Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
en otras palabras: vivimos preocupados de tomar buenas fotos y esto, aunque pueda
parecer lo contrario, puede no ayudarnos a mejorar en nuestro arte fotográfico. ¿Por qué no
deberíamos tomar fotos preocupándonos de que éstas sean buenas? Allá van algunas
razones:
El Arte es Subjetivo
Y la fotografía es un arte. Así que, indudablemente, la fotografía es subjetiva. Esto
significa que, por mucho que te preocupes de conseguir “la mejor fotografía” siempre
habrá alguien a quien no le va a gustar. Y no sólo se trata de que tu fotografía guste o
no a alguien. La subjetividad también implica las relaciones que el espectador pueda
establecer entre él y la imagen. Así que, puede darse el caso de que una imagen
concreta, en tu opinión sea buenísima.
Esto puede ser, entre otras cosas, porque relaciones esa fotografía con alguna vivencia
propia (como, por ejemplo, el momento que estabas viviendo cuando tomaste la foto).
Sin embargo, esa vivencia puede no transmitirse a la persona que observe la imagen y
ésta, por lo tanto, puede mostrarse como vacía de significado. Puede no expresarle
nada a quien no conozca la historia que hay detrás y por lo tanto, al carecer de esa
dimensión emocional, puede no parecer buena. ¿Significa esto que tu fotografía no
es buena? No, esto sólo significa que para gustos, los colores. Y el arte habría que
saberlo apreciar dejando de lado si “nos gusta” o “no nos gusta” tanto tú como artista,
como el espectador.
¿Qué es lo que hace que una fotografía “sea buena”? Quizás que esté bien
expuesta, correctamente enfocada, con una composición atractiva… Definitivamente
no: aunque esto son elementos que ayudan a que una fotografía sea más “para todos
los públicos” (es decir, que cualquiera pueda apreciarla) y pueden ayudar a que una
fotografía pase a ser mejor, nunca serán lo único que una fotografía necesite para “ser
buena” porque hay muchos otros elementos, menos técnicos, menos previsibles (en su
mayoría) que dotarán a la imagen de carácter, de significado, de historias.
El momento, el lugar, el personaje, la acción. Son cosas que, si bien se pueden
controlar para dar pie a imágenes “buenas y preparadas”, también pueden salir por
casualidad, dándote imágenes buenas que nunca te habrías imaginado poder hacer.
Sea como sea, si estamos de acuerdo en que una imagen puede ser técnicamente perfecta
pero, aun así, no ser buena porque el conseguir una foto buena está más ligado al hecho de
transmitir cosas con las imágenes; podemos llegar a la conclusión de que andar buscando una
foto “buena” puede ser contraproducente, pues nos puede llevar a perdernos pequeños detalles
o escenas que sí podrían habernos dado esa imagen que andábamos buscando. Así que, de
nuevo, no te preocupes de hacer buenas fotos, las buenas fotos acaban saliendo solas con
esfuerzo, pasión y entrenando mucho el ojo.
Si la respuesta a la pregunta inicial es “sí”, plantéate el porqué. ¿Qué hay en tus fotos
que te guste? ¿Crees que podrías mejorar algo en ellas para que te gustaran todavía
más? Si la respuesta a la pregunta inicial es negativa, lo que significa que no estás del
todo satisfecho con tu trabajo fotográfico, lo importante es, de nuevo, la autocrítica.
Compara tus fotos con las de otros artistas y plantéate por qué las suyas te gustan y
las tuyas no.
Tanto si llegas a la conclusión de que tus imágenes sí te gustan, como si decides que
no y que deberías cambiar algo en tu manera de hacerlas, siempre tiene que ser de
acuerdo con tus sensaciones. Nunca por intentar conseguir que tus fotos sean mejores
para que gusten más a la gente que las mire, que a veces es el único motivo por el que
la gente se preocupa por “hacer mejores fotos”.
Tus fotos son tuyas. Si las enseñas es porque deseas compartir tu trabajo con alguien.
Compartir el trabajo que haces no debería ser, sólo, para conseguir la
aceptación/admiración/aprobación del resto de gente. En mi opinión, es necesario
amar tu trabajo por encima de todo para conseguir resultados espectaculares.