron cuando la dictadura.
Reconocen asimismo, que su participación en el sindicato es esporádica, no asisten a las
reuniones de manera regular y están bastante divididos al interior del mismo, lo que no deja
de quitarle a la organización posibilidades operativas. En el fondo no ven que el sindicato
represente una herramienta que tenga funciones específicas de representación y de defensa
de los funcionarios, no es sentido como algo propio, del cual pueden disponer para
asesorarse de manera permanente.

4.7. El momento de la articulación de los problemas familiares con el funcionamiento


institucional

Finalmente, el grupo vuelve a plantear inquietudes acerca de la vida personal, ahora


centrados en la vida familiar y sus conflictos. Sin embargo, en la medida que avanza el
análisis se comienzan a descubrir relaciones de funcionamiento similar entre esa vida familiar
personal y la manera en cómo los conflictos laborales son vividos. Dicho de otro modo, los
modelos de comunicación, las demandas hacia compañeros y jefes, las actitudes, las
reacciones caracterológicas, en fin, es como si el modelo de funcionamiento familiar fuese
transpuesto al ámbito laboral.
Lo grave de la situación es que dicha transposición genera no pocas pasiones en los
encuentros laborales, perdiéndose buena parte de la distancia necesaria que la situación
formal del trabajo requeriría. Ello ocasiona que en la subjetividad, los funcionarios vivan
pendientes en el ámbito laboral de las situaciones familiares que cada uno vive, ya que
traslada y actualizan con los compañeros todos esos conflictos. Así, hay una pérdida de
distancia evidente y cada encuentro es polarizado en una situación de amor-odio (como en la
familia, los afectos están primero) lo cual trasciende con creces una relación más formal y
eficiente como debiera ser la situación del trabajo: privilegiar el pensar (trabajo) sobre el
sentir (familia).
¿Por qué se produce este fenómeno? Escuchemos al grupo: " Pasados los 40 todos son
cambios malos, no hay calidad de vida, vivimos lejos, se ve sólo lo trágico, temor a los
asaltos, todo el día tensa, aburrida, somos personas llenas de temores, vivir endeudado". Es
decir, el grupo tiende a enquistarse en la vida familiar, aislándose del medio que sienten
como agresivo, y como el empleo insume más tiempo que la vida familiar, allí se vive la
familia.
El medio social, cada vez más agresivo, gatilla la implementación de mecanismos de
aislamiento y de búsqueda de lugares más seguros para protegerse de una sociedad que
produce temor. El refugio natural es el medio familiar, que es el espacio conocido y
tradicional de protección. Pero el caso es que los funcionarios pasan de 8 a 9 horas juntos,
por lo que el campo del trabajo se convierte en el lugar de protección, desplazando allí todas
las características protectoras del grupo familiar de origen.
"Se arman las peleas como italianos". "Esto es una familia, pasamos todo el día juntos",
"tenemos mamá y madrastra", "nos echamos de menos." "Los problemas se solucionan
dentro de la familia"," los trapos sucios se lavan adentro". "Hay solterones amargados",
"soledad entre nosotros", "nos damos un gusto y al otro día ni para la micro". Las
deslealtades son entendidas como familiares y no en relación al problema del rendimiento
que el trabajo implica. "El abuelo sería el Ministro". "Acá hay problemas de comunicación
como en la familia". Reflexionando sobre los líos que tuvieron por el comedor, afirman "acá,
las discusiones son en la mesa, los italianos respetan la mesa".
También aparecen los problemas entre generaciones: "hay una generación que entra joven,
ellos no se hacen problemas". Esta referencia obviamente también alude a la estructura
familiar y a los grados de responsabilidad que cada quién asume en su interior.

5. ALCANCES DEL PROCESO. LOS CAMBIOS PRODUCIDOS

Comprender el proceso como el desarrollo de un conflicto que va cambiando de cara, permite


también evaluar los alcances del mismo y determinar los cambios que el proceso produjo.
El esclarecimiento se produce cuando el grupo a partir del acto de poner en palabras,
simboliza situaciones, atribuye sentidos y produce a su vez nuevos sentidos. Esto permite
transformar una experiencia impactante, inasible, "traumatizante", en un acontecimiento que
al insertarse en una lógica, adquiere significaciones diversas. Por tanto, si bien el conflicto
cambia de cara, las situaciones continúan permaneciendo, no hay olvido o represión posible,
hay simplemente re-significación. Pero ello es suficiente para que el conflicto pierda buena
parte de la intensidad que es vivida como "traumática". Por tanto, el análisis progresivo de
las situaciones - en el decir de los funcionarios - hace que el conflicto que en un momento
fue sentido como antagónico, más tarde ha perdido buena parte de su intensidad.
El "espacio para hablar" adquiere para aquellos que se animan a aprovecharlo, el sentido de
una particular descarga emocional que no es otra cosa que ese re-ordenamiento de las
escenas más ansiógenas. El grupo oficia como continente de las mismas y como un espacio
de solidaridad donde el compromiso colectivo permite pequeñas modificaciones, muchas
veces suficientes para disminuir el sufrimiento personal.
Los cambios (que no se agotan en lo registrado al finalizar la intervención) (5) están
limitados por cuestiones de la conformación de la realidad en la cual los sujetos construyen
su vida cotidiana. Por ejemplo, no pueden operando individualmente, modificar sus sueldos y
beneficios, pero sí pueden - individual y colectivamente - asumir una relación con el trabajo
y entre ellos más creativa, que resulte menos mecánica y frustrante. Pueden, autogestionar
amplios espacios de su trabajo y utilizar su ingenio para descubrir las fisuras de la institución
y combatir así, algunas de sus arbitrariedades.

Sobre la evaluación

Se realizó en dos momentos: el primero consistió en presentar a los funcionarios un


cuestionario para evaluar el proceso. Esta forma se vio enfrentada con el estereotipo que
tienen los funcionarios públicos que están habituados a evaluar personas. Así, el tema de la
evaluación no dejó de ser persecutorio lo que ocasionó que varios de ellos buscaran
conciente o inconscientemente formas de "escabullirse". Esto mostró una vez más, la rigidez
implantada por la institución en la materia, reactivándose las fantasías sobre las
evaluaciones personales (calificaciones) y la incidencia de la misma en los criterios
institucionales sobre "asistencia", "colaboración", etc. En suma, el fantasma presente era
aquel de si el el funcionario es o no "conflictivo".
Por tanto, esta metodología de evaluar resultó no solamente novedosa sino también
desestructurante.
El segundo momento consistió en abrir la evaluación a una discusión colectiva. Allí fue
posible cotejar impresiones y deslindar algunos "logros", así como la permanencia de
patrones enfermantes y estresantes de gran arraigo.
Es de destacar que algunos funcionarios sufrieron de depresión a partir de la visualización de
la finalización del taller. A nuestro juicio ello muestra que el taller además tuvo para algunos
un espacio privilegiado de estabilidad personal, ya que el mismo les permitía poner en
palabras y elaborar, en un clima de escucha, muchas de las ansiedades que la vida cotidiana
y el espacio laboral genera, mostrando a su vez la necesidad de ese tipo de espacios de
manera permanente. Otros funcionarios, no quisieron acercarse. En total participaron del
proceso evaluatorio la mitad de los funcionarios que comenzaron el taller, porcentaje
levemente menor que aquel que asistió la mayoría del tiempo.
Los funcionarios, en el proceso de evaluación del taller reconocen:
a. Mejoría en las relaciones humanas: reconocen que están menos sensibles a los vínculos
entre ellos lo cual ocasiona que no se ofendan tanto entre sí. Las discusiones y análisis
realizados en el taller permitieron limar asperezas, lo cual supone que hay conflictos
interpersonales que se han disuelto. Además, el conocer más acerca de las situaciones
personales de los diversos compañeros, facilitó en el grupo una mejor comunicación,
comprensión y respeto, por lo cual los límites interpersonales se vieron modificados.
b. Efecto catártico: El espacio del taller sirvió para desahogar situaciones antiguas
enquistadas y tensas, lo cual produjo una significativa relajación de la tensión entre los
funcionarios, más marcado entre algunos de ellos.
c. Toma de conciencia de su realidad laboral: El análisis pormenorizado de su situación
laboral, esclareció al grupo sobre muchos factores que operan diariamente en el ámbito
laboral y acerca de los cuales no tenían clara conciencia. Ello implicó mejorar los niveles de
discriminación entre aquellos problemas que pueden ser abordados de manera individual y
grupalmente, de otros que al ser estructurales requieren de movimientos institucionales
mucho más amplios. La toma de conciencia sobre la situación laboral implica a su vez un
reconocimiento tanto de las potencialidades como de las limitaciones personales. Estos
reconocimientos no se dieron de manera gratuita, por el contrario causaron no poco dolor y
sufrimiento de manera transitoria.
d. Reconocimiento de la función de un "espacio para hablar". La vida cotidiana en el ámbito
laboral es generadora de rutinas que al formalizarse incomunican a las subjetividades en
juego. El "espacio para hablar" generó un "lugar de la verdad", en el sentido de que ellos
podían decir lo que sentían, comunicarse con los otros y descubrirse en aspectos
desconocidos para ellos mismos. Esto asustó a algunos - el poder de la verdad de las
palabras - y en otros casos fue sentido como deslealtad. Sorprende que funcionarios que
hace 35 años que están trabajando en el mismo puesto y rodeados de las mismas personas,
desconozcan aspectos de los demás esenciales para la convivencia. "Las cosas se repiten
pero ahora se ven con otros ojos".
A su vez, además de lo señalado por los funcionarios, desde el lugar del especialista,
podemos decir que en muchos casos, el individualismo de los funcionarios, les impide tomar
conciencia acerca de sus posibilidades como grupo, sus potencialidades de creatividad para
sortear lo que sienten como "cuellos de botella" y disponer de sus recursos psíquicos para
dar solución a algunos problemas cotidianos. En muchos casos, se autoculpan de los
problemas burocráticos que les atañen, mostrando su dificultad para tomar distancia de los
mismos y comprender las determinaciones estructurales.
Hay que comprender que para el funcionario, solucionar los problemas que se le presenta es
la única forma de satisfacción que recibe de su trabajo; por tanto, es cuando el trabajo
adquiere sentido. Por ello, el funcionario no puede dejar de buscar sentirse satisfecho cuando
hay un trabajo bien realizado que se completa, que se concluye. Esto hace que el funcionario
asuma responsabilidades que están mucho más allá de sus compromisos laborales y que
tienda, por todos los medios, a darle feliz solución. La institución sabe eso y de algún modo
juega deslealmente con dicha alternativa: el funcionario siempre va a hacer más que para
aquello que ha sido contratado.
Los funcionarios, entonces, se hacen cargo de problemas institucionales - exhibiendo una
extrema omnipotencia - que, a ojos vista, corresponden a otras instancias de resolución,
según la estructura jerárquica del Ministerio. Este tipo de problemas mayoritariamente no
podrán ser solucionados, produciendo en el personal angustia y frustración.
Esto genera que inicialmente el funcionario se culpe cuando algo sale mal o cuando no puede
solucionar un problema, independientemente de que en muchos casos, la solución del mismo
no pertenezca a la esfera de sus compromisos laborales.
Debe entenderse además, que la búsqueda de soluciones para estas situaciones, se realiza
de manera individual; por ello, hay una acumulación progresiva de tensiones que va
minando la salud de las personas. Es solamente en el espacio interpersonal que los
funcionarios pueden darse cuenta de que las raíces de los problemas están más allá de sus
posibilidades, generándose entonces la vía de la descarga y de la elaboración.
Correspondería investigar acerca de los motivos que determinan que la vía colectiva
aparezca con tanta dificultad para ser encontrada.

6. SUGERENCIAS A FUTURO

Del análisis del proceso se pueden realizar algunas apreciaciones con proyección a futuro.

1. Espacios para hablar:


Sería conveniente estudiar la posibilidad de generar de manera periódica (cada 15 días) una
suerte de espacio en el cual los funcionarios, al margen de jefaturas, pudieran acceder
voluntariamente a un espacio en el cual puedan compartir sus inquietudes y angustias
cotidianas.

2. En lo administrativo:
a. Capacitación: Si bien el Ministerio tiene una muy buena disposición para capacitar
permanentemente a sus funcionarios, pareciera ser - según los funcionarios - que en muchos
casos estos cursos no necesariamente responden a una programación que detecte
prioridades de necesidades de los funcionarios. Además, no pareciera existir una política de
evaluación y seguimiento de los programas de capacitación, que tenga repercusiones a su
vez, en el estatuto salarial y escalafonario del funcionario.
b. Rotación : si bien este es un aspecto complejo y frente al cual los funcionarios tienen
diversos grados de resistencia (tal vez por temor a perder "su feudo") podría convenir
estudiar en conjunto con los afectados, bajo qué parámetros y en qué funciones la rotación
es posible.
c. Desnormativización del trabajo: El trabajo que los funcionarios realizan está tan
estrictamente normado que es imposible realizar cambios creativos para que el mismo
resulte más gratificante. El Ministerio no aprovecha ni la capacidad ni la sabiduría de los
propios funcionarios para ir dando nuevas soluciones a viejos problemas, generando mayores
niveles de participación y compromiso. Es una manera de manifestar confianza y estímulo de
la institución hacia sus funcionarios.
d. Calificación: El sistema resulta ser persecutorio y arbitrario lo cual más que apoyar el
desempeño de la gestión ocasiona casualmente lo contrario: incrementa de manera
significativa los niveles de miedo y de estrés. Es un elemento eminentemente represivo que
afecta la situación salarial y la seguridad futura (jubilación).
Ya que el sistema de calificación afecta la totalidad del Ministerio, debiera cuestionarse los
efectos que está produciendo, los que resultan antagónicos con los objetivos para los cuales
fue propuesto.

3. Política de selección: "El Ministerio tiene la política de reventar al funcionario, la institución


mata". Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Organización Internacional del
Trabajo recomiendan realizar cada vez más, un análisis de las condiciones del empleo y de
las características de personalidad de los aspirantes. Se ha visto que hay tipos de empleos
que desencadenan la psicopatología personal y familiar en algunos tipos de personalidad,
mientras que otros empleos los ayudan a mantener la salud mental.
Dicho de otro modo, se trata de ubicar a cada funcionario en el lugar más adecuado para
preservar su higiene mental en lugar de sabotear con el trabajo su estructura de
personalidad. Esta politica redunda en beneficio tanto del trabajador como del trabajo. Sería
una de las maneras de comenzar a combatir el alto índice de enfermedades psíquicas y
psicosomáticas que se observan en la Oficina.
Conviene precisar que si bien esta Oficina de partes presenta una situación particularmente
preocupante para el Ministerio, lo que motivó la realización del Taller, sus características
generales no se diferencian de lo que constituye un perfil de los problemas que se
encuentran en otras reparticiones, estatales y privadas. Por tanto, es preciso interrogarse
acerca de las características del modelo de trabajo que el régimen implanta y que ocasiona
este tipo de sufrimiento y excesos. En tal sentido, las estadísticas nacionales sobre depresión
y causas de mortalidad, reflejan situaciones que dan cuenta de un mal manejo de la
agresividad, autoagresividad, violencia e impotencia. El problema de esta Oficina develado a
través de este Taller, muestra de manera dramática estas sobredeterminaciones.

Notas

(1) Para el investigador socio-institucional, la demanda se convierte en un lugar de condensaciones


(personales, grupales, sociales, políticas, institucionales, etc.) de un sinnúmero de requerimientos de los
más diversos sectores y que obedecen a disímiles intereses. Allí, por tanto, es donde el proceso se inicia,
por lo que su análisis se constituye en el primer movimiento que el grupo realiza desencadenando a su
vez los pasos sucesivos.
(2) El equipo consultor se constituyó con psicólogos con formación en trabajo grupal dinámico y en
análisis institucional. El modelo implementado en este caso se distancia de lo que puede ser un curso de
capacitación corriente, en el sentido de generar un dispositivo de intervención que permita develar las
determinaciones profundas que afectan al grupo a través de una metodología de escucha y análisis, en
vez de la entrega de consejos o conocimientos. El equipo consultor sostiene así la tesis de que en la
medida en que el grupo participa y analiza sus situaciones, se esclarece y descubre las conexiones entre
su sufrimiento (psíquico e institucional) y sus padecimientos (físicos u orgánicos).
(3) La técnica es la conocida como grupo operativo diseñada por Enrique Pichón-Rivière.
(4) Lo que se está cuestionando no es la necesidad de un ordenamiento sobre la actividad laboral y una
organización de la misma. Lo que se pone en entredicho es si esta manera de " hacer las cosas" (manejo
despótico del poder, jerarquización arbitraria de funciones, invalidación de las iniciativas personales y
grupales, control irracional del tiempo y del espacio, valoración de lo cuantitativo por sobre lo
cualitativo, eficientismo, etc.) realmente es la mejor forma de hacerlas; cuánto esta normativa está
realmente al servicio de los objetivos que el Ministerio dice perseguir.
(5) El modelo de funcionamiento centrado en "el espacio para hablar" es internalizado por los
participantes como un metodología de análisis, lo cual les permite conservar posteriormente elementos
de reflexión. A su vez, cada uno de los participantes continúa mucho mas allá del momento de la
intervención, con reflexiones personales y colectivas que pueden producir nuevos cambios inimaginados
en este momento de corte. Por supuesto, el alcance de estos procesos depende tanto de la flexibilidad
de la personalidad de los involucrados como de la rigidez de las normativas institucionales en la cual se
insertan.

Bibliografía

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* Pichón-Rivière, Enrique: El proceso grupal, Nueva Visión, B.A., 1975

La concepción del liderazgo en Kurt Lewin


Horacio Foladori

1. Introducción

Cuando se abre la posibilidad de pensar al grupo como una nueva unidad de estudio - la que
define a su vez a la psicología social - una serie de fenómenos nuevos se hacen presentes en
el campo en cuestión, ya que era imposible percatarse de su existencia mientras la psicología
no abandonara el estudio del individuo. De la gran variedad de fenómenos que aporta la
investigación sobre el grupo como totalidad, el estudio sobre el liderazgo cobró singular
relieve por varias razones:

Por un lado, el predominio del enfoque individualista tendió a identificar en el grupo, el que
aparecía como una masa informe y continua, individuos y sus funciones, probablemente
como una manera de comenzar por lo conocido. Dicho de otro modo, la ideología imperante
en la psicología no permitía que el grupo pudiese ser considerado como una entidad de otro
orden, diferente a la que se venía abordando. Así, la primera forma de contacto con el
fenómeno del grupo dice relación con un abordaje colectivo, vale decir, pensar al grupo como
una agrupación de individualidades.

Por otro, el problema de la eficiencia estaba planteado, sobre todo en espacios


empresariales, industriales y productivos en general, en el que hay que incluir también,
aunque pertenece a otro orden, al sector educacional. En este proceso Elton Mayo cobra
singular relieve ya que es él quien, por sus descubrimientos, muestra la existencia de
fenómenos típicamente grupales. Lewin no puede dejar de considerar estos antecedentes. El
grupo suponía poder modificar los resultados del proceso productivo y de aprendizaje,
introduciendo una variable que debería ser estudiada. Las urgencias del sistema capitalista
pronto contaminaron los estudios de los grupos y sobre todo de la influencia recíproca entre
los integrantes, leído siempre en términos de productividad.

Un tercer factor interroga también al grupo y cuestiona profundamente su propia naturaleza


así como su razón de existencia, situándose en una vertiente que pretenda explicar las
fuerzas en juego y la dimensión de los vínculos interpersonales al interior del grupo. Es la
pregunta por el "instinto gregario" para algunos, por los lazos libidinales para otros,
dependencias, pertenencias, afiliaciones, segregaciones, en fin, toda una gama de nociones
que pretenden evaluar las condiciones que posibilitan la constitución del grupo así como su
duración. Dice Lewin (1939:133)" A la psicología le costó mucho tiempo descubrir que un
todo dinámico (habla del grupo) posee propiedades diferentes de las propiedades de sus
partes o de la suma de sus partes. (...) El todo no es "más" que la suma de sus partes, sino
que tienen diferentes propiedades. El enunciado debiera ser: 'El todo es diferente de la suma
de sus partes' ".

Lewin coloca al grupo como unidad de análisis he ahí uno de sus logros. Pero esta unidad le
interesa por cuanto puede ser estudiada en su conflictiva interna,, fuerzas (abstractas)
contrapuestas que responden - en su modelo fisicalista - a la inercia imperante en cada
coyuntura. El mecanicismo da cuenta por tanto de la movilidad del grupo en tanto esta es
permanente, siempre girando alrededor del problema del cambio, idea central que tomaran
otros investigadores.

El liderazgo se sitúa a mi juicio en el entrecruzamiento de estos tres ejes por cuanto aparece
como lo que se diferencia emergiendo del grupo, como aquel que hace laborar al grupo,
organizarlo en aras de un determinado objetivo que lo ha reunido, y, por último, también es
el que concita y desencadena estados particulares, a veces regresivos manteniendo en
muchos casos lazos muy profundos con sus seguidores.

2. Liderazgo y proceso productivo

Lo anterior demuestra que el tema del liderazgo no haya pasado desapercibido desde un
inicio y que su estudio ofrezca jugosas recompensas tanto en el terreno de la producción (en
sentido amplio) como en el de la organización y control social.

No existe una clara diferencia entre líder y jefe. Mas bien, en una concepción organicista (el
grupo es para Lewin un cuerpo) las definiciones colocan el acento en cierta funcionalidad,
que tiene que ver con la cabeza ya sea de un grupo o de una institución. En ambos casos
hay un trabajo por realizar cuya encomienda se le carga al conductor. Podríamos acordar
primariamente, una definición de liderazgo del tipo de: El proceso mediante el cual un
miembro del grupo (su líder) influye a los otros miembros hacia el logro de objetivos
específicos grupales.

Para Kurt Lewin, quien ha avanzado titánicamente en una propuesta de formalización, de


matematización de la psicología social, el grupo se constituye como un campo que hasta
podría ser puesto en una fórmula matemática en función de los vectores de fuerza y de sus
intensidades que lo atraviesan.

El liderazgo entonces no aparece necesariamente destacado en esta esquematización. De


hecho, no lo trata como tema central en ninguno de sus textos. Pero por otro lado, ciertas
urgencias políticas de los Estados Unidos, país que lo ha acogido como refugiado, no pueden
dejar de interrogarlo acerca de una duda "existencial" de una persona implicada. Son los
años de la guerra. Cierta pugna por la validez de los sistemas sociales y de los mecanismos
de ejercicio del poder conforman las discusiones cotidianas. No es posible permanecer al
margen y menos para la ciencia que es convocada una y otra vez a dar respuestas acerca de
problemas contingentes que la guerra plantea.

Desde otro ángulo, K. Lewin analiza la incidencia del grupo sobre el individuo y las ventajas
de leer al individuo desde el campo que el grupo ofrece. (Lewin 1939: 141) "La observación
del grupo proporcionará más y mejor material para la caracterización de la posición y el
papel del individuo dentro del grupo; determinará, por consiguiente, el significado de su
conducta, con mayor precisión de la que se conseguirá observándolo más o menos como una
entidad separada". Sostiene la amplitud de la información que se podría obtener así como la
precisión de las conclusiones.

Y agrega una nota a pie de página que es aplicable por entero al caso del liderazgo, cita en la
cual se adelanta como un visionario a los desarrollos que impulsará Pichón-Rivière quince
años después: "El acentuar el enfoque de campo en relación con la técnica de la búsqueda
de hechos en psicología social no excluye, por supuesto, la posibilidad de que bajo ciertas
condiciones el comportamiento de un individuo pueda ser tratado como un síntoma de
ciertas propiedades del grupo". Si bien la cita no remite explícitamente al problema del
liderazgo, la palabra síntoma utilizada en dicho contexto abre a una serie de posibilidades.
No es necesario entender allí una concepción psicoanalítica del síntoma (aunque se sabe que
Lewin conocía al psicoanálisis) sino simplemente sostener el criterio mas tradicional de
síntoma como señal de enfermedad. As, el síntoma individual, sería aquel que a raíz de las
propias fuerzas grupales en juego, adopta en el grupo un lugar resistencial. En todo caso, un
lugar diferente a través del cual algo es señalado. Pero si de fuerzas se trata, el síntoma es
el lugar donde el conflicto se pone de manifiesto.

De este modo, abre a todo el problema de la depositación. El síntoma aparece ya como un


lugar privilegiado y donde las condensaciones han tenido lugar. No es difícil suponer que el
líder puede ser el que ocupe dicho lugar con lo cual se estaría anunciando la posibilidad de
comprender el liderazgo desde un ángulo muy diferente al que connota la práctica de la
psicología social durante los últimos años.

3. El problema de la historia

La historia para K. Lewin es entendida en términos de causalidad, tiene que ver con lo que
ha sucedido antes y que da cuenta lógicamente del origen del fenómeno. ¿Cómo aislar
entonces el momento presente, para marcar toda su trascendencia? Lewin tiene que rescatar
el presente considerando la historia pero no de manera definitiva lo que convertiría al
presente en un puro efecto (causa) del pasado, así como el antecedente el futuro.

Tal sea por ello que una de las críticas más contundentes que se le realiza al cuerpo nocional
lewininano tiene que ver con su concepción del tiempo. El énfasis que Lewin ha puesto en los
factores actuales ha llevado a diversos comentaristas a afirmar que la historia no tiene
ningún lugar en la teoría del K. Lewin. Se trata de trabajar en el hic et nunc, énfasis puesto
por el propio Lewin. Ahora bien, creo que tal crítica solamente da cuenta de la dificultad de
los discípulos para comprender los desarrollos del maestro. Se trata de una lectura
demasiado literal de lo formulado por Lewin, que deja fuera buena parte de la
conceptualización metodológica acerca de las coordenadas que determinan el valor de la
causa histórica.

Ahora bien, el caso es que no puede ser de otra manera, cuando se dice que la totalidad
(actual) de los fenómenos del campo son los que dan cuenta de un determinado fenómeno,
necesariamente se está incluyendo entre dichos fenómenos las diversas variables históricas
que tienen presencia de una u otra forma en ese momento actual. No hay posibilidad de
operar sobre la historia sino es desde el presente. Lewin (1939: 139) trata el tema de
manera poco analítica y sin embargo es pertinente dimensionar los alcances de sus
propuestas: "Tanto la psicología como la sociología contienen problemas "históricos" y
ahistóricos ("sistemáticos") íntimamente entretejidos. A diferencia de la psicología, la
sociología ha luchado repetidamente, casi desde un principio, contra el excesivo énfasis
puesto en el aspecto histórico de sus problemas. La transición hacia construcciones
dinámicas hace necesario contemplar este problema lo más claramente posible. No es tarea
de la sociología ni de la psicología eliminar el aspecto histórico de sus problemas. Por el
contrario, la teoría del campo no puede dejar de tener en cuenta el carácter histórico de cada
hecho y su específico marco histórico".

Me gusta leer en esta cita una diferencia entre el momento de la práctica en el cual la causa
histórica no puede ser trabajada y el momento del análisis en el cual el carácter histórico y el
marco histórico sí se constituyen en variables a ser consideradas en las determinaciones de
los hechos. Años después, el análisis institucional introdujo la diferenciación entre campo de
análisis y campo de intervención, discriminación muy útil ya que permite deslindar entre
otros factores, el problema del manejo de la causa histórica y de su conceptualización.

4. El experimento central sobre liderazgo

El estudio rector realizado sobre el tema del liderazgo, se configuró de la siguiente manera:
(Schellenberg 1978:88) "El estudio más famoso de grupos inspirado por Lewin fue la
investigación sobre climas sociales de grupo llevada a cabo en 1938 y 1939 en la ciudad de
Iowa por R. Lippitt y R. White. Dispusieron varios grupos de niños jugando bajo diferentes
estilos de liderazgo adulto. El primer bloque de estudios comparaba los resultados entre los
esquemas autocrático y democrático de liderazgo. Un segundo bloque incluía estos dos
estilos más el de "laissez-faire", un tipo de liderazgo no directivo comparado con el estilo
centrado en el líder (autocrático) y con el centrado en el grupo (democrático)".

El experimento supuso llevar adelante minuciosos registros de observaciones de las acciones


y las repercusiones en cada tipo de grupo. Los niños participaron en grupos conducidos de
diversas maneras a los efectos de visualizar el impacto de determinadas acciones según el
tipo de liderazgo. La conclusión de Schellenberg reza:"Los resultados de estos estudios se
han aducido con mucha frecuencia para mostrar las ventajas de la democracia sobre la
autocracia. Por ejemplo, bajo el liderazgo autocrático, se producía menos iniciativa y mayor
agresión contra los compañeros que en el resto de los tratamientos. Los grupos dirigidos
democráticamente eran los mejores en estos aspectos y además eran los más preferidos por
la mayoría de los niños. Los grupos "laissez-faire" mostraban una carencia en objetivos e
insatisfacción que no se daban en los grupos democráticos".

La relación entre la forma de conducción y los comportamientos agresivos (efecto de la


frustración) es el objetivo de la presente investigación. Los resultados muestran que las
variaciones de las manifestaciones agresivas tienen que ver directamente con los climas
grupales que se han establecido a partir de los estilos de liderazgo. Para Anzieu (1971:61),
la popularidad que adquiere la experiencia se debe a que permite responder a "la pregunta
que preocupaba entonces a los defensores de la democracia" ¿Cómo pudo producirse, desde
un punto de vista psicológico, un fenómeno colectivo como el nazismo?"

En la pregunta de Anzieu se cuelan tácitamente un par de cuestiones. La mas evidente tiene


que ver con la producción de sujetos autoritarios, deshumanizados, que operan con un
sistema de obediencia ciega etc. y de que manera cierto tipo de conducción grupal el grupo
podría constituirse en una fábrica de ellos. Este problema no menor reflexiona tanto sobre la
necesidad de investigar el aspecto de masa que podría estar como elemento constitutivo en
todo individuo así como el factor grupo en la construcción actual de la individualidad. Otro
problema que se puede deducir de la pregunta de Anzieu tiene que ver con el problema
político, con la democracia, autocracia y autogestión, y de qué manera la política pudiera ser
investigada y modificada desde la psicología social. Tema crucial para los defensores de la
democracia que requieren de la legitimación - ahora por la vía científica - de su sistema.

Hay que señalar que estos experimentos causaron interés en todo el medio norteamericano
repercutiendo significativamente en diversas actividades cotidianas. Deutsch y Krauss (1970:
55), discípulos directos de Lewin, señalan que este experimento "Contribuyó además a
estimular cambios en el tipo de liderazgo en grupos industriales, educacionales y militares, y
determinó el surgimiento de programas de entrenamiento en relaciones humanas,
ampliamente utilizados para ayudar a la gente a capacitarse para el liderazgo de grupos".

Estas experiencias estimularon otras. Por ejemplo, Serraf (1971) realiza un experimento
similar pero con adultos en grupos de trabajo en los que evalúa el grado de satisfacción
personal y el grado de satisfacción en relación con el rendimiento ante el trabajo.

5. Análisis del experimento

Este relato, más o menos reproducido de manera similar en muchísimos textos de psicología
social, permite aproximarse a la concepción del liderazgo en K. Lewin, así como a su idea de
grupo. Veamos algunos de sus ideas que son deducibles de la forma cómo se realizó el
experimento.
1. El grupo es conformado por el experimentador, desde afuera de él y según
intenciones y parámetros muy precisos. Incluso el experimentador no se incluye en
el grupo, opera desde una cierta distancia diseñando las estrategias que otros (en
este caso los líderes adultos designados) tendrán que implementar sobre niños. El
experimentador mueve los hilos de su diseño.

2. La relación adulto-niño no puede ser más especial ya que supone un determinado


control de la situación, manejo del poder según un modelo previsto. Los niños no
están en igualdad de condiciones con los adultos, se encuentran en una situación de
dependencia: se podría inferir además, la movilización en los niños de esquemas
familiares y escolares, estereotipos diversos, etc.

3. El líder es un sujeto introducido en un grupo. Se trata de una intromisión que tiene


una misión muy precisa: aquella de organizar el funcionamiento grupal a los efectos
de alcanzar cierto objetivo que se relaciona con la productividad. Este líder plantea
su estrategia, la desarrolla siempre de manera autocrática ya que la impone, más
allá que la estrategia prevista pueda ser democrática o laissez-faire. Dice Milhiot
(1971:121) "Ahora bien, la situación experimental y el investigador (que impone
siempre la tarea y las modalidades de ejecución) constituyen una variable
extremadamente importante".Todo se impone porque el líder ingresa al grupo con el
cometido de hacer trabajar al grupo de esa manera particular. El líder opera con las
fuerzas, es el individuo que sabe de eso, de cómo mover los hilos de manera precisa
en cada coyuntura.

4. En tanto el líder no hace la tarea sino que "favorece" que el grupo pueda asumirla,
se podría deducir que el líder en realidad cumple funciones de técnico, de
especialista, de asesor del grupo para que el mismo se pueda organizar y trabajar.
En todo caso, la ambigüedad se hace presente ya que según el tipo de liderazgo (por
ejemplo, el autocrático), el grupo debe acatar las directivas impuestas, con lo cual el
líder se convierte en el principal ejecutor de la tarea. Se puede apreciar que hay dos
funciones superpuestas: la función de líder y la función técnica.

1. 5. En todo caso, queda claro que el éxito de la eficacia grupal en los tres modelos
tienen que ver de manera importante con las características de manipulación del
líder de turno ya que el líder asume la responsabilidad de que el grupo funcione, de
que trabaje según el esquema previsto. O sea que para Lewin el grupo requiere de
una aproximación que fuerce cierto destino.

6. Teorías sobre el liderazgo

El abordaje de la problemática del liderazgo pone en circulación un conjunto de ideas acerca


de su existencia, de sus orígenes y de la forma de concebir - como ya vimos - al grupo
mismo. Veamos estas relaciones que dan cuenta de dónde se pone el énfasis: o en el líder-
como persona - o en el grupo - con lo cual el líder aparece como una función de éste.

a. La teoría de los grandes líderes

Si se supone que el grupo es solamente un agrupamiento de personas, el fenómeno del


liderazgo resulta inabordable. ¿Cómo dar cuenta de esa figura que encarna el poder de
decisión de un colectivo amplio? Es más sencillo partir desde otro lado: el estudio del
liderazgo se debe realizar como un estudio de la psicología diferencial, vale decir, precisar
cuáles son las condiciones que cumplen los grandes líderes de la historia, cuál es el
denominador común que atraviesa dicho lugar, en el supuesto de que dichas características
están ya en los hombres, son características propias, personales, incluso se puede nacer con
ellas.

El resultado inmediato es pensar que el líder es algo que hay que agregarle al grupo para
que el colectivo - ahora adecuadamente guiado - pueda realizar su labor. Es válida así la
imposición del liderazgo. Se trata del requerimiento de condiciones fijas, permanentes y sin
posibilidades de cambio ya que se ha construido un cierto perfil del líder, el que se aplica por
igual en todos los casos. El líder es entonces pensado en términos de características
individuales, más allá del grupo. Es un elemento que el grupo necesita y por ello, hay que
buscarlo en el espacio extragrupo. En esta concepción, el grupo aparece colocado en
segundo lugar ya que lo importante verdaderamente es el líder; él es el que puede conducir
a la masa integrada por aquellos que no poseen ese don que es el de ser líder. Entre los
estudios realizados sobresale una cualidad imprescindible para poder ser líder: la flexibilidad.
Esta cualidad es lo que permite, por un lado, que el líder lo pueda ser de una amplia gama
de tareas que el grupo deberá enfrentar, y por otro, la flexibilidad tiene que ver con la
capacidad de congeniar una vasta gama de demandas de los integrantes de la masa,
depositadas en el lugar del liderazgo.

b. La teoría de la función

Si el grupo es una unidad diferente a la suma de las partes que lo componen, entonces el
liderazgo tiene que ver con una determinada función que es necesario realizar. Como dice
Maisonneuve (1968:66) "En esa perspectiva, el liderazgo no será considerado según una
perspectiva estática y estrechamente individualizada, sino como un sistema de conducta
requerido por y para el funcionamiento del grupo, como una condición y una cualidad
dinámica de su estructuración".

En este caso, si bien no es necesario que el líder pertenezca a la estructura grupal, el campo
de fuerzas determina un lugar que debe ser llenado por alguien. Cada grupo entonces, según
su propia dinámica construye dicho sitio. Ahora bien, para este caso lo fundamental es que el
líder sea aceptado y ello tiene que ver con la manera en cómo el líder pasa a cumplir las
condiciones del lugar en que se sitúa. Esto significa pensar en el principio de autoridad ya
que el líder aparece como el miembro que ejerce la más fuerte influencia. Esta posición se
moviliza por tanto, en torno a definir cuáles son los rasgos principales que más comúnmente
son descubiertos pero como características de la función, del perfil requerido para cumplir la
función, no de la persona.

K. Lewín se inscribe en esta línea de pensamiento ya sea por su concepción de grupo como
también por la manera en que sostiene los experimentos sobre liderazgo. El "índice de
aceptabilidad" que daría cuenta de cómo el líder impuesto es recibido, es formulado en
términos de cohesión ya que es desde allí que puede pensarse la forma en como el grupo se
enfrenta - integrado - a la tarea que tiene que resolver. El líder, por ende, cumple un papel
esencial en mantener la cohesión, primer aspecto de la función que determina a su vez el
rol. El líder aparece como una nueva fuerza impuesta, con una función reordenadora de las
mismas. Por ello, podría decirse que el individuo en realidad cataliza algo ya dado en el
espacio grupal, un cierto conflicto que hay que encauzar. Por ello creo que Lewin toma cierta
distancia con la idea de este líder-individuo que si bien está colocado allí arbitrariamente,
aterriza en un mar de contradicciones ya constituidas.

Bibliografía

Anzieu, D y Martin, J.Y. (1971) La dinámica de los pequeños grupos, Kapelusz, B.A.
Deutsch, M. y Krauss, R.M. () Teorías en psicología social, Paidós, B.A., 1970
Lewin, Kurt (1939) Teoría del campo y experimentación en psicología social, Cuaderno Nº 10 del
Instituto de Sociología de la Fac. de Filosofía de la UBA, 1958
Lewin, Kurt (1951) La teoría del campo en la ciencia social, Paidós, Barcelona, 1988
Mailhiot, Bernard (1971) Dinámica y génesis de los grupos, Ed. Marova, Madrid, 1980
Maisonneuve, Jean (1968) La dinámica de los grupos, Proteo, B.A., 1969
Schellenberg, James (1978) Los fundadores de la psicología social, Alianza Ed, Madrid, 1981
Serraf, Guy (1971) Efectos de los estilos de conducción sobre los grupos de trabajo según la experiencia
de Lewin, Lippitt y White, Dinámica de los grupos pequeños, Kapelusz, B.A.

Agosto 2002
foladori@emol.com
Texto publicado originalmente en www.psicologiagrupal.cl

La concepción del liderazgo en Pichon-Riviere


Horacio Foladori

La concepción operativa de grupo - que supone que el grupo se centra en una tarea que
debe resolver y se constituye a su vez en el motivo de la convocatoria - plantea una radical
modificación en cuanto a la concepción del liderazgo, comparativamente con cómo se lo
piensa en la psicosociología de origen lewiniano. Si bien las investigaciones de Kurt Lewin se
ubican históricamente alrededor de la Segunda Guerra Mundial, sus aportaciones se han
extendido en el tiempo a través de sus discípulos, centros de investigación y publicaciones
así como en desarrollos producidos en otras disciplinas cercanas. Tal es así que, por ejemplo
los planteos del "Desarrollo Organizacional" tan comunes en nuestro medio, son deudores de
esquemas, producciones nocionales, técnicas y metodologías en las que es fácil descubrir la
escritura de la Escuela lewiniana. Algunos desarrollos irán conformando el tema en cuestión.

1. Liderazgo y tarea

La tarea es el eje del trabajo grupal. "Para nosotros la tarea es lo esencial del proceso
grupal", afirma Pichón-Rivière (1980:19).
El grupo es siempre un grupo de trabajo, por cuanto su razón de ser tiene que ver con
resolver un problema, aquel que se constituye en la razón de su existencia. En este sentido,
el liderazgo tiene que ver en primer lugar, con la manera de organizar dicha labor, en la
forma de conformar un sistema eficiente en el cual todos los integrantes participen de uno u
otro modo y que pueda aprovechar al máximo los recursos grupales, vale decir, aquello con
lo que el grupo cuenta y que es aportado por las individualidades, por las verticalidades (las
historias personales sintetizadas en el momento presente).
El liderazgo entonces adopta una modalidad funcional, ya que tendrá que adecuarse a las
múltiples mini-tareas que el grupo tendrá que abordar para resolver su tema central. Esta ya
es de por sí una innovación conceptual por cuanto el liderazgo adopta entonces una
movilidad que no ha sido prevista en teorizaciones de otros autores. En general se ha
entendido que el liderazgo, por diversos motivos permanece fijo. Pichón Rivière sostiene una
propuesta en la cual muestra la capacidad del grupo de aprovechar sus propios recursos: el
liderazgo variará en función de los diversos momentos que convoquen cualidades presentes
entre los integrantes, los que se pondrán así al servicio del grupo. Cada participante podrá
ser líder en su momento: El trabajo sobre la tarea requiere de la puesta en juego de
cualidades específicas que hará que quien las tiene, se vea en la necesidad de mostrarlas
operativamente, haciéndose cargo de guiar al grupo en ese instante. Pichón llega a decir que
el verdadero líder es la tarea. Esta expresión un tanto temeraria resume de manera clara del
desplazamiento producido. Lo que importa acá es entender que la intervención de los
participantes es posterior a una organización que la tarea instaura en el grupo. Se descentra
el grupo de los participantes quienes aparecen por tanto al servicio de la resolución del
problema acordado. Es cierto entonces que esta metáfora radical supone una concepción del
grupo y de su trabajo más compleja que las propuestas un tanto descriptivas que sostienen
diversos autores.

2. Liderazgo y pensamiento: progreso y retroceso

Ahora bien, en otro orden de cosas Pichón Rivière señala que al interior del grupo el
liderazgo (ahora hablando de ciertos participantes, de ciertos roles) se organiza en términos
de oposición. Este fenómeno ha sido observado por otros investigadores de los mecanismos
grupales. La idea es que cuando en el grupo alguien dice " Vamos a hacer tal cosa" hay
enseguida otra persona que dice "Vamos a hacer lo contrario", así como también están los
segundones que ante el "Vamos a hacer tal cosa", secundan la "moción" diciendo "Sí, creo
que eso es bueno y adecuado". En suma, una cierta posición ocasiona el surgimiento de lo
contrario y de lo similar. Pichón (1989:44) dice " Pero el líder saboteador y el progresista no
actúan solos sino que tienen sus partidarios. Y en los grupos se forman sub-grupos que
pueden abanderar el progreso o el saboteo de la tarea".
Otro investigador que observa este fenómeno aunque lo describe a su manera es Schindler
(1957:62) quien plantea que en la dinámica grupal a todo "alfa" le corresponde un "omega".
Comentando sobre el omega dice que "cumple con una tarea esencial para la dinámica del
grupo, una forma de representación del enemigo en el grupo. Aparece extraño, marginal.
Para ella están dispuestos el nuevo en el grupo y también el menos talentoso o temeroso e
inseguro. El omega se identifica con aquel que sería capaz de oponerse al grupo y que podría
resistir a ello; y este es, naturalmente, el adversario. El se dirige con sus afectos contra el
alfa, del cual siente surgir la agresión contra sí mismo...".
Pero esta forma de operar de todos los grupos es un fiel reflejo de la manera en cómo el
grupo instrumenta una metodología para pensar el problema que tiene que resolver. El
pensamiento se construye por oposiciones las que a su vez producen un movimiento que va
progresivamente agrupando a los diversos integrantes en torno a los lugares ya señalados.
En algunos casos es posible que se llegue a una confrontación que ponga en peligro la
existencia del grupo como un cuerpo total. Cuando no es así, entonces se pueden ir
logrando, paso a paso, ciertos acuerdos intermedios que van conformando el "camino" que el
grupo se digna a construir. "Nuestra técnica de grupos, está inspirada en la técnica del
comando, donde cada persona tiene un rol funcional y el líder del grupo, es el especialista en
la función necesitada en un momento determinado. Es decir, el cocinero es el líder del grupo
mientras se cocina" (Pichón-Rivière 1989). Por tanto, una característica clave del liderazgo
es que sea rotativo (según la tarea) para que pueda ser funcional al avance del grupo.
Pichón-Rivière entonces sostiene - y siempre pensando el tema desde la tarea como lugar
central - que dicha polarización está encabezada por lugares grupales que resultan
funcionales para la resolución de los problemas y que por lo tanto, habría que hablar de dos
tipos de liderazgo efectivo que se constituyen interdependientemente para organizar el
proceso de pensamiento grupal. Así señala que aquel miembro que propone en primer lugar
una alternativa para abordar la resolución del problema se constituye en el líder de progreso,
mientras que aquel otro que le sale al paso para rechazar la propuesta se constituye en el
líder de retroceso. Los nombres utilizados para la designación no tienen más alcance que
mostrar: 1. La polarización que se da en el grupo. 2. La interdependencia de los liderazgos,
ya que no puede existir el liderazgo de progreso sin el liderazgo de retroceso y viceversa. 3.
El lugar que cada quien adopta con respecto a la tarea, lo que no constituye un juicio moral
sobre la disposición o no a trabajar sino tan sólo el lugar emergente en la estructura grupal.
Pichón se preocupa de mostrar que ambos lugares son imprescindibles para que el grupo
pueda analizar el problema y resolverlo, posición muy distanciada de otros enfoques que
pretenden, a veces, "eliminar" al líder de retroceso, para "ayudar" al grupo a avanzar.
Si el líder de retroceso es una función del grupo, es absurdo confundir el lugar con aquel
miembro que ocupa ese lugar. Sacar al integrante que ocupa el lugar no equivale a suprimir
el lugar estructural. Dicho de otro modo, la cirugía es incapaz de extirpar un lugar
estructural, tan sólo se convierte en una técnica de maquillaje que demostrará toda su
ineficiencia cuando tiempo después otro integrante ocupe dicho lugar. Por ello, la solución
tendrá que ser encontrada al interior del espacio grupal donde se ha construido una escena
con un intenso grado de polarización. Sacar a alguien del grupo debido a estos motivos se
constituye en un acto meramente represivo que no coadyuva a facilitar que el grupo pueda
realizar su tarea. La teoría del chivo emisario desarrollada por Taylor (1953) muestra este
mecanismo en todo su esplendor. Ampliaré este aspecto más adelante.

3. El lugar de la coordinación

La concepción operativa de grupo al reflexionar en torno a la tarea como el elemento


convocante y por tanto discriminador es capaz de pensar las diferencias entre la tarea del
grupo y la tarea del equipo coordinador. En este momento hay que hacer una precisión que
tiene que ver con la definición misma de grupo operativo.
En un sentido amplio se puede decir que todo grupo que opera, que trabaja, que resuelve un
problema, es un grupo operativo. Son así los grupos que funcionan espontáneamente, vale
decir, que se organizan por propia iniciativa de sus miembros y que no recurren a nadie (rol
técnico) para que los "ayude". Sobre estos grupos, en tanto funcionan sin la presencia de un
técnico que los observe, es muy poco lo que se puede decir.
En un sentido estricto, grupo operativo define aquel grupo que es coordinado bajo la teoría
de la concepción operativa de grupo y con la técnica operativa. Bauleo (1989:72) dice:
"Llamamos grupo operativo, a todo grupo en el cual la explicitación de la tarea, y el accionar
a través de ella, permite no sólo su comprensión sino también su ejecución." Y es en este
sentido en que es posible realizar el análisis que se propone. Grupo operativo remite
entonces a una forma de pensar al grupo (y por ende a la psicología social) y de coordinarlo
en el supuesto de que dicha coordinación le devolverá al grupo algunos elementos de su
accionar que podrían enriquecer la resolución de la tarea. Coordinar es básicamente trabajar
sobre el emergente (Foladori 1990).
Por tanto, he aquí que se cuenta con dos grupos que interactúan: El grupo de participantes
por un lado, y el equipo coordinador (los técnicos) por otro. La tarea del grupo de
participantes tiene que ver con la razón de existencia del grupo, aquella que lo convoca, por
lo cual están allí. Esta tarea está explicitada en tanto define la presencia de los integrantes.
Ahora bien, la tarea del equipo coordinador no tiene nada que ver con eso. La tarea del
equipo coordinador no es la de realizar la tarea que convoca al grupo de participantes; no
está allí para eso. No está allí para hacer lo que el grupo tiene que hacer, no están allí para
"cuidar" que el grupo de participantes realice lo que dice que quiere realizar. No puede
sostenerse un lugar paternalista del técnico en cuestión. No puede convertirse en la mamá
que le hace los deberes o la tarea al hijo cuando regresa de la escuela. La tarea del equipo
coordinador es radicalmente otra. Es una meta tarea, es la tarea de mostrarle al grupo
aquello que le ocurre cuando éste se aboca a resolver su tarea.
Cuando Pichón-Rivière (1972:212) dice que el coordinador es un co-pensor del grupo, no
está diciendo que trabaja en la misma tarea que el grupo, sino que el coordinador contribuye
a que el grupo pueda pensar, en tanto le muestra aspectos ignorados del funcionamiento
grupal que el grupo de participantes no está en condiciones de ver, por tener poca distancia
respecto a su tarea. "El coordinador cumple en el grupo un rol prescripto: el de ayudar a los
miembros a pensar, abordando el obstáculo epistemológico configurado por las ansiedades
básicas." (Pichón-Rivière 1969:316).
Por tanto, el rol técnico se desmarca radicalmente de todo manipuleo, de toda inducción, de
toda sugerencia, de toda sugestión, y hasta de todo deseo para con el grupo. Para Pichón
coordinar es hacer explícito lo implícito y ese es el compromiso ético que adquiere el equipo
coordinador con el grupo de participantes y no mas que eso.
Hay que reconocer que la dinámica del grupo involucra al equipo coordinador. Si bien se ha
mostrado que el grupo y el equipo coordinador asumen tareas distintas, ello no significa que
el proceso grupal no "toque" de distintas formas a los integrantes del equipo coordinador
según sus verticalidades específicas (Foladori 1991). En el grupo se producen angustias de
diverso tipo e intensidad que pueden afectar a la "distancia óptima" que los técnicos deben
conservar. Parte de la tarea del equipo técnico se sitúa en dilucidar qué hacer con ellas,
cómo explicitarlas y de qué manera devolverlas al grupo para que puedan ser elaboradas y
asumidas. Mas adelante (punto Nº 6) se tratarán otros aspectos de esta problemática.

4. Liderazgo, adjudicación y asunción de roles

El liderazgo es un rol, por tanto tienen que ver con el mecanismo por medio del cual el grupo
distribuye los diversos roles entre los integrantes. Los liderazgos no están desvinculados de
otros procesos, de otros lugares y las leyes que los rigen son comunes a otros roles. A
Pichón le interesa mostrar que el liderazgo no es, bajo ningún concepto, un lugar elegido
voluntariamente por alguna persona, sino que tiene que ver con mecanismos implícitos en el
funcionamiento grupal. El liderazgo no puede ser, entonces, impuesto desde fuera de la
dinámica grupal.
El reparto de los lugares tiene que ver con complejos procesos de segregación y de
preservación. "Un miembro de un grupo, siguiendo el proceso natural de adjudicación y
asunción de roles, se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo
o de la tarea, en un acuerdo tácito en el que se compromete tanto él como los otros
miembros" (Pichón-Rivière 1969:321). Eso lo lleva a plantear que la segregación, en tanto
mecanismo, genera el rol de chivo emisario. Y continúa:"Otro miembro en cambio, siempre
por el mismo proceso, puede hacerse depositario de aspectos positivos del grupo y obtiene
un liderazgo que se centrará en una o varias de las categorías ya enunciadas (pertenencia,
cooperación, etc.). Sin embargo, ambos roles, el de líder y chivo emisario están íntimamente
ligados, ya que el rol de chivo sirve para preservar el liderazgo a través de un proceso de
disociación o splitting, necesario en el grupo en su tarea de discriminación. Agregamos a
estos tres roles el de saboteador, que es habitualmente, el liderazgo de la "resistencia al
cambio".

5. Liderazgo o coordinación

Se puede afirmar que Pichón-Rivière es el primer psicólogo social que tiene clara la
diferencia entre coordinación y liderazgo. La coordinación proviene del espacio exterior del
grupo y, por tanto, tiene asignada una tarea que tiene que ver con el grupo pero no con lo
que el grupo a su vez hace. El liderazgo es un conjunto de lugares que surgen al interior del
grupo en tanto éste se aboca a resolver sus problemas. Y digo que es el primero que tiene
claro esta diferencia fundamental ya que, por ejemplo K. Lewin, introduce un "líder" al grupo
para hacerlo hacer (vía democrática, autocrática o laissez-faire) aquello que el técnico tiene
encomendado. Por tanto, la intervención lewiniana implica siempre una manipulación, ya que
se aprovecha de un fenómeno central que posibilita que el coordinador ocupe un cierto lugar
en el imaginario grupal, aspecto que será desarrollado en el próximo apartado.
Comentando la confusión entre coordinación y liderazgo Pichón (1965: 297) dice: "La
detección de los liderazgos tiene un importancia fundamental en la comprensión de la
dinámica del grupo, tanto es así, que la estructura y función del grupo, se configuran de
acuerdo a los tipos de liderazgo asumidos por el coordinador (K. Lewin). ... el líder
autocrático del grupo...favorece un estereotipo de dependencia, entrando al servicio del
statu quo de la enfermedad y la resistencia al cambio.
Su característica mas señalada es quizás su incapacidad de discriminar entre rol y persona,
confundiéndose a sí mismo con el grupo." Es decir, pierde su rol - así como su tarea
específica - en tanto entra al servicio de la tarea grupal. Posteriormente, menciona el líder
demagógico - en una clara crítica a K. Lewin que no lo visualiza, tal vez atravesado por su
interés político - reflexionando: "La conducta del líder demagógico tiene una característica
muy marcada: la impostura, es impostor en la medida en que, con una estructura
autocrática, muestra una apariencia democrática, cayendo a veces en situaciones de laissez-
faire, como resultado de estas actitudes contradictorias".
Reconocer la diferencia entre la tarea de la coordinación y los fenómenos de liderazgo en el
grupo instala una ética que Pichón extrae del psicoanálisis. El analista no habla de aquello
que habla el analizando. El analista habla acerca de cómo habla el analizando, no de lo que
éste dice. El analista no hace sugerencias ni le da consejos, ni lo induce a hacer o a dejar de
hacer, ni a tomar resoluciones en un sentido u otro. Simplemente analiza y eso ya es
bastante. Pichón cuenta entonces con esta discriminación, con esta postura ética. Pero en el
proceso individual de la cura no se visualizan otros feómenos que son del orden de la
grupalidad, por ejemplo, el caso del liderazgo y es allí donde Pichón entonces, realiza su
aporte teórico.
Tener clara esta diferencia es imprescindible para conservar el lugar técnico, por ejemplo
ante la seducción grupal que siempre va a pretender - en tanto se reproduce el supuesto
básico de dependencia descrito por Bion (1951) - que la coordinación le resuelva los
problemas. Tener clara esta diferencia es no entrar en el juego de los líderes (de progreso y
de retroceso), tomar partido por alguno y terminar compitiendo por el liderazgo en el grupo,
con el peligroso resultado de que el grupo se ha quedado sin coordinación. Tener clara esta
diferencia es abandonar una cierta omnipotencia la de hacer producir al grupo a un
determinado ritmo, o con tales o cuales resultados específicos.

6. Coordinación, liderazgo y transferencia

Lo analizado hasta este momento remite a un determinado nivel de estudio del fenómeno del
liderazgo. Hay otros posibles, por ejemplo aquel que se sitúa en el plano de lo imaginario.
Desde esta óptica, el grupo construye a su vez sus propios lugares que no necesariamente
son aquellos que aporta el discurso de lo explícito. Una cosa es la contratación de un
determinado equipo coordinador para que contribuya al esclarecimiento de los obstáculos
con los que el grupo se encuentra en su abordaje de la tarea y otra muy distinta es la
atribución de cierto lugar al equipo coordinador, adjudicación que no pasa por el contrato
manifiesto de trabajo.
En tanto se materializa el contrato, cierta expectativa al margen de éste comienza a
manifestarse, mostrando este otro nivel de problematización que dice relación con un lugar
construido en el imaginario del grupo y que desencadena una estructura relacional que da
cuenta de un lugar transferencial, en el sentido que el psicoanálisis da a este concepto.
Ahora bien, dicho lugar imaginario determina tanto el discurso grupal como su accionar, a tal
grado que se dificulta el reconocimiento de las características del lugar contratado. Si bien
los distintos integrantes del grupo saben que allí cuentan con un equipo coordinador que
tiene una tarea especifica, dicho rol será tratado como si ocupara para cada uno, un
determinado lugar histórico de saber, de poder, de mando, tal cual si se hubiese constituido
un cierto espacio de liderazgo. El grupo entonces, realiza una oferta muy seductora y por
tanto peligrosa para el trabajo de elaboración que la tarea requiere, ya que propone
tácitamente ungir al equipo coordinador en el lugar del jefe y someterse voluntariamente a
sus designios.
Dicha demanda se constituye en una parte esencial del trabajo que oportunamente Pichón ha
nombrado como pretarea; vale decir, el esclarecimiento paulatino de los roles de cada quien,
siendo los primeros a discriminar aquellos de los integrantes y los de los coordinadores.
Sin embargo, la pretarea jamás es "resuelta" del todo por lo que el equipo coordinador
deberá mantenerse permanentemente alerta para lograr desmarcarse de la adjudicación de
un rol que lo confunde todo y, más aun, deja al grupo sin el resguardo de su sostén: aquel
que le posibilitará pensar. Así, la principal tarea del equipo coordinador es sostener el
dispositivo de trabajo (Foladori 2001), acción que establece en primer lugar, el corte entre el
afuera y el adentro (espacial y temporal), al igual que la diferencia de roles entre integrantes
del grupo y equipo coordinador.

7. Liderazgo e interpretación
Que la tarea aparezca pensada de manera disociada, es decir, polarizada a través de una
dramática grupal que supone dos subgrupos liderados cada uno por un líder de progreso y
otro de retroceso, no hace sino plantear problemas a la coordinación. Tal es así que será
tarea del equipo coordinador mostrar de qué manera es que el grupo se las ha ingeniado
para pensar y analizar el problema utilizando dicha disociación instrumental.
Lo que la coordinación deberá mostrar - en opinión de Pichón - es cómo aquello que es
presentado como opuesto por el grupo, desde otro punto de visto no es sino los dos aspectos
de los mismo, las dos caras de una misma moneda, en una totalidad que trasciende el
enfoque parcial escenificado en la polarización grupal. Y he aquí que el desconcierto grupal
se instala, en la medida en que lo anterior es señalado y disminuye la intensidad de la
angustia que se había producido por la discusión, ya que en tanto el complot (la puesta en
escena disociada) es señalado, el grupo vuelve a aparecer unificado en su trabajo de re-
construcción de su proceso.
Así, los liderazgos van a ir guiando también el trabajo del equipo coordinador, en tanto que
lo implícito en el grupo son aquellos acuerdos tácitos visibles de manera tangencial y que
hacen al análisis de la tarea. De más está decir que más allá, el complot encarna la pasión
transferencial ya que se trata siempre de un movimiento en el que los supuestos básicos
descritos por Bion (1951) operan como organizadores de la polarización inicial que el grupo
instala como demanda a la coordinación.

8. Metáforas sobre la grupalidad: los paradigmas en juego

El notable avance que se produce con la concepción pichoniana del liderazgo responde a un
cambio de paradigma que tiene que ver con situar al grupo en la óptica de la grupalidad. Por
ello, el desmarcarse, el poder mirar el campo en cuestión desde otro lado, el descentrarse -
diría algún epistemólogo -, permite enriquecer sustancialmente la comprensión de los
fenómenos en juego: donde había descripción de apariencias, se introducen relaciones
estructurales. La teoría pichoniana no solamente se apoya en la concepción lewiniana del
grupo sino que la supera ampliamente, en cuanto es capaz de leer al grupo como efecto de
la grupalidad (Foladori 1999), más que desde el conjunto de los comportamientos de las
individualidades que lo conforman. En todo caso, esta brecha entre la descripción de
fenómenos y su experimentación por un lado, y la producción de una teoría explicativo-
comprensiva por otro, resulta en una diferencia que es en sí misma la producción de
conocimientos.

a. Metáfora 1: La teoría de la manzana podrida

Se trata de una de las más populares formas de visualizar aquello que es y ocurre en un
grupo. El grupo en realidad es un colectivo, un conjunto de unidades que conservan cada
una su integridad. El conjunto no presenta otra particularidad que aquello que lo define como
agrupamiento. Cierto agente exterior al grupo identifica un fenómeno: el de que una
manzana ha comenzado a pudrirse. Se supone una cierta teoría que no aparece explicitada:
la del contagio. De dicho contagio no se habla si bien, se puede entender que determina la
acción. El proceso de pudrición es inherente a cada manzana; sin embargo, no es esa noción
que prima. Se funciona como si la pudrición se pudiera extender a las otras. Debe
intervenirse cuanto antes ya que el proceso es inexorable: todas las manzanas terminarán
podridas. La manzana, la fruta prohibida del paraíso, la fruta de la perdición, el erotismo está
allí implícito, la tentación y la serpiente. Sacar la manzana, desterrar el pecado del grupo,
abolir la tentación, intervenir de inmediato para evitar un mal mayor.
Esta es la visión del liderazgo y de grupo que prima en nuestro medio. Así como se quita,
también se introduce. "Hacer tal curso para ser líder", reza un anuncio de alguna
universidad. El liderazgo impuesto o extirpado (en el caso de un líder sindical), lo que
subyace es una concepción de lo grupal como un colectivo, como una sumatoria de unidades,
como conjunto de pares. La unidad de medida sigue siendo el individuo singular. En el fondo,
no hay grupo como algo diferente. Es la concepción que subyace a cierto enfoque de la
psicología social como especialidad de la psicología general. Se confunde individuo con
sujeto. Se confunde grupo con conjunto. Se confunde el contacto con el contagio. Se
confunde la ciencia con la descripción. Se confunde...

b. Metáfora 2: La teoría del eslabón más débil

Se trata de una cadena. Los diversos eslabones (unidades menores) aparecen entrelazados a
tal grado que entonces pueden mantener una tensión. Ahora bien, la cadena tiene su
flexibilidad ya que el engarce de un eslabón con otro introduce la posibilidad de una
adecuación a los espacios más disímiles. Ello le da a la cadena una unidad y más que eso,
porque constituye una unidad en sí misma a tal punto que los eslabones pasan a segundo
término. Las unidades menores han construido otra cosa, algo que se presenta como una
unidad mayor y de una naturaleza distinta que anuncian las unidades menores. Se ha
producido un cambio, un salto cualitativo: allí hay algo de otro orden. Ahora bien, dicha
cadena se tensa y en este juego intervienen todos los eslabones. Pero la tensión no es
visible, es deducible. La tensión se hace presente cuando la cadena se rompe. La rotura de
un eslabón hace explícito que allí hubo una tensión que la cadena no pudo soportar y, por
tanto, cierto eslabón se quebró. La ley reza que la cadena se rompe por el eslabón más
débil, porque allí es donde la tensión adquirió el máximo de intensidad. Por tanto, el eslabón
roto lo es por cuanto tuvo que soportar la tensión de los demás. Si se suelda y refuerza el
débil eslabón, aparecerá un segundo eslabón entonces como el más frágil. Es un problema
de lugar y de la energía que transita por la cadena.
El grupo entonces es una unidad nueva, no es un conjunto es otra cosa, se configura como
una unidad lograda por la interdependencia de las unidades menores, lo que le da tal grado
de unidad que configura una unidad indivisible - dentro, por supuesto, de cierta tensión
soportable. A tal grado que aquel que aparece individualizado (eslabón roto) es expresión de
un proceso no visible de tensión que ha recorrido el camino de la interdependencia. Emerge,
por tanto, como figura individualizada de una totalidad que ha hecho su trabajo. En tal
sentido, es representativo de la totalidad, de la tensión que ha sido común a todos. La
adjudicación del lugar (eslabón roto - liderazgo) responde a un proceso no visible.
Se distingue por tanto claramente el registro de lo fáctico y por tanto observable, del registro
de la inferencia estructural y de los mecanismos que operan para determinar, en nuestro
caso, la rotura de la cadena. También, se pone de manifiesto el proceso de depositación,
para utilizar un feliz término adoptado por Pichón-Rivière (1979:109). La tensión es
desplazada y depositada en aquel eslabón "elegido" por sus propiedades particulares, ya que
es el que en ese momento puede mostrar de mejor forma la realidad de la cadena. El grupo
es dinámico, está en permanente movimiento, desplazamiento, depositación, encargo, etc.,
que determina la adjudicación y asunción de roles y por ende del liderazgo.
La teoría de la grupalidad significa un cambio radical de paradigma ya que supone un nuevo
"orden" al interior del grupo. Se puede dar cuenta así de manera más compleja de lo que
acontece con el liderazgo, comprender su estructura de determinaciones y su funcionalidad.
Pichón comparte el célebre dicho de que "no hay nada mejor que una buena teoría".

Junio de 2002
foladori@emol.com
Texto publicado originalmente en www.psicologiagrupal.cl

Bibliografía

* Bauleo, Armando (1989) Grupo operativo, Ilusión grupal No 2, UAEM, Cueranvaca.


* Bion, W.R.(1951) Experiencias en grupos, Paidos, B.A., 1963
* Foladori, Horacio (1990) Hacia una teoría de lo emergente en grupo operativo, El grupo operativo
DeFormación, U. Bolivariana, Santiago, 2001
* Foladori, Horacio (1991) La coordinación: su verticalidad, El grupo operativo DeFormación, U.
Bolivariana, Santiago 2001
* Foladori, Horacio (1999) Los orígenes de la grupalidad, Revista Praxis No. 1, U. Diego Portales,
Santiago.
* Foladori, Horacio (2001) Dispositivos, encuadres operativos y otras yerbas, El grupo operativo De
Formación, U. Bolivariana, Santiago.
* Pichón-Rivière, Enrique (1965) Grupo operativo y enfermedad única, Del psicoanálisis a la psicologia
social, T. II, Galerna, B.A., 1971
* Pichón-Rivière, Enrique (1969) Estructura de una Escuela destinada a la formación de psicólogos
sociales, Del psicoanálisis a la psicología social, T. II, Galerna, B.A., 1971
* Pichón-Rivière, Enrique (1972) Aportaciones a la didáctica de la psicología social, El proceso grupal,
Nueva Visión, B.A.,
* Pichón-Rivière, Enrique (1979) Teoría del vínculo, Nueva Visión, B.A.
* Pichón-Rivière, Enrique (1980) Historia de la técnica de los grupos operativos, Ilusión grupal No. 4,
UAEM, Cuernavaca, 1990
* Pichón-Rivière, Enrique (1989) Técnica de observación en grupos operativos, Ilusión grupal No.2,
UAEM, Cuernavaca.
* Schindler, Raoul (1956) Principios básicos de la psicodinámica del grupo, Ilusión grupal No 4, UAEM,
Cuernavaca,1990
* Taylor, F.K. y Rey, J.H. (1953) El tema del chivo emisario en la sociedad y sus manifestaciones en un
grupo terapéutico, Ilusión grupal No 1, UAEM, Cuernavaca, 1989.
La institución de las organizaciones no gubernamentales y su
"crisis"(*)
Horacio Foladori

América Latina fue, durante los 80 centro de "inversión" para múltiples fundaciones
extranjeras a través de las ONGs que se fueron creando en varios países. La represión
política durante las dictaduras, la pobreza creciente, problemas sociales, etc., señalaban una
"necesidad": la de dar asistencia de diversas maneras a sectores muy amplios de la
población que se vieron "marginados" (1) de las políticas oficiales. El procedimiento de
fundación fue claro: un equipo de personas, en general de técnicos en algo, elaboraban un
proyecto asistencial dirigido a determinado sector social indicado como "privilegiado", se
constituían en una ONG y solicitaban financiamiento a asociaciones y fundaciones
fundamentalmente europeas, aunque también norteamericanas y/o locales.
Si el proyecto era aprobado, recibían los fondos solicitados durante el plazo convenido y se
podían poner a trabajar. Finalizado el plazo, un informe detallado tanto de acciones como de
gastos, y luego de dificultosas negociaciones, se podía abrir la puerta a una nueva
"contratación" por otro período. De hecho, a través de ese sistema se pudieron realizar en
América Latina proyectos bastante novedosos y "beneficiar" a sectores más o menos
extensos de la población. Frente a la ruptura primero y luego destrucción del muro de Berlín
y ante la angustiante situación para los europeos de ver las "necesidades" de sus vecinos
(realidad amenazante, emigración masiva con su efecto xenófobo) dichos fondos se han ido
canalizando a nuevos destinos, lo que hace que América Latina ya no sea más el lugar
"privilegiado" para que las ONG continúen siendo financiadas. Se agrega a lo anterior un
matiz político que es el "retorno" a la democracia de algunos países, que supuestamente
haría innecesaria la "ayuda", vale decir, los gobiernos ahora elegidos "democráticamente" en
tanto representantes de la población, deberían asumir a su vez la cobertura de muchas de
las acciones que las ONG habían estado realizando. En todo caso, las democracias
"tuteladas" como se las llama en algunos espacios - al ser su desarrollo vigilado por los
mandos militares - tienen un importante papel que jugar por su "representabilidad"; ya que
para los sectores europeos que respaldan las ONG la presencia militar no es un elemento
discriminador suficiente: la democracia progresa.
Es cierto que aquí se cuela una determinada ideología que partiendo de la categoría de
"población en riesgo" edifica toda una postura de "asistencia" social por cuanto hay un riesgo
- debe entenderse de vida - suscitado por una marginalidad generada por las políticas
oficiales represivas justificadas por la necesidad de introducir el neoliberalismo a ultranza. Es
decir, el riesgo aparece señalado en el sector salud, educación, trabajo básicamente,
inscribiéndose claramente en una problemática de tipo social.
Pero da la casualidad de que a ese riesgo subyace otro de tipo político - que no se menciona
- y que termina orientando las políticas más generales de estos grupos. El "riesgo" de que el
incremento de población marginada culmine en una serie de importantes movimientos
sociales que unificados políticamente pongan en tela de juicio la permanencia del sistema
neoliberal, que los mismos militares implantaron en América Latina en la década de los 70 y
que cuidan ahora desde bastidores. Y este doble nivel entre el riesgo social y el riesgo
político es el que define las políticas de las fundaciones que respaldan las ONG, ya que son
los gobiernos de esos países europeos los que terminaron manifestando su reconocimiento
de los regímenes militares y luego favorecieron el surgimiento de las ONG casualmente para
"sostener" de algún modo acciones que el modelo neoliberal en lo político dice haber
abandonado. Se trata del doble juego del capitalismo - tan conocido y tan sentido - que
parcha con acciones aquellos puntos débiles inoculando, por la naturaleza de la estructura
misma que transmite, una suerte de parálisis en las instituciones, como otra forma más de
control social y político.
Dicho de otro modo, las ONG se constituyen en un lugar sintomático que aparece en lo
manifiesto como una ayuda útil, planificada, armónica e interesada en el hombre, su
crecimiento y desarrollo. Por otro, en tanto adoptan el modelo de la beneficencia, estructura
a las instituciones según dicha ideología, en la cual, como dice el dicho popular "a caballo
regalado no se le miran los dientes", y entonces todos en la institución terminan operando -
de uno u otro modo - según el modelo de la beneficencia impuesto. La estructura base de
todo esto pasa por el trasfondo de hurto y explotación que desde el "descubrimiento de
América", Europa primero y los EE.UU. después han sometido a Latinoamérica y al resto del
Tercer mundo. Explotación de las riquezas naturales, políticas colonialistas, mano de obra
barata, esclavitud, invasión, etc., a partir de los intereses del capital materializado en la
penetración de las transnacionales. Así se puede hablar de un lugar de víctimas donde se ha
colocado a Latinoamérica. Este aspecto estructural constituye a nuestro juicio un mecanismo
de control social, ya que ata de manos a los técnicos, soportes en actitudes paternalistas y
de autoexigencia culposa que los obliga a dar más de lo convenido porque "como hay otros
que ponen el dinero, yo tengo que, al menos, poner el trabajo". (2).
Este modelo, no debe dejar de generar sus efectos en la "población en riesgo", en la cual
habría que incluir a los "técnicos en riesgo" que son aquellos que a su vez laboran en la ONG.
Porque en todo caso, las fundaciones extranjeras no dejan de generar "fuentes de trabajo":
esa es la ilusión que a su vez venden. Al mismo tiempo la relación del técnico con el "cliente"
es transmisora - como de manera subliminal - de este tipo de implícito que no dejará de
condicionar de varios modos aquello que se recibe tan bondadosamente.
Pero lo más grave, a mi juicio, está en que el modelo de ONG, en tanto estructurado sobre
un sistema financiero de beneficencia, no habilita para pasar a otro modelo pretendidamente
autogestionado. He aquí lo peligroso. Y no habilita porque la subjetividad de la beneficencia
implica un compromiso culposo que impide muchas veces pensar las cosas de otro modo,
vale decir, rompiendo con la beneficencia y renunciando al lugar de víctimas. Plantearse la
necesidad de trabajar (autogenerar grupalmente sus propias fuentes de trabajo) se opone a
la autoimagen idealizada de la "ayuda" que es necesario prestar a la "población en riesgo",
con la cual los técnicos se identifican. En todo caso, resulta claro que "la ayuda" debe poder
cambiar de lugar" : debe poder pasar del lugar de meta al lugar de efecto: sólo podré ayudar
al otro si puedo hacer algo por mí. El otro será el efecto de mi capacidad de hacer cosas,
producir, trabajar y no podrá ser el objeto de mi proyecto. Pero este cambio es
enormemente resistido ya que supone diversos procesos de elaboración a saber:
- renuncia al paternalismo de la beneficencia que por su propia naturaleza estructura y
condiciona la acción de trabajar como ayuda.
- renuncia al lugar del "dador" de "ayuda" a otros.
- análisis de las condiciones objetivas del trabajo que se realiza, para pensar la
"productividad" según las determinaciones capitalistas.
- renuncia a una cierta mezcla ideológica entre trabajo y militancia en la cual trabajar y
cobrar por él, está mal visto (en determinada "ideología" socialista) y como la militancia no
se cobra, se confunde automáticamente a la militancia con la beneficencia y la solidaridad.
- renuncia al lugar de víctima (social y política) y a los enormes beneficios - como los
beneficios secundarios del síntoma - que ser víctima implica.
Un interrogante que me inquieta durante estas reflexiones se centra en las determinaciones
de las ONGs en los dos períodos en que se hace referencia: Si bien surgen durante los
gobiernos de facto, se adecuan para permanecer durante los gobiernos "democráticos". Pero
mientras bajo los gobiernos militares constituyeron búsquedas autogestionadas colectivas de
trabajo (ante la enorme desocupación generada por el "ajuste" del modelo socioeconómico)
para responder a las amplias necesidades sociales de ayuda, y hasta con pretensiones de
lograr un poder popular paralelo, en tiempos actuales se han convertido en pequeñas
empresas del sistema, perdiendo buena parte de su finalidad política y sobreviviendo gracias
a la habilidad para "ganar" licitaciones. En suma, muchas se han constituído en consultoras
paraestatales. Es decir, ¿qué ha sucedido con este proceso de institucionalización?
En todo caso, habría que discutir la relación entre la víctima de una acción - la que a su vez
está fechada como hecho social - y el imaginario que implica sentirse víctima - que alude a
una permanencia en un determinado lugar social, que demanda una y otra vez por una
"reparación" a todas luces imposible. Hegel en la dialéctica entre el amo y el esclavo había
analizado este tipo de relación. En el caso que nos ocupa, es indudable que vivirse como
víctima es vivirse como esclavo: es hacerse cargo del deseo del amo. La víctima tiende a
eternizarse en el sentirse víctima utilizando para ello buena parte de su energía y
abandonando otras posibilidades más creativas y ricas de realización.
En un análisis estratégico habría que pensar también que las ONG cuentan en su haber con
una honda experiencia en la elaboración de proyectos viables (¿autogestionados?) y con un
bagaje de experiencia de negociación nada despreciable, si han podido sortear los requisitos
de las "normas de calidad" de los europeos...

La estructura de la beneficencia

La beneficencia es un beneficio que se comparte; en todo caso, es un excedente que se


distribuye lo que no solamente no pone en peligro el ingreso del benefactor sino que además
por contaminación de esa ideología religiosa de "dar a los pobres", provee al benefactor de
un beneficio adicional, es decir, saca nuevo beneficio del beneficio ya sea porque de ese
modo accede - en el más allá - a un estatus diferente - ya porque - en el más acá - recibe
reconocimientos sociales por sus acciones e incluso, como sucede en muchos países, las
donaciones son deducibles de impuestos.
Como donación, se trata de un regalo que como tal debe ser aceptado, no hay negociación ni
condiciones, así es: o se lo rechaza de plano o se lo acepta sin peros. Ahora bien, el regalo
no deja de generar una situación particular en la relación humana, una situación de
desigualdad ya que alguien da sin recibir - al menos de manera directa -del otro que resulta
beneficiado. Es extraño pero en los pueblos amazónicos caracterizados por algunos como
"primitivos" las normas son muy otras. Clastres comenta: "Todos los que quieren alguna
cosa la consiguen, en la medida de nuestras posibilidades, y siempre a cambio de otra cosa:
puntas de flecha, (...). Los Yanomani entre ellos jamás dan algo sin nada a cambio, por lo
que conviene hacer lo mismo" (3).
¿Sabiduría del "primitivo"? No se, pero sí me parece significativo que en las sociedades
"primitivas" no hay desigualdades, en todo caso, se cuidan muy bien de no fomentarlas.
Ahora bien, la beneficencia tiene un sentido particular ya que se constituye por su intensión
manifiesta en una "ayuda". Pero da la casualidad de que la ayuda se opone al trabajo, el que
queda opacado por esta donación. ¿Ostentación de la ayuda? No es necesaria; el propio acto
de la donación estructura la relación, poniendo en juego una particular dialéctica del poder, a
saber:
El donante apela a un acto de profundo agradecimiento eterno por lo que su poder se instala
en un lugar donde ignorarlo implica una condena moral. Pero el que trabaja con la donación
es el otro, sin embargo, su proyecto queda eclipsado ya que todo lo producido remite al
patrimonio del benefactor. Es como que el trabajo ya no les pertenece a sus dueños, todo
fue posible a partir de la donación. Pero puede darse el caso de que el receptor genere algo
de tal importancia que adquiera más renombre, reconocimiento, poder, en suma, que el
benefactor y entonces pueda pretender tiranizar al benefactor con nuevas donaciones, so
pena de denunciar su tacañería. Esto último subsiste en el nivel de lo imaginario (en las
fundaciones), se explicita en más de una oportunidad en las relaciones con los especialistas.
Si la beneficencia genera una situación desigual, es evidente que el que ha recibido se
encuentra en una posición bien incómoda, hasta podríamos decir que debe inhibir su rabia
por no poder denunciar la desigualdad ya que entonces se hace acreedor de una sanción; en
última instancia debe renunciar a la "ayuda". Si acepta, esto no puede dejar de generar
efectos. Pero además, como el trabajo ha sido desvalorizado en favor de la "ayuda", su
trabajo aunque sea remunerado no alcanza a pagar "la bondad" del donante. Solamente se
puede equilibrar la situación si el beneficiado reproduce en algún otro este modelo de
"donación". Peligrosa situación donde la estructura genera mecanismos para su reproducción
y perpetuación.
Debemos agregar un detalle muy significativo que tiene que ver con la escala social: La
donación parte de las clases o sectores más pudientes, que inciden a través de los técnicos
(sectores medios) los que a su vez operan sobre la "población en riesgo"(clases pauperizadas
y proletarias), los que a su vez actúan... La diferencia tiende a acrecentarse. Esto hace que
aunque se reproduzca el modelo, siempre se está en falta ya no se alcanzará a igualar la
desigualdad creada: nuevos montos de insatisfacción, ansiedad y agresión. Lo más grave es
la situación de inhibición de la agresión: no se puede "morderle la mano a quien da de
comer", los sujetos en este lugar no pueden expresar su rabia.
Sostengo que la situación de beneficencia opera como un doble vínculo - según lo
establecido por la Escuela de Palo Alto - ya que denunciar el modelo y salirse del campo es
quedarse sin la donación, sin el trabajo. Pero entonces, cuando se la acepta, se está atado a
una estructura donde si bien se puede hacer, en lo manifiesto, lo que se quiere, en los
hechos no se puede hacer más que lo contrario: reproducir una y otra vez la estructura
impuesta. El cometido es "ayudar" desinteresadamente y sin embargo lo que se propone por
medio de la estructura es una violencia, que se vehiculiza a través de una "ayuda"
condicionada.
En realidad, es conveniente no ser tan ingenuo y atreverse a ver que las ONGs han pasado a
ocupar un lugar similar a aquel que han cumplido los institutos de investigación de
universidades o centros estatales en otras épocas. Se ha generado un lugar mejor camuflado
para que pueda cumplir los cometidos que se persiguen. Es evidente que los costos de mano
de obra son en el Tercer Mundo mucho más reducidos que en el Primer Mundo. Por ello,
realizar una investigación sistemática en el Tercer Mundo resulta en un ahorro considerable
de recursos. Cuando otrora diversas instituciones públicas y privadas aprobaban proyectos
de investigación de institutos, por ejemplo de universidades reconocidas, no hacían otra cosa
más que enfatizar la necesidad del capitalismo de arribar a una mayor eficiencia - siempre
económica -, sobre todo cuando nuestras universidades mantienen a pesar de todo un buen
nivel en la formación de técnicos e investigadores.
A nuestro juicio, el fenómeno acaecido con las ONGs es similar al descrito, en el sentido de
que dichas donaciones adoptan la cara de "encomiendas" de "encargos" de investigación de
temas que resultan interesantes a la metrópolis. No importa si ello debe ir revestido de un
manto asistencial, educativo, desarrollo comunitario, o incluso autogestión popular, etc. Los
informes que obligadamente hay que realizar deberán dar cuenta de los detalles que no
dejarán de ser estudiados minuciosamente por los "interesados" de turno.
Para aquellos que requieren consuelo, es bueno recordar que por el tan mentado fenómeno
de la autonomía relativa, es posible que algunos clientes puedan aprovechar de otro modo
dicha ayuda, generando efectos disímiles de imprevisibles consecuencias.

foladori@emol.com
Texto publicado originalmente en www.psicologiagrupal.cl

Notas:

(*) Trabajo a publicarse en Revista PRAXIS Nº 4, UDP, Santiago de Chile, 2002 (en prensa).
(1) El término "marginación" resulta una noción equívoca ya que alude simultáneamente a diversos
procesos y lugares de los más dispares. Si bien no se pretende realizar un análisis exhaustivo de sus
sentidos, creo que vale la pena deslindar algunos de manera breve:
- En primer lugar hay que decir que marginal viene de margen, o sea que la noción hace a una cierta
ubicación, a una topología, a un cierto lugar respecto a otro que sería el centro. Claro está, las
anotaciones " al margen", por su lugar, resaltan más que lo que está en el centro: llaman la atención.
- Jurídicamente apunta a estar " al margen de la ley" lo que constituye un contrasentido ya que los
primeros que se marginaron fueron los movimientos golpistas. Pero como el que tiene el poder es el que
dicta las normas, "marginado" en América Latina nombra a aquellos individuos que configuran los
perseguidos políticos por "atentar" contra el régimen establecido, aunque sea "de facto".
- Ideológicamente, marginados son aquellos que no participan de la ideología oficial y que promueven
ideas "totalitarias" u otras que llevarían - en la opinión de algunos (radicales) - a la desintegración social
y al caos.
- Socialmente, el marginado es aquel que está al margen de "la sociedad", pero la sociedad aparece
definida en términos de sociedad desarrollada, por lo que el marginado es el que no hace una vida social
como "todos". Aquí hay dos matices: 1) la marginación con respecto a la sociedad de consumo en
términos de sociedad "avanzada", aquel que no tiene para comprar cosas, objetos de consumo, y 2) la
marginación en términos de vida rural (más "salvaje" o "primitiva" y atrasada) como opuesta a la vida
citadina (supuestamente más civilizada).
A su vez y sobre todo en las ciudades, marginado también es aquel que carece de los servicios
elementales, ya sea porque por el lugar donde vive no llega luz, agua potable, teléfono, transporte
público, correo, etc., ya porque, por el motivo que sea, no cuenta con servicios como educación, salud,
vivienda, prestaciones sociales, etc.
- Laboralmente, el marginado es el desocupado, parcial o totalmente, o que trabaja en tareas no
reconocidas como "trabajo": prostitución, pepenadores, tragafuego, etc. Aquí también habría que ubicar
a los jubilados...
- Educativamente, el marginado es el analfabeta o que cuenta con niveles de "instrucción" mínimos en
función de ciertos criterios "deseables".
- Subjetivamente, marginado es el que " se margina" de un grupo por lo cual es culpable de su propia
marginación. Interesante conclusión ya que exime a los demás de toda responsabilidad y además lo
hace objeto ideal para ser utilizado como chivo expiatorio por parte del grupo. En suma, y para decirlo
en pocas palabras, los marginados son los malos. Es el problema de las nociones funcionalistas.
(2) No creo conveniente discutir aquí el problema de las determinaciones y limitaciones que a su vez los
proyectos tienen en sí mismos. Muchos técnicos de ONG se animan a sostener que no sufrieron
"recortes" o que sus proyectos fueron aprobados tal cual por las fundaciones extranjeras, significando
con ello que los europeos se "tragaron" la "semilla revolucionaria" implícita en el mismo. Hasta podría
creer que esto es verdad. Pero soy un poco más escéptico por aquello de la implicación: es decir, de qué
modo cada quién está metido, se la juega, manifiesta su deseo, en lo que hace. En este caso, el primer
objetivo del equipo técnico es hacer que el proyecto sea vendible "en Europa", para lo cual ya se
conocen algunas de las condiciones que debe cumplir éste. En suma, la autocensura puede ser más
peligrosa que aquella que proviene del exterior.
(3) P. Clastres, (1971) El último círculo, Investigaciones en antropología política, Gedisa, México, 1987,
p. 15.

Las nuevas sectas


Andrés F. López Pell

El objetivo de este trabajo es el de informar y prevenir sobre el funcionamiento y


modus operandi de la nueva generación de sectas que funcionan en la actualidad;
como así también alertar sobre las posibles consecuencias que pueden padecer sus
miembros. Las sectas han evolucionado de manera muy significativa y han
perfeccionado sus técnicas, lo que las hace mucho mas peligrosas.
Se puede observar un factor común en la gran mayoría de las estructuras sectarias,
en casi todos los casos utilizan técnicas se coerción psicológica tendientes a
reformar el pensamiento, mediante procesos símiles al lavado de cerebro. A
continuación se explicarán y describirán estos procesos, se definirá el fenómeno
del sectarismo destructivo y se informará sobre los posibles efectos en la mente de
las personas sometidas a las mismas.

1. El proceso de lavado del cerebro, con coerción psicológica, y reforma del


pensamiento

Historia de los programas de la reforma del pensamiento o lavado de cerebro


Ha habido dos generaciones de programas de reforma del pensamiento o lavado de cerebro,
los primeros basados en la influencia social con movimiento de masas y los más modernos
pensados como programas de control y reforma del pensamiento.
La primera generación fue aplicada por soviéticos y chinos desde fines de la década del 60,
desde esos años hasta mediados de la década del 80, se aplicaron estos modelos basados en
el manejo de masas mediante procesos de influencia social. La base de estas técnicas se
encuentra en las estrategias de comunicación utilizados por el nazismo desde 1936 a 1945.
Es en estos años donde A. Hitler alcanza el poder.
La segunda generación de interés y a la que nos referiremos, está en los programas de la
reforma del pensamiento, que actualmente son puestos en práctica, estos han sido utilizados
desde la década pasada hasta la actualidad en los Estados Unidos y el mundo occidental.
Dichos programas son utilizados en general por sectas destructivas, y en la mayoría de los
casos son aplicados por personas inescrupulosas, con poca o nula especialización, sin poseer
conciencia de los efectos psicológicos que causan en las personas a las que someten.
Estos nuevos programas son más eficientes y eficaces, son en efecto, una poderosa
herramienta de cambio psicológico, ahora bien; algunos científicos y profesionales de la
salud mental nos podemos ver tentados a utilizarlos con fines terapéuticos. Pero en general
la experiencia de manejo de masas genera una ilusión de omnipotencia en los lideres de
estos procesos, que tiende a producir un efecto de perversión de los fines iniciales. Seria una
dura prueba a nuestro equilibrio mental y ético, en general cuando se producen grandes
avances científicos, en una primera etapa podemos encandilarnos, sesgando nuestro juicio
científico, si esto lo trasladamos al campo de la salud mental, es muy posible que dejemos
muchos damnificados. En síntesis estaríamos jugando con fuego y podríamos caer fácilmente
en procesos iatrogénicos para nuestra salud mental y la de los participantes expuestos a
ellos.
La investigación sugiere que los programas de primera generación son menos nocivos; ósea
producen secuelas de daño psíquico reversibles en la mayoría de los casos. En cambio las
técnicas de segunda generación, producen altos grados de daño psíquico, en general dejan
secuelas irreversibles pudiendo llegar incluso a profundos trastornos de escisión del aparato
psíquico, a menudo se observan cuadros psicóticos y en estadios avanzados también se
encuentran muertes psiquiátricas. Las muertes psiquiátricas, parecen resultar por
aberraciones en el uso de estos programas.
Los programas de segunda generación o de reforma del pensamiento exponen a los
participantes a ejercicios y a experiencias que interrumpen los mecanismos psicológicos
de defensa, haciendo que los individuos sean desbordados por sus emociones, generando
estados de alta emotividad, en dichos estados, se crea el terreno fértil para disociar y
escindir los esquemas de conocimiento, como así también los sistemas de creencias. Se
induce en los sujetos una motivación para adoptar la posición de obediente, la misma es
prefabricada induciendo estados de ansiedad extrema.
Las descompensaciones psicológicas y el inicio de otros síntomas aparecen
relacionados con los efectos combinados de las características descritas
anteriormente, especialmente al despertar rápido o las conductas de vigilia
semipermanentes, como así también, estados de labilidad emocional, todos inducidos
por las técnicas disociación psíquica aplicadas.
Las tácticas para programar una reforma del pensamiento se organizan en:

 Desestabilizar en la persona, su sentido de sí mismo o su self


 Conseguir que la persona resignifique drásticamente su historia de vida y se altere
radicalmente su percepción de la realidad, aceptando una nueva versión de la realidad y
de la causalidad.
 De esta manera se consigue lograr en las personas un estado de alta emotividad y
vulnerabilidad, en este estado se facilita un drástico cambio de creencias.
 Aplicación del bombardeo ideológico, es conveniente un programa de refuerzos y de
ser posible combinarlo con música y efectos de luces que provoquen aturdimiento. Tanto
la música elegida como los efectos de luces funcionaran en un futuro como disparadores
de la conducta condicionada.
 Desarrollar en la persona una dependencia de la organización, y producir en la
persona una creencia sobre su condición de despojable o prescindible de la organización.
 En este momento se muestra una opción que traslade la responsabilidad al líder de
los hechos, y entre 70% al 90% de los integrantes del grupo acatará y seguirá
mesiánicamente los lineamientos del líder.
 Ante cualquier cuestionamiento por parte de alguno de los integrantes, se lo
enfrentará y confrontará directamente con el grupo, si no se estuviese seguro de la
respuesta grupal, se limitarán las pautas de interacción y comunicación.
 La eficiencia de este programa aumenta si el líder es una persona con características
carismáticas con amplios dotes histriónicos y rasgos paranoicos, siendo totalmente
contraproducentes los liderazgos con rasgos narcisistas y egocéntricos.

2. EL FENOMENO DEL SECTARISMO DESTRUCTIVO


DINAMICA FUNCTIONAL DE LAS SECTAS DESTRUCTIVAS (SD)

Definiciones y acotación del fenómeno SD

Una secta, en su sentido más global no es más que un grupo de personas aglutinadas por el
hecho de seguir una determinada doctrina y/o líder y que, con frecuencia, se han escindido
previamente de algún tipo de grupo doctrinal mayor respecto de cual, generalmente, se
muestran como críticos.
Una Secta Destructiva (SD) será todo aquel grupo que, en su dinámica de captación y/o
adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien la destrucción
(desestructuración) de la personalidad previa del adepto o que la dañen severamente. El
que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de
comunicación efectiva, del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo.
Cualquier grupo con escasa o nula independencia de su doctrinario, podrá ser un campo
abonado que bajo los condiciones apropiadas, pueda darse la persuación coercitiva. Y cuanto
más intensamente se dé cada uno de los siguientes puntos, tanto más destructiva podrá ser,
para el psiquismo del adepto.

1. Ser un grupo cohesionado por una doctrina (religiosa o socio-trascendente en


general) demagógica y encabezado por un líder carismático que pretende ser la
misma divinidad o un elegido por ella, o bien un poseedor la "Verdad Absoluta"
en cualquier ámbito social.
2. Tener una estructura teocrática, vertical y totalitaria, donde la palabra de los
dirigentes es dogma de fe. Los líderes intervienen hasta los detalles más íntimos
y personales de sus adeptos y exigen que sus órdenes sean ejecutadas sin la
menor crítica.
3. Exigir una adhesión total al grupo y obligar (bajo presión psicológica) y a
enrolar a personas cercanas o conocidas, luego paulatinamente se induce a
romper con todos los lazos sociales anteriores a la entrada al culto: padres,
pareja, amigos, trabajo, estudios, etc.
4. Transformarse en una comunidad cerrada o en total dependencia del grupo.
5. Suprimir las libertades individuales y el derecho a la intimidad.
6. Controlar la información que llega hasta sus adeptos, manipulándola a su
conveniencia.
7. Utilizar sofisticadas técnicas psicológicas y neurofisiológicas (enmascaradas
bajo la "meditación" o el "renacimiento espiritual") que sirven para anular la
voluntad y el razonamiento de los adeptos; causándoles, en muchos casos,
alteraciones psíquicas graves.
8. Propugnar un rechazo total de la sociedad y de sus instituciones. Fuera del
grupo son todos enemigos (polarización entre Bien/secta y el Mal/sociedad), la
sociedad es basura y las personas que viven en ella sólo interesan en la medida
en que puedan servir al grupo.
9. Tener como actividades primordiales el proselitismo (conseguir nuevos
adeptos) realizándolo de forma encubierta e ilegítima, y la recaudación de dinero
servirá a los fines del grupo, siendo este administrado generalmente por el líder.
10. Obtener, bajo acción psicológica, la entrega del patrimonio personal de los
nuevos adeptos a la secta o de grandes sumas de dinero. Los miembros que
trabajan en el exterior del grupo tienen que entregar todo o gran parte de su
salario a la secta. Y los que trabajan en empresas pertenecientes al grupo, no
cobran salarios.

Estos puntos, naturalmente, describen situaciones detectables por un observador, pero de


hecho, casi todos ellos representan transgresiones a la legalidad vigente.
De todas formas, aunque resulta claro que hay una serie de sectas que lesionan a sus
adeptos y/o a la sociedad que las alberga, no puede perderse de vista un fenómeno tanto o
más preocupante que la propia existencia de las sectas, eso es el sectarismo.
En su búsqueda seguridad, el ser humano puede ser una presa muy fácil de atrapar por
comportamientos sectarios, desencadenados, sin duda, por su relación con marcos
ideológico/emocionales, pero posibilitados, ciertamente, por la existencia previa de una
necesidad sectaria inconsciente, anidada en el mismo núcleo de su fragilidad y alimentada
por la propia angustia que produce el sentirse vulnerable.
El comportamiento sectario, al ofrecer una mecanismo para vivenciar una experiencia
afectiva intensa y poder servir de armadura contra el dolor generado por el propio proceso
biográfico, especialmente en situaciones de crisis, se manifiesta como una pulsión latente
realmente notable.
Parte de problema es que existe la necesidad de vincularse a marcos ideológico/emocionales
como las sectas, pero hay que tener en cuenta también la existencia de grupos más o menos
estructurados, SD, que actúan como detonantes y canalizadores interesados de esta
necesidad.
Una necesidad que, por motivos obvios, alcanza su máxima auge de demanda en situaciones
sociales de crisis: pérdida de referencias éticas, morales, políticas, culturales o
generacionales, pérdida de credibilidad; y lo por tanto, de su capacidad de protección y
orientación, de los grandes sistemas ideológicos (religión y política); situación de crisis de la
estructura familiar; debilitamiento personal derivado de cambios sociales demasiado rápidos
y bruscos, sentimiento de soledad en las grandes urbes, masificación, pérdida de calidad en
las relaciones humanas, complicación progresiva del espacio vital.
Según este planteo, las SD no sólo son un problema de una sociedad enferma que genera,
en una parte de sus miembros, la necesidad de "refugios/huidas" como la droga, las sectas,
el suicidio u otros comportamientos autodestructivos.
Es siempre aventurado dar cifras sobre la cantidad de adeptos adscritos a SD. Hasta ahora,
los datos más fundamentados y comúnmente manejados proceden de una serie de
extrapolaciones Rodríguez (1985). Los jóvenes frente las sectas destructivas. Barcelona:
Informe, p. 53, que apuntan que un 0,7% de los jóvenes de edades entre 15 y 29 años, eso
es unos 70.000, están en SD y, computando todas las edades, la cifra puede oscilar
alrededor de los 150.000 adeptos. Por otra parte, 760.000 jóvenes tendrían elementos de
predisposición para poder ser captados por alguna SD.
La investigación de la Comisión Interministerial española para la Juventud confirmó el cálculo
realizado sobre el grupo de riesgo al detectar el perfil de predisposición en un 13 % de los
jóvenes españoles. Pero aporta ciertas discrepancias en cuanto la cifra de los adeptos
detectados. Según esta nueva fuente, al menos un 0,5 % de los jóvenes españoles
pertenecen a alguna asociación religioso-sectaria, y un 1,50 % dice haber pertenecido a
alguna con anterioridad. El conjunto revela que al menos 2 % de los jóvenes tienen o han
tenido relación estable con sectas.

Proceso de despersonalización: técnicas de persuasión coercitiva

Las sectas hacen su proselitismo de forma que puedan filtrar grandes cantidades de gente,
para así poder llegar a detectar a los individuos más frágiles. Y es innegable que utilizan una
variada gama de procesos manipuladores que logran que los futuros adeptos queden
adscritos a la red sectaria a través de un proceso ajeno a su voluntad, pero sin duda, pocas
veces ajeno a su disponibilidad o necesidades inconscientes.
Las SD siempre se presentan encubiertas de una imagen, doctrinal y vital, muy atractiva
(que nunca se corresponde con la realidad del grupo). La función de esta es la de actuar a
modo de reclamo publicitario o anzuelo para atraer hacia sus filas a un target de
características específicas o, simplemente, filtrar la mayor cantidad de gente posible que
"esté buscando algo". En esta fase del proceso de captación se despierta en el posible
candidato sentimientos tan dispares y complementarios como el interés, la curiosidad, la
necesidad y la afinidad (que pueden llegar a ser identificación). De este modo, en la secta
CEIS en Barcelona, que ha usado la cobertura de consultorios psicológicos, tratamiento de
problemas de pareja y sexuales y esotéricos adivinación, del futuro y espiritismo,
encontramos muchos que entraron en la secta por conflictos de pareja, homosexualidad,
abundan los que habían quedado muy afectos a causa de la muerte de algún ser querido y
que les resultaba deseable el "contactar" con ellos a través del espiritismo. También se
encontró gran interés en la rehabilitación de drogadependientes.
Una vez superada esta primera fase de atracción, la manipulación de marco doctrinal llevará
al neófito hacia las etapas de seducción y despersonalización.
El proceso despersonalizador que subyace debajo de toda dinámica de SD se basa en la
aplicación de una serie de técnicas de persuasión coercitiva, en general desarrolladas de un
modo intuitivo por el líder del grupo, que incrementando progresivamente su intensidad, se
inician en la fase de seducción-captación y acaban demoliendo buena parte de la
personalidad del neófito.
En síntesis, las SD utilizan tres estrategias básicas combinadas: el exacerbar el
comportamiento emocional en detrimento del racional, el repetir intensamente eslogans
(ideas sobre comportamientos o dogmas) muy simples, y finalmente el usar el doble
mecanismo del premio-castigo. Todo este proceso se estructura alrededor de una serie de
comportamientos que, en forma de enunciados, se detallan a continuación:

1. Aislamiento del mundo exterior. A través de:

 Ambiente manipulado.
 Corte de lazos afectivos.
 Cancelación o control de las actividades sociales.
 Supresión de información ajena a la SD.
 Control de todas las comunicaciones.
 Manipulación del lenguaje.
 Ritual de incorporación.
 Marca de distinción (identidad de grupo).
 Maniqueismo (uno frente al mundo).
 Supresión de propiedades.

1. Supresión de la individualidad
2. Debilitamiento físico. A través de:

 Alimentación insuficiente.
 Descanso insuficiente.
 Actividad desmesurada.
 Ataque sensorial.

3. Prohibición, implícita y/o explícita, de razonar.


4. Generación de un estado de culpabilidad permanente.
5. Percepción de la realidad a través de "clichés".
6. Empleo del miedo y la violencia como cohesionantes del grupo.
7. Manipulación de la sexualidad.

3. EFECTOS SOCIOPSICOLOGICOS DE LAS SD

Personalidad presectaria: factores de predisposición y riesgo

En síntesis, una SD se conforma a partir de la dinámica que se establece en el encuentro


entre un futuro líder (de personalidad paranoica) y futuros adeptos que, en el momento
inicial, no son más que personas angustiadas y/o desorientadas.
Las peculiaridades asociadas a una personalidad paranoica explican en buena medida el éxito
en la generación de una SD. Y la enfermiza interacción entre líder y adeptos, que acelera la
descompensación del primero y la progresiva postración de los segundos, aclara la dura
realidad humana que caracteriza a la SD.
Prácticamente cualquier persona puede ser captada por una secta si es abordada en el
momento oportuno. Y este "momento oportuno" es la resultante de una diversidad de
elementos de predisposición caracterológica, y muy especialmente, de una serie de
circunstancias sociales que sobrecargan momentáneamente, los niveles de angustia y/o
estrés del sujeto, haciéndolo más vulnerable a la manipulación emocional.
La captación sectaria, adquiere su máxima rentabilidad cuando los sujetos abordados están
inmersos en situaciones que, en sentido amplio, definiremos como de riesgo. No todos
somos vulnerables siempre ni a todos los ataques sectarios. Pero si que lo somos en muy
diversas circunstancias y a determinados mensajes sectarios.
A pesar de los muchos puntos comunes, no parece haber un perfil psicológico, sociológico y
actitudinal que, de modo excluyente, identifique al pro sectario. Pero, sin embargo, han sido
detectados una serie de factores de alto riesgo que, en determinadas circunstancias,
favorecen el ser captados por alguna secta.
Las razones que explican la potencial atracción que las sectas ejercen sobre los jóvenes hay
que buscarlas en motivos, susceptibles de actuar simultáneamente, como puedan ser el que
ambos; jóvenes y sectas, coincidan en la manifestación de un patente sentimiento de
oposición hacia lo eclesiástico e institucional.
En que la oferta sectaria puede constituir en si misma, y en algunos casos, una nueva
alternativa de vida ante un proceso de incomunicación y crisis personal, o simplemente, de
emancipación familiar.

Efectos del Síndrome de Secta Destructiva (SSD)

La personalidad del ex sectario

De salir una SD se detectan una serie de problemas post traumáticos que conforman lo que
se ha dado en llamar el síndrome post-secta. Estas alteraciones, con lógicos matices en
función de cada estructura de personalidad, se dan en la práctica totalidad de los ex
miembros de SD, en al menos, los seis primeros meses de vida fuera de SD. Tener presente
el estado anímico que generan es fundamental para poder abordar una buena terapia y un
correcto proceso de reinserción social.

El síndrome post-secta se caracteriza por:

 Depresión.
 Soledad.
 Autovaloración negativa.
 Culpabilidad.
 Bajo nivel de autonomía adaptativa.
 Embotamiento de la agudeza mental.
 Tendencia a caer en estados alterados de conciencia ("flotación").
 Rencor hacia la secta.
 Temor a la secta.
 Dificultad de justificación.

Se debe tener en cuenta que el sujeto que ha sido expuesto a todos estos procesos, se lo
debe considerar con una personalidad propensa a ser víctima de este tipo de organizaciones.
Por lo general cuando logran salir de una SD es porque se metieron en otra.

Esquema básico de las variables relevantes del proceso de lavado de cerebro

Pensamiento
Educación Publicidad Propaganda Adoctrinamiento
Reforma
FOCO DEL Muchos El cuerpo del El cuerpo del El cuerpo del El cuerpo del
CUERPO DEL cuerpos del conocimiento se refiere conocimiento conocimiento se conocimiento
CONOCIMIENTO conocimiento, al producto, se centra en diseña se centra en la
basados en competidores, cómo la persuasión explícitamente gente que
resultados vender e influenciar política de para inculcar cambia sin su
científicos en vía la persuasión legal. masas de la valores de conocimiento.
varios gente. organización.
campos.

DIRECCIÓN Y Intercambio El intercambio puede Un cierto El intercambio Ningún


GRADO DEL de pupila- ocurrir, solamente con intercambio limitado ocurre; la intercambio
INTERCAMBIO profesor de comunicación ocurre, comunicación es ocurre, la
manera generalmente solamente unilateral. comunicación
alentadora. unilateral. con es unilateral.
comunicación
generalmente
unilateral.
CAPACIDAD DE Cambio, Cambio hecho solo por Cambio El cambio Cambio ocurre
CAMBIAR ocurre como los que paguen, basado en realizado a través raramente; la
cuando la basado sobre el éxito modas que de los canales organización
ciencia de los programas del cambian en formales, vía sigue siendo
avanza; como anuncio; por ley del políticas del sugerencias bastante rígida;
los consumidor; y en mundo y en escritas el cambio
estudiantes y respuesta a quejas de necesidad progresivamente. ocurre sobre
otros eruditos consumidor. política de todo para
ofrecen la promover el mejorar eficacia
crítica; como grupo, la de la reforma
los nación, o la del
estudiantes y organización pensamiento.
los ciudadanos internacional.
evalúan
programas.
ESTRUCTURA Utiliza la Utiliza un modo Toma postura Formas Formas
DE LA estructura educacional para autoritaria autoritarias y autoritarias y
PERSUASIÓN profesor- persuadir para postura postura
pupila; consumidor/comprador persuadir jerárquica. jerárquica;
pensamiento masas. ningún
lógico conocimiento
alentador. completo.
TIPO DE La instrucción consumidor/comprador Ayuda y La instrucción es El grupo
RELACIÓN es tiempo- puede aceptar o no monopolio del contractual; procura
limitado; hacer caso de la principiante consensual. conservar a
consensual. comunicación. esperados. gente por
siempre.

REEMPLAZO DE No es Puede ser engañoso, Puede ser No es engañoso. Es engañoso.


CREENCIAS engañoso. seleccionando engañoso;
solamente visiones exagerado a
positivas. menudo.

RANGO DE Focos en Tiene una meta Las masas El aprender Blanco


APRENDIZAJE aprender estrecha de la opinión políticas son estrecho de la individualizada;
aprender y que se sacude para grandes tensión para una agenda
aprender promover y para blancos para meta específica; ocultada (a la
sobre vender una idea, un hacer que para hacer algo o vez le
realidad; La objeto, o un crean una entrenar para el cambiarán un
amplia meta programa; otra meta visión o una funcionamiento de paso a llegar a
es es realzar el vendedor circunstancia deberes. ser despojable
conocimiento y posiblemente a específica. para servir a
redondeado comprador. líderes).
para el
desarrollo del
individuo.
TOLERANCIA Respeta Colocan la Desea Enterado de Ningún
diferencias. competición. disminuir la diferencias. respecto por
oposición. diferencias.

MÉTODOS Técnicas Suave a la persuasión Persuasión Técnicas Técnicas


educacionales. pesada. abierta; a disciplinarias. incorrectas y
veces unilateral.
unilateral.

Criterios para la reforma del pensamiento

Condición Temas Etapas


1. Mantenga a persona inconsciente de 1. descongelamiento
qué se está comenzando a operar
cambios.
1. Controle el tiempo y, si es posible, el 1. Control del entorno.
ambiente físico de la persona. 2. Generación de
2. Cree un sentido de falta de dominio necesidad de
de sí mismo genere miedo a lo comunicación.
desconocido, y ofrezca la seguridad 3. Demanda de estados
de la dependencia. de pureza.
3. Suprima mucho del viejo 4. Confesión
comportamiento y de las actitudes de
la persona.
1. Inculque el nuevo comportamiento y 1. Manipulación del 1. El cambio.
refuerce el cambio de actitudes. misticismo.
2. Oferta excesiva de la
nueva doctrina.
1. Genere creencias acorde a los 1. Ciencia sagrada. 1. Refrigeración.
sistemas lógicos y no permita 2. El dispensar de la
discusiones. existencia.

Los orígenes de la grupalidad (*)


Horacio Foladori

Quiero invitarlos a representarse una imagen. Volamos en helicóptero, alto, sobre un estadio
en el que está por finalizar un encuentro. Los invito a imaginar, a ver en el estadio un tazón,
bastante lleno de un líquido como aceitoso, denso. De repente, me imagino como si al tazón
le sacaran el tapón, el líquido comienza lentamente a correrse por los bordes, por la base del
mismo. Veo como una mancha fuera del tazón que se mueve, se desplaza aumentando de
tamaño en varias direcciones. Poco a poco el tazón va quedando vacío y la mancha rodea ya
buena parte del tazón y se continúa hacia lo lejos perdiendo intensidad, se torna más
transparente y fragmentada. Poco más allá se comienzan a diferenciar algunas gotas que
continúan su movimiento independiente.

Se me ocurre que es como un bosque, grandote, muy extenso, veo sólo su color más o
menos uniforme hasta que en los extremos se torna ralo, y aparecen algunas manchas
parciales, como islas de color. Veo el bosque, no los árboles.

Otra imagen, miro una o la gigantesca cuya cresta me muestra un movimiento


ininterrumpido, seductor y grandioso. Allí, en la cresta es donde visualizo algunas gotas que
por su altura resultan en juguetes para el viento que las toma y las lleva quién sabe dónde...
Los invito a quedarse con esa imagen en la cual la gota está a punto de diferenciarse, de
volar, de adquirir autonomía y de hasta poder producir un arco iris. Debo decir que la imagen
de la ola me es cara ya que hace unos años la trabajé a propósito del fútbol (1).

Abandonemos por unos instantes este juego de imaginación para introducirnos en la lectura
del texto freudiano, una vez más nuestra principal fuente de reflexión.

Comenzaré por una larga cita: En Psicología de las masas y análisis del yo, Freud comienza:
"La oposición entre psicología individual y psicología social o de las masas, que a primera
vista quizás nos parezca muy sustancial, pierde buena parte de su nitidez si se la considera
más a fondo. Es verdad que la psicología individual se ciñe al ser humano singular y estudia
los caminos por los cuales busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales. Pero
sólo rara vez, bajo determinadas condiciones de excepción, puede prescindir de los vínculos
de este individuo con otros. En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total
regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el
comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en este sentido
más lato, pero enteramente legítimo.

La relación del individuo con sus padres y hermanos, con su objeto de amor, con su maestro
y con su médico vale decir, todos los vínculos que han sido hasta ahora indagados
preferentemente por el psicoanálisis, tienen derecho a reclamar que se los considere
fenómenos sociales. Así, entran en oposición con ciertos otros procesos, que hemos llamado
narcisistas, en los cuales la satisfacción pulsional se sustrae al influjo de otras personas o
renuncia a estas. Por lo tanto, la oposición entre actos anímicos sociales y narcisistas -
autistas, diría quizás Bleuler (1912) - cae íntegramente dentro del campo de la psicología
individual y no habilita a divorciar esta última de una psicología social o de las masas" (2).

Veamos en detalle este párrafo tan preciso y tan sugerente. Se podría decir que Freud
realiza aquí una especie de ajuste de cuentas. Toda la psicología es social y en todo caso, lo
que habitualmente llamamos psicología individual no es sino un caso particular de aquella.
Muestra de qué forma el otro cuenta "con toda regularidad", vale decir que la psicología
individual es impensable sino se la explica desde la psicología colectiva. Freud opta partiendo
del todo para pensar las partes, para recortar en "condiciones de excepción" a la posibilidad
individual, pero no duda en argumentar que todas las llamadas relaciones de objeto son
psicología social y tienen derecho a ser pensadas desde dicha óptica.

¿De qué hablamos entonces cuando nos referimos a la psicología individual? Solamente a
"ciertos procesos que hemos llamado narcisistas". Así, el momento autista se funda en una
retracción energética como un polo efecto de las relaciones de objeto. ¿Pero bajo qué
coordenadas se produce dicha sustracción? ¿Cuál ha sido el origen de estas cargas?

Debemos regresar a Introducción al narcisismo para intentar esclarecer esta cuestión. En


este texto y apoyándose en la psicopatología, Freud da cuenta del fenómeno de sustracción
de la libido de los objetos, energía que es "conducida al yo, y así surgió una conducta que
podemos llamar narcisismo."(3) Pero inmediatamente Freud se da cuenta de una
contradicción: pensar que la libido es retirada de los objetos para ser depositada en el yo,
supone preguntarse por el lugar de la libido ANTES de que fuese depositada sobre los
objetos, vale decir, interrogarse por el momento anterior a la relación de objeto. Dice Freud
"Así, nos vemos llevados a concebir el narcisismo que nace por replegamiento de las
investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro,
primario, oscurecido por múltiples influencias." (4) Utiliza acá el mismo modelo que para
pensar la represión (secundaria) la que necesariamente se debe apoyar en un momento
anterior (represión primaria) como instancia fundante.

Sigue Freud: " Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo,
cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo, ella persiste y es a las
investiduras de objeto
como el cuerpo de una ameba a los pseudópodos que emite." Tenemos pues un primer
momento en el cual la libido está en el yo (narcisismo primario) y de la cual parte hacia los
objetos en un segundo momento. Esta extensión reproduce el pseudópodo de una ameba, se
extiende hacia los objetos.

Pero más interesante parece ser la reflexión de Freud acerca de ese momento "oscurecido
por múltiples influencias" y que se encarga de justificar a partir del cubrimiento que realizan
los síntomas neuróticos. Dicho de otro modo, el narcisismo primario no es visible ya que
quedamos encandilados por la sintomatología neurótica. Aclara Freud que desde el punto de
vista de la energía "al comienzo están juntas en el estado de narcisismo" y posteriormente,
cuando ocurre la investidura de objeto, es posible diferenciarlas; es decir, poder apreciar
aquella energía que se deposita en el objeto de aquella que permanece en el yo
(narcisística).

Ahora bien, el próximo problema al que se enfrenta Freud tiene que ver con el estatuto
yoico. ¿De qué estructura yoica estamos hablando y cómo es posible suponer su existencia
desde un inicio, pensando en un narcisismo primario? Freud es categórico, "Es un supuesto
necesario que no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al
yo; el yo tiene que ser desarrollado. " O sea, inicialmente no contamos con un yo
constituído; hablar de un narcisismo primario es todo un proyecto, no es una realidad, hay
energía pero no hay una estructura diferenciada y constituida como el yo.

Continúa Freud "Ahora bien, las pulsiones autoeróticas son inicialmente, primordiales; por
tanto algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el
narcisismo se constituya "(5). En suma, inicialmente tenemos energía (autoerótica) pero se
requiere de una determinada acción, de un particular movimiento para que tengamos el
narcisismo primario. Ese "algo" es absolutamente central para el argumento freudiano ya
que nos abre la puerta a suponer un movimiento de diferenciación cuyo efecto es fundar ese
yo muy primario. La energía autoerótica, vale decir que se satisface in situ, alude a su vez a
una imagen corporal parcializada y fragmentada. El cuerpo, entonces no aparece constituído
como una unidad sino que se presenta como fragmentos de un rompecabezas que seguirán
un camino de unificación. El contenido de ese "algo" (identificación) es secundario en la
argumentación; lo que interesa destacar es que ese "algo" introduce - como proceso - una
diferencia que tiene un efecto fundante.
Freud sigue el mismo modelo que para la identidad sexual: la estructura biológica no
determina de manera mecánica la psicología. Esta debe avanzar en su propio proceso y, tal
vez, quizás, " se encuentre" con la biología, pero puede ser que ello no ocurra así. Que el
cuerpo biológico esté unificado no quiere decir que la representación psicológica del mismo
también lo esté. Que el niño tenga pene no necesariamente significa que su identidad sea
masculina.

Dejemos por momento estos aspectos para centrarnos en otras nociones. Se trata de la
consideración que Freud realiza en el Malestar en la cultura (6) del sentimiento oceánico.
Freud se ve entrampado en una discusión con Romain Rolland acerca de la existencia de ese
sentimiento - que Freud prefiere llamar "sensación de eternidad" - y su posible aplicación a
la religiosidad. Porque el problema del método lo pone a Freud en una disyuntiva: él no cree
encontrarlo en sí mismo, pero no está en condiciones de afirmar que no exista, que no se
pueda dar en otros mortales. Aquí hay un problema metodológico relevante: frente a alguien
que ve algo y alguien que no lo ve, naturalmente tendemos a creerle a aquel que dice que lo
ve. Freud, únicamente se reserva el derecho de interrogar por su precisión y por la forma en
que se lo interpreta. En la discusión pormenorizada que realiza, no puede dejar de señalar en
un principio que "Normalmente no tenemos más certeza que el sentimiento de nuestro sí-
mismo, de nuestro yo propio. Este yo nos aparece autónomo, unitario, bien deslindado de
todo lo otro" (7). Vale decir, Freud se preocupa por analizar los deslindes del yo (ya
constituído) con el ello (reservorio de la energía libidinal) y con el mundo exterior y los
objetos de éste, por ejemplo en el caso del enamoramiento. Pero una reflexión ulterior lo
lleva a reconocer que "Este sentimiento yoico del adulto no puede haber sido así desde el
comienzo. Por fuerza habrá recorrido un desarrollo que, desde luego, no puede demostrarse,
pero sí construirse con bastante probabilidad. El lactante no separa todavía su yo de un
mundo exterior como fuente de las sensaciones que le fluyen"(8).

Así, el lactante progresivamente va separando el adentro y el afuera en base a las diversas


sensaciones que se producen en él, así como a través de una apropiada acción muscular.
Freud termina concluyendo que "originalmente el yo lo contiene todo; más tarde segrega de
sí un mundo exterior. Por tanto, nuestro sentimiento yoico de hoy es sólo un comprimido
resto de un sentimiento más abarcador - que lo abraza todo, en verdad -, que correspondía
a una atadura más íntima del yo con el mundo circundante". No puede menos que existir o
más correctamente, haber existido un sentimiento particular que pueda dar cuenta de esa
conjunción indiferenciada en el que el yo lo abarca todo, antes de la discriminación yo-
mundo exterior. Decir que el yo lo abarca todo es lo mismo que decir que el yo no existe aún
como espacio diferenciado de otros yoes. De ese modo Freud confirma su existencia:"
Estamos ya tan enteramente dispuestos a admitir que en muchos seres humanos existe un
sentimiento 'oceánico', e inclinados a reconducirlo a una fase temprana del sentimiento
yoico" (9). Lo único que Freud se apresta a cuestionar es si dicho sentimiento yoico es la
fuente de la religiosidad siendo que para ello tiene otros argumentos que ya no interesa
discutir en esta ocasión.

Este sentimiento oceánico o, mejor dicho "sensación de eternidad" nos resitúa en un pasado
en el que los límites del yo se encontraban no determinados y en un movimiento de ida y
vuelta: "del polvo venimos y al polvo volveremos", como reza un dicho popular. Interesa
mostrar que la omnipotencia que se deduce de esa "sensación de eternidad" es el primer
elemento que se observa en los grupos y que D. Anzieu ha llamado con justeza "ilusión
grupal", aludiendo con ello a las diversas expresiones que el grupo tiene para la idea de su
poder, efecto de su unión (la unión hace la fuerza), ya que se retorna a la idea de que el yo
es todo, por tanto, todo lo puede.

Posteriormente, Lacan al comentar el problema del narcisismo, propone el estadio del espejo
como la instancia en la cual la imagen corporal se constituye. "No hay que olvidar tampoco el
valor afectivo alcanzado por la gestalt de la visión de conjunto en la imagen corporal,
teniendo en cuanta que aparece sobre un fondo de perturbaciones y discordancias orgánicas:
todo indica por tanto que es allí donde hay que buscar los orígenes de la imagen del 'cuerpo
despedazado'. "(10) Para fundamentar el estado caótico en que se encuentra el recién
nacido, Lacan se apoya en varias observaciones, entre ellas la teoría de la fetalización de
Bolk que plantea la ventaja del ser humano sobre los animales casualmente en lo prematuro
de su nacimiento. Por ello es que la imagen corporal lograda ante el espejo se constituye en
el primer momento en el que el todo aparece dado. Dicha unidad no deja de ser una simple
imagen, dice Lacan, " La Ilusión de unidad en la que un ser humano busca el autodominio y
que bordea siempre un constante peligro: deslizarse nuevamente hacia el caos del que
partió. Ilusión que pende sobre el abismo de una vertiginosa Aquiescencia en la que quizá
pueda verse la esencia misma de la Angustia" (11).

Me interesa destacar el reconocimiento que hace Lacan de ese "caos del que partió", como
un momento previo a la constitución yoica, incluso previa al momento del narcisismo
primario. Un momento en el cual el cuerpo fragmentado, desarticulado y "despedazado"
pone en tela de juicio la posibilidad de pensar el tema de la individualidad. Un cuerpo que no
puede menos que estar mezclado, confundido, diluido con otros cuerpos... Ahora bien, esta
fase no deja de ser a su vez fundadora de una cierta vivencia de abismo en la cual Lacan se
anima a postular el origen de toda angustia. Volveremos sobre esta imagen.

Bleger es un autor poco prolífico, lo cual no quita que sus aportaciones sean particularmente
originales y operativas. Su trabajo con grupos y con instituciones lo llevaron a realizar
propuestas en las que es posible visualizar varios niveles de ruptura con concepciones
anteriores y en particular con el psiquismo individual.

Su concepto central es el sincretismo que define como un estado de no discriminación que


existe en la constitución del individuo y que a su vez se lo observa también en toda
organización social. Sostiene que se transmite en los grupos casi sin síntomas ya que es
preverbal. La grupalidad sincrética se opone a la grupalidad por interacción. En el segundo
caso, hay una relación vincular con objetos internos, podríamos decir que coincidiría con el
momento de la libido objetal descrita por Freud. En el momento de la grupalidad sincrética lo
que se da es un fenómeno de simbiosis que aparece visible a través de la angustia
confusional en la que lo que está en duda es la existencia del ser, posición previa a las
posiciones esquizoparanoide y depresiva propuesta por Melanie Klein. Lo sincrético, dice
Bleger, " es una relación que en realidad es una no relación, en el sentido de una no
individuación" (12).

Sostiene que el grupo puede funcionar haciendo abstracción del nivel sincrético a partir de
un particular clivaje. Reconoce que el sincretismo es estructurante ya que está presente, y
se lo ignora.
Bleger critica la idea de serialidad propuesta por Sartre como aquel momento en el cual el
conjunto de individuos no conforman aún un grupo, por ejemplo, en el caso de personas que
hacen la cola esperando el autobús. Sartre (13) había sostenido que dichas personas se
sienten no teniendo ningún lazo entre sí, la gente se ignora, se desconoce, no guardan
relación unos con otros. Bleger sostiene que ocurre todo lo contrario. La carencia de
interacción visible no implica que no hayan aceptado ya un código común y varias normas -
ya que respetan, por ejemplo el orden de llegada, la forma de la cola, etc.- y por eso ya son
un grupo. Ya que no hay interacción aparente, el sincretismo adquiere toda su magnitud; se
mueve como una masa aparentemente informe pero que responde a una estructura que
tiene sus normas. La normatividad tácita da cuenta del sincretismo: hay una acuerdo en
mantener entre sí una no relación. Aceptan la indiferenciación "la indiscriminación entre el yo
y el no yo, entre cuerpo y espacio, entre yo y otro".

Otro ejemplo que trata Bleger con rigurosidad es el de la relación madre hijo. La madre
realiza tareas hogareñas y el niño juega en silencio a un costado. Ya que no hay interacción
entre ellos se podría suponer que no hay grupo. Ahora bien, si la madre sale del local, el niño
dejará su juego y la seguirá tal vez llorando. Por tanto, la relación de la madre con el hijo no
pasa por una individuación, más bien se podría hablar de una especie de soldadura que hace
que operen como grupo. Bleger sostiene que muchas veces los temidos silencios de los
grupos se constituyen a partir de la emergencia del nivel sincrético. El sentimiento de
soledad tiene sus raíces en este nivel. Nótese que el sentimiento de soledad sólo es posible
luego de haberse logrado algún nivel de discriminación, no lo es desde el puro sincretismo.

En el desarrollo de los grupos, el temor que aparece tiene que ver con lo desconocido dentro
de lo conocido, es la figura de la no persona que cada quien lleva consigo como parte de su
persona, "temor fantasmático del encuentro con una sociabilidad que los disuelve como
personas, transformándolos entonces en un medio homogéneo" (14) Es decir, los integrantes
del grupo temen no poder emerger, destacarse, diferenciarse, y quedar sumergidos, efecto
de las disolución de su identidad lograda por niveles más estructurados de desarrollo del yo.
Bleger termina postulando una especie de clasificación de los grupos según el movimiento de
este sincretismo básico. A su vez, la aplicación de estos conceptos a las instituciones, a las
organizaciones, a la burocracia, aporta nuevos elementos de análisis y permite pensar
estrategias de abordaje. El problema de las instituciones tiene que ver con este lugar que
cumplen, según E. Jacques, como defensa contra las ansiedades psicóticas. Bleger coincide
con Jacques y más aún en su trabajo sobre Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico (15)
muestra como el setting se convierte en lugar de proyección de lo psicótico; para Bleger
sería el depósito de la sociabilidad sincrética. La sociabilidad sincrética no es algo patológico
en sí, el sincretismo - según Bleger - sería algo fantasmático y pulsional que circula entre los
individuos sin que ello implique fuerzas de expulsión o agresión. Finalmente, Eiguer en su
reflexión sobre las aportaciones de Bleger, reconoce que el sincretismo tiene lazos estrechos
con el narcisismo primario postulado por Freud, un desarrollo que amplía y especifica este
momento de diferenciación entre lo grupal y lo individual.

Danzinger (16) ha estudiado últimamente variados procesos de grupos grandes con objetivos
terapéuticos. Sus observaciones apoyan firmemente algunos de los desarrollos esbozados
por los autores citados y que pretenden dar cuenta de la grupalidad. Siguiendo a Foulkes
(17) reconoce que "La gran masa indiferenciada de los demás hombres, representa aquí
simbólicamente, el poderoso y gran cuerpo de la madre." Y en consecuencia ve como la
inclusión de los pacientes en un grupo grande plantea el gran tema de la unión simbiótica,
generando un rápido regreso a fases tempranas del desarrollo del yo. Por ello, la inclusión
del paciente psicótico en un grupo grande supone un desafío de enfrentar no pocos peligros
ya que lo retraería a una fase muy anterior, semi-indiferenciada o, en algunos casos
totalmente indiferenciada, de la formación del yo, en la cual el paciente podría sentirse
disuelto en la gran masa". Hablando simbólicamente se puede decir que las fronteras del yo
se someten a un duro baño de 'dureza' (prueba de fortaleza), cada uno se sumerge en ese
estado regresivo para llegar después, otra ves a la firme ribera del pequeño grupo o a las
reglas de juego relativamente fijas de la institución." Estudiar estos procesos desde el "aquí
y ahora" del proceso grupal, ayuda al autor a hipotetizar acerca del proceso de diferenciación
entre el individuo y la masa.

Así, lo más interesante del desarrollo de Danzinger y que, en todo caso es atingente a
nuestra propuesta, tiene que ver con lo que llama los "estados de agregación". Los mismos
tienen que ver con los confusos y fluidos momentos de disolución psíquica en la que las
fronteras yo-no yo no aparecen del todo delimitadas, proponiendo cuatro fases que permiten
hilvanar el tránsito hacia los diversos momentos de constitución yoica.

Entonces, propone un primer estado líquido que corresponde a una fase de total
indiferenciación a nivel de la matriz madre-hijo, con la consecuente pérdida del sí mismo con
respecto al objeto. Un segundo estado pastoso que corresponde a la fase simbiótica del
grupo que se puede identificar por que hay aspectos que se van discriminando sin que aún
los límites totales estén muy claros. En el grupo, dice Danzinger, se ejemplifica con un
animal grande que todos los participantes construyen, sintiéndose cada quien una parte del
mismo. Este es el modelo que los investigadores mexicanos proponen alrededor del Grupo
Mamut (18) en el que se condensan los aspectos más remotos, prehistóricos y arcaicos, así
como el fenómeno simbiótico de constituirse cada quién como las partes interdependientes
de un sólo cuerpo.

La tercera fase propuesta remite al estado de arena (o guijarros) que ya plantearía el


momento del narcisismo primario - por el grado de diferenciación - pero que a su vez es
frágil como instancia, ya que se visualizan miedos a la exterminación; siendo el tema de las
fronteras aquel de las luchas permanentes. Sus énfasis están puestos a su vez, en el intento
de identificar a los otros de manera caricaturesca, denunciando así los rasgos de una
identidad muy primaria.

Por último, la cuarta fase corresponde a una estructura sólida dentro del grupo en el que hay
una clara diferenciación del yo y donde se jerarquizan los vínculos interpersonales que
corresponden al momento de las relaciones de objeto (líbido objetal).

Con los referencias señaladas es posible a mi juicio establecer algunos parámetros para
pensar el problema de la grupalidad y su origen.
Para comenzar, creo que es conveniente discriminar grupalidad de sociabilidad. Esta última -
si tomamos el modelo presentado por Freud en Introducción al narcisismo - definiría la
relación entre el yo y el objeto del mundo exterior, vale decir, lo que habitualmente
conocemos como una relación social, que se caracteriza por una clara discriminación de los
límites entre el yo y el objeto, marco que permite identificar a su vez la energía libidinal que
se halla al interior del yo y aquella otra que se encuentra depositada en el objeto y que
Freud nombra como libido objetal.

Pero conviene precisar que este estado se constituye de manera sumamente tardía; más
aún, podríamos afirmar que se trata de una estructura que en tanto recorta cuerpos en una
masa social, identifica claramente las unidades que la componen. Me atrevería a señalar que
es el estado al cual llegan los grupos a través de sus propios procesos, de manera natural o
artificialmente cuando son coordinados por expertos. Dicha estructura posibilita una
dinámica particular en los grupos que los convierte en productivos, vale decir, son grupos
que se dedican al trabajo, realizan una tarea con algún éxito, pueden planificar acciones y
llevarlas a cabo de manera organizada, son capaces de respetar las normas internas que se
han dado explícitamente en las que ha pesado el acuerdo por consenso (explícito o tácito).
Son grupos que hablan y producen sentido.

Ahora bien por grupalidad entendemos un estado primario de indiferenciación, en el que el


cuerpo es aquel de la totalidad (el bosque más que los árboles, el agua más que las gotas),
en el cual las unidades no se han diferenciado aún apareciendo como una masa que puede
presentar diversos grados de "coagulación" o "solidificación" según su propio desarrollo. Este
estado es aquel con el que dominantemente comienzan los grupos, en los que se privilegia
más el continente que los contiene que la función que realizan. Son estructuras muy
primarias en las que domina la confusión producto de la fragmentación e incluso disolución
de los elementos que aún no se articulan en unidades organizadas. Como los distintos yoes
no existen aún, prima un particular estado emocional angustioso con gran labilidad y que son
organizados incipientemente por una serie de normas tácitas que rigen los primeros
movimientos de discriminación. Se trata de una primitiva forma de organización donde prima
lo pre-verbal y las gratificaciones autoeróticas. Una problemática por demás interesante y
que se deduce de lo señalado, es la que interroga por las características del cuerpo grupal y
por la progresiva diferenciación de los cuerpos individuales a su interior, pero no la trabajaré
ahora. Son grupos que hablan mecánicamente para diferenciarse, en realidad se muestran
por acciones no verbales.

Este sincretismo se constituye en una poderosa fuerza de unificación, que si bien por una
parte angustia porque arrastra a la fusión, por otra parte alivia porque al indiferenciar libera
de identidad. El atractivo de la masa es casualmente la posibilidad del anonimato, hacen sin
ser.

Entonces, alguien podría preguntarse si la grupalidad no se constituye como un psiquismo


(ya que tendría una tópica, su dinámica y su economía libidinal) previo a la formación del
psiquismo "individual" y del cual éste puede surgir tal como lo comprendió Freud. Si para
Bleger en el trasfondo de la grupalidad está la institución, vale decir, un sistema normativo
tácito que marca cierta cancha en la que la grupalidad juega, no sería aventurado suponer
un espacio, un determinado juego de fuerzas mostrando cierta conflictividad y una
determinada valencia de dichas fuerzas, todo lo cual podría aludir a la constitución primaria
de un psiquismo grupal. En todo caso, estos podrían ser nuevos ejes de investigación.

Debe señalarse que la discriminación de estos dos estados es meramente con fines
didácticos. En los hechos, y como siempre ocurre, los estados permanecen como marcas de
momentos pretéritos que son re-activados según factores desencadenantes de la vida
cotidiana. Por ello, el trabajo con cualquier grupo humano supone la imbricación, según las
leyes de ambas estructuras, las que se movilizan en efectos sintomáticos visibles para el
observador entrenado. Pero esta imbricación no pierde las referencias tópicas de las cuales
se desprende y que, dicho en términos cotidianos, la gente se reúne porque quiere, como
individuos independientes; por lo menos esa es la ilusión.

Pero dicha conjunción provoca la movilización de las estructuras más arcaicas de origen, es
decir, de la grupalidad. Conviene aquí hacer una precisión didáctica: Cualquier observador no
necesariamente entrenado, podría observar un grupo que se reúne por vez primera y deducir
un cierto caos inicial que es interrumpido por un esfuerzo de cada uno de los miembros de
discriminarse en su individualidad. Un observador más agudo podría a su vez deducir que tal
intento de discriminación parte casualmente de la sensación de ser arrastrado de manera
potente a una especie de hoyo que se traga todo. La conducta de discriminación es el intento
fallido - algo así como el manotón del ahogado - ante el surgimiento de la grupalidad que se
impone sin reservas. La grupalidad, en tanto retorno a los orígenes, no deja de mostrarse de
manera seductora...

A modo de ejemplo, durante las primera sesiones de un grupo es posible observar una
dinámica particular que se construye alrededor del silencio, el que aparece como terrorífico y
por tanto, debe ser evitado aunque no se sepa muy bien cómo hacerlo. Este silencio
centrífugo y angustiante acapara la atención de los participantes. Aquellos que lo rompen
hablando, lo hacen como en un intento de diferenciación de lo que sienten como una masa
informe. Nótese que hablar en dicha coyuntura no supone una intención de sociabilidad ya
que rara vez los miembros del grupo intercambian entre ellos. Es simplemente una manera
de sentirse "no tragado" por la grupalidad, sentida en el silencio. Si se producen
intercambios "sociables" es dable suponer un acuerdo tácito de hablar "para llenar el
silencio", más que para intercambiar con real interés. Ahora bien, es posible suponer
entonces que la inclusión de una persona en un grupo implica automáticamente apelar a la
grupalidad, lo que produce un momento regresivo en su accionar.

Así, es posible afirmar que en el grupo humano que se constituye, lo reprimido es


casualmente la grupalidad y de esa grupalidad, los mecanismos de organización instituidos
que hacen que esa grupalidad se manifieste como tal y conserve la forma que adquiere el
líquido según el recipiente en el que se lo coloque. Lo reprimido es la grupalidad. El trabajo
de análisis de la grupalidad o, parafraseando a Freud "hacer conciente la grupalidad" se
convierte en el objetivo de toda aproximación psicoanalítica al grupo ya que en un primer
momento se trata de convertir lo pre-verbal en verbal, también en mostrar las normativas
tácitas que dan sentido al aquí y ahora grupal, para complementar recortando los cuerpos
(primer asiento del yo) en este progresivo tránsito hacia la desfusionación.

Horacio C. Foladori
foladori@emol.com
Santiago. mayo de 1999
(*) Publicado en la Revista PRAXIS Nº 1, UDP, Santiago, 2000
----------------
(1) H. Foladori, La ola en el fútbol: reflexiones sobre la grupalidad, Ilusión Grupal Nº 6, Cuernavaca,
1991.
(2) S. Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, Obras completas, T. XVIII, Amorrortu, B.A.,
1976, pag. 67.
(3) S. Freud, Introducción al narcicismo, O.C., T. XIV, Amorrortu, B.A., l976, pag. 72.
(4) Idem, pag. 73.
(5) Idem, pag. 74 (el destacado es mío).
(6) S. Freud, El malestar en la cultura, O.C., T. XXI, Amorrortu, B.A., 1976.
(7) op. cit. pag. 66.
(8) op. cit. pag. 67.
(9) op.cit. pag. 72.
(10) J. Lacan, Algunas reflexiones sobre el yo, International Journal of Psychoanalysis, 1953, pp.11-17.
(11) Idem.
(12) J. Bleger, Simbiosis y ambigüedad, Paidos, B.A., 1967.
(13) J. P. Sartre, Crítica a la razón dialéctica, Losada, B.A., 1963.
(14) A. Eiguer, La terapia grupal y el grupo según José Bleger, Revista de psicología y psicoterapia de
grupo, T. XI, Nº 1, B.A., 1988, pag. 47.
(15) En Simbiosis y Ambigüedad.
(16) R. Danzinger, Observaciones psicoanalíticas de grupos grandes, Ilusión grupal Nº 1, UAEM,
Cuernavaca, 1989.
(17) S.H.Foulkes, Problems of the large group from a group-analytic point of view, The large group,
Peacock Publishers, Itasca, 1975.
(18) R. Döring, J.L. González y J. Margolis, El grupo mamut, documento personal elaborado a partir de
las investigaciones realizadas con grupos grandes de promotores de salud mental, con ocasión del
terremoto de l985, inédito. Ver también de los mismos autores, Salud pública y grupo amplio en estado
de emergencia, Ilusión grupal Nº 3, UAEM, Cuernavaca, 1990.

Psicología social
Héctor Barreira
"Pichón Riviere decía que toda la Psicología es Psicología Social, en tanto que el ser humano,
es esencialmente un ser social".

Sólo en el área social, las personas nos convertimos en seres sociales y esto es un
disparador para el desarrollo de la psiquis, de nuestra capacidad de raciocinio y de nuestro
poder de creación. Carlos Campelo que fue el creador y coordinador general de Los Grupos
del Hospital Pirovano, estaba compenetrado con esta premisa. Cuando yo ingresé al
Programa que él dirigía y tomé contacto con el Grupo de Coordinación para Coordinadores,
noté al principio cierto rechazo de él hacia los Psicólogos Sociales, poco a poco y a medida
que avanzaba el tiempo, reafirmaba su concientización de nuestros saberes, habíase quizás
fusionado con algunas ideas y técnicas que nosotros empleamos. Tal es así, que después de
innumerables confrontaciones filosóficas y técnicas que se suscitaban dentro del Grupo que
Cámpelo Coordinaba y del que yo era miembro, manteníamos invariablemente una situación
de amor y odio recíproco. Tal es así que me invitaba a reuniones Selectas de Coordinadores
y, algunas veces me sugería indirectamente a colaborar en la Organización. Yo estaba tan
compenetrado y centrado en mi grupo de Autogestión Laboral Emprendimientos para
desempleados (año 1994/96) y, con el manejo que él hacia de nuestro grupo de
Coordinadores, que mi interés se centraba solo en eso, tan apasionante, no me interesaba
otra cosa (es decir mi Grupo y el Grupo que Coordinaba Campelo al cual yo pertenecía).
Campelo era un personaje creativo, obsesivo, contradictorio e inflexible consigo mismo y con
los demás. Cierta vez llego tarde a nuestro Grupo que el Coordinaba, cosa que jamás
ocurría, se sentó en su silla y nos dijo: Perdónenme, tengo problemas familiares y hoy no
voy a asistir. Se levantó y se retiró.
¿Quién hace esto?: Solamente teniendo un fuerte sentido de responsabilidad, que asumió
siempre y, de la personalidad que tenía. Solidario y a veces agresivo, se asumía tal cual era,
incluso él decía que era un Capanga (un Capataz) y creo que tenía razón. Las peleas (no,
confrontaciones) eran un mar de posibilidades que nos entregaba, un torbellino de saberes
que nos ofrecía, yo aprendía con él y él conmigo y con el Grupo, torbellino de ideas, de
conocimientos recíprocos y de aprendizaje continuo. Sin falsa modestia: el sabia, que yo
Sabia y yo Sabia que el sabia mucho.

Y sabíamos, que el que cree, que sabe todo, tiene cerradas las capacidades de aprender y de
enseñar.
Fue un trasgresor sabio para el cambio que convalidó. Mis peleas con él (no,
confrontaciones) me sirvieron para acrecentar mis saberes, ese cúmulo de ideas dispares, de
conocimientos mutuos, que se aclaraban en la comunicación, fue fructífero y altamente
didáctico. Informar lo que uno sabe, es productivo, los conocimientos que no se vuelcan no
sirven, ni para uno, ni para el otro. Yo sentía por él, amor y odio y, creo que él sentía lo
mismo. Lo extraño y lo recuerdo con mucho cariño. Lástima que ya no está. No es lo mismo
hoy, el Pirovano sin él. Campelo estaba en todo, era un hombre orquesta, Era un Capanga.

Pichón Riviere , ante una referencia de R.M.Rilke, en el "PROCESO CREADOR ", Libro escrito
por Pichón, decía: "El artista, como toda persona de nuestro tiempo, tiene que abordar Los
problemas que se le plantean a cualquiera de sus semejantes, pero con la diferencia de que
él se anticipa y como ser anticipado se le adjudican las características de un "agente de
cambio", situación que favorece el desplazamiento sobre él de todos Los resentimientos,
fracasos, miedos, sentimientos de soledad e incertidumbre de los demás, como si fuera el
portavoz de todo lo subyacente aún no emergido. Automáticamente es elegido como Chivo
Emisario, como perturbador de una tranquilidad anterior. El artista, entonces tanto el
plástico como el poeta, es ser en anticipación que es víctima de verdaderas conspiraciones
organizadas contra el cambio, contra lo nuevo, contra lo inédito".

Es muy usual que estas palabras, estos dichos por Pichón, se ven consumados en la práctica,
en distintas profesiones, en distintos medios, es muy usual, que el que se antepone a un
hecho, al creativo, al que sale de una situación de estereotipia, se le endilgue como Chivo
Emisario, se lo encasille como un perturbador de la tranquilidad y seguridad actual, nadie
quiere un cambio, aunque sea fructífero y valedero, las resistencias al cambio se hacen muy
fuertes, nadie quiere perder su tranquilidad, todo cambio genera crisis y mediante esa crisis
llegan las soluciones innovadoras, valientes y proyectadas hacia un bien común y general. La
envidia está siempre presente, la rivalidad también, la angustia de perder una posición de
privilegio, genera rechazo hacia una nueva posición, hacia una nueva idea, hacia un cambio
proyectado hacia la comunidad que genere una transformación. Se ve en todos los órdenes y
áreas de la vida cotidiana.-
EL GRUPO

Nunca se debe pensar, que en un Grupo los silencios son improductivos o impertinentes para
el desarrollo, hay silencios productivos. pensadores de la situación que acontece en ese
momento y que significa entrar en insiaght y productividad para ese mismo Grupo. Los
silencios que a veces se suscitan, pueden ser disparadores de nuevas ideas y soluciones
innovadoras. La estereotipia no se crea por Los silencios, sino por la falta de pertenencia y
pertinencia, se crea por abulia, por cansancio, por aburrimiento o por evitar entrar en una
situación temida por ese grupo. Se crea también por la falta de motivación que pueda
engendrar el Coordinador, por inexperiencia o por ineptitud y, también por desinterés del
Coordinador y el Grupo.

Los instrumentos, técnicas, conocimientos que hemos adquiridos en nuestra práctica diaria,
no son realmente instrumentados para que podamos sentirnos satisfechos de nuestros
saberes. Realmente no volcamos todo lo que sabemos y, a veces siquiera volcamos aquello
que no sabemos, para que pueda dilucidarse y confrontarse en el Grupo, como si esto fuera
una prueba de desconocimiento del tema, que debe ocultarse. No somos omnipotentes, ni lo
sabemos todo, sería bueno y productivo que también digamos lo que no sabemos. Entre el
saber acumulado y el utilizado, existe gran diferencia, Bleger decía: "El primero enajena, el
segundo enriquece la tarea y al ser humano".No hay ser humano que no pueda enseñar
algo, aunque más no sea por el simple hecho de tener cierta experiencia de vida".

"Ser Psicólogo Social es tener un oficio que debe ser aprendido, ya que no se nace con esta
posibilidad. Solo cuando puede resolver sus propias ansiedades y sus perturbaciones en la
comunicación con los demás, puede lograr una correcta interpretación de los conflictos
ajenos. En la medida en que el sujeto dispone de un buen instrumento de trabajo resuelve
incertidumbres e inseguridades. Recién entonces es operador eficaz" Enrique Pichón Riviere
(Psicología de la vida cotidiana)

En la medida en que tengamos oficio, se van incorporando actitudes, lenguaje y técnicas,


que han sido madurados en la praxis, es como decir "las coplas me van brotando como agua
de manantial". (Martín Fierro). Luego de una experiencia de vida propia y cotejando la ajena
vemos surgir las actitudes y vivencias propias y de los demás, lo que nos ayuda a una visión
interpretativa de los conflictos y a un señalamiento apropiado de la causa que lo origina. La
verticalidad y la horizontalidad del aquí y ahora.

En Los Grupos suele manejarse como un flotamiento del Coordinador, que va incorporando
las vivencias de los integrantes, como si fueran imágenes retroalimentadas de la vida diaria
y los conflictos e incertidumbres que trae incorporada la aventura de vivir.-

Ser Psicólogo Social hoy, presupone un desafío, una visualización de nuevas problemáticas,
hasta ahora sin resolver, que generan conflictivas situaciones sociales, familiares e
institucionales, ya que se rigen como un triángulo en que están unidas sus partes
indefectiblemente, la tarea consistiría, no en separarlas, sino en encontrar una solución
viable, en que estando unidas por razones obvias, puedan vivir en armonía, respetándose
mutuamente.-

Héctor Barreira
Psicólogo Social
Prof. de Psicodiagnósticos
Email: indesi@ciudad.com.ar
Tel. 4613-5283 República Argentina

Represión psíquica, represión política (*)


Horacio C. Foladori

1. El caso

Llega tarde y entra medio como apurado, se justifica con que hubo un taco y se demoró. Le
pido que se recueste en el diván. No cabe, pone una pierna y la otra le queda como
colgando. Da la sensación de que se va hundiendo de a poco. A su vez la cabeza parece
como que no encaja - luego sabré que tiene sólo 130 años -. Como por la mitad hay un gran
cinturón donde se lee ¿Vió, vió? Todo lo que veo - y que me impresiona - es una gran presa
en construcción. Pienso, como para mi ¿quién estará preso? ¿Por qué estará preso?
Justamente en ese lugar la vestimenta contrasta, nace como una prenda de un tejido de lana
firme, con colores que a pesar del tiempo - se nota que lleva allí más de 500 años - sostiene
toda su dignidad y marca su diferencia con el resto, un tanto roído, como con trozos de
plástico con colores vistosos pero no hacen juego. Parches, combinación desordenada de
modas diversas, cocidas de manera desprolija. Sorprende las diferencias entre los collares de
oro y atuendos de sedas, al lado de trozos ya muy gastados, en hilachas que dejan ver a su
vez una piel también curtida. Hay trozos rotos. A esta imagen convergen otras con igual
intensidad y sentido. Pienso que ésta debe ser una muy rica metáfora del conjunto: lo roto
desde tiempo inmemorial o.... desde el memorial. Mas tarde me entero de que el roto chileno
ha constituído con el tiempo una cierta inversión; de un lugar desvalorizado se ha convertido
ambivalentemente en orgullo nacional. Una novela sirve en su época para fundar un estilo,
plasma una cierta ilusión de identidad.
Se me ocurre otra inversión y la propongo: ¿Roto chileno o chileno roto? Por momentos el
discurso se sitúa en las familias rotas, desintegradas y exterminadas. Recuerdo que otro
paciente de una época similar hablaba de una trilogía de destinos: Encierro, destierro o
entierro. Aquí, el entierro en muchos casos, ya no fue posible.
De pronto, en ese discurso melancólico aparece otro texto. Intertextos, todo discurso es un
collage de textos ya escritos. Todo está ya escrito.
¿Quién habla ahora? Parece que los jóvenes, los muy jóvenes. No solamente hablan, tienen
que gritar para ser mínimamente escuchados. Algo pasó con los pases, que si les cobraron
ya o aún no, el caso es que con los pases no pasan y eso, como es lógico produce protestas.
Como desde la nada (estamos en los inicios del semestre) surge un movimiento que empieza
a paralizar las secundarias. Lo sorprendente es que nadie los toma en cuenta, ni los
universitarios, ni los padres, ni los docentes. Eso no reduce su protesta, por el contrario los
paros se suceden una y otra vez, y realizan varias marchas. Los que tienen que saber, no
saben, los que se tienen que hacer responsables, se escurren. En el discurso oficial eso es
simplemente una pataleta de niños chicos. Las preguntas comienzan a inquietar ¿Qué pasó
con las platas? ¿Quién comprometió su palabra? Como está de moda, se instala una mesa
más de monólogos.
El movimiento avanza. Confrontado alguien reconoce que hubo dolo, que algún micrero se
llenó el bolsillo. Que alguien que tenía que controlar, se borró, no estuvo. La queja abandona
su matiz de pataleta para adoptar la forma de una interpelación, y sobre todo cuando los
pases se transforman en raspe-pases. Con el pase no pasa, por tanto raspe, y si le sale su
nombre, entonces pasa...Claro está, en Chile todos tienen su raspe, hasta la Teletón ¿porqué
no habrían de tenerlo también los micreros? Negocio redondo. The Clinic titula "Se chorearon
los pendejos". Fenómeno extraño, los micreros retroceden tácticamente y cambian a su líder.
Se acepta negociar. El problema económico pasa a segundo plano: la discusión es si el
famoso pase es un servicio, un beneficio o un derecho, irrumpe así el tema de fondo;
invisible a simple vista termina imponiéndose. Días después se termina aceptando el derecho
de los estudiantes a viajar gratis. Ya Freud nos había mostrado que el retorno de lo
reprimido no se impone tal cual, se lo puede hacer objeto de una nueva represión y debe
transitar por largos proceso de transacción para poder, de alguna manera, hacerse presente,
como en el sueño, el acto fallido, el síntoma, etc.

2. El analizador: el retorno de lo reprimido social

Un cierto análisis corresponde ser realizado sobre este acontecimiento. Es tal, por cuanto se
constituye en el contexto en un hecho singular, un analizador, como le gusta decir a los
analistas institucionales. El abril de los secundarios instala en el discurso social un tema, una
polémica nueva y conmina a hablar de ella. Nadie puede quedar al margen, se constituye
como un lugar privilegiado del discurso cotidiano, mostrando cierta recuperación de la
palabra alrededor de un tema que no la tenía hasta ese momento. Hablar de algo de lo que
no se hablaba, recuperar un cierto discurso. Sostengo la tesis de que el derecho de los
estudiantes a viajar gratis era un tema del que no se podía hablar.
Fenómeno similar ocurrió cuando la detención de Pinochet en Londres, para algunos el hecho
más significativo desde el golpe de Estado. Hecho por demás insólito y sobre todo
inesperado, como caído del cielo. Puesta la represión entre rejas, es posible entonces hablar.
Rota la muralla defensiva, algo se cuela, y entonces personas que habían olvidado,
recuerdan, comunican, ponen en palabra, dicen cosas que nunca habían sido dichas antes.
Esto ocurre con los secundarios que hablan desde otro lugar donde el discurso social
comienza por no reconocerse. ¿Desde qué lugar? Ellos no fueron objeto de la tortura, de la
persecución, del encarcelamiento, ni siquiera del toque de queda. Tienen a lo más 16 años,
nacieron con la vuelta a elecciones (más preciso que hablar de vuelta a la democracia).
Saben sobre la dictadura aquello que está en el discurso social, por referencia, no como
experiencia personal, conocen por la historización de otros mayores. Por ello, lo que a través
de su discurso surge tiene una doble determinación que importa señalar.
Por un lado, para ellos se trata de su movimiento, de su contingencia, de su lugar propio en
esta sociedad, la de los secundarios, parte de la vida de ellos, de sus reivindicaciones, de sus
luchas. Pero por otro, se trata de un lugar donde cierto discurso social vuelve, donde es
posible que se exprese de manera desplazada el retorno de lo reprimido social, porque es allí
en el discurso adolescente que se desmarca de la represión social global, que ejerce la
dictadura disfrazada en la cual vivimos.
Porque lo que más sorprende es que el problema del derecho de los secundarios a viajar
gratis existió en una época remota y fue reprimida violentamente cuando con tanques se
empezaron a negar muchos derechos que la población tenía. El modelo implantado a sangre
y fuego tenía que hacer negocios. Y allí estuvieron los militares para posibilitar eso. ¿Qué
negocios se podían hacer en un país de todos? Por ello, aunque los adolescentes - como
discurso- no sean conscientes de ello, su triunfo es valorado por todo el discurso social ya
que se trata de comenzar a poner las cosas de nuevo, en su sitio. El retorno de lo reprimido
rompe tal cual un lapsus, el discurso oficial produciendo un nuevo sentido.
Pero situémonos más allá de lo anecdótico. El problema del pase, roto ahora en tanto raspe y
redefinido en tanto retorno de lo reprimido político plantea una disyuntiva sobre la cual rara
vez se reflexiona.
Lo reprimido político, institucional (si el pase es un derecho, es entonces una institución), es
algo que está allí, está reprimido pero está y según la mecánica del conflicto social tratará de
abrirse paso con el pase (mecanismo del desplazamiento) para retornar a la conciencia
social. No está presente pero está latente. Es decir, late, insiste, está vivo, vuelve a la
memoria accesible. Su retorno dependerá de la coyuntura, del momento y de la disminución
de la fuerza represiva.

3. ¿Efecto de la pérdida o de la represión?

Nótese que la memoria social no tiene nada que ver con los individuos soportes, no se trata
de que algunos recuerden, se trata de que la memoria se hace presente - como retorno de lo
reprimido - en otros agentes diferentes a aquellos sobre los que operó la represión. Lo
escrito, escrito está, no se pierde pero no se sabe cuándo y a través de quiénes se recupera.
Distinto es si el objeto ha sido perdido, porque entonces no está, no es asequible y no hay
posibilidad de que retorne. Solo resta aceptar su perdida, como en un duelo o vivir el duelo
de manera permanente.
Esta dualidad de alternativas supone además un cierto referente energético ya que el yo
social se halla con distintas fuerzas según el caso. Si el objeto está perdido, en tanto objeto
de amor, se fue con una parte nuestra, permaneciendo nosotros tristes, desganados, con esa
mezcla de rabia y depresión - cuando no de remordimiento - que inmoviliza y aisla.
Recuperar las energías depositadas en el objeto y que se fueron con él, llevará tiempo; la
melancolía estará presente, todo será gris.
Pero en el caso de la represión un litigio está presente, una lucha, una mecánica del
combate, un juego de posiciones. No hay por tanto debilitamiento sino movilización
estratégica. La inactividad, el desinterés, la apatía, pueden presentarse entonces como
camuflages para descolocar a la represión. El combate es desigual pero los recursos son
ilimitados; esto es lo que nos enseñan los secundarios.
El ejemplo de los secundarios es tan sólo uno, pudiera haber muchos otros, tendría que
haber muchos otros que se constituyen en el retorno de lo reprimido, si podemos
identificarlos. En este mundo complejo en que vivimos, no todo es igual, hay fisuras,
fracturas, roturas por donde lo reprimido se cuela cumpliendo su misión: derrotando a la
represión. Todo depende de cierta escucha, sensibilidad necesaria para comprender.
Me parece que esta discriminación entre lo perdido definitivamente y lo que nos parece
perdido pero que en realidad está reprimido, nos induce a algunas conclusiones.
En primer lugar, no hay que dar nada por perdido hasta que se demuestre que está perdido
definitivamente no existiendo posibilidad alguna de recuperación. En segundo lugar, no hay
que dejarse llevar por una cierta apariencia de los fenómenos; un poco de paranoia, de
sospecha, de desconfianza ayuda a valorar los acontecimientos de otro modo. En tercer
lugar, se requiere de una actitud atenta, capaz de escuchar y percibir los matices en los
procesos sociales, arrimando a una valoración diferente de ciertas coyunturas.
Por último, cierta acción sobre el debilitamiento de la represión política se constituye en una
alternativa para poder recuperar lo nuestro, por la vía del retorno de lo reprimido.

4. La represión institucional: lo no dicho

Se trata entonces de profundizar un poco más en la naturaleza de la represión institucional,


política y realizar algunas reflexiones acerca del vínculo entre represión psíquica y represión
política o institucional ya que se trata de la represión a cargo del Estado.
Hay que señalar que la represión institucional si bien opera como represión, en sentido
estricto no tiene las características atribuibles a la represión psíquica por cuanto no se trata
de algo que se halla en lo inconsciente de los diversos integrantes de la sociedad. La
represión institucional es aquella que se instala a partir de una normativa que prohíbe
hablar, acto que funda la dictadura en la medida en que se establece la censura previa, así
como por ejemplo, la prohibición de reunión o de expresión. A través de este medio, el
aparato político se asegura de que ciertos significantes no circulen por el medio social,
ciertas cosas no puedan ser dichas y se bloqueen los caminos del intercambio de ideas.
Una consecuencia directa de estas medidas como corolario es que la represión institucional
produce en segunda instancia, la imposibilidad de pensar ya que al no poder hablar, tampoco
es posible pensar sobre ello. Dado que el pensar se realiza únicamente con palabras, si se ha
prohibido el uso de palabras se afecta entonces la posibilidad del pensamiento. Por ello es
que en los períodos de dictadura, se produce una regresión muy significativa en el terreno de
la cultura ya que se estanca la producción de relaciones, de ideas nuevas. Van a ser los
artistas como emergentes del discurso social, los que a través de sus producciones
plantearán desplazadamente y de manera metafórica temáticas que solamente podrán ser
comprendidas tiempo después, cuando se desbloqueen los mecanismos represores
institucionales.
Por tanto, la represión institucional se sitúa en el plano de lo no dicho más que en el plano
de lo latente (o reprimido en lo inconsciente como le gustaba mostrar a Freud). No se trata
de que la gente no haya sabido en ese entonces y que no sepa que hay desaparecidos o que
existió la tortura, pero no es posible hablar de ello y su sola mención sitúa al sujeto en el
lugar de la ilegalidad. (Si bien no fue el caso en todos los países, en algunos se prohibió que
la prensa utilizara expresiones como: guerrillero, subversivo, combatiente, etc., debiendo
emplearse términos que aludieran a delitos comunes). Esto trastoca de manera significativa
el concepto de memoria social así como la estrategia conducente a "restituirla". Lo no dicho
institucional no tiene que ver explícitamente con el tema de la sexualidad como en el caso de
la represión psíquica. Lo no dicho alude a la manera en como se reprime la temática del
poder y del ejercicio del poder. Por ello, sería banal pensar que lo no dicho institucional
desaparece con solamente decirlo - ya que es sabido y no inconsciente, se lo podría
simplemente decir -. Lo no dicho solamente puede ser desmantelado en tanto es posible
desarticular los mecanismos que hacen que lo no dicho permanezca como tal. Y estos
mecanismos tienen que ver con el el ejercicio del poder.
En la medida en que dicho poder sin límites, el poder de la impunidad ya que se define como
el poder total, pueda ser limitado en sus funciones, aunque mas no sea de manera
transitoria, se libera de manera automática cierta palabra en torno a las temáticas explícita o
tácitamente prohibida.
A modo de ejemplo, la mayor contribución del Juez Garzón fue generar otra normativa que
colocaba "entre rejas" la normativa de la prohibición pinochetista con lo que la consecuencia
inmediata fue poder recuperar la palabra, poder expresar aquello que estaba prohibido que
se dijera. Es decir, posibilitar la liberación de la palabra y del pensamiento en la medida en
que el miedo - principal instrumento que es ejercido para sostener la prohibición - disminuyó
considerablemente, por cuanto había otro poder más fuerte, que podía controlar a aquel que
aparecía como el poder total.
Ahora bien, la lucha por la memoria social se ha situado con razón, en el plano del discurso
oficial porque es allí donde debe poder circular lo no dicho al igual que es en el discurso
manifiesto donde debe poder encontrar su lugar la sexualidad reprimida. Así como es a
través del chiste que la sexualidad escapa a la represión psíquica, es también a través del
chiste que el tema del poder - y sobre todo del poder despótico, impune - escapa a la
represión institucional. Ya Freud se había dado cuenta de que el chiste es el más "sano" de
todas las formaciones del inconsciente ya que se lo construye para ser dicho con lo cual
cabalga al mismo tiempo en el espacio intrapsíquico como en el interpsíquico. Se constituye
entonces en el retorno de lo reprimido psíquico y social.
5. El retorno de lo reprimido institucional

Deseo abundar en el tema de la represión institucional con una ilustración del propio Freud.
En su segunda conferencia dictada en los Estados Unidos en 1909, Freud recurre a un
ejemplo para mostrar el proceso de la represión: en síntesis, supone que dentro de la sala de
conferencias podría existir un individuo revoltoso que lo distrajera de su tarea con
comentarios, risas y ruido. Se vería entonces en la necesidad de detener la conferencia y
solicitar que el barullento sea desalojado (represión) de la sala, colocándose algunas sillas
contra la puerta para impedir su reingreso (resistencia). Se podría entonces retornar a la
disertación siempre y cuando el individuo ahora fuera del recinto no generara tal jaleo que
imposibilitara la escucha, por cuanto quisiera reingresar y participar con los demás. En tal
caso no había mas remedio que solicitar una intermediación (transacción) a los efectos de
negociar el reingreso del susodicho, pero a condición de que no perturbara más el normal
desarrollo de la conferencia.
Como puede verse a través del ejemplo, la problemática central no es llamativamente
aquella de la sexualidad como podría suponerse si Freud habla del psicoanálisis, sino la del
poder: Se produce una suerte de atentado al orden instituido - la conferencia- reduciéndose
al revoltoso y colocándolo en el exterior de la sala. En tal caso, ya no es necesario volver a
hablar de la situación y se puede retornar al tema de la conferencia. El tema del excluido ha
quedado tácitamente prohibido. Va a ser el barullo exterior el que va a poner nuevamente al
excluido en el discurso de la sala, produciéndose entonces una instancia de negociación
política, la que de tener éxito readmitiría al barullento a condición de que su comportamiento
se atenga a las normas de convivencia del lugar.
Como se puede apreciar, el ejemplo aporta a una comprensión de un problema
fundamentalmente político. Es muy interesante este "desliz" del pensamiento freudiano ya
que se traslada el dispositivo de análisis de lo psíquico a lo político. No podía ser de otro
modo por cuando se trata de análisis de discursos. El análisis de la transacción le sirve a
Freud para concluir que "no es esta una figuración inadecuada de la tarea que compete al
médico en la terapia psicoanalítica de las neurosis." Es extraño en este caso que Freud no
haya puesto como ejemplo lo ocurrido con alguno de sus casos, con Dora, con Juanito, con el
Hombre de las ratas. ¿O es que Freud quiere darnos a entender otra cosa? ¿No será que la
represión psíquica es en una primera instancia represión política? ¿No se tratará de que el
mecanismo de la represión es esencialmente un procedimiento político y, en todo caso, no se
debería hablar de política de las relaciones interinstancias?
Voy a sostener la tesis de que el asunto hay que plantearlo justo al revés. Freud importa el
concepto de represión del campo político-social al campo psíquico. La génesis social del
concepto se impone así en toda su magnitud. No se trata de un pasaje de lo psíquico a lo
político sino de lo político-institucional a lo psíquico, y este no es el único ejemplo que da
Freud, veamos. Cuando Freud tiene que dar cuenta del mecanismo de la censura en el límite
mismo entre el sistema prec. conc. y el sistema inconsciente, recurre a un ejemplo por
demás célebre. Dice Freud que la censura funciona como en la frontera rusa donde las cartas
aparecen tachadas en líneas o párrafos, en que la propia tachadura denuncia la presencia de
la censura, queda una marca. Vuelve entonces a importar del campo político un ejemplo que
le permite teorizar el mecanismo de la censura psíquica, mostrando que opera como aquella
política.
La lucha política se ha situado últimamente en torno a cómo el discurso oficial se conforma,
se construye. Porque es en el discurso oficial donde la ausencia de temas se hace palpable
ya que es sobre ello que lo no dicho - como normativas tácitas - encuentra su lugar. Los
temas excluidos lo son en tanto la propia formulación del discurso social implica un particular
lugar de poder - por apropiación de éste - el que no puede dejar de manifestarse más que
como violencia sobre aquellos que se hacen cargo de enunciar los temas en cuestión. Por
ello, no es necesario que se prohiba por decreto hablar de ciertas cosas aunque las
dictaduras llegan al ridículo de prohibir expresamente palabras - como en el caso uruguayo y
argentino - o el colmo de la payasada cuando en ambas márgenes del Río de la Plata se
prohíben los 7 tangos "subversivos" de Gardel. En muchos casos basta con operar no dando
lugar al reconocimiento oficial de dichos discursos.
Otro caso por demás insólito ocurre luego del atentado contra las torres gemelas, cuando al
gobierno norteamericano se le ocurre que 150 canciones deben ser suprimidas del discurso
cotidiano. Ahora resulta que Imagine, New York New York, y otras tan célebres como esas
tendrían algún tipo de valor terrorista...

6. El mecanismo de represión institucional


Creo que puede aportar para comprender esto el modelo que Ronald Laing (1969) propone
para pensar el secreto familiar, desde la metanormas. Laing sostiene que no puede existir
tan solo una prohibición, ya que la misma tendría que necesariamente mencionar el tema
prohibido. Es imprescindible que exista una segunda normativa que prohíba hablar de la
primera, a los efectos de que la normativa original tampoco pueda ser enunciada. Pero a su
vez la segunda normativa también tendría que ser prohibida porque de lo contrario
indirectamente se podría llegar al tema prohibido originariamente. Esto conforma una lista
infinita de meta normas en las que cada una tendría que ser prohibida por la subsiguiente,
cosa de asegurar que jamás se pueda llegar a hablar del tema en cuestión.
A Laing - y nosotros - nos interesa más trabajar sobre el sistema de normas (prohibiciones)
tácitas, más que aquellas explícitas, que por serlo ya están hablando de lo que dicen que
constituye lo no dicho. Las prohibiciones tácitas son más sutiles, creo que suponen un
sistema represor más eficaz ya que opera directamente a nivel del discurso de cada quien,
casi como autocensura.
Propongo que este sistema que da cuenta de como se sostiene el secreto al interior de la
familiar podría perfectamente ser utilizado para pensar la represión política de ciertos temas
en el discurso oficial del Estado. Veamos esto con algún ejemplo sobre el modo en que se
instala y funciona lo no dicho.
Hans Christian Andersen (1876) era un maravilloso conocedor del comportamiento humano.
Sus cuentos, que plasman una rica imaginación, han dado la vuelta al mundo generación
tras generación. Su impacto en la mente de los niños no ofrece lugar a dudas así como
tampoco en la de los mayores. Algunos podrían decir que este autor puntualizado temáticas
significativas al considerar en sus cuentos conflictos internos y sociales prototípicos.
Uno de estos cuentos conocido como el de Los vestidos nuevos del Gran Duque, muestra una
capacidad de entendimiento de lo humano, de lo socio-institucional y de los mecanismos que
operan en los grupos.
Brevemente: el cuento gira alrededor de un Duque que gusta de presentarse con los vestidos
más suntuosos y variados, y que llega a cambiárselos varias veces al día. Llegan al poblado
un par de charlatanes que se presentan como famosos tejedores de las telas más deliciosas
y mejor diseñadas, así como por la finura de los productos empleados, hilos de seda y oro.
Estos vestidos poseían la virtud de ser invisibles para todos los que no supiesen desempeñar
el oficio o fuesen demasiado brutos. El Gran Duque no puede permanece impasible ante tal
oferta seductora y decide encargarles la realización de un suntuoso vestido y de esta forma
podrá saber el valor de cada uno de los miembros de su ducado, distinguiendo a los
inteligentes de los tontos. Los tejedores comienzan pidiendo fuertes sumas de dinero para
comprar el hilo, realizando una parodia de su arte de tejer en pura mímica ya que no hay
tela visible. El Gran Duque envía varios representantes para ver el avance del trabajo y
todos, para evitar ser tildados de tontos, evitan mencionar que no han visto tela alguna.
Regresan al palacio e informan con cantidad de detalles de lo maravilloso del trabajo de los
tejedores, de los colores y de lo fino del tejido logrado.
Así, llega el día del estreno y claro está, el Duque no puede menos que seguir la parodia para
no pasar por tonto; se coloca el vestido, el que además es sumamente liviano, sale a la calle
con toda una guardia de acólitos que no dejan de alabar el magnífico trabajo de los tejedores
y lo bien que el mismo sienta al Gran Duque. Todo ello transcurre en un clima festivo hasta
que un niño del público exclama "¡¡el Duque está desnudo!!".
Todo el cuento gira alrededor de una imagen, aquella que tiene que ver con un magnífico
vestido. Nótese que la "ilusión" se construye como una suerte de creencia, de representación
imaginaria, que tiene que ver con una imagen determinada de uno mismo. Así, el Duque no
puede dejar de pensarse portando un maravilloso vestido y ser objeto de admiración y
envidia por parte de aquellos que lo rodean, así como de estar dotado de gran inteligencia. El
caso es de que esa imagen es aquella que el descubre en su propio espejo donde ve lo que
quiere ver. Esta "ilusión" comienza a circular por la masa: todos "acuerdan" que el Duque
está vestido esplendorosamente, aunque en realidad "vean" otra cosa. Estrictamente
hablando, no se aplica en este caso el problema de la renegación que Freud (1927) planteara
como un problema de percepción en el fetichismo. La necesidad de continuar perteneciendo
al colectivo hace que nadie se atreva a denunciar el tácito complot porque hay algo que ha
sido normado en el discurso popular. De este modo, resulta por demás claro que el grupo
humano funciona a partir de lo que tienen permitido expresar y en ningún caso desde una
visión de la realidad que se ajuste a los hechos que pudieran ser descritos. Claro está, si bien
es cierto que en el cuento todos lo saben (que el Duque está desnudo), en la vida cotidiana
muchas veces no se sabe, en el sentido de que hay cosas que aunque se sepan, mejor no
saberlas porque, por ejemplo, la vida de uno puede correr peligro. En ese sentido hay que
diferenciar el tema de la creencia (Ya lo se... pero aún así, decía Freud y comenta en extenso
Mannoni (1964)) de la imposibilidad de comunicar una percepción por cuanto dicho
significante está prohibido en el discurso social.
Es decir, el imaginario social es el que determina la posibilidad del cambio, el grupo opera a
partir de su propia representación, no a partir de lo que es. Andersen disfruta del
embaucamiento a que el pueblo es sometido, embaucamiento que ocurre a diario y que
sucede una y otra vez cuando se tejen en el discurso social las propuestas más
deshilvanadas. No se trata tanto de lo que se le hace creer a la gente como de los
mecanismos que en la gente, tienen la virtud de operar una puesta entre paréntesis de
evidencias. "No hay peor ciego que el que no quiere ver" parece recordarnos Andersen, quien
no puede dejar de ridiculizar a la supuesta masa adulta a través del comentario del niño que
denuncia el fraude. Sin embargo, el problema parece situarse más allá de la percepción en
tanto se trata de un mecanismo de represión política que impide hablar de algo.
Al mejor estilo de un portavoz - diría E. Pichón-Rivière (1971) - el niño es capaz de poner en
palabras una verdad, la que a su vez anuncia el camino ostensible de la represión; así como
la puesta en movimiento de otros mecanismos de defensa (el Duque, a pesar de su
vergüenza, sigue haciendo como si no fuese verdad lo denunciado por el niño), el
espectáculo debe continuar. El aparataje del encubrimiento, el cuidado de la imagen y lo
desnudo que queda el Duque - no tanto en cuanto a su vestimenta sino en lo que anuncia
como mecanismos psicológicos de engaño, autoadoración y ocultación frente a un hecho que
replantea de inmediato su lugar. En todo caso, parece que lo obvio es lo más difícil de ser
visto y en todo caso, dicho.
Hay algo que tiene que ver con la desnudez y cierto recubrimiento que no puede ser dicho.
No se puede hablar de ello porque, fue normado así por los embaucadores, que por operar
desde un determinado lugar de poder tienen la capacidad de normar las posibilidades del
discurso. Es cierto que los tejedores se sitúan con respecto a los demás en un determinado
lugar social de poder: son aquellos que pueden hacer - porque cuentan con el instrumental -
aquello que otros no pueden. Y desde allí proyectan una imagen que resulta seductora sobre
el Duque en primer lugar; con la complicidad de éste, sobre sus acólitos. Dicho de otro
modo, no cualquiera puede normar el discurso social, ello debe ser realizado desde cierto
lugar de poder. Pero dicho lugar no es el del jefe, sino de aquellos cercanos al jefe que
tienen ciertos intereses en el asunto. La normativa entonces, la prohibición de hablar
"desciende" por la escala social y todos, de un modo u otro se van afiliando a la normativa
que reza que hay que respetar la prohibición. En todo caso, todos aparecen identificados con
el lugar del duque, todos aspiran a ocupar ese lugar y gozar de los beneficios que ese lugar
les confiere; por tanto, acatan el mandato implícito.
El niño es el que aparece ajeno al poder, por tanto ajeno a la confabulación social, ajeno
incluso a la aspiración de poder y por tanto, es el que queda al margen del discurso
normado. Su marginación estructural del discurso normado es lo que le posibilita descubrir
que hay una feroz contradicción entre el discurso y los hechos; en suma, es el único que
puede pensar denunciando el acuerdo social. Aparece como el niño ingenuo que "sin saberlo"
interroga el sentido. Siempre me maravilló aquel niño que ante un vendedor que golpea la
puerta, sale y le dice "Dice mi mamá que no está".

(*) Trabajo presentado en el Encuentro organizado por el ICHPA sobre Cultura y psicoanálisis, Santiago
de Chile 2001, y publicado en www.psicologiagrupal.cl

Horacio Foladori
foladori@emol.com

Bibliografía:

* Andersen, Hans Christian (1876) La sirenita y otros cuentos, Centro Editor de América Latina,
B.A.,1972
* Freud,S. (1910) Cinco conferencias sobre psicoanálisis, O.C.,T. XI Amorrortu, B.A., 1976
* Freud, S.(1927) Fetichismo, O.C., T. XXI, Amorrortu, B.A.,1976
* Laing, Ronald (1969) El cuestionamiento de la familia, Paidos, B.A.1982
* Mannoni, Octave (1964) Ya lo se... pero aún así, La otra escena, Amorrortu, B.A.,1973
* Pichón-Rivière, Enrique (1971) El proceso grupal, Nueva Visión, B.A.

Violencia: la institución del maltrato (*)


Horacio C. Foladori
El tema del maltrato ha cobrado relevancia social en los últimos años. El periodismo se ha
encargado de resaltarlo y de contribuir a hacerlo público para una buena parte de la
población. Maltrato a niños hasta la muerte y a la mujer, sobre todo en ciertas sociedades
que dicen preocuparse por los derechos humanos. Es como poner en jaque a la sociedad,
mostrar algo que no desea ser visto, denunciar el grado de deterioro social. Darle una nueva
vuelta al problema de la violencia: ya no se trata de guerras en las cuales se puede, en todo
caso, aducir cierta necesidad de defenderse, ahora se trata de mirar al interior de la trama
social y ver la violencia en su seno, en su núcleo constitutivo, fundacional. Al interior de la
familia.

La reacción social a través de la legislación, ha ido cobrando forma en algunas normativas,


en primer lugar represivas sobre los agentes de violencia y en segundo lugar forzando una
cierta negociación bajo la mirada atenta de los tribunales. Así, se han dictado leyes sobre las
llamadas mediaciones, en algunos países o arbitrajes, en otros, que pretenden una salida
más expedita que el lento proceso judicial. En muchos casos, la participación de los servicios
"psi" ha sido autorizada generándose consecuentemente una seductora apertura del mercado
laboral, en muchos casos ampliamente saturado. (**)

Diversos grupos han corrido presurosos a prestar sus "servicios" argumentando cierta
"patología social" y la necesidad de implementar intervenciones "terapéuticas" para "curar"
estos males. Varias corrientes psicológicas se han autoadjudicado contar con instrumentos
de intervención, y con saber "como hacer" para enfrentar esta epidemia. En todo caso, me
ocuparé de comentar, en esta ocasión, cierto enfoque, de un particular punto de vista, que
por gozar de un marco referencial sofisticado interviene con "fundamentos" ante los
fenómenos del maltrato. Y no se trata de una línea de trabajo pasada de moda, sino que por
el contrario, su actualidad, sus propuestas conceptuales elaboradas se han convertido en
alternativas seductoras para muchos voluntariosos y bien intencionados que desean aportar
algo a la problemática en cuestión.

Me estoy refiriendo a cierto enfoque psicoanalítico sobre el maltrato a la mujer que se apoya
por un lado en la teoría de las relaciones objetales de Fairbairn - ampliada posteriormente
por otros autores - con el cruzamiento que se produce con los desarrollos de O. Kernberg y
sus "estados fronterizos" (diagnóstico estructural, estrategias de abordaje, etc.), síntesis que
ha desarrollado intensamente D. Celani (1, 2, 3, 4).

Ello no obsta para abrir una amplia mirada a las diversas prácticas terapéuticas
extraanalíticas en el área de la violencia intrafamiliar, sus implícitos, sus técnicas y sus
efectos, análisis crítico que creo que aún no se ha realizado. Un cierto enfoque positivista
supone que la violencia intrafamiliar debe ser erradicada - los estudios estadísticos apuntan
a ello si se toma en cuenta la forma en que son presentados al público - sin un comentario
que vaya más allá de la simple descripción y que involucre un análisis de sus causas
estructurales, institucionales y sociales.

La teoría de las relaciones objetales propuesta por Fairbairn, permite visualizar la dirección
de la pulsión, vale decir, el tipo de trato a que se somete al objeto. Dicho planteo supone
interpretar las pulsiones en juego haciendo caso omiso a las diversas situaciones sociales en
las que el conflicto acontece. En este caso, se trata de las pulsiones agresivas que
obviamente aparecen combinadas con las libidinales. Celani destaca así los "apegos
obstinados y frecuentemente autodestructivos" (4).

En el trabajo de Celani el énfasis está puesto en cierta forma que adquiere la relación de
objeto en la cual el yo no está en condiciones de prescindir del objeto, en el mundo interno,
lo cual traería como resultado la dificultad para desmarcarse en la vida cotidiana, del lugar
de víctima de la golpiza. El trabajo terapéutico va dirigido entonces a analizar (y fortalecer)
el lugar yoico para que pueda habilitarse la prescindencia del objeto imprescindible.

Todo este planteo supone que el mundo interno reproduce fielmente la realidad cotidiana, de
manera paralela y puntual; es como la teoría del trauma. Celani dice " este tipo de pacientes
está activamente involucrado en una lucha relacional con un objeto externo que calza
exactamente con el patrón de su estructura interna".

Desde el punto de vista psicopatológico esta estructura yoica débil y esta actividad
masoquista (femenina) en la cual es imposible desvincularse del objeto es categorizada como
estado fronterizo, lo cual determina asimismo, según Kernberg, estrategias terapéuticas
precisas para garantizar su evolución.

La manera de abordar el planteo conceptual y práctico del que Celani se hace portavoz,
puede realizarse a mi juicio analizando con detenimiento aquel corpus teórico que se
constituye en el núcleo mismo del problema: el concepto de violencia. Ello implica a su vez
un trabajo de discriminación ya que, para el caso del psicoanálisis no se habla de violencia
sino que de agresión. ¿Son estos términos equiparables? ¿Responden ambos a los mismos
orígenes? ¿Se encuentran en similares planos epistemológicos? ¿Provienen de las mismas
disciplinas? Considero que una mínima elucidación de los mismos es necesaria a los efectos
de asentar la práctica clínica sobre bases más firmes. En todo caso, me adelanto a señalar
que una falta de conceptualización en este sentido produce un desarrollo teórico y práctico a
todas luces psicologizante y por ende represivo.

Creo que es posible separar radicalmente dichos conceptos y, en todo caso, mostrar que la
violencia no necesariamente tiene nada que ver con las manifiestaciones de la agresividad.
Por pulsión agresiva "designa Freud las pulsiones de muerte, en tanto que dirigidas hacia el
exterior. El fin de la pulsión agresiva es la destrucción del objeto" (5) Así, la agresividad es
este conjunto de tendencias que se actualizan en comportamientos (reales o fantaseados)
que tienen la intención de dañar al otro, etc. Se trata de una tendencia que muestra la
especie y que a su vez vincula al hombre con el desarrollo onto y filogenético.

Ahora bien, la violencia es de otro orden: es un fenómeno de la cultura. Ya Aristóteles


distinguía los movimientos naturales y los movimientos violentos. Por los primeros entendía
la lógica de un movimiento que sigue un proceso natural, por ejemplo, una piedra que cae o
el humo que se va hacia arriba.

El caso de una piedra que cae muestra una trayectoria que no es interrumpida o trastocada
por una fuerza ajena a dicha trayectoria. Es natural porque es siempre igual sin intervención
externa, el movimiento reproduce aquello que expresa una fuerza de la naturaleza (por
ejemplo, la gravedad) . El humo sube porque hay una lógica -natural - que tiene que ver con
corrientes de aire (frías y calientes) que desplazan al humo. Ahora bien, si lanzo una piedra,
es porque le he imprimido una fuerza adicional para contrarrestar la fuerza de gravedad.
Estoy modificando la natural trayectoria - caer - para lograr que la piedra se desplace en una
trayectoria inventada por mi y no siga su movimiento natural. Por tanto estoy en presencia
de un movimiento violento. Cuando el movimiento violento se extingue es que se restituye el
movimiento natural.

Es decir, para Aristóteles el movimiento violento es introducido en el orden de las cosas, en


lo natural. El movimiento violento atenta contra la legislación natural. Lo violento es del
órden de lo social, o lo social le atribuye un sentido. La violencia, por tanto, es un acto
típicamente humano ya que se genera a partir de ciertas situaciones sociales que no ocurren
en la naturaleza y en otras especies. Es la interpretación de un hecho. Veamos esto más
rigurosamente:

En primer lugar, la violencia supone una actividad de destrucción sin freno de parte del
sujeto. Sin freno significa que no existe en el ser humano un mecanismo de origen biológico
- como en muchas especies animales - de inhibición de la agresión (ver por ejemplo a K.
Lorenz). En tal sentido, es llamativo que las luchas entre animales de la misma especie rara
vez culminan con la muerte y destrucción del otro. El animal cuenta con un mecanismo de
autocontrol que hace que en determinado momento pueda detener su ataque. Nada de esto
existe en el hombre que puede - una vez desencadenado un ataque - destruir hasta la
muerte a su opositor. Es en este sentido de "destrucción sin freno", que a veces se equipara
y define violencia como una agresión sin límites, agresión sin control, agresión hasta la
destrucción total. Este sería el aspecto de la diferencia cuantitativa entre violencia y
agresión, el extremo último de la agresión, una agresión particularmente intensa,
fulminante.

En este punto es donde la diferencia entre agresión y violencia parece disolverse ya que la
agresión (ver la cita Nº 5) busca en el último caso, la destrucción total del objeto. Pero no es
casual que esto sea así solamente para el caso del ser humano, ya que como se vio, éste
carece de mecanismos de contención de la agresión porque es un sujeto de cultura, vale
decir los límites a sus acciones desenfrenadas aparecen puestos por las normativas sociales.
En segundo lugar, la violencia tiene que ver con una situación en la cual la víctima no puede
escapar a la acción del victimario. No solamente se trata de un ataque fulminante sino que la
"huída" no es posible. Dicho de otro modo, la víctima se halla a merced lo que significa que
está condenado de antemano.

Ahora bien, el estar a merced no es solo una fórmula física que implicaría la ausencia de
defensa, es también simbólica, es no poder salirse de las coordenadas de la situación,
incluso en aquellos casos en los que no hay manifestaciones agresivas. Este matiz introduce
una diferencia radical, cualitativa que hace que la situación de violencia se instituya como
diferente de aquella de la agresión.

Veamos algunos casos extremos: comúnmente se dice que un terremoto es violento. A


primera vista parecería que en este sentido la violencia se atribuye a un fenómeno natural, y
sin embargo un análisis más detallado puede aportar significativos elementos de
comparación. Si se aplica la propuesta de Aristóteles, el terremoto resulta en un movimiento
contra natura, así es interpretado por la sociedad. Además, el terremoto resulta violento
porque genera destrucción y muerte a sectores muy amplios de la población, es decir, tiene
repercusiones sociales decisivas por cuanto implica que los individuos sometidos a la
violencia no pueden abandonar la situación: están a merced. Pero debe agregarse además,
que el terremoto aparece como un factor desestructurante del orden social. El terremoto del
85 en México, se convirtió muy pronto en un analizador (recuperación de la palabra) del
régimen político, quedando al desnudo, la inoperancia, la burocracia y la corrupción y
detonando un proceso autogestionario que fue vivido muy peligrosamente por el Estado, que
tuvo que hacer denodados esfuerzos para retomar el control de la situación de un proceso
que por la masividad social, el grado de compromiso y el activismo de grandes capas de la
población amenazaba con generar una organización y una normativa paralela. El caos que el
terremoto genera es social y pone entre paréntesis la Ley operando una suerte de
recuperación del poder delegado. En suma, poco importa si el terremoto es un fenómeno
natural en sí, lo que interesa es el efecto social que genera y en ese sentido es que se puede
decir que es violento.

Sostengo que como violencia y agresividad corresponden a órdenes diferentes puede darse
una sin la otra. Por ejemplo, la policía siempre está en condiciones de someter al ciudadano,
por lo que éste no puede escapar a la situación en tanto hay una normativa que se aplica.
Ello no obsta para que se siente violentado y sin embargo puede no haber agresividad. No es
un encuentro entre individuos que están en un plano de igualdad, no se conocen no se están
peleando por nada. La policía no tiene ninguna situación personal con su "víctima". Si la
persona pretende argumentar y rebelarse es sometida y entonces se produce una situación
en la que además de violencia puede haber agresión, pero no siempre es así.

Dos vecinos que discuten por algo, son personas que se encuentran en un plano de igualdad
con respecto al lugar social. No existe una relación de jerarquía entre uno y otro, por tanto
allí se canaliza principalmente la agresión. En general, cualquiera de ellos puede -dadas las
circunstancias - abandonar el campo de la discusión.

La violencia responde a una situación en la que los participantes no se encuentran en el


mismo plano estructural, desde la perspectiva del lugar social que ocupan. La violencia
supone un desface entre los involucrados ya que uno ejerce un poder sobre otro. Pero dicho
poder no es físico sino que tiene que ver con un determinado lugar; en las relaciones
sociales. Como se veía, los agentes del orden no están en el mismo plano que el resto de los
mortales. Si fuese así no podrían someterlos. Se actúa en representación de todos los
ciudadanos. La violencia implica un lugar de poder, poder que se ha adquirido por
delegación. Los ciudadanos delegan su poder individual en el régimen para que sea éste el
que mantenga el orden. Por tanto, cuando el policía actúa, no lo hace desde su poder
personal - que lo pondría en igualdad de situación con otros ciudadanos - sino operando a
partir de este acto de delegación, actúa en nombre de otros, actúa desde un determinado
lugar institucional, actúa desde un lugar que tiene poder sobre aquellos que han delegado a
su vez su poder.

Para comprender este problema de las jerarquías y el manejo del poder es necesario
plantearse el problema del origen mismo de la institución. Como todo problema de los
orígenes se trata del mito fundacional, sin embargo el mismo es necesario para dilucidar el
lugar en que cada quien se encuentra con respecto a los demás. Se trata en última instancia
del problema del origen del Estado. Ahora bien, no todas las culturas han producido un
Estado. Gracias a Clastres (6) sabemos hoy que hay sociedades que se han cuidado mucho
de instituir un Estado.

Tal vez ayude pensar de qué manera nace hoy en día una institución, cómo se determina el
momento de constitución de un orden institucional, como se eligen a los directivos y qué
función deberán cumplir a futuro con respecto al resto de los miembros.

La estructura y forma que adquiere una institución está determinada por normas explícitas
elaboradas por el Estado. Resultado, todas las instituciones del Estado son solidarias de la
estructura misma del Estado, así colaboran en sostener que dicha forma de organización es
la única, en tanto no existen visiblemente otras. Lo presentado como único tiene la intención
de mostrar a lo único como lo natural, ocultando la diversidad producto de la cultura.
Cualquier club, sociedad, sindicato, empresa, familia, etc. adopta, cuando se funda, el
modelo oficial en el cual se establece el mecanismo de delegación del poder sobre algunos
agentes que figurarán como los responsables sociales en tanto que representantes del
colectivo. ¿Delegar el poder para qué? Simplemente para sostener el orden institucional. Por
tanto, la primera responsabilidad de los directivos es hacer cumplir los estatutos y
reglamentos; por tanto, someter a los miembros de la institución al orden institucional en
tanto éstos ya delegaron su poder en los primeros. Esta delegación del poder instituyente
produce que los integrantes " de base" de la institución se sientan sin poder y que todo lo
que puedan hacer sea presentar sus demandas a los directivos para que estos estudien,
resuelvan y operativicen medidas de beneficio colectivo. Del lugar activo que ocupaban en el
momento de la fundación de la institución, como efecto de la delegación de poder que se ha
producido, se han convertido en sujetos pasivos y dependientes.

Ahora bien, violencia es casualmente el acto mediante el cual los miembros han renunciado a
su poder, inherente a ellos como seres humanos. Por tanto, el poder no es más que la
apropiación (por vías más o menos explícitas y/o tácitas) del poder de la base. Por ello, la
violencia está en el mismo acto de fundación de la institución; la institución se asienta sobre
un "reparto" del poder que rompe con el momento del poder igualitario que todos tienen
antes del momento fundacional. Surgen así las jerarquías - que hacen a los plus de poder
que tiene cada nivel - y los lugares institucionales, funciones que hacen a la tarea que nuclea
a la institución.

Por tanto la violencia es del orden de la institución ya que remite necesariamente a la


estructura social, de la cual no es posible evadirse. La violencia es la acción que se ejerce
desde la institución - cuya fundación implica la delegación del poder en unos pocos y que
realiza la misión de someter a aquellos que han delegado su poder en el acto de fundación.
La primera tarea de la institución es mantener el orden institucional es decir, evitar que
aquellos que han delegado su cuota de poder pretendan recuperarlo.

Ferrater Mora, en su Diccionario de Filosofía (7) de reciente aparición, a propósito de la


noción de violencia dice que ésta " ha sido usada también y sobre todo, para referirse a
actos ejecutados por seres humanos, tanto en sus relaciones interpersonales como y sobre
todo, en sus relaciones sociales. Desde el momento en que se constituye una comunidad
humana y en particular desde el momento en que se constituye un Estado, con un aparato
de gobierno, aparece el fenómeno de la violencia, ejercida por los que detentan el poder:
'una historia implacablemente realista muestra o parece mostrar que la violencia se halla en
el origen mismo del poder del Estado, que es inseparable de él. ¿En qué se diferencia
violencia y poder? En el comienzo, en la implantación de todo Régimen, el poder es pura y
simplemente - visto desde la situación anterior - violencia. Pero el régimen, una vez
establecido, se autolegitima. Con ello la violencia desnuda, primaria, elemental deja de
ejercerse, pues el poder legitimado se considera purificado de violencia..... Ello no quiere
decir, sigue apuntando Aranguren, que la violencia ha desaparecido del todo; lo que ocurre
es que ha quedado atrás, olvidada, de modo que la autolegitimada violencia de cada día
aparece pura y simplemente como enforcement de la Ley, como defensa del orden público' ."

El problema de la autolegitimación del poder es bien importante ya que hace a la manera en


cómo el poder (concentrado) se sostiene en dicho lugar: Debe asentarse en un mito, pero la
misma justificación denuncia aquello que se pretende ocultar y es que en el fondo de la
cuestión la delegación del poder aparece como un acto ilegítimo, transitorio y que podría ser
recuperado sin más ¿Por qué no? Casualmente, para que ello no ocurra es que el poder debe
autolegitimarse para colocarse en la legalidad y ahuyentar los intentos de aquellos que
deseen recuperar su poder delegado.

Solamente se autoriza la fundación de instituciones que sigan los mismos parámetros, vale
decir, que funcionen del mismo modo. La disolución de una institución significa poner en
entredicho el problema de la delegación del poder lo que constituye una afrenta a la
estructura social total. De hecho, es mucho mas sencillo fundar una institución que
disolverla. Disolver una institución es restituir el poder a sus originales detentores y hacer
explícito el proceso de autolegitimación del orden imperante.

La familia entra también en este juego, no es la excepción: aparece normada su fundación y


seriamente cuestionada su posible disolución, el poder que se ejerce alude a mecanismos
históricos de delegación del
poder y de distribución de roles.

En la familia, se reproduce la estructura de poder que impera en la estructura social. La


diferencia de derechos y deberes de los componentes del núcleo familiar salta a la vista. Lo
que se ha pretendido igualar nos alerta sobre su desemejanza. El acto de fundación supone
la delegación del poder lo que constituye la instauración de situaciones desiguales que
implican el mantenimiento de cierto orden, de ciertos controles que se manifiestan a través
de actos de violencia más o menos graves pero, también, más o menos velados.

Recuérdese que una condición básica de la violencia tiene que ver con la imposibilidad del
objeto de escapar del campo en cuestión AUNQUE LO DESEE. Por tanto, suponer deseos
autodestructivos cuando la
situación es de aprisionamiento político, me parece que es optar por una posición ideológica
reaccionaria.

Veamos más de cerca el funcionamiento de estos sistemas normativos institucionales


generadores de violencia. Porque en todo caso, las instituciones funcionan no solamente
sobre las normatividades explícitas (estatutos, reglamentos, acuerdos, etc.) sino sobre
aquellas tácitas. Mas allá de lo dicho, la institución se construye sobre un paquete de normas
"acordadas", que regulan de manera precisa la circulación de cierto saber, de cierta
información institucional. Un pensador tan agudo como R. Laing (8) ha propuesto a través de
su conceptualización de las metanormas familiares, la regulación de cierto discurso y de la
ausencia de ciertos temas en los discursos familiares. Dice Laing que en las familias es
posible suponer la existencia de una norma Nº 1 que reza: Está prohibido hablar del tema X.
Una norma Nº 2 que dice: Está prohibido hablar de la norma que prohibe hablar del tema X.
Una norma Nº 3 que sostiene: Está prohibido hablar de la norma Nº 2 (es decir, de la norma
que prohibe hablar de la norma que prohíbe hablar del tema X), y así sucesivamente.

Para Laing este es un tema eminentemente político y se sitúa en lo que otros autores
(Castell, Baremblitt, Lourau, Guattari, etc.) designan como el inconsciente institucional:
Aquel sistema de normas inconscientes que son productoras de violencia. Son inconscientes
en el sentido de lo no dicho institucional, están allí y regulan el funcionamiento institucional
pero nadie se ha percatado de ello y, más aún, negarían su existencia. Guattari (9) define
este atravesamiento (transversalidad) de la institución como el grado de apertura de las
anteojeras que todo ser social presenta. La pareja, entonces, puede estar atrapada por estas
normativas que de algún modo tienen que ver con la estructura psíquica de los involucrados
pero que difícilmente pueden ser trabajadas desde la estructura psíquica, por cuanto
pertenecen a otro orden.

La posición que defiende Celani se incluye en lo que, por ejemplo Castel (10) etiqueta como
psicoanalismo. La crítica de Castel apunta al núcleo mismo de la producción freudiana
cuando muestra que el acto de fundación del psicoanálisis, como espacio teórico, supone
dejar afuera (acto de represión) lo socio-político. Si de represión se trata, es que se
producirá una y otra vez "el retorno de lo reprimido político" en el proceso del análisis. Eso
que fue fundado como más allá del espacio analítico intentará retornar a él de múltiples
formas ya que no hay escucha posible para ello.

No se trata de no ser neutral sino que es imposible pretender serlo. La neutralidad del
apoliticismo es optar políticamente. Algo similar ocurre con el tema de la violencia (y de sus
orígenes) por lo que las intervenciones técnicas enfocadas sintomáticamente serán
represivas: más de lo mismo, pero ahora desde el poder del Estado que, por la vía de los
técnicos "invitados", violenta la dinámica intrafamiliar.

Hoy en día la violencia preocupa a capas cada vez más amplias de la población. Tal parece
que cada sector desea contar con un tipo de violencia propia; así se habla de la violencia
escolar y de la violencia en los estadios, de la violencia mapuche y de la violencia de los
carabineros, de la violencia contra los niños y contra las mujeres y la violencia universitaria,
la violencia de la delincuencia, la violencia de los trabajadores portuarios, la violencia del
tránsito, en fin, la violencia intrafamiliar.... ¿ y la violencia extrafamiliar?

Porque esta atomización de la violencia intenta producir la ilusión de que son cosas
separadas que no guardan relación unas con otras y de que cada una de ellas obedece a
causas absolutamente independientes. La violencia intrafamiliar cae en este mismo juego,
tratando de recortar un espacio que se podría explicar por sí mismo. Pero como siempre
sucede, el intento de represión es fallido y se termina denunciando aquello que se pretendía
ocultar. La pregunta por la violencia extrafamiliar coloca el tema de otro modo:
estableciendo una suerte de relaciones causales posibles entre lo que ocurre al interior de la
familia y lo que sucede en la sociedad en la que los integrantes de la familia desarrollan su
cotidianeidad. Esta sola pregunta abriría a la hipótesis de si la violencia ahora localizada
intrafamiliarmente no sería casualmente uno de los lugares donde se hace visible (efecto de
síntoma) aquello que ocurre en otros espacios y que es producido por otras causas,
posiblemente ajenas al campo familiar específico. Y si esto es así, la intervención profesional
en el campo familiar solamente se constituye en un acto de represión (para que el síntoma
"social" no se produzca allí), mostrando la complicidad del técnico con el sistema social cuyo
asesoramiento se instituye como un parche, y que ignora la estructura de la violencia en
cuestión, que a su vez le da sentido.

Es cierto que el proceso de instituir lo social en el ser humano, pasar de la naturaleza a la


cultura, es un acto de violencia necesaria, contingente e inevitable. Instaurar la Ley, fundar
el sujeto, es decir introducir lo social, el sentido compartido de la vida social, el lenguaje.
Pero parece ser que lo que preocupa es la violencia secundaria, es la violencia como acto de
sometimiento a un orden ya instituido en el que se participa reproduciéndolo, orden que se
caracteriza por el establecimiento de estratos sociales con diversos grados de poder. Si la
violencia ocurre en la pareja, al interior de la institución pareja, es decir, a partir de un acto
de fundación mutuo, ¿es posible desmantelarla en un análisis individual? ¿ Es posible oficiar
desde un lugar personal el desmantelamiento del sistema normativo creado en el acto de
fundación y respaldado por el Estado?

Porque la norma se elimina con otra norma. En todo caso, es a partir de una segunda norma
que la primera puede ser puesta en entredicho. La norma siempre remite a un grupo que
legisla, a un grupo de referencia. Es desde dicho lugar que puede interrogarse la norma
fundadora. Esta situación de golpiza a las mujeres, presenta en algunas poblaciones de
Santiago características que merecen nuestra reflexión. Es posible observar que el "apego" al
victimario no funciona exactamente de dicho modo. Luego de un tiempo de mucha violencia,
hay mujeres que adoptan la firme determinación de no aceptar más un sólo golpe de parte
de su pareja. En estos casos, se apoyan en sus conocimientos sobre su compañero para
determinar con precisión en que momento van a ser nuevamente objeto de golpiza. Se
apropian de algún objeto contundente o de un buen cuchillo y revierten desde el inicio
mismo el ataque en cuestión. Este cambio brusco no deja de tomar desprevenido a la pareja
que es expulsado violentamente de la casa. Ahora bien, es interesante observar que esta
situación es posible siempre y cuando la mujer pertenezca a un grupo de pobladoras con las
que conforme un grupo confidente de sus vicisitudes ya que es necesario que desde allí
emane una nueva norma que establezca para ese microgrupo que las mujeres no tienen
porqué dejarse golpear. Es en la medida en que esta nueva norma es discutida, analizada e
implantada por el grupo de referencia, que las mujeres que lo componen están en
condiciones de adoptar un cambio micropolítico radical (Guattari) y re-asumir el poder sobre
sí mismas.

Por último, deseo destacar que las anteriores argumentaciones me llevan a sostener que la
situación de violencia intrafamiliar es solamente una manera particular en que aparece un
problema social mucho más basto. Es uno de los lugares donde la institucionalidad se hace
visible, es el lugar en el cual el control del Estado se ejerce de manera más drástica ya que
toca la institución más numerosa del sistema. Es obvio que nadie en el núcleo familiar tiene
conciencia del encargo de que es objeto y de los sutiles grados de implicación que cada quien
encarna. Estos encargos y los "acuerdos" del acto de fundación de la pareja constituyen lo no
dicho de la institución familiar. Ahora bien, es sabido que desmantelar lo no dicho, no es
posible solamente con decirlo. En todo caso, lo que importa es el análisis de los mecanismos
grupales, sociales e institucionales que hacen que lo no dicho permanezca como tal.

En todo caso, de qué no-dicho nos hacemos cargo cuando analizamos, de qué no dicho nos
hacemos cómplices. Como se pregunta Baremblitt ¿qué instituimos cuando analizamos?

Horacio C. Foladori
foladori@emol.com

(*) Publicado originalmente en GRADIVA Nº1, ICHPA, Santiago, agosto 2000 (**) Es llamativo que los
colegios profesionales "psi" no se hayan pronunciado sobre este nuevo tipo de trabajo, y sobre todo
porque hay un visible desliz en la función del técnico a cargo, lo que no deja de connotar cuestiones
éticas.

Citas bibliográficas

(1)Celani, D.P., The Treatment of the Borderline Patient: Applying Fairbairn's Object Relations Theory in
the Clinical Setting, Internacional Univ. Press, Madison, Connecticut, 1993.
(2)Celani, D.P., The Ilussion of Love: Why the Battered Woman Retuns to Her Abuser, Columbia Univ.
Press, 1994.
(3)Celani, D.P., The Dynamics of the Battering Couple, The Healthcare Review, Aug.-Oct. l996
(4)Celani, D.P., Fuentes de resistencia estructural en la mujer golpeada: un análisis fairbairniano,
documento del Instituto Chileno de Psicoterapia Psicoanalítica, Stgo., 1997
(5) J. Laplanche y J.B.Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Ed. Labor, Barcelona, 1971, pag. 339
(6) P. Clastres, La Société contre l'etat, Les Editions de Minuit, Paris, 1974
(7) J. Ferreter Mora, Diccionario de filosofía, Tomo IV, Ariel, Barcelona, 1994
(8) R. Laing, El cuestionamiento de la familia, Paidos, B.A., 1969
(9) F. Guattari, Psicoanalisis y transversalidad, S. XXI, México, 1976
(10) R. Castel, El psicoanalismo, S. XXI, México, 1980

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